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LA CORTE
3. La Cort e, m ediant e not a de 10 de set iem bre de 1985, am plió el plazo hast a el
25 de oct ubre de 1985 para recibir observaciones escrit as u ot ros docum ent os
relevant es.
5. Asim ism o, las siguient es organizaciones no gubernam ent ales ofrecieron sus
punt os de vist a sobre la consult a com o a m ici cu r ia e : la Sociedad I nt eram ericana de
Prensa; el Colegio de Periodist as de Cost a Rica, el World Press Freedom Com m it t ee,
el I nt ernat ional Press I nst it ut e, el Newspaper Guild y la I nt ernat ional Associat ion of
Broadcast ing; la Am erican Newspaper Publishers Associat ion, la Am erican Societ y of
Newspaper Edit ors y la Associat ed Press; la Federación Lat inoam ericana de
Periodist as, la I nt ernat ional League for Hum an Right s; y el Lawyers Com m it t ee for
Hum an Right s, el Am ericas Wat ch Com m it t ee y el Com m it t ee t o Prot ect Journalist s.
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6. En virt ud de que la consult a com bina cuest iones que deben responderse t ant o
de acuerdo con el art ículo 64.1 com o con el art ículo 64.2 de la Convención, la Cort e
resolvió separar am bos procedim ient os, dado que, m ient ras el prim ero int eresa a
t odos los Est ados Miem bros y órganos principales de la OEA, el segundo involucra
aspect os legales relacionados especialm ent e con la República de Cost a Rica.
7. Se celebró una prim era audiencia pública el j ueves 5 de set iem bre de 1985,
en aplicación de las disposiciones del art ículo 64.2 de la Convención, con el fin de
que la Cort e, reunida en su Décim o t ercer Período Ordinario de Sesiones ( 2- 6 de
sept iem bre) , escuchara las opiniones de los represent ant es del Gobierno, del Colegio
de Periodist as y de la SI P que concurrieron previa consult a y con el consent im ient o
del Gobierno, sobre la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420 y los art ículos 13 y 29 de
la Convención.
8. En est a audiencia pública fueron hechas a la Cort e m anifest aciones orales por
los siguient es represent ant es:
Lic. Carlos José Gut iérrez, Agent e y Minist ro de Relaciones Ext eriores y Cult o,
Lic. Manuel Freer Jim énez, Agent e Suplent e y Asesor Jurídico del Minist erio de
Relaciones Ext eriores
10. Com parecieron a est a audiencia pública los siguient es represent ant es:
Lic. Carlos José Gut iérrez, Agent e y Minist ro de Relaciones Ext eriores y Cult o,
Lic. Manuel Freer Jim énez, Agent e Suplent e y Asesor Jurídico del Minist erio de
Relaciones Ext eriores
¿Est á perm it ida o com prendida la colegiat ura obligat oria del periodist a
y del report ero, ent re las rest ricciones o lim it aciones que aut orizan los
art ículos 13 y 29 de la CONVENCI ÓN AMERI CANA SOBRE DERECHOS
HUMANOS? ¿Exist e o no com pat ibilidad, pugna o incongruencia ent re
aquellas norm as int ernas y los art ículos cit ados de la CONVENCI ÓN
AMERI CANA?.
12. Las present aciones, t ant o escrit as com o orales, del propio Gobierno y de los
dem ás part icipant es en el procedim ient o m ost raron claram ent e que el problem a
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13. Est a solicit ud se originó en una pet ición que le present ó la SI P al Gobierno
para que form ulara la consult a,
15. Sin em bargo, el Gobierno claram ent e m anifest ó en la solicit ud respect iva su
crit erio adverso al de la SI P y dej ó const ancia de que est á plenam ent e de acuerdo
con la Resolución No. 17/ 84 de la Com isión que declaró:
que la Ley No. 4420 de 18 de set iem bre de 1969 Orgánica del Colegio
de Periodist as de Cost a Rica, así com o las norm as que la reglam ent an
y la sent encia dict ada por la Sala Tercera de la Cort e Suprem a de
Just icia de la República de Cost a Rica de 3 de j unio de 1983 por la que
se condenó al señor STEPHEN SCHMI DT a TRES MESES DE PRI SI ÓN
por ej ercicio ilegal de la profesión de periodist a, así com o los dem ás
hechos est ablecidos en la pet ición, no const it uyen violación del art ículo
13 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos. ( Resolución
No. 17/ 84 Caso No. 9178 ( Cost a Rica) OEA/ Ser. L/ V/ I I . 63, doc. 15, 2
de oct ubre de 1984) .
II
AD M I SI BI LI D AD
16. Com o ya se ha observado, la com pet encia consult iva de la Cort e ha sido
invocada respect o del art ículo 64.1 de la Convención, por lo que t oca a la cuest ión
general, y del art ículo 64.2, en lo referent e a la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420
y la Convención. Com o Cost a Rica es m iem bro de la OEA, est á legit im ada para
solicit ar opiniones consult ivas según cualquiera de las dos disposiciones m encionadas
y no hay ninguna razón j urídica que im pida que am bas sean invocadas para
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fundam ent ar una m ism a solicit ud. En consecuencia, desde ese punt o de vist a, la
pet ición de Cost a Rica es adm isible.
17. Cabe ent onces pregunt arse si la part e de la solicit ud de Cost a Rica que se
refiere a la com pat ibilidad ent re la Ley No. 4420 y la Convención es inadm isible dado
que esa m at eria fue considerada en un procedim ient o ant e la Com isión ( Caso
Sch m idt , supra 15) , al cual el Gobierno hizo expresa referencia en su solicit ud.
18. Según el sist em a de prot ección est ablecido por la Convención, la present e
solicit ud y el caso Schm idt son dos procedim ient os legales ent eram ent e diferent es,
aun cuando en est e últ im o se hayan considerado algunos de los aspect os som et idos
a la Cort e en la present e opinión consult iva.
19. El caso Sch m idt se originó en una pet ición individual present ada ant e la
Com isión de acuerdo con el art ículo 44 de la Convención. En ella el señor Schm idt
acusó a Cost a Rica de violar el art ículo 13 de la Convención. Esa infracción habría
sido el result ado de una condena que se im puso al denunciant e en Cost a Rica por
haber violado las disposiciones de la Ley No. 4420. Después de considerar la pet ición
adm isible, la Com isión la exam inó de conform idad con los procedim ient os
est ablecidos en el art ículo 48 de la Convención y, en su debido m om ent o, aprobó
una resolución en la cual concluyó que la Ley No. 4420 no violaba la Convención y
que la condena al señor Schm idt no violaba el art ículo 13 ( Caso Sch m idt , su pr a
15) .
20. Cost a Rica ha acept ado la com pet encia cont enciosa de la Cort e ( art . 62 de la
Convención) pero ni el Gobierno ni la Com isión ej ercieron su derecho de som et erle el
caso, el cual llegó a su t érm ino sin que el pet icionario t uviera la posibilidad de que su
quej a fuera considerada por la Cort e. Est e result ado, sin em bargo, no despoj ó al
Gobierno del derecho de solicit ar a la Cort e una opinión consult iva, de acuerdo con lo
est ipulado por el art ículo 64 de la Convención, sobre ciert as cuest iones legales,
aunque algunas de ellas coincidan con las im plicadas en el caso Sch m idt .
Sin em bargo, la Cort e t am bién ha reconocido que su com pet encia consult iva es
perm isiva y que consideraría inadm isible
22. No escapa a la Cort e que un Est ado cont ra el cual se ha ent ablado un proceso
ant e la Com isión podría preferir que la denuncia no fuera resuelt a por la Cort e en
uso de su com pet encia cont enciosa para evadir así el efect o de sus sent encias que
son obligat orias, definit ivas y ej ecut ables según los art ículos 63, 67 y 68 de la
Convención. Frent e a una resolución de la Com isión en que se concluya que ha
habido violación de la Convención, el Est ado afect ado podría int ent ar el recurso a
una opinión consult iva com o m edio para obj et ar la legalidad de esas conclusiones de
la Com isión sin arriesgarse a las consecuencias de una sent encia. Dado que la
opinión consult iva de la Cort e carecería de los efect os de est a últ im a, podría
considerarse que una est rat egia com o esa m enoscabaría " los derechos de las
víct im as de event uales violaciones de los derechos hum anos" y que " desvirt uar( ía) la
j urisdicción cont enciosa de la Cort e" .
23. El que una solicit ud de opinión consult iva t enga o no est as consecuencias
dependerá de las circunst ancias del caso part icular ( " Ot r os t r a t a dos" , su pr a 2 1 ,
párr. no. 31) . En el present e asunt o, result a claro que el Gobierno ganó el caso
Sch m idt ant e la Com isión. En consecuencia, al solicit ar una opinión consult iva sobre
la ley que, según la Com isión, no viola la Convención, Cost a Rica no obt iene ninguna
vent aj a legal. En verdad, la iniciat iva de Cost a Rica de solicit ar est a opinión
consult iva después de haber ganado el caso ant e la Com isión enalt ece su posición
m oral y no hay, en t ales condiciones, razón que j ust ifique desest im ar la solicit ud.
24. La Cort e considera, por ot ra part e, que el hecho de que Cost a Rica no le haya
som et ido el caso Sch m idt com o cont encioso no hace inadm isible la solicit ud de
opinión consult iva. Cost a Rica fue el prim er Est ado Part e en la Convención en
acept ar la com pet encia cont enciosa de la Cort e. Por t ant o, la Com isión pudo haber
som et ido el caso Sch m idt a la Cort e. A pesar de lo expresado por uno de los
delegados de la Com isión en la audiencia del 8 de noviem bre de 1985, ni el art ículo
50 ni el 51 de la Convención requieren que la Com isión haya concluido que ha habido
violación de la Convención, para que se pueda referir un caso a la Cort e. En
consecuencia, difícilm ent e se podría negar a Cost a Rica el derecho de solicit ar una
opinión consult iva por el solo hecho de no haber ej ercido una facult ad que
corresponde a la Com isión com o órgano de la Convención responsable, in t e r a lia ,
de velar por la int egridad inst it ucional y por el funcionam ient o del sist em a de la
Convención. ( Asu n t o Vivia n a Ga lla r do y ot r a s. Resolución del 13 de noviem bre de
1981, párrs. nos. 21 y 22) .
25. Aunque la Convención no especifica baj o qué circunst ancias la Com isión debe
referir un caso a la Cort e, de las funciones que asigna a am bos órganos se
desprende que, aún cuando no est é legalm ent e obligada a hacerlo, hay ciert os casos
que, al no haberse podido resolver am ist osam ent e ant e la Com isión, deberían ser
som et idos por ést a a la Cort e. El caso Sch m idt cae ciert am ent e dent ro de est a
cat egoría. Se t rat a de un caso que plant ea problem as legales cont roversiales no
considerados por la Cort e; su t rám it e en la j urisdicción int erna de Cost a Rica fue
obj et o de decisiones j udiciales cont radict orias; la propia Com isión no pudo alcanzar
una decisión unánim e sobre esos problem as j urídicos; y es una m at eria que revist e
especial im port ancia en el cont inent e, donde varios Est ados han adopt ado leyes
parecidas a la de Cost a Rica.
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26. Dado que los individuos no est án legit im ados para int roducir una dem anda
ant e la Cort e y que un gobierno que haya ganado un asunt o ant e la Com isión no
t iene incent ivo para hacerlo, la det erm inación de est a últ im a de som et er un caso
sem ej ant e a la Cort e, represent a la única vía para que operen plenam ent e t odos los
m edios de prot ección que la Convención est ablece. Por ello, en t ales hipót esis, la
Com isión est á llam ada a considerar especialm ent e la posibilidad de acudir a la Cort e.
En una sit uación en que la Com isión no haya referido el caso a la Cort e y, por esa
razón, el delicado equilibrio del sist em a de prot ección est ablecido en la Convención
se ve afect ado, la Cort e no puede abst enerse de considerar el asunt o si ést e se le
som et e por la vía consult iva.
27. Por lo dem ás, la cuest ión de si las resoluciones em it idas por la Com isión de
acuerdo con los art ículos 50 o 51 pueden o no en det erm inadas circunst ancias poner
fin al procedim ient o, no t iene relevancia en el asunt o som et ido a la Cort e.
III
4. Los espect áculos públicos pueden ser som et idos por la ley a
censura previa con el exclusivo obj et o de regular el acceso a ellos para
la prot ección m oral de la infancia y la adolescencia, sin perj uicio de lo
est ablecido en el inciso 2.
El art ículo 29 est ablece las siguient es norm as para la int erpret ación de la
Convención:
Ar t ícu lo 2 9 . N or m a s de I n t e r pr e t a ción
30. El art ículo 13 señala que la libert ad de pensam ient o y expresión " com prende
la libert ad de buscar, recibir y difundir inform aciones e ideas de t oda índole..." Esos
t érm inos est ablecen lit eralm ent e que quienes est án baj o la prot ección de la
Convención t ienen no sólo el derecho y la libert ad de expresar su propio
pensam ient o, sino t am bién el derecho y la libert ad de buscar, recibir y difundir
inform aciones e ideas de t oda índole. Por t ant o, cuando se rest ringe ilegalm ent e la
libert ad de expresión de un individuo, no sólo es el derecho de ese individuo el que
est á siendo violado, sino t am bién el derecho de t odos a " recibir" inform aciones e
ideas, de donde result a que el derecho prot egido por el art ículo 13 t iene un alcance y
un caráct er especiales. Se ponen así de m anifiest o las dos dim ensiones de la libert ad
de expresión. En efect o, ést a requiere, por un lado, que nadie sea arbit rariam ent e
m enoscabado o im pedido de m anifest ar su propio pensam ient o y represent a, por
t ant o, un derecho de cada individuo; pero im plica t am bién, por ot ro lado, un derecho
colect ivo a recibir cualquier inform ación y a conocer la expresión del pensam ient o
aj eno.
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35. Lo ant erior no significa que t oda rest ricción a los m edios de com unicación o,
en general, a la libert ad de expresarse, sea necesariam ent e cont raria a la
Convención, cuyo art ículo 13.2 dispone:
En efect o, la definición por la ley de aquellas conduct as que const it uyen causal de
responsabilidad según el cit ado art ículo, envuelve una rest ricción a la libert ad de
expresión. Es en el sent ido de conduct a definida legalm ent e com o generadora de
responsabilidad por el abuso de la libert ad de expresión com o se usará en adelant e
respect o de est e art ículo la expresión " rest ricción" .
37. La disposición cit ada señala dent ro de qué condiciones son com pat ibles
rest ricciones a la libert ad de expresión con la Convención. Esas rest ricciones deben
est ablecerse con arreglo a ciert os requisit os de form a que at añen a los m edios a
t ravés de los cuales se m anifiest an y condiciones de fondo, represent adas por la
legit im idad de los fines que, con t ales rest ricciones, pret enden alcanzarse.
38. El art ículo 13.2 de la Convención define a t ravés de qué m edios pueden
est ablecerse legít im am ent e rest ricciones a la libert ad de expresión. Est ipula, en
prim er lugar, la prohibición de la censura previa la cual es siem pre incom pat ible con
la plena vigencia de los derechos enum erados por el art ículo 13, salvo las
excepciones cont em pladas en el inciso 4 referent es a espect áculos públicos, incluso
si se t rat a supuest am ent e de prevenir por ese m edio un abuso event ual de la
libert ad de expresión. En est a m at eria t oda m edida prevent iva significa,
inevit ablem ent e, el m enoscabo de la libert ad garant izada por la Convención.
Todos est os requisit os deben ser at endidos para que se dé cum plim ient o cabal al
art ículo 13.2.
40. Est a norm a precisa que es la ley la que debe est ablecer las rest ricciones a la
libert ad de inform ación y solam ent e para lograr fines que la propia Convención
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señala. Por t rat arse de rest ricciones en el sent ido en que quedó est ablecido ( supra
35) la definición legal debe ser necesariam ent e expresa y t axat iva.
41. Ant es de ent rar a est udiar los lit erales a) y b) del art ículo 13.2 de la
Convención, a la luz de lo que int eresa en la present e consult a, la Cort e analizará el
significado de la expresión " necesarias para asegurar" , em pleada en el m ism o
art ículo. Para ello debe considerarse el obj et o y el fin del t rat ado t eniendo present es
los crit erios de int erpret ación result ant es de los art ículos 29 c) y d) y 32.2 según los
cuales
Ar t ícu lo 2 9 . N or m a s de I n t e r pr e t a ción
...
...
2. Los derechos de cada persona est án lim it ados por los derechos
de los dem ás, por la seguridad de t odos y por las j ust as
exigencias del bien com ún, en una sociedad dem ocrát ica.
I gualm ent e debe t enerse present e lo señalado en el Preám bulo donde los Est ados
signat arios reafirm an " su propósit o de consolidar, en est e Cont inent e, dent ro del
cuadro de las inst it uciones dem ocrát icas, un régim en de libert ad personal y de
j ust icia social, fundado en el respet o de los derechos esenciales del hom bre" .
42. Esas disposiciones represent an el cont ext o dent ro del cual se deben
int erpret ar las rest ricciones perm it idas por el art ículo 13.2. Se desprende de la
reit erada m ención a las " inst it uciones dem ocrát icas" , " dem ocracia represent at iva" y
" sociedades dem ocrát icas" que el j uicio sobre si una rest ricción a la libert ad de
expresión im puest a por un Est ado es " necesaria para asegurar" uno de los obj et ivos
m encionados en los lit erales a) o b) del m ism o art ículo, t iene que vincularse con las
necesidades legít im as de las sociedades e inst it uciones dem ocrát icas.
43. En relación con est e punt o, la Cort e est im a que es út il com parar el art ículo 13
de la Convención con el art ículo 10 de la Convención ( Europea) para la Prot ección de
los Derechos Hum anos y de las Libert ades Fundam ent ales ( en adelant e " la
Convención Europea" ) y con el art ículo 19 del Pact o I nt ernacional de Derechos
Civiles y Polít icos ( en adelant e " el Pact o" ) los cuales rezan:
44. Es ciert o que la Convención Europea ut iliza la expresión " necesarias en una
sociedad dem ocrát ica" , m ient ras que el art ículo 13 de la Convención Am ericana
om it e esos t érm inos específicos. Sin em bargo, est a diferencia en la t erm inología
pierde significado puest o que la Convención Europea no cont iene ninguna provisión
com parable con el art ículo 29 de la Am ericana, que dispone reglas para int erpret ar
sus disposiciones y prohíbe que la int erpret ación pueda " excluir ot ros derechos y
garant ías... que se derivan de la form a dem ocrát ica represent at iva de gobierno" .
Debe enfat izarse, t am bién, que el art ículo 29 d) de la Convención Am ericana prohíbe
t oda int erpret ación que conduzca a " excluir o lim it ar el efect o que puedan producir
la Declaración Am ericana de Derechos y Deberes del Hom bre...", reconocida com o
part e del sist em a norm at ivo por los Est ados Miem bros de la OEA en el art ículo 1.2
del Est at ut o de la Com isión. El art ículo XXVI I I de la Declaración Am ericana de los
Derechos y Deberes del Hom bre por su part e, dice lo siguient e:
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Los derechos de cada hom bre est án lim it ados por los derechos de los
dem ás, por la seguridad de t odos y por las j ust as exigencias del
bienest ar general y del desenvolvim ient o dem ocrát ico.
45. La form a com o est á redact ado el art ículo 13 de la Convención Am ericana
difiere m uy significat ivam ent e del art ículo 10 de la Convención Europea, que est á
form ulado en t érm inos m uy generales. En est e últ im o, sin una m ención específica a
lo " necesari( o) en una sociedad dem ocrát ica" , habría sido m uy difícil delim it ar la
larga list a de rest ricciones aut orizadas. En realidad, el art ículo 13 de la Convención
Am ericana al que sirvió de m odelo en part e el art ículo 19 del Pact o, cont iene una
list a m ás reducida de rest ricciones que la Convención Europea y que el m ism o Pact o,
sólo sea porque ést e no prohíbe expresam ent e la censura previa.
46. Es im port ant e dest acar que la Cort e Europea de Derechos Hum anos al
int erpret ar el art ículo 10 de la Convención Europea, concluyó que " necesarias" , sin
ser sinónim o de " indispensables" , im plica la " exist encia de una" necesidad social
im periosa" y que para que una rest ricción sea " necesaria" no es suficient e dem ost rar
que sea " út il" , " razonable" u " oport una" . ( Eur. Court H. R., Th e Su n da y Tim e s
ca se , j udgm ent of 26 April 1979, Series A no. 30, párr. no. 59, págs. 35- 36) . Est a
conclusión, que es igualm ent e aplicable a la Convención Am ericana, sugiere que la "
necesidad " y, por ende, la legalidad de las rest ricciones a la libert ad de expresión
fundadas sobre el art ículo 13.2, dependerá de que est én orient adas a sat isfacer un
int erés público im perat ivo. Ent re varias opciones para alcanzar ese obj et ivo debe
escogerse aquélla que rest rinj a en m enor escala el derecho prot egido. Dado est e
est ándar, no es suficient e que se dem uest re, por ej em plo, que la ley cum ple un
propósit o út il u oport uno; para que sean com pat ibles con la Convención las
rest ricciones deben j ust ificarse según obj et ivos colect ivos que, por su im port ancia,
preponderen claram ent e sobre la necesidad social del pleno goce del derecho que el
art ículo 13 garant iza y no lim it en m ás de lo est rict am ent e necesario el derecho
proclam ado en el art ículo 13. Es decir, la rest ricción debe ser proporcionada al
int erés que la j ust ifica y aj ust arse est recham ent e al logro de ese legít im o obj et ivo.
( Th e Su n da y Tim e s ca se , su pr a , párr. no. 62, pág. 38; ver t am bién Eur. Court H.
R., Ba r t h old j udgm ent of 25 March 1985, Series A no. 90, párr. no. 59, pág. 26) .
47. El art ículo 13.2 t iene t am bién que int erpret arse de acuerdo con las
disposiciones del art ículo 13.3, que es el m ás explícit o en prohibir las rest ricciones a
la libert ad de expresión m ediant e " vías o m edios indirect os... encam inados a im pedir
la com unicación y la circulación de ideas y opiniones" . Ni la Convención Europea ni el
Pact o cont ienen una disposición com parable. Es, t am bién, significat ivo que la norm a
del art ículo 13.3 est é ubicada inm ediat am ent e después de una disposición - el
art ículo 13.2- que se refiere a las rest ricciones perm isibles al ej ercicio de la libert ad
de expresión. Esa circunst ancia sugiere el deseo de asegurar que los t érm inos del
art ículo 13.2 no fuesen m al int erpret ados en el sent ido de lim it ar, m ás allá de lo
est rict am ent e necesario, el alcance pleno de la libert ad de expresión.
48. El art ículo 13.3 no sólo t rat a de las rest ricciones gubernam ent ales indirect as,
sino que t am bién prohíbe expresam ent e " cont roles... part iculares" que produzcan el
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m ism o result ado. Est a disposición debe leerse j unt o con el art ículo 1.1 de la
Convención, donde los Est ados Part es " se com prom et en a respet ar los derechos y
libert ades reconocidos ( en la Convención) ... y a garant izar su libre y pleno ej ercicio a
t oda persona que est é suj et a a su j urisdicción..." Por ello, la violación de la
Convención en est e ám bit o puede ser product o no sólo de que el Est ado im ponga por
sí m ism o rest ricciones encam inadas a im pedir indirect am ent e " la com unicación y la
circulación de ideas y opiniones" , sino t am bién de que no se haya asegurado que la
violación no result e de los " cont roles... part iculares" m encionados en el párrafo 3 del
art ículo 13.
49. Las disposiciones de los incisos 4 y 5 del art ículo 13 no t ienen una relación
direct a con las pregunt as hechas a la Cort e en la present e solicit ud y, en
consecuencia, no necesit an ser exam inadas en est a ocasión.
50. El análisis ant erior del art ículo 13 evidencia el alt ísim o valor que la
Convención da a la libert ad de expresión. La com paración hecha ent re el art ículo 13
y las disposiciones relevant es de la Convención Europea ( art ículo 10) y del Pact o
( art ículo 19) dem uest ra claram ent e que las garant ías de la libert ad de expresión
cont enidas en la Convención Am ericana fueron diseñadas para ser las m ás generosas
y para reducir al m ínim um las rest ricciones a la libre circulación de las ideas.
En verdad, frecuent em ent e es út il, com o acaba de hacerlo la Cort e, com parar la
Convención Am ericana con lo dispuest o en ot ros inst rum ent os int ernacionales com o
m edio para poner de relieve aspect os part iculares de la regulación de un
det erm inado derecho, pero t al m ét odo no podría em plearse nunca para incorporar a
la Convención crit erios rest rict ivos que no se desprendan direct am ent e de su t ext o,
por m ás que est én present es en cualquier ot ro t rat ado int ernacional.
52. La ant erior conclusión se deduce claram ent e del art ículo 29 de la Convención,
que cont iene las norm as de int erpret ación, cuyo lit eral b) indica que ninguna
disposición de la Convención, puede ser int erpret ada en el sent ido de:
IV
53. Las infracciones al art ículo 13 pueden present arse baj o diferent es hipót esis,
según conduzcan a la supresión de la libert ad de expresión o sólo im pliquen
rest ringirla m ás allá de lo legít im am ent e perm it ido.
56. Más aún, en los t érm inos am plios de la Convención, la libert ad de expresión
se puede ver t am bién afect ada sin la int ervención direct a de la acción est at al. Tal
supuest o podría llegar a configurarse, por ej em plo, cuando por efect o de la
exist encia de m onopolios u oligopolios en la propiedad de los m edios de
com unicación, se est ablecen en la práct ica " m edios encam inados a im pedir la
com unicación y la circulación de ideas y opiniones" .
57. Com o ha quedado dicho en los párrafos precedent es una rest ricción a la
libert ad de expresión puede ser o no violat oria de la Convención, según se aj ust e o
no a los t érm inos en que dichas rest ricciones est án aut orizadas por el art ículo 13.2.
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Cabe ent onces analizar la sit uación de la colegiación obligat oria de los periodist as
frent e a la m encionada disposición.
58. Por efect o de la colegiación obligat oria de los periodist as, la responsabilidad,
incluso penal, de los no colegiados puede verse com prom et ida si, al " difundir
inform aciones e ideas de t oda índole... por cualquier... procedim ient o de su elección"
invaden lo que, según la ley, const it uye ej ercicio profesional del periodism o. En
consecuencia, esa colegiación envuelve una rest ricción al derecho de expresarse de
los no colegiados, lo que obliga a exam inar si sus fundam ent os caben dent ro de los
considerados legít im os por la Convención para det erm inar si t al rest ricción es
com pat ible con ella.
59. La cuest ión que se plant ea ent onces es si los fines que se persiguen con t al
colegiación ent ran dent ro de los aut orizados por la Convención, es decir, son
" n e ce sa r i( os) pa r a a se gu r a r : a) el respet o a los derechos o a la reput ación de los
dem ás, o b) la prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la
m oral públicas" ( art . 13.2) .
60. La Cort e observa que los argum ent os alegados para defender la legit im idad
de la colegiación obligat oria de los periodist as no se vinculan con t odos los concept os
m encionados en el párrafo precedent e, sino sólo con algunos de ellos. Se ha
señalado, en prim er lugar, que la colegiación obligat oria es el m odo norm al de
organizar el ej ercicio de las profesiones en los dist int os países que han som et ido al
periodism o al m ism o régim en. Así, el Gobierno ha dest acado que en Cost a Rica
El Colegio de Periodist as de Cost a Rica dest acó igualm ent e que " est e m ism o requisit o
( la colegiación) exist e en las leyes orgánicas de t odos los colegios profesionales" . Por
su part e, la Federación Lat inoam ericana de Periodist as, en las observaciones que
rem it ió a la Cort e com o am icus curiae, señaló que algunas const it uciones
lat inoam ericanas disponen la colegiación obligat oria para las profesiones que señale
la ley, en una regla del m ism o rango form al que la libert ad de expresión.
18
61. En segundo lugar se ha sost enido que la colegiación obligat oria persigue fines
de ut ilidad colect iva vinculados con la ét ica y la responsabilidad profesionales. El
Gobierno m encionó una decisión de la Cort e Suprem a de Just icia de Cost a Rica en
cuyos t érm inos
es verdad que esos colegios t am bién act úan en int erés com ún y en
defensa de sus m iem bros, pero nót ese que apart e de ese int erés hay
ot ro de m ayor j erarquía que j ust ifica est ablecer la colegiat ura
obligat oria en algunas profesiones, las que generalm ent e se
denom inan liberales, puest o que adem ás del t ít ulo que asegura una
preparación adecuada, t am bién se exige la est rict a observancia de
norm as de ét ica profesional, t ant o por la índole de la act ividad que
realizan est os profesionales, com o por la confianza que en ellos
deposit an las personas que requieren de sus servicios. Todo ello es de
int erés público y el Est ado delega en los colegios la pot est ad de vigilar
el correct o ej ercicio de la profesión.
En el m ism o sent ido, el Colegio de Periodist as afirm ó que " la sociedad t iene derecho,
en aras de la prot ección del bien com ún, de regular el ej ercicio profesional del
periodism o" ; e igualm ent e que " el m anej o de est e pensam ient o aj eno, en su
present ación al público requiere del t rabaj o profesional no solam ent e capacit ado,
sino obligado en su responsabilidad y ét ica profesionales con la sociedad, lo cual
t ut ela el Colegio de Periodist as de Cost a Rica" .
19
62. Tam bién se ha argum ent ado que la colegiación es un m edio para garant izar la
independencia de los periodist as frent e a sus em pleadores. El Colegio de Periodist as
ha expresado que el rechazo a la colegiación obligat oria
En el m ism o sent ido, la Federación Lat inoam ericana de Periodist as expresó que esa
colegiación persigue, in t e r a lia ,
63. La Cort e, al relacionar los argum ent os así expuest os con las rest ricciones a
que se refiere el art ículo 13.2 de la Convención, observa que los m ism os no
envuelven direct am ent e la idea de j ust ificar la colegiación obligat oria de los
periodist as com o un m edio para garant izar " el respet o a los derechos o a la
reput ación de los dem ás" o " la prot ección de la seguridad nacional, " o la salud o la
m oral públicas" ( art . 13.2) ; m ás bien apunt arían a j ust ificar la colegiación obligat oria
com o un m edio para asegurar el orden público ( art . 13.2.b) ) com o una j ust a
exigencia del bien com ún en una sociedad dem ocrát ica ( art . 32.2) .
64. En efect o, una acepción posible del orden público dent ro del m arco de la
Convención, hace referencia a las condiciones que aseguran el funcionam ient o
arm ónico y norm al de las inst it uciones sobre la base de un sist em a coherent e de
valores y principios. En t al sent ido podrían j ust ificarse rest ricciones al ej ercicio de
ciert os derechos y libert ades para asegurar el orden público. La Cort e int erpret a que
el alegat o según el cual la colegiación obligat oria es est ruct uralm ent e el m odo de
organizar el ej ercicio de las profesiones en general y que ello j ust ifica que se som et a
a dicho régim en t am bién a los periodist as, im plica la idea de que t al colegiación se
basa en el orden público.
65. El bien com ún ha sido direct am ent e invocado com o uno de los j ust ificat ivos
de la colegiación obligat oria de los periodist as, con base en el art ículo 32.2 de la
Convención. La Cort e analizará el argum ent o pues considera que, con prescindencia
de dicho art ículo, es válido sost ener, en general, que el ej ercicio de los derechos
garant izados por la Convención debe arm onizarse con el bien com ún. Ello no indica,
sin em bargo, que, en crit erio de la Cort e, el art ículo 32.2 sea aplicable en form a
aut om át ica e idént ica a t odos los derechos que la Convención prot ege, sobre t odo en
los casos en que se especifican t axat ivam ent e las causas legít im as que pueden
fundar las rest ricciones o lim it aciones para un derecho det erm inado. El art ículo 32.2
cont iene un enunciado general que opera especialm ent e en aquellos casos en que la
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66. Es posible ent ender el bien com ún, dent ro del cont ext o de la Convención,
com o un concept o referent e a las condiciones de la vida social que perm it en a los
int egrant es de la sociedad alcanzar el m ayor grado de desarrollo personal y la m ayor
vigencia de los valores dem ocrát icos. En t al sent ido, puede considerarse com o un
im perat ivo del bien com ún la organización de la vida social en form a que se
fort alezca el funcionam ient o de las inst it uciones dem ocrát icas y se preserve y
prom ueva la plena realización de los derechos de la persona hum ana. De ahí que los
alegat os que sit úan la colegiación obligat oria com o un m edio para asegurar la
responsabilidad y la ét ica profesionales y, adem ás, com o una garant ía de la libert ad
e independencia de los periodist as frent e a sus pat ronos, deben considerarse
fundam ent ados en la idea de que dicha colegiación represent a una exigencia del bien
com ún.
69. Considera la Cort e, sin em bargo, que el m ism o concept o de orden público
reclam a que, dent ro de una sociedad dem ocrát ica, se garant icen las m ayores
posibilidades de circulación de not icias, ideas y opiniones, así com o el m ás am plio
acceso a la inform ación por part e de la sociedad en su conj unt o. La libert ad de
expresión se insert a en el orden público prim ario y radical de la dem ocracia, que no
es concebible sin el debat e libre y sin que la disidencia t enga pleno derecho de
m anifest arse. En est e sent ido, la Cort e adhiere a las ideas expuest as por la Com isión
Europea de Derechos Hum anos cuando, basándose en el Preám bulo de la
Convención Europea, señaló:
libert ad y régim en de derecho. ( " Aust ria vs. I t aly" , Applicat ion
No.788/ 60, Eu r ope a n Ye a r book of H u m a n Righ t s, vol.4, ( 1961) ,
pág. 138) .
Tam bién int eresa al orden público dem ocrát ico, t al com o est á concebido por la
Convención Am ericana, que se respet e escrupulosam ent e el derecho de cada ser
hum ano de expresarse librem ent e y el de la sociedad en su conj unt o de recibir
inform ación.
70. La libert ad de expresión es una piedra angular en la exist encia m ism a de una
sociedad dem ocrát ica. Es indispensable para la form ación de la opinión pública. Es
t am bién con dit io sin e qu a n on para que los part idos polít icos, los sindicat os, las
sociedades cient íficas y cult urales, y en general, quienes deseen influir sobre la
colect ividad puedan desarrollarse plenam ent e. Es, en fin, condición para que la
com unidad, a la hora de ej ercer sus opciones, est é suficient em ent e inform ada. Por
ende, es posible afirm ar que una sociedad que no est á bien inform ada no es
plenam ent e libre.
71. Dent ro de est e cont ext o el periodism o es la m anifest ación prim aria y principal
de la libert ad de expresión del pensam ient o y, por esa razón, no puede concebirse
m eram ent e com o la prest ación de un servicio al público a t ravés de la aplicación de
unos conocim ient os o capacit ación adquiridos en una universidad o por quienes
est án inscrit os en un det erm inado colegio profesional, com o podría suceder con ot ras
profesiones, pues est á vinculado con la libert ad de expresión que es inherent e a t odo
ser hum ano.
72. El argum ent o según el cual una ley de colegiación obligat oria de los
periodist as no difiere de la legislación sim ilar, aplicable a ot ras profesiones, no t iene
en cuent a el problem a fundam ent al que se plant ea a propósit o de la com pat ibilidad
ent re dicha ley y la Convención. El problem a surge del hecho de que el art ículo 13
expresam ent e prot ege la libert ad de " buscar, recibir y difundir inform aciones e ideas
de t oda índole... ya sea oralm ent e, por escrit o o en form a im presa..." La profesión
de periodist a - lo que hacen los periodist as- im plica precisam ent e el buscar, recibir y
difundir inform ación. El ej ercicio del periodism o, por t ant o, requiere que una persona
se involucre en act ividades que est án definidas o encerradas en la libert ad de
expresión garant izada en la Convención.
74. Se ha argum ent ado que la colegiación obligat oria de los periodist as lo que
persigue es prot eger un oficio rem unerado y que no se opone al ej ercicio de la
libert ad de expresión, siem pre que ést a no com port e un pago ret ribut ivo, y que, en
22
t al sent ido, se refiere a una m at eria dist int a a la cont enida en el art ículo 13 de la
Convención. Est e argum ent o part e de una oposición ent re el periodism o profesional
y el ej ercicio de la libert ad de expresión, que la Cort e no puede aprobar. Según ést o,
una cosa sería la libert ad de expresión y ot ra el ej ercicio profesional del periodism o,
cuest ión est a que no es exact a y puede, adem ás, encerrar serios peligros si se lleva
hast a sus últ im as consecuencias. El ej ercicio del periodism o profesional no puede ser
diferenciado de la libert ad de expresión, por el cont rario, am bas cosas est án
evident em ent e im bricadas, pues el periodist a profesional no es, ni puede ser, ot ra
cosa que una persona que ha decidido ej ercer la libert ad de expresión de m odo
cont inuo, est able y rem unerado. Adem ás, la consideración de am bas cuest iones
com o act ividades dist int as, podría conducir a la conclusión que las garant ías
cont enidas en el art ículo 13 de la Convención no se aplican a los periodist as
profesionales.
75. Por ot ra part e, el argum ent o com ent ado en el párrafo ant erior, no t iene en
cuent a que la libert ad de expresión com prende dar y recibir inform ación y t iene una
doble dim ensión, individual y colect iva. Est a circunst ancia indica que el fenóm eno de
si ese derecho se ej erce o no com o profesión rem unerada, no puede ser considerado
com o una de aquellas rest ricciones cont em pladas por el art ículo 13.2 de la
Convención porque, sin desconocer que un grem io t iene derecho de buscar las
m ej ores condiciones de t rabaj o, ést o no t iene por qué hacerse cerrando a la sociedad
posibles fuent es de donde obt ener inform ación.
76. La Cort e concluye, en consecuencia, que las razones de orden público que son
válidas para j ust ificar la colegiación obligat oria de ot ras profesiones no pueden
invocarse en el caso del periodism o, pues conducen a lim it ar de m odo perm anent e,
en perj uicio de los no colegiados, el derecho de hacer uso pleno de las facult ades
que reconoce a t odo ser hum ano el art ículo 13 de la Convención, lo cual infringe
principios prim arios del orden público dem ocrát ico sobre el que ella m ism a se
fundam ent a.
77. Los argum ent os acerca de que la colegiación es la m anera de garant izar a la
sociedad una inform ación obj et iva y veraz a t ravés de un régim en de ét ica y
responsabilidad profesionales han sido fundados en el bien com ún. Pero en realidad
com o ha sido dem ost rado, el bien com ún reclam a la m áxim a posibilidad de
inform ación y es el pleno ej ercicio del derecho a la expresión lo que la favorece.
Result a en principio cont radict orio invocar una rest ricción a la libert ad de expresión
com o un m edio para garant izarla, porque es desconocer el caráct er radical y
prim ario de ese derecho com o inherent e a cada ser hum ano individualm ent e
considerado, aunque at ribut o, igualm ent e, de la sociedad en su conj unt o. Un sist em a
de cont rol al derecho de expresión en nom bre de una supuest a garant ía de la
corrección y veracidad de la inform ación que la sociedad recibe puede ser fuent e de
grandes abusos y, en el fondo, viola el derecho a la inform ación que t iene esa m ism a
sociedad.
t rabaj ar con prot ección suficient e para la libert ad e independencia que requiere est e
oficio. Se t rat a, pues, de un argum ent o fundado en un int erés legít im o de los
periodist as y de la colect ividad en general, t ant o m ás cuant o son posibles e, incluso,
conocidas las m anipulaciones sobre la verdad de los sucesos com o product o de
decisiones adopt adas por algunos m edios de com unicación est at ales o privados.
80. Tam bién est á conform e la Cort e con la necesidad de est ablecer un régim en
que asegure la responsabilidad y la ét ica profesional de los periodist as y que
sancione las infracciones a esa ét ica. I gualm ent e considera que puede ser apropiado
que un Est ado delegue, por ley, aut oridad para aplicar sanciones por las infracciones
a la responsabilidad y ét ica profesionales. Pero, en lo que se refiere a los periodist as,
deben t enerse en cuent a las rest ricciones del art ículo 13.2 y las caract eríst icas
propias de est e ej ercicio profesional a que se hizo referencia ant es ( supra 72- 75) .
81. De las ant eriores consideraciones se desprende que no es com pat ible con la
Convención una ley de colegiación de periodist as que im pida el ej ercicio del
periodism o a quienes no sean m iem bros del colegio y lim it e el acceso a ést e a los
graduados en una det erm inada carrera universit aria. Una ley sem ej ant e cont endría
rest ricciones a la libert ad de expresión no aut orizadas por el art ículo 13.2 de la
Convención y sería, en consecuencia, violat oria t ant o del derecho de t oda persona a
buscar y difundir inform aciones e ideas por cualquier m edio de su elección, com o del
derecho de la colect ividad en general a recibir inform ación sin t rabas.
Art ículo 22 - Las funciones propias del periodist a, sólo podrán ser
realizadas por m iem bros inscrit os en el Colegio.
Art ículo 23 - Para los efect os de est a ley, se ent enderá que es
periodist a profesional en ej ercicio, el que t iene por ocupación principal,
regular o ret ribuida el ej ercicio de su profesión en una publicación
diaria o periódica, o en un m edio not icioso radiodifundido o t elevisado,
o en una agencia de not icias y que obt iene de ella los principales
recursos para su subsist encia.
Art ículo 25 - Los colum nist as y com ent arist as perm anent es u
ocasionales de t odo t ipo de m edios de com unicación, pagados o no,
podrán ej ercer su función librem ent e, sin obligat oriedad de ser
m iem bros del Colegio, pero su ám bit o de acción est ará lim it ado a esa
esfera, sin poder cubrir el cam po del report ero, especializado o no."
Para resolver sobre la com pat ibilidad ent re la Ley y la Convención, la Cort e deberá
aplicar los crit erios expuest os en la part e general de est a opinión.
83. La Cort e observa que según el art ículo 25 de la Ley No. 4420 no se requiere
la colegiación para act uar com o com ent arist a o colum nist a, perm anent e u ocasional,
rem unerado o no. Tal disposición ha sido alegada para dem ost rar que dicha Ley no
se opone a la libre circulación de ideas y opiniones. Sin em bargo, sin ent rar a
considerar en det alle el valor de ese alegat o, ello no afect a las conclusiones de la
Cort e respect o de la cuest ión general, t oda vez que la Convención no garant iza
solam ent e el derecho de buscar, recibir y difundir ideas sino t am bién inform ación de
t oda índole. La búsqueda y difusión de inform ación no cabe dent ro del ej ercicio
aut orizado por el art ículo 25 de la Ley No. 4420.
84. Según las disposiciones cit adas, la Ley No. 4420 aut oriza el ej ercicio del
periodism o rem unerado solam ent e a quienes sean m iem bros del Colegio, con
algunas excepciones que no t ienen ent idad suficient e a los efect os del present e
análisis. Dicha ley rest ringe igualm ent e el acceso al Colegio a quienes sean
egresados de det erm inada escuela universit aria. Est e régim en cont radice la
Convención por cuant o im pone una rest ricción no j ust ificada, según el art ículo 13.2
de la m ism a, a la libert ad de pensam ient o y expresión com o derecho que
corresponde a t odo ser hum ano; y, adem ás, porque rest ringe t am bién
25
85. Por consiguient e, en respuest a a las pregunt as del Gobierno de Cost a Rica
sobre la colegiación obligat oria de los periodist as en relación con los art ículos 13 y 29
de la Convención y sobre la com pat ibilidad de la Ley No. 4420 con las disposiciones
de los m encionados art ículos,
LA CORTE ES D E OPI N I ÓN ,
Prim ero
Segundo
que la Ley No. 4420 de 22 de set iem bre de 1969, Ley Orgánica del Colegio de
Periodist as de Cost a Rica, obj et o de la present e consult a, en cuant o im pide a
ciert as personas el pert enecer al Colegio de Periodist as y, por consiguient e, el
uso pleno de los m edios de com unicación social com o vehículo para
expresarse y t ransm it ir inform ación, es incom pat ible con el art ículo 13 de la
Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos.
Charles Moyer
Secret ario
OPI N I ÓN SEPARAD A D EL
JUEZ RAFAEL N I ETO N AVI A
1. La solicit ud de consult a form ulada por Cost a Rica para est a Opinión m encionó
solam ent e los art ículos 13 y 29 de la Convención. Pero el I lust rado Gobierno de ese
país m anifest ó, a t ravés del señor Minist ro de Relaciones Ext eriores, en la audiencia
de 5 de set iem bre de 1985, que " el problem a aquí no es un problem a de libert ad de
expresión: es un problem a de derecho de asociación y es un problem a de regulación
de un t rabaj o " .
4. El cont enido del art ículo 16.1 t oca, a la vez, con un derecho y con una
libert ad, es decir, con el derecho a form ar asociaciones, que no puede ser rest ringido
sino en los event os y para los propósit os cont em plados en los art ículos 16.2 y 16.3 y
con una libert ad, en el sent ido de que nadie puede ser com pelido u obligado a
asociarse. Hay que ent ender que am bos ext rem os est án prot egidos por la
Convención, aunque no m encione ést a expresam ent e la libert ad negat iva - el derecho
de no asociarse que desapareció del proyect o original de la Convención sin que se
conozcan los argum ent os para ello ( Con fe r e n cia Espe cia liza da I n t e r a m e r ica n a
sobr e D e r e ch os H u m a n os, Sa n José , Cost a Rica , 7 - 2 2 de n ovie m br e de
1 9 6 9 , Act a s y D ocu m e n t os, OEA/ Ser.K/ XVI / 1.2, Washingt on, D.C., 1978, pág.
283) pero que sí est á expresam ent e cont em plado en el art ículo 20 in fine de la
Declaración Universal de los Derechos del Hom bre según el cual " nadie podrá ser
obligado a pert enecer a una asociación " . Dent ro de la t eoría expuest a por est a
Cort e, los derechos hum anos hay que int erpret arlos de la m anera m ás favorable a
las personas ( Asu n t o Vivia n a Ga lla r do y ot r a s. Resolución del 13 de noviem bre
de 1981, párr. 16) y result a cont raevident e y aberrant e int erpret ar la palabra
2
libert ad com o " derecho" únicam ent e y no com o " la facult ad nat ural que t iene el
hom bre de obrar de una m anera u ot ra, o de no obrar" ( Real Academ ia Española,
Diccionario de la Lengua Española, Vigésim a Edición) según su albedrío.
5. La t endencia a asociarse que, com o dij o Arist ót eles en La Polít ica ( Libro I ,
cap. I , párr. 11) , deriva de la nat uraleza, solam ent e se conviert e en " derecho"
durant e el Siglo XI X y ést e const it uye, j unt am ent e con el sufragio, uno de los pilares
sobre los que se edifica el Est ado dem ocrát ico cont em poráneo.
7. Cabe pregunt arse si los ent es públicos con est ruct ura asociat iva, llám ense
asociaciones, corporaciones o colegios, violan el caráct er volunt ario - la volunt ariedad
de la acción- cont enido en la libert ad de asociación. Habrá que responder que la
norm a im perat iva de derecho público que obliga a los individuos a asociarse en
colegios por profesiones es válida y no puede considerarse per se violat oria de la
libert ad de asociación, cuando t ales colegios cum plen fines est rict am ent e públicos,
t rascendent es al int erés privado, es decir, cuando reciben del Est ado una delegación
que ést e podría cum plir direct am ent e pero que delega porque considera que esa es
la form a m ás idónea para cum plir el fin propuest o. Tales colegios no puede
considerarse que sean de aquéllas asociaciones a las que se refiere el art ículo 16 de
la Convención.
9. La pregunt a que hay que form ular es si la corporación pública denom inada
Colegio de Periodist as de Cost a Rica es una asociación de aquéllas a las que se
refiere el art ículo 16 de la Convención o, sim plem ent e, una ent idad que act úa por
delegación del Est ado en funciones que a ést e corresponden. La respuest a hay que
darla luego de est udiar los fines que t al corporación se propone y que est án
cont em plados en el art ículo prim ero de la Ley No. 4420:
c) Apoyar, prom over y est im ular la cult ura y t oda act ividad que
t ienda a la superación del pueblo de Cost a Rica;
Es claro que los fines m encionados en los lit erales a) , c) , e) , g) y h) pueden ser
cum plidos por ent idades de diverso t ipo, no necesariam ent e asociat ivas ni públicas.
Los cont em plados en b) , d) y f) t ienen que ver direct am ent e con el int erés o el
bienest ar de los " agrem iados" o " m iem bros" y podrían ser cum plidos
sat isfact oriam ent e por asociaciones privadas del t ipo de los sindicat os de
t rabaj adores. Son, pues, fines que no son est rict am ent e públicos ni t rascendent es al
int erés privado y, leídos desprevenidam ent e, result a claro que no son " necesari( o) s
en una sociedad dem ocrát ica, en int erés de la seguridad nacional, de la seguridad o
del orden público, o para prot eger la salud o la m oral públicas o los derechos y
libert ades de los dem ás" ( art . 16.2) ( el razonam ient o de la Opinión sobre est os
concept os es plenam ent e aplicable t am bién aquí) y t ienen que ver, en cam bio, con el
int erés del grem io de los periodist as. En est e sent ido es claro que el Colegio es una
asociación de aquéllas a que se refiere el art ículo 16 de la Convención, es decir, sus
fines pueden ser cum plidos por asociaciones creadas al am paro de la libert ad de
asociación, sin necesidad de una ley que no se lim it a a t olerar o perm it ir su
exist encia sino que crea la corporación, la regula en su organización y adm inist ración
y hace obligat orio, para quien quiera ej ercer el periodism o, pert enecer a ella, lo que
significa que crea rest ricciones a la libert ad de asociación.
10. El hecho de que el art ículo cuart o de la Ley No. 4420 est ipule que " t odo
periodist a t iene derecho a separarse del Colegio, t em poral o definit ivam ent e" no
puede int erpret arse sino en consonancia con el art ículo 22 que dice que " las
funciones propias del periodist a sólo podrán ser realizadas por m iem bros inscrit os en
el Colegio" . Porque eso significa que quien se separe del Colegio no puede realizar
4
las funciones de su profesión ( Decret o No. 14931- C, Reglam ent o de la Ley No. 4420,
art . 10) .
12. Para razonar de la m ism a m anera com o lo hace la Cort e en su Opinión pero
respect o de la libert ad de asociación, hay que concluir que la Ley No. 4420 en cuant o
hace obligat orio a los periodist as para poder ej ercer su profesión el pert enecer al
Colegio de Periodist as de Cost a Rica, una corporación pública cuyos fines podrían ser
desem peñados por asociaciones creadas al am paro de la libert ad de asociación, crea
rest ricciones no perm it idas por el art ículo 16 de la Convención y, por consiguient e,
es incom pat ible con él.
CHARLES MOYER
Secret ario
D ECLARACI ÓN D EL JUEZ M ÁXI M O CI SN EROS
1. He suscrit o est a Opinión Consult iva por que com part o los razonam ient os
ext ensa y m inuciosam ent e expuest os en la m ism a, que conducen a las conclusiones
alcanzadas const it uyendo una fiel e ineludible int erpret ación de la Convención
Am ericana sobre Derechos Hum anos, a la que debo aj ust arm e en m i condición de
Juez.
2. Pero com o hom bre de Derecho no puedo evit ar una honda preocupación de
los alcances que puedan darse a la m ism a, según los crit erios de int erpret ación que
se em pleen y, no obst ant e que nat uralm ent e respet o t odos y cada uno de ellos, creo
convenient e consignar m i propio crit erio, puest o que para m í ha sido det erm inant e
para concurrir con m i vot o a est a Opinión, el considerar que el t ext o adopt ado se
concilia con m i int erpret ación personal.
3. En m i crit erio, lo expresado en el punt o " Prim ero" de est a Opinión Consult iva
no significa la adopción de un concept o genérico de que la colegiación obligat oria de
los periodist as deba desaparecer forzosam ent e com o condición indispensable para
que pueda exist ir la libert ad de expresión.
4. Personalm ent e creo que los Colegios de Periodist as, en general, son út iles al
int erés social por que dent ro de sus fines y act ividades persiguen obj et ivos de
evident e bien com ún. Ent re t ales obj et ivos puede cit arse por ej em plo la im port ant e
labor que suelen realizar para lograr la const ant e m ej ora en la capacit ación de sus
m iem bros, que los habilit e para la adecuada ut ilización de los adelant os t ecnológicos,
en rápida evolución en nuest ros t iem pos, que es caract eríst ica de las ciencias de la
com unicación y, sobre t odo, en la indispensable vigilancia de la ét ica profesional.
6. Por t odo ello debo dest acar que, según m i crit erio, la Opinión en los t érm inos
adopt ados en su punt o " Prim ero " dej a abiert o el cam ino para que las disposiciones
que regulan la Colegiación de los periodist as, puedan ser m odificadas en form a que
desaparezcan las incom pat ibilidades que se han señalado, quedando así subsanada
la dificult ad legal. Creo que así, por sust ancial que result e la m odificación y por difícil
que parezca la adecuación, si se logra, se habrá servido en la m ej or form a al
principio de la libert ad de expresión, a la causa de los Derechos Hum anos, y a la
est abilidad de las inst it uciones dem ocrát icas de las que, al m enos en la m ayoría de
los países lat inoam ericanos, los Colegios de Periodist as form an part e.
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7. Por est a m ism a razón, en m i crit erio, lo expresado en el punt o " Segundo" de
est a Opinión Consult iva, t am poco significa forzosam ent e la necesidad de la
derogación de la Ley No. 4420, sino que lo deseable es, igualm ent e, su m odificación
y adecuación para que desaparezca la incom pat ibilidad allí señalada.
Art ículo 14 - La libert ad de prensa debe ser prot egida por el periodist a
com o un derecho esencial de la hum anidad y t odo aquello que ponga
t rabas a la m ism a, debe ser denunciado de inm ediat o en form a clara y
t erm inant e. ( Subrayado m ío) .
10. Finalm ent e quiero t erm inar est a declaración enfat izando la im port ancia y
t rascendencia de lo expuest o en los párrafos 24, 25 y 26 de la present e Opinión
Consult iva, por que ellos ponen de m anifiest o la m uy seria y deplorable deficiencia
que viene acusando el Sist em a I nt eram ericano sobre Derechos Hum anos. Hace m ás
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de seis años, el 4 de set iem bre de 1979, en m i calidad de uno de los j ueces
fundadores de la Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos, y con m ot ivo de las
cerem onias de inst alación de la m ism a, en un discurso que pronuncié ant e la Cort e
Suprem a de Just icia de Cost a Rica, dij e:
Quiero decir en est e recint o de j ust icia que los hom bres que
conform am os est a Cort e I nt eram ericana, est am os dispuest os a llevar
nuest ra labor con am or, con conciencia de lo que ella represent a para
las esperanzas de los hom bre de Derecho de Am érica, para hacer
realidad el sueño de j ust icia de nuest ros pueblos.
Ahora, que al est am par m i firm a en la present e Opinión Consult iva est oy realizando
m i últ im o act o com o Juez de la Cort e I nt eram ericana de Derechos Hum anos, quiero
decir que el " am or " que hem os puest o en nuest ras labores no ha sido suficient e
para evit ar la sensación de frust ración que sient o al ret irarm e sin que la Cort e haya
conocido un solo caso de violación de Derechos Hum anos, no obst ant e la penosa
realidad de nuest ra Am érica en dicho cam po.
Dado que los individuos no est án legit im ados para int roducir una
dem anda ant e la Cort e y que un gobierno que haya ganado un asunt o
ant e la Com isión no t iene incent ivo para hacerlo, la det erm inación de
est a últ im a de som et er un caso sem ej ant e a la Cort e, represent a la
única vía para que operen plenam ent e t odos los m edios de prot ección
que la Convención est ablece. Por ello, en t ales hipót esis, la Com isión
est á llam ada a considerar especialm ent e la posibilidad de acudir a la
Cort e ( párr. 26) .
Ello sirva para que los hom bres com prom et idos en est a im port ant e causa de los
derechos hum anos, aunem os esfuerzos para hacer realm ent e operat ivo nuest ro
sist em a m ediant e la adecuada part icipación de t odos los órganos que lo int egran.
MÁXI MO CI SNEROS
CHARLES MOYER
Secret ario
OPI N I ÓN SEPARAD A D EL
JUEZ ROD OLFO E. PI ZA ESCALAN TE
3. En est e sent ido, m e parece que m ucho de la posición de fondo del Gobierno
de Cost a Rica puede deberse a que la t radición cost arricense consagra esa libert ad
solam ent e com o el derecho de expresar librem ent e el pensam ient o propio. Com o
dicen los art ículos 28 y 29 de su Const it ución:
Nadie puede ser inquiet ado ni perseguido por la m anifest ación de sus
opiniones ni por act o alguno que no infrinj a la ley.
Ar t ícu lo 2 9 ( libe r t a d de im pr e n t a )
6. Sin em bargo, considero que la colegiación obligat oria de los periodist as debe
analizarse, no sólo en relación con esas rest ricciones la t o se n su , com o generadoras
de responsabilidades ult eriores, sino t am bién en cuant o pueda im plicar, a la vez, una
verdadera r e st r icción st r ict o se n su com o condición prevent iva para el ej ercicio
m ism o de la libert ad de expresión, prohibida en t odo caso por la Convención. Así
result a, t ant o del t ext o del art ículo 13, com o de su cont ext o, de acuerdo con su
obj et o y fin, que son crit erios obligados de int erpret ación conform e al art ículo 31 de
la Convención de Viena sobre el Derecho de los Trat ados ( así lo ha dicho
repet idam ent e la Cort e: v. OC- 1/ 82, " Ot r os t r a t a dos" ..., No. 33; OC- 2/ 82, El
e fe ct o de la s Re se r va s..., No. 19; OC- 3/ 83, Re st r iccion e s a la Pe n a de
M u e r t e ..., Nos. 48 y 49; OC- 4/ 84, N a t u r a liza ción ( Cost a Rica ) ..., Nos. 21 y 22 ) ,
lo m ism o que de la nat uraleza de esa libert ad com o inst it ución esencial del sist em a
dem ocrát ico y condición para el goce de los dem ás derechos y libert ades hum anos
fundam ent ales ( v. Nos. 42, 44 y 70) . Todo lo cual apunt a a la necesidad de
int erpret ar ext ensivam ent e las norm as que la consagran, y rest rict ivam ent e las que
perm it en lim it arla, de donde deben ent enderse prohibidas por el art ículo 13.2 t odas
las rest ricciones que no sean las expresa y t axat ivam ent e aut orizadas por él, es
decir, únicam ent e las " responsabilidades ult eriores... expresam ent e fij adas por la
ley... necesarias para asegurar: a. el respet o a los derechos o a la reput ación de los
dem ás, o b. la prot ección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la
m oral públicas" ( v. Nos. 39, 40 y 52 de la Opinión principal) .
Ar t ícu lo 1 9
puede est ar suj et o a ciert as rest ricciones, que deberán, sin em bargo,
est ar expresam ent e fij adas por la ley y ser necesarias para:
8. Com o se ve, el art ículo 19.3 del Pact o I nt ernacional corresponde casi
exact am ent e al art ículo 13.2 de la Convención Am ericana, salvo en cuant o a que
est e últ im o agregó la prohibición de t oda censura previa y a que sust it uyó, de m odo
expreso, la posibilidad de " ciert as rest ricciones" del prim ero, por la de
" responsabilidades ult eriores" , sust it ución que no puede considerarse accident al o
sem ánt ica sino int encional y de fondo.
no prevent ivos ( la sanción post erior derivada del abuso) , que el ej ercicio del derecho
se m ant enga dent ro de lím it es legít im os.
11. Yo considero que la colegiación obligat oria de los periodist as const it uye una
rest ricción de esa nat uraleza, cuyo específico sent ido norm at ivo es el de prevenir el
ej ercicio m ism o de la act ividad periodíst ica, coincident e, com o ya se dij o, con el de la
libert ad de expresión, por los no colegiados, som et iéndolo a la condición de una
licencia o aut orización, y, por ende, el de condicionar la propia libert ad a una
r e st r icción st r ict o se n su no aut orizada com o t al por el art ículo 13.2 de la
Convención. De est a m anera, creo que la colegiación obligat oria de los periodist as
es, en sí m ism a, incom pat ible con la Convención, cualquiera que sea el m odo com o
se reglam ent e y aunque sólo const it uyera una form alidad asequible a cualquier
persona que quisiera ej ercer el periodism o, sin necesidad de ningún requisit o
adicional. La libert ad de expresión es un derecho fundam ent al de t odo ser hum ano
por el solo hecho de serlo, cuyo ej ercicio no puede ser rest ringido ni condicionado al
cum plim ient o de requisit os previos de ninguna nat uraleza que él no pueda o no
quiera cum plir.
12. A la m ism a conclusión se llega si se recuerda que el art ículo 13.3 prohíbe
t odo t ipo de rest ricciones a la libert ad de expresión m ediant e " vías o m edios
indirect os... encam inados a im pedir la com unicación y la circulación de ideas y
opiniones " . En efect o, si la Convención prohíbe t ales rest ricciones indirect as, no es
posible ent ender que perm it a las direct as. Por lo dem ás, el hecho de que esa
prohibición expresa solam ent e se refiera a la com unicación o circulación de ideas u
opiniones, no puede int erpret arse com o que sí perm it e rest ricciones a la libert ad de
in for m a ción , en el sent ido de la búsqueda y difusión de not icias sin cont enido
ideológico, porque est a libert ad im plica t am bién la com unicación y, sobre t odo, la
circulación de ideas u opiniones aj enas, al lado de las sim ples not icias, que serían las
únicas no incluidas expresam ent e en la prohibición. De t odos m odos ést as pueden y
deben considerarse im plícit am ent e cont em pladas en ellas en virt ud del principio de
int erpret ación ext ensiva de los derechos hum anos y rest rict iva de sus lim it aciones
( principio pr o h om in e ) , y del crit erio universal de herm enéut ica de que " donde hay
la m ism a razón hay la m ism a disposición" .
. . .
13. En ot ro orden de ideas, m e parece que la vinculación esencial del ej ercicio del
periodism o con el de la libert ad de expresión hace surgir ot ras incom pat ibilidades
con la Convención, si no forzosam ent e de t oda la colegiación obligat oria de
periodist as, sí del m odo en que est á est ruct urada norm alm ent e en los países que la
cont em plan, así com o, con t oda seguridad, en la Ley Orgánica del Colegio de
Periodist as de Cost a Rica. De esas incom pat ibilidades m erecen, a m i j uicio,
dest acarse dos de im port ancia fundam ent al, a saber:
14. La prim era, result a del hecho de que, norm alm ent e, la colegiación obligat oria
significa la creación de una ent idad pública de caráct er corporat ivo, con el obj et o
específico de at ribuirle, no solam ent e la fiscalización y disciplina de la act ividad
profesional de sus m iem bros, lo cual sería fact ible legít im am ent e dent ro de ciert as
condiciones, sino t am bién la pot est ad de est ablecer ella m ism a códigos de ét ica y
ot ras norm as disciplinarias que im plican rest ricciones, responsabilidades y sanciones
e x n ovo, no previst as t axat ivam ent e por la propia ley. En est e sent ido, considero
que, t ant o el art ículo 13.2 de la Convención, al aut orizar únicam ent e
" responsabilidades ult eriores... e x pr e sa m e n t e fij a da s por la le y" , com o el
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15. En t odo caso, lo es t rat ándose del Derecho Cost arricense, en el cual el
principio t iene rango const it ucional y se encuent ra, adem ás, consagrado
expresam ent e en la Ley General de la Adm inist ración Pública ( art . 19: " el régim en
j urídico de los derechos const it ucionales est ará reservado a la ley..." ; art . 124: " los
reglam ent os, circulares, inst rucciones y dem ás disposiciones adm inist rat ivas de
caráct er general no podrán est ablecer penas ni im poner exacciones, t asas, m ult as ni
ot ras cargas sim ilares" ) , así com o por la j urisprudencia const it ucional, adm inist rat iva
y penal ( que han declarado aplicables a la m at eria disciplinaria las garant ías de la
legalidad penal) , de m anera que, al m enos en lo que respect a a la Ley cost arricense
No.4420, dicho principio result a aplicable, no sólo en el derecho int erno, sino
t am bién en el int ernacional, sólo sea en ést e com o crit erio de int erpret ación
conform e a lo dispuest o por el art ículo 29 inciso b) de la Convención ( que
específicam ent e alude a " cualquier derecho o libert ad que pueda est ar reconocido de
acuerdo con las leyes de cualquiera de los Est ados Part es..." ) .
16. Por ot ra part e, es t am bién cosa norm al que las leyes orgánicas de los colegios
profesionales de periodist as, y posit iva que la Ley No. 4420 de Cost a Rica, im pongan
a sus colegiados, direct a o indirect am ent e, rest ricciones al ej ercicio de su profesión o
sanciones que las im plican, para el cum plim ient o de fines puram ent e grem iales u
ot ros de orden social o privado, que no pueden j ust ificar su caráct er público y,
m ucho m enos, est im arse com o necesarias, en una sociedad dem ocrát ica, para
asegurar el respet o a los derechos o a la reput ación de los dem ás, ni la prot ección de
la seguridad nacional, el orden público o la salud o la m oral públicas, com o result a
rest rict ivam ent e del art ículo 13.2, en relación con los valores fundam ent ales del
sist em a de la Convención.
. . .
Tercero:
Cuart o:
a. el de ot orgar al colegio respect ivo pot est ades para est ablecer
rest ricciones y sanciones que no est án t axat ivam ent e definidas por la ley, con
violación de la reserva de ést a previst a por el art ículo 13.2 de la Convención y
del principio de legalidad penal consagrado por el art ículo 9 de la m ism a;
RODOLFO E.PI ZA E.
CHARLES MOYER
Secret ario
D ECLARACI ÓN D EL JUEZ PED RO N I KKEN
. . .
6. Por ot ro lado, la colegiación obligat oria de los periodist as, concebida en los
t érm inos en que se plant eó a la Cort e, represent a u n r é gim e n e x t r e m o puest o
que:
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A. Los act os considerados por la ley com o propios del ej ercicio del periodism o
sólo pueden ser cum plidos por colegiados. De est a m anera, según varias de las leyes
de colegiación exist ent es en el cont inent e, bast aría con que una persona " difundiera"
por sí m ism a, " a t ravés de un procedim ient o de su elección" - prensa, radio o
t elevisión- una inform ación que hubiera " buscado " librem ent e, para que incurriera
en responsabilidad - incluso penal- por ej ercicio ilegal del periodism o. Creo que
cualquier int erpret ación de la Convención que considere que un supuest o sem ej ant e
est á aut orizado por el t rat ado se apart a de lo que lit eralm ent e él dispone.
7. Creo que las conclusiones de la Cort e se desprenden de ese cont rast e ent re la
vast a prot ección dispuest a por la Convención y el exagerado exclusivism o de la
colegiación; pero no creo que ést a result e, pe r se , cont raria a la Convención, incluso
en el caso de los periodist as e incluso si la colegiación es obligat oria. Lo que ocurre
es que, si va a est ablecerse la colegiación obligat oria para una profesión cuyo
ej ercicio envuelve el de un derecho de t oda persona, el acceso al Colegio no puede
rest ringirse en los t érm inos en que lo hacen varias de las leyes exist ent es en el
cont inent e; t am poco creo que deba j uzgarse com o ej ercicio del periodism o - noción
que com port a ciert a est abilidad- a act os aislados por los cuales lo que se ej erce
realm ent e es la libert ad de expresión. En ese sent ido, si se quiere som et er el
periodism o a la colegiación que se aplica a ot ras profesiones, ello debe hacerse
adecuando el régim en del Colegio, no a las caract eríst icas de esas ot ras profesiones,
sino a las propias del ej ercicio de est e oficio, que com prende el de la libert ad de
expresión.
. . .
9. En segundo lugar, creo que t am poco puede int erpret arse la Opinión de la
Cort e com o una t om a de posición sobre la relación ent re las em presas periodíst icas y
quienes t rabaj an en ellas. Por lo que t oca a la part e est rict am ent e laboral, la Cort e
no ha hecho ningún pronunciam ient o y est im o que no pueden considerarse sino
com o necesarias y plausibles las act ividades de los grem ios para conseguir
condiciones de t rabaj o dignas y sat isfact orias.
10. En lo referent e a la part e m ás est rict am ent e periodíst ica, es decir, lo at inent e
al respet o que m erece el periodist a, aun frent e a la línea edit orial del m edio de
com unicación para el que t rabaj a, en especial respect o de la veracidad de la
inform ación que recaba y que se publica baj o su responsabilidad, creo que es
necesario subrayar lo dicho por la Cort e en el sent ido de que " la libert ad e
independencia de los periodist as es un bien que es preciso prot eger y garant izar" .
Est im o que la colegiación puede cum plir un papel para ese fin, aunque t am bién creo
que no es el único m edio para obt enerlo. Puede concebirse un est at ut o de rango
legal que prot ej a a quienes efect ivam ent e ej ercen el periodism o frent e a event uales
disposiciones indignas de sus em pleadores, sin necesidad de recurrir a un régim en
de colegiación que prot ej a a los inscrit os en el Colegio, incluso si no t rabaj an com o
periodist as, pero que rest ringe esas inscripciones y lim it a innecesariam ent e derechos
de la m ayoría. Por lo dem ás, no ha sido dem ost rado que la colegiación sea el m ás
eficaz de los m edios de prot ección a los periodist as, ni que en los países donde exist a
se haya puest o fin a los alegados abusos de los dueños de periódicos.
11. Sin em bargo, no creo que la supresión pura y sim ple de las leyes de
colegiación, en los países donde exist an, se t raduzca forzosam ent e en una m ej ora de
las posibilidades reales de expresión e inform ación. Un grem io débil, carent e de un
est at ut o que garant ice su independencia, puede ser el cont ext o adecuado para que a
t ravés de " cont roles part iculares" se est ablezcan los m edios indirect os, prohibidos
por el art ículo 13.3, " encam inados a im pedir la com unicación y la circulación de ideas
y opiniones" . No creo que sería j ust o ni prudent e int erpret ar la Opinión de la Cort e
com o señalando que la colegiación lim it a la libert ad de expresión y que bast a
elim inar esa colegiación para rest ablecer aut om át icam ent e dicha libert ad, porque esa
aseveración no es ciert a. La sola supresión de la colegiación puede conducir a
ot orgar m ayor poder de " cont rol part icular" a unos pocos em presarios de la prensa,
sin provecho especial para la com unidad y sin que haya ninguna seguridad de que se
abrirá el acceso a los m edios de difusión a t odo no colegiado. Puede, m ás bien,
favorecer una incondicionalidad de los periodist as, aun al m argen de la ét ica, en
favor de su pat rono, cosa ést a que t am bién podría llegar a lesionar los valores
preservados por el art ículo 13.2.
12. Por ello est im o que la Opinión de la Cort e t iene la vent aj a, en est e caso, de
ser caract eríst icam ent e un m edio para " ayudar a los Est ados... a cum plir y aplicar
t rat ados en m at eria de derechos hum anos, sin som et erlos al form alism o que
caract eriza al proceso cont encioso" . ( Re st r iccion e s a la Pe n a de M u e r t e ( art s. 4.2
y 4.4 de la Convención Am ericana sobre Derechos Hum anos) Opinión Consult iva OC-
3/ 83 del 8 de set iem bre de 1983. Serie A, No. 3, párr. 43.) En esa perspect iva
est im o que puede cum plir un papel de gran ut ilidad en cuant o podría result ar el
punt o de part ida para que los Est ados Part es donde exist en leyes de colegiación
obligat oria, puedan, en cuant o sea necesario y en cum plim ient o del art ículo 2 de la
Convención, adopt ar " m edidas legislat ivas o de ot ro caráct er" para adecuar la
regulación profesional del periodism o de m odo que, m ant eniendo o reforzando
disposiciones orient adas a preservar la libert ad e independencia de los periodist as,
no se rest rinj a, innecesaria e indebidam ent e, el derecho de t oda persona de buscar,
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PEDRO NI KKEN
CHARLES MOYER
Secret ario