Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
*éúco en Honduras
Helen Umaña
La palabra iluminada
El discurso poético en Honduras
ss
La palabra iluminada. El discurso poético en Honduras
D.R. Helen l maña
© Helen Lmaña
9
De ahí, la razón del título de nuestro trabajo cuyo propósito es bastante
modesto: dilucidar los caminos que ha recorrido el discurso poético en
Honduras. Buscamos despejar varias incógnitas: ¿quiénes han escrito poesía?;
¿cuál es el nombre de las obras elaboradas?; ¿de qué tratan éstas?; ¿cuáles
son los mecanismos formales y estilísticos más relevantes? Y, con las
respuestas obtenidas, ofrecer una visión panorámica de dicho discurso. Trazar
una especie de mapa que, en forma global, indique cuáles son los derroteros
por los que ha caminado la expresión poética en el país. Lo hicimos así
porque consideramos urgente —para tener una visión más clara de la literatura
hondurena— sistematizar el ingente trabajo que los escritores y escritoras
han realizado.
Hasta el momento, carecemos de un estudio completo sobre el quehacer
poético en Honduras. Lo único que tenemos son visiones parciales y
fragmentarias. Por esta razón, aún conociendo nuestras limitaciones, quisimos
llenar ese vacío. El objetivo fue doble: cubrir la parte descriptiva y procurar,
en la medida de lo posible, acercarnos a la etapa interpretativa. En cierta
forma, buscamos un equilibro entre esos dos extremos.
Afrontamos los riesgos que implican las visiones generales. Sobre todo,
tratándose del discurso poético, en donde cada poema representa un mundo
completo; es un signo total en donde todo verso cuenta en el balance y en
donde cada ritmo, silencio o detalle tipográfico comporta un significado... De
ahí que nuestro intento permanezca dentro de los límites posibles: intentar
abrir la puerta hacia un mundo cuya riqueza no se ha justipreciado. Otros
investigadores y críticos realizarán los acercamientos, los imprescindibles
trabajos de escalpelo: las monografías de minucioso recuento formal y estilístico.
Nuestro cometido —lo reiteramos— fue dejar consignado, de la manera más
completa posible, lo que en materia de poesía se ha realizado en el país.
Buscamos, leimos, estudiamos y anotamos cualquier libro escrito que
perteneciese a algún autor o autora nacional. El recorrido va, desde el primer
autor que pudimos localizar en el siglo XVIII, hasta el último libro publicado
en el mes de diciembre del año 2004.
* Asimismo, ateniéndonos a enfoques
10
modernos sobre la teoría de los géneros literarios (George Steiner, Raúl
Castagnino, Eugenio Castelli...), incluimos, también, algunas obras que, sin
estar escritas en verso, obedecieron o partieron de una actitud o perspectiva
lírica al ser elaboradas. De cada escritor o escritora procuramos consultar
todos sus libros. Como es fácil suponer, ese deseo chocó con un valladar casi
insalvable: las pocas bibliotecas públicas carecen de la mayor parte del material
bibliográfico hondureño. Para subsanar, en parte, esta dificultad, acudimos a
bibliotecas de personas amigas. Con cientos de kilómetros de distancia, unos
libros aquí; otros, allá. De ahí, pues, los vacíos bibliográficos. ¡Ojalá!, en un
futuro cercano, alguna institución pública o privada se imponga la tarea de
recopilar y poner a la disposición del público y del investigador la mayor
cantidad de información posible sobre la literatura y la cultura del país.
Mientras tanto, nos tendremos que conformar con trabajos incompletos.
No obstante, logramos reunir y estudiar (números más, números menos) un
total de seiscientos noventitrés libros de poesía (o versificados),
correspondientes al trabajo de quinientos cuarentidós autores y autoras
nacionales. Siempre, la información es de primera mano. En otras palabras,
sin excepción, los datos y los elementos aportados proceden de nuestra propia
reflexión. Asimismo, sólo tomamos en consideración los poemas que fueron
publicados en formato de libro. Con tres excepciones, descartamos, con
pesadumbre, gl valioso material existente en periódicos y revistas.2 Asimismo,
con la salvedad de unas muestras procedentes del siglo XIX, tampoco
tomamos en cuenta la poesía popular tradicional, la elaborada por los grupos
étnicos minoritarios y la dirigida a niños y jóvenes. Cada modalidad,
merecedora, por cierto, de un estudio específico.
Con relación a la clasificación por generaciones, optamos por la propuesta
realizada por el Dr. Galel Cárdenas Amador (91: 83-117), ya que, de las
varias divisiones que se han hecho con el propósito de organizar la producción
literaria en el país, es la que, por conjugar criterios estéticos e históricos, se
acomoda, con mayor propiedad, a los requerimientos que exige la
investigación objetiva. Sistematiza, con un patrón regular que arranca desde
las iniciales fechas del descubrimiento y la conquista de América, el desarrolló
histórico de los distintos grupos humanos que, en el transcurso del tiempo,
se han venido sucediendo unos a otros. Además, combina el aspecto
cronológico con las escuelas literarias más destacadas. i
________________________________ 1
|
a Los casos de José Trinidad Reyes, Francisco Morazán y Francisco Ferrara, tanto por ¡
la índole de su trabajo, como por ser de los primeros nombres de !a bibliografía |
nacional.
H I
Por otra parte —es oportuno puntualizarlo— la clasificación generacional
nunca se puede tomar con criterio absoluto. Tampoco representa
compartimientos estancos. Con frecuencia, no se acopla, con exactitud, a la
realidad. Debe tomarse, pues, como un elástico parámetro que facilita la
comprensión del conjunto, de la totalidad del quehacer artístico y literario.
Indispensable división que posibilita visualizar en qué medida, por encima
de las siempre necesarias voces disidentes (que indudablemente presagian a
la generación por venir), los diferentes conglomerados humanos, los que
van formando los grandes eslabones en la cadena de la historia, con las
particularidades expresivas de cada quien, poseen una especial manera de
captar el mundo que los identifica entre sí y, a la vez, los singulariza con
relación a sus inmediatos antecesores y continuadores. Dicha visión se
manifiesta a través de una serie de rasgos expresivos y tonalidades
interpretativas que poseen un sello particular, un innegable aire de época,
producto de las vivencias sociales e históricas que se comparten.
Los capítulos corresponden, por lo tanto, a la división dada por el Dr. Cárdenas
Amador. En ellos incluimos a los autores en orden cronológico, según la
fecha de nacimiento. Por otra parte, cuando, a nuestro juicio, un autor o
autora no atendía los mínimos requisitos expresivos sólo consignamos su
nombre y el de sus obras al final del capítulo respectivo. En estos casos, las
más de las veces, nos enfrentamos a una pobre versificación, a la reiteración
de patrones formales, a la presencia de lugares comunes y a rimas forzadas
que, a veces, llegan hasta el dislate. Similar criterio adoptamos cuando el
trabajo es muy exiguo (autores con uno o dos poemas que aparecen en
antologías) y no permite llegar a conclusiones definitivas. En algunos casos,
cuando lo juzgamos pertinente, ampliamos algún rasgo digno de tomarse en
cuenta.
Pero, en cualquiera de las instancias, el quehacer de los autores y autoras —
sin excepción— nos parece digno del mayor respeto. Inclusive, tratándose
de aquellos cuyo trabajo es menos afortunado, el hecho mismo de haber
querido comunicar sus inquietudes mediante los instrumentos que ofrece el
discurso poético, demuestra su amor a la poesía. Hace tangible su sensibilidad.
Revela el alto sitial en el cual colocan a la literatura. Responden, pues, al
ideal humanista decantado por los siglos. Todos y todas, en conjunto, han
construido esa esfera de la actividad espiritual que hoy llamamos poesía
hondurena, legado concreto a las generaciones presentes y futuras, las que
—partiendo de esa rica base — están llamadas a enriquecerlo y vivificarlo.
12
En el apéndice incluimos los casos irregulares: a) el de los escritores cuya
fecha de nacimiento ignoramos, aunque sí tenemos la fecha en la que sus
libros fueron publicados y b) el de los autores en los que desconocemos
ambas cronologías. Era preferible que estuviesen consignados a que los
excluyéramos. En ambas categorías, desconocer la fecha crucial del nacimiento
fue un obstáculo para realizar una mejor ponderación de su trabajo, ya que
éste no se pudo relacionar con el de sus contemporáneos. Ignoramos a qué
momento histórico responden sus inquietudes. Aparecen, pues, como
descontextualizados. Incorporamos, también, un tercer apartado con un libro
de interés ya que su autor vivió en Honduras y su obra tiene al país como
referente inmediato.
Asimismo, citamos —con bastante profusión—3 los textos de las y los poetas
por varias razones: 1) corroborar nuestras aseveraciones; 2) dejar que el
autor hable desde su propia voz, sin intermediario, y 3) hacer del común (en
el sentido que las culturas indígenas dan a la expresión) la calidad o los
hallazgos expresivos encontrados. Esto último, porque consideramos que el
arte sólo alcanza su plena dimensión cuando se comparte. Cuando, por
razones no siempre racionales, se convierte en revelador espejo en el cual
todos podemos reconocer, en una u otra forma, un conjunto de aspiraciones,
anhelos, frustraciones y esperanzas colectivas. Además, creemos que la poesía
—no los comentarios, que siempre son un segundo lenguaje, un lenguaje
subsidiario—, aún dada en retazos (a veces un único verso justifica un libro),
siempre entraña lo más selecto, lo más exquisito del espíritu de una nación.
Para finalizar, es preciso dejar constancia que este libro no se habría podido
realizar si no hubiese contado con la invaluable ayuda a’e varias personas.
Con la expresión de mi gratitud consigno sus nombres. En Tegucigalpa y San
Pedro Sula: Óscar Acosta, Marta Susana Prieto, Félix y Leticia de Oyuela,
Helen Umaña
San Pedro Sula, marzo 2007
14
SuSCRIPTORES DE HONOR
Felipe Acosta, Regina Aguilar, Jorge Alberto Amaya Banegas, Ana María
Alemán, Clarisa Alemán, Arturo Alemán, Cristina de Alsina, Soledad
Altamirano,Yolanda Divina Alvarenga, Waldina Bográn, Maco Boesch
Matute, Jaime Berríos, Ovidio Calderón Canales, José Elias Chinchilla,
Ivonne Delgado de Medina, Nelson Echenique, Lety Elvir Lazo, Héctor
Espinal, Darío Euraque, Margareth de España, Roberto España, Delia
Fajardo, Edmundo y Mercedes Fajardo, Juan Rivera Funes, Marcos García,
Anzoni Gómez Montoya, Carla Flores Gómez, Óscar González, Zoila
Gutiérrez de Ramos, Rubén Izaguirre, Rolando Kattán, Julieta de Kattán,
Daniel Larach Morales, Andrés Larach Morales, Rodrigo Larach Morales,
Giselle Larach Morales, Carmen Larach Morales, Elias Jacobo Larach
Larach, Carlos Leiva López, Wilfredo Mayorga, Lola Martínez (poeta
española), Luz Ernestina Mejía, Rebeca de Mejía (Presidenta del Grupo
"Ideas”, S.P.S), Clara Regina Moneada, Patricia Murillo, Roberto Ortiz
Henríquez, Lucía Paredes, María Elena Pfaff (Howard University,
Washington), Mimí de Panayotti, Adolfo Peña Cabús, Ailín y Pito Pérez,
Julio César Pineda Norberto Pineda Ramírez, Susana Prieto, María Roof
(Howard University, Washington), Víctor Ramos, Antonio ("Tony”)
Ramos, Sara Rolla, Mima Isabel Rivera, Jesús Enrique Rivera, Jesús Rivera
Ayala, Farah Robles, Iris y Germán Salinas, Jessica Sánchez, José Francisco
Saybe, Víctor Saborío, Javier Suazo-Fabricio Estrada, Julio Torres-Recinos
(escritor salvadoreño), Geraldina Tercero, Jorge F. Travieso, Samuel
Trigueros, Héctor Turcios, Rogelio Umaña, Diana Vallejo, Melissa
Valenzuela, Martha de Valenzuela, Senén Vill mueva y Magda Zavala
(escritora costarricense).
Instituciones y Empresas
Alumnos y alumnas de Español de décimo, undécimo y duodécimo grados
de la Escuela Internacional Sampedrana; Alianza Francesa de San Pedro
Sula; Centro Cultural Sampedrano; Comercial Larach; Diario "La Prensa”;
Hotel Copant-Sula; Hotel-Suites "Los Andes”; Instituto Hondureño de
Antropologíae Historia; INMSA-ARGO (IndustriaMetálicas. A.); Saybe
y Asociados; Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras-Valle de Sula y Universidad Cristiana de Honduras
(UCRISH). . '
Capítulo I
Las bases de la literatura hondureña —según el Dr. Galel Cárdenas— las ponen los
escritores nacidos entre 1474-1773. Sobre todo en los primeros años, la mayor parte
fue originaria de la península Ibérica. Su inserción, como parte fundante de la historia
literaria del país, obedece a la ya reconocida postura que, desde Pedro Henríquez
Ureña, los considera profundamente influidos por los distintos avatares del
descubrimiento y la conquista de América. Ésta, en el esplendor de su naturaleza, en
la variedad y riqueza del elemento humano y en las múltiples interrogantes que planteaba,
empezó a reflejarse en multiplicidad de escritos que, dadas las circunstancias, estaban
alejados del género lírico. Lo que encontramos son crónicas de relación, oraciones
fúnebres, discursos de tipo religioso, noticias vinculadas a los intereses de la Corona
en América... Al respecto, es útil la clasificación realizada por Jorge Eduardo Arellano
con relación al tipo de literatura que se practicó durante el período colonial: 1)
eclesiástica, 2) de afirmación criolla, 3) panegírica del poder monárquico y 4)
perseguida (Arellano, 2002: 67). En textos de esa índole, pese a que Honduras no
existía como nación —era una de las provincias del Reyno de Goathemala—, en
forma muy lenta, la región se fue individualizando y adquiriendo su fisonomía particular.
De acuerdo cor. esa estrategia represiva, los funcionarios públicos y las autoridades
eclesiásticas quemaban los manuscritos de versos y canciones populares que circulaban
en cuadernillos o en hojas sueltas impresas. Esto tuvo una consecuencia colateral
nefasta para el cultivo de la poesía: la autorrepresión de la expresión personal—sobre
todo escrita— por temor a ser denunciados a la Inquisición (5). Eso explica —
continúa Méndez de la Vega— por qué Marcelino Menéndez y Pelayo, al hacer un
recuento de la poesía hispano-americana, llegase a una desoladora conclusión: De los
131 escritores centroamericanos (en su mayor parte guatemaltecos, y muchos
franciscanos) que, salvo error, hemos contado en la Biblioteca Beristain, sólo hay
unos quince poetas; número escaso para tres siglos; mucho más si consideramos que
la mayor parle no son más que versificadores de circunstancias (citado por Méndez
de la Vega, 23).1 Por su parte, Adriaan C. Van Oss, al referirse a la literatura impresa
en el Reino de Guatemala entre 1660 y 1821, informa que sólo se conocen trece
titulos coloniales de poesía o literatura imaginativa, más o menos el 0.5 % de todos
los impresos de la época (en Luján-IIl, 1995:681). Porcentaje que, por sí solo, ilustra
el poco peso que, desde los sectores de poder económico y cultural, se le adjudicaba
a la poesía.
Pero que los poetas no hubiesen llegado a la imprenta no significa que no se practicase
la poesía, especialmente la amorosa que circuló en copias manuscritas que, por su
precariedad, no se pudieron conservar. La prueba de su existencia la ofrece la citada
investigadora —especialista en literatura colonial— que rescató, en medio de legajos
de distinta índole del Archivo General de Centroamérica, importantes muestras de
poesía profana amorosa colonial. Aunque carecen de fecha, por una serie de
procedimientos lingüísticos, filológicos e históricos, ha llegado a la conclusión de
que algunas proceden de mediados del siglo XVII.
' José Mariano Beristain y Souza (1756-1817). Sacerdote y bibliógrafo mexicano. Autor
de la monumental Biblioteca hispano-americana septentrional(3 vols., 1816-1819),
con noticias sobre 3,678 autores. También, de hecho, realizó el primer recuento de
autores centroamericanos.
18
Lo palabra iluminada
hay que esperar hasta el siglo XIX para que, en el país (que además sufría de graves
problemas educativos derivados de la precaria economía y del aislamiento), se empiece
a despertar del letargo que, con relación a la literatura, en su vertiente escrita (culta),
existió durante la época colonial.2
Por otra parte, de esos quince poetas a los que se refiere Menéndez y Pelayo, uno de
ellos —por cierto no el menor— nació en Honduras: el jurista don Antonio de Paz y
Salgado.
20
Lo polobro iluminado
Estamos, quizá, frente a las muestras poéticas más antiguas realizadas por un escritor
nacido en lo que hoy es Honduras. Al respecto, hay que recordar que, aunque el país
todavía no existía como nación independiente, se reconocía como un territorio
específico y, dado que el autor nunca negó su situación provincial, es pertinente
incluirlo como escritor perteneciente a esa parcela del antañón Reyno de Goathemala.
Es válido, por lo tanto, que se le asigne un lugar primigenio en la historia de la poesía
nacional.
José Tomás de Adalid y Gamero (m. 1811), originario de Nicaragua, llega a la villa de
la Inmaculada Concepción de Danlí, a fines del siglo XVIII, lugar en donde contrae
matrimonio en 1802. En 1806 da a conocer “Cartilla irónica para entrar a la moda”,
texto que circula secretamente tanto en dicha población como en Nicaragua. Según
Luis Hernán Sevilla, las autoridades eclesiásticas lo consideraron una obra herética y
perniciosa (Sevilla, 1967: 8).
21
H»l« Umrtfi
PM’iios < 7 Con abatir al humilde Harás lucir tu potencia/ Enójate con aquél/Qu<
defenderse no pueda (15-16). Lo único que necesita es carecer de vergüenza (10
18) Aparentemente, lecciones de cinismo Entrelineas, una descarnada visión de I<
sociedad El yo poético considera que sólo triunfan los que carecen de elevado:
ideales. De ahí que simule compartir tal perspectiva. Pero, en realidad, la esti
cuestionando. I o indican, con c laridad, tanto el titulo, como los dos primeros versos
Esta cartilla moral,/ Que te doy con ironía (9). La clave radica, pues, en la lectur;
irónica del texto, aspecto que, para los inquisidores de la época no estab;
sufic ientemente explícito. Por esta razón se prohibió su lectura.
6 Mejía la llama primera pieza literaria de Honduras, Revista Ariel, núm. 197
Tugucigatpa, 22 de marzo de 1968 Asimismo, en el discurso “Grandes momento
de la poesía hondureña", pronunciado en Ciudad Universitaria Rodrigo Fació", ei
San José. C R., en junio de 1971, reitera tal aseveración. Revista Ariel, núm. 239
octubre de 1971, pp 5-18.
6 La versión que, con el nombre de “Cartilla moderna para entrar a la moda", ofrecí
Rafael Heliodoro Valle, casi veinte años antes que Sevilla, tiene 88 cuartetas “U
romance en Nicaragua y en la Inquisición", RABN, núms. 9 y 10, Tegucigalpc
marzo-abril de 1949, pp. 453-469.
Capítulo 11
EL Neoclasicismo
EL Neoclasicismo
Generación de 1804
(Nacidos entre 1773-1804)
Entre 1800 y 1830, Hispanoamérica vive las etapas finales del proceso de
Independencia. El entorno cultural está fuertemente permeado por las tendencias
neoclásicas que proceden de la literatura europea. Las mismas —consecuencia del
racionalismo del siglo XVIII, el Siglo de las Luces— están vinculadas con las ideas
filosóf»cas del Iluminismo, movimiento que dio un vuelco determinante a la ciencia y
al pensamiento europeos.
Por otra parte, es preciso recordar que la imprenta —por gestión de Francisco
Morazán— llegó ha-:Ui 18?9. El primer periódico surgió en 1830 y la Universidad se
fundo en 1847. Datos que p* muten inferir el atraso general de la región. Asimismo,
cuando se rompe la Federación Centroamericana, la nación entra en un período de
anarquía civil Rafael Heliodoro Valle lo puntualiza: Entre 1829y 1855 Hondurasfue
un campo interoceánico de matanza No había tregua para el escritor, (en Castañeda
Batres, 2004: 12).
26
la palabra iluminado
El nombre de José Trinidad Reyes (“el padre Reyes”, 1797-1855) es más relevante
en el campo de la dramaturgia. En el género lírico legó una obra bastante exigua pero,
gracias a ella, unánimemente, se le considera como el iniciador de la poesía hondurena.'
Muchos de sus trabajos se perdieron (Durón-I, 1957: 15). Entre lo que se ha
conservado, el rubro de mayor calidad es el de la poesía religiosa que se adscribe a
una línea muy fecunda de la lírica española: la escrita en tomo al nacimiento de
Cristo. Tanto por textos dramáticos (especialmente las Pastorelas), como por los
trabajos de corte lírico, inferimos que el misterio de un Dios hecho niño tensó una
fibra muy sensible en el alma del sacerdote. Los villancicos—saturados de ingenuidad
y ternura— transparentan amor y fe inquebrantables: Una tortolilla/ Sencilla y sin
par,/'Que puso su nido/ Cerca del portal,/ Viendo a media noche/ Mucha claridad,/
Creyó que era el día/ Y empezó a cantar.// Sola estoy, decía,/ Mas mi soledad/ Se
divierte un poco/ Cantando ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!// Pero luego advierte/ Que la claridad/
No viene de Oriente,/ Sino de un pajar,/ Donde un alba hermosa/ Daba de mamar,/
Asido a su pecho,/ A un sol celestial.// Sola estoy, decía, (...)// Deja los polluelos/ Y
al portal se va,/ Yjunto al pesebre/ Se sienta a cantar;/ Hacia ella su mano/ Extiende
un zagal,/ Y ella mansa y tierna,/Se deja tocar. (Reyes, 1991: 1 2). El villancico no
sólo implica el tema navideño. Destila sabor nostálgico y un sentimiento de soledad,
ligeramente atemperado por el gesto de entendimiento entre el zagal y la avecilla.
Otros trabajos poseen una cierta filiación teatral. “Villancico al Niño Dios” simula una
conversación entre dos mujeres: una conmina a la otra a que se apresure para asistir a la
misa de Navidad. Acertadamente, Reyes incorpora elementos realistas propios del contexto
hondureño lo cual le confiere un sabroso toque popular. Tales, los vocativos Comadre que
' Por su intensa labor educativa y cultural, Reyes ejerció un auténtico magisterio
espiritual e intelectual en Tegucigalpa y, a partir de su trabajo, ya no hay vacíos en el
trabajo literario que se asume en forma continua.
11
Htltn UtnsAo
se aplican mutuamente las mujeres, las alusiones a la irreligiosidad de los habitantes del
barrio y a la insegundad en las calles A esta última observación, una de las comadres
replica que hay regidores v igdando; la otra, pronta y sagaz, con ironía, contesta: -Bien
arropados, 'desde antes de las ocho,/ Están roncando! (xic) (20). La mención de prendas
de! vestir (chancletas, enaguas), reafirma el tono humorístico del villancico.
Esas características persisten en textos en los que varios animales celebran el nacimiento
de Jesús. En “Villancico de Madama Lechuza", aquellos ejecutan un concierto:
Múdame lechuza/ Toca la guitarra,/ Y la niña chorcha// Tocará suflauta. Nuevamente,
tos rasgos hondurenos se hacen presentes; la canción fue enseñada por Unos ajamados/
Músicos gracianos [oriundos de la ciudad de Gracias] y es La mejor tonada/ Que
cantan los cisnes/ De Tegucigalpa. (26-27). Las voces onomatopéyicas acentúan el
une jílantil de la composición. Este recurso se reitera en “Villancico de los sapos".
Les »•.»> no se quedan atrás en sus cantos de festejo. Pero sus Per... per... per...
per... i Lera.. lero lera.../Rengue, rengue, rengue, ren, molestan a los vecinos que
piden a los músicos &u identificación. Con orgullo, se proclaman: Ciudadanos de los
charcos/ De profesión musí- al,/A quienes la Naturaleza/ Les dio voz angelical./ Si
usted no entiende de soljd./ No nos venga a fastidiar. (32). En otro villancico se alaba
la sabiduría del niño Jesús (conoc e, incluso, Frenología). De cara árese saber, ¡Pobre
es la ciencia/ Del hombre que aún ignora/Si anda la tierra! (en Durón-I, 1957: 436).
“Coplas al Niño Dios” está dividido en dos partes y cada una consta de tres octavillas.
Aborda el tema del desprecio que el mundo siente por el niño a causa de su pobreza.
Para compensarlo, el yo poético ratifica su fe y su amor: Tus gracias me cautivan,/
Tus ojos me enamoran,/ Y si ellos de amor lloran,/de amor lloraré yo! (sic) (428). La
canción “El niño perdido” recrea el episodio bíblico de Jesús perdido y encontrado en
el templo y destaca la voz angustiada de María buscándolo. También, a ésta, Reyes
dedica “A la Virgen en su Natividad”, breve texto laudatorio en versos pentasílabos.
Asimismo, del padre Reyes, en la revista Navidad 1932, editada por Eloy Palma,
localizamos varias coplas y villancicos. Estos últimos son: “A la Natividad de María”,
veintiocho> versos de métrica irregular en los que vuelve al tema del nacimiento de
María; “Al Niño Jesús” (seis octavillas y el estribillo formado por una cuarteta) es
una invitación a ios pastores para que visiten al recién nacido; advierte que no esperen
encontrarlo en medio de riquezas y “A la presentación del Niño Dios”, texto en el cual
28
lo palabra iluminado
2?
Kelen ümstta
oríes- ' F t’/ nombre de Macario, entre gemidos,/ óigase repetir por todas partes!
i-dcpi Y la amistad, deshecha en llanto tierno./ lotos haga por manes tan queridos/
Que penetren el solio del Eterno! (sic) (Reyes, 1991 24-25). Adviértase la presencia
del tenia patrio y del conocido motivo de la flor como símbolo de la brevedad de la
vida
El autor no sólo exalto idealizándolas— las bellezas del entomo. Supo detectar
aspectos lacerados del cuerpo social y los canalizó a través de la poesía satírica. Bien
logradas son las letrillas conocidas con el nombre de “Cuando^” por la palabra que
hace de estribillo En una de ellas se reprocha a las mujeres que, por la búsqueda de
placeres, olvidan sus deberes hogareños. Las voces y giros populares y las
insinuaciones picarescas rompen el equilibrio neoclásico y conllevan una carga
humorística: Las viudas, las cotorronas''A la Laguna volaron,/ Y también se alborotaron/
Esta vez las ochentonas. (. .) Los mozalbetes soltaron/ Las riendas a sus pasiones:/
La camisa y los calzones/ En la Ruleta dejaron:/ Pero de esto ¿qué sacaron?/ Que
revienten trabajando/ Y hasta los bofes echando/ Para recachar el pisto:/ Así lo
tendrán, es visto,/Pero la paloma, cuando/ (...) Según mis cortos talentos/Producirá
esta función' Aumento de población/ Y muy buenos casamientos./ (...) Todo no ha de
ser placeres:/ La cuaresma va llegando:/ layan, pues, examinando/ Los pecados
lagunalcs (35-36, mis subrayados advierten sobre el manejo del habla popular). Nótese
la inflexión, picaresca del adjetivo lagunales, probablemente creado por el autor.
30
Lo palabra iluminada
culebra mica./ ¿De dónde salió tan rica/ doña Ramona Giralde?/ Les salió casi de
balde/ a los Ugarle la casa;/ eso de vivir en plaza/ reporta muchas ventajas;/ a los
pobres ni migajas/ les dan en tanto gato (en Fernández Mira, 1935: 53). Según el
estudio de Heliodoro Valle, en el cual se basa Fernández Mirá, dicha “ensalada” fue
publicada en 1849.4
Aunque, en él, no es un renglón feliz, Reyes fue de los iniciadores de la poesía patriótica.
La importancia de este rubro, más allá del terreno lírico, radica en que, ya en los
desmañados versos, se percibe un sentimiento hacia Honduras como entidad
independiente de Centroamérica. En “A la Independencia”, deplora el descubrimiento
de América como origen de la esclavitud y servidumbre indígena, situación que, a su
juicio, después de tres siglos, finalizó por la ruptura de lazos con la déspota España. Por
esta razón, agrega: Hondurenos, en mármoly bronce/ De aquel día grabad la memoria,/
Y cantares de loor y de gloria/ En anual regocijo entonad./ Que no olviden jamás
vuestros hijos/ Cómo fue de sus padres la suerte,/ Y tendrán por más dulce la muerte/
Que una vida en que no hay LIBERTAD. (Reyes, 1991: 20; mayúsculas, del autor).
4 Véase, Valle, “Una ensalada del Padre Reyes", en RABN, núm. 16. 31 de diciembre
de 1935, pp. 366-369. Otra “ensalada" se publicó en RABN, núm 12. 30 de junto de
1933, pp. 596-600.
5 Cf. Umaña, 1995: 108-112.
Helen Umerto
que, como pionero, ostenta el sacerdote. Para concluir, recordamos que su obra
muestra una dicotomía, Encontramos poemas de influencia neoclásica (elegías, poemas
laudatorios.. .) y textos en donde el aire popular, al margen del clisé literario, anuncia
el romanticismo (villancicos, cuandos...). Por estos últimos, al poeta se le puede
considerar como un escritor prerromántico.
Francisco Morazán
h
lo Relabro iluminada
Francisco Ferrera
33
Htltn Umota
" El autor toma elementos de las décimas de cabo roto “Del donoso, poeta entreverado,
a Sancho Panza y Rocinante" que don Miguel de Cervantes incluye en los preliminares
de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, México. 2004 Real Academia Española,
Asociación de Academias de la Lengua Española (Edición dei IV Centenario) p. 21
34
Capítulo 111
El prerromanticismo
El prerromanticismo
Generación de 1834
(Nacidos entre 1804-1833)
Entre este período y el anterior no hay diferencias sustantivas. Galel Cárdenas lo deja
entrever cuando, refiriéndose al contexto, anota: Para Honduras el proceso político
de independencia todavía es persistente pues está jalonado por la presencia de
Morazán, Cabañas y José Cecilio del Valle. (1991: 110). De ahí que, desde el punto
de vista literario, se esfuminan las fronteras, tal como ya habíamos visto en José
Trinidad Reyes. Cárdenas apunta: Este periodo es una continuación del anterior en el
sentido de que fenece la corriente neoclásica y nace el romanticismo en América
(108). Así, en algunos autores, se advierte la adopción plena del romanticismo. En
otros, perviven rasgos neoclásicos.
37
Helen UmoAo
T EODORO AgLILCZ
Teodoro Aguiluz (Comayagua, 1827-Santa Cruz de Yojoa, 1883), con cierto ingenio,
elaboró poemas de amor. En "A Leonor”, en cada octavilla, destaca un elemento de la
naturaleza (el sol, la aurora...); seguidamente, en un cuarteto, establece una sinonimia
entre esos elementos y la amada (sol - amada; aurora = amada). Concluye con una
estrofa recolectora. Y pues amor te ha mirado,/ Tierna, hechicera Leonor,/Ponderosa
maravilla ' Que ¡amás el mundo vio:/ Al compás de mi laúd/ Que eres, mi canto diga
hoy,/ Aurora, sol, flor de lis,/ Luna, canario, arrebol! (sic) (en Durón-1, 1957: 111).
El canto a la naturaleza se ha tomado canto de alabanza para la mujer.
38
lo palabra ilummoda
Dentro de esa línea ligera, en el soneto “Los bichos”, para fustigar al adulador, en los
dos cuartetos, el autor se refiere, con tono zumbón y humorístico-popular, a Jos
insectos: Hinca la pulga su piquillo agudo,/ La nigua excita comezón ardiente/ La
chinche irrita al hombre más paciente/ Y quita el sueño el zumbador zancudo./ El
mosco, a la nariz trae el estornudo,/ El piojo la cabeza roe insolente (108). Aguiluz
es, pues, de los primeros cultores del verso humorístico en el país.
Justo Pérez
39
Halen UmoAo
40
Capítulo IV
El Romanticismo
El Romanticismo
Generación de 1864
(Nacidos entre 1834 y 1863)
Esta corriente artística y literaria libró su batalla inicial en la obra de Friedrich Schlegel
(1772-1829) quien, con la colaboración de su hermano August (1767-1845), de 1797
a 1800, publicó Athenaum, primera revista del nuevo movimiento artístico. Siguiendo
a Ramón Nieto, apuntamos sus características más destacadas. 1) Exaltación del yo:
se manifiesta a través de una orgulloso ostentación de la ‘ola de pasiones’y del
llamado ‘mal del siglo ’. Posee dos variantes. Una se expresa en soledad, con el
individuo como centro del universo, sus males y venturas son únicos y nada existe
fuera de ellos. La otra no busca la soledad sino, al contrario, la manifestación pública,
el aplauso, elfervor de las masas, la discusión apasionada en los cenáculos: intenta
crear opinión sobre candentes problemas sociales mediante una tribuna pública,
especialmente la que proporciona el periodismo. 2) La universalidad: en las formas,
en los contenidos, en los horizontes literarios y vitales. 3) Preocupación por la historia:
predilección por los temas históricos y voluntad de hacer la historia. 4) Altera patrones
en las formas de vida: hay una revolución en los modos de entender la existencia.
Costumbres, gustos... Los que parecían valores inmutables (religión, familia, moral...)
se tambalean. 5) Con relación a los géneros literarios surge o se afianza una reacción
contra la normatividad neoclásica que sufre distintas transgresiones. 6) Políticamente,
propende hacia el liberalismo, al independentismo y se utiliza la pluma como arma de
combate. En una especie de festival de la sensibilidad, el arte se populariza, sale a
la calle y sintoniza con las apetencias de la gente. Como resultado inmediato, busca
un rescate de las tradiciones populares. 7) Es un movimiento de la burguesía: el
burgués se ha convertido en el hombre (y, en muchos casos, la mujer) profesional,
culto, hacedor de las leyes y garante del espíritu democrático. (Nieto, 1998: 10-15).
43
Heltn Ümoflo
44
La palabio iluminada
45
encontramos en el libro y los cuales fueron firmados —en ese orden— por Ramón
Rosa. Marco Aurelio Soto, Adolfo Zúniga, Antonio Zambrana y José Martí. Es tal la
importancia aglutinadora de Palma que algunos estudiosos han denominado a esta
época como ‘'Generación de Joaquín Palma” (Sosa, 1981: 92).4 Asimismo, tal como
ocurre con las dos generaciones precedentes y ocurrirá con la siguiente, una
característica destacada, que señala Oscar Castañeda Batres,/üe la de ser sus poetas
al mismo tiempo hombres públicos, ligados estrechamente a la política y a las luchas
civiles de su pueblo. (2004: 20).
Joaquín Díaz
4 Al respecto, son esclarecedoras las observaciones que, sobre esa época, hizo R.
Darío: En 1876, al llegar a la Presidencia de la República Marco Aurelio Soto, se
operó en Honduras una súbita transformación. Este Presidente, que era hombre
gentil, de espíritu refinado, y además escritor estimable, después de dar al Estado
una organización aceitada, trató de hacer de Honduras una república aristocrática,
y a la manera de Luis XIV, entre su regia fastuosidad y su liberalidad extraordinaria,
se rodeó de poetas, artistas y pensadores, de tal manera, que hizo de Tegucigalpa,
por algún tiempo, el centre intelectual más brillante de la América Central. Hizo del
Valle de los Ángeles, una especie de Versalles, organizó cacerías y bellas fiestas
campestres donde el poeta cubano José Joaquín Palma improvisaba églogas o
derramaba su lirismo en rimas caballerescas; y en las célebres veladas literarias y
en las grandes recepciones, llenaban la atmósfera palatina los discursos floridos de
Ramón Rosa, la palabra erudita de Alberto Uclés, ¡a retumbante oratoria de Adolfo
Zúñiga. (sic) (...) Desde esa época, en que, por la creación de bibliotecas e institutos
oficiales de educación, las luces se hicieron accesibles a las clases populares,
empezó un florecimiento literario. “Honduras”, Revista Ariel, núm. 183, Tegucigalpa,
enero de 1967, pp. 24-25.
46
I
Le polobro ilumínenla
Donde los silfos cantan poemas,/ Los horizontes son los emblemas/ Del infinito, del
ancho mar:/ Donde las olas suben al cielo,/ Y los volcanes son atalayas/ que forman
diques sobre las playas/ Al rudo oleaje que va a estallar:/ (...) Y las sirenas cantan
idilios,/ Y sus montañas son de corales,/ Y las espumas como fanales/ Flotan en
blondas de blanco tul (174). Tratamiento superficial del verso, condición de la cual
no se libra ni la elegía “En la urna sepulcral de mi hija Luisa Francisca”.
Jeremías Cisneros
Jeremías Cisneros (Gracias, Lempira, 1845-1903) prefirió temas colectivos que trató
con grandilocuencia. Para Castañeda Batres es un representante del indianismo, tan
peculiar del romanticismo latinoamericano (2004: 19). En “Lempira” —cincuenta y
nueve cuartetos alejandrinos—, le canta al cacique indígena. Los núcleos semánticos
del poema son: la llegada providencial de Cristóbal Colón, la agresión española y la
digna respuesta indígena. Principia con una grandiosa descripción del paisaje
hondureño, especialmente del que fue escenario de la lucha entre las huestes españolas
y el ejército aborigen: Aquí sobre las cumbres del Congolón gigante,/Dominase, a lo
lejos, el vasto litoral/De un pueblo generoso, de vida exuberante,/Do tuvo el primer
templo la patria libertad.!! Dominase el grandioso, risueño panorama/Que forman
nuestros picos y crestas hasta el mar,/ Los montes y los pueblos que el patriotismo
aclama/ Cual monumentos vivos de honor tradicional.
la patria: Que vengan otros bardos, con su laúd sonoro,/ Con la armoniosa ¡ira, de
inimitable son,/ Tu espléndida belleza, de sin igual tesoro,/ En cantos inmortales a
duróla Nación (en Duró.i-1,1957: 129-136). Como bien lo señala Castañeda Batres,
Cisneros Quiere (...) manar el camino hacia una literatura nacional (2004: 19).
“Al trabajo” está conformado por cuarenta cuartetos endecasílabos cuyo sustrato
ideológico descansa en ideas del positivismo. Respeto a la ciencia. Darwin y la evolución
de las especies. Fe en el hombre y en su capacidad transformadora (conquistas del
lenguaje, el fuego, el arte, hasta llegar a las máquinas de vapor, la electricidad, la
industria...). Los versos son ampulosos y rimbombantes: El primitivo insecto [el
hombre] se levanta/ A deslumbrante altura, superior;/ Llega a explorar las simas
insondables,/ Y escala audaz del éter la región./Imaginaos lo que fue en su origen:/
Completamente huérfano del don/ De la palabra, y de todo otro signo/ Con qué
expresar la interna sensación.// (...) La ciencia es quien en la natura encuentra/
Latente elfluido eléctrico, fautor/De la consciente actividad que abre/Nuevo horizonte
al genio emprendedor. Además, un planteamiento atrevido para la época: Cisneros
pone en duda lo afirmado por la Biblia: ¿Pueden bastar los seis millares de años,/
Bíblica edad supuesta a la creación,/ Cuando en un lapso semejante el hombre/ Ni
aún vislumbrarpodría su misión? No obstante su fe en la ciencia, el poema se resuelve
dentro de una postura metafísica: la vida es un misterio irresoluble. Exhorta a no
perder la esperanza en un MÁS ALLA mejor (mayúsculas del autor). Mientras tanto,
el trabajo, la democracia, la libertad deben ser el norte para que el hombre conquiste
el honor, su más alto estímulo: ¿Qué océano lanza la ola de la vida,/y hacia qué
playas rueda en su expansión?/¿En qué principio estriba el movimiento7/¿En cuál
la fuerza viva y la atracción?// (...) Y altares erijamos al trabajo,/ Himnos sin fin
cantando en su loor:/ (...) Que no más sea la alma democracia/ Un legendario mito,
una irrisión;/ Que en nuestro cielo brille majestuosa/ La libertad con vivido fulgor.
(en Durón-I, 1957: 142-146).
48
la palabra iluminada
protesta/ Contra las leyes que rigen/ la humana naturaleza;/ En vano interroga al
Cielo/ Y al universo en presencia/ De espacio y tiempo infinitos,/ De la infinita
materia;/ En vano pregunta cómo,/ De dónde y por qué anatema/ El se arrastra en
este valle/ De lágrimas y miserias;/ (...) Por todas partes al hombre/ Oprime una
fuerza ciega/ Contra la cual reacciona/ Siempre en balde su flaqueza./ (...) Existe el
mal. Permanente,/ Terrible, fatal, sin tregua/ Azota al mundo, envidioso/ De que la
paz prevalezca. (...) ¿Qué es la vida? Dónde nace,/ Dónde muere su ola eterna?
(sic)/ El lo ignora, y, confundido,/ Mira a lo alto y se prosterna. (139-141).
Menor aliento poseen los poemas de corte amoroso. “Cantares” comprende treinta y
cuatro cuartetas octosilábicas de tono ligero: Mi cariño se halla oculto/ Como el oro
del avaro;/ Mas la llave de esa urna/ Sabes tú dónde la guardo.// La vanidad es un
dueño/Mal consejero, muy malo;/Por no querer sufrir mucho,/Suele sufrir demasiado.
(150). Más acabado es “A...” cuyos versos alejandrinos alaban a una mujer que, a su
belleza, une inteligencia. Aunque nos parece hiperbólico, citamos el juicio de Juan
Ramón Molina: Jeremías Cisneros, solo y taciturno, sin periódicos que loaran su
producción ni amigos interesados que le aplaudieran, deja páginas hermosísimas, de
un estilo vigoroso y de una gran serenidad de pensamiento que le hacen acreedor a
que se le tome en cuenta cuando se escriba la historia de la literatura hondureña.
*
Gonzalo Guardiola
Molina, Juan Ramón. “Jeremías Cisneros", Revista Ariel, núm. 223, Tegucigalpa,
10 de marzo de 1970, pp. 9-10.
49
Htltn Umorto
pwt’ meces como a un niño./ Eres dios del amor, aquel Cupido/ Que despierta el
anhelo/(. ) ¡Hijo de¡ cosmos! la (sic) creación constante/Es tu ley infinita./¡Hércules
vencedor, titán ardiente/ No pares tu carrera!/ Bríndanos con tu luz eternamente/
Eterna primavera. (en Durón-H, 1957: 76-79).
Francisco Vaquero
Adán Cuevas
Adán Cuevas (Santa Rosa de Copán 1852-1895) habló del dolor de vivir. Combinando
versos heptasilabos y endecasílabos, en “Un padre a su hija dormida”, manifiesta que
la niña es quien da sentido a su infortunada existencia y, al advertir su inocencia, la
previene contra los peligros del mundo. En “Jamás te olvidaré”, ratifica el amor a una
50
lo palabra iluminado
mujer. En “La tarde” —un poema bastante logrado— externa su emoción frente al
atardecer. En “Mis horas de dolor” —su mejor texto— maldice el recuerdo Del ángel
bello que otro tiempo amaba y cuyo desamor lo hizo comprender que la vida sin
placer es un páramo desierto. En la primera estrofa, dentro de la más sombría
concepción de la existencia, escribe: Tristes horas de mísera agonía/ Yo sufro silencioso.
El desconsuelo/ Bate sus alas sobre el alma mía,/Mi frente haciendo que se incline al
suelo,/ Sin porvenir, sin ilusión ni gloria;/ Mi existencia sombría/ La luz detesta que
ilumina el mundo;/ Y en mi dolor insano,/ Fatídico y profundo,/No encuentro amigo
ni tampoco hermano. (127).
Manuel Molina Vijil (1853-1883) canalizó su sentir dentro del romanticismo más
acendrado. Para Castañeda Batres es la figura más destacada de esta generación.
(2004:17). El amor delirante y absoluto; la mujer de angelical belleza; los infortunios
del amor no correspondido..., son temas que frecuenta. En “¡Sufro por ella!”, la
idealización femenina es patente a través de las formas hiperbólicas: ¡Estaba tan
hermosa! La vi un día/ Del río de mi patria en las riberas,/Rivalizando con las flores
todas/ En perfumes, en gracia y gentileza.// El suave resplandor de su mirada/
Eclipsaba el fulgor de las estrellas;/ Y caía en sus hombros con descuido,/ Revuelta
en ondas mil su cabellera, (en Durón-I, 1957: 244-245). En “Ella” no es menos
apasionado: ¡Ella es un ángel! En su casto seno/se anidan la pureza y la ventura,/ Y
de su labio de sonrisas lleno/ Brota la miel que el corazón apura. (145). Similar
tratamiento poseen “Tú”, “¡Adiós!”, “A María” y “Última vez”.
La nota intimista prevalece y se ajusta, quizá con más propiedad, a las exigencias de
brevedad del soneto, tal como vemos en “A María” (el segundo texto con este nombre)
y en “Te amo aún”. En este último percibimos resonancias garcilasianas: Hubo un
tiempo ¿recuerdas? Que a tu mano/ Estrechaba la mía tiernamente;/Hubo un día, es
verdad, que allá en tu frente/ Mi ardiente labio se posaba ufano.// ¿Quién me dijera
entonces que cercano/ Estaba elfin de nuestro amor vehemente,/ Y que a tu corazón
indiferente/ Mi corazón invocaría en vano?// Embriagado en tu rostro, yo creía/
Eternas tu pasión y mi ventura;/ Pero alfin de olvidarme llegó el día;// Se extinguió
de tu amor la llama pura./ Y hoy miras impasible mi agonía/ Y yo adoro en silencio
tu hermosura! (sic) (228). Certeros y precisos son dos textos epigramáticos. “Temor”
SI
U*l*n Umoftt
(finge un diálogo con una dama) y el muy citado quinteto “El beso”: Un beso es la
expresión más elocuente-' De un corazón ajeno a los agravios,/Es la emoción vivísima
y imlienu l V d< rs almas que se unen tiernamente/ En el límite estrecho de dos labios.
(229i. Este optimismo es raro en Molina Vijil, en cuyos poemas abundan las expresiones
reveladoras de un sentido trágico de la existencia. Lo confirma el insistente empleo de
, mi dolor, mi amargo
frases como: mi llanto-, mí ánima doliente y desolada1
, letal melancolía1
aislamiento, mi ánima angustiada1 , mi pobre
, lánguido abandono1
mente sombría, etc. “Las nieblas del corazón” plantea con propiedad el hastío y el
desencanto: Yo soy un cisne perdido/De un mar entre densas brumas,/A quien cortaron
las plumas/ Y destrozaron el nido;// Y que a solas,/Juguete vil de las olas,/A divisar
ya no alcanza;/ Y que en el postrer afán, En que sus fuerzas se agotan,/ Su cuerpo
débil azotan, Las olas del huracán.///Ya el dolor cubre de hielo/Mi enérgicajuventud,
(su) Y aparta de mi laúd/ Las melodías del cielo. (266-267). Obsérvese la imagen
alegórica de frecuente uso (mar, olas, huracán...). „
Gladai.upl Gallardo
52
lo polobto iluminado
Mi duelo insano! (en Durón-I, 1957: 208). En “¡Gracias!”, le agradece porque, una
noche, la interpretación musical que ella ejecutó mitigó su dolor En “A ti", en catorce
octavillas octosilábicas, aunque la mujer no lo ame, él le asegura la perdurabilidad del
afecto: María ¿quién podrá verte/ En este mísero suelo/ Sin creer que falla en el
cielo/ Un ángel junto al Creador?/ ¿ Y quién dirá que no siente,/ A tus naturales
galas,/ Batir junto a sí las alas/ Del Dios casto del amor? (211)
Aunque sin perder de vista su propio infortunio, en “Todos se aman”, Gallardo dirigió
una mirada más general y abarcadora sobre el mundo. Maravillado, encomia la vida
que se renueva: En los jardines, al nacer el día,/ Yo contemplo las gotas de rocío/
Sobre el cáliz esbelto de lasflores,/ Como huellas de nítida ambrosía' De los húmedos
labios de la aurora,/ Al beso matinal de sus amores./ El perfume y las auras se
acarician:/ los céfiros, las hojas,/Las fuentes y los bosques/ Suspiran y se besan..../
Se besan sin cesar porque se aman! (sic) (215-216). Dentro de ese cuadro idílico,
María es indiferente a su amor.
Josefa Carrasco
53
Heltfi Umafto
Didáctico — con dignidad literaria, como en “La silva a la agricultura de la Zona Tórrida”
de Andrés Bello a la que, en cierto momento, recuerda— es “A la juventud hondurena”.
La autora insta a los jóvenes a que aprovechen el momento de Gratas auroras en el cual
viven: Alumnos afanosos de Minerva/A cuyo alcázar remontáis el vuelof Las benéficas
artes y la ciencia/ Profusas premiarán vuestro desvelo;/ Y cuando llenos de ese noble
orgullo/ Que el espíritu inflama,/ Para la obra del bien miréis ardiendo/ De la verdad
la llama;/ (...) Cuando en las selvas fértiles de Honduras,/ Nido de dulces aves,/ El
himno sacro del trabajo suene/ Bajo el fresco banano,/ Y las blondas espigas/ Y el
lustroso cafeto/Brinden opimofruto,/El estandarte del progreso entonces/ Veréisflamear
sobre las altas cumbres/ De las montañas patrias. (25).
Tal vez, por la índole del tema (ajeno a su interioridad anímica), poemas como los
anteriores se plantean y resuelven dentro de parámetros más neoclásicos que
románticos. La inspiración romántica brota en trabajos de vena más personal como
los sonetos “Ilusión” y “Soneto”, en los que se percibe un desencanto emparentado
con el espíritu melancólico y el hastío a los cuales fue proclive el romanticismo.
Citamos el segundo poema: En el cansado viaje de la vida/ A cada paso una ilusión
perdemos,/ En torno nuestro dibujarse vemos/ La noche del dolor ennegrecida.// El
alma, pobre mártir, detenida/ En el misero polvo en que yacemos,/ Apura del pesar
¡av! (sic) los extremos,/ Y de angustia mortal se siente herida.// Si al fulgor de una
plácida esperanza/ Ella recobra nuevo aliento y brío/ Al traslucir la dicha en
lontananza,// Revístese de orgullo y poderío,/ Se agita tras su ideal, ebria se lanza;/
Mas, desmayada y triste, halla el vacío...! (sic) (28).
55
Helen UmoAo
y profundo, /De caridady amor que diera aliento! A cuantos peregrinan por el mundo.
(31-32). El nombre de Josefa Carrasco, generalmente, se pasa por alto en los
comentarios sobre poesía hondurena. Este hecho no se corresponde con el mérito de
su obra, equiparable al trabajo de sus contemporáneos más calificados.
Bernardo Mejía
7 Las dos cuartetas se presentan en una sola estrofa. Dado que es la única de ocho
versos, nos inclinamos a pensar que es un error de edición.
56
Lo palabra iluminado
placer yo siento/ Profunda pena y amargura tanta/ Cuando todo sonríe, todo encanta/
Mi triste corazón sufre un tormento.// Tal vez sonrío aparentando calma,/ Cuando el
dolor me hiere y me devora;/ Y es que oculta mi risa engañadora/ El infinito padecer
de mi alma./ Como la débil flor que combatida/ Por el fiero aquilón dobla su tallo,/
Así el pesar agostará mi vida,/ Y cumplirá de mi suerte elfallo.// Cuando al impulso
del dolor sucumba/ Y a las altas regiones mi alma llegue,/ No habrá una amiga que
con llanto riegue,/ La humilde losa (sic) de mi helada tumba. (140). Poemas como
éstos dan a Lucila Estrada un papel de relativa importancia en el desarrollo de la
poesía hondurena, especialmente la practicada por mujeres. En otros trabajos (“A mi
querida hija amada”, “A mi amiga Concepción Caucel”, “Al cumplir diecinueve años
mi hijo Alvaro”), dada la pobreza en el tratamiento, no logró trascender el plano
personal.
La autora versificó con soltura y gracia. “Desengaños”, en donde cada estrofa parte
de motivos frecuentados por los románticos, está imbuido de serena tristeza: Casta
paloma airulladora y tierna/ que lanza al viento su amoroso trino/ cuando mecida
por las auras leves,/ sobre la copa del encumbrado pino/ posar se ve.// Límpida
estrella que radiante gira/ entre jirones de espumoso tul/ divina lámpara que Dios
enciende/ bajo su eterno pabellón azul,/ tal me soñé.// (...) ¡Gaviota errante, solitaria
y triste/que de la playa en la escarpada roca/ encuentra el nido de su amor helado/
y en vano al cielo compasión invoca,/ tal desperté! (en Antúnez-II, 1967: 43). L os
elementos de la naturaleza se convierten en reflejos del yo. Similar simbolismo hay en
“A un sauce”, poema escrito en 1878 que destila melancolía: Cual débil planta que el
viento azota,/ tierno pimpollo que el sol hirió,/ pajiza concha que el mar arroja/
cuando se enoja/asi el destino mi ser trató./Cual hoja seca que rueda a impulso/del
torbellino que la arrancó,/ asi me alejan adversos hados/ jieros o helados/ de las
sonrisas que anhelo yo.// Tú, misterioso sauce sombrío,/ (,..). Sólo a la sombra de tu
57
Helen UmoAo
ramaje/ gozo momentos de libertad:/ llorad ¡oh sauce! Llorad conmigo,/ querido
amigo./ que tú no abrigas malignidad. (15-16).
58
Lo palabra iluminado
Pero el texto excepcional es “Píjol”, no sólo por lo extenso (seiscientos sesenta versos),
sino por el desenfado en el tratamiento del tema: la fidelidad a sí mismo y el triunfo del
amor por encima de cualquier peligro. Cuxabel es una bella indígena, criada por el
cacique Karabí. Rocabel, su hijo, la ama y es correspondido. A ella la pretende, como
esposa, Guerrero, un feroz cacique vecino. Los jóvenes, por salvar al pueblo de la
guerra, aceptarían la boda, pero Karabí los insta a responder conforme a los dictados
de su conciencia: —¡Padre, —la infeliz responde—/ sabed que aunque soy mujer/
como agradecida pongo/sobre el amor el deber!/—Y tú Rocabel, ¿por qué/ hiciste la
necedad/ de renunciar al derecho/ que te dio su voluntad?/ —No fue necedad, —
responde/ el hijo con altivez—/fue si, mi deber de hijo/ y de hombre honrado a la
vez. Karabí decide que el pueblo no será menos digno que ellos: y el pueblo que vive
honrado/ el [deber] suyo sabrá cumplir,/y antes que vender mujeres/ hidalgo sabrá
morir. (88). Rocabel muere en la batalla; Cuxabel conduce su cadáver a la cumbre del
Pijul y, tanto ella como Karabí, se lanzan a las aguas de una laguna que hay en la cima:
Y se dice: que esa nube/que allí se mantienefiel,/es el alma del anciano/ custodiando
a Cuxabel. (91).8
Una historia de veta romántica versificada con pulcritud. Sin embargo, lo interesante
es que, antes de referirse a los acontecimientos centrales, Morejón ofrece comentarios
humorísticos. Así, al evocar al antiguo pueblo en donde ocurrieron los hechos, aludiendo
a la transformación de la tradición oral, para ejemplificar sus aseveraciones, acude al
presente en el cual se ubica la voz narrativa: Muy'deformes y variadas/hoy se encuentt an
las consejas./ verbigracia: ellas se pintan/ así como algunas viejas.// Mas ¿quién
criticará eso/si sujeto a evoluciones/en esta Babel humana/ todo sufre innovaciones?/
Ejemplo de ello tenemos/ en doña Tacha Ramplón/ cuyas chapas son milagros/ del
arroz y el bermellón.// Y, ¿quién dice que Alegría,/ la viuda de Juan Bananas' no se
está quedando calva/por la supresión de canas?/ (...) Y, quién dirá en esta tierra/
8 La autora presenta las dos grafías para designar al monte, indica que los indígenas
la llaman “Pijul".
5»
Helen Um«Aa
Notable es, también, “Una receta” (ciento tres versos) en el cual la autora adversa lo
insustancial en la poesía (probable cuestionamiento al modernismo). Inclusive, parodia
el estilo cursi y florido de algunos escritores. A un poeta, la voz poética le solicita una
receta para escribir. Aquel le obsequia un “poema” y le advierte que la armonía del
sonido (...) en los versos es el todo. Supuestamente, le servirá de modelo y dice así:
‘Avecillas con sus plumas/ de matizados colores;/ un invierno con sus brumas/ y
torrentes niugidores;/ campos de gallardasflores,/collados llenos de lirios,/ un poema
60
lo polobra iluminada
entero de amor/ con suspiros y delirios:/ corriendo el agua en cascadas/ que como
sierpe de plata,/ entre dos bandas bordadas/ de esmeraldas se dilata. Por muchos
versos, el ejemplo continúa. El comentario: — 'Dicen que el más sabio yerra—/ le
respondí humildemente—/su fórmula mucho encierra/mas la encuentro deficiente./
De palabras veo un torrente,/figuras en abundancia,/pero digofrancamente/ que no
encuentro la substancia’... (38-39). En 1892, desde la lejana población de Santa
Bárbara, lugar en donde residía la autora, un válido ejercicio metapoético.
Carlos F. Gutiérrez
61
Htl«n Umofio
112). Con influjo becqucriano, a siete poemas breves, el autor dio el nombre global de
■■Runas" Transcribimos la bien lograda rima III: Cae la nieve en la elevada cumbre/
Del enhiesto volcán;/ Y al hirvíente calor de sus entrañas/ Se torna en agua que á la
mar se iw.7 Dime. niña ¿Por (sic) qué este infierno mió/Que encendió tu mirar,/Este
volcán que tengo aqui en el alma./No derrite la nieve en mis cabellos/ Y aumentándola
está, (sic) (89).
En la segunda parte del libro, encontramos doce poemas agrupados bajo el nombre
de “Versos humorísticos”. De frecuente intención irónica, explotan el humorismo, lo
popular y lo picaresco, notas que ya se habían insinuado en “Mi Ñata”, “Por qué te
quiero” y “Mi fiesta”, poemas de la primera sección. Los temas, entre otros, aluden
a las suegras; las intromisiones de los parientes políticos; las infidelidades de la pareja;
la consideración del matrimonio como un mal forzoso y la referencia al espíritu
mercantilista de los ministros religiosos. En “Quid pro quo” leemos: Me abrazaste y
satisfecho/ con (sic) ansia febril y loca/ Uní tu pecho á mi pecho/ Y mi boca con tu
boca;/ Pero he aquí que cuando más/ se (sic) encendía tu pasión,/ Me llamaste
¡amado Blas!/ Y yo me llamo Ramón. En “¡¡¡Caracoles!!!”, reaparece la alusión
picaresca: Desde entonces estoy loco....../¡Olía á tabaco, en suma!/ Yo no Jumo, ella
tampoco/ Pero su primo....... ¡sífuma! En “Efectos de un sermón”, la voz del viejo
cura, amonesta: Vosotras que no escucháis/ del pobre cura las quejas,/y que de noche
buscáis.../ lo que el gato por las tejas.// Que no me dais como antaño/ni diezmos ni
chocolate,/y olvidasteis, por mi daño,/los pollitos en tomate (131,142). Aunque no
brillen por su ingenio, gracias a estas composiciones, Carlos F. Gutiérrez fue de los
primeros autores que caminó los peldaños de la poesía festiva y humorística.
Ramón Reyes
Ramón Reyes (Tegucigalpa, 1861-San Antonio del Norte, 1886) permanece fiel al
canon romántico. El amor y su fugacidad. La estulticia humana. El contraste entre lo
puro de la naturaleza y la falsedad de la sociedad. La muerte. Estos son algunos temas
que abordó. Con un sentido amargo de ver la vida, en “Las flores muertas”, el reiterado
63
♦telen UmoAo
motivo de la flor simboliza el rápido deterioro del amor y los placeres: Nace una flor
de pálida corola En las orillas del pantano infecto,/ K allá en la tarde del verano
ardiente/ Al soplo muere de aquilón violento, (en Durón-II, 1957: 170-171).
“Problema” plantea, con habilidad, la complejidad de la naturaleza humana que, aún
sabiendo cuánto necesita al amor, se empeña en hostigarlo: ¿Por qué se hastia de
vivir gozando/ El alma del amor en el santuario,/ Y muchas veces quiere el presidiario/
Idvir sus duros hierros arrastrando? (173). Quizá, el mejor texto sea “A Manuel
Molina Víjil en su muerte” en el cual combina, con mesura y equilibrio, las
consideraciones generales con el caso particular. La muerte —dice— es un fenómeno
universal. Alcanza al elevado pino, al perjúmado lirio pudoroso, al blanco cisne de
rizada pluma. La vida humana, frente al destino, es algo aciago: ¿ Y qué es el hombre?
Un infeliz gusano/ Que aplasta ciego el burlador destino. De ahi, la consideración
del mundo como un páramo aterido. En éste, todo es fugaz. Especialmente, son
transitorios el amor y la dicha que Desaparecen cual celaje hermoso. La muerte
deviene, por lo tanto, en una liberación, una salida. Por ello, nadie tiene derecho a
cuestionar la decisión suicida: ¡Cuántos intentan del destino humano/Las leyespenetrar
con osadía!/ ¡Y cuántos dicen que el suicidio insano/ Es torpe cobardía!/ (...) No
levantemos el mortuorio velo/ Que oculta ese misterio a nuestros ojos. El bien logrado
poema finaliza con una exhortación a poetas y silfides hermosas a cubrir la tumba del
poeta con violetas/ Con lirios y con rosas. Ruega, también, ¡Que aquestos versos
enlazarse puedan/ Con las coronas de ciprés luctuoso/ Que en tu sepulcro quedan!
(163-166).
Miguel A. Fortín
Miguel A. Fortín (San Antonio de Oriente, 1863-E1 Salvador, 1928) fue un espíritu
rebelde. Sus mejores composiciones poseen carácter político y están compiladas en
Corona Fúnebre En El Primer Aniversario de la Muerte de Nuestro Amadísimo
Deudo Dr. Miguel A. Fortín. Lo firman “Su esposa e hijos”. Carece de fecha y se
indica que se edita para conmemorar el primer aniversario de su muerte. Su publicación
correspondería, por lo tanto, al año de 1929.
64
Le palabra iluminado
la primer piedra,/ Y sepa que ya avanza/ El día de la luz y la venganza;/ Hoy puede
lo que quiera! (sic)/ Hoy que la libertad está ultrajada,/ Que la justicia se halla
envilecida,/Que está rota en pedazos la bandera/De la honra nacional ya mancillada;/
Que vengan sobre mí cadenas, grillos,/A oprimirme mis pies con sus anillos./ Venga
la guillotina, o bien la hoguera,/ ¡Nada me importa!. ..¡Nada!/ Y es preciso que sepas
que soy hombre,/ Y querer que me humille es un delirio! (sic) (en Durón-II, 1957:
183-184). Los tópicos de la rebeldía, de la dignidad personal y del amor a la libertad
—tan caros al espíritu romántico—brillan, con nitidez, en los exaltados versos.
Dentro de ese espíritu, amante de la libertad, no es extraño que Fortín haya escrito
uno de los primeros poemas hondureños dedicado al pionero de la lucha antiimperialista
en Centroamérica. En “Sandino”, conmina: Mirad al héroe! En el boscaje umbrío,/
en medio de lasfieras y el pantano,/ desafia el soberbio poderío/del que en su fuerza
ufano,/ va destrozando, sin piedad ni pena,/ en Indo-América el derecho humano./
¡Mirad al héroe! Con el alma llena/ de santa fe, de amor a la justicia,/sin pretender
favor sino derecho,/alta lafrente, la mirada altiva,/sin rencor criminal y sin malicia,/
inflamado en santo odio el noble pecho,/ quiere morir porque la patria viva.// (...)
Hoy el conquistador de nuestros días/ nos esclaviza con amor fraterno,/fomenta con
el dólar las orgias,/ se muestra bondadoso y satisfecho,/y en pago de esa su bondad
que aterra/ destroza sin piedad nuestro derecho,/y con feroz cinismo/ declara cruda
guerra/ al bien, a la verdad y al patriotismo. (71-72; lo subrayado, en cursiva en el
original). Un pensamiento antiimperialista expresado con ironía y pasión romántica.
Inclusive, en “Al volcán”, el autor preanuncia la revuelta social: Duerme, Volcán, no
45
Helen UmaAo
es tiempo todavía/ de que ese fuego de tu seno ardiente/ cual tempestad horrísona
reviente. (...) más cuando lleguen a la patria mía/ del vil conquistador los corifeos,/
aviva nuestro ardor, nuestros deseos,/ revienta entonces tu potente lava/ y que nos
mate la tormenta brava/ como Sansón, matando filisteos... (74).
Fortín sostuvo una visión pesimista de la existencia. “La vida” lo confirma: Nacer,
vivir y caminar sin tino,/ Perseguir un ideal que no se alcanza,/ Y guiado por la luz
de la esperanza/Marchar por los abrojos del camino;// Y eterno e incansable peregrino/
No encontrar la deseada bienandanza/ Yperder poco a poco la confianza,/ Y maldecir
airado su destino;/ (...) Y encontrar con el alma desolada,/ Al concluir la fatídica
existencia/Sólo humo y sombras y miseria y nada:/ Esa es del hombre lafatal sentencia!
(en Durón-II, 1957: 185). La actitud negativa contrasta con el entusiasmo frente a la
esplendidez de la naturaleza en “Al Guacerique”, poema en el que canta, con solvencia,
al río del mismo nombre. Fonin elaboró poemas de amor (“Serenata”, “Necesidad”,
“Rimas”) en los que no sale del lugar común. En el primero de ellos, a lo largo de diez
cuartetos, sostuvo la rima interna: Ven, y la luna que está en el cielo/Con desconsuelo
se ocultará,/Porque fus ojos, mujer querida,/ Darán más vida, más claridad. (187-
188). “Norma” —quizá su texto más débil— es una extensa exhortación hacia la
práctica del bien que dirige a su hijo. Incluye una importante referencia al derecho
que asiste al mendigo Al bien y al orden social (Fortín, s.f.: 62). Con éstos y otros
trabajos, el autor, sin sobrepasar la medianía, elaboró un trabajo muy sensible al
momento político.
66
La palabra iluminada
Otros autores
José Santos del Valle (Tegucigalpa 1849-1906) escribió extensos poemas amorosps
como “A Lucila” y “Un recuerdo a María”. Este último (trescientos veintiocho versos
endecasílabos) traza un cuadro completo de los altibajos de la relación amorosa. El
estilo es de simpleza absoluta: su voz era/ Tan fresca, melodiosa r argentina,/ Que
estar creía en la mansión divina/ Escuchando un concierto embriagador./ Entre sus
labios de carmín, tan puros,/ Sus finos dientes de marfil blanqueaban,/y el hálito
que aquellos exhalaban/ Nube formaba del más grato olor. (87). En “A un pajarito”,
el vuelo del ave sirve para establecer un contraste con el caos social: Eres libre en el
espacio,/En el bosque y en la selva,/Sin que tirano se vuelva/ Ninguno contigo allí;/
Pues no tienes quien te oprima/ Con duras y fieras leyes,/ No tienes déspotas reyes,/
Ni verdugos para ti.//Si del bosque en la espesura,/De blanco musgo tejido,/Formas
tu precioso nido,/ Cantando idilios de amor;/ Nadie interrumpe tu calma,/ Ni ¡c
obliga a ser esclavo,/ Ni con ceño adusto v bravo/ Te infunde fiero terror. (96-97).
Seguidamente, retrata la corrupción y la miseria del medio. Aunque sin mucho mérito
poético, se perciben el dolor y la indignación.
10 A este poeta, una publicación del Ministerio de Cultura, le atribuye el poema “Nocturno”
que pertenece al escritor homónimo Ramón Reyes. En: G Guardiola et. al. Antología.
Cuadernos de Poesía Hondurena 2, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, 1992: 8-9.
67
Helen UmoAa
68
Lo palabra iluminada
La Comisión del barrio abajo, Unos libres, Un devoto de Nuestra Señora de Soledad,
etc. Algunas veces, el autor o autora se identifica. Tales los casos de Mariano Aguiluz,
Teodoro Aguiluz, Manuel Avilez, Rodrigo Valenzuela, Mariano Redondo, Julián Pascua,
Faustino Reyes, Manuel de J. Flores, Antonio Romero, Coronado Chavez, F.
[¿Francisco?] Ferrera, Félix Bonilla, María Josefa Agüero, María Josefa Selva, Demetrio
Ramírez, José Espinoza, Antonio Ortega, Inocencio Bardales, Nicolás O. Velásquez,
Ricardo Midence y Pedro Hemándes. Otros trabajos los firman varias personas. Al
pie del que lleva como título “Al Gimo. Sr. Capitán General Presidente Don José
María Medina, victorioso en la memorable campaña del Salvador” (sic), encontramos
treinta y un nombres. La solicitud de ayuda monetaria para celebrar una festividad
mariana, junto a la firma de Francisca de Otero, consigna el cargo que ella ostenta: La
capitana del varrio abrriba de la ciudad de Gracias.11
69
Hflen Umoflo
caricias con ternura/ Os blindará cariñosa.// (...) Y que dias agradables/ Quiera el
Eterno brindaros. (19-20). El mismo recurso sincrético se advierte en “Alusión á las
nueve musas con Apolo que van sobre el Parnaso acompañando a San Miguel en la
procesión de este dia” en el cual, en cada estrofa de doce versos, en el homenaje al
arcángel, se hace una alusión directa a las diferentes musas: Urania, Melpómene,
Polimma . : Mirad a lo alto; el Anjel de luz/ Brilla en los aires cual radiante Sol/
Entre nubes de fúlgido arrebol:/El Serafín purísimo, el Querub/ Siguen su Carro, y
entre gloria tanta/ La Musa canta/ Suaves loores;/ No los amores/ Celebra Eralo;/
Con su recato/ Hoy va diciendo/ Que el Arcajel MIGUEL viene asistiendo (55). En
Al Sr. Presidente del Estado en obsequio de su venturoso himeneo”, firmada por
Mariano Redondo, se acude, de nuevo, a las deidades paganas: Cual Diana divina/
Con dulce candor,/Sabrá consagrarte/ Un modesto amor.//Las tres lindas hijas/de la
Ciprés bella,/La acompañan siempre./Siempre andan con ella. (21).
L os sucesos militares ofrecen material para otros cantos. Firmada por “Un hondureño”,
la derrota de las tropas de Nicaragua por el ejército comandado por Santos Guardiola
es recordada en “A la victoriosa división de Choluteca el 19 del presente mes”. En los
versos grandilocuentes resuenan tópicos usuales en la poesía de exaltación guerrera:
Tronó el cañón repito, y los valientes/ Hijos de Marte airado, presurosos/Defendiendo
los fueros mas sagrados/ Que la ley prescribió, de las naciones/ Imitaron al Dios
armipotente/ Y al soberano Júpiter tonante.// (...) Y la postuma fama/ Tocando allá
en los siglos postrimeros,/ Puyblicard las inditas acciones,/ Las ilustres azañas y el
denuedo/ De sus esclarecidos defensores./Al tiempo que de oprobio y maldición/ Su
vida cubrirán y su sepulcro,/Esos inmundos restos del tirano/Que oprimió la nación,
esos traidores/De la Patria y sus leyes sacro-santas, (sic) (25-26). En “Obsequio á la
heroica división trinfante en Nacaome”, la retórica es similar: En la sacra mansión de
las Deidades,/ En el Olimpo mismo, Marte admira/ A la heroica columna que en
Nacaome/ A la Patria te (sic) ha dado nueva vida:/ (...) El General Ferrera, este
Héroe magno/ Que al grande Alcides en valor imita,/ (...) Y el valiente Guardiola,
cuya espada/Al osado enemigo aterroriza,/ Acomete á las hordas con bravura/ Con
no visto denuedo y vizarria./ Al instante el espantóse difunde/ En los viles ministros
de perfidias,/ Que huyendo con pavor por todas partes,/ Aquel héroe su nombre
inmortaliza. (28-29). En este caso, se asigna la autoría del texto a “El Patriotismo”,
entidad abstracta personificada
70
la palabra iluminado
En las elegías, los autores inciden en tópicos muy conocidos. La muerte se rodea de
notas sombrías; el muerto se idealiza; la vida celestial es sinónimo de dicha, etc. En “A
mi querido amigo Señor Fruto Fajardo por la muerte de su esposa”, el autor (“Un amigo
verdadero”) externa sentimientos de ternura y solidaridad con el compañero golpeado
por la muerte: Viene la lúgubre noche/ De nieblas y horror velada:/Sin que su sombra
enlutada/ Pueda calmar tu aflicción.// ¿ Y siempre te veré mustio/ En tu amargo y triste
duelo,/ Demandando aljusto Cielo/ Por que te arranco tu amor?// (...) Ese Ídolo que
lamentas,/ Esa amable y tierna esposa;/ Vive en el Cielo dichosa/ Y contempla tu pesar.
(46-47). En “Poesía”, que lleva esta dedicatoria, “A la sentida muerte del Presbítero
Señor Pedro Antonio Aguilar”, el anónimo autor se eleva hacia reflexiones generales:
Nada es el débil hombre en este mundo;/ Exalación que por el cielo pasa/ Endeble
arista que violento arrastra/Por los ayres el raudo vendabal.//¿Para qué? ¿Para que
tanto anhelamos/ Prolongar esta vida acongojada;/ Si el hombre es polvo, la grandeza
nada/ Y la muerte es principio de vivir?/ Feliz aquel que al túmulo llegare/Sin gloria,
sin amor, sin ilusiones;/ Sin dejar ni recuerdos ni afecciones/Que lo engañen con un
fausto porvenir. (48). El poema finaliza externando un acendrado dolor ante la muerte:'
Mas ¡ay! ¡silencio ya! no mas mi lira/Perturbe su reposo sacrosanto;/ ¡Es tan cruel mi
pesar! ¡Me oprime tanto...!/Que destrosa mi enfermo corazón./Secos mis tristes ojos
ya no tienen/ Lagrimas que verter; y en vano intento;/ Seguir pulsando el junebre
instrumento/ Y elevar mi tristísima canción. (49).
Otras composiciones abordan temas que, quizá desde una óptica actual, pueden
parecer triviales. Sin embargo, permiten inferir usos y costumbres de la época. Pero,
sobre todo, dejan ver el nivel de penetración y el gusto por la poesía. En la invitación
para un baile, el titulo dice: “Señorita Ma. Josefa Fiallos de Moneada e hija. Para
obsequiar al Sr. Gral. Presidente Don Trinidad Cabañas convida á U. el comercio y
vecindario diciéndole que” y, a continuación, encontramos el complemento de la
frase que quedó inconclusa: El bayle es el signo/ Más demostrativo/ Deljubilo vivo/
Que hay en lo interior. (54). Hay poemas en los que se solicita materiales para la
construcción de iglesias; se pide encender cohetes en honor de algún santo; se anuncia
que habrá quema del toro-fuego; se exhorta a dar limosna para celebrar dignamente
alguna festividad religiosa: Cohetes que al aire hiendan/ Pedimos al medio dia/ En
obsequio de Mario/ Digna Madre del Eterno. (77); Y en pos del grandioso fin/ De
hacer bella la función,/ Pide tiréis un cohcton/ Un cohetillo y cachinflín,/A las doce
y la oración. (86). No falta, a veces, la nota humorística o irónica. Por ejemplo, en un
71
Hclen Umofto
“Convite", que finnan los sastres, se alaba su “honradez": Aquesa gente honradita/
Sin doblez v sin mentira/' Que jamás toma una tira/ Que sobra de una levita/' De
alepín o cachimira. (86). Estamos, pues, frente a una poesía de circunstancias pero
de sumo interés en tanto permite conformar un cuadro de época.
Los compiladores incluyeron un poema de tipo amoroso que, fechado en 1881, está
vertido en moldes románticos. Sintomático, es por ejemplo, que a la amada, se la
compare con Atala, la heroína de la novela de Chateaubriand. El autor—en reveladora
nota que indica un criterio selectivo— anota que, como no le publicaron el poema en
un periódico, le ha parecido bien hacerlo por separado. Leemos: Al divisar ya la
arena/ Del memorable Amapola/ Me la finjo como Atala/ Ligada con mi cadena.//
Esas aves que volando/Deleitan tanto á mis ojos/Me la recuerdan de hinojos/Cuando
ella me estaba amando.// (...) La luna con su esplendor/ Me contrista el corazón/
Recordándome el halcón/ Que presenció nuestro amor (112-113). Composiciones
versificadas sin mayores pretensiones literarias. Importantes, sin embargo, porque
evidencian el arraigo popular de la poesía en un período que, en términos generales,
se considera de bastante aridez intelectual.
72
Capítulo V
POSROMANTICISMO
Y
MODERNISMO
Posromanticismo y modernismo
Generación de 1894
(Nacidos entre 1864 y 1893)
El posromanticismo
En Honduras, los escritores nacidos durante este período vivieron situaciones derivadas
de las luchas entre conservadores y liberales incubadas durante la época independentista:
tensión religión-estado; ruptura del pacto liberal; atraso en importantes órdenes de la
cultura (analfabetismo, falta de escuelas, escaso desarrollo artístico...). Por otro lado,
empezaban a sentirse los primeros efectos de la modernidad (consolidación del
positivismo, industrialización, mecanización, apertura de mercados internacionales...)
los cuales incluían fe en la ciencia, en el progreso, en la importancia de la educación.
Pero, en esencia, como marco conceptual estético, el romanticismo seguía
campeando.1*
75
Heltn UmoAo
[ a infancia de muchos autores nacidos al finalizar el periodo, coincidió con los primeros
añas del siglo XX. En 1900 aparece, en Tegucigalpa, el semanario La Juventud. En
1901. Iroylán Tumos publica Revista Nueva (primera revista modernista del país). En
1904 se edita Revista de! Archivo y Biblioteca Nacionales, año en el que Ture ios funda
el diario El Tiempo En 1905. la celebración del III Centenario de la publicación de El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de ¡a Mancha, se realizó con gran pompa. En 1906,
Juan Ramón Molina y Augusto C Coello fundan Espíritu, antología de ciencias y
letras. En este mismo año, para la inauguración de la Biblioteca Nacional, se hizo la
convocatoria para celebrar los Juegos Florales. En otras palabras, poco a poco, el
ambiente cultural adquiría nuevos estímulos. No obstante, es pertinente seííalar que,
conviviendo con diferentes escuelas o corrientes literarias, el romanticismo seguía
imponiendo sus fueros, situación que continuó hasta muy avanzado el siglo XX.
Modernismo
El modernismo -nombre que el mismo Rubén Darío había aplicado en 1888 a las
tendencias que él presidia- fue un movimiento espiritual que se alzó contra la
exuberancia formal del romanticismo y contra la carencia imaginativa del realismo.
Con Darío a la cabeza, un buen número de escritores latinoamericanos se convierte
en portador de una nueva estética que prefería los temas universales y los ambientes
exóticos impregnados de lujo, refinamiento y sensualidad.
76
Lo polobro iluminada
Saúl Yurkievitch señala varios rasgos que, dentro del modernismo, pueden considerarse
anticipadores de las vanguardias: Se trata de rasgos como el fluido estilo coloquial,
la mezcla de tonos y niveles, las sorpresivas rupturas humorísticas, la ironía, la
autobiografía mezclada con claras referencias (sic) la actualidad, (en Albizúrez Palma,
1988: 9). Para Centroamérica, el citado estudioso guatemalteco precisa algunas
características del modernismo: 1. Su prolongada vigencia. 2. El retraso con que
comenzó. 3. La falta de autores de primer orden, excepción hecha de Rubén y Gómez
Carrillo. 4. El peso mayor que, estéticamente, tiene la prosa sobre el verso. Baste
leer ciertas páginas de Juan Ramón Molina y Froilán (sic) Turcios, por no citar de
nuevo a Gómez Carrillo, para corroborar este aserto. (10).
77
Htltn Umofto
H<»mi i o E. Dvrón
Ensayos poéticos
El amor es tema de textos como “Niñez y juventud”, “A ti”, “Nocturno”* “Amor”,
“Trovas" (I a X) y otras. Un fragmento de “Tántalo” permitirá aquilatar la recurrencia
en los recursos caros al romanticismo: hipérboles, exclamaciones, interrogaciones
retóricas y adjetivación de matices exaltados: Horrible es el martirio de Tántalo,
alma mia.7 Los ojos encendidos y pálida la sien,/ La boca ardiente y seca, la faz
torva y sombría,/ Allí desesperado contempla cuanto ansia,/ Y allí morir desea, y ni
aun morir puede él!... (sic)// (...) En esa triste historia, mujer encantadora,/¿No ves
la historia mía, la historia de mi amor?/ Tú eres el verde árbol, lafuente bullidora /
Yo soy el que sucumbe de sed devoradora..../ Tú eres el tormento... Y Tántalo, yo soy!
(sic) (Durón, 1887: 9).
3 Este último, Jorge Fidel Durón, sin entrar en mayores detalles, lo califica de ro
mance histórico (1946: 211).
’ Texto versificado de tipo narrativo de viz humorística. Domingo Antonio, un soldado
de Francisco Ferrera siempre grita ¡Muera Morazán! Cuando cae prisionero, las
tropas morazanistas decomisan su fusil. Clama por uno y Morazán se lo concede. A
partir de ahí, el grito se trasforma en: ¡Viva Morazán! Después, aunque le paguen,
no cambia de parecer.
li
Lo polobro iluminado
Crepusculares
Con el aditamento de un texto patriótico (“Himno”, dedicado a Francisco Morarán) y
otro en el que se alude al suicidio (“Triclina”), Crepusculares, de Rómulo E. Durón,
en fondo y forma, es similar al libro anterior. “Flores y estrellas”, “Revelación”,
“Felicidad”..., están dedicados al amor y a la mujer: Ven sobre el pecho mío/A reclinar
la soñadora frente;/ No más tu corazón palpite frío;/ Ven de amor a sentir la llama
ardiente. (...) ¡ Tu blonda cabellera/Destrence sobre el hombro alabastrino,/En tanto
que en mis ojos reverbera,/ De tus miradas el fulgor divino, (sic) (“Ven”, Durón,
1893: s. p.).
Según Luis Hernán Sevilla, Juan Ramón Valladares (Danlí, 1865-Tegucigalpa, 1960)
es el nombre completo del autor que, firmando como J. R. Balladares, publicó
79
Htltn Umoño
Fragmentos de un libro inédito (1891), obra que se ubica dentro del romanticismo
más exacerbado y carece de novedad. Sin embargo, hay que considerar que es de las
primeras obras en verso publicadas en el país. La mayoría de los poemas tiene como
tema el amor En "A un jilguero”, interroga al avecilla sobre su suerte en cuestión de
amor, para concluir: ¿Canta!... canta dichoso pajarilla!.../ Puebla con tus gorjeos
sonorosos/ de dulces melodías/ Estos bosques tan frescos y frondosos/ Do tienes tu
palacio...... / ¿Canta! oyendo (sic) tus trinos melodiosos/ Quiero mirar la bóveda del
cielo./ Quiero mirar el azulado espacio,/1 ver si encuentro á mi dolor consuelo! (sic)
(Balladares. 1891:9).
Como secuela de la infausta relación amorosa, varios poemas ofrecen una visión
negativa de la mujer. En “Las mujeres”, acudiendo a una paradoja y a tópicos de la
poesía barroca española, plantea que las mujeres son seres de contradicción: I saben
con hipócrita dureza/ Despreciar a que (sic) tierno las adora.// (...) Sucédeles
burlarse del constante/' I adorar al que altivo las desprecia. (22; en todos los casos,
lo subrayado, en cursiva en el original). Asimismo, como documento relacionado con
las ideas de virginidad exigidas a la mujer para contraer un matrimonio honorable,
léase “¡Piénsalo bien!”. Sus doscientos ochenta y dos octosílabos cuentan la historia
de Luisa, muerta durante la noche de bodas por el ofendido esposo que se recluye en
un convento. La reflexión en tomo al proceder de la joven dice: ¡Oh! quien (sic)
conocer pudiera/ Ese sér tan necio y vano,/ Tan voluble y caprichoso/ Como es
inconstante y falso! (sic)/ ¿La mujer! el (sic) desconsuelo/ del hombre justo y del
sabio,/ Verdugo de quién la quiera,/1 juguete del malvado! (sic) (47).
80
Lo polobro iluminado
la mujer sólo pide casamiento. “Eso no’’ aboga por la búsqueda del goce sensual con
una mujer, pero sin que medie el matrimonio.
Fiel al espíritu romántico, otro grupo de poemas ostenta una visión muy amarga del
mundo. “Brumas”, texto de casi cien versos, plantea que la existencia sólo depara
sinsabores; se ejemplifica con la vida de sufrimiento de diversos personajes de la
historia (Julio César, Galileo, Cristóbal Colón...) para concluir: ¡Ai! cuando (sic) las
densas brumas/ Trastornan mi pensamiento,/Algo de sombrío siento/ Que abruma á
mi alma. Señor! (sic)/1 te busco en lo infinito,/ Mas hallo tu omnipotencia/ Aquí en
mi propia conciencia/ Templada por el dolor! (sic) (12). En “Valiera más no nacer”,
la amargura se exacerba: El cómo, yo no comprendo,/ De cómo vivo en el mundo;/
Pero el abismo profundo/ En donde me estoi hundiendo,/ ¡Ah! ese (sic) sí le estoi
viendo,/1 lo miro á cada instante;/1, aunque al mirarlo me espante,/ No puedo
retroceder,/ Que hai una fuerza poder/ Que me impele hacia delante. (19). En
“Sombras”, en doce décimas, el yo poético traza un recuento de su triste vida. En
“Creencias”, el autor hace gala de un espíritu escéptico: ¡Cuánta miseria en el hombre!/
¡Cuánta estupidez, por Dios!/ Creer en duendes, creer en brujas,/1 en el demonio,'
¡qué horror!/ Creer en milagros de santos,/1 en la odiosa confesión;/ Hacer largas
romerías/ Bajo el agua ó bajo el sol;/ Rezar cinco y más rosarios/ A una imagen del
Señor,/ Que le llaman de Esquipulas;/ Del Santuario, ¡qué sé yo!/ Es un negrito
africano,/ Tan negro como el carbón,/De labios rojos, tan rojos/ Que no hai antítesis
peor./ (...) Necia humanidad, prosigue/En tus creencias y en tu error,/1 predica tus
doctrinas/ Mientras tanto alumbra el Sol;/ inventa premios y penas,/1 medios de
salvación,/ Hasta que el día del juicio/ Te salve o condene Dios. (21-22). En el
sustrato del texto, subyacen los planteamientos positivistas de la época. Otros poemas
se consagran al tema de la muerte como “Elegía”, “La tumba de un niño” y “La
muerte”. “Adiós” es un canto de dolor al abandonar la ciudad de Danli. La mayoi
parte de los ejemplos citados revela impericia en el manejo del verso.
Joaquín Burgos
Joaquín Burgos (Yoro, Yoro, 1866-Tegucigalpa, 1948) elaboró pulcros versos en los
que percibimos acordes modernistas. “Díptico del trabajo” -dos sonetos en los que
se alaba el trabajo- muestra un trasfondo ético: En su afanar el labrador entona/ un
canto al surco que transforma luego;/ canto fecundo que a la tierra abona/ como el
SI
Htltn Umoftc
sudor que vierte. que es un riego.//(...) Dejad oir esa canción tan bella/del trabajo,
al surcar con el arado,/que encenderéis una fulgente estrella;//y a su ritmo estarán
los soles fijos/ contemplando el erial en sazonado/ fruto de redención de vuestros
hijos, (en Luna Mejia, 1963: 125). Similar perspectiva moral encontramos, también,
en el soneto “Docta fuente”: El bosque ensena saludables cosas,/ desde que nace
hasta que muere el día / Las abejas que liban la ambrosia/ del corazón fragante de
las rosas.//ofrecen un ejemplo de industriosas/al colmenar humano. (127). “El canto
del jilguero” exulta de gozo ante la belleza del canto del ave; consta de diez cuartetos
en los que, a la manera tradicional, se acude a la mención de los dioses griegos. “A
Francia” es un soneto fechado en 1942 que muestra solidaridad con la nación europea
frente a la agresión del teutón que con su sable te esclaviza (loc.cit.).
Félix A. Tejeda
Para Castañeda Batres, José Antonio Domínguez (Juticalpa, 1869-1903) puede ser
considerado como un poeta de transición entre los románticos y la nueva manera del
modernismo (2004: 20). A nuestro entender, es el primer poeta hondureno cuyo
trabajo se puede equiparar, en pie de igualdad, con el de cualquier autor del área. Su
82
lo palabra ilummodo
Centrándonos en el terreno del soneto, el espectro temático de los diecinueve que conocemos,
es amplio. En algunos, destaca la personalidad de héroes patrios como Morazán, Cabañas,
el Padre Reyes y José Cecilio del Valle. “El manglar”, “Nenúfares”, “El jilguero” y “Sol
poniente” describen o externan sentimientos vinculados al mundo natural. Encontramos
consideraciones de intención política. En “El pensamiento libre”, se afirma que la tiranía no
puede someter la expresión de la idea. “Adiós” aborda el tema del exilio y considera que el
alejamiento de la patria se origina en la falta de libertad. Tenemos textos de propósito
didáctico. “Adelante” exhorta a la juventud hondureña a que luche por sus anhelos: Superior
al peligro es tu esperanza! (Domínguez, 1960:37).4 No faltan las reflexiones sobre la vida
como en el sarcástico “Inlunación” (la incomprensión del vulgo a la tristeza de Pierrot) y “A
los que ríen” (la risa como escudo fíente al dolor). Se observa una tendencia exacerbada al
autoaniquilamiento en “Último deseo”. Se insiste en ideas en tomo al arte y la literatura, en
“Toques” (vinculación arte-amor) y “Elevación olímpica” (invitación a los poetas a cantar
la vida universal). Encontramos un trabajo de intención lúdica (“Hojas”) que citaremos
posteriormente.
En el terreno artístico-literario hay un soneto que permite inferir aspectos clave del
trabajo de Domínguez. “La musa heroica” es un auténtico ars poética en el que define
su adscripción a dictados fundamentales del romanticismo: Si quieres que tu canto
digno sea/ de tu misión, del siglo y de lafama,/ no derroches el estro que te inflama/ en
dulce pero inútil melopea.//Lanza lasflechas de oro de la idea;/ depon el culto de Eras
y proclama/ otro mejor; la lucha te reclama:/ yérguete altivo en la social pelea.// No
enerves tu vigor con el desmayo/ delfemenil deliquio; ya no es hora/' de lágrimas y
besos; doquier mira:// Hoy la estrofa compite con el rayo,/ la inspiración es lava
redentora/y clava en manos de Hércules la lira. (18). Sin embargo, la pos^va del
poeta es ecléctica. De ahí que esos versos, que privilegian aspectos conceptuales, se
complementen con los enunciados de “Encaje” -texto de ascendencia parnasiana- en
donde deja constancia de su preocupación por los valores formales y ai cual nos
referiremos más adelante.
83
Helen Umofio
Los sonetos muestran la existencia de una mano diestra. Quizá, para el gusto
contemporáneo, prevalezcan sobre el “Himno a la materia”. Sin embargo, si a éste lo
visualizamos en el momento en que fue escrito, se percibe su importancia: la hondura
del pensamiento filosófico y el estar al día con teorías científicas muy avanzadas.6
Para Castañeda Batres, aunque sin mengua de la expresión poética, Domínguez cayó
en exagerado cientificismo (2004: 23). El poema consta de trescientos sesenta y tres
versos, la mayoría, endecasílabos. Constituye una apasionada manifestación de
admiración frente a la grandeza del universo, regido por las inmutables leyes de la
materia. Al modo neoclásico, principia con un solemne saludo-invocación: ¡Oh materia
sublime, eterna y varia,/que con el gran prodigio de tu esencia/y el arcano infinito
84
la palabra iluminado
de tus formas,/ como madre perenne, siempre joven/ a quien su propia fuerza
fecundara;/ llenas la inmensidad del Universo/y eres causa y efecto misterioso' de
cuantos seres bullen y rebullen/ con aspecto de vida en los espacios,/desde los vastos
mundos y los soles/ que por la noche brillan como antorchas/ suspensas en el éter
cristalino,/ hasta los invisibles infusorios/ que habitan en miríadas y millones/ en el
fondo irisado de una gota/ de rocío.......... !// 1 (...) ¡Salve mil veces/ oh materia
infinita y soberana!/ (...) En ti reside,/ De ti dimana y hacia ti refluye/ La vida
universal que no se agota/ Y es como inmenso genesíaco rio/ Que al recorrer tu seno
lo fecunda,/Porque lleva en su seno la simiente/ De que brotan en mágicos regueros.
Las vidas de que surgen nuevas vidas/ Que al llenar su misión dejan el germen/ De
nuevos seres que al vivir difunden:/ (...) Tú eres lo único eterno; tú no acabas:/ tú no
aumentas, tú no disminuyes:/ (...) Eres la misma aunque diversa siempre/pues tu
esencia suprema, indestructible,/ es tan compleja y a la vez tan una/ que recorre una
escala interminable/ deformas, de organismos y de vidas./(...) Tú solamente/ no has
tenido alborada ni podrías/ tenerjamás ocaso.
85
Helen Umoáo
El hombre agrega el poeta- olvida que hay incontables mundos en donde puede
haber seres más perfectos que él. Seguidamente, Domínguez niega que el ser humano
posea alguna misión individual. Hasta es justo, - dice- dejar que el pensamiento se
solace/ soñando nueva vida tras la tumba. Para sobreponerse a ese fatal destino, hay
paliativos que, aunque no den felicidad, ayudan a bienvivir. El más importante: la
visón estética del mundo; el recrearse en la contemplación de la belleza; Cuando
extasiado,/ contemplo ¡a hermosura de un paisaje,/ en la hora misteriosa del
crepúsculo,; o admiro por la noche elfirmamento/ constelado de ardiente argentería;/
(...) yo me alegro en verdad de la existencia/ para ver y sentir dentro del alma/
encontrar la certeza de algo grande/ que eleva el corazón. Al dejar de lado el
escepticismo, el poeta se reconforta pensando en el progreso constante, en el noble
imperio de lafraternidad. Pero este sentir es fugaz y remata con el estilete irónico: en
ese estado de paz, se figuran [los hombres] ver a Dios que les ve tras de las nubes/
y les sonríe como padre amante/ con entrañable amor. Pero todo eso es un espejismo
de la mente: la vida es sueño/que se pierde entre dos nubes obscuras. Para concluir,
el poeta reflexiona sobre su propia extinción; acepta el destino inexorable que lo
llevará a fundirse en el seno del todo y remata con la visión magnífica y dual (no
dialéctica) de la materia. Reaparecen las ambivalencias metafísicas que, como
contradicciones en el entramado conceptual, muestra el autor: asegurar que sólo
existe la materia y, a la vez, admitir la presencia de un ser divino. Por esta razón, las
ideas teístas se ratifican en el verso final: Por eso resignado y conmovido/yo te canto
¡oh materia despiadada!/Eres monstruo a la vez que santa madre;/mezcla de sombra
y luz; conjunto inmenso/ donde todo comienza y lodo acaba/ como en terrible mar.
¡Salve mil veces,/cuna y sepulcro de los mismos astros!/ ¡Digna obrera de Dios: ¡mil
veces salve! (5-16). Las contradicciones señaladas no disminuyen el temple literario
del poema. Sólo expresan las turbulencias anímicas del autor. Su debatirse entre lo
racional de la ciencia y el enorme peso de la tradición religiosa en la cual fue formado.
Lo importante es que de esa desgarradura nació un texto memorable. Quizá, el primer
gran poema de la lírica hondurena. Un punto de llegada a un nivel de madurez intelectual
y de seguridad expresiva - un sostenido aliento poético- que marcaría un nuevo rumbo
-un determinado nivel de calidad - en la poesía hondurena.
Con igual dominio del verso -sobre todo del endecasílabo en cuya alabanza escribió
el soneto “El metro rey”, Domínguez elaboró otros poemas bastante extensos.
Exhortación a la juventud para que descubra las maravillas de la ciencia y el arte; la
86
lo polobro ilwninodo
grandeza del genio y del sabio; la necesidad de la libertad; la importancia del idealismo
como motor de la conducta; la serenidad y belleza de la noche, el arte como recurso
para sobrellevar la dura existencia y la exultación ante el esplendor de la primavera,
marco y a la vez símbolo del primer amor. Estos temas y otros similares se trabajan
en composiciones que llevan los gráficos nombres de “Idealismo”, “El alma en
primavera”, “Ciencia y arte”, “Fulgores”, “Filigrana” y “Sideral”. Dentro de este tipo
de poemas, por el matiz autocontemplativo, destaca “Infelicia”, penetrante estudio
sobre la personalidad del suicida. Quizá, sin saberlo todavía, el autor delineó un retrato
de sí mismo. En las últimas estrofas, dice: ¡ Y pensar, y pensar que su alma ardiente,/
Aguila destrozada en cruenta lucha,/ Se hundiría bien pronto en la vorágine/ De la
fatalidad negra y profunda!// Oh! (sic) era mejor morir, morir cien veces/ Antes que
soportar suerte tan cruda:/ Resignado sentíase para ello:/ Era inútil luchar con la
fortuna.// Y una mañana gris, como son siempre/ Las horas del tormento o de la
angustia,/ Contra sus sienes disparando un arma,/ Despidió al mundo y saludó la
altura! (en Durón-III, 1957: 46).
De los poemas de Domínguez que hemos podido consultar, sólo en “Hojas” se permitió
un desahogo lúdico que, por cierto, no está exento de la punzada amarga y crítica.
Ingeniosamente, en un caso de antanaclasis, juega con las connotaciones divers s leí
término que origina el título: En la hoja de algún libro, sepultada,'para que pase asi
de gente en gente,/deja el genio la idea que en su mente,1 brotó como la luz de una
alborada.// Y el héroe que tras épica jornada/ triunfar hizo a su ejército valiente;/ de
la historia en una hoja refulgente/ deja un rastro con la hoja de su espada.// Más, lo
que me sorprende y acongoja/ es ver que, al que en una hoja se eterniza/ se da
también por galardón una hoja.// Pues la gloria que tanto preconiza/ el hombre, que
como árbol se deshojaren la hoja de un laurel se sintetiza. (Domínguez, 1960: 46).
87
H»len Umoflo
Esteban Guardiola (San Antonio de Oriente, 1869-1954) escribió El río Patuca Poema
descriptivo y patriótico (1952),’ trabajo de seiscientos ochenta y cinco versos que,
en buena medida, recuerda la neoclásica “Silva a la agricultura de la zona tórrida” de
Andrés Bello. Obediente a una bien diseñada planificación, con excepción de los ocho
versos iniciales (invocación a la musa del patriotismo) y los veinticuatro últimos que
son alejandrinos (vaticinios de un futuro pacifico y próspero para la patria), el texto
combina, generalmente en forma armoniosa, heptasílabos y endecasílabos. La
estructura interna del extenso poema es la siguiente: invocación a la musa para poder
cantar dignamente al río; descripción de su recorrido, desde el cauce inicial hasta
llegar al mar; recordatorio de los destrozos que causa en épocas lluviosas; posibilidades
de progreso cuando la ciencia sepa aprovechar su caudal; señalamiento de la riqueza
natural (flora y fauna) que propicia; expresión de admiración y amor al rio y
formulación de votos por un futuro de prosperidad y de paz para la patria.
88
Lo palabra iluminada
89
Htlen limeño
profundo se canalice en breve/ (...) Y que el fuerte silbato de los veloces barcos/
interrumpa tu Inste, ca lada soledad,/ostentando en su mástil, con la bandera patria,,
el pendan majestuoso de la bendita paz. (Guardiola, 1952: 3-19). Aunque el molde es
neoclásico, el entusiasmo frente a la naturaleza ostenta una raíz romántica. Asimismo,
en los alejandrinos, se percibe una cierta huella modernista. No obstante su extensión,
el autor logró mantener bastante dignidad poética.
El anterior juicio no puede sostenerse para otras composiciones, tal como “Madre
mía”, en el cual encontramos bastantes ripios: Por eso madre adorada/te respeto y te
venero,/ yporque mucho te quiero/ voy de tus huellas en pos\ (en Luna Mejía, 1961:
437). Asimismo, sin elevar el yueio lírico, en “El genio”, alaba las obras de grandes
exponentes de las artes y las ciencias. “Acuarela” y “Jamás” tienen como tema el
amor. t
90
La palabra iluminada
Froylán Turcios
Mariposas (1895); Renglones (1899); Hojas de otoño (1904); Tierra maternal (1911);
Prosas nuevas (1914); Floresta sonora (1915); Flores de almendro (1931) y Páginas
del ayer (1932) son los títulos en los cuales Froylán Turcios (Juticalpa, 1874-San
José C. R., 1943) dio salida a su inquietud poética.
Mariposas
Mariposas contiene sesentidós textos en prosa y ciento treinticuatro en verso. En
estos últimos, desde cualquier ángulo que se los considere, sobresale el romanticismo
más acendrado. En la prosa, aunque conceptualmente la postura es similar, desde el
punto de vista estilístico, despuntan los primeros atisbos modernistas en el trabajo de
Turcios. Los temas del amor y de la muerte predominan en las composiciones
versificadas. Con relación al amor, el autor pulsa las consabidas notas del modelo
romántico: manifestación apasionada del sentimiento; exaltación de la amada, vista al
trasluz del estereotipo idealizado (virgen, pura, hermosa y, generalmente, de tez blanca
y blonda cabellera); desesperanza por el desencuentro o abandono; justificación ’os
celos, etc. Formalmente, sin excepción, los poemas están por debajo de los de sus
predecesores o contemporáneos más destacados. Títulos: “Odor di femina",
“Primaveral”, “Remembrance”, “Florea!”, “Forget me not”, “Flor de lis”, “Sol de
invierno”,"Nubes negras”, “Ausencia”, “Celoso”, “Sin retomo”, “Páginas del pasado”,
10 Fuera del ámbito estrictamente literario, el libro incluye cuatro trabajos de tipo jurídico
y político. De ellos, “¿Hasta cuándo Manuel Estrada Cabrera?" formula un enérgico
mensaje contra los tiranos.
91
Meten ÜmoAo
“Hastío”.. La versificación es de este corte: Bellos, obscuros, divinos./son fus ojos sin
iguales./tienen rayos celestiales,/resplandores peregrinos:/ dulcísimos asesinos; de mi
pobre corazón./ ojos en cuya expresión/ansiara leer mi ventura,/y un reflejo de ternura/
para calmar mi pasión. (“Tus ojos”, Turcios, 1895: 14); Blanca, tan blanca como
una estatua/ de sonrosado mármol idéala está en el templo mi casta virgen,/arrodillada
frente al altar:/sereno el rostro, las manos juntas,/ los ojos llenos de inmenso amor,/y
el alma cándida, embebecida,/ en los misterios de la oración. (“Mística”, 23-24).
La tópica en tomo a la muerte -que puede entreverarse a poemas como los anteriores
o presentarse como tema central- también posee la atmósfera y el tono románticos:
presentimientos nefastos; visiones anticipadas del fatal momento; amores absolutos
rotos por la muerte; ataúdes y aves negras; días sombríos y brumosos; anhelos de
morir; suicidios... Lo advertimos en poemas como “El regreso”, “La mariposa negra”
e “Invierno” Los versos, estilísticamente, no difieren de los anteriores: Ya vienen de
noviembre las ráfagas glaciales,/sobre su débil tallo tembló la blancaflor;/y envuelta
el alma enferma en sombras sepulcrales/ tirita de tristeza, sin luz y sin calor. (“Pálida
mors”, 47); qué grato es el reposo,/qué grata la ventura,/del sueño del olvido/allá
en la tumba obscura.../ después de cruel jornada/ qué dulce es descansar! (“Los
desgraciados”, 54); Ya es árido desierto/ mi pobre corazón, triste y herido..../ Feliz
cuando repose frío y muerto/ envuelto en el sudario del olvido! (“Días negros”, 94).
Lo más valioso de Mariposas descansa en los textos en prosa. Algunos están muy
cerca o rozan al ensayo doctrinario, didáctico o literario. Otros -de índole narrativa-
se vinculan con el cuento." El grupo más importante -que, con suma frecuencia,
" Poseen una anécdota bien delineada -entre otros- “Orquestal”, “Página de mi
cartera", "Inolvidable", “Los dos besos”, “Carmencita”, “El beso de nieve",
“Amaneciendo", “Un caso raro” y “Fugitiva”. “Veleidosa”, “Espirita” y “Cuentos y
fantasía" constituyen acercamientos críticos al trabajo de otros autores.
92
lo polobro iluminado
impregna a los anteriores (es difícil establecer fronteras tajantes)- sigue la linea de la
prosa poética a la que fue tan propenso el modernismo. Algunos títulos: “Noche de
luna”, “Mayo”, “En el mar”, “Ave marina”, “Recónditas”. "La balada de los dos
besos”, “Pasionarias” y “Adoración”. La temática es similar a la observada en los
poemas, según comprobamos en los fragmentos de “A la esperanza” y “Recónditas”
que, respectivamente, dicen:
93
Helen Umofto
(...) no creáis que ese ‘olor di femina’, que esa pasión por la forma
plástica que ha enloquecido al mundo con todas las volubilidades y
nobles virtudes de la mujer, constituye la musa de mis ideales
superiores. Pequeña sería mi alma, raquítico mi cerebro, si así sintiera
y pensara. »
No! (sic) Mi musa egregia, mi musa real, altiva y nobilísima, es la
musa de Mirón en Méjico, de Montalvo en el Ecuador, de Vargas
Vila, nostálgico y proscrito del suelo colombiano. Es la musa de los
grandes varones, de los que llevan la protesta, el anatema y la
maldición para los tiranos y el sol de la libertad sobre la frente.
Musa desmelenada y soberbia que caería ensangrentada en el campo
de batalla y que llegaría al martirio con la sonrisa del desprecio en
los labios. (“Mariposas”, 289).
Un texto que no se libra de la grandilocuencia. Hay exaltación emocional y
preocupación social que corresponde más al espíritu romántico que al modernista.
Inclusive, en esa última composición, al hacer un balance entre ambas perspectivas,
aunque afirma que lo fundamental es el equilibrio fondo-forma, al concluir, prioriza
los valores conceptuales. En los significativos párrafos finales del libro, leemos:
94
Lo poiobro ilummodc
Renglones
Renglones comprende treintisiete composiciones en prosa y nueve versificadas. La
asimilación modernista es nítida en el primer rubro. Turcios burila una prosa eurítmica
que se observa, también, en trabajos de carácter narrativo, de finalidad didáctica o de
índole polémica o confrontativa.
En Mariposas predomina la nota sentimental. Quizá, por ello, varias veces, el autor
alude a un público femenino.12 Al finalizar, indica que su próxima obra tendrá un
temple viril. De ahí que, en Renglones, varios textos entrañen una alabanza o un
reconocimiento a personalidades o profesiones que han hecho de la lucha, el aspecto
central de su existencia. Esta idea se encama, con nitidez, en los poemas “El último
redoble” (el tamborilero, aunque le cortan una mano, con la otra, continúa exhortando
al combate) y “Estrofas”: El combate es un sol: todo lo alumbra/ y de fulgores los
espacios puebla:/no te quedes jamás en la penumbra/ como el ave aterida . tre la
niebla.// Antes alza la frente ennoblecida/ donde brotó la luz del pensamiento/y reta
las miserias de la vida/ con el empuje de huracán violento. (Turcios, 1899: 81).
” Dice: queridas lectoratas, Lectorcitas amables; mis lindas lectorcitas (49, 96, 191).
95
Ueltn UflioAa
Con respecto a ¡as prosas poéticas, el autor conjuga toda la pedrería lingüistica del
idioma. Imágenes, adjetivaciones, contrastes, anáforas, paralelismos... El hábil empleo
de los recursos expresivos en donde el referente es, apenas, el pretexto que permite
el despliegue del poder efectista de la palabra. Como muestra, dos textos completos:
96
Lo palabra iluminado
(amor y sugerencias de muerte) y “Lágrimas” (las del mar del dolor, las de felicidad,
las de guerreros como Bonaparte...). En algunos de los textos anteriores, las
descripciones de sabor modernista -imágenes que convocan el poder sugestivo de
los sentidos- muestran su esplendor en el tratamiento del paisaje:
El rumor del río llega á mi oído como una voz lejana; como un
dulce canto el murmullo de las selvas y un cálido soplo de marzo me
acaricia cual un aroma de mujer. (“Acuarela de otoño”, 102).
Menores logros observamos en los escritos versificados. La idea de la muerte la
encontramos en “Remember” (que ella lo recuerde cuando descanse en la tumba);
“El nimbo” (retrato de la amada muerta); “Eternas” (al propio sepulcro bajarán sus
novias) y “Ligeia” (alusión al emblemático personaje de Edgar Alian Poe). El tema
amoroso está presente en “En el tren” (con la lluvia evoca lágrimas femeninas); “Niña
querida” (la mujer visualizada como protectora) y “Versos ingenuos” (alabanza de
una dama).
Hojas de otoño
Hojas de otoño sigue el patrón conceptual y formal de los libros precedentes. También,
la distribución numérica y los logros literarios son similares: cuantitativa y
cualitativamente considerados, los trabajos versificados están por debajo de lo. t xtos
en prosa. De nuevo, Turcios entrega composiciones narrativas, doctrinarias
(reflexiones de índole estética), de critica literaria y prosas poéticas. Entre éstas:
“Fantasías del crepúsculo” (agrupa tres textos independientes, cada uno con su propio
nombre: “La obsesión de los mármoles”, “El viaje visionario” y “Esfinge”); “Fantasías
nocturnas” (que comprende varios títulos); los “Cuadros” (composiciones inspiradas
en obras pictóricas); “El fuego y el agua”; “Estíos lejanos”; “Ojos insondables”,
“Luciérnagas verdes”, etc. Algunas veces, el autor trae a colación una anécdota
17
Hilen Umoflo
mínima que le sirve de plataforma para desplegar la riqueza creativa del idioma. Así,
en “Pétalos grises”, al encontrar una flor marchita en un viejo libro de recuerdos,
evoca la figura materna. En otros textos prescinde de acciones concretas y expresa
directamente estados de ánimo o transmite captaciones subjetivas del entorno:
98
la palabra iluminada
Floresta sonora
En Floresta sonora, Froylán Turcios consolida su nombre como buen sonetista. Lo
comprueban las bien elaboradas piezas que, en número de sesenta y nueve, configuran
el núcleo del libro. Del octosílabo al alejandrino, destaca una musicalidad abrevada en
la exuberante fuente modernista. Sin embargo, el autor no se libera de las adherencias
conceptuales del romanticismo. Visión del mundo y temas asi lo indican. Abundan los
textos que pulsan las consabidas cuerdas de los libros precedentes; amor; muerte;
nostalgia; pesimismo; hastio de vivir; contraposición sueños-realidad; valoración de
la mujer en términos de virginidad y pureza y elogios a personalidades o escritores
preferidos. Los títulos dan pistas sobre el tema: “Recordando a Annabel” (cuarenta y
ocho cuartetos); “Flor de amor”; "Añoranza nocturna”; “Ojos muertos”; “Pena ignota";
“Hastio”; “Virgen blanca”; “Quimera azul”; “Duelo de amor”; “Epitafio”; “Rumbo al
misterio”; “Letanía fúnebre”; "Fúnebre mal” (el hastío, el asco frente a la vida);
Helen Umaflo
"Vértigo sensual”; “En los Inválidos” (dedicado a Bonaparte); “Jardín ideal” (el propio
yo. jardín cerrado) y otros.
Ofrecen mayor interés los poemas que enfocan una temática distinta. “En París”, el
intenso deseo de viajar a la ciudad emblemática del modernismo se contrapone al
desencanto que la misma le produce. “Anhelo eterno” aborda el amor al saber.
“Inmortalidad” recuerda el compromiso del poeta con la dignidad. “Canon sagrado”
exhorta al escritor a luchar por la verdad. “Para un gran poeta” conmina a la búsqueda
de la belleza. En “Horror de la máscara”, le pide a la mujer autenticidad en la relación
amorosa. En “Fraternidad”, insta a realizar el bien. “Escepticismo” es una invitación
al goce del presente. En “Breviario antiguo” reconoce en qué medida, el precepto
religioso se opone a la naturaleza humana: El verbo de este libro es una llama/donde
la flor de la ilusión perece./ La cantárida vive. El mal florece/ y un veneno sutil la
sangre inflama.// Su olor no es de verbena ni retama/y un hálito de pólenes parece:/
bajo el juego del sol se desvanece/ y dice al hombre: ¡fecundiza y ama!// Libro
caliente de emoción sentida,/ Amargo (sic) y cruel como sangrienta herida,/pérfido
V dulce y de un saber profundo,// en cuyas hondas frases entreveo/ todo el dolor del
inmortal deseo/ que da la vida y que estremece al mundo. (42). Entrelineas, la
consideración de lo sexual como pecaminoso y el eterno enfrentamiento entre el bien
y el mal. Domina la misma atmósfera romántica vista con anterioridad y, aunque por
momentos tenemos la impresión de estar frente a una lira monocorde, es preciso
reconocer que Turcios fue un hábil versificador, un escritor consciente de los
refinamientos expresivos.
Tierra maternal
Tierra maternal, como su nombre lo indica, honra el lugar en donde el poeta nació.
La mayoría de los poemas son descriptivos y recogen aspectos peculiares del paisaje.
Predominan la exaltación hiperbólica y la profusa adjetivación en versos muy eufónicos
de raíz modernista. En “Tierra maternal” -poema que Luna Mejía recoge con el
nombre de “Olancho”- leemos: Tierra de luz y de íntimafragancia/que en mi recuerdo
de ilusión fulgura,/fértil región de insólita hermosura,/carmen de amor donde corrió
mi infancia;// Vasto jardín fecundo que mis horas/perfumó con sus rosas y claveles,/
que coronó mi musa de laureles/ y me ofrendó sus músicas sonoras;// A ti, (sic)
pródigo edén por quién (sic) suspira/ mi corazón en la gran paz nocturna,/ van los
100
Lo polabro iluminado
Similar tratamiento encontramos en los sonetos “Catacamas”, “El Real”, “Rio Tinto”,
“Manto”, “Campamento”, “Los Pinares”, “Los venados”, “Selva olanchana” y otros.
Dentro de este rubro, por la sobriedad, destaca “Los alcaravanes”: Vuelan sobre el
verdor de la sabana/ con torpes alas que el cansancio oprime,/ mientras el viento de
la tarde gime/ y el sol tramonta en la extensión lejana.// Persiguen sin cesar á la
indefensa/ culebra que se oculta en los grama les/ inmóviles calientan los nidales/ en
un rincón de la llanura inmensa.// Del espeso follaje en la verdura/juntos dormitan
en la noche obscura/ de cruel invierno en las glaciales horas;// y al fulgor de las
lunas del verano/ perturban, anunciando las auroras,/ sus roncos gritos la quietud
del llano. (27).
El libro contiene poemas extensos. Algunos describen el paisaje, vr. gr., “Río Guayape”,
texto de bien trabajados tercetos: En el verano su raudal sonoro/ es una móvil cinta
reluciente/fugitiva entre márgenes de oro.// Vuelan sobre él en el sereno ambiente/
ágiles garzas de morena pluma/ tras el vago ondular de su corriente. (41). Otros
poseen carácter narrativo: en el marco de una naturaleza idílica, se evoca alguna
acción, generalmente amorosa, según comprobamos en “Viejo tronco”, “Fue así
como ella me amó” y “En la montaña”, cuya estrofa última expresa: Sobre el césped
florido descansamos/ de nuestros mudos éxtasis primeros./En el placer de amar sólo
pensamos./ Pálidos, nos miraban los luceros. (37). Interesante, por el carácter
autobiográfico, es “A Juticalpa”. Quizá, en este libro, encontremos los mejores trabajos
versificados de Turcios.13
Prosas nuevas
Comprende, mayormente, textos narrativos. También ofrece prosas poéticas con
incidencia en los temas ya conocidos. En “El olvido”, implora por la obnubilación de
la memoria. En “Oasis amable”, frente al veneno existencial que provocan los libros,
contrapone la vida sencilla del campo. En “Cosas dulces y tristes”, contemplando el
crepúsculo, con tristeza, recuerda aspectos del pasado. En “Lo único cierto", dada la
transitoriedad de las cosas, invita a gozar del momento presente. Para advertir la
101
Helen UmeAe
¡Ah de las cosas tristes, de las cosas vigas, de los objetos que tienen
olores extraños é imprecisos....! Frascos vacíos de sutiles perfumes,
rosas secas de matices de oro, cabellos muertos atados con un listón
de seda, cartas, cartas en que lloran dolorosas añoranzas, cartas
cálidas ó melancólicas, cartas de amor ó de amistad, sepultadas
como cadáveres en el fondo de las antiguas cómodas! (sic)
Retratos de personas que nos fueron queridas, yacentes en el sepulcro
ó en el recuerdo.... ¡Cuán tristes, cuán amargas, cuán misteriosas
sois para el alma que sufre, cosas viejas, cosas desteñidas, cosas
evocadoras del pasado!
102
Lo polobrg iluminado
Flores de almendro
En Flores de Almendro encontramos noventa y tres composiciones. La mayoría -
algunas con importantes modificaciones- están incluidas en los libros anteriores. Las
restantes carecen de algún aspecto destacado o peculiar. Quizá, por apartarse de la
temática usual, hay que mencionar “Patria inmortal”, soneto que constituye un vigoroso
llamado a la defensa de la soberanía nacional: Nada mi tedio fúnebre aminora:/ni el
orgullo del nombre resonante,/ni el viaje ideal sobre la mar sonora/ tras del ensueño
en el azul distante.// (...) Sólo me enciendo en cólera que espanta/ cuando irtinta
humillarte. Patria mía,/del extranjero la maldita planta. (Turcios, 1932:127). Flores
de almendro, publicado cuando ya en otros países de Centroamérica se había
producido una poesía diferente y renovada, constituye un anacronismo, tal como se
deduce, inclusive, del romántico título que ostenta. Sí es encomiable el afán del poeta
por rescatar y preservar -en la relativa perennidad del libro- muchos de los textos
que andaban dispersos en periódicos y revistas.
103
Mtltn U moflo
Comentario genera!
En el campo poético. Froylán Turcios ofrece un cuadro temático sin diferencias de
carácter sustantivo: variantes del binomio amor-muerte (la amada prematuramente
muerta, el amor como vencedor de la muerte, las solicitudes específicas a la amada
para cuando él muera); exaltación de los estados mórbidos del espíritu (la melancolía,
la tristeza, la añoranza del pasado); mitificación de la mujer (especialmente en lo
concerniente a las cualidades con las cuales se la pondera: virgen, bellísima y
extremadamente joven); idealización de la naturaleza (marcos idílicos en consonancia
con la-euforia amorosa); percepción metafísica o mágica del mundo (la vida como
misterio, la presencia de fuerzas incognoscibles que la dominan, la existencia
ultraterrena y la persistencia de la comunicación más allá de la muerte); conciencia
del oficio de escritor (estatus de privilegio para el poeta y sentido de la responsabilidad
social) y anotaciones patrióticas.
104
la palabra iluminarla
José María Tobías Rosa (llama, Santa Bárbara, 1874-1933) publicó Artículos y poesías
(1902) y Cuentos yfábulas (1933), obras en las que, desde una perspectiva romántica,
da salida a una intención fuertemente didáctica.
Artículos y poesías
En cuanto a su temática, Artículos y poesías es un libro heterogéneo. El amor al país
en poemas como “A mi Patria”. El interés por la familia se advierte en “La huérfana”,
dedicado a la madre muerta y, en “A mi padre”, celebra el natalicio de éste. El amor a
una mujer lo observamos en “Deseos” en el cual dice: Has de adorarme delirante y
ciega,/ Así cual yo te adoro en mi desvio:/ Has de adorarme, angelical bien mío,
(Rosa, 1902:99). La crítica a la guerra y el anhelo de paz se expresa en “Dos cuadros”.
Hay, también, textos laudatorios: “Al Señor Presidente”, dedicado al General Terencio
Sierra. El tema religioso se expresa en “¡Existe un Dios!” en el cual escribe: Existe un
Dios! (sic) Mirad en lontananza/ Esos bosques poblados de verdura./ (J escuchad
de los trinos la dulzura/ con que el ave ensalza a su Creador./ Y observad la marcha
majestuosa/ De esos ríos que cruzan por doquiera,/ Que se encaminan con veloz
carrera/A dar tributo al mar aterrador. (73). La hostilidad del mundo, la amargura de
vivir y la idea de la muerte se entrecruzan en “Melancolía”: Soy como el ciprés,
sombrío y triste,/Reflejo de la muerte funeraria,/Plantado sobre la tumba solitaria/
Que yace relegada en el panteón:/ 'Como el ciprés, que en el silencio hendido, 7 Tan
sólo le acaricia el cierzo helado,/ Como el ciprés, que siempre ha demostrado/ La
tristeza, el luto y la aflicción. (77). En un estilo que se enmarca dentro del patrón
romántico, textos de escaso mérito.
Cuentos y fábulas
Cuentos y fábulas agrupa setenta y un textos versificados que, con pocas
excepciones, pertenecen a la especie de la fábula o apólogo.14 En versos de
diversas medidas (del hexasílabo al endecasílabo), que no siempre están libres de
ripios o de rimas forzadas, Tobías Rosa practicó la poesía didascálica; es decir, la
14 La fábula o apólogo es un relato breve cuya acción sirve de ejemplo para que de ella
se saque una consecuencia referente a la conducta humana, esto es, una moraleja.
Frecuentemente los personajes de la historieta son animales, pero no es condición
necesana. (Lapesa, 1981 138).
105
Htírn Umofta
que utiliza el lenguaje poético para difundir una enseñanza moral o alguna teoría
especifica. Ciñéndose a una estricta óptica cristiana, hizo escarnio de vicios,
defectos y actitudes equivocadas. Y, tal como lo habían hecho sus predecesores,
sus personajes preteridos son los animales, aunque también acude a otros elementos
del entorno: seres humanos, flora, objetos inanimados... Inclusive, reelabora fábulas
clásicas como las dei cuervo, el zorro y el queso o la del ave que empolla huevos
de sierpe, que nuestro autor convierte en caimanes.
En "El pino y el clavel" -cuestionando a quienes olvidan su origen humilde- contrasta
el orgullo y altivez del árbol con la sencillez de la flor. “El ratoncillo y el gato” insta a
no dejarse llevar por la apariencia de honradez. “La corneja y la oveja” alerta sobre los
cobardes que sólo se ensañan con los débiles. En “El estudiante y el gusano de seda”,
éste le enseña al estudiante indolente que, para llegar a mariposa, tiene que pasar por
la forzosa prisión del capullo. En “El hierro y el oro”, a la vanidad del metal dorado, se
opone la utilidad que, al ser humano, presta el primero. Por regla general, los textos
concluyen con una moraleja claramente definida. A continuación, en forma completa,
“Las Uniones Desiguales”: De un joven roble la potente rama/ con gran trabajo un
hombre doblegó:/ y a los cogollos de un pequeño arbusto/ con fuerte lazo aquel
villano ató...// el roble audaz al verse prisionero/ por libertarse tanto forcejó,/que
arrancó de raíz al arbolillo/ que las crestas del roble coronó....//Lo mismo pasa en
este mundo ingrato/ si al rico el pobre misero se unió;/ pues todo noble vil y sin
conciencia,/ al infeliz destroza con furor!... (sic) (Rosa, 1933: 42).
Rosa elaboró textos en los que narra una pequeña anécdota cuyos personajes son
seres humanos. La acción ejemplifica la lección moral. En “Heroísmo pagano”,
reelaborando una anécdota de estirpe espartana, un soldado adversa la guerra porque
su espada es muy corta: Mas su madre le dijo rabiosa:/-Si al contrario tu acero no
alcanza,/siempre intrépido hasta él...fiero avanza/para hallar la victoria gloriosa!...
Y la moraleja: Porque en la hermosa defensa/de la Patria y del hogar,/sin esperar
recompensa,/ valor y energía intensa/ debemos todos prestar!... (sic) (38). En “El
combate de la vida”, narra cómo, en la guerra, fueron muriendo diversos jefes, pero
siempre hubo uno que tomaba su lugar: ¿Quién en aras de una idea/no sacrifica su
vida/ aunque reciba una herida/por más horrible que sea? (24). En “El filósofo y el
botero”, el intelectual minusvalora al humilde remero por su ignorancia; cuando el
barco naufraga, no sabe nadar y perece: Enseña al hombre cuitado/ la fábula, al
parecer,/ que el sabio más infatuado/ muchas cosas ha ignorado/ que se deben
aprender!... (sic) (108) En “Lo dicho....... dicho!.....” (sic), un rey, que se ha
106
la palabra iluminado
disfrazado, platica con un soldado cuyo anhelo es ascender a general y critica las
acciones del monarca; como en la entrevista oficial sostiene su postura, por su
autenticidad, el rey le concede su deseo. En esta composición, Rosa intercala
acotaciones en prosa como si de un texto teatral se tratase. “El trébol de Judea”
recrea una tradición cristiana: las flores, regadas con la sangre de Jesús, adquieren
características que recuerdan su pasión. “La mariposa negra” desarrolla la conocida
superstición popular que atribuye al insecto calidad de heraldo de la muerte. “Leyenda
fantástica”, con doscientos sesenta y cuatro versos, distribuidos en cuartetos
endecasílabos, es una fantasía pacifista. Jesús y San Pedro bajan a la tierra que arde
en un conflicto armado; aquél le va mostrando los estragos (niños hambrientos,
heridos, muertos, destrucción de ciudades, etc.) y le habla de las avanzadas armas
empleadas (aviones, bombas, submarinos...): Grandes columnas de humo la llanura/
poblaban con sus miasmas pestilentes;/y las llamas, diabólicas, ardientes,/consumían
los cuerpos con premura....//Sobre aquellas enormes montoneras,/ de mil despojos
míseros y humanos,/ el petróleo vertían los germanos/ para encender terribles las
hogueras. Finalmente, Jesús ora por la paz y, en forma casi mágica, nace una nueva
generación de hombres: K los extensos campos se cubrían/ de mieses relucientes y
doradas;/y surgían ciudades ataviadas/por grandes edificios que construían.//Razas
jóvenes, robustas, vigorosas,/ repoblaban la Europa destrozada;/y la Ley de Jesús,
tan venerada,/ entonces practicaban afanosas.....// El ángel de la paz aquí les dejo,/
el Mesías murmuró enternecido;/ mientras un coro de ángeles lucido,/ iluminaba el
sol con su reflejo. (147,155). Formalmente no se descarta una que otra rima forzada.
El planteamiento implica una postura milenarista.
El tema patrio también está presente. “Reyerta fantástica”, que posee un carácter
alegórico, acude a la personificación de ideas abstractas: del abismo, surge un espectro
odioso que se identifica: ¡Me llamo SEPARATISMO/y persigo al UNIONISMO/y a su
ideal noble y grandioso! Su temor; que resurja el ideal morazánico. De ahí, la menaza:
¡Que vuelva a ondear altanera/ nunca en el centro verán,/la blanca y azul oanderaj
que en tiempo lejanofuera/ la enseña de Morazán!... Pero el separatismo no triunfa. El
poema finaliza conminándolo a que baje al insondable abismo porque el PA TRIOTISMO
de la JUVENTUD ufana,/mira despuntar la aurora/ que ya nos anuncia la hora/ DE
UNIÓN CENTRO-AMERICANA!... (99-100; mayúsculas, del autor).
107
Ktlen Umafto
Una poesía utilitaria de pobre versificación. Su intención es elevar los valores cívicos
y morales, pero, aún reconociendo ese mérito, y refiriéndonos especialmente a las
fábulas, constituye un anacronismo: el patrón formal obedece a lincamientos que
datan del siglo X VIII
En “Autobiografía”, en treintitrés cuartetos (como los años que pasó sobre la tierra),
Molina trazó la mejor síntesis de su trayectoria vital: infancia, juventud, amigos,
rasgos temperamentales y de carácter, predilecciones, pulsiones profundas y visión
de la existencia, quedaron esculpidos en rítmicos endecasílabos: Nací en el fondo
azul de las montañas/ hondurenas. (...)/ Fue mi niñez como un jardín risueño,/donde
~a los goces de mi edad esquivo-/ presa ya de la fiebre del ensueño,/ vagué
dolientemente pensativo,// (...) Desde mi infancia fui meditabundo,/ triste de muerte. La
melancolía,/ fue mi mejor querida en este mundo/ pequeño, y sigue siendo todavía.//
Sentí en el alma un natural deseo/ De cantar. A la orilla del camino,/ hallé una lira
-no cual la de Otfeo-/ y obedezco el mandato del destino,// tan ciegamente, que
mañana -cuando,/ tránsfuga de la vida me deserte-/ quizás celebre madrigalizando/
mis tristes desposorios con la muerte.// (...) y era mi juventud en su desgaire,/ como
un corcel de planta vencedora,/ que se lanzaba a devorar el aire,/ relinchando de
júbilo a la aurora. (Molina, 1982: 49-52). AI concluir, confiesa un terrible hastío de
vivir. Además, respondiendo a una concepción roussoniana de la existencia -el rechazo
a las fuentes de la civilización occidental-, se considera una víctima por el influjo
deletéreo que sobre él ejerció el haber abrevado en los pozos de la literatura y de la
ciencia, idea que también Froylán Turcios manifiesta algunas veces.
108
La palabra iluminado
109
Helen Umoña
Prevalece un sentido místico al sentirse integrado a un mundo superior. Molina supo crear
una atmósfera exultante y afirmativa que también se advierte en “Águilas y cóndores”,
otro documento de su valoración del trabajo poético y de su fe panamericanista. En este
último rubro, el vislumbrar a las razas de Caínes, lo induce a formular un llamado a la
confraternidad y al entendimiento mutuo. El apóstrofo inicial, de nuevo, es solemne:
Portaliras ilustres de nuestro Continente:/ miremos el futuro con ojos de vidente,/ con
ojos que irradiasen -de sus cuencas sombrías-/ la luz de las más grandesyfuertes profecías:/
la luz de Juan -con su águila y su delirio a solas-/ frente al eterno diálogo de las
convulsas olas,/que oyeron -bajo un cielo de horror y cataclismo-/ las cosas que le dijo
la lengua del abismo:/ voces de Dios: hipérboles, parábolas y elipsis,/ que truenan en el
antro del negro Apocalipsis! (sic)/ ¿Hermanos no seremos en la América?/ Todos?Nacimos
(sic) de los gérmenes vitales de sus lodos (...) ¿Qué miro?/ Grandes hordas de pueblos y
de ideas/ vienen sobre la música de las mareas sordas;/ revueltas muchedumbres,
cosmopolitas hordas,/y gentes, j’ mesnadas, y pueblos, y naciones./ Escucho la pisada
febril de sus talones,/el latir de sus pechos -hirvientes comofraguas—/ sus lenguas, como
el grase rumor de muchas aguas;/oigo sonar sus místicosy melodiosos broncesJglorificando
al Dios del Universo./ Entonces/ El ha de ver -del fondo de su divino cielo-/ pasar, bajo
las nubes, un fragoroso vuelo,/ un gran tropel de pájaros de gritos resonantes:/ una
bandada de águilas y cóndores gigantesJ unánimes, encima de los más altos montes,/
perdiéndose en sublimes y azules horizontes./; Y ante esa visión de aves, fortísimas y
hurañas,/ tendrá como un gozo de miel en las entrañas! (79-82).
110
lo polobro iluminodo
Pero eso no es todo Molina. Sin merma en la calidad -inclusive con evidente superación
de los esquemas modernistas- el poeta supo modular un tono de voz más íntimo,
como de mirada reconcentrada en sí mismo o en lo esencial del mundo, tal como
vemos en “Anhelo nocturno”, “Tus manos”, o en los trescientos cincuenta y dos
versos de la elegía “Una muerta”: No bañaron mis lágrimas/ sus gélidos despojos,/
porque cegó la angustia/ los cauces de mis ojos;// pero -como una vena/ por la
cuchilla rota-/ mi corazón sangraba/ sin tregua, gota a gota,// cual tu divina frente/'
en el pavor del huerto/sobre los restos fríos/ de todo un mundo muerto. (97). Escasa
adjetivación que preserva la pureza de la emoción. Molina, conforme avanzaba en
edad fue dejando atrás las orquestaciones modernistas. Su expresión se volvió más
sustantiva. Lo vemos en los versos anteriores o en “Segundo aniversario” (escrito en
1907), dedicado, como el anterior, a su difunta esposa.
También, despojado de oropeles, es “Los bueyes” (¡qué lejos del emblemático cisne
modernista’), un poema sumamente amargo: en las figuras pesadas, sometidas a
vejaciones sin cuento, el poeta proyecta el agobiante fardo de su propia existencia.
Con lenguaje cotidiano, sin rebuscamientos elegantes, los versos -que nos harían
111
Heltn Umofto
¡Qué distantes estos versos del brillo y opulencia modernistas! Ellos prueban la
progresiva decantación estilística de Juan Ramón Molina, a las puertas ya, de una voz
más personal y fuerte. Similar hondura y sobriedad posee “Los ojos de los niños”,
poema en el cual, al versolibrismo, se suma la mesura en el uso del adjetivo: Los
niños/ tienen ojos muy tristes e ingenuos,/ que nos hacen pensar hondamente/ en
todos los tristes misterios./ en todos los graves problemas/ de la vida humana, que
nadie ha resuelto./15 (...) Entonces la Muerte,/que se halla en acecho,/se acerca de
pronto a los niños,/que la ven sonriendo,/y cierra de un golpe sus cándidos ojos/con16
112
Lo palabra iluminada
la punta glacial de sus dedos. (140-141). Darío y el modernismo han quedado atrás
Los versos se inyectan de tonalidades nuevas, diferentes. Quizá el Molina más novedoso
-de sabor más actual- no está en ios poemas que han hecho mella en la conciencia
colectiva hondurena (“Rio Grande”, “Pescador sin fortuna”...) sino en textos de
precisa formulación como los últimos que comentamos.’6
Es importante señalar que Juan Ramón Molina nunca se guareció en ninguna torre de
marfil. En su obra abundan las referencias al momento histórico y a las circunstancias
sociales del país. “Adiós a Honduras” -quizá el primer documento poético de tipo
político de gran envergadura con el cual cuenta la literatura nacional- constituye una
radiografía de la realidad. Los trescientos noventiséis versos constituyen un implacable
retrato del país. Dentro de la mejor parafemalia modernista, pero con indignado ímpetu
de estirpe romántica, combinando heptasílabos y endecasílabos, incluye varios
tópicos. Descripción del entorno físico al momento de abandonar la patria. Las alas
de oro, lánguida y cobarde/ pliega la mustia tarde/ en la insondable cuenca del
vacio;/ como águila cansada que al fin toca/ su nido en la alta roca/ y se recoge,
trémula defrío. Manifestación de dolor al tener que dejar la patria, que queda expuesta
a las arbitrariedades del tirano: No es el amor el que a sufrir me obliga/ (~.) Es el
oculto y hondo sufrimiento,/algo como un lamento,/el recuerdo de lúgubres escenas,/
el horrible chocar de los cuchillos,/ el roce de los grillos/y el siniestro rumor de las
cadenas. La necesidad del exilio como recurso para sobrevivir. La nostalgia que sufre
el desterrado. La imponente belleza de la geografía patria. El recuento de los atropellos
y vilezas que acosan a los ciudadanos: 17 humillada en elpolvo mi Bandera,/ extinguida
la hoguera/ del patriotismo, alzados los protervos,/ hundido el pueblo en vigorosas
cuitas:/ las águilas proscritas/por una banda de voraces cuervos. El indignado y16
16 Inclusive, Molina teorizó sobre una nueva estética. En el que quizá sea su último
texto en prosa (testamento poético lo llama Medardo Mejía), se perciben
planteamientos de la vanguardia: Que las odas y los cantos deben se¡ para las
tierras fértiles. Que los poetas deben internarse en los sembrados, observar la vida
de los que labran el suelo, y cantar las glorias del agricultor en sus faenas rudas. E ir
a los talleres, a inspirarse en el girar vertiginoso de las poleas y los dinamos, en el
movimiento rítmico de los émbolos, en el fragor de las máquinas. (...) Necesitamos
un poeta. (...) Un poeta que viva la vida de nuestros días. Un poeta que cante al
Tequendama y no al Niagara; que cante al Chimborazo y no al Vesubio; que cante
a Hidalgo y no (sic) Washington. Revista Ariel, núm. 193, Tegucigalpa, noviembre
de 1967. Molina lo publicó, dos meses antes de morir, en Semanario Independiente,
núm. 78, 5 de agosto de 1908. De ahí que se justifique el señalamiento de Mejía.
113
Helen Umofio
114
lo palabra iluminada
Jerónimo J. Reina
Jerónimo J. Reina (1876-1918) escribió Copos de humo (1903), obra en donde confluyen
el espíritu romántico y la innovación modernista. Algunas antologías han conservado
otros poemas que guardan una perspectiva similar. Dominan los temas del amor o que
se vinculan al sentimiento amoroso. La visión de la mujer sigue el patrón que fijó el
romanticismo: ella es una especie de ángel redivivo, un refugio ante las tempestades de
la vida que potencia el espíritu y lo guía hacia Dios: Soy como un extraviado peregrino/
Perdido en el desierto de su pena;/ Y á ti me acojo porque en tí adivino, // Algo de
aquella fe celeste y buena/ Que iluminó al incrédulo Longino/ Y redimió á la impura
Magdalena! (sic) (“Ventana”, Reina, 1903: 75). Versos sin mayor altura lírica.
116
Lo palabra iluminado
del mar, la barca y el recuerdo de la amada: Del fondo del ocaso ennegrecidos surge
indecisa una lejana vela:/ como si huyese de su propia estela/ el barco avanza por el
mar dormido.// Cae la noche rápida: y sin ruido/ sobre el piélago enorme se revela/
y el ábside del cielo se constela/ como un prado de lirios florecido.// Vivaz me asalta
tu recuerdo. El agua/que al soplo de las brisas se estremece/su cadencioso ritornelo
fragua.//La onda se irisa de ópalos y argentos.../)1 mi alma, en tanto que el ensueño
crece,/ vuela hacia ti sobre los mansos vientos, (en Luna Mejía, 1961: 807).
Como otros autores finiseculares, Reina tuvo una visión redentora del trabajo del
escritor cuyo deber es: Ser estrella, ser sol, incendio o llama;/ capaz de destrozar la
nube, con la flecha de fuego de la idea, según reza el segundo soneto del binomio
“Símbolo” en el cual, con arrebato y pasión, plantea que el oficio de escribir es una
117
Htl«n Umoflo
alta misión que no se puede eludir. En el primer soneto, señala el camino y exhorta:
Z)e excelsa lumbre ¡a conciencia llene,/ La voz del Poeta que ú luchar invita:/ Sea
como una Huma que se irrita/ Y como el rayo resplandezca y truene.// ¿Qué le importa
la mofa si ésta viene/ Del ruin tumulto que á sus pies se agita?/ La turba, como es
turba, siempre grita:/ S'o se debe callar porque condene/ Hay que cumplir lo que
mandó el Destino,/ Hay que marchar sobre la tierra ruda,/ Segando las ortigas del
camino./Hay que echar en los surcos las simientes/ Y con la espada bíblica desnuda/
Decapitar de un golpe las serpientes. (11).
La poesía y la condición y función del poeta y del artista preocuparon a Reina. “Copos
de humo” -aludiendo a lo que pronto se consume- es el nombre que asigna a sus
propias composiciones. En “El artista”, plantea cuáles son los anhelos de éste y cómo
es de azarosa su existencia. En “Mis versos”, aplica, a su propia creación, una serie
de calificativos que implican una especie de modestia al sopesarlos: los dolientes, los
proscritos,/ los efímeros hijos de mi alma,/ los que en mis noches de dolor sollozan,/
los que en mis noches de placeres cantan (13). Sin embargo, concluye valorizándolos
y, en tanto realización personal, les asigna un puesto en su vida: Jirones de una idea
(...) Yo no sé dónde van ni por qué viven/pero sé que son míos y que aman! (sic)
(15). En “Profética”, visualiza al artista como el elegido. Una voz -el arte- le ordena
realizar un mensaje -Espíritu, flor, ave ó idea- que se haga tangible en las formas
más puras. Alude al poder catártico, de salvación humana, del arte: he ahorrado
muchas lágrimas al corazón humano./Mis ánforas rebosan los anhelados vinos/ con
que su sed aplacan los tristes peregrinos (101).
Hay, en Reina, un cálido tratamiento del entorno natural. En “El río en la llanura”, con
cuidada frase, proyecta una escena de gran tranquilidad: un mundo de paz en el cual
le gustaría diluir su dolor: Corre [el río] serenamente, con la dulce y tranquila/placidez
con que sueñan los niños, y refleja/ en su cristal pulido, magnifica pupila,/ el hondo
azul del cielo, la nube que se aleja.// (...) Corre serenamente bajo la paz solemne/de
la vasta campiña, como si fuera una/ vida sin turbaciones, seráfica e indemne.// Y
viéndolo, me invade un afán doloroso/ de ser como este río que no agita ninguna/
violencia: transparente y manso y armonioso... (en Luna Mejía, 1961:807). “Primavera”
-con el ritmo ágil inherente al octosílabo- después de celebrar el empuje renovado de
la naturaleza, invita al goce: Gozad de la primavera;/ ¡Quizá muy luego os espera/En
sus brazos el dolor! (Reina, 1903: 57). El soneto “Paisaje” posee notas que el
posmodernismo -con los ojos vueltos hacia lo rural y a la provincia- intensificará
118
Lo palabra iluminada
posteriormente: El suelo hierve al amoroso beso/ Del astro Rey; y su testuz, al peso/
fatigoso del yugo, el buey inclina.// Fuego de horno en el campo se derrama/ Y una
honda y deslumbrante llama/ Las blancas flores del jaral calcina! (sic) (89).
La mayor parte de los poemas está en deuda con la escuela modernista. En “Profética”,
inclusive, va más allá del mero influjo dariano. Grandes pasos se escuchan: ante el
tropel sonoro (...) agita el ancho viento con los fuertes clarines/de tu palabra (102).
Los sonetos “Orientar’ y “Bronce” rinden tributo a las tendencias exóticas del
modernismo. Aluden a la trágica figura del eunuco. En el primero, que Luna Mejía, en
Indice General de Poesía Hondureña, incluye con el nombre de “Morisco”, el autor
propende hacia un ambiente de sensualidad y riqueza: En los labrados pebeteros de
oro/ Arde el incienso con perfume grato/ Y entre ricos cojines de brocato/ Dormita
triste yfatigado el moro.// Se alza un portier; asoma una cabeza/ Que se inclina ante
el amo silenciosa:/ Un eunuco talvez; que con tristeza// Anuncia la Odalisca: y
presurosa,/ Una mujer de sin igual belleza/ Lleva al Sultán su desnudez de diosa!
(sic) (66). Ninguno de los poemas de Copos de humo es digno de una antología.
Revelador, en varios sentidos, es el comentario vertido por Froylán Turcios quien, en
el prólogo, con relación al autor, asume una actitud de magíster.18
18 Turcíos escribe: ha comenzado [Reina] la árdua (sic) conquista de las divinas musas.
Si continúa enamorando á esas caprichosas criaturas aún hostiles, podré poner en
la última página de su segundo libro de arte este fresco símbolo: una áurea lira,
exornada de rosas; y sobre ella, un ramo de laurel, (s.p.. el subrayado es mío).
119
W»l*n UmoAe
La muestra siguiente ilustra tópicos apuntados y permite aquilatar el temple del poema:
F así como es muy limpio al nacer el torrente/ y que al crecer enturbia su linfa
transparente/ hasta que llega. enorme, pero sucio al niar,/ así, ¡oh, Yanquilandia, hija
de puritanos!/ armadas (sic) nos enseñas las homicidas manos/y nuestra noble tierra
pretendes conquistar.// (...) Asi como se escucha cual volcán que revienta/ cuando el
cielo descarga la pesada tormenta/ y abátense en las rocas los ímpetus del mar,/ se
oirán ruidos siniestros, de rugir deflorestas,/de rocas desgajadas de las altivas crestas,/
de huracán de guerreros que cruza un encinar.// ¡Los clarines ya suenan, ya flota el
estandarte!/ ¡Cada lumbre un castillo, cada roca un baluarte!/ ¡Centauro cada potro,
rada soldado un león!/ ¡Los corceles ya piafan bajo el duro acicate!/ Campesinos, ¡al
arma! ¡Se acerca ya el combate!/ Y tú, valiente obrero: ¿cuál es tu batallón?// (...)
¡Porque es lucha de razas! ¡Es el genio latino/ que al Universo alumbra con su fuego
divino,/en lucha contra el Bóreas, nebuloso y brutal!/ ¡La muerte sus banderas de luto
ya despliega!/ Tal vez por muchos siglos durará la refriega:/ mas ganará el Derecho la
batalla final. (6-8). Ecos de cantos neoclásicos de carácter grandioso. Marcada
presencia de Rubén Darío.18
19 Adjetivación exaltada. Grandilocuencia. Todos, elementos
propicios para exacerbar el ánimo en contra del Imperio.
18 Sobre todo, véase la quinta estrofa: Se escucha un grito de águilas tras el lejano
monte,/Los búfalos ya asoman por el vasto horizonte./ Son hijos de la bruma en las
tierras delsol!/(...)yse escucha un rugir en la negra floresta./¡Son los bravos cachorros
del gran león español! (6).
120
La palabra iluminada
canción./ El aire aroman las flores/ Y cantan los ruiseñores./ ¡Ah, estás muerto,
corazón! (91). Versos de poco calado conceptual y de tratamiento formal epidérmico.
Por otra parte, hay, en Zúñiga, una indeclinable vocación reflexiva que, con frecuencia,
lo conduce hacia la poesía didascálica: formular una lección de vida; conducir al lector
hacia la modificación de conductas desacertadas. En “Raza nueva”, a los blasones
nobiliarios de ascendencia incierta, sobrepone una estirpe distinta cuyo cimiento será
—le dice a la amada— mi fuerza y tu virtud. (29), En “El alquimista”, frente a las
búsquedas vanas de la ciencia, pondera la existencia fincada en el amor. En “Laboremos”,
insta a dejar sin ofrendas el templo de Afroditas y de Falos, para dedicar las nobles
energías a lafecunda zona del trabajo (66). En “A mí hermana Antometa”, exhorta a la
práctica del bien: que Dios allífulgura,/ vertiendo de su seno torrentes de dulzura/ cuya
risueña linfa remoza el corazón (47). En “Todo es nada” —réplica a Juan Ramón
Molina—20 frente al afán de acumular riquezas, contrapone la verdad de la muerte:
Vuestras son, gran señor, aquellas eras/ Y aquel bosque densísimo y fragante,/ y el
dorado trigal de esas praderas/ que cosecha os darán tan abundante;/ (...) ¡ Y apoyáis,
(sic) entre tanta algarabía,/ en esas cosas que os donó la suerte,/ vuestra ruda altivez,
vuestra ufanía....!//¿Es que ignoráis, señor, que cuando entramos/ a la mansión augusta
de la muerte,/ en la puerta todo eso abandonamos? (77).
Con reminiscencias de “Lo fatal” de Rubén Darío, en “Lo inanimado”, el poeta inquiere
sobre el por qué de la existencia de un signo trágico -el dolor- que pervierte toda
felicidad y placer. Al considerar la fínitud de cuanto existe, con implícita queja a la
divinidad -pero sin atreverse a un cuestionamiento abierto-, anhela la insensibilidad
de la materia inerte: No blasfemo. Señor. Es que no advierte/ mi mente, cierta luz en
tus arcanos..../ ¿Por qué el dolor nuestro placer pervierte/y somos desgraciados los
humanos?// Después de darnos la insegura suerte/ hoscas angustias y deleites vanos,
caemos al abismo de la muerte/y nos comen los lívidos gusanos.// ¿De tu esencia no
está todo impregnado?/ Ah, Señor, nuestro pecho dolorido/ más prefiriera ser, de lo
que has creado,// roca inmóvil o gota de una fuente;/átomo entre los átomos perdidos1
de la obscura materia que no siente. (38).
121
Helen Umofto
abatidos/ al trozo del dolor encadenados?// ¿Por qué entre la miseria languidecen,/
aspirando el perfume que le ofrecen/ del dolor los fatídicos jardines,/ en tanto que
riquísimos varones/ derrochan en los báquicosfestines/ el oro desús arcas a montones?
La respuesta al planteamiento se resuelve en términos cristianos. Después de impetrar,
para los marginados, acciones de caridad (bálsamo poned en sus heridas), el autor
concluye en lo insoslayable de la muerte, común destino o rasero que a todos equipara:
Como arroyo que corre murmurando/ hacia el mar insaciable y tenebroso,/sus almas y
las nuestras van marchando/ hacia un término oscuro y misterioso/ que el ojo del
Creador tiene previsto./Esos miseros son nuestros hermanos:/así lo ha predicado a los
humanos/' con divina elocuencia Jesucristo. (97, 100).
Los trabajos de Luis Andrés Zúñiga traslucen grandes debilidades. El peso de Rubén
Darío fue excesivo?1 Castañeda Batres sólo califica de gran poema a “Águilas
conquistadoras” y su juicio es lapidario: es y sigue siendo un poeta romántico. Captó
o quiso captar, el tono primero del modernismo; perojamás llegó a captar el sortilegio
de la metáfora. (2004: 43).
Augusto C. Coello
El amor es el rubro más fuerte con sonetos como “Stella matutina”, “Eres como una
perla” (exaltación de la belleza femenina); “Y pudo ser” (por la fidelidad prometida,*
122
La palabra iluminado
desecha la posibilidad de otro amor); “El abismo” (analogía entre el misterio de las
simas profundas y el alma femenina); “En el exilio” (la mujer como tabla de salvación);
“He muerto en tu cariño” (el yo poético se supravalora en relación con la mujer) y “A
la sombra de mi huerto” (certeza de poseer el amor de una mujer). En este último,
ante la posibilidad de escoger otra vida, valora la que tiene: Tengo el cálizfragante de
una boca/ que endulza siempre mi alma si la toca/ la envidia adusta o el rencor
avieso;//y en mi huerto, que el sol hafecundado,/elfruto es pobre, pero está abonados
con calor de ternura y miel de beso... (Coello, 1941: 22).
El poeta expresa sintonía con el mundo. Satisfacción por lo que la vida le ha ofrecido.
En “Frente al mar” -integrado por dos sonetos-, extema el equilibrio espiritual propio
del que ha vencido obstáculos gracias a la esperanza y lafé que siempre lo alumbraron.
El soneto I es una alegoría que desarrolla el conocido tópico de considerar la vida
como un mar en donde la barca (el yo poético) es azotada por los vientos: La envidia
se deshace entre la bruma;/ el odio amaina, como amaina el viento:/ a veces el
encono más violento/ se rompe a nuestros pies como la espuma. (17). En este trabajo
asoma una veta didáctica. El segundo soneto pierde su armonía cuando formula el
deseo de verflotar mi oriflama bicolor. Por el lirismo personal que se venía manejando,
el patriótico verso suena a digresión. Tal vez, requerimientos de la rima.
123
Htltn Umofia
sensación de ser algo de ti (sic) mismo./o con la vaga aspiración insana/de confundirme
con tu azul abisma./ Sentirme diluir como tus sales,/como tus yodos impregnar el viento,/
o, envuelto en el cendal de tus cristales,/ perla o coral sumarme a tu elemento.// Flotar
calladamente en tus espumas,/ser una de tus olas o tus brumas,/átomo disolverme en tu
infinito//y como el hueco caracol rosado,/llevar dentro de mi (sic) siempre encerrado/
tu interminable y poderoso grito. (39-40).
Similar calidad posee “Medianoche” que proyecta una visión de la muerte de tranquila
serenidad: En las insomnes noches despiadadas,/sin un solo temor dentro del pecho,/
siento que ronda en torno de mi lecho/ la muerte con sus trémulas pisadas.// Una
hora mas (sic) cayendo en lo insondable,/sorda y lejana en el espacio suena;/y de
pronto mi espíritu se llena?de una tranquila paz... En la inefable//serenidad eterna de
los mundos,/ oigo latir el ritmo prodigioso/ que viene de los ámbitos profundos;//y al
peso de la noche dilatada/ me sumo en un letárgico (sic) reposo,/ cercano ya al
reposo de la nada. (41-42).
Coello exaltó la amistad, el patriotismo y los valores civicos, según vemos en “Juan
Ramón Molina” (que además comporta un homenaje a Morazán), “Tegucigalpa” y
“La marimba” (cuya música traduce/las agonías de una raza muerta).23 En términos
generales y con las salvedades apuntadas, tanto en éstos como en los trabajos
comentados, se palpa el fino trabajo formal.
Francisco P. Figveroa
Luna Mejía también recoge el extenso y retórico “Canto a la bandera” (1961: 255).
w Hijo de padre hondureño. A los cinco años se trasladó a El Salvador y, desde los
nueve, se radicó definitivamente en Honduras, a la que siempre consideró su patria.
124
Lo polobro iluminado
Julián López Pineda (1882-1959) escribió Ritmos dispersos (1907) y Anforas (1936).
En este último -único que pudimos obtener- se observan amalgamas romántico-
85 Hasta bien entrado el siglo XX, en Guatemala, era constante la difusión radial del
poema. Asimismo, en una de las pilastras de un emblemático teatro guatemalteco,
el texto se encuentra grabado en forma completa.
125
H»ltn Umoflo
Dentro de ese universo semántico, el poema más interesante es “La sonrisa de Afrodita”,
extenso discurso (ciento sesenta y nueve versos) en el cual, a los requerimientos de
amor de la virgen Li-Ta-Fou, el poeta Aben-Ahr, hijo del cielo, responde con un recuento
prolijo de lo que ha sido su vida. Con amargura, cuestiona el afán de lucha, los esfuerzos
por hacerse un nombre, las hazañas militares, etc. Dice: Es la vida una farsa muy
mezquina y muy cruel,/y no tiene otro objeto/que repetir el drama de Caín y Abel./ Y
cuando uno palpa todas sus crueldades,/ bajo los disfraces de glaucas saudades,/ se
siente un asco sin limites,/ una aversión profunda,/y el impulso violento/ de abatirla
con saña por inmunda./ (...) ¡Qué realidad tan triste después de haber soñado!/ ¡Qué
vacio, qué náusea, se sienten en la cumbre!/ ¡Más feliz, en su inconsciencia,/ es la
ciega muchedumbre!/ Y, a pesar del vacio y del asco, hay un ansia de vivir,/ un ansia
que no es más que locura de sufrir./Huyeron mis creencias,/y emigraron también mis
ilusiones./Ahora mi único anhelo es matar mis sensaciones./ (...) Y, a pesar del anhelo
de muerte,/ hay un ansia de vivir,/ un ansia que no es más/ que locura de sufrir. (49-
51). Al oir su confesión, no obstante que Aben Ahr también había renegado del amor, la
joven lo estrechó en sus brazos: Y ambos se olvidaron de la muerte./ Pino la mañana.
Los halló enlazados./Eran dos cadáveres./ En tanto Afrodita sonreía ufana. (52). La
diosa es todopoderosa. Su sonrisa proclama el triunfo del amor.
26 En “Juliano el apóstata", proclama una filiación afectiva con el mundo grecolatino: ¡Oh
gran enfermo de la Historia humana,/ muy lejos en el tiempo, soy tu hermano! (112).
126
La palabra iluminada
fragancias,/ y donde han sonado sus trompetas/ de oro desde Ossián a Hugo./ de
l'erlaine a Darío, gran Arquero,/ conquistador de Continentes,/ Señor de Europa.
Oriente de los poetas. (34).
Hay, también, textos que evidencian una preocupación social. En “Plegaria”, dada la
dolorosa situación política hondureña, el autor indica que renuncia al don de hacer
poesía concedido por la Bondad de Dios.27 Sin embargo, concluye agradeciendo ese
rayo divino y afirma que seguirá su rumbo sin más guia,' que mi radiosa estrella de
viajero/perdido en laberintos de armonía. (124). En “Madre Tierra”, lamenta la situación
de pobreza de la mayoría y considera que la misma, algún día, terminará: Tus hijos, los
Caínes, te cubren de baldón/bajo lasfratricidas cadenas de opresión.// (...) Mas llegará
la aurora. Ya ruge el huracán:/ ¡Es la airada protesta de tus hijos sin pan! (...) Son
las masas de esclavos vengadoras yfuertes,/empujadas por Cristos tristes y soñadores!
(44). En “Miserere” -escrito para el centenario de la Independencia de Centroamérica-
López Pineda enfatiza que se asiste al entierro de un siglo de luchas fratricidas'.
Asistimos a estos funerales suntuosos/ del cadáver de un siglo cuya herencia no es
sana./Que le cierren los ojos nuestros dedos piadosos./y luego saludemos la naciente
mañana. (104). Tanto éstos como los ejemplos precedentes comprueban que no
todo material versificado es poesía. Acertado es Castañeda Batres cuando, a propósito
del autor, afirma: Insustancial en su poesía (...)fue un superviviente de gustos poéticos
ya liquidados. (2004: 43).
127
H«l»n Umoño
Adán Canales
Adán Canales (1883-1925) escribió Horas que pasan (1910), libro de ciento y un
poemas. Sesentiséis son sonetos. Dentro de una perspectiva romántica, el autor trabaja
aprovechando las lecciones del modernismo, especialmente en lo que concierne a la
euritmia del verso. El amor (y sus variantes de dolor, decepción, reproches,
esperanzas...) constituye el tema central. “Pasó fugaz”, “Bajo un cielo de jaspe”, “No
sé si tengo corazón”, “Amor muerto”, “Maravillan tus formas”, “Solo y triste”,
“Aparición”, “En la ausencia” y otros, lo ejemplifican. “La tarde era de raso” da la
medida del estilo: Ibas con la sonrisa que provoca/el deseo de un ósculo inefable;/
mientra
* de perlas pareció tu boca/ media luna exquisita y adorable.// (...) La tarde
era de raso. Una bandada/ de pájaros marinos como alzada/por un índice oculto, á
las estrellas// intentaba subir; y yo, creyendo/ descifrar un enigma, estuve viendo/la
noble tierra que besó tus huellas. (Canales, s.f.: 63).
En “Maja desnuda” y en “Tu media negra”, Canales intenta -sin éxito- formular una
poesía erótica. Transcritos parcialmente, dicen: Yo adoro -sobre todo- la belleza/de
las formas humanas, del contorno/ de sensual hermosura, que es adorno/ de luz que
tiene su fugaz tristeza.// Viendo ese cuerpo que el amor provoca,/esa carne de rosas
y de lirios,/ la tempestad. Señor, de mis delirios/ ha creído dejar en cada boca// la
miel de mi pasión hecha despojos./ (...) quiero sentir, como si fuera mía,/ la ideal,
pero adorable eucaristía/de la sola caricia de sus labios. (35); Amo tu gracia (...)//
y me alejan del bien, y me esclavizan/ las tentaciones de tu media negra. (47).
“La orgía” alude a la fatuidad del mundo y, en la última estrofa, explota el estereotipo
del poeta como bohemio: Y vosotras, venid —bellas mujeres./Entonad la canción de
los amores/ y tened en los lúbricos placeres/ un tálamo de sedas y de flores.// Así
dijeron los artistas beodos,// mientras la luna, iluminando todos/los paisajes solemnes
y profundos,// iba por el espacio solitario/ sintiendo -en su desfile visionario— todo
el cansancio de los viejos mundos. (64).
128
Le palabra iluminado
12?
Htltn Umoflo
emerge la remembranza de tipo bucólico. En “La musa”, el poeta cuenta que la fuente
de su inspiración es una campesina que hizo el viaje a la ciudad y, decepcionada de
ésta, retorna al campo: En medio de rebaños y pastores,/del bosque, bajo el pórtico
sentada,/ su pecho se inflamaba de ternuras/ con la fresca armonía de las flautas/
formando un dulce con» de los versos/ sencillos de melódicas baladas.// (...) Una
mañana azul de primavera,/ volvió de nuevo a la feraz montaña,/ la selva un himno
levantó de gozo/y a ser tornó la espiritual zagala.// Y asi vive feliz entre pastores/
que tañen melancólicos sus flautas/ en las tardes de fuego, mientras mugen/ en la
llanura las pacientes vacas. (Zepeda, 1935: 16-17).
Con frecuencia, los textos poseen carácter narrativo, anecdótico. “Los pescadores”
es de los más logrados. Adviértase la idealizada percepción de la realidad y la
combinación de versos decasílabos y pentasílabos: Como caciques del vjejo bosque,/
muestran el bronce de sus espaldas,/y los fornidos tórax velludos/ como indomables,
recias corazas,/los pescadores que hundido el cuerpo/ entre convulsas olas que estallan,/
con ágil mano, nervuda yfuerte,/sus redes blancas/ tienden callados sobre las ondas/
tersas del agua.../(...) En el risueño huertoflorido,/sus compañeras dulces y amadas,/
con sus pequeños hijos esperan,/gozosa el alma./ (...) Vibra en la iglesia llena de
musgos,/ el mustio toque de la campana:/ el cielo muestra sus brotes de oro,/ -
estrellas pálidas-/ que como turba de mariposas/en el profundo raso del Orto/apenas
mueven sus tenues (sic) alas./ Entre los sotos de jazmineros,/ se oye la queja de las
guitarras;/y el humo blanco de los hogares/sube cual una tierna plegaria./ Tiende la
niebla su manto de ópalo,/de hirsuta sierra sobre susfaldas;/y hay en los séres, (sic)
y hay en las cosas/ consoladora y augusta calma. (29-31).
130
La palabra iluminado
Para darle veracidad a las composiciones, con mesura, Zepeda incorpora regionalismos
y transcribe, fonetizándolas, formas del habla de los campesinos; hay un narrador
que pone en autos (abre y cierra la situación) y escuchamos la voz o el supuesto
diálogo de aquéllos. “La fuente” expresa: ¡Silencíese el ave! no (sic) charlen los
vientos,/acalle la fuente su límpida estrofa:/para esas dos almas, quietud y respeto,/
que se están amando cual no se aman otras.// -El nistamalero/del amanecido/chulito
lucero/yabía encendido./ Pos por la ladera/' veniyas bajando/ choyuda jalando,■' la
chele ternera,/ a la temerita/ jayada entre unas/ borroñosas tunas; una mañanita.
(44; en éste y en el siguiente fragmento, lo subrayado, en cursiva en el original). Una
muestra -a nuestro juicio, fallida, en parte, por la grandilocuencia de los cuatro primeros
versos- del costumbrismo poético, de amplia difusión en el ámbito centroamericano.
Por el sincero sentimiento con relación al entomo natural, los mejores trabajos son
los que poseen carácter descriptivo como “El Valle de los Ángeles”. “Martin-Pescador”,
“Lira tropical”, “Acuarela”, “El volcán” y otros. “Las chicharras” es de los más
celebrados: Ocultas en las hojas/ de las floridas parras,/preludian sus congojas/ las
líricas chicharras./ Su canto se dilata/ vibrando en el vacío,/ como una serenata’ al
luminoso Estío.// (...) De noche, al resonar de la floresta,/ El (sic) toque de sus
himnos angustiosos/parece que son gritos pavorosos/ de la indígena raza que protesta. /
(...) Cae la tarde entre arreboles suaves;/se amontona la niebla sobre el monte,/ se
pinta de violeta el horizonte/y en el nido acurrucarse las aves./ Pasa la noche que
de negro viste;/ asoma el nuevo día,/ y la canción interminable y triste,/ resuena
todavía.... (53-54).
131
Helefi Umoflo
Zepeda retoma, con frecuencia, en la segunda parte de Poesías, el campo en el que mejor
se mueve: el canto dedicado a la naturaleza. Aunque con cierto tono retórico, “Selva
sagrada”, extensa composición en versos heptasílabos y endecasílabos, traduce, con
vigor, el espectáculo grandioso: Hasta el fondo intrincado/ del boscaje magnífico y
sonoro,/ de lianas exornado,/ del sol penetran cual puñales de oro/ las temblorosas
flamas;/ y en los pinos gallardos y altaneros,/ ocultos en la urdimbre de sus ramas,/
brizan los jilgueros/ sus églogas de miel en flébil coro./(...) Hay en las selvas extrañas
armonías:/ surgen gritos de pájaros salvajes,/ que abanican airosos sus plumajes/ al
desatar sus vuelos susurrantes,/ ¿que esplenden con el sol cual pedrerías/ de raros y
miríficos cambiantes! (134-13 5).2M La tonalidad modernista suaviza la expresión del autor.
Oscar Castañeda Batres, refiriéndose a Zepeda, dice que merece atención por dos principales
motivos: porque es el mejor de los cantores delpaisaje patrioyporque puso la primera piedra
de la poesía social (2004: 38). En “Canto a los labriegos” —fechado en 1910- expresó su
protesta ante la injusticia: ¡Canto a los héroes del trabajo. Esos/ sembradores de enérgica
pujanza,/ (...) Bendito sea el sembrador, loado/ sea en himno inmortal el que potente/hace
quefecundice la simiente,/dejando en cada surco del arado/ el sudor luminoso de sufrente.
Pese a la grandilocuencia, el cuadro trazado podría aceptarse. Sin embaído, el verso que a
continuación subrayamos implica una distorsión del fenómeno social: ¡Oh labriego, labriego
infortunado,/trabajas por el ruin proletariado/sin libertad, bajo del yugo, preso/ (...) Débil
V esclavo has de vivir acaso? (sic)/No ves que el millonario te desgarra? (sic)/ ¡Por orgullo
de raza, ábrete paso/ y haz de tu mano una potente garra!// ¡Espera, sembrador, que el
despotismo/del rico ha de abdicaren mansedumbre/cuando el derecho de igualdad alumbre;/
y tú quefiaste ayer lodo de abismo/mañana serás águila en la cumbre! (127-128).28
*30 Algunas
28 Por contexto, pensamos que el signo interrogativo es un error de edición. Para estar
de acuerdo con el sentido, debió ser un signo de admiración.
30 En el único texto en prosa, “Tristeza del suburbio”, Zepeda enfocó la vida de la zonas
marginales: Por las tortuosas y estrechas calles del suburbio, pasan los obreros que
tornan a sus covachas mugrientas y sin luz. Sobre la terrosa piel de sus rostros
curtidos de sol, se nota apenas el alegro de una sonrisa sana y franca. Llevan en sus
ojos grabada intensamente la infinita tristeza del suburbio. (...) Por ahí pasan a la
hora del crepúsculo los héroes del trabajo. Regresan de las fábricas, de los talleres,
sintiendo todavía en sus manos encallecidas el cansancio que en ellas dejaran, por
la continua labor, las rudas herramientas. Constituyen las líneas más realistas que
el libro ofrece. Por otra parte, hay que tomar nota que el escritor adopta un tono
moralizante -especialmente contra las mujeres libertinas y los borrachos- que
disminuye la efectividad del escrito, fechado en 1912 (144-145).
132
La palabra iluminado
veces, las necesidades del ritmo hicieron caer a Jorge F. Zepeda, en rimas forzadas. También,
con frecuencia, se desliza hacia el lugar común. Sin embargo, se palpa un gran sentido del
entorno natural: hay autenticidad en la manera de expresarlo.
Alonso A. Brito
Entre los mejores poemas tenemos “Media noche” y “Lo que sueñan las flores”, sonetos
que traducen un delicado sentido del paisaje. Del último, un fragmento: Es hora de
soñar. Castas violetas/ se ocultan en su alcoba perfumada,/y hay alientos de lirios y
mosquetas/que embalsaman la atmósfera callada.//Solemne es el sosiego. Diana asoma/
su rostro enfermo de mortal tristeza/ e ilumina el jardín pleno de aroma.// Sueñan las
flores que pasó la noche/y que es el sol -su amado- el que las besa.../y a la luz de la
luna abren el broche. (45). A veces, los versos adoptan un tono ligero. Aunque no brilla
por su ingenio, transcribimos el breve “Mariposa” que, en dos estrofas, en forma
alegórica, traza una equivalencia entre jardín-alma; verso-mariposa; labios-miel; ojcs-
fúego: Mi rima es invisible mariposa/ que alza su vuelo del jardín de mi alma/ yara
librar [¿libar?] en tu fragante boca/ las ricas mieles que tus labios guardan. Al
embriagarse en el nectario pozo,/ la pobrecita de placer se ciega/y hacia la lumbre de
tus bellos ojos/ corre ofuscada y sin piedad se quema. (79). “Tu pañuelo” retoma el
133
Helen Umoáo
Alonso A. Briio escribió textos en los cuales proclama su valor y su hombría como
“Toques de acero”, “Cóleras” y “Canción decadente”. Los mismos son grandilocuentes
y resbalan hacia la bravuconería. Otros son insustanciales (“Azucena”, “Nenúfar”...)
y no falta, tampoco, la imagen de mal gusto.3'
Manuel Zúñiga Idiáquez (Danli, El Paraíso, 1884-San Salvador, 1959) escribió Ecos
del alma (1905), Primavera (1909) y De mi reino interior (1921). Este último -
único que pudimos consultar- entrega versos romántico-modernistas. Dos poemas
lo ejemplifican, “Amo lo triste” externa la propensión hacia lo lúgubre y sombrío:
Amo los dias grises y lluviosos,/amo el ruido del viento entre las hojas,/y el concierto
de ayes y sollozos/ de las almas que lloran.// Amo la palidez de los difuntos/ y el
doliente clamor de las campanas;/amo elfrío glacial de lós sepulcros/y los días que
pasan. (Zúñiga Idiáquez, 1921: 77-78). En “Amo lo blanco”, después de referirse a
su predilección por la nieve, por la nube y la espuma, el autor confiesa su inclinación
esteticista: Amo el (sic) lírico cisne mecido blandamente/por las rizadas ondas de un
bello lago azul,/ que vaga entre las brumas con aire indiferente/ con su nevado traje
de vaporoso tul.// Amo los castos lirios hechos de luz y aroma,/ (...) Amo tu tez
sedosa defino terciopelo,/que manchan leves tintes de nácary carmín/ tan perfumada
y suave como la que en el cielo/ exorna los encantos de un áureo querubín. (42).
134
la palabra iluminado
según explica el autor en una nota de pie de página. Hay. también, un transcurrir
temporal que va, del amanecer, a la entrada de la noche. En la estrofa correspondiente
a la flauta, leemos: La flauta melancólica resuena/al impulso idea! de mi Esperanza:/
en su doliente son vibra mi pena,/mar infinito que a secar no alcanza/ el sol naciente
de tu faz serena.// ¿ Oyes como (sic) s uspira y se estremece/y va fingiendo arrullos su
cadencia,/ ternísimo crescendo que parece/ la llama que devora mi existencias y el
fuego de tus ojos enardece? (103). El autor es, quizá, el primer autor hondureno que
buscó apoyo semántico en elementos pertenecientes al mundo de la música. Además
de lo apuntado, vemos que, después de algunos títulos, escribe frases que matizan la
lectura del poema: “(Andantino apasionado)”, “(Andante doloroso)” y otras.
Aún como excepción, el autor no desdeña el uso del regionalismo o del hondureñismo.
En “El ciego”, al contar la breve historia del no vidente, leemos: Al son de la caramba
que moribunda suena,/se oye un leve gemido de lírica sirena:/ ¿Parece que la madre
suspira en el huacal! (58; lo subrayado, en cursiva en el original). Sin faltar el motivo
musical, el autor aúna vertientes culturales contrapuestas: lo indígena y lo clásico.
En los poemas que pertenecen a los años iniciales del trabajo poético, hay un fuerte influjo
de José Asunción Silva.32 Hay poemas que expresan amor filial; de tema religioso (“A
Jesucristo en la cruz”, “A la Viigen María”, “Los tres soles”, dedicado a exaltar las virtudes
teologales) y una sección que rinde homenaje al poeta Adán Coello en la cual se in< ¡uve un
poema realizado entre los dos amigos (“Plenilunio”) y la elegía “'A Adán Coello”.
32 Véase este fragmento: Iba solo:/ iba solo, con mi lánguida tristeza;/ iba solo,
meditando mis dolores,/ y al pasar junto a tu reja/ vi unos ojos relucientes como
soles,/ vi unos labios rojos, rojos, contraídos por sonrisas hechiceras/ y vi todo/ el
espléndido conjunto de belleza/ de tu cuerpo y de tu rostro. (27).
135
Helen UmoAe
Vijil, en uno de los cuartetos, expresa: El beso es el saludo de dos almas/que asoman
a los labios y se estrechan;/ es un suspiro que perdió sus alas/ y en dulce melodía se
condensa (Sevilla, ¡967; 99).B Con relación al interés social, en “La tempestad”, el
fenómeno telúrico alegoriza la crisis social provocada por la desunión regional: Negras
nubes se atropellan/cruzando la inmensidad/y anuncian la tempestad/ con vivísimas
centellas.// (...) Y se percibe a lo lejos,/entre la espesa negrura,/ una nube blanca y
pura/ y un azul girón (sic) de cielo,/ que forman la enseña santa/ de nuestra patria
querida./por la tempestad perdida/ de la política ingrata. Pero, al pasar la lluvia, ha
de brillar la enseña sacrosanta/ que la maldad y el crimen han arriado. (105). Entre
otros textos, hay una prolija “Autobiografía” (veintidós cuartetos); dos títulos
consagrados a la madre y el fragmento de un canto a Danlí en versos de gran extensión.
La mayor parte, de poca enjundia creativa.
♦
33 Supra, p. 52
136
La palabra iluminada
Adán Coello
De Adán Coello (1885-1919) tenemos Poesías, obra publicada en 1929 cuyos dieciocho
poemas evidencian que el autor seguia imbuido del “mal del siglo” ochocentista. El
amor, la muerte, el dolor de vivir, la pérdida de las ilusiones, el ansia de huir para
encontrar un paliativo a la desdicha, constituyen sus temas centrales. Con relación a
este último punto, el soneto “Torre de marfil” desnuda el sentir del poeta: Es imposible
nuestro amor.... No aguarde/nada de mí tu cándida ilusión,/para rehacer mi alcázar
es muy tarde,/ el blanco alcázar de mi corazón.// Del arca de mis sueños no retengo/
nada, y mi azul rosal se mustió con/ el rojo sol canicular, y tengo/ enferma el alma de
desilusión.//Sentado en una piedra del camino/aguardo el cumplimiento de mi sino,/
del porvenir sin la inquietudfebril;// mientras se yergue en el confín lejano,/ bajo un
pálido cielo de verano,/ la misteriosa Torre de Marfil. (Coello, 1929: 37).
La pesadumbre y la amargura se destilan en uno que otro texto. “En mayo” contrasta la
belleza del entorno con su espíritu acongojado: Y cuando todo es luz, aroma y vida,/ el
alma combatida por la suerte,/su postrer ilusión al ver perdida/ a tus brazos se acoge,
madre Muerte.// Porque eres tú la gran consoladora,/ la sola amada que jamás nos
miente;/ de nuestra noche negra: rubia aurora,/de nuestro obscuro cielo: rojo oriente.
(22). “Corazón, árbol viejo” es un doloroso recuento de su vida; el árbol mustio deviene
en metáfora del yo: ¿Qué resta de aquel lírico nido de ruiseñores/ que tu fronda meció,/
corazón, árbol viejo sin pájaros ni flores/ que otoño marchitó? (14).
Aunque algunos poemas muestran una faceta proclive al exotismo de raíz modernista,M
el autor prefirió la expresión sencilla en versos de fino burilado: La noche s<. torna
lila/ bajo una niebla sutil,/ y lleva el aura tranquila/ como un perfume de abril.
(“Nocturno”, 10); Alba divina, alba de oro,/ que, melancólica, vas,/ en un silencio
de oro/ perdiéndote más y más. (“Mi vida”, 15); Mañanita fría con/ Aromas de
137
Htlen Umoflo
Kis muestras del trabajo de Adán Coello reunidas por Manuel Luna Mejía, Luis Hernán
Sevilla y Felipe Elvir Rojas refrendan la presencia de un buen versificador. Ratifican que
el autor di v idió su interés entre lo sentimental y lo social. “Suspende tu cantar’’, proyectando
en la existencia de las cigarras su propio sentir, es un poema reflexivo sobre el dolor de
vivir ¡Suspende tu cantar, pobre cigarra,/ (..) Cuéntame tus pesares y tus duelos,/ tus
muertas esperanzas, tus temores.7cuéntame los misterios/que abundan en el bosque/tú
que oyes a las hojas cuando mueren/ en incesante charla:/ tú que ves a los pájaros que
vienen/ de regiones lejanas/y henchida de perfumes y de trinos,/cuando la tarde acaba/
contemplas la mirada de tus hijos/y suspirando estallas. (en Luna Mejía, 1961: 1086).
Hay textos que dan salida a estados de tristeza y melancolía. “Noches de luna” ofrece un
acopiamiento romántico-modernista convincente: Brilla la luna en la azulada esfera/
como espejo magnifico de plata,/y al bañar con su luz toda la tierra/ sueña de amor la
eterna serenata.// Camina lenta, majestuosa y muda/ la misteriosa reina de la noche/y a
su paso rendidos la saludan/ el lago, el rio, la cascada, el monte.// Dulzura, amor sus
rayos atesoran;/ tristeza y decepción sus rayos llevan:/ la buscan los amantes cuando
gozan.' y la hacen confidente de sus penas, (en Sevilla, 1967: 103). En “Lucero de la
tarde", el pensamiento se remite a la amada, al recuerdo de los muertos queridos y,
finalmente, remata con un pensamiento religioso saturado de suave tristeza: Lucero de la
tarde callado y pensativo/ que mansamente vagas por el sereno azul:/ detén breves
instantes tu vuelo fugitivo/y besa con tus rayos mi frente y mi laúd, (en Luna Mejía:
1087). En el soneto “Viendo el pasado”, en un parque, al caer la tarde, el espíritu añora
con tristeza ‘lo que no pudo ser ’. (en Elvir Rojas, s. f.: 286).
Ramón Ortega
138
La palabra iluminada
prima libro, como veintidós poemas mas. lodos, de lograda iactura en la que fusiona
la visión romántica de la existencia con una musicalidad de origen modernista,
especialmente en los poemas dedicados a exaltar la belleza femenina/^
Permanente añoranza del pasado. Apacentar, casi con deleite, estados mórbidos del
espíritu. Sentido trágico de la vida dentro de la óptica neorromántica a que fue afín el
posmodemismo. Percepciones que se traducen en imágenes de factura sencilla.
Lograda atmósfera de dolor, desesperanza y melancolía. Estos son algunos elementos
que gravitan en su poesía.
En ella, uno de los motivos poéticos mas insistentes es el del perfume, especialmente
percibido como la estela que deja algo que se ha ido
* El soneto “Ramo de violetas”
ofrece una posible pista interpretativa: amo al perfume débil de lo que desfallece...//
Oh, el olor melancólico -que revive el pasado- de los armarios donde la seda se
marchita! (sic)/Perfume de losfrascos antiguos, olvidado;/olor del libro donde duerme
una margarita! (sic) (Ortega, 1940:81). Estos versos definen, con exactitud, la atmósfera
que envuelve la producción poética del autor: la reviviscencia de lo que ya no es. De
ahí, ese afán por imaginar o recrear escenas del pasado de su ciudad natal. '
35 Cf “La novia del cisne", “Morisca" y “La turista". No es fortuito que E. Anderson Imbert
lo califique de poeta romántico barnizado de modernismo (T. II, 1985: 26).
36 Empleamos el término “motivo” en el sentido de situación significativa que se reitera.
37 En todos los casos, la puntuación es del autor.
13?
Helen Umofto
140
La palabra iluminada
MI
Htltn Umoftfl
En “A las armas”. exalta a Lempira y alude a Francisco Morazán (aquel divino procer,
soñador v guerrero,/ sublime en los ideales, en la lucha el primero). En sendos poemas
recordó a los poetas José Joaquín Palma y Edgar Alian Poe y al maestro Pedro Nufio. Y
quizá, en ”La duda del porvenir”, vislumbró su trágico destino: ¿Cuálserá la última ola,
cuál el último puerto/-que ni siquiera esboza mi destino aun incierto-/ donde se rompa
el vaso de mi esencia vital?// ¿Un bosque de Citeres, lleno de melancolía,/ o algún
oscuro reino de la Melancolía?/Será un hogar de gloria o un lecho de hospital? (94).
Exigua es la obra de Ramón Ortega. Sin embargo, bastó para ganarle respeto en la
tradición critica del país.38
Ángela Ochoa Velásquez (1886-1969) escribió Lotos y ajenjos (1934) que, con
importantes omisiones, en 1955, se publicó con el nombre de Espigas y lotos?9 Una
austera espiritualidad y un acrisolado sentimiento religioso atraviesan la producción poética
de la autora que, por regla general, prescindió de oropeles modernistas y tiende a la
practica de una sobriedad expresiva emparentada con el posmodemismo. Medardo Mejía
la adscribe a la primera escuela literaria: con los metros y las metáforas del modernismo,
vertía sus sentimientos escogidos que eran de amor a los niños, a los pobres, a los
bienaventurados del Evangelio, y vertía sus esperanzas imposibles como el advenimiento
de un mundo de dicha y milagro, el mejoramiento del hombre por evolución espiritual,
y, en fin, la compensación del sufrimiento de este 'valle de lagrimas ’en el Más Allá. Y
agrega: la médula desrealizada en la producción de la autora exige reconocimiento y no
condena, porque trabajó de buenafe y al nivel de .su propio desarrollo culturaly literario.40
Este comentario, aunque bien intencionado, connota una especie de benevolencia
masculina; un considerar que sus escritos son admisibles en tanto se tome en consideración
condicionamientos de género. Juicio inexacto, ya que Ochoa Velásquez ofrece un conjunto
de poemas con validez en sí mismos. Además, su poesía no se desvincula de la realidad.
39 Mr. gr., para Ramón Oquelí, uno de los intelectuales de mayor prestigio en Honduras,
con el poema “El amor errante", que data de 1915, arranca la auténtica poesía del
país (Oquelí, 1994, T. I.: 331; Oquelí, 1995, T. II: 154).
* González indica que sólo difiere el título y el año (1997: 77). Sin embargo, en el
segundo título, la autora omitió doce poemas. Tomaremos como base para nuestro
comentario la “editio princeps”.
40 “Angela Ochoa Velásquez", Revista Ariel, núm. 214, Tegucigalpa, septiembre de
1969, p. 26.
142
la palabra iluminada
El bien se constituye, pues, en la máxima aspiración. “Mi alma y yo” expresa el afán
por no contaminar su espíritu, por guardarse Limpia de toda sombra y se visualiza
Como el agua que baja de los peñascos duros (...) con pensamientos puros (68). No
es fortuito que, en un soneto, cuestione la conducta de su contemporánea Clementina
Suárez cuya poesía -dice- está saturada de tóxicos letales. Además, con verso terrible,
la fustiga: los siglos que dormiste, también durmió Luzbel (“Para Clementina Suárez”,
120). Ese rechazo también está implícito en el prólogo en el cual Ochoa Velásquez
abjura de la poesía erótica y amorosa.42 En la escritora, el cristianismo se revistió de
ascetismo. De ahí la visión sombría de “Mundo de microbios”. En éste, el término del
complemento comprende, sin distingos, a todos los seres: En el suelo, en el mar, en
el aire,/microbios acéfalos, y microbios que sueñan/que son semidioses. (...) Microbio
científico, microbio soldado,/ microbio licurgo, fenicio y genial,/ (...) microbio? con
penachos fingiendo ser reyes (50-51).
143
Htltn Umofto
El amor, en Ochoa Velásquez, tuvo una dimensión universal cuya fuente es doble. Por
un lado, el influjo oriental, según comprobamos en “Bajo el árbol del camino”: Buda
junto a mi oido: Ama, sueña, perdona, (28). Por el otro, la raíz judeocristiana. La
conjunción de ambas corrientes de pensamiento se palpa en “Amor cósmico”: Yo
siento un gran amor.... /un amor errabundo,/ impersonal y suave:/pongámoslo en
los seres, los mundos y las cosas/para sentirnos uno/con lo que ha sido, y es, y habrá
43 Alusión a los colores emblemáticos de los dos partidos políticos tradicionales que,
por muchos años, estuvieron enfrascados en cruentas guerras civiles.
144
la palabra iluminada
De ese trasfondo ideológico nace la voluntad de persuadir sobre las bondades de las
doctrinas con las cuales comulga. En forma insistente, exhorta al lector a rectificar
caminos y adoptar los postulados de Cristo o los principios éticos del budismo. Las
dos concepciones metafísicas se han transfundido en su conciencia, según notamos,
de nuevo, en otro poema: Señor, no me castigues porque soñé la vida.' límpida como
el claro borbotar de la fuente:/ no he sospechado el áspid que en la rosa se anida/y
he marchado confiada, caminando de frente..,.// (...) ¿por qué vine a este plano de
vivoras? (sic) por (sic) qué/ no fui una estrella que irradiase tranquila,/ una flor o
una nube? ¿oíste (sic) que te invoqué?/ (...) Más, perdona Señor, mi rebeldía: quien
(sic) sabe/ si en el curso de siglos, bellas transmutaciones/ me prepara el demiurgo, y
habré de ser una (sic) ave/que surque los espacios, y que ensaye canciones.// O gema
azul o perla, quizá un pino adorante, (sic)/ de las enhiestas cumbres de mi soleada
tierra,/a cuya sombra amiga se recueste el viandante/ que cruce las montañas en la
paz y en la guerra.... (“¿Por qué?”, 31).
145
N«ltn Umoflo
José González, con el nombre de Sobre la ruta del norte y otros poemas (1997),
reprodujo algunos textos de la autora y ubica su elaboración en 1948.45 Uno que otro ya
había sido publicado por Luna Mejía en 1961. Traducen vivencias de un viaje a la Costa
Norte. En ellos, la escritora introduce formas coloquiales del habla, tal como ya lo
habían hecho Antonio Vidal y Alfonso Guillen Zelaya: En la estación haypocos viajeros
y turistas,/ se habla de las tremendas batallas de Etiopía:/ (...) En el Hotel España la
sopa sabe a gloria/ (...) Luego las baronesas 4647
con sus toldos de lona,/ comienzan el
desfile por la sendafragosa;/ mientras hay intercambio de carros y vagones,/por cosas
baludíes, se rezaga un viajero,/y le toca por suerte al mas (sic) meticuloso,/ ir metido
entre fardos.. (“Potrerillos”, en Luna Mejía, 1961: 686-687; lo subrayado, en cursiva
en el original); En la primera choza que se alza desafiando/ los miasmas del pantano,/
me obsequian una taza de aromado café;/son gentes que conozco, y ellas me reconocen,/
‘es la niña Angelito', hace años/ que venimos aquí, esos niños que mira/ son de mi
hermana Soledad;/ una señorajoven que andaba de paseo/se asombra de mi viaje con
un tiempo tan feo (“Desembarcando”: Ochoa, 1997: 8). Se inserta el habla de otro
(inclusive, una persona la nombra), pero no al modo costumbrista que vemos, por
ejemplo, en Paca Navas de Miralda. En Ochoa, el estilo es conversacional, con un ritmo
cercano ai de la prosa y con mención directa de elementos cotidianos: atisbos
vanguardistas, según los califica González en la nota de presentación.
146
lo pololo iltminodo
Salvador Turcios
Los poemas de Alfonso Guillén Zelaya (Juticalpa, Olancho, 1888-México, 1947) fueron
recopilados con el nombre de Ansia eterna (1960) y El quinto silencio (revista Ariel,
1972). De acendrada sencillez -exigencia del posmodemismo-, ios versos destilan
un sentido solidario y amoroso de contemplar el mundo. Fue de los primeros aüt »res
hondurenos que le dio carta de naturaleza al lenguaje coloquial.
Lo social es faceta destacada. Escribir, para Guillén Zelaya, fue un acto de solidaridad.
Lo atestiguan: “Una voz de poeta”, “Viraje”, “El oro”, “El mendigo del pueblo”, “Tal
quiso ser un árbol”, “Señor, yo pido un huerto”, “Dios te haya perdonado”, “La
espiral de la historia” y otros. “Échame a la senda” objetiva un sentir y un existir en
función de los demás: Señor, dame un camino y empújame a la mar,/ mándame a todo
147
ar -AS
N«len UffioAo
rumbo por bosques y desiertos,/por llanos y guijarros o por floridos huertos/ que me
siento cansado de tanto descansar.// Dame cualquier camino para peregrinar/ hoy
tengo los impulsos de la marcha despiertos;/ échame a todos los mares, guíame a
todos (sic) puertos,/ que amo la incertidumbre y no puedo esperar.// Sólo tu voz
espero para hacerme a la mancha;/ no temeré la espina ni me helará la carcha (¿la
escarcha?]/ v gustaré el sustento que me quieras brindar.//Me ofreceré de báculo si
encuentro algún caído,/ de padre si hay un huérfano, de esperanza si olvido:/ pero
échame a la senda que yo quiero rodar. (Guillen, 1994: 18). En contraste con poetas
que siguen fieles a los dictados modernistas, el lenguaje se ha liberado de la excesiva
carga adjetival.
148
lo palabra iluminada
aquellos siglos que sólo hubiste auroras,/ no para enviar al surco las legiones de
obreros./sino para que diese la bondad de tus horas/ esperanza a la vida por campos
y senderos!// (...) Obreros, adelante... apretad vuestras filas./ acelerad la Historia,
abreviad el destino,/los brazos siempre listos, alertas las pupilas/ contra las emboscadas
tenaces del camino. (“La espiral de la historia
* ’, 110-115). No obstante la postura
política, los versos -impregnados de genuino amor a la humanidad- no se deslizan
hacia el terreno del panfleto.
149
Ncltn Umofta
150
lo palabra iluminóla
En forma críptica, la muerte es, justamente, “El quinto silencio". A éste, según el
poema, lo han precedido otros cuatro: el pasado, el presente, el futuro y el vacio
existencial.4* El autor -al margen de la sencillez observada- penetra en el oscuro
terreno del símbolo: escuché que avanzaba,/ansiosa, estremecida,/la inmensa voz de
un quinto silencio hacia mi vida;/ y aún sigo oyendo... oyendo. . oyendo algo que
suena,/ algo que me reclama, algo que me encadena,/ más allá... más allá... de
aquellos tres silencios, de aquella Trinidad/y son verbo de Dios;/más allá del silencio
sin voz,/ más allá de todo eso, más allá... más allá... (12).
Con relación a la poesía que se realizaba en Honduras, Alfonso Guillen Zelaya, por su
sencillez y por la mesura del lenguaje coloquial, elaboró un trabajo que disfruta de
reconocimiento generalizado. Rafael Heliodoro Valle lo definió con exactitud: Tenía una
ventana espiritual abierta a las nuevas corrientes del pensamiento político y gracias a ello
pudo ser una antena receptora de numerosas emociones e ideas, (en Sosa, 2002: 76).
Gustavo A. Castañeda (Santa Rosa de Copán, 1888-1950) escribió Aves sin nido
(1908); Cantares, versos (1925) y De tiempos idos (1935), obras en las que se perfila
un acendrado romanticismo.
IS1
Helen Umoflo
El dolor ante la partida es otro tema constante. El yo poético se duele de tener que
abandonar el suelo patrio dejando en él todo lo que ama (hogar, amada, montañas...).
Consecuentemente, la nostalgia se hace sentir. En “A mi paisano Froilán Turcios”,
expresa: Soy de allá!.... de la virgínea Honduras,/ De ese oculto vergel donde se
anida/ La heroica ilusión apetecida/ Y el tesoro de todas las venturas...// De la tierra
de sauces soñadores,/ Del mudo y melancólico ciprés,/ De los pinos dolientes,
gemidores,/De la tierra do escóndese ¡a mies:// De la tierra de vírgenes florestas,/
Del coyol tan altivo y arrogante,/ De los cerros y montañas enhiestas',/ Del junco
lloroso y delirante.// (...) Pero vino el yerro/ Con su tumulto inmenso de amarguras,/
Y vino por la fuerza mi destierro/ Y huíy á mi pesar de las venturas. (10-11). Adviértase
el elogio a la naturaleza, aspecto que se ratifica, vr. gr., cuando le canta al monte
símbolo del lar nativo: la montaña de Erapuca.
De tiempos idos
De tiempos idos comprende setenta poemas que, sin excepción, responden a la estética
romántica con predominio, casi absoluto, de la línea sentimental. Los títulos permiten
152
La palabra iluffiinoda
Rubén Bermúdez Meza (Juticalpa, 1889-San Pedro Sula, 1930) no dejó obra publicada.
A dos años de su muerte, el diario El Cronista, con el nombre de Ramillete lírico
(1932), publicó un texto de homenaje con escritos elaborados por un grupo de amigos.
El volumen incluye, además, trabajos en prosa y verso del autor.
La poesía de Bermúdez Meza es deudora del modernismo y sus temas centrales son
el amor y la exaltación del paisaje hondureno, rubro en el cual encontramos los mejores
exponentes de su trabajo. “Mi canto a Pijol” (ochentitrés versos) encomia la grandeza
del lugar: Montaña que te yergues, hostil, hacia el Eterno,/como un gesto rebelde de
1S3
Ntltn llmaflo
la paz de los llanos,/ como un puño cerrado que asoma del Infierno,/que al secreto
conjuro de designios arcanos,/hubiese en roca ahogado su grito de protesta/frente al
asombro mudo de la inmensa floresta... (Bermúdez Meza, s.f.: 87). Profusión de
adjetivos, en versos muy eufónicos.
Por el sentido de contención verbal y por haber traducido una emoción de suave
melancolía, “Tules de plata" quizás represente el mayor logro estético del poeta. La
personificación del lugar y la prolija enumeración de elementos del paisaje vitalizan el
estilo: La aldea anda dispersa por sobre la llanada/ tan nostálgica y muda que parece
abstraída/' en alguna añoranza para siempre borrada/ más allá del intenso palpitar
de la vida./ Sobre los techos bajos de las casucas viejas/bate sus rachas blancas de
luz sobre las tejas/ la vieja luna insomne que, en el dombo del cielo,/ nos brinda la
elocuente claridad de un consuelo/ mintiendo, en plena noche, la paz de una alborada/
con sus tules en una telaraña plateada./ (...) Hay tal fulgor de plata diluido en el
ambiente/y tal tibia frescura de grama humedecida,/ que cualquiera diría que en el
campo, dormida,/ vaga la voluptuosa soñación de una mente./ La fantasía tiende su
vuelo sobre el valle/ como un ave en la busca sagrada de su alero/ más allá de la
aldea que no es más que un detalle/ prosaico y aburrido,/y abate su latido/ sobre el
áureo estallido de un remoto lucero,/ más allá de los montes, más allá de la sien a/
donde lúbrica ondula la altivez de la tierra (98).
El soneto “Acuarela” recrea un tópico muy caro a los modernistas: el de los míticos
habitantes del agua: Inmobles, en las ondas, somos finos remeros/ sobre una frágil
nave pintada en el paisqje,/ al fondo se perfilan enormes ventisqueros/ y a nuestros
pies se aquieta dulcemente el oleaje.// (...) ¡De pronto un ruido extraño de caricias y
besos!/ En el agua agitada se adivinan excesos/pasionales de faunos y de náyades
locas.// El crepúsculo tiñese de un ambiguo amaranto/ ¡y se conmueve el aire al
milagro de un canto/de sirenas desnudas ocultas en las rocas! (82). El sentimiento
frente a la naturaleza se combina con meditaciones sobre la existencia en “Quiero
cantar”, nostálgico poema que trabaja el tema del inevitable y devastador transcurrir
del tiempo: Porque en cosas y seres, en el paso del rio,/ en la suave penumbra de
olvidado bohío/ en el rostro marchito de mi antiguo maestro,/ en el vaho caliente de
las graves vacadas,/ una nota desdobla sus cadencias en mi estro/ salmodiando las
voces de mis horas pasadas... (85).
154
la palabra iluminado
En índice General de Poesía Hondurena, localizamos “Mi poema al Rio Ulúa” (ciento
once versos), el apostrofe inicial sigue la conocida tónica de muchos poemas exaltativo-
descriptivos: Para cantarte ¡oh rio robusto y altanero!/yo (sic) le pondré a mi lira la
gama de un cordaje/formado con la fina voluntad del acero/de que, antaño, tallaban
las hachas de abordaje, (en Luna Mejía, 1961: 107-110). Los poemas comentados
revelan que el autor careció de un estro poético de gran altura, pero, algunas
composiciones (vr. gr., “Tules de plata”) ostentan bastante mérito.
155
'~ y g f g |IL.
Wfltn Umofla
de la casa mía./ goza v alegría junto al mar hermoso! (...) ¡Ah. de las ventanas
abiertas al mar!/ Las noches plateadas, la brisa/-delicia—, rielar de la luna/ y los
arabescos en la arena bruna/ la paz del palmar! (...) ¿Ah, la casa mía! La casa
prestada/ que en una jornada se quedó vacia! (sic) (22-23).
La muerte es tema recurrente. De los setenta poemas que contiene el libro, en trece,
lo encontramos. “Tres gardenias”, “Buddy”, “La niña dormida”, “Rapsodia en
Lancetilla”, “Manos rígidas'’, “Dos de noviembre”, son títulos que lo comprueban.
Como una nota que subraya la contención expresiva de la autora, se advierte que,
cuando el dolor la toca muy de cerca, como una forma de resguardar la propia
intimidad, el texto es elusivo y el dolor personal sólo se advierte al trasluz de los
versos.40 En “El último cliente”, alguien busca al esposo: Llamó a la puerta con ritmo
acompasado./ (...) De anochecer era la hora./ (...) Comprendí que era un cliente/
hombre humilde del puerto,/ en solicitud del consejo que un día/lefuera dispensado
bondadosamente.../ Le dejé hablar entonces paciente y enclavada/ en el desolado
vestíbulo -ayer, entrada franca/y en los pasados años del más feliz hogar./ Escuché
ahí callada hasta que al fin de tanto/ con la voz apagada y reprimido el llanto,/ del
fondo de mi pena le pude murmurar:/ Amigo, siento... lamento... decir que lo he
perdido/ Pero es cierto... Se ha ido... Ha muerto.../ Ya no le podrá ayudar! (sic)
(32). En “Como la humilde yedra” -también de tipo narrativo- recrea una breve
plática con el sepulturero a quien recomienda cómo sembrar la planta. El resultado:
La humilde yedra medra/ sobre maciza verja:/ la enredaron mis manos/para que
libre crezca.// Es abril... Vendrá Mayoflorido./Junto al erial de piedra/ donde creció
la yedra/no medrará el Olvido! (sic) (33). Formas de gran contención interior en el
tratamiento de la muerte. Poemas que, aunque partan de una anécdota, dejan traslucir
el estado de ánimo; el sentimiento, pues, gobierna al texto.
156
Lo palabra iluminado
motivo del buey -que, dentro de una amplia simbologia fue frecuentemente abordado
por los poetas posmodemistas- se expresa asi: Caminando a obscuras contra una
ladera/ mientras que la luna asoma su faz-/ van los pobres bueyes por la carretera:/
en la noche entera no gozan de paz.// Solo (sic) al mediodía miran la pradera,/ con
ojos opacos como un antifaz/ cuando con desgano gasta una moneda/ para darles
pasto el cruel capataz. (87).
Otro conjunto de poemas, de menor alcance estético, consta de veintidós textos que
expresan sentimientos relacionados con la maternidad, el amor filial, la ternura que
despiertan los nietos: “En la pascua”, “Madrecitas”, “Estampa del niño que nace”,
“Vestidos de muñecas”, “El álbum de la abuelita”, “Pasitos primeros”, etc. Tres poemas
expresan fe religiosa: “Rosas a la Virgen de Guadalupe”, “Gracias Dios mió” y “Halo
inefable”. Hay, también, tres poemas de ocasión.
Fausta Ferrera
Fausta Ferrera (1891-1970) escribió Alas (1938), libro en el cual encontramos trabajos
que responden a la estética posmodemista. Por la sobriedad y sentido preciso del
vocablo, destaca “Puertas abiertas”, poema sobre la autenticidad y honestidad al
encarar la vida: En las casas limpias/de puertas abiertas,/no caben las cosas obscuras,/
ni caben las cosas secretas,/ ni hay rincones lóbregos,/ ni caben tristezas/y hasta el
ángulo más apartado/las miradas penetran contentas.// ¡Qué todas las almas tuvieran/
las puertas abiertas!/ ¡Qué buena sería la vida!/ las (sic) gentes, ¡qué buenas!. Con
157
Heltn limeño
Hondura similar posee “Misterio”, breve texto en el cual la poetisa, con suave y contenida
nostalgia, interpreta las posibilidades significativas del espacio físico: El silencio llenaba
la casa,/ la casa tan grande, tan sola y tan triste,/ y yo estaba en la noche callada/
pensando en los seres que fueron tan buenos/ y que hoy ya no existen./ ¡Qué vacío
profundo en mi alma/ dejaron al irse,/y yo estaba en la noche callada/ igual que la casa
de sola y de triste!// ¿Qué será de las almas. Dios mío,/ al dejar el barro en que las
pusiste?/ Talvez pasan pensando en los vivos,/ o talvez nos olvidan al irse./ Talvez nos
están esperando con ansia/ los muertos queridos,/ talvez nos ayudan, nos ven y nos
hablan/y no les oímos. ( 31). Ella y el silencio de la noche. La analogía con la casa gráfica
la soledad. La idea de los muertos en situación equiparable a la de los vivos, en añoranza
de quienes quedaron de este lado del lindero, es un acierto conceptual.
isa
Lo palabra iluminada
Quizá, un cierto pudor le impidió a la autora abrir los diques de su mundo interior.
Pero la sugerencia sobre el sufrimiento se filtra en algunas de sus páginas. “El llanto
de la noche” -trascrito integramente- trasluce la existencia de un dolor que lacera
profundo: La noche viene muy triste,/ es por eso que hoy se viste/ con su traje mas
negro y más severo,/no se prende la luna en el corpino/y no pone en el manto ni un
lucero.// Llega al jardín y llora/ su dolor y su hastio,/y sus lágrimas quedan en las
flores/ como fresco rocío. (4). El mismo efecto provoca “Ausencia”, no obstante el
distanciamiento implícito en el uso de la oración impersonal: Hay una estela de recuerdos
tras la crueldad de la partida: (...)// Ausencia: horrible muro de piedra/ limite triste
del amor,/pronto la hiedra del olvido tiende en el muro su verdor.// El aleteo de la
mano/ que nos despide con dolor,/ es como un negro signo de muerte/para el amor.
(82). Versos eficaces porque conllevan una lectura sesgada del elemento motivador.
Rafael Helíodoro Valle (1891-1959) escribió El rosal del ermitaño (1911); Como la
luz del día (1913); El perfume de la tierra nata! (191/); Ánfora sedienta (1922); El
159
Helen Umorto
Igualmente, “Tropical” y “Surtidor de luna” son textos descriptivos, con profusa adjetivación
y abundancia de símiles y metáforas que canalizan una percepción alegre y optimista de la
naturaleza: Tiende su palio rosa Primavera/ sobre el campo de abril, verde yjoyante;/ el
cielo es como un trozo de diamante/y es un búcaro de oro la pradera. (18). Surtidor de
leche, surtidor de nieve,/ surtidor de plata, milagroso y leve/ como el cáliz fino de una
inmensa flor;/ cúpula de espuma, misteriosa y suave, claro como lirio, gorjeador como
ave, floreciente copo, vaso de frescor! (sic) (19). El soneto “Música fúnebre” evoca a
Chopin cuyo nocturno, tristemente divino, se escucha en el suave silencio de la noche
oportuna. En “Sangrienta el alma en el laurel fragante”, las preguntas clave -De dónde vine
** Asimismo, en Vision del Perú (1943), libro en el cual recoge una serie de crónicas
dedicadas a la nación sudamericana, incluye dos textos versificados: “La limeña y el
pirata” y “La ciudad de los claros miradores”, ambos, fechados en 1924. Este último
ya se había incluido en Unísono amor.
“ En La rosa intemporal, los poemas de Cómo la luz del día aparecen con
modificaciones sustanciales. Inclusive, algunos parecen ser composiciones
distintas. Dada la calidad formal de los textos iniciales de Valle que fueron recopilados
por su esposa, probablemente, fueron reelaborados por el poeta. Esto, por cierto,
no es ningún demérito. Sólo muestra su sentido perfeccionista.
I60
La palabra i laminada
yo? (sic), Y a dónde voy? (sic)- se vinculan con la belleza y la poesía. Profusión de
hipérboles y frases laudatorias encontramos en “Oda a Juárez” en la cual, al evocar al
procer mexicano (Gran abuelo de bronce y oro), con sentido latinoamencamsta. entre
otras figuras históricas, alude, en dos ocasiones, a Francisco Morazán.
141
Ntltn Umofio
Con tonalidades que recuerdan el poema “Río Grande” de Juan Ramón Molina,
“Guacerique” constituye un canto al río del mismo nombre. “Por el alma de Molina”
representa un homenaje a Juan Ramón Molina. “Vida”, último poema, firmado en
1911, en sus cuatro únicos versos, traduce la filosofía de equilibrio entre el yo y el
mundo con la cual se encara la existencia: Poeta: en tanto duerme como una reina
armenia,/ bajo un vasto silencio de estrellas, la Alborada,/ tu corazón se entreabre
como una gran gardenia/ que suelta sus perfumes a la noche estrellada! (sic) (61).
162
Lo palabra iluminada
Aunque hay nostalgia, ésta no es opresiva. Se recuerda, con amor, un mundo rural
pleno de pureza y encanto. De perpetua comunión entre el yo y la naturaleza. En
“Fresco de la noche clara” (ochentiséis versos), leemos: Fresco de los corredores/
bajo los cielos hermosos,/ (...) cuando la naturaleza/ en cada uno de nosotros/ se
completa, pues nos pide/que amemos al meteoro./ al agua y a la doncella/y al panal
y al río eglógico..../ Yo me prosterno, yo beso/ esta frescura, yo adoro/ este aire
embalsamado/ que a golpes entra en mis poros,/ este aire que matiza/y colorea mi
rostro,/y al darme salud me dice/ que soy parte del Gran Todo! (sic) (30) Ya, en “Las
limonarias”, había expresado otra faceta del mismo planteamiento panteísta al considerar
que la muerte no es el final de la vida: También me deshojaré,/pero me anima una fé/
y es que en mis transmigraciones/ este barro que me encierra/ va a regresar a la
tierra/ resucitado en botones.... (7). Con relación al tema de la muerte, hay otro
poema de interés: “El alcaraván del patio”, cuyas diversas estrofas evocan alguna
circunstancia relacionada con el ave pero, en la última, se la vincula con la muerte: Yo
lo reverencio/ en estas hermosas/ noches: su silencio/ es el de las cosas/ que quietas
están..../ Muerte: si agonizo/ de noche, yo quiero/ que me dé tu aviso/ 'el canto
agorero/del alcaraván! (sic) (37).54
El poema más importante es “Jazmines del cabo”, uno de los textos de mayor
popularidad en el imaginario colectivo hondureño. Consta de catorce décimas
octosilábicas en las que Valle destaca la capacidad de dichas flores para evocar lo
hermoso. Ellas acompañaron el despertar al primer amor. Inclusive, el autor las
convierte en metáforas de su propia poesía; en símbolos del amor, de la música, de la
mujer... Leemos: ¿Por qué causas misteriosas/ la música de un violin/ o el perfume
de un jazmín/ nos recuerdan tantas cosas?/ Sortijas de aguas preciosas, pañuelos de
raso y tul,/ cartas dentro de un baúl,/ valses del tiempo pasado/ y lo del cuento
azulado:/ ¡este era un príncipe azul!// (...) Entonces -en giro blando-/son, envueltas
en aromas,/ hacia e viento, las palomas/jazmines que van volando./ (...) Jazmines
de noble cuna/los de mis cánticos, puestos/ a serenarse en los tiestos/que trasplanté
de la ¡una. (40-44). Versos sencillos de acendrada musicalidad.
Pero también, en El perfume de la tierra natal, hay otros bastante débiles. En “La
ofrenda”, dice: Patria mía, le adoro y alabo,/porque mucho te das a querer,/ como
aquellos jazmines del Cabo/ que se entreabren al amanecer. (5). “Mañana solariega”
muestra una fractura conceptual entre los cuartetos y los tercetos, al extremo que, en
La rosa intemporal, aparece sustantivamente modificado. Al recuerdo de una
muchacha se une el de la juventud: Porque bajo tu sombra florecida/ es altar la
mañana de mi vida,/ mi amor es vino y ánfora mi ensueño,// seamos como Dios
cuando se entrega/ todos los días en el pan trigueño/ que se parte en la casa solariega.
(Romero de Valle, 1964: 56).55
Anfora sedienta
La antología La rosa intemporal incluye doce poemas de Ánfora sedienta. La muestra
ratifica el sentido positivo y entusiasta de percibir el mundo que tiene Rafael Heliodoro
Valle. Dos versos definen muy bien su filosofía: ¿Mi corazón? Lo que yo tengo es
rosas! (sic)/¿ Versos? Yo tengo rosas sin espinas. (71 ).56 Nada que perturbe el espíritu.
Se acude, por esa razón, a la elaboración de imágenes con abundantes referencias a
elementos que la tradición cultural conecta con la belleza: la luz, el agua, las flores (el
jazmín, el lirio...), la miel, el oro, el día, los colores (especialmente el azul), las piedras
preciosas, etc. Todo, para crear una atmósfera imbuida de armonía, delicadeza y
ternura en las que las diversas situaciones se idealizan. A tono con ese trasfondo
conceptual, Valle depura el estilo.
A la mujer y al amor les dedica versos de factura precisa: Amé lo tibio de unos
hombros plenos,/ la flor de unos cabellos muy obscuros/y la miel y el rocío de unos
55 En la versión original leemos: Pues es un oasis que convida/ a ver en la cisterna del
Ensueño/el blanco altar de la mañana hundida// seamos como Dios cuando se entrega/
todos los días en el pan trigueño/ que se parte en tu casa solariega. (1917: 13).
56 En el soneto “El ánfora sedienta” se aclara la perspectiva del autor: Creo en la idea
todopoderosa/ que da el laurel a la melena endrina/ y que en la Tierra Santa de la
Espina/eleva su Jerusalén la Rosa. (93). En otras palabras, el dolor que se transfigura
en belleza.
I64
lo palabra iluffiinodo
senos! (sic) (“Lo que yo tengo es rosas”, loe. cit.); Amor que apenas asoma/ en el
aire del Amor,/ se diría una paloma/ que nace sobre un aroma/ y muere sobre un
color.// (...) Sólo veo su silueta/ que entre sueños me importuna,/y que se parece a
una/ azulidad de violeta/ en un topacio de luna. (“La presentida”, 73-74).
“Casona de mi infancia”, dentro del mismo espíritu de Tierras de pan llevar,'" ofrece
un cuadro idílico de la relación madre-hijo, al calor de la vieja casa familiar. A similar
entorno anímico pertenece el mejor poema de la selección, “La escuela de la niña
Lola” que trasuda nostalgia por una infancia hermosamente sentida: Ya me acuerdo:
era un patio con fragancia/ de azaharecidos pétalos: mi infancia/' y el naranjo
floreaban a la vez./ Y el cielo era un azul lo más suave.../ (...) Aquel recuerdo aún me
tornasola./ El alma mía/ azul amanecía/ desesperadamente en su corola...//...)
Amanecía/ azul el alma mía./ Todo en el aire estaba floreciente./Dos cosas claras en
la escuela había:/mi corazón y el agua de la fuente./ El agua sonriente/ era un altar/
lleno de luz solar/ que aún me deslumbra:/ los pájaros llegaban del oriente/ a beber
y a cantar/ como en un nido/ lleno de azul, de risa y de penumbra./ ¡ Y el sol era un
muchacho consentido!/ (...) La niña Lola/ estaba sonrosada y sonreída/ como la
vida/y como la ilusión./ Yo aprendí esta lección/para mi vida:/ ¡la música del agua
va escondida/y tiene un ritmo como el corazón! (85-86).
El espejo historial
En este libro encontramos cincuentiséis relatos en prosa. Al final, Valle incorpora diez
poemas narrativos que tienen un soporte histórico o legendario; desarrollan una breve
anécdota que el autor adereza con cierto lirismo. Pero, en esencia, predomina la
faceta narrativa. A veces asoman elementos de extracción popular, como las leyendas
Unísono amor
Este libro contiene treintitrés poemas. Incluye “Jazmines del Cabo” y “Figuras de
Landívar en el agua”, que ya habían sido publicados. En la mayor parte de las
composiciones -con predilección por un léxico tendente a lo que esplende- el autor
proyecta una visión generosa de la existencia. Así, en “Unísono amor”, agradece a su
madre por el regalo de la vida cuya belleza exalta. Por este sentido afirmativo de
captar al mundo, en “Para una canción”, Valle -con evidente intención didáctica-
pondera la importancia del trabajo: Alborozo en la diaria tarea/ nuestras mentes y
manos tendrán,/ si al excelso diamante, la idea,/ lo ilumina magnifico afán. (19).
166
le pal abro tluminodo
Por esa misma razón, en vanos poemas, honra la memoria de poetas y amigos, tai
como vemos en “Párvulo amor”, dedicado a José Trinidad Reyes.
Al tema del amor, el poeta dedica varios trabajos: “Ángelus amoroso”, “Poema de
Laura”, “Los ojos de Laura” y otros. En “Ilímite amor”, expresa: Cantan en los
cristales encendidos/ eufóricas alondras de ambrosia/ y en el aire, como en una
epifanía,/deslie miel azul sobre las vidas. (55). Justamente, el acendrado sentimiento,
redimensiona “Víspera de la muerte”, título de cuatro sonetos en los cuales Valle da
salida al desgarramiento interior provocado por la muerte de su primera esposa. En el
segundo, indica que su dolor es tan intenso que ni el llanto de todos los ángeles le
podrá vendar la herida. En el primero, dice: ¡Desamparadas noches de agonía!/¿ Y a
quién he de quejarme? ¿y (sic) hasta cuándo?/ Mi corazón se sigue desangrando/ en
inútiles quejas, todavía.// ¡Mi desgarrado corazón, que expía/ como sifuere c riminal
nefando!/ Y en el ara desierta, noche y día,/ están mis dulces ángeles llorando.f/
¡Qué suplicio feroz y qué tormento/ tan profundo, tan íntimo, tan hondo,/tan agudo
como un remordimiento!// Y el corazón cada minuto advierte/ que se apresura, muy
allá en el fondo,/ la víspera terrible de la muerte. (93). En el tercero, lo devastador
de la muerte se diluye en una imagen alegórica de gran delicadeza: Mi corazón es la
capilla ardiente/ donde Ella está de cirios rodeada,/dulcísima la luz en la mirada/y
silencio de nardos en lajrente. (94). A propósito de la muerte de la amada, en “Agonía”,
U7
Ntlen UmoAo
Contigo
En Contigo (1943), Rafael Heliodoro Valle recupera la alegría de vivir. Como su nombre
lo anuncia, estamos frente a un poemario en donde el amor resplandece. De nuevo, la
selección de un léxico impregnado de brillo, lujo y esplendor posee un sentido afirmativo
y de realización plena del sentimiento. Con relación al ser amado, encontramos expresiones
como: A la orilla de un sueño/ sideral a la orilla/ de la música azul; Poesía pura,
música de la luz en el recinto/ del sueño; Música de errantes/ cítaras de luz; libélulas
bailando en un aire de topacios; ¡Qué terribles y qué misteriosas/ estas aguas, que van
derramando/ muchedumbre de piedras preciosas!; En el embrujo -oro y cristal- del día/
mi amor en tu zodíaco se mueve,/puro en el sol y claro en la alegría,/y eternidad azul y
día breve. (Valle, 1953: 11, 13, 20, 27, 34, 51).
El motivo del mar está ausente en tres de las mejores composiciones: “Contigo”,
“Jade” y “Transfiguración”. Las dos primeras abordan el tópico amoroso. Los
siguientes fragmentos, comprobarán, además, el copioso empleo del adjetivo y el
desborde de la afectividad: Alegría de verte y de tenerte/ya junto a mí, cerca de mi,
conmigo,/ fina en la miel y trémula en el trigo,/ y acida, amarga, dulce, suave y
168
lo palabra tluminodo
fuerte.// Todos los días son para quererte,/ todas las noches para estar contigo./
decirte siempre lo que ya te digo,/y tu amor me rescata de la muerte. (43); Frente a
los palacios de Mida,/ sobre las piedras incólumes,/ te he mirado perfecta,/eterna./
iluminada/ por el Dios del Cielo Diurno/ en el silencio antiguo/ del vasto mediodía
en que renacen/ las palabras perdidas de los codicesJ cuando en los labios de los
sacerdotes/se estremecen los signos,/y te he visto volver/desde más allá de los días, /
pura en la luz,/ invicta flor entre la tierna/primavera deljade. (53-54). Con riqueza
en el juego metafórico, “Transfiguración”, sin perder el vínculo con el tana central
del amor (su canto acompaña un momento amoroso), alude a la belleza y prestancia
del gallo: Ave de luz, diamante de hermosura,/áureo vecino, tornasol sediento,/oigo
tu clara voz en el momento/ más amoroso de la noche oscura.// Fantasma que el
silencio transfigura,/ relicario de música en el viento,/jardín de rosas sin espinas./
siento la inefable fragancia de la altura.// Vienes desde un país imaginario/ por el
resplandeciente itinerario/de la ilusión azul, y se diría/que entre la luz de las insignes
rosas/ saludan con sus cítaras radiosas/los invisibles ángeles del día. (49-50).
La sandalia de fuego
La sandalia de fuego (1952) es un libro despojado de florilegios lingüísticos. El
autor se aproxima a la lengua de comunicación, lo cual implica un acercamiento a lo
cotidiano, a lo que, en apariencia, carece de importancia. Sin embargo, en dos o tres
versos -generalmente al final-, Valle recupera la dimensión trascendínte del objeto
que captó su atención durante un largo periplo realizado por Europa: un vetusto
campanario; la atmósfera transparente de la campiña; el lento cauce de un rio; el
cálido sol de una isla; la estatua o la pintura famosa; la vieja ciudad cargada de historia ..
M
Hilen limado
viajero asiduo’', después de mencionar aspectos que la tradición poética había despojado
de halo poético (obras hidráulicas; emporios, aeródromos y muelles...), surge -oportuna-
la utopia ■ Debo expresar las gracias al Gobierno Francés/por habernos traído a conocer
la Francia/que no sólo es París, sino la que en la tierra/y en el agua ha encontrado la
fuente del milagro/ que la rejuvenece y es el mejor augurio/ de un mundo en que los
hombres tendrán dicha segura/libres de las cadenas del odio, enamorados/ de la paz en
que todos tengan su parte alícuota/ de salud, su pedazo de pan, su alegre vino,/y en la
alacena blanca y azul lafina miel. El texto está dirigido a Juan Manuel Gálvez, Presidente
de Honduras, a quien, al finalizar, llama: heraldo delfuturo/mágico de una Honduras con
pony poesía. (Valle, 1952: 8-9). La exhortación fundamental (que se aprenda de otros)
x reitera en “Memorando”, poema cuyo destinatario es el Dr. Marco A. Batres: No
olvíde que es preciso que el Presidente Gálvez/ anualmente decida que sus ministros
viajen/ buscando ideas nuevas para una Honduras grande./ Una Honduras pequeña,
pero que modernice/proyectos y construya carreteras, jardines,/ más escuelas, y casas
para la gente humilde,/la que tiene derecho también a divertirse/a la sombra adorable
de los niños felices. (17). Estamos frente a la faceta social (bastante desconocida) de la
poesía de Rafael Heliodoro Valle.
170
Lo palabra iluminado
Poemas
De Poemas, la antología La rosa intemporal incluye catorce textos. Hay cantos de
amor (“Nocturno 100”, “Para siempre" y “Pasa un ángel”); de tipo religioso
(“Parábola”, “A San Francisco” y “La palabra humilde”, consagrado también a este
santo), patriótico (“Noche de Honduras”), encomiástico (“A Rubinstein”, “A Lorenzo
el Magnífico”) y de homenaje a determinados lugares (“Nunca es tarde”, dedicado a
París y “Campana de Cholula”). Por la capacidad de síntesis y por la delicadeza de las
imágenes con las cuales se evoca un suceso infausto, el texto de mayor interés es
“Muerte en Río”, soneto que recuerda la muerte de Jorge Federico Travieso: Alzó su
frágil copa de ambrosía,/tembloroso, tan sólo unos instantes./y su rosal de sangre le
decía/ que las rosas no son equidistantes.// (...) Y se fugó, porque iba de pasada./
¡Un trino en la tormenta despiadada,/bajo las áureas lámparas del día! (Romero de
Valle, 1964:179).
171
H»l«n Umafio
A las razones del amor, sigue la visión de un futuro de esperanza y exhorta a descartar
sentimientos negativos: Ya los nuevos/ oteadores del viento y del cielo presagian/
para ti grandes días henchidos de la dicha posible/ (...) ¡Jamás! Esta palabra impura
no debes repetirla;/ no vuelvas al pasado, no mires tu ignorancia, que elfuturo está
172
Lo polob'O iluminodo
en flor/ aun (sic) puedes cultivarlo; no la gastes, ahórrala, no para el odio estéril;
no vuelvas al pasado/que te puso en el mapa con horrendos colores./y que manchó
tu azul y tu blanco y tus pinos,/ que son la primavera. La imagen del futuro te
aguarda/ como novio, a tu puerta, sonando Sa guitarra/ con el cuello adornado de
jazmines insignes.
El poema concluye con una invocación y una ratificación del ancestro indígena: Oh
abuelos mayas! (sic) fuisteis (sic) los primeros/ hombres de cielo y de maíz,/ sois
nuestra raíz./ Visteis nacer innúmeros luceros/ desde las torres. Soy de vuestro barro/
y vuestro cielo. Sobre las espaldas/ condujisteis las piedras con decoro,/y vuestras
milpas fueron esmeraldas/ entreveradas de capullos de oro.// (...) Dadnos valor y
amor, dadnos templanza,/ dadnos tan sólo el pensamiento puro/ para ene mirar de
nuevo la esperanza/ y poseer la clave del futuro./ ¡Oh padres, la esperanza no está
inerte,/ni toda la esperanza está perdida;/ no ha de volver la imagen de la Muerte/
a empeñar los espejos de la vida! (188-198). Hay una gran distancia entre los versos
en filigrana y de sabor ligero -algunos evidentemente superficiales-, de los primeros
libros y el poeta de voz grave y admonitoria, poseído de dolor de patria. Digno remate
de una vida consagrada a las letras.
173
Htl»n UmoAo
174
lo polobro tlammoda
llanto/ brota incontenible, lento, de mis ojos,/ cual si solo (sic) llorar hubiera sido mi
destino,/ hasta quedar exhaustas las ocultas fuentes de mis lágrimas... ' (...) Yo, que
soy un átomo en la eterna gravitación/ de seres y de cosas, quiero ser el sagrario/ de
todos los dolores, para erguirme ante la Vida,/sobre mi ruina, tan alto como ella, y
como ella/ fuerte. (65-66).
La segunda y la tercera partes del libro (“Poemas” y “Ritmos dispersos”) agrupan textos
heterogéneos: homenajes a Guatemala y a la raza indígena (“Indio de Guatemala’*): a!
ancestro español (“Gesta de la raza”); de exaltación de la poesía y del poeta (“Poeta,
estrella fugitiva”, “Mi verso”, “Los poetas!”)58 y de línea didáctico-moralizante
(“Meditaciones de año nuevo”, “El apego de mi alma”...). En este último renglón, Ochoa
Alcántara recuerda a Amado Ñervo (tal como también ocurre con “El libro de Emma”)
por el acendrado espíritu cristiano: poemas reflexivos que manifiestan una confianza
ilimitada en los designios divinos (“Don de luz”, “Mi torre de oro”, “Mi venganza”,
“Elegía X”, “Plegaria de Noche Buena”, “Nocturno IX”, etc.). En ellos -generalmente
con gran desolación interior, pero con serenidad- expresa la voluntad de vencer al desaliento
y alcanzar una ansiada perfección: Alma, di ¿qué sientes/cuando hiere el silencio de la
noche/ un grito desgarrado que socorro reclama?/ ¿Es alguien que te llama7 ¿Es la
Muerte?/ O es tu alma gemela, que dejaste en la órbita/ de algún astro lejano? (sic)//
(...) Alma: cuando abandonas mi carne atormentada,/ tú sabes estas cosas, porque
escrutas y ahondas/ de la noche el misterio./ Dime: esos tenues murmullos que en los
ramajes/ vibran,/ en la sombra, ¿son voces del Arcano, que a vagar han salido/o es la
voz tan sólo de los árboles? (“En la alta noche”, 143-144); Esta noche tengo mi cabeza
inclinada/ al peso del dolor, y me siento pequeño/yjuera de la Vida Se derrumban en
torno/los castillos dorados de mis ensueños locos;/vientos inexorables deslíen elpolvillo/'
áureo de las inquietas mariposas,/ de mi inquieto optimismo. Mientras, pálido v mustio,/
siento llegar ¡a hora de la única cita/a que nunca faltamos, con la hermosa enlutada/ que
siempre nos espera, de piejunto a la puerta'1 del Misterio; y nos sella ¡afrente/ -nidal de
ideas vanas- abrumada de penas,/ vacia de esperanzas, enflaquecida y triste. // (...) Esta
noche,, tengo la cabeza inclinada/ al peso del dolor. Perdón, Señor, si dudo/y vacilo de
todo. Es que esta noche he visto/palidecer mi estrella y declinar mifé. (“Nocturno LX”,
161-162). El desmoronamiento de las ilusiones. La certeza de la muerte. El espíritu
cristiano atemperando la angustia. Versos de íntimo escarbar en el dolor, aunque sin
renunciar a la elegancia expresiva.
175
Helen Umofio
Mam el Escoto
La obra de Manuel Escoto (Amapala. 1893-San Pedro Sula, 1938) se publicó con el
nombre de En el silencio de las montañas (s. f.).59 No obstante la inclusión de
composiciones de escaso valor, hay trabajos poseedores de un estilo que se aparta de
lo que, en las décadas del veinte y treinta, hacían otros escritores, que todavía
respiraban aires romántico-modernistas.
59 De este libro localizamos dos ejemplares de distinto formato. Ninguno tiene fecha,
pero el prologo es el mismo y fue realizado en 1968 por Pompeyo Melara. La
ilustración de la carátula lleva la firma de Mon (Ramón Moneada) y fue realizada en
1930. Las viñetas son de Max Euceda. Suponemos, pues, que la elaboración de los
poemas es anterior a ese último año. En uno de los ejemplares aparecen dos
poemas que no se incluyeron en el otro. En ambos casos, abundan los errores
tipográficos.
176
Lo palabra iluminado
Escoto, como tantos poetas, volvió sus ojos al campo, expresión de un mundo
idealizado, no tocado todavía por el mal. “Glosa del día campesino”, “La tarde desde
el campanario de la aldea” y “Tarde de estío” son buenas muestras: Dulce quietud. El
campo bajo el oro/ del sol. La clara madrugada llena/ de ternura y la quebrada
plena/ riendo y gimiendo en transparente coro.// La casa de estación bajo el sonoro/
ocotal, y dentro, el orden, lafaena,/mientras, la tarde cae y lejos, suena.- remendando
[¿remedando] un trombón el manso toro. (“Glosa,..”, 131); Hay un silencio de égloga.
El prado/ parece soñar bajo un traje/ estival. Bajo el escuálido follaje/ trisca,
melancólico, el ganado.// El cielo es un zafiro esmerilado/y el ocotal agreste, da al
paisaje/ la glauca ilusión de que un encaje/ lo cerca. El aire está callado.// De vez en
cuando, muge la vacada/y su mugir es nota en la balada/ que el riachuelo romántico
remeda.// T en tanto que se incendia ya el crepúsculo/ mi espíritu extasiado, es un
minúsculo/gusano, aprisionado entre su seda. (“Tarde de estío”, 135). En el apasionado
decir hay voluntad de construir imágenes y metáforas de cuño personal.
177
Wtltn Umofto
Escoto fue proclive a elaborar una poesía en la que trenza ironía y humorismo. En
"Cierzos pascuales”, '.a estampa navideña sufre un vuelco inesperado. Después de
ubicar la escena en el pesebre y de reflexionar sobre la ceguera de los que no ven
brillar el lucero, dice: La Muía, atónita se encuentra todavía/de ver que al lucero lo
ha substituido el di a y que ahora, los Reyes, se van a Wall Street... (137). Por lo
heterogéneo de sus elementos, interesante es "Juego de niños”. Habla de infantes que
juegan en el milenario traspatio del mundo en el cual se enfrentan débiles y fuertes.
Entre éstos: Jesucristo era una mueca/ y una carcajada Lenin. Seguidamente, la
nómina incluye a científicos ( Euclides. Laplace, Copémico, Einstein...); artistas (Miguel
Ángel, Hugo, Leonardo...); militares (Napoleón), etc. Frente a figuras de ese tipo, el
yo. que juega con un hermano, al referirse a su propia ignorancia, dice: Yo. por no
dejar, la (sic) hice unos dobleces,/plegué sus esquinas, golpié (sic) sus repeses/ y
acabé un bonete rugoso r torcido/ como los que hacen con los viejos periódicos/ los
niños astrozos: (sic)/ lo calé en mi vida y todo casquivano/ viví aquella página del
libro de Mantilla/ que dice: 'Ramoncito era un niño díscolo y travieso'.../De mi feo
casquete/ se rió en mis narices la lógica austera/y henchida en su orgullo sin tacha
v sin mengua/ me vió con desprecio la Filosofía;/ me aparté a la vera/y al pasar los
Hegels, los Kants v los Raimes,/ les saqué la lengua/ y me hundí más dentro/ mi
bonete feo. Luego, del diálogo entre los hermanos, leemos: ‘Hermano -le dije -
apedriemos (sic) astros;/ yo tengo terrones de ensueño/ y esta honda de mi alma,
certera! (sic)/ ‘No -me dijo- átomos risueños,/ los astros son niños que llenan el
alma/ de un niño más grande/ con su ignorancia infinitamente grande/ y tiene un
hastio muy grande ...'//(...) Y me hundí más dentro mi bonete feo/y llorando a
carcajadas,/ me burlé de todos, de todos,/ (...) 'Hermano -le dije- yo veo/ que ya
solo (sic) es mía/ toda la ignorancia'./ Y con franca arrogancia,/increpé a los sabios,
a los fuertes,/ a santos, a locos, y a grandes (Escoto: 91-92). Un tratamiento a la
divinidad ajeno a la ortodoxia; irreverencia contra grandes iconos de la cultura universal;
humorismo de grueso cuño en un intento por captar una realidad no feliz; incorporación
de textos ajenos (rasgo que se inaugura en la poesía hondureña y de amplia utilización
en décadas posteriores) y de expresiones populares, son notas que se advierten en el
texto cuya amarga filosofía, quizá, no fue captada en su momento. De similar estilo
es "Cinegética ullraista” cuyo nombre indica un estar al tanto de la poesía de vanguardia.
El yo se dispone a cazar ensueños. Encuentra varias fieras (olvido, odio y dolor) y
también a la esperanza: Pero... Pero... PERO (sic)/ una visión que a interpretar no
acierto/ heló mi impulso, anonadó mi empeño:/ Fue una risa sin eco. Fue un ojo
178
la palabra iluminada
Con toda seguridad, versos como los anteriores -antecedente del trabajo de Nelson
E. Merren- no fueron comprendidos en las primeras décadas del siglo XX.
* 0 Por esa
época, Turcios dictaba pautas en la escena hondureña y su estética era bastante
almibarada. Quizá, si se hubiese reparado en el fondo de iconoclasia, de avanzado
pensamiento que los mismos entrañaban, la lírica hondureña habría adelantado etapas.
En el trabajo de Manuel Escoto hay poesías circunstanciales, de versos sumamente
flojos, quizá realizadas por exigencias de su profesión periodística (epitalamios, himnos,
loas a reinas de belleza, etc.). Pero, en los aspectos rescatables, se percibe a un
escritor agudo e incisivo. Dueño de una acre visión del mundo.
Otros autores
Julio César Fortín (Yuscarán, El Paraíso, 1866- Guatemala, 1894) tampoco superó
los estereotipos del romanticismo. La estulticia queda de manifiesto en “Suspiros,
lágrimas, quejas”: Por eso a cada momento/ Recibirás un suspiro./ Una lágrima, un
lamento,/Que te dirán cuanto siento,/ Que te amo y por ti deliro. Tambiéi en “21 de
marzo", al definir su infancia, encontramos unos versos insólitos: Cuando nada nos
preocupa,/ Si no que no esté vacio/ El depósito que estómago/ Se llama en todos los
179
Helen Utnofla
libros < '*9). En Fortín hay un gran influjo de Gustavo A. Bécquer. Con ei nombre de
“Rimas" agrupa, vanos textos breves. En I, leemos: Se escaparon de mi pecho/Muchas
veces mis suspiros./ ) volando se marcharon/ A tu pecho, ídolo mío.// Volvieron, -
¿ah! mejor (si<) fuera/ Que hubiesen allí vivido; Volvieron sólo a decirme/ Que lo
encontraron i acia (105). El autor elaboró poemas humorísticos. En “Por saber fumar",
una mujer niega un beso diciendo: (...) ¡ay! es (sic) grande apuro/Dar un beso a un
doncel que fuma puro! (sic). En “Caridad” cuestiona a los ministros religiosos que
imparten limosnas a costillas de otro. Por apartarse de los caminos trillados, esta
faceta posee más valor que la de sus otros textos.
Jesús Torres Colindres (La Paz. 1870-San Salvador, 1896) dedicó sonetos laudatorios
a Manuel Gutiérrez Nájera, Manuel Molina Vijil, Rubén Darío y Salvador Díaz Mirón.
También, en \ arios poemas, el tema del amor sigue un patrón sensiblero: Tú, la mujer
de mis ensueños de oro,/ Blanca visión que arrebatado vi;/ Tú, a quien rendido y
delirante adoro,/ ¿Por qué no calmas mi doliente lloro?/ ¿Por qué no fijas tu pupila
en mi? (83).
ISO
Lo poiobfo iluminado
tan temible y ruda tempestad?/ El Padre de los seres refleje la esperanza/'y en alas de
los ángeles envíe su piedad, (en Antúnez, 1958: 110).
Miguel Morazán (La Guadalupe, San Juan de Flores, Francisco Morazán, 1887-
1946), en Libro de lectura de quinto grado (1938), incluyó una serie de textos
versificados cuyos destinatarios más parecen ser los adultos que los niños. Entre
otros: en “El dolor”, en veinte cuartetas octosílabas, sustenta la tesis de que el
sufrimiento está presente en cualquier circunstancia de la vida; en los dieciséis cuartetos
de “El placer”, considera que el hombre es capaz de derivar gozo de todos los
acontecimientos que la existencia le depare; en “Una vida”, realiza un recuento de la
propia, etc. Quizá, su mejor trabajo sea el soneto “La guerra” el cual traduce, con
autenticidad, el violento clima de las “montoneras” o revoluciones hondureñas:
Nuevamente la guerra ha ensangrentado/ los campos que la paz ayer cubriera. ''
revolviendo los odios del pasado./ iniciando del crimen otra era;/ nuevamente está
mustio y desolado/ lo que ayer era verde cementera (sic)/ y el campo de cadáveres
sembrado/ huele a muertos y heridos por doquiera.// (...) no quedan de las tumbas ni
las cruces,/ nadie tiene segura la existencia/ y, por buscar el pan, halla la fosa.
(Morazán, 1938: 77).61
61 Los poemas fueron publicados con anterioridad a esa fecha, ya que trabajamos con
la 3*. edición del libro.
W
Capítulo VI
POSMODERNISMO
REGIONALISMO
Y
PREVANGUARDIA
PüSMODERNISMO,
REGIONALISMO Y PREVANGUARDIA
Generación de 1924
(Nacidos entre 1894-1923)
El posmodernismo
185
Helrn UmoAo
En Centroamérica, hacia la década de los años veinte, según Albizúrez Palma, surge
un grupo de escritores en sintonía con la crítica a que el modernismo era sometido
por entonces y que, como tantos autores hispanoamericanos y españoles, andaban en
procura de nuevos registros (...). Con todo, no se encuentra, en los países
centroamericanos, un movimiento literario, una generación o un grupo que encarne
aquellas aspiraciones. (1988: 28-29). Se entiende, pues, que el movimiento literario
fue de carácter más disperso y representa un momento de transición entre lo normativo
*
del modernismo y la libertad expresiva del vanguardismo.
I8¿
La palabra iluminada
orientación estética, anota los juicios que la obra de Alfonso Guillen Zelaya le mereció
al poeta colombiano.
El regionalismo
En las tres primeras décadas del siglo XX, en la literatura hispanoamericana, surge y
se afianza el regionalismo, corriente en la cual el elemento temático central radica en
la relación hombre-naturaleza. El regionalismo trató de reflejar una problemática social.
Vuelve los ojos hacia la tierra, lo nativo, lo cotidiano. Sus autores no imitan lo europeo.
Buscan, más bien, crear formas nuevas, americanas. Hacen uso del paisaje, de las
costumbres, de los personajes y del lenguaje nativo. Esta corriente definió sus líneas
con mayor nitidez dentro de la narrativa. En poesía, más que de un regionalismo,
tendríamos que hablar de una poesía indigenista que se emparenta con el interés que
el romanticismo manifestó por lo vernáculo y popular.
La prevanguardia
El proceso que conducirá a la experimentación vanguardista nació dentro de los
mismos poetas posmodemistas (empleo de temas y motivos cotidianos, utilización
de voces sencillas, arraigo en lo americano...). Con relación a la poesía hondureña,
Castañeda Batres señala la poca presencia de elementos de ruptura: Sería exagerado
decir que este nuevo viento poético sopló sobre Honduras: apenas si alguna ráfaga
desprendida del huracán rozó sus costas; y más en cuanto al propósito que en lo
referente a la preceptiva (2004:56). Justamente, una ráfaga de ese huracán se percibe
en tres o cuatro poemas de Antonio Vidal y de Manuel Escoto,3 poetas totalmente
marginados en los estudios o comentarios sobre poesía hondureña.
No es ocioso, tampoco, traer a colación la importancia del grupo cultural “Renovación "
que, aunque no estuvo integrado por poetas, sembró una serie de inquietudes
relacionadas con los nuevos rumbos que la literatura tomaba en otros lares. Se organizó
en 1925 y a él pertenecieron: Gregorio A. Velásquez, Arturo Martínez Galindo (que si
escribió poesía), Federico Peck Fernández, Federico Flores Fiallos, Jesús M. Flores,
Rubén Clare Vega, Alfredo León Gómez (padre), Ángel G Hernández, Alejandro Rivera
Hernández y Tomás Cáliz Moneada. El grupo, dada la hostilidad del presidente Miguel
Paz Baraona, desapareció en 1928.
187
Htltn Umafio
Óscar R. Flores consigna que ios primeros acercamientos a las corrientes de vanguardia
- por confundirse esta con la poesía de intención social— fueron adversados por los
intelectuales vinculados al régimen del general Tiburcio Carias Andino (años 1933-1949).
Informa sobre los pormenores de una polémica que, en el diario El Cronista, en 1936,
sostuvieron, a favor de las nuevas ideas estéticas, Oscar A. Flores y Samuel Bretón
(pseudónimo de Jacobo C árcame) con Alejandro Aliare Arriaga y Alejandro Rivera Hernández,
defensores de los cánones tradicionales. Por considerar que la polémica se había desbordado
hacia el campo político, fue cortada de tajo por el dueño del periódico (Flores, 2003: 57-
68) En autores como Cárcamo, Óscar R. Flores plantea que los moldes modernistas
empiezan a mostrarse insuficientes para dar cauce a las nuevas necesidades de expresión
de los jóvenes escritores, quienes proponen nuevas formas de hacer literatura que se
expandirían rápidamente; las vanguardias literarias. (73).
Antonio Vidal
Prosas rimadas
Este libro depara sorpresas expresivas. “París-Montmartre” evidencia una superación
completa del lenguaje modernista y dirige su atención a uno de los grandes temas de
4 Es uno de los primeros esfuerzos por dar a conocer, en una lengua extranjera, la
labor de conjunto de los poetas hondureños. La muestra incluye poemas de Juan
Ramón Molina, Froylán Turcios, Jerónimo Reyna, Luis Andrés Zúñiga, Julián López
Pineda, Jorge Zepeda, Augusto Coello, Adán Coello, Ramón Ortega, Salvador Turcios,
Ángela Ochoa Velásquez. Alfonso Guillén Zelaya, Céleo Dávila, Rubén Bermúdez,
Rafael Heliodoro Valle, Fausta Eerrera, Guillermo Bustillo Reina, Joaquín Soto, Martín
Paz, Ramón Padilla Coello, Clementina Suárez, Victoria Bertrand, José R. Castro,
Marco Antonio Ponce, Daniel Laínez, Céleo Murillo, Hostilio Lobo, Virgilio Zelaya
Rubí, Víctor Cáceres Lara, Manuel Luna Mejía, Raúl Gilberto Tróchez, Jorge Federico
Travieso, Jaime Fontana, Armando Zelaya, Carlos Izaguirre, Elíseo Pérez Cadalso y
Mercedes Laines de Blanco.
18fl
Lo palabra dominado
las vanguardias: el interés por el mundo urbano. En este caso, cosmopolita: el autor
evoca, en versos libres, distintas manifestaciones de la bohemia parisiense: Golpes de
jaz-band,/ Sirvientes de frac,/ Cabarets y teatros/ Donde la clac,/ aplaude a ratos.//
Miles de focos/—De electricidad— Alumbran las simias, (¿.femenino de simios?}/
Las vagas siluetas/ De los modernos locos,/ Y las perversidades/ De —Paris-
Babilonia—/ Ebria de morfina,/ De vinos y manjares/ En todos los bares,.' Donde se
cotizan/ A dóllar (sic) y francos/ Todos los vicios.
189
Htlen Umafto
Mosaico
Mosaico contempla una temática diversa que, con frecuencia, acude a lo anecdótico.
Incluye poemas publicados en el libro anterior como “Este es un cuento”, “Los tres
relojes”, “A mi padre el sol”, “Paris-Montmartre”, “Invocación a Dios” y otros. “New-
York-París”, por utilizar un vocabulario conversacional, en el mismo estilo de “Paris-
Montmartre” y “Apunte de viaje”, es digno de destacarse: New- York sobre el muelle
48 West Rever, (sic)/ El Carinthia me lleva/ Sobre el océano ignoto./ Los agentes de
la Aduana gritan,/ Tal las gritas que trafican/ Y transportan con sus hierros/ Mil
quinientos baúles y balijas (sic)/ De millonarios y turistas./ (...) A las doce a. m.
elástica yjadeante,/ Hermosa, trepidante -—la locomotora—En tres horas y minutos,/
A Londres me transporta./ (...) Boulevard Jourdan —Bois de Boulogne—/Arco del
Triunfo - Place de la Madeleine,/ Estamos de nuevo entre el bullicio loco,/ En el
torbellino de vida que evoco,/ De vida que pasa como una Ilusión,/ Como las alas
del mágico avión/ Que me trajo de Londres nebulosa y grande,/ Al divino París de
mi corazón. (Vidal, 1950: 52-56). Lo cotidiano sin adornos (como esos inusuales
versos referidos a la hora o la mención de una dirección) se abre paso. A despecho de
la rima en los últimos versos citados, por el desenfado lingüístico (acudir a términos
de poca prosapia poética: agentes de la aduana, valijas...) y por la irrupción de elementos
tecnológicos modernos (grúas, trenes, barcos...), estamos ante los primeros atisbos
de la vanguardia en tierra hondureña. Pero la relativa novedad de versos como los
anteriores quedó diluida frente a textos más tradicionales como los restantes que el
libro ofrece. Entre ellos, poemas de amor y sonetos de consideración general sobre la
existencia. “Palimpsestos” ejemplifica el estilo dominante: Mi corazón, un viejo
palimpsesto/ Cubierto de borrosas escrituras;/ Cuantas (sic) historias de saborfunesto/
Quedaron bajo aquellas borraduras.// (...) Traté de superarme, todo en vano,/Algo
se opuso a mi sentir humano/Hasta dejar mi corazón maltrecho (44). Rima consonante
y temas que contrastan con la libertad expresiva observada en los primeros ejemplos.
Resplandor de la tarde
En algunos trabajos —asignándoles la voz poética— el escritor recuerda lo que la
humanidad le debe a algunos metales o elementos (“El acero”, “El bronce”. “El
átomo”). En otros, hace un recuento de las formas que ha asumido la guerra (“La
batalla antigua”, “La batalla moderna”). Reflexiona sobre la futilidad de la vida
(“Confesiones”). Exalta a naciones (“Salutación a Francia”) o a grandes personajes
190
La palabra iluminado
de la historia (“José Cecilio del Valle”). Hay trabajos de corte religioso (“Soneto a
Jesucristo”) y aquellos que hacen referencia a su experiencia como médico (“Hospital”).
De nuevo incorpora “Apunte de viaje” y “París-Montmartre”. En las composiciones
que se ofrecen por primera vez el vuelo lírico es mínimo.
Amatistas y guijarros
En una actitud muy modesta, con el término “guijarros”, Vidal alude a sus propias
composiciones. “Amatistas” corresponde a las traducciones de poemas de autores
europeos que realizó y las cuales incluye en la segunda sección del libro. Con relación
a los trabajos personales, el rasgo más destacado es la adopción de un lenguaje
despojado de ornamentos, cercano a la lengua de comunicación. Lo mejor del libro
radica en los poemas que recogen aspectos de la experiencia europea del autor: “Paris-
Nóel”, “Chémin de pas” y “El mercado de Passy” en los que Vidal incorpora lo
cotidiano sin eufemismos, tal como ya lo había hecho en los dos primeros libros. En
“El mercado de Passy”, en forma audaz, apunta: Los pollos desplumados/ Hacen,
con sus cuellos doblados,/ Signos de interrogación a la muerte./ Los conejos,
suspendidos a las perchas,/ Fijan el ajedrez del pavimento/ En el vidrio de sus ojos
inmóviles,// (...) Mientras las cabezas, peladas y blancas,/ De las vacas/ Dan la
impresión de cabezas temblonas/ De ancianos calvos,/ O hermanas de San Fícente de
Paúl. (Vidal, 1953:41). Un léxico que, probablemente, en el medio, se sintió disonante
pero que revela a un autor al tanto de inquietudes poéticas renovadoras. Así como ya
habíamos visto en Manuel Escoto,6 un antecedente de la poesía que, décadas más
tarde, encontramos en Nelson E. Merren.
“Estados Unidos de América” rinde homenaje a la nación del norte: Estados Unidos,
durante el presente siglo,/ Es la mayor Potencia Mundial;/ F la más digna, De la
cual todas las razas esperan/ Algo extraordinario,/ Como el advenimiento de "?
nuevo ciclo,/ Como la nueva era de Paz Mundial,/ Como el soplo escalofriante de
las Profecías/Para bien del Género humano. (Vidal, 1953:8), Similar tono laudatorio
ofrece “Al Presidente Franklin D. Roosevelt”, a quien llama el Unico, el Grande (9).
Intención política, aunque sin mencionar nombres, posee “Dictadores de América
Latina” en el cual Vidal los execra: De México al Canalj Del Canal a la Argentina,/
Todo lo habéis mancillado./En vuestra furia de simios,/ En vuestra locura y sandez;/
191
Htlen UrnoAo
Los logros realizados por la especie humana se aplauden en “El salvaje” y en “El
civilizado”. El yo poético se ufana de la forma en que, a lo largo de los siglos, la
humanidad ha ido superando los problemas: Me llamaron chino,/ Y encontré/ Los
primeros fundamentos de/ Nuestra civilización,/ Porcelanas, sedas, brújula,/ Gran
muralla y opio. (13). También hay versos dedicados a Grecia, Roma, etc. Los sonetos
“Indio de América” y “Negro de América” denuncian la explotación. Otros reflexionan
sobre la condición humana como “Felipe II” (toda la grandeza se reduce a polvo de
eternidad} y “Los muertos”, de sobrio estilo: Los muertos viven con nosotros
eternamente,/ No porque pensemos que un más allá o más acá exista;/ Viven en
nuestro amor y están en nuestra mente,/ Y en nuestros recuerdos y corazón optimista.
(21). Antonio Vidal, aunque en uno que otro poema realiza un homenaje expreso a
Rubén Darío, superó al modernismo. En lo mejor de su trabajo, eludió las gastadas
fórmulas románticas que se seguían practicando en el país. Sus libros están entre las
primeras muestras de un coloquialismo y versolibrismo de nuevo cuño.
Garios Izaguirre
Alturas y abismos
Alturas y abismos comprende ocho ensayos biográfico-interpretativos de personajes
históricos (Moisés, Buda, Confucio, Leonardo, Miguel Ángel, El Greco, Rembrandt
y Tumer) a quienes, como complemento, dedica sendos sonetos. Además intercala
otros de homenaje a Homero, Dante, Lucrecio, Shakespeare, Goethe, Beethoven,
Wagner, Shubert, Verdi, Eloísa, Juana de Arco, Santa Teresa, Madame de Staél... En
total, veintitrés sonetos en los que se emplea, en forma abundante, la metáfora.
192
lo polobra iluminóla
Desiertos y campiñas
Tal como lo sugiere el nombre de la obra, los noventinueve sonetos de Desiertos y
campiñas, fluctúan entre dos extremos.7 Desiertos equivale a desolación y negatividad.
Sintetiza las fuerzas malignas que se oponen a la espiritualidad y al triunfo de las ideas
de bondad y belleza. Esto último, simbolizado en el término campiñas, según anuncia
“Desiertos y campiñas” el soneto inicial. El énfasis se dirige hacia el aspecto
humanístico. Los temas constituyen un llamado, una exhortación para que la persona
libere lo mejor de sí: el atreverse a desafiar los aparentes imposibles; rehuir la
autoconmiseración; luchar contra la pusilanimidad; fortalecer los rasgos positivos del
yo; evitar el regodeo en el propio fracaso... Los verbos en imperativo señalan, con
claridad, el propósito exhortativo: Rasga los negros velos que nublan tus visiones.
193
Heltn Umoflo
El escritor, en actitud que mantiene en todo el libro, asume una intención didáctica.
Predomina el tono conminativo, propio del maestro encargado de proclamar una
verdad. En “Cultiva tu huerto”, acudiendo al recurso alegórico, advierte: No hay
tierra más fecunda que la tierra impalpable/ que en tu interior espera, la semilla,
potenciad que se vuelve en tu vida despertar inefable,/arrullo, trino, verbo de límpida
cadencia.// Suaves vientos de ensueños cubrirán los desvelos,/promesas de rosales
que un día se abrirán,' con la polifónica canción de sus anhelos/y la sutilfragancia
que a tu alma ofrecerán.// Un día, alfin, tu huerto estallará en rumores/ que llenarán
tu vida de nítidos fulgores/ y de chispazos áureos tus fontanas tranquilas.// Y cuando
el mal las puertas de tus candores abra/ vencerá la fragancia de tu clara palabra/y
la belleza inmensa que asome a tus pupilas. (15); en “Despierta corazón”, mediante
imágenes analógicas, demanda el cambio espiritual del lector: Transfórmate en llama
de sagrado cirio/ o en ave, que enloquecida de delirio/ desparrame sus canciones por
la tierra. (149); en “Que tu vida sea”, la expresión desiderativa del título conecta en
forma directa con el primer verso: Rayo de mansedumbre soñando en la hondonada,/
(...) Y suave como un sueño de noche entristecida,/que se abran lentamente las alas
de tu vida/como un sollozo de ansias besadas de topacios. (157).
Para reforzar el efecto moral, Izaguirre, después de cada soneto, adjunta una composición
en prosa que desarrolla o amplifica facetas del texto versificado. Un fragmento
correspondiente al citado soneto “Cultiva tu huerto”, dice así: En todas partes, en donde
la vida vibra, hay un jardín. Crecen, en unos, lozanos, los cardos. Crecen, en otros,
fragantes, los lirios. La (ierra es la misma La lluvia es la distinta. No hay más que
soplar un poco y hacer llover un poco, para hacer brotar, en ambas tierras, lirios. No hay
más que purificar el agua para provocar el milagro. (16). La intención de proporcionar
una orientación de vida se mantiene con insistencia. Para subrayar, aún más, su postura
moral, con gran frecuencia, el autor alude a motivos religiosos: Dios, Cristo, los apóstoles,
etc. Como ejemplo, véanse: “Yo soy”, “Por qué?” (sic), “Redención”, “Vencido” y “Los
mártires”. En “Los Profetas” —siempre con profusión adjetival—, al referirse a éstos.
194
Lo palabra ilominada
En Desiertos y campiñas hay sonetos descriptivos como “La tarde”, “El río”, “Arbol”
y “La lluvia”. En “Pesadilla blanca”, la naturaleza es una especie de espejo del yo y el
poeta, como en anteriores trabajos, externa seguridad y autoconfianza:
Sonambulescamente la luciérnaga pasa7 bordando en las tinieblasfantásticos mensajes,/
mientras quiebra los bloques de la noche la brasa/de un astro que desflora su embrujo
en los boscajes.// La luna plena he visto rielar en el espejo/ de un charco diminuto que
la lluvia dejó/y he sentido los éxtasis del edificio viejo/ cuando lo besa el lirio que en
sus ruinas brotó.// Y quedas, como un ledo rumor de lejanías,/se han ido mis tristezas
tornando en alegrías,/ pues he sentido ser lo que al soñar yo fuera:// un charco
arrinconado en donde las estrellas/ dejaran estampados sus besos y sus huellas/ y
sombra en que una rosa con lentitud se abriera. (113).
115
«•Ira ümoflo
Nieblas
Los extensos poemas de Nieblas, también de versos muy largos, se orientan más
hacia la reflexión extema que a una postura introspectiva. “Letanía del orbe”, en
doscientos cincuentitrés versos, posee una intención pacifista: expresa una intensa
pesadumbre frente al honor de la Segunda Guerra Mundial, acertadamente simbolizada
en el título de la obra. Con el mismo espíritu religioso observado en los libros anteriores,
el escritor deplora tanto sufrimiento: Hoy tornan, Señor, las rudas garras/con ansias
homicidas a clavarse/ en los ojos, en los vientres, en los cuellos,/ y si las manos
tratan de elevarse/ no es para implorar,/ es para buscarse/ ciegas, en las sombras
tenebrosas/con ansias de estrujar,/de destruir, de desgarrar,/de abrir bajo elfragor
de la batalla/ la tumba en la tierra humedecida/ por el licor sagrado de La Vida/
extraído por rabia de metralla/ (...) Ya no hay. Señor, quien musite/bajo los templos
sencillos/ Tus sagradas oraciones./Hoy son los templos del odio/los que se encuentran
repletos,/hoy danzan los esqueletos/danzas macabras, salvajes,/entre rojizos celajes/
y borbotar de rugidos. (Izaguirre, 1941: 19-23).
“El galopar de las sombras” contrapone dos tipos de hombres: los que piensan, sufren
y sueñan, y los falsos lideres que propician la destrucción. A estos increpa duramente:
Tú eres el amo./ (...) La dicha en oprobio y sangre amasada./ Consuelo y engaño
nadando en horror./ La Gloria de odio y del cieno manchada./ La idea que pasa
sembrando el terror./¿Falta que un día las turbas en coro/y aquéllos que ensalzan tu
odio feroz,/ eleven febriles un templo de oro/y besen tus botas como a un nuevo dios!
(171 -172). La mirada crítica sobre la sociedad no merma el sentido positivo de observar
la vida que caracteriza al autor. “Me nutrió la pesadumbre” desarrolla como tema la
196
La palabra iluminada
Por su brevedad y tono nostálgico, uno de los mejores textos es “Playa del tiempo”,
sentida consideración sobre la muerte: Playa del tiempo —inmensa playa—/ en tus
arenas grises se desmaya/ el ansia que nutrieron las edades;/ (...) Playa del tiempo,/
—callada, misteriosa, indiferente—/donde a la angustia del dolor se suma' la sinfonía
ignota/ que vierte, gota a gota,/ el arpa quejumbrosa de la espuma.// ¿De qué sirve
el canto profundo que cincela/ en la frivolidad de tus arenas/ la musa de las horas,/
si la inquietud del viento lo destruye,/ si por el dorso de las olas, huye? (101-102).
“Cabellera de la noche” describe la belleza nocturna. En “La canción del abismo”, el
misterio de la sima profunda se visualiza en una especie de proyección o
correspondencia con el yo. Ambos poemas, pero especialmente el primero, acusan
un fuerte influjo del “Nocturno” de José Asunción Silva. En “El despertar de las
nieblas”, traza una parábola que comienza en el crepúsculo, pasa por la noche y llega
al alba: Era suave la hora,/ era suave el destello/ que en la planada inmensa de afán
languidecía./Por la colina verde que la sombra enlutaba./el vértigo del oro que en
el celaje ardía,/queda y suavemente por susflancos bajaba./mientras nubes grisáceas
cargadas de cadencias/ iban deshojando/ sus nostalgias aladas,/ sus plumeros de
angustia,/ sus ansias destrozadas. (87). Reiteraciones anafóricas y abundancia de
adjetivos y metáforas, tal como es usual en Izaguirre.
]V
Heltn Limeña
198
lo poiobio iluminado
De nuevo, varios poemas inciden en la temática cristiana (“Les señaló la senda”, “Un
milagro, Señor”, “Resurrección”...). En otros, hay gran optimismo por la vida y
predomina una alegría exultante (“La canción de las campanas”, con fuerte influjo de
José Santos Chocano; “Canta, corazón”; “Cuando la vida fluye” y “Transfiguración).
Las maravillas del universo se cantan en “Derrama la gloria de tus sueños”, poema de
ciento cuarentitrés versos en el cual, al yo poético, en un sueño, se le revela la
hermosura del cosmos prodigioso, situación que contrasta con la desolación que
observa en tomo; sin embargo, el sueño (luz en tu destino), le indica cuál es su
camino. Este poema está muy conectado con “Diálogo en la noche”, una especie de
autoanálisis que, en doscientos noventidós versos, alterna dos voces: una, duda; la
otra mueve a la reflexión sobre la propia vida.
199
Htltn UmoAo
En las primeras estrofas —en una especie de visión mítica— Izaguirre ubica un
sueño (referencia al “Primero Sueño”) emergiendo del caos primigenio: De lo hondo
de la vida./ del abismo que gesta la inquietud del anhelo,/ del misterio que nutre la
flor de la ansiedad;-' de todo lo que trae sabor de lejanías,/ nos sonríe en la cuna/y
pone en nuestras mentes sacrosantas visiones/ del fondo solemne de las soledades,/
de la insondable quietud del Universo/ en donde el espíritu en perenne plenitud
espera/ empezó a perfilarse/ cual crisálida abierta al beso de resplandor sidéreo/ la
claridad de un sueño. (‘■111”, Izaguirre, 1952: s.p.). Amplio hipérbaton, muy en
consonancia con el barroco estilo de Sor Juana Inés de la Cruz. El sueño —hecho de
interrogaciones, de símbolos de incógnitos ardores— surgió,/ como una visión
opalescente/ en forma de mujer.H (“V”); Un sueño embriagado con su propio sueño.
Todo lo que ella (el sueño) era, se refugió en la celda sombría: la tumba del sueño.
Allí, ansiando de la vida liberarse/ iba de lo terreno a lo divino/ conquistando en la
lucha de negarse/ la meta de su místico destino. (“VII”). El término sueño es polivalente.
Pero antes de conquistar su destino, las batallas interiores: Duelo en la sombra y entre
la sombra el grito/ que serpenteaba como/ un cárdeno estallido/ (...). Renunciación
ardiendo en la candente hoguera,/ oblación que en la llama del amor clamaba,/
ansia eterna de ser en el suplicio/ lumbre que al beso de lo inefable advierte/ que
sobre las tentaciones de la carne/ pasa el soplo divino del enigma/ que enciende la
maravilla de la vida/para alumbrar la gloria de la muerte. (...) En la penumbra/en
cuyo cáliz la vida se estremece/ transformóse aquel sueño en pesadilla./ Vientos de
quejumbre./ voces implorativas ondulando en las tinieblas; /oraciones quemando los
escuálidos labios,/manos desgajándose como magnolias mustias en la noche,/ (...)
200
Lo palabra iluminado
Acaso su martirio había sido/ un largo sueño que tal vez soñó. Versos sintetizadores
de una vida que quizá estuvo hecha de espejismos. Versos que, sobre todo, implican
el martirio de un ansia de saber (el sueño primero de su vida) que, por la estrechez
mental de quienes la rodearon (recordar la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”),
implicó una renuncia permanente de sí. Una penetrante aproximación-interpretación
de la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, a la que, por cierto, nunca se nombra dentro
del texto y cuyo probable sentir se trabaja a nivel de sugerencias y connotaciones.
Pese a su extensión (más de doscientos versos), mantiene una gran dignidad formal.
Izaguirre dejó de lado el corsé didáctico-moralista. 8 Texto tocado de un aliento poético
ausente en los anteriores.
Víctor F. Ardón
Víctor F. Ardón (1896-1976) escribió Geometría sentimental (1961), obra con ciento
seis textos de temática heterogénea. Hay poemas patrióticos, amorosos, humorísticos,
elogios a reinas de belleza, elegías, descripciones de lugares a los cuales el autor se
siente afectivamente vinculado, etc. Inclusive, ocho pertenecen a la literatura infantil.
8 No es ocioso anotar que Carlos Izaguirre tradujo del inglés la voluminosa obra
Introducción a la moral de Walter Lippmann, publicada por la Secretaria de Instrucción
Pública del país (1934)
201
H«kn UmaAo
exilio” y “Ya sucederá” (vaticina la caída del tirano). Siempre conectándolos con la
situación opresiva que prevalece en Honduras, en “Guatemala” y “Salutación”, celebra
el clima de libertad que. a raíz de la Revolución de Octubre de 1944, se experimenta
en la nación vecina.
Por el lenguaje directo, en el que, inclusive, se inserta la voz popular; por los elementos
familiares y sociales que convoca; por el contraste que establece entre Honduras y el
suelo que le da albergue, el mejor texto —de simbólico título— es “De noche”: ¡Es
noche en Centro América! Honduras/ duerme, bajo una noche terrible, sin aurora!
(sic)/ El cementerio crece! (sic) ¡Las cunas están tristes!/ Dolor, en los hogares,/ es
huésped que ha llamado con imperial premura. //Allá, bajo la bóveda de la embrujada
noche./ mifamilia, en zozobra, sueña que estoy con ella./¡Mis perros aún me esperan,
sin comprender mi ausencia!/ Ypor las calles suenan mis pasos todavía...// ¡Qué tranquila
se tiende la noche en Guatemala!/ Pero mi mente vuela hacia la Patria en duelo:/y va,
por todas partes, mirando acongojada,/las ruinas de lo noble bajo el terror infame.//
Cruzan tonos sayones armados de pistola.../ Un grito en las tinieblas: ‘¡Viva Zúñiga
Huele! 7 Y los sayones vuelan......... /Suenan golpes y suena un cuerpo desplomado.../
Los sótanos se llenan, y sigue la tortura,/porque los gritos siguen:/ “¡ Viva el liberalismo! ’
‘¡ Viva Zúñiga Huele! 7 No pueden acallarlos, pistola en machete...// Y es noche, noche
aciaga, la de mi amada Honduras. (Ardón, 1961: 55; siempre, la puntuación es del
autor). Dentro de esa misma línea política, “Sombras” denuncia la represión dictatorial:
Se abrió la primera tumba,/ enjincas de Sonaguera./ Se abrió la tumba primera/y se
ha quedado en la sombra.//¿Dóndeyacen los despojos/de Erasmo, aquel mozo altivo?/
Por escondido camino/cayó Rodríguez Ordóñez.../Erasmo tenia por nombre,/y hoy es
Erasmo perdido.../ Cayó Rodríguez Ordóñez.../Premiaron al asesino... (116-117). En
“Dichosa edad”, Ardón añora la época cuando las tierras hondurenas no tenían dueños
de artera codicia/sedientos de oro... (103).
202
lo polob'o iluminado
mató.// La mató la soberbia endemoniada/ de un salvaje sin Dios,/ que azuzó sus
jaurías, engreído,/ sediento de Poder. (65).
Quizá lo mejor del libro radique en “Nocturno No. 1” y “Nocturno No. 2”. Sin
estridencias, recogiendo elementos cotidianos, expresan sentimientos relacionados
con el tiempo, la angustia y el dolor: El aullido del tren abre un ancho/camino en el
aire.../¡Cómo llora el vapor angustiado/en prisiones de acero!/ El aullido del tren es
el grito/ de un espíritu herido;/y mi sueño se va hacia lo lejos/ en la roja espiral de
ese aullido... (31); Me acompañan mis libros/y unos trapos colgados en percha;/y
unos botes de boca redonda;/y unos cuadros de antiguasfiguras/ y unos calendarios/
de años fenecidos.../y una mesa en que puse unos trastos; y otra mesa pequeña y
cuadrada/ (...) y en todo esto,/solamente se escucha el tic-tac/del reloj, el riz-raz de
la pluma;/y en mi pecho, el compás de mi vida, que aún avanza, en tic-tac de reloj.
(32-33). El polisíndeton y la extensa y rutinaria enumeración traducen la precariedad
física y el estado emocional que sufre el exiliado.
Con un filón humorístico, “Saetas” estm conjunto de quince cuartetas de tema diverso:
Me perseguían los soldados,/sin poderme capturar;/pero me hallaron tus ojos, y ya
no me pude escapar. (139); Ocupaba un alto puesto./y ayer fui destituido^ De golpe
se vino abajo/la lista de mis amigos. (140). Víctor F. Ardón —dato paia la historia
de las ideas feministas en el país—, en “Romance de un libro lleno” se refiere, en
forma despectiva, a la mujer que ha tenido un pasado amoroso. Pero más interesante
es (por lo avanzado de la fecha de publicación del libro), el despiadado ataque a
Clementina Suárez en “Silvas irregulares”. Reprochando, a una supuesta autora, la
descripción de unas manos de hombre, le dice: Tal como lo hizo Clementina un día,,
203
Htlen UtneAo
Joaquín Soto
Joaquín Soto (1897-1926) escribió sólo una obra: El resplandor de la aurora (1916)
la cual muestra amalgamas romántico-modernistas. En 1960, con el nombre de
Lámparas trémulas, se publicó una selección de dicho poemario. En conjunto, sus
ciento tres poemas" muestran la presencia de un espíritu todavía imbuido del “mal
del siglo”: el regodeo —casi deleite— en estados mórbidos del alma; la glorificación
de la melancolía; el descontento frente a la realidad; el anhelo de una vida distinta y el
arraigado sentido de la muerte constituyen tópicos constantemente abordados: Qué
habrá tras de la sombra/ donde acaba la vida,/donde el beso concluye/ tras la muda
partida,// que agota de las almas/ el misterioso aliento/ en un fugaz martirio/ de
ignorado tormento? (sic)// Qué habrá tras de la sombra/ indefinible y larga,/después
de aquella hora/supremamente amarga? (sic) (“Misterio eterno”, Soto, 1939: 125);
De niño me hice hermano de la Melancolía;/ así dolor y llantos mi espíritu interpreta,/
y no tengo en el mundo más que una alegría/y es la santa alegría de sentirme poeta.
(“Mi corazón”, 147).
204
La palabra iluminada
Pero es el amor el gran tema del libro: alabanzas, entusiasmo, desencanto, reproches
y olvido, son algunas de sus principales modulaciones: ¿Florecerá de nuevo la caricia/
llena de sol, que imaginó mi anhelo,/para poder, mientras tu amor se inicia,/ llorar
sobre la noche de tu pelo? (“Mis lágrimas”, 67); Dulce campesina/ vuela mi canción/
como golondrina/hasta tu balcón. (“Desde lejos”, 89). Una versificación de sencilla
resolución. Con evidente trasfondo romántico, Joaquín Soto trabajó un estilo que, en
la segunda década del siglo XX, aún cumplía con los requerimientos de musicalidad
aclimatados por el modernismo.
Nicasio Gallardo
205
H«lfn Uro orto
206
Lo palabra iluminado
El sacerdote Rafael Moreno Guillén (1898-¿?) escribió Rimas místicas (1925), libro
con ciento veintinueve textos. La mayoría, de tema religioso. Los nombres lo pregonan:
“Ecce Mater”, “Ecce Homo”, “A la Virgen del Rosario”, “La inisa”, “San Luis” y
otros. Para que se advierta el espíritu que alienta en la obra, anotamos que “El Rosario”
está dividido en tres partes (correspondientes a los tres “misterios” de la popular
oración: los “gozosos”, los “dolorosos” y los “gloriosos”), con cinco estrofas (como
207
H»ltn UmaAo
las secciones en que se d»vide cada cuenta del rosario) de ocho versos cada sección.
Todo, dentro de la ortodoxia católica más acendrada.
El autor acude, con frecuencia, a las anécdotas de las cuales extrae enseñanzas morales.
En "flores y abrojos", un niño, desoyendo los consejos matemos, corta una flor y se
hiere con la» espinas La moraleja se enuncia sin ambages: Así la Iglesia nos veda/los
placeres mundanales,/ do el alma zaherida queda/por las espinas banales,/¡Maldito
(sic) sea ese mundo/ que fascina nuestros ojos (sic)/ ¡ocultando sus abrojos/ entre su
pompa falaz! (Moreno Guillen, 1925: 26). El planteamiento cristiano salta a la vista.
La intención didáctica se apuntala mediante el ejemplo o la alegoría. Con nitidez se
advierte en “Virtud y vicio”: Pasado ya el diluvio, una paloma/salió del arca, ansiosa
de volar./ extendiendo sus alas de azahar/sus ojos buscan la mullida loma.//(...) Al
buen Noé su fiel historia cuenta:/ cadáveres fluctúan; aun no hay playa;/ fetidez,
suciedad... ¡no hay otra cosa!// Oyóla el cuervo. Ya volar intenta;/sus negras alas
por el viento explaya,/y allá entre los cadáveres él goza... (39).
Sin obviar la faceta religiosa, el autor abordó otros temas. En “Con el sudor....!”
(sic), en ciento diez versos heptasilabos y endecasílabos, recordando el mandato
divino dado a Adán en el paraíso, realiza un elogio del trabajo como factor o palanca
de la civilización: El Trabajo es la llave del progreso,/ es el áncora firme de la paz;/
200
La palabra iluminada
con sus bueyes trabaja el buen labriego/ y el sabio con su lápiz y compás. Hay
trabajo en lafábrica que humea/y en el taller donde la fragua sopla:/hay trabajo en
la escuela do la idea/ impera triunfadora.// El Trabajo, es en fin, quien dio la gloria/
a cuantos sabios brillan en la Historia./ Tan sólo aquellos infelices hombres/ que no
fueron amigos del Trabajo/ vistieron el andrajo/y mancharon con lodo vil sus nombres.
(25). En “Alma de mártir” (combinación de setenta y siete endecasílabos y
heptasílabos), realiza un contrapunto entre la Europa rebosante de paz y prosperidad
y la Europa asolada por la guerra, situación que —según plantea— lastima sobremanera
el Papa Pío X. En “¡Hace un siglo!”, con el recuerdo de grandes prohombres de la
Historia como Francisco Morazán, celebra el primer centenario de la Independencia
de Centroamérica. Dentro de un estilo romántico-modernista jalonado de
reminiscencias neoclásicas (inclusive, con frecuentes epígrafes en latín). Moreno
Guillén escribió con bastante decoro.
Quizá, los mejores trabajos sean unas breves composiciones intimistas como ’ 1 risteza”
y “¡Cuidado corazón!” y algunos poemas religiosos como “Plegaria” e “Invocación”.
En “Tristeza”, el entorno físico se fusiona con la propia subjetividad: ¡Hay una honda
tristeza/ en esta estancia fría./ solitaria, desierta,/ de la pobre alma mía...!// ¡Parece
que de lejos/ me vinieran reflejos/ de algún dolor profundo! ; Oigo cantar los gallos
tristemente,/y se me antoja el canto,/un eco de mi propia tristeza.../ Que pasa por el12
20$
Hei<n limeña
mundo! (61). En “Plegaria”, Varela da salida a un estado emocional que busca refugio
en lo divino: Vencida por las olas adversas de mi sino/ estoy aqui. Señor toda deshecha
en llanto, y en la ansiedad fehril de un paliativo cauce/ a mi dolor, termino
desbordándolo en canto.//Si obedece a designios ocultos de tu mano/ este infortunio
eterno que a llorar me condena, sea, Señor, mas dadme porpiedad una leve emanación
divina de santidad serena/,' que me done el secreto de olvidar los rigores,/ acallar
toda humana, interna rebeldía,/y trocar la tristeza en perenne alegría:// Bendecir el
destino que me abruma a dolores/y apresando en mi ego la dulzura y la calma,/ ir a
7?. por la escala libérrima del alma! (sic) (63). La poesía sigue renuente a presentarse.
210
lo palabra iluminodo
rural (aplicación dolosa de la justicia, utilización de la fuerza por parte del mióte,
explotación religiosa...).
Martín Paz
Martín Paz (Trujillo, 1901 -México, 1950) escribió Iniciales (en coautoría, entre otros,
con Clementina Suárez); Marina (ambos en 1931) y Caligramas (¿?). De estos dos
últimos libros —sin especificar a cuál de ellos pertenecen— sólo conocemos las
muestras dadas por la antología preparada por Efraín López Nieto (1991).
Iniciales
En Iniciales, Martín Paz incluyó diez textos breves. El aspecto más interesante es
que se alejan de la nota quejumbrosa que predominaba en el posromanticismo
hondureño. Tampoco hay interés en insuflarles una tónica trascendente o solemne.
“El reloj” presenta el insólito caso de un reloj enamorado de la forma femenina que
tenía el humo arrojado por la chimenea de una fábrica, humo que la escoba del viento
disipó, Concluye el texto (en Suárez et. al., 1931: 46). En “Plenilunio”, después de
describir la noche espléndida, anuncia la posibilidad de arrojarse al agua para traerle a
su amada la hostia de la luna (57). En “Exvoto”, lava las manchas de la desilusión
que tiene el pensamiento y lo cuelga en el tendedero; la tarde lo toma rosa y. como
mariposa temblando de emoción, se lo entrega a la amada. En “Camavalaria”, indica
211
H«len Umofio
que el corazón ha subido hasta elflorido balcón de mi vecina y concluye: Qué pobre
pájaro ew. corazón,/ tú vuelas en un cielo/ de ilusión/ que te alucina:/ el corazón de
mi vecina es una rosa de pape! de China!// Por algo se parece a Colombina/ y tú a
Piernu con tu vana ilusión. (60). La antisolemnidad es evidente; el autor no se apega
a dictados mi mélicos y da cabida a la inflexión humorística. Sin duda alguna, Martín
Paz estaba al tanto de los experimentos vanguardistas.
Otros poemas
En la antología preparada por Efraín López Nieto, los poemas de mayor interés son
aquellos en donde Martín Paz rompe con el sentimentalismo. Para Roberto Sosa, “El
Negro Mister Brown” representa la ruptura con el intimismo y sencillez del
posmodernismo (Sosa, 1981: 100). Dice el poema: Taja/el balcón/por la cintura/ el
negro Mister Brown.// Y se asoma sonriendo su figura/ que es un bien acabado
estudio al carbón.// El sol se ha puesto/y el negro Mister Brown/ es sólo esto:/ los
dientes, porcelana; la epidermis, charol.// Sueña y espera/y rumia una ilusión./ Ni
sospecha siquiera;/ la noche va a borrarlo, de golpe en el balcón. (Paz, 1991: 1).
212
La palabra iluminada
Clementina Suárez
Corazón sangrante
Corazón sangrante, libro de romántico título cuyo tema central es el amor en su
vertiente más dolorosa y desconsoladora: en contraste con la pasión desbordante del
yo poético, el desamor del sujeto que centraliza la existencia. Con pocas excepciones,
los casi cincuenta textos destilan sentimientos concomitantes a esa intima verdad.
Rebosan de dolor. En “Por los viejos caminos”, la metáfora traduce el angustioso
existir: Largos caminos, blancos, negros, duros,/ cubiertos de espinas y de hiedrasJ
de arenas blancas y de finas piedras.// (...) ¡Qué camino tan largo el que voy
213
Htlfn UmoAo
recorriendo!/ y (sic) como (sic) cada noche que me sorprende tiene) para mi un
presente de dolor. (Suárez, 1930: 33, 35).
La intensidad del sufrimiento, por reflejo, despliega las carencias que lo originan. La
avasallante necesidad del otro. El deseo y sus lacerantes dardos. La ternura
desbordándose. El clamor que no encuentra resonancia. “Vano sacrificio”, “Al pie de
tu ventana” y “Me envolvió tu ternura” transparentan esa dimensión. En “Mi luminosa
soledad”, la acumulación de adjetivos subraya la desolación: Va cayendo gota a gota/
sobre el hondo silencio de mi vida, la tristeza/y mi alma, rota, sangrante y moribunda/
va esfumándose en la profunda/ neblina del silencio...// (...) Si los gritos de mi
corazón pudieran/con su fragor estremecer la noche,/¡Cuántas (sic) flores de ternura
florecieran!/¡Qué riqueza de luces, qué derroche/de risas brotara de sus sombras!...
(141-142).
La insatisfacción —el encontrarse con las manos vacias del bien anhelado— es tema
recurrente. “Ruego”, “Alma lejana”, “Plegaria” y “Luz”, advierten sobre la pérdida de
asideros espirituales. Con frecuencia, la desesperación obliga a que los ojos se dirijan
hacia el mundo natural. Su esplendor contrasta con las tormentas interiores (“Quietud
crepuscular”, “Tarde”...); acentúa la propia desolación (“Cuando la lluvia cae”) o se
toma en lenitivo para el alma lacerada: Dante tu ternura fuente/ para saciar mi sed y
refrescar mi frente.// Dame tufuerza, caudaloso río,/para matar este negro y doloroso
hastio // Dame tu sombra, ¡Oh (sic) árbol soñoliento!/ Para ahogar bajo ella mi
lamento.// Lirios, dadme vuestras fragancias/para ahuyentar mis sueños y aquietar
mis ansias. (“Imploraciones”, 21-22).
214
Lo palabra iluminodo
relación masculina. El vivir implica un signo trágico; He soñado tanto que a veces he
querido/ soplar sobre esos sueños y hacerlos florecer,/fundirme en sus fragancias,
perderme entre su olvido,/y diluirme entre las ondas de un suave atardecer.// Que sea
esta mi vida como un dulce latido/ de nota melodiosa que se apagó al nacer,/ como
un suave suspiro, como un tenue quejido/ de ilusión que quiso haber sido y nunca
logró ser. (29). Surge un tema que Suárez profundizará posteriormente: el de la
incapacidad del hombre para aquilatar la riqueza femenina. En “Me envolvió tu ternura”,
después de evocar momentos de amor, surge la devastadora realidad: pero vino la
noche/ te ausentaste/y me dejaste. (130). En “Al pie de tu ventana", polariza las dos
situaciones. El saldo de soledad para uno y la búsqueda de cumbres de elevado vuelo
en el caso del yo. El tópico de la dignidad femenina empieza a formularse: Llamé toda
la noche y la luz de la mañana/ me sorprendió frente a ella, cansada, de rodillas.//
(...) Te quedaste solo, porque jamás quisiste/ descifrar lo que en el alma de la mujer
existe,/y yo seguí mi camino, tras la huella lejana/ (...) que enfila mi existencia por
caminos floridos.../ya no oirás más lamentos, ya no oirás más quejidos/ ni súplicas,
ni llantos al pie de tu ventana. (43-44).
Pero esa decisión no es sinónimo de calma. La idea del bien perdido provoca
sentimientos de nostalgia. Como ya lo habíamos visto en Juan Ramón Molina, Froylán
Turcios y José Antonio Domínguez, también, en Suárez, la melancolía —de agazapados
filos— es un estado de alma que se arropa, se tiene en alta estima. Sin embargo, la
poeta no rinde banderas; insiste en cambiar el signo negativo. Empleando vocativos
familiares, se dirige a ella: Madre o hermana mía, taciturna y huraña/ que luis hecho
luminosa tu pobre soledad/ que suavizaste el quejido y acallaste la saña/y ofreces a
los tristes tu sombra de piedad.// (...) Abre tus brazos ¡Oh (sic) gran melancolía!/y
(sic) deja que mi vida se envuelva en tus saudades,/asi tu gran tristeza del brazo con
la mía/ puede ser que den vida a nuevas claridades.// (...) Enséñame la senda
melancólica hermana/ que va hacia los silencios y las renunciaciones/ que nos lleva
a esa tierra misteriosa y lejana/ do hallan paz y sosiego los tristes corazones.
(“Melancolía”, 117-118). Como manifestación de su angustia, el yo anhela la paz, la
serenidad, la tranquilidad. En “Mi vida era como”, añora la niñez y lajuventud, remansos
sin el peligro de la sierpe o el desgarre de la espina. Por esta razón, en tanto refugio y
consuelo, a la madre —cuya invocación abre el libro—, le dedica cinco sonetos
(“Madre”). Asimismo, como máxima protección, implora la ayuda divina para vencer
el desaliento (“De rodillas”, “Plegaria” y “Ruego”).
215
Helen ümoflo
Por otra parte., en Corazón sangrante, apuntan dos motivos que luego alcanzarán
mejores formulaciones ia preocupación social (“El mendigo”, “El anciano”) y el
acendrado amor materno (“Alba y Silvia”). La obra está imbuida de un espíritu
neorromantico que se acopla a la estética posmodemista. Los versos, aunque bien
elaborados —no desmerecen frente a los de sus contemporáneos—, carecen de
novedades estilísticas. Reiteran tópicos y enfoques al uso. No es por este rumbo en
donde se ubica su importancia Al respecto, en la nota introductoria, Suárez indica
cuál es la razón que la llevó a escribir: Estos versos son a manera de gritos del alma
lanzados a las hondas soledades de mis noches: floraciones tristes que reventaron
bajo el calor de los crepúsculos, fuga de alondras de cristal, sacudiendo sus alas en
las sombras o pájaros que cansados de volar se quedaron contemplando con melancolía
el cielo. El sustrato de tal florilegio apunta hacia un valor extraliterario que, en ese
momento, no podía percibirse pero que, la distancia que dan los años, objetiva con
nitidez, estriba en la decisión de Clementina Suárez de escribir y divulgar sus vivencias.
En asumir su voz y proyectarla con dignidad. Por primera vez, en Honduras, una
mujer se atreve a publicar un libro desde la desnudez emocional que implica el género
Urico, sin el ropaje que propicia la ficción. Corazón sangrante posee, pues, un valor
historiográfi.co, similar al que, en la novela, posee el trabajo de Lucila Gameto.
2I¿
lo palabra iluminado
Dime, espejo ¿cómo me queda este vestido de jiesta. ? (sic) Mira que
quiero entrar en sus ojos como un rayito de sol... Mira que estoy en
la ventana esperándole y dentro de un minuto mi cara ha de estar
frente a su cara. Dime si me quedan bien estos rizos que caen sobre
mis hombros, y estas ojeras amoratadas y mis labios carmcsOs...
Dime, espejo, si estoy tan hermosa como para esperarle a él. (29).
En “El diamante” —trabajo de aparente intención didáctica— la pasión va por dentro.
Quizá, por ello, conlleva un efecto más incisivo. Un hombre se ufana de un gran
diamante. Cuando lo tallan, revela su imperfección: oculta veta de carbón lo deprecia
totalmente. Pareciera sin relación con el contexto literario. Sin embargo, en dimensión
simbólica, encaja a la perfección. La rutilante piedra: el hombre de prístina belleza (El
217
Htltn Umofto
Pinta mis ojos con el agua de todas tus charcas, con la profundidad
de tus mares y con la negrura de todas tus noches... (...)
Y píntame sobre todo esta mirada que del corazón me sube llena
de ternura... Me dices que soy fea, que soy fea para ti. No lo creo, no
’* Clementina Suárez se hizo famosa porque su retrato fue pintado por más de cien
pintores de México, Centroamérica y otros países.
218
Lo palabra iluminado
lo puedo creer, pues cuando tus ojos están en mis ojos, yo me siento
hermosa de la cabeza a los pies. Y menuda y breve —figurita de
miel— pienso, que si me tocaras me desharía como gota de rocío que
se evapora cuando calienta el sol. (77-78).
De mis sábados el último no implica ninguna labor de ruptura. Apenas el atisbo
expresionista señalado en el último ejemplo.14 Pero ostenta calidad. Además, comporta
el inicial planteamiento de la autora con relación a la dignidad femenina. Éste es,
quizá, su aspecto conceptual más relevante.
Por el contexto literario, creemos que el poema “A Dios” está dedicado, no a la divinidad,
sino al hombre al que se ha elevado hasta ese pedestal señero. El poema posee un
sentido circular: un mundo cerrado del cual no se puede ni se quiere salir. Sólo consta
de tres versos que, en realidad, son dos: Y sin brazos y sin manos y sin ojos/yo sé que
te podría ver..../y sin brazos y sin manos y sin ojos. (12). Pero el dios —ídolo de pies
219
H»l«n UmoAa
endebles reveló sus fisuras internas. Cayó del sitial amorosamente construido. “Mis
templos”, “Ruinas”, “Iruento”, “Supremo esfuerzo" revelan la magnitud del desencanto:
En mis templos de fuego'se quemaron los dioses, se quemaron los dioses,/ya no puedo
creer... (5) Sobrevienen el dolor, el desengaño, la desesperanza: Todas mis ansias en el
azul quedaron'y los sueños (...), Los marchitó/ la racha del dolory la cruel y devorante/
canción del mal, los dispersó. (“Sueños dispersos", 39); Los sueños se van como las
hojas (“No ansies corazón”. 22). “Ruinas, “Intento” y “Supremo esfuerzo” están dentro
de ese ramalazo del dolor. Pero Clementina nunca renunció a la esperanza. En “Sueños
dispersos”, dice: peto la vida a la ilusión se aférra/ silencia sus dolores y sus males,
ansia el cielo y va sobre la tierra, (loe. cit.). “Supremo esfuerzo” anuncia la decisión
renovadora; He de olvidarte, amante! (sic)/ He de olvidarte! (sic)/ No seré página
blanca.' ni tendré mi alma en renuevo,/pero seré unafuerza viva/que se internará muy
hondo en la corriente que llevo. (63).
En “El ruego”, Suárez pregona la conciencia que tiene de si (Yo no soy como la rama/
de la encina, que siempre está tranquila); menciona a mujeres a las cuales admira:
Teresa [¿Santa Teresa de Jesús?], Madame Curie, Ida Rubinstein..., y plantea la idea
de la sacralización del cuerpo: Ya quiero ir por la ruta (...) desvistiendo mi cuerpo
ante los hombres/ para infundir un credo diferente (77). “Explicaciones” ratifica la
autovaloración de su identidad femenina: Animal sidéreo,/bello amado mío,/ hunde
tus esplines/ entre mis jazmines./ Escúchame, escúchame,/ como otras yo no ansio/
ser hombre ni un momento./El mundo es Los Mil y un Misterios/ etéreos,/ sutiles,/
divinos,/que requieren ojos femeninos.// Yo soy Scherezada/ que lo sabe todo,/ tú el
rey tremendo/que no sabe nada. (23-24). “Compréndeme” avanza un paso más en la
ponderación de si. Apoyándose, inclusive, en el plano mitico —se remonta a las
sustancias primeras de la filosofía clásica—, se considera besada por el fuego, el
agua, el viento y la tierra. Además —idea presente en el poema anterior—, visualiza al
hombre en un plano de inferioridad: Comprende, comprende,/pobre hombre quejuzgas/
conforme a tus leyes humanas.// (...) Mírame: soy de pétalos:/ Oyeme, soy de ritmos./
Mi carne es tu deseo/ Donde mi fuerza y tu miseria veo.// (...) Alrededor de mi
cuerpo/ las Substancias Primeras/ son boas estelares/ regando sus caricias/
terriblemente eléctricas. (48-52).
220
la palabra iluminado
ofrece una perspectiva sexualizada del amor maternal. En “Sexo”, cuando habla del
propio, lo califica de encarnada rosa./flor de lujuria/ por donde salla mi juventud y
afirma que fue Desgarrada (...) por su loca furia [del amante]. Y remata: Pero yo te
bendigo/ gruta maravillosa (...) porque en esa flor estropeada/ una nueva vida/ yo
también di..... (20). Asimismo, empieza a tomar forma la poesía que se vuelca hacia
los demás. En “A Madero”, despunta su amor a Centroamérica considerada como
unidad: donde pone el quetzal/ su nota de esmeralda, la tierra de Molina,/ la tierra
del preclaro Francisco Morazán (44). Los versos no brillan por su enjundia, pero es
importante señalar el surgimiento de notas diferentes a las de la poesía amatoria.
Iniciales
Incluye varios poemas que aparecen en los libros anteriores. Como novedades tenemos:
“Interrogando”, “En pos de mis huellas”, “No ansies corazón” y “Mi poema al mar”. En
éste, identifica al mar con el amado: Acariciante sublime./ Bésame!(sic/ Bésame toda!
(sic)// Ruge/ ruge en mi..../ palidece de amor.../ ruge y ama, (...) Bésame! (sic)/ Bésame
toda! (sic)/ que (sic) me hechizas,/ que me encantas/ que tus besos son tan dulcesf tan
sonoros, que me cantas/con voces inmortales/que duermen los pesares. (Suárez et al.,
1931:8-11). En el soneto “Interrogando”, las dudas giran en tomo al sempiterno problema
de la vida y de la muerte: el imperturbable silencio de la Esfinge conduce a un túnel sin
salida. El misterio es la única respuesta. “No ansies corazón” elucubra sobre las frágiles
alas de la ilusión que son cual las de ¡caro, del sol leña. (21). “En pos de tus huellas”,
frente al dominio de los fuertes y orgullosos, Suárez contrapone la superioridad de los
poetas trashumantes y, sin suficiente justificación intratextual, le pide a Dios la luz de tus
consuelos. (14). El lenguaje, según observamos, carece de novedad.
Engranajes
Engranajes incluye textos versificados y prosas poéticas. Predominan estas últimas
y, en ambos casos, la expresión se acomoda a la estética posmodemista. La pasión
amorosa; la desilusión o la vaga tristeza por lo endeble de los sentimientos del varón
y el amor materno son los temas dominantes. En dos composiciones, transcritas en
forma integra, leemos:
Atada a las ratees de sus manos no me arrebatará la muerte;
retenida en el viento de su memoria, seré la luz de un paisaje en el
escenario de la vida. (“En las sábanas”, Suárez, 1935: 13).
221
Hilen UmoAo
Mi mugre brotaba de! eje de mi ser como las bugambilias (sic). Era
una bandada de pájaros rojos que entonaban la oración de la vida
en puntos Suspensivos, que eran un sueño de muerte. T más allá...
el corazón quieto, de represo del camino por donde llegué a ti. Un
despojo ya en la vida, y una miseria que no quiso la muerte.
Como a los niños, me venció el sueño en los subterráneos del Misterio.
Tenia el borrador de muchos poemas, oraciones como corales rojos, para
enredarlos a tu cuello. Pero estoy desmemoriada. A mi represo de
ultratumba, he olvidado el camino para llegar a ti. (“Sangre”, 17).
Al modo tradicional (es decir, explicitados los dos aspectos de la comparación), los
símiles y las metáforas constituyen el principal soporte expresivo. Veamos un ejemplo:
En mala hora —me dices a cada rato— llegó a detenerse el pájaro de tu inquietud en el
pararrayos de mi alma. (16). Tal como ocurre con la prosa, las composiciones versificadas
extreman la brevedad. Instantáneas que fijan un momento o una impresión. Copiamos,
en forma completa, dos ejemplos en los cuales refulge el ingenio y la capacidad de
traducir un estado de ánimo con escasos recursos expresivos: Tu cuerpo sobre mi cuerpo./
De pronto, me sientoflorecer... (“Conjugación”, 31); Te conocí vestida de rojo./ Y ahora
—¡qué lustroso amanecer!—/ estoy toda vestida de alba. (“Lavada”, 39).
Veleros
Veleros es un conjunto de poemas en los cuales persiste la lírica amorosa, especialmente
en lo que se refiere al desgarramiento interior por la ausencia del amado. En “Fuga de
222
Lo po'obrc iluminado
Sin embargo, Suárez empieza a pulsar una cuerda distinta: poseída de una sensibilidad
recién encontrada, se detiene a contemplar a los demás. Capta los problemas sociales
y se rebela contra la injusticia. “Multiplicada” sintetiza la diferente perspectiva: Antes
quería ser,/quería ser,/yo.//Ahora quiero ser,/quiero ser/ todos. (5). El titulo de “En
brazos del nuevo viento”, marca la escisión ideológica: ¡Qué trabajo me cuesta/ romper
tanto espejo inútil!/ Sombras, sombras no más,/ pero sombras de mi misma./ Las
cosas se han dado vuelta/ y es crimen hablar de estrellas/ cuando hay que limar
cadenas./ Ahora, si regresara,/ no podría reconocerme./ Adelante 'voy con todos/
buscando la luz redonda./ ¡No me duele la carne!/ ¡No me duele mi llanto!/ La gran
masa grita y avanza/ terrible y multiplicada./y yo avanzo, avanzo también''en brazos
del nuevo viento. (4). No duelen la carne ni el llanto. Pero su enunciación misma
indica que existen. Son presencia viva. De fuerza latente siempre a punto de soltarse.
Arduo trabajo romper con el pasado. Pero la decisión está tomada y se avanza con el
nuevo viento. Mi subrayado muestra una manera de adjetivar bastante novedosa.
Clementina va soltando su voz.
Pero volviendo a la visión extendida hacia los otros, en “Pan”, implora alimento para
tanto ser con hambre. La solidaridad con los obreros es tema central en “De eslabón
en eslabón”. En “Burdel”, como gran pecado compartido, desenmascara la explotación
sexual femenina; En la casa de todos/mil mujeres esperan./ (...) Con el barro de su
sexo/ hacen vasijas de cobre./ Sus cuerpos caracolean/ en las almas muertas (33).
En “El grito”, especifica cuál es la nueva atalaya desde la cual contempla la realidad:
Yo era/ una desesperada mariposa/ aprisionada en las paredes/de las horas inútiles./
223
Heltn UmoAa
Pero el nuevo grito/ llegó por fin a mis oídos/y yo le he abierto los brazos/ como a
un horizonte de luz/ que me señalara/ el único puerto de esperanza! (sic)// ¡Alegría!
De los niños apiñados / ¡Alegría! Del dolor que florece./ ¡Alegría! De mis brazos
tendidos/a! mu vo grito del mundo. (11). Certeza de que hay dolor en el mundo. Pero
no hay amargura sino confianza en el nuevo grito, en el afán que se comparte por
transformar a la sociedad. Ideológicamente, la autora se pertrecha de concepciones
progresistas y, a la vez, depura el estilo. Está a las puertas de sus obras mayores.
De la desilusión a la esperanza
De la desilusión a la esperanza marca la entrada de Clementina Suárez a la madurez
poética Supera el posmodernismo e imprime un viraje a la poesía hondureña
enrumbándola hacia las formas de vanguardia. La autora utiliza las palabras de una
manera personal: las despoja de su significado cotidiano o generalizado (el que se
constriñe en el diccionario o en reiteradas codificaciones que necesariamente se
desgastan) y las marca con su propia impronta. Los versos —como se impuso en la
poesía moderna a partir de Baudelaire— se toman ambiguos, polivalentes, cargados
de significaciones, enriquecidos en su capacidad de decir.
Sin caer en tópicos usuales, el amor materno esplende en “Contigo crece el mar”,
“Dentro de la noche”, “Canción de cuna para una hija”, “Canción para dos niñas
pobres” y “Poema del paso detenido”. De esta lúcida composición, un fragmento:
Desde mi sangre dos niñas me miran/ con ojos que se clavan en mi cuerpo vacío./
Entran y están de pie como mundos completos/ colgados de su luna, de su sol y su
sueño./ Tapándote la cara quisiera defenderte/ huella leve que andas y desandas mi
camino./ Miedo de madre tengo —sin embargo quiero que saltes—/que saltes sobre
mi sangre sin volver a verme. (Suárez, 1944: 2). El amor de madre no implica
sometimiento a la servidumbre tradicional que se le impone a la mujer. Aunque le
duela ver a sus hijas sin padre, que éste mejor se vaya.
224
Lo pelobra iluminado
Imágenes eficaces porque han sido extraídas ai margen del decir ajeno, reiterativo y
predecible. Mediante ellas se ratifica la idea del compromiso literario, tal como, por la
época, lo entendían los intelectuales de América Latina. En el caso de Clementina
Suárez, la preocupación social —como motivación poética— se fue desarrollando en
forma paulatina hasta alcanzar una precisa formulación. “Elegía de la sangre heroica”
plantea que toda liberación ha de surgir del propio individuo: Porque sólo el hombre
oprimido,/ahogado de noche y de terror/ alcanzará la apropiada medida/para revivir
en forma exacta/ la desfallecida corteza del planeta. (7). “Se levanta el mar” traza la
perentoria necesidad del trabajo solidario: Cómo detener el pecho,/ ante el crujir de
los caminos/y el trizar de las espigas./ Cómo no saltar ola por ola/ escribiendo en el
aire/ con dedos de fuego,/ en letras separadas/ un alfabeto nuevo./ ¿9 hq\ que
olvidar/que no vamos solos al asalto:/ caimanes, espumas yfieras/ están con nosotros./
En remolinos bajo el viento/ que nos ayuda frente a frente. (9).
225
Htl«n Umoflo
La autora desarrolló una conciencia muy clara del puesto que ocupaba en la historia
hondureña. Se supo signo de contradicción y no evadió ni disimuló ese papel.15 Sin
falsa modestia, percibió su labor de pionera, especialmente en lo que se refiere a la
ruptura de rígidos y arbitrarios códigos aplicados a la mujer. Se adivinó bandera y lo
proclamó sin ambages. En “Se levanta el mar”, su airada voz establece el derecho a
15 No es fortuito que Ángela Ochoa Velásquez le dedique un poema con un terrible
verso en el que la equipara con las fuerzas del mal. Supra, p. 143 Todavía más
agresivos son los versos que le dedica Víctor F. Ardón. Supra, pp. 203-204.
226
la palabra iluminado
dar batalla sin términos medios. Tomada una opción, luchar con todo lo que se es.
¿Quién hay ahora que no se rebele/y no tenga en el alma una voz incendiada?/
Luchando estamos por el sitio del cuerpo/y hasta por la inicial del nombre. / Estamos
de pie/ Con (sic) unas, dientes y relámpagos./ si alguno cae otro se levanta/ con
raíces que crecen/ debajo del azufre. (9-10).
227
Helen Umoho
Gracias a esa poética renovada, Suárez, en 1957, se conviene en una de las voces
fundacionales de la poesía hondurena contemporánea. En el texto I, leemos: Pudo
ser.' Pero estaba la espina,/eterna enemiga de la rosa./ Ysola, sin orillas,/la perdida
corola de mi sueño.// Y fue./ En aquel pliegue triste/ de mi sangre/ donde, pálida
quedó la sonrisa/ que se hizo hielo/ sobre su pecho ausente.// Obediente la rosa a su
destino./ tuvo que ir mostrando/ el candor de su rostro.// Te quemará el amor los
huesos./ Niña del aire! (sic)/ Paloma del amanecer! (sic)/ Ya que sólo en la sangre
despierta/ estará el germen creador defendido.// (...) Ningún camino aparta al cielo
de su cielo./ Todo te alza a la altura de tu llaga./Conmigo. Contigo. Sola./Atada va
la sangre a raíces que no entiende. (Suárez, 1969: 59).
228
lo petaba iluminado
El texto IV, con delicadeza, retoma el tema de la maternidad' Despacio,; que está
madurándose/ la criatura de espuma/ que se queja en mi entraña. El amor equivale
a entrega de lo mejor de si: Nunca esperes que te traiga/ una espina en la mano./
Para venir y buscarte,/ya había dejado/ todos los abrojos. Nunca es aniquilamiento
del otro sino persistente entrega del yo, en busca del mejor tú: Buscando/ voy dentro
de tu fondo/ al árbol que te viste/y te abraza y te estrecha. Para Clementina, el amor
fue gozo: De tu lecho tibio/ me incorporo,/ cantando.// Con un sentido radiante/ del
Universo/ y del amor. Por esta razón vital entendió que la clave no descansa en la
confrontación sino en la complementación: hay una conexa ternura/ en mi grácil
tallo,/ que busca en ti su equilibrio/ para encontrarse. (62-64).
Pero, dentro de una visión ética de la existencia, la persona no puede ser sorda al
clamor social. La poeta, al definirse, externa su capacidad abarcadora de amplio abrazo
solidario. No diluido en abstractas entelequias sino encamado en hombres y mujeres
concretos que sufren cualquier tipo de opresión: Es [su corazón] más ancho,; más
puerto,/ más alba sin frontera.// Oyendo está la queja/ de los hombres/ y sus urgentes
ansias/ por ser libres.// Hoy sabe que los hombres,/ si sufren y trabajan/ estrujados y
agónicos,/ es por tener su vida/y por amarla./Ahora,/en nuestra noche, multiplico en
mi carne/dolorida/ voces de hembras deshechas,/de madres; con el surco/' clavado de
puñales/y de niñas que tienen' las manos con espinas.//Antes,/ en nuestra nochecera
un llanto mi voz/y sólo un llanto.//Hoy,/ya tan cerca del alba./ traigo despiertos ríos,
de mujeres que gritan como yo (68-69). Para completar el lúcido esquema, en la estrofa
final, coloca al amado en una disyuntiva: Y tú, dime/estás conmigo/ en este círculo de
mi sangre,/ o me sigues buscando/por la huella/'de mis pies cansados?(sic) (69). En el
texto VI, Suárez concibe que la felicidad personal necesariamente pasa por la de los
demás. La apertura al mundo de los otros ha sido, pues, completa: Empezaremos. ■ A ser
felices,/ a quererlo ser.// Asumiendo el deber/ de que sólo/ por un camino humara/ se
puede serfeliz.// Sin lo estéril/ de la desigual./ solitaria felicidad. (68). Creciendo con
la hierba es un canto de amor. Sin obliterar la irrenunciable realización p-.xonal e
íntima, contempla el mundo de los otros. En esta forma —con el sello de un estilo
trabajado a pulso— Clementina Suárez trenza —y hace una— toda la capacidad amatoria
del ser humano. A mi juicio, un poema de proyección y valor universal.
229
Mtltii UmoAo
230
Lo pololo iluminido
17 Aunque en el libro no figuran sus nombres, la misma fue preparada por Leticia de
Oyuela y Ramón Oquelí.
231
Helen (Imane
Para ella, el amor no admite condicionamientos: Amor sólo es amorf cuando es amor,
amar, amor. (...) Amor, sólo es amor, por amor, amor, amor. El Eros lo invade todo: Abro
los ojos y vengo de tí, (sic)/ cierro los ojos y voy a ti. (sic)/ Y tu prodigiosa fuerza me
atrae/me recoge en capullos silvestres,/y estoy en tu tacto, tu beso,/ dispersa, tendida,/
corola de amor.// (...) absoluto en tu cuerpo,/parasol, cielo, ciudad mía,/ tierra dulce,
paraíso tibio. (73-74). Acumulación de atributos. Todo el universo se concentra en un
único absoluto. Por esas razones -las del corazón-, cuando se trata de obsequiarle algo,
la mejor ofrenda radica en el derroche del propio cuerpo. En “El regalo” -cincuentitrés
disticos-, todo es poco para el deleite del amado: Quisiera regalarte un pedazo de mi
falda/ hoyflorecida como la primavera.// Un relámpago de color que detuviera tus ojos
en mi talle/ —brazo de mar de olas inasibles—// (...) La cabellera que brota del aire/en
liquidas miniaturas irrompibles//para que tus manos indemnes hagan nido/como en el
sexo mismo de una rusa estremecida.// La entraña donde te sumerges como buscando
estrellas enterradas/ o el sabor a polvo que hará fértiles nuestros huesos.// (...) La
intemporal casa/que mi polvo amoroso te va ofreciendo.// (...) Mi muerte/con su pequeña
eternidad (79-82). Cada distico entraña una faceta del supremo obsequio. La elipsis (o
zeugma) de la forma verbal (regalarte) es un acierto estilístico. Subraya la precipitación
emotiva. El vendaval pasional. Cada poro del yo, en clamor unánime del otro. Inclusive,
no importa su ausencia. Lo construye su palabra: Mi mano dibuja tu rostro/y digo: estás
aquí./ intemporalmente construido/ con ropas de ángel, manzana y flor.// (...) Yoy sin
interrupción diciendo:/ amor, amor, amor,/yflagelarme podrías hora por hora/yo diría
siempre: amor, amor, amor./¿Que no estás presente?/ No es necesario./La palabra irá y
vendrá/siempre en el viento. (“Poema de su presencia”, 84-85).
232
La palabra iluminada
Vive, el amor, cada vez que se pronuncie. Cada vez que se formule el signo que lo
atrapa. El amor sin condicionamientos. Vivenciado no como condena o cadena que
esclaviza. Voluntaria cesión del yo que, paradójicamente, lo potenciahza. Factor
detonante en la realización de la energía creativa. Ningún amor —asumido con la
responsabilidad del compromiso— cae en el vacio. Deviene en peldaño hacia la
conquista de sí. Que no es egoísta y se abre a la contemplación y transformación del
universo. Ésas son las señales a las que alude el título del libro y ése, probablemente,
sea el metamensaje fundamental de la obra de Clementina Suárez. No es gratuito que
su antología lleve tal nombre. Pero llegar a la altura espiritual implícita en los textos
comentados, implicó desgarraduras en las entretelas anímicas más recónditas. Fue
una madurez construida a partir del sufrimiento: Pero en la vida mía, la de tu hija./
el cielo no se alcanza tan fácil./ La verdad del mundo le fue taladrando el pecho/
hasta convertir su dolor pequeño/ en un dolor universal. (“Ahora es que he crecido
madre”, 27).
233
Htltn UmoAa
234
la polobro iluminada
Del dolor nació el canto de esperanza. De la soledad inicial, pasó a sentirse en compañía
de los demás. Por esta convicción, no tuvo ningún reparo en proclamar la perennidad
de sus versos. La absoluta certeza de que, al desdibujarse el rostro físico, quedaría lo
más valioso: su legado poético. Gracias a éste, la comunicación jamás se perdería.
Seguiría hablando con las generaciones por venir. Una seguridad intenor que apabulla.
Al propio yo, Clementina —una especie de leitmotiv presente desde De mis sábados
el último— opone la pusilanimidad, la estrechez de miras del hombre que se deja
atrapar por lo cotidiano, por ideas de consistencia fantasmal: Alta te esperé a la hora
de la rosa/ y el fuego sideral./ (...) Pero tú, mi huésped,/ has huido atemorizado,
despavorido.// Mi ángel sin orillas te ha causado miedo/y huyes, mi dueño, atado1'a
fantasmas cotidianos,/ donde tus pies únicamente serán tus pies/ y tus manos tus
manos/ en un eterno ademán frustrado.18 (“Hubiera tenido que morirme por dentro”,
55). Versos que implican un ataque a la cautelosa racionalidad, a la cuadratura mental
incapaz de alzar el vuelo hacia estratos o dimensiones en los que opera otra realidad.
’8 En el texto dice mi eterno; pero tiene una corrección a mano en donde cambia el
adjetivo posesivo; probablemente fue hecha por Clementina y es, justamente, la
que le da sentido al verso.
235
Hilen Umofto
título, sobre lodo por lo insólito del segundo adjetivo— evoca un amor que llegó demasiado
tarde: Has venido muy tarde, cuando yo no esperaba/ ni el signo milagroso de tu sonrisa
dulce; ni la blanc ura extraña de tus ojos balsámicos.../pero has venido y basta, ¡dulce
mujer tardía! (552). “Canto a Trujillo” entraña una visión matizada de subjetividad del
histórico puerto: Hoy hago de tus ruinas mi más cercano símbolo./(...) Como un fantasma
absorto surges al plenilunio/ y tu éxtasis persiste también al mediodía./ Nada podrá
curartejamás tu desencanto/y serás en los rasgos perennes de la Historia/la más triste
y más lírica ciudad de mi país. (551). Asimismo, Marcos Carias Reyes, en la muestra del
trabajo poético de Martínez Galindo, ofrece “Canción de la Soledad”. En ésta, cada
estrofa recoge aspectos de distintas etapas en la vida del yo poético: Despertar de la
vida. Canción azul./ Caricia estremecida de la mejor ternura/ en el regazo maternal.
Lumbre increada/de la alegría. Yofui un soberano/ de mi reino sin par./No cabía en mis
sueños la Centura/ pero cabía en mis manos./ Y el mundo era mi trompo de colores.//
Pero eso ya pasó.// (...) Mi cauce está ya seco. ¡Todo pasó!/ Y no tengo preguntas ni
ansiedades./ Frente al destino mudo... ¡aún quedo yo! (en Carias Reyes, 1947: 123-
124). Los fragmentos citados, aunque exiguos, permiten calibrar hasta dónde podría
haber llegado el estro poético del autor si hubiese vivido más tiempo.
Marcos Carias Reyes (1905-1949) publicó Prosas fugaces (1938) cuya primera parte,
con el significativo nombre de “Breviario sentimental”, está conformada por veintiocho
textos en prosa trabajada a la manera del modernismo.19 Es decir, con un empleo
profuso de la imagen burilada con intención preciosista. De ahi que el autor, en la
introducción, lo considere intérprete de mis líricas ansiedades en la pasada
adolescencia; vibrante con mis inquietudes juveniles; estremecido por todo lo que
vendrá.. Estamos, pues, ene! terreno de la prosa poética, tal como la habían elaborado
Rubén Darío, Juan Ramón Molina y Froylán Turcios. El amor, la reflexión general
sobre la vida, la descripción de situaciones del entorno físico, las consideraciones
sobre la poesía y la belleza, son algunos temas y aspectos contemplados. Del trabajo
de orfebre —la calidad estilística— dan cuenta algunos fragmentos:
19 Dos o tres textos ostentan un carácter narrativo (vr. gr. “El indio"). Pero, aún en ellos,
la efusividad lírica es muy intensa, tal como se observa, también, en los ensayos
literarios incluidos en las dos secciones restantes del libro. Excelente ejemplo es el
estudio "Juan Ramón Molina".
236
Lo palabra iluminóle
Un inusitado fulgor iluminaba todas las cosas. La luna era en los espacios
infinitos y serenos sublime lampadario ¡pie derramaba su luz pura por el
lóbrego vacio. Había millones de fantásticas luciérnagas sobre el follaje
verde de los árboles. Había millones degotas de tocio en las lustrosas hojas
y, en los ámbitos serenos, en los cielos impasibles, en el alma de las cosas,
todo era luz, fidgor divino e inmortal. Noche blanca..., noche blanca...,
noche pura, noche con que sueñan sobre el estanque plácido los ánades
azules, noche con que dialogan en el jardín umbrío las castas margaritas,
noche que en el alma de las nübilcs adolescentes prendes en leve jirón de
ensueño, y que has enseñado a la mía a admirar sobre todos los cultos a la
madre naturaleza. (“Noche blanca”, Carias Reyes, 1938: 69).
¡Madre ciudad que duermes tus sueños heroicos a la sombra propicia de
tus montañas! Nido de piedra que escondes en el embrujado recogimiento
de tu seno, el hierro de la virilidad nativa, el oro del espíritu procer y la
pátina de las edades que sefugaron hacia el olvido. Joyel de la naturaleza,
donde se volcaron con profusión sus maravillas de colores y de líneas,
haciendo más honda la emoción y más espontáneo el asombro,
¡Pequeñita ciudad antañona, yo te amo! Quiero que me hables, que me
digas tus secretos, que abras la cancela perfumada de tus historias
románticas, que me asustes con tus relatos de abracadabra, que hagas
desfilar ante mis ojos —ante mis ojos ahitos (sic) de modernismo— tus
hidalgosy tus infanzonas, tusfrailes y tus plebeyos, tus conséjales (sic) y tus
comadres, (...). (“Tegucigalpa”, 42-43).
He aprendido a escriba- tu nombre, como en mármol, solnr mi corazón.
He aprendido a cantar tu nombre, como un himno, con las toces de mi cavazón.
He aprendido a sentir tu nombre, como una esencia, en los latidas dt mi
corazón.
Y, tu nombre —escrito, cantado y sentido— no se acabará sino hasta que
agonice la lámpara de mi vida.
En el azul de la mañana vi tu sonrisa
En el rumor de cristal de la fuente oí tu voz.
En la penumbra nocturna presentí tus ojos. (“Pasión”, 55).
237
H»ltn Umofla
En el último ejemplo, inclusive, el autor adecúa el escrito al ritmo del verso. Como
notas de estilo, se advierte: adjetivación abundante; reiteraciones léxicas y amplia
utilización de recursos expresivos (anáforas, paralelismos, símiles, metáforas,
exclamaciones .). Todo, manejado dentro de cánones modernistas.20
Ramón Padilla Coello (Choluteca, 1905-1931) escribió El alcázar de cristal (1936) cuyos
poemas oscilan entre actitudes y patrones románticos y cadencias y tópicos de impronta
modernista. Un buen número de textos (“El único canto”, “Ella”, “Poema primaveral”,
“La balada de mi amor”...) se consagra al tema amoroso y la mujer se percibe dentro de
los términos que acuñó la lírica romántica. Mayor interés —por quebrar un tanto la
moralidad expresiva que predominaba en el medio- ofrecen cuatro poemas cuyo tema es
la fuerza de la libido. Así, el soneto “La virgen desnuda” -de clara prosapia modernista-
dice: Un vago desperezo defiera -como oleaje-/ corrióle serpenteando del cuello hasta
las pies,/ cayó junto a sus plantas el intimo ropaje,/ y espléndida y lasciva surgió su
desnudez...//El bosque tuvo un sordo mugido de coraje,/ cual si sintiera su ansia de
macho despertar,/el viento se hizo tibio, tembló como el boscaje,/y con gemir de niño su
cuerpo jue a besar.// El sol fue un solo canto, un canto de esplendores,/ abrieron sus
corolas magnificas las flores,/y un sátiro en la fronda murióse de placer...// La virgen,
entre tanto, sonriendo complacida,/hundióse en la tersura del agua adormecida,/jugando
con sus regios pezones rosicler. (Padilla Coello, 1968: 39-41 ).21
238
Lo palabra iluminado
En “El instante propicio”, en reiterado motivo modernista, que toma a dos seres
míticos como símbolos de lo sexual y genesiaco, la voz poética exhorta: Ha llegado
el instante, viejo fauno demente,/—la luna la ha hechizado y ahora está dormida—
de que apreses la ondina que asedias vanamente/ hace ya tanto tiempo, como es
larga tu vida... (41). “La monja” advierte sobre lo antinatural del celibato: Como
humana protesta al ultraje del rito/ que obliga a ser estéril y a no poder amar,/
erguíanse los senos —altivos, de granito—, de aquella monja triste con rostro de
azahar...// Sus pupilas de fuego tenían como un grito/ de deseos no extintos ni con
tanto luchar,/y temblaban sus carnes al influjo maldito/ de mis ojos que ansiosos la
solían mirar... (45).
239
• ........ _^.,„ , ___
*n
H«l UmoAa
El libro inserta poemas de ocasión (dedicados a reinas de belleza) y cuatro prosas que
se ubican dentro de la tradición modernista. Transcripta en forma íntegra, en
“Arcanos”, leemos:
¿Por qué no es el corazón como los árboles, Dios mío? ¿Por qué no
llega, con cada Primavera, el ansiado calor que vivifica y la jresca
lluvia que renueva?
240
lo palabra iluminado
Padilla Coello elaboró una obra de alcances limitados. Ninguno de sus textos trasciende
loS esquemas romántico-modernistas que ya, para su época, estaban desfasados.
Jesús Castro
Jesús Castro (1906-1968) escribió Mirra de primavera (1931), libro que se enmarca
dentro de cánones modernistas. “Cantos del trópico”, la primera sección, exalta el
esplendor de la naturaleza. “Primavera”, “Mañanita de Mayo”, “Una tarde de Mayo”,
“El Yojoa” y “Crepúsculos de Invierno”, son algunos títulos que indican el rumbo
conceptual que toma el autor. Un fragmento de “La Sinfonía del Pinar” posibilita
aquilatar el estilo: Suena, bajo los oros de la tarde,/en la dulce quietud crepuscular ■
cual una sonatina de suspiros,/la suave sinfonía del pinar.// Místico aroma de resinas
rubias/ llevan las leves brisas al pasar,/y se aduerme, temblando en el ramaje/ la
suave sinfonía del pinar.// Como el eco sutil de una plegaria,/como la voz lejana de
un cantar,/se diluye en el aura vespertina/ la suave sinfonía de! pinar.// Es como el
ruego de la raza extinta/ que a sus dioses solares va a implorar,/y que recoge en su
dolor eterno/ la suave sinfonía del pinar. (Castro, 1931: 17). El bien logrado efecto
rítmico del endecasílabo se acentúa por la reiteración de la rima en los versos pares
de cada estrofa y, para equilibrar el conjunto, quedan libres los versos impares.
241
Hfien UmoAo
“Facetas”, la tercera sección, ofrece variantes temáticas. Cinco poemas —de dos
versos cada uno—. por su carácter sintético, conservan vitalidad. “Polvo”:
Transmutación de la materia humana/ que desenvuelve su inquietud al viento. (59);
“La espina”: Guardián de los tesoros de la rosa/ que se ha nutrido de dolor y sangre.
(60) ; “Las nubes”: Dromedarios cargados de tesoros/que buscan un oasis en el cielo.
(61) ; “El suspiro”: Queja que no halló forma en la palabra./Beso que no halló labio
en qué posarse. (62). Por su delicadeza y juego metafórico, las composiciones se
acercan al espíritu del hai-kai.
“La balada optimista” destila satisfacción de vivir c invitación al goce. Los sonetos
“Flor de angustia” y “Pecadora”, por la soterrada intención o perspectiva moralista
que ios anima, son de interés para el estudio de la evolución de la visiótide la mujer en
la poesía hondureña. En el primero, aludiendo a la pérdida de la virginidad, dice: La
mano inexorable de un adverso destino/ vertió crueles absintios en tu celeste vino/y
destruyó inclemente tu fragante rosal. (64). En el último. Castro reconviene a la
mujer por haber quemado su lozanía en la llama del pecado y la insta a buscar el
perdón divino.
242
La palabra iluminada
Rubén Ángel Rosa (llama, 1906-Santa Bárbara, 1959) es autor de Albores (1929),
libro escrito dentro de los postulados del romanticismo. El amor, la muerte, el tema
patrio (“Por el ideal centroamericano”), son algunos temas contemplados. Asimismo,
en un claro influjo de su padre, el poeta y dramaturgo José Maria Tobías Rosa, la
mayof parte de las composiciones poseen impronta didáctica: “El jugador” (el que
todo lo apuesta en las mesas de juego); “Epigrama” (contra el abuso del alcohol); “La
calumnia”; “Una madre moderna” (se cuestiona a la madre que, por atender intereses
intelectuales, descuida a su hijo); “En broma Misa modernista” (la asistencia al acto
sagrado sin la necesaria devoción) y otros. Con frecuencia, en estos casos, Rosa
opta por la vertiente humorística. Así, en “Entre cacos”, dice: A una vitrina elegante/'
dos ladrones se acercaron/ y con presteza miraron/ cuánto había de brillante.// F el
llamado Manuel Várcel/ argidló: -Mira Pepillo,/¿cuánto costará ese anillo?/ —¡ Unos
dos años de cárcel!... (Rosa, 1929: 36). Un libro de escaso aporte estético.
Eduardo Berlioz (Tegucigalpa, 1907) escribió Horas de ocio (¿1933?).23 Con una
primera sección que se llama “Breviario sentimental”, tal como vimos en Mirra de
primavera de Jesús Castro, Horas de ocio ofrece catorce composiciones de inspiración
romántico-modernista. Entre ellas destaca “Greenwich Village” en el cual observamos
un buen acercamiento al barrio neoyorquino: Por doquier cafés llenos de gentes
ojerosas:/ artistas neurasténicos con pobre vestidura/ que por un ajenjo hacen una
caricatura,/y pálidas mujeres a éter olorosas// que pasan serpenteando sus cuerpos
de sirenas/y ofrecen sus caricias de sabias magdalenas/a cambio de dinero, de coca
23 El texto no tiene fecha. En la dedicatoria del poemario, el autor consigna el año de 1933.
243
Hrlen Umofto
o de morfinaJ/ Este barrio del arte, del Vicio y de la Anemia/es un gran escenario de
la vida bohemia,' donde toda función en tragedia termina... (Bcrlioz, s.f.: 35-36).
Domina el tema del amor. Aunque con versos de dudoso sensualismo, por el relativo
atrevimiento que revelan, el soneto “La última cita" merece anotarse: Con la noche
por cómplice llegaste/ al discreto jardín de nuestras citas;/ sentado sobre el césped
me encontraste/ deshojando las negras margaritas// de la duda, que en mi esperar
sembraste./ Y ya juntos, tus curvas exquisitas/ al halago sutil abandonaste/ de mis
manos calientesy eruditas;//y al calor de mis ósculos impuros/ temblaron tus ebúrneos
senos duros./ Conturbada por loco devaneo// te rendiste, porfin, a mi deseo./ Y en
tanto que el amor te enloquecía/ la luna, maliciosa, sonreía... (34). En los restantes
poemas dedicados al tema amoroso (“A Sara", “A Trinidad", “A Margarita" y “Al
través de los años") se trabaja con versos sencillos y de motivos muy gastados: Y tu
boca encantadora/ —triunfo de cosas celestes—/es graciosa, seductora (21). Lo
mismo se puede aseverar de otras composiciones como “El miedo común”
(meditaciones surgidas en una sala de anatomía) y “Canción mistica" que expresa
cansancio frente al arte y la vida después de haber penetrado los dominios de Venus e
Himeneo (41). Berlioz también elaboró textos de ocasión (a una reina de belleza o
laudatorios en álbumes femeninos). Con la excepción de “Greenwich Village", un
estilo y una obra que nos parecen desfasados.
Medardo MejIa
Medardo Mejía (San Juan de Jimasque, Manto, Olancho, 1907; Tegucigalpa, 1981).
En 1975, publicó Anathéy Elfuego nuevo (Tumban Kak), libros de factura irregular
mediante los cuales se extema una visión de la historia que, aún idealizando situaciones,
se sustenta en principios marxistas.
Anathé
Medardo Mejia era historiador y le dio gran importancia al pasado indígena de America.
De ahí. el titulo del poemario, tomado del nombre que, según aclara el autor, los
antiguos habitantes de Mesoamérica daban a sus libros realizados con fibras de
henequén. Asimismo, Mejia fue de los periodistas más combativos del país. Muy
conocido por sus juicios lapidarios, en Anathé, denosta contra la retórica tradicional.
En “Volante proletario” —homenaje a los luchadores revolucionarios Juan Pablo
244
La palabra ilumtaeda
24 Adviértase la extensión de algunos trabajos. “Morazán”: 923 versos; “Carta agraria a Epifanio
Hernández”, 448; “Tikar, 461; “Lempira", 313; "Quetzacoalt" (sic), 233 e “bdm', 190.
245
Welrn Ümoño
visión es idílica: Gvj día, por fin,/ llegó al Mayab./ país de los mayas./ Era tierra
poblada por tribus ilustres que; odiaban la guerra./ (...) en el dulce país de los mayas
Juc recibido' confiestas / Los follecas se entendieron por senas con los suaves mayas./
Se sonrieron con simpatía y sellaron una alianza perpetua. (56). En sentido estricto,
una perspectiva antihistórica y un ritmo cercano al de la prosa.
El autor ve hacia el pasado, pero su objetivo es el presente. Por esta razón, en “Lempira”,
cuando analiza su práctica de lucha, en sintonía con el contexto latinoamericano, en
ese momento en efervescencia revolucionaria, valida la guerra de guerrillas: Con tales
virtudes, usted, sobre todo,/ era un estratega de altura genial./ Dirigió una guerra
con tanta pericia,/que su ejemplo queda para nuevos jefes./La estrategia es teórica
v a la vez es práctica,/y usted la entendió al saber emplearla./ (...) ¿Qué hacer en el
caso? Plantear el conflicto/en una implacable guerra de montaña. (67). Con relación
al lenguaje, encontramos formas directas, carentes de cualquier maquillaje. El autor,
al presentar el mundo de los opresores, elude cualquier eufemismo. En “Morazán”, al
hablar de la fragmentación de Centro América en cinco débiles estados, se indica que
ello fue para que sacien su hambre,/ unos en pos de otros,/ los perros imperialistas!
(89). En “Ixim” -dedicado al dios del maíz-, cuando habla de los españoles, acumula
elementos negativos: De España vino ha siglos una noche de cuervos./De aquel país
hundido en cantos funerales,/ en Santa Inquisición, en diarios quemaderos/ humanos
para alegrar a Felipe 11,/ un rey medio demente que deseaba ir al Cielo,/ volar en
vertical en coros de ángeles,/y al llegar la hora de partir a su cumbre,/ vio su muerte
gradual, lenta pero segura,/ tal vez por lepra o sífilis, en asquerosa llaga/ que negreaba
de moscas.../ Fn tanto los dignatarios/ que debían asistirlo en aquel pudridero,/ se
paseaban corriendo, tapándose las narices,/o arrojando las tripas en vómitos ruidosos./
En aquel espectáculo,/había un rey poderoso,/disolviéndose en pus. (11). En “Volante
proletario”, del encuentro entre Jorge Ubico, el dictador de Guatemala, y Juan Pablo
Wainwright, informa: Llegó en motocicleta el Napoleón de trapo/ a conocer la
confidencia del bolchevique./ Juan Pablo dijole: ‘Si es para escupirte/ la cara,
baciniquero de las compañías'.// Con un gargajo le bañó los ojos y la jeta./ Los
guardaespaldas lo acribillaron a balazos./Asi terminó aquel hambrón de la revolución.
(131). Sin ninguna cortapisa, se acude al término soez y a la referencia escatológica
o grotesca.
246
Lo palabra iluminada
sus textos posean un carácter épico-lírico. Quizá, uno de los mejores sea “Carta
agraria a Epifanio Hernández”. En nota previa, se indica que, en un periódico, aquél
comunicó su traslado de un partido político tradicional a otro similar. La voz poética
recuerda que, en su pueblo, hace mucho tiempo, conoció a un hombre llamado Epifanio
Hernández y, por si el de la nota periodística es él, le dirige una carta: el poema que
leemos, en el cual encontramos los siguientes momentos: recuerdo pormenorizado
de las duras faenas cuando Epifanio, con sus recuas de muías, repartía sal en diversos
pueblos; su enrolamiento en las montoneras y la comparación del caso de Epifanio
con otros similares: Joven, sonriente, se enviajó Camilo/Pagoaga hacia los campos
de la Costa/ Norte con la esperanza de llenarse/ las bolsas hasta el borde de dinero.//
(...) Eduardo Ruiz fue otro alucinado/con la Costa Feliz del oro alegre./ (...) iba al
Dorado en busca del Becerro/ de la leyenda; traerlo, y ser dichoso/ con mujer, hijos
y pequeña hacienda.// Trajo una tuberculosis fulminante; en el alma un agobio
indescriptible./ (...) A Santiago Aguilar, buen carpintero,/ le quitaron hasta el clavo
del gramil./A Marcelo Chirinos, buen herrero,/ hasta el martillo por el simbolismo.
(...) Y así y entre cuento y cuento van pasando/ en furioso tropel los Epifanios./ (...)
Y que en el colmo del coraje odioso,/ marchan a las matanzas colectivas/ en partidas
de Abeles y Caínes,/mandados por caciques más que bestias. (114-117).
Tal como ocurre con el caso anterior, la alusión al mundo indígena se encuentra en
poemas que no abordan específicamente esa temática. En “Salatiel Rosales", se indica
que los maestros del literato de ideas, tal como ocurrió con Lempira, fueron los
legítimos cantores: Huallparimadhi y Netzahualcóyotl (154). En “Edgar Alian Poe”,
al invocarlo, le dice: yo, ardoroso, te quisiera como gloria indiscutible/ del solar País
247
Helen UmoAo
ue Hucv.' que contiene con orgullo los remotos nobles restos silenciosos de Copón
Medardo Mejía dedicó poemas a otros personajes: “Bolívar”, “Juan Ramón Molina”,
“Barba Jacob”, “Goethe”, “Marx”, “Lenin”, “Buda”, “Maiakovski”, “Prometeo” y
“Scheherezada”. Como producto de un viaje a la República Popular de China, elaboró
“La gran marcha”, “Yan Tzin-Jua y Yan Chiu-Lin” y “La princesa Li”. Otros; “Paris”
26 País de Huey: nombre que los aztecas, según informa el libro, daban a Copón
248
La palabra iluminaba
y “Nueva York”. Este último, a manera de diálogo entre dos personajes, lo elaboró en
prosa y comporta una crítica al sistema capitalista. En Anadié, aunque abundan los
ripios, en el rudo tratamiento de los temas, se percibe una nota de autenticidad.
Esos últimos poseen carácter lírico. Mejía, en cada tema, ofrece una parte en prosa
rítmica, como él la llama, y otra versificada. En la primera, a manera de explicación,
indica: (Como en las antífonas Copánidas).26 En “Hunabku”, en la sección en prosa,
aclara: En un día dado las tribus copánidas hacían honores al terrible dios con
cantos y danzas en las fiestas mágicas. Decían a coro este mandamiento (27). A
continuación, aludiendo al nombre del dios, expresa: Piénsalo en el día,/en la noche
oscura,/pero no lo digas/con tus labios sucios/jamás, jamás, jamás, (loe. cit).
249
Hilen Umofto
“ixim”, con base en versiones indígenas — 'historias ’ copón idas, las llama el autor—,
rememora cómo fue que los pueblos americanos encontraron el maíz. El último párrafo
entraña una reconvención moral contra los explotadores: La leyenda acaba con la
maldición de Itzim para aquellos que sin ser inválidos, ni encontrarse enfermos, ni
estar destinados a otras producciones, viven del maíz tostado, cocido, en distintas
formas, sin ningún derecho, porque los indignos no lo han trabajado. (58). “Predicación
moral”, en ciento veinticuatro versos, comprende el discurso que Ixim les dirige a los
comuneros: Yo, Ixim, digo y mando:/ Tienes el maíz,/grano de la vida,/el mejor regalo/
que puedo ofrecerte.// Al maíz se agrega/ su hermano el frijol,/ y luego se suma/ su
hermano el cacao,/siguiendo otros muchos/buenos alimentos.//(...) El maíz te impone/
trabajo en común/ para hacer la milpa/ de gran extensión/ que llene los trojes/ de los
comuneros.//Juntarse han las tribus/en afán milpero,/y esto para siempre./Nunca más
separen/sus fuerzas comunes/en la producción./(...) Nunca, nunca olvides/el consejo
sabio:/ Todos para uno/y uno para todos.// (...) Si algún día llegas/ a perder la honra/
o a ser una carga/ de los comuneros,/que te acoja Ixtab,/diosa del suicidio. (61-65).
Mis subrayados enfatizan aspectos ideológicos de interés.
“Yaxché” alude a tradiciones relacionadas con la creación del ser humano. Siguiendo
textos indígenas, recuerda que fueron creados cuatro hombres y cuatro mujeres.
“Canción nupcial” es el supuesto canto de los jóvenes mayas que danzaban, bajo la
frondosa sombra delyaxché [la ceiba]; su canto decía: Bajo el Yaxché/ llegóse el día/
del amor.// Haya alegría,/ acercamiento/ con ardor.// Unos y otros/ viven el tiempo/
de la flor. (43). “Exhortación mágica” es, justamente, el punto central a donde el
autor quiere llegar; constituye la descripción del Tumban Kak, la ceremonia con la
250
Lo palabra iluminado
cual el pueblo maya iniciaba un nuevo siglo. Sin embargo, el autor diluye dicho propósito
porque se enfrasca en largas explicaciones sobre los tres calendarios mayas.
“Tumban Kak” —la composición que da nombre al libro— recrea dicha ceremonia:
celebración del nuevo siglo de 52 años, propio de la cronología maya. El anciano
indígena indica la pervivencia de Copán y vaticina la llegada de una nueva era: Mi
señor, yo quiero que estén seguros, usted, sus amigos, los de más allá, que la magia
solar de Copán está viva. La magia solar que ha estado inactiva por más de un
piktún ha vuelto a soplar con talfuerza en la zona maya y en todas las zonas, que al
cumplir cabales los 45 siglos de la mística, en el año cercano de 1987, con la precisión
del Tzolkín copánida hará resurgir con grandes relámpagos y hechos imprevistos el
Fuego Nuevo. (...) Cici olal! Cici olal! Leti Tumban Kak! Leti Tumban Kak! Gritaban
a cqro las tribus reunidas en la amplia plaza de las Ceremonias...!!! (...) Alegría!
Alegría! El Fuego Nuevo! El Fuego Nuevo! (150-151). La obra, que tiene marcado
cariz dramático, no resiste el análisis histórico. El propio autor, en la dedicatoria, la
califica de fantasía. Literariamente, su aporte más valioso quizá sea la revalidación
del mundo indígena, aspecto que, en la literatura hondureña, casi no ha tenido relevancia.
Alma Fiori
Alma Fiori (pseudónimo de Victoria Bertrand, Juticalpa 1907- México 1952) publicó
Nómada (1936) y Cantos del camino (1951). El primero —único que fue dable
conseguir— contiene cuarenta y cuatro poemas cuyo tema central —con excepción
de dos o tres textos— es el amor: el primer baile; la actitud posesivamente amorosa
del hombre al abandonar la fiesta; el beber champaña en la misma copa; el perfume
del jazmín que aroma el momento de la despedida; la sombra de otra mujer
interponiéndose en el camino; reproches; dudas; etc. Todo, expresado en poemas
(predomina el soneto) de factura posmodemista y de bien acabado diseño.
251
Heltn Umofto
2S2
La palabra iluninaaa
Marco A. Ponce
253
Helen UmaAo
Lo social interesó a Marco A. Ponce. En “El espectro”, exhorta a los obreros para
que emprendan la lucha por su reivindicación: Que nos valgan las penas/ del señor
don Quijote/ para fundir las visceras de nuestro corazón./ Ya trazó en el cuadrante su
elíptica la estrella/fugaz del capital,/y Marx está contigo,/y Cristo va a decirte:/—Pues
en verdad os digo/ que el amor es la senda para la humanidad./ Levántate que es
justo, atlético y robusto/ campeón de las miserias de la desheredad;/ no arrodilles tu
gesto/ ni maldigas la vida;/ ten el músculo presto,/ ten la fragua encendida/para tu
libertad (28). Uno de los primeros poemas hondurenos con una referencia concreta
a Carlos Marx. Encontramos composiciones de homenaje como “Lux” (al padre José
Trinidad Reyes)77 y “Responso lírico a Ramón Padilla Coello”. “Canto al Merendón”
exalta a la imponente cadena montañosa y recuerda la gesta de Lempira. “Elogio
lineo del basket ball” es de los primeros trabajos poéticos dedicados al deporte.
Con sobriedad, sin estridencias, Ada Mana Navas (Juticalpa, Olancho, 1908-¿?), en
Sin amarras (1937), reafirma el valor de la mujer. La sencillez del estilo está en
sintonía con la estética del posmodemismo. En su poesía, palpita una postura similar
a la que, por esos años, sustentaba una pléyade de poetisas que, en Latinoamérica,
esgrimía la bandera de la libertad femenina. Con gran seguridad de sí, Navas expresa:
27 “Lux” ofrece un largo periplo histórico (conquista y etapa colonial) y es, hasta el fin^J,
cuando habla del sacerdote. Hay, pues, un desequilibrio estructural, tal como también
se observa en “Nocturno de diciembre".
254
La palabra iluminada
no pidas al ave que sus ulas corle/ nací con el ansia de peregrinar. .. (“Insegura”.
Navas, 1937: 24). En “Corazón”, impreca a éste por su debilidad: no llores más,
cobarde, por tus cosas perdidas,/ después de sus ocasos el sol vuelve a brillar. (27).
En “Te esperé”, proclama su libertad interior: fíoy mi barca no tiene/ ligaduras al
puerto,/ mi velero sin rumbo/ enfilado ya está... (42). En “Canción de un árbol del
camino”, el simbolismo del árbol traduce la idea de la propia fortaleza: Árbol defuerte
savia, defuerte savia criolla/ en la inmensa llanura de la existencia soy;/mis ramajes
se entreabren inquietos a los vientos/ bajo el mimo fraterno del viejo padre sol. (17).
Los versos proyectan una imagen distinta a la languidez o desolación de la escritora
romántica.
Lo anterior no significa que Ada María Navas exprese una desbordante alegría de
vivir. Hablamos de una fortaleza interior que no está reñida con la presencia de un
intiiuismo doloroso. Trasluce una suave tristeza que no se ciega ante la posibilidad del
porvenir: Está cantando la lluvia su monótona canción,/ una extraña melodía que
adormece el corazón.// (...) El agua con su canción nos ha ausentado las penas/del
corazón apresado por ancestrales cadenas.//De los huertos interiores el agua con su
frescura/ reverdece los alcores, mientras lafuente murmura//canciones que ya perdidas
en las brumas del olvido,/vuelven a damos la dicha de vivir lo ya vivido. (“Mientras
cae la lluvia”, 9-10); Señor estoy cansada de recorrer la vida/he roto mis sandalias y
roto la emoción;/ en mis pupilas grises se aduermen tantas playas/ y tantas hojas
secas llevo en el corazón. (“Cansancio”, 13). Un estilo sin rebuscamientos y con
discreta pero efectiva elaboración de imágenes. De ahí, su dignidad poética. Ada
María Navas es otra voz femenina injustamente preterida.
Juana Zelaya
De Juana Zelaya (Salamá, Olancho, 1908-1934), sólo se han conservado unos cuantos
poemas que oscilan entre el romanticismo y el posmodemismo. Con relación al primer
aspecto, destaca la absolutización de la pasión amorosa; la visión melancólica y
apesadumbrada de la existencia y la insidiosa intuición de una muerte inminente.28
Con respecto al segundo movimiento, se detecta una tendencia hacia la sobriedad
expresiva y el tono intimista. La conjugación de ambas vertientes se detecta eq
“Nocturno”: Si está cerca el minuto de eterna despedida,/si está cenca elfinal de mi
255
Htltn UmoAa
A “Dadme una casa triste” lo rige parecida dualidad. Por un lado, el léxico despojado
casi de ornamentos y el ritmo austero (especialmente en las primeras estrofas por la
presencia de bruscos encabalgamientos) lo acercan al posmodemismo: No alojéis mi
bohemia en una de esas/ modernas casitas, que son como juguetes/ del viento, por
cuyas diminutas ventanas/ apenas entra el sol... En una de esas/ casitas blancas y
luminosas que parecen/ nidos colgantes de locos pajarillos...// (...) Dadme para vivir
mis dias/plenos de paz y de melancolías,/una casona triste a donde/ apenas llegue el
ruido mundanal... En forma concomitante, en la descripción de la casa que anhela,
los motivos románticos salen a relucir: Una casa de enormes y viejos ventanales/de
esos que nos evocan 'los legendarios tiempos coloniales.../Que haya gigantes árboles,/
sin nidos y sin hojas,/ estanques silenciosos/ sin cisnes ni nenúfares,/ que fielmente
reflejan en su fondo,/ los crepúsculos pálidos. (207-208).
256
La palabra iluminada
José R. Castro
José Roy Castro (1910-1968) escribió A ura matinal (1928), Canciones del Atlántico
(1938); Estrella (1938); Pantomima de carnaval (1939); Cidade Maravilhosa: Rio
de Janeiro (1956) y Romances y sonetos (1957).
Aura matinal
Aura matinal, como muchos de los libros de la época, muestra una hibridez. la
visión apesadumbrada de la existencia propia del romanticismo y el empleo de un
léxico de raíz modernista. Así, en “El verso que quiso ser rosa y mariposa”, dice:
Cipris, dame las mieles de tus abejas de oro/para mi oscura rima, pues me inquieta
el anhelo/ de burilar un verso magnifico y sonoro/ con dulzura de mieles y matices de
cielo. (Castro, 1928, s.p.).
Quizá, lo mejor del libro descanse en cuatro breves textos en donde el paisaje se
subjetiviza. En uno de ellos, “Delicia de la tarde”, leemos: Crepúsculo./La tarde volcó
sobre el paisaje/ los cestos de su rara pedrería// La tarde es buena hermana,1' de mis
sueños/y de mi melancolía. En “Las garzas del crepúsculo”, expresa: Las garzas del
crepúsculo/ vuelan sobre la playa del rio,/y yo las miro desde el viejo puente.// ..¡y
(sic) que (sic) deseos siente/ mi alma, de irse volando como las garzas/ para la
lejanía!... (cf. “La lluvia” y “Ebriedad”).
28 Entre Juana Zelaya y Froylán Turcios, existió una relación afectiva que, por parte de
ella, fue muy intensa. Véase: R. G. Tróchez, Cartas y amoríos para Froylán Turcios,
Tegucigalpa: Ediciones del Congreso Nacional, 1997.
257
Helen UmaAo
en términos generales, el verso muestra mucha impericia: abundan las rimas forzadas
y. de vez en cuando, el uso de un léxico quizá inadecuado. “El amor fuerte” lo confirma:
Sobre el regazo de tu seno duro/ recliné nú cabeza, y las campañas (¿?]/ sintieron el
ardor de aquel conjuro' en una vibración de ansias extrañas...// Ante el gnomo falaz
de mysjjnjpjos/ cedieron a mi amor tus miembros flojos. (El subrayado es mío).
El poeta incluyó poemas de cierto sabor melancólico. “Canto de viaje sobre el mar”
evoca la tristeza de una joven por su tierra lejana: Canta con gran nostalgia la negra
hawaina/ de pupilas dormidas de mirada lejana/ una taciturna canción de su país,/y
un viento álgido viene silvando (sic) del oeste/ que me trae el acorde de un mensaje
celeste,/para mi compañera un perfume de lis. (34). En “Canción de invierno”, la
voz poética equipara a su alma con un balandro/a merced de las olas, sin sentido,/
aterida, desnuda y solitaria (54).
“Mujer de Lot” se liga con el mito (Siva, el recuerdo del nacimiento de Venus y la
Biblia). Destaca la capacidad de sugerencia; la aureola de misterio y maldad en tomo
al personaje femenino y la soltura en la elaboración del verso: Surgiste como al golpe
del tridente de Siva/sobre los agrios médanos del mar: blanca, hierática, magnífica.// Te
258
La palabra iluminado
azotaron el rostro los látigos del viento,/el sol de mil canículas restalló en tus espaldas./
Eras una estatua de sal.// (...) Fue glacial el contacto de tus senos de sal,/ y frío
como un témpano de hielo/ tu estéril vientre,/ impávida y huyente la mirada,' de tus
ojos/ y helado y duro el albo cuerpo inerme/ de horroroso contacto,/ Cual (sic) la
mujer de Lot,/fría estatua de sal. (41 -43). Como vemos, un buen manejo del verso.
Estrella
Estrella contiene diecinueve sonetos cuyo tema es el amor. Inclusive los que, en el
título, ostentan indicaciones geográficas (“Varadero” o “Balneario”), siempre tienen
alguna referencia a la mujer. Uno de los mejores es “Oleo”: Mar y sol, y canciones en
la playa,/y balandros flotando en el estero;/sobre un mástil, un pájaro agorero/y un
pescador lanzando su atarraya.// El vibrante pregón del manisero/ se quiebra en el
torreón del atalaya,/y allá, por el confin del guardarraya/ el crepúsculo enciende su
lucero.// Albórbola del viento en tremolina/y un penetrante olor de trementina' en
los dormidos muelles y espigones...// Y tu, (sic) dentro la mar tibia y ondeante,/entre
mis brazos, cálida y radiante,/ entonando románticas canciones!... (sic) (Castro,
1938:63-64). Versos dé factura sencilla con una musicalidad aprendida del modernismo.
Similar es el tratamiento en los restantes poemas.
Pantomima de carnaval
Pantomima de carnaval —significativamente dedicado a Ramón del Valle Inclán—
presenta mayores notas de interés. El autor ofrece trece extensos trabajos que, con
excepción del primero, que tiene un carácter introductorio, están escritos en octavillas
de verso hexasílabo. Con logrado humorismo enfocan distintos aspectos del carnaval
habanero. El desfile incluye: sensuales mulatas; negras ladinas; despabiladas artistas;
blondas turistas; periodistas y toda la comparsa tradicional (Bonaparte, María Antonieta,
Catilina, Atila, colombinas, arlequines, etc.). Ambientes, personajes y situaciones se
captan en forma festiva y ligera: La ¡una borracha/' se encurva y agacha/' como una
muchacha/ bailando el minué,/¡a ardiente mulata/'mirada de gata/ luce un escarlata
mantón de crepé... (“Candinga”, Castro, 1939: 20); En toda La Habana/'la vida es
jarana/ como una pagana/ embriaguez de amor;/ en los carnavales/ que son
fantasmales/fiestas bacanales/de burla al dolor... (“Andante", 57); Un pobre organillo/
que toca un diablillo/ llora un estribillo/ en el carrusel.../y vendenfrituras,/ naranjas
2S9
Helen Umofio
maduras4 y mil confituras/ bañadas con miel... (“Interjección”, 69). El verso breve
contribuye a crear el ambiente despreocupado y fácil de la fiesta popular.
En “Otros", sin perder el tono antisolemne, Castro —aunque sin referirse al país, en
esa época, gobernado por el general Tiburcio Carias Andino— trae a colación el caso
de los países centroamericanos que padecen crueles dictaduras. Su arma es la sátira
y el humorismo: Porque Centroamérica/ es princesa histérica/de vida quimérica/de
ensueño y dolor.../ Amables países/ que viven felices/ bajo las narices/ de algún
dictador... (81). El poemario — de veta humorística— ostenta, pues, un estilo juguetón,
acorde con el tema del carnaval.
Romances y sonetos
Alegría y optimismo rezuman los tres romances y nueve sonetos de este libro. Con
tono ligero, las octavillas de “Romance del recuerdo florido” le cantan al amor y a la
belleza de una mujer: Azul, azul la distancia/ de su recuerdo florido/ como una onda
de fragancia/ que contrarresta el olvido:/ mujer que en la equidistancia/ de la pena
y la alegría/ me embriagó la vida un día/ de ambición y de vagancia! (sic) (Castro,
1957: 9). “Romance de las lunas de oro de los puertos”, en diez estrofas, expresa las
particularidades y el esplendor de la luna en distintos puertos de América: Panamá,
Nueva York, Puerto Limón, Puerto de Corinto, Livingston, La Unión, La Habana...
260
Lo palabra iluminada
Leemos: Luna de la patria mía/ del mar en Puerto Cortés/ como un casco diamantino
cuando (sic) te veré otra vez/ llenar los campos inmensos/ con tus gavillas de luz/ e
iluminar mis anhelos/ clavados en una cruz...! (sic) (14-15). “Romance de las playas
marinas” celebra aspectos diversos relacionados con el mar: Playas marinas. Bullicio./
Fotógrafos ambulantes/y mujeres inquietantes/ que son como un precipicio/cuando
muestran rozagantes,/las turgencias delirantes (18).
En los sonetos hay un predominio de motivos extraídos de la vivencia cerca del mar con
el cual el poeta, inclusive, se asimila o se vincula: Soy un hombre de mar, dice (29). Y
agrega: Mi corazón —soldado de fortuna— errante bucanero tarambana,/ desembarcó
una fúlgida mañana/ sobre los arrecifes de la duna... (“Conmuta”, 25). Asimismo, en
los poemas de tipo amoroso (que son los que dominan), la mujer se relaciona con el mar
Luz en elfaro de la mar distante:/yo, navegando a bordo de mi (sic) mismo,'de un salto
me lancé sobre el abismo/de tu verde mirada alucinante...! (sic) (“Mimetismo”, 23);
Azul de metileno, el mar dormido/ de tus pupilas tristes y serenas (“Amor”, 21). En el
soneto “Copacabana”, además de la presencia del mar, la captación del ambiente citadino
es puntual: Las calles, aun (sic) dormidas, de la ciudad radiante/se van despcrezando
sensuales. El veneno/y el tedio se esfumaron en el confin distante. (38). Las rimas no
brillan por su originalidad, pero los textos son de grata lectura.
Daniel Laínez
Voces íntimas
Lo más interesante de Voces intimas descansa en los poemas de corte costumbrista en
los cuales transcribe formas del habla de los campesinos. Laínez traza, con penetración,
un pequeño cuadro en el cual se reproducen aspectos de la vida rural, caracterizada,
generalmente, por arraigados problemas económicos. En “Agora y’es tarde”, la voz
poética comenta la muerte de su madre por falta de medicinas: Eran bien fundados
261
(telen UmoAo
finios mis temores:/ que vayan ai diantre todos los dolores/ con sus pulquerías, que
agora y ‘es tarde.,./Agora yes tarde,/querida hermanita,/ya duerme pa siempre nuestra
magwita.../(.../ ¡Séjuerte, hermanita, no seas cobarde!/ Yo voy ora mesmo a ’brir la
sipultura... Y si acaso se asoman po 'aquí los dolores,/decites llorando qu ‘agora y ‘es
tarde.../¡Que vayan al diantre con sus medecinas!/ Deciles qu'estarde, querida
hermanita.../¡Que duerme pa siempre nuestra magrecita! (Laincz, 1950: 24).
Retoma, también, el tópico clásico que idealiza la vida campestre, según corroboramos
en “Aldeanita”y “La muchacha del rancho”. En “Soy tan sencillo”, se trasluce la veta
romántico-costumbrista: Amo la placidez del campo... Quisiera/ vivir alegremente
en la montaña y tener/ una choza tranquila, una vaca lechera/y una cándida criolla
que me sepa querer.// En las amanecidas correr por los maizales,/ oyendo el dulce
canto que entonan los zorzales,/y cabalgar por los llanos a galope tendido...// Por la
noche, de la ¡una a los pálidos reflejos,/narrar absurdos cuentos de duendes y cadejos/
o de difuntos tristes que se han aparecido... (28).
Del amor se ocupan varios textos. El tópico romántico sale a relucir con frecuencia,
así como las cadencias modernistas?" “Mi tesoro” incide en el viejo motivo del cabello
femenino: Un mechón yo conservo de tu pelo castaño,/ que me dieras un día en
prueba de amor,/de tu amor casto y puro que no sabe de engaño,/de tu amor inocente
como cándida flor... (33). En varios sonetos, Lainez pregona su admiración a
262
La palabra iluminada
personalidades hondurenas: Juan Ramón Molina, Rafael Hcliodoro Valle, Luis Andrés
Zúñiga, Froylán Turcios, Augusto C. Coello, Lucila Gamero de Medina, Carlos Alberto
Uclés, Manuel de Adalid y Gamero y Miguel Aguilar. En “Margarita Romero”, al
modo modernista, al dirigirse a la escritora, le dice: Rubia Margarita, sé mi Scherezada./
(...) Cuéntame aquel cuento de las aguas de oro/o aquel de la esclava del harem del
moro.../ Tú puedes con cuentos disipar mi esplín... (31). “Responso” es una elegía al
pintor Pablo Zelaya Sierra.
Cristales de Bohemia
Este libro contiene cincuentidós poemas. El eje conceptual, al cual apunta el título,
enfoca una temática relacionada con el quehacer literario. En el soneto “Cristales de
Bohemia”, al sopesar su propio trabajo, lo califica de ingenuo son de laúdes. Luego, con
visión romántica, agrega: Y son estos cristales tan diáfanos y tersos/que en ellos pongo
el alma divina de mis versos/en un glorioso rapto de lírica embriaguez... (52). “Triste
realidad” alude a la condición de pobreza en la cual se debate el escritor. “¡Todos somos
poetas!” plantea que cualquier hombre, al comulgar con la belleza, se toma poeta. En
“Futuro” manifiesta confianza en su propia actividad creadora; externa la certeza de
elaborar una obra poética que asombre a la canalla y ésta —afirma—, algún día, con un
silencio grave... ¡me pedirá perdón! (loe. cit.). En “Sembrador y poeta”, traza un
paralelismo entre dos oficios aparentemente disímiles: Campesino robusto, virilmente
bronceado/ por el fuego implacable de este sol tropical,/ con tu yunta de bueyes y tu
rústico arado,/ vas trazando en el surco tu poema triunfal.// Como tú campesino, yo me
encuentro empeñado,/ cultivando los predios de un magnífico ideal:/ yo también,
dulcemente, voy regando a tu lado/ la semilla armoniosa del sutil madrigal.// (...)
Campesino robusto: soy tu hermano y tu amigo./¡Si tú vas, mansamente, tras la poma
y el trigo,/yo cantando a tu lado voy en pos del laurel...! (74)?'
Contrastando con esa actitud optimista, en “Delirium”, trabaja la imagen del poeta
según el clisé romántico-modernista: Juan, aquel bohemio caprichoso y turbulento,/
de cabellos en desorden y de róstro macilento, departe con un grupo de amigos. De
pronto, pronuncia un amargo brindis: ¡Salve, ajenjo! ¡Caro hermano de la olímpica
ambrosia!/Hacia ti va mi plegaria que es más que una letanía.../ Hacia ti van las
estrofas de este lúgubre rosario/ (...) Dadme fuerzas, ¡prestadme alas! Alas anchas y
•' De similar tema es “La doble canción" de Claudio Barrera, intra, p. 281.
243
Helen Umofto
El sentimiento religioso también aflora. “Jesús”, en ciento ocho versos, recrea aspectos
de la vida de Cristo y concluye cuestionando la fastuosidad de la liturgia católica.
“Letanía final” deviene en penetrante critica social. El yo poético, después de cada
dístico (con señalamiento a diversos tipos humanos), extema un ruego: ¡Perdónalos.
Señor, que no saben io que hacen! Entre otros, solicita perdón para los que subyugan
a los pueblos pisoteando sus leyes; al militar perverso; A las turbas salvajes defieros
asesinos: A los hambrientos jueces que enfermos de avaricia/por un montón de cobre
pervierten la justicia; A las tristes rameras, con ojos de locura; al venal periodista y
al poeta mercenario; A los pálidos clérigos, hipócritas, sensuales./ que gustan de los
Siete Pecados Capitales (57-58).
El autor sigue practicando el poema costumbrista. “Me van a pcldcr el miedo” reproduce
un supuesto diálogo en la cárcel. Al saber que su madre ha muerto, el feroz Cupertino
oculta sus lágrimas: —Tapame vos. Adalberto, que si me miran llorando./ que si mi
miran llorando.... ¡me van a pelder el miedo! (101). También, tal como habíamos
visto en los mejores exponentes del romanticismo. Laínez, en “Anhelo postumo", da
instrucciones para el momento de su muerte: Y cuando me conduzcan al frío
ramposanto/ no quiero ni el más leve sollozo de quebranto,/ ni el ciprés melancólico,
ni lápida, ni flores...// Sembrad un limonero cabe mi fosa aislada,/ que asi cada
mañana pueda ser saludada/ con una algarabía de pájaros cantores... (102).
264
La a«lak<« lUanaeia
sentimental, ya que el poeta evoca una sene de instantes con la amada una charla en
el solitario caserón paterno; la cita que culmina cuando juntos nos halló ¡a noche; el
disfrute de una tarde en el parque cuando el canto de un pájaro errabundo los abstrae
del éxtasis profundo y los vuelve a la vida, etc. A esto se agregan los textos que
describen la belleza de la mujer o expresan los sentimientos que ella inspira. Retomando
el viejo tema del carpe diem, en “Vivamos el presente”, el poeta exhorta. Ya que todo
en este mundo pasa,/ como pasa una ráfaga de viento;/ ya que el destino con afán
violento/ nuestros sueños más caros despedaza;//(...) Gocemos, dulce amada, en este
instante,/ del mirífico beso alucinante/ que endulza el alma con dulzura arcana.
Ijvamos embriagados de ilusiones,/y unamos nuestros tiernos corazones,/sin indagar
lo que vendrá mañana. (124). Un lenguaje que no superó la estética romántico-
modernista.
Islp de pájaros
Treinta y un poemas integran Isla de pájaros. Con excepción de los dos últimos, los
restantes aluden o acuden a motivos relacionados con el mar, identificado con el yo
poético, según vemos en “Mar: yo te saludo”: Mar siempre azul como mi anhelo,/
irrealizable y diáfano.'../ Diáfano y sonoro/ como esta canción aprisionada.' en la
caja redonda de mi verso./Qué sensación de bien invade mi alma, cuando te enjoyas
con astrales luces/ de aves viajeras y de velas blancas... (140). El amor sigue siendo
el tema dominante. Lainez elabora un verso eurítmico, abundante en símiles y
metáforas. “He escuchado tu voz salitrosa y distante...” lo confirma: He escuchado
tu voz salitrosa y distante/ en el cuenco rosado de un caracol marino;/ tu voz que
tantas veces arrullara mi oído/ en mis horas terribles de borrasca y naufragio.Z
Llegarás en ¡a barca de un buen día/ lleno de sol y vida. .. llegarás jubilosa/ con los
brazos en alto, como mástiles,/a sostener el roto velamen de mi vida.//¡ Tro no es de
irle nunca!/ El tiempo correrá en los corceles del viento;/ la espuma del océano
teñirá nuestras testas,/y en la playa desierta fingirán nuestras sombras/ dos barcas
claudicantes cargadas de tristeza... (149).
265
Helen Umoflo
Misas rojas
Misas rojas contiene treinta y ocho sonetos. Predominan los matices sombríos. Los
títulos son reveladores: “Esplín”, “Insomnio”, “La risa de la calavera” y otros. En
“Mi viejo barrio”, enuncia que prosigue su camino,/bajo un cielo vacío en donde ha
muerto Dios. . (190). En “Escepticismo”, descree del amor: solamente la Muerte me
atalaya y se esconde/ en las gráciles formas de una esbelta mujer... (191). La figura
femenina se ofrece dentro del estereotipo de la mujer fatal en “Vampiresa”. En
“(Estampas tristes)”, que consta de dos sonetos, en el primero, destaca la pureza de
una blanca virgen pudorosa; en el segundo, la presenta vendiendo sus carnes en una
cantina. (205). Un verso que ha resbalado hacia el mal gusto.
266
La palabra iluminada
Entre los poemas de homenaje, están “Para Lucy Ondina” y “Para Augusto C. Coello
h.” y “A Franklin Delano Roosevelt”. En “Nuestra divisa”, dedicado a Claudio Barrera,
formula una especie de código de conducta para quien hace versos: La lira
resguardemos con ¡a espada;/ abramos sin temor la rula ansiada/si ya no con la lira
con el mazo...// Y ostentemos por fin nuestra divisa:/ ¡Para toda mujer una sonrisa,/
para todo canalla un latigazo! (200).
Alejandro Valladares
267
Htltn Umoflo
destino expreso: Unfirmamento azul me dijo: ¡Sueña.'/ Y un sol sudando luz: ¡despierta
r canta tsi<)> ,{jué hacer para que cumpla elfirme verso/ esa orden que encendió su
fondo oscuro
*
.' Volar... volar... volar suelta la brida. (Valladares, 1933: 17-18). “El
taller’’ comprende tres sonetos. Los dos primeros describen el taller de un herrero.
En el tercero, se establece un paralelo con la actividad del poeta: Es siempre en las
honduras donde el vigor germina./ (...) que para abrir la entrada fecunda de una
m/na i extraer de su fondo el hierro hecho poema,/ ¡es fuerza ir al trabajo con
herramientas de oro! (26). La gran metáfora se aclara: la fragua es el cerebro humano,
forjador de la idea.
En el soneto “Sin nombre”, frente a la agresividad del medio, demanda una actitud
comprometida por parte del poeta, quien debe ser consciente del poder de la palabra
para no perder el tiempo en nimiedades conceptuales o formales: Poeta: ya no pulas
consonantes/ ni cantes al amor (...)./ Arráncate los cardos de tu pecho,/ júntalos
sobre el arco de tu lira,/ ¡y empieza a dispararlos como flechas! (35-36). En “Copa
vieja”, pondera el valor del pasado y, frente al canto nuevo -alusión a las exigencias
formales del modernismo-, establece la permanencia de la poesía: Sea viejo el
mecanismo/y otros los himnos nacientes;/ los barcos son diferentes,/¡pero el océano
es el mismo! (122).
De menor calidad son los extensos “El delirio de las cumbres”, “Labor”, “Toledana”
y “Surge el hierro”. En el primero, el estilo se reviste de grandilocuencia al perfilar el
paisaje: Tiembla el volcán... después tiembla la nieve;/¡idilio majestuoso de gigantes!/
¡Espléndido coloquio de dos masas!/ en (sic) el que vence a la frialdad del hielo/ la
tormenta de fuego de las brasas;/porque después, la cúspide nevada,/ante la emoción
cósmica del cielo,/ da a luz los borbollones de un torrente/ que inicia su carrera
desbocada/ sobre la majestad de la pendiente.../ (...). Este cuadro o enfrentamiento
grandioso entre dos fuerzas de la naturaleza le sirve de base para establecer la alegoría
con la nueva Poesía que, según su valoración, no es más que el fuego puro de la
¡dea/' fundiendo con su flama estremecida/ las congeladas cúspides del Arte/¡para
que de ellas brote el Canto-Vida! Seguidamente, la cósmica armonía es punto de
partida para considerar, si la naturaleza es Poesía,/ luego Dios es Poeta... son sus
versos/ incendios de simbólico derroche. Finaliza con una exhortación al trabajo creador
y a la interrelación vida-poesia:- Haz locamente de tu vida un canto,/¡pero que tu
canción sea una vida!/ La inspiración es hembra, y ella acusa/al que con sus caricias
268
La palabra iluminada
la hace loca/ sin calmar su tortura sensitiva./ Besa el labio jugoso de la musa, pero
después de ensangrentar su boca/ llega a la posesión definitiva/El (sic) seno maternal
de la Natura/ necesita el vigor que lo taladre;/precisa es la energía en tu ternuraJ
¡que siempre que fecundes tu conquista,/ ella será divina por ser madre/y grande
serás tú por ser artista! (48-51). Interesante, por los elementos ideológicos implícitos,
la analogía de carácter sexista. “La labor” posee carácter alegórico: los poetas son
mineros cuyas minas, de hierro o de oro, están en su cerebro. El poema concluye con
una insólita estrofa: A la lucha, peones mentales. La protesta/ de los brazos no tiene
que ver con el cerebro./¡Qué seria del mundo si un día subleváronse/ciertas almas e
hicieran la huelga de los sueños! (134). En “Surge el hierro”, en ciento cuarenta y
ocho versos, trata del connubio del Caos y la Tierra del cual emergen el hierro y el
oro. En la última estrofa —la que entraña la idea principal— conmina a los poetas a
escoger, para sus cantos, cualquiera de los dos metales. En “Toledana” habla de
fundir una espada para forjar, con el metal, una pluma. En los cuatro casos, entre el
extenso planteamiento y lo nimio de la conclusión, no existe una proporción, un
equilibrio estructural.
Otros textos también se relacionan con la temática central, tal como vemos en los
homenajes a varios autores. Los mismos conllevan consideraciones generales en
tomo al oficio de escribir: “Fígaro” (a Mariano José de Larra); “Sobre una tumba” (a
Marco Antonio Ponce) y “A un poeta” (a Juan Ramón Molina). “Lengua madre”
constituye un peculiar homenaje a la lengua española: si Eva hubiera hablado en
castellano,/¡su voz habría sido suficiente/ para la perdición del compañero! (100).
“La soledad tranquila”, con versos cercanos al ritmo de la prosa, encomia la soledad
como situación propicia para el pensador, allí se empollan los ensueños (92).
“Quevedo” expone que el autor español encontraría, en el presente, nuevos motivos
de risa y de queja.
Algunos poemas escapan de la temática que hemos comentado. “La solterona” alude
a la soledad de la mujer que no se casó. “El rastro” describe el popular mercado
matritense; acertadamente, los objetos se humanizan al considerar su relaci >n con
antiguos dueños. “Ciego de barrio” es un soneto que recrea la vieja paradoja que
encama Tiresias: el no vidente de perspicaz penetración humana. En “El sueño del
Yojoa” y “Canto al Fonseca”, ambos lugares anuncian un progreso futuro.
269
Helcn Umofio
Menos afortunados — por su desmesura, por el poco trabajo lingüístico y por lo burdo
del tema nos parecen otros títulos. “1.a mano divina” es un extenso trabajo (doscientos
cuarentitrés versos) de tipo anecdótico: una calumnia contra un joven lo separa de la
amada quien, para salvarlo, promete su mano al invasor Napoleón; éste cumple el deseo
de la joven y. a cambio, recibe una caja que contiene la cercenada mano prometida. En
ciento dos versos, “Salvaje" habla de los potros que viven en los montes y, frente a
ellos, coloca a ios sumisos caballos de carreras: Se aspiran soplos cálidos de ráfagas
salvajes./' En la entrada de un bosque los retorcidos tallos/sienten el roce trémulo de la
piel de caballos/que lúbricos retozan bebiéndose las leguas/y persiguiendo elásticos la
tuga de las yeguas.// (...) Un ruido suena. Escúchanse descargas musicales./ Un vaso
gigantesco que rompe los cristales/ al chocar de repente contra un piso de losa:/ un
vaso que un titán de frente borrascosa/ lanzado hubiera desde la punta de un picacho/
al blasfemar irguiéndose feroz, pero borracho. (57-58). Versos que corroboran que el
poemario. con frecuencia, peca de grandilocuencia y retoricismo.
Jesús Comelio Rojas Aguiluz (Tegucigalpa, 1910-1965), desde la década de los años
treinta, publicó composiciones poéticas fuertemente orientadas por los cánones
romántico-modernistas. En 1960, algunos trabajos fueron seleccionados por Claudio
Barrera para incluirlos en la antología Poesía negra en Honduras (1960). Con el
nombre de Pasión en rojo y azul (1999), Julio Rodríguez Ayestas y León Rojas
Carón recopilaron su obra más significativa. El amor es el tema que el autor frecuenta
con mayor asiduidad. Sin embargo, lo más valioso radica en la poesía afroamericana
en la cual, aunque no se está exento de rupturas rítmicas, alienta una sincera
preocupación social. En “Danza negra”, expresa: De dónde Simón tu fuerza/para
tanta agitación./ si hace veinte años te chupa/ la pobre sangre el patrón? (sic)/ Ay,
Simón, no bailes tanto/ que estás muy flaco, Simón./ Tus pobres carnes quedaron/en
el plato del patrón. (Rojas Aguiluz, 1999: 91). En “Bululú”: Ciudadano Bululú,/ya
no serás hombre ignoto,/mañana tú serás tú./ Y cuando emitas tu voto/ con la Damiana
Albizú,/será en libertad, sin coto./y (sic) no habrá más calzón roto/ ni más choza de
bambú. (99). En “Caramba, negro zambombo”, culpa al hombre de preferir el baile a
la lucha social: Vuelve negro zangandongo,/ al otro salón oblongo/que abandonaste
hace un rato,/ que allí está tu sindicato/ sonando el terrible son:/ 'más salario y
mejor trato ’,/ un son que no suena grato/ a la oreja del patrón.// Vuelve, negro, al
710
La palabra iluní nado
Rafael Paz Paredes (Colinas, Santa Bárbara, 1911 -Tela, 1974) escribió \ldas truncas
(s.f.); Humedad adentro (s.f.); 5 elegías para cantar tu nombre (1959) e
Inconformidad (edición mimeografíada, 1963). En los archivos del Dr. José Rema
Valenzuela, José González localizó un texto que publicó con el nombre de Los cuatro
amores y otras prosas (2001).
271
Helen Umefta
América./ con vuestra sangre sin alas/ a sembrar simiente viva,/ a sembrar la vida
misma,/ bajo los pies de este Héroe.// Yo sé que la lucha es larga/y que es muy larga
la noche de que hablaba Morazán. (“Canto a la Guardia de Nicaragua”); Yo no
quien) recordar/ un nombre aciago [Somoza, venero de tiranos] que marca un jalón
de historia triste/de mi patria. Centro América.// (...) ¿Fronteras? Las has borrado./
Sandino en ti se renueva,/ mientras Bolívar sonríe./ Morazán es tu padrino.
(“Septiembre”); Eres,/ en esta noche de corales blancos,/ un asombro de luz,/ un
suspiro de incienso,/ una niebla de acero,/ un azoro.// Vienes desde un mundo/ de
rojas siemprevivas/ que llevan en sus alas/ el polen multiforme de la vida. (“Imagen
del héroe”). Exaltación lírica (admiración, ternura, equiparación con héroes de gran
prosapia, estatus de guía o ejemplo a seguir...); versos eufónicos e imágenes y
adjetivación en las cuales alienta el soplo de Neruda.
Inconformidad
Este libro comprende siete poemas. Con cierta grandilocuencia, “Combate” manifiesta
rebeldía y propósito de lucha contra la mentira y la injusticia,/ contra el engaño y la
traición/ que diariamente acechan la verdad. (Paz Paredes, 1963: 3). “Monólogo
ante Dios” —el texto más novedoso— es un atrevido trabajo que, en ciento dieciocho
versos, cuestiona a Dios, a quien equipara con Satán, por haber creado un mundo en
donde todo está mal repartido'. Otro día,/ un hombre que cree en ti,/ en tu estéril
creación,/se enamora de la Vida./Pone diques al Tiempo,/ ilumina la noche con sus
ojos insomnes/y estira el sufrimiento de sus huesos/ más allá del sepulcro;/mientras
que tu sonríes/ con el gesto satánico/ de un manipulador de títeres. (17).
De similar calidad es “La soledad define al hombre”. Con imágenes que grafican muy
bien el concepto, establece que vencer la soledad da la medida del valor humano: La
soledad es fuga y triunfo/ a la vez. Si algo queda después/ de su invasión, eso es el
hombre.// La soledad es noche inacabable./ Se entra en ella por túneles de agua/ que
la muerte conduce hasta su reino.//La soledad es hidra venenosa./Extiende hacia el
vacio sus lianas/ tentadoras y espera nuestro paso. (10-11). El tema se reitera en
“Indivisible soledad”, texto en el cual, quizá por necesidades de la rima, se elabora
una imagen, a nuestro juicio poco afortunada, de implicación sexual.33
33 (...) donde el toro/de mis ansias viriles se adormece. (...). Tú no puedes vencerme.
Tengo el oro/ del ardido juncal (...). (5)
272
La palabra iluminad*
El amor se aborda en “Canción dicha en voz baja" y en “La espera inútil”. Este último
expresa, con sustento poético, desolación por la muerte de la amada; Ella, la que
contó las noches y los días,/uno a uno, sin cerrar los ojos,/hoy duerme en un lecho
de tiempo.// Descansa más allá de mis manos doloridas./ reposa en un silencio de
espinas./ Y mis ojos vehementes la persiguen/y conturban su sueño planetario.// (.. .)
Soy una oscura clave/ en el vacio de la muerte. (8-9).
Manuel Luna Mejía (1911-1994) es autor de En blanco menor (1941), obra de treinta
y dos sonetos que se divide en tres partes. “Voces íntimas”, con excepción de un
273
Helen UmaAo
Los trabajos más logrados están en la segunda parte. Destacan, por las inflexiones
sensuales, cuatro sonetos en los que unos ojos furtivos se deleitan con las formas
femeninas desnudas en el río:M Bajo el dombo crujiente de un obscuro ramaje,/
donde el viento errabundo causa leve rumor;/ una aldeana dejando sobre el césped
su traje,/ nos revela el misterio de sus carnes en flor.// Sólo se oye el constante
juguetear del oleaje,/cuando toca las aguas con su pie temblador;/ mas la ingenua
no sabe que a través del boscaje/ dos pupilas la miran con afán tentador.// Hay
canciones aladas en lafronda vecina,/cuando invade el remanso la selvática ondina,/
que refresca sus formas de embrujante mujer;//y al sentir bajo el vientre las caricias
de una ola,/ se desmaya, creyendo que tal vez está sola,/ mientras tiembla en sus
senos el supremo placer. (33). Este soneto es la primera parte de “El poema del río”.
En el segundo, culmina la seducción: sólo se oye en el césped un gozoso gemido,/
mientras tiende la noche su sombrío capuz. (34).
Entre los poemas dedicados a captar aspectos del paisaje, por los elementos que
conjuga, por el equilibrio naturaleza-hombre, uno de los mejores es “El martín
pescador”' Ha llegado hasta el vado. La oropéndola trina,/ Desde el nido que pende
del vetusto jara!;/ El sol, lento y ufano, al cénit se encamina,/ Requebrando sus
34 El tema es recurrente. “En la gruta”, texto incluido en la primera parte, evoca el amor
de una mujer que se baña (27).
274
La palabra iluminada
Otros poemas
Por el contenido político, destaca “Tríptico a Eisenhower”, tres sonetos fechados en
1944 en los cuales el tono es encomiástico con versos de este cariz: Varón insigne: el
Universo entero/ aclama el gesto de tu estirpe brava (en Luna Mejía, 1961.535). “El
poema del amor y de la vida” comprende tres sonetos de tema amoroso. “Venus
rubia” consta de seis estrofas de seis versos dodecasílabos de corte tradicional: Magna
es tu belleza, regia tu hermosura,/ trozo de alabastro tu gentil cintura,/y una miniatura
tu temblante pie;/y tus diminutas manos virginales: son dos impolutos lirios matinales/
que en las alboradas de mi mundo hallé. (541).
275
Hel«n Hfwflo
276
L« palabra tiuntneáa
trabajos son los que refieren alguna anécdota o los que, gracias al uso del verso de arte
menor, le insuflan al tema una atmósfera popular. La lectura de “El viajero”, “Romance
de la niña abandonada”, “Las gaviotas”. “La moza”, “La zagala” y otros, por el tono
fresco y ligero, deja un agradable sabor: Quiero vivirjunto al mar/y quiero ser marinero
para tener mi velero/y para hacerme a la mar.// Yo quiero ser marinero, ' marinero en
alta mar./(En la mar cayó un lucero/y yo lo quiero encontrar).// (...) Hundirme en la
lejanía/ sin dejar de navegar/ hasta encontrar algún día/flotando un sueno en el mar
(“El marinero y el mar”, Arita, 1962: 57); Cantando por el sendero/ con un frenético
afán/ alegre va el corralero/ en su caballo alazán.// (...) Que (sic) verdes están las
llanos/en las mañanas de estío:/al tocarlos, nuestras manos.' se nos llenan de rocío.//
(...) Los terneros desmadrados/se quedan en la sabana/rumiando como encantados/
el color de la mañana.// (...) Pasa un gavilán volando/y se columpia en su vueloJy
un buey que está dormitando/ bebe sol y bebe cielo. (“El corralero”, 62-63).
Probablemente, de lo mejor que escribió Arita.
Nuestra América
Evocando a José Martí, Nuestra América —con sesentitrés composiciones—, en su
parte medular, se concibió como un homenaje al continente Significativamente, el
primero y el segundo textos se llaman “Canto a América” y “Canto a Honduras”. A
partir de este último —principiando con “Estados Unidos de América”—, el autor
presenta una serie de sonetos dedicados a cada país de la región. Además, incluye
trabajos laudatorios a personalidades sobresalientes (Abraham Lincoln, Bolívar, San
Martín, Rubén Darío, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Andrés Eloy Blanco,
Rafael Helíodoro Valle, Luis Andrés Zúñiga...) y otros poemas de índole diversa (a la
madre, al padre, a los niños de Honduras...).
Los versos oscilan entre el facilismo, según comprobamos cuando dice Honduras,
Patria adorada,/ Honduras, Patria querida,/ la que no cambio por nada/y la llevo
retratada/ con todo el flash de mi vida (Arita, 1958: 18; el subrayado es mío) y la
grandilocuencia: Son [los universitarios] los abanderados de la justicia humana,/ los
que encienden fanales para la eternidad,/ los que llevan el alma como una luz ufana/
fulgiendo en las auroras de la infnortalidad. -/ Son los nuevos Quijotes de un pródigo
mañana/que en su corcel de ensueño cruzan la inmensidad. (75).
171
Htltn UmoAo
Canto al ¡8 de noviembre
Contiene catorce décimas que celebran la finalización del conflicto fronterizo con
Nicaragua gracias a la firma del llamado Laudo de España.
Laureles patrios
Laureles patrios (1982) comprende ciento setenta y siete composiciones. Con
excepción de dos o tres títulos, sonetos escritos con estilo similar al de los anteriores
libros. Anta principia con sonetos dedicados a temas religiosos (“Dios”, “El Niño
Dios”, “San José”) y cívicos (“El soldado hondureño”). Seguidamente, realiza un
reconocimiento a diferentes personajes de la vida política (Ramón Villeda Morales,
Roberto Suazo Córdoba, Edgardo Paz Bamica); religiosa (Monseñor Héctor Enrique
Sanios, Monseñor Oscar Rodríguez) y cultural (José Trinidad Reyes, Marco A. Rosa,
Victoria Bertrand, Elvia Castañeda de Machado, Ramón Oquelí, Roberto Sosa, Oscar
Acosta, Pompeyo del Valle, Clementina Suárez, Ventura Ramos, Raúl Gilberto Tróchez,
Ángela Ochoa Velásquez, Lucila Gamero, Julio Escoto, Felipe Elvir Rojas, etc.).
Abundan el elogio hiperbólico, el lugar común y el señalamiento fácil.
Guirnalda lírica
Este libro, Carlos Manuel Arita lo dedicó a su esposa, fallecida el 26 de enero de 1984,
después de cuarentitrés años de matrimonio. Contiene cincuenta sonetos. El primero,
278
La palabra iluminada
El declamador nacional
El declamador nacional es una antología que, con pocas excepciones ÍNeruda,
Humberto Porta Meneos...) recoge trabajos pertenecientes a poetas nacionales. Las
divisiones indican los criterios de selección temática: “Himnos patrios”; “Los proceres
y los paladines”; “Los símbolos patrios”; “Poemas de Honduras”; “Cantos a la madre”;
“Canciones de Navidad”; “Patrios lares” y “Sonetos”. El autor incluyó trabajos de su
propia autoría. Los mismos confirman los juicios formulados. Obra diseñada, quizá,
con intención didáctica.
Claudio Barrera
La pregunta infinita
La pregunta infinita constituye un trabajo de doscientos sesenta y cuatro versos divididos
en varios segmentos que, aunque autónomos, conforman un único discurso: el tránsito
de la vida a la muerte. El énfasis recae sobre esta última. El texto —una especie de periplo
desde la cuna al sepulcro— está dedicado a la memoria del poeta Marco Antonio Ponce,
279
Mtltn UmoAo
perú la visión de la muerte posee carácter general. El poema inicial es “El alba”, canción
de cuna en la cual la voz de la madre culmina en forma premonitoria: duérmele niñito,/
nimio mío La canción que te canto//ñutió en el mar. (Barrera, 1939: s.p.). “La esperanza”
sintetiza diversos avalares de cualquier vida. “El ocaso” reproduce el momento de la
muerte: llegó la muerte,.' llegó./cayó la estrella,/ cayó./ningún lamento interrumpió la
muerte. ' era un hachazo en rojo,/ iba en traición camino a la alborada/ y lo encontró
cantando. ./llegó la muerte,/llegó./cayó la estrella,/cayó./lívido en sombras se incendió
el camino'del más allá./ una mano fría./ un grito./un silencio profundo. “Lamento” es
la expresión del dolor; copiado en forma íntegra, dice: cuna vacia,/ sábana blanca./
cuelgan los hilos/ de los suspiros./ llora la pena con sus dos alas/rojas de sangre que no
se vierte./madre que llora su voz perdida./lirio del alba/lumbre del día/ sólo la muerte!
(sic). “Plegaria” implora al señor la reencamación del ser amado y se pide la insensibilización
ante el dolor. “Coro” pone en escena el paso del cortejo fúnebre. “Canción de los
cargadores” consta de cuatro estrofas y cada una está puesta en boca de quienes portan
el ataúd. “Coro” es un nuevo canto al paso del entierro: se oyen los pasos/ rompiendo el
alma/y la alameda/ llora silencios.// (...) pasa el cortejo,/y la voz de la madre/grita a
lo lejos. En “El canto de las novias”, dos muchachas, en forma alterna, expresan su
dolor, lirio del alba. Niño de cielo./ cuna en mis brazos abandonada./ya nada queda
tras tu silencio/ sino la muerte. En “Canción pagana de los amigos”, cuatro amigos, en
sendas estrofas, a manera de diálogo, expresan su opinión sobre el poeta desaparecido:
sí! (sic)/ como pájaro solo... vidrio roto en silencio./ con las alas en cruz./ —lírico
instante muerto—/ dijo que se sentía soledad en la altura,/ que era pájaro solo que
volaba en el viento! (sic)/qué locura! (sic). El libro culmina con “Canción desesperada”
y “La pregunta infinita”. El primero es la expresión general de dolor: queda un grito
estrangulado/ entre los dedos de un ángel./ vendimias de uvas morenas/en jarrones de
alborada. El segundo poema implica dos temas: la finitud de lo hermoso: porqué dar lira
de plata/a manos que se nos van (sic) y una queja a la vida que hace sensitivos a ciertos
espíritus: y por qué hará la vida ingrata/ corazones de cristal? (sic). La pregunta
infinita se plantea con cierta intención teatral. Inclusive, el autor lo asimiló a la tragedia
griega. De ahí, la presencia de tres “Coros” y de las canciones en las que, antes de cada
estrofa, se especifica quién es el que habla (“Primer amigo”, “Segunda novia”...). Con
influjo lorquiano, un texto bien diseñado.
280
La polofc'c iluminada
Brotes hondos
El trabajo de Claudio Barrera, en Brotes hondos se enrumba hacia la búsqueda de
tratamientos novedosos en el plano formal que, en buena medida, preanuncian
tendencias de vanguardia. Entre las composiciones de intención social, tenemos “Canto
al primer compañero” (el tema de la solidaridad); "Manifiesto” (invitación al camarada
negro para que se una a la lucha por la libertad) y “La doble canción”. Este ultimo
traza un paralelo entre los que siembran ideas y los que producen el alimento material;3738
Yo, sembrador de ideas./ Tú, sembrador de trigo./ Tendamos nuestras manos al pobre
que es amigo./Busquemos el abrigo/de todas nuestras penas-' en un inmenso abrazo ¿
Juntemos los arados que van de brazo en brazo/ con nuestra gran idea/ que va de
mente en mente.../así seremosfuertes llamándonos amigos./Tú, sembrador de trigo./
Yo, sembrador de ideas. (Barrera, 1942: 1l).3*
*
Hay, también, varios homenajes. “Elegía de penumbra”, a Federico García Lorca.
“Canto triste”, a Alfonsina Stomi: Iba con los ojos fijos/ en el filo azul del mar./La
espuma tejió los hilos/finísimos de su altar (39). En “Gauguin”, imagina al artista en
el puerto de Tela trasladando al lienzo el esplendor de la zona; y copie el yancunu en
una tela blanca de maguey (23). En “Picasso”, su entusiasmo es desbordante: Veréis
la noche bajo la luz más íntima./ Con una hoja habrá un árbol./Con un trino habrá
un pájaro./ Con una gota blanca estará un río./ Un signo te abrirá todo un paisaje.
(25). La gradación de la ideas culmina con la totalidad abarcadora del entorno. "El
país párvulo” es un amoroso canto a Honduras: La tierra en mi país tiene olor de
recuerdos./Si el pájaro hace un ángulo de heridas circulares./los árboles meciéndose/
le abrirán el corazón del viento/y cantan/—como si fuera una (sic) ara de cristal y
de plata— (21).
Barrera elaboró poemas de índole reflexiva. En “Nnuómeno” (sic) —en esencia, una
exaltación del oficio poético— se apunta en qué medida la realidad deja su impronta:
Somos los matemáticos de lo invisible. Somos/ los magos de una cabala infinita,/
donde el verso y la piedra/ valen como los números/ en la constelación de las preguntas. !
Y absortos, como niños en la noche,/ damos los ojos por atar los ojos/ y las manos
también para otras manos. (19). “Armonía” aborda el tópico del equilibrio existente
en el universo y se exulta de gozo frente a la vida. Las imágenes, al dejar de lado las
281
Halen UmoAa
“La canción del caminero” interrelaciona amor y muerte. Como preconizan corrientes
de vanguardia, el poeta trabaja la imagen metafórica con gran brillo y, con frecuencia,
renuncia a la racionalidad: Soy el caminero de los vientos/que amarro las distancias
con mis ojos de piedra.// De la mano me siguen duendecillos de tierra/y plumas de
aves muertas tiradas al silencio.//(...) Oh, tú (sic) divina etérea. Yo tengo geometrías/
de arenas que se quejan. Pueblo mis pensamientos/ con círculos de abejas. Sólo tú y
sólo yo/podremos entendernos, en el lenguaje/ de los cilindros de oro/que dirigen las
vueltas de mi sueño sin tino.// (...) Mi paso lo cubrían cintas de luto blanco,/con un
llanto esparcido en la cal de mis huesos....// Cómo lloran de solos los peces en el aire/
y se mustian de lluvia los lirios en las manos.// (...) Recuerdas? (sic) Tenias la
quietud de un paisaje/ visto desde la luna. (27-28).
282
La palabra iluminado
283
M*i*n Umoño
284
La palabra iluminaba
popular, recrea otro momento de seducción en la playa: Los duendecillos del aire/
peinan la rosa del alma./ Juega la muchacha sola, con su alegría de malva.// (...)
¡Niña! ¡Niñila!/ Dame el clavel jugoso/ de tu palabra (29). Un sentido ludico en el
manejo de la palabra. Ésta, más que decir, sugiere.
Algunos poemas están dedicados a la amada (“La mujer vegetal’’, “Amor”, “Milagro").
Varios lamentan su temprana muerte: Con qué ojos vacíos y extáticos/ estare en tu
muerte. Grabada en la noche,/pulida en el tiempo,/sagrada en la sombra, perfil del
ensueño, visión de acuarela/ que en pinceles rubios, esbeltos paisajes,/ copié entre
colores.../Páginas errantes, versos que me nombren,/para repetir:/ ¡Ella iba en el
tiempo! Nube de papel./Su amor me llamaba y me fui con él. (“Sonatina del alba”,
31); ¡Es una isla el silencio! Tú lo sabes/y las alas del pájaro agorero murieron en
las tardes del presagio./ ¡Compañera!/ (...) Transfigurada en rosas yjacintos/ caídos
de la$ pérgolas del sueño,/ ¡Se (sic) me hace un imposible retenerte!/ Con ese cruel
silencio prolongado/por el sucio horizonte de la muerte... (“Transfiguración”, 38).
285
Helen UtnaAo
Recuento de la imagen
I ,os veintiún poemas de Recuento de la imagen siguen el patrón de calidad observado
en el libro anterior y se insiste en el ejercicio metapoético.39 “Cuando nace la poesía”
vincula la esencia de ésta con la naturaleza. Además, en versos de gran extensión, se
consigna que Dios es el gran hacedor de poesía, el poeta universal: Cuando el mundo
era primitiva e infantil ve filé pidiendo la palabra./ Aprendió de las letras azules y
espumosas que corrían en el agua./En el arrullo de las hojas, en el murmullo de las
fuentes, en el susurro de las palmas./ (...) Y asi nació del mundo niño la voz tierna de
¡as versos / El agua, el fuego, el oro y la esmeralda eran un pálido lucero/ y el
hombre reclinaba sobre el hombre la armonía de un recuerdo/y la rama frutecida se
inclinaba con un íntimo silencio/y los pájaros humildes y más tiernos, enjoyados de
luceros/parecía que brindaban los acentos de los cantos verdaderos. (Barrera, 1951:
V-VI). “Imposible” advierte sobre lo irrealizable del ideal estético: voy a ciegas detrás
de un gran canto inaudito. (XXX).
286
la palabra iluminado
“Mensaje del Arcángel Amor” es otro poema de interés. El amor y su relación con el
dolor; el amor como baluarte de dignidad, como sostén o dador de fuerza interior,
como intima solidaridad con el otro, son aspectos implícitos en sus versos: Si quieres
hallarme, ve a la orilla del mar de las lágrimas/ y llámame./ Aunque sientas la
soledad que bate sus relámpagos de odio,/ ¡lámame./ (...) Llámame en la quietud de
tu abandono. Llámamejunto al viento/que va por los caminos deshojando los árboles
más tiernos. (...) Llámame con la fuerza de los hombres para que no/ se inclinen tus
rodillas. (XI). La anáfora, justamente, en el vocablo que liga. En el término que
implica la comunicación. Sabiamente, el meollo del abrazo solidario. “La mujer vegetal”
traza un paralelismo entre la mujer y el árbol de la vida; Y estarás frente al hombre —
divinizadamente—/con sólo tu presencia de rosa vertical. (XXV). El elogio trillado
ha sido sustituido por el trazo lingüístico memorable.
287
Htlen Umoflo
árbol en árbol ciñen el talle trémulo/ de Costa Rica (Barrera, s.f.: 3). El poeta
asimila a la mujer costarricense con la hermosa flor: Las calles de San José/ tienen su
guaría morada'en cada mujer que luce/su bella estampa de plata.// Como las guarías
se pegan de admiración en el alma./ya para tanto jardín/ hacen falta las palabras.//
Guarías blancas de caolín./ Guarías morenas de amor./ Orquídeas altas de luz/con
lumbre en el corazón. (13). Además se recuerda a mujeres concretas en la historia del
yo poético: Ellas, las misteriosas visiones de la aurora/que amé tan tiernamente con
gala r con derroche/y que vetaron líricas mis músicas de sueño/ bajo la orquídea
negra del alma de la noche. (15). El paisaje nocturno también se hace uno con la flor.
La oración unimembre y el verso corto crean un ritmo vivaz y festivo que el poeta
refuerza mediante las abundantes alusiones al mundo de la música: Stokowski eleva
el alma/ con una sed de eternidad!/ Y al viento giran las corolas/ como pañuelos que
se van.../Abren sus brazos en el aire/y se oye la música pasar./ (...) Stokowski parte
el viento/ con una música infernal (sic)!/ Baudelaire viste sus flores/ de un negro
lúgubre al danzar./Se oyen los valses de Austria./Se oyen las barcarolas en el mar./
(...) Las guarías danzan en el viento/y hasta parecen de cristal. (9). Al jolgorio se
suman otros elementos: Los cipreses de Shubert. (sic)/Las rosas de Musset/las dalias
de Paderewski/ y de Schumann, el triste,/el crisantemo nocturnal. (19). También, se
unen las oropéndolas en cintas de oro, plata y de cristal,/y cuelgan sus aladas sinfonías/
en un paisaje verde y musical.// (...) Y el corazón que es guaría conmovida,/frente al
milagro de oro de la tarde/interpreta la danza de la vida. (17). El yo —encamado en
el corazón— adquiere simbologia floral y participa de la apoteosis festiva.
Por la primera estrofa, que funciona a manera de pórtico, y la cual se reitera ai final,
sabemos que ese “yo” es el de un anciano. Dicha estrofa advierte que todo el texto Es
el ballet sublime/ que un hombre viejo,/de trenzas de azabache/y ojos de fuego,/por
la dulce nostalgia/ de los recuerdos,/ contó bajo el milagro/ de los luceros. (21).
Estratagema ficcional que impregna el relato de una leve nota nostálgica.
El libro incluye la sección “Estampas costarricenses”, con tres poemas breves: “La
carreta”, “El son de puerto Limón” y “Golfito queda al norte”. El optimismo y la
alegría de vivir se trasparentan en los versos de “La carreta”: Es una acuarela llenita
de flores/ redonda como una luna de colores.// Se vé (sic) cuando gira su rueda
vistosa/como el ala loca de una mariposa. (25). Vibra el ritmo afroamericano en los
versos de “El son de puerto Limón”: Música, danza y el son,/ bailan en Puerto
Limón/ ritmos de fiebre y carbón.// Los negros llenos de sal,/sudando le dan al son/
288
le palabra iluminada
un ritmo muy especial.// (...) Es, una danza de negros/ —humo, mujeres y alcohol—
un olor de los infiernos/ —relámpagos de charol—/ gritos de negras borrachas
alaridos de trombón. Acertadamente, el texto introduce fragmentos de canciones
populares: Ay!, (sic) mama Inés,/ Ay!, (sic) mama Inés, / Todos los negros tomamos
café. (...) Se va el caimán,/se va el caimán, (...) (27-28). “Golfíto queda al norte”
cambia de tonalidad. Dirigido a todos los hermanos de Indoamérica pretende ser un
poco el grito de la raza oprimida. Frente a la espléndida naturaleza, hace estragos,
entre la población empobrecida, especialmente entre las mujeres, un monstruo de
cien mil tentáculos y veinte mil pupilas', la sífilis. Quizá este poema sea la parte
menos lograda del libro.
La estrella y la cruz
En La estrella y la cruz, que se divide en tres partes, predomina un tono solemne y se
percibe la huella de Pablo Neruda y, en uno que otro poema, la de Federico García
Lorca. La sección “Elegías” comprende ocho textos. Dos ya se habían publicado
“Elegía a un camarada” rinde homenaje a Manuel Nóver: Su devoción venia/' de una
estirpe lejana/con el ardor tremendo/de la voz proletaria/ (...) Me habló de Guatemala./
De El Salvador: la heroica./ De Honduras: la angustiada./ Ah, si hubiera sabido/
que la muerte rondaba! (sic)// Y llegó la noticia.../ La muerte! (sic) La enlutada!
(sic)/ tocó (sic) su frente joven,/ secó su fuente clara./ Las gavillas más dulces/ las
secó esa mañana.// Cerró los ojos grandes/del que miraba el Alba. (Barrera, 1953:
3-4). La extensa “Elegía al General Anduray” entrelaza el amor-dolor por la patria y la
admiración por el militar: General:/ Entraste a la Alborada/de la Patria pequeña/
que no cabe en la muerte,/ (...) Y los ojos del tiempo/ agrietados de amargas
desventuras,/llorando en los umbrales de la historia/la tragedia de Honduras.// (...)
Qué llanto más amargo, el del olvido./ La tierra se abre y cabe en su abertura/ la
sangre resinosa de los pinos./Todo te llama en trágica locura/'como el desbordamiento
de los ríos,/ como un eclipse de las cuatro lunas/ que llenara de sombra a toda
Honduras.// (...) Y yo, mi General, que me imagino,/ tu soledad, tu muerte y tu
agonía,/ he de decir a un paso de tu pueblo:// Ya tu dolor se trasladó a la historia/
pequeña y triste del amor callado./ Hoy murmura mi llanto esta elegía que hace
guardia lo mismo que un soldado. (3-6). En “Elegía a Lisandro Alfredo Suárez” se
percibe el asimilado influjo lorquiano: Lo conocí entre los círculos' de una fantástica
hoguera/ (los dos estábamos solos/ bajo la misma bandera)/ Ah Cuscatlán con sus
sueños/ de maquillaje y arena! (sic)// como (sic) a un junco de verano/ La (sic)
289
Hilen Umaflo
290
La palabra ilamiaaia
eco de la voz. No hay respuesta. No hay/ un lugar pequeño para Dios.. '/Deshabitado
(sic) el horizonte, nos afanamos desesperadamente/ en construir una torre de Babel
Cada uno deja su ladrillo de odio Cada uno deja su amarga gola de placer // Y se
eleva la torre, para que se confunda el corazón/ Porque (sici Dios está enfermo del
llanto de la tierra/ porque el amor del mundo también le duele a Dios. (9-10).
Indignación por el descalabro social, confianza en Dios, respeto por la justicia y
anhelos de un mundo equilibrado y justo.
Poesía completa
Además de los poemas pertenecientes a los libros anteriores. Claudio Barrera incluye
el extenso poema (ciento ochenta y tres versos libres) “Post guerra" que se divide en
tres secciones. En la primera, un soldado mutilado, sentado frente a una mesa, lamenta
las consecuencias de la guerra: Aquí, tirado —roto— sin el gesto del varón que
amerita su bandera:/ aqui, quebrado —muerto— sin ¡a fuerza/ del mozo que corría
en las trincheras./ (...) Cuál (sic) es mi triunfo? (sic) (...)/Pensar Dios mío, que el
dolor humano,/dolor universal, de muerte y vida;/ era el mismo dolor de Stalingrado,/
de Berlín, de Hiroshima.../Porque el color de todas las criaturas/se confunde en la
sangre y en el grito./No hay discriminación en la agonía/' el dolor de los hombres es
el mismo.
291
H»ltn Umofto
de la tierra, ios traficantes de tas ilusiones/ que mueren sin razón en ¡as trincheras.//
(...) Para ellos va mi canto endurecido./ Un canto de repulsa a todos ellos./Canto de
soledad y de amargura/ de coraje y de fuego! (sic)/ Guerra a la paz cifrada en los
fusiles.' Guerra a la guerra. Odio a los voceros/ imperialistas de este siglo veinte!
(sic). La execración concluye y la voz rechaza la insignia ganada en la batalla: Siento
las manos frías por las voces/ que dejaron los labios de los muertos,/ tan sólo busco
en mi continua huida/la repulsión total de mis recuerdos. (Barrera, s.f.: 177-182).
Con versos certeros, Barrera ha mostrado su voluntad pacifista. Uno de los mejores
poemas antibélicos de la poesía hondurena.
La cosecha
De nuevo, la reflexión sobre la poesía se manifiesta en varios trabajos. “Mensaje”, en
sesenta versos alejandrinos, subraya que el autor consciente asume el oficio de escribir
como una misión que contribuye a las reivindicaciones populares: Una lucha de ideales se
incorpora a los hombres/y entre los linotipos se afilan las espadas.//(...) Nuestra voz es
presagio y es consejo y es trino/y es flagelo al malvado y es bendición al santo./Nuestra
voz condecora y estimula y deprime./ En el aire es bandera y en el sueño es un canto.
(Barrera, s.f.: 13-14). En “El mandato sublime” —setentinueve versos— equipara la
poesia con la belleza; el Arte es lenguaje de Dios e invita a gozar de él. En “Oración
telúrica", agradece a Dios por todo lo que existe; además, exalta las cosas sencillas: El
amor, la noche, la estrella y el alba/son dulces prodigios que no cuestan nada.//¿Quién
cobra por el tierno cantar de la fuente?/ Por el roce del viento que aroma besando la
rama./Por todas las cosas celestes que no cuestan nada.//¿ Quién compra la tarde?¿ Quién
compra el paisaje? (22-23). En “El hombre vegetal” establece un paralelismo entre el
árbol y el hombre; privilegia al ser humano que da flores de ideas. En “Mis manos”, al
alabar —como expresión de la fuerza humana— distintas clases de manos, externa
satisfacción por las propias: dos águilas hay en las manos mías./ Un águila altanera que
combate y que sueña/ y otra águila doliente que muere de poesia. (33).
292
La palabra iluminada
nace de un hecho inobjetable: ante la muerte, somos briznas pasajeras y ello ocasiona
Miedo a la soledad del infinito. La muerte es, pues, tema central de buen número de
poemas. “Clamor” deviene en nostálgico canto frente a la brevedad de la vida. “La
sala vacía”, instantánea que registra una muerte anónima. “Lamento de la luz”,
expresión del dolor por la muerte del padre: No mirarán tus ojos/ el palomar en fiesta
de la aldea./Ni tus manos amantes/cubrirán con su piel la rosa nueva. (57). “Elegía
sutil” es un logrado soneto —quizá dedicado al padre— en el cual se acude al símbolo:
Dará la luz del agua, su alegría/ su dulce sed de pájaro agorero./ Por esa cal de
huesos que es la mía/ya que por ella con mi sueño muero.// Cal del amor que se
volvió al lucero/misterioso que tiembla en la poesía./Pasas como visión que siempre
espero/ porque te miro siempre en agonía.// Ya nunca se verá tu taciturna paso
doliente y soledad herida./ Un llanto vaga en el país nocturno.// Y sin embargo por
volver a verte/ daría todo el sueño de mi vida/por el sueño profundo de tu muerte.
(59). “Canto triste a José Quetglas”, en versos de gran extensión, expresa dolor por
el desaparecimiento del amigo: En dónde va perdida tu sonrisa,/ aquella dulce linea
de oropéndolas/ colgadas de una luna fugitiva....../ Tu paso lento, hermano./ En
dónde va perdida tu tristeza, aquella ala de cisne entre la noche/ aterida de amor y de
esperanza ..../(...) Y te envolvió la aurora con su voz y su sangre/y te besó el
crepúsculo con su luz y su angustia/y naciste en la tierra, en la hierba, en el agua;/
como un mensaje nuevo, maravillado y dulce;/ como una voz delgada —próxima a
la tristeza- para quedarte fijo en la estatura astral que modelaste/ golpeando el
corazón contra tu mano. (55-56; los puntos son del autor).
293
fldtft limalla
Pregones de Tegucigalpa
Pregones de Tegucigalpa. en ciento veintidós versos, traza una escena muy vivida de
las dos ciudades gemelas, Tegucigalpa y Comayagüela. El poeta, de la madrugada al
anochecer, con un fuerte sentido teatral, capta las voces de sus habitantes que, mediante
gritos, pregonan o anuncian sus mercancías: En el parque una nube de chigüines se
acerca/ a un viejo enclenque y pálido que quiere descansar:/¿ Un chaine? ¿ Un chaine.
maestro?/ Y el viejo, por desgracia, se acaba de lustrar.// Ya por todas las calles se
escacha este estribillo:/ ¡Vá (sic) la chicay la grande! ¡Llévese un numerito!/¡No desprecie
su suerte! ¡Aquí está el hu&fanito!/ ¡Es el gordo! ¿No mira? ¡Este está muy bonito!//
Mientras el vigilante usando su silbato/ anota precisado la primera infracción.// (...)
Cientos de canillitas comienzan a correr.../¡ 'ElDía ’. (sic) con las últimas! ¡ ‘ElDía 7
¡ 'El Día ’!/ ¡Fuée capturado un prófugo!.../ ¡Un borracho se mata!.../¡Se lanza desde
elpuente una pobre mujer!.../ ¡La Revista ‘Sucesos ’!.../ (...) Tegucigalpa duerme... Se
siente entre la noche/ el eco melancólico del pregón que pasó./ La calma murmurante
del Rio Choluteca/que hace gárgaras de oro bajo el Puente Mallol./ (...) Mientras el
aire cruza silbando por las calles/ con un aristocrático desplante colonial. (Barrera,
1961:4-6). La crudeza de las expresiones calcadas de la vida real se matizan o equilibran
cor. versos en los que el autor vuelve a la imagen lírica.
Poemas
Claudio Barrera, en Poemas, advierte al lector cuál es la perspectiva que adopta al
elaborar su poesía. “Escribir es...” deviene en extensa enumeración de las distintas
facetas que entraña el oficio literario: Escribir es responsabilizarse con el tiempo:/
(...) Escribir es abonar los eriales improductivos./Es humedecer la raíz propicia a la
294
le pal obra ilu entia
cosecha./Es distribuir el humus en los plantíos generosos/es dar sombra, pan y sino
a los viajeros solitarios. (Barrera, Poemas, s.f.: 18). En “Amigos", al autodefinirse,
expresa: Soy de la raza esclava del sueño y la esperanza,/soy hijo de la aurora por el
juego de luces/con que brillan los cantos que cincelo en el alba./ Sueño en el alba de
oro de un hermano celeste/ y cultivo amoroso la flor de la poesia. (63). Además,
puntualiza su intención social: Y vi todo el mapa del pueblo,/sus hombres, sus mujeres,
sus niños y ancianos/ que caminaban buscando valientemente/ la siembra delfuturo. J
Y entonces pensé que estos versos/ tenían nervios y agonías y torturas y lágrimas/y
mefundí en sus abismos/y se modeló esta expresión/ que sefue prolongando como un
grito en el tiempo... (“La nueva concepción”, 17).
295
Hcltn Umoflo
Hojas de otoño
El amor, la patria, el tema religioso y la preocupación social constituyen los rubros
más importantes detectados en Hojas de otoño. Variados son los tonos de la lírica
amorosa. “Cancioncilla” posee un ritmo ligero, de sabor popular: El aroma que despide/
la canela y el anis/no es más suave que tu aliento/ cuando estás cerca de mi. (Barrera,
s.f.; 55) “Cristal”, “Hoy ya no espero nada” y “Tu nombre” asumen una voz de
mayor intimidad, tal como vemos, también, en “Romance”: Por el camino del viento/
un peregrino solloza./Estoy solo entre la noche/y tú en la noche estás sola. (63). Con
frecuencia, el acopio de metáforas es el camino que traduce la afectividad: Niña. Flor
de prado, rosa, desaliento./ Cruz que se avecina. Queja de la higuera./ Aroma sutil
del momento/ que arranca los gajos de la Primavera.// Piedra de la hondura, día,
nube, altura! (sic)/Bóveda del tiempo. Sol que se resbala./Aprisiono tu dulce cintura/
que es más suave que el roce de una (sic) ala. (53). Sin faltar, el empleo de un estilo
más directo en el que, a la par del afecto particular, se expresa un sentimiento colectivo:
, Te quiero!/Como puede quererse al compañero,/que está sufriendo tras la barricada/
y se le da la mano conmovida/ sabiendo que la mano es una espada/ enamorada de
la misma vida.// Te quiero./ Con esa devoción de compañero/ que une su angustia, su
dolor, su pena/ y te busco sufriendo en el sendero/ sobre el rescoldo de una tierra
ajena.// (...) Y te quiero/ con el puño cerrado/pegado al corazón de la esperanza.
(“El amor de la compañera”, 39-40).
296
la palabra iluminada
131
Htltn Umofta
El pasado indígena también se pondera en “La basija (sic) antigua”, “Copán”, “La
piedra de moler” y “Enigma”. En éste, al preguntarse de dónde viene el país, cuáles
son sus raíces, la respuesta se hace descansar en dicha época. “Elegía a mí mismo”,
ante la posibilidad de su muerte, da una serie de recomendaciones a los seres que
ama. “Salutación” es un homenaje al fallecido poeta Céleo Murillo Soto.
Constantino Slasnávar
Números
El nombre del libro alude a que los poemas, hasta llegar a “45”, sólo se identifican
mediante el correspondiente guarismo. Los mismos, aunque funcionan como unidades
independientes, poseen una cierta interrelación: de los textos de referencia marina, en
el sur del país, se pasa a la región montañosa, hasta llegar a San Pedro Sula y a la zona
bananera. El hilo conductores el tema de la explotación social.40 Con un bien logrado
aire popular, “6” ofrece una imagen costeña al aplicar variantes del mismo término
40 De ahí que, dentro de una interpretación bastante amplia, tal vez el nombre del libro
aluda a que las personas marginadas y explotadas, dentro del sistema social, se
reducen a números, a estadísticas.
298
la palabra ilimitada
299
Htitn Umorto
Los trabajos “2” y “3”. en escenas de playa, abordan el tema amoroso. El texto “4”
sugiere una situación de dolor que, por lo general, es válida para las circunstancias
posteriores que se denuncian: Vida mía, cuántas vidas/llueven su monotonía/en este
triste lamento:// Agua del cielo por fuera,/ agua del alma por dentro. De nuevo, el
autor acude a una fórmula paralelistica de fuerte sabor popular. En 1936, en Honduras,
la poesía se manejaba en términos de romanticismo, modernismo o posmodemismo.
La desenfadada voz de Constantino Suasnávar, al incorporar frases populares y
coloquiales, representó una saludable manera de enfocar el quehacer poético.
Perfil al frente
Perfil al frente sólo comprende once breves poemas. En la mayoría se advierte una
intención humorística. “Oda sonámbula” parece ser una provocación al lector. Los
versos iniciales dicen: Ocho palabras son toda una Oda,/ con una calentura/ de
diablura. (Suasnávar, 1959: s.p.). Quizá, el mejor poema sea “Canción” porque implica
el sentido de picardía en la interpretación de una leyenda popular: Rosita Esquivel se
ha perdido./ Madre, se fué con el Duende.// (...) Madre, todo se ha perdido.../ con
Rosita que nunca más vuelve,/Ave María Purísima.../¡Qué Duende... qué Duende...
qué Duende! "Canción del abolengo”, con la mención de personajes vinculados a la
tradición africana, exalta a sus ancestros: Sangre mía tan vieja como el mundo. “A
300
la palabra iluminada
Van Gohg” (sic) une el homenaje al pintor holandés con un sentido de solidaridad con
sectores marginados: Señor.../ del amarillo girasol.../ Tus gavillas son/ oro maciso.
(sic) puro, / mecidas por el són (sic)/ del hombre por quien juro. Juro por el eterno
campesino,/por el minero tuyo,/por el barullo;/por ti, predicador y peregrino.. . /por
el divino/final.../de tu locura. Quizá el valor del libro radique en el antirretoncismo:
el asestarle golpes a la cansina retórica sentimental.
Poemas
Sólo comprende cuatro composiciones. La más extensa es “Llueve” que tiene cuatro
cuartetos. El primero dice: Llueve sobre Tegus, María,/ y yo estoy 'riste,/ con una
danza trágica/dentro del corazón. (Suasnávar, 1961: s. p.). Una especie de instantánea
que conjuga paisaje y estado anímico. Es uno de los primeros poemas que, como
nuevo desacato a la norma, llama a la capital hondureña con el apócope popular.
Nostalgia y tristeza se conjugan en el soneto “Dejo”: Puerto de pescadores humildes
y sencillos,/soplado por los vientos perdidos en el mar;/sumido en un eterno crepúsculo
amarillo,/ anclado con un ancla de trémulo pesar.// Quiero dejarte triste en estas
versos míos,/silente y taciturno de luz sonambular; (sic)/ como en aquellas noches
de suave murmurio, (sic)/ doliente, ante el nocturno quejido del manglar.// (...)
Perdiendo la mirada sobre tu lontananza/ diluyo la sal pura de todas mis quimeras/
y guardo en la resaca tu lírico cantar. Un verso de fórmulas más tradicionales.
Por el sobrio tratamiento, son interesantes los sonetos de contenido social, tales
como “San Juan Triste” y “Tú”. En “Reclutando”, la inveterada práctica de
conscripción violenta de los jóvenes se denuncia con eficacia: Por el camino blanco
301
Htltn UmoAo
de sal y soledades,/ corno rio de polvo nacido entre los llanos,/ caminan campesinos
alados de las manos/para guardar cuarteles, palacios y ciudades.// (...) Los ojos de
los presos, apresos, explotados,/ se vuelven a los campos sin luz, abandonados,/
i abiertos paria venda senil del horizonte. ..//Ysu mudez se llena de lágrimas calientes/
cuando la noche deja palabras balbucientes/ que cubren de tristeza la placidez del
monte El verso es mesurado, pero certero, en “Palabras a la muerte de Alfonso
Guillen Zelaya’’: Señores:/El Alto Comisario del Verso,/Alfonso Guillén Zelaya, ha
muerto • y yo estoy triste/por la pobre Casita de Pablo,/y por lo que no digo y todos
adivinan. Encontramos, también, sonetos de amor y desamor.
Sonetos de Honduras
Comprende diez trabajos. Varios giran en tomo al tópico de la familia, pero, en algún
detalle, surge la nota de interés colectivo. En “El abuelo materno” destaca el amor a
Honduras. En “El Tío Constantino” realiza un recuento de los servicios que su pariente
prestó a la sociedad la cual, paradójicamente, lo ha premiado con el olvido. “Paréntesis”
realiza una especie de balance a la vez personal y social: Porque yo me he dolido con los
dolores míos/que son los exponentes de mi vida de pobre;/porque yo me he dolido con
el dolor de todos,/ con el dolor del hombre y la vida del hombre.// (...) Altivo, como un
roble sereno en la montaña,/ viendo pasar inviernos, viendo pasar veranos,/me alegro
tristemente por encontrarme solo, (s.f., s.p.). Solidaridad expresada en forma sobria.
Cuarto a espadas
El interés social y la proclividad hacia lo popular constituyen lo más destacado en las
nueve composiciones de Cuarto a espadas.
Sonetos violentos
Para reconocer sus méritos o execrar sus actos, en nueve polémicos sonetos, el
poeta recuerda a personajes de la vida política internacional; “Ché”, “Ben-Bella”,
“Kennedy”, “Fidel”, “Nasser”, “Mao”, “De Gaule” (sic), “Macarras” y “Lumumba”.
302
la palabra tlwnínado
olanchana/ con palas y pescuezo de jirafa,/y me quería mucho, la muy maja., que
escribía unos versos de a macana// Pero, nunca la mona marchó a misa,/ era lisa,
bien lisa, la muy mona,/ era tamaña riata, la ramona.Ji Ahora debe estar algo
jamona/ con una saya azul, una camisa/floreada, nada, nada, maricona. (Suasnavar,
1972, s.p.).
Otros poemas
En la antología preparada por Efraín López Nieto —sin especificar de cual hbro
fueron tomados— encontramos dos sonetos de profundo alcance. En “Gaugum”,
leemos: Tenia la suprema soledad del marino,/ la obscura y procelosa sensualidad de
mar;/ el secreto del oro, de la flor y del vino,/y la tristeza eterna de no poder amar.//
(...) Tenía algo de mago... y algo del adivino:/ del Cielo y del Infierno, del pájaro y
del trino,/ del fruto que a su tiempo sabría madurar./ Y acaso entre las aguas del
puerto cristalino,/ bajo la luz del claro lucero vespertino,/ en un domingo suyo lo
fueron a enterrar. (15). En “Van Gogh”, dice: Giran los girasoles por la muerta/
ansiedad del amor. Y los pinceles/pintan la noche con sus ojos crueles/' mientras el
alma aún está despierta.// Aquí se ve la mano que agoniza,/ la silla del Señor del
Desconsuelo,/ la pipa fina, el corazón de perla.// Aqui se ve la sangre del pañuelo:
el viento que se lleva la ceniza/ y el vaso que no pudo contenerla. (16). Texto
superior al que, con parecido nombre, está en Perfil al frente.
Singular altura lírica alcanzó “Imagen de Pushkin”: El está ahí, sobre la misma nieve,/
con su cabeza de perfil antiguo./ Con sus ojos celestes,/ y su perfecto corazón de
niño./ Mientras la niebla hace cantar su pena/ entre la negra soledad del frío.// El
está singular ante la muerte,/bajo el rocío, acaso preterido./ confinos pies de arcángel,/
entre la bruma de su propio siglo./ Con el honor sepulto en una estrella más grande
que su gloria y su destino.// (...) sobre la dulce nieve que lo llora/ eternamente
permanece vivo. (17).
303
H«ltn limarte
Ccleo Murillo Soto (1912-1966) escribió Afán (1939); Morazán (1963) y Elegía de
una canción (postumo, 1966). Especialmente en el último título, una versificación
muy pulcra y tradicional caracteriza la labor del poeta.
Afán
Afán incluye cincuenta y nueve textos (veintidós son sonetos) elaborados durante su
juventud, según anota el autor. Revelan la existencia de un versificador muy cuidadoso
que todavía se mueve dentro de una órbita romántico-modernista. Datos anecdóticos
(poemas narrativos); mención de personajes dotados de una aureola de aventura o
pasión (guerreros, soldados, piratas, beduinos, poetas...) y tendencia a exaltar estados
de tristeza, languidez, silencio, son algunas constantes de su trabajo. Veamos unas
muestras La noche iluminó mi estancia con su esplendor obscuro.../Diluíase en las
sombras un cántico tan puro/ que el corazón a tientas avanzó temeroso.// Yo era un
viejo Beduino (sic) lejano y angustioso,/ (...) El mar, el mar azul./Sinfonía de amor/
yen lo obscuro temblando una vela de tul/ con un viejo dolor.../Los cocuyos ardiendo
y la novia lejana/que acaso sollozando estará en la ventana. (“Decires del silencio”,
M uní lo Soto, 1939:29-30); En elfondo del alma llevo oculto un anhelo./Un ensueño
sin rumbo, incapaz de llenar./ Se derrumba la cima... Va muriendo en mi duelo/ la
esperanza perdida que me lanzó a rodar.// (...) Languidez de la vida. Languidez del
momento./ Languidez de la carne cansada de esperar.../ Voy dejando en la senda
perdido el pensamiento/y en la vida una dicha que no acierta a llegar. (“Languidez”,
41-42).
“Poema al río Aguán”, probablemente sugerido por el poema “Río Grande” de Juan
Ramón Molina, es una ambiciosa descripción del caudaloso río con el cual el poeta se
identifica. Comprende diecisiete estrofas de seis versos alejandrinos: Indómito y
soberbio desciendes de las cimas/frías y atormentadas. Y con desdén ie inclinas/a la
azul cordillera que te mira pasar.../Parodiando el desfile de tu cauce soñado,/ vas
como por la fuerza terrible de un mal hado,/ a perderte en las olas y a cantar en el
mar. (121). Con la excepción de los dos primeros versos asonantados de la estrofa
anterior, las siguientes mantienen el mismo esquema consonantico (aabccb) al cual,
por cierto, es propenso el autor, según vemos en “Poema al mar” (noventa alejandrinos);
“Armonía del trópico” (noventiséis endecasílabos) y otros. El influjo del “Nocturno”
304
la palabra iluminaba
Morazqjt
Morazán constituye un solo poema de ciento treintitrés versos polimétricos. Algunos
de los tópicos que contempla son: presencia de Francisco Morazán en un presente de
lucha por la libertad; existencia disociadora de ideas pseudolibertarias procedentes de
ideólogos socialistas; crisis social en un mundo sin ideales; peligro del comunismo y
confianza en el futuro. Dice el autor: Por los caminos de hierro y de fusiles/ tú
asomas./ Con orlas de laureles y deflores/ inauguras la marcha vencedora./Es hora
de la libertad y del combate.// Oigo los tambores llamar./Oigo tu voz llamando a los
clarines./Miro a la Patria circundada de nieblas/y al pueblo precipitarse detrás de
tus consignas.// Morazán: el pueblo está solo,/fulgen los relámpagos, los ideales
trepidan./ Hay un gran tumulto y voces de anarquía:/ Es la hora del combate y del
espanto:/ Venid: los clarines resuenan./Los tambores se anuncian/y el pueblo lucha
y llama al líder.// (...) Pero ahora estás ausente./ No surgen los héroes, huyen los
conductores/y el combate se anuncia más que antaño./No hay ideales humanos.. Los
combates se libran por el odio/y por la destrucción de la libertad,/ porque según
afirman, hay libertades nuevas,/ libertadores que esclavizan y construyen muros/ y
alambradas ignominiosas/ Morazán: elpueblo está solo y los mejores hijos, se lanzan
a la lucha equivocados./ (...) Las injusticias pueblan la tierra/ y el árbol de la
libertad que tu sembraste,/ el árbol, de la confraternidad que inauguraste, trepida
ante el estruendo/ de los tambores de Mao/y las razzias del Marxismo-Leninismo. '
(...) Morazán: águila o pino de nuestras sierras:/ La democracia es la consigna./ Tu
eres el Paladín de los viejos ideales,/ el que inaugura antorchas en la noche/ y grita
tras el monte y llama a la batalla.../Oigo tu voz llamar./Lejano suena el canto de las
Hcltn UmaAe
La nostalgia ronda por todo el libro. Intensa, la sensación de haber frustrado un alto
destino. No obstante esa certeza, el yo poético no se deja dominar por la amargura.
En “Nocturno menor”, aunque con evidentes reminiscencias rubendarianas, la emoción
se expresa mediante imágenes certeras: Siento no haber podido hacer lo que quería,/
es decir, la sonata para la cual nací./ La lenta sinfonía que tiembla en la alquería,/
la canción de los pájaros quefueron para mi.// (...) Yo, que era el Ulises de una Itaca
lejana/ no cubrí los oidos a la voz del cantor; me fui por los senderos tras de la
caravana/y desoí las voces de mi reino interior.// (...) No sé cuál de las luchas debió
ser la mía/y dudo todavía por donde (sic) debí andar: si por las largas rutas que
hacen la sinfonía/ o por los duros campos que me han visto bregar.// Pero sé para
dicha de mi voz aterida/ que la lucha es un modo de aprender a vivir,/y que el canto
es apenas la forma de la herida/y el combate la dulce sensación de existir. (36). De
nuevo, implicaciones relacionadas con el quehacer poético.
306
lo palabra ilummodo
encantado edén.// (...) El se extasía ahora en un sueño lejano/y piensa que es la vida
una expresión del mar.// (...) Alguien que se entretenga descubriendo gemidos/ sabrá
cuando la vida se trunca al empezar.// X todo está cantando en primavera,, la vida
floreciendo renacida y sensual,/ el ideal infinito, la sensación primera,/ la sangre en
mis arterias como en la mocedad./ El tiempo va borrando imperiosas quimeras,/ y
estamos en la vidafrente al violento mar. (25-26). Versos de tersa y mesurada elegancia.
El amor es tema presente. “Ella era así”, “Nostalgia de un jardín”, “Imagen de mujer”,
“Una mujer en la soledad” lo comprueban. Oportuna, la imagen delicada: No sé. pero
me sabes a fruta deleitable,/ a canción marinera, a viento en el palmar, leemos en
“Retrato” (37). Amor y poesía se unen en “Canción sencilla”: Concebiré mis versos
tersos y musicales/y los pondré en tu pecho muchacha dolorida,/ los grabaré en tus
senos de palabra dormida/ que posa entre la verde quietud de los trigales. (34),
307
H<lcn (jmafto
traedme./Ponedla aqui donde yo pueda verla./Quiero sus velas blancas, sus barquitos
anclados./ su vos azul y su orlas de espuma. (53). De los veintisiete textos que
conforman el poemario, catorce son sonetos. Además, bajo el título “La ciudad estelar”,
se agrupan tres sonetos. En conjunto, Céleo Murillo Soto, sin rupturas con la poesía
precédeme, dejó un legado que se caracteriza por la sencilla y depurada elaboración.
Argentina Díaz Lozano (nombre literario de Argentina Bueso Mejía, Santa Rosa de
Copán, 1912-Tegucigalpa, 1999), en Son perlas de mi rosario (1935),41 bajo el título
“Mientras la vida pasa”, incluyó ocho trabajos a los que califica de “Poemas en prosa”.
Los breves textos poseen carácter narrativo. Inclusive encontramos personajes y se
insinúa una historia. En “Atardecer en la montaña”, a un chiquillo campesino se le
pregunta si tiene alma de poeta. En “Ángelus Domine”, la oración vespertina la rezan la
pálida monja del convento-, una anciana de cabellos blancos y su nietecillajuguetona.
En “La Cruz”, la narradora transcribe la amorosa queja de una mujer. En “Arco Iris”, a
un valiente pescador, a punto de ser arrastrado por la tempestad, se le aconseja que,
guiado por el arco iris, luche con denuedo: en la playa lo espera su compañera que pulsa
\a guitarro hawaina. El estilo está impregnado de reminiscencias romántico-modernistas.
Predomina la descripción del paisaje. En “Atardecer en la montaña" y en “Otoño” (este
último copiado en forma completa), se advierte el tópico común:
Últimos resplandores del moribundo sol, que cual inmensa bola de
Juego va hundiéndose, allá, donde los altos y verdes picos de la
montaña parecen tocar las nubes.....
Bandadas de palomas que en raudo vuelo, buscan presurosas algún
albergue.... (“Atardecer en la montaña”, Díaz Lozano, 1935: 93;
la puntuación es de la autora).
Llueve suave, quedo, tenazmente..... Rumor de hojas secas sacudidas
por el viento..... por el viento triste y frío.
308
Lo palabra iluminada
Floresta
En Floresta, además de varias composiciones teatrales, incluye veinte textos
versificados en los cuales, siguiendo la linea de la poesía costumbrista, recrea
situaciones frecuentes en la vida rural en las primeras décadas del siglo XX. Cada
composición cuenta una breve historia y el principal recurso formal es la transcripción
fonetizada del habla supuesta de los campesinos. En “Hagamos el cambio”, el requiebro
amoroso del varón es éste: Ojitos, ojitos.../Cómo es que los quiero- yo a mis luceritos!
(sic)//Ojitos de añil,/azules, azules,/cual laude de abril! (sic) (Guillén de Rodríguez,
1960: 5). En “Soguillas que ya no gustan”, la mujer, dolida, le reclama al varón su
abandono, el cual provocó la muerte del hijo de ambos. En “La Juana Ruco” se
ventila el caso de la trabajadora doméstica que relata su experiencia en la ciudad: El
niño Carlos/ minnamoraba/y don Serapio/ me pretendió.//Por cuentas creyban/ que
era muy fácil,/ a una india inrrústica/ poder tumbar. (9-10). En “¡Arre mi burrito!”,
la campesina batalla con el remolón animal: Tate quietecito/pa lograr vender, vos sos
güen burrito/ya sepuee ver.//Naranjas... Naranjas.../dulcitas, galanas: merquenme
naranjas,/véyanlas que (sic) .sonas. (15). Un trabajo ingenuo que pretende reflejar las
formas de vida de sectores populares.
309
H«ltn UmaAa
Respondón
t-n Respondón. inspirándose en las tradicionales '‘bombas’’,42 Guillén de Rodríguez
ofrece doscientas cuartetas. En cada caso, una corresponde al varón y la otra a la
mujer Según explica en el prólogo, los textos (rumbos y cumbos), que repiten la
numeración, son aptos para ser recitados en determinadas festividades. Ostentan,
pues, una intención teatral ya que se establece una especie de diálogo. A manera de
introducción, cada participante pronuncia, como si fuera estribillo, la frase Rumbo y
cumbo. 1‘nncipia el hombre y, al finalizar la intervención femenina, siempre encontramos
la siguiente acotación: (Aplauden, gritan y bailan y, al callar la música). El sentido
inconcluso de la expresión indica que se continúa con el siguiente “rumbo”.
Hastillo Lobo
Hostil ío Lobo (Cantarranas, 1914-Tegucigalpa, 1995) escribió Poliorama de la mujer
y el paisaje (¿1948?), libro con treinta textos que, tal como su singular nombre
310
Le palabra ilumínelo
Algunas veces, por cumplir con necesidades de la rima, los versos resultan forzados;
conllevan ideas que desequilibran el conjunto y utilizan un léxico inapropiado a la atmósfera
o a la intención del poema. En “Canción de la tierra doliente”, los tropos revelan que la
búsqueda de originalidad no desembocó en versos de feliz factura. Eras como la llama
de un cirip. El candelabro/de mi cariño era una vieja canción.../En un sueño de oro
tu imagen enhebro/y perfora distancias mi aguja evocación.../ (...) Cuando en las
tardes gualdas lasfrutas maduras/perfumaban los duros ensueños de aquelpeón y en los
aires benignos se iban las calenturas,/ en el dolor perfecta fue nuestra comunión- ' (...)
En el viento escuchaste una divina voz:/ bienaventurados los/ chicos (¿?) que la ciega
justicia/ jamás pudo ver,/ (...). En “Viejo quemado en el trópico”, al construir una
especie de rima intema, el resultado es un dislate: Viejo de los belfos calcinados en el
trópico,/ que son los hombres adelfos [¿?]: conclusión de la jomada. En "Canción de
una mesera”, la comparación es casi inaudita: Palpitan tus dos senos, conitos de ice-
cream/ que ha coronado el rojo temblor de una cereza/ y tu mirada clara como un vaso
de gin,/pone en el alma aromas de pina y de frambuesa J/ (...) en tu juventud que es
toda jarabes y es mieles/ eljúbilo hace espumas de cerveza.
311
Ktltn UmoAo
Mirta Rínza
Mirla Rmza (pseudónimo de Margarita Romero, 1914-1997) publicó Lafuga de las rosas
(1952) y Anhelo infinito (1958), obras que se rigen por un modo tradicional de versificar.
312
la palabra iluminado
Pocos poemas se libran de ese patrón encomiástico. Uno de ellos es "Reto” que
pregona una rebeldía frente al dominio que el hombre ejerce sobre ella. Sin embargo,
dicha actitud es relativa ya que la autora, en manifestación de nueva dependencia
emocional, termina refugiándose en la divinidad: Que nunca más mi cielo lo empañe
el desvarío,/ que nunca más mi vida a lu llamado se abra,/ que no siga más mi alma
sujeta a tu albedrío/ ni esclava a tu deseo que mi infortunio labraJ/ (...) No creas
que yo busco tus ósculos profanos./ Vencida o victoriosa sabe que mis dos manos/ no
se alzan más que al beso mirífico de Dios. (20).
Muy pocos textos se escapan del cuadro trazado. “La fuga de las rosas” entraña una
reflexión general: ante el acabamiento de las ilusiones, existe la posibilidad de que surjan
otras: Se fugaron las rosas en las alas del viento/ (...). Sin embargo seguimos oteando
lejanías/presintiendo que un día otras rosas vendrán/y aunque el tiempo marchite las
rosas de los días,/del amor, nuevas rosas, sin cesar brotarán. (16). “Desolación” es la
expresión de una profunda angustia y soledad. “La danza de las olas” es un extenso
poema dedicado al mar. El estilo cede, con frecuencia, a la imagen o al adjetivo gastados
por el uso. Inclusive, las necesidades de la métrica la llevan a versos antigramaticales
sin justificación expresiva (haré que de mi cuerpo me broten miles manos, 17). Los
poemas respetan la rima consonante y, algunas veces, se advierte algún descuido formal
(por ejemplo, en dos poemas, se reitera la misma rima: arrullo y capullo). La obra, pese
a la sincera voz de la autora, no trascendió la medianía.
313
Helen Umofto
El anhelo infinito
El anhelo infinito representa un avance cualitativo con relación a La fuga de las
rosas. F-n sus cincuenta poemas, el amor es tema central. Casi siempre, con un
sentido laudatorio del varón. Así, en “Anhelo”, poema que remite al título del libro, se
le coloca en un sitial de privilegio. De él emana la luz que, a la vez, le permitirá
convertirse en dadora del bien: Yo busco en mis vehemencias confundirme/ con el
fervor que está tras de tu veto,/ olvidar mis angustias y sentirme/ perdida en las
dulzuras de tu cielo.// Traspasar las tinieblas y diluirme/ con el niveo delirio de mi
vuelo/en tus sedas de luz y convertirme/ en lumbre eterna de tu eterno anhelo.// Y asi
esperar en la quietud insondable/ el soplo de tu espíritu inefable,/la paz de tu ternura
presentida// para ser cual estrellajubilosa/o claridadperenney rumorosa/que alumbre
los desiertos de la vida. (Rinza, 1958: 153).
De nuevo, surge el sentimiento religioso. Así, Dios, visto con todos los atributos
paternales, es la fuerza que alimenta las reservas espirituales del yo. Lo ejemplifican
“Imploración”, “Padre nuestro”, “Señor, perdona nuevamente”, “Gracias, Señor” y
otros. “Peregrinando” trasluce una indeclinable fe: ¿Oh Dios! Este deseo de sentirme
empapada/ de rumores distantes e inquietudes divinas,/ de ser en los espacios la
nube saturada/ de voces celestiales v llamas azulinas,// hace que mis brazos y mis
ojos profanos/ se alcen y se eleven, esperando el momento/ de ver las claridades que
vienen de Tus manos,/ de sentir la inefable dulzura de Tu aliento. (3 I). En
314
lo palabra iliíffitfiode
El soneto “La canción de la rosa” —uno de los mejores trabajos— evidencia una
sensitiva captación del universo que se matiza de delicada melancolía: Me quedé
entristecida al ver cómo rodaba/ por el sendero lácteo el alma de la rosa:/ aquella
rosa roja que con amor me daba/ la canción que aprendiera de la gota armoniosa.//
La rosa entre los tules del viento se alejaba/ como un sueño que busca romper la
misteriosa/ tiniebla en que se oculta la dicha que buscaba' o la brasa que la hizo
fragant# y luminosa.// Y yo que ansiaba tanto brindarle mi latido/y ofrecerle en mi
huerto las luces de mi nido/ y cantarle en mi templo mi inefable canción,'/ no pude
más que enviarle mi callada quejumbre/ que se fue tras su vuelo como agónica
lumbre/y el desmayo del beso que ardió en mi corazón. (55). Sin excesos, se acude
al tropo (símil y metáfora) elaborado en términos racionales para expresar el dolor
por el bien perdido. La sintaxis gramatical no altera la norma. Un estilo directo y
carente de rebuscamientos que, a mediados del siglo XX. todavía aparece insuflado
por los principios del posmodemismo.
Arcilla
En Arcilla, hay varias estampas extraídas del mundo rural. "Romance de la llegada de
las lluvias” celebra la transformación gozosa del campo con el inicio de la estación
lluviosa. En “El romance del paisano desesperado”, Juan Antonio sólo tiene un deseo:
“robarse" a Eulalia: ¡Ay! Si pudiera dichoso/ entre la noche robarla/y llewrla entre
315
Keltfl UmaAo
relinchos/ como esperanza colmada! (sic) (Cáceres Lara, 1941: 10). En “La aldeana
de mi recuerdo", una joven —implicando que su presencia es el mejor regalo— lleva
el alimento a los que talan el bosque: Que sus rizos encantados/copien siempre a la
mañana, que lleve aún el sustento/ a quienes la selva tajan:/ y que en la noche
hondurena./ la dulce noche de plata,/ desgrane su voz en trinos/ hechos flores de
esperanza... (8). En este poema, se advierte una visión idealizada, tanto del paisaje
como de la mujer que, inclusive, posee rizos rubios. “Romance para el labriego que
fue a la guerra civil” contrasta dos mundos: el idílico que abandona el campesino (tus
vacas, cafetos con flores, tu ranchita (sic) en la selva/ como nidal de ilusiones) y la
brutalidad de la muerte en el campo de batalla (38-39). “Romance de la mujer que
rodó”, desde un esquema moral tradicional, traza el cuadro de una mujer insensible/
al clamor del puro amor y que después rueda cual moneda sin valor. (43).
En otros poemas, la mirada se toma más realista. “El romance de la aldeana fecunda”
alude al elevado número de hijos, paridos en un ambiente de pobreza. En “El romance
del paisano asesinado”, la idea de que el bien es abatido por el mal se ejemplifica con la
muerte violenta de un hombre de vida recta. “Mi romance para la obrerita” advierte
sobre la explotación: Muchachito de ojos negros/y del reir dulce y casto./Rubia más
rubia que el trigo/ en el trigal ya cortado./ Ya sabes lo que te espera,/el GRINGOfiero,
inhumano/ que ante tu empeño y tu esfuerzo/ es un pedazo de palo....// (...) No pasarás
dulce amiga,/de los ínfimos salarios.//(...) Piensa que todo tu empeño,/que tu gigante
trabajo/ es la cadena que arrastran/ los pobres desheredados... (27-29; mayúsculas, del
autor). Se incide en el estereotipo, inexacto para Honduras, de la mujer rubia.
316
la paiabto ilumináis
tenia del hacendado que acosa sexualmente a la campesina. Con delicadeza se sugiere
la culminación del avieso propósito: Se durmió soñando cosas/ llenas de dulces
fragancias,/ desmayándose en la noche/ como flor despela luda.// Cuando abrió sus
ojos tristes,/ —¡Pobrecila Lupe Aya la!— (Cáceres Laxa, 1943: 16). “El romance de la
Honduras de antaño” traza el cuadro de las guerras civiles: Y allí venían las hondas./
las hondas crueles y bárbaras;/ venían con sus machetes/y sus fusiles que matan. (22).
La pérdida de vidas humanas y el dolor causado por la emigración hacia la zona de las
bananeras se trabaja en “El romance de la niña que se quedó sola": Se lefue ¿u novio un
día./Fue por su vida a la costa/y lo mató el paludismo/con su garra destructora.. Allá
muy lejos él duerme./Su tumba estará muy sola./ Hoy que el sol a las montañas/ con
rayos débiles dora.//Muy sola estaba la niña./La niña estaba muy sola. (29). El tema
de la joven que abandona la paz campestre para emigrar al peligro de la ciudad se
aborda en “Romance de la presa que buscó la libertad”: Y se fue por fin un día..
Descendi&por el sendero,/y se perdió en la llanura/ dejando el rancho desierto. (43).
La violencia al disputarse el favor de una mujer es tema de “Romance de la reyerta de
amor”. Desde una sugestiva perspectiva lírica, una problemática que trabajó
exhaustivamente la narrativa de la tierra.
Y tal como ocurre con esa última, con frecuencia, irrumpen descripciones del paisaje
o referencias al esplendor de la naturaleza. “Romance para la canción radiante de la
mañana”: La mañana hoy está hablando/ y su voz es fresca y clara./ Habla con
trinos de pájaros/ que entre la espesura cantan.// (...) La luz en chorros. El día./La
vida que toda canta./ Los sueños que vuelan lejos/ desde el jardín de las almas...
(37). “Romance del retomo al hogar”: Pinos enhiestos y firmes./ Robledales en
fragancia./Arroyos que van corriendo/como ilusiones que cantan./Picos soberbios
y altivos./ Verdes yfrescas sabanas,/y repicando muy dentro,/en cascabel, la añoranza.
(3). Ritmo y léxico de sabor modernista. En esta obra, la factura del verso es más
ligera, más suelta que en Arcilla. Quizá, el mayor valor de ambos libros es que
demuestran en qué medida, la realidad social se impone al escritor hondureno. Además,
informan sobre la inquietud que. por los años cuarenta (muy reciente el fusilamiento
de Federico García Lorca), había dejado el romance en el país.
317
H«ltn UmaAc
Jacobo Cárcamo
Jacobo (’átcamo (1916-1959) escribió Flores del alma (1935); Brasas azules (1938);
Laurel de Anáhuac (1954) y Pino y sangre (1955). Posteriormente se publicó la
antología Preludio continental (1977) y Antología de Jacobo Cárcamo (1982).45
Dada la relativa novedad en el ámbito hondureño, es importante aludir a nueve textos que
se agrupan con el nombre de “Hai kais”. Citaremos dos muestras. “El lago de Yojoa”: La
esmeralda que se hace agua/ si la tocan con la mano. (107). “La prensa política”: El pito
con que se arrea/ el ganado electoral, (loe. cit.). Casi sin excepción, a los restantes
trabajos se les puede hacer varios señalamientos. Marcada sensiblería (“La madre
tuberculosa”, “El pañuelo”). Abundancia de lugares comunes (especialmente en calificativos
o imágenes relacionadas con la mujer y con el tema amoroso). Inclusión de versos que
se salen por la tangente y que, además, entrañan una rima forzada, tal como vemos en
“ 15 de septiembre” en el cual la mención del Cid está fuera de lugar: ¡Hoy es día de gala!
Valle tiene la pluma/ que ha de escribir el acta que recuerde la suma/ valentía del Cid;/
de coronas doradas va aureolada sufrente,/y se oye de los indios el grito prepotente:/ la
Libertad es nuestra, ya terminó la lid. (100; lo subrayado, en cursiva en el original).
Neologismos poco afortunados: una boca osculante/ que al brindarme sus besos..../
llorando me dejaba.... (72). Confusión del humorismo con la situación chocarrera,
Este último no es una antología sino la recopilación completa de los libros del autor
publicada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
318
Lo palabra iluminado
según demuestran algunas “Coplas”: ¡Qué tufo, niña, qué tufo!/ Tan mal olor ya no
aguanto/ ya sé de donde proviene/ si es que estabas bostezando. (...) No te quites el
calzado/ te lo ruego, Baltasar,/porque estoy algo delgado/y no quiero vomitar (80).
Versos insulsos que, además, derivan en la nota de dudoso gusto. Con el aditamento de
la falta de ritmo, lo mismo ocurre con “Hogar campestre”: Una huerta verdosa: un
gallinero/ en donde el gallo y la gallina blanca/cumplen todos los puntos del programa'
que hay que desarrollar para hacer huevos. (127). Posteriormente, ya con mayores
elementos de juicio, Jacobo Cárcamo abjuró de Flores del alma.
Para Óscar R. Flores, enjuicio que nos parece hiperbólico, los poemas “El Ciprés” y
“En tu alma”, por su cuidadosa elaboración rítmica, son equiparables con la mejor
poesía de los modernistas. (2003:47). En el primero, leemos: Tristes cipreses,/cipreses
tristes, dadme un momento vuestra tristeza/para cuidar la calavera de aquella palida,/
de aquella humilde, triste princesa/ que en una tardefría y silente,/ mística y negra,/
sin darme un beso,/ pasó del mundo la desolada y umbrosa puerta.../ quiero ser
monje,/ quiero ser monje, como vosotros, de faz desierta.../ quiero cuidarla,/ quiero
tenerla,/ quiero mirarlá/ cerca muy cerca.../ en mis raíces beber la sangre de sus
entrañas (Cárcamo, 1982: 109). A nuestro juicio, bajo el anacrónico ropaje modernista
(en la línea de “Sonatina” o “La cabeza del Rawí” de Darío), despuntan los manidos
tópicos románticos.
Brasas azules
Brasas azules contiene una temática variada. Destaca, en primer lugar, el interés por
la poesía de tipo social. Emergen aristas de gran reciedumbre en la formulación de un
sentir cargado de connotaciones políticas. Evidenciando una perspectiva alimentada
en las fuentes del materialismo histórico, en “Canto al hombre”, reconoce como su
único dios al ser humano: Nada juera de tí... (sic)/ nada.../ (...) Hombre-dolor.../
hombre-sangre.../Hombre-sueño.../Para tí (sic) mi voz -tropel de sueños-...:para ti
(sic) mi mano limpia,/ para tí (sic) la roja protesta de mi canto. (Cárcamo, 1938:
22). En “Antífona del puño”, repudia, por la actitud humillada que ello entraña, a la
mano que se extiende en demapda de una dádiva y exalta la dignidad del que asume la
vida como un reto: Oh el entusiasmo vertical/ de un puño en alto.../ es comq un
mástil de orgullos/ dispuesto a defenderse,/es como un botón de rebeldías/ listo para
reclamar.// Nada más bello,/ (...) que alzar como una grímpola de Juego/ la protesta
redonda de una mano cerrada. (30).
319
Weltn Umoílo
Con relación al tema femenino, Brasas azules rasga el velo de lo moralmente correcto,
según lo concibe el modelo cristiano. En “Poema rubicundo de la hetaira añorada” —
320
Lo palabra iluminada
El autor realizó incursiones por los predios del texto sintético. En “Paralelas”, cada
dístico es una unidad que no se relaciona con las otras. Dice la primera: Los ríos son
caminos que se echaron a andar/en busca de las verdes ciudades del mar. La cuarta:
Cuando el peón va enterrando la simiente/ la miseria le llora por la frente. ( 31 -32).
En “Hai Kais” (cinco en total), leemos: La lágrima: Con el calor/ del dolor/ el ojo
vierte sudor. (41). En “Confeti” (cinco trabajos) y en “Bajo...”, vuelve al tema amoroso:
Bajo la escama de un beso/ mis dedos aventureros/ tejieron itinerarios/en los puertos
de tus senos. (46). En la elaboración de metáforas de analogías inusuales se advierte
la voluntad experimental de Cárcamo, tal como preconizaban las tendencias de la
nueva poesía de vanguardia.
Laurel de Anáhuac
La profusión de metáforas —dentro de un estilo en deuda con la poética de Pablo
Neruda— caracteriza a las diecinueve composiciones de Laurel de Anáhuac. dedicado,
en su mayor parte y como su nombre apunta, a exaltar a México y a figuras señeras
de su historia. Como bien señala Oscar R. Flores, consta de tres ejes temáticos
fundamentales: México, su historia y sus glorias, el tema que ocupa mayor extensión;
321
Htlen Umorto
la patria ausente y esperanzada que sufre bajo la opresión del subdesarrollo, donde
deja ver sus sufrimientos de 'emigradocomo se aulodenomina; y por último, el
tema central y más importante: el hombre, como poseedor por naturaleza de la
capacidad para el bien y la verdad. (2003: 125).
El anhelo de un mundo mejor se destila en cada verso. De ahí que los personajes
escogidos sean aquellos de acciones altruistas o heroicas. En “Morelos”, leemos:
José María Morelos¡.../jamás (sic) en tres palabras ha cabido más cielo.../ Capitán
de este sueño que hoy nos quema los puños.../Sacerdote guerrero.../ Cristo de sangre
azteca con su fusil de acero.// Cuando surja la noche.../cuando renazca el asco.../y
se espese la duda y nos invada el fango,/ tú vendrás a nosotros, bravo Apóstol,/ al
son de tus campanas/ que habrán de congregarnos en otra misa de armas. (16-17).
La calidad formal otorga universalidad a temas que, en una falsa apreciación, se
podrían considerar circunscritos sólo al ámbito mexicano. Además, dentro de esa
galería de hombres dignos, el autor hace lugar para hondurenos de mérito. Tales, los
poemas “José Ángel Zúñiga Huele” y “Morazán”. Este último, uno de los mejores
textos dedicados al infatigable luchador por la unidad centroamericana.47
Esos poemas se alimentan con los ideales de la utopia. La fe en ésta implica optimismo.
Esperanza de que se puede lograr el establecimiento de un mundo mejor. Estas ideas
conforman el núcleo rector del pensamiento de Jacobo Cárcamo. Las duras condiciones
322
lo polobra iluminado
Pino y sangre
En sus cuatro libros, Jacobo Cárcamo escribió poemas dedicados al pino, árbol que
identifica con Honduras. Ello aclara el sentido afectivo (con una implícita alusión al
propio yo) presente en el titulo de Pino y sangre, poemario que, dejando de lado la
inquietud vanguardista, tal como también habíamos observado en Laurel de Anáhuac,
guarda algunos de los mejores trabajos del autor. Motivos hondurenos inspiran
“Lempira”, “Pinos de Honduras”, “Saudades de mi pueblo” (dedicado a Arenal, su
pueblo natal) y “Tiranía en Honduras”. En éste, en forma implacable, fustiga al dictador
Tiburcio Carias: Hitler/ de mi doliente Patria,/ escorpión de los silos de América./
Mussolini de lata: el justiciero instante se aproxima./ (...) desde oscuros sepulcros/
mil dedos te señalan,/ 'indispensable ’ sátrapa/ recostado en un lecho de bayoneta y
sangre/ estiércol de la historia de mi Patria./Hirohito mestizo (Cárcamo. 1982:276).
48 Al respecto, léase el poema “El emigrado".
323
Htlcn Umafta
Pero el libro ostenta una intención más amplia: del istmo centroamericano a Latinoamérica
en general. Fn “Centroamérica” confluyen las tres regiones geográficas. Para ello,
escoge figuras emblemáticas: Por el norte Morelos y por el Sur Bolívar. (...) Morazán
sus saludos adelanta a los Dos. (...) Entonces, no habrá muerte posible para el hombre.
(275). El planteamiento latinoamericanista se palpa en “El himno de México”, “Sandino”
(todos ios versos principian con la letra”t”) y “Guatemala”, que exulta entusiasmo por
los logros sociales de la Revolución de Octubre de 1944 y execra a los que acabaron
con ella, se dieron las negras manos/ la Casa Blanca y el Vaticano (292). Como se ha
señalado, el estro del poeta se toma continental. Así, en “Pájaros de América”, el canto
de sus aves (cascadas de mínimos violines) convoca a hombres ilustres: Cuauhtémoc,
Sucre, Marti. Lincoln. San Martín... “Preludio continental” es, justamente, un canto a
toda la geografía americana y el poeta, tanto como en el texto anterior, retoma el lujo
verbal: Oh, América: media luna de nácares sonoros.../ india de telúricas carnes y
arteriaje de ríos.../eres asi: hecha de triángulos,/en rectas y turgencias/y adelgazada
en Centro América/hasta el dolor de tiranías negras./(...) Oh, América:/ continente de
olivo y de canela.. (313-314). Jacobo Cárcamo abre su poesia a la contemplación del
universo. Asimismo, bajo el título “Carámbanos”, agrupa breves composiciones
independientes: “Honduras”, “Nicaragua”, “Perú”, “Cuba”, “República Dominicana”,
“España”. “Corea”, “China” y “México”. Siempre, el enfoque es de interés sociopolítico.
El punto culminante de esa apertura sin fronteras está representado por dos
composiciones de carácter pacifista. Por su calidad y por haber enfocado el tema
antibélico desde una perspectiva universal. “A los niños muertos en la guerra” y “La
guerra” ostentan vigencia permanente. En el primero, la evocación de las vidas
prematuramente truncadas es intensa: Por el hombre que andaba en cada niño.../por
la madre aurora!/ derramando ternura en sus muñecas.../por el clavel herido en su
mañana.../ (...) En el pecho materno se doblaron.../segados por hisopos de metralla,/
volaron sus laureles diminutos./La ley era el obús.../las alas de la muerte del mecánico
enjambre.../la guerra como un incendio negro por ciudades./ Y en tanto, en las alas
de todos los minutos.../ sobre amargas comarcas de ceniza,/precipitándose,/
perdiéndose,/ hundiéndose un cruento y quejumbroso mar de niños./ En sus gritos
confluyen los idiomas.../ en sus ojos perecen los más raros paisajes/y sus tumbas
tienen tatuada la tierra/ con agujas de luto. (284).
Más directo es el lenguaje empleado en “La guerra”, texto de perspectiva global que
establece la motivación económica de los conflictos bélicos: La Guerra es la miseria...
324
la palabra iluminada
Héctor Alfonso Pineda López (Santa Rosa de Copán, 1916-Tegucigalpa. 1983) escribió
Remembranzas (1946) y Dádivas (1984). Este último —único que pudimos
consultar— revela a un autor imbuido de la estética tradicional. Contiene diez textos
de verso libre, pero la sección mejor lograda es la de los sonetos. El amor representa
el tema dominante. Hay composiciones dedicadas a Tegucigalpa, Valle de Ángeles,
Santa Rosa de Copán y Ocotepeque y, con frecuencia, se emplea la rima consonante.
Como ejemplo del estilo, citamos un fragmento del soneto “Vesper”: Esta tarde el
crepúsculo marino/ llegó hasta mi retina complaciente,/yjunto al mar azul, la musa
ardiente/ se postró ante mis pies de peregrino.// Y admiré en el paisaje vespertino,/en
la cima del piélago creciente,/ morir el solfugaz en occidente,/ veloz la luna iluminar
misino. (Pineda López, 1984: 19).
325
Helen UmoAo
Ritmos azules
Ritmos azules comprende veintinueve sonetos y quince poemas de mayor extensión.
Sus mejores logros están en el primer grupo. Muy logrado es “El farol de la esquina”,
con un tratamiento familiar del objeto inanimado que, por virtud de la amorosa mirada,
se vivifica: Hace tiempo que vives aferrado a la esquina,/regalándonos lumbre con
prestancia oportuna;/yo he rondado a la vera de tu flama divina,/y en tu sombra,
furtivo, mi recuerdo se aduna.// Hace tiempo que vives con tu luz mortecina,/
trasnochado, bohemio, sin soñar con fortuna,/ y asomados en fiesta por tu clara
vitrina,/ hay insectos comprando tusfulgores de luna.// (...) Y los dos, como hermanos,
en la esquina callada,/olvidamos la vida con sus cosas banales:/ tú, alumbrando el
sendero; yo. escrutando la nada... (Tróchez, 1951: 15-16).
El autor mostró marcada predilección por recrear escenas de la vida rural o vinculadas
con ésta. En “El lechero”, logra otro buen momento: Con miradas alegres; arriscado
el sombrero;/ con su líquido blanco, y en su brioso alazán,/ llega al pueblo silbando
de mañana el lechero,/ cuando el aura lo baña bajo el día galán.// Y anunciando el
negocio, como buen pregonero,/ él recorre las calles avivando su afán; v de vuelta a
326
la palabra iluminado
En otros trabajos, al presentar escenas de la vida rural, el autor asumió una postura
idealizada. El campo es sinónimo de tranquilidad, paz, vida sana. “Domingo en la
aldea”, “La floresta de Santa Lucía”, “Estampa de mi pueblo”, “Hacia la aldea en
fiesta”, ‘Amor criollo” y otros lo corroboran. En “Frente al rio”, dice: Como alma
campesina pasa el rio/ mostrando su pureza a la pradera;/y llegan a pescar en su
ribera/ los hijos predilectos del bohío.// Me parece que encarna el sueño mío/
floreciendo de azul la enredadera;/ mientras baja una hermosa lavandera,/ como
garza cansada del vacío. (51).
327
Ncltn Umoño
Poemas de cristal
Temáticamente. Poemas de cristal es un libro heterogéneo: el amor (a la mujer, a la
madre y al hijo por nacer); la preocupación social; el nacimiento de Jesús en Belén; la
reflexión sobre la condición humana y el consejo para bien vivir son algunos tópicos
contemplados. Inclusive, no falta un ejemplo de poesía costumbrista. “Confesión
amarga" visualiza un mundo dominado por la agresividad: La tierra es lugar donde
los hombres/ con locura torturan a los hombres;/ donde, después del lapso del ensueño,/
no puede haber felicidad posible;/ donde es prohibido al sér (sic) que su sensible/
corazón infeliz tenga un empeño.// (...) Como el Judio Errante caminamos/ calcinando
la planta en el desierto;/ todo es desolación; todo está muerto,/y no aparece lo que
tanto amamos. (Tróchez, 1958: 17).
En “El ricuerdu”, una campesina que habita en la ciudad, evoca a su difunto marido
y añoia la felicidad de la vida rural: Empiezo a recordar a mi Jacinto:/Era l’hora
quizás de los ordeños/y l ’oiba decir dentre mis sueños: Atajemos al cobayo pinto;/ la
vaca negra amaneció parida;/ es juerza caminar de juida/ antes que el gayo su
canción empiece;/ apúrense, amaños (sic) porque amanece. (21 ).5Ü “Solo (sic) el que
sueña vive" reflexiona sobre la poesía y coloca a los poetas en un alto sitial: El culto
a la poesía sólo es para divinos;/ sólo el que sueña vive donde el profano muere;/es
senda donde vagan sutiles peregrinos/ y espíritus sublimes que la nostalgia hiere.
(25). De nuevo, un estilo sin sorpresas formales.
Santiago Flores Ochoa (1918-1989) escribió Sonetos de luz al viento (1963); Los
circuios morados (1967); Los ángeles nocturnos (1969); Sonetos equinocciales
(1973) y Cotopaxi (1980). Todos, elaborados conforme a la poética tradicional de la
lengua española, aunque remozada con los aditamentos del modernismo.
328
lo polobfo iluminoda
Las consideraciones en tomo a la poesía o que exaltan la labor del poeta son motivo de
varias composiciones. En “Pretérito”, se valora lo antiguo; en “Arte inédito”, se considera
a la mujer como estímulo para escribir; en “Epitafio lírico”, “A Jorge Federico” y “Son
nuestros los minutos del empeño”, se ve al poeta como un ente privilegiado por su
capacidad de percibir y sentir el mundo y, en “Mosquetero del ensueño”, se reconoce
la solidaridad de otro poeta.
Hay, también, composiciones de carácter social. “Guerra” (fechado en 1944) denuncia los
estragos del conflicto bélico mundial: Cuervos de buches negros y descamadas alas/en la
alta cumbre esperan elfin de la comedia; /como hosco regimiento que al enemigo asedia/
recorren sus miradas las funerales salas.// (...) Mientras en la alta bóveda las estrellas
titilan/ abajo, en la llanura, los hombres se aniquilan/ por el goce del oro y el oro de la
tierra. (31-32). “En mi patria se ha puesto el sol” deplora las guerras civiles hondureñas: En
mi patria se ha puesto el sol. Cárdenosfuegos/opacan elfulgor de la esperanza,/y marcha
el campesino a la matanza/cual van al sacrificio los borregos.// En vano son los afligidos
ruegos/ que piden luz y paz y bienandanza;/jamás el bien al insensible alcanza'ni se hizo
el sol para los hombres ciegos.// La sed tremenda de rasgar entrañas/ llena de sangre ríos
y montañas/ en bárbaras y atávicas peleas.// Los hermanos hoy son fieras hostiles/ y
ruedan destrozadas las ideas/frente alplomo infernal de losfusiles. (37-38). Estilísticamente,
un empleo del lenguaje sin mayores artificios.
Los sonetos dedicados al amor son varios. Siguen las formas al uso. Quizá es digno de
anotar que, en “Berenice”, se inserta un léxico inusual en la poesía hondureña de la época:
son de nácar sus senos y sus nalgas ( 72; el subrayado es mío). Dos textos se consagran al
tema mortuorio (“Pupilas trágicas" y “2 de noviembre”). El sentimiento patrio se expresa
en “Presente, General” (dos sonetos dedicados a Francisco Morazán) y en "A Tegucigalpa”.
329
Hilen UtnaAo
Ostensible es la intención didáctica. El verso se asume en función de una idea moral. Así, en
“Huella erótica”, al confesar sus inclinaciones amorosas, las califica de lujurias insanas (Flores
Ochoa, 1967:67). “El poema asimétrico” explaya la idea de los esfuerzos de cada ser humano
por conquistar su destino: Es dura la brega del hombrepotenteJde! hombre que tiene corazón
de granito,/ mas sabe que lleva una (sic) lucero en la frente,/ el raro diamante de la vida
consciente/y dos alas robustas con sed de infinito.// Y esta es la virtud: modelar el destino/
con jé nazarena, paciente y estoica;/ con blanco optimismo hacer ancho el caminoJ lograr
que con rosas se vista el espino/y el canto se nutra de música heroica. (87).
En “Elegía a Federico García Lorca”, los versos responden, rítmicamente, al estilo del
poeta español: El aire mancillaron los tricornios/y huyeron los gorriones asustados,/e
iban hacia el río de la muerte/ los sueños como potros desbocados.// (...) Federico con
azúcares de higo/y nardos florecidos en las manos,/ nosotros en América amasamos/
las harinas hispanas de tu trigo. (18-20). En Los círculos morados, hay aciertos,
imágenes bien logradas y versos cadenciosos. Pero, algunas veces, las rimas forzadas
destruyen el equilibrio del poema.51
330
lo polobro iluminodc
“Oración del mediodía”, “El alma errante”, “El poema conformista” y “Gloria al árbol
que soy yo” muestran al autor inquiriendo sobre sí y reafirmando su personalidad. En
“Biografía mínima” desborda satisfacción y orgullo por ser quien es y se advierte una
disposición interior de acuerdo o armonía con el mundo, visualizado como obra
divina: ¿De dónde vengo yo? Qué oscura mezcla rara1' combina con mi sueño los más
celestes fósforos,/por qué los anchos círculos de luz extraterrestre/ se posan en mi
frente, se adentran en mis ojos/ y rozan con sus dedos de minúsculas estrellas/ las
magnolias de mi alma.// (...) ¿De dónde vengo yo? No escruto ni pregunto./ Ya Dios
me dio mi sitio en el girar del mundo,/ únicamente sé que soy acento alado, un
pájaro que canta, celaje que destella,/y mañana, en un Orbe sin miedos y zozobras,/
seré el júlgor eterno de una lejana estrella, (27-28).
El autor ratifica ser gran cultor del soneto. Buena muestra es “Flor del tiempo” en el
cual la reflexión sobre la temporalidad se relaciona con la vida, la muerte y el disfrute
de las horas: Flor ilímite del tiempo, que imprecisa/ se santigua con el agua de las
horas./ en un icono de lineas incolqres (sic)/ que solemne entre templos se divisa ,/
(...) Peregrina que en un tiempo indicativo/ dona el néctar optimista de estar vivo/
conjurando el estatismo de lo inerte:/ flor ilimite que en mi verticalizas. un remanso
de ideales y sonrisas/ tras el guiño irreverente de la muerte. (75).
331
Helen Umoflo
Sonetos equinocciales
Sonetos equinocciales contiene cincuenta sonetos de temática variada. En “Soneto
reminiscente” evoca a la ciudad natal. “Cantor de la raza” rinde homenaje, en forma
abstracta, al legado indígena en América. “Viento azul”, “En este cuadro azul”,
“Acuarela andina”, entre otros, reflejan complacencia y deleite frente a la belleza del
paisaje sudamericano. “Campesino” evoca la dura vida del hombre de campo: esclavo
de la tierra y del arado/ siempre paciente en silenciosa espera.// (...) y que en la ruta
que al futuro avanza/ condecora su pecho de esperanza/ entre verdes soldados de
maíz. (Flores Ochoa, 1973: 67-68).
Varios trabajos dan fe de un acrisolado espíritu cristiano. “Mis hermanos los pobres”
objetiva la bipolaridad ideológica; a la visión de extremistas corifeos, tan ilusos, tan
ateos, opone la perspectiva cristiana: el pobre se me acerca como hermano/y vamos,
con dulzura y entereza,/alfuturo, tomados de la mano. (151-152). “Descalzo Nazareno”
contrasta la pobreza de Cristo con el esplendor de la iglesia: y el hambriento y descalzo
Nazareno/ sentado frente al áureo Vaticano. (72). “Todo lo poseo” contrapone la
filosofía hedonista con las enseñanzas cristianas. En “Vientre fecundo” —refiriéndose
a la muerte, a la que ve como tranquila hermana— dice: Mas, no creo en sus frases
celestiales,/ ni cambio sus ofrendas tan ilusas/ por mis firmes Virtudes Teologales
(96). En “Juicio final”, a la mujer se la ve como intermediaria con la divinidad. En
“Presencia demoníaca” y “Soneto sicodélico”, contrasta la lucha entre el bien y el
332
Lo palabra iluminado
mal.52 Otros textos que giran dentro de esta misma órbita son: “Salmos de paz”, “San
Antonio redivivo”, “Cielo violado”, “Lámpara de Dios” y “Misionero”.
En versos endecasílabos, “Adán y Eva” es una lograda recreación del mito bíblico del
pecado e ingreso del mal en el mundo: Suave vellón la tropical mañana/ —las nubes
trazan agresivos senos—/y músicas de salmos nazarenos/ se escuchan de una citara
lejana.// El Eufrates ha abierto su ventana/ con paisajes de azules metilenos;/ hay
esencias de archipiélagos helenos/y pende áurea en el árbol la manzana//Feliz (sic) de
la verdad, de lo absoluto,/ ven oscilar el madurado fruto/ y lo desgarra el inocente
diente;// vuelan lamentos y un dolor profundo/y el ojo aterrador de la serpiente/ mira,
brillante, derrumbarse el mundo. (107-108). Los dos versos finales constituyen un
acertado cierre con la visión del mal y su triunfo estremecedor. El dominio técnico
alcanzado en la elaboración del soneto es evidente.53
Cotopaxi
Cotopaxi, en veinticuatro títulos, ofrece cincuenta sonetos. Algunos —los menos—
constituyen una reflexión sobre sí mismo, tales como “Mi propio yo”, “Esquizofrenia”,
“Retiro conventual”, “Se puede creer que se es, pero no se es”, “Mi lírico destino” y
“Encuentro con sí mismo”. Este último advierte sobre un estilo de remanentes
modernistas: Las playas blancas un ocaso dora/y levantan los pelicanos su vuelo,/
alas de seda rubricando el cielo,/zafiro y rosa en la solemne hora.// Salmodia el mar
su cítara sonora/y madejas de luz hila el anhelo,/por revelar el misterioso velo, 'por
admirar al Santísimo que ora.// En la tarde se funden los metales/ del Sol. Van los
arcángeles mentales/ de mi ser desertando del abismo,// en que fui, lo repito sin
sonrojo,/ alma sin fe, la efigie de un despojo/ indagando el encuentro de sí mismo.
(Flores Ochoa, 1980: 17-18; el subrayado es mío). Me parece que el verso encierra
un contrasentido: ¿a quién ora el Santísimo?; ¿a otro Dios que está por encima de él?
Quizá un verso introducido por necesidades de la rima.
333
tttltn Umorto
Jorge Federico Travieso (San Francisco, Atlántida, 1920- Río de Janeiro, 1953) foijó
uno de los mundos más delicados y consistentes que encontramos en la poesía hondureña
y el cual Francisco Salvador compiló con el nombre de La espera infinita (1959).
334
La palabra iluminado
Travieso no transitó los predios de la poesía erótica, como algunas veces se ha dicho.
Carece del juego sensual en percepción del cuerpo del otro. No existe plenitud gozosa.54
Lo que abunda, aún cuando esté confesando amor, son las referencias ominosas.
Escoltan a la noche las musas enlutadas, expresa en “Me dices que las Musas me
sonríen” (93) y, en “Inútil”, .agrega: Lloró la noche (20). Ésta no es —como lo
enseña la tradición amorosa que arranca con la poesía cortesana— el momento anhelado
que propicia la relación de los amantes. En Travieso, es la concreción de un mundo
de sombras; la objetivación de la falta de la única luz: la que emana de la presencia
amada. En “El llamado en la Sombra”, las horas nocturnas se perciben transidas de
misterio: Parece que rondara un alma en pena.../ Ahora son los grillos... no, no
escuches,/ Es el buho (sic) que llama desde lejos// (...). Abre ahora los ojos, ya es
muy tarde,/ Ya los primeros rayos en tu alcoba/ Se han deslizado tan júrtivamente/
Que ni siquiera los sintió la sombra. (34).
Por los elementos concomitantes, la presencia del búho es siniestra. Apunta hacia el
complejo conceptual formado por la muerte. “Mi alma”, “Balada de la muerte
cazadora” y otros poemas modulan variantes del tema: anticipaciones del momento
de su llegada; anhelos autodestructivos (preanuncios de suicidio); presagios funestos
54 En el logrado poema “Aguabonita” ¡-quizá el único caso en el que hay una explosión
de felicidad- la creación de un sobrenombre sumamente delicado, la utilización de
un diminutivo (Que el venadito llegue hasta los bordes/ Del lago en que te asomes)
y de términos familiares le insuflan, no erotismo, sino ternura. Además, los dos
versos finales implican que ese amor no es correspondido; la realización es onírica:
Aguabonita: déjame que sueñe,/ Que sueñe que tú sueñas que te quiero. (71).
335
Htlcn Umofla
336
Lo palabra iluminada
Vacilante como esa esperanza —tan contaminada con ideas de muerte— hay, en el
autor, otra tabla de salvación -—por lo menos momentánea— que lo retuvo, aunque
sea por un tiempo, de este lado de la vida: su amor a la belleza. En “¡Vida! ¡Vida!", no
obstante confesar el deseo de librarse de ésta (A veces, te confieso,/ He deseado
escaparme de tu abrazo), afirma no oponerse a sorber el último/ Dolor que me depares.
Pero —y esto es clave— también indica que le gustaría tomar el desquite en una
rosa,/En una sinfonía de Bethoven (sic)/ O en la gloria sutil de una palmera/ Recortada
en el gris de un cielo mustio. Por esta razón, el verso final —casi un grito— testimonia
cuánto ha absorbido del regalo del mundo: ¡Vida! ¡Vida! no (sic) puedes con mi
alma,/Casi me iré debiéndote hermosura. (37). Curiosa ambivalencia: pupilas ahitas
de belleza pero incapaces de apartar la imagen de la muerte. O, quizá, la paradoja se
resuelva pensando que la muerte es bella. Al respecto, el verbo que subrayamos
implica deleite, gozo en lo que causa pena.
Travieso tamiza los temas a través de sí mismo. En “Casa de Ciudad”, considera que
las viviendas citadinas son inhóspitas: sin árboles, con pájaros enjaula, sin peces en
el río. Cuando piensa en la patria, la subjetividad tiñe su expresión. En “Tegucigalpa
pequeñita”, el diminutivo entraña ternura. En “Patria Nostalgia del Color”, la óptica
con la cual observa el paisaje ajeno —nórdico— sólo refleja su estado de ánimo. Por
el contrario, el recuerdo de Honduras se satura de notas cálidas: Ah! (sic) no me deis
estos cipreses mustios./ Estos abetos pálidos y grises,/ Este sol que rastrea por las
hojas/ Y tirita sin fé sobre los liqúenes.// Dadme un pinar, azulidad v flautas./
Dardeando recio por los soles místicos^/ Un pinar de esmeralda en que se crucen/
Como arco-iris, (sic) guacamayos indiosJ/(...) Dadme mi mar. azul como mi cielo,/
Blanco de alas, púrpura de picos,/ Mis islas verdes, mis espumas albas, Dadme a
Honduras, magnifica y terrible! (sic) (143).
337
Heltn Umofto
De los cientocuatro poemas del libro, sólo encontramos tres o cuatro de tipo social.
“Antaño era dulce" (el anciano que, en medio de su pobreza, maldice al capital);
“Viejo criado de la casa" (deplora la vida de humillación del antiguo servidor familiar)
y “La moral" (cuestiona a los pseudomoralistas, catones antojadizos de la conducta
ajena, esquivos de sus propias faltas).
Hay cumpr*nkiones que poseen sabor popular. En “Mi amor”, la mujer ruega (¡Ay, marinen),
marinero,/ Uévame al mar, llévame al mar), pero confronta la amarga verdad: Un mes
fue suyo... y nada más,/Es un vergel el mar entero/ ¡Y hay muchos puertos en el mar!
(14)
. En “Romance de la enfermita”, la madre no percibe el enamoramiento de la hija.
“Romance de Norma Zablah”, con expresa mención de Federico García Lorca, reconstruye
la muerte violenta de la joven: ¿En qué calle se cortaron/ Tus pasos en el olvido? (...)
Para el hombre que te quiso/ Fruta verde en campo niño,/La aclamación de las bestias/
Cual si lo hubieran parido;/ La maldición de tu madre/ y el grito despavorido/ Del
angelón de tu guarda;/ Que lo siga, que lo siga! (sic) (27-28). “Noche de Rumba” se
inscribe en la llamada “poesía negra” y es un recordatorio de la fuerza del deseo: ¿Qué
tenían la rumba y el negro?/ ¿Qué tenía la Negra Leonó? (22).55
Jorge Federico Travieso elaboró uno de los mundos poéticos más coherentes de la
poesía hondureña del siglo XX. Por su actitud vital, representa un momento
neorromántico, liberado de la sensiblería lacrimosa gracias al fino trabajo del verso
que evadió la repetición de fórmulas, comunes a otros autores, tanto del siglo XIX,
como de las primeras décadas del siglo XX.
338
lo polobro iluminado
Vendimia
En Vendimia, la descripción del paisaje y los temas del amor y el olvido constituyen
materia de “Vesperal” que, con versos altisonantes, de profusa adjetivación, dice: Es
la tarde el sollozo de nostalgia del dia./Hay gloriosos fulgores en el cielo opulento./
Las palmeras preludian su febril canturía/ y se pierde en lo lejos la plegaria del
viento.// Golondrinas versátiles con sus rápidos giros/ interrumpen la dulce nitidez
del paisaje/ mientras una cascada de vibrantes suspiros/va pulsando en mi pecho su
doliente cordaje... (Pérez Cadalso, 1943: 38).
Alegóricamente, “Avatar” visualiza la ilusión de escribir como una crisálida que. un dia,
suelta el vuelo: Voló al fin sobre el mundo mi divina crisálida/' y por leyes extrañas ¡a
incorpórea, la escuálida,/ tomó formas brillantes en la flor de un soneto! (sici (42).
“¡Poeta!” contrasta los vanos honores (las genuflexiones del humano enjambre} que
recibe el aeda. con la vida de pobreza a la cual se le orilla: ¡No valen nada si con cruel
sarcasmo/sólo se ofrece en espectral espasmo/la perspectiva de morirse de hambre! (51).
339
U«l«n Umoáo
Ese espíritu didáctico se observa en otros poemas extensos. En “La cosecha” (diez
cuartetos), el horizonte amigo, advirtiéndole que la siembra es dura, lo incita a la
lucha por la superación personal: Cuando logres por fin romper la brecha./cesarán
los ciclones, los martirios;/ y al saberte señor de la cosecha,/ ha de abrirse tu idea!
como los lirios.// Debes darles a todos, pues la Vida/ es dar y recibir, no importa
cómo: asi, por la áurea espiga frutecida/ tal vez recibas oropel o plomo... (4).
“Canto del universitario optimista” conmina ai estudiante a la conquista del futuro: los
forjadores somos del tiempo que vendrá; / (...) Frente a la vida somos mensaje de
energía (33). “Romance de una joven hermosa”, en nueve octavillas, es un alerta
dirigido a la mujer: una joven, seducida por un donjuán, rueda por la triste escalera de
la Prostitución y termina en infecto hospital: Carne podrida, deshecha (25-26).
“Poema del desterrado”, en doscientos veintidós versos, ofrece una visión romántica e
idealizada del indígena: el indio que abandona su tierra; la agresión y explotación que le
depara la ciudad; la visión reconfortante que tiene de su pasado de armonía y esplendor
y la esperanza de que. algún día, volverán la Paz y el Amor. La grandilocuencia se filtra
a través de los versos: Un dia los oráculos marcaron/fatídicos presagios para la indiana
grey;/ siniestras tempestades, torrentes de dolor y de miseria/ vendrían por doquier./
Nos olvidó el Destino y habíamos de vernos/ en torva noche y el grillete al pie./ Muy
pronto aparecieron a lo lejos/terríficos centauros en bélico tropel; sembraban el terror
por la montaña,/ eran los emisarios de un poderoso rey./ Y hubo ríos de sangre.../ La
savia de Lempira, la de Copán Calel,/fundidas en crisoles de sin igual pureza.../—
¡sucumbir o vencer!/ Sangre que da la entraña de la tierra,/ integérrima, brava, sin
doblez;/sangre de los quetzales, sangre de losjaguares,/ ¡sangre del que se sabe defender!
(15)
. Ampuloso es, también, “Oda al General Morazán”.56
“Delino matinal” está conformado por diecinueve cuartetos de rima perfecta y versos
alejandrinos que rebosan entusiasmo frente al esplendor del día. Pero la amada no le
cede en belleza. Se invita al goce de los dones que la vida comporta: El cielo se
emborracha de brillantez pagana,/ tejiendo deslumbrantes cortinas/de zafir;/el aura
silenciosa perfuma la mañana/y vibra en mis entrañas el ansia de vivir! (sic) (7).
Otros poemas son: “Salve, Tegucigalpa” y algunos textos de circunstancia (salutación
a una reina de belleza, despedida a una monja...).
340
La palabra iluminada
Jicaral
En Jicaral —con evidente depuración estilística— el autor entrega doce poemas de
temática diversa en los cuales percibimos un cierto influjo lorquiano. La tónica general
es el optimismo. En “Brújula”, el octosílabo, en su ritmo vivaz, traduce la apertura del
espíritu: Sinfoniza locamente/ la madrugada en el puerto./La espada del horizonte/
luce pomo de luceros.// (...) Hunde el grumete en las sombras/ el ancho torso de
acero/yel Capitán, pensativo,/chupa su pipa de sueños. (...) Corazón, que te perfilas/
ancho de mar. como el puerto! (sic) (Pérez Cadalso, 1947: 9). En “El cantar de los
caminos”, cada estrofa habla de una ruta especifica: Caminos de la Vida; Caminos
del Silencio', Caminos de la Muerte y concluye: Mi espíritu sediento de cielo, sol y
pájaros,/jocundo, libre, fuerte, por fin se echó a volar./ Caminos... oh. delirio! (sic)
Son tantos, luminosos,/y yo sólo uno busco para poder llegar! (sic) (12).
La^xpectación frente a lo que la vida depara es tema del bien logrado soneto “.Ansiedad”:
Vino elfuturo y se astilló en mis manos/ —contra la roca corazón de espuma—,/ Luz
(sic) en mis ojos que deviene bruma,/ verdad que aúlla en ajedrez de arcanos! (sic)
(29). En “Balada de la juventud”, es tanto el apego a la vida, que el yo poético,
inclusive, se atreve a dictarle órdenes a la muerte: agorera [la muerte] se llegó a mi
puerta,/ (...) Yo le dije: vuelve y entonces te espero;/ aún no he pensado en partir,/
(...) Y no obstante, tiemblo pensando que un día/ la insomne tendrá que volver:
tornará a secarse la palabra mía/y ya no podré responder! (sic) (13).
“Espejismo de la raza” —el poema más débil—, en la parte I, dedica algunas estrofas
al tango y se refiere a la guitarra como intérprete del Alma de la Raza Antigua. Las
secciones II y III aluden al instrumento con mayor generalidad: Y vibraba en la
341
Htltn Umorto
Erasmo Carias Lindo (“Conde Mito Sagitario”, Tegucigalpa, 1921), escribió Trigales
líricos 11953); Medallones místicos (1957) y Sagrario (1980). La temática del segundo
libro es de carácter religioso, según lo indican los títulos de algunas composiciones:
“A la Virgen de Suyapa”, “Jesucristo”, “María Magdalena”, etc. Sagrario se consagra
al tema amoroso. En ambos textos el aporte literario es mínimo.
Trigales líricos
Trigales líricos entrega veintinueve composiciones (nueve de ellas, sonetos) realizadas
con buen manejo del verso pero dentro de una concepción romántico-modernista del
lenguaje. El amor, la patria, el valor de lo indígena, el orgullo de sí mismo..., son los
temas que predominan Prevalece la intención didáctica y la podemos inferir de los
títulos: “No temas el aullar de los chacales”; “Hay que sembrar amor”; “A la vejez”,
etc. Como ejemplo del estilo, un fragmento de “Frente a la vida”: Frente a la vida me
encontré sin alas;/ los pies en falso ante el oscuro suelo;/ tuve ansiedad de remontar
el vuelo,/un vuelo largo, largo..., y sin escalas.// Los vientos del dolor y de la pena,/
paralizaron mi ascensión temprana;/y confundido entre la turba humana,/encontré
mi verdugo y mi cadena.//Libre ya de pasiones, ambulante,/por terribles senderos de
la vida,/mi idealfue como potro, que sin brida,/se escapara veloz, siempre anhelante.
(Carias Lindo, 1953: 21). Uno que otro verso, en deuda con Rubén Darío.
Jaime Fontana
342
Le palabra iluminada
En Color naval el autor accede a zonas de alta densidad lírica gracias al refinamiento
en la elaboración de imágenes. Así, para referirse a la mujer amada, en “Canción
marina en el pinar”, expresa: Te conocí en el vértice nervioso de una ola,/ en la
frontera móvil entre el ave y la sal,/ entre el astro y el pez. Estabas sola, ' centrando
la ondulante soledad./ Estabas a media agua, a medio día,/ a media nube, a medio
caracol./Abril andaba por la sangre. Ardía/ a media primavera el corazón. (Fontana,
1972: 15). En “Fuga en azul”: Llegó en la tarde. Trajo la sangre iluminada./ (. .) Vino
del sueño. Vino del mar o de la espera./Dueña de toda latitud./ Vino de todas partes,
porque de todas era/y porque su infinita presencia mensajera/ viaja en el ala y en la
luz.// (...) Se fue sobre las aguas nocturnas. (El reposo/ mata lo eterno en lo fluvial)./
Algún islote inédito llamaba presuroso.../ Bajo su pie también viajaba el poderoso/'
rio con vocación de mar. (27-28).
“Clima segundo, Sabor pinar” contiene poemas evocadores del terruño como "El
pino de mi pueblo”, “Diálogo en dos verdes” y “Regreso al primer verde”. En este
último despunta una saludable nota juguetona: Y estoy aquí, tendido en la hojarasca,/
las hojas —allá arriba— recortan el zafir,/pero ¿qué significa la lluvia de azahares/
que el follaje desata sobre mi?/ ¡Ah —si no me equivoco— mi naranjal amigo/ me
está retribuyendo los suspiros que di! (35).
343
H»l»n UmoAa
mar que inventó el sexo, las alas, las raíces,/ e hizo —a su imagen— la primera
lágrima. (56).
La segunda edición, realizada como homenaje a Jaime Fontana, incluyó otros trabajos
de ah i su nombre: Color navaly otros poemas. Entre estos, “3 instancias de Marilyn”
esta dedicado a la desaparecida actriz Marilyn Monroe. “Al padre” comprende dos
sonetos. Especialmente interesante —por el vaivén sueño-realidad— es el segundo:
¿Quién está vivo y quién, en otra esfera,/ hace del otro su nocturno invento?/ ¿ Y qué
seria si por un momento/ el tumo de vigilia coincidiera?// Si tú me sueñas para que
no muera/y si sol y mujer, hijo y aliento/ sólo son tu dormido pensamiento.../ ¡No me
animo a pensar lo que me espera! (64-65). Probablemente estemos frente a una de
las primeras influencias de Jorge Luis Borges en la poesia hondureña.
Miguel R. Ortega
57 Probable recoidatono de los escritores Julián López Pineda, Jorge Federico Travieso,
Carlos Izaguirre, Daniel Laínez y Marcos Carias Reyes.
344
Lo palabra iluminare
Pero los trabajos no siempre ostentan esa nitidez. De vez en cuando, las necesidades
de la rima conducen al autor hacia soluciones no felices. En “Poema de otoño",
leemos: El puente que le toma el pulso al rio,/me vio desde las cuencas de sus arcos,/
buscar la otra versión del rostro mío,/ empapelada en tantos desembarcos.// Se ha
perlado en mis rasgos el rocío,/y si me reconozco es por los marcos./ Ya no sé cuándo
se quemó mi estío;/ no miente ni el espejo de los charcos. (25). Asimismo; algunas
imágenes —dado que no se insertan en contextos de intención humorística— parecen
surgir por necesidades de la rima. En “Poema del camino”, escribe: Nuestro amor en
retoñoforcejeaba la jaula./En tus venas mifiebre aprendió natación./No sé por qué
dejaste que yo entrara en tu aula,/ muchacha alma de tiza y ojos de pizarrón. (48).
En “Poema al sur del recuerdo”, en los dos cuartetos, se festeja a la amada y, en los
tercetos, la solución léxica nos parece inapropiada: Ya fugados los climas del halcón
y el acecho,/ una calma inefable de pájaro en barbecho/ dialoga con las horas que le
faltan al día.// En cambio en ti (sic) mi nombre será una letanía./y has de oírlo hasta
cuando, tarareando en el techo/ la lluvia haga sus prácticas de mecanografía. (34).
Mis subrayados puntualizan en qué medida, las necesidades de la rima casi dan al
traste con el verso.
345
Nel«n UmaAo
Las prosas poéticas siguen un patrón modernista, saturado de imágenes que expresan
estados de ánimo en connivencia con el entorno natural. Títulos: “Fábulas de un
camino que se extravió en la noche”; “Vuelo de abejas del panal inédito”; “Memorias
de un olvido”; "Meridiano de la ausencia” y otros. En “Variaciones sobre el tema de la
lluvia”, dice Ortega: Cae la lluvia rumorosa y humedece más que la tierra, el alma...
Una suave romanza entretejen las gotas que, al desprenderse del alero, estallan como
bengalas desmayadas; y en los surcos que traza en lo intimo de nuestro ser, van
surgiendo los recuerdos como endebles barquichuelos de papel, navegando las corrientes
del ayer, impreciso y distante... (55). En “Canciones de un azul para pintar la tarde”:
Azul del cielo; mar aéreo cruzado de blancas velas de nubes vagarosas (sic). Azul en
ei que las miradas se van en escafandra, para pescar los sueños con arpones de
suspiros en las tardes viudas de compañía, hasta que tintinean las primeras estrellas
y se apagan las últimas campanas. (56).
Tanto en el uso del lenguaje como en la elaboración de las imágenes, el autor se atiene
a la poética tradicional. Se ciñe a la connotación codificada por el uso (no hay
sobresaltos o rupturas con la semántica). Así, con relación a la guitarra, le aplica una
serie de metáforas en donde los términos comparativos mantienen una relación natural,
racional: Pozo de soledad y lejanía,/Balsa para el naufragio cotidiano./De lunáticas
penas, alcancía./ Caderas de sensual rito pagano. (Ortega, 1982: II).
346
La palabra iluminado
De los trabajos extensos a los cuales nos referimos al principio, “San Isidro Labrador’"
posee una intención humorística con relación a la decisión papal de borrar su nombre
del santoral católico. Por temática y estilo, rompe la tónica del libro. “La flauta del
ciego” ofrece un sentido cuadro de la interpretación musical del no vidente por las
calles de la ciudad. Cuando él muere, su flauta, tirada en la calle es un bañofantasma
navegando/ los mares de la música y el tiempo. (42). Reitera, pues, el motivo marino.
Oda al Libertador
“(En el Bicentenario de su nacimiento)”, leemos en la dedicatoria. En seiscientos siete
versos polimétricos, Miguel R. Ortega elabora un texto que recrea poéticamente
momentos fundamentales de la gesta libertadora de Simón Bolívar. El poema se divide
en tres secciones: “Introito”, “Interludio” y “Descenso y transfiguración”.
Tipográficamente, en cada página, el material está dividido en dos columnas. La de la
izquierda, sintetiza, en dos o tres palabras (algunas veces tomadas de los escritos
bolivarianos) el hecho que desarrolla, amplifica o comenta el texto versificado que
está colocado a la derecha. Con esta disposición (uno de los primeros libros que
experimenta con la distribución espacial de la página), el poema aborda, desde una
rejilla lírica, plena de imágenes, abundante en adjetivaciones, los principales hechos o
circunstancias de la vida y la acción de Bolivar.
347
H»len UmoAo
La tercera sección ostenta un tinte reflexivo que apunta hacia los valladares humanos
que obstaculizaron el proyecto bolivariano: Contra la pequenez del campanario/y la
mata aleación de la campana,/es inútil que luche el campanero./ Ante la negación
de los apóstoles/ y el sordo conspirar de los acólitos/ se desmorona el corazón
mes iónico./Cuando se arrastran anclas ancestrales/ cuando la obscuridad está en la
esencia,/cuando se resquebraja la argamasa,/no se puede insuflar la arcilla humana.
Pero el poeta confía en la juventud. De ahí que su mensaje se resuelva en forma
optimista; Pero la juventud tiene la pauta:/ el don ascensional, el don Bolívar,/ la
refinada educación de Bolívar,/ el tesón en su norte de argonauta,/ su visionaria
facultad onírica,/y el denodado corazón Bolívar. Con acierto, el apellido del héroe se
matiza con implicaciones semánticas equivalentes al bien y a la nobleza.
348
la palabra iluminada
Otros títulos, que orientan sobre los temas tratados, son: “El colibrí”, “En el muelle”,
“Guitarra”, “Tu recuerdo en la tarde”, “Mariposa”, “El olvido”, “Canto de soledad” y
“Saudade”. El procedimiento expresivo es similar: un uso racional del lenguaje, dentro
del juego denotación-connotación que se acopla a la codificación tradicional.
349
Htltn Umoflo
una preocupación social. Recuerda que, cuando niño, vio un Cristo en una iglesia:
Ahora.' cuando la claridad/ me quema/ y me frunce el ceño;/ me doy cuenta,/ que
hay muchos/ cristos/ retorciéndose/ en la arena,/despreciados de la ciudad.// Cristos
tristes./ enfermos:/ ni más ni menos/ el espejo/ de la muerte;/ donde escrito está/ el
calvario/de los hombres./)' los cristos/ eran espiados/por los huecos/ de las casas;/
arrojados a la calle,/ensangrentados,/limados por la arena,/con los ojos/quemados;/
chimenea/ donde el dia/se aprisiona. (Mejía Ortega, 1969: 31 -32). Dada la brevedad
de ios versos, la pausa obligatoria de los mismos y los frecuentes encabalgamientos,
el ritmo se percibe sumamente cortado, no armónico.
Gelasio Giménez
Gelasio Giménez (Cienfuegos, Las Villas, Cuba, 1923)59 escribió De niño en adelante
(1991); Tríptico (1993); Luz rasante (1995) y Políptico (1999). Del primero al último
título, un estilo muy similar y depurado, dentro de una práctica poética quizá influida
por el minimalismo.
350
la palabra iluminado
De niño en adelante
Setentiséis composiciones incluye Gelasio Giménez en De niño en adelante. La mayona
son breves pero, en tres o cuatro versos, delinean o vierten, con agudeza, alguna opinión
sobre distintos tópicos. En “Fijación”, esplende el espíritu humanista: El crepitar de las
llamas/ en la biblioteca de Alejandría/ produce espanto,/ todavía. (Giménez. 1991:
29).60 La percepción de la belleza adquiere fuerza plástica en “Diamantes”: Abrazado
*
emergen losjóvenes del mar./En sus cabellos/el sol engarza diamantes. (50). Es puntual
la expresión del amor en textos como “Lámpara ausente”: Obscurece en el laberinto'
lejos del mar./¿Ese rumor de olas?/ Mi corazón cuando respiro/junto a ti. (48).
Tríptico
En los cientocincuentitrés poemas de Tríptico, Gelasio Giménez consolida el estilo
observado con anterioridad: poesía reflexiva, paradójica y lex emente irónica que, con
frecuencia, explora vetas humorísticas. Poesía antiheroica dirigida hacia las minucias de
lo cotidiano. Elaborada desde una especie de atalaya interior que le permite examinar,
calibrar y ponderar, con ecuanimidad, los distintos avalares del diario vivir. Dentro de esc
60 A menos que se indique lo contrario, todos los poemas están copiados íntegramente.
351
Hilen límofto
Pero más allá de las contingencias sociales, el autor alerta sobre una condición humana
contradictoria e inatrapable. En “Revelaciones”, dice: Hay secretos diluidos/en la vida
cotidiana./Las palabras insinuadas lo sugieren./Los sonidos espaciados entre sí/ no
permiten hilvanarlos con buen tino. (6). Las huellas, los lastres, también son personales.
En “Rupestre”, leemos: La expresión turbada/del ofendido sin razón/está grabada/en
la caverna que llevo a cuestas:/Altamira privada. (10). La convicción sobre la existencia
de un trasfondo lacerado como parte esencial del ser humano, no riñe con la serena
percepción de sí y del entorno. En “Bajamos del auto” lo detectamos con claridad: Al
entrar en el ayer hacía fresco/y el aire/ olía a resina de abeto./ Junto a la carretera;/
liqúenes y heléchos en profusión./Dimos unos pasos en el asfalto/ húmedo de rocío./El
gran silencio tocaba las estrellas./ Era domingo/y marzo llegaba a su fin. (19).
Con frecuencia, Giménez propone su poema como una especie de acertijo. Reta al
lector con analogías y simbolismos. En “Letargo”: La resignación de los golpeados/
enardece a los martillos/con tenacidad:/ terca repetición. (13); “Soledad”: Lo palpable
de una pareja/ que envejece frente a frente:/ haber vivido/ una eternidad/ en cada
vuelta de minutero. (41). Ingenio, imaginación y agudeza conceptual.
352
Lo palabra iluminado
Luz rasante
En términos generales, los cientosesentisiete poemas de Luz rasante, tanto en estilo
como en los temas abordados, siguen la tónica de los libros precedentes Gelasio
Giménez ratifica su capacidad de capturar y sintetizar ideas y sensaciones. Es
sumamente perceptivo del contexto y lo expresa mediante composiciones breves,
instantáneas que recuerdan al hai-kai. “Grillos”: Piolines invisibles/ enaltecen el silencia/
de catedrales en ruinas. (Giménez, 1995: 33); “Concierto en la noche”: Al abrir la
ventana/ Mozart corretea/por el vecindario. (32).
Varios trabajos tratan del amor. “Intimidad”: Momento perfecto:/cuando al salir del baño
te peinas en silencio. (21); “Acoso”: Todavía ayer/el sillón/conservaba tu perfume. (163);
“Amanecer”: Los primeros resplandores/de la mañana ilustran/el regocijo perpetuo: saltas
del lecho desnuda. (142). Aunque se expresa satisfacción amorosa, persiste la sensación
de que la amada ideal es inalcanzable, según lo expresa “Fugacidad”: El rostro/ entrevisto
una vez,/ al pasar/ (embellecido por una sonrisa);/ lo he buscado/ durante milenios de
soledad,/lo he buscado. (53). La reiteración del verbo implica la importancia del sentido de
búsqueda. Abunda el uso del paréntesis, que —con relación a los poemarios anteriores—
es el rasgo más novedoso en Luz rasante. En más de cuarenta poemas, representa una
especie de acotación en voz baja Lo comprobamos en “A ratos la musa hace piruetas” en
donde, acudiendo al recurso humorístico, expresa: En un santiamén (arropada en camisón)/
hace piruetas la musa./ Tú, repartida entre poetas del puerto, (le digo a la musa)/ a tanto
la hora (algo pintarrajeada/ para exigir respeto)/ Reniegas del piano: presencia delatora/
(canciones adocenadas)/en ciertos bares. (38). Notas que predominan: utilización de un
lenguaje directo, cercano a la lengua coloquial y refinado empleo del humorismo (algunas
veces, dentro de la tónica del humor negro) y de la ironía.
Políptico.
Con ciento cincuenta y un títulos, Políptico es, quizá, el primer libro hondureno en el
cual cada poema posee una ilustración realizada por el propio autor. Conjunta —con
353
N«l«n Umofto
Joselina Coello del Castillo (1923 -2002) escribió Vivir (Poemas de la soledad y la
alegría) (1990) el cual reúne veintiún textos elaborados desde 1945. El amor es el
sentimiento dominante: a un hombre, al hijo, a la madre, al campesino, a la patria...
354
Id palabra iluminada
Carente de toda retórica, la autora se expresa con sencillez, casi como si enfrentase
una conversación cotidiana. “Autorretrato”, escrito en 1945, destaca por la sobriedad:
Me llamo Joselina;/soy de Honduras y vivo en los caminos de AméricaJ Mi rostro es
matinal, mis ojos claros/y mis cabellos son color de higoJ/ (...) La mujer y el hombre
son amigos/ desde la desnudez del paraíso/ hasta la lápida de oro o simple barro./y
los caminos señalan el nimbo o el laurel/ pero siempre está la eternidad de una
canción.// Me llamo Joselina;/ tengo las manos llenas de esperanza/ y mis brazos
anhelan mil promesas/ con el Juego de mi corazón y mi querer.// Soy hermana de
todos los que sufren, los que gozan,/ los vencidos, los que vencen,/ los hambrientos,
los saciados (Coello, 1990: 9). Fechado en 1970, “Mediodía en Tegucigalpa” expresa
lo cotidiano: Qué ardiente está el sol/ y qué calor se siente.../ El Puente Mallol
reverbera/ a las doce y a las dos./ Gente que viene y que va,/ se agrupa en sus
aceras,/y los automóviles pretenden/llegar a vencer el tiempo...//El sol nos anestesia
, sin piedad;/ con sus hilos de esplendor/ nos baña el corazón/con su lluvia de ilusión
(32). La mayoría de los poemas ostenta irregularidades (cacofonías, lugares comunes,
simplezas expresivas...), pero versos como los trascritos formulan, con coherencia
poética, el concepto que se ha querido expresar.
Renán Pérez
Renán Pérez (1923) escribió Cítara de cristal (s.f.); La pupila del silencio (1943) y
Anagrama de la ilusión (s.f., la dedicatoria es de 1954). El primero ofrece una
versificación muy pobre de ascendencia romántica. Varios textos poseen carácter
narrativo: “El beso del rajá”, “Gitana”, “La buena hada del amor”, “La princesa
encantada”... En “Oración” deplora la guerra que vive el mundo. El último es una
colección de trece sonetos de corte amoroso. Es autor de Polígono verde (Antología
de poetas universitarios) (1951).
Aunque todavía con exceso retórico, en La pupila de! silencio, Pérez depura un poco
más el estilo. Las preocupaciones temáticas se acentúan en el terreno social. Un fragmento
de “Cataclismo” lo comprueba: El mundo está sonámbulo; y el hombre de rodillas., se
acuesta en su inconsciencia./ Un llanto de ciudades,/ de puertos e islas huérfanas; se
agita por las vértebras/de la tierra y los mares.//Se encogen los ladridos/de los perras
hambrientos,/en el ebrio horizonte/de escombrosy de sapgre.// Las descalzas doctrinasJ
afilan el puñal de la miseria;/y en la noche oscura de laspueblos/ el hambre inexorable'
355
Helen Umofta
* desala las manas. (Pérez, 1943: s. p.). En “Señor, yo ya no creo en ti”, al visualizar
w
unta miseria y horror en el mundo, el yo casi reniega de su fe: Matanzas... Burdeles...
Hospitales. Y la palabra de Cristo dónde está? (sic)/ Qué se ha hecho su Sermón?
(sic); (...) Señor: ya tanto me has negado,/que ha (sic) veces he pensado/ que ya no creo
en ti. El libro ofrece textos sobre el amor a la mujer; el deseo sexual (“Poema de carne”,
deplorable desde el misino titulo); el amor al padre; un homenaje a Franklin Delano
Roosevelt; el recordatorio de la heroicidad de Stalingrado; el aliento a Francia frente a la
ocupación nazi... Ninguno trasciende la medianía.
Otros poetas
Francisco Díaz Salorio (San Marcos de Colón, 1898-¿?) escribió Celajes y sombras
(1938) y Diamantinos mensajes líricos (1964). Alrededor de ciento veinte títulos
integran Celajes y sombras, libro de propensión romántica y temática heterogénea
(motivos patrios; cristianos; amorosos; de reflexión general; de intención moralizante;
de circunstancia, etc). Como testimonio de una época, citamos un fragmento de
“Tiburcio Carias Andino”, soneto precedido, como una especie de acápite o de
antetitulo, tal como acostumbra la nota periodística moderna, de las siguientes
expresiones: Su genio: aureola viviente; Simbolismo: Un astro luminoso; Lema: Epoca
de Progreso y de Paz. De acuerdo con esa inusual manera de titular, en el primer
cuarteto, leemos: Un astro luminoso en nuestro cielo/Apareció con místico embeleso:/
Derramando ¡as luces del Progreso/ que a su impulso florece nuestro suelo. (Diaz
Salorio, 1938: 43; lo subrayado, con mayúsculas en el original).
356
Lo polobtc iluminado
Raúl Arturo Pagoaga, en Itinerario histórico de lapoesia hondurena (1973) informa del
trabajo de Francisco José Elvir (Yuscarán, 1895-1953): Alejandro García ¡ 1896-1920);
Antonio López Espinal (1896-1939); Ismael H. Rejes (1900-1939); Manuel de J.
Cortés (1895-1927); Ramón Cubas Turcios (1901 -¿?); Carlos Zelaya Gaiindo (1905);
Emilio Gómez Rovelo (Juticalpa, 1905); Luis Martínez Figueroa i Manto. Olancho,
1910); Ramón Montoya (1912); Belisario Romero (1912); Cerrando Reina
(Comayagüela, 1912-1946); Rubén Ramírez (1912); Guillermo Consuegra (1912);
Raúl Figueroa López (1912); Julio Fonseca (1912); Florentino Álvarez Canales
(1914); Virgilio R. Gálvez (1914); Enrique F. Pérez (Santa Bárbara, 1914); Tito
Aplicano Mendieta (Nacaome, 1914); David Abraham Galo (1920); Manuel .Nover
(Olanchito, 1920-1944); Jesús Villanueva (1922) y Daniel Meza (1922).
357
Ntltn Umofta
7zj Bui harta 71 lene La Buchona 'na se oye el tropel del tirano,/(...) viene el cantinero,
va viene el cacique de allende Zambruno./ (...) Ya se oyen las gratas promesas que
Biu ho les hace a los suyos,/los huecos elogios de rancios discursos de cuatro oradores.
(s. p.) "Otra sonatina”: La Buchona está triste.... ¿Qué tendrá la Buchona?/Se le va la
GUAYABA. se le escapa la ANONA,/se le esfuma el deseo de mandar la NACION..../
Don Tíburcio está escuálido, esta triste su coro./ está mudo PLUTARCO, y también
PICO DE ORO/y en un cuarto, olvidado, se desmaya “un buchón'... Francamente./
Francamente no creyera/ que en Honduras existiera/ el Gran JUDAS, de la Honduras
esplendente,/ (...). Yo no sé que aliento insano/ se desprende de su fondo/ saturado de
maldades, sucio, cálido y hediondo/ (...). “Canción de Política Inmunda”: Hay dias en
que somos tan cándidos, tan cándidos/ (...) Y hay días en que somos tan fétidos, tan
félidos que en vano perfumamos la criolla adulación;/ tras de apestar a zorro, a establo
y a cantina/nos tiene definidos el 'tufo' a la abyección. “Era un Día Oscuro”...: Era un
dia oscuro, de muertos y 'tiros el ‘bravo' TIBURCIO alzaba sus vuelos,/ e iba en una
MUIA que en rápidos giros/ lo dió sano y salvo con todos sus pelos. (Las mayúsculas
son del autor). Un discurso de intención política, ayuno de poesía, pero interesante como
documento de época.
Raúl Arturo Pagoaga (1913-1998)M es autor de San Rafael de las Mataras (s.f.). En
Dos cantos a la Historia y Un horizonte de amor (1951) incluye tres poemas. Uno de
ellos, “Canto al castillo de Omoa”, en doscientos dieciocho versos, se remonta hasta la
época de la conquista. “Gesta del héroe” (ciento cuarentiséis versos) está dedicado a
Francisco Morazán. El tercer texto es “Canción del amor ideal”.
“ La fecha de nacimiento nos fue proporcionada por uno de los hijos del autor.
358
La palabra iluminada
Martín Baide Galindo (San Pedro Sula, 1913) escribió Ritman del alma H944).
Una idea de los temas y estilo la da “Doctor Plutarco Muñoz P” en el que, al célebre
funcionario de la época del General Carias Andino, dedica versos como éstos: Alia la
frente como un dios Olímpico (sic); Cóndor que Olea (sic) el infinito -/ Tal así este
amable pastor de multitudes (Baide Galindo, 1944: 21 ).
* ’
Hernán Alcerro Castro (Comayagua, 1920- Tegucigalpa, 1952) dio a conocer sus
poemas en publicaciones periódicas. En forma tardía, algunos se recogieron en Sangre
y otros poemas (1993). Con intención de denuncia social, sus temas preferidos aluden
a la explotación del obrero, del indio, del negro. Se preocupó por los niños y las
mujeres abandonadas.
En índice general de poesía hondureña (1961), Manuel Luna Mejía publica poemas
de varios autores. De Santiago Castro Blanco (Comayagua, 1895- Retalhuleu,
Guatemala, 1918), tres poemas de raigambre romántica. El soneto “Comayagua”
recoge facetas de la ciudad: Tristeza y soledad en las calles desiertas,/en las mujeres
pálidas y en las pálidas rosas,/enormes caserones en cuyas grises puertas/ lloraron
por España cien doncellas hermosas, (en Luna Mejía, 1961: 215). “Para una monja”,
en diez cuartetos, confiesa su amor por una religiosa. “Oblación” es un soneto de
amor. En el soneto “Al oído” -recopilado en la antología de Turcios Vijil- le revela a
una mujer que su amor nace del parecido que ella tiene con una mujer que murió.
Luna Mejía también da una muestra de los trabajos de Juan Ordóñez López
63 Su fama la debe, sobre todo, a los juicios que emitía, As., el sarcasmo que pronunció
con la masacre de liberales en agosto de 1944 en San Pedro Sula. Al referirse a la
sangre que manchó las calles, indicó que procedía de la menstruación de las
manifestantes. También calificó a la Constitución de la Repúh ca de pura babosada.
359
H«l»n Umorto
(Concordia, Olancho, 1899-La Ceiba, Atlántida, 1957) quien rinde homenaje, entre
otros, a Francisco Morazán, José Trinidad Reyes y al general Douglas Mac Arthur.
Otros escritores incluidos por Luna Mejia son: Alejandro Cabrera Reyes (Talanga,
1898-1952); Arturo Mejía Nieto (La Esperanza, Intibucá, 1901-Buenos Aires, 1972);
Luis Martínez Figueroa (Manto, Olancho, 1906) quien, entre otros trabajos, tiene
'■Hierro” que aparece con modificaciones, tanto en el titulo (“Canto al hierro y a la
mujer”) como en los versos, respecto de la versión que aparece en la antología de
Claudio Barrera quien incluye, además, “Costurera de camisas”, texto que trasluce un
sincero sentimiento de solidaridad con una trabajadora que muere de tuberculosis:
Costurera de camisas/tienes como aguja el talle,/y en los ojos enhebrados/unos hilos de
neuralgia, (en Barrera, 1950; 45); Fernando Ferrari Bustillo (Tegucigalpa, 1906);
Alejandro Alfaro Arriaga (Naranjito. Santa Bárbara, 1909) de quien Claudio Barrera y
Rubén Antúnez ofrecen 'Canto a Stal ingrado” y “Amanece en la hacienda”. En el primero,
leemos: ,Stalingrado!' Capital del mundo. Sagunto de este siglo,/donde quedarán rotas
para siempre/las aspas sangrientas de la cruz gamada. (en Barrera, 1950:99). El segundo
evoca el mundo rural en el cual transcurrió su infancia. Otros autores son: Matías
Funes (1910-1970); Santos Tercero Palma (Tegucigalpa, 1911); Francisco Sánchez
Reyes (Texíguat, El Paraíso, 1911); Pedro Pineda Madrid (Gracias, Lempira, 1914);
Angélica de Fer nández (Gracias, Lempira, 1915); Virgilio Zelaya Rubí (La Ceiba,
Atlántida, 1917), de quien se ofrecen ocho trabajos de temática variada así como “Ritmos
de Noche Buena” que comprende siete composiciones de tema navideño; Rafael Antonio
Castillo Lizardo (Cañe, La Paz, 1918) y Raúl Salgado Rubí (La Ceiba, Atlántida,
1921-Tegucigalpa, 1953) a quien también incluye Renán Pérez en Polígono verde
(antología de poetas universitarios) (1951). Asimismo, este último libro ofrece
composiciones de Rafael Antonio Castillo Lizardo, citado con anterioridad. En la antología
de Turcios Vijil también hay poemas de Angel Amado Valle Turcios (Comayagua,
1909-1972) y de Antonio Ruines Folofo (Comayagua, 1921). Felipe Elvir Rojas en
Antología del soneto en Honduras (s.f.) presenta poemas de Santos Tercero Palma;
Manuel Díaz. Palma (Soledad, El Paraíso, 1913)y del citado autor Rafael Castillo Lizardo.
También, en el libro Concursos Literarios auspiciados por el Comité de Festejos de la
Feria de Concepción de Comayagüela (1953), hay un texto de Plutarco Castro Ramos
(1918).
360
Capítulo Vil
La vanguardia
y
EL REALISMO SOCIAL
La vanguardia y el realismo social
Generación de la década de los 50
(Nacidos entre 1924-1953)
363
Hfltn UmoAo
364
La palabra iluminaba
gobierno dictatorial. Esta tendencia fue favorecida indirectamente por los mismos
intelectuales que apoyaban al gobierno, ya que ellos se opusieron fervientemente a
las nuevas ideas, brindando así a los Opositores un espacio donde refugiarse v donde
reconocerse como tales. Esto trajo como consecuencia que las escritores de vanguardia
fuesen, en Honduras, escritores marginales, cuyo espacio se caracterizaba por la
contestación. (Flores, 2003: 83-84).
' Revista Tauanka (s.l., s.f., s.p.). En la nota editorial, leemos: ¡Tauanka quiere panr
una literatura cuyas palabras condensen plásticamente una realidad viva concreta,
llena de determinaciones múltiples, en donde se sientan los latidos de la Revolución.
Por su parte, un artículo firmado por H. A. Bermúdez dice: Creemos que lo que toca
es narrar, escribir, para los sectores sociales que, hoy por hoy. integran y desarrollan
la vanguardia concreta de la revoluciót. latinoamericana. Asimismo, la iconoclasia
se revela en un poema firmado por C jsada cuyo título es “Huevo podrido contra e¡
rostro del primero que pase". Véase, también, el prólogo de Barricada, obra oe
Rigoberto Paredes y Jorge Avila Infra, pp 576.
345
Helen UmoAa
Antonio José R i vas (Comayagua, 1924- i 995), en 1964, publicó Mitad de mi silencio.
A los treíntidós años de haberle hecho honor a tal título, y ya fallecido el autor, salió
a luz El agua de la vispera (1996) y El interior de la sangre (2002).
Mitad de mi silencio
Cada uno de los veintinueve textos de Mitad de mi silencio muestra un rigor formal
que explica por qué, a Antonio José Rivas, se le considera, unánimemente, como uno
de los nombres fundacionales de la poesia hondureña contemporánea. La problemática
abordada revela a un autor que busca lo esencial y pretende escudriñar aspectos
vitales y trascendentes de la condición humana. El poeta sabe que, para lograrlo, sólo
cuenta con el signo verbal. Varios poemas lo advierten. “Lugar de la palabra” adjudica
a ésta la calidad de vehículo mediador entre el yo y el universo: Palabra: rásgame el
velo/que me aparta de las cosas. (Rivas, 1964: 9). En “La palabra iluminada” —una
especie de arte poética— establece la necesidad indeclinable de respaldar lo enunciado
con una convicción que emane de lo profundo de la conciencia: Hablar es desnudarse
en la palabra,/ vivirse en la palabra iluminada,/saberse entre la luz/de cada aurora,/
j querer ser la luz/ y perseguirla/ hasta llegar al pie de la estatura/ del cuerpo del
amor.. (67). En otros términos, el hombre es su palabra. Ésta es puente hacia las
cosas y escalpelo para penetrar en los oscuros recovecos de la realidad.
Y más que en la palabra, a secas, habría que pensar en la palabra poética: en la poesia.
En “Pájaro absorto”, el autor se define en función de la palabra y del poema: Yo,
pájaro sucesivo,/rio de aguas habladas,/ (...) quiero sólo un instante/escaparme del
eco de mis cinco sentidos. (...) Despojado de todo,/mirando elgran poema/desde un
pájaro absorto/como un ojo absoluto... (7). La poesia como instrumento por excelencia
en la captación del universo. Poesía equivale al absoluto. Los poemas citados expresan
la mística con la cual se aborda el trabajo creador. Escribir no como acto meramente
lúdico. Equivale a una búsqueda de sí. A dar la batalla por la autenticidad. De esta
actitud surgen poemas sobre el silencio, la soledad, el olvido, el tiempo, la muerte, el
ser. el amor... En el soneto “Ser”, para la definición de éste, acude a imágenes de
connotaciones sombrías: Mar naufragado. (...)/ Monosilábico rubor amargo/ que
me lleva en el cósmico letargo/como a una cruz herida en el asombro! (sic) (41). En
366
Lo palabra ilwmnoda
El tema patrio se modula con profundidad. En “Mi patria”, las imágenes están saturadas
de ternura y delicadeza: Mi patria es una rosa memorable/ sorprendida en el pecho.//
(...) Mi patria es una niña que aun (sic) se busca/ detrás de los espejos;/ (...) No hay
manera más honda de mirarla/ que perdida en mis ojos:// le oigo su lento mundo de
ceniza/y paz deshabitada;// un alto rio irremediablemente/ le moja la tristeza; 7 (. .)
y es su cuerpo una alondra sollozada/aunque nadie lo diga (57). El amor al terruño
se transparenta en dos sonetos de clásica factura: “A la catedral de Comayagua” y
“Comayagua”. En éste, la ciudad colonial se define así: Como siempre: plegaria
florecida./ Viento lunar en alto campanario./ En la calle el jumento rutinario/ y el
medievo en la casa envejecida.//(...) Llega la tarde con olor a rosas' hasta el último
azul. Y entre otras cosas/sabe la gente que este pueblo es triste. (21).
3*7
Htlen Umoflo
asume/la península breve del perfume/ que es el amor que se quedó dormido. (39).
La metáfora, la paradoja, las inversiones conceptuales y los planteamientos antitéticos
constituyen soportes básicos del decir poético del autor. Por esta razón, se le considera
un escritor neobarroco. Pero su inquietud no se detiene en el lujo verbal. Tras éste,
Rivas cala, con agudo escalpelo, en una problemática fuertemente vinculada a la
existencia cotidiana. Y, no obstante que la misma se percibe desde un severo ojo
crítico, la actitud no es derrotista o pesimista. En “El sueño desolado” —último
poema del libro— el mensaje es nítido: Llorar ha sido siempre un sacramento/ en la
doliente claridad del hombre./Del hombre que se yergue ante la aurora./Del hombre
que esta frente a lo futuro./ De frente hacia la luz/ y la esperanza. (71).
El agua de la víspera
Mitad de mi silencio ostenta un refinado trabajo en la factura del verso. El agua de
la víspera —a treintidós años de distancia—, específicamente en su primera parte
(que comprende treintiséis sonetos), evidencia una desgarrada lucha con el concepto.
Como si las palabras no bastasen para atraparlo. La mayor parte de las veces, la idea
se infiere desde una expresión verbal que, utilizando un lenguaje aparentemente sencillo,
elude la transparencia. Rivas se toma parco en el uso de la metáfora, aunque sigue
evidenciando gusto por la paradoja y la antítesis. Además, aprovecha —al máximo—
las variantes semánticas de términos homónimos o que poseen fonemas similares.2
Es decir, el barroquismo persiste.
Con relación a este libro, el Dr. Arturo Alvarado, en el prólogo, realiza un estudio
exhaustivo. Trayendo a colación los postulados de Heráclito, concluye que la gran
preocupación de Rivas es el tiempo y las ideas que de él se derivan, especialmente, la
muerte Frente a ella, el poeta opone la creación artística, ejemplificada con dos
textos, los bien logrados poemas dedicados a Jorge Luis Borges y a Pablo Picasso
que, a la postre, devienen en reflexiones sobre el transcurrir temporal. Para Rivas, el
tiempo es el gran artífice del hombre. Conforma la sustancia que le da el ser. De
inexorable e inasible fugacidad, desemboca en la muerte, en la nada. Además, lo
volátil del instante, en forma casi simultánea, retrotrae hacia el pasado o lanza hacia el
futuro. El presente es, pues, un estado de angustia e incertidumbre. Los tres sonetos
368
La palabra iluminada
En la segunda parte del poemario encontramos cinco textos. “Alba del descubrimiento”,
escrito con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América. En “Hasta todos
los hombres”, dedicado a Borges, entre otros señalamientos, Alvarado hace ver la
extraordinaria capacidad de Rivas para tocar el límite de lo tierno. Lo comprueba
con esta delicada estrofa: Cuando alpaso del tiempo, sigilosa,/la luz, entre sus nardos,
jue llegando/y se lefue durmiendo en las pupilas,/ Borges tomaba del camino muerto/
pedacitos de sombra/ conmovida. Para Alvarado, “Interior con figura” —homenaje a
Picasso— es el poema más extraordinario y el que ofrece más dificultades en la
lectura. Esto último, por las omisiones y ambigüedades gramaticales. Rivas, además
de las referencias concretas al trabajo dei pintor, aborda cuestiones relacionadas con
la creación artística (que crear es ver ta sombra/ del rosco de la luz/ que oculta el
Ntltn Umoíio
rostro) las cuales permiten comprender su propio quehacer poético. En este último
aspecto, es útil reparar en el primer poema del libro. Su titulo recuerda otros de
Mitad de mi silencio '. “La palabra”: Tiento. Rotundidad. Cúspide. Abismo.//¿Metáfora?
No: sangre derramada,/ gota a gota, en el tiempo. Y que, aun atada/ —y desnuda—
a la voz, calla lo mismo. (47). Dentro de la poética de Rivas, poesía no equivale a
metáfora sino a sangre derramada. Escribir, pues, como salida a las más profundas
pulsiones del espíritu. Quizá, una respuesta a quienes, en Mitad de mi silencio, sólo
tasaron los aspectos formales y no escarbaron en la cuota de dolor implícita en sus
versos. En Agua de la víspera, Rivas establece que sólo el sufrimiento permite alcanzar
la plenitud del ser: sólo en el dolor estoy completo. (78). Asimismo, en “Los responsos
del tiempo", la confesión es lapidaria: no escribípara matar el tiempo. (68). Taxativa
confesión de sustentar una postura ética y trascendente en la elaboración de la poesía.
Escribir como íntima necesidad para sobrevivir espiritualmente.
“Esta casa que digo” es otro poema de cuidada elaboración. Tal vez, una metáfora de
sí mismo o, con mayor probabilidad, de su poesía: He construido una casa,/piedra a
piedra,/ alma a alma./ en el centro de una isla,/ cerca, cerca del cielo.// (...) Esta
casa es un cuerpo,/ un ser edificado/ de pura humanidad:/ alza, estrecha sus muros/
para salvarme, sólo.// (...) si alguna vez/se entreabre su rosa de silencio,/la casa se
expande,/se ensancha como un éxtasis.//(...) La casa está construida/sobre la antigua
lámpara/ que mira en la ventana.// ¡La casa de los sueños!// A veces entro en ella/
Para asomarme al mundo. (87-93). La poesía, ventana hacia la realidad: instrumento
de conocimiento.
El último poema del libro, significativamente, se llama “Diciembre”. En él, une los
temas del tiempo y de la muerte: Una estrella olorosa/ bajo el cielo de un año/ se
derrumba en el pecho.// El cadáver de un pez numerado/disemina su atroz orfandad
en el aire.//Hondo. Hondo de entrañas, se va, se va diciembre/ —desnudo corazón de
un año menos—/ tras de las golondrinas/ desterradas./ desterradas del año hacia su
sombra.// (...) Limpie a su paso. Limpie de su niña de espejos/ la empañada sonrisa.//
De la bermeja mancha de su viento Juturo,/ las líneas de la mano,/para ser menos
denso —menos denso— mañana.// Para ser yo en tus brazos, oh vida,/ tiempo a
tiempo de nada./ menos denso de muerte. (113-114). Pese a sus implicaciones de
acabamiento y extinción, por la delicadeza del tratamiento, por su fe en la posibilidad
de un mundo “limpio”, el texto carece de amargura. Alvarado comenta: unaforma de
370
Lo palabra iluminado
decirle adiós al libro, una manera de despedirse del lectory una manera de despedirse
de la vida.
El interior de ia sangre
Los seis poemas de El interior de la sangre derivan en acerba introspección hacia
terrenos recónditos de la memoria. “Poema del recuerdo con un árbol y un pozo”
implica un remontarse hasta una de las vivencias más antiguas (1930, especifica el
texto) y, probablemente, más significativas de la infancia del autor. Un árbol y un
pozo: dos fuerzas polarizadas. El primero, la luz y la vida: camino volcado hacia el
horizonte, seducido por la luz, la música y el verde. El segundo, la muerte, lo oscuro,
la profundidad del abismo. Leemos: ¿Y el árbol?/ Alza todo su cuerpo? como sifuera
un largo camino/ (...) Alza el árbol su cuerpo/y sostiene su copa/ en cualquier parte
del viento//...) Mas no hay como (sic) llegar al árbol mismo/ tentado de oropéndolas/
y trinos,/ mientras, jurando amor,/los dedos de la tarde/ van deshojando apegos a la
tierra/ de lo verde.// La luz/ sube por los designios de las flores,/besa la oscuridad de
lo evidente/ y abre juegos de azar/ a los gorriones. (Rivas, 2002: 22-23). Como
contrapunto, la evocación del pozo conjuga elementos siniestros. La ausencia de luz. El
niño muerto. El muro. El hoyo que traga. La ambigüedad de lo anfibio. Mundo en proyección
hacia el abismo. Con la contaminación ominosa de las pesadillas: Fue —comprendo—
una anfibia/ palabra: un pozo. —un (sic) solo/pozo que fue llenando/ de arcángeles
el agua/ con un niño muriéndose/hacia abajo.// Hoy, sin paz/ liquida,/como un oscuro
pensamiento/guarda la claridad de un niño/ muerto.//El muro ciñe ahora/todo un aire
de pena.// La pena hace más honda/ la vertical herida.// Y el hoyo/ —cabizbajo—/
búscame el cuerpo, como/yo mi alma, en la sombra. (24). Perdidos en los tremedales
de la infancia, un pozo, un árbol, un muerto... Visiones que tal vez marcaron un
rumbo de vida. Adviértase que hasta los encabalgamientos (el brusco corte de la idea)
sugieren el concepto. También, a la época infantil, se retrotraen dos poemas que
abordan el tema de la muerte: “Viva elegía de mi padre” y “Enero de la tia muerta”.
Este último obedece a una estética menos compleja, pero siempre de calidad: Regresa
en ia piedad, en mi agonía,/en la mañana donde tú amaneces,/ (...) Yen a decirme
adiós, que en mi locura/ yo no sé si quedarme en la ribera/ o irme a tu muerte,
solitaria y pura (43).
3n
ul a ;■ ■■■■■■ ■»!■
*
>■'■■■
Helen UmaAo
37?
Lo poícbrc iluminado
El itinerario del dolor principió Desde el lejano dia en que el ibero/ cruzó con sus
legiones los parajes/ de aquella tierra larga, larga y verde. Tras ese hecho, el extenso
transcurrir del período colonial: Tres largos siglos cultivóse el llanto/(...). Tres largos
siglos como tres martirios/el látigo saltó a la carne viva/" (...) Y la Cruz, como aliada
de la Espada,/ la anticristiana Cruz inquisidora./ volvió en sus brazos a llevar a
Cristo:/ Cristos de estirpe autóctona gloriosa/ y Cristos negros sin pecado alguno.
(8-9). A este sufrimiento se agregó un elemento aún más ominoso: la intromisión
imperialista estadounidense. El poeta escoge, para darle calidad tangible, a un personaje
emblemático: William Walker, ruin negrero. Y agrega: un dia,/ trajo sus naves a la
tierra verde./ Cantos negros de Georgia y Alabama,/ sangre negra que lleva el
Mississipi, (sic)/ llanto negro que abona la Lousiana, .(sic)/ ario rencor de Texas
contra el indio,/éste era el duro cargamento amargo- que venía en las aves de rapiña.
(10-11).
373
Helen UffioAo
Walker fue la avanzadilla. Tras él, vinieron otros: como buscando el sol que nos
abraza,/sobre la mar azul que invita al viaje,/llegó otra vez el blanco, el extranjero,/
nuevo blanco sin Cruz y sin Espada,/ con oro como solas ornamentas (sic)/ y con
grúas tan ávidas de sangre/ como la/gas espadas traicioneras. (11). Su dominio se
extiende por toda la tierra hondurena. Para señalarlo, el poeta escoge lugares
emblemáticos: por las pródigas tierras que el Ulúa/ baña con sus caudales de
esperanza,/en las cuencas raudosas (sic) del Patuca/ (...) en el milagro de color que
es Sula./ en Quimistán donde el paisaje canta,/ en el antiguo reino de Guaymura
(12). Castañeda señala a los magnates y políticos como culpables de la crisis social.
Ellos se amparan en una ideología en la que todo intento de reivindicación se tilda de
comunismo. Como nuevos conquistadores, además de la extracción de la riqueza,
han socavado los signos de identidad. Su labor de zapa es tan profunda que hasta la
misma marimba —una referencia al poema de Francisco Figueroa—, que se supone
autóctona, arroja notas de los héroes del dólar y la grúa. (14).
El poema concluye con una nota pesimista y desesperanzada: Ya no hay música del
indio,/ (...) Entre su voz y la alegría media/ una agonía amarga que remuerde:/ la
agonía de aquella tierra verde,/ de aquella tierra larga, larga y verde,/ donde lo
verde se volvió tragedia./donde el dolor es pan de cada día,/donde clavó sus anclas
la miseria,/donde el hambre del hijo es ‘comunismo ’,/donde hay sobre los muelles
—que se adentran/ sobre la mar, como buscando ausencia— una mancha sangrante
de ignominia. (14). Estamos, pues, frente a una poesía de denuncia social. Un poema
antiimperialista que refleja la tensión social y política que se vivía, a mediados del
siglo XX, cuando la Guerra Fría, en Latinoamérica, levantaba la bandera anticomunista
frente a cualquier intento reivindicativo.
Digo el amor
Digo el amor es de las obras memorables de la lírica hondureña. Sus veintiséis
sonetos revelan a un autor en posesión de las claves de elaboración del difícil esquema
métrico. En ellos pervive la mejor tradición del soneto clásico, pero la índole de las
imágenes conecta con una visión no desfasada de la mejor producción poética de la
época.
374
Lo polobra iluminado
Destreza formal que, por cierto, no excluye la reminiscencia del venero barroco de la
lengua española. Conceptualmente, también hay recurrencias. El amor es inseparable
de la muerte. Pero el estado anímico no es sombrío. El amor todo lo baña con su luz.
Lo reconforta y dignifica. La muerte no es la excepción: Emerge del cogollo del
minuto/como semilla de laflor, precisa:/ ella es la vida en su verdad concisa:/ hecha
de gracia y luego de tributo.//Aquí en mi propio ser, tiene su sede/y en la víspera gris
será brotada/—pétalos de silencio y de bruma.// Pero entretanto lo fatal sucede/y
aliento vida —vida enamorada—,/ digo el Amor como la gracia suma. (“14”, 28).
375
H«ltn limalla
nuevo signo el más doloroso, el del vacío. En esta forma, repitiendo la curva
descendente de la primera sección, el último soneto de “Vox clamantis” define su
desolación ante el naufragio del vehículo más cierto de la comunicación humana:
Llegar a la palabra y no encontrarte:/ habitar en tu sombra y no sentirte:/ ¡hallar
hueca la voz para invocarte!// Y allí en la angustia de la voz desierta,/ en su vacio
mismo, presentirte/ como la sombra de la voz incierta. (“8”, 37).
“Colores”, la última sección del libro, quizá con una secreta referencia a
“Correspondencias”, el conocido soneto de Baudelaire, es una singular interpretación
del mundo en la que el color se utiliza como una manera de simbolizar ideas y
sentimientos. En “Verde” el entorno asume este matiz para manifestar la perdurabilidad
de la esperanza. “Azul” es la coloración del mar, de la gaviota, del cielo, de la montaña
y. sobre todo, de un recuerdo azul de ojos azules. “Amarillo” es el río del tiempo,
engendrador o sinónimo de muerte: Racimo eterno de constantes horas./Fuente de
vida. Lluvia de la muerte./Polen mayor. Devorador. Cuchillo.//Guia de los crepúsculos
y auroras./ Dorador de las mieses. Rio inerte./¡Tiempo! Fatal, impávido, amarillo.
(42) “Gris” fragua la idea del acabamiento. De la nostalgia y de lo que está por
fenecer. De la tarde que se eterniza en el recuerdo. La anáfora y la epanadiplosis —en
su insistencia— poseen la fuerza de una letanía: Tarde para llorar toda una tarde,/
orfandad de color y de sonrisa./ Hoguera fracasada en la sonrisa./ Cadáver de un
crepúsculo cobarde.//(...) Tarde de hacer un lio la esperanza/y marcharse sin rumbo.
Tarde fea/ como para fraguar una venganza.// Tarde para pretexto de un suicida./
Tarde para marcharse donde sea./ Tarde para llorar toda una vida. (43). Similar
temple en cualquiera de las páginas, incluyendo la nota introductoria, muestra ejemplar
dentro de la prosa poética. Un libro de validez permanente. El autor, un lírico de
primer orden en esa cadena de calidad de la mejor poesía hondureña.
La estrella vulnerada
La estrella vulnerada —con influjo de Pablo Neruda— gira en tomo al tema patrio.
“Vocación de la patria”, el poema inicial, a la vez que convoca distintos aspectos del
paisaje, alerta contra el depredador extranjero: Para escribir tu dura geografía,/ tu
claroscuro de belleza y sombra,/ tu paisaje y tu alma —cuerpo v vida—,/debe buscarse
en tu perfil de costa/ y en tu amorosa entraña —¡lejanía!—/tu verdadera vocación
gloriosa./ Mostrar al hombre tu figura exacta:/ la precisión de tu destino claro:/ tu
376
lo palabra iluminado
llanto verde y tu reir (sic) de plata./ (...) Cómo han minado tu honda geografía/y tu
virtud de virgen, (sic) intocada,/ rudas manos extrañas, enemigas./ Cómo la ira
vegetal se alza/y los ríos desbocan sus caudales/y el murmullo del mar es amenaza,,
ante la mano extraña que te afrenta/y con melosas voces te seduce' mientras ciñe tu
cuerpo con cadenas./¡No desampares a tu cuerpo, Patria!/ Defiende tu pudor; y sé tu
misma,/con tu misma alma limpia, morazánica! (Castañeda, 1956: 9).
371
IUIm UimA4
Madre Honduras
Intensa carga personal posee Madre Honduras, poema de doscientos setenta y siete
versos que se inicia, a manera de diálogo con la patria, con un cálido recuerdo de
infancia: Yo era muy niño. Apenas si recuerdo./Entonces mis deliquios en el rio,/en
la montaña azul, en tus paisajes/ me absorbían las horas tempraneras./ Te miraba
vestida de zorzales/ en las quietas mañanas; y en las tardes/me anegaba el cristal de
tus azules,/por donde andaban —pobres barquichuelos—/los barcos de papel de mis
ensueños. (Castañeda Batres, 1961: II).
37fl
lo ¡Milobro ilomiRodc
su llegada a México y de su deuda de gratitud con este país. Pero ratifica su amor a
Honduras, sentimiento que, en determinado momento, se había escudado o disfrazado
en un odio terrible: Yo te enterré sin lágrimas siquiera./¡Cómo iba yo a saber que tú
no mueres!/ Y el odio, un odio analfabeta,/ me fue comiendo silaba por silaba/ hasta
el último trazo de tu nombre./ El odio hacia el tirano y el intruso./ (...) Tú geografía
se volvió una mancha/ donde sangre y más sangre y siempre sangre, ocultaba el
poema de tus nombres./ El árbol genealógico no era/ sino la higuera odiosa que
llegaba/ hasta el odiado nombre de tu muerte./¿Tus montañas? Los cerros de la
muerte./¿Tus ríos? Caravanas de la muerte. ¿ Tus héroes0 Precursores de la muerte./
(...) Este es el odio. Madre, que me ardía,/ la pira negra en que quemé tu nombre/'
cuando aún no sabia que era eterno./ (Yo te digo estas cosas porque ahora/' —lo
sabemos tú y yo—ya no es lo mismo.) (19-20).
379
tifien Umofio
Adyi.ia Cardona
Mina Cisneros
Mina Cisneros (Herminia Cisneros Sauceda, 1926) escribió Leyendas mayas copanecas
(1975) y Ego (1980).
380
La palabra iluminada
obtener los dones que le ofrecerá a Tsikin. Para conjurar los efectos de una sequía, Ix
Nicté convence al sacerdote de que sacrifique a Tsikin frente al altar de los dioses.
Cuando le extraen el corazón, este se convierte en una oriola (pajaro). Puca regresa
en ese momento: Puca la escucha y no hay poder humano, que lo detenga de seguirla
ansioso./Entre las ramas el pájaro cantando/ su vuelo emprende, cual si lo invitara/
a que fiel en su fuga la acompañe. (Cisneros, 1992; 15).
3 Una montaña del occidente hondureño se llama “Puca”. L.a historia sería la explicación
mítica de su origen.
4 Para facilitar la comprensión, la autora incluye un glosario
La autora, más que acudir a referentes literarios, abreva dentro de sí y se expresa con
un lenguaje sin artificios, cercano a la lengua comunicativa: ¡Gran Dios!¿Cuándo
habré sido niña/ que ha corrido feliz entre los montes/ saboreando zarzamoras y
nances?/ Hoy soy mujer de edad indefinida/ lo mismo que los viejos paredones/
vestidos de renovadas flores.// Soy feliz a pesar de los años, las penas/ y todos los
dolores;/ a pesar de la vida/ aún puedo ser feliz/ y escribir mis límpidos poemas.
(“"Optimismo”, 43). La poeta es consciente del poder que emana de su palabra: Puedo
plantar selvas/ en una mota de polvo/y verter océanos/ en un pequeño poro.// (...)
Puedes acariciar un pajarito bello/si cierras los ojos y te lo describo.// (...) Yo hago
piedra del viento/ y en el (sic) esculpo palabras/ para que las recoja/ el tiempo.
(“Vanidad”, 47).
382
Le pelaire ihwiia«k
del opresor, del sano, del enfermo.../ soy polvo de la tierra, nada más,/ ese es mi
origen, no la nada (82). Aflora, pues, un sentimiento de solidaridad universal, tal
como ratifica “Cosmos caos” en el cual la muerte es el gran rasero que a todos nivela:
ella no escoge.
El tema de la muerte se aborda varias veces. El terror hacia el más allá y ¡as dudas que
suscita se expresan en “Estar muerto”; ¿Por qué tendremos siempre que pensar/ en lo
que no piensan los muertos?/ Cuando veo un rostro inexpresivo/ tras el vidrio
impersonal de un ataúd,/pienso que aún está el cerebro tras lafrente/ ¡ Y me estremezco
imaginando/que aún sigue trabajando!/ (...) Que no piense. Que esté muerto.> Pero
de veras muerto.// Que no piense. (61). En “La fiera”, la enfermedad de la madre se
simboliza en la bestia agresora. “La ciudad callada” revive una tarde de visita al
cementerio. “Cita” recuerda el entierro de un familiar: Hay tres agujeros llenos; uno
abre su vacío delante de mi.// Unas manos callosas de albañib baten la mezcla de
cemento y gravilla;/ amontonados a un lado los ladrillos aguardan/’sellar al hocico
insaciable con el bocado dentro.// Ya la tarde es más verde que antes,/ confusa multitud
entra aljardín,/ cuatro hombres cargando el ataúd/ sortean sabios los obstáculos.//
Mi cita se consuma. (16). En “El llamado sin respuesta”, invita a la madre para que,
juntas, vean el espectáculo del río crecido; pero tal pedido es vano; hace diecinueve
años ella murió: ¡Madre! ¡Madre!/ ¡Qué volvieras otra vez a ver todo esto! (18). En
“Lo relativo”, ve al hijo muerto trasfundido en la naturaleza: Asi tu mundo menudito/
sin un' concepto de dolor/ se diluyó en la salada agua del mar./ Allí persiste tu
materia;/ no se asusta del rayo ni de la violenta tempestad,/ tampoco de la negra
hondura de las aguas;/ allí es luz en el nácar de la perla./ es vida en la célula de un
alga;/ es color en el mangle del estero,/ es vapor inconsútil...// Tú me hiciste hijo
mío, tú me haces,/esparcida en ¡a honda infinita/de la materia del inmenso universo./
en sólo un mamen tito del tiempo interminable. (13-14). La poeta medita sobre su
propia extinción. De “Camino a mi noche” emana la sensación de una mujer fuerte,
muy clara respecto de la inminencia de la disolución personal: Desandaré lo andado
de regreso a la fuente de mi origen/y ha de ser por la tarde.// (...) No volveré la
cabeza/ ni una sola vez/ aunque atrás me llamen seductoras/ las voces de mi propio
atardecer; /amor y comprensión. ■’ calideces que no tuvo mi amanecer/y que llegarán
tarde.//(...) En ese mañana, creo,/se encontrarán, porfin,/mifalso con mi verdadero
yo. (23). I.a muerte es la hora de la verdad.
383
Mtlrfl Umofto
Cisneros expresó, sin ambages, su necesidad afectiva: Soy como yerba verde, salpicada
de flores í ierra tu puño sobre mi/ y estrújame;/ déjame mojar tu mano con mi
savia '/ (■ Que nunca llegue el tiempo vacio/ de ser yerta maleza,/de ser ambiente
muerto, de ser lecho pedregoso y seco.// En mi seca estación/ soy floreciente, soy
esponjada tierra.' soy fruto nutritivo.// No llegará para nosotros/ el hastio. (“Soy”,
52) Por textos como éste y otros como “Quimera”, “Te daría”, “Somos, “Habla la
mujer”, “Propósitos”, “A mi manera” y “Vienes a mí”, comprendemos por qué
Argentina Díaz Lozano calificó esta poesía de primitiva y hermosa.5 A la mayor parte
de los internas de Ego quizá debió aplicárseles una criba más rigurosa. Pero Cisneros
evadió la sensiblería y el lugar común: supo proyectar su voz.
384
La pcíakra (laminada
“Contra ia reglas del juego" contrapone dos momentos dentro de la propia experiencia
vital: uno de evasión y el otro como toma de conciencia de la realidad: Nosotros
visitamosjardines de suplicios/y remotos oasis/y paraísos perdidos. Incluso recogimos
granos/de arena del cielo...//(...) Ya no más ¡a baraja de rutas, ya no más el azar de
los vientos, nunca jamás el impulso de vuelo/ ni el viaje fortuito; / prisioneros de la
realidad, hemos violado/ las reglas del juego de los espejismos. (11-12). Se habla,
pues, de haber adoptado una nueva visión frente al mundo. Esta idea se reitera en
“Humanización del peto”, soneto que abre la segunda sección. Haciéndole honor a tal
postura, “La ley de Linch y la letra de las canciones” enfoca la discriminación racial
en Estados Unidos y la respuesta de los afroamericanos. “Niños de lodo” recuerda a
los niños marginados, los hijos de quienes edificaron para otros: Con adobes/ sus
padres edificaron las casas./ Aún pesan los bloques/ a nivel de sus hombros.// (...)
Son infantes del barro. Desconocen/ el libro ilustrado de las fábulas./y no levantan
—nunca lo han hecho— un simple castillo de naipes./ Ellos juegan haciendo/
minúsculas casas de lodo/que luego derriban. Juegan/a sobrevivir. (32-33).
“Un violento compás de espera” encara la violencia ejercida desde los sectores de
poder que, algún día, serán desplazados: Es inútil (por ahora), no nos dejan poner
un grano de arena de patria, no nos dejan ser/ una rápida gota de alivio. Al más leve
movimiento/ nuestro, las camarillas privilegiadas sueltan/ sus perros de garra.//
Caminaremos por los v. lentos circuios que traza este compás/de espera. Bailaremos
entre ellos como trompos maniáticos/ hasta que caiga la ntedialarde de cierto dia./
315
Hilen UmoAo
Felipe Elvir Rojas (1927-2005) es autor de: Bronces de América (1955); Poemas
heroicos (1956); Perfil de Rigoberto López Pérez (1956); Puños crispados (1956);
La muerte, hasta en los labios (1957); Elegía a Gabriela Mistral(1957); Dos elegías
(1958); Riberas de angustia (1959); Presagios del alba (s.f.); Tiempoy raíces (1997);
Conjura del crepúsculo (1998); Péndulos inevitables (1999); Estación temporal
Luz en las rendijas (2001); Hospedaje del silencio (2001),6 Cántaros
rebosantes (2001), Rama y cielo (2002); Entre luces y sombras (2003) y Prisma
intimo (2003).
Bronces de América
Bronces de América comprende quince sonetos dedicados a personajes ilustres de
Honduras y del continente: Francisco Morazán, Simón Bolívar, José Martí, Miguel
Hidalgo y Costilla. Benito Juárez, José Cecilio del Valle, Lempira y otros. Incluye el
Este libro ostenta dos fechas: 2000 en la ficha incluida en la primera página. En ésta
tamoien se anota, como fecha de publicación, mayo de 2001, año que se reitera en
el coiofon.
38¿
lo poicira iluminad*
Poemas heroicos
Poemas heroicos está dividido en cuatro secciones. "Poemas heroicos” comprende
trece textos. Con excepción de “¡Madre!” y “Bandera Nacional”, los demás honran a
personalidades sobresalientes de la historia americana: “Lempira”, “Atlacatl”, "Tecún
Umán”, “Nicarao”, “Urraca”, “La Princesa Zuchilt”, “Artigas", “Tussaint Louverture”,
“José María Morelos”, “Cristóbal Colón” y “Jorge Washington”. La segunda parte
Istmania— comprende cinco sonetos: “Honduras”, “El Salvador". “Nicaragua”,
“Guatemala” y “Costa Rica”. Siempre, el tono es encomiástico y el lenguaje se basa
en el empleo de la denotación-connotación tradicional. “Jorge Washington” da la
medida del enfoque y del tipo de adjetivación: Gigante gladiador de libertades,/ aún
resuenan tus voces soberanas/cual un eco de rudas tempestades,/ batiendo sus gloriosas
oriflamas.// Elfuego de tus épicas proclamas,/conmoviendo a las huestes extranjeras,
fué cual grito sonoro de campanas,/ o cualfiesta radiante de banderas. (Elvir Rojas,
1956: 49).
Aunque persiste el mismo manejo del lenguaje, la tercera sección ofrece mayor interés,
especialmente en tres poemas de reflexión general sobre la existencia. “.Anhelo infinito”
es un poema empapado de vaga tristeza y. alimentado de fe religiosa, externa
conformidad con la vida. “Sombras” entraña un planteamiento sobre el transcurso
del tiempo, la muerte y la nada: Y somos los humanos pobres sombras, viajando entre
las sombras de la noche./Rumor que crece y crece sin saber/ que es el rumor ex traño
de ¡a Muerte. (69). “Perfiles del grito”, quizá el mejor soneto del libro, expresa:
Dolor, clamor y llanto que se olvida/ en el templo sagrado de los ritos./El alma en su
tortura indefinida/ si contempla los cielos infinitos./- Sentir anhelos y escuchar ios
gritos/ del hombre que se angustia ante la Ijda.s Saber que nuestros sueños ion
finitos/que apenas dejan huella en la partida.// Nuestra dueño bien cabe en ¿a sonrisa./
Ave Fénix durmiendo en la ceniza/ con un triste menspje de lamentos.// ¡Henos aqui
387
Heltn Umoflo
En los restantes sonetos (identificados con números romanos) hay similar exaltación:
execración de la familia poderosa; vaticinios de su derrota futura; descripción del
ambiente de terror; señalamientos del procedimiento para derrocar al dictador y
pervivencia del héroe en el recuerdo: Han de cambiar, Señor, todas las cosas/cuando
caigan de un golpe los Somoza/con toda la caterva de lacayos. (33); La conjura se
oculta tras los muros/y hay puñales en todas las esquinas;/ hayfríos horizontes, tan
obscuros/ que nos hieren el alma y las pupilas.// Los sicarios, del crimen son la
escoria./Hay silencios terribles, pavorosos./ ¡Oíd tiranos: El alma de la Historia/es
hija de los hombres valerosos! (35); Son las balas caminos luminosos/ marcando de
los pueblos la alborada;/ queremos Rigobertos valerosos/ para salvar naciones
sojuzgadas (45).
388
lo palabra iluminodo
Puños crispados
El poema insignia, “Puños crispados”, implica cólera e indignación: ¡Que se crispen
los puños/ en señal de protesta!/¡Que se rasguen las nieblas/del terror ominoso/ que
ha sumido a los pueblos/ en mundos de barbarie..!// (...) Levantemos airados/
unánimes protestas./¡Abajo los tiranos/ odiosos, engreídos! (Elvir Rojas, s.f.: 33-35).
De nuevo, el autor repudia a las tiranías de Latinoamérica. “Poema inicial” conmina a
los poetas a que se unan en esa cruzada patriótica y se incorporen a la lucha: Escribamos
un verso de metálicos ritmos/ que encierre la protesta de la Raza./ Ensayemos un
himno magistral y rotundo/ sobre el mapa de América sangrante.// Que el poema
concrete las ansias colectivas/y que la estrofa sea cual reto a los tiranos;/que sea un
repicaren las conciencias/de los pueblos que viven oprimidos.// (...) ¡A la batalla!
—Ese grito feral escucharemos/ de confín a confin del Nuevo Mundo.// Los poetas
irán a la cabeza/ empuñando un fusil entre las manos,/ entonando sus himnos
libertarios/ cuando cruja el cañón en las montañas. (23-25).
Como complemento a las ideas enunciadas, hay textos en contra de los dictadores
más repudiados. En “Romance a Anastasio Somoza”, clamando el retomo de Sandino,
lanza una imprecación: ¡Que la sangre de los hombres/haga temblar al verdugo/ que
ha truncado tu destino!/ ¡Incorpórate, Sandino./con tus botas de combate/ y elfusil
entre las manos! (43-45). En “Fulgencio Batista”, invoca a José Marti y a Maceo. En
“Marcos Pérez Jiménez”, lamenta que la patria de Bolívar esté sumida en las tinieblas.
No olvida a Colombia en “Gustavo Rojas Pinilla”. “Rafael Leónidas Trujillo” recuerda
el contubernio de Estados Unidos con las dictaduras: ¿Dónde está la Democracia.'
que pregona el Tío Sam //Palabras y más palabras.../ Esa es la pura verdad. (69). El
Perú se hace presente en “Manuel Odría": Manuel Odría: Once letras horrendas: que
mantienen al pueblo en la agonía.// Mas, no ha de ser eterno ese calvario (...)
Alahualpa está erguido con su aljaba/ ante el muro perpetuo de los Siglos. (75). Esta
parte concluye con “Poema al campesino”: el yo poético manifiesta su adhesión al
hombre dei campo y lo exhorta a no escuchar a demagogos.
389
Heltn UmoAo
390
La palabra iluminado
2 elegías
Este libro incluye: “Elegía a Jorge Ribas Montes” y “Canto de angustia para el pueblo
húngaro”. En ambos, hay un matiz imprecatorio y están saturados de expresiones
hiperbólicas. En el primero, al lamentar el suceso trágico, exclama: ¡Oh Capitán
heroico!/ Hace algún tiempo,/desde tu obscura muerte/yo quería cantarte / Junto a un
mar infinito de dolores/ yo quería cantarte/ con una voz enorme;/ con una voz más
grande que la Vida,/ más grande que el espanto/ y que todos los huesos triturados.//
(...) El dolor ya no tiene geografía,/ es vasto como el mundo;/ ya no cabe en ¡as
páginas de un libro;/es dramática, triste sinfonía/que tiene sus linderos en la Muerte.
Lamenta el escarnio que sufrió en la cárcel: Sus carnes maceradas/ supieron de la
infamia del verdugo;/ de la frase procaz de los relapsos/ y el trágico fúsil con la
culata/ se cubrió con su sangre de patriota. No obstante. El Capitán de los pueblos
oprimidos sigue presente y, como héroe, otros, de igual altura, lo saludan; Con gesto
gallardo,/ Sandino te saluda./ El mártir Rigoberto se incorpora, ' para decir presente
al Capitán Heroico. Vaticinando el castigo para los culpables de su muerte, concluye:
¡Te alzaste sobre el propio camino de tu sangre/para llegar al corazón del pueblo/
con el mensaje vertical del alba! (Elvir Rojas, s.f.: 1-8).
La segunda elegía se titula “Canto de angustia para el pueblo húngaro”. El tono —de
acentos nerudianos— es similar: Nos sangran las palabras/y nos duelen los ojos y las
manos/ ante el dolor de Hungría atropellada./Se nos oxida el grito en la garganta:/
el dolor nos acosa como pulpo/y nos destroza el alma la tragedia. (9). Luego, invita
a borrar las diferencias de frontera: Terminemos los odios ancestrales.// Toda la tierra,/
desde el peñasco umbrío, (sic)/ hasta el valle y la sierra' son moradas del hombre y
de sus hijos. (10). Frente al dolor, indica que es la hora del grito justiciero .Agrega:
Quiero un acento nuevo de voces conjuradas/ para gritar a los Vampiros Rojos: los
Lacayos del Kremlin/ que han manchado de sangreJ hasta la dulce risa de los niños.//
(...) ¡Malditos Camaradas!/ Cercenad con la Hoz y el Martillo/' a todas los que
amamos la Justicia!/ (...) ¡Malditos Camaradas!/ Khmshchev, (sic) Bulganin y
3*1
Htlrn UmaAo
Riberas de angustia
Riberas de angustia comprende veintidós textos; la mayor parte, sonetos. Predominan
los cantos amorosos. También modula versos de intención colectiva. Así, en “Yo”,
en tanto poeta, se visualiza como portavoz del conglomerado social: Tiene mi voz
antigua la angustia de la Raza./ Vengo desde la esquina del ansia desolada./ Hablo
por los que sufren y no tengo coraza:/ Mi palabra es venablo y refulgente espada.//
(...) Por eso es que yo grito. Los malvados/ no me verán rendido. El signo de los
hados/ me ha enseñado a luchar sin cortapisas.//El orgullo es mi escudo. Sin tormento/
voy clavando una espada: El Pensamiento./ Ave Fénix cantando en las cenizas.
(Elvir Rojas, 1959: 7).
La muerte es de los temas que mejor trabaja el autor. En “Aire frío de la muerte”,
escribe: Por colinas, por riscos, por veredas/ te aproximas al hombre con certeza;/yo
te siento venir por lu maleza/ con la guadaña fría. Las maderas// crujen, (sic) Hay
miedo. Tu sierra de ortopeda/ todo lo corta. Es tanta tu destreza,/ que no se sabe
donde (sic) todo empieza,/pues hasta el mundo con tu mano rueda.// Existes, aire
frío en los tejados/ y en los parques tranquilos y soleados,/ es audible tu grito
torturante.// lodo en tu mano se concentra. Erguida,/ tienes la propia clave de la
vida/y hasta la dulce risa del infante. (71). En “Final”, dice: Al final de este mundo
sin orillas,/ sabemos que la muerte las mejillas/ nos toca con sus besos sepulcrales
392
la palabra iluminado
En el soneto “El tiempo”, éste es sinónimo de muerte. Con imágenes que se adecúan
a las modalidades vistas en ios libros anteriores, escribe el autor: Padre Tiempo —
ribera desolada./Desde el vérticefino de mi canto,/ te ofrezco mi palabra cincelada,/
sumergida en los dédalos del llanto.// (...) Clepsidra misteriosa —nieve inerte— sin
rocío ni flor que te despierte,/ codicilo de angustia retenida.// Tiempo sin luz: un
golpe, una estocada;/ estrujada ilusión —ya casi nada./ ¡En un suspiro se nos va la
vida! (83).
El tema del amor tiene una cobertura amplia. En la sección “Rutas de Eros”, se le
consagran veinticinco sonetos y dos poemas extensos. Por la reiteración de tópicos
relacionados con la mujer, que remontan toda la tradición romántica, es de las partes
más débiles del libro. En el mismo plano están los textos dedicados a temas familiares
(hijos, nietos, parientes y animales domésticos), así como poemas descriptivos (“La
tierra”, “Comayagüela” y “Tegucigalpa”).
Tiempo y raíces
Tiempo y raíces contiene ochenta y un poemas. Cuarenta y cuatro son sonetos. Con
excepción de dos textos ecológicos (“Oda a la Tierra” y “Poema ecológico”), el libro
sigue un patrón temático y formal similar a Presagios del alba. Elegías y composiciones
de homenaje a personas fallecidas: “Elegía a Clementina Suárez”; “Réquiem a Ventura
Ramos”; “Romance de la pena”, dedicado al actor Ricardo Antonio Redondo Licona;
“A Pablo Neruda”; “A Pedro Joaquín Chamorro”; “A Manuel Luna Mejía” y otros.
Dentro de este grupo. “Romance de Nicasio Amaya” implica el reconocimiento a un
cantante popular. “Elegía a María Victoria Deras” constituye un mensaje de solidaridad
a una mujer que fue vejada sexualmente. En este último caso está “¿Quién mató a
Riccy Mabel?”, composición que ostenta un fuerte carácter de denuncia social: Fuiste
ultrajada, violada/y lapidada después./ ¡Qué apetitos más insanos/de animal! ¡Qué
sordidez!/ ¡Cuánta burla, cuánta saña,/difíciles de creer!//Es un clamor en Honduras:/
¿Quién mató a Riccy Mabel?/y (sic) la respuesta rotunda:/El crimen huele a cuartel.
(Elvir Rojas, 1997: 50). Lenguaje directo acorde con la brutalidad del hecho execrado.
I^as consideraciones generales en tomo a la vida y a la muerte, tal como ocurre en libros
anteriores, constituyen los logros más destacados en Tiempo y raíces. Por la
personificación de la muerte, sugestivo es “Boceto”: Hago un boceto en piedra y
esculpida/queda su imagen: Tacto de neblinas./Ella compendia lo breve de la vida y
acertijos y voces sibilinas.// (...) En la sal de las lágrimas, empeños;/ huellas que dejan
394
lo palabra i luminaria
Reaparece el tema patrio. Tal vez el mejor trabajo sea el soneto “Si Morazán viviera”:
Si Morazán viviera en esta hora/ en que ¡a patria sangra en agonía,/ le arrancaría
tajos a la aurora/para enseñar al pueblo la alegría.//Si Morazán viviera... soñadora'
de nuevo su palabra surgiría. (85).
395
H»len UmoAo
Por las alusiones a lo cotidiano, “El farol”, retrato de Tegucigalpa o —lo que es
mejor— de cualquier ciudad, es un poema convincente: El farol está ciego./ (...) El
faro! está ahí./tieso como una estatua,/donde anidan los pájaros/y las arañas tejen/
396
La palabra iluminado
argénticos hilos,/ sólo visibles a la luz del dia./ (...) Esta ciudad sin tiempo. ' con su
sueño de piedra./ ha dejado escapar/ la luz de los faroles./ No hay excusa, en un
mundo que camina a zancadas./ No es posible que siga/' en batallas de espera,/ con
balcones a obscuras/y caminos de siglos en reversa./ (...) esta ciudad pervive,/ entre
chozas y palacetes,/con sus ojos de musgo,/...)/ Las tardes son manteles desteñidos/
sin comida en las mesas./ (...) Amanece y no hay tregua./Nos hemos habituado/ a
vivir en la sombra,/ con dedos de silencio. (10-12). Por ese rumbo formal transitan
“Duelo”, “Casas deshabitadas”, “Mitos” (sobre los poetas, oficiantes de mitos) y
otros.
En esa sección, “El herético” parte de un prejuicio. Considera a los ateos como seres
sin valores éticos: vacio (sic), sin ideales, sin caricias ni amor (36). En “La huelga”,
los versos resbalan hacia el facilismo: A levantar fogatas/ y barricadas;/ a poner
candados a las fábricas./ La producción se para/y, alfin, cansados los patronos,/se
declaran en quiebra;/ cierran o se van/con la música a otra parte./Después viene el
drama/ de los desocupados/y ahora, otra es la tonada: el gobierno es culpable/por
tanto desempleo./ Más de algún líder,/ con el viejo sarampión incurable,/ ha de
gritar con Lenin.7 ‘proletarios del mundo unios. ’ (45-46). Según inferimos, la intención
irónica no cuajó.
397
Nfl«n UmoAa
Péndulos inevitables
Ciento ochentitrés poemas conforman este libro. De tal número, ochenta y ocho son
sonetos. Además, incluye una sección en prosa con breves reflexiones de tipo didáctico
moral. Por salirse del reiterativo ritmo del soneto, los noventa y cinco poemas de la
primera sección despiertan mayor interés.
El tiempo y la muerte —a los que hace alusión el título del libro— se amalgaman para
conformar el rubro conceptual más importante. Lo confirman textos como “Poema
de la larga espera’’, “Rosas postumas”, “Fatiga”, “La dama inevitable” y “Un sitio en
la pelea”. En “Péndulos inevitables” —texto con el cual el libro se inicia—9 leemos:
Con los péndulos/grises de las horas,/hacemos el recuento:/el debey el haber/de lo
quefuimos/y no somos,/mientras la tarde/ cae en nuestras vidas.// (...) Nos esperan
augurios/ y metales rugientes/ y frías criptas,/ con breves epitafios.// (...) El tiempo
culmina/ la faena,/ con hilos impalpables/y la muerte a su lado,/ con la siega de
vidas. (Elvir Rojas, 1999: 5-6). En “Cita”: ¡Qué amor tan imposible,/ el tránsito del
agua/ que explora lo invisible!/ El tiempo es cuervo que se escapa/ por las vías
arcanas./ No se detiene nunca,/desgastando los cuerpos,/desgastando las almas./El
agua que pasa bajo el puente,/me parece una piedra arrodillada. (15). Pulcra expresión,
con imágenes de calidad.
9 El poema inicial, en la mayor parte de los poemarios, lleva el nombre del libro y
constituye una especie de explicación de los objetivos que el autor persigue.
398
lo palabra iltmintó
Estación temporal
Con un nombre que alude a la vida como estación de paso, este libro, con sus ciento
catorce poemas (además de la versión completa de La muerte hasta en los labios),
retoma temas de las obras anteriores. Como novedad formal, incorpora trece poemas
breves. Transcribimos, en forma íntegra, una muestra de estos últimos. “El rocío”:
El rocío es perla/que el calor inmola. (Elvir Rojas, 2000: 51); “La ardilla”: La ardilla,/
maestra en acrobacia,/salta de rama en rama,/dibuja arabescos en el aire/ v alegra
la campiña. (54). Hay ingenio e imágenes precisas.
Sencillos son algunos poemas sobre la muerte. Por acudir a elementos cotidianos,
“En un parque” supo trasladar el sentido de precariedad: No sé. pero instintivamente,
me detengo en un parque/y contemplo un farol/ que está esperando el día. para que
alguien/le ponga esparadrapo/en los ojos cansados.//El sólo resucita, en las nochesf
pobladas de fantasmasJcon orquestas de grillos. (17). Amplitud connotativa posee
399
Meten Umofto
“Silencios sin tregua”: M las manos de nieve/ de los ángeles,/ retienen la congoja/
ante la muerte.// El sufrimiento atraca/ en cada recodo del camino,/ con sus pasos
ligeros,/mientras caen/ las hojas del otoño,/con silencios sin tregua.// (...) Un niño
contempla/ desde el brocal del pozo/ cómo el agua,/hace trizas su rostro.// Hasta allí
llega la muerte/ y lo toca con sus dedos helados,/dejando en el ambiente,/perfume
de inocencia. (191 Similar tratamiento lingüístico ostentan “Congoja”, “Límite del
cuerpo”, “Cruces de ceniza”, “Silla sin testigo” y otros.
A propósito de ese último, el soneto “Entrega total” —escogido porque es uno de los
más atrevidos en la expresión del sentimiento amoroso— permite apreciar, una vez
400
La palabra iluminaría
más, el estilo del autor: Angustia y soledad, nieve cimera:/ acritud en el gesto, en la
mirada;/ el mármol de tu cuerpo de palmera,/ es una suave y tenue puñalada.// Una
guitarra ardiente tu cadera;/ tu pubis una negra pincelada./ Yo asciendo como Tigre
tu ladera,/ violando la blancura de la almohada.// Como diosa, desnuda, sin anillos./
tus senos son traviesos cervatillos,/ que enervan como el opio los sentidos.// En tu
entrega total ya todo cabe./ Tu cuerpo en su vaivén es como nave,/que se expresa en
idioma de gemidos... (Elvir Rojas, 2001: 149).
Con esa misma tónica —mezcla de reflexión y denuncia social— destaca “No sé”:
¡Oh las horas de angustia/ con olor a cipreses!/ Hoy, por ejemplo,/deambulo parlas
calles./ En la calle de enfrente,/ miro a un hombre sentado,/pidiendo una limosna.:
La gente pasa y pasa/ sin mirarlo./ Un perro se detiene/ y le lame las manos/ y un
escuadrón de moscas/ aterriza en su frente./ (...) Es medianoche., Parque Central;/
suciedad, inmundicia;/ vagos que pelean/' por misera banana;/ borrachos obscenos/
461
Halen Umoño
que maldicen/y desnudan/ con su sucia mirada/ a las hembras que pasan. (74-75).
Elvir Rojas ve a la sociedad mediante un prisma muy oscuro. Y, al expresar sus
percepciones y sentimientos, lo hace sin eufemismos. “Drama”, “Utopía” y “No
somos diferentes” lo ratifican. Asimismo, en “Rebelión de máscaras”, hay dos versos
que. por si solos, hacen todo el poema: La agonía social/ no tiene rompeolas. (62).
Hondura y fuerza sintética para expresar la ausencia de atenuantes en una realidad
que constriñe y aplasta a la mayoría. Remata con un lapidario: La penumbra y el
miedo./cayeron sobre el pueblo. (63).
Cántaros rebosantes
Sesenta y ocho sonetos, tres “Minisonetos” de versos hexasílabos consonantados y
cuarenta y ocho poemas de versificación libre, hacen Cántaros rebosantes. Con
relación a este último grupo, destacan los textos en los que el autor realiza una severa
critica contra un conjunto de males sociales (pobreza, niños abandonados, guerras
internacionales, corrupción de la política nacional, etc.). Acoplándose a la intención
de revelar o denunciar aspectos de la realidad, el lenguaje es coloquial y directo. En
“Cantata para un niño triste”, leemos: Los niños desamparados de las urbes,/se han
tomado las calles./ (...) Entre legiones, resalta la figura de Panchito./ Ni él mismo
sabe su apellido./ Es como un dios antiguo,/ esculpido en granito,/ sin sonrisas,
banderas de alegría / Su descripción es simple:/ tiene siete años, piel trigueña,
desgarbado,/cabellera abundante y desordenada/y unos ojos negros como la noche,/
espejos de tristeza con exilio de lágrimas./Despierta la ciudad y ese niño harapiento,/
como guardia de tumo parado en una esquina,/ ensaya su estrategia: ‘Por favor,
tengo hambre./necesito comer.' (Elvir Rojas, 2001: 18-19). En “Caos”, expresa: ¿No
es suficiente Hiroshima y Nagazaki?/Estados Unidos nos recuerda a Berlín,/ cerrando
sus fronteras/ con alambre y concreto,/ordenando una diáspora terrible/ de millares
de seres/ que tuvieron la desdicha de soñar/con un paraíso que resultó un infierno./
Como si eso fuera poco,/siguen los enfrentamientos/de Estados Unidos e Inglaterra/
contra Irak y la sangría es constante/ entre Israel y Palestina. (23-24). En este último
poema hay una mención específica del país, aspecto que se amplía en “La otra
Honduras”.
402
Lo poiobro iluminada
Dada la gran cantidad de versos que el autor elabora, no son infrecuentes ios textos
fútiles; de señalamientos obvios o bastante simples. En “Cántaros rebosantes”, la
primera estrofa es casi una tautología: Los cántaros sin agua,/son comoflores mustias/
y símbolos de vida/ los cántaros repletos. (7). En “Instantes”, en donde cada estrofa
ofrece una instantánea de vivencias diversas, la II, dice: Un violín a lo lejos,/ con
sublimes acordes,/ennoblece mi alma. Y, en la estrofa V: Las hojas ya no se mueven./
Duele la despedida./ Te quiero noche y día. (91-92). En “Comunión” —uno de los
“minisonetos”— expresa: En verso sencillo,/te mimo, te canto./Aún me queda brillo./
es limpio mi llanto.// (...) Soy tuyo, eres mía,/mujer seductora,/mi nochey mi dia...
(166).
Rama y cielo
Ciento treinta y cinco poemas conforman Rama y cielo. De ellos, noventa y cuatro
son sonetos. El desborde expresivo se comprueba con un solo dato: el título “Poemas
breves” incluye veintisiete textos cortos de carácter autónomo. Otros trabajos son
extensos: “Amanecer en el campo”, “Pájaros del alba”, “Nada”, “Mujer” y “Lo
inexorable”, con ochentidós, ciento veinticuatro, noventicuatro; sesentinueve y
setenticuatro versos, respectivamente. De nuevo, poseen mayor vitalidad los textos
de versificación libre.
Con una visión bastante gris de la existencia, el autor recala en tópicos que ya había
abordado con anterioridad: el paso del tiempo, la vejez, la muerte, la confrontación
del bien y el mal... En “Lo inexorable”, que remata con una reflexión bíblica, se
advierte lo señalado: Sublevación inútil,/no hay escapatoria./(...) Entonces el calcio
se rebela/ y se inclinan los cuerpos/ hasta tocar el suelo./ Todo es asi. Arriba hay
conmoción de astros,/servidumbre de estrellas/y acá abajo los hombres,/ tábanos
recurrentes,/se solazan/diagramando conflictos./Paciencia de mineros, 'topos de la
tierra/ llevando las tinieblas/ en los huesos, ' en tanto que las calles./ sitiadas por el
hambre,/eructan maldiciones. (Elvir Rojas, 2002: 47-18).
403
Htltn UmoAo
404
Lo poiabro iluminado
Prisma íntimo
Setentiséis textos de versificación libre y cincuentidós sonetos confirman, sobre todo,
la necesidad expresiva del autor, quien conceptual y formalmente recorre los mismos
caminos. Lo más interesante es una serie de textos agrupados con el nombre de
“Poemas breves”. En ellos destaca la preocupación social, didáctica y filosófica: La
hipocresía/se cubre con regios atavíos/para engañar incautos. (“2”); En silencio el
tiempo/ agota amaneceres,/ con sus ojos de niebla. (“3”); La modestia es a veces/el
falso ropaje/ que esconde la soberbia. (“6”); Las mesas de los pobres,/ sostienen
larga guerra/contra el hambre./No es posible vivir,/con empanadas de aire,/mientras
los ricos/se regodean/multiplicando al infinito/sus riquezas. (“12”); La poesía es la
luz de la idea./ Es un céfiro fresco/ o furor de huracán. (“14”). (Elvir Rojas, 2003:
100-103).
Ángela Valle
Inicial
Contiene veintiún textos. La mayoría, de tipo amoroso. En algunos. Valle se acopla a
un canon formal que ya habíamos visto en poetisas posmodemistas. Con voz dotada
de gran temple, en “Canto de amor y mar”, asimilándose con este último, externa: No
he visto el mar y siento la bravia/fiereza del oleaje. El alma mía/‘es abismo y furor
de voz marina./ (...) No he visto el mar, y tú que ya lo has visto/ al surcar de mi ser
por lo más íntimo/ has sentido mi amor, mar infinito.... (Valle, 1961: 8). En “La
dádiva”: Extrañamente azules, ópalos de mi tierra,/parecieron tus ojos contra la luz
nocturna. (12). En “Destino”: Deja que en el silencio se te acerque mi cuerpo/ Y
como dulce llama te ilumine por dentro. (11). Estiló pulcro, pero semejante al de
otros poetas precedentes o contemporáneos.
10 J. González da, para el primer libro, el nombra de Iniciales (1997:106; 2004: 150).
05
Hclen UmoAo
Sin embargo, la autora descubrió una manera más directa de decir. Principió a eludir
las imágenes tomadas de motivos tradicionalmente vinculados a la manifestación del
amor y encontró la veta de lo cotidiano. Además, con el soporte del verso inusualmente
extenso, la cercanía conversacional se hace más intensa y su poesía se percibe sincera.
“En Cedros” la evocación se satura de elementos familiares: Esos días.... Sentados a
la sombra de un pino,/ las manos en las manos, los ojos florecidos/ de amor y el
vocinglero reír de nuestros niños./El poblado solia parecemos a veces/el rincón más
tranquilo de la tierra. Quién sabe/si la paz que hoy gozamos, la aprendimos entonces./
(...) Por ahí. en algún lado, colgamos nuestro nido/ coronado de amor. Toda la gente
quiso/ tornarse de repente en nuestro buen vecino./Fué allí donde quisimos hacer de
nuestra vida/' lo más indestructible, dulce, bello y tranquilo. (17) En “Tus manos”,
además del amor, se privilegia la vida rural: Tus manos que han crecido empuñando el
arado,/ las más nobles y fuertes y cariñosas manos,/ las mismas que se aferran a la
vida luchando,/masculinas orquídeas morenas en tus brazos. (18). El último verso,
brote lírico que impregna al conjunto.
/nidal muestra dos modalidades expresivas. La última que comentamos transita por
caminos diferentes a lo que, por esos años, era usual en la poesía del país.
Lúnulas
Singular es “La muerte del picapedrero”. Andrés Morris, en el prólogo, apunta sus
aciertos El ritmo lento, perfecto en su cadenciosa irregularidad; la rima monocorde;
406
Lo palabra iluminado
407
Hrltn Umofto
en el país, según acota José González. Constituyó un soplo de autenticidad que alcanzó
a toda la poesía hondureña.
José Fortín*
408
la palabra ilumnode
Armando Zelaya
Zelaya elaboró una poesia de contenido social. En “Romance de año nuevo", la pobreza
de una familia se capta con mayor crudeza durante las fiestas navideñas. En “Romance
de los nuevos ricos”, un hombre muere de frío y hambre frente a la opulencia ajena:
En un rincón de la casa/ cabalga triste delirio/ y (sic) una mujer desgreñada se le
escapan los suspiros./ Miseria de pesadumbre/ y gran dolor campesino, sobre las
sucias rodillas/ inmóviles hay tres hijos.//En los cerros cultivados/ a fuerza de hacha
y martirio/ corre el sudor de los hombres/ que va haciendo nuevos ricos (1044).
Adviértase, en el último verso, la ruptura del ritmo.
Imanáforas
Diez textos conforman Imanáforas. En los romances octosílabos se percibe la
influencia de Federico García Lorca. Los títulos lo apuntan: “El romance del abuelo”,
“Romance del Barrio”, “Breve romance de la luna", “Romance de la muerte de Francisco
409
Meten UmoAo
Encontramos tres sonetos. En “La canción imposible”, el autor duda que, a su poesía,
la roce la vida. “En la muerte de Eduardo R. Chibas” posee carácter elegiaco. En
“Elegía a la muerte de Xavier Villaurrutia”, los octosílabos corroboran cómo fue de
intenso el influjo del poeta granadino: Padre nuestro de la música:/ Un viento de cal
y hierba/ desde una ¡una oxidada/ clava tu nombre en la tierra.// (...) Descansa en
paz, que hay navegasZ-marinero de ceniza-/ la verde sangre de América. (9-10).
“Nadie ha llevado” cavila sobre el quehacer del poeta: Porque, Poeta, tu voz es la
azogada/ tinta de muertas luchas, la solemne/ antípoda del aire adolescente y la
primera forma del amor.// (...) Tu palabra no nace porque si:/porque la urdió la
mano de un deseo/ tan fácil como un trino/ tan alto como un sueño.// Tu voz se
desdibuja entre la inerte/ pasión de los cansancios sin medida./ Flota en la lengua
airada de la muerte/y en la frontera sorda de la vida.// Tu voz viene de lejos/ como
410
la palabra tluminado
411
Heien ümoño
Por las bien diseñadas imágenes, los poemas de amor constituyen lo mejor del libro:
Ahora bien lo recuerdo. La nieve siempre tuvo/ despeñaderos de ámbar por tu cuerpo/
infinito./ Yo ya lo conocía en su perfecto/ equilibrio./ Ascendía lo mismo que la flor
por los muros/ sobre tus brazos nuevos donde la sangre hinchaba/ los velámenes del
jrio./ Sin embargo tu imagen/ tiene el tacto perfecto del aire que jugaba/ al tiritar en
ios cabellos/ helados/ de las bañistas. (“Las dulcísimas guitarras de la nieve”, 26);
Tiempo cun ado sobre/ las palabras nocturnas conque (sic) mi voz purísima/ golpea
sobre los altos y anchurosos/farallones del tiempo.// (...) Aparece la voz/halada por
la alegría/'y tu rostro insinúa su sonido de estatua. (“Tu nombre sostenido por la luz
del otoño”, 25); El niar se parece/ inmensamente a tu alma./ Me penetra las sienes/
como quien atacara a un indefenso/ corazón/ sin pretexto posible para todas sus
lágrimas. (“El imposible milagro”, 29); El amor está de nuestro lado./Sé que levanta
dulces paraísos/y protectores muros de ilimite cadencia/ contra la sal inmensa y la
ceniza hipnótica/cuando nuestro corazón/parece descender a la estatura irremediable/
de las profundas, tensas/yfuriosísimas lágrimas.// (...) Sí. Está el amor rodeándonos/
como una estola de sedosísima lumbre./El nos hace saber/ que el odio fue inventado
a la orilla perenne de la niebla/y que la numerosa/población de la piedad/ muchas
veces convoca lo mejor de su estruendo/sobre las plazas/ del más definitivo y altísimo
silencio. (“Elogio del amor”, 28). Versos substanciosos, dentro de una linea de
renovación expresiva iniciada, con anterioridad, por Clementina Suárez.
412
Le palabra iluminado
Moya Posas, en uno que otro poema, incorporo tecnicismos o términos que indican
un estar al dia con inventos o descubrimientos de la época o que se habían generalizado
en ésta. Sin lugar a dudas, una deuda con el futurismo.” En “Los suicidas espejos del
hidrógeno”, al hablar de la mujer, expresa: el electrocardiograma empírico y llameante'
de la muchacha herida por los primeros y húmedos/ deslumbramientos del amor.//
(...) tu imagen radiactiva danzando en los espejos/suicidas del hidrógeno, en donde
el niño espástico/ contempla desde sus pupilas/ traicionadas, su propio corazón
acuchillado/por los oscuros y goteantes/ kilotones/ hongoides del porvenir. (19-20).
En “La espera frente al alba”, alegoría que capta al país como ser humano que nace,
leemos: En el quirófano del tiempo (...) clausurando las válvulas/ idiotizantes que
fluyen por los cauces opiáceos de la anestesia (23). Soluciones léxicas que quizá
buscaban liberar al verso del exceso sentimental.
La ruta fulgurante
Un aliento de sinceridad y optimismo —en el que se mezclan ecos de Wall Whitman,
Pablo Neruda y Federico García Lorca— recorre los veintiún poemas de este libro,
producto de un gran entusiasmo por la revolución social que —se suponía— implantaría '
un mundo exento de explotación e injusticia. El subtitulo de este libro es “(Poemas l
materiales)”. Con un punto de orgullo por saberse poseedor de una linea correcta de (
concebir el mundo, el poeta proclama su filiación a una filosofía no metafísica. Sus I
temas son, pues, los propios de las ideas socialistas que, por esa época, se propagaban
I
I
" Inclusive, en Imanáforas, en “Nocturno del recuerdo náufrago”, encontramos un l
lorquiano e insólito adjetivo referido a los automóviles, palabra inusual en la poesía I
de ese momento: Bajo su aguja [de la lluvia] repetida cruza un invisible azogue de «
caballos/ donde se escucha una lejana angustia/ de muertos automói ¡les amargos. I
(18). I
i
413
Hflen Umofto
Los poemas —sin ningún tropiezo sintáctico— ostentan una gran pulcritud. Y algunos
—a casi cincuenta años de haberse publicado—, por el cuidado formal, siguen siendo
válidos. Apuntan hacia necesidades perentorias: la urgencia de la transformación social
y la posibilidad de no prescindir de la utopía: Ahora lo proclamo. La esperanza/es una
bella posibilidad futura./ (...) Ella abona el terreno debajo de tus pies./ Ella traza tu
ruta y la rodea de fulgores./Es como un pájaro de grandes alas.// (...) No somos ratas.
Somos hombres,/y estamos en el deber de cantar y edificar/ haciendo honor al género
humano.// Y me complazco en llamarme a mí mismo/ el cantor de la vida/ con una
sencillez radiosa que sólo pueden,/entender con sus pétalos,/ disputar las margaritas.//
No se puede vivir sin canto,/ como no se puede vivir sin sol. (Marino, 1956: 10).12
Cuando el poeta publicó esta obra, lo usual, en el país, eran los versos románticos o
modernistas. Su sobriedad debió extrañar. Pero se apuntaba ya hacia una nueva forma
de decir. Esto explica por qué el nombre del poeta se incluye entre los pilares de la
poesía contemporánea de Honduras. Más de algún crítico le ha dado a este libro la
categoría de panfleto o pancarta política. Pero la dignidad de su escritura no admite
esa clasificación. Así, “Los pinos”, que conjuga la preocupación por el caos social,
con un sentimiento sobre la exuberante naturaleza, muestra gran equilibrio expresivo:
En mi país los pinos/ conocen el secreto de la orquídea/y el pie de los arrollos; (sic)/
pero también los pinos/ no ignoran el espanto/ nocturno de un ahorcado/ y de los
hombres muertos en el barro.//En mi país los pinos/ conocen los ilimites/peligros de
la noche.// Los náufragos/ solsticios —ciego alhelí, jacinto—/ de la sangre vertida/
cayendo gota a gota/en sus raíces. (21). Inclusive, sacándolos del contexto histórico,
son versos que aluden a realidades permanentes.
Otro de los poemas más logrados, por los elementos afectivos que convoca, es “Un
discurso para negar la muerte de Sandino”: Sandino vive y se moja los labios/para
hablar a su pueblo. Llega y dice/—Yo toqué con mis manos a la Patria/junto a la
cal vendida y su paisaje;/yo toqué con mis manos su substancia,/su enterrado dolor,
’* Los dos últimos versos, tal como del Valle identifica en el epígrafe, son de Julio
Fusick.
414
Lo polobfo iluminado
.su piel de jaspe.// Yo sentí palpitar entre mis manos/ su joven corazón amurallado:/
yo sentí en mi memoria su agonía,/su pradera mordida por las balas.// (...) Señoras
y señores:/ Ya lo sabéis./ Es falso. Sandino no ha muerto/ en Nicaragua./ Sandino
vive. ¡ Y los tiranos/ han de caer al golpe de sus alas! (34).
Como es propio del sustrato ideológico que guía al autor, en esta obra, existe una
marcada utilización de la función conminativa del lenguaje. El poeta se siente responsable
del destino colectivo. De ahí, el deseo de influir en el ánimo del lector. Los verbos en
imperativo y las frases exhortativas abundan; Escucha y levántate-. Súmate ai desfde de
los hombres-, vamos a cantar; traed los ramos verdes; tenemos que ser fuertes, etc.
Asimismo —manifestación de la función fática del lenguaje—, proliferan los versos
que involucran al lector. Lo comprueba la presencia de los vocativos: Porque hoy,
muchachos,/ vamos a ir a la tumba de Whitman; Tu sangre compañero: Señoras y
señores, etc. Es fuerte el tono persuasivo. De invitación a sumarse, en comunión con
los demás, a la causa de la dignidad y de la vida. Poesía triunfalista. De afirmación en el
poder del hombre, capaz de cambiar las circunstancias impuestas por la férrea estructura
social. La confianza en el futuro —los logros del mañana— constituye un leitmotiv. En
la introducción, el autor es categórico: Existe una palabra clave en la que creo y adoro:
—mañana. Esa visión esperanzada se evidencia en forma constante: Somos,/simplemente/
mensajeros de lo que tiene que venir,/ de lafutura victoria inevitable (“Presentación”);
y un dia, un dia claro, un día de aleluyas,/ compañeros,/de montaña a montaña dirán
que nos han visto/ con una estrella ardiendo/ entre las manos. (“Los pinos”).
415
Htlen UmoAo
Antología mínima
Presenta varias composiciones que el autor incluirá en libros posteriores. El amor y la
preocupación social se consolidan como los dos grandes rubros a los cuales el poeta
consagra su trabajo. Estilísticamente, continúa los trazos vistos en el libro anterior:
propensión hacia el lenguaje coloquial que se matiza mediante la inserción de versos
de fino diseño.
414
La palabra iluminada
Con logrado ritmo y sin remanentes románticos despunta el tema del amor Danzas
entre mis sueños con los pies musicales/ hacia donde dialogan y levantan sus torres/mis
espumas nupciales. Eres la que no llega,/o aparece una tarde con suflor o mañana.' la
que en la luz se oculta gobernando el rocío,/ la que pone en mis manos su guirnalda
encantada/y deshoja en mi sangre su sombra fugitiva./(“Ballerina”, 11); Allí estarás,
situada en los rompientes,/memoria de esta luz, cielo de ahora./Allí estarás oculta en
donde estuvo/ tu llama musical, quebrada rosa./ (“Memoria de esta luz”, 19); Esta
noche, amor mío, sejuntan en nosotros/ las edades partidas en la antigua marean en la
arena y la onda que sin ver habitamos/ antes de ser nosotros./ Sin embargo, amor mío,
sin embargo tenemos/la memoria extraviada de algo que está1 muy hondo,, de un verde
adolescente, de un pequeño amarillo,/ de un violeta caído o un aroma quebrado
(“Ascensión del mar”, 15). En los últimos versos, una novedosa forma de adjetivar.
El poeta no rehuyó la reflexión general. En “Elegía para una perrita llamada Lassie”, la
muerte del animal es el detonante para la meditación sobre la condición humana: Tú
no lo sabes, Lassie, pero asi,/ así, sencillamente, como tú,/asi, pequeña Lassie, sobre
el mundo/ todos los días mueren muchos hombres.// Todos los días, Lassie, todosf
todos los días caen sobre el polvo/ definitivamente muertos muchos hombres. La
conclusión es amarga: cualquier muerte deja impasible al universo: Tú no lo sabes,
Lassie, pero todo/ continúa lo mismo. El tiempo pasa./ Se amontonan los dias. (25).
Tono coloquial e intimista. Firmes pasos en la consolidación de un estilo.
£7 fugitivo
417
Helen UnwAo
A la vertiente de voluntad política que se revela sin reticencias, el poeta, tal como se
observa en su primer libro, entrevera la que, posteriormente, será su mejor línea de
trabajo la de la poesía intimista, la del sentimiento obediente sólo a su voz interior. En
“luí paloma", con un cierto aire popular, logrado por el empleo del verso de arte
menor (predominio de octosílabos y pentasílabos) y de la consonancia de los versos
pares, expresa un cálido sentimiento amoroso que la dureza de la represión
gubernamental no logra contrarrestar: Desde que no te veo./paloma mía,/ tengo
triste la rosa/ de la alegría.// Desde que tú me faltas/ me sobra elfrío./me abundan
las soledades,/muerdo el vacío.//Mi niña: de tus cabellos/ me han apartado/ tiranos
odios nocturnos/ déspota airado. (9).
Pero no todo posee ese acabado. Algunos poemas comportan una intención política
muy obvia. “El Ángel” concluye en forma poco feliz:y empezaba [el canto del ángel] de
esta manera, si no me es infiel/ la memoria:/ Arriba los pobres del mundo,/en pie los
esclavos sin pan. (31). En “Los mosquitos”, con este nombre, se alude a los dueños
sombríos/ de la casa que habitas./Los dueños del umbral,/ de las puertas, los baños
(29) En “La manzana”, a propósito de una discusión aparentemente científica sobre la
fruta bíblica, la última estrofa carece de vena humorística, línea que el poeta intentó
abordar: Aqui hay algo podrido/ y no es precisamente una manzana/ ni tampoco un
membrillo./¿De quién es esa voz?/¿Quién ha dicho el sistema?/ ¡La policía, corran!/
¡ l lene a pedirnos cuentas! (25). En “La luna”, después de crear una serena atmósfera
de paisaje nocturno y de aludir a una situación doméstica, el equilibrio logrado se pierde
porque, para cumplir con una intención ideológica (el avance tecnológico de la URSS),
se alude al poderío del hombre que, en el cielo, ha instalado sus símbolos (13).
418
le palabra iluminaba
El espíritu que domina en el libro es similar al apuntado en los dos anteriores: optimismo,
llamado a intensificar la lucha revolucionaria, confianza en el futuro, exaltación del
compañero caído en el combate, etc. El último poema adquiere un tono fuertemente
conminatorio: CAMARADAS:/comunistas de Honduras:/recibid' el soplo de abril'en
vuestros corazones.// Abril es la cifra/y es también el rumbo./ Abril es la Juerza de la
sangre./ el salto,/la alegría de la Naturaleza,/ el sueño y el impulso.//Creced,/jundad,/
multiplicad,/fortaleced lasjilas del Partido.// La revolución no es una utopia./ Vosotros
sois la revolución. (Del Valle, 1964: s. p.; mayúsculas, del autor). El carácter abiertamente
doctrinario y el tono de arenga política, le restan méritos al texto.
4W
Htltn UmoAo
mar y la noche) remarcan lo sugestivo del momento evocado: Como un pájaro/ sobre
una colina, i como la sombra de un pájaro/sobre la sombra de una colina,/descendió
la caricia del hombre/sobre el dulcísimo regalo/de la mujer tendida —temblorosa—
/ en el lecho./ La mano, el pájaro, extendió su plumaje/ invisible, abrió y cerró sus
alas. El mar meció las barcas de la noche./ El hombre y la mujer se quedaron
dormidos. (Del Valle, 1970: 39).
En ese último ejemplo, el clima de intimidad no frena la eclosión del tema social. Pero
éste no se aborda como discurso separado. Emana del dato personal. En “Si
hubiéramos tenido una casa”, la exposición del problema económico asfixiando el
sentimiento carece de rigidez y tono panfletario. Fluye -natural- de los elementos
fórmales escogidos: la sencilla enumeración de los objetos de los cuales se carece,
aquellos a los que todo hombre debería de acceder si se viviese dentro de un sistema
social justo: Si hubiéramos tenido una casa,/ una casa tranquila/ con estantes y
espejos,/ una casa con muebles sosegados,/ con sol en las ventanas/y el comedor con
cuadros/yjlores en los vasos,/es posible que entonces/ fuéramos aun las notas/de un
suave y bello canto. (44). “Niños del arroyo”, en sólo seis versos, traza -sin patetismo-
un perfecto cuadro de uno de los problemas más graves de Latinoamérica: Los niños
de! arroyo juegan con pequeños/ trozos de luna que sacan del agua sucia./Los niños
del arroyo fabrican, con estos/pequeños trozos brillantes, agudas navajitas/ con las
cuales se complacen en herir alegremente/ el corazón de sus madres tristes. (23). La
denuncia vindicativa se valida por el trabajo formal.
420
lo palabra ilummo4«
Al amor materno se vuelve en uno de los poemas más depurados que, sobre ese
difícil tema, hemos encontrado en la poesía hondureña: "‘Estudio de mi madre”. Sobno,
conciso, de soterrada ternura y con referencias extraídas del quehacer cotidiano, el
texto transparenta la imagen de una mujer de extrema delicadeza. Una especie de
levedad envuelve su figura. El clima emocional convocado descansa en la casi
imperceptible gradación de los rasgos seleccionados que van, de la indicación del
color de la piel, hasta ascender a esa calidad casi mágica del poder creador de sus
manos y rematar, con esa magnífica metáfora final: Mi madre tenia la piel dorada y
los ojos/ castaños. Su vida fue corta y nada fácil./Le gustaba vivir y soñar en cosas
imposibles./ A veces se ponía una flor en los cabellos/ y cantaba. La espuma del
jabón corría en tanto/ —olorosa, inocente— por sus manos./ Mi madre tenia los
dedos finos, tiernos/y hábiles./ De sus manos salían flores, frutos y pájaros' de hilo./
Amaba la belleza y vivió poco./El sol brillaba sobre su frente de muchacha. (19).
421
Helen Umofto
torno y nada ves/ como no sea la destrucción/ de todos tus castillos./ Nada tienes,
sino esta rama muerta/ en donde un dia se mecieron/ las plumas de tu canto. (“ 1 ”,
Del Valle. 1978, s. p.); Tienes sed y nadie/ alarga a ti/ un precario vaso;/ el hambre en
ti trabaja/ y ninguno/ te invita a sentarte a su mesa. (“2”); La muerte acecha/ desde
todos los rincones. // Tú la has visto también/y era cual un rio/que llegaba a tus pies/
como un manso animal acesante y profundo. (“29”); No importa si el tiempo es un
círculo/ o una saeta que vuela hacia delante./Lo cierto es que tus días/se derrumban;
se destrozan y abaten/ como débiles torres/comofrutos maduros que en sus cansadas/
ramas/— imperfectas o esbeltas— estallan/ sin sonido. (“ 10”).
Con la misma sinceridad con que el poeta cantó su optimismo, ahora expresa su
desolación. Fue bastante objetado por ello.16 Pero la factura formal es irreprochable.
Sin rebuscamientos, con lenguaje sencillo, con imágenes pertenecientes a una tradición
de siglos, pero recreadas con validez, el poeta traza el cuadro de una angustia existencial
válida en cualquier tiempo y circunstancia: La soledad se propone vencerte./Penetra en
tu habitación/ sin llamar a la puerta/ y se queda mirándote con los ojos/ vacíos,
inexistentes./Pretende humillarte,/ hacerte bajar la cabeza./ Te dice que el tiempo/ es
como la garra de un pájaro/ maldito,/como la cola de un felino monstruoso./ (...) Tu
corazón, en tanto,/ajeno a estas palabras,/se tambalea como el hombre que se pasó de
copas. (“6”). La personificación de la soledad es acertada. Es la intrusa que mira desde
unos ojos vacíos que, además, paradójicamente, son inexistentes. Quizá equivalen a la
nada, o a la muerte. El tiempo se define u objetiva mediante dos símiles de gran fuerza:
los dos animales mencionados están signados de connotaciones agresivas. Adviértase,
también, el dicente simil final. En Monólogo de un condenado a muerte, el poeta
tradujo y unlversalizó la angustia existencial: esos oscuros túneles aparentemente sin
salida que, con tanta precisión, describió la mejor literatura del siglo XX.
’* Galel Cárdenas, en un trabajo mimeografiado, considera que los temas son incom
patibles con el espíritu revolucionario. Hernán Antonio Bermúdez reprocha la tendencia
al esteticismo así como haber dejado de lado la lucha por la clase trabajadora.
“¿Condenados a un monólogo de muerte?”, revista Presente, núm. 26, Tegucigalpa,
enero de 1975, pp. 2-4.
422
la palabra iluminada
La ciudad vista en ropaje de mujer. Inclusive se le adjudica uno de los símbolos (el
agua) de mayores implicaciones erótico-sensuales. La fascinación absorbente que la 1
metrópoli ejerce se patentiza mediante el beben mis ojos, expresión propia del
deslumbramiento amoroso. Amor y fascinación por Tegucigalpa como sustrato del 1
libro. La humanización o personificación de la ciudad esJan intensa que, en el último (
poema, se asimila con la mujer amada: Tu mejor rostro florece en su cara cuando la 1
beso en la profundidad/ de su sueño y el mío. (79). En el afecto a la ciudad no se (
margina una buena dosis de repulsa. El amor-odio presente en situaciones raigales del *
ser humano. Abundan las referencias a la hosiilidad-ambiente: Mi poema guarda el i
zumbido de tus calles,/ una dosis de tu ponzoña/' contra la cual trato inútilmente de *
Duración de lo eterno
Los poemas de este libro, según la nota explicativa, corresponden a la época de
Nostalgia y belleza del amor. Básicamente, su tema es el amor, con versos muy bien
elaborados pero que no implican novedad alguna.
424
Lo poíob'o i'ummado
Se formula una lección ética en “Octavio Paz escribe y con razón”: Octavio Paz
escribe y con razón/ que el pecado mortal del poeta/ es transformarse en su propia
sirena/poner el oído demasiado en sí mismo./ Conviene en consecuencia construir
con gesto humilde/ una via hacia la duda/ desconfiar/ de las voces que oscuramente
susurran/ debajo de la almohada/ Lo inteligente/ es abrir el corazón y las ventanas/
mientras el viento y la noche discurren/ Es torpe no interesarse/ por lo que sucede
allá afuera/ La poesia puede andar por ahí/paseándose desnuda. (77). Inteligente
manera de fustigar al narcisismo. Una exhortación para que se proscriba la
autocontemplación y se advierta la existencia de un mundo interesante más allá de sí
mismo. Sana inyección contra la hipertrofia del yo.
El poeta, desde el primer libro, mostró extrema sensibilidad social. Con los años, ese
sentir ha seguido incólume. “Desaparecido”, en su sobriedad, en el señalamiento
aparentemente intrascendente, conlleva un recordatorio de las desgarraduras familiares
que provocó, en años recientes, la práctica del desaparecimiento político de los
disidentes: Es sólo eso./ Unos zapatos vacíos con las puntas/o los tacones gastados./
Una camisa planchada/ que ya nadie se ha de poner.// Una vieja corbata en un
gancho/ de alambre./ Un ya inútil frasco de lociólL para después de afeitarse.'' Un
cepillo de dientes erizado de asombro/ en los extremos del dia.// (...) Una antigua
grabación de Joan Baez./ El horror de un plato ahora sobrante en la mesa.. El
último guiño del cielo/en las púas de un tenedor obstinado./ Eso es todo. ¿Qué mas
se puede decir? (23). El secreto del estilo radica en la sabia oscilación entre el lenguaje
conversacional y la imagen muy elabore Ja. En “R. D." —evocación de su amistad
425
Hdtn Umoflo
con Roque Dalton—, después de aludir a cosas prosaicas (ya no volverás a salir
muchacho/ ni siquiera a comprar una salchicha), con delicadeza, sólo sugiere el
trágico final: te has quedado dormido para siempre/ en un lugar que sólo conocen/ el
agua que cae inclinada/ y la oscura ansiedad de ¡as hormigas. (16).
Jlstimano Vásquez
426
Lo polobro iluminado
La dimensión del desencanto se mide mejor si contrastamos los versos anteriores con
los anhelos relacionados con la poesía, según lo confiesa en “Todos pedimos alas”: quiero
sentir la gracia sutil de la poesia/ sabiendo que por ella tengo una vida entera.//
Despreocupadamente decir todas las cosas/ que me parezcan dignas del cáliz (sic) de
mi verso,/ (...) Porque seria dulce quedar frente a la muerte/ con el pecho repleto de la
creencia fuerte/ de saber que morimos dando vida a dh ideal. (10).
H
Hay, en Vásquez, una mirada que se vuelve, en forma constante, al mundo rural
valorado en términos de paz y tranquilidad. Como muestras tenemos: “Media noche
graciana” (tres sonetos); “Minutos en la aldea”; “Elogio rural No 1" (hasta llegar al 4)
y “Poema sencillo de la espera”. “La emoción campesina” comprende tres sonetos.
En el primero hay euforia frente al paisaje: El sueño ha amanecido campesino,/ con
olor a pimienta y a manzana;/ vertical como el verde de los pinos/ y fresco como un
427
Ntlcn Umoño
Rohkr ro Sosa
Roberto Sosa (Yoro, 1930) es autor de Caligramas (1959); Muros (1966); Mar
interior (1967); Los pobres (1968); Un mundo para todos dividido (1971) y Secreto
militar (1985). En 1990 publicó Obra completa que incluye los poemarios “Máscara
suelta” y “El llanto de las cosas” que, posteriormente, dio a conocer en forma separada.
En 1987 se editó Hasta el sol de hoy (Antología personal).
Caligramas
Catorce composiciones integran este libro. La mayoría aborda el tema amoroso. De
cariz neorromántico, los versos, aunque no ofrecen novedad formal, son delicados y
Sosa acude a los símbolos usuales de la poética amorosa, con predilección especial
hacia las flores: los jazmineros/ tiñen el alma de un color incierto// (...) un planeta de
flores tu sonrisa,/ ángel de luz sobre un silencio blando! (“Soneto de la nostalgia”,
Sosa, 1959: 25). Estoy pensando en ti,/ (y la lluvia cantando/ como un lirio de
lágrimas/ destrenza sus cristales...) (“Tu imagen en una tarde lluviosa”, 7). Arco
oscuro verdeflecha, tu mirar./ ¡Oh tus sedosas pestañas/y tu silencio deflor! (“Lied”,
9). Curva nivea, el aire, trae/ en su blancura ¡ay tu clavel! (“Vespertina”, 10).
La preocupación social —la faceta que más destaca en la obra de Sosa— despunta en
“Los niños pobres”, texto que anuncia el estilo tiento e incisivo, característico de sus
trabajos posteriores: Los niños pobres son tristes como pájaros muertos./ Un extraño
color tiñe sus rostros,/ son distantes, nostálgicos, ausentes/ como los lentos muelles
de¡ olvido.// Su sencillo mirar se va apagando/ como una claridad en el abismo,/ y
en sus voces lejanas e inconcretas/hay un rosal que llora dulcemente... (21). En “Los
pájaros del sueño” se realiza una fusión de valores —quizá los más altos que el autor
concibe. Los mismos, en la metáfora utilizada, se visualizan como unidad: Amor,
amor, ideal, literatura:/pájaro azul/ del sueño y de lo eterno! (sic) (20).
428
lo palabra iluminado
Muros
En Muros, Roberto Sosa perfila su trabajo dentro de una gran exigencia formal.
Capacidad de síntesis; precisa y sobria adjetivación; búsqueda de una expresión exenta
de lugares comunes y matizada de imágenes de índole surrealista, son rasgos presentes
en el libro.
El sentido de la muerte empieza a ser dominante dentro de la poética del autor. Muros
contiene lo que después seria la primera parte de la elegía “Mi padre” incluida en Los
pobres.™ “Elegía simple” —con un eco de Miguel Hernández— quizá esté dedicado a
su padre: Inundado de muerte/he caminado mucho,/mucho.//Aljin/llego al sepulcro/
que he visto tantas veces.// El está ahí debajo/ asumiendo lo extraño.// Quiero
desenterrarle/con sordos manotazos de silencio./Darlefuerzas. (Sosa, 1966:49-50).
“Elegía” se consagra al recuerdo de un amigo.
Con sutileza, el tiempo, la muerte, la nada y la fragilidad del amor son temas que se
entreveran en “La muerte de la rosa”, soneto acoplado a las estrictas exigencias del
esquema clásico: Dormida por el aire con que reza/frente al humo del tiempo está la
rosa./La oscuridad la canta y doloroso/ los blancos puñís junta en la tristeza.// Ella
es profunda y suave como el río/ del silencio: hondura de la mano/ de Dios y cruz
sangrienta del verano/ que sueña catedrales de rocío.// (..j Su barquilla de aroma se
detiene/ junto al mar de la muerte, y siendo nada,// ella es todo el amor que nunca
429
Helen UflioAd
Tal como después, con amplio desarrollo, veríamos en Los pobres, en “Los estibadores”
—un texto en prosa—, se asocia la imagen del padre con la colectividad que sufre:
La oración última apunta hacia otro de los temas recurrentes en la poesía de Roberto
Sosa: el del dolor personal frente al universo. Una especie de angustia existencial que,
en “Autobiografía”, se formula con gran economía de recursos. Integramente, expresa:
Eco/que se derrumba/por la espera.// Un ala/ en el vacio./Piedra suicida/y estudio
de alarido/ he sido. Soy. (15).
El dolor de vivir, además de asociarse con la idea de la condición humana, adquiere otro
matiz. El sufrimiento es tan intenso, precisamente, porque se vive en un país afectado
por todas las carencias posibles, idea que rectora la producción sosiana. En “Imágenes”,
el autor encuentra una fórmula metafórica que, en certera síntesis, define al país: Catedral
del confin,/ lago/ y cabaña.// Fusil de miedo/ y fábula/ del ciervo.// Honduras,/ o
peñasco sin posible salida. (37). Un ramalazo trágico cruza “Sin nombre”, poema que
traduce el abandono, la falta de incentivos que, poco a poco, destruye o desgasta la vida
de las mujeres que viven en la provincia, representadas en la figura de las hermanas:
Con muslos de arena/ bailaban en los espejos/ y se disminuían tras el azogue,
fragilísimas./ hacia fábulas de azúcar.// Eran al llanto fáciles./ Explicarlo no puedo./
Si pudiera diría/ que anidaban todo el amor del mundo.// Eran de arena dije. Y este
odio,/ el odio de este suelo —arácnido sin ojos— las destrozó en un absurdo/ de
escarpados cristales. (33-34). En “Espejos” —dedicado al recuerdo de la madre— el
poeta acumula expresiones que subrayan la idea del dolor humano y del medio social
430
lo palabra iluminado
asfixiante: La miseria les hacia señales de todas partes./ (.) conozco seres que
diariamente muerden el vidrio/de las cosas.//Madre,/el horror es el mismo miras sin
poder mirarme,/ quiero y no puedo alcanzarte.-' No tiene brazos mi sombra- de gritos
cristalizada. (43-45). El estilo del poeta —elaborador de imágenes con precisión de
orfebre— se va depurando en forma nítida.
El amor tiene un lugar en el poemario. “El aire en donde el lirio se levanta’’ y “Belleza
perfecta” son textos de singular acabado: El centro de los mares/ adelgazó tu forma/
hasta la melodía.//Suicidantes ocasos astillaron los remos/sangrientos de tus labios,1
y hubo soles vencidos/para tu cabellera.// (...) Eres alta y tu mano/ dulcísima me
alcanza./ Tendida asi en la yerba/desnuda como el agua/ tuyo es el día que se dobla
al viento/ a manera de un lirio entre la lluvia,/ (...) Amo el crepúsculo en tu cuerpo
blanco/ (melancólico vino en que te bañas) y lo que de ti queda entre las cosas/
cuando las sombras lo han borrado todo. (53-54).
En “Morazán vivo”, dada la calidad de las imágenes, Sosa sortea el peligro del estereotipo
patriótico; No./No estás ahí de bruces/ indefenso en el polvo./ Ni se oculta tu estatua/
entre los fríos picoteada por pájaros.// Vives entre nosotros. Trabajas,/ tienes sed./O
profundo en el monte/ se anudan en tu barba/ los hilos de lo trágico.// Cabalgas por
la selva/ triangulando/ el espacio de nuestra geografía. (47-48).19 Este fragmento y
los precedentes, demuestran que, en Muros, el autor encontró la marca de su estilo.
Mar interior
El amor, la muerte y la angustia existencial son los grandes tópicos que Roberto Sosa
trabaja en Mar interior. El amor de pareja está representado por tres poemas en los
cuales afloran rasgos del irracionalismo poético: Ordenas/la desesperada historia/ de
la tempestad/ en dormidos sucesos pequeñísimos/y una por una/ sueltas/' décadas y
décadas de palomas/ que a ti regresan, necesariamente,/ en blanca exactitud.
(“Destrucción de la tarde”, Sosa, 67: 10); Mira Ids oeces/junto a la estatua del
viento./ Oye el rocío/ entre tus piernas oscurecerse.// Rema mi boca. Rema./ Mis
delfines te amparan, ellos desean/ tus profundos cabellos desordenados. (“Niña de
niebla”, 13); Por años, durante siglos/ yo labraría tu estatua. (...) Para poder
encontrarte/ con el peso de los mármoles/ me sangraría las manos. (“Estatuaria", 9).
431
Heltn Umoflo
Tiernos y delicados, de arraigado dolor frente al destino incierto, son Jos poemas en
los que se canaliza el amor paterno. En “Palabras para una niña que se quedó dormida”,
el yo poético sufre ante los posibles avalares que le esperan a la pequeña: Pero la vida
tiene su arena movediza/ rpor ti siento miedo.// Quédate así dormida/junto al agua
que parte de tu cuna (5). “Juego de niños” lleva implícito el deseo de un mundo de
justicia que pueda ser disfrutado por la hija: Y despierta/ allí dondejuegan iguales los
niños. (7). “Laorilla” implica un anhelo de protección: La orilla grande/custodia/a
los peces pequeñitos.// (...) Mi niña, mi pececillo,/para ti la orilla grande. (6).
En la elegía “Mi padre”, Sosa llama a su padre mi niño. Por esta razón, sospechamos
que “El viento”, con inquietantes referencias a la muerte, también está dedicado a él.
La delicadeza de los versos es extrema: Quebrado/ se queja, óyelo, mi niño,/ el
viento.//No puede erguirse,/ no puede./Da vueltas hacia la muerte.//Se queja ronco/
y en tierra clava las uñas./7 Mientras,/yo hilo mi propia muerte/y algo espero. (6).
Por la calidad onírica y las imágenes surrealistas, “Lago deshabitado” ofrece una
visión sumamente perturbadora de la muerte. En forma completa, dice: Hacia el
color, blanquísimas,/ se empinan las palomas.// Tienen de yeso el cuello/ y no lo
saben.// (La muerte/ quieta en si misma/desde su propia humareda.)// Desesperado
les grito/ hasta ensangrentar las piedras.// Pero no puedo alcanzarlas/ y veo ya
deshabitado el lago. (7).
Resurge el tópico del yo enfrentado a la dureza del mundo. En “El soldadito de plomo”,
la voz poética se ve reflejada en el personaje del cuento infantil, imposibilitado para
llegar, por su pierna rota, a un sitio seguro. En “Naufragio”, el sobreviviente, tirado
en la playa, se asimila al propio yo. En “Los retornos”, el yo preferiría refugiarse
dentro de si mismo, pero las circunstancias lo obligan a volver al mundo de seres
veloces como sierpes: Mar interior, mar mío,/ a partir de mi pecho/ se levantan tus
arcos/que siempre me conducen/ a un dominio más puro/y a tu calma se entregan/mi
tiempo y mis deseos.// Pero en frente se yergue/ la ciudad y su sombra/ inolvidable
como un delito,/ y es menester que vuelva a su amenaza. (3). El antagonismo se
establece en forma irresoluble: el mar interior y el agresivo universo externo.
Los pobres
Por el fuerte e inmediato impacto que tuvo. Los pobres es el libro sobre el cual se
libró la batalla definitiva que determinó la muerte de la poesía tradicional y abrió, de
432
Le palabra iluminóle
par en par, las puertas de la vanguardia en Honduras. El poema central, la elegía “Mi
padre", dada la calidad formal y el calar hondo en la amalgama de sentimientos que
provoca la muerte, resiste cualquier parangón con poemas universales dedicados ai
tema.20 La evocación de la figura paterna cuando aún vivía; la agresividad social y la
dura batalla por la subsistencia; el amoroso cuidado de la familia; la dignidad al asumir
la pobreza; el sufrimiento provocado por la muerte; la ternura del recuerdo y las
reflexiones generales sobre el fin de la existencia, son temas a los que apuntan los
ciento treintiséis versos: El conoció lo dulce de! limite que llama. ' Amaba los inviernos,/
la mañana,/ las olas.// Trabajó sin palabras/por damos pan y libros/y asijugó a los
naipes vacilantes del hambre.//No sé cómo en su pecho/ Se (sic) sostenía un astro ni
cómo lo cuidó de las pedradas.// Sólo sé que esta tierra/ constructora de pinos/ le
humilló simplemente.// Por eso se alejaba/ (de música orillado) hacia donde se
astillan crepúsculo y lucero. (Sosa, 1977: 32-33). Pobreza, hostilidad del ambiente,
sufrimiento. Auténtico poema-núcleo, los veinte textos restantes —por cierto, muy
breves— amplían, reiteran o ratifican facetas que en él se abordan.
Por la doble marginación (ser pobre y ser extranjero), no fue fácil, para su padre,
enfrentar la vida. En la reviviscencia propia del ejercicio poético, el autor encontró el
camino para convertir la situación personal en paradigma de un estado colectivo. De
ahí, la cala profunda en el tejido social que evidencian otros poemas: Los hospitales/
asignados a las pobres gentes/ encierran/ las amplitudes de los dobles fondos.// Allí
los médicos penetran/ los confines de los desvalidos/y escuchan la tristeza dentro de
una caja iluminada. (“Transparencia” 19); Hemos quebrado a los más fuertes./Hemos
enterrado a los débiles en las nubes./ Hemos inclinado la balanza del lado de la
noche,/y a pesar de los azotes recibidos/permanecemos en el templo. (“Las voces no
escuchadas de los ricos”, 45). Sosa es un maestro del humor negro. También, al
sesgo, una referencia bíblica, rasgo no infrecuente en la obra de Sosa.
U3
Helen UmoAo
misterio”: Penetra [el frío] en las chozas/con la tranquilidad de los dueños/y abraza
la belleza de los niños. (14). “El otro océano”: Los desposeídos forman otro océano;/
un océano con brazos sin descanso,/ con fondos sosegados de muchísima espuma
contenida. (28-29). La agresividad contra los sectores desposeídos es institucional.
Se ejerce desde el aparato de poder. “La casa de la justicia” denuncia la falsedad y
corrupción del sistema judicial: Jueces sombríos/ hablan de pureza/ con palabras/que
han adquirido/ el brillo/ de un arma blanca. Las víctimas —en contenido espacio—
miden el terror de un solo golpe.// Y todo/se consuma/ bajo esa sensación de ternura
que produce el dinero. (23-24). En “Los claustros”, el señalamiento de la violencia
como marca del sistema político-social llega al paroxismo: sabemos que somos los
animales/ con guirnaldas de horror en el cuerpo;/ los cercenados a sangre fría; los
que se han dormido/ en un museo de cera/ vigilado/por maniquíes de metal violento.
(16-17).
En “Mi padre”, Sosa evoca la extrema delicadeza del padre: ¿qué hubiera sido de mí,
niño como era,/ de no haber recibido/ la rosa diaria/ que él tejía con su hilo más
tierno? (36). Ese cuido paterno magnifica el abandono físico y espiritual que se abate
sobre la mayor parte de la niñez hondureña: Nuestros hijos/ Ven (sic)/la ruina acumulada
de las ciudades// Tocan el velo extendido en las barriadas.// Se contemplan dentro
del diario espejo sucio/ que nadie advierte.// Aprenden con los moribundos/ a contar
los peldaños que faltan a la vida./ Y crecen sin asombro. (“Los peldaños que faltan”,
22); ¿De dónde vienen estos niños mendigos/ y qué fuerzas multiplican sus harapos?//
¿Qué humano no ha sentido/ en el sitio del corazón/ esos dedos/picoteados/por
degradantes pájaros de cobre?// ¿Quién no se ha detenido/ a mirarles los huesos/y
no escuchó sus voces de humilladas campanas? (“La ciudad de los niños mendigos”,
25); Es fácil dejar a un niño/ a merced de los pájaros.// (...) No entender el idioma/
claro de su medialengua.// (. .) Lo difícil/ es darle la dimensión/ de un hombre
verdadero (“De niño a hombre”, 11); Aún veo/a aquella campesina,/al carbonero/y
a la bestia de carga inmóvil de cansancio/ bajo el negro fuego petrificado;/y miro al
viejo azotando a la pequeña,/porque ella, débil como era,/ no podía dominar/ al
asno de ojos de agua melancólica. (“Tres sombras invertidas en el espejo”, 18). La
infancia, víctima predilecta de la injusticia, es de los filones de mayor impacto en el
trabajo del poeta.
434
la palabra iluminado
Tal vez, por ello, le duele la ancianidad desprotegida, según colegimos de “Los túneles
blancos que conducen al mar”: Se marchan [los ancianos]/ en silencia a su pasado
iluminados/por las penumbras/ que esparcen las botellas quebradas, y no olvidan/
que sus heridas/ tiñeron de púrpura la túnica de la primavera. (12). Imágenes que
eluden las fáciles analogías; sobriedad y fuerza incisiva en la adjetivación y constante
planteamiento antitético.
Las dos primeras partes centran la bipolaridad social. Recrean, poéticamente, el mundo
para todos dividido y las devastadoras consecuencias de tal fractura. La tercera, en
visión matizada de cierto irracionalismo surrealista, anuncia la disolución del
antagonismo de clase y, elípticamente, permite vislumbrar la integración final del
mundo escindido. En siete de los ocho poemas de la primera parte se percibe la
interrelación de dos líneas constantes. Por un lado, la fría y concentrada capacidad
de violencia procedente de uno de los polos sociales. Por el otro, la presencia de un
arraigado dolor individual, eco del sufrimiento colectivo. Con relación a 1a cotidiana
practica de la violencia, Sosa acumula imágenes que, por la amplitud de connotaciones,
traducen la perversidad agresiva de los enemigos nuestros de cada día (Sosa, 1971;
63). Su capacidad de odio y aniquilamiento se expresa mediante la fuerza del lenguaje
simbólico: Me sobrevuelan circuios concéntricos/de sorríbras/ con brillo/de navajas:/
*
queme escarban alfondo, (...) A nda drogado y sucio el odio por las calles (...) Lejos
está el amor. Muy lejos de estos crueles edificios. (“Límite”, 18); Estos versos
devuelven lo que ya he recibido:/ un mar de fondo,/ las curvas del anzuelo,, el
coletazo de un pez ahogado en sangre, /los feroces silbidos enterrados, la forma.- que
adoptó la cuchillada, el terror congelado entre mis dedbs. (“Arte espacial”, 26); A
435
Wtirn Umofto
como dé lugar pudren al hombre en vida./le dibujan a pulso/ las amplias palideces
de los asesinados/ y lo encierran en el infinito. (“Dibujo a pulso”, 15).
El único puema que se aparta de esa tónica es “Canción para un gato muerto”. Pero,
al apuntar que el felino, al morir, se aparta de los humanos para no herir a nadie/con
el roce de sus despojos, connota un mayor grado de delicadeza en el animal que en
aquellos que planean y ejecutan el diario festín de la ignominia. Un poema que no
rompe, pues, la unidad del libro.
Una verdadera puesta en escena de los artífices de la violencia. Contra ellos, y anunciando
el momento de su ocaso, lanza un anatema: —solamente vosotros, malignos bailarines
sin cabeza—/ un dia valdréis menos que una botella quebrada/ arrojada/ a! fondo de
un cráter de la Luna. (“Malignos bailarines sin cabeza”, 72). De cara a ese mundo
abyecto, opone la única opción de dignidad posible: poner su arte al servicio de los
marginados: Por eso/he decidido —dulcemente—/—mortalmente—/construir/con todas
mis canciones/ un puente interminable hacia la dignidad, para que pasen,/ uno por
uno,/los hombres humillados de la Tierra. (“Dibujo a pulso”, 41 -42).
436
Le palabra iluminóle
Respecto al impacto personal de tal situación, cada resquicio del yo se percibe penetrado
de agudos dardos. El poeta se ha apropiado del sufrimiento ajeno en una especie de
consubstanciación con el “otro”. Es el “yo” transformado en receptáculo en el cual
—para emplear tanto la palabra como el hondo sentido vallejiano— se ha empozado
un dolor de consistencia casi física cuyo origen está hecho de carencias y de negaciones
básicas: Sufro porque no puedo/ multiplicar los panes;/por lo vivido y por lo que no
escribo,/profundamente sufro. (“Proximidad”, 14).
437
Secreto militar
Por el uso de un lenguaje descamado, Secreto militar es el libro más polémico de
Roberto Sosa. En “Monsieur Duvalier”, a éste lo llama mono inefable; en “La persecución
de los mastines” habla del cerdisimo Trujillo; en “Somoza 80”, leemos: El legendario
bandido de las Segovias (...) esclavo/ de aquel paralitico espiritual que en vida se
llamó/ Franklin Delano Roosevelt,/ jamás imaginó/ que su descendiente Anastasio
Somoza, hijo (de perra),/amo absoluto de un país privado, iba, con el tiempo/a perder
la cabeza y los anteojos de culos de botella/color azul mareante/durante una explosión/
que conmovió los cuatro cimientos del Cono Sur. (Sosa, 1985: 16-18).
438
Lo palazo ilominodo
de pueblos, nos llega por la fuerza expresiva alcanzada a través de la certera y demoledora
analogía. Similares reflexiones podrían formularse con los otros poemas en donde 1a
filiación zoológica no es casual ni festinada. La tradición literaria ha establecido similitudes
que, en las características reales o supuestas de los animales, ha visto el reflejo de la
Índole de las personas.
Máscara suelta a
En Máscara suelta. Roberto Sosa deja al descubierto su vida anímica, entendida en
términos de la relación hombre-mujer. Confirmando lo que el titulo sugiere, la voz
43?
«¿tiliawihh
Htlcn UmaAo
poética traza, con autenticidad, los altibajos de la pasión amorosa. Pero Sosa —que
desde hace mucho transita los predios de la poesía— no cayó en las trampas de
ultima hora de quienes han visto en la utilización descamada de los vocablos un
sinónimo de verismo poético. De ahí que sus poemas, sin ocultar intimidades,
permanecen en un nivel formal muy refinado. Quizá de lo más depurado que ha salido
de su pluma: Tus manos al alcance de mis manos/ me faltan/ como las compartidas
soledades.// Necesito, lo sabes, las gemelas alturas de tu cuerpo,/ su blancura
quemada. Y ese pez/ que vuela azulinante hacia elfinal de tus desnudeces.../abriendo
y cerrando los labios de tu fuerza oscurísima. (“La estación y el pacto”. Sosa, 94:
153); Del fuego, en un principio,/ los dioses de los primeros hombres/ que lo vieron
y lo amaron fueron haciendo, solos,/ la mujer./ Esculpieron temblando sus senos
absolutos,/la ondulación del pelo,/ la copa de su sexo, más complicada por dentro,/
que el interior de un caracol marino.// (...) Digo mujer,/ la sal dulce de la palabra
poesía. (“La sal dulce de la palabra poesía”, 163); Dichosos los amantes porque les
pertenece/23 el grano de arena/ que sostiene el peso del centro de los mares.//
Hipnotizados por losjuegos de agua/no oyen/ sino la música que sus nombres esparce.
(“El más antiguo de los nombres del fuego”, 171).
Poemas de fuerza sensual y erótica. Documentos vivos de la raigal necesidad del otro.
Su certeza, el saber que está “ahí”, al alcance de mis manos, vertebra la existencia. El
amor, pues, como clave para sortear la muerte diaria. Mientras el amor pervive (parte
de la fragilidad de lo que está perfecto), es la fuerza para enfrentar la otra, la muerte
definitiva que, en silencio, indefectiblemente, acecha agazapada. El amor sólo es un
respiro, una breve tregua, mientras ella se presenta: La admiramos sin mirarla.// La
más puntual de las amantes cruza, profesional,/ la estancia sin mirarnos y nos ha
permitido, por lo mismo,/ sobrevivir lo indispensable para poder volver a sentir/ el
temblor que te produce lo que callo/en estas palabras. (“La muerte enamorada”, 151).
El sentido de la muerte es intenso en la poesía de Sosa. Tal vez, por ello, el amor, en
términos globales, carezca de un sentido de plenitud gozosa. Está el amor, sí, pero
rodeado de presentimientos de acabamiento. Como si un doloroso sustrato existencia!
impidiese la inmersión total en el mundo del otro: Unidos,/pegándose entre si como
los animalitos aterrados/ que presienten que van a morir, tiemblan sus partes. (“El
440
La palabra iluminado
más antiguo de los nombres del fuego”, 171). También, en el instante de la entrega
amorosa, surge la aterradora anticipación de la muerte, de la separación forzosa. Esta
certeza contamina los instantes de placer.
A esa condición intrínseca a lo humano, se agrega otro factor que también atenta
contra el amor: la hostilidad del ambiente. Abundan las alusiones de tipo agresivo
rodeando a los amantes: los agujeros de aquellas máscaras envejecidas por el odio',
la infancia, acorralada/por perros de sombras amaestradas con sangrientos sonidos,
etc. La enunciación poética advierte sobre una situación personal-social muy dura
filtrándose a los recintos más amurallados de la subjetivad: los de sus zonas afectivas
básicas. Hay, en él, un desgarrón interior irrestañable. Una especie de condición
existencial lastrando todo gozo. Quizá, por esta razón, ni aún en los poemas que
comportan mayor carga erótica, el poeta prescinde de considerar que el acto de amor
es sólo una manera de paliar la soledad, la cual se comparte, pero no se trasciende.
Esto adiciona un rasgo muy peculiar en la visualización de la naturaleza humana. La
mujer también está signada por la soledad. De ahí, el sentimiento de solidaridad, de
callada comprensión hacia ella, en esencia, otro ser, como él, a la intemperie espiritual.
Desde esta perspectiva, se hace más clara otra faceta desde la cual se ve a la mujer:
el ejercicio amoroso la convierte en amiga, en hermana: Digo amor y te identifico y
me pregunto/ qué principio desborda el vaso que te vuelve fraterna; Fraterna te he
llamado; Mujer, la de la mano amiga sobre el hombro,/ los extremos se tocan, con
amor, en tus dedos./ Juntos/ recorreremos el andado y desandado camino. Y nada/
haremos que no sea hermoso.// (...) haremos huesos viejos. (“La fuente iluminada”,
“Ciudad inclinada”, “Así de sencillo”, 155,156,158). En otras palabras, la compañera,
hasta el final. Esa seguridad y esa confianza, probablemente, sean la barrera final
contra la soledad.
Es decir, por duro que sea el vivir, siempre existe un destello de esperanza. Inclusive,
la muerte —a la que aludíamos en un párrafo anterior—¿no es tan descamada. En uno
de sus poemas más cerebrales. Sosa plantea la posibilidad de vencerla mediante el
poder de la belleza. En “La muerte enamorada”, la muerte acude a la fatal cita con
unos amantes; en el trayecto, toma a un pájaro entre las manos. Absorta por su canto,
se distrae y no ve a los enamorados. Para ellos, este descuido representó la salvación
momentánea. La belleza del pájaro, su canto, licor milenario, conmovieron y vencieron
a la mué rte. Sosa lleva la problemática del vivir al terreno de la estética: la belleza y el
arte como lo único dotado de relativa eternidad. Este impulso hacia la belleza es el
441
Hrleti Utnoflo
H
La palabra liimwaala
En "El tiempo”, el poeta formula una fatal sinonimia: el Tiempo semeja. un nudo
corredizo alrededor del cuello. (199). El tiempo es, pues, otro nombre de la muerte
En este poema, apunta otro ramalazo de infinita dureza cuando el poeta alude a la
antisolidandad: el odio del hombre por el hombre. El odio —sentimiento corrosivo
por excelencia— se expresa con fuerza inusitada en el poema en prosa "El pequeñtn”
A un niño le arrebatan un pan y Sosa concentra, en unas cuantas lineas, la perfidia de
la acción: aquellos seres, dotados con formas humanas y sangre de gallo hasta el
nivel del iris, flotaban a los lados y reían para adentro. Llovía a cántaros, con odio,
rencorosamente llovía. (180). Hasta la naturaleza se impregna del sentimiento que
gobierna en el corazón de los pseudohombres.
Sosa no sucumbe totalmente ante esa visión sombría. En “La puerta única”, mientras 1|
algunos escriben en pulcro idioma/la ciencia de la mentira, otros creen en el derecho '
a la belleza/'y aceptan/ que esta mañana refleja la puerta única/se puede entrar a la II
felicidad a título de pueblo/ liberado. (204). Asimismo, en “Bajo un árbol”, frente al j
despojo (nada nos pertenece y hasta nuestro pasado se llevaron), ratifica la fidelidad I
__________________ ___ I
-___________________________ ' ~ ’_______________________________________________ | a
" Adviértase, en varios fragmentos, la presencia del gallo, ave símbolo de extrema »
violencia. I
1
03 1
Hfltn UmoAo
a los principios. Con la linterna mágica del hijo que no ha vuelto/ abriremos de par
en par ¡a noche./De la nostalgia por ¡o que perdimos/ iremos construyendo un sueño
a piedra v lodo.// Guardamos, los vencidos, ese sabor del polvo que mordimos.//
Junto a esto/ que a veces es algo menos que triste./ bajo un árbol,/ desnudos si es
preciso, moriremos. (205). £7 llanto de las cosas implica una gran desolación interior
y su temple poético está a la altura de los libros precedentes.
Eva Th ais
Lluvia de ilusiones
Contiene treinta textos dedicados, en su mayor parte, al tema amoroso. No obstante,
la composición más interesante, “Para llorar este mi eterno silencio...”, toca un tema
que, generalmente, se prefiere silenciar: el del abandono paterno y el rencor que ello
provoca: Por qué eres extraña a mi,/palabra de varón,/símbolo de tu progreso/—eco
dormitado en el vientre de mi madre—/ que agonizó al pronunciarlo.// Por qué mi
boca/ nunca me dice nada/ de esa palabra pequeña y delicada/ con que objetivaron
tu presencia ¡Padre!// Por qué nací yo asi sin padre,/ para llorar este bni eterno
silencio/ en tu palabra,/y no saber del sabor que encierra/ esa dulzura que encontré
en tu nombre. (Thais, s.f.: 69).
Con frecuencia, aunque se capta una dimensión emocional, hay debilidad formal. Las
primeras estrofas de “Lluvia de ilusiones” lo ratifican: ¡Señor! Haz de mi cuerpo un
cántaro,/que pueda más en mí/ la presencia del barró./Haz que el cielo y la tierra/se
mezclen en uno,/ y asi bañar en celestial orgia/ mi cántaro-cuerpo con lágrimas-
lluvia,/ y se confundan su sér (sic) y el mío,/ y sea este holocausto/ —olor a tierra
mojada--/ el motivo de una lluvia de ilusiones.// Vengo de la fontana de tu sér (sic)
llena de aquella pródiga esencia/ que me diste./Sin misticismo en la voz,/ voz que se
quedó de la tuya, / bordando burbujas de otra canción. (13). Falta una idea fuerza
que rectore el conjunto. Otros trabajos: “Mi poema” (la autora se compara con las
nubes); “Canción silenciosa en la espera de una tarde” (se recrea la atmósfera
444
Lo po labro iluminada
445
H»l»n Umofto
En los ciento dieciséis versos de “¡Las mujeres así somos!”, con menos enjundia,
Thais interpreta distintos estadios en el desarrollo de la mujer (educación doméstica,
juegos que orientan hacia la maternidad, búsqueda de la felicidad mediante la realización
amorosa, etc.). Pero esto no le basta y exige: Las mujeres/queremos libertad.../fabricar
realidades/ al tiempo que fabricamos:/ ropa, calzado, manualidades, etcétera.// Esta
realidad... / Que se nos comprenda/ como seres pensantes... y además/somos tiernas.../
innata costumbre que para en ser madres,/ porque lo deseamos/ o porque le (sic)
vemos en estampas./¡Debemos ser genuinas! (10). Conceptualmente, una postura
laudable. Pero, la dispersión temática y las caídas del ritmo poético son evidentes.
Catedrales y espejos
Los treintisiete poemas de Catedrales y espejos (corceles de fuego) comprueban la
gran sensibilidad de Eva Thais frente a la situación social del país. Su preocupación,
inclusive, la extiende a Centroamérica y a Hispanoamérica. De ahí que el libro cubra
dos rubros fundamentales: la denuncia de la situación de explotación e injusticia y el
anuncio de una sociedad futura en donde la utopía tendrá cumplimiento pleno.
446
lo polobro iluminado
Thais extiende su afecto más allá de las tierras del Istmo: ¡Señor!/Desde la mística
esperanza de tu Pan Nuestro,/pedido desde mi niñez con fervor y candidez;/ en esta
hora mártir,/un ruego en mi angustia por ¡América!// Me duelo en América Hispana:/
descalza, con hambre y sin ropajes,/ viviendo en tugurios.// ¡Siento el dolor de Ibero
América!/en (sic) la vencida voz de la crisálida. (18). Y en “25” dirá: ¡Señor!/clamo
(sic) de nuevo,/ (...) por esta tu América: desnuda, hambrienta, descalza. (35).
447
*
lili naiMHf
Ntltn Um«Ao
La cosecha
La cosecha posee factura y temática muy heterogéneas: homenajes (“A Juan Ramón
Molina”); temas patrios ("Los pinos”, “Estatua morazánica”, “Carta postuma al General
Morazán”); trabajos descriptivos (“Río Lindo”); de intención política (“Así son los
tiranos”) y poemas de base indigenista. En este último campo, utiliza un lenguaje
fonetizado al supuesto modo rural. En “Plegaria”, la oración del humilde personaje es
un rosario de las penalidades de toda la familia: Parece aleteyo de pájaros grandes
aqui/ en mi cabeza/y en el aigre tibio qui orita respiro/ vos lu’stás oyendo./ Adiós
Siñor Jesucristo yes tiempo/del vieja./Acordate siempre de toos nosotros,/pa 'que
no si acerquen los malos agüeros,/ ni los asidentes, ni los malejicios. (Codrington,
s.f.: 51). En “Estampa campesina”, un anciano advierte a su hijo sobre el dolor de
perder a la madre. “Estampa tropical” traslada una escena cotidiana de la comunidad
de San Juan, aldea de los negros. Hay tristeza porque varios han ido a pescar; la
tormenta arrecia y no han regresado: Los chinchorros están mudos —mudos de agua—/
entre un grupo de tápeseos y elJógón/y en el techo de los ranchos la atarraya/ también
canta su canción.../ ¡Oh, qué días tan amargos!/ Todos piden imbocando (sic) al
Redentor/ porque calme la locura de los vientos y la mar. (21).
448
nrannfl
la palabra ilwnm»4a
Escribiéndole a Juan
Esta obra es una antología en la cual Codrington incluye poemas de contenido social. El
destinatario “a Juan”, alude, justamente, al pueblo hondureno, al cual se busca reflejar
en los poemas de Samuel Villeda A., Carlos Gilberto Sandoval, Elpidio Acosta, José
Castro Posantes y también del propio antologo. Entre estos últimos, “Mensaje número
uno” toca un tema casi inédito en la poesía del país: la denuncia de la esclavitud
afroamericana. En “Fénix”, a Rubén Darío, se le llama Rubén Caupolietm. En “Mensaje
No. dos”, las figuras de Cristo y de Lempira se unen para simbolizar al pueblo: Lempira
es un Cristo/ Cualquier Cristo sin nombre/ que bebe, come y... sueña, (s.f.: 9).
Nelson E. Merren
Nelson E. Merren (1931) escribió Calendario Negra (1968) y Color de Exilio (1970),
libros con los cuales —transitando del neobarroco a la antipoesia— aportó elementos
449
Ntlen limarte
450
actriz podré morirme en paz/ (...) y dicho: en cuanto pruebe todos los cocteles/ podré
morirme en paz/ (...) (87).
Calendario negro
La mayor parte de los poemas de Calendario negro se publicaron, entre 1963 y
1967, en periódicos y revistas del país. Hacen honor al título con el cual Merren los
compiló: una visión sombría cruza por sus versos en los que se percibe la influencia
de la filosofía existencialista. La muerte, la nada, el absurdo, el sinsentido de la vida,
el hastío, el descreimiento total..., son temas recurrentes. En “Vida”, paradójicamente,
la vida se ve como Arbol de muerte (...). Raíz de llanto que en la tierra oscura,
multiplica sus lenguas de amargura.// Madre terrible. Rosa inaugurada,/ quiero tan
sólo un pétalo, y es Nada. (s.p.).
451
Helen UtnoAo
Con ese lenguaje sin eufemismos, probablemente, el mejor texto sea “Mundo de
cubos”, poema que capta, sin maquillaje, con imágenes densas y sólidas -como el
cemento que reina por doquier-, el perfil de New York: Muros y cubos, sólidas moles/
concreto y ventanas./ Pequeños cubos dentro de los cubos/ de un color de ratón
corriendo/ con su florero y su lámpara de cama./ (...) En la esquina el joven
homosexual/ dirige miradas largas y viscosas a los mozalbetes/ mientras los anuncios
para broncearse la piel/ pestañean nerviosamente.// Calle del delirio, de los ojos
maquillados, del ruido,/conozco tus puertas tus anuncios tus semáforos/ tus cubos de
luz tus stealcs tus chow mein/ tus ladrillos que suben a un cielo de Macke./ Cubos
entre la red de las constelaciones,/ qué hace la luna en el borde de aquella azotea,/
las luces de los aviones parpadean/ bajo la telaraña de las constelaciones.// La
incorporación de voces extranjeras no era usual en la poesía hondureña. Un estilo
que, en la manera directa de decir, al calcar el habla cotidiana, dio un tiro de gracia a
las formas dulzonas y estereotipadas de versificar.
<
Color de exilio
Nelson E. Merren, en Calendario negro, dirige la mirada a una condición humana de
tipo general. Su angustia y desazón nacen de una percepción insuflada de gran
pesimismo: la infelicidad y el dolor son consustanciales al existir. Esta postura, en sus
aspectos básicos, no varía en Color de exilio. De ahí la desencantada perspectiva del
mundo que proyecta “Paisaje con un tronco podrido”: Flojo el mar, con pereza zarandea
constante al viejo tronco.// Cada vez que respira/ el mar, lo mueve un poco,/ lo tira
más allá, luego lo trae, y lleva horas en esto.// (...) Ni el mar se anima un poco,/y el
tronco es un pelele/ resignado a su suerte/ y yo sé que los tres estamos aburridos.
(Merren. 1970: 21).
452
lo palabra iluminada
En “Dibujo No. 24” (una serie de poemas a propósito de dibujos de Mario Losansky
sobre los campos de concentración nazis), la ironía es estremecedora: No llores,
niño,/ mira, así [con la muerte] te ahorran/ años de frustraciones, sufrimientos,/y
aun el amor, que no es todo dulzuras./ Vas a morir, pero eso no es motivo/para llorar
de esa manera, créelo. (13). En “Conversación”, trata de convencer a una joven de
los beneficios del desamor; adviértase, también, la infravaloración de las motivaciones
que atribuye a la mujer: abandona la caza. Sólo conseguirías/ un incómodo tirano
que le grita a los niños,/ que odia la hipocresía y aun la idea/ de traer hijos al
mundo./ Además, por supuesto, has de creer en Dios,/ que recompensa y es muy
amoroso/y lleva la contabilidad de los pecados (18). Ironía, sarcasmo, ausencia de
frases o imágenes de supuesta prosapia poética. Con estas amias arremete contra
clisés, estereotipos y creencias que el poeta conceptúa equivocados. Y, en el subsuelo
poético, amargura y desolación. Merren es ajeno a cualquier tipo de esperanza u
optimismo. Ningún respiradero espiritual atempera lo sombrío de su mundo.
453
Heltn Ümano
454
La polaina iluminado
En el poema que lleva el irónico nombre de “Carpe diem'\ Merren rompe toda
compostura: hay demasiado dolor y rabia como para no expresarse con la exacta
plenitud y riqueza del vocablo soez: Hay dias/ como una calle entre solares baldíos/
pavimentada y solo (sic)/ basuras y maleza a los lados.// Días en que el cafe y el pan-
saben a yeso, a furia seca, a estafa,/ya dispuestos y lanzados desde el periódico/ con
su político yank.ee/ deteniendo el cortejo/ para besar a una niñita birmana o
maternalmente calculando votos/ mientras acaricia a un negrito en Harlem./ El jugo
de naranja como purga/ mientras sonríe con sus quince abriles/ una gentil culta
filósofa etcétera/ damita qué asco/ y más allá está el Papa declarando/ con una
perspicacia aturullante/ que la situación del mundo es grave.// (...) y en la esquina,
ya con ojos de camello,/ ver otra vez que el Papa/ha prometido orar por las victimas/
del terremoto en Turquía,/y las ganas terribles de gritar ¡mierda todo!/ Hasta que se
nos sosieguen las glándulas y los dientes.// Días como una carretera/ bajo el sol,
recta, vacia, interminable. (22-23). Iconoclasia, desacralización y un lenguaje
irreverente.
El poeta siente que el mundo lo apabulla. De ahí que subraye sus matices desagradables.
“Pasando” es impactante: Bajo altos edificios/en las aceras/en la algarabía de tomates
y repollos/de los meneados/ en los elevadores y tranvías/cruzando puentes/contestando
a gritos/ discutiendo a gritos/ llorando a gritos/ sintiendo en la garganta y en las sesos/
el aguardiente de una cólera terrible,/ (...) aqui, allá, siempre he tenido,/ tengo en los
ojos ante mí/ ese color de cuernos negros,/ tengo en la boca, siempre,/ ese sabor de
exilio. (28). Con versos como los anteriores, en donde la ironía y el sarcasmo punzan
como un estilete, Merren enseñó que la poesía no es equivalente a fiases bonitas y
acarameladas. Radica en un hondo sentir expresado con autenticidad.
455
Helffi Umortfl
Mástiles
Con una que otra excepción, los veintidós poemas de Mástiles se recargan de elementos:
adición de versos con ideas complementarias; profusa adjetivación y abundante empleo
de metáforas y de figuras retóricas. “Deseo” lo ejemplifica: Cómo hubiera querido
ser otro, distinto,/ del que soy con este vuelo intermitente,/ entre luces compactas y
penumbras.// Por el campo recorrido queda un rastro/ de pensamientos bruñidos en
el alba./ La misma risa, el llanto soterrado,/ los he usado de instrumentos propios/
para ir hasta el cuarzo geométrico.//De todo he sabido hacer lo que me muestra/sin
el atuendo pasajero de la brisa./ En mi hay escondida una tormenta/ de astros, un
doloroso impulso incontenido./ Por eso soy asi, elusivo en la siega, pálido/ para
adaptarme a las rígidas normas cotidianas.// He dado ya la alquimia de mis frutos./
He tocado con mis manos las flores del dolor./ He nacido en la vagido (sic) de la
tierra fértil./ He muerto en el drama de las guerras./ He asistido, amigos, a los
funerales míos. (Miró, s.f., s.p.).
456
lo palabra iluminada
que las mismas flores copiaron en sus pétalos/ su gracia natural, el color de sus ojos
peregrinos.// Una mujer me dijo:/ ‘todos ¡os domingos me paraba en la plaza,1para
verla pasar camino de la iglesia/ con su chalina negra y su traje de seda'.// (...) Yo
tenia once años/ y fui de su lado a los pinares/ y con ella me puse a escuchar las
oropéndolas/ y con ella seguí el vuelo de raudas mariposas/ y con ella aprendí a
amar el trino, el árbol,/y de ella extraje esta sed de inmensidades.// Amalia era su
nombre (...).
457
Htltn Umofio
En "El muelle", alude al poeta colombiano Porfirio Barba Jacob y evoca a la ciudad de
La Ceiba: Desde la orilla sinuosa de la playa/y empinado en el fondo del Caribe/ el
muidle está - tortuoso meridiano—/impotente de ver la lejanía/paralítico y júerte,
desgarbado./ a la espera del barco mensajero/ cansado de mirar a ¡as estrellas/
impávido en ei pleamar y la alborada/ ageno (sic) a la mirada del crepúsculo/
petrificada historia retardada... En “Canto a La Ceiba” también recrea el ambiente de
la ciudad y recuerda a sus compañeros de La voz convocada.
Tito Coto
Tito Coto (César Augusto Coto LJmaña, Ocotepeque, 1931 -¿?) escribió Primicias
literarias (1958); Vuelo a ¡a eternidad (1985); Mapa lírico (1986); Otros mundos
(1988) y Galáctica (1989).30
Primicias literarias
Este libro ofrece una versificación de corte tradicional con influjo de la poesía bucólica,
tanto en la idealización de la vida rural, como en la mención de motivos eglógicos.
Así, en "Lírica”, leemos: Son, Silvio, mis amores/ los montes de mi tierrít y dulces
prados/y rústicos alcores/deflores esmaltados/y de suaves olores perfumados. (Coto,
1958: 56). Inclusive, en “Fábula”, encontramos a la clásica pastora: Sobre el césped
cubierto de rocío/y entre las flores que acaricia el viento/ camina a paso lento/ una
pastora hacia el vecino río./ Fresca y rosada cual radiante aurora,/ al inclinar la
Jrente soñadora/y ver copiada en la corriente pura/ su escultural figura,/a la fuente
le habló de esta manera:/ ‘Clara fuente que corres placentera/ en medio de este
bosque verde, ameno,/ de fresc a sombra y de rumores lleno,/yo quiero ser cual leve
mariposa/ que baja caprichosa/ desde los árboles que crecen/ en tu feliz rivera, (sic)
(57). Tema, estilo y motivos anacrónicos.
458
Lo poiobio ilummodc
Vuelo a la eternidad
Con un tratamiento tradicional del verso (regularidad métrica, rima perfecta y
elaboración de imágenes dentro de la codificación fijada por el uso), abordó una
amplia temática: el amor, la patria, la naturaleza, la reflexión general, la consideración
moral, etc. Con frecuencia, los trabajos son bastante extensos.
Mapa lírico
Mapa lírico está consagrado, en forma integra, a diversas regiones y motivos
guatemaltecos: “Antigua de noche”, “Quetzaltenango”, “San Marcos”, “Cuiiapa”, “La
marimba”, “La tortilla”..., son nombres que indican el rumbo que toma el autor.
Otros mundos
Además de poemas estilísticamente similares a los de los libros anteriores, destacamos
la composición que lleva el título de “Galáctica la poesía del próximo milenio”, trabajo
de mil cien versos que, con el aditamento de mil versos adicionales, conformó el libro
siguiente. Por esta razón lo comentaremos a continuación.
Galáctica
Galáctica es el único poema hondureno realizado dentro de la visión de la épica culta.
En dos mil ochenta y cuatro endecasílabos de rima consonante, divididos en trece
cantos, el yo poético narra las peripecias sufridas durante un viaje cósmico realizado
a bordo de la nave de la fantasía en compañía de una deidad. Tal como ocurre en La
459
Ntlen UmoAo
460
la palabra líomiiwda
como persona dedicada a señalar los rumbos verdaderos y un medallón cuya virtud
es recibir asistencia cuando lo solicite a Ciudad Dorada. Finalmente, encuentran una
gran flota interespacial cuyas naves llevan los nombres de grandes personalidades de
la tierra (Galileo, Newton, Cristóforo Colombo,Jules Verne...). En ellas viajan multitud
de mujeres; un grandioso desfile de bellezas, cuya Real Soberana es la madre del
narrador. Este le ratifica su amor y solicita su ayuda. Con reminiscencias de La
Divina Comedia, un texto sui géneris cuyo anacronismo y escasa enjundia literaria
están a la vista. Un intento de unir la ciencia-ficción y la poesía y un trasfondo
ideológico que colinda con el milenarismo.
Filadelfo Suazo
Filadelfo Suazo (San Pedro Sula, 1932- España, 2003) escribió El reloj de la sangre
(1959), libro que aborda distintos temas. El trabajo más importante es “Cristos”,
poema cuyos sesenta y seis versos libres desbordan solidaridad con los hombres que
sufren a quienes se equipara con Cristo. Si obviamos cierta grandilocuencia en la
primera estrofa, el poema posee un valor relativo: El Cristo de la historia es esqueleto/
como puente tendido sobre el rio./ No es la hora de dioses adivinos/ ni el minuto de
lámparas secretas./ Es la hora de Cristos campesinos/ gritando por la voz de los
poetas.// De mártires obreros/ en gólgotas de cal y noca viva./ De raíces y torres y
campanas/ quemadas en la hoguera.// De Cristos libres y de Cristos reos./ de Cristos
niños y maestros Cristos/en selvas de pizarra/' sumando el corazón y la palabra/ en
aulas de la espera.// (...) De escuálidos quijotes/ con los brazos abiertos y clavados/
y hombres y Cristos a solas olvidados/ en elfondo del mar.// (...) Hay hora treinta y
tres,/ no lo sabían/ quienes no han visto Cristos de miseria/ de pantalones y zapatos
rotos./ Quienes no han visto Cristos/ en una cruz de alcohol crucificados- y quienes
no han llorado/frente a una soledad. El poema concluye dirigiéndose a las mujeres:
Madres del universo, dolorosos: Magdalenas que esperan.' bajo la lluvia luz de los
faroles,/humildes lavanderas, para vosotras/viene también la hora señalada. (Suazo,
1959: 8-10).
“Encuentro” alude al instante en que dos almas se identifican por primera vez: De
pronto: (sic) tu presencia rompió todo el mutismo/ cual una maravilla de sorpresa
encendida/ y hubo paz en la noche sobre el verdor del valle.// El rio se hizo espejo,
limpio, claro y sereno/ Espejo (sic) vertical hacia el destino. (11). De amor trata.
461
Hclcn Ümarto
también, "Rayo de primavera”: Mira,/Se (sic) ha vuelto jardín el cielo y está nevando
rosado Hay una fuente sin agua que canta sobre la piedra,/ los pájaros se han
llevado todo el liquido en sus picos/y están hilando plateado. (14). Los restantes
trabajos están por debajo de las muestras presentadas.
Roque Ochoa Hidalgo (Tegucigalpa, 1932-1997) publicó Del alba al atardecer (1990),
obra dividida en cuatro secciones. "Hora del alba”ofrece, como el mismo libro apunta,
Siete sonetos de amor. “Mediodía” incluye trabajos de contenido social y de intención
política. “Transición” muestra aspectos de un mundo femenino heterodoxo, así como
las vacilaciones personales respecto de la lucha y el compromiso social. “Atardecer”
entrega varios sonetos de corte reflexivo (el tiempo, el ser, la nada...) y otro dedicado
a la mujer que ama. En todos, se observa una concepción de versificar que se
vincula al patrón modernista.
462
nMMMMfllll
La palabra iluminada
La persistencia del recuerdo; la nostalgia por los bienes que el tiempo se llevó consigo;
la sensación de vacío; la certeza de caminar por el último tramo de la vida; la ausencia
de risas en el hogar abandonado por los hijos; la inadecuación entre la juventud del
alma y los estragos físicos que los años ocasionan y un cierto dolor de vivir que no
reniega de la existencia, son temas de Grises con matices de rosado (2000), libro de
María Cristina Alsina (nombre de casada de María Cristina Andino Lozano,
Tegucigalpa, 1932).
Por la claridad del pensamiento y por la forma sobria de expresarlo, Alsina supo crear
un espacio poético cálido y sensible. Con sencillez, empleando las exactas palabras
de quien ha sabido entender el mundo, en “La puerta”, animizando al objeto inene,
confiesa: La puerta llora en sus herrumbres,/ en su madera carcomida, en su color
olvidado./Es la puerta de nuestro dormitorio/y está igual que yo./Alguna vez esta
madera fue de seda y luz,/ Sus (sic) junturas fueron suaves rescoldos de amor. ' Hoy
cruje en un quejido largo, en un sollozo/ que le abre enormes suncos a la noche./Ella,
la puerta, sabe que ya no vale nada,/y que nada vale tampoco esta recámara./Nada
hay aquí, sólo un antiguo silencio./ Todo se muere, el amor huyó por la otra puerta,/
y nada está más muerto que el amor aburrido. (Alsina, s.f.. 49). La puerta adquiere,
pues, un simbolismo muy fuerte: una especie de espejo de sí misma.
443
Hel«n UtnoAo
vr/e? asoma su pálida mirada.'1' es tiempo de hacer el recuento. (“Envejecer sin renegar”,
17); casi no queda tiempo./ debo atesorar recuerdos en mi alma./ Cuando la luz
del día va no sea mía,/ cuando el verde de ios árboles se haya ido,/ cuando busque
con afán mis libros, y sólo pueda tocarlos con el recuerdo,/ cuando ya no pueda
transitar sus páginas,/ quiero que ellos vengan y me hablen. (“Cuando llegue el
momento”, 19). Nostalgia por los goces que el paso de los años restringe. Resignada
certeza de la muerte.
La autora percibe el entorno y lo viste con una pátina de su propia subjetividad. “El
tamarindo”, en sus desnudas ramas, en sus necios brotes de primavera, conlleva algo
de ella misma. En “Aquella noche”, las oraciones unimembres o de predicado no
verbal, a manera de brochazos, traducen la atmósfera nocturna: La noche larga como
aullido de perro bajo la luna,/ los grillos monótonos, la lluvia sin cesar/ en los aleros
antiguos./ Botines resonando en la calleja empedrada,/ dos o tres gentes de capa
negra,/ un gallo de hojalata con su perfil de horizonte/ adornado con las gotas de la
lluvia,/ mecido por el viento./ Culebrinas de fuego cruzando el cielo/ y la noche
larga, enorme,/ como aullido de perro bajo la luna. (58). El círculo se cierra. La
reiteración del verso inicial constituye un acierto: se vuelve al punto de partida y, con
ello, se alude a lo inacabable de la noche y del insomnio.
Pero Alsina no sólo se contenta con dejar un testimonio de sí. También supo cuestionar
una situación social injusta. “Barrios pobres”, “Década de los ochenta” y “A una
madre anónima” así lo indican. Este último es solidario con el dolor materno por el
hijo desaparecido: Sólo Dios sabe dónde está tu muchacho./ Llevas en tu corpino el
464
Lo palabra ilwmtnods
dulce llanto/ con que tu niño vino al mundo,/y sus pequeñas manas nerviosas./y sus
ojitos hinchados./ (...) Hay quien dice que se lo llevaron/y que lo dejaron ingrimo en
una fosa común (67). Sin poses enfáticas, la percepción de las profundas heridas
dejadas por la acción represiva de tipo político. Grises con matices de rosado —su
debilidad más grande es el titulo— suena con voz auténtica.
En Honduras: mujery poesía, Ada Luz Pineda de Gálvez recoge varios de los trabajos
de Elvia Castañeda de Machado (“Litza Quintana”, El Rosario, Comayagua, 1932).
En ellos, a la pasión, se sobrepone una voz reflexiva y serena. El amor y algunos
temas relacionados con él ocupan lugar prioritario. En “Alegría”, la relación hombre-
mujer trasciende lo físico y valora la solidaridad y el compañerismo. Inclusive proclama
una especie de magisterio por parte del varón: Ya encontré tu razón: la belleza/ de las
piedras calcáreas/ que muerden las llagadas serranías./ Ya recogí esperanzas: en tus
libros/ (...) Yyo no sé, por cierto,/si es esta tierra, su candor, su agua/ mi conciencia
o tu amor/ alimento y esmero/ los que crecen nutriendo/ esta tristeza alegre... (en
Pineda de Gálvez, 1998: 302-303).
I t r 11 * > k« ira ra ra
“Soledad” testimonia el amor pero también el vacío dejado por el amado: Llegó la
soledad. Todo en mi derredor/ es fiel a su presencia:/ esta duda, su burla, los pasos
de la medianoche,/ (...) Te marchaste tranquilo/partiendo en dos la noche con tu
carro amarillo./Sobre mi mesa está el diario/que siempre lees, intacto./Al lado del
sillón la música que escuchas/ sefue tomando [¿tomando?] lenta, lenta, cual sordina
indeseable./ Sobre la almohada huérfana de tu cabeza/' quedó la imitación de un
nido/que se pierde al tocarlo. (305). La fractura espiritual se hace gráfica mediante
la efectiva imagen de partir en dos la noche. Asimismo, los elementos cotidianos que
han permanecido intactos; el adjetivo huérfana aplicado a la almohada y la figura final
que se disuelve, al conjugarse, configuran un mundo muy tierno y, al mismo tiempo,
de gran desolación.
465
fUimnMmi
Hilen Umofio
Óscar Acosta
466
Lo palabra iluminado
extensión y se acerca a la lengua coloquial, rasgo no usual por esa época: Hace más
de cien años, en Honduras/ un sacerdote descubrió que los lobos/ o coyotes americanos
invadían los huertos/ del saber (...) Este hombre joven entonces tuvo el propósito/ de
trabajar por la cultura y su mérito/ más importante estriba en el amor/ que siempre
tuvo por el humanismo/ y el deseo de que dejáramos el rifle/ el machete voraz, el
revólver político,/ y que nos dedicásemos al alfabeto,/ a la poesia cultivada como
una rosa/y a la tierra que esperaba en el suelo. (19-20). La tercera parte, en tiempo
presente, enfrenta al padre Reyes y a la ignorancia simbolizada en un perro: El padre
Reyes viene caminando/por una vía larga hasta su pueblo./ El rostro se lo ilumina
un lucero./Sigue sus pasos un enorme perro. (23). En la última sección —un “Envío”—
exhorta a los niños de Honduras a honrar al sacerdote. Nótese el deliberado prosaísmo
del texto.
Poesia menor
Poesía menor contiene veinticinco poemas que, en Honduras, abrieron las puertas a
una nueva manera de decir. La mejor definición de su trabajo la expresó Acosta en el
poema inicial: Estas páginas llevan el mismo rumbo./ Todas ellasforman una alameda
de norte/a sur; árboles solos en la noche./No hay descanso para ellas. Las interroga/
el hombre cuando necesita un espejo,/ cuando la lágrima busca un ojo redondo./
cuando una caricia requiere constructor;/ se buscan, hacen falta, se abren solas/
como una enorme y misteriosa flor de plumas./ Leamos, en voz baja, el libro de
poemas. (“El libro de poemas”, Acosta, 1957: 9). Poesía para leer con voz apenas
audible. Busca, pues, el intimismo, la delicadeza y la modulación apropiada a los
momentos personales entrañables. Y, como trasfondo, la idea que valida la necesidad
de la poesía en los momentos límite.
Un libro que, sobre todo, le canta al amor en términos y tonos coloquiales: Tienen
algo de ti los vestidos que llevas, los botones redondos/ que protegen tu pecho
transparente de las miradas ávidas del mundo/ o los zapatos que te ayudan a transitar
sobre la nieve y el sueño./ Algo de ti me llega al observar un color, un impreciso
aroma/ que deja alguien, un jardín o una niña, al pasar/por el viento y continuar su
travesía entre las calles que conozco./ En los sucesos triviales, en los objetos
humildísimos,/ lo he repetido tantas veces, aqui o en otra parte,/me acerco a ti, a tu
pequeño corazón, a las cosas que guardas/y no podría, aunque algún día lo intentara,
467
Ntltn UmoAo
escapar/ de esta atracción que vertiginosamente gira y que me invade. (“La presencia
de las cosas”, 15); Los amantes se tienden en el lecho/ v suavemente van ocultando
las palabras y los besos./Están desnudos como niños desvalidos/y en sus sentidos se
concentra el mundo./ No hay luz y sombra oara sus ojos apagados/y la vida no tiene
para ellos forma alguna./ La hermosa cabellera de la mujer puede ser una rosa,/ el
agua tibia o un surtidor enamorado./ El fuego es solamente un golpe oscuro./ Los
amantes están tendidos en el lecho. (“Los amantes”, 27). Ninguna estridencia quiebra
la armonia en el mundo de la pareja.
La misma calidad es observable en “La estrella”, “El rostro”, “La batalla”, “El teléfono”,
“La espera” y otros. Son cantos de un corazón enamorado, reconciliado con el mundo.
De ahí, el optimismo de “Las horas felices”: Las horas felices construyen puentes/
para que pase por ellos el corazón de los días./ Avanzan las horas como rosas sobre
el agua,/ tocan las calientes riberas y su marcha continua/ le abre un hueco brillante
al tiempo detenido./ Por qué volver entonces a la humana tristeza/provocada por el
llanto y la ausencia,/ si las horas felices ignoran que tenemos/ un corazón hermoso
que se baña de sangre/ purificando dia a dia nuestro cuerpo y el aceite/ que la
lámpara quema para iluminar nuestra ruina. (31). El sentido positivo de observar el
mundo conforma una especie de coraza frente a la agresividad social. En “La traición”,
leemos: Es verdaderamente imposible que ese acto/doloroso con sus alas tenaces nos
cubra/ de oprobio, de vergüenza, de miedo, de cosas/ que no se dicen, de índices
gratuitos que señalan,/ de una larga multitud de temores hundidos. (33). Frente al
hecho que golpea, el amor se visualiza como salvavidas espiritual. Como el gran
valladar para oponer a la perfidia de los otros.
Pero el amor no sólo está en función del yo. La amorosa mirada del poeta se extiende
a los animales y a las cosas, a los cuales personifica o animiza. En “El caballo”,
captando la nobleza de la bestia, dice: El caballo tiene una sonrisa clara/enternecida
por sus lágrimas. Tiene/una emoción aprisionada entre sus músculos,/un temblor en
la crin violenta y transparente. (39).
“La casa” evoca la atmósfera de un hogar cálido y tibio que, para siempre, atrapa y
resguarda dentro de sus paredes: La casa sólo tiene una puerta para entrar/ a su
interior. No se vuelve a salir de ella/porque nos rodean sus habitantes, sus muebles,/
sus perros cariñosos, el olor a cedro, su música/ de fondo, el bondadoso retrato de
mamá, el jarrón/ de perennes rosas, la antologia de la poesía/ universal, la vajilla
468
lo palabra iluminada
incompleta para siempre,/ el reloj que nos regaló un tío ausente y el amor/ de todos
aquellos que nos esperaron en el hogar. (45). Similar atmósfera encontramos en “Los
muros”, “Los libros”, “Los parques” y “El árbol solo”. Todos, con un mesurado
empleo de la lengua coloquial convertida en el mejor instrumento para captar el espíritu
de las cosas cotidianas.
“El nombre bajo la hierba” está dedicado al poeta Jorge Federico Travieso. Su estructura
interna es muy coherente: certeza de la muerte; persistencia del recuerdo como forma
de traerlo hacia la vida; no visualización del cadáver (una forma de negar la muerte);
permanencia del poeta en la geografía de la patria y recuperación afectiva mediante
los poderes de la ensoñación: Posiblemente su muerteflagela losjardines/y hace más
doloroso la acostumbrada misión de la ceniza./ No sé, pero el recuerdo és a veces
tenaz/y avanza entre los seres y las cosas/para volver lo desaparecido a la luz tibia/'
y dilatar el claro volumen de su nombre.! (...) Pensemos que su corazón crece bajo la
hierba/ (...). El sueño, mientras tanto, escribirá su biografía. (53).
Tal vez, Poesía menor sea la obra capital de Óscar Acosta. Por su antirretoricismo y
por la búsqueda de lo esencial que yace tras la apariencia. Dada la fecha de su
publicación, es de los libros que más contribuyeron al rompimiento de los tradicionales
esquemas de versificación en el país.
Tiempo detenido
Comprende dos poemas extensos: “Existencia de los seres y las cosas” y “Formas
del amor”. El primero es un poema que va del símbolo a la alegoría. Frente a la
transparencia de su restante producción poética, Acosta se toma hermético e incorpora,
como elemento nuevo en el estilo, el uso de la ironía. En una especie de discurso
mítico, le canta a distintos elementos: al geranio (¿la fuerza genesiaca de la especie
humana?), al agua, a los bosques y a la uva. Al hacerlo, asume una intención de
469
saludo o referencia de calidad primigenia. Cada estrofa, como una etapa del desarrollo
sucesivo de los seres. Su voz está cargada de reticencias colindantes con el mito:
Después del reinado del geranio/ las muchachas buscaron el rocío/ (...) El mar se
caía en las calles/ como un ebrio v su imagen./Era en suma el principio del pez/y de
todos los seres del acuario./ Las raíces tenían doble fondo/ y un sedimento de agua
abrupta/ humedecía el medio ambiente.//Llegó la edad de la madera/y sus crujientes
alas./ Olía a cedro, a pino joven/ (...) Asi principiaron a verse los hombres/ en los
espejos de! vino, subieron a sus altas pirámides/para contemplar las mesetas,/azotaron
caballos temerosos/ de su repentina violencia/ (...) y fue una mitológica orgia/ de
hombres y bestias/ ante el cebado dios de los zumos/ y el lúpulo. Seguidamente,
cambiando de tono, enfila sus dardos con intención política: En sus selváticos discursos/
el gorrión condenaba a las gallinas/ y a todas las aves de corral/ que aceptan el
encierro./Este activo agitador tropical/ terminaba vivando la revolución,/ la causa
de los desposeídos/y llamando a la huelga. Después, el poeta se dirige a la Honda de
David (¿la muerte?, ¿la revolución?): Tus instrumentos, tu aceite/ hirviendo, tu catapulta
ciega/ destruye (sic) la tranquilidad terrestre. (...) Llego y me pierdo entre las uvas/y
sólo tengo tu potente ráfaga./No hay tiempo para el ¡ay!y la protesta./ Como un pez
tonto muerdo el anzuelo/y al sólo abrir la boca/ de un trago me he bebido (sic) la
muerte. Finalmente, Acosta ratifica el poder de la poesía: Lapoesia, madre dulcísima,/
es el origen de todas las cosas./ Así lo he comprendido en estas páginas. (Acosta,
1962. 8-13). Conceptualmente, se especula sobre el origen de los seres,4a muerte y
el papel de la poesía. Por el tipo de imágenes (que propenden hacia el irracionalismo
poético), estilísticamente, Acosta rompe con las formas miméticas de tipo tradicional
y se inserta, de lleno, dentro de las corrientes de vanguardia.
“Formas del amor” consta de trescientos seis versos libres, distribuidos en treinta y
cuatro estrofas. En él, la expresión niña mía, reiterada en dieciséis estrofas, determina
el aparecimiento de una nota de ternura que remata y equilibra el desborde afectivo
manifestado en el conjunto de atributos que el poeta asigna a la mujer amada. Imágenes,
metáforas y símiles —con abundancia de elementos tomados de la naturaleza—
conforman una especie de teoría del amor en donde la mujer es razón de vivir, principio
y fin de la existencia: Mis manos tocan, niña mía, tu rumorosa piel,/ tu dulcísima
carne que tranquilos ángeles habitan,/ tu cabellera suave,/ tu corazón pequeño.//
(■■■) Llegué a sentir sobre las manos/ el agua efímera,/ el verano derribando sus
torres,/ el abismo cerrando sus ventanas,/ el fruto abandonado,/ el mar abriéndose
470
La palabra iluminada
las venas,/ el fuego hundido,/ hasta que tú. niña mía,/ perfecta virgen repetida,/ me
entregaste tu rostro.// (...) Todo fluye de ti:/ la pasión y la gracia/ con sus armas
doradas,/ el amor familiar que traes y cuidas/ en un virginal recipiente,/ tu tierno
acento que alegra/ mi corazón de hombre,/el perfume secreto/ que decorosamente te
inunda;/ venciéndome siempre,/ niña mía,/ tu cuerpo blanco y dulce. (13-15). Uno
de los poemas memorables de la lírica amorosa del país.
Mi país
“Mi país”, el poema inicial, posee un carácter heráldico. Anuncia el panorama que
vendrá después: un retrato sumamente sombrío de Honduras: Mi país está hecho de
niños/ ciegos,/ de mujeres olorosas a ñopa,/ de sujetos violemos,. ' de ancianas/ de
bruces sobre el olvido. (Acosta, 1971: 9). Con pocos elementos léxicos, un gran
471
Helen UmoAo
A la violencia ejercida desde las esferas de poder dedica el poeta varios textos: en
“Expediente negro”, la denuncia es punzante: En mipais/los dueños del poder/duermen
con una lista negra/ bajo su intranquila almohada.// En ese cuaderno están los
nombres/ de los sujetos peligrosos,/ de los individuos rebeldes,/ de los jóvenes con
dignidad/y de las mujeres orgullosos y claras. (39). En “Guardia civil móvil”, las
fuerzas represivas actúan en connivencia con la oscuridad: En la noche los guardias/
rodean las chozas/de los campesinos/y los perros despiertan/a los asustados labriegos/
mientras los caballos/ y látigos/ le sacan chispas/ al yunque de la noche. (41). En
“Penitenciaria central”: En el calabozo los presos políticos/ ven el rayo de sol que se
cuela/' por las rendijas y cae sobre el piso: tibio fruto alargado.// Los rifles de los
guardias/son insensibles al viento del dia. (43). En “Silla de ruedas”, el ambiente que
rodea al ser humano es sombrío: Hay plantas pobres en las maceteros/ y un olor
472
Le polabrc ilumine
extraño se levanta/de muebles y guardadas telas. (31). Haciéndole honor al titulo del
poemario, Acosta no olvida ninguna arista del rostro nacional
La visión apunta hacia una crisis de insospechadas dimensiones De ahí que el poeta
no vacile en acudir a términos airados para definir al pais: este absurdo cajón, este
maloliente pozo de aguas negras,/esta ciénaga agusanada, 'esta selva de peligrosas
alimañas,/ este pais de 'hijos de puta(67); Hoy los enanos gobiernan la ciudad1 y
los veo detrás de los barrotes/ vigilándome con sus ojos simiescos (65), Y la gritería
es insoportable/ en este zoológico/cercado con alambre de púas. (51). Frente a tales
calificativos, casi no se vislumbra una salida. “Pais de sordos" alude a tanto llamado
inútil para que el hombre se despierte,/ deje la angustia al lado de su lecho v se
levante airoso. (13). Mi pais cuestiona, en profundidad, la realidad hondurena Su
crítica alcanza, también, a la mayor parte de pueblos latinoamericanos en donde
prevalezcan similares condiciones estructurales. El lenguaje descamado y sin adornos,
que se utiliza con frecuencia, se adecúa a la materia tratada. Confirma que Óscar
Acosta no sólo es el poeta de la voz íntima y personal observada en las obras anteriores.
Transita, con plena solvencia, los predios de la poesía social.
Viento y agua
La evocación del pasado familiar en una región rural, el cuestionar los desajustes
socioeconómicos, el amor patrio, el encomiástico recuerdo a Lempira y la solidaridad
con los seres humanos, constituyen temas que Alejandro Barahona explaya en I lento
y agua. Formalmente destaca el empleo de la lengua conversacional. “El fondo de un
monte” traslada vivencias infantiles. No tengas miedo a ios muertos ',/ eldiablo no
473
Hcien Umofla
La dignidad humana, aun por encima de la pobreza y con cierto regusto machista, se
expresa en “Ropas viejas”: Las ropas viejas/ no son harapos./ (...) Yo no tiro mi
camisa/ ni cambio mi pantalón.// Creo que podría vender mis zapatos,/ empeñar la
corbata,/pero/ el/pantalón/ nunca lo presto/sino/para bandera de combate,/porque
cuando los pantalones/se aseguran altos/mata el olor de hombre/a todas las pulgas,/
envenena bichos/y rescata/ el derecho/de sembrar llamas en la tierra. (30-31). Mi
subrayado destaca la presencia de versos bisílabos que quiebran la armonía rítmica.
“En plena historia”, el diario batallar por la vida, la presencia de la muerte y la alusión
a los relevos humanos que van haciendo la historia, alcanzan una formulación muy
sencilla pero eficaz por las connotaciones implícitas: la violencia, la muerte y la vida
que renace: El camino suelto./ Dos hombres y sus machetes,/ tal vez la muerte.//Ha
crecido el sembrado./ Un grito.../ Vuela el pájaro/ que es tímida sombra fresca.// (...)
Yo pienso/ que el sueño es luz/ en la flor que revienta (sic)// Hace mucho tiempo/ los
hombres y sus machetes/quisieron limpiar la tarde.// Hoy, el camino simple/ despide
a la cosecha./ Son nuevos machetes/y también otros hombres. (16).
“De aquí mismo” constituye, dentro de la airada negación, una válida afirmación de
amor a la patria, enajenada por intereses foráneos: De aldea saco la sangre/y de
pueblo en pueblo viajo/ calcinado.// ¡No hay ciudades!// Por qué decir país/ si el
pincel es ajeno.// Hay hombres/ tan pocos que se esconde/ la mirada en medio día.//
¿Pero renunciar? Nunca.// Que falta el amor/ de llamarnos de aquí mismo. (26). La
mayor parte de los treinta y un textos de Viento y agua dejan de lado la construcción
474
lo polabro iluminado
Con la lluvia
Los cincuenta y un poemas que integran Con la lluvia carecen de nombre, son
breves y se tejen en tomo al motivo del agua. Citamos, copiados en su totalidad,
algunos de los mejores: El pájaro cuelga/el nido/ en la luz de su fiesta, con las rosas/
del agua. (Barahona Romero, 1979: 2); Racimos del aire/ Arpas del agua// Triste
blancura// La cuerda del dia/ se corta en el ave. (11); Pájaro invierno// desgranan/
mazorcas/ de granizo// los dedos del hambre (14); Rosado hilo de alma música (19);
Arbol/ con ojos en el pozo// No palpas/ el agua de mi sombra (24). La lluvia de los
pobres/ es de granizo/ con dientes de perro//Rasca las carnes/desnudas/y sangra en
el pueblo (28); Suave conversación// Fresca transparencia// Música/ oida/ a ¡as hojas
475
¡Him—hwi
Ntltn Ümarta
*
del tejado// Cada granizo es una destrozada aurora/en el corazón del hombre (39).n
Interpretación de la lluvia a través de la propia subjetividad. Sin estridencias, hay
señalamientos muy sentidos sobre la situación social. Sin embargo, la mayoría de los
textos pecan de superficialidad y hasta se podría pensar en uno que otro desacierto.”
En XVI11, advertimos el mismo patrón formal: tierra de ríos, dulcísimas arenas, árboles/
talares, la palma, pestaña verde/ el alba/y sufuego me ha (sic) dicho que sí// gota inmersa
la madrugada/elfrío y el deseo/ clara esperanza en cada rayo la rosa/de mis anhelos el
pecho soñado, el l eso/y las delicadas hierbas// lejos del rumor hube fiesta, halagos y
travesura. Una especie de pinceladas dispersas que dificultan atrapar un significado
coherente. El autor hace de lado las reglas sintácticas: Mi sangre te halla de negro en el
blanco muelle/sin que amanezcas el puerto (XIV); romper puede el viento su corola en
la espina/ mientras quema la distancia/ el amor hecho todavía (VI; los subrayados son
míos). En XX 1o ratificamos: Por la ventana blanco de tarde azul/las garzas/pacifica
en su lecho los marcos deljardín//Música aprendida al susurro dos de clavel// Un rebaño
de corderos aparta su vestido/ del sol en saltos de cristal rotos de tambor// Mansa la
mano/ los joviales bríos del deseo pausa/ encierros de frenesí y de carbón// Se tiende
476
wiMttlll
Lo polcó'o iluminado
exhausto v largo el camino mío/ ido en la proeza las bocas juntas al confín. Flechas
sostenidas garzas al mar tranquilo amor. Ardua la tarea de encontrar significados y
referentes.
Barahona incluyó varias composiciones de un solo verso: El perro ladro (¿?] descose la
balanza de los sueños tic tac (III); Quieta quimera vienes serpenteada espuela delicado
miedo (XVI). Estilo telegráfico. Versos insólitos en los que no son infrecuentes las
cacofonías, según comprobamos con esta especie de nma intema: el seno empinado
del castaño repecho [¿?J/ lecho fragante de cómplices amapolas (IX). Véanse para
finalizar, otros ejemplos: Quiere ganas soportar el castigo Amada para verte una semana
todo jueves/ repites suficiente mi reclamo// Caramba Amor/ Tan tsic) lejos podiendo
quedarte mío/ el mes más largo (XLVII); Un día sin falta/ No (sic) es mucho en la
cuenta analfabeta// Cero sin pasado/ Cualquier (sic) miércoles es domingo en el amor
que puede// Tú misma con veinte defuego juegas conmigo/y mía sólo es medio/ media
tierra en verdor extraño unos brazos de naranja/ me retienen pensativo (LIV). El
pensamiento aparece desvertebrado y sin una secuencia poética lógica.
Misael Bueso Gómez (Concepción del Norte, Santa Bárbara, 1935) ha escrito Esta
palabra (s.f., el prólogo está fechado en 1971) y Mis cristales ocultos (2003). De
Voz y flor (1972) preferimos omitir comentarios.
Esta palabra
Esta palabra es un libro de elaboración irregular. A la mayoría de los textos les faltó
un mayor trabajo formal. Sin embargo, algunos muestran un cierto memo. En “La
pobreza”, aunque el verso que subrayamos implique un contrasentido, las imágenes
captan aspectos ligados a la miseria: Pasa,/ como huracán sin viento./ Lleva en sus
hombros/ una carga diluida en alaridos...// (...) En su conjin sediento/ se extienden,
inconformes, mil lamentos/ con voces escarlata/ cobijando su hueHa en el camino. //
Su mano arranca las raíces más tibias.// La veo siempre/ y me hiere su origen.// la
dejando una pena escarlata/ en el camino...(Bueso Gómez, s.f.. 18). En “Lluvia \ la
situación es semejante: El rostro del invierno se oscurece./ (...) Sobre la tierra dura,/
los párpados ligeros del follaje, esperan la caída húmeda de la lluvia...// (...) Sin
embargo, entre nosotros/ las lluvias son continuas:/ pueblos enteros lloran./ en su
477
Helen Umoflo
478
la palabra iluminada
“Encuentro del delino” comprende textos de amor cuyo estilo fluctúa entre el lugar
común y la imagen de relativa novedad: Hoy me quedo distante/en la ternura de tu
vientre.// Confundo tus carnes deliciosas/ hurañas/ infinitas de mango y primaveras.//
(...) Y yo aqui. mortal de piedra,/ tierra mojada en la esperanza,/ mirándote entre
imposibles espejos/ incluso deshojándome/por ese beso tuyo que me niegas. (Bueso,
2003: 19).
479
Helen Umofio
en su diaria relación con la ciudad: En este amanecer/ el vuelo de los pájaros/ cae
sobre las manos del alba // (...) Pienso en la inmolada flor del campo/ en el hondo
estupor/ de la floresta/en las aves violadas con los dedos del tiempo.// (...) Me atrae
el ir/ y venir de los transeúntes/ desde tempranas horas/ y el caminar del rio/
precipitadamente/y sin sosiego.// (...) Abajo/ el rio estira su ropaje/ sobre rocas y
arena/y el ritmo de mi rostro/ recibe/ desde lo alto/ la señal de un dia más/ que me
ilumina de hambre. (94-96). Un estilo que, dentro de su cotoquialismo y exuberancia,
es aceptable.
Los interiores
En 1973. Edilberto Cardona Bulnes obtuvo el Premio Café Marfil de España con el
poemario Los interiores, publicado con el pseudónimo de Zósimo-Zara. Consta de
tres partes: “Ulises”, “Aknaton” y “Pablo”. El primero -con el simbolismo implícito
en la abundante referencia al mito clásico- conforma un único discurso de doscientos
setentritrés versos en los cuales la voz poética, con excepción de los primeros yersos,
se le adjudica a Ulises. el héroe griego. Un trovar cerrado, hermético, predomina. Sin
concesiones a la semántica al uso. el poeta únicamente atendió a su propia necesidad
expresiva. En términos generales, los versos soslayan la intención comunicativa del
lenguaje y ofrecen una serie de imágenes que, sólo por asociación de ideas, podemos
conectar con determinados conceptos. Pensamos, así, en un Ulises —eterno
navegante— enfrentado a la hostilidad del mundo y sorteando—ante la mirada de los
dioses— sus peligros: Cipreses enraizándose en acuarios, rodeándonos./Océano nos
sigue. El espacio aumenta su límite./ Un beso como un astro. Y no consigue tiempo.
Mi espacio./Mi lenguaje hasta donde me cierra su tempestad. Sobo/ mis sienes como
pasear un sepia por la ¡arde de un ciego.//...) La de ojos de lechuza no viene a volar
sobre mi./ Quiero una mano sin guante. O al menos, habitado./ No hay firmamento
encima de la espuma que uno tiene./Bajo los hongos no existen las constelaciones ni
las palomas./ No viene ya por eso la de ojos de lechuza/ que ayer, ayer contiene
tanto, me rescató de los rastrojos./ (...) No. Calipso no embruja mis corceles. Arre.
480
La palabra iluminado
arre caballos, arre toros./Resistir hasta las pieles, a empujar amapolas. En ristre los
pescuezos,/ las colas y crines como dardos, palos, piedras, la guerra es sin cuartel/
contra las olas. La guerra es sin cuartel. Febo lo sabe./ Sin descanso me siguen
amapolas fluyendo el corazón que ya no cabe,/ sin que acabe otra recua que venga
de repente por aqui, por allá,/ y asi me halla la de manos de rosa./ El tridente
buscando mi planeta, el aliento que pájaro callando/ primavera mi frente. La malva,
la uva, violeta donde siento. (Zósimo-Zara, 1974: 7-8). Un bombardeo poético que
provoca un sinnúmero de impresiones: carencia de un cielo; navegación erizada de
peligros; abandono de la diosa de la sabiduría; impotencia de Calipso; una guerra sin
cuartel; resistir con todo lo que se tiene a mano; el tridente de Océano buscando al
yo... Y, en la estructura profunda, la idea de los ingentes obstáculos que el héroe (¿el
hombre?] ha de vencer hasta llegar al destino final. Desde el nivel simbólico, como
bien plantea José Enrique Cardona Chapas, un viaje hacia el centro de uno mismo.M
En otros textos, con utilización de la imagen y de la metáfora, Odiseo habla del amor:
Filo de luz. Plumón. Flirteo de la llama. De afrodita (sic)/ la anémona. Por ella.
Cuando Adonis sangró vino la rosa./ El hilo cambia aguja. ¿O es el hilo él que
cambia?/ Mariposa de Siquis, siempre. ¿O no?/Zeus estruja las nubes y se i«. ¿Se
va? ¿No ha estado nunca?/¿Yentonces? Helios empuja un crepúsculo más./Las
imágenes cambian. ¿No? ¿No son?/El número en su orden/que se ve en el columpio.
¿Se ve? ¿Esplendor o resplandor?/ Orfeo acaso pudo por la lira llegar hasta la flor./
Vienen las gaviotas. Yo en mi tabla. (15). En el texto final, la ratificación del amor y
la certeza del propio valor se conjugan: Aqui peno el gozo de ser yo. Quemar el
aceite./ Coger una burbuja de música, un pistilo de luz, una miga- de amor que
cayendo de ¡a mesa el corazón la huele, lame, come./Se muere de vivir. Muriendo de
lo que amo/ aqui me tengo allí vela de muerte. Mudada que sin dicha/ un marinero
llevó bajo la lluvia. Porque vengo me voy./ Penélope me alumbra. A sus pies anclaré
nauta siempre,/y en su pecho donde he velado mis uvas/ entraré mendigo de mi
mismo. Corifeo de olas, de viento./ Abandonaré mi equipaje hasta llegar a ella/ sin
nada más que yo. Por fin: yo. (25). La sed de belleza. El gozo permanente. La
combustión permanente de sí mismo. El amor como elemento dador del ser del otro.
La mujer como ancla y fortaleza. La verdadera identidad radica en alcanzar al otro...
Literalmente, cada línea, una explosión de conceptos y sugerencias.
*,
34 J. Ca dona Chapas, “Otra sería ¡a historia literaria en el periódico Casa Real, núm.
18, Tegucigalpa, abril-mayo de ¿304, p. 8.
481
Helen Umafla
Sin faltar la referencia al deseo cuya fuerza se enmascara o se deja entrever como en
resquicios: El hombre suda, duerme, come, y al copularse se quita el adjetivo./Después
el frío, el asco, la caída, volver a juntarse de las hojas./ Miente, teme, supone la
estatura. No está en él./Regresa por su oido, su tacto, su gusto y no enreda vista ni
olfato./ Arde su sal. Vence a Cancerbero. El. Suyo el sísifo (sic) del rayo./ Bufa
Minotauro. Brama en cintura el deseo de Sátiro./ Mide planetas. La que ama las
sonrisas, Afrodita, tierra de cielo,/ burla de marjil, reverbero de plata, trance de
nácar,/ mueve a Sátiro y a Fauno en el asilo del que padece/ cornadas en las sienes,
las ingles. Labio de oreja a cuello,/a boca, a pezón. La mano crece de la nuca a los
glúteos/y al abrigo de los senos. Los dedos por el mundo delineando horizontes. (17)
Polivalente, en las metáforas y símbolos empleados, es la pulsión sexual. Un
acercamiento erótico que se percibe como en sordina. Letanía-metáfora a la diosa del
amor. Un lenguaje que dice más de lo que enuncia. El mito antiguo desde vertientes e
interpretaciones insólitas.
En otro texto, el tiempo —sustancia que conforma el universo— se visualiza desde una
perspectiva subjetiva: Voy en mis ondas. Todo es tiempo. Los días pulsaciones de
visceras./Movimientos de Cronos. Son las edades en el tiempo. No camina./¿ Y cómo;
y adonde? En mi conciencia oigo su latido. (16) Para 1973, en la poesía hondureña,
versos tan extensos como los anteriores (conformados algunas veces por tres oraciones)
y que, además, se apartan del uso racional del lenguaje, representaron una original
manera de decir. Lamentablemente tuvieron poca difusión. El propio autor —según lo
manifestó varias veces— se negó a publicar el libro en el país.
462
Lo palabra iluminodo
corresponde a Aknaton, el faraón egipcio que instauró el culto a un dios único: Atón,
el sol. El segundo y el tercer terceto orientan hacia una posible clave interpretativa: la
búsqueda de un foco de fuerza, de energía: (...) Pugna, pacto/deteniendo pirámides,
espuma// buscando radiación, esa energía/ vertiéndoseperfil, dándose bruma/cerrando
ciclos, ondas, armonía. (29). Pero, a partir de aquí, la situación se complica porque
el poeta utiliza un lenguaje sumamente críptico. A mi juicio, los versos, en cierta
forma, operan como un solo significante cuyo significado global apunta hacia el
universo entero: peces, alhelíes, zafiros, arena, girasol, viento, veleros, abejas, hojas,
estrellas, lunas, etc. Todo en simbiosis indiscernible: ¿Qué aire cuervo lleva no
conmueve/lirio? Sierpe alumbrando agua ¿no fluye/palomas?/¿Qué agua canario
bebe//no lo bebe? Respira estrellas toro,/ come soles, orina nardos, nieve;/galápagos,
delfines, nada oro.// Nos respiramos tigres, golondrinas,/ nos bebemos topacios.
Cuando lloro/¿quiénes lloro?, ¿quién trae mis harinas?// ¿Qué arcilla mía es, mía?
¿qué metales?/ (...) ¿Dónde soy yo, dónde ya no, qué digo/ mío? ¿no (sic) son
tormentas, minerales/fugándose gaviotas que persigo?// (...) Soy árboles buscando
primaveras,// pájaros norte, lágrimas lucero,/ habitante quemando sus maderas.//
(...) No sé qué mares tengo, qué montañas,/ volcanes, bosques, ríos, caracolas,/
doncellas, niños, pájaros, arañas.// Llevo estrellas que saben interiores (31 -33).
Otro conjunto de tercetos parece referirse a la esfera de lo divino. Pieza clave es Ibis
que, en la simbología egipcia, podía significar el alma, su aspiración y perseverancia.
También, la mañana y, cuando tenía cresta, representaba al sol. Dios de carácter
solar, destructor de serpientes, en su aspecto maléfico.35 En otras palabras, el poeta
probablemente hable de la relación con ese dios único que Aknaton perseguía: Ibis
sabe mis ojos, ojos, ojos./Mi cauce, cauce, cauce. Biografía./Despojos suicidándose
despojos.//Ibis sabe mi rio, río, rio,//mis orillas, mis sauces, mis cerrojos,/mi sombra,
mi velamen, mi vacío. (39). En varios tercetos, el poeta sigue una tónica formal
similar y hablará de besos, besos, besos; manos, manos, manos; huesos, huesos, huesos.
La reduplicación enfatiza la importancia de la relación con Ibis o el ansia de unión con
un ser omnipotente.
Por otra parte, hay tercetos en los que el poeta deja salir sus sentimientos sobre el
amor, la desolación interior, la muerte, la poesía... Mi desierto es asi, es mi desierto./
arena, grava, polvo, no descansa (42); Hacepoesia Osiris. su (sic) poesía/' nos deja
483
íh Iihíimiihi
Htlen UmiAo
484
lo palabra iluminaba
36 Aspecto que se apuntala con las referencias al Hades y a Dante que hay en el
poema.
Heltn UmoAo
La Biblia es fuente primaria en el trabajo de Cardona Bulnes. Con frecuencia (cf. 51-
59), como expresión de acendrado cristianismo, de profunda religiosidad, la cita
extensamente. Tal vez, por esta razón, José González lo considera el poeta místico
más grande de Honduras (1997: 32). Sin embargo, juzgamos que tal designación no
es pertinente. En todos los casos, las anotaciones bíblicas son de tipo expositivo o
conminativo y carecen del sentido de unidad amorosa con la divinidad. En los poetas
místicos —piénsese en San Juan de la Cruz— la expresión del amor conlleva, como
condición sine qua non, la idea de absorción iluminada —de fusión íntima— con
Dios. Existe, inclusive, un alto grado de sensualismo. Estos rasgos están ausentes del
texto cuando se alude a lo divino. Es decir, en Jonás..., está presente el tema religioso,
pero no la expresión del sentimiento místico.
Asimismo —faceta ausente en la intensa pasión propia del lirismo místico—, Cardona
Bulnes casi nunca abandona el tono reflexivo, de fuerte reconvención por el mal que
observa en tomo. De ahí, por ejemplo, la mención de Superman (y su doble Clark
Kent), el célebre héroe de las tiras cómicas: Clark Kent, nuestro cabal intermediario/
lealtisimo, el informado, el conocedor,/sabedor de lo grande, de todo, de lo que no/
supiéramos si no fuere por él, él,/ el pavlov de la información; él, el bergson/ de la
novedad última, el perseo,/ teseo/ de lo absurdo, prometeo, Jesucristo/ de la verdad,
él el servet de la vida/ (...) Clark Kent nos salva, espartaco/de menesterosos ignorantes
apatridas,/nos colma, nos significa, nos da significado;/ inventa ser uno de nosotros,
miente ser/de nosotros el tímido, el encubierto,/y calcula, especula estafando/ nuestra
perfecta credulidad de imbéciles,/ (...) constriñe y avasalla, coloniza/ bajo una falsa
realidad que nos cae/pusilánimefalsamente repitiéndonos. (24-25). Versos sarcásticos
que apuntan hacia la función alienadora de la industria cultural. El poeta esgrime tanto
la ironía como la expresión directa, descamada y cruda.
486
La palabra iluminada
Ubicada en la esfera conceptual del arte, la poesía constituye otro de los temas de
mayor desarrollo. Las reflexiones implican un escarbar profundo en el propio oficio:
La poesía es un diálogo/ consigo mismo, aún en momentos cuando/ parece ser otro
semejante. Diálogo de uno/ ante algo, ante alguien —en esencia— fuera/ de forma.
487
Helen Umofia
488
lo palabra iluminada
quien arrea y cuando llegue/ la hora ya se verá de quien (sic) son las muías:/ (...)
Está jodido, fregado, /es cierto, muy cierto, en otras parles/ están peor, igual, somos
desgraciados, estamos maneados, hechos mierda,/ con la estaca en el culo,/ ah la
puta, amigo,/ uno siempre lleva las de perder. (107-110).
37 Trabajamos con una fotocopia. No estoy segura sí el nombre del libro es como lo
consigné al principio y el dato no es fácil de corroborar ya que la edición completa de
Joñas..., misteriosamente se extravió en el aeropuerto de Tegucigalpa
489
---
i** .. — t-t -t ■ •^’^itfTiTiTfTtfWTOíTi
Helen UmoAo
Francisco Aquino Pérez (1936), en La voz convocada (1967) publicó diez textos: la
amistad, el amor filial, la muerte, la dualidad humana, la solidaridad con los desposeídos,
son algunos temas. Por el tipo de imágenes; por la animización de la noche, “Nocturno”
quizá sea el mejor poema: Esta noche bañada por el viento/y salpicada con cascajo
y polvo,/ es una noche temblorosa, untada/ con el ladrido de unos perros viejos.//
(...) Esta noche su túnica aligera/ entre azul y mostaza y gris endeble,/ con sus aires,
sus gatos y sus gentes/ mas parece un blasón de esquizofrenia./ Noche de Octubre
polvorienta y triste/ como una lira abandonada y muerta,/ en connubio los gatos te
rasguñan/y los perros famélicos te muerden. (Aquino Pérez, et. al., 1967> 16).
Canto
En Canto, Sorto Romero aborda una temática diversa y compleja. “La poesía” es un
poema clave. Inclusive, con ligeras modificaciones, reaparece en Poemas de la
Sulamita. Coloca a la poesía en un sitio de privilegio: silencioso esperar de ave que
vuela,/cárcel bendita,/desesperada entrega de amor puro.// Te busco a ti/ los ojos se
me nublan./ ¡Qué resplandor de luz eterna llevas!// (...) Hermosa, no podrán con tu
490
La palabra ilamtnaic
belleza/ reina en ios hombres,/ doblega el mal. el odio, poderosas guerrillera del
alma./ leona herida,/ apiádate de mi/ Poesia eterna. (Sorto Romero. 1967: 47 ). En
“El combate”, la lucha consigo mismo implica el encuentro con la poesía: No es
contra el viento enorme de levante/ ni con la muda araña de la noche/ ni contra el
mar hundoso/ y sus arenas/ que combato esta noche.// Sangro mi vena de ángel
silencioso/ (...) contra mi corazónfiero y amargo.// (...) Corazón y Poesia. caballeros/
en campos del amor de medianoche,/ a la vera del agua cristalina,/ a la sombra
apagada de la tristeza pura,/a la hora del canto silencioso/ ¡Combato (sic) y canto
y soy y más te amo! (9). Adviértase la profusión del adjetivo.
“La luz”, “La esposa”, “La espera”, “La serenata” y otros, abordan el tema amoroso.
En “La tarde (II)”, con riqueza en la imagen, dice: La lejanía es gris./ la sangre,
negra;/y mi voz, huérfana de tu luz,/es cal marchita.// Otras veces/reman mis versas
ebrios/ en las barcas oscuras de tus ojos,/pero hoy,/ el pájaro que escucho cada día/
desde mi alta ventana rumorosa/es un copo de sombra y de silencio. (25). Asimismo,
vincula mujer y poesía. En “La huida (II)”, al dirigirse a la amada, con transparencia,
expresa: Voy tras de ti por un camino muerto/ lleno de frío y de guijarros tristes,/ te
busco a tientas/ con un miedo profundo,/ te quiero ver y me lloran los ojos.// (...)
Todo se ha convertido en loca huida/ sin embargo a pesar del destino/ a costa de la
sal del mar cansado/ te encuentro, pura y mia/ en el nido profundo, de mi clara
Poesía. (13). La figura femenina se relaciona con la idea de patria; indica el largo
camino del encuentro con ésta (“La huida”, 11).
El entorno natural es motivo importante. “El paraíso” (evocación del árbol de este
nombre en el patio hogareño), “La tarde” y “La lluvia” lo ejemplifican. En éste,
I dirigiéndose a la lluvia, la vincula a la bondad divina y destaca sus beneficios: Lágrimas
puras de Dios/tus dedos acarician los campos/y llenas de amor (sic) las golondrinas. '
Traes pañuelos de nostalgias,/sollozos y recuerdos./ Eres lluvia,/ un rio de ternura
que cae y se levanta. (39). “El jardín” y “El credo” expresan religiosidad.
491
Heien limado
Quizá, en algunos trabajos de Canto, faltó dejar sólo lo esencial. En “Vals de Año
nuevo", inclusive, al cuestionar a posibles lectores inconformes con la falta de rima
de su poesia, el autor elabora una estrofa a la que intentó insuflarle un tinte irónico;
pero, por lo ramplón de los versos, el objetivo se frustra.M
Poemas de la Sulamita.
Poemas de la Sulamita está concebido como una totalidad. Cada parte (señalada
con números romanos), con varios poemas incluidos, lleva una pequeña anotación
que anuncia el tema tratado. Asi: “I El poeta le canta a la Sulamita”, “II Se inicia en el
templo de la poesia”, hasta completar diez partes. En la sección “IV Extasiado
contempla las maravillas creadas: agua, fuego, cielos y tierras. Cambia el Poder por la
alegria", a cada elemento mencionado, le corresponde un poema: “Poema del agua”;
“Poema del fuego”; “Tarde de pájaros” (a éstos como dueños del cielo); “Los niños”
(habitantes por excelencia de la tierra); “El mágico misterio del poder” y “Alegria”. El
estilo abunda en adjetivaciones: Agua matinal alabanza sagrada/caminante del mar/
tormentosa materia/ de las cumbres/ lavandera imposible/ agua de los caminos
invernales/ven, no huyas/ escapada gacela del espejo/Oh, llévame entre tus brazos/
agua de manantial./ Bésame, agua amorosa/con tu bocafluvial/ los ramajes sombríos/
de mi claridad./ Bailarina traviesa despeñada/y espejo del espejo de cristal. (Sono
Romero, 1995: 25).
* Muchos dirán que esto no es/ Poesía porque no nma/si quieren rima aquí está:/ En
Honduras ¿cuantos no comen tortilla?/ ¿Cuántos no conocen la mantequilla?/
¿Cuantos artistas son rosquilla/ y tienen floja la rabadilla? (57-58).
492
Lo pclobrc iluminado
pasan, les dice un hasta luego y que les vaya bien”, los dos hermanos son ios poetas
Edilberto Cardona Bulnes y Antonio José Rivas a quienes dedica sendas elegías En la
sección “III Se encuentra con el velo y el des-velo del hombre”, los temas apuntan a
la muerte, lo esencial, el tiempo... “Vigilia”, incluido en forma completa, expresa: He
aqui que la noche de noviembre/ en Tegucigalpa/ se mira en los ojos del amanecer y
en este minuto, transitivo,/mepregunto:// Qué hago yo con esta luz/entre mis manos)
(sic) (15). En “Humanauta”, externa la amplitud de sus intereses espirituales: Por la
luna/por los mundos flotantes y bifrontes/ por lo que sigue del limite del después/
navegando/ con el viento solar/ en el nido de las velas blancas/ surcando celestes
cielos ciegos/acariciando estrellas de varias puntas/ navego,/vago, sin peso, iluminado
por el tiempo. (21). En la sección “VI Se encuentra con sus extrañas Musas y
fantasmas”, inserta un poema dedicado a Rigoberta Menchú. Sin embargo, no todo
es tan transparente. En “Año del jubileo”, habla de un personaje manicomionizado y
el significado se nos escapa. En la parte final dice: bendigo jubiloso/ que mi Poesía
alabe/ no las musgosas nalgas/ de una madre cagada/ aún convertida en diosa/
gracias ayo sé quien/porque escribo macizo/desde mi todavía. (50). ¿La expresión
de algún alienado? ¿La locura como uno de los fantasmas al cual alude el nombre de
la sección? El último poema de la sección, “Fantasmas”, se autocalifica de extraño.
Quizá faltó explicitar, aún más, las claves interpretativas.
Sorto Romero provoca al lector para que participe activamente en la decodificación del
mensaje y colabore en el trabajo poético. Inserta una página en blanco y la nota es
conminativa: El poeta le pide al lector su ayuda para llenar este oscuro vacío blanco
(s.p.). En las secciones “I Poemas de la Sulamita" y “IX Puede ver su camino desde el
río de las amarguras, hasta el Reino del Amor Sereno”, no aparece ningún texto. Estos
vacíos tal vez funcionen como un signo: no aparecen los poemas de amor que, dada la
referencia al Cantar de los Cantares implícita en el título y la mención del Amor Sereno,
el lector pensaba encontrar. ¿Descreimiento en el amor? ¿Imposibilidad de cantarle?
493
ÍÍTli«nMim«44iifira
H»l
*n Utnoflo
Samuel Villeda Arita (San Marcos de Oco'epcquc. 1940) escribió Alpie del Ticante
'(¿1971?): Canto al obrero (1974); Tiempo adentro (1985) y Poesías premiadas
*
(Selección de 15 libro
* galardonados) (2001), obras cuyas composiciones, en su
mayor narte. giran dentro de los postulados de la literatura de compromiso. El primero
de los libros contiene textos laudatorios a quienes lucharon contra El Salvador en
1969 y preferimos omitir comentarios.
Canto al obrero
Canto al obrero está conformado por ciento veinte versos octosilábicos. Dirigiéndose
al obrero, la voz poética le pregunta, en tono de reto, si se cree importante por los
elogios que le prodigan el poeta y el demagogo. Lo insta a que. frente a la mentira,
coloque su realidad: hijos descalzos, enfermos, etc. Le recuerda que no disfruta de
sus grandes obras (vr. gr„ las construcciones). Los versos siguen esta tónica: Hermano
trabajador.../ tu sitial no está en la gloria/ celeste que te señalan,/ ni en el discurso
barroco/ del político elocuente;/ no está en la turba que ruge/ queriendo el aire
partir,/ni está sobre el escritorio/ tallado en pape! de carta.../ TU SITIAL HERMANO
MIO.../ TU SITIAL ESTÁ EN ZJ UNIÓN/SINDICALISTA QUE LUCHA/POR LA
JUSTICIA SOCIAL. (Villeda Arita, 1974: s.p.; siempre, las mayúsculas son del autor).
El discurso está imbuido de la mística revolucionaria que. al carecer de «na sólida
teoría literaria, contrarrestó la calidad de la poesía en Latinoamérica.
Tiempo adentro
En Tiempo adentro, sin atenuar la preocupación social, los trabajos presentan una
superación formal con relación a los libros anteriores. Los títulos anuncian el contenido:
“Postal campesina". “El salario”, “Lavandera", “Tortillera”, “Raúl el consetje” y otros.
En “El machetero”, el verso, dentro de su sobriedad, posee fuerza: Recuerdo aquella
vez/ de tu lineal caída// (...) No hubo sobresaltos en la empresa/ ni diálogos/ ni
toques de campana/ sólo sombreros bajos/ sudores fuertes/ y llantos campesinos
detenidos (Villeda Arita. 1985: 106). El breve “Muchacha combatiente” contrasta el
valor de la joven comprometida con la lucha social y la comodidad del oficinista:
Frente a su silencio/ la sangre se me hincha/y se vuelve música en los huesos//Es que
*° Esta fecha tiene una dedicatoria del libro firmada por el autor.
<94
Le peiobra liwnirwáa
“El agua” tal vez aluda a la dualidad de los seres y las cosas: A veces el agua, es un
pequeño hilo/ que recorre la espalda del vacío//Brota del caite campesino, y termina
vestida/de alcantarilla y sombra. (124). En “Cactus”, la subjetiva visuaiización de la
espinosa planta gráfica al propio yo: Me atrae tu silencio^ de potencial violencia, tu
sonrisa espinosa/ tu corazón tan frágil// Me gusta tu paciencia/ de soledad y viento/
de arena y sol// Te pareces a mi. (125).
Poesías premiadas
Contiene cincuenta poemas cuya elaboración oscila de 1958 a 2000. Predomina la
preocupación social. En “Los niños de la calle” y “Los niños Callejeros” (sic) el autor
expone la dolorosa situación de los infantes abandonados y los ve como parte esencial
de nuestra historia (Villeda Arita. 2000: 14). En “Niño adentro” se pronuncia contra el
aborto. En “Canto a la violencia”, en ciento veintiocho versos, traza un cuadro sobre
los estragos de la convulsión social: Es un camode insomnio y explosiones. tu plegaria
constante;/ tu saludo matinal es hambre./ harapo y estallido’ y tu nocturno adios:
insulto./ La sangre de la gente/juega a escondidas con la muerte;/ y lü,< te vuelves
juez y parte de la escena. (59),
495
Hthn UmoAo
En “Viento arriba", visualiza a la patria como una mujer a la que desea ocultar el dolor
y la angustia; Ella. no debe mirar cosas extrañas./ ni la sangre pudriéndose en el
polvo,- ni héroes trigueños olvidados./ ni señales de luto en las fronteras,/ ni grupos
sindicales perseguidos; ■ no debe ver crepúsculos de fuego./ni la evasión de la palabra
dicha, ni el litoral del pájaro soborno./ ni el contrato brutal y solitario;/ no debe ver
a su hermana libertad' viajando asi, tan tímida y sin alba. (55). Con acierto, “Mi
gente" expresa fe en el pueblo: Mi gente./ tiene la dimensión de las montañas.//
Aprisiona la luz de la batalla/y el sudor le cae/ con un sabor a tierra esperanzada./
Es una gente que sueña todavía/ con las cosas pequeñas.// Vista en otra dimensión,/
es una constante/ caída de silencios. (97).
“Senadora doméstica”, con una pincelada irónica, trabaja un tema muy conocido en
la narrativa regionalista: el de la campesina que, al llegar a la ciudad, sufre una
transformación y, finalmente, es seducida por el patrón: Asipasó su tiempo/ conociendo
los parques domingueros/ y las iglesiasJ Asi le fue entrando la importancia/ de ser
una muchacha/ sin olores de campo. (102).
El autor también trabaja una linea intimista. “Crepúsculo”, en pocos versos, traduce
la nostalgia y la laxitud espiritual de algunos instantes: Veo pasar el tiempo/ como si
fuera invierno sin tormenta/' que dejó muy atrás los sembradíos.// A mi lado,/ hay un
montón de cosas/ que nos tocan la espera.// Es la hora en que caen los lu&ros/ sin
despertar sospechas/ y los pájaros vuelan sin distancia. (25). El amor alienta en
poemas como “Eila” y “Duerme”. En la elegia “Mi padre”, la figura paterna termina
transfigurándose en rodo cuanto existe.
El poeta ensaya el texto breve de tipo irónico: “El tercer juicio”, “Círculo en dos
tiempos” y “Visión”. En “Justicia”, leemos: Y la justicia nació/y se hizo inmensa//
como una palabra/ nunca dicha// hoy/ tiene una cicatriz en cada ojo. (127). Poesías
premiadas ofrece muestras muy dignas de trabajo poético. Pero hay, también,
reiteraciones de términos o imágenes poco felices.4'
“ Véanse estos ejemplos: que se abrían estrellas en tu adentro./ (...) ¿si volviera el
momento/ estallarían vivencias en tu adentro?', tu imagen meciéndose en mi adentro'.
Hay comunión de cosmos en mi adentra, se escondía en mi adentra, los que están
permanentes en mi adentro (30, 32, 33. 34. 79). En el texto “Algún día”, que trata
sobre el despertar del pueblo en busca de su liberación, leemos: que le den al
militar/ sesos de obrero (...) o que sencillamente/ le sirvan ensalada/ de pueblo
ejecutado (...) América Latina,/ almorzará con sangre de bastardos. (84-86).
lo palobfo iluminado
Juan Guaynturas
Juan Guaynturas es un poema de quinientos veintiocho versos octosílabos distribuidos
en setenta estrofas cuyo número de versos fluctúa. El poema —con fuerte influjo del
Martin Fierro— se divide en tres partes. En la primera —la más extensa y de mejor
factura literaria— el jindio Juan Guaymuras da cuenta de si: Yo no vengo aqui a
cantar/ pa que me llamen letrao,/ lo que quiero es palabriar/ y a todo el mundo
contar/ las penas que yo he pasao....// (...) Que si el galio al sol le canta, porque
Dios le dio ese don,/ a mi me dio la garganta/ pa decirles sin ambage. el auténtico
mensaje escrebido en mi canción. (Villanueva Chinchilla, 1970: 9). Juan expone la
situación de pobreza en la cual vive: Vivir como Yo (sic) he vivido/Noés (sic
* chiches/
¡Por (sic) Dios, noés chiches!/en (sic) las chifumias metido/muriéndome de tristeza/
en las piares condiciones/de salú y de pobreza.... (12). Se queja de la demagogia de
los políticos y de ia corrupción, mentira y ansia de poder que, por igual, comparten
los partidos tradicionales: Los Cachos y Coloraos/peliándose la Guayaba,/por las
ansias de poder/ naide ha querido ceder/y con sana desmedida.'y con pensamiento
ciego/sembraron a sangre y fuego/sufrimientos y amarguras/ (...) Se encaraman al
Poder (sic)/ con timos y con astucias,/las elecciones son sucias/y choteado el proceder,/
(...) ¡Que jindio más redomao,/ Jindio bruto! es (sic) la expresión/ que le dice el
desalmao/Mandamás de la ocasión.... (15). La falta de escuelas, la insalubridad, la
prepotencia de los militares, la religiosidad del campesino, la explotación que sufre
por parte del gringo, la necesidad de la reforma agraria, la falta de trabajo y otros
temas similares se expresan en el decir de Juan Guaymuras, quien espera ser
comprendido por el hombre más tetrao/ que vive en la gran suida, ques por jando
patriotismo/ y no por el simple hablar/ que mé he tomao el permiso/ de cantar con
libertó. (20). Justifica su canto: Si me arrecho es porque tengo/ sobradamente razón/
y el valor a que me atengo es el ser honesto yfranco que al cantar casi me arranco/
por tucos el corazón. (22). Un lenguaje observado en la poesia costumbrista de las
primeras décadas del siglo XX. Otra muestra del anacronismo, tan persistente en ¡as
letras honduréñas.
4?7
Ante el Vesubio
Contiene cinco textos breves. Traslada sentimientos relacionados con un viaje a Italia.
Por cierto grado de sugerencia, quizá, el mejor trabajo sea “El profano” en el cual la
voz poética se dirige, en tono apasionado, a una estatua pompeyana: A quéAe tienes
miedo.../ Es que acaso no sabes todavía/ que el amor es la llama ardiente y viva/
donde ofician las almas su agonía... ? (sic)/ Que en los tímidos huertos que te cubres/
está el polen (sic/ fecundo de la vida....? (sic) (...) Y ahí quedó la estatua bella/ con
una candidez santa y serena,/cubriendo presurosa con las manos/ la geografía de su
forma plena, (s.p.).
El tercer ojo
La llamada “literatura de compromiso" domina en el libro. Inclusive, hay un homenaje
a Pablo Neruda. Denuncia de la injusticia. Rechazo al silencio cómplice. Alusiones a
la falta de compromiso político por parte de poetas e intelectuales. Solidaridad con
América Latina. Recuerdo emocionado de las personas que ofrendaron su vida para
cambiar la situación social. Estos son tópicos observados.
498
Lo palabra iluminado
Hay textos en los que la concepción general parece poco acertada. En “Gramática
feliz”, las analogías y comparaciones son de este tipo: El pueblo/ en Conjunción
Copulativa/se multiplica,/crece,/mientras el hambre clava en sus entrañas paréntesis
de angustia.//Los ojos de los niños/-como diéresis inciertos-/ descubren el dolor en
cada esquina.// El Sustantivo amor perdió su ruta/ en una infinidad de puntos
suspensivos... Aunque evocando alguna página de Ernesto Cardenal, mayor ingenio
posee “Aritmética SocialSomoza más Somoza/ entre somoza (sic)/ por somoza
(sic)/ igual tragedia.// El pobre por el pobre/ entre la gente/ más la gente/ igual
miseria.// (...) El pueblo por el pueblo/ entre el pueblo/ más el pueblo,/ es la raíz
cuadrada en que se encuentra/ la solución exacta del problema.
Mayor calidad ofrecen algunos textos breves como “Tegucigalpa”, poema que captó
aspectos de la ciudad: Crece el pueblo que levanta' sus mil músculos dormidos.// Un
asno cruza la calle.// Callejón. Calle de polvo.// (La Escuela de Bellas Artes, sabe
del llanto aterido/ de los niños sin escuela).// Tegucigalpa dormita, a! titilar di una
estrella/ mientras la arrullo impaciente/ con mi canto hecho de piedra. Los versos
entre paréntesis configuran una sutil ironía, mucho más efectiva que el discurso
abierto que el autor estila en los primeros poemas comentados.
499
Hilen UmoAo
Poesía obrero-campesina
Los textos de Poesia obrero-campesina obedecen a una interpretación marxista del
trabajo poético, la denuncia de las condiciones de explotación que sufren el obrero y
el campesino así como la exposición de sus formas de lucha. Por cierto sentido de
mesura, quizá el mejor trabajo sea “Los machaqueros”: Son los machaqueros hombres
que laboran/ desde las primeras luces de! amanecer./ Parecen fantasmas cuando por
las tardes/ curtidos los rostros, la mirada blanca,/ salen cabizbajos del cañaveral.//
(...) Explotados seres que con su amargura/ con la fuerza bruta de sus recias manos/
cortan los trigueños cuerpos de las cañas/ de donde más tarde brotará la miel.//
Machaquerosfieros que en las noches trémulas/cansados del alma platican sus penas/
a la oscura sombra de algún barracón. (19-20).
500
Lo polobro ilumiflodo
501
Helen UmoAo
Hay una ecuánime posición feminista en “Canto de una mujer a un siglo que se va”,
acompasado recuento de los logros que, en cuestiones de género, ha alcanzado la
mujer: Lo veo pasar/ cada vez más lejano,/ como un tren de recuerdos inconclusos/
que no toca la noche./ Ya mi siglo se va/con su camisa blanca/y su chaleco azul de
tiempo./ Yo, mujer gestada/ en su entraña convulsa,/ testigo soy de su grandeza./
Cumplió su cometido./nos dio alas y horizontes nuevos. (51). Véase, también, el sutil
cuestionamiento a la abuela cuyo nombre bien pudo ser abnegación o lágrima, en
“Palabras de hoy para mi abuela de ayer” (35). Con sencillez, sin estridencias y
evidenciando una amistad con las palabras que viene desde muy lejos, Alemán encontró
maneras de decir que se apartan de caminos de común recorrido.
502
Lo polobro iluminóla
503
Htltn UmoAo
De ahí que la muerte se observe con actitud serena: Cerrará los párpados la vida/y
temblarán en mis manos/el viento retenido de la noche,/elfulgor de la aurora,/ (...).
Vibrarán en mi pecho/ la ingrata mordedura del olvido,/ el aire fatigado,/ el desdén
del camino.// Cerrará los párpados la vida,/ un pájaro cabalgará en mis hombros./
Mansamente penetraré en la nada... (“Tiempo de luz y tinieblas”, 29-30).
Contrariamente al primer libro, el tema del amor casi no ocupa lugar. Lo más cercano
a ese sentimiento es “Espejismos en la ventana” que traza el retrato de un hombre
solitario/ que intenta arreglar/ la brújula del mundo. (35). Pero el texto no va más
allá de extemar su admiración por el otro, más un espejismo que una realidad. Por
esta razón, en “Plegaria de mar y arena”, con cierto rintintín irónico, con aparente
desprejuicio que sólo entraña un soterrado amargor, arriba a una desolada conclusión:
¿El amor?/E! amor es un sombrero de plumas/para ciertas tardes de domingo. (21).
Asimismo, “Telenovela de las 8” y “Para siempre adiós” enfocan, más bien, el tema
504
lo palabra iluminado
del desamor, como también lo hace el poema que da nombre al libro. Pero cualquiera
que sea el asunto abordado, la calidad está presente.
José Adán Castelar (Coyoles Central, Olanchito, 1941) publicó sus primeros trabajos
en el volumen colectivo La voz convocada (1967). Posteriormente, dio a conocer:
Entretanto (1979); Sin olvidarla humillación (1983-1984) (1987); Tiempo ganado
al mundo (Antología personal) (1989); Poema estacional (1989); También del
mar (1991); Rutina (1992); Rincón de espejos (1994); Laodamia (1999) y Venus
en el campo (2000), obras en las cuales predomina una arraigada preocupación
social.
505
Htl»n Umofla
que edificar con porvenir. (27-28). Frente a la adversidad del medio, el afán de
oponerse y de luchar contra él.
Entretanto
Entretanto apareció cuando el Frente Sandinista de Liberación y la insurgencia en El
Salvador y Guatemala libraban o se aprestaban a librar duros combates contra las
fuerzas gubernamentales. De ahí, la fe y el fervor revolucionario que atraviesan sus
páginas. El título, justamente, alude a un compás de espera mientras llegaba lo que,
por esa época, se consideraba como el indubitable triunfo de las causas populares en
el istmo centroamericano. Tal optimismo alimenta sus versos: Mi día está hecho de
sol/ de sol de sol/ y de esperanza.// (...) En él la incertidumbre cae aplastada;/
también la duda y el fastidio.// Caminos son sus horas:/ por ellos va mi corazón
hacia ti. Libertad.// Mi día tiene la estatura de la dicha./Sus ventanas dan al mar/y
a la yerba de las seis de la mañana.// (...) Mi dia es del tamaño de mi vida./Mi vida
es del tamaño de mi pueblo. (“Jomada”, Castelar, 1979: 12); Dadme mi guitarra
hondurena,/ mi taza de café,/ mi hora de viento interminable.// Dejadme con los
rnios bajo la luna,/ en mi pueblo.// Aquí levanto mi bandera de hombre.// Aquí
hallará la muerte mi alegría. (“Habitante”, 13); Entre la multitud/yo era uno de
ellos, y ellos la respuesta/ a mi presencia allí,/en aquel parque.// Iban a protestar por
algo digno,/ a gritar: todavía existe la esperanza,/ este pais pobre y hermoso.// (...)
F con ellos estaba yo,/y conmigo estaba la verdad y la justicia./ Y cerca de nosotros,
en derredor, los enemigos/ con sus miedos,/sus armas/y sus perros. (“Reunión”, 15).
Desde Pompeyo del Valle no se había vuelto a escuchar poesía en la que palpitase
tanto entusiasmo por la revolución social. Esto, por cierto, entraña otra faceta: el
compromiso de denunciar las miserables condiciones de vida de los sectores
mayoritarios. Es decir, la puesta en práctica de una concepción ideológica que ve a la
poesía como arma de combate para exponer la situación de extrema explotación y el
empleo de mecanismos represivos para mantener el sistema por parte de la clase
dominante. De ahí que el poeta configure la imagen de una realidad bipolar en donde
el elemento rector es de tipo antagónico. En uno de los extremos, bien se podría
grabar, a manera de frontispicio, el verso único y lapidario de “No hay que olvidarlo”:
El hambre no tiene ley ciño hambre. (67). Para apuntalarlo, encontramos poemas en
donde la falta de alimento y la opresión adquieren nombres concretos: el niño ovillado
en una acera durmiendo sobre la ternura de la mano; la infancia rota/harapo inocente
506
la palabra iluminada
corriendo por las calles ; Don Miguel, el que barre y barre, espera y espera; el chapeador
Cabrera, el que se mantiene peleando a vida contra el monte; el niño Smith que murió
cuando intentaba demostrar que no hay que aceptar ninguna Urania, que hay que
buscar la libertad y el amor dondequiera que estén, aunque nos cueste la vida o la
infancia, (...) y otros.
* 3
507
Htltn UmoAo
Entre los poemas contenidos en “Ser”, destaca el extenso “Cosecha del tigre del
amor”, especie de treno de una gran pasión amorosa: Entre las huellas de mis muertos,/
en la noche angustiada,/ voy enterrando los despojos de mi último amor.// j/oy,
furiosamente, abandonándolos a su suerte de invierno,/a su nuevo tiempo de nostalgia
y pasado,/a su reciente vida de silencio biográfico.// (...) Como un dolor disfrazado
de música,/ como une herida vestida de pétalos, así, de igual manera,/ hubo un
golpe en un dia de gritos, un dia sufrido por mí en otro minuto,/ en otra hora de
rupturas totales. (...) Y después otra cosa, el sutil aprendizaje de las garras morales,/
otro mundo, mi fuerza padeciendo sobre la espalda rota,/ la verdad, la verdad, la
verdad, su cuchillo nocturno,/ la elegía del cirio negro,/mi arribo al páramo. (Castelar,
1989: 15, 18). Las reiteraciones léxicas y la calidad de las imágenes traducen, con
verismo, la perturbación anímica provocada por la ruptura amorosa.
** Los poemas serán considerados, pues, dentro del marco del libro al cual pertenecen.
508
La palabra iluminada
Estrené. Usé otra ropa./ Y siempre todo traje me quedó grande.'/ Me hirieron.. Herí.
Destruí unos pétalos./ Un remordimiento fue mi eternidad. (20-21). Mediante una sene
de metáforas yuxtapuestas, “Montéeoste” evoca el desamparo material y espintual del
campo bananero: Tren caído sobre una espera oscura/ Soledad con ventanas llenas de
niños/ Gavilán del instante/ Buitre del tiempo// Albañal de la dicha ahorcada (27).
“Memoria en mano” incluye dos poemas en los que destaca el empleo de la lengua
conversacional. “Cita” recrea el momento de la reconciliación de dos amantes. La
atmósfera es la de una casa cualquiera en donde, pese a la pobreza, se percibe el amor
y el espíritu de una mujer fuerte y segura: Me recibes en chor, una bincha (sic/ en la
frente/y el olor a comida esparciendo/ al cuarto por el barrio. (...) En la camera de
lino gastado/ un corazón hecho con mersilda roja,/y en la funda bordada a mano/
gorriones polícromos. (59-60). Coincidiendo con la perspectiva de “Cita” y, frente a
la postura romántica que idealiza la figura femenina, “Poema de amor con hambre"
habla de una mujer común y corriente: Ni bella ni fea, ella es lo que es: mi mujer, y
más: mi amor,/ la completa ternura,/ el silencio que sabe esperar,/ hablar. (64).
En la sección “Andar”, encontramos “Allí está la Colina donde Napoleón esperó las
llaves de la Ciudad”. Al evocar al viejo corso, contrasta su figura marcada por el
fracaso, con la perennidad de la música de Tchaikowsky. El tiempo, lo mudable y lo
que permanece, son ideas abordadas en el breve poema: Allí están/los árboles que lo
vieron desesperar,/hundirse en la rabia más sola del mundo/y entrar a la crueldad.//
(...) el cielo de entonces./ las nubes de ahora/y una floración de aves plateadas.
(91).
“Digo, no es un decir”, entre otros poemas, ofrece “Bárbara Malory” y “Jill Parker”,
una aproximación muy humana a dos mujeres cuyas andanzas nocturnas/ sacaban
de quicio a los parroquianos del lugar. “Paz del solvente” es una irónica comparación
entre la remuneración que, por un recital, recibe Alian Ginsberg y la situación del
poeta hondureno, agobiado de deudas. Con ese dinero, éste solventaría sus problemas:
y me sobraría —estoy seguro— paz para no ser más deudor/ sino de la poesia. (103).
Poema estacional
El acendrado sentido de la naturaleza (el mar, el sol, la noche...) es el factor dominante
en Poema estacional. Castelar demuestra la versatilidad de su estilo. Empleando la
509
Htltn UmoAo
lengua culta y general, construye imágenes muy elaboradas y ofrece sus impresiones
sobre el paso del tiempo; evocaciones de infancia; recuerdos de algún amor; estampas
de lugares de gran significado personal (La Ceiba, Montecristo) y una que otra confesión
sobre su amor por la poesía. Como él mismo dice en la segunda carátula, estamos
ante una apasionada fusión de ambiente, naturaleza y biografía. Un libro, pues, en el
cual el tema político se atenúa.45
5I0
la palabra iluminado
paloma perdida/y di, entre las huellas que dejaron, la nostalgia.''de los dioses muertos.
(71). Una invitación a la poesía, al canto y ai disfrute de la belleza, corno salida frente
a las grandes frustraciones.
Vivir lejos de los lugares en donde pasó infancia y juventud constituye permanente
herida. Con sencillez, en “Cumpleaños”, lo expresa: Todo huyó de mi/ en esta ciudad
los niños/ los árboles/ mi infancia/y el mar.//(...) Mi nostalgia no miente.// Solo he
quedado, con una canción de amor/enredada en las manos (56). Pero Jo personal no
excluye lo universal. “Aldea” constituye una desesperanzada evocación que, por el
tratamiento formal, puede ser adjudicada a cualquier olvidado lugar del planeta: Lugar
pobre y desolado,/perdido entre el verano/y la sabana.// Sitio como un árbol seco:1/
mástil de buitres,/palo de humo, crispado/ bajo un cielo de polvo Olvido sucio./
silencio de túnel entre la vida de los pájaros/ y la muerte de los niños. (58). A pesar
de versos como los anteriores, el libro, en conjunto, destila optimismo. El poeta sabe
que es dura la existencia cotidiana. Pero ello no le roba la alegría o la satisfacción de
vivir. “Monólogo del pájaro Caballero” entraña, en la voz del ave, una postura reflexiva:
Humanos,/ torpes migajas/ del dia, halladme en vuelo sin sol,/ en mi canción sin
brillos inútiles.// Buscadme en mi pétalo nocturno. (...) No soy el ruiseñorpeno tampoco
soy un colibrí/ (no tiemblo en el dia que nace ni en la flor que muere).// (...) Amo las
grandes rutas,/las trincheras de los bosques/donde libro mi guerra más valiosa. (22-
23). Frente a la pequeñez humana se contrapone la sabiduría del ave.
511
Htltn UflioAo
salida como siempre del mar,/me gustaría ahora/ estar contigo. (6); y tengo/en todas
partes una ventana/ para ver el mar. (17). Estamos, pues, frente a una proyección
subjetiva del mar.
Rutina
En los setenta y cinco textos de Rutina, el poeta emplea el lenguaje desde una
perspectiva coloquial y reconstruye facetas de su cotidianidad. El inmediato referente
es el propio yo, paradigma de otras tantas vidas en semejantes condiciones de pobreza
y marginalidad. Rutina comprueba su capacidad para extraer poesía de cada detalle
o circunstancia vivencial. El desempleo, la inseguridad económica y su desgastante
carga psicológica. El borrachito que pide un trago para calmar su angustia. La vieja
fotografía a los seis meses de edad. Un viaje por avión y la belleza de la azafata. La
joven que hace más amable un cansado viaje en autobús. Bajo un sol calcinante, el
toquilo sentado sobre una piedra. El tranquilo esplendor del lago de Yojoa. La piñata
y el castigo que recibe de manos infantiles. Los trasnochados comensales en el puesto
de venta de baleadas
* La visita al poeta Edilberto Cardona Bulnes en Comayagua. A
la salida de un cinc nocturno, los enamorados que se besan en la esquina, etc. Cada
poema, un cuadro extraído de la rutina diaria. En conjunto, un acercamiento a la vida
en cualquier ciudad hondurena o latinoamericana.
512
Lo palabra iluminado
Rincón de espejos
Rincón de espejos es uno de los libros más singulares de José Adán Cásteiar. Sin
perder un ápice del espíritu crítico, en cientodós décimas octosilábicas, conjuga el
humorismo, la vena picaresca y la intención satírica y sarcástica. Sin faltar —
generalmente en clave juguetona— el tributo solidario a la amistad. El propósito festivo
no oblitera, por cierto, la carga política propia de la poesía de Castelar. La primera
El ejército nacional y su tardía llegada a los territorios
dama mejor vestida de América.4748
ocupados por la Contra. Los fiascos de la selección nacional de fútbol. Sofía Loren
y su cargo de embajadora de buena voluntad. La izquierda hondureña y su catastrófica
división en gordos yflacos.w Los tres mil barcos de la marina mercante “hondureña”
(¡Pobre bandera alquilada! Castelar, 1994: 21). Los llamados padres de la patria. La
compra de diputaciones. El gran negocio de las aduanas. Los frijoles con insectos,
comida del pueblo. Así, en “A un ex-presidente de Honduras”, leemos: Nos mostró su
cruel coraza/de verdugo silencioso;/ vómito era, no la grasa/de un lerdo monstruoso,
monstruoso./ Oración y cuchillada/ mezcló al mal; y su coartada/' no lo salva del
castigo./ Picaro, soez, parlanchín:/ como vivió. tendrá fin./La muerte en él halló
abrigo. (29).
513
Hdtn Umoflo
Otro importante grupo de décimas está constituido por textos en los que el poeta —
sin decir a quién se refiere— elabora retratos tanto de amigos como de personas a las
cuales adversa Los indicios apuntan a nombres muy conocidos en la escena cultural
hondureña Acertijos ingeniosos cuya decodificación necesita del conocimiento del
contexto En otras décimas, el regodeo posee carácter sexual. Castelar, con una
buena dosis de desprejuicio, rompe tabúes expresivos. “La doncella”, “Hombre de
vanas lenguas” y “La desfloración” se despojan de eufemismos: Lubrícala bien,
despacio./ (.. ) Empuja suave, despacio./ Pronto llenarás su espacio,/ con tu rayo
complacida. (77). Acierta Rigoberto Paredes cuando, en el prólogo, recuerda la
tradición de la poesia goliarda y las coplas y cantigas medievales de escarnio y maldecir,
remotos antecedentes de la poesía de Rincón de espejos, a la que visualiza como una
bocanada de tinta fresca sobre la generalmente grave y solemne poesia hondureña.
Laodamia
Algunos de los mejores poemas de amor escritos por José Adán Castelar están
compilados en Laodamia. Con gran dominio del ritmo poético, cada texto ofrece
vanantes de una historia de amor en proceso de disolución. Como auténtica crónica
del desencuentro, el poeta pulsa sentidas cuerdas que señalan el fin de la pasión
amorosa. Ecos de los días de plenitud. Reclamos revestidos de ternura. Desencantos
que nunca llegan al reproche amargo. Anuncios del inminente olvido. Veladas coacciones
en el pregón de un nuevo afecto. En síntesis, comprensión de la naturaleza del amor:
Porque hay un día/ en que todo habitante/ se aburre, se cansa del otro, del ir/y venir
pisando el mismo suelo/y, sin más, alza sus cosas y se va.../ E entonces cae muerte/
de rincones oscuros, cuelgan/gritos de techos apagados, alguien/ llora detrás de las
paredes y un olor/a desgracia impregna/ nombres y deseos. (Castelar, 1999: 7); Ve al
mar y olvida. Cerciórate/ de tu certeza. Y clama hasta morir/ si es necesario, pero
soporta/ el peso de la tiniebla que buscaste/ y el éxodo de la ciudad' y del cielo,/
irremediablemente vacíos para ti.// Nunca es luz tuya, la que puede/partir. (31); En
el silencio que ya no dibuja/ el sonido de tus manos,/ he aprendido a no escucharte.//
Va naciendo el olvido también para mi,/ en contra tuya, como un mundo/ donde
nunca estuviste.// Pronto serás/ como la neblina de la mañana. Otra luz/ alumbrará
mis ojos. (34-35); El reloj/ es el corazón de tu ausencia. Camina/ pisando hojas
secas. Quelonio autumnal,/paquidermo sobre las cenizas. Las demás/ cosas me ven
como si quisieran/ que las tocase. Chillar de perennes/ grillos, y la tropa de mi
escritura/ cayendo a un foso (II); Como la primavera, tú no vendrás/ más. Enredados
514
Lo polobto iluminado
nosotros/en nosotros mismos, seremos la otra/on.Ua del invierno: como aves migrantes
sobre el mar, asi se irán/ nuestros sueños. ¡Ay. que todo regreso/ sea floración! (10).
Los versos muestran los amplios derroteros que ha seguido el autor
Venus en el campo
Lo rural y lo urbano —dos líneas constantes en la poesía castelariana— se advierten
en Venus en el campo. Con relación al primer rubro, incluye una serie de poemas
cuyos nombres indican el motivo central abordado: “Loros”, “El colibrí”, “El cuervo”,
“Un gallo canta”, “El cangrejo”, “Los zanates” y otros. En ningún caso estamos
frente a poemas descriptivos al modo tradicional. Los animales o los elementos naturales
constituyen el detonante para externar vivencias o reflexiones personales Asi, en “El
zorzal”, el canto del ave desencadena el aparecimiento de la subjetividad y su gama de
sentimientos y emociones: Su canto, como quilla del alba,/ se abre paso entre el
tiempo medido/ por el hombre/y un susurro de sueños abandonados.// Y hay en esa
canción/ soledad y deseos humanos: los mismos/ que hacen del desierto/ una ciudad
marina,/y del destino, el regreso de Ulises. (Castelar, 2000: 17). Adviértase, hacia el
final, la exigencia interpretativa -el desafio intelectual- que el autor impone al lector.
Asimismo, hay argamasa de alta calidad humana en “(La cucaracha)”: Sola, goteando
su muertefrente a los pasos/ que la esquivan, es otra grieta más, un pedazo/ de noche
desprendido del techo.// En ella también/' he visto cualquier otro final.// Pero he
respetado su mansedumbre/de hoja, su mancha de café, su pluma/de grajo. Y me ha
espantado tanto/ esa menuda soledad/ que he sufrido, no por el insecto inmemorial,/
sino por todo aquello que nos abandona/ sin explicación. (27).
515
Meten Umofla
estatuas. (51). Sin elaborar una poesía complicada, pero buscando la imagen de
sabor nuevo, con Venus en el campo, el autor se consolida como uno de los nombres
de mayor solidez en la poesia hondureña actual.
Javier Bayardo Brito (1942) escribió Tránsito de la voz (1968); Seis sonetos laureados
y otros poemas (1971); Vuelo de la imagen (1978); Hoy le digo adiós a mi silencio
(1979) y Urgencias de la sangre (1991). Golpes de esperanza es una antología (1982).
Tránsito de la voz
Aunque de acento nerudiano, contiene algunos de los mejores trabajos del autor. Los
mismos —que estilísticamente se basan en el uso del símil o en el juego metafórico—
se vinculan al tema patrio con una actitud crítica, especialmente dirigida contra los
políticos corruptos: Unos quisieran, Patria,/ mutilarte los pies/ —palomas que
sollozan./cuando agoniza el alba—/para/que no camines./ Y extirpar la niña de tus
ojos/ para que andes a obscuras/ —como un pez/ en/ la sombra,/ sin agua en los
contornos—. (“Y así te van negando”, Brito, 1968: 12); Sobre tu constelado territorio,/
—Cordilleras (sic) que sueñan horizontes/ bañados de heroísmo—/ la ambición —
como farol suicida-/ enarbola su luz/ en cada esquina.// (...) Niños sin alfabeto,/ van
doblando la flor de su inocencia,/ y desde entonces visten/ con la tela raída de la
angustia. (“Honduras”, 35). Parecido trazo ostentan “Esa es la Patria,«entonces”
(con setentisiete versos) y “Canto dialogado para negar la muerte de Francisco
Morazán”.
516
lo palabra iluminado
517
N«ltn tlmoAo
l 'wcM de ¡a imagen
Vuelo de la imagen comprende textos en prosa (comentarios a la obra de algunos
poetas, una entrevista a un funcionario de banco y artículos ajenos al tema literario)
y dos secciones en verso. La primera de éstas, “Mundo desgarrado”, incluye poemas
de tipo social. “Pero ha de llegar el día" plantea que, no obstante la magnitud de la
pobreza, algún día, la misma concluirá: Ya la verde esperanza de azul hay que vestirla.
(Brito, 1978: 25); “La explosión” aborda el tema de la falta de control natal; “Los
números” denuncia a quienes hacen malabarismos numismáticos de beneficio personal:
las huidas defondos/que quizá pararon/en haciendas privadas,/en bancos extranjeros,/
en la confidencial cuenta abultada,/ de zánganos y apátridas. (26); “Silueta de un
canillita" manifiesta solidaridad con el niño: La herida voz del vendedor de diarios/es
el pinino luchador/ del ángel.// (...) Acaso ahí en su mundo han muerto muchos
sueños./La infancia/se consume en el diario trajín de la batalla./ Y si tal vez un día
soñó con ser soldado/ los diarios bajo el brazo/ —Puñado (sic) defusiles—/ le hacen
armar la guerra a cuantos imposibles/ quieran crecer hambrientos/ sobre su senda
virgen. (33). Brito elabora un soneto a la capital a la que aplica el nombre de Teguz,
según la popular forma de denominar a la ciudad capital. “Breve elegía para Claudio
Barrera” lamenta la muerte del conocido poeta.
518
La palabra iluminado
“Hoy le digo adiós a mi silencio” principia con dos trabajos dedicados a José Trinidad
Cabañas, ex presidente paradigma de honradez, de morazánico temple (Brito. 1979:
6). Tal inclusión es simbólica y funciona como contraste porque, a partir de ahi, las
siguientes composiciones denuncian la crisis social. En “Lejanía”: lá/¡ a tener que
fusilarte Patria,/ con un tiro de gracia en hospitales/ y ciegas balas des florando
vidas/en las tierras de nadie....... //Sabes a lejanía,/a escombro y sangre./ a caminos
vaciados de tristeza/y a inocente ternura,/dando tumbos de angustia por las calles.
(27). “Reforma agraria” incorpora elementos del quehacer cotidiano: De la REFORMA
AGRARIA se habla aquí/como del antiácido alka-seltzer,/con la algazara del mundial
de fút-boll, (sic)/ con el fastidio electorero de la MISS UNIVERSO/ mientras en los
suburbios de la patria/ capataces a sueldo/ despachan campesinos,/ para que la
tierra solamente abunde/ en manos oligarcas........// (...) mientras varones de tez
broncínea y áspera/ comen el pan amargo/ de no poseer más tierra/ que ¡a que les
espera/ en la hora más náufraga.......... (18-19; mayúsculas y puntos, del autor).
“Rostro sucio” sintetiza la corrupción cotidiana: De prostituido ambiente ya no
hablemos/ hay señas fraudulentas/ en mil rostros,/en la esquina de un parque,/en la
oficina pública/y en la privada, a secas,/en el torpe y locuaz;/en desviados talentos./
(si arrojas tu chispazo de protesta)/ te la devuelven/ al instante. Y punto.) (21).
Adviértase la falta de artificio.
51Í
M«ltn UnsAo
En las últimas décadas del siglo XX, como consecuencia de los movimientos
reivindicativos en pro de la liberación sexual, en Latinoamérica, escritores y escritoras
asumieron la elaboración de una literatura muy franca en la enunciación de las
necesidades afectivas. Los eufemismos y el lenguaje metafórico, que habían privado
en la poesía tradicional, dieron paso a una expresión directa que, con frecuencia,
sobreabundó en falos, clitorís y otras indicaciones similares. Probablemente esto
explique el origen de buena parte del trabajo que Bríto ofrece en este libro. Los ejemplos
lo ilustran. “La última caricia”: Solos/ bebiendo el aire/ de estas cuatro paredes./ El
amor es lo máximo/ lo confiesas amor/en cada cópula. (Bríto, 1991: 10). “Las aguas
del delirio”: Clitoris-armonia,/ vainvén (sic) de flor preciada, (35). “Las palabras”:
del lecho/ que te otorgó el titulo/ de maestría en el sexo. (14). Según elementos
cotextuales, no existe intención de degradar a la mujer. Al contrarío: ®1 propósito es
manifestarle amor. Pero éste se enuncia desde una visión machista. En “Amorosa
mía”, el término lascivia, aplicado a la mujer, implica connotaciones negativas: La
lascivia/te brota por los poros,/ te reduce/ a una hembra/ en todos los sentidos. (9).
En “Espejos de amor”, la cosificación de la relación hombre-mujer se hace palpable:
Desde pequeña amabas/ al macho/ de tus sueños. (18). Inclusive, en “Permanentes
siembras”, las imágenes con las cuales se alude al acto de la penetración y al deseo
femenino colindan con el mal gusto: Por tus venas magnificas, sólo corre el amor/y
la lascivia./Solo (sic) crece el deseo/ de permanentes siembras.// (...) Quédate ahora/
si le hormiguea el clítoris. (37). En “Tu ausencia”, una de las metáforas posee un
carácter animalesco o prostibulario: Más (sic) tu siempre me encuentras/en una lucha
abierta contra el tedio,/bebiéndome tu ausencia,/pensando en tu cintura,/haciéndome
a la marcha/ porque luego/ habré de jinetearte bajo el alba. (31).
520
Le palabra iUmmo4a
Sin entrar a una teoría de la poesia erótico-amorosa, opinamos que esta modalidad
nada tiene que ver con el empleo de términos como los enunciados. Tal vez Bnto se
aproxime más a la poesía amorosa en “Tu gracia”, texto que, copiado integramente,
dice: Tu amor de mesa limpia no se acaba,/ es un perenne diálogo de afanes y
conquistas,/ es nutricio y de aromas/ como la frágil hostia/ nieta de los trigales./ Al
soltar el cordón que ciñe tu cintura/ el pan se toma humano/ rodeado de sonrisas./
Hay una gracia de amor en tus manteles/y un aletear de abejas cuando sirves. I38).
Tulio Galeas
Tulio Galeas (1942) publicó algunos poemas en el volumen colectivo La voz convocada
(1967). Después dio a conocer ¿as razones (1970). En conjunto, quizá influido por
la filosofía existencialista, el autor ofrece una visión muy desolada de la vida humana.
49 Tres poemas formaron parte, posteriormente, de Las ratones “Hastío". “Viaje” y “El
camino”.
521
H»ltn UmaAo
La vida es breve, recuerda Galeas. El hombre nace y, casi sin darse cuenta, se enfrenta
a la muerte. “Viaje" está dividido en dos estrofas; la primera, corresponde al momento
del nacimiento; la segunda, al de la muerte. Con acierto, el poeta sólo emplea dos
verbos conjugados: De la ceniza, sí, de la ceniza,/ de su ambición de ser, de coger
forma,/ (...) venimos.// A puntapiés, a incendio, a vendavales,/ hacia arriba, hacia
adentro, hacia los lados,/ en grandes manotazos, gota a gota,/ despojados de todo,
descarnados./ (...) para ya no ser más lo que hemos sido:/ nos vamos. (69). De
nuevo, otro escalonado crescendo: acumulación de datos que desemboca en la idea
básica: de un origen oscuro, hacia una existencia de similar signo. •
Las razones
En versos de sana factura el poeta reincide en temas como la angustia, la soledad, la
agresividad del medio y la muerte. En “Primero el dolor”, desde el titulo, se prioriza al
sufrimiento como condición humana insalvable: es un hombre atrapado entre siglos de
espera,/es el hombre sepulto bajo un cielo violento/ (...) Desde su cárcel, solo,/ (...) el
hombre se desliza, se precipita, lanza/ sus huesos dulces y su angustia nueva, (Galeas,
1970:10). En “La muerte pequeña”, insiste: lino la muerte un dia y me dejó vacio.//Fue
una muerte pequeña, fue un mensaje/ de la muerte infinita, una gota tal vez, un hilo
apenas... (4). “La tierra se está haciendo” externa un sordo rencor contra el mundo: La
tierra se está haciendo de nosotros./está creciendo a diario con nosotros,/le damos nuestros
huesos de pan endurecido,/ nuestra saliva espesa como una sopa amarga./ nuestro pobre
dolor desfigurado/ nuestros ojas como uvas de un racimo inconcluso. (13).
522
Lo palabra iluminado
La dolorida percepción del mundo está tan arraigada que, en “Barrio triste” —un
poema de sobrio trazo—, la angustia que se retrata no es de tipo económico sino
existencia): Este es un barrio triste. Los niños/ al crecer vistieron de soledad las
casas,/ las risas devolvieron su manantial al sueño,/y el misterio reparte su pan con
manos amplias./Las madres están solas y la cena está fría./(...) Ruedo por escaleras
de niebla gota a gota,/cubro mis dedos tibios con ceniza,/y un rio negro y sucio me
invade y me corona. (8). Sólo quince poemas conforman Las razones. Dada su
calidad, el nombre del autor ocupa un lugar muy digno en el panorama poético del
pais.
Rolando A. Vega Jordán (Tela, 1942) escribió La siega (1961); Hibueras (1964);
Xochiquétzal (1968) y La casa de mis padres (1973). Ninguno va más allá de los
doce poemas, siempre bastante breves.
La siega
La siega contiene nueve textos en los que, con cierta visión bucólica, se alude al
paisaje, a la naturaleza. Los nombres indican el motivo contemplado: “La mañana”,
“Vino el duro invierno”, “Brisa” y otros. “Madrigal”, compuesto de dos versos, ilustra
el estilo: Censontles, (sic) zorzales, oropéndolas, silbad,/silbad dulces canciones que
alegren mi penar. (Vega Jordán, 1961: 16). “Anyalé”, con influjo de la poesía
afroamericana, evoca la imagen de una mujer: Anyalé, Anyalé, dónde estás y di (sic)
por qué,/¿no quieres escuchar lo que soñé?/Anyalé, sólo tus ojos veo brillar./¿Quieres
cantar?... ¿Quieres soñar?... (26). En “Decisión I”, refiriéndose a un viaje, el fastidio
provocado por un determinado lugar [¿Honduras?] se marca con un exabrupto: Al
partir/ sacudo esta pesadilla/ donde cada cosa/ me supo a no sé qué putas. Estamos
frente a uno de los primeros textos versificados en los que se incorpora la popular
interjección. Semántica y formalmente, una poesia de gran sencillez.
Hibueras
Como su nombre lo indica, en Hibueras, el autor evoca —desde un sitio lejano—
aspectos relacionados con Honduras. En “Vengo de un país” describe las señas del
terruño: Vengo de un país (...) donde la lluvia vuela como avecillas locas,/ (...)
523
Ntltfi UmaAt
donde los ríos esconden sus venas nacaradas/ (...) donde los pájaros se bañan en las
fuentes primaverales./ donde las hojas no se vuelven oro (Vega Jordán, 1964: i).
“Nuevos cantos” extema solidaridad con los sectores populares.
Xochiquétzal
Este libro comprende ocho composiciones. “Xochiquétzal” está en deuda con la
poesia indígena de América y el autor extema una vinculación racial y afectiva con el
pasado precolombino: La diosa del viento, de la vida,/ tiene flores/ de quetzal en la
cabeza./ Ella hace jructijicar con salmos/ la hierba./Sus hijos, los otrora milenaria
Pa/ría./cantamos melodías en los techos construidos de manaca vegetal. (VegaJordán,
1968. 3). Lo subrayado, aunque violente la sintaxis lingüistica, extiende el sentido de
patria hacia el nivel étnico. Otros poemas evocan la niñez (“Los racimos de mi
infancia”); muestran el deseo de un mundo mejor (“Mi reino”) o manifiestan
entendimiento amoroso (“Balada de las nubes”). Nuestro juicio es similar al del libro
anterior.
524
Le Mi'akrc liwninode
las esteras/ que [tonga sobre las delicadas plantas de tus zapatos./ El sol derramará
su brillo,/ oh dios del maíz (sic)/ y con la savia del carao/ haremos la mixtura, que
alegrará nuestros corazones. (Vega Jordán, 1973: 19).
Heeen Umaña
Helen Umaña (La Encamación. Ocotepeque, 1942). escribió Península del we/ift»
(2000), nombre tomado de un verso de Antonio José Rivas con el cual se alude a la
situación de violencia política que asoló a Centroamérica durante la década de los
años ochenta.
525
Htltn UmoAo
La obra tiene una estructura tripartita y pretende ser una especie de itinerario espiritual
que, en lo particular, refleje una situación colectiva. “El círculo del hierro”, la primera
parte, con lenguaje directo, muestra, en la forma más cruda posible, los extremos
represivos a que se llegó en Guatemala. “Los pájaros violentos”, la segunda sección,
particulariza los estragos represivos en el propio caso de la autora, obligada a salir de
Guatemala, después de trcintiséis años de residir allí. “Nivel del mar”, la tercera
sección, intenta traducir en qué medida, dentro de las más duras condiciones del
exilio, el espíritu humano busca salidas para no ser aplastado por las circunstancias.
“El círculo del hierro” está conformado por seis textos. Quizá el más emblemático
sea "Serpiente que se muerde la cola” cuyo nombre alude a que los periodos represivos,
como una ola infernal, siempre vuelven. Y cada vez con más intensidad. Para
connotarlo, trae a colación casos concretos ocurridos en diferentes gobiernos: Otto
Rene Castillo (asesinado en tiempos del general Carlos Arana Osorio, apodado “El
chacal"); la masacre de Panzós (general Kjell Eugenio Laugerud García); la quema de
la Embajada de España (general Romeo Lucas García) y el arrasamiento de la aldea
de San Francisco Nentón (general Efraín Ríos Montt). Una especie de monólogo
interior que recoge fragmentos de conversaciones, rótulos en las paredes de la
universidad estatal, consignas populares, etc. Para darle un sentido abarcador y
simbólico, al principio, en medio y al final, toma tres versos insignia: uno <Je Otto
René Castillo, otro de Miguel Ángel Asturias y, el último, une a Rafael Landívar y a
Castillo. Una especie de inmersión en un mundo oscuro, ominoso y opresivo, sin
escape posible: Vamos patria a caminar/pero cómo engañar a los Señores de Xibalbá/
y no escuchar sus risas estentóreas/se burlan de Rogelio Cruz y sus pechos cercenados/
de Nora Paiz Cárcamo/ soportando la baba del chacal y su prole/ incinerada viva/
junto a Otto René Castillo/ veintiocho cadáveres arrojados al mar/ (...) miles de
brazos/protestan/y levantan un rojo clavel/frente al palacio verde/ de los uniformes
verdes verdes verdes/ incontables como cien mil zompopos/que se comieron los maizales
verdes/ de San Francisco de Nentón/ cuatrocientos hombres y mujeres y niños/
descendientes de los cuatrocientos muchachos/compañeros de Hunahpú e Ixbalanqué/
que trabajaban amaban y soñaban/ hasta que el sueño por la tierra/ exigió su tributo
en pesadilla/y el pueblo sefue colmando de ayes/parte oficial/ ningún sobreviviente/
en la oscurana del 17 de julio de 1983/ (...) hijo no te metás en nada/ mamá no hable
tan alto/ miedo animal bajando por las venas/ miedo derramándose como río
incontenible/ me deslizo/ hacia el fondo/ de una pesadilla sin fin/ Dulce Guatemala,
526
Lo palabra iluminado
527
Htlen limado
polvo, caen ios dias.i! El aire/se envenena/ de hongos amarillos.// Astillados,/ los
vidrios desgarran/ las plantas de mis pies. (“Desarraigo”, 36); Enceguecida luz escalda
las esporas./ l as calles sin esquinas./Las casas sin puertas ni ventanas.// Ciudad de
pájaros violentos/ yflores de papel.// Tegucigalpa,/página en blanco en la memoria
de mis dias. (“Ciudad que no niega su nombre”, 37).53
Centrada en la expresión del sentimiento amoroso, la tercera sección recoge los hitos
de una resurrección espiritual. Como metamensaje indica que nada puede destruir la
voluntad de vivir. Que el espíritu humano es capaz de remontar cualquier adversidad.
Acudiendo a la Divina Comedia, en “La condición de la montaña”, leemos: Pasé los
nueve circuios.// Dejé el polvo de mis huesos/ en la espiral hacia el abismo.// Fue
necesario.// En el silencio/roza/La (sic) vibración del ángel. (57). “Fulgores”: Alondras/
en las puntas de la noche.// La Tierra despertaba.// La vida volvía por la vida:/ la
ciudad ganaba,' el rostro de tu rostro. (61). Con relación al amor, los textos acuden al
arsenal simbólico acumulado por la cultura. Utilizando el signo verbal con transparencia,
se busca la condensación semántica. Decir lo más, con el menor número de palabras:
“Frente al espejo”: Elfuego/ trazó su enigma/en la semilla oscura de mi sexo.//Conozco/
la torturante lentitud de los relojes,/ el aluvión del mar/ y la explosión del minuto a
medianoche. (60); “La voz del agua”: Búscame/por senderos de transparencia humana.//
(en a mi' cuando escuches el llamado del mar.//Me hallarás/ con la clara desnudez del
agua. (62); “Imperativo”: La flor del limonario/ cubre/ las llanuras del insomnio.// Con
linfas en los belfos/los caballos/se desbocan en la sombra. (63); “Síntesis”: Tiémpo de
rocío,/ el amor.// En una gota,/ el Universo. (74).
En conclusión, a nivel contextual, una obra con una doble referencia que apunta
hacia dos circunstancias vitales diferentes: Guatemala y Honduras. Escrita con un
objetivo concreto: dar un testimonio individual-colectivo de una situación inhumana,
de flagrante violación de los derechos humanos. Formalmente, utiliza el lenguaje en
dos registros distintos. Uno, se acerca a la lengua coloquial para reproducir una
realidad que no admite el eufemismo ni el disfraz de las palabras bonitas. El otro
busca, en el plano simbólico, la traducción de sentimientos que, por las situaciones
vitales conculcadas, calaron hondo en las entretelas profundas de la conciencia.
M Este texto ha sido infortunado. En la primera edición del libro, el nombre fue omitido
y apareció con el epígrafe como nombre En la segunda, el epígrafe desapareció y
es, justamente, el que le da sentido. Tomado de Roberto Sosa, alude al significado
del término Tegucigalpa: “Ciudad de las piedras puntiagudas”
528
lo poiobfo iluminoáo
Alexis Ramírez
Alexis Ramírez (Tutule, La Paz, 1943) escribió Perro contado, libro ganador, es
1974, de un concurso patrocinado por la Escuela Superior del Profesorado Francisco
Morazán. Fue publicado, en forma fragmentaria, en la antología Cinco poetas
hondurenos (1981), preparada por Hernán Antonio Bermúdez. En 2004, dio a conocer
Cuenta regresiva y otros poemas.
buscan el destape de las heces sociales, por malolientes que sean. Un estilo con un
punzante empleo de la lengua coloquial que. a mediados de la década de los setentas,
representó un punto de avanzada en la práctica poética del país.
530
La palabra iiummaéc
ni quebranto.// No lloréis por los vivos, pues su encanto/ quiebra el pez, como espejo,
en mil astillas/ sobre el rostro de abyectas pesadillas/ que le impiden soñar, bajo su
manto.// No lloréis por las joyas del pasado/ ni por la veta frágil del diamante, ni
por la eterna fe en el ser amado/ ni por la sed que crece, alucinante.' Llorad por este
viento que ha inundado/ de esporas tu mirar, en un instante. (66-67).
Livio Ramírez
Livio Ramírez (Olancbito, 1943) ha escrito Sangrey estrella (publicado con el nombre
de Douglas Ramírez, 1962); Yo nosotros (1969); “Arde como fiera” (en el volumen
colectivo Noticias contradictorias, 1972); Descendientes del fuego (1987); Escrito
sobre el amanecer y otros poemas (1990) y Material de L.E.C.T.U.R.A. (1991,
antología).
Sangre y estrella
Sangre y estrella contiene veintiún poemas (entre ellos, varios sonetos). La bipartición
del título alude a sus dos líneas temáticas. “Sangre” apunta hacia el conjunto de
sentimientos relacionados con la injusticia social: el rechazo a la pobreza, la solidaridad
con los sectores populares y la necesidad de la lucha política, temas que se abordan
en poemas como “Mensaje”, “Ahora sé", “Viaje” y “Canto a las madres pobres” En
esos casos, el poeta adopta un uso de la lengua muy cercano a lo conversacional,
según corroboramos en “Ahora sé”; Hoy se murió María la pulpera./ Alfin murió su
muerte./ (Era pobre, murió por mucho tiémpo)/ (...) Ahora que le he quitado el
Vestido a la vida/para mirar desnuc las verdades del mundo./ahora comprendo
porqué (sic) tú no reías; porqué (sic) hay rostros en sombra como el tuvo,, porqué
(sic) siempre decías: Qué vida ésta... (Ramírez, 1962; 5).
531
ü«i«n Umo»«
Yo nosotros
Con sustanciales modificaciones, los poemas de Yo nosotros se publicaron en “Arde
como fiera”. Asi, el poema que principia con Palabra/ no me traiciones/ (Ramírez,
1969: 9), de trece versos, mediante el procedimiento de unir dos versos, se redujo a
seis; otro que comienza con Por ejemplo/ esta tarde/ (13), de noventicinco versos,
quedó en cuarenticinco. Dado que —al modificar el ritmo— ganaron en profundidad,
optamos por la versión que aparece en “Arde como fiera”.
532
la palazo iluminado
construye/ corro sobre mis huesos/ hasta llegar aqui/ donde el dolor de lodos/ arde
como fiera/ como mar brutalmente humano (20). Un llamado a la autenticidad. A
transformar el dolor individual en accionar colectivo. Por la época en que la obra se
publicó, el adjetivo cabrona debió sonar extraño a los lectores hondurenos.
Justamente porque los hechos son tan brutales, con indubitable fondo vallejiano, el
poeta expresa una especie de complejo de culpa: escribir poesía mientras el mundo
exhibe el horror y la miseria cuya responsabilidad, además, se le enrostra a la divinidad:
Mientras yo hablo del mar/ o de nosotros/ la muerte caza niñas en el hambre,' Dios
mío/ cómo podemos tú y yo cometer este crimen (18). Por esta razón, insiste en el
compromiso ético que el poeta contrae: Palabra/ no me traiciones/ no te me rompas
a mitad del vuelo/prefiero que me enseñes/ la forma de matarte/ si no me das el hijo
que yo quiero (13). Pero tal postura no es derrotista. De ahí que proclame su fe en el
hombre y en su capacidad de respuesta: no sabría decirlo/pero me consta/ que del
hombre algo saldrá hirviendo// Que a nadie engañe este aire/' sólo es el vestido de
este incendio (27). Algunos poemas son breves (cuatro o cinco versos, tal como los
que hemos citado) y otros son mucho más extensos (cuarenticinco versos). Todos
están interrelacionados en tomo a un eje político.
Cuando el amor fulgura, los versos son contundentes y apasionados: Descendientes del
fuego/ los amantes son niños salvajes/ ferocísimos seres/ que no atacan a nadie/
descendientes delfuego/no miran/ no tienen sentida de la distancia,' se precipitan en sí
mismos:/ de ceguera y fulgor están armados (Ramírez, 1987: 17); iluminas la noche
con tus Senos/ cuerpo como la vida// A fuego k lo/ ardes/ para que va ¡e encuentre.//
tendida (sic)/ extendida/eres la tierra abierta (21); Dormida. Deshojada. / Desbordante
lectura./Mirándote soy otro./ Me ilumino al tocarte,/ creándote me cread Mis manos
son planetas en donde vives,/pero son tus raíces deJuego/y más allá del cíelo creces,/
oceánica ascención (sic)./Espiga inabarcable que sueñas a mi lado. (37).
533
H»l»n limalla
La relación amorosa hilvana los únicos instantes en los cuales se adquiere conciencia
del ser. errándote me creo, dice la voz poética. Pero también el amor está sometido a
los avatares de la muerte. El sentimiento se va erosionando y surgen todas las secuelas
de ese hecho doloroso: se pudre el cielo y la niebla atroz nos borra con un odio lento,
sentencian los versos. La sensación de pérdida o naufragio interior, se hace sumamente
nítida en “El buzo”: Debajo de la noche:// Buzo en la soledad/ que no es posible
imaginar.// Herida gravemente/ mi escafandra,/ avanzo con los ojos/ llenos de tí.
(sic)/ En el pecho/ un oleaje/ intolerable. (77).
S34
lo palabra iluminada
El poeta confiesa el sitial que, en su vida, ocupa el quehacer literario: Digo que la
poesía/ es el único documento personal que poseo./ Carezco de otro medio de identidad./
Digo que eres mi centro enllamarado./ Mi código de juego./ Mi texto de aullidos./
Explosión queridísima donde escucho la vida/ Arma para vivir (27). El poema
concluye con un saludo-despedida dirigido a los Queridos, detestables vecinos/ de
este edificio, a América, al mundo y a la ciudad natal: Buenas noches país descuartizado./
Patria vendida en el mercado negro./(...) Barrio desdibujado,/patio de Nina Lincho,/
casa donde nací./ (...) Hasta mañana/ seres humanos./ Que descanses/ casa
degenerada:/planeta que debieras nacer de nuevo./Hasta mañana, ciudad..' ciudades
(sic)/ Buenas noches/ Amado (sic) mundo podrido. (32-34). La cólera y el sarcasmo
se entrecruzan.
Los otros poemas, en forma colateral, también abordan aspectos relacionados con la
poesia. Con el mismo temple violento, “Contra-soneto” vuelve a los tópicos anteriores
y, además, señaliza, estigmatizándolos con un apelativo zoológico, a un conjunto de
seres perversos, enemigos de lo humano: Hermoso, duro oficio: Dar la caray Hundir
los ojos en lo más humano./ Estar aqui: El nombre, las señales,/ viviendo, reviviendo.
Con el canto/ ya convertido en arma, ya fundido/ a las temperaturas más altas y
feroces./ Borrasca de metales enrabiados:/ La voz embiste, crece, sube, mata.// Nos
acechan las hienas. Nos acechan./ Odian el día de los hombres./ Tienen las fauces
brutalmente abiertas.// Escribo con la vida crispada, la defiendo/ con todo cuanto
puedo. Rompo el papel/ arrojo las palabras como piedras. (66). La poesia como
instrumento para señalar y marcar a las hienas. Los sentimientos agresivos tienen
destinatarios precisos. En siete poemas muy breves cuyo título (“Personaje”) se reitera,
se identifican sin posibilidad de equívoco: Patria: Que los cuervos que criaste' nunca
estén a la altura de tus ojos./ Que nunca alzen (sic) el vuelo,/que perezcan/por viles.
(55); Ustedes son/los cuervos del refrán./Estepais los crió,/ (.../pero después/ustedes,
lo cubrieron de infamia/le sacaron los ojos,/jugaron a los dados sobre su misma cara/
lo convirtieron en espantapájaros. (56); Un simio hinchado de tinieblas, hizo estos
callejones/donde la asfixiajuega su ajedrez espantoso. (61). En el categórico y defirutvrio
“Distrito central”, que identifica a Tegucigalpa, la violencia se ofrece como componente
cotidiano: La vida hecha al revésJ Las dentelladas diarias./ El plato de terror./ El
535
H«l«n Umafia
escarnio creciente sobre los hombres./ La víctima elegida/ cuya sangre anunciaba la
salida del sol./ Ciudad y tu estatuto de pus y espanto. (67).
Félix Cesario *
Félix Cesano (Félix Cesario Padilla Alvarenga, San Francisco de la Paz, Olancho,
1944) escribió Lamentos y protestas (1971); Poemas para tí y para mi (1972);
Mañana... entonces (1974) y Carcelaria (1977).54
536
la palabra iluminada
Lamentos y protestas
Comprende cuarenticuatro composiciones. El amor y la denuncia de extremas
situaciones de injusticia social centran el interés del autor quien, algunas veces, alude
a su propia condición de pobreza y marginación. Los campesinos, los lustrabotas, los
estancos, los borrachos, los niños punzones y enfermizos', las cuarterías llenas de
miseria e inmundicia', las mujeres que de tanto hacer tortillas (...) les salieron grandes
y duros callos en las manos, etc., son los personajes a los cuales se convoca. Pruebas
irrefutables de la descomposición social y de la necesidad de la revolución. Dos
ejemplos permiten colegir el estilo. “Camarada campesino”: Camarada campesino
despierta!., (sic)/ aprende (sic) cómo se ganan las batallas,/y deja de enseñarme
cómo se aguanta el yugo/ de todos los gobiernos, que vilmente te explotan/ por una
simple sonrisa o una palmadita en la espalda.// (...) Yo te enseñaré cuándo hay que
exigir/ a los que te exclavizan, (sic) tu libertad!/ con (sic) un lápiz y con un libro.../
o cuándo hay que arrebatar tus derechos:/ con un lápiz, un libro y un refle (sic) a un
tiempo. (Cesario, 1971: 27). “Patria échate con los mendigos”: Patria échate con el
niño harapiento/ que por tu culpa mañana será/futuro y malvado delincuente/'y que
hoy duerme en las calles/ con su futuro de hambre permanente;/ y mañana por tu
culpa dormirá/porque Tú lo acusarás.../en la mazmorra de una cárcel.// (..’.) ya no
vivas con los grandes sobre un escritorio,/ vive y come con los pobres en las aceras y
en los toneles,/que comen desperdicios de basura y se arropan con periódicos. (19).
Una sólida conciencia de clase y un lenguaje carente de artificio.
Mañana entonces
De nuevo, lo personal y lo social se unen en los treintisiete textos que integran este
libro. El poema “Omnímodo” —el que lo comprende todo— sintetiza esos dos
aspectos. El autor traza un cuadro de los sueños y anhelos de transformación social
y, a la vez, externa sus sentimientos hacia ui a mujer. Acudiendo a formas metafóricas,
expresa: Tenían sus ojos/ el vuelo de los colibríes en juga, y los pasos perdidos de mi
niñez.// Juntos planificamos vuelos anidados en el aire, entre gritos sangrientos/ de
los pájaros, y las risas de las hienas. Queríamos dar al hombre un lugar digno en el
537
Htltn limeta
538
Lo palabra iluminado
“La muerte sencilla” —con el eco de “Canción para un gato muerto” de Roberto
Sosa— acierta al meditar sobre la muerte de un pájaro: Lo encontré en la calle una
mañana.../ con su vuelo roto y comiendo desperdicios,/ lo llevé conmigo hasta un
patio anónimo.../ (...) Murió solitario/y quizás suavemente/ por no enseñarme como
(sic) duele la muerte;/ (...) Nadie supo en verdad el origen de su muerte/ cuando lo
encontraron, de bruces contra el tiempo,/parece que se aburrió de ver hacia el
cielo.../y su cuerpo de versos, comido por las horas,/y su vida de colores, se le fue
por el canto hasta el silencio;/no lloró nadie/su muerte solitaria sencilla y pequeña,/
cuando colgó su canto, en el rincón de mi alma anochecida/y se quedó solitario a la
hora del bochorno. (34).55
Quizá, en algunas composiciones, se pecó por exceso y se las debió sbmeter a una
mayor depuración. Tal vez el autor sea consciente de ello. En el poema biográfico
“Los círculos son cuadrados”, externa insatisfacción por su trabajo: No tengo títulos
ni amigos calculados/sufre mi corazón por los niños y los pájaros,/admiro la belleza, /
escribo versos sin encontrarjamás la última letra que lesfalla,'por eso pertenezco al
circulo literario de la soledad, (13). Versos convincentes por la sinceridad que
entrañan.
Carcelaria
Carcelaria ofrece cincuenta composiciones. Veintidós son sonetos que muestran un
uso tradicional de la lengua. Mayor interés ofrecen los poemas de versificación libre,
especialmente por la voluntad de trabajar el idioma desde perspectivas personales. En
“Si el corazón fuera un pájaro y si las tijeras cortaran el espanto”, la critica a la
sociedad se formula en forma incisiva: La tristeza nos viene de golpe, por las calles
55 También, “La tercera persona" recuerda al poema dé Sosa "Malignos bailarines sin
cabeza” Cesario dice: Ay de vosotros/que antes del canto de los galios/os negaron
tres veces,/(...) Ay de vosotros/qce no comprendéis el alfabeto de la vida que es tan
sencillo como un abecedario. (...) Un día lloraréis amargamente / A (sic) solas. (73-
74). Véanse, también, "La tarde inclinada en llamas", “Fatalidad de la imagen" y "Tu
imagen se invierte en el agua reflejada".
539
Htltn Umoño
Otros poemas
En Homenajes hay cuatro textos de carácter político. En verso tenemos “Claroscuro”
(la patria es visualizada como una muchacha) y “A mis manos”. En éste, sin eufemismos,
dice el autor: ¡Ah! mis (sic) manos muchacha,/ que el único delito piadoso que han
cometido/ es el de haber golpeado con mis versos a la/agusanada guarida de culpables,/
delincuentes que hoy por hoy se han repartido los restos de mi patria. (Cesario, s.f.:
22). Los trabajos en prosa (“Los culpables” y “Ajuste de cuentas”) adoptan similar
tónica y, en este último, combina prosa y verso: Los dueños absolutos —de este circo
militar—, los comisarios del dolor, de este confin del espanto y la tortura; dulce
únicamente en tus cabellos./ En su soberbia pavorosamente diplomada,/ Sutilmente
(sic) desconocieron siempre, lo oportuno de sus viajes sin regreso. (21).
*
Luis Armando Verde (Juticalpa, 1944) escribió Fuego interior (1986), obra con treinta
poemas en los cuales se acude al lenguaje conversacional. El autor adiciona elementos
(comentarios, reflexiones...) que se salen de lo común y muestran la nota insólita,
paradójica o simplemente humana de la cuestión o del tema tratado. En “José Antonio
Velásquez”, después de algunas consideraciones sobre el pintor primitivista hondureno,
concluye: Amó los paisajes sencillos/y bellos./Pero lo más extraordinario/ de este
insigne pintor/ (a pesar de su figura humilde y pequeñita)/fueron sus ojos fijos de
insecto. (Verde, 1986: 9). En “Clementina”, al referirse a la conocida escritora, la
solidaridad se expresa mediante imágenes: me gustaría dibujarla entre redes/ como
pez indefenso/ para que se le quitara/ ese olor a fiera que todavía respira/pobrecita
Clementina/ le tocó vivir en tiempos/ carcomidos por la infamia/ donde las calles/ se
540
Lo palabra iluminada
Marco Tulio del Arca (Olanchito, 1945) escribió Bajo el sol de todos (1992); Para
que mamá no intente el viaje (1993); Del mar y sus espejos (1994);56 Como sol en
la ventana (1995) y Hablemos de los hechos (2003).
S41
Helen Uma/lc
nos golpea a todos/ está contra los dioses de ustedes/y contra el mío/ (...) no bush/
no hussein'las granadas no son frutas/que alimentan/ ni la pólvora es una tinta/ que
ensena los salmos/ del libro/más útil/en las manos de mi madre (Del Arca, 1992: 13).
Como contrapartida al acto sangriento, evoca el humanismo de los cantos bíblicos.
Asimismo, en varios poemas, alude a los actos pequeños y cotidianos que,
precisamente por serlo, magnifican el fondo trágico en el cual se inscriben: en el
golfo. ' algunos soldados/ espantan el miedo/jugando con ranitas /y cenizas// otros/
lomándose fotografías/ en camellos/ que no aceptan/ el peso de los cascos militares
(38); un niño/ sostiene un periódico/ y observa la guerra que no entiende (69).
542
Lo palabra iluminada
encuentra su color/ pero no existe/ el olvido// vos tenés/ retratos de uva/ y anuncios
de cielo en las retinas (35). El ruego para que la madre no vaya a Nueva York puede
interpretarse como una exhortación para que el hondureno (o el latinoamericano)
no deje la patria en pos del sueño americano. La opulencia y el mundo del desarrollo
no constituyen la realización de la utopía. Por esta razón el retrato de la gran ciudad
—dentro de la linea de percepción de Federico García Lorca, como bien lo señala
Sara Rolla en el prólogo— no sea muy halagüeño: new york/ tiene la tos de las
ballenas/y un sabor de carbón en la garganta (15); mejor no pienses en venir a este
infierno/donde los centímetros son pálidos/ como el silencio de un cadáver (25); en
este hueco/del universo/ no hay camélidos de barro/ sólo un san nicolás crucificado
en la entrada/ por haberse tomado/ un vino/ en el bronx/ de new york (49). La
expresión camellitos de barro alude a la construcción de los “nacimientos” populares,
ingenuas maneras de representar la Natividad en localidades latinoamericanas. Por
contraste, el San Nicolás aparece maltrecho después de haber ingerido bastante vino.
El planteamiento global del libro es, pues, coherente, aunque en algunos momentos
(cf. 39), resintamos la falta de hondura conceptual.
543
ttflen Umaña
544
Is poiabto iluminado
que no olvidan su valor en las montañas (36). Frente al símbolo de guerra —ya pieza
de museo— se alza el tiempo de la belleza y de la poesia.
545
Helen ümoño
Juana Pavón
Juana Pavón (Margarita Velásquez Pavón, San Marcos de Colón, 1945) escribió Yo
soy esa sujeto (1994) y Exacta (2004), libros de sello vivencial que testimonian la
violencia ejercida contra la mujer, yo poético que expresa un conjunto de sentimientos
concomitantes a la condición de género.
546
lo palabra iluminado
“Juana la Loca”, con una que otra frase tomada de Federico García Lorca,” constituye
un impresionante autorretrato: Si, estoy loca de dolor/ de amor/ de rabia por mi
impotencia/por mi resistencia de cucaracha/por los gemidos que golpean/ las ventanas
de mi alma. Desde el título, Pavón asume el sobrenombre con el cual se le conoce en
Tegucigalpa. Pero, con perspicacia e inteligencia, su “locura” la va ubicando del lado
de los seres humanos que sueñan, los iluminados, los visionarios: Beethoven, Hermán
Hesse, Tchaikowsky, Jacobo Cárcamo, Roque Dalton, Francisco Morazán, Pink Floyd,
Marx... Locura es querer mi libertad/ mi amor humano. Sobre todo, locura es la
defensa de una inclaudicable independencia: Estoy loca/porque nadie podrá darme/
distancias, ni límites/ ni futuros/ eso sólo yo puedo dármelos. Locura es, también, ir
contra la fuerza del “stablishment”: Estoy loca por hacer rabiar/ a las señáronos
ignorantes/cada vez que sus maridos cornudos/fijan sus ojos/en mis tetas caídas sin
sostén/ que se enteren que mi locura/ sienta sus bases/ en decir casi siempre lo que
pienso. Locura lúcida que la contrapone a los sectores responsables del descalabro
social: Estoy loca/por desenmascarar a la gente/su indecencia/por corruptos/ladrones/
asesinos/ explotadores/y vende-patrias/y sobre todo/porque odio los prejuicios/ de
aquellas y aquellos/ que sólo saben señalar/ mas no ven el tumor/ que tienen en su
vagina/y prepucio/ y por todas esas cosas que callo y sé/ es porque estoy ¡oca.
58 Esto lo reconoce la autora cuando, después del título apunta: Emulando a Federico
García Lorca.
547
Htlen Umoilo
“Nosotras: esas sujetos” constituye un discurso solidario con las mujeres: Estamos las
privilegiadas/y las no privilegiadas/ (...) Hacemos maniobras con el tiempo/ ligadas a
esta inercia/que llamamos vida/porque siendo mujeres/ tenemos que aceptarlo/porque
son leyes para mujeres/ hechas por hombres/ ¿Qué más nos da?/ (...) Un vientre nos une
a todas por igual./(...) Somos las que estamos paradas en el tiempo/y latimos...latimos...
latimos!/somos (sic) río, mar/jungla, sol/lunaypulmón/¡somospatrial/yo (sic) siempre
he pensado/ que Honduras tiene nombre de mujer/ una, dos, cien, miles... Con estos
últimos versos. Pavón involucra a la nación dentro de ese destino contradictorio -y
denigrado- que, paradójicamente, es hermoso. La fuerza de los versos brota de la
convicción con la cual se enuncian.
Exacta
Exacta incluye los poemas de ló soy esa sujeto y ofrece dieciocho nuevos trabajos
dentro de la misma línea conceptual y estilística. Para la autora es vital reconocer su
condición de mujer. Y no sólo eso. Al hacerlo, propende hacia la provocación y el escándalo.
Copiado en forma íntegra, en “De una vez por todas”, leemos: De una vez por todas/me
declaro mujer/ de ovarios bien puestos/ qué triste de mí seria/ llamarme napoleón (sic) o
Rigoberto/ llevando de por vida/ una golondrina/sin mensaje entre mis piernas (Pavón,
2004: 97).
548
Lo polobro iluminada
El varón, el macho, tiene deudas impagables con Juana Pavón "Llegué sobre ¡a
carne” es una dolorida evocación de una etapa anterior ai primer violador de su
condición de mujer; Ldegué sobre la carne de muchos/ llevándoles la fresca aurora/
de mi música interna/ oliendo a sábanas de monja/y empapadas en jugos de niña.//
(...) Llegué con la luna entre mis piernas/ revolcada en la hierba de lo místico/ con
mi himen cubierto de musgo/y arañas con hilos de seda (75). Pero la factura se la
pasa a todo el cuerpo social. Es éste quien cometió violaciones sin cuento:
Despojáronme de mi casa/ de mis ropas/de mis hijos/de mi tortilla cotidiana/ (...)
pretendieron quitarme la razón/ mi coraje/ dignidad/ identidad89¡me partieron la
vida!/ mas (sic)/ nunca lograron despojarme/ de mis pensamientos/ (...) mucho menos
de mi voz/ eso/ nunca jamás lo lograron/ ¡Nunca (sic) jamás! (“Despojo”, 78-79).
“Bouievard Morazán” señala muy bien la escisión social, la existencia de dos mundos
antagónicos, raíz de tanto despojo.
549
Hilen Umoño
En Exacta hay dos o tres textos que evidencian desencanto o nostalgia al percibir que
ya se recorrió buena parte del camino de la vida. “Cáncer” (con el señalamiento de la
dolencia real que padeció) alude al infierno al cual se sintió confinada. “La muerte
viene” pone sobre el tapete su inevitable llegada. Sin embargo—una salida que pretende
ser despreocupada y ligera— el texto concluye: ¡Oh muerte!/ Cuando vengas por mi/
mándame un correo/para peinar cuidadosamente/ mi cabello. (37). En “Mi hombre
ideal" —alegato en pro de ia equidad de género—, Pavón, como lo hemos detectado
en otros poemas, hace gala de humorismo al trazar los requisitos de ese raro espécimen:
No permitiría/ que le mirase las nalgas/a otra mujer/y mucho menos a otro hombre/
Me gustaría/que se levante temprano a cocinar/y que enseguida lave los platos/que
no ronque/ ni que aviente aires/ cuando duerme conmigo/ que sepa leer y escribir/
que no piense en su madre/ cada vez que le doy de mamar/ que me mire directamente
a los ojos/que no me mienta/ ¡que no me grite! (...) Quiero que mi hombre/ tenga en
cuenta/ que cuando estamos juntos/ él es el hombre/y yo la mujer. (99-103). Entre
veras y bromas, la exigencia de relaciones dignas. Todo, dicho, por cierto, con un
lenguaje descamado.
550
lo palabra iluminado
551
Htltn UmoAa
552
Le palabra iluminado
JuanAlger
Juan Alger (La Lima, Cortés, 1945) escribió De poesías y poetas (2002), libro dictado
por parámetros tradicionales: verso regular y rima consonante; mención de seres
mitológicos a la manera neoclásica y empleo de una terminología tomada de la vieja
retórica (un texto se llama “Loa” y otro “Treno”).
El libro contiene poemas de amor (“Tres poemas para tres mujeres”); de reflexión
patria (“Canto a Centroamérica”) o encomiásticos (“Instituto Saint Anthony of Padua”).
Quizá lo mejor del libro —evocando el conocido poema de Ramón Ortega— radique
en los dos primeros cuartetos de “Un poema para Comayagua”: Comayagua la
antañona, déjame que yo cante,/ tus lauros nunca olvidados, tu encanto primaveral,/
donde florece la rosa —maja, venusta, fragante—, para aromar los larario de tu
augusta catedral. (Alger, 2002: 13). La manera de adjetivar y de rimar recuerda las
postrimerías del romanticismo, aspecto que puede ratificarse con otro ejemplo: Es
bella como una flor,/ que se abre por la mañana,/ tersa, indolente, galana;/ para
brindar el candor/y el perfume embriagador/de sus pétalos de grana, (loe. cit.). En
“Los doce Césares”, el autor dedica, a cada uno de los gobernantes romanos, una
breve composición en la que sintetiza rasgos de su personalidad o características de
su manera de gobernar.
553
Ntltn Umafio
Galel Cárdenas
Galel Cárdenas (San Pedro Suia, 1945) escribió Poemas en Nicaragua y otras partes
(1981); Pasos de animal grande (1986) y Estación madura (2002).
554
la palabra iluminado
La referencia a la poesía de Rubén Darío, saca a relucir el viejo tema del enfrentamiento
postura formalista-literatura de compromiso. Por esta razón, en otro poema, dice:
Los poetas de claras palabras/son también diáfanos/ como las corrientes de los nos/
forman ejércitos de palabras/ y disparan/ duro y parejo morteros de ideas y
desparraman/la libertad como la grama que crece incesante/que cubre las montanas/
y los cementerios.// (...) 'Que se levanten todos los rapsodas de la tierra '/grita camelo/
y no nos referimos a los poetas dulces/y blancos/ como la cobardía/ si no (sic) a los
poetas rojos/a los nuevos poetas de neruda. (37; cf. 65, 77).
Con orgullo y convicción, el autor se ubica dentro de esos últimos: Soy tu cantor/
revolución.// Tuyo soy.// Amo el árbol/ que hacés crecer.// Bebo tu savia/y sueño tus
hijos/ los niños/ los ancianos/ los nuevos seres de este país/ diminutamente gigante/
que hoy despierta. (29). Entusiasmo lírico por la conquista popular que hará posible
el surgimiento de un orden nuevo y justo. Dentro de ese espíritu pleno de idealismo
—certeza de haber alcanzado el primer peldaño en la conquista de la utopia— hasta el
amor de pareja se reviste de una ética revolucionaria: pero lo bueno de vos es que ya
sos nuestra/con todos tus pensamientos/y tus ilusiones/de ver el barrio un día libre/
cantando/enseñando el único lado bello del mundo: la solidaridad/y el nuevo viento/
en la nueva vida. (95); entonces empezás como toda mujer/ queriendo al amante y
luego repartiendo papeletas/ vigilando las calles/ obteniendo información/ te vas
hundiendo en nosotros//ya nada es necesario/ ni mi amor por vos/ ni tu amor por mí ’
sólo el amor del pueblo que canta/ o que se desangra (91).
Centroamérica (hay una mención de Roque Dalion) y Honduras están presentes. Con
relación a esta última, se contrasta su pasado y su presente con la realidad que se
vivencia en Nicaragua. En uno de los mejores trabajos, copiado íntegramente, leemos:
En aquellos tiempos/ en la dictadura de los diez y seis años/ hubo un director general
de cultura/que mandó al crematorio/por derruidas/ amarillentas/y vetustas/las más
viejas revistas del archivo nacional. (57). Justamente, por toda la bai barie que evidencia
555
Helen Umafto
dicho acto urge hacer la revolución en Honduras. A este tema se une el del amor: y
vasr vo/ estaremos en alguna parte/ preparando los huracanes/ elfuego/ el golpe//y
no sabremos de nosotros/ sólo/posiblemente/ en ¡os partes de guerra/o en el cintillo
rojo/ de las informaciones orales de los compañeros/ y lo más seguro/ seremos los
desconocidos/ encontrados en algún lugar/ donde por vez primera vos y yo/pensamos
construir una vez/ nuestro nuevo país/ nuestro nuevo amor (107-108).
Tal vez, Poemas en Nicaragua y otras partes, en la mayoría de sus textos, posea un
valor circunstancial. Quizá pueda contener versos panfletarios y posturas cuestionables
(la óptica con la cual se consideraba a Stalin aún era laudatoria, cf. 81), pero refleja,
con fidelidad, un momento heroico que contagió al mundo.
El aporte más interesante radica en “Fulgor que esculpe”. El autor —hilando fino en
el problema de la identidad nacional— establece el entrecruzamiento de líneas raciales
en la conformación del hombre hondureno: Fusilaron a Belehé Qat Morazán/el día
7 Queh/ después apresaron a Ahtzib Caok Cabañas/ el de los coquimbos.// Trece
meses después ahorcaron a Apozotzil Cahí ¡mox/ alias Cinchonero/ pero el día 13
Ganel deshuesaron a Chuuy Tziquinú/ conocido como Roberto Fino/ Diez y siete días
después de haber asesinado a Chuuy Tziquinú se atrevieron a disparar/personalmente
sobre Nimabah Quehchun/ el esperanzador de la mañana/ conocido también como
José María Reyes Mala (Cárdenas, 1986: 22). Tanto la opresión como la tradición
rebelde son consustanciales a la historia centroamericana. Los hombres y las mujeres
de hoy son producto del mestizaje. La mezcla de sangres se establece mediante el
recurso de enlazar, de hacer uno, a personajes históricos y míticos. Así, Morazán se
asimila a dioses misquitos: Francisco Morazán Maisahana/es un Baika o Uplica/es
556
lo palobre iluminólo
decir un hombre que nos ha parido./ Nos enseñó que nuestra madre 1luana/ era una
madre-A lacran/ que devoraba a sus hijos traidores. (I2).85
La voz poética —que se apoya en el estilo de las crónicas indígenas— asume una
perspectiva profética. El lector cree advertir la voz de los grandes sacerdotes que —
anticipando catástrofes— vaticinan lo implacable de la lucha: la verdad siempre será
motivo de rechazo e, incluso, de castigo: Habrá culpables por cada terremoto1 en el
espíritu del alba:/ la palabra-viento será de culpa/ la boca-verdad será de culpa, la
miradaJuego será de culpa.//Entonces morirá Ah Bolorn Am Félix Martínez:/ de allá del
territorio/ de la ceiba y del maíz negra' su espalda será apuñalada bajo la luz de la
luciérnaga amarilla./ Todo ello acontecerá en el 9 Ahau Katúnen la deshonestidad de
la noche/ en la osadía de la muerte miserable. (24). Las fónnulas reiterativas (anáfora,
conversión, paralelismo...) caracterizan a las literaturas indígenas. De nuevo, simulando
ser una plegaria, en otro texto se incorporan tales mecanismos. Al hacerlo así (recordemos
que la oración es la manera más acendrada de comunicación con la divinidad), se connota
la magnitud del dolor y de la indignación por la intervención extranjera.66 Por ello se* 88
557
H«Im timarte
“Piel de la batalla" equivale —en tanto metáfora— a piel de la patria. Dado que, por la
época de elaboración del poemario se vivía dentro de la atmósfera de terror que
dictaba la Doctrina de la Seguridad Nacional, abundan las imágenes que aluden o
captan los mecanismos represivos: ¿Por qué la muerte/ es apenas el vuelo de un
insecto/ no percibido en el alto momento/ de la soledad? (“Circunda el mundo sin
tiempo”; 34); Qué enemigos sueltan sus jaurías/ qué lista en pesado cartapacio/
nombra la muerte. (“Amanecer contra incendio”, 35); La oscuridad es doblada en
tres partes/por la voz de los grillos.// El país gime/ desgarrado por el abatimiento.
(“Fuego de la tristeza”, 41). El balance es sangriento. “Nuestros muertos” —copiado
íntegramente—, en una especie de captación onírica, permite vislumbrar al ingente
número de víctimas: Devienen como salidos de una gruta.// Vuelven las espaldas.//
Parece que entran a nuestros quicios/y se desvanecen cuando las palabras/borran la
pátina // Nuestros muertos pasan sin mirar./ Luego/ cansados vuelan a los espejos/
donde no reprimen sus manos/ acribillan nuestra sien/y viven. (39). AdetAás de la
connotación misteriosa o un tanto fantástica, se creó una atmósfera de suave tristeza
y delicada esperanza.
558
Lo poiobra iluminada
Estación madura
Estación madura se divide en tres secciones: “Diamante del agua que no cae”. “La
existencia y sus menesteres” y “Canciones de la floresta”. La primera contiene poemas
dedicados a la patria. Salen a relucir tópicos ya frecuentados por el autor: Lempira,
Francisco Morazán, José Trinidad Cabañas... Esencialmente, se percibe un llamado a
la autenticidad. El breve “Manto sacro” lo comprueba: 5/ Lempira tuvo manto/ digo,
si lo tuvo./ quiero su medida/ y su textura/ sólo para hacerme/ más digno en el
camino. (Cárdenas, 2002: 11).
559
Htl»n Umaflo
la visión idealizada de la patria. De ahí, los versos de tipo paródico y los humorísticos
que los acompañan y que, en cierta forma, los deconstruyen: La patria no puede ser/
sólo amarga vena v asfixiado color//(¿Ysi lo ahorcan a uno'/)//(...) Finalmente la
patria no es alta/ (depende, si sube/ al Juana Laínez/ al Pijol/ o al Coyocutena)// Yo
creo que la patria/ es menos lírica/ es por decir algo/ esta mesa/ este pan (13). La
perspectiva realista no está reñida con la esperanza de un rumbo nuevo para la patria. Para
el autor, después del quiebre de las utopía socialista, la situación se reduce a un compás de
espera; a una etapa de acumulación de energía por parte del pueblo: Los aplausos a los
viejos discursos/ han muerto.// (...) Un deambular extraño/ nos habita.// Pero nadie
levanta/ ojos de jade entre los puños.// ¿Qué pasa?// Es el cúmulo de la fuerza/ que
germina. (“Sombra de fuerza”, 9). Entrelineas, el cuestionamiento a viejos discursos
ideológicos, pero también un recordatorio de que la fe en la transformación social
persiste.
En “Canciones de la floresta” —tal vez la sección más lograda del libro— Cárdenas
medita sobre el tiempo, que equipara con el mar: Yo soy el mar/ soy el tiempo líquido/
sin descanso/que golpea la tierra. (“Tiempo líquido”, 55); Claro que soy el tiempo,/
mírenme: la blancura/ de la ola en alta mar/ y sus hijas que besan/ la arena para
morir.// (...) ¿Cuántas olas/ recibe la playa/ mientras todo nace,/ envejece y muere?//
(...) Soy un ruido (sic) azul que no termina. (“Ruido azul”, 57); La espuma/sólo es
ala/ de mi vuelo.// Mí vuelo que es tiempo/ de agua que no muere. (“Agua que no
muere”, 63). En algunos poemas, el mar se identifica con la mujer, según vemos en
el breve, pero intenso, “Mar incesante”: ¿Qué manos/sorben tu cuerpo?//Respóndeme
por ella/oh mar incesante,/intimo,/soledoso. (53). En Estación madura encontramos
560
la palabra líummado
uno que otro texto tal vez falto de aliento poético (vr. gr. ‘‘Canciones patrióticas”) o
versos que nos parecen inapropiados, tal como llamar a Cabañas mi único supermun
del alma (10). Sin embargo, esto no disminuye el aporte global de la obra.
En 2000, María de los Ángeles López Alfaro (Macuelizo, Santa Bárbara, 1945) publicó
Primicias literarias y Horizonte que me toca. En 2002, Voz en el agua.6'
Voz en el agua
Voz en el agua contiene sesentidós textos. La mayoría permanece en un nivel etéreo
y es difícil anclarlos en la realidad. Pero, alrededor de doce ofrecen elementos de
interés. En ellos percibimos la referencia al mundo natural como vehículo para reflejar
estados anímicos. Nostalgia, tristeza, soledad y un sentido de impotencia frente a lo
irreversible, son sentimientos presentes en “La hierba”: No está la hierba que le
confesara sus secretos/a mis pies descalzos' las palomas extrañan la cosquilla que
ella hacia a sus alas// (...) La tierra de mi patio quedó sola/ hay presencia de piedras
con dolor de sombra/ que yo bebo/ (...) Es en vano mi ruego de retener los pajaras/47
47 Le solicitamos a la autora una copia del primer poemario. Nos indicó que había sido
una edición artesanal de edición limitada y carecía de ejernpla.es.
561
Helen Umarto
es en vano que haga surco en la tierra/y enlierre mi sueño con mi nombre.// No hay
resurrección para la hierba (María de los Ángeles, 2002: 36).M
“El pozo tiene sed” rcfonnula el viejo tema de la soledad y del ansia de encontrar
interlocutor Se palpa la existencia de vacíos anímicos y una gran dosis de ternura sin
destinatario preciso. Parpadea el agua que viene a mis manos con ternura/desaparecen
imágenes de musgo y de peces/ que muerden la carne/ me acerco a la fuente y lleno
mi ánfora// Regreso a mi sueño de sed/ hay asombro en mis pupilas/ los árboles
vacilan/ el pozo tiene sed/me quedaréjunto a él para saciarlo./ E me quedaré dormida
otra vez (61) Para contrarrestar carencias, “Ventana sin cerrojo” busca tender puentes
con el otro: Hunde tus pasos en el quicio de mi puerta/ es allí que la cigarra me
perturba/con su canto//Hazme una señal cuando llegues/dejaré sin cerrojo la ventana/
para que sin titubear me encuentres// (...) Contigo es mansa la pupila de mi tiempo/
Dormiré el regocijo de sentirte cerca. (64). “Manos que se abrazan” traduce, tanto el
esplendor del día, como la idea de la solidaridad, de la fraternidad: Es domingo/el dia
alborea/y hace ruciar miel en las murallas altas// El sol sonríe sobre mis párpados
abiertos// Y de la calle asfaltada/ llega el calor a mi piel/ de muchas manos que se
abrazan. (69)
Alejandro Elpidio Acosta (Olanchito, 1946) escribió /Iva (¿?) y Carta para recordar
(1978), único libro que pudimos localizar. Contiene quince textos breves de tipo
amoroso. Los más logrados traducen aspectos cotidianos: Cada noche de este otoño
en Madrid/ la hoja y el viento que se abrazan./ Los chiquillos que gritan en la
esquina/y un pordiosero perdido/ entre los anuncios que colorean la ciudad.// Los
altos edificios viendo hacia arriba/ y los transeúntes inmóviles/ abrazándose en el
562
la palabra rlwatnada
café de enfrente. (“Amada”, Acosta, 1978: 8); Al mismo café de la calle Lope de
Rueda. Al Madrid antiguo./A decirnos cosas que ya se han dicho.//Siento caer la
lluvia/en mi paraguas/ quiero detener en mi tabaco/ese vapor, que la tormenta lleva
hasta la alcoba. (“La inocencia”, 12). Las oraciones unímembres captan, a manera
de pinceladas, el paisaje urbano. La alusión a elementos cotidianos ambienta la situación.
En Antología del soneto en Honduras, Felipe Elvir Rojas incluye dos muestras: “A
Ramón Amaya Amador” y “Olanchito”. En éste, además de mencionar al novelista, se
recuerda al poeta Jacobo Cárcamo; en el primer terceto, ai referirse a los habitantes
de la ciudad, se detecta una postura antiimperialista: Su Juventud conoce los riesgos
del destino/y sabe —irreversible— que va por el camino/ donde el imperio un dia,
sus garfios sumergió, (en Elvir Rojas, s. f.: 10).
Mary Lou Dabdoub (La Lima, 1946), en el volumen colectivo Nudo de tiempos (s.f.)
publicado en México,6’ incluyó dieciocho poemas cuyo estilo es distinto al de las
escritoras hondurenas de la época y se acerca, en algunos poemas, al lenguaje
conversacional que, por esos años, aplicaba Nelson E. Merren a su trabajo.*70 “Aqui
estoy” recuerda —en parte— tanto la amarga filosofía como el lenguaje de dicho
poeta: aqui estoy;/como mosca aprisionada en un vaso/aleteando en todas direcciones/
buscando a ciegas/ inútiles rulas de escape./ aqui estoy;/ victima de la espátula/
prisionera en una celda/que nunca acepté./ (...) y debo rasgar y rasgar/ hasta endurecer
563
Htlen Umoña
el músculo/ aceptar la prisión/ para ser libre alfin. (en Blanco y Rubio et. al., s.f.:
113)
El conjunto más importante de poemas resulta en una reflexión sobre sí misma como
paso indispensable para el encuentro de esa libertad. Un inquirir sobre el yo que
busca, sin ambages, su individualidad, su condición de ser humano. En “Yo sigo mi
propio camino", la lucha por no dejarse absorber por otros, se enuncia con claridad:
a veces aparecen brazos al borde del camino/ que se agitan y me tocan y mejalan sin
cesar/ (...) a veces aparecen ojos misteriosos/ que me observan desde el borde del
sendero/ y yo miro sus destellos jugando en la maleza/y me estremezco pues parecen
seducirme/pero yo torno los míos hacia adentro/y busco el trazo de mi propio camino.
(85). Lenguaje sobrio y austero que apuntala la fuerza del concepto.
Hay varios poemas de amor (“Pequeñas cosas”, “Aquí estoy, dijo el amor”...) y uno
de carácter social: “Hombres sin nombre”. En éste, dirigiéndose al obrero explotado,
expresa: pero yo te he visto hoy/y pensé que algunos como tú/pertenecen al sector
humano, tal vez,/y que todos somos nada/sino monos con vestidos de etiqueta/ que
paseamos en carrozas de colores./en la feria romana/ donde hay público, gladiadores,/
y perros amansados por el hambre. (101). El texto da un vuelco hacia una consideración
que apunta hacia un desencanto con relación a la condición humana y a la sociedad
en general. Perspectivas de captar el mundo que recuerdan a Merren. La autora
564
lo palabra liuminoáü
apuntaba sus dardos hacia una nueva manera de hacer poesía. Incluso, es de los
primeros casos en los que se presenta la supresión de las mayúsculas.
Blanca Guifarro
Blanca Gui tarro (Catacamas, 1946) ha escrito La otra mitad (1996), Ataduras sueltas
(1998) y Los versos están en todas partes (2004), libros que abordan los temas que
el feminismo instauró, en la poesia, en las últimas décadas del siglo XX: la valoración
del propio cuerpo mediante la inclusión de palabras que, tradicionalmente, habían
sido tabú dentro de la poesía (tetas, menstruación, sostenes, orgasmo...); urgencia de
formular la palabra con un sentido de ruptura respecto de los usos gramaticales
masculinos (pulpas y pulpos); denuncia del machismo introyectado en la mentalidad
femenina; opción por la libertad personal; exaltación de la solidaridad de género y
otros.
La otra mitad
“Palabras de mujer”, el poema inicial, rubrica, con claridad, el sentido de poderío con
el cual la mujer ha asumido un nuevo rol social: Ahora que ¡os vientos/están a nuestro
favor/ podrás cabalgar/ en libertad/ no te importen los años cumplidos/' o los que
vendrán/ ahora que los océanos/juntaron sus aguas/podrás amarrar tu yegua/donde
te plazca/ romper/ con las barreras del lenguaje (Guifarro, 1996: 17). “Búsqueda”
señala el abandono de la ideología machista y la asunción de una perspectiva de
género, precursora de una nueva era. Integramente: Ayer/ me despojé del traje
masculino/recuperé mi alegría y sin vestido/ me fui/ convoqué a un baile de mujeres/
buscamos y encontramos/ rosas cerebrales e ideas punzantes/ incendiamos/ viejas
historias/ construimos nuevas vidas/ en una confusión de sostenes/ primaverales,
revolucionarías. (31).
$65
H»l«n Umofto
Ataduras sueltas
Ataduras sueltas insiste en los temas observados en el primer libro, pero, formalmente,
no lo supera. Quizá los textos más interesantes sean aquellos en los que el yo poético
aborda el tema de la maternidad. “Fruta” ratifica la existencia del insobornable amor
materno. “Cataclismo” revela los escollos del choque generacional e insinúa que la
problemática se genera por necesidades de la vida en expansión: No hay mamá ridicula/
ni pasada de moda/ es sólo distancia/ vacio/ eternidad/ abono milenario/ donde la
búsqueda/y el sentido de la vida/ son/ lagunas sin final. (Guifarro, 1998: 37). En
“Adscripción”, también copiado en forma completa, se alude, tanto al exceso del
cuido materno, como a la búsqueda de derroteros propios por parte de la nueva
generación: Fui (sic) cangura incansable/con tu cuerpo/gacela rítmica/con doble
respiración y conexión/ con fuerza/ rompiste/ y de tierna melodía/ te has vuelto/
adolescente/ en turbulencia. (27). Texto de interés es “Santa Lucía”. En pocos versos,
genera una atmósfera de tristeza y desencanto: Entre la lluvia/ y el bullicio de feria/
un solitario barrilete/ surca el espacio/ desciende/para cobijar/ instantes/ suspiros/
ilusiones de papel. (59). A partir del cuarto verso, hay una gradación que se va
intensificando hasta rematar en el verso final.
Con relación al problema ecológico, en la sección nominada “Gaia” (Gea), por los
conceptos vertidos, el mejor trabajo es, justamente, “Tierra” que, copiado en su
566
Lo palobfo iluminado
567
Helen Umofta
amantes prometen/ volver/y los claveles hinchan sus colores/ estás tú/ estoy yo (119-
120) Además de la utilización del símbolo de arroba en el texto clave del poema
(alusión a la tecnología contemporánea e imitando expresiones utilizadas en las ONGs),
mis subrayados resaltan la insistencia en lo femenino. Adviértase que el verso que
alude al sol implica la inversión de valores respecto a los patrones de uso común.
Sara Salazar Meléndez (La Ceiba, Atlántida, 1946) escribió varios poemas seleccionados
por Ada Luz Pineda de Gálvez en la antología Honduras: mujerypoesía. Su estilo es
directo y conciso y apunta hacia problemas concretos. La autora da la espalda al
inlimismo y vuelca su quehacer poético hacia el mundo circundante. Los puntos
ulcerados del cuerpo social se señalan con precisión quirúrgica. En “Patria”, mediante
la enumeración de elementos, radiografía la realidad: Patria/páramo erial/ carnes
fláccidas/ niños de cantos sucios/ (...) moscas y basura/ burdel y estanco/ mujeres
desgreñadas/ perros famélicos/ que arrastran en débil esqueleto/ garrote y cárcel/
explotación y exilio/ temor y hombres frustrados/ a todo esto aquí/ le llatfian Patria.
(en Pineda de Gálvez, 1998: 373).71
568
Lo palabra iluminada
En la ternura de Eros
Este libro está dividido en dos secciones: “En la ternura de Eros” y “En el amor de
Asmodeo”. La mayor parte de los poemas y de los versos son extensos. Probable
necesidad de expresar la plenitud espiritual mediante la profusión del signo. Un
fragmento de “Es tu alucinación” da pautas para conocer el estilo: Entras a tu
habitación/ vestida de perfume/ de tersura de beso j te iluminas de deseo./ Desde la
cama su firme desnudez/ acaricia tu mirada, brasa y aroma,/ pequeña ala de sol.
Eres rosa roja/ o llama perfumada./ Te aproximas tierna,/y cuando lo alcanzas/ lo
envuelves en una sola llamarada. Eres fisión./Entonces te conviertes/ en una pluma
de luz,/pez alucinador de aguas defuego perpetuo. (Albemar, 1999: 22). El lenguaje
oscila entre lo conversacional y el empleo de la metáfora de fórmula discreta. Un uso
del adjetivo dentro de esquemas tradicionales.
569
Htlen UmoAo
l os poemas de la segunda parte —<ie mayor dimensión-— explayan otras facetas del
amor De “Los amantes inmortales’’, un fragmento: Nos tomábamos de las manos/no
por que (sic/ los demás lo hicieran/ sino porque por los dedos comenzaba/ nuestro
orgasmo, nuestra sensación de plenitud./ Eramos comunes, hacíamos las mismas
cosas/que los demás amantes, sólo que nosotros/ no teorizábamos; nuestro lenguaje/
era químico: el olor, el sabor, la tersura,/el arrullo tumultuoso, las desnudeces/ (...)
Los amantes, nos decían,/ como si aquella palabra/ constituyera para nosotros una
aberración./ Estábamos tan ensimismados en nosotros/ que la copia de la realidad/
que hacían nuestros sentidos/ la virtualizábamos/ la trasmutábamos en la esencia de
nuestro amor/y nuestras sensaciones recopiaban una realidad/recreada en lafantasía./
(...) Todo lo interiorizábamos, todo lo engullíamos/y los residuos del bochorno social/
lo (sic) reciclábamos y al día siguiente aparecíamos/ luminosos limpios y perfumados./
Los amantes, nos decían, porque la calidad/del amor que construíamos era superior./
(...) Mientras los dioses sonreían complacidos/en su secreta bondad derramada a
borbotones/ en el interior de nosotros,/ los amantes inmortales. (59-60). El estilo es
similar en todo el libro. Junto a indudables aciertos, la broza retórica.
570
La palabra iluminado
Inclusive, hay una negación del ser femenino: Eres lo que yo creí que eras/ Lo que
hice de ti/ Mi invención:/ la (sic) mujer adorable. (44) En otras palabras, la mujer
carece de existencia autónoma. Y, por ese camino, se llega hasta la execración: Mira
que sólo eres una mujer/ Entre tantas que pululan el planeta/ Mira que sólo eres una
pobre mujer/ Más pequeña/ que (sic) la osamenta de un dinosaurio/ Mira que todos
los infortunios/Despellejarán tu risa/ Cuando sepas que te he dejado/ Cuando sientas
que sin mi/ Todo es imposible. (87); Y ahi en el envés del arcoiris/ Donde la luz se
oxida con el hierro/ Donde la noche se vuelve inagotable/ Donde la autora no construye
su luz/Sino su sombra/ Ahí sucumbirás tú/Como un átomo de oscuridad. (88). Es la
muerte del amor. De ahí, la reversión de los planteamientos en los que la mujer era
sinónimo de plenitud. El poeta pone los pies en tierra y despoja a la realidad de cualquier
idealización: Es difícil vivir sin ti/ Lo sabes y lo sé./ Yo podría decir que es imposible/
La vida sin ti.// Pero mentiría.// Puedo creer que sin ti/ Quizá hubiese preferido la
muerte.// Pero no seria sincero.// Puedo vivir sin ti/ Lo sabes y lo sé. (74).
Varios textos hablan de la ciudad de Lam, simbólica región entrevista como fuente de
poesía: La ciudad de Lam/ La ciudad iluminada/ Donde encontré la aptitud de un
cuento/ Y en la fantasía un libro de poemas. (46). Pero el amor de pareja como
asidero espiritual ha entrado en c sis. Por esta razón, ella ya no habita la mítica
ciudad: Tú, ya no estabas ahí/El lugar que ocuparas está desolado (32). El vacío es
571
Htltn ümofto
Fausto Maradíaga
572
Lo poiobfo iluminado
patria,/ un tiempo donde palpite nuestra vida/' al ritmo proletario del planeta;/ (..).
(Maradiaga, 1986: 58-64). Los versos que subrayamos enfatizan las salidas líricas
que el autor incorpora en el exhaustivo señalamiento de quehaceres populares. Poesia
social de convincente factura. Hay atrape de elementos de raigambre popular. Sin
alambicamientos ni oscuridades, el autor encontró la matización lírica exacta. Adecuada
la repetición de conjunciones para incrementar el efecto acumulativo: es toda la
población trabajadora y marginada la que exige justicia y equidad. En ningún otro
momento el autor logró alcanzar similar nivel estético. El poema hace honor a “Contesto
tu carta” en el cual, al observar la realidad (herida y abismo estupefacto), expresa:
Caí de bruces en lo que estaba viendo/y como pude levanté la palabra y sus deberes.
.
(43) O sea, el ejercicio poético con un sentido ético.
“Ahora y aquí” recurre también a lo cotidiano. En la sección que lleva como titulo
general “Música de las horas”, encontramos dos textos que realizan un acercamiento
subjetivo a la ciudad de Tegucigalpa. En el primero, leemos: Te busco en la repetición
de los espejos,/ en monumentos de paz y avenida de proceres,/ en obeliscos y en la
concordia soterrada;/ en tus piedras que vomitan sangre,/ en tu sangre que manchó
las paredes/ que se metió en los libros y te manchó la boca,/ estalló en el aire y le
manchó la risa,/ entró en el silencio y te manchó el nombre:/ Tegucigalpa. (30) En el
segundo: Llueve y tu nombre se me pierde/ asido a tu paisaje y puesto en fuga:/
Ciudad ilimitada de tristeza./ Ciudad amurallada de tormento,/sometida al silencio
del metal,/ en qué lugar del dolor me amaneciste/ anochecida? (sic) (31). Inusual
pero sabio empleo de una forma pronominal con un verbo impersonal. Paradoja e
interrogante final de fino cuño.
573
Helen Umofla
Carnisuelo
Carnisuelo comprende doce sonetos y siete textos con diverso número de estrofas.
Quizá, en estos últimos, estén los mejores trabajos del libro. Uno de ellos, “Carnisuelo”
—con mención de Violeta Parra, Pablo Neruda, César Vallejo y de una huelga obrera—
se divide en cinco partes que, aunque se interrelacionan, también pueden considerarse
en forma independiente. En dicha composición, no obstante incluir versos cuyo
significado es elusivo, encontramos otros que, aparentando ser una enumeración
caótica, buscan aproximamos a la realidad: La historia es la misma con iguales detalles/
Un (sic) animal dos hombres triple sombra/ una milpa un destazo un trago más de la
botella/una denuncia una víctima un condenado a muerte/que no conoció la injusticia
fuera de su carne/(...) Siempre la misma preocupación con el trabajo/Rozar quemar
destnonconar la tierra7 sembrar limpiar esperar cosechar y entongar el entusiasmo/
oír el viento que amenaza tormenta/ volver al inventario/ están los hijos completos
pero la casa/' es apenas un remedo del principio/ el pie soporta el peso y encallece/
por la incapacidad enorme a ser calzado (Maradiaga, 1989: 37-38).
Con relación a los sonetos, en algunos, por necesidades de la rima, el autor inserta
versos que, a nuestro juicio, no vienen al caso. Los conceptos se dispersan y los
textos carecen de unidad interior. Leemos: Me echo de mí mismo por mis amigos/y
salgo con noche a buscarlos de día/al interior adentro y todavía/salgo por el eructo
de unos higos// (.. .) Como a todos les gusta el ciguapate/ como un cabello recoge lo
bello/ como una flauta recoge lo real// Preguntemos desde el pie de un amate/ cuando
entremos en nuestro destello/¿Será el humo un enigma inmortal? (30). ¿Qué relación
574
lo palabra iluminado
existe entre los distintos elementos nombrados? Nótense las rimas forzadas y la
cacofonía en la rima intema (cabello, bello; cf. 31, 25).
Juan de Dios Pineda-Zaldívar (San José de Colinas, Santa Bárbara, 1947) publicó
Itinerario y otros poemas (1997) que, en edición bilingüe (español-alemán), contiene
veinte textos. El autor, desde los primeros años de la década de los ochenta, vive en
Alemania. De ahí que la mayoría de los trabajos recoja aspectos de su experiencia
europea. “Buzón”, con sobrio trazo, da cuenta de la desubicación y angustia iniciales
por la falta de comunicación, la ausencia de noticias sobre las personas que quedaron
en el terruño: Vivo en una de las casas más baratas/que hay en la ciudad que llaman
Gottinga/ y en mis claves Adustia./ Habito un cuarto pequeño/ a la medida de mi
bolsillo./ Abajo a la entrada/ hay dos filas de cajas nombradas/ donde el cartero/ en
invierno o verano/puntual a las nueve/ reparte las cartas./En una de las cajas está
mi nombre/junto a Bettina, Andreas y Hartwig./ Cada mañana1 como a eso de las
diez/ bajo armado de un tenedor/ (no hay llave)/ a recoger las cartas/ que no me
llegan. (Pineda, 1997: 10). Lenguaje coloquial manejado con atinado ritmo.
“Nostalgia de la lluvia” —cuya dedicatoria reza: A los colineños del barrio La Loma—
refleja, con imágenes cálidas y tiernas, el recuerdo y la nostalgia familiar. Además,
enaltece la presencia del ancestro indígena. Integramente dice: Sobre la linea irregular
de los tejados/ los pájaros van dejando/ una estela de prisa con sus cantos./ Por la
ventana/ el aire se toca con los dedos/ y como un oráculo infalible/ retumba el
trueno/ con su anuncio bienhechor.// Digo de la lluvia sobre la aldea/y digo de ella/
porque se cuela en mi memoria/sin llamarla ni gozarla.//Sobre la piedra de moler/
la Abuela corporiza el rito milenario/y aunque no lo dice/ sabe que el cielo invita a
la comunión./En su boca/ Copán recobra la voz de sus dioses olvidados/y la piedra
cosmogónica reinscribe su sentido.// Es la lluvia con su escalera de agua,/por ella
baja mi corazón/ cada vez que la aldea graba su estampa/ en la majestad de los
relámpagos. (20).
“Un día sin llave en la calle y todos los dias” recrea aspectos le la agresividad citadina,
incluidos el calor o el polvo cotidianos: Los rostros/piel trisu de ceniza.' Carbones al
aire/ lentos hasta el escozor./Los conductores delatan/ viruela de polvo/ aunque los
vidrios al tope.// (...) Más mendigos/ más soldados/ enhiestos bajo el sol/ O (sic)
575
Htltn Umorto
verde metálico/ ansioso de rojo. (22, 24) Con lo punzante de la oración unimembre,
se alude, también, a la represión política que marcó la vida hondureña en la penúltima
década del siglo XX.
Rigorerto Paredes
Barricada
Barricada es un libro incendiario. La primera página ostenta expresiones que, a partir
de mayo del 68, circularon por el mundo (Prohibido prohibir, La barricada cierra la
calle pero abre la ruta', La poesia está en la calle, etc.). A dicho espíritu responde el
prólogo en el cual se advierte cuál es la intención estético-política que se persigue:
Ayer: poesia de galaxia. Hoy: poesia de destrucción. (...) Ante la guerra, el hambre,
la deshumanización, nosotros oponemos una poesia dé guerrilla, de rebelión, y de
revelación de cierto lenguaje y determinada estructura de clase. (...) Hoy comenzamos
nosotros, poetas jóvenes, una guerra contra el sometimiento mental y estructural, un
enfrentamiento que solo (sic) culminará con la transformación radical de las soledades
de éste (sic) tercer mundo. (Ávila-Paredes, s.f.: 2).
576
lo palabra iluminodo
Versos que, además, son calas en algo de mayor profundidad relacionado con la
condición humana. De ahí que, en conjunto, este libro destile buena dosis de amargura
y dolor. Esto se confirma en un poema que retrata a Tegucigalpa: cómo/ amarte
ciudad/ sin que la rabia asome/ rostro perdido/ cómo reconocer el dia que nos debes/
entre el sexo dudoso de tu sombra/(...) guarda ciudad tus hijos-bien tus dioses/con
pezuña traje y cola/ (no desaires m espejo amaestrado)/ cerro de plata/ niega tu
577
Heltn UmoAo
578
Lo palabra iluminada
Las cosas por su nombre, como su título pregona, intenta no desfigurar o enmascarar
la realidad. “Crónica de salón” es una punzante recreación del ambiente superficial de
una exposición pictórica: el público asistente siempre el mismo/ luego el discurso
consabido yfalso/ la pintura hondurena/ está-de-buenas/ comienza el tintineo de los
vasos/ la champagne y su olor amanerado/ presidente bailan tiñe ’s qué amor al arte1
(afuera es noche/ lunes/y llovizna/ la realidad se desdibuja ante su doble)/ (...) qué
bodegón más bello/ qué armonía/ ese primitivista me fascina/ los pintores explican
los matices/ del verde y el azul bajo la luna/ (...) un tono amarillento! nauseabundo/
se descuelga del techo de la sala (70). La traición que el pseudoarte hace de la vida.
La inautenticidad del esnob y el diletante. La superficialidad en los juicios. La náusea
frente al espectáculo mercantil ista del arte. De nuevo —fina captación de los matices
de la oralidad hondureña— la intromisión de múltiples voces.
579
Htlen Umaíla
Materia prima
Materia prima continúa la línea desacralizadora y el trabajo estilístico —ligero,
punzante, de acre humorismo— observado en la obra anterior. Varias son las
composiciones de carácter metapoético. Predomina un tono de cuestionamiento a la
superficialidad y de énfasis en el sentido ético por parte del escritor. “Arte poética”
puntualiza; Mide tus versos, las palabras./(...) La poesia es un campo/de imprevistas
batallas, y no siempre estarás/ ni en paz ni a salvo. Pero canta/ victoria, canta/ cada
vez que la vida/ resista de tu lado en toda hazaña/ de indecible belleza: firme y claro/
verás al mundo que despunta/ al brillo de tus armas. (Paredes, 1985: 12-13). El
580
La palabra iluminada
Son deliciosos los poemas de tema amatorio. Con refinado humorismo, el poeta despoja
al amor de la aureola sublime que tradicionalmente se le ha asignado. “Entre nos”:
debajo de tufalda/se oyen ruidos extraños//algo se mueve allí/ entre tus piernas/ como
sombra en el monte.// (...) un viento favorable/ desordena el secreto follaje de tu
cuerpo/ y a veces pareciera/ que hace buen tiempo/ en los alrededores de tu cama//
tengo la sana intención/ de aclarar esas dudas/ una noche de estas (30; la barra en
negrita es del autor). En “Monte de Venus”: tierrafértil/ bañada por la miel/ de un lago
legendario/ (...) rica en secretos yacimientos/ de donde ciertos héroes/ extraen el metal
de su armadura// (campo de juego y de retozo)// orilla del oleaje/ que estalla/ bajo
sábanas// este es el monte/ lugar adonde todos los caminos llevan (30-31).
Paredes es diestro en la factura del poema breve. Los cuatro versos de “Trama” se
basan en un estereotipo: la supuesta capacidad de engaño por parte de la mujer: teje/
secretamente/su caballo de Troya:/ Ulises vuelve (33). “Quevedesca”, en tres versos,
conlleva un inteligente trastrocamiento del conocido verso del autor español: nojures/
amor eterno:/polvo serás, enamorado (33).
581
Htltn Umofto
represión. “Bitácora” es una dolorida conlesión de amor patrio: (Nudo ciego te han
puesto en pies y manos/y le encierran a oscuras los bandidos)./Pero nunca te apartas.
Brasa tou er tu nombre en mi costado, piedrecita/ en los ojos (41). También, por
dolor de patria, despunta el tema antiimperialista. Así, al hablar de Juan Ramón Molina,
se recuerda, con cierta connotación ominosa, el nombre de la cantina (Estados Unidos)
dentro de la cual murió. “R. R.” alude al pasado cinematográfico, sin pena ni gloria,
de Ronald Reagan, peligroso, sí, por su vocación guerrerista: Viejo, vencido/por los
desengaños, se entregó/a las tristes pasiones de la guerra (47).
Fuego lento
Fuego lento incluye poemas pertenecientes a los libros anteriores así como trabajos
que no habían sido recopilados. Estos últimos —que exaltan el hedonismo— se
caracterizan por un suelto y desenfadado manejo del verso. El amor, especialmente
en su dimensión física; el gozar cuando la oportunidad se presente y la liberalización
de toda atadura que constriña al placer, son temas que, con incisivo humorismo,
aborda el poeta. En “Lección de amor”, exhorta a la dama: ¿Qué ganas con guardar
bajo lujosas prendas/lo que polvo será, hedionda cosa?/Ninguna gloria existe para
quien no ha probado/ los dones de la sierpe./ Toma ejemplo de Helena, impúdica y
prudente/ a quien los hombres daban vida y reino/por un rato de cama./ (...) Durará
más la vida/ si tu cuerpo a otro cuerpo ha de crecer trenzado. (Paredes, 1989: 41).
Entrelineas, un sutil cuestionaraiento a tabúes y prácticas represivas con relación al
placer sexual.
A los goces de la carne se suman los del gusto en la propuesta de “Bacanal”: Celebremos
el viernes, día insano,/preferible a esas horas manchadas por la noche./A su nombre
bebamos/ hasta perder la compostura;/ el sentido común que nos desgasta./ (...)
Abramos pechos, piernas/ hasta elfondo, allí donde los cinco sentidos se remansan y
se hallan, como en su agua, macho y hembra./Que nada empañe el hondo cristal de
¡os desnudos. (45). Más que un panegírico del desenfreno, léase un alegato en pro de
una vida sin ataduras irracionales. Sin lastres mentales.
582
le pelebre tlummodo
premias habidas en combate. (47-48). Poesía fresca, esencialmente lúdica. “De trápalas,
disolutos, timadores, lunáticos y otras ánimas penantes” es un conjunto de nueve
composiciones breves en Jas que, con ironía, se alude a un determinado tipo de ser
humano: la mujer (Herógena) que compite con la hija por el amor de un hombre; el
militante político (Policos) que cambia de bandera; el demagogo (Lacaió), el ministro
religioso (Pontíficles) que bendice tropas... Arremetiendo contra el anquilosamiento
retórico, al pseudopoeta, le dice: Fui de compras a un puesto de antiguallas/ v allí miré,
Acodemos, tus liras en oferta./ Quise probarlas, pero no sonaban./ No había forma de
encontrarle tono./ ¡Cuánto tiempoperdiste en estampar dislates/ en carofolio atlántico’/
De tal lira, tal libro: lo tuyo no se vende/ ni en rebajas. (76). Con versos como los
citados, Rigoberto Paredes reafirma su magisterio poético.
La estación perdida
Rigoberto Paredes, en La estación perdida, construyó una arquitectura poética
quintaesenciada. De ahí que Hernán Antonio Bermúdez, en el prólogo, la califique de
pequeña obra maestra. El título remite a uno de los mitos más cargados de significado
que existe: el del paraíso perdido. Dos textos (“Abel y el paraíso” y “Paraíso y nada”)
confirman cuán importante es la ligazón conceptual con ese relato primigenio que
expresa —como ningún otro— el sentido de pérdida de lo que más se ama o necesita.
En este caso, la relación con una mujer. Se observa en poemas como “Memento”,
“Alguna vez”, “Vieja canción” y otros.
583
Hfltn Uffiañs
( Qué otra suerte esperaba/ quien en vida olvidó, a su debido tiempo,/que también el
poder r sus deidades/pasto son de gusanos, hálito de la nada? (35). “Cruenta lid”
trabaja con analogías muy depuradas: ¿Era amor/o tan sólo la dudosa costumbre/de
enhebrar entre dos un hilo en llamas?/A ese tiempo me asomo,/a su brocal derruido,/
v un fondo de ceniza me enceguece. (13).
Los aspectos antedichos culminan en “Opus de amor (en cuatro movimientos)”. Los
títulos de estos últimos indican las distintas etapas de la entrega amorosa: “Convite”,
“Ofrenda”, “Acabamiento” y “Holganza”. Un texto fuera de serie en el que, como si
de un sátiro satírico se tratara, el aire libertino vivifica el universo imaginario,
según el agudo juicio de Bermúdez. El poeta sentencia: Una mujer no basta/para dar
de vivir al solitario./ Un solo cuerpo no, una mujer no basta./ El solitario aguarda/
en su lecho de rosas/a más de un corazón./ (...) Agiles, apuradas/se abalanzan las
bellas: el solitario acecha./Su mirada se prende a la más casta/y tienta su temblor
con sabia lengua./La cama es poza limpia/ donde abrevan a gusto las sirenas/y al
solitario encantan hasta la dulce muerte.// (...) Parte de amor es éste:/ victoriosos y
orondos/ los cuerpos se solazan./Ramitos de placer/ ciñen sus sexos./En su lecho de
rosas/ el solitario sueña que está solo. (20-21; el subrayado es mío). En frases
deliciosas, la apoteosis del placer.
El mito clásico presta sus símbolos para objetivar la percepción de sí y el nivel del
desencanto. En “Arenga del oráculo”, se alude al paso del tiempo cercenador de la
vitalidad masculina: Lejano, ya lejano aquel tiempo/en que te dabas a morir por una
Helena,/ contemplas sabiamente a las muchachas/ que a tu vera retozan, fáciles y
fragantes./Para ellas no estás hecho, viejo París./Solo, a solas te ufanes de recónditas
5«4
Le po labra ilvminodo
glorias:/ nada de lo que ves es digno de otra Troya/ ni luces ya en tu frente: el lauro
verdecido del indómito amor. (3). Véanse, también: “Vigilia del homénda" y “Odisea
Jorge Ávila
Jorge Ávila (1948-¿?) escribió Barricada (s.f., en coautoría con Rigoberto Paredes)7*
y Palabras como pájaros (1989). Este último, que agrupa cuarenta poemas de carácter
intimista, representa una superación con relación al primer libro. La sencillez, la
transparencia y la brevedad constituyen sus atributos más destacados. El tema del
amor predomina. Copiados integramente, dos ejemplos: _En tu cuerpo/ el prado
florece.// En/ tu boca/ el rio/ se vuelve tumultuoso.// En/ tus manos/la piedra escribe
un libro desde siglos.// Eres un viejo árbol semidormido entre las aguas. (Ávila,
1989: 41); ¿De qué esta hecho tu silencio,/niña de ojos/anochecidos?// Tu/silencio
de amor/vive inquieto en mi mirada. (21). Mis subrayados destacan los antirritmicos
versos bisílabos.
En “Los nombres del dolor” —quizá el mejor texto— el autor evidem ¡a mayor grado
de originalidad: Dibujo una garganta./ Agrego un grito./ Reseño un rostro./ Agarro
dos ojos y los pego con goma/ a la piel del rostro.// Vomito una viciada voz de viejo
sobre la boca./Hago palidecer el viejo reflejo de unos ojos/ ajenos/ v sobre esa cara
de viejo vinagre/ hago cabalgar pelos largos, hilachas y mechas sueltas/ en un aire
de invierno/y ya.// He dibujado la fatiga humana. (51). En el hombre concreto, la
generalidad de la especie, signada por el hastio. En “Carta de un joven poet. al viejo
585
Htltn Umoflo
Efrain López Nieto (Danlí, 1948) escribió Fruto convulso (El lado en que vivís)
(1989), texto cuyos poemas, en su mayoría, celebran el amor de pareja. En sus
mejores momentos, eludiendo las soluciones fáciles, el planteamiento se basa en la
frecuente utilización de imágenes que carecen de correspondencias análogas con la
realidad. López Nieto también utiliza los espacios en blanco como elemento sígnico;
el obligado descanso incrementa o intensifica la fuerza del vocablo porque retarda o
dilata la impresión que provoca.76 “Te ilumino” muestra la poderosa corriente afectiva
en la cual se encuentra inmerso el autor: hubo la noche el légamo y el amor se nos
vino/y nos locó su ala al alma dirigida:/ nuestras sangres desarrollándose reunen
(sic)/ una sed un silencio una agotada piedra.//casi olor casi invierno nunca escampa
el deseo/ sus cálidos recintos de tigre insoslayable./mujer amor no enfiles tu espeso
poderío/ más que cuando me cerques y me invadas temblando. (López Nieto, 1989:
H).
76 Dichos espacios, dada la forma asumida para transcribir los versos, no se advierten
en el comentario.
586
lo polobro ¡luminoso
periplo creador de tipo general concluye en el acto concreto de amor. Las connotaciones
bíblicas, la referencia clásica a las substancias primigenias y la nota personal dotan al
texto de una dimensión intemporal y universal. En mi subrayado, el neologismo de
cuño personal.
En “Mi mujer vive” —uno de los mejores poemas—, se acude a lo cotidiano como
elemento que define a la mujer, pero el autor supo imprimirle un quiebre conceptual y,
de nuevo, la ubica en un plano mítico, fundacional: mi mujer vive en esta ciudad/
aqui en tegucigalpa desde que tengo noticia/ (...) viene del centro en bus a la colonia
o viceversa/ nunca almuerza en macdonalds/ allí no come hamburguesas/ allí no
toma café/ (...) si atardece/ tanto hasta oscurecer/sin que los niños hayan hecho la
tarea todavia/ mi mujer va y agarra la noche en crecimiento/por las puntas/ le da la
necesaria vuelta de calcetín/y amanece de pronto. (31-32). La mujer aparece como
edificadora o conductora del mundo. Lo ratifica en “La noche del condenado”: mujer
humana mía temblor que me conduce en lo oscuro (39). Un acierto: introducir lo
cotidiano concreto mediante la mención de símbolos destacados de la globalización
económica.
Fruto convulso incluye un poema en prosa: “La profunda”, nombre que alude a la
dimensión insondable —intensa- de la mujer: entonces te apoyabas en mi hombro
como una flor de pesada cabeza que se inclinara con la lluvia, allí quedó tu llanto el
rastro de atormentado caracol de tu corazón (...) estás vos enseñándome el rencor de
la gente el peso de la espuma, estás vos en la tierra y tenes gusto a larga residencia
o rocío a la lenta extinción que reposa en tu cuerpo al pájaro delgado de la luz lunar
alfilo de tu sombra: la sombra de agua eterna que deja tu inocencia. (10; el subrayado
es mío). La flor, el agua, la luna... Conocida simbologia en tomo a la mujer, maestra
de vida.
Varios textos se apartan de la temática amorosa: “Poema” trabaja la idea del eterno
retomo:77 las letras de un antiguo poema/y las de éste que ahora escribo son iguales./
cada cosa es siempre igual a si misma./ ¿ha cambiado algo desde entonces?/ el dia
sigue su curso/y nada debe alterar el equilibrio del mundo. (27). “Hongo 2” recrea
el lanzamiento de la bomba atómica sobre Nagasaki; “La ciudad' advierte sobre la
agresividad de la vida urbana: quéfrío qué agujero/ sangriento/ qu<. mana de la ira es
77 El eterno retorno es un mito de las culturas “arcaicas", según Mircea Eliade. Los
versos evocan otros de León Felipe y de Jorge Luis Borges.
587
Helen Umofto
este/ donde todo nos ha sido negado. ( 19); “L. A.” —siglas de Louis Armstrong—
rinde tributo a la música y también al célebre jazzista. la música es un deslumbramiento/
y sólo/ podemos presentir en el aire/ su palpito de furioso animal hecho de ruido.//
(...) y entonces llueve/ (...) como si el mundo estuviera pariéndose a si mismo/y
Satchmo recién nacido a! pie de la trompeta/ con una voz hecha de los sonidos del
infierno/ dice:/ hágase la música (30). Al arte y al creador se les ubica en un estrato
genésico privilegiado.
Julio César Pineda (San Pedro Sula, 1948) ha escrito Nuevas narraciones (1990) y
Palabra esculpida (2000). Tanto en estilo, como en temática, sus diferencias son
notables.
Nuevas narraciones
Nuevas narraciones, aunque su título apunta en falsa dirección, es un poemario de
intención muy definida; capturar aspectos del entorno social y ofrecer un testimonio
de la violencia política ejercida durante la década de los años ochenta. Acertadamente,
Pineda no formula la denuncia en forma directa. Mediante la elaboración de una serie
de imágenes —que en ciertos momentos revelan influencia de la estética de Roberto
Sosa— más que hablar de hechos concretos, al autor le interesa crear la aynósfera
del terror; reproducir la condición de aplastamiento humano y sugerir los niveles de
dolor y angustia colectivos. Con frecuencia, dichas imágenes son deliberadamente
oscuras, pero, como indica Carlos Bousoño cuando teoriza sobre el irracionalismo
poético, es por contagio o contaminación semántica que se aprehende el mensaje,
según veremos en algunos de los fragmentos citados.78
Los niños son las víctimas preferidas del sistema social. “Testimonios de niños”
acumula connotadores de la violencia que contra ellos se ejerce: los niños en los
mercados con sus cuerposfaltos de carne/y sus pies de tinieblascaminan en corrientes
de pus// (...) no tienen edad nombre ni lugar/ en donde oculten sus sueños/ vienen de
vientres que nadie conoce// (...) arrullan el plumaje agrio/ de un lejano pájaro terrestre//
caminan al abandono/ donde los escorpiones apuntan cólera vertebrada y erecta
(Pineda, 1990:10). Al enemigo se le estigmatiza asimilándolo con el mundo zoológico.
588
La palabra iluminada
“Ciegos” capta la especial condición, el mundo aparte que parece presidir la existencia
del no vidente y, sobre todo, el abandono social que frecuentemente sufre: desde sus
dedos envían ternura/ hasta donde el sol es una flor exótica/ que no contestan los
industriosos del engaño//En sus rostros cuelga la nostalgia// (...) Escriben y leen con
la destreza de un acróbata que en bicicleta/ avanza sobre la cuerda/ miran colores
abstractos en la piel de todo lo que tocan/ (...) Finalmente se alejan sin rencores/
buscan una ciudad silenciosa/ distante de esta ciudad infame que les lanza miradas
violentas/para asesinarlos en cualquier parte (8).
589
Wtlcn Umofta
t'an/o que deshoja la mañana// tus estelas en las selvas/ se enredan suavemente/ con
siglos de cerámica y pozos sagrados// el ruido de la luz nos despierta (28). En “Fiesta
para un niño feliz”, el futuro se ofrece como posibilidad que ya se realizó: un niño/
aletea un tambor marcha hacia el centro/al subfondo de la ciudad// lleva pantalones
iluminados/ por el firmamento entero/ (...) ha cesado el verano americano/ y la
guerra//juntos vemos/que la mira del fusil es una rosa (35). En algunos poemas del
libro, detectamos detalles que los desequilibran, pero ello no disminuye la importancia
señalada.
Palabra esculpida
En Palabra esculpida. Julio César Pineda se deja seducir por la poesía oriental, tanto
en la adopción de motivos, como en la práctica poética inspirada en el hai-kai. Los
textos sobrepasan las clásicas diecisiete silabas pero, por su brevedad, no traicionan
el espíritu del riguroso esquema. La muestra lo corrobora. “Precocidad”: el niño
extiéndela cuerda,/en la punta/gira la imaginación. (Pineda, 2000:33); “Amanecer”:
el galla vibra/ ¡silencio!/ le (sic) acompaña el canto del dia. (29); “Solidaridad”:
bajo una luna/ no bien hecha/ llevo a mi amigo en hombros hacia el universo. (22);
“Hipocresía”: los que fingen el gesto/ mueren con la sonrisa/ de la serpiente. (27);
“Verso”: esta intuición/ incendia/ las lineas de mi mano. (23); “Escritura”: y las
palabras/ se cristalizaron,/allí me herí las manos. (22); “Ensañamiento”: el filo del
cuchillo/ se endulza/en los músculos del odio. (21). En cada ejemplo, en la rgd que
elabora el juego lingüístico, queda atrapado un pensamiento cargado de connotaciones:
el mundo infantil y su riqueza imaginativa; las exigencias o demandas de la amistad;
las aristas enfermizas del diario vivir y las acertadas metáforas en las que la acción de
escribir implica pasión y sufrimiento.
590
Lo polaina iluminado
591
Helen UmoAo
.(19) Es sintomático que el yo se queje de que nadie ve el brillo de sus ojos (24). La
idea de la incomunicación entre un hombre y una mujer se hace tangible porque
caminan sin vcrre, cada uno por la vía del sueño (25). Lo inalcanzable de la mujer o
de lo que sólo se presenta cuando quiere (¿la muerte?) se define mediante un simbolismo
en donde lo visual es determinante: Pero ahora, con el rabillo de! ojo,/observo lo que
puedo:/ alguien se ha ocultado detrás de una silla,/ alguien que me ha seguido desde
el mar/ y que desaparece/ en el instante que me vuelvo para verla de frente. (17).
El último poema del libro está conformado por una alegoría inquietante que plantea la
idea del inútil esfuerzo humano que siempre choca contra valladares. En forma
completa, dice: Ardieron los pequeños túneles/y el topo solitario/salió a buscar el
aire, el sol, el cielo,/pero era casi ciego y solamente/miró el desmesurado resplandor.
.(31) El hombre: topo ciego que, aún en su ceguera, busca la luz sólo para quedar
doblemente enceguecido. Lo vano, pues, de la mirada. La vida es otra, siempre es
otra, anota el primer poema del libro en el que, significativamente, se inicia un viaje.
Si esta idea la conectamos con el afán inútil del topo, la obra revela su unidad. De
paso, se aclara el título: porque la perspectiva del vivir (el viaje) no es halagüeña, el yo
poético espera nunca más volver. En la estructura profunda, se reniega o rechaza la
idea de la reencarnación.
Cuaderno de testimonios
Cuaderno de testimonios está dividido en tres secciones. En la primera, “Animal
íntimo”, la reviviscencia del pasado —especialmente los recuerdos de infancia—79
79 Este poema concluye con dos versos que sugieren o presagian, en forma
extremadamente delicada, la muerte inminente: Su corazón a veces se hace música,/
pero el frío lo apaga. (10).
592
La palabra iluminada
asciende a primer plano. Con la presencia subyacente de una nota de angustia, surgen
imágenes del pueblo lejano, del padre muerto, de la madre, del hogar, de los hermanos.
En “Ojos que han visto”, la atmósfera de desolación es intensa: Allá verdaderamente
sólo hay polvo./ Las callejuelas más tristes del mundo/y los árboles más silenciosos/
es allá donde están.// Los perros que aúllan de noche/ nosotros los hemos oido./Allá
se echó a perder la juventud./Allá las hojas caen brutalmente. (Quesada, 1981: 23).
En “Siluetas que nos ven”, lo irrecuperable del pasado se perfila en cuatro versos:
Vienen delfondo de los años/y con ellas la infancia./ Algo tierno susurran y luego se
retiran/sin entregamos otra vez las manos. (17). En “Naturaleza viva”, la sola presencia
del padre, que ya habita en la muerte, toma amable el descamado rostro: El oscuro
frescor de la tierra ahora te retiene./La lluvia lame el fondo de tu nuevo aposento./
Qué adorable la piedra donde yaces/(un día quiero conocerla)/ qué esbelta, danzarina/
la raíz que desciende al lechofosforido/como una esposa que te busca./Inescrutable
es tu refugio/pero allí como siempre ayudas lo que puedes (27). En cierta forma, una
elegia que casi se ha transformado en epitalamio.
En la segunda parte, “El amor y otras guerras”, asumiendo una visión más optimista
del devenir humano, el poeta explaya sus sentimientos amorosos: a la mujer, a la
patria, al hermano de lucha, a la humanidad oprimida. Sin obviar los signos de la
crisis, acepta el reto de la lucha cotidiana. En “Pareja humana”, que principia con una
imagen impactante e insólita, dice: Tegucigalpa es una res quemada viva./ Ellos lo
saben cuando/despiertan en sus lechos del dormitorio público/y escuchan el crujido
de una rueda de huesos/ que da vuelta a la plaza.// (...) Pero lo cierto es que su
juventud/ ha salido a la calle/ como una rata con un pétalo en la cabeza./ (...) Sus
últimos trabajos consisten/en la reconstrucción de lo imposible (...) (42). Inclusive,
a la patria —a la manera de Roque Dalton a quien, por cierto, dedica un poema—. se
la odia en forma creativa. “Amor constante más allá de la muerte” expresa la
inconformidad con el presente lo cual, a la vez, entraña fe en el porvenir. A la patria,
le confiesa: No nos gustas, de veras,/ se te ha querido porque dónde/ iba a buscar
amojdel que pujando de ti nace/y luego te atesora como ojo a su llanto? (sic)// (...)
Pero vivires el homenaje/ que vamos a darte a sorbitos:/ no somos hipócritas/para
componerte himnos/ que niños mal entonen/ desde un negro pupitre..' (...) Vamos a
descifrarte./Nuestro deber es andar detrás de ti como un orate/echándote a perder la
fiesta con los gánsters,/ arrancándote de los brazos del lindo, jodiéndote los
maquillajes:/ Porque (sic) nuestro homenaje es buscarte a ti misma/ donde estés,
593
Htltn UmoAa
donde vayas.-'allá donde parece que va vienes/y más lejos más lejos más lejos. (53-
54)?° Un planteamiento sobre la ética del escritor.
“Borrador para epitafio”, última sección del libro, encara temas relacionados con la
revolución latinoamericana (la lucha armada, la solidaridad, la represión...) y, dentro
de ella, el lugar que ocupa el intelectual. “Autocrítica” cuestiona al estudiante que,
falto de mi litanciapolítica, ve al mundo desde el césped donde se tienden las muchachas
a leer a Proust, el marchito. “La bestia sagrada” es una irónica reconvención a la
comodidad del poeta que devana su angustia existencial desde la cama desvelada en
tierra jirme/donde espulga sus piojos coronados de mirto. Por esta razón el autor se
pregunta, a dónde irá su estricto paraíso/ cuando los oprimidos lo rebasen? (sic)
.
(69) “Profesía” (sic) alude a la agresividad del medio, a los ingentes esfuerzos para
lograr su transformación y a la reconfortante solidaridad: Nuestro tiempo es difícil./
Pero la vida lo rebasará./ Unos con otros nos ayudaremos. Unos con otros./(...) Nos
han acribillado. Nos han dejado medio muertos/ sobre las cloacas./ Nos han partido
el corazón/a mano armada. La juventud no fue vivida/ o se vivió tan mal que daba
lástima:/ alguien (sic) ha escrito el libro/ o siquiera el poema que soñó? (sic) Quién
tuvo tiempo/para la ternura/y la imaginación? (sic) (79-80). En versos concisos,
poesía política de buena ley.
594
lo polobro tluminodo
En la segunda parte, el autor manifiesta confianza en el poder del pueblo y señala a los
sectores dominantes causantes de la injusticia (empresarios, militares...); reaparece
el tema del amor patrio. En “Con la mano del pueblo”, enuncia: y cuando sienta el
desierto/ dame la mano esperanza//contra el miedo y el desengaño/quiero la ciencia
del camino/ que traza el pueblo con su mano. ( 26). “Domus familiae \ puntual e
irónico, estigmatiza a quienes medran mediante el engaño: Ustedes/ los eficaces, los
resueltos, los dirigentes impolutos,/ algo andan entre manos,/ algo ocultan ahí/ con
temor de perderlo. Sus padres hicieron el gran negocio,/ustedes protegen los dividendos.
.
(32) “En el nombre de todos los bandidos” intensifica la denuncia: Ustedes dejaron
vacilar la vida/ vacilar y caer/ abandonaron a los niños en cuarterías solas//...) los
dejaron expirar/ en un agujero lejano/ o entre altas yerbas húmedas/ (...) buscar a
tientas/el sol que en sus neveras escondían/y esto no tuvo fin: los persignaron.' en el
nombre de nuestros generales (36). Sarcástico y antimilitarista es “Imitación de Catulo”:
No empleas, chafa, con elegancia/ la mano derecha cuando robas/ al pueblo y fundas
bancos,/ tiendas libres de impuesto/para tu propio beneficio. (40).
En la tercera sección, entre otros trabajos en los que aborda el tema familiar (“Padre”,
“Un amigo habla desde lejos”), el autor traslada la voz poética a personajes de extracción
popular cuya psicología se capta en forma veraz: “La vieja reza dora”, “La comadrona”
y otros. En “La niñera”, con sobriedad, dice: Primero deseaba que los menores no
crecieran/pues los grandes me dieron bastantes sufrimientos:/ (...) yo le (sic) cuidaba
5?5
H»ltn UmoAo
los hijos a las otras/ para probar que el mío también valia la pena./ A la hora del
colegio fue el mejor de la clase,/ por eso lo mandaron para la capital/ y asi pasó
algún tiempo, pero luego empezaron/ que se metía en cosas que no eran su problema/
y que era común isla (así me lo dijeron)./A todos les rogué para que lo libraran,/pero
nadie me oyó, nadie me quiso oir:/yo que crié con amor tantos hijos ajenos! (sic)
(46). La explotación, la ingratitud humana y la represión política se ventilan con
sobriedad.
En la última parte, “Informe sobre otro tiempo”, hay una especie de vuelta al yo: el
choque entre sueño y realidad; el recuerdo de la niñez; la solidaridad con el hombre
que está solo; el paso del tiempo... “Pasadizo” constituye un recuento de vivencias
entrañables: Recuerdo la vez que me marché de casa./ Tengo presente el aire gris,/la
llovizna y el verde vagón descolorido./ Después vino el diverso paisaje desfilando/
ante los ojos muy abiertos./(...) Qué extraña la ciudad, la inscripción en sus bordes,/
el neón erizado, la apañada tristeza, los cabellos/ de Medusa en las calles quefin no
conocían. (59-60). Al cuidado formal se aúna la preocupación social.
El autor elabora el poema en prosa. De los veintiocho textos, catorce asumen esa
modalidad que hace surgir una sensación de mayor intimidad, de acercamiento más
596
La palabra iluminada
La memoria posible
La memoria posible es una antología personal. Además de la selección de textos de
los libros anteriores, contiene veinte que no se habían incluido en ningún poemario.
Por el esmerado trabajo formal, sobresalen tres poemas breves: “La sirena”, “El
fauno” y “El dragón”. Quesada abreva en la rica fuente del mito clásico y, con gran
penetración en su oscuro simbolismo, expone a los personajes escogidos a las
contingencias del transcurrir humano.82 En esta forma, los inserta en el contexto
contemporáneo. Estamos, pues, frente a seres cualitativamente transformados. “El
dragón” —copiado en forma íntegra— confirma la validez universal del mito como
expresión de las más profundas pulsiones humanas: Entre barrotes y al amparo de la
temperatura artificial,/muere el viejo dragón./Los torpes han llenado de inmundicia
lafragua de su pecho,/Los (sic) iracundos pisan sus retratos de seda/y arrastran por
el suelo su corpulencia alada.// Su agonía,/como la de los grandes prisioneros,/ ha
de durar mientras vivamos. (Quesada, 1990; 82). En “La sirena”, su desencanto
señala en qué medida el hombre de hoy ha permitido que su vida se inserte en la
esfera dé lo pedestre: Nuestro mundo se ha ido.// ¿Qué precio es éste, de existir sin
■’ Interesante, por los elementos afectivos que convoca, es el texto en donde el poeta,
en relación con la amada, evoca al padre y a un perro que tuvo en la infancia (35).
82 Cf. Umaña, 1986: 111-129.
Helen Umofto
ser rozada nunca por el ala blanquísima/ de la adversidad? No es que quiera añadir
más penas/ a mis penas. Es que no hay himnos por aquí.// La tragedia ya no es un
bronce golpeando contra el pecho,/sino un puñado de estopa restregada en los labios.
(81) "El fauno” posee un tono ligero, acorde con el tema: la seducción, el goce
sensual, el desfogue del sexo: Deja que las muchachas atruenen el campo/ con sus
casquitos;/ deja en paz esos pechos/donde el so! dora sus cuchillos.// (...) A ti tampoco
te venció la gloria,/ni la sed de riqueza, ni el cálculo político,/sino que enloqueciste
por un rostro perfecto.// Persiguiendo a las niñas te derrengaste en las laderas./Has
dejado la piel de tu frente en las zarzas/ y ahora desfalleces bajo el sol/ sin otra
ambición que poseerlas otra vez. (83).
Hay textos de carácter metapoético. “Lista de peticiones” —con una nota festiva—
constituye una aparente queja por el esfuerzo invertido en escribir poesía. Dft ahí que
el yo se sienta con derecho a demandar una serie de compensaciones: quiero contarle
mis penas a una princesa de Darío/ quiero ver a Darío/ (...) quiero abrazar a Juan
Pablo Wainwrighí antes del sacrificio/ quiero ser el personaje favorito de mi mujer/
quiero mirar de nuevo Barba Roja de Akira Kurozawa/ quiero entrevistarme ahora
mismo con Chopin/ quiero aquí al Cinchonero/ ¡Pido la cabeza de Gustavo Alvarez
Martínez!/ Quiero beberme un trago con Juan Ramón Molina (34-35). “Lectura
obligatoria” deviene en homenaje a grandes nombres de la literatura: Leerás a Virgilio
y a Horacio./ Amarás a Catulo como a ti mismo./Seguirás, cuando menos, la ruta de
Odisea/ entre el prostíbulo de Circe/y la hacienda de su mujer/ (...) A Federico, cuya
lengua doraba las manzanas/ aplícale el oído como un caracol./A Neruda, si eres
joven, olvídalo/ (...) Lean, por último, lo que les dé la gana (36-37). “Rumor de la
piedra” ventila el tema de la seducción que. para el intelectual —en una especie de
compra de conciencia—, ejercen los financiados viajes al exterior.
598
La palabra iluminada
Ricardo René Oseguera (La Ceiba, 1948) es autor de Abril hasta los pájaros y Los
agujeros negros (1995); Como el mar (2000) y De abril mar y guitarra (2004).
“Canción para despertar (sic) un dinosaurio” (noventa versos), asume una tónica
parecida y se acentúa el antiimperialismo: Unieron alquimistas/que con brebajes de
dinero/ nos cambiaron los caites/ por corbatas inútiles/ (...) Perfeccionaron y
multiplicaron/ las siete plagas/ 'La Flor del Uetnam 7 y el SIDA/ y fueron cuarenta
días y cuarenta noches/ y cuarenta noches y cuarenta dias más/ multiplicados por
siglos/ que regaron ei germen por doquier/y los zopilotes danzan todavía/ sobre el
tambaleante cuerpo de este pueblo./Ay de aquél que no sienta el hedor'de la carroña'
y llore tiernamente por la telenovela./ Ay de aquél que siga escribiéndole (sic) libros
a los niños/diciendo que somos un pueblo soberano/ que tenemos ‘en coila hondureño
un soldado/y en cada soldada un héroe './Ay de aquél que se deje sobornar/por la
emoción de un gol/ o que se maraville por Superman. (53). Similar estilo aparece en
“Patria mía que estás en los cielos”: Por lo que decían mis libros de primaria/ v todas
las palabras en mi infancia/ por la voz de Morazán que te embellece/y el sueño que
camina/en esa noche negra que aún no amanece/ te digo que no has nacido todavía/
599
Hfleti Umoflo
que siento fu grito de parto encarcelado/ que me caga los hijos y la calma. (57). La
postura ideológica es lúcida; la carga lírica, escasa.
Como el mar
La obra aborda temas familiares ( rencor-nostalgia por el padre; valoración del esfuerzo
de la madre; el amor filial, los amigos, La Ceiba...) y el amor es, de nuevo, tema
privilegiado. Además, aderezado con la preponderancia de motivos marinos: Yo no
recuerdo nada antes del mar.// En mi casa vivía desde siempre/y en el barrio se le
aprendió a querer/deforma natural.// Su murmullo marino/ mifestival primero/y el
despegue de barcos en los muelles/las primeras tristezas.//¿Quién no llevó hasta su
corazón/ la lluvia sobre el mar en una tarde? (“El mar”, Oseguera, 2000: 6).
Osqar Amaya Armijo (Talanga, Francisco Morazán, 1949) escribió Esta patria, este
amor... (1988); Esperanza viva (1995) y Perfil del vacio (2003), obras que ofrecen
una progresiva decantación del trabajo poético.
600
lo palabra iluminodo
La primera parte se consagra al tema amoroso. Citamos otro breve trabajo que muestra
la sencillez de las metáforas: Tus manos: Aspero pasado./ Viejo puente hacia la
humanidad./ Esclavas. Siervos, listón proletaria./ Goce eterno. Música. Tortura
acumulada./ Montaña campesina multiplicada en uñas./ Piel de pino resumida en
yemas:/Ellas aprisionan sangre de obrera común. (19). La segunda sección trenza el
amor y la política. Permite vislumbrar en qué medida, los amantes dieron expansión
al sentimiento cuando arreciaba la represión estatal. Dos breves ejemplos: Cómo amarte
plenamente/ en este torbellino de locura/si en cada instante vital/siento en la espalda/
el consquilleo (sic) de los eternos vigilados. (50); Tú y yo en el ensueño de cada
noche/sentimos la presencia cercana de la muerte/ que husmea ávida en las pesadillas/
y en los ojos extraños que vigilan. (51). El lenguaje se maneja dentro de los términos
de la denotación-connotación que la cultura ha generalizado: versos espontáneos en
su elaboración, pero puntuales en su coherencia temática, apunta Juan Antonio Medina
Durón, en la nota de la segunda portada.
Esperanza viva
Formalmente, con relación al primer poemario, Esperanza viva representa un salto
de calidad. “Patria, corazón de maíz”, la primera sección, integrada por siete poemas,
constituye un homenaje al ancestro indígena de América. Con base en el PopWuj y el
Libro de los libros de Chilam Balam, el autor remonta el plano mítico y reinterpreta
la creación del mundo. Como contrapunto, al finalizar cada poema, inserta tres o
cuatro versos referidos a la presencia europea. Copiado en su totalidad, en “VII”,
leemos: Coraje de bambú son los hombres del Chilam Balam/en cada katún renuevan
primaveras en retozo sus plumas de sensóntlit/ para encantar amadas bajo ¡os
guajiniquiles./Ellas arden en perfumes de guayaba madura/ como lunas sedientas en
espera del sol cabrio.// Aún no piensan estos púberes semidioses/ en el infierno
quemando piratas/filibusteros/y tunantes violadores. (Amaya Armijo, 1995: 17).
Mayores logros poseen los veinticinco trabajos de temática variada que se agrupan en
“Primavera en flor”; segunda parte del poemario. En ésta, en el poema final, se
considera al amor como única fuerza para enfrentar el laberinto y vencer a las tijeras
del suplicio (54). Algunas veces, la voz poética se sustrae de la anécdota y plantea
situaciones generales en tomo a la existencia, tal como vemos en “Apariencia” en el
que, utilizando como soporte la imagen, ventila una temática amplia y elusiva: Huérfano
de alientos no yace el vacio que es gesto de silencio./ Pé reo guiña el hálito en el
601
Nelcn Umefto
caracol, como espejismo en desierto,/ cuando sumerje (sic) el océano una eclosión
de estrellas,/ cuando existencia es el trino en el follaje./ En las iglesias, de puntillas
camina el tiempo/disimulando el deterioro,/y aún en los remotos separos del sueño,/
vivir es un rozar de mariposas,/ titilar de luciérnagas. (23).
602
Lo oolobro iluminado
fui (sic)/ pero la voz que mora en mi conciencia/ susurra que ni siquiera poseo la
forma finita que me carga.// (...) Retoña en mi un regocijo de golondrinas/ que
socava/ hasta el último de mis huesos/ nofalta el sortilegio de la poesia para descifrar
este sosiego/ es punto que excluye la vida y la muerte. (Amaya Armijo, 2003:30-31).
“Escribir” realiza una interpretación del proceso creador. Cada verso, una metáfora
que busca atrapar su esencia: Rumor de hormigas en el eco de los dedos/ danza de
estrellas en cielo unánime/lloviznar de espíritu desde el cernidor/revivir en el capullo
de la página//...) sinfonía de luces en la fiesta de las letras/cantar de metáforas que
aún no tejen la niebla de sus vestidos/ regazo de papiro tejiendo la unidad de los
nacimientos/ en fin la vida que salta desde el punto final hasta lo exacto. (14),
603
Htltn Umoflo
Jorge Darío Euceda Roque (San Pedro Sula, 1949) escribió Color infinito (1984),
obra que rinde tributo a la poética tradicional, especialmente en el cultivo del
endecasilabo. Los mejores textos poseen una pátina intimista. Las referencias al mundo
natural son trasposiciones anímicas; puntos de apoyo para reflejar estados subjetivos.
En “Cercanía”, la voz poética se transparenta en los objetos, que aparecen como
expresiones del yo: Luna de los fulgores ancestrales/ venida a mi voz de espejos
rotos./observa luna-luna la distancia/ del breve recorrido de algún rio/y vérás una
mano y una boca/ convertida en dolor que es algo mío. (Euceda, 1984: 16). En
“Infinitamente”, el tiempo adquiere calidad subjetiva: Hay veces que los años nos
parecen/ el relámpago fugaz de algún segundo,/ o hay veces que los días se
transforman/ en eterno trepidar de una campana/ mustia y antigua. (19).
Es sombría la visión desde la cual se capta al país. “Mi tierra” deja ver los ambivalentes
sentimientos que la realidad nacional le inspira y el dolor se toma intenso al cuestionar
las mentiras oficiales: He de llamarte tierra,/ Tierra (sic) que absorbió mi llanto;/tal
vez he de llamarte altura/ Inmensa (sic) silenciosa y muda/ Que (sic) canta en mi
sangre nueva (40). En “Patria y tiempo”: Aprendí que mi llanto es sangre y vida/
derramada en tus calles sin fronteras,/y me dieron como un símbolo tu nombre/ en
idiomas y números amargos:/ Me (sic) enseñaron a decir independencia/ racionada
por cuchillos y por penas/ clavadas como cruz en tu bandera. (15).
604
le polobra iluminado
de sol y tierra/y sal celulosa como el viento. (35). “Infinito” evoca una manifestación
popular: Ya se incendió la calle/de ojos y brazos infinitos,/ un pájaro se agita como
un lobo;/ (...) Es el implacable pueblo hambrienta/ luchando desde el campo sometido^
que avanza destrozando la alambrada/ tendida como el siglo sobre el hombre./ llene
el dia, despertando; puerta y vida/ llega el aire tocando lo imposible,/ se enarbola
una bandera de gigantes,/y se canta la victoria; himno y sangre/ conquistada por la
luz a la tiniebla/ creciendo sobre el hombro; pueblo y pueblo;/ y paz a la victoria
sobre el hombro/ del pueblo infinito sobre el hambre. (28). Versos triunfalistas en Jos
que se percibe el juego retórico (metonimias, símiles, personificaciones.. ) que exalta
el triunfo de los sectores oprimidos. Otros poemas (“Lempira”, “Congolón”,
“Tegucigalpa”, “Urbe”, “Total”, “Ellas”...) resultan grandilocuentes. “Bronces del
pasado”, que alaba la gallardía de los caballos, posee un anacrónico sabor romántico.
Ricardo Maldonado
605
H»l»n Umoflo
vde Martin Paz/siente que su gastritis le viene al encuentro/(...) Don Marco Aurelio
Soto ya no aguanta/ tanto humor de negros en esta sala/ ha echado su pelón/™ las
agruras lo están matando los gases retenidos/ la torticolis de estar tantos años en esa
misma posición/'ypara rematarlo aguantara tantos intelectuales/ este día precisamente
que pensaba descansar/ Un (sic) sonoro pedo se oye cuando el poeta lee su ponencia/
Don Mateo Aurelio se hace el disimulado/lo quedo viendo/me cierra el ojo desde su
daguerrotipo/y los espectadores se miran unos a otros. (73-74). Festivamente se
pone en entredicho a congresos y reuniones de artistas e intelectuales. El subrayado
es mío; advierte sobre el empleo de una sintaxis gramatical sui géneris, común en
Honduras. Similar irreverencia campea al cuestionar a uno de los símbolos más caros
dentro del imaginario colectivo: Nuestro absurdo himno que mendiga un escupitazo
.
(70) Parecida actitud se observa cuando, para desmitificar al poeta, lo presenta
como cualquier hombre de actitudes machistas: Roberto principia este poema en el
cine/piensa en el culito de la niña de la película (75). Campea el habla regional y
coloquial.
Roberto Sosa, en Honduras Poesía Política, incluyó los poemas “Los torturadores”
y “Qué y después”. En éste, de gran pesimismo, a la vez que se ironiza sobre el
presente, se ofrece una visión futura de signo negativo. En “Los torturadores” (fechado
en 1982) se denuncia, en forma directa, la represión política: La noche y su lenguaje
feroz/Frente a unas cuantas palabras/ Definen el aspecto del día.// (...) La cabeza es
llevada dentro de una bolsa/ A un lugar oscuro,/ Puesta en una caja de cartón/ Es
dejada para que se pudra,/ Sus ojos perdieron el brillo/ Su piel el color;/ Dentro de
algunos dias será encontrada/En algún lugar baldío/Mientras los torturadores/ Que
se alimentan del sufrimiento/ Seguirán desayunando puntuales/ Acariciando a sus
hijos/ Caminando por las calles como cualquier persona, (en Sosa, 2002: 410-411).
Ningún eufemismo atenúa la brutalidad de los hechos.
606
La palabra iluminada
Daniel Callejas
Daniel Callejas (San Pedro Sula, 1949) escribió La vida repetida (2000), libro en el
que priva una actitud reflexiva que señala posibles pautas frente a problemas esenciales
de la condición humana. En cierta forma funciona como invitación a intentar una
existencia diferente. “Opciones para bien morir”, con la alternativa del morir-vivir
cotidianos, plantea una decisión trascendental conectada con el simbolismo cristiano
del morir para el egoísmo y nacer así para una vida nueva: tengo la opción de estar
ahí/ verme morir/ con alegría/ toda una vida/venir desde las hojas/ en las venas del
aire/ hasta podrirme en la raíz/para coger el agua verdadera de la tierra/y alzarme
sobre el suelo/ de nuevo/ con los ojos abiertos/y no dejar que las aves hagan nidos/
en mi pelo. (Callejas, 2000: 14).
“La casa que prefiero” plantea que el ser humano posee las herramientas para edificar
una casa a la medida de sus sueños: de mar abierto/ la cerca/ el techo de aves en
vuelo/ espejos/para mirar cómo se desnuda el alma (16). En “La vida sin estorbos”,
la existencia se encara en términos humanos: la fe mía se destrozó en el abismo de la
realidad// (...) ahora/ he caído en la cuenta que no es necesaria/ para mover un
monte (18). Como trasfondo, una valoración del poder de la especie. “Los hijos de
Adán recuerdan” reconoce que nacimos tomados por manos invisibles/que nos ataron/
a la soledad// pero, en el decurso de la historia, el hombre fue capaz de llegar hasta
lo que ahora somos/ un puñado de sal sobre la tierra. (15). Para el poeta, el paradigma
de esa progenie de hijos de Adán es su propio padre, quien siempre honró su palabra.
En contraposición, esta última, actualmente, escarba el piso/ antes de redimir su
compromiso (“Palabra devaluada”, 19). Subyacente, un señalamiento a la crisis de
valores.
El amor entraña la clave central en la concepción del mundo. En el texto que da título
al libro, después de una serie de consideraciones en tomo a las dificultades cotidianas
(empapado de angustias/ he de lavar mis ropas/ he de mudar de traje/ creceré con el
agua en las entrañas/ hasta ahogarme otra vez/en sus desechos], la conclusión se
inscribe dentro de la mejor ortodoxia cristiana: el amor me hará esclavo de los seres
128-29). Por esta causa, el fuerte apremio al lector en ■Ámate a ti mismo como
nosotros te amamos”- No pongas trabas a tu ,casamiento/ no duermas en tus
posibilidades/ ni ocultes tu sueño en otro sueño. (26). “Capsulas de amor” es una
especie de enumeración de las preferencias del vo poético y el texto deriva hacia
407
Hfltn UmoAo
terrenos ax lológicos. Del árbol. amo lo cruel de su raíz/ asida siempre al paladar del
agua (...) De la verdad/ su franca relación con la certeza/ (...) y del amor/ el costo
de perderlo el precio que se paga por tenerlo. (27). También, en el poema dedicado
a su hija, el poeta la insta a ser infinita/como el amor. (14). Didáctica la intención (cf.
17). Un estilo sin rupturas con la tradición poética. De ahí, la inclusión de varios
sonetos y el acudir, quizá con exceso, al empleo de viejos ejercicios retóricos como
el de la anáfora o la conduplicación/5
Correspondencia inocultable
Correspondencia inocultable tiene tras de sí los acontecimientos políticos ocurridos
en Centroamérica durante la década de los ochenta. El autor participa del entusiasmo
por las perspectivas de transformación social. De ahí, los temas abordados: solidaridad;
compromiso de lucha; exhortación a no desmayar frente a las embestidas de las fuerzas
opositoras y reafirmación revolucionaria: Que no haya un hueco/en nuestra invariable
*
obstinación de constructores/para que los que concurran/ a extender sus
brazos/ nos
encuentren aquí/ esperándolos,/ desbaratando el (des) orden existente,/forjando una
relación digna de implantarse/y al mismo tiempo -todos-/plantados ante el mundo sin
rubor (Díaz Acosta, 1989: 13). Frente a esa realidad, la postura antiimperialista es un
imperativo. Lo es, también, la denuncia sobre la implantación de la ideología represiva.
En ‘'Seguridad nacional” —copiado en su totalidad— leemos: Yo no sé de qué Norte/
sopló este viento/ que trajo estas náuseas/a nuestro suelo. (25).
88 Per ejemplo: estoy entre las brasas de tu cuerpo/ cuerpo adentro (...) insisto/con el
miedo por coraza/ coraza de marinas soledades/ soledades sin tiempo/en la mirada/
mirada de ocasión que determina/ (...). (21); ropa que no se lava en el invierno/
invierno que no ceja todo el año/ (...) cargando tu ansiedad a mis espaldas/espaldas
que se niegan a la tuerza/ fuerza de dos en que uno es suficiente/ suficiente valor
para negarse (31). Cf. 17, 26, 27 y 29.
608
La palabra itaminodc
que escalamos./se diría/ que a paso demasiado lento/para nuestros deseos/y voluntad de
exploradores/ avanzamos.// No se pide permiso a la multitud porque emergemos de esa
nube/ convulsionada.// Libres del naufragio/ vamos en el oleaje alto,' que nos conduce.
(16)
. En la sección “Relaciones y giros normales”, el poeta —recordando la temática y el
estilo del libro Puntos cardinales de Juan Ramón Saravia—** incorpora una serie de
trabajos sobre temas relacionados con personajes del ámbito universal: Platón, Hobbes,
Francis Bacon, Augusto Blanqui, Rulfo, Benedetti, Benjamín Moioise (y Sudafrica) y
otros. El autor sabe que no existe campo vedado a la poesía. Con soltura camina por los
ricos filones de la historia, la filosofía, la ciencia... En la última parte, “Casi de amor”
evidencia una fuerte propensión docente. “Dos negociaciones en la moral conyugal”
aboga por el establecimiento de relaciones auténticamente humanas entre los sexos y
señala la raíz económica del machismo: Pero aún cuando el amor entreparejas/va dejando
atrás al deber objetivo/y se convierte en inclinación subjetiva./ es claro que esperamos
más avances/ en las relaciones amorosas:/ cuando las consideraciones económicas, —y
sus consecuentes—/no inhiban a la mujer en este sentido/y no dispongan la preponderancia
masculina;// (...) Enfin, cuando el amor conyugal/deje de ser un asunto económico/y se
convierta en cuestión de moral social. (54-55). Un estilo reflexivo, sentencioso, didáctico.
Poesía con intención de dilucidar la problemática cotidiana.
Naufragio
En Naufragio, David Díaz Acosta, con un acento mucho más lírico que el observado en
el poemario anterior, traza la curva vital de la pasión amorosa. De su período de esplendor,
al de su muerte. No es fortuita la referencia a Vivaldi en uno de los textos: en el amor, se
transita de una etapa de primavera, al irreversible invierno. En el primero y último poema
del libro, leemos: Yllegaste vos con la ternura del otoños anunciando una intensa primavera- a
invadir todos mis sentidos,/ a colmar con la frescura de tu cuerpo- mis vacíos ancestrales./
Desde entonces/yo giro en torno/ a las ondas marinas que ondulan en tu pelo. (Díaz
Acosta, 1997: 9); Digo adiós a tus manos,/a tus labios y a tu pelo., Digo adiós al tiempo
que habité/ las dos rosas de tu jardín encantado;/ a lo que dije a tu vida/o mefaltó por
decir./Digo adiós a tu esencia inmaterial,/ a tus ojos, a tu cuerpo todo/v me quedo en
pie de guerra con i, a mi mismo. (3S), El amor feneció, pero no la voluntad del hombre
que tiene que seguir conquistándose. El compromi ccn la vida sigue. La crisis existencia!
se ha resuelto desde un piano ético.
609
Ntltfl Umoflo
Ji a\ Ramón Sarama
Juan Ramón Saravia (Petoa. Santa Bárbara, 1951) ha escrito: Pasajes bíblicos (de
ida y vuelta) (1985); Puntos cardinales (1988); Solo para una mujer (1991); Alta
es la noche (1992); Entre todas las mujeres (1996); El tiempo que me sobre
(2(8)0); fíe cabo a rabo (2001) y Sol poniente (2002).
610
Lo polobro iluminado
su corazón/ que su destino manifiesto era humillar y sojuzgar a los débiles hasta
que/un día/un pastor de cabras/ civil enclenque/ casi anónimo/ le aplastó la creencia
y la frente/ con una piedra/ tan rústica/ como hay millones (23). En la estructura
profunda, se valida el derecho a la rebeldía frente a la prepotencia de los grandes. La
intención cuestionadora se advierte mediante la inclusión de expresiones muy conocidas
(vr. gr. destino manifiesto) que, al actualizar el hecho que se toma como paradigma,
entrañan la clave interpretativa. En “De cómo algunas curaciones resultan más onerosas
que la enfermedad misma”, la supuesta sed de oro del pueblo judio se explica así:
como un castigo a la idolatría de la riqueza/ moisés echó al fuego el becerro de oro/
lo pulverizó/ lo disolvió en agua/ y lo dio a beber a todo su pueblo/ a partir de
entonces/ningún profeta pudo explicar/por qué/ cuando menos se esperaba' la gente
caía en éxtasis/ repitiendo/ en un idioma hasta entonces/ desconocido/ OH WALL
STREET/ OH WALL STREET/ OH WALL STREET (8; mayúsculas, del autor). El
señalamiento contra la desmesurada acumulación capitalista es punzante y gozosamente
festivo.
¿11
Mtltn Umofto
Puntos Cardinales
Tras la anécdota, esfuminados en el nombre de personajes de distintas épocas y
países, Juan Ramón Saravia, en su segundo libro, se proyecta hacia los puntos
cardinales de la Historia, entendida no como el simple recuento de hechos, sino como
612
Lo polobro iluminado
labor interpretativa para determinar los resortes que, en el sucederse de los siglos,
han movido (o mueven) complejos mecanismos, tanto anímicos como del engranaje
social. En la parte medular, cuestiona a los tres imperialismos que han dictado las
pautas de la sociedad moderna: el español, el inglés y el norteamericano “Voces de
piedra bajo el árbol de Tenochtitlán”, “Con Mahatma Gandhi en el huerto de ios
espejos” y “Mayflorwer S.A.”, respectivamente.
“Voces de piedra bajo el árbol de Tenochtitlán”, desde la polifonía de tas voces que el
autor convoca (Moctezuma, Cuauhtémoc, Ahpozótzil, Chilam Balam, la Mal inche,
Gonzalo Guerrero y Hernán Cortés), ofrece la versión poética de una historia de
rapiña y destrucción. Pero también deviene en testimonio de la índole contestataria y
rebelde que, oponiéndose al aniquilamiento de la libertad, y en asunción de lo americano,
ha impedido que la acción depredadora se tomase irreversible. A tras és de trescientos
dos versos —distribuidos en ocho partes—presenciamos el desmoronamiento del
horizonte cultural indígena, captado mediante las voces de los personajes señalados.
El autor los dotó de cualidades que permiten atisbar o imaginar probables sentimientos
surgidos a raíz de la conquista. Moctezuma aparece preso ya del derrotismo.
Contrariamente a Cuauhtémoc (siempre de pie mi voz de cobre, dice), no encuentra ni
sus manos ni su voz. Perdido para la defensa de su raza, carece hasta de sombra.
Tiene la certeza de llevar ya la muerte en sí (se autocalifica de fantasma). Sus palabras
están transidas del halo mágico-misterioso de los presagios que —supuestamente—
profetizaron la venida de los españoles: Yo/89 motecuhzoma. vi/ una espiga de fuego
contra el cielo/ una espiga de fuego/ contra el templo de huitzilopochtli/ ay/ las
espigas de fuego/contra tenochtitlán/ quemando el agua de texcoco/ ay/ elfuego que
goteaba/ la mujer que gritaba desde la otra orilla de la noche/ la cihuacóatl que
lloraba por todos nosotros/su llanto de laguna (Saravia, 1988: 11).
89 El autor utiliza la barra dentro del verso como elemento que marca una pausa con
sentido especial. Para indicar que son las uel autor, las subrayamos. Similar es el
caso de José González.
Ntlcfl Umoflo
intenso líalo erótico. Con secretas añoranzas, su voz recuerda: y él [Cortés] descifró
el insomnio que germinaba entre las hebras de mi huípil/ me enredó en sus abismos
de crótalo divino/y domesticó los vértigos de mi cintura ciega/ don hernando tenia
una colmenajadeando entre sus dientes/ una larva de raíz vertical/ oscura/ un pétalo
en la lengua (...) yo/ la ingrima/ hallé oro en la barba de mi señor/ hallé todas mis
razones esperándome en su pabellón de lirios// (...) yo/ la malinche/la del inmenso
grillo lúbrico/ no siento dolor por el despeñado corazón de la noche/ ni por los gritos
del silencio/ en la madrugada (14).
614
lo palabra iluminado
615
Kelcn Umofio
época; el ascetismo sexual entre Gandhi y su esposa Kasturbai y otros. El texto XII
cuestiona, para la época actual, los métodos del líder hindú; los caminos se cansan/
abuelo gandhi también los caminos pierden el rumbo entre los pasos/ (...) mahatma/ el
fragor del ayuno muere en las catacumbas/ se quema bajo la absorta mirada de los
pájaros/ los tigres siguen devorando espasmos/ arrastrando la sombra envenenada/y ya
no canta el arco iris en el camino suyo/ (...) pero algo se agita en el vidrio de una gota/
algo germina en el vidrio de una gota cavendo sobre la piedra/ algo canta en el espejo
de la tempestad/ y no espera matar el veneno con palabras (46). Los últimos versos
dejan abierta la posibilidad hacia el futuro mediante algo más efectivo que las palabras.
Los poemas restantes abordan distintos tópicos: el implacable estudio de la psicología del
pulcro criminal fascista; la paranoia guerrerista del gobernante estadounidense, quien
incendia un bosque para matar un pájaro, los turbios manejos tras bambalinas de las
corporaciones religiosas... En esa galería de personajes de la historia reconocemos al
papa Alejandro VI. al rey Enrique VIH, a Hitler, a Kennedy, a Mr. Reagan... Contra ellos,
el autor esgrime el punzante sarcasmo; la demoledora ironía o el humorismo descamado.
Pero también está la contraparte; la dignidad de quienes no hicieron cabalas con el egoísmo;
el amor que remonta los individualismos y, como lámpara que se derrama, demuestra
que siempre es posible construir sociedades nuevas si se parte de los acerados hilos de
los telares de sueños. Entre los nombres ejemplares; Simón Bolívar, Francisco Morazán,
Charles Chaplin, Federico García Lorca, Otto René Castillo, Ernesto Guevara, Monseñor
Romero... Todos, con olor de pueblo fermentado. Hablando el lenguaje elemental del
agua. Todos, con la bandera en alto. Instalados, para siempre, en la proa de la vida. Ya
sea, bajo los maizales de esmeralda, en las purulentas costillas de Bombay o en 21,000
kilómetros cuadrados Je geografía.90
Solo para unu mujer —título de significación múltiple— se divide en tres partes de
atmósfera lírica diferente. La primera, “Poema desde tu letra a mi nocturno”,
compuesta de doce textos, transparenta un estado emocional de gozo y relativa laxitud.
El segundo momento, “Poema del agua en los antiguos equilibrios”, con igual número
616
lo polobto i lummodo
“Poema desde tu letra a mi nocturno” marca el inicio de la relación amorosa Del fresco
impulso adolescente —pasando por una efímera etapa de ternura y de gozosa entrega—
al aparecimiento de los primeros signos de ruptura. Es el tiempo del ámbar que viene de
repente a tus dedos, del café en el fuego, de pececillos que llegan iluminados por las
sombras, de un fragor de risas en los ojos/y con dedos de niño en la palabra. Es tu voz
y yo ocupando este lado del mundo mientras que la gente de allá, en la calle, vu y viene/
tierna de soledad. Complementariedad física y consonancia espiritual. (Saravia, 1991:
13-24). Nada parece enturbiar el horizonte. Pero, en el cuarto texto, se advierte que, más
allá del refugio que cada quien representa para el otro, hay lluvia y dragones. Se indica:
afuera no nos encontraríamos. En el noveno poema, la aridez se vislumbra y el yo
poético se escucha con un temblor de muerte: por qué yo diciéndote estas cosas/ como si
tú me oyeras/como si yo estuviera vivo (21).
617
H«i»n UmoAo
En esta obra, el poeta construye su lenguaje con un sentido de libertad que supera el
*
de'los libros anteriores en los cuales se advierte un uso ceñido a formas gramaticales
y expresivas más convencionales. En Solo para una mujer, en donde la mirada se
dinge hacia el yo (en los primeros libros, el objetivo, a nivel de la estructura superficial,
no es personal), el conflicto interno es prioritario. De ahí que se desborde el muro de
lo académicamente correcto como cuando dice ¡Qué siempre sed de ángel/ desde la
calma de tu calma! (14). El autor supo imprimirle a cada sección del libro un estilo
peculiar de acuerdo con la intención perseguida. Tranquilo y de relativa transparencia
en “Poema desde tu letra a mi nocturno”; atropellado y turbulento en “Poema del
agua en los antiguos equilibrios” y con un punto de refinada intelectualización en
“Poema para una mujer sola”.’*
618
Ls poiobio iluminode
Alta es la noche
Con el antecedente de Cantos democráticos al GeneralMorazán, de Claudio Barrera,
Alta es la noche, desde el punto de vista conceptual, quizá sea el libro más denso de
Juan Ramón Saravia. Lo integran cuarenta poemas que pueden considerarse como
autónomos o verse como piezas de un todo que fue planeado en cuatro movimientos
dotados de tratamiento poético diferente. En el primero (“El dia de la hora”) despuntan
los dones que sólo germinan en los predios de la amistad. Instantáneas del afecto en
donde José Antonio Vijil, José Miguel Saravia, Cruz Lozano, José Trinidad Cabañas y
Vicente Villaseñor muestran la factibilidad de una vida concebida en términos de
dignidad. En el segundo movimiento (“Tres de las divinas personas”), se enfilan
sarcásticos dardos contra tres fuerzas ominosas (imperialismo, iglesia, superstición)
que cavaron el profundo foso en que se hundió el ideal unionista en Centroamérica.
En el tercero (“El Señor General Don Rafael Carrera o el síndrome del instrumento de
cuerda”), ya de afiladas aristas, ya de grueso trazo caricaturesco, surge el prototipo
del dictador latinoamericano circunstancialmente encamado en la figura del general
Rafael Carrera. En la última sección (“Francisco se mira la punta del zapato y sabe
que ya nació el clavel de sangre en su camisa”), ya mortalmente herido, emerge, en
su gran lección de vida-muerte, un Francisco Morazán analítico, reflexivo y catalizador
de lo humano universal. Sección que aúna un depurado lirismo y un acerado didactismo.
Los ocho poemas de “El día de la hora” poseen una atmósfera reposadamente lírica.
Cada voz, con varonil ternura, verbaliza el minuto de muerte que vivencia: la propia o
la de Morazán. Para expresar el haz anímico que el poeta supone en cada personaje,
despoja al signo verbal de su transparencia y lo hace adquirir resonancias extrañas y
sentidos filtrados de sombras como forma de acceder —visionariamente y no por
razonamiento— al enigma de la muerte. Villaseñor eligiendo el atajo del suicidio y
sobrecogido ante su propia sangre. José Miguel Saravia, en nostálgica evocación del
amor que no llegó dados los avalares de la guerra. Vijil, con solidaria palabra que
ratifica la estatura del héroe. Cabañas, rebelde voz rechazando la evidencia que siega
la vida del amigo. Cruz Lozano sintiendo que el minuto de muerte posee dimensión de
siglos: Que nadie venga a decimos que haspeidido el rumbo/porque siembras ventanas
aquí donde florecen murallas,/porque construyes proas aquí/ donde el mar no germina
todavía / Es el tiempo, compañero,/ es el dia en que los bufones oxidan tu palabra:/
K Supra, p.
619
Htltn Umoflo
cuando la torre se levanta, la hiedra alcanza alguna altura;/ como alumbras tan
alto, trepan los perros a bailar en el aire. (“José Antonio Vijil escucha la detonación”,
Sara vía. 1992. 17); )' no sé qué decirte, compañero, sólo que esta lluvia no cesa,/que
el océano tropieza simplemente con mis lentos anteojos,/ que la muerte se enreda/
suavemente/ en la palabra tarde/y que la tarde es mordida por la muerte con ternura
doméstica. (“Cruz Lozano cuando lo supo”, 19).
En la tercera sección, “El Señor Genereal Don Rafael Carrera o el síndrome del
instumento de cuerda”, en trece poemas, se formula un rechazo al poder de la fuerza.
Más que un retrato calcado en anécdotas biográficas, capta la esencia del psicópata
escondido bajo la nitidez del uniforme y que, generalmente, como lo sugiere el título
de la sección, opera a control remoto (los poderes extrafronteras) y, a la vez, ejerce
el poder manipulando a sus adláteres. En visión de pesadilla, traza un diagnóstico del
dictador, premonitoriamente anegado en sangre desde su infancia. Su intemporalidad,
620
Lo polobto iluminado
su permanencia más allá de los límites del nombre de Rafael Carrera, se subrayan
mediante un expediente ya utilizado por el autor: la adjudicación, a un personaje del
pasado, de frases y “métodos de trabajo" de reciente acuñación e institucionalización.
Así, en “El General soñó que había soñado", se alude a una conocida frase pronunciada
por un diputado del gobierno del general Tiburcio Carias Andino y la cual señala en
qué medida la arbitrariedad pisotea las leyes cuando así conviene al ejercicio del
poder: El General está temblando de ira/porque soñó que había soñado/que alguien
en otro país y en otro tiempo/se hizo famoso hasta la quinta generación/ al decir que
la Constitución es pura babosada,/declaración ésta que, como todo mundo sabe,/ no
puede ser parto de ningún parroquiano/ sino que es y siempre ha sida' una ingeniosa
puntada del General y su gente. (43). Por el paralelismo establecido y por su agudeza
y brevedad, ejemplar es “De un solo balazo, el General mató al espejo": Porque mordida
que daba el General en el churrasco,/ picotazo que daba el maldito buitre en el
cadáver,/y exactamente al mismo tiempo. (47).
621
H<l«n Umaña
622
lo palabra iluminado
En “Post data”, último poema del libro, afloran la serenidad y el equilibrio interior
mediante los cuales se asume la pérdida o la lejanía de la mujer que se amó: Situado en
tu dintel/ enredado por las sales del tiempo enhebro alfin mis uñas/ con la bruma de
la noche/quiebro mi última costilla/en un rumor de agujas lejos del ave/ que germinó
en tu cuello// Se diría que nunca la espuma de tu paso en mi retina/pero todo existió
y todofue bueno (61). Algunas veces —las menos— la expresión se toma transparente
y los símbolos se manejan de acuerdo con la codificación usual. Al respecto, véanse
“Torre del viento”, “En una mesa lejana”, “Los días se ahogan suavemente” y “Memoria
de la rosa”. En éste, la voz poética se percibe saturada de suave tristeza: Ib llegue al
fondo de la rosa/ arrastré mi boca en el filo de la colmena/ herví mi sal/ en una
pálida garza perdida en la sombra del viento// Fue/ antes de que la historia cayera
de rodillas/y las piedras lo invadieran todo/(...) Guai o la memoria de la rosa (55).
Inclusive, hallamos un inusual mensaje feminista. En “Tu olor es Je mujer que me
espera temblando”, exhorta a la mujer a que rompa ataduras: So seas como mi madre
¿23
H«ltn UmoAo
Varios poemas aluden a una etapa en la cual aún existía la ilusión. Se creía en los
demás y en la posibilidad de acceder a planos superiores de vida. El derrumbe de los
sueños —momento del despertar a la crueldad del medio— lo expresa “El hombre
siembra el mundo en su jardín”: Cada mañana/ el hombre saluda uno por uno los
rincones de su casa,/ abraza con el corazón el sol del patio,/ (...) y abre de parte a
parte, a la orilla de los pájaros,/el mar.//Pero un dia cualquiera/ el hombre recuesta
su levedad en la pared del tiempo/y el tiempo le bebe su único segundo/y el Universo
se niega a dar un paso más. (26). En “Antes de que den conmigo en la basura”, de
nuevo, el titulo sintetiza muy bien la intención: Ojalá me pudieran perdonar/ (...)
porque cierta noche/ debajo de vacíos inmóviles/ escondí las cáscaras de un verso/
que bebí a hurtadillas,// (...) Hay tantas cosas que vivían conmigo/y que tiritan bajo
el sol y que no tienen a dónde ir. (22). Frente a esta soledad, quizá sea la solidaridad
624
Le polobra ilvminaíc
el único bien que, al final, persiste. La que recibe de gentes anónimas (“Fábula de
peces caminando en el desierto”) y la que él puede darle a cualquiera ( "Sobre coronas
de papel y gárgaras de hienas”). El último poema de la sección establece que la piedra
posee más sensibilidad que el ser humano.
El primer texto de “Sísifo está aqui para tomar el té” ratifica la situación de desencanto;
el mundo se extravió/ en mi ventana, la luna se volvió a quebrar/ y alguien dejó en
mi puerta un pez/ de hidrópico esqueleto. (“Poema que estás en mi cabeza:” (sic),
34). Quizá, el texto que mejor expresa el espíritu del libro, su amarga filosofía, es
“Estudio de Sísifo” en el que, además, la idea central se apuntala con la alusión a
Prometeo. íntegramente, dice: Tambaleante del páncreas,/ heladas ya las puntas de
mis ojos, regreso/ con mi sangre terciada.// Hoy/ otra vez/ estuve a sólo un paso de
alcanzar esa luz/ que el cuervo aplasta/ con el perfecto equilibrio de su pico. (42).
En “Ventana de Sísifo”, el fecundo reservorio del mito clásico permite sugerir la
magnitud del desencanto frente al fracaso de utopías e idealismos: y no matamos a la
Quimera,/no salvamos a Troya ni decapitamos a la Medusa./ (...) Porque es tiempo
de cábalas y de búhos/ y de estatuas de sal./ Y mañana será otra vez Un Hoy a la
espera de un Mañana. (43). Lo que no llega nunca, la sombra de lo inasible, persigue
a Sísifo, patética figura que el existencialismo convirtió en el símbolo más trágico del
hombre. Con ese mismo sentido lo ha recogido el poeta.
625
Meten UmoAo
“Partituras del homo sapiens”, como su nombre en clave irónica sugiere, ofrece variantes
(negativas) de lo que el hombre es. “A las doce de la noche de este siglo” (el político
corrupto que pierde io habido en lo más sedoso de su chaqueta)', “Campana de Pavlov
en ei centro del sueño” (el servilismo, el sometimiento o el miedo frente al militar);
"‘Concurso del método” (la hipocresía). En “El escarabajo”, la fatuidad del pigmeo
espiritual o mental se retrata con calidad sintética: Serio,/ el escarabajo.// Implícito./
Orgulloso, el escarabajo./ Atento al vaivén de la bolita de estiércol.//Soy insustituible,
dice.// Varios vamos a su alrededor/pero él no se ha fijado en nosotros. (56).
“Para estar de buenas pulgas” difiere del estilo empleado en el resto del libro. El autor
trastroca refranes y expresiones muy conocidas y ofrece una especie de retrato
humorístico del ser humano. Juegos lingüísticos para externar aspectos de lo que ha
expresado en forma “seria”: El hombre quisiera darse liebre por gato,/ (...) llamarle
al vino pan y al pan vino,/ desahogarse en un vaso de agua, (77). La persona
disfruta, pues, del autoengaño. La poesía hondurena, en una de. sus vertientes, ha
mantenido una visión muy pesimista de la existencia. Esta obra lo ratifica.
De cabo a rabo
Originalmente, los epigramas se destinaban a las inscripciones conmemorativas y a
los epitafios. De ahi su brevedad y capacidad de formular un pensamiento agudo,
626
la palabra iluminarla
preciso y condensarlo. Una especie de fórmula feliz que, pronto, en pocos versos,
pasó a tratar todo tipo de asuntos. El poeta Marcial le dio orientación satírico-burlesca.
Con frecuencia, entraña algún tipo de cuestionamiento sobre el problema enfocado.
Juan Ramón Saravia, en De cabo a rabo, ofrece setenta y ocho textos a los cuales
denomina “Epigramas”. La estructura —que sigue un patrón similar al de Pasajes
bíblicos (de ¡day vuelta)— es la siguiente: el título, generalmente, consiste en la cita
de algún pensador famoso (Aristóteles, Epicuro, Heráclito, Descartes, Wilde,
Spinoza...); luego, a manera de pequeño comentario o micro historia, ofrece un
desarrollo que la contradice, la ratifica o la pone en duda. Del antagonismo entre la
seriedad del título y el planteamiento festivo subsiguiente nace el efecto discordante,
humorístico. A continuación, transcribimos, en forma completa, unos ejemplos: “El
ser es y el no-ser no es” (Parménides): El buen amor/siempre ha sido trabajo/ duro/
y tendido./ Y así será siempre./ Dos mediante. (Saravia, 2001: 8); “Era inepto para
hablar y no podía estar callado” (Epicarmo): El había tenido nueve matrimonios,/así
que ella se estaba casando/ con un hombre/ realmente preocupado por el sexo débil.
(17; la letra negrita siempe es del autor); “Las guerras largas destruyen a ambos
bandos” (Jenofonte): El matrimonio./ Si eterno, bueno./ Si breve, tres veces bueno.
(31); “¡Tú también, hijo mío!” (Julio César): ¿Qué tendrá este epigrama,/ que hace
sonreír tanto a los inteligentes? (38); “Un cuerpo débil debilita el espíritu” (Rousseau):
Los curas no tienen esposa,/no les podemos llamar/ casadores cazados. (59); “Un
hombre no es sino lo que sabe” (Francis Bacon): Era genio en Cálculo/ pero de
pronto se metió a político/ a saberpor qué. (76). Se revela ingenio y una desprejuiciada
manera de ver la vida. Calzan con el concepto y la tradición del epigrama. Pero, los
textos con esa tónica no llegan a veinte. En la mayoría, Saravia perdió el sentido de
las proporciones y, en algunos casos (cf. 3, 6, 7, 11, 12, 13, 14, 16, 22...), se colinda
con el mal gusto o el burdo juego lingüístico.
Sol Poniente
Con un nombre tal vez tomado de un soneto de José Antonio D imínguez, en Sol
poniente, Juan Ramón Saravia retoma el camino de la rigurosidad formal. Estructural
y temáticamente se emparenta con Solo para una mujer. Estilísticamente, enlaza
con Alta es la noche.
¿27
H»itn Umafto
“Mediodía”. “La tarde" y "La noche” son las cuatro partes que conforman el libro
cuyo hilo conductor es el amor. El poeta, con intención simbólica, en “La tarde”,
introduce una sección de ocho poemas con el tema de la muerte. No es una interpolación
antojadiza en el paso del tiempo, en el transcurrir de la vida, en el camino del amor,
puntual, la muerte también escribe su rúbrica.
Como los subtítulos lo sugieren, el poeta aborda el tema central —el amor— como
un proceso. De los primeros enamoramientos de adolescencia y juventud, pasa a la
exaltación erótica de la madurez y. al final, pese a la disolución del amor, llega a la
serena percepción de que éste constituye el ingrediente básico de una vida armónica
y de equilibrio interior. Inclusive, es la presencia —la indispensable mano— que
aligera, suaviza o hace soportable la sola idea del morir. Y, en el ínterin, la cauda de
desencuentros, desengaños y desgarraduras, como inevitables componentes. Algunos
fragmentos permiten acceder al estilo: Guarde silencio la poesía,/ la metáfora pesa
un mundo menos que la hora final.// (...) No hay verso que nos devuelva el abrazo
perdido.// Aqui, ahora, basta con la simple palabra,/ que esto no es dolor de poema
sino dolor cerrado,/cosa de vida o muerte. (“A veces los poetas hablan de la muerte”,
Saravia, 2002: 41); Ella vendría para endulzar mi café con su mirada/y enredar su
angosta voz en mi pelo/ (...) No espero una cintura mística/ sino la mujer imperfecta,/
la que cruza mi historia caminando./ No una con la cual pueda vivir,/ sino aquella
sin la cual no pueda vivir./No la que sobreviva a mis cruentos desayunos/sino la que
me diga qué vida he de ponerme cada día./La cosecha se acaba, los campos/sé van
quedando solos y el tiempo galopa buscándome/^ Compañera, déjame refugiarme
en ti, morir a salvo. (“Oda de la voz lejana”, 63).
628
It pclobrc iluminado
rompe las uñas/en los espejismos./El aire rígido, viscoso, enrojece en la pasión de la
batalla,/pero lo sabio de la espiga está en su corazón flexible/y lo necio del vendaval
está en la ira sorda de los golpes. (“Bellota de pino en el patio de la casa del este", 59).
Claudia Torres
Claudia Torres (Tegucigalpa, 1951) escribió Mariposa amarilla (1996) que se divide
en dos secciones: “Mariposa amarilla” y “Gato azul”. Aunque en sta última, hay
muestras de un trabajo más complejo, la mayoría de los poemas on sencillos y
transparentes. Amor, ausencia, olvido. Ansia de perdurabilidad. Sobre éstos y otros
temas, mediante un constante vaivén entre introspección y captación del entomo, se
teje la poesia del libro.
629
Htltn Umoño
Para cantarle al amor, la naturaleza presta sus elementos. Copiado en forma completa,
en “Amalgama de trópico y ceiba”, los dísticos mantienen una estructura paralelistica
en la relación naturaleza-ser amado: Silba tu aliento/ en el canto de los grillos.//
Huele tu piel,' en la aurora de la noche.// Grita tu voz/ en la fuerza del martillo.//
Tiembla este sol/ en lo alto de ¡a sierra/ para incendiar el esqueleto de los tiempos.
(Torres, 1996: 43) En ‘Mito", la voz poética se autocontempla como parte integrada
a la naturaleza, brotando de ella: La noche temblaba/ cuando hilaban mi pelo.//Del
trunco del Guayabo/ brotó una piel/ que cubrió un alma/ golondrina, zumbadora,
aventurera.// (.. .) La fuerza/ la tomaron del roble,/ unas astillas bastaron/para el
fulgor vital. (16). Dado que el mito ocupa un estadio de privilegio en la evolución del
pensamiento humano, asimilarse a él es una manifestación de orgullo de sí misma:
satisfacción de saberse y sentirse mujer. De ahí que la vinculación con el mundo
natural se perciba con intensidad. Por esta razón, en “Metálica”, el yo se proyecta en
la soledad del paisaje marino: Imagino/ una inmensa playa sola/ donde albatros blancos/
pintan huellas en la arena metálica.// La bruma se filtra/ con presteza diluida,/piel-
came-tuétano.//Cierro en parpadeo/ cada redondo poro./Inmisericorde,/apretujo el
so!. (32) También, para definir al hombre, establece una analogía con el jaguar. De
paso, se visualiza la índole de la relación de pareja: En los atisbos de la noche,/
silencioso/ tomas las veredas deljaguar.// Mirada fría,/recuento exacto,/y el cálculo
seguro/de un zarpazo indoloro.// Con el grito cosquillante, (sic)/ tus labios caminan/
lenta/ la danza del goce.// La víctima/ en posición fetal. (34). Sintomática» imagen
final: la victimización de sí y la regresión a etapas primigenias.
“Sortilegio" aborda el viejo tema del amor que se solaza en el placer mismo de amar;
el que, por su intensidad, ni siquiera pide correspondencia: Ya podrás esconderte en
rincones profundos,/ levantar mil muros de piedra,/navegar en los ríos de oriente.//
Existo en tu piel,/ subterránea,/ húmeda,/ inmensa.// Aunque tú no lo quieras.
(“Sortilegio”, 44). Llevar el amor a este nivel no implica aniquilación en el otro. Por
esta causa, en “Esta piel", se confiesa el deseo de afirmación y construcción personal:
Quiero prolongar/ esta piel que me aloja,/encontrar lasfronteras perdidas,/recordar
mi memoria de atraso.// Me aterra el olvido/(...) Quiero crecer/esta piel que contiene
un instante,/ jirme surco de esteros y mares,/ masa abierta de almendras-romero.
(48). Hay voluntad de buscar matices nuevos en el mundo de la imagen.
630
La palabra ilminodc
John Connolly
John Connolly (San Juan Curva, La Lima, 1951) escribió De las isas que recuerdo
(1998), libro que combina el trabajo de escudriño personal on la preocupación
colectiva. En el primer rubio, cude a la cantera de la niñez, siempre prodiga en
temas. En “Contraluz de la in cía”, un hecho actual catapulta al yo poético hacia un
pasado que provocó marcas indelebles: Esta mañana un niño/ volcó sobre mis ojos/
mil pájaros de un golpe.. A contra uz del viento/me sorprendió su alada transparencias
¿31
Htlen Umello
Josí González
José González (La Lima, 1953) es autor de Poemas dri cariota (1984); Las órdenes
superiores (1985) y La poesía me habla (2001), obras que oscilan del decantado
lirismo a una perspectiva caracterizada por la iconoclasia, el sentido iúdico en el
abordaje del tema y el abandono del realismo a ultranza Poeta clave de la neovanguardia
hondurena.
González emplea la lengua coloquial. Pero supo matizarla con inflexiones irónicas
mediante las cuales cuestiona personajes y situaciones. Al presentar las diversas
ocupaciones de Zepeda Durón entre barras, objetiva su incompatibilidad. A Lowel
Yérex lo presenta impresionado por la parafemalia militar y machista. En el tercer
ejemplo se advierte un detalle fundamental: lo cotidiano se reviste de rasgos insólitos;
lo normal se rodea de una atmósfera mágico-maravillosa que, paradójicamente, permite
una intensificación en la percepción de la realidad: podemos inferir cómo era la
personalidad de Plutarco Muñoz por lo irracional de su odio a los peces que, además,
pueden considerarse desde un plano simbólico: dados los elementos cotextuales,
también pueden representar a ios adversarios políticos. Hipérbole que revela lo
demencial de la dictadura. Asimismo, el poeta arremete contra los iconos de la cultura
de masas. En “Cultura nacional” —y ya el título conlleva un dejo irónico— leemos:
Carias aprendió el idioma/ leyendo el Reader ’s Digest/ recitaba las citas que se
aprendió de memoria/ (...) los Dramas de la Vida Real/ le empujaban a fondo la
ternura/ lo mismo que los Personajes Inolvidables/ y los anuncios de Gillete/ ese
invento maravilloso (51).
Según apuntábamos, generalmente, el autor parte de las formas coloquiales del habla
y, al finalizar el poema, en dos o tres versos, da una especie de salto hacia un lenguaje
que, en sobrias imágenes, concentra una gran carga lírica. En “Ley Fernanda”, leemos:
eran los tiempos de la Ley Fernanda/y de! Castillo de Omoa/los tiempos en que don
Fernando Zepeda Durón,/ visitaba las morgues y las salas de tortura/ como un paseo
acostumbrado/ Teguc igalpa cabía en la palma de mi mano/ y el sol derretía a los
inválidos bajo los mansos edificios (20). En “6 de julio del 44”, al recordar la masacre
ocurrida ese día, dice: San Pedro Sula era una ciudad sitiada por el calor/su catedral
parecía un imperio derrumbado a la hora solar,/era la ciudad de Gálvez/de Carias/
634
lo palabra iluminarlo
635
N«l«n Umoflo
El Roque Dalton que recrea González no es un héroe inmovilizado por el humo de una
absurda exaltación. Su figura está dotada de profunda humanidad: lleno de
ambivalencias, de certidumbres, dudas, afectos y nostalgias. En el comprensible vaivén
interior de quien, experimentando la última de las “situaciones límite’’, se ve asaltado
por aquello que, a diversos niveles, conmocionó su vida. Estamos ante un formidable
espíritu que vive la crisis, pero también el triunfo final de su existencia. Las
reminiscencias alcanzan estratos esenciales de un ser que vivencia, en óptica de
extrema claridad, sus últimos instantes. El panorama captado recorre un amplio
espectro: su voz añorando presentes que le han arrebatado; rescatando fragmentos
del pasado; restallando un implacable rencor contra sus victimarios; fluctuando entre
la duda y la serena aceptación de la muerte o lanzándose, en plenitud consciente,
hacia el porvenir: espejo de luz será mi cráneo/mi terrestre cráneo/por el que han de
pasar/las hordas y los últimos soldados. (17); reino de este mundo será mi reino/ (...)
reino de este mundo que construí a golpes de mar/ a golpes de furia./ (...) mi amor
por el Manehego/ no decae en este instante;/ es más: fuimos parientes/en aquello de
escupir contra los duros/ contra los dioses de la niebla/ entristecidos por el miedo/y
la traición. (16); entonces todo era hermoso como una cúpula/las muchachas bañaban
(sic) y reían en mis brazos/ llenos de amor y de salvajes inocencias. (12).
Por el juego imaginativo, por el desenfado en el uso del lenguaje y por la aprehensión
de filones de la personalidad del escritor colombiano en relación con su obra, otro
trabajo de calidad es “Siete boleros contra Gabriel y una carta bomba”. Está compuesto
de ocho partes entre cuyos títulos están: “La hojarasca”, “Barranquilla la impura”,
M Tanto en éste como en el libro siguiente, el autor, omite el uso de mayúsculas
después del punto.
636
lo polobro iluminado
En Las órdenes superiores hay poemas con títulos extensos como “Conversación
(privada) con Dale Camegie con el sabor amargo que nos produce el café”; “(Lo que
estarían haciendo mis vecinos s yo estuviera entre ellos todavía)”; “Díganle a
637
Hilen UmaAo
La poesia me habla
Este texto —en realidad un solo poema conformado por ciento sesenta y siete versos—
ostenta un carácter metapoético. La poesia —numen, madre, fuente nutricia,
humanizada diosa, exigente amante— es la que, segura de sí, de sus soberanos
poderes, interpela al poeta para tenninar aceptándolo, acogiéndolo: ebrios de luz/
vienen a buscarme/ ustedes, los poetas de la brújula muerta, los que dieron falsos
nombres/ y en el camino extraviaron sus pasos;/ los que habitaron las grutas/ y
alumbraron sus noches con lámparas de sangre,/ vienen a buscarme./yo os acojo/os
baño en mi leche/amamanto su sed/su espuma de náufragos/os doy mi verso cóncavo
y desnudo,/mi alegre canto de sirena./¿cómo no amara quienes ciegos defe/buscan
mi rostro?/ ¿acaso no veis mis patas de caballo blanco/junto al mar? (González,
2001: 1). La voz poética es, pues, la de la poesia que, con dolor, recuerda el sino
trágico de algunos de sus hijos: veo a Lorca y los olivos en flor/ los olivos: esos
árboles ciegos y sin entrañas./ veo a Dalton en el carbón de la muerte/a Otto René
en la llama del bosque/ardiendo como todos los soles del mundo. (2). Seguidamente,
con amoroso signo, evoca nombres emblemáticos: Neruda, Quevedo, Vallejo, Leonel
Rugama, Beltrán Morales, Ornar Cabezas, Pound, Violeta Parra y César Vallejo.
636
le polabrs ilwninodo
Héctor Aguirre
Héctor Aguirre (Trinidad, Santa Bárbara, 1953) escribió Papeles del solo y otros poemas
(1997). La primera sección —conformada por once composiciones independientes—,
aunque no se indica asi, correspondería a “Papeles del solo”. La sección “Otros poemas”
incluye dos textos más. Aguirre está inmerso en una gran pesadumbre existencial. La
percepción de la sociedad está signada por la agresividad: No. A nadie le pido nada,/
(más que amigos/hay mil amagos criminales/que me circundan). (Aguirre, 1997: 2);
Tengo abiertos los navajazosferoces aún. (3); Estoy solo./ (Cualquier consejo siempre
llegará tarde).// Vengo y voy/ inventándome algo/para no desconocerme del todo.//La
paz de un cementerio/ convertido en un campo de batalla/ me alimenta a diario (7).
Por captar el fastidio de vivir; por la vinculación de este estado de ánimo con la elaboración
de la poesia y por la visualización de las palabras como entes animizados e independientes,
uno de los mejores trabajos es el “XI”: Si, me entristezco/porque aunque mi cuerpo/
esté joven,/ mis palabras/ dia a dia se oscurecen/ y en las tardes/ buscan una silla
mecedora/para luego bostezar algún verso. (11). No obstante la puntuación del último
verso, también posee interés “VI”: Me digo/ casa vieja,/ de nada te sirven/ las tejas
nuevas,/ los ladrillos frescos/ en el patio,/ tu espalda envuelta en tierra mojada.// Tu
misma agua/ te inundará.// Caerás,/ serás lo que ocultas; (sic) tierra. (6). A nuestro
entender, al libro le faltó mayor trabajo.
Otros autores
Hernán Cárcamo Tercero (San Marcos de Colón, 1925) escribió Frases intimas
(1964), libro que contiene una sección en prosa y otra en verso. Esta última, con
quince composiciones. La mayor parte, de tipo amoroso. “Al nadrc Reyes" rinde
homenaje al sacerdote. “Canto a la Virgen de Suyapa” recrea 1. tradición sobre el
encuentro, por parte de un campesino, de la venerada imagen rcogiosa. “Requiescat
in pace John F. Kennedy”, extensa elegía de homenaje al presidente asesinado. 'T anto
a Guatemala” exalta a la Revolución de Octubre de 1944 cuando todavía no había
sido corrompida por el comunismo. (Cárcamo Ten ero, s.f.: 15).
¿39
Hclcn UmoAa
Manuel de Jesús Murillo Ruiz (San Juan de Guarizama, Olancho, 1925) escribió
Páginas de mijuventud (1976); Leónidas Granados Cortés (Teupasenti, El Paraíso,
1927), La voz escapada (1998) y Marina de la Cueva (Copán Ruinas, 1929), En
las aristas de cristal (1989).
Roberto Nieto Murguía (El Progreso, Yoro, 1930) escribió Breves apuntes militares
y literarios (s.f.) que incluye prosa y verso; Mensaje de amor y esperanza (1984) y
Buscando nuevos horizontes y recuerdos de antaño (1996). En éste, también con
trabajos en prosa y en verso, hay un marcado propósito ecológico, según ¿vemos en
el homenaje a Jannette Kawas, ecologista asesinada.
640
la palabra iluminada
Leónidas Galeano Chirinos (Juticalpa, Olancho, 1932) publicó: Se mira una estrella
(1963) y, en 1974, Rimas Modernas, La rebelión de los pobres, Gigantes y pigmeos
y Viaje infinito. Sobre el primero omitimos los comentarios. Rimas modernas
comprende cincuenta y cuatro poemas y enfoca temas afectivos o de la problemática
social (abandono de los niños, la pobreza...). En ei primer caso, por ejemplo, en un
texto dedicado a una mujer, leemos: Imagino tu cintura/ como un fresco de botella/
que se llama Coca-Cola (Galeano: 1974: 29). El segundo rubro no anda muy distante
en cuanto al estilo. Con humorismo de grueso cuño, apunta: Buscaba un anima Hilo/
con afán desesperado,/y ya andando fatigado/ me encontré con un tipillo/ quien me
dijo: jzanganillo!/ (sic) pues búscalo en el Congreso/y si no 'n la Presidencia. (51).
Gigantes y pigmeos incluye textos en prosa y en verso. Entre est últimos encontramos
el tema patrio, el amoroso y el político. Vr. gr., “¡Gringos, vá, anse. Go Home” (sic).
Algunos son narrativos o humorísticos. Otros caen dentro del género de la fábula
(“El marrano y la cerda”, “El lobo y el hombre”, “La dama y el ricachón”). El carácter
didáctico aflora con facilidad: Si te abate la tr steza/no le sigas la corriente./ arremete,
sé valienteJ con coraje y con firmeza. (Galeano, 1974: 62). En Viaje infinito, lo
641
Helen UmoAa
social representa el rubro más destacado. En “Tiempos de Caín”, leemos: Hoy el rico
es más rico ciertamente./ hoy el pobre es más pobre tristemente/ sin que frene el
Destino esa carrera.// ¿ Vendrá un hombre que diga: ¡Basta, basta!/ aunque (sic) en
tan noble lid se rompa el asta/ de su hermosa y magnánima bandera? (Galeano.
1974: 37).
Enrique Aguilar Paz (1933) es autor de Al rescate de la Patria Grande (2001), libro
con trabajos laudatorios dedicados a Centroamérica en general y también a cada uno
de los países del área. Incluye un canto a la República Dominicana. Composiciones
extensas que, sin excepción, acuden a la décima de corte tradicional (vr. gr. “El
Salvador Pionero Je Libertad” comprende veintiséis y “Mi Nicaragua genial”,
treinticuatro).
René Suazo Lagos (Tela, Atlántida, 1934) escribió Poemas y cuentos del pasado
(1982). Pedro Vijil Rosales (Langue, Valle, 1935), Destellos (Poemas y cuentos)
(2004). Efraín L. González (Tegucigalpa, 1936), ¡Arriba pueblo mió! Poemas de
antes, durante y después del Mitch (1999), libro que incluye una autobiografía
versificada; textos de homenaje a la Tierra (especialmente mensajes ecológicos) y
poemas descriptivos de la naturaleza. Su parte central está formada por una serie de
trabajos que recuerdan las devastadoras secuelas del huracán Mitch y las muestras
de solidaridad internacional: ¡Espantoso monstruo. Mitch!/Huracán cruel, vily artero./
Feroz bestia apocalíptica./te escapaste del infierno,/para venir a hacer maU para
ensañarte en mi pueblo./para arruinar (sic) mi País (González, 1999: 36).
642
la palabra il«mino4o
O
643
Hilen Umofto
“El buen cursiIlista de los ojos negros”. “Nocturno a los Cheles” (“Nocturno a Rosario").
“El Bnndis del patero" (“El brindis de’ bohemio"); “Viendo a Ramón" (dedicado a
Villeda Morales, con base en “Reír llorando”) y “El corrido infiel” (“La casada infiel”).
En la sección “Humorísticas en verso", en “Por eso estamos como estamos”, este
título se repite después de una cuarteta en la que se censura algún problema: Porque
ai ganster (sic) alentamos' cuando al poder ascendimos./ tanta sangreya vertimos/y
a la anarquía llegamos.// POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS// Porque al vil
autorizamos/ para que armara el terror,/hoy elfruto de ese error/ con sangrejoven
pagamos. (98). En “Plegaria cívica”, después de nueve estrofas en las que se enumeran
los males de la patria, hay dos versos a manera de plegaria: Santa patrono de Honduras/
que moras en altos cielos/y miras estos desvelos/de tus humildes criaturas// SANTA
PATRONA DE HONDURAS/ SALVADNOS DE LOS FLAGELOS. (103). En “La
oración de los solteros”, después de cada una de las seis estrofas, también hay dos
versos que formulan una oración: Prefiero ira Casamata/y entre pulgueros dormirJ
que en Acta de lo Civil/ dejar mi nombre estampado,/ y por siempre encadenado/
sufriendo desgracias mil/ tenga en mi casa al demonio.// Salvadnos del matrimonio./
Santo Patrón te rogamos. (105). En “Viajero”, habla del parque central como un
mercado que afrenta a Morazán. La última sección se divide en “Parodias de canciones”
(boleros) y “Compositores de La Escuelita Alegre”. En esta última, hay canciones
tanto de Padgett como de otros autores.
Leda Leonor Zúniga Rodezno (San Marcos de Colón. Choluteca, 1939) escribió
Cantos de mi tierra (1986). Juan Blas Galeas Santos (San Esteban, Olancho,
1940), Poemas de mi tierra (2205); José Francisco López (Danlí, 1941), Plenilunio
lírico-cultural danlidense (s.f.); Francisco Mondragón (1944), Sueño poético (1973);
Billy Peña-(Guillermo Arturo Peña Ferrera, San Pedro Sula, 1942). Poemas (s.f..
prólogo fechado en 1980); Elena Marina Ordóñez de Dilworth (1943). Vendaval
(1998), Contrastes (1999), Remembranzas (2001). Laberinto (s.f.. en el prólogo se
consigna 2001) y Penumbras (2003); Mario Osorio (La Lima. Cortés. 1945). Hojas
sin rumbo (s.f.) y Acantilados líricos (s. f.); Jaime Salvador Montesinos (1950),
Páginas indelebles (1996) y María Teresa Ramos C. (Olanchito, 1953). Amor en
una sola palabra (2000).
644
la polobro iiummodo
645
JBwi
Capítulo VIH
La POS5ANGUARDIA
La posvanguardia
La Generación de 1984
(Nacidos entre 1954 y 1983)
Hacia 1940 —con la poesia trascendentalista— se buscó eliminar, del signo verbal,
todo referente externo y se elaboró una poesía hermética que pretendia acceder o
tabular, mediante la imagen, la dimensión trascendente de la realidad, libre de toda
contingencia. Apareció. también, la poesia concreta —vinculada a la poesia ideográfica
cuyo propósito es la figuración del objeto poético mediante las palabras— que dio
énfasis a la palabra como objeto móvil, con la posibilidad de la expresión cinética en
el espacio de la página. Por esos años, también, en Nicaragua, surge el exteriorísimo,
identificado con la inclusión de elementos tradicionalmente considerados como
prosaicos, con el lenguaje y los temas extraídos de la vida cotidiana, con la adopción
de un tono conversacional. (Fernández, 1991: 79).
64?
Helen UmoAo
Por su parte, uno de los representantes de esta generación, Salvador Madrid, analizando
su propio trabajo y el y de sus contemporáneos, apunta los siguientes rasgos: su
pluralidad, las di versas temáticas, las múltiples maneras de ahondamiento, la continua
búsqueda de nuevas lecturas y de otros procedimientos poéticos, su tentativa por
alejarse del realismo social, sin dejar de ser política, la iniciativa por auscultar otros
¿SO
iO-,
Lo polobfo iluminado
temas poco comunes en la poesía nuestra tales como la rutina, el submundo urbano,
lo rural sin caer en el regionalismo, y el amor desde una tentativa menos linca y mas
(sic) desencantada, no mero recuerdo lírico, sino como imagen (sic) de una lucha por
evitar la deshumanización, y por consecuencia, unas construcciones de enunciación
a veces muy originales y otras que aun en su génesis tímido (sic), poseen la capacidad
de criticar o postular serias ideas sobre la realidad. (2005: 10). Asimismo, no hay
que obviar que un buen grupo de autores sigue practicando una poesia
cronológicamente desfasada.
César Lazo
César Lazo (Savá, Colón, 1954) escribió Reportajes de un genocidio y otros tantos
(1990) cuyos temas se aglutinan en dos rubros: 1) los que se relacionan con el clima
de violencia que vivió Centroamérica en la década de los ochenta y 2) los que se
ocupan de problemas generales derivados de la explotación inherente al sistema
capitalista. En ambas vertientes, una literatura orientada hacia los sectores populares.
De ahi. su propensión a utilizar un lenguaje coloquial que. algunas veces (atendiendo
a razones del contexto poemático), juzgamos inadecuado o abiertamente panfletario.'
651
Helen Umofto
Xiomvra Bi.
La mujer en actitud de entrega. Esperando la iniciativa del hombre. Con este sedimento
ideológico. Bu, con insistencia, acude a los conocidos símbolos de la lírica amorosa
de todas las épocas: la noche (citada cuarentitrés veces); el cuerpo (veinticuatro); el
mar (diez); el fuego (doce); las rosas, la luna, la aurora... La tónica sigue el uso
tradicional de estos motivos: Tomé tu noche entre mis brazos./Ansiaba el mar de tu
presencia.//La noche evaporó la angustia/y devolvió a mi cuerpo tu mirada. (“Tomé
la noche entre mis brazos”, 29); La noche une el abrazo furtivo./ Somos a la mar la
libertad del trueno./ Los cuerpos anidan la promesa del cielo/y nuestra es la noche
embriagada de caricias./ (...) y la noche, que gravita contra el mundo,/ desborda el
aroma de los cuerpos. (“Suave soledad”, 25). El lenguaje se ciñe a un uso denotativo-
connotativo muy convencional, enmarcado dentro de una poética con remanentes de
la lírica amorosa posrnodemista. El léxico no se abre a nuevas perspectivas semánticas.
Sigue patrones de absoluta racionalidad en los que es dable descubrir la relación entre
los dos términos de la metáfora o de la imagen.
652
La palabra iluminada
un sentido creativo. Pero, quizá por ausencia de una mayor labor de poda, los aciertos
conviven con versos de pobre factura: Quemarme en la pasión de tu mirada que
sabe a mar, a luz y sabe a cielo. (“Me gusta en soledad saberte mío". 72-73); En esta
noche con la pasión que llevo dentro/ ¡Qué no daría, mi amor, por un encuentro!...
(“Noche y deseo”, 21); nuestra es la noche embriagada de caricias (25).
Sin perder el carácter intimista, en los textos de corte reflexivo, la poeta visualiza un
mundo más amplio, acercándose a una temática que. sin alcanzar todas ia pleno
desarrollo, apunta hacia una problemática existencial que la libera un tanto del reducido
esquema del tú y el yo. Esta veta, apenas insinuada, roza temas vitales: la esencia
libertaria del ser humano; los abismos entre el pensamiento y la realidad; la certeza de
la muerte; el agobiante sentimiento de la nada; el destructivo paso del tiempo; la
sensación final de vacio; la inalterabilidad de las leyes que rigen el universo... Veamos
algunos ejemplos: Por qué hay miedo de ser/ lo que uno es,/ una Nada que existe/es
nada para el viento. (“Por qué hay miedo de ser”, 10); La misma estrella levantó su
manto al alba./ Lavó sus ojos sin pronunciar su nombre. Clavados quedaron sus
pies ante la espera/ y al despertar su cuerpo hizo trizas hemisferios.// ¡Ansiaba
libertad' ./Ése era el hombre. (“Anhelo”, 18); No hay prisa./ Deja a las palabras/ su
natural melodía.// Entre pensamiento/y realidad/'surgen abismos.// Cada noche los
astros agonizan/ y las rosas que renacen/ no botan las espinas. (“No hay prisa”, 52).
Una veta filosófica que la autora sólo insinúa.
Racheí. Ramírez
Rachel Ramírez (Agua Blanca Sur, Yoro, 1956) escribió Sol de lo oscuro (2003)
cuyos veinte poemas transitan por los vericuetos de la poesia amorosa. El mar, la luz,
la primavera, el sol. el viento, el fuego, las uvas..., son elementos constantes a los
cuales se acude para darle forma al sentimiento.
453
Htltn Umofto
profundidades,/juraste no haber visto/mujer más desnuda. (18). “La luna trae violetas”:
Dinosaurio de espuma,/¿qué haces detrás del horizonte/ cuando el sol se lleva los
paisajes?/?¿Adúnde va tu risa,/ catarata, remanso,/ rocío de la aurora, luz de la
niebla,/ tibieza mas allá del mar? (30); “Resplandor de mi alma”: Tu antorcha encendió
el único sol/ que habla en mi corazón,/tus olas rompieron los muros/que me quitaban
lu luz.// (...); Mi sol. eterno,/ como el más eterno firmamento. (45). El yo poético
girando en tomo al hombre.
“Preludio de luna nueva” plantea, para la mujer, el mismo tipo de libertad sexual de la cual
goza el hombre: Yo tengo un sol/ compartido entre todas,/ un sol que nos lleva de la
mano.// Su juego infinito se derrama/ en lo más intimo de nuestro cuerpo.// (...) Siendo
lunas,/podemos cambiar de sol/ como él cambia de lunas.// Todo es amar sin hierros, sin
cárceles,/sin pertenencias, sin dolores escondidas.//Amarnos./Sólo amamos, hasta agotar
el universo. (49). Como derecho por conquistar, a la poligamia, se opone la poliandria
Rafael Rivera
Rafael Rivera (Juticalpa, Olancho, 1956) escribió La única frontera es el mar < 1986),
obra compuesta de ciento once versos distribuidos en quince composiciones breves
que ostentan títulos diferentes pero que, en realidad (aún pudiéndose leer como
654
La palabra iluminado
No obstante ese elemento histórico como trasfondo, el acierto del autor es que cada
texto funciona como un poema de amor, un discurso supuestamente puesto en boca,
ya de Walada, ya de Saydún pero que, por la omisión de circunstancias
particularizadoras, es de aplicabilidad general: Poeta mía.' reino dda leche y de la
miel,/ paraíso que posa para el arte,/ paraíso de la infancia que no cesa.// Poeta
mía/ave de azúcar, blanca,/ lago de avena y canela,/ángel desnudo sobre la hierba
ciega. (“Walada”, Rivera: 1986: 11); Poeta mió/ brazo de mar, salamandra,/llévame
al lecho del dragón/ a reposar contigo.// Poeta mío/ pez del cielo, canto,/ blanda
espiga, trigo tierno,/ ángel desnudo sobre la hierba ciega. (“Zaydún”, 12).
Con excepción de dos textos, los motivos marinos siempre están presentes: Como un
mar en otro mar nos sumergimos; Espuma repetida, ola de espejos astillados.^ liquida
ceniza del abismo azul; Digo amor - -poeta mío—/y el mar resopla entrecortado. (16,
10, 7). Cada poema, más que evocar a personajes que vivieron hace mil años, remite
ai amor como sentimiento universal. De ahí, la validez de la propuesta estética.
Segisfredo Infante
Segisfredo Tejeda Infante (San Pedro Sula, 1956) ha esc ito Filamentos Poesia
1978-1980 (1983); Antinomias de café 1981-1989 (1990); ‘Paciente inglés'.
Reflexiones en el cine (2001) y De Jericó, el relámpago (2004).
655
N«ltn UmoAo
Filamentos
Filamentos comprende once textos de temática heterogénea. “Exequias de Satán
para el final de un cuento" ofrece singular interés. Sus aciertos: poder de síntesis,
desenfado en el titulo y sencillez en el estilo. Entrelineas, una concepción muy pesimista
sobre el ser humano cuya esencia, al continuar la obra de Satán, equivale a la maldad
misma: Qué ausencia./ Qué infinitud de culpas./ Qué soledad de muerte le dieron a
Satán.// Era la cara más triste de este mundo/la del arcángel en perfectible albura./
Era la cara expiatoria de Satán,/la más bella de Satán pero ya muerto.// Los hombres
continuaron su maldad. (Infante, 1983: 14).
“Honda longitud” expresa que no se necesita mucho para entender la situación dei
país: Largos son los pesares/ de mi pueblo j sus padecimientos./ Y hondos Mux
hondos.// Todo se comprende/en el eco discreto de un lamento/ Y en la simple vaguedad
de una mirada. (4).
656
Lo palabra iluminado
Antinomias de café
Antinomias de café incluye cinco poemas de Filamentos y doce títulos nuevos. En
“Versos sueltos (Escritos en el Bus y en el Café)”, en diez partes numeradas, Infante,
en tono familiar, se dirige a Paul Eluard hablándole de tópicos diversos: la intromisión
extranjera en la política del país; la realidad como lugar de residencia del poema total
y la impotencia del lenguaje para traducirla; las lecturas cotidianas; la sensación de
soledad y de vivir en un foso involuntario', escribir como acto de búsqueda de las
claves del existir (Escribir es buscar un oculto paraíso/ con palabras de oro hechas
entre un óxido ambiental), imposibilidad de liberarse de la angustia existencia!, etc. El
pesimismo es la marca que domina: La alegría de vivir/ se escapa sigilosa en las
mañanas/ (¿quién la ha visto por ahí?):/a) El poeta vive en medio de una noche que
no existe/pues danza únicamente/ en torno de su pobre corazón.// b) Ah, histrionismo
de tristeza.' Equilibrio de marfil deseado./(...) SomosJuertes. ¿Acaso somosfuertes?/
Tú lo sabes muy bien querido Paul/ que la angustia paso a paso rechazarnos:/pero se
filtra, se filtra. (Infante, 1990: 28-29). La reduplicación de términos, con cierto
matiz coloquial, impregna el último verso de una especie de soma muy bien lograda.
Un rasgo singular —como para dar la impresión de objetividad— es la inclusión de
dos estrofas a manera de incisos de un informe. Destaca el constante escarbar en el
propio yo.
“Carta breve a un amigo distante” incide en el motivo del foso, pero contrapone la
construcción de un refugio interior, un fuerte construido con mis manos. Leemos:
Estoy plantado aquí/ como ángel resignado/ entre las mansas hienas.// Con mucha
sutileza me han regalado un foso/ donde es mas relevante un número estadístico/ que
el verbo de los vientos ancestrales. (42), Amarga, la percepción del entorno. En
“Simposio cotidiano”, la repetición de! término silencio acentúa el efecto opresivo:
657
¡BMW ■■■■■——"",,J"
Heltfi ÜmaAo
Infante trabaja el soneto. “Estudio de tus ojos” posee carácter amoroso. “Torero en la
T.V.... tal vez liolografia” es una perspicaz interpretación de la fiesta brava y de su
excitante reto a la muerte. Además, en el último terceto, establece un paralelismo
entre el oficio de torero y el de poeta: Torero amanerado, viril en fina gracia,/amagas
al destino danzando en torno suyo/ hasta ser uno solo con la bravia bestia/ en la
estocada exacta en que a!final te esfumas.// (...) Todo es un drama previo de intensa
pantomima/ en un ballet difícil amigo de la muerte/ para embriagarte acaso de
púrpura en la arena.// Así el poeta terco te imita en su rodeo/ toreando una metáfora
de astas homicidas/o al lóbrego tropel de encabritados sueños. (19; lo subrayado, en
negrita en el original. 19). La obra representa un avance cualitativo en el quehacer
literario de Infante. Uno que otro trabajo (vr. gr. “Convaleciente rima o sus exequias”)
nos parece débil. Pero los poemas mencionados ofrecen un planteamiento coherente.
*
álamo solo. Deshojado./ El Job de mis entrañas me sugiere callar.../ (Mi amada es
imposible)./¿Qué soñaban los hombres/de allá del Neandertal? (sic) (13-18). Lecturas
y autores emblemáticos. La dualidad humana. Lo racional y lo irracional. La mirada
que se vuelve hacia Dios. La poesía y su escurridiza esencia. El hombre asimilado al
Job bíblico. Una desolada visión de la vida cuando se está a punto de dejarla.
De Jericó, el relámpago
De Jericó, el relámpago, con novecientos tremtidós versos, es una ambiciosa obra
de carácter metapoético. Una especie de periplo espiritual que parte de uno de los
troncos fundacionales de la cultura occidental: la emblemática región hebrea: El verso.
Mi verso. El ¡dialecto, da principio en Jerieá. L 'arqueología/ de ladrillos, de aceitunas
»• de adobes hecha/ con el negruzco polen de los siglos. (Infante, 2004: 11).
Previamente, en los v eraos iniciales, Infante creó una atmósfera cargada de elementos
visionarios: algo inminente se acerca: la poesía apoderándose del yo: La Hora del
Poema se aproxima/ merodeando los limites del Hombre./El poeta interroga su camino.
Su Sahara. Su vivir y sigilosa muerte./ Y en el camino entiende/ que el dolor del
corazón es igual a sus caídas;/ (..v Nada tiene de sí; excepto el límite./ Nada tiene de
si; tal vez la niebla/ que empaña s, mirar sin fondo hacia lo hondo./ ) a fín de
íí?
Helrn UmcAo
preguntarle al Hombre/ sobre el Ser, el amor y la ceniza dura./ Nada viene hacia el
poeta. excepto arena/ v un deseo de Ser y de lenguaje (...) Le duelen ya las manos de
escribir.. El iris de observar. La frente de leer/ Redacta este poema con prosa de
odres viejos, goteando hacia lo alto. Subterráneo./ Hasta el papiro amarillento en
sangre. (9-10; en todos los casos, lo subrayado, en cursiva en el original). La poesía
como puerta de acceso al Ser. La conquista del lenguaje como ejercicio metafisico
que inquiere sobre el yo. El arduo trabajo del verso. Los imprescindibles amarres con
la tradición literaria.
En el cosmos, la poesía como summum. Para captarlo, el poeta tiende múltiples puentes.
Acude al lenguaje de la ciencia: Ahí radica el ser... elfuego inexhaurible/ Hidrógeneo
primario. El átomo de helio./ El láser. El fotón. El radio. El quarks.../ los rayos
gamma.Un poco antimateria velocísima/ o tal vez electrones caminando
inciertamente/ en un espacio único de rocas y fisuras./ (¿Dónde quedó el arbusto de
neutrinos/ con su lengua cósmica de diagramas sígnicos?)./ Farallones susurran _y
presienten/ que ahí descansa el Ser, recién llegado. (14). Se equipara con la música:
Alguien rasga las cuerdas de su jazz. Yo te improviso./siguiendo a lo rasgado el pulso
grave (41). Es la salvación del ser humano: He aquí que el buen Dios te modeló perfecta/
para aplacar un poco/ la ceniza tristísima y sedienta de los hombres de la Tierra. (44).
Se vincula con textos, personajes, lugares y culturas disímiles: Yavé, el Pentateuco, la
zurza ardiendo, Erich Fromm. Shopenhauer, Aleixandre, Marco Polo, Bíublai-Khan,
Octavio Paz, Thomas Eliot, Heidegger, París, Madrid... A continuación, uno de los
símbolos escogidos: Te imagino, más allá,/como la Esfinge eterna y arenosa,/ reina de
remolinos y del semblante en calma,/ en torno a la fogata placentera de la noche. (22).
660
La palabra iluminada
Jorge Luis Oviedo (La Libertad, Comayagua, 1957) escribió Aproximaciones (1984)
y Lamento por todos (1994), libros que, mediante un cuidadoso empleo de la lengua
coloquial, enfocan aspectos de la realidad cotidiana.
Aproximaciones
Sobre dos conjuntos temáticos trabaja el autor en Aproximaciones: el rescate del
entorno familiar y la situación social y política del país. Algunas veces, en la misma
composición, ofrece las dos facetas La manipulación y el uso espurio del nombre de
Francisco Morazán: las injusticias cometidas durante la guerra con El Salvador en
1969; el poder omnímodo del militarismo; la persecución política contra el padre; la
reconfortante presencia de la madre y los cálidos recuerdos del abuelo, del hermano
y del árbol de los juegos infantiles, son algunas ideas contempladas.
MI
.. ................................................... - ---------j
Helcit Umorto
hacia elfondo de la tierra/ cinco mil obreros/ atrapados en el cuello/de una botella/
un gato negro que escupe piedras/ diez mil mujeres/ vestidas de sombra/ cuatro mil
niños/quejuegan al ingeniero/y solamente/cuatro señores asi de gordos/que recorren
el mundo casi a diario, (s.p.). La condensación de ideas en pocas lineas; el uso de
cifras hiperbólicas con propósito enfático; el símbolo del gato; el planteamiento antitético
y el lenguaje con predominio del sustantivo son algunos aciertos del poema.
En “Muertos sin sepultura”, la voz poética pertenece a las víctimas: Los veo [a los
buitres] volar en circulo/ poblar el cielo/ embriagarse con el vapor de la carne al
deshojarse/ese vapor que nos revienta las escamas de la piel/ como una rosa agredida
por un viento huracanado/ (...) y descender extasiados de gozo/con la muerte entre
sus garras/ nos arrancan los últimos vestigios de la vida/ (...) mansos y desnudos
asoman nuestros huesos/ bajo elfilo desús picos insaciables/ (...) disputan mis visceras/
se atragantan con mi carne (Oviedo, 1994: 11-12).
Para contrastar perspectivas, en “El festín de los zopilotes”, la voz poética, con
deleite en la podredumbre, se encama en las aves de rapiña: no nos atrae la vida/sino
la muerte// (...) qué grato es percibir el aire/ que arrastra la carroña floreciente/ los
cien mil olores de la muerte!// (...) imposible alzar el vuelo en estos dias/ con tanta
viscera inflamada y pronta a reventar/ sea para mí esta montaña de cadáveres/ roda
la hedionda solidez de estos parajes/este i oslo paraíso de la muerte// (...) hoy• podemos
(...) saborear las espumosas visceras en flor/ disfrutar del horizonte poblado de
cadáveres/ y saltar sobre los huesos que afloran/ blancos y desnudos/ de la muerte
devorada (19-24). Para captar el mundo putrefacto, con acierto, el poeta conjunta
imágenes de tipo olfativo, visual y gustativo.
U2
Lo polobro iluminado
663
Itflllli an *•■■■
Helen timarte
Empleando el rasgo humorístico para dar una visión desacralizadora del sexo, de una
mujer de conducta muy liberada, Mila Alcántara, al rememorar su vida, se dice: sirva
tu vientre para aplacar el instinto de mil hombres/ cien veces cada uno/—orden de
dios—/ y asi se hizo/ (...). Consecuente con tal mandato —que comporta un eco
bíblico— ella proclama:fuente de la eternajuventud era mifuente/cueva del misterio/
paraíso/puerto que todos los marinos añoraban/sitio del naufragio era miañar/aqui
‘—sobre la antigua carne de estos huesos malformados—/ berreó —como un cabro
del desierto— ornar kattán/y toda su progenie/ y los hijos de los romero Bendekc
(sic)/ y los carias facussé y los hemández larach/ y hasta juancito el cojo/ nayo el
zapatero/y benjamín el loco (60-61). Las alusiones paródicas de tipo religioso acentúan
el cuestionamiento social. Unir apellidos de prosapia social con otros de extracción
popular connota un comportamiento sexual similar. Y, de paso, asesta una punzada a
sectores de poder económico. Nótese la recurrencia en el habla coloquial. En “Luis
Castillo, el violinista”, éste recuerda la vida con agrado y, en la muerte, sigue
encontrando, en la música, una especie de paraíso.
El libro culmina coh “Lamento por todos”, poema de casi trescientos versos que
evoca personajes y formas de vida de estirpe popular. Sin faltar, en esa especie de
mural de la muerte, los dictadores y los verdugos: dónde estará jasé el brazo mayor
dejuan de tena'' el mejor carpintero del pueblo/ armará mesas y sillas/ con los huesos
rotos de los esqueletos vecinos/ (...) y octavio el hermano de berta' el hijo del
talabartero ramón/ el primer maestro graduado del pueblo/ (...) qué habrá sida de
tiburcio carias/y sus más cercanos colaboradores/ sobrevivirá algún vestigio de su
664
La palabra iluminado
sombra/ algún vestigio de su gloria/ qué quedará de esa presencia de poder/ que
irradiaba su cuerpo monumental/ en qué cementerio estarán exilados/ todos sus
enemigos políticos/a través de qué sendas subterráneas viajará/en algún ataúd (sic)
blindado/para que no lo sorprenda la vida/ como muchas veces lo quiso sorprender
la muerte/ (...) qué habrá pasado con todos los verdugos/ conservarán los huesos
íntegros/morirían de muerte natural/o seguirían tan inmunes/ que los gusanos habrán
huido/ entre la bruma y el espanto/ a buscar otros cadáveres (81-85).
El bien asimilado espíritu manriqueño sale a flote: dónde están todos/(...) qué quedará
de todos/ la marca de qué pasos/el canto de qué música se empoza/ en la memoria de
las cosas/qué sombra desnuda/se enreda en el rostro de los astros/qué signos crecen
bajo tierra/ donde se maduran los huesos/ los nombres de todos/junto al nombre de
la patria/ (...) dónde están todos/carajo/ dónde (89-90). La popular interjección que
subrayamos, con la que culmina el poema, se reitera varias veces.
Destino ultrajado
Alejandra Flores desecha el lugar común y los caminos de fácil andadura. En Destino
ultrajado, maneja el idioma como u frumento personal y entrega un discurso de
aristas herméticas. Una poesía que utiliza las palabras como símbolos que se tienen
que tomar en conjunto. Aisladas, desafian el significado al uso. Pero, en el entretejido
665
Helea ümoAo
“Espinas" sugiere un arduo batallar contra la rutina y una lucha por encontrar un
lugar ¿en la poesía?, ¿en el arte?, ¿en un mundo distinto?: Pensé que el tiempo quizás
fuese ' preparar mermeladas/y silencios/ que jaméis reclamarían/ su dedo dibujando
gotas/sobre las ventanas empañadas//Sentí/que me era imposible hablar/ante tanta
maestría7 de pasos humildes/ y manos cálidas.// (...) Quizás fue eso/ lo que me hizo
encontrar/ entre sus rosas perdidas/las espinas camino y las espinas/ mirada/que me
enterraban en el agua/ en el polvo y en la luz/ hasta ahogarme en esa/ extraña
libertad/ ‘de nubes queriendo ser pájaros ’ (25-26). Utilizando tópicos usuales, un
bien formulado mensaje feminista: la necesidad de encontrar la propia voz; de romper
' el silencio en un medio sumamente agresivo. •
666
La palabra iluminada
Exilios interiores
En Exilios interiores, Flores propende hacia el verso de corta dimensión. En “Y el mar,
siempre el mar" hermana v i vencías de lugares distantes (Argelia y el puerto de Trujillo, en
U7
Htlen UmaAa
“Reencuentro” ofrece una visión subjetiva del tiempo que se mide por impactos
personales. En este caso, porjacarandos/ macuelizos y calor/quiero decir en marzo/'.
(...) hoy reconocí/jacarandos... macuelizos/al verte/al venir/al traerte/di llevarte/ ¿d
buscarte/al encontrarte/ después de 5jacarandos/ más bien 20/ tal vez 50/ tal vez una
tal vez una hoja (39-40). En el esplendor del mundo vibra —vive— el ser amado.
Sobretodo
En Sobretodo, Alejandra Flores reduce, aún más, las dimensiones del verso. Asimismo,
sin ceder en profundidad conceptual, intensifica el juego lingüístico. Descubre la
gama de matizaciones que, con ingenio, puede darle a la palabra.
ÓÓ8
La palabra iluminada
A Flores la gobierna una férrea percepción del mundo. Tanto de las duras condiciones
e ¡stcneiales como de las sociales: Este lugar/se llama/realidad/ aquí no hay espacio/
para estados/ de ánimo/ positivos (“Realidad”; (38); Mis poemas/ están tristes/ No
hay razón/para mucha/ euforia (“Hoy”, (41). La poeta no quiere mentirse. En “Real
quizá toca fondo No hay mucha distancia entre lo mental y lo real. Y si aquello es
limiiaut . la realidad también lo es: En mi mente/ vive/ una bandada/de pericos/ una
Mtlen UmoAa
gallina/ que se escapa: de la casa/ vecina/y unos perros/ que persiguen/ ardillas/y
una> tristeza/porque/ todo es/ demasiado/ real. (37), Una desolación y desencanto
que se equiparan con los que encontramos en “Las quebradas”: Por ti pasan/ todas
las quebradas los platos/ rotos/ los desfiladeros/ La mujer rota 7 de Simone de
Beuuvoir los abismos/ el eco/ del quebranto/ de una ballena/ herida/ que quedó
atrapada/ en una quebrada (25). La recurrencia en la imagen de la ballena varada
indica su importancia.
Canoelahio Reves
670
la palabra iluminarla
La mayor parte de las composiciones ostenta una intención de crítica social o política.
“De nieve cruzado” -- en alusión al Himno Nacional— se refiere a los desaparecidas
en la década de los ochenta; Ellas dé pañuelo blanco, con una pancarta, reclamando
la luz de su simiente. Ellos parapeteados (sic), en la primera base, observan como
(sic) avanzan las órdenes, protegidas de cascos, escudos y garrotes. (19). El militarismo
y la corrupción que lo acompaña se denuncian en “Principio de autoridad”, texto de
carácter alegórico: Desde lo más oscuro de sus ojos, atisbándonos el talconete
[ salamandra venenosa] de verde ponzoña, que no podemos ver ai ansa del mimetismo
de las monedas que lo amaestran. (12).
671
lUftfW |I 1
Nelcn UrnoAs
Dentro de similar tónica de crítica social, los textos versificados, también de propósito
irónico, simulan ser recetas elaboradas con elementos tomados de la cultura popular
“Vara de mando”, para aludir al machismo o a la prepotencia de los sectores de poder,
en sus tres versos, apunta: Aliéntanla con berros,/ leche de cabra/ y espíritu r/<
mapachinf (35). “Verónica oficial” parodia formas taxonómicas y se acopla al estilo
672
la palabra iluminado
Nimbo de sombras
Este libro contiene ochenta y cinco textos. La mayoría, bastante extensos (vr. gr.,
“Botín” tiene ciento diecinueve versos; “Novedad”, setentidós). Persiste la
preocupación por la realidad nacional e internacional. Hay, también, un inquirir constante
sobre la condición del ser humano. Pero, aunque encontremos versos tocados por el
halo poético, con frecuencia, la calidad no se sostiene a lo largo de cada composición.
Con excepción de “Homenaje al indio Atuey” —que tiene carácter teatral y que por
eso no abordaremos en esta oportunidad— nos parece que el esfuerzo no se concretó
en formas poéticamente válidas.
Monte Amistad
Monte Amistad está conformado por un solo poema de doscientos cuarenta y ocho
versos. Deviene en sentido homenaje al cerro de Guatemalilla, ubicado en Santa Bárbara.
La descripción del lugar, el encuentro personal con el monte, la interrelación y la
compenetración yo-poético y montaña y la promesa de protegerla, son algunos tópicos
contemplados. Leemos: Nos conocemos,' yo vivo en ti; tu (sic) me esperabas,/ me
tendiste tus cadenas y me dijiste./ aquí está tu libertad/ ¡ven, cuídame, me muero.1/
Asi es como somos dos siluetas recortadas/para siempre en la época (sic) de nosotros
mismos, en tu lomo he de bogar todas las edades,/gigante marino del tenor de la
verdad/ relativa que nos juzgue como un solo mito,/ como una repetida mil veces
historia/ que dirige y ensena. Que sueña/ porque ambos somos creadores de vericuetos/
v encantas que vamos cincelando/ en la argamasa de mitijicaciones. aunque surjan
impedimentos. /Realidad y realismo nos ha (sic) unido,/sos lo mió de lo mío./ Yo soy
tuyo ¡mutuos dueñas!/Ahora no hay moneda capaz de separarnos, /sos por siempre y
serás el cerro mío,/ como un pedimento/ adueñado de nuestro presente para siempre.
(s.f.. 9-10).6 Quizá, en muchos versos, se pecó por exceso.
673
mu»»™» —
N«l«n Umdta
Aída Ondina Sabonge (1958) escribió Decía-ación doméstica (1993), texto compuesto
por veintidós composiciones en las que. con mesura, al hilo personal, se trenza la
consideración social.
“Escolta
,
** con bien empicado lenguaje conversacional, al evocar al padre, rescata lo
cotidiano: Leías Selecciones/y me contabas del mundo/de un Stalin que era ruso/
(...) Tu Raleigh era cosa querida./ Tú la querías porque te llevaba al trabajo/ (para
cumplir)/yo porque al pito de las doce te traía/ (de la Standard)/ a la sopa de olla./
(...) Lo que más me gustó de ti (sic)/ es que nunca te fuiste de mi vida. (Sabonge.
1993: 1-2).
674
la peí abra
Oscar Espinal
Oscar Espinal (Tegucigalpa, 1959) escribió Fulgor desnudo (2000), obra que, por la
apertura a una temática universal, por su gran aliento lírico y porque los distintos
personajes asumen la voz poética y la sostienen a través de versos muy depurados
(casi podría pensarse en extensos parlamentos de índole teatral), conecta con algunos
trabajos de poetas de la posvanguardia hondureña como José González y Júan Ramón
Saravia.
j >■ M ** «
**
** *** ................... — ——
Htien limeña
noche En la esbelta cima desnuda. (Espinal, 2000: 15). Después encontramos los
intentos de seducción por pane de ¡as diosas v la elección de París a favor de Afrodita,
mota ado por la oferta tentadora: El poder y la fortuna —recuerda—/No compran el
sagrado éxtasis supremo;/ Hierofante de Zeus./ Tú oficiarás con Helena,/ Juntos
arrebatarán a He]estu. El fuego de la vida./ Toca mi cuerpo, es esplendor de
primaveraJ Soy el reflejo de la diosa que debes tenerJElla dejará por ti a Menelao
.
(20)
En “Enone y París antes de morir", cuando este último ya está herido de muerte, los
esposos se reconcilian y ella decide acompañarlo: Tomaré el veneno presuroso/ Del
áspid egipcio./ Te seguiré en la ruta candente del Hades;/Lo apuraré cotí sed hasta
agotarlo./ Paso a paso la muerte nos unirá;/ Entraremos juntos al rio inmemorial.
(34-35). El acuerdo conyugal indica que el equilibrio moral se ha restablecido. Por
esta razón, Enone, inclusive, se atreve a denostar contra Helena recordando su vida
licenciosa: Ingenuo París, ¿no dudaste de su insaciable piel./ De su lengua de fuego
y embravecido pubis? (31).
La segunda sección. “Frescor del alba", incluye poemas breves de carácter amoroso
Por la calidad formal, “Preñez" es, también, una composición singular: Mis ojos
resbalan por tu cintura./ Suave cascada./ Hasta posarse en tu ombligo/ Ya disperso
como nube,/ Donde crece el amor en secreto:/ El amor nuestro bajo tu piel.// Con la
mejilla rozo el esplendor virginal/ A (rapado en tu vientre:// (...) Tu preñez, poema s in
palabras,/Abre y cierra nuestros sueños/ En un eterno florecer súbito. (62-631.
676
la palabra ilamma4a
María Eugenia Ramos (legueigaipa. 1959) escribió Porque ningún sol es el último
(1989), texto en el que. al perfil personal, se entremezcla la intención política de
interés colectivo. Inclusive, esta última pesa más en el balance general de su trabajo,
l as dos lineas se cruzan en “Retrato” —quizá la cima poética del libro—, amoroso
acercamiento de la autora a la personalidad de su padre, el periodista Ventura Ramos.
( opiado en forma integra, dice: En este país vive un viejo de ochenta años, enfermo,
casi sordo, lleno de rituales y de afectos 7 Con su andador de niño. va de su cuarto
ai i omedor, pelea con su mujer y con las nietas./ va al patio, regresa. '/ Desde su
escritorio sueña con un país mejor,/ el verdadero,/se conmueve, se indigna, y con la
turra de su espera/ lanza páginas en llamas - contra los enemigos de la pama (Ramos,
1989: 51). Texto sobrio y preciso. El lenguaje coloquial y el dato doméstico rematan
con dos imágenes que hablan de honradez y autenticidad social como programa de
vida También, dentro de esa óptica que aúna k> individual y lo social, en “El otro lado
del mar”, el amor de pareja se matiza con el interés que se comparte por la revolución
popular En “Antes de la próxima vuelta”, poema dedicado a su hija, la autora la insta
a que, en un futuro cercano, junto con otros niños, pongan al mundo panza arriba.
(55). En “El cangrejo amarillo", al evocar un juguete, su vivo y osado colores heraldo
de la mañana socialista. (23)."
• En “La llama eterna”, retoma el color amarillo como un símbolo de la hora del triunfo
revolucionario (25).
¿78
Lo palabra iluminado
Hay. pues, un definido signo político. Si obviamos algunos versos en los cuales se
percibe el clisé de remembranzas partidistas o ideológicas, creemos que Ramos realizó
un buen trabajo. Por esta razón, concluimos con las palabras que Clementina Suárez.
en la nota de presentación, le dedicó: Su poesia, rica en temas, rezuma esperanza y
futuro. Ella conoce cabalmente el valor de la palabra y la utiliza con admirable
claridad, configurando así un espacio poético coherente. Dentro de esta dinámica,
cada poema suyo apuntala y reafirma una situación global entrañablemente ligada a
un alto grado de conciencia social.
Marco Aurelio Laínez Zelaya (El Tránsito, Nacaome, Valle. 1960) escribió “Vendimia
intemporal”, texto con diecisiete poemas incluido en el volumen La palabra com
partida (1999). El amor, la preocupación social y la reflexión general sobre la vida
constituyen sus centros de interés. Formalmente, predomina un uso de la lengua
ceñido a cánones poéticos tradicionales.0 Pero también hay muestras de un,uso más
personal de la lengua cuando el autor prescinde del bagaje retórico caduco y permite
que el sentimiento se exprese con libertad creativa.
En ‘'Del dolor y sus enlaces”, sin dejar de lado la racionalidad del discurso, las palabras
se apartan de las formulas usuales y buscan nuevos significados para expresar
solidaridad: Me duele su dolor reiterativo:/' Su lágrima roja,/panorama de arena
fustigando sus pupilas Sus calladas ansias,/prolongación oculta de sus penas.. Su
lamento de pajare dormido deshilvanada esperanza mudando sus horas./La errática
órbita del planeta deseado v el esfuerzo inútil de su hueso roto. (45).
67?
Jfl—W —■■■■■ ■■ ■■ ~ L -
Htltfi Umoflo
Nelson Amado Echenique Salgado (Bataya, Iriona, Colón, 1961) escribió Difuntos
resumidos para recordar en domingo (2004), obra en la que, a semejanza de varios
compañeros de su generación, dentro de cada poema, establece una semántica
particular.
Por el número de textos en los cuales se alude a alguno de sus aspectos (la vuelta
hacia el pasado, la persistencia de la memoria, el olvido y la evocación de la infancia),
la reflexión sobre el tiempo es prioritaria. “Ahora que la primavera se va” —copiado
en su totalidad— muestra las características más destacadas en el trabajo del autor:
EL AÑO INICIA Y LA NICOTINA ME PULSA EL ESTÓMAGO./ El reloj está harto
de este tiempo,/ que sea lunes, diciembre, viernes o tres de la mañana,/mediodía en
punto, arco iris exacto,/ no importa./ Debo despertar,/ saber que soy mi impostor,
alzar e! sol,/ esconder el mar,/ hacer del cielo un lienzo poblado de nombres,/ latas
vacias,/y hondonadas,/para que todo vuelva a ser/ como cuando éramos/ nosotros
el mundo,/ nosotros los ensimismados,/ los más huraños,/ los que temíamos a los
saurios,/los que le arrebatamos el nombre a los pájaros,/espacio a las cosas,/y a la
memoria una fecha,/un nombre./ Nunca más. (Echenique, 2004: 30-31; siempre, las
mayúsculas son del autor). No hay significado que, en forma racional, vaya de verso
a verso. Pero del conjunto se lee fastidio, desinterés por ceñirse al patrón cronológico.
680
La palabra iluminada
Otra muestra la proporciona “Nada que librar” que, también copiado íntegramente,
dice: EN AQUEL RECODO SE APAREAN ALGUNOS ZANCUDOS./ Los beatos
han venido a confesarse,/están hartos de las interminables paredes blancas.' Con el
penúltimo campanazo han huido las moscas,/ hasta el matiz del polvo adquirió otro
tono,/ los santos están aburridos./ Las noches aparentemente son las mismas/ igual
que los días/no cambian de nombre,/estaciones,/sombras,/cadenas./apenas vienen
brisas de no sé qué lejanos infiernos/ pareciera que todo fuera distinto/ los instantes
son sólo apenas/ fracciones interminables de ese señor denominado tiempo/ esto es
así de simple/y de sencillo:/ no existe batalla que librar/ ante el olvido. (83-84 ). La
realidad, pues, no se idealiza. No obstante su brevedad, “El día” es suficientemente
gráfico al respecto: Es un sol de alfileres/ que se levanta,/ impregnado de sangre,/
agrio,/ amenazante. Desde su pose de pájaro a medio vuelo/ nos llama. (35).
Como faceta de la mirada crítica sobre el entorno. Echenique, mezclándola con una
buena dosis de humorismo, esgrime la ironía. En “Se vende o se permuta”, expresa:
Se vendo o se permuta, una vitrola de comienzos de siglo con acetatos de tangos y cha
cha cha }' un gato verde para espantar la soledad y los fantasmas de infancia.// Si
algo de esto le interesa, favor llamar desde la entrada del arco iris/ hasta el ocaso de
la medianoche. St aceptan oferentes de libros viejos., de retratos y relojes de bolsillo.
(71)
. En “Difuntos resumidos para recordar en domingo”, de un supuesto velatorio,
se dice Habrá café,/ peyote,/ vosearán/0/ té de jloricunda,/ un poco de canabina,
los mas hermosos salmos, un lienzo en blanco/ para que plasme una que otra idea/
e invente si puede un color para este día., Pero eso sí,/ no se pierda en las curvas./
mantenga los frenos alerta/ para librar al prójimo/ de las malas hierbas,/ de los
malos espíritus., de los paraísos fuera de lo que es el cuerpo,/del infierno bíblico,/
de la iglesia y otros gusanos, (55-56).
681
Htlrn Urnoño
oculta; de un grito.// Palabra, (oda sangre/en una gota. (34). La relación dialéctica
entre el ser y la palabra se aborda en “Vendrán los amigos”: Casa seré de la palabra./
La palabra sera mi casa./ Mutuamente nos habitaremos. (45). La palabra corno
oponente a la destrucción que ocasiona el transcurrir de los años es idea central en
“I (ermoso lugar donde he de fundar mi casa”: Bajo las piedras he de buscarla/para
tirarla contra el tiempo.// Palabra que avanza para no herirse,/para no herirme.//
Rama luminosa en tu árbol he de ser,/ adolescente tatuada en las entrañas de la
primavera./(...) Palabra madre,/palabra piedra,/palabra vuelo (64-65). El origen,
la permanencia (y casi eternidad) y la aspiración como connotaciones de los términos
que subrayamos.
Soledad Altamirano
Cuando buena parte de la poesía realizada por mujeres cuestiona al sexo opuesto.
Altamirano omite cualquier queja. Sin dejar de lado la ternura, a lo más que llega es a
preguntarse: De quién/ será tu cuerpo/ en cada amanecer. (19). No reprocha ni teme
reivindicar el derecho a expresar su necesidad concreta: He tenido, por años,/ el
sueño de tu cuerpo;/ de mis manos sobre él,/ que acarician/y recorren,/ en un rito de
veneración;/ desciendo desde tu boca/ a tu limpia barba,/ a tu cuello;/ al bosque de
tu pecho,/ a tu vientre tibio/ hasta el tacto de la hierba. (19); Para amarte,/ una
afluencia/de ríos crecidos/se estrechan sobre mi,/ despertando caricias/ con un tacto
de estrellas.//Me invade la armonía de tu cuerpo.//Siento el raro deleite/de vaciarme
toda,/abandonada y triste,/ desnuda en el misterio. (17); Mi cuerpo siente placer/en
el calor de tu arena.//Me entrego toda a tu brisa.// Tengo que cederme desnuda;/ el
agua sube y baja/ deja la espuma y se aleja,/ moja mis tobillos y se aleja,/ moja mis
piernas y se aleja,/ rodea mi cintura,/ aprieta mi cuerpo. (20; los subrayados son
míos). Para concluir con los ejemplos, un poema de dos únicos pero categóricos
versos: Soy una uva fermentada./ Embriágate con mi vida. (28). El anhelo de ser
absorbida por el otro. El amor como un sentimiento absoluto. Estilísticamente, Soledad
Altamirano evita el vocablo directo y opta por el símbolo (el mar, el agua, la luna, las
flores...) manejado dentro de la codificación que avala la tradición poética.
Amanda Castro
683
■ 11.........—
lenguaje ha mitificado, edulcorado, disfrazado o tergiversado la visión de la mujer.
Castro utiliza un habla que, sin cómodos eufemismos, a contrapelo de criterios
conservadores y defensores del stablishment, devela la situación de género. La otra
manifestación constituye un mensaje conceptual específico y se formula en el poema
inicial que constituye un llamado a rectificar los usos lingüísticos, a prescindir del
uso de símbolos idealizadores (como el del mar) y a ponerse de cara a la realidad:
Mejor será hablar/de otras cosas/ -cambiar-nos-el-tono/dejar el mar/en paz/sembrar
muslos en la tierra/en lo limpio/ en los detalles de aquí/en las mujeres/y los hombres/
- ■ahora indescifrables—/en el dolor/Mejor (sic) será hablar/de reportaje/ —foto y
comentario- Hablar (sic)/simplemente hablar (Castro, 1993: 7). Se exhorta a romper
el silencio, idea reiterada en otro poema en el cual se hace hincapié en el estado de
enajenación en el que ha vivido la mujer. Incorporando plenamente el habla coloquial.
Castro hace oír la voz del varón pero también, a manera de comentario irónico, el
cuestionamiento a la voz castrante: ‘¡Calíate, vos no sabés!7 ¡Si!/ Vos no sabés lo
que ha pasado/ vos estás acostumbrada al silencio/a lavar ajeno/a limpiar ajeno/a
agachar la cabezaZ-buscando estrellas en la arena- Vos (sic) estás acostumbrada/ a
que te roben todo/ el deseo/ la juventud/ los hijos (11).
Por esos versos circula una problemática muy conocida pero que, en la poesía realizada
por mujeres, en Honduras, no se había cultivado con esa franqueza. Abusiones a la
cosificación (mis senos eternamente objetos)’, al ideal cristiano del sufrimiento
(esperarte/sin palabras/sin reproches/(...) siempre apartarme/para quepases); a la
reproducción del machismo (de tu bigote que recuerda a mi padre)’, a la
autoinculpacíón en los casos de vejación (sintiéndome culpable/de la violación, del
insulto/ de la humillación) y al esposo-niño (Cansada de ser tu madre) (17).
Amanda Castro canaliza mucho del dolor de la mujer a lo largo de su historia. No hay
ficción en su poesía y sí mucha carga vivencial. De ahí su indignación: Esta rabia
tiene la validez del sol/ la precisión del brote de un helécho/ la claridad de una
ceguera que se agola/ Esta (sic) rabia de hoy es/ el despertar/ de mi respeto/ de mi
vuelo pasajero y preciso/ de mi/palabra-mujer. (23). Verso último que, además,
recuerda que el ser humano es su lenguaje. Por lo tanto, mientras la mujer no conquiste
su palabra, tampoco se conquistará a sí misma.
684
■MflM
Lo paiobro iluminado
rebeldía y a no aceptar dominación alguna: Hoy entierro/ las promesas/ Tus pupilas
(sic) abrumadoras/ tu decirme todo el tiempo/ como (sic) pararme/ como (sic) reirme/
como (sic) hacer el amor/ hoy entierro tu paso/siempre marcándome el curso/ (...) tus
ganas de hacerme tuya/mis ganas de serme vos. (25). En el último verso, aparece un
señalamiento crucial: la mujer como caja de resonancia de la ideología machista; la
mujer como reproductora de su propia prisión. Por esta razón, en varios poemas, se
alerta sobre los patrones educativos, caldo de cultivo de todas las variantes del
machismo. Además establece que la actitud de prepotencia masculina y de humillación
a la mujer implica, necesariamente, una desvalorización de la humanidad en su conjunto.
Celebración de mujeres
a obra bien puede considerarse como el libro de la solidaridad femenina. Amanda
1.
Castro despliega un haz de sentimientos (amor, ternura, piedad...) inspirados en la
mujer. Y, entreverándose, la constante reflexión sobre la cuestión de género. La primera
“Retratos” constituye un acercamiento y un penetrante estudio (a la vez
personal y social) a casos concretos de mujeres que, por una u otra razón, se
convirtieron en personajes peculiares de la vida cotidiana tegucigalpeme: la curandera,
la que vende flores, la que lleva una chalina negra... El más importante de los textos
es “Juana la Loca”, con versos atrevidos, pero certeros que calan hondo en vivencias
de Juana Pavón;’’ Tus ojos resplandecían con tu locura/ esa locura que no se detenía»
485
Helen UmoAo
ame nada/ ante nadie/ todos con la boca abierta/ viéndote desnudarte en plena
fiesta^ mostrándote/ mostrándonos/ lo bonito que era tu clitoris/ (las viejas con el
pelo parados se comparaban en secreto/y descubrían/ que el tuyo era el más bonito/
porque se te salía por los labios)/ (...) Tu flaquísimo cuerpo/ atravesando cuartitos/
tu cuerpo golpeado/ violado/—violentado—/tuflaquísimo cuerpo de papel y locura/
lleno de cicatrices/ de moretones/de botas dibujadas en la cara/ (...) Todos decian
que estabas loca.' Estabas (sic) loca/ loca de rabia/ loca de sexo/ loca de amor/ sin
darte cuenta.' cargabas nuestra locura.' (...) Nadie se atrevió a decir/ que no era
cierto/ que no estabas loca/'que estabas muriendo/ que era otra cosa/ Todos (sic) nos
quedamos boquiabiertos/ mirándote desnudarte/ y meterte la daga/ hasta lo más
profundo/ diciendo que estabas loca (Castro, 1996: 23-25).
“Relatos", la segunda sección, gira dentro del ámbito familiar. “Las tres Suyapas" —
triada de composiciones independientes— está dedicado a amigas de diferentes épocas.
“Suyapa la de la adolescencia" establece un contraste entre dos maneras de encarar la
vida. L'na, succionada por los imperativos de la sociedad machista. La otra —la
propia— atisbando misterios impenetrables: Éramos un puñado de sueños/ yo/
profesora de secundaria/ vos/la primera biólogo marina de honduras //Pero olancho
y sus patriarcas/' te entrelazaron las alas/ el dolor empezó a poblarte los ojos/ Te (sic)
meperdiste//Siempre que sueño/el mar/me pregunto/si habrás descubierto sus misterios
.
(44) Tres poemas —llaga viva— escarban en generaciones sucesivas: “Lj abuela”,
“La madre" y “La niña”. La ternura es su impronta. Especialmente inquietante es el
último. Por la secuencia, quizá, una visualización de la propia infancia. Descubre heridas
y dolores de penetrante calado: Con tus ojotes/me inirás desde tu esquinita/ (...) Quiero
tocarte pero no puedo// Aprendiste demasiado temprano/ que no podías confiar en
nadie/y cuando me acerco huyes/—huyes cuando se acerca cualquiera—// (...) Más
tarde vino lo más violento de la vida/ la persona en quien más querías confiar/ te
enseñó esos juegos secretos/ que te arrancaron el habla/y la cordura/ El (sic) amor
ya no era una cosa linda/ sino un dolor que violaba/la pureza de tus manos/ (...) Hov
te veo en tu esquinita/pidiéndome a gritos/que no te deje morir/ (...) Vivo/ en espera
del día/en que podré abrazarte// Ya no te niego/ el derecho a la rabia/ni las palabras/
/Hemos descubierto/el amor (51-53). Con sutileza denuncia la violación de una niña
y sus devastadores efectos. Pero también se informa de la llegada a un estadio de
comprensión y de serenidad, de acuerdo con la vida.
686
Lo palabra iluminado
“Mujeres de fuego”, la última sección, deviene en abrazo fraterno hacia distintas mujeres
con las cuales, en diferentes circunstancias, se ha relacionado la autora "La celebración
'
*
es un amoroso canto a la patria que se asimila a la madre: Los ojos de los niños de barro
v de maíz/ desgarran la noche// El musgo florece/ Morazán sigue lanzando flechas/
desde el agua// De la memoria/surge el hilo cortante de tu voz/ (..) El liquido negro de
tu sangre/ rompe mis manos (66-67). “La veneración”, con resonancias del mundo
lenca v su magia, proclama la presencia del amor. ¿A Honduras? ¿A otra mujer? ¿Amor
universal? Todas las respuestas caben en el poema: Dejo que entres a mi en tus colores/
—el verde eterno/ de tu fecundidad violada—/ en tu música/ —la lluvia largando el
alma a jirones—/ en tus flores/ —salvajes y tiernas— en tus desesperados gritos de
angustia/ que semejan quenas y carambas/ (...) Comienza la celebración bailo.1 vuelo
y canto/ (...) La celebración termina/ En (sic) el suelo húmedo'el olor de nuestro amor/
igual que la lluvia/ (...) Extiendo las alas al abrir los ojos/vuelo/—ahora si/ más lejos
que nunca—y empezamos a sembrar (68-70Y Sembrar es un verbo de afirmación hacia
el futuro. El libro se cierra con un sentido esperanzado de la vida.
Onironautas
En Onironautas, Amanda Castro afirma sus lazos de pertenencia a una realidad
histórica multicultural (indígena, cristiana y afroamericana). Su mirada rebasa los
límites de Honduras y cubre el ámbito centroamericano. Específicamente, en una de
sus manifestaciones más vivas y. al mismo tiempo, más marginadas y ultrajadas: la
de los pueblos indígenas de Guatemala. Partiendo de la cosmogonía indígena,
especialmente la contenida en el Pop Wuj, y acudiendo a los milicos tierra, fuego,
aire y agua, en ios poemas iniciales. Castro se remonta a etapas fundacionales y
recrea el instante primigenio: En el principio/ era el sueño/ (...). En el sueño de la
tierra el sueño del fuego/ hizo surgir los volcanes/ las montañas/ y las islas (Castro,
2001 11). Presencia de los dioses, los señores de Xibalbá, los hombres de maíz... En
esencia, la eterna confrontación vida-muerte. Sobre el tono y la atmósfera mágica da
cuenta el siguiente fragmento; En el año del Miedo/ (...) eran muchos los malignos/
hijos de Xibalbá/ (...) Y desde entonces/ los seres de maíz viven en las montañas/
Bajo las árboles ’//J aguardando la muerte de Odosh 'a// Tejiendo con su sangre.' el
'* Probable referencia a la “testinovela" Señores bajo los árboles (1994) del
guatemalteco Mario Roberto Morales, estremecedor relato que denuncia la violencia
ejercida contra los indígenas en las últimas décadas de! siglo XX.
Htltn Umofto
sueño del amor.■/ Sólo su música/ el canto/ su danza/y el ritual/ podrán salvarnos de
la muerte El copal blanco/ El (sic) copal negro// el (sic) chamán mayor alza sus
pluma v la v garras ajiladas/ del jaguar/ rompen e! pecho/ en el centro/ el circulo
danza -el sueñp atávico del re-encuentm—//La sangre humedece la tierra sagrada/
de las orquídeas/y los duendes, . El chamán se acerca/ a mi cuerpo inerte/ todavía
sangrando/ las palabras se enredan en sus dedos/ Y estalla asi mi garganta/ entre una
nube de muertos (16; lo subrayado, en cursiva en el original). Los versos finales
presagian destrucción y muerte. En clave simbólica, alusión a la gran represión sobre
los pueblos indígenas de Guatemala en la década de los años ochenta. Pero también
se implica su rebeldía y la defensa de su cultura.
La segunda parte del libro, "El sueño de la sangre”, hace honor a su nombre. “Lamento
de los tzutujiles” da la pauta: Pedro Damián Vázquez/Nicolás Ajtujal Sosof/ [siguen
once nombres más] Masacrados el dos de diciembre/ de mil novecientos noventa/
Panabah, Atitlán, Guatemala (19). Ni los nombres ni la fecha ni el hecho sangriento
se han inventado. Rigurosa verdad histórica. Otros poemas ahondan en el terror.
Peni la orgia sangrienta no sólo golpeó a Guatemala. “Las pesadillas” traslada el
problema al centro de Honduras. “Y no me importa” hace oír el pensamiento de una
mujer que carga el cuerpo del hijo victimado: las piernas me tiemblan/ los pies ios
siento como de palo/ a ratos no logro ver el camino/ se me nublan los ojos/ las
rodillas me doblan/ y el pecho duele/ como si tuviera una brasa metida en el alma/
Hacia (sic) tanto tiempo que no lo sentía tan cerca/ -su rígido cuerpo/ pegado a mi
espalda-// (...) y no me importa que ya esté hinchado/y no me importa si me caigo
mil veces/y no me importa que ya esté hediondo/ Lo (sic) voy a llevar a casa/porque
es mi hijo/ y no puedo dejarlo allí tirado/ como si fuera un animal muerto (29). “De
un niño que aprendió a matar” registra la época cuando la contra se estacionó en
suelo hondureño “De un hombre que decía nunca haber torturado” pone sobre el
tapete la práctica de la vejación física y psicológica por motivos políticos. En dicho
poema, la reiteración de un sonido onomatopéyico (clak) crea una tensión en crescendo
que alude al golpe de un objeto contundente o a la mptura de un cuerpo.
La tercera parte, “El sueño del retomo”, habla del regreso al hogar, a la patria y del
inevitable encuentro con el pasado represivo. “Seres mágicos” y “Aparecidos” (que
conectan con la primera parte al incorporar motivos indígenas como el copal y Xibalbá),
instan a no olvidar a las victimas: Nosotros bajamos a buscarlos/ con las manos/
¿86
auiMUÍ
la palabra iluminada
689
M V Mfl wi
Helen UmoAo
Castro no logra botar los lastres anímicos que guarda y que se manifiestan, sobre
todo, en la agresividad con la cual recepta al mundo: El odio ha arrancado de los
ojos/ la retina y el amor se han (sic) dormido/ Todo (sic) parece triste/ triste con la
tristeza que sólo aquí/ puede verse/ triste como cuando se nace sin amor/ y se muere
sin conocerlo/ Todo (sic) se ha reducido/ a un odio/ la tierra duele como cuando se
pierde/ la niñez/ o la virginidad (31); Honduras/ es un buen sitio para este nombre/
(...) Nos hemos olvidado del nombre/ de las cosas/ de nosotros/ todos vivimos
imaginando a! enemigo/ detrás de los espejos/ echándole a todos la culpa/ por el
desamor que se respira (35); Café negro y fuerte/ Tegucigalpa detrás de un espejo/
(...) Parece que todo está desesperado/escondiendo la ternura/detrás del recibo de
la luz/ Del (sic) sol sólo nos queda/ este sofocante calor/revés de la esperanza (39).
Quizás la sangre...
La sangre es el elemento simbólico que sintetiza las preocupaciones centrales de
Amanda Castro: la personal, la feminista y la político-social. Como una forma de
anunciarlo, el poema inicial conjunta los distintos significados que le adjudica a la
sangre. Los textos restantes giran en tomo a cualquiera de esos núcleos conceptuales.
Leemos: Quizás fue porque la primera sangre que conocimos/fue la del camino/ la
que quedó en las montañas junto a los sueños//...) La sangre de los ausentes// (...) la
sangre de las mujeres/ (...) las que aguardaban en un cuartito solo y húmedo/ la
picana bruta!/ oliendo su propia sangre enmohecida/ (...) Quizás porque nuestra
primera sangre marcó/ el camino del sufrimiento/ quizás/ por eso se nos olvidó/ la
otra sangre/ la que bulle y nos enseña el amor (Castro, 2001: 19-20). Para decirlo en
términos prosaicos, se alude a la sangre derramada por cualquier forma de violencia
doméstica (violaciones, vilipendio contra la mujer...) y política (los torturados y
desaparecidos, las víctimas de la guerra sucia) y a la sangre que, como impulso vital,
como poderosa fuerza, conduce al corazón del “otro”.
690
lo palabra iluminada
Por escuchar y obedecer la voz de la sangre, surge una poesía erótica de alto vuelo
lírico. Contenida en la sección final del libro, su título (“Ars poética”) indica en qué
medida el amor es el parámetro al cual obedece el trabajo literario de la autora.
Dirigiéndose a la amada, expresa: Habitar/ tu cuerpoZ-paraiso subterráneo-//Acudir/
contigo a esta cita/que no es más que la animal llamada/ de la sangre/ sumergida en
tus gemidos// Escuchar/ tu lengua antigua/en la humedad de tus cavernas// Soñar el
universo (62); Mi piel te busca/ como una boca hambrienta/ recorro tu territorio/
igual que los pasos/ hasta enterrar mis dedos/ en la profundidad/ de tu selva
subterránea// En ese monte/ encuentro la sencillez del mundo/-trigo y miel—/ tu sexo/
-flor de lotus tierno/ tus labios/ sangre acumulada/ el deseo/ animal esperanza/ de
volver a lo infinito (68); Tu monte/ submarino/ baña mis labios/ con el rocío tierno/
déla noche y su silencio// Cavidades interiores/ estaciones temporarias/ de la sangre
y mi deseo (74). Por la insoslayable relación vida-obra, Quizás la sangre deviene en
valiente autobiografía espiritual. La revelación de un comportamiento de connotaciones
lésbicas, que confronta los códigos axiológicos de una sociedad muy conservadora,
no es fácil. En la poesía realizada por mujeres, quizá, desde Clementina Suárez, no se
habían formulado versos que, con tanta enjundia pasional, atenten contra la rígida
codificación moral prevaleciente en el país.
¿91
ffllAlOAMAMmwi
Ntltn UmoAo
Déborah Elizabeth Ramos (Río Lindo, Cortés, 1962) escribió varios poemas que Ada
Luz Pineda de Gálvez incluyó en la antología Honduras: mujer y poesía. El amor, el
feminismo y la preocupación social son los rubros que sobresalen.14
Dentro de una masa indeterminada, los enamorados conforman una cla& aparte. La
secreta complicidad, la comunicación a niveles muy sutiles, los ubican en un espacio
cerrado, vedado a cualquier intromisión extraña. En “Los amantes", con el eco lejano
de un poema de José Antonio Funes, Ramos captó la esencia de esa relación: Son
extraños/ cuando se encuentran/se beben la luna en el parque/y caminan avergonzados
de su silencio/ como traviesos duendecillos descubiertos/y así/ en ese ir y venir/se
roban las horas/ ocultándolas en el regazo del tiempo/y en su lenguaje extraño/ sus
ojos miran mensajes/ entre rayitos de Juego/por eso cuando pasan/ recogen alguna
hoja seca y la acarician/ juegan a esconderse/ colocan palitos entre sus dientes
hacen danzar una flor en sus dedos/ ¡Ah! Los amantes/ son los locos ladrones de!
tiempo, (en Pineda de Gálvez, 1998: 470). El uso de diminutivos adiciona un sabor
coloquial y agrega una nota de justificada ternura.
692
IMMtaMMtflí
La palabra iluminado
José Antonio Funes (Puerto Cortés, 1963) ha escrito Modo de ser (1989) y A quien
corresponda (1995). En Agua del tiempo (1999), además de incluir esos libros,
incorpora el poemario “Agua de mayo”.
Modo de ser
Modo de ser se divide en tres partes. Los textos de la primera sección acumulan
connotadores de angustia. La agresividad del ambiente y el dolor de vivir corren de la
mano. Simbólicamente, se inicia con “Palabras a Don Quijote", poema que expresa
un amargo desencanto frente a la ausencia de idealismos: no hay lugar para el amado
amado caballera en un mundo que sigue lomado por quienes le dan a la belleza el
áspero rostro ae la muerte. (Funes, 1989: 17). Domina una visión del mundo de
tonalidades grises, quizá en deuda con el pesimismo que se observa en buena parte de
la obra de Roberto Sosa. “Instrucciones para sobrevivir” establece que la libertad es
un mito; por ello es mejor no inquirir, no preguntar y aceptar lo establecido. “Porque
estamos en guerra” describe el sopor de un lugar que ha cerrado sus puertas a la
poesía; sin embargo, pese a todo, como atisbo de esperanza, se anuncia la persistencia
del i ibajo del anisla: pero seguiremos arando sobre tierra y man’ hasta que reviente
la estación donde se pudran las cáscaras del odio (19). “La ciudad” execra, con
lapidarias frases, la inauténtica vida urbana: gran ramera que escupe contra el cielo;
hombnts que aparentan la dulzura/ llevan garras ocultas en sus manos (21). “La
soledad aquí” sigue desdoblando un sombrío panorama: tanta poesía atacada de
(rio de polvo o de polilla/ ahora que las serpientes retozan/ bajo la humedad de las
piedras (23). Inclusive, en “Edad que perdí”, el poeta, con imágenes de gran alcance
693
|ff|til .mwWHBwr
Wtlen Umofio
En la segunda parte, Funes, con burilado lenguaje, le canta al amor. De la plenitud del
sentimiento, hasta el momento de su extinción, que no se ve con desesperanza sino
con dolorida nostalgia. “Canto del agua” transmite la euforia paradisíaca de la persona
enamorada: aprendemos de! tiempo a no malgastar su jugo transparente/ (...) subo
con la luz en tus peldaños dulces/ derribo copas/ hago cantar el agua de tus labios/
v todo es bello/ como un violín en las manos de un ángel/ como un canto/ o un
silencio perdido entre dos pájaros (34). El desengaño, la desilusión, el desamor, la
pérdida del paraíso..., se expresan en “Elegía para un ángel”: ángel te llamaba/y era
tu cuerpo el que valia el paraíso/ (...) y me pregunto qué será de ti/ ahora que las
hojas caen y se adelantan al otoño/ ahora que nuestras vidas están más lejos que
nuestra muerte/ya lo decía Rilke/ todo ángel es terrible (44).
Con un lenguaje más directo, la tercera sección aborda temas de interés colectivo.
“Elecciones U.S.A. (Desde Honduras)” y “Patria incompleta” aluden a la intromisión
extranjera en el país. “Al vigilado”, “Desaparecidos”, “Desde aquí sólo se escucha” y
'“Ultimo interrogatorio” traducen aspectos de la represión gubernamental. En
“Asesinado”, copiado en forma completa, leemos: un hombre cae/ acribillado por el
odio/ y el corazón de la tierra se estremece// en un fragmento de su sangre/ espejo
roto/ el sol se mira y se avergüenza// el cielo/ antes azul/ es ahora el hueco rostro del
terror (54). La intención política no va en detrimento de la poesía.
A quien corresponda
A quien corresponda se divide en cuatro partes. Sin que ello signifique compartimientos
estancos, en la primera, predominan los trabajos relacionados con el arte y la poesía.
La segunda explora el tema amoroso. La tercera y la cuarta dirigen su preocupación
a la problemática social.
694
La palabra iluminada
sufre porque todo el universo no cabe en un poema/y porque no hay adjetivo/ para
explicar la mirada de esa muchacha (Funes, 1995: 15). Escribir también es una
forma de conjurar la muerte: y escribí/ escribí porque ante la poesía/la muerte es sólo
una pobre muerte (“Poética”, 26). Y, por encima de todo, asumir el quehacer poético
como forma de incidir en la superación de la crisis social. A este respecto, como si de
una recomendación final se tratara, el último poema del libro implica una invitación al
lector para que se convierta en parte activa del proceso en el cual el poeta, por virtud
de su palabra, participa: donde alguien dijo muerte yo dije poesía/y aún mi palabra
no se cansa/hay tanta hambre en todas partes/¿no ves los agujeros en el aire?/ (...)
hay una piedra/ una enorme piedra en el camino hacia la libertad/ ¿puedes escuchar
cuando mis palabras golpean esa piedra?/ cuando escuches los golpes/ la piedra
comenzará a moverse/ para dar paso también a tu voz a tus pasos (“A quien
corresponda”, (60). La responsabilidad social corresponde a todos. Una posición
ideológica muy lúcida que conecta la voz del autor con una de las líneas más fecundas
de la poesía hondureña y latinoamericana.
La idea del arte y del amor como soportes de la existencia subyace en “Mensaje
urgente a Orfeo": rasga esas cuerdas Orfeo/ (...) Euridice clama tu fuego desde el
fuego/ya no soporta sin música sin amor/ un lugar tan frío como el infierno (17). En
“J. S Bach", la música es omnímoda. Inclusive, equivale a la divinidad. El genio dijo:
'Hágase la música '> K renacieron vientos y cuerdas/para alegrar la luz en los ojos
del agua z } el sonido de un piano/ subió hasta el cielo/ a despertar el oído casi
muerto de Dios. (24).
Al abordar el tema del amor. Funes, en uno que otro poema, por el tratamiento
lingüístico ( ligero, humorístico y juguetón) que aplica, se vincula con una de las
facetas más importantes del trabajo de Rigoberto Paredes.15 En “Balance previo”,
oímos: Alguna vez con una caricia oportuna/ salvé del suicidio a la mujer del prójimo/
le enseñe paciente/ tiernamente/ que a la felicidad no se vuela en una escoba.//
Muchas de ellas/ me persiguieron con flores o armas domésticas/pero no tuve otro
amarlas. Ahora que Dios me perdone/por haberme dado este corazón
de elefante amante fiel de los amores impuros. (30). “Como ave fénix”, copiado en
su totalidad, dice: esta tu der provoca una hecatombe/ un cataclismo/ cada vez que
ama,' ella exige uno (sic) a uno (sic) mis falanges/y arrolla mi cuerpo con sus altas
695
Htltn Umarto
“Euclides pudo haberlo dicho”, con ingenio, reafirma la idea de la brevedad del amor.
“Sarawaina” evoca un día de amor en connivencia con el mar. En “La noche es un
pájaro mudo”, el tiempo (con timbres, horarios y relojes} es el gran enemigo de los
amantes. “El agua compartida” evoca al amor cuando es correspondido. En “Arbol
estremecido", se visualiza al amor como recurso para sobrevivir. “Una mujer” expresa
admiración por la mujer que asume, a cabalidad, con independencia de criterio, su
esencia, su ser femenino: Una mujer de escandalosa ternura/ que se sabe tu piel y
sabe/ que hay que arriesgarlo todo/para darle la cara a este tiempo/ una mujer que
no es parte ni complemento/ sino entera como el sol o la lluvia/ (...) una mujer para
llegar contigo/ hasta las últimas consecuencias de la noche (31).
La infancia abandonada al garete, víctima predilecta del sistema social injusto, duele
profundamente al poeta. Los poemas de la tercera parte exponen facetas de esa
realidad: “Niños de mi país”, “Canción inocente”, “Retrato en sombra” y otros. En
“Era un niño, para vergüenza del mundo”, copiado íntegramente, dice: asi estaba/'
hecho un nudo contra el frío/ para que la muerte no encontrara/ las puntas de su
miseria/ pero vino el viento/ e hizo de sus harapos una bandera/ nunca vi flamear
tanta humillación (48). La cuarta parte contiene poemas dentro del mismo filón de
denuncia social. Emblemático es “Bajo una verde sombra” en el cual emerge el recuerdo
paterno: Mira padre esos bananales,/ sombra de tu sombra asalariada,/ de tu vida
vaciada en un silencio verde.// (...) Padre,/ después de tantas luchas/y tantos soles
manchados de sangre,/no hay luz que cruce por tus ojos/y no se doble,/no hay tesoro
que quepa/ en la dignidad de tu sombrero. (58). El consabido horror del infierno
verde de las bananeras sale a flote. Como Sara Rolla apunta en el prólogo. Funes tiene
las dos condiciones que se reúnen en todo buen poeta: magia p rigor.
Agua de mayo
Los trece poemas de este libro delinean una nueva faceta: la presencia de temas
surgidos al calor de la experiencia del autor en Europa. “Extranjero” entrecruza la
nostalgia de la patria; el sentido de desubicación en un mundo diferente; la necesidad
imperiosa de hacerle frente a la realidad y la conciencia exacerbada de la muerte:
696
lo polabro iluminado
Estás en una calle de Berlín/y la vida ha mudado sus ropas viejas./ (...) y de nada
sirve que arrastres tus nostalgias,/ animal de cansadas patas./ Lejos quedó tu país,/
abandonado al vaivén de los recuerdos/ como un zapato atrapado en la arena.// (...)
Y debes andar,/echarte el corazón al hombro./Porque lo importante es seguir,/ aunque
se vaya a ese rincón/donde la muerte se come las uñas de la espera. (Funes, 1999:
66-67).
697
Helen Umoflq
nombres en los cosqui!tos de las balas. (77). Composiciones, pues, que continúan el
rubro conceptual iniciado en Modo de ser. Formalmente, la decantación estilística ha
sido progresiva. Anuncia la llegada a un alto grado de madurez creativa.
Diana Espinal
Diana Espinal (Tegucigalpa. 1964) ha escrito Eclipse de agujas (2000) y Tras los
hilos (2004). libros que dan libre salida a una temática erótico-sexual.
Eclipse de agujas
Eclipse de agujas sigue un derrotero expresivo (muy frecuente en mujeres poetas)
que se solaza en externar los aspectos físicos de la entrega amorosa: siento/ el eco
tibio de mi coito/ desbordarse/ de hipo/ entre/ el misterio/de los acordes desnudos/ la
procesión/de/semen/y/los huéspedes/factibles/de tribulación (Espinal. 2000:42):
tomamos/ un whisky/y/ cómplices/fornicamos en el sinfin de estrellas (44): Quiero
regalarte/ un orgasmo triple/todas las tardes/uno/ urente/que suéne a cortocircuito/
y/ huela a espora encallada/ en deseos sazones/ Capricornios/ y guitarras. (62);
Meriendo escarcha/ de falo/ con cucharadas/ de metonimia/ cáscaras de puntos
suspensivos/ en miel de abejas/ bajo el efecto/ de un baño de maria/ suavemente/
sazonado/ en mareas de climax/y/ un jugo/ extracto/ de alta tensión. (54). Difícil
aceptar que la poesia descanse en la profusión de términos sexuales o en las metáforas
de inspiración culinaria. Mis subrayados señalan versos bisílabos que cortan el ritmo
en forma abrupta.
698
lo polobfo iluminado
Jorge Martínez Mejia (Las Vegas. Santa Bárbara. 1964) escribió Papiro (2004). libro
que evidencia un largo y paciente ejercicio en la manipulación del verso. En poemas
de gran aliento,'
* dentro de una atmósfera de contenida nostalgia, el amor y el canto
a la mujer constituyen la faceta de trabajo más destacada.
Papiro deviene en auténtica celebración del amor y del cuerpo femenino. La boca, los
labios, los senos, el cabello, la piel.... encuentran su creativa transformación en motivo
poético. Para ello, el autor construye metáforas de tipo racional, trabajadas, generalmente,
con elementos extraídos de la naturaleza: Estallas en el clamor de las manos./hueles a
trigo, a fruta, y te desplomas en hilos de miel/ sobre la sombra. (“Lira", Martínez
Mejia. 2004: 14); Eres la danza de la luna o un pétalo tendido/ en el mantel de la
noche// Te nombro libélula, llama, lama de azogue./quemón espina en el sexo/grito/
y el cielo se derrama/en tus labios. (“Palmera de luna", 22); Calladas, remotas, desde
un atardecer/ se despiden las hojas/ que una vez desnuda como el agua/ te bañaron//
(...) Tú también dejabas acampar el aire/ en tus ojos/ mágica./ extraña ceguera
agitándose como una lanza. f'ln memoria". 26);17 Como un puñado de polvo/ que se
elevara/ hecho mariposas/ sobreviven tus ojos. (“Noche”. 30).
.“Papiro" —poema inicial— establece, con nitidez, los términos del diálogo: el yo
anclado en un presente en donde el amor sigue incólume (soy el que navega en tus
lagos aromados) y el tú proyectado hacia un futuro de resonancias casi míticas,
esfera en la que. en una especie de vaticinio, su recuerdo permanecerá intacto: Serás
la hembra asediada por el sol/ el arco de piel y la boca incendiada/ la danza que se
fuga sobre un camino de ceniza rumbo al cielo./ Tu talón defuego frió será la última
imagen del poeta/ que aún mira tus huellas/ en la tierra. (13). Mujer-noche, mujer-
agua. mujer-fuego, mujer-luz, son motivos recurrentes. La mujer-centro: origen y
justificación del existir. Paradójicamente, también se la visualiza como construcción
’• Una muestra: “Papiro" tiene cincuenta y seis versos; “Lira", cuarenta y ocho; "Ermita",
veinte y nueve; "Coda”, cuarenta y dos; “Alumbramiento", treinta. Además, la mayor
parte de los versos son extensos.
77 Respetamos la ortografía del autor.
700
mental del yo: Te construyo con palabras, dice (23). En otros términos, en el mundo
de la conciencia, sólo adquiere consistencia real aquello que se verbaliza En Papiro
hay, pues, otra veta: la de la poesia de reflexión general En “IIF, de “Oscilación del
Fénix”, las sugerencias de la muerte, de la nada, del aniquilamiento, se condensan en
pocos versos: Procura sentir el inocente vaho/ de la hoja muerta,/ la fragilidad de su
huesa,/ la proeza de su tallo/ antes de caer/ y el abismo tan hondo;/ la silueta
hiriendo el aire,/la escritura del salitre,/el arrullo de la sombra/ cada vez más cerca
del polvo. (62).
Dentro de ese orden de ideas, uno de los mejores textos es “VI1F de la sección “La
espiga fúnebre”. Un reto en el cual la figura del buitre (con una insinuada referencia
al famoso de Prometeo) adquiere una gran amplitud simbólica. Copiado en su totalidad,
dice: lúela, buitre./revienta el aire, mancha, incendia./me la cima; traza tu garabato
en la altanera blancura.// Fornica./ Desciende tu beso/ al ojo en que se mira la
muerte.// Picotea, amamántate/ como antes/ en la oscura leche/ A la vieja humedad
de la luz,/al brillo esquivo,/a la escarcha que recuerda la tibieza' en la carroña; no
la desdeñes..' Y no te apresures. la noche va en tus alas. (57). Versos cuyo aleteo
deja una resonancia siniestra, ominosa, cólera, indignación, impotencia.
En “Las hojas lluviosas ', dedicado a Moisés Landaverde - teatrista asesinado durante
la gran represión de tos años ochenta—, el yo poético, sin perder el carácter de voz
íntima que recuerda con acendrada ternura al compañero desaparecido, encamina
sus pasos hacia ios terrenos de la poesía social: La mar, el agua lenta o una bufanda
tirada en la noche/ sonreirían siquiera con saberte distante.// Podrías cambiar el
color de la tarde/ por uno que sea menos triste que el vestido del mundo./1 (...) Nada
podría separarse de ti, ahora./ ni las nubes que viajan a la velocidad de tus manos/
cuando descubren el lenguaje de las tosas,- ni la madrugada blanda,• que repite tus
ademanes al ritmo del alba -■ (...) Hacia ti venimos con el lenguaje naranja del
crepúsculo y con el trino de ¡as hojas lluviosas,/con la luz que se oscurece y es brillo
de luz sobre la sombra,/con iodo lo que hace de tu barro una estación de sueño,
porque de tu sueño nace el vino que calcina la sed de los hombres (...) Las cosas
renacen por tu nombre. (67-69). Sin permitir que la indignación o el dolor se precipiten
hacia formas disonantes, los versos, a través de refinadas connotaciones, convocan
la presencia viva y actuante, no vencida por la muerte. Significativamente, con estas
palabras tan esperanzadas, termina el poemario. En ningún momento, hay fracturas o
Heltn Umarto
Waidina Medina
Waldina Medina (nombre literario de Waldina Mejia, 1963) es autora de El amory sus
iras (2001) y Catorce sonetos (con estrambote) (2002). En estos, el amor y la
preocupación sociopolítica constituyen sus ejes fundamentales.
El frenesí genésico desafia los medios más hostiles para dar cumplimiento al imperativo
de fusión, de unión con el otro: gusanos se nutren de venenos,/prístinos microbios de
ficción/ respiran hierro al amparo del magma,/árboles briznas volcanes v glaciares
tamizan el perenne llamado de la reproducción,/ hembras y machos flaven sus
convergentes cuerpos/ la esperma supera espléndidos abismos/y alcanza/ al generoso
702
la palabra iluminada
Medina celebra el goce del cuerpo: El gesto/ el torso/ el olor/ el movimiento de las
piernas/ (...) el murmullo/ del bosque genital/ la columna de fuego/ el manantial/ la
Vida... (27). Pero no todo se reduce a intercambio de fluidos corporales. Se apunta
hacia el nivel interpersonal, el que hace de los amantes, compañeros: En medio de la
muerte cotidiana que alevosa/' desgaja/ nuestros sueños/ vos y yo/ construyendo el
milagro/ de estar juntos. (55); Ahora somos todos los días/ el beso de saludo y
despedida/ el trabajo común, el salariofluvial/ los compromisos, los malos entendidos/
el dijicil orlado del fuego de los hijos/ (...). Vos y yo ya no somos los mismos/ y el
tiempo pasa, se acaba lo nuevo del amor,/pero feliz descubro/ que ahora somos más/
que un vos y yo/ y corro a través del día/ supero las proezas cotidianas/para volver
hasta Nosotros! (sic) (57). Un lenguaje directo, matizado con el uso de uno que otro
adjetivo
703
H»ltn Umofta
Los sonetos restantes, con una excepción, representan variaciones sobre el tema amoroso.
“En el cuadrante íntimo”, leemos: Tu piel enfuga con mi cuerpo atado/alfilo de tu piel
enardecida,/ mi piel con tu cuerpo armado/al golpe de la sangre y de la Vida (21). No
todos los versos ostentan una solución feliz. Advertimos disonancias que rompen el
equilibrio del riguroso esquema métrico que la autora se impuso. Pero, como ella misma
señala en la nota de la segunda carátula, su elaboración representa un ejercicio de
disciplina para afilar la palabra y enfrentar mejor el gran compromiso con la poesia.
Elisa Logan
titulo al libro es un texto que tal vez remita, en sentido genérico, al ser humano, al
conocimiento, a la idea de culpa y a la infelicidad. Cualquier paraíso perdido cabe en
el simbolismo de los versos: Tropieza el ángel con sentimiento impreciso./Se desploma
desde el vértice del conocimiento./ Cae/ al infinito precipicio:/ entre nostalgias y
olvidos/sucumbe desde el vértigo que le produce/la metamorfosis./El antes hermoso
trágico,/ hoy grotesco absurdo es./ (...) Llora el ángel, se siente solo./Silencio./ ¡Es
su dolor tan grande!//No comprende su indescifrable destino/se debate entre la rosa
y la espina,/ alfinal no hay rosa ni hay espina./ sólo (sic) el dulce aroma que guarda
la memoria/(...) Se despeña el rostro hermoso,/busca asidero que lo salve./Mientras
cae, su vida se descorre./Pesan en la balanza los pesares;/aquel amor de los tiernos
albores/ se vislumbra en la distancia./ Los recuerdos tiene/ y los olvidos, que son
nada./Cae el ángel y se angustia./ ¿Habrá asidero que le salve? (Logan, 1997: 43-
44). En el verso que subrayamos, de significado elusivo, nótese la ruptura con el uso
sintáctico que, a mi juicio, no se justifica.
Los poemas breves concentran mucha carga semántica. “Manías”, en forma directa,
exhorta a la rebeldía, al no sometimiento: Parece que está de moda/silenciar ideas./
No alterar el orden./ Someterse./ Por qué no saltar la muralla;/ el sugerido ‘no
(.. J Cansa andar siempre en puntillas/ deseando mantener un orden,/ que
escapa rio abajo/ en las turbulentas aguas del caos, (42). En “Lenguajes”, pide
autenticidad, no estropear la sencillez de las palabras con el empleo de códigos
sobrepuestos: Enmudece tus ojos,/ no los desboques en frenesí./Deten sus inusitadas
ternuras.■ Estropearían todo./(...) Tranquiliza ese agitado mar interno./ ¡No hablen
las manos1/ esos (sic) lenguajes./ congregados,/ estropearían el débil/ cristal de tus
palabras. (28).
■'De la naturaleza y sus poderes”, con la presencia de imágenes gráficas del deterioro
ambiental, posee una finalidad ecológica; y en la fuga de los ríos/ pierden espejos los
luceivs.// No hay perfume en el ambiente,/ muere (sic) pino y eucalipto./Se aburre el
mar, con el rumor de sus negras mareas./ Mas la ola como toro embravecido/pelea
por sus indefensas lentejuelas de plata. (14). En “La ciudad que habito”, al lado de
una buena estrofa, la caída n el tugar común: Está poblada de soledad/ la ciudad
que habito/ Todos (sic) van de/ •"isa/Como (sic) demiurgos/ han construido un mundo/
a 5» imagen y semejanza./Desconocen hasta la tarde/ que silenciosa transita por sus
vidas./ Nada les dice el sol,/ ni las flores,/ ni el rostro angustiado,/huraño, cansado
705
H«l«n Umoflo
v triste.// (...) En esta ciudad que habito,/ una noche de junio,/ se encendieron mis
labios. ' Fui fuego, /rasión, locura, vid fecunda, torbellino y calma. (1-2). La
adjetivación fácil es un escollo del cual el libro no se pudo librar. En “Canto para una
noche hermosa” lo comprobamos: Magnífica estás con tu prendedor de plata,/grávida
de ilusiones refulgentes./ Noche mágica de aromas divinos/y caricias suaves. (3). En
“A lientos abrazados": Noche de plenilunio:/desnudas de nubes/ las trémulas estrellas/
a lo lejos/cautivando en suspiros/de gloria infinita/ irisadas burbujas de amor. (36).
Poemas para un ángel caído es un libro irregular. Con mucho bueno, pero también
con demasiada broza. Hay habilidad en la construcción del soneto. Además, una
apertura mental que hace salir a la autora del terreno intimista para captar el universo
que la rodea.
De sueños y realidades
De sueños y realidades contiene cuarentitrés composiciones identificadas con números
romanos. El amor y el desamor; la experiencia en Europa; la nostalgia por los afectos
lejanos; el choque entre realidad e ilusión; el desacuerdo entre la palabra y lo que se
anhela expresar; los desastres y el dolor suscitado por el huracán Mitch y las
consideraciones generales frente a la vida y la muerte conforman sus ideas principales.
El lenguaje conversacional destaca la importancia de lo cotidiano en la estática de la
autora.
“XXVI” —del cual el poemario ofrece otra versión que ha suprimido los
encabalgamientos— quizá sea el mejor trabajo. Justamente esos últimos, al dislocar
706
la palabra iluminada
Logan se siente entre dos aguas. Por un lado, la sensación de pérdida de la juventud;
por el otro, la negación o no aceptación de la etapa de madurez: Quisiera encontrar/
la puerta/ que conduce a la luna de los sueños adolescentes./ (...) Del mar, escuchar
su rumor/ como un arrullo perenne,/ pero todo es en vano/ sólo sueño/ de mar, de
luna,/ de niña no convencida/ sobre esa absurda idea/ de madurar. (‘"XLII”. 47).
Pero los hechos se imponen. De ahí que De sueños y realidades, como el nombre
sugiere, constituye una toma de conciencia por parte de la autora. Asi, a despecho de
los sueños juveniles, se empieza a formular un balance de la realidad: Yo no sé en que (sic)
ventana/ los sueñas, se hacen realidad./ Ahora corremos tras un destino,/ ciegos.// En
este carnaval de máscaras/ nadie, sabe quién es quién./Dónde está el centro de la
cebolla., Todo es profundo y sin término. (“XXXV”, 39). En síntesis, este poemario
—aunque algunos trabajos revelen un tratamiento epidérmico—18 representa un avance
cualitativo con relación al primer libro.
Oscar Ordóñez Lastra (Tegucigalpa, 1964) escribió Sombra y carne (1997), libro
que se divide en dos partes. La puniera, “El Tamagás”, comprende composiciones
18 Vr.gr.: Pero, quién se queda sin luz' si al encender los ojos/ en lugar distante/ bajo la
caricia de un nuevo sol,/ el mismo,/ yo melodía tú melodías/ todos mel-odiamosd
trivial conjugación/ de saetas cederás. (20).
707
■■■■■■■■■ . ..............
üelen limeña
identificadas con guarismos del 1 al 7. Cada una está dividida en varias secciones
que, aunque se interrelacionan, también se sostienen como textos autosuficientes. Su
extensión —a manera de muestra— es la siguiente: “1” tiene cientonoventa versos;
“2", doscientos sesenta y nueve y “4”, doscientos quince. La segunda parte, '“Los
materiales del derribo”, está conformada por cuarentidós poemas de relativa brevedad.
706
lo palabra iluminada
veces grosera) enunciación. Una mirada que se aparta del eufemismo al visualizar la
realidad y una actitud irreverente frente a valores establecidos. Veamos otros ejemplos:
¡los que meamos al pie de la Cruz! (62); Mi boca está sembrada de adtoses./ (...) De
amigos desaparecidos en el cotidiano festín/ de las bestias./ De mujeres discípulos/
de la lluvia y la tierra,/de mujeres que lamieron el hongo rojo de mi verga/y temieron
ser envenenadas/ —Too little. Too late, (sic) (93; lo subrayado, en cursiva en el
original).
La expresión del sentimiento amoroso con una gran carga pasional— domina en el
poemano y carece de cortapisas: \te desquicias, me turbulentas —palpo el botón de
dicha está en sazón- flotan perfumes de animal en celo revolcándose/ en un estanque.
Algo a nerra. algo a madera algo a mar. te das vuelta contra la pared/ y veo como
el agua modela tu cintura enrojece tu culo de guitarra;/pero por sobre todo veo el
rizo denso/1usto encima del botón de tu clíloris. y me dan ganas de entrar ' y beber,/
el liquido que gota a gota se destila, saturado de orín, de sudor, de ovario maduro,
de lubricante, de mineral arrebatado/ a tus poros,/y de polvo que quién sabe en que
momento del día. te barnizó; sobre el borde de la bañera —ahorita— levantas/ v te
acaricias —con la esponja y el gel— el tobillo rotundo/de catedral en reposo (113).
1Q1
Helen UmaAa
710
la palabra iluminado
Marco A. Madrid
No menos tuquie nle es “Heráclito” que, trascrito en forma completa, expresa: Inútil
fue ese río/dondt .na misma agua/no mojó dos veces tus talones.:' ¿No escuchaste
711
Helen UmoAo
el rumor del viaje/ entre la arena?/ El tiempo es un acero/que se abre paso entre las
rocas./ Pero otra es el agua, viejo Heráclito./ donde fue una con el polvo/ vuestra
sangre. (49). El poderío indetenible y, a la vez, vano del tiempo; la fugacidad de la
existencia y. sobre todo, una idea estremecedora: toda grandeza se estrella, tarde o
temprano, con la muerte. La lección de "Tántalo” es todavía más terrible: Mi boca es
tu boca,/mi sed es la sed/de tu garganta./El agua crece, roza/ tus ventanas, ¡abrey
bebe!/—Si puedes— de este rio/que infinito atraviesa/ mi carroña. (47). En el yo, el
otro. En la individualidad se refleja, siempre, el rostro de la colectividad. Lo deseado
inalcanzable. Con un inquietante agregado que, como espejo, ofrece la violenta
interpretación de sí mismo como carroña, término autodestructivo en extremo.
El hipotético diálogo con ícaro, Heráclito y Tántalo se mantiene al nivel instituido por
los relatos primigenios, ya que no existe una actitud desmitificadora o desacralizadora.
El mito permanece intocado en su esencia básica. Recuerda la persistencia de una
condición humana más allá de las circunstancias de la Historia. Pero Madrid agrega
elementos de interpretación personal que toman válido el mensaje. Con pragmatismo
demoledor, a ícaro, obligándolo a permanecer a ras de suelo. A Tántalo, desengañándolo
sobre la podredumbre de! ansiado alimento. A Heráclito, reprochándole una especie
de ceguera frente a la realidad. En “Dido”, revive un desesperanzado mensaje
recordándole a Eneas que jamás podrá huir de los recuerdos: No. No es el viento el
que esparce/ las cenizas, en el dolor de una/promesa yace insepulto el cadáver/ de un
recuerdo./ (...) En vano tratas de huir en el acero,/en esa pira que aún persiste/ en tu
memoria. (43-44).
En “La noche, el mar”, descubrimos una reflexión sobre el tiempo que todo lo carcome:
Afuera el tiempo trae cenizas,/ hondos caminos, aves que emigran/ hacia un cielo
distinto./ Afuera el san juan y su lluvia amarilla/ de pétalos recorre la tierra./ (...)
Dónde está la barca de Ulises,/ el herido ojo del ciclope, el oro/ de la verde haca
sepultado/ en la urna de agua y ceniza.// Abres los ojos... Por tu barca/ pasa la
noche, el tiempo. (55-56).20 “Más allá de las furias” quizás sea el canto desesperanzado
de un Orfeo a quien se le ha escapado para siempre la vista de la amada: Habrás
llegado tú, tierna Eurídice,/ limpia ya de toda sombra.// Habrás llegado a palpar las
llagas del vencido.// (...) £1 fuego lunar de las Ménades ha gastado estos muros. ■
Devastado los imperios,/ muero y sueño junto al rumor espeso de los siglos./ Muero
712
le polabro iluminada
“Los atridas” medita sobre la transitoriedad del poder, la gloria, la impiedad, la suprema
vanidad de todo: Elfuego ya no crece/ en las aguas de la Estigia/y nadie sacrifica una
gota de rocío/a los dioses del Olimpo.//¿Dónde están las sagradas hecatombes, < (...)
Muchos soles han pasado./ Micenas es tan solo el latido del polvo/ entre la arena./
(...) Dura es la persistencia de este mar,/ rubio Menelao./ Infiel es su memoria/
porque no habrá oráculo/ que no sea devorado por las aguas,/porque no habrá en
ella un lugar/donde las cenizas recuerden/ unos labios. (51-52).
El mito como espejo del yo. Acudir a él implica que el hombre —pese a los siglos—
permanece en el mismo estadio emocional. Lingüísticamente, Madrid trabaja partiendo
de la codífic, ión tradicional pero es diestro en la elaboración de imágenes. Versos de
suave y preci: a cadencia. Una atmósfera de atemperada nostalgia envuelve a todo el
poemario. Formalmente, las ii ¡quietude
* de Madrid, más que coincidir con la iconoclasia
Víctor Sarorío
714
la palabra iluminado
imagen del cuervo se reitera en otra composición < 26). En “5”. la violencia se dirige
contra sí o, quizá, contra la compulsión de escribir, íntegramente, expresa: Mirá
desde ayer/ colgué mi mano/ Hoy (sic) escribe moribunda (47).
El poeta reta al lector. Lo obliga a que complete el texto. En "Objetos olvidados I”,
hay un corte imprevisto al final de la composición: Te veo navegando en la nada.' En
la nada de que (sic) (29). En “Objetos olvidados III”, que copiamos en forma completa,
dice: Cada tiempo/ tiene un acertijo/ Cada mano tiene/ un (31)... ¿libro?, ¿puñal?,
¿golpe?, ¿caricia? El receptor pasivo quedó atrás. Se debe encontrar o imaginar qué
es lo que porta la mano. Víctor Saborío, al atreverse a romper la compostura gramatical,
señala caminos hacia la necesidad de la experimentación formal a la que. en términos
generales, no son proclives los escritores del país.
Viaje al paraíso
La sustitución de valores por pseudovalores quizá sea lo que identifique al paraíso
moderno que el ser humano ha encontrado. El primer texto principia con una imagen
impactante: Dime dónde/ la ropa desprendió/ mi piel/ (...) y este cafe sabe/ donde
(sic) está el lugar ' Allí (sic) mismo/el hombre se tatuó/un pato Donald un sarcasmo
17). El despojamiento de lo propio. El emblemático personaje de Walt
Disney como símbolo del aniquilamiento de la propia individualidad. El viaje hacia la
tecnología desgarró la piel del alma. Tal vez por aquí camine la interpretación de los
textos
Este libro es un viaje al revés de lo que enuncia De ahí, la constante alusión a situaciones
de conflicto o confrontación. Mañana conoceré/ esa triste roca con cara de hombre
(20); Mas allá de ¡os cabellos/ la noche tomó mi vientre.' me paseó por los adoquines/
donde en harapos un dios asesinando rosas en capullo/ robaba las palabras (23);
Sobre el hambre/en semillas de olvido/la mano iluminada por el semáforo, pidiendo
limosna (24): La niebla separa los cuerpos, junta con violencia/ harapos mentales
(31); Maldiciones que escurren, sangre/vómito/y aniquilamiento, desde allá I diciendo
(sic) a la sombra/ te asesino con un clavel/ triste.- Mediando (sic) con el espacio,- el
tiempo se corta las/ venas/(...) Se queman unos bosques/y la lengua de este pueblo/
no se entiende/ Parecemos ■ sic) criminales (37). Un mundo antisolidario es el que
recorren los versos. Campea el odio. Es válida, pues, la irónica propuesta o sugerencia
formulada en otro poema que trascribimos íntegramente: Disponibles en los espacios/
715
♦kit
* Itacflc
los dioses deberían despreocuparse/ y hacer el amor (21). Una poesía, no de frases
bonitas. Sí. de pensamientos audaces y frases que golpean o desconciertan.
Lm Elvir
Lety Elvir Lazo (San Pedro Sula, 1966) ha escrito Luna que no cesa (1998) y Mujer
entre perro y lobo (2001). obras en las que. además de la preocupación social y
política, la autora inquiere sobre su propia identidad.
716
1
Le pc'ebre JtHmneia
Mancha: Tejer molinos quiero/ con hilos de mar y viento,/ (...) Molinos de viento/
donde el globo de la esperanza/ respire hondoJ vuele amplio- como el ángel de lo
posible (“Molinos”, 23). Sobre la poesía, se privilegia la vida. O mejor la poesía se
encuentra en la realidad: Existen versos/ que trascienden, las esquinas del papel./
Parir una hija o un hijo/ (...) Enviernizar con pañuelos blancos, la plaza de la
Merced,/atizar el alma/para que no anide olvido/ ni indiferencia (“Existen versos”.
21). El término que subrayamos evidencia el desprejuicio lingüístico.
717
áffltue u *•*
* •<
««
Hrlcn Umoftfl
muerte: Moisés Landaverde, Róger González, Hilda Rosa López, Miguel A. Pavón...
Quizá, la sección de menor aporte literario.
718
la palabra iluminado
La tercera sección, “Mujer con ropero”, corresponde a la cuarta etapa del modelo de
Santana: introspección y síntesis. Se observa una mayor autoestima y el desarrollo
pleno de una identidad femenina positiva, hay apreciación de todas las mujeres, se
aprecian (sic) a los hombres selectivamente y se aprecian (sic) otros grupos minoritarios,
según apunta Torres, que ejemplifica con “A veces” (17). La última sección representa
la quinta etapa: articulación sinergética, apreciación y sentimientos de experiencias
compartidas; un pluralismo. La autora se distancia para definirse y se rebela ante su
condición de mujer que quiere sólo ser humana. (“Mi noche oscura”, 18).
En Mujer entre perro y lobo, sobresalen dos textos que evidencian los niveles de
superación logrados por la autora. Aunque extensos, logró sostener la tensión poética
hasta el final. Ellos son: “Del amor y desamor” y “Mi noche oscura” (noventa y
cientosetentiséis versos respectivamente). El primero explaya una serie de
consideraciones en tomo al deterioro y muerte del amor. Cada estrofa principia con
una pregunta y cierra con la indicación de la lenta carcoma que roe lo que una vez fue
hermoso: ¿Adonde va el amor después del amor?/ (...) ¿Adonde se va la pasión?/
Ahora sólo quedan retazos/ de suspiros alados/ un cierto olor a flores ajadas.// (...)
¿Adonde está la alquimia/ que un día demostrara/ que cualquier lugar y fecha/ era
buena (sic) para amarse? Luego, el señalamiento de los obstáculos que impiden
deshacer las cadenas onerosas: Ahora sólo queda cansancio, ratina/ un cuerpo que
se parte porque nunca digas no/para que la familia y sociedad/ propiedad privada y
religión.- no sufran una crisis/ y se les caiga el dedo acusador.// (...) Excusas más
excusas repetidas/ ...por la niña, por el niño, por los hijos,/ por la casa, por mi
madre, por tu padre/ por el carro, por el cheque, el qué dirán...'/ el miedo a la
soledad, a comenzar de nuevo/ al amor después del amor. (23-26; lo subrayado, en
cursiva en el original). La reiteración anafórica remarca el incidir cotidiano en los
mismos patrones de conducta.
Punto nodal es “Mi noche oscura”. La velada alusión a San Juan de la Cruz le imprime
un cierto matiz sacro, trascendente. Un poema que, aunque no lo deja de lado, rebasa
el tema feminista y plantea un problema existencial de carácter teológico general: el
de las relaciones de la persona con la divinidad. Elvir traza el itinerario de las distintas
etapas (la noche oscura) por las que ella tuvo que pasar en la solución del conflicto
Dios-ser humano. Con versos de gran calado, dice: Llevo horas, siglos, siete vidas/
queriendo decirte lo que mi alma sentía/(...) Poco a poco me enseñaron a temerte/—•
71?
H»l»n Umofle
720
Le pelotero iluminoáo
injusticia), él también la acepte tal como ella es. El máximo esquema patriarcal de la
sociedad se ha roto por la exigencia de tratamiento igualitario entre ella y Dios. Además,
para obviar dudas —conectando con la restante temática del libro— el yo poético
ratifica que ha aprendido a respetarse y valorarse: no me dejes caer en la tentación '
de perder este híbrido/ cruce de ingenuidad, rebeldía y fe/ con el que he aprendido a
reconciliarme/ con tu ser del todo y de la nada./Amén. (75-81). El verso final enfatiza
el sentido religioso, de unión con Dios dado al poema.
Patricia Mackav
Patricia Mackay A. (San Pedro Sula, 1966) escribió Sentires de mujer (2002), libro
de factura heterogénea en el que conviven los hallazgos expresivos y los versos
insulsos. En él prevalece un propósito de definición de sí misma a la luz de una teoría
de género. En “Tertulia sentimental”, la autora expone su propósito al escribir: las
letras hacen las veces de memoria (Mackay, 2002: 18). Mediante ellas anhela atrapar
sensaciones,/de mundo interno,/ de capullo adormecido a punto de reventar,/ (...) y
se devela poco a poco/ a la mujer; mujer que respira su tiempo, ' en armonía con el
universo,,' dispuesta a la experiencia de la vida/con sosiego,/ con verdad,/ enamorada
de la natura,/ enamorada de ser' en equilibrio,/ con la química compleja/ de vapores
incluidos en capullo adormecido/ que le visten de realidad y de mágica esperanza./
pasando al atardecer (“Capullo adormecido”, 21). Mujer, pues, latiendo al pulso de
su tiempo' l.o veo todo (...) lo más sublime,/ lo más brutal.' el heroísmo, la
calamidad,/ el regalo de la lluvia,/la sombra corrupta de la ignorancia./y lo inhumano
de la pobreza, soy capaz de percibir la pequenez de una urbe,/ Y (sic) lo colosal del
retrato de una virgen en un grano de arroz (“Sentada aquí”, 23). Un puntual juego
antitético y paradójico Captando esencias, lo grande puede ser infimo y lo pequeño
entrañar grandeza infinita.
En “Hoy es uno de esos dias”, la realidad revela su rudeza: La mala ventura premonitoria
so salto (sic) la varda, (sic)/ se me atascó la razón,/me mastico (sic)34 la ignominia, al
ñateo y al violador,/ en cada bocado al desayunar.// Hoy es uno de esos días,/ en que
formalmente protesta el corazón.../ Quisiera tener un 'organge glo'/ [¿iluminación?,
14 Por contexto, pensar, os que el verso sólo adquiere sentido con la preposición “a** la
cual fue omitida: me mastico a... Probable alusión a las malas noticias divulgadas
por la prensa cotidiana.
721
K»lrn Unaíe
Leonel Alvarado
Leonel Alvarado (San Jerónimo, Copan, 1967) ha publicado Casa vacia (1991) y El
reino de la zarza (1993).26 Con relación al primer libro, con trescientos dieciseis
versos, constituye un sólo poema. Por esta razón, prescinde incluso, de una serie
K Por ejemplo: Oh cielo/ ternura y sueño/ tú eres mi idea del día/ mi idea de noche. ' mi
idea de amor. .. (40); En mi vida y en mi erotismo/te quiero con elegancia y furor/deseo
recorrer tu cuerpo con mis besos/y que sientas el ritmo de mi respiración... (48)
* Un fragmento de El reino de la zarza se dio a conocer en 18 Conejo del cual, según
me informó verbalmente, lo tomó Salvador Madrid para incluirlo en La hora siguiente
poesía emergente de Honduras (1988-2004) Dado que esta antología fue publicada
en 2005, rebasa los limites de nuestro trabajo.
112
La palobio ilw»trabe
numérica que separe los diferentes textos, según advierte el autor en la introducción
El titulo alude a la poesía, tema central que se define, con mayor precisión, en la
primera sección.
Para Alvarado, el quehacer poético ostenta una cualidad dialéctica. El poeta elabora la
poesía y, a la vez, ésta labra los rasgos de aquél: construyo la casa/ y la casa me
construye/ al edificar sus paredes voy descubriendo/ mi rostro, llego a mis ojos.' y la
casa/se ilumina/descubro mi boca/y la casa/ sonríe/ termino mi rostro, y la casa se
habita (Alvarado, 1991: s. p.). La poesía es fuerza poderosa y la relación que con ella
se establece es intima, personal e intransferible: una música extraña fluye- de sus
paredes/ inunda la estancia/ se adueña de mi cuerpo, (...) el tamaño de ¡a casa es
infinito/ (quizá no tiene tamaño)/ no conozco su centro/ sólo/ su ahora- el pequeñísimo
espacio que piso. No es fácil lidiar con ella. Alvarado lo consigna: habito/ la casa,
como un/ indefenso/pez.que desconoce/y teme/los/ limites, dé su jaula.-/ (...) casa
edificada sobre el abismo/' vértigo/ al abrir la puerta. El imperio de la poesía es casi
absoluto. Sin embargo, el poeta insinúa la fuerza —el poderío— que ejerce la mujer,
quizá metáfora de la poesía: mi única compañía/ una luciérnaga enjaulada- a veces
se ilumina v tiene cara de mujer/por la noche cubro la (aula y a través del ligero
manto.’ puedo ver en interminables ráfagas, de luz su desnudo, perfil. Y más adelante
agrega; a veces, olvido las libros y la pluma, y me cuelo/ en su jaula. A la mujer (la
luciérnaga), se le concede autonomía de vuelo: en esta casa. ella es la única/libre. Al
finalizar la primera parte, cuando la casa se cierra sobre/ si misma, sólo queda un
pequeño espacio en el que apenas cabe/ el mínimo ojo encendido-' de. la/ luciérnaga.
Mis subrayados hacen hincapié en versos bisílabos que, por la necesaria pausa final
del verso, rompen la eufonía.
M M41
Helen limarte
vida —materia comes tibie— por un brevísimo/ acto de amor. La poesía, pues, como
respuesta amorosa frente a la vida, aunque, con ella, sobrevenga el trágico destino del
insecto emblemático. Alvarado introduce, pues, el tema de la muerte. Quizá la poesía
sea una de las formas de superarla, trascenderla o aceptarla: la poesía es entonces
sólo un pretexta, un vano intento de darle forma/ a lo absurdamente irremediable.
Una expresión directa y efectiva, acorde con la claridad conceptual que la sustenta.
FRANCtSCO BaRRALAGA
724
¿Efe
la palabra iluminada
Pero la voz poética sabe que, en parte, esa mujer, fue producto de su deseo: Afo darás
corazón para mi cuerpo/no arreglarás la cama ni mi suerte// Desordenaré la memoria/
no me preguntes si me queda el hombre// (...) Tu entrega no me ocupa/ tuve que
inventarte para que fueras posible (30). De ahí, los versos que anuncian la
desintegración de la pasión: Llegas a mi nombre/ tuyo pero ya no soy vos/fui el que
queda/ soy más nuevo y el adiós se acerca (40). Un punto más: la mujer concreta
asume la representación de todo el género: No podrás jugar con mi presente' cerraré
mi cuerpo/ no importa si ya no eres única// Estoy solo y no tienes nombre/ hablo de
vos y eres general// Llevo el día lejano y sencillo/ a veces termina/ tu adiós es de mi
cuerpo// Estoy igualmente distinto/ te odio casi siempre/ y me temo en los espejos
(11). Un uso de la lengua cercano a lo conversacional que acude, con frecuencia, a la
paradoja y al juego de palabras.
“Nota para vos”, el poema inicial, al prescindir de las normas gramaticales, recuerda
la técnica del monólogo interior. En él, Barralaga muestra su voluntad de independencia
lingüística y la necesidad de encontrar su identidad. El amor es la clave de esa búsqueda.
Su concreción: el poemario mismo. Sin embargo, la reiteración temática y la
uniformidad en el estilo (unido a lo extenso de los versos) crean una peligrosa lira
monocorde
La relación con el otro confiere sentido al transcurrir del tiempo. De ahí, la persistente
mención de símbolos como el reloj o ios días de la semana; Tu presencia es un reloj/
Ctnndo abandono la vida en la almohada/y el infinito es una parte de tu cuerpo.//
(... a noche es una espera a la que he de llegar- a tu secreto en blanco./ No dejes
afuera nuestra separación/ que tu soledad y mi soledad se hagan compañía.//
Lentamente me despiertas/ así tomo me haces falta hasta la muerte./ Fíxs de Lunes
(sic) a Domingo (sic). (“Mi semana inmediata”, 3); Un día cualquiera/ o más tarde/
725
H»ltn Umoflo
Poemas húmedos
Poemas húmedos está conformado por tres poemas extensos. “El sueño” y “La
fiesta” celebran el amor. “Los escombros” enfoca la disolución de la relación de
pareja, pero recalca la persistencia de la pasión.
Aunque incide en los tópicos comunes a los cantos de amor, hay más atrevimiento
* ♦
expresivo. Las alusiones al acto sexual o al cuerpo humano son explícitas: Tenes
mariposas y nubes en tus manos/ cuando tus dedos se esconden bajo mi vientre. y
levantan mi sangre como un hechizo/hasta que el segundo último/atrapa la transparente
alegría de mi desnudez/y el secreto de mi llanto se derrama en tus manos.// En tu
sexo/ se nace al destino de morir/y al ensayo de vivir.//En tu sexo/ la vida se une coi
la muerte.// En tu húmedo abrazo/ mi sangre/ se quiebra sobre el Sur de tu pubis.
Para tu húmedo paréntesis/mi lengua es un signo de admiración/ que se sube a vos
como una serpiente.//Estoy del lado de la buena suerte/en tu rincón húmedo. ("La
fiesta”, Barralaga, 2002: 28-29).27
726
La palabra iluminada
rosa hecha lágrimas/ sobre mi vientre./ Tenia necesidad de vos/ por eso tuve que
hacerte el amor/ en tu ausencia.// (...) Cierro los ojos/y a puro recuerdo/ te hago el
amor desde mi soledad.// (...) en la emergencia de mi sangre/ aspiro' la fiesta húmeda
de tu rosa profunda.// Solo/ lejanamente solo/ tu nombre es una gota violenta'' que se
derrama,/ dulcemente/ sobre mis/ manos. (47-48). Gracias al juego de imágenes se
alcanza decoro en el tratamiento del tema.
Estilísticamente, Poemas húmedos se aparta de los libros precedentes; opta por una
expresión más sencilla, acoplada a la racionalidad del discurso, tal como vimos en los
fragmentos citados. Sus tres composiciones son extensas. “La fiesta", cuatrocientos
versos; “Los escombros”, doscientos y “El sueño", alrededor de ciento setenta. Dado
que es un discurso monotemático, en algunos momentos, sentimos el lastre del exceso
lingüístico.
La apare »ie abstracción del yo se observa en “El desierto de Sonora”, “Los cañones
del fuer» . “Cuarto y último viaje" y otros. Son poemas descriptivos o que parten de
una breve anécdota. A manera de estampas, aparecen como instantáneas de situaciones
congeladas en el tiempo “En los campos de petróleo” —copiado en forma íntegra—’
Hel«n Umoflo
Samuel Trigueros
728
■mUfl
lo palabra iluminada
En “La armadura de neón”, las referencias minuciosas a un cuadro del pintor Armando
Lata, le restan universalidad. Sin embargo, encontramos unos versos que recuerdan
la capacidad del arte de reflejar la realidad y de golpear, con ello, al receptor: ¿Qué es
esto? ¿una (sic) pintura,/ un rostro, un espejo?/ ¿es (sic) la armadura del metálico
guantelete' cuya bofetada esperamos/para volver a la realidad que soñamos? (57).
Trigueros capta esencias y sabe expresarlas.
César Rodríguez Indiano (1967) ha escrito El poder del harapo( 1997) y Altar de los
humanos (2004), obras que muestran una insistente necesidad de reafírmación
personal.
72*
Helen Umoflo
faceta mis destacada es la necesidad de afirmación personal. Por parte del yo, existe
interés de mostrar quién es; qué piensa; cuál es su sentir más hondo, etc. Dicha
intención se perfila desde el poema inicial: Mis pasos no son grandes porque abarcan
millas sino/poi que van precisos// Tampoco mifortuna es mucha porque tenga bienes/
sino porque el mal no me distrae// El tiempo no es un conflicto para mi/ los años que
he de vivir me bastan para esperar la muerte/haciendo lo que quiero, (...)// Me volví
sencillo a fuerza de milagros/ bastó un poco de higiene en mis axilas para hallar mis
alas (Rodríguez, 1997:9). La autoevaluación abunda en aspectos positivos: serenidad,
equilibrio, ecuanimidad, aceptación de lo que las circunstancias imponen y capacidad
de vuelo autónomo. El poema final, a manera de balance, expresa ese haz conceptual:
Cómo flamea mi barrilete volado desde esta cumbre/ qué ostentosa su cola y su
vuelo/ ay pero qué ondulante/ (...) aqui tienen al maniobrante, soltando hilo por
etapas/hallando a su modo el cielo (76). Otros ejemplos: Cómo voy a creer que Dios
puso manos en mí para pedir/ han de ser la hoz que madruga a los trigales/ han de
ser parras abundantes que se derraman en todo/precipicio// Los mensajes de mi voz
cuando soy cierto/ llegan a rumor de lo infinito/ (...) nada está en mí añadido o
descompuesto/ soy átomos y uñas, pupilas y nostalgia, ni para dormir/ soy distraído
y cuando despierto/ la tierra no me alcanza para continuar lo que persigo// (...)
Cómo voy a permitir que mi corazón renuncie a ser perfecto (63-64); Nunca mi
corazón les ha llegado con demora/ siempre he contado, con las palabras/ para
proyectar el evangelio de mi sangre// no le indulto trabas al idioma, no puede el rio/
excusarse en la dureza de las piedras para ocultar/su fondo cristalino//segó (sic) en
mi fondo todo lo que digo/ lo mismo siendo arroz como veneno (73).
730
Lo palabra ilummodo
El contexto da píe para pensar que, entre esas alondras, está la figura femenina,
receptora implícita de varios poemas: Necesito que no te vayas de mi lado/ que me
digas el secreto de tus ojos y que infrinjas en mi nombre/ las leyes de tu ropa y tu
temor. ..(12); Disculpa que repane tanto en tus piernas/es que ellas son el instrumento
de mi avance y el argumento de mi fe// Perdona que no pueda disimular mi ajición
por tus pechos es que son ¡os manantiales mejor ubicados/ en la travesía que me
toca desafiar/ Disculpa (sic) que en cada amanecer mis manos estrujen tus corpinos
(15); revolquémonos en las arenas sucias de los mares oxidados/ sean las piedras
nuestras amapolas/ yo te pensaré diosa para mis adentros vos hocé lo propio/ tembló
sedienta cuando nu cálido abrazo/ torpemente te envuelva (18); Ib te amo locamente
aunque tú ni siquiera lo percibas (46). Los poemas de amor son la parte más débil del
libro.
731
Htitn Umoflo
Abundan los textos que traducen una fuerte pugna o crisis de pareja. Siempre, la voz
dominante le corresponde al hombre. Éste es el maestro. Reprocha y traza caminos:
Porque nunca aprobé tu tendencia hacia los fangos/ porque te desnudé los ídolos,
porque dije muy cerca de tu oido/ verdades implacables, porquefui mudo de piropos/y
riguroso de reclamos/ (...) Porque en el fondo seguí siendo el sirviente predilecto/ de
mis sueños, son entre otras, algunas razones/por las cuales me dejaste... (56-57); toda
tu belleza no consigue distraerme del dolor,/siempre regreso a mi reclamo elemental de
serperfectos... (59); pero alfinal eras mujer, sucumbiste en mi universo/y me aburriste/
con tu cielo de cometas rutinarios y opacos (75).24 Versos que no requieren de exégesis.
La factura de £7poder de! harapo es irregular. Junto a versos contundentes y precisos
en los que el idioma adquiere vida, conviven otros de escasa expresividad.
732
La palabra iluminado
la gente solo (sic) dice... son poemas (47). “Terrenal y varonil”: Tengo aqui dos
palabras que me retratan,/ como las semillas, terrenal/ como el bronce amargo que
trituran los orfebres/ mediante las agruras de las estaciones, varonil/ (...) terrenal y
varonil, eh (sic) allí (sic) dos aplausos/ que levantan mi telón (60).
ni
ticien Umarta
El autor externa su propia concepción del quehacer poético. En “La poesía”, aboga
*
por la autenticidad y considera que ella es un instrumento de lucha: es del centro que
nace/ como un geranio amaneciendo/ al séptimo día de una guerra/ (...) la poesía
que yo digo no es poesía/ es furiosa daga lanzada en barlovento (45). “Muro de
alabanzas sincopado” da preeminencia a los valores de fondo: no creo en la frase
redondeada con labor de escarabajo/ ni en piojos de entelequia/ que le raspan el
lomo a las mayúsculas/ no creo en la gripe del idioma ni en quirófanos de tinta-' qa
se dice, cauterizan el tumor de las vocales/y el dolor original de los sonidos (...
poema mió/ es uno que truena sobre un huracán de sequías y miserias/ lava qu<.
rebalsa en los cañones/ misil de azúcar trastornado, escalpelo que vence las aldabas
luz que busca luz al limite del fuego/ ¡pero luz, por siempre luz! (25). Inclusive,
Rodríguez Indiano liga su poesía al destino humano. A ello aluden, tanto el titulo del
libro, como el poema “luda la gente es mía”: mi templo es con pueblos y banderas de
harapo/ mi altar es con humanos, esqueletos y mendrugos (43).
En poemas que no comentamos, el autor sigue una linea formal que conlleva un
cierto grado de hermetismo. Como otros escritores de su generación, utiliza el lenguaje
de manera muy personal y, con frecuencia, no ofrece indicios que orienten la
734
Lo poiaito ilwHinoío
decodificación. Los consideramos sus textos menos valiosos Hay, también, versos a
los que faltó mayor trabajo de esmeril. Pero, en términos generales, la obra lo confirma
como uno de los autores de mayor independencia intelectual.
Albrrto Destéphen
Alberto Destéphen (San Luis, Comayagua, 1968) escribió Raíces nocturnas (1998)
y Palabras con tierra (2002).
Raíces nocturnas
Como su nombre en alguna medida anuncia. Raíces nocturnas ofrece una visión
pesimista de la realidad. Los títulos de los poemas lo ratifican: “Cadenas”, “Hondo
silencio", “Viento fúnebre", “Sabor de la tristeza", “Rio de sombras", “Versos de
luto", etc. Todos, con la mirada vuelta hacia sí. en escarbar continuo sobre la propia
subjetividad “Monotonía”, copiado íntegramente, revela cuál es el resultado de tal
percepción: Estoy enfermo./me abate la angustia- ante el monótono movimiento de
las piezas1' v de las piedras que no gritan. ( Destéphen, 1998- 26). Versos de buena
factura que propenden hacia un uso del lenguaje dentro de los cánones de la
connotación tradicional. Lo comprobamos en otros textos en donde el tema del paraíso
perdido y también el sentido de culpa están presentes; La esperanza.' cae al vacia'No
(sic) existe escalera ai nirvana en esta dolencia que agudiza mis sentidos// Si este
punto de luz. pudiera aniquilar las vicios que heredé del paraíso perdido... (“La
celda", (15); La estrella maldice las tinieblas., cumplefunciones simples, mientras se
desvanecen tas calles, del paraíso perdido. ("Desesperanza", 39); Mudo./ cómplice
de ¡os cuchillos observo- el lento movimiento de la caída (“Espirales de humo", 19).
Como contraparte, uno que otro texto descubre la lucha personal por sobrevivir
anímicamente: Deseo el renacer de un cielo oculto que presiento. (“Oculto cielo”,
42). Pero tal actitud no prevalece. Inclusive, el amor, que podría verse como panacea,
no comporta la solución anhelada. De ahí que no exista un desbordamiento pasional.
Con frecuencia, se alza una especie de barrera entre los amantes: Eslabones vacíos/
en estos territorios sin puertas, no me dan respuesta para invadir/ la furia de tu
ternura. Si tú pudieras..., entre hilos de color/formar puentes/ que descubrieran al
animal v tálenlo/que nace cada dial enformas desconocidas. (“Formas desconocidas”,
53). Una .obria y digna manera de decir.
H5
Helen IhnoOo
La segunda parte de la obra. “Manzanos del Edén”, desde el titulo, proclama que su
objetivo es cantarle al amor. Se inicia con “Arte poética", texto cuyo nombre alude a la
perspectiva desde la cual se escribe: la honda interiorización de la realidad de la cual brota
la rosa, la obra creada. Copiado en su totalidad, dice: Mar creciendo hacia adentro./ voz
azul persiguiéndome:/ rosa/ que se abre/ como el silencio oscuro/ de los amadles. (69).
Para darle salida a la pasión amorosa se acude a la fuerza de la metáfora, del símbolo, tal
como vemos en “Manzanos del Edén”: Tu cuerpo extendido es verano:/espejismo/donde
va gravitando mi dolor (92). Se reconoce el poder del amor como fuente de conocimiento.
Por esta razón no existe condena para la mítica serpiente: Eran tu mirada y la mía.,'
alambres en el viento/donde los pájaros sostenían/ su concierto estival// No era el agua
que caía de tu boca/ ni la curva de tu vientre./donde (sic) lentamentefluía el dolor de mis
manos// Era la serpiente, la serpiente del edénJ que nos daba el secreto de Dios. (93).
Precisión en el uso de la palabra y sustancia en el concepto.
Javier Vindel
Javier Vindel (San Pedro Sula, 1968) escribió H;O (1997), libro en el que, con un
despliegue imaginativo de sabor nuevo en la poesía hondurena, la ironía, el sarcasmo
736
lo palabra liuwmoéo
y el humor se derraman a granel. El uso desenfadado del lenguaje, ajeno a las normas
constrictivas de la Academia y que. por momentos, se toma grotesco, lo singulariza.
*
La realidad y una concepción poética que. desde el plano formal, exprese los desajustes
percibidos, constituye punto focal de las preocupaciones de Vmdei. Por esta razón
descarta eufemismos. De entrada, advierte que el titulo no alude a la fórmula química
del agua, es la fórmula de una situación social en crisis: hambre elevada al cuadrado,
más opresión = álgebra cataclísmica! De ahi que cada texto revele alguna faceta de
tal binomio. “Remedida”, el poema inicial, anuncia hacia dónde se dirigen los disparos
del poeta: ¿Mi país?:/ (...) -manoseada cartografía de futbolístico plascebo (sic)/ e
hidrográfico sollozo/zopilotescofestín con antifaz de regocijo o perfil de portaciones
(Vindel. 1997: 16). “Puntos de vista” establece, sin ambages, el origen de la
problemática social: Arriba, en el circuito cerrado de los Halhallas privados de
múltiples garajes/ piscinas pirotécnicas y perros aristócratas la lluvia1 se disfruta
(...) mientras abajo/ en las arquitecturas de cartón y nylon. la lluvia se sufre (18). El
mismo fenómeno enfrentado desde dos mundos antagónicos El uso alienado del
deporte; el festín de los corruptos y el tema de la enajenación de la soberanía nac tonal
en apretada síntesis Para una realidad grotesca, un lenguaje de igual signo.
“Balada rock para el desaparecido” hurga en una de las llagas sociales más sensibles
y ofrece vividas referencias a la práctica de ¡a tortura; Quizás el ojo del níquel lo
soslayo con ojeriza i avispas rabiosas lo aguijonearon talvcz relámpagos de doble
filo se ensañaron contra sus sueños,- lo cierto es que cayó, condecorado de rubíes/ allí
donde, revientan las adelfas como asteriscos de furia como puños de sangre fértil.
Olvidos-luz hace que fue raptado por incógnitos signos de interrogación. >• aún
¡Aún! (sic) No germina el sol sobre su enigma. (17). “Vértebras con harapos” conlleva
un amoroso trato a los niños pertenecientes a la marginalidad social: libélulas de
ceniza- y sonrisas, con coágulos de azúcar.// (...) Con una primavera a lo H ah Disney
más alia dei arco iris, sueñan, quien (sic) sabe porqué, (sic)/! Principes en botón, en
cuyas vértebras con carie ios de navaja el cierzo encalla!(...) ¿Como explicarles que
algún día tendrán alas si ya sus sollozos sonámbulos rasguñan el vacio? (23-24).
Entrelineas, indignación y ternura.
din ||M
Helen Umoflo
738
MMMMmUl
La palabra iluminado
Xiomara Cacho Caballero (Punta Gorda, Roatán, Islas de la Bahía, 1968) escribió La
voz del corazón (s.f., probablemente, 1998, fecha que se consigna en la introducción).
Dado que la autora ha vivido en un lugar en donde confluyen tres culturas, tanto el
titulo como los ocho breves poemas están escritos en garifuna, español e inglés.
Quizá su trascendencia radique en que, por primera vez en la historia de la poesía
hondurena, una mujer de la etnia garifuna realiza un esfuerzo de integración
intercultural. Destaca, en primer lugar, un deseo de afirmar la propia cultura. En
“Tambor”, con versos sencillos, expresa: ¡Cómo tocan el tambor/ Los niños de mi
pueblo'/ Conservan sus costumbres/ Y hablan de dugú,/ (...) Conservan lo de sus
ancestros,/Hablan de su identidad. (Cacho Caballero, s.f.: 3). A la autora le preocupa
la conservación de los rangos de la identidad cultural frente a un presente que tiende a
desdibujarla o destruirla. En “Alarido”, dice: Sobre ese germen/ De riqueza cultural//
739
Utlcfl limarte
“Eres tú” recoge la inquietud por el atropello y la violencia que, muchas veces, están
en el origen de la vida: ¿Eres tú lo que en verdad crees ser?/ (...) Eres pasión
desenfrenada por el sexo/ Producto de la soledad/ Deseo por los senos de la criada.
La amenaza del patrón... (21). En “Marido y mujer”, se deleita en la expresión de!
amor: Mirada penetrante/ Que traspasa mi alma/ Cuando apoyas tu oído/ Sobre mi
pecho/ Para sentir el galope/ De mi corazón/' Cuando jugamos/ a marido y mujer.
(23). Poesía sencilla que expone un fragmento de la percepción del mundo por pane
de la autora.
En la antología Honduras: mujer y poesía (1998), Ada Luz Pineda de Gal vez incluye
a Rebeca Becerra Lanza (Tegucigaipa, 1969) cuyas composiciones tomadas del
740
La peí abre i laminaba
“V” ratifica la situación de distancia pero el origen del problema se interioriza, se ubica
dentro de si: La casa está lejana/ no es el tiempo el que nos separa, no es la distancia
no es el amor, no son las fronteras mucho menos el mar es el recuerdo el que me
traiciona r me aprisiona en una ola sin retomo/ es la memoria que me vence a mitad
del camino/ pero cual ¿ amino si no he tomado ninguno (536). Se afirma algo, pero
enseguida, se revierte la situación. No hay marcha atrás y la cárcel no ofrece posibilidad
de escape La desubicación es completa. La atmósfera creada por los poemas es de
alguien a quien se le hubiese quitado el suelo debajo de los pies hasta dejarlo sin aire. No
existe un asidero espiritual. En “III", la voz poética expresa que le gustaría descansar
bajo la sombra de un almendro, pero, inmediatamente niega tal posibilidad: pero los
almendros que conozco/ están derramando lágrimas (535). El yo poético se siente fuera
de lugar. Ajeno o extraño en cualquier espacio. En el último poema de la muestra leemos:
Lentamente cruzo a través de este tiempo/ ocupando espacios que tal vez no me
pertenecen/ (...). Te o esto es una fiesta donde no he sido invitada/ un ir y venir de
soledades donde el címbalo de mi cuerpo/golpea con su eco el mar infinito. (539-540),
Nfltn
El amor pudo ser un recurso de salvación. Pero también falló: Tenia un viernes para
dejar!<> en tus p/os/(...) Era una puerta abierta para que entraran tus zapatos/llenos
de tus pies para tocar los míos/ (...) Peno lejos de ti aún era ancho el horizonte/y
todo el amor se golpeó contra mis huesos/ lejos el sudor era sangre/y los dias tenían
el miedo en la punta de la lengua/ Hizo (sic) jiilta el plomo para llenar el suelo de
suspiros profundos/ (...) faltó en las calles como el vino en la mesa/ el pañuelo
blanco en la plaza/ la muerte/ el amor/ el llanto/ la esperanza de un día se quedó
lejos/ en ¡a sonrisa ancha de tu frente/ Tenía (sic) un viernes para dejarlo en tus ojos/
y no tenia nada para los ojos del mundo. (537-538). La enumeración aparentemente
caótica traduce la conmoción anímica propia de quien ha perdido el rumbo.
742
la palabra iluminado
las cosas me ven a mi/ (...) nos ven a lodos/ y todos nos vemos; como cosas y nos
olvidamos// Nos olvidamos de ser hombres (57).
Como manifestación de una vida visualizada desde una plataforma en la que prevalece
el dolor, abundan las referencias a elementos no placenteros. En “Las mismas piedras”,
con una sintomática reiteración léxica (conversión), se enfatiza en lo rutinario: Cada
persona que veo/ marcha a su trabajo/ exhausta de masticarpiedras;'de hablar palabras
como piedras/de caminar sobre las mismas piedras. (33). En “Rio interminable”, la
personificación del astro gráfica lo intenso del sufrimiento: El sol tiembla/sus dientes
se hunden en mi espalda (49). La óptica es tan negativa que hasta podríamos pensar
en una especie de regodeo interior en la infelicidad o en el dolor. Dentro de esta
atmósfera ominosa, no es extraño que abunden las reflexiones sobre la muerte. Con
escalofriante frialdad, en “También la muerte”, leemos: También la muerte/se convierte
en rutina/ limpiamos el cuchillo/ lo volvemos a ensuciar// Hora tras hora cae/ en
cada esquina/ un hombre/ una mujer/ un niño/ un viejo/ uno que otro árbol (55). En
“Hacia dónde”: La gente circula/ (...) No sé hacia dónde se dirigen; los puñales que
cruzan sus vidas/para siempre. (41). En “Duplicidad” -de significativo nombre- la
voz poética, inclusive, se identifica con la muerte: No es fácil/ querer ser/ una// Una
sola sombra/ una sola muerte (53).
Imhra Flamenco
Indira Flamenco (1969) escribió Cuando las rocas fecundan el llanto (2000). obra
en la cual sob.esale la temática social. En el terreno de la poesía política, “General
Siglo XXI”. en forma irónica y alegórica, enfoca el tema de la impunidad con la que
actúan los militares culpables de violar los derechos humanos: En el primer vuelo/de
Inmunidad Airlines/ el General/ dejó caer su maleta/y una serpiente de recuerdos/ le
743
salpicó los pies. (Flamenco, 2000: 14). "En la esquina común" evoca la práctica de
los desaparecidos políticos durante la década de los ochenta: Aquí/donde las madres/
aún esperan' a sus hijos./ donde el tiempo/ es incapaz/ de enterrar/ el llanto,/ estoy
viviendo/de despojos./ —Los perros—/Ahora (sic) tienen nombre. (19).J2
Vanos textos asumen posturas feministas. "Poética de género” implica en qué medida,
desde ¡a infancia, se implantan, en la psique, patrones machistas. En “Multitud en
riesgo" se rechaza a quienes hacen escarnio de la mujer o violentan la dignidad humana:
quisiera exorcizar/un ejercito defalos:/ Violaniñas/ Violaniños/(...) Maridos infieles/
Practicantes del cibersexo/ (...) Mercadólogos de cuerpo/ (...) Dinamitadores de
sueñas.../ ¡Ah! También te incluyo a ti/ -Remedo Perfecto de Ternura- (45-46). La
ag» esi vidad también signa a “Para vos y vos”: Este poema/no se hizo para ser leído,/
(...) ante un selecto ramillete de antifaces,/ lo he parido para vos/porque nadie más
cabe/ en este hueco,/ en el que sutilmente/—el miedo—/ te ha orinado. (47).
A veces, la voz poética realiza una autovaloración. “Cuando las rocas fecunden el
llanto” reafirma la propia dignidad contra Los que creen que la verdad/cabe estrujada
entre sus manos. (59).u “Casi expropiada” expone que, por el amor entendido a la
manera tradicional, estuvo en peligro de asignarle al amado la silla principal del
comedor extraviado. Entonces, no percibía la hediondez/ de tu mirada. Pero, en el
hoy, tu presencia es un garabato insostenible. (58).
*
Acertada es la alusión al mundo de la cibernética en “La soledad.com”, texto escrito
al ritmo de la época: Abro la página./ Entro en una escalera/barnizada de utopías./
La soledad aquí/ se desvanece en las teclas/ se atora en la pantalla./ Me encuentro
con poliglotas amorfos/ cuyas voces, como la mía,/ se han quedado afónicas/ de
tanto gritar. (39). Al aludir al superficial manejo de las teorías utópicas, se apunta al
sentimiento de desencanto, uno de .los signos más perturbadores del mundo
contemporáneo.
33 Tanto en este ejemplo, como en el segundo del párrafo siguiente, el uso de los
guiones nos parece impropio.
33 En el título del libro leemos “Fecundan"; en el poema, “fecunden".
744
lo palabra iluminaba
La obra ofrece dos trabajos sobre las etnias minoritarias. “El cuento de la abuela”
alegoriza sobre las carencias del pueblo lenca y su comunión con la naturaleza.
“Ashanty” refleja tanto el abandono como la respuesta de una mujer garifuna frente a
la vida: Nunca supo de su padre.// Los amigos cercanos la llamaron negra el buyei de
Guiriga la bautizó: Ashanty.// (...) camina. Emborracha sus sueños. Danza (...)
Sube las olas en un cometa/ mientras el aire se pierde furioso/ en sus montañas
nigerianas.//Hoy una hamaca se coloca/ entre sus labios,/meciendo el cielo. //Ashanty,/
con el mismo color de tu sonrisa/ con el sabor inmenso del mañana. (13). Flamenco
se ubica dentro del conjunto de autoras preocupadas por la cuestión de género. Además,
connota un interés social. Pero, en varios textos, faltó profundización conceptual.
Diana Vallejo
Diana Vallejo (La Ceiba, 1969) escribió díasurbanos (2000). nombre que plasma su
intención, captar detalles, aparentemente insignificantes, del diario vivir, tanto en el
ámbito del hogar, como en el espacio abierto de la ciudad.
Con el antecedente de Armida García, la autora detecta lo insólito del acontecer común
y corriente.’4 Para decirlo con un término acuñado por los formalistas, ha realizado
una operación de “extrañamiento”: ha viste lo que la rodea como si fuese la primera
vez que se capta. De ahí, la perspectiva novedosa con la cual traslada su impresión.
En esta forma, en el aparentemente intrascendente “Mesa”, destaca en qué medida el
mueble, aunque anodino, testifica encuentros y desencuentros: Un cuadrilátero
popular/ con su espalda plana' lisa, rugosa/ vistosa/ opaca... (...) Cuatro esquinas,
punios cardinales/ destino en plática/ en murmullo/ decisivo/ de alcurnia, fracaso/
maldad.// (...) Un sostén de familia/ símbolo de pasión rumor de diente, caricias
vaticinios. (Vallejo, 2000: 11 -121 En “Lavaplatos” opera similar procedimiento: Estalla
■e el agua en el fregadero/ va limpia/rompiendo el hábito del día. (15).
34 Infra, p
745
*
■M Iinill ——W1 JII I
Hflen Um«A«
Vallejo evade los tópicos comunes abordados por las mujeres escritoras. Y, en las dos
ocasiones en que se refiere a un hombre específico, solo en “Misiva” insinúa el tema
del amor. En “Saco” emerge la sutil linea cuestionadora que la caracteriza. Con la
seguridad de saberse en una plataforma de privilegio, el yo inquiere sobre los niveles
de profundidad espiritual en el hombre: Seguramente abandonas tu trabpjo/ con el
saco en el antebrazo./ el cuello desatado.// Andas y pintas polvo,/ sobre el piso
pulido/y a! hacerlo/ te vas deshaciendo/ como niño de azúcar.// (...) Dime hombre:/
¿Cómo (sic) cae tu saco en la cama?/ ¿Tu cuerpo?/¿Tu alma? (49). Una postura
feminista que se sale de la tópica común cifrada en 1a mención explícita de la sexualidad.
Aunque varios trabajos revelan debilidades formales, los ejemplos muestran que Vallejo
posee una voz singular. El estilo directo, que no anda a la caza de la frase hermosa y
que evade el intimismo, tiene un propósito definido y acuciante: advertir en qué medida,
en cualquier elemento del entorno, se refleja una situación de crisis, de pérdida de
valores y deshumanización. De olvido de lo esencial en términos de dignificación de
la persona, del ser concreto de carne y hueso, casi aniquilado por la vida urbana.
RVBÉX IZAGllRRE
Rubén Izaguirre (Tcgucigalpa, 1970) escribió Blanco (1995); 1918 (1996); I7w la
libertad {\991y, Cantos (2001); Cartas a Rosario (2002) y Nombres (2003), obras
La palabra iluminada
Blanco
Brevedad, agudeza, precisión y una cierta propensión lúdica son los principales
ingredientes que caracterizan a Blanco. Al referirse al cielo, prescindiendo del enfoque
mimético, dice: Este cielo/no tiene nubes,/sino hombres/ acurrucados: que provocan/
mal tiempo. (Izaguirre, 1995: 6; todos los ejemplos están copiados integramente).
Nubes-hombres causantes del descalabro. La irrealidad es evidente, pero lo fundamental
se marca en la idea del desastre. La realidad, pues, salta a escena. Realidad e irrealidad
conviven en el texto.
Al definir al amor, el autor pone pies en tierra y la metáfora resultante punza con su
verdad: El amor es un fantasma/ hediondo/ entre tu boca y la mía. (9). En otro
epigrama, con una pizca humorística, advierte sobre el difícil equilibrio de la vida
matrimonial: Soy el hombre que mi esposa- detesta, pero por lo general/al que ama.
.
(33) Con ingenio se alude a las relaciones de amor-odio existentes en cualquier
pareja. Se evita idealizar al amor que se asume sin eufemismos: El otro día,.- dije tu
nombre- en medio> de mis piernas. (29); Te quiero desnuda,, esta noche,, pero sin la
noche, i 40). Calidad sintética en el lenguaje. En el último ejemplo, ad\ lértase el juego
de palabras gracias al cual ei mismo término plantea una disyunción semántica.
posibles sentidos: la mujer de carne y hueso atrapada por ¡a magia que emana del
aparato televisivo o la imagen atractiva que tienta desde la pantalla. El humorismo
también se ejerce contra sí mismo. Con audacia y economía verbal, en una especie
de autorretrato, leemos: A veces/me siento/un orgasmo/triste. (8). Blanco representa
un saludable aldabonazo contra el engolamiento y el tomarse demasiado en serio.
Quizá a eso aluda el título. Asi, en el último poema, expresa: Se acabaron/las hojas/
y necesito decir/ que estoy en blanco. (47). El autor minimiza su propio mensaje.
1918
Con el título de 1918 —fecha de nacimiento de uno de sus abuelos— Izaguirre
reafirma no sólo la filiación a un tronco sanguíneo; también implica su pertenencia a
una tradición cultural. Así, en “ 1918”, la voz poética corresponde a dicho ascendiente:
Cómo envejece el mar./ Cómo se forman de mis costillas/ los rostros de mis hijos,/
futuros inquilinos/de ruidosos edificios./(...) Los recuerdos crecen en lá casa,/juegan
con los niños/ (...) Se van de fiesta/ y vuelven bien entrada la noche;/ se casan,
enferman de gripe/ o de nostalgia./ (...) Los recuerdos se toman fotografías/para
que uno no los olvide.// (...) Mi pueblo se debate/ entre la muerte y el olvido./ Lo
cruzan ríos de alcohol/y muchachas vestidas/de hojas secas./ (...) La eternidad me
da sueño. (Izaguirre, 1996: 6-9). El autor toca aspectos muy sensibles de la vida
cotidiana
t
v, en forma sutil, cuestiona la vida ultraterrena.
• i
' En “Retomo”, establece un diálogo con la emblemática figura del abuelo. Las preguntas
formuladas no están exentas de cierta intención irónica: ¿Cómo son los ángeles don
Rubén?/¿Es cierto todo/lo que nos dicen de ellos?/¿Dóndepasan la tardeJcómo es
su vida en realidad?/¿Son muertos normales/ o super muertos?/¿Pagan algún tipo
de deuda,/ estornudan;/ quién los espera en su casa/ después de un agitado día de
trabajo?/ ¿Cómo preparan el café los muertos don Rubén? (11). Quizá, tras el juego
humorístico, se enmascaren el temor o las dudas, siempre presentes en las meditaciones
en tomo a la muerte.
748
la palabra iluminado
problemas con los lápices,/ con la vecina y mis calcetines. (5). Tras los evidentes
absurdos, distorsiones, hipérboles y contradicciones, subyace la idea del hombre
atrapado por un sinnúmero de nimiedades. De esta lucha constante nace un sentido
de impotencia: Es inútil./Los dias están planificados/ antes que nosotros./El sol no
es sino un trabajador/ repetitivo a punto de morirse,/ el equilibrio sólo existe para
perderlo/y muchas mujeres están encerradas eternamente/ en un televisor (3). En un
planteamiento similar al observado en el libro anterior, los versos bifurcan su significado:
¿Se refiere a la oferta ilusoria pero tentadora de las imágenes que ofrece la caja
mágica? ¿Alusión a su poder sugestivo, sobre todo dentro del público femenino?
Válidas, las dos opciones.
Con perspicacia, el autor interpreta otro de los síntomas más perturbadores fin-de
siglo: el del aparecimiento de una generación desencantada, la que, sin encontrar un
sustituto que diese sentido a su existencia, presenció el derrumbe de los grandes
metarrelatos de la historia. La confesión —indicio inequivoco del pensamiento y del
desasosiego posmodemos— es reveladora: No tengo/ nada que hacer/ más que
aburrirme/en mi propio cuerpo./ Veinticuatro horas continuas,/ terriblemente cansado
de hacer' lo que mejor hace la gente como yo./ cansarse de si mismo, en su propio
cuerpo. (16)
Quizá, para conjurar los signos ominosos, para vivir, para adquirir una voz, se destaca
la importancia de la lectura: Leer en fin, para protestar/ porque no hay flores/y cada
vez es más difícil, este oficio de vivir. (21). En “Carta para un viejo poeta”, aborda lo
perentorio que es, para el, encontrarse a si mismo a través de la escritura. Y, aun a
riesgo de equivocarse, reclama ese derecho: Tal vez ahora es imposible./ Pero recuerde
que también nosotros/ quisimos despertar los sueños,/(...) Ahora es imposible/ que
usted lo acepte,, pero hay un muchacho naufragando/en una mesa,/pidiendo auxilio,'
queriendo que Dios exista/ en la poesía. (22). Sin rebuscamientos formales, como
expresión de un vacío interior, de un estar a la deriva, es patético el deseo final. Con
un agregado: la invitación a la humanización de las relaciones en el cerrado y hostil
mundo de las letras.
La mayor parte de los poemas de J918 son extensos. Pero no se abandona el estilo
epigramático que vimos anteriormente. Con matemática precisión, de nuevo, el autor
da en el blanco: Estoy de acuerdo/ con aquellos que dicen que mi poesía/ no sirve./
Mi poesía/ la que no sirve,/ habla de ellos. (12).
749
H«l<n limada
1iva ia libertad
Irónico titulo: lo que vemos es al hombre arrastrando miles de ataduras. El pájaro, en
la mítica popular, se ha visto como sinónimo de libertad. A él acude el autor para
expresar sus deseos: A/e gustaría cantar.// Amanecer todos los días/ en una rama,/
olvidarme de mi brutal empleo/ y reconocer, a ciegas,/ los pasos del amor/ que se
acercan a la cama.// Pero no se puede tapar/ el sol con un poema,// ni siquiera,/ con
muchos de ellos. (Izaguirre, 1997: 21). Por un lado, el impulso creador frente a la
alienación del trabajo asalariado. Por el otro, la realidad derrotando al idealismo: la
impotencia del canto para cambiara! mundo. "Viva la libertad" concentra varias ideas
que ponen en entredicho la supuesta independencia: Viva mi libertadJ la tuya mientras
podas.// (...) La libertad de las cucarachas/ sobre mis libros.// (...) Hoy lloro la
libertad.//(...) Viva, viva la libertad/que vamos a matar,/este día,/cuando nos dé la
espalda.// (...) Viva la libertad/ de tus ojos/ mirando hacia ninguna/ parte.// La
libertad impaciente,/ la mortal libertad/ contemporánea. (30-32).
750
lo palabra iluminada
Cantos
En Cantos, el autor, en el poema inicial, anuncia: Quiero cantar,/ me muero/ por
cantar,/pero, porfavor,/ no me sepulten./que quiero vivir/para contarlo. (Izaguirre,
2002: 13). La faceta humorística implica que no se tendrá la seriedad, gravedad o
tono laudatorio con que suelen elaborarse los cantos tradicionales. De ahi que “Canto
a Ernesto Guevara” constituya una reconvención, un señalamiento de la
comercialización de que han sido objeto su nombre y su figura, manipulados por
quienes, en sus actos, han sido incongruentes con la ética del guerrillero: Ya rompí las
paredes/ y demolí los libros/ que hablan de usted,/ comandante.// (...) No se deje'
adular- desde la muerte./ comandante,/ sepa/ que a los vivos,/ se nos ha olvidado
saltar/ hasta de nuestras camas. (22).
ííili ««««■■MI■■)■■■■« ■■ ■
Htlen Umoflo
Canto a Oscar Acosta" recalca la labor del poeta en pro de la cultura: Es un hombre/
’*
con un rayo en la cabeza,/una bomba de letras en la boca/y en silencio./Es un sordo
tocando/ las campanas todo el día (44). Quizá, el mejor homenaje sea asimilarlo a las
cosas cotidianas con las cuales convive. “Canto a Roque Dalton”, en donde éste
asume la voz poética y desborda ternura hacia una niña. En “Canto a Oswaldo
Guayasamín" —con la misma perspectiva poética—, el artista ecuatoriano realiza un
panegírico de sus manos: Sólo mis manos/ contra/ toda la desgracia,/ mis manos/
con hambre/ desde la infancia,/ (...) Ellas, armadas con mármol/ hasta las uñas
(47). La temática se abre hacia el ámbito internacional, especialmente al latinoamericano
y el autor consagra cuatro textos a Perú.
Cartas a Rosario
El poeta mexicano Manuel Acuña (1849-1873)se suicidó a los veinticuatro años. La
trágica decisión acrecentó la popularidad del “Nocturno” que dedicó “A Rosario” [de
la Peña]. En Centroamérica, varias generaciones crecieron escuchándolo. En
Honduras, su difusión se dio desde el siglo XIX. Joaquín Díaz (1843-1892) dejó un
testimonio poético al respecto. Escribió un “Nocturno” dedicado “A Manuel” y —a
modo de carta— lo firma “Rosario”.35 La obra de Izaguirre. en ningún momento,
alude al texto de Acuña, pero, por contaminación semántica, el título. Cartas a Rosario,
conecta con dicha tradición. Además, los veintinueve poemas —supuestas cartas—
responden a una actitud neorromántica: priorizan el sentimiento y confirman la existencia
de un trasfondo idealista ajeno a todo pragmatismo. Como el nombre del libro pregona,
estamos, pues, frente a una obra que contiene poesía amorosa. Esto, con las
implicaciones a las cuales el tema es proclive: supravaloración de la mujer amada,
ansias de comunicación, dudas, reproches velados... Con atmósfera intimista —el
tuno de confianza propio de una carta personal— Izaguirre abre un resquicio hacia
una zona de pulsiones básicas y perentorias. Pero, a partir de este punto, se marca la
disyunción. Sus caminos ya no pueden ser un calco de la tradición literaria señalada.
Siendo parte de ella, le insufla el sello de su época y de su generación. Y esto es lo
que, poéticamente, cuenta.
El poeta elimina tos eufemismos. Obviando formas escatológicas —de burda referencia
sexual—, expresa sin ambages lo apremiante de su necesidad afectiva. Posee un
sentido realista de observar la vida que no disloca lo físico de lo espiritual: le/o de
esta forma, le quiero directamente,/sin que se metan el cielo y las estrellas,/es decir,
una cuma para ti y para mi/ donde no existan los silencios. (Izaguirre, 2002: 32);
Vuelve a mi cuerpo.- toma el primer autobús/que salga hacia mis brazos. Prometo
decirle a Dios, que no encontraste manzanas./ que confundiste mi dorso/ con esa
serpiente que llevas enredada/ en el vientre. (34). El uso del imperativo, al margen de
la norma gramatical, en la forma usual del habla hondurena, marca una manera coloquial
de comunicación. Por otra parte, asoma una reelaboración personal del mito (la sierpe,
las manzanas. .) que, de paso, lo desacraliza. En conjunto, implica la no aceptación
indiscriminada de la palabra dictada por otros: la aplicación del propio criterio en la
lectura del discurso ajeno. Elementos que hubieran sido inconcebibles dentro de un
753
Hilen ÜmoAo
esquema romántico, tipo Acuña. El poeta elimina el lloriqueo. Hay amor, súplica y
necesidad del otro, pero abjura de aquello que interfiera con la poesía: Ya no te quiero
dentro./ (...) Te prohíbo definitivamente/ a mis recuerdos/y que busques/ ese lugar
entre mis manos,/ donde sabes que habita la poesia. (29).
El autor le reserva un lugar a la ternura. Sin embargo, no estamos frente a una poesía
blandengue. La clave está en el temple dado al lenguaje que nunca es dulzón. Que, sin
perder sus apoyaturas en la realidad, asume la validez del vuelo imaginativo. Asi, el
poema 9 contiene un conjunto de metáforas en tomo al lápiz: lanza que enreda mis
dedos;/poste con dolor de cabeza,/faro inevitable que me lleva a tu recuerdo.// Me
gusta, me gusta mucho este lápiz/ que sabe decir tu nombre cuando quiero. (22). En
el poema 13 se desafia la racionalidad y el pez muerto en la pecera se visualiza como
tiburón: Nadó panza arriba/ hacia el cieloffue a encontrarse/ con Dios/ antes que
nosotros.// Imagínatelo./ ahora mismo está contándole/ sus experiencias,/ dándole
gracias por las aletas. (26). Concederle eternidad al pez posee una doble implicación:
o es un cuestionamiento a las creencias religiosas o se exalta la vida por sencilla que
ésta sea.
No se trata, pues, de hablar sólo por hablar. Hay un trasfondo conceptual que conduce
hacia la reflexión y, tal vez, a una mejor comprensión del mundo. En este punto,
llegamos a uno de los textos de más riqueza connotativa: ¿En qué lugar de¿tn hombre/
nace el amor para una mujer?// ¿Dónde se le abre un espacio,/para que quepan el
pelo/y las piernas de una muchacha/ corriendo tras todos sus recuerdos?// ¿Cómo se
llama el país donde viven/ los enamorados, quién los gobierna,/ qué clase de frutas
caen de sus árboles?// ¿En qué lugar de un hombre/se queda una mujer queriéndolo/
para siempre? (17). La primera y la última estrofa apuntan hacia el mundo masculino
y el femenino, respectivamente. Además, son complementarias: aluden al amor como
camino de dos vías. Sólo eso le da consistencia y plenitud. Las interrogantes de la
segunda y la tercera estrofas poseen el matiz insólito y novedoso al que aludíamos
con anterioridad. Sugieren que el amor es ajeno a lo pedestre y rutinario. Un viejo
tema con un planteamiento no tradicional.
Nombres
Nombres ofrece tres líneas temáticas. La primera, de ternura bien administrada, rescata
aspectos de la relación padre-hijo. Por el tratamiento, la sencilla anécdota entraña una
754
Lo poiobro iluminado
* Todos los poemas, con excepción del consagrado a Molina, están copiados en
forma íntegra.
Helen Umofio
Armida García
Un poco, como si, en código lingüístico, se hubiesen vertido escenas de las series
animadas de caricaturas infantiles. Pero no hay indicaciones metalingüísticas que
orienten el sentido hacia una interpretación humorística. Dos o tres versos, en cada
poema, evidencian que el planteamiento de fondo va más allá de la apariencia: Vestido
nuevo,/puesta la mesa,/la angustia sobre el plato/y como gato callejero,/ crispada
mi paciencia. (23); Resignados,/ los zapatos/se echaron bajo la cama,/ mientras.../
yo destripo las sombras/con los dedos. (29); Todos los objetos de mi casa/hicieron la
maleta'y se marcharon./ (...) Los vi alejarse,/ en procesión,/ llenando de murmullos
Iqcuadra./El suelo se rompió/yo me hundí en el agua. (21). ¿Alusión a la cos¿ficación
de la vida contemporánea? ¿Indicación del nivel a que se ha llegado al permitir que las
cosas saturen y gobiernen la existencia? ¿Simbolizan la muerte de lo humano, tragado
por el poderío del objeto? En el último poema de la sección, la voz poética corresponde
a alguien que está dentro de un ataúd: Miro desde elféretro/ (...) a las sillas/que han
ido a echarse en las esquinas,/ a la mariposa que se arrancó las alas/y se lanzó al
vacío./ Todos están aquí,/ impenetrables) Optaron por el silencio/ igual que yo
(31). El silencio alcanza a personas y objetos. En esencia, una forma de equipararlos.
756
La palabra iluminada
Por las imágenes precisas, por la atmósfera de hostilidad implícita en los signos
utilizados (especialmente ios de índole zoológica), “III” es uno de los poemas más
inquietantes: Mi casa/ está llena de alimañas descalzas,/ de fantasmas de trapo,/de
pájaros sordos que lloran cuando canto./Mi casa/ está llena de límites cuadrados/y
retratos huérfanos a los que ladro./ Mi casa/ apesta a un tufo huraño;/ mi casa es un
puñado de huesos enredados. (39). En “X”, la imagen es igualmente devastadora: Yo,/
que hundí mi boca en la tuya/ (...) Hoy/ he tenido que gastar/ la memoria de mis
manos/ sobre el lomo de las piedras. (50). La dimensión del aniquilamiento se mide
por la desmesura y la violencia de las imágenes, tal como comprobamos en otras
muestras: Hígado;/ riñones colgando/ Tripas/ víboras que enseñan la lengua;/
rebalsan,/se enrollan/ en mis piernas. (“XII”, 52); Nuevamente/ en mi exilio de roca/
con las visceras,/que apestan,/ envueltas en un trapo./Dando de gritos,/blasfemando,/
pateando/ los cristales del sol/ que he roto a manotazos. (“XIII”, 55); No puedo
salirme de mi;/estoy atrapada/ dentro de esta caja vacía/que es mi cuerpo. (“XIV”,
56). En sentido estricto, una vivisección poética.
Con tales poemas, un título que habla de soledad se justifica. La poesía de Armida
García, dentro de su aparente inocuidad, se alimenta de angustia y agresividad.
Inclusive, un texto de carácter amoroso opta por una imagen de fuerza: Te derramas/
sobre rnú aplastándome/ tibia/y brutalmente./ Trepo tu cuerpo/ con los labios;/ tus
manos/ tienen la medida/justa/ de mis senos. (45). El eufemismo ha dado paso a la
expresión directa, fuerte y vital del mundo afectivo. En la búsqueda de símbolos que
caten en las inquietudes de la generación fin de siglo, Armida García ha encontrado
una manera muy personal de formular su mensaje.
Óscar González
757
Pelen Umoño
cuerpo de uva crespuscularf en tu trigal arena a donde el tiempo se dilata, las caricias
del sol en declive, tomadas en brasas,/que descubren/ tu sabor a peñasco rebosante de
silencio.// Y sobre tuforma efímera de otoño,/ mujer de mar y violetas húmedas,/mujer
de esteros y frutales ríos, / tu noche cubierta de nieve lunar/ clausurando penas como
sombras/ dormido pétalo de luto silencioso,/ construye lienzos de estrellas fulgurantes
como tu sonrisa. (“Océanida”, González, 2002: 28); Da gusto deshilar/ el matutino
trino de la luz entre tus labios/ pensar, acaso,/ tu campo incendiado de sonidos,/ de
pájaros y versos/ que pulen tu alborada con sus sombras/ como un orfebre que se posa/
sobre e! encuentro de su sueño.//(...) El tiempo violeta que en tu larga alborada reside,/
la prolongada espira de tus labios/ extendida en la palabra,/ tus espumosas sendas
dibujando el infinito,/ y tu boca mojada por vahos marinos/ invoca tempestades p
jardines vaporosos en mis versos. (“Penumbra del amanecer en ti”, 32-33). Versos
extensos y profusa adjetivación. La actitud de alabanza es similar en las veinticuatro
composiciones, la mayoría con gran número de versos. Vr. gr., “Volver” cuenta con
sesentitrés.37
Rafael López Murcia (Comayagüela, 1971) escribió Arpegios para una guitarra muerta
♦
(1999), libro con trece textos en verso y tres en prosa. Especialmente en los primeros
—una disección de Tegucigalpa—, López Murcia, tal como otros autores de este
período, evidencia un cambio de actitud con relación a las generaciones anteriores:
poesía no es sinónimo de belleza o de construcción de frases o imágenes refinadas.
Con frecuencia, prescinde de la retórica tradicional y acude al lenguaje coloquial, a la
expresión directa, despojada de afeites, incluso insólita. Puede ocurrir, también, que
el poema adquiera un carácter narrativo, cuente algo. Pero, como complemento, de
vez en cuando, eclosiona el ramalazo lírico.
37 No captamos la intención del autor cuando toma, en un texto, dos conocidos elementos
de "Pesca de sirenas" de Juan Ramón Molina: (...) esperanza/ de poder volver,/ de
poder tenerte otra vez entre mis brazos loca,/ de poder amarte,/ de poder besarte
bajo el divino martirio de mi boca. (21). Supra, pp.110-111.
758
Lo palabra iluminodo
Aunque de nuevo signo, la obra de López Murcia, tal como ya lo había realizado
Javier Vmdel. representa una vuelta a la mimesis aristotélica. Así, otros poemas definen
la atmósfera cttadma el barullo humano, la contaminación ambiental, la violencia
interpersonaí, la incorporación de términos sin prosapia poética: El ronroneo
moiociclístico es otra de nuestras claves:/da la pausa al discurrir del centro,/entorpece
busos v fantasmas./ chicleños, mojigangas y ventas informales/ de elote y pastelitos
de perro/® (“La ciudad cautiva”, 20); El cielo de Tegucigalpa/ amaneció aceitoso
hoy/ (...) parece una Roma de mentiras/ porque en su Capitolio anidan víboras.
(“Alma citadina”, 15). También, cuando la voz poética se desdobla, los elementos
m
Hflen (¡moflo
son prosaicos: 'El Poeta, mientras tanto, bebe calmo/una lata de cerveza: la humedad
se lepega a lafrente. Caen como mosquitos los recuerdos/y entre las nubes mortecinas/
una imagen se define:// es el Parque Central tridimensionado,/ la imagen limpia y
sonora/ del Parque Central en jueves (17).
Yadira Eguiguren
r
La antología Honduras: mujer y poesia incluyó varios poemas de Yadira Eguiguren
(La Esperanza. Intibucá, 1971). El amor, la solidaridad como elemento concomitante
a dicho sentimiento y la autodefinición, son aspectos abordados que se amalgaman
en “Mujer-casa" que, por las analogías formuladas, constituye uno de los mejores
textos: Soy mujer/con verdes prados/y oscuros atardeceres/ (...) Soy casa/refugio de
una pena./ Tengo antesalas, cortineros/ (que uso y desuso en cada caso)./ Un techo
remendado/y un cuadro colgado en la memoria./ Habítame en los cuartos de luna,
en los amaneceres defrío,/ cuando quieras ver las mariposas/posarse en las flores.
(...) Habítame y enciende esta oscuridad, (en Pineda de Gálvez, 1998: 547).
José Enrique Cardona Chapas (Agua Caliente, El Porvenir, 1972) escribió Los dobles
espejos (1995), libro con cuarenta y cuatro textos cuya temática se recorta dentro de
esa perspectiva —tan fecunda en la literatura hondureña— de un inquirir angustiado
760
lo palabra iluminado
sobre la propia existencia. Para los autores poseedores de esta actitud vital, el mundo se
calibra en términos de conflicto. La agresividad la respiran en el ambiente No es fortuito
que, en el poema inicial-(la ubicación funciona como signo proxémico), que lleva el
significativo nombre de “Poética”, sobre el abrazo de una lénus desnuda, se privilegie
a la bestia mirando con espanto/ las cicatrices del odio. (Cardona, 1995: 17j.
Dentro de ese lugar poblado de espinas (24), el libro plantea la existencia de tres refugios
o salvavidas espirituales, la poesía, la amistad y el amor, certeramente enlazados en
“Como animal de lidia”: Vivir adorando las palabras: mi destino./ (...) Pero el sol me
llama/ desde el centro de un ríelo inmenso/para brillar, lucir, amar,/ lo poco de vida
que me queda.' (...) Taciturno estoy./ herido como animal de lidia,/ mirando a mis
amigos sobre las cuales sostengo mis dias: el tiempo que me cultiva y cultivo. (61).
Otros textos dan cuenta del diario batallar con el lenguaje. Insistente, el señalamiento
de lo esencial de tai quehacer. Asi, en “Mi nombre”, Cardona habla de las palabras
como formas para poblar mi vacio (50). En “Diario del oficio”; Regreso en una
palabra/ al encuentro de mis huesos (40). En “Oficiante”: Acude el bostezo de la
mañana/'como una ola sobre los papeles.// Alguien escapa en una palabra (41). El
poder liberador de la poesía, aspecto que también se aborda en “Poema autobiográfico”:
Caminas/ flaco muchacho/ tenso entre la gente perdida/ odiando cada esquina de tus
pasos/ encerrado en una palabra, en vagas respuestas sobre tu miedo al frío. (...) y
en fu corazón la ansiedad y el deseo del viaje/ te persigue (sic)/ soñando bellos
caminos. Entretanto huyes de la realidad escribiendo sobre el afán rencoroso de la
H)
vida (60). La poesía como catarsis y evasión. Quizá, por ese trasfondo dolorido, el
poema “A Jacobo Cárcamo’* insiste en señalamientos negativos: En una cantina/
bebes el líquido inconforme de la vida/ (...) borracho y enfermo/ escribiendo/ sin
contener la rabia/ sobre el llanto del fuego. (37).
Dentro de esa misma órbita semántica, en “La casa del poeta”, el término paraíso, sin
perder su significado de nombre de un árbol, puede interpretarse como una designación
de la poesía, paraíso reencontrado: Yo vi la casa del poeta sentada al pie de un
paraíso.// Escuché un rumor de cantos rotos en el acantilado/ donde dormían los
cisnes del otro lado de los espejos/ monstruosos.// Más allá de los muros de la casa
vieja:/ eljardín donde engendraba su memoria la locura/las maldiciones retando la
belleza.// Yo vi sus dedos irradiando la belleza. (19). Presente, la dualidad. Los
extremos, tocándose.
El libro incluye tres prosas poéticas. En “De rodillas”, despunta el tema de la muerte
y la atmósfera de pesadumbre sigue prevaleciendo. Un fragmento: Desperté de rodilla
con ojos de loco. En mi memoria escuché otra memoria. Siento horror de respirar
otro aire que no sea la vida. Mis dedos irisan las palabras. Amo las cosas: espante
cotidiano. Engendré una rosa en lo árido de la tierra. Algunos me dijeron cuídate de
sus espinas. Pasé noches tendido entre calicantos y huertos con pájaros. El vino era
otro. (28). Aunque se confíese amor a la vida, hay imposibilidad de tirar por la borda
la desazón existencial.
762
la palabra iluminado
Francesca Randazzo
Francesca Randazzo (1973) ha escrito Roce de tierra (1997); A mar abierto (2000)
y Compás de luz (2003),
Roce de tierra
Los cincuenta y nueve poemas de Roce de tierra develan una visión descamada de la
existencia la cual, en buena medida, se percibe como carga sumamente onerosa. Tal
perspectiva se remonta, inclusive, a los orígenes de la vida y cuestiona uno de los
bastiones ideológicos más arraigados del statu quo: el de la maternidad: Sáquenla de
aquí / Llévensela./ No la soporto más: ¡Vida asquerosa!/ Nausea (sic) teñida/ de
engaños;/ conservación/ que reproduce/ tentáculos de sangre./ Masas deformes/ en el
útero,/ coágulos de carne/en tu carne;/ materia/ viscosa y blanda,/ vomitada/ entre
las piernas./ Vida que acosa y obliga. (Randazzo, 1997: 21). En esencia, se abjura de
la existencia cuya finalidad no se vislumbra por ningún lado: La vida/' es un archivo
borrado,, una compuerta/ que no lleva a ninguna parte. (25). La propia vida se
asimila o se equipara con términos que implican gran desolación: Regresemos a lo
desconocido a ese espacio/ en que podemos ser cualquier cosa: recitales de silencio/
puntos en el vacio./ ciudades/ suicidios./ soledades... (24). Planteamientos que
responden a una actitud desencantada que enlaza con la condición posmodema.
763
ítlllJlBJB M aww i ■ ■ ■■ ii
Helen Umofto
encuentran1 el miedo. (13; cf. 43). La raíz de esa visión apabullante quizá radique en
el desencuentro amoroso, muerte real del alma. Los versos —por los símbolos
escogidos- - son reveladores: se afierran/los días/a esta pequeña muerte//estrepitosas
cadenas, abren tus puertas/pordioseras de mentes/y lamentos/ que muerdo en e¡ pan//
quererte/ es el vacío protuberante de mi vientre/y tu deseo de cal/fuegos amargos
que hierven/y castran// quererte/ es amarrar el piso/ de surcos y señales/ es atar el
cuello/y proponerte/ que no volvamos nunca/ a empezar (60); cada beso/prometido
o provocado/ es sólo eso/un paso enfalso (64). Se habla, pues, de formas de opresión
y relaciones interpersonales castrantes. Y no se anhela volver a transitar esos caminos.
Tal. la veta feminista del libro. Por esta causa, en otro momento, dirá: vivo/solamente/
en el tiempo suciamente/ corroído/por tus verdades// en ascuas las mías/ señales/
baldías figuras/ se mecen vulnerables (76). Se reconoce la desventaja social en
función de género. Adviértase, en nuestro subrayado, la peculiar sintaxis gramatical
que violenta la regla.
Pero llegar a ese haz de sentimientos negativos tal vez implique haber transitado
previamente por un estadio de dolor: necesito un poco de muérte/ para dejar de
sangrar/ por dentro,/ un poco de vacío/ o algún beso/ porque mis ojos/ ya no los
recoge/nadie. (30). El derrumbe interior es hondo, pero la alusión a la caricia que se
anhela indica que las puertas a la vida no se han cerrado del todo: Las ventanas
tiemblan/y la cama/se afierra a miforma,/cede el tiempo,/se marchitan/ los bombillos,
las iguanas/y cada tanto/revienta una ola. (45). El fuerte simbolismo del mar amplía
la proyección del verso. Inclusive, en otro momento, es válida la búsqueda de una
tabla de salvación, aunque ello implique un autoengaño: sólo hay que olvidarse, p >
dentro/ para volver a existir// pedir prestado algún/ cuento/ o inventar uno// en e.
abortivo intento/ de vivir/ enciende el mar/ sus luces yo las apago, en mi cuerpo
(68). Acertada manera de connotar la aceptación de las pulsiones interiores. No obstante
764
La palabra iluminada
que, en algunas composiciones, el verso formado por una sola palabra genera un
ritmo cortado y abrupto, el estilo de Randazzo es recio y fuerte.
A mar abierto
En este libro, la expresión formal —que algunas veces acude al hipérbaton— propende
a la búsqueda de claves personales de mayor definición. Conceptualmente transita
por el mismo derrotero observado en Roce de tierra.
Compás de luz
En los siete poemas de Compás de luz, hay que obviar el significado normal del
léxico. Cada texto instaura su propia semántica y, además, con frecuencia, prescinde
de las normas gramaticales. Pero, del conjunto, emerge una visión coherente sobre el
tema propuesto.
Cada poema se divide en varias secciones que, a su vez, constan de varias estrofas.
“Mi pozo malacate" se desarrolla en cuatro momentos. El primero alude a una situación
de permanencia o estado de sumersión: agujeros/escape de represas/ FUENTE/de
luz (Randazzo, 2003:9; mayúsculas, de la autora). El segundo alude a una presencia
cuya mirada entraña la salvación personal: tu sombra/descompone con una sonrisa
el dolor/ de todas las miradas (10). El tercer apartado sugiere un entendimiento
cargado de reticencias: aunqe (sic) no soñemos/ los mismos parques de esperanza/ ni
aparquemos/ en la misma espera nuestros sueños/ puedo adivinar/ el abrir de las
766
la palabra iluminaba
ventanas/y el anochecer de los tragaluces/ —el tiempo corroe las manos/y tos dioses-
brillan entre los dedos— (! 1). La última sección reafirma el sentido de la existencia:
vida/ me atrevo a pronunciar tus colores/a ver la luz entre tus cadenas, como un lazo
de palabras// (...) quiero hacer el mapa de tu piel tirarla toda aJ viento y aprender
a volar/ sin el tono del vacío// vida/ objetivo y zoom/ perspectiva mundo que se
abre/después de haberme estrechado/tantos brazos 111 -12). El mensaje se resuelve,
pues, dentro de un clima positivo, de aceptación de la vida, aunque ésta, con frecuencia,
se vislumbre desde un pozo, por rendijas, por las que se cuela el sol. (10).
Similar procedimiento despliegan los seis poemas restantes. En “Nuestros cielos bajo
la tierra”, con una alusión final a Nicaragua que parece una digresión, la poeta expresa
su particular captación de la capital: Tegucigalpa cerro de cuevas boca abierta al
cielo/ que se detiene en un domingo (16). “Este vórtice” incide en el tema: ciudad
imagen terremoto/ casas de pies guillotinados, y aquí/ no hay paso a pesar de las
gracias cielo/por dejar de llorar/ aun si nadie te ha entendida después de siete días
de taparte la cara entre tus dedos colándose, ni una palabra ni un sollozo, tu vientre
inconsolable nuestros escarabajos gritos/' por todas nuestras calles angostas y
montana s derretida personificada en venas/ ya se cuentan impotentes puentes
' cuidos absurdos? entre los restos. ■ multiforme (23). Imágenes dislocadas
para retratar una realidad agresiva. El viejo canto a Tegucigalpa pero remozado por
un tratamiento del lenguaje en el cual algunos versos funcionan como oraciones
unimembres que disparan sus significados con amplitud connotativa.
Del amoi tratan ‘ Mi isla o los castillos” y “Las flores solo (sic) las flores”, vamos a
desnudar este oscuro i irlo con las últimas notas de la madrugada- vamos bajemos
hasta las húmedas luciérnagas en las que nuestros párpados, sejuntan ( > pero me
píenlo en tu isla, es tu geografía irremediablemente me precipita hacia el mar (28-
29). En “La ausencia”, la falta física del otro se confronta con la idea de su presencia
interior: como hormigas/ mis letras invaden la agenda pnocurandt rvar un domicilio/
desde que el último aguacero, nos volvió a echar de!jardín.' y aquellas palabras, de
tanto pensarlas perdieron su Jornia, como aquella morada que creíamos nuestra
vida (33).
“Ultimo día” deviene en bala ice interior que incluye recuerdos de infancia, reflexiones
sobre la propia vida y alusiones a Tegucigalpa; olvido cada domingo, verificar si me
gane la lotería compr uebo a chubascos. mi suerte hasta quitarme las ganas obsesiono
111
Htlen Umoflo
tus días/con la minuc iosa tarea/de sacarle los piojos a la vida/ me la voy limpiando
de razones' y raíces/ aceptando la condición aérea/ vivo/ sin más/ —qué más—
innec ciaría p con ganas/ de presentarme a la calle/esa voz/ que todavía cuadrúpeda/
inadecuados números en mi ruleta/ aqui estoy succionando el bombón de la calma/
despellejando plácidamente un croissant/renuente a espesarme la coraza/y dispuesta
a seguir viviendo/ los domingos (41-42). Un canto de rebeldía refrendado desde los
parámetros formales; desde la negativa a ceñirse a la ortodoxia gramatical.
Hlbi r Sorto
Heber Sorto (Olanchito, 1973) es autor de Canto nuestro (1994); La última mejilla del
horizonte (1997); Arte poética (2000); La ventana (2001) y Caballos marchitos (2004).
Canto nuestro
En conjunto, el libro testimonia una vida difícil, con indicios y huellas de pesados
lastres. Así, los versos iniciales de “Papá” hablan de una existencia marcada por la
lucha y el trabajo: Antes nos acompañó/ a limpiar lo que ahora/ es su sepulcro
(Sono, 1994:13). En “Viaje a la capital”, la referencia materna es igualmente reveladora:
atrás quedan las manos agotadas de mamá (31). En “Nostalgia de una infancia
trascendente”, la evocación de la niñez se tiñe de notas adversas: Si recordara, los
pasajes de mi infancia,/ diría/ que aún conservo en la hondura/ de los talones la
sensación que causan las espinas.// (...) Los colores que el arco iris germina/ (.
enredan en las cercas/ de otra escuela/ y en los brazos de otros niños/ con los que
nunca estuve. (22). En el recuerdo, a lo hermoso, insistentes, se entreveran el dolor
y la desolación
En “Autopsia”, nombre que, para este caso, equivale a vivisección, Sorto arriba a una
desengañada conclusión: la fabula es lo que he vivido/y el lado roto de la vida, lo
que crece (28). Una cosmovisión de acibarados tintes. También, como en el caso de
Roberto Sosa, el fundamento es colectivo. Apunta hacia los basamentos económicos
de la sociedad. Em “Madre patria", los versos se construyen con imágenes de
pesadumbre: Cuesta tanto describirte madre patria/ tus fauces son como luce
dibujadas/ en la arena,/es más honda la mirada cuando espera/ la florescencia di tu
pesada tosa,/y es más hondo el navajazo cuando llega/a los niveles más claros/ dci
corazón de tus hombres. (29). En “Espejo de la rosa”, el símbolo del ave gráfica la
768
Lo poiobro iluminado
agresividad: En vano tendemos las redes/contra los ojos del cuervo/ sin embargo/ el
(sic) mismo a su sangre pone acecho/y tiende lazos a todas sus pertenencias (18). Ni
los cuervos están a salvo de sí mismos.
Sorto comprende la raíz del problema social. En “Canto nuestro" —uno de los mejores
trabajos— expresa: La lluvia tardía y los frutos que caen/ en el solar ajeno/ sabemos
que no son nuestros./ Vivimos rodeados de incontables espejismos/ pero conocemos
dónde encontrarnos/ aferrados a la realidad.//No somos aves que sacan ojos en vez
de peces,/ no somos los frutos oscuros de esta tierra,/ entre nosotros está el amor./
nada puede perdernos,/ nada. (23). De un lado, lo ajeno; del otro, la solidaridad que
se comparte.
41 Tres poemas ya los había Incluido en el libro anterior: en “Autopsia”, realiza cambios
sustantivos; en “Viaje a la capital", dos cambios menores.
749
Mcltn UmoAo
desabrida./ es por eso, (sic) el reloj cierra sus agujas/ cuando suelto los candados de
tu boca,'' entonces hay peces que saltan de tu lengua/ hacia esta calle larga y vacia.
(39). El amor anula el tiempo y equivale a un mundo maravilloso.
Arte poética
Aunque el nombre no es muy original, Arte poética evidencia la progresiva decantación
formal en el estilo de Heber Sorto cuya predilección por las imágenes de impregnación
surrealista —como bien lo señala Livio Ramírez en el prólogo del libro anterior
alcanza una formulación mesurada, de equilibrio racionalidad-irracionalidad.
Por tercera vez, un sitio de privilegio, ocupa la meditación sobre la poesia. “Arte
poética” ilustra sus vertientes, posibilidades, relaciones con la realidad, capacidad de
770
lo palobro iluminada
transformación del lector, dificultades para elaborarla..., para finalizar con una nota
de impotencia: certeza de que todo está dicho ya. En su totalidad, dice: Conocer el
fondo por insistencia, no por raíces,/Dirigir un.ejército descalzo./Matar una serpiente
con un libro./ Perseguir los versos que huyen como océano/entre canastos de basura
y papeles rotos./Sacara los pájaros del cielo./Sembrar una lámpara para que nazca
luz.../ Todo pasa, todo transcurre y aún/ ‘no hay nada nuevo bajo el sol’. (Sorto,
2000: 10). El sintético “El idioma’’ implica un reconocimiento a la imposibilidad de
dominarlo: Mano infinita/ que se me abré,/ se me envuelve/ y se me lanza a un río,/
golpeándose mi boca contra las piedras. (13). Un texto con una gran dificultad de
lectura por jas anomalías gramaticales, según destaca mi subrayado.
Con relación a los poemas de amor segunda parte de Arte poética—, Sorto inserta
tres que pertenecen a La última mejilla del horizonte. Dada la similitud en el estilo,
771
Nflcn U moflo
los incorpora como partes de un discurso solidario que se señaliza mediante el uso de
números romanos. De los otros poemas, a manera de ejemplo, un fragmento de
“Fábula de la dama que se quedó dormida”: Ella llovía descalza de los senos sobre el
mundo./ Ella cantaba un rio de pájaros./ Ella era un planeta con el cabello al
viento./ Ella ponía el último átomo de luz sobre mifrente./ (...) A veces la vida pasó
con zapatos extraños,/pero Ella siempre surgía con una sonrisa pequeña./Ella venía
hacia mí con estrellas del bosque. (33). La anáfora enfatiza la importancia del ser
femenino.
La ventana
Una nota en la carátula indica: “Antología breve”. Esto, porque diecinueve textos ya
se habían publicado con anterioridad. Pero también ofrece dieciséis poemas inéditos.
En éstos, Sorto consolida la ruta de calidad que se trazó desde Canto nuestro. Incide,
también, en la temática: la muerte del padre; el desconcierto o estupor frente a un
mundo que no termina de entenderse; la situación de extrañeza ante lo cotidiano; los
sedimentos de una infancia cruzada por oscuros recuerdos...
En los poemas breves hay agudeza y fuerza concentrada. “Preguntas al espejo” alude
a la fascinación que ejerce el terruño (equiparable a la infancia), aunque algo haya
lacerado el alma para siempre: ¿Por qué amamos el lugar donde nacemos/ aunque
tenga una rata muerta en la memoria? (Sorto, 2001: 7). En “Pregunta”, a partir de
dos epígrafes tomados de los poetas sudamericanos, el autor abre un mundo de
posibilidades interpretativas: Neruda/si los ojos delperro/son dos preguntas faúmedas
cuántas son las preguntas/ que nos hace la noche de Borges (24).
**
En “La ventana
, al sesgo, el poeta ofrece un revelador espejo de sí mismo: Siempre
amé las ventanas aunque nunca/tuve una para compartirla,/pero alguien me habh
que de a ratos el paisaje se mira/ a través de paredes o lágrimas,/ (...) que hay qué
cruzar muchas calles para llegar a otros ojos,/que el silencio se hace de borrones,
que el espejo de pronto se abrey nos traga,/pero yo siempre abrí la ventana que no
*
tuve/ y tengo árboles y calles y lunas/ y también tengo aquello que siempre qui'i
encontrar;/ la ciudad que no conozco donde recojo mis pedazos. (I). Se habla de
carencias pero también de una pertinaz lucha por superarlas. De la determinación de
salir del yo para enfrentar el universo ajeno.
772
Lo palabra iluminado
Caballos marchitos
En Caballos marchitos, el autor incluye composiciones que ya había publicado en
La ventana. En los restantes trabajos —sin variaciones estilísticas— retoma la temática
ya conocida, especialmente la relacionada con las evocaciones de la niñez: “El viento
de la infancia”, “Recuerdo I”, “Recuerdo II”, “Recuerdo III” y “Pequeña historia”.
En “Infancia” corroboramos su capacidad de proyectar, en los elementos del entorno
y con aparente objetividad (como si no brotase de estratos interiores), su propia
angustia: Crecí' imaginando/ mariposas/ en las bisagras/de la casa.// Ayudé en las
cosas/ cotidianas/y viví como un barco muerto/ entre veraneantes.// Era el tiempo/
en que los madreados/ estiraban las manos/ y lloraban/ hasta que yo/ lograba
dormirlos. (Sorto, 2004: 36).
773
Limarte
Fakricio Estrada
Sextos de lluvia
En esta obra. Estrada ofrece un trabajo en el cual las palabras, con mucha frecuencia,
prescinden de la semántica tradicional e instituyen su propia referencia]idad. En
'“Normalmente”, atrapa facetas del mundo cotidiano mediante una fórmula expresiva
que, a lo común y corriente, adosa la necesaria pincelada imaginativa. La asfixiante
atmósfera de los autobuses urbanos es captada, a la vez, desde planos realistas y
simbólicos: Definitivamente/en los autobuses no crecen las orquídeas./Porsegundos/
la desesperación es una plaga incontenible,/piernas, hombros,/ todo/ en una música
estridente./ Las ventanillas filtran una Luna/ que taladra hasta lo más hondo;/ la
Luna,/gráfica silenciosa/recorre al mundo en movimiento. (Estrada, 1998: 12).
42 Alusión al “córranse" con el cual los ayudantes de los autobuses instan a que las
personas se ubiquen en la parte trasera del vehículo.
774
le peíolwe ilitmineie
simbólica: Mis amigos aun no regresan,/es tan de mañana. y aun llueve, la extensa
lluvia de anoche./ Ahogo tres pececillos/ en la cuenca de m¡ mano./ los demás se
agitan en la almohada. (29). El inquirir por las modalidades del mundo del mañana;
la solidaria casa del amigo en donde se puede ser uno mismo; el gran muro que. en 1.a
adolescencia, invitaba al grafiti quizá escatológico; la pobreza, la mujer y el amor y el
calcinante paisaje del sur del país..., son temas apuntados en otras composiciones
que no siempre ostentan un rigor formal. Pero los aciertos sobrepasan a las probables
debilidades.
Los textos revelan, a F abacio Estrada, en continua actitud reflexiv a. Más que un ejercicio
lúdico, la poesía se pondera como instrumento de conocimiento. “Sin embargo” objetiva
la muerte de la inocencia intelectual frente a la cruda realidad que, en dolorosa percepción,
se capta sm 1.a envoltura rosa: Sin embargo, llega el momento en que se informa que la
vida de uno na- sirve,.' (...) Que ha habido un gravísimo error, que trastabilla la
experiencia' o que el adjetivo elegido/ no conjuga con los patrones/de la sintaxis y la
disciplina.// Se injbrma también, que las nubes, nunca muestran Jornia alguna. que
del papel no sé pueden hacer aviones ni barcos,/ que para eso está el hierro/ el
antiguo metal de la guerras y las cadenas. (Estrada, 2001: 16-17).
“Año cero” gira dentro de esa misma óptica de pensamiento. El significativo nombre
alude al principio de un * era, < una especial manera de medir el tiempo. En este caso,
el tiempo personal, único que, para el yo, existe.41 Copiado en forma completa, dice:43
43 A propósito, en “Poema que la muerte espera”, dice Estrada: Nada es para siempre,/
aceptémoslo,/ lo eterno se inventa? para no vernos acabados.-; Nada dura mas
tiempo/ que una vida. (50).
775
JliW~ ■ MBiaiwinri i
N*l«n Urrulla
En ‘'Poema del hombre que despertó solo”, Estrada formula una serie de interrogantes
que muestran perplejidad y disentimiento con la realidad: ¿Qué significa tener
ambiciones, (sic)/ Caer agotado/y boquear sin remedio,/ correr de un lado a otro/
elevando los brazos al cielo? (sic)// (...) ¿Qué significa (...) Un niño demasiado
molesto/porque pide,/porque mira en tu piel/la suave tersura de los que comen,/de
los que al salir del baño/ encuentran la leche sobre la mesa/ y un periódico que
informa/sobre la cumbre de los presidentes? (13-14). La ironía, con frecuencia, es el
arma de los inconformes. De los que mastican rabia e impotencia frente a un mundo
que ha dado la espalda a la utopía. Con Estrada se comprueba. “Cuerpo único”, de
nuevo, acude a la pregunta retórica y al estilete de la ironía para cuestionar las invisibles
barreras que, a lo largo del día, aplastan lo humano: ¿Cuánto vale un hombre/sin su
sangre,/ sin las cosas que olvida/ en un rincón cuando sale de casa?// (...) ¿De
cuánto silencio muere el/ hombre/ al bajar del auto,/ de cuál soledad se aferró/
cuando se multiplica en vitrales? (21).
En Poemas contra el miedo hay dos o tres textos consagrados al amor. “Frente que
roza otra frente” trasuda ternura a la mujer a quien, sobre todo, se capta en términos de
solidaridad: Mano que apuga las luces,/que escribe en mis versos,/que cae/que cierra
776
lo palabra tiiffiinMlf
Solares
Los sesenta y cinco textos de Solares ratifican las cualidades observadas en los libros
precedentes. Dejando de lado la semántica al uso, Estrada, mediante un lenguaje
personal, explaya su aguda percepción del mundo. Reafirma su fe en la poesía. “La
espina” deviene en taxativa declaración de un compromiso con ella: Defiendo esta
rosa/ con mi espina dorsal.// Te defiendo, poesía./porque asi me pariste,/ a capa y
espada de las hienas/ fuiste/ la luminosa cueva de mi sombra/ la correcta manía/ de
aplastar entre uñas la muerte.// (...) ¥ es aquí donde me ofrezco,/ encarnando el
papel/ que mejor te escríba y soporte,/ traslucido (sic) ciego/fusta y piel para que
llores sin penar para que rías/ cuando desalo el vacío/ del nudo humano. (Estrada,
2604: 27).
777
■■■
Helen UmoAe
creció la mano..' se adaptó al lápiz/y señoreó sobre las palabrasJ nomenclatura del
cosmos,/exoesqueleto del alma. (43). Un lenguaje paródico de reminiscencias bíblicas
para aiinnar el señorío de la palabra, de la poesía.
775
lo polobro ílwninaia
utopía. Asimismo, en “Correo para un amigo” —en el que subyace el viejo mito del
Fénix— establece la pervivencia de lo humano: Heber. ayer/ un pobre hombre Ate
muerto a tiros/mientras comía una naranja./ (...) Cada mañana, este hombre renace,
Heber./puedo asegurártelo./Lo he reconocido en su corta alegría/y por la sencilla
forma/ en que se detiene/ cayendo sobre un costado. (55).
Edgardo Florián
Edgardo Florián (Tegucigalpa, 1975) escribió Yazz (2003), obra con trabajos muy
breves cuya característica dominante radica en la supresión de artículos, preposiciones
y conjunciones. Sin este soporte, en los versos se yuxtaponen facetas o aristas del
tema apuntado: lo ecológico; el ajetreo citadtno; el amor, el mensaje antibélico; el
hambre y la destrucción en Bosnia; la solidaridad con la revolución cubana; el eme y
la música; la referencia concreta a Tegucigalpa y el tratamiento de algunos de sus
símbolos (vr. gr. Morarán), “Intruso”, que resalta la preocupación por la depredación
ambiental, ejemplifica el estilo telegráfico utilizado; Escarabajos/ escucharon/ su
motosterra, carretera.'. Heléchos ’ apretujaron el ruido Musgo (sic)/cubrió evidencias.
(Florián, 2003 30).
** “Sobredosts” comprende varios poemas (¿o estrofas?) y despliega
un espectro de las posibilidades evasivas (drogas, tabaco, sexo, alcohol...) como
oferta cotidiana en una esquina cualquiera. Incluidas, las probables consecuencias: el
hospital y quizás el amor. El estilo es similar: Contaminados dios/ de farmacéutica
alegría.// (...) Crimen luciérnaga/ pende mi labio/ con galaxias de niebla...// Un
octavo más/y aúllas. (45’ 47).
44 A menos que se indique, todos tos textos se copian en forma íntegra. Con relación ai
uso de mayúsculas, hay un patrón errático. Para no interrumpir tanto la lectura de los
versos me abstengo, pues, de señalar los posibles strores o ambigüedades.
77?
Htltn limalla
“Forest eyes”, integrado por varios poemas (¿o estrofas?), construye imágenes
racionales que sugieren o delinean un mundo de agresivas aristas, un bosque de ojos
sobre el individuo: Así anidan las garras de los pájaros/en espera del sueño// (...)
Descubren/la ruta de la sangre/(...) Animales en bruma/escuchan un niño ermitaño/
recordando amores de ciudad/ Insectos/ a ritmo Brooktin (sic)/ claman océanos.'.
Samba agua/ comparte trópico/ en la selva de pupilas (58-65).
780
Lo palomo iluminado
Paraísos mudos
Paraísos mudos contiene cincuenta y ocho textos, la mayoría identificados con
números romanos. El amor es tema privilegiado y el autor trabaja sin violentar los
usos expresivos. “XII” lo ejemplifica: Soy el silencio ciego que deambula en tu mirada./
fíenlo de la noche que entra por la ventana/ como verano que acaricia tu sueño.//
(. .) Soy la noche sorda que te sigue/ lucero que florece y desaparece.// Soy perfume
libio sobre tu carne,/enigma que entre sábanas te roba.// Tuyo soy fantasma,/secreto
que tu alma guarda/en esa mirada callada. (Vallecillo Márquez, 1998: 30).
781
H«len limarte
Llora alegría
Fn los cincuentidós trabajos de Llora alegría —la mayor parte de relativa extensión—, tal
como vimos en Paraísos mudos, se utiliza un habla cercana a lo conversacional. El
amor y sus concomitancias constituyen tema central y el autor se desborda a través
de las palabras: Ves, no necesitamos palabras,/ bastan las miradas, los gestos,/ los
ojos que te deseo,/ de no te vayas, que te invento./ Te invento como quiera/ y tú,
musa de mi alma,/ me inventas igualmente tus deseos./ (...) Te entiendo mientras
descansas/ con tu brazo sobre mi pecho,/ con tu aliento de latido/ húmedo sobre mi
cuello.// Y yo te observo/mientras tus ojos se apagan,/ (...) y de mi pecho se abre un
libro que te leo,/ que te platico/y te relato tantas cosas de mi vida/ (...) Y me cierro
con mi libro,1 súbitamente sobre tu pecho,/me cierro al ver tus movimientos despabilar
tu calma/ y te quiero, te quiero, te quiero... (Vallecillo Márquez, 2001: 45-46). Lo
comprobamos con otro ejemplo: Respiro y sé que estás en mi,/sé que estás aquí,/sé
que estás tan lejana/como el borrador que te dibuja ahora abstracta.// Sé que estás
en mí,/respiro y sobre la humedad de mis manos/ recuerdo tu boca, tus labios que me
mordían,/ el sabor de tu verano,/de tu verano la oquedad temblorosa. (40-41). Una
avalancha verbal en la que abunda el lugar común.
Pero, en Vallecillo Márquez, hay un afán experimental. Varios poemas hacen de lado
la semántica y la sintaxis gramatical para explorar nuevas formas de decir. Con
frecuencia -aspecto ya observado en los libros de Juan Ramón Saravia y Efrain
López Nieto- acude al empleo de los espacios entre palabras o frases como manera
de apuntalar conceptos:45 Paredes cuatro/una dos tres ventana (sic) cuatro/las manos
cubiertas de barro/ cazando sombras atrapando ecos// una mesa de pino dos sillas
una dos vías/ (. ..) figuras dibujadas/ deshilvanadas en la memoria/ inmensas en el
pecho/ corazón/ barro/ ventana que no logra ver las estrellas/ en la noche nevar
ventana que no logra la transparencia/ tan solo reflejo reflejo reflejo/12 3 4 reflejo
y nada más/ un cuarto de paredes nada más/ una mesa de pino dos sillas/ una veía
aun encendida nada más (58-59). La soledad, el sentido de separación, el aislamiento
la cárcel en que se toma cada existencia..., se expresan con la atomización léxica
uso del espacio y la brusca intrusión de números que, tal vez (aunque falten lu
cernas), aluda a las cuatro paredes a las que se hace referencia al inicio del poema
a las que también se apunta al utilizar, en forma repetida, la palabra reflejo. Aunque c46
46 Dada la forma adoptada para transcribir los versos, este detalle no se percibe er
nuestro comentario.
782
la palabra iluminada
Salvador Madrid
Salvador Madrid (Naranjito, Santa Bárbara, 1978) escribió Visión de las cenizas (2004),
obra conformada por veintiún textos que pueden leerse, tanto en forma independiente,
como integrando un solo discurso ya que existe ligazón temática y una sostenida y
común atmósfera. La imperiosa necesidad de reconstruir circunstancias vitales del
pasado gobierna al texto. El punto de arranque es una mirada que todo lo subjetiviza.
Quizá, su elaboración fue como un cerrar los ojos para adentrarse en los vericuetos
del recuerdo y permitir que emergiese un ámbito rural de consistencia anímica más
que geográfica. El resultado: la recreación, no de un pueblo específico, sino de un
espacio poético saturado de imágenes familiares: un árbol, un río, una conseja familiar,
el corpiño o el olor de la abuela, el pan recién horneado, las palomas en los tejados...
Pero, a diferencia de poemas descriptivos, Madrid adoptó un punto de mira que
volatilizó lo mimético e hizo que surgiese un ámbito espiritual, exento de localismos.
Gracias a la perspectiva asumida (escarbar al interior del yo), al tratamiento lingüístico
(creó una semántica particular a cada poema) y al trabajo técnico del verso, el poeta
unlversalizó su circunstancia y el libro deviene en un conjunto de emociones vinculadas
al terruño. Trasuda añoranza de un lugar que no fue el paraíso pero que se amó (o se
ama) entrañablemente. De ahí el nombre: Visión de las cenizas.
El poema inicial opera como auténtico heraldo. Anuncia lo que vamos a encontrar: EL
PUEBLO / relámpago encallado en las arrugas de la carne,/ costilla rural/ donde
los viejos duermen en los cántaros. (Madrid, 2004: 29).47 A partir de ese enunciado,
cada texto descubre alguna faceta de esa realidad que nunca se entrega en estado
puro sino tamizada por la interiorización previa que, de ella, ha realizado el yo poético:48
* Ct «, 12, 17, 25, 26, 27, 28. 32 33, 34, 35. 40, 50, 54, 55. 60, 61.71...
47 Madrid combina la letra cursiva con la letra normal. Para indicarlo, subrayaremos los
versos en los cuales se aplica la primera forma. En todos los casos, las mayúsculas
son del autor.
40 Por esta razón disiento de la opinión de Geovany Gómez Inestroza cuando, en el
prólogo, señala, como aspecto fundamental del libro. ía tensión entre visión lírica y
vocación épica. (11-12). A nuestro juicio, dado que ce rece de elementos narrativos
(no hay una historia, no se cuenta nada), el autor se mueve dentro del campo lírico.
783
Ktl«n Uffiofle
('ruje id iglesia,/una mujer ai matadero de las horas./ una mujer sin manos cose una
hoja seca/y humedece con su mirada los agujeros del techo.//Partera desesperada es
¡a sombra \7 cántaros,/ ni labios, sólo la osamenta de las casas pobres/y la bondad
sin plus valia. ("Ilerradura”, 54); LW GALLO,/un ladrido náufrago sobre los árboles/
que sacuden sus pájaros/y ¡a certeza que causa la luz/ con olor a humo recién
engendrado/ besan la mudez de la mañana. (31).
Un mundo que fue preciso abandonar: Se nace para irse. Una especie de destino que
explica la recurrencia en un léxico que alude a la distancia. Gómez Inestroza apunta,
al respecto, veintiséis referencias. Nuestro ejemplo comprueba la presencia de otro
motivo fundamental: el de los caminos, las vías indispensables para salir de un lugar:
Los caminos de la lejanía/ llegan a tantos pueblos donde la luz es mercenaria/ v Ia
guitarra/y el cáliz ae las iglesias/y el llanto/y todo/se corta en delgados mundos, de
lechuzas y hondonadas.// Se nace para irse,/(...) La lejanía es un camino parecida ni
cielo,/manso y desmerecido/ como esas lardes del fin del mundo,/cuando el bostezo
784
lo palabra iluminólo
785
Ntlcn Llmoflo
Rolando Kattán
Lo que no cabe en mi
En esta obra, Kattán, en términos generales, enfoca sus temas desde el ángulo de lo
cotidiano. “El minuto que no importa”, con lenguaje directo, invita al goce del instante
o de las pequeñas cosas que se escapan tan pronto como se producen: Al beso fugaz,
a la caricia loma,/ a la frase cursi, al minuto que no importa./ cuando (sic) llamen
a la puerta,/ hazlos pasar./ Para que te recuerden./ Y entables amistad/ son como
ñiños,/ que Juegan en la calle./ Hay que estar atentos./ Porque en el mejor de los
casos/ suelen correr cuando tocan./y (sic) en el peor.../ crecen./ Y se van./ A otro
barrio, al aburrido, al monótono/ o al peor de todos/ al de la costumbre. (Kattán:
2003: 103).
“La tierra” aboga por la búsqueda de lo esencial: Que (sic) sabios los niños /ligando
con la tierra./embarrándose (sic) de lodo,/como costumbre congénita.//Luego crecen,
y se preocupan de otras cosas,/ Casas, (sic) amantes, dinero,/ Cosas...(sic)// ¿Sabrán
ellos, que la tierra será/ la única compañera eterna? (99). Los textos comentado:
constituyen lo mejor del poemario. En los otros, hay bastantes carencias.49
Exploración al hormiguero
En Exploración al hormiguero, Carlos Kattán enrumba sus pasos hacia su encuenu >
con la poesia. Interesante es la veta irónica que empieza a esgrimir con propied
Veamos cuatro ejemplos, trascriptos en forma completa. “En el pais de los cieg»
46 Adviértase, por ejemplo, lo trivial del planteamiento en textos rimados como este
Eras tú una linda sirena/ dentro de mi, (sic) solías nadar,/ eras tan solo una nena,
todo te lo iba yo a dar. (107).
7fié
Lo palabra iluminada
Cuando éramos niños/jugamos a la gallina ciega en exceso.// Las vendas nos quedaron
tatuadas. (Kattán, 2004: 36). “Fiestapatria”: Las bandas de guerra tocan merengues
de moda/ las muchachas modelan sus piernas para el álbum.// Los pelotones
dramatizan un rebaño/ que sigue el cauce de la fiesta.//Cierran las calles y es feriado
nacional. (44). “La ingenua estación”: Honduras/ cuando madure/ será una fruta
deliciosa. (51). “Justa rabia”: Cuando las ciudades se inunden de espuma/ Temis
podrá caminar desnuda sin peligro/(por muy solitarias y oscuras que estén las calles).
(49). Con capacidad de síntesis, hay amplitud connotativa apuntando hacia carcomidas
realidades del entorno.
Dennis Ávila
Hay poemas en los que, aunque se altere la norma gramatical, el verso es dicente.
“Como una ola en sí misma” tal vez plantee la idea del eterno retomo: un hombre los
repite a todos: En si, el mismo regreso te trae./En sí, la misma luz vienes./ En sí, el
mismo orgullo. - En sí. misma piel, distinta ropa,/misma voz/con palabras diferentes,/
del mismo viaje,/ en diferente siglo. (...) Como ola en sí misma,/ como vida
descubriendo otra vida,/ en el mismo lugar,/ con distintas ropas,/ en diferente siglo.
(74-75).
Geíovavm Rodríguez
Tomy Barahona
Tomy Barahona (Concordia, Olancho, 1981) escribió Ella, versión acústica (2004),
libro con veintinueve poemas dedicados al tema del amor. Su característica más
destacada es el empleo del lenguaje al margen de la codificación tradicional. El amor
toma las palabras y Ies imprime un significado propio, válido únicamente en el interior
de cada poema. En “Renuncia”, la última estrofa permite advertir la habilidad del
autor: Hay un ligero titilar de serpientes en las cosas,/un camino carente de sinfonías
al soltar los ríos./ Cuando agarro el equipaje de los solitarios/ sacudo miradas que
guardaste en mi cuerpo,/frases que me visitaron,/ sismos quejamás el luto olvida,/y
sigo a tientas por un pasadizo de sangre y ladrillos/ donde me construyo un infierno,/
para olvidarte. (Barahona, 2004: 14).
788
Lo palabra iíummaáa
Carlos Ordóñez
Carlos Ordóftez (Choluteca, 1982) escribió Llanto alrededor (2003). libro con veinte
trabajos signados por una perspectiva de la existencia en la que prevalecen el dolor y
la muerte. Con frecuencia, la voz poética es introspectiva, preñada de pensamientos
de oscuras tonalidades. “Precipicio” cuestiona el acto mismo de existir y recepta la
vida como una carga de peso excesivo, sólo aliviada cuando la muerte entra en escena:
/Cuánto debe sufrir el hombre7/ ¿Cuántopesan las culpas que caigan sus hombros
dé barro?// (. ) ¿Qué significa vivir,/ tener la esperanza de una vida después de la
vida?// Pero, cuánto debe sufrir el hombre para dejar de sufrir. (Ordóftez, 2003: 17-
18). En "Llanto alrededor”, las imágenes son igualmente negativas: Como un virus/la
maldad y la roña se expanden,/ la sombra crece bajo el árbol podrido. ¿/ (...) Mis ojos
abiertos o cerrados/no encuentran un rincón tranquilo, / no queda piedra sobre piedra
en el mundo que respin (20). En “Oración”, agrega: Smnox los niños arropados de
pies < i cabeza,/ hor oriz ios por la oscuridad de un inundo/ que abre y se cierra
g ■■ WWT1 “
Helen Umofto
como un párpado. (28). Otros títulos indican la persistencia sobre puntos como los
señalados. “La casa del llanto" (con la mención expresa de la ciudad de Tegucigalpa);
“El miedo": (La noche tiene el eco de una tumba abierta,/y me vigila el cielo,
ingrimo), “Hora de sombras”; “Llanto lejano”; “La muerte” y otros.
Otros actores
790
La palabra iluminada
hojitas ovaladas que parecen escarcha./ Veo las frágiles margaritas y se me antojan
vestales/ que ofician en la noche en los templos./ Todo lo envuelve el silencio. Todo
está quieto y en calma./y (sic) yo elevo mi canto. (Bueso Fiallos, 1984: 16).
David Fortín (Yuscarán, 1958) escribió En los sueños de Itchel (1999). La medida
de sus posibilidades la ofrecen “Utopia” y “A: Monseñor Romero”. En éste, copiado
íntegramente, barajando las posibilidades semánticas de un término, externa: Cómo
soñar/sin seguir/el sueño/que sueñas todavía? (sic)// Cómo esperar/ la aurora,/sin
evocar/ tus largos silencios/ que impulsan/ el camino? (sic) (Fortín, 1999: 28). En
“Utopía”, el amor a la patria y la posibilidad de una acción transformadora se expresan
mediante la sugerencia: definitivamente/ habrá un día/ que nos detendrá,/ una luna
fija.' se quedará/ reposando en el arroyo.// (...) Siempre nos quedará/ este espacio,
esta tierra común/ que gime y desde/ sus entrañas/ nos grita/ Donde (sic) se fue la
ternura? (3).
Alexis Laínez Zelaya (El Tránsito, Nacaome, Valle, 1958) es autor del poemario
“Soledades como pájaros heridos”, incluido en La palabra com-partida (1999). Consta
de diecinueve poemas consagrados al tema amoroso. En cuanto al trabajo lingüístico,
el autor se rige por una perspectiva racional que acude al juego denotación-connotación
dentro de esquemas de fácil resolución: Espérame mujer/ Volveré. Y llenaré tu cuerpo/
De silvestres flores/ Con mi boca/ Traeré hojas de almendro/ Para tu soledad.// (...)
Adormece el ansia que escapa de tu busto/derrumba la distancia de tus ojos (Laínez
Zelaya, 1999: 11); Mujer con olor a guayaba/ piernas de manzana/ boca de coral y
estrellas. (13): Vuelve estrella mía/ ven aljardín de mis sueños/ te daré sin recelos/el
premio nobel de mi íimjyr. (26): Tenías dos girasoles grandes/como cielos/iluminabas
el universo/ con la hoguer a de tu canto/ yo esperaba el crepúsculo/ como quien
espera un barco/ v te encontraba a ti/al derrumbarse el día. (15 ); l a negra saeta del
hqstjp, crepitó en silencio/y atravesó tus labios/ como un león. (28; los subrayados
son míos). Imágenes, metáforas y símiles extraídos de un arsenal poético que,
remontándose al romanticismo, transitó por todo el siglo XX
Gloria Divina Alvarenga haula (Tela, 1962) escribió Quiero hacer y ser (1997) y
Tela, a ras de mar (2004). Del primero, preferimos obviar los comentarios. El segundo
desborda amor al terruño y encontramos dos trabajos de ¡dativo valor. En “Tela de
noche” animiza a la ciudad y la dota de calidades hiperbóreas las cuales emanan de su
subjetividad y, por ello, se perciben convincentes: La oscuridad no existe./ Tela tiene
791
(telen Umofto
luz propia./ La noche es clara/ e invita a pasear en soledad.// Aún sin estrellas/ la
noche en Tela es clara./ Aún sin luna, también es clara./ Pareciera que el sol te
posee./o tú lo posees a él./(...) Noche que te invita a estar libre,/ transparente, pura.
(Alvarenga, 2004: 50). En “Hermana”, hay un uso coloquial de la lengua que toma
sincero el testimonio: Cuántas veces hemos llorado juntas, hermana mía,/ cuántas
veces nos hemos acostado sin comer./ Tú llorabas junto a mi, yo lloraba por el
hambre que tenia/y ni llorabas por tu hambre y por la mía.// Recuerdo las veces que
hemos Horado juntas, hermana mía/pero más recuerdo el día que a papá se lo llevó
la policía,/ después de registrar la caja de mi ropa/ y encontrar aquellos papeles
subversivos.// Recuerdo las palabras de aquellos militares/que empuñando su fusily
dirigiéndolo hacia mi/ exclamaron al mismo tiempo que movieron el cerrojo/ ‘a los
comunistas hay que matarlos desde niños ’. (71).
Eldénida Manuela Martínez Zepeda (1955) escribió Ríos de sol (s.f ). Miguel Ángel
Cabrera C. (El Porvenir, Francisco Morazán, 1956), entre otros textos, ha escrito
Vuela y canta el ave (1979), Desvelos de un pueblo (1980) y Entornos (2004). bolita
Reina de Hilsaca (Londres. 1957), Voces del alma (2004). Héctor Bermúdez (Panama
1959), El libro que siempre quise leer (1993) en el cual consigna una serie de reflexión í
generales sobre la vida. Predomina la intención didáctica. Como ejemplo, cítame»
forma completa, “Sobre el mar”: Das porque te sobra/das porque te piden/pero si /
porque te nace.../da gracias a Dios. (Bermúdez, 1993: 40).
Elena Arévalo (Esparta. 1961) es autora de Lo que nos hemos dicho de nosotro
(2004). Ciríaco Rodríguez Lezama (Monjarás, Choluteca, 1962) escribió Elespei;
de mis sueños (1997). Augusto Cruz Asencio (Tegucigalpa, 1962), Reflejos ■ s ¡
Pedro Gerardo Hernández Ordóñez (Tegucigalpa, 1962), Los cuervos (s.f, c
1990). Renán Arturo Rivera Cardona (Olanchito, 1963), Letra y voz (2001
Maximino Méndez Quiroz (Concepción de María, Choluteca, 1964), Del alma, la
mente y el corazón (2004 ). Juan Carlos Atala (Tegucigalpa, 1964), Anónimo del
792
Lo polobro iluminado
ser (1987). Rafael Antonio Hernández (Plan del Rosario, Mercedes, Ocotepeque,
1965), Al final del silencio (2003). Oscar Rolando Martínez (1966), 15 Países 15
Poemas y un Principado (2004). Julio Alexander Redondo Montoya (Las Lajas,
Comayagua, 1972), Poemas y reflexiones (s.f.). Jair Neftalí Moneada (Danli, 1976),
Deslumbramiento del alma (1999) y Dejando atrás el olvido (s.f.). Melvin Martínez
(Tegucigalpa, 1979), Primavera de amor (2003). José Santos Pastrana Sánchez
(Choluteca, 1980), Navegante en el amor (2004). Franklin Mayorga (Tegucigalpa,
1981), Sentimiento de esperanza (2002).
793
h«í«n UmoAfl
794
Apéndice
liten
1. Poetas cuya fecha de nacimiento se desconoce
Arturo Mejia Ortega es autor de Interminable espera (1969) y Mis interiores (1999),
Sobre este último prescindiremos de comentarios. Nos parece de mejor calidad el
primero, integrado por treintitrés composiciones. “Cristos en la arena” externa
preocupación social. Recuerda que, cuando niño, vio un Cristo en una iglesia: Ahora;
cuando la claridad/ me quema/y mefrunce el ceño;/ me doy cuenta, que hay muchos-
cristos/ retorciéndose/ en la arena,/ despreciados de la ciudad.// Cristos tristes,/
enfermos;/ni más ni menos/el espejo/ de la muerte:/ donde escrito está/el calvario/
de los hombres./ Y los cristos/eran espiados/por los huecos/de las casas;.- arrojados
a la calle,/ensangrentados,/limados por la arena,/con los ojos'quemados ./chimenea/
donde el día. se aprisiona. (Mejia Ortega, 1969: 31-32). Dada la brevedad de los
versos, la pausa obligatoria de los mismos y los frecuentes y no justificados
encabalgamientos, el ritmo se percibe sumamente cortado.
Hernán Navarro Acosta escribió Monólogo del alba (1977), libro que divide su temática
entre lo amoroso y el interés social. En “Carabana” (sic), leemos: ¡Oh Cristos
Peregrinos!/en perenne cilicio/multiplican caminos,/cada vez que la tarde se marchita/
en e¡ confin.// ¿Dónde estaréis mañana?/ En Camboya tal vez,/ en Biafra quizá
(Navarro Acosta, 1977: 36-37). “Orbita del eco” reprocha la indiferencia frente a la
transformación social: Soy culpable de algo que no hago,/sin embargo,/ nadie podrá
lanzar la primera piedra;/porque todos somos culpables/ de no querer ser hombres...
(48). Enunciación sencilla, sin sorpresas formales.
NoéL Espinoza
NoéL Espinoza' escribió El vuelo de ícaro (1982), libro con ciento veintiocho textos,
algunos de ochenta y noventa versos. La temática es diversa (el amor, el paisaje, la
patria, el cuadro rural, etc.) y, en versos amétricos, se acude a la rima consonante. El
uso lingüístico es pulcro y se acomoda a cierto patrón romántico-modernista. Así, en
un fragmento de “Una tarde en el puerto”, leemos: Posa para mi/ la tarde de una
opaca mansedumbre,/y en la cumbre/ el sol esconde sus rayos de rubí.// Vuelo de
gaviota, arrullo de paloma./ Calma la mar duerme silenciosa./ Mi suspiro inhala de
una blanca rosa/ su místico aroma.//Filas de cayucos se deslizan/ surcando la garza
bahía,/y triste, silente, umbría,/ la tarde agoniza.//Se mecen del sauce las colgantes
frondas/ que en los criques turbios mojan sus ramajes,/y ruedan queriendo besar <
boscaje/ silenciosas ondas. (Espinoza, 1982: 121).
William Wildt Foote escribió Mini historia del General Manuel Bonilla lo
Sombreros negros (1989), libro de carácter narrativo que, tal como el titulo lo indic-
se divide en dos partes. La primera —con más de mil doscientos versos, distribuido
en cuartetos que riman el primero con el segundo verso y el tercero con el cuarto
es una biografía del ex presidente de Honduras cuyos actos públicos y privad»
describe y enjuicia. Entre otros: su nacimiento en Juticalpa; su vinculación coi!
presidente Céleo Arias; el ascenso en la carrera militar; el golpe de estado de 1904 las
79Í
Lo palabra iluminada
Jim Merriam
Jim Memam es autor de Diablos y dioses (1996), obra cuyos textos poseen carácter
epigramático Agudo sentido de observación, economía verbal y desprejuicio en el
799
Halen Umoflo
manejo lingüístico son algunas de sus señas. “Emociones” pone sobre el tapete la
problemática del adolescente: Es difícil ser joven/ porque cuando las emociones se
presentan.'porprimera vez,/no se presentan como tesoros/sino como torturas. (Merriam,
1996: 37). Con agudeza, “El suicidio”, punza en los antecedentes y aspectos
concomitantes de la trágica decisión: La muerte comienza mucho antes/ de que se
apriete el gatillo. (67). Es decir, antes de la muerte física, está la del alma. La sucesión
de infortunios (muertes cotidianas) que abonan o preparan la decisión suicida.
David Joel Pineda es autor de Tierra desnuda (2000), obra con treinta y nueve
composiciones realizadas con lenguaje sobrio y preciso. En algunas, el yo es el centro
de la reflexión poética. Imperiosa es la necesidad de saber y descifrarse. “Esclavo” lo
precisa sin ambages: ¿Por qué estoy aquí?/ si (sic) no lo averiguo/ seré un analfabeta/
por siempre.4 (Pineda, 2000:17). En “Génesis”, el mundo se ve en función de si mismo.
“Maniatado” apunta lo intenso de los condicionamientos sociales que, al final, se disuelven
800
La palabra iluminado
Abundan los poemas dedicados a la ciudad natal del autor: “Danlí”; “Danlí (1979)*
;
**
“Danlí de hoy”; “Danlí (1985)”; “Cuando mi pueblo era un niño”. “Este pueblo y yo”
deja claras las dimensiones del afecto: Este pueblo y ya/ nacimos juntos,/ tenemos el
mismo ritmo,/nos cruza la misma herida. (56). La visión, por cierto, no es idealizada.
En “El hospital de mi pueblo (octubre 1983)”, leemos: El hospital de mi pueblo/ es
una sala de moribundos;/ un monumento a la/ miseria. (36).
Pineda encara la problemática del país. En “La economía social” pone de relieve la
situación de inveterada pobreza. Frente al hijo con hambre, reflexiona: ¿Le diré lo
mismo/ que decía mi madre?// Bébase m ’ijo un vaso/ con agua,/y se acuesta. (21).
"Volcán social” constituye un señalamiento pormenorizado de los males que se abaten
sobre el país: Recetas yfórmulas gringas/ (Doctrinas Monroe)/Medidas económicas/
¡Bienvenidos vocablos/ contemporáneos!/ privatización, (sic)/ globalización,/
productividad/ y competencia.// (...) Yo percibo/ un volcán social/ lanzando humo.
(39). “Outsider” desnuda aspectos de la manipulación ideológica: Preguntan/ sobre
mis fobias,/fantasías,/ frustraciones y/ necesidades.// (...) Sí; (sic) yo,/ todo lo que
quiero/ es ser normal,/y buscar un lugar/ que sé está dentro/de mi,/para escapar de
esta/ seducción subliminal (67).
Hay una marcada preferencia por incorporar elementos de la vida cotidiana. Una visión
directa y muy humana del entorno social. En “Las mujeres de mi pueblo”, que subraya el
ingente trabajo femenino, incrementado por la desidia masculina, leemos: Las mujeres de
mipueblo/ aman los delantales con/bolsas grandes,/y los rezos vespertinos.// De mañana
y tarde/aporrean las piedras/de los ríos./ En sus espaldas/ llevan un buho que les hace/
801
rielen Umcflo
Otro conjunto de poemas aborda aspectos familiares: “Mi madre”, “La madre de mi
madre”, “Mi hijo y yo”, “Mi abuelo” y “El perfil de mi padre” (un duro cuestionamiento
a la irresponsabilidad paterna). Se trae a colación a figuras singulares de la comunidad
como “Don Pompilio” o “Marcelo Tinoco” (recuerdo del futbolista venido a menos).
Pineda es dueño de una veta poética acorde con su circunstancia. Y aunque es muy
crítico, no es un derrotista. En “Tierra desnuda” lo expresa con exactitud: Sueño con
jinetes/ de polvo; con campanas que derriten/ al día muerto;/ con nubes rojas que
queman/el horizonteJ/(...) Esta tierra de grandes/goterones./de (sic) mirada caída,/
en los abismos donde las/brasas se queman solas,/ tiene aún, una noche/perfumada
de frutos maduros. (33). Como balance general de la obra, aunque hay agudeza en el
enfoque de los temas, resentimos vacíos en el manejo técnico del verso.
José Ortega
José Ortega escribió El mal de la rosa (1997) y Color del silencio (2002). Con
relación al primer libro, nos parece que su apone es mínimo. El segundo contiene
cincuenta y cuatro textos. Los mejores se encuentran en las breves composiciones
de corte irreverente. Una muestra: “Verdeoscuro”: Envidio/ el calar del infierno/ el
lugar acogedor/ donde las putas danzan/ su eterna belleza. (Ortega: 2002: 46); “I”:
Gritar, no nos sirve de nada,/ ante el esqueleto vacio/de Dios. (54); “Veneno”: Que
(sic) extraña ansiedad desenvuelve mi dolor/ante el corazón melancólico del creador.
(57); “A la muerte”: Le daré/un verso/a la muerte,/que me espera tanto.../de tanto
seguirme/ ha conjugado/ conmigo. (58); “El deseo”: El deseo de querer todo es
asqueroso,/es penosa tu religión/que Dios desde los viejos tiempos/comparte con el
diablo. (51). Un uso sustantivo del lenguaje. Pero, con frecuencia, encontramos
composiciones ¡¡relevantes.6
* Vr.gr., en “Tus pechos", leemos: Tengo noches humillantes/ Cuando busco tus pechos
colgantes/ Frutas íntimas en tu selva sin ley. (44).
802
Lb p«iabtB iltwmatie
T ito Cardona
Tito Cardona escribió Senderos inéditos de la tierra lolupán (2002). obra que incorpora
textos en prosa y verso. Su valor más destacado es que recoge experiencias del autor
en la región de Yoro. Por la actitud lírica y perspectiva ingenua del hecho poético,
destaca “Niña golondrina”, texto de indefinidas fronteras entre la prosa y el verso:
Con sus pequeñas manos/forja el barro cotidiano de la desesperanza Con su corazón/
de golondrina viajera cabalga en el arco iris de los sueños/ mientras espera junto a
las chicharras y los chiquirines la llegada de la primavera./ Es la niña tolupán de
Yoro./ Mariposa de colores que juega con el viento./ Chorchiia cantadora que vuela
de rama en rama./ Plantita de café que crece en la montaña./ Es la niña Tolupán,/
chiquilla traviesa que mira con tristeza/ como (sic) su infancia se le escapa en el
humo del fogón. (Cardona, 2002: 19).
803
■MBL WWW
Helen UtnoAo
Dentro de esa visión general, no podía escapar el verso que execra de sí mismo. En
“La víbora y el nombre”, leemos: llego como llegan las plagasJ llego sin escudos ni
máscaras./sin las aberraciones de otros dioses hipócritas:/ desnudo, llego.//Ése soy
yo./ un pluriser de asco./de pugna y de sonrisa mágica./ un ángel pomo-lúcido que
incinera sueños,/ un diamante de odio,/ un ave en la espera de la oscuridad/ para
blandir sus garras en el vientre del miedo./ Ése soy yo. un infante/que no reconoce/
la palabra dogma,/un diosecillo de ciclos intermitentes/ que intenta crear marejadas
de luz./ para que no se extravie la única luna de su universo. (19). Con mayor
ecuanimidad o serenidad, “Carta I, autorretrato” ofrece una imagen más conciliadora
de si mismo.
Para el autor, entre los seres humanos, existe una incomunicación básica. “Estación
central” ejemplifica la sensación de hablar en el vacío. La falta de un interlocutor
esencial, la mecanización que anula el calor humano: Bienvenido a la central de
mensajes/ Abrocharme y desabrocharme/ las agujas y los nudos/ Bienvenido a la
804
le jwiehfc
805
Helen Umoño
Otros poetas
Siempre tomando como base el desconocimiento de la fecha de nacimiento de los
autores y autoras, agrupamos, por décadas, distintos poemarios. En este caso, los
trabajos ostentan menor calidad que los anteriores.
De 1930 a 1940
Agustín González y Moneada escribió En elfestival de mi amor (1931). Manuel
Meza Fernández es autor de Placeres y nostalgias (¿1932?),8 libro con un extenso
trabajo en el cual el yo asume la voz de un héroe griego (“La confesión de París”). En
“Placeres y nostalgias” —sirva para calibrar el estilo—, leemos: Por una evolución
latente/en elfusco viso del arcano/de la vida adolescente/como Hamlet me desgarro
en vano.// Yo me quejo a solas/ en mi estancia solitaria,/ me estrello, como en roca
las olas/ viviendo inconfesa mi queja diaria. (Meza, s.f.: 56).
De 1941 a 1950
Gumersindo Gómez Panlagua escribió Matices (¿1941?)90 y Frondas sonoras
(1949). El primero comprende textos patrióticos (“Saludo a la bandera”); familiares
(“Langue”); amorosos (“Insólito anhelo”, “Ausencia”). Incluye algunas prosas. El
segundo sigue huellas parecidas: el tema religioso (“Jesús”); patrio (“Tegucigalpa”);
familiar (“Flor de tumba”, dedicado a la madre) y laudatorios (“Tiburcio Carias
Andino”). Ejemplo: Cuantas veces madrecita idolatrada,/con arrullos maternales me
adormías/en el regazo tibio de madre abnegada/ para darme la dicha de mis alegrías.
(Gómez Paniagua, 1949: 21).
806
I—-—-—
Lo palabra iluminado
De 1951 a 1960
José Noé Espinoza escribió Ansias desatadas (1956) y Cantares de mi tierra (1959).
El primero contiene textos dedicados al amor, la madre, el recuerdo del padre, la
tristeza. etc. En el segundo, hay trabajos que llevan títulos como “A mi madre muerta”,
“A mi padre ausente”, “Amor fugaz”, “Dia de la madre” y “Loor a Morazán”. El estilo
se colige con una muestra: AI despertar de hoy la aurora/ dedico yo mis loores/a una
dama encantadora,.- la más bella entre las flores, (s.p.). Asimismo, en la publicación
Concursos literarios auspiciados por el Comité de Festejos de la Feria de Concepción
de Comayagüela (1953), encontramos trabajos de Edilberto R. Cardona y Luis
Díaz Rodríguez.
De 1961 a 1970
José de la Cruz Hernández es autor de Versos fuera de la Patria (1962); Cuatro
lustros 1950-1970 (1971) y Haikai (1977). Con una curiosa concepción de la poesía,
como haikais, ofrece textos como éstos: Tira moneda./Fuente recíbela./Arrivederci!
(sic) (1977: 5); Abeja voló/ de flor en flor llevando/polen y miel. (2).
807
Htlen Umofto
Leónidas Gaicano escribió Se mira una estrella (1963), La rebelión de los pobres
(1974). Rimas modernas (1974) y Maje infinito (1974); Jacobo Elíseo Romero,
Olas de inspiración lírica (1964), Cantares patrióticos (1964) y Patria soñadora
(1966-1967), textos cuyas composiciones llevan nombres como éstos: “Coronel de
Aviación Don Oswaldo López Arellano. Jefe de Estado de Honduras”. En “La estatua
de Francisco Morazán”, leemos: Ahí estás Paladín/ de la Unión Centroamericana,/
con tu espada al viento,/ porque eres centinela/ del pueblo hondureno/ y de todo
Centro-América. (Romero, 1966-67: 9).
Andrés Casco Rivera escribió Cantos a Honduras (1965), obra dividida en diez extensos
cantos de versificación libre. El primero, en trescientos noventicinco versos, ofrece una
panorámica de Honduras (naturaleza, ciudades...) y expresa amor patrio; el segundo
habla de los habitantes de la zona norte, especialmente de los afrohondureños y los
campeóos; el tercero se refiere a las mujeres; el cuarto vuelve al tema de la costa norte:
el quinto evoca a Lempira cuya muerte llora la naturaleza; el sexto, al puerto de Trujillo y
a las islas caribeñas; el séptimo, a la Honduras colonial; el octavo recuerda la Independencia
y le canta a América en general; el canto noveno ratifica el amor patrio, expresa el deseo
de luchar por la libertad y arremete contra el comunismo. El canto décimo exalta a
bandera nacional: El campeño en tu Costa Norte,/ suda y trabaja,/ abre surcos/ en tu
tierra bendita/y el campeño es indio./ Es blanco./ Es negro y es mulato./pero (sic).»
sangre, su dolor,/sus penas y sudores,/su vida al sol, al aire, al viento/y a los chubasi. 1
sinfin,/y sus amores, afanes,/trabajos y dolores, sus alegrías y dulces esperanzas, todo
ello eres tú,/ Honduras de mis amores. (Casco, 1965: 28-29).
808
Lo palabra iluminado
riman entre sí. Flabio L’lloa escribió Intimidades (1968); José Enrique Cano. Jomadas
espirituales (s.f.); Jornadas espirituales II (1968) y Jomadas Espirituales III, Enrique
A. Martínez, Esfuerzos rítmicos (s.f., en la dedicatoria personal consigna el año de
1967) y Voces de luz y sueño (1968); Ramón Cáceres Carrero, Poesías (1969) y
Celina Martínez, Poemas del amor y del olvido (1970).
De 1971 a 1980
Rafael Suárez Montes escribió Estampas del ambiente (1972); Mariano Chévez
Nieto, Poeta prisionero (1972) y Ecos del mar (s.f.); Jorge Abraham Becerra,
¡Alcohólicos! La razón y la bestia (1973); Pablo Hernández hijo, El cantor de mis
cantares (1973); Francisco Napoleón Landa, Obra poética biográfica (1974); Braulio
Cruz Amador, Exaltación y veneración a la madre (1977); Olga García de Bú.
Imagen (1978); Carlos Ruiz Hernández, Canto mínimo de hermandad (1980) y
Salomón Ibarra Mayorga, Semblanzas rotarías (1980).
De 1981 a 1990
Romualdo Bueso Peñalba escribió Bouquet literario intibucano (s.f., algunos textos
están fechados en 1980); Rene Suazo Lagos. Poemas y cuentos del pasado (1982);
Ramón Hanegas, Poemas de mi bien (1983): Francisco Arístides Medina Martínez,
Testimonio de mis inquietudes (1983); Maritza Berlioz, Sin nombre (s.f.) y Alas doradas
(1986); I emando García, Pensamientos (1986); Leda Leonor Zuniga Rodezno, Cantos
de mi tierra (1986); Norma de Boquín, Captando viviendo cantando (s.f.) y Violencia
criadoresy criaderos (1986); J ulio César Medina, Frente al espejo (1986); José Pineda,
Instantáneas literarias (con títulos como “José Simón Azcona” y “Ha muerto Modesto
Rodas Alvarado”, 1989); J uan Ramón Munguía, Sangre infinita (1989); Julia Salgado
de Lazzaroní, Entre el cielo y la tierra (1989) y Héctor Ugalde, Campesinos (1990).
809
gítÜAH
Hilen Umoña
Raúl Arturo Pagoaga informa del trabajo poético de Mercedes Mazier y la considera
la primer mujer hondurena de letras que escribe versos de la llamada poesía negra
(Pagoada, 1986. 43). Ofrece varias muestras de bien logrado ritmo. “La fiesta de San
Juan”. Negro, tambor r bambú,/que va con su cumba ronca/ardiendo maraca a!son/
por espantar el tabú/ que lleva en el corazón./ Negro, tambor y bambú! (sic) (47).
"Mi canto al Río de Cristales”: Río de Cristales/te canto en esta tarde trujillana/que
escucho de tus caríbales/ la voz que dice:/ Bambú y calabó,/ calabó y bambú/ y la
palabra santa:'de tu negra raza/ que bendice tus aguas/ luminosas de tus alas. (50).
"Mujer negra eres hermosa”: Eres hermosa como una noche sin sol/pero tu sonrisa
de negra soñada/ tiene un alma de luz/como todas las auroras/y un corazón de luna.
(45)
. Adviértase el solidario sentimiento hacia las personas afroamericanas.
De 1991 a 2000
Manuel de Jesús Fuentes escribió Pininos literarios (1994); Elia Vélez Menocal,
Brasas encendidas. Poesías para reflexión y meditación (1995);10 Antonio Osorio
Orellana, Monólogos a Dios y la naturaleza (1995); José Angel Sánchez,
Reflexiones de la luna de mandarina (1996); Orlando A. Lara Hurst, en Más allá
de! desarrollo sostenible (1997), incluyó tres textos versificados; Carmen Flores
Calle, Mundo interior (1998) y Maximiliano Martínez 111 Poesías de luz, pasión
y color (1998). En la publicación Juegos Florales San Marcos de Ocotepeque (1998).
que recoge los trabajos premiados de 1989 a 1998, encontramos, además de autores
a los cuales nos hemos referido con anterioridad, los nombres de José Emilio Soriano.
Rafael Antonio Hernández, Ricardo Madrid M., Danilo Sierra Torres, Guadalupe
Funes Rheinbold, Aída Pineda Bueso, Engracia Contreras de Madrid, Man lena
Arita Amador, Dafne Alejandrina López, María Francisca Bonilla, Carlos Adrián
Peña Cuéllar, Martha Luz Mejía y Marta Membreño Pineda.
De 2001 a 2004
Augusto Argucia escribió Estrellas del alma mía (2001); José Francisco López G, Matices
de cantares (2001), Mundo de las musas (2003) y la antología Plenilunio liria) cultural
danlidense (s.f). Juan Ramón Suazo Pineda publicó Los versos del poeta (2004),
filO
La palabra iluminado
Juana Rosacruz
” Consultando a Le tic i de Oyuela sobre esta escritora, nos indicó que era de
Cornayagua y que su ¡ ■vnbre era Juana Rosa Cruz. Ramón Oqueh sugirió un origen
mexicano.
'* Trabajo con un ejemplar que fue empastado. Probablemente, mutilaron la página
en la que se consigna la fecha de publicación.
811
Heltfi Umofto
Un texto que i Asiste en el esplendor y armonía del cosmos. Que no desdeña: Tragedias.;
Rayos./Relámpagos./ Y truenos./Evolucionando gradualmente.’ Cuerpo y conciencia
individual./ Para enaltecernos. Con intención didáctica, predica el apartamos del
mal Y dar cabida:/ Para siempre al bien. Para finalizar: El Todo eternamente Todo
El átomo regresando al Todo./ Nacer para morir:/ Lo mismo que morir para hacer
nacer:/ Y asi abordar. / El circulo inconmensurable en todas direcciones. Con
812
lo palabra lUmiMÍa
Gerardo Salinas
Gerardo Salinas escribió Huellas en la arena. Poesía y Mundo duelo y pena, (las
tres, sin fecha). Para él, escribir no es más que una de las tantas formas de colaborar
con la tarea constructora de forjar una nueva Honduras. Así lo afirma en “Lineas
preliminares” de la última obra citada, única que comentaremos En la mayoría de las
composiciones predomina un lenguaje directo que, sin eufemismos, denuncia aspectos
de una amplia problemática social: abandono de la mujer, hijos sin padre, la ancianidad
desprotegida, la presencia del hambre, el valor y la necesidad de la lucha liberadora...
En “Papeles sin fundamento”, cuestiona las absurdas o alienadas prácticas educativas:
Niños desfilando/ sobre vómitos/ para aprender civismo." Niños arrimados a paredes/
observando hojas sueltas/ donde se dice están las siluetas/ de los Héroes Patrios//
Gente mintiendo/ al infante/ ¡qué falso patriotismo- ¡cuánto (sic} engaño!// Un
quince de Septiembre/es poca cosa- para comenzar/ a amar la Patria, (s.f.: 37). Una
obra en la cual el mensaje político se sobrepone a! interés estético.
Otros altores
Juan Ramón Rivera, en Guarda histórico legendario (s.f.), ofrece una sección
wrsifreada. De este mismo autor. Luna Mejía (1961), incluye “El hulero (tradición de
te ciudad de Gracias)” y “El lago de Yojoa”, trabajos de relativa extensión. José
Manuel Veiésquez escribió Valle de lirios. Homero Jiménez, Un espacio a mi
poesía: Olga Da Costa Gómez. Poesías inéditas: Francisca Bonilla de Muñoz,
Tierra nueva: Nicolás Romero Guevara, Flores del recuerdo: Guillermo Plunimer
Cruz. Tesoro del amor y Norma Oviedo de Milla, Contigo Honduras (algunos
trabajos están fechados en 1991).
813
Gloria María García (Juticalpa); Ena Zcpeda Acosta (La Ceiba); Felicita Antúnez
(Guataco, Olancho); Aída Vallecillo de López (Tela, Atlántida); Daisy Victoria
Vásquez (El Progreso, Yoro); Gilma Coniferas (La Ceiba); Celina Martínez (La
Paz) y Gloria Ninfa López (El Negrito, Yoro).1J Asimismo, en Itinerario de la poesía
hondurena (1973), Pagoaga, entre otras, incluye, los nombres de Patricia Morales,
Amelia Aríta de Maldonado, Margarita Hernández Cuello. Herlinda Rubí de
Zelaya. Otilia Gutiérrez de Spilbury, Ubaldina España de Esguerra, Ángela
Guell de Guillén, Carmelina Rubí de Moneada, Lolita Toledo, Eva Ferrera de
Galo. Ángela Meza Cáliz de Fernández, Gohia Isabel López, Consuelo Lozano
España de Escorcia, Gregoria Martha García, María Cristina Leiva Huete de
Padilla, Blanca de Sevilla, Graciela García, Leyla Zablah de Matute, María
Albina Elvir, Reina Maty Espinoza de Donarire, Mary Isabel Casaña, Eda Ochoa
de Rubí, Guillermina Cerrato Flores de Díaz Zelaya, Lilian Toledo, Guadalupe
Guell Díaz, Virginia Laínez, Cristina B. Tarrius, Juanita Soriano Alvarado,
Dora Gutiérrez de üstariz, Amelia Oyuela de Velásquez, Ena Zepeda Acosta,
Ela Canales. Flor Amanda López, Gloria Guillén, Liliana Leticia Yacamán de
Ferrera, Ana E. Sahury, Sara Ruth Villela de Castañeda, Norma Q. de Callejas,
Luz Gamero de Vener, Gloria Ninfa López, Edda Meza Matute y Lidia HandaL
3. Fernando García
” No obstante incluir textos de poetas más conocidas como Eva Thais, Ángela Ochoa
Velásquez, Paca Navas de Miralda y otras, Pagoaga no ofrece muestras del trabajo
de Clementina Suárez.
14 Probablemente el nombre de la obra le fue sugerido por un texto de Pablo Arita.
Supra, pp. 357-358
14 Su autor nació en Nicaragua pero vivió en Honduras y buena parte de la obra se
refiere a este país. En la década de los años veinte, los periódicos y revistas del país
incluyeron muchos de sus textos. Véase, por ejemplo, “Un hombre feliz”, en la revista
Los sucesos, núm. 11, Tegucigalpa, 13 de junio de 1920. También publicó Chiles
dulces (1932), texto que no pudimos consultar.
014
Lo palabra ilummodc
un número escribió, más que seguro;/el papel se engulló y con cara ufana/ les dijo:
—Yo desde hoy les aseguro/que ese que.me tragué saldrá mañana. (55).
Con frecuencia, los textos poseen carácter narrativo. El autor cuenta una anécdota
humorística o festiva. En “El juicio final”, en una especie de sueño, la voz poética ve
que, al conjuro de la gran ‘pitoreta' de San Vicente, los muertos resucitan y buscan
los órganos que les faltan: Un ‘tunco ’ que tuvo las piernas deshechas,/ se puso,
aturdido, dos patas derechas,/ y mientras un ‘manco ’, veloz, se metía/ los dedos
perdidos en.... distinto punto,/un desnarigado,furioso rugía,/porque en las narices
se puso.... otro asunto.... (II). En “El primer abogado”, cuando éste muere, llega al
cielo y empieza a sembrar cizaña entre los santos; Dios dispone, desde entonces, que
ningún abogado entre al cielo. En “Escenas celestiales”, distintos profesionales
(abogado, médico, usurero...) llegan al cielo; Dios les niega la entrada mandándolos
al infierno o al purgatorio y sólo permite que ingrese un hombre cuya vida há sido un
fracaso; su mérito: haber sido maestro y haber sufrido a la suegra. En “El cerdo que
sabe leer”, un hombre estafa a los demás diciéndoles que su cerdo lee; coloca frente
a éste un libro de oraciones y el animal permanece inmutable; cuando le reclaman, el
rimador indica que el cerdo nunca lee en voz alta. (98). En “Dolores Gallo Correoso”
(doscientos veintidós versos), un gallo cuenta sus peripecias en distintos oficios que
desempeñó (en el ejército, con un cura, en un circo, en un lenocinio...).
816
lo palabra iluminada
uno. sus siete cuartas de tierra.// Y en esa forma, risueños,'' se probará, sin empeños
y con la frente muy alta,/ que tienen los hondurenos....../ ¡eso.... que al chapín' le
falta! ( 197-198). Aunque la poesía probablemente no camine por estos predios, no
estamos frente a una literatura inútil. El humorismo de grueso calibre del autor i similar
al que encontramos en toda la tradición literaria) es un mecanismo para cuestionar
aspectos sociales o para criticar vicios.
817
819
Hilen Umafia
de las voces que la conforman. En este sentido, ni uno solo de los libros
es innecesario. Cada uno es un documento en el que se entrecruzan
diversidad de mensajes. Inclusive, en muchos de ellos, la precariedad
física de la edición, la ingenuidad del abordaje, la pobreza del concepto...,
se toman en signo de una condición social estigmatizada por carencias
sin límite. En otros términos, el hecho de que, aún bajo circunstancias
adversas se haya intentado hacer poesía, deviene en la mejor ratificación
del certero axioma de Luis Cardoza y Aragón con el cual principiamos
nuestro trabajo: la poesía es la prueba más alta de la existencia del hombre.
Suprema muestra de que el ser humano, al querer moldear la palabra
para establecer puentes de comunicación con sus semejantes, ha superado
—ha trascendido— lo meramente zoológico o vegetativo.
Por otra parte, del conjunto de obras que mujeres y hombres nos han
legado, emerge una particular idiosincrasia. Un sello único que, aún con
sus debilidades y contradicciones, es la impronta del ser hondureño. Al
respecto, si los poetas y los artistas son seres dotados —al máximo— de
la capacidad de traducir sentires, a la vez personales y colectivos, conocer
su obra es una manera de acercarse a la definición o concreción de eso
tan huidizo que se llama identidad nacional, identidad cultural. Al
respecto, como todos los fenómenos están concatenados, leerla en
conjunto, estudiarla, sopesarla, valorar sus logros, calibrar sus carencias..
puede contribuir a definir facetas fundamentales del amplio marco
cultural en el cual ella se inserta.
Asimismo, al abordar esa tarea, adquirimos elementos para configurar,
con mayor precisión, el mapa poético de Latinoamérica que, en lo que a
Honduras se refiere — tal como lo comprueban las antologías que ruedan
por el mundo—, se ofrece desdibujado e incompleto. Por nuestra parte,
a manera de corolario, después de leer y estudiar el trabajo de quinientos
cuarenta y dos poetas, con un total de seiscientas noventitrés obras
publicadas, hemos llegado a las siguientes conclusiones:
820
la palabra iluminada
821
lilillAM»■■■■■■■■■■■■■■ —I
Heltn UmaAo
822
la palabra iluminado
r
lo que por la época se hacía en otros lugares del istmo
centroamericano, con la excepción de los trabajos de José Antonio
Domínguez y, en menor escala, de Manuel Molina Vijil, su actividad
no produjo ningún texto memorable. Pero sembró el amor por la
poesía. Los diarios de la época dan fe del arraigo popular del verso.
Al respecto, hay otro testimonio sumamente valioso: las hojas
volantes que, por diversas circunstancias sociales (nacimientos de
miembros de ilustres familias, bodas, sepelios, fiestas religiosas,
convites, bailes...), daban cuenta del hecho en cuestión, mediante
textos versificados. Sus autores se identificaban así: "El gremio de
talabarteros", "Cofradía de San Sebastián", "Unos amigos",
"Vecinos de Barrio Abajo", etc. Auténtica poesía popular que todavía
no se ha investigado en profundidad.
7. Fue tan fuerte el impacto del romanticismo que, inclusive, ya
triunfante el modernismo, algunos de los mejores cultores o
defensores de la renovación dariana (vr. gr., Froylán Turcios)
continuaron visualizando el mundo en términos románticos. En
sentido estricto, la estética romántica nunca dejó de orientar la labor
de muchos autores y autoras a lo largo del siglo XX.
8. El romanticismo también representó el solvente ingreso de la mujer
hondurena en el campo de la poesía, según lo demuestra el trabajo
de Josefa Carrasco. Pero el caso más singular es el de Teresa Morejón
de Bográn cuya obra prescinde de cánones rígidos para dar paso a
una voz personal que supo moldear diversos sentimientos.
Especialmente importante es la incorporación que hizo del verso
festivo y juguetón.
9. La presencia de la obra y de la personalidad de Rubén Darío fue
vital. La magnífica orquestación, la orfebrería lingüística y el
cuidado formal de que hacen gala sus versos, fueron la
indispensable escuela para los poetas de la época. A ese influjo
directo, se suma la creativa inflexión dada al modernismo por parte
823
NnlilNummMunMSHMi
N»ltn Umofto
024
Lo palabra iluminado
825
iir--- rR-TnwTjg —————■
Helen UmaAa
826
lo palabra iluminado
827
<mwj
Hcltn Umofla
828
Lo palabra iluminado
830
La palabra iluminada
831
Helen Umono
832
la palabra iluminada
83j
Para contribuir a subsanar esas lagunas surgió este libro. Si algo se logra,
la visión de Honduras, y por lo tanto de América Latina, será más
completa y de mayor riqueza.
Arévalo, Elena. Lo que no nos hemos dicho de nosotros, San Pedro Sula: Centro
Editorial, 2004, 99 p.
Argueta, Augusto. Estrellas del alma mía, Tegucigalpa: s.e., 2001, 71 p
836
Argueta, Mario R. Diccionario de escritores hondurenos, Tegucigalpa: Editorial
Universitaria, 1998, 243 p.
Anta Palomo, Carlos Manuel. Guirnalda lírica a la memoria de mi esposa, s.l.. s.e.,
1984, 52 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel. El declamador nacional, Tegucigalpa. Imprenta López,
1971, 162 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel. Canto al 18 de noviembre, Tegucigalpa: Anston, 1960,7 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel. Poemas y cantares de Honduras, Tegucigalpa: Imprenta
López, 1971,115 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel. Góndolas líricas, Tegucigalpa: Ediciones Revista Pegaso,
1982, pp. 9-28.
Arita Palomo, Carlos Manuel. Cantos a la patria y otros poemas, Tegucigalpa: Ministerio
de Educación Pública, 1956, 165 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel Misterios del corazón, Tegucigalpa: Típo-Lito-Foto y
Encuadernación Nacionales, 1932, 196 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel. Nuestra América, Tegucigalpa: Relaciones Públicas del
Gobierno de Honduras, 1958, 114 p.
Arita Palomo, Carlos Manuel. Cantos del trópico, Tegucigalpa: Imprenta “Aristón", 1962,
162 p.
Arita Palomo. Carlos Manuel. Saludo lírico a Comayagua, Tegucigalpa: Aristón, s.f .. 15 p.
Arita, Pablo. De punta y de filo. Parodias, San Pedro Sula: Tipografía Cervantes, 1928.
s.p
Amaga Iraheta, Ubodoro. Alegría de ser tu hijo, Tegucigalpa: s.e., 1958, s.p.
Atala, Juan Carlos. Anónimo del ser, Tegucigalpa: Telleres de Editorial Guaymuras,
1987, 61 p
Avila. Dennis. La CaLaDa, Tegucigalpa: Conceptos Litho-tec, 2000, 82 p.
Avila Jorge Palabras como pájaros, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, s.f., 55 p.
Ávila, Frankiin Silencio de sombra, Honduras: s.e., 2002, 61 p.
Baide Galindo, Martín Ritmos del alma, Tegucigalpa: s.e., 1944. 66 p
BaHadares, J. R. Fragmento de un libro inédito, Choluteca: Tipografía Nacional, 1891,
58 p
Banegas Sánchez, Ricardo. En tercer vuelo, San Lorenzo, Vahe: s.e., s.f., 44 p.
Banegas, Ramón. Poemas de mi bien, Nacaome: s.e., 1983. 53 p.
Barahona Romero, Alejandro Viento y agua, Tegucigalpa. UNAH, Depto. de Extensión,
1968, 59 p.
Barahona Romero, Alejandro Cantos del sotar, Tegucigalpa: Servicopiax Editores, 1979,
s.p.
Barahona Romero, Alejandro. Con la lluvia, Tegucigalpa: Servicopiax Editores, 1979, 50
P
Barahona Romero, Alejandro. Cartas para una muchacha, Tegucigalpa: s.e., 1979, s.p.
Barahona, José Alejandro. Intimas en el tiempo, Tegucigalpa: s.e., 1990, 79 p.
Barahona, Tomy. Ella, versión acústica, Honduras: Editorial Sam (sic) Juan, 2004,76 p.
Barralaga, Francisco. Memoria del adiós y de la muerte, Tegucigalpa: Litografía López,
1994, 42 p.
Barralaga, Francisco. Poemas húmedos, Tegucigalpa: Guardabarranco, 2002, 54 p.
Barralaga, Francisco. La morada del solo (Poemas del insomnio), Tegucigalpa: Litografía
López, 1997, 25 p.
Barrera, Claudio. Hojas de otoño, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, s.f., 107 p.
Barrera, Claudio. Recuento de la imagen, s.l., s.e., 1951, 31 p.
Barrera, Claudio. Poesía completa, s.l., s.e., s.f., 182 p.
Barrera, Claudio y Julio Rodríguez Ayestas. Mensajes de amor a las madres, Tegucigalpa:
Editorial Paulino Valladares, 1963, 89 p.
Barrera, Claudio. Poemas, Tegucigalpa: Imprenta “La República", s.f., 144 p.
Barrera, Claudio. Las liturgias del sueño, San José, C.R.: Ediciones del Repertorio
Americano, 1948, 51 p.
Barrera, Claudio. La cosecha, Tegucigalpa: Talleres Tipo-Litográficos, s.f., 80 p.
Barrera, Claudio. 14 de julio, Tegucigalpa: Imprenta López, s.f., 39 p.
Barrera, Claudio. Brotes hondos, Tegucigalpa: Tipo-Litografía Aristón, 1942, 61.p
Barrera, Claudio. Poesía negra en Honduras, s.l., s.e., s.f., 64 p.
Barrera, Claudio “Canto de iniciación democrática" en Poesía completa. Tegucigalpa.
Imprenta Calderón, s.f., pp. 165-174.
Barrera, Claudio. La pregunta infinita, Kobe, Japón: The Kobe S. Osaka Press, Ltd
1939, s.p.
Barrera. Claudio. Antología de poetas jóvenes de Honduras desde 1935, s.l. s.e
1950, 189 p.
Barrera, Claudio. La estrella y la cruz, Tegucigalpa: s.e., 1953, 23 p.
Barrera, Claudio. Pregones de Tegucigalpa, s.l., s.e., 1961, 7 p.
Bautista de Rosa, Alejandrina. Arcilla graciana Prosa y versos, Tegucigalpa O.I.M.
038
Editorial, 2004, 46 p.
Becerra Lanza, Rebeca. Sobre las mismas piedras, Tegucigalpa: Ixbalam Editores,
2004, 96 p.
Becerra, Jorge Abraham. ¡Alcohólicos! La razón y la bestia, Tegucigalpa: Imprenta
Bulnes, 1973, 88 p.
Berlioz, Eduardo. Horas de ocio, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1933, 68 p.
Berlioz, Maritza. Alas doradas, Tegucigalpa: Imprenta Génesis, 1986, 41 p.
Berlioz, Maritza. Sin nombre, s.l., s.e., s.f., 26 p.
Bermúdez Milla, Héctor. Tolvanera (Poesía motivada por un peto), Tegucigalpa: Imprenta
Calderón, 1976, 63 p.
Bermúdez, Rubén. Ramillete lírico, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, s.f., 98 p.
Bermúdez, Hernán Antonio. Cinco poetas hondurenos, Tegucigalpa: Guaymuras, 1981,
102 p.
Bermúdez, Héctor. El libro que siempre quise leer, s.l., s.e., 1993, 49 p.
Bertot, Emilia. Nocturno del adiós, Comayagüela: Imprenta “Libertad", s.f., 48 p.
Bertrand, Victoria. Nómada, San José. C.R. . Repertorio Americano, 1936, 68 p.
Blanco y Rubio, Magdalena et.al. Nudo de tiempos, México: Editorial Cuicacalli, s.f., 163
P
Bonilla de Muñoz. Francisca. Tierra nueva, s.l., s.e., s.f., 54 p.
Boquín, Norma de. Violencia criadores y criaderos, Guatemala, s.e., 1988, 54 p.
Boquín, Norma de Captando viviendo cantando, Guatemala: s.e., 1988,123 p.
Brito, Alonso A. Musa sentimental, Tegucigalpa. Tipo-Litografía y Fotograbado Nacionales,
1919, 82 p.
Brito, Javier Bayardo. Golpes de esperanza (selección), Tegucigalpa: Ediciones Revista
Pegaso, 1982, pp 29-50
Brito, Javier Bayardo. Perfiles del siglo, Tegucigalpa: s.e., 1986, 86 p.
Brito, Javier Bayardo Hoy le digo adiós a mi silencio, Tegucigalpa: Ediciones “Breve
Repertorio’', 1979, 111 p.
Brito, Javier Bayardo. Conspiración contra el olvido, Tegucigalpa: Ediciones “Breve
Repertorio”, 1978, 127 p.
Brito, Javier Bayardo. Vueto de la Imagen, Tegucigalpa. Ediciones de la Reviste Repertorio,
1978, 47 p
Brito, Javier Bayardo. Seis sonetos laureados y otros poemas, Comayagüela: Editorial
839
del Ministerio de Educación Pública, 1971, 33 p.
Brito, Javier Bayardo y Erasmo Suárez. La última góndola, Tegucigalpa: s.e., 1970,136 p.
Brito, Javier Bayardo. Tránsito de la voz, Tegucigalpa: s.e., 1968, 69 p.
Brito, Javier Bayardo. Urgencias de la sangre (Poesía erótica), Tegucigalpa: s.e., 1991,
45 p.
Bu, Xiomara. Fuego en el silencio, Tegucigalpa: Ediciones Saber, 1993, 89 p.
Bueso Fiados, José Enrique. Remembranzas, Guatemala: Talleres Litografíeos de Cul
tural Centroamericana, 1991, 68 p.
Bueso Fiados, José Enrique. Amargura...y esperanza, Guatemala: s.e., 1984, 73 p.
Bueso Gómez, Misael. Voz y flor, Tegucigalpa: s.e., 1972, 29 p.
Bueso Gómez, Misael. Mis cristales ocultos, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 2003,
99 p.
Bueso Gómez, Misael. Esta palabra, s.l., s.e., s.f., 50 p.
Bueso P., Romualdo. Bouquet literario intibucano, s.l., s.e., s.f., 100 p.
Bustillo Reina, Guillermo. Romances de la tierruca y otros poemas, Tegucigalpa:
Imprenta Calderón, 1950, 92 p.
Cabrera C., Miguel Ángel. Entonces... Tegucigalpa: Impresos Gráficos Vásquez, 2004,
66 p.
Cabrera y Cabrera, Miguel Ángel. Desvelos de un pueblo, Tegucigalpa: Imprenta “La
República", 1980, 55 p.
Cabrera, Miguel Ángel. Vuela y canta el ave, Tegucigalpa: Imprenta “La República".
1979, 55 p.
Cabrera, Miguel Ángel. Entornos, s.l., Impresos Gráficos Vásquez, 2004, 66 p.
Cáceres Carrero, Ramón. Poesías, Comayagüela: s.e., 1969, 41 p.
Cáceres Lara, Víctor. Arcilla, San Pedro Sula: Editorial Pérez Estrada, 1941, 48 p.
Cáceres Lara, Víctor. Romances de la alegría y de la pena, San Pedro Sula: Tipografía
Pérez Estrada, 1943, 43 p.
Cáceres Lara, Víctor. Voces de romance (Selección), Tegucigalpa: Alín Editora, s.f., 117
P
Cacho Caballero, Xiomara. La voz del corazón, Tegucigalpa: Graficentro, s.f., 24 p.
Caffoll, Juan Carlos. Discurso de la Soledad, Tegucigalpa. Rosalila Editores, 2001,
Callejas, Daniel. La vida repetida, San Pedro Sula: Imprenta Hernández, 2000, 44 p.
Canales, Adán. Horas que pasan, s.l., s.e., s.f., 121 p.
Canelas Díaz, Antonio. La Ceiba, sus raíces y su historia (1910-1940), La Ceiba
640
Tipografía Renacimiento, 1999, 252 p.
Cantera lírica, Tegucigalpa: Sociedad Literaria de Honduras, 1971. 38 p.
Cano Andrade, Daniel. Primicias, San Pedro Sula. Editora Nacional, 1968, 77 p.
Cano Andrade, Daniel. Antología, Tegucigalpa: Editorial Universitana, 1984, 115 p.
Cano Andrade, Daniel. Amorosas 100 poemas de amor, El Progreso: s.e., 1998,124 p.
Cano Andrade, Daniel. Grito interior (Poesía india), Yoro: s.e., 1994,145 p.
Cano Andrade, Daniel. Recortes, Yoro: s.e., 1984, 61 p.
Carcache, Hogla. Del amor y yo, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2001, 30 p.
Cárcamo Tercero, Hernán. Frases íntimas, s.l., s.e., 1964, 85 p.
Cárcamo, Jacobo. Preludio Continental. Selección y prólogo de Pompeyo del Valle,
Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, Turismo e Información, 1977, 69 p.
Cárcamo, Jacobo. Laurel de Anahuac, Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1960, 53 p.
Cárcamo, Jacobo. Brasas azules, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1938, 111 p.
Cárcamo, Jacobo. Antología, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1982, 314 p.
Cardenal, Ernesto. Poesía nueva de Nicaragua, Buenos Aires: Carlos Lohlé, 1974, 418
P
Cárdenas Amador, Galel. Primer simposio de literatura hondurena, Tegucigalpa: Edito
rial Universitaria, 1991, 279 p.
Cárdenas Amador, Galel. Poemas de Nicaragua y otras partes, Tegucigalpa: Ediciones
SITRAUNAH. 1982,117 p.
Cárdenas Amador, Galel. Estación madura, Tegucigalpa: Argos, 2002, 63 p.
Cárdenas Amador. Galel. Pasos de animal grande, Tegucigalpa: Editores Unidos. 1986,
64 p.
Cárdenas, Galel. Hacia un esquema generacional de la literatura hondurena,
Tegucigalpa: Editorial Argos, s. f., 44 p.
Cardona Buhes, Edilberto Cinco poemas de Edilberto Cardona Butnes, Tegucigalpa
Editorial Universitaria, 1997, 28 p
Cardona Bulnes, Edilberto ¿Quién miente sobre Lempira?, San José, Costa Rica:
Editorama, 1999, 48 p
Cardona Bulnes, Edilberto Jonás. O Al fin del mundo, San José. Costa Rica: EDUCA,
1980, 139 p.
Cardona, José Enrique Los dobles espejos. Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1995,
61 p.
84t
Cardona, Tito. Senderos inéditos de la tierra Tolupán, Tegucigalpa: Editorial Cultura,
2002, 66 p.
Cardona. Adylia. Auras campesinas (Poemas regionales), Comayagüela: Imprenta
Libertad, 1956, 59 p.
Carias Lindo. Erasmo. Medallones místicos, Tegucigalpa: Editora e Imprenta “Libertad",
1957, 51 p
Carias Lindo, Erasmo. Sagrario, Tegucigalpa: s.e., 1981, 49 p.
Carias Lindo, Erasmo Trigales líricos, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1953, 93 p.
Carias Reyes, Marcos. Artículos y discursos, Tegucigalpa: Aristón, 1943, 131 p.
Carias Reyes, Marcos. Prosas fugaces, Tegucigalpa. Imprenta Calderón, 1938, 266 p.
Carias Reyes, Marcos. Hombres de pensamiento, Tegucigalpa: Imprenta Calderón,
1947, 170p.
Casco Rivera, Andrés. Cantos a Honduras, Tela: La Marina, 1955, 97 p.
Castañeda Batres, Oscar. Digo el amor... Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1959, 44 p.
Castañeda Batres, Oscar. Del llanto secular de Honduras La tierra verde, México:
Imprenta “Saber", 1949, 14 p.
Castañeda Batres, Oscar. Panorama de la poesía hondureña, Tegucigalpa: Editorial
Cultura, 2003, 83 p.
Castañeda Batres, Oscar. Madre Honduras, México: Editorial Los Insurgentes, 1961,29
P-
Castañeda Batres, Oscar. La estrella vulnerada, México: Impresora Galve, 1956, 30 p.
Castañeda S., Gustavo A. Aves sin nido, Guatemala: Tipografía Sánchez & de Guise,
1908, 131 p.
Castañeda, G A. De tiempos idos, Tela: Tipografía “La Marina”, 1935, 82 p.
Castelar, José Adan. Tiempo ganado al mundo, Tegucigalpa: Ediciones Librería Paradiso.
1989, 122 p.
Castelar, José Adán. Sin olvidar la humillación, Tegucigalpa: Talleres Tipográficos López,
1987, 44 p.
Castelar, José Adán. Entretanto. Tegucigalpa: Talleres de la Editorial Universitaria, 1979.
76 p.
Castelar, José Adán. Poema estacional, Tegucigalpa. Secretaría de Cultura y Turismo.
1989, 75 p.
Castelar, José Adán. Venus en el campo, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2000, 80 p
Castelar, José Adán. Laodamla, Tegucigalpa: Tipografía López, 1999, 58 p.
842
Castelar, José Adán. Rincón de espejos, Tegucigalpa: Centro de Documentación de
Honduras, 1994, 133 p.
Castelar, José Adán. Rutina, Tegucigalpa: Litografía López, 1992, 92 p.
Castelar, José Adán. También del mar, Tegucigalpa: Editorial Baktun, 1991, 69 p.
Castro Mitchell, Amanda. Poemas de amor propio y de propio amor. Honduras, 1990,
Guatemala: Comunidad de Escritores de Guatemala, 1993, 75 p.
Castro Mitchell, Amanda. Una vez un barco, Tegucigalpa: Ixbalam Editores, 2004, 52.
Castro Mitchell, Jesús. Mirra de primavera, México: Talleres Gráficos Emes Publicistas,
1931,68 p.
Castro Mitchell, Amanda. Quizás la sangre, Tegucigalpa: Utopía, 2001,80 p.
Castro Mitchell, Amanda. Onironautas, Guatemala: Letra Negra, 2001,55 p.
Castro Mitchell, Amanda. Celebración de mujeres, Tegucigalpa: Guardabarranco, 1996,
70 p.
Castro Mitchell, Amanda. Una vez un barco, Tegucigalpa: Ixbalam Editores, 2004, 52 p.
Castro, José Roy. Romances y sonetos, Río de Janeiro: Instituto Cultural Brasil-Hondu
ras, 1957, 39 p.
Castro, Amanda La otra cara del sol, Tegucigalpa. Guardabarranco, 2001,87 p.
Castro, José R. Estrella, La Habana, s.e., 1938, 84 p.
Castro, José R Canciones del Atlántico, La Habana: Ediciones de la Corporación de
Escritores y amigos 1938, 56 p.
Castro, José R. Aura matinal, Tegucigalpa: Litografía Nacional, 1928, s.p.
Castro, José R Pantomima de Carnaval, La Habana: s.e., 1939, 97 p.
Castro, José Roy. Cidade Maravllhosa: Río de Janeiro, Río de Janeiro: Editora
Companhia Brasileira de Artes Gráficas, 1956, s.p.
Castro, Jesús. Antología de poetas hondurenos (1869-1910), Tegucigalpa Talleres
Tipográficos Nacionales, 1939, 304 p.
Cerezo Dardón, Hugo. Porfirio Barba-Jacob en Guatemla y en el recuerdo, Guatemala:
Editorial Cultura, 1995. 185 p.
Cesario, Félix Mañana,..entonces, Tegucigalpa: s.e., 1974, 86 p.
Cesario, Félix Poemas para ti y para mí, Tegucigalpa: s.e., 1972 25 p.
Cesario, Félix. Carcelaria Tegucigalpa: Servicopiax, 1977, s.p.
Cesario, Félix. Lamentos y protestas, Tegucigalpa: Imprenta y Encuadernación “El
Arte", 1971,56 p.
Chávez Nuñez, Marco Antonio. Recortes de mi pensamiento, Tegucigalpa. s.e., 1983,
843
120 p
Chévez Nieto, Mariano. Ecos del mar, s.l., s.e., s.f., s.p.
Chévez Nieto, Mariano. 3a. ed Poeta prisionero, s.l., s.e., 1979, 52 p.
Cisneros Sauceda, Paula Herminia. Leyendas mayas copanecas, Tegucigalpa:
Conpacasa, 1975, 35 p.
Cisneros, Mina Ego, Tegucigalpa: Centro Técnico Tipolitográfico Nacional, 1980, 94 p.
Codringnton, Guillermo. La cosecha Poemas y sonetos, Tegucigalpa: Tipografía
Nacional, s.f., 55 p.
Codringnton, Guillermo. Escribiéndole a Juan (antología de otros), s.l., s.e., s.f., 20 p.
Coello del Castillo, Isolina. Vivir (Poemas de la soledad y la alegría), San Pedro Sula:
s.e., 1990, 34 p.
Coello, Augusto. Sonetos, San Pedro Sula: Editorial Coello, 1944, 48 p.
Coello, Augusto. Sonetos (Reimpresión), San Pedro Sula: Editorial Coello, 1982, 48 p.
Coello, Augusto Un soneto me manda hacer Violante, San Pedro Sula: Editorial Coello,
1941, 48 p.
Coello, Adán. Poesías, Tegucigalpa: Tipo litografía y Fotograbado Nacionales, 1929, 41
P-
Comisión Permanente de los Juegos Florales San Marcos de Ocotepeque,
Tegucigalpa: Secretaria de Cultura, Artes y Deportes, 1998, 90 p.
Comité de Festejos de la Feria de Concepción de Comayagüela. Concursos literarios,
Comayagúela: Talleres Tipográficos de José F. Gómez, 1953, 185 p.
Connolly, John. De las cosas que recuerdo, El Progreso: Editorial “Ramón Amaya
Amador”, 1998, 48 p.
Coto, César Augusto Primicias literarias, México: Costa Amic, 1958, 63 p.
Coto, Tito. Vuelo a la eternidad, s.l., s.e., s.f., s.p.
Coto, Tito. Otros mundos, Guatemala: Tipografía Echeverría, 1988, 95 p.
Coto, Tito. Galáctica. La poesía del próximo milenio, s.l., s.e., s.f., 110 p.
Coto, Tito. Mapa lírico, Guatemala: Lithoprisma, 1986, s.p.
Cruz Amador, Braulio. Exaltación y veneración a la madre, Tegucigalpa: s.e., 1977,109
P-
Cruz Asénsio, Augusto. Reflejos, s.l., s.e., s.f., 28 p.
Cueva, Marina de la. En las aristas del cristal, San Salvador, s.e., 1989, 107 p.
Da Costa Gómez, Olga. Poesías inéditas, s.l. s.e., s.f., s.p.
David y Ulloa, Manuel Sinfonía Universal Poema de Todos, s.l., s.e., s.f., s.p.
844
Destephen, Alberto. Raíces nocturnas, Tegucigalpa: Guardabarranco, 1998, 55 p.
Destephen, Alberto. Palabras con tierra, Tegucigalpa: s.e., 2002, 137 p.
Díaz Acosta, David. Naufragio, Tegucigalpa: Pez Dulce, 1997, 41 p.
Díaz Acosta, David. Correspondencia inocultable, San José, C.R.: Editorial Universitaria
Centroamericana, s.f., 58 p.
Díaz Lozano, Argentina. Son perlas de mi rosario, Tegucigalpa: Talleres Tipográficos
Nacionales, 1935, 105 p.
Díaz Salorio, Francisco. Celajes y sombras, Tegucigalpa: Talleres Tipográficos
Nacionales, 1938, 262 p
Díaz Salorio, Francisco. Diamantinos Mensajes Líricos, Uruguay: Editorial Sarandí,
1964, s.p.
Díaz, Georgina. Sólo ser, s.l., Litografía López, 1997, 86 p.
Domínguez, José Antonio. Himno a la materia y otros poemas, Tegucigalpa: Ediciones
de la Revista Pegaso, 1960, 73 p.
Domínguez, José Antonio. Antología. Cuadernos de poesía 3, Tegucigalpa: Secretaría
de Cultura, 1991, 32 p.
Dueñas Quesada, Cecilio. Tea de patriotismo, Tegucigalpa: Imprenta Alpha, 1960,80 p.
Durón, Rómulo E. Honduras Literaria. Escritores en verso, Til, Tegucigalpa.
Publicaciones del Ministerio de Educación Pública, 1957, 245 p.
Durón, Jorge Fidel índice de la bibliografía hondurena. Tegucigalpa: Imprenta Calderón,
1946, 211 p.
Durón, Rómulo E. Crepusculares Tegucigalpa: Imprenta Nacional, 1893, 45 p.
Durón, Rómulo E. Hojas literarias, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1906, 55 p.
Durón, Rómulo E. Ensayos poéticos, Tegucigalpa: s.e., 1887, 39 p.
Durón, Rómulo E. 3a ed. Bosquejo histórico de Honduras, Tegucigalpa: Secretaría de
Cultura, Artes y Deportes, 1998, 260 p.
Durón, Rómulo E. Honduras Literaria. Escritores en verso, T.I., Tegucigalpa:
Publicaciones del Ministerio de Educación Pública, 1957, 279 p
Echenique, Nefeson. Difuntos resumidos para recordar el domingo. Tegucigalpa:
Levemente Odiosos Editores, 2004, 84 p.
El Duende Rojo (Femando García). De punta y de filo. Humorismo. Tegucigalpa: Tipo-
Lito-Fotograbado y Encuademación Nacionales, 1932, 236 p.
Elvir Fortín, Héctor. Rosas y espigas al viento, s.l., s.e., s.f., 131 p.
Elvir Lazo, Lety Mujer entre perro y lobo, Tegucigalpa: Litografía López, 2001, 85 p.
Elvir Lazo, Lety Luna que no cesa, Tegucigalpa: Litografía López, 1998,66 p.
845
Elvir Rojas, Felipe. Perfil de Rigoberto López Pérez, Tegucigalpa: s.e., s.f., 81 p.
Elvir Rojas, Felipe. Presagios del alba, s.l., s.e., s.f., 167 p.
Elvir Rojas, Felipe Rama y cielo, Tegucigalpa: s.e., 2002, 102 p.
Elvir Rojas, Felipe. Entre luces y sombras, Tegucigalpa: Graficentro Editores, 2003,168
P
Elvir Rojas, Felipe. Antología del soneto en Honduras, Tegucigalpa. Ediciones de la
Revista Pegaso, s.f., 286 p.
Elvir Rojas, Felipe. Prisma íntimo, Tegucigaljja. Graficentro Editores, 2003, 173 p.
Elvir Rojas, Felipe. Cántaros rebosantes, Tegucigalpa: s.e., 2001, 177 p.
Elvir Rojas, Felipe. Riberas de angustia, Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1959, 33 p.
Elvir Rojas, Felipe, ¿elegías Tegucigalpa: EDINIMED, s.f., 14 p.
Elvir Rojas, Felipe. Estación temporal, Tegucigalpa: Empresa Nacional de Artes Gráficas,
2000, 148 p.
Elvir Rojas, Felipe. Luz en las rendijas, Tegucigalpa: Empresa Nacional de Artes Gráficas,
2001, 194 p.
Elvir Rojas, Felipe. Puños crispados, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, s.f., 149 p.
Elvir Rojas, Felipe. La muerte hasta en los labios, Tegucigalpa: s.e., s.f., 40 p.
Elvir Rojas, Felipe. Antología del soneto en Honduras, Tegucigalpa: Ediciones de la
Revista Pegaso, s.f., 286 p.
Elvir Rojas, Felipe. Poemas heroicos, Comayagüela: Imprenta La Libertad, 195§ 111 p.
Elvir Rojas, Felipe. Tiempo y raíces, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1997, 122 p.
Elvir Rojas, Felipe. Hospedaje del silencio, Tegucigalpa: s.e., 2000, 155 p.
Elvir Rojas, Felipe. Distancia sin olvido, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, 1998,206 p.
Elvir Rojas, Felipe. Conjura del crepúsculo, Comayagüela: Litografía “El Aguila”, 1998,
254 p.
Elvir Rojas, Felipe. Péndulos Inevitables, Tegucigalpa: s.e., 1999, 287 p.
Elvir Rojas, Felipe. Bronces de América, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, s.f., 63 p.
Elvir Rojas, Felipe. Elegía a Gabriela Mistral, Comayagüela: Imprenta Libertad, 1957,
75 p.
Escoto, Manuel. En el silencio de las montañas, s.l., s.e., s.f., 171 p
Escoto, Manuel. En el silencio de las montañas, s.l., Imprenta Melara, s.f., 95 p.
Espinal Irías, Rigoberto. Cristo anónimo, Comayagüela: s.e., 1972, 90 p
fl4ó
Espinal, Mariano. Crucigrama de entrañas, Tegucigalpa: Lithoartes, 2004, 46 p.
Espinal, Óscar. Fulgor desnudo, Tegucigalpa: Guardabarranco, 2000, 81 p.
Espinal, Diana. Eclipse de agujas, Tegucigalpa: Corporación y Publicidad Flores, 2000,
64 p
Espinal, Diana. Tras los hilos, Tegucigalpa: Litografía López, 2004, 87 p.
Espinoza, Noé L. El vuelo de ícaro, San Pedro Sula: Artes Gráficas La Idea, 1982, 517 p.
Espinoza, José Noé. Cantares de mi tierra, San Pedro Sula: Imprenta Sula, 1959, s.p.
Estrada, Fabricio. Solares, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2004, 101 p.
Estrada, Fabricio. Poemas contra el miedo, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2001, 85 p.
Estrada, Fabricio. Sextos de lluvia, Tegucigalpa: Pez Dulce, 1998, 55 p.
Euceda Roque, Jorge Darío. Color infinito, Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1984, 45 p.
Fernández Mira, Ricardo M. Un precursor de la enseñanza. El Padre Reyes, Buenos
Aires: Librería Cervantes de Julio Suárez, 1935, 103 p
Fernández, Teodosio. La poesía hispanoamericana del siglo XX, Madrid: Anaya, 1991,
96 p.
Ferrera, Fausta. Alas, San Pedro Sula Cía Editora de Honduras, s.f., 94 p.
Figueroa, Francisco. Antología poética, Tegucigalpa: Ediciones Flefil-Godoy, s.f., 92 p.
Flamenco VaHecillo, Indita. Cuando las rocas fecundan el llanto, San Pedro Sula. Edito
rial Capiro, 2000, 62 p.
Flores Bermúdez, Alejandra. Exilios interiores, Tegucigalpa: Guardabarranco, 1995, 59
P-
Flores Bermúdez Alejandra. Sobretodo, Tegucigalpa: Talleres de Editorial Guaymuras,
2001. 50 p
Flores Bermúdez. Alejandra. Destino ultrajado, Tegucigalpa: Talleres Editorial
Guaymuras, 1992, 56 p.
Flores Calle, Carmen Mundo interior, San Pedro Sula: Servicios Sistematizados de
Comunicación. 1998, 27 p
Flores Ochoa, Santiago. Los ángeles nocturnos. Buenos Aires: Schmidel, 1969, 92 p.
Flores Ochoa, Santiago. Sonetos equinocciales, Bogotá: Editorial Keily. 1973, 209 p.
Flores Ochoa, Santiago Los círculos morados. Buenos Aires: Schmidel, 1967, 154 p.
tv
Flores, Oscar R Que no nos llore nadie... Vida y obra de Jacobo Cárcamo, Tegucigalpa:
Editorial Universitaria, 2003, 272 p.
Flonán, Edgardo. Yazz, Tegucigalpa: Litografía López, 2002, 96 p.
Fonseca, Emilio y Arturo Sosa. Carcelario, s.l., s.e., 1989, 50 p.
Fontana, Jaime. 2a.ed. Color naval y otros poemas, Tegucigalpa: Editorial Nuevo
Continente, 1972, 72 p.
Fortín, David. En los sueños de Itchel, Tegucigalpa: Prografip, 1999,27 p.
Fortín, Miguel A. Corona fúnebre (En el Primer Aniversario de la muerte de nuestro
Deudo Dr. Miguel A. Fortín), San Salvador: Talleres Gráficos Cisneros, s.f., 79 p.
Fortuna, José. Los persistentes, Tegucigalpa. Imprenta “Cultura", 1963, 35 p.
Fuentes, Manuel de Jesús. Pininos literarios, San Pedro Sula: Centro Editorial, 1994,
114 p.
Funes h. Matías. Primicias literarias, Tegucigalpa: s.e., 1967, 63 p.
Funes, José Antonio. Agua de! tiempo, Málaga: Centro de Ediciones de Diputación de
Málaga, 1999, 88 p.
Funes, José Antonio. Modo de ser, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1989, 56 p.
Funes, José Antonio. A quien corresponda, San Pedro’Sula: Centro Editorial, 1995, 63
P-
Galeano, Leónidas. La rebelión de los pobres, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1974,
' 125 p.
Galeano, Leónidas. Se mira una estrella, s.l., s.e., 1963. Cada sección con paginación
diferente.
Galeano, Leonioas. Rimas modernas, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1974, 73 p.
Galeano, Leónidas. Viaje infinito, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1974, 61 p.
Galeas, Tulio. Las razones, Tegucigalpa: Escuela Superior del Profesorado Francisco
Morazán 1970, 16 p.
Ganddiní, Patricia. Vértigo de amor y vida, Guatemala, s.e., 1988, 121 p.
García de Bu, Olga. Imagen, La Esperanza, Intibucá: Imprenta Cultura, 1978, 55 p.
García, Femando. Pensamientos, Tegucigalpa: CENSA, 1986, s.p.
García, Armida. La soledad justificada, Tegucigalpa: Guardabarranco, 1997, 62 p
Giménez, Gelasio. Tríptico, s.l., Litografía López, 1993, 167 p.
Giménez, Gelasio. Luz rasante, Tegucigalpa: Litografía López, 1995, 182 p.
Giménez, Gelasio. Políptico, Tegucigalpa: Guardabarranco, 1999, 163 p.
Giménez, Gelasio. De niño en adelante, s.l., Litografía López, 1991,80 p.
848
Gómez Paniagua, Gumercindo. Frondas sonoras, Comayagüela: Tipografía “Cotón",
1949, 64 p.
Gómez Paniagua, Gumercindo. Matices Versos y Prosas, Tegucigalpa: Imprenta La
Razón, 1941, 58 p.
González y Moneada, Agustín. En el festival de mi aurora, Choluteca. Imprenta Moderna,
1931, 40 p.
González, Efraín. ¡Arriba pueblo mío! Poemas de antes, durante y después del huracán
Mitch, Tegucigalpa. s.e., 1999, 66 p.
González, José. 2a. ed. Diccionario de literatos hondurenos, Tegucigalpa: Guaymuras,
2004, 161 p.
González, José. Las órdenes superiores, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1985, 78
P
González, José. Poemas del cariato, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1984, 60 p.
González, José. La poesía me habla, La Paz: La Musa de Molina Editores. 2001,6 p.
González, José. Diccionario de literatos hondurenos, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras,
1997. 114 p.
González, Oscar R. Amada en el amado transformada, Tegucigalpa: Talleres Editorial
Guaymuras, 1995, 64 p.
Granados Cortés, Leónidas. La voz escapada, Tegucigalpa: Ediciones “Saber", 1998,
91 p
Guardiola C , Esteban. El río Patuca Poema descriptivo y patriótico, Tegucigalpa:
Imprenta Calderón, 1952, 19 p.
Güell y Velardebó, Jaspers Shelton. Fantasías de mi tierra, Manto, Olancho, s.e., 1983,
104 p.
Guerra, Tere. Hoy, soy pájaro, sauce, y río, San Pedro Sula: s.e., 1998, 47 p.
Guitarro, Blanca. Ataduras sueltas, Tegucigalpa: Litografía López, 1998, 75 p.
Guitarro, Blanca. Los versos están en todas partes, Tegucigalpa: Ixbalam Editores,
2004, 131 p
Guitarro, Blanca. La otra mitad, Tegucigalpa Guardabarranco, 1996, 51 p.
Guillén de Rodríguez, Mansabel. Respondón, Tegucigalpa: s.e 1990, 114 p.
Guillen de Rodríguez, Mansabel Floresta, Tegucigalpa: Imprenta “Cultura", 1960,158 p.
Guillen Zelaya, Alfonso. Ansia eterna Tegucigalpa: Ediciones Revista Pegaso, 1960, 31 p.
Guíllen Zelaya, Alfonso. El quinto silencio, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1994,118 p.
Gutiérrez, Carlos Piedras falsas, Tegucigalpa. Tipografía Nacional, 1898, 164 p.
849
Hernández Ordóñez, Pedro Gerardo. Los cuervos, s.l., s.e., s.f., 21 p.
Hernández, Rafael Antonio. Al final del silencio, San Pedro Sula, Imprenta Díaz, 2003, 95
P
Hernández, José de la Cruz. Haikal, Roma: s.e., 1977, s.p.
Hernández, José de la Cruz. Cuatro lustros 1950-1970, Tegucigalpa: Relaciones Públicas
de las Fuerzas Armadas de Honduras. 1971, s.p.
Hernández, José de la Cruz. Versos fuera de la Patria, Civitavecchia: L'Etruria, 1962,25
P-
Hernández, Pablo. El cantor de mis cantares, San Pedro Sula: s.e., 1973, s.p.
Hode, Roy Stefan. Semblanas, Prosa y Poesía, Tegucigalpa: Litografía López, 175 p.
Ibarra Mayorga, Salomón. Semblanzas rotarías, Tegucigalpa: s.e., 1980, 68 p.
Iglesias, Sara Lucía. Como el alma mía, Tegucigalpa: Talleres de Editorial
Guardabarranco, 1997, 54 p.
Inestroza. Jesús Evelio. La escuela hondurena en el siglo XIX, Tegucigalpa: Fondo
Editorial de la Universidad Pedagógica Francisco Morazán, 2003, 310 p.
Infante, Segísfredo. Filamentos. Poesía 1978-1980, Tegucigalpa: s.e., s.f., 14 p.
Infante, Segisfredo. Antinomias de café 1981-1989, Tegucigalpa: Editorial Universitaria,
1990, 98 p.
Infante, Segisfredo. De Jerícó, el relámpago, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 2004,
, 50 p.
Infante, Segisfredo. ‘Paciente Inglés‘.Reflexiones en el cine, Tegucigalpa: Editorial
Universitaria, 2001, 39 p.
Izaguirre, Carlos. Alturas y abismos, Tegucigalpa: Talleres Tipográficos Nacionales,
1935, 191 p.
Izaguirre, Carlos. Nieblas, México: Editorial Cultura, 1941, 190 p.
Izaguirre, Carlos. Desiertos y campiñas, Tegucigalpa: López y Cía., 1950, 209 p.
Izaguirre, Carlos. Lo que tal vez soñó, Tegucigalpa. Imprenta Calderón, 1951, 13 p
Izaguirre, Rubén. Blanco, Tegucigalpa: Litográfica Máxima, 1995, 47 p.
Izaguirre, Rubén. Cantos, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2001, 59 p.
Izaguirre, Rubén. 1918, Tegucigalpa: Talleres Gráficos de Litografía López, 1996, 23 p.
Izaguirre, Rubén. Viva la libertad, Tegucigalpa. Pez Dulce, 1997, 49 p.
Izaguirre, Rubén Cartas a Rosario, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2001, 44 p.
Izaguirre, Rubén. Nombres, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2003, 37 p.
850
1948, 246 p.
Jiménez, Homero. Un espacio a mi poesía, Tegucigalpa: Imprenta “La República", s.f.,
14 p.
Juárez Fiallos, Santos. Sólo en el viento amada, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1982,
53 p.
Kattán B, Rolando E. Fuga de sombras, Tegucigalpa: Litografía López, 2001, 84 p.
Kattán, Rolando. Expioraciónn al hormiguero, Tegucigalpa: La Sexta Vocal, 2004. 54 p.
Kattán, Rolando. Lo que no cabe en mí, Tegucigalpa: Ediciones Paradiso, 2003,116 p.
Lagos h., Francisco. Viento de atardecer, Tegucigalpa: s.e., s.f., 39 p.
Laínes de Blanco, Mercedes. Altar, México: s.e., 1958,115 p.
Laínez Núñez, Héctor. Al péndulo de la paz o del odio sin fin, Tegucigalpa: Ediciones
Paradiso, 1995, 171 p.
Laínez, Daniel. Antología poética, légucigalpa: Talleres Tipo-Litografíeos “Aristón”, 1950,
396 p.
Laínez, Francisco. Un poema y una ocasión (antología), Tegucigalpa: s.e., 1960, 39 p.
Laínez, Daniel, 2a. ed A los pies de Afrodita (Breviario sentimental), Tegucigalpa:
Talleres Aristón, 84 p.
Laínez, Daniel. Voces íntimas, Tegucigalpa: Imprenta La Razón, s.f., 72 p.
Laínez, Daniel. Poemario, Tegucigalpa: Ministerio de Educación Pública, 1956, 172 p.
Laínez, Alexis et.al. El otro horizonte, Tegucigalpa: Talleres de Editorial Guaymuras,
1994. 90p
Laínez, Héctor. Angustia (poemas y ensayos), Tegucigalpa. Litografía López, 1974,103
P
Laínez, Héctor. Fulgor de trópico, Tegucigalpa: Imprenta López, 1977,234 p.
Laínez, Daniel Isla de pájaros s.l., s e., s.f., 79 p.
Laínez, Alexis y Marco Aurelio Laínez. La Palabra Com-partida, San Pedro Sula: Centro
Editorial, 1999, 64 p.
Landa, Francisco Napoleón. Obra poética biográfica, New York: Editorial Lecturas, 1974,
366 p
Lata Hurst, Orlando. Más allá del desarrollo sostenible, Tegucigalpa: Litografía López,
1997, 51 p.
Lazo, Raimundo. 5a.ed. Historia de la Literatura Hispanoamericana El periodo colo
nial (1492-1780), México. Porrúa, 1983, 370 p.
Lazo, Cesar Reportaje de un genocidio y otros tantos, San Pedro Sula. Centro Edito
rial, 1990, 42 p.
85)
Lobo, Hostilio Poliorama de la mujer y del paisaje, s.l., s.e., s.f., s.p.
Logan. Elisa. Poemas para un ángel caído, Tegucigalpa: “Impresos Moira”, 1997, 50 p.
López Pineda, Julián. Anforas, París: Nouvelles Editions Excelsior, 1936, 126 p.
López, José Francisco. Plenilunio Lírico-Cultural Danlidense, Danlí: s.e., s.f., 139 p.
Luna Mejía, Manuel. En blanco menor (sonetos), Tegucigalpa: Tipografía “Aristón", 1941,
59 p. •
Luna Mejía, Manuel. Trayectoria del soneto en Honduras, Tegucigalpa: Imprenta Soto.
1985, 251 p.
Machado Valle, Vicente. 24 poemas para Ana Lourdes, Tegucigalpa: Imprenta Calderón,
1961, 131 p.
Maclas David y Ulloa, Manuel. Sinfonía universal poema de todos, s.l., s.e., s.f., s.p.
Madrid, Marco Antonio. La blanca hierba de la noche, San Pedro Sula: Centro Editorial,
2000, 95 p.
852
Madrid, Germán. Añoranzas, s.l., s.e., s.f., 51 p.
Maldonado, Luz Aída. De tiempo en tiempo, Tegucigalpa: Multiservicios Andrée. 2002,90
P-
Maldonado, Carlos y Mario Argueta Poesía nacional desconocida del siglo XIX,
Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1996, 116 p.
Maradiaga, Fausto. La palabra y sus deberes, Tegucigalpa: López y Cía, 1986, 65 p.
Maradiaga, Fausto. Carnisuelo, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1989, 57 p
Marino, Adán. La ruta fulgurante (poemas materiales), Centroamérica: s.e., 1956,45 p.
Martínez Mejia, Jorge. Papiro, s.l.: Comunicación Comunitaria, 2004, 70 p.
Martínez Zepeda, Eldénida Manuela, Ríos de sol, s.l., s.e., s.f., 33 p.
Martínez, Celina. Poemas del amor y del olvido. Tegucigalpa: Imprenta “Aristón", 1970,
84 p.
Martínez, Oscar Rolando. 15 países 15 poemas y un principado, Tegucigalpa. X media
impresos, 2004, 22 p.
Martínez, Enrique A. Esfuerzos rítmicos. Comayagüela: Editora Bustillo, s.f., s.p.
Martínez, Félix Alberto. El gato del Sean, Tegucigalpa: Litografía López, 2004,129 p.
Martínez, Enrique A. IZoces de luz y sueño, Tegucigalpa: Editorial Bustillo, 1968, 78 p.
Mayorga, Franklin. Sentimiento de esperanza, Tegucigalpa; Editorial Punto Gráfico, 2002,
44 p.
Medina Durón, Juan Antonio. Literatura hondureña, Tegucigalpa: Universidad Pedagógica
Nacional Francisco Morazán, 1993, 123 p.
Medina Martínez, Francisco Arístides. Testimonio de mis inquietudes, s.l., s.e., 1983,44
P
Medrna, Julio César. Frente al espejo, Tegucigalpa: Graficentro Editores, 1986, 97 p.
Medina, Waldina. Catorce sonetos (con estrambote), Tegucigalpa: Litografía López,
2002, 45 p.
Medina, Wakhna, El amor y sus iras, Tegucigaipa: Guardabarranco, 2001, 110 p.
Mejia Ortega, Arturo. Interminable espera, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1969, 99 p.
Mejia Ortega, Arturo. Mis interiores, Tegucigalpa: Graficentro Editores, 1999, 47 p.
Mejia, Martha Luz Como tú, hermano!. Tegucigalpa: Litografía López, 1989,27 p.
Mejia, Medardo. Anathe, s.l., s.e., s.f., 284 p.
Mejia, Medardo. El fuego nuevo (Tumban kak), Tegucigalpa: Editorial Universitaria,
1975, 173 p
•S5
Méndez de la Vega, Luz El amor en la poesía inédita colonial centroamericana -Según
los Ms. Del Archivo General de Centroamérica, Guatemala: Universidad Rafael
Landivar, 2002, 76 p.
Méndez Ouiroz, Maximino. Poemas del alma, la mente y el corazón, Tegucigalpa:
PROGRAFIP, 2004, 16 p
Merren, Nelson. Color de exilio. Tegucigalpa: Universidad Nacional Autónoma de Hon
duras, 1970, 35 p.
Merren. Nelson. Calendario negro, s.l., s.e, s.f., s.p.
Merrían, Jim. Diablos y dioses, Tegucigalpa: Litografía López, 1996, 99 p.
Meza Fernández, Manuel. Placeres y nostalgias, Tegucigalpa: s.e., s.f., 96 p.
Meza Míralda, Rafael. El pueblerino, s.l., s.e., 1986,93 p.
Miró, Marco Tulio. Mástiles, La Ceiba, Tipografía “Orientación”, s.f., s.p.
Molina, Juan Ramón, 2a .ed. Tierras, mares y cielos, San José, C.R.: EDUCA, 1982,240
P
Moneada, Jair Neftalí. Dejando atrás el olvido, s.l., s.e., s.f., 40 p.
Mondragón, Francisco. Sueño poético, Tegucigalpa: s.e. s.f., 99 p.
Montesinos, Jaime Salvador Páginas indelebles, s.l., s.e., 1996, 49 p.
Morazán, Miguel. Libro de lectura de quinto grado, Tegucigalpa: Talleres Tipográficos
Nacionales, 1938, 96 p.
Moreno Guillen, Rafael. Rimas místicas, Tegucigalpa: Imprenta Gutenberg, 1925, 155
P
Moya Posas, David. Imanáforas, Tegucigalpa: s.e., 1952, 24 p.
Moya Posas, David. El arpa de las sílabas, s.l., s.e., s.f., 32 p.
Moya Posas, David. La oscura muchedumbre de los pájaros Poemas completos,
Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, 2001, 84 p.
Moya Posas, David. Metáfora del ángel, Tegucigalpa. Ediciones de la Revista Pegaso,
1958, 26 p.
Munguía R., Juan Ramón. Sangre infinita, San Pedro Sula, s.e., 1989, 88 p
Murillo Soto, Céleo. Elegía de una canción, Tegucigalpa: s.e., s.f., 59 p.
Murillo Soto, Céleo. Morazán, Tegucigalpa: s.e., 1963, 13 p.
Murillo Soto, Céleo. Afán, Tegucigalpa. Imprenta Calderón, 1939, 75 p.
Narváez Rosales, Reynaldo. Nueva semilla. Prosas y versos. Tegucigalpa: Talleres
Tipográficos de Alin Editora, 1992, 114 p.
Narváez Rosales, Reynaldo. En voz alta. Prosas, Tegucigalpa: s.e., 1986, 217 p.
«54
Navarro Acosta, Hernán, Monólogo del alba, Tegucigalpa: Centro Técnico Típo-Lrtográfico
Nacional, 1977, 50 p.
Navas de Miralda, Paca. Ritmos criollos (Folklore hondureño), La Ceiba: Imprenta
“Renacimiento”, s.f., 64 p.
Navas, Ana María. Sin amarras, Tegucigalpa: Talleres Tipográficos Nacionales, 1937,
83 p.
Nieto Munguía, Roberto. Buscando nuevos horizontes y recuerdos de antaño, s.l.:
Talleres de Tipografía Nacional, 1996, 47 p.
Nieto Munguía, Roberto. Mensaje de amor y esperanza, Tegucigalpa: s.e., 1984, 69 p.
Nieto, Ramón. El romanticismo, Madrid: Acento Editorial, 1998, 93 p.
Ocampo Santos, Antonio. Cantos de juventud, La Ceiba: Editora Nacional, 1967, 56 p.
Ochoa Alcántara, Antonio. Ánforas. De amor y de dolor, de meditación y muerte,
Tegucigalpa: Talleres Tipográficos Nacionales, 1936, 164 p.
Ochoa Hidalgo, Roque. Del alba al atardecer, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1990,
66 p.
Ochoa Velásquez, Ángela. Sobre la ruta del norte y otros poemas. La Paz: Publicaciones
de la Dirección Regional de Cultura, 1997, 16 p.
Ochoa Velásquez, Ángela. Espigas y lotos, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1955,102
P
Ochoa Velásquez Ángela. Lotos y ajenjos, Tegucigalpa: s.e., 1934,135 p.
Oquelí, Ramón. Gente y situaciones, T. II, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1995.363
P
Oquelí. Ramón. Gente y situaciones, T. /., Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1994, 513
P-
Ordóñez de Dilworth. Elena M Remembranzas, Tegucigalpa: Litografía López, 2000,
101 p.
Ordóñez de Dilworth, Elena M. Laberinto, s.l., s.e., s.f., 109 p.
Ordóñez de Dilworth, Elena M. Contrastes, s.l., Litografía López, 1999,107 p.
Ordóñez de Dilworth, Elena M Vendaval, Tegucigalpa: Litografía López, 1998, 103 p.
Ordóñez Lastra, Oscar. Sombra y carne, Tegucigalpa: Editorial Milenio, 1997, 132 p.
Ordóñez, Carlos. Llanto alrededor. Honduras: Edigrafic, 2003, 55 p.
Ortega, Miguel R Letras en la piel de la espuma, México: Costa Amic, 1982,45 p.
Ortega, Miguel R. Oda al Libertador, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura y Turismo, s.f..
s-P
Ortega, Miguel R itinerario de las briznas, México: Costa Amic, 1973,67 p.
855
Ortega, Ramón Flores de peregrinación, Tegucigalpa. Imprenta Calderón, 1940, 96 p.
Ortega, Ramón. El amor errante, México: Editorial Libros Mexicanos, 1931, 59 p.
Ortega, José Color del silencio, Tegucigalpa: Irycom, 2002, 58 p.
Ortega, José El mal de la rosa. Tegucigalpa: Guardabarranco, 1997, 70 p.
Ortega, Miguel R Voces desde el sur del alba... en los labios del viento, Tegucigalpa:
Guardabarranco, 2000, 89 p.
Ortega, Ramón. El amor errante y otros poemas, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura y
Bellas Artes, 1995, 59 p.
Oseguera, Ricardo René Abril hasta los pájaros y Los agujeros negros, Tegucigalpa:
Graficentro Editores, 1995, 57 p.
Oseguera, Ricardo René. Como el mar, Tegucigalpa: Megaprint, 2000, 59 p.
Oseguera, Ricardo René. De abril mar y guitarra, Tegucigalpa: Litografía López, 2004,
111 p.
Osorio Orellana, Antonio. Monólogos a Dios y la naturaleza, Tegucigalpa: Alin Editores,
1995, 96 p.
Osorio, Mario Hojas sin rumbo, Tegucigalpa. Imprenta Calderón, 1970, 76 p.
Osorio, Mano. 2a.ed. Hojas sin rumbo, Comayagüela: Imprenta Cultura, s.f., 79 p.
Oviedo de Milla, Norma. Contigo Honduras, Tegucigalpa: Imet, s.f., 24 p.
Oviedo, Jorge Luis. La muerte más aplaudida. Aproximaciones, Tegucigalpa: Editorial
Itzam Na, 1984, 92 p.
, Oviedo, Jorge Luis. Antología de la Poesía Hondurena, Tegucigalpa: Editorial Higueras,
1993, 172 p.
Oviedo, Jorge Luis. Lamento por todos, Tegucigalpa: Editorial Hibueras, 1994, 92 p.
Oviedo, Jorge Luis Palabra insurrecta. Breve antología de la poesía rebelde hondurena,
Tegucigalpa. Ediciones Sitrapani, s.f., 24 p.
Padgett, Hermán. Selecciones de la Escuelita Alegre, s.l., s.e., s.f., s.p.
Padilla Coello, Ramón. El alcázar de cristal, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, 1968
124 p.
Pagoaga, Raúl Arturo. Antología de poetisas hondureñas, s.l., s.e., s.f., 72 p
Pagoaga, Raúl Arturo. San Rafael de las Mataras, Tegucigalpa: Editorial López, s.f. •:
P
Pagoaga, Raúl Arturo Itinerario histórico de la poesía hondurena, Tegucigalpa Imprent.
López, 1973, 106 p.
Pagogaga, Raúl Arturo Dos cantos a la Historia y un horizonte de amor, Tegucigalpa
s.e., 1956, 25 p.
856
Paniagua, Gumercindo G Frondas sonoras, Comayagüela Tipografía Cotón, 1949, 63
P
Paredes, Rigoberto. Materia prima, San José, C.R.: EDUCA, 1985, 50 p.
Paredes, Rigoberto. La estación perdida, México, Migrantes Ediciones, 2001, 37 p.
Paredes, Rigoberto. Las cosas por su nombre, Tegucigalpa: Departamento Editonal de
la UNAH, 1978, 79 p.
Paredes, Rigoberto. Fuego lento (antología personal), Tegucigalpa Ediciones Librería
Paradiso, 1989, 98 p.
Paredes, Rigoberto y Jorge Ávila. Barricada, s.l., s.e., s.f., 29 p.
Paredes, Rigoberto. En el lugar de los hechos, Tegucigalpa. Impresos Litografíeos,
1974, 65 p.
Pastrana Sánchez, José Santos. Navegante en el amor, Tegucigalpa: Graficentro Editores,
2004, 36 p.
Paul Mejia, Gloria. Ansias desatadas, Tegucigalpa. Tipografía Nacional, 1956, 83 p.
Pavón, Juana. Exacta, Tegucigalpa: Ixbalam Editores, 2004, 110 p.
Pavón. Juana. Yo soy esa sujeto, San Pedro Sula. Editorial Capiro, 1994, s.p.
Paz Paredes, Rafael. 5 elegías para cantar tu nombre, San Salvador: Editorial Nosotros,
1959, s.p.
Paz Paredes. Rafael. Inconformidad, Tegucigalpa Universidad Nacional Autónoma de
Honduras, 1963, 18 p.
Paz Paredes. Rafael. Los cuatro amores y otras prosas, Tegucigalpa: Editorial Cultura,
2001, 59 p
Paz Salgado, Diego D. Voces que miran, San Pedro Sula: Editorial Capiro, 2000, 43 p.
Paz. Martin. Antología, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, 1992, 32 p.
Pefta, Billy Poemas. San Pedro Sula: Tipografía Navarro, 1980, s.p.
Pérez Cadalso. Elíseo. Vendimia, s.l., s.e., s.f., 53 p.
Pérez Cadalso, Elíseo. Jicaral, Colombia: Ediciones Espiral, 1947, 29 p.
Pérez Renán. Polígono verde (antología de poetas universitarios). Tegucigalpa:
Imprenta Soto, 1951, 96 p.
Perez, Renán Citara de cristal, San Pedro Sula. Tipografía “La Juventud”, s.f., 39 p.
Pért&z, Renán, La pupila del silencio, San Pedro Sula: Editorial CoeUo, 1943, s.p.
Perez, Renán. Anagrama de la ilusión errante, San Pedro Sula: Tipografía La Juventud,
s.f., s.p.
Pineda de Gálvez, Ada Luz Honduras: mujer y poesía. Antología de poesía hondureña
escrita por mujeres (1865-1998), Tegucigalpa: Guardabarranco, 1998, 637 p.
Pineda Gómez, José Instantáneas literarias, s.l., s.e., s.f.,
Pineda López, Héctor Alfonso. Dádivas, Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1984, 52 p.
Pineda Zaldívar, Juan de Dios. Itinerario y otros poemas, Góttingen: Ediciones La Fragua,
1997, 51 p.
Pineda, Julio César Palabra esculpida, San Pedro Sula: Centro Editorial, 2000, 41 p.
Pineda, David Joel. Tierra desnuda y cuentos de mi tierra, Tegucigalpa: Guardabarranco,
2000, 135 p.
Pineda, Julio César. Nuevas narraciones, San Pedro Sula: Centro Editorial, 1990, 38 p.
Plummer Cruz, Guillermo, Tesoro del amor, San Pedro Sula: Impresora del Norte, s.f.,
112 p.
Poemas de Manuel Luna Mejía, s.l., s.e., s.f., 10 p.
858
Autónoma de Honduras, 1991, 28 p.
Ramírez, Livio. Descendientes del fuego, Tegucigalpa. Secretaría de Cultura y Turismo,
1987, 115 p.
Ramos, María Teresa. Amor en una sola palabra, México: s.e , 2000, 29 p
Ramos, Víctor et. al. (Compiladores) Diez poetas médicos, Tegucigalpa: s.e , 1991. 88
P
Ramos, María Eugenia. Porque ningún sol es el último, Tegucigalpa: Ediciones Librería
Paradiso, 1989, 59 p.
Randazzo Eisemann, Francisca. A mar abierto, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2000, 58 p.
Randazzo, Francisca. Roce de tierra, Tegucigalpa: Alin Editora, 1997, 100 p.
Randazzo, Francisca. Compás de luz, Guatemala: Letra Negra Editores, 2003, 43 p.
Redondo Montoya, Julio Alexander. Poemas y reflexiones, s.l., s e., s.f., 50 p.
Reed Inestroza, Walter. Del alma, del pensamiento y de la experiencia que Inspiró la
realidad, s.l., s.e., 1989, 104 p.
Reina de Hilsaca, Lolita. Voces del alma, Tegucicalpa Litografía López, 2004, Ti 3 p.
Reina Valenzuela, José. 2a. ed. Médicos poetas de Honduras. Tegucigalpa: Editorial
Universitaria, 1995, 63 p.
Reina, Jerónimo, Copos de humo, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1903.
Reyes H., Guadalupe. Cantos de juventud, Tegucigalpa: s.e., 1920,154 p.
Reyes, Candelario. Monte Amistad, Santa Bárbara: Ediciones Monte Amistad, s.f.. 13 p.
Reyes, Candelano. Nimbo de sombras. Santa Bárbara. Ediciones Monte Amistad. 2004.
193 p
Reyes, Candelano. Notécdotas en blanco y negro, Tegucigalpa. Guardabarranco, 1991
55 p.
Reyes. José Trinidad. Antología, Tegucigalpa. Secretaría de Cultura, 1991, 39 p.
Rtnza. Mirta. La fuga do las rosas, Tegucigalpa: Editorial Ariel, 1952, 44 p.
Rinza, Mirta, /?/ anhelo infinito, México: Imprenta Arana Hnos, 1958 1 58 p.
Rivas, Antonio José Mitad de mi silencio, Tegucigalpa: Ediciones Kukulkán, 1964. 71 p.
Rivas. Antonio José. El agua de la víspera, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1996,117 p.
Rivas. Antonio José El Interior de la sangre, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras. 2001,43
P
Rivera Cardona, Renán Arturo. Letra y voz. Oianchno: Editorial El Roble, 2001. 58 p
Rivera, Juan Ramón Guarita histórico legendario, Tegucigalpa Graficentro Editores,
s.f., 100 p.
15*
Rivera Rafael La ultima frontera es el mar, Tegucigalpa: Editorial Edita, 1986, 17 p.
Roca. Daniel de la. Huellas del recuerdo, San Pedro Sula: Editora Nacional, 1968, 135
P
Rodríguez Barahona Henderlo. Olancho en su poesía, Tegucigalpa: Imprenta Calderón,
1972, 120 p
Rodríguez Indiano, César Altar de los humanos, Tegucigalpa: Litografía López, 2004, 66
P
Rodríguez Indiano, César El poder del harapo, Tegucigalpa: Guardabarranco, 1997,76 p.
Rodríguez Lezama, Cinaco. El espejo de mis sueños, Tegucigalpa: Prografic, 1997,138 p.
Rodríguez, Melvin. Primavera de amor, Honduras: s.e., 2003, 44 p.
Rodríguez, Heriberto. Mundo de las musas, Manto, Olancho, s.e., 2003, 38 p.
Rojas Aguiluz, Cornelio. Pasión en rojo y azul, Tegucigalpa: Cultura, 1999, 129 p.
Rojas, Sebastián. Regresé a quedarme, Tegucigalpa: Litografía López, 1989, 40 p.
Rojas, Sebastián. No hay tiempo de descanso, s.l., Editorial Diego Paz, s.f., 35 p.
Rojas, Sebastián El secuestro y locuras sensatas, San Pedro Sula: Editorial Martillo,
1990, 59p
Rojas, Sebastián Poemas de la calle, Tegucigalpa: Ediciones Martillo, 1987, 35 p.
Román-Lagunas, Jorge. (Compilador). Visiones y revisiones de la literatura
centroamericana, Guatemala: Editorial Óscar de León Palacios, 2000, 241 p.
860
Sabonge, Aída. Declaración doméstica Tegucigalpa: Editorial Umversitana, 1993 27 p
Saborío, Víctor. De magos y seres naturales Tegucigalpa Pez Dulce, 1997. 55 p.
Saborío, Víctor. Viaje al paraíso, Tegucigalpa: Pez Dulce, 1997, 43 p.
Sainz de Robles, Federico Carlos. 3a. ed. Ensayo de un diccionario de la literatura. T.
I., Madrid: Aguilar, 1965, 1216 p.
Salgado de Lazzaroni, Julia, Entre el cielo y la tierra, Tegucigalpa: Secretaria de Cultura
y Turismo, 1989. 90 p.
Salgado de Lazzaroni, Julia, Luces y sombras s.l., s.e., s.f., 59 p.
Salinas, Gerardo. Huellas en la arena, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, s.f., 69 p.
Salinas, Gerardo. Poesías, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, s.f., 69 p.
Salinas, Gerardo. Mundo duelo y penas, s.l., Imprenta Calderón, s.f., 89 p.
Sánchez, José Ángel. Reflexiones de la luna de mandarina Tegucigalpa. Litografía
López, 1996, 34 p.
Sandoval, Carlos Gilberto et.al. Cantera lírica, Tegucigalpa: Sociedad Literaria de Hon
duras, 1971, 38 p
Saravia, Juan Ramón. Puntos cardinales, Tegucigalpa Editorial Guaymuras, 1988. 88
P
Saravia. Juan Ramón. Soto para una mujer. Tegucigalpa Editorial Guaymuras, 1991.54
P
Saravia. Juan Ramón. Sol poniente, San Pedro Sula: Agua Regia Editores, 2002, 64 p.
Saravia, Juan Ramón. Alta es la noche, Tegucigalpa Editorial Guaymuras. 1992. 77 p.
Saravia, Juan Ramón. Entre todas las mujeres, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras,
1996, 61 p
Saravia, Juan Ramón El tiempo que me sobre, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras,
2000. 77 p.
Saravia Juan Ramón. Sato por liebre, Tegucigalpa: Agua Regia Editores, 2001 122 p
Saravia, Juan Ramón. De cabo a rabo, San Pedro Sula: Agua Regia Editores, 2001. 88
p
Saravia, Juan Ramón Pasajes bíblicos (de ida y vuelta), Tegucigalpa. Editorial
Guaymuras, 1985, 36 p.
Sevilla, Manuel de Jesús. Meditaciones. Poemas, Tegucigalpa: Imprenta Calderón, s.f.,
77 p.
Sevilla, Luís Hernán. Antología de poetas danlidensis Tegucigalpa: s.e., 1967, 186 p
Sopeña, Ramón. Antología de poetas americanos, Barcelona: Editorial Sopeña, s.f., 271
P
Sorto Romero, Rodolfo Canto, Tegucigalpa: Imprenta La República, 1967, 69 p.
Sorto Romero, Rodolfo. Poemas de la Sulamtta, Tegucigalpa: Ediciones “La Suiamita”,
1995, 65 p.
Sorto. Heber La última mejilla del horizonte, Tegucigalpa: s.e., 1997, 39 p.
Sorto, Heber La ventana. Antología breve, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2001, 35 p.
Sorto, Heber Arte poética, Tegucigalpa: Ediciones Librería Paradiso, 2000, 47 p.
Sorto, Heber. Caballos marchitos, San Pedro Sula: Agua Regia Editores, 2004, 48 p.
Sorto, Heber. Canto nuestro, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1994, 35 p.
Sosa, Roberto. Un mundo para todos dividido, Tegucigalpa: Editorial Nuevo Continente,
1971, 94 p.
Sosa, Roberto. Secreto militar, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 1985, 51 p.
Sosa, Roberto. Mar interior, Tegucigalpa: Escuela Superior del Profesorado Francisco
Morazán, 1967,13 p.
Sosa, Roberto. Muros, Tegucigalpa: Imprenta “La Democracia”, 1966, 66 p.
Sosa, Roberto. Caligramas, Tegucigalpa. Ediciones de la Revista Pegaso, 1959, 27 p.
Sosa, Roberto. 2a.ed. Secreto militar, Tegucigalpa: Editorial Atlántida, 2005, 70 p.
Sosa, Roberto. Obra completa. Tegucigalpa: Litografía López, 1990, 369 p.
Sosa, Roberto. Hasta el sol de hoy (antología poética), Madrid: Ediciones de Cultura
Hispánica, 1987, 150 p.
Sosa, Roberto. Antología personal, San José, C.R.: EDUCA, 1995, 124 p.
Sosa, Roberto. Prosa armada, Tegucigalpa: Guaymuras, 1981, 150 p.
Sosa, Roberto Honduras Poesía Política, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras, 2002,459 p.
Sosa, Roberto. Los pobres, Tegucigalpa: Talleres de la Editorial de la Escuela Superior
de 1977, 75 p.
Soto Cano, José Enrique. Jornadas Espirituales, Tegucigalpa: s.e., s.f., 136 p.
Soto Cano, José Enrique. Jornadas Espirituales II, Tegucigalpa: CENSA, 1968, 145 p
Soto, Joaquín. Lámparas trémulas, Tegucigalpa. Ediciones de la Revista Pegaso, 1960,
53 p
Soto, Joaquín, El resplandor de la aurora, Tegucigalpa. Secretaría de Cultura y Deportes,
1997, 75 p.
Soto, Joaquín y Alfredo Alvarado, Lámparas trémulas y Prismas íntimos. Tegucigalpa
Ediciones de la Revísta Pegaso, 1960, 53 p.
Soto, Joaquín El resplandor de la aurora y otros poemas, La Ceiba Imprenta Excel
862
sior, 1939, 199 p.
Suárez Montes, Rafael. Estampas del ambiente, Tegucigalpa: Compañía Editora
Nacional, 1972, 84 p.
Suárez, Clementina. Corazón sangrante, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1930, 208
P
Suárez, Clementina. De mis sábados el último, México: Editorial Libros Mexicanos,
1931, 82 p.
Suárez, Clementina. Los templos de fuego, México: Libros Mexicanos, 1931,82 p.
Suárez, Clementina. Engranajes Poemitas en prosa y verso, San José. C.R.: Borrase,
1935, 59 p.
Suárez, Clementina. Veleros, La Habana: Editorial Hermes, 1937, 33 p.
Suárez, Clementina El poeta y sus señales. Tegucigalpa: Universidad Nacional
Autónoma de Honduras, 1969, 133 p.
Suárez, Clementina. Canto a la encontrada patria y su héroe, s.l, s.e., s.f., s.p.
Suárez, Clementina De la desilusión a la esperanza, Tegucigalpa: Tipografía Nacional,
1944, 38 p.
Suárez. Clementina. Con mis versos saludo a las generaciones futuras Selección
Rigoberto Paredes, Tegucigalpa: Ediciones Librería Paradiso. 1988. 90 p.
Suasnávar, Constantino. Antología. Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, 1991, 32 p.
Suasnávar, Constantino. Imagen de Pushkin y otros poemas, Tegucigalpa: Editorial
Cultura, 2004, 44 p
Suasnávar. Constantino Números, Tegucigalpa. Editorial Sueños de Ismael Zelaya,
s.f., 45 p.
Suasnávar, Constantino. Perfil al frente, Tegucigalpa. s.e.. 1959, s.p.
Suasnavar. Constantino Poemas, Tegucigalpa: Imprenta “La Democracia’, 1961, s.p.
Suasnávar. Constantino. La Siguanaba y otros poemas, Honduras: Imprenta “La
Democracia"; 1962. s.p.
Suasnávar, Constantino. Sonetos de Honduras, Tegucigalpa: s.e., 1965, s.p.
Suasnávar, Constantino. Cuarto a espadas. Tegucigalpa: s.e., 1966, 15 p.
Suasnávar, Constantino. Sonetos violentos, Comayagüela, Imprenta Cultura, 1972, s p.
Suasnávar, Constantino Sonetos de San Lorenzo, Honduras: s.e , 1972, s.p.
Suazo Lagos, René. Poemas y cuentos del pasado, s.l., Servicopiax Editores. 1982.146
Suazo Pineda, Juan Ramón. Los versos del poeta, San Pedro Sula: Imprenta San
Pedro, 2004, 66 p.
Suazo, Filadelfo. El reloj de la sangre, Tegucigalpa: s.e., s.f., 28 p.
Thais, Eva Catedrales y espejos (Corceles de fuego), Tegucigalpa: Talleres de Edito
rial Guaymuras. 1985, 56 p.
Thaís, Eva. Árboles de los ojos eternos. Poemaoleos, Tegucigalpa: s.e., 1993, 23 p.
Thais, Eva. Canción de amor en cuatro tiempos, Tegucigalpa: s.e., 1984, 54 p.
Thaís, Eva El niño, el hombre, el enigma (Poesía coreada), Tegucigalpa: Editorial
(STAPE), 1979,31 p.
Thais, Eva. Agonía del sueño, Tegucigalpa: Imprenta Bulnes, 1961, 33 p.
Thais, Eva. Lluvia de ilusiones, s.l., s.e., s.f., 84 p.
Torres, Claudia. Mariposas amarillas, Austin, Tx.: Ediciones Navegante, 1996, 83 p.
Travieso, Jorge Federico. La espera infinita, s.l., Sol-Pres, 1959, 180 p.
Trigueros, Samuel y A. Depíenne. El trapecista de adobe y neón, San Pedro Sula.
Centro Editorial, 1992, 118 p.
Tróchez. Raúl Gilberto. Ritmos azules, Tegucigalpa: s.e., 1951, 99 p.
Tróchez, Raúl Gilberto. Poemas del atardecer, Tegucigalpa: Cultura, 2000, 147 p.
Tróchez, Raúl Gilberto. Rutas de ensueño, Tegucigalpa: Colecciones Pegaso, 1984,
151 p.
Tróchez, Raúl Gilberto. Poemas y cuentos, Tegucigalpa: Editorial del Ministerio de
Educación Pública, 1968, 193 p.
Tróchez, Raúl Gilberto. Poemas de cristal, Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1958, 28 p.
Tróchez, Raúl Gilberto. Cartas y amoríos para Froylán Turcios, Tegucigalpa: Ediciones
Congreso Nacional, 1997, 152 p.
Turcios Vijil, Julio César. Poetas comayagüenses. Biografías, Poemas y Anécdotas,
Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1999, 103 p.
Turcios, Froylán. Prosas nuevas Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1914, 119 p.
Turcios, Froylán. Tierra maternal (Olancho), Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1990,
88 p.
Turcios, Froylán. Flores de almendro, París. “Le livre Ubre", 1931,150 p.
Turcios, Froylán. Floresta sonora, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1915, 141 p.
Turcios, Froylán. Hojas de otoño, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1904, 321 p.
S64
Turcios, Froylán. Renglones, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1899, 128 p.
Turcios, Froylán. Mariposas, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1896, 291 p.
Turcios, Froylán. Páginas del ayer, París. Le Livre Libre, 1932, 241 p.
Uclés, Alberto. Discursos, artículos y poesías, T.ll, Tegucigalpa' Imprenta Calderón,
1934, 329 p.
Ugalde, Héctor. Campesinos, s.l., s.e., 1990, 41 p.
Ulloa Anariba, Néstor. Soldemedianoche, Tegucigalpa: Litografía López, 2003, 36 p.
Ulloa, Flabio. Intimidades, Tegucigalpa: Imprenta “La República", 1968, s.p.
Umaña, Helen. Francisco Morazán en la literatura hondureña, Guatemala: Agencia de
Informaciones Culturales Electrónicas, 1996, 279 p.
Umaña, Helen. Península del viento, Guatemala: Letra Negra Editores, 2000, 54 p.
Umaña, Helen. Literatura Hondureña Contemporánea, Tegucigalpa: Editorial
Guaymuras, 1986, 286 p.
Umaña, Helen. Ensayos sobre literatura hondureña, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras,
1992, 311 p.
Umaña, Helen. Estudios de literatura hondureña, Tegucigalpa: Editorial Guaymuras,
2000, 391 p.
Valladares, Alejandro. Los cantos de la Fragua, Madrid: imprenta Sáez Hermanos, 1933,
134 p
Valle Cárcamo, Francisco. Náufragos Prosa y verso, Buenos Aires. Editorial Claridad,
1936, 108 p.
Valle, Pompeyo del. Ciudad con dragones, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura y Turismo,
1980. 80 p.
Valle, Rafael Heliodoro. 2a.ed. Como la luz del día, Tegucigalpa: Editorial Universitaria,
1991, 63 p.
Valle, Rafael Heliodoro La rosa intemporal. Antología Poética 1908-1957, México.
Editorial Libros de México, 1964, 225 p
Valle, Rafael Heliodoro. La sandalia de fuego. Managua: El hilo azul, 1952,33 p.
VaHe, Rafael Heliodoro. Contigo. México; Ediciones Rafael Loera y Chávez, 1943, 58 p.
Valle, Rafael Heliodoro. Unísono amor, México: Imprenta de Miguel N. Lira, 1940, 94 p.
Valle, Rafael Heliodoro. El rosal del ermitaño. San José, C.R.: García Monge y Cía
Editores, 1920, 62 p
Valle, Rafael Heliodoro. El perfume de la tierra natal, Tegucigalpa: Tipo-Litografía y
Fotograbado Nacionales, 1917, 44 p.
865
Valle. Pompeyo del. El encantado vino del otoño, Tegucigalpa: Universidad Pedagógica
Nacional Francisco Morazán, 2002, 105 p.
Valle, Pompeyo del. 2a.ed. La ruta fulgurante, Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1993,
88 p
Valle, Pompeyo del. Cifra y rumbo de abril, México:1964, s.p.
Valle, Rafael Heliodoro. Visión del Perú, México: Ediciones Llama, 1943, 61 p.
Valle, Ángela. Inicial, Tegucigalpa. Ediciones de la Revista Pegaso, 1961, 31 p.
Valle, Ángela. Poesías, Tegucigalpa: Escuela Superior del Profesorado Francisco Morazán
1969, 13 p.
Valle, Pompeyo del. Duración de lo eterno, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura y Turismo,
1989, 64 p.
Valle, Pompeyo del Poemas escogidos. Selección de Rosa del Valle y Eduardo Báhr,
Tegucigalpa: Ediciones Galería Estudio 5, 1989, 23 p.
Valle, Pompeyo del. Antología mínima, Tegucigalpa: Ediciones de la Revista Pegaso,
1958, 28 p.
Valle, Pompeyo del. Nostalgia y belleza del amor, Tegucigalpa: Universidad Nacional
Autónoma de Honduras, 1970, 44 p.
Valle, Pompeyo del Monólogo de un condenado a muerte, Tegucigalpa: Editorial
Universitaria, 1978, s.p.
Vallecilto Márquez, Gabriel. Llora alegría, Tegucigalpa: Litografía López, 2001, 110 p.
Vallecillo Márquez, Gabriel. Paraísos mudos, Tegucigalpa: Litografía López, 1998,122 p.
Valiejo, Diana. Díasurbanos, Tegucigalpa: Pez Dulce, 2000, 53 p.
Vareta y Vareta, Olimpia. Corazón abierto (Poemerio antológico), Tegucigalpa: Tipografía
Nacional, 1956, 118 p.
Vásquez, Justiniano. Confesión de la sangre, Tegucigalpa: Imprenta Coello, 1951,62 p.
Vásquez, Héctor Manuel. Amores distintos, San Pedro Sula: Editorial Cervantes, s.f., 26 p.
Vásquez, Antonio. Mar adentro, San Pedro Sula: Centro Editorial, 2002, 40 p.
Vega Jordán, Rolando. La siega, Palma de Mallorca, Cuadernos Literarios Ponent,
1961,26 p.
Vega Jordán, Rolando. Hibueras, Palma de Mallorca: Cuadernos Literarios Ponen!.
1963, s.p.
Vega Jordán, Rolando. La casa de mis padres, Cádiz. Cuadernos Literarios Ponent.
1973, 25 p.
Vega Jordán, Rulando Xochiquétzal, Cádiz: Cuadernos Literarios Ponent, 1968, 17 p
866
331 p.
Velásquez, José Manuel Perfil en la luz, Tegucigalpa: Imprenta Cultura, s.f., 40 p.
Velásquez, José Manuel. Valle de lirios, Comayagüela: Imprenta Cultura, s.f., 35 p.
Vélez Menocal, Elia. Brasas encendidas. Poesías para reflexión y meditación, s.l.,
Talleres de Impresión Lupita, 1995, 81 p.
Verde, Luis Armando. Fuego interior, Tegucigalpa: Colecciones Pegaso, 1986, 48 p.
Vidal, Antonio. Petite anthologie de poetes honduriens, París: A. Roques, 1951,58 p.
Vidal, Antonio. Resplandor de la tarde, París: La Belle Edition, 1951,54 p.
Vidal, Antonio. Mosaico, París: Typographie Francois Bemouard, 1950, 60 p.
Vidal, Antonio. Amatistas y guijarros, París: Aristide Quillet Editeur, 1953,155 p.
Vidal, Antonio. Prosas rimadas, Tegucigalpa. Imprenta La Razón, 1935, 89 p.
Villanueva Chinchilla, Amaldo. Juan Guaymuras (Poema costumbrista), Tegucigalpa:
s.e., 1970, 32 p.
Villanueva Chinchilla, Amaldo. Poesía obrero-campesina, Tegucigalpa: Lithopress In
dustrial. 1983, 71 p.
Villanueva Chinchilla, Amaldo. Ante el Vesubio, Nápoles: Tipografía Rosaría, 1971, s.p.
Villanueva Chinchilla, Amaldo. El tercer ojo (Poesías Sociales), Tegucigalpa: Imprenta
“Cultura”, 1975, s.p.
Villeda Anta, Samuel. Tiempo adentro, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura y Turismo,
1985, pp. 97-144.
Villeda Anta, Samuel. Canto al obrero, Tegucigalpa: Sociedad Literaria de Honduras,
1974, s.p.
Villeda Anta, Samuel. Al pie del Ticante, s.l., s e., s.f., 32 p.
Villeda Arria Samuel. Poesías premiadas (selección de 15 libros premiados),
Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, Artes y Deportes, 2001, 136 p.
Viltela Vidal, Ricardo. Síntomas y signos, Tegucigalpa: “Mejores Ideas", 1993,114 p.
Vindel, Javier tFO, Tegucigalpa: s.e., 1999, 45 p.
Wifdt Feote. Wittiam. Mlni historia del General Manuel Bonilla y Los Sombreros Negros,
La Ceiba. Talleres Litografíeos Bricefto, 1989, 100 p.
Yariez, Mida. La narrativa del romanticismo en Latinoamérica, La Habana: Editorial
Letras Cubanas, 1989, 317.
Zavala, Magda y Seidy Araya. Literaturas indígenas de Centroamérica, Heredia, Costa
Rica: EUNA 2002, 412 p.
367
Zelada, Leo Nueva poesía hispanoamericana, Lima: Ediciones Lord Byron, 8a. ed.,
2005, 108 p.
Zepeda. Jorge F. Poesías, Tegucigalpa Talleres Tipográficos Nacionales, 1935, 228 p.
Zósimo-Zara, Edilberto Cardona Bulnes. Los interiores, España: Tipografía Dura-Elche,
1974, 93p
Zúñiga Idiáquez, Manuel De mi reino interior, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1921,
176 p.
Zúñiga Rodezno, Leda Leonor. Cantos de mi tierra, Tegucigalpa: Imprenta Calderón,
1986, 54 p.
Zúñiga, Luis Andrés. El Banquete, Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1920, 421 p.
868
Contenidos
Introducción .............................................9
Inicios de la Literatura Nacional................................. ........................................... ........... .......___ 17
(Nacidos entre 1474-1773)......................„...............^.......~.......-..........-.~..™..^_......_~.-„~.„.. 17
Antonio de Paz y Salgado ..........................™...........„™™..™. —19
José Tomás de Adalid y Gamero ...........21
EL Neoclasicismo............................................................................................. ................... 25
Generación de 1804........................................................................ „............... 25
(Nacidos entre 1773-1804) ..........................25
José Trinidad Reyes 27
Francisco Morazán 32
Francisco Ferrera ............................................................................................................................................ 33
Elprerromanticismo .......... ..... .. .................................................................................. 37
H9
________
PoSROM ANTICÍSMO Y MODERNISMO ................................................... 75
GENERACIÓN DE 1894.................................. 75
(Xaciditi entre 1864 y 18931 .................. .................. ............................... 75
Romi i o E. Di ron............................ ................. ....................... 78
JVAN RaMÓN V AH. ADARES....... ......................... *...... 79
JOAQI ÍN BURGOS •««■•■•...81
FíjjxA. Tejeda..................................................................................................................................... 82
José Antonio Domínguez............................... ►..................................................................................... 82
Esteban Giardióla Cubas..... ................................. 88
Francisco Valle Cárcamo..........••............ ••................. 90
Froylán I lucios ...........•••.•••••«••*•■•.....••.••••••••• ••••.•■•...• 91
José María Tobías Rosa ..................... ................. .............. ...... ......................... . 105
Juan Ramón Molina........................... ••................................................................ 108
Jerónimo J. Reina ............................................................................................................ 116
Luis Andrés Zuniga..................... «...................................................................................................... 119
Augusto C. Coello................................................................................................................... ........ 122
Francisco P. Figleroa ......................................... 124
Julián López Pineda..... ..................................................................................................................125
.Adán Canales.............................................................................................................. .................... 128
Jorge Federico Zepeda ...................... .■......................................................................................«.........129
Alonso A. Britu....... .......................................................................................... ~........................... 133
Manlll Zuñiga Idiaquez 134
José Ángel Zlñiga Hlete.......... ......................................................................................................... 136
Adán Coello .................................... I..................................... -.......................... - 137
Ramón Ortega .......... 138
Ángela Ochoa Velásql'ez.......... ..................... ............................................................................... .. 142
Salvador Turcios ••■•••• ...... 147
Ai.fon.so Guillén ZELAYA............... ...........................................................................................T....... 147
Gestas o A. Castañeda Suazo.............. ................................. ................................... 151
Rubén Bermúdez Meza................. ........ .............................................................................................. 153
Mercedes Laínes de Blanco.............................................................................................................. 155
Fausta Ferrera...... ............................................... ................. 157
Rafael Heijodoro Valle........... „.................. ........................ ....................................... ~....... ...... . 159
Antonio Ochoa Ai cantara.............. ................................................................................................... 174
Manuel Escoto........................ „..................... ...... 176
Otros altores ................................. ...................................................................... ........ ........................... . 179
Posmodernismo,............................................................................... 185
REGIONALISMO Y PRLVANGIJARDIA................................................................................................................................................... 185
Generación de 1924.......................................................................................... 185
(Nacidos entre 1894-1923).......... .......................................................... 185
Antonio Vidal........................................................................ 188
Carlos Izaglirrf. ........... .............................................................. 192
Víctor F. Ardón................. ................................................................. „............... 201
Joaquín Soto.......... ............ 204
NicasmtGAl-LARDO............................................................................. 205
870
Guillermo Bustillo Rf.yna 206
Rafael Moreno Guillé* .......................~.m........>......„..™..._...-..„„~~«~™.„.„„™..„_..„m—. 207
Olimpia Varela y Varela ........~.........™...................209
Paca Navas de Miralda.m~~~«~—210
Martín Paz ..........................~..~.................„.....„.....^.......™.....~.™.„.......™~......~.^~^......_„... 211
Clementina Suárez .......™...~......................................~....—............~.~_™.~...~^~~~~™—..~_. 213
Arturo Martínez Gaijndo ...............................m........™............._™.~...»~.m_~^^..~..^j...._—. 235
Marcos Carías Reyes ...~.....................™.~..........~.......—~™......^.~.~.~~.~—. 236
Ramón Padilla Coeluj ....................................„...................................™.....«............«..™.........238
Jesús Castro ................................................................................................................................ 241
Rubén Angel Rosa ..........................^.........~........~.......„.™~........~.....~.~..~~...™«~—~.—„ 243
Eduardo Berlioz Aceituno .....................^~..~ iM........~........™i..™.~~.-.—~~.~—..—..-«-.™.... 243
Medardo Mejía 244
Alma Fiori .............w.™.„...251
Marco A. Ponce ..........................................................................................................................253
Ada María Navas .................................w.............~.~-.......«.~„~.....«~..~-~..~~~.~-~...~~.—254
Juana Zelaya .................................................................. ......~...™........................„.........™...... 255
José R. Castro ...................~.......—«........M-........™..~-~...~....™.... 257
Daniel Laínez 261
Alejandro Valladares 267
Jesús Cornelio RojasAguiluz .....................~...........~.......™.... —270
Rafael Paz Paredes........ 271
Juan Ramón Ardón 273
Manuel Luna Muía • 273
Carlos Manuel Ahita . ........................................—275
Claudio Barrera --------------------------------------------------------------------- ~------------------- —------ 279
Constantino Suajsnávar • 298
Céleo Murillo Soto 304
Argentina Díaz Lozano 308
Marjsabeí. Guillé* de Rodríguez „....„....~.„........m.....«....™.......~.....«...~...~..«..—~™—~~309
Mixta Rinza 312
Víctor L aceres Lara 315
Jacobo Carc amo ......... ...................................... —.... 318
Héctor Alfonso Pineda López ...—325
Santos Juárez Fiallos ------------- 325
Raúl Gilberto I rúchez ..... ........................................................................— 326
Santiago Fumes Ocho* .............. 328
Jorge Federic o Travieso 334
Eumo Pérez Cadai.ro 339
Erasmo Cabías Lindó ............................................................................................... 342
Jaime Fontana ........... ....... 342
Miguel R. Ortega 344
Arturo Mejía Ortega ..................................................... 349
GllamoGimé.nez .— 350
JOSLU* A CotLLO DEL CaSTHW --------------------------------------------------------------------------------------354
Rfxán Pérez ............................— ——... 355
871
La X ANUI ¡ARDIA Y EL RF.Al.ISMO SOCIAI...................................................................................................................................... 363
GfN! raí,'fÓN DE LA DÉCADA DF LOS 50 ...................... .............................. ....................................... .................... 363
(Nacida entre 1924-1953)............................................................................. -........................................... 363
Antonio José Rivas................ ....................... ••••••................ 366
Óscar Castañeda Batres...................................................................................................................373
Ad» lia Cardona ....................................................... ••........................................................................ 380
Mina Cisnerus........................................ ............... ..... ...................................................................... 380
Héctor Bermúdez Mili.a ................................................................ .............................. -.................. 384
Fu wf Ei vih Rojas.................. ■■.............................. ............ 386
Ángela Valle ....... .............. -.....-........ .......... 405
José Fortuna .............. ~......... .............................. —..............................................408
Armando Zelaya ........ ............................................ 409
David Moya Posas ........................................................................................ 409
POMMA O DEL VALLE .......... 413
JU8TINlA.NO Vasquez ...... 426
Roberto Sos a......................... ...................................................... 428
Eva I hais ....... ............................... .................................... .............................. 444
Guillermo Codrington ..........................................................................................------ ............ 448
Neuson E. Merren........................................... ...... 449
Marco Tulio Miró ............... .....................................455
Tito Coto „..... .................... ....................................................................................... 458
Filadeleo Suazo..... ...................................................................................... ............................................... 461
Roque Ochoa Hidalgo................................................................... 462
María Cristina Alsina ..................................................................... ................................. 463
Elvía Castañeda de Machado................................................... 465
Óscar Acxtsta ..................................................................................................... ..............................................466
Alejandro Barahona Romero.............................................................. 473
Mlsael Bueso Gómez........................................................................................................... ................. 477
Edilberto Cardona Bulnes............................... ................................................................................. 480
FranciscoAqei.no Pérez .................................................................................................. f............ . 490
Rodolfo Sorto Romero .......................... ............................................................................................ 490
Samuel Villeda Arita......................................................................................................................... 494
ArnalikiVillanueva Chinchilla................................................................................................ 497
Ana María Alemán .................................................................... „................................ 500
José Ad án Castelar .................................................... 505
Javier Bayardo Brito ........ .............. ................................................................................... 516
Tulio Galeas.......... ...................... „....................................................................................................... 521
Rolando A. Vega Jordán................................................................................................ 523
Helen Umaña................................. ................................................................. .......... .................................. 525
Alexis Ramírez.................................................. 529
LívioRamírez.......................... ...................................................................„................. 531
FüjxCesario........ .......... 536
Luis Armando Verde..................................... „................................................. 540
Marco Tuno delArca......................................................................... 541
Juana Pavón ............................. ................................................................................ 546
Luz Aída Maldonado................................................. 550
872
José Porfirio Barahona ...................__ ___________________ ___________ _________ ____ 551
Juan Alger .....___ ____ ....................................______ ______________ ......._____ r. . - . , , , ,__ ... 553
Galel Cárdenas ..........—--------------------------------------------------------------------------- .............. 554
María de los Ángeles López Alfaro ___ .............™...___ ...........__ 561
Alejandro Elpidio Acosia 562
Mary Lou Dabdoub 563
Blanca Guifarro ..... ......................... 565
Sara Saí azar Meléndez ...................™.........„.^.~...~~....~...~~.~. m........._....................._____ _ 568
Félix Alberto Martínez 569
Fausto Maradiaga ..........»..„......................^......„.^..........._™.....™.._ ................. ______ ..._____ 572
Juan de Dios Pineda-Zaldívar ..~.............^............™...„...___ «...__ ____ ............______ ..____ 575
Rigoberto Paredes .............M......M....M...........^...^.........-...~.™.....™..-™._._...-^.........„.™^.. 57 6
Jorge Á vi la ............................................................................................. ____...____ 585
Efraín López Nieto ..................................................... __ .............................. ______586
Julio César Pineda ........................................................................—588
José Luis Quesada ...........................................„.......................................^.....„........~«»..™.___ 590
Ricardo René Oseguera .....................™^..........™.................™...™~.™~.~™~....... 599
Oscar Amaya Armijo.... 600
Jorge Darío Euceda Roque 604
Ricardo M aldonado ...........................................................................---- ............™......^.......... 605
Daniel Callejas---------------------------------------------------------------------------------------- ................ 607
David Díaz Acosta .......................„....™...„.........™..™.........^.....™....™..~------ ...—..........------ 608
Juan Ramón Sarama .....................................610
Claudia Torres —629
John Connolly ..................................................................................... ................................ .... 631
José González ....633
Héctor Aguirre —..................... 639
Otros autores .................................................................639
873
Amanda Castro ........................................................... ...........
DeHORAII El 1Z.ABETH RaMON................................................................................
. . . ................................................. ..
Jos» .Amonio i i nes.......................................................... „......... .........
r, r ............................................................................... ....
Diana Espinm .................. ....... ...................................................................
.. .. ...................................... ..
.lottr.E Martínez Muía .................. ..........................................................................
Walihna Medina....................-.......................................................................................... *"702
Eljsa Izmían.........................................................................................................................
Os<'ah Ordóñez Lastra................................ ^g^
Marco A. Madrid ......................................................................................................... 711
Víctor Saborío...........................................................................................................................
Lety Elmr ..... ............................................................... 7^
Patrio a M ackay ................. ...................... ......................................................................... 72]
Leonfj . Ala arado 72 2
Francisco Barralaga................ ............................................................................................................ 724
Jt an Carlos Caffoli................................................................................................................ 727
Samuel Triga eros..................................................................................................................................... 728
César Rodríguez Indiano..................................................................................................................... ... 729
Albir ro Destephen.............................................................................................................................. 735
Javier Vindf.i................................................................................................................................................. 736
Xiom ara Cacho Caballero.................................................................................................................... 739
Rebeca Becerra Lanza .................................................................................................................... 740
Indira Flamenco ......................... ••........................................................................................ 743
Dean a V ai jijo.................................. 745
Rubén Izaguirre ........................................................................................................................■*>..... 746
Armida García....... -....................................................... ••.........................................................—••• 756
Óscar González ............... ••....................................................................................................
Rafael López Murcia ...... .......................................... ......................................................................... —758
Y adula Egliglren........................................................................................................... *............ 760
José Enrique Cardona Chapas........................................................................... ................................... 760
Francesca Randazzo.......................................................................................................................... ?
„ ......................... ..... 768
Heber Sorto ................ ................................................................................................................. ... .
774
Fabricio Estrada................................................................................... ............................................
779
Edgardo Florján..................................... ••...................................... -................................... ""
Gabriel Vallecillo Márquez ...............................
Salvador M adrid............. ........................................................................................ 7^5
Néstor Llloa Anajuba...................................................... ".......................
Rojeando Kattán.............. M............. ......................................................................... ^7
Dennls Ávila...................... —........................... 7^
Geiov.anni Rodríguez....................................................... -..................................................... .. * 7^
Tomv Barahona............................................. -............................................................... 789
Cariáis Ordóñez.................... -................................. 790
Otros actores....................................................................... ..............................
Ti)
1. Poetas cuya i-echa de nacimiento se desconoce.....................................................................
874
Arturo Mejí a Ortega______________ _______ _____ . . . ................. . .... 797
Hernán Navarro Acosta ............................................... 79#
NoéL Espinoza ........................................... ....- - , __ _ ■'Qfc
WlLLIAM WlLD FOOTE .................................. ___________________ _____ ________ 798
Jim Merrjam —.......................................—....... -...... .... „ __ ,,,,,, 799
David Joel Pineda__ _______________________________ ________ ________ _ 800
José Ortega...... ......................... ..._____ ..___________ _____________________________ _____ ____ 802
Tito Cardona______________ _______________________ ___ ______ __...... _______ 883
Estanislao Madera Lenin_______________ __________________________________ ._______ 803
875
La palabra Iluminada. El discurso poético en
Honduras se terminó de imprimir en enero de
2007 en los talleres de ARMAR EDITORES, 11a.
Avenida 2-49 zonal5. Colonia Tecún Umán.
Ciudad de Guatemala. Guatemala.
ISBN 99922-42-09-4
La palabra iluminada. El discurso poético
en Honduras ofrece, con agudo sentido
crítico, una visión abarcadora sobre la
^multiplicidad de voces yestilos literarios que
configuran fa poesía hondureña. La autora
inicia Su recorrido analítico a partir de la fecha
en la cuál se puede reconocer el inicio del
quehacer poético en Honduras (siglo XVII);
luego lleva sus pasos, con paciencia de
orfebre, hasta el discurso poético del primer
tóstro del siglo XXI.
Con el acucioso afán investigativo que la
caracteriza, Umaña acopia, de manera
profunda y totalizadora, todo el recorrido que
ha seguido el discurso poético en Honduras.
A partir de un esfuerzo de sistematización
altamente significativo, este libro posee el
mérito de la inclusión, ya que prácticamente
no deja fuera ninguna voz, ningún esfuerzo
realizado por hombres y mujeres que
encontraron, en el quehacer poético, una
manera dé conocer y explicar la realidad que
los convoca.
En el enorme friso presentado, se analizan
tanto las voces señeras como las
expresiones más modestas de autoras y
autores que han echado mano del discurso
poético para construir y reconstruirse, para
andar y desandar los senderos que, por
medio de la palabra, llevan al ser humano
hacia los derroteros de su propia
dignificación.
De esta manera, Helen Umaña avanza un
paso más en el emprendimiento de analizar
la literatura hondureña. Ya en años
anteriores nos ofreció sendas visiones
panorámicas sobre él cuento y la novela de
aquel país. Ahora viene la poesía; la palabra
que, gracias a la visión crítica, se vuelve aún
más iluminadora.
Armando Rivera
UTH U niversidat!_
San Pedro Silla
EdBMM
WiiWrtiiiiju miwiitiia Iberaorneftcana
75-03
N99922-42