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CORTE I N TERAM ERI CAN A D E D ERECH OS H UM AN OS

OPI N I ÓN CON SULTI VA OC- 4 / 8 4


D EL 1 9 D E EN ERO D E 1 9 8 4

PROPUESTA D E M OD I FI CACI ÓN A LA
CON STI TUCI ÓN POLÍ TI CA D E COSTA RI CA
RELACI ON AD A CON LA N ATURALI ZACI ÓN

SOLI CI TAD A POR


EL GOBI ERN O D E COSTA RI CA

Est uvieron present es:

Pedro Nikken, President e


Thom as Buergent hal, Vicepresident e
Máxim o Cisneros, Juez
Carlos Robert o Reina, Juez
Rodolfo E. Piza E., Juez
Rafael Niet o, Juez
2

Est uvieron, adem ás, present es:

Charles Moyer, Secret ario y


Manuel Vent ura, Secret ario Adj unt o

LA CORTE,

int egrada en la form a ant es m encionada,

em it e la siguient e opinión consult iva:

1. Por t elegram a de fecha 28 de j unio de 1983, recibido en la Cort e


I nt eram ericana de Derechos Hum anos ( en adelant e " la Cort e " ) ese m ism o día, la
Secret aría Ej ecut iva de la Com isión Perm anent e de Asunt os Jurídicos de la Asam blea
Legislat iva de la República de Cost a Rica inform ó que la Com isión Especial para
est udiar reform as a los art ículos 14 y 15 de la Const it ución Polít ica [ en adelant e " la
Const it ución " ] de ese país, había acordado consult ar a la Cort e sobre el referido
proyect o de m odificación a la Const it ución.

2. Por oficio No. 1588- 83 SGOI - PE, de fecha 21 de j ulio de 1983, recibido en la
Cort e el 22 del m ism o m es, el Vicem inist ro de Relaciones Ext eriores de Cost a Rica
expresó el deseo de su Gobierno de conocer la opinión de la Cort e en relación con el
cit ado proyect o de reform a, acom pañando para t al efect o copias del t ext o act ual de
los art ículos 14 y 15 de la Const it ución, el t ext o de la reform a propuest a y el
dict am en de la Com isión Especial que est udió dicha reform a.

3. Por com unicación fechada el 8 de agost o de 1983, recibida en la Cort e el día


9 del m ism o, suscrit a por el Minist ro de Just icia, el Gobierno de Cost a Rica ( en
adelant e " el Gobierno " ) form alizó la referida solicit ud de opinión consult iva,
adecuándola a las norm as que rigen los procedim ient os consult ivos de la Cort e y en
especial a lo dispuest o en el art ículo 51 del Reglam ent o.

4. De conform idad con lo acordado por la Cort e en su I I I Período Ext raordinario


de Sesiones, celebrado del 25 de j ulio al 5 de agost o de 1983, el Secret ario invit ó a
present ar sus punt os de vist a sobre la solicit ud, a las inst it uciones j urídicas
cost arricenses que, previa consult a con el Gobierno, fueron seleccionados por la
Cort e, señalándoles plazo hast a el 1 de set iem bre de 1983 para rem it ir
inform aciones u ot ros docum ent os relevant es.

5. Durant e el I X Período Ordinario de Sesiones, el President e de la Cort e fij ó una


audiencia pública para el 7 de set iem bre de 1983, para escuchar los punt os de vist a
del Agent e del Gobierno, así com o los de las inst it uciones que habían expresado su
int ención de part icipar en dicha audiencia.

6. En la audiencia pública fueron hechas ant e la Cort e m anifest aciones orales


por las siguient es personas:

Lic. Carlos José Gut iérrez, Agent e y Minist ro de Just icia,


3

Lic. Francisco Sáenz Meza, President e del Tribunal Suprem o de Elecciones,

Dr. Guillerm o Malavassi, Diput ado,

Lic. Rafael Villegas, Direct or del Regist ro Civil,

Dr. Luis Varela, Represent ant e de la Facult ad de Derecho de la Universidad de Cost a


Rica.

PLAN TEAM I EN TO D E LA CON SULTA

7. El Gobierno form uló la consult a que se t ranscribe en su part e pert inent e:

...

II. DI SPOSI CI ONES QUE DEBEN SER ANALI ZADAS EN LA


DETERMI NACI ÓN DE COMPATI BI LI DAD:

a) Legislación int erna:

1 ) Text o act ual de los art ículos 14 y 15 de la Const it ución Polít ica de
Cost a Rica:

Art ículo 14. Son cost arricenses por nat uralización:

1. Los que han adquirido est a calidad en virt ud de leyes


ant eriores;

2. Los nacionales de los ot ros países de Cent ro Am érica, de buena


conduct a y con un año de residencia en la República por lo
m enos, que m anifiest en ant e el Regist ro Civil su decisión de ser
cost arricenses;

3. Los españoles o iberoam ericanos por nacim ient o que obt engan
la cart a respect iva ant e el Regist ro Civil, siem pre que hayan
t enido su dom icilio en el país durant e los dos años ant eriores a
su solicit ud;

4. Los cent roam ericanos, españoles e iberoam ericanos que no lo


sean por nacim ient o y los dem ás ext ranj eros que hayan est ado
dom iciliados en Cost a Rica por el t érm ino m ínim o de cinco años
inm ediat am ent e ant eriores a la solicit ud de nat uralización, de
acuerdo con los requisit os que indique la ley;

5. La m uj er ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su


nacionalidad, o que m anifiest e su deseo de ser cost arricense;
4

6. Quienes reciban la nacionalidad honorífica de la Asam blea


Legislat iva.

Art ículo 15. El que solicit e nat uralizarse debe acredit ar de previo su buena -
conduct a, dem ost rar que t iene oficio o m edio de vivir conocido y prom et er
que residirá en la República de m odo regular.

Para los efect os de la nat uralización, el dom icilio im plica residencia y


vinculación, est ables y efect ivas, a la com unidad nacional, de acuerdo con la
reglam ent ación que est ablezca la ley.

2 ) REFORMAS PROPUESTAS por la Com isión Especial de la Asam blea


Legislat iva en dict am en rendido con fecha 22 de j unio de 1983.

Art ículo 14.- Son cost arricenses por nat uralización:

1 ) Los que han adquirido esa calidad en virt ud de leyes ant eriores;

2 ) Los nacionales de ot ros países de Cent roam érica, españoles e


iberoam ericanos por nacim ient o, con cinco años de residencia
oficial en el país, y que cum plan con los dem ás requisit os que
fij e la ley;

3 ) Los cent roam ericanos, españoles e iberoam ericanos que no lo


sean por nacim ient o y los dem ás ext ranj eros que hayan
residido oficialm ent e por un t érm ino m ínim o de siet e años y
que cum plan con los dem ás requisit os que fij e la ley;

4 ) La m uj er ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su


nacionalidad o que luego de est ar casada dos años con
cost arricense y de residir por ese m ism o período en el país,
m anifiest e su deseo de adquirir nuest ra nacionalidad; y

5 ) Quienes reciban la nacionalidad honorífica de la Asam blea


Legislat iva.

Art ículo 15.- Quien solicit e nat uralizarse debe acredit ar su buena conduct a,
dem ost rar que t iene oficio o m edio de vivir conocido, que sabe hablar, escribir
y leer el idiom a español. Se som et erá a un exam en com prensivo acerca de la
hist oria del país y sus valores, debiendo, asim ism o, prom et er que residirá en
el t errit orio
nacional de m odo regular y j urar que respet ará el orden const it ucional de la
República.

Por m edio de ley se est ablecerá los requisit os y la form a para t ram it ar
la solicit ud de nat uralización.

3 ) MOCI ÓN DE REFORMA al inciso 4 del art ículo 14 de la Const it ución que


present an los diput ados dict am inadores:
5

La persona ext ranj era que al casarse con cost arricense pierda su
nacionalidad y luego de est ar casada dos años con cost arricense y de
residir durant e ese m ism o
período en el país, m anifiest a su deseo de adquirir la nacionalidad del
cónyuge.

b ) Art ículos de la Convención:

Los t ext os legales arriba m encionados deben ser com parados con los
siguient es art ículos de la Convención I nt eram ericana de Derechos Hum anos,
a efect o de det erm inar su com pat ibilidad:

Art ículo 17. Prot ección a la fam ilia

Párrafo 4. Los Est ados Part es deben t om ar m edidas apropiadas para


asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de
responsabilidades de los cónyuges en cuant o al m at rim onio, durant e el
m at rim onio y en caso de disolución del m ism o. En caso de disolución,
se adopt arán disposiciones que aseguren la prot ección necesaria a los
hij os, sobre la base única del int erés y conveniencia de ellos.

Art ículo 20. Derecho a la Nacionalidad

1. Toda persona t iene derecho a una nacionalidad.

2. Toda persona t iene derecho a la nacionalidad del Est ado en


cuyo t errit orio nació si no t iene derecho a ot ra.

3. A nadie se privará arbit rariam ent e de su nacionalidad ni del


derecho a cam biarla.

Art ículo 24. I gualdad ant e la Ley

Todas las personas son iguales ant e la ley. En consecuencia, t ienen


derecho, sin discrim inación, a igual prot ección de la ley.

I I I . PREGUNTAS ESPECÍ FI CAS SOBRE LAS CUALES SE BUSCA LA OPI NI ÓN DE


LA CORTE:

De conform idad con la solicit ud hecha originalm ent e por la Com isión
Especial sobre Reform a a los art ículos 14 y 15 de la Const it ución
Polít ica, el Gobierno de Cost a Rica solicit a que la Cort e det erm ine:

a) Si exist e alguna incom pat ibilidad ent re las reform as propuest as y las
disposiciones cit adas de la Convención I nt eram ericana de Derechos
Hum anos.

En una form a específica, dent ro del cont ext o de la pregunt a ant erior,
est im a que deben cont est arse las siguient es pregunt as:

b ) Se afect a en alguna form a el derecho de t oda persona a t ener una


nacionalidad est ipulado en el art ículo 20, párrafo prim ero de la
6

Convención, con las m odificaciones proyect adas a los art ículos 14 y 15


de la Const it ución Polít ica?

c) Es com pat ible la reform a propuest a al inciso 4 del art ículo 14, según el
t ext o propuest o en el dict am en, con el art ículo 17, párrafo 4 de la
Convención, en cuant o a igualdad ent re los cónyuges?

d ) Es com pat ible el t ext o de la m oción acom pañada por los Diput ados a
su dict am en para reform a de ese m ism o inciso, con el párrafo prim ero
del art ículo 20 de la Convención?

...

II

AD M I SI BI LI D AD

8. Est a solicit ud de opinión consult iva ha sido plant eada por el Gobierno de
acuerdo con el art ículo 64.2 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos
( en adelant e " la Convención " ) . Se pide una opinión de la Cort e respect o de la
com pat ibilidad ent re ciert as reform as propuest as a la Const it ución y varias
disposiciones de la Convención.

9. El art ículo 64 de la Convención dispone lo siguient e:

1. Los Est ados Miem bros de la Organización podrán consult ar a la


Cort e acerca de la int erpret ación de est a Convención o de ot ros
t rat ados concernient es a la prot ección de los derechos hum anos en los
Est ados Am ericanos. Asim ism o, podrán consult arla, en lo que les
com pet e, los órganos enum erados en el Capít ulo X de la Cart a de la
Organización de los Est ados Am ericanos, reform ada por el Prot ocolo de
Buenos Aires.

2. La Cort e, a solicit ud de un Est ado Miem bro de la Organización,


podrá darle opiniones acerca de la com pat ibilidad ent re cualquiera de
sus leyes int ernas y los m encionados inst rum ent os int ernacionales.

10. Cost a Rica, com o Est ado Miem bro de la Organización de los Est ados
Am ericanos ( en adelant e " OEA " ) , est á legit im ada para solicit ar una opinión
consult iva con base en el art ículo 64.2 de la Convención.

11. Debe not arse que la present e solicit ud fue inicialm ent e hecha a la Cort e por
una Com isión de la Asam blea Legislat iva que no es una de aquellas ent idades
gubernam ent ales facult adas para act uar por Cost a Rica en el plano int ernacional.
Post eriorm ent e el Minist erio de Relaciones Ext eriores hizo la solicit ud form al, seguida
de una com unicación del Minist ro de Just icia dando inform ación relevant e sobre la
m ism a, la cual perm it ió a la Cort e t om ar conocim ient o sobre el asunt o.
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12. Est a solicit ud es la prim era que se present a con base en el art ículo 64.2 y
est a circunst ancia hace necesario considerar aspect os de su adm isibilidad sobre los
cuales no se ha pronunciado previam ent e la Cort e.

13. Com o la solicit ud no se refiere a leyes vigent es sino a reform as propuest as a


la Const it ución, cabe pregunt arse si la referencia en el art ículo 64.2 a " leyes
int ernas" incluye norm as const it ucionales y si un proyect o legislat ivo puede ser
obj et o de consult a a la Cort e con fundam ent o en las disposiciones de dicho art ículo.

14. La respuest a a la prim era pregunt a no adm it e duda: siem pre que un convenio
int ernacional se refiera a " leyes int ernas" sin calificar en form a alguna esa expresión
o sin que de su cont ext o result e un sent ido m ás rest ringido, la referencia es para
t oda la legislación nacional y para t odas las norm as j urídicas de cualquier nat uraleza,
incluyendo disposiciones const it ucionales.

15. La respuest a a la segunda pregunt a es m enos sencilla. La solicit ud no plant ea


una consult a sobre una ley int erna vigent e. Se refiere a un proyect o de reform a
const it ucional, que no ha sido t odavía aprobado por la Asam blea Legislat iva, aunque
sí adm it ido por ést a a discusión y aprobado por la Com isión correspondient e.

16. Debe t enerse present e que, según el art ículo 64.1, la Cort e sería com pet ent e
para responder una solicit ud de opinión consult iva, form ulada por un Est ado
Miem bro de la OEA, que involucrara el problem a de la com pat ibilidad ent re un
proyect o de ley que t enga pendient e y la Convención. En esa hipót esis, por
supuest o, la solicit ud est aría concebida de form a diferent e, aun cuando en el fondo
se t rat ase de una idént ica m at eria.

17. La única diferencia im port ant e ent re las opiniones t ram it adas según el art ículo
64.1 y las que lo son según el art ículo 64.2, es de procedim ient o. Según el art ículo
52 del Reglam ent o, en est e últ im o caso no es indispensable cum plir con el sist em a
de not ificaciones previst o para el prim ero, sino que se dej a a la Cort e un am plio
m argen para fij ar las reglas procesales de cada caso, en previsión de que, por la
propia nat uraleza de la cuest ión, la consult a deba resolverse sin requerir punt os de
vist a ext ernos a los del Est ado solicit ant e.

18. Cualquier int ent o por ent ender el significado del art ículo 64.2 en el sent ido de
que se refiere solam ent e a leyes vigent es, est o es, a leyes cuyo proceso de
form ación se haya perfeccionado, t endría com o consecuencia que los Est ados no
podrían solicit ar, según esa disposición, opiniones consult ivas de la Cort e sobre
proyect os legislat ivos. Los Est ados est arían, así, obligados a cum plir t odo el
procedim ient o de derecho int erno para la form ación de las leyes, ant es de poder
solicit ar la opinión de la Cort e sobre su com pat ibilidad con la Convención u ot ros
t rat ados concernient es a la prot ección de los derechos hum anos en los Est ados
am ericanos.

19. Debe t enerse present e, asim ism o, que la j urisdicción consult iva fue
est ablecida por el art ículo 64 com o " un servicio que la Cort e est á en capacidad de
prest ar a t odos los int egrant es del sist em a int eram ericano, con el propósit o de
coadyuvar al cum plim ient o de sus com prom isos int ernacionales referent es a
( derechos hum anos) " [ Cort e I .D.H., " Ot ros t rat ados" obj et o de la función consult iva
de la Cort e ( art . 64 Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos) , Opinión
consult iva OC- 1/ 82 del 24 de set iem bre de 1982. Serie A No. 1, párr. no. 39] .
Adem ás, com o la Cort e lo ha señalado en ot ra oport unidad, el proceso consult ivo
8

est á " dest inado a ayudar a los Est ados y órganos a cum plir y a aplicar t rat ados en
m at eria de derechos hum anos, sin som et erlos al form alism o y al sist em a de
sanciones que caract eriza el proceso cont encioso" [ Cort e I .D.H., Rest ricciones a la
pena de m uert e ( art s. 4.2 y 4.4 Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos) ,
Opinión consult iva OC- 3/ 83 del 8 de set iem bre de 1983. Serie A No. 3, párr. no. 43] .

20. El art ículo 29 de la Convención cont iene norm as específicas de int erpret ación
incorporadas en la m ism a:

Art ículo 29. Norm as de I nt erpret ación

Ninguna disposición de la present e Convención puede ser int erpret ada en el


sent ido de:

a. perm it ir a algunos de los Est ados part es, grupo o persona, suprim ir el
goce y ej ercicio de los derechos y libert ades reconocidos en la
Convención o lim it arlos en m ayor m edida que la previst a en ella;

b. lim it ar el goce y ej ercicio de cualquier derecho o libert ad que pueda


est ar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Est ados
part es o de acuerdo con ot ra convención en que sea part e uno de
dichos Est ados;

c. excluir ot ros derechos y garant ías que son inherent es al ser hum ano o
que se derivan de la form a dem ocrát ica represent at iva de gobierno

d. excluir o lim it ar el efect o que puedan producir la Declaración


Am ericana de Derechos y Deberes del Hom bre y ot ros act os
int ernacionales de la m ism a nat uraleza"

La redacción de est a disposición est á hecha con el crit erio cent ral de que no se
ent ienda que la m ism a t uvo por obj et o, de alguna m anera, perm it ir que los derechos
y libert ades de la persona hum ana pudieran ser suprim idos o lim it ados, en part icular
aquellos previam ent e reconocidos por un Est ado.

21. Est a Cort e definió, sin em bargo, que " los crit erios de int erpret ación
consagrados en la Convención de Viena sobre el Derecho de los Trat ados pueden
considerarse reglas de derecho int ernacional sobre el t em a" [ Re st r iccion e s a la
Pe n a de M u e r t e , supra 19, párr. no. 48] .

22. Al det erm inar si el proyect o legislat ivo al cual se refiere la solicit ud puede dar
lugar a una opinión consult iva según el art ículo 64.2, la Cort e debe int erpret ar la
Convención " de buena fe conform e al sent ido corrient e que haya de at ribuirse a los
t érm inos del t rat ado en el cont ext o de ést os y t eniendo en cuent a su obj et o y fin"
[ Con ve n ción de Vie n a sobr e e l D e r e ch o de los Tr a t a dos, art ículo 31.1;
Re st r iccion e s a la Pe n a de M u e r t e , supra 19, párr. no. 49] .

23. Est o significa necesariam ent e que el " sent ido corrient e" de los t érm inos no
puede ser una regla por sí m ism a sino que debe involucrarse dent ro del cont ext o y,
en especial, dent ro del obj et o y fin del t rat ado. La Cort e I nt ernacional de Just icia en
su Opinión Consult iva sobre la Com pet encia de la Asam blea General para la Adm isión
9

de un Est ado en las Naciones Unidas [ Com pe t e n ce of t h e Ge n e r a l Asse m bly for


t h e Adm ission of a St a t e t o t h e Un it e d N a t ion s, Advisory Opinion, I .C.J. Report s
1950, pág. 8] precisó que la función del int érpret e est á enderezada " a dar eficacia a
las disposiciones [ de un t rat ado] en su sent ido nat ural u ordinario en el cont ext o en
el cual ocurren" , el que, nat uralm ent e, incluye el obj et o y fin, de alguna m anera
expresado en el cont ext o.

24. Est a Cort e opinó [ Re st r iccion e s a la Pe n a de M u e r t e , supra 19, párr. no.


47] , en relación con las reservas, pero con crit erios válidos respect o del conj unt o de
la Convención, que la int erpret ación hay que hacerla en form a t al que no conduzca
" de m anera alguna a debilit ar el sist em a de prot ección consagrado en la Convención"
y siem pre t eniendo en cuent a que el obj et o y fin de la m ism a " son la prot ección de
los derechos fundam ent ales de los seres hum anos" [ Cor t e I .D .H ., El e fe ct o de la s
r e se r va s sobr e la e n t r a da e n vige n cia de la Con ve n ción Am e r ica n a ( a r t s. 7 4
y 7 5 ) , Opinión consult iva OC- 2/ 82 del 24 de set iem bre de 1982. Serie A No. 2, párr.
no. 29] .

25. En est e sent ido la Cort e ent iende que su función consult iva, enclavada dent ro
del sist em a de prot ección de los derechos fundam ent ales, es t an am plia cuant o lo
requiera la salvaguardia de t ales derechos, pero ceñida a los lím it es nat urales que la
m ism a Convención le señala. Con est o lo que se quiere decir es que, de la m ism a
m anera com o el art ículo 2 de la Convención crea para los Est ados Part es la
obligación de " adopt ar...las m edidas legislat ivas o de ot ro caráct er que fueren
necesarias para hacer efect ivos ( los) derechos y libert ades" de la persona hum ana,
la función consult iva hay que ent enderla con crit erio am plio, encam inado t am bién a
hacer efect ivos t ales derechos y libert ades.

26. Abst enerse, en consecuencia, de at ender la solicit ud de un Gobierno porque


se t rat e de " proyect os de ley" y no de leyes form adas y en vigor, podría, en algunos
casos, equivaler a forzar a dicho Gobierno a la violación de la Convención, m ediant e
la adopción form al y posiblem ent e la aplicación de la m edida legislat iva, para luego
acudir a la Cort e en busca de la opinión. Est e crit erio no ayuda a " dar efect o" a la
norm a, es decir, no ayuda a la prot ección de los derechos y libert ades fundam ent ales
de los seres hum anos.

27. La experiencia indica, adem ás, que después de que una ley ha sido
prom ulgada debe pasar no poco t iem po ant es de que pueda ser derogada o anulada,
aun
cuando hubiere sido det erm inado que viola las obligaciones int ernacionales del
Est ado.

28. Habida consideración de lo ant erior, la Cort e est im a que una int erpret ación
rest rict iva del art ículo 64.2 que conduj era a que los Est ados sólo pudieran invocarlo
para solicit ar opiniones consult ivas sobre leyes vigent es, lim it aría indebidam ent e el
servicio consult ivo de la Cort e.

29. La conclusión precedent e no debe ser ent endida en el sent ido de que la Cort e
est á obligada a ej ercer su com pet encia para exam inar cualquier t ext o prelim inar de
leyes o proyect os legislat ivos. Solam ent e significa que el m ero hecho de t rat arse de
un proyect o legislat ivo no bast a para privar a la Cort e de la com pet encia para
considerar una consult a sobre ella. Com o la Cort e ya ha t enido ocasión de hacer
not ar, su " com pet encia consult iva es de nat uraleza perm isiva y com port a el poder de
apreciar si las circunst ancias en que se basa la pet ición son t ales que la lleven a no
10

dar una respuest a" [ " Ot r os t r a t a dos" , supra 19, párr. no. 28. Ver adem ás
Re st r iccion e s a la Pe n a de M u e r t e , supra 19, párr. no. 36] .

30. Al decidir acerca de la adm isibilidad de solicit udes de opinión consult iva sobre
propuest as legislat ivas com o t ales y no sobre leyes vigent es, la Cort e debe analizar
cuidadosam ent e la solicit ud para det erm inar, ent re ot ras cosas, si su propósit o es
ayudar al Est ado solicit ant e a cum plir m ej or con sus obligaciones int ernacionales en
m at eria de derechos hum anos. Para t al propósit o, la Cort e debe act uar
cuidadosam ent e para asegurarse de que su j urisdicción consult iva en est os casos no
sea ut ilizada com o inst rum ent o de un debat e polít ico con el fin de afect ar el
result ado del proceso legislat ivo int erno. La Cort e, en ot ras palabras, no debe
inm iscuirse en disput as polít icas int ernas, que podrían afect ar el papel que la
Convención le asigna. En la solicit ud baj o consideración, por lo dem ás sin precedent e
en cuant o som et e a un t ribunal int ernacional una reform a const it ucional, no
encuent ra la Cort e ninguna razón para abst enerse de absolver la consult a solicit ada.

III

CUESTI ON ES RELATI VAS AL D ERECH O


A LA N ACI ON ALI D AD

31. Las pregunt as form uladas por el Gobierno ent rañan dos grupos de problem as
j urídicos generales que la Cort e exam inará separadam ent e. En prim er lugar, la
m at eria se relaciona con el derecho a la nacionalidad reconocido por el art ículo 20 de
la Convención. En segundo t érm ino se plant ean varias cuest iones at inent es a la
discrim inación prohibida por la m ism a.

32. La nacionalidad, conform e se acept a m ayorit ariam ent e, debe ser considerada
com o un est ado nat ural del ser hum ano. Tal est ado es no sólo el fundam ent o m ism o
de su capacidad polít ica sino t am bién de part e de su capacidad civil. De allí que, no
obst ant e que t radicionalm ent e se ha acept ado que la det erm inación y regulación de
la nacionalidad son com pet encia de cada Est ado, la evolución cum plida en est a
m at eria nos dem uest ra que el derecho int ernacional im pone ciert os lím it es a la
discrecionalidad de los Est ados y que, en su est ado act ual, en la reglam ent ación de
la nacionalidad no sólo concurren com pet encias de los Est ados sino t am bién las
exigencias de la prot ección int egral de los derechos hum anos.

33. En efect o, de la perspect iva doct rinaria clásica en que la nacionalidad se podía
concebir com o un at ribut o que el Est ado ot orgaba a sus súbdit os, se va
evolucionando hacia un concept o de nacionalidad en que, j unt o al de ser
com pet encia del Est ado, revist e el caráct er de un derecho de la persona hum ana. Así
se reconoció finalm ent e en un inst rum ent o de caráct er regional com o es la
Declaración Am ericana de los Derechos y Deberes del Hom bre de 2 de m ayo de 1948
[ en adelant e " la Declaración Am ericana" ] , cuyo art ículo 19 est ableció:

" Toda persona t iene derecho a la nacionalidad que legalm ent e le


corresponde, y el de cam biarla, si así lo desea, por la de cualquier ot ro
país que est é dispuest o a ot orgársela"
11

Ot ro inst rum ent o, la Declaración Universal de los Derechos del Hom bre [ en adelant e
" la Declaración Universal" ] , aprobada por las Naciones Unidas el 10 de diciem bre de
1948, est ableció en su art ículo 15 :

1. Toda persona t iene derecho a una nacionalidad.

2. A nadie se le privará arbit rariam ent e de su nacionalidad ni del


derecho a cam biar de nacionalidad.

34. El derecho a la nacionalidad del ser hum ano est á reconocido com o t al por el
derecho int ernacional. Así lo recoge la Convención en su art ículo 20, en un doble
aspect o: el derecho a t ener una nacionalidad significa dot ar al individuo de un
m ínim o de am paro j urídico en las relaciones int ernacionales, al est ablecer a t ravés
de su nacionalidad su vinculación con un Est ado det erm inado; y el de prot egerlo
cont ra la privación de su nacionalidad en form a arbit raria, porque de ese m odo se le
est aría privando de la t ot alidad de sus derechos polít icos y de aquellos derechos
civiles que se sust ent an en la nacionalidad del individuo.

35. La nacionalidad puede ser considerada com o el vínculo j urídico polít ico que
liga a una persona con un Est ado det erm inado por m edio del cual se obliga con él
con relaciones de lealt ad y fidelidad y se hace acreedor a su prot ección diplom át ica.
Con dist int as m odalidades, la m ayoría de los Est ados han est ablecido la posibilidad
de que personas que no t enían originalm ent e su nacionalidad puedan adquirirla
post eriorm ent e, en general, m ediant e una declaración de volunt ad m anifest ada
previo cum plim ient o de ciert as condiciones. La nacionalidad, en est os casos, no
depende ya del hecho fort uit o de haber nacido en un t errit orio det erm inado o de
nacer de unos progenit ores que la t enían, sino de un hecho volunt ario que persigue
vincular a quien lo exprese con una det erm inada sociedad polít ica, su cult ura, su
m anera de vivir y su sist em a de valores.

36. Siendo el Est ado el que est ablece la posibilidad de adquirir la nacionalidad a
quien originariam ent e era ext ranj ero, es nat ural que las condiciones y
procedim ient os para esa adquisición sean m at eria que dependa predom inant em ent e
del derecho int erno. Siem pre que en t ales regulaciones no se vulneren ot ros
principios superiores, es el Est ado que ot orga la nacionalidad, el que ha de apreciar
en qué m edida exist en y cóm o se deben valorar las condiciones que garant icen que
el aspirant e a obt ener la nacionalidad est é efect ivam ent e vinculado con el sist em a de
valores e int ereses de la sociedad a la que pret ende pert enecer plenam ent e. Es
igualm ent e lógico que sean las conveniencias del Est ado, dent ro de los m ism os
lím it es, las que det erm inen la m ayor o m enor facilidad para obt ener la nacionalidad;
y com o esas conveniencias son generalm ent e cont ingent es, es t am bién norm al que
las m ism as varíen, sea para am pliarlas, sea para rest ringirlas, según las
circunst ancias. De ahí que no sea sorprendent e que en un m om ent o dado, se exij an
nuevas condiciones, enderezadas a evit ar que el cam bio de nacionalidad sea ut ilizado
com o m edio para solucionar problem as t ransit orios sin que se est ablezcan vínculos
efect ivos reales y perdurables que j ust ifiquen el act o grave y t rascendent e del
cam bio de nacionalidad.

37. En el " Asunt o Not t ebohm " la Cort e I nt ernacional de Just icia expresó algunos
concept os que arm onizan con lo expuest o en el párrafo ant erior. Dice la Cort e:

" La nat uralización no es una cosa para t om ar a la ligera. Pedirla y


obt enerla no es un act o corrient e en la vida de un hom bre. Ent raña
12

para él rupt ura de un vínculo de fidelidad y est ablecim ient o de ot ro


vínculo de fidelidad. Lleva consigo consecuencias lej anas y un cam bio
profundo en el dest ino del que la obt iene. Le concierne personalm ent e
y sería desconocer su sent ido profundo el no ret ener de ella m ás que
el reflej o sobre la suert e de sus bienes. [ N ot t e boh m Ca se ( se con d
ph a se ) , Judgm ent of April 6t h, 1955, I .C.J. Report s 1955, pág. 24] "

38. De lo expuest o ant eriorm ent e se desprende que para una adecuada
int erpret ación del derecho a la nacionalidad, m at eria del art ículo 20 de la
Convención, es necesario conj ugar arm oniosam ent e, por un lado, la consideración de
que la det erm inación y regulaciones de la nacionalidad son com pet encia de cada
Est ado, est o es, m at eria de derecho int erno y, por el ot ro, que las disposiciones de
derecho int ernacional lim it an, en alguna form a, est a facult ad de los Est ados en razón
de exigencias de la prot ección int ernacional de los derechos hum anos.

39. Al exam inar las disposiciones del proyect o som et ido a est a Cort e por el
Gobierno, puede observarse que el m ism o est á orient ado, en su conj unt o, a
rest ringir las condiciones en que un ext ranj ero puede adquirir la nacionalidad
cost arricense. Algunos de los problem as que se plant ean en el proyect o de reform a
no son m at eria j urídica; m ient ras que ot ros, aún siéndolo, no est án llam ados a ser
obj et o de consideración por est a Cort e, ora por carecer de t rascendencia desde el
punt o de vist a de los derechos hum anos, ora, porque, aun t eniéndola
t angencialm ent e, caen dent ro de las m at erias reservadas al dom inio exclusivo del
derecho int erno de Cost a Rica.

40. Por ello la Cort e no se pronunciará sobre dist int as cuest iones que se
suscit aron en la audiencia, a pesar de que m uchas de ellas revelan el sent ido general
de la reform a y ponen de m anifiest o diferencias de pensam ient o al respect o. Ent re
ellas, puede dest acarse la duda expresada en la audiencia sobre si el espírit u m ism o
de las reform as propuest as corresponde en general a una reacción nacionalist a
negat iva y circunst ancial frent e al problem a de los refugiados, especialm ent e
cent roam ericanos, que buscan el am paro de Cost a Rica, huyendo de la convulsión
que aquej a a ot ros países de la región; o si ese espírit u revela una t endencia
regresiva frent e al t radicional sent ido hum anit ario cost arricense; o si al elim inarse en
el proyect o la cat egoría privilegiada para la nacionalización que la Const it ución
vigent e ot orga a los cent roam ericanos, se recoge una posición de rechazo a la
unidad y com unión que hist óricam ent e han caract erizado a los pueblos de la Am érica
Cent ral, que nacieron a la vida independient e com o una sola nación.

41. En esa perspect iva, la Cort e pasa a exam inar si las reform as propuest as afect an
el derecho a la nacionalidad reconocido por el art ículo 20 de la Convención,
que dice:

Art ículo 20. Derecho a la Nacionalidad

1. Toda persona t iene derecho a una nacionalidad.

2. Toda persona t iene derecho a la nacionalidad del Est ado en


cuyo t errit orio nació si no t iene derecho a ot ra.

3. A nadie se privará arbit rariam ent e de su nacionalidad ni del


derecho a cam biarla.
13

42. Est ando la reform a, en general, orient ada a rest ringir las condiciones para
adquirir la nacionalidad cost arricense por nat uralización pero no a cancelar esa
nacionalidad a ningún ciudadano que la disfrut e en el present e o a prohibir el
derecho a cam biarla, la Cort e no encuent ra que la m ism a est é form alm ent e en
cont radicción con el cit ado art ículo 20 de la Convención. Aun cuando frent e a
hipót esis m ás com plej as el art ículo 20 ofrecería ot ras posibilidades de desarrollo, en
el present e caso com o ningún cost arricense perdería su nacionalidad por efect o de la
event ual aprobación de las reform as no hay cam po para la infracción del párrafo
prim ero. I gualm ent e a salvo queda el párrafo segundo de dicho art ículo, puest o que
en ninguna form a se afect aría el derecho de quien haya nacido en Cost a Rica a
ost ent ar la condición de nacional de ese país. Y, por últ im o, habida cuent a de que la
reform a no pret ende privar de su nacionalidad a ningún cost arricense ni prohibir o
rest ringir su derecho a adquirir una nueva, t am poco puede considerarse que exist a
cont radicción ent re la reform a proyect ada y el párrafo 3 del art ículo 20.

43. Ent re las propuest as de reform a hay una que, aunque no cont radice
direct am ent e el art ículo 20, sí plant ea algunas cuest iones vinculadas con el derecho
a la nacionalidad. Es la cont enida en la m oción de reform a al art ículo 14 párrafo 4
del proyect o present ada por los diput ados dict am inadores, según la cual, adquiere la
nacionalidad cost arricense

La persona ext ranj era que al casarse con cost arricense pierda su
nacionalidad y luego de est ar casada dos años con cost arricense y de
residir durant e ese m ism o período en el país, m anifiest a su deseo de
adquirir la nacionalidad del cónyuge.

44. Sin ent rar a considerar algunos aspect os del t ext o vinculados con el t em a de
la discrim inación, que serán obj et o de at ención post erior ( cf. infra capít ulo I V) ,
conviene dest acar ot ros problem as que plant ea la redacción propuest a. Dicho t ext o,
en efect o, cont rast a en m ás de un punt o con el art ículo 14 párrafo 5 de la
Const it ución vigent e y el art ículo 14 párrafo 4 del proyect o, según los cuales:

Art ículo 14. Son cost arricenses por nat uralización:

. . .
5 ) La m uj er ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su
nacionalidad o que m anifiest e su deseo de ser cost arricense;

Art ículo 14. Son cost arricenses por nat uralización:

. . .

4 ) La m uj er ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su


nacionalidad o que luego de est ar casada dos años con cost arricense y
de residir por el m ism o período en el país, m anifiest e su deseo de
adquirir nuest ra nacionalidad;

Dichas disposiciones recogen el crit erio de que la m uj er ext ranj era que al casar con
cost arricense pierda su nacionalidad, adquiere en form a aut om át ica la cost arricense,
y sólo agregan det erm inados requisit os cuando no se da el presupuest o de la pérdida
aut om át ica de la ant erior nacionalidad.
14

45. En cam bio, en el t ext o propuest o por los diput ados dict am inadores es
evident e que se produce una t ransform ación sust ancial en el disposit ivo legal que
nos ocupa, porque ent onces t odas las condiciones que se exigen result an
acum ulat ivas y deben cum plirse en su t ot alidad para que se produzca la
nat uralización.

46. La prim era consecuencia de est a reform a, así plant eada, sería que la persona
ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su nacionalidad, se convert iría
aut om át icam ent e en apát rida por un período de dos años, por lo m enos, ya que
m ient ras no com plet ara ese t iem po de m at rim onio no habría cum plido uno de los
requisit os concurrent es y por lo t ant o obligat orio para la nat uralización. Cabe hacer
la reflexión, adem ás, que ni siquiera hay la seguridad de que ese período de
apat ridia sea únicam ent e de dos años, pues com o hay t am bién ot ro requisit o
concurrent e, que es la residencia en el país por el m ism o período, podría result ar que
la persona ext ranj era se ausent ara t em poralm ent e por circunst ancias sobrevinient es,
en cuyo caso seguiría siendo apát rida por t iem po indet erm inado, hast a com plet ar
t odos los requisit os est ablecidos conform e a est e proyect o en form a concurrent e.

47. De ot ra part e, puede m encionarse t am bién que en el t ext o exam inado la


pérdida aut om át ica de la nacionalidad es uno de los requisit os concurrent es para la
nat uralización por razón del m at rim onio, lo que dej a sin precisión especial la
sit uación de los ext ranj eros que casen con cost arricenses y cuyas legislaciones no
est ablezcan dicha consecuencia.

48. En t al sent ido, la disposición propuest a por los diput ados dict am inadores no
crearía apat ridia por sí m ism a, sino que ést a sería, en verdad, efect o de la ley del
país del cónyuge afect ado, que lo haría perder su nacionalidad por haber casado con
cost arricense. De ahí que no pueda afirm arse que dicha propuest a cont radiga
direct am ent e el art ículo 20 de la Convención.

49. La Cort e cree pert inent e, con el único obj et o de cont ribuir a la orient ación de
los órganos que conform e al derecho int erno de Cost a Rica deben decidir al respect o,
pero sin ent rar a cit ar ni enum erarlas exhaust ivam ent e, m encionar algunas
disposiciones de ot ros t rat ados referent es a est as m at erias, independient em ent e de
si ést os han sido rat ificados por Cost a Rica, en cuant o reflej an t endencias exist ent es
en el derecho int ernacional act ual.

50. En efect o, la Convención sobre la Nacionalidad de la Muj er Casada est ablece


en su art ículo 3:

1. Los Est ados cont rat ant es convienen en que una m uj er ext ranj era
casada con uno de sus nacionales podrá adquirir, si lo solicit a, la
nacionalidad del m arido, m ediant e un procedim ient o especial de
nat uralización privilegiada, con suj eción a las lim it aciones que puedan
im ponerse por razones de seguridad y de int erés público.

2. Los Est ados cont rat ant es convienen en que la present e Convención
no podrá int erpret arse en el sent ido de que afect e a la legislación o a
la práct ica j udicial que perm it an a la m uj er ext ranj era de uno de sus
nacionales a adquirir de pleno derecho, si lo solicit a, la nacionalidad
del m arido.
15

51. La Convención sobre la Elim inación de t odas las Form as de Discrim inación
cont ra la Muj er, dispone en su art ículo 9:

Los Est ados Part es ot orgarán a las m uj eres iguales derechos que a los
hom bres para adquirir, cam biar o conservar su nacionalidad.
Garant izarán, en part icular, que ni el m at rim onio con un ext ranj ero ni
el cam bio de nacionalidad del m arido durant e el m at rim onio, cam bien
aut om át icam ent e la nacionalidad de la esposa, la conviert an en
apát rida o la obliguen a adopt ar la nacionalidad del cónyuge.

IV

CUESTI ON ES RELATI VAS A LA D I SCRI M I N ACI ÓN

52. Tant o las disposiciones del proyect o som et ido a la int erpret ación de la Cort e,
com o el propio t ext o const it ucional vigent e, cont ienen diferencias de t rat am ient o
respect o a las condiciones de adquisición de la nacionalidad cost arricense por
nat uralización. En efect o, los párrafos 2 y 3 del art ículo 14 del proyect o est ablecen
plazos dist int os de residencia oficial com o requisit o para la adquisición de la
nacionalidad, según el aspirant e t enga o no la nacionalidad por nacim ient o de ot ros
países de Cent roam érica, España e I beroam érica. Por su lado, el párrafo 4 del m ism o
art ículo dispone ciert as condiciones especiales de nat uralización para " la m uj er
ext ranj era" que case con cost arricense. Aun cuando, si bien con diferent e ent idad y
sent ido, esas dist inciones est án t am bién present es en el vigent e art ículo 14 de la
Const it ución, es necesario pregunt arse si las m ism as no const it uyen hipót esis de
discrim inación, incom pat ibles con los t ext os pert inent es de la Convención.

53. El art ículo 1.1 de la Convención, que es una norm a de caráct er general cuyo
cont enido se ext iende a t odas las disposiciones del t rat ado, dispone la obligación de
los Est ados Part es de respet ar y garant izar el pleno y libre ej ercicio de los derechos y
libert ades allí reconocidos " sin discrim inación alguna" . Es decir, cualquiera sea el
origen o la form a que asum a, t odo t rat am ient o que pueda ser considerado
discrim inat orio respect o del ej ercicio de cualquiera de los derechos garant izados en
la Convención es per se incom pat ible con la m ism a.

54. Por su lado el art ículo 24 de la Convención est ablece

Art ículo 24. I gualdad ant e la Ley

Todas las personas son iguales ant e la ley. En consecuencia, t ienen


derecho, sin discrim inación, a igual prot ección de la ley.

Aunque las nociones no son idént icas y quizás la Cort e t endrá en el fut uro la
oport unidad de precisar las diferencias, dicha disposición reit era en ciert a form a el
principio est ablecido en el art ículo 1.1. En función del reconocim ient o de la igualdad
ant e la ley se prohíbe t odo t rat am ient o discrim inat orio de origen legal. De est e m odo
la prohibición de discrim inación am pliam ent e cont enida en el art ículo 1.1 respect o de
los derechos y garant ías est ipulados por la Convención, se ext iende al derecho
int erno de los Est ados Part es, de t al m anera que es posible concluir que, con base en
esas disposiciones, ést os se han com prom et ido, en virt ud de la Convención, a no
int roducir en su ordenam ient o j urídico regulaciones discrim inat orias referent es a la
prot ección de la ley.
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55. La noción de igualdad se desprende direct am ent e de la unidad de nat uraleza


del género hum ano y es inseparable de la dignidad esencial de la persona, frent e a la
cual es incom pat ible t oda sit uación que, por considerar superior a un det erm inado
grupo, conduzca a t rat arlo con privilegio; o que, a la inversa, por considerarlo
inferior, lo t rat e con host ilidad o de cualquier form a lo discrim ine del goce de
derechos que sí se reconocen a quienes no se consideran incursos en t al sit uación de
inferioridad. No es adm isible crear diferencias de t rat am ient o ent re seres hum anos
que no se correspondan con su única e idént ica nat uraleza.

56. Sin em bargo, por lo m ism o que la igualdad y la no discrim inación se


desprenden de la idea de unidad de dignidad y nat uraleza de la persona es preciso
concluir que no t odo t rat am ient o j urídico diferent e es propiam ent e discrim inat orio,
porque no t oda dist inción de t rat o puede considerarse ofensiva, por sí m ism a, de la
dignidad hum ana. Ya la Cort e Europea de Derechos Hum anos basándose " en los
principios que pueden deducirse de la práct ica j urídica de un gran núm ero de
Est ados dem ocrát icos" definió que sólo es discrim inat oria una dist inción cuando
" carece de j ust ificación obj et iva y razonable" [ Eur. Court H.R., Case " relat ing t o
cert ain aspect s of t he laws on t he use of languages in educat ion in Belgium "
( m erit s) , j udgm ent of 23rd July 1968, pág. 34] . Exist en, en efect o, ciert as
desigualdades de hecho que legít im am ent e pueden t raducirse en desigualdades de
t rat am ient o j urídico, sin que t ales sit uaciones cont raríen la j ust icia. Por el cont rario,
pueden ser un vehículo para realizarla o para prot eger a quienes aparezcan com o
j urídicam ent e débiles. Mal podría, por ej em plo, verse una discrim inación por razón
de edad o condición social en los casos en que la ley lim it a el ej ercicio de la
capacidad civil a quienes, por ser m enores o no gozar de salud m ent al, no est án en
condiciones de ej ercerla sin riesgo de su propio pat rim onio.

57. No habrá, pues, discrim inación si una dist inción de t rat am ient o est á orient ada
legít im am ent e, es decir, si no conduce a sit uaciones cont rarias a la j ust icia, a la
razón o a la nat uraleza de las cosas. De ahí que no pueda afirm arse que exist a
discrim inación en t oda diferencia de t rat am ient o del Est ado frent e al individuo,
siem pre que esa dist inción part a de supuest os de hecho sust ancialm ent e diferent es y
que expresen de m odo proporcionado una fundam ent ada conexión ent re esas
diferencias y los obj et ivos de la norm a, los cuales no pueden apart arse de la j ust icia
o de la razón, vale decir, no pueden perseguir fines arbit rarios, caprichosos,
despót icos o que de alguna m anera repugnen a la esencial unidad y dignidad de la
nat uraleza hum ana.

58. Si bien no puede desconocerse que las circunst ancias de hecho pueden hacer
m ás o m enos difícil apreciar si se est á o no en presencia de una sit uación com o la
descrit a en el párrafo ant erior, es t am bién ciert o que, part iendo de la base de la
esencial unidad de la dignidad del ser hum ano, es posible apreciar circunst ancias en
que los im perat ivos del bien com ún puedan j ust ificar un m ayor o m enor grado de
dist inciones que no se apart en de las consideraciones precedent es. Se t rat a de
valores que adquieren dim ensiones concret as a la luz de la realidad en que est án
llam ados a m at erializarse y que dej an un ciert o m argen de apreciación para la
expresión que deben asum ir en cada caso.

59. En esa perspect iva, la Cort e reit era el ya expresado señalam ient o según el
cual, a los efect os del ot orgam ient o de la nat uralización, es el Est ado que la concede
el llam ado a apreciar en qué m edida exist en y cóm o deben apreciarse las condiciones
que garant icen que el aspirant e a obt enerla est é efect ivam ent e vinculado con el
sist em a de valores e int ereses de la sociedad a la que pret ende pert enecer
17

plenam ent e. En t al sent ido, no puede ponerse en duda la pot est ad soberana de
Cost a Rica para resolver sobre los crit erios que han de orient ar el discernim ient o o
no de la nacionalidad a los ext ranj eros que aspiran a obt enerla, ni para est ablecer
ciert as diferencias razonables con base en circunst ancias de hecho que, por razones
obj et ivas, aproxim en a unos aspirant es m ás que a ot ros al sist em a de valores e
int ereses de la sociedad cost arricense.

60. A la luz de los crit erios expresados, un caso de dist inción no discrim inat oria
sería la fij ación de requisit os m enos exigent es en relación con el t iem po de
residencia para la obt ención de la nacionalidad cost arricense para los
cent roam ericanos, iberoam ericanos y españoles frent e a los dem ás ext ranj eros. En
efect o, no parece cont rario a la nat uraleza y fines del ot orgam ient o de la
nacionalidad, facilit arla en favor de aquellos que, obj et ivam ent e, t ienen con los
cost arricenses lazos hist óricos, cult urales y espirit uales m ucho m ás est rechos, los
cuales hacen presum ir su m ás sencilla y rápida incorporación a la com unidad
nacional y su m ás nat ural ident ificación con las creencias, valores e inst it uciones de
la t radición cost arricense, que el Est ado t iene el derecho y el deber de preservar.

61. Menos evident e es la procedencia de la dist inción que se hace en los párrafos
2 y 3 del art ículo 14 del proyect o de reform a, ent re los cent roam ericanos,
iberoam ericanos y españoles según lo sean por nacim ient o o nat uralización. En
efect o, siendo la nacionalidad un vínculo que exist e por igual en unos y ot ros, la
diferenciación propuest a parece basarse en el lugar de nacim ient o y no en la cult ura
del aspirant e a obt ener la nacionalidad. Sin em bargo, las norm as m encionadas
podrían expresar m ás bien un grado de prevención respect o del rigor con el cual los
ot ros Est ados hubieran podido conceder su nacionalidad a quienes ahora aspiran a
cam biarla por la cost arricense y que en consecuencia no const it uiría suficient e
garant ía de aproxim ación a los valores e int ereses de la com unidad cost arricense, el
hecho de haber obt enido previam ent e la nat uralización española o de ot ros países de
Cent roam érica o I beroam érica. Ese crit erio podría quizás ser discut ido desde punt os
de vist a que la Cort e no ent rará a considerar, aunque result a m ás difícil de
com prender si se t ienen en cuent a los ot ros requisit os que t endría que cum plir el
aspirant e según el art ículo 15 del proyect o. Pero no puede concluirse que el proyect o
cont enga una orient ación inequívocam ent e discrim inat oria.

62. Esa conclusión de la Cort e t iene especialm ent e en cuent a el m argen de


apreciación reservado al Est ado que ot orga la nacionalización sobre los requisit os y
conclusiones que deben llenarse para obt enerla. Pero de ningún m odo podría verse
en ella una aprobación a la t endencia exist ent e en algunas part es a rest ringir
exagerada e inj ust ificadam ent e el ám bit o de ej ercicio de los derechos polít icos de los
nat uralizados. La m ayoría de est as hipót esis, no som et idas por ciert o a la
consideración de la Cort e, const it uyen verdaderos casos de discrim inación en razón
del origen o del lugar de nacim ient o que crean inj ust am ent e dos grupos de dist int as
j erarquías ent re nacionales de un m ism o país.

63. El proyect o de reform a, dent ro de su m arcada t endencia rest rict iva, int roduce
t am bién nuevos requisit os que han de cum plir quienes solicit en nat uralizarse. El
art ículo 15 propuest o exige ent re ot ras cosas que se dem uest re saber " hablar,
escribir y leer" el idiom a español y que se rinda " un exam en com prensivo acerca de
la hist oria del país y sus valores" . Est as exigencias se sit úan, prim a facie, dent ro de
la capacidad de apreciación reservada al Est ado ot organt e de la nacionalidad,
respect o de cuáles han de ser y cóm o deben valorarse las condiciones que
garant icen la exist encia de vínculos efect ivos y reales que fundam ent en la
18

adquisición de la nueva nacionalidad. Desde esa perspect iva, no puede considerarse


irrazonable e inj ust ificado que se exij a dem ost rar apt it ud para la com unicación en la
lengua del país, ni t an siquiera, aunque con m enor claridad, que se llegue a exigir
" hablar, escribir y leer" la m ism a. Lo m ism o puede decirse del " exam en com prensivo
acerca de la hist oria del país y sus valores" . No obst ant e, la Cort e no puede m enos
que advert ir que, en la práct ica, y dado el am plio m argen para la evaluación que
inevit ablem ent e rodea a pruebas o exám enes com o los requeridos por la reform a,
t ales procedim ient os pueden llegar a ser vehículo para j uicios subj et ivos y
arbit rarios, y a const it uir inst rum ent os de polít icas discrim inat orias que, aunque no
se desprendan direct am ent e de la ley, podrían producirse com o consecuencia de su
aplicación.

64. El cuart o párrafo del art ículo 14 del proyect o ot orga ciert as consideraciones
especiales para la obt ención de la nacionalidad a " la m uj er ext ranj era que case con
cost arricense" . En est e aspect o, se m ant iene la fórm ula de la Const it ución vigent e,
que est ablece la incidencia del m at rim onio com o det erm inant e en el cam bio de la
nacionalidad solam ent e de la m uj er y no del varón. Est e crit erio o sist em a se ha
basado en el llam ado principio de la unidad fam iliar, que descansa en dos
post ulados: por una part e, la conveniencia de que t odos los m iem bros de la fam ilia
ost ent en la m ism a nacionalidad y, por la ot ra, la " pot est as" pat erna en relación con
los hij os m enores, por depender ést os norm alm ent e del padre e inclusive la pot est ad
m arit al que ot orga facult ades privilegiadas al m arido, por ej em plo en lo referent e a
la aut oridad para fij ar el dom icilio conyugal o para adm inist rar los bienes com unes.
De est e m odo, el privilegio fem enino para la obt ención de la nacionalidad se present a
com o una consecuencia de la desigualdad conyugal.

65. En el prim er t ercio del present e siglo se inicia un m ovim ient o cont ra est os
principios t radicionales, t ant o por el reconocim ient o de la capacidad decisiva de la
m uj er, com o por la difusión de la igualdad de los sexos dent ro del concept o de la no
discrim inación por razón del m ism o. Est a evolución, que se puede com probar con un
análisis de derecho com parado, encuent ra su im pulso det erm inant e desde el plano
int ernacional. En el ám bit o am ericano, el 26 de diciem bre de 1933, se celebró el
Convenio de Mont evideo sobre la Nacionalidad de la Muj er, que en su art ículo 1
est ableció: " No se hará dist inción alguna, basada en el sexo, en m at eria de
nacionalidad, ni en la legislación ni en la práct ica" [ " Sépt im a Conferencia
I nt ernacional Am ericana, Mont evideo, 3- 26 diciem bre 1933" . En Con fe r e n cia s
I n t e r n a cion a le s Am e r ica n a s, 1 8 8 9 - 1 9 3 6 . Washingt on, Dot ación Carnegie para la
Paz I nt ernacional, 1938, pág. 452] . Tam bién el Convenio sobre Nacionalidad suscrit o
en la m ism a fecha, en Mont evideo igualm ent e, det erm inó en su art ículo 6: " Ni el
m at rim onio ni su disolución afect an a la nacionalidad de los cónyuges o de sus hij os"
[ I bid., pág. 454] . Por su part e, la Declaración Am ericana en su art ículo I I est ableció:
" Todas las personas son iguales ant e la Ley y t ienen los deberes y derechos
consagrados en est a Declaración sin dist inción de raza, sexo, idiom a, credo ni ot ra
alguna" . Est os m ism os principios han sido incorporados en el art ículo 1.3 de la Cart a
de las Naciones Unidas y en el art ículo 3.j ) de la Cart a de la OEA.

66. En esa t endencia se inscribe lo dispuest o en el art ículo 17.4 de la Convención,


según el cual

Los Est ados part es deben t om ar m edidas apropiadas para asegurar la


igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades
de los cónyuges en cuant o al m at rim onio, durant e el m at rim onio y en
caso de disolución del m ism o. En caso de disolución, se adopt arán
19

disposiciones que aseguren la prot ección necesaria a los hij os, sobre la
base única del int erés y conveniencia de ellos.

Concordando est a disposición con la norm a general que est ablece la igualdad ant e la
ley, según el art ículo 24, y la prohibición de t oda discrim inación en razón de sexo
previst a en el art ículo 1.1, puede est ablecerse que est e art ículo 17.4 es la aplicación
concret a de t ales principios generales al m at rim onio.

67. En consecuencia, la Cort e int erpret a que no se j ust ifica y debe ser
considerada com o discrim inat oria la diferencia que se hace ent re los cónyuges en el
párrafo 4 del art ículo 14 del proyect o para la obt ención de la nacionalidad
cost arricense en condiciones especiales por razón del m at rim onio. En est e aspect o,
sin perj uicio de ot ras observaciones que se hicieron al t ext o de la resolución
propuest a por los diput ados dict am inadores, [ cf. supra, párrs. nos. 45 et seq] , ést a
expresa el principio de igualdad conyugal y, en consecuencia, se adecúa m ej or a la
Convención. Según ese proyect o t ales condiciones serían aplicables no sólo a " la
m uj er ext ranj era" sino a t oda " persona ext ranj era" que case con cost arricense.

68. Por consiguient e, en respuest a a las pregunt as del Gobierno de Cost a Rica
sobre la com pat ibilidad ent re el proyect o de reform a a los art ículos 14 y 15 de su
Const it ución Polít ica y los art ículos 17.4, 20 y 24 de la Convención,

LA CORTE ES D E OPI N I ÓN ,

En relación con el art ículo 20 de la Convención,

Por cinco vot os cont ra uno

1. Que el derecho a la nacionalidad, reconocido por el art ículo 20 de la


Convención, no est á involucrado en el proyect o de reform a const it ucional,
obj et o de la present e consult a.

En relación con los art ículos 24 y 17.4 de la Convención,

Por unanim idad

2. Que no const it uye discrim inación cont raria a la Convención est ipular
condiciones preferent es para obt ener la nacionalidad cost arricense por
nat uralización en favor de los cent roam ericanos, iberoam ericanos y
españoles, frent e a los dem ás ext ranj eros.

Por cinco vot os cont ra uno

3. Que no const it uye discrim inación cont raria a la Convención lim it ar esa
preferencia a los cent roam ericanos, iberoam ericanos y españoles por
nacim ient o.

Por cinco vot os cont ra uno


20

4. Que no const it uye, en sí m ism o, discrim inación cont raria a la Convención


agregar los requisit os del art ículo 15 del proyect o, para la obt ención de la
nacionalidad cost arricense por nat uralización.

Por unanim idad

5. Que sí const it uye discrim inación incom pat ible con los art ículos 17.4 y 24 de la
Convención est ipular en el art ículo 14.4 del proyect o condiciones preferent es
para la nat uralización por causa de m at rim onio a favor de uno solo de los
cónyuges.

Disient en:

El Juez Buergent hal respect o al punt o 3.

El Juez Piza Escalant e respect o a los punt os 1 y 4.

Redact ada en español e inglés, haciendo fe el t ext o en español, en la sede de la


Cort e en San José, Cost a Rica, el día 19 de enero de 1984.

PEDRO NI KKEN
PRESI DENTE

THOMAS BUERGENTHAL MAXI MO CI SNEROS

CARLOS ROBERTO REI NA RODOLFO E. PI ZA E.

RAFAEL NI ETO NAVI A

CHARLES MOYER
SECRETARI O
OPI N I ÓN D I SI D EN TE D EL JUEZ TH OM AS BUERGEN TH AL

( Traducción)

1. Lam ent o no poder acept ar la int erpret ación de la Cort e cont enida en el
párrafo 3 de sus conclusiones. Concuerdo con t odas las dem ás part es de la opinión.

2. La int erpret ación que m ot iva m i disidencia se refiere a la conclusión de la


Cort e de que los art ículos 14.2 y 14.3 del proyect o de reform a a la Const it ución
Polít ica, son com pat ibles con la Convención. Soy de la opinión de que el proyect o de
reform a, de llegar a adopt arse, violaría el art ículo 24 de la Convención debido a que
est ablecería una dist inción discrim inat oria ent re los cent roam ericanos, españoles e
iberoam ericanos que ost ent an esas nacionalidades por nacim ient o y aquellos que las
han adquirido por nat uralización.

3. En m i opinión, los art ículos 14.2 y 14.3 del proyect o de reform a a la


Const it ución serían com pat ibles con la Convención si se redact aran de la siguient e
m anera:

Art ículo 14

2. Los nacionales de ot ros países de Cent roam érica, españoles e


iberoam ericanos, sea por nacim ient o o por nat uralización, con cinco
años de residencia oficial en el país y que cum plan con los dem ás
requisit os que fij e la ley;

3. Todos los dem ás ext ranj eros que hayan residido oficialm ent e por un
t érm ino m ínim o de siet e años y que cum plan con los dem ás requisit os
que fij e la ley;

4. La form a en que la Cort e ha int erpret ado el art ículo 24 de la Convención ( y


cabe señalar que est oy de acuerdo con esa int erpret ación) lleva, en m i opinión, a la
conclusión de que la dist inción que se pret ende est ablecer es discrim inat oria, ya que
es desproporcionada y no guarda una relación razonable con los fines est at ales que
se persiguen con el proyect o de reform a. Al llegar a est a conclusión, no est oy
negando el derecho que t iene t odo Est ado Part e en la Convención de adopt ar
clasificaciones legislat ivas con base en los vínculos hist óricos, cult urales, sociales,
lingüíst icos y polít icos que unen a los cent roam ericanos, españoles e
iberoam ericanos. Nadie que est é fam iliarizado con est a región del m undo puede
desconocer la validez de esos vínculos, a pesar de que a veces se llegan a present ar
reclam os exagerados en nom bre de ellos. Sin em bargo, dada est a realidad y las
norm as que rigen la int erpret ación y aplicación del art ículo 24 de la Convención, y
aun si quisiera cuest ionar la sabiduría de la legislación propuest a, no m e queda ot ra
alt ernat iva que reconocer que el que Cost a Rica t rat e a ot ros cent roam ericanos y a
españoles e iberoam ericanos de una m anera dist int a a la form a en que t rat a a los
nacionales de ot ros países para fines de nat uralización, no result a incom pat ible con
la Convención. No obst ant e, cuando se clasifica de m anera dist int a a
cent roam ericanos, españoles e iberoam ericanos con base en si son nacionales por
nacim ient o o por nat uralización, m e veo obligado a pregunt ar, aplicando las norm as
de int erpret ación adopt adas por la Cort e, qué t an razonable y proporcionada es esa
2

clasificación, t eniendo present es los legít im os fines est at ales que se persiguen con el
proyect o de reform a.

5. Al responder a est a pregunt a, cabe señalar que el art ículo 15 del proyect o de
reform a a la const it ución exige que t oda persona que solicit e la nacionalidad
cost arricense dem uest re que sabe hablar, escribir y leer el idiom a español. Tam bién
t endría que t om ar un exam en com prensivo acerca de la hist oria del país y de los
valores que Cost a Rica enalt ece. Por ot ro lado, nadie que t enga una nacionalidad de
origen dist int a puede adquirir legalm ent e por nat uralización la nacionalidad de
ningún país cent roam ericano, ni iberoam ericano, ni de España, a m enos que haya
residido en esos países durant e un lapso considerable que por lo general abarca
ent re t res y siet e años. Si a est e plazo agregam os el requisit o de cinco años de
residencia en Cost a Rica que est ipula el art ículo 14.2 de la legislación propuest a,
t endríam os que los cent roam ericanos, españoles e iberoam ericanos por
nat uralización no podrían adquirir la nacionalidad cost arricense en m enos de ocho
años, y en la m ayoría de los casos en un t iem po m ucho m ás largo, aún si se les
diera un t rat o exact am ent e igual al que cont em pla el art ículo 14.2 para los
ciudadanos de esos países por nacim ient o. i

6. ¿Qué legít im o fin est at al se logra al exigir que est os cent roam ericanos,
españoles e iberoam ericanos nat uralizados esperen dos años m ás que sus
com pat riot as? Podría argüirse que est as personas pudieron haber adquirido su
ant erior nacionalidad en form a fraudulent a. Est o es ciert o. Sin em bargo, de acuerdo
con el derecho int ernacional Cost a Rica no est á obligada a reconocer una
nacionalidad que no est é fundam ent ada en vínculos verdaderos y efect ivos ent re el
individuo y el Est ado que la ot orga. Adem ás, la posibilidad de que un pequeño
porcent aj e de solicit ant es act uara en form a deshonest a, difícilm ent e podría
considerarse un m ot ivo j ust ificado para cast igar a la gran m ayoría de ext ranj eros
honrados. Tam bién podría argüirse que los dos años adicionales son necesarios para
que est as personas hablen m ej or el idiom a español o adquieran m ayores
conocim ient os de la hist oria, cult ura y form a de vida cost arricenses. Est o t am bién es
ciert o, pero el art ículo 15 de est e m ism o proyect o de reform a a la Const it ución se
ocupa ya de est e aspect o; ahí se requiere que el Gobierno de Cost a Rica logre ese fin
de una m anera m ás racional y m enos desproporcionadam ent e perj udicial, a t ravés
de exám enes dest inados a m edir lo que cada individuo sabe acerca de Cost a Rica, en
vez de dar por sent ada la ignorancia de t odos.

7. Por el m ot ivo expuest o, he llegado a la conclusión de que la dist inción hecha


en el art ículo 14 del proyect o de reform a a la Const it ución ent re nacionales por
nacim ient o y nacionales por nat uralización, no guarda una relación razonable con los
fines est at ales que se persiguen con el proyect o de legislación si ést e se exam ina en
conj unt o, com o t iene que exam inarse, y que, por lo t ant o, no es com pat ible con el
art ículo 24 de la Convención.

i Me doy cuent a, desde luego, que la legislación propuest a hace posible que est os individuos adquieran la
nacionalidad cost arricense después de haber residido en el país por un período de siet e años. Mi punt o es,
sin em bargo, que colocar a los cent roam ericanos, iberoam ericanos y españoles por nat uralización en la
m ism a cat egoría que a t odos los ot ros ext ranj eros y darle una posición preferencial a los
cent roam ericanos, iberoam ericanos y españoles por nacim ient o, es desconocer los m uchos años de
residencia en est os países de los ciudadanos nat uralizados y su especial vinculación a est as regiones
favorecidas por la legislación propuest a.
3

8. Al llegar a est a conclusión, no quiero que se piense que sost engo que los
art ículos 14 o 15 de la act ual Const it ución de Cost a Rica violan la Convención. En
prim er lugar, est e punt o no ha sido som et ido a la Cort e. En segundo lugar, las
disposiciones de la Const it ución vigent e est ablecen, por ej em plo, períodos de
residencia m ucho m ás cort os - t an sólo un año para los cent roam ericanos y dos años
para los españoles e iberoam ericanos por nacim ient o- y no cont ienen requisit o
alguno respect o de exám enes de idiom a u ot ros. Es así que bien podría considerarse
que la dist inción que la act ual ley hace ent re nacionales por nacim ient o y nacionales
por nat uralización guarda una relación m ucho m ás razonable con los fines est at ales
que se persiguen que la legislación propuest a.

THOMAS BUERGENTHAL

CHARLES MOYER
Secret ario
VOTO SEPARAD O D EL JUEZ ROD OLFO E. PI ZA E.

He concurrido con la opinión de m ayoría de la Cort e en sus conclusiones N 2, 3 y 5;


disient o, parcialm ent e, de las N 1 y 4, y agrego una: N 6 para hacerm e cargo de
cuest iones no consideradas por la principal. En consecuencia, form ulo m i opinión
separada en los siguient es t érm inos:

CON CLUSI ON ES:

En relación con el art ículo 20 de la Convención:

1( a) Que el derecho a la nacionalidad, reconocido por el art ículo 20 de la


Convención, no est á involucrado, en general, en el proyect o de reform a
const it ucional obj et o de la present e consult a;

1( b) no obst ant e, en su párrafo 1 , según el cual " t oda persona t iene derecho
a una nacionalidad" , sí est á im plicado en los casos a que se refiere m i
opinión separada baj o los N- 4 y 6 infra.

En relación con los art ículos 1.1, 24, 20.1 y 17.1, .2 y .4 de la Convención:

2. Que no const it uye discrim inación cont raria a la Convención, est ipular
condiciones preferent es para obt ener la nacionalidad cost arricense por
nat uralización, en favor de los cent roam ericanos, iberoam ericanos y
españoles, frent e a los dem ás ext ranj eros [ art s. 14 incs. 2) , 3) y 4) Const .,
incs. 2) y 3) proyect o] .

3. Que no const it uye discrim inación cont raria a la Convención, lim it ar esa
preferencia a los cent roam ericanos, iberoam ericanos y españoles por
nacim ient o, no por nat uralización [ idem cit .] .

4( a) Que no const it uye discrim inación cont raria a la Convención, est ipular, ent re los
requisit os para la nat uralización cost arricense por nat uralización, los de hablar
el idiom a español, en t érm inos de poder com unicarse en él, y de j urar
respet ar el orden const it ucional de la República [ art s. 15 Const . y proyect o] ;

4( b) pero sí const it uye discrim inación cont raria a la Convención, exigir ese
conocim ient o del idiom a español en t érm inos de leerlo y escribirlo, así com o
el requisit o adicional de som et erse a un exam en com prensivo ( sic) sobre la
hist oria del país y sus valores [ idem cit .] ; aunque t al discrim inación no result e
del t ext o m ism o de la norm a propuest a, en su t enor lit eral, pero sí porque su
sent ido finalist a conduce, y su aplicación previsible y norm al conduciría,
práct icam ent e, a exclusiones y dist inciones arbit rarias ent re seres y grupos
hum anos det erm inados;

4( c) en cam bio, no const it uye, en sí m ism a, discrim inación cont raria a la


Convención, aunque no parezca un avance inst it ucional, sust it uir los act uales
requisit os m at eriales de residencia o dom icilio, solam ent e calificados com o "
residencia y vinculación, efect ivas y est ables, a la com unidad nacional, de
conform idad con la reglam ent ación que est ablezca la ley " , que el proyect o
2

elim ina, por los puram ent e form ales de " residencia oficial " , que consagra
[ art s. 14 incs. 2) , 3) y 4) , y 15 Const ., 14 incs. 2) y 3) , y 15 proyect o] .

5( a) Que sí const it uye discrim inación incom pat ible con los art ículos 17.4 y 24 de la
Convención, est ipular condiciones preferent es para la nat uralización por causa
de m at rim onio a favor de uno solo de los cónyuges [ art s. 14 inc. 5) Const .
inc. 4) proyect o] ;

5( b) discrim inación que, no obst ant e, quedaría en est e aspect o superada m ediant e
la m oción de la Com isión Dict am inadora, que propone sust it uir el concept o de
" m uj er ext ranj era" por el de " persona ext ranj era" [ art . 14 inc. 4) m oción] .

Agrego el siguient e:

6( a) Que no const it uye, en sí m ism a, discrim inación cont raria a la Convención,


aunque sí una poca convincent e regresión, condicionar la concesión de la
nat uralización volunt aria por causa de m at rim onio, a requisit os adicionales de
dos años de m at rim onio y de residencia en el país, concurrent em ent e [ art s.
14 inc. 5) Const ., inc. 4) proyect o] ;

6( b) en cam bio, esa proposición sí parece incurrir direct am ent e en una


incom pat ibilidad con el derecho a la nacionalidad reconocido por el art ículo
20.1 de la Convención, en sí m ism o, así com o t am bién en relación con los
principios de unidad de la fam ilia, im plicados en los derechos que consagra el
art ículo 17 párrafos 1 y 2- de la m ism a, al im poner por dos años un
im pedim ent o irrazonable y un obst áculo grave al nat ural int erés de los
cónyuges en el fort alecim ient o de aquella unidad fam iliar [ idem cit .] ;

6( c) adem ás, sí parece const it uir discrim inación cont raria a la Convención, así
com o una incom pat ibilidad en sí m ism a con los m encionados derechos a la
nacionalidad y a la unidad de la fam ilia, y con el específico int erés de la
com unidad int ernacional, de ir elim inando progresivam ent e los casos posibles
de apat ridia, ext ender el requisit o adicionado, de dos años de m at rim onio y
de residencia, concurrent em ent e, al cónyuge que por causa de su m at rim onio
con cost arricense pierda su nacionalidad, sobre t odo porque ya la
Const it ución le confiere aut om át icam ent e la calidad nacional [ art . 14 inc. 4)
m oción] ;

6( d) t am bién const it uye discrim inación cont raria a la Convención, adem ás de una
incom pat ibilidad en sí m ism a con los derechos cit ados a la nacionalidad y a la
unidad de la fam ilia consagrados en ella, acum ular, com o quiere la Com isión,
los requisit os de dos años de m at rim onio y residencia, concurrent em ent e, con
la pérdida de la nacionalidad del ext ranj ero que case con cost arricense,
excluyéndose, así, de t oda preferencia para obt ener la nat uralización
" volunt aria" por m at rim onio con cost arricense, a quien por esa causa no
pierda su nacionalidad original [ art . 14 inc. 4) m oción] .

RAZON AM I EN TO:

1. Con las disidencias consignadas respect o de las conclusiones No. 1 y 4 de la


opinión principal, y algunas pocas de fundam ent ación que en cada caso indicaré,
3

est oy básicam ent e de acuerdo con casi t odos los razonam ient os de la m ayoría, con
los cuales no sost engo, en general, diferencias de fondo sino de énfasis y de
explicit ación, nacidas de m i viej a vocación porque la Cort e, al descargar su función,
especialm ent e la consult iva, vaya abandonando la t radicional ret icencia de t odo
t ribunal de j ust icia a declarar principios, doct rinas y crit erios de int erpret ación que
no sean los indispensables para resolver cada caso concret o de su conocim ient o, y
lanzándose, a pret ext o de ese conocim ient o form al, su m isión m ás t rascendent e de
crear j urisprudencia con la audacia, am plit ud, int ensidad y flexibilidad posibles, sin
ot ra lim it ación que las front eras insalvables de su com pet encia... ¡y un poquit o m ás
allá, si se puede!

I. Sobre los Crit erios de I nt erpret ación

2. En est e aspect o, a m i j uicio, t ant o los principios de int erpret ación


consagrados por la Convención de Viena sobre el Derecho de los Trat ados, com o los
result ant es del art ículo 29 de la Convención Am ericana, correct am ent e ent endidos
sobre t odo a la luz del Derecho de los Derechos Hum anos, fundam ent an la aplicación
de crit erios de int erpret ación e inclusive de int egración principist as, finalist as y
ext ensivos en orden a la m ayor prot ección de los derechos consagrados, crit erios
que de un m odo u ot ro ya han sido pot enciados por la Cort e [ vide p. ej . OC- 1/ 82,
párrs. 24- 25, 41; OC- 2/ 82, párr. 27 ss, esp. 27, 29, 30- 31; OC- 3/ 83, párrs. 50, 57,
61, 65- 66, así com o m i vot o separado en el caso " Gallardo y ot ras " , párr. 21] . Esos
crit erios apunt an t am bién a la necesidad de int erpret ar e int egrar cada norm a de la
Convención ut ilizando los principios yacent es, o subyacent es o suprayacent es en
ot ros inst rum ent os int ernacionales, en los propios ordenam ient os int ernos y en las
t endencias vigent es en m at eria de derechos hum anos, t odos los cuales se
encuent ran en alguna m edida incorporados a la Convención m ism a por virt ud del
cit ado art ículo 29, cuya am plit ud innovadora no t iene paragón en ningún ot ro
docum ent o int ernacional.

3. En lo que a m i opinión separada int eresa, invoco com o de part icular


im port ancia, en prim er lugar, el principio de que los derechos hum anos son, adem ás
de exigibles, progresivos y expansivos, caract eres est os que im ponen una act it ud
int erpret at iva consecuent e y, por ende, la necesidad de considerar en cada caso, no
sólo el sent ido y alcances de las propias norm as int erpret adas, en su t ext o lit eral,
sino t am bién su pot encialidad de crecim ient o, a m i j uicio convert ida en derecho
legislado por los art ículos 2 y 26 de la Convención Am ericana, ent re ot ros
inst rum ent os int ernacionales sobre la m at eria; el prim ero, para t odos los derechos;
el segundo, en función de los llam ados derechos económ icos, sociales y cult urales.
En efect o, de conform idad con los m ism os:

Art ículo 2. Deber de Adopt ar Disposiciones de Derecho I nt erno

Si el ej ercicio de los derechos y libert ades m encionados en el Art ículo 1


no est uviera ya garant izado por disposiciones legislat ivas o de ot ro caráct er,
los Est ados Part es se com prom et en a adopt ar, con arreglo a sus
procedim ient os const it ucionales y a las disposiciones de est a Convención, las
m edidas legislat ivas o de ot ro caráct er que fueren necesarias para hacer
efect ivos t ales derechos y libert ades.
4

Art ículo 26. Desarrollo Progresivo

Los Est ados Part es se com prom et en a adopt ar providencias, t ant o a


nivel int erno com o m ediant e la cooperación int ernacional, especialm ent e
económ ica y t écnica, para lograr progresivam ent e la plena efect ividad de los
derechos que se derivan de las norm as económ icas, sociales y sobre
educación, ciencia y cult ura, cont enidas en la Cart a de la Organización de los
Est ados Am ericanos, reform ada por el Prot ocolo de Buenos Aires, en la
m edida de los recursos disponibles, por vía legislat iva u ot ros m edios
apropiados."

4. En relación con el art ículo 2, debe recordarse que los Est ados Part es
asum ieron, j unt o al deber de " respet ar los derechos y libert ades reconocidos" en la
Convención, el de " garant izar su libre y pleno ej ercicio" ( art .1.1) , lo cual debe
int erpret arse, a la luz de dicho art ículo 2, com o t am bién el com prom iso de " adopt ar
las m edidas legislat ivas o de ot ro caráct er que fueren necesarias para hacer efect ivos
t ales derechos y libert ades" . De est a m anera, al deber negat ivo de no irrespet ar, se
sum a el posit ivo de garant izar y, por ende, de ir garant izando, cada vez m ej or y con
m ás eficacia, aquellos derechos y libert ades. Ciert am ent e, sería un absurdo, no
querido por la Convención, pret ender que ese deber posit ivo conlleve siem pre
sanciones concret as por su incum plim ient o: la verdad es que t ales deberes posit ivos
no im plican necesariam ent e " derechos subj et ivos" , con los alcances específicos de
est a expresión, es decir, derechos en sí m ism os exigibles, m ediant e una concret a
" acción de rest it ución" ; pero es obvio que, si son " derechos" , por lo m enos generan,
j urídicam ent e, una especie de " acción reflej a" , al m odo, por ej em plo, de la acción de
nulidad vinculada en el derecho público int erno a los llam ados " int ereses legít im os " ,
que perm it en im pugnar las m edidas del Est ado que t iendan a desconocerlos,
dism inuirlos, rest ringirlos o desaplicarlos, o a ot orgarlos a ot ros con discrim inación, o
produzcan esos result ados.

5. Todo est o m e obliga, en el cont ext o de la consult a, a exam inar la cuest ión de
si el proyect o de reform a const it ucional, al reducir en det erm inados aspect os los
derechos de que act ualm ent e gozan los ext ranj eros para nat uralizarse en Cost a Rica,
no puede est ar incurriendo en cont radicción con el deber asum ido por ese Est ado de
desarrollar progresivam ent e los derechos hum anos, en el caso el derecho a la
nacionalidad consagrado por el art ículo 20.1 de la Convención; así com o el problem a
m ás concret o de si, al rest ringir las oport unidades ya ot orgadas para la
nat uralización por m at rim onio, no se est é afect ando seriam ent e el deber de
garant izar progresivam ent e los derechos de la fam ilia consagrados en el art ículo 17
de la m ism a, en especial en sus párrafos 1 y 2- conform e a los cuales:

Art ículo 17. Prot ección a la fam ilia

1. La fam ilia es el elem ent o nat ural y fundam ent al de la sociedad y debe
ser prot egida por la sociedad y el Est ado.

2. Se reconoce el derecho del hom bre y la m uj er a cont raer m at rim onio y


a fundar una fam ilia si t ienen la edad y las condiciones requeridas para ello
por las leyes int ernas, en la m edida en que ést as no afect en al principio de no
discrim inación est ablecido en est a Convención.

6. Por ot ra part e, la alusión al art ículo 26 de la Convención se deriva de m i


convicción de que la dist inción ent re derechos civiles y polít icos y derechos
5

económ icos, sociales y cult urales, obedece m eram ent e a razones hist óricas y no a
diferencias de nat uraleza j urídica de unos y ot ros; de m anera que, en realidad, lo
que im port a es dist inguir, con un crit erio t écnico j urídico, ent re derechos subj et ivos
plenam ent e exigibles, valga decir, " exigibles direct am ent e por sí m ism os" , y
derechos de caráct er progresivo, que de hecho se com port an m ás bien com o
derechos reflej os o int ereses legít im os, es decir, 'exigibles indirect am ent e', a t ravés
de exigencias posit ivas de caráct er polít ico o de presión, por un lado, y de acciones
j urídicas de im pugnación de lo que se les oponga o de lo que los ot orgue con
discrim inación. Los crit erios concret os para det erm inar en cada caso si se t rat a de
unos o de ot ros derechos, son circunst anciales e hist óricam ent e condicionados, pero
sí puede afirm arse, en general, que cuando quiera que se concluya en que un
det erm inado derecho fundam ent al no es direct am ent e exigible por sí m ism o, se est á
en presencia de uno al m enos exigible indirect am ent e y de realización progresiva. Es
así com o los principios de 'desarrollo progresivo' cont enidos en el art ículo 26 de la
Convención, si bien lit eralm ent e referidos a las norm as económ icas, sociales y sobre
educación, ciencia y cult ura cont enidas en la Cart a de la Organización de los Est ados
Am ericanos, deben a m i j uicio ent enderse aplicables a cualquiera de los derechos
'civiles y polít icos' consagrados en la Convención Am ericana, en la m edida y aspect os
en que ést os no result en razonablem ent e exigibles por sí m ism os, y viceversa, que
las norm as de la propia Convención deben ent enderse aplicables ext ensivam ent e a
los llam ados 'derechos económ icos, sociales y cult urales' en la m edida y aspect os en
que ést os result en razonablem ent e exigibles por sí m ism os ( com o ocurre, por
ej em plo, con el derecho de huelga) . En m i concept o, est a int erpret ación flexible y
recíproca de las norm as de la Convención con ot ras int ernacionales sobre la m at eria,
e inclusive con las de la legislación nacional, se conviene con las 'norm as de
int erpret ación' del art ículo 29 de la m ism a, aplicadas de conform idad con los crit erios
principist as y finalist as expuest os at rás.

7. Ot ra derivación im port ant e de los crit erios adopt ados, m e lleva a la conclusión
personal, sobre la cual, com o sobre lo dem ás, no t engo derecho a int erpret ar la de
m is colegas, de que, desde el punt o de vist a del Derecho de los Derechos Hum anos,
las norm as consult adas - en el caso, las reform as const it ucionales propuest as- , no
sólo deben exam inarse en su t ext o lit eral y cont ext o puram ent e norm at ivos, sino
t am bién en función de su aplicación a los casos concret os. En est e sent ido, no
desconozco la validez de la t esis de principio de que, cuando la norm a en sí m ism a
es com pat ible con la Convención, las violaciones de ést a a que pudiere conducir su
aplicación, no invalidarían la norm a m ism a, sino const it uirían violaciones de
conduct a, independient es de aquélla. Sin em bargo, est a t esis de principio requiere
una m at ización im port ant e: m i opinión es la de que, en ciert as hipót esis, aun y
cuando la norm a no im plique " necesariam ent e " una aplicación violat oria de la
Convención, en cuyo caso sería evident e que est aría viciada en sí m ism a, t am bién
sería incom pat ible con aquélla cuando, por lo defect uoso o vago de su t ext o, o por
los propósit os o crit erios que obj et ivam ent e lo inspiran, su aplicación " norm al" y
" previsible" conduciría a una t al violación, porque es obvio que est a sería la conduct a
" querida " por la propia norm a. De est e m odo, al analizar la consult a del Gobierno
de Cost a Rica, t endré en cuent a est e aspect o, para m í im port ant e, de los crit erios de
int erpret ación pert inent es.

II. Sobre los Principios de I gualdad y no Discrim inación


6

8. En general, com part o las razones de la opinión de la m ayoría sobre los


ám bit os diferent es de aplicación que corresponden a los art ículos 1.1 y 24 de la
Convención, el prim ero al est ablecer y det erm inar los principios de igualdad y de no
discrim inación que int egran específicam ent e los derechos consagrados en la m ism a,
el segundo al crear una especie de derecho aut ónom o a la igualdad y a la no
discrim inación, que opera com o crit erio de t odos los derechos subj et ivos, es decir,
inclusive de los no fundam ent ales o no consagrados en la Convención; así com o la
conclusión de principio de que no t oda desigualdad o dist inción es ilegít im a ni, por
ende, discrim inat oria, para cuya det erm inación hay que acudir a crit erios m ás o
m enos obj et ivos de razonabilidad, proporcionalidad y j ust icia ( v. opinión ppal., párrs.
53 a 59) . Sin em bargo, para fundam ent ar de una m ás obj et iva y clara la aplicación
de concept os necesariam ent e indet erm inados com o los aludidos, m e parece út il
agregar las siguient es consideraciones aclarat orias:

9. En prim er lugar, esa m ism a diferencia de supuest os y ám bit os de aplicación


sugiere la necesidad de est ablecer si los crit erios de igualdad y de no discrim inación
de la disposición genérica del art ículo 1.1, son o no los m ism os del art ículo 24;
porque podría argum ent arse que no son igualm ent e im port ant es los derechos y
libert ades fundam ent ales, garant izados direct am ent e por la Convención, y los dem ás
derechos subj et ivos, librados a la j urisdicción int erna de cada Est ado, por lo que las
desigualdades o discrim inaciones posibles respect o de unos y ot ros no revest irían
igual gravedad. Sin em bargo, considero que, a pesar de esas diferencias de grado o
int ensidad ent re unos y ot ros derechos, no hay razón válida para dar a los concept os
de igualdad y de no discrim inación cont enidos dist int os en un caso y en el ot ro: en
prim er lugar, porque la Convención no los definió de m anera diversa, sino que
sim plem ent e, en el art ículo 24 del t odo no los definió, lo cual hace suponer que
sim plem ent e aludió al cont enido que sí est á definido en el art ículo 1; en segundo,
porque el art ículo 24 sí consagra la igualdad y la no discrim inación com o derechos
aut ónom os prot egidos por la Convención, lo cual im plica que, com o t ales, son
derechos fundam ent ales garant izados por el Derecho I nt ernacional, lo que hace que
ellos m ism os est én calificados por el art ículo 1 y que no haya ninguna j ust ificación
para afirm ar que no lo est én con igual ext ensión e int ensidad. Dicho de ot ra m anera,
los Est ados Part es de la Convención, al com prom et erse " a respet ar los derechos y
libert ades reconocidos en ella y a garant izar su libre y pleno ej ercicio a t oda persona
que est é suj et a a su j urisdicción, sin discrim inación alguna..." , asum ieron t am bién
esa obligación en relación con el derecho aut ónom o a la igualdad y no discrim inación
consagrado por el art ículo 24 de la m ism a, de m anera que no exist e ninguna razón
para suponer que los concept os de igualdad y de no discrim inación de est e últ im o
sean m enos precisos ni m ás flexibles que los del art ículo 1.

10. En segundo lugar, parece claro que los concept os de igualdad y de no


discrim inación se corresponden m ut uam ent e, com o las dos caras de una m ism a
inst it ución: la igualdad es la cara posit iva de la no discrim inación, la discrim inación
es la cara negat iva de la igualdad, y am bas la expresión de un valor j urídico de
igualdad que est á im plícit o en el concept o m ism o del Derecho com o orden de j ust icia
para el bien com ún. La igualdad penet ró en el Derecho I nt ernacional cuando ya el
Derecho Const it ucional, donde nació, había logrado superar el sent ido m ecánico
original de la " igualdad ant e la ley" , que post ulaba un t rat am ient o idént ico para
t odos en t odas las sit uaciones y que llegó en su aplicación a m erecer el calificat ivo
de " la peor de las inj ust icias" , y sust it uirlo por el concept o m oderno de la " igualdad
j urídica" , ent endido com o una m edida de j ust icia, que ot orga un t rat am ient o
razonablem ent e igual a t odos los que se encuent ren en igualdad de circunst ancias,
sin discrim inaciones arbit rarias y reconociendo que los desiguales m erecen un t rat o
7

desigual. En est e sent ido, la " igualdad j urídica" post ula un derecho de los hom bres a
part icipar del bien com ún en condiciones generales de igualdad, sin discrim inaciones,
y la no discrim inación im plica esa m ism a igualdad j urídica desde el punt o de vist a del
derecho a no ser t rat ado con desigualdad, valga decir, a no ser obj et o de
dist inciones, deberes, cargas o lim it aciones inj ust as, irrazonables o arbit rarias. El
peso de las desigualdades ha hecho que, por razones hist óricas, la igualdad j urídica
se defina en el Derecho I nt ernacional a t ravés, fundam ent alm ent e, del concept o de
no discrim inación.

11. Est e concept o de no discrim inación se encuent ra, si no definido, calificado en


la Convención Am ericana únicam ent e en el art ículo 1.1, según el cual

Art ículo 1. Obligación de Respet ar los Derechos

1. Los Est ados Part es en est a Convención se com prom et en a respet ar los
derechos y libert ades reconocidos en ella y a garant izar su libre y pleno
ej ercicio a t oda persona que est é suj et a a su j urisdicción, sin discrim inación
alguna por m ot ivos de raza, color, sexo, idiom a, religión, opiniones polít icas o
de cualquier ot ra índole, origen nacional o social, posición económ ica,
nacim ient o o cualquier ot ra condición social.

12. La form ulación lit eral de ese principio en el t ext o de la Convención ( " sin
discrim inación alguna" , " sem discrim inacao algum a" , " wit hout any discrim inat ion" ,
" sans dist inct ion aucune" en los t ext os español, port ugués, inglés y francés) , obliga a
plant earse la cuest ión en t érm inos sem ej ant es a los que llevaron al Tribunal Europeo
de Derechos Hum anos a la siguient e argum ent ación doct rinaria, la que se cit a en el
párrafo 56 de la opinión de m ayoría y que t ranscribo:

10. A pesar de la form ulación m uy general de su versión francesa " sans


dist inct ion aucune" ( sin dist inción alguna) , el art ículo 14 no prohíbe t oda
diferencia de t rat o en el ej ercicio de los derechos y libert ades reconocidos.
Est a versión debe leerse a la luz del t ext o, m ás rest ringido, de la versión
inglesa " wit hout discrim inat ion" ( sin discrim inación) . Adem ás, y sobre t odo,
se llegaría a result ados absurdos si se diese al art ículo 14 una int erpret ación
t an am plia com o la que su versión francesa parece im plicar. Se llegaría así a
considerar cont rarias al Convenio cada una de las num erosas disposiciones
legales o reglam ent arias que no aseguran a t odos una com plet a igualdad de
t rat o en el goce de los derechos y libert ades reconocidos. Ahora bien, las
aut oridades nacionales com pet ent es se ven a m enudo frent e a sit uaciones o
problem as cuya diversidad reclam a soluciones j urídicas dist int as; ciert as
desigualdades de derecho, adem ás, no t ienden sino a corregir desigualdades
de hecho. En consecuencia, la int erpret ación ext ensiva arriba cit ada no puede
adopt arse.

I m port a, por t ant o, buscar los crit erios que perm it an det erm inar si una
diferencia de t rat o dada, relat iva, por supuest o, al ej ercicio de uno de los
derechos y libert ades reconocidas, cont raviene o no el art ículo 14. A est e
respect o, el Tribunal, siguiendo en la m at eria los principios que se deducen de
la práct ica j udicial de un gran núm ero de países dem ocrát icos, considera que
la igualdad de t rat o queda violada cuando la dist inción carece de j ust ificación
obj et iva y razonable. La exist encia de una j ust ificación sem ej ant e debe
apreciarse en relación con la finalidad y los efect os de la m edida exam inada
en at ención a los principios que generalm ent e prevalecen en las sociedades
8

dem ocrát icas. Una diferencia de t rat o en el ej ercicio de un derecho


consagrado por el Convenio no sólo debe perseguir una finalidad legít im a: el
art ículo 14 se ve t am bién violado cuando result a claram ent e que no exist e
una razonable relación de proporcionalidad ent re los m edios em pleados y la
finalidad perseguida.

Al indagar si, en un caso det erm inado, ha habido o no dist inción


arbit raria, el Tribunal no puede ignorar los dat os de hecho y de derecho que
caract ericen la vida de la sociedad en el Est ado que, en calidad de Part e
Cont rat ant e, responde de la m edida im pugnada. Al proceder así, no ha de
sust it uirse a las aut oridades nacionales com pet ent es, con olvido del caráct er
subsidiario del m ecanism o int ernacional de garant ía colect iva inst aurado por
el Convenio. Las aut oridades nacionales siguen siendo libres de elegir las
m edidas que est im en apropiadas en las m at erias regidas por el Convenio. El
cont rol del Tribunal no se refiere sino a la conform idad de est as m edidas con
las exigencias del Convenio. " [ Eu r .Cou r t H .R., Ca se " r e la t in g t o ce r t a in
a spe ct s of t h e la w s on t h e u se of la n gu a ge s in e du ca t ion in Be lgiu m "
( M e r it s) , j udgm ent of 23rd July 1968, pág. 34] ."

13. A fin de facilit ar una clara diferenciación obj et iva ent re las discrim inaciones
arbit rarias, proscrit as por la Convención, y las dist inciones legít im as, que pert enecen
ínt egram ent e a la com pet encia de cada Est ado y que no son suscept ibles de generar
norm as incom pat ibles ni, en su caso, conduct as violat orias de los derechos hum anos
consagrados en la Convención, considero que el concept o de discrim inación, cuya
definición general en la opinión de m ayoría com part o, debe calificarse en función de
t res crit erios básicos, que llam aré de " razonabilidad" , en función de la nat uraleza y
fin del derecho o inst it ución que califique; de " proporcionalidad " , en relación con los
principios y valores ent rañados en la t ot alidad del ordenam ient o al que ese derecho o
inst it ución pert enezca; y de " adecuación" , a las circunst ancias - hist óricas, polít icas,
económ icas, cult urales, espirit uales, ideológicas, et c.- de la sociedad en que opera.

14. De acuerdo con el crit erio de " razonabilidad" , una dist inción, por alguno de los
m ot ivos enum erados en el art ículo 1.1 de la Convención o de los sim ilares im plicados
en él, sería discrim inat oria y, por ende, ilegít im a, cuando fuere cont raria a los
principios de la rect a razón, de la j ust icia y del bien com ún, aplicados
razonablem ent e a la norm a o conduct a correspondient e, en función de la nat uraleza
y fines del derecho o inst it ución a que esa norm a o conduct a se refieren. La
calificación de esos crit erios de razonabilidad en cada caso concret o, es t area de
det erm inación que debe hacerse al int erpret ar y aplicar el derecho, ut ilizando, eso sí,
m ecanism os lo m ás obj et ivos posibles, aj ust ados a aquellos principios.

15. De acuerdo con el crit erio de " proporcionalidad" , una dist inción, aún siendo
razonable en función de la nat uraleza y fines del derecho o inst it ución específicos de
que se t rat e, sería discrim inat oria si no se adecúa a la posición lógica de ese derecho
o inst it ución en la unidad de la t ot alidad del ordenam ient o j urídico correspondient e,
es decir, si no encaj a arm ónicam ent e en el sist em a de principios y valores que
caract erizan obj et ivam ent e ese ordenam ient o com o un t odo. De est e m odo, una
dist inción razonable en m at eria de concesión de la nacionalidad, que podría
j ust ificarse obj et ivam ent e de conform idad con la nat uraleza y fines de esa concret a
inst it ución, podría siem pre ser discrim inat oria y, por ende, ilegít im a, si, exam inada a
la luz de los principios y valores de la Convención com o un t odo, result ara
cont radict oria con los m ism os, com o ocurriría, por ej em plo, si se fundara en crit erios
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de discrim inación racial, porque ést os est án repudiados de una m anera absolut a por
el Derecho I nt ernacional.

16. Finalm ent e, de acuerdo con el crit erio de " adecuación" , una dist inción, aun
razonable y proporcionada con base en los razonam ient os de los dos párrafos
ant eriores, t odavía puede result ar discrim inat oria e ilegít im a con vist a de las
circunst ancias relat ivas - hist óricas, polít icas, económ icas, sociales, cult urales,
espirit uales, ideológicas, et c.- de la concret a sociedad en que las norm as o
conduct as cuest ionadas se producen o producen sus efect os. En est e sent ido es
posible que unas det erm inadas lim it aciones o preferencias, por ej em plo, por razones
de nivel educat ivo, razonables, proporcionadas y j ust ificables en una sociedad
desarrollada en ese cam po, podrían result ar inacept ables en una con un alt o grado
de analfabet ism o: obviam ent e, a la luz de los principios dem ocrát icos no podría
calificarse igual la exigencia de saber leer y escribir para poder elegir o ser elect o, en
una sociedad en que la gran m ayoría de la población es analfabet a, que en una en
que no lo es.

III. Aplicación de lo Ant erior a la Consult a en General

17. En prim er lugar, concuerdo con la m ayoría en no albergar dudas sobre el


derecho soberano del Est ado de Cost a Rica para conferir o negar a cualquier
ext ranj ero el ot orgam ient o de su nacionalidad, ni, por ende, para im poner
condiciones de residencia o dom icilio, o de vinculación efect iva y perdurable a la
nación. En est e sent ido, no im agino ninguna razón válida para exam inar, m ucho
m enos para obj et ar, desde el punt o de vist a de los derechos hum anos, las
condiciones y plazos generales de dom icilio o residencia propuest os, ni t am poco los
vigent es. Aunque acaso no est é de m ás decir que los plazos de residencia de la
Const it ución cost arricense act ual suenan m ás razonables que los propuest os, a la luz
de las t endencias universales en m at eria de derechos hum anos; son incluso m ás
ext ensos que los de la gran m ayoría de las const it uciones del Cont inent e.

18. En segundo lugar, t am bién concuerdo con la m ayoría en que no pueden


calificarse de ilegít im as las desigualdades o dist inciones result ant es, t ant o de la
Const it ución act ual [ art . 14, incs. 2) , 3) y 4) ] , com o de las reform as propuest as [ art .
14, incs. 2) y 3) ] , al fij ar plazos de privilegio para la nat uralización de los
cent roam ericanos, iberoam ericanos y españoles, en relación con los est ablecidos
para los dem ás ext ranj eros. Porque, com o se dice en el párrafo 61 de la opinión
principal, parece claro que es conform e con la nat uraleza y fines del ot orgam ient o de
la nacionalidad, facilit arla en favor de aquellos que obj et ivam ent e t ienen con los
cost arricenses, lazos hist óricos, cult urales y espirit uales m ucho m ás est rechos, los
cuales hacen presum ir su m ás sencilla y rápida incorporación a la com unidad
nacional y su m ás nat ural ident ificación con las creencias, valores e inst it uciones de
la t radición cost arricense, que el Est ado t iene el derecho y el deber de preservar.

19. Por la m ism a razón, com part o asim ism o la consideración de que es razonable
y legít im a la dist inción que se hace ent re los cent roam ericanos, iberoam ericanos y
españoles de origen y los nat uralizados, pero no la ret icencia de la m ayoría reflej ada
en el párrafo 61 de la m ism a opinión principal, porque cabe, a m i j uicio, suponer
que, en general, la incorporación e ident ificación de los nat urales de naciones
herm anas en la hist oria, la cult ura, el lenguaj e, la religión, las t radiciones, las
10

inst it uciones y los defect os m ism os, habrá de producirse de m anera m ás espont ánea
y nat ural. Est o puede no ser t an ciert o para ot ros países y com unidades, pero en el
caso de la cent roam ericana y de la m ás am plia iberoam ericana, incluyendo a España,
es una realidad hist órica perm anent e y t angible, lo m ás cercano im aginable a una
sola nación y a una sola nacionalidad separada pero no dividida por circunst ancias
cont ingent es. Reconocer j urídicam ent e esa com unidad, es t an legít im o com o ot orgar
la nacionalidad a los hij os de los nacionales nacidos en el ext ranj ero, porque en
am bos casos la ident idad nacional les viene de cuna: ¡" lo que nat ura no da,
Salam anca no lo prest a" ; com o reza el refrán español decant ado por una t radición
secular!

20. Sin em bargo, quizás no est aría de m ás consignar una inquiet ud


com plem ent aria: la de que, en aras de un aj ust e m ás cabal del ordenam ient o
cost arricense a la nat uraleza y fines de la nacionalidad, sería deseable que se dej ara
a la legislación ordinaria la posibilidad de prever excepciones a la rigidez del sist em a,
que se hicieran cargo de circunst ancias especiales, com o podrían ser, por ej em plo,
las de ext ranj eros nat uralizados en aquellos países desde su niñez o resident es
desde su niñez en ellos, los cuales debe suponerse que han asim ilado la cult ura y los
valores de su com unidad práct icam ent e con igual int ensidad que los nat urales.

21. Cosa m uy diferent e m e parece, en disidencia con la opinión principal, la


inclusión que el proyect o de reform as hace, en el art ículo 15 de la Const it ución, de
rigurosos requisit os adicionales para obt ener la nacionalidad cost arricense:
concret am ent e, los de conocer el idiom a español y som et erse a un exam en
com prensivo ( sic) acerca de la hist oria del país y sus valores, requisit os que analizo
a cont inuación a la luz de la int erpret ación, dada por la m ayoría y desarrollada m ás
ext ensam ent e por m í, a los principios de igualdad y de no discrim inación, en relación
con el derecho a la nacionalidad.

22. En lo que dice a la exigencia, que el proyect o de reform as incluye


t ext ualm ent e, de " hablar, leer y escribir el idiom a español" , la prim era cuest ión a
exam inar es la de si esa exigencia no const it uye una " discrim inación por m ot ivos
de...idiom a" , proscrit a expresam ent e por el art ículo 24 y conform e a los crit erios del
art ículo 1.1 de la Convención, en el sent ido ya expuest o de una " discrim inación
irrazonable y desproporcionada" conform e a la nat uraleza y fin del derecho a la
nacionalidad, a su inserción en la t ot alidad del Derecho de la Convención y a las
circunst ancias de la sociedad en que est á dest inada a operar.

23. En principio com part o la inquiet ud expuest a en el proyect o de reform a


const it ucional consult ado, de que, siendo el español el idiom a oficial del país, es
deseable que t odos los cost arricenses lo conozcan y puedan com unicarse en él. Sin
em bargo, la igualdad y la no discrim inación no pueden operar en el vacío ni, por lo
t ant o, en el abandono de las condiciones concret as de la sociedad en que viven. En
est e sent ido, m i preocupación surge del hecho de que ent re los propios nat urales del
país, hay personas y com unidades im port ant es que no conocen el idiom a español, o
que no lo conocen bien, y que inclusive no lo hablan com o lengua nat iva:
com unidades indígenas que, aunque pequeñas y aisladas, conservan sus lenguas
ancest rales y hast a se resist en a aprender o a t ener que ut ilizar la oficial; y una
im port ant e com unidad de cost arricenses de origen j am aicano, que conservan su
lengua y m uchos de los cuales t ienen al m enos dificult ades para desenvolverse
correct am ent e en español. Por ciert o que el Est ado cost arricense, im buído de la
conveniencia y hast a del deber de preservar las cult uras aut óct onas y los derechos
de las m inorías en el país, t iene en curso program as de enseñanza y de prom oción
11

de la cult ura en las lenguas indígenas, así com o, reconociendo su realidad cult ural,
ha provist o a t ribunales y a oficinas públicas con int érpret es oficiales de esas lenguas
nat ivas o m inorit arias.

24. Con t odo, no parece irrazonable, ni desproporcionado, ni arbit rario, que se


im ponga a quien quiere obt ener la nacionalidad cost arricense un conocim ient o del
idiom a oficial suficient e para com unicarse en él, sin el cual le sería punt o m enos que
im posible convivir, asim ilar su cult ura y t radición, com prender y cum plir sus deberes
ciudadanos y legales, ej ercer sus derechos, en sum a, incorporarse plenam ent e a la
nación, conform e a la excelent e definición const it ucional del dom icilio com o
" residencia y vinculación, efect ivas y est ables, a la com unidad nacional" [ art . 15
párr. 2 Const .] .

25. Lo que sí const it uiría, a m i j uicio, una cont radicción con el Derecho de los
Derechos Hum anos, y específicam ent e una discrim inación en los t érm inos de la
Convención, sería que se llevara esa exigencia de lenguaj e a los ext rem os del
proyect o consult ado: " saber hablar, leer y escribir el idiom a español" [ art . 15
proyect o] ; porque no es razonable, en función de la nat uraleza y fin del inst it ut o de
la nacionalidad, t al com o se describen en est a y la opinión principal, lim it ar ese
privilegio por razones de nivel educat ivo - que poco o nada t iene que ver con la
incorporación a la com unidad nacional- ; y porque, adem ás, a la luz del sent ido
claram ent e rest rict ivo y desconfiado que el proyect o confiesa, así com o del am bient e
de que ha sido rodeado desde ant es de su nacim ient o y del cont ext o m ism o de las
reform as propuest as, es razonable esperar, en su aplicación previsible y norm al, un
ej ercicio riguroso de crit erios académ icos, inst rum ent ados para reducir la concesión
de la nacionalidad a personas de alt a calidad int elect ual y, quizás, hast a de una
heroica osadía. En est e sent ido, disient o de los razonam ient os expuest os en el
párrafo 63 de la opinión principal.

26. Sim ilares razones, relat ivas, t ant o a la norm a en sí, com o a su aplicación
previsible y norm al, m e llevan a expresar, en disidencia t am bién con las razones de
la m ayoría, en el m ism o párrafo 63 de la opinión principal, que la proposición
cont enida en el proyect o de exigir, com o condición para el ot orgam ient o de la
nat uralización, la present ación de un " exam en com prensivo sobre la hist oria del país
y sus valores" , m e result a irrazonable y desproporcionada y, por ende,
discrim inat oria en el sent ido prohibido por la Convención. El recuerdo de práct icas
sem ej ant es para el ot orgam ient o del vot o en los Est ados Unidos ( conocer la
Const it ución) , que perm it ieron por años la exclusión de los negros del Sur, práct icas
que finalm ent e la Cort e Suprem a de Just icia de ese país declaró inconst it ucionales,
por discrim inat orias, m e releva de m ayor com ent ario.

I V. Aplicación a la Nat uralización por Mat rim onio

27. He concurrido con la m ayoría, por sus m ism as razones, expuest as en los
párrafos 64 a 67 de la opinión principal, en la conclusión N 5 [ N 5( a) de est a opinión
separada] , de que, t ant o la Const it ución en su t ext o vigent e [ art . 14, inc. 5) ] , com o
la reform a propuest a [ art . 14 inc. 4) ] incurren en una discrim inación ilegít im a y, por
ende, cont raria a los art ículos 24 y 17.4 de la Convención, al rest ringir el privilegio
de la llam ada nat uralización por m at rim onio " a la m uj er ext ranj era que case con
cost arricense, negándosela en idént icas circunst ancias al varón, sin ninguna
j ust ificación acept able desde el punt o de vist a de los derechos hum anos. En est e
aspect o, m e he lim it ado a recoger en el vot o de m i propia opinión, el reconocim ient o
12

que se hace acert adam ent e en el párrafo 67 de la principal, en el sent ido de que la
m oción sust it ut iva sugerida por la Com isión Dict am inadora, supera
sat isfact oriam ent e esa discrim inación [ conclusión N 5( b) , supra] .

28. En cam bio, no com part o las razones ni las conclusiones de la opinión principal
relat ivas o ot ros aspect os de la regulación que se propone para la nat uralización por
m at rim onio, t ant o en el proyect o de reform a const it ucional com o en la m oción
sust it ut iva obj et os de la consult a [ art s. 14, inc. 5) Const ., inc.4) proyect o y m oción] :

CONSTI TUCI ÓN VI GENTE:

Art ículo 14. Son cost arricenses por nat uralización:


. . .
5) La m uj er ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su
nacionalidad o que m anifiest e su deseo de ser cost arricense;

PROYECTO:
Art ículo 14. Son cost arricenses por nat uralización:
. . .
4) La m uj er ext ranj era que al casar con cost arricense pierda su nacionalidad
o que luego de est ar casada dos años con cost arricense y de residir por el
m ism o
período en el país, m anifiest e su deseo de adquirir nuest ra nacionalidad; "

29. En resum en, t ant o la norm a const it ucional vigent e com o la cont enida en el
proyect o de reform a, apart e de lim it ar a la m uj er el derecho al privilegio de la
nat uralización por m at rim onio, est ablecen dos hipót esis diferent es:

a) la 'forzosa', de la m uj er ext ranj era que, al casar con cost arricense,


pierde su nacionalidad, a la cual en am bos casos se le ot orga una
nat uralización incondicionada y aut om át ica;

b) la 'volunt aria', de la m uj er ext ranj era que no pierde su nacionalidad, a


la cual am bos t ext os le confieren una opción de nat uralización. En est a
hipót esis, el proyect o de reform a sim plem ent e agrega requisit os
nuevos, de dos años de m at rim onio y de residencia en el país,
concurrent em ent e [ v. opinión principal, párr. 44] ;

30. Sin em bargo, en el t ext o de la m oción de la Com isión Dict am inadora


claram ent e se observa, y las act as confirm an que el cam bio fue int encional:

a) Que los cit ados requisit os adicionales de dos años de m at rim onio y de
residencia en el país, lo m ism o que el original de opt ar por la
nacionalidad cost arricense, result arían aplicables a la que he
denom inado nat uralización 'forzosa' - que ya no lo sería- , del cónyuge
ext ranj ero que pierde su nacionalidad, y que por est e m ot ivo quedaría
com o apát rida m ient ras no haya cum plido los plazos cit ados [ v.
opinión principal, párrs. 45 a 47] ;

b) Que, en virt ud de esa m ism a concurrencia de requisit os, la m oción


elim ina t ot alm ent e la hipót esis de la nat uralización 'volunt aria', es
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decir, la del cónyuge ext ranj ero que no pierde por causa del
m at rim onio su nacionalidad, el cual ent onces quedaría " desaforado " ,
som et ido a los t rám it es y requisit os norm ales de t oda ot ra
nat uralización [ v. opinión principal, párr. 48] .

31. En est a m at eria, m i prim era disidencia con la m ayoría consist e en que, si bien
reconozco que no exist e una obligación específicam ent e exigible del Est ado de Cost a
Rica a ot orgar un det erm inado privilegio para la nat uralización por m at rim onio, sin
em bargo, considero que, al haberla ot orgado con la am plit ud que lo hace la
Const it ución en su t ext o act ual [ v. N 29, supra] , ent ran en j uego una serie de
principios sust ant ivos y de crit erios de int erpret ación que rechazan la posibilidad de
rest ringirla. En est e sent ido, m e rem it o a lo dicho sobre el caráct er progresivo y la
fuerza expansiva de los derechos hum anos [ supra, N 3 ss.] , en virt ud de los cuales
result aría que el derecho a la nacionalidad, consagrado por el art ículo 20.1 de la
Convención, incorpora los cont enidos hist óricos cont ingent es que el Est ado
librem ent e le dio, si no en t odos los casos, porque creo que en est a m at eria los
crit erios de razonabilidad, proporcionalidad, igualdad y no discrim inación son
necesariam ent e relat ivos y variables, sí en t rat ándose de la nat uralización por causa
de m at rim onio, porque en ést a confluyen ot ros principios de cont enido y aun deberes
asum idos por los Est ados, com o los que se est ablecen en el art ículo 3 de la
Convención sobre la Nacionalidad de la Muj er Casada, de 1957, según el cual:

Art ículo 3:

1. Los Est ados cont rat ant es convienen en que una m uj er


ext ranj era casada con uno de sus nacionales podrá adquirir, si lo
solicit a, la nacionalidad del m arido, m ediant e un procedim ient o
especial de nat uralización privilegiada, con suj eción a las lim it aciones
que puedan im ponerse por razones de seguridad y de int erés público.

2. Los Est ados cont rat ant es convienen en que la present e


Convención no podrá int erpret arse en el sent ido de que afect e a la
legislación o a la práct ica j udicial que perm it an a la m uj er ext ranj era
de uno de sus nacionales adquirir de pleno derecho, si lo solicit a, la
nacionalidad del m arido.

32. La aplicabilidad de esos principios al caso en est udio se realiza, a m i j uicio, al


penet rar en la Convención, a t ravés del art ículo 29, com o m edios de int erpret ación,
no solam ent e para encauzar los crit erios de razonabilidad aplicables a los principios
de igualdad y de no discrim inación por m ot ivos de sexo o de condición social ( el
m at rim onio lo es evident em ent e) , [ art s. 24 y 1.1 Convención Am ericana; v. supra, N
8 ss.] , sino t am bién, y finalm ent e, para enriquecer el cont enido m ism o de los
derechos de prot ección a la fam ilia del art ículo 17.1 y .2 de la m ism a, que parecen
post ular claram ent e la unidad social y j urídica del m at rim onio, com o base de la
propia unidad fam iliar.

33. En consecuencia, m i opinión disident e, en la hipót esis dicha, lo es en el


sent ido de que el privilegio de la nat uralización volunt aria por causa de m at rim onio,
por lo m enos a favor de la m uj er, configura ya, en la Const it ución, un derecho reflej o
o int erés legít im o, si bien no exigible en sí m ism o, posit ivam ent e, al m enos
reclam able m ediant e la im pugnación de lo que lo perj udique o lim it e sin j ust ificación
suficient e, com o se m e aparece el caso de las reform as propuest as en est e ext rem o,
al im poner una nueva rest ricción de dos años de m at rim onio y residencia para hacer
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posible la nat uralización, sin que t al rest ricción haya encont rado una fundam ent ación
obj et ivam ent e convincent e. En est e sent ido, disient o de la conclusión anunciada en
el párrafo 48 de la opinión principal, que desem bocó en el vot o N 1 de la m ayoría [ v.
m i vot o N 6( b) ] .

34. Tengo que confesar que det rás de t odo est o se podría ent rever una ciert a
aparent e cont radicción: ¿por qué puedo, por una part e, acept ar com o legít im o que el
Est ado endurezca condiciones para ot orgar la nacionalidad, en general, por ej em plo,
aum ent ando los plazos de residencia exigidos, m ient ras por ot ra afirm o un derecho a
que no se endurezcan, ni siquiera con el est ablecim ient o de plazos cort os de
m at rim onio o residencia, las condiciones privilegiadas del cónyuge ext ranj ero, pierda
o no pierda ést e por causa de su m at rim onio, su nacionalidad ant erior? La verdad es,
que apart e de las razones obj et ivas, y, a m i j uicio, claras, que anclan la
nat uralización por m at rim onio, m ás que en el derecho a la nacionalidad en sí, en el
m ism o pero vist o en función del derecho a la unidad fam iliar, en definit iva se im pone
t am bién, en la m ent e del j uez, una serie de valores y crit erios de valor personal, que
no son, sin em bargo, t an subj et ivos com o parece, porque est án vinculados a un
acervo cult ural com part ido. En efect o, no hace falt a m ayor argum ent o para declarar,
con seguridad de coincidir, que la unidad conyugal es un derecho y un deber
fundam ent ales en nuest ras sociedades; que un elem ent o im port ant e de esa unidad
es la igualdad de oport unidades de los cónyuges, y de esa igualdad su derecho a una
m ism a nacionalidad; y que no es igual la discrecionalidad de que goza el Est ado para
dar, rest ringir o negar el privilegio de su nacionalidad a cualquier ext ranj ero, que la
obligación, o la casi obligación en que est á, de poner ese st at us a disposición de
quien funda con uno de sus nat urales una fam ilia, declarada por t odos los
inst rum ent os nacionales e int ernacionales, núcleo y fundam ent o de la sociedad.

35. En el caso de las m odificaciones propuest as por la Com isión Dict am inadora en
su m oción sust it ut iva del art ículo 14 inciso 4) del proyect o, se plant ea, en prim er
lugar, una agravación, a m i j uicio, claram ent e irrazonable, desproporcionada y
discrim inat oria, en daño del cónyuge ext ranj ero que por causa del m at rim onio pierde
su nacionalidad, al que sin una j ust ificación adecuada al perj uicio, se le dej a en
condición de apát rida, por m enos durant e los dos años de m at rim onio y residencia
que el proyect o propone. Com o dij e, el hecho ciert o de que esa apat ridia no sería
direct am ent e im put able al Est ado de Cost a Rica, sino al de la nacionalidad original,
no le quit a al prim ero ciert a responsabilidad, derivada del com prom iso genérico que
le cae, com o m iem bro de la com unidad int ernacional, de procurar progresivam ent e
la elim inación de t al " lim bo j urídico" , ni, sobre t odo, la m ás específica de no
agravarlo, ret irando la concesión que ya ot orgó, generosa al principio, pero
vinculant e después, a favor de quien result a condenado a ese lim bo por el hecho de
cont raer m at rim onio con una cost arricense. Nuevam ent e, la aplicación de los
crit erios de int erpret ación principist as y finalist as enunciados at rás [ v. supra, No. 2
ss.] , m e perm it e arribar a la conclusión de que las m odificaciones propuest as son
cont rarias al derecho a la nacionalidad del art ículo 20.1 de la Convención, en función
de los de prot ección a la fam ilia del art ículo 17.1 y.2 y de los principios de igualdad y
de no discrim inación de los art ículos 1.1 y 24. En est e sent ido, form alm ent e disient o
de la conclusión anunciada en el párrafo 48 de la opinión principal que se t raduj o en
general en la conclusión N 1 de la m ism a [ v. m i vot o N 6( c) ] .

36. En segundo lugar, la m oción de la Com isión Dict am inadora, al excluir del
derecho preferent e a la nat uralización por m at rim onio, com o se dij o, al cónyuge
ext ranj ero que no pierda por causa del m ism o su nacionalidad [ v. supra, N 30( b) y
opinión ppal. párr. 47] , crearía a m i j uicio una aún m ás pat ent e discrim inación,
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t ot alm ent e inj ust ificada, hij a sólo de la casualidad, en perj uicio de personas que no
m erecen ninguna calificación diferent e desde el punt o de vist a del ot orgam ient o de la
nacionalidad cost arricense, porque es obvio que la preferencia de unas y la
posposición de las ot ras no t ienen nada que ver con su m ayor o m enor asim ilación a
la com unidad nacional, que es, en últ im o t érm ino, el único crit erio razonable para
fundam ent ar dist inciones legít im as en est a m at eria. En est e punt o, pues, considero
que la m oción sí es discrim inat oria e incom pat ible con los art ículos 20.1, 24 y 1.1 de
la Convención. Nuevam ent e disient o del párrafo 48 y de la conclusión No. 1 de la
opinión principal [ v. m i vot o N 6( d) ] .

R. E. PI ZA E.

CHARLES MOYER
Secret ario

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