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CORTE I N TERAM ERI CAN A D E D ERECH OS H UM AN OS

OPI N I ÓN CON SULTI VA OC- 5 / 8 5


D EL 1 3 D E N OVI EM BRE D E 1 9 8 5

LA COLEGI ACI ÓN OBLI GATORI A D E PERI OD I STAS


( ARTS. 1 3 Y 2 9 CON VEN CI ÓN AM ERI CAN A
SOBRE D ERECH OS H UM AN OS)

SOLI CI TAD A POR EL GOBI ERN O D E COSTA RI CA

Est uvieron present es,

Thom as Buergent hal, President e


Rafael Niet o Navia, Vicepresident e
Hunt ley Eugene Munroe, Juez
Máxim o Cisneros, Juez
Rodolfo E. Piza E., Juez
Pedro Nikken, Juez
2

Est uvieron, adem ás, present es:

Charles Moyer, Secret ario, y


Manuel Vent ura, Secret ario Adj unt o

LA CORTE

int egrada en la form a ant es m encionada,

em it e la siguient e opinión consult iva:

1. El Gobierno de Cost a Rica ( en adelant e " el Gobierno" ) , m ediant e


com unicación del 8 de j ulio de 1985, som et ió a la Cort e I nt eram ericana de Derechos
Hum anos ( en adelant e " la Cort e" ) , una solicit ud de opinión consult iva sobre la
int erpret ación de los art ículos 13 y 29 de la Convención Am ericana sobre Derechos
Hum anos ( en adelant e " la Convención" o " la Convención Am ericana" ) en relación con
la colegiación obligat oria de los periodist as y sobre la com pat ibilidad de la Ley No.
4420 de 22 de set iem bre de 1969, Ley Orgánica del Colegio de Periodist as de Cost a
Rica ( en adelant e " la Ley No. 4420" y " Colegio de Periodist as" , respect ivam ent e) con
las disposiciones de los m encionados art ículos. Según declaración expresa del
Gobierno, est a solicit ud de opinión ha sido form ulada en cum plim ient o de un
com prom iso adquirido con la Sociedad I nt eram ericana de Prensa ( en adelant e " la
SI P" ) .

2. Mediant e not a de fecha 12 de j ulio de 1985, en cum plim ient o de lo dispuest o


por el art ículo 52 del Reglam ent o de la Cort e, la Secret aría solicit ó observaciones
escrit as sobre los t em as im plicados en la present e consult a a t odos los Est ados
Miem bros de la Organización de los Est ados Am ericanos ( en adelant e " la OEA" ) , así
com o, a t ravés del Secret ario General de ést a, a t odos los órganos a que se refiere el
Capít ulo X de la Cart a de la OEA.

3. La Cort e, m ediant e not a de 10 de set iem bre de 1985, am plió el plazo hast a el
25 de oct ubre de 1985 para recibir observaciones escrit as u ot ros docum ent os
relevant es.

4. Las com unicaciones de la Secret aría fueron respondidas por el Gobierno de


Cost a Rica, por la Com isión I nt eram ericana de Derechos Hum anos ( en adelant e " la
Com isión" ) y por el Com it é Jurídico I nt eram ericano.

5. Asim ism o, las siguient es organizaciones no gubernam ent ales ofrecieron sus
punt os de vist a sobre la consult a com o a m ici cu r ia e : la Sociedad I nt eram ericana de
Prensa; el Colegio de Periodist as de Cost a Rica, el World Press Freedom Com m it t ee,
el I nt ernat ional Press I nst it ut e, el Newspaper Guild y la I nt ernat ional Associat ion of
Broadcast ing; la Am erican Newspaper Publishers Associat ion, la Am erican Societ y of
Newspaper Edit ors y la Associat ed Press; la Federación Lat inoam ericana de
Periodist as, la I nt ernat ional League for Hum an Right s; y el Lawyers Com m it t ee for
Hum an Right s, el Am ericas Wat ch Com m it t ee y el Com m it t ee t o Prot ect Journalist s.
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6. En virt ud de que la consult a com bina cuest iones que deben responderse t ant o
de acuerdo con el art ículo 64.1 com o con el art ículo 64.2 de la Convención, la Cort e
resolvió separar am bos procedim ient os, dado que, m ient ras el prim ero int eresa a
t odos los Est ados Miem bros y órganos principales de la OEA, el segundo involucra
aspect os legales relacionados especialm ent e con la República de Cost a Rica.

7. Se celebró una prim era audiencia pública el j ueves 5 de set iem bre de 1985,
en aplicación de las disposiciones del art ículo 64.2 de la Convención, con el fin de
que la Cort e, reunida en su Décim o t ercer Período Ordinario de Sesiones ( 2- 6 de
sept iem bre) , escuchara las opiniones de los represent ant es del Gobierno, del Colegio
de Periodist as y de la SI P que concurrieron previa consult a y con el consent im ient o
del Gobierno, sobre la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420 y los art ículos 13 y 29 de
la Convención.

8. En est a audiencia pública fueron hechas a la Cort e m anifest aciones orales por
los siguient es represent ant es:

Por el Gobierno de Cost a Rica:

Lic. Carlos José Gut iérrez, Agent e y Minist ro de Relaciones Ext eriores y Cult o,

Lic. Manuel Freer Jim énez, Agent e Suplent e y Asesor Jurídico del Minist erio de
Relaciones Ext eriores

Por el Colegio de Periodist as de Cost a Rica:

Lic. Carlos Mora, President e,

Licda. Alfonsina de Chavarría, Asesora Legal

Por la Sociedad I nt eram ericana de Prensa:

Dr. Germ án Ornes, President e Com isión Jurídica

Lic. Fernando Guier Esquivel, Asesor Legal,

Dr. Leonard Marks, Abogado.

9. El día viernes 8 de noviem bre de 1985 se celebró una segunda audiencia


pública, en aplicación de las disposiciones del art ículo 64.1 de la Convención. En est a
ocasión, la Cort e, reunida en su Cuart o Período Ext raordinario de Sesiones ( 4- 14 de
noviem bre) , escuchó las opiniones de los represent ant es del Gobierno y de los
delegados de la Com isión acerca de la pregunt a general de la int erpret ación de los
art ículos 13 y 29 de la Convención, en relación con la colegiación obligat oria de los
periodist as.

10. Com parecieron a est a audiencia pública los siguient es represent ant es:

Por el Gobierno de Cost a Rica:


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Lic. Carlos José Gut iérrez, Agent e y Minist ro de Relaciones Ext eriores y Cult o,

Lic. Manuel Freer Jim énez, Agent e Suplent e y Asesor Jurídico del Minist erio de
Relaciones Ext eriores

Por la Com isión I nt eram ericana de Derechos Hum anos:

Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra, Delegado,

Dr. R. Bruce McColm , Delegado.

PLAN TEAM I EN TO D EL PROBLEM A

11. En su solicit ud el Gobierno pidió a la Cort e, con base en el art ículo 64 de la


Convención, una opinión consult iva sobre la int erpret ación de los art ículos 13 y 29 de
la m ism a en relación con la colegiación obligat oria de los periodist as y t am bién
acerca de la com pat ibilidad de la Ley No. 4420, que est ablece la colegiación
obligat oria de sus m iem bros para ej ercer el periodism o, con las disposiciones de los
m encionados art ículos. En los t érm inos de dicha com unicación se plant ea:

la consult a que se form ula a la CORTE I NTERAMERI CANA com prende


adem ás y en form a concret a, requerim ient o de opinión consult iva
sobre si exist e o no pugna o cont radicción ent re la colegiat ura
obligat oria com o requisit o indispensable para poder ej ercer la act ividad
del periodist a en general y, en especial del report ero - según los
art ículos ya cit ados de la Ley No. 4420- y las norm as int ernacionales
13 y 29 de la CONVENCI ÓN AMERI CANA SOBRE DERECHOS
HUMANOS. En ese aspect o, es necesario conocer el crit erio de la
CORTE I NTERAMERI CANA, respect o al alcance y cobert ura del derecho
de libert ad de expresión del pensam ient o y de inform ación y las únicas
lim it aciones perm isibles conform e a los art ículos 13 y 29 de la
CONVENCI ÓN AMERI CANA., con indicación en su caso de si hay o no
congruencia ent re las norm as int ernas cont enidas en la Ley Orgánica
del Colegio de Periodist as ya referidas ( Ley No. 4420) y los art ículos
13 y 29 int ernacionales precit ados.

¿Est á perm it ida o com prendida la colegiat ura obligat oria del periodist a
y del report ero, ent re las rest ricciones o lim it aciones que aut orizan los
art ículos 13 y 29 de la CONVENCI ÓN AMERI CANA SOBRE DERECHOS
HUMANOS? ¿Exist e o no com pat ibilidad, pugna o incongruencia ent re
aquellas norm as int ernas y los art ículos cit ados de la CONVENCI ÓN
AMERI CANA?.

12. Las present aciones, t ant o escrit as com o orales, del propio Gobierno y de los
dem ás part icipant es en el procedim ient o m ost raron claram ent e que el problem a
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fundam ent al im plicado en la consult a no es que la Cort e defina en abst ract o la


ext ensión y lim it aciones perm isibles a la libert ad de expresión, sino que las
det erm ine, en aplicación del art ículo 64.1 de la Convención, respect o de la
colegiación obligat oria de los periodist as, considerada en general, e igualm ent e que
dict am ine sobre la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420, que est ablece dicha
colegiación obligat oria en Cost a Rica, y la Convención, en aplicación del art ículo 64.2
de la m ism a.

13. Est a solicit ud se originó en una pet ición que le present ó la SI P al Gobierno
para que form ulara la consult a,

t oda vez que exist en serias dudas en Cost a Rica y en t odo el


cont inent e sobre la colegiat ura obligat oria de periodist as y report eros
y se han em it ido opiniones cont rapuest as respect o a la legalidad - al
t enor de las norm as de la CONVENCI ÓN AMERI CANA SOBRE
DERECHOS HUMANOS - de ese inst it ut o de la licencia previa.

14. El Gobierno accedió a plant ear la consult a porque según la Convención la SI P


no est á legit im ada para hacerlo. De acuerdo con lo que dispone el art ículo 64 de la
Convención, pueden hacerlo únicam ent e los Est ados Miem bros de la OEA y los
órganos enum erados en el Capít ulo X de la Cart a de la Organización reform ada por el
Prot ocolo de Buenos Aires de 1967, en lo que les com pet e. El Gobierno m encionó el
hecho de que exist en leyes sim ilares en ot ros 10 países am ericanos, por lo m enos.

15. Sin em bargo, el Gobierno claram ent e m anifest ó en la solicit ud respect iva su
crit erio adverso al de la SI P y dej ó const ancia de que est á plenam ent e de acuerdo
con la Resolución No. 17/ 84 de la Com isión que declaró:

que la Ley No. 4420 de 18 de set iem bre de 1969 Orgánica del Colegio
de Periodist as de Cost a Rica, así com o las norm as que la reglam ent an
y la sent encia dict ada por la Sala Tercera de la Cort e Suprem a de
Just icia de la República de Cost a Rica de 3 de j unio de 1983 por la que
se condenó al señor STEPHEN SCHMI DT a TRES MESES DE PRI SI ÓN
por ej ercicio ilegal de la profesión de periodist a, así com o los dem ás
hechos est ablecidos en la pet ición, no const it uyen violación del art ículo
13 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos. ( Resolución
No. 17/ 84 Caso No. 9178 ( Cost a Rica) OEA/ Ser. L/ V/ I I . 63, doc. 15, 2
de oct ubre de 1984) .

II

AD M I SI BI LI D AD

16. Com o ya se ha observado, la com pet encia consult iva de la Cort e ha sido
invocada respect o del art ículo 64.1 de la Convención, por lo que t oca a la cuest ión
general, y del art ículo 64.2, en lo referent e a la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420
y la Convención. Com o Cost a Rica es m iem bro de la OEA, est á legit im ada para
solicit ar opiniones consult ivas según cualquiera de las dos disposiciones m encionadas
y no hay ninguna razón j urídica que im pida que am bas sean invocadas para
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fundam ent ar una m ism a solicit ud. En consecuencia, desde ese punt o de vist a, la
pet ición de Cost a Rica es adm isible.

17. Cabe ent onces pregunt arse si la part e de la solicit ud de Cost a Rica que se
refiere a la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420 y la Convención es inadm isible dado
que esa m at eria fue considerada en un procedim ient o ant e la Com isión ( Caso
Sch m idt , supra 15) , al cual el Gobierno hizo expresa referencia en su solicit ud.

18. Según el sist em a de prot ección est ablecido por la Convención, la present e
solicit ud y el caso Schm idt son dos procedim ient os legales ent eram ent e diferent es,
aun cuando en est e últ im o se hayan considerado algunos de los aspect os som et idos
a la Cort e en la present e opinión consult iva.

19. El caso Sch m idt se originó en una pet ición individual present ada ant e la
Com isión de acuerdo con el art ículo 44 de la Convención. En ella el señor Schm idt
acusó a Cost a Rica de violar el art ículo 13 de la Convención. Esa infracción habría
sido el result ado de una condena que se im puso al denunciant e en Cost a Rica por
haber violado las disposiciones de la Ley No. 4420. Después de considerar la pet ición
adm isible, la Com isión la exam inó de conform idad con los procedim ient os
est ablecidos en el art ículo 48 de la Convención y, en su debido m om ent o, aprobó
una resolución en la cual concluyó que la Ley No. 4420 no violaba la Convención y
que la condena al señor Schm idt no violaba el art ículo 13 ( Caso Sch m idt , su pr a
15) .

20. Cost a Rica ha acept ado la com pet encia cont enciosa de la Cort e ( art . 62 de la
Convención) pero ni el Gobierno ni la Com isión ej ercieron su derecho de som et erle el
caso, el cual llegó a su t érm ino sin que el pet icionario t uviera la posibilidad de que su
quej a fuera considerada por la Cort e. Est e result ado, sin em bargo, no despoj ó al
Gobierno del derecho de solicit ar a la Cort e una opinión consult iva, de acuerdo con lo
est ipulado por el art ículo 64 de la Convención, sobre ciert as cuest iones legales,
aunque algunas de ellas coincidan con las im plicadas en el caso Sch m idt .

21. La Cort e ant eriorm ent e sost uvo que

la Convención, al perm it ir a los Est ados Miem bros y a los órganos de la


OEA solicit ar opiniones consult ivas, crea un sist em a paralelo al del
art ículo 62 y ofrece un m ét odo j udicial alt erno de caráct er consult ivo,
dest inado a ayudar a los Est ados y órganos a cum plir y a aplicar
t rat ados en m at eria de derechos hum anos, sin som et erlos al
form alism o y al sist em a de sanciones que caract eriza el proceso
cont encioso. ( Re st r iccion e s a la pe n a de m u e r t e ( a r t s. 4 .2 y 4 .4
Con ve n ción Am e r ica n a sobr e D e r e ch os H u m a n os) , Opinión
Consult iva OC- 3/ 83 del 8 de set iem bre de 1983. Serie A No. 3, párr.
no. 43) .

Sin em bargo, la Cort e t am bién ha reconocido que su com pet encia consult iva es
perm isiva y que consideraría inadm isible

t oda solicit ud de consult a que conduzca a desvirt uar la j urisdicción


cont enciosa de la Cort e, o en general, a debilit ar o alt erar el sist em a
previst o por la Convención, de m anera que puedan verse
m enoscabados los derechos de las víct im as de event uales violaciones
de los derechos hum anos. ( " Ot r os t r a t a dos" obj e t o de la fu n ción
7

con su lt iva de la Cor t e ( Ar t . 6 4 Con ve n ción Am e r ica n a sobr e


D e r e ch os H u m a n os) , Opinión Consult iva OC- 1/ 82 del 24 de
sept iem bre de 1982. Serie A No. 1, párr. no. 31) .

22. No escapa a la Cort e que un Est ado cont ra el cual se ha ent ablado un proceso
ant e la Com isión podría preferir que la denuncia no fuera resuelt a por la Cort e en
uso de su com pet encia cont enciosa para evadir así el efect o de sus sent encias que
son obligat orias, definit ivas y ej ecut ables según los art ículos 63, 67 y 68 de la
Convención. Frent e a una resolución de la Com isión en que se concluya que ha
habido violación de la Convención, el Est ado afect ado podría int ent ar el recurso a
una opinión consult iva com o m edio para obj et ar la legalidad de esas conclusiones de
la Com isión sin arriesgarse a las consecuencias de una sent encia. Dado que la
opinión consult iva de la Cort e carecería de los efect os de est a últ im a, podría
considerarse que una est rat egia com o esa m enoscabaría " los derechos de las
víct im as de event uales violaciones de los derechos hum anos" y que " desvirt uar( ía) la
j urisdicción cont enciosa de la Cort e" .

23. El que una solicit ud de opinión consult iva t enga o no est as consecuencias
dependerá de las circunst ancias del caso part icular ( " Ot r os t r a t a dos" , su pr a 2 1 ,
párr. no. 31) . En el present e asunt o, result a claro que el Gobierno ganó el caso
Sch m idt ant e la Com isión. En consecuencia, al solicit ar una opinión consult iva sobre
la ley que, según la Com isión, no viola la Convención, Cost a Rica no obt iene ninguna
vent aj a legal. En verdad, la iniciat iva de Cost a Rica de solicit ar est a opinión
consult iva después de haber ganado el caso ant e la Com isión enalt ece su posición
m oral y no hay, en t ales condiciones, razón que j ust ifique desest im ar la solicit ud.

24. La Cort e considera, por ot ra part e, que el hecho de que Cost a Rica no le haya
som et ido el caso Sch m idt com o cont encioso no hace inadm isible la solicit ud de
opinión consult iva. Cost a Rica fue el prim er Est ado Part e en la Convención en
acept ar la com pet encia cont enciosa de la Cort e. Por t ant o, la Com isión pudo haber
som et ido el caso Sch m idt a la Cort e. A pesar de lo expresado por uno de los
delegados de la Com isión en la audiencia del 8 de noviem bre de 1985, ni el art ículo
50 ni el 51 de la Convención requieren que la Com isión haya concluido que ha habido
violación de la Convención, para que se pueda referir un caso a la Cort e. En
consecuencia, difícilm ent e se podría negar a Cost a Rica el derecho de solicit ar una
opinión consult iva por el solo hecho de no haber ej ercido una facult ad que
corresponde a la Com isión com o órgano de la Convención responsable, in t e r a lia ,
de velar por la int egridad inst it ucional y por el funcionam ient o del sist em a de la
Convención. ( Asu n t o Vivia n a Ga lla r do y ot r a s. Resolución del 13 de noviem bre de
1981, párrs. nos. 21 y 22) .

25. Aunque la Convención no especifica baj o qué circunst ancias la Com isión debe
referir un caso a la Cort e, de las funciones que asigna a am bos órganos se
desprende que, aún cuando no est é legalm ent e obligada a hacerlo, hay ciert os casos
que, al no haberse podido resolver am ist osam ent e ant e la Com isión, deberían ser
som et idos por ést a a la Cort e. El caso Sch m idt cae ciert am ent e dent ro de est a
cat egoría. Se t rat a de un caso que plant ea problem as legales cont roversiales no
considerados por la Cort e; su t rám it e en la j urisdicción int erna de Cost a Rica fue
obj et o de decisiones j udiciales cont radict orias; la propia Com isión no pudo alcanzar
una decisión unánim e sobre esos problem as j urídicos; y es una m at eria que revist e
especial im port ancia en el cont inent e, donde varios Est ados han adopt ado leyes
parecidas a la de Cost a Rica.
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26. Dado que los individuos no est án legit im ados para int roducir una dem anda
ant e la Cort e y que un gobierno que haya ganado un asunt o ant e la Com isión no
t iene incent ivo para hacerlo, la det erm inación de est a últ im a de som et er un caso
sem ej ant e a la Cort e, represent a la única vía para que operen plenam ent e t odos los
m edios de prot ección que la Convención est ablece. Por ello, en t ales hipót esis, la
Com isión est á llam ada a considerar especialm ent e la posibilidad de acudir a la Cort e.
En una sit uación en que la Com isión no haya referido el caso a la Cort e y, por esa
razón, el delicado equilibrio del sist em a de prot ección est ablecido en la Convención
se ve afect ado, la Cort e no puede abst enerse de considerar el asunt o si ést e se le
som et e por la vía consult iva.

27. Por lo dem ás, la cuest ión de si las resoluciones em it idas por la Com isión de
acuerdo con los art ículos 50 o 51 pueden o no en det erm inadas circunst ancias poner
fin al procedim ient o, no t iene relevancia en el asunt o som et ido a la Cort e.

28. No exist iendo, en consecuencia, ninguna causa de inadm isibilidad de la


solicit ud de opinión consult iva int roducida por el Gobierno, la Cort e la declara
adm it ida.

III

LA LI BERTAD D E PEN SAM I EN TO Y D E EXPRESI ÓN

29. El art ículo 13 de la Convención dice lo siguient e:

Ar t ícu lo 1 3 .- Libe r t a d de Pe n sa m ie n t o y de Ex pr e sión

1. Toda persona t iene derecho a la libert ad de pensam ient o y de


expresión. Est e derecho com prende la libert ad de buscar, recibir y
difundir inform aciones e ideas de t oda índole, sin consideración de
front eras, ya sea oralm ent e, por escrit o o en form a im presa o art íst ica,
o por cualquier ot ro procedim ient o de su elección.

2. El ej ercicio del derecho previst o en el inciso precedent e no


puede est ar suj et o a previa censura sino a responsabilidades
ult eriores, las que deben est ar expresam ent e fij adas por la ley y ser
necesarias para asegurar:

a) el respet o a los derechos o la reput ación de los dem ás, o

b) la prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la


salud o la m oral públicas.

3. No se puede rest ringir el derecho de expresión por vías o


m edios indirect os, t ales com o el abuso de cont roles oficiales o
part iculares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléct ricas, o
de enseres y aparat os usados en la difusión de inform ación o por
cualesquiera ot ros m edios encam inados a im pedir la com unicación y la
circulación de ideas y opiniones.
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4. Los espect áculos públicos pueden ser som et idos por la ley a
censura previa con el exclusivo obj et o de regular el acceso a ellos para
la prot ección m oral de la infancia y la adolescencia, sin perj uicio de lo
est ablecido en el inciso 2.

5. Est ará prohibida por la ley t oda propaganda en favor de la


guerra y t oda apología del odio nacional, racial o religioso que
const it uyan incit aciones a la violencia o cualquier ot ra acción ilegal
sim ilar cont ra cualquier persona o grupo de personas, por ningún
m ot ivo, inclusive los de raza, color, religión, idiom a u origen nacional.

El art ículo 29 est ablece las siguient es norm as para la int erpret ación de la
Convención:

Ar t ícu lo 2 9 . N or m a s de I n t e r pr e t a ción

Ninguna disposición de la present e Convención puede ser int erpret ada


en el sent ido de:

a) perm it ir a alguno de los Est ados Part es, grupo o persona,


suprim ir el goce y ej ercicio de los derechos y libert ades
reconocidos en la Convención o lim it arlos en m ayor m edida que
la previst a en ella;

b) lim it ar el goce y ej ercicio de cualquier derecho o libert ad que


pueda est ar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera
de los Est ados Part es o de acuerdo con ot ra convención en que
sea part e uno de dichos Est ados;

c) excluir ot ros derechos y garant ías que son inherent es al ser


hum ano o que se derivan de la form a dem ocrát ica
represent at iva de gobierno, y

d) excluir o lim it ar el efect o que puedan producir la Declaración


Am ericana de Derechos y Deberes del Hom bre y ot ros act os
int ernacionales de la m ism a nat uraleza."

30. El art ículo 13 señala que la libert ad de pensam ient o y expresión " com prende
la libert ad de buscar, recibir y difundir inform aciones e ideas de t oda índole..." Esos
t érm inos est ablecen lit eralm ent e que quienes est án baj o la prot ección de la
Convención t ienen no sólo el derecho y la libert ad de expresar su propio
pensam ient o, sino t am bién el derecho y la libert ad de buscar, recibir y difundir
inform aciones e ideas de t oda índole. Por t ant o, cuando se rest ringe ilegalm ent e la
libert ad de expresión de un individuo, no sólo es el derecho de ese individuo el que
est á siendo violado, sino t am bién el derecho de t odos a " recibir" inform aciones e
ideas, de donde result a que el derecho prot egido por el art ículo 13 t iene un alcance y
un caráct er especiales. Se ponen así de m anifiest o las dos dim ensiones de la libert ad
de expresión. En efect o, ést a requiere, por un lado, que nadie sea arbit rariam ent e
m enoscabado o im pedido de m anifest ar su propio pensam ient o y represent a, por
t ant o, un derecho de cada individuo; pero im plica t am bién, por ot ro lado, un derecho
colect ivo a recibir cualquier inform ación y a conocer la expresión del pensam ient o
aj eno.
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31. En su dim ensión individual, la libert ad de expresión no se agot a en el


reconocim ient o t eórico del derecho a hablar o escribir, sino que com prende adem ás,
inseparablem ent e, el derecho a ut ilizar cualquier m edio apropiado para difundir el
pensam ient o y hacerlo llegar al m ayor núm ero de dest inat arios. Cuando la
Convención proclam a que la libert ad de pensam ient o y expresión com prende el
derecho de difundir inform aciones e ideas " por cualquier... procedim ient o" , est á
subrayando que la expresión y la difusión del pensam ient o y de la inform ación son
indivisibles, de m odo que una rest ricción de las posibilidades de divulgación
represent a direct am ent e, y en la m ism a m edida, un lím it e al derecho de expresarse
librem ent e. De allí la im port ancia del régim en legal aplicable a la prensa y al st at us
de quienes se dediquen profesionalm ent e a ella.

32. En su dim ensión social la libert ad de expresión es un m edio para el


int ercam bio de ideas e inform aciones y para la com unicación m asiva ent re los seres
hum anos. Así com o com prende el derecho de cada uno a t rat ar de com unicar a los
ot ros sus propios punt os de vist a im plica t am bién el derecho de t odos a conocer
opiniones y not icias. Para el ciudadano com ún t iene t ant a im port ancia el
conocim ient o de la opinión aj ena o de la inform ación de que disponen ot ros com o el
derecho a difundir la propia.

33. Las dos dim ensiones m encionadas ( su pr a 30) de la libert ad de expresión


deben ser garant izadas sim ult áneam ent e. No sería lícit o invocar el derecho de la
sociedad a est ar inform ada verazm ent e para fundam ent ar un régim en de censura
previa supuest am ent e dest inado a elim inar las inform aciones que serían falsas a
crit erio del censor. Com o t am poco sería adm isible que, sobre la base del derecho a
difundir inform aciones e ideas, se const it uyeran m onopolios públicos o privados
sobre los m edios de com unicación para int ent ar m oldear la opinión pública según un
solo punt o de vist a.

34. Así, si en principio la libert ad de expresión requiere que los m edios de


com unicación social est én virt ualm ent e abiert os a t odos sin discrim inación, o, m ás
exact am ent e, que no haya individuos o grupos que, a pr ior i, est én excluidos del
acceso a t ales m edios, exige igualm ent e ciert as condiciones respect o de ést os, de
m anera que, en la práct ica, sean verdaderos inst rum ent os de esa libert ad y no
vehículos para rest ringirla. Son los m edios de com unicación social los que sirven
para m at erializar el ej ercicio de la libert ad de expresión, de t al m odo que sus
condiciones de funcionam ient o deben adecuarse a los requerim ient os de esa libert ad.
Para ello es indispensable, in t e r a lia , la pluralidad de m edios, la prohibición de t odo
m onopolio respect o de ellos, cualquiera sea la form a que pret enda adopt ar, y la
garant ía de prot ección a la libert ad e independencia de los periodist as.

35. Lo ant erior no significa que t oda rest ricción a los m edios de com unicación o,
en general, a la libert ad de expresarse, sea necesariam ent e cont raria a la
Convención, cuyo art ículo 13.2 dispone:

Art ículo 13.2.- El ej ercicio del derecho previst o en el inciso


precendent e no puede est ar suj et o a previa censura sino a
responsabilidades ult eriores, las que deben est ar expresam ent e fij adas
por la ley y ser necesarias para asegurar:

a) el respet o a los derechos o a la reput ación de los dem ás o


11

b) la prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la


salud o la m oral públicas.

En efect o, la definición por la ley de aquellas conduct as que const it uyen causal de
responsabilidad según el cit ado art ículo, envuelve una rest ricción a la libert ad de
expresión. Es en el sent ido de conduct a definida legalm ent e com o generadora de
responsabilidad por el abuso de la libert ad de expresión com o se usará en adelant e
respect o de est e art ículo la expresión " rest ricción" .

36. Así pues, com o la Convención lo reconoce, la libert ad de pensam ient o y


expresión adm it e ciert as rest ricciones propias, que serán legít im as en la m edida en
que se insert en dent ro de los requerim ient os del art ículo 13.2. Por lo t ant o, com o la
expresión y la difusión del pensam ient o son indivisibles, debe dest acarse que las
rest ricciones a los m edios de difusión lo son t am bién, a la libert ad de expresión, de
t al m odo que, en cada caso, es preciso considerar si se han respet ado o no los
t érm inos del art ículo 13.2 para det erm inar su legit im idad y est ablecer, en
consecuencia, si ha habido o no una violación de la Convención.

37. La disposición cit ada señala dent ro de qué condiciones son com pat ibles
rest ricciones a la libert ad de expresión con la Convención. Esas rest ricciones deben
est ablecerse con arreglo a ciert os requisit os de form a que at añen a los m edios a
t ravés de los cuales se m anifiest an y condiciones de fondo, represent adas por la
legit im idad de los fines que, con t ales rest ricciones, pret enden alcanzarse.

38. El art ículo 13.2 de la Convención define a t ravés de qué m edios pueden
est ablecerse legít im am ent e rest ricciones a la libert ad de expresión. Est ipula, en
prim er lugar, la prohibición de la censura previa la cual es siem pre incom pat ible con
la plena vigencia de los derechos enum erados por el art ículo 13, salvo las
excepciones cont em pladas en el inciso 4 referent es a espect áculos públicos, incluso
si se t rat a supuest am ent e de prevenir por ese m edio un abuso event ual de la
libert ad de expresión. En est a m at eria t oda m edida prevent iva significa,
inevit ablem ent e, el m enoscabo de la libert ad garant izada por la Convención.

39. El abuso de la libert ad de expresión no puede ser obj et o de m edidas de


cont rol prevent ivo sino fundam ent o de responsabilidad para quien lo haya com et ido.
Aún en est e caso, para que t al responsabilidad pueda est ablecerse válidam ent e,
según la Convención, es preciso que se reúnan varios requisit os, a saber:

a) La exist encia de causales de responsabilidad previam ent e est ablecidas,

b) La definición expresa y t axat iva de esas causales por la ley,

c) La legit im idad de los fines perseguidos al est ablecerlas, y

d) Que esas causales de responsabilidad sean " necesarias para asegurar


" los m encionados fines.

Todos est os requisit os deben ser at endidos para que se dé cum plim ient o cabal al
art ículo 13.2.

40. Est a norm a precisa que es la ley la que debe est ablecer las rest ricciones a la
libert ad de inform ación y solam ent e para lograr fines que la propia Convención
12

señala. Por t rat arse de rest ricciones en el sent ido en que quedó est ablecido ( supra
35) la definición legal debe ser necesariam ent e expresa y t axat iva.

41. Ant es de ent rar a est udiar los lit erales a) y b) del art ículo 13.2 de la
Convención, a la luz de lo que int eresa en la present e consult a, la Cort e analizará el
significado de la expresión " necesarias para asegurar" , em pleada en el m ism o
art ículo. Para ello debe considerarse el obj et o y el fin del t rat ado t eniendo present es
los crit erios de int erpret ación result ant es de los art ículos 29 c) y d) y 32.2 según los
cuales

Ar t ícu lo 2 9 . N or m a s de I n t e r pr e t a ción

Ninguna disposición de la present e Convención puede ser int erpret ada


en el sent ido de:

...

c) excluir ot ros derechos y garant ías que son inherent es al ser


hum ano o que se derivan de la form a dem ocrát ica
represent at iva de gobierno, y

d) excluir o lim it ar el efect o que puedan producir la Declaración


Am ericana de Derechos y Deberes del Hom bre y ot ros act os
int ernacionales de la m ism a nat uraleza.

Ar t ícu lo 3 2 . Cor r e la ción e n t r e D e be r e s y D e r e ch os

...

2. Los derechos de cada persona est án lim it ados por los derechos
de los dem ás, por la seguridad de t odos y por las j ust as
exigencias del bien com ún, en una sociedad dem ocrát ica.

I gualm ent e debe t enerse present e lo señalado en el Preám bulo donde los Est ados
signat arios reafirm an " su propósit o de consolidar, en est e Cont inent e, dent ro del
cuadro de las inst it uciones dem ocrát icas, un régim en de libert ad personal y de
j ust icia social, fundado en el respet o de los derechos esenciales del hom bre" .

42. Esas disposiciones represent an el cont ext o dent ro del cual se deben
int erpret ar las rest ricciones perm it idas por el art ículo 13.2. Se desprende de la
reit erada m ención a las " inst it uciones dem ocrát icas" , " dem ocracia represent at iva" y
" sociedades dem ocrát icas" que el j uicio sobre si una rest ricción a la libert ad de
expresión im puest a por un Est ado es " necesaria para asegurar" uno de los obj et ivos
m encionados en los lit erales a) o b) del m ism o art ículo, t iene que vincularse con las
necesidades legít im as de las sociedades e inst it uciones dem ocrát icas.

43. En relación con est e punt o, la Cort e est im a que es út il com parar el art ículo 13
de la Convención con el art ículo 10 de la Convención ( Europea) para la Prot ección de
los Derechos Hum anos y de las Libert ades Fundam ent ales ( en adelant e " la
Convención Europea" ) y con el art ículo 19 del Pact o I nt ernacional de Derechos
Civiles y Polít icos ( en adelant e " el Pact o" ) los cuales rezan:

CONVENCI ÓN EUROPEA - ARTÍ CULO 10


13

1. Toda persona t iene derecho a la libert ad de expresión. Est e


derecho com prende la libert ad de opinión y la libert ad de recibir o de
com unicar inform aciones o ideas sin que pueda haber ingerencia de
aut oridades públicas y sin consideración de front eras. El present e
art ículo no im pide que los Est ados som et an las em presas de
radiodifusión, de cinem at ografía o de t elevisión a un régim en de
aut orización previa.

2. El ej ercicio de est as libert ades, que ent rañan deberes y


responsabilidades, podrá ser som et ido a ciert as form alidades,
condiciones, rest ricciones o sanciones, previst as por la ley, que
const it uyan m edidas necesarias, en una sociedad dem ocrát ica, para la
seguridad nacional, la int egridad t errit orial o la seguridad pública, la
defensa del orden y la prevención del delit o, la prot ección de la salud o
de la m oral, la prot ección de la reput ación o de los derechos aj enos,
para im pedir la divulgación de inform aciones confidenciales o para
garant izar la aut oridad y la im parcialidad del poder j udicial.

PACTO - Art ículo 19

1. Nadie podrá ser m olest ado a causa de sus opiniones.

2. Toda persona t iene derecho a la libert ad de expresión; est e


derecho com prende la libert ad de buscar, recibir y difundir
inform aciones e ideas de t oda índole, sin consideración de front eras,
ya sea oralm ent e, por escrit o o en form a im presa o art íst ica, o por
cualquier ot ro procedim ient o de su elección.

3. El ej ercicio del derecho previst o en el párrafo 2 de est e art ículo


ent raña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguient e,
puede est ar suj et o a ciert as rest ricciones, que deberán, sin em bargo,
est ar expresam ent e fij adas por la ley y ser necesarias para:

a) Asegurar el respet o a los derechos o a la reput ación de los


dem ás;

b) La prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la


salud o la m oral públicas."

44. Es ciert o que la Convención Europea ut iliza la expresión " necesarias en una
sociedad dem ocrát ica" , m ient ras que el art ículo 13 de la Convención Am ericana
om it e esos t érm inos específicos. Sin em bargo, est a diferencia en la t erm inología
pierde significado puest o que la Convención Europea no cont iene ninguna provisión
com parable con el art ículo 29 de la Am ericana, que dispone reglas para int erpret ar
sus disposiciones y prohíbe que la int erpret ación pueda " excluir ot ros derechos y
garant ías... que se derivan de la form a dem ocrát ica represent at iva de gobierno" .
Debe enfat izarse, t am bién, que el art ículo 29 d) de la Convención Am ericana prohíbe
t oda int erpret ación que conduzca a " excluir o lim it ar el efect o que puedan producir
la Declaración Am ericana de Derechos y Deberes del Hom bre...", reconocida com o
part e del sist em a norm at ivo por los Est ados Miem bros de la OEA en el art ículo 1.2
del Est at ut o de la Com isión. El art ículo XXVI I I de la Declaración Am ericana de los
Derechos y Deberes del Hom bre por su part e, dice lo siguient e:
14

Los derechos de cada hom bre est án lim it ados por los derechos de los
dem ás, por la seguridad de t odos y por las j ust as exigencias del
bienest ar general y del desenvolvim ient o dem ocrát ico.

Las j ust as exigencias de la dem ocracia deben, por consiguient e, orient ar la


int erpret ación de la Convención y, en part icular, de aquellas disposiciones que est án
crít icam ent e relacionadas con la preservación y el funcionam ient o de las inst it uciones
dem ocrát icas.

45. La form a com o est á redact ado el art ículo 13 de la Convención Am ericana
difiere m uy significat ivam ent e del art ículo 10 de la Convención Europea, que est á
form ulado en t érm inos m uy generales. En est e últ im o, sin una m ención específica a
lo " necesari( o) en una sociedad dem ocrát ica" , habría sido m uy difícil delim it ar la
larga list a de rest ricciones aut orizadas. En realidad, el art ículo 13 de la Convención
Am ericana al que sirvió de m odelo en part e el art ículo 19 del Pact o, cont iene una
list a m ás reducida de rest ricciones que la Convención Europea y que el m ism o Pact o,
sólo sea porque ést e no prohíbe expresam ent e la censura previa.

46. Es im port ant e dest acar que la Cort e Europea de Derechos Hum anos al
int erpret ar el art ículo 10 de la Convención Europea, concluyó que " necesarias" , sin
ser sinónim o de " indispensables" , im plica la " exist encia de una" necesidad social
im periosa" y que para que una rest ricción sea " necesaria" no es suficient e dem ost rar
que sea " út il" , " razonable" u " oport una" . ( Eur. Court H. R., Th e Su n da y Tim e s
ca se , j udgm ent of 26 April 1979, Series A no. 30, párr. no. 59, págs. 35- 36) . Est a
conclusión, que es igualm ent e aplicable a la Convención Am ericana, sugiere que la "
necesidad " y, por ende, la legalidad de las rest ricciones a la libert ad de expresión
fundadas sobre el art ículo 13.2, dependerá de que est én orient adas a sat isfacer un
int erés público im perat ivo. Ent re varias opciones para alcanzar ese obj et ivo debe
escogerse aquélla que rest rinj a en m enor escala el derecho prot egido. Dado est e
est ándar, no es suficient e que se dem uest re, por ej em plo, que la ley cum ple un
propósit o út il u oport uno; para que sean com pat ibles con la Convención las
rest ricciones deben j ust ificarse según obj et ivos colect ivos que, por su im port ancia,
preponderen claram ent e sobre la necesidad social del pleno goce del derecho que el
art ículo 13 garant iza y no lim it en m ás de lo est rict am ent e necesario el derecho
proclam ado en el art ículo 13. Es decir, la rest ricción debe ser proporcionada al
int erés que la j ust ifica y aj ust arse est recham ent e al logro de ese legít im o obj et ivo.
( Th e Su n da y Tim e s ca se , su pr a , párr. no. 62, pág. 38; ver t am bién Eur. Court H.
R., Ba r t h old j udgm ent of 25 March 1985, Series A no. 90, párr. no. 59, pág. 26) .

47. El art ículo 13.2 t iene t am bién que int erpret arse de acuerdo con las
disposiciones del art ículo 13.3, que es el m ás explícit o en prohibir las rest ricciones a
la libert ad de expresión m ediant e " vías o m edios indirect os... encam inados a im pedir
la com unicación y la circulación de ideas y opiniones" . Ni la Convención Europea ni el
Pact o cont ienen una disposición com parable. Es, t am bién, significat ivo que la norm a
del art ículo 13.3 est é ubicada inm ediat am ent e después de una disposición - el
art ículo 13.2- que se refiere a las rest ricciones perm isibles al ej ercicio de la libert ad
de expresión. Esa circunst ancia sugiere el deseo de asegurar que los t érm inos del
art ículo 13.2 no fuesen m al int erpret ados en el sent ido de lim it ar, m ás allá de lo
est rict am ent e necesario, el alcance pleno de la libert ad de expresión.

48. El art ículo 13.3 no sólo t rat a de las rest ricciones gubernam ent ales indirect as,
sino que t am bién prohíbe expresam ent e " cont roles... part iculares" que produzcan el
15

m ism o result ado. Est a disposición debe leerse j unt o con el art ículo 1.1 de la
Convención, donde los Est ados Part es " se com prom et en a respet ar los derechos y
libert ades reconocidos ( en la Convención) ... y a garant izar su libre y pleno ej ercicio a
t oda persona que est é suj et a a su j urisdicción..." Por ello, la violación de la
Convención en est e ám bit o puede ser product o no sólo de que el Est ado im ponga por
sí m ism o rest ricciones encam inadas a im pedir indirect am ent e " la com unicación y la
circulación de ideas y opiniones" , sino t am bién de que no se haya asegurado que la
violación no result e de los " cont roles... part iculares" m encionados en el párrafo 3 del
art ículo 13.

49. Las disposiciones de los incisos 4 y 5 del art ículo 13 no t ienen una relación
direct a con las pregunt as hechas a la Cort e en la present e solicit ud y, en
consecuencia, no necesit an ser exam inadas en est a ocasión.

50. El análisis ant erior del art ículo 13 evidencia el alt ísim o valor que la
Convención da a la libert ad de expresión. La com paración hecha ent re el art ículo 13
y las disposiciones relevant es de la Convención Europea ( art ículo 10) y del Pact o
( art ículo 19) dem uest ra claram ent e que las garant ías de la libert ad de expresión
cont enidas en la Convención Am ericana fueron diseñadas para ser las m ás generosas
y para reducir al m ínim um las rest ricciones a la libre circulación de las ideas.

51. A propósit o de la com paración ent re la Convención Am ericana y los ot ros


t rat ados m encionados, la Cort e no puede eludir un com ent ario acerca de un crit erio
de int erpret ación sugerido por Cost a Rica en la audiencia del 8 de noviem bre de
1985. Según ese plant eam ient o en la hipót esis de que un derecho recogido en la
Convención Am ericana fuera regulado de m odo m ás rest rict ivo en ot ro inst rum ent o
int ernacional referent e a los derechos hum anos, la int erpret ación de la Convención
Am ericana debería hacerse t om ando en cuent a esas m ayores lim it aciones porque:

De lo cont rario t endríam os que acept ar que lo que es lícit o y


perm isible en el ám bit o universal, const it uiría una violación en el
cont inent e am ericano, lo que parece evident em ent e una afirm ación
errónea. Más bien pensam os que en cuant o a int erpret ación de
t rat ados, puede sent arse el crit erio de que las reglas de un t rat ado o
convención deben int erpret arse en relación con las disposiciones que
aparezcan en ot ros t rat ados que versen sobre la m ism a m at eria.
Tam bién puede definirse el crit erio de que las norm as de un t rat ado
regional, deben int erpret arse a la luz de la doct rina y disposiciones de
los inst rum ent os de caráct er universal. ( Subrayado del t ext o original) .

En verdad, frecuent em ent e es út il, com o acaba de hacerlo la Cort e, com parar la
Convención Am ericana con lo dispuest o en ot ros inst rum ent os int ernacionales com o
m edio para poner de relieve aspect os part iculares de la regulación de un
det erm inado derecho, pero t al m ét odo no podría em plearse nunca para incorporar a
la Convención crit erios rest rict ivos que no se desprendan direct am ent e de su t ext o,
por m ás que est én present es en cualquier ot ro t rat ado int ernacional.

52. La ant erior conclusión se deduce claram ent e del art ículo 29 de la Convención,
que cont iene las norm as de int erpret ación, cuyo lit eral b) indica que ninguna
disposición de la Convención, puede ser int erpret ada en el sent ido de:

lim it ar el goce y ej ercicio de cualquier derecho o libert ad que pueda


est ar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Est ados
16

Part es o de acuerdo con ot ra convención en que sea part e uno de


dichos Est ados.

En consecuencia, si a una m ism a sit uación son aplicables la Convención Am ericana y


ot ro t rat ado int ernacional, debe prevalecer la norm a m ás favorable a la persona
hum ana. Si la propia Convención est ablece que sus regulaciones no t ienen efect o
rest rict ivo sobre ot ros inst rum ent os int ernacionales, m enos aún podrán t raerse
rest ricciones present es en esos ot ros inst rum ent os, pero no en la Convención, para
lim it ar el ej ercicio de los derechos y libert ades que ést a reconoce.

IV

POSI BLES I N FRACCI ON ES A LA CON VEN CI ÓN AM ERI CAN A

53. Las infracciones al art ículo 13 pueden present arse baj o diferent es hipót esis,
según conduzcan a la supresión de la libert ad de expresión o sólo im pliquen
rest ringirla m ás allá de lo legít im am ent e perm it ido.

54. En verdad no t oda t ransgresión al art ículo 13 de la Convención im plica la


supresión radical de la libert ad de expresión, que t iene lugar cuando, por el poder
público se est ablecen m edios para im pedir la libre circulación de inform ación, ideas,
opiniones o not icias. Ej em plos son la censura previa, el secuest ro o la prohibición de
publicaciones y, en general, t odos aquellos procedim ient os que condicionan la
expresión o la difusión de inform ación al cont rol gubernam ent al. En t al hipót esis, hay
una violación radical t ant o del derecho de cada persona a expresarse com o del
derecho de t odos a est ar bien inform ados, de m odo que se afect a una de las
condiciones básicas de una sociedad dem ocrát ica. La Cort e considera que la
colegiación obligat oria de los periodist as, en los t érm inos en que ha sido plant eada
para est a consult a, no configura un supuest o de est a especie.

55. La supresión de la libert ad de expresión com o ha sido descrit a en el párrafo


precedent e, si bien const it uye el ej em plo m ás grave de violación del art ículo 13, no
es la única hipót esis en que dicho art ículo pueda ser irrespet ado. En efect o, t am bién
result a cont radict orio con la Convención t odo act o del poder público que im plique
una rest ricción al derecho de buscar, recibir y difundir inform aciones e ideas, en
m ayor m edida o por m edios dist int os de los aut orizados por la m ism a Convención; y
t odo ello con independencia de si esas rest ricciones aprovechan o no al gobierno.

56. Más aún, en los t érm inos am plios de la Convención, la libert ad de expresión
se puede ver t am bién afect ada sin la int ervención direct a de la acción est at al. Tal
supuest o podría llegar a configurarse, por ej em plo, cuando por efect o de la
exist encia de m onopolios u oligopolios en la propiedad de los m edios de
com unicación, se est ablecen en la práct ica " m edios encam inados a im pedir la
com unicación y la circulación de ideas y opiniones" .

57. Com o ha quedado dicho en los párrafos precedent es una rest ricción a la
libert ad de expresión puede ser o no violat oria de la Convención, según se aj ust e o
no a los t érm inos en que dichas rest ricciones est án aut orizadas por el art ículo 13.2.
17

Cabe ent onces analizar la sit uación de la colegiación obligat oria de los periodist as
frent e a la m encionada disposición.

58. Por efect o de la colegiación obligat oria de los periodist as, la responsabilidad,
incluso penal, de los no colegiados puede verse com prom et ida si, al " difundir
inform aciones e ideas de t oda índole... por cualquier... procedim ient o de su elección"
invaden lo que, según la ley, const it uye ej ercicio profesional del periodism o. En
consecuencia, esa colegiación envuelve una rest ricción al derecho de expresarse de
los no colegiados, lo que obliga a exam inar si sus fundam ent os caben dent ro de los
considerados legít im os por la Convención para det erm inar si t al rest ricción es
com pat ible con ella.

59. La cuest ión que se plant ea ent onces es si los fines que se persiguen con t al
colegiación ent ran dent ro de los aut orizados por la Convención, es decir, son
" n e ce sa r i( os) pa r a a se gu r a r : a) el respet o a los derechos o a la reput ación de los
dem ás, o b) la prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la
m oral públicas" ( art . 13.2) .

60. La Cort e observa que los argum ent os alegados para defender la legit im idad
de la colegiación obligat oria de los periodist as no se vinculan con t odos los concept os
m encionados en el párrafo precedent e, sino sólo con algunos de ellos. Se ha
señalado, en prim er lugar, que la colegiación obligat oria es el m odo norm al de
organizar el ej ercicio de las profesiones en los dist int os países que han som et ido al
periodism o al m ism o régim en. Así, el Gobierno ha dest acado que en Cost a Rica

exist e una norm a de derecho no escrit a, de condición est ruct ural y


const it ut iva, sobre las profesiones, y esa norm a puede enunciarse en
los siguient es t érm inos: t oda profesión deberá organizarse m ediant e
una ley en una corporación pública denom inada colegio.

En el m ism o sent ido la Com isión señaló que

Nada se opone a que la vigilancia y cont rol del ej ercicio de las


profesiones, se cum pla, bien direct am ent e por organism os oficiales, o
bien indirect am ent e m ediant e una aut orización o delegación que para
ello haga el est at ut o correspondient e, en una organización o
asociación profesional, baj o la vigilancia o cont rol del Est ado, puest o
que ést a, al cum plir su m isión, debe siem pre som et erse a la Ley. La
pert enencia a un Colegio o la exigencia de t arj et a para el ej ercicio de
la profesión de periodist a no im plica para nadie rest ricción a las
libert ades de pensam ient o y expresión sino una reglam ent ación que
com pet e al Poder Ej ecut ivo sobre las condiciones de idoneidad de los
t ít ulos, así com o la inspección sobre su ej ercicio com o un im perat ivo
de la seguridad social y una garant ía de una m ej or prot ección de los
derechos hum anos ( Caso Sch m idt , su pr a 15) "

El Colegio de Periodist as de Cost a Rica dest acó igualm ent e que " est e m ism o requisit o
( la colegiación) exist e en las leyes orgánicas de t odos los colegios profesionales" . Por
su part e, la Federación Lat inoam ericana de Periodist as, en las observaciones que
rem it ió a la Cort e com o am icus curiae, señaló que algunas const it uciones
lat inoam ericanas disponen la colegiación obligat oria para las profesiones que señale
la ley, en una regla del m ism o rango form al que la libert ad de expresión.
18

61. En segundo lugar se ha sost enido que la colegiación obligat oria persigue fines
de ut ilidad colect iva vinculados con la ét ica y la responsabilidad profesionales. El
Gobierno m encionó una decisión de la Cort e Suprem a de Just icia de Cost a Rica en
cuyos t érm inos

es verdad que esos colegios t am bién act úan en int erés com ún y en
defensa de sus m iem bros, pero nót ese que apart e de ese int erés hay
ot ro de m ayor j erarquía que j ust ifica est ablecer la colegiat ura
obligat oria en algunas profesiones, las que generalm ent e se
denom inan liberales, puest o que adem ás del t ít ulo que asegura una
preparación adecuada, t am bién se exige la est rict a observancia de
norm as de ét ica profesional, t ant o por la índole de la act ividad que
realizan est os profesionales, com o por la confianza que en ellos
deposit an las personas que requieren de sus servicios. Todo ello es de
int erés público y el Est ado delega en los colegios la pot est ad de vigilar
el correct o ej ercicio de la profesión.

En ot ra ocasión el Gobierno dij o:

Ot ra cosa result a de lo que podríam os llam ar el ej ercicio del


periodism o com o " profesión liberal" . Eso explica que la m ism a Ley del
Colegio de Periodist as de Cost a Rica perm it a a una persona
const it uirse en com ent arist a y aún en colum nist a perm anent e y
ret ribuido de un m edio de com unicación, sin obligación de pert enecer
al Colegio de Periodist as.

El m ism o Gobierno ha subrayado que

el ej ercicio de ciert as profesiones ent raña, no sólo derechos sino


deberes frent e a la com unidad y el orden social. Tal es la razón que
j ust ifica la exigencia de una habilit ación especial, regulada por Ley,
para el desem peño de algunas profesiones, com o la del periodism o.

Dent ro de la m ism a orient ación, un delegado de la Com isión, en la audiencia pública


de 8 de noviem bre de 1985, concluyó que

la colegiat ura obligat oria para periodist as o la exigencia de t arj et a


profesional no im plica negar el derecho a la libert ad de pensam ient o y
expresión, ni rest ringirla o lim it arla, sino únicam ent e reglam ent ar su
ej ercicio para que cum pla su función social, se respet en los derechos
de los dem ás y se prot ej a el orden público, la salud, la m oral y la
seguridad nacionales. La colegiat ura obligat oria busca el cont rol, la
inspección y vigilancia sobre la profesión de periodist as para garant izar
la ét ica, la idoneidad y el m ej oram ient o social de los periodist as.

En el m ism o sent ido, el Colegio de Periodist as afirm ó que " la sociedad t iene derecho,
en aras de la prot ección del bien com ún, de regular el ej ercicio profesional del
periodism o" ; e igualm ent e que " el m anej o de est e pensam ient o aj eno, en su
present ación al público requiere del t rabaj o profesional no solam ent e capacit ado,
sino obligado en su responsabilidad y ét ica profesionales con la sociedad, lo cual
t ut ela el Colegio de Periodist as de Cost a Rica" .
19

62. Tam bién se ha argum ent ado que la colegiación es un m edio para garant izar la
independencia de los periodist as frent e a sus em pleadores. El Colegio de Periodist as
ha expresado que el rechazo a la colegiación obligat oria

equivaldría a facilit ar los obj et ivos de quienes abren m edios de


com unicación en Am érica Lat ina, no para el servicio de la sociedad
sino para defender int ereses personales y de pequeños grupos de
poder. Ellos preferirían cont inuar con un cont rol absolut o de t odo el
proceso de com unicación social, incluido el t rabaj o de personas en
función de periodist as, que m uest ren ser incondicionales a esos
m ism os int ereses.

En el m ism o sent ido, la Federación Lat inoam ericana de Periodist as expresó que esa
colegiación persigue, in t e r a lia ,

garant izarle a sus respect ivas sociedades el derecho a la libert ad de


expresión del pensam ient o en cuya firm e defensa han cent rado sus
luchas... Y con relación al derecho a la inform ación nuest ros grem ios
han venido enfat izando la necesidad de dem ocrat izar el fluj o
inform at ivo en la relación em isor- recept or para que la ciudadanía
t enga acceso y reciba una inform ación veraz y oport una, lucha est a
que ha encont rado su principal t raba en el egoísm o y vent aj ism o
em presarial de los m edios de com unicación social.

63. La Cort e, al relacionar los argum ent os así expuest os con las rest ricciones a
que se refiere el art ículo 13.2 de la Convención, observa que los m ism os no
envuelven direct am ent e la idea de j ust ificar la colegiación obligat oria de los
periodist as com o un m edio para garant izar " el respet o a los derechos o a la
reput ación de los dem ás" o " la prot ección de la seguridad nacional, " o la salud o la
m oral públicas" ( art . 13.2) ; m ás bien apunt arían a j ust ificar la colegiación obligat oria
com o un m edio para asegurar el orden público ( art . 13.2.b) ) com o una j ust a
exigencia del bien com ún en una sociedad dem ocrát ica ( art . 32.2) .

64. En efect o, una acepción posible del orden público dent ro del m arco de la
Convención, hace referencia a las condiciones que aseguran el funcionam ient o
arm ónico y norm al de las inst it uciones sobre la base de un sist em a coherent e de
valores y principios. En t al sent ido podrían j ust ificarse rest ricciones al ej ercicio de
ciert os derechos y libert ades para asegurar el orden público. La Cort e int erpret a que
el alegat o según el cual la colegiación obligat oria es est ruct uralm ent e el m odo de
organizar el ej ercicio de las profesiones en general y que ello j ust ifica que se som et a
a dicho régim en t am bién a los periodist as, im plica la idea de que t al colegiación se
basa en el orden público.

65. El bien com ún ha sido direct am ent e invocado com o uno de los j ust ificat ivos
de la colegiación obligat oria de los periodist as, con base en el art ículo 32.2 de la
Convención. La Cort e analizará el argum ent o pues considera que, con prescindencia
de dicho art ículo, es válido sost ener, en general, que el ej ercicio de los derechos
garant izados por la Convención debe arm onizarse con el bien com ún. Ello no indica,
sin em bargo, que, en crit erio de la Cort e, el art ículo 32.2 sea aplicable en form a
aut om át ica e idént ica a t odos los derechos que la Convención prot ege, sobre t odo en
los casos en que se especifican t axat ivam ent e las causas legít im as que pueden
fundar las rest ricciones o lim it aciones para un derecho det erm inado. El art ículo 32.2
cont iene un enunciado general que opera especialm ent e en aquellos casos en que la
20

Convención, al proclam ar un derecho, no dispone nada en concret o sobre sus


posibles rest ricciones legít im as.

66. Es posible ent ender el bien com ún, dent ro del cont ext o de la Convención,
com o un concept o referent e a las condiciones de la vida social que perm it en a los
int egrant es de la sociedad alcanzar el m ayor grado de desarrollo personal y la m ayor
vigencia de los valores dem ocrát icos. En t al sent ido, puede considerarse com o un
im perat ivo del bien com ún la organización de la vida social en form a que se
fort alezca el funcionam ient o de las inst it uciones dem ocrát icas y se preserve y
prom ueva la plena realización de los derechos de la persona hum ana. De ahí que los
alegat os que sit úan la colegiación obligat oria com o un m edio para asegurar la
responsabilidad y la ét ica profesionales y, adem ás, com o una garant ía de la libert ad
e independencia de los periodist as frent e a sus pat ronos, deben considerarse
fundam ent ados en la idea de que dicha colegiación represent a una exigencia del bien
com ún.

67. No escapa a la Cort e, sin em bargo, la dificult ad de precisar de m odo unívoco


los concept os de " orden público" y " bien com ún" , ni que am bos concept os pueden
ser usados t ant o para afirm ar los derechos de la persona frent e al poder público,
com o para j ust ificar lim it aciones a esos derechos en nom bre de los int ereses
colect ivos. A est e respect o debe subrayarse que de ninguna m anera podrían
invocarse el " orden público" o el " bien com ún" com o m edios para suprim ir un
derecho garant izado por la Convención o para desnat uralizarlo o privarlo de
cont enido real ( ver el art . 29.a) de la Convención) . Esos concept os, en cuant o se
invoquen com o fundam ent o de lim it aciones a los derechos hum anos, deben ser
obj et o de una int erpret ación est rict am ent e ceñida a las " j ust as exigencias" de " una
sociedad dem ocrát ica" que t enga en cuent a el equilibrio ent re los dist int os int ereses
en j uego y la necesidad de preservar el obj et o y fin de la Convención.

68. La Cort e observa que la organización de las profesiones en general, en


colegios profesionales, no es pe r se cont raria a la Convención sino que const it uye un
m edio de regulación y de cont rol de la fe pública y de la ét ica a t ravés de la
act uación de los colegas. Por ello, si se considera la noción de orden público en el
sent ido referido ant eriorm ent e, es decir, com o las condiciones que aseguran el
funcionam ient o arm ónico y norm al de las inst it uciones sobre la base de un sist em a
coherent e de valores y principios, es posible concluir que la organización del ej ercicio
de las profesiones est á im plicada en ese orden.

69. Considera la Cort e, sin em bargo, que el m ism o concept o de orden público
reclam a que, dent ro de una sociedad dem ocrát ica, se garant icen las m ayores
posibilidades de circulación de not icias, ideas y opiniones, así com o el m ás am plio
acceso a la inform ación por part e de la sociedad en su conj unt o. La libert ad de
expresión se insert a en el orden público prim ario y radical de la dem ocracia, que no
es concebible sin el debat e libre y sin que la disidencia t enga pleno derecho de
m anifest arse. En est e sent ido, la Cort e adhiere a las ideas expuest as por la Com isión
Europea de Derechos Hum anos cuando, basándose en el Preám bulo de la
Convención Europea, señaló:

que el propósit o de las Alt as Part es Cont rat ant es al aprobar la


Convención no fue concederse derechos y obligaciones recíprocos con
el fin de sat isfacer sus int ereses nacionales sino... est ablecer un orden
público com ún de las dem ocracias libres de Europa con el obj et ivo de
salvaguardar su herencia com ún de t radiciones polít icas, ideales,
21

libert ad y régim en de derecho. ( " Aust ria vs. I t aly" , Applicat ion
No.788/ 60, Eu r ope a n Ye a r book of H u m a n Righ t s, vol.4, ( 1961) ,
pág. 138) .

Tam bién int eresa al orden público dem ocrát ico, t al com o est á concebido por la
Convención Am ericana, que se respet e escrupulosam ent e el derecho de cada ser
hum ano de expresarse librem ent e y el de la sociedad en su conj unt o de recibir
inform ación.

70. La libert ad de expresión es una piedra angular en la exist encia m ism a de una
sociedad dem ocrát ica. Es indispensable para la form ación de la opinión pública. Es
t am bién con dit io sin e qu a n on para que los part idos polít icos, los sindicat os, las
sociedades cient íficas y cult urales, y en general, quienes deseen influir sobre la
colect ividad puedan desarrollarse plenam ent e. Es, en fin, condición para que la
com unidad, a la hora de ej ercer sus opciones, est é suficient em ent e inform ada. Por
ende, es posible afirm ar que una sociedad que no est á bien inform ada no es
plenam ent e libre.

71. Dent ro de est e cont ext o el periodism o es la m anifest ación prim aria y principal
de la libert ad de expresión del pensam ient o y, por esa razón, no puede concebirse
m eram ent e com o la prest ación de un servicio al público a t ravés de la aplicación de
unos conocim ient os o capacit ación adquiridos en una universidad o por quienes
est án inscrit os en un det erm inado colegio profesional, com o podría suceder con ot ras
profesiones, pues est á vinculado con la libert ad de expresión que es inherent e a t odo
ser hum ano.

72. El argum ent o según el cual una ley de colegiación obligat oria de los
periodist as no difiere de la legislación sim ilar, aplicable a ot ras profesiones, no t iene
en cuent a el problem a fundam ent al que se plant ea a propósit o de la com pat ibilidad
ent re dicha ley y la Convención. El problem a surge del hecho de que el art ículo 13
expresam ent e prot ege la libert ad de " buscar, recibir y difundir inform aciones e ideas
de t oda índole... ya sea oralm ent e, por escrit o o en form a im presa..." La profesión
de periodist a - lo que hacen los periodist as- im plica precisam ent e el buscar, recibir y
difundir inform ación. El ej ercicio del periodism o, por t ant o, requiere que una persona
se involucre en act ividades que est án definidas o encerradas en la libert ad de
expresión garant izada en la Convención.

73. Est o no se aplica, por ej em plo, al ej ercicio del derecho o la m edicina; a


diferencia del periodism o, el ej ercicio del derecho o la m edicina - es decir, lo que
hacen los abogados o los m édicos- no es una act ividad específicam ent e garant izada
por la Convención. Es ciert o que la im posición de ciert as rest ricciones al ej ercicio de
la abogacía podría ser incom pat ible con el goce de varios derechos garant izados por
la Convención. Por ej em plo, una ley que prohibiera a los abogados act uar com o
defensores en casos que involucren act ividades cont ra el Est ado, podría considerarse
violat oria del derecho de defensa del acusado según el art ículo 8 de la Convención y,
por lo t ant o, ser incom pat ible con ést a. Pero no exist e un sólo derecho garant izado
por la Convención que abarque exhaust ivam ent e o defina por sí solo el ej ercicio de la
abogacía com o lo hace el art ículo 13 cuando se refiere al ej ercicio de una libert ad
que coincide con la act ividad periodíst ica. Lo m ism o es aplicable a la m edicina.

74. Se ha argum ent ado que la colegiación obligat oria de los periodist as lo que
persigue es prot eger un oficio rem unerado y que no se opone al ej ercicio de la
libert ad de expresión, siem pre que ést a no com port e un pago ret ribut ivo, y que, en
22

t al sent ido, se refiere a una m at eria dist int a a la cont enida en el art ículo 13 de la
Convención. Est e argum ent o part e de una oposición ent re el periodism o profesional
y el ej ercicio de la libert ad de expresión, que la Cort e no puede aprobar. Según ést o,
una cosa sería la libert ad de expresión y ot ra el ej ercicio profesional del periodism o,
cuest ión est a que no es exact a y puede, adem ás, encerrar serios peligros si se lleva
hast a sus últ im as consecuencias. El ej ercicio del periodism o profesional no puede ser
diferenciado de la libert ad de expresión, por el cont rario, am bas cosas est án
evident em ent e im bricadas, pues el periodist a profesional no es, ni puede ser, ot ra
cosa que una persona que ha decidido ej ercer la libert ad de expresión de m odo
cont inuo, est able y rem unerado. Adem ás, la consideración de am bas cuest iones
com o act ividades dist int as, podría conducir a la conclusión que las garant ías
cont enidas en el art ículo 13 de la Convención no se aplican a los periodist as
profesionales.

75. Por ot ra part e, el argum ent o com ent ado en el párrafo ant erior, no t iene en
cuent a que la libert ad de expresión com prende dar y recibir inform ación y t iene una
doble dim ensión, individual y colect iva. Est a circunst ancia indica que el fenóm eno de
si ese derecho se ej erce o no com o profesión rem unerada, no puede ser considerado
com o una de aquellas rest ricciones cont em pladas por el art ículo 13.2 de la
Convención porque, sin desconocer que un grem io t iene derecho de buscar las
m ej ores condiciones de t rabaj o, ést o no t iene por qué hacerse cerrando a la sociedad
posibles fuent es de donde obt ener inform ación.

76. La Cort e concluye, en consecuencia, que las razones de orden público que son
válidas para j ust ificar la colegiación obligat oria de ot ras profesiones no pueden
invocarse en el caso del periodism o, pues conducen a lim it ar de m odo perm anent e,
en perj uicio de los no colegiados, el derecho de hacer uso pleno de las facult ades
que reconoce a t odo ser hum ano el art ículo 13 de la Convención, lo cual infringe
principios prim arios del orden público dem ocrát ico sobre el que ella m ism a se
fundam ent a.

77. Los argum ent os acerca de que la colegiación es la m anera de garant izar a la
sociedad una inform ación obj et iva y veraz a t ravés de un régim en de ét ica y
responsabilidad profesionales han sido fundados en el bien com ún. Pero en realidad
com o ha sido dem ost rado, el bien com ún reclam a la m áxim a posibilidad de
inform ación y es el pleno ej ercicio del derecho a la expresión lo que la favorece.
Result a en principio cont radict orio invocar una rest ricción a la libert ad de expresión
com o un m edio para garant izarla, porque es desconocer el caráct er radical y
prim ario de ese derecho com o inherent e a cada ser hum ano individualm ent e
considerado, aunque at ribut o, igualm ent e, de la sociedad en su conj unt o. Un sist em a
de cont rol al derecho de expresión en nom bre de una supuest a garant ía de la
corrección y veracidad de la inform ación que la sociedad recibe puede ser fuent e de
grandes abusos y, en el fondo, viola el derecho a la inform ación que t iene esa m ism a
sociedad.

78. Se ha señalado igualm ent e que la colegiación de los periodist as es un m edio


para el fort alecim ient o del grem io y, por ende, una garant ía de la libert ad e
independencia de esos profesionales y un im perat ivo del bien com ún. No escapa a la
Cort e que la libre circulación de ideas y not icias no es concebible sino dent ro de una
pluralidad de fuent es de inform ación y del respet o a los m edios de com unicación.
Pero no bast a para ello que se garant ice el derecho de fundar o dirigir órganos de
opinión pública, sino que es necesario t am bién que los periodist as y, en general,
t odos aquéllos que se dedican profesionalm ent e a la com unicación social, puedan
23

t rabaj ar con prot ección suficient e para la libert ad e independencia que requiere est e
oficio. Se t rat a, pues, de un argum ent o fundado en un int erés legít im o de los
periodist as y de la colect ividad en general, t ant o m ás cuant o son posibles e, incluso,
conocidas las m anipulaciones sobre la verdad de los sucesos com o product o de
decisiones adopt adas por algunos m edios de com unicación est at ales o privados.

79. En consecuencia, la Cort e est im a que la libert ad e independencia de los


periodist as es un bien que es preciso prot eger y garant izar. Sin em bargo, en los
t érm inos de la Convención, las rest ricciones aut orizadas para la libert ad de expresión
deben ser las "n e ce sa r ia s pa r a a se gu r a r " la obt ención de ciert os fines legít im os,
es decir que no bast a que la rest ricción sea ú t il ( su pr a 4 6 ) para la obt ención de ese
fin, ést o es, que se pueda alcanzar a t ravés de ella, sino que debe ser n e ce sa r ia , es
decir que no pueda alcanzarse razonablem ent e por ot ro m edio m enos rest rict ivo de
un derecho prot egido por la Convención. En est e sent ido, la colegiación obligat oria
de los periodist as no se aj ust a a lo requerido por el art ículo 13.2 de la Convención,
porque es perfect am ent e concebible est ablecer un est at ut o que prot ej a la libert ad e
independencia de t odos aquellos que ej erzan el periodism o, sin necesidad de dej ar
ese ej ercicio solam ent e a un grupo rest ringido de la com unidad.

80. Tam bién est á conform e la Cort e con la necesidad de est ablecer un régim en
que asegure la responsabilidad y la ét ica profesional de los periodist as y que
sancione las infracciones a esa ét ica. I gualm ent e considera que puede ser apropiado
que un Est ado delegue, por ley, aut oridad para aplicar sanciones por las infracciones
a la responsabilidad y ét ica profesionales. Pero, en lo que se refiere a los periodist as,
deben t enerse en cuent a las rest ricciones del art ículo 13.2 y las caract eríst icas
propias de est e ej ercicio profesional a que se hizo referencia ant es ( supra 72- 75) .

81. De las ant eriores consideraciones se desprende que no es com pat ible con la
Convención una ley de colegiación de periodist as que im pida el ej ercicio del
periodism o a quienes no sean m iem bros del colegio y lim it e el acceso a ést e a los
graduados en una det erm inada carrera universit aria. Una ley sem ej ant e cont endría
rest ricciones a la libert ad de expresión no aut orizadas por el art ículo 13.2 de la
Convención y sería, en consecuencia, violat oria t ant o del derecho de t oda persona a
buscar y difundir inform aciones e ideas por cualquier m edio de su elección, com o del
derecho de la colect ividad en general a recibir inform ación sin t rabas.

COM PATI BI LI D AD D E LA LEY N O. 4 4 2 0


CON LA CON VEN CI ÓN

82. La segunda part e de la solicit ud de consult a se refiere a la com pat ibilidad de


los aspect os relevant es de la Ley No. 4420 con la Convención, los que, para efect os
de est a consult a, son los siguient es:

Art ículo 2- I nt egran el Colegio de Periodist as de Cost a Rica:

a) Los Licenciados y Bachilleres en Periodism o, graduados en la


Universidad de Cost a Rica o en universidades o inst it uciones
24

equivalent es del ext ranj ero, incorporados a él de acuerdo con


las leyes y t rat ados;

b) En el caso de com probar el Colegio que no hay periodist as


profesionales colegiados int eresados para llenar una plaza
vacant e det erm inada, el Colegio podrá aut orizar, a solicit ud de
la em presa periodíst ica, a ocuparla en form a t em poral pero en
iguales condiciones, m ient ras algún colegiado se int eresa en la
plaza, a un est udiant e de la Escuela de Periodism o que t enga al
m enos el prim er año aprobado y est é cursando el segundo.
Durant e el t iem po que un est udiant e de periodism o est é
aut orizada para ocupar una plaza de periodist a, est á obligado a
cum plir con los deberes profesionales, ét icos y m orales que esa
ley est at uye para los colegiados, así com o a cont inuar sus
est udios en la Escuela de Periodism o.

Art ículo 22 - Las funciones propias del periodist a, sólo podrán ser
realizadas por m iem bros inscrit os en el Colegio.

Art ículo 23 - Para los efect os de est a ley, se ent enderá que es
periodist a profesional en ej ercicio, el que t iene por ocupación principal,
regular o ret ribuida el ej ercicio de su profesión en una publicación
diaria o periódica, o en un m edio not icioso radiodifundido o t elevisado,
o en una agencia de not icias y que obt iene de ella los principales
recursos para su subsist encia.

Art ículo 25 - Los colum nist as y com ent arist as perm anent es u
ocasionales de t odo t ipo de m edios de com unicación, pagados o no,
podrán ej ercer su función librem ent e, sin obligat oriedad de ser
m iem bros del Colegio, pero su ám bit o de acción est ará lim it ado a esa
esfera, sin poder cubrir el cam po del report ero, especializado o no."

Para resolver sobre la com pat ibilidad ent re la Ley y la Convención, la Cort e deberá
aplicar los crit erios expuest os en la part e general de est a opinión.

83. La Cort e observa que según el art ículo 25 de la Ley No. 4420 no se requiere
la colegiación para act uar com o com ent arist a o colum nist a, perm anent e u ocasional,
rem unerado o no. Tal disposición ha sido alegada para dem ost rar que dicha Ley no
se opone a la libre circulación de ideas y opiniones. Sin em bargo, sin ent rar a
considerar en det alle el valor de ese alegat o, ello no afect a las conclusiones de la
Cort e respect o de la cuest ión general, t oda vez que la Convención no garant iza
solam ent e el derecho de buscar, recibir y difundir ideas sino t am bién inform ación de
t oda índole. La búsqueda y difusión de inform ación no cabe dent ro del ej ercicio
aut orizado por el art ículo 25 de la Ley No. 4420.

84. Según las disposiciones cit adas, la Ley No. 4420 aut oriza el ej ercicio del
periodism o rem unerado solam ent e a quienes sean m iem bros del Colegio, con
algunas excepciones que no t ienen ent idad suficient e a los efect os del present e
análisis. Dicha ley rest ringe igualm ent e el acceso al Colegio a quienes sean
egresados de det erm inada escuela universit aria. Est e régim en cont radice la
Convención por cuant o im pone una rest ricción no j ust ificada, según el art ículo 13.2
de la m ism a, a la libert ad de pensam ient o y expresión com o derecho que
corresponde a t odo ser hum ano; y, adem ás, porque rest ringe t am bién
25

indebidam ent e el derecho de la colect ividad en general de recibir sin t rabas


inform ación de cualquier fuent e.

85. Por consiguient e, en respuest a a las pregunt as del Gobierno de Cost a Rica
sobre la colegiación obligat oria de los periodist as en relación con los art ículos 13 y 29
de la Convención y sobre la com pat ibilidad de la Ley No. 4420 con las disposiciones
de los m encionados art ículos,

LA CORTE ES D E OPI N I ÓN ,

Prim ero

Por unanim idad

que la colegiación obligat oria de periodist as, en cuant o im pida el acceso de


cualquier persona al uso pleno de los m edios de com unicación social com o
vehículo para expresarse o para t ransm it ir inform ación, es incom pat ible con el
art ículo 13 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos.

Segundo

Por unanim idad

que la Ley No. 4420 de 22 de set iem bre de 1969, Ley Orgánica del Colegio de
Periodist as de Cost a Rica, obj et o de la present e consult a, en cuant o im pide a
ciert as personas el pert enecer al Colegio de Periodist as y, por consiguient e, el
uso pleno de los m edios de com unicación social com o vehículo para
expresarse y t ransm it ir inform ación, es incom pat ible con el art ículo 13 de la
Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos.

Redact ada en español e inglés, haciendo fe el t ext o en español, en la sede de la


Cort e en San José, Cost a Rica, el día 13 de noviem bre de 1985.

Thom as Buergent hal


President e

Rafael Niet o Navia Hunt ley Eugene Munroe

Máxim o Cisneros Rodolfo E.Piza E Pedro Nikken

Charles Moyer
Secret ario
OPI N I ÓN SEPARAD A D EL
JUEZ RAFAEL N I ETO N AVI A

1. La solicit ud de consult a form ulada por Cost a Rica para est a Opinión m encionó
solam ent e los art ículos 13 y 29 de la Convención. Pero el I lust rado Gobierno de ese
país m anifest ó, a t ravés del señor Minist ro de Relaciones Ext eriores, en la audiencia
de 5 de set iem bre de 1985, que " el problem a aquí no es un problem a de libert ad de
expresión: es un problem a de derecho de asociación y es un problem a de regulación
de un t rabaj o " .

2. La libert ad de t rabaj o no est á direct am ent e regulada en la Convención. Pero


sí lo est á, en el art ículo 16, la de asociación, a cuya luz hay que analizar el fenóm eno
del Colegio de Periodist as de Cost a Rica que, creado y no m eram ent e perm it ido o
t olerado por ley, es una corporación de derecho público que ej erce, por delegación
del Est ado, pot est ades norm at ivas, disciplinarias y ét icas sobre sus colegiados y
m onopoliza el ej ercicio de la act ividad profesional, de m anera que nadie puede
ej ercerla si no pert enece al Colegio ( art . 22 de la Ley No. 4420) .

3. El art ículo 16 de la Convención dice:

Ar t ícu lo 1 6 . Libe r t a d de Asocia ción

l. Todas las personas t ienen derecho a asociarse librem ent e con


fines ideológicos, religiosos, polít icos, económ icos, laborales, sociales,
cult urales, deport ivos o de cualquiera ot ra índole.

2. El ej ercicio de t al derecho sólo puede est ar suj et o a las


rest ricciones previst as por la ley que sean necesarias en una sociedad
dem ocrát ica, en int erés de la seguridad nacional, de la seguridad o del
orden públicos, o para prot eger la salud o la m oral públicas o los
derechos y libert ades de los dem ás.

3. Lo dispuest o en est e art ículo no im pide la im posición de


rest ricciones legales, y aun la privación del ej ercicio del derecho de
asociación, a los m iem bros de las fuerzas arm adas y de la policía."

4. El cont enido del art ículo 16.1 t oca, a la vez, con un derecho y con una
libert ad, es decir, con el derecho a form ar asociaciones, que no puede ser rest ringido
sino en los event os y para los propósit os cont em plados en los art ículos 16.2 y 16.3 y
con una libert ad, en el sent ido de que nadie puede ser com pelido u obligado a
asociarse. Hay que ent ender que am bos ext rem os est án prot egidos por la
Convención, aunque no m encione ést a expresam ent e la libert ad negat iva - el derecho
de no asociarse que desapareció del proyect o original de la Convención sin que se
conozcan los argum ent os para ello ( Con fe r e n cia Espe cia liza da I n t e r a m e r ica n a
sobr e D e r e ch os H u m a n os, Sa n José , Cost a Rica , 7 - 2 2 de n ovie m br e de
1 9 6 9 , Act a s y D ocu m e n t os, OEA/ Ser.K/ XVI / 1.2, Washingt on, D.C., 1978, pág.
283) pero que sí est á expresam ent e cont em plado en el art ículo 20 in fine de la
Declaración Universal de los Derechos del Hom bre según el cual " nadie podrá ser
obligado a pert enecer a una asociación " . Dent ro de la t eoría expuest a por est a
Cort e, los derechos hum anos hay que int erpret arlos de la m anera m ás favorable a
las personas ( Asu n t o Vivia n a Ga lla r do y ot r a s. Resolución del 13 de noviem bre
de 1981, párr. 16) y result a cont raevident e y aberrant e int erpret ar la palabra
2

libert ad com o " derecho" únicam ent e y no com o " la facult ad nat ural que t iene el
hom bre de obrar de una m anera u ot ra, o de no obrar" ( Real Academ ia Española,
Diccionario de la Lengua Española, Vigésim a Edición) según su albedrío.

5. La t endencia a asociarse que, com o dij o Arist ót eles en La Polít ica ( Libro I ,
cap. I , párr. 11) , deriva de la nat uraleza, solam ent e se conviert e en " derecho"
durant e el Siglo XI X y ést e const it uye, j unt am ent e con el sufragio, uno de los pilares
sobre los que se edifica el Est ado dem ocrát ico cont em poráneo.

6. La libert ad de asociación es el derecho del individuo de unirse con ot ros en


form a volunt aria y durable para la realización com ún de un fin lícit o. Las asociaciones
se caract erizan por su perm anencia y est abilidad, el caráct er ideal o espirit ual - por
oposición al físico o m at erial- de la unión, por la est ruct ura m ás o m enos com plej a
que se desarrolla en el t iem po y por la t endencia a expandirse y a cobij ar el m ayor
núm ero de m iem bros int eresados en los m ism os fines. En cuant o a ést os, los
individuos volunt ariam ent e asociados no pueden realizar act ividades que
correspondan o est én reservadas al poder público, ni que ut ilicen m edios no
perm it idos para lograr sus propósit os, ni para realizar act ividades que est én
prohibidas a los seres hum anos individualm ent e considerados.

7. Cabe pregunt arse si los ent es públicos con est ruct ura asociat iva, llám ense
asociaciones, corporaciones o colegios, violan el caráct er volunt ario - la volunt ariedad
de la acción- cont enido en la libert ad de asociación. Habrá que responder que la
norm a im perat iva de derecho público que obliga a los individuos a asociarse en
colegios por profesiones es válida y no puede considerarse per se violat oria de la
libert ad de asociación, cuando t ales colegios cum plen fines est rict am ent e públicos,
t rascendent es al int erés privado, es decir, cuando reciben del Est ado una delegación
que ést e podría cum plir direct am ent e pero que delega porque considera que esa es
la form a m ás idónea para cum plir el fin propuest o. Tales colegios no puede
considerarse que sean de aquéllas asociaciones a las que se refiere el art ículo 16 de
la Convención.

8. En cam bio, puede considerarse que se viola la libert ad de asociarse al obligar


por ley a los individuos a hacerlo, si los fines propuest os de t al asociación son de
aquéllos que podrían cum plirse por asociaciones creadas por los individuos al am paro
de su libert ad, es decir, si t ales asociaciones corresponde a aquéllas a las que se
refiere el art ículo 16.

9. La pregunt a que hay que form ular es si la corporación pública denom inada
Colegio de Periodist as de Cost a Rica es una asociación de aquéllas a las que se
refiere el art ículo 16 de la Convención o, sim plem ent e, una ent idad que act úa por
delegación del Est ado en funciones que a ést e corresponden. La respuest a hay que
darla luego de est udiar los fines que t al corporación se propone y que est án
cont em plados en el art ículo prim ero de la Ley No. 4420:

Art ículo 1- Créase el Colegio de Periodist as de Cost a Rica, con asient o


en la ciudad de San José, com o una corporación int egrada por los
profesionales del periodism o, aut orizados para ej ercer su profesión
dent ro del país. Tendrá los siguient es fines:

a) Respaldar y prom over las ciencias de la com unicación colect iva;


3

b) Defender los int ereses de sus agrem iados, individual y


colect ivam ent e;

c) Apoyar, prom over y est im ular la cult ura y t oda act ividad que
t ienda a la superación del pueblo de Cost a Rica;

d) Gest ionar o acordar, cuando sea posible, los auxilios o sist em as


de asist encia m édico- social pert inent es para prot eger a sus
m iem bros cuando ést os se vean en sit uaciones difíciles por
razón de enferm edad, vej ez o m uert e de parient es cercanos; o
cuando sus fam iliares, por alguna de esas event ualidades, se
vean abocados a dificult ades, ent endiéndose por fam iliares,
para efect os de est a ley, a esposa, hij os y padres;

e) Cooperar con t odas las inst it uciones públicas de cult ura,


siem pre que sea posible, cuando ést as lo solicit en o la ley lo
ordene;

f) Mant ener y est im ular el espírit u de unión de los periodist as


profesionales;

g) Cont ribuir a perfeccionar el régim en republicano y dem ocrát ico,


defender la soberanía nacional y las inst it uciones de la nación;
y

h) Pronunciarse sobre problem as públicos, cuando así lo est im e


convenient e.

Es claro que los fines m encionados en los lit erales a) , c) , e) , g) y h) pueden ser
cum plidos por ent idades de diverso t ipo, no necesariam ent e asociat ivas ni públicas.
Los cont em plados en b) , d) y f) t ienen que ver direct am ent e con el int erés o el
bienest ar de los " agrem iados" o " m iem bros" y podrían ser cum plidos
sat isfact oriam ent e por asociaciones privadas del t ipo de los sindicat os de
t rabaj adores. Son, pues, fines que no son est rict am ent e públicos ni t rascendent es al
int erés privado y, leídos desprevenidam ent e, result a claro que no son " necesari( o) s
en una sociedad dem ocrát ica, en int erés de la seguridad nacional, de la seguridad o
del orden público, o para prot eger la salud o la m oral públicas o los derechos y
libert ades de los dem ás" ( art . 16.2) ( el razonam ient o de la Opinión sobre est os
concept os es plenam ent e aplicable t am bién aquí) y t ienen que ver, en cam bio, con el
int erés del grem io de los periodist as. En est e sent ido es claro que el Colegio es una
asociación de aquéllas a que se refiere el art ículo 16 de la Convención, es decir, sus
fines pueden ser cum plidos por asociaciones creadas al am paro de la libert ad de
asociación, sin necesidad de una ley que no se lim it a a t olerar o perm it ir su
exist encia sino que crea la corporación, la regula en su organización y adm inist ración
y hace obligat orio, para quien quiera ej ercer el periodism o, pert enecer a ella, lo que
significa que crea rest ricciones a la libert ad de asociación.

10. El hecho de que el art ículo cuart o de la Ley No. 4420 est ipule que " t odo
periodist a t iene derecho a separarse del Colegio, t em poral o definit ivam ent e" no
puede int erpret arse sino en consonancia con el art ículo 22 que dice que " las
funciones propias del periodist a sólo podrán ser realizadas por m iem bros inscrit os en
el Colegio" . Porque eso significa que quien se separe del Colegio no puede realizar
4

las funciones de su profesión ( Decret o No. 14931- C, Reglam ent o de la Ley No. 4420,
art . 10) .

11. La Ley No. 4420, en consecuencia, no se lim it ó a prot eger el derecho de


asociación sino que hizo ést a obligat oria violando, de est a m anera, la respect iva
libert ad. Quien ej erce la act ividad de periodist a sin pert enecer al Colegio ej erce
ilegalm ent e una profesión y est á suj et o a las sanciones penales respect ivas
( Com isión I nt eram ericana de Derechos Hum anos, Resolución No. 17/ 84 Caso- 9178
( Cost a Rica) OEA/ Ser.L/ V/ I I .63, doc.15, 2 de oct ubre de 1984) . En cam bio quien sí
pert enece t iene legalm ent e un privilegio que se niega a los dem ás, com o lo ha
expresado m uy bien la Opinión de la Cort e.

12. Para razonar de la m ism a m anera com o lo hace la Cort e en su Opinión pero
respect o de la libert ad de asociación, hay que concluir que la Ley No. 4420 en cuant o
hace obligat orio a los periodist as para poder ej ercer su profesión el pert enecer al
Colegio de Periodist as de Cost a Rica, una corporación pública cuyos fines podrían ser
desem peñados por asociaciones creadas al am paro de la libert ad de asociación, crea
rest ricciones no perm it idas por el art ículo 16 de la Convención y, por consiguient e,
es incom pat ible con él.

RAFAEL NI ETO NAVI A

CHARLES MOYER
Secret ario
D ECLARACI ÓN D EL JUEZ M ÁXI M O CI SN EROS

1. He suscrit o est a Opinión Consult iva por que com part o los razonam ient os
ext ensa y m inuciosam ent e expuest os en la m ism a, que conducen a las conclusiones
alcanzadas const it uyendo una fiel e ineludible int erpret ación de la Convención
Am ericana sobre Derechos Hum anos, a la que debo aj ust arm e en m i condición de
Juez.

2. Pero com o hom bre de Derecho no puedo evit ar una honda preocupación de
los alcances que puedan darse a la m ism a, según los crit erios de int erpret ación que
se em pleen y, no obst ant e que nat uralm ent e respet o t odos y cada uno de ellos, creo
convenient e consignar m i propio crit erio, puest o que para m í ha sido det erm inant e
para concurrir con m i vot o a est a Opinión, el considerar que el t ext o adopt ado se
concilia con m i int erpret ación personal.

3. En m i crit erio, lo expresado en el punt o " Prim ero" de est a Opinión Consult iva
no significa la adopción de un concept o genérico de que la colegiación obligat oria de
los periodist as deba desaparecer forzosam ent e com o condición indispensable para
que pueda exist ir la libert ad de expresión.

4. Personalm ent e creo que los Colegios de Periodist as, en general, son út iles al
int erés social por que dent ro de sus fines y act ividades persiguen obj et ivos de
evident e bien com ún. Ent re t ales obj et ivos puede cit arse por ej em plo la im port ant e
labor que suelen realizar para lograr la const ant e m ej ora en la capacit ación de sus
m iem bros, que los habilit e para la adecuada ut ilización de los adelant os t ecnológicos,
en rápida evolución en nuest ros t iem pos, que es caract eríst ica de las ciencias de la
com unicación y, sobre t odo, en la indispensable vigilancia de la ét ica profesional.

5. Si hay una profesión que requiere de un Código de Ét ica Profesional y de una


celosa y efect iva aplicación del m ism o, es sin lugar a dudas la de periodist a, con una
preem inencia sobre cualquier ot ra profesión, por que en razón de que su act ividad se
ej erce a t ravés de los m edios de difusión social, es decir, con el enorm e poder que
ello significa com o fact or det erm inant e en la form ación de la opinión pública, los
excesos que se puedan com et er en su ej ercicio, afect an en form a m uy grave a los
dem ás m iem bros de la sociedad, en valores t an im port ant es com o la honra y la
dignidad de las personas. Creo t am bién que la form a de ej ercer la vigilancia de la
ét ica profesional m ás congruent e con los principios de una sociedad dem ocrát ica, es
precisam ent e a t ravés de los Colegios, por que así en ciert a form a significa una
aut olim it ación de los derechos personales de los periodist as en razón del bien
com ún.

6. Por t odo ello debo dest acar que, según m i crit erio, la Opinión en los t érm inos
adopt ados en su punt o " Prim ero " dej a abiert o el cam ino para que las disposiciones
que regulan la Colegiación de los periodist as, puedan ser m odificadas en form a que
desaparezcan las incom pat ibilidades que se han señalado, quedando así subsanada
la dificult ad legal. Creo que así, por sust ancial que result e la m odificación y por difícil
que parezca la adecuación, si se logra, se habrá servido en la m ej or form a al
principio de la libert ad de expresión, a la causa de los Derechos Hum anos, y a la
est abilidad de las inst it uciones dem ocrát icas de las que, al m enos en la m ayoría de
los países lat inoam ericanos, los Colegios de Periodist as form an part e.
2

7. Por est a m ism a razón, en m i crit erio, lo expresado en el punt o " Segundo" de
est a Opinión Consult iva, t am poco significa forzosam ent e la necesidad de la
derogación de la Ley No. 4420, sino que lo deseable es, igualm ent e, su m odificación
y adecuación para que desaparezca la incom pat ibilidad allí señalada.

8. El Colegio de Periodist as de Cost a Rica, regido por la Ley referida en el


párrafo ant erior t iene un Código de Ét ica Profesional, aprobado dem ocrát icam ent e
por la m ayoría de sus m iem bros, que ha sido present ado en est e proceso durant e
una de las audiencias. Est e Código t iene un Capít ulo I I denom inado " Deberes de los
Periodist as para con la Sociedad" del que creo út il cit ar algunas de sus norm as:

Art ículo 6 - El periodist a debe est ar conscient e de la necesidad de su


part icipación act iva en la t ransform ación social para prom over el
respet o a la libert ad y la dignidad hum ana. Debe luchar por la igualdad
de t odos los hom bres sin dist inción de raza, sexo, lengua, religión,
opinión, origen, posición y est ado. Todos los hom bres t ienen igual e
indiscut ible derecho a que la sociedad y por ende los m edios de
com unicación social, respet en la dignidad hum ana y se esfuercen
porque t rascienda de la t eoría a la práct ica. El periodist a se esforzará
porque se apliquen est os principios.

Art ículo 7 - Es deber de quien ej erce la profesión de periodist a dar


cuent a de los hechos con exact it ud m inuciosa, en form a com plet a,
concisa, clara y con respet o absolut o a la verdad, pensando en t odo
m om ent o que la not icia debe est ar redact ada de m anera que
prom ueva el bien com ún.

Art ículo 10 - El periodist a debe guardar discreción sobre el origen de la


inform ación confidencial que hubiere obt enido, pero nunca invocar al
secret o profesional para defender o escudar int ereses ext raños a los
del Est ado, a las inst it uciones dem ocrát icas y a los verdaderos valores
del bien com ún

Art ículo 14 - La libert ad de prensa debe ser prot egida por el periodist a
com o un derecho esencial de la hum anidad y t odo aquello que ponga
t rabas a la m ism a, debe ser denunciado de inm ediat o en form a clara y
t erm inant e. ( Subrayado m ío) .

9. La consideración de que principios de est a nat uraleza pueden ser


debidam ent e calificados com o cont ribución a " las j ust as exigencias del bien com ún
en una sociedad dem ocrát ica" , refuerza m i crit erio que valdrá la pena t odo esfuerzo
que se haga, por difícil que parezca, para que la Ley No. 4420 se adecúe a la
Convención, y se pueda disfrut ar en Cost a Rica de una irrest rict a libert ad de
expresión, dent ro del especialm ent e elevado nivel en que la expresa la Convención,
conj unt am ent e con los aport es que puede seguir brindando el Colegio de Periodist as
a su sist em a dem ocrát ico, sist em a que es t am bién principio sust ancial e
im prescindible para la plena vigencia de la Convención Am ericana sobre Derechos
Hum anos.

10. Finalm ent e quiero t erm inar est a declaración enfat izando la im port ancia y
t rascendencia de lo expuest o en los párrafos 24, 25 y 26 de la present e Opinión
Consult iva, por que ellos ponen de m anifiest o la m uy seria y deplorable deficiencia
que viene acusando el Sist em a I nt eram ericano sobre Derechos Hum anos. Hace m ás
3

de seis años, el 4 de set iem bre de 1979, en m i calidad de uno de los j ueces
fundadores de la Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos, y con m ot ivo de las
cerem onias de inst alación de la m ism a, en un discurso que pronuncié ant e la Cort e
Suprem a de Just icia de Cost a Rica, dij e:

Quiero decir en est e recint o de j ust icia que los hom bres que
conform am os est a Cort e I nt eram ericana, est am os dispuest os a llevar
nuest ra labor con am or, con conciencia de lo que ella represent a para
las esperanzas de los hom bre de Derecho de Am érica, para hacer
realidad el sueño de j ust icia de nuest ros pueblos.

Ahora, que al est am par m i firm a en la present e Opinión Consult iva est oy realizando
m i últ im o act o com o Juez de la Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos, quiero
decir que el " am or " que hem os puest o en nuest ras labores no ha sido suficient e
para evit ar la sensación de frust ración que sient o al ret irarm e sin que la Cort e haya
conocido un solo caso de violación de Derechos Hum anos, no obst ant e la penosa
realidad de nuest ra Am érica en dicho cam po.

Com o consuelo solo m e cabe la esperanza de que al señalar en est a Opinión la


deficiencia:

Dado que los individuos no est án legit im ados para int roducir una
dem anda ant e la Cort e y que un gobierno que haya ganado un asunt o
ant e la Com isión no t iene incent ivo para hacerlo, la det erm inación de
est a últ im a de som et er un caso sem ej ant e a la Cort e, represent a la
única vía para que operen plenam ent e t odos los m edios de prot ección
que la Convención est ablece. Por ello, en t ales hipót esis, la Com isión
est á llam ada a considerar especialm ent e la posibilidad de acudir a la
Cort e ( párr. 26) .

Ello sirva para que los hom bres com prom et idos en est a im port ant e causa de los
derechos hum anos, aunem os esfuerzos para hacer realm ent e operat ivo nuest ro
sist em a m ediant e la adecuada part icipación de t odos los órganos que lo int egran.

MÁXI MO CI SNEROS

CHARLES MOYER
Secret ario
OPI N I ÓN SEPARAD A D EL
JUEZ ROD OLFO E. PI ZA ESCALAN TE

1. He concurrido en su t ot alidad con el pronunciam ient o de la Cort e cont enido


en la present e Opinión Consult iva. Sin em bargo, form ulo est a separada porque
considero que debo ext enderm e a algunos ot ros aspect os im plicados en la consult a,
aplicables, t ant o a la colegiación obligat oria de los periodist as, en general, com o
respect o de la Ley No. 4420, Orgánica del Colegio de Periodist as de Cost a Rica.

2. En prim er lugar, recoj o la opinión de la Cort e, de que el cont enido de la


act ividad de los periodist as coincide t ot alm ent e con el ej ercicio de la libert ad de
expresión, t al com o ést a est á consagrada por el art ículo 13 de la Convención
Am ericana, de m anera que t oda rest ricción a dicha act ividad es una rest ricción a
dicha libert ad ( v. p.ej . Nos. 72, 74, 75 y 77 de la Opinión principal) ; así com o la de
que las únicas rest ricciones perm isibles a esa libert ad son las previst as
t axat ivam ent e por el párrafo 2 del m ism o art ículo, sin que sea lícit o adm it ir ot ras
derivadas de una int erpret ación ext ensiva de ese t ext o ( v. Nos. 39, 46 y 52) , ni de la
aplicación de ot ras norm as, com o la general del art ículo 32 de la propia Convención
( v. No. 65) , o, m enos, las de ot ros inst rum ent os int ernacionales ( v. Nos. 51 y 52) ,
que t ienen, desde luego, un alt ísim o valor int erpret at ivo, pero frent e a los cuales es
obvio que la Convención Am ericana quiso ir m ucho m ás lej os en la definición y en la
prot ección de dicha libert ad, apart ándose claram ent e en est e punt o de sus m odelos
europeo y universal, el art ículo 10 de la Convención Europea y el art ículo 19 del
Pact o I nt ernacional de Derechos Civiles y Polít icos ( v. Nos. 43, 45 y 50) .

3. En est e sent ido, m e parece que m ucho de la posición de fondo del Gobierno
de Cost a Rica puede deberse a que la t radición cost arricense consagra esa libert ad
solam ent e com o el derecho de expresar librem ent e el pensam ient o propio. Com o
dicen los art ículos 28 y 29 de su Const it ución:

Ar t ícu lo 2 8 ( m a n ife st a ción de opin ion e s)

Nadie puede ser inquiet ado ni perseguido por la m anifest ación de sus
opiniones ni por act o alguno que no infrinj a la ley.

Ar t ícu lo 2 9 ( libe r t a d de im pr e n t a )

Todos pueden com u n ica r su s pe n sa m ie n t os de palabra o por


escrit o, y pu blica r los sin pr e via ce n su r a ; pero serán responsables
de los abusos que com et an en el
ej ercicio de est e derecho, en los casos y del m odo que la ley
est ablezca.

4. La Convención, en cam bio, com o se hace not ar en la Opinión principal ( v.


No.30) , la define com o el derecho de " bu sca r , r e cibir y difu n dir in for m a ción e
ide a s de t oda ín dole , sin consideración de front eras, ya sea oralm ent e, por escrit o
o en form a im presa o art íst ica, o por cu a lqu ie r ot r o pr oce dim ie n t o de su
e le cción" ( art . 13.1) , lo cual im plica, obviam ent e, la libert ad de difundir, no sólo el
2

pensam ient o, la opinión, la im aginación o la inspiración propios, sino t am bién los


aj enos, así com o los sim ples hechos de que se t enga not icia, de m anera t ot alm ent e
coincident e con el cont enido de la act ividad que ej ercen los periodist as, en general, y
t am bién conform e a la definición m ism a result ant e de la Ley No. 4420 ( art s. 22ss.)
y, sobre t odo, de su Reglam ent o ( art s. 29 y 30) .

5. La Cort e ha ut ilizado expresam ent e la palabra rest ricciones, no en el sent ido


est rict o de lim it aciones prevent ivas al ej ercicio m ism o de la libert ad de expresión,
que el art ículo 13.2 de la Convención no perm it e en ningún caso, sino en el general
de conduct as preest ablecidas t axat ivam ent e por la ley com o generadoras de
r e spon sa bilida de s u lt e r ior e s, derivadas del ej ercicio de esa libert ad, únicas que
dicha norm a aut oriza, dent ro de las condiciones form ales y m at eriales que aut oriza
( v. No.35 in fine de la Opinión principal) . Desde est e punt o de vist a, m i opinión es
plenam ent e coincident e con la de m is colegas.

6. Sin em bargo, considero que la colegiación obligat oria de los periodist as debe
analizarse, no sólo en relación con esas rest ricciones la t o se n su , com o generadoras
de responsabilidades ult eriores, sino t am bién en cuant o pueda im plicar, a la vez, una
verdadera r e st r icción st r ict o se n su com o condición prevent iva para el ej ercicio
m ism o de la libert ad de expresión, prohibida en t odo caso por la Convención. Así
result a, t ant o del t ext o del art ículo 13, com o de su cont ext o, de acuerdo con su
obj et o y fin, que son crit erios obligados de int erpret ación conform e al art ículo 31 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Trat ados ( así lo ha dicho
repet idam ent e la Cort e: v. OC- 1/ 82, " Ot r os t r a t a dos" ..., No. 33; OC- 2/ 82, El
e fe ct o de la s Re se r va s..., No. 19; OC- 3/ 83, Re st r iccion e s a la Pe n a de
M u e r t e ..., Nos. 48 y 49; OC- 4/ 84, N a t u r a liza ción ( Cost a Rica ) ..., Nos. 21 y 22 ) ,
lo m ism o que de la nat uraleza de esa libert ad com o inst it ución esencial del sist em a
dem ocrát ico y condición para el goce de los dem ás derechos y libert ades hum anos
fundam ent ales ( v. Nos. 42, 44 y 70) . Todo lo cual apunt a a la necesidad de
int erpret ar ext ensivam ent e las norm as que la consagran, y rest rict ivam ent e las que
perm it en lim it arla, de donde deben ent enderse prohibidas por el art ículo 13.2 t odas
las rest ricciones que no sean las expresa y t axat ivam ent e aut orizadas por él, es
decir, únicam ent e las " responsabilidades ult eriores... expresam ent e fij adas por la
ley... necesarias para asegurar: a. el respet o a los derechos o a la reput ación de los
dem ás, o b. la prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la
m oral públicas" ( v. Nos. 39, 40 y 52 de la Opinión principal) .

7. En est e punt o, debe t om arse m uy en cuent a el hecho de que los párrafos 1 y


2 del art ículo 13 de la Convención son copia casi t ext ual de los párrafos 2 y 3 del
art ículo 19 del Pact o I nt ernacional de Derechos Civiles y Polít icos de las Naciones
Unidas, el cual est ablece:

Ar t ícu lo 1 9

2. Toda persona t iene derecho a la libert ad de expresión; est e derecho


com prende la libert ad de buscar, recibir y difundir inform aciones e
ideas de t oda índole, sin consideración de front eras, ya sea oralm ent e,
por escrit o o en form a im presa o art íst ica, o por cualquier ot ro
procedim ient o de su elección.

3. El ej ercicio del derecho previst o en el párrafo 2 de est e art ículo


ent raña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguient e,
3

puede est ar suj et o a ciert as rest ricciones, que deberán, sin em bargo,
est ar expresam ent e fij adas por la ley y ser necesarias para:

a) Asegurar el respet o a los derechos o a la reput ación de los


dem ás;

b) La prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la


salud o la m oral públicas.

8. Com o se ve, el art ículo 19.3 del Pact o I nt ernacional corresponde casi
exact am ent e al art ículo 13.2 de la Convención Am ericana, salvo en cuant o a que
est e últ im o agregó la prohibición de t oda censura previa y a que sust it uyó, de m odo
expreso, la posibilidad de " ciert as rest ricciones" del prim ero, por la de
" responsabilidades ult eriores" , sust it ución que no puede considerarse accident al o
sem ánt ica sino int encional y de fondo.

9. La Cort e dest acó esas diferencias ( v. Nos. 43, 45 y 50 de la Opinión


principal) , así com o insist ió en la necesidad de dist inguir ent re las rest ricciones
aut orizadas por el art ículo 13.2, que sólo pueden est ablecerse en form a de
r e spon sa bilida de s u lt e r ior e s, y las no aut orizadas, que no pueden im plicar, ni las
m edidas que conduzcan a la censura previa, ni, m ucho m enos, a la supresión de la
libert ad de expresión, ni t am poco las que im pongan con dicion e s pr e ve n t iva s para
su ej ercicio ( v. p.ej . Nos. 38, 39, 53, 54, 55 y 82) . Tam bién dest acó el efect o
calificat ivo que respect o de t ales rest ricciones debe darse al art ículo 13.3, en cuant o
que prohíbe " rest ringir el derecho de expresión por vías o m edios indirect os...
encam inados a im pedir la com unicación y la circulación de ideas y opiniones" ( v.
Nos. 47 y 48) . Asim ism o, est ableció que la colegiación obligat oria de los periodist as
es incom pat ible con la Convención, en cuant o que veda el acceso a esa colegiación y
el ej ercicio de esa profesión a aquellos que no puedan colegiarse ( v. Nos. 77 y 82) , y
por lo m enos advirt ió del cuidado con que debe m irarse el que el Est ado ej erza o
delegue en el colegio pot est ades disciplinarias capaces de rest ringir ese ej ercicio m ás
allá de los lím it es aut orizados t axat ivam ent e por dicha disposición ( v. No. 81) .

10. Sin em bargo, m i opinión es que debe llegarse m ás al fondo de la diferencia


que exist e ent re r e spon sa bilida de s u lt e r ior e s, lo cual hace alusión a infracciones
de la ley que solam ent e se producen con el ej ercicio de la libert ad de expresión y
solam ent e se sancionan después de ej ercerla, e im poner r e st r iccion e s propiam ent e
dichas, dirigidas a lim it ar el ej ercicio m ism o de la libert ad, com o es el caso de las
licencias o aut orizaciones. En efect o, la definición m ism a de ést as las caract eriza
com o form as de t ut ela prevent iva, consist ent es en el levant am ient o de un obst áculo
im puest o por la ley al ej ercicio de un derecho propio, de m anera que su específico
sent ido norm at ivo no es el de som et er ese ej ercicio a una responsabilidad ult erior
por el abuso que con el m ism o se com et a, sino el de im pedir el ej ercicio m ism o
m ient ras la licencia o aut orización no haya sido ot orgada. Ciert am ent e, puede ocurrir
que una act ividad necesit ada de licencia o aut orización se lleve a cabo, de hecho, sin
obt enerla, en cuyo caso parecería convert irse en una responsabilidad ult erior, pero
ést a no sería en t al caso m ás que una consecuencia secundaria de la violación de
dicha condición, con lo que la cuest ión se t ornaría en un sim ple problem a de eficacia
de la m ism a, no de su sent ido norm at ivo, que es siem pre el de que la conduct a no
se realice del t odo sin la previa licencia o aut orización y de que se haga lo necesario
para que no se realice. Est o es bien diferent e de las responsabilidades ult eriores que
aut oriza rest rict ivam ent e el art ículo 13.2, las cuales no pueden t ender en sí m ism as
a producir ese efect o im pedit ivo, sino únicam ent e a lograr, por m edios indirect os y
4

no prevent ivos ( la sanción post erior derivada del abuso) , que el ej ercicio del derecho
se m ant enga dent ro de lím it es legít im os.

11. Yo considero que la colegiación obligat oria de los periodist as const it uye una
rest ricción de esa nat uraleza, cuyo específico sent ido norm at ivo es el de prevenir el
ej ercicio m ism o de la act ividad periodíst ica, coincident e, com o ya se dij o, con el de la
libert ad de expresión, por los no colegiados, som et iéndolo a la condición de una
licencia o aut orización, y, por ende, el de condicionar la propia libert ad a una
r e st r icción st r ict o se n su no aut orizada com o t al por el art ículo 13.2 de la
Convención. De est a m anera, creo que la colegiación obligat oria de los periodist as
es, en sí m ism a, incom pat ible con la Convención, cualquiera que sea el m odo com o
se reglam ent e y aunque sólo const it uyera una form alidad asequible a cualquier
persona que quisiera ej ercer el periodism o, sin necesidad de ningún requisit o
adicional. La libert ad de expresión es un derecho fundam ent al de t odo ser hum ano
por el solo hecho de serlo, cuyo ej ercicio no puede ser rest ringido ni condicionado al
cum plim ient o de requisit os previos de ninguna nat uraleza que él no pueda o no
quiera cum plir.

12. A la m ism a conclusión se llega si se recuerda que el art ículo 13.3 prohíbe
t odo t ipo de rest ricciones a la libert ad de expresión m ediant e " vías o m edios
indirect os... encam inados a im pedir la com unicación y la circulación de ideas y
opiniones " . En efect o, si la Convención prohíbe t ales rest ricciones indirect as, no es
posible ent ender que perm it a las direct as. Por lo dem ás, el hecho de que esa
prohibición expresa solam ent e se refiera a la com unicación o circulación de ideas u
opiniones, no puede int erpret arse com o que sí perm it e rest ricciones a la libert ad de
in for m a ción , en el sent ido de la búsqueda y difusión de not icias sin cont enido
ideológico, porque est a libert ad im plica t am bién la com unicación y, sobre t odo, la
circulación de ideas u opiniones aj enas, al lado de las sim ples not icias, que serían las
únicas no incluidas expresam ent e en la prohibición. De t odos m odos ést as pueden y
deben considerarse im plícit am ent e cont em pladas en ellas en virt ud del principio de
int erpret ación ext ensiva de los derechos hum anos y rest rict iva de sus lim it aciones
( principio pr o h om in e ) , y del crit erio universal de herm enéut ica de que " donde hay
la m ism a razón hay la m ism a disposición" .

. . .

13. En ot ro orden de ideas, m e parece que la vinculación esencial del ej ercicio del
periodism o con el de la libert ad de expresión hace surgir ot ras incom pat ibilidades
con la Convención, si no forzosam ent e de t oda la colegiación obligat oria de
periodist as, sí del m odo en que est á est ruct urada norm alm ent e en los países que la
cont em plan, así com o, con t oda seguridad, en la Ley Orgánica del Colegio de
Periodist as de Cost a Rica. De esas incom pat ibilidades m erecen, a m i j uicio,
dest acarse dos de im port ancia fundam ent al, a saber:

14. La prim era, result a del hecho de que, norm alm ent e, la colegiación obligat oria
significa la creación de una ent idad pública de caráct er corporat ivo, con el obj et o
específico de at ribuirle, no solam ent e la fiscalización y disciplina de la act ividad
profesional de sus m iem bros, lo cual sería fact ible legít im am ent e dent ro de ciert as
condiciones, sino t am bién la pot est ad de est ablecer ella m ism a códigos de ét ica y
ot ras norm as disciplinarias que im plican rest ricciones, responsabilidades y sanciones
e x n ovo, no previst as t axat ivam ent e por la propia ley. En est e sent ido, considero
que, t ant o el art ículo 13.2 de la Convención, al aut orizar únicam ent e
" responsabilidades ult eriores... e x pr e sa m e n t e fij a da s por la le y" , com o el
5

principio general de legalidad penal a que se refiere el art ículo 9 de la m ism a, en el


sent ido de que " nadie puede ser condenado por acciones u om isiones que en el
m om ent o de com et erse no fueran delict ivas se gú n e l de r e ch o a plica ble , aluden
precisam ent e al principio de r e se r va de la le y. En realidad, si bien esas
disposiciones no precisan el sent ido de las palabras le y y de r e ch o, la aplicación de
principios generales universalm ent e com part idos en las naciones dem ocrát icas y en
t odos los Est a dos de D e r e ch o, perm it e afirm ar que se t rat a de m at erias reservadas
est rict am ent e a la le y for m a l, em anada de un parlam ent o dem ocrát ico con t odas
las garant ías que est o im plica, porque si hay algo definit ivo en est a m at eria es que el
régim en de los derechos y libert ades hum anos fundam ent ales es m at eria de r e se r va
de la le y.

15. En t odo caso, lo es t rat ándose del Derecho Cost arricense, en el cual el
principio t iene rango const it ucional y se encuent ra, adem ás, consagrado
expresam ent e en la Ley General de la Adm inist ración Pública ( art . 19: " el régim en
j urídico de los derechos const it ucionales est ará reservado a la ley..." ; art . 124: " los
reglam ent os, circulares, inst rucciones y dem ás disposiciones adm inist rat ivas de
caráct er general no podrán est ablecer penas ni im poner exacciones, t asas, m ult as ni
ot ras cargas sim ilares" ) , así com o por la j urisprudencia const it ucional, adm inist rat iva
y penal ( que han declarado aplicables a la m at eria disciplinaria las garant ías de la
legalidad penal) , de m anera que, al m enos en lo que respect a a la Ley cost arricense
No.4420, dicho principio result a aplicable, no sólo en el derecho int erno, sino
t am bién en el int ernacional, sólo sea en ést e com o crit erio de int erpret ación
conform e a lo dispuest o por el art ículo 29 inciso b) de la Convención ( que
específicam ent e alude a " cualquier derecho o libert ad que pueda est ar reconocido de
acuerdo con las leyes de cualquiera de los Est ados Part es..." ) .

16. Por ot ra part e, es t am bién cosa norm al que las leyes orgánicas de los colegios
profesionales de periodist as, y posit iva que la Ley No. 4420 de Cost a Rica, im pongan
a sus colegiados, direct a o indirect am ent e, rest ricciones al ej ercicio de su profesión o
sanciones que las im plican, para el cum plim ient o de fines puram ent e grem iales u
ot ros de orden social o privado, que no pueden j ust ificar su caráct er público y,
m ucho m enos, est im arse com o necesarias, en una sociedad dem ocrát ica, para
asegurar el respet o a los derechos o a la reput ación de los dem ás, ni la prot ección de
la seguridad nacional, el orden público o la salud o la m oral públicas, com o result a
rest rict ivam ent e del art ículo 13.2, en relación con los valores fundam ent ales del
sist em a de la Convención.

. . .

17. En con se cu e n cia :

Est oy de acuerdo con las dos conclusiones de la Opinión principal, pero


agrego las siguient es com o Opinión Separada:

Tercero:

Que, adem ás, la colegiación m ism a de los periodist as en general, y la que


est ablece la Ley No. 4420 en part icular, son incom pat ibles t am bién con el art ículo 13
de la Convención, en cuant o im ponen una licencia o aut orización previa para el
ej ercicio de esa profesión, que equivale a una rest ricción prevent iva, no aut orizada
por el art ículo 13.2 de la Convención, al ej ercicio de la libert ad de expresión.
6

Cuart o:

Que, independient em ent e de las incom pat ibilidades señaladas en las


conclusiones ant eriores, la colegiación obligat oria de los periodist as norm alm ent e, y
la Ley No. 4420 en t odo caso, im plican ot ras violaciones a la libert ad de expresión,
por lo m enos en dos aspect os fundam ent ales, a saber:

a. el de ot orgar al colegio respect ivo pot est ades para est ablecer
rest ricciones y sanciones que no est án t axat ivam ent e definidas por la ley, con
violación de la reserva de ést a previst a por el art ículo 13.2 de la Convención y
del principio de legalidad penal consagrado por el art ículo 9 de la m ism a;

b. el de im poner rest ricciones derivadas de la obligación de colegiarse


para el cum plim ient o de fines grem iales y ot ros que no son necesarios para
asegurar el respet o a los derechos o a la reput ación de los dem ás, ni la
prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la m oral
públicas en una sociedad dem ocrát ica, com o result a rest rict ivam ent e del
m ism o art ículo 13.2, en relación con los valores fundam ent ales del sist em a de
la Convención.

18. En virt ud de lo expuest o en m i conclusión No. 4 b. ant erior, m e adhiero


t am bién a la Opinión Separada del Juez Niet o, con la advert encia de que el Colegio
de Periodist as de Cost a Rica sí ej erce act ividades de caráct er público que no est án
enunciadas en el art ículo 1 de su Ley Orgánica.

RODOLFO E.PI ZA E.

CHARLES MOYER
Secret ario
D ECLARACI ÓN D EL JUEZ PED RO N I KKEN

1. He concurrido a la decisión de la Cort e y com part o t ant o el análisis com o las


conclusiones de est a Opinión Consult iva, porque est im o que ella expresa la m ás fiel
int erpret ación de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos. He est im ado,
sin em bargo, convenient e form ular una declaración que precise algunos aspect os
t ant o sobre los fundam ent os com o sobre el alcance de la int erpret ación de la Cort e,
que est án im plícit os, desde m i punt o de vist a, en dicha Opinión.

. . .

2. En relación con los fu n da m e n t os est im o que las conclusiones de la Cort e no


pueden desvincularse de la prem isa que las origina, com o es el cont rast e ent re el
t ext o de los art ículos 13 y 29 de la Convención, por una part e, y ciert o género de
colegiación de los periodist as, por la ot ra.

3. La Convención Am ericana, com o lo ha señalado la Cort e, define de la m anera


m ás am plia a la libert ad de expresión, que com prende, según el art ículo 13, el
derecho de t oda persona a buscar y difundir inform ación por cualquier procedim ient o
de su elección. Un t ext o t an cat egórico no puede coexist ir, lógicam ent e, con un
régim en legal que aut oriza la búsqueda de inform ación, y su difusión a t ravés de los
m edios de com unicación social, solam ent e a un grupo reducido de personas, com o
son los m iem bros de un colegio de periodist as y que, en consecuencia, excluye de
ese ám bit o a la m ayoría de la población.

4. Com o lo dest acó la Cort e, el t ext o de la Convención ofrece una garant ía m ás


am plia que el de ot ros t rat ados sem ej ant es, no t ant o porque reconozca m ás
facult ades a la persona sino porque aut oriza m enos rest ricciones sobre las m ism as.
De hecho, la Convención ni siquiera ut iliza est a últ im a expresión, pues se lim it a a
señalar que se incurrirá en responsabilidad cuando, en ej ercicio de la libert ad de
expresión, se hayan ofendido leyes necesarias para salvaguardar los derechos o la
reput ación de los dem ás, la seguridad nacional, el orden público o la salud o la m oral
públicas.

5. A est e respect o est im o que es ciert o lo que se m encionó en las audiencias en


el sent ido de que por ser ést e m ás am plio que ot ros t rat ados, lo que es legít im o
según el Pact o I nt ernacional de Derechos Civiles y Polít icos o según la Convención
Europea de Derechos Hum anos, puede ser ilegít im o en Am érica, por apart arse de la
Convención Am ericana. Bast a recordar la part icular regulación de la pena de m uert e
cont enida en el art ículo 4 o el derecho de rect ificación y de respuest a del art ículo 14
para encont rar evidencias de la m encionada circunst ancia. Est e hecho no es de
ext rañar pues la inst auración del régim en int ernacional de prot ección de los derechos
hum anos revela que, frecuent em ent e, los t rat ados m ás m odernos son m ás am plios
que los precedent es y que m ient ras m enos diferencias cult urales y polít icas exist an
ent re los Est ados que los negocian, es m ás fácil concluir t rat ados m ás avanzados. No
es sorprendent e, pues, que la Convención Am ericana, firm ada casi veint e años
después que la Europea y que sólo abarca a las Repúblicas Am ericanas sea m ás
avanzada que ella y t am bién que el Pact o, que aspira ser un inst rum ent o que
com prom et a a t odos los gobiernos del planet a.

6. Por ot ro lado, la colegiación obligat oria de los periodist as, concebida en los
t érm inos en que se plant eó a la Cort e, represent a u n r é gim e n e x t r e m o puest o
que:
2

A. Los act os considerados por la ley com o propios del ej ercicio del periodism o
sólo pueden ser cum plidos por colegiados. De est a m anera, según varias de las leyes
de colegiación exist ent es en el cont inent e, bast aría con que una persona " difundiera"
por sí m ism a, " a t ravés de un procedim ient o de su elección" - prensa, radio o
t elevisión- una inform ación que hubiera " buscado " librem ent e, para que incurriera
en responsabilidad - incluso penal- por ej ercicio ilegal del periodism o. Creo que
cualquier int erpret ación de la Convención que considere que un supuest o sem ej ant e
est á aut orizado por el t rat ado se apart a de lo que lit eralm ent e él dispone.

B. El Colegio sólo est á abiert o a los egresados de escuelas de periodism o, aun si


no ej ercen la profesión y adem ás, en algunos casos, a aquéllos que, careciendo del
t ít ulo académ ico hayan dem ost rado, a j uicio del Colegio, haberla pract icado por
ciert o núm ero de años ant es de la vigencia de la ley de colegiación. De est a m anera,
las vent aj as que se obt ienen con la pert enencia al Colegio no dependen del ej ercicio
act ual del periodism o, y en algunos casos ni siquiera de que se haya ej ercido nunca.
No parece racional que puedan pert enecer al Colegio quienes no son efect ivam ent e
periodist as m ient ras se cierra la posibilidad de acceso a él a ot ras personas que
pudieran cum plir en la práct ica una act ividad periodíst ica en provecho de la
com unidad. Aut orizar ese acceso, en cam bio, t endría base racional t oda vez que las
propias leyes han adm it ido que exist en periodist as que carecen de t ít ulo universit ario
que los acredit e com o t ales, y que t ienen derecho a inscribirse en el Colegio, pero
lim it an ese reconocim ient o a quienes est uvieron en t al supuest o ant es de ent rar en
vigor la ley. ¿Por qué esa lim it ación en una act ividad que t oca profundam ent e un
derecho inherent e a t odo ser hum ano?

7. Creo que las conclusiones de la Cort e se desprenden de ese cont rast e ent re la
vast a prot ección dispuest a por la Convención y el exagerado exclusivism o de la
colegiación; pero no creo que ést a result e, pe r se , cont raria a la Convención, incluso
en el caso de los periodist as e incluso si la colegiación es obligat oria. Lo que ocurre
es que, si va a est ablecerse la colegiación obligat oria para una profesión cuyo
ej ercicio envuelve el de un derecho de t oda persona, el acceso al Colegio no puede
rest ringirse en los t érm inos en que lo hacen varias de las leyes exist ent es en el
cont inent e; t am poco creo que deba j uzgarse com o ej ercicio del periodism o - noción
que com port a ciert a est abilidad- a act os aislados por los cuales lo que se ej erce
realm ent e es la libert ad de expresión. En ese sent ido, si se quiere som et er el
periodism o a la colegiación que se aplica a ot ras profesiones, ello debe hacerse
adecuando el régim en del Colegio, no a las caract eríst icas de esas ot ras profesiones,
sino a las propias del ej ercicio de est e oficio, que com prende el de la libert ad de
expresión.

. . .

8. En cuant o a l a lca n ce de la Opinión de la Cort e, est im o, en prim er lugar, que


debe subrayarse lo que ella m ism a señala en el sent ido de que la colegiación
obligat oria de los periodist as, si bien rest ringe, no suprim e la libert ad de expresión
de m odo que de ninguna m anera dicha Opinión podría int erpret arse com o
considerando que en los países donde exist e colegiación obligat oria no hay, por ese
sólo hecho, libert ad de expresión. Est a observación es part icularm ent e válida
respect o de Cost a Rica, país sede de la Cort e e inevit able t érm ino de referencia de
las inst it uciones dem ocrát icas de la Am érica Lat ina, que elevó est a consult a com o
una expresión m ás de su apego al im perio de la ley y al respet o a la Convención.
3

9. En segundo lugar, creo que t am poco puede int erpret arse la Opinión de la
Cort e com o una t om a de posición sobre la relación ent re las em presas periodíst icas y
quienes t rabaj an en ellas. Por lo que t oca a la part e est rict am ent e laboral, la Cort e
no ha hecho ningún pronunciam ient o y est im o que no pueden considerarse sino
com o necesarias y plausibles las act ividades de los grem ios para conseguir
condiciones de t rabaj o dignas y sat isfact orias.

10. En lo referent e a la part e m ás est rict am ent e periodíst ica, es decir, lo at inent e
al respet o que m erece el periodist a, aun frent e a la línea edit orial del m edio de
com unicación para el que t rabaj a, en especial respect o de la veracidad de la
inform ación que recaba y que se publica baj o su responsabilidad, creo que es
necesario subrayar lo dicho por la Cort e en el sent ido de que " la libert ad e
independencia de los periodist as es un bien que es preciso prot eger y garant izar" .
Est im o que la colegiación puede cum plir un papel para ese fin, aunque t am bién creo
que no es el único m edio para obt enerlo. Puede concebirse un est at ut o de rango
legal que prot ej a a quienes efect ivam ent e ej ercen el periodism o frent e a event uales
disposiciones indignas de sus em pleadores, sin necesidad de recurrir a un régim en
de colegiación que prot ej a a los inscrit os en el Colegio, incluso si no t rabaj an com o
periodist as, pero que rest ringe esas inscripciones y lim it a innecesariam ent e derechos
de la m ayoría. Por lo dem ás, no ha sido dem ost rado que la colegiación sea el m ás
eficaz de los m edios de prot ección a los periodist as, ni que en los países donde exist a
se haya puest o fin a los alegados abusos de los dueños de periódicos.

11. Sin em bargo, no creo que la supresión pura y sim ple de las leyes de
colegiación, en los países donde exist an, se t raduzca forzosam ent e en una m ej ora de
las posibilidades reales de expresión e inform ación. Un grem io débil, carent e de un
est at ut o que garant ice su independencia, puede ser el cont ext o adecuado para que a
t ravés de " cont roles part iculares" se est ablezcan los m edios indirect os, prohibidos
por el art ículo 13.3, " encam inados a im pedir la com unicación y la circulación de ideas
y opiniones" . No creo que sería j ust o ni prudent e int erpret ar la Opinión de la Cort e
com o señalando que la colegiación lim it a la libert ad de expresión y que bast a
elim inar esa colegiación para rest ablecer aut om át icam ent e dicha libert ad, porque esa
aseveración no es ciert a. La sola supresión de la colegiación puede conducir a
ot orgar m ayor poder de " cont rol part icular" a unos pocos em presarios de la prensa,
sin provecho especial para la com unidad y sin que haya ninguna seguridad de que se
abrirá el acceso a los m edios de difusión a t odo no colegiado. Puede, m ás bien,
favorecer una incondicionalidad de los periodist as, aun al m argen de la ét ica, en
favor de su pat rono, cosa ést a que t am bién podría llegar a lesionar los valores
preservados por el art ículo 13.2.

12. Por ello est im o que la Opinión de la Cort e t iene la vent aj a, en est e caso, de
ser caract eríst icam ent e un m edio para " ayudar a los Est ados... a cum plir y aplicar
t rat ados en m at eria de derechos hum anos, sin som et erlos al form alism o que
caract eriza al proceso cont encioso" . ( Re st r iccion e s a la Pe n a de M u e r t e ( art s. 4.2
y 4.4 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos) Opinión Consult iva OC-
3/ 83 del 8 de set iem bre de 1983. Serie A, No. 3, párr. 43.) En esa perspect iva
est im o que puede cum plir un papel de gran ut ilidad en cuant o podría result ar el
punt o de part ida para que los Est ados Part es donde exist en leyes de colegiación
obligat oria, puedan, en cuant o sea necesario y en cum plim ient o del art ículo 2 de la
Convención, adopt ar " m edidas legislat ivas o de ot ro caráct er" para adecuar la
regulación profesional del periodism o de m odo que, m ant eniendo o reforzando
disposiciones orient adas a preservar la libert ad e independencia de los periodist as,
no se rest rinj a, innecesaria e indebidam ent e, el derecho de t oda persona de buscar,
4

recibir y difundir inform ación e ideas por cualquier m edio de su elección y el de la


sociedad a recibir inform ación de t oda fuent e.

PEDRO NI KKEN

CHARLES MOYER
Secret ario

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