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*éúco en Honduras
Helen Umaña
La palabra iluminada
El discurso poético en Honduras

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La palabra iluminada. El discurso poético en Honduras
D.R. Helen l maña
© Helen Lmaña

© para la presente edición Letra Negra editores. 2006


11 av. 2-49 zona 15. C.P. 01015 Ciudad de Guatemala. C.A.
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Ilustración de portada: detalle del mural “Liberación” de Alvaro Canales, Ciudad


Universitaria, Tegucigalpa.

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informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier otro medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso
previo y por escrito de los titulares del copyright.
La palabra iluminada
El discurso poético tu Honduras
Para
Graciela Galeano, Nicolás Aumond,
Marida Guzmán, Marco A. Rietti,
Sara Rolla,
Miguel Angel Ruiz Matutte,
Flor Alvergue >■ Julio Escoto.
introducción

La poesía es la prueba más alta de la existencia del hombre, sentenció, con


penetrante lucidez, hace algunas décadas, Luis Cardoza y Aragón. La palabra
iluminada de Antonio José Rivas. Mundo en la otra orilla del misterio, en frase
de Dámaso Alonso. El impalpable duende de Federico García Lorca. Madre
dulcísima, origen de todas las cosas, según Óscar Acosta. Iris de Narciso, en aguda
expresión de Edilberto Cardona Bulnes. ¡Poesía, ciencia del ser!, en términos
de Saint-John Perse. Palabra esencial en el tiempo de Antonio Machado. De
Furia en palabras, la calificó Rigoberto Paredes. Relámpago que, al decir de
Gerardo Diego, sólo deja en manos del poeta, el trueno atónito, el sonoro poema
deslumbrado. La Itaca de verde eternidad, el espejo que nos revela nuestra propia
cara, en la lucidez apabullante de Jorge Luis Borges. La palabra en rotación de
Octavio Paz. Visión astral de rosa no mirada de Claudio Barrera. Absoluto espejismo
real, en aguda percepción de Roberto Sosa.
La poesía no se explica, primera parte del axioma de Cardoza y Aragón.
Inextricable, su vivencia se circunscribe, pues, al ámbito del poeta al hablar
del acto creador y ¿por qué no?, también al del lector cuando se permanece
en el plano de la fruición, del goce estético: la feliz coincidencia entre la
intuición generatriz y la que se despierta en el ánimo del receptor, tal como
percibieron la relación autor-lector maestros tan connotados como Dámaso
Alonso y Leo Spitzer.
La poesía, en tanto código artístico, según enseña la semiótica, es irreductible
a cualquier otro tipo de lenguaje. Intraducibie a otros mecanismos lingüísticos
(porque entonces se destruye), los críticos y los profesores únicamente
podemos hablar del discurso poético como concreción de una técnica y de
unos procedimientos expresivos que sí pueden ser analizados.

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De ahí, la razón del título de nuestro trabajo cuyo propósito es bastante
modesto: dilucidar los caminos que ha recorrido el discurso poético en
Honduras. Buscamos despejar varias incógnitas: ¿quiénes han escrito poesía?;
¿cuál es el nombre de las obras elaboradas?; ¿de qué tratan éstas?; ¿cuáles
son los mecanismos formales y estilísticos más relevantes? Y, con las
respuestas obtenidas, ofrecer una visión panorámica de dicho discurso. Trazar
una especie de mapa que, en forma global, indique cuáles son los derroteros
por los que ha caminado la expresión poética en el país. Lo hicimos así
porque consideramos urgente —para tener una visión más clara de la literatura
hondurena— sistematizar el ingente trabajo que los escritores y escritoras
han realizado.
Hasta el momento, carecemos de un estudio completo sobre el quehacer
poético en Honduras. Lo único que tenemos son visiones parciales y
fragmentarias. Por esta razón, aún conociendo nuestras limitaciones, quisimos
llenar ese vacío. El objetivo fue doble: cubrir la parte descriptiva y procurar,
en la medida de lo posible, acercarnos a la etapa interpretativa. En cierta
forma, buscamos un equilibro entre esos dos extremos.
Afrontamos los riesgos que implican las visiones generales. Sobre todo,
tratándose del discurso poético, en donde cada poema representa un mundo
completo; es un signo total en donde todo verso cuenta en el balance y en
donde cada ritmo, silencio o detalle tipográfico comporta un significado... De
ahí que nuestro intento permanezca dentro de los límites posibles: intentar
abrir la puerta hacia un mundo cuya riqueza no se ha justipreciado. Otros
investigadores y críticos realizarán los acercamientos, los imprescindibles
trabajos de escalpelo: las monografías de minucioso recuento formal y estilístico.
Nuestro cometido —lo reiteramos— fue dejar consignado, de la manera más
completa posible, lo que en materia de poesía se ha realizado en el país.
Buscamos, leimos, estudiamos y anotamos cualquier libro escrito que
perteneciese a algún autor o autora nacional. El recorrido va, desde el primer
autor que pudimos localizar en el siglo XVIII, hasta el último libro publicado
en el mes de diciembre del año 2004.
* Asimismo, ateniéndonos a enfoques

' No trabajamos Segundo invierno, de Marvin Valladares Drago y Noctámbulo de


Roberto Becerra, incluidos por Salvador Madrid en La hora siguiente poesía
emergente de Honduras (1988-2004) (2005) porque, según nos indicó el antologo,
son libros electrónicos. En el trabajo de Madrid, también encontramos muestras de
Animal de ritos de Samuel Trigueros que tampoco se ha publicado. Omitimos
Sinfonía oceánica en sol mayor de Rodion Amadeus porque, aunque ostenta una
ficha bibliográfica fechada en 2004, fue publicado -según la nota del colofón- en
2005. Igual es el caso de El sol es ojo eterno de Felipe Elvir Rojas.

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modernos sobre la teoría de los géneros literarios (George Steiner, Raúl
Castagnino, Eugenio Castelli...), incluimos, también, algunas obras que, sin
estar escritas en verso, obedecieron o partieron de una actitud o perspectiva
lírica al ser elaboradas. De cada escritor o escritora procuramos consultar
todos sus libros. Como es fácil suponer, ese deseo chocó con un valladar casi
insalvable: las pocas bibliotecas públicas carecen de la mayor parte del material
bibliográfico hondureño. Para subsanar, en parte, esta dificultad, acudimos a
bibliotecas de personas amigas. Con cientos de kilómetros de distancia, unos
libros aquí; otros, allá. De ahí, pues, los vacíos bibliográficos. ¡Ojalá!, en un
futuro cercano, alguna institución pública o privada se imponga la tarea de
recopilar y poner a la disposición del público y del investigador la mayor
cantidad de información posible sobre la literatura y la cultura del país.
Mientras tanto, nos tendremos que conformar con trabajos incompletos.
No obstante, logramos reunir y estudiar (números más, números menos) un
total de seiscientos noventitrés libros de poesía (o versificados),
correspondientes al trabajo de quinientos cuarentidós autores y autoras
nacionales. Siempre, la información es de primera mano. En otras palabras,
sin excepción, los datos y los elementos aportados proceden de nuestra propia
reflexión. Asimismo, sólo tomamos en consideración los poemas que fueron
publicados en formato de libro. Con tres excepciones, descartamos, con
pesadumbre, gl valioso material existente en periódicos y revistas.2 Asimismo,
con la salvedad de unas muestras procedentes del siglo XIX, tampoco
tomamos en cuenta la poesía popular tradicional, la elaborada por los grupos
étnicos minoritarios y la dirigida a niños y jóvenes. Cada modalidad,
merecedora, por cierto, de un estudio específico.
Con relación a la clasificación por generaciones, optamos por la propuesta
realizada por el Dr. Galel Cárdenas Amador (91: 83-117), ya que, de las
varias divisiones que se han hecho con el propósito de organizar la producción
literaria en el país, es la que, por conjugar criterios estéticos e históricos, se
acomoda, con mayor propiedad, a los requerimientos que exige la
investigación objetiva. Sistematiza, con un patrón regular que arranca desde
las iniciales fechas del descubrimiento y la conquista de América, el desarrolló
histórico de los distintos grupos humanos que, en el transcurso del tiempo,
se han venido sucediendo unos a otros. Además, combina el aspecto
cronológico con las escuelas literarias más destacadas. i
________________________________ 1
|
a Los casos de José Trinidad Reyes, Francisco Morazán y Francisco Ferrara, tanto por ¡
la índole de su trabajo, como por ser de los primeros nombres de !a bibliografía |
nacional.

H I
Por otra parte —es oportuno puntualizarlo— la clasificación generacional
nunca se puede tomar con criterio absoluto. Tampoco representa
compartimientos estancos. Con frecuencia, no se acopla, con exactitud, a la
realidad. Debe tomarse, pues, como un elástico parámetro que facilita la
comprensión del conjunto, de la totalidad del quehacer artístico y literario.
Indispensable división que posibilita visualizar en qué medida, por encima
de las siempre necesarias voces disidentes (que indudablemente presagian a
la generación por venir), los diferentes conglomerados humanos, los que
van formando los grandes eslabones en la cadena de la historia, con las
particularidades expresivas de cada quien, poseen una especial manera de
captar el mundo que los identifica entre sí y, a la vez, los singulariza con
relación a sus inmediatos antecesores y continuadores. Dicha visión se
manifiesta a través de una serie de rasgos expresivos y tonalidades
interpretativas que poseen un sello particular, un innegable aire de época,
producto de las vivencias sociales e históricas que se comparten.

Los capítulos corresponden, por lo tanto, a la división dada por el Dr. Cárdenas
Amador. En ellos incluimos a los autores en orden cronológico, según la
fecha de nacimiento. Por otra parte, cuando, a nuestro juicio, un autor o
autora no atendía los mínimos requisitos expresivos sólo consignamos su
nombre y el de sus obras al final del capítulo respectivo. En estos casos, las
más de las veces, nos enfrentamos a una pobre versificación, a la reiteración
de patrones formales, a la presencia de lugares comunes y a rimas forzadas
que, a veces, llegan hasta el dislate. Similar criterio adoptamos cuando el
trabajo es muy exiguo (autores con uno o dos poemas que aparecen en
antologías) y no permite llegar a conclusiones definitivas. En algunos casos,
cuando lo juzgamos pertinente, ampliamos algún rasgo digno de tomarse en
cuenta.
Pero, en cualquiera de las instancias, el quehacer de los autores y autoras —
sin excepción— nos parece digno del mayor respeto. Inclusive, tratándose
de aquellos cuyo trabajo es menos afortunado, el hecho mismo de haber
querido comunicar sus inquietudes mediante los instrumentos que ofrece el
discurso poético, demuestra su amor a la poesía. Hace tangible su sensibilidad.
Revela el alto sitial en el cual colocan a la literatura. Responden, pues, al
ideal humanista decantado por los siglos. Todos y todas, en conjunto, han
construido esa esfera de la actividad espiritual que hoy llamamos poesía
hondurena, legado concreto a las generaciones presentes y futuras, las que
—partiendo de esa rica base — están llamadas a enriquecerlo y vivificarlo.

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En el apéndice incluimos los casos irregulares: a) el de los escritores cuya
fecha de nacimiento ignoramos, aunque sí tenemos la fecha en la que sus
libros fueron publicados y b) el de los autores en los que desconocemos
ambas cronologías. Era preferible que estuviesen consignados a que los
excluyéramos. En ambas categorías, desconocer la fecha crucial del nacimiento
fue un obstáculo para realizar una mejor ponderación de su trabajo, ya que
éste no se pudo relacionar con el de sus contemporáneos. Ignoramos a qué
momento histórico responden sus inquietudes. Aparecen, pues, como
descontextualizados. Incorporamos, también, un tercer apartado con un libro
de interés ya que su autor vivió en Honduras y su obra tiene al país como
referente inmediato.
Asimismo, citamos —con bastante profusión—3 los textos de las y los poetas
por varias razones: 1) corroborar nuestras aseveraciones; 2) dejar que el
autor hable desde su propia voz, sin intermediario, y 3) hacer del común (en
el sentido que las culturas indígenas dan a la expresión) la calidad o los
hallazgos expresivos encontrados. Esto último, porque consideramos que el
arte sólo alcanza su plena dimensión cuando se comparte. Cuando, por
razones no siempre racionales, se convierte en revelador espejo en el cual
todos podemos reconocer, en una u otra forma, un conjunto de aspiraciones,
anhelos, frustraciones y esperanzas colectivas. Además, creemos que la poesía
—no los comentarios, que siempre son un segundo lenguaje, un lenguaje
subsidiario—, aún dada en retazos (a veces un único verso justifica un libro),
siempre entraña lo más selecto, lo más exquisito del espíritu de una nación.
Para finalizar, es preciso dejar constancia que este libro no se habría podido
realizar si no hubiese contado con la invaluable ayuda a’e varias personas.
Con la expresión de mi gratitud consigno sus nombres. En Tegucigalpa y San
Pedro Sula: Óscar Acosta, Marta Susana Prieto, Félix y Leticia de Oyuela,

9 Los textos de otros autores siempre aparecen en cursiva. Entre corchetes


intercalamos nuestros comentarios. Los versos se separan con una barra (/); el
final de estrofa se señala con doble barra (//) y las omisiones, dentro de una cita,
mediante el uso de tres puntos entre paréntesis (...). Cuando citamos un libro por
primera vez, la referencia, entre paréntesis, incluye el apellido del autor, la fecha de
publicación y el número de la página. En las citas siguientes, cuando están tomadas
del mismo libro, sólo indicamos, entre paréntesis, el guarismo que corresponde a
la página. Cuando escribimos “(sic)”, no necesariamente estamos marcando un
error. Enfatizamos que es la copia literal de un texto. Frecuente es, por ejemplo, el
uso arbitrario de los signos de admiración o interrogación (se abren, pero no se
cierran o viceversa). Los periódicos y revistas sólo se consignan en la nota de pie de
página. La única revista citada con siglas es la Revista del Archivo y Biblioteca
Nacionales (RABN).
Ramón Oquelí (QEPD), Julio Rodríguez Ayestas (QEPD) y su hija María
Antonia Rodríguez, Armando García, Félix Cesario, Ada Luz Pineda, María
Cristina de Alsina, Ana María Alemán, Teresa y Antonio José Coello, Felipe
Elvir Rojas (QEPD), Teresa de Pastor, Rigoberto Paredes, Pompeyo del Valle,
Ornar Pinto y Kathy Sosa. En Juticalpa, María Elena de Henríquez. En La
Paz, José González y Alex Machuca. En Olanchito, Marta y Omar González,
Juan Fernando Avila, Max Sorto Batres y Mina Espinoza. En Santa Rosa de
Copán, Rossana Fajardo de Meza y Max Elvir. En Gracias, Luis Zacapa. En
Puerto Cortés, José Enrique Cardona Chapas. También, cuando fue preciso,
tuve el apoyo de autoridades y compañeros de labores del Centro Universitario
Regional del Norte: Licenciados Carlos Gallegos, Mario Matute, Sara Rolla,
Azucena Gutiérrez, Osmán Perdomo, Onelia de Mejía, Mario Gallardo, Tula
Bárcenas, Carlos Pineda, Isbela Orellana, Roberto Matute y Yoly Ramírez.
Al hacer el trabajo de edición, nos percatamos del volumen del libro. Como
excedía nuestra opción editorial, invitamos a todas las universidades del
país a coparticipar en el proceso de publicación. Respondieron a dicha
petición: Universidad de San Pedro Sula (U-SPS); Universidad Tecnológica
de Honduras (UTH); Universidad Pedagógica “Francisco Morazán" y
Universidad Cristiana de Honduras (UCRISH). A ellas se sumó el aporte del
Banco Central de Honduras, del Ministerio de Cultura, Artes y Deportes y
de Editorial Iberoamericana.
Mención especial merecen, por su apoyo económico, el Dr. Galel Cárdenas y
el Lie. Roberto Zapata, compañeros del Departamento de Letras de la UNAH.
Es de justicia destacar la solidaridad de Alejandra Flores Bermúdez, Indira
Flamenco, Lety Elvir, Gloria Suyapa Castillo, Jesús Rivera Ayala, Mario Berríos
y Adolfo Larach. Por estas personas e instituciones, así como las que aparecen
en la lista de “Suscriptores de Honor", este libro pudo hacerse realidad.

Helen Umaña
San Pedro Sula, marzo 2007

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SuSCRIPTORES DE HONOR

Felipe Acosta, Regina Aguilar, Jorge Alberto Amaya Banegas, Ana María
Alemán, Clarisa Alemán, Arturo Alemán, Cristina de Alsina, Soledad
Altamirano,Yolanda Divina Alvarenga, Waldina Bográn, Maco Boesch
Matute, Jaime Berríos, Ovidio Calderón Canales, José Elias Chinchilla,
Ivonne Delgado de Medina, Nelson Echenique, Lety Elvir Lazo, Héctor
Espinal, Darío Euraque, Margareth de España, Roberto España, Delia
Fajardo, Edmundo y Mercedes Fajardo, Juan Rivera Funes, Marcos García,
Anzoni Gómez Montoya, Carla Flores Gómez, Óscar González, Zoila
Gutiérrez de Ramos, Rubén Izaguirre, Rolando Kattán, Julieta de Kattán,
Daniel Larach Morales, Andrés Larach Morales, Rodrigo Larach Morales,
Giselle Larach Morales, Carmen Larach Morales, Elias Jacobo Larach
Larach, Carlos Leiva López, Wilfredo Mayorga, Lola Martínez (poeta
española), Luz Ernestina Mejía, Rebeca de Mejía (Presidenta del Grupo
"Ideas”, S.P.S), Clara Regina Moneada, Patricia Murillo, Roberto Ortiz
Henríquez, Lucía Paredes, María Elena Pfaff (Howard University,
Washington), Mimí de Panayotti, Adolfo Peña Cabús, Ailín y Pito Pérez,
Julio César Pineda Norberto Pineda Ramírez, Susana Prieto, María Roof
(Howard University, Washington), Víctor Ramos, Antonio ("Tony”)
Ramos, Sara Rolla, Mima Isabel Rivera, Jesús Enrique Rivera, Jesús Rivera
Ayala, Farah Robles, Iris y Germán Salinas, Jessica Sánchez, José Francisco
Saybe, Víctor Saborío, Javier Suazo-Fabricio Estrada, Julio Torres-Recinos
(escritor salvadoreño), Geraldina Tercero, Jorge F. Travieso, Samuel
Trigueros, Héctor Turcios, Rogelio Umaña, Diana Vallejo, Melissa
Valenzuela, Martha de Valenzuela, Senén Vill mueva y Magda Zavala
(escritora costarricense).

Instituciones y Empresas
Alumnos y alumnas de Español de décimo, undécimo y duodécimo grados
de la Escuela Internacional Sampedrana; Alianza Francesa de San Pedro
Sula; Centro Cultural Sampedrano; Comercial Larach; Diario "La Prensa”;
Hotel Copant-Sula; Hotel-Suites "Los Andes”; Instituto Hondureño de
Antropologíae Historia; INMSA-ARGO (IndustriaMetálicas. A.); Saybe
y Asociados; Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras-Valle de Sula y Universidad Cristiana de Honduras
(UCRISH). . '
Capítulo I

Inicios de la Literatura Nacional


Inicios de la Literatura Nacional
(Nacidos entre 1474-1773)

Las bases de la literatura hondureña —según el Dr. Galel Cárdenas— las ponen los
escritores nacidos entre 1474-1773. Sobre todo en los primeros años, la mayor parte
fue originaria de la península Ibérica. Su inserción, como parte fundante de la historia
literaria del país, obedece a la ya reconocida postura que, desde Pedro Henríquez
Ureña, los considera profundamente influidos por los distintos avatares del
descubrimiento y la conquista de América. Ésta, en el esplendor de su naturaleza, en
la variedad y riqueza del elemento humano y en las múltiples interrogantes que planteaba,
empezó a reflejarse en multiplicidad de escritos que, dadas las circunstancias, estaban
alejados del género lírico. Lo que encontramos son crónicas de relación, oraciones
fúnebres, discursos de tipo religioso, noticias vinculadas a los intereses de la Corona
en América... Al respecto, es útil la clasificación realizada por Jorge Eduardo Arellano
con relación al tipo de literatura que se practicó durante el período colonial: 1)
eclesiástica, 2) de afirmación criolla, 3) panegírica del poder monárquico y 4)
perseguida (Arellano, 2002: 67). En textos de esa índole, pese a que Honduras no
existía como nación —era una de las provincias del Reyno de Goathemala—, en
forma muy lenta, la región se fue individualizando y adquiriendo su fisonomía particular.

En el terreno de la poesía, con la excepción del solitario nombre de Antonio de Paz y


Salgado, es hasta el siglo XIX cuando empiezan a surgir los primeros nombres. Las
razones de ese silencio de siglos, para toda Centroamérica, las explica, con precisión,
la Dra. Luz Méndez de la Vega, quien puntualiza que, entre ios siglos XVI al XIX, la
circulación de poesía procedente de España fue escasa. Sobre todo, en las épocas de
Carlos V y Felipe II, la censura de libros formó parte de una política de control por
parte del Estado. Y no sólo de aquellos que pudieran tener contenido herético o que
atentaran contra el orden y la moral: se prohibió la entrada de lib
os
* de versos, de
teatro y novela y hasta de cualquier periódico que no fuera el de Madrid. Dichas
restricciones tenían por objeto mantener —por medio del aislamiento cultural— en
una mejor sujeción a estos pueblos recién conquistados. (2002: 2).
Helen Umoflo

De acuerdo cor. esa estrategia represiva, los funcionarios públicos y las autoridades
eclesiásticas quemaban los manuscritos de versos y canciones populares que circulaban
en cuadernillos o en hojas sueltas impresas. Esto tuvo una consecuencia colateral
nefasta para el cultivo de la poesía: la autorrepresión de la expresión personal—sobre
todo escrita— por temor a ser denunciados a la Inquisición (5). Eso explica —
continúa Méndez de la Vega— por qué Marcelino Menéndez y Pelayo, al hacer un
recuento de la poesía hispano-americana, llegase a una desoladora conclusión: De los
131 escritores centroamericanos (en su mayor parte guatemaltecos, y muchos
franciscanos) que, salvo error, hemos contado en la Biblioteca Beristain, sólo hay
unos quince poetas; número escaso para tres siglos; mucho más si consideramos que
la mayor parle no son más que versificadores de circunstancias (citado por Méndez
de la Vega, 23).1 Por su parte, Adriaan C. Van Oss, al referirse a la literatura impresa
en el Reino de Guatemala entre 1660 y 1821, informa que sólo se conocen trece
titulos coloniales de poesía o literatura imaginativa, más o menos el 0.5 % de todos
los impresos de la época (en Luján-IIl, 1995:681). Porcentaje que, por sí solo, ilustra
el poco peso que, desde los sectores de poder económico y cultural, se le adjudicaba
a la poesía.

Pero que los poetas no hubiesen llegado a la imprenta no significa que no se practicase
la poesía, especialmente la amorosa que circuló en copias manuscritas que, por su
precariedad, no se pudieron conservar. La prueba de su existencia la ofrece la citada
investigadora —especialista en literatura colonial— que rescató, en medio de legajos
de distinta índole del Archivo General de Centroamérica, importantes muestras de
poesía profana amorosa colonial. Aunque carecen de fecha, por una serie de
procedimientos lingüísticos, filológicos e históricos, ha llegado a la conclusión de
que algunas proceden de mediados del siglo XVII.

Acertadamente, Méndez de la Vega no circunscribe sus conclusiones al área de lo que.


hoy es Guatemala. Asume los textos como pertenecientes a Centroamérica. Además,
su trabajo da pie para inferir que, en los archivos coloniales de Honduras, podría
haber algo semejante. Por de pronto, su esclarecedor estudio arroja luz sobre por qué*

' José Mariano Beristain y Souza (1756-1817). Sacerdote y bibliógrafo mexicano. Autor
de la monumental Biblioteca hispano-americana septentrional(3 vols., 1816-1819),
con noticias sobre 3,678 autores. También, de hecho, realizó el primer recuento de
autores centroamericanos.

18
Lo palabra iluminada

hay que esperar hasta el siglo XIX para que, en el país (que además sufría de graves
problemas educativos derivados de la precaria economía y del aislamiento), se empiece
a despertar del letargo que, con relación a la literatura, en su vertiente escrita (culta),
existió durante la época colonial.2

Por otra parte, de esos quince poetas a los que se refiere Menéndez y Pelayo, uno de
ellos —por cierto no el menor— nació en Honduras: el jurista don Antonio de Paz y
Salgado.

Antonio de Paz y Salgado

Con relación al trabajo poético, el primer nombre conocido de un escritor vinculado


raigalmente al país, es el de Antonio de Paz y Salgado, nacido en el Real de Minas de
Tegucigalpa, en la última parte del siglo XVII, según consta en el expediente de
graduación de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Su muerte acaeció,
probablemente, en 1748.

En 1742, en Santiago de Guatemala, publicó dos obras de índole humorística:


Instrucción de litigantes o guia para seguir pleitos y El Mosqueador ó abanico con
visos de espejo para ahuyentar y representar todo género de tontos, moledores y
majaderos. En ellas, cultivó el verso festivo como forma de satirizar las costumbres.
Con estas obras —apunta Raimundo Lazo— puso un paréntesis de animación en el
letargo de la vida colonial (Lazo, 1983: 311). Adriaan C. Van Oss agrega: Lo más
representativo de la prosa secular [en Centroamérica, de 1660 a 1821] puede que
haya sido la breve obra picaresca de Antonio Paz y Salgado, (en Luján-III, 1995:
648). Enrique Anderson Imbert anota que Paz y Salgado interesa por dos obras en las
que la sátira y la anécdota se combinan con formas de narración jocosa, (citado por
Ana María Urruela de Quezada, en Luján-III, 1995: 551).

En dichas obras, al final, incluyó sendos sonetos. El que aparece en la Instrucción de


litigantes o guía para seguir pleitos había sido publicado, en 1739, en un libro de

’ Marcos Carias, en el ensayo “Metodología histórica para el estudio de la sociedad


hondurena y su relación con la literatura nacional”, plantea la presencia de una
literatura popular, no escrita, (cuentos, teatro, adivinanzas, chistes...) que,
indudablemente, circuló en la provincia de Honduras, especialmente dentro de las
etnias minoritarias (er Cárdenas Amador, 1991: 55-56).
Ntltn Umofio

honras fúnebres. En el encabezado se lee: “Soneto del Lie. D. Antonio de Paz y


Salgado de Esta Real Audiencia, En Alabanza, de su Mro. El Sr. Dr. D. Manuel Cayetano
Falla”. Literalmente, dice: De la divina Astrea3 al bibio estrecho/ Túmulo de Mercurio
aquí se erige/ Suspende caminante; y del colixe/ la medio efigie, de quien se ve el
pecho./ La realidad la imagen ha contrahecho,/ porque de este doctor memorias
fixe,/que supo en vida, y muerte ser quien rixe/por la senda segura de el derecho./
Mauseolo a sus zenizas en la bella/ mandón etherea tiene, y luminoso/ equivoca lo
muerto con lo ausente./ Porque enseñando a tantos industriosos/ la justicia; tomó
claro Oriente,/y eternisó su vida como Estrella. La mención de las deidades de la
mitología clásica intensifica la hipérbole con relación a las cualidades del homenajeado.

En el soneto con el cual finaliza El Mosqueador..., se percibe un legítimo sentimiento


religioso que se acomoda a la retórica de la poesía mística: Christopiadoso, que en la
cruz clavado,/el pecho muestras por mi herido,/ laba en tu sangre con eterno olvido/
la mancha torpe de mi vil pecado./ Por ser Júente de bienes me haz amado,/y con
muerte afrentosa redimido;/ por ser fuente de males te he ofendido,/ y tus justos
preceptos quebrantado./ Tu real palabra has obligado á darme/ tus bienes quando yo
te los pidiera/ con tan gran charidad llegaste a amarme!/ Esta es Señor la petición
postrera,/pues moriste por solo perdonarme/perdóname Señor antes que muera.4
Aparecen los tópicos propios de la poesía místico-religiosa: el sacrificio y el amor de
Cristo; el poder de su sangre; la presencia del pecado; la petición de perdón...
Formalmente, los contrastes o antítesis y los paralelismos sintácticos recuerdan lo
mejor de la poesía barroca en lengua española. Al respecto, es bueno recordar el
cercano antecedente de Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), cuyo trabajo
probablemente conoció Paz y Salgado.

Urruela de Quezada alude al sentido satírico y burlón de El Mosqueador.,. Su juicio


se ratifica con otro soneto comentado por Antonio Salazar: Más quisiera que un toro

3 Astrea, hija de Júpiter y de Temís, personifica la Justicia. Mercurio: mensajero de los


dioses; dios del comercio, la astronomía, los juegos gimnásticos y los caminos.
4 Los dos sonetos están tomados del trabajo de Jorge Luján Muñoz “Un jurista y autor
ignorado del Reino de Guatemala: D. Antonio de Paz y Salgado", publicado en Homenaje
jubilar a José Mata Gavidia, Ofrecimiento de la Facultad de Humanidades,
Universidad de San Carlos de Guatemala. Fotocopia proporcionada por el Lie. Francis
Polo Sitantes, Director del Archivo Nacional de Centro América. Carece de referencias
bibliográficas. El artículo fue reproducido por la revista Historia crítica, Universidad
Nacional Autónoma de Honduras, Etapa I, No. 6, noviembre de 1981.

20
Lo polobro iluminado

me embistiera,/ que una muía cerril me derribara/ que un trueno me aturdiera y


espantara/y que una calentura me venciera.// De cornadas ningún caso hiciera,/ ni
caída, ni patada me matara,/relámpago, ni rayo me asombrara,/ni aun con la fiebre
ardiente me muriera;// nada fuera capaz de que a mi brío/ se opusiera, ni aun el mal
postrero/ de la muerte temiera un desafio;// impávido estuviera, y siempre entero/ el
valor se portara como el mío,/y sólo me asustara un majadero, (en Luján-lII, 1995:
551). En trece versos, Paz y Salgado acumula una serie de calamidades para culminar
en la mayor desgracia, totalmente inesperada en el décimo cuarto verso: encontrarse
con un majadero. Una chispeante solución humorística.

Estamos, quizá, frente a las muestras poéticas más antiguas realizadas por un escritor
nacido en lo que hoy es Honduras. Al respecto, hay que recordar que, aunque el país
todavía no existía como nación independiente, se reconocía como un territorio
específico y, dado que el autor nunca negó su situación provincial, es pertinente
incluirlo como escritor perteneciente a esa parcela del antañón Reyno de Goathemala.
Es válido, por lo tanto, que se le asigne un lugar primigenio en la historia de la poesía
nacional.

José Tomás de Adalid y Gamero

José Tomás de Adalid y Gamero (m. 1811), originario de Nicaragua, llega a la villa de
la Inmaculada Concepción de Danlí, a fines del siglo XVIII, lugar en donde contrae
matrimonio en 1802. En 1806 da a conocer “Cartilla irónica para entrar a la moda”,
texto que circula secretamente tanto en dicha población como en Nicaragua. Según
Luis Hernán Sevilla, las autoridades eclesiásticas lo consideraron una obra herética y
perniciosa (Sevilla, 1967: 8).

En la versión divulgada por Sevilla, consta de sesenta y tres estrofas (trescientos


veintiséis versos), la mayor parte cuartetos octosilábicos. La voz poética, ya que no
tiene riquezas, hereda a sus hijos una serie de consejos que les enseñarán cómo
sacarle mejor provecho a la vida. Con desenfado, les recomienda engañar, mentir,
adular, desconfiar de todos, apropiarse de lo ajeno, acoplarse a la opinión de los
demás, etc. Las cuartetas son de esta índole: Dinero sea tu amigo,/ Tu sangre, tu
conveniencia/ Doña Dinero tu dama/ Y dinero tu conciencia./ (...) que el que de ti se
fiase/ haz que pague su bobera;/ Quítale al pobre y al rico/ En confianza cuanto

21
H»l« Umrtfi

PM’iios < 7 Con abatir al humilde Harás lucir tu potencia/ Enójate con aquél/Qu<
defenderse no pueda (15-16). Lo único que necesita es carecer de vergüenza (10
18) Aparentemente, lecciones de cinismo Entrelineas, una descarnada visión de I<
sociedad El yo poético considera que sólo triunfan los que carecen de elevado:
ideales. De ahí que simule compartir tal perspectiva. Pero, en realidad, la esti
cuestionando. I o indican, con c laridad, tanto el titulo, como los dos primeros versos
Esta cartilla moral,/ Que te doy con ironía (9). La clave radica, pues, en la lectur;
irónica del texto, aspecto que, para los inquisidores de la época no estab;
sufic ientemente explícito. Por esta razón se prohibió su lectura.

aporte a la historia del feminismo, anotamos que la visión de la mujer es negativa


?„--ü/í 1‘fndenns o agudas,/ Entendidas o discretas,/En los caprichos que forman/ N<
ha\ razan que las convenza. (16). Formalmente, el lenguaje no es alambicado; e
directo y la rima ¡k> sigue un patrón fijo. Luís Hernán Sevilla, dando por hecho que e
autor fue Adalid y Gamcn». considera que la “Cartilla.. "es el punto de partida de h
poesía hondurena (20), ab ación que fue recogida, posteriormente, por Medardc
Mejia ’ Al respecto, se considera que Adalid y Gamero no fue el autor del texto
Haciéndole justicia a Rafael Hetuidoro Valle, que fue quien lo localizó, Jorge Eduardt
Arellano apunta que. probablemente, fue importado de España? En 1762, fue recogidi
en México por la Inquisición. En leustepe, localidad nicaragüense, lo dio a conoce
Gregorio Marenco. El 6 de mayo de 1808, el comisario del Santo Oficio de Granada
presbítero José Antonio Velasco, inicio proceso contra el escrito. La razón: el espíriti
irónico no es para la inteligencia de rudos. Probablemente, antes de realizar el viaj
a Danlí, Adalid y Gamero lo conoció y se lo llevó consigo. La cartilla fue perseguid:
en México, Nicaragua y Honduras. De ahí que circule la especie de que la muerte d
Adalid y Gamero se debió a un envenenamiento ordenado por personas vinculadas ;
la iglesia, (Arellano, 2002: 87 92).

6 Mejía la llama primera pieza literaria de Honduras, Revista Ariel, núm. 197
Tugucigatpa, 22 de marzo de 1968 Asimismo, en el discurso “Grandes momento
de la poesía hondureña", pronunciado en Ciudad Universitaria Rodrigo Fació", ei
San José. C R., en junio de 1971, reitera tal aseveración. Revista Ariel, núm. 239
octubre de 1971, pp 5-18.
6 La versión que, con el nombre de “Cartilla moderna para entrar a la moda", ofrecí
Rafael Heliodoro Valle, casi veinte años antes que Sevilla, tiene 88 cuartetas “U
romance en Nicaragua y en la Inquisición", RABN, núms. 9 y 10, Tegucigalpc
marzo-abril de 1949, pp. 453-469.
Capítulo 11

EL Neoclasicismo
EL Neoclasicismo
Generación de 1804
(Nacidos entre 1773-1804)

Entre 1800 y 1830, Hispanoamérica vive las etapas finales del proceso de
Independencia. El entorno cultural está fuertemente permeado por las tendencias
neoclásicas que proceden de la literatura europea. Las mismas —consecuencia del
racionalismo del siglo XVIII, el Siglo de las Luces— están vinculadas con las ideas
filosóf»cas del Iluminismo, movimiento que dio un vuelco determinante a la ciencia y
al pensamiento europeos.

El neoclasicismo representó un nuevo retomo (el primero fue el Renacimiento) a los


grandes lincamientos del pensamiento clásico. Sustentó—entre otras— las siguientes
ideas: 1) El racionalismo. Sostiene el predominio de la razón, la reflexiónyel equilibrio.
Este último, como reacción contra el desequilibrio del arte barroco. Comprensión del
mundo a través del razonamiento y la claridad en el análisis. La emoción y la sensación,
así como los impulsos de la imaginación, son comprendidos y analizados a través de
la inteligencia normativa. (...) 2) La universalidad del pasado. Se busca, en el arte
del pasado, los modelos eternos y universales en contraposición con lo momentáneo
y particular. La imitación de los clásicos de la antigüedad grecolatina no admite que
el arte siga el camino de las inspiraciones diversas, sino que observe estrictamente
un código de preceptos establecidos. 3) El respeto a las normas o reglas artísticas.
(...) 4) El arte y la moral. Se concibe el arte (...) con orientaciones didácticas y
pedagógicas. La obra de arte debe tener una lección moral para estar en condiciones
de cumplir, como en la antigüedad, un fin educativo dentro de la sociedad. (Veiravé,
1976: 67).
H»l»n UmoAc

Además de esos postulados de aceptación general, el neoclasicismo hispanoamericano


según el autor citado— tuvo un sello peculiar que se manifiesta en tres rasgos: 1)
i.a intención política de las letras, que se convierten en literatura de militancia y
propaganda. En los autores criollos hay una intención social que, por encima de
reglas y códigos. pe mite lu apara. ión, en la obra escrita, del espíritu de una sociedad
que pasa de! feudalismo colonial a la modernidad; 2) La revalorización de! hombre
americano. La antigüedadgrecolatina es sustituida (...) por referencias directas al
pasado indígena; 3) La relación de! hombre con la naturaleza americana. La postura
práctico-utilitaria de las letrasfrente a la sociedad determina la imagen de un paisaje
que debe servir para el progreso (67-68). Entre los tipos de poesía preferidos están:
¡a poesía arcádica o bucólica, la poesía heroica o patriótica, la poesía descriptiva de la
na» • aleza americana y la poesía popular. En Honduras, tales rubros están
suficientemente documentados en los autores del período.

Por otra parte, es preciso recordar que la imprenta —por gestión de Francisco
Morazán— llegó ha-:Ui 18?9. El primer periódico surgió en 1830 y la Universidad se
fundo en 1847. Datos que p* muten inferir el atraso general de la región. Asimismo,
cuando se rompe la Federación Centroamericana, la nación entra en un período de
anarquía civil Rafael Heliodoro Valle lo puntualiza: Entre 1829y 1855 Hondurasfue
un campo interoceánico de matanza No había tregua para el escritor, (en Castañeda
Batres, 2004: 12).

No hubo, pues, un ambiente propicio para la expresión a través de la literatura. Al


respecto, son ilustrativas las palabras de José Antonio López quien, promediando el
siglo XIX, en Recuerdos de mi vida, al hablar de la cultura del país, expresa: En
mantillas estaba la instrucción. No había escuelas públicas, y los niños aprendíamos
a leer en el catecismo de Ripalda en casas particulares... no había más que un
periódico en toda la república, la Gaceta Oficial, que publicaba las disposiciones
del Gobierno y uno que otro verso detestable. De libros no hay que hablar. Fuera de
las novenas y de la vida de los Santos, apenas se conocían otros. (11-12). Por su
parte, Jesús Evelio Ineslroza, en La escuela hondurena en el siglo XIX, apunta: En
la sencilla creencia de las autoridades locales la escuela no pasaba de ser un ideal,
pues el medio en realidad no exigía más preparación que la sólida voluntad de
sobrevivir en aquel ambiente de aislamiento y subsistencia; además, el centro de
primeras letras no era visto con agrado por el costo definanciamiento. No es extraño

26
la palabra iluminado

pues, que al iniciar el año de 1816, en Comayagua —capital de la provincia de


Honduras— no existiera una escuela de primeras letras siendo su vecindario numeroso
(Inestroza, 2003: 19). Es lógico, pues, que los primeros nombres que van surgiendo
en la escena literaria del país se formaran fuera de la provincia. Guatemala y León, en
Nicaragua, eran metas para quienes anhelaban conseguir mayores elementos de cultura.

José Trinidad Reyes

El nombre de José Trinidad Reyes (“el padre Reyes”, 1797-1855) es más relevante
en el campo de la dramaturgia. En el género lírico legó una obra bastante exigua pero,
gracias a ella, unánimemente, se le considera como el iniciador de la poesía hondurena.'
Muchos de sus trabajos se perdieron (Durón-I, 1957: 15). Entre lo que se ha
conservado, el rubro de mayor calidad es el de la poesía religiosa que se adscribe a
una línea muy fecunda de la lírica española: la escrita en tomo al nacimiento de
Cristo. Tanto por textos dramáticos (especialmente las Pastorelas), como por los
trabajos de corte lírico, inferimos que el misterio de un Dios hecho niño tensó una
fibra muy sensible en el alma del sacerdote. Los villancicos—saturados de ingenuidad
y ternura— transparentan amor y fe inquebrantables: Una tortolilla/ Sencilla y sin
par,/'Que puso su nido/ Cerca del portal,/ Viendo a media noche/ Mucha claridad,/
Creyó que era el día/ Y empezó a cantar.// Sola estoy, decía,/ Mas mi soledad/ Se
divierte un poco/ Cantando ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!// Pero luego advierte/ Que la claridad/
No viene de Oriente,/ Sino de un pajar,/ Donde un alba hermosa/ Daba de mamar,/
Asido a su pecho,/ A un sol celestial.// Sola estoy, decía, (...)// Deja los polluelos/ Y
al portal se va,/ Yjunto al pesebre/ Se sienta a cantar;/ Hacia ella su mano/ Extiende
un zagal,/ Y ella mansa y tierna,/Se deja tocar. (Reyes, 1991: 1 2). El villancico no
sólo implica el tema navideño. Destila sabor nostálgico y un sentimiento de soledad,
ligeramente atemperado por el gesto de entendimiento entre el zagal y la avecilla.

Otros trabajos poseen una cierta filiación teatral. “Villancico al Niño Dios” simula una
conversación entre dos mujeres: una conmina a la otra a que se apresure para asistir a la
misa de Navidad. Acertadamente, Reyes incorpora elementos realistas propios del contexto
hondureño lo cual le confiere un sabroso toque popular. Tales, los vocativos Comadre que

' Por su intensa labor educativa y cultural, Reyes ejerció un auténtico magisterio
espiritual e intelectual en Tegucigalpa y, a partir de su trabajo, ya no hay vacíos en el
trabajo literario que se asume en forma continua.

11
Htltn UtnsAo

se aplican mutuamente las mujeres, las alusiones a la irreligiosidad de los habitantes del
barrio y a la insegundad en las calles A esta última observación, una de las comadres
replica que hay regidores v igdando; la otra, pronta y sagaz, con ironía, contesta: -Bien
arropados, 'desde antes de las ocho,/ Están roncando! (xic) (20). La mención de prendas
de! vestir (chancletas, enaguas), reafirma el tono humorístico del villancico.

Esas características persisten en textos en los que varios animales celebran el nacimiento
de Jesús. En “Villancico de Madama Lechuza", aquellos ejecutan un concierto:
Múdame lechuza/ Toca la guitarra,/ Y la niña chorcha// Tocará suflauta. Nuevamente,
tos rasgos hondurenos se hacen presentes; la canción fue enseñada por Unos ajamados/
Músicos gracianos [oriundos de la ciudad de Gracias] y es La mejor tonada/ Que
cantan los cisnes/ De Tegucigalpa. (26-27). Las voces onomatopéyicas acentúan el
une jílantil de la composición. Este recurso se reitera en “Villancico de los sapos".
Les »•.»> no se quedan atrás en sus cantos de festejo. Pero sus Per... per... per...
per... i Lera.. lero lera.../Rengue, rengue, rengue, ren, molestan a los vecinos que
piden a los músicos &u identificación. Con orgullo, se proclaman: Ciudadanos de los
charcos/ De profesión musí- al,/A quienes la Naturaleza/ Les dio voz angelical./ Si
usted no entiende de soljd./ No nos venga a fastidiar. (32). En otro villancico se alaba
la sabiduría del niño Jesús (conoc e, incluso, Frenología). De cara árese saber, ¡Pobre
es la ciencia/ Del hombre que aún ignora/Si anda la tierra! (en Durón-I, 1957: 436).

“Coplas al Niño Dios” está dividido en dos partes y cada una consta de tres octavillas.
Aborda el tema del desprecio que el mundo siente por el niño a causa de su pobreza.
Para compensarlo, el yo poético ratifica su fe y su amor: Tus gracias me cautivan,/
Tus ojos me enamoran,/ Y si ellos de amor lloran,/de amor lloraré yo! (sic) (428). La
canción “El niño perdido” recrea el episodio bíblico de Jesús perdido y encontrado en
el templo y destaca la voz angustiada de María buscándolo. También, a ésta, Reyes
dedica “A la Virgen en su Natividad”, breve texto laudatorio en versos pentasílabos.

Asimismo, del padre Reyes, en la revista Navidad 1932, editada por Eloy Palma,
localizamos varias coplas y villancicos. Estos últimos son: “A la Natividad de María”,
veintiocho> versos de métrica irregular en los que vuelve al tema del nacimiento de
María; “Al Niño Jesús” (seis octavillas y el estribillo formado por una cuarteta) es
una invitación a ios pastores para que visiten al recién nacido; advierte que no esperen
encontrarlo en medio de riquezas y “A la presentación del Niño Dios”, texto en el cual

28
lo palabra iluminado

la idea persistente es la de la futura crucifixión: Vos misma, Madre tierna,/ Llevas al


Templo/ A ofrecer a vuestro hijo/ Como un Cordero./ ¡Ay tierna Madre!/ Tú lo verás
vertiendo/ Toda su sangre.'/1 El eterno recibe/ Tan grande ofrenda:/ Y por culpa del
mundo:/ Manda que muerq!(sic): “En busca del Niño Perdido”, las estrofas llevan
como nombre “Primera posada”, hasta llegar a cuatro, luego, el estribillo. Leemos:
Primera posada: ¡Ay, hijo de mis entrañas!/ Yo te busco sin cesar,/ Día y noche me
atormenta/ La ternura maternal./ La luz que alumbra mis ojos/ Se ha ocultado sin
razón:/ Este es el puñal sangriento/ Que me anunciaba Simeón! (sic)// Estribillo:
Sigue, sigue tu camino,/ Que todos contigo vamos,/ No lloréis ¡oh tierna. Madre!/
Que al niño vamos hallar. “Villancico del zopilote” es interesante por los elementos
populares y humorísticos que pone enjuego: —A dónde con tanta prisa/Don Zopilotillo
va,/ Que parece que camina/ Con paso de comercial? (sic)/— Voy con otros animales,/
Derecho para el Portal/A adorar a mi Criador,/ Que recién nacido está.// Somos los
sana tes,/ Tordo y cacalote,/ Y don Zopilote/ Dirige el compás./—Zopilote, sois muy
prieto/ Para que entréis al Portal;/ Parecéis negra con luto/ O espantajo de maizal./
—Otros másfeos que yo/Ahora mismo he visto entrar;/ Rencos, bichínes y tuertos/ Y
con nariz de pilar. Encontramos una referencia al canal de Nicaragua e irónicamente
se dice que será construido Después del día deljuicio. Hay, también, un interesante
chascarrillo contra la mujer. Cuando se afirma que todos se pueden casar con dos
mujeres, la voz poética contesta: ¿Dos mujeres y dos suegras?/ Qué las sufra Satanás!
(sic). Como vemos, los textos anteriores enriquecen, en alto grado, la poesía navideña
del padre Reyes.2
3

El poeta elaboró composiciones de tipo reflexivo. Con abundantes reminiscencias


neoclásicas, de la muerte se ocupa en “Elegía”, poema dedicado .4/ General Francisco
Ferrera, en la muerte de su hijo Fulgencio, y en el soneto “En la muerte de Macario
Lavaqui”. En éste, los endecasílabos son de factura muy depurada: Aquel joven
amable en quien tenía/ La patria su esperanza bien fundada,/ Y a quien por su alma
grande y elevada/ Minerva en sus afectos prefería:// Aquel mancebo en quien la
llama ardía/ De patrio amory de amistad sagradaJLa vida pierde, apenas comenzada,/
Cual flor que nace, y muere a medio día! (sic)// Ciérrese, pues, el templo de las

2 Para las estrofas restantes, los versos subrayados constituyen el estribillo.


3 La única referencia que tiene la revista es que fue editada en Tegucigalpa por la
Imprenta “Aristón”.

2?
Kelen ümstta

oríes- ' F t’/ nombre de Macario, entre gemidos,/ óigase repetir por todas partes!
i-dcpi Y la amistad, deshecha en llanto tierno./ lotos haga por manes tan queridos/
Que penetren el solio del Eterno! (sic) (Reyes, 1991 24-25). Adviértase la presencia
del tenia patrio y del conocido motivo de la flor como símbolo de la brevedad de la
vida

Reyes frecuentó la poesía bucólica. La idealización de la naturaleza, la referencia


grecolanna y la veta popular se mezclan en “Invitación para el paseo a la laguna” El
poeta exhorta al goce en contacto con el mundo natural: Cuanto de más lisonjero/
Hav en ¡a naturaleza,/ Miraremos:/ Un placer puro y entero/Que destierro la tristeza/
Gozaremos. / Respiraréis, Ninfas bellas,/Si suspendéis las labores/Por un rato,/Bajo „
py-.. ii/n de estrellas,. El ambiente de lasflores,/ Que es tan grato.///...) Os presentará
la tier-u f u los paisajes mas bellos,/Sus verdores,/Donde veréis la becerra/Paciendo
y gozando. en ellos Sus amores. (25-26).

El autor no sólo exalto idealizándolas— las bellezas del entomo. Supo detectar
aspectos lacerados del cuerpo social y los canalizó a través de la poesía satírica. Bien
logradas son las letrillas conocidas con el nombre de “Cuando^” por la palabra que
hace de estribillo En una de ellas se reprocha a las mujeres que, por la búsqueda de
placeres, olvidan sus deberes hogareños. Las voces y giros populares y las
insinuaciones picarescas rompen el equilibrio neoclásico y conllevan una carga
humorística: Las viudas, las cotorronas''A la Laguna volaron,/ Y también se alborotaron/
Esta vez las ochentonas. (. .) Los mozalbetes soltaron/ Las riendas a sus pasiones:/
La camisa y los calzones/ En la Ruleta dejaron:/ Pero de esto ¿qué sacaron?/ Que
revienten trabajando/ Y hasta los bofes echando/ Para recachar el pisto:/ Así lo
tendrán, es visto,/Pero la paloma, cuando/ (...) Según mis cortos talentos/Producirá
esta función' Aumento de población/ Y muy buenos casamientos./ (...) Todo no ha de
ser placeres:/ La cuaresma va llegando:/ layan, pues, examinando/ Los pecados
lagunalcs (35-36, mis subrayados advierten sobre el manejo del habla popular). Nótese
la inflexión, picaresca del adjetivo lagunales, probablemente creado por el autor.

Poseedor de un espíritu festivo, Reyes también practicó la poesía jocosa, de intención


risueña. Se le atribuye “Ensalada”, texto de ciento seis versos (sucesión de pareados
octosílabos de rima perfecta) en el que comenta sucesos (chismes, anécdotas...) de
políticos, comerciantes, profesionales y damas de la sociedad: y hubo en el gato
[fiesta] un /anión/ que contaba cuarenta años/ y con gusanos tamaños/ como una

30
Lo palabra iluminada

culebra mica./ ¿De dónde salió tan rica/ doña Ramona Giralde?/ Les salió casi de
balde/ a los Ugarle la casa;/ eso de vivir en plaza/ reporta muchas ventajas;/ a los
pobres ni migajas/ les dan en tanto gato (en Fernández Mira, 1935: 53). Según el
estudio de Heliodoro Valle, en el cual se basa Fernández Mirá, dicha “ensalada” fue
publicada en 1849.4

Reyes elaboró textos de intención política, dedicados a honrar o denostar la memoria


de caudillos como José Trinidad Cabañas, Juan Lindo, Santos Guardiola o Francisco
Morazán. A este último, en un poema lo alaba y en otro lo agrede.5 A unos les aplica
frases como: héroe favorito de Belona; inmortal e intrépido ; De quien la fama por
doquier pregona, etc. A otros llama: león furibundo y sangriento; perverso, malvado,
vil Morazán, Carnívoros animales, etc.

Aunque, en él, no es un renglón feliz, Reyes fue de los iniciadores de la poesía patriótica.
La importancia de este rubro, más allá del terreno lírico, radica en que, ya en los
desmañados versos, se percibe un sentimiento hacia Honduras como entidad
independiente de Centroamérica. En “A la Independencia”, deplora el descubrimiento
de América como origen de la esclavitud y servidumbre indígena, situación que, a su
juicio, después de tres siglos, finalizó por la ruptura de lazos con la déspota España. Por
esta razón, agrega: Hondurenos, en mármoly bronce/ De aquel día grabad la memoria,/
Y cantares de loor y de gloria/ En anual regocijo entonad./ Que no olviden jamás
vuestros hijos/ Cómo fue de sus padres la suerte,/ Y tendrán por más dulce la muerte/
Que una vida en que no hay LIBERTAD. (Reyes, 1991: 20; mayúsculas, del autor).

Aún con menos mérito, encontramos poesía de circunstancias. En “Cumpleaños de


la Señorita Godoy”, Reyes utiliza términos musicales para exaltar a la dama. Al
desacertado parangón se agrega el uso de desagradables rimas esdrújulas: Oh niña
filarmónica/De la escala diatónica/ Este orden recorrí; / Y luego descendiendo/ A la
serie cromática/ Por más tierna y enfática/ Preferencia le di. (21). Textos como
éstos justifican los reparos hechos al trabajo lírico del Padre Reyes. Sin embargo, las
críticas de sentido totalizador no le hacen justicia. Olvidan a soslayan el valor de
poemas como los primeros que mencionamos, en los cuales el sentido cristiano de
observar la vida no ha perdido frescura y espontaneidad. Además, obvian la importancia

4 Véase, Valle, “Una ensalada del Padre Reyes", en RABN, núm. 16. 31 de diciembre
de 1935, pp. 366-369. Otra “ensalada" se publicó en RABN, núm 12. 30 de junto de
1933, pp. 596-600.
5 Cf. Umaña, 1995: 108-112.
Helen Umerto

que, como pionero, ostenta el sacerdote. Para concluir, recordamos que su obra
muestra una dicotomía, Encontramos poemas de influencia neoclásica (elegías, poemas
laudatorios.. .) y textos en donde el aire popular, al margen del clisé literario, anuncia
el romanticismo (villancicos, cuandos...). Por estos últimos, al poeta se le puede
considerar como un escritor prerromántico.

Francisco Morazán

Marcos Carias Reyes señaló la faceta de escritor de Francisco Morazán (1792-1842)


cuando dijo que fue estadista, guerrero y hombre de letras (1943: 5). Asimismo, en
otro ensayo, refiriéndose al conocido texto morazánico que habla de las perlas del
Golf de Nicoya y la corona del Marqués de Aycinena, externa: Qué fuerza emotiva,
que galanura en el estilo, que profundidad y acierto en el pensamiento.

Probablemente, Morazán no sólo escribió obras en prosa. En el Archivo Eclesiástico


de la Catedral de Guatemala, Mario Felipe Martínez descubrió un poema calzado con
su firma y el cual constituye ima auténtica profesión de fe en los planteamientos
republicanos. Cinco temas destacan rechazo a la monarquía; señalamiento de las
condiciones que la consolidan; exaltar ion de las garantías sociales (propiedad, igualdad
y libertad); afirmación de su vigencia en Centroamérica y ratificación de una voluntad
de lucha para defenderlas.

Los versos —predominantemente endecasílabos asonantados—, aunque no están


exentos de grandilocuencia, poseen vigor expresivo. La execración, las formas
hiperbólicas, la adjetivación exaltada y las frecuentes exclamaciones evidencian una
filiación romántica. También, la irregularidad estrófica y la ausencia de eufemismos
muestran prioridad hacia vertientes conceptuales, tal como preconizó el romanticismo.
Aspectos comentados afloran en un fragmento: Para extirpar el mal de las naciones/
es preciso destruir las monarquías:/ Ellas son la desgracia de la tierra.../ con los
reyes nació la tiranía./(...) De estos goces [garantías sociales] disfruta Centro América/
ni tiranos, ni esclavos en su suelo/consentiremosjamás: si alguno aspira/a entronizar
elfiero despotismo./ Si pretende derechos de conquista/ establecer, o rememorar que
tenga/por cierta e indubitable ruina: (...).b No es un texto de alta calidad formal. Sin*

6 M. F. Martínez Castillo. “Una poesía escrita por el General Morazán", en La Tribuna,


Tegucigalpa, 15 de febrero de 1992.
7 Cf. Umaña, 1995: 17-42.

h
lo Relabro iluminada

embargo dada la temprana fecha de elaboración (1830-31), se puede considerar


entre los textos fundacionales de la lírica hondureña.7

Francisco Ferrera

De Francisco Ferrera (1794-1851) se han conservado muy pocos escritos. Pero


Ramón Rosa —sin damos una muestra o especificar detalles—, al escribir su biografía,
encomia su trabajo literario: Ferrera además de guerrero y político, fue amigo de las
letras, escritor y poeta, aunque no tuvo ni escuela científica ni escuela literaria Pero
escribía y versificaba de un modo relativamente notable, por la sencilla razón de que
tenia talento e inspiraciones; (...) En Sonsonate, Ferrera presintió su muerte. Allí
compuso unos versos que fueron muy populares, conocidos con el nombre de 'Los
Tristes Todo expresa melancolía y amargura en ese canto del soldado-poeta que iba
a despedirse de la vida, (en Carias, 1980: 343, 347).

De Ferrera conocemos un soneto elegiaco cuya dedicatoria reza: A la memoria del


Ilustre Presbítero Dr. Don Mariano Castejón, Presidente de la Cámara Legislativa.
De sabor neoclásico, abunda en conceptos ampulosos: Oh, tú varón ilustre del Estado,/
tesoro de la Iglesia el más preciado,/ honrado ciudadano, hombre virtuoso/ en el
Altar y el Solio respetado.// Hoy serás de la Iglesia deplorado;/ la Patria vestirá
manto luctuoso/y el anciano, la viuda, el niño, el mozo/juntos te llorarán cual padre
amado, (en Pagoaga, 1973: 15).

Dentro de la poesía de índole política, Ferrera es coautor de un soneto de poca


enjundia en el cual alaba a Francisco Morazán.8 En otro, esgrime contra él las armas

8 Cf. Umaña, 1995: 106-107.


8 Se titula “En obsequio del Aniversario de la Independencia”, publicado en El Redac­
tor Oficial de Honduras, el 29 de septiembre de 1842. Reproducido en Revista
Ariel, número 157, Tegucigalpa. noviembre de 1964, p. 16.
’° “Composiciones poéticas atribuidas al Gral Francisco Ferrera”, en RABN, números
5 y 6, Tegucigalpa, noviembre-diciembre, 1949, pp. 263-264. Las circunstancias
contextúales que clarifican el contenido de las cuartetas (así como de las décimas
a las que se alude en el párrafo siguiente) las explica Rómulo E. Durón: En el mismo
año de 1844 se había levantado contra el Gobierno de Honduras el pueblo de
Texíguat, que contaba con el apoyo de Nicaragua, y recibía dirección y aliento de D.
Joaquín Rivera y de otros jefes, partidanos del sistema por el cual había muerto
Morazán. (...) Ferrera envió al Teniente-Coronel Santos Guardiola contra la facción
de Texíguat, quien la combatió con extremado rigor, los rebeldes fueron vencidos en
varias acciones, siendo las más importantes las de Liure y El Corpus. (1998: 94).

33
Htltn Umota

de la ironía * También se Je considera autor de unos textos irónicos que, con el


nombre de '‘Felicitación”, publicó la imprenta del Estado, en 1844."’ El sarcástico
trabajo consta de catorce cuartetas octosilábicas cuyo personaje central es Sancho
quien se dirige a Tcxiguat y se proclama general. Llega a Orocuina y, seguidamente,
se traslada a Liure Cuando lo ataca el comandante [Santos] Guardiola, Sancho huye.
A continuación, una muestra: Obsequiando los deseos/ de su patrón don Quijote/
i timinó Sancho a Jéxigual/ válgame Dios que tontote!// (...) Más luego que lo atacó/
el comandante Guardiola,/ se llenó tanto de miedo,' que ya no pudo dar bola.// (...)
Imitando a Villadiego/ desesperado corrió/ hasta que en un arrecife/ todo quebrado
cayó.//Salve valiente escudero/salve la nación te cante/pues que tu nombre, inmortal/
se ha hecho en el campo de Marte.// Y pues que gloria tan magna/ te inmortaliza,
San. hito/ repite constantemente/ tu verso aquel favorito.// Yo soy Sancho el muy
vahen te. bien criado de don Quijote/ puse pies en polvoró/ por vivir a lo discré."

También, a berrera, se le atribuyen ocho décimas sumamente acres: “Al estado de


Nicaragua”, “Al Señor Pérez”, “A su digno ministro’’, “A Tomasito”, “A Joaquin
Rivera”, “A Máximo Orellana”, “A vuesa merced el caballa de Rocín” y “Caricatura
de Castro Fonseca” (Comandante General de Nicaragua). En la estrofa dedicada a
este último, se percibe, con claridad, el rudo estilo empleado: La cabeza de burro es/
grandes uñas en la mano,/ todo el cuerpo de marrano,/y de venado los pies:/ muy
bien aplica a su vez/ las partes de su estructura,/ pues piensa con gran cordura/
agarra muy bien lo ageno (sic) vive contento en el cieno/y huye con mucha presura.
En los versos dedicados a Orellana es igualmente cáustico: Quien ve las puerilidades/
de este tuerto sifilítico/ no cree que ha sido político/ sus cincuenta navidades:/ las
torpezas y maldades/ de aqueste podrido viejo/ importarán el pellejo/ al imbécil de
Fonseca. S. Rivera, entre otros denuestos, le dice: Para ladrón inmortal/y faccioso
de primera/ fue concebido Rivera/ sin pecado original, (loe. cit.)
Composiciones satíricas de intención política que no brillan, precisamente, por el
refinamiento. Sin embargo, poseen un relativo interés: tras ellos se perfila un fondo
pleno de intrigas políticas y ambiciones personales. Además, ponen las bases de una
linea de poesía político-humorística, que ya habíamos visto en José Trinidad Reyes y
que nunca estará ausente en la producción literaria del país.

" El autor toma elementos de las décimas de cabo roto “Del donoso, poeta entreverado,
a Sancho Panza y Rocinante" que don Miguel de Cervantes incluye en los preliminares
de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, México. 2004 Real Academia Española,
Asociación de Academias de la Lengua Española (Edición dei IV Centenario) p. 21

34
Capítulo 111

El prerromanticismo
El prerromanticismo
Generación de 1834
(Nacidos entre 1804-1833)

Entre este período y el anterior no hay diferencias sustantivas. Galel Cárdenas lo deja
entrever cuando, refiriéndose al contexto, anota: Para Honduras el proceso político
de independencia todavía es persistente pues está jalonado por la presencia de
Morazán, Cabañas y José Cecilio del Valle. (1991: 110). De ahí que, desde el punto
de vista literario, se esfuminan las fronteras, tal como ya habíamos visto en José
Trinidad Reyes. Cárdenas apunta: Este periodo es una continuación del anterior en el
sentido de que fenece la corriente neoclásica y nace el romanticismo en América
(108). Así, en algunos autores, se advierte la adopción plena del romanticismo. En
otros, perviven rasgos neoclásicos.

Carlos Gutiérrez Lozano

Carlos Gutiérrez Lozano (1818-1892) escribió “A la muerte de una niña”, elegía de


quince octavillas octosílabas en las que el dolor se atempera gracias a la doctrina
cristiana del encuentro de la vida verdadera mediante el abandono de esta tierra de
laceria/ de vanidad y miseria/, ya que la fallecida era Como los ángeles pura. En
“Adoro”, los versos hexasílabos manifiestan exaltado amor a una tierna deidad/ De
mórbido cuello,/ De ardiente mirar, (en Durón-1, 1957: 77-81). Un mérito más
historiográfico que literario.1*

’ A este autor, Manuel Luna Mejía le atribuye la autoría de "Pensamientos de un loco",


escrito por el poeta homónimo Carlos F. Gutiérrez (1961: 474-475). Infra, p. 62.

37
Helen UmoAo

A\A iRBAZt’ DE GtARDIOLA

Ana Irbazú deGuardiola (Yuscarán, El Paraíso. 1825-Tegucigalpa, 1903) es la primera


mujer hondureña cuyo nombre se liga a un poema concreto: “A la muerte de mi más
querida hija G. G truardiola acaecida el I ° de julio de 1865 a las seis de la mañana”. La
histórica pieza fue publicada en la Gaceta Oficial, editada en Comayagua el 22 de
agosto de 1865. La elegía consta de nueve cuartetos en los cuales el yo poético
inquiere sobre el lugar a donde se ha ¡do la hija; reflexiona sobre lo breve que fue su
vida; se consuela pensando en los gozos que le depara su nueva existencia celestial,
exenta de problemas y dolores; lamenta su muerte y. ya que está cerca de Dios, le
ruega que interceda por ella: ¿Do estás, luz de mis ojos, Gumercinda, hija amada/ Tus
>as. tus hechizos, todo lodo acabó./ Yo tu madre amorosa en lágrimas bañada/
sólo un recuerdo triste tu existencia dejó.// (...) Y cual botón precioso que en su
capullo encierra.' las perfumes más gratos de la cándida jlor,/ Asi con su inocencia
pasaste por la tierra/' en contemplar gozosa la imagen del Creador, (en Pineda de
Gálvez, 1998: 30). La versificación no es depurada y acode a los motivos comunes
cuando se enfoca el tema de la muerte. La importancia del texjo trasciende lo poético
y se ubica en el campo histonwgráfico, tanto para la historia de la literatura como para
la historia del feminismo en Honduras.

T EODORO AgLILCZ

Teodoro Aguiluz (Comayagua, 1827-Santa Cruz de Yojoa, 1883), con cierto ingenio,
elaboró poemas de amor. En "A Leonor”, en cada octavilla, destaca un elemento de la
naturaleza (el sol, la aurora...); seguidamente, en un cuarteto, establece una sinonimia
entre esos elementos y la amada (sol - amada; aurora = amada). Concluye con una
estrofa recolectora. Y pues amor te ha mirado,/ Tierna, hechicera Leonor,/Ponderosa
maravilla ' Que ¡amás el mundo vio:/ Al compás de mi laúd/ Que eres, mi canto diga
hoy,/ Aurora, sol, flor de lis,/ Luna, canario, arrebol! (sic) (en Durón-1, 1957: 111).
El canto a la naturaleza se ha tomado canto de alabanza para la mujer.

Hay habilidad en “Ovillejo”, citado, en algunas preceptivas, como ejemplo de esta


especie lírica: Quién me causa este dolor? (sic)/ Amor,/ Se halla este amor en qué
estado? (sic)/ Pagado,/Pero pagado qué tal? (sic)/ En situación tan fatal.' La muerte
yo imploro al cielo,/ Pues asi tendrá consuelo' Mi amor pagado muy mal. (113).

38
lo palabra ilummoda

Dentro de esa línea ligera, en el soneto “Los bichos”, para fustigar al adulador, en los
dos cuartetos, el autor se refiere, con tono zumbón y humorístico-popular, a Jos
insectos: Hinca la pulga su piquillo agudo,/ La nigua excita comezón ardiente/ La
chinche irrita al hombre más paciente/ Y quita el sueño el zumbador zancudo./ El
mosco, a la nariz trae el estornudo,/ El piojo la cabeza roe insolente (108). Aguiluz
es, pues, de los primeros cultores del verso humorístico en el país.

Con este autor, el tema de Lempira ingresa a la literatura hondurena. En el poema


laudatorio “Al Señor Presidente Don Victoriano Castellanos”, rinde homenaje al héroe
llamándolo ínclito aborígene. “En el álbum (sic) nacional el día Quince de Septiembre
del Año de 1877” expresa el orgullo de ser indo- americano y, en nombre de Lempira,
exhorta al trabajo por la patria: Oh, aborígene magno... oh, gran Lempira,/ Que
duermes en el Cerquín sueño etemal...! (sic)/ Escucha los acentos de mi lira,/Que a
tu sepulcro toca/ Y que evoca/ Tu espíritu inmortal.//(...) En tu nombre ¡oh Lempira!
Este gran día,/ Conjura al hondureno mi laúd,/ Al orden, al trabajo, a la armonía./
Que son las fuentes puras! De venturas,/ De nacional salud. (112, 115).

Justo Pérez

Justo Pérez (Tegucigalpa, 1830-1904) escribió versos grandilocuentes, plagados de


lugares comunes. Algunos, patrióticos; otros, de amor. En “Al benemérito General
Presidente Don Trinidad Cabañas”, ofrece Loores mil, placenteros y alegres, al
mandatario en cuyo pecho está ardiendo la llama/ Por la unión de la Patria lograr.
“Tristeza” lamenta el desamor de la mujer a la que, no obstante, califica de ángel;
anhela, también, la llegada de la muerte: ¿Dónde están los placeres que un día/ A tu
lado, mi bien, disfrutaba,/ Y el delirio de amor que embriagaba/ Con dulzura mi
triste vivir? ¿Dó la voz que en acentos divinos,/ Armoniosos y llenos de encanto/ De
mis ojos hicieron que el llanto/ A torrentes se viera salir? En “Pasó la primavera”,
parangona el cambio de estación con su propia vida: Destino que me roba Mis plácidos
amores,/ Cual el otoño arranca/ De su jardín las flores. En “Un sueño”, ve
correspondido su amor pero la euforia fue onírica; al despertar, contrasta esa dicha
con la realidad en la que busca Lo que jamás encuentra. “Mi esperanza” comprende
dos octavillas heptasílabas en las que se expresa la idea de la vida como dolor, como
mar borrascosa. En “Ausente”, en tres octavas de versos endecasílabos, al partir a la
guerra, promete que, al retomar, su amor seguirá incólume: T entre tus brazos de

39
Halen UmoAo

ventura lleno,/ Envidia habremos de inspirar al mundo,/ Porque unidas verá, en su


amar profundo.- Almas quejuntas al sepulcro irán! (sic). “Sáficos” expresa añoranza
Je la madre y de la patna ausentes. (87-94).

40
Capítulo IV

El Romanticismo
El Romanticismo
Generación de 1864
(Nacidos entre 1834 y 1863)

Esta corriente artística y literaria libró su batalla inicial en la obra de Friedrich Schlegel
(1772-1829) quien, con la colaboración de su hermano August (1767-1845), de 1797
a 1800, publicó Athenaum, primera revista del nuevo movimiento artístico. Siguiendo
a Ramón Nieto, apuntamos sus características más destacadas. 1) Exaltación del yo:
se manifiesta a través de una orgulloso ostentación de la ‘ola de pasiones’y del
llamado ‘mal del siglo ’. Posee dos variantes. Una se expresa en soledad, con el
individuo como centro del universo, sus males y venturas son únicos y nada existe
fuera de ellos. La otra no busca la soledad sino, al contrario, la manifestación pública,
el aplauso, elfervor de las masas, la discusión apasionada en los cenáculos: intenta
crear opinión sobre candentes problemas sociales mediante una tribuna pública,
especialmente la que proporciona el periodismo. 2) La universalidad: en las formas,
en los contenidos, en los horizontes literarios y vitales. 3) Preocupación por la historia:
predilección por los temas históricos y voluntad de hacer la historia. 4) Altera patrones
en las formas de vida: hay una revolución en los modos de entender la existencia.
Costumbres, gustos... Los que parecían valores inmutables (religión, familia, moral...)
se tambalean. 5) Con relación a los géneros literarios surge o se afianza una reacción
contra la normatividad neoclásica que sufre distintas transgresiones. 6) Políticamente,
propende hacia el liberalismo, al independentismo y se utiliza la pluma como arma de
combate. En una especie de festival de la sensibilidad, el arte se populariza, sale a
la calle y sintoniza con las apetencias de la gente. Como resultado inmediato, busca
un rescate de las tradiciones populares. 7) Es un movimiento de la burguesía: el
burgués se ha convertido en el hombre (y, en muchos casos, la mujer) profesional,
culto, hacedor de las leyes y garante del espíritu democrático. (Nieto, 1998: 10-15).

43
Heltn Ümoflo

I as actitudes románticas se manifiestan así: I) La naturaleza es el primer elemento de


inspiración incluso antes que el sentimiento amoroso, aunque éste acabará arrasando
a aquel Además, la naturaleza y lo popular van unidos. 2) Importancia del amor-
pasión. 3) Fusión vida- literatura: El resultado de esa fusión se llama libertad. Libertad
para crear, libertad para seguir en la existencia de cada uno los impulsos y no las
convenciones. los sentimientos y no la razón, el ideal y no lo práctico, la ilusión y no el
materialismo, la aventura y no la comodidad, la desinhibición y no losformalismos. 4)
Lo fantástico: las fantasías más delirantes —las que lindan con las pesadillas o el terror—
se legitiman. En este rubro no se habla de lo fantástico sobrenatural presente en el
imaginario colectivo (milagros, supersticiones...) sino de lo fantástico elaborado, fruto
de una creación humana en la que un elemento aterrador irrumpe de modo insólito y
casi siempre insoportable en el mundo real, cotidiano, ‘normal’. 5) El ardor patriótico.
6) La aventura. 7) El vértigo y la muerte. La tentación del abismo, la angustia, el
desgarramiento interior.. Este último definido como obsesión por entrar dentro de uno
mismo y obtener una visión ajena. Esa visión conduce a considerarse un desconocido,
un extraño: alguien que no nos satisface y de quien quisiéramos desprendernos. De ahí
surge la fascinación y omnipresencia de la muerte que, la mayor parte de las veces, se
rodea de morbo: el espectro, la luna, el cementerio... (21-30).

En Latinoamérica, el romanticismo se manifestó paralelamente al surgimiento de las


oligarquías criollas. Coincidió con el despertar de las inquietudes independentistas.
Desde etapas iniciales, se preocupó por promover el liberalismo, ideología de Ja
incipiente burguesía cuyo objetivo era la incorporación de los nuevos estados al
engranaje capitalista mundial. Para Mirta Yáñez, la batalla romántica del intelectual
latinoamericano en su generalidad, aunque partiera de una óptica individualista,
participó en un objetivo común: la afirmación futura de la sociedad. (...) De ahí,
pues, la promoción del paisaje americano, el nacionalismo, el anticlericalismo, la
visión del indígena y otros marginados de los beneficios del progreso. (1989: 27-29).
Según Pedro Shimose, el romanticismo pretendió ser realista, es decir, acercar más el
arte a la vida y a la naturaleza. A diferencia del proceso europeo, no huye hacia el
pasado: se preocupa por reflejar el presente. Bajo la mirada de una individualidad
que valora el mundo, genera un nacionalismo larvado o manifiesto (...) propone el
‘redescubrímiento'de la naturaleza americana (...) se inclina por el intimismo, lo
pintoresco y lo exótico; revaloriza lo ‘popular ’y hace posible la irrupción de las
mujeres en la escena literaria. (1993: 85).

44
La palabio iluminada

En Honduras, para Juan Antonio Medina Durón, es un movimiento tardío respecto al


patrón universal (1993: 42). Arturo Alvarado considera que los poetas románticos se
nutrieron de la doctrina positivista que, en el país, tuvo como máximo exponente a
Ramón Rosa. Especialmente importante fue su labor de divulgación realizada a través
del periodismo mediante el cual hicieron gala de su fervor por la ciencia y de su lucha
por el progreso de la nación (1993: 6-7).' Otro factor decisivo fue la presencia de un
destacado grupo de cubanos que ejerció un fuerte influjo en el orden social y cultural.1
Basta recordar la figura del poeta José Joaquín Palma quien —exiliado de Cuba—
ocupó un alto puesto administrativo durante el gobierno de Marco Aurelio Soto y
Ramón Rosa (1876-1885)? Inclusive, se le concedió la ciudadanía hondurena. Su
libro Poesías (1882) fue el primer poemario que se editó en el país. Al magisterio de
sus versos se suman los aspectos teóricos que, sobre poesía y literatura, se vierten
en los paratextos que, sobre la labor poética de Palma, a manera de introducción,

1 Fundamental, para conocer el período, es el estudio de Arturo Alvarado


“Hipercodificación e intertextualidad en la poesía romántica hondureña” (en Cárdenas
Amador, 1991: 161-212).
2 Antonio Canelas Díaz, señala: A partir del 27 de Agosto de 1877, Incentivados por el
gobierno del Dr. Marco Aurelio Soto, llegaron a establecerse en Honduras y también
en La Ceiba, gran cantidad de cubanos que luchaban por la independencia política
de su patria del gobierno español. Inclusive, citando a Vicente Gámez Nolasco,
asevera que Martí estuvo en La Ceiba durante los primeros días de agosto de 1878
(1999: 72). Mario R. Argueta -citando al investigador mexicano Adalberto Santana-
asegura que José Martí estuvo en Honduras en 1879. Asimismo destaca la presencia
de personalidades cubanas: En efecto, tanto Soto como su Secretario General,
Ramón Rosa, otorgaron el derecho de asilo a un ilustre contingente de patriotas
cubanos, entre ellos, Tomás Estrada Palma (futuro primer Presidente de Cuba); el
poeta José Joaquín Palma (...); Antonio Maceo (nombrado Comandante Militar de
Tegucigalpa y posteriormente de Omoa y Puerto Cortés): Flor Crombet (con igual
cargo en La Paz); Rafael Rodríguez (destacado en Islas de la Bahía); Juan Massó
Parra (capitán de la guardia de Honor Presidencial); Manuel Morey (Mayor de Plaza
de Tegucigalpa); Francisco de Paula Flores, maestro que organizó el colegio La
Fraternidad, en Juticalpa; el general dominicano Máximo Gómez, quien recibió cinco
mil pesos del Congreso de Honduras para hacer posible la llegada de los patriotas
cubanos. “José Martí en Honduras”, El Heraldo, Tegucigalpa, 28 de enero de 2001.
3 Castañeda Batres es categórico: Preside el nacer poético -pues lo anterior era sólo
leve esperanza- la presencia del poeta cubano José Joaquín Palma. Con él llegaron
a Honduras auras románticas; y a él debemos los primeros cenáculos literarios. (...)
La que propiamente merece el nombre de generación romántica surge en tomo del
poeta cubano. (2004: 16-17).

45

BHT/ rii TIBTIi í


Htlen Umorte

encontramos en el libro y los cuales fueron firmados —en ese orden— por Ramón
Rosa. Marco Aurelio Soto, Adolfo Zúniga, Antonio Zambrana y José Martí. Es tal la
importancia aglutinadora de Palma que algunos estudiosos han denominado a esta
época como ‘'Generación de Joaquín Palma” (Sosa, 1981: 92).4 Asimismo, tal como
ocurre con las dos generaciones precedentes y ocurrirá con la siguiente, una
característica destacada, que señala Oscar Castañeda Batres,/üe la de ser sus poetas
al mismo tiempo hombres públicos, ligados estrechamente a la política y a las luchas
civiles de su pueblo. (2004: 20).

Joaquín Díaz

En los versos de Joaquín Díaz (Tegucigalpa, 1843-1892) campea un romanticismo


acendrado. En “Nocturno” —de los primeros trabajos hondureños cuya clavé
interpretativa radica en la intertextual i dad—, los veintiséis cuartetos endecasílabos
fingen ser una misiva de Rosario a Manuel [Acuña], “La morena y la rubia” traza un
paralelo entre dos tipos de mujer. “Ella” le canta a una virgen de hermosa espalda,/De
ojos azules y cabellos de oro. “El sacrificio” está compuesto por dos sextetos. En el
segundo, leemos: Si el incienso se lleva los perfumes/ Del alma que se inmola con
pasión,/ En la llanta delfuego que prendiste/ La inocencia de mi alma se quemó:/ Tú
fuiste el sacerdote y el verdugo,/ Y yo, triste, una victima de tu amor, (en Durón-I,
1957: 168). Díaz dedicó un canto “A Trujillo”: (...) en las playas del regio Atlante,/

4 Al respecto, son esclarecedoras las observaciones que, sobre esa época, hizo R.
Darío: En 1876, al llegar a la Presidencia de la República Marco Aurelio Soto, se
operó en Honduras una súbita transformación. Este Presidente, que era hombre
gentil, de espíritu refinado, y además escritor estimable, después de dar al Estado
una organización aceitada, trató de hacer de Honduras una república aristocrática,
y a la manera de Luis XIV, entre su regia fastuosidad y su liberalidad extraordinaria,
se rodeó de poetas, artistas y pensadores, de tal manera, que hizo de Tegucigalpa,
por algún tiempo, el centre intelectual más brillante de la América Central. Hizo del
Valle de los Ángeles, una especie de Versalles, organizó cacerías y bellas fiestas
campestres donde el poeta cubano José Joaquín Palma improvisaba églogas o
derramaba su lirismo en rimas caballerescas; y en las célebres veladas literarias y
en las grandes recepciones, llenaban la atmósfera palatina los discursos floridos de
Ramón Rosa, la palabra erudita de Alberto Uclés, ¡a retumbante oratoria de Adolfo
Zúñiga. (sic) (...) Desde esa época, en que, por la creación de bibliotecas e institutos
oficiales de educación, las luces se hicieron accesibles a las clases populares,
empezó un florecimiento literario. “Honduras”, Revista Ariel, núm. 183, Tegucigalpa,
enero de 1967, pp. 24-25.

46
I
Le polobro ilumínenla

Donde los silfos cantan poemas,/ Los horizontes son los emblemas/ Del infinito, del
ancho mar:/ Donde las olas suben al cielo,/ Y los volcanes son atalayas/ que forman
diques sobre las playas/ Al rudo oleaje que va a estallar:/ (...) Y las sirenas cantan
idilios,/ Y sus montañas son de corales,/ Y las espumas como fanales/ Flotan en
blondas de blanco tul (174). Tratamiento superficial del verso, condición de la cual
no se libra ni la elegía “En la urna sepulcral de mi hija Luisa Francisca”.

Jeremías Cisneros

Jeremías Cisneros (Gracias, Lempira, 1845-1903) prefirió temas colectivos que trató
con grandilocuencia. Para Castañeda Batres es un representante del indianismo, tan
peculiar del romanticismo latinoamericano (2004: 19). En “Lempira” —cincuenta y
nueve cuartetos alejandrinos—, le canta al cacique indígena. Los núcleos semánticos
del poema son: la llegada providencial de Cristóbal Colón, la agresión española y la
digna respuesta indígena. Principia con una grandiosa descripción del paisaje
hondureño, especialmente del que fue escenario de la lucha entre las huestes españolas
y el ejército aborigen: Aquí sobre las cumbres del Congolón gigante,/Dominase, a lo
lejos, el vasto litoral/De un pueblo generoso, de vida exuberante,/Do tuvo el primer
templo la patria libertad.!! Dominase el grandioso, risueño panorama/Que forman
nuestros picos y crestas hasta el mar,/ Los montes y los pueblos que el patriotismo
aclama/ Cual monumentos vivos de honor tradicional.

En los ejércitos contendientes, el poeta destaca dos actitudes: la española, manchada


por el deshonor, la perfidia y la traición y la indígena, valiente y noble. Hay una
idealización de Lempira: Preciso es consignarlo: con lúcida elocuencia/Lempira hace
el peligro cercano conceptuar;/ Y todos, con respeto profundo en su presencia,/ No
osan ni aun siquiera sus labios desplegar.// (...) Seduce la apostura del héroe, la
grandeza/Que muestra en su gallaido deciry continente:/ Sombría es su mirada, mas
habla con nobleza,/Furtiva deslizando la mano por su frente. De signo contrario, de
engaño y alevosía, está hecho el comportamiento del invasor: Cual bárbaras condena
[el español] las luchas, e invoca/ Del íntegro aborigene la magnanimidad;/De paz un
blanco lienzo, cual símbolo coloca/ ¡Hipócrita! En una asta que empieza a tremolar//
Proponen un arreglo. ¿Quién puede la perfidia/ Temer de quienes llevan por lema la
lealtad? El poema finaliza con un llamado a la reconciliación entre los pueblos
contendientes. Demanda, de los poetas, la preocupación por un canto consagrado a
Htltn ümofto

la patria: Que vengan otros bardos, con su laúd sonoro,/ Con la armoniosa ¡ira, de
inimitable son,/ Tu espléndida belleza, de sin igual tesoro,/ En cantos inmortales a
duróla Nación (en Duró.i-1,1957: 129-136). Como bien lo señala Castañeda Batres,
Cisneros Quiere (...) manar el camino hacia una literatura nacional (2004: 19).

“Al trabajo” está conformado por cuarenta cuartetos endecasílabos cuyo sustrato
ideológico descansa en ideas del positivismo. Respeto a la ciencia. Darwin y la evolución
de las especies. Fe en el hombre y en su capacidad transformadora (conquistas del
lenguaje, el fuego, el arte, hasta llegar a las máquinas de vapor, la electricidad, la
industria...). Los versos son ampulosos y rimbombantes: El primitivo insecto [el
hombre] se levanta/ A deslumbrante altura, superior;/ Llega a explorar las simas
insondables,/ Y escala audaz del éter la región./Imaginaos lo que fue en su origen:/
Completamente huérfano del don/ De la palabra, y de todo otro signo/ Con qué
expresar la interna sensación.// (...) La ciencia es quien en la natura encuentra/
Latente elfluido eléctrico, fautor/De la consciente actividad que abre/Nuevo horizonte
al genio emprendedor. Además, un planteamiento atrevido para la época: Cisneros
pone en duda lo afirmado por la Biblia: ¿Pueden bastar los seis millares de años,/
Bíblica edad supuesta a la creación,/ Cuando en un lapso semejante el hombre/ Ni
aún vislumbrarpodría su misión? No obstante su fe en la ciencia, el poema se resuelve
dentro de una postura metafísica: la vida es un misterio irresoluble. Exhorta a no
perder la esperanza en un MÁS ALLA mejor (mayúsculas del autor). Mientras tanto,
el trabajo, la democracia, la libertad deben ser el norte para que el hombre conquiste
el honor, su más alto estímulo: ¿Qué océano lanza la ola de la vida,/y hacia qué
playas rueda en su expansión?/¿En qué principio estriba el movimiento7/¿En cuál
la fuerza viva y la atracción?// (...) Y altares erijamos al trabajo,/ Himnos sin fin
cantando en su loor:/ (...) Que no más sea la alma democracia/ Un legendario mito,
una irrisión;/ Que en nuestro cielo brille majestuosa/ La libertad con vivido fulgor.
(en Durón-I, 1957: 142-146).

En doscientos cuatro octosílabos, “Desencanto” formula una amarga reflexión sobre


la vida. El paso del tiempo; la inexorable transformación -en su contrario- de la
felicidad, la belleza, la alegría, el amor, los ideales...; la indefensión humana carente
de lenitivos frente a las embestidas del mal que reina incólume (la envidia, la hipocresía,
el desamor, la traición...). En síntesis, la visión de una dura realidad ante la cual es
inútil rebelarse o buscar explicación: En vano el misero insecto/ Que llaman hombre.

48
la palabra iluminada

protesta/ Contra las leyes que rigen/ la humana naturaleza;/ En vano interroga al
Cielo/ Y al universo en presencia/ De espacio y tiempo infinitos,/ De la infinita
materia;/ En vano pregunta cómo,/ De dónde y por qué anatema/ El se arrastra en
este valle/ De lágrimas y miserias;/ (...) Por todas partes al hombre/ Oprime una
fuerza ciega/ Contra la cual reacciona/ Siempre en balde su flaqueza./ (...) Existe el
mal. Permanente,/ Terrible, fatal, sin tregua/ Azota al mundo, envidioso/ De que la
paz prevalezca. (...) ¿Qué es la vida? Dónde nace,/ Dónde muere su ola eterna?
(sic)/ El lo ignora, y, confundido,/ Mira a lo alto y se prosterna. (139-141).

Menor aliento poseen los poemas de corte amoroso. “Cantares” comprende treinta y
cuatro cuartetas octosilábicas de tono ligero: Mi cariño se halla oculto/ Como el oro
del avaro;/ Mas la llave de esa urna/ Sabes tú dónde la guardo.// La vanidad es un
dueño/Mal consejero, muy malo;/Por no querer sufrir mucho,/Suele sufrir demasiado.
(150). Más acabado es “A...” cuyos versos alejandrinos alaban a una mujer que, a su
belleza, une inteligencia. Aunque nos parece hiperbólico, citamos el juicio de Juan
Ramón Molina: Jeremías Cisneros, solo y taciturno, sin periódicos que loaran su
producción ni amigos interesados que le aplaudieran, deja páginas hermosísimas, de
un estilo vigoroso y de una gran serenidad de pensamiento que le hacen acreedor a
que se le tome en cuenta cuando se escriba la historia de la literatura hondureña.
*

Gonzalo Guardiola

Gonzalo Guardiola (Comayagua, 1848-?) pertenece a la etapa de transición entre el


neoclasicismo y el romanticismo. La primera tendencia domina en el grandilocuente
“Himno al Sol”, poema pleno de vocativos, adjetivaciones y frases laudatorias dirigidas
al astro que no sólo se animiza: se deifica: Tufuerza se condensa/Gigantesca, sublime,
omnipotente,/Incontrastable, intensa./¡Rubio cóndor que en tu correr te intimas/ En
el hondo desierto/ Do el negro caos, que a tu paso animas/ En un bello concierto!//
(...) De ti es la tierra apasionada almea,/ Te busca estremecida,/Retiembla y alrededor
revolotea/ De tu lumbre querida./ Con el beso de amor que allá en la aurora/ Le
envías cariñoso/ Regenera su sér a cada hora/ Con lujo esplendoroso./ Tuya es la
filigrana del verano,/ Del invierno el armiño/ Y el verde-azul bramador océano,/

Molina, Juan Ramón. “Jeremías Cisneros", Revista Ariel, núm. 223, Tegucigalpa,
10 de marzo de 1970, pp. 9-10.

49
Htltn Umorto

pwt’ meces como a un niño./ Eres dios del amor, aquel Cupido/ Que despierta el
anhelo/(. ) ¡Hijo de¡ cosmos! la (sic) creación constante/Es tu ley infinita./¡Hércules
vencedor, titán ardiente/ No pares tu carrera!/ Bríndanos con tu luz eternamente/
Eterna primavera. (en Durón-H, 1957: 76-79).

Menor calidad poseen otras composiciones. “A la luna” pondera el significado del


astro nocturno. “Los bardos”, en veintidós décimas de versos octosílabos, plantea
que, en todas las épocas, el oficio de poeta proporciona Gloria, pero ésta no sirve
para ir a¡ mercado. Cada estrofa la ilustra - a veces con cierto toque humorístico-
con el ejemplo de un escritor (Homero, Dante, Tasso, Camoes, Cervantes, Bécquer,
Zorrilla, Heine, Heredia y Juan Diéguez, centro-americano/ Vaciado en molde de
romano/ Que pocos han de igualar). El tema del amor se aborda en “Fantasía” y “Si
supieras”. De la inalcanzable dicha trata “La felicidad”.

Francisco Vaquero

Francisco Vaquero (Comayagua 1849-?) escribió “A Honduras”, poema formado por


noventa versos de arte mayor en el que, además de añoranzas de infancia y juventud,
expresa admiración por la belleza de la tierra hondurena acechada por la ambición de
unos cuantos/ La que tus miembros todos envenena:/ La que envuelve en atmósfera
de espantos/ Esa tu linda atmósfera de encantos/ Cuando la paz tus horizontes llena.
Vaquero exhorta a salvaguardar dicha paz y, como buen hijo de su época, cifra las
esperanzas de un mejor porvenir en la construcción del ferrocarril interoceánico: Allí
hoy se mira la potencia humana/ Luchando por unir dos grandes mares/ Con un
ferrocarril, que centenares/De leguas salve en solo...¡una mañana!//(...) La empresa
que hoy, ilusa al parecer/ Te quiere levantar a mejor vida, / No muy tarde verás ¡oh
si! Concluida/ ¡Yotra nación a las naciones ser! (122-123). Nuestros subrayados
advierten sobre un cacofónico paralelismo.

Adán Cuevas

Adán Cuevas (Santa Rosa de Copán 1852-1895) habló del dolor de vivir. Combinando
versos heptasilabos y endecasílabos, en “Un padre a su hija dormida”, manifiesta que
la niña es quien da sentido a su infortunada existencia y, al advertir su inocencia, la
previene contra los peligros del mundo. En “Jamás te olvidaré”, ratifica el amor a una

50
lo palabra iluminado

mujer. En “La tarde” —un poema bastante logrado— externa su emoción frente al
atardecer. En “Mis horas de dolor” —su mejor texto— maldice el recuerdo Del ángel
bello que otro tiempo amaba y cuyo desamor lo hizo comprender que la vida sin
placer es un páramo desierto. En la primera estrofa, dentro de la más sombría
concepción de la existencia, escribe: Tristes horas de mísera agonía/ Yo sufro silencioso.
El desconsuelo/ Bate sus alas sobre el alma mía,/Mi frente haciendo que se incline al
suelo,/ Sin porvenir, sin ilusión ni gloria;/ Mi existencia sombría/ La luz detesta que
ilumina el mundo;/ Y en mi dolor insano,/ Fatídico y profundo,/No encuentro amigo
ni tampoco hermano. (127).

Manuel Molina Vijil

Manuel Molina Vijil (1853-1883) canalizó su sentir dentro del romanticismo más
acendrado. Para Castañeda Batres es la figura más destacada de esta generación.
(2004:17). El amor delirante y absoluto; la mujer de angelical belleza; los infortunios
del amor no correspondido..., son temas que frecuenta. En “¡Sufro por ella!”, la
idealización femenina es patente a través de las formas hiperbólicas: ¡Estaba tan
hermosa! La vi un día/ Del río de mi patria en las riberas,/Rivalizando con las flores
todas/ En perfumes, en gracia y gentileza.// El suave resplandor de su mirada/
Eclipsaba el fulgor de las estrellas;/ Y caía en sus hombros con descuido,/ Revuelta
en ondas mil su cabellera, (en Durón-I, 1957: 244-245). En “Ella” no es menos
apasionado: ¡Ella es un ángel! En su casto seno/se anidan la pureza y la ventura,/ Y
de su labio de sonrisas lleno/ Brota la miel que el corazón apura. (145). Similar
tratamiento poseen “Tú”, “¡Adiós!”, “A María” y “Última vez”.

La nota intimista prevalece y se ajusta, quizá con más propiedad, a las exigencias de
brevedad del soneto, tal como vemos en “A María” (el segundo texto con este nombre)
y en “Te amo aún”. En este último percibimos resonancias garcilasianas: Hubo un
tiempo ¿recuerdas? Que a tu mano/ Estrechaba la mía tiernamente;/Hubo un día, es
verdad, que allá en tu frente/ Mi ardiente labio se posaba ufano.// ¿Quién me dijera
entonces que cercano/ Estaba elfin de nuestro amor vehemente,/ Y que a tu corazón
indiferente/ Mi corazón invocaría en vano?// Embriagado en tu rostro, yo creía/
Eternas tu pasión y mi ventura;/ Pero alfin de olvidarme llegó el día;// Se extinguió
de tu amor la llama pura./ Y hoy miras impasible mi agonía/ Y yo adoro en silencio
tu hermosura! (sic) (228). Certeros y precisos son dos textos epigramáticos. “Temor”

SI
U*l*n Umoftt

(finge un diálogo con una dama) y el muy citado quinteto “El beso”: Un beso es la
expresión más elocuente-' De un corazón ajeno a los agravios,/Es la emoción vivísima
y imlienu l V d< rs almas que se unen tiernamente/ En el límite estrecho de dos labios.
(229i. Este optimismo es raro en Molina Vijil, en cuyos poemas abundan las expresiones
reveladoras de un sentido trágico de la existencia. Lo confirma el insistente empleo de
, mi dolor, mi amargo
frases como: mi llanto-, mí ánima doliente y desolada1
, letal melancolía1
aislamiento, mi ánima angustiada1 , mi pobre
, lánguido abandono1
mente sombría, etc. “Las nieblas del corazón” plantea con propiedad el hastío y el
desencanto: Yo soy un cisne perdido/De un mar entre densas brumas,/A quien cortaron
las plumas/ Y destrozaron el nido;// Y que a solas,/Juguete vil de las olas,/A divisar
ya no alcanza;/ Y que en el postrer afán, En que sus fuerzas se agotan,/ Su cuerpo
débil azotan, Las olas del huracán.///Ya el dolor cubre de hielo/Mi enérgicajuventud,
(su) Y aparta de mi laúd/ Las melodías del cielo. (266-267). Obsérvese la imagen
alegórica de frecuente uso (mar, olas, huracán...). „

No obstante la mirada volcada hacia su propia interioridad, Molina Vijil no se sustrajo


a la problemática del medio. Está al día con el pensamiento progresista. En textos
dedicados o relacionados con el Presidente Soto (“Poesía”, “A Marco Aurelio Soto”,
“En la inauguración de la Biblioteca Nacional, el 27 de agosto 1880” y “A Doña
Celestina de Soto”); el ex presidente guatemalteco Miguel García Granados (“Dolor”)
y el poeta cubano José Joaquín Palma (“La libertad”, “A J. J. Palma”) percibimos,
aunque sin mucho vuelo poético, su fe en el progreso, la libertad, la ciencia. Dirigiéndose
al Presidente Soto, exclama: Con vuestras obras altivas/ Vais orlando la ciudad,/De
líneas de Morse activas,/ Imprentas, locomotivas, (sic)/ Y asilos de caridad.// Del
siglo décimo nono/ Nos brindáis la comunión;/ Y dejáis que en nuestro abono/ Alce
la ciencia su trono,/La industria su pabellón. (232). Manuel Molina Vijil fue de los
primeros poetas hondurenos en calar hondo en la conciencia colectiva. A su trágica
muerte --vía suicidio- varios poetas expresaron, en textos elegiacos, la estimación
y el afecto de sus contemporáneos.

Gladai.upl Gallardo

Guadalupe Gallardo (Danli, 1853-Tegucigalpa, 1894) elaboró poemas amorosos que


no se alzan por encuna del clisé romántico. En “Siéntate al piano”, ruega a la amada
quépase sobre el instrumento su delicada mano: Calmen sus notas mi mortal tristeza,/

52
lo polobto iluminado

Mi duelo insano! (en Durón-I, 1957: 208). En “¡Gracias!”, le agradece porque, una
noche, la interpretación musical que ella ejecutó mitigó su dolor En “A ti", en catorce
octavillas octosilábicas, aunque la mujer no lo ame, él le asegura la perdurabilidad del
afecto: María ¿quién podrá verte/ En este mísero suelo/ Sin creer que falla en el
cielo/ Un ángel junto al Creador?/ ¿ Y quién dirá que no siente,/ A tus naturales
galas,/ Batir junto a sí las alas/ Del Dios casto del amor? (211)

Aunque sin perder de vista su propio infortunio, en “Todos se aman”, Gallardo dirigió
una mirada más general y abarcadora sobre el mundo. Maravillado, encomia la vida
que se renueva: En los jardines, al nacer el día,/ Yo contemplo las gotas de rocío/
Sobre el cáliz esbelto de lasflores,/ Como huellas de nítida ambrosía' De los húmedos
labios de la aurora,/ Al beso matinal de sus amores./ El perfume y las auras se
acarician:/ los céfiros, las hojas,/Las fuentes y los bosques/ Suspiran y se besan..../
Se besan sin cesar porque se aman! (sic) (215-216). Dentro de ese cuadro idílico,
María es indiferente a su amor.

Gallardo escribió “Danli”, poema descriptivo (ciento sesenta octosílabos) en el cual


elogia a su ciudad natal. “En la muerte de mi padre” es de las primeras elegías
consagradas a honrar la figura paterna. El poeta practicó, también, una poesía de
intención humorística. En “Ignorancia en el idioma”, a una mujer, cuando le' ofrece
amor, contesta: Mi no entiende, Mi no quiere. Cuando ofrece riquezas, la respuesta
(Miya entiende, Yes, mi quiere) la muestra como un ser ignorante al que sólo interesa
el dinero. Es de los primeros poemas hondurenos que incorpora términos en inglés.6

Josefa Carrasco

Difícil es encasillar a Josefa Carrasco (Santa Bárbara, 1855-1945) dentro de un


romanticismo absoluto. Hay composiciones emparentadas con poemas neoclásicos;
otras poseen una musicalidad que, por la época en que las escribió, se percibía en los
precursores del modernismo.

Aunque no se puede ignorar el tono retórico, hay bastantes aciertos en “A Colón y


América”, texto que principia con un apostrofe de resonancias neoclásicas: ¿Oh,
América soñada!.../ Gallarda reina de la cumbre andina,/ De la azulada Hudson

6 Janet Gold, citando fragmentariamente un comentario de José Francisco Martínez,


considera que Guadalupe Gallardo es una escritora (en Román-Lagunas, 2000: 15-16).

53
Heltfi Umafto

ninfa alada,/Que te yergues magnifica y divina/ En medio de dos mares,/ Y miras


extenderse en lontananza,/Sobre tus regios lares,/ ‘El horizonte azul de la esperanza; 7
En diadema que tus sienes orla/ El Artico salvaje,/ Luce de perlas colosal penacho/
Cuando se agita en tumultuoso oleaje;/ Y en tus centros, emporios de riqueza,/ Se
asienta el Dárien, (sic) ruge el Mar Caribe/ Y pregona la insólita grandeza/ Que en
toda tu gentil naturaleza."' Con profusión el Hacedor escribe.

El extenso poema (doscientos catorce heptasilabos y endecasílabos) ofrece la imagen


magnifica de Cristóbal Colón: ¡Vedle!... lleva marcadas en la frente/ Las huellas
luminosas e inmortales. Seguidamente, incluye la majestuosa descripción del paisaje:
las olas gigantes que se alzaban/ Del mar en los horrísonos desiertos,/ (...) Vieron
también los mares tapizados/De verde yerba, cual pradera hermosa,/ Y quefragmentos
de árbolesflotaban/ Sobre la ola tremenda y espumosa;/Que una garza gentil, sobre
las naves,/ Con su rítmico vuelo se cernía,/ Que una tórtola dulce y otras aves/
Cantaban con divina melodía. Quizá, desde una óptica contemporánea, se podría
cuestionar la situación de inferioridad en que la autora coloca al indígena con relación
al español,, pero el sentimiento se percibe auténtico: ¡Hijos del Nuevo Mundo,
descubrios,/ Y respetuosos inclinad la frente/Ante ese sabio que postrado en tierra,/
Del Dios de Abraham y de Isabel en nombre,/ En vuestro virgen y fecundo suelo,/Al
resolver del orbe el gran problema,/Feliz tremola el español emblema!/ (...) Mas tu
indígena raza,/Que entre tantas bellezas descollaba,/En la superstición y elfanatismo/
Sumida, envuelta estaba,/ Y en tu región hermosa/ No había corrido el manto/ Esa
noche terrífica, ominosa,/ Que en la brillante Europa/ Borrado había el Evangelio
Sanio, (en Durón-11, 1957: 15-20).

Similar solemnidad y entusiasmo ostenta “Inspiración”. Carrasco celebra el poder de


la imaginación y la creatividad: ¡Vuela, águila sublime,/ Avida y soñadora fantasía,/
Viajera infatigable que caminas/ Sin descansar un dia/ Entre ilusiones, lágrimas y
espinas....!/ Tus alas pliega en la celeste esfera,/ Y roba ese misterio a la eminencia/
Volviendo luego a iluminar mi numen/ Con un destello de la altiva ciencia./ (...)
¡Oh, ven. si, grata inspiración ferviente,/ Y desata tu soplo refulgente/ Los oscuros
crespones de mi ideal!/ Y alfiltrarse en mi espíritu la llama/ Que te alienta inmortal,/
Rápida como el rayo incendia, inflama/ Lo que encuentres mezquino y terrenal....!
(sic) (22-23).
La palabra iluminada

Didáctico — con dignidad literaria, como en “La silva a la agricultura de la Zona Tórrida”
de Andrés Bello a la que, en cierto momento, recuerda— es “A la juventud hondurena”.
La autora insta a los jóvenes a que aprovechen el momento de Gratas auroras en el cual
viven: Alumnos afanosos de Minerva/A cuyo alcázar remontáis el vuelof Las benéficas
artes y la ciencia/ Profusas premiarán vuestro desvelo;/ Y cuando llenos de ese noble
orgullo/ Que el espíritu inflama,/ Para la obra del bien miréis ardiendo/ De la verdad
la llama;/ (...) Cuando en las selvas fértiles de Honduras,/ Nido de dulces aves,/ El
himno sacro del trabajo suene/ Bajo el fresco banano,/ Y las blondas espigas/ Y el
lustroso cafeto/Brinden opimofruto,/El estandarte del progreso entonces/ Veréisflamear
sobre las altas cumbres/ De las montañas patrias. (25).

Tal vez, por la índole del tema (ajeno a su interioridad anímica), poemas como los
anteriores se plantean y resuelven dentro de parámetros más neoclásicos que
románticos. La inspiración romántica brota en trabajos de vena más personal como
los sonetos “Ilusión” y “Soneto”, en los que se percibe un desencanto emparentado
con el espíritu melancólico y el hastío a los cuales fue proclive el romanticismo.
Citamos el segundo poema: En el cansado viaje de la vida/ A cada paso una ilusión
perdemos,/ En torno nuestro dibujarse vemos/ La noche del dolor ennegrecida.// El
alma, pobre mártir, detenida/ En el misero polvo en que yacemos,/ Apura del pesar
¡av! (sic) los extremos,/ Y de angustia mortal se siente herida.// Si al fulgor de una
plácida esperanza/ Ella recobra nuevo aliento y brío/ Al traslucir la dicha en
lontananza,// Revístese de orgullo y poderío,/ Se agita tras su ideal, ebria se lanza;/
Mas, desmayada y triste, halla el vacío...! (sic) (28).

La magnificencia de la naturaleza despertó el entusiasmo de Josefa Carrasco. “Adiós


al lago de Yojoa” posee el atractivo de la sencillez: Si blanca garza, cual la nieve,
fuera/ De tus playas ¡oh, lago encantador!/ Por siempre enamorada yo viviera/ Y tu
oleaje suavísimo batiera,/ Gozando de tus ondas elfrescor. (29). Optimismo, alegría
y equilibrada visión del mundo se reflejan en “La aurora” y en “Sueños”. El primero
es un canto al esplendor del día. El segundo —cuyo ritmo apunta hacia el modernismo—
expresa un palpitar en consonancia con el universo; Era una noche límpida, serena,/
De tintas de oro v de carmín bordadas;/ Noche de magia y luz, de encantos llena,/
Grata como sonrisa de alborada.//(...) En todo hallaba arrobador misterio,/Sagradas
y armoniosas vibraciones,/ Suaves cual los acordes de un salterio/ Acompañando
místicas canciones.//(...) Soñaba en la emoción de un sentimiento/'Delicado, purísimo

55
Helen UmoAo

y profundo, /De caridady amor que diera aliento! A cuantos peregrinan por el mundo.
(31-32). El nombre de Josefa Carrasco, generalmente, se pasa por alto en los
comentarios sobre poesía hondurena. Este hecho no se corresponde con el mérito de
su obra, equiparable al trabajo de sus contemporáneos más calificados.

Bernardo Mejía

De Bernardo Mejía (Danli, 1855-Trujillo, 1902), \a Antología de poetas danlidenses


incluye "Denuncia”, texto de quince cuartetas que, por la fecha de elaboración (1901),
es de las primeras muestras de costumbrismo en la poesía hondureña. Inserta cuatro
frases aisladas (¿versos?) con las que busca darle veracidad al hecho narrado. La
pnmera, como si de un escrito judicial se tratara, simula estar dirigida al Señor Juez
de Paz de lo Criminal. Las tres últimas son: Danli: Junio 18 de 1901J! A ruego de
Potenciano Amador, que no sabe firmar,/Bernardo Mejía. El autor, al pretender ser
el amanuense del verdadero protagonista; al ubicar lugar y fecha e incluir su propio
nombre (como si de una firma se tratara), enfatiza el sentido realista que quiere darle
al escrito en el cual Ponciano Amador denuncia las heridas que le infirió Julián Bueso:
Que se acervó un poco más/ diciéndome asi: 'bandido./ sólo a matarte he venido,/y
si dudas, ya verás./ Picaro, desvergonzado,/ háblame aquí, viejo tuerto,/ si más no
antes no te he muerto/ es porque he reflexionado', (en Sevilla: 1967: 48-49).7 La
inclusión del habla cotidiana y la elección del octosílabo enfatizan el gusto por lo
popular a que fue proclive una de las vertientes del romanticismo.

Lucila Estrada de Pérez

En Lucila Estrada de Pérez (Gracias, 1856-1949) es interesante “Al Bachiller don


Pedro Flores”, uno de los primeros documentos en los cuales una mujer hondureña
expone su devoción a la poesía. Desde niña tributaba/ Tierno culto a la poesía/ Con
su amor el alma mía/ Enteramente llenaba, (en Durón-II, 1957: 143). En “A la
ciencia”, pondera el conocimiento. En el breve “A una flor inodora” establece una
analogía entre el olor de la flor y la virtud en la mujer: sin aroma, ninguna vale. Su
mejor trabajo es “Mi destino es sufrir” el cual, por la llaneza de la expresión, traduce,
con sinceridad, la amargura que saturaba su espíritu: ¿Por qué aun en medio del

7 Las dos cuartetas se presentan en una sola estrofa. Dado que es la única de ocho
versos, nos inclinamos a pensar que es un error de edición.

56
Lo palabra iluminado

placer yo siento/ Profunda pena y amargura tanta/ Cuando todo sonríe, todo encanta/
Mi triste corazón sufre un tormento.// Tal vez sonrío aparentando calma,/ Cuando el
dolor me hiere y me devora;/ Y es que oculta mi risa engañadora/ El infinito padecer
de mi alma./ Como la débil flor que combatida/ Por el fiero aquilón dobla su tallo,/
Así el pesar agostará mi vida,/ Y cumplirá de mi suerte elfallo.// Cuando al impulso
del dolor sucumba/ Y a las altas regiones mi alma llegue,/ No habrá una amiga que
con llanto riegue,/ La humilde losa (sic) de mi helada tumba. (140). Poemas como
éstos dan a Lucila Estrada un papel de relativa importancia en el desarrollo de la
poesía hondurena, especialmente la practicada por mujeres. En otros trabajos (“A mi
querida hija amada”, “A mi amiga Concepción Caucel”, “Al cumplir diecinueve años
mi hijo Alvaro”), dada la pobreza en el tratamiento, no logró trascender el plano
personal.

Teresa Morejón de Bográn

De Teresa Morejón de Bográn (1860-1929), Rubén Antúnez Castillo, en Biografía


del Matrimonio Bográn-Morejón (1967), incluyó una abundante muestra de su trabajo
el cual revela que ella es, sin lugar a dudas, la más importante poeta del siglo XIX
hondureño. Inclusive, por haber dejado de lado clisés expresivos y por la espontaneidad
de muchos de sus versos, supera a la mayoría de sus contemporáneos.

La autora versificó con soltura y gracia. “Desengaños”, en donde cada estrofa parte
de motivos frecuentados por los románticos, está imbuido de serena tristeza: Casta
paloma airulladora y tierna/ que lanza al viento su amoroso trino/ cuando mecida
por las auras leves,/ sobre la copa del encumbrado pino/ posar se ve.// Límpida
estrella que radiante gira/ entre jirones de espumoso tul/ divina lámpara que Dios
enciende/ bajo su eterno pabellón azul,/ tal me soñé.// (...) ¡Gaviota errante, solitaria
y triste/que de la playa en la escarpada roca/ encuentra el nido de su amor helado/
y en vano al cielo compasión invoca,/ tal desperté! (en Antúnez-II, 1967: 43). L os
elementos de la naturaleza se convierten en reflejos del yo. Similar simbolismo hay en
“A un sauce”, poema escrito en 1878 que destila melancolía: Cual débil planta que el
viento azota,/ tierno pimpollo que el sol hirió,/ pajiza concha que el mar arroja/
cuando se enoja/asi el destino mi ser trató./Cual hoja seca que rueda a impulso/del
torbellino que la arrancó,/ asi me alejan adversos hados/ jieros o helados/ de las
sonrisas que anhelo yo.// Tú, misterioso sauce sombrío,/ (,..). Sólo a la sombra de tu

57
Helen UmoAo

ramaje/ gozo momentos de libertad:/ llorad ¡oh sauce! Llorad conmigo,/ querido
amigo./ que tú no abrigas malignidad. (15-16).

“Mi ambición" expresa el anhelo de encontrar el refugio, el lugar para gozar, en la


madurez, de los frutos de la vida. El texto idealiza el ambiente rural y los versos
destacan por la sobriedad y por acudir a un motivo (la casa) que, posteriormente,
retomarán poetisas posinodcmistas: En una casa blanca muy fresca y muy aseada,/
circuida de naranjos y verdes limoneros;/ en una vega fértil, hermosa y dilatada/ (...)
mirando arriba siempre un cielo azul y puro,/y alfrente un horizonte clarísimo y sin
fin.../ Rodeada de mis hijos y libre de cuidados,/teniendo entre mis manos las manos
de Luis;' sintiéndonos amantes, sintiéndonos amados.../ ahí se deslizará mi vida...
muy feliz. (24). La mención del nombre amado aporta una saludable nota de
verosimilitud. *

La elegía “A la memoria de mi padre”, escrita a los diecisiete años, consta de trece


cuartetos endecasílabos en los cuales, además de la manifestación del dolor,
encontramos recuerdos de infancia asi como el reconocimiento del magisterio espiritual
que ejerció su padre. En la primera estrofa, anota: Es noche ya. La luna en el oriente,/
melancólica imagen de mi amor./pálida, augusta al levantar su frente/ parece que
comparte mi dolor. Y, como un acierto poético, en el último cuarteto, complementando
o cerrando el circulo, el motivo de la luna aparece de nuevo: ¡Padre del corazón! Yo
tu alma veo/ en esos rayos de celeste luz,/ mientras llevo, infeliz, sin Cirineo/ la más
pesada y doloroso cruz! (11-12). “Las nieves de la vejez” es una especie de documento
personal de encuentro doloroso con la propia verdad; de reflexión sobre la vanidad
del mundo; de queja porque los restos del esposo (el ex presidente Luis Bográn)
quedaron en suelo extraño. Inclusive, la autora, aunque termina con un ruego a Dios
(que le envíe pronto la vejez), externa lo vacilante de su fe frente a las circunstancias
vividas. Versos que, por momentos, se olvidan de la retórica romántica, para dejar
que fluya la sinceridad del sentimiento: ¡Ay de mí! que (sic) anonadada/ya no tengo
¡desgraciada!/ mi (sic) alma triste, enamorada/ ¡del recuerdo del que amé/ del que
fue mi luz, mi gloria/ mi religión y mi fe...!/ Soñaba siempre vivir/ y unida a él
permanecer;/ gozar, padecer, sentir,/ caer, morir y renacer.../ (...) De tanta verdad
sentida,/ de tanta dicha soñada,/ de tanta ilusión querida/ ¿qué me resta? ¡nada,
(sic) nada!/ Ni la tumba triste, oscura/que aprisiona la envoltura/ material del que
aquifuera/ mi esperanza y mi ventura:/ ¡que el Hado extremó su saña/ haciendo que

58
Lo palabra iluminado

sepultados/ sus huesos idolatrados/ quedaran en tierra extraña!/ í...)¿Sabré un día


perdonar?/ ¿Podré consumir la hiel/ de esta copa de amargura/ si ya ni en la sepultura/'
descansaré junto a él...?// ¡Fe! ¡Faro cuyos reflejos/ animan a la existencia,/ no
alumbras ya ni de lejos/ alfondo de mi conciencia! (45-47). Una postura que, para la
época, implica un atrevimiento conceptual, máxime tratándose de una mujer.

Pero el texto excepcional es “Píjol”, no sólo por lo extenso (seiscientos sesenta versos),
sino por el desenfado en el tratamiento del tema: la fidelidad a sí mismo y el triunfo del
amor por encima de cualquier peligro. Cuxabel es una bella indígena, criada por el
cacique Karabí. Rocabel, su hijo, la ama y es correspondido. A ella la pretende, como
esposa, Guerrero, un feroz cacique vecino. Los jóvenes, por salvar al pueblo de la
guerra, aceptarían la boda, pero Karabí los insta a responder conforme a los dictados
de su conciencia: —¡Padre, —la infeliz responde—/ sabed que aunque soy mujer/
como agradecida pongo/sobre el amor el deber!/—Y tú Rocabel, ¿por qué/ hiciste la
necedad/ de renunciar al derecho/ que te dio su voluntad?/ —No fue necedad, —
responde/ el hijo con altivez—/fue si, mi deber de hijo/ y de hombre honrado a la
vez. Karabí decide que el pueblo no será menos digno que ellos: y el pueblo que vive
honrado/ el [deber] suyo sabrá cumplir,/y antes que vender mujeres/ hidalgo sabrá
morir. (88). Rocabel muere en la batalla; Cuxabel conduce su cadáver a la cumbre del
Pijul y, tanto ella como Karabí, se lanzan a las aguas de una laguna que hay en la cima:
Y se dice: que esa nube/que allí se mantienefiel,/es el alma del anciano/ custodiando
a Cuxabel. (91).8

Una historia de veta romántica versificada con pulcritud. Sin embargo, lo interesante
es que, antes de referirse a los acontecimientos centrales, Morejón ofrece comentarios
humorísticos. Así, al evocar al antiguo pueblo en donde ocurrieron los hechos, aludiendo
a la transformación de la tradición oral, para ejemplificar sus aseveraciones, acude al
presente en el cual se ubica la voz narrativa: Muy'deformes y variadas/hoy se encuentt an
las consejas./ verbigracia: ellas se pintan/ así como algunas viejas.// Mas ¿quién
criticará eso/si sujeto a evoluciones/en esta Babel humana/ todo sufre innovaciones?/
Ejemplo de ello tenemos/ en doña Tacha Ramplón/ cuyas chapas son milagros/ del
arroz y el bermellón.// Y, ¿quién dice que Alegría,/ la viuda de Juan Bananas' no se
está quedando calva/por la supresión de canas?/ (...) Y, quién dirá en esta tierra/

8 La autora presenta las dos grafías para designar al monte, indica que los indígenas
la llaman “Pijul".


Helen Um«Aa

que don Necesario Feo. en cosmético y pinturas/ no ha gastado el jubileo...?/ (...) Y


w misma que me doy/ mis humítus de escritora./ ignorando si 'Gramática 7 es del
género de Flora' ¡aunquejuzgo que de ‘grama ’/ eso viene muy derecho/y la aplico
de remedio- en las fluxiones de pecho!/ ¿Pudiera ocultar, artera,/ aunque en ello
ponga anhelo,/ que hay lunares en mis versos/ como estrellas en el cielo?/ (...) Que
he buscado de este cuento lo que el vulgo llama ovillo,/estudiando los ‘apuntes ’ del
señor Gómez Carrillo,/y he sacado en consecuencia/ que por miedo de un mentís,/
con un palmo de narices/ me ha dejado ese infeliz. (78-79). Con desparpajo y
humorismo, despunta la veta popular.’

El anterior no es un caso aislado. Similar vertiente humorística observamos en otros


trabajos. En “Angustias de un Empleado sin Sueldo”: ¡Ay, don Lico de mi vida,/mis
males no tienen cura./si por mí no se resuelve/ a hacer una travesura!// Que, es muy
triste, si. fatal,/ esta vida que atravieso,/ llorándome hasta las tripas,/don Federico
Travieso...// (...) mándeme dar un pistillo/ siquiera por travesura...! (37). En “A la
Luna”, despunta el filón de intención social y la crítica a cierta manera de hacer
poesía. Aludiendo al común considerar que la luna es de plata, dice: ¡Cómo mienten
los picaros traidores...!/ afirmo que no hay tal;/ pues si fueras ¡oh Luna! De ese
hermoso/ codiciado metal,/ ya tu faz se mirara circundada/ de una flota naval;/
porque yankees, ingleses y alemanes/ el queso habrían olido,/y tu disco hecho pedazos/
se hubieran repartido. (30). Versos escritos en 1890. Quizá, de los primeros que,
entre bromas y veras, aluden al despojo realizado por los imperios en los pueblos del
mundo.

Notable es, también, “Una receta” (ciento tres versos) en el cual la autora adversa lo
insustancial en la poesía (probable cuestionamiento al modernismo). Inclusive, parodia
el estilo cursi y florido de algunos escritores. A un poeta, la voz poética le solicita una
receta para escribir. Aquel le obsequia un “poema” y le advierte que la armonía del
sonido (...) en los versos es el todo. Supuestamente, le servirá de modelo y dice así:
‘Avecillas con sus plumas/ de matizados colores;/ un invierno con sus brumas/ y
torrentes niugidores;/ campos de gallardasflores,/collados llenos de lirios,/ un poema

9 Quizá se trate de la versión poética de una leyenda popular. Al respecto, Olimpia


Varela y Vareta, en “Leyendas y tradiciones de la ciudad de Yoro", incluye un relato en
el que habla del río Pijol y del sacrificio de Cuxabel. Pan América, núm. 16,
Tegucigalpa, noviembre, 1945, p. 12. Varela y Varela no cita fuente. Lo más probable
es que haya tomado los datos de Morejón de Bográn.

60
lo polobra iluminada

entero de amor/ con suspiros y delirios:/ corriendo el agua en cascadas/ que como
sierpe de plata,/ entre dos bandas bordadas/ de esmeraldas se dilata. Por muchos
versos, el ejemplo continúa. El comentario: — 'Dicen que el más sabio yerra—/ le
respondí humildemente—/su fórmula mucho encierra/mas la encuentro deficiente./
De palabras veo un torrente,/figuras en abundancia,/pero digofrancamente/ que no
encuentro la substancia’... (38-39). En 1892, desde la lejana población de Santa
Bárbara, lugar en donde residía la autora, un válido ejercicio metapoético.

Carlos F. Gutiérrez

Carlos F. Gutiérrez (Tegucigalpa 1861-1898) escribió Piedras falsas (1898), uno de


los primeros poemarios publicados en el país. Con un poco más de cincuenta poemas,
se divide en dos partes: una subjetivo-reflexiva y la otra humorística. En el primer
rubro, Gutiérrez pulsó las notas comunes a otros escritores de la época, especialmente
en lo concerniente a los diversos sentimientos que inspira la mujer: pasión exaltada;
celebración constante de su angelical y sin igual belleza; dudas sobre si el amor es
correspondido; reproches por el supuesto olvido; ratificación del amor por encima de
traiciones y desvíos; correspondencias o contrastes entre la naturaleza y la mujer,
etc. Los ejemplos lo ratifican. “Gloria”: Un zorzal en la ribera/ Tiernas endechas
cantando,/ Y sobre el tallo temblando/ Las flores de la pradera./ (...) Y en lánguidos
embelesos/ Y en amorosos delirios,/ Llenar tufrente de lirios/ Y tus mejillas de besos.
(Gutiérrez, 1898: 13-14). “Pasión”: Es indomable la pasión que aliento;/ Agitarse la
siento en mi locura,/ Cual se retuerce desatado el viento/ Entre los pliegues de la
noche oscura. (37). “En el álbum de Julia”: Meteoro que en blanca llama/Se extingue
en la inmensidad:/ Rocío de la mañana,/ Talfue mi esperanza vana,/ Y tal mifelicidad.
(41). El autor se mueve dentro de los clisés románticos.

“Atrévete” y “El baño”, en buena medida, se libran de esa calificación gracias a la


explícita e inusual sensualidad en el tratamiento del cuerpo femenino. En “El baño”,
con morosidad, se describe cada paso de los cuidados de una bañista- Después, las
medias de color de sangre,/Desatadas bajaron presurosas/Descubriendo los pies que
parecían/ Amasados con nieve y amapolas.// (...) Llega a la pila sonrosada y blanca/
Hecha con mármol de color de aurora,/ Y del tenue cendal que la cubría/ Con ánimo
resuelto se despoja.// Erizado el plumón de terciopelo/ Que el albo cutis con reflejos
dora,/ Se sumerge en la liquida frescura/ Con chapúceos de asustada alondra. (111-

61
Htl«n Umofio

112). Con influjo becqucriano, a siete poemas breves, el autor dio el nombre global de
■■Runas" Transcribimos la bien lograda rima III: Cae la nieve en la elevada cumbre/
Del enhiesto volcán;/ Y al hirvíente calor de sus entrañas/ Se torna en agua que á la
mar se iw.7 Dime. niña ¿Por (sic) qué este infierno mió/Que encendió tu mirar,/Este
volcán que tengo aqui en el alma./No derrite la nieve en mis cabellos/ Y aumentándola
está, (sic) (89).

Las consideraciones sobre la finitud de la existencia no podían faltar en Piedras


falsas. "En la muerte de Manuel Molina Vijil” y ‘‘En el sepulcro de Manuel Molina
Vijil” la muerte es El momento feliz (...) De matar para siempre el dolor (27). Pero
ninguno de los dos poemas trasciende el hecho circunstancial del fallecimiento del
amigo. Mayor alcance posee ‘‘Pensamientos de un loco”, atribuido por Luna Mejía al
poeta homónimo Carlos Gutiérrez. En él, formula una serie de preguntas referidas a
la condición humana en general: Morir! Pero ¿qué es morir?/¿Me lo podéis contestar?/
Como que escucho decir/ Que morir es descansar? (sic)/ ¿Me lo puede asegurar?/
¿Alguna vez se murió/ Quien tal respuesta me dio?/Lástima, mundo, da verte,/Si no
sabes que es la muerte! (sic)/ ¿Qué sabes? Pregunto yo. (18).

El desencanto y la visión sombría del mundo atormentaron al poeta. En “Hastío”,


invoca el frío y las condiciones polares para sus versos y anhela que, de ellos, se
alejen la luz, las flores, los abrazos, los besos: Huya la luz de mis estrofas yertas/
Como del polo en dias invernales/ Se ausente el sol; y sean los boreales/ Fulgores
pasajeros de mi canto/ Claridades inciertas,/ Amarillas, y tristes como el llanto/
Cuando se lloran esperanzas muertas. (72). Contrariamente, en “¡Dios!”, explaya fe
y alegría ante la magnificencia de un ser todopoderoso, origen, compendio y sostén
del universo. Con solemnidad, las ideas se encadenan y celebran el poder de las
fuerzas genésicas: ¿Cómo debo llamarte, Aliento y Vida/ De lo que brilla, resplandece
y vuela,/ A ti cuya mirada misteriosa/ Enciende los colores de la rosa,/ O si lo quieres
nuestra sangre hiela?/Es dulce tu poder, indefinido,/ Eterno como tuyo y dominante;/
Es la luz en el fondo del diamante,/ La vida y el amor dentro del nido./ (...) Cómo te
he de llamar, si á tu grandeza/ No alcanza la expresión del ser humano? (sic)/ Te
digan Dios o bien Naturaleza,/ Siempre serás impenetrable arcano;/ Y tu aliento
divino,/ Creador del universo y la conciencia,/ Regulará el destino/ De lodo lo que
bulle en la existencia./Hasta que llegue la hora/En que tu mismo aniquilarte quieras,/
Y derrumbes el mundo/ }' rasgues las esferas;/ Y en silencio profundo,/ Envuelto en
lo palabra iluminado

lo insondable de la nada,/ Tu espíritu gigante/ Se pierda vacilante/ En la pálida luz


de una alborada. (58-60). Un probable antecedente del “Himno a la matena” de su
contemporáneo José A. Domínguez.

Gutiérrez fue sensible a su momento histórico y consagró algunos poemas al tema


político. En “A J. J. Palma”, reconoce la importancia del poeta cubano, bastión
intelectual durante la época de la Reforma Liberal. En “A Cuba”, lamenta la desgraciada
suerte del país victima, al cual le pregunta: ¿Cómo puedes vivir esclavizado? (25).
“Un brindis” —dedicado a doña Celestina de Soto— realiza un encomio de ella y de
su esposo, el presidente Marco Aurelio Soto.

En la segunda parte del libro, encontramos doce poemas agrupados bajo el nombre
de “Versos humorísticos”. De frecuente intención irónica, explotan el humorismo, lo
popular y lo picaresco, notas que ya se habían insinuado en “Mi Ñata”, “Por qué te
quiero” y “Mi fiesta”, poemas de la primera sección. Los temas, entre otros, aluden
a las suegras; las intromisiones de los parientes políticos; las infidelidades de la pareja;
la consideración del matrimonio como un mal forzoso y la referencia al espíritu
mercantilista de los ministros religiosos. En “Quid pro quo” leemos: Me abrazaste y
satisfecho/ con (sic) ansia febril y loca/ Uní tu pecho á mi pecho/ Y mi boca con tu
boca;/ Pero he aquí que cuando más/ se (sic) encendía tu pasión,/ Me llamaste
¡amado Blas!/ Y yo me llamo Ramón. En “¡¡¡Caracoles!!!”, reaparece la alusión
picaresca: Desde entonces estoy loco....../¡Olía á tabaco, en suma!/ Yo no Jumo, ella
tampoco/ Pero su primo....... ¡sífuma! En “Efectos de un sermón”, la voz del viejo
cura, amonesta: Vosotras que no escucháis/ del pobre cura las quejas,/y que de noche
buscáis.../ lo que el gato por las tejas.// Que no me dais como antaño/ni diezmos ni
chocolate,/y olvidasteis, por mi daño,/los pollitos en tomate (131,142). Aunque no
brillen por su ingenio, gracias a estas composiciones, Carlos F. Gutiérrez fue de los
primeros autores que caminó los peldaños de la poesía festiva y humorística.

Ramón Reyes

Ramón Reyes (Tegucigalpa, 1861-San Antonio del Norte, 1886) permanece fiel al
canon romántico. El amor y su fugacidad. La estulticia humana. El contraste entre lo
puro de la naturaleza y la falsedad de la sociedad. La muerte. Estos son algunos temas
que abordó. Con un sentido amargo de ver la vida, en “Las flores muertas”, el reiterado

63
♦telen UmoAo

motivo de la flor simboliza el rápido deterioro del amor y los placeres: Nace una flor
de pálida corola En las orillas del pantano infecto,/ K allá en la tarde del verano
ardiente/ Al soplo muere de aquilón violento, (en Durón-II, 1957: 170-171).
“Problema” plantea, con habilidad, la complejidad de la naturaleza humana que, aún
sabiendo cuánto necesita al amor, se empeña en hostigarlo: ¿Por qué se hastia de
vivir gozando/ El alma del amor en el santuario,/ Y muchas veces quiere el presidiario/
Idvir sus duros hierros arrastrando? (173). Quizá, el mejor texto sea “A Manuel
Molina Víjil en su muerte” en el cual combina, con mesura y equilibrio, las
consideraciones generales con el caso particular. La muerte —dice— es un fenómeno
universal. Alcanza al elevado pino, al perjúmado lirio pudoroso, al blanco cisne de
rizada pluma. La vida humana, frente al destino, es algo aciago: ¿ Y qué es el hombre?
Un infeliz gusano/ Que aplasta ciego el burlador destino. De ahi, la consideración
del mundo como un páramo aterido. En éste, todo es fugaz. Especialmente, son
transitorios el amor y la dicha que Desaparecen cual celaje hermoso. La muerte
deviene, por lo tanto, en una liberación, una salida. Por ello, nadie tiene derecho a
cuestionar la decisión suicida: ¡Cuántos intentan del destino humano/Las leyespenetrar
con osadía!/ ¡Y cuántos dicen que el suicidio insano/ Es torpe cobardía!/ (...) No
levantemos el mortuorio velo/ Que oculta ese misterio a nuestros ojos. El bien logrado
poema finaliza con una exhortación a poetas y silfides hermosas a cubrir la tumba del
poeta con violetas/ Con lirios y con rosas. Ruega, también, ¡Que aquestos versos
enlazarse puedan/ Con las coronas de ciprés luctuoso/ Que en tu sepulcro quedan!
(163-166).

Miguel A. Fortín

Miguel A. Fortín (San Antonio de Oriente, 1863-E1 Salvador, 1928) fue un espíritu
rebelde. Sus mejores composiciones poseen carácter político y están compiladas en
Corona Fúnebre En El Primer Aniversario de la Muerte de Nuestro Amadísimo
Deudo Dr. Miguel A. Fortín. Lo firman “Su esposa e hijos”. Carece de fecha y se
indica que se edita para conmemorar el primer aniversario de su muerte. Su publicación
correspondería, por lo tanto, al año de 1929.

“¿Humillarme?” es una exaltada negativa a solicitar perdón del gobernante. Al contrario.


Desde el calabozo en donde lo escribe, el poeta riposta: Joven, muyjoven soy; mas no
me arredra/ Ese tirano odioso/ Que me tiene en inmundo calabozo;/ El sobre mi tiró

64
Le palabra iluminado

la primer piedra,/ Y sepa que ya avanza/ El día de la luz y la venganza;/ Hoy puede
lo que quiera! (sic)/ Hoy que la libertad está ultrajada,/ Que la justicia se halla
envilecida,/Que está rota en pedazos la bandera/De la honra nacional ya mancillada;/
Que vengan sobre mí cadenas, grillos,/A oprimirme mis pies con sus anillos./ Venga
la guillotina, o bien la hoguera,/ ¡Nada me importa!. ..¡Nada!/ Y es preciso que sepas
que soy hombre,/ Y querer que me humille es un delirio! (sic) (en Durón-II, 1957:
183-184). Los tópicos de la rebeldía, de la dignidad personal y del amor a la libertad
—tan caros al espíritu romántico—brillan, con nitidez, en los exaltados versos.

En el extenso “A mi madre” (trece estrofas de ocho versos endecasílabos y


heptasílabos, con la particularidad estos últimos de ostentar rima aguda), el poeta, en
lugar de alabar a la madre acudiendo a tópicos al uso, aprovecha su imagen para
denostar a la tiranía. En “El adulador”, execra a quien adula ya que, con su actitud,
hipertrofia, aún más, al tirano. “Ante el retrato de Byron", la amorosa alabanza al
bardo inglés se aprovecha para resaltar la lucha contra la dictadura. En “Ave Cesar”,
trae a colación el caso de los gladiadores romanos para exaltar la dignidad que no se
pliega ante los tiranos: Espartaco surgió, que con su diestra/Hizo al esclavo convertirse
en hombre. En contraste, sus contemporáneos han subastado el alma: Y viven ¡ay! en
(sic) báquicas orgias,/Inclinando su frente ante el tirano..../ Vale más que el esclavo
de estos días/ El rudo esclavo, el gladiador romano! (sic) (Fortín, s.f.: 64).

Dentro de ese espíritu, amante de la libertad, no es extraño que Fortín haya escrito
uno de los primeros poemas hondureños dedicado al pionero de la lucha antiimperialista
en Centroamérica. En “Sandino”, conmina: Mirad al héroe! En el boscaje umbrío,/
en medio de lasfieras y el pantano,/ desafia el soberbio poderío/del que en su fuerza
ufano,/ va destrozando, sin piedad ni pena,/ en Indo-América el derecho humano./
¡Mirad al héroe! Con el alma llena/ de santa fe, de amor a la justicia,/sin pretender
favor sino derecho,/alta lafrente, la mirada altiva,/sin rencor criminal y sin malicia,/
inflamado en santo odio el noble pecho,/ quiere morir porque la patria viva.// (...)
Hoy el conquistador de nuestros días/ nos esclaviza con amor fraterno,/fomenta con
el dólar las orgias,/ se muestra bondadoso y satisfecho,/y en pago de esa su bondad
que aterra/ destroza sin piedad nuestro derecho,/y con feroz cinismo/ declara cruda
guerra/ al bien, a la verdad y al patriotismo. (71-72; lo subrayado, en cursiva en el
original). Un pensamiento antiimperialista expresado con ironía y pasión romántica.
Inclusive, en “Al volcán”, el autor preanuncia la revuelta social: Duerme, Volcán, no

45
Helen UmaAo

es tiempo todavía/ de que ese fuego de tu seno ardiente/ cual tempestad horrísona
reviente. (...) más cuando lleguen a la patria mía/ del vil conquistador los corifeos,/
aviva nuestro ardor, nuestros deseos,/ revienta entonces tu potente lava/ y que nos
mate la tormenta brava/ como Sansón, matando filisteos... (74).

En “Patria”, el concepto de ésta es amplio; no lo limita al lugar en donde se ha nacido.


Lo extiende a Centroainérica y le da un contenido espiritual. Considera que el mundo
es un regalo de Dios al hombre; sostiene un ecumenismo (la cultura ha sido forjada
por todos los pueblos); rechaza la xenofobia y proclama su fe en el trabajo colectivo.
En “¡Ah los viejos” (sic) deplora la pérdida de los valores legados por los ancestros,
representados no sólo por lo indígena; también advierte la importancia del legado
español De ahi la mención de Pelayo, Lempira y Francisco Morazán. Uno de los
primeros trabajos poéticos que proclama el valor del mestizaje.

Fortín sostuvo una visión pesimista de la existencia. “La vida” lo confirma: Nacer,
vivir y caminar sin tino,/ Perseguir un ideal que no se alcanza,/ Y guiado por la luz
de la esperanza/Marchar por los abrojos del camino;// Y eterno e incansable peregrino/
No encontrar la deseada bienandanza/ Yperder poco a poco la confianza,/ Y maldecir
airado su destino;/ (...) Y encontrar con el alma desolada,/ Al concluir la fatídica
existencia/Sólo humo y sombras y miseria y nada:/ Esa es del hombre lafatal sentencia!
(en Durón-II, 1957: 185). La actitud negativa contrasta con el entusiasmo frente a la
esplendidez de la naturaleza en “Al Guacerique”, poema en el que canta, con solvencia,
al río del mismo nombre. Fonin elaboró poemas de amor (“Serenata”, “Necesidad”,
“Rimas”) en los que no sale del lugar común. En el primero de ellos, a lo largo de diez
cuartetos, sostuvo la rima interna: Ven, y la luna que está en el cielo/Con desconsuelo
se ocultará,/Porque fus ojos, mujer querida,/ Darán más vida, más claridad. (187-
188). “Norma” —quizá su texto más débil— es una extensa exhortación hacia la
práctica del bien que dirige a su hijo. Incluye una importante referencia al derecho
que asiste al mendigo Al bien y al orden social (Fortín, s.f.: 62). Con éstos y otros
trabajos, el autor, sin sobrepasar la medianía, elaboró un trabajo muy sensible al
momento político.

66
La palabra iluminada

Otros autores

Juan Ramón Reyes (Juticalpa, 1848-1881), en “A Marco Aurelio Soto”, alaba la


labor del mandatario a quien —en parangón desmesurado— compara con Cristóbal
Colón. Un tanto más afortunadas son las composiciones amorosas. En “A Delina”, se
pregunta qué fue del amor a una mujer y concluye que todo es quimera. En “A
Mercedes”, lamenta que, tras tanta belleza, sólo encontró mortífero veneno: Pura te
creí cual matinal rocío,/ Como el suspiro suave de la brisa,/ Cual esquisuche que
acaricia el río,/ Como de un niño la primer sonrisa, (en Durón-1, 1957: 186).10

Ramón Rosa (1848-1893) formuló en verso sus preocupaciones y desengaños


amorosos. Ninguno de los textos versificados posee la fuerza expresiva de sus escritos
en prosa. Otros autores del período: Alejandro Rivera (1848-¿?) y Adán Cuevas
(Santa Rosa de Copán, 1852-1895) quien, con el seudónimo “Adelfo”, publicó textos
en el periódico La Paz-

José Santos del Valle (Tegucigalpa 1849-1906) escribió extensos poemas amorosps
como “A Lucila” y “Un recuerdo a María”. Este último (trescientos veintiocho versos
endecasílabos) traza un cuadro completo de los altibajos de la relación amorosa. El
estilo es de simpleza absoluta: su voz era/ Tan fresca, melodiosa r argentina,/ Que
estar creía en la mansión divina/ Escuchando un concierto embriagador./ Entre sus
labios de carmín, tan puros,/ Sus finos dientes de marfil blanqueaban,/y el hálito
que aquellos exhalaban/ Nube formaba del más grato olor. (87). En “A un pajarito”,
el vuelo del ave sirve para establecer un contraste con el caos social: Eres libre en el
espacio,/En el bosque y en la selva,/Sin que tirano se vuelva/ Ninguno contigo allí;/
Pues no tienes quien te oprima/ Con duras y fieras leyes,/ No tienes déspotas reyes,/
Ni verdugos para ti.//Si del bosque en la espesura,/De blanco musgo tejido,/Formas
tu precioso nido,/ Cantando idilios de amor;/ Nadie interrumpe tu calma,/ Ni ¡c
obliga a ser esclavo,/ Ni con ceño adusto v bravo/ Te infunde fiero terror. (96-97).
Seguidamente, retrata la corrupción y la miseria del medio. Aunque sin mucho mérito
poético, se perciben el dolor y la indignación.

10 A este poeta, una publicación del Ministerio de Cultura, le atribuye el poema “Nocturno”
que pertenece al escritor homónimo Ramón Reyes. En: G Guardiola et. al. Antología.
Cuadernos de Poesía Hondurena 2, Tegucigalpa: Secretaría de Cultura, 1992: 8-9.

67
Helen UmoAa

Carlos Alberto Uclés (Tegucigalpa, 1854-1942) fue un versificador erudito cuyos


textos reiteran los estereotipos románticos. Quizá el mejor trabajo —-por el sabor
ligero que le presta el octosílabo— sea “Romance": Trina, azucena del valle/Ameno
del Tamboyas, Que da al aura su perfume/ Ya la fuente su beldad.//Las primeras
alboradas 'Sus aljófares te dan,/ Su aletear las mariposas/y gorriones su piar.// (...)
¿Av! de (sic) mi afán, linda niña,/ Conduélete por piedad:/ O me das tu corazón,/ o
mi corazón me das! (sic) (en Durón-II, 1957: 42-43).

De Martin Lclés Soto (1861-1893), José Reina Valenzuela, en Médicos poetas de


Honduras (1969), consigna algunos textos de escaso valor.

Miguel Rico Guardiola (Tegucigalpa, 1865-1879) escribió poemas de inspiración


bastante limitada. Algunos son de amor (“Te quiero”, “AChepita”). En otros, confiesa
su amargura. En “Repulsión", rechaza, por maligno, el placer: sílfide, ondina o mujer,
son términos equivalentes (en Luna Mejía, 1961: 832). En “Angustias”, hay frases
que denotan su desilusión: mis días de tedio y desencanto', insensible el mundo me
abandona/a mi dolor tenaz; Presente incierto! mísera (sic) existencia!; ¿Quépuede
un infeliz contra el destino?, son frases entresacadas de versos ramplones y sin brillo
(832).

Poesía en hojas volantes

Con el aparecimiento de la imprenta, durante los últimos años de la época colonial y


los primeros de la vida independiente, se realizó una poesía de gran interés cultural.
Los autores (o las personas que solicitaban su elaboración), probablemente con dinero
de su propio peculio, mandaban a imprimir, en hojas sueltas o volantes, textos
versificados con las más diversas intenciones: convites de tipo religioso (procesiones,
misas en honor de determinado santo o imagen, rogativas, etc.); loas a dignatarios
religiosos o autoridades estatales; elegías a familiares y amigos, etc. La recopilación
que, con el nombre de Poesía nacional desconocida del siglo XIX (1996) realizaron
Carlos Maldonado y Mario Argueta, ofrece trabajos fechados entre 1840-1881 y, en
lo relativo a la autoría, muchos tienen carácter anónimo o colectivo (los firman gremios
o cofradías religiosas). El autor o autores se esconden en frases como Un patriota,
Un hondureno. Uno de sus amigos. Un amigo verdadero, Un amigo. Un republicano.
El Jefe y los Municipales, Un Versista, Los sastres, Los mayordomos, Unos ciudadanos,

68
Lo palabra iluminada

La Comisión del barrio abajo, Unos libres, Un devoto de Nuestra Señora de Soledad,
etc. Algunas veces, el autor o autora se identifica. Tales los casos de Mariano Aguiluz,
Teodoro Aguiluz, Manuel Avilez, Rodrigo Valenzuela, Mariano Redondo, Julián Pascua,
Faustino Reyes, Manuel de J. Flores, Antonio Romero, Coronado Chavez, F.
[¿Francisco?] Ferrera, Félix Bonilla, María Josefa Agüero, María Josefa Selva, Demetrio
Ramírez, José Espinoza, Antonio Ortega, Inocencio Bardales, Nicolás O. Velásquez,
Ricardo Midence y Pedro Hemándes. Otros trabajos los firman varias personas. Al
pie del que lleva como título “Al Gimo. Sr. Capitán General Presidente Don José
María Medina, victorioso en la memorable campaña del Salvador” (sic), encontramos
treinta y un nombres. La solicitud de ayuda monetaria para celebrar una festividad
mariana, junto a la firma de Francisca de Otero, consigna el cargo que ella ostenta: La
capitana del varrio abrriba de la ciudad de Gracias.11

Algunos textos no indican el lugar en donde fueron escritos o publicados. Treinta se


suscriben en Comayagua; quince, en Tegucigalpa; tres, en Gracias; dos, en Amapala
y uno en Nacaome. En cierta forma, un indicativo del espectro cultural de la época.
Las fechas más remotas corresponden a Comayagua, antigua capital de la provincia.
La primera composición es del 31 de marzo de 1840. Su título: “A nombre de los
pueblos se obsequió a los gobernantes en Honduras, en su ingreso á esta capital, con
la siguiente tonada patriótica”. En ella, el impresor (J. María Sánchez) o el anónimo
autor incluye esta aclaración: Está acomodada mas a la música que al arte puética,
cuyas reglas ignora el autor de las octavas. (Maldonado-Argueta, 1996: 18). En los
desaliñados versos se percibe la exaltación romántica: Venid Padre de los pueblos/
(...) Visteis la Patria oprimida,/ De fieras despedazada,/ Que entre llanto y agonía'
A sus hijos imploráva;/ Mas tú fiel le prometías/ Luchar hasta Libertarla,/ Y del
traidor parricida/ Libre es ya, no es ultrajada (17).

En otros textos, aunque en forma híbrida con la perspectiva romántica, el remane te


neoclásico es nítido. En el epitalamio “Felicitación dedicada al Señor General Presidente
del Estado, y Benemérito de la Patria, Francisco Ferrera, por su dichoso himeneo”,
cuyo autores Mariano Aguiluz, conviven los elementos cristianos y las citas paganas:
La felicidad sin duda/ Coronará vuestra unión,/ Pues que tanta perfección/ Reune
vuestra cara esposa;/ La que, cual Anadyoméne,/ Llena de amor y dulzura,/ Sus

11 Tanto en nombres personales, como en el texto literario, respetamos la ortografía y


el tipo de acentos.

69
Hflen Umoflo

caricias con ternura/ Os blindará cariñosa.// (...) Y que dias agradables/ Quiera el
Eterno brindaros. (19-20). El mismo recurso sincrético se advierte en “Alusión á las
nueve musas con Apolo que van sobre el Parnaso acompañando a San Miguel en la
procesión de este dia” en el cual, en cada estrofa de doce versos, en el homenaje al
arcángel, se hace una alusión directa a las diferentes musas: Urania, Melpómene,
Polimma . : Mirad a lo alto; el Anjel de luz/ Brilla en los aires cual radiante Sol/
Entre nubes de fúlgido arrebol:/El Serafín purísimo, el Querub/ Siguen su Carro, y
entre gloria tanta/ La Musa canta/ Suaves loores;/ No los amores/ Celebra Eralo;/
Con su recato/ Hoy va diciendo/ Que el Arcajel MIGUEL viene asistiendo (55). En
Al Sr. Presidente del Estado en obsequio de su venturoso himeneo”, firmada por
Mariano Redondo, se acude, de nuevo, a las deidades paganas: Cual Diana divina/
Con dulce candor,/Sabrá consagrarte/ Un modesto amor.//Las tres lindas hijas/de la
Ciprés bella,/La acompañan siempre./Siempre andan con ella. (21).

L os sucesos militares ofrecen material para otros cantos. Firmada por “Un hondureño”,
la derrota de las tropas de Nicaragua por el ejército comandado por Santos Guardiola
es recordada en “A la victoriosa división de Choluteca el 19 del presente mes”. En los
versos grandilocuentes resuenan tópicos usuales en la poesía de exaltación guerrera:
Tronó el cañón repito, y los valientes/ Hijos de Marte airado, presurosos/Defendiendo
los fueros mas sagrados/ Que la ley prescribió, de las naciones/ Imitaron al Dios
armipotente/ Y al soberano Júpiter tonante.// (...) Y la postuma fama/ Tocando allá
en los siglos postrimeros,/ Puyblicard las inditas acciones,/ Las ilustres azañas y el
denuedo/ De sus esclarecidos defensores./Al tiempo que de oprobio y maldición/ Su
vida cubrirán y su sepulcro,/Esos inmundos restos del tirano/Que oprimió la nación,
esos traidores/De la Patria y sus leyes sacro-santas, (sic) (25-26). En “Obsequio á la
heroica división trinfante en Nacaome”, la retórica es similar: En la sacra mansión de
las Deidades,/ En el Olimpo mismo, Marte admira/ A la heroica columna que en
Nacaome/ A la Patria te (sic) ha dado nueva vida:/ (...) El General Ferrera, este
Héroe magno/ Que al grande Alcides en valor imita,/ (...) Y el valiente Guardiola,
cuya espada/Al osado enemigo aterroriza,/ Acomete á las hordas con bravura/ Con
no visto denuedo y vizarria./ Al instante el espantóse difunde/ En los viles ministros
de perfidias,/ Que huyendo con pavor por todas partes,/ Aquel héroe su nombre
inmortaliza. (28-29). En este caso, se asigna la autoría del texto a “El Patriotismo”,
entidad abstracta personificada

70
la palabra iluminado

En las elegías, los autores inciden en tópicos muy conocidos. La muerte se rodea de
notas sombrías; el muerto se idealiza; la vida celestial es sinónimo de dicha, etc. En “A
mi querido amigo Señor Fruto Fajardo por la muerte de su esposa”, el autor (“Un amigo
verdadero”) externa sentimientos de ternura y solidaridad con el compañero golpeado
por la muerte: Viene la lúgubre noche/ De nieblas y horror velada:/Sin que su sombra
enlutada/ Pueda calmar tu aflicción.// ¿ Y siempre te veré mustio/ En tu amargo y triste
duelo,/ Demandando aljusto Cielo/ Por que te arranco tu amor?// (...) Ese Ídolo que
lamentas,/ Esa amable y tierna esposa;/ Vive en el Cielo dichosa/ Y contempla tu pesar.
(46-47). En “Poesía”, que lleva esta dedicatoria, “A la sentida muerte del Presbítero
Señor Pedro Antonio Aguilar”, el anónimo autor se eleva hacia reflexiones generales:
Nada es el débil hombre en este mundo;/ Exalación que por el cielo pasa/ Endeble
arista que violento arrastra/Por los ayres el raudo vendabal.//¿Para qué? ¿Para que
tanto anhelamos/ Prolongar esta vida acongojada;/ Si el hombre es polvo, la grandeza
nada/ Y la muerte es principio de vivir?/ Feliz aquel que al túmulo llegare/Sin gloria,
sin amor, sin ilusiones;/ Sin dejar ni recuerdos ni afecciones/Que lo engañen con un
fausto porvenir. (48). El poema finaliza externando un acendrado dolor ante la muerte:'
Mas ¡ay! ¡silencio ya! no mas mi lira/Perturbe su reposo sacrosanto;/ ¡Es tan cruel mi
pesar! ¡Me oprime tanto...!/Que destrosa mi enfermo corazón./Secos mis tristes ojos
ya no tienen/ Lagrimas que verter; y en vano intento;/ Seguir pulsando el junebre
instrumento/ Y elevar mi tristísima canción. (49).

Otras composiciones abordan temas que, quizá desde una óptica actual, pueden
parecer triviales. Sin embargo, permiten inferir usos y costumbres de la época. Pero,
sobre todo, dejan ver el nivel de penetración y el gusto por la poesía. En la invitación
para un baile, el titulo dice: “Señorita Ma. Josefa Fiallos de Moneada e hija. Para
obsequiar al Sr. Gral. Presidente Don Trinidad Cabañas convida á U. el comercio y
vecindario diciéndole que” y, a continuación, encontramos el complemento de la
frase que quedó inconclusa: El bayle es el signo/ Más demostrativo/ Deljubilo vivo/
Que hay en lo interior. (54). Hay poemas en los que se solicita materiales para la
construcción de iglesias; se pide encender cohetes en honor de algún santo; se anuncia
que habrá quema del toro-fuego; se exhorta a dar limosna para celebrar dignamente
alguna festividad religiosa: Cohetes que al aire hiendan/ Pedimos al medio dia/ En
obsequio de Mario/ Digna Madre del Eterno. (77); Y en pos del grandioso fin/ De
hacer bella la función,/ Pide tiréis un cohcton/ Un cohetillo y cachinflín,/A las doce
y la oración. (86). No falta, a veces, la nota humorística o irónica. Por ejemplo, en un

71
Hclen Umofto

“Convite", que finnan los sastres, se alaba su “honradez": Aquesa gente honradita/
Sin doblez v sin mentira/' Que jamás toma una tira/ Que sobra de una levita/' De
alepín o cachimira. (86). Estamos, pues, frente a una poesía de circunstancias pero
de sumo interés en tanto permite conformar un cuadro de época.

Los compiladores incluyeron un poema de tipo amoroso que, fechado en 1881, está
vertido en moldes románticos. Sintomático, es por ejemplo, que a la amada, se la
compare con Atala, la heroína de la novela de Chateaubriand. El autor—en reveladora
nota que indica un criterio selectivo— anota que, como no le publicaron el poema en
un periódico, le ha parecido bien hacerlo por separado. Leemos: Al divisar ya la
arena/ Del memorable Amapola/ Me la finjo como Atala/ Ligada con mi cadena.//
Esas aves que volando/Deleitan tanto á mis ojos/Me la recuerdan de hinojos/Cuando
ella me estaba amando.// (...) La luna con su esplendor/ Me contrista el corazón/
Recordándome el halcón/ Que presenció nuestro amor (112-113). Composiciones
versificadas sin mayores pretensiones literarias. Importantes, sin embargo, porque
evidencian el arraigo popular de la poesía en un período que, en términos generales,
se considera de bastante aridez intelectual.

72
Capítulo V

POSROMANTICISMO
Y
MODERNISMO
Posromanticismo y modernismo
Generación de 1894
(Nacidos entre 1864 y 1893)

El posromanticismo

El posromanticismo es un movimiento literario y artístico que, en Europa, hacia


1860, marcó la decadencia del romanticismo. Para Sáinz de Robles, en una mezcla
curiosa con los primeros ‘síntomas 'del realismo, (...) cultivaba, tímidamente, algunas
de las fórmulas románticas; pero ya ensayaba, tímidamente, algunas de las primeras
recetas realistas. (...) fue, pues, una zona de ‘confluencia ’, un campo de
experimentación (1965: 982). Para Castañeda Batres -en enfoque que abarca a
Latinoamérica- después del alborozo romántico que se vinculó a la Independencia,
las generaciones posrománticasfueron las del segundo regreso, las del hito constructivo
(2004: 26).

En Honduras, los escritores nacidos durante este período vivieron situaciones derivadas
de las luchas entre conservadores y liberales incubadas durante la época independentista:
tensión religión-estado; ruptura del pacto liberal; atraso en importantes órdenes de la
cultura (analfabetismo, falta de escuelas, escaso desarrollo artístico...). Por otro lado,
empezaban a sentirse los primeros efectos de la modernidad (consolidación del
positivismo, industrialización, mecanización, apertura de mercados internacionales...)
los cuales incluían fe en la ciencia, en el progreso, en la importancia de la educación.
Pero, en esencia, como marco conceptual estético, el romanticismo seguía
campeando.1*

’ Al respecto, en un periódico de provincia, hay un artículo en el que se comenta,


elogiosamente, la obra de Leopardi, Mariano José de Larra, Espronceda, Juan Zorrilla
y otros. El Universitario, núm. 39, Santa Rosa de Copan, 30 de septiembre de 1884,
p. 4. También, en otro de los ejemplares consultados, localizamos un texto versificado,
“Becqueriana", de Agustín R. Madrid: Volverán las dulcísimas canciones/ En tu oído
otra vez a resonar:/ Y sus sentidas notas melodiosas/ Tu alegría volverán.// (...). Pero
aquellas que alegres se mecían;/En las ramas del sauce y del jazmín:/ Aquellas que
te oyeron suspirar/ ¡Esas. .. no volverán! El Universitario, núm. 3, Santa Rosa de
Copán, 10 de junio de 1884, p. 4.

75
Heltn UmoAo

[ a infancia de muchos autores nacidos al finalizar el periodo, coincidió con los primeros
añas del siglo XX. En 1900 aparece, en Tegucigalpa, el semanario La Juventud. En
1901. Iroylán Tumos publica Revista Nueva (primera revista modernista del país). En
1904 se edita Revista de! Archivo y Biblioteca Nacionales, año en el que Ture ios funda
el diario El Tiempo En 1905. la celebración del III Centenario de la publicación de El
Ingenioso Hidalgo Don Quijote de ¡a Mancha, se realizó con gran pompa. En 1906,
Juan Ramón Molina y Augusto C Coello fundan Espíritu, antología de ciencias y
letras. En este mismo año, para la inauguración de la Biblioteca Nacional, se hizo la
convocatoria para celebrar los Juegos Florales. En otras palabras, poco a poco, el
ambiente cultural adquiría nuevos estímulos. No obstante, es pertinente seííalar que,
conviviendo con diferentes escuelas o corrientes literarias, el romanticismo seguía
imponiendo sus fueros, situación que continuó hasta muy avanzado el siglo XX.

Modernismo

El modernismo -nombre que el mismo Rubén Darío había aplicado en 1888 a las
tendencias que él presidia- fue un movimiento espiritual que se alzó contra la
exuberancia formal del romanticismo y contra la carencia imaginativa del realismo.
Con Darío a la cabeza, un buen número de escritores latinoamericanos se convierte
en portador de una nueva estética que prefería los temas universales y los ambientes
exóticos impregnados de lujo, refinamiento y sensualidad.

Como apunta el crítico guatemalteco Francisco Albizúrez Palma -interpretando a


Octavio Paz y a Angel Rama- el cosmopolitismo de los modernistas que sería mejor
llamar universalismo, na implica un desinterés por América. Frente a las duras
condiciones de vida, las opulentas metrópolis extranjeras (sobre todo París y Londres),
al poeta, se le aparecen como las grandes fuentes de donde puede sorber un nuevo
aliento que, en la práctica literaria, contribuirá a iluminar y enriquecer la realidad
de sus países. Para Rama, es el sistema capitalista el que, al incrementar las relaciones
comerciales, abre a los ojos del artista la ventana hacia unas realidades (las de
Europa) que de inmediato le subyugan, (en Albizúrez Palma, 1988: 8). La crítica
actual considera que, tras el lujo verbal, que se tildó de rebuscado, suntuoso, escapista
o afrancesado, hubo una búsqueda legitima de universalidad y un interés por llenar el
vacío que el positivismo había dejado en el terreno metafisico (ello explica el interés

76
Lo polobro iluminada

de los modernistas por el esoterismo, por la tradición ocultista). Los escritores


modernistas pretendieron crear una emoción lírica a través del cuidado expresivo.
Jean Franco, al señalar que Darío y Manuel Gutiérrez Nájera figuran entre los primeros
escritores latinoamericanos que emplearon la prosa para sugerir estados de ánimo,
acota: Con el modernismo las descripciones de la naturaleza sejustifican en si mismas,
están hechas para ser gozadas como un fin, y no porque contengan un mensaje o
contribuyan directamente al tema. Un lenguaje, concebido, pues, para apelar a los
sentidos. (1985: 208-209). Se impone la premisa del arte por el arte.

Saúl Yurkievitch señala varios rasgos que, dentro del modernismo, pueden considerarse
anticipadores de las vanguardias: Se trata de rasgos como el fluido estilo coloquial,
la mezcla de tonos y niveles, las sorpresivas rupturas humorísticas, la ironía, la
autobiografía mezclada con claras referencias (sic) la actualidad, (en Albizúrez Palma,
1988: 9). Para Centroamérica, el citado estudioso guatemalteco precisa algunas
características del modernismo: 1. Su prolongada vigencia. 2. El retraso con que
comenzó. 3. La falta de autores de primer orden, excepción hecha de Rubén y Gómez
Carrillo. 4. El peso mayor que, estéticamente, tiene la prosa sobre el verso. Baste
leer ciertas páginas de Juan Ramón Molina y Froilán (sic) Turcios, por no citar de
nuevo a Gómez Carrillo, para corroborar este aserto. (10).

En Honduras, el modernismo no se practicó en estado puro. En sus representantes


más conspicuos -Juan Ramón Molina y Froylán Turcios- el sentir romántico impregna
sus obras. De ahí que Juan Antonio Medina Durón hable del carácter híbrido-romántico
modernista en la literatura de este período. (1993: 35). Por su parte, aunque
refiriéndose a toda la región latinoamericana, Castañeda Batres acota: Con el
modernismo adviene el encuentro de la propia voz. (2004: 26). Por otra parte, es
importante aclarar que varios autores ubicados cronológicamente en este período,
más que modernistas en el pleno sentido del vocablo, enrumbaron su trabajo dentro
de modalidades propias del posmodemismo.

77
Htltn Umofto

H<»mi i o E. Dvrón

Rómulo E Durón (1865-1942) escribió Ensayos poéticos (1887); Crepusculares


(189?) y Floriona (19)? En Hojas literarias (1906) incluye la balada “Domingo
*
Antonio 5.’ La impronta es de un romanticismo exaltado, al uso de la época. De ahi
que. más valiosa que su poesía, es la elaboración de la primera antología de la literatura
hondureña que, con el nombre de Honduras Literaria, dio a conocer en 1896 (prosa)
y 1899 (verso). Gracias a ella, mucho del trabajo literario del siglo XIX realizado en
el país, se conoció y pudo salvarse del olvido.

Ensayos poéticos
El amor es tema de textos como “Niñez y juventud”, “A ti”, “Nocturno”* “Amor”,
“Trovas" (I a X) y otras. Un fragmento de “Tántalo” permitirá aquilatar la recurrencia
en los recursos caros al romanticismo: hipérboles, exclamaciones, interrogaciones
retóricas y adjetivación de matices exaltados: Horrible es el martirio de Tántalo,
alma mia.7 Los ojos encendidos y pálida la sien,/ La boca ardiente y seca, la faz
torva y sombría,/ Allí desesperado contempla cuanto ansia,/ Y allí morir desea, y ni
aun morir puede él!... (sic)// (...) En esa triste historia, mujer encantadora,/¿No ves
la historia mía, la historia de mi amor?/ Tú eres el verde árbol, lafuente bullidora /
Yo soy el que sucumbe de sed devoradora..../ Tú eres el tormento... Y Tántalo, yo soy!
(sic) (Durón, 1887: 9).

El esplendor de la naturaleza suscitó el entusiasmo del escritor. En el soneto


“Primavera”, la exhaustiva enumeración lo dice: Ya se cubren los campos de verdura,/
Los árboles corónanse de flores,/ Escúchanse doquier dulces rumores,/ De aromas
llena, vaga el aura pura.// El ave teje el nido, en la espesura,/ Do el fruto arrullará
de sus amores,/ Del sol brillan más claros los fulgores,/ Está de fiesta toda la
natura!....// (...) ¡Deliciosa estación! ¡Ah! Quién pudiera/ hacer que como tú, del
alma mía/ Fuera inmortal la dulce primavera!... (sic) (1).3

3 Este último, Jorge Fidel Durón, sin entrar en mayores detalles, lo califica de ro­
mance histórico (1946: 211).
’ Texto versificado de tipo narrativo de viz humorística. Domingo Antonio, un soldado
de Francisco Ferrera siempre grita ¡Muera Morazán! Cuando cae prisionero, las
tropas morazanistas decomisan su fusil. Clama por uno y Morazán se lo concede. A
partir de ahí, el grito se trasforma en: ¡Viva Morazán! Después, aunque le paguen,
no cambia de parecer.

li
Lo polobro iluminado

La fugacidad de la existencia (“Sicut nubes”); la persistencia del dolor y la tristeza


(“El dolor”, “Sub umbra”, “Semper”) y el vago anhelo de evasión (“Deseo”)
constituyen tópicos abordados por el autor. Con relación a “Deseo”, un fragmento:
Cuando contemplo en apacible tarde/ La moribunda luz crepuscular,/ Iluminando
apenas las montañas/ Con misteriosa y vaga claridad,/ Ser entonces leve átomo
quisiera/ De la diáfana, azul inmensidad/ Yfundirme y perderme para siempre De
esa pálida luz en el raudal!... (18).

Crepusculares
Con el aditamento de un texto patriótico (“Himno”, dedicado a Francisco Morarán) y
otro en el que se alude al suicidio (“Triclina”), Crepusculares, de Rómulo E. Durón,
en fondo y forma, es similar al libro anterior. “Flores y estrellas”, “Revelación”,
“Felicidad”..., están dedicados al amor y a la mujer: Ven sobre el pecho mío/A reclinar
la soñadora frente;/ No más tu corazón palpite frío;/ Ven de amor a sentir la llama
ardiente. (...) ¡ Tu blonda cabellera/Destrence sobre el hombro alabastrino,/En tanto
que en mis ojos reverbera,/ De tus miradas el fulgor divino, (sic) (“Ven”, Durón,
1893: s. p.).

De los textos dedicados a la naturaleza, en “Canto vespertino”, la visión del campo es


idílica, en armonía con un sentimiento pictórico de felicidad: En las ondas del aura a
mis oídos/Llegan vibrando en plácido concierto/ Cantos, rumores, débiles sonidos,/
Susurros de los árboles del huerto.// Una tórtola arrulla en el boscaje,/ Y un pajarilla
pardo, inquieto, airoso,/ Vuela, pósase un punto en el ramaje,/ Toma a volar y nunca
está en reposo.// (...) Todo me habla de amor, de paz y calma,/ ) de cuánto recuerdo
y cuánto ansio,/ Porque en tanto lo admira y siente el alma,/ En ti está jijo el
pensamiento mío. (11). Más que un valor intrínseco, los libros anteriores poseen
importancia historiográfica en tanto son de los primeros poemarios publicados en
Honduras.

Juan Ramón Valladares

Según Luis Hernán Sevilla, Juan Ramón Valladares (Danlí, 1865-Tegucigalpa, 1960)
es el nombre completo del autor que, firmando como J. R. Balladares, publicó

79
Htltn Umoño

Fragmentos de un libro inédito (1891), obra que se ubica dentro del romanticismo
más exacerbado y carece de novedad. Sin embargo, hay que considerar que es de las
primeras obras en verso publicadas en el país. La mayoría de los poemas tiene como
tema el amor En "A un jilguero”, interroga al avecilla sobre su suerte en cuestión de
amor, para concluir: ¿Canta!... canta dichoso pajarilla!.../ Puebla con tus gorjeos
sonorosos/ de dulces melodías/ Estos bosques tan frescos y frondosos/ Do tienes tu
palacio...... / ¿Canta! oyendo (sic) tus trinos melodiosos/ Quiero mirar la bóveda del
cielo./ Quiero mirar el azulado espacio,/1 ver si encuentro á mi dolor consuelo! (sic)
(Balladares. 1891:9).

Como secuela de la infausta relación amorosa, varios poemas ofrecen una visión
negativa de la mujer. En “Las mujeres”, acudiendo a una paradoja y a tópicos de la
poesía barroca española, plantea que las mujeres son seres de contradicción: I saben
con hipócrita dureza/ Despreciar a que (sic) tierno las adora.// (...) Sucédeles
burlarse del constante/' I adorar al que altivo las desprecia. (22; en todos los casos,
lo subrayado, en cursiva en el original). Asimismo, como documento relacionado con
las ideas de virginidad exigidas a la mujer para contraer un matrimonio honorable,
léase “¡Piénsalo bien!”. Sus doscientos ochenta y dos octosílabos cuentan la historia
de Luisa, muerta durante la noche de bodas por el ofendido esposo que se recluye en
un convento. La reflexión en tomo al proceder de la joven dice: ¡Oh! quien (sic)
conocer pudiera/ Ese sér tan necio y vano,/ Tan voluble y caprichoso/ Como es
inconstante y falso! (sic)/ ¿La mujer! el (sic) desconsuelo/ del hombre justo y del
sabio,/ Verdugo de quién la quiera,/1 juguete del malvado! (sic) (47).

Algunos trabajos, dentro de una línea humorística, complementan la infravaloración


de la mujer. En “Humoradas” se la presenta interesada en los hombres sólo cuando
media el dinero: Fácil mefué comprender,/Que quien no tiene dinero/Debe guardarse
mui bien/De hablarles á las mujeres/ De cariño santo y de..../Otras tantas necedades/
Que no les son de interés;/ Por eso yo que no tengo/ Ni un poquito de oropel,/
Despechado siempre exclamo/ Con un aire de desdén:/ Que cargue el diablo con
ellas,/ ! conmigo Lucifer,/ Para ver si en los infiernos/ Me llaman pobre otra vez.
(13-14). En “Qué quieres?” (sic), ante diferentes ofrecimientos que le hace el hombre,

80
Lo polobro iluminado

la mujer sólo pide casamiento. “Eso no’’ aboga por la búsqueda del goce sensual con
una mujer, pero sin que medie el matrimonio.

Fiel al espíritu romántico, otro grupo de poemas ostenta una visión muy amarga del
mundo. “Brumas”, texto de casi cien versos, plantea que la existencia sólo depara
sinsabores; se ejemplifica con la vida de sufrimiento de diversos personajes de la
historia (Julio César, Galileo, Cristóbal Colón...) para concluir: ¡Ai! cuando (sic) las
densas brumas/ Trastornan mi pensamiento,/Algo de sombrío siento/ Que abruma á
mi alma. Señor! (sic)/1 te busco en lo infinito,/ Mas hallo tu omnipotencia/ Aquí en
mi propia conciencia/ Templada por el dolor! (sic) (12). En “Valiera más no nacer”,
la amargura se exacerba: El cómo, yo no comprendo,/ De cómo vivo en el mundo;/
Pero el abismo profundo/ En donde me estoi hundiendo,/ ¡Ah! ese (sic) sí le estoi
viendo,/1 lo miro á cada instante;/1, aunque al mirarlo me espante,/ No puedo
retroceder,/ Que hai una fuerza poder/ Que me impele hacia delante. (19). En
“Sombras”, en doce décimas, el yo poético traza un recuento de su triste vida. En
“Creencias”, el autor hace gala de un espíritu escéptico: ¡Cuánta miseria en el hombre!/
¡Cuánta estupidez, por Dios!/ Creer en duendes, creer en brujas,/1 en el demonio,'
¡qué horror!/ Creer en milagros de santos,/1 en la odiosa confesión;/ Hacer largas
romerías/ Bajo el agua ó bajo el sol;/ Rezar cinco y más rosarios/ A una imagen del
Señor,/ Que le llaman de Esquipulas;/ Del Santuario, ¡qué sé yo!/ Es un negrito
africano,/ Tan negro como el carbón,/De labios rojos, tan rojos/ Que no hai antítesis
peor./ (...) Necia humanidad, prosigue/En tus creencias y en tu error,/1 predica tus
doctrinas/ Mientras tanto alumbra el Sol;/ inventa premios y penas,/1 medios de
salvación,/ Hasta que el día del juicio/ Te salve o condene Dios. (21-22). En el
sustrato del texto, subyacen los planteamientos positivistas de la época. Otros poemas
se consagran al tema de la muerte como “Elegía”, “La tumba de un niño” y “La
muerte”. “Adiós” es un canto de dolor al abandonar la ciudad de Danli. La mayoi
parte de los ejemplos citados revela impericia en el manejo del verso.

Joaquín Burgos

Joaquín Burgos (Yoro, Yoro, 1866-Tegucigalpa, 1948) elaboró pulcros versos en los
que percibimos acordes modernistas. “Díptico del trabajo” -dos sonetos en los que
se alaba el trabajo- muestra un trasfondo ético: En su afanar el labrador entona/ un
canto al surco que transforma luego;/ canto fecundo que a la tierra abona/ como el

SI
Htltn Umoftc

sudor que vierte. que es un riego.//(...) Dejad oir esa canción tan bella/del trabajo,
al surcar con el arado,/que encenderéis una fulgente estrella;//y a su ritmo estarán
los soles fijos/ contemplando el erial en sazonado/ fruto de redención de vuestros
hijos, (en Luna Mejia, 1963: 125). Similar perspectiva moral encontramos, también,
en el soneto “Docta fuente”: El bosque ensena saludables cosas,/ desde que nace
hasta que muere el día / Las abejas que liban la ambrosia/ del corazón fragante de
las rosas.//ofrecen un ejemplo de industriosas/al colmenar humano. (127). “El canto
del jilguero” exulta de gozo ante la belleza del canto del ave; consta de diez cuartetos
en los que, a la manera tradicional, se acude a la mención de los dioses griegos. “A
Francia” es un soneto fechado en 1942 que muestra solidaridad con la nación europea
frente a la agresión del teutón que con su sable te esclaviza (loc.cit.).

Félix A. Tejeda

Félix A. Tejeda (Olanchito, Yoro, 1866-Tegucigalpa, 1896) dejó un conjunto de poemas


en donde repite lemas y gastadas fórmulas románticas. Dirigiéndose a la amada,
escribe' Ya nada me asusta, ya nada me resta,/ Si quiere la dicha formar nuestra
unión,/ ¡Porque hay en tu rostro sonrisas más gratas/ Que el cielo y los astros, las
nubes y el sol. (sic) (140). No obstante el trillado estilo, Tejeda, en “La poesía”,
realizó uno de los primeros textos metapoéticos con que cuenta la literatura hondureña:
Yo [la poesía] jloto en la ondulante cabellera/ De la aurora gentil y pregonera/ Del
sol que dora el firmamento azul,/ Y viajo con los rayos ardorosos/ Que atraviesan el
éter cautelosos,/ Envuelta con mi túnica de luz.// (...) Soy vida, soy calor, soy
movimiento;/ Con mi soplo inmortal infundo aliento/A todo lo que pierde su vigor;/
Y basta mi presencia animadora/ Para dar al océano seductora/ Y terrible belleza en
su furor.// (...) Todo se halla en mi seno concentrado;/ Soy dueña universal de lo
creado,/Del cielo y tierra, de la estrella yflor;/ Cuando el dolor humano se subleva/
Oculta y sola por doquier me lleva/ Y doy belleza al inmortal dolor. (137-139).

José Antonio Domínguez

Para Castañeda Batres, José Antonio Domínguez (Juticalpa, 1869-1903) puede ser
considerado como un poeta de transición entre los románticos y la nueva manera del
modernismo (2004: 20). A nuestro entender, es el primer poeta hondureno cuyo
trabajo se puede equiparar, en pie de igualdad, con el de cualquier autor del área. Su

82
lo palabra ilummodo

inquietud fue múltiple y se manifestó, sobre todo, en excelentes sonetos y en el


magnífico “Himno a la materia”.

Centrándonos en el terreno del soneto, el espectro temático de los diecinueve que conocemos,
es amplio. En algunos, destaca la personalidad de héroes patrios como Morazán, Cabañas,
el Padre Reyes y José Cecilio del Valle. “El manglar”, “Nenúfares”, “El jilguero” y “Sol
poniente” describen o externan sentimientos vinculados al mundo natural. Encontramos
consideraciones de intención política. En “El pensamiento libre”, se afirma que la tiranía no
puede someter la expresión de la idea. “Adiós” aborda el tema del exilio y considera que el
alejamiento de la patria se origina en la falta de libertad. Tenemos textos de propósito
didáctico. “Adelante” exhorta a la juventud hondureña a que luche por sus anhelos: Superior
al peligro es tu esperanza! (Domínguez, 1960:37).4 No faltan las reflexiones sobre la vida
como en el sarcástico “Inlunación” (la incomprensión del vulgo a la tristeza de Pierrot) y “A
los que ríen” (la risa como escudo fíente al dolor). Se observa una tendencia exacerbada al
autoaniquilamiento en “Último deseo”. Se insiste en ideas en tomo al arte y la literatura, en
“Toques” (vinculación arte-amor) y “Elevación olímpica” (invitación a los poetas a cantar
la vida universal). Encontramos un trabajo de intención lúdica (“Hojas”) que citaremos
posteriormente.

En el terreno artístico-literario hay un soneto que permite inferir aspectos clave del
trabajo de Domínguez. “La musa heroica” es un auténtico ars poética en el que define
su adscripción a dictados fundamentales del romanticismo: Si quieres que tu canto
digno sea/ de tu misión, del siglo y de lafama,/ no derroches el estro que te inflama/ en
dulce pero inútil melopea.//Lanza lasflechas de oro de la idea;/ depon el culto de Eras
y proclama/ otro mejor; la lucha te reclama:/ yérguete altivo en la social pelea.// No
enerves tu vigor con el desmayo/ delfemenil deliquio; ya no es hora/' de lágrimas y
besos; doquier mira:// Hoy la estrofa compite con el rayo,/ la inspiración es lava
redentora/y clava en manos de Hércules la lira. (18). Sin embargo, la pos^va del
poeta es ecléctica. De ahí que esos versos, que privilegian aspectos conceptuales, se
complementen con los enunciados de “Encaje” -texto de ascendencia parnasiana- en
donde deja constancia de su preocupación por los valores formales y ai cual nos
referiremos más adelante.

4 En las antologías que recogen el trabajo de Domínguez advertimos notables


diferencias, especialmente en materia de puntuación.

83
Helen Umofio

Paradójicamente, el grupo mas numeroso de sonetos (quince) es el que Domínguez


expresamente cuestionó en “La Musa Heroica”: el perteneciente a la esfera de Eros.
Entre otros: “Te amo”, “Tu retrato”, “Tu voz”,5 “Bello ideal”, “Primer amor”, “Odor
di fémina” y “Redcmptio”. En ellos, el poeta, con gran dominio del endecasílabo,
acude a tópicos reiterados por autores de su época. En “La copa”, destaca el atrevido
final. Después de afirmar que la copa fue cincelada, en la antigüedad, sobre los
pechos de Helena, en el último terceto, sin ambages, confiesa la fuerza del deseo: Y es
el poder, con ansia voluptuosa,/ modelar mis caricias y mi beso/ ¡ay en tus pechos
que el amor sonrosa! (32). “Sueño rojo” se distingue por el tono violento contra la
mujer. Tu sangre a borbotones por la herida/ vi brotar juntamente con tu vida/y me
gocé en tu fin con raro empeño. (44). Pero, la expresión más acabada refulge en
“Amorosa”: Yo te he visto, en esa hora fugitiva/ En que la tarde a desmayar empieza,/
Doblar cual lirio enfermo la cabeza,/ La cabeza adorable y pensativa.// Y entonces,
más que nunca sugestiva,/ Se ha mostrado a mis ojos tu belleza,/ Como en un claro-
oscuro de tristeza./ Con palidez que encanta >> que cautiva.// Y es que en tu corazón
antes dormido/ El ave del amor ha hecho su nido/ Y entona su dulcísimo cantar.// Y
al escucharle, en ondas de ternura,/ Languidece de ensueños tu hermosura/ ¡Como
un suave crepúsculo en el mar! (17). Sin ser extraordinarios, la adjetivación y los
tropos (símiles y metáforas) son de delicada factura y la euritmia del verso evidencia
el saludable influjo modernista.

Los sonetos muestran la existencia de una mano diestra. Quizá, para el gusto
contemporáneo, prevalezcan sobre el “Himno a la materia”. Sin embargo, si a éste lo
visualizamos en el momento en que fue escrito, se percibe su importancia: la hondura
del pensamiento filosófico y el estar al día con teorías científicas muy avanzadas.6
Para Castañeda Batres, aunque sin mengua de la expresión poética, Domínguez cayó
en exagerado cientificismo (2004: 23). El poema consta de trescientos sesenta y tres
versos, la mayoría, endecasílabos. Constituye una apasionada manifestación de
admiración frente a la grandeza del universo, regido por las inmutables leyes de la
materia. Al modo neoclásico, principia con un solemne saludo-invocación: ¡Oh materia
sublime, eterna y varia,/que con el gran prodigio de tu esencia/y el arcano infinito

6 En José Antonio Domínguez. Antología. Tegucigalpa: Ministerio de Cultura, 1991,


trae como título “Humana”, p. 1.
* El poema se publicó en 1902 en RABN, núm. 11 y en la revista Tegucigalpa, 31 de
mayo de 1933, pp. 529-538.

84
la palabra iluminado

de tus formas,/ como madre perenne, siempre joven/ a quien su propia fuerza
fecundara;/ llenas la inmensidad del Universo/y eres causa y efecto misterioso' de
cuantos seres bullen y rebullen/ con aspecto de vida en los espacios,/desde los vastos
mundos y los soles/ que por la noche brillan como antorchas/ suspensas en el éter
cristalino,/ hasta los invisibles infusorios/ que habitan en miríadas y millones/ en el
fondo irisado de una gota/ de rocío.......... !// 1 (...) ¡Salve mil veces/ oh materia
infinita y soberana!/ (...) En ti reside,/ De ti dimana y hacia ti refluye/ La vida
universal que no se agota/ Y es como inmenso genesíaco rio/ Que al recorrer tu seno
lo fecunda,/Porque lleva en su seno la simiente/ De que brotan en mágicos regueros.
Las vidas de que surgen nuevas vidas/ Que al llenar su misión dejan el germen/ De
nuevos seres que al vivir difunden:/ (...) Tú eres lo único eterno; tú no acabas:/ tú no
aumentas, tú no disminuyes:/ (...) Eres la misma aunque diversa siempre/pues tu
esencia suprema, indestructible,/ es tan compleja y a la vez tan una/ que recorre una
escala interminable/ deformas, de organismos y de vidas./(...) Tú solamente/ no has
tenido alborada ni podrías/ tenerjamás ocaso.

Alimentado de su entusiasmo y por la vitalidad del concepto, Domínguez convirtió el


tema en versos de gran fluidez en los que, en ningún momento, decae el interés
humano de tipo general. Así, por esa visión del universo en donde los fenómenos se
interrelacionan, la muerte carece de un sino trágico: La muerte para ti sólo es acaso/
como un abono que te das tú misma/ tal vez por mantener ágil e incólume/ de tu
vigor el germen potentísimo;/ o quizá como un baño en cuyas aguas/ rejuveneces tus
gigantes miembros/por cuyas venas corre siempre nueva/ savia de eternidad. (...)
Ella [la muerte] no mata: en realidad divide,/y separa elementos que bien pronto,/al
combinarse en prodigiosas mezclas,/ dan vida inesperada y repentina/ a extraños
organismos. La muerte como momento necesario para que la vida resurja
ininterrumpidamente. Dentro de este grandioso cuadro, varias estrofas enfocan el
proceder del ser humano. Se ve al hombre como pigmeo miserable, como ser tuso
que se cree el rey de lo creado. (...) No comprende,/en su orgullo satánico engreído,/
que su vida es levísima burbuja/ que el roce más ligero despedaza:/ no comprende
que él es menos que un grano/ de arena que se pierde y se confunde/ en las
inmensidades de un desierto: átomo del océano infinito/que se piensa ¡oh blasfemia
imperdonable!/ imagen (sic) del Dios mismo.*

7 La puntuación es del autor.

85
Helen Umoáo

El hombre agrega el poeta- olvida que hay incontables mundos en donde puede
haber seres más perfectos que él. Seguidamente, Domínguez niega que el ser humano
posea alguna misión individual. Hasta es justo, - dice- dejar que el pensamiento se
solace/ soñando nueva vida tras la tumba. Para sobreponerse a ese fatal destino, hay
paliativos que, aunque no den felicidad, ayudan a bienvivir. El más importante: la
visón estética del mundo; el recrearse en la contemplación de la belleza; Cuando
extasiado,/ contemplo ¡a hermosura de un paisaje,/ en la hora misteriosa del
crepúsculo,; o admiro por la noche elfirmamento/ constelado de ardiente argentería;/
(...) yo me alegro en verdad de la existencia/ para ver y sentir dentro del alma/
encontrar la certeza de algo grande/ que eleva el corazón. Al dejar de lado el
escepticismo, el poeta se reconforta pensando en el progreso constante, en el noble
imperio de lafraternidad. Pero este sentir es fugaz y remata con el estilete irónico: en
ese estado de paz, se figuran [los hombres] ver a Dios que les ve tras de las nubes/
y les sonríe como padre amante/ con entrañable amor. Pero todo eso es un espejismo
de la mente: la vida es sueño/que se pierde entre dos nubes obscuras. Para concluir,
el poeta reflexiona sobre su propia extinción; acepta el destino inexorable que lo
llevará a fundirse en el seno del todo y remata con la visión magnífica y dual (no
dialéctica) de la materia. Reaparecen las ambivalencias metafísicas que, como
contradicciones en el entramado conceptual, muestra el autor: asegurar que sólo
existe la materia y, a la vez, admitir la presencia de un ser divino. Por esta razón, las
ideas teístas se ratifican en el verso final: Por eso resignado y conmovido/yo te canto
¡oh materia despiadada!/Eres monstruo a la vez que santa madre;/mezcla de sombra
y luz; conjunto inmenso/ donde todo comienza y lodo acaba/ como en terrible mar.
¡Salve mil veces,/cuna y sepulcro de los mismos astros!/ ¡Digna obrera de Dios: ¡mil
veces salve! (5-16). Las contradicciones señaladas no disminuyen el temple literario
del poema. Sólo expresan las turbulencias anímicas del autor. Su debatirse entre lo
racional de la ciencia y el enorme peso de la tradición religiosa en la cual fue formado.
Lo importante es que de esa desgarradura nació un texto memorable. Quizá, el primer
gran poema de la lírica hondurena. Un punto de llegada a un nivel de madurez intelectual
y de seguridad expresiva - un sostenido aliento poético- que marcaría un nuevo rumbo
-un determinado nivel de calidad - en la poesía hondurena.

Con igual dominio del verso -sobre todo del endecasílabo en cuya alabanza escribió
el soneto “El metro rey”, Domínguez elaboró otros poemas bastante extensos.
Exhortación a la juventud para que descubra las maravillas de la ciencia y el arte; la

86
lo polobro ilwninodo

grandeza del genio y del sabio; la necesidad de la libertad; la importancia del idealismo
como motor de la conducta; la serenidad y belleza de la noche, el arte como recurso
para sobrellevar la dura existencia y la exultación ante el esplendor de la primavera,
marco y a la vez símbolo del primer amor. Estos temas y otros similares se trabajan
en composiciones que llevan los gráficos nombres de “Idealismo”, “El alma en
primavera”, “Ciencia y arte”, “Fulgores”, “Filigrana” y “Sideral”. Dentro de este tipo
de poemas, por el matiz autocontemplativo, destaca “Infelicia”, penetrante estudio
sobre la personalidad del suicida. Quizá, sin saberlo todavía, el autor delineó un retrato
de sí mismo. En las últimas estrofas, dice: ¡ Y pensar, y pensar que su alma ardiente,/
Aguila destrozada en cruenta lucha,/ Se hundiría bien pronto en la vorágine/ De la
fatalidad negra y profunda!// Oh! (sic) era mejor morir, morir cien veces/ Antes que
soportar suerte tan cruda:/ Resignado sentíase para ello:/ Era inútil luchar con la
fortuna.// Y una mañana gris, como son siempre/ Las horas del tormento o de la
angustia,/ Contra sus sienes disparando un arma,/ Despidió al mundo y saludó la
altura! (en Durón-III, 1957: 46).

El poema anterior, temáticamente, conecta con los sonetos “A un suicida” y “Ultimo


deseo”. El primero, muestra piedad y comprensión por el galeote de indecible pena
que, voluntariamente, escogió la muerte: Yo conocí la infamia de tu suerte/y sé que
el mismo Dios, por ti apenado,/debió mil veces perdonar tu muerte! (sic) (Domínguez,
1960: 47). En el segundo -casi de implicación masoquista-, el poeta pide, para si, la
destrucción y el aniquilamiento: Quiero que rujan todos mis tormentos;/ que estallen
contra mí los elementos/y que me arrollen con violencia rara.// Pero antes, hasta el
fin, con claros ojos/ quiero ver mi desdicha y mis despojos,/ quiero ver mi destino
cara a cara! (sic) (Domínguez, 1991: 32). Evidente, la exaltación romántica.

De los poemas de Domínguez que hemos podido consultar, sólo en “Hojas” se permitió
un desahogo lúdico que, por cierto, no está exento de la punzada amarga y crítica.
Ingeniosamente, en un caso de antanaclasis, juega con las connotaciones divers s leí
término que origina el título: En la hoja de algún libro, sepultada,'para que pase asi
de gente en gente,/deja el genio la idea que en su mente,1 brotó como la luz de una
alborada.// Y el héroe que tras épica jornada/ triunfar hizo a su ejército valiente;/ de
la historia en una hoja refulgente/ deja un rastro con la hoja de su espada.// Más, lo
que me sorprende y acongoja/ es ver que, al que en una hoja se eterniza/ se da
también por galardón una hoja.// Pues la gloria que tanto preconiza/ el hombre, que
como árbol se deshojaren la hoja de un laurel se sintetiza. (Domínguez, 1960: 46).

87
H»len Umoflo

La presencia de José Antonio Domínguez le imprimió a la poesía hondurena un gran


impulso Con toda razón se puede hablar de una poesia anterior o posterior a él.8 La
explicación la proporciona el poema “Encaje” que, complementado con “La Musa
Heroica”, conforma el binomio que contiene el secreto de su arte: la importancia
dada, tanto ai fondo (postura romántica, defendida en “La Musa Heroica”), como a
los valores formales (actitud pamasiano-modemista, justipreciada en “Encaje”). En
este último trabajo, cuyo nombre alude al fino tejido en filigrana, se pondera el trabajo
acucioso sobre el verso: Me agrada el plasticismo de la forma,/ La corrección de
lineas del trasunto,/ La muelle morbidez de los contornos/ Y el relieve curvado de los
músculos:/ La frígida expresión de los perfiles (...) (en Durón-Ill, 1957: 46). Con
esta visualización del arte, no es fortuito que, casi desde su muerte, el reconocimiento
a Domínguez -empezando por Juan Ramón Molina que le dedicó un escrito- haya
sido unánime.

Esteban Guardiola Cubas

Esteban Guardiola (San Antonio de Oriente, 1869-1954) escribió El río Patuca Poema
descriptivo y patriótico (1952),’ trabajo de seiscientos ochenta y cinco versos que,
en buena medida, recuerda la neoclásica “Silva a la agricultura de la zona tórrida” de
Andrés Bello. Obediente a una bien diseñada planificación, con excepción de los ocho
versos iniciales (invocación a la musa del patriotismo) y los veinticuatro últimos que
son alejandrinos (vaticinios de un futuro pacifico y próspero para la patria), el texto
combina, generalmente en forma armoniosa, heptasílabos y endecasílabos. La
estructura interna del extenso poema es la siguiente: invocación a la musa para poder
cantar dignamente al río; descripción de su recorrido, desde el cauce inicial hasta
llegar al mar; recordatorio de los destrozos que causa en épocas lluviosas; posibilidades
de progreso cuando la ciencia sepa aprovechar su caudal; señalamiento de la riqueza
natural (flora y fauna) que propicia; expresión de admiración y amor al rio y
formulación de votos por un futuro de prosperidad y de paz para la patria.

• Medardo Mejía -haciendo un comentario al artículo de Juan Ramón Molina sobre


Jeremías Cisneros al que aludimos anteriormente (supra, p.49)- indica: el
Renacimiento literario de Honduras empezó más o menos en 1900, cuando
Domínguez saluda el nuevo siglo con el ‘Himno a la Materia'. Revista Ariel, núm.
223, Tegucigalpa, junio de 1970, pp. 9-10.
* Ignoramos si el poema fue publicado antes de 1952. Quizá fue escrito con mucha
antenoridad a esa fecha Tomándola como base, formalmente, es anacrónico.

88
Lo palabra iluminada

Los siguientes versos permitirán advertir la división conceptual. Repárese, también,


en cierto tono majestuoso que Guardiola quiso imprimirle a su trabajo: Musa del
patriotismo, templad mi humilde lira/para cantar de Honduras un grandioso caudal/
(...) Por un puente natural de piedra/ muy angosto y profundo/ que hay entre abruptas
rocas de granito;/ al ocurre (¿tal discurre?] en un tétrico paraje/ que infunde gran
pavura/ por simular los antros del averno/ y que llaman las gentes/ El Portal del
Infierno./ Desde allí corre el rio presuroso/ triunfante y majestuoso/ sin encontrar
obstáculos/ hasta desembocar en el Océano/ (...) En la estación lluviosa/ cuando el
invierno se desencadena/ al caer los copiosos aguaceros,/ las aguas torrenciales/
aumentan de manera sorprendente/ del rio los caudales;/ y al formarse las grandes
avenidas/ aquel se enturbia, se hincha y se enfurece/ y cuando se ha tornado en
potente coloso/sale a veces de madre/corre entonces soberbio y majestuoso/ inundando
los campos ribereños/ que cubre con el limo fecundante/ que arrastra su torrente/
tumultuoso, sonoro y desbordante,/ lleva árboles y ranchos y ganado/ y arranca
despiadado/plantaciones enteras/de excelentes bananos/que va arrojando con ímpetu
inaudito/ a lugares lejanos,/ (...) En las floridas márgenes del rio,/ pobladas de
boscajes y malezas,/hay selvas milenarias/ (...) en las orillas crecen/grandes ceibos
y amates,/ guajiniquiles famosos/ y espinos y chilcales/ que forman tenebrosos
matorrales;/ melancólicos sauces que semejan/ monolitos egipcios/ en las orillas del
sagrado Nilo/ y cual si fueran índices/ señalan al creyente/ la azul inmensidad del
infinito;/(...) habitan también en este rio/peces de suculentas carnes/y escamas de
reluciente brillo/ (...) El martín pescador/que atisba a los confiados pececilíos/que
forman su sustento,/el pelicano errante/de andar pontifical y largo pico,/los patitos
silvestres/ que acecha el cazador,/ las bellas garzas de colores varios/ en actitud
hierática unas veces,/ (...) los loros y pericos bullangueros,/las grandes guacamayas/
que con su rojo y espléndido plumaje/fingen inflorescencia/ (...) Durante el claro
dia/ las florestas sonoras de sus márgenes/ semejan una caja/ que derrama tor, entes
de armonía,/ murmullos, trinos, trémolos, gorgeos, (sic)/ acentos que parecen de
ocarina,/notas tristes, dolientes/sonidos estridentes,/gritos estentóreos,/relinchos y
rugidos/ y validos, (sic) mugidos y zumbidos/ que acompañan a veces/ el ruido
acompasado./ (...) ¡Oh río. Oh (sic) Patrio (sic) rio,/Patuca majestuoso!/yo (sic) te
admiro y te canto:/ (...) Cuando he visto rodando tus espumosas aguas,/me he dicho
solamente, con intima fricción [¿fruición?]/ que eres para Honduras, mi patria
idolatrada./ un precioso regalo, un regalo de Dios./ (...) Que por tus glaucas aguas
se abra paso el trabajo/ llevando al hondureno a conquistar el pan,/ que tu cauce

89
Htlen limeño

profundo se canalice en breve/ (...) Y que el fuerte silbato de los veloces barcos/
interrumpa tu Inste, ca lada soledad,/ostentando en su mástil, con la bandera patria,,
el pendan majestuoso de la bendita paz. (Guardiola, 1952: 3-19). Aunque el molde es
neoclásico, el entusiasmo frente a la naturaleza ostenta una raíz romántica. Asimismo,
en los alejandrinos, se percibe una cierta huella modernista. No obstante su extensión,
el autor logró mantener bastante dignidad poética.

El anterior juicio no puede sostenerse para otras composiciones, tal como “Madre
mía”, en el cual encontramos bastantes ripios: Por eso madre adorada/te respeto y te
venero,/ yporque mucho te quiero/ voy de tus huellas en pos\ (en Luna Mejía, 1961:
437). Asimismo, sin elevar el yueio lírico, en “El genio”, alaba las obras de grandes
exponentes de las artes y las ciencias. “Acuarela” y “Jamás” tienen como tema el
amor. t

Francisco Valle Cárcamo

Francisco Valle Cárcamo (Danlí, 1872-Tegucigalpa, 1924) escribió Náufragos Prosa


y verso (1936), libro que revela la existencia de un espíritu ecuánime, proclive a la
enseñanza moral. “Oda a la Independencia de la América Central”, en ciento treinta y
siete versos alejandrinos, se remonta al descubrimiento y la conquista de América,
hasta llegar al momento de la ansiada libertad: Cesó la lid sin tregua de siervos y
opresores:/ el iris del derecho trajo la redención;/ya no hay en esta tierra ni esclavos
ni señores;/ (...) Los ídolos de barro rodaron por el suelo/y en su lugar irguióse el
Dios de la Verdad:/ el himno del trabajo llegó triunfante al cielo;/ y al mágico
conjuro del pueblo se alzó el velo/ con que su faz cubría la hermosa libertad. (Valle
Cárcamo, 1936: 23). Un lenguaje de filiación romántico-modernista que ratificamos
en “La Patria”; “Justo Rufino Barrios”; “La batalla” (en doscientos seis versos formula
un mensaje antibélico); “Perdón” (estaría dispuesto a perdonar el engaño de una
mujer y, en esa forma, redimirla); “El hacha del leñador” (lamenta la destrucción del
árbol); “Tus ojos”; “Tu última carta” y “Ultimo deseo” (de tema amoroso), etc.

El libro contiene diez composiciones en prosa. Su intención se inscribe dentro del


mismo patrón de trabajo de las prosas poéticas observadas en Juan Ramón Molina y
en Froylán Turcios. Inclusive, hay un título (“Connubio espiritual”: dada la ausencia
de la amada, con el recuerdo, se realiza el desposorio de sus almas) que recuerda el
nombre de uno de los trabajos de Molina (“Connubio de víboras”). Algunos poseen

90
La palabra iluminada

una débil línea anecdótica. En “El rosal”, el trovador, al no soportar el desamor de la


mujer, se suicida; en el lugar empapado con su sangre, brota un rosal; ella moja con
sus lágrimas la blanca flor y se forma un corazón ensangrentado que murmuró quedo,
muy quedo, una queja de infinita amargura... (80). En “Credo”, alaba la grandeza de
Dios porque forjó a la mujer. “Creo” es una profesión de fe en el amor. En “Tú y yo”
contrasta las dos maneras de ser; proclama la superioridad moral de ella: Sé tú la roca
inaccesible donde pueda resguardarme contra las iras implacables del destino. (83).
En “Idealismo”, anhela poseer el alma de la mujer, no su cuerpo. “El 15 de mayo de
1892” -recordando la hermosura de la ciudad natal- evoca la muerte de su padre.10

Froylán Turcios

Mariposas (1895); Renglones (1899); Hojas de otoño (1904); Tierra maternal (1911);
Prosas nuevas (1914); Floresta sonora (1915); Flores de almendro (1931) y Páginas
del ayer (1932) son los títulos en los cuales Froylán Turcios (Juticalpa, 1874-San
José C. R., 1943) dio salida a su inquietud poética.

Mariposas
Mariposas contiene sesentidós textos en prosa y ciento treinticuatro en verso. En
estos últimos, desde cualquier ángulo que se los considere, sobresale el romanticismo
más acendrado. En la prosa, aunque conceptualmente la postura es similar, desde el
punto de vista estilístico, despuntan los primeros atisbos modernistas en el trabajo de
Turcios. Los temas del amor y de la muerte predominan en las composiciones
versificadas. Con relación al amor, el autor pulsa las consabidas notas del modelo
romántico: manifestación apasionada del sentimiento; exaltación de la amada, vista al
trasluz del estereotipo idealizado (virgen, pura, hermosa y, generalmente, de tez blanca
y blonda cabellera); desesperanza por el desencuentro o abandono; justificación ’os
celos, etc. Formalmente, sin excepción, los poemas están por debajo de los de sus
predecesores o contemporáneos más destacados. Títulos: “Odor di femina",
“Primaveral”, “Remembrance”, “Florea!”, “Forget me not”, “Flor de lis”, “Sol de
invierno”,"Nubes negras”, “Ausencia”, “Celoso”, “Sin retomo”, “Páginas del pasado”,

10 Fuera del ámbito estrictamente literario, el libro incluye cuatro trabajos de tipo jurídico
y político. De ellos, “¿Hasta cuándo Manuel Estrada Cabrera?" formula un enérgico
mensaje contra los tiranos.

91
Meten ÜmoAo

“Hastío”.. La versificación es de este corte: Bellos, obscuros, divinos./son fus ojos sin
iguales./tienen rayos celestiales,/resplandores peregrinos:/ dulcísimos asesinos; de mi
pobre corazón./ ojos en cuya expresión/ansiara leer mi ventura,/y un reflejo de ternura/
para calmar mi pasión. (“Tus ojos”, Turcios, 1895: 14); Blanca, tan blanca como
una estatua/ de sonrosado mármol idéala está en el templo mi casta virgen,/arrodillada
frente al altar:/sereno el rostro, las manos juntas,/ los ojos llenos de inmenso amor,/y
el alma cándida, embebecida,/ en los misterios de la oración. (“Mística”, 23-24).

La tópica en tomo a la muerte -que puede entreverarse a poemas como los anteriores
o presentarse como tema central- también posee la atmósfera y el tono románticos:
presentimientos nefastos; visiones anticipadas del fatal momento; amores absolutos
rotos por la muerte; ataúdes y aves negras; días sombríos y brumosos; anhelos de
morir; suicidios... Lo advertimos en poemas como “El regreso”, “La mariposa negra”
e “Invierno” Los versos, estilísticamente, no difieren de los anteriores: Ya vienen de
noviembre las ráfagas glaciales,/sobre su débil tallo tembló la blancaflor;/y envuelta
el alma enferma en sombras sepulcrales/ tirita de tristeza, sin luz y sin calor. (“Pálida
mors”, 47); qué grato es el reposo,/qué grata la ventura,/del sueño del olvido/allá
en la tumba obscura.../ después de cruel jornada/ qué dulce es descansar! (“Los
desgraciados”, 54); Ya es árido desierto/ mi pobre corazón, triste y herido..../ Feliz
cuando repose frío y muerto/ envuelto en el sudario del olvido! (“Días negros”, 94).

Encontramos poemas a la madre (“El mejor nombre”); homenajes (“Morazán”, “Salvador


Díaz Mirón”, “Manuel Gutiérrez Nájera”, “Rubén Darío”, “En la última página de
María”...); reflexiones sobre el propio valor (“Crespones”) y sobre la condición humana
en general (“En el humo de mi cigarro”: lo efímero); textos de tema político (“Lincas”),
marino (“Barcarola”), onírico (“Fue un sueño”: cree ver al espectro de Julián del
Casal), religioso (“A la fe”), patriótico (“A Honduras”, “Patria”). Pero, en ninguno, un
verso memorable, distinto al de la mayoría de sus predecesores o contemporáneos.

Lo más valioso de Mariposas descansa en los textos en prosa. Algunos están muy
cerca o rozan al ensayo doctrinario, didáctico o literario. Otros -de índole narrativa-
se vinculan con el cuento." El grupo más importante -que, con suma frecuencia,

" Poseen una anécdota bien delineada -entre otros- “Orquestal”, “Página de mi
cartera", "Inolvidable", “Los dos besos”, “Carmencita”, “El beso de nieve",
“Amaneciendo", “Un caso raro” y “Fugitiva”. “Veleidosa”, “Espirita” y “Cuentos y
fantasía" constituyen acercamientos críticos al trabajo de otros autores.

92
lo polobro iluminado

impregna a los anteriores (es difícil establecer fronteras tajantes)- sigue la linea de la
prosa poética a la que fue tan propenso el modernismo. Algunos títulos: “Noche de
luna”, “Mayo”, “En el mar”, “Ave marina”, “Recónditas”. "La balada de los dos
besos”, “Pasionarias” y “Adoración”. La temática es similar a la observada en los
poemas, según comprobamos en los fragmentos de “A la esperanza” y “Recónditas”
que, respectivamente, dicen:

Faro [la esperanza] de las inmensas tinieblas de la duda y del


dolor, chispa con reflejos de nácar y diamante, sereno horizonte en
el nebuloso ciclo de la incertidumbre! (sic)
Aneje! de las alas doradas que en medio de las profundas tristezas
te apareces como visión de encantadores ensueños, iluminando el
alma con los rayos de tu celeste claridad, despejando las brumas de
la mente, las supremas mieles del corazón! (sic)
Diosa de la simpatía, romántico ideal de las amores castos, novia de
las seductoras caricias, si yo fuera poeta, cómo te cantaría! (sic)
(...) Siempre que en mi alma he sentido el vacío de la nada, siempre
que el desaliento bate sobre mi espíritu sus alas sombrías, te me
apareces fantasma de las albas vestiduras y alumbras con el destello
de tu rósea luz la obscura noche de mis profundas tristezas. (61-
62).

En las noches de luna, en las misteriosas noches de luna, que de


ensueños vagos, que deseos sin nombre, que de aspiraciones inmortales
que como pájaros errantes elevan en el espíritu su canción triunfal!
(sic)
Ah de las muertas ilusiones! (sic) ah (sic) de los dulces sueños
irrealizables! (sic) ah (sic) de los azahares en la frente de la novia!
(sic)
¿Que se hizo el rumor del primer beso, la impresión de la caricia
lánguida, el eco de la voz de la bella Colombina?....

93
Helen Umofto

¿Que se hizo el perfume de la amada y la lágrima silenciosa del


último adióse... (143).
Por el fondodoctrinario, destacan ios textos, tanto en verso (“Lineas” y “Odio eterno”)
como en prosa (“Renglones”), en los que el autor execra a los tiranos: Yo he jurado
odia eterno a los tiranos/ Que hacen de su crueldad público alarde;/ A esos que
alientan corazón cobarde,/ Con la sangre de Abel rojas las manos. (“Odio eterno”,
267). Asimismo, en una composición en prosa, extema cuál es la motivación ideológica
que lo anima a escribir:

(...) no creáis que ese ‘olor di femina’, que esa pasión por la forma
plástica que ha enloquecido al mundo con todas las volubilidades y
nobles virtudes de la mujer, constituye la musa de mis ideales
superiores. Pequeña sería mi alma, raquítico mi cerebro, si así sintiera
y pensara. »
No! (sic) Mi musa egregia, mi musa real, altiva y nobilísima, es la
musa de Mirón en Méjico, de Montalvo en el Ecuador, de Vargas
Vila, nostálgico y proscrito del suelo colombiano. Es la musa de los
grandes varones, de los que llevan la protesta, el anatema y la
maldición para los tiranos y el sol de la libertad sobre la frente.
Musa desmelenada y soberbia que caería ensangrentada en el campo
de batalla y que llegaría al martirio con la sonrisa del desprecio en
los labios. (“Mariposas”, 289).
Un texto que no se libra de la grandilocuencia. Hay exaltación emocional y
preocupación social que corresponde más al espíritu romántico que al modernista.
Inclusive, en esa última composición, al hacer un balance entre ambas perspectivas,
aunque afirma que lo fundamental es el equilibrio fondo-forma, al concluir, prioriza
los valores conceptuales. En los significativos párrafos finales del libro, leemos:

Si en algunos de mis versos ó cuentos se advierte marcada tendencia


hacia esa escuela, [el modernismo o decadentismo] eso no prueba,
sino que he cedido al ritmo musical el encadenamiento artístico
de mis ideas, tratándose de asuntos ligeros ó vulgares, en que para
nada necesitaba de estrofas bélicas y resonantes, y sí de las
expresiones del sentimiento íntimo, que es el colorido y la luz de la

94
Lo poiobro ilummodc

poesía erótica. Esa palabra decadente tiene para mí la antipatía


de su sentido absoluto: literatura que decae no es la literatura
que ambiciono, no es el campo de combate para mis ideales de
gloria. En la armonía de las palabras, en la sonoridad de las
frases no se puede encontrar la realidad de las aspiraciones del
artista. Idea, fondo, unido al rítmico lenguaje de la poesía, ese es
mi ideal. La literatura de los poetas excelsos que ven en el arte el
medio para vencer el espíritu retrógrado de una época, para
realizar un noble sueño, como Víctor Hugo: la literatura de los
grandes escritores que ven en el lenguaje conciso y revolucionario
una arma de combate para triunfar contra las tiranías, esa es la
literatura del porvenir y en ese campo estrenaré mis armas,
bregando por todas las libertades y por todos los derechos! (sic)
(300).

Renglones
Renglones comprende treintisiete composiciones en prosa y nueve versificadas. La
asimilación modernista es nítida en el primer rubro. Turcios burila una prosa eurítmica
que se observa, también, en trabajos de carácter narrativo, de finalidad didáctica o de
índole polémica o confrontativa.

En Mariposas predomina la nota sentimental. Quizá, por ello, varias veces, el autor
alude a un público femenino.12 Al finalizar, indica que su próxima obra tendrá un
temple viril. De ahí que, en Renglones, varios textos entrañen una alabanza o un
reconocimiento a personalidades o profesiones que han hecho de la lucha, el aspecto
central de su existencia. Esta idea se encama, con nitidez, en los poemas “El último
redoble” (el tamborilero, aunque le cortan una mano, con la otra, continúa exhortando
al combate) y “Estrofas”: El combate es un sol: todo lo alumbra/ y de fulgores los
espacios puebla:/no te quedes jamás en la penumbra/ como el ave aterida . tre la
niebla.// Antes alza la frente ennoblecida/ donde brotó la luz del pensamiento/y reta
las miserias de la vida/ con el empuje de huracán violento. (Turcios, 1899: 81).

” Dice: queridas lectoratas, Lectorcitas amables; mis lindas lectorcitas (49, 96, 191).

95
Ueltn UflioAa

Con respecto a ¡as prosas poéticas, el autor conjuga toda la pedrería lingüistica del
idioma. Imágenes, adjetivaciones, contrastes, anáforas, paralelismos... El hábil empleo
de los recursos expresivos en donde el referente es, apenas, el pretexto que permite
el despliegue del poder efectista de la palabra. Como muestra, dos textos completos:

Viene la noche negra, la hora suprema de los desesperados. El fósforo


cerebral se incendia y arroja sobre las ideas de luto, sobre los
pensamientos de duelo, fugaces llamas rojizas, chispas de sangre,
mientras en el corazón cae sobre todas las alegres ilusiones, sobre todas
las risueñas esperanzas, el sudario mortuorio del suicida. Se oye un
tiro de rci'óhvr, se ve el reflejo de un puñal..... y todo queda en silencio.
Después, á la luz del día, pregunta la multitud con voz inconsciente:
¿Por qué?... Y en tanto que á su alrededor se agitan los estúpidos, el
muerto yace inmóvil sobre el ataúd, con el semblante iluminado por
una sonrisa de profundo desprecio. (“Media noche”, 68).

Amo la soledad porque ella me hace pensar en lo infinito y me trae las


brisas de un lejano país de ensueños y quimeras; porque me hace sentir
hondamente la atracción de la nada y sumerge mi espíritu en una
somnolencia indecisa en que cruzan por mi memoria los recuerdos de
mi pasado y las visiones de mi porvenir. Amo la soledad del campo,
porque en el sagrado templo de la naturaleza siento en mi alma un
florecimiento de ilusiones y que huyen de mi cerebro las desesperantes
teorías de este siglo pesimista; pero sobre todo eso, amo el silencio del
bosque ó la soledad de mi cuarto, porque hasta ahí no llega el rumor de
la ola humana, el ruido del mundo, el sordo murmullo de miserias y
pasiones agitadas con que se representa á diario el sainete de la vida.
(“Soledad”, 67).
De nuevo, la visión sombría de raigambre romántica. Otros trabajos de similar espíritu
son: “Mientras llueve” (contempla el retrato de una mujer); “La canción de las rosas”
(divagaciones en tomo a las rosas blancas, amarillas y rojas); “Antítesis” (contraste
entre la avanzada edad cronológica y la juventud del espíritu y la juventud biológica y
la ancianidad espiritual); “Crepúsculo marino” (analogía entre el mar y el yo poético);
“Plenilunio” (evocación del puerto de Amapala); “Acuarela de otoñu”; “Ojos tristes”

96
Lo palabra iluminado

(amor y sugerencias de muerte) y “Lágrimas” (las del mar del dolor, las de felicidad,
las de guerreros como Bonaparte...). En algunos de los textos anteriores, las
descripciones de sabor modernista -imágenes que convocan el poder sugestivo de
los sentidos- muestran su esplendor en el tratamiento del paisaje:

Ya la verde campiña se tiñó de amarillo color, un musgo de oro ha


cubierto la tierra blanquecina de la llanura. Mudos están los pájaros,
sin flores losgrandes árboles salvajes, las hojas van cayendo á impulsos
del huracán. Donde antes había riqueza de vida y de perfumes,
reina hoy la soledad y la aridez. Allá á lo lejos se ven como fantasmas
del crepúsculo las altas montañas, indecisas en la tiniebla.

El rumor del río llega á mi oído como una voz lejana; como un
dulce canto el murmullo de las selvas y un cálido soplo de marzo me
acaricia cual un aroma de mujer. (“Acuarela de otoño”, 102).
Menores logros observamos en los escritos versificados. La idea de la muerte la
encontramos en “Remember” (que ella lo recuerde cuando descanse en la tumba);
“El nimbo” (retrato de la amada muerta); “Eternas” (al propio sepulcro bajarán sus
novias) y “Ligeia” (alusión al emblemático personaje de Edgar Alian Poe). El tema
amoroso está presente en “En el tren” (con la lluvia evoca lágrimas femeninas); “Niña
querida” (la mujer visualizada como protectora) y “Versos ingenuos” (alabanza de
una dama).

Hojas de otoño
Hojas de otoño sigue el patrón conceptual y formal de los libros precedentes. También,
la distribución numérica y los logros literarios son similares: cuantitativa y
cualitativamente considerados, los trabajos versificados están por debajo de lo. t xtos
en prosa. De nuevo, Turcios entrega composiciones narrativas, doctrinarias
(reflexiones de índole estética), de critica literaria y prosas poéticas. Entre éstas:
“Fantasías del crepúsculo” (agrupa tres textos independientes, cada uno con su propio
nombre: “La obsesión de los mármoles”, “El viaje visionario” y “Esfinge”); “Fantasías
nocturnas” (que comprende varios títulos); los “Cuadros” (composiciones inspiradas
en obras pictóricas); “El fuego y el agua”; “Estíos lejanos”; “Ojos insondables”,
“Luciérnagas verdes”, etc. Algunas veces, el autor trae a colación una anécdota

17
Hilen Umoflo

mínima que le sirve de plataforma para desplegar la riqueza creativa del idioma. Así,
en “Pétalos grises”, al encontrar una flor marchita en un viejo libro de recuerdos,
evoca la figura materna. En otros textos prescinde de acciones concretas y expresa
directamente estados de ánimo o transmite captaciones subjetivas del entorno:

En las lejanías del ocaso tiende el crepúsculo sus sedas maravillosas.


Bajo un velo diáfano, en una niebla argentada, empiezan á envolverse
los objetos; y el cielo luminoso del estío palidece. Reina en las verdes
frondas un silencio sagrado y un cxplendor (sic) indeciso dora las
cumbres. En la llanura, entre los follajes, se ven grandes manchas de
sombra. Fulgores amarillentos y fugitivos pasan sobre los árboles,
rielando sobre las aguas límpidas del río. En el horizonte del oriente
aparecen los primeros crespones de la noche, y en la alta bóvedá las
primeras estrellas, como blancos jazmines. Cruzan el espacio pájaros
de tardo vuelo. Y del este obscuro y del oeste incendiado, del norte y
del sur, de todas las lejanías, del seno de los bosques y de lo profundo
de la tierra, de las leves brisas y de los vientos del cielo, surge un
rumor confuso, múltiple e infinito, loz de agonía que ante la noche
negra se escapa del alma doliente de la tarde. (Texto completo de
“El alma de la tarde”, Turcios, 1904: 255).

Aguas muertas, aguas inmóviles de matices metálicos, circuidas de


musgos de oro!

En los fúlgidos días de otoño parecéis un vasto espejo en cuyo fondo


duerme la sombra, y en las horas lunares una campiña de
esmeraldas luminosas. De vuestro seno no se escapa el más tenue
ruido, porque yacéis muertas, cristalizadas sobre las arenasprofundas.
Tal así, á veces, las ideas, en el cerebro del hombre.

Mudas y glaciales, en los hondos silencios nocturnos sois un símbolo


misterioso y sereno. Reflejáis las sombras errantes de los pájaros y de
las nubes, en vuestra superficie dejan largamente los crepúsculos

98
la palabra iluminada

trémulas estelas sangrientas, y rielan los espectrales plenilunios; y la


luna, mágica princesa, va extrañamente á mirarse en vuestra
lámina impasible. (Fragmento de “Aguas muertas”, 253).
En las diecinueve composiciones versificadas, el escritor reincide en su gran obsesión,
los tópicos de la muerte y del amor. “Plenilunio”, “La voz de las campanas”, “En un
claro de luna”, “Virgen del cielo”, “La luna”, “Duerme!” (sic), “Canción remota” y
“Ultimo ritmo”, hacen hincapié en la nota mortuoria. “Para Annabel Lee” comprende
cuatro sonetos en los que predomina la expresión del amor. Otros sonetos son; “A
León X1H", “Madre Melancolía” -de similar título al de Juan Ramón Molina”- y
“Salomé”. Este, de ejemplar eufonía, desencadena imágenes sensuales de clara estirpe
modernista: Baila sobre el marmóreo pavimento/ y su forma impecable y peregrina/
en una leve ondulación felina/ puebla de aromas el dormido viento.// Florece de
pasión su movimiento,/ sonríe de placer su faz divina,/y su trágico espíritu ilumina/'
elfulgor de un relámpago sangriento.// Entorna las pupilas soñadoras,/su cabellera
fúlgida desata;/ y en la gloria inmortal de su belleza// vé al terminar sus danzas
tentadoras/ en una fuente de bruñida plata/ del Bautista la cárdena cabeza. (313).
En “Sin esperanza” y “Sombras lejanas”, Turcios ofrece una muestra de su habilidad
técnica. Los versos de la primera estrofa, en forma consecutiva, constituyen el remate
de las subsiguientes.

Floresta sonora
En Floresta sonora, Froylán Turcios consolida su nombre como buen sonetista. Lo
comprueban las bien elaboradas piezas que, en número de sesenta y nueve, configuran
el núcleo del libro. Del octosílabo al alejandrino, destaca una musicalidad abrevada en
la exuberante fuente modernista. Sin embargo, el autor no se libera de las adherencias
conceptuales del romanticismo. Visión del mundo y temas asi lo indican. Abundan los
textos que pulsan las consabidas cuerdas de los libros precedentes; amor; muerte;
nostalgia; pesimismo; hastio de vivir; contraposición sueños-realidad; valoración de
la mujer en términos de virginidad y pureza y elogios a personalidades o escritores
preferidos. Los títulos dan pistas sobre el tema: “Recordando a Annabel” (cuarenta y
ocho cuartetos); “Flor de amor”; "Añoranza nocturna”; “Ojos muertos”; “Pena ignota";
“Hastio”; “Virgen blanca”; “Quimera azul”; “Duelo de amor”; “Epitafio”; “Rumbo al
misterio”; “Letanía fúnebre”; "Fúnebre mal” (el hastío, el asco frente a la vida);
Helen Umaflo

"Vértigo sensual”; “En los Inválidos” (dedicado a Bonaparte); “Jardín ideal” (el propio
yo. jardín cerrado) y otros.

Ofrecen mayor interés los poemas que enfocan una temática distinta. “En París”, el
intenso deseo de viajar a la ciudad emblemática del modernismo se contrapone al
desencanto que la misma le produce. “Anhelo eterno” aborda el amor al saber.
“Inmortalidad” recuerda el compromiso del poeta con la dignidad. “Canon sagrado”
exhorta al escritor a luchar por la verdad. “Para un gran poeta” conmina a la búsqueda
de la belleza. En “Horror de la máscara”, le pide a la mujer autenticidad en la relación
amorosa. En “Fraternidad”, insta a realizar el bien. “Escepticismo” es una invitación
al goce del presente. En “Breviario antiguo” reconoce en qué medida, el precepto
religioso se opone a la naturaleza humana: El verbo de este libro es una llama/donde
la flor de la ilusión perece./ La cantárida vive. El mal florece/ y un veneno sutil la
sangre inflama.// Su olor no es de verbena ni retama/y un hálito de pólenes parece:/
bajo el juego del sol se desvanece/ y dice al hombre: ¡fecundiza y ama!// Libro
caliente de emoción sentida,/ Amargo (sic) y cruel como sangrienta herida,/pérfido
V dulce y de un saber profundo,// en cuyas hondas frases entreveo/ todo el dolor del
inmortal deseo/ que da la vida y que estremece al mundo. (42). Entrelineas, la
consideración de lo sexual como pecaminoso y el eterno enfrentamiento entre el bien
y el mal. Domina la misma atmósfera romántica vista con anterioridad y, aunque por
momentos tenemos la impresión de estar frente a una lira monocorde, es preciso
reconocer que Turcios fue un hábil versificador, un escritor consciente de los
refinamientos expresivos.

Tierra maternal
Tierra maternal, como su nombre lo indica, honra el lugar en donde el poeta nació.
La mayoría de los poemas son descriptivos y recogen aspectos peculiares del paisaje.
Predominan la exaltación hiperbólica y la profusa adjetivación en versos muy eufónicos
de raíz modernista. En “Tierra maternal” -poema que Luna Mejía recoge con el
nombre de “Olancho”- leemos: Tierra de luz y de íntimafragancia/que en mi recuerdo
de ilusión fulgura,/fértil región de insólita hermosura,/carmen de amor donde corrió
mi infancia;// Vasto jardín fecundo que mis horas/perfumó con sus rosas y claveles,/
que coronó mi musa de laureles/ y me ofrendó sus músicas sonoras;// A ti, (sic)
pródigo edén por quién (sic) suspira/ mi corazón en la gran paz nocturna,/ van los

100
Lo polabro iluminado

vagos acordes de mi lira// entre el rumor universal dispersos:/¡qué a ti (sic) revuela


mi alma taciturna/ en el arcano ritmo de mis versos! (Turcios, 1990: 17).

Similar tratamiento encontramos en los sonetos “Catacamas”, “El Real”, “Rio Tinto”,
“Manto”, “Campamento”, “Los Pinares”, “Los venados”, “Selva olanchana” y otros.
Dentro de este rubro, por la sobriedad, destaca “Los alcaravanes”: Vuelan sobre el
verdor de la sabana/ con torpes alas que el cansancio oprime,/ mientras el viento de
la tarde gime/ y el sol tramonta en la extensión lejana.// Persiguen sin cesar á la
indefensa/ culebra que se oculta en los grama les/ inmóviles calientan los nidales/ en
un rincón de la llanura inmensa.// Del espeso follaje en la verdura/juntos dormitan
en la noche obscura/ de cruel invierno en las glaciales horas;// y al fulgor de las
lunas del verano/ perturban, anunciando las auroras,/ sus roncos gritos la quietud
del llano. (27).

El libro contiene poemas extensos. Algunos describen el paisaje, vr. gr., “Río Guayape”,
texto de bien trabajados tercetos: En el verano su raudal sonoro/ es una móvil cinta
reluciente/fugitiva entre márgenes de oro.// Vuelan sobre él en el sereno ambiente/
ágiles garzas de morena pluma/ tras el vago ondular de su corriente. (41). Otros
poseen carácter narrativo: en el marco de una naturaleza idílica, se evoca alguna
acción, generalmente amorosa, según comprobamos en “Viejo tronco”, “Fue así
como ella me amó” y “En la montaña”, cuya estrofa última expresa: Sobre el césped
florido descansamos/ de nuestros mudos éxtasis primeros./En el placer de amar sólo
pensamos./ Pálidos, nos miraban los luceros. (37). Interesante, por el carácter
autobiográfico, es “A Juticalpa”. Quizá, en este libro, encontremos los mejores trabajos
versificados de Turcios.13

Prosas nuevas
Comprende, mayormente, textos narrativos. También ofrece prosas poéticas con
incidencia en los temas ya conocidos. En “El olvido”, implora por la obnubilación de
la memoria. En “Oasis amable”, frente al veneno existencial que provocan los libros,
contrapone la vida sencilla del campo. En “Cosas dulces y tristes”, contemplando el
crepúsculo, con tristeza, recuerda aspectos del pasado. En “Lo único cierto", dada la
transitoriedad de las cosas, invita a gozar del momento presente. Para advertir la

13 El libro incluye textos en prosa de carácter narrativo.

101
Helen UmeAe

persistencia de la atmósfera romántica asi como el tributo al modernismo, anotamos


dos fragmentos:
Llenan mi rér de nostalgia las cosas viejas, la cosas que tienen un
alma remota. Porque cada objeto antiguo es un antiguo espíritu
que nos habla del tiempo lejano.... Las horas y los días mueren
lentamente para jamás volver. (...)

¡Ah de las cosas tristes, de las cosas vigas, de los objetos que tienen
olores extraños é imprecisos....! Frascos vacíos de sutiles perfumes,
rosas secas de matices de oro, cabellos muertos atados con un listón
de seda, cartas, cartas en que lloran dolorosas añoranzas, cartas
cálidas ó melancólicas, cartas de amor ó de amistad, sepultadas
como cadáveres en el fondo de las antiguas cómodas! (sic)
Retratos de personas que nos fueron queridas, yacentes en el sepulcro
ó en el recuerdo.... ¡Cuán tristes, cuán amargas, cuán misteriosas
sois para el alma que sufre, cosas viejas, cosas desteñidas, cosas
evocadoras del pasado!

Y no estáis difuntas. En vosotros vive un alma de melancolía que


esparce á su alrededor un encanto secreto y un doliente aroma.
Vivís la vida del silencio, impregnada de tristeza, de dolor y de
sueño.... (“Cosas vigas”, Turcios, 1914: LXXX).

Alma prócer, de oro y de hierro, impasible ante el dolor, serena ante


la muerte! (sic) Para ti el soplo trágico, la épica trompeta homérica,
el ronco retumbar de los formidables truenos wagnerianos! (sic)
Para ti el apóstrofo rutilante, la voz del huracán y el olímpico vuelo
de las águilas! (sic)
Grande por el sacrificio y por la generosa aspiración de libertad,
ascendiste á la cumbre coronada de relámpagos. Y el triunfo
supremo no alteró tu grave pensamiento, ni el aplauso de las
multitudes ignaras conmovió tu espíritu, firme y luminoso como el
diamante! (sic)

102
Lo polobrg iluminado

(...) ¡Salve, joven héroe del casco de bronce, de la espada insigne,


del espolín de plata! Fulge la sacra virtud en tu corazón y la viril
audacia en tus ojos llameantes, acostumbrados á mirar de frente al
sol! (sic) lü palabra resuena como un clarín de oro, y tu férreo
guantelete es el martillo de Vulcano cuando cae sobre el enemigo en
la candente arena del combate. ¡Pero tu alma es una (sic) ánfora
de piedad y de perdón para el vencido!
Para ti el homenaje de los hombres íntegros, la sonrisa de las
hermosas y el amor de tu Patria! (sic) ¡Porque simbolizas un ideal
excelso y en la acción eres grande por la justicia y por el sublime
amor á la verdad!

¡Salud, magnánimo varón, que sólo he visto en sueños! (‘Alma


prócer3*, LCIV).
Los trabajos se diluyen en reflexiones o divagaciones sobre el amor, la muerte, la
ausencia, la contemplación de la naturaleza, la evocación del pasado...

Flores de almendro
En Flores de Almendro encontramos noventa y tres composiciones. La mayoría -
algunas con importantes modificaciones- están incluidas en los libros anteriores. Las
restantes carecen de algún aspecto destacado o peculiar. Quizá, por apartarse de la
temática usual, hay que mencionar “Patria inmortal”, soneto que constituye un vigoroso
llamado a la defensa de la soberanía nacional: Nada mi tedio fúnebre aminora:/ni el
orgullo del nombre resonante,/ni el viaje ideal sobre la mar sonora/ tras del ensueño
en el azul distante.// (...) Sólo me enciendo en cólera que espanta/ cuando irtinta
humillarte. Patria mía,/del extranjero la maldita planta. (Turcios, 1932:127). Flores
de almendro, publicado cuando ya en otros países de Centroamérica se había
producido una poesía diferente y renovada, constituye un anacronismo, tal como se
deduce, inclusive, del romántico título que ostenta. Sí es encomiable el afán del poeta
por rescatar y preservar -en la relativa perennidad del libro- muchos de los textos
que andaban dispersos en periódicos y revistas.

103
Mtltn U moflo

Páginas del ayer


Froylán Turcios recoge ciento setenta y cinco títulos en prosa. Con frecuencia, bajo
el mismo nombre, agrupa trabajos estructuralmente independientes pero que se
relacionan en el nivel temático. La mayoría ya se habían incluido en libros anteriores
o en publicaciones periódicas (“Cosas dulces y tristes", “El olvido”, “Oasis amable”,
etc.). El volumen es un esfuerzo del autor por conservar lo mejor de su trabajo en
prosa. Tal como en los libros mencionados, las composiciones carecen de una
jerarquización u orden preestablecido; se yuxtaponen una a la otra.

Comentario genera!
En el campo poético. Froylán Turcios ofrece un cuadro temático sin diferencias de
carácter sustantivo: variantes del binomio amor-muerte (la amada prematuramente
muerta, el amor como vencedor de la muerte, las solicitudes específicas a la amada
para cuando él muera); exaltación de los estados mórbidos del espíritu (la melancolía,
la tristeza, la añoranza del pasado); mitificación de la mujer (especialmente en lo
concerniente a las cualidades con las cuales se la pondera: virgen, bellísima y
extremadamente joven); idealización de la naturaleza (marcos idílicos en consonancia
con la-euforia amorosa); percepción metafísica o mágica del mundo (la vida como
misterio, la presencia de fuerzas incognoscibles que la dominan, la existencia
ultraterrena y la persistencia de la comunicación más allá de la muerte); conciencia
del oficio de escritor (estatus de privilegio para el poeta y sentido de la responsabilidad
social) y anotaciones patrióticas.

En términos generales, la versificación es nítida. Turcios, exigente conocedor de la


métrica y con un gran sentido del ritmo -apuntalado por la eclosión modernista-, no
cometió deslices. El mismo patrón de exigencia aplica a los textos en prosa, en los
que prefiere los párrafos y oraciones breves. El cuestionamiento que podría hacérsele
arranca de su desfase con relación a los movimientos de vanguardia que, cuando él
murió, ya tenían un caminar de casi tres décadas. Y aunque estaba al día respecto de
lo que en otros lares se publicaba (recuérdese su labor de difusión a través de las
revistas que dirigió), en su propio trabajo creativo, se negó a cualquier audacia
renovadora. El meollo del asunto radica en su propia concepción de la poesía que lo
llevó a utilizar el lenguaje desde una denotación-connotación de tipo racional, amparada
por el significado tradicional de los vocablos. Conceptualmente, el autor nunca salió
del siglo XIX y, desde el punto de vista formal, no trascendió el modernismo.

104
la palabra iluminarla

José María Tobías Rosa

José María Tobías Rosa (llama, Santa Bárbara, 1874-1933) publicó Artículos y poesías
(1902) y Cuentos yfábulas (1933), obras en las que, desde una perspectiva romántica,
da salida a una intención fuertemente didáctica.

Artículos y poesías
En cuanto a su temática, Artículos y poesías es un libro heterogéneo. El amor al país
en poemas como “A mi Patria”. El interés por la familia se advierte en “La huérfana”,
dedicado a la madre muerta y, en “A mi padre”, celebra el natalicio de éste. El amor a
una mujer lo observamos en “Deseos” en el cual dice: Has de adorarme delirante y
ciega,/ Así cual yo te adoro en mi desvio:/ Has de adorarme, angelical bien mío,
(Rosa, 1902:99). La crítica a la guerra y el anhelo de paz se expresa en “Dos cuadros”.
Hay, también, textos laudatorios: “Al Señor Presidente”, dedicado al General Terencio
Sierra. El tema religioso se expresa en “¡Existe un Dios!” en el cual escribe: Existe un
Dios! (sic) Mirad en lontananza/ Esos bosques poblados de verdura./ (J escuchad
de los trinos la dulzura/ con que el ave ensalza a su Creador./ Y observad la marcha
majestuosa/ De esos ríos que cruzan por doquiera,/ Que se encaminan con veloz
carrera/A dar tributo al mar aterrador. (73). La hostilidad del mundo, la amargura de
vivir y la idea de la muerte se entrecruzan en “Melancolía”: Soy como el ciprés,
sombrío y triste,/Reflejo de la muerte funeraria,/Plantado sobre la tumba solitaria/
Que yace relegada en el panteón:/ 'Como el ciprés, que en el silencio hendido, 7 Tan
sólo le acaricia el cierzo helado,/ Como el ciprés, que siempre ha demostrado/ La
tristeza, el luto y la aflicción. (77). En un estilo que se enmarca dentro del patrón
romántico, textos de escaso mérito.

Cuentos y fábulas
Cuentos y fábulas agrupa setenta y un textos versificados que, con pocas
excepciones, pertenecen a la especie de la fábula o apólogo.14 En versos de
diversas medidas (del hexasílabo al endecasílabo), que no siempre están libres de
ripios o de rimas forzadas, Tobías Rosa practicó la poesía didascálica; es decir, la

14 La fábula o apólogo es un relato breve cuya acción sirve de ejemplo para que de ella
se saque una consecuencia referente a la conducta humana, esto es, una moraleja.
Frecuentemente los personajes de la historieta son animales, pero no es condición
necesana. (Lapesa, 1981 138).

105
Htírn Umofta

que utiliza el lenguaje poético para difundir una enseñanza moral o alguna teoría
especifica. Ciñéndose a una estricta óptica cristiana, hizo escarnio de vicios,
defectos y actitudes equivocadas. Y, tal como lo habían hecho sus predecesores,
sus personajes preteridos son los animales, aunque también acude a otros elementos
del entorno: seres humanos, flora, objetos inanimados... Inclusive, reelabora fábulas
clásicas como las dei cuervo, el zorro y el queso o la del ave que empolla huevos
de sierpe, que nuestro autor convierte en caimanes.
En "El pino y el clavel" -cuestionando a quienes olvidan su origen humilde- contrasta
el orgullo y altivez del árbol con la sencillez de la flor. “El ratoncillo y el gato” insta a
no dejarse llevar por la apariencia de honradez. “La corneja y la oveja” alerta sobre los
cobardes que sólo se ensañan con los débiles. En “El estudiante y el gusano de seda”,
éste le enseña al estudiante indolente que, para llegar a mariposa, tiene que pasar por
la forzosa prisión del capullo. En “El hierro y el oro”, a la vanidad del metal dorado, se
opone la utilidad que, al ser humano, presta el primero. Por regla general, los textos
concluyen con una moraleja claramente definida. A continuación, en forma completa,
“Las Uniones Desiguales”: De un joven roble la potente rama/ con gran trabajo un
hombre doblegó:/ y a los cogollos de un pequeño arbusto/ con fuerte lazo aquel
villano ató...// el roble audaz al verse prisionero/ por libertarse tanto forcejó,/que
arrancó de raíz al arbolillo/ que las crestas del roble coronó....//Lo mismo pasa en
este mundo ingrato/ si al rico el pobre misero se unió;/ pues todo noble vil y sin
conciencia,/ al infeliz destroza con furor!... (sic) (Rosa, 1933: 42).

Rosa elaboró textos en los que narra una pequeña anécdota cuyos personajes son
seres humanos. La acción ejemplifica la lección moral. En “Heroísmo pagano”,
reelaborando una anécdota de estirpe espartana, un soldado adversa la guerra porque
su espada es muy corta: Mas su madre le dijo rabiosa:/-Si al contrario tu acero no
alcanza,/siempre intrépido hasta él...fiero avanza/para hallar la victoria gloriosa!...
Y la moraleja: Porque en la hermosa defensa/de la Patria y del hogar,/sin esperar
recompensa,/ valor y energía intensa/ debemos todos prestar!... (sic) (38). En “El
combate de la vida”, narra cómo, en la guerra, fueron muriendo diversos jefes, pero
siempre hubo uno que tomaba su lugar: ¿Quién en aras de una idea/no sacrifica su
vida/ aunque reciba una herida/por más horrible que sea? (24). En “El filósofo y el
botero”, el intelectual minusvalora al humilde remero por su ignorancia; cuando el
barco naufraga, no sabe nadar y perece: Enseña al hombre cuitado/ la fábula, al
parecer,/ que el sabio más infatuado/ muchas cosas ha ignorado/ que se deben
aprender!... (sic) (108) En “Lo dicho....... dicho!.....” (sic), un rey, que se ha

106
la palabra iluminado

disfrazado, platica con un soldado cuyo anhelo es ascender a general y critica las
acciones del monarca; como en la entrevista oficial sostiene su postura, por su
autenticidad, el rey le concede su deseo. En esta composición, Rosa intercala
acotaciones en prosa como si de un texto teatral se tratase. “El trébol de Judea”
recrea una tradición cristiana: las flores, regadas con la sangre de Jesús, adquieren
características que recuerdan su pasión. “La mariposa negra” desarrolla la conocida
superstición popular que atribuye al insecto calidad de heraldo de la muerte. “Leyenda
fantástica”, con doscientos sesenta y cuatro versos, distribuidos en cuartetos
endecasílabos, es una fantasía pacifista. Jesús y San Pedro bajan a la tierra que arde
en un conflicto armado; aquél le va mostrando los estragos (niños hambrientos,
heridos, muertos, destrucción de ciudades, etc.) y le habla de las avanzadas armas
empleadas (aviones, bombas, submarinos...): Grandes columnas de humo la llanura/
poblaban con sus miasmas pestilentes;/y las llamas, diabólicas, ardientes,/consumían
los cuerpos con premura....//Sobre aquellas enormes montoneras,/ de mil despojos
míseros y humanos,/ el petróleo vertían los germanos/ para encender terribles las
hogueras. Finalmente, Jesús ora por la paz y, en forma casi mágica, nace una nueva
generación de hombres: K los extensos campos se cubrían/ de mieses relucientes y
doradas;/y surgían ciudades ataviadas/por grandes edificios que construían.//Razas
jóvenes, robustas, vigorosas,/ repoblaban la Europa destrozada;/y la Ley de Jesús,
tan venerada,/ entonces practicaban afanosas.....// El ángel de la paz aquí les dejo,/
el Mesías murmuró enternecido;/ mientras un coro de ángeles lucido,/ iluminaba el
sol con su reflejo. (147,155). Formalmente no se descarta una que otra rima forzada.
El planteamiento implica una postura milenarista.

El tema patrio también está presente. “Reyerta fantástica”, que posee un carácter
alegórico, acude a la personificación de ideas abstractas: del abismo, surge un espectro
odioso que se identifica: ¡Me llamo SEPARATISMO/y persigo al UNIONISMO/y a su
ideal noble y grandioso! Su temor; que resurja el ideal morazánico. De ahí, la menaza:
¡Que vuelva a ondear altanera/ nunca en el centro verán,/la blanca y azul oanderaj
que en tiempo lejanofuera/ la enseña de Morazán!... Pero el separatismo no triunfa. El
poema finaliza conminándolo a que baje al insondable abismo porque el PA TRIOTISMO
de la JUVENTUD ufana,/mira despuntar la aurora/ que ya nos anuncia la hora/ DE
UNIÓN CENTRO-AMERICANA!... (99-100; mayúsculas, del autor).

107
Ktlen Umafto

Una poesía utilitaria de pobre versificación. Su intención es elevar los valores cívicos
y morales, pero, aún reconociendo ese mérito, y refiriéndonos especialmente a las
fábulas, constituye un anacronismo: el patrón formal obedece a lincamientos que
datan del siglo X VIII

Juan Ramón Molina

La obra de Juan Ramón Molina (Comayagüela, 1875-San Salvador, 1908) quedó


dispersa en periódicos y revistas de Centroamérica. En 1913, el poeta Froylán Turcios
la recopiló y publicó con el nombre de Tierras, mares y cielos, un libro breve con
algunos de los mejores poemas de la lírica hispanoamericana del periodo modernista:
•‘Autobiografía”, “Rio Grande”, “El Águila”, “Metempsicosis”, “Salutación a los poetas
brasileros” y “Águilas y cóndores”, demuestran que Molina asumió creativamente la
gran transformación poética que impulsó y consolidó Rubén Darío.

En “Autobiografía”, en treintitrés cuartetos (como los años que pasó sobre la tierra),
Molina trazó la mejor síntesis de su trayectoria vital: infancia, juventud, amigos,
rasgos temperamentales y de carácter, predilecciones, pulsiones profundas y visión
de la existencia, quedaron esculpidos en rítmicos endecasílabos: Nací en el fondo
azul de las montañas/ hondurenas. (...)/ Fue mi niñez como un jardín risueño,/donde
~a los goces de mi edad esquivo-/ presa ya de la fiebre del ensueño,/ vagué
dolientemente pensativo,// (...) Desde mi infancia fui meditabundo,/ triste de muerte. La
melancolía,/ fue mi mejor querida en este mundo/ pequeño, y sigue siendo todavía.//
Sentí en el alma un natural deseo/ De cantar. A la orilla del camino,/ hallé una lira
-no cual la de Otfeo-/ y obedezco el mandato del destino,// tan ciegamente, que
mañana -cuando,/ tránsfuga de la vida me deserte-/ quizás celebre madrigalizando/
mis tristes desposorios con la muerte.// (...) y era mi juventud en su desgaire,/ como
un corcel de planta vencedora,/ que se lanzaba a devorar el aire,/ relinchando de
júbilo a la aurora. (Molina, 1982: 49-52). AI concluir, confiesa un terrible hastío de
vivir. Además, respondiendo a una concepción roussoniana de la existencia -el rechazo
a las fuentes de la civilización occidental-, se considera una víctima por el influjo
deletéreo que sobre él ejerció el haber abrevado en los pozos de la literatura y de la
ciencia, idea que también Froylán Turcios manifiesta algunas veces.

108
La palabra iluminado

“Rio Grande” podría parecer un poema descriptivo. Pero su intención es más


profunda. Las frases con las que Molina evoca al río las termina proyectando sobre
sí. Aquél es el inmenso espejo en el cual observa su propio yo. La infancia, la juventud,
sus anhelos, se transparentan en sus ya tumultuosas o tranquilas aguas; Sacude,
amado río, tu clara cabellera,/eternamente arrulla mi nativa ribera,/ve a confundir
tu risa con el rumor del mar./ Eres mi amigo. Bajo tus susurrantes frondas,/pasó mí
alegre infancia, mecida por tus ondas,/ tostada por tus soles, mirándote rodar...//
(...) Pero mi oscuro nombre las aguas del olvido/no arrastrarán del todo, porque un
desconocido/ poeta, a mi memoria permaneciendo fiel,/ recordará mis versos con
noble simpatía,/mifugitivo paso por la tierra sombría,/ mi yo, compuesto extraño de
azúcar, saly hiel.//Envuelto en un solemne crepúsculo inefable./ dirá tal vez pensando
en nuestro ser variable:/ - ‘Cual nuestro patrio río su espíritu fue así:/ soberbio y
apacible, terrífico o sereno,/resplandeciente de astros o túrbido de cieno,/con rápidos,
y honduras, y vórtices ’. Talfui. (60,64). La asimilación entre el poeta y el río ha sido
completa. La analogía terminó borrando los linderos. Los cuatro versos finales del
fragmento ratifican la equivalencia, la similitud que el poeta manejó desde el principio.
Osadía y orgullo al equipararse al -en su época- majestuoso río.

Musical y sonoro es “Salutación a los poetas brasileros”, expresión consumada del


alto sitial en el cual Molina coloca su destino de poeta y de la fe que guarda a la
palabra que formulan él y otros hermanos en el oficio de escribir: Con una gran
fanfarria de roncos olifantes,/ con versos que imitasen un trote de elefantes/ en una
vasta selva de la India ecuatorial,/quisiera saludaros -hermanos en el duelo-/ en las
exploraciones por la tierra y el cielo,/en el martirologio de los circos del mal.//Mi
Pegaso conoce los azules espacios./Su cola es un cometa, sus ojos son topacios,/el
rubio Apolo y Marte cabalgarían en él;/ relinchará en los céspedes de vuestro bosque
umbrío,/se abrevará a la sombra de vuestro gran laurel’, (sic)//(...) Tal digo, hermanos
míos en la prosapia ibérica./ Saludemos la gloria futura de la América,/ qia todas
las espigas sejunten en un haz./Unamos nuestras liras y nuestros corazonesJ que ha
llegado el crepúsculo de las anunciaciones./para que baje el ángel de la celeste paz!
(sic). Como augurio de ese venturoso día, en el horizonte, avizora tres aves: un
cóndor -que es el símbolo de la fuerza bravia-/ un buho (sic) -que es el símbolo de
la sabiduría-/y una paloma cándida -símbolo del amor. El poeta queda en éxtasis.
Pero Pegaso aguarda y él tiene que marchar. Antes de hacerlo, de nuevo, confirma

109
Helen Umoña

su propia valía:; Buscadme en mi magnifico palacio de la Osa,/o en mi torre de oro,


junto a la Cruz del Sur! (65-66).

Prevalece un sentido místico al sentirse integrado a un mundo superior. Molina supo crear
una atmósfera exultante y afirmativa que también se advierte en “Águilas y cóndores”,
otro documento de su valoración del trabajo poético y de su fe panamericanista. En este
último rubro, el vislumbrar a las razas de Caínes, lo induce a formular un llamado a la
confraternidad y al entendimiento mutuo. El apóstrofo inicial, de nuevo, es solemne:
Portaliras ilustres de nuestro Continente:/ miremos el futuro con ojos de vidente,/ con
ojos que irradiasen -de sus cuencas sombrías-/ la luz de las más grandesyfuertes profecías:/
la luz de Juan -con su águila y su delirio a solas-/ frente al eterno diálogo de las
convulsas olas,/que oyeron -bajo un cielo de horror y cataclismo-/ las cosas que le dijo
la lengua del abismo:/ voces de Dios: hipérboles, parábolas y elipsis,/ que truenan en el
antro del negro Apocalipsis! (sic)/ ¿Hermanos no seremos en la América?/ Todos?Nacimos
(sic) de los gérmenes vitales de sus lodos (...) ¿Qué miro?/ Grandes hordas de pueblos y
de ideas/ vienen sobre la música de las mareas sordas;/ revueltas muchedumbres,
cosmopolitas hordas,/y gentes, j’ mesnadas, y pueblos, y naciones./ Escucho la pisada
febril de sus talones,/el latir de sus pechos -hirvientes comofraguas—/ sus lenguas, como
el grase rumor de muchas aguas;/oigo sonar sus místicosy melodiosos broncesJglorificando
al Dios del Universo./ Entonces/ El ha de ver -del fondo de su divino cielo-/ pasar, bajo
las nubes, un fragoroso vuelo,/ un gran tropel de pájaros de gritos resonantes:/ una
bandada de águilas y cóndores gigantesJ unánimes, encima de los más altos montes,/
perdiéndose en sublimes y azules horizontes./; Y ante esa visión de aves, fortísimas y
hurañas,/ tendrá como un gozo de miel en las entrañas! (79-82).

Abundante y refinada adjetivación. Delectación en la palabra. Euritmia al modo


modernista. Pero no copia de mala ley. Lo mismo podemos aplicar a “Péscame una
sirena”, soneto que, con sentido de gozo, celebra la fuerza del deseo: Péscame una
sirena, pescador sin fortuna./que yaces pensativo del marjunto a la orilla./ Propicio
es el momento, porque la vieja luna/ como un mágico espejo entre las olas brilla.//
Han de venir hasta esta ribera, una tras una,/ mostrando a flor de agua el seno sin
mancilla,/y cantarán en coro, no lejos de la duna,/su canto, que a los pobres marinos
maravilla.// Penetra al mar entonces y coge la más bella,/con tu red envolviéndola.
No escuches su querella,/que es como el aleve de la mujer. El sol/ la mirará mañana
entre mis brazos loca/ -morir- bajo el divino martirio de mi boca-/ moviendo entre

110
lo polobro iluminodo

mis piernas su cola tornasol. (150). La apoteosis de la atracción sexual. El sentir


exacerbado que arrasa el débil valladar femenino. Un soneto de resonancias sensuales
que atrapó toda la musicalidad del modernismo.

De la calidad de “Pesca de sirenas”, podríamos encontrar otras muestras, ya que el


esquema métrico del soneto fue muy dúctil en las manos de Molina y le permitió
cubrir distintos tópicos. Celebración de la grandeza o hermosura del mundo natural
(“Madre naturaleza”, “Selva americana”, “La muerte del león”, “La selva”, “El jardin”,
“Ola”, “Plenilunio”). Recuerdo de lugares visitados (“Pemambuco”, “Bahía de Rio
de Janeiro”). Homenajes (“Tríptico”, consagrado a Rubén Darío). La mujer o el
amor (“A una virgen”, “Sursum”, “Primera cita”, “Vino tinto”). Invitación al goce
(“Nada es todo”). Manifestación de estados emocionales de angustia, nostalgia y
dolor (“Para un anciano”, “Madre Melancolia”). Visión de la muerte (“Mariposa
nocturna”, “Al Sol”). Admiración por la fortaleza física (“La fragua”). Tendencia
didáctica (“La araña”, “A un periodista”). Valoración de sí mismo en su calidad de
poeta (“Apoteosis final”) y recreación de temas literarios o culturales (los
extraordinarios: “El Rey Lear”, “Ofelia”, “Hamlet”, “Desdémona”, “Otelo”, “Yago”,
“La caída de Luzbel”, “Salomé”, “El ave simurgo”, “Nerón”, “El gladiador”...).

Pero eso no es todo Molina. Sin merma en la calidad -inclusive con evidente superación
de los esquemas modernistas- el poeta supo modular un tono de voz más íntimo,
como de mirada reconcentrada en sí mismo o en lo esencial del mundo, tal como
vemos en “Anhelo nocturno”, “Tus manos”, o en los trescientos cincuenta y dos
versos de la elegía “Una muerta”: No bañaron mis lágrimas/ sus gélidos despojos,/
porque cegó la angustia/ los cauces de mis ojos;// pero -como una vena/ por la
cuchilla rota-/ mi corazón sangraba/ sin tregua, gota a gota,// cual tu divina frente/'
en el pavor del huerto/sobre los restos fríos/ de todo un mundo muerto. (97). Escasa
adjetivación que preserva la pureza de la emoción. Molina, conforme avanzaba en
edad fue dejando atrás las orquestaciones modernistas. Su expresión se volvió más
sustantiva. Lo vemos en los versos anteriores o en “Segundo aniversario” (escrito en
1907), dedicado, como el anterior, a su difunta esposa.

También, despojado de oropeles, es “Los bueyes” (¡qué lejos del emblemático cisne
modernista’), un poema sumamente amargo: en las figuras pesadas, sometidas a
vejaciones sin cuento, el poeta proyecta el agobiante fardo de su propia existencia.
Con lenguaje cotidiano, sin rebuscamientos elegantes, los versos -que nos harían

111
Heltn Umofto

pensar en Molina corno el primer poeta posmodemista de Honduras- captan una


escena usual, común hasta bien avanzado el siglo XX: Junto al Parque de Bolívar/se
ven cuatro bueyes, cuatro/ animales melancólicos,/lamentablementeflacos,/uncidos
a dos carretas/ grandes, con cajas yfardos,/y con las patas hundidas,/ inmóviles en
un charco. Además, con un sentido muy vital -muy contemporáneo, sería más adecuado
decir-, alude a los seres comunes y corrientes que pueblan las calles de la ciudad; el
espectáculo -el caos citadino- lo hace volver los ojos a la paz de la provincia, tópico
que, como sabemos, frecuentó el posmodemismo. Así, en versos totalmente alejados
del lujo verbal observado en los primeros poemas que comentamos (y no es ocioso
reflexionar sobre la elección del discreto verso octosilábico), leemos: Pasa un
transeúnte de prisa/ de su paraguas debajo,/y un rapaz -travieso y loco-/ también
pasa, a grandes saltos:/y una mujer miserable/ que regresa del mercado,/y un cartero:
y una joven/ con un chal azul y blanco,/ y una linda señorita,/ toda gracia y toda
garbo,/con música en los tacones/(...) K en esta tarde lluviosa,/fijos en el empedrado,/
sienten [los bueyes] un odio implacable/por su vida de trabajo;/por la ciudad, con
sus casas,/ llenas de bultos y fardos,/ con su rumor de tranvías,/ con sus postes
telegráficos,/con su tragin (sic) y su bulla,/y su mentira y su escándalo/y el estruendo
de sus trenes;/y sus coches charolados,/ que no valen lo que vale/ la placidez de los
campos,/ el monólogo del rio,/ la dulce flauta del pájaro,/ el limpio azul de los
cielos/y la libertad delprado. (...) El poeta finaliza con amargura: Hermano soy en la
pena,/miseros bueyes, hermano/de vosotros. Tengo el alma/ triste de muerte. Soñando/
muero. Soñar es mi culpa/ de la vida sobre el charco,/ con un existir más dulce,/ un
mundo más aromático/ lejos de todos los libros vanos,/cuyo veneno corroe/mi corazón
lacerado. (128-131).

¡Qué distantes estos versos del brillo y opulencia modernistas! Ellos prueban la
progresiva decantación estilística de Juan Ramón Molina, a las puertas ya, de una voz
más personal y fuerte. Similar hondura y sobriedad posee “Los ojos de los niños”,
poema en el cual, al versolibrismo, se suma la mesura en el uso del adjetivo: Los
niños/ tienen ojos muy tristes e ingenuos,/ que nos hacen pensar hondamente/ en
todos los tristes misterios./ en todos los graves problemas/ de la vida humana, que
nadie ha resuelto./15 (...) Entonces la Muerte,/que se halla en acecho,/se acerca de
pronto a los niños,/que la ven sonriendo,/y cierra de un golpe sus cándidos ojos/con16

16 En la ruptura del ritmo, propia del encabalgamiento, se objetiva la ruptura social.

112
Lo palabra iluminada

la punta glacial de sus dedos. (140-141). Darío y el modernismo han quedado atrás
Los versos se inyectan de tonalidades nuevas, diferentes. Quizá el Molina más novedoso
-de sabor más actual- no está en ios poemas que han hecho mella en la conciencia
colectiva hondurena (“Rio Grande”, “Pescador sin fortuna”...) sino en textos de
precisa formulación como los últimos que comentamos.’6

Es importante señalar que Juan Ramón Molina nunca se guareció en ninguna torre de
marfil. En su obra abundan las referencias al momento histórico y a las circunstancias
sociales del país. “Adiós a Honduras” -quizá el primer documento poético de tipo
político de gran envergadura con el cual cuenta la literatura nacional- constituye una
radiografía de la realidad. Los trescientos noventiséis versos constituyen un implacable
retrato del país. Dentro de la mejor parafemalia modernista, pero con indignado ímpetu
de estirpe romántica, combinando heptasílabos y endecasílabos, incluye varios
tópicos. Descripción del entorno físico al momento de abandonar la patria. Las alas
de oro, lánguida y cobarde/ pliega la mustia tarde/ en la insondable cuenca del
vacio;/ como águila cansada que al fin toca/ su nido en la alta roca/ y se recoge,
trémula defrío. Manifestación de dolor al tener que dejar la patria, que queda expuesta
a las arbitrariedades del tirano: No es el amor el que a sufrir me obliga/ (~.) Es el
oculto y hondo sufrimiento,/algo como un lamento,/el recuerdo de lúgubres escenas,/
el horrible chocar de los cuchillos,/ el roce de los grillos/y el siniestro rumor de las
cadenas. La necesidad del exilio como recurso para sobrevivir. La nostalgia que sufre
el desterrado. La imponente belleza de la geografía patria. El recuento de los atropellos
y vilezas que acosan a los ciudadanos: 17 humillada en elpolvo mi Bandera,/ extinguida
la hoguera/ del patriotismo, alzados los protervos,/ hundido el pueblo en vigorosas
cuitas:/ las águilas proscritas/por una banda de voraces cuervos. El indignado y16

16 Inclusive, Molina teorizó sobre una nueva estética. En el que quizá sea su último
texto en prosa (testamento poético lo llama Medardo Mejía), se perciben
planteamientos de la vanguardia: Que las odas y los cantos deben se¡ para las
tierras fértiles. Que los poetas deben internarse en los sembrados, observar la vida
de los que labran el suelo, y cantar las glorias del agricultor en sus faenas rudas. E ir
a los talleres, a inspirarse en el girar vertiginoso de las poleas y los dinamos, en el
movimiento rítmico de los émbolos, en el fragor de las máquinas. (...) Necesitamos
un poeta. (...) Un poeta que viva la vida de nuestros días. Un poeta que cante al
Tequendama y no al Niagara; que cante al Chimborazo y no al Vesubio; que cante
a Hidalgo y no (sic) Washington. Revista Ariel, núm. 193, Tegucigalpa, noviembre
de 1967. Molina lo publicó, dos meses antes de morir, en Semanario Independiente,
núm. 78, 5 de agosto de 1908. De ahí que se justifique el señalamiento de Mejía.

113
Helen Umofio

adolorido recuerdo de tanto patriota asesinado: ¿Todos murieron en la lucha fiera/ al


pie de su trinchera,/ victimas nobles de un brutal encono;/ y hoy en Honduras,
cometiendo excesos,/alza, sobre sus huesos,/ un despotismo asolador su trono! Expresión
del derecho a la rebelión: .4 los malvados que a su pueblo oprimen/ con el crimen, el
crimen/ ha de poner a sus infamias coto,/ o volarán, odiados y vencidos,/ del solio,
conmovidos/por un social r breve terremoto. Exhortación a la juventud para que
emprenda la lucha política: Sus: ¡a luchar por todos los derechos!/ Que vuestros
firmes pechos! resplandezcan al sol como corazas;/ (...). ¡Es preferible, hermanos, a
ser esclavos, sucumbir facciosos! Para finalizar con el tema con el cual el poema
principió: la apesadumbrada despedida del amado suelo. (Sosa: 2002: 41-54).’7

Rubén Darío, especialmente a partir de Azul, realizó una renovación profunda de la


prosa en lengua española. La lección de ductilidad, opulencia y ritmo fue aprendida
por Juan Ramón Molina quien, en los periódicos de la época, dejó un conjunto de
ensayos, textos narrativos, artículos y prosas poéticas de gran calidad. A este último
rubro es pertinente aludir. En “Luciérnagas" evoca un pasado de esplendor con la
amada y, por el corte brutal de la muerte, lo contrasta con un presente de dolor,
momento en el cual los insectos de luz representan, tanto lo efímero de la existencia,
como la belleza implícita en esa brevedad:

Una pléyade de luciérnagas, como fragmentos de un fuego fatuo,


como átomos desprendidos del disco de la luna llena, como pálidas
chispas errabundas, vuelan sobre los cálices entreabiertos, pueblan
los naranjosflorecientes de azahares, se agitan entre las enredaderas,
brillan sobre las anchas hojas, caen en el musgo, se apagan y se
encienden en todas partes.
(...) ¿A dónde vais, luciérnagas perdidas, efímeros insectos misteriosos,
libélulas de la luz?
¿Dormís en el tierno fondo de la. flores? ¿Vivís lo que viven las
mariposas que parecen caídas del iris?

17 Este poema, según informa Roberto Sosa, se publicó en la revista La esperanza,


núms. 21 y 22, Tegucigalpa, 1897. Su título es “Canto a Honduras” (en Sosa, 2002:
39). En la recopilación de Froylán Turcios aparece con el nombre de “Adiós a Hondu­
ras" y consta de treintiséis estrofas menos, de un total de sesentiséis. Nuestro
comentario se basa en la versión original.

114
lo palabra iluminada

¿Acaso le teméis (sic) al sol y os ocultáis a la aurora bajo las matas


empapadas de rocío?
M)lad, volad ante mis ojos cuando yo os busque en mis horas de
insomnio, volad aún ante ellos. Día llegará en que celebre mis nupcias
con la muerte y entonces ella no me dejará veros ni por la (sic)
grietas de mi fosa. Volad aún: es la media noche de la vida. (Molina,
1984: 9-10).
“Incógnita” -con lejana reminiscencia de El Cantar de los Cantares- celebra la belleza
y comunión con la amada. “Lloviendo”, “Sonata de otoño” y “Sonata de año nuevo”
canalizan ensoñaciones amorosas. En “Copo de espuma”, la inconformidad con su
época motiva una lírica evasión hacia el mundo clásico. El esplendor de la liturgia
católica inspira “Mística”. El yo poético palpita al unísono con la naturaleza en “El
himno de Oriente”, “Sol de octubre”, “En el golfo de Fonseca”, “Viendo el rio
Acelhuate”, “A orillas del Lempa” y “Natura”. La supravaloración de la condición de
poeta (un ser superior, vidente, orgulloso de sí) lo hace escribir “Profética”. La visión
amarga de la vida se percibe en “Fantoches y marionetas”, “Humo” y “Un año más”.
El aliento y los mitos del mar (Ondina, Tritón, Sirena) se palpan en “Las olas”. Sin
obviar al didáctico (pero no por eso carente de fuerza poética) “Excelsior”, exhortación
a la vida superior. Los ejemplos permiten aquilatar el refinado estilo:

T el sol coronando aquel horizonte grandioso, iba desapareciendo en


una agonía sublime. Y como la luz palidecía ya en el espacio, los dos
abismos del cielo y del mar como que se quejaron con estupenda y
jbrmidablc voz de órgano: y aquellos lamentos rodaron en los aires y
por sobre las riberas; y las tocas vacilaron en sus pedestales de granito; y
las aguas alborotadas sollozaron con angustia a mis pies. Y entonces,
ante la agonut de la naturaleza doliente, sintiendo el mismo dolor que
ella sentía, vino a mis labios, como una oración, el gran himno de
Oriente: ¡Oh rosa! ¡Oh mar! ¡Oh sol! (“El himno de Oriente”, 30).

Tu mata de cabellos es como un rosal en flor. Es como una rama de


sauce. Es como un jazminero. ¡Quién pusiera el primer beso en flor en
tu mata de cabellos en flor!
Helen Umofla

Tus cejas, uniéndose y confundiéndose, hechas son con el vello de los


¡jares de un . abritillo negro, que no ha balado aún siete mañanas,
¡(finen pusiera ¡os dedos sobre tus cejas sombrías, los dedos expertos en
la caricia.'
Tu boca es sonrosada como un caracol marino. Esfresca como unagruta.
Es atrayente como una cosa prohibida. ¡Quién apagara el ardor de su
boca en tu boca de rosa!
Tu cuello es como el de una paloma alba, como si fuese de ámbar, (...)
Cuello de seda, cuello de lirio, cuello único, ceñido por un collar degotas
de sangre. (“Incógnita", 12).

Adjetivación elegida en forma precisa. Paralelismos sintácticos de impacto rítmico.


La imagen, la figura literaria (especialmente las reiteraciones léxicas) o el tropo burilados
con naturalidad y precisión. El juego libre de la fantasía animizando las cosas,
proyectándoles el soplo de vida que nace de la sinceridad del sentimiento y de la
creativa utilización del idioma. Los textos citados comprueban que Julio Escoto no
hiperboliza cuando, lamentando el olvido de Molina en los estudios sobre el modernismo
en Hispanoamérica, se refiere a la grandiosidad y perfección de su pequeña obra (en
Molina, 1982:8).

Jerónimo J. Reina

Jerónimo J. Reina (1876-1918) escribió Copos de humo (1903), obra en donde confluyen
el espíritu romántico y la innovación modernista. Algunas antologías han conservado
otros poemas que guardan una perspectiva similar. Dominan los temas del amor o que
se vinculan al sentimiento amoroso. La visión de la mujer sigue el patrón que fijó el
romanticismo: ella es una especie de ángel redivivo, un refugio ante las tempestades de
la vida que potencia el espíritu y lo guía hacia Dios: Soy como un extraviado peregrino/
Perdido en el desierto de su pena;/ Y á ti me acojo porque en tí adivino, // Algo de
aquella fe celeste y buena/ Que iluminó al incrédulo Longino/ Y redimió á la impura
Magdalena! (sic) (“Ventana”, Reina, 1903: 75). Versos sin mayor altura lírica.

Mejores muestras encontramos en algunos sonetos, según corroboramos en “Pasión


tardía”, “Lo adorable”, “Adoración”, “Reclamo” y “Marina”. En éste, con abundancia
adjetival y con el respaldo rítmico de la rima consonante, recrea los conocidos tópicos

116
Lo palabra iluminado

del mar, la barca y el recuerdo de la amada: Del fondo del ocaso ennegrecidos surge
indecisa una lejana vela:/ como si huyese de su propia estela/ el barco avanza por el
mar dormido.// Cae la noche rápida: y sin ruido/ sobre el piélago enorme se revela/
y el ábside del cielo se constela/ como un prado de lirios florecido.// Vivaz me asalta
tu recuerdo. El agua/que al soplo de las brisas se estremece/su cadencioso ritornelo
fragua.//La onda se irisa de ópalos y argentos.../)1 mi alma, en tanto que el ensueño
crece,/ vuela hacia ti sobre los mansos vientos, (en Luna Mejía, 1961: 807).

El desamor, el olvido y la desesperanza se canalizan en los sonetos “Adelfa”, “Vencido”,


“Al partir” y “Sin nombre”. En éste -con reminiscencias románticas- se entremezcla
el tema de la muerte: Y, buzo del dolor, bajo las ruinas/ De mi desierto altar has
penetrado.// ¡Flota allí de la muerte el soplo helado! (Rema, 1903: 96). Parecida
temática encontramos en extensos poemas de versos heptasilabos y endecasílabos:
“Ojos de virgen”, “Ultima esperanza” y “Horas de ausencia”, entre otros. En “Los
ancianos”, en versos dodecasílabos y hexasílabos, no obstante la simpleza de las
rimas, se capta el desolado mundo de la vejez: ¡Cuán tristes y mudos pasan los ancianos/
De cabellos canos/ Y trémulas manos!/ ¡Cuán tristes y mudos! ¡La melancolía/De su
faz sombría,/ Recuerda la angustia con que muere el día?// ¿Qué rudos dolores/ O
qué sinsabores/ Sus frentes sellaron con sello de horrores?/ ¿Fueron peregrinos/ De
ignotos caminos/ Sin meta, o esclavos de negros destinos?// (...) El recuerdo anima
con luz extrahumana/ Su pupila arcana/ Y en ella la vida con la muerte hermana;/ Y
el dolor verdugo que culpas redime,/ En su faz imprime/ Del rostro de Cristo la
bondad sublime. (99-100).

De tema religioso son varias composiciones. El soneto “A los materialistas” -con


exacerbado acento- fustiga a los incrédulos que dudan de la existencia del alma:
Romped el cráneo y estrujad los sesos,/ abrid el corazón, buitres humanos,/ sólo
hallaréis vil carne de gusanos,/ sangre corrupta y amarillos huesos. “La Profecía”
recrea el episodio bíblico de Baltasar y el profeta Daniel. En “Mística”, la amada es
mediadora entre él y los espíritus de sus respectivas madres que han muerto. El
poema finaliza impetrando la gracia de la Santísima Trinidad.

Como otros autores finiseculares, Reina tuvo una visión redentora del trabajo del
escritor cuyo deber es: Ser estrella, ser sol, incendio o llama;/ capaz de destrozar la
nube, con la flecha de fuego de la idea, según reza el segundo soneto del binomio
“Símbolo” en el cual, con arrebato y pasión, plantea que el oficio de escribir es una

117
Htl«n Umoflo

alta misión que no se puede eludir. En el primer soneto, señala el camino y exhorta:
Z)e excelsa lumbre ¡a conciencia llene,/ La voz del Poeta que ú luchar invita:/ Sea
como una Huma que se irrita/ Y como el rayo resplandezca y truene.// ¿Qué le importa
la mofa si ésta viene/ Del ruin tumulto que á sus pies se agita?/ La turba, como es
turba, siempre grita:/ S'o se debe callar porque condene/ Hay que cumplir lo que
mandó el Destino,/ Hay que marchar sobre la tierra ruda,/ Segando las ortigas del
camino./Hay que echar en los surcos las simientes/ Y con la espada bíblica desnuda/
Decapitar de un golpe las serpientes. (11).

La poesía y la condición y función del poeta y del artista preocuparon a Reina. “Copos
de humo” -aludiendo a lo que pronto se consume- es el nombre que asigna a sus
propias composiciones. En “El artista”, plantea cuáles son los anhelos de éste y cómo
es de azarosa su existencia. En “Mis versos”, aplica, a su propia creación, una serie
de calificativos que implican una especie de modestia al sopesarlos: los dolientes, los
proscritos,/ los efímeros hijos de mi alma,/ los que en mis noches de dolor sollozan,/
los que en mis noches de placeres cantan (13). Sin embargo, concluye valorizándolos
y, en tanto realización personal, les asigna un puesto en su vida: Jirones de una idea
(...) Yo no sé dónde van ni por qué viven/pero sé que son míos y que aman! (sic)
(15). En “Profética”, visualiza al artista como el elegido. Una voz -el arte- le ordena
realizar un mensaje -Espíritu, flor, ave ó idea- que se haga tangible en las formas
más puras. Alude al poder catártico, de salvación humana, del arte: he ahorrado
muchas lágrimas al corazón humano./Mis ánforas rebosan los anhelados vinos/ con
que su sed aplacan los tristes peregrinos (101).

Hay, en Reina, un cálido tratamiento del entorno natural. En “El río en la llanura”, con
cuidada frase, proyecta una escena de gran tranquilidad: un mundo de paz en el cual
le gustaría diluir su dolor: Corre [el río] serenamente, con la dulce y tranquila/placidez
con que sueñan los niños, y refleja/ en su cristal pulido, magnifica pupila,/ el hondo
azul del cielo, la nube que se aleja.// (...) Corre serenamente bajo la paz solemne/de
la vasta campiña, como si fuera una/ vida sin turbaciones, seráfica e indemne.// Y
viéndolo, me invade un afán doloroso/ de ser como este río que no agita ninguna/
violencia: transparente y manso y armonioso... (en Luna Mejía, 1961:807). “Primavera”
-con el ritmo ágil inherente al octosílabo- después de celebrar el empuje renovado de
la naturaleza, invita al goce: Gozad de la primavera;/ ¡Quizá muy luego os espera/En
sus brazos el dolor! (Reina, 1903: 57). El soneto “Paisaje” posee notas que el
posmodernismo -con los ojos vueltos hacia lo rural y a la provincia- intensificará

118
Lo palabra iluminada

posteriormente: El suelo hierve al amoroso beso/ Del astro Rey; y su testuz, al peso/
fatigoso del yugo, el buey inclina.// Fuego de horno en el campo se derrama/ Y una
honda y deslumbrante llama/ Las blancas flores del jaral calcina! (sic) (89).

La mayor parte de los poemas está en deuda con la escuela modernista. En “Profética”,
inclusive, va más allá del mero influjo dariano. Grandes pasos se escuchan: ante el
tropel sonoro (...) agita el ancho viento con los fuertes clarines/de tu palabra (102).
Los sonetos “Orientar’ y “Bronce” rinden tributo a las tendencias exóticas del
modernismo. Aluden a la trágica figura del eunuco. En el primero, que Luna Mejía, en
Indice General de Poesía Hondureña, incluye con el nombre de “Morisco”, el autor
propende hacia un ambiente de sensualidad y riqueza: En los labrados pebeteros de
oro/ Arde el incienso con perfume grato/ Y entre ricos cojines de brocato/ Dormita
triste yfatigado el moro.// Se alza un portier; asoma una cabeza/ Que se inclina ante
el amo silenciosa:/ Un eunuco talvez; que con tristeza// Anuncia la Odalisca: y
presurosa,/ Una mujer de sin igual belleza/ Lleva al Sultán su desnudez de diosa!
(sic) (66). Ninguno de los poemas de Copos de humo es digno de una antología.
Revelador, en varios sentidos, es el comentario vertido por Froylán Turcios quien, en
el prólogo, con relación al autor, asume una actitud de magíster.18

Luis Andrés Zúñiga

Luis Andrés Zúñiga (Comayagüela, 1878-1964), publicó El Banquete (1920), obra


que, además de una sección en prosa, comprende cincuenta composiciones versificadas
surgidas al influjo del modernismo. El más conocido de estos trabajos-indudablemente
por el antiimperialismo que respira- es “Aguilas conquistadoras” que, aunque incluido
en El Banquete, fue publicado en 1913. En noventa y cinco versos, la estructura
interna está bien definida: llegada, desde la vieja Inglaterra, de un barco cargado de
tristes inmigrantes a la ignorada tierra americana; establecimiento y prosperidad hasta
que, el lugar encontrado, se toma pujante Nación con afán de conquista; mención de
los atributos geográficos e históricos de la región americana en donde vive la nueva
raza latina; enfrentamiento armado de los dos mundos en conflicto; probable

18 Turcíos escribe: ha comenzado [Reina] la árdua (sic) conquista de las divinas musas.
Si continúa enamorando á esas caprichosas criaturas aún hostiles, podré poner en
la última página de su segundo libro de arte este fresco símbolo: una áurea lira,
exornada de rosas; y sobre ella, un ramo de laurel, (s.p.. el subrayado es mío).

119
W»l*n UmoAe

aniquilamiento temporal de los habitantes de México a Panamá y vaticinio de un


futuro en el que éstos asumirán un papel protagónico.

La muestra siguiente ilustra tópicos apuntados y permite aquilatar el temple del poema:
F así como es muy limpio al nacer el torrente/ y que al crecer enturbia su linfa
transparente/ hasta que llega. enorme, pero sucio al niar,/ así, ¡oh, Yanquilandia, hija
de puritanos!/ armadas (sic) nos enseñas las homicidas manos/y nuestra noble tierra
pretendes conquistar.// (...) Asi como se escucha cual volcán que revienta/ cuando el
cielo descarga la pesada tormenta/ y abátense en las rocas los ímpetus del mar,/ se
oirán ruidos siniestros, de rugir deflorestas,/de rocas desgajadas de las altivas crestas,/
de huracán de guerreros que cruza un encinar.// ¡Los clarines ya suenan, ya flota el
estandarte!/ ¡Cada lumbre un castillo, cada roca un baluarte!/ ¡Centauro cada potro,
rada soldado un león!/ ¡Los corceles ya piafan bajo el duro acicate!/ Campesinos, ¡al
arma! ¡Se acerca ya el combate!/ Y tú, valiente obrero: ¿cuál es tu batallón?// (...)
¡Porque es lucha de razas! ¡Es el genio latino/ que al Universo alumbra con su fuego
divino,/en lucha contra el Bóreas, nebuloso y brutal!/ ¡La muerte sus banderas de luto
ya despliega!/ Tal vez por muchos siglos durará la refriega:/ mas ganará el Derecho la
batalla final. (6-8). Ecos de cantos neoclásicos de carácter grandioso. Marcada
presencia de Rubén Darío.18
19 Adjetivación exaltada. Grandilocuencia. Todos, elementos
propicios para exacerbar el ánimo en contra del Imperio.

El amor (“Regalo de boda”, “El rizo”, “Consonancias”...); el olvido (“¡Nunca más!”,


“Jamás”); la muerte (“¿Dónde está?”, “Aniversario”); el esplendor de la naturaleza
(“Canción matutina”, “Al rio Guayape”, “Entre manglares”); el sentimiento religioso
(“A mi ángel guardián”); la expresión del pensamiento mágico (“La cruz de piedra”),
son temas o aspectos a los cuales fue proclive el autor. Para ilustrar el estilo, tomamos
un fragmento de “Otoño espiritual”, poema que contrapone el despertar de la naturaleza
y el aniquilamiento espiritual del yo: Hoy nace la primavera,/y se siente en la pradera/
una amorosa fruición./ ¡Qué hermosa está la Natura!/ Va a cubrirse de verdura./¿No
despiertas, corazón?// La vida viene de nuevo/ con el botón y el renuevo./ Hay
temblor en la Creación,/y parece que la aurora/ más bellamente se enjlora./ ¿No
despiertas, corazón?// ¡Despierta! Que todo ríe/y la Afrodita deslíe/ mil besos en su

18 Sobre todo, véase la quinta estrofa: Se escucha un grito de águilas tras el lejano
monte,/Los búfalos ya asoman por el vasto horizonte./ Son hijos de la bruma en las
tierras delsol!/(...)yse escucha un rugir en la negra floresta./¡Son los bravos cachorros
del gran león español! (6).

120
La palabra iluminada

canción./ El aire aroman las flores/ Y cantan los ruiseñores./ ¡Ah, estás muerto,
corazón! (91). Versos de poco calado conceptual y de tratamiento formal epidérmico.

Por otra parte, hay, en Zúñiga, una indeclinable vocación reflexiva que, con frecuencia,
lo conduce hacia la poesía didascálica: formular una lección de vida; conducir al lector
hacia la modificación de conductas desacertadas. En “Raza nueva”, a los blasones
nobiliarios de ascendencia incierta, sobrepone una estirpe distinta cuyo cimiento será
—le dice a la amada— mi fuerza y tu virtud. (29), En “El alquimista”, frente a las
búsquedas vanas de la ciencia, pondera la existencia fincada en el amor. En “Laboremos”,
insta a dejar sin ofrendas el templo de Afroditas y de Falos, para dedicar las nobles
energías a lafecunda zona del trabajo (66). En “A mí hermana Antometa”, exhorta a la
práctica del bien: que Dios allífulgura,/ vertiendo de su seno torrentes de dulzura/ cuya
risueña linfa remoza el corazón (47). En “Todo es nada” —réplica a Juan Ramón
Molina—20 frente al afán de acumular riquezas, contrapone la verdad de la muerte:
Vuestras son, gran señor, aquellas eras/ Y aquel bosque densísimo y fragante,/ y el
dorado trigal de esas praderas/ que cosecha os darán tan abundante;/ (...) ¡ Y apoyáis,
(sic) entre tanta algarabía,/ en esas cosas que os donó la suerte,/ vuestra ruda altivez,
vuestra ufanía....!//¿Es que ignoráis, señor, que cuando entramos/ a la mansión augusta
de la muerte,/ en la puerta todo eso abandonamos? (77).

Con reminiscencias de “Lo fatal” de Rubén Darío, en “Lo inanimado”, el poeta inquiere
sobre el por qué de la existencia de un signo trágico -el dolor- que pervierte toda
felicidad y placer. Al considerar la fínitud de cuanto existe, con implícita queja a la
divinidad -pero sin atreverse a un cuestionamiento abierto-, anhela la insensibilidad
de la materia inerte: No blasfemo. Señor. Es que no advierte/ mi mente, cierta luz en
tus arcanos..../ ¿Por qué el dolor nuestro placer pervierte/y somos desgraciados los
humanos?// Después de darnos la insegura suerte/ hoscas angustias y deleites vanos,
caemos al abismo de la muerte/y nos comen los lívidos gusanos.// ¿De tu esencia no
está todo impregnado?/ Ah, Señor, nuestro pecho dolorido/ más prefiriera ser, de lo
que has creado,// roca inmóvil o gota de una fuente;/átomo entre los átomos perdidos1
de la obscura materia que no siente. (38).

Manifestación de la poesía social es “Los indigentes”. Mediante una serie de preguntas,


recuerda las aberrantes brechas existentes entre ricos y pobres: ¿No escucháis (sic) los
dolientes alaridos/de esos pálidos seres angustiados?/ ¿Parqué se hallan sus miembros
20 Supra, p. 111

121
Helen Umofto

abatidos/ al trozo del dolor encadenados?// ¿Por qué entre la miseria languidecen,/
aspirando el perfume que le ofrecen/ del dolor los fatídicos jardines,/ en tanto que
riquísimos varones/ derrochan en los báquicosfestines/ el oro desús arcas a montones?
La respuesta al planteamiento se resuelve en términos cristianos. Después de impetrar,
para los marginados, acciones de caridad (bálsamo poned en sus heridas), el autor
concluye en lo insoslayable de la muerte, común destino o rasero que a todos equipara:
Como arroyo que corre murmurando/ hacia el mar insaciable y tenebroso,/sus almas y
las nuestras van marchando/ hacia un término oscuro y misterioso/ que el ojo del
Creador tiene previsto./Esos miseros son nuestros hermanos:/así lo ha predicado a los
humanos/' con divina elocuencia Jesucristo. (97, 100).

Los trabajos de Luis Andrés Zúñiga traslucen grandes debilidades. El peso de Rubén
Darío fue excesivo?1 Castañeda Batres sólo califica de gran poema a “Águilas
conquistadoras” y su juicio es lapidario: es y sigue siendo un poeta romántico. Captó
o quiso captar, el tono primero del modernismo; perojamás llegó a captar el sortilegio
de la metáfora. (2004: 43).

Augusto C. Coello

Augusto C. Coello (Tegucigalpa, 1882-San Salvador, 1941) escribió Un soneto me manda


a hacer Violante (1941) poemario que, sin modificaciones o adiciones, con el titulo de
Sonetos, apareció en ediciones posteriores (1944, 1982). Un autor, pues, de una sola
obra. Comprende veinte composiciones que, por su depurada sencillez, comulgan con la
estética del posmodemismo. El amor, la fidelidad, la satisfacción de vivir, la amistad, el
paisaje natural, la muerte, el tema civico y patriótico son aspectos abordados.

El amor es el rubro más fuerte con sonetos como “Stella matutina”, “Eres como una
perla” (exaltación de la belleza femenina); “Y pudo ser” (por la fidelidad prometida,*

21 En algunos poemas, la militancia modernista se advierte con facilidad. En


“Epitalamio", dice: La barca avanza rauda a la isla de Citeres,/ a la isla misteriosa
donde hay suaves placeres,/ donde del dios Cupido se escucha el aletear;/ dejando
va una estela de fina argentería,/ hasta que allá, besando la incierta lejanía,/ se
pierde tras las curvas temblantes de ¡a mar. (90). En “A mi hermana Antonieta”,
leemos: En la niñez resuenan mil músicas aladas/ de pífanos celestes, de liras
encantadas,/y está la tierra llena de un mágico esplendor;/y así la vida avanza, cual
fúlgido torrente,/ hasta que alzando el arco, traidora y rudamente,/ dirige a nuestras
almas sus flechas el dolor. (45).

122
La palabra iluminado

desecha la posibilidad de otro amor); “El abismo” (analogía entre el misterio de las
simas profundas y el alma femenina); “En el exilio” (la mujer como tabla de salvación);
“He muerto en tu cariño” (el yo poético se supravalora en relación con la mujer) y “A
la sombra de mi huerto” (certeza de poseer el amor de una mujer). En este último,
ante la posibilidad de escoger otra vida, valora la que tiene: Tengo el cálizfragante de
una boca/ que endulza siempre mi alma si la toca/ la envidia adusta o el rencor
avieso;//y en mi huerto, que el sol hafecundado,/elfruto es pobre, pero está abonados
con calor de ternura y miel de beso... (Coello, 1941: 22).

El poeta expresa sintonía con el mundo. Satisfacción por lo que la vida le ha ofrecido.
En “Frente al mar” -integrado por dos sonetos-, extema el equilibrio espiritual propio
del que ha vencido obstáculos gracias a la esperanza y lafé que siempre lo alumbraron.
El soneto I es una alegoría que desarrolla el conocido tópico de considerar la vida
como un mar en donde la barca (el yo poético) es azotada por los vientos: La envidia
se deshace entre la bruma;/ el odio amaina, como amaina el viento:/ a veces el
encono más violento/ se rompe a nuestros pies como la espuma. (17). En este trabajo
asoma una veta didáctica. El segundo soneto pierde su armonía cuando formula el
deseo de verflotar mi oriflama bicolor. Por el lirismo personal que se venía manejando,
el patriótico verso suena a digresión. Tal vez, requerimientos de la rima.

El afán moralista -trasfondo cristiano- es palpable en “La ráfaga”: frente a la adversidad,


es preciso buscar el refugio de la fe, sin olvidar que, tras de la tempestad, viene la calma.
Además, el dolor es salutífero: el metal con el fuego se depura (11). “Como el agua”
magnifica la idea de pureza: el poeta anhela ser Como el agua, de limpio y cristalino./
como el agua, de claro y transparente/ como el agua cordial que en el camino/ calma la
angustia de la sed andiente// (...) Así quisiera ser....;Que ansias, Dios mío,/ de ser un
fresco y candoroso rio/(...) y no carne maldita condenada/ a las hambrientas garras de
la vida, (sic) (37-38).“ La visión cristiana del pecado yace en el sustrato de este soneto
considerado, por Guillermo Bustillo Reina, en uno de los paratextos, com una jova
antalógica digna defigurar entre las obras maestras de la literatura universal. Nosotros
preferimos “El caracol”, por su logrado sentido de comunión con la naturaleza y de
comprensión-identificación con el mar: Me hundo en tus ondas, Mar. con la pagana

22 A la misma óptica cristiana pertenece el soneto “A un impaciente", en el que Coello


aconseja, cuando se tiene una meta, no cejar en el empeño: Trabaja y persevera,
que en el mundo/ nada existe rebelde ni infecundo/ oara el poder de Dios o el de la
Idea, (en Luna Mejía, 1985: 96).

123
Htltn Umofia

sensación de ser algo de ti (sic) mismo./o con la vaga aspiración insana/de confundirme
con tu azul abisma./ Sentirme diluir como tus sales,/como tus yodos impregnar el viento,/
o, envuelto en el cendal de tus cristales,/ perla o coral sumarme a tu elemento.// Flotar
calladamente en tus espumas,/ser una de tus olas o tus brumas,/átomo disolverme en tu
infinito//y como el hueco caracol rosado,/llevar dentro de mi (sic) siempre encerrado/
tu interminable y poderoso grito. (39-40).

Similar calidad posee “Medianoche” que proyecta una visión de la muerte de tranquila
serenidad: En las insomnes noches despiadadas,/sin un solo temor dentro del pecho,/
siento que ronda en torno de mi lecho/ la muerte con sus trémulas pisadas.// Una
hora mas (sic) cayendo en lo insondable,/sorda y lejana en el espacio suena;/y de
pronto mi espíritu se llena?de una tranquila paz... En la inefable//serenidad eterna de
los mundos,/ oigo latir el ritmo prodigioso/ que viene de los ámbitos profundos;//y al
peso de la noche dilatada/ me sumo en un letárgico (sic) reposo,/ cercano ya al
reposo de la nada. (41-42).

Coello exaltó la amistad, el patriotismo y los valores civicos, según vemos en “Juan
Ramón Molina” (que además comporta un homenaje a Morazán), “Tegucigalpa” y
“La marimba” (cuya música traduce/las agonías de una raza muerta).23 En términos
generales y con las salvedades apuntadas, tanto en éstos como en los trabajos
comentados, se palpa el fino trabajo formal.

Francisco P. Figveroa

Los poemas de Francisco P. Figueroa (Quetzaltenango, Guatemala, 1882-1952) se


compilaron con el nombre de Antología poética (1968).24 Lo tardío de su publicación
se advierte si tomamos en consideración que algunos se remontan a 1908. Aunque la
mayor parte carece de interés, “La marimba”-fechado en 1910- logró gran difusión
en el ámbito centroamericano. Con creativo influjo del “Nocturno” de José Asunción
Silva, es un texto bien planteado cuyos momentos clave son: presencia de la música
de la marimba en una especie de presente continuado; asimilación de esa música con
el espíritu de jefes indígenas, arquetipos de rebeldía; alusión a momentos decisivos

Luna Mejía también recoge el extenso y retórico “Canto a la bandera” (1961: 255).
w Hijo de padre hondureño. A los cinco años se trasladó a El Salvador y, desde los
nueve, se radicó definitivamente en Honduras, a la que siempre consideró su patria.

124
Lo polobro iluminado

del genocidio indígena; encamación del alma de la raza en el instrumento musical;


rechazo de la cultura impuesta y afirmación de que, a través de la música, el pueblo
oprimido realiza una catarsis. El fragmento siguiente posibilita comprobarlo:
Lentamente,/ lentamente cual si fuera/ una gota que cayera/ desde el mármol de la
taza de una fuente,/ tal preludia la Marimba una extraña sinfonía/ saturada de
amargura y de cruel melancolía/ con sus teclas de madera..../ (...) Es el alma de
Votán,/de Atlacatly de Lempira,/que en la música suspira,/es el alma de los indios
que mandó Tecum Umán/ (...) es la raza de aquel pueblo que dejó con sangre tinta/
la antes clara linfa del gran rio Xequijel./ (...) Esa raza es la que llora,/que solloza
de coraje,/de despecho y de impotencia en la música salvaje,/en la nota plañidera/'
(...) ¿Qué le importa a la vencida/raza muerta vuestros dones. Vuestra lengua/que
no entiende? ¿Qué le importa que en el nombre/del Dios Bueno, del Dios-Hombre/
arrasárais sus altares, si para ella es mudo el cielo,/ si es su vida sólo oprobio,
cautiverio, sólo mengua?/ (...) Oh! (sic) Dejadla que solloce, que se queje a su
manera,/ solamente le ha quedado su marimba de madera/ que le habla de sus
tiempos victoriosos,/de sus templos y palacios de Ixinché (sic) y de Copán..../ de su
rey Kikab el Grande, de su gran Valum- Votán,/de sus héroes de hierro, de sus épicos
colosos,/ libres, grandes bajo el sol,/ que infundieron la pavura,/por su arrojo y su
bravura,/ en el ánimo aguerrido del intrépido español! (sic). (Figueroa, s. f.: 7-9).
Contraste entre el pasado y el presente. Profusa adjetivación y musicalidad deudora
del modernismo. Abundante empleo de formas interrogativas y exclamativas, recurso
proclive a suscitar la emotividad. Versos exentos de sofisticación que, sin embargo,
supieron pulsar una fibra sumamente sensible que le garantizó al autor un lugar en la
lírica hondurena y en el imaginario colectivo de una buena parte de la sociedad
guatemalteca.25 Aunque con algunos atisbos de interés (utilización de un lenguaje
cercano a la expresión cotidiana; búsqueda de sencillez al modo posmodemista), la
restante producción del autor no alcanzó el arraigo popular de “La marimba”.

Julián López Pineda

Julián López Pineda (1882-1959) escribió Ritmos dispersos (1907) y Anforas (1936).
En este último -único que pudimos obtener- se observan amalgamas romántico-

85 Hasta bien entrado el siglo XX, en Guatemala, era constante la difusión radial del
poema. Asimismo, en una de las pilastras de un emblemático teatro guatemalteco,
el texto se encuentra grabado en forma completa.

125
H»ltn Umoflo

modernistas. El tema del amor predomina. En “Ofrenda”, el tipo de imágenes y la


adjetivación ostentan una solución elemental, desfasada ya cuando mediaba la década
de los años treinta: Niña dulce y radiosa./ te quisiera ofrecer/ un astro de oro puro/y
un rubio amanecer,/un cielo recamado/de sonrisas de luz/y un mar rico de perlas/ de
Nicoya o de Ormuz:/ sobre todo, quisiera/ para tu juventud/ la eternidad del ritmo/
de un divino laúd. (López Pineda, 1936:65). Similar es el tratamiento del lenguaje en
poemas como “Consagración”, “Hazaña otoñal”, “El hada ladrona”, “Aquel
deslumbramiento", “Mi presente”, “Fantasía nocturna” y otros.

Dentro de ese universo semántico, el poema más interesante es “La sonrisa de Afrodita”,
extenso discurso (ciento sesenta y nueve versos) en el cual, a los requerimientos de
amor de la virgen Li-Ta-Fou, el poeta Aben-Ahr, hijo del cielo, responde con un recuento
prolijo de lo que ha sido su vida. Con amargura, cuestiona el afán de lucha, los esfuerzos
por hacerse un nombre, las hazañas militares, etc. Dice: Es la vida una farsa muy
mezquina y muy cruel,/y no tiene otro objeto/que repetir el drama de Caín y Abel./ Y
cuando uno palpa todas sus crueldades,/ bajo los disfraces de glaucas saudades,/ se
siente un asco sin limites,/ una aversión profunda,/y el impulso violento/ de abatirla
con saña por inmunda./ (...) ¡Qué realidad tan triste después de haber soñado!/ ¡Qué
vacio, qué náusea, se sienten en la cumbre!/ ¡Más feliz, en su inconsciencia,/ es la
ciega muchedumbre!/ Y, a pesar del vacio y del asco, hay un ansia de vivir,/ un ansia
que no es más que locura de sufrir./Huyeron mis creencias,/y emigraron también mis
ilusiones./Ahora mi único anhelo es matar mis sensaciones./ (...) Y, a pesar del anhelo
de muerte,/ hay un ansia de vivir,/ un ansia que no es más/ que locura de sufrir. (49-
51). Al oir su confesión, no obstante que Aben Ahr también había renegado del amor, la
joven lo estrechó en sus brazos: Y ambos se olvidaron de la muerte./ Pino la mañana.
Los halló enlazados./Eran dos cadáveres./ En tanto Afrodita sonreía ufana. (52). La
diosa es todopoderosa. Su sonrisa proclama el triunfo del amor.

Con frecuencia, el autor acude al arsenal de la mitología clásica para refrendar su


trabajo, especialmente cuando reflexiona sobre cuestiones estéticas.26 En “El arte”,
con tono encomiástico, al referirse a libros destacados, los considera sagrados y
establece un vínculo entre sus autores y algunos poetas modernos: Templos [los
libros] que Apolo consagró./ Templos que bendijo Homero/y Anacreonte llenó de

26 En “Juliano el apóstata", proclama una filiación afectiva con el mundo grecolatino: ¡Oh
gran enfermo de la Historia humana,/ muy lejos en el tiempo, soy tu hermano! (112).

126
La palabra iluminada

fragancias,/ y donde han sonado sus trompetas/ de oro desde Ossián a Hugo./ de
l'erlaine a Darío, gran Arquero,/ conquistador de Continentes,/ Señor de Europa.
Oriente de los poetas. (34).

En “Apoteosis del poeta”, en ochenta y ocho versos, dentro de una perspectiva de


sello romántico, el creador -el artista- es visualizado como poseedor de un alto destino
cuyo precio se mide en términos de sufrimiento: El Poeta resume el dolor de la vida
de la Humanidad. Está consagrado,/ está ungido por el sufrimiento./ (...) Nacer con
una lira en la mano/ es nacer con las brumas del invierno/ en el alma. Aunque la
primavera/ parece florecer en los cantos,/ es que asoma a sus ojos la Quimera./ (...)
El poeta dionisiaco de las rosas y el vino,/ con su augusta cabeza coronada de
pámpanos,/ Anacreonte el divino,/ es un prodigio de primavera/ que todavía no
pierde su frescura/ al través de los siglos. Para finalizar, conmina al poeta a que no
claudique: Y desafiad la Muerte con audacia./ Habiendo sido grandes un momento
siquiera,/podéis morir en seguida. (36-39).

Hay, también, textos que evidencian una preocupación social. En “Plegaria”, dada la
dolorosa situación política hondureña, el autor indica que renuncia al don de hacer
poesía concedido por la Bondad de Dios.27 Sin embargo, concluye agradeciendo ese
rayo divino y afirma que seguirá su rumbo sin más guia,' que mi radiosa estrella de
viajero/perdido en laberintos de armonía. (124). En “Madre Tierra”, lamenta la situación
de pobreza de la mayoría y considera que la misma, algún día, terminará: Tus hijos, los
Caínes, te cubren de baldón/bajo lasfratricidas cadenas de opresión.// (...) Mas llegará
la aurora. Ya ruge el huracán:/ ¡Es la airada protesta de tus hijos sin pan! (...) Son
las masas de esclavos vengadoras yfuertes,/empujadas por Cristos tristes y soñadores!
(44). En “Miserere” -escrito para el centenario de la Independencia de Centroamérica-
López Pineda enfatiza que se asiste al entierro de un siglo de luchas fratricidas'.
Asistimos a estos funerales suntuosos/ del cadáver de un siglo cuya herencia no es
sana./Que le cierren los ojos nuestros dedos piadosos./y luego saludemos la naciente
mañana. (104). Tanto éstos como los ejemplos precedentes comprueban que no
todo material versificado es poesía. Acertado es Castañeda Batres cuando, a propósito
del autor, afirma: Insustancial en su poesía (...)fue un superviviente de gustos poéticos
ya liquidados. (2004: 43).

27 Leemos. Soy en la paz la víctima propicia/ de los dueños de Honduras, poderosos,


y altivos, cuya lívida malicia/ me muerde con sus dientes venenosos. (122).

127
H«l»n Umoño

Adán Canales

Adán Canales (1883-1925) escribió Horas que pasan (1910), libro de ciento y un
poemas. Sesentiséis son sonetos. Dentro de una perspectiva romántica, el autor trabaja
aprovechando las lecciones del modernismo, especialmente en lo que concierne a la
euritmia del verso. El amor (y sus variantes de dolor, decepción, reproches,
esperanzas...) constituye el tema central. “Pasó fugaz”, “Bajo un cielo de jaspe”, “No
sé si tengo corazón”, “Amor muerto”, “Maravillan tus formas”, “Solo y triste”,
“Aparición”, “En la ausencia” y otros, lo ejemplifican. “La tarde era de raso” da la
medida del estilo: Ibas con la sonrisa que provoca/el deseo de un ósculo inefable;/
mientra
* de perlas pareció tu boca/ media luna exquisita y adorable.// (...) La tarde
era de raso. Una bandada/ de pájaros marinos como alzada/por un índice oculto, á
las estrellas// intentaba subir; y yo, creyendo/ descifrar un enigma, estuve viendo/la
noble tierra que besó tus huellas. (Canales, s.f.: 63).

En “Maja desnuda” y en “Tu media negra”, Canales intenta -sin éxito- formular una
poesía erótica. Transcritos parcialmente, dicen: Yo adoro -sobre todo- la belleza/de
las formas humanas, del contorno/ de sensual hermosura, que es adorno/ de luz que
tiene su fugaz tristeza.// Viendo ese cuerpo que el amor provoca,/esa carne de rosas
y de lirios,/ la tempestad. Señor, de mis delirios/ ha creído dejar en cada boca// la
miel de mi pasión hecha despojos./ (...) quiero sentir, como si fuera mía,/ la ideal,
pero adorable eucaristía/de la sola caricia de sus labios. (35); Amo tu gracia (...)//
y me alejan del bien, y me esclavizan/ las tentaciones de tu media negra. (47).

“La orgía” alude a la fatuidad del mundo y, en la última estrofa, explota el estereotipo
del poeta como bohemio: Y vosotras, venid —bellas mujeres./Entonad la canción de
los amores/ y tened en los lúbricos placeres/ un tálamo de sedas y de flores.// Así
dijeron los artistas beodos,// mientras la luna, iluminando todos/los paisajes solemnes
y profundos,// iba por el espacio solitario/ sintiendo -en su desfile visionario— todo
el cansancio de los viejos mundos. (64).

En el aspecto social, Canales asume una actitud de denuncia. En “El Transvaal”,


alaba el denuedo del pueblo para defender la majestad augusta del derecho/ ante el
plomo homicida de la guerra,// (...) á despecho (...) de la vetusta Inglaterra. (7).
“Juventud” posee carácter exhortativo: Escucha, juventud: tiende las alas/ en el
espacio azul: tu misión es./ (...) Centro-América quiere que mañana/á la luz de los

128
Le palabra iluminado

soles, el derecho/ llame á la libertad siempre su hermana/ y la ileve triunfal dentro


(sic) su pecho. (91). En “El Picacho” -cientoveintiséis versos, el más extenso de Los
poemas-, rinde homenaje a patriotas que, en el conocido cerro tegucigalpense, murieron
durante una insurrección armada: Soberbia cima en que Moisés hubiera/-en su dorso
de pinos y de robles- las Tablas de la ley con Dios escrito,/y en que la inmaculada
primavera,/ en sus estrofas noblesJ envía al infinito/-como vasto poeta- de sus
aguas el canto peregrino/ de su entraña la gema/y la sangre fatal de su destino.//
(...) Y exalto tu grandeza, porque un día/ en tus hombros cayeron combatiendo/ la
enorme tiranía,/jóvenes que desearon otra suerte/ á este bello país que está cayendo/
al lóbrego recinto de la muerte. Canales personifica al monte que, inclusive, alerta
sobre el futuro. Así, el tema antiimperialista irrumpe en el poema: Y no es remoto que
del norte lleguen/-como conquistadoras- las águilas que extienden sus plumones/ en
un lienzo de barras,/ (...) Y es que la libertad es una farsa/y el derecho un andrajo/
que en el estercolero de la vida/fácilmente se engarza/ en un escudo miserable y
bajo. (115-118; lo subrayado, en cursiva en el original).2*

El autor incluyó textos cívicos: “Patria”, “Mi bandera”, “ATegucigalpa” y “Morazán”.


Poemas de homenaje a poetas y amigos muertos, según vemos en “Valentín Durón”
y en “Responso” (a Juan Ramón Molina). En otros, se refiere a tópicos de la naturaleza
como “El aguacero”, “El cafeto”, “El platanar” y “El cocotero”. Con frecuencia, en
éstos y otros trabajos, abundan las rimas forzadas.

Jorge Federico Zepeda

De Jorge Federico Zepeda (1883-1932) tenemos dos títulos: Ritmos y colores de la


tíerruca (1908) y Poesías (1935). En este último, según advierte en el prólogo Rómulo
E. Durón, la primera parte -que se denomina “Ritmos y colores de la tierruca”-está
conformada por las poesías del primer libro. La segunda parte incorpora otros trabajos
(el último, fechado en 1926). Se trata, pues, de un volumen que compila el trabajo del
autor. En él se basa nuestro comentario.

“Ritmos y colores de la tierruca” se divide en dos secciones. La primera -la de mayor


interés literario- atrapa facetas de la naturaleza y de la vida campestre y predomina
una visión idealizada en el tratamiento del paisaje y de los personajes. Algunas veces

* Nótese la referencia al trabajo de Luis Andrés Zúñiga (supra, pp.119-120).

12?
Htltn Umoflo

emerge la remembranza de tipo bucólico. En “La musa”, el poeta cuenta que la fuente
de su inspiración es una campesina que hizo el viaje a la ciudad y, decepcionada de
ésta, retorna al campo: En medio de rebaños y pastores,/del bosque, bajo el pórtico
sentada,/ su pecho se inflamaba de ternuras/ con la fresca armonía de las flautas/
formando un dulce con» de los versos/ sencillos de melódicas baladas.// (...) Una
mañana azul de primavera,/ volvió de nuevo a la feraz montaña,/ la selva un himno
levantó de gozo/y a ser tornó la espiritual zagala.// Y asi vive feliz entre pastores/
que tañen melancólicos sus flautas/ en las tardes de fuego, mientras mugen/ en la
llanura las pacientes vacas. (Zepeda, 1935: 16-17).

Con frecuencia, los textos poseen carácter narrativo, anecdótico. “Los pescadores”
es de los más logrados. Adviértase la idealizada percepción de la realidad y la
combinación de versos decasílabos y pentasílabos: Como caciques del vjejo bosque,/
muestran el bronce de sus espaldas,/y los fornidos tórax velludos/ como indomables,
recias corazas,/los pescadores que hundido el cuerpo/ entre convulsas olas que estallan,/
con ágil mano, nervuda yfuerte,/sus redes blancas/ tienden callados sobre las ondas/
tersas del agua.../(...) En el risueño huertoflorido,/sus compañeras dulces y amadas,/
con sus pequeños hijos esperan,/gozosa el alma./ (...) Vibra en la iglesia llena de
musgos,/ el mustio toque de la campana:/ el cielo muestra sus brotes de oro,/ -
estrellas pálidas-/ que como turba de mariposas/en el profundo raso del Orto/apenas
mueven sus tenues (sic) alas./ Entre los sotos de jazmineros,/ se oye la queja de las
guitarras;/y el humo blanco de los hogares/sube cual una tierna plegaria./ Tiende la
niebla su manto de ópalo,/de hirsuta sierra sobre susfaldas;/y hay en los séres, (sic)
y hay en las cosas/ consoladora y augusta calma. (29-31).

Algunas veces, el autor entremezcla, a la contemplación de la naturaleza, el tema del


amor. En “Lira tropical” extema sus sentimientos hacia una mujer y ofrece un marco
saturado de efluvios campestres: los cálices de ¡as flores; el pino, bardo melenudo; el
dulce clarinero; el potro juguetón, que en la pradera/ en celo va tras de las yeguas
blancas; los charrales lujuriantes; los verdes maizales florecidos, etc. En una de las
estrofas finales, leemos: Mañana, cuando pases, dulce prenda,/arreando tu rebaño
silencioso,/habrán de saludarte por la senda,/en un himno campal y victorioso,/ el
bosque alegre y la remota hacienda. (22). En visión idealizada, que se remonta a la
tradición pastoril de la literatura europea, la amada se percibe como feliz habitante
del campo.

130
La palabra iluminado

Para darle veracidad a las composiciones, con mesura, Zepeda incorpora regionalismos
y transcribe, fonetizándolas, formas del habla de los campesinos; hay un narrador
que pone en autos (abre y cierra la situación) y escuchamos la voz o el supuesto
diálogo de aquéllos. “La fuente” expresa: ¡Silencíese el ave! no (sic) charlen los
vientos,/acalle la fuente su límpida estrofa:/para esas dos almas, quietud y respeto,/
que se están amando cual no se aman otras.// -El nistamalero/del amanecido/chulito
lucero/yabía encendido./ Pos por la ladera/' veniyas bajando/ choyuda jalando,■' la
chele ternera,/ a la temerita/ jayada entre unas/ borroñosas tunas; una mañanita.
(44; en éste y en el siguiente fragmento, lo subrayado, en cursiva en el original). Una
muestra -a nuestro juicio, fallida, en parte, por la grandilocuencia de los cuatro primeros
versos- del costumbrismo poético, de amplia difusión en el ámbito centroamericano.

Por el sincero sentimiento con relación al entomo natural, los mejores trabajos son
los que poseen carácter descriptivo como “El Valle de los Ángeles”. “Martin-Pescador”,
“Lira tropical”, “Acuarela”, “El volcán” y otros. “Las chicharras” es de los más
celebrados: Ocultas en las hojas/ de las floridas parras,/preludian sus congojas/ las
líricas chicharras./ Su canto se dilata/ vibrando en el vacío,/ como una serenata’ al
luminoso Estío.// (...) De noche, al resonar de la floresta,/ El (sic) toque de sus
himnos angustiosos/parece que son gritos pavorosos/ de la indígena raza que protesta. /
(...) Cae la tarde entre arreboles suaves;/se amontona la niebla sobre el monte,/ se
pinta de violeta el horizonte/y en el nido acurrucarse las aves./ Pasa la noche que
de negro viste;/ asoma el nuevo día,/ y la canción interminable y triste,/ resuena
todavía.... (53-54).

La segunda parte de “Ritmos y colores de la tierruca” se dedica a temas varios,


especialmente al amor, el cual se ventila desde perspectivas que recuerdan esquemas
y tópicos románticos, tal como vemos en los sonetos “Idílica”, “Negro-púrpura” y
“Vida nueva”. Encontramos textos de homenaje como “Psalmo de Gloria”, dedicado
a Juan Ramón Molina. “Aniversario” evoca la figura de la mujer amada qucha muerto.
“Después que muera” anticipa el propio deceso. Hay poemas didácticos como “Licor
de vida” en el cual exhorta a los poetas a que se aparten del vicio y se busque la
belleza y la poesía: embriágate en la ingenua poesía de las cosas,/embriágate en el
suave perfume de la rosas (146). “El poeta” -quizá sea una visión de sí mismo-
describe al escritor que exalta lo grandioso del entorno natural.

131
Helefi Umoflo

Zepeda retoma, con frecuencia, en la segunda parte de Poesías, el campo en el que mejor
se mueve: el canto dedicado a la naturaleza. Aunque con cierto tono retórico, “Selva
sagrada”, extensa composición en versos heptasílabos y endecasílabos, traduce, con
vigor, el espectáculo grandioso: Hasta el fondo intrincado/ del boscaje magnífico y
sonoro,/ de lianas exornado,/ del sol penetran cual puñales de oro/ las temblorosas
flamas;/ y en los pinos gallardos y altaneros,/ ocultos en la urdimbre de sus ramas,/
brizan los jilgueros/ sus églogas de miel en flébil coro./(...) Hay en las selvas extrañas
armonías:/ surgen gritos de pájaros salvajes,/ que abanican airosos sus plumajes/ al
desatar sus vuelos susurrantes,/ ¿que esplenden con el sol cual pedrerías/ de raros y
miríficos cambiantes! (134-13 5).2M La tonalidad modernista suaviza la expresión del autor.

Oscar Castañeda Batres, refiriéndose a Zepeda, dice que merece atención por dos principales
motivos: porque es el mejor de los cantores delpaisaje patrioyporque puso la primera piedra
de la poesía social (2004: 38). En “Canto a los labriegos” —fechado en 1910- expresó su
protesta ante la injusticia: ¡Canto a los héroes del trabajo. Esos/ sembradores de enérgica
pujanza,/ (...) Bendito sea el sembrador, loado/ sea en himno inmortal el que potente/hace
quefecundice la simiente,/dejando en cada surco del arado/ el sudor luminoso de sufrente.
Pese a la grandilocuencia, el cuadro trazado podría aceptarse. Sin embaído, el verso que a
continuación subrayamos implica una distorsión del fenómeno social: ¡Oh labriego, labriego
infortunado,/trabajas por el ruin proletariado/sin libertad, bajo del yugo, preso/ (...) Débil
V esclavo has de vivir acaso? (sic)/No ves que el millonario te desgarra? (sic)/ ¡Por orgullo
de raza, ábrete paso/ y haz de tu mano una potente garra!// ¡Espera, sembrador, que el
despotismo/del rico ha de abdicaren mansedumbre/cuando el derecho de igualdad alumbre;/
y tú quefiaste ayer lodo de abismo/mañana serás águila en la cumbre! (127-128).28
*30 Algunas

28 Por contexto, pensamos que el signo interrogativo es un error de edición. Para estar
de acuerdo con el sentido, debió ser un signo de admiración.
30 En el único texto en prosa, “Tristeza del suburbio”, Zepeda enfocó la vida de la zonas
marginales: Por las tortuosas y estrechas calles del suburbio, pasan los obreros que
tornan a sus covachas mugrientas y sin luz. Sobre la terrosa piel de sus rostros
curtidos de sol, se nota apenas el alegro de una sonrisa sana y franca. Llevan en sus
ojos grabada intensamente la infinita tristeza del suburbio. (...) Por ahí pasan a la
hora del crepúsculo los héroes del trabajo. Regresan de las fábricas, de los talleres,
sintiendo todavía en sus manos encallecidas el cansancio que en ellas dejaran, por
la continua labor, las rudas herramientas. Constituyen las líneas más realistas que
el libro ofrece. Por otra parte, hay que tomar nota que el escritor adopta un tono
moralizante -especialmente contra las mujeres libertinas y los borrachos- que
disminuye la efectividad del escrito, fechado en 1912 (144-145).

132
La palabra iluminado

veces, las necesidades del ritmo hicieron caer a Jorge F. Zepeda, en rimas forzadas. También,
con frecuencia, se desliza hacia el lugar común. Sin embargo, se palpa un gran sentido del
entorno natural: hay autenticidad en la manera de expresarlo.

Alonso A. Brito

Alonso A. Brito Sierra (1884-1925), en 1919, publicó Chispas y Musa sentimental.


Este último -único al que tuvimos acceso- compendia cincuentidós composiciones
cuyos temas, recursos y estilo responden a una óptica romántica en la que, con
frecuencia, se insertan cadencias de inspiración modernista. El tema predominante se
relaciona con el amor y, en su expresión, campea el lugar común y las formas
hiperbólicas. “Idolatría” exalta a la mujer: a ella se le puede ofrecer incienso: posee
poder omnipotente. En “Dulce tiranía”, Dios se manifiesta en la amada. “Mística”
establece una analogía entre la mujer y aspectos de la liturgia católica. En “Tu recuerdo”
y “Hastío”, frente al dolor y la muerte, la amada representa la salvación. “Coral
negro”, “Ojos negros” y “Ojos tristes” alaban la belleza femenina. En “De Stecchetti”
pide que la amada recoja las flores-versos que crezcan sobre su tumba. “Súplicas”
proclama que la hermosura de la mujer puede ahuyentar a la muerte: Cuando mi alma
se desligue de su frágil envoltura,/ no visites el recinto donde esté mi sepultura,/ te
suplico eso por Dios/ Porque puede tufragancia o tu voz tan melodiosa,/despertarme
entre la cárcel de la helada y honda fosa/ donde duerme mi dolor. (Brito, 1919: 54).

Entre los mejores poemas tenemos “Media noche” y “Lo que sueñan las flores”, sonetos
que traducen un delicado sentido del paisaje. Del último, un fragmento: Es hora de
soñar. Castas violetas/ se ocultan en su alcoba perfumada,/y hay alientos de lirios y
mosquetas/que embalsaman la atmósfera callada.//Solemne es el sosiego. Diana asoma/
su rostro enfermo de mortal tristeza/ e ilumina el jardín pleno de aroma.// Sueñan las
flores que pasó la noche/y que es el sol -su amado- el que las besa.../y a la luz de la
luna abren el broche. (45). A veces, los versos adoptan un tono ligero. Aunque no brilla
por su ingenio, transcribimos el breve “Mariposa” que, en dos estrofas, en forma
alegórica, traza una equivalencia entre jardín-alma; verso-mariposa; labios-miel; ojcs-
fúego: Mi rima es invisible mariposa/ que alza su vuelo del jardín de mi alma/ yara
librar [¿libar?] en tu fragante boca/ las ricas mieles que tus labios guardan. Al
embriagarse en el nectario pozo,/ la pobrecita de placer se ciega/y hacia la lumbre de
tus bellos ojos/ corre ofuscada y sin piedad se quema. (79). “Tu pañuelo” retoma el

133
Helen Umoáo

conocido motivo romántico: Yo guardo como reliquia/tuprimoroso pañuelo,/ un pedacilo


de cielo/ que me recuerda tu amor.// Tus manos -albos jazmines— tejieron como un
celajes ese capullo de encaje/ que tu cariño me dio. (64).

Alonso A. Briio escribió textos en los cuales proclama su valor y su hombría como
“Toques de acero”, “Cóleras” y “Canción decadente”. Los mismos son grandilocuentes
y resbalan hacia la bravuconería. Otros son insustanciales (“Azucena”, “Nenúfar”...)
y no falta, tampoco, la imagen de mal gusto.3'

Manuel Zúñiga Idiáquez

Manuel Zúñiga Idiáquez (Danli, El Paraíso, 1884-San Salvador, 1959) escribió Ecos
del alma (1905), Primavera (1909) y De mi reino interior (1921). Este último -
único que pudimos consultar- entrega versos romántico-modernistas. Dos poemas
lo ejemplifican, “Amo lo triste” externa la propensión hacia lo lúgubre y sombrío:
Amo los dias grises y lluviosos,/amo el ruido del viento entre las hojas,/y el concierto
de ayes y sollozos/ de las almas que lloran.// Amo la palidez de los difuntos/ y el
doliente clamor de las campanas;/amo elfrío glacial de lós sepulcros/y los días que
pasan. (Zúñiga Idiáquez, 1921: 77-78). En “Amo lo blanco”, después de referirse a
su predilección por la nieve, por la nube y la espuma, el autor confiesa su inclinación
esteticista: Amo el (sic) lírico cisne mecido blandamente/por las rizadas ondas de un
bello lago azul,/ que vaga entre las brumas con aire indiferente/ con su nevado traje
de vaporoso tul.// Amo los castos lirios hechos de luz y aroma,/ (...) Amo tu tez
sedosa defino terciopelo,/que manchan leves tintes de nácary carmín/ tan perfumada
y suave como la que en el cielo/ exorna los encantos de un áureo querubín. (42).

“Serenata de artista”, poema compuesto por veinte quintetos endecasílabos, realiza


un juego simbólico con el número cinco (por las cinco letras de la palabra amada}'.
cinco estrofas de ofrecimiento; cinco de despedida; la serenata la da un quinteto
musical (cada estrofa corresponde a un instrumento): el Amor ejecuta el violín, la
Esperanza, la flauta, el Dolor, el oboe, el Deseo el violonchelo y la Tristeza el arpa,

” Por ejemplo: Es hembra de preciosos lineamientos,/ con redondeadas formas


sandungueras,/y que tiene incitantes movimientos/en sus ricos contornos y caderas.
(“La mengala"). Tienes el busto de deidad latina, (...) Y es que tu busto, en medallón
seria,/entre las bellas condecoraciones./lo que más el poeta desearía/ ostentar con
orgullo en sus blasones. (“Medallón", 63, 59).

134
la palabra iluminado

según explica el autor en una nota de pie de página. Hay. también, un transcurrir
temporal que va, del amanecer, a la entrada de la noche. En la estrofa correspondiente
a la flauta, leemos: La flauta melancólica resuena/al impulso idea! de mi Esperanza:/
en su doliente son vibra mi pena,/mar infinito que a secar no alcanza/ el sol naciente
de tu faz serena.// ¿ Oyes como (sic) s uspira y se estremece/y va fingiendo arrullos su
cadencia,/ ternísimo crescendo que parece/ la llama que devora mi existencias y el
fuego de tus ojos enardece? (103). El autor es, quizá, el primer autor hondureno que
buscó apoyo semántico en elementos pertenecientes al mundo de la música. Además
de lo apuntado, vemos que, después de algunos títulos, escribe frases que matizan la
lectura del poema: “(Andantino apasionado)”, “(Andante doloroso)” y otras.

El autor elaboró cantos dedicados a la naturaleza. En “Sobre el lago”, crea un espacio


saturado de voluptuosidad en el cual la imagen de implicación musical también tiene
su parte: Sopla la brisa, se obscurece el cielo,/suena sus arpas el boscaje umbrío,/la
luna sube tras el monte frío/ y el lago tiembla en amoroso anhelo.// (...) El sereno
finísimo desciende,/ las hojas lanzan un susurro vago,/ el horizonte más y más se
extiende;/y del amor al indecible halago,/ en una barca azul que el agua hiendeJ mi
amada y yo bogamos sobre el lago. (55-56).

Aún como excepción, el autor no desdeña el uso del regionalismo o del hondureñismo.
En “El ciego”, al contar la breve historia del no vidente, leemos: Al son de la caramba
que moribunda suena,/se oye un leve gemido de lírica sirena:/ ¿Parece que la madre
suspira en el huacal! (58; lo subrayado, en cursiva en el original). Sin faltar el motivo
musical, el autor aúna vertientes culturales contrapuestas: lo indígena y lo clásico.

En los poemas que pertenecen a los años iniciales del trabajo poético, hay un fuerte influjo
de José Asunción Silva.32 Hay poemas que expresan amor filial; de tema religioso (“A
Jesucristo en la cruz”, “A la Viigen María”, “Los tres soles”, dedicado a exaltar las virtudes
teologales) y una sección que rinde homenaje al poeta Adán Coello en la cual se in< ¡uve un
poema realizado entre los dos amigos (“Plenilunio”) y la elegía “'A Adán Coello”.

En trabajos incluidos en Antología de poetas danlidenses, el amor ocupa un lugar


destacado. En “El beso”, recordando una conocida composición de Manuel Molina

32 Véase este fragmento: Iba solo:/ iba solo, con mi lánguida tristeza;/ iba solo,
meditando mis dolores,/ y al pasar junto a tu reja/ vi unos ojos relucientes como
soles,/ vi unos labios rojos, rojos, contraídos por sonrisas hechiceras/ y vi todo/ el
espléndido conjunto de belleza/ de tu cuerpo y de tu rostro. (27).

135
Helen UmoAe

Vijil, en uno de los cuartetos, expresa: El beso es el saludo de dos almas/que asoman
a los labios y se estrechan;/ es un suspiro que perdió sus alas/ y en dulce melodía se
condensa (Sevilla, ¡967; 99).B Con relación al interés social, en “La tempestad”, el
fenómeno telúrico alegoriza la crisis social provocada por la desunión regional: Negras
nubes se atropellan/cruzando la inmensidad/y anuncian la tempestad/ con vivísimas
centellas.// (...) Y se percibe a lo lejos,/entre la espesa negrura,/ una nube blanca y
pura/ y un azul girón (sic) de cielo,/ que forman la enseña santa/ de nuestra patria
querida./por la tempestad perdida/ de la política ingrata. Pero, al pasar la lluvia, ha
de brillar la enseña sacrosanta/ que la maldad y el crimen han arriado. (105). Entre
otros textos, hay una prolija “Autobiografía” (veintidós cuartetos); dos títulos
consagrados a la madre y el fragmento de un canto a Danlí en versos de gran extensión.
La mayor parte, de poca enjundia creativa.

José Ángel Zúñiga Huete

De José Ángel Zúñiga Huete (San Antonio de Oriente, 1885-México, 1953), en


Antología del soneto, de Felipe Elvir Rojas, hay diez textos consagrados a la patria.
Ocho describen diferentes lugares: “El Estiquirín”, “El Berrinche”, “El Picacho”, “El
Guijarro”, “Cipile”, “Juana Lainez” y “Triquilapa”. Nombres de los cerros que rodean
a Tegucigalpa a la que también dedica un soneto homónimo. En “Así me hiciste”, el
autor acude a una teoría determinista de carácter telúrico. Se considera producto de
la tierra, forjado por ésta: Tu naturaleza áspera y salvaje/ modeló de mi espíritu el
estilo./ Me diste de tus selvas el coraje/y me embriagué en tus luces de berilo.// La
recia perspectiva del paisaje/forjó de mi ambición el peristilo./La experiencia a mi
instinto dio drenaje/y me trocó en un mar, puro y tranquilo.// Para enfrentar la cruel
adversidad/ tu fermento vital me endureció,/ y al placer de luchar por la verdad.//
Un cósmico avalar me destinó./ Combatir por la Patria Libertad:/ Este es mi oficio.
Otra cosa. No. (sic) (Elvir Rojas, s.f.: 277). Despunta, según vemos, el tema político.

En “Al partir”, además de considerarse asimilado a la geografía patria, denuncia a la


tiranía que lo hará morir lejos del amado lar: De tu entraña geológica y profunda,/de
tu biología pródiga y compleja,/ soy mineral que tu interior refleja/fermento y flor
que tu poder fecunda.// (...) Te dejo en manos que tu esencia exprimen,/ que me
niegan tu seno y tu morada,/ porque al que te venera lo suprimen.// Mi ceniza,

33 Supra, p. 52

136
La palabra iluminada

esparcida y entregada/ será, al viento extranjero, que no oprime./Nunca más le veré.


¡Oh Patria amada....' (283). Versificación de ecos modernistas en la que. con
frecuencia, asoman motivos grecolatinos.

Adán Coello

De Adán Coello (1885-1919) tenemos Poesías, obra publicada en 1929 cuyos dieciocho
poemas evidencian que el autor seguia imbuido del “mal del siglo” ochocentista. El
amor, la muerte, el dolor de vivir, la pérdida de las ilusiones, el ansia de huir para
encontrar un paliativo a la desdicha, constituyen sus temas centrales. Con relación a
este último punto, el soneto “Torre de marfil” desnuda el sentir del poeta: Es imposible
nuestro amor.... No aguarde/nada de mí tu cándida ilusión,/para rehacer mi alcázar
es muy tarde,/ el blanco alcázar de mi corazón.// Del arca de mis sueños no retengo/
nada, y mi azul rosal se mustió con/ el rojo sol canicular, y tengo/ enferma el alma de
desilusión.//Sentado en una piedra del camino/aguardo el cumplimiento de mi sino,/
del porvenir sin la inquietudfebril;// mientras se yergue en el confín lejano,/ bajo un
pálido cielo de verano,/ la misteriosa Torre de Marfil. (Coello, 1929: 37).

La pesadumbre y la amargura se destilan en uno que otro texto. “En mayo” contrasta la
belleza del entorno con su espíritu acongojado: Y cuando todo es luz, aroma y vida,/ el
alma combatida por la suerte,/su postrer ilusión al ver perdida/ a tus brazos se acoge,
madre Muerte.// Porque eres tú la gran consoladora,/ la sola amada que jamás nos
miente;/ de nuestra noche negra: rubia aurora,/de nuestro obscuro cielo: rojo oriente.
(22). “Corazón, árbol viejo” es un doloroso recuento de su vida; el árbol mustio deviene
en metáfora del yo: ¿Qué resta de aquel lírico nido de ruiseñores/ que tu fronda meció,/
corazón, árbol viejo sin pájaros ni flores/ que otoño marchitó? (14).

Aunque algunos poemas muestran una faceta proclive al exotismo de raíz modernista,M
el autor prefirió la expresión sencilla en versos de fino burilado: La noche s<. torna
lila/ bajo una niebla sutil,/ y lleva el aura tranquila/ como un perfume de abril.
(“Nocturno”, 10); Alba divina, alba de oro,/ que, melancólica, vas,/ en un silencio
de oro/ perdiéndote más y más. (“Mi vida”, 15); Mañanita fría con/ Aromas de

34 En “Oriental”, leemos: Era mi coraza de acero y de oro;/ al cinto llevaba tizona


triunfal..../ Bordé por divisa: ‘muero porque adoro;’/ y érase mi aspecto sereno y
marcial. (5). En “Blasón": Lejos en mi montaña, tengo un castillo moro/ (...) Labrado
en mármol rosa que dora el sol. es una/celeste maravilla de alabastro y de oro. (14).

137
Htlen Umoflo

enredadera,/ Bañate en sol, corazón,/ Que ya vino primavera. (“Canción de


primavera", 13). Adin Coello no fue un poeta extraordinario. Suena a excesiva
concesión que. en el prólogo, Julián López Pineda lo compare con Juan Ramón
Molina. No obstante, los poemas comentados permiten inferir la existencia de un
espíritu delicado y sensible.

Kis muestras del trabajo de Adán Coello reunidas por Manuel Luna Mejía, Luis Hernán
Sevilla y Felipe Elvir Rojas refrendan la presencia de un buen versificador. Ratifican que
el autor di v idió su interés entre lo sentimental y lo social. “Suspende tu cantar’’, proyectando
en la existencia de las cigarras su propio sentir, es un poema reflexivo sobre el dolor de
vivir ¡Suspende tu cantar, pobre cigarra,/ (..) Cuéntame tus pesares y tus duelos,/ tus
muertas esperanzas, tus temores.7cuéntame los misterios/que abundan en el bosque/tú
que oyes a las hojas cuando mueren/ en incesante charla:/ tú que ves a los pájaros que
vienen/ de regiones lejanas/y henchida de perfumes y de trinos,/cuando la tarde acaba/
contemplas la mirada de tus hijos/y suspirando estallas. (en Luna Mejía, 1961: 1086).
Hay textos que dan salida a estados de tristeza y melancolía. “Noches de luna” ofrece un
acopiamiento romántico-modernista convincente: Brilla la luna en la azulada esfera/
como espejo magnifico de plata,/y al bañar con su luz toda la tierra/ sueña de amor la
eterna serenata.// Camina lenta, majestuosa y muda/ la misteriosa reina de la noche/y a
su paso rendidos la saludan/ el lago, el rio, la cascada, el monte.// Dulzura, amor sus
rayos atesoran;/ tristeza y decepción sus rayos llevan:/ la buscan los amantes cuando
gozan.' y la hacen confidente de sus penas, (en Sevilla, 1967: 103). En “Lucero de la
tarde", el pensamiento se remite a la amada, al recuerdo de los muertos queridos y,
finalmente, remata con un pensamiento religioso saturado de suave tristeza: Lucero de la
tarde callado y pensativo/ que mansamente vagas por el sereno azul:/ detén breves
instantes tu vuelo fugitivo/y besa con tus rayos mi frente y mi laúd, (en Luna Mejía:
1087). En el soneto “Viendo el pasado”, en un parque, al caer la tarde, el espíritu añora
con tristeza ‘lo que no pudo ser ’. (en Elvir Rojas, s. f.: 286).

Ramón Ortega

Ramón Ortega (Comayagua 1885-1932) no publicó ningún libro. Sus composiciones,


dispersas en periódicos y revistas, dado que él, desde hacía muchos años, estaba
incapacitado, fueron compiladas, con el nombre de El amor errante, en 1931, por el
poeta Jesús Castro Blanco. El trabajo lo completó, en 1940, con la publicación de
Elores de peregrinación el cual comprende, tanto los veinte títulos incluidos en el

138
La palabra iluminada

prima libro, como veintidós poemas mas. lodos, de lograda iactura en la que fusiona
la visión romántica de la existencia con una musicalidad de origen modernista,
especialmente en los poemas dedicados a exaltar la belleza femenina/^

Permanente añoranza del pasado. Apacentar, casi con deleite, estados mórbidos del
espíritu. Sentido trágico de la vida dentro de la óptica neorromántica a que fue afín el
posmodemismo. Percepciones que se traducen en imágenes de factura sencilla.
Lograda atmósfera de dolor, desesperanza y melancolía. Estos son algunos elementos
que gravitan en su poesía.

En ella, uno de los motivos poéticos mas insistentes es el del perfume, especialmente
percibido como la estela que deja algo que se ha ido
* El soneto “Ramo de violetas”
ofrece una posible pista interpretativa: amo al perfume débil de lo que desfallece...//
Oh, el olor melancólico -que revive el pasado- de los armarios donde la seda se
marchita! (sic)/Perfume de losfrascos antiguos, olvidado;/olor del libro donde duerme
una margarita! (sic) (Ortega, 1940:81). Estos versos definen, con exactitud, la atmósfera
que envuelve la producción poética del autor: la reviviscencia de lo que ya no es. De
ahí, ese afán por imaginar o recrear escenas del pasado de su ciudad natal. '

En “La Catedral de Comayagua”, la vuelta al pasado colonial implica un remanente


romántico: la Edad de Oro que se dejó atrás: Y todo recuerda aquella época/de largos
ayunos, de vísperas regias,/ de augustos maitines y misas solemnes,/pobladas de
músicas tiernas;/ defrías vigilias tediosas,/ en donde los frailes -luciendo sus trajes
antiguos,/de varios colores, deformas diversas-formaban un grave cortejo suntuoso,/
bañado en el brillo de grandes y vividas gemas,/recorriendo la vasta y senil galería,/
al compás admirable de un órgano,/ que llora, que canta, que arrulla, que sueña. ../
Un órgano antiguo, pomposo y solemne,/cuyas flautas parduscas y enhiestas,/mirando
de lo alto las teclas gastadas,/ parecen los tallos de una húmeda selva,/ de una
húmeda selva sonora yfragante,/ que borda la orilla desierta/ en un lago de Jaras e
inmóviles aguas.... (...) despliega sus alas el hondo e inmortal Miserere,/ cual la
queja de un alma que tiembla./ como el grito de un alma que llora sus culpas./
sofocada por una congoja secreta...... (38).r

35 Cf “La novia del cisne", “Morisca" y “La turista". No es fortuito que E. Anderson Imbert
lo califique de poeta romántico barnizado de modernismo (T. II, 1985: 26).
36 Empleamos el término “motivo” en el sentido de situación significativa que se reitera.
37 En todos los casos, la puntuación es del autor.

13?
Helen Umofto

Inclusive, cuando el tema central es un amor ubicado en el presente, se impregna del


ayer, según demuestra el soneto “El amor errante": Filas de caserones de vieja
arquitectura que en el portón ostentan el signo de la cruz;/ sobre la calle hosca pasa
la noche obscuras como un fúnebre paño. Ni una voz. ni una luz.// En esta casa tuya,
quizás en las ojivas/entre el silencio grave de la calleja sola,/ tejieron un murmullo
de pláticas furtivas/ un linajudo hidalgo y una dama española.// Mas. hoy es, ¡oh
Señora: l !n (sic) rondador nocturno,/un bardo trashumante de rostro taciturno/quien
coloca la ofenda de amor a tus umbrales.// T quien, bajo la noche, frente al balcón
florido/se angustia al ver el sacro blancor de tu vestido/ que cruza vagamente detrás
de los cristales. (43).

En otros poemas, Ortega alude a detalles o aspectos saturados de sabor antañón: El


coro de las vírgenes; Una reclusa pálida labora', cuerpo de monja virgen', unción de
santa; Castillos de leyenda; caballeros perdidos en las rutas; el prestigio de los marfiles
viejos; antiguos ramos polvorientos; polvosos manuscritos viejos; vieja rapsodia;
viste un tul ceniciento; vieja campana; desde el campanario de la ruinosa ermita...
Todas, frases de fuertes connotaciones vinculadas con épocas pretéritas. Esto se
refuerza mediante la persistente utilización de motivos vinculados a lo que fenece, tal
como ocurre con las frecuentes referencias al ocaso. He aquí algunas frases
entresacadas de los versos: vagan las hojas por los parques muertos; el aroma otoñal
de tu recuerdo; ocaso mustio y ceniciento; una lenta agonía/ de violetas enfermas en
el cielo lejano; salmodia/ temblorosa y doliente; tarde de otoño con su brisa más
leve; oro polvoriento/bajo el ocaso; el ocaso se duerme entre aureolas, etc. A ello se
suma que los poemas se llaman: “La tristeza del mar”, “Melancolía de otoño”, “Tarde
de otoño”, “La noche otoñal”, “El piano viejo”, “Ensueño antiguo”, “El vapor se va”,
"Sensación crepuscular”, “Nostalgia crepuscular”, “Paisaje vesperal”... De ahí que,
en el libro, predomine un tono melancólico, sombrío y triste que se acentúa cuando el
poeta incide en otro motivo muy destacado: el de las ensoñaciones que le provoca la
música, tal como vemos en “Rito” (la vieja melodía lo hace rememorar la infancia),
“El piano evocador” (recuerdo de la casa paterna, de la novia de juventud...) y “La
tristeza en el mar” (la cantinela del marino y la evocación de países lejanos). En “La
noche otoñal” hay, además, una alusión al tema indígena: En la ciudad letárgica,
ligeramente llueveJA la distancia surge la música pausada/de un instrumento antiguo
que su congoja bebe/ en el dolor adusto de una raza olvidada.// (...) El instrumento
vierte su congoja ancestral. (23).

140
La palabra iluminada

Si en los anteriores poemas, la música le permite volcar la mirada hacia su propia


intimidad, en “El organillo” -de soterrada veta intimista- es puente hacia el mundo de
los otros. En este caso, el tema social despunta en forma sesgada: en la alusión a
espacios o ámbitos degradados por la miseria: Suena la voz de un piano desvencijado
y viejo,/ Cuya (sic) música me habla de la angustia del pan./ Es la melancolía de un
vals, un vals añejo.../ (En la calle miasmática y fangosa aúlla un can)./' La tristeza
me oprime,/ rondador trashumante, melancólico piano,/ cuando en la noche lenta tu
corazón exprime/ con su música amarga tu dolor de gitano.// Tu llanto me recuerda
los grices (sic) arrabales,/donde, mientras se arrastran las noches invernales/ en los
viejos tugurios, madrigueras de vicios,/los canes vagabundos roen los desperdicios/
(...) Cuando vibra tu caja, flota un olor extraño/de corrupción. Se sufre de angustia...
y el huraño/ poeta taciturno, no sabe en qué consiste/ que, cuando se desgrana tu
són, (sic) se queda triste. (34).

Como contraparte, el poeta expresó la posibilidad de la utopia. En “El retomo”, después


de un largo viaje, al llegar a la patria -con la enumeración, entre realista e idílica, de
aspectos de su geografía- confiesa el hondo afecto que le guarda y, en su saludo,
vaticina una paz y prosperidad futuras: Al saludar la tierra de sol -a la que auguro/
que le guarda doradas cosechas el Futuro-/ mi anhelo es porque vibre sobre esta
legión de almas/eternamente un bosque de evangélicas palmas./ Que abra sus viejas
arcas y haga correr oro,/como la altiva reina de algún país sonoro./Que cante en sus
espaldas, bajo el Otoño amigo,/un mar resplandeciente de lanzas ¡áureo trigo.'//(...)
Que crucen tus caminos, sombreados de vergeles,/ como arterias de vida, paralelas
de rieles;/y que, sobre tu escudo, que es blasón de grandeza,/eternamente se unan,
en simbólico haz,/ el arado fecundo, que es trabajo y riqueza,/y el olivo celeste, que
es heraldo de paz! (29-30). El progreso -tal como lo había manejado la tradición
romántica- se percibe en términos de trabajo, tecnología y riqueza.

El tema campestre -también de tratamiento intimista- perfila su importancia En uno


de los poemas, el autor idealiza la vida rural y la contrasta con la civilización que
irradia desde las ciudades (“Bajo los cipreses”). En el otro, el campo es fuente de paz
y serenidad espiritual (“Tarde de otoño”, “Paisaje vesperal, “La poesía campestre”).
Es tan intenso el poder sugestivo del campo que provoca la ilusión del amor (“Sensación
crepuscular”). Inclusive, Ortega indica que el paisaje hondureno es la fuente de su
poesía (“El retomo”). La noche es otro motivo de interés. Comporta sentimientos de
paz interior (“Serenidad”, “En una noche mirífica” y “La noche mirifica”).

MI
Htltn Umoftfl

En “A las armas”. exalta a Lempira y alude a Francisco Morazán (aquel divino procer,
soñador v guerrero,/ sublime en los ideales, en la lucha el primero). En sendos poemas
recordó a los poetas José Joaquín Palma y Edgar Alian Poe y al maestro Pedro Nufio. Y
quizá, en ”La duda del porvenir”, vislumbró su trágico destino: ¿Cuálserá la última ola,
cuál el último puerto/-que ni siquiera esboza mi destino aun incierto-/ donde se rompa
el vaso de mi esencia vital?// ¿Un bosque de Citeres, lleno de melancolía,/ o algún
oscuro reino de la Melancolía?/Será un hogar de gloria o un lecho de hospital? (94).
Exigua es la obra de Ramón Ortega. Sin embargo, bastó para ganarle respeto en la
tradición critica del país.38

Ángela Ochoa Velásquez

Ángela Ochoa Velásquez (1886-1969) escribió Lotos y ajenjos (1934) que, con
importantes omisiones, en 1955, se publicó con el nombre de Espigas y lotos?9 Una
austera espiritualidad y un acrisolado sentimiento religioso atraviesan la producción poética
de la autora que, por regla general, prescindió de oropeles modernistas y tiende a la
practica de una sobriedad expresiva emparentada con el posmodemismo. Medardo Mejía
la adscribe a la primera escuela literaria: con los metros y las metáforas del modernismo,
vertía sus sentimientos escogidos que eran de amor a los niños, a los pobres, a los
bienaventurados del Evangelio, y vertía sus esperanzas imposibles como el advenimiento
de un mundo de dicha y milagro, el mejoramiento del hombre por evolución espiritual,
y, en fin, la compensación del sufrimiento de este 'valle de lagrimas ’en el Más Allá. Y
agrega: la médula desrealizada en la producción de la autora exige reconocimiento y no
condena, porque trabajó de buenafe y al nivel de .su propio desarrollo culturaly literario.40
Este comentario, aunque bien intencionado, connota una especie de benevolencia
masculina; un considerar que sus escritos son admisibles en tanto se tome en consideración
condicionamientos de género. Juicio inexacto, ya que Ochoa Velásquez ofrece un conjunto
de poemas con validez en sí mismos. Además, su poesía no se desvincula de la realidad.

39 Mr. gr., para Ramón Oquelí, uno de los intelectuales de mayor prestigio en Honduras,
con el poema “El amor errante", que data de 1915, arranca la auténtica poesía del
país (Oquelí, 1994, T. I.: 331; Oquelí, 1995, T. II: 154).
* González indica que sólo difiere el título y el año (1997: 77). Sin embargo, en el
segundo título, la autora omitió doce poemas. Tomaremos como base para nuestro
comentario la “editio princeps”.
40 “Angela Ochoa Velásquez", Revista Ariel, núm. 214, Tegucigalpa, septiembre de
1969, p. 26.

142
la palabra iluminada

Su mesurada forma de expresión -poco dada a las imágenes brillantes - refleja un


temple espiritual alejado de cualquier sensualismo y pertrechado más bien, con el
bagaje ascético del cristianismo y de otras religiones orientales, especialmente, el
budismo. Quizá sea la poetisa hondureña de espíritu religioso más acendrado.
Constantemente, su mirada se vuelve hacia la divinidad, de la cual se considera
instrumento. En “El mensaje de aquel”, manifiesta que, a través de su boca, Dios
habla a los demás. En “Tiempo inútil”, alude a su conversión espiritual: Llamaste
muchas veces a mi puerta,/y no escuché, tenia tan llenos mis oídos/ con mis propios
sollozos,/ que la misma canción de la mañana,/ la fiesta de los pájaros;/ me parecía
entonces,/ el eco muy lejano de mi angustia./ Qué egoístas nos vuelve a veces el
dolor,/ Señor.... / Yo iba como un náufrago/ muy lejos de la playa,/ sin saber que
tenia las alas que me diste/para salvar el piélago bajo la tempestad/ (...) y era plena
de cánticos, la hora matinal,/y hasta que Tú me hablaste Señor,/ como a Pablo de
Tarsis./ Desperté........ (Ochoa Velásquez, 1934: 46-47).41

El bien se constituye, pues, en la máxima aspiración. “Mi alma y yo” expresa el afán
por no contaminar su espíritu, por guardarse Limpia de toda sombra y se visualiza
Como el agua que baja de los peñascos duros (...) con pensamientos puros (68). No
es fortuito que, en un soneto, cuestione la conducta de su contemporánea Clementina
Suárez cuya poesía -dice- está saturada de tóxicos letales. Además, con verso terrible,
la fustiga: los siglos que dormiste, también durmió Luzbel (“Para Clementina Suárez”,
120). Ese rechazo también está implícito en el prólogo en el cual Ochoa Velásquez
abjura de la poesía erótica y amorosa.42 En la escritora, el cristianismo se revistió de
ascetismo. De ahí la visión sombría de “Mundo de microbios”. En éste, el término del
complemento comprende, sin distingos, a todos los seres: En el suelo, en el mar, en
el aire,/microbios acéfalos, y microbios que sueñan/que son semidioses. (...) Microbio
científico, microbio soldado,/ microbio licurgo, fenicio y genial,/ (...) microbio? con
penachos fingiendo ser reyes (50-51).

41 En todos los casos, la puntuación es de la autora.


42 En la nota de presentación, refiriéndose a su propio trabajo, dice: No adolece de
afanes modernistas, ni te lleva a la tiesura de las escuelas clásicas; (...) empapado
[el estilo] en un misticismo, en el cual, como bajo una fronda llena de pájaros, me
inclino a descansar. Bien, que esté despojado de galas retóricas y no se parezca al
erótico estilo con que las poetisas contemporáneas van llenando volúmenes; (...).

143
Htltn Umofto

Un universo áspero que, paradójicamente, genera amor, sentimiento revestido de


carácter social, de solidaridad con el ser humano en desventaja. Al respecto, hay un
motixo de gran fuerza simbólica: la poetisa compara su corazón con el ánfora'.
recipiente colmado siempre, ansioso de prodigarse: Una (sic) ánfora repleta de
bienhechor beleño (“Como Francisco de Asís”, 98); como ánfora plena, en cada
estrofa dejando el Corazón (“Sonámbula”, 97). Los poemas con el tema de la
solidaridad como eje dominante son varios: “Prosa a modo de rima”, “En busca del
sendero”, “Plegaria” y otros: Dios habla por mi boca, mi canción es una (sic) ala/
tendida hacia los tristes con amor maternal;/ por ellos mi alma todas sus rosas
desperóla/y mis ternuras tienen plenitud de panal... (“El mensaje de aquel”, 54); Por
todos. mi congoja, triste musito,/y soy rama florida que se deshoja;/ por el que la
frontera salva proscrito,/por culpa de las cintas azul o roja...//43 Por todos los que
sufren, siento tristeza,/ mas (sic) por los que se quedan sin pan ni abrigo/y además
del vía crucis de su pobreza,/son la victima fácil del enemigo.... (“La última guerra”,
41); Mendigo: garra es la vida,/ cuanto toca desgarra,/ y a veces la garra es
demasiado cruel.// Mendigo: no tengo que ofrecerte,/ mis joyas no las toman en la
casa de empeños,/ hoy no has tenido suerte/ tendiéndome tu mano;/ vete con Dios,
hermano,/no tengo mas que ensueños.../y estos no se cotizan en moneda corriente,/
(...) vete por otra parte, quizá encuentres alguno/que a tu ruego oportuno/alargue a
ti su mano en plena vía,/para hacerte una dádiva pomposa;/quedan muchos Tartufos
todavía/que cubren el abismo/ negro de su egoísmo/con pétalos de rosa. (“Mendigo”,
74-75). Aunque no todos los versos guardan el ritmo, el enemigo está bien retratado.
Para delinearlo se utiliza un lenguaje personal, de una clave muy mía, según la propia
autora lo califica (“Prosa a modo de rima”, 34). Alejado de lo que, por esa época,
hacían Turcios, Heliodoro Valle y otros. Bastante cercano, por cierto, a la expresión
directa de Alfonso Guíllen Zelaya.

El amor, en Ochoa Velásquez, tuvo una dimensión universal cuya fuente es doble. Por
un lado, el influjo oriental, según comprobamos en “Bajo el árbol del camino”: Buda
junto a mi oido: Ama, sueña, perdona, (28). Por el otro, la raíz judeocristiana. La
conjunción de ambas corrientes de pensamiento se palpa en “Amor cósmico”: Yo
siento un gran amor.... /un amor errabundo,/ impersonal y suave:/pongámoslo en
los seres, los mundos y las cosas/para sentirnos uno/con lo que ha sido, y es, y habrá

43 Alusión a los colores emblemáticos de los dos partidos políticos tradicionales que,
por muchos años, estuvieron enfrascados en cruentas guerras civiles.

144
la palabra iluminada

algún día/ de ser,/por la ley de la Eterna armonía.// Somos infinitesimales partículas


del Cosmos,/ somos átomos/perdidos en la vasta inmensidad del Todo;/ un puñado
de tierra,/que sin embargo puede ser mañana un astro,/y de igual modo,/' una mata
de cardos o una poma..... (38). Dentro de la esfera conceptual del budismo, la idea de
la reencamación es capital. La poetisa lo expresa en varios textos (cf. 38, 82).
Asimismo, el sustrato de la filosofía oriental aflora en frases o palabras clave
desperdigadas en los versos: el Ganges sagrado, Krishnamurti, Tagpre, Leyendo a
Buda, reencarnación, Karma, los Devas piadosos, nirvana... Inclusive, las flores del
lago de Yojoa, se asimilan con el loto, flor-símbolo, según la autora lo califica en
“Afán recóndito”.44 Abundan las exhortaciones a buscar el equilibrio interior, la paz
espiritual, la aceptación resignada del dolor, etc. Esto último, en consonancia con el
cristianismo, el otro pivote espiritual de Ochoa Velásquez.

De ese trasfondo ideológico nace la voluntad de persuadir sobre las bondades de las
doctrinas con las cuales comulga. En forma insistente, exhorta al lector a rectificar
caminos y adoptar los postulados de Cristo o los principios éticos del budismo. Las
dos concepciones metafísicas se han transfundido en su conciencia, según notamos,
de nuevo, en otro poema: Señor, no me castigues porque soñé la vida.' límpida como
el claro borbotar de la fuente:/ no he sospechado el áspid que en la rosa se anida/y
he marchado confiada, caminando de frente..,.// (...) ¿por qué vine a este plano de
vivoras? (sic) por (sic) qué/ no fui una estrella que irradiase tranquila,/ una flor o
una nube? ¿oíste (sic) que te invoqué?/ (...) Más, perdona Señor, mi rebeldía: quien
(sic) sabe/ si en el curso de siglos, bellas transmutaciones/ me prepara el demiurgo, y
habré de ser una (sic) ave/que surque los espacios, y que ensaye canciones.// O gema
azul o perla, quizá un pino adorante, (sic)/ de las enhiestas cumbres de mi soleada
tierra,/a cuya sombra amiga se recueste el viandante/ que cruce las montañas en la
paz y en la guerra.... (“¿Por qué?”, 31).

La autora compuso tres cantos a la antigua capital hondurena. “En la catedral de


Comayagua” y “Comayagua” evocan los tópicos y el estilo de Ramón Ortega. Incluyó
textos de homenaje: “A Rubén Darío”, “Para Alonso A. Brito” y una elegía a Pablo
Zelaya Sierra. Elaboró tres composiciones en prosa: “Oración fúnebre ante el cadáver
de Pablo Zelaya Sierra”; “Diccionario filosófico” (contraste entre la riqueza del mundo

44 Poema incluido en la antología de Luna Mejía (1961: 687).

145
N«ltn Umoflo

y el valor de la poesía) y “Anverso y reverso de la medalla” (contraposición entre


Dios y Satán y exhortación al hombre a que persiga el bien).

José González, con el nombre de Sobre la ruta del norte y otros poemas (1997),
reprodujo algunos textos de la autora y ubica su elaboración en 1948.45 Uno que otro ya
había sido publicado por Luna Mejía en 1961. Traducen vivencias de un viaje a la Costa
Norte. En ellos, la escritora introduce formas coloquiales del habla, tal como ya lo
habían hecho Antonio Vidal y Alfonso Guillen Zelaya: En la estación haypocos viajeros
y turistas,/ se habla de las tremendas batallas de Etiopía:/ (...) En el Hotel España la
sopa sabe a gloria/ (...) Luego las baronesas 4647
con sus toldos de lona,/ comienzan el
desfile por la sendafragosa;/ mientras hay intercambio de carros y vagones,/por cosas
baludíes, se rezaga un viajero,/y le toca por suerte al mas (sic) meticuloso,/ ir metido
entre fardos.. (“Potrerillos”, en Luna Mejía, 1961: 686-687; lo subrayado, en cursiva
en el original); En la primera choza que se alza desafiando/ los miasmas del pantano,/
me obsequian una taza de aromado café;/son gentes que conozco, y ellas me reconocen,/
‘es la niña Angelito', hace años/ que venimos aquí, esos niños que mira/ son de mi
hermana Soledad;/ una señorajoven que andaba de paseo/se asombra de mi viaje con
un tiempo tan feo (“Desembarcando”: Ochoa, 1997: 8). Se inserta el habla de otro
(inclusive, una persona la nombra), pero no al modo costumbrista que vemos, por
ejemplo, en Paca Navas de Miralda. En Ochoa, el estilo es conversacional, con un ritmo
cercano ai de la prosa y con mención directa de elementos cotidianos: atisbos
vanguardistas, según los califica González en la nota de presentación.

La poeta fue dueña de un estilo recio. Exento de blandenguerías y sentimentalismos.


De ahí, su autenticidad. Sin embargo, es preciso señalar algunas debilidades. “A mi
Madre Doña Felipa Urmeneta” abunda en lugares comunes y cede al estereotipo de la
madre abnegada, mártir y generosa. “Motivos antialcohólicos” comporta un mensaje
demasiado obvio. “Canto a Honduras irredenta” se desliza hacia el facilismo y reitera
tópicos de la poesía patriótica.'17 Inclusive, en las composiciones comentadas, no es
raro encontrar versos sin mayor elaboración.

45 Probablemente, su elaboración fue más temprana, ya que los poemas se publicaron


en Pan-América, núm. 45, Tegucigalpa, 20 de febrero de 1948, pp. 8-9.
4« Nombre dado, en Honduras, a un tipo de autobús.
47 En Lotos y ajenjos se denomina “Canto a Honduras".

146
lo pololo iltminodo

Salvador Turcios

Salvador Turcios (Comayagüela, 1886-1973) escribió Libro de sonetos (1942). Dentro


de una estética modernista, la muestra dada por Luna Mejía rebela un decir elegante
y cadencioso. En “Paisaje nativo”, la naturaleza, sin perder un sentido de grandeza, se
enfrenta desde una perspectiva de serenidad y armonía: A la distancia un murallón
andino/ dibuja sus perfiles de granito;/y parece que en duelo peregrino/ inquiere la
mudez del infinito.//Al margen de la selva exuberante,/que corona la gran naturaleza./
rima el agua la estrofa susurrante/en el raudal de eglógica belleza, (en Luna Mejía,
1961: 972).

“El soneto”constituye un bien logrado ejercicio metapoético: Levanta su armoniosa


arquitectura/ con la altivez de un lírico baluarte,/y emerge del perfil de su hermosura/
la sagrada Basílica del Arte.// Son sus versos las púdicas vestales/ que alimentan el
fuego de la gloria/y el culto de los máximos ideales/ que dan al numen la inmortal
victoria.// Desata en el secreto de su forma/ la gracia de la artística presea/ que
imprime al ritmo musical la norma./ Y simboliza en su expresión discreta,' el ara
milagrosa de la idea/ donde oficia el espíritu del poeta. (973). En “Soy indio” -
incluido en Antología del soneto en Honduras, de Felipe Elvir Rojas- proclama su
filiación americana. Otros trabajos evidencian preocupación por la muerte, por la
existencia en general; reflexiones sobre el actuar humano o reconocimiento a la labor
de insignes hombres como Bolivar.

Alfonso Guillén Zelaya

Los poemas de Alfonso Guillén Zelaya (Juticalpa, Olancho, 1888-México, 1947) fueron
recopilados con el nombre de Ansia eterna (1960) y El quinto silencio (revista Ariel,
1972). De acendrada sencillez -exigencia del posmodemismo-, ios versos destilan
un sentido solidario y amoroso de contemplar el mundo. Fue de los primeros aüt »res
hondurenos que le dio carta de naturaleza al lenguaje coloquial.

Lo social es faceta destacada. Escribir, para Guillén Zelaya, fue un acto de solidaridad.
Lo atestiguan: “Una voz de poeta”, “Viraje”, “El oro”, “El mendigo del pueblo”, “Tal
quiso ser un árbol”, “Señor, yo pido un huerto”, “Dios te haya perdonado”, “La
espiral de la historia” y otros. “Échame a la senda” objetiva un sentir y un existir en
función de los demás: Señor, dame un camino y empújame a la mar,/ mándame a todo

147

ar -AS
N«len UffioAo

rumbo por bosques y desiertos,/por llanos y guijarros o por floridos huertos/ que me
siento cansado de tanto descansar.// Dame cualquier camino para peregrinar/ hoy
tengo los impulsos de la marcha despiertos;/ échame a todos los mares, guíame a
todos (sic) puertos,/ que amo la incertidumbre y no puedo esperar.// Sólo tu voz
espero para hacerme a la mancha;/ no temeré la espina ni me helará la carcha (¿la
escarcha?]/ v gustaré el sustento que me quieras brindar.//Me ofreceré de báculo si
encuentro algún caído,/ de padre si hay un huérfano, de esperanza si olvido:/ pero
échame a la senda que yo quiero rodar. (Guillen, 1994: 18). En contraste con poetas
que siguen fieles a los dictados modernistas, el lenguaje se ha liberado de la excesiva
carga adjetival.

La solidaridad, la evocación de la infancia y un sentido de amor universal se entrecruzan


en “El almendro del patio”, excelente ejemplo de lenguaje coloquial aplicado a la
poesía: El almendro del patio ya tiene muchos siglos/y no se ha vuelto viejo;/ más
bien, hace unos años, echó una nueva rama/y se ofreció más verde y se ofreció más
joven./ Tiene un hueco en el tronco, que es asilo de hormigas,/y unas pocas raíces
salidas de la tierra./Sea rudo el verano o agresivo el invierno,/pobre la primavera
o perverso e¡ otoño,/ al almendro del patio, a pesar de sus siglos,/ no le faltan los
frutos y está siempre con flores.// (...) Esa voz [del árbol] la oyó acaso alguno en mi
ascendencia./ (...) alguno que se supo disolver en rocío/y amasarse en ungüento
atando hallaba una herida/ o una boca sedienta.// Viejo almendro del patio ¡Quién
supiera qué mano/ fallida te sembrara! ¡Quién me diera tu ciencia,/ la ciencia de
estar siempre en fruto y florecido! (77-79).

El autor creyó en el socialismo y lo expresó con sencillez. Nuevo Quijote -a quien


evoca admirativamente-, la añoranza de la perdida Edad de Oro y la posibilidad de la
utopía lo llenaron de fe y entusiasmo. Su posición ideológica es nítida: Mató el oro en
los hombres la comunión nativa/y dividió la tierra y pervirtió el cariño,/ la palabra
de Cristo no es posible que viva,/ sólo pudo vivir cuando el mundo era niño.// (...)
¡Oh los atardeceres de lafrescura antigua,/envueltos en el alma de los ritos lejanos,/
cuando todos bajaban a la fuente contigua/ a beber el agua en el hueco de las
manos! (“El oro”, 51); Eran libres las aguas, la caza, la llanura.../ como no había
dueños, jamás hubo ladrones;/ la vida era de paz, de amor y de dulzura,/ las gentes
eran buenas en alma y en acciones.// Jamás se vio a unos hombres rodar en la
miseria/ y a los otros vivir en fastuosas moradas;/ el mundo fue aquel tiempo ¡a
equitativa arteria/ que dio a todos la gracia de las cosas creadas// (...) ¡Oh sol de

148
lo palabra iluminada

aquellos siglos que sólo hubiste auroras,/ no para enviar al surco las legiones de
obreros./sino para que diese la bondad de tus horas/ esperanza a la vida por campos
y senderos!// (...) Obreros, adelante... apretad vuestras filas./ acelerad la Historia,
abreviad el destino,/los brazos siempre listos, alertas las pupilas/ contra las emboscadas
tenaces del camino. (“La espiral de la historia
* ’, 110-115). No obstante la postura
política, los versos -impregnados de genuino amor a la humanidad- no se deslizan
hacia el terreno del panfleto.

El amor patrio se revistió de similares notas. En “Canto a Honduras”, después de


transfundirse con la geografía y las esencias más puras de la nación (Yo me he
sentido ser sangre de tus venas,/forraje de tus árboles, metal de tus arenas), externa
su confianza en un mañana en el cual resplandezcan la justicia y la dicha colectivas:
Vendrá el mañana libre. Vendrá la democracia,/ no por mandato extraño, ni por
divina gracia;/ vendrá porque el dolor ha de unirnos a todos/para barrer miserias,
opresores y lodos.// Vendrá la libertad. Sobre el pasado inerte/ veremos a la vida
derrotando la muerte./ Tendremos alegría, tendremos entusiasmo,/la actividadfecunda
sucederá al marasmo,/y en la extensión insomne de todos sus caminos,/ se alzarán
majestuosos tus cumbres y tus pinos.// (...) Pinares hondureños, pinares ancestrales,/
enhiestos, eminentes,/serenos, inmortales,/ bandera de victoria contra lás tiranías,/
vendrán los días de oro, vendrán los nuevos días... (69-70).

La perspectiva fraterna y solidaria condujo al poeta hacia un canto entusiasta, optimista,


que paradójicamente, no altera las inflexiones intimistas de su voz. Una especie de
apropiación personal -subjetiva- del tema: Mi madre lo decía: ‘Tú tienes desde niño/
gran amor por la tierra. Al volver de la escuela/y correr hacia el huerto, te noté ese
cariño./ Igual era mi abuela.// (...) Eran tus compañeros campistas y pastores;/
cantando por los valles, los caminos extraños,/ atravesando ríos, subiendo a los
alcores,/de sol a sol pasabas detrás de los rebaños'.// f ha sido cierto todo lo que
ella me decía;/ mas no leyó en mi vida la dulcefortaleza/ de amanea besando la luz
de cada día,/y no maldecir nada de la Naturaleza. (“Mi madre lo decía’, 75-76). En
el lenguaje cotidiano suenan notas de autenticidad. Igual ocurre en “Dios te haya
perdonado”, texto en el cual se acude al dato familiar: Mi madre, en una carta, al
contarme que has muerto/ revela con dos frases ¡o mucho que ha llorado:/ ‘Nos
hallamos muy tristes por la muerte de Alberto,/ ¡Dios le haya perdonado! '(99). “En
la llegada”, un joven vuelve tras larga ausencia y ¡a tragedia de su hermana sólo se
intuye por el diálogo familiar.

149
Ncltn Umofta

Hay, en Guillén Zelaya, un decantado espíritu religioso, un palparse de Dios en la


conciencia, difumínado en toda su obra (43). Quizá, por esta razón, con una especie
de espíritu franciscano, se hermanó con la naturaleza. Su “Canto al Sol” -sin la
grandilocuencia con la cual se ha tratado el tema- deviene en diálogo humano y
fraterno: Sol. ven a visitarme' que ya es de mañanita;/ aún no has entrado y tengo/
que conversar contigo./ acuérdate que somos, desde hace mucho hermanos.// Anda,
ven a decirme/ como (sic) está la mañana,/ qué tal ha amanecido/ la vida... Ven,
cuéniamelo,/(...) Mas (sic) alegre/ vendrás por las rendijas/ de esa puerta averiada;/
entra luego a mi cuarto/para que así a mi sueño/parezcas de repente/ un retoñito de
oro/que surge de la tierra. (28-29). Profundas -aguda percepción de lo esencial- son
las reflexiones generales sobre la vida. En estos casos, la sencillez expresiva conjura
el riesgo del didactismo y de la pose libresca o doctrinaria. Tenemos varios ejemplos:
“Balance” (al odio, oponer el valladar de los sueños); “El ala del destino”v(el fracaso
interior); “El paso del viento” (ansia de conocerlo todo) y “El despertar de Juan” (la
necesidad de experimentar el dolor y la conjunción del bien y el mal en el espíritu del
ser humano). En el alegórico “La copa”, a la exhortación de no mancharla con agua
enferma del pantano, afirma que sólo siente el impulso de llenarla de un amor por las
cosas, de un amor por lo humano, que sólo puedo usarla para beber la vida. (101).

El amor, en la relación hombre-mujer, posee un sentido afirmativo. “Y ya ibas a


pasar” (momento del encuentro); “Vigor de antaño” (fuerza de la libido); “Retomo”,
“La amada eterna” (la mujer como fuerza transformadora que conduce hacia Dios);
“Muchacha del encinar” (la sencillez de la mujer del campo) y “Ella” (el amor absoluto),
dan cuenta de ello.

La muerte tampoco podía faltar. En forma expresa, en poemas elegiacos y de homenaje


como “Julián del Casal” y “Ante la tumba de Ramón Reyes”. Como acabamiento de
las cosas; como destrucción inevitable de lo que es; como colapso de la ilusión;
como olvido y finalización del amor -muerte del alma- conforma el sustrato de “La
casita de Pablo”. El deterioro de la casa, su lento derrumbarse, evoca o prefigura la
disolución final de todo: La casita de Pablo, era verde y tendida/ como un ala en el
mar;/ y en las grandes mareas semejaba una vida/ que por miedo al naufragio se
pusiese a rezar.// La casita de Pablo, siempre estuvo vestida/de bejucos del monte y
en flor: era el altar/ donde el sol y los pájaros, en cada amanecida,/ celebraban ¡a
misa primera del lugar.//La casita de Pablo, después quedó desierta,/sin misas y sin
flores ¡Como una rosa muerta!/ De Pablo ahora dicen que yerra sin parar;// Y del

150
lo palabra iluminóla

espacio humilde donde hiciera su nido,/que perduran apenas, impidiendo el olvido,/


cuatro postes rebeldes a los golpes del mar. (105).

En forma críptica, la muerte es, justamente, “El quinto silencio". A éste, según el
poema, lo han precedido otros cuatro: el pasado, el presente, el futuro y el vacio
existencial.4* El autor -al margen de la sencillez observada- penetra en el oscuro
terreno del símbolo: escuché que avanzaba,/ansiosa, estremecida,/la inmensa voz de
un quinto silencio hacia mi vida;/ y aún sigo oyendo... oyendo. . oyendo algo que
suena,/ algo que me reclama, algo que me encadena,/ más allá... más allá... de
aquellos tres silencios, de aquella Trinidad/y son verbo de Dios;/más allá del silencio
sin voz,/ más allá de todo eso, más allá... más allá... (12).

Con relación a la poesía que se realizaba en Honduras, Alfonso Guillen Zelaya, por su
sencillez y por la mesura del lenguaje coloquial, elaboró un trabajo que disfruta de
reconocimiento generalizado. Rafael Heliodoro Valle lo definió con exactitud: Tenía una
ventana espiritual abierta a las nuevas corrientes del pensamiento político y gracias a ello
pudo ser una antena receptora de numerosas emociones e ideas, (en Sosa, 2002: 76).

Gustavo A. Castañeda Suazo

Gustavo A. Castañeda (Santa Rosa de Copán, 1888-1950) escribió Aves sin nido
(1908); Cantares, versos (1925) y De tiempos idos (1935), obras en las que se perfila
un acendrado romanticismo.

Aves sin nido


Desde el mismo título. Aves sin nido muestra su filiación estética. En ciento cuarenta y
siete textos, el amor es el centro de interés: la mujer, su belleza, las quejas, la boda con
otro, los reproches, los denuestos, las ratificaciones de perdurabilidad de- s-mtimiento,

48 Publicado en revista Esfinge, núm. 28, 15 de noviembre de 1916, p. 379. Pérez


Cadalso, con relación a este poema, apunta: Tan prematuro fue su grito al filo de
1914, que nadie entendió su acento (...). Y, aludiendo a otros rasgos formales, agrega.
Antes de que otra insigne voz denunciara los ‘ladndos sin perro' y los "zapatos sin
pie', los 'anillos sin piedra y sin dedo' y los ‘gritos sin boca, sin lengua, sin garganta...'
Por esas razones se vio obligado a abandonar el rico filón de motivos, y muy luego
lo vemos en el concierto de aquellos que auguran un destino más ancho para el
pueblo. “Guillén Zelaya en el neomodernismo de América", revista La pajarita de
papel, núms. 9 y 10, Tegucigalpa , julio-septiembre de 1950, pp. 10-11.

IS1
Helen Umoflo

ele En dieciséis poemas, el título es el misterioso “A...” y, en cinco, después de tal


preposición, sólo aparecen siglas que, probablemente, identifiquen (o aparentan identificar)
a la mujer amada: Te mostraste impasible cual la roca/ Que el embate resiste del turbión,/
Ante el lloro fatal del corazón,/ Del fuego de mi amor ante la llama:/Del bajel inseguro
de mis días1 Escollo fuiste en medio á cruda nieve/ Trocando asi mi vida oscura y breve/
En medio al huracán en débil ráfaga. (Castañeda, 1908: 17).

El dolor ante la partida es otro tema constante. El yo poético se duele de tener que
abandonar el suelo patrio dejando en él todo lo que ama (hogar, amada, montañas...).
Consecuentemente, la nostalgia se hace sentir. En “A mi paisano Froilán Turcios”,
expresa: Soy de allá!.... de la virgínea Honduras,/ De ese oculto vergel donde se
anida/ La heroica ilusión apetecida/ Y el tesoro de todas las venturas...// De la tierra
de sauces soñadores,/ Del mudo y melancólico ciprés,/ De los pinos dolientes,
gemidores,/De la tierra do escóndese ¡a mies:// De la tierra de vírgenes florestas,/
Del coyol tan altivo y arrogante,/ De los cerros y montañas enhiestas',/ Del junco
lloroso y delirante.// (...) Pero vino el yerro/ Con su tumulto inmenso de amarguras,/
Y vino por la fuerza mi destierro/ Y huíy á mi pesar de las venturas. (10-11). Adviértase
el elogio a la naturaleza, aspecto que se ratifica, vr. gr., cuando le canta al monte
símbolo del lar nativo: la montaña de Erapuca.

En Aves sin nido, al autor evidencia dominio de la técnica versificatoria. Así, en


varios poemas, en forma consecutiva, encontramos estrofas en versos pareados
(“Luz”); tercetos (“A María Ofelia Murillo”); cuartetos (“Á mi paisano Froylán
Turcios”); quintetos (“Á Hercilia Salazar B.”); sextetos (“Ecos”) y octavas reales
(“Ultima”). En “Añoranza”, reúne las anteriores estrofas. Así: dos octavas, dos
sextinas, dos quintetos, dos cuartetos, dos tercetos y cuatro pareados. Seguidamente,
el orden se invierte: primero, cuatro pareados, luego, dos tercetos; dos cuartetos; dos
quintetos; dos sextetos y dos octavas reales. También elabora silvas, coplas y
madrigales. Sin faltar, las “Rimas” (en “Becqueriana”, imita “Volverán las oscuras
golondrinas”) y las “Humoradas”, al estilo de Campoamor. Con pocas excepciones
(como las que subrayamos en el primer ejemplo citado), Castañeda fue un pulcro
versificador.

De tiempos idos
De tiempos idos comprende setenta poemas que, sin excepción, responden a la estética
romántica con predominio, casi absoluto, de la línea sentimental. Los títulos permiten

152
La palabra iluffiinoda

inferir influencias y temas predilectos: “Serenata de Shubert" (sic), “Becquerianas”,


“Post morten”, “En un cementerio”, “Has muerto para mi”, “Moriste para siempre”,
“Relicario”, etc. Asimismo, encontramos uno que otro texto en el que, sin perder la
perspectiva personal, despunta el interés colectivo: “A Colón”, “En la muerte de Pedro
Nufio”, “A un caudillo” (en forma general denosta al político espurio); “La Granadera”
(en pro de la unión centroamericana); “Himno a Honduras”, “Himno” y “Mi canto”
(dedicados a exaltar el sentimiento patrio).

Buen ejemplo del trabajo de Castañeda Suazo es “Cayó la sombra” en el cual la


separación de la amada se connota mediante tópicos sumamente utilizados dentro del
romanticismo: Cayó la sombra al fin! (sic) La hora temida/ sonó en el reloj del
desconsuelo,/y la que mi alma era y mi albo cielo,/por la distancia lloraré pendida.//
El piano ya calló! (sic) La última nota/ triste vibrando en el teclado queda,/ y la
canción de los amores rueda/ débil, fugaz, a lejanía ignota.// (...) Murieron ya mis
aves en el nido,/ del arroyo acabó dulce el murmullo,/ y hosco silencio, con airado
arrullo,/ entona el de profundis del olvido.// Te fuiste, amada de mi vida, y dejas/ay!
(sic) que palpite el corazón doliente/ sin que tu acento venga indiferente,/ a endulzar
la amarga duda de mis quejas. (Castañeda, 1935: 3). “En el Niágara” es de los pocos
poemas en los cuales la mirada se dirige al entorno natural en donde provecta el
propio yo. Frente al espectáculo que ofrece la naturaleza, dice: Al veros he sentido
que reviven/ las muertas esperanzas y la fe,/y he creído que me hablan porque viven/
las dulces ilusiones del ayer.// Inmenso y grande, como tú, fue un día/ el amor que
arrulló mi juventud,/y ambos cayeron de la suerte impía/ al golpe duro y al feroz
alud. (81).

Rubén Bermúdez Meza

Rubén Bermúdez Meza (Juticalpa, 1889-San Pedro Sula, 1930) no dejó obra publicada.
A dos años de su muerte, el diario El Cronista, con el nombre de Ramillete lírico
(1932), publicó un texto de homenaje con escritos elaborados por un grupo de amigos.
El volumen incluye, además, trabajos en prosa y verso del autor.

La poesía de Bermúdez Meza es deudora del modernismo y sus temas centrales son
el amor y la exaltación del paisaje hondureno, rubro en el cual encontramos los mejores
exponentes de su trabajo. “Mi canto a Pijol” (ochentitrés versos) encomia la grandeza
del lugar: Montaña que te yergues, hostil, hacia el Eterno,/como un gesto rebelde de

1S3
Ntltn llmaflo

la paz de los llanos,/ como un puño cerrado que asoma del Infierno,/que al secreto
conjuro de designios arcanos,/hubiese en roca ahogado su grito de protesta/frente al
asombro mudo de la inmensa floresta... (Bermúdez Meza, s.f.: 87). Profusión de
adjetivos, en versos muy eufónicos.

Por el sentido de contención verbal y por haber traducido una emoción de suave
melancolía, “Tules de plata" quizás represente el mayor logro estético del poeta. La
personificación del lugar y la prolija enumeración de elementos del paisaje vitalizan el
estilo: La aldea anda dispersa por sobre la llanada/ tan nostálgica y muda que parece
abstraída/' en alguna añoranza para siempre borrada/ más allá del intenso palpitar
de la vida./ Sobre los techos bajos de las casucas viejas/bate sus rachas blancas de
luz sobre las tejas/ la vieja luna insomne que, en el dombo del cielo,/ nos brinda la
elocuente claridad de un consuelo/ mintiendo, en plena noche, la paz de una alborada/
con sus tules en una telaraña plateada./ (...) Hay tal fulgor de plata diluido en el
ambiente/y tal tibia frescura de grama humedecida,/ que cualquiera diría que en el
campo, dormida,/ vaga la voluptuosa soñación de una mente./ La fantasía tiende su
vuelo sobre el valle/ como un ave en la busca sagrada de su alero/ más allá de la
aldea que no es más que un detalle/ prosaico y aburrido,/y abate su latido/ sobre el
áureo estallido de un remoto lucero,/ más allá de los montes, más allá de la sien a/
donde lúbrica ondula la altivez de la tierra (98).

El soneto “Acuarela” recrea un tópico muy caro a los modernistas: el de los míticos
habitantes del agua: Inmobles, en las ondas, somos finos remeros/ sobre una frágil
nave pintada en el paisqje,/ al fondo se perfilan enormes ventisqueros/ y a nuestros
pies se aquieta dulcemente el oleaje.// (...) ¡De pronto un ruido extraño de caricias y
besos!/ En el agua agitada se adivinan excesos/pasionales de faunos y de náyades
locas.// El crepúsculo tiñese de un ambiguo amaranto/ ¡y se conmueve el aire al
milagro de un canto/de sirenas desnudas ocultas en las rocas! (82). El sentimiento
frente a la naturaleza se combina con meditaciones sobre la existencia en “Quiero
cantar”, nostálgico poema que trabaja el tema del inevitable y devastador transcurrir
del tiempo: Porque en cosas y seres, en el paso del rio,/ en la suave penumbra de
olvidado bohío/ en el rostro marchito de mi antiguo maestro,/ en el vaho caliente de
las graves vacadas,/ una nota desdobla sus cadencias en mi estro/ salmodiando las
voces de mis horas pasadas... (85).

154
la palabra iluminado

Hay, pues, una propensión de tipo reflexivo. “Rato de murmuración” constituye un


recordatorio de la mala levadura (alusión directa al tema de “Los motivos del lobo”
de Rubén Darío) que existe en el hombre. El soneto “Así has de ser” posee un corte
didáctico en deuda con Amado Ñervo: Y cuando en tomo tuyo la envidia se desdoble./
sé concentrado yfirme cual sifueras un roble/ que brinda en la llanura su sombra al
peregrino:// talla entre los menguados tu cauce como un rio,/sé obediente a las voces
de tu libre albedrío,/y asi serás el árbitro de tu propio Destino. (95).

En índice General de Poesía Hondurena, localizamos “Mi poema al Rio Ulúa” (ciento
once versos), el apostrofe inicial sigue la conocida tónica de muchos poemas exaltativo-
descriptivos: Para cantarte ¡oh rio robusto y altanero!/yo (sic) le pondré a mi lira la
gama de un cordaje/formado con la fina voluntad del acero/de que, antaño, tallaban
las hachas de abordaje, (en Luna Mejía, 1961: 107-110). Los poemas comentados
revelan que el autor careció de un estro poético de gran altura, pero, algunas
composiciones (vr. gr., “Tules de plata”) ostentan bastante mérito.

Mercedes Laínes de Blanco

Mercedes Laínes de Blanco (Pespire, 1890-1976) fue dueña de un estilo sobrio y


mesurado, con especial sensibilidad para trasladar sentimientos ligados al ayer, a la
vida hogareña, a la naturaleza y a la muerte, según lo demuestra Altar (1958), su
único libro. El hogar, el sitio que cobra sentido por los seres que lo habitan, es un
símbolo que, con tono similar, habíamos visto en Ángela Ochoa Velásquez, Alfonso
Guillén Zelaya y Fausta Ferrera. En “La casa sola”, con un lenguaje despojado de
ornamentos, Laínes externa: Encontré la casa sola y clausurada./ (...) A úsenles estaban
las gentes, los niños./ Estaba la casa ardiente y desierta.../ (...) Corrí las cortinas,
abrí las ventanas,/ desaté las cuerdas de las venecianas/y en aquel segundo...'1 se
pobló mi mundo de cosas lejanas.// Añoré los viajes de épocas pasadas-/ los dulces
retornos de las temporadas/ a la casa tibia -al mar luminoso.// (. 1 / hundida en
cansancio, presa de letargo/soñé un sueño largo, muy largo, muy largo ...7 Imane: ía.../
Los pájaros gárrulos y los frailecillos/ locos despertaban en su gritería,../1 allá,
lejos... lejos a través del mar/ estaba la casa que una vez fue mia/frente del palmar:
¡La casa vacía! (Laínes de Blanco, 1958: 24-25). Similar actitud se percibe en “La
casa vacía” que, además, connota la desolación ocasionada por la muerte: ¿a casa
vacia frente al mar se queja/de su abandono adolorida./ (...) ¡Ah la puerta abierta

155

'~ y g f g |IL.
Wfltn Umofla

de la casa mía./ goza v alegría junto al mar hermoso! (...) ¡Ah. de las ventanas
abiertas al mar!/ Las noches plateadas, la brisa/-delicia—, rielar de la luna/ y los
arabescos en la arena bruna/ la paz del palmar! (...) ¿Ah, la casa mía! La casa
prestada/ que en una jornada se quedó vacia! (sic) (22-23).

La muerte es tema recurrente. De los setenta poemas que contiene el libro, en trece,
lo encontramos. “Tres gardenias”, “Buddy”, “La niña dormida”, “Rapsodia en
Lancetilla”, “Manos rígidas'’, “Dos de noviembre”, son títulos que lo comprueban.
Como una nota que subraya la contención expresiva de la autora, se advierte que,
cuando el dolor la toca muy de cerca, como una forma de resguardar la propia
intimidad, el texto es elusivo y el dolor personal sólo se advierte al trasluz de los
versos.40 En “El último cliente”, alguien busca al esposo: Llamó a la puerta con ritmo
acompasado./ (...) De anochecer era la hora./ (...) Comprendí que era un cliente/
hombre humilde del puerto,/ en solicitud del consejo que un día/lefuera dispensado
bondadosamente.../ Le dejé hablar entonces paciente y enclavada/ en el desolado
vestíbulo -ayer, entrada franca/y en los pasados años del más feliz hogar./ Escuché
ahí callada hasta que al fin de tanto/ con la voz apagada y reprimido el llanto,/ del
fondo de mi pena le pude murmurar:/ Amigo, siento... lamento... decir que lo he
perdido/ Pero es cierto... Se ha ido... Ha muerto.../ Ya no le podrá ayudar! (sic)
(32). En “Como la humilde yedra” -también de tipo narrativo- recrea una breve
plática con el sepulturero a quien recomienda cómo sembrar la planta. El resultado:
La humilde yedra medra/ sobre maciza verja:/ la enredaron mis manos/para que
libre crezca.// Es abril... Vendrá Mayoflorido./Junto al erial de piedra/ donde creció
la yedra/no medrará el Olvido! (sic) (33). Formas de gran contención interior en el
tratamiento de la muerte. Poemas que, aunque partan de una anécdota, dejan traslucir
el estado de ánimo; el sentimiento, pues, gobierna al texto.

La autora trabaja aspectos relacionados con el entomo, especialmente la naturaleza.


Los títulos advierten del contenido: “Mi vecino el árbol”, “El árbol herido”; “Arbol de
la espera” y “Noche enjoyada de luna”. En “Luna esplendorosa de Semana Santa”,
dice: Luna esplendorosa de Semana Santa/que sobre la montaña te levantas/e iluminas
el pueblo de mineros/ antiguo, escalonado, tibio y blanco. (31). En “A obscuras”, el

*• Justamente, en “No quiero", la autora deja entrever esta propensión de su espíritu:


No quiero hablar de mi. Es tan corriente/ la primera persona que... ya obliga./ Hay
que ponerse al habla con la 'segunda'/y la tercera’y... en una palabra/ conjugar los
tiempos de la Vida. (47).

156
Lo palabra iluminado

motivo del buey -que, dentro de una amplia simbologia fue frecuentemente abordado
por los poetas posmodemistas- se expresa asi: Caminando a obscuras contra una
ladera/ mientras que la luna asoma su faz-/ van los pobres bueyes por la carretera:/
en la noche entera no gozan de paz.// Solo (sic) al mediodía miran la pradera,/ con
ojos opacos como un antifaz/ cuando con desgano gasta una moneda/ para darles
pasto el cruel capataz. (87).

“Campo de golf’ trabaja un tema un tanto insólito en la poesía hondurena. El lenguaje


directo, cercano a la lengua conversacional, confirma en qué medida, la autora se
apartó del decir dulzón y sentimental de algunos de sus contemporáneos: Campo de
golfa medio día asoleado y caluroso-/ llano limpio y hermoso. Sábana limitada.'1 del
confin a la lineaférrea traficada./Suenan las locomotoras en todo el lugar/y resuena
el motocarro rumbo al mar.../(...) Campo de golfatardecido. Ondean los bananales/
y abanican las viviendas y cercadosfrondosos/ de bugambilia (sic) multicolor. Portales
recargados/ de pomas, setos de rosales esparcen sus aromas./ Chorros de agua de
riego -plateada, en el miraje/y nieblas vespertinas envuelven el paisaje.// (...) Es la
hora en que el jugador va más despacio:/ y cada pase y cada giro de su experto
brazo,/ es un zumbido de la sólida bola timbradora/ que va haciendo cabriolas al
ocaso. (83).

Otro conjunto de poemas, de menor alcance estético, consta de veintidós textos que
expresan sentimientos relacionados con la maternidad, el amor filial, la ternura que
despiertan los nietos: “En la pascua”, “Madrecitas”, “Estampa del niño que nace”,
“Vestidos de muñecas”, “El álbum de la abuelita”, “Pasitos primeros”, etc. Tres poemas
expresan fe religiosa: “Rosas a la Virgen de Guadalupe”, “Gracias Dios mió” y “Halo
inefable”. Hay, también, tres poemas de ocasión.

Fausta Ferrera

Fausta Ferrera (1891-1970) escribió Alas (1938), libro en el cual encontramos trabajos
que responden a la estética posmodemista. Por la sobriedad y sentido preciso del
vocablo, destaca “Puertas abiertas”, poema sobre la autenticidad y honestidad al
encarar la vida: En las casas limpias/de puertas abiertas,/no caben las cosas obscuras,/
ni caben las cosas secretas,/ ni hay rincones lóbregos,/ ni caben tristezas/y hasta el
ángulo más apartado/las miradas penetran contentas.// ¡Qué todas las almas tuvieran/
las puertas abiertas!/ ¡Qué buena sería la vida!/ las (sic) gentes, ¡qué buenas!. Con

157
Heltn limeño

Za.v almas ciaras,' bellas y serenas/sin rincones lóbregos,/que es donde se alojan/las


malas conciencias. (Forrera, 1938: 37). Un estilo con la transparencia léxica que el
mismo poema, en el campo ético, preconiza.

Igual tratamiento advenimos en “Manos hacendosas”, penetrante y solidaria valoración


del trabajo femenino, visualizado en términos realistas, sin idealizaciones ni eufemismos:
Manos hacendosas, tímidas manos femeninas/ que remiendan y cosen con primor;/
manos que en la vida representan divinas/ la abnegación y el amor;/ manos que con
arte preparan la comida,/que arreglan bien la casa, cual si fuese un altar;/ manos
que nos hacen tan amable la vida;/ manos que a los enfermos saben acariciar;/
manos quemadas por el sol y el fuego/ que saben aplanchar y lavar/ y que saben
juntarse en suplicante ruego,/a todas, una por una, las quisiera besar.// (...) ¡Cuántas
de estas manos que tanto nos sirvieron,/quefueron, pobrecitas, más útiles que bellas,/
con tristeza murieron/porque nunca unos labios se posaron en ellas! (19). El uso del
diminutivo implica una gran piedad, un conmoverse por las manos que nunca
conocieron la ternura. Carentes de oropeles, versos de carácter sustantivo.

Hondura similar posee “Misterio”, breve texto en el cual la poetisa, con suave y contenida
nostalgia, interpreta las posibilidades significativas del espacio físico: El silencio llenaba
la casa,/ la casa tan grande, tan sola y tan triste,/ y yo estaba en la noche callada/
pensando en los seres que fueron tan buenos/ y que hoy ya no existen./ ¡Qué vacío
profundo en mi alma/ dejaron al irse,/y yo estaba en la noche callada/ igual que la casa
de sola y de triste!// ¿Qué será de las almas. Dios mío,/ al dejar el barro en que las
pusiste?/ Talvez pasan pensando en los vivos,/ o talvez nos olvidan al irse./ Talvez nos
están esperando con ansia/ los muertos queridos,/ talvez nos ayudan, nos ven y nos
hablan/y no les oímos. ( 31). Ella y el silencio de la noche. La analogía con la casa gráfica
la soledad. La idea de los muertos en situación equiparable a la de los vivos, en añoranza
de quienes quedaron de este lado del lindero, es un acierto conceptual.

El amor y su problemática -con sentido de confesión íntima- no fueron abordados


por Ferrera. Generalmente, se trabajan dentro del marco de pequeñas historias. En
“Salmos eternos” asistimos a la boda de dos campesinos. “Matinal” ofrece una visión
idílica y optimista de confraternidad generalizada.50 “El arcón de la abuelita”, con
acertada visión infantil, recrea la personalidad de la abuela, plena de amor cumplido.

50 Por el abuso de diminutivos, el poema posee una cierta tónica de infantilismo.

isa
Lo palabra iluminada

Quizá, un cierto pudor le impidió a la autora abrir los diques de su mundo interior.
Pero la sugerencia sobre el sufrimiento se filtra en algunas de sus páginas. “El llanto
de la noche” -trascrito integramente- trasluce la existencia de un dolor que lacera
profundo: La noche viene muy triste,/ es por eso que hoy se viste/ con su traje mas
negro y más severo,/no se prende la luna en el corpino/y no pone en el manto ni un
lucero.// Llega al jardín y llora/ su dolor y su hastio,/y sus lágrimas quedan en las
flores/ como fresco rocío. (4). El mismo efecto provoca “Ausencia”, no obstante el
distanciamiento implícito en el uso de la oración impersonal: Hay una estela de recuerdos
tras la crueldad de la partida: (...)// Ausencia: horrible muro de piedra/ limite triste
del amor,/pronto la hiedra del olvido tiende en el muro su verdor.// El aleteo de la
mano/ que nos despide con dolor,/ es como un negro signo de muerte/para el amor.
(82). Versos eficaces porque conllevan una lectura sesgada del elemento motivador.

Hay, en Ferrera, un arraigado sentido de la naturaleza. Celebración de su belleza y


esplendor en poemas como “El pino”, “Mi ventana”, “El lago de Yojoa” y, dedicado
también a este mismo lago, “Deslumbramiento”. Otros poemas ostentan una intención
didáctica. Consejos a las muchachas exhortándolas a la búsqueda de los adornos
espirituales (“El mejor atavío”). Incitación a que se despierte, entre los jóvenes, el
amor a la agricultura (“Nuevos senderos”). Prevención a las obreritas para que se
cuiden de los lobos sociales (“Caperucita”). Advertencia de los peligros en el abuso
del alcohol (el texto costumbrista “Pobrecito el Ñato”). Incitación a la lucha por la
conquista de grandes objetivos (“El ideal”, “Anhelo”, “Alas”). De logrado carácter
alegórico es este último poema, en el cual alienta un sentido afirmativo de realización
personal: Alas extendidas en un afán de vuelo,/ porfiadas alas mías trémulas de
inquietud;/ cuando presas se asfixian bajo el dombo del cielo,/ en atrevido vuelo
remontan el azul.// (...) No hay limite posible para estas alas mías,/ ni lejanía a
donde no puedan arribar:/ son alas de infinito las de mi fantasía,/ impulsadas en
vértigo de intrépida ansiedad. (1). La obra ofrece poemas patrióticos, como “V estida”
y “Honduras”, y laudatorios: “Los periodistas!” (sic), “Mi canto al Adei? -ado Don
Pedro de Alvarado”. En estos rubros, la calidad no alcanza el nivel de ios textos
comentados. El libro incluye alrededor de doce textos para un público infantil.

Rafael Helíodoro Valle

Rafael Helíodoro Valle (1891-1959) escribió El rosal del ermitaño (1911); Como la
luz del día (1913); El perfume de la tierra nata! (191/); Ánfora sedienta (1922); El

159
Helen Umorto

espejo historial (1937); Unisono amor (1940); Contigo (1943); La sandalia de


Juego (1952) y Poemas (1954). Su viuda, Emilia Romero de Valle, en 1964, publicó
la antología La rosa intemporal, la cual incluye varios poemas que todavía no se
habian compilado.51

Textos escritos entre 1908 y 1911


Constituyen la primicia poética de un autor atraído por la órbita del modernismo. De
ahi la joyería lingüística, plena de imágenes que aluden a lo que brilla o a lo que exuda
esplendor. Quizá, el mejor poema -de 1908- sea el soneto “Amanecer de mar”:
Llueve la aurora miel sobre el aliño/ de las cimas en flor, -dulces de bruma —,/y con
seda de luz limpia el armiño/de los cándidos linos de la espuma.// Vuelca el amanecer
en la lejana/ blancura su florón de resplandores,/y de ópalos y Uses. ¡La mañana/es
un rosal azul que rompe en flores!// Prende a tas aguas mágica guirnalda/De oro y
nieve solar la dulce bruma./ ¡Sobre la primavera de esmeralda/ canta la primavera
de la espuma!// Rubia de amanecer es la gloriosa/ deshojación del mar, que en sus
temblores/hace que todo, -al sol-, se anegue en rosa:/ ¡armiño, azul, espuma, aguas
yflores! (Romero de Valle, 1964: 17).52

Igualmente, “Tropical” y “Surtidor de luna” son textos descriptivos, con profusa adjetivación
y abundancia de símiles y metáforas que canalizan una percepción alegre y optimista de la
naturaleza: Tiende su palio rosa Primavera/ sobre el campo de abril, verde yjoyante;/ el
cielo es como un trozo de diamante/y es un búcaro de oro la pradera. (18). Surtidor de
leche, surtidor de nieve,/ surtidor de plata, milagroso y leve/ como el cáliz fino de una
inmensa flor;/ cúpula de espuma, misteriosa y suave, claro como lirio, gorjeador como
ave, floreciente copo, vaso de frescor! (sic) (19). El soneto “Música fúnebre” evoca a
Chopin cuyo nocturno, tristemente divino, se escucha en el suave silencio de la noche
oportuna. En “Sangrienta el alma en el laurel fragante”, las preguntas clave -De dónde vine

** Asimismo, en Vision del Perú (1943), libro en el cual recoge una serie de crónicas
dedicadas a la nación sudamericana, incluye dos textos versificados: “La limeña y el
pirata” y “La ciudad de los claros miradores”, ambos, fechados en 1924. Este último
ya se había incluido en Unísono amor.
“ En La rosa intemporal, los poemas de Cómo la luz del día aparecen con
modificaciones sustanciales. Inclusive, algunos parecen ser composiciones
distintas. Dada la calidad formal de los textos iniciales de Valle que fueron recopilados
por su esposa, probablemente, fueron reelaborados por el poeta. Esto, por cierto,
no es ningún demérito. Sólo muestra su sentido perfeccionista.

I60
La palabra i laminada

yo? (sic), Y a dónde voy? (sic)- se vinculan con la belleza y la poesía. Profusión de
hipérboles y frases laudatorias encontramos en “Oda a Juárez” en la cual, al evocar al
procer mexicano (Gran abuelo de bronce y oro), con sentido latinoamencamsta. entre
otras figuras históricas, alude, en dos ocasiones, a Francisco Morazán.

El rosal del ermitaño


En la edición de 1920, Rafael Heliodoro Valle incluyó tres poemas. En “San Cristóbal
de Mendoza” alaba al religioso que da título al texto. En “La abuela Petronila”, el
retrato de la bondadosa figura familiar se logra mediante octosílabos chispeantes y
ligeros, especialmente los tres primeros que riman entre si: ¡Oh manos para el rosario!.
¡Trenzaspara un relicario!/ ¡Mitra para el incensario!//Píntenla en místicos rezos/
guiando mis primeros pasos/ o llevándome en sus brazos! (sic) (Valle, 1920: 58).
“Navidad de mi país” recuerda aspectos de sabor popular: Esto pasó hace años. Fue
una de las veces/ más puras, en mi amada casona familiar,/ cuando me parecían las
palomas monteses/en lo blanco a la santa blancura de un altar.// (..,) Y algo santificaba
la humilde cocina/ y hablaba en las alturas la estrella matinal;/ mientras rodaba
sobre la paz de la neblina/ su corazón la ingenua campana parroquial. (61-62). La
evocación de la infancia, la vuelta a la sencillez de antaño y la mirada que se deleita en
las cosas pequeñas, vinculan estas composiciones a la estética posmodemista.

Como la luz del día


El núcleo conceptual de Como la luz del día lo conforma un conjunto de poemas en
los que la voz poética la asumen las mariposas, portavoces de un sentir que apunta
hacia una equivalencia entre ellas y la poesía. En “Las mariposas blancas” lo
comprobamos: ¿Por qué ha de preocupamos lo que diga el Futuro/ si en boca del
Poeta somos el verso puro?/ Ir remando con vértigo hacia la luz del día,/ hacia la
Vida clara que perfuma y existe,/ hacia el claror del aire, que nos da I alegría
hacia el Amor, y lejos de todo lo que es triste! (sic)/ El sol es bueno porque nuestras
alas expande:/el sol es santa cosa, sólo Dios es más grande! (sic) (Valle, 1991.41).
En “Las mariposas azules”, los insectos proclaman: ¡Oh goce voluptuoso el de vivir
volando,/y encontrar a la Muerte, sacando miel de las/ clavellinas del monte, para
dormir en paz! (46). En “Las mariposas irisadas” se advierte el sentido imaginativo,
de goce puro con el cual trabaja el poeta: Somos cual papelillos de colores, dispersos/
desde una altura somos las bandadas de versos de la alondra que irisa, con ademán

141
Ntltn Umofio

sonoro./sus claros juegos de aguas en el espacio de oro. ./ Y si el sol se prolonga, la


romería es larga./ Mejor: en nuestros hombros el Iris es la carga! (sic) (49). En “Las
mariposas tornasoles” sale a relucir el sentido religioso del autor: ¿Esa brisa que
pasa, es alguien que nos nombra?/ en (sic) nuestros finos dedos se ha enredado la
sombra;/se ha enredado la sombra que sin rumor deshila/sus madejas, que sirven a
Dios de leve alfombra,/como si fuese el alma -de un místico- tranquila... (54). “El
poeta’’ puede interpretarse como corolario de toda la serie: Quisiera ser bandada de
mariposas blancas,/para ir a Dios, volando sobre sedeñas ancas/a esa circunferencia
de centro de diamantes/ de quien todas las cosas están equidistantes... (57). El
planteamiento central culmina con la manifestación de una acendrada fe religiosa.

Con tonalidades que recuerdan el poema “Río Grande” de Juan Ramón Molina,
“Guacerique” constituye un canto al río del mismo nombre. “Por el alma de Molina”
representa un homenaje a Juan Ramón Molina. “Vida”, último poema, firmado en
1911, en sus cuatro únicos versos, traduce la filosofía de equilibrio entre el yo y el
mundo con la cual se encara la existencia: Poeta: en tanto duerme como una reina
armenia,/ bajo un vasto silencio de estrellas, la Alborada,/ tu corazón se entreabre
como una gran gardenia/ que suelta sus perfumes a la noche estrellada! (sic) (61).

El perfume de la tierra natal


Los veintiún poemas de El perfume de la tierra natal, como el título sugiere, evocan
aspectos de la patria lejana, sobre todo, a través de recuerdos vinculados a la infancia.53
En ese caso están “Mi casa natal” (ochenta y ocho versos); “Pastoral de diciembre”
(en ochentiséis versos, un recuerdo de los populares nacimientos decembrinos) y
“Las limonarias”. En éste, al recordar los azahares que caen de la planta, surge la
imagen de refinada elaboración: Y cuando los aguaceros/ empapaban los senderos,/
las tapias y los barrancos,/ creía mi mente inquieta/ que arriba estaba un poeta/
deshojando versos blancos... Además, Valle no se contenta con describir o aludir al
recuerdo. Traslada la sensación al interior de sí mismo: Pues ya que de ellas me
acuerdo,/ tras las tapias del recuerdo/ brotan sobre mis solares/y adentro -en un claro
en calma-/ las limonarias del alma/ se me cunden de azahares.... (Valle, 1917: 7;
siempre, la puntuación es del autor).

43 Recuérdese que Valle se radicó en México desde 1908.

162
Lo palabra iluminada

Aunque hay nostalgia, ésta no es opresiva. Se recuerda, con amor, un mundo rural
pleno de pureza y encanto. De perpetua comunión entre el yo y la naturaleza. En
“Fresco de la noche clara” (ochentiséis versos), leemos: Fresco de los corredores/
bajo los cielos hermosos,/ (...) cuando la naturaleza/ en cada uno de nosotros/ se
completa, pues nos pide/que amemos al meteoro./ al agua y a la doncella/y al panal
y al río eglógico..../ Yo me prosterno, yo beso/ esta frescura, yo adoro/ este aire
embalsamado/ que a golpes entra en mis poros,/ este aire que matiza/y colorea mi
rostro,/y al darme salud me dice/ que soy parte del Gran Todo! (sic) (30) Ya, en “Las
limonarias”, había expresado otra faceta del mismo planteamiento panteísta al considerar
que la muerte no es el final de la vida: También me deshojaré,/pero me anima una fé/
y es que en mis transmigraciones/ este barro que me encierra/ va a regresar a la
tierra/ resucitado en botones.... (7). Con relación al tema de la muerte, hay otro
poema de interés: “El alcaraván del patio”, cuyas diversas estrofas evocan alguna
circunstancia relacionada con el ave pero, en la última, se la vincula con la muerte: Yo
lo reverencio/ en estas hermosas/ noches: su silencio/ es el de las cosas/ que quietas
están..../ Muerte: si agonizo/ de noche, yo quiero/ que me dé tu aviso/ 'el canto
agorero/del alcaraván! (sic) (37).54

Aunque sin renunciar a la visión idealizada, lo popular sedujo al poeta. En “Letrilla


floral” capta la figura de una sembradora de flores a la que termina transfigurando en
un ser ideal: Desmorona tierra santa en sus macetas/y bendice el agua y el aire y la
luz,/y riega sus húmedas matas de violetas/muy de madrugada, la niña Jesús.// (...)
Y, como en aquella Leyenda Dorada/ que escribiera en sueños un beato pintor,/ yo
me la figuro vestida de hada/ en la madrugada, cortando una flor. (37-38).

El poema más importante es “Jazmines del cabo”, uno de los textos de mayor
popularidad en el imaginario colectivo hondureño. Consta de catorce décimas
octosilábicas en las que Valle destaca la capacidad de dichas flores para evocar lo
hermoso. Ellas acompañaron el despertar al primer amor. Inclusive, el autor las
convierte en metáforas de su propia poesía; en símbolos del amor, de la música, de la
mujer... Leemos: ¿Por qué causas misteriosas/ la música de un violin/ o el perfume
de un jazmín/ nos recuerdan tantas cosas?/ Sortijas de aguas preciosas, pañuelos de
raso y tul,/ cartas dentro de un baúl,/ valses del tiempo pasado/ y lo del cuento

54 El verso dice: de noche, no quiero. Sin embargo, en La rosa Intemporal aparece


corregido: de noche, yó quiero. (Valle, 1964: 59). Anotamos, pues, esta versión.
Hilen Umofla

azulado:/ ¡este era un príncipe azul!// (...) Entonces -en giro blando-/son, envueltas
en aromas,/ hacia e viento, las palomas/jazmines que van volando./ (...) Jazmines
de noble cuna/los de mis cánticos, puestos/ a serenarse en los tiestos/que trasplanté
de la ¡una. (40-44). Versos sencillos de acendrada musicalidad.

Pero también, en El perfume de la tierra natal, hay otros bastante débiles. En “La
ofrenda”, dice: Patria mía, le adoro y alabo,/porque mucho te das a querer,/ como
aquellos jazmines del Cabo/ que se entreabren al amanecer. (5). “Mañana solariega”
muestra una fractura conceptual entre los cuartetos y los tercetos, al extremo que, en
La rosa intemporal, aparece sustantivamente modificado. Al recuerdo de una
muchacha se une el de la juventud: Porque bajo tu sombra florecida/ es altar la
mañana de mi vida,/ mi amor es vino y ánfora mi ensueño,// seamos como Dios
cuando se entrega/ todos los días en el pan trigueño/ que se parte en la casa solariega.
(Romero de Valle, 1964: 56).55

Anfora sedienta
La antología La rosa intemporal incluye doce poemas de Ánfora sedienta. La muestra
ratifica el sentido positivo y entusiasta de percibir el mundo que tiene Rafael Heliodoro
Valle. Dos versos definen muy bien su filosofía: ¿Mi corazón? Lo que yo tengo es
rosas! (sic)/¿ Versos? Yo tengo rosas sin espinas. (71 ).56 Nada que perturbe el espíritu.
Se acude, por esa razón, a la elaboración de imágenes con abundantes referencias a
elementos que la tradición cultural conecta con la belleza: la luz, el agua, las flores (el
jazmín, el lirio...), la miel, el oro, el día, los colores (especialmente el azul), las piedras
preciosas, etc. Todo, para crear una atmósfera imbuida de armonía, delicadeza y
ternura en las que las diversas situaciones se idealizan. A tono con ese trasfondo
conceptual, Valle depura el estilo.

A la mujer y al amor les dedica versos de factura precisa: Amé lo tibio de unos
hombros plenos,/ la flor de unos cabellos muy obscuros/y la miel y el rocío de unos

55 En la versión original leemos: Pues es un oasis que convida/ a ver en la cisterna del
Ensueño/el blanco altar de la mañana hundida// seamos como Dios cuando se entrega/
todos los días en el pan trigueño/ que se parte en tu casa solariega. (1917: 13).
56 En el soneto “El ánfora sedienta” se aclara la perspectiva del autor: Creo en la idea
todopoderosa/ que da el laurel a la melena endrina/ y que en la Tierra Santa de la
Espina/eleva su Jerusalén la Rosa. (93). En otras palabras, el dolor que se transfigura
en belleza.

I64
lo palabra iluffiinodo

senos! (sic) (“Lo que yo tengo es rosas”, loe. cit.); Amor que apenas asoma/ en el
aire del Amor,/ se diría una paloma/ que nace sobre un aroma/ y muere sobre un
color.// (...) Sólo veo su silueta/ que entre sueños me importuna,/y que se parece a
una/ azulidad de violeta/ en un topacio de luna. (“La presentida”, 73-74).

“Casona de mi infancia”, dentro del mismo espíritu de Tierras de pan llevar,'" ofrece
un cuadro idílico de la relación madre-hijo, al calor de la vieja casa familiar. A similar
entorno anímico pertenece el mejor poema de la selección, “La escuela de la niña
Lola” que trasuda nostalgia por una infancia hermosamente sentida: Ya me acuerdo:
era un patio con fragancia/ de azaharecidos pétalos: mi infancia/' y el naranjo
floreaban a la vez./ Y el cielo era un azul lo más suave.../ (...) Aquel recuerdo aún me
tornasola./ El alma mía/ azul amanecía/ desesperadamente en su corola...//...)
Amanecía/ azul el alma mía./ Todo en el aire estaba floreciente./Dos cosas claras en
la escuela había:/mi corazón y el agua de la fuente./ El agua sonriente/ era un altar/
lleno de luz solar/ que aún me deslumbra:/ los pájaros llegaban del oriente/ a beber
y a cantar/ como en un nido/ lleno de azul, de risa y de penumbra./ ¡ Y el sol era un
muchacho consentido!/ (...) La niña Lola/ estaba sonrosada y sonreída/ como la
vida/y como la ilusión./ Yo aprendí esta lección/para mi vida:/ ¡la música del agua
va escondida/y tiene un ritmo como el corazón! (85-86).

Nada perturba la visión serena y equilibrada. Inclusive, en “Elegía juvenil”, consagrada


a la memoria de Ramón López Velarde, no se quiebra el afán gozosamente descriptivo
del entorno. En esta forma, la presencia de la muerte se aligera; pierde su faz
descamada. Es la Amada que llegó al encuentro definitivo: Cisnes negros sobre las
olas/ de una laguna de amaranto;/y la brisa que suelta el llanto/y suspira entre las
corolas.../ Pálidos sistros, claras violas/ sufriendo mucho en el quebranto/ y en la
querellayel reproche,/porque el poeta halló a la Amada/y es una alondra desmayadas
sobre los brazos de la Noche... (78).

El espejo historial
En este libro encontramos cincuentiséis relatos en prosa. Al final, Valle incorpora diez
poemas narrativos que tienen un soporte histórico o legendario; desarrollan una breve
anécdota que el autor adereza con cierto lirismo. Pero, en esencia, predomina la
faceta narrativa. A veces asoman elementos de extracción popular, como las leyendas

17 Cf. Umaña, 2000: 317-331.


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de origen anónimo. “El ángel de la Nueva España” celebra la llegada y la acción


benéfica de Pedro de Gante en México: Un hombre que va de prisa/ a Veracruz ha
llegado..' La mirada muy azul/y como pájaro esbelto/su figura que parece/por aérea
la de un pájaro,/de los que andan apenas/sobre el códice descalzos... (Valle, 1991:
323); en “La cueva florecida”. Fray Martín de Valencia y Sor Juana Inés de la Cruz
celebran la belleza del mundo natural. “La cruz peregrina” recuerda las andanzas de
Fray Antonio de Jesús Margil por tierras de América: Loemos al monje que amarró al
demonio/bajo de su Camay lo tuvo/bien encadenado,/lo bañó que era cosa de ver,/
le quitó ¡a sarna de todo pecado/ como a un perro/y le dio de comer;/ al monje que
tuvo/ sandalias defuego/y un maravilloso/corazón de luz (337). “Plata de Guanajuato”
-de vena linca- evoca la magnífica explotación del rico mineral con el cual se ha
forjado un objeto de valor entrañable: Campana/lejana/de la Valenciana,/desgrana/
en el día/ tu vana/ alegría/ que viene/y que va.../ (Tiene/ la campana/ la risa en la
boca/y está/ebria y loca/en el más allá...) (343). “Oro perulero” es un soneto en el
cual exalta la riqueza aurífera del Perú. “Figuras de Landívar en el agua” reconoce la
altura lírica del autor de la Rusticado Mexicana'. Aquí [Rafael] Landívar construyó
un alcázar/ de hervoroso cristal para las náyades/ del bosque virgiliano/ donde un
día/ vió a Pan sonar la melódica flauta/ del agua que, al ceñirse en los vergeles,/
canta como en la nave canta el órgano/ el canto llano con que saludaron/ a Dios,
allá en las playas del Tirreno,/ante el mar espejeante del espíritu,/Ambrosio y Agustín.
(350). “La flecha de Acajutla” recuerda -con evidente admiración hacia el español- la
herida que Pedro de Alvarado sufrió en su acción bélica en El Salvador: Y herido se
mesó el cabello/ e hizo la señal de la cruz,/ ¡Era marfil el muslo bello/y el cabello
como de luz!// La flecha estaba envenenada/y la herida era mortal;/pero al héroe no
le pasó nada/porque el sol era su nahual. (320).

Unísono amor
Este libro contiene treintitrés poemas. Incluye “Jazmines del Cabo” y “Figuras de
Landívar en el agua”, que ya habían sido publicados. En la mayor parte de las
composiciones -con predilección por un léxico tendente a lo que esplende- el autor
proyecta una visión generosa de la existencia. Así, en “Unísono amor”, agradece a su
madre por el regalo de la vida cuya belleza exalta. Por este sentido afirmativo de
captar al mundo, en “Para una canción”, Valle -con evidente intención didáctica-
pondera la importancia del trabajo: Alborozo en la diaria tarea/ nuestras mentes y
manos tendrán,/ si al excelso diamante, la idea,/ lo ilumina magnifico afán. (19).

166
le pal abro tluminodo

Por esa misma razón, en vanos poemas, honra la memoria de poetas y amigos, tai
como vemos en “Párvulo amor”, dedicado a José Trinidad Reyes.

La percepción de la naturaleza y la añoranza de los lugares en donde vivió son


motivaciones esenciales en la poesía de Valle. En “La ciudad de los claros miradores”,
dedicado a Lima, con amoroso trazo, apunta: en ti es amable invitación la vida/y un
cambuto muy azul la muerte. En “Mar del Callao: ¡En este recodo de playa/ arde la
fiesta del vivir! (...) y hasta la luz parece clara/y recién nacida en el mar. (30, 33-
34). Motivos vinculados al mar, así como idea de la desproporción entre los anhelos
y la realidad, se observan en “Ave María en el mar”: Todos somos barcos que hacemos
escalas,/ todos somos alas/ que quieren volar/ y nos encontramos con monstruos
marinos/ en estos caminos/ tan largos y obscuros del mar. (74). Es tan amplio el
panorama del mundo que el pesar del autor es no poder atraparlo. En “Balada del inútil
azul” dice: ¡Qué ansia loca de trino y fragancia.'/ ¡ Tener alas y ver la distancia/ sin
poder volar! (...) Vivir en un pozo y estar sitibundo/y encendida en la carne la llama
del mundo,/ ser fulgor y en el lodo vivir,/ y volver a ser lodo mañana.../¡El poeta
desde una ventana/ oye voces que nunca podrá decir! (59). .

Al tema del amor, el poeta dedica varios trabajos: “Ángelus amoroso”, “Poema de
Laura”, “Los ojos de Laura” y otros. En “Ilímite amor”, expresa: Cantan en los
cristales encendidos/ eufóricas alondras de ambrosia/ y en el aire, como en una
epifanía,/deslie miel azul sobre las vidas. (55). Justamente, el acendrado sentimiento,
redimensiona “Víspera de la muerte”, título de cuatro sonetos en los cuales Valle da
salida al desgarramiento interior provocado por la muerte de su primera esposa. En el
segundo, indica que su dolor es tan intenso que ni el llanto de todos los ángeles le
podrá vendar la herida. En el primero, dice: ¡Desamparadas noches de agonía!/¿ Y a
quién he de quejarme? ¿y (sic) hasta cuándo?/ Mi corazón se sigue desangrando/ en
inútiles quejas, todavía.// ¡Mi desgarrado corazón, que expía/ como sifuere c riminal
nefando!/ Y en el ara desierta, noche y día,/ están mis dulces ángeles llorando.f/
¡Qué suplicio feroz y qué tormento/ tan profundo, tan íntimo, tan hondo,/tan agudo
como un remordimiento!// Y el corazón cada minuto advierte/ que se apresura, muy
allá en el fondo,/ la víspera terrible de la muerte. (93). En el tercero, lo devastador
de la muerte se diluye en una imagen alegórica de gran delicadeza: Mi corazón es la
capilla ardiente/ donde Ella está de cirios rodeada,/dulcísima la luz en la mirada/y
silencio de nardos en lajrente. (94). A propósito de la muerte de la amada, en “Agonía”,

U7
Ntlen UmoAo

se establece un paralelo entre el yo poético y la figura emblemática de Edgar Alian


Poe: En Baltimore/ hay una lámpara que espera/ a la niña que no volvió.// Como esa
lámpara humilde,/¡oh ángel mió,/ oh Laura, oh amor!/ entre (sic) la bruma de la
Muerte./ entre las lágrimas cobardes/ te espera mi corazón. (90). El lujo verbal da
paso a una poesía de tonalidades más íntimas. Un paréntesis de tristeza dentro de una
óptica muy placentera de encarar la vida.

Contigo
En Contigo (1943), Rafael Heliodoro Valle recupera la alegría de vivir. Como su nombre
lo anuncia, estamos frente a un poemario en donde el amor resplandece. De nuevo, la
selección de un léxico impregnado de brillo, lujo y esplendor posee un sentido afirmativo
y de realización plena del sentimiento. Con relación al ser amado, encontramos expresiones
como: A la orilla de un sueño/ sideral a la orilla/ de la música azul; Poesía pura,
música de la luz en el recinto/ del sueño; Música de errantes/ cítaras de luz; libélulas
bailando en un aire de topacios; ¡Qué terribles y qué misteriosas/ estas aguas, que van
derramando/ muchedumbre de piedras preciosas!; En el embrujo -oro y cristal- del día/
mi amor en tu zodíaco se mueve,/puro en el sol y claro en la alegría,/y eternidad azul y
día breve. (Valle, 1953: 11, 13, 20, 27, 34, 51).

Elemento destacado es la utilización de motivos marinos. El mar como gran símbolo


del amor y de la amada: Y oigo el rumor oceánico de su sangre/ entre la mía
(“Planisferio”, 12); Te reconozco. Mar, porque me invade/tu alegría, tu sal, tu sol, tu
grito;/ beso tu espuma en flor, como en un rito,/ y amo tu mitológica saudade.
(“Sueño”, 15); Gaviotas al norte,/ luceros al sur;/sobre el mar el cielo/y en el cielo
tú. (“Ultramarina”, 19); y es que voy hacia ti, sobre las olas,/los solsticios, los peces
y los pájaros (“Prosa naval”, 24); El mar, ¡qué mar! La brisa, ¡qué estupenda!/ La
tarde es nave inmóvil de oro y plata,/y en las espumas ya dejó su ofrenda/dejazmines
la luna timorata. (“Vieja Panamá”, 29). Un conjunto de recursos expresivos
(metáforas, símiles, paralelismos...), al servicio de la pasión.

El motivo del mar está ausente en tres de las mejores composiciones: “Contigo”,
“Jade” y “Transfiguración”. Las dos primeras abordan el tópico amoroso. Los
siguientes fragmentos, comprobarán, además, el copioso empleo del adjetivo y el
desborde de la afectividad: Alegría de verte y de tenerte/ya junto a mí, cerca de mi,
conmigo,/ fina en la miel y trémula en el trigo,/ y acida, amarga, dulce, suave y

168
lo palabra tluminodo

fuerte.// Todos los días son para quererte,/ todas las noches para estar contigo./
decirte siempre lo que ya te digo,/y tu amor me rescata de la muerte. (43); Frente a
los palacios de Mida,/ sobre las piedras incólumes,/ te he mirado perfecta,/eterna./
iluminada/ por el Dios del Cielo Diurno/ en el silencio antiguo/ del vasto mediodía
en que renacen/ las palabras perdidas de los codicesJ cuando en los labios de los
sacerdotes/se estremecen los signos,/y te he visto volver/desde más allá de los días, /
pura en la luz,/ invicta flor entre la tierna/primavera deljade. (53-54). Con riqueza
en el juego metafórico, “Transfiguración”, sin perder el vínculo con el tana central
del amor (su canto acompaña un momento amoroso), alude a la belleza y prestancia
del gallo: Ave de luz, diamante de hermosura,/áureo vecino, tornasol sediento,/oigo
tu clara voz en el momento/ más amoroso de la noche oscura.// Fantasma que el
silencio transfigura,/ relicario de música en el viento,/jardín de rosas sin espinas./
siento la inefable fragancia de la altura.// Vienes desde un país imaginario/ por el
resplandeciente itinerario/de la ilusión azul, y se diría/que entre la luz de las insignes
rosas/ saludan con sus cítaras radiosas/los invisibles ángeles del día. (49-50).

Como en libros anteriores, en algunos poemas, el autor acude al lenguaje


conversacional. En “Prosa naval” -recordando un viaje por el mar Caribe-, reproduce
voces ajenas y alude a cuestiones rutinarias (Y ahora ¿qué nos falta?/ Con decir que
hay noticias diarias por radio, 22). En “Carta aérea” incorpora la expresión popular
{Hace un calor de todos los diablos..., 26). Versos como éstos -ajenos al lujo verbal-
muestran a un autor en busca de formas para remozar su estilo.

La sandalia de fuego
La sandalia de fuego (1952) es un libro despojado de florilegios lingüísticos. El
autor se aproxima a la lengua de comunicación, lo cual implica un acercamiento a lo
cotidiano, a lo que, en apariencia, carece de importancia. Sin embargo, en dos o tres
versos -generalmente al final-, Valle recupera la dimensión trascendínte del objeto
que captó su atención durante un largo periplo realizado por Europa: un vetusto
campanario; la atmósfera transparente de la campiña; el lento cauce de un rio; el
cálido sol de una isla; la estatua o la pintura famosa; la vieja ciudad cargada de historia ..

El poeta atrapa momentos de su estancia en el viejo continente y deja constancia de sus


impresiones y reflexiones las cuales, muchas veces, se relacionan con Honduras. Algunos
poemas simulan o son misivas enviadas a amigos y personalidades destacadas. En “A un

M
Hilen limado

viajero asiduo’', después de mencionar aspectos que la tradición poética había despojado
de halo poético (obras hidráulicas; emporios, aeródromos y muelles...), surge -oportuna-
la utopia ■ Debo expresar las gracias al Gobierno Francés/por habernos traído a conocer
la Francia/que no sólo es París, sino la que en la tierra/y en el agua ha encontrado la
fuente del milagro/ que la rejuvenece y es el mejor augurio/ de un mundo en que los
hombres tendrán dicha segura/libres de las cadenas del odio, enamorados/ de la paz en
que todos tengan su parte alícuota/ de salud, su pedazo de pan, su alegre vino,/y en la
alacena blanca y azul lafina miel. El texto está dirigido a Juan Manuel Gálvez, Presidente
de Honduras, a quien, al finalizar, llama: heraldo delfuturo/mágico de una Honduras con
pony poesía. (Valle, 1952: 8-9). La exhortación fundamental (que se aprenda de otros)
x reitera en “Memorando”, poema cuyo destinatario es el Dr. Marco A. Batres: No
olvíde que es preciso que el Presidente Gálvez/ anualmente decida que sus ministros
viajen/ buscando ideas nuevas para una Honduras grande./ Una Honduras pequeña,
pero que modernice/proyectos y construya carreteras, jardines,/ más escuelas, y casas
para la gente humilde,/la que tiene derecho también a divertirse/a la sombra adorable
de los niños felices. (17). Estamos frente a la faceta social (bastante desconocida) de la
poesía de Rafael Heliodoro Valle.

De sabor muy actual -con filones irónicos y humorísticos- es “Millonaria infeliz”,


escrito én Verona, en el cual leemos: Bárbara Hutton, multimillonario infeliz,/necesitas
un Shakespeare, más que un novio./ No crees la existencia de Julieta! (sic)/ Eres
bárbara, fíjate/ en el rostro perfecto del Amor!// Bárbara de los siglos, estás loca;/
algo más, una loca que bien pudo/ser una musa eterna, coronada de sueños!// ¡Tu
riqueza es tan pobre que nada vale en liras,/ tu dólar nada vale! ¡Oh Bárbara,/de la
que te has perdido! (31).

Valle incluyó poemas de un lirismo más reconcentrado. En “Madrigal” reflexiona


sobre el paso del tiempo. “Un rostro” esconde un anhelo de perfección. Quizá una
alusión a la poesía. En forma completa, dice: ¿Dónde te he visto? ¿en (sic) qué/
sueño, a qué hora?/Eres la flor de la belleza humana,/ la perfección sin nombre, sin
fecha, sin angustia;/ eres el acto puro, eres la luz del cielo/ detenida tan sólo/ un
momento, tan sólo, sobre la amarga tierra;/ eres lo eterno de la sonrisa, eres/ un día,
sólo un día,/para siempre. (\2).La sandalia defuego posee un estilo recio y esencial.
Distinto al observado en ios primeros libros.

170
Lo palabra iluminado

Poemas
De Poemas, la antología La rosa intemporal incluye catorce textos. Hay cantos de
amor (“Nocturno 100”, “Para siempre" y “Pasa un ángel”); de tipo religioso
(“Parábola”, “A San Francisco” y “La palabra humilde”, consagrado también a este
santo), patriótico (“Noche de Honduras”), encomiástico (“A Rubinstein”, “A Lorenzo
el Magnífico”) y de homenaje a determinados lugares (“Nunca es tarde”, dedicado a
París y “Campana de Cholula”). Por la capacidad de síntesis y por la delicadeza de las
imágenes con las cuales se evoca un suceso infausto, el texto de mayor interés es
“Muerte en Río”, soneto que recuerda la muerte de Jorge Federico Travieso: Alzó su
frágil copa de ambrosía,/tembloroso, tan sólo unos instantes./y su rosal de sangre le
decía/ que las rosas no son equidistantes.// (...) Y se fugó, porque iba de pasada./
¡Un trino en la tormenta despiadada,/bajo las áureas lámparas del día! (Romero de
Valle, 1964:179).

Otros poemas de La rosa intemporal


Entre 1916 y 1951, Valle escribió varios trabajos que aparecen en La rosa intemporal.
Hay poemas descriptivos (“Alba de Amatitlán”, “Lago de Yojoa”); laudatorios (“San
Rubén Darío”, “Evocación de Reyes”) y amorosos (“Canción” y “Flor del Perú”).
“La casa de las amatistas” es un depurado y amoroso soneto a la capital hondureña:
Madre Tegucigalpa: a ti regreso/diariamente en nostalgia que me quema/mi corazón
engarzo en tu diadema,/ beso tus ojos y tus sienes beso.// ¡Qué azul el de tus ojos!
¡qué (sic) embeleso/ ver el airoso arcángel de tu emblemi!/ Tu campana de amor es
una gema/y en su ámbito de nácar estoy preso...// ¡Tu catedral es una equilibrista/
paloma que sefuga hacia el morado/ cingulo de tus cerros de amatista!// Ciudad de
amor azul y de alma mía:/ Soy el novio más Jiel que te ha besado/ y le besa en el pa>’.
de cada día. (147).

Escritos entre 1954 y 1957, sobresalen algunos sonetos de tipo ar .oroso. En


“Bendición”, con sencillez, el modesto pan se toma en símbolo de gran amplitud:
Bendigo el pan que suavemente labras,/pan de excelencia, y en el pan bendigo- la
levadura fiel de tus palabras/ que siempre escucho por estar contigo.// Pan con
alma, pan en flor de trigo/ de primordial amor, dado sin tasa,/ pan de canción, de
intimidad, de abrigo,/ rescoldo lento en silenciosa brasa.// Tu casa de oro del Perú,
tu casa,/ mi casa con la miel de epifanía;/pan que se queda, mientras todo pasa,/y

171
H»l«n Umafio

pan de bendición en cada día. (187). Amor y muerte se amalgaman en “A Emilia”. El


presentimiento de la propia muerte satura su alma. Pero no se deja vencer por el
abatimiento y ve al amor como una fuerza capaz de trascender la desintegración
física: Posa tu mano azul sobre mi frente,/ que ha de llegar, ha de llegar el día/ en
que el sueño me apague de repente/y mi lámpara ardiente quedefría.// La vida es un
insomnio. Suavemente/arde su luz en la ceniza mía./Soy una pobre lámpara. Detente,/
posa tu mano en mi, que aún es de día.// Vendrá la larga noche, mas, quién sabe/ si
con sólo posar tu mano suave/ sobre mi frente harás que el sueño mío,// al calor
milagroso de tus besos,/se estremezcan (sic) al sentir que estén mis huesos/traspasados
de amor y de rocío... (208). La orfebrería verbal cede ante un sentimiento hondo y
esencial.

Destacan dos poemas extensos: “El poema de Honduras” y “Tierra de bálsamo y de


sol”. Este último es un ame roso reconocimiento y homenaje a la tierra cuzcatleca: El
Salvador está predestinado/ para amar y cantar, porque es la tierra/ del afán, del
ensueño y la alegría/ callada, lenta, suave; cornucopia/ de la abundancia, tierra de
los ríos/ lujosamente hidráulicos, edén cálido, con sus cálidas lejanías/ sus mujeres
morenas, laboriosas, como abejas en flor (211). “El poema de Honduras”, en
trescientos cuarentidós versos libres, revela a un poeta dotado de alta sensibilidad
social, atento a la realidad. Por la fecha de su elaboración (1954), bien puede tomarse
como una especie de testamento poético del prestigiado intelectual. Principia con una
confesión amorosa y tierna sobra la manera de recordar a la patria cuyas bondades
evoca: Desde la transparencia constante del recuerdo/veo tu rostro dulce y triste, tus
montañas/ con nieblas en la gloria solar del mediodía,/ tus pinos con balsámicos
rumores yfragancias,/en elfondo los pueblos con luces en la noche...// Te quiero por
pequeña, por suave y sensitiva,/ ásperamente dulce como la piño de oro/ que en tus
vergeles surge con su miel concentrada/ como sifuera síntesis del verano moreno/ en
que la abeja hilvana sus sueños con paciencia/ flotando entre las frutas que los
golosos pájaros/ -los más esplendorosos del mundo- picotean/ en las cuatro estaciones.
¡Oh melódica Honduras,/ tierra dulce y pequeña, tierra del rostro indio/y del alma
española (...).

A las razones del amor, sigue la visión de un futuro de esperanza y exhorta a descartar
sentimientos negativos: Ya los nuevos/ oteadores del viento y del cielo presagian/
para ti grandes días henchidos de la dicha posible/ (...) ¡Jamás! Esta palabra impura
no debes repetirla;/ no vuelvas al pasado, no mires tu ignorancia, que elfuturo está

172
Lo polob'O iluminodo

en flor/ aun (sic) puedes cultivarlo; no la gastes, ahórrala, no para el odio estéril;
no vuelvas al pasado/que te puso en el mapa con horrendos colores./y que manchó
tu azul y tu blanco y tus pinos,/ que son la primavera. La imagen del futuro te
aguarda/ como novio, a tu puerta, sonando Sa guitarra/ con el cuello adornado de
jazmines insignes.

La personificación de la patria está llena de alusiones populares: ¡Oh Patria, oh Madre!


adorna (sic) tu vestido/ de zaraza y tu humilde sonrisa más graciosa,/ como las
madres que en sus pueblos bordan/ el complicado encaje para el traje/ que ha de
llevar el niño en el bautizo (...) Y esos pueblos callados, ingrimos y remotos,/ allá en
el hondofondo, coronados de humo,/y llenos de muchachas que, sin novio, suspiran,/
y tienen ojos tristes como las Dolorosos/ que en los templos oscuros, con el manto
raido en la Semana Santa,/ salen a hacer visitas a San Juan y le muestran/puñales
sobre el pecho y los ojos en blanco. (...) pueblos primaverales en la lluvia/'perenne,
pueblos de pastorela, cada uno con huertos con olor de guayabas/ y fragancias en
flor:/pueblos en donde labra su panal el Amor (...). No faltan las escenas cotidianas
que incluyen supuestos diálogos: ¡Ay! Es un niño muerto,/ un ángel, angelito/ que se
fugó del mundo, pues no llegó el doctor/ a tiempo; las comadres comentan a su
modo/ y la abuela/ corta yerbas fragantes que derrama en el piso/ santiguándose
para conjurar maleficios; al ángel lo sepultan/en una loma, mientras suenan guitarras
y estallan los cohetes (...).

El poema concluye con una invocación y una ratificación del ancestro indígena: Oh
abuelos mayas! (sic) fuisteis (sic) los primeros/ hombres de cielo y de maíz,/ sois
nuestra raíz./ Visteis nacer innúmeros luceros/ desde las torres. Soy de vuestro barro/
y vuestro cielo. Sobre las espaldas/ condujisteis las piedras con decoro,/y vuestras
milpas fueron esmeraldas/ entreveradas de capullos de oro.// (...) Dadnos valor y
amor, dadnos templanza,/ dadnos tan sólo el pensamiento puro/ para ene mirar de
nuevo la esperanza/ y poseer la clave del futuro./ ¡Oh padres, la esperanza no está
inerte,/ni toda la esperanza está perdida;/ no ha de volver la imagen de la Muerte/
a empeñar los espejos de la vida! (188-198). Hay una gran distancia entre los versos
en filigrana y de sabor ligero -algunos evidentemente superficiales-, de los primeros
libros y el poeta de voz grave y admonitoria, poseído de dolor de patria. Digno remate
de una vida consagrada a las letras.

173
Htl»n UmoAo

Amonio Ochoa Alcántara

Antonio Ochoa Alcántara (1X93-1968) escribió Anforas de amor y dolor, de


meditación p de muerte (1936), obra dividida en tres partes con sesentidós
composiciones de inspiración predominantemente posmodemista. “El libro de Emma”
-la primera parte- es una confesión de amor y dolor y comprende tres momentos:
una etapa de gozo por el amor cumplido; la mujer se visualiza dentro de una óptica
idealizada Momento de gozo al que corresponden poemas como “Medallón”, “El día
que me amaste”, “La vida eres tú”, “La canción ingenua”, “Almas gemelas” y “La
presentida”. “A orillas del lago Coatepeque” da cuenta del momento de ilusión, de
amor que se comparte: ¡Cuántos sueños hilando estamos junto al lago!/Si asifuera
la vida, un sueño eterno y dulce,/ un camino fragante sin sombras ni declives,/para
sorber su esencia en perenne alegría./ Vivir sin pensamientos, discurrir siniorturas;/
Tener el alma simple, sin recodos ni abismos,/y sentirnos pequeños -átomos
armoniosos-/ en la inmensa armonía del celeste salterio.// Así quiero la vida: un
perenne sociego, (sic)/ un solo pensamiento jloreciendo en el alma,/y vivir como
ahora, cual dos niños ingenuos (sic)/ a la vera del mundo, viendo pasar los días,/
mecidos en la eterna sonrisa del Misterio.//(... Más ciato que esta noche, más solemne,/
ya no veremos otra, en la ruin destemplanza/ de los días, perdidos otra vez en la
ciudad loca.) (Ochoa Alcántara, 1936: 43-44).

Al segundo momento lo estigmatiza la muerte de la amada. Los versos traducen su


impacto devastador en poemas como “Muerta”, “Los siete puñales del recuerdo”,
“Bajo la tierra”, “Me has traicionado, Vida” y “Sonata de noviembre”. “Bajo la tierra”
es sumamente explícito: Allí, bajo la tierra, duerme ya. Dejadla,/ está como en la
Vida, bordando sus quimeras/y deshojando rosas de ilusión... No turbéis/su sueño.
Dormida está, nada mas.... (sic) Dejadla.// (...) Velando su recuerdo, vigilo que la
ortiga/ del olvido no crezca en su sepulcro;/ que nada turbe su sueño azul bajo la
tierra;/que no se marchiten las rosas de sus manos;/que la grieta no deje escapar ni
un átomo/ de su perfume, que aún me inunda el espíritu./ (Toda ella era una (sic)
ánfora de exquisito perfume.) (57-58).

El tercer estadio representa la conquista de un estado de aceptación y serenidad


frente a lo irreparable. “Lo imposible”, “En la alta noche” y “Serás sólo un recuerdo”
lo atestiguan. “Yo no nací para llorar”, titulo de connotaciones muy definidas, expresa:
Yo no nací para llorar... Y ahora, doblegado/ junto a la ruina de mi corazón, el

174
lo polobro tlammoda

llanto/ brota incontenible, lento, de mis ojos,/ cual si solo (sic) llorar hubiera sido mi
destino,/ hasta quedar exhaustas las ocultas fuentes de mis lágrimas... ' (...) Yo, que
soy un átomo en la eterna gravitación/ de seres y de cosas, quiero ser el sagrario/ de
todos los dolores, para erguirme ante la Vida,/sobre mi ruina, tan alto como ella, y
como ella/ fuerte. (65-66).

La segunda y la tercera partes del libro (“Poemas” y “Ritmos dispersos”) agrupan textos
heterogéneos: homenajes a Guatemala y a la raza indígena (“Indio de Guatemala’*): a!
ancestro español (“Gesta de la raza”); de exaltación de la poesía y del poeta (“Poeta,
estrella fugitiva”, “Mi verso”, “Los poetas!”)58 y de línea didáctico-moralizante
(“Meditaciones de año nuevo”, “El apego de mi alma”...). En este último renglón, Ochoa
Alcántara recuerda a Amado Ñervo (tal como también ocurre con “El libro de Emma”)
por el acendrado espíritu cristiano: poemas reflexivos que manifiestan una confianza
ilimitada en los designios divinos (“Don de luz”, “Mi torre de oro”, “Mi venganza”,
“Elegía X”, “Plegaria de Noche Buena”, “Nocturno IX”, etc.). En ellos -generalmente
con gran desolación interior, pero con serenidad- expresa la voluntad de vencer al desaliento
y alcanzar una ansiada perfección: Alma, di ¿qué sientes/cuando hiere el silencio de la
noche/ un grito desgarrado que socorro reclama?/ ¿Es alguien que te llama7 ¿Es la
Muerte?/ O es tu alma gemela, que dejaste en la órbita/ de algún astro lejano? (sic)//
(...) Alma: cuando abandonas mi carne atormentada,/ tú sabes estas cosas, porque
escrutas y ahondas/ de la noche el misterio./ Dime: esos tenues murmullos que en los
ramajes/ vibran,/ en la sombra, ¿son voces del Arcano, que a vagar han salido/o es la
voz tan sólo de los árboles? (“En la alta noche”, 143-144); Esta noche tengo mi cabeza
inclinada/ al peso del dolor, y me siento pequeño/yjuera de la Vida Se derrumban en
torno/los castillos dorados de mis ensueños locos;/vientos inexorables deslíen elpolvillo/'
áureo de las inquietas mariposas,/ de mi inquieto optimismo. Mientras, pálido v mustio,/
siento llegar ¡a hora de la única cita/a que nunca faltamos, con la hermosa enlutada/ que
siempre nos espera, de piejunto a la puerta'1 del Misterio; y nos sella ¡afrente/ -nidal de
ideas vanas- abrumada de penas,/ vacia de esperanzas, enflaquecida y triste. // (...) Esta
noche,, tengo la cabeza inclinada/ al peso del dolor. Perdón, Señor, si dudo/y vacilo de
todo. Es que esta noche he visto/palidecer mi estrella y declinar mifé. (“Nocturno LX”,
161-162). El desmoronamiento de las ilusiones. La certeza de la muerte. El espíritu
cristiano atemperando la angustia. Versos de íntimo escarbar en el dolor, aunque sin
renunciar a la elegancia expresiva.

58 En el título del poema el signo de admiración sólo se cierra.

175
Helen Umofio

Mam el Escoto

La obra de Manuel Escoto (Amapala. 1893-San Pedro Sula, 1938) se publicó con el
nombre de En el silencio de las montañas (s. f.).59 No obstante la inclusión de
composiciones de escaso valor, hay trabajos poseedores de un estilo que se aparta de
lo que, en las décadas del veinte y treinta, hacían otros escritores, que todavía
respiraban aires romántico-modernistas.

"Sonata en dolor sostenido” es una extensa composición de reflexión general. En la


sección 1, aborda, como ideas centrales: el ineludible destino que lo liga a la poesía; la
determinación de cantarle a la primavera; la condición humana y su búsqueda del
ideal, la persistencia en la lucha por enfrentar la vida y la presencia de la muerte. En
la sección II alude a la realidad cotidiana y a la dura exigencia para sobrevivir cuando
se anhela algo distinto. De ahí. la sensación de desubicación a la que el yo
*se enfrenta.
En III, ofreciendo un cuadro de aristas lamentables, deplora no tener ya oídos para
una canción de amor; éste resulta otoñal, tardío. A continuación, un fragmento: Luego,
el diario pensar en el mendrugo/ que reclama la arcilla, (horrible yugo/ espiritual
que lacera y desespera)./ Y sentirse desterrado en este mundo/ donde Job, al fin ha
transigido/ con el estercolero y cree mullido/ el lecho, sobre el vivir inmundo/ de los
acaparadores.../(...) Este mundo no es mío;/en este mundo de piedra, el canto/solo
(sic) benemérita (sic) a los metales/ v es fuente de quebranto/y de desdén impío./
Este mundo donde pesan los ideales/en balanza, igual que a la manteca/deduciéndoles
la tarea del ensueño/y entregándolos como corteza seca/ sin el color de un pétalo
abrileño,/ no es mi mundo. (Escoto, s.f.: 60-61). Nuestro subrayado comprueba el
manejo áspero del lenguaje: uno de los versos es insostenible. Pese a ello, hay voluntad
de alejamiento del tono dulzón en la hechura del verso.

El autor elaboró sonetos. “Imprecatoria” constituye una amarga reflexión sobre el


predominio del mal: Señor, mal ejecuta el voluble destino/los sapientes designios que
emanan de tu amor./(...) Una garra afilada acecha cada trino./ Cierto es que hay la

59 De este libro localizamos dos ejemplares de distinto formato. Ninguno tiene fecha,
pero el prologo es el mismo y fue realizado en 1968 por Pompeyo Melara. La
ilustración de la carátula lleva la firma de Mon (Ramón Moneada) y fue realizada en
1930. Las viñetas son de Max Euceda. Suponemos, pues, que la elaboración de los
poemas es anterior a ese último año. En uno de los ejemplares aparecen dos
poemas que no se incluyeron en el otro. En ambos casos, abundan los errores
tipográficos.

176
Lo palabra iluminado

paloma, pero atisba el azor;/ está para la oveja, un lobo en el camino/ y


bienaventuranza para el lobo traidor./ La Esperanza se burla de Pandora remisa: la
caridad pregona con sarcástica risa/ que la Fe se ha vendido al oro de Baal // El
cordero de Dios, se ha tornado en un can/ rabioso, y las virtudes, por el arroyo van
con los siete demonios que embellecen el Mal;( 116). Frente a esta visión, es frecuente
que el autor anhele un mundo tranquilo y hermoso. En “El remanso”, la clara linfa le
sugiere un mundo distinto, especialmente propicio al amor y a la poesía: Claridad,
claridad!... (sic) Quiero mi idea/como el remanso, clara sin esfuerzo/y que tranquila
y fúlgida se vea/ tras la encantada desnudez del verso./ Sintetizar, espuma, gota,
nube,/ transparencia profunda y azulada,/ iris sobre la niebla -ansia que sube-/ y
estallido después de la cascada. (75).

Escoto, como tantos poetas, volvió sus ojos al campo, expresión de un mundo
idealizado, no tocado todavía por el mal. “Glosa del día campesino”, “La tarde desde
el campanario de la aldea” y “Tarde de estío” son buenas muestras: Dulce quietud. El
campo bajo el oro/ del sol. La clara madrugada llena/ de ternura y la quebrada
plena/ riendo y gimiendo en transparente coro.// La casa de estación bajo el sonoro/
ocotal, y dentro, el orden, lafaena,/mientras, la tarde cae y lejos, suena.- remendando
[¿remedando] un trombón el manso toro. (“Glosa,..”, 131); Hay un silencio de égloga.
El prado/ parece soñar bajo un traje/ estival. Bajo el escuálido follaje/ trisca,
melancólico, el ganado.// El cielo es un zafiro esmerilado/y el ocotal agreste, da al
paisaje/ la glauca ilusión de que un encaje/ lo cerca. El aire está callado.// De vez en
cuando, muge la vacada/y su mugir es nota en la balada/ que el riachuelo romántico
remeda.// T en tanto que se incendia ya el crepúsculo/ mi espíritu extasiado, es un
minúsculo/gusano, aprisionado entre su seda. (“Tarde de estío”, 135). En el apasionado
decir hay voluntad de construir imágenes y metáforas de cuño personal.

El autor elaboró poemas de ritmo ligero. En “Mi barquito de papel”, Icemos: Un


barquito es mi tesoro/ un barquito de papel/ donde guardo tanto orq/ que puede
hundirse con él.//A veces pienso que dentro/y al soplo de mi ilusión./Se p ue.de ir mar
adentro/ a buscar un corazón. (95). En “Coplas cuasi sentimentales”, el aire popular
se percibe con nitidez: Dicen y dicen bien,/ que un clavo saca otro clavo;/ dicen y
dicen bien/ que de sacármelo acabo.// (...) Si al comprar das oro falso/ vuelto falso
te han de dar;/ si al comprar das oro falso,/dime tú. que has de esperar! (sic) (97).
Como estos ejemplos encontramos otros.

177
Wtltn Umofto

Escoto fue proclive a elaborar una poesía en la que trenza ironía y humorismo. En
"Cierzos pascuales”, '.a estampa navideña sufre un vuelco inesperado. Después de
ubicar la escena en el pesebre y de reflexionar sobre la ceguera de los que no ven
brillar el lucero, dice: La Muía, atónita se encuentra todavía/de ver que al lucero lo
ha substituido el di a y que ahora, los Reyes, se van a Wall Street... (137). Por lo
heterogéneo de sus elementos, interesante es "Juego de niños”. Habla de infantes que
juegan en el milenario traspatio del mundo en el cual se enfrentan débiles y fuertes.
Entre éstos: Jesucristo era una mueca/ y una carcajada Lenin. Seguidamente, la
nómina incluye a científicos ( Euclides. Laplace, Copémico, Einstein...); artistas (Miguel
Ángel, Hugo, Leonardo...); militares (Napoleón), etc. Frente a figuras de ese tipo, el
yo. que juega con un hermano, al referirse a su propia ignorancia, dice: Yo. por no
dejar, la (sic) hice unos dobleces,/plegué sus esquinas, golpié (sic) sus repeses/ y
acabé un bonete rugoso r torcido/ como los que hacen con los viejos periódicos/ los
niños astrozos: (sic)/ lo calé en mi vida y todo casquivano/ viví aquella página del
libro de Mantilla/ que dice: 'Ramoncito era un niño díscolo y travieso'.../De mi feo
casquete/ se rió en mis narices la lógica austera/y henchida en su orgullo sin tacha
v sin mengua/ me vió con desprecio la Filosofía;/ me aparté a la vera/y al pasar los
Hegels, los Kants v los Raimes,/ les saqué la lengua/ y me hundí más dentro/ mi
bonete feo. Luego, del diálogo entre los hermanos, leemos: ‘Hermano -le dije -
apedriemos (sic) astros;/ yo tengo terrones de ensueño/ y esta honda de mi alma,
certera! (sic)/ ‘No -me dijo- átomos risueños,/ los astros son niños que llenan el
alma/ de un niño más grande/ con su ignorancia infinitamente grande/ y tiene un
hastio muy grande ...'//(...) Y me hundí más dentro mi bonete feo/y llorando a
carcajadas,/ me burlé de todos, de todos,/ (...) 'Hermano -le dije- yo veo/ que ya
solo (sic) es mía/ toda la ignorancia'./ Y con franca arrogancia,/increpé a los sabios,
a los fuertes,/ a santos, a locos, y a grandes (Escoto: 91-92). Un tratamiento a la
divinidad ajeno a la ortodoxia; irreverencia contra grandes iconos de la cultura universal;
humorismo de grueso cuño en un intento por captar una realidad no feliz; incorporación
de textos ajenos (rasgo que se inaugura en la poesía hondureña y de amplia utilización
en décadas posteriores) y de expresiones populares, son notas que se advierten en el
texto cuya amarga filosofía, quizá, no fue captada en su momento. De similar estilo
es "Cinegética ullraista” cuyo nombre indica un estar al tanto de la poesía de vanguardia.
El yo se dispone a cazar ensueños. Encuentra varias fieras (olvido, odio y dolor) y
también a la esperanza: Pero... Pero... PERO (sic)/ una visión que a interpretar no
acierto/ heló mi impulso, anonadó mi empeño:/ Fue una risa sin eco. Fue un ojo

178
la palabra iluminada

desierto./Fue también un bostezo marfileño (¿de marfil?, ¿de morfina?] y penumbroso,


bajo un sedante ceño, [¿sueño?]/ Habían surgido, en una danza/ rondando a la
Esperanza,/ un filo de guadaña y sopor de beleño... (94-95).

Con toda seguridad, versos como los anteriores -antecedente del trabajo de Nelson
E. Merren- no fueron comprendidos en las primeras décadas del siglo XX.
* 0 Por esa
época, Turcios dictaba pautas en la escena hondureña y su estética era bastante
almibarada. Quizá, si se hubiese reparado en el fondo de iconoclasia, de avanzado
pensamiento que los mismos entrañaban, la lírica hondureña habría adelantado etapas.
En el trabajo de Manuel Escoto hay poesías circunstanciales, de versos sumamente
flojos, quizá realizadas por exigencias de su profesión periodística (epitalamios, himnos,
loas a reinas de belleza, etc.). Pero, en los aspectos rescatables, se percibe a un
escritor agudo e incisivo. Dueño de una acre visión del mundo.

Otros autores

Juan María Cuéllar (Tegucigalpa, 1864-1930) escribió versos románticos de escaso


mérito. Bajo los títulos de “Aleska”, “Sueños de boda” e “Intimidades" agrupó varios
trabajos breves, independientes entre sí. El número II del tercer grupo -adviértase lo
elemental de las rimas- trascripto en forma íntegra dice: Mojar quiero la pluma/
Para escribir mis versos/ En el perfume suave/ Del cándido jazmín: / Y por papel
quisiera/El satinado pétalo/De la camelia blanca/ Que crece en eljardín, (en Durón-
III, 1957:15) “Al pabellón centroamericano”, con una mención específica de Francisco
Morazán, es una prosaica exposición de su fe centroamericanista.

Julio César Fortín (Yuscarán, El Paraíso, 1866- Guatemala, 1894) tampoco superó
los estereotipos del romanticismo. La estulticia queda de manifiesto en “Suspiros,
lágrimas, quejas”: Por eso a cada momento/ Recibirás un suspiro./ Una lágrima, un
lamento,/Que te dirán cuanto siento,/ Que te amo y por ti deliro. Tambiéi en “21 de
marzo", al definir su infancia, encontramos unos versos insólitos: Cuando nada nos
preocupa,/ Si no que no esté vacio/ El depósito que estómago/ Se llama en todos los

60 Con el pseudónimo de “El Caballero Franco", el periodista Manuel Ramírez (m. en


1939) le dedicó estos calificativos: trabajo de estética disparatada, técnica pésima,
se repliega con afeminamientos pueriles, etc. "Manuel Escoto. Su pauperismo
intelectual y los equilibrios del arte", en revista Tegucigalpa. Tegucigalpa, núm. 81.
agosto 31 de 1918, p. 5.

179
Helen Utnofla

libros < '*9). En Fortín hay un gran influjo de Gustavo A. Bécquer. Con ei nombre de
“Rimas" agrupa, vanos textos breves. En I, leemos: Se escaparon de mi pecho/Muchas
veces mis suspiros./ ) volando se marcharon/ A tu pecho, ídolo mío.// Volvieron, -
¿ah! mejor (si<) fuera/ Que hubiesen allí vivido; Volvieron sólo a decirme/ Que lo
encontraron i acia (105). El autor elaboró poemas humorísticos. En “Por saber fumar",
una mujer niega un beso diciendo: (...) ¡ay! es (sic) grande apuro/Dar un beso a un
doncel que fuma puro! (sic). En “Caridad” cuestiona a los ministros religiosos que
imparten limosnas a costillas de otro. Por apartarse de los caminos trillados, esta
faceta posee más valor que la de sus otros textos.

Doroteo Fonseca (Santa Bárbara. 1869-San Salvador. 1909), en “A Colón” (ciento


noventa y un versos), alaba la gesta del Genio-navegante (en Durón-II. 1957: 173-
177). En “A una mujer” (noventa y seis versos), denosta a una mujer que ha perdido
la inocencia; le pide que se arrepienta y se levante del fango; de lo contrario, para ella,
Ninguna puerta honrada se halla abierta. (829-831). t

Valentín Durón (Comayagüela, 1870-1907). además de un breve texto para honrar


la memoria de Simeón Cañas, elaboró un buco número de poemas que no se apartan
de los tópicos usuales en el romanticismo sentimental: ¡Amada, ven! ¡Tus hechiceros
ojos/Sean la antorcha que ilumine mi alma,/Tus labios amorosos la áurea copa/En
que. beba mi boca enamorada/ (117).

Jesús Torres Colindres (La Paz. 1870-San Salvador, 1896) dedicó sonetos laudatorios
a Manuel Gutiérrez Nájera, Manuel Molina Vijil, Rubén Darío y Salvador Díaz Mirón.
También, en \ arios poemas, el tema del amor sigue un patrón sensiblero: Tú, la mujer
de mis ensueños de oro,/ Blanca visión que arrebatado vi;/ Tú, a quien rendido y
delirante adoro,/ ¿Por qué no calmas mi doliente lloro?/ ¿Por qué no fijas tu pupila
en mi? (83).

Visitación Padilla (Ojo de Agua. Talanga. Francisco Morazán, 1882- Comayagüela,


1960) escribió vanos textos versificados. Rubén Antúnez, en El bueit vecino, incluye
“La primavera” y, en Un mundo nuevo, “Pax vobis”. En éste execra de las guerras
civiles y aboga por la paz. Versos sin mayor artificio literario, pero insuflados de
sinceridad: Quiero cantar Prestadme vuestra divina lira./ ¡Oh principes del arte, de
ardiente inspiración;/(...) ¿Seráposible, hermanos, que nunca la bonanza/suceda a

ISO
Lo poiobfo iluminado

tan temible y ruda tempestad?/ El Padre de los seres refleje la esperanza/'y en alas de
los ángeles envíe su piedad, (en Antúnez, 1958: 110).

De Ismael Gamero (Danli, 1874-1907), la Antología de poetas danlidenses (1967>,


ofrece una muestra de su trabajo.

Carlos María Varela (Tegucigalpa, 1878-1916), además de un poema a Francisco


Morazán (“Al epónimo caudillo”) y del “Himno a Monseñor Ernesto Fiallos”, escribió
“Recuerdos de mi infancia”, texto que, en una adaptación musical, alcanzó gran
popularidad en el siglo XX. Dice: Al rumor de las selvas hondurenas/ mi dulce cuna
suave se meció;/ sus brisas me arrullaron halagüeñas,/ y un cielo de topacio me
cubrió.// En sus florestas/ encantadoras/felices horas/yo disfrute (sic). (en Luna
Mejia, 1961: 1009). Este mismo antologo incluye composiciones de Joaquín Bonilla
(Amapala, Valle, 1887) y de Céleo Dávila (Trujillo, Colón, 1890). También escribieran
versos Germán Zavala (Comayagua, 1890) e Ismael H. Reyes (1900-1939).

Miguel Morazán (La Guadalupe, San Juan de Flores, Francisco Morazán, 1887-
1946), en Libro de lectura de quinto grado (1938), incluyó una serie de textos
versificados cuyos destinatarios más parecen ser los adultos que los niños. Entre
otros: en “El dolor”, en veinte cuartetas octosílabas, sustenta la tesis de que el
sufrimiento está presente en cualquier circunstancia de la vida; en los dieciséis cuartetos
de “El placer”, considera que el hombre es capaz de derivar gozo de todos los
acontecimientos que la existencia le depare; en “Una vida”, realiza un recuento de la
propia, etc. Quizá, su mejor trabajo sea el soneto “La guerra” el cual traduce, con
autenticidad, el violento clima de las “montoneras” o revoluciones hondureñas:
Nuevamente la guerra ha ensangrentado/ los campos que la paz ayer cubriera. ''
revolviendo los odios del pasado./ iniciando del crimen otra era;/ nuevamente está
mustio y desolado/ lo que ayer era verde cementera (sic)/ y el campo de cadáveres
sembrado/ huele a muertos y heridos por doquiera.// (...) no quedan de las tumbas ni
las cruces,/ nadie tiene segura la existencia/ y, por buscar el pan, halla la fosa.
(Morazán, 1938: 77).61

61 Los poemas fueron publicados con anterioridad a esa fecha, ya que trabajamos con
la 3*. edición del libro.

W
Capítulo VI

POSMODERNISMO
REGIONALISMO
Y
PREVANGUARDIA
PüSMODERNISMO,
REGIONALISMO Y PREVANGUARDIA
Generación de 1924
(Nacidos entre 1894-1923)

El posmodernismo

Al posmodemismo se le considera como una etapa de transición entre el modernismo


y las tendencias de vanguardia. Cubre el espacio que va de 1910 a 1930. Francisco
Albizúrez Palma, comentando las diferentes inquietudes que se dieron dentro del
propio modernismo y que desembocaron en la renovada modalidad expresiva, apunta:
Otros, entre ellos el mismo Rubén, se apartaron de los oropeles y las superficialidades
y los exotismos, para elaborar textos en donde el humor, el prosaísmo, la versatilidad
idiomática, el empleo de motivos tomados de la moderna tecnología otorgan a los
textos un sabor nuevo. (1988:4). Los autores rechazan lo grandilocuente y descubren
las posibilidades de lo prosaico. Se da importancia a la tradición nativa y se postula el
retomo a la sencillez agraria. Este último aspecto, por cierto, no riñe con el empleo de
motivos tomados de la tecnología de la época.

Según Teodosio Fernández, la crisis del modernismo se tradujo sobre todo en la


depuración de una retórica que se estimaba decorativa y superfiua, determinada por
un cosmopolitismofrivolo que ahora se trataba de desterrar. La mirada de los escritores
se centró en la intimidady en lo cotidiano, y a la vez, de la mano de una preocupación
americanista cada vez más acentuada, descubrió la vasta geografia del nuevo mundo.
La poesía se enriqueció asi de matices nacionales o regionales, empezó a indagar en
la esencia de ¡o americano, trató de contribuir a su definición. (1991: 14).

Para Alfredo Veiravé, dos notas clave lo contraponen al modernismo: el retomo al


paisaje inmediato y la expresión depurada en formas sencillas. Según apunta, sus
principales manifestaciones fueron: el lirismo romántico de la mujer y sus conjidencias
sentimentales', el sencillismo de una poesía que expresa directamente la realidad
cotidiana’, el equilibrio clásico de tenues sonoridades musicales', la valoración del
barrio o la ciudad y sus rasgos pintorescos', la búsqueda de una poesía intimista y culta

185
Helrn UmoAo

y el retorno a los asuntos humildes de la tierra y la patria. (1976: 249-250). Federico


de Onís a quien se le debe el nombre de posmodemismo— delimita seis rubros hacia
los cuales se orientó el trabajo de los escritores y escritoras: I) reacción hacia la
sencillez lírica: 2) reacción hacia la tradición clásica; 3) reacción hacia el romanticismo;
4) reacción hacia el prosaísmo sentimental: a) poetas del mar y viajes, h) poetas de la
ciudad y los suburbios, c) poetas de la naturaleza y la vida campesina; 5) reacción
hacia la ironía sentimental y 6) poesía femenina, (en Veiravé: 250).

En Centroamérica, hacia la década de los años veinte, según Albizúrez Palma, surge
un grupo de escritores en sintonía con la crítica a que el modernismo era sometido
por entonces y que, como tantos autores hispanoamericanos y españoles, andaban en
procura de nuevos registros (...). Con todo, no se encuentra, en los países
centroamericanos, un movimiento literario, una generación o un grupo que encarne
aquellas aspiraciones. (1988: 28-29). Se entiende, pues, que el movimiento literario
fue de carácter más disperso y representa un momento de transición entre lo normativo
*
del modernismo y la libertad expresiva del vanguardismo.

Oscar Castañeda Batres, al enfocar la etapa posmodemista en Honduras, trae a colación


la presencia de Porfirio Barba Jacob quien, por los años de 1915-1916, radicaba en el
país. Su magisterio, a través de su práctica poética, así como sus conferencias,
tertulias, prólogos y comentarios periodísticos fueron decisivos para el trabajo de
2 Castañeda Batres, en tanto preconiza los fundamentos de la nueva
otros autores.1

1 Es interesante anotar los intercambios entre escritores centroamericanos. Al


respecto, Hugo Cerezo Dardón, evocando esa época, dice: La Guatemala de
entonces preocupábase intensa, febrilmente, por las bellas letras; se discutían los
versos casi con tanto calor como las óperas o los toros (...) se excitaban los elementos
intelectuales al contacto, en la convivencia, con las vibrantes y ávidas juventudes
centroamericanas, predominantemente hondurenas y nicaragüenses (...) que Gua­
temala albergaba (...). Son memorables los nombres que, en montón, saltan al
recuerdo: entre ellos José María Moneada, Antonio Barquero, Andrés Largaespada,
Virgilio Zúñiga, Alfonso Guillen Zelaya, Gustavo A. Ruiz, Salvador Ruiz Morales,
Hernán Robleto, Ramón Ortega. Roberto Barrios, Julián López Pineda, (...) y estaba
la presencia catalizadora de José Santos Chocano. (1995: 47). Nuestro subrayado
destaca el nombre de autores hondurenos.
2 En octubre de 1916, en La Ceiba, Barba Jacob empezó a trabajar en el semanario
Ideas y noticias, publicando por primera vez en éste (sic) órgano de prensa su
poema de fama mundial 'Canción de la vida profunda’, que lo escribiera en el paseo
La Julia después de una semana de francachelas y libaciones. (Canelas Díaz, 1999.
115-116).

I8¿
La palabra iluminada

orientación estética, anota los juicios que la obra de Alfonso Guillen Zelaya le mereció
al poeta colombiano.

El regionalismo
En las tres primeras décadas del siglo XX, en la literatura hispanoamericana, surge y
se afianza el regionalismo, corriente en la cual el elemento temático central radica en
la relación hombre-naturaleza. El regionalismo trató de reflejar una problemática social.
Vuelve los ojos hacia la tierra, lo nativo, lo cotidiano. Sus autores no imitan lo europeo.
Buscan, más bien, crear formas nuevas, americanas. Hacen uso del paisaje, de las
costumbres, de los personajes y del lenguaje nativo. Esta corriente definió sus líneas
con mayor nitidez dentro de la narrativa. En poesía, más que de un regionalismo,
tendríamos que hablar de una poesía indigenista que se emparenta con el interés que
el romanticismo manifestó por lo vernáculo y popular.

La prevanguardia
El proceso que conducirá a la experimentación vanguardista nació dentro de los
mismos poetas posmodemistas (empleo de temas y motivos cotidianos, utilización
de voces sencillas, arraigo en lo americano...). Con relación a la poesía hondureña,
Castañeda Batres señala la poca presencia de elementos de ruptura: Sería exagerado
decir que este nuevo viento poético sopló sobre Honduras: apenas si alguna ráfaga
desprendida del huracán rozó sus costas; y más en cuanto al propósito que en lo
referente a la preceptiva (2004:56). Justamente, una ráfaga de ese huracán se percibe
en tres o cuatro poemas de Antonio Vidal y de Manuel Escoto,3 poetas totalmente
marginados en los estudios o comentarios sobre poesía hondureña.

No es ocioso, tampoco, traer a colación la importancia del grupo cultural “Renovación "
que, aunque no estuvo integrado por poetas, sembró una serie de inquietudes
relacionadas con los nuevos rumbos que la literatura tomaba en otros lares. Se organizó
en 1925 y a él pertenecieron: Gregorio A. Velásquez, Arturo Martínez Galindo (que si
escribió poesía), Federico Peck Fernández, Federico Flores Fiallos, Jesús M. Flores,
Rubén Clare Vega, Alfredo León Gómez (padre), Ángel G Hernández, Alejandro Rivera
Hernández y Tomás Cáliz Moneada. El grupo, dada la hostilidad del presidente Miguel
Paz Baraona, desapareció en 1928.

3 Este último pertenece a la generación anterior.

187
Htltn Umafio

Óscar R. Flores consigna que ios primeros acercamientos a las corrientes de vanguardia
- por confundirse esta con la poesía de intención social— fueron adversados por los
intelectuales vinculados al régimen del general Tiburcio Carias Andino (años 1933-1949).
Informa sobre los pormenores de una polémica que, en el diario El Cronista, en 1936,
sostuvieron, a favor de las nuevas ideas estéticas, Oscar A. Flores y Samuel Bretón
(pseudónimo de Jacobo C árcame) con Alejandro Aliare Arriaga y Alejandro Rivera Hernández,
defensores de los cánones tradicionales. Por considerar que la polémica se había desbordado
hacia el campo político, fue cortada de tajo por el dueño del periódico (Flores, 2003: 57-
68) En autores como Cárcamo, Óscar R. Flores plantea que los moldes modernistas
empiezan a mostrarse insuficientes para dar cauce a las nuevas necesidades de expresión
de los jóvenes escritores, quienes proponen nuevas formas de hacer literatura que se
expandirían rápidamente; las vanguardias literarias. (73).

Antonio Vidal

Antonio Vidal (Ocotepeque, 1895- Tegucigalpa, 1968), probablemente por su estancia


en Europa, conoció de primera mano la renovación vanguardista que allí se operaba.
Es uno de los primeros poetas hondureños que incorpora rasgos de las nuevas
modalidades expresivas. Escribió Prosas rimadas (1935), Mosaico (1950), Resplandor
de la tarde (1951) y Amatistas y guijarros (1953). También publicó Petite Anthologie
de Poetes Honduriens (1951 ).4

Prosas rimadas
Este libro depara sorpresas expresivas. “París-Montmartre” evidencia una superación
completa del lenguaje modernista y dirige su atención a uno de los grandes temas de

4 Es uno de los primeros esfuerzos por dar a conocer, en una lengua extranjera, la
labor de conjunto de los poetas hondureños. La muestra incluye poemas de Juan
Ramón Molina, Froylán Turcios, Jerónimo Reyna, Luis Andrés Zúñiga, Julián López
Pineda, Jorge Zepeda, Augusto Coello, Adán Coello, Ramón Ortega, Salvador Turcios,
Ángela Ochoa Velásquez. Alfonso Guillén Zelaya, Céleo Dávila, Rubén Bermúdez,
Rafael Heliodoro Valle, Fausta Eerrera, Guillermo Bustillo Reina, Joaquín Soto, Martín
Paz, Ramón Padilla Coello, Clementina Suárez, Victoria Bertrand, José R. Castro,
Marco Antonio Ponce, Daniel Laínez, Céleo Murillo, Hostilio Lobo, Virgilio Zelaya
Rubí, Víctor Cáceres Lara, Manuel Luna Mejía, Raúl Gilberto Tróchez, Jorge Federico
Travieso, Jaime Fontana, Armando Zelaya, Carlos Izaguirre, Elíseo Pérez Cadalso y
Mercedes Laines de Blanco.

18fl
Lo palabra dominado

las vanguardias: el interés por el mundo urbano. En este caso, cosmopolita: el autor
evoca, en versos libres, distintas manifestaciones de la bohemia parisiense: Golpes de
jaz-band,/ Sirvientes de frac,/ Cabarets y teatros/ Donde la clac,/ aplaude a ratos.//
Miles de focos/—De electricidad— Alumbran las simias, (¿.femenino de simios?}/
Las vagas siluetas/ De los modernos locos,/ Y las perversidades/ De —Paris-
Babilonia—/ Ebria de morfina,/ De vinos y manjares/ En todos los bares,.' Donde se
cotizan/ A dóllar (sic) y francos/ Todos los vicios.

“Apunte de viaje” —que en similar estilo recrea vivencias hedonistas— representa


una especie de periplo del autor por distintas ciudades europeas: París —Lyon—
Mediterráneo/ Como corre de rápido el Mitropa/En cuyas ancasférreas. ■ Voy reclinado/
Sobre cojines de terciopelo.// Nord —Sud— Marsella/ De nuevo el mar/ ¡Oh mar
azul!/ Mar esplendoroso/ De Cannesyde Niza,/ Cuyo recuerdo perdurará constante/
En las grises neuronas de mi cerebro.5 Esta y la anterior composición son de los
primeros poemas hondureños que muestran modos de vida distintos a la provinciana
vida tegucigalpense. Además —lo que es más importante— el lenguaje ostenta un
desenfado de clara inspiración vanguardista, rasgo que fue detectado, en 1969, por
José Reyna Valenzuela: en sus giros yfiguras se nota el despunte de una modalidad
vanguardista sin llegara los extremos. (1997: 49).

Algunos poemas se vinculan al sentir patrio como “A Lempira” y “A la catedral de


Comayagua”. En este, el autor trabaja aspectos de la fundación de la ciudad y, por encima
de grandes iglesias europeas, valora la de la ciudad hondureña. “Los mayas”, según el
autor, es un Poemafantástico (...) inspirado en el Popol-Vug (sic). En él, la voz poética se
asigna a un hipotético personaje, Popol Vinack, quien recuerda a sus ancestros indígenas y
elogia su cultura que se presenta como origen de otras civilizaciones (egipcia, helena...) de
las cuales menciona aspectos destacados. La antihistórica amalgama, poéticamente, no es
convincente. También encontramos poemas de amor de tendencia romántica. “In memorian”
(sic) evoca nostálgicamente un cementerio. Otros trabajos revelan un sentir religioso.
“Espíritu mío” exhorta al alma a que se eleve hasta Dios. En “Invocación a Dios”—
aludiendo a teorías budistas— el yo poético ruega que cesen sus futuras reencarnaciones:
Señor, cuándo permitirás que llegue/—aquel glorioso día—/ En que pueda libertarme de
esta rueda fatal/ de mis nacimientos y muertes (Vidal, s. f: 14).

5 Por lamentable descuido, no anoté las páginas correspondientes a los poemas


anteriores, Pero es importante anotar que el primero fue publicado en la revista La
nueva era. núm. 31, diciembre 31 de 1931.

189
Htlen Umafto

Mosaico
Mosaico contempla una temática diversa que, con frecuencia, acude a lo anecdótico.
Incluye poemas publicados en el libro anterior como “Este es un cuento”, “Los tres
relojes”, “A mi padre el sol”, “Paris-Montmartre”, “Invocación a Dios” y otros. “New-
York-París”, por utilizar un vocabulario conversacional, en el mismo estilo de “Paris-
Montmartre” y “Apunte de viaje”, es digno de destacarse: New- York sobre el muelle
48 West Rever, (sic)/ El Carinthia me lleva/ Sobre el océano ignoto./ Los agentes de
la Aduana gritan,/ Tal las gritas que trafican/ Y transportan con sus hierros/ Mil
quinientos baúles y balijas (sic)/ De millonarios y turistas./ (...) A las doce a. m.
elástica yjadeante,/ Hermosa, trepidante -—la locomotora—En tres horas y minutos,/
A Londres me transporta./ (...) Boulevard Jourdan —Bois de Boulogne—/Arco del
Triunfo - Place de la Madeleine,/ Estamos de nuevo entre el bullicio loco,/ En el
torbellino de vida que evoco,/ De vida que pasa como una Ilusión,/ Como las alas
del mágico avión/ Que me trajo de Londres nebulosa y grande,/ Al divino París de
mi corazón. (Vidal, 1950: 52-56). Lo cotidiano sin adornos (como esos inusuales
versos referidos a la hora o la mención de una dirección) se abre paso. A despecho de
la rima en los últimos versos citados, por el desenfado lingüístico (acudir a términos
de poca prosapia poética: agentes de la aduana, valijas...) y por la irrupción de elementos
tecnológicos modernos (grúas, trenes, barcos...), estamos ante los primeros atisbos
de la vanguardia en tierra hondureña. Pero la relativa novedad de versos como los
anteriores quedó diluida frente a textos más tradicionales como los restantes que el
libro ofrece. Entre ellos, poemas de amor y sonetos de consideración general sobre la
existencia. “Palimpsestos” ejemplifica el estilo dominante: Mi corazón, un viejo
palimpsesto/ Cubierto de borrosas escrituras;/ Cuantas (sic) historias de saborfunesto/
Quedaron bajo aquellas borraduras.// (...) Traté de superarme, todo en vano,/Algo
se opuso a mi sentir humano/Hasta dejar mi corazón maltrecho (44). Rima consonante
y temas que contrastan con la libertad expresiva observada en los primeros ejemplos.

Resplandor de la tarde
En algunos trabajos —asignándoles la voz poética— el escritor recuerda lo que la
humanidad le debe a algunos metales o elementos (“El acero”, “El bronce”. “El
átomo”). En otros, hace un recuento de las formas que ha asumido la guerra (“La
batalla antigua”, “La batalla moderna”). Reflexiona sobre la futilidad de la vida
(“Confesiones”). Exalta a naciones (“Salutación a Francia”) o a grandes personajes

190
La palabra iluminado

de la historia (“José Cecilio del Valle”). Hay trabajos de corte religioso (“Soneto a
Jesucristo”) y aquellos que hacen referencia a su experiencia como médico (“Hospital”).
De nuevo incorpora “Apunte de viaje” y “París-Montmartre”. En las composiciones
que se ofrecen por primera vez el vuelo lírico es mínimo.

Amatistas y guijarros
En una actitud muy modesta, con el término “guijarros”, Vidal alude a sus propias
composiciones. “Amatistas” corresponde a las traducciones de poemas de autores
europeos que realizó y las cuales incluye en la segunda sección del libro. Con relación
a los trabajos personales, el rasgo más destacado es la adopción de un lenguaje
despojado de ornamentos, cercano a la lengua de comunicación. Lo mejor del libro
radica en los poemas que recogen aspectos de la experiencia europea del autor: “Paris-
Nóel”, “Chémin de pas” y “El mercado de Passy” en los que Vidal incorpora lo
cotidiano sin eufemismos, tal como ya lo había hecho en los dos primeros libros. En
“El mercado de Passy”, en forma audaz, apunta: Los pollos desplumados/ Hacen,
con sus cuellos doblados,/ Signos de interrogación a la muerte./ Los conejos,
suspendidos a las perchas,/ Fijan el ajedrez del pavimento/ En el vidrio de sus ojos
inmóviles,// (...) Mientras las cabezas, peladas y blancas,/ De las vacas/ Dan la
impresión de cabezas temblonas/ De ancianos calvos,/ O hermanas de San Fícente de
Paúl. (Vidal, 1953:41). Un léxico que, probablemente, en el medio, se sintió disonante
pero que revela a un autor al tanto de inquietudes poéticas renovadoras. Así como ya
habíamos visto en Manuel Escoto,6 un antecedente de la poesía que, décadas más
tarde, encontramos en Nelson E. Merren.

“Estados Unidos de América” rinde homenaje a la nación del norte: Estados Unidos,
durante el presente siglo,/ Es la mayor Potencia Mundial;/ F la más digna, De la
cual todas las razas esperan/ Algo extraordinario,/ Como el advenimiento de "?
nuevo ciclo,/ Como la nueva era de Paz Mundial,/ Como el soplo escalofriante de
las Profecías/Para bien del Género humano. (Vidal, 1953:8), Similar tono laudatorio
ofrece “Al Presidente Franklin D. Roosevelt”, a quien llama el Unico, el Grande (9).
Intención política, aunque sin mencionar nombres, posee “Dictadores de América
Latina” en el cual Vidal los execra: De México al Canalj Del Canal a la Argentina,/
Todo lo habéis mancillado./En vuestra furia de simios,/ En vuestra locura y sandez;/

* Supra, pp. 176-179.

191
Htlen UrnoAo

Todo lo habéis ensuciado./ Contra todo habéis atentado:/ Libertad, Democracia y


Justicia./ l anas palabras. huecas palabras/En vuestros labios cárdenos:/En vuestros
pechos sin amor./Sin conciencia/ Sin dignidad ni clemencia. (27).

Los logros realizados por la especie humana se aplauden en “El salvaje” y en “El
civilizado”. El yo poético se ufana de la forma en que, a lo largo de los siglos, la
humanidad ha ido superando los problemas: Me llamaron chino,/ Y encontré/ Los
primeros fundamentos de/ Nuestra civilización,/ Porcelanas, sedas, brújula,/ Gran
muralla y opio. (13). También hay versos dedicados a Grecia, Roma, etc. Los sonetos
“Indio de América” y “Negro de América” denuncian la explotación. Otros reflexionan
sobre la condición humana como “Felipe II” (toda la grandeza se reduce a polvo de
eternidad} y “Los muertos”, de sobrio estilo: Los muertos viven con nosotros
eternamente,/ No porque pensemos que un más allá o más acá exista;/ Viven en
nuestro amor y están en nuestra mente,/ Y en nuestros recuerdos y corazón optimista.
(21). Antonio Vidal, aunque en uno que otro poema realiza un homenaje expreso a
Rubén Darío, superó al modernismo. En lo mejor de su trabajo, eludió las gastadas
fórmulas románticas que se seguían practicando en el país. Sus libros están entre las
primeras muestras de un coloquialismo y versolibrismo de nuevo cuño.

Garios Izaguirre

Carlos Izaguirre (Yuscarán, 1895-1956) es autor de Alturas y abismos (prosa y verso,


1935); Desiertos y campiñas (prosa y verso, 1939); Nieblas (1941), La voz de las
sombras (1948); Credo (1949) y Lo que tal vez soñó (1952). En conjunto, muestran
la visión humanista del autor, ávido de abarcar e interpretar la realidad desde una
visión metafísica del universo. Con frecuencia, el afán didáctico y moralista lastra el
verso. Formalmente, señorea una perspectiva modernista.

Alturas y abismos
Alturas y abismos comprende ocho ensayos biográfico-interpretativos de personajes
históricos (Moisés, Buda, Confucio, Leonardo, Miguel Ángel, El Greco, Rembrandt
y Tumer) a quienes, como complemento, dedica sendos sonetos. Además intercala
otros de homenaje a Homero, Dante, Lucrecio, Shakespeare, Goethe, Beethoven,
Wagner, Shubert, Verdi, Eloísa, Juana de Arco, Santa Teresa, Madame de Staél... En
total, veintitrés sonetos en los que se emplea, en forma abundante, la metáfora.

192
lo polobra iluminóla

Acudiendo al verso alejandrino, en “Eloísa”, permite vislumbrar la tragedia de la monja


medieval: Anhelo de esperanza que tiembla entre la bruma,/ sollozo de hoja mustia
que la brisa fustiga,/lágrima solitaria que en la almohada se esfuma,/ suspiro que en
ensueño de excelsitud se abriga.// Parece que en las sombras se alzara tembloroso' el
fantasma niveo de la bella recluida/yfiera con sus manos tanteando el rastro umbroso/
que en la tierra dejara la lumbre de su vida.// Tortura que en la lúgubre soledad se
hunde,/ grito de la carne que la noche devora,/ dolor que en la fogata de la oración
se funde,// silencio en el que gime el hondo sentimiento/ que se alza de la vida
cuando el alma implora/ ante el fauno dormido del sexto mandamiento. (Izaguirre,
1935: 155). Metáforas y profusa adjetivación al modo tradicional. Por la elección de
personajes paradigmáticos en la historia de la cultura, este libro representa uno de los
primeros esfuerzos de la literatura hondureña por unlversalizar sus contenidos. El
autor ofrece un enfoque que se acomoda a los patrones usuales en la percepción de
los personajes seleccionados. En “Dante”, destaca que el poeta florentino tenia, junto
a lasfurias del averno,/la divina armonía del espíritu eterno’, en “Lucrecio”, recuerda
sus estudios sobre la naturaleza: Cambia la materia, muere el alma y todo pasa/ y
sigue el ritmo eterno de la naturaleza. “Budha” alude a la interpretación equilibrada
del universo: En el caos profundo percibió la armonía (53, 51, 14). Izagüirre incurre
en frecuentes rimas forzadas y propende hacia la expresión grandilocuente.

Desiertos y campiñas
Tal como lo sugiere el nombre de la obra, los noventinueve sonetos de Desiertos y
campiñas, fluctúan entre dos extremos.7 Desiertos equivale a desolación y negatividad.
Sintetiza las fuerzas malignas que se oponen a la espiritualidad y al triunfo de las ideas
de bondad y belleza. Esto último, simbolizado en el término campiñas, según anuncia
“Desiertos y campiñas” el soneto inicial. El énfasis se dirige hacia el aspecto
humanístico. Los temas constituyen un llamado, una exhortación para que la persona
libere lo mejor de sí: el atreverse a desafiar los aparentes imposibles; rehuir la
autoconmiseración; luchar contra la pusilanimidad; fortalecer los rasgos positivos del
yo; evitar el regodeo en el propio fracaso... Los verbos en imperativo señalan, con
claridad, el propósito exhortativo: Rasga los negros velos que nublan tus visiones.

7 El soneto “En su búsqueda" y el texto en prosa que lo acompaña aparecen en la p.


121. Sin cambios, se reiteran en la p. 141. Trabajo con la segunda edición del libro
e ignoro si ello es un error que no se presenta en la editio princeps.

193
Heltn Umoflo

f .) Tu red de acero lanza al mar del pensamiento,/ el halcón de tu orgullo tras el


has< o lamento/y el grito de tu espíritu a desafiar luceros. (“Sueña”, Izaguirre, 1950:
19); Haz que estremezca el mundo tu gran canto de optimismo (“Sorprende las auroras”,
35); Bordemos en los tules de la vida la gama/de un despertar divino o de un delirio
bello,/ el oro de un ensueño temblando entre la llama,/ la lágrima en silencio
volviéndose destello. (“Suavemente”, 51).

El escritor, en actitud que mantiene en todo el libro, asume una intención didáctica.
Predomina el tono conminativo, propio del maestro encargado de proclamar una
verdad. En “Cultiva tu huerto”, acudiendo al recurso alegórico, advierte: No hay
tierra más fecunda que la tierra impalpable/ que en tu interior espera, la semilla,
potenciad que se vuelve en tu vida despertar inefable,/arrullo, trino, verbo de límpida
cadencia.// Suaves vientos de ensueños cubrirán los desvelos,/promesas de rosales
que un día se abrirán,' con la polifónica canción de sus anhelos/y la sutilfragancia
que a tu alma ofrecerán.// Un día, alfin, tu huerto estallará en rumores/ que llenarán
tu vida de nítidos fulgores/ y de chispazos áureos tus fontanas tranquilas.// Y cuando
el mal las puertas de tus candores abra/ vencerá la fragancia de tu clara palabra/y
la belleza inmensa que asome a tus pupilas. (15); en “Despierta corazón”, mediante
imágenes analógicas, demanda el cambio espiritual del lector: Transfórmate en llama
de sagrado cirio/ o en ave, que enloquecida de delirio/ desparrame sus canciones por
la tierra. (149); en “Que tu vida sea”, la expresión desiderativa del título conecta en
forma directa con el primer verso: Rayo de mansedumbre soñando en la hondonada,/
(...) Y suave como un sueño de noche entristecida,/que se abran lentamente las alas
de tu vida/como un sollozo de ansias besadas de topacios. (157).

Para reforzar el efecto moral, Izaguirre, después de cada soneto, adjunta una composición
en prosa que desarrolla o amplifica facetas del texto versificado. Un fragmento
correspondiente al citado soneto “Cultiva tu huerto”, dice así: En todas partes, en donde
la vida vibra, hay un jardín. Crecen, en unos, lozanos, los cardos. Crecen, en otros,
fragantes, los lirios. La (ierra es la misma La lluvia es la distinta. No hay más que
soplar un poco y hacer llover un poco, para hacer brotar, en ambas tierras, lirios. No hay
más que purificar el agua para provocar el milagro. (16). La intención de proporcionar
una orientación de vida se mantiene con insistencia. Para subrayar, aún más, su postura
moral, con gran frecuencia, el autor alude a motivos religiosos: Dios, Cristo, los apóstoles,
etc. Como ejemplo, véanse: “Yo soy”, “Por qué?” (sic), “Redención”, “Vencido” y “Los
mártires”. En “Los Profetas” —siempre con profusión adjetival—, al referirse a éstos.

194
Lo palabra ilominada

los llama: Divinos visionarios, punidas primitivos/ rudos conquistadores de la carne


maldita,/por el mal perseguidos y por el bien cautivos,/sumidos en la sombra en que el
amor crepita.//Eternos inconformes, poblaron las senderos/ de agoníasfuturas y dolores
lejanos/por que (sic) en sufé intuyeron la bruma y los luceros/ que llevan en su barro ios
cándidos hermanos. (129).

El yo poético se ve a sí mismo como portador de anhelos contradictorios que concluyen


con el triunfo de los valores más preclaros que la humanidad ha ido forjando. En “Yo
soy”, la percepción dual de sí es nítida: Soy aurora y soy tarde, silencio y vibración/
despertar encendido por Siglos de Oración./ Soy átomo caldeado por un ayerfecundo.//
Soy el arco tendido entre espacios astrales/denso de resplandores divinos e inmortales/
bajo el cual se desliza la cadencia del mundo...! (sic) (13). Véanse, también:
“Apoteosis”, “Yo seré” y “Rebosante de trinos”. El poeta desborda satisfacción de sí.

En Desiertos y campiñas hay sonetos descriptivos como “La tarde”, “El río”, “Arbol”
y “La lluvia”. En “Pesadilla blanca”, la naturaleza es una especie de espejo del yo y el
poeta, como en anteriores trabajos, externa seguridad y autoconfianza:
Sonambulescamente la luciérnaga pasa7 bordando en las tinieblasfantásticos mensajes,/
mientras quiebra los bloques de la noche la brasa/de un astro que desflora su embrujo
en los boscajes.// La luna plena he visto rielar en el espejo/ de un charco diminuto que
la lluvia dejó/y he sentido los éxtasis del edificio viejo/ cuando lo besa el lirio que en
sus ruinas brotó.// Y quedas, como un ledo rumor de lejanías,/se han ido mis tristezas
tornando en alegrías,/ pues he sentido ser lo que al soñar yo fuera:// un charco
arrinconado en donde las estrellas/ dejaran estampados sus besos y sus huellas/ y
sombra en que una rosa con lentitud se abriera. (113).

El amor, más que referido a un destinatario personal, se dirige al cosmos. Ello es


palpable en “Amor”: Mi pasión se difunde/por el mundo visible, trasciende k > invisible./
se expande en las alturas y en la oquedad se hunde,/ abrasa lo que ve y apresa ¡o
intangible... (45). La fusión de esencias universales y espíritu religioso se implica en
el poema “En su búsqueda”: Que todo lo que gime/ en mi interior se funda en la
inefable esencia// que anima el Universo. Y por tu amor tocado me postraré a la
lumbre de tu Verbo sagrado/y me hundiré en el dulce claror de tu existencia. (121).
Como rasgo de estilo, el autor, en forma constante, establece un juego antitético que
coincide con una sui géneris concepción dialéctica del universo. Éste (sin que se
descarte el apoyo metafisico) se ve en constante cambio. En “Transformismos”.

115
«•Ira ümoflo

expresa: Inquietud eterna en el alma deja,/ en cada fracasar un nuevo canto,/ y en


rada resonancia que se aleja./ una sonrisa que la mustia el llanto. (115). Con una
obra con las implicaciones que hemos reseñado, no es extraño que Rómulo E. Durón
y Luis Andrés Zúñiga hablen —respectivamente— del carácterfilosófico y delfondo
de filosofía que contiene la obra de Carlos Izaguirre. Por su parte, el critico español
José Lladó de Cosso, calificándolo de visionario, lo compara con los grandes
iluminados del espíritu. Por nuestra parte, creemos que Desiertos y campiñas es una
obra que entraña un gran esfuerzo estético e intelectual lastrado por una preponderante
intención didáctica. En términos generales, versos grandilocuentes, de lenguaje que
se acopla a la denotación-connotación tradicional.

Nieblas
Los extensos poemas de Nieblas, también de versos muy largos, se orientan más
hacia la reflexión extema que a una postura introspectiva. “Letanía del orbe”, en
doscientos cincuentitrés versos, posee una intención pacifista: expresa una intensa
pesadumbre frente al honor de la Segunda Guerra Mundial, acertadamente simbolizada
en el título de la obra. Con el mismo espíritu religioso observado en los libros anteriores,
el escritor deplora tanto sufrimiento: Hoy tornan, Señor, las rudas garras/con ansias
homicidas a clavarse/ en los ojos, en los vientres, en los cuellos,/ y si las manos
tratan de elevarse/ no es para implorar,/ es para buscarse/ ciegas, en las sombras
tenebrosas/con ansias de estrujar,/de destruir, de desgarrar,/de abrir bajo elfragor
de la batalla/ la tumba en la tierra humedecida/ por el licor sagrado de La Vida/
extraído por rabia de metralla/ (...) Ya no hay. Señor, quien musite/bajo los templos
sencillos/ Tus sagradas oraciones./Hoy son los templos del odio/los que se encuentran
repletos,/hoy danzan los esqueletos/danzas macabras, salvajes,/entre rojizos celajes/
y borbotar de rugidos. (Izaguirre, 1941: 19-23).

“El galopar de las sombras” contrapone dos tipos de hombres: los que piensan, sufren
y sueñan, y los falsos lideres que propician la destrucción. A estos increpa duramente:
Tú eres el amo./ (...) La dicha en oprobio y sangre amasada./ Consuelo y engaño
nadando en horror./ La Gloria de odio y del cieno manchada./ La idea que pasa
sembrando el terror./¿Falta que un día las turbas en coro/y aquéllos que ensalzan tu
odio feroz,/ eleven febriles un templo de oro/y besen tus botas como a un nuevo dios!
(171 -172). La mirada crítica sobre la sociedad no merma el sentido positivo de observar
la vida que caracteriza al autor. “Me nutrió la pesadumbre” desarrolla como tema la

196
La palabra iluminada

capacidad de transformar lo negativo en positivo. “Ardo sobre la cima”; “Arbol de la


vida”, “La sinfonía del silencio” y “Noches de silencio” abundan en frases que destacan
la presencia de las fuerzas bienhechoras del universo. De ahi que el autor insista en la
necesidad de volcarse hacia los altos propósitos de vida. La valoración del anhelo, del
ideal, se advierte en “El trino de las llamas” y “Orad frente al destello”. Destaca la
importancia de dar lo mejor de sí a los demás en “Sangre, luz, aliento” y “Busco una
tierra fértil”. Como buen moralista, Izaguirre es muy consciente del poder de la palabra,
de su capacidad de fustigar la conciencia, según lo advierte en “Me dio su melodía”
y en “Anunciación”. Dicha certeza está muy unida a la autovaloración. El poeta se
siente orgulloso de haber encontrado la ruta que le dictaba su propia voz interior,
según vemos en “Yo encontré la senda”. En “Se desbordó la fuente”, esta última es
un símbolo del propio yo, derramándose sobre los seres y las cosas.

Por su brevedad y tono nostálgico, uno de los mejores textos es “Playa del tiempo”,
sentida consideración sobre la muerte: Playa del tiempo —inmensa playa—/ en tus
arenas grises se desmaya/ el ansia que nutrieron las edades;/ (...) Playa del tiempo,/
—callada, misteriosa, indiferente—/donde a la angustia del dolor se suma' la sinfonía
ignota/ que vierte, gota a gota,/ el arpa quejumbrosa de la espuma.// ¿De qué sirve
el canto profundo que cincela/ en la frivolidad de tus arenas/ la musa de las horas,/
si la inquietud del viento lo destruye,/ si por el dorso de las olas, huye? (101-102).
“Cabellera de la noche” describe la belleza nocturna. En “La canción del abismo”, el
misterio de la sima profunda se visualiza en una especie de proyección o
correspondencia con el yo. Ambos poemas, pero especialmente el primero, acusan
un fuerte influjo del “Nocturno” de José Asunción Silva. En “El despertar de las
nieblas”, traza una parábola que comienza en el crepúsculo, pasa por la noche y llega
al alba: Era suave la hora,/ era suave el destello/ que en la planada inmensa de afán
languidecía./Por la colina verde que la sombra enlutaba./el vértigo del oro que en
el celaje ardía,/queda y suavemente por susflancos bajaba./mientras nubes grisáceas
cargadas de cadencias/ iban deshojando/ sus nostalgias aladas,/ sus plumeros de
angustia,/ sus ansias destrozadas. (87). Reiteraciones anafóricas y abundancia de
adjetivos y metáforas, tal como es usual en Izaguirre.

La voz de las sombras


La preocupación por el arte —interrogantes sobre la creación literaria— alienta en
esta obra. El amor y el dolor son detonantes para el aparecimiento del arte: Este verso

]V
Heltn Limeña

mío,/ que fue brote de sangre serpenteando en ¡a niebla,/ emerge de mi angustia


como un celaje ebria ' de blancuras de nardo y resplandor de estrellas,/pero al sentir
la tibia fragancia de tu carne/ y ver el claro asombro que danza en tus pupilas,/ se
toma evanesi ente/ entre las sedas negras que su vibrar cautivan. (“Busca mi verso
un nido", Izaguirre, 1948: 38); Y siguió el torrente huracanado y rojo/ cayendo
enfurecido entre mis manos/ que al barro manteníanse pegadas./ Y saltó la sangre/y
cual cascada tétrica y sombría/ inundó la arcilla/ con todos sus dolores, tristezas,
pesadumbres,/con el vértigo gris de los lamentos/y las perlas de luces de mi llanto.../
y la greda,/ la greda indiferente/ que escuchó como un eco mi quebranto/ empezó
lentamente a despertar.../ Mis manos, en éxtasis profundo,/ empezaron el barro a
modelar. (“El vaso del infinito anhelo”, 58-59).

Al grupo de textos metalingüisticos pertenece “La palabra”, en el que, con grandilocuente


voz, el poeta, en actitud de magíster, pronuncia: La palabra es sagrada,/ es licor de tu
vida y esencia de tu alma,/(...) Cincela esa palabra,/hazla dúctil, sonriente y armoniosa,/
fórjala sobre el yunque del dolor y la angustia/y témplala en el juego de lo ideal y lo
eterno./ Ubre en ella tu carne como grito de triunfo./ Treme en ella tu sangre como
clamor perpetuo/ y, ya purificada,/ encaúzala en el éxodo de la luz de tu espíritu./ No
basta que la sueñes/ ni que viva temblando alfilo de tus labios;/ no basta que se vierta
como una melodía/sobre la misma gruta que le dió vibraciones,/aviéntala hacia el día,/
clávala como chispa en la doliente noche/y lánzala cual trino por todos los espacios.
(187-190). De nuevo, aflora la intención didáctica.

La Segunda Guerra Mundial dejó su huella en este libro. En “Nochebuena”, contrasta


el amoroso contenido de la fiesta cristiana con la realidad de horror y muerte en los
campos de batalla. En “Visión de cataclismo”, al considerar el holocausto de tanta
vida humana, el poeta se refugia en los brazos de Dios y duda de la efectividad de su
poesía: ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Sangre!/ Ved la tierra cómo de púrpura se empapa./ Ved
cómo avanza el torbellino rojo,/siniestro, colérico y sombrío.// (...) Señor:/Desde el
fondo de esta desolación e incertidumbre/ os interrogo:/ ¿Es este canto míofulgor de
estrella en la tiniebla,/ trino de angustia en el silencio,/ alarido de mi alma en el
desierto7 (219, 223). En “Eternamente ardiendo”, con altisonante voz, exclama:
Estalla el huracán,/ las cóleras del mundo rugen, braman y truenan;/ desátase
arrollante el salvajismo humano/y la muerte/ inicia triunfadora su sinfonía roja./
Hombres de garra y diente,/de olímpica soberbia/y de mentes pobladas por lúgubres
visiones,/ desatan los torrentes de la pasión y el crimen. (100).

198
lo poiobio iluminado

La voz de las sombras aborda otras aristas de la realidad. “Contrastes” establece un


paralelo entre el sufrimiento de un aquí (el hospital, la vivencia que lacera al autor) y
el afuera (la ciudad y sus alegrías). “Rascacielos”, en doscientos cincuentitrés versos,
disecciona facetas diversas y dolorosas de Nueva York: Piedra, barro, acero,/
empapados en lágrimas,/fundidos por la argamasu de la carne,/ blanqueados por el
polvo de los huesos/para erguirse entre las densas brumas/solemnes, adustos y sombríos,
sobre el grito del hambre,/sobre el templo del cuerpo que vacila,/sobre los ojos inquietos
que escudriñan,/ sobre las manos escuálidas que imploran.// (...) ¡Rascacielos: fríos,
majestuosos, desafiantes,/en los que un mundo de dolarse encierra,/lanzas que perforan
el espacio/ con la miseria que arrancan de la tierral// (...) fragancias que deja a su
paso la gold-digger,/ la fúlgida moneda que les arroja el racketeerf la insinuación
siniestra que les brinda el gángster/ y la plegaria y música del Salvatíon ArmyJf Y
sobre todos éstos, el rascacielo (sic) inmenso,/el rascacielo (sic) atronador, simbólico
y sombrío/donde constantemente gira la rueda de la suerte:/La (sic) Bolsa, pináculo
y abismo, vida y muerte/por donde se desliza el vértigo del oro,/fulgurante y sonoro,/
indiferente y mudo/posándose entre las manos temblorosas/ para alejarse después,
por las tortuosas/ sendas del dolor y la tristeza/ a cubrir otras manos y alegrar otros
ojos. (144-155; lo subrayado, en cursiva en el original). Repárese en la-creativa
incorporación de voces en inglés.

De nuevo, varios poemas inciden en la temática cristiana (“Les señaló la senda”, “Un
milagro, Señor”, “Resurrección”...). En otros, hay gran optimismo por la vida y
predomina una alegría exultante (“La canción de las campanas”, con fuerte influjo de
José Santos Chocano; “Canta, corazón”; “Cuando la vida fluye” y “Transfiguración).
Las maravillas del universo se cantan en “Derrama la gloria de tus sueños”, poema de
ciento cuarentitrés versos en el cual, al yo poético, en un sueño, se le revela la
hermosura del cosmos prodigioso, situación que contrasta con la desolación que
observa en tomo; sin embargo, el sueño (luz en tu destino), le indica cuál es su
camino. Este poema está muy conectado con “Diálogo en la noche”, una especie de
autoanálisis que, en doscientos noventidós versos, alterna dos voces: una, duda; la
otra mueve a la reflexión sobre la propia vida.

Al amor se consagran “Tus manos”, “Sacro grito”, “Naufragio” y “Milagro”. Este


último, inusitadamente breve, en su totalidad, dice: Se desató mi noche/sobre el claro
de autora en que brotó tu alma/ y fue tanto el silencio,/ tan lóbrega la calma,/ tan
tétrica la herida/ que abriera yo en tu espíritu/ que en la quejumbre negra del rio de

199
Htltn UmoAo

mi anhelo/ tu sangre/ cono oblación de luz ante mí angustia/ se fundió palpitante


entre mi vida (21). Poema en el cual el yo poético, aun expresando amor, se supravalora
en relación con la mujer, ülobalmente, un estilo propenso al exceso léxico.

Lo que tai vez soñó


Lo que tal vez soñó es un bien concebido poema que combina versos libres con
estrofas de rigurosa métrica y rima consonante en el cual el escritor —desde un
plano simbólico— recrea el probable sentir (anhelos, angustias y escisiones anímicas...)
de Sor Juana Inés de la Cruz. Fue realizado como homenaje en el tercer centenario
del nacimiento de la poetisa mexicana.

En las primeras estrofas —en una especie de visión mítica— Izaguirre ubica un
sueño (referencia al “Primero Sueño”) emergiendo del caos primigenio: De lo hondo
de la vida./ del abismo que gesta la inquietud del anhelo,/ del misterio que nutre la
flor de la ansiedad;-' de todo lo que trae sabor de lejanías,/ nos sonríe en la cuna/y
pone en nuestras mentes sacrosantas visiones/ del fondo solemne de las soledades,/
de la insondable quietud del Universo/ en donde el espíritu en perenne plenitud
espera/ empezó a perfilarse/ cual crisálida abierta al beso de resplandor sidéreo/ la
claridad de un sueño. (‘■111”, Izaguirre, 1952: s.p.). Amplio hipérbaton, muy en
consonancia con el barroco estilo de Sor Juana Inés de la Cruz. El sueño —hecho de
interrogaciones, de símbolos de incógnitos ardores— surgió,/ como una visión
opalescente/ en forma de mujer.H (“V”); Un sueño embriagado con su propio sueño.
Todo lo que ella (el sueño) era, se refugió en la celda sombría: la tumba del sueño.
Allí, ansiando de la vida liberarse/ iba de lo terreno a lo divino/ conquistando en la
lucha de negarse/ la meta de su místico destino. (“VII”). El término sueño es polivalente.

Pero antes de conquistar su destino, las batallas interiores: Duelo en la sombra y entre
la sombra el grito/ que serpenteaba como/ un cárdeno estallido/ (...). Renunciación
ardiendo en la candente hoguera,/ oblación que en la llama del amor clamaba,/
ansia eterna de ser en el suplicio/ lumbre que al beso de lo inefable advierte/ que
sobre las tentaciones de la carne/ pasa el soplo divino del enigma/ que enciende la
maravilla de la vida/para alumbrar la gloria de la muerte. (...) En la penumbra/en
cuyo cáliz la vida se estremece/ transformóse aquel sueño en pesadilla./ Vientos de
quejumbre./ voces implorativas ondulando en las tinieblas; /oraciones quemando los
escuálidos labios,/manos desgajándose como magnolias mustias en la noche,/ (...)

200
Lo palabra iluminado

ofrendando asi a las postreras agonías/ las palpitaciones últimas/ de su grandioso,


puro y candoroso sueño. (“IX”, “XIII”). Ambivalencias de dolor-placer en los senderos
de la transfiguración; el mundo que el silicio arranca, implicó la visión de siderales
rostros; soplos inmortales, (...) sidéreas placideces;/en que el amor es ansia tremenda
de ofrendarse/ en la sagrada lucha/ de ir por los grises caminos de la lágrima,/por
los senderos tortuosos de los tristes,/por las llanuras de las noches sin estrellas,//...)
a redimir,/a perdonar,/a bendecir,/ a iluminar. (...) Y asi esa lucha heroica sublimiza/'
la virtud de inmolarse dulcemente/y ser entre el escombro y la ceniza/ piadosa luz
que alumbre eternamente. (“XI”, “XIII”).

Acaso su martirio había sido/ un largo sueño que tal vez soñó. Versos sintetizadores
de una vida que quizá estuvo hecha de espejismos. Versos que, sobre todo, implican
el martirio de un ansia de saber (el sueño primero de su vida) que, por la estrechez
mental de quienes la rodearon (recordar la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”),
implicó una renuncia permanente de sí. Una penetrante aproximación-interpretación
de la vida de Sor Juana Inés de la Cruz, a la que, por cierto, nunca se nombra dentro
del texto y cuyo probable sentir se trabaja a nivel de sugerencias y connotaciones.
Pese a su extensión (más de doscientos versos), mantiene una gran dignidad formal.
Izaguirre dejó de lado el corsé didáctico-moralista. 8 Texto tocado de un aliento poético
ausente en los anteriores.

Víctor F. Ardón

Víctor F. Ardón (1896-1976) escribió Geometría sentimental (1961), obra con ciento
seis textos de temática heterogénea. Hay poemas patrióticos, amorosos, humorísticos,
elogios a reinas de belleza, elegías, descripciones de lugares a los cuales el autor se
siente afectivamente vinculado, etc. Inclusive, ocho pertenecen a la literatura infantil.

Dentro de ese conjunto destacan las composiciones de contenido político, elaboradas


bajo las duras condiciones del exilio que el autor sufrió en Guatemala, duránt¿ ’a
dictadura del general Tiburcio Carias Andino. Entre otras: “Mensaje en orquídeas"
(soneto a la esposa que se quedó en la patria); “Por fin salí de mi tierra”; “Salutación
a Neruda” (deplora el caso de los poetas serviles con el dictador); “Aniversario de

8 No es ocioso anotar que Carlos Izaguirre tradujo del inglés la voluminosa obra
Introducción a la moral de Walter Lippmann, publicada por la Secretaria de Instrucción
Pública del país (1934)

201
H«kn UmaAo

exilio” y “Ya sucederá” (vaticina la caída del tirano). Siempre conectándolos con la
situación opresiva que prevalece en Honduras, en “Guatemala” y “Salutación”, celebra
el clima de libertad que. a raíz de la Revolución de Octubre de 1944, se experimenta
en la nación vecina.

Por el lenguaje directo, en el que, inclusive, se inserta la voz popular; por los elementos
familiares y sociales que convoca; por el contraste que establece entre Honduras y el
suelo que le da albergue, el mejor texto —de simbólico título— es “De noche”: ¡Es
noche en Centro América! Honduras/ duerme, bajo una noche terrible, sin aurora!
(sic)/ El cementerio crece! (sic) ¡Las cunas están tristes!/ Dolor, en los hogares,/ es
huésped que ha llamado con imperial premura. //Allá, bajo la bóveda de la embrujada
noche./ mifamilia, en zozobra, sueña que estoy con ella./¡Mis perros aún me esperan,
sin comprender mi ausencia!/ Ypor las calles suenan mis pasos todavía...// ¡Qué tranquila
se tiende la noche en Guatemala!/ Pero mi mente vuela hacia la Patria en duelo:/y va,
por todas partes, mirando acongojada,/las ruinas de lo noble bajo el terror infame.//
Cruzan tonos sayones armados de pistola.../ Un grito en las tinieblas: ‘¡Viva Zúñiga
Huele! 7 Y los sayones vuelan......... /Suenan golpes y suena un cuerpo desplomado.../
Los sótanos se llenan, y sigue la tortura,/porque los gritos siguen:/ “¡ Viva el liberalismo! ’
‘¡ Viva Zúñiga Huele! 7 No pueden acallarlos, pistola en machete...// Y es noche, noche
aciaga, la de mi amada Honduras. (Ardón, 1961: 55; siempre, la puntuación es del
autor). Dentro de esa misma línea política, “Sombras” denuncia la represión dictatorial:
Se abrió la primera tumba,/ enjincas de Sonaguera./ Se abrió la tumba primera/y se
ha quedado en la sombra.//¿Dóndeyacen los despojos/de Erasmo, aquel mozo altivo?/
Por escondido camino/cayó Rodríguez Ordóñez.../Erasmo tenia por nombre,/y hoy es
Erasmo perdido.../ Cayó Rodríguez Ordóñez.../Premiaron al asesino... (116-117). En
“Dichosa edad”, Ardón añora la época cuando las tierras hondurenas no tenían dueños
de artera codicia/sedientos de oro... (103).

En “Elegía a mi esposa Carlota de Ardón”, el autor apunta: Asesinada el lude agosto


de 1956, por un esbirro de Lozano Díaz. Seguidamente, contrasta su situación personal
con la de los poetas Juan Ramón Molina y José María Gabriel y Galán cuando deploran
la muerte de sus respectivas esposas. En Ardón, los sentimientos de cólera y rencor
dictan versos sin ningún aderezo literario pero de valor testimonial: ¡Señor, Tú la
llamaste y ella voló a tu lado!/ dijo Ramón Molina.// Yo no puedo decir, Señor, lo
mismo,/porque Tú no eres cruel./ No la llamaste Tú. La recibiste:/ pero alguien la

202
lo polob'o iluminado

mató.// La mató la soberbia endemoniada/ de un salvaje sin Dios,/ que azuzó sus
jaurías, engreído,/ sediento de Poder. (65).

“Oración a la Virgen de Suyapa” consigna el sentido popular de la festividad religiosa


y lo liga a la intención política: Virgencita de Suyapa,/ Tesoro del pueblo mió:/ Por ese
pueblo que sufre,/Mi humilde oración te envío.// Llega a Ti, cual mensajera/ Paloma
blanca de amor,/ Desde una tierra extranjera,/ Donde me arrojó la artera/' Soberbia
de un dictador.// (...) De tu alegre Romería (sic)/ Trasciende a esta tierra extraña./
Donde me tiene la saña/ De miseros impostores,/ (...) Haz que la justicia impere/
Donde hoy reina la injusticia./Destruye Tú la malicia' Del crimen entronizado./Por
el pueblo torturado,/ Virgen, clamamos justicia.// Allí están, frente a tus Aras,/ Ojos
húmedos en llanto;/Labios que elevan un canto/ Tembloroso y conmovido.../ ¿Ojos
que han llorado tanto!/ ¡Labios que tanto han pedido! (50-51).

Quizá lo mejor del libro radique en “Nocturno No. 1” y “Nocturno No. 2”. Sin
estridencias, recogiendo elementos cotidianos, expresan sentimientos relacionados
con el tiempo, la angustia y el dolor: El aullido del tren abre un ancho/camino en el
aire.../¡Cómo llora el vapor angustiado/en prisiones de acero!/ El aullido del tren es
el grito/ de un espíritu herido;/y mi sueño se va hacia lo lejos/ en la roja espiral de
ese aullido... (31); Me acompañan mis libros/y unos trapos colgados en percha;/y
unos botes de boca redonda;/y unos cuadros de antiguasfiguras/ y unos calendarios/
de años fenecidos.../y una mesa en que puse unos trastos; y otra mesa pequeña y
cuadrada/ (...) y en todo esto,/solamente se escucha el tic-tac/del reloj, el riz-raz de
la pluma;/y en mi pecho, el compás de mi vida, que aún avanza, en tic-tac de reloj.
(32-33). El polisíndeton y la extensa y rutinaria enumeración traducen la precariedad
física y el estado emocional que sufre el exiliado.

Con un filón humorístico, “Saetas” estm conjunto de quince cuartetas de tema diverso:
Me perseguían los soldados,/sin poderme capturar;/pero me hallaron tus ojos, y ya
no me pude escapar. (139); Ocupaba un alto puesto./y ayer fui destituido^ De golpe
se vino abajo/la lista de mis amigos. (140). Víctor F. Ardón —dato paia la historia
de las ideas feministas en el país—, en “Romance de un libro lleno” se refiere, en
forma despectiva, a la mujer que ha tenido un pasado amoroso. Pero más interesante
es (por lo avanzado de la fecha de publicación del libro), el despiadado ataque a
Clementina Suárez en “Silvas irregulares”. Reprochando, a una supuesta autora, la
descripción de unas manos de hombre, le dice: Tal como lo hizo Clementina un día,,

203
Htlen UtneAo

(...) porque tú no destrozas azahares/ como aquella mujer...//Ella chafe» la pudorosa


hiedra' que cubría su balcón;/ dejó desnudo el paso por que vieran/ sangrar su
corazón. //jCon qué rudeza impúdica nos dijo/su erótico placer...!/ Hasta la savia
que da vida al hijo' hemos visto correr...// Y la vimos, convulsa, entre los brazos/de
macizo varón,/ con los ojos sedientos, a mordiscos,/plasmando la ilusión... (151).
Los trabajos de Anión muestran frecuentes irregularidades formales. Inclusive, caen
en lo panflelario, según lo evidencian algunos fragmentos citados.10 Sin embargo,
Geometría sentimental testimonia una época sombría en la historia del país.

Joaquín Soto

Joaquín Soto (1897-1926) escribió sólo una obra: El resplandor de la aurora (1916)
la cual muestra amalgamas romántico-modernistas. En 1960, con el nombre de
Lámparas trémulas, se publicó una selección de dicho poemario. En conjunto, sus
ciento tres poemas" muestran la presencia de un espíritu todavía imbuido del “mal
del siglo”: el regodeo —casi deleite— en estados mórbidos del alma; la glorificación
de la melancolía; el descontento frente a la realidad; el anhelo de una vida distinta y el
arraigado sentido de la muerte constituyen tópicos constantemente abordados: Qué
habrá tras de la sombra/ donde acaba la vida,/donde el beso concluye/ tras la muda
partida,// que agota de las almas/ el misterioso aliento/ en un fugaz martirio/ de
ignorado tormento? (sic)// Qué habrá tras de la sombra/ indefinible y larga,/después
de aquella hora/supremamente amarga? (sic) (“Misterio eterno”, Soto, 1939: 125);
De niño me hice hermano de la Melancolía;/ así dolor y llantos mi espíritu interpreta,/
y no tengo en el mundo más que una alegría/y es la santa alegría de sentirme poeta.
(“Mi corazón”, 147).

9 Recuérdese que el primer libro de C. Suárez se llama, justamente, Corazón


sangrante.
10 Véase, también, el antigramatical verso No me elogio, porque nunca/ acostumbro
me alabar... (44). En “El valle de la ermita”, leemos: porque en mi Patria, los
hombres/ que tienen manos a riendas,/ al bien de sus compatriotas/ anteponen
sus prebendas.// Y esos hombres, si son tales,/ lo son por ser antropoidea,/ mas, por
su comportamiento,/ digo que son esos tales,/una especie de alacranes/ que comen
su madre viva/ y una especie de chacales/ con feroz alma homicida... (53). El
subrayado es mío.
” Trabajamos con la edición de 1939 en la cual un hermano del poeta, editor del texto,
indica que, con relación a la primera edición, se suprimieron algunos poemas y se
agregaron otros. Incluye el prólogo realizado por Porfirio Barba Jacob.

204
La palabra iluminada

Tal como la estética romántico-modernista había preconizado, Soto supravalora la


condición de poeta a quien, en visión elitista, opone lo pedestre del vulgo: El poeta es
más alto y por eso no debe/ beber el mismo vaso que todo el mundo bebe./Hay que
ser en la vida como un copo de nieve. (“Tedio y esperanza”, 153). También, como
buen espíritu romántico, el paisaje se percibe imbuido de subjetividad: Hay en todos
los árboles cierta vaga clemencia/y a sus ramas se acoge la amargura sonora..../
¡Esta brisa que pasa tiene toda la esencia/ de una tarde que ha muerto como muere
una hora!// (...) Esta noche solemne como un luto, es huraña,/y en su luto piadoso la
canción es tranquila..../ tiene el fondo fragante de una oscura montaña/y el testigo
callado de una clara pupila [la estrella] (“Estrella sola”, 139).

Pero es el amor el gran tema del libro: alabanzas, entusiasmo, desencanto, reproches
y olvido, son algunas de sus principales modulaciones: ¿Florecerá de nuevo la caricia/
llena de sol, que imaginó mi anhelo,/para poder, mientras tu amor se inicia,/ llorar
sobre la noche de tu pelo? (“Mis lágrimas”, 67); Dulce campesina/ vuela mi canción/
como golondrina/hasta tu balcón. (“Desde lejos”, 89). Una versificación de sencilla
resolución. Con evidente trasfondo romántico, Joaquín Soto trabajó un estilo que, en
la segunda década del siglo XX, aún cumplía con los requerimientos de musicalidad
aclimatados por el modernismo.

Nicasio Gallardo

De Nicasio Gallardo (Danlí, 1897-México, 1927), en la Antología de poetas


danlidensis, destaca “Ángelus”, soneto de versos alejandrinos de relativo interés por
la expresión de un gusto por lo sencillo de clara ambientación posmodemista, proclive
a la descripción de lo rural y provinciano: Desde la vieja torre de la iglesia poblana,/
con vibraciones que hacen más místico el ambiente,/ a la oración invita la devota
campana/ mientras se apaga la tarde dulcemente.//En la calle algún grupo de vecinos
que hilvana/su plática sencilla con aire indiferente,/o una cara de rosa que tras una
ventana/ con fingida ternura sonríe a algún transeúnte.// En el hogar esperan sobre
el mantel de lino/ las viandas olorosas y las frutas doradas,/ todo envuelto en un
vago resplandor vespertino.// Y mientras llega la hora, con cariño la abuela/ entretiene
a los niños con un cuento de hadas/ que sucedió en quién sabe qué país de acuarela...
(en Sevilla, 1967: 115). Adviértase la presencia de lo cotidiano.

205
H«lfn Uro orto

Gtii.i bRMo Bastillo Rf.yna

Guillermo Bastillo Reyna (Comayagüela, 1898-1964) escribió Ópalos de Erandique


(s.f) y Romances de la tierruca y otros poemas (1950), Este último recoge
composiciones que describen aspectos de la tierra hondureña y de algunas ciudades
extranjeras, preferentemente, de León, en Nicaragua. El poeta —con indudable amor
al terruño— recuerda elementos de la cultura popular (comidas, usos, costumbres,
creencias, religiosidad...). “Santa María de Comayagua” exalta el ancestro español de
la ciudad. “La Virgen de Suyapa” cuenta el lobo de la venerada imagen así como la
alegría del pueblo cuando apareció. “Navidad en Tegucigalpa” ofrece detalles de los
nacimientos elaborados para celebrar la natividad de Cristo. “Romance de mi pueblo”
recrea facetas peculiares de Tegucigalpa (estatuas de héroes como Morazán, ferias,
costumbres en el día de la Virgen de Guadalupe, etc.). “Madre Comayagüela”, retrata
aspectos de la fiesta popular que festeja a la Virgen de Concepción: La Feria de
Concepción/ es la feria de lasferias,/con misas y procesiones/yjolgorios y verbenas./
Los fuegos artificiales/son surtidores de estrellas/y el Parque (sic) es un mar humano/
en las noches de retreta./Se baila con la marimba/ bajo rústicas glorietas,/mientras
los nacatamales/tentadoramente humean. (Bustillo Reyna, 1950: 14). “Romances de
mi pueblo” retoma el mismo tema: Al otro lado del río,/entre vergeles y huertos,/ la
airosa Comayagüela/ está de manteles nuevos/porque ya viene la Feria/ de la patrono
del pueblo./ Ya se alistan los chinamos,/ya se rematan los juegos,/ya están contando
los días/ tahúres y parranderos. (18).

El mismo patrón de trabajo, aunque con diferente métrica, se observa cuando el


poeta se refiere a ciudades extranjeras. “Viaje a New Orleáns” (sic) capta facetas de
la ciudad estadounidense (desfile de carnaval, calles, liberalidad sexual, jolgorio
colectivo, etc.). “Vieja metrópoli” y “Amanecer en León” están dedicados a esta
ciudad nicaragüense. Por su acento cosmopolita, por la calidad sintética de las
imágenes, por la alusión a objetos de la vida cotidiana y por el tipo de lenguaje, uno de
los mejores trabajos, fechado en 1921, es el soneto “Manhatan” (sic) cuyo tema
anticipa los trabajos de Antonio Vidal y lo convierte en otro antecedente de la poesía
que, posteriormente, elaboraría Nelson E. Merren. Dice: Broadway. Alucinantes siluetas
femeninas,/ millares de automóviles en formación compacta,/ coruscación de joyas
detrás de las vitrinas,/ luces fantasmagóricas y gente estupefacta.// Fifth Avenue.
Mansiones donde el mármol se jacta/de su esplendor, jardín de rosas neoyorquinas,/

206
Lo palabra iluminado

Diosa (sic) al amor esquiva, de la lujuria intacta,/ modas extravagantes, cabarets,


limosinas.// Greenwich Village. Escenas de la vida bohemia:/ cabezas melenudas y
rostros con anemia,/olor de éter, canciones eróticas, hastio...// The Bowery. Aqui el
dolor y el hambre son rivales;/ resuena en las baldosas de este barrio sombrío/ el
trotar de los cuatro corceles espectrales. (77-78). Oraciones unimembres como
pinceladas impresionistas que atrapan el espíritu de la ciudad. Adecuada creación de
su atmósfera y estilo de vida. Señalamiento de los extremos abismales que establece
la riqueza. Lenguaje bastante directo con el aderezo de una que otra figura retórica
(como la de la personificación del mármol) y de oportunas expresiones en ingles.

El escritor consagró algunos textos a la exposición de sus ideas en materia social.


“Las dos corrientes” contrasta dos visiones diferentes de la vida: la de los latinos
(idealista) y la de los sajones (pragmática); el texto concluye con una perspectiva de
mutuo entendimiento. “Salmos de combate” exhorta a poetas y profesores a dar la
batalla ideológica. “Sandino” comporta un sustrato patriótico de defensa de la
soberanía nacional: se elogia la actividad contra el artero invasor y se reconforta al
héroe nicaragüense: Bolívar te enardece y Morazán te guia,/(...) y la América Hispana
te abre su corazón. (66). Menos logrados son los poemas de carácter amoroso (“Tú”,
“Tatuaje”, “Romance del amor desesperado”, “Sonetos de Marfil”), cargados de
imágenes hiperbólicas y de lugares comunes: Como del tierno capullo/surge la divina
rosa,/ asi como, deslumbrante,/sale la perla de la ostra,/asi de mi corazón,/ que es
la pequeña redoma,/ translúcida y transparente/ que mi poesía aprisiona;/ asi surge
este romance/que tus atributos loa,/ igual que la Anadiomena/cuando emerge de las
ondas (29). Lo mismo puede decirse de textos laudatorios y trabajos circunstanciales
dedicados a reinas de belleza y a bodas de amigos (“Salmos a Rubén Darío”, “El
divino Rubén”, “A Juan Ramón Molina”, “Incienso de apoteosis” y otros).

Rafael Moreno Guillén

El sacerdote Rafael Moreno Guillén (1898-¿?) escribió Rimas místicas (1925), libro
con ciento veintinueve textos. La mayoría, de tema religioso. Los nombres lo pregonan:
“Ecce Mater”, “Ecce Homo”, “A la Virgen del Rosario”, “La inisa”, “San Luis” y
otros. Para que se advierta el espíritu que alienta en la obra, anotamos que “El Rosario”
está dividido en tres partes (correspondientes a los tres “misterios” de la popular
oración: los “gozosos”, los “dolorosos” y los “gloriosos”), con cinco estrofas (como

207
H»ltn UmaAo

las secciones en que se d»vide cada cuenta del rosario) de ocho versos cada sección.
Todo, dentro de la ortodoxia católica más acendrada.

El autor acude, con frecuencia, a las anécdotas de las cuales extrae enseñanzas morales.
En "flores y abrojos", un niño, desoyendo los consejos matemos, corta una flor y se
hiere con la» espinas La moraleja se enuncia sin ambages: Así la Iglesia nos veda/los
placeres mundanales,/ do el alma zaherida queda/por las espinas banales,/¡Maldito
(sic) sea ese mundo/ que fascina nuestros ojos (sic)/ ¡ocultando sus abrojos/ entre su
pompa falaz! (Moreno Guillen, 1925: 26). El planteamiento cristiano salta a la vista.
La intención didáctica se apuntala mediante el ejemplo o la alegoría. Con nitidez se
advierte en “Virtud y vicio”: Pasado ya el diluvio, una paloma/salió del arca, ansiosa
de volar./ extendiendo sus alas de azahar/sus ojos buscan la mullida loma.//(...) Al
buen Noé su fiel historia cuenta:/ cadáveres fluctúan; aun no hay playa;/ fetidez,
suciedad... ¡no hay otra cosa!// Oyóla el cuervo. Ya volar intenta;/sus negras alas
por el viento explaya,/y allá entre los cadáveres él goza... (39).

Como es usual dentro de la tradición hagiográfica, algunos poemas narran hechos


milagrosos. En “Los pastores”, un mendigo ciego, que asiste al portal en donde ha
nacido Cristo, obtiene de éste el don de la vista; seguidamente, después de haber visto
al Mesías, en medio de una gran placidez espiritual, muere. Quizá Moreno Guillen sea
el poeta hondureno que más se acercó a la expresión del amor divino dentro de la
tradición de la poesía religiosa española. En el soneto “Inmensidad”, el alma manifiesta
su profunda necesidad de Dios: ¿A dónde iré, Dios mió, que no sienta tu abrazo,/
que no vea fus huellas de celestial amparo?/ ¿A dónde iré yo solo, si allí sobre tu
brazo/ aliento das al mundo con tu poder preclaro?/ (...) Si el águila me diera sus
alas p violencia,/ ¡iría por el éter rodando eternamente..../ Bañado en tu mirada,
envuelto en tu presencia!//¿A dónde irán los vuelos de nuestra rauda mente/ que no
halle claro sello de sabia omnipotencia?.../¿A dónde irán, Dios mío, que Tú no estés
presente? (3X). También, en “Magdalena”, el yo poético se visualiza como esposa de
Cristo: Alma mía, levántate, despierta,/ que hoy será para tí día de gozo:/ He aquí
que Jesús está a la puerta,/ llamando! Tu Señor, tu Dios, tu Esposo! (sic) (61).

Sin obviar la faceta religiosa, el autor abordó otros temas. En “Con el sudor....!”
(sic), en ciento diez versos heptasilabos y endecasílabos, recordando el mandato
divino dado a Adán en el paraíso, realiza un elogio del trabajo como factor o palanca
de la civilización: El Trabajo es la llave del progreso,/ es el áncora firme de la paz;/

200
La palabra iluminada

con sus bueyes trabaja el buen labriego/ y el sabio con su lápiz y compás. Hay
trabajo en lafábrica que humea/y en el taller donde la fragua sopla:/hay trabajo en
la escuela do la idea/ impera triunfadora.// El Trabajo, es en fin, quien dio la gloria/
a cuantos sabios brillan en la Historia./ Tan sólo aquellos infelices hombres/ que no
fueron amigos del Trabajo/ vistieron el andrajo/y mancharon con lodo vil sus nombres.
(25). En “Alma de mártir” (combinación de setenta y siete endecasílabos y
heptasílabos), realiza un contrapunto entre la Europa rebosante de paz y prosperidad
y la Europa asolada por la guerra, situación que —según plantea— lastima sobremanera
el Papa Pío X. En “¡Hace un siglo!”, con el recuerdo de grandes prohombres de la
Historia como Francisco Morazán, celebra el primer centenario de la Independencia
de Centroamérica. Dentro de un estilo romántico-modernista jalonado de
reminiscencias neoclásicas (inclusive, con frecuentes epígrafes en latín). Moreno
Guillén escribió con bastante decoro.

Olimpia Varela y Varela

Olimpia Varela y Varela(1899-1976) escribió Corazón abierto (Poemarioantotógico)'2


(1956), un libro que contiene sesenta y cuatro textos, la mayor parte de circunstancias:
compromisos de amistad; mensajes de solidaridad a organizaciones femeninas; motivos
y efemérides familiares; homenaje a personalidades históricas (Frankhn D. Roosevelt,
José Trinidad Reyes, Francisco Morazán...), etc. Vr. gr., en “Ramillete”, leemos:
Emma de Moya Posas,/ poetisa singular,/ con Angelito Ochoa,/ de canto
emocional.// Adriana, la que engarza/ los chistes a granel,/y a Julita Zúñiga,/
dulce como la miel. (Varela y Varela, 1956:99). En “Ofrenda al Padre Reyes”: Noble
Padre Reyes: permite en tu día/que colmando anhelos de atávico amor,/una humilde
rama de tu dinastía/ cante las bellezas que te dio el Señor. (19). Un uso lingüístico
carente de fuerza expresiva.

Quizá, los mejores trabajos sean unas breves composiciones intimistas como ’ 1 risteza”
y “¡Cuidado corazón!” y algunos poemas religiosos como “Plegaria” e “Invocación”.
En “Tristeza”, el entorno físico se fusiona con la propia subjetividad: ¡Hay una honda
tristeza/ en esta estancia fría./ solitaria, desierta,/ de la pobre alma mía...!// ¡Parece
que de lejos/ me vinieran reflejos/ de algún dolor profundo! ; Oigo cantar los gallos
tristemente,/y se me antoja el canto,/un eco de mi propia tristeza.../ Que pasa por el12

12 José González anota Corazón sangrante (1997: 109; 2004:154).

20$
Hei<n limeña

mundo! (61). En “Plegaria”, Varela da salida a un estado emocional que busca refugio
en lo divino: Vencida por las olas adversas de mi sino/ estoy aqui. Señor toda deshecha
en llanto, y en la ansiedad fehril de un paliativo cauce/ a mi dolor, termino
desbordándolo en canto.//Si obedece a designios ocultos de tu mano/ este infortunio
eterno que a llorar me condena, sea, Señor, mas dadme porpiedad una leve emanación
divina de santidad serena/,' que me done el secreto de olvidar los rigores,/ acallar
toda humana, interna rebeldía,/y trocar la tristeza en perenne alegría:// Bendecir el
destino que me abruma a dolores/y apresando en mi ego la dulzura y la calma,/ ir a
7?. por la escala libérrima del alma! (sic) (63). La poesía sigue renuente a presentarse.

“Sombras y duelos” recrea el impacto anímico que le ocasionó ver a su hermano en


la prisión: Destacóse en la puerta su elevada figura,/ la faz ensombrecida, rota la
vestidura;/ un vuelco dióme el alma y de pronto me alcé./ *¡Olimpia! ’ —dijo al
verme—y a mi encuentro se vino,/y al sentarnos a un lado, ¡oh, cruces del camino!,/
asombro y gozo a un tiempo en sus ojos miré.//Hondamente la angustia adentróse en
mi alma;/ mas, ahogué mis sollozos y fingiéndome en calma,/a su oído, confusa, de
mil cosas le hablé./¿Su voz? ¡Fue un eco sólo de aquel febril delirio/ que forjó las
tinieblas de su tenaz martirio,/ ahogando en lo inconsciente la lumbre de su fe! (37).
Lenguaje desnudo de artificios que evoca un lacerante dolor. Texto de valor testimonial
cuyo efecto se intensifica por la inclusión del propio nombre. Pero, en conjunto, un
libro que carece de trascendencia.

Paca Navas de Miralda

Paca Navas de Miralda (Juticalpa, 1900-1969) escribió Ritmos criollos (1947),


colección de veintinueve textos. Cada uno insinúa una microhistoria que refleja algún
aspecto de la vida rural. En la introducción. Navas declara su propósito: escribir
poemas o estampas que muestran al desnudo las modalidades, costumbres y pasiones
de los habitantes de la feraz tierra olanchana. La escritora, utilizando formas
coloquiales y regionales del habla, aborda la conocida temática que, en materia narrativa,
aclimató el criollismo en Latinoamérica: el machismo en sus diversas modalidades
(violencia doméstica, necesidad de lavar el honor con sangre cuando el ofendido es el
hombre, donjuanismo, irresponsabilidad paterna, etc.); la precariedad o las limitaciones
de la vida campesina (ignorancia, abuso del alcohol, pobreza, supersticiones, comidas,
costumbres... ) y la manera de proceder de otras capas sociales con relación al mundo

210
lo palabra iluminodo

rural (aplicación dolosa de la justicia, utilización de la fuerza por parte del mióte,
explotación religiosa...).

En “Agárrate el retinto” —copiado en forma completa— corroboramos aspectos


señalados: Agárrate el macho retinto, Ustaquio,/—Ta bien, patrón./ —Te alvierto
qu 'iremos mañana/ al rayar el día,/a una pesquería/ con Pedro Molina y mi suegro
el viejo Pantalión./ Con este buen tiro de dinamita/ vamos a trer/juerza e Cuyamel;/
alístate a si mesmo/ unos cuantos ‘matates 7pa trerlos llenos,/y tener bastante comida1
pa los ‘Días Grandes ’.// Ya Eduviges sabe/qu 'esta noche mi alista el almuerzo,/que
tenemos qu "irnos/ al canto ’e la madrugada,/ a es 'ora me hablás/ pue con aquellos/
quedé de juntarme/ alfilo del camino rial. (Navas de Miralda, s.f.: 15; lo subrayado,
en cursiva en el original). Un específico tipo de poemas que entraña una breve historia
con la presencia de personajes, diálogos (trascripción fonética del habla supuesta de
los campesinos), acciones concretas, lugares, etc. Frecuentemente, se acude al
humorismo. Dentro de la óptica propuesta, Paca Navas supo crear escenas muy
vividas de tipo costumbrista.

Martín Paz

Martín Paz (Trujillo, 1901 -México, 1950) escribió Iniciales (en coautoría, entre otros,
con Clementina Suárez); Marina (ambos en 1931) y Caligramas (¿?). De estos dos
últimos libros —sin especificar a cuál de ellos pertenecen— sólo conocemos las
muestras dadas por la antología preparada por Efraín López Nieto (1991).

Iniciales
En Iniciales, Martín Paz incluyó diez textos breves. El aspecto más interesante es
que se alejan de la nota quejumbrosa que predominaba en el posromanticismo
hondureño. Tampoco hay interés en insuflarles una tónica trascendente o solemne.
“El reloj” presenta el insólito caso de un reloj enamorado de la forma femenina que
tenía el humo arrojado por la chimenea de una fábrica, humo que la escoba del viento
disipó, Concluye el texto (en Suárez et. al., 1931: 46). En “Plenilunio”, después de
describir la noche espléndida, anuncia la posibilidad de arrojarse al agua para traerle a
su amada la hostia de la luna (57). En “Exvoto”, lava las manchas de la desilusión
que tiene el pensamiento y lo cuelga en el tendedero; la tarde lo toma rosa y. como
mariposa temblando de emoción, se lo entrega a la amada. En “Camavalaria”, indica

211
H«len Umofio

que el corazón ha subido hasta elflorido balcón de mi vecina y concluye: Qué pobre
pájaro ew. corazón,/ tú vuelas en un cielo/ de ilusión/ que te alucina:/ el corazón de
mi vecina es una rosa de pape! de China!// Por algo se parece a Colombina/ y tú a
Piernu con tu vana ilusión. (60). La antisolemnidad es evidente; el autor no se apega
a dictados mi mélicos y da cabida a la inflexión humorística. Sin duda alguna, Martín
Paz estaba al tanto de los experimentos vanguardistas.

Otros poemas
En la antología preparada por Efraín López Nieto, los poemas de mayor interés son
aquellos en donde Martín Paz rompe con el sentimentalismo. Para Roberto Sosa, “El
Negro Mister Brown” representa la ruptura con el intimismo y sencillez del
posmodernismo (Sosa, 1981: 100). Dice el poema: Taja/el balcón/por la cintura/ el
negro Mister Brown.// Y se asoma sonriendo su figura/ que es un bien acabado
estudio al carbón.// El sol se ha puesto/y el negro Mister Brown/ es sólo esto:/ los
dientes, porcelana; la epidermis, charol.// Sueña y espera/y rumia una ilusión./ Ni
sospecha siquiera;/ la noche va a borrarlo, de golpe en el balcón. (Paz, 1991: 1).

Adviértase, en “Romance de Lila Stark” —otra buena muestra de la poesía


afroamericana— similar tratamiento del lenguaje: Baila y canta, canta y baila,/ entre
lafiebre deljazz,/(...) Se le enredaba en los muslos/ la música, con placer,/y rebotaba
en compases/ que machacaban sus pies.// Lentos, los blues, retorcían,/por algo que
nunca fue,/lamentos hondos y largos/ sonámbulos de cocktail. (8-9).

En algunas composiciones se advierte la influencia de Federico García Lorca.


“Romance del mar sonámbulo” expresa: El faro juega ruleta/ en el tapete del mar/
mientras el puerto boceto/ una tarjeta postal.// El viaje florece en días/ y el día
jlorece en puertos/ y la ilusión en la borda/ se pone a roer recuerdos.// (...) Estrella y
mástil y proa/ y luna llena en el mar:/ hay ideales en la vida/ que nunca se han de
alcanzar. (12-13). En “Romance de la enfermera de yeso”, la índole de las metáforas
ostenta cierto toque surrealista: En el hospital estuve/ y había en el hospital/ una
enfermera de yeso/ con los ojos de cristal. (10). En “La flauta del panida” y “Molina”
se observa una marcada huella modernista. En el segundo, dedicado a Juan Ramón
Molina, dice: Se montó sobre el potro con hercúlea energía;/ recorrió los espacios con
vuelo triunfador;/arrancó de los astros la argéntea pedrería/y se vio pronto envuelto
en sideral fulgor. (32).

212
La palabra iluminada

En índice de la poesía hondureña, publicado por la revista Tegucigalpa. encontramos


“Nostalgia” y “Quetzalcoatl” (sic). El primero es un lamento por el desamor de una
mujer y, a la vez, una queja por la complejidad de la vida citadina: Qué floridos
caminos,/ qué extraviados senderos/ sienten hoy asombrados tus nerviosas pisadas?
(sic)/ En la ciudad rayada de letreros,/de horas atormentadas/ de silbidos/defábricas
y gentes afanadas,/ ya no me queda tiempo de mirar los luceros/ que antaño nos
volvían las noches encantadas. (1946: 3). El segundo posee intención política. El
héroe indígena reúne a los caudillos de cada tribu; obedeciendo su ruego, el mejor
atleta arranca un junco; aquel le pide que repita la operación tomando cien juncos y
no puede arrancarlos. La lección es obvia: Vendrán los hombres blancos, un día por
el mar/y no debéis estar, como aqueljunco, aislados./Hay que apretarse en haces y
hacer un solo haz! (sic) (4). Seguidamente, dirigiéndose a los pueblos de América, los
conmina a que no olviden la enseñanza de Quetzalcoatl.

Clementina Suárez

Clementina Suárez (Juticalpa, Olancho, 1902-Tegucigalpa, 1991) es de los nombres


fundacionales de la poesia hondureña de vanguardia. Su trabajo —en progresiva
decantación— comprende los siguientes títulos: Corazón sangrante (1930); Los
templos de fuego (1931); De mis sábados el último (1931); Iniciales (1931, en
coautoria con los mexicanos Lamberto Alarcón y Emilio Cisneros Canto y el hondureño
Martín Paz); Engranajes, poemitas en prosa y verso (1935); Veleros (1937); De la
desilusión a la esperanza (1944); Creciendo con la hierba (1957) y Canto a la
encontrada patria y su héroe (1958). El poeta y sus señales (1969) es una antología
publicada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

Corazón sangrante
Corazón sangrante, libro de romántico título cuyo tema central es el amor en su
vertiente más dolorosa y desconsoladora: en contraste con la pasión desbordante del
yo poético, el desamor del sujeto que centraliza la existencia. Con pocas excepciones,
los casi cincuenta textos destilan sentimientos concomitantes a esa intima verdad.
Rebosan de dolor. En “Por los viejos caminos”, la metáfora traduce el angustioso
existir: Largos caminos, blancos, negros, duros,/ cubiertos de espinas y de hiedrasJ
de arenas blancas y de finas piedras.// (...) ¡Qué camino tan largo el que voy

213
Htlfn UmoAo

recorriendo!/ y (sic) como (sic) cada noche que me sorprende tiene) para mi un
presente de dolor. (Suárez, 1930: 33, 35).

La intensidad del sufrimiento, por reflejo, despliega las carencias que lo originan. La
avasallante necesidad del otro. El deseo y sus lacerantes dardos. La ternura
desbordándose. El clamor que no encuentra resonancia. “Vano sacrificio”, “Al pie de
tu ventana” y “Me envolvió tu ternura” transparentan esa dimensión. En “Mi luminosa
soledad”, la acumulación de adjetivos subraya la desolación: Va cayendo gota a gota/
sobre el hondo silencio de mi vida, la tristeza/y mi alma, rota, sangrante y moribunda/
va esfumándose en la profunda/ neblina del silencio...// (...) Si los gritos de mi
corazón pudieran/con su fragor estremecer la noche,/¡Cuántas (sic) flores de ternura
florecieran!/¡Qué riqueza de luces, qué derroche/de risas brotara de sus sombras!...
(141-142).

La insatisfacción —el encontrarse con las manos vacias del bien anhelado— es tema
recurrente. “Ruego”, “Alma lejana”, “Plegaria” y “Luz”, advierten sobre la pérdida de
asideros espirituales. Con frecuencia, la desesperación obliga a que los ojos se dirijan
hacia el mundo natural. Su esplendor contrasta con las tormentas interiores (“Quietud
crepuscular”, “Tarde”...); acentúa la propia desolación (“Cuando la lluvia cae”) o se
toma en lenitivo para el alma lacerada: Dante tu ternura fuente/ para saciar mi sed y
refrescar mi frente.// Dame tufuerza, caudaloso río,/para matar este negro y doloroso
hastio // Dame tu sombra, ¡Oh (sic) árbol soñoliento!/ Para ahogar bajo ella mi
lamento.// Lirios, dadme vuestras fragancias/para ahuyentar mis sueños y aquietar
mis ansias. (“Imploraciones”, 21-22).

En rara oportunidad, en contra de la evidencia (que dice todo lo contrario), en el alma


alienta —débil— la ilusión. Tercamente, confia en la posibilidad de desandar senderos
y remontar el punto de la separación. En “Los dos”, porfía en restaurar el entendimiento
amoroso: Dame tu mano fuerte y emprendamos/ el largo camino de la vida,/ quizás
en la peregrinación nos encontremos/con un dolor, una risa o una herida.//(...) Yo sé
que tú darás a mis dolores,/ la miel de tu palabra, y el camino/ en vez de espinas, se
cubrirá de flores,/y habrá de tarde en tarde un suave trino.// (...) La tierra, santa en
ternura nos abrirá sus brazos/y olvidaremos porfin nuestras querellas,/se acabarán
las noches los ocasos/con los besos de luz de las estrellas. (59-60).

El ruego quedó en el vacio. La mano anhelada no extendió su ternura. Otras ilusiones


tampoco se concretaron. “Ansias” descubre un desencanto que no sólo se refiere a la

214
Lo palabra iluminodo

relación masculina. El vivir implica un signo trágico; He soñado tanto que a veces he
querido/ soplar sobre esos sueños y hacerlos florecer,/fundirme en sus fragancias,
perderme entre su olvido,/y diluirme entre las ondas de un suave atardecer.// Que sea
esta mi vida como un dulce latido/ de nota melodiosa que se apagó al nacer,/ como
un suave suspiro, como un tenue quejido/ de ilusión que quiso haber sido y nunca
logró ser. (29). Surge un tema que Suárez profundizará posteriormente: el de la
incapacidad del hombre para aquilatar la riqueza femenina. En “Me envolvió tu ternura”,
después de evocar momentos de amor, surge la devastadora realidad: pero vino la
noche/ te ausentaste/y me dejaste. (130). En “Al pie de tu ventana", polariza las dos
situaciones. El saldo de soledad para uno y la búsqueda de cumbres de elevado vuelo
en el caso del yo. El tópico de la dignidad femenina empieza a formularse: Llamé toda
la noche y la luz de la mañana/ me sorprendió frente a ella, cansada, de rodillas.//
(...) Te quedaste solo, porque jamás quisiste/ descifrar lo que en el alma de la mujer
existe,/y yo seguí mi camino, tras la huella lejana/ (...) que enfila mi existencia por
caminos floridos.../ya no oirás más lamentos, ya no oirás más quejidos/ ni súplicas,
ni llantos al pie de tu ventana. (43-44).

Pero esa decisión no es sinónimo de calma. La idea del bien perdido provoca
sentimientos de nostalgia. Como ya lo habíamos visto en Juan Ramón Molina, Froylán
Turcios y José Antonio Domínguez, también, en Suárez, la melancolía —de agazapados
filos— es un estado de alma que se arropa, se tiene en alta estima. Sin embargo, la
poeta no rinde banderas; insiste en cambiar el signo negativo. Empleando vocativos
familiares, se dirige a ella: Madre o hermana mía, taciturna y huraña/ que luis hecho
luminosa tu pobre soledad/ que suavizaste el quejido y acallaste la saña/y ofreces a
los tristes tu sombra de piedad.// (...) Abre tus brazos ¡Oh (sic) gran melancolía!/y
(sic) deja que mi vida se envuelva en tus saudades,/asi tu gran tristeza del brazo con
la mía/ puede ser que den vida a nuevas claridades.// (...) Enséñame la senda
melancólica hermana/ que va hacia los silencios y las renunciaciones/ que nos lleva
a esa tierra misteriosa y lejana/ do hallan paz y sosiego los tristes corazones.
(“Melancolía”, 117-118). Como manifestación de su angustia, el yo anhela la paz, la
serenidad, la tranquilidad. En “Mi vida era como”, añora la niñez y lajuventud, remansos
sin el peligro de la sierpe o el desgarre de la espina. Por esta razón, en tanto refugio y
consuelo, a la madre —cuya invocación abre el libro—, le dedica cinco sonetos
(“Madre”). Asimismo, como máxima protección, implora la ayuda divina para vencer
el desaliento (“De rodillas”, “Plegaria” y “Ruego”).

215
Helen ümoflo

Por otra parte., en Corazón sangrante, apuntan dos motivos que luego alcanzarán
mejores formulaciones ia preocupación social (“El mendigo”, “El anciano”) y el
acendrado amor materno (“Alba y Silvia”). La obra está imbuida de un espíritu
neorromantico que se acopla a la estética posmodemista. Los versos, aunque bien
elaborados —no desmerecen frente a los de sus contemporáneos—, carecen de
novedades estilísticas. Reiteran tópicos y enfoques al uso. No es por este rumbo en
donde se ubica su importancia Al respecto, en la nota introductoria, Suárez indica
cuál es la razón que la llevó a escribir: Estos versos son a manera de gritos del alma
lanzados a las hondas soledades de mis noches: floraciones tristes que reventaron
bajo el calor de los crepúsculos, fuga de alondras de cristal, sacudiendo sus alas en
las sombras o pájaros que cansados de volar se quedaron contemplando con melancolía
el cielo. El sustrato de tal florilegio apunta hacia un valor extraliterario que, en ese
momento, no podía percibirse pero que, la distancia que dan los años, objetiva con
nitidez, estriba en la decisión de Clementina Suárez de escribir y divulgar sus vivencias.
En asumir su voz y proyectarla con dignidad. Por primera vez, en Honduras, una
mujer se atreve a publicar un libro desde la desnudez emocional que implica el género
Urico, sin el ropaje que propicia la ficción. Corazón sangrante posee, pues, un valor
historiográfi.co, similar al que, en la novela, posee el trabajo de Lucila Gameto.

De mis sábados el último


En Honduras, la lección ya la habían dado Juan Ramón Molina y Froylán Turcios. Y,
antes que ellos, Rubén Darío: la prosa puede revestirse de calidad poética. Con un
ritmo bien manejado y mediante la orfebrería del vocablo, la poesía no tiene por qué
depender o ceñirse a la métrica y a la rima. Hallazgo que, como corolario, transformó
la mecánica de escribir la prosa en lengua española. Siguiendo esos ejemplos ilustres,
De mis sábados el último prescinde del verso como medio expresivo. Sus quince
textos —de brevedad extrema— esbozan una historia cuyo tema o sustrato es el
amor: un fragmento de vida atrapado entre modulaciones de una voz que no sólo está
en deuda con la estética posmodemista. Evidencia una mirada que vislumbra nuevos
derroteros formales.

En la composición que da título al libro, la voz narrativa, en primera persona del


singular, rememora el fin de una relación amorosa. Con desencanto —pero imbuida
de respeto hacia sí misma— percibe que él y ella actuaron desde parámetros diversos.
Aunque el descubrimiento es demoledor, le da la medida de la debilidad en la estructura

2I¿
lo palabra iluminado

afectiva del hombre. Entonces, con el equivalente de una amputación emocional,


pero haciendo oídos sordos al dolor, clausura su puerta, sin posible retomo:

Y de un solo golpe me di cuenta, por primera vez, de que mi amor


inmenso no había sido comprendido nunca.
A la pasión maravillosa de que le había rodeado, correspondía con
un afecto vanal, apenas coloreado de un matiz de ternura. Nunca
me había devuelto ardor por ardor, delirio por delirio, locura por
locura.
Un rapto de desesperación me arrojó de rodillas ante el lecho, y
plegué mis labios secos de dolor.
(...) Desde entonces ha regresado muchas veces, pero ya nunca lo espero,
pues de mis sábados aquel fue el último. (Suárez, 1931: 7-9).
Las piezas restantes ofrecen instantáneas en el mundo de la pareja. Siempre campea
la exaltación y el desborde afectivo. En “La venganza”, la mujer, visualizada como
ofidio, clava sus colmillos e inyecta veneno en el cuerpo del hombre, pero éste —con
el consiguiente efecto destructivo— le transmite uno más poderoso que llevaba dentro
de sí. En “El era bello”, como elemento que separa, contrasta la diferente visión de
mundo: él, comerciante; ella, constructora de sueños. En “Boca”, la descripción del
amado es el pretexto para demandar un beso. “Dime espejo” traduce la ingenuidad
adolescente acicalándose para el amado. Procurando la belleza para ofertarla: el regalo
de sí como máximo presente. Lo transcribimos en forma completa:

Dime, espejo ¿cómo me queda este vestido de jiesta. ? (sic) Mira que
quiero entrar en sus ojos como un rayito de sol... Mira que estoy en
la ventana esperándole y dentro de un minuto mi cara ha de estar
frente a su cara. Dime si me quedan bien estos rizos que caen sobre
mis hombros, y estas ojeras amoratadas y mis labios carmcsOs...
Dime, espejo, si estoy tan hermosa como para esperarle a él. (29).
En “El diamante” —trabajo de aparente intención didáctica— la pasión va por dentro.
Quizá, por ello, conlleva un efecto más incisivo. Un hombre se ufana de un gran
diamante. Cuando lo tallan, revela su imperfección: oculta veta de carbón lo deprecia
totalmente. Pareciera sin relación con el contexto literario. Sin embargo, en dimensión
simbólica, encaja a la perfección. La rutilante piedra: el hombre de prístina belleza (El

217
Htltn Umofto

era helio, afirma en otro momento), carcomido internamente. De valor equivalente a


cero. En su ficticia objetividad, el texto es duro. Trenza el desencanto y el rencor.

En “Dias rojos”, Suárez obvia la racionalidad. Cuando otros poetas contemporáneos


todavía escriben al modo romántico o modernista que, en esencia, sigue un patrón
mimético, ella le da al color un papel expresivo, eminentemente simbólico, y se atreve
a escribir:

(...) Hay días en que hasta el verde de las praderas forma un


lienzo rojo. Yo quisiera en estos días cubrirme con este lienzo, que
debe ser de pétalos muy rojos o de labios que sangran...
(...) Hay días en que hasta el viento es rojo, como tibia y roja está
la hierba...
Yo quisiera en esos días que el viento me envolviera en su caricia y
que la hierba me prestara su caliente lecho para entregarme...
(...) Hay días en que la luz sobre el abrupto declive de los montes es
una llama roja que fulmina, que nos quema, que destruye nuestras
visceras.
(...) En estos días en que todo es rojo, como los potros cuando van a
la querencia, voy a los brazos de mi Amado... y tirándole de las
riendas a la fantasía roja de la ilusión florida, quisiera consumirlo...
(33-35).
Interesante —explica, un tanto, la relación de la autora con el mundo pictórico— es
“Píntame pintor”.1’ El ruego conlleva una inevitable sensación de espejo. Pero de
espejo en el otro. Mirarme en tu mirada. Verme como tú me ves. Ese sentirse absorbida
por la personalidad del otro, implica, indisoluble, el sentido de apropiación. El yo
anhela revestirse con lo que el amante es:

Pinta mis ojos con el agua de todas tus charcas, con la profundidad
de tus mares y con la negrura de todas tus noches... (...)
Y píntame sobre todo esta mirada que del corazón me sube llena
de ternura... Me dices que soy fea, que soy fea para ti. No lo creo, no

’* Clementina Suárez se hizo famosa porque su retrato fue pintado por más de cien
pintores de México, Centroamérica y otros países.

218
Lo palabra iluminado

lo puedo creer, pues cuando tus ojos están en mis ojos, yo me siento
hermosa de la cabeza a los pies. Y menuda y breve —figurita de
miel— pienso, que si me tocaras me desharía como gota de rocío que
se evapora cuando calienta el sol. (77-78).
De mis sábados el último no implica ninguna labor de ruptura. Apenas el atisbo
expresionista señalado en el último ejemplo.14 Pero ostenta calidad. Además, comporta
el inicial planteamiento de la autora con relación a la dignidad femenina. Éste es,
quizá, su aspecto conceptual más relevante.

Los templos de fuego


Los templos de fuego conjuga tres líneas de fuerza: la admiración al varón; el
desgarramiento interior por su desamor y la voluntad de sobrevivir espiritualmente
que la conduce a la ratificación de su propio valer. El hombre —físicamente
considerado— es bello. En “Yo fui Leda”, es elevado, inclusive, a la categoría de
Dios. En “El hombre montaña” prevalece la delectación al contemplar o recordar sus
atributos físicos, su capacidad amatoria. Con detallismo insinuante, apenas velando
el referente sensual, la nitidez analógica de los elementos seleccionados toma
transparente la recreación de la relación sexual: Yo sé de! beso olímpico de Zeus;/su
pico sonrosado lo he sentido/ idealmente subiendo por mis muslos,/por mi vientre de
alburas cuyo ombligo/ parece un ojo ciego, por mis senos/ en demasía túrgidos y
blancos,/ (...) He sentido sus alas envolviéndome/ y sus suaves y tibias poluciones/
germinar en mi entraña hecha de fuego./ (...) Después de Zeus es inicuo un hombre.
(“Yo fui Leda”, Suárez, 1931: 55-57); Su cuerpo moreno y duro, está por el sol
bruñido;/ Para domar atletas parece haber nacido./ Como el árabe indómito en su
veloz corcel,/ capturar las amadas es su mejor laurel. (“Hombre montaña”, 42).

Por el contexto literario, creemos que el poema “A Dios” está dedicado, no a la divinidad,
sino al hombre al que se ha elevado hasta ese pedestal señero. El poema posee un
sentido circular: un mundo cerrado del cual no se puede ni se quiere salir. Sólo consta
de tres versos que, en realidad, son dos: Y sin brazos y sin manos y sin ojos/yo sé que
te podría ver..../y sin brazos y sin manos y sin ojos. (12). Pero el dios —ídolo de pies

14 Recuérdese que, en el expresionismo, aparece la intención de separarse del mero


naturalismo exacerbado (...) para entregarse a la interpretación de estados de ánimo
más que de panoramas vigentes en lo concreto de lo circundante. (Laguna López,
1980: 48).

219
H»l«n UmoAa

endebles reveló sus fisuras internas. Cayó del sitial amorosamente construido. “Mis
templos”, “Ruinas”, “Iruento”, “Supremo esfuerzo" revelan la magnitud del desencanto:
En mis templos de fuego'se quemaron los dioses, se quemaron los dioses,/ya no puedo
creer... (5) Sobrevienen el dolor, el desengaño, la desesperanza: Todas mis ansias en el
azul quedaron'y los sueños (...), Los marchitó/ la racha del dolory la cruel y devorante/
canción del mal, los dispersó. (“Sueños dispersos", 39); Los sueños se van como las
hojas (“No ansies corazón”. 22). “Ruinas, “Intento” y “Supremo esfuerzo” están dentro
de ese ramalazo del dolor. Pero Clementina nunca renunció a la esperanza. En “Sueños
dispersos”, dice: peto la vida a la ilusión se aférra/ silencia sus dolores y sus males,
ansia el cielo y va sobre la tierra, (loe. cit.). “Supremo esfuerzo” anuncia la decisión
renovadora; He de olvidarte, amante! (sic)/ He de olvidarte! (sic)/ No seré página
blanca.' ni tendré mi alma en renuevo,/pero seré unafuerza viva/que se internará muy
hondo en la corriente que llevo. (63).

En “El ruego”, Suárez pregona la conciencia que tiene de si (Yo no soy como la rama/
de la encina, que siempre está tranquila); menciona a mujeres a las cuales admira:
Teresa [¿Santa Teresa de Jesús?], Madame Curie, Ida Rubinstein..., y plantea la idea
de la sacralización del cuerpo: Ya quiero ir por la ruta (...) desvistiendo mi cuerpo
ante los hombres/ para infundir un credo diferente (77). “Explicaciones” ratifica la
autovaloración de su identidad femenina: Animal sidéreo,/bello amado mío,/ hunde
tus esplines/ entre mis jazmines./ Escúchame, escúchame,/ como otras yo no ansio/
ser hombre ni un momento./El mundo es Los Mil y un Misterios/ etéreos,/ sutiles,/
divinos,/que requieren ojos femeninos.// Yo soy Scherezada/ que lo sabe todo,/ tú el
rey tremendo/que no sabe nada. (23-24). “Compréndeme” avanza un paso más en la
ponderación de si. Apoyándose, inclusive, en el plano mitico —se remonta a las
sustancias primeras de la filosofía clásica—, se considera besada por el fuego, el
agua, el viento y la tierra. Además —idea presente en el poema anterior—, visualiza al
hombre en un plano de inferioridad: Comprende, comprende,/pobre hombre quejuzgas/
conforme a tus leyes humanas.// (...) Mírame: soy de pétalos:/ Oyeme, soy de ritmos./
Mi carne es tu deseo/ Donde mi fuerza y tu miseria veo.// (...) Alrededor de mi
cuerpo/ las Substancias Primeras/ son boas estelares/ regando sus caricias/
terriblemente eléctricas. (48-52).

Como si de partenogénesis se tratara, generalmente, en la percepción del mundo que


se relaciona con los hijos, se tiende un velo para diluir el acto que los engendra. La
poeta —-en visión sublimizada del Eros— tira por la borda el absurdo prejuicio y

220
la palabra iluminado

ofrece una perspectiva sexualizada del amor maternal. En “Sexo”, cuando habla del
propio, lo califica de encarnada rosa./flor de lujuria/ por donde salla mi juventud y
afirma que fue Desgarrada (...) por su loca furia [del amante]. Y remata: Pero yo te
bendigo/ gruta maravillosa (...) porque en esa flor estropeada/ una nueva vida/ yo
también di..... (20). Asimismo, empieza a tomar forma la poesía que se vuelca hacia
los demás. En “A Madero”, despunta su amor a Centroamérica considerada como
unidad: donde pone el quetzal/ su nota de esmeralda, la tierra de Molina,/ la tierra
del preclaro Francisco Morazán (44). Los versos no brillan por su enjundia, pero es
importante señalar el surgimiento de notas diferentes a las de la poesía amatoria.

Iniciales
Incluye varios poemas que aparecen en los libros anteriores. Como novedades tenemos:
“Interrogando”, “En pos de mis huellas”, “No ansies corazón” y “Mi poema al mar”. En
éste, identifica al mar con el amado: Acariciante sublime./ Bésame!(sic/ Bésame toda!
(sic)// Ruge/ ruge en mi..../ palidece de amor.../ ruge y ama, (...) Bésame! (sic)/ Bésame
toda! (sic)/ que (sic) me hechizas,/ que me encantas/ que tus besos son tan dulcesf tan
sonoros, que me cantas/con voces inmortales/que duermen los pesares. (Suárez et al.,
1931:8-11). En el soneto “Interrogando”, las dudas giran en tomo al sempiterno problema
de la vida y de la muerte: el imperturbable silencio de la Esfinge conduce a un túnel sin
salida. El misterio es la única respuesta. “No ansies corazón” elucubra sobre las frágiles
alas de la ilusión que son cual las de ¡caro, del sol leña. (21). “En pos de tus huellas”,
frente al dominio de los fuertes y orgullosos, Suárez contrapone la superioridad de los
poetas trashumantes y, sin suficiente justificación intratextual, le pide a Dios la luz de tus
consuelos. (14). El lenguaje, según observamos, carece de novedad.

Engranajes
Engranajes incluye textos versificados y prosas poéticas. Predominan estas últimas
y, en ambos casos, la expresión se acomoda a la estética posmodemista. La pasión
amorosa; la desilusión o la vaga tristeza por lo endeble de los sentimientos del varón
y el amor materno son los temas dominantes. En dos composiciones, transcritas en
forma integra, leemos:
Atada a las ratees de sus manos no me arrebatará la muerte;
retenida en el viento de su memoria, seré la luz de un paisaje en el
escenario de la vida. (“En las sábanas”, Suárez, 1935: 13).
221
Hilen UmoAo

Mi mugre brotaba de! eje de mi ser como las bugambilias (sic). Era
una bandada de pájaros rojos que entonaban la oración de la vida
en puntos Suspensivos, que eran un sueño de muerte. T más allá...
el corazón quieto, de represo del camino por donde llegué a ti. Un
despojo ya en la vida, y una miseria que no quiso la muerte.
Como a los niños, me venció el sueño en los subterráneos del Misterio.
Tenia el borrador de muchos poemas, oraciones como corales rojos, para
enredarlos a tu cuello. Pero estoy desmemoriada. A mi represo de
ultratumba, he olvidado el camino para llegar a ti. (“Sangre”, 17).

Al modo tradicional (es decir, explicitados los dos aspectos de la comparación), los
símiles y las metáforas constituyen el principal soporte expresivo. Veamos un ejemplo:
En mala hora —me dices a cada rato— llegó a detenerse el pájaro de tu inquietud en el
pararrayos de mi alma. (16). Tal como ocurre con la prosa, las composiciones versificadas
extreman la brevedad. Instantáneas que fijan un momento o una impresión. Copiamos,
en forma completa, dos ejemplos en los cuales refulge el ingenio y la capacidad de
traducir un estado de ánimo con escasos recursos expresivos: Tu cuerpo sobre mi cuerpo./
De pronto, me sientoflorecer... (“Conjugación”, 31); Te conocí vestida de rojo./ Y ahora
—¡qué lustroso amanecer!—/ estoy toda vestida de alba. (“Lavada”, 39).

De nuevo, por el amor maternal, Suárez exulta de gozo. Afirmación de su condición


de mujer, florecida dentro de si. Prolongada en el hijo por nacer. Acabada expresión
de ternura en la raíz de la vida: Le oculté en mi entraña/ con tanto placer,/ que cómo
¡Dios mío!/ no (sic) iba a florecer.// Le oculté en mi carne/ con hondo temblor./ qué
me ha traspasado/ya todo su olor.// Le oculté en mi vida/ con tantofervor,/ que cómo
no iba/ a brotar su flor.// Y dentro del alma/ -Oh (sic) amor que crepita-/presiento la
vida/ que se precipita. (“La grávida”, 58-59). Versos de arte menor, propios para
traducir estados de ánimo de alegría y exaltación anímica.

Veleros
Veleros es un conjunto de poemas en los cuales persiste la lírica amorosa, especialmente
en lo que se refiere al desgarramiento interior por la ausencia del amado. En “Fuga de

222
Lo po'obrc iluminado

pájaros”, la desolación se abate inclemente y la imagen lo gráfica: De mí han huido


los pájaros,/ ya no sobrevivirán sobre las mustias ramas, (...) los pájaros se han
fugado/para no volver nunca. (Suárez, 1937: 7). En “Duda”, la queja está empapada
de tristeza: Me dejaste en un rincón/ como a una flor olvidada./ Rodaba la noche/y
tu silueta de hombre/ no desembocó/ en la ancha puerta de mis brazos. (10). En
“Penumbra amarga”, reinciden las analogías de doloroso temple: Crótalos negros me
crecen hasta en la carne,/ me despeñaría sin ruido hasta en la muerte./ A sales
amargas tienen sabor mis lab'os,/ olas negras, van y vienen/ cosechando algas
marchitas. (19). Hay imágenes fuertes y sugestivas. Pero, si reparamos en el trabajo
lingüístico, no se diferencia del que, por esos anos, realizaban otros nombres que, en
Latinoamérica, cerraban filas en tomo a las grandes poetas sudamericanas.

Sin embargo, Suárez empieza a pulsar una cuerda distinta: poseída de una sensibilidad
recién encontrada, se detiene a contemplar a los demás. Capta los problemas sociales
y se rebela contra la injusticia. “Multiplicada” sintetiza la diferente perspectiva: Antes
quería ser,/quería ser,/yo.//Ahora quiero ser,/quiero ser/ todos. (5). El titulo de “En
brazos del nuevo viento”, marca la escisión ideológica: ¡Qué trabajo me cuesta/ romper
tanto espejo inútil!/ Sombras, sombras no más,/ pero sombras de mi misma./ Las
cosas se han dado vuelta/ y es crimen hablar de estrellas/ cuando hay que limar
cadenas./ Ahora, si regresara,/ no podría reconocerme./ Adelante 'voy con todos/
buscando la luz redonda./ ¡No me duele la carne!/ ¡No me duele mi llanto!/ La gran
masa grita y avanza/ terrible y multiplicada./y yo avanzo, avanzo también''en brazos
del nuevo viento. (4). No duelen la carne ni el llanto. Pero su enunciación misma
indica que existen. Son presencia viva. De fuerza latente siempre a punto de soltarse.
Arduo trabajo romper con el pasado. Pero la decisión está tomada y se avanza con el
nuevo viento. Mi subrayado muestra una manera de adjetivar bastante novedosa.
Clementina va soltando su voz.

Pero volviendo a la visión extendida hacia los otros, en “Pan”, implora alimento para
tanto ser con hambre. La solidaridad con los obreros es tema central en “De eslabón
en eslabón”. En “Burdel”, como gran pecado compartido, desenmascara la explotación
sexual femenina; En la casa de todos/mil mujeres esperan./ (...) Con el barro de su
sexo/ hacen vasijas de cobre./ Sus cuerpos caracolean/ en las almas muertas (33).
En “El grito”, especifica cuál es la nueva atalaya desde la cual contempla la realidad:
Yo era/ una desesperada mariposa/ aprisionada en las paredes/de las horas inútiles./

223
Heltn UmoAa

Pero el nuevo grito/ llegó por fin a mis oídos/y yo le he abierto los brazos/ como a
un horizonte de luz/ que me señalara/ el único puerto de esperanza! (sic)// ¡Alegría!
De los niños apiñados / ¡Alegría! Del dolor que florece./ ¡Alegría! De mis brazos
tendidos/a! mu vo grito del mundo. (11). Certeza de que hay dolor en el mundo. Pero
no hay amargura sino confianza en el nuevo grito, en el afán que se comparte por
transformar a la sociedad. Ideológicamente, la autora se pertrecha de concepciones
progresistas y, a la vez, depura el estilo. Está a las puertas de sus obras mayores.

De la desilusión a la esperanza
De la desilusión a la esperanza marca la entrada de Clementina Suárez a la madurez
poética Supera el posmodernismo e imprime un viraje a la poesía hondureña
enrumbándola hacia las formas de vanguardia. La autora utiliza las palabras de una
manera personal: las despoja de su significado cotidiano o generalizado (el que se
constriñe en el diccionario o en reiteradas codificaciones que necesariamente se
desgastan) y las marca con su propia impronta. Los versos —como se impuso en la
poesía moderna a partir de Baudelaire— se toman ambiguos, polivalentes, cargados
de significaciones, enriquecidos en su capacidad de decir.

Sin caer en tópicos usuales, el amor materno esplende en “Contigo crece el mar”,
“Dentro de la noche”, “Canción de cuna para una hija”, “Canción para dos niñas
pobres” y “Poema del paso detenido”. De esta lúcida composición, un fragmento:
Desde mi sangre dos niñas me miran/ con ojos que se clavan en mi cuerpo vacío./
Entran y están de pie como mundos completos/ colgados de su luna, de su sol y su
sueño./ Tapándote la cara quisiera defenderte/ huella leve que andas y desandas mi
camino./ Miedo de madre tengo —sin embargo quiero que saltes—/que saltes sobre
mi sangre sin volver a verme. (Suárez, 1944: 2). El amor de madre no implica
sometimiento a la servidumbre tradicional que se le impone a la mujer. Aunque le
duela ver a sus hijas sin padre, que éste mejor se vaya.

Por la conquistada seguridad personal, el amor de pareja se carga de tonalidades


renovadas. Ya no estamos con el canto de la jovencita atribulada, de corazón sangrante,
a merced de la fluctuante voluntad masculina. La autora transparenta seguridad y
plenitud. Ha entendido que, en el amor, el papel que legitima socialmente la relación
no es la garantía del sentimiento. En consecuencia, en la traducción poética de esa
nueva manera de sentir, predomina lo sustantivo, ya no hay adjetivación inútil o de

224
Lo pelobra iluminado

gastada fioritura. Dos textos de gran reciedumbre lo comprueban. En “Poemas del


amor fuerte’’, el amor se traduce en términos de solidaridad dictada por un común
interés de clase: Tú —brazo de una máquina— polea de sangre./ Yo —obrera sin
destino— con mi canto amargo./ Yo y tú. Yo y tú —sin ningún epitalamio—/ tú. árbol
sin tierra, mano encarcelada.// Tú y yo, en una misma sombra.../ Yo con mi cara libre
infundiéndote aliento./ Tú y yo. Tú y yo, con ios pies en el barro./ Tú con tu paso
firme inmutable en e! silencio.// Tú, dolor de mi dolor, el mismo llanto,/ carne que se
desgarra por ir venciendo./Nunca más cerca estuvimos que hoy,/ tu cuerpo junto a
mi cuerpo, arrastra el viento.// Tú y yo. Tú y yo. ¡Qué lejos del ayer!/ A un paso de
la muerte el amor es eterno./ Tú y yo, tú y yo. En un éxtasis sin palabras,/exaltado,
como la fuerza, que nos hará vencer. (11). “Lamentos en el espacio”, de nuevo,
confronta dos actitudes distintas. Una de ellas —la de la mujer— sensible al dolor
social: Afuera ruge el viento. Tu cabeza está en mis piernas./ La noche se entretiene
en ronda defantasmas./Aguas desbarrancadas cortan narcisos y nieblas,/para adornar
la tumba de tanto pájaro muerto.// Tú peinas y despeinas mi cabello/ mientras el mar
arrastra sangre y lodo.// La sombra parece que esculpiera cadáveres./¿Quién llora y
se desespera en el aire?/ Amor. Tú estás dormido,/—sin darte prisa por salir de la
noche—/ mientras yo atajo lamentos/ de madres y de niños. (16).

Imágenes eficaces porque han sido extraídas ai margen del decir ajeno, reiterativo y
predecible. Mediante ellas se ratifica la idea del compromiso literario, tal como, por la
época, lo entendían los intelectuales de América Latina. En el caso de Clementina
Suárez, la preocupación social —como motivación poética— se fue desarrollando en
forma paulatina hasta alcanzar una precisa formulación. “Elegía de la sangre heroica”
plantea que toda liberación ha de surgir del propio individuo: Porque sólo el hombre
oprimido,/ahogado de noche y de terror/ alcanzará la apropiada medida/para revivir
en forma exacta/ la desfallecida corteza del planeta. (7). “Se levanta el mar” traza la
perentoria necesidad del trabajo solidario: Cómo detener el pecho,/ ante el crujir de
los caminos/y el trizar de las espigas./ Cómo no saltar ola por ola/ escribiendo en el
aire/ con dedos de fuego,/ en letras separadas/ un alfabeto nuevo./ ¿9 hq\ que
olvidar/que no vamos solos al asalto:/ caimanes, espumas yfieras/ están con nosotros./
En remolinos bajo el viento/ que nos ayuda frente a frente. (9).

La preocupación por el destino colectivo la condujo a la amorosa valoración de


Francisco Morazán: sin caer en los acostumbrados tópicos patrióticos, en “Canto de

225
Htl«n Umoflo

la espada y del combate


* ’, el acercamiento a la figura del patricio centroamericano se
tiñe con pinceladas de cercanía afectiva, tal como se advierte al utilizar un adjetivo
inusual; Qué nueva tu palabra/y después de un largo viaje.../Diáfana y querenciosa/
tu vos no se concluye/ ¡claro caballero!/ Hecho junco de pelea./ (...) Como ayer estás
hoy con las manos abiertas/ paseándote en los ojos un sueño que se alarga./ Nada
apaga el tumulto de tu boca enamorada,/ ni el clamor extendido/ del tambor en tu
pecho.// Por tus mismos caminos hoy ondean las flechas/ y crecen como espigas las
manos desatadas!// (...) Tus mares avanzan con un gesto hacia arriba/ cabalgando
hacia el alba/como tú lo querías! (sic) (28-29; el subrayado es mío). El ideal morazánico
no está congelado en el pasado. La autora lo conecta con el presente de lucha. Morazán
va contracorriente. Mira más allá del horizonte. Con perspicacia, Suárez le asigna una
cualidad pasional (boca enamorada) sintetizadora del impulso que le hizo marcar su
huella en las tierras de Centroamérica. Morazán es héroe rebelde y el yo poético se
identifica con él.

Similar sustrato alienta en “Una obrera muerta”, poema en el cual resplandece el


orgullo, el sentido de dignidad personal y la ratificación de un propósito de lucha que,
inclusive, derrota a la muerte: Yo no bajaré a la tumba convertida en harapo/ ni un
solo diente de mí boca se ha caído./Las carnes en mi cuerpo tienen suforma intacta/
y ágil en su tallo se yergue la cabeza.// (...) No quiero que ya muerta peinen mi
cabello/ni que las manos juntas pongan en mi pecho,/ quiero que me dejen así como
me quede/ y asi en la tierra abierta me vayan a dejar.// No quiero que me vistan, ni
que me ultrajen muerta,/ estando conmigo los que nunca estuvieron./ Compañeros
sinceros, los que siempre tuve,/ sólo esos que se encarguen de irme a enterrar.//
Tampoco quiero seña, ni que una cruz me pongan,/ no quiero para mí nada que los
pobres no tengan./ Pues aun después de muerta, mi puño estará cerrado/ y en el
viento mi nombre será como bandera. (12-13).

La autora desarrolló una conciencia muy clara del puesto que ocupaba en la historia
hondureña. Se supo signo de contradicción y no evadió ni disimuló ese papel.15 Sin
falsa modestia, percibió su labor de pionera, especialmente en lo que se refiere a la
ruptura de rígidos y arbitrarios códigos aplicados a la mujer. Se adivinó bandera y lo
proclamó sin ambages. En “Se levanta el mar”, su airada voz establece el derecho a
15 No es fortuito que Ángela Ochoa Velásquez le dedique un poema con un terrible
verso en el que la equipara con las fuerzas del mal. Supra, p. 143 Todavía más
agresivos son los versos que le dedica Víctor F. Ardón. Supra, pp. 203-204.

226
la palabra iluminado

dar batalla sin términos medios. Tomada una opción, luchar con todo lo que se es.
¿Quién hay ahora que no se rebele/y no tenga en el alma una voz incendiada?/
Luchando estamos por el sitio del cuerpo/y hasta por la inicial del nombre. / Estamos
de pie/ Con (sic) unas, dientes y relámpagos./ si alguno cae otro se levanta/ con
raíces que crecen/ debajo del azufre. (9-10).

Aunque sin adoptar posturas radicales y entendiendo las raices estructurales de la


degradación social, Suárez se convirtió en portavoz de un planteamiento feminista: el
auténtico orgullo de ser mujer, sin las adherencias alienadas del medio. Un sentimiento
de confianza en sí misma que se gana, a pulso, a través de acciones que entrañen el
ejercicio de la libertad. En otras palabras, un feminismo que depende no de la militancia
en un grupo de mirada estrecha, sino de una manera de encarar la vida. Que no se
basa en la confrontación ni en la ciega actitud de competencia, sino en el ejercicio de
la capacidad creadora. Con relación a Clementina, lo mejor de su poesía es un clamor
del hombre pero con un sentido de equidad. Entiende y la complace la mutua necesidad.
Comprende que el amor es un regalo de dos vías y dos vidas. Por ello, con
reminiscencias de Alfonsina Stomi, se compadece del hombre que fue incapaz de ver
los dones que, por amor, ella le ofrecía: Yo siempre tuve pena/ del que no supo
amarme.../Nací en estrellas altas/y al alba estuve sola.//(...) Nada pueden mis alas/
en orillas de tierra./Eres hombre pequeño/y no alcanzas mi vuelo. (20).

En este poemario tampoco falta el verso reflexivo. En “Sin residencia”, evidencia su


calidad de extranjería, tanto en su patria como en cualquier parte del mundo. Pese a
su brevedad, se percibe la alusión a la desubicación existencia! cuyas raíces
probablemente radiquen en la especial forma de captar el mundo. Pero, en ningún
momento, detectamos una actitud derrotista: el puño cerrado es su mejor símbolo.

Creciendo con la hierba


Breve pero denso es Creciendo con la hierba, considerado, unánimemente como la
culminación del estro poético de Clementina Suárez. Está dividido en ocho partes que
pueden leerse como poemas aislados o como facetas interrelacionadas de un discurso
único. Con cualquiera de las dos perspectivas, un formidable testimonio de pasión. F.l
punto focal es el amor. Pero el viraje en el tratamiento formal —que ya se anunciaba
desde De la desilusión a ¡a esperanza— es completo. Brilla el poder de síntesis. Suárez
—aspecto inédito en la poesía hondureña de ese momento— llevó al máximo la capacidad

227
Helen Umoho

connotativa de la palabra y el verso dice más de lo que enuncia. La poeta trabaja al


margen de la racionalidad tradicional que limita el significado del vocablo. Se libera del
corsé semántico que impone el uso (el que se constriñe en el diccionario o se atiene a
una codificación cultural forjada en el transcurso del devenir histórico) y crea sus
propias acepciones En otras palabras, refúncionaliza el signo verbal que, transformado
en signo estético, opera únicamente al interior del discurso concreto que se ha formulado.

Gracias a esa poética renovada, Suárez, en 1957, se conviene en una de las voces
fundacionales de la poesía hondurena contemporánea. En el texto I, leemos: Pudo
ser.' Pero estaba la espina,/eterna enemiga de la rosa./ Ysola, sin orillas,/la perdida
corola de mi sueño.// Y fue./ En aquel pliegue triste/ de mi sangre/ donde, pálida
quedó la sonrisa/ que se hizo hielo/ sobre su pecho ausente.// Obediente la rosa a su
destino./ tuvo que ir mostrando/ el candor de su rostro.// Te quemará el amor los
huesos./ Niña del aire! (sic)/ Paloma del amanecer! (sic)/ Ya que sólo en la sangre
despierta/ estará el germen creador defendido.// (...) Ningún camino aparta al cielo
de su cielo./ Todo te alza a la altura de tu llaga./Conmigo. Contigo. Sola./Atada va
la sangre a raíces que no entiende. (Suárez, 1969: 59).

Conjuntados, amor y dolor. La rebeldía personal. No obstante la cuota de sufrimiento,


la aceptación gozosa de un destino o mandato de amor. El negarse a una relación
amorosa desigual. Autenticidad raigal —alimentada en la sangre— del trabajo creador.
Voluntad indoblegable tras la meta fijada. Estas son algunas ideas sugeridas por el texto
y las cuales (complementadas con otras, especialmente la alusión a la pusilanimidad
del varón y la percepción del amor como sentimiento que involucra lo colectivo) se
advierten, también, en el poema II: Ya ves cómo/ mi pecho ilumina/ una verdad
tremenda./Los ángeles que pasean por mi sangre/son ángeles rebeldes.// Y me humilla
tu rostro atado/ r tu corazón cerrado/por un mandato de siervos.// Cuando yo oí que
me dijeron:/16 Pequeña: No le niegues al amor tu cara./ Sólo así tu flor tendrá polen/
yflotará libre./ goteando muchedumbres,/tu cara creciendo con la hierba.// (...) Criatura
de mi amor! (sic)/Sólo cuando el juego/ te lleve hasta mi grito,/recuperarás intacta/
la espiga que dentro/de tu piel madura.// (...) están llorando en ti los brotes/y detenidos
los arroyos,/ porque le niegas al surco/ lo que es del surco. (60).

18 En la edición que manejamos, en la fe de erratas, se indica la presencia del


pronombre relativo (que). Transcripciones posteriores del poema lo siguen
omitiendo.

228
lo petaba iluminado

El texto IV, con delicadeza, retoma el tema de la maternidad' Despacio,; que está
madurándose/ la criatura de espuma/ que se queja en mi entraña. El amor equivale
a entrega de lo mejor de si: Nunca esperes que te traiga/ una espina en la mano./
Para venir y buscarte,/ya había dejado/ todos los abrojos. Nunca es aniquilamiento
del otro sino persistente entrega del yo, en busca del mejor tú: Buscando/ voy dentro
de tu fondo/ al árbol que te viste/y te abraza y te estrecha. Para Clementina, el amor
fue gozo: De tu lecho tibio/ me incorporo,/ cantando.// Con un sentido radiante/ del
Universo/ y del amor. Por esta razón vital entendió que la clave no descansa en la
confrontación sino en la complementación: hay una conexa ternura/ en mi grácil
tallo,/ que busca en ti su equilibrio/ para encontrarse. (62-64).

Pero, dentro de una visión ética de la existencia, la persona no puede ser sorda al
clamor social. La poeta, al definirse, externa su capacidad abarcadora de amplio abrazo
solidario. No diluido en abstractas entelequias sino encamado en hombres y mujeres
concretos que sufren cualquier tipo de opresión: Es [su corazón] más ancho,; más
puerto,/ más alba sin frontera.// Oyendo está la queja/ de los hombres/ y sus urgentes
ansias/ por ser libres.// Hoy sabe que los hombres,/ si sufren y trabajan/ estrujados y
agónicos,/ es por tener su vida/y por amarla./Ahora,/en nuestra noche, multiplico en
mi carne/dolorida/ voces de hembras deshechas,/de madres; con el surco/' clavado de
puñales/y de niñas que tienen' las manos con espinas.//Antes,/ en nuestra nochecera
un llanto mi voz/y sólo un llanto.//Hoy,/ya tan cerca del alba./ traigo despiertos ríos,
de mujeres que gritan como yo (68-69). Para completar el lúcido esquema, en la estrofa
final, coloca al amado en una disyuntiva: Y tú, dime/estás conmigo/ en este círculo de
mi sangre,/ o me sigues buscando/por la huella/'de mis pies cansados?(sic) (69). En el
texto VI, Suárez concibe que la felicidad personal necesariamente pasa por la de los
demás. La apertura al mundo de los otros ha sido, pues, completa: Empezaremos. ■ A ser
felices,/ a quererlo ser.// Asumiendo el deber/ de que sólo/ por un camino humara/ se
puede serfeliz.// Sin lo estéril/ de la desigual./ solitaria felicidad. (68). Creciendo con
la hierba es un canto de amor. Sin obliterar la irrenunciable realización p-.xonal e
íntima, contempla el mundo de los otros. En esta forma —con el sello de un estilo
trabajado a pulso— Clementina Suárez trenza —y hace una— toda la capacidad amatoria
del ser humano. A mi juicio, un poema de proyección y valor universal.

229
Mtltii UmoAo

Canto a la encontrada patria y su héroe


Canto a la encontrada patria y su héroe consta de trece partes. De estructuración y
factura impecables, constituye uno de los poemas más cálidos consagrados a
Francisco Morazán. La gradación temática desarrolla los siguientes aspectos:
dilucidación del concepto de patria, desborde afectivo e identificación con ella;
correspondencia entre la patria y el héroe; confesión de fe morazanista; unión simbiótica:
patria-héroe-ainado-yo y alabanza-apoteosis de Morazán.

Raigal y telúrica es la poeta al referirse a Honduras. De entrada, alucina el desborde


emocional: No puedo llegan../Porquejamás me he ido./Eres una Patria construida/
en lo interior./Caminas dentro de mi/ como un abierto rio./ Vienes desde muy atrás/
rebelde y vegetal, ' lodo en ti es nuevo y viejo/ tierra para la infancia/ y para
inmortalizar el tiempo./(...) Qué ternura me inunda/con cada hierbecilla tuya! (sic)/
Desde ahí. te veo crecer/ hasta el pino alto y rumoroso./ Desde ahí, nazco y me
pueblo/ con tu cálida sangre/ que anima la esperanza.// (...) Avidez de un gran
destino/ que lúcido avanza por dentro! (sic)/ Ilusión que jamás declina,/presencia
que no se antepone. / verdad que se ha poseído. / dolor que se ha conquistado,/ eso es
para mi la Patria! (sic) (s.f., s.p.). Sueltas las amarras de la racionalidad, las fronteras
se esfuman. Absorción-fusión: el yo, el amado (¿Morazán?) y la patria. Y algo insólito
en el tratamiento poético de la figura del héroe: la autora introduce, de refilón, la
referencia amorosa y sensual: Te quiero como cuando en la arena/ besaba el amor
primero./ Qué (sic) olor a tierra tenia/ la boca que me besaba! (sic)/ Eras tú misma
Patria/ en su pasión desbordada./Mejilla de carne tuya,/misterio del amor intacto:/
la que en tu piel caminaba! (sic)/ Vestida con carne tuya/ qué (sic) transparencia
tenia,/ era como ver mi alma/ en tus aguas reflejada! (sic).

¿A quién se dirige Clementina? ¿A la patria? ¿Al amado? La ambigüedad del verso


apunta hacia ese doble destino. Pero, al formidable triángulo, se une la imagen de
Morazán que se visualiza con un sentido cósmico- Hay que sobreviviese/pero en la
espina dorsal de tu cuerpo / En tu fabulosa estructura, (sic)/ habitante de mar y
tierra./ Un pueblo de erguidos pinos/ te sostiene la cabeza.// (...) Eras como la tierra/
con impulso vital indestructible.../ Esto es Morazán desde el aire,/ desde donde lo
veo extendido./ Esto es Morazán desde su espada./desde su sangre,/desde su sueño
sin prisa,/desde sus caminos, sus edificios./Esto es Morazán desde sus pájaros,/ésto
es Morazán desde su Patria. La patria y Morazán se han transfundido.

230
Lo pololo iluminido

El poeta y sus señales


El poeta y sus señales es una antología.17 En su mayoría, los textos pertenecen a los
libros anteriores. Sin embargo, incluye otros entre los cuales están algunos de los
mejores trabajos de la autora. Intensos y profundos. De lenguaje manejado con dominio
pleno. “Mágicamente iluminado como en un paraíso”, “Rebeldía”, “Poema del amor,
amor”, “Poema del hombre y su esperanza”, “El regalo”, “Poema de su presencia” y
“Con mis versos saludo a las generaciones futuras”, son equiparables a lo mejor que,
en el campo lírico, se ha producido en Latinoamérica.

Suárez continúa la línea de pensamiento que manejó a partir de Veleros A un nivel


estético similar al de Creciendo con la hierba, la formulación es brillante. Así, el
verso extenso, de gran enjundia, evidencia la amplitud de la idea. Como si el borbotón
de vida fuese incapaz de contenerse en pocas palabras: He absorbido, he olfateado,
he gritado,/ vivir, vivir, vivir./ Como si despertara una y otra vez/ y fuera abeja
laboriosa/que libara su miel astral. (“Mágicamente iluminado como en un paraíso”,
Suárez, 1969: 11). Esa miel astral se concentró en su propia piel: puente, camino,
punto de intersección con otra piel. Desde versos de exacerbada sensualidad, se
formula una auténtica teoría del amor. El punto de partida radica en el descubrimiento
y aceptación del propio cuerpo. Clementina se negó a dejarse aherrojar por el prej uicio.
Rompió las cadenas que ancestrales y patriarcales imposiciones forjaron sobre la
mujer. No aceptó las mutilaciones sociales en razón de género. De ahi nacieron versos
que proclaman su libertad y que reivindican la condición femenina: Me salí de mi
vestido/yfui a dar con mi cuerpo,/y pude comprobar entonces/ el valor de mis pies,
mis manos, mis piernas,/mi estómago, mi sexo, mis ojos y mi cara.// Supe del deleite
que cada uno de ellos me ha dado/ y me he dicho de improviso:/ Qué contorno
mágico el de mi costado,/ qué antiguos y nuevos ecos en el hilo de mis venas./ qué
voz en la garganta,/qué silaba impronunciable en el labio,/y qué sed detenida en la
garganta! (sic) (loe. cit.).

Apasionada celebración de sí misma. Autocontemplación que redime. Percepción de la


belleza y dignidad del cuerpo. Clementina, en la prístina pureza anterior al pecado. Sin
el infierno mental de la culpa y la vergüenza. Desatadas las ataduras de siglos. Un
impulso de vida que no se arredra frente a la realidad. Además, proclama la supremacía

17 Aunque en el libro no figuran sus nombres, la misma fue preparada por Leticia de
Oyuela y Ramón Oquelí.

231
Helen (Imane

de la inteligencia, de la palabra. De esta convicción nace el papel que le asigna a esta


ultima. Hay tal poder en ella que, al pronunciarla, se crea la entidad evocada. Surge,
entonces, una nueva realidad de consistencia poética insospechada: Pude decir encendida
de amor Tequien)'y ¡apalabra era ño, metáfora,/ verso, arrullo....//Nacía la palabra
y te enmielaba, era mía ¿a palabra, y la tenia/ en la punta de los dedos, de los ojos./ Te
palpaba la palabra, te inundaba, exquisitamente tierna/era tuya la palabra..../quiero
decir te dije: en sosegadas noches/palabras uvas, palabras manzanas,/palabras pájaros,
palabras versos,/palabras amor. (“Poema del amor, amor”, 72). En el signo está el
objeto. Se crea el universo cuando se es capaz de verbalizarlo. El fíat lux genésico
arranca con la palabra formulada. La única verdad es la que se nevaste de lenguaje. Esta
es la filosofía del creador y Clementina Suárez lo sabe.

Para ella, el amor no admite condicionamientos: Amor sólo es amorf cuando es amor,
amar, amor. (...) Amor, sólo es amor, por amor, amor, amor. El Eros lo invade todo: Abro
los ojos y vengo de tí, (sic)/ cierro los ojos y voy a ti. (sic)/ Y tu prodigiosa fuerza me
atrae/me recoge en capullos silvestres,/y estoy en tu tacto, tu beso,/ dispersa, tendida,/
corola de amor.// (...) absoluto en tu cuerpo,/parasol, cielo, ciudad mía,/ tierra dulce,
paraíso tibio. (73-74). Acumulación de atributos. Todo el universo se concentra en un
único absoluto. Por esas razones -las del corazón-, cuando se trata de obsequiarle algo,
la mejor ofrenda radica en el derroche del propio cuerpo. En “El regalo” -cincuentitrés
disticos-, todo es poco para el deleite del amado: Quisiera regalarte un pedazo de mi
falda/ hoyflorecida como la primavera.// Un relámpago de color que detuviera tus ojos
en mi talle/ —brazo de mar de olas inasibles—// (...) La cabellera que brota del aire/en
liquidas miniaturas irrompibles//para que tus manos indemnes hagan nido/como en el
sexo mismo de una rusa estremecida.// La entraña donde te sumerges como buscando
estrellas enterradas/ o el sabor a polvo que hará fértiles nuestros huesos.// (...) La
intemporal casa/que mi polvo amoroso te va ofreciendo.// (...) Mi muerte/con su pequeña
eternidad (79-82). Cada distico entraña una faceta del supremo obsequio. La elipsis (o
zeugma) de la forma verbal (regalarte) es un acierto estilístico. Subraya la precipitación
emotiva. El vendaval pasional. Cada poro del yo, en clamor unánime del otro. Inclusive,
no importa su ausencia. Lo construye su palabra: Mi mano dibuja tu rostro/y digo: estás
aquí./ intemporalmente construido/ con ropas de ángel, manzana y flor.// (...) Yoy sin
interrupción diciendo:/ amor, amor, amor,/yflagelarme podrías hora por hora/yo diría
siempre: amor, amor, amor./¿Que no estás presente?/ No es necesario./La palabra irá y
vendrá/siempre en el viento. (“Poema de su presencia”, 84-85).

232
La palabra iluminada

Vive, el amor, cada vez que se pronuncie. Cada vez que se formule el signo que lo
atrapa. El amor sin condicionamientos. Vivenciado no como condena o cadena que
esclaviza. Voluntaria cesión del yo que, paradójicamente, lo potenciahza. Factor
detonante en la realización de la energía creativa. Ningún amor —asumido con la
responsabilidad del compromiso— cae en el vacio. Deviene en peldaño hacia la
conquista de sí. Que no es egoísta y se abre a la contemplación y transformación del
universo. Ésas son las señales a las que alude el título del libro y ése, probablemente,
sea el metamensaje fundamental de la obra de Clementina Suárez. No es gratuito que
su antología lleve tal nombre. Pero llegar a la altura espiritual implícita en los textos
comentados, implicó desgarraduras en las entretelas anímicas más recónditas. Fue
una madurez construida a partir del sufrimiento: Pero en la vida mía, la de tu hija./
el cielo no se alcanza tan fácil./ La verdad del mundo le fue taladrando el pecho/
hasta convertir su dolor pequeño/ en un dolor universal. (“Ahora es que he crecido
madre”, 27).

La clave la ofrecen los dos últimos versos. La escritora no alimentó masoquistamente su


dolor. Lo conjuró y le dio proyección universal mediante el verso. El resultado: el haberse
creado a sí misma. Accedió a la conciencia de su propia individualidad. Conquistó su
nombre, es decir, su identidad. Ahora bien, llegar a ese nivel de comprensión de si y de
los demás fue producto de un aprendizaje que implicó un nacer y un morir de nuevo:
Ahora me miro por dentro/y estoy tan lejana,/brotándome en lo escondido/sin raíces, ni
lágrimas, ni grito./—Intacta en mí misma—/en las manos mias./en el mundo de ternura/
creado por miforma.// Me he visto nacer, crecer, sin ruido,/sin ramas que duelan como
brazos,/sutil, callada, sin palabra para herir,/ (...) Creadora de lo eterno,/ dentro de mí
fuera de mi,/para encontrar mi universo./ Aprendí, llegué, entré, ' con adquirida plena
conciencia/ de que el poeta que va solo/ no es más que un muerto, un desterrado,/ un
Arcángel arrodillado que oculta su rostro,/ una mano que deja caer su estrePr' (...) De
esta ciega y absurda muerte o vida,/ ha nacido mi mundo./mi poema y mi nomo.ne.' Por
eso hablo del hombre sin descanso,/ del hombre y su esperanza. (“Poema del hombre y
su esperanza”, 31-32).

Indoblegable el espíritu de lucha y la determinación de oponerse a limites arbitrariamente


asignados. Nunca, la autoconmiseración o el desgastante regodeo en el dolor. Jamás la
degradación del yo. Que nadie imponga derroteros que sellen los caminos de la propia
conciencia. Sí, al ejercicio de la libertad consciente. Todo un programa de vida en
versos contundentes: A'o he venido al mundo/ para llorar. No es con lágrimas, que se

233
Htltn UmoAa

obtiene la alta dimensión del hombre / No es a que me maltraten/ ni a que me humillen./


No me arredra la lucha/ por más encarnizada que ella sea./ Afianzada tengo el alma/
a un rojo encendido de fuerza/ que puede maldecir/ pero Jamás humillarse.// (...) Mi
pecho abierto a los cuatro costados/ se viste, se desviste, anda y desanda los caminos/
y jamás se protege del desamparo./ (...) [Sabe] Que vivir es seguir viviendo/, buscarse
minuto a minuto,/ hasta encontrar la voz servidora/ que nos permita dar el mensaje/de
lo verdaderamente eterno.// Yo sé que atrás se quedará mi rostro/pero que mi voz estará
siempre en el alba,/que no hay tumba para la férvida palabra/y mucho menos para el
canto que va de boca en boca. (“Rebeldía”, 23-24).

En la Clementina de la madurez intelectual y poética, siempre asoma la raíz colectiva.


Pregonar que no se está solo. Que se camina a la par de los demás. Concomitante,
despunta, otra vez, el mesianismo con que se aborda la tarea de escribir. Se confía en
el poder de la férvida palabra, capaz de persistir a la desintegración física. Y, como
motor impulsor del trabajo, la necesidad de una obsesiva búsqueda interior hasta
encontrar y dar un mensaje auténtico. Su obra presupone que nada es estático. Se
corrobora al analizar su concepto de patria. Ésta no es algo dado por un nacimiento
fortuito. Se aprende a tenerla, a apropiarse de ella: La patria se va recorriendo
despacio,/ descubriendo con cuidado, y una vez adquirida/ya no está jamás lejana
(“Tardé mucho en saber lo que era Patria”, 105); Un celeste lenguaje es mi canto,
Patria/para conquistar tu nombre. (“Con las espadas triunfales”, 109). Ella construyó
una a través de los caminos de su sangre. Pero, como la dialéctica también opera en
el terreno de los sentimientos, la patria construyó su propia imagen de Clementina. Y,
con esa percepción, la poeta conjuró la soledad. Con capacidad visionaria -profética-
lo expresa con nitidez: Sola,/por dejar un camino/y amojonar otros caminos,/ con
terrones de pueblo construí mi país.// Detrás de mí quizá quedarán muchas lágrimas
vertidas/pero con ellasfue que alimenté la esperanza,/ Las puertas para mí estuvieron
herméticamente cerradas/pero la sabiduría de mi dolor supo andar y andar/ hasta
encontrar el auténtico sendero.// Cuesta vislumbrar la verdad/y el camino recto de la
justicia.// Ahora,/ a cualquier lugar que llegue/ya nunca puedo estar sola,/porque
no comienzo en la sangre de mis descendientes/sino que termino en ella.// Que (sic)
lejana la soledad de mi Patria y mi sangre! (sic)/ ¡doy mi pequeñísimo cuerpo empuja
las estrellas/ y con mis versos saludo a las generaciones futuras. (“Con mis versos
saludo a las generaciones futuras”, 131).

234
la polobro iluminada

Del dolor nació el canto de esperanza. De la soledad inicial, pasó a sentirse en compañía
de los demás. Por esta convicción, no tuvo ningún reparo en proclamar la perennidad
de sus versos. La absoluta certeza de que, al desdibujarse el rostro físico, quedaría lo
más valioso: su legado poético. Gracias a éste, la comunicación jamás se perdería.
Seguiría hablando con las generaciones por venir. Una seguridad intenor que apabulla.
Al propio yo, Clementina —una especie de leitmotiv presente desde De mis sábados
el último— opone la pusilanimidad, la estrechez de miras del hombre que se deja
atrapar por lo cotidiano, por ideas de consistencia fantasmal: Alta te esperé a la hora
de la rosa/ y el fuego sideral./ (...) Pero tú, mi huésped,/ has huido atemorizado,
despavorido.// Mi ángel sin orillas te ha causado miedo/y huyes, mi dueño, atado1'a
fantasmas cotidianos,/ donde tus pies únicamente serán tus pies/ y tus manos tus
manos/ en un eterno ademán frustrado.18 (“Hubiera tenido que morirme por dentro”,
55). Versos que implican un ataque a la cautelosa racionalidad, a la cuadratura mental
incapaz de alzar el vuelo hacia estratos o dimensiones en los que opera otra realidad.

Adentrarse en la obra de Clementina Suárez equivale a un asomarse a la evolución


ideológica de un espíritu singular. Un recorrer el itinerario espiritual en la conquista de
su identidad de mujer y asistir a la progresiva decantación de su personalidad literaria.
Desde el aplastamiento emocional revelado por Corazón sangrante, a la serena y,
paradójicamente, apasionada lucidez de Creciendo con la hierba. Arduo camino que
va, desde la visión posmodemista de rasgos similares a los de tantas voces
desperdigadas a lo largo del mapa literario de América Latina, a la adopción de
perspectivas personales en el tratamiento del lenguaje.

Arturo Martínez Galindo

De Arturo Martínez Galindo (Tegucigalpa, 1903-Savá, Colón, 1940), el Indice general


de poesía hondureña incluye cinco poemas de gran sobriedad. “Todo fue tan sencillo"
revive el momento final de una relación amorosa: La despedidafue sin lagrimas./ Fue,
como una cosa natural./ La vi salir como otras veces/ ctuindo debía regresar/ y nos
besamos también como otras veces/ sin ninguna emoción./ —¡Adiós.'/—¡Adiós!/pero
(sic) era para siempre... (en Luna Mejia, 1961: 549). “Dulce mujer tardía” —un certero

’8 En el texto dice mi eterno; pero tiene una corrección a mano en donde cambia el
adjetivo posesivo; probablemente fue hecha por Clementina y es, justamente, la
que le da sentido al verso.

235
Hilen Umofto

título, sobre lodo por lo insólito del segundo adjetivo— evoca un amor que llegó demasiado
tarde: Has venido muy tarde, cuando yo no esperaba/ ni el signo milagroso de tu sonrisa
dulce; ni la blanc ura extraña de tus ojos balsámicos.../pero has venido y basta, ¡dulce
mujer tardía! (552). “Canto a Trujillo” entraña una visión matizada de subjetividad del
histórico puerto: Hoy hago de tus ruinas mi más cercano símbolo./(...) Como un fantasma
absorto surges al plenilunio/ y tu éxtasis persiste también al mediodía./ Nada podrá
curartejamás tu desencanto/y serás en los rasgos perennes de la Historia/la más triste
y más lírica ciudad de mi país. (551). Asimismo, Marcos Carias Reyes, en la muestra del
trabajo poético de Martínez Galindo, ofrece “Canción de la Soledad”. En ésta, cada
estrofa recoge aspectos de distintas etapas en la vida del yo poético: Despertar de la
vida. Canción azul./ Caricia estremecida de la mejor ternura/ en el regazo maternal.
Lumbre increada/de la alegría. Yofui un soberano/ de mi reino sin par./No cabía en mis
sueños la Centura/ pero cabía en mis manos./ Y el mundo era mi trompo de colores.//
Pero eso ya pasó.// (...) Mi cauce está ya seco. ¡Todo pasó!/ Y no tengo preguntas ni
ansiedades./ Frente al destino mudo... ¡aún quedo yo! (en Carias Reyes, 1947: 123-
124). Los fragmentos citados, aunque exiguos, permiten calibrar hasta dónde podría
haber llegado el estro poético del autor si hubiese vivido más tiempo.

Marcos Carias Reyes

Marcos Carias Reyes (1905-1949) publicó Prosas fugaces (1938) cuya primera parte,
con el significativo nombre de “Breviario sentimental”, está conformada por veintiocho
textos en prosa trabajada a la manera del modernismo.19 Es decir, con un empleo
profuso de la imagen burilada con intención preciosista. De ahi que el autor, en la
introducción, lo considere intérprete de mis líricas ansiedades en la pasada
adolescencia; vibrante con mis inquietudes juveniles; estremecido por todo lo que
vendrá.. Estamos, pues, ene! terreno de la prosa poética, tal como la habían elaborado
Rubén Darío, Juan Ramón Molina y Froylán Turcios. El amor, la reflexión general
sobre la vida, la descripción de situaciones del entorno físico, las consideraciones
sobre la poesía y la belleza, son algunos temas y aspectos contemplados. Del trabajo
de orfebre —la calidad estilística— dan cuenta algunos fragmentos:

19 Dos o tres textos ostentan un carácter narrativo (vr. gr. “El indio"). Pero, aún en ellos,
la efusividad lírica es muy intensa, tal como se observa, también, en los ensayos
literarios incluidos en las dos secciones restantes del libro. Excelente ejemplo es el
estudio "Juan Ramón Molina".

236
Lo palabra iluminóle

Un inusitado fulgor iluminaba todas las cosas. La luna era en los espacios
infinitos y serenos sublime lampadario ¡pie derramaba su luz pura por el
lóbrego vacio. Había millones de fantásticas luciérnagas sobre el follaje
verde de los árboles. Había millones degotas de tocio en las lustrosas hojas
y, en los ámbitos serenos, en los cielos impasibles, en el alma de las cosas,
todo era luz, fidgor divino e inmortal. Noche blanca..., noche blanca...,
noche pura, noche con que sueñan sobre el estanque plácido los ánades
azules, noche con que dialogan en el jardín umbrío las castas margaritas,
noche que en el alma de las nübilcs adolescentes prendes en leve jirón de
ensueño, y que has enseñado a la mía a admirar sobre todos los cultos a la
madre naturaleza. (“Noche blanca”, Carias Reyes, 1938: 69).
¡Madre ciudad que duermes tus sueños heroicos a la sombra propicia de
tus montañas! Nido de piedra que escondes en el embrujado recogimiento
de tu seno, el hierro de la virilidad nativa, el oro del espíritu procer y la
pátina de las edades que sefugaron hacia el olvido. Joyel de la naturaleza,
donde se volcaron con profusión sus maravillas de colores y de líneas,
haciendo más honda la emoción y más espontáneo el asombro,
¡Pequeñita ciudad antañona, yo te amo! Quiero que me hables, que me
digas tus secretos, que abras la cancela perfumada de tus historias
románticas, que me asustes con tus relatos de abracadabra, que hagas
desfilar ante mis ojos —ante mis ojos ahitos (sic) de modernismo— tus
hidalgosy tus infanzonas, tusfrailes y tus plebeyos, tus conséjales (sic) y tus
comadres, (...). (“Tegucigalpa”, 42-43).
He aprendido a escriba- tu nombre, como en mármol, solnr mi corazón.
He aprendido a cantar tu nombre, como un himno, con las toces de mi cavazón.
He aprendido a sentir tu nombre, como una esencia, en los latidas dt mi
corazón.
Y, tu nombre —escrito, cantado y sentido— no se acabará sino hasta que
agonice la lámpara de mi vida.
En el azul de la mañana vi tu sonrisa
En el rumor de cristal de la fuente oí tu voz.
En la penumbra nocturna presentí tus ojos. (“Pasión”, 55).

237
H»ltn Umofla

En el último ejemplo, inclusive, el autor adecúa el escrito al ritmo del verso. Como
notas de estilo, se advierte: adjetivación abundante; reiteraciones léxicas y amplia
utilización de recursos expresivos (anáforas, paralelismos, símiles, metáforas,
exclamaciones .). Todo, manejado dentro de cánones modernistas.20

Ramón Padilla Coello

Ramón Padilla Coello (Choluteca, 1905-1931) escribió El alcázar de cristal (1936) cuyos
poemas oscilan entre actitudes y patrones románticos y cadencias y tópicos de impronta
modernista. Un buen número de textos (“El único canto”, “Ella”, “Poema primaveral”,
“La balada de mi amor”...) se consagra al tema amoroso y la mujer se percibe dentro de
los términos que acuñó la lírica romántica. Mayor interés —por quebrar un tanto la
moralidad expresiva que predominaba en el medio- ofrecen cuatro poemas cuyo tema es
la fuerza de la libido. Así, el soneto “La virgen desnuda” -de clara prosapia modernista-
dice: Un vago desperezo defiera -como oleaje-/ corrióle serpenteando del cuello hasta
las pies,/ cayó junto a sus plantas el intimo ropaje,/ y espléndida y lasciva surgió su
desnudez...//El bosque tuvo un sordo mugido de coraje,/ cual si sintiera su ansia de
macho despertar,/el viento se hizo tibio, tembló como el boscaje,/y con gemir de niño su
cuerpo jue a besar.// El sol fue un solo canto, un canto de esplendores,/ abrieron sus
corolas magnificas las flores,/y un sátiro en la fronda murióse de placer...// La virgen,
entre tanto, sonriendo complacida,/hundióse en la tersura del agua adormecida,/jugando
con sus regios pezones rosicler. (Padilla Coello, 1968: 39-41 ).21

20 Es oportuno señalar que en Artículos y discursos (1943), con la misma perspectiva


subjetiva, Carias Reyes incluye el trabajo “Nubes grises” al cual califica de Inter­
mezzo lírico. En él cita versos de otros autores (Darío, Guillermo Valencia, Porfirio
Barba Jacob...): hace referencia al paisaje natural y externa sentimientos de
melancolía, tristeza y amor por Honduras.
” Para la historia de la ideas en Honduras, es enriquecedor apuntar que Marcos
Carlas Reyes, en 1928, ante los ataques que el Arzobispo de Tegucigalpa, Mons.
Agustín Hombach, hizo a este soneto, en el artículo “En ameno palique con su
señoría ilustrísima", lo defendió en los siguientes términos: Belleza es belleza. Sí,
señor Arzobispo. Un crepúsculo, un cielo estrellado, una montaña, un bosque, son
bellos en si mismos. No son morales ni inmorales. La Venus, Laocoonte, un
Discóbolo, son obras bellas. Después va el señor Arzobispo a buscar una hoja de
parra porque ha hecho el estupendo descubrimiento de que tales obras son
inmorales. (...) El lector vulgar es siempre inmoral. Y esa inmoralidad está en él
mismo. (...) Vamos a terminar felicitando a Padilla Coello porque sus inocentes
versos levantaron tan gran revuelo. (1938: 184-191).

238
Lo palabra iluminado

En “El instante propicio”, en reiterado motivo modernista, que toma a dos seres
míticos como símbolos de lo sexual y genesiaco, la voz poética exhorta: Ha llegado
el instante, viejo fauno demente,/—la luna la ha hechizado y ahora está dormida—
de que apreses la ondina que asedias vanamente/ hace ya tanto tiempo, como es
larga tu vida... (41). “La monja” advierte sobre lo antinatural del celibato: Como
humana protesta al ultraje del rito/ que obliga a ser estéril y a no poder amar,/
erguíanse los senos —altivos, de granito—, de aquella monja triste con rostro de
azahar...// Sus pupilas de fuego tenían como un grito/ de deseos no extintos ni con
tanto luchar,/y temblaban sus carnes al influjo maldito/ de mis ojos que ansiosos la
solían mirar... (45).

A ese espíritu cuestionador de las ideas comúnmente aceptadas obedecen algunas


composiciones que aluden a las prostitutas quienes, en ningún momento, son
estigmatizadas. Así, en el poema “En noche de carnaval”, en boca de una niña de
trece año^, escuchamos el patético ofrecimiento de su cuerpo, lo cual despierta la
conmiseración del yo poético. Dice la niña: 'Aplaca en mi (sic) tus antojos,/que es mi
cuerpo una armonía/y saben dar ambrosia/ mis sedientos labios rojos...// ‘En mis
senos pecadores,/ hay fragancia de pradera,/ es de felpa mi cadera/ y mis muslos
tembladores... (78). “Canción" sin nombre”, aunque no justifica a la mujer que se
prostituye, comprende las razones de su caída en la ciénaga del vicio y de la orgía.
La causa: una herida/ que loca la llevó hasta aquel abismo. (115). En “Celos de
ramera” —de excesiva truculencia— ella mata al amante que la traiciona. Su
justificación: La prostituta ama (112). En “Lis de anemia”, la hetaira se percibe como
auténtica Magdalena/que supo ungir mi herida con su caricia buena... Cuando fallece:
La amortajé con velo y corona nupcial/y tuve aquella noche mi boda funeral... (69).
Surge el tópico romántico de los desposorios en o con la muerte.

“Canción de los cipreses” —cuyo ritmo recuerda “La marimba” de Francisco P.


Figueroa—22 incide en otro tema caro a los románticos: la descripción morosa y
necrofílica del ambiente de los cementerios: El desfile rutinario de lo (sic) carros y la
gente/ hasta el viejo camposanto va llegando lentamente;// dobla lúgubre v dolida la
campana quejumbrosa/ y en la atmósfera se siente como un hálito de fosa... (73).
Dentro de la misma óptica macabra, en “El último brindis”, la voz poética cuenta la
muerte de la amada y, como corolario: él apura hasta elfondo/ la Jrágil copa de licor

22 Supra, pp. 124-125.

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suicida (49). También, la actitud y el lenguaje románticos se palpan en cinco poemas


de tono sombrío. La vida se percibe como insoportable carga. “Balada del inútil
saber" pone en entredicho a la ciencia, incapaz de ahondar el arcano. “Intimo” externa
un sentimiento de frustración y hastio: Yo no sé por qué arcano sombrío,/ hay un
hado maldito que tortura mi vida,/ que me roba la calma y la dicha sentida,/que me
cubre de sombras y me llena de frío. (81). En “El cortejo maldito”, reaparece, con su
ominosa parafemalia, el tema de la propia muerte: En estas noches sordas, tan grávidas
de arcano,/ cuando el silencio pesa como una maldición,/yo vago por las calles
llevando de la mano/ toda la turbamulta de mi desilusión....// (...) ¡Si pudiera esta
noche suavemente dormirme/y, cual luz que se apaga, para siempre extinguirme/sin
dejar una huella que recuerde que fui...! (119-120).

La obra incluye poemas narrativos. En “Celos de ñusta” —ciento dieciséis versos—


una mujer indígena, Leopardesa de! bosque tropical y salvaje, movida por los celos,
durante un feroz vendaval, enceguece a la mujer española de la cual se ha enamorado
el hombre que ama, el cacique altanero. Con detallismo morboso, expresa: Dió dos
tajos certeros en los ojos azules/ que se hundieron por siempre en la noche falaz.../
¡un inmenso gemido ... un desgarre de tules/que cubrían el lecho... un pavor... nada
más! (sic). A partir de entonces —aspecto que también cae dentro de la mejor tradición
romántica—, en las noches furiosas (...) se ve, en loco galope por las selvasfrondosas,/
un extraño fantasma con un rojo puñal. (63).

En otros trabajos, el poeta expresa la importancia que, en su vida, asigna a la poesía.


En “Bardo vagabundo”, manifiesta cuál es su ideal de vida: Así...., sin zozobras, muy
puro y sencillo,/ vivir siempre lejos del trajín del mundo,/sin saber de engaños, sin
saber de hastío:/siendo solamente bardo vagabundo. (18). En “Príncipe y Bohemio,
Bardo y Caballero”, añora viejos tiempos medievales; le hubiese gustado ser: Principe
en las fiestas regias del Palacio;/ bohemio en las noches, de cabello lacio,//y poeta
siempre y siempre caballero,/listo para el golpe rápido y certero. (22).

El libro inserta poemas de ocasión (dedicados a reinas de belleza) y cuatro prosas que
se ubican dentro de la tradición modernista. Transcripta en forma íntegra, en
“Arcanos”, leemos:

¿Por qué no es el corazón como los árboles, Dios mío? ¿Por qué no
llega, con cada Primavera, el ansiado calor que vivifica y la jresca
lluvia que renueva?

240
lo palabra iluminado

¿Por qué cuando entra el invierno en nuestras almas, ya no hay ni


Sol que mengüe (sic) elfrío, ni lluvia que derrita sus perennes nieves?
¿Por qué es que en unos éste llega cuando apenas se vislumbra
Primavera?
No quiero descifrar yo tus arcanos, ni quiero blasfemar de ti, Dios
mío; es que mi corazón ya no resiste este Invierno tan prematuro,
interminable y triste.
Deja que siquiera en un instante, brille para mí luz (sic)
resplandeciente de la Dicha, y luego... la tumba, no más, Señor te
pido. (s.p.).

Padilla Coello elaboró una obra de alcances limitados. Ninguno de sus textos trasciende
loS esquemas romántico-modernistas que ya, para su época, estaban desfasados.

Jesús Castro

Jesús Castro (1906-1968) escribió Mirra de primavera (1931), libro que se enmarca
dentro de cánones modernistas. “Cantos del trópico”, la primera sección, exalta el
esplendor de la naturaleza. “Primavera”, “Mañanita de Mayo”, “Una tarde de Mayo”,
“El Yojoa” y “Crepúsculos de Invierno”, son algunos títulos que indican el rumbo
conceptual que toma el autor. Un fragmento de “La Sinfonía del Pinar” posibilita
aquilatar el estilo: Suena, bajo los oros de la tarde,/en la dulce quietud crepuscular ■
cual una sonatina de suspiros,/la suave sinfonía del pinar.// Místico aroma de resinas
rubias/ llevan las leves brisas al pasar,/y se aduerme, temblando en el ramaje/ la
suave sinfonía del pinar.// Como el eco sutil de una plegaria,/como la voz lejana de
un cantar,/se diluye en el aura vespertina/ la suave sinfonía de! pinar.// Es como el
ruego de la raza extinta/ que a sus dioses solares va a implorar,/y que recoge en su
dolor eterno/ la suave sinfonía del pinar. (Castro, 1931: 17). El bien logrado efecto
rítmico del endecasílabo se acentúa por la reiteración de la rima en los versos pares
de cada estrofa y, para equilibrar el conjunto, quedan libres los versos impares.

Tanto en la adjetivación como en el uso de diminutivos, el estilo acusa un fuerte


influjo de Rafael Heliodoro Valle: Afañanita azul, olorosa a sol y a flor de albahaca
Mañanita rubia, mañanita fresca, mañanita grata (21); Oro de sol sobre el paisaje,/
sobre el paisaje azul del mar./Bordan las olasfino encaje/ con albos copos de azahar.

241
Hfien UmoAo

(23): Cania.'fu ritornelo la límpidafontana,/lafloresta trasciende su olor primaveral./


Asida de mi brazo, como una buena hermana/irás por las riberas del claro manantial.
(37). En la sección hay dos composiciones cívicas: “Lempira" y “La espada de
Morazán”. El tratamiento. por cierto, no es muy original. En la última, leemos: Acero
procer, invencible acero; fundido en el crisol del patriotismo:/ espejo reluciente en
que retrata,/su más grandiosa página, la Historia. (28).

La segunda parte, “Breviario Sentimental", presenta distintos acercamientos al tema


amoroso- Mi juventud apacentaba ensueños/ en el piélago rosa de la aurora/ (...)
Mujer, astro, fulgor, arpegio o trino./ aroma o flor, espuma o ritornelo. Sé que no
cruzarás por mi camino./ mientras más imposible, más te anhelo. (“La amada
imposible”, 31); Todo fue en mi heredad honda tristeza,/ muda nostalgia y cruel
melancolía:/sefue el amor, ese viajero errante./huyó la dicha y me quedó el recuerdo./
Mas el viajero en un rincón del pecho/ dejó olvidado su puñal de acero. (“Peregrino”.
36). Métrica regular y rima consonante o combinación de asonancias y versos libres.
Siempre, un gran sentido del ritmo y una musicalidad en deuda con el modernismo.
Se corrobora en los bien trabajados sonetos “Matutina”, “Flor de ensueño",
“Claroscuro”. “Al pasar" y “En tus manos morenas”.

“Facetas”, la tercera sección, ofrece variantes temáticas. Cinco poemas —de dos
versos cada uno—. por su carácter sintético, conservan vitalidad. “Polvo”:
Transmutación de la materia humana/ que desenvuelve su inquietud al viento. (59);
“La espina”: Guardián de los tesoros de la rosa/ que se ha nutrido de dolor y sangre.
(60) ; “Las nubes”: Dromedarios cargados de tesoros/que buscan un oasis en el cielo.
(61) ; “El suspiro”: Queja que no halló forma en la palabra./Beso que no halló labio
en qué posarse. (62). Por su delicadeza y juego metafórico, las composiciones se
acercan al espíritu del hai-kai.

“La balada optimista” destila satisfacción de vivir c invitación al goce. Los sonetos
“Flor de angustia” y “Pecadora”, por la soterrada intención o perspectiva moralista
que ios anima, son de interés para el estudio de la evolución de la visiótide la mujer en
la poesía hondureña. En el primero, aludiendo a la pérdida de la virginidad, dice: La
mano inexorable de un adverso destino/ vertió crueles absintios en tu celeste vino/y
destruyó inclemente tu fragante rosal. (64). En el último. Castro reconviene a la
mujer por haber quemado su lozanía en la llama del pecado y la insta a buscar el
perdón divino.

242
La palabra iluminada

En “La canción jocunda", el poeta extema su objetivo literario. Anhela un ffersoro»


alma de cristal,/ diáfano, fuerte y musical./ Kerso vibrante de emoción/ que me
desangre el corazón.// Canto magnifico y jocundo,/ donde mi ensueño vagabundo
sacuda su intimo marasmo/y surja pleno de entusiasmo. (67-68). A nuestro entender,
lo del primer cuarteto se cumplió en Mirra de primavera. Quizá, para llegar a un
canto magnífico y jocundo, faltó mayor trabajo. Pero, dentro de la poesía inumista, la
obra es digna de recordarse.

Rubén Angel Rosa

Rubén Ángel Rosa (llama, 1906-Santa Bárbara, 1959) es autor de Albores (1929),
libro escrito dentro de los postulados del romanticismo. El amor, la muerte, el tema
patrio (“Por el ideal centroamericano”), son algunos temas contemplados. Asimismo,
en un claro influjo de su padre, el poeta y dramaturgo José Maria Tobías Rosa, la
mayof parte de las composiciones poseen impronta didáctica: “El jugador” (el que
todo lo apuesta en las mesas de juego); “Epigrama” (contra el abuso del alcohol); “La
calumnia”; “Una madre moderna” (se cuestiona a la madre que, por atender intereses
intelectuales, descuida a su hijo); “En broma Misa modernista” (la asistencia al acto
sagrado sin la necesaria devoción) y otros. Con frecuencia, en estos casos, Rosa
opta por la vertiente humorística. Así, en “Entre cacos”, dice: A una vitrina elegante/'
dos ladrones se acercaron/ y con presteza miraron/ cuánto había de brillante.// F el
llamado Manuel Várcel/ argidló: -Mira Pepillo,/¿cuánto costará ese anillo?/ —¡ Unos
dos años de cárcel!... (Rosa, 1929: 36). Un libro de escaso aporte estético.

Eduardo Berlioz Aceituno

Eduardo Berlioz (Tegucigalpa, 1907) escribió Horas de ocio (¿1933?).23 Con una
primera sección que se llama “Breviario sentimental”, tal como vimos en Mirra de
primavera de Jesús Castro, Horas de ocio ofrece catorce composiciones de inspiración
romántico-modernista. Entre ellas destaca “Greenwich Village” en el cual observamos
un buen acercamiento al barrio neoyorquino: Por doquier cafés llenos de gentes
ojerosas:/ artistas neurasténicos con pobre vestidura/ que por un ajenjo hacen una
caricatura,/y pálidas mujeres a éter olorosas// que pasan serpenteando sus cuerpos
de sirenas/y ofrecen sus caricias de sabias magdalenas/a cambio de dinero, de coca

23 El texto no tiene fecha. En la dedicatoria del poemario, el autor consigna el año de 1933.

243
Hrlen Umofto

o de morfinaJ/ Este barrio del arte, del Vicio y de la Anemia/es un gran escenario de
la vida bohemia,' donde toda función en tragedia termina... (Bcrlioz, s.f.: 35-36).

Domina el tema del amor. Aunque con versos de dudoso sensualismo, por el relativo
atrevimiento que revelan, el soneto “La última cita" merece anotarse: Con la noche
por cómplice llegaste/ al discreto jardín de nuestras citas;/ sentado sobre el césped
me encontraste/ deshojando las negras margaritas// de la duda, que en mi esperar
sembraste./ Y ya juntos, tus curvas exquisitas/ al halago sutil abandonaste/ de mis
manos calientesy eruditas;//y al calor de mis ósculos impuros/ temblaron tus ebúrneos
senos duros./ Conturbada por loco devaneo// te rendiste, porfin, a mi deseo./ Y en
tanto que el amor te enloquecía/ la luna, maliciosa, sonreía... (34). En los restantes
poemas dedicados al tema amoroso (“A Sara", “A Trinidad", “A Margarita" y “Al
través de los años") se trabaja con versos sencillos y de motivos muy gastados: Y tu
boca encantadora/ —triunfo de cosas celestes—/es graciosa, seductora (21). Lo
mismo se puede aseverar de otras composiciones como “El miedo común”
(meditaciones surgidas en una sala de anatomía) y “Canción mistica" que expresa
cansancio frente al arte y la vida después de haber penetrado los dominios de Venus e
Himeneo (41). Berlioz también elaboró textos de ocasión (a una reina de belleza o
laudatorios en álbumes femeninos). Con la excepción de “Greenwich Village", un
estilo y una obra que nos parecen desfasados.

Medardo MejIa

Medardo Mejía (San Juan de Jimasque, Manto, Olancho, 1907; Tegucigalpa, 1981).
En 1975, publicó Anathéy Elfuego nuevo (Tumban Kak), libros de factura irregular
mediante los cuales se extema una visión de la historia que, aún idealizando situaciones,
se sustenta en principios marxistas.

Anathé
Medardo Mejia era historiador y le dio gran importancia al pasado indígena de America.
De ahí. el titulo del poemario, tomado del nombre que, según aclara el autor, los
antiguos habitantes de Mesoamérica daban a sus libros realizados con fibras de
henequén. Asimismo, Mejia fue de los periodistas más combativos del país. Muy
conocido por sus juicios lapidarios, en Anathé, denosta contra la retórica tradicional.
En “Volante proletario” —homenaje a los luchadores revolucionarios Juan Pablo

244
La palabra ilumtaeda

Wainwright y Manuel Cáliz Herrera—puntualiza que, como es un trabajo que a ellos


les dedica, en sus versos No caben las frases huecas,/ni las metáforas de la poesía
burguesa,/ ni los retruécanos de las escuelas anarquistas (Mejía, s.f. 131). En
“Salatiel Rosales”, al recordar a este escritor hondureno, desdeña el arte de señoritos
(154). Sabe, pues, que está elaborando una poesía al margen del canon académico.
Probablemente influido por el exteriorismo de Ernesto Cardenal, incorporó hechos
históricos y datos concretos extraídos de la realidad inmediata.

Anathé presenta extensas composiciones narrativas en las que, sin inhibiciones


lingüísticas o históricas, Mejía formula su personal interpretación de personajes y
acontecimientos a los cuales aplica la rejilla del materialismo histórico.34 El universo
indígena ejerció una especial fascinación para Mejía. Pero, no obstante su filiación
marxista, la visión que ofrece se criba desde una perspectiva totalmente idealizada y,
además, didáctica: es en el pasado en donde radica la grandeza de Aménca; sus
héroes lucharon por el bienestar y la libertad de sus pueblos. Son. pues, el ejemplo a
seguir. Sustentando la conocida tesis sociológica marxista, los pueblos de Autoctonía
-así denomina a América- vivían en la etapa del comunismo primitivo. De ahí la paz
y la dicha que disfrutaban. En “Tikal”, tal postulado es nítido: En Tikal no había
diferencia entre el centro/ urbano y el campo./ Las tribus por esta razón no eran
urbanas ni eran/ campesinas./ Tan luego se hallaban en la Plaza cívica como/ en las
milpales./ (...) En Tikal no había diferencia de trabajo manual/y mental./Ni nadie
pensaba que hubiera distancia entre/ uno y otro./ Si había comprensión de las
vocaciones y las/ aptitudes./ Y por esta causa racional y justa había división/ de!
trabajo./ Así se comprende que hubiera milperos y a la vez/ ahkines./ constructores
(sic). músicos, sastres y cantores,/alfareros hábiles/al lado de astrónomos, en franca
igualdad. En Tikal no existían las clases sociales, ni ricas ni pobres./Por esta razón
no existían palacios suntuosos ni chozas misérrimas./ Ni altivos magnates ni
desheredados, ni amos/ ni esclavos./ Los llamados palacios que aun (sic) quedan
eran casas/públicas/que pertenecían colectivamente a las tribus/(...) Tikal ignoraba
¡a existencia de los gobernantes/ y los gobernados./ En vez de gobierno tenía una
administración/ de bienes comunes,/ ejercida por todos a través de un consejo de,
ancianos/ (...) La costumbre inflexible perseguía el bienestar/ de todos/y cada quien
se ajustaba a severo autocontrol/moral. (25-26). En “Quetzacoalt” (sic), también la24
*

24 Adviértase la extensión de algunos trabajos. “Morazán”: 923 versos; “Carta agraria a Epifanio
Hernández”, 448; “Tikar, 461; “Lempira", 313; "Quetzacoalt" (sic), 233 e “bdm', 190.

245
Welrn Ümoño

visión es idílica: Gvj día, por fin,/ llegó al Mayab./ país de los mayas./ Era tierra
poblada por tribus ilustres que; odiaban la guerra./ (...) en el dulce país de los mayas
Juc recibido' confiestas / Los follecas se entendieron por senas con los suaves mayas./
Se sonrieron con simpatía y sellaron una alianza perpetua. (56). En sentido estricto,
una perspectiva antihistórica y un ritmo cercano al de la prosa.

El autor ve hacia el pasado, pero su objetivo es el presente. Por esta razón, en “Lempira”,
cuando analiza su práctica de lucha, en sintonía con el contexto latinoamericano, en
ese momento en efervescencia revolucionaria, valida la guerra de guerrillas: Con tales
virtudes, usted, sobre todo,/ era un estratega de altura genial./ Dirigió una guerra
con tanta pericia,/que su ejemplo queda para nuevos jefes./La estrategia es teórica
v a la vez es práctica,/y usted la entendió al saber emplearla./ (...) ¿Qué hacer en el
caso? Plantear el conflicto/en una implacable guerra de montaña. (67). Con relación
al lenguaje, encontramos formas directas, carentes de cualquier maquillaje. El autor,
al presentar el mundo de los opresores, elude cualquier eufemismo. En “Morazán”, al
hablar de la fragmentación de Centro América en cinco débiles estados, se indica que
ello fue para que sacien su hambre,/ unos en pos de otros,/ los perros imperialistas!
(89). En “Ixim” -dedicado al dios del maíz-, cuando habla de los españoles, acumula
elementos negativos: De España vino ha siglos una noche de cuervos./De aquel país
hundido en cantos funerales,/ en Santa Inquisición, en diarios quemaderos/ humanos
para alegrar a Felipe 11,/ un rey medio demente que deseaba ir al Cielo,/ volar en
vertical en coros de ángeles,/y al llegar la hora de partir a su cumbre,/ vio su muerte
gradual, lenta pero segura,/ tal vez por lepra o sífilis, en asquerosa llaga/ que negreaba
de moscas.../ Fn tanto los dignatarios/ que debían asistirlo en aquel pudridero,/ se
paseaban corriendo, tapándose las narices,/o arrojando las tripas en vómitos ruidosos./
En aquel espectáculo,/había un rey poderoso,/disolviéndose en pus. (11). En “Volante
proletario”, del encuentro entre Jorge Ubico, el dictador de Guatemala, y Juan Pablo
Wainwright, informa: Llegó en motocicleta el Napoleón de trapo/ a conocer la
confidencia del bolchevique./ Juan Pablo dijole: ‘Si es para escupirte/ la cara,
baciniquero de las compañías'.// Con un gargajo le bañó los ojos y la jeta./ Los
guardaespaldas lo acribillaron a balazos./Asi terminó aquel hambrón de la revolución.
(131). Sin ninguna cortapisa, se acude al término soez y a la referencia escatológica
o grotesca.

En "Morazán”, supuestamente, quien cuenta los hechos es la Verdad. El interés del


autor se dirige, pues, a lo referencia): a consignar los hechos. De ahí que muchos de

246
Lo palabra iluminada

sus textos posean un carácter épico-lírico. Quizá, uno de los mejores sea “Carta
agraria a Epifanio Hernández”. En nota previa, se indica que, en un periódico, aquél
comunicó su traslado de un partido político tradicional a otro similar. La voz poética
recuerda que, en su pueblo, hace mucho tiempo, conoció a un hombre llamado Epifanio
Hernández y, por si el de la nota periodística es él, le dirige una carta: el poema que
leemos, en el cual encontramos los siguientes momentos: recuerdo pormenorizado
de las duras faenas cuando Epifanio, con sus recuas de muías, repartía sal en diversos
pueblos; su enrolamiento en las montoneras y la comparación del caso de Epifanio
con otros similares: Joven, sonriente, se enviajó Camilo/Pagoaga hacia los campos
de la Costa/ Norte con la esperanza de llenarse/ las bolsas hasta el borde de dinero.//
(...) Eduardo Ruiz fue otro alucinado/con la Costa Feliz del oro alegre./ (...) iba al
Dorado en busca del Becerro/ de la leyenda; traerlo, y ser dichoso/ con mujer, hijos
y pequeña hacienda.// Trajo una tuberculosis fulminante; en el alma un agobio
indescriptible./ (...) A Santiago Aguilar, buen carpintero,/ le quitaron hasta el clavo
del gramil./A Marcelo Chirinos, buen herrero,/ hasta el martillo por el simbolismo.
(...) Y así y entre cuento y cuento van pasando/ en furioso tropel los Epifanios./ (...)
Y que en el colmo del coraje odioso,/ marchan a las matanzas colectivas/ en partidas
de Abeles y Caínes,/mandados por caciques más que bestias. (114-117).

Frente a esa realidad de explotación e injusticia, Mejía enumera aspectos singulares


de Honduras (piedras que cantan, fuentes extrañas', peces (...) que suelen caer del
cielo; ríos áureos; etc.) y, de nuevo, trae a colación el caso de hombres concretos
(Juan Carranza, Carlos Jiménez...) que formulan una demanda perentoria: reforma
agraria, independencia y paz. Este verso se reitera veintitrés veces, en otras tantas
estrofas dedicadas a cada uno de los nombres o datos señalados. Finalmente, Mejía
recomienda: Pórtate bien, 'mano ’ Epifanio Hernández. Además le recuerda la
importancia de la educación (Sí no sabes leer, aprende, hermano) y del trabajo. El
texto cita extensamente a José Martí y concluye con una referencia al Chilam Balam.

Tal como ocurre con el caso anterior, la alusión al mundo indígena se encuentra en
poemas que no abordan específicamente esa temática. En “Salatiel Rosales", se indica
que los maestros del literato de ideas, tal como ocurrió con Lempira, fueron los
legítimos cantores: Huallparimadhi y Netzahualcóyotl (154). En “Edgar Alian Poe”,
al invocarlo, le dice: yo, ardoroso, te quisiera como gloria indiscutible/ del solar País

247
Helen UmoAo

ue Hucv.' que contiene con orgullo los remotos nobles restos silenciosos de Copón

En Anathé. encontramos trabajos de mayor contenido lírico. Quizá “Canción de


Victoria López” solo pretendía evocar un romance con la novia juvenil, pero el canto
devino en retrato o historia de una gran frustración femenina: una denuncia de los
horizontes limitados a los cuales se enfrentaban las mujeres de la provincia: Cinco
años me esperaste, dulce Victoria López / Cinco años amorosos, la barbilla en la
mano,/formando alegres sueños, imaginando dichas;/ o soportando inquieta elfragor
de la carne,/ el martirio envolvente, la vigilia ardorosa/ de la virgen que quiere
frutecer./ Vital o falleciente, puntual como un axioma,/ cuidabas los jilgueros y las
floridas matas. (171). Similar matiz de atemperada nostalgia posee “Trémolo de María
de los Remedios”: María de los Remedios, niña invicta,/ te he visto ya en las onzas
españolas./ Fue en la casa apartada y centenaria/ de un rico hombre amigo de mi
abuelo./ (...) María de los Remedios, tu radioso/porte exige canciones rumorosas./
Se pasa uno las manos por los ojos/porque ciegas de clara y mañanera. (175). A
nuestro parecer, estas dos composiciones representan el mayor logro lírico del autor.

En “Francesca de Rímini”, en elaborados tercetos, y a manera de sueño, se reproduce


un viaje al infierno El yo poético, fascinado por la belleza de Francesca y recordando
el caso de Orfeo y Eurídice, le pide a Satán que —como un refinado castigo para
Paolo— libere a Francesca, petición que fue atendida. Seguidamente, se la trae consigo.
He aqui un fragmento: Y cruel grité: 'Recobra los estribos,/ que Paolo la abraza sin
templanza,/pues sus roces son casi sensitivos! (sic)// ¡Hazlo sufrir! Con ella no se
cansa de estar aqui, y así para él no existe/ tu maldición: 'Perded toda esperanza!'
(sic)// (...) ¡La traje! ¡ Vive! ¡No hay quien se le parezca!/ ¡Su fama es tanta que va de
polo a polo!/ Pero escuchad: La sin igual Francesco,// Ama (sic) el Infierno y llora
por Paolo! (sic) (200). El verdadero infierno es, pues, la separación de los amantes.
Mejía acude, con solvencia, al endecasílabo y a la rima consonante.

Medardo Mejía dedicó poemas a otros personajes: “Bolívar”, “Juan Ramón Molina”,
“Barba Jacob”, “Goethe”, “Marx”, “Lenin”, “Buda”, “Maiakovski”, “Prometeo” y
“Scheherezada”. Como producto de un viaje a la República Popular de China, elaboró
“La gran marcha”, “Yan Tzin-Jua y Yan Chiu-Lin” y “La princesa Li”. Otros; “Paris”

26 País de Huey: nombre que los aztecas, según informa el libro, daban a Copón

248
La palabra iluminaba

y “Nueva York”. Este último, a manera de diálogo entre dos personajes, lo elaboró en
prosa y comporta una crítica al sistema capitalista. En Anadié, aunque abundan los
ripios, en el rudo tratamiento de los temas, se percibe una nota de autenticidad.

El fuego nuevo (Tumban Kak)


El fuego nuevo (Tumban Kak) es una obra híbrida: combina la prosa narrativa con
el verso; traslapa el nivel expresivo con el informativo y mezcla el dato histórico con
elementos imaginativos. El libro está dividido en tres partes. Sólo la primera caería en
el terreno de lo estrictamente literario. Con excepción del poema “Tumban Kak”, en
las secciones II y III, encontramos comentarios sobre distintos aspectos de la cultura
indígena: magia, mística, numerología, astrología y una explicación sobre los tres
calendarios mayas. La voz narrativa cuenta que llegó a una pobre vivienda ubicada en
Sensenti. Un anciano indígena, el ahkín, el sabio que guarda las claves de los viejos
mayas —asumiendo la responsabilidad de la narración— le cuenta los saberes de mis
venerables padres de Copán... (Mejía, 1975: 14). De la metrópoli indígena, describe
cada edificio, así como las funciones para las cuales estaba destinado. Informa sobre
ceremonias, cantos y rituales.

Esos últimos poseen carácter lírico. Mejía, en cada tema, ofrece una parte en prosa
rítmica, como él la llama, y otra versificada. En la primera, a manera de explicación,
indica: (Como en las antífonas Copánidas).26 En “Hunabku”, en la sección en prosa,
aclara: En un día dado las tribus copánidas hacían honores al terrible dios con
cantos y danzas en las fiestas mágicas. Decían a coro este mandamiento (27). A
continuación, aludiendo al nombre del dios, expresa: Piénsalo en el día,/en la noche
oscura,/pero no lo digas/con tus labios sucios/jamás, jamás, jamás, (loe. cit).

En “Kinich Ahau”, a manera de explicación, se lee: como en contrapunto, los que


estaban ocultos en la hoguera viva, cantaban: 'No digáis que el innombrado es
inmanifestado. El que no se nombra es infinito en manifestaciones. Kinich Ahau es
su manifestación inmediata a nosotros. Lo vemos en su brillo, en su alegría, en su

26 Mejía, en el libro anterior, da como un hecho la existencia de cantos antifonales en


las celebraciones indígenas. Aunque no explica en qué consisten, suponemos que
se refiere a lo que Erick Thompson llama estilo antifonal de los libros indígenas: el
segundo verso repite el primero con matices que lo amplifican y complementan;
observa, además, los juegos de sonido. (Citado por Zavala-Araya, 2002: 143).

249
Hilen Umofto

movimiento. Lo vemos aparecer en Oriente y ocultarse en Occidente. (31). “Invocación


Mágica” se presenta como un canto ejecutado durante la celebración de ritos solares:
Oh. Kink h Ahau,/fuego creador./transformador,/destructor/y recreador! (sic) (35).
“Ah Kak” narra el origen del fuego. Cuenta cómo el Señor del Sol, siempre dadivoso,
mandó que un día Kak. dios del fuego, se hiciera presente en Luum, diosa de la
Tierra, en forma de hoguera para confortar las (sic) tribus friolentas, para hacer la
alegría comunal en el hogar gentilicio, en el rito solar, en la quema milpera. (47).
“Exhortación mágica”, totalizando setentaiún versos, es un conjunto de estrofas en
las que se alterna la voz de los ahkines y la de las tribus. Estas se expresan a través de
un estribillo: Kak está con nosotros./Es nuestra voluntad. (51).

“ixim”, con base en versiones indígenas — 'historias ’ copón idas, las llama el autor—,
rememora cómo fue que los pueblos americanos encontraron el maíz. El último párrafo
entraña una reconvención moral contra los explotadores: La leyenda acaba con la
maldición de Itzim para aquellos que sin ser inválidos, ni encontrarse enfermos, ni
estar destinados a otras producciones, viven del maíz tostado, cocido, en distintas
formas, sin ningún derecho, porque los indignos no lo han trabajado. (58). “Predicación
moral”, en ciento veinticuatro versos, comprende el discurso que Ixim les dirige a los
comuneros: Yo, Ixim, digo y mando:/ Tienes el maíz,/grano de la vida,/el mejor regalo/
que puedo ofrecerte.// Al maíz se agrega/ su hermano el frijol,/ y luego se suma/ su
hermano el cacao,/siguiendo otros muchos/buenos alimentos.//(...) El maíz te impone/
trabajo en común/ para hacer la milpa/ de gran extensión/ que llene los trojes/ de los
comuneros.//Juntarse han las tribus/en afán milpero,/y esto para siempre./Nunca más
separen/sus fuerzas comunes/en la producción./(...) Nunca, nunca olvides/el consejo
sabio:/ Todos para uno/y uno para todos.// (...) Si algún día llegas/ a perder la honra/
o a ser una carga/ de los comuneros,/que te acoja Ixtab,/diosa del suicidio. (61-65).
Mis subrayados enfatizan aspectos ideológicos de interés.

“Yaxché” alude a tradiciones relacionadas con la creación del ser humano. Siguiendo
textos indígenas, recuerda que fueron creados cuatro hombres y cuatro mujeres.
“Canción nupcial” es el supuesto canto de los jóvenes mayas que danzaban, bajo la
frondosa sombra delyaxché [la ceiba]; su canto decía: Bajo el Yaxché/ llegóse el día/
del amor.// Haya alegría,/ acercamiento/ con ardor.// Unos y otros/ viven el tiempo/
de la flor. (43). “Exhortación mágica” es, justamente, el punto central a donde el
autor quiere llegar; constituye la descripción del Tumban Kak, la ceremonia con la

250
Lo palabra iluminado

cual el pueblo maya iniciaba un nuevo siglo. Sin embargo, el autor diluye dicho propósito
porque se enfrasca en largas explicaciones sobre los tres calendarios mayas.

“Tumban Kak” —la composición que da nombre al libro— recrea dicha ceremonia:
celebración del nuevo siglo de 52 años, propio de la cronología maya. El anciano
indígena indica la pervivencia de Copán y vaticina la llegada de una nueva era: Mi
señor, yo quiero que estén seguros, usted, sus amigos, los de más allá, que la magia
solar de Copán está viva. La magia solar que ha estado inactiva por más de un
piktún ha vuelto a soplar con talfuerza en la zona maya y en todas las zonas, que al
cumplir cabales los 45 siglos de la mística, en el año cercano de 1987, con la precisión
del Tzolkín copánida hará resurgir con grandes relámpagos y hechos imprevistos el
Fuego Nuevo. (...) Cici olal! Cici olal! Leti Tumban Kak! Leti Tumban Kak! Gritaban
a cqro las tribus reunidas en la amplia plaza de las Ceremonias...!!! (...) Alegría!
Alegría! El Fuego Nuevo! El Fuego Nuevo! (150-151). La obra, que tiene marcado
cariz dramático, no resiste el análisis histórico. El propio autor, en la dedicatoria, la
califica de fantasía. Literariamente, su aporte más valioso quizá sea la revalidación
del mundo indígena, aspecto que, en la literatura hondureña, casi no ha tenido relevancia.

Alma Fiori

Alma Fiori (pseudónimo de Victoria Bertrand, Juticalpa 1907- México 1952) publicó
Nómada (1936) y Cantos del camino (1951). El primero —único que fue dable
conseguir— contiene cuarenta y cuatro poemas cuyo tema central —con excepción
de dos o tres textos— es el amor: el primer baile; la actitud posesivamente amorosa
del hombre al abandonar la fiesta; el beber champaña en la misma copa; el perfume
del jazmín que aroma el momento de la despedida; la sombra de otra mujer
interponiéndose en el camino; reproches; dudas; etc. Todo, expresado en poemas
(predomina el soneto) de factura posmodemista y de bien acabado diseño.

Conceptualmente, la obra revela las contradicciones espirituales de una mujer. Por un


lado, ansiosa de romper con las ataduras impuestas arbitrariamente por la sociedad.
Por el otro, cediendo a su propia interioridad que, con deleite, se pliega frente al
varón. En “Loca”, de versos sobrios y mesurados, confiesa sus dilemas existenciales;
rechaza la cadenas de la tradición y expone la necesidad de seguir los dictados de su
propio corazón: Haber vivido siempre con la cabeza altiva/ ante la sociedad austera
y exigente/y haber tenido siempre, como una llama viva./ ese estúpido orgullo de

251
Heltn Umofto

aduar sensatamente.// Haber llevado siempre, sofocada y cautiva,/ el ave de mis


ansias dentro de mi alma ardiente/ y haber visto de lejos la vida alegre, activa/ con
triste corazón pero allanera frente.// Haber sido todo esto y haber llegado a creer que
aunque sea tortura, eso exige el deber/ para con dignidad llevar altivo el nombre.//
} de repente como por milagroso encanto,/ aquello que se ha amado y venerado
lánto,/ arriesgarlo dichosa, porque se quiere a un hombre. (Fiori, 1936: 46).

La autora experimenta el desgarramiento entre su ansia de independencia intelectual y


la presión de los tradicionales patrones de conducta (condicionamientos psicológicos)
con relación al hombre. En “Cobarde”, ello se vislumbra con nitidez: Tengo miedo de
ti. Tus negros ojos fieros/ que un dominio fatal parecen tener,/ se me meten muy
dentro, imponentes y arteros,/ con extraño poder.// Tengo miedo de ti. Mis ojos
altaneros/ su rebelde altivez comienzan a perder/y al sentir que se humillan, débiles
prisioneros,/he aprendido a temer.// Yo que de independencia siempre he hecho alarde,/
al sentir que te acercas, me siento cobarde.// Tengo miedo de ti.// Sin embargo, al
pensar que ya no vuelvo a verte,/ tampoco soy serena y tampoco soy fuerte./ Tengo
miedo sin ti. (52). Formalmente es un acierto la alteración del verso (cambiando el de
poi el sin) que se ha reiterado en las tres estrofas primeras y con el cual se concluye
el poema. En “Vencida”, la claudicación es total: Yo te dije: 'No creas que es violeta,/
es un lirio altanero la mujer./(...) 'Callaste. Tu alta frente de poeta/ se contrajo en un
gesto de poder/ (...) Después, poquito a poco, la verdad/ me enseñaste con tu serenidad/
de hombre fuerte que marcha hacia un ideal.// Y bajo tu despótica ternura,/se rindió,
con su diáfana hermosura,/mi rebelde altivez de intelectual. (53). El hombre asume,
pues, el papel de maestro y guía.

Una especie de autoanálisis se percibe en el soneto que da nombre al libro. Con


lenguaje directo y sin adornos, Fiori interpreta su perenne búsqueda de nuevos
horizontes: Me aburro de la gente, las cosas, los lugares,/ tengo un alma de nómada
con ¡a ilusión de andar/por el lejano mundo. Siempre hay en mis cantares/ amor por
lo distante y ansias de volar.// Yo quiero ver la tierra, cruzar todos los mares,/ viajar,
ir siempre errante en continuo soñar./Como el naranjo esparce su lluvia de azahares,/
pétalos de mi vida yo quiero disipar. (9). “Al partir” es otro soneto de moderado
trazo: En esta ciudad dejo pedacitos de mi sér, (sic)/ sus parques y avenidas, sus
teatros y bazares,/ tienen para mi aroma de muertos azahares/y encierran la poesía
de un bello atardecer. (31). Delicada sensibilidad que se expresa sin excesos.

2S2
La palabra iluninaaa

Marco A. Ponce

Marco A. Ponce (Comayagüela, 1908-Tegucigalpa, 1932) escribió Signos (1934),


obra a medio camino entre el romanticismo y el modernismo que, más que un valor
en sí, permite suponer las posibilidades truncadas por la muerte trágica del autor. La
visión romántica se advierte en varios poemas narrativos. En “Era la fiesta de Tonatiuh”
—en deuda con José Santos Chocano—, en ciento cuarenta y siete versos, el guerrero
maya Manahuat, celoso, mata a la bella Iliria, quien soñaba/en noches de luna con un
hombre extraño,/ de rostro muy blanco, de barba poblada,/ denodado en luchas,
tierno en el amor (Ponce, 1934: 16); seguidamente, se ofrece como víctima en el
sangriento sacrificio que permitirá llevarle un mensaje al dios Tonatiuh. En “Esquela
fúnebre”, el cartero porta las esquelas sobre la muerte de un poeta. En “Trova galante”,
al modo medieval, un caballero le externa su amor a una dama. Un fuerte influjo del
famoso nocturno de José Asunción Silva presentan “Nocturno de diciembre” y
“Nocturno de noviembre”. En éste último, de atmósfera luctuosa, las almas de los
muertos dejan la hedionda fosa. Los poemas amorosos (muchos de ellos, sonetos)
tampoco ofrecen alternativas novedosas.

Lo mejor de Ponce descansa en otros poemas. En “Hilos”, en forma alegórica,


reflexiona sobre lo inexorable de la muerte: La tarde nos mira con tristeza inmensa/
hilvanar un hilo hasta el anochecer;/ la noche nos mira sosegada, y piensa:/ este es
un hilo que se va romper.// (...) la vida es la misma, no te afanes, alma,/en mover la
rueca vana del placer,/ no te afanes tanto y escarda con calma/el hilo de plata que
se va romper.// Ocupados tanto en morir vivimos,/ que vamos viviendo siempre lo
que fue,/hilos que quién sabe de dónde venimos,/hilos que se rompen sin saber por
qué. (123-124). Un sentir y una forma de expresión de indudable raíz romántica.
Asimismo, en “Zíngara bohemia” —de marcado acento modernista—, los versos
transmiten una sensualidad desgarrada, no gozosa, en la visión de la gitana: Dame tú
la sangre que hierve, gitana,/ en tu boca roja maligna y sensual,/y encienda el
falerno tus labios de laca,/zíngara bohemia, zíngara fatal./ Cántale a la vida música
encendida/y vibre el pandero lírico y triunfal. Deja que nos cuente tu sutil baraja
las mil y una noches de mi triste mal./ Dímelo muy quedo, dintelo en voz baja:/
¿Cuál es el enigma que esconde mi ajan?/Dímelo golpeando tu redonda caja:/esos
sueños míos, ¿hacia dónde van? (71).

253
Helen UmaAo

“I va', en versos poiimétricos. constituye una inteipretación que. a contrapelo de la


enseñanza religiosa ortodoxa, revalora la mítica figura bíblica. En forma íntegra, con
abundancia metafórica y cierta grandilocuencia, dice: Savia o polen,/ o sangre o
cieno, caricia o beso, o mordedura,/ unción celeste de la vida entera,/ canon de fe./
Hostia de sangre en el ritual divino./ ¡Obra de Dios en su mejor minuto!/ Eva,
sublime. Eva del Edén perdido,/ nada te importe tu destierro ¡oh Eva!/ si (sic) le
enseñaste a nacer al hombre,/ divina chispa que ocultaba el Padre/ a la irredenta
arcilla. (139). “Auras marinas” encomia la vida cerca del mar: Allá me ha parecido
que es mas (sic) profundo el cielo,/ más clara la conciencia y el pensamiento igual;/
es más abierto el vuelo/ y el sol más tropical,/ mojándose en la espuma/ que van
hilando en ruecas con hilos de coruma/ las hilanderas olas en el telar del mar. (47).

Lo social interesó a Marco A. Ponce. En “El espectro”, exhorta a los obreros para
que emprendan la lucha por su reivindicación: Que nos valgan las penas/ del señor
don Quijote/ para fundir las visceras de nuestro corazón./ Ya trazó en el cuadrante su
elíptica la estrella/fugaz del capital,/y Marx está contigo,/y Cristo va a decirte:/—Pues
en verdad os digo/ que el amor es la senda para la humanidad./ Levántate que es
justo, atlético y robusto/ campeón de las miserias de la desheredad;/ no arrodilles tu
gesto/ ni maldigas la vida;/ ten el músculo presto,/ ten la fragua encendida/para tu
libertad (28). Uno de los primeros poemas hondurenos con una referencia concreta
a Carlos Marx. Encontramos composiciones de homenaje como “Lux” (al padre José
Trinidad Reyes)77 y “Responso lírico a Ramón Padilla Coello”. “Canto al Merendón”
exalta a la imponente cadena montañosa y recuerda la gesta de Lempira. “Elogio
lineo del basket ball” es de los primeros trabajos poéticos dedicados al deporte.

Ada María Navas

Con sobriedad, sin estridencias, Ada Mana Navas (Juticalpa, Olancho, 1908-¿?), en
Sin amarras (1937), reafirma el valor de la mujer. La sencillez del estilo está en
sintonía con la estética del posmodemismo. En su poesía, palpita una postura similar
a la que, por esos años, sustentaba una pléyade de poetisas que, en Latinoamérica,
esgrimía la bandera de la libertad femenina. Con gran seguridad de sí, Navas expresa:

27 “Lux” ofrece un largo periplo histórico (conquista y etapa colonial) y es, hasta el fin^J,
cuando habla del sacerdote. Hay, pues, un desequilibrio estructural, tal como también
se observa en “Nocturno de diciembre".

254
La palabra iluminada

no pidas al ave que sus ulas corle/ nací con el ansia de peregrinar. .. (“Insegura”.
Navas, 1937: 24). En “Corazón”, impreca a éste por su debilidad: no llores más,
cobarde, por tus cosas perdidas,/ después de sus ocasos el sol vuelve a brillar. (27).
En “Te esperé”, proclama su libertad interior: fíoy mi barca no tiene/ ligaduras al
puerto,/ mi velero sin rumbo/ enfilado ya está... (42). En “Canción de un árbol del
camino”, el simbolismo del árbol traduce la idea de la propia fortaleza: Árbol defuerte
savia, defuerte savia criolla/ en la inmensa llanura de la existencia soy;/mis ramajes
se entreabren inquietos a los vientos/ bajo el mimo fraterno del viejo padre sol. (17).
Los versos proyectan una imagen distinta a la languidez o desolación de la escritora
romántica.

Lo anterior no significa que Ada María Navas exprese una desbordante alegría de
vivir. Hablamos de una fortaleza interior que no está reñida con la presencia de un
intiiuismo doloroso. Trasluce una suave tristeza que no se ciega ante la posibilidad del
porvenir: Está cantando la lluvia su monótona canción,/ una extraña melodía que
adormece el corazón.// (...) El agua con su canción nos ha ausentado las penas/del
corazón apresado por ancestrales cadenas.//De los huertos interiores el agua con su
frescura/ reverdece los alcores, mientras lafuente murmura//canciones que ya perdidas
en las brumas del olvido,/vuelven a damos la dicha de vivir lo ya vivido. (“Mientras
cae la lluvia”, 9-10); Señor estoy cansada de recorrer la vida/he roto mis sandalias y
roto la emoción;/ en mis pupilas grises se aduermen tantas playas/ y tantas hojas
secas llevo en el corazón. (“Cansancio”, 13). Un estilo sin rebuscamientos y con
discreta pero efectiva elaboración de imágenes. De ahí, su dignidad poética. Ada
María Navas es otra voz femenina injustamente preterida.

Juana Zelaya

De Juana Zelaya (Salamá, Olancho, 1908-1934), sólo se han conservado unos cuantos
poemas que oscilan entre el romanticismo y el posmodemismo. Con relación al primer
aspecto, destaca la absolutización de la pasión amorosa; la visión melancólica y
apesadumbrada de la existencia y la insidiosa intuición de una muerte inminente.28
Con respecto al segundo movimiento, se detecta una tendencia hacia la sobriedad
expresiva y el tono intimista. La conjugación de ambas vertientes se detecta eq
“Nocturno”: Si está cerca el minuto de eterna despedida,/si está cenca elfinal de mi

28 Presentimientos fatalmente cumplidos ya que la poetisa murió en forma trágica.

255
Htltn UmoAa

cansada vida/si mi espíritu inquieto, su corpórea envoltura,/muy pronto abandonada


dejara en la llanura/ y nunca más a los nardos de tu amor a mi vera/ he de ver
Jlorecer.. si mi azul primavera,/ ha de quedar sumida en las frondas umbrosas/ de la
muerte... déjame que deshoje las rosas,/ las rosas encarnadas de mi melancolía/
fugitivas del mustio jardín de mi alegría.../ (...) La lluvia su plegaria de duelo y de
tristeza/ desgrana sobre el mundo con lánguida terneza/ y en mi alma se desgrana
también la sinfonía/ del recuerdo... y el abismo de la amargura mía./Es otra noche
negra de horror y pesadumbre.../ (...) Tal vez muy pronto duerma bajo la tierra fría.,
(sic)/ Un cruel presentimiento oprime el alma mía/ pero quiero que sepas que mi
canción postrera/ grite triste y ardiente de mi azul primavera/ irá a ti con la ternura
de mi amor inmarchito/cuando mi alma se marche al arcano infinito... (en Pineda de
Gálvez, 1998: 206-207).

A “Dadme una casa triste” lo rige parecida dualidad. Por un lado, el léxico despojado
casi de ornamentos y el ritmo austero (especialmente en las primeras estrofas por la
presencia de bruscos encabalgamientos) lo acercan al posmodemismo: No alojéis mi
bohemia en una de esas/ modernas casitas, que son como juguetes/ del viento, por
cuyas diminutas ventanas/ apenas entra el sol... En una de esas/ casitas blancas y
luminosas que parecen/ nidos colgantes de locos pajarillos...// (...) Dadme para vivir
mis dias/plenos de paz y de melancolías,/una casona triste a donde/ apenas llegue el
ruido mundanal... En forma concomitante, en la descripción de la casa que anhela,
los motivos románticos salen a relucir: Una casa de enormes y viejos ventanales/de
esos que nos evocan 'los legendarios tiempos coloniales.../Que haya gigantes árboles,/
sin nidos y sin hojas,/ estanques silenciosos/ sin cisnes ni nenúfares,/ que fielmente
reflejan en su fondo,/ los crepúsculos pálidos. (207-208).

El amor irrealizado o que no encuentra la respuesta ansiada se trabaja en “Se alejó


aquella tarde”: y en mis hondas nostalgias desesperada siento/que la estrella radiante
de una dicha soñada/en una hora de dulce esperanza argentada,/se alejó aquella tarde
por el blanco sendero,/con el lejano amado que vanamente espero... (210). Asimismo,
“En pos de una quimera ', habla del ideal soñado en una hora encantada/de románticos
vuelos, por el cosmos enorme! Tal vez aluda a algo abstracto que se persigue, pero
también puede ser una forma de referirse o enmascarar ese amor esquivo: Quizá algún
día glorioso la imposible quimera/ deteniendo sufuga —llena de compasión— me abra
sus brazos rosa, como la Primavera/y que le siguen, locos, cerebro y corazón. (211).

256
La palabra iluminada

El motivo de la tarde, que ya habíamos visto, se repite en dos poemas: En “Spleen”,


posesionada de un gran vacío interior, rechaza los oros del atardecer, así como cualquier
otro placer. “La hermana” establece un entendimiento o solidaridad entre el yo y el
crepúsculo: La tarde y yo estamosfrente afrente./ (...) Serenamente, de éxtasis posesaJ
murmura a mi quimera irremediable:/ ‘Hermana seré yo de tu tristeza... '(209). La
nueva alusión a la quimera permite conjeturar que, para la autora, el término encierra
un simbolismo especial, tal vez un equivalente del ser amado.2*

José R. Castro

José Roy Castro (1910-1968) escribió A ura matinal (1928), Canciones del Atlántico
(1938); Estrella (1938); Pantomima de carnaval (1939); Cidade Maravilhosa: Rio
de Janeiro (1956) y Romances y sonetos (1957).

Aura matinal
Aura matinal, como muchos de los libros de la época, muestra una hibridez. la
visión apesadumbrada de la existencia propia del romanticismo y el empleo de un
léxico de raíz modernista. Así, en “El verso que quiso ser rosa y mariposa”, dice:
Cipris, dame las mieles de tus abejas de oro/para mi oscura rima, pues me inquieta
el anhelo/ de burilar un verso magnifico y sonoro/ con dulzura de mieles y matices de
cielo. (Castro, 1928, s.p.).

Quizá, lo mejor del libro descanse en cuatro breves textos en donde el paisaje se
subjetiviza. En uno de ellos, “Delicia de la tarde”, leemos: Crepúsculo./La tarde volcó
sobre el paisaje/ los cestos de su rara pedrería// La tarde es buena hermana,1' de mis
sueños/y de mi melancolía. En “Las garzas del crepúsculo”, expresa: Las garzas del
crepúsculo/ vuelan sobre la playa del rio,/y yo las miro desde el viejo puente.// ..¡y
(sic) que (sic) deseos siente/ mi alma, de irse volando como las garzas/ para la
lejanía!... (cf. “La lluvia” y “Ebriedad”).

La mayor parte de los poemas se consagra al tema del desencanto amoroso.


Encontramos, también, un extensb trabajo sobre la fundación de Comayagua. Pero,

28 Entre Juana Zelaya y Froylán Turcios, existió una relación afectiva que, por parte de
ella, fue muy intensa. Véase: R. G. Tróchez, Cartas y amoríos para Froylán Turcios,
Tegucigalpa: Ediciones del Congreso Nacional, 1997.

257
Helen UmaAo

en términos generales, el verso muestra mucha impericia: abundan las rimas forzadas
y. de vez en cuando, el uso de un léxico quizá inadecuado. “El amor fuerte” lo confirma:
Sobre el regazo de tu seno duro/ recliné nú cabeza, y las campañas (¿?]/ sintieron el
ardor de aquel conjuro' en una vibración de ansias extrañas...// Ante el gnomo falaz
de mysjjnjpjos/ cedieron a mi amor tus miembros flojos. (El subrayado es mío).

Canciones del Atlántico


Canciones del Atlántico, con versificación variada (octosílabos, endecasílabos, versos
hbres, rima consonante...), contiene trece poemas consagrados a temas marinos.
Predominan el tono de gozo; la exaltación lírica frente a la belleza del mar y la afirmación
de la vitalidad de quienes viven cerca de él: Suaves fulgores marinos/ en los kioscos
bullangueros,, y los restaurantes chinos/ derraman cerveza y vinos/para los rubios
viajeros./ Mulatas de muslos finos/ y alegres negros rumberos/ danzan en saltos
caprinos; y el fantasma de los pinos/ emerge de los esteros.// (...) Mulata de mis
afanes/ marchémonos a folgar/ que los pinos edecanes/ son cómplices y rufianes/ y
están mirando hacia el mar... (“Romance de las playas marinas”, Castro, 1938: 17-
18); Turista blonda y ardiente/ con las miradas hialinas,/ ¡cómo retan frente a frente/
tus senos de mandarinas! (“Linóleo para una ilustración”, 20); Caballo blanco sin
brida/ galopando sobre el mar,/sonoro viento errabundo/ que arrastra un canto al
pasar... (“Sobrecubierta”, 27). Versos bastante rítmicos que, con impregnaciones de
la inadecuadamente llamada “poesía negra”, traducen la explosión de vida propia de
las regiones costeras.

El poeta incluyó poemas de cierto sabor melancólico. “Canto de viaje sobre el mar”
evoca la tristeza de una joven por su tierra lejana: Canta con gran nostalgia la negra
hawaina/ de pupilas dormidas de mirada lejana/ una taciturna canción de su país,/y
un viento álgido viene silvando (sic) del oeste/ que me trae el acorde de un mensaje
celeste,/para mi compañera un perfume de lis. (34). En “Canción de invierno”, la
voz poética equipara a su alma con un balandro/a merced de las olas, sin sentido,/
aterida, desnuda y solitaria (54).

“Mujer de Lot” se liga con el mito (Siva, el recuerdo del nacimiento de Venus y la
Biblia). Destaca la capacidad de sugerencia; la aureola de misterio y maldad en tomo
al personaje femenino y la soltura en la elaboración del verso: Surgiste como al golpe
del tridente de Siva/sobre los agrios médanos del mar: blanca, hierática, magnífica.// Te

258
La palabra iluminado

azotaron el rostro los látigos del viento,/el sol de mil canículas restalló en tus espaldas./
Eras una estatua de sal.// (...) Fue glacial el contacto de tus senos de sal,/ y frío
como un témpano de hielo/ tu estéril vientre,/ impávida y huyente la mirada,' de tus
ojos/ y helado y duro el albo cuerpo inerme/ de horroroso contacto,/ Cual (sic) la
mujer de Lot,/fría estatua de sal. (41 -43). Como vemos, un buen manejo del verso.

Estrella
Estrella contiene diecinueve sonetos cuyo tema es el amor. Inclusive los que, en el
título, ostentan indicaciones geográficas (“Varadero” o “Balneario”), siempre tienen
alguna referencia a la mujer. Uno de los mejores es “Oleo”: Mar y sol, y canciones en
la playa,/y balandros flotando en el estero;/sobre un mástil, un pájaro agorero/y un
pescador lanzando su atarraya.// El vibrante pregón del manisero/ se quiebra en el
torreón del atalaya,/y allá, por el confin del guardarraya/ el crepúsculo enciende su
lucero.// Albórbola del viento en tremolina/y un penetrante olor de trementina' en
los dormidos muelles y espigones...// Y tu, (sic) dentro la mar tibia y ondeante,/entre
mis brazos, cálida y radiante,/ entonando románticas canciones!... (sic) (Castro,
1938:63-64). Versos dé factura sencilla con una musicalidad aprendida del modernismo.
Similar es el tratamiento en los restantes poemas.

Pantomima de carnaval
Pantomima de carnaval —significativamente dedicado a Ramón del Valle Inclán—
presenta mayores notas de interés. El autor ofrece trece extensos trabajos que, con
excepción del primero, que tiene un carácter introductorio, están escritos en octavillas
de verso hexasílabo. Con logrado humorismo enfocan distintos aspectos del carnaval
habanero. El desfile incluye: sensuales mulatas; negras ladinas; despabiladas artistas;
blondas turistas; periodistas y toda la comparsa tradicional (Bonaparte, María Antonieta,
Catilina, Atila, colombinas, arlequines, etc.). Ambientes, personajes y situaciones se
captan en forma festiva y ligera: La ¡una borracha/' se encurva y agacha/' como una
muchacha/ bailando el minué,/¡a ardiente mulata/'mirada de gata/ luce un escarlata
mantón de crepé... (“Candinga”, Castro, 1939: 20); En toda La Habana/'la vida es
jarana/ como una pagana/ embriaguez de amor;/ en los carnavales/ que son
fantasmales/fiestas bacanales/de burla al dolor... (“Andante", 57); Un pobre organillo/
que toca un diablillo/ llora un estribillo/ en el carrusel.../y vendenfrituras,/ naranjas

2S9
Helen Umofio

maduras4 y mil confituras/ bañadas con miel... (“Interjección”, 69). El verso breve
contribuye a crear el ambiente despreocupado y fácil de la fiesta popular.

El autor no olvida a Honduras. “Evocación”, con irónica alusión a una sociedad


dominada pot el espíritu religioso, recuerda detalles y costumbres del ambiente
pueblerino y rural: Allá en mi poblado/ se come estofado,/ albóndiga, asado/ con
nacatamal.../(...) Calles empedradas,/plazas desoladas/y tardes manchadas/por el
taragon, pájaro señero/canta lastimero/y el canto agorero/llega al corazón...//(...)
Y en los carnavales/ las gentes son tales/ que abren los misales/y pónense a orar,/y
se van a misa/ con una sonrisa/a tomar ceniza/ al pie del altar... (73-75). Contraste
entre dos formas (dos visiones de mundo) de encarar el carnaval: la hedonista en la
ciudad cosmopolita y la austera y cristiana de las ciudades hondurenas.

En “Otros", sin perder el tono antisolemne, Castro —aunque sin referirse al país, en
esa época, gobernado por el general Tiburcio Carias Andino— trae a colación el caso
de los países centroamericanos que padecen crueles dictaduras. Su arma es la sátira
y el humorismo: Porque Centroamérica/ es princesa histérica/de vida quimérica/de
ensueño y dolor.../ Amables países/ que viven felices/ bajo las narices/ de algún
dictador... (81). El poemario — de veta humorística— ostenta, pues, un estilo juguetón,
acorde con el tema del carnaval.

Cidade Maravilhosa: Rio de Janeiro


En edición bilingüe, comprende tres sonetos laudatorios de la ciudad de Río de Janeiro;
se alude o se describen aspectos destacados: el cerro del Corcovado, el Pan de Azúcar,
el mar... A mi juicio, una publicación irrelevante en la bibliografía del autor.

Romances y sonetos
Alegría y optimismo rezuman los tres romances y nueve sonetos de este libro. Con
tono ligero, las octavillas de “Romance del recuerdo florido” le cantan al amor y a la
belleza de una mujer: Azul, azul la distancia/ de su recuerdo florido/ como una onda
de fragancia/ que contrarresta el olvido:/ mujer que en la equidistancia/ de la pena
y la alegría/ me embriagó la vida un día/ de ambición y de vagancia! (sic) (Castro,
1957: 9). “Romance de las lunas de oro de los puertos”, en diez estrofas, expresa las
particularidades y el esplendor de la luna en distintos puertos de América: Panamá,
Nueva York, Puerto Limón, Puerto de Corinto, Livingston, La Unión, La Habana...

260
Lo palabra iluminada

Leemos: Luna de la patria mía/ del mar en Puerto Cortés/ como un casco diamantino
cuando (sic) te veré otra vez/ llenar los campos inmensos/ con tus gavillas de luz/ e
iluminar mis anhelos/ clavados en una cruz...! (sic) (14-15). “Romance de las playas
marinas” celebra aspectos diversos relacionados con el mar: Playas marinas. Bullicio./
Fotógrafos ambulantes/y mujeres inquietantes/ que son como un precipicio/cuando
muestran rozagantes,/las turgencias delirantes (18).

En los sonetos hay un predominio de motivos extraídos de la vivencia cerca del mar con
el cual el poeta, inclusive, se asimila o se vincula: Soy un hombre de mar, dice (29). Y
agrega: Mi corazón —soldado de fortuna— errante bucanero tarambana,/ desembarcó
una fúlgida mañana/ sobre los arrecifes de la duna... (“Conmuta”, 25). Asimismo, en
los poemas de tipo amoroso (que son los que dominan), la mujer se relaciona con el mar
Luz en elfaro de la mar distante:/yo, navegando a bordo de mi (sic) mismo,'de un salto
me lancé sobre el abismo/de tu verde mirada alucinante...! (sic) (“Mimetismo”, 23);
Azul de metileno, el mar dormido/ de tus pupilas tristes y serenas (“Amor”, 21). En el
soneto “Copacabana”, además de la presencia del mar, la captación del ambiente citadino
es puntual: Las calles, aun (sic) dormidas, de la ciudad radiante/se van despcrezando
sensuales. El veneno/y el tedio se esfumaron en el confin distante. (38). Las rimas no
brillan por su originalidad, pero los textos son de grata lectura.

Daniel Laínez

Daniel Laínez (1910-1959) escribió Voces íntimas (1935); Cristales de Bohemia


(1939); A los pies de Afrodita (1939); Isla de pájaros (1940); Misas rojas (1946);
Poesías varias (1946); Antología poética (compilación de los trabajos anteriores,
1950); Al calor delfogón. Poemas regionales (1955) y Sendas de sol (1956). Además,
en poesía para niños, escribió: Rimas de humo y viento (1945) y Poemas para
niños (1972). Poemario (1956) es una antología preparada por Jorge Fidel Durón.

Voces íntimas
Lo más interesante de Voces intimas descansa en los poemas de corte costumbrista en
los cuales transcribe formas del habla de los campesinos. Laínez traza, con penetración,
un pequeño cuadro en el cual se reproducen aspectos de la vida rural, caracterizada,
generalmente, por arraigados problemas económicos. En “Agora y’es tarde”, la voz
poética comenta la muerte de su madre por falta de medicinas: Eran bien fundados

261
(telen UmoAo

finios mis temores:/ que vayan ai diantre todos los dolores/ con sus pulquerías, que
agora y ‘es tarde.,./Agora yes tarde,/querida hermanita,/ya duerme pa siempre nuestra
magwita.../(.../ ¡Séjuerte, hermanita, no seas cobarde!/ Yo voy ora mesmo a ’brir la
sipultura... Y si acaso se asoman po 'aquí los dolores,/decites llorando qu ‘agora y ‘es
tarde.../¡Que vayan al diantre con sus medecinas!/ Deciles qu'estarde, querida
hermanita.../¡Que duerme pa siempre nuestra magrecita! (Laincz, 1950: 24).

Lainez trabaja, en varios sonetos, situaciones similares. En “Presentimiento”, la joven


comenta con la agüelita el enamoramiento de su hermano con alguna catrina que lo
ha de engañar (26). En “Celos”, atormentado por la duda, el yo amenaza al rival: Yo
nunca lejuygo cuando anda chupando;/si ese indio zamarro me sigue amolando/ un
par de plomazos le voy a zampar... (27). En “Antoñito”, un amigo consuela a otro por
.el desamor de una mujer: Séjuerte, amigo mío, olvidó esos quereres,/no te acordes ya
nunca que existen las mujeres/ que al fin y al cabo Antoño, toitas son iguales, (loe.
cit.). Dentro de los parámetros propuestos, el autor recreó instantes y problemas
cotidianos de índole muy humana.

Retoma, también, el tópico clásico que idealiza la vida campestre, según corroboramos
en “Aldeanita”y “La muchacha del rancho”. En “Soy tan sencillo”, se trasluce la veta
romántico-costumbrista: Amo la placidez del campo... Quisiera/ vivir alegremente
en la montaña y tener/ una choza tranquila, una vaca lechera/y una cándida criolla
que me sepa querer.// En las amanecidas correr por los maizales,/ oyendo el dulce
canto que entonan los zorzales,/y cabalgar por los llanos a galope tendido...// Por la
noche, de la ¡una a los pálidos reflejos,/narrar absurdos cuentos de duendes y cadejos/
o de difuntos tristes que se han aparecido... (28).

Del amor se ocupan varios textos. El tópico romántico sale a relucir con frecuencia,
así como las cadencias modernistas?" “Mi tesoro” incide en el viejo motivo del cabello
femenino: Un mechón yo conservo de tu pelo castaño,/ que me dieras un día en
prueba de amor,/de tu amor casto y puro que no sabe de engaño,/de tu amor inocente
como cándida flor... (33). En varios sonetos, Lainez pregona su admiración a

30 En “Avalar”, con fuertes resonancias de “La Marquesa Eulalia” de R. Darío, se aborda


un tema cortesano: La noche era fresca, lunar y fragante,/ danzaba en palacio la
corte elegante.../Flotaba en el viento un olora magnolias/mezclado a los ritmos de
las arpas eolias (sic).// Las damas reían con risas febriles,/ mientras yo -galante-
rimaba sutiles/ sonetos sensuales henchidos de amor/ a la condesita de labios en
flor. (16).

262
La palabra iluminada

personalidades hondurenas: Juan Ramón Molina, Rafael Hcliodoro Valle, Luis Andrés
Zúñiga, Froylán Turcios, Augusto C. Coello, Lucila Gamero de Medina, Carlos Alberto
Uclés, Manuel de Adalid y Gamero y Miguel Aguilar. En “Margarita Romero”, al
modo modernista, al dirigirse a la escritora, le dice: Rubia Margarita, sé mi Scherezada./
(...) Cuéntame aquel cuento de las aguas de oro/o aquel de la esclava del harem del
moro.../ Tú puedes con cuentos disipar mi esplín... (31). “Responso” es una elegía al
pintor Pablo Zelaya Sierra.

Cristales de Bohemia
Este libro contiene cincuentidós poemas. El eje conceptual, al cual apunta el título,
enfoca una temática relacionada con el quehacer literario. En el soneto “Cristales de
Bohemia”, al sopesar su propio trabajo, lo califica de ingenuo son de laúdes. Luego, con
visión romántica, agrega: Y son estos cristales tan diáfanos y tersos/que en ellos pongo
el alma divina de mis versos/en un glorioso rapto de lírica embriaguez... (52). “Triste
realidad” alude a la condición de pobreza en la cual se debate el escritor. “¡Todos somos
poetas!” plantea que cualquier hombre, al comulgar con la belleza, se toma poeta. En
“Futuro” manifiesta confianza en su propia actividad creadora; externa la certeza de
elaborar una obra poética que asombre a la canalla y ésta —afirma—, algún día, con un
silencio grave... ¡me pedirá perdón! (loe. cit.). En “Sembrador y poeta”, traza un
paralelismo entre dos oficios aparentemente disímiles: Campesino robusto, virilmente
bronceado/ por el fuego implacable de este sol tropical,/ con tu yunta de bueyes y tu
rústico arado,/ vas trazando en el surco tu poema triunfal.// Como tú campesino, yo me
encuentro empeñado,/ cultivando los predios de un magnífico ideal:/ yo también,
dulcemente, voy regando a tu lado/ la semilla armoniosa del sutil madrigal.// (...)
Campesino robusto: soy tu hermano y tu amigo./¡Si tú vas, mansamente, tras la poma
y el trigo,/yo cantando a tu lado voy en pos del laurel...! (74)?'

Contrastando con esa actitud optimista, en “Delirium”, trabaja la imagen del poeta
según el clisé romántico-modernista: Juan, aquel bohemio caprichoso y turbulento,/
de cabellos en desorden y de róstro macilento, departe con un grupo de amigos. De
pronto, pronuncia un amargo brindis: ¡Salve, ajenjo! ¡Caro hermano de la olímpica
ambrosia!/Hacia ti va mi plegaria que es más que una letanía.../ Hacia ti van las
estrofas de este lúgubre rosario/ (...) Dadme fuerzas, ¡prestadme alas! Alas anchas y

•' De similar tema es “La doble canción" de Claudio Barrera, intra, p. 281.

243
Helen Umofto

potentes.-' alzar mi raudo vuelo por lejanos continentes.../ Combatir a los


tiranos < -on valor extraordinario;/ ¡que la gloria me sonría!/Mago ajenjo visionario:/
¡Ten piedad de mi agonía! (7!). Irónicamente, a la mañana siguiente, el anciano
mesonero io encontró sin vida.

Los poemas inspirados en el amor son varios. En “Sinfonía en azul”, en la tercera


parte, al tema del amor se aúna el de la búsqueda de la poesía. Con saludable tono
ligero, expresa: Señor:/ Yo quise un verso azul..../ ¡y lo busqué en los cielos!//Señor:/
Yo quise un verso azul..../ ¡y lo busqué en los mares!/ (...) Yo quise un verso azul!...
(sic)/ Y lo encontré en sus ojos!, (sic)/ quizá porque hay en ellos/ una amalgama
dulce/de ensueño, mar y cielo... (76-77).

El sentimiento religioso también aflora. “Jesús”, en ciento ocho versos, recrea aspectos
de la vida de Cristo y concluye cuestionando la fastuosidad de la liturgia católica.
“Letanía final” deviene en penetrante critica social. El yo poético, después de cada
dístico (con señalamiento a diversos tipos humanos), extema un ruego: ¡Perdónalos.
Señor, que no saben io que hacen! Entre otros, solicita perdón para los que subyugan
a los pueblos pisoteando sus leyes; al militar perverso; A las turbas salvajes defieros
asesinos: A los hambrientos jueces que enfermos de avaricia/por un montón de cobre
pervierten la justicia; A las tristes rameras, con ojos de locura; al venal periodista y
al poeta mercenario; A los pálidos clérigos, hipócritas, sensuales./ que gustan de los
Siete Pecados Capitales (57-58).

El autor sigue practicando el poema costumbrista. “Me van a pcldcr el miedo” reproduce
un supuesto diálogo en la cárcel. Al saber que su madre ha muerto, el feroz Cupertino
oculta sus lágrimas: —Tapame vos. Adalberto, que si me miran llorando./ que si mi
miran llorando.... ¡me van a pelder el miedo! (101). También, tal como habíamos
visto en los mejores exponentes del romanticismo. Laínez, en “Anhelo postumo", da
instrucciones para el momento de su muerte: Y cuando me conduzcan al frío
ramposanto/ no quiero ni el más leve sollozo de quebranto,/ ni el ciprés melancólico,
ni lápida, ni flores...// Sembrad un limonero cabe mi fosa aislada,/ que asi cada
mañana pueda ser saludada/ con una algarabía de pájaros cantores... (102).

A los pies de Afrodita


A los pies de Afrodita está conformado por veintiún sonetos. Más que Breviario
sentimental, como lo llama Carlos Izaguirrc en el prólogo, se trata de un itinerario

264
La a«lak<« lUanaeia

sentimental, ya que el poeta evoca una sene de instantes con la amada una charla en
el solitario caserón paterno; la cita que culmina cuando juntos nos halló ¡a noche; el
disfrute de una tarde en el parque cuando el canto de un pájaro errabundo los abstrae
del éxtasis profundo y los vuelve a la vida, etc. A esto se agregan los textos que
describen la belleza de la mujer o expresan los sentimientos que ella inspira. Retomando
el viejo tema del carpe diem, en “Vivamos el presente”, el poeta exhorta. Ya que todo
en este mundo pasa,/ como pasa una ráfaga de viento;/ ya que el destino con afán
violento/ nuestros sueños más caros despedaza;//(...) Gocemos, dulce amada, en este
instante,/ del mirífico beso alucinante/ que endulza el alma con dulzura arcana.
Ijvamos embriagados de ilusiones,/y unamos nuestros tiernos corazones,/sin indagar
lo que vendrá mañana. (124). Un lenguaje que no superó la estética romántico-
modernista.

Islp de pájaros
Treinta y un poemas integran Isla de pájaros. Con excepción de los dos últimos, los
restantes aluden o acuden a motivos relacionados con el mar, identificado con el yo
poético, según vemos en “Mar: yo te saludo”: Mar siempre azul como mi anhelo,/
irrealizable y diáfano.'../ Diáfano y sonoro/ como esta canción aprisionada.' en la
caja redonda de mi verso./Qué sensación de bien invade mi alma, cuando te enjoyas
con astrales luces/ de aves viajeras y de velas blancas... (140). El amor sigue siendo
el tema dominante. Lainez elabora un verso eurítmico, abundante en símiles y
metáforas. “He escuchado tu voz salitrosa y distante...” lo confirma: He escuchado
tu voz salitrosa y distante/ en el cuenco rosado de un caracol marino;/ tu voz que
tantas veces arrullara mi oído/ en mis horas terribles de borrasca y naufragio.Z
Llegarás en ¡a barca de un buen día/ lleno de sol y vida. .. llegarás jubilosa/ con los
brazos en alto, como mástiles,/a sostener el roto velamen de mi vida.//¡ Tro no es de
irle nunca!/ El tiempo correrá en los corceles del viento;/ la espuma del océano
teñirá nuestras testas,/y en la playa desierta fingirán nuestras sombras/ dos barcas
claudicantes cargadas de tristeza... (149).

“Canto a la rumbera porteña” constituye un ejemplo de la poesía afroamericana (o


“poesía negra”). Con bien logrado ritmo de versos polimétricos, evoca una escena
cargada de elementos tropicales: Serpentina1 serpenteante,/ negra carne,, loco son. -'
al retorcerte jadeante/ pienso en un mar torturante/ que olvidó la Inquisición. Tu

265
Helen Umoflo

cuerpo. > real sandunguera,/—deljazz en la honda balumba— zumba/y retumba/ en


la nimba/ como una grácil palmera. (161).

El poemarioculmina con dos trabajos extensos. En “Nocturno de otoño”, la voz poética


revela su amor-dependencia hacia una mujer. Sólo cuando ella está presente, su corazón
mana las horas. Por la noche, su ausencia es sinónimo de terror y de muerte. En
versos entre paréntesis —en los que se invoca a Edgar Alian Poe y a Baudeiaire— el
poeta da salida a ideas de suicidio, pena y desolación: y ángeles negros rondan en mi
retiro lúgubre/ invitándome al viaje del que no he de volver.../ (...) El jardín se ha
poblado de sombras siniestras;/ danzan negros fantasmas que heforjado, inclemente;/
(...) Llora mi corazón con lágrimas fantásticas,/y mi llanto parece que va a inundar la
Tierra. . (165). En “Elegía dulce para el poeta de ayer”, en noventiséis versos, Laínez
se lamenta de la estulticia que reina por doquier y añora una época en la que, a la par de
una refinada bohemia, se elaboraba poesía auténtica: Elevo esta elegía por la muerta
poesía,/por la rima elegante que era todo armonía,/que este siglo mató./ (...) Sólo se
escuchan ruidos cuajados de estridencia,/los músicos y poetas perdieron la conciencia,/
borrachos de jazz-hand./ (...) El viento vagabundo que sopla en la alameda/ no peina
la rizada melena de Espronceda,/ ni la barba de Inclán./ Ya la Reina traviesa no se
entrega a su paje,/ ni en la entraña intrincada del frondoso boscaje/juguetea el Dios
Pan./ (.. ) Perdió el hombre sus sueños de grandeza,/su elevación de espíritu, su amor
por la belleza,/su más divino afán./ Y si aparece un poeta de numen soberano,/entonces
iracundo con su terrible mano/ lo estruja Calibán. (166-167). Nostalgia romántico-
modernista y denuncia de la situación marginal del artista.

Misas rojas
Misas rojas contiene treinta y ocho sonetos. Predominan los matices sombríos. Los
títulos son reveladores: “Esplín”, “Insomnio”, “La risa de la calavera” y otros. En
“Mi viejo barrio”, enuncia que prosigue su camino,/bajo un cielo vacío en donde ha
muerto Dios. . (190). En “Escepticismo”, descree del amor: solamente la Muerte me
atalaya y se esconde/ en las gráciles formas de una esbelta mujer... (191). La figura
femenina se ofrece dentro del estereotipo de la mujer fatal en “Vampiresa”. En
“(Estampas tristes)”, que consta de dos sonetos, en el primero, destaca la pureza de
una blanca virgen pudorosa; en el segundo, la presenta vendiendo sus carnes en una
cantina. (205). Un verso que ha resbalado hacia el mal gusto.

266
La palabra iluminada

Entre los poemas de homenaje, están “Para Lucy Ondina” y “Para Augusto C. Coello
h.” y “A Franklin Delano Roosevelt”. En “Nuestra divisa”, dedicado a Claudio Barrera,
formula una especie de código de conducta para quien hace versos: La lira
resguardemos con ¡a espada;/ abramos sin temor la rula ansiada/si ya no con la lira
con el mazo...// Y ostentemos por fin nuestra divisa:/ ¡Para toda mujer una sonrisa,/
para todo canalla un latigazo! (200).

Al calor del fogón. Poemas regionales


Este libro contiene veintitrés poemas cuya temática y lenguaje corresponden a lo que,
en narrativa, constituyó el costumbrismo y el regionalismo.32 Cada texto presenta
algún problema concreto ocurrido o presenciado por la voz poética que, por el habla,
se singulariza como perteneciente a los sectores campesinos. Algunos temas: la mujer
que engaña al marido y se va con otro; la peregrinación al santuario famoso para
poner en manos de Dios al niño cuya madre murió al darlo a luz; la rebeldía del
campesino frente a la explotación del patrón, etc. La índole de los textos se puede
colegir con “La romería de Juan”: Señor de Esquipulas, yo vengo de lejos;/de allá de
mi rancho qu 'está tras el cerro..../¡Tres días andando y tres noches pa 'verte!/ Pa,
verte tan triste, tan sacrificao,/ tan aflijiito..... pero siempre güeno,/ güeno con el
rico, también con elpogre./No vino Petrona..., tu siervo Petrona.... /¡Cómo ansiaba
verte mi pobre siñora!/ Murió de este parto. ¡D 'este parto macho!/porque (sic) va a
ser hombre iguar que su pagre! (sic)/ Mirólo que asiado, mirólo qué hermoso;/ qué
negras las mechas..., qué linces los ojos./Por eso lo treigo, po eso dejamos el rancho,/
tres días andando y tres noches pa 'verte;/pa 'que me lo mires comuijo de tu arma,/ya
que no pudiste sarvarmela a ella.... (Laínez, 1955: 29). Buscando la reproducción
del habla regional, el autor elabora monólogos o diálogos de fuerte raíz teatral.

Alejandro Valladares

Alejandro Valladares (1910-1976) escribió Los cantos de la fragua (1933), libro de


carácter metapoético cuyos treintidós poemas obedecen a un canon romántico-
modernista. “Bandera” comprende dos sonetos en los cuales el autor asume el acto
creador desde una visión romántica: se escribe obedeciendo a los dictados de un

34 En esta obra se incluye la obra dramática “Timoteo se divierte’ y cuatro relatos:


“Máximo lepas", “El Grencho”, “Silverto Sosa" y “Fiesta nacional".

267
Htltn Umoflo

destino expreso: Unfirmamento azul me dijo: ¡Sueña.'/ Y un sol sudando luz: ¡despierta
r canta tsi<)> ,{jué hacer para que cumpla elfirme verso/ esa orden que encendió su
fondo oscuro
*
.' Volar... volar... volar suelta la brida. (Valladares, 1933: 17-18). “El
taller’’ comprende tres sonetos. Los dos primeros describen el taller de un herrero.
En el tercero, se establece un paralelo con la actividad del poeta: Es siempre en las
honduras donde el vigor germina./ (...) que para abrir la entrada fecunda de una
m/na i extraer de su fondo el hierro hecho poema,/ ¡es fuerza ir al trabajo con
herramientas de oro! (26). La gran metáfora se aclara: la fragua es el cerebro humano,
forjador de la idea.

En el soneto “Sin nombre”, frente a la agresividad del medio, demanda una actitud
comprometida por parte del poeta, quien debe ser consciente del poder de la palabra
para no perder el tiempo en nimiedades conceptuales o formales: Poeta: ya no pulas
consonantes/ ni cantes al amor (...)./ Arráncate los cardos de tu pecho,/ júntalos
sobre el arco de tu lira,/ ¡y empieza a dispararlos como flechas! (35-36). En “Copa
vieja”, pondera el valor del pasado y, frente al canto nuevo -alusión a las exigencias
formales del modernismo-, establece la permanencia de la poesía: Sea viejo el
mecanismo/y otros los himnos nacientes;/ los barcos son diferentes,/¡pero el océano
es el mismo! (122).

De menor calidad son los extensos “El delirio de las cumbres”, “Labor”, “Toledana”
y “Surge el hierro”. En el primero, el estilo se reviste de grandilocuencia al perfilar el
paisaje: Tiembla el volcán... después tiembla la nieve;/¡idilio majestuoso de gigantes!/
¡Espléndido coloquio de dos masas!/ en (sic) el que vence a la frialdad del hielo/ la
tormenta de fuego de las brasas;/porque después, la cúspide nevada,/ante la emoción
cósmica del cielo,/ da a luz los borbollones de un torrente/ que inicia su carrera
desbocada/ sobre la majestad de la pendiente.../ (...). Este cuadro o enfrentamiento
grandioso entre dos fuerzas de la naturaleza le sirve de base para establecer la alegoría
con la nueva Poesía que, según su valoración, no es más que el fuego puro de la
¡dea/' fundiendo con su flama estremecida/ las congeladas cúspides del Arte/¡para
que de ellas brote el Canto-Vida! Seguidamente, la cósmica armonía es punto de
partida para considerar, si la naturaleza es Poesía,/ luego Dios es Poeta... son sus
versos/ incendios de simbólico derroche. Finaliza con una exhortación al trabajo creador
y a la interrelación vida-poesia:- Haz locamente de tu vida un canto,/¡pero que tu
canción sea una vida!/ La inspiración es hembra, y ella acusa/al que con sus caricias

268
La palabra iluminada

la hace loca/ sin calmar su tortura sensitiva./ Besa el labio jugoso de la musa, pero
después de ensangrentar su boca/ llega a la posesión definitiva/El (sic) seno maternal
de la Natura/ necesita el vigor que lo taladre;/precisa es la energía en tu ternuraJ
¡que siempre que fecundes tu conquista,/ ella será divina por ser madre/y grande
serás tú por ser artista! (48-51). Interesante, por los elementos ideológicos implícitos,
la analogía de carácter sexista. “La labor” posee carácter alegórico: los poetas son
mineros cuyas minas, de hierro o de oro, están en su cerebro. El poema concluye con
una insólita estrofa: A la lucha, peones mentales. La protesta/ de los brazos no tiene
que ver con el cerebro./¡Qué seria del mundo si un día subleváronse/ciertas almas e
hicieran la huelga de los sueños! (134). En “Surge el hierro”, en ciento cuarenta y
ocho versos, trata del connubio del Caos y la Tierra del cual emergen el hierro y el
oro. En la última estrofa —la que entraña la idea principal— conmina a los poetas a
escoger, para sus cantos, cualquiera de los dos metales. En “Toledana” habla de
fundir una espada para forjar, con el metal, una pluma. En los cuatro casos, entre el
extenso planteamiento y lo nimio de la conclusión, no existe una proporción, un
equilibrio estructural.

Otros textos también se relacionan con la temática central, tal como vemos en los
homenajes a varios autores. Los mismos conllevan consideraciones generales en
tomo al oficio de escribir: “Fígaro” (a Mariano José de Larra); “Sobre una tumba” (a
Marco Antonio Ponce) y “A un poeta” (a Juan Ramón Molina). “Lengua madre”
constituye un peculiar homenaje a la lengua española: si Eva hubiera hablado en
castellano,/¡su voz habría sido suficiente/ para la perdición del compañero! (100).
“La soledad tranquila”, con versos cercanos al ritmo de la prosa, encomia la soledad
como situación propicia para el pensador, allí se empollan los ensueños (92).
“Quevedo” expone que el autor español encontraría, en el presente, nuevos motivos
de risa y de queja.

Algunos poemas escapan de la temática que hemos comentado. “La solterona” alude
a la soledad de la mujer que no se casó. “El rastro” describe el popular mercado
matritense; acertadamente, los objetos se humanizan al considerar su relaci >n con
antiguos dueños. “Ciego de barrio” es un soneto que recrea la vieja paradoja que
encama Tiresias: el no vidente de perspicaz penetración humana. En “El sueño del
Yojoa” y “Canto al Fonseca”, ambos lugares anuncian un progreso futuro.

269
Helcn Umofio

Menos afortunados — por su desmesura, por el poco trabajo lingüístico y por lo burdo
del tema nos parecen otros títulos. “1.a mano divina” es un extenso trabajo (doscientos
cuarentitrés versos) de tipo anecdótico: una calumnia contra un joven lo separa de la
amada quien, para salvarlo, promete su mano al invasor Napoleón; éste cumple el deseo
de la joven y. a cambio, recibe una caja que contiene la cercenada mano prometida. En
ciento dos versos, “Salvaje" habla de los potros que viven en los montes y, frente a
ellos, coloca a ios sumisos caballos de carreras: Se aspiran soplos cálidos de ráfagas
salvajes./' En la entrada de un bosque los retorcidos tallos/sienten el roce trémulo de la
piel de caballos/que lúbricos retozan bebiéndose las leguas/y persiguiendo elásticos la
tuga de las yeguas.// (...) Un ruido suena. Escúchanse descargas musicales./ Un vaso
gigantesco que rompe los cristales/ al chocar de repente contra un piso de losa:/ un
vaso que un titán de frente borrascosa/ lanzado hubiera desde la punta de un picacho/
al blasfemar irguiéndose feroz, pero borracho. (57-58). Versos que corroboran que el
poemario. con frecuencia, peca de grandilocuencia y retoricismo.

Jesús Curnh.io Rojas Aguiluz

Jesús Comelio Rojas Aguiluz (Tegucigalpa, 1910-1965), desde la década de los años
treinta, publicó composiciones poéticas fuertemente orientadas por los cánones
romántico-modernistas. En 1960, algunos trabajos fueron seleccionados por Claudio
Barrera para incluirlos en la antología Poesía negra en Honduras (1960). Con el
nombre de Pasión en rojo y azul (1999), Julio Rodríguez Ayestas y León Rojas
Carón recopilaron su obra más significativa. El amor es el tema que el autor frecuenta
con mayor asiduidad. Sin embargo, lo más valioso radica en la poesía afroamericana
en la cual, aunque no se está exento de rupturas rítmicas, alienta una sincera
preocupación social. En “Danza negra”, expresa: De dónde Simón tu fuerza/para
tanta agitación./ si hace veinte años te chupa/ la pobre sangre el patrón? (sic)/ Ay,
Simón, no bailes tanto/ que estás muy flaco, Simón./ Tus pobres carnes quedaron/en
el plato del patrón. (Rojas Aguiluz, 1999: 91). En “Bululú”: Ciudadano Bululú,/ya
no serás hombre ignoto,/mañana tú serás tú./ Y cuando emitas tu voto/ con la Damiana
Albizú,/será en libertad, sin coto./y (sic) no habrá más calzón roto/ ni más choza de
bambú. (99). En “Caramba, negro zambombo”, culpa al hombre de preferir el baile a
la lucha social: Vuelve negro zangandongo,/ al otro salón oblongo/que abandonaste
hace un rato,/ que allí está tu sindicato/ sonando el terrible son:/ 'más salario y
mejor trato ’,/ un son que no suena grato/ a la oreja del patrón.// Vuelve, negro, al

710
La palabra iluní nado

sindicato/ que allí está tu redención (108-109). “Lumumba” exalta al político de


Africa: La voz de Lumumba zumba,/ regando fuego en Katanga,/ con el fuego de
Lumumba/ el Congo se desenfanga. (112).

En otras composiciones, a la mujer de origen africano se la visualiza con sentido


sensual: Baila, negra sandunguera,/que se mueva tu cadera/como espiral de ciclón,/
quiero que se lleve el viento/ de tu raudo movimiento/ la negra pena que siento/
clavada en el corazón.// (...) Sube y baja tus esferas/ de turgencias faroleras/ como
en loco marabar. (“Loco son”, 100-101); Ay negra, la negra Chayo,/ la de los senos
pomposos,/ a cuyo amor me desmayo.// Ay negra, la negra Chayo. (“Chayo” 111).
Consideramos de dudoso gusto la expresión que subrayamos. El popular octosílabo,
la con^pnancia, las reiteraciones léxicas, las jitanjáforas y las onomatopeyas constituyen
los principales apoyos expresivos.

Rafael Paz Paredes

Rafael Paz Paredes (Colinas, Santa Bárbara, 1911 -Tela, 1974) escribió \ldas truncas
(s.f.); Humedad adentro (s.f.); 5 elegías para cantar tu nombre (1959) e
Inconformidad (edición mimeografíada, 1963). En los archivos del Dr. José Rema
Valenzuela, José González localizó un texto que publicó con el nombre de Los cuatro
amores y otras prosas (2001).

5 elegías para cantar tu nombre


La dedicatoria reza: a rigoberto lópezpérez y ella, anticipadamente, define el contenido:
un homenaje al patriota nicaragüense que, en acción que le costó la vida, ajustició a
Anastasio Somoza Debayle. Aunque constituye un solo poema de ciento noventa y
siete versos, está dividido en cinco partes que, además, funcionan en forma
independiente. El autor adopta una perspectiva latinoamericanista que ve la acción de
López Pérez dentro del marco de los hechos realizados por reconocidos héroes de la
región: Capitán,/ tu gesto homérico ha hecho/ que palpite Centro América'; Tu corazón
de zenzontle/ temblando está./ (...) Tu hermano Augusto [Sandino] incorpora/ su
cuerpo sobre el espacio/para decirte, con ojos simples, callados;/'Hermano, estaba
esperándote (“Rigoberto, Capitán”, Paz Paredes, 1959: s. p.); Eres el alma guerrera
de un continente de fuego;/ eres la sombra feliz-' de un pueblo nuevo que alumbra/'
con tus ojos el futuro. (“Hermano con tu Alma a Cuestas”); teñid. hombres de

271
Helen Umefta

América./ con vuestra sangre sin alas/ a sembrar simiente viva,/ a sembrar la vida
misma,/ bajo los pies de este Héroe.// Yo sé que la lucha es larga/y que es muy larga
la noche de que hablaba Morazán. (“Canto a la Guardia de Nicaragua”); Yo no
quien) recordar/ un nombre aciago [Somoza, venero de tiranos] que marca un jalón
de historia triste/de mi patria. Centro América.// (...) ¿Fronteras? Las has borrado./
Sandino en ti se renueva,/ mientras Bolívar sonríe./ Morazán es tu padrino.
(“Septiembre”); Eres,/ en esta noche de corales blancos,/ un asombro de luz,/ un
suspiro de incienso,/ una niebla de acero,/ un azoro.// Vienes desde un mundo/ de
rojas siemprevivas/ que llevan en sus alas/ el polen multiforme de la vida. (“Imagen
del héroe”). Exaltación lírica (admiración, ternura, equiparación con héroes de gran
prosapia, estatus de guía o ejemplo a seguir...); versos eufónicos e imágenes y
adjetivación en las cuales alienta el soplo de Neruda.

Inconformidad
Este libro comprende siete poemas. Con cierta grandilocuencia, “Combate” manifiesta
rebeldía y propósito de lucha contra la mentira y la injusticia,/ contra el engaño y la
traición/ que diariamente acechan la verdad. (Paz Paredes, 1963: 3). “Monólogo
ante Dios” —el texto más novedoso— es un atrevido trabajo que, en ciento dieciocho
versos, cuestiona a Dios, a quien equipara con Satán, por haber creado un mundo en
donde todo está mal repartido'. Otro día,/ un hombre que cree en ti,/ en tu estéril
creación,/se enamora de la Vida./Pone diques al Tiempo,/ ilumina la noche con sus
ojos insomnes/y estira el sufrimiento de sus huesos/ más allá del sepulcro;/mientras
que tu sonríes/ con el gesto satánico/ de un manipulador de títeres. (17).

De similar calidad es “La soledad define al hombre”. Con imágenes que grafican muy
bien el concepto, establece que vencer la soledad da la medida del valor humano: La
soledad es fuga y triunfo/ a la vez. Si algo queda después/ de su invasión, eso es el
hombre.// La soledad es noche inacabable./ Se entra en ella por túneles de agua/ que
la muerte conduce hasta su reino.//La soledad es hidra venenosa./Extiende hacia el
vacio sus lianas/ tentadoras y espera nuestro paso. (10-11). El tema se reitera en
“Indivisible soledad”, texto en el cual, quizá por necesidades de la rima, se elabora
una imagen, a nuestro juicio poco afortunada, de implicación sexual.33

33 (...) donde el toro/de mis ansias viriles se adormece. (...). Tú no puedes vencerme.
Tengo el oro/ del ardido juncal (...). (5)

272
La palabra iluminad*

El amor se aborda en “Canción dicha en voz baja" y en “La espera inútil”. Este último
expresa, con sustento poético, desolación por la muerte de la amada; Ella, la que
contó las noches y los días,/uno a uno, sin cerrar los ojos,/hoy duerme en un lecho
de tiempo.// Descansa más allá de mis manos doloridas./ reposa en un silencio de
espinas./ Y mis ojos vehementes la persiguen/y conturban su sueño planetario.// (.. .)
Soy una oscura clave/ en el vacio de la muerte. (8-9).

Los cuatro amores y otras prosas


A la manera modernista, esta obra incluye ocho prosas poéticas cuyo tema central es
el amor. Los nombres: “Carta a la novia de ayer”; “Mujer de corazón pálido y frágil”;
“Retrato de una mujer antigua”, “Respuesta a la mujer que reclama el daño de su
amorosa entrega” y otros títulos similares. En “Los cuatro amores” —trabajo que
recuerda “El velo de la Reina Mab” de Rubén Darío— un místico, un platónico, un
epicúreo y un poeta ofrecen distintas concepciones sobre el amor.

Juan Ramón Ardón

Juan Ramón Ardón (1911-1985), escribió Perfiles (Sonetos) (1939), un conjunto de


trabajos octosilábicos. Cada uno, un elogio a escritores amigos (Céleo Murillo Soto,
Daniel Laínez, Jacobo Cárcamo, Claudio Barrera, Julio Riera, Constantino Suasnávar,
Hostilio Lobo y Manuel Luna Mejía). De tono ligero, el poema introductorio —ostenta el
significativo título de “Portada”— probablemente sea el mejor: Persas de Pablo Neruda,/
De Huidobro o de Guillén;/ atmósfera de lirio y ruda/ con su mezcla de sen-sen.// ¡Ay!,
qué verde está la grama/y qué propicia también,/para quemar la oriflama/ de nuestro
más caro bien.// 'Olor a ropa lavada 7y a jazmines de alborada/ abiertos en el balcón.. J/
Una esperanzafallida/ es la resta que la vida/ nos hace en el corazón. (Ardón, 1939: 13-
14). Percibimos la presencia de la poesía popular española así como el influjo de García
Loica: Mañanas de hierba-buena,/ tardes color de azafrán;/ noches en cuya serena/
beatitud vibra un afán. (25); Hai Kais de aljófar y tunas/y alegría en el hogar,/se van
dorando ¡as dunas/de una claridad lunar. (41). Hay sencillez y musicalidad.

Manuel Luna Mejía

Manuel Luna Mejía (1911-1994) es autor de En blanco menor (1941), obra de treinta
y dos sonetos que se divide en tres partes. “Voces íntimas”, con excepción de un

273
Helen UmaAo

poema dedicado a la madre, consiste en un conjunto de variaciones sobre el tema del


amor “Estampas tropicales” recoge escenas campestres y evocaciones de algunos
lugares (Santa Rosa de Copán, el estero, el paisaje nocturno...). “Medallones” retrata
o rinde homenaje a determinados personajes o amigos (vr. gr., Francisco Morazán y
Daniel Laínez).

El autor conjuga aspectos romántico-modernistas, según vemos en “Tus manos”,


uno de los mejores textos de la primera sección: Son tus manos dos lirios impolutos,/
de nivea suavidad embrujadora,/que en el triunfo imponente de una aurora,/totalizaron
sus castos atributos.// Manos finas de rasgos diminutos,/ de exquisita fragancia
tentadora;/ sabias en el amor, a esa hora,/ en que se hacen más cortos los minutos.//
Manos tersas, seráficas y buenas,/puras como dos blancas azucenas,/ que regalan al
alba sus primicias;// Manos que en mi romántica existencia,/ me han brindado el
albor de su inocencia/y el bálsamo azul de sus caricias. (Luna Mejia, 1941: 22).

Los trabajos más logrados están en la segunda parte. Destacan, por las inflexiones
sensuales, cuatro sonetos en los que unos ojos furtivos se deleitan con las formas
femeninas desnudas en el río:M Bajo el dombo crujiente de un obscuro ramaje,/
donde el viento errabundo causa leve rumor;/ una aldeana dejando sobre el césped
su traje,/ nos revela el misterio de sus carnes en flor.// Sólo se oye el constante
juguetear del oleaje,/cuando toca las aguas con su pie temblador;/ mas la ingenua
no sabe que a través del boscaje/ dos pupilas la miran con afán tentador.// Hay
canciones aladas en lafronda vecina,/cuando invade el remanso la selvática ondina,/
que refresca sus formas de embrujante mujer;//y al sentir bajo el vientre las caricias
de una ola,/ se desmaya, creyendo que tal vez está sola,/ mientras tiembla en sus
senos el supremo placer. (33). Este soneto es la primera parte de “El poema del río”.
En el segundo, culmina la seducción: sólo se oye en el césped un gozoso gemido,/
mientras tiende la noche su sombrío capuz. (34).

Entre los poemas dedicados a captar aspectos del paisaje, por los elementos que
conjuga, por el equilibrio naturaleza-hombre, uno de los mejores es “El martín
pescador”' Ha llegado hasta el vado. La oropéndola trina,/ Desde el nido que pende
del vetusto jara!;/ El sol, lento y ufano, al cénit se encamina,/ Requebrando sus

34 El tema es recurrente. “En la gruta”, texto incluido en la primera parte, evoca el amor
de una mujer que se baña (27).

274
La palabra iluminada

rayos en el fluido cristal.// En la umbrosa arboleda que al torrente se inclina,/Los


zorzales modulan un sutil madrigal;/ Y a tiempo que el viejo pescador se avecinaf
Un reptil cruza raudo el sombríojuncal.// Como cuatro jirones de una blanca bandera,/
—revolando al impulso de la azul primavera—/ cuatro garzas se alejan hasta el
fresco verdor;//y después del acecho, tras un vuelo inclemente,/surge presto y airoso
del remanso luciente,/—con un pez entre el pico— don Martín Pescador. (32) El
último verso, por el matiz humorístico, nos parece una nota discordante en relación
con el planteamiento general de la composición.

Otros poemas
Por el contenido político, destaca “Tríptico a Eisenhower”, tres sonetos fechados en
1944 en los cuales el tono es encomiástico con versos de este cariz: Varón insigne: el
Universo entero/ aclama el gesto de tu estirpe brava (en Luna Mejía, 1961.535). “El
poema del amor y de la vida” comprende tres sonetos de tema amoroso. “Venus
rubia” consta de seis estrofas de seis versos dodecasílabos de corte tradicional: Magna
es tu belleza, regia tu hermosura,/ trozo de alabastro tu gentil cintura,/y una miniatura
tu temblante pie;/y tus diminutas manos virginales: son dos impolutos lirios matinales/
que en las alboradas de mi mundo hallé. (541).

Carlos Manuel Arita

Carlos Manuel Arita Palomo (Ocotepeque, 1912-Tegucigalpa, 1989) escribió Misterios


del corazón (1932); Cantos a la patria y otros poemas (1956); Cantos del trópico
(1956); Nuestra América (1958); Canto al 18 de noviembre (1960); Saludo lírico a
Comayagua (¿1962?); Mensaje de amor a Guatemala (1970); Poemas y cantares
de Honduras (1971); Laureles patrios (1982) y Guirnalda lírica (1984). Góndolas
líricas (antología, 1982). El declamador nacional (1971) es una antología que, sobre
el trabajo de otros autores, Arita preparó. En el campo de la literatura infantil, escribió:
Fábulas para los niños de Honduras (1970) y Nuevas fábulas pura los niños de
Honduras (1972).

Misterios de! corazón


Con ciento diecinueve textos, Misterios del corazón es un libro de temática diversa: el
amor (el conjunto de sentimientos que provoca su ausencia o presencia); la patria

275
Hel«n Hfwflo

('‘Morarán’*, “Lempira", “William Walker”, “Tegucigalpa”); la naturaleza (“Al río


Lempa”, “E! Cayaguanca"); la familia (“Padre mío”)... Sin faltar el texto de intención
moralizante ("El poder del alcohol”. “El poder de la envidia”. “Siempre adelante”); el
poema de ocasión y una que otra referencia clásica (“Las Nereidas
).
** Siempre, el
verso carece de mayor elaboración y se acopla a la norma romántico-modernista.

Cantos a la patria y otros poemas


Setenta y cinco trabajos —la mayoría sonetos— contiene este libro. La temática es
amplia. Símbolos nacionales y cívicos (“La bandera de la Patria", “Bandera de mi
patria". “Canto a la Bandera”. “El escudo nacional”, “El Soldado”...); prohombres de
la historia (“A José Trinidad Reyes”, “A José Cecilio del Valle”, “San Martín”. “Abraham
Lincoln". “A Cervantes”. “Rubén Darío", “Juan Ramón Molina”, “Oda a Morazán",
“A Francisco Morazán”, “Tecum (sic) Umán”, “Canto a Eva Perón”,...); exaltación
de ciudades y lugares (en “Canto de amor a Honduras”, cada estrofa rinde homenaje
a una ciudad distinta: Tegucigalpa. San Pedro Sula, Comayagua, Danlí, Olanchito, El
Progreso. Ocotepeque. Juticalpa. Puerto Cortés, etc.); consideraciones morales o
religiosas (“Jesús de Galilea". “La obra divina”...); poemas de amor (“Canto de amor”,
*'...)
“Estampa lírica y otros.

Un fragmento de “Canto de amor a Honduras”, permite inferir cómo se emplea el


lenguaje: Bajo tu cielo divino/ yo soñé bordar un día/ mi romántica poesía/ a tu
abolengo glorioso./ Cantarle a tu suelo hermoso/de pinares yjardines/donde grandes
paladines/ consagraron en tu historia/ ese pasado de gloria/ que es gloria de tus
confines. (Arita. 1956: 21). En todos, el estilo es similar. Arita aborda el ejercicio
poético desde esquemas tradicionales. Profusa adjetivación. Rima consonante.
Utilización del léxico sin apartarse de la codificación usual, sin ninguna apertura o
novedad interpretativa.

Cantos del trópico


Cantos del trópico incluye ochenta y seis textos.” El amor, la' patria, el fervor
centroamericanista, la descripción de la naturaleza, los héroes nacionales y elogios a
ciudades hondurenas y centroamericanas, son algunos tópicos que aborda. Los mejores
36 Como muestra del desborde expresivo del autor, anotamos que un solo título, “Canto
a Juan Ramón Molina", incluye siete sonetos, un canto de veinte sextinas y-una
elegía de quince estrofas.

276
L« palabra tiuntneáa

trabajos son los que refieren alguna anécdota o los que, gracias al uso del verso de arte
menor, le insuflan al tema una atmósfera popular. La lectura de “El viajero”, “Romance
de la niña abandonada”, “Las gaviotas”. “La moza”, “La zagala” y otros, por el tono
fresco y ligero, deja un agradable sabor: Quiero vivirjunto al mar/y quiero ser marinero
para tener mi velero/y para hacerme a la mar.// Yo quiero ser marinero, ' marinero en
alta mar./(En la mar cayó un lucero/y yo lo quiero encontrar).// (...) Hundirme en la
lejanía/ sin dejar de navegar/ hasta encontrar algún día/flotando un sueno en el mar
(“El marinero y el mar”, Arita, 1962: 57); Cantando por el sendero/ con un frenético
afán/ alegre va el corralero/ en su caballo alazán.// (...) Que (sic) verdes están las
llanos/en las mañanas de estío:/al tocarlos, nuestras manos.' se nos llenan de rocío.//
(...) Los terneros desmadrados/se quedan en la sabana/rumiando como encantados/
el color de la mañana.// (...) Pasa un gavilán volando/y se columpia en su vueloJy
un buey que está dormitando/ bebe sol y bebe cielo. (“El corralero”, 62-63).
Probablemente, de lo mejor que escribió Arita.

Nuestra América
Evocando a José Martí, Nuestra América —con sesentitrés composiciones—, en su
parte medular, se concibió como un homenaje al continente Significativamente, el
primero y el segundo textos se llaman “Canto a América” y “Canto a Honduras”. A
partir de este último —principiando con “Estados Unidos de América”—, el autor
presenta una serie de sonetos dedicados a cada país de la región. Además, incluye
trabajos laudatorios a personalidades sobresalientes (Abraham Lincoln, Bolívar, San
Martín, Rubén Darío, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Andrés Eloy Blanco,
Rafael Helíodoro Valle, Luis Andrés Zúñiga...) y otros poemas de índole diversa (a la
madre, al padre, a los niños de Honduras...).

Los versos oscilan entre el facilismo, según comprobamos cuando dice Honduras,
Patria adorada,/ Honduras, Patria querida,/ la que no cambio por nada/y la llevo
retratada/ con todo el flash de mi vida (Arita, 1958: 18; el subrayado es mío) y la
grandilocuencia: Son [los universitarios] los abanderados de la justicia humana,/ los
que encienden fanales para la eternidad,/ los que llevan el alma como una luz ufana/
fulgiendo en las auroras de la infnortalidad. -/ Son los nuevos Quijotes de un pródigo
mañana/que en su corcel de ensueño cruzan la inmensidad. (75).

171
Htltn UmoAo

Canto al ¡8 de noviembre
Contiene catorce décimas que celebran la finalización del conflicto fronterizo con
Nicaragua gracias a la firma del llamado Laudo de España.

Saludo lírico a Comayagua


Este texto se divide en dos secciones: “Saludo lírico a Comayagua” y “Canto a Comayagua”.
El primero incluye cinco sonetos. La tonalidad de los versos sigue el patrón observado:
Comayagua tinaja de agua/ dentro de un valle/ lleno de sol:/ tienes el talle/ de una
piragua' > son tus velas/ las castañuelas/del saleroso suelo español.// Comayagua,/ ojito
de agua,/ carmen precioso,/fidgor de rio./ En tus retamas/florece el agua;/ se hace
torrentes/ en los vertientes,/junto a las gramas/ se hace rocío./y entre las ramas/ de los
jarales/anidan zorzales/y allá a lo lejos/fulge el bohío. (Arita Palomo, s.f.: 6-7).

Poemas y cantares de Honduras


Este libro contiene ciento cinco poemas de temas patrios. Algunos títulos: “Lempira”,
“Morazán”, “Lago de Yojoa”, etc. En todos, hay un tono laudatorio y sin variaciones
en el estilo.

Laureles patrios
Laureles patrios (1982) comprende ciento setenta y siete composiciones. Con
excepción de dos o tres títulos, sonetos escritos con estilo similar al de los anteriores
libros. Anta principia con sonetos dedicados a temas religiosos (“Dios”, “El Niño
Dios”, “San José”) y cívicos (“El soldado hondureño”). Seguidamente, realiza un
reconocimiento a diferentes personajes de la vida política (Ramón Villeda Morales,
Roberto Suazo Córdoba, Edgardo Paz Bamica); religiosa (Monseñor Héctor Enrique
Sanios, Monseñor Oscar Rodríguez) y cultural (José Trinidad Reyes, Marco A. Rosa,
Victoria Bertrand, Elvia Castañeda de Machado, Ramón Oquelí, Roberto Sosa, Oscar
Acosta, Pompeyo del Valle, Clementina Suárez, Ventura Ramos, Raúl Gilberto Tróchez,
Ángela Ochoa Velásquez, Lucila Gamero, Julio Escoto, Felipe Elvir Rojas, etc.).
Abundan el elogio hiperbólico, el lugar común y el señalamiento fácil.

Guirnalda lírica
Este libro, Carlos Manuel Arita lo dedicó a su esposa, fallecida el 26 de enero de 1984,
después de cuarentitrés años de matrimonio. Contiene cincuenta sonetos. El primero,

278
La palabra iluminada

fechado el 30 de dicho mes. Algunos se elaboraron en días consecutivos. El 5 de julio


escribió cinco. Mencionamos estos datos en tanto indican la función catártica que
cumplieron para mitigar la enorme pena del escritor quien, a través de ellos, reconstruye
una relación amorosa satisfactoria. Desde los iniciales dias juveniles en la añorada
ciudad natal, hasta el fatídico minuto de la muerte de esa esposa ideal a quien,
constantemente, pondera y llama con el cariñoso apelativo familiar.

El declamador nacional
El declamador nacional es una antología que, con pocas excepciones ÍNeruda,
Humberto Porta Meneos...) recoge trabajos pertenecientes a poetas nacionales. Las
divisiones indican los criterios de selección temática: “Himnos patrios”; “Los proceres
y los paladines”; “Los símbolos patrios”; “Poemas de Honduras”; “Cantos a la madre”;
“Canciones de Navidad”; “Patrios lares” y “Sonetos”. El autor incluyó trabajos de su
propia autoría. Los mismos confirman los juicios formulados. Obra diseñada, quizá,
con intención didáctica.

Claudio Barrera

Claudio Barrera (pseudónimo de Vicente Alemán, La Ceiba, Atlántida, 1912-Madnd,


1971) escribió La pregunta infinita (1939); Brotes hondos (1942); Cantos
democráticos al General Morazán (1944); Fechas de sangre (1946); Las Liturgias
del Sueño (1948); Recuento de la Imagen (1951); El Ballet de las Guarías (1952);
La estrella y la cruz (1953); Poesía completa (1956); La cosecha (1957); Poemas
para una fiesta literaria (1958); Pregones de Tegucigalpa (1961); Poemas (1969);
Hojas de otoño (1969); Poemario 14 de julio (1969) y Canciones para un niño de
seis años (1972). Además, publicó las siguientes antologías: Antología de poetas
jóvenes de Honduras, desde 1935 (1950); Poesía negra en Honduras (1960) y
Mensajes de amor a las madres (en colaboración con Julio Rodríguez Ayestas, 19o3).

La pregunta infinita
La pregunta infinita constituye un trabajo de doscientos sesenta y cuatro versos divididos
en varios segmentos que, aunque autónomos, conforman un único discurso: el tránsito
de la vida a la muerte. El énfasis recae sobre esta última. El texto —una especie de periplo
desde la cuna al sepulcro— está dedicado a la memoria del poeta Marco Antonio Ponce,

279
Mtltn UmoAo

perú la visión de la muerte posee carácter general. El poema inicial es “El alba”, canción
de cuna en la cual la voz de la madre culmina en forma premonitoria: duérmele niñito,/
nimio mío La canción que te canto//ñutió en el mar. (Barrera, 1939: s.p.). “La esperanza”
sintetiza diversos avalares de cualquier vida. “El ocaso” reproduce el momento de la
muerte: llegó la muerte,.' llegó./cayó la estrella,/ cayó./ningún lamento interrumpió la
muerte. ' era un hachazo en rojo,/ iba en traición camino a la alborada/ y lo encontró
cantando. ./llegó la muerte,/llegó./cayó la estrella,/cayó./lívido en sombras se incendió
el camino'del más allá./ una mano fría./ un grito./un silencio profundo. “Lamento” es
la expresión del dolor; copiado en forma íntegra, dice: cuna vacia,/ sábana blanca./
cuelgan los hilos/ de los suspiros./ llora la pena con sus dos alas/rojas de sangre que no
se vierte./madre que llora su voz perdida./lirio del alba/lumbre del día/ sólo la muerte!
(sic). “Plegaria” implora al señor la reencamación del ser amado y se pide la insensibilización
ante el dolor. “Coro” pone en escena el paso del cortejo fúnebre. “Canción de los
cargadores” consta de cuatro estrofas y cada una está puesta en boca de quienes portan
el ataúd. “Coro” es un nuevo canto al paso del entierro: se oyen los pasos/ rompiendo el
alma/y la alameda/ llora silencios.// (...) pasa el cortejo,/y la voz de la madre/grita a
lo lejos. En “El canto de las novias”, dos muchachas, en forma alterna, expresan su
dolor, lirio del alba. Niño de cielo./ cuna en mis brazos abandonada./ya nada queda
tras tu silencio/ sino la muerte. En “Canción pagana de los amigos”, cuatro amigos, en
sendas estrofas, a manera de diálogo, expresan su opinión sobre el poeta desaparecido:
sí! (sic)/ como pájaro solo... vidrio roto en silencio./ con las alas en cruz./ —lírico
instante muerto—/ dijo que se sentía soledad en la altura,/ que era pájaro solo que
volaba en el viento! (sic)/qué locura! (sic). El libro culmina con “Canción desesperada”
y “La pregunta infinita”. El primero es la expresión general de dolor: queda un grito
estrangulado/ entre los dedos de un ángel./ vendimias de uvas morenas/en jarrones de
alborada. El segundo poema implica dos temas: la finitud de lo hermoso: porqué dar lira
de plata/a manos que se nos van (sic) y una queja a la vida que hace sensitivos a ciertos
espíritus: y por qué hará la vida ingrata/ corazones de cristal? (sic). La pregunta
infinita se plantea con cierta intención teatral. Inclusive, el autor lo asimiló a la tragedia
griega. De ahí, la presencia de tres “Coros” y de las canciones en las que, antes de cada
estrofa, se especifica quién es el que habla (“Primer amigo”, “Segunda novia”...). Con
influjo lorquiano, un texto bien diseñado.

36 Barrera fue de los primeros poetas que, en el país, deliberadamente, suprimió el


uso de mayúsculas.

280
La polofc'c iluminada

Brotes hondos
El trabajo de Claudio Barrera, en Brotes hondos se enrumba hacia la búsqueda de
tratamientos novedosos en el plano formal que, en buena medida, preanuncian
tendencias de vanguardia. Entre las composiciones de intención social, tenemos “Canto
al primer compañero” (el tema de la solidaridad); "Manifiesto” (invitación al camarada
negro para que se una a la lucha por la libertad) y “La doble canción”. Este ultimo
traza un paralelo entre los que siembran ideas y los que producen el alimento material;3738
Yo, sembrador de ideas./ Tú, sembrador de trigo./ Tendamos nuestras manos al pobre
que es amigo./Busquemos el abrigo/de todas nuestras penas-' en un inmenso abrazo ¿
Juntemos los arados que van de brazo en brazo/ con nuestra gran idea/ que va de
mente en mente.../así seremosfuertes llamándonos amigos./Tú, sembrador de trigo./
Yo, sembrador de ideas. (Barrera, 1942: 1l).3*
*
Hay, también, varios homenajes. “Elegía de penumbra”, a Federico García Lorca.
“Canto triste”, a Alfonsina Stomi: Iba con los ojos fijos/ en el filo azul del mar./La
espuma tejió los hilos/finísimos de su altar (39). En “Gauguin”, imagina al artista en
el puerto de Tela trasladando al lienzo el esplendor de la zona; y copie el yancunu en
una tela blanca de maguey (23). En “Picasso”, su entusiasmo es desbordante: Veréis
la noche bajo la luz más íntima./ Con una hoja habrá un árbol./Con un trino habrá
un pájaro./ Con una gota blanca estará un río./ Un signo te abrirá todo un paisaje.
(25). La gradación de la ideas culmina con la totalidad abarcadora del entorno. "El
país párvulo” es un amoroso canto a Honduras: La tierra en mi país tiene olor de
recuerdos./Si el pájaro hace un ángulo de heridas circulares./los árboles meciéndose/
le abrirán el corazón del viento/y cantan/—como si fuera una (sic) ara de cristal y
de plata— (21).

Barrera elaboró poemas de índole reflexiva. En “Nnuómeno” (sic) —en esencia, una
exaltación del oficio poético— se apunta en qué medida la realidad deja su impronta:
Somos los matemáticos de lo invisible. Somos/ los magos de una cabala infinita,/
donde el verso y la piedra/ valen como los números/ en la constelación de las preguntas. !
Y absortos, como niños en la noche,/ damos los ojos por atar los ojos/ y las manos
también para otras manos. (19). “Armonía” aborda el tópico del equilibrio existente
en el universo y se exulta de gozo frente a la vida. Las imágenes, al dejar de lado las

37 El tema también lo trabajó Daniel Lainez. Supra, p. 263.


38 Las páginas del índice no corresponden a las que encontramos en el texto.

281
Halen UmoAa

analogías racionales se apartan del hípico manido: Armonía./Necesita la espina del


acero ' El aire de los gritos y la sangre./No hay camino en sombra que no queme,/y
en las letras más débiles del día/ hay una lágrima clavada en la pared de nuestros
sueños. La calle tiene tanto de sed como de río. (...) Un llanto se hace pedazos/
contra el filo de un puñal que se ha buscado tras la luna./ El silencio es una gran
barca/que anda recogiendo los ojos de los muertos,/y a cada paso —Oh divina! (sic)
Oh esplendida armonio! (sic)— (...) La vida: Madre de la Armonía,/ riel y dalia
escondida / (...) El pájaro se convierte en verso./ El verso, en herida sobre la piedra
del camino./ El camino en humo que deshace nuestros ojos./ Todo parece increíble./
Como la rosa Jloreciendo sobre el fuego./ Como los ojos adivinando el crecer de los
lirios. (29). El empleo de la conduplicación y la gradación e intensificación de las
ideas le imprimen al texto gran densidad y eficacia expresiva.

“La canción del caminero” interrelaciona amor y muerte. Como preconizan corrientes
de vanguardia, el poeta trabaja la imagen metafórica con gran brillo y, con frecuencia,
renuncia a la racionalidad: Soy el caminero de los vientos/que amarro las distancias
con mis ojos de piedra.// De la mano me siguen duendecillos de tierra/y plumas de
aves muertas tiradas al silencio.//(...) Oh, tú (sic) divina etérea. Yo tengo geometrías/
de arenas que se quejan. Pueblo mis pensamientos/ con círculos de abejas. Sólo tú y
sólo yo/podremos entendernos, en el lenguaje/ de los cilindros de oro/que dirigen las
vueltas de mi sueño sin tino.// (...) Mi paso lo cubrían cintas de luto blanco,/con un
llanto esparcido en la cal de mis huesos....// Cómo lloran de solos los peces en el aire/
y se mustian de lluvia los lirios en las manos.// (...) Recuerdas? (sic) Tenias la
quietud de un paisaje/ visto desde la luna. (27-28).

En el poema inicial, “Mi ritmo”, Barrera define su concepción de poesía: Yo no soy el


deleite de una raza en holganza/sino el grito perenne de un hondo dolor vivo.// (...)
Pues inmortal el verso, tiene que ser sencillo/ y ser de calicanto y de acero y de
arrullo,/ para que en la grandeza de este verso que es mío/ lo descifres y luego
comprendas que es el luyo. (9). Con evidente trasfondo nerudiano, el autor habla de
una poesía de compromiso que el lector, a la vez, haga suya.

Cantos democráticos a! General Morazán


Cantos democráticos al Genera! Morazán, con trescientos veintidós versos libres,
es el primer libro de vena lírica dedicado íntegramente al héroe centroamericano y se

282
La palabra iluminado

divide en seis partes. Parte I: “Canto de iniciación democrática”: alabanza de la


democracia y asimilación de Morazán con el pueblo y con la naturaleza americana:
Democracia de mármoles y auroras/—sangre de hermanos—/Democracia de voz y
de sonrisas,/ de acíbares y lágrimas./ (...) Morazán voz de pueblo/ con levadura de
tierra/propicia al grito eterno/de anunciación y vida./Médula campesina1 Médula
intelectual./Médula proletaria. Parte II: “Canto en la alborada”: se identifica al héroe
con el alba, fuerza que destruye la noche del oscurantismo: Morazán en el Alba:/
cuna y raíz del pueblo./Horizonte genésico de voz y de esperanza./Niñez amanecida
bajo el sol callejero/ (...) con el oro solar del pueblo Obrero:/ Duras las manos/
Firme el corazón./ (...) Cae la noche/ y Morazán renace frente al sol. Parte III:
“Canto en plena alborada”: apogeo de Morazán; triunfo popular de sus principios:
Fue alborada en el crisol/ de luces recién nacidas./ Voz de Capitán que da/ su
corazón en la risa./ Profunda voz popular/ con tierra y brisa marina./ Sangre de
médula astral/ fundiéndose al mediodía./ (...) Guió hacia el celaje, primo de la
aurora,/ su regio corazón en armonía./ (...) Morazán en la tierra americana/y en la
alucinación de la poesía./Parte IV: “Canto de esperanza y reclamo”: Morazán, invicto
frente a la muerte, inquiere por el rumbo que ha tomado su pensamiento: ¿Qué de mi
cuerpo frágil/ que se deshizp en llamas?/ (...) ¿Qué habéis puesto en el verbo que
ilusionó mi sangre?/ ¿Acaso no fue rumbo lo que marqué en los hombres? Parte V:
“Canto de juventud”: en apoteosis gozosa que se enfatiza por el recurso anafórico,
Centroamérica proclama su voluntad unionista: Hoy todo Centro América esjuventud
vibrante/ y es eco de suplicio con corazón de nardo./ La unidad es concreta con
ritmo, luz y canto./ Todo corazón rompe sus pájaros de vidrio/ (...) Alegría unionista
de jazmines yflautas./Alegría unionista de rosas y campanas./Alegría unionista de
niños y esperanzas/ (...). Parte VI: “Elegía gloriosa”: frente a un mundo injusto, persiste
la lucha apegada al ideal morazánico: afán universal por la democracia, identificada,
nuevamente, con el pueblo y con el héroe: Morazán es amor sin prejuicio nifrontera./
Morazán es el hombre universal./(...) Este es el siglo tuyo General Morazán./Hoy se
lucha por ti. Por tus ideales./ Hoy estás nuevamente/ firme y maravilloso en las
trincheras./ Vamos contigo al triunfo./Somos la democracia que soñaste. El recorrido
ha sido completo. De lo concreto (trigo, paisajes verdes, pólenes vírgenes) se ha
llegado a lo absoluto universal encamado en Morazán: eres símbolo en cruz del universo;
Eresjusticia, leyy eres verdad. Texto de influjo nerudiano pero de gran aliento poético

283
M*i*n Umoño

Las liturgias del sueño


La preocupación por la poesía y por la actividad intelectual persiste. En “Perennal”, el
autor deja en claro que, a los grandes temas humanos (el amor, el dolor), no se les
puede aplicar la categoría de modernos ya que siempre han existido. Por acudir a ellos,
e! tampoco es moderno; simplemente les da las modulaciones que el caso (obrero,
campesino .) demanda. No es moderno por la temática; lo es, por el entusiasmo de su
canto. En “Nocturno", advierte sobre el origen de su poesía que nace de la sensibilización
y la solidaridad frente a los demás: ante el árbol astral de la poesía/ soy de raíces
grávidas y humanas, dice (Barrera, 1948:41). En “Poema de la rosa imaginada” establece
que. aunque la poesía es inmaterial, ella es capaz de hacer sentir la realidad: Cayó la
rosa/ de mi mano al suelo,/y en mis manos quedó/ la rosa mía./ Cisión astral de rosa no
mirada,/con ninguna mirada todavía./Sobre la tierra gris/ la rosa sola./Su color y su
forma/ en la mirada./ Mi rosa,/ sola en mí,/ no abandonada,/sin color y sin forma en
la mirada./podía ser la luz,/ que la poesía,/ con ser de idealidad, con ser de nada,/
todo su mundo de rosas devolvía. (13). Un intuitivo acercamiento al concepto de poesía
vertida desde el propio discurso poético. Con sutileza se adscribe a la teoría de la
llamada “poesía pura" y está en deuda con Juan Ramón Jiménez, según acotación
implícita en el epígrafe del poema, tomado del autor español.

El amor es tema de algunos poemas. “Melodía en azul” ofrece un juego lingüístico


mediante el empleo de palabras derivadas del mismo radical. Variantes semánticas
con base en ]a palabra azul: ¡Azul! Azul de fuego./ Y azul de maravilla', en una
interminable azulidad de olvido', la azulina imagen, más azul por la duda', la música
fina del recuerdo deshila/azulmente las horas en que se va el amor.../La muchacha
del tiempo tiene azul la pupila/y a veces se le azula también el corazón. (18-19). El
poema anecdótico “La niña de la sombrilla”, en forma vivida, traza una escena del
comportamiento femenino en un puerto: la playa, la joven, el bar, el marinero borracho...
Con un ritmo muy suelto, expresa: La niña de la sombrilla va a vender su corazón./
¡Nadie lo quiere comprar!/De lejos una canción se balancea en el bar...// Conchanácar
en cristal! (sic) Espumas que hacen un tul/ tenue entre la oscuridad./La niña de la
sombrilla casi gris de tanto azul! (sic)/Está desnuda ante el mar...! (sic)// ¡Espejos
de plata gris! ¡Lamparita de cristal!/ Dos cuerpos borrososjunta la trémula oscuridad!
(sic)/ Mece las barcas el mar/ como entre brumas de tul/y de lejos, en la orilla,/ la
sombrilla,/ tirada en la playa azul. (21). El planteamiento expresivo descansa en la
sugerencia, en las implicaciones connotativas. También, en “Cancioncilla”, con acento

284
La palabra iluminaba

popular, recrea otro momento de seducción en la playa: Los duendecillos del aire/
peinan la rosa del alma./ Juega la muchacha sola, con su alegría de malva.// (...)
¡Niña! ¡Niñila!/ Dame el clavel jugoso/ de tu palabra (29). Un sentido ludico en el
manejo de la palabra. Ésta, más que decir, sugiere.

Algunos poemas están dedicados a la amada (“La mujer vegetal’’, “Amor”, “Milagro").
Varios lamentan su temprana muerte: Con qué ojos vacíos y extáticos/ estare en tu
muerte. Grabada en la noche,/pulida en el tiempo,/sagrada en la sombra, perfil del
ensueño, visión de acuarela/ que en pinceles rubios, esbeltos paisajes,/ copié entre
colores.../Páginas errantes, versos que me nombren,/para repetir:/ ¡Ella iba en el
tiempo! Nube de papel./Su amor me llamaba y me fui con él. (“Sonatina del alba”,
31); ¡Es una isla el silencio! Tú lo sabes/y las alas del pájaro agorero murieron en
las tardes del presagio./ ¡Compañera!/ (...) Transfigurada en rosas yjacintos/ caídos
de la$ pérgolas del sueño,/ ¡Se (sic) me hace un imposible retenerte!/ Con ese cruel
silencio prolongado/por el sucio horizonte de la muerte... (“Transfiguración”, 38).

Apartándose de la tónica intimista, “Canto a Tegucigalpa”, en doscientos veintitrés


versos, entraña un retrato descamado de la ciudad. Un canto duro, que nace de una
sentida vinculación con ella: voy contigo,/te ato a mi desaliento,/cuando te desbaratas
entre mi soledad. Seguidamente, los reproches, las reflexiones, escarban hondo: Esta
ciudad es isla,/ sin senda hacia el ensueño./ Sonámbula entre esperas/ donde se
balancean cansados los recuerdos./Donde cada tristeza camina cabizbaja sin poderse
ausentar y hasta parece/ que aumenta la aridez de la nostalgia.// (...) Esta ciudad es
isla,/con un trajín de colores desvanecidos,/como barcas abandonadas' en las riberas
del mundo./ ¡Panoramas sin voz de remeros perdidos!/ Es como un gran naufragio/
que se hubiera paralizado/ en una acuarela absurda y sin sentido.//La misma risa es
como el filo/ del odio, sobre gotas de sangre./La palabra es oscura,/como si juera
pedazo de la noche/ y el porvenir es como un rio sucio,/ con peces ciegos, con
barqueros frenéticos,/que tuvieran pedazos de estrellas en las manos,/con lunas en
los ojos,/ desgarrados de sueños/y a la sombra de un árbol esquelético. (45-46).
Mediante el símil y la metáfora se captan los sentimientos que la ciudad despierta.
Acercamiento intenso y dolorosa aceptación de la capital hondureña. En los fragmentos
citados, se advierte que el romanticismo y el modernismo se han superado. Por la
hondura conceptual y por el cuidado formal, Las liturgias del sueño es uno de los
libros señeros de Claudio Barrera. Anuncia nuevos derroteros por los que transitaría
la mejor poesía hondureña contemporánea.

285
Helen UtnaAo

Recuento de la imagen
I ,os veintiún poemas de Recuento de la imagen siguen el patrón de calidad observado
en el libro anterior y se insiste en el ejercicio metapoético.39 “Cuando nace la poesía”
vincula la esencia de ésta con la naturaleza. Además, en versos de gran extensión, se
consigna que Dios es el gran hacedor de poesía, el poeta universal: Cuando el mundo
era primitiva e infantil ve filé pidiendo la palabra./ Aprendió de las letras azules y
espumosas que corrían en el agua./En el arrullo de las hojas, en el murmullo de las
fuentes, en el susurro de las palmas./ (...) Y asi nació del mundo niño la voz tierna de
¡as versos / El agua, el fuego, el oro y la esmeralda eran un pálido lucero/ y el
hombre reclinaba sobre el hombre la armonía de un recuerdo/y la rama frutecida se
inclinaba con un íntimo silencio/y los pájaros humildes y más tiernos, enjoyados de
luceros/parecía que brindaban los acentos de los cantos verdaderos. (Barrera, 1951:
V-VI). “Imposible” advierte sobre lo irrealizable del ideal estético: voy a ciegas detrás
de un gran canto inaudito. (XXX).

En “Castigo”, a manera de alegoría, la vida se visualiza como mujer humilde enfrentada


a la agresividad y a la soberbia del artista. Ella da su lección: La vida se levantó ante
mi,/ inexorable ley que nos enseña./Se levantó ante mi y me golpeó en la cara/y me
golpeó desesperadamente sobre el alma./ Y me sangró los músculos y me deshizo
brutalmente/ las palabras. (XIX). En otros términos, la realidad supera, está por
encima del reflejo artístico.

La calidad formal y la solvencia semántica prevalecen en los poemas de amor. En “De


más”, dicho sentimiento se ubica, no en el gesto externo, sino en la complementación
íntima; en la equivalencia o comunicación a estratos profundos: Está (sic) de más la
voz, los ojos y los dedos./ No me llames a gritos./ Ni me busquen tus ojos./ Ni me
palpen tus dedos./Encuéntrame en ti misma! (sic)// (...) En cambio si me buscas en
ti misma,/me sentirás latir entre tus ojos,/ en tu voz,/ en tus dedos.// Y veremos los
dos las mismas cosas.../ Y diremos los dos frases iguales.../ Y tocaremos para estar
unidos,/ el alma moribunda de las rosas,/ las agonías de los madrigales/ y las
resurrecciones del olvido. (XII). El secreto del amor radica, pues, en ver la vida
desde la misma trinchera: en la comunión en los aspectos básicos.38

38 Se incluye, de nuevo, “Poema de la rosa imaginada".

286
la palabra iluminado

“Mensaje del Arcángel Amor” es otro poema de interés. El amor y su relación con el
dolor; el amor como baluarte de dignidad, como sostén o dador de fuerza interior,
como intima solidaridad con el otro, son aspectos implícitos en sus versos: Si quieres
hallarme, ve a la orilla del mar de las lágrimas/ y llámame./ Aunque sientas la
soledad que bate sus relámpagos de odio,/ ¡lámame./ (...) Llámame en la quietud de
tu abandono. Llámamejunto al viento/que va por los caminos deshojando los árboles
más tiernos. (...) Llámame con la fuerza de los hombres para que no/ se inclinen tus
rodillas. (XI). La anáfora, justamente, en el vocablo que liga. En el término que
implica la comunicación. Sabiamente, el meollo del abrazo solidario. “La mujer vegetal”
traza un paralelismo entre la mujer y el árbol de la vida; Y estarás frente al hombre —
divinizadamente—/con sólo tu presencia de rosa vertical. (XXV). El elogio trillado
ha sido sustituido por el trazo lingüístico memorable.

La ineludible transitoriedad de lo bueno y lo malo se trabaja en “Ha de pasar”: Se ha de


perder... Ninguna huella/sobre la arena ha de quedar.../El oro dulce de la estrella!
(sic)/ El oro dulce que va en ella/ y el sueño gris que hace llorar. (XVI). “De la
espera” recuerda “La espera infinita” de Jorge Federico Travieso. “Lo sublime”
ejemplifica la idea cristiana de que quien todo lo da, lo recibe todo. En “Estampa”,
pide a Dios ser como mi padre. “Límite” externa horror frente a un poder desconocido.
Un texto que cala hacia adentro y elimina el oropel lingüístico para quedarse con lo
esencial. Integramente, dice: Vaga la sombra... imposible,/ que pueda definirla.../
Está suelta la sombra y la soltaron/ las estrellas del alma entre la noche.../ Está
suelta la sombra y se me clava/ con uñas de cristal entre las voces;/yo la miro pasar
y siento miedo/ de que alguien llore a gritos y me nombre/ Está suelta la sombra y
nadie piensa/ que entre mi soledad horrorizada/ mis ojos fijos en la noche inmensa/
sangran de soledad desesperada. (XXI).

El ballet de las guarías


El ballet de las guarías representa un homenaje a Costa Rica, simbolizada en su flor
nacional, la espléndida guaría morada. En doscientos veintinueve versos (pentasílabos,
octosílabos, alejandrinos...), el poeta ensalza su belleza: Crinolinas de lux!/ Danza
del viento!/Se ha roto con la orquídea/ todo el misterio,/y en ¡a selva gigante
* de los
recuerdos,/un corro de catleyas/jugando a besos./(...) Es unafiesta lírica/ —mármol
y aurora—/ las orquídeas que pasan/ como una ronda/ —de rama en rama—/ —de

287
Htlen Umoflo

árbol en árbol ciñen el talle trémulo/ de Costa Rica (Barrera, s.f.: 3). El poeta
asimila a la mujer costarricense con la hermosa flor: Las calles de San José/ tienen su
guaría morada'en cada mujer que luce/su bella estampa de plata.// Como las guarías
se pegan de admiración en el alma./ya para tanto jardín/ hacen falta las palabras.//
Guarías blancas de caolín./ Guarías morenas de amor./ Orquídeas altas de luz/con
lumbre en el corazón. (13). Además se recuerda a mujeres concretas en la historia del
yo poético: Ellas, las misteriosas visiones de la aurora/que amé tan tiernamente con
gala r con derroche/y que vetaron líricas mis músicas de sueño/ bajo la orquídea
negra del alma de la noche. (15). El paisaje nocturno también se hace uno con la flor.

La oración unimembre y el verso corto crean un ritmo vivaz y festivo que el poeta
refuerza mediante las abundantes alusiones al mundo de la música: Stokowski eleva
el alma/ con una sed de eternidad!/ Y al viento giran las corolas/ como pañuelos que
se van.../Abren sus brazos en el aire/y se oye la música pasar./ (...) Stokowski parte
el viento/ con una música infernal (sic)!/ Baudelaire viste sus flores/ de un negro
lúgubre al danzar./Se oyen los valses de Austria./Se oyen las barcarolas en el mar./
(...) Las guarías danzan en el viento/y hasta parecen de cristal. (9). Al jolgorio se
suman otros elementos: Los cipreses de Shubert. (sic)/Las rosas de Musset/las dalias
de Paderewski/ y de Schumann, el triste,/el crisantemo nocturnal. (19). También, se
unen las oropéndolas en cintas de oro, plata y de cristal,/y cuelgan sus aladas sinfonías/
en un paisaje verde y musical.// (...) Y el corazón que es guaría conmovida,/frente al
milagro de oro de la tarde/interpreta la danza de la vida. (17). El yo —encamado en
el corazón— adquiere simbologia floral y participa de la apoteosis festiva.

Por la primera estrofa, que funciona a manera de pórtico, y la cual se reitera ai final,
sabemos que ese “yo” es el de un anciano. Dicha estrofa advierte que todo el texto Es
el ballet sublime/ que un hombre viejo,/de trenzas de azabache/y ojos de fuego,/por
la dulce nostalgia/ de los recuerdos,/ contó bajo el milagro/ de los luceros. (21).
Estratagema ficcional que impregna el relato de una leve nota nostálgica.

El libro incluye la sección “Estampas costarricenses”, con tres poemas breves: “La
carreta”, “El son de puerto Limón” y “Golfito queda al norte”. El optimismo y la
alegría de vivir se trasparentan en los versos de “La carreta”: Es una acuarela llenita
de flores/ redonda como una luna de colores.// Se vé (sic) cuando gira su rueda
vistosa/como el ala loca de una mariposa. (25). Vibra el ritmo afroamericano en los
versos de “El son de puerto Limón”: Música, danza y el son,/ bailan en Puerto
Limón/ ritmos de fiebre y carbón.// Los negros llenos de sal,/sudando le dan al son/

288
le palabra iluminada

un ritmo muy especial.// (...) Es, una danza de negros/ —humo, mujeres y alcohol—
un olor de los infiernos/ —relámpagos de charol—/ gritos de negras borrachas
alaridos de trombón. Acertadamente, el texto introduce fragmentos de canciones
populares: Ay!, (sic) mama Inés,/ Ay!, (sic) mama Inés, / Todos los negros tomamos
café. (...) Se va el caimán,/se va el caimán, (...) (27-28). “Golfíto queda al norte”
cambia de tonalidad. Dirigido a todos los hermanos de Indoamérica pretende ser un
poco el grito de la raza oprimida. Frente a la espléndida naturaleza, hace estragos,
entre la población empobrecida, especialmente entre las mujeres, un monstruo de
cien mil tentáculos y veinte mil pupilas', la sífilis. Quizá este poema sea la parte
menos lograda del libro.

La estrella y la cruz
En La estrella y la cruz, que se divide en tres partes, predomina un tono solemne y se
percibe la huella de Pablo Neruda y, en uno que otro poema, la de Federico García
Lorca. La sección “Elegías” comprende ocho textos. Dos ya se habían publicado
“Elegía a un camarada” rinde homenaje a Manuel Nóver: Su devoción venia/' de una
estirpe lejana/con el ardor tremendo/de la voz proletaria/ (...) Me habló de Guatemala./
De El Salvador: la heroica./ De Honduras: la angustiada./ Ah, si hubiera sabido/
que la muerte rondaba! (sic)// Y llegó la noticia.../ La muerte! (sic) La enlutada!
(sic)/ tocó (sic) su frente joven,/ secó su fuente clara./ Las gavillas más dulces/ las
secó esa mañana.// Cerró los ojos grandes/del que miraba el Alba. (Barrera, 1953:
3-4). La extensa “Elegía al General Anduray” entrelaza el amor-dolor por la patria y la
admiración por el militar: General:/ Entraste a la Alborada/de la Patria pequeña/
que no cabe en la muerte,/ (...) Y los ojos del tiempo/ agrietados de amargas
desventuras,/llorando en los umbrales de la historia/la tragedia de Honduras.// (...)
Qué llanto más amargo, el del olvido./ La tierra se abre y cabe en su abertura/ la
sangre resinosa de los pinos./Todo te llama en trágica locura/'como el desbordamiento
de los ríos,/ como un eclipse de las cuatro lunas/ que llenara de sombra a toda
Honduras.// (...) Y yo, mi General, que me imagino,/ tu soledad, tu muerte y tu
agonía,/ he de decir a un paso de tu pueblo:// Ya tu dolor se trasladó a la historia/
pequeña y triste del amor callado./ Hoy murmura mi llanto esta elegía que hace
guardia lo mismo que un soldado. (3-6). En “Elegía a Lisandro Alfredo Suárez” se
percibe el asimilado influjo lorquiano: Lo conocí entre los círculos' de una fantástica
hoguera/ (los dos estábamos solos/ bajo la misma bandera)/ Ah Cuscatlán con sus
sueños/ de maquillaje y arena! (sic)// como (sic) a un junco de verano/ La (sic)
289
Hilen Umaflo

muerte cortó a Lisandro/y le deshizo la estrella/que le encendía la mano./La muerte,/


desde Mad'id con guadaña/ vino hiriendo lagrimales... (5-6).

“Elegía ai camarada republicano”, en ciento ochenta y cinco versos, expresa solidaridad


con la España antifranquista; evoca a García Lorca, Antonio Machado, Miguel
Hernández y Pablo de la Tórnente Brau y constituye un canto al soldado anónimo
caído, vivo en quienes luchan y en aquellos que sufren la explotación: Pero he vuelto,
aqui estoy y soy de tu brigada./ Tu muerte de segundos me devolvió a la vida./ Tu
ausencia es nuevo puño que se alza en la alborada/y que ni con tu muerte la tendremos
perdida./La encontraremos siempre donde un hombre padece/ en el surco y lafábrica,
en la cruz y el molino. (12). Al mismo espíritu proletario pertenecen los poemas de
“Raiz humana”, última sección del libro. De ahí, los homenajes: “Pablo Antonio Mella”
y “Pablo de la Tómente Brau”. En “La cosecha”, la voz poética quisiera compartir el
destino del obrero y del campesino; advierte que su oficio es otro y, después de
exhortar a la lucha contra la explotación, manifiesta confianza de que, en un mañana
cercano, aquellos tendrán acceso a su cosecha, es decir, a la poesía: Mi siembra no
le aprovecha porque no sabes cortar/ del grano de mi cosecha,/ compañero.// (...)
Cuando se escuche la voz/por ¡os caminos del aire.// Cuando esa voz suba y crezca/
por las ramas de la sangre.//(...) Entonces, por todo el mundo,/mi voz con tu voz al
lado,/desfilará hacia elfuturo/ del gran mundo proletario. (17-20). “India de América”
está escrito dentro de una visión retórica que exalta lo indígena: India de América./
India bronceada y firme que atestiguas la raza/ de una sangre sufrida./ Vienes desde
las tierras de los viejos imperios/ con teocalis y jicaras,/ con ardientes pinturas
minerales,/pegada a la cintura de los huípiles/ y en el zarape/ por la espalda/ a
cuestas,/ tus hijos renegridos por los soles. (18).

La sección “De la estrella” agrupa poemas que se circunscriben más a la esfera


personal. “La ración de la vida” reafirma la necesidad de no desperdiciar la cuota de
vida dada a cada mortal. “Alma adentro” confiesa soledad. “Envío” aborda el tema
del amor. En “Voz ajena”, el poeta siente que su voz es reflejo de las cientos de voces
que le han precedido. “Llanto sobre la tierra”, al referirse al gran dolor que se abate
sobre el mundo, entraña un mensaje pacifista: Desde los extraviados caminos del
planeta/ viene el odio a los ojos y a las manos./ viene (sic) y va por la tierra hasta las
lágrimas./Para llorarjunto a la trenza sangrante/ de la muchacha sobre el pavimento./
Para llorar junto del (sic) corazón de uno mismo/ ya muerto.// (...) Somos ángeles
infernales de una región doliente./ Es sórdido el aliento de la palabra. Sórdido/ el

290
La palabra ilamiaaia

eco de la voz. No hay respuesta. No hay/ un lugar pequeño para Dios.. '/Deshabitado
(sic) el horizonte, nos afanamos desesperadamente/ en construir una torre de Babel
Cada uno deja su ladrillo de odio Cada uno deja su amarga gola de placer // Y se
eleva la torre, para que se confunda el corazón/ Porque (sici Dios está enfermo del
llanto de la tierra/ porque el amor del mundo también le duele a Dios. (9-10).
Indignación por el descalabro social, confianza en Dios, respeto por la justicia y
anhelos de un mundo equilibrado y justo.

Poesía completa
Además de los poemas pertenecientes a los libros anteriores. Claudio Barrera incluye
el extenso poema (ciento ochenta y tres versos libres) “Post guerra" que se divide en
tres secciones. En la primera, un soldado mutilado, sentado frente a una mesa, lamenta
las consecuencias de la guerra: Aquí, tirado —roto— sin el gesto del varón que
amerita su bandera:/ aqui, quebrado —muerto— sin ¡a fuerza/ del mozo que corría
en las trincheras./ (...) Cuál (sic) es mi triunfo? (sic) (...)/Pensar Dios mío, que el
dolor humano,/dolor universal, de muerte y vida;/ era el mismo dolor de Stalingrado,/
de Berlín, de Hiroshima.../Porque el color de todas las criaturas/se confunde en la
sangre y en el grito./No hay discriminación en la agonía/' el dolor de los hombres es
el mismo.

En la segunda sección recuerda que cuando estaba en las trincheras Alternando mi


furia de pirata/ en el botín humano de la guerra/ (...) meditaba por el mundo ausente/
—ese mundo de noble arquitectura/ que cree en la justicia de los códigos,/que oficia
la moral en las escuelas/y que le reza al Dios en las alturas.// (...) Pensaba en Dios
tan sólo (sic) y tan ausente/ (...) El golpe del cañón me enfurecía/ (...) y otro lenguaje
obsceno pronunciaba,/(...) no daba un paso atrás en la matanza,/porque pensaba —
estúpido— inocente—/que defendía en tierras extranjeras/ la libertad del hombre y
su palabra.

En la sección final, al expresar que su tragedia es similar a la de miles de humanos,


externa: Le pregunto a los hombres de la tierra/' a los que creen en Dios a los que
creen/ que con fusiles borran las miserias:/ No veis el (sic) hombre con su afán de
bestia? (sic)/ No veis las fauces del chacal abiertas? (sic)/ No sentís en los ojos los
dolientes/ cuadros desgarradores de pobreza? (sic)// Seguidamente, lanza un anatema
contra los culpables de la matanza: Ellos... los embozados que atesoran/ la ley y el
oro y sin embargo gritan/alpueblo esclavo su lenguajefalso... /(...) Ellos, los redentores

291
H»ltn Umofto

de la tierra, ios traficantes de tas ilusiones/ que mueren sin razón en ¡as trincheras.//
(...) Para ellos va mi canto endurecido./ Un canto de repulsa a todos ellos./Canto de
soledad y de amargura/ de coraje y de fuego! (sic)/ Guerra a la paz cifrada en los
fusiles.' Guerra a la guerra. Odio a los voceros/ imperialistas de este siglo veinte!
(sic). La execración concluye y la voz rechaza la insignia ganada en la batalla: Siento
las manos frías por las voces/ que dejaron los labios de los muertos,/ tan sólo busco
en mi continua huida/la repulsión total de mis recuerdos. (Barrera, s.f.: 177-182).
Con versos certeros, Barrera ha mostrado su voluntad pacifista. Uno de los mejores
poemas antibélicos de la poesía hondurena.

La cosecha
De nuevo, la reflexión sobre la poesía se manifiesta en varios trabajos. “Mensaje”, en
sesenta versos alejandrinos, subraya que el autor consciente asume el oficio de escribir
como una misión que contribuye a las reivindicaciones populares: Una lucha de ideales se
incorpora a los hombres/y entre los linotipos se afilan las espadas.//(...) Nuestra voz es
presagio y es consejo y es trino/y es flagelo al malvado y es bendición al santo./Nuestra
voz condecora y estimula y deprime./ En el aire es bandera y en el sueño es un canto.
(Barrera, s.f.: 13-14). En “El mandato sublime” —setentinueve versos— equipara la
poesia con la belleza; el Arte es lenguaje de Dios e invita a gozar de él. En “Oración
telúrica", agradece a Dios por todo lo que existe; además, exalta las cosas sencillas: El
amor, la noche, la estrella y el alba/son dulces prodigios que no cuestan nada.//¿Quién
cobra por el tierno cantar de la fuente?/ Por el roce del viento que aroma besando la
rama./Por todas las cosas celestes que no cuestan nada.//¿ Quién compra la tarde?¿ Quién
compra el paisaje? (22-23). En “El hombre vegetal” establece un paralelismo entre el
árbol y el hombre; privilegia al ser humano que da flores de ideas. En “Mis manos”, al
alabar —como expresión de la fuerza humana— distintas clases de manos, externa
satisfacción por las propias: dos águilas hay en las manos mías./ Un águila altanera que
combate y que sueña/ y otra águila doliente que muere de poesia. (33).

Hay, en la poesía de Barrera, un sustrato optimista, de fe en la humanidad. En “El


enigma”, además de considerar que El hombre es hijo del espíritu y la luz, insta a
darse a los demás: A la tierra más árida/ hay que darle el calor de la palabra/y el
fuego del espíritu. (37). Dicha fe implica el reconocimiento y la aceptación de los
momentos de desesperanza. “El hombre” advierte sobre esa dualidad: El hombre es
un espejo acorralado/por la desilusión y la esperanza. (39). El malestar existencial

292
La palabra iluminada

nace de un hecho inobjetable: ante la muerte, somos briznas pasajeras y ello ocasiona
Miedo a la soledad del infinito. La muerte es, pues, tema central de buen número de
poemas. “Clamor” deviene en nostálgico canto frente a la brevedad de la vida. “La
sala vacía”, instantánea que registra una muerte anónima. “Lamento de la luz”,
expresión del dolor por la muerte del padre: No mirarán tus ojos/ el palomar en fiesta
de la aldea./Ni tus manos amantes/cubrirán con su piel la rosa nueva. (57). “Elegía
sutil” es un logrado soneto —quizá dedicado al padre— en el cual se acude al símbolo:
Dará la luz del agua, su alegría/ su dulce sed de pájaro agorero./ Por esa cal de
huesos que es la mía/ya que por ella con mi sueño muero.// Cal del amor que se
volvió al lucero/misterioso que tiembla en la poesía./Pasas como visión que siempre
espero/ porque te miro siempre en agonía.// Ya nunca se verá tu taciturna paso
doliente y soledad herida./ Un llanto vaga en el país nocturno.// Y sin embargo por
volver a verte/ daría todo el sueño de mi vida/por el sueño profundo de tu muerte.
(59). “Canto triste a José Quetglas”, en versos de gran extensión, expresa dolor por
el desaparecimiento del amigo: En dónde va perdida tu sonrisa,/ aquella dulce linea
de oropéndolas/ colgadas de una luna fugitiva....../ Tu paso lento, hermano./ En
dónde va perdida tu tristeza, aquella ala de cisne entre la noche/ aterida de amor y de
esperanza ..../(...) Y te envolvió la aurora con su voz y su sangre/y te besó el
crepúsculo con su luz y su angustia/y naciste en la tierra, en la hierba, en el agua;/
como un mensaje nuevo, maravillado y dulce;/ como una voz delgada —próxima a
la tristeza- para quedarte fijo en la estatura astral que modelaste/ golpeando el
corazón contra tu mano. (55-56; los puntos son del autor).

La poesía social, en La cosecha, es el rubro más vigoroso. Algunas veces, el sentido


popular se remarca con el uso del octosílabo. “Romance de Paco Tercero” narra la
muerte violenta (a golpes y machetazos/ lo hicieron agonizar) de un esbirro/de pacotilla
y puñal. En una de las estrofas, su índole moral y el presagio de su muerte se retratan
con nitidez: ¡Ay Paco, que (sic) mal presagian/ los tiburones del mar. (sic)/ Los
lagartos de la arena/ no te dejan de buscar./Las culebras de la orilla/ llenas de lodo
y de sal;/se enrollarán a tu cuello/como una zoga (sic) infernal. (65-67). “Romance
de San Juancito” aborda la problemática minera: desde las onerosas concesiones, al
agotamiento del mineral: Las bocas minas tragaron/ la flor de la juventud, que vino
de toda Honduras/ (...) ¡Cuántos perdieron la vida/ cavando en el Mineral!/ La
dinamita volaba/ entre la piedra y la cal/ brazos de los barreneros/ que nadie pudo
juntar. (70). “Romance del ciudadano elector” desnuda la farsa electoral y la demagogia

293
fldtft limalla

de los políticos: Llega un orador orondo/redondo de indigestión,/con una pistola al


cinto/y con erutos de alcohol,/ hablando de los problemas/ que afectan a la Nación
(73). “Romance de Juan Pueblo” traza el periplo del campesino del interior del país
que llega a la zona bananera atraído por la riqueza y regresa a su pueblo enfermo y
derrotado: Pero Juan no escucha nada/ porque lleva la ilusión./ de crecer como los
hombres/ con su machete y su colt.// Al fin consiguió una chapia,/ una tarea de
peón. Mal comido y mal dormido/tirado en un barracón. (78). En ese último grupo
de poemas, de acuerdo con el tema, el poeta utilizó un vocabulario cercano a lo
conversacional y cotidiano.

Pregones de Tegucigalpa
Pregones de Tegucigalpa. en ciento veintidós versos, traza una escena muy vivida de
las dos ciudades gemelas, Tegucigalpa y Comayagüela. El poeta, de la madrugada al
anochecer, con un fuerte sentido teatral, capta las voces de sus habitantes que, mediante
gritos, pregonan o anuncian sus mercancías: En el parque una nube de chigüines se
acerca/ a un viejo enclenque y pálido que quiere descansar:/¿ Un chaine? ¿ Un chaine.
maestro?/ Y el viejo, por desgracia, se acaba de lustrar.// Ya por todas las calles se
escacha este estribillo:/ ¡Vá (sic) la chicay la grande! ¡Llévese un numerito!/¡No desprecie
su suerte! ¡Aquí está el hu&fanito!/ ¡Es el gordo! ¿No mira? ¡Este está muy bonito!//
Mientras el vigilante usando su silbato/ anota precisado la primera infracción.// (...)
Cientos de canillitas comienzan a correr.../¡ 'ElDía ’. (sic) con las últimas! ¡ ‘ElDía 7
¡ 'El Día ’!/ ¡Fuée capturado un prófugo!.../ ¡Un borracho se mata!.../¡Se lanza desde
elpuente una pobre mujer!.../ ¡La Revista ‘Sucesos ’!.../ (...) Tegucigalpa duerme... Se
siente entre la noche/ el eco melancólico del pregón que pasó./ La calma murmurante
del Rio Choluteca/que hace gárgaras de oro bajo el Puente Mallol./ (...) Mientras el
aire cruza silbando por las calles/ con un aristocrático desplante colonial. (Barrera,
1961:4-6). La crudeza de las expresiones calcadas de la vida real se matizan o equilibran
cor. versos en los que el autor vuelve a la imagen lírica.

Poemas
Claudio Barrera, en Poemas, advierte al lector cuál es la perspectiva que adopta al
elaborar su poesía. “Escribir es...” deviene en extensa enumeración de las distintas
facetas que entraña el oficio literario: Escribir es responsabilizarse con el tiempo:/
(...) Escribir es abonar los eriales improductivos./Es humedecer la raíz propicia a la

294
le pal obra ilu entia

cosecha./Es distribuir el humus en los plantíos generosos/es dar sombra, pan y sino
a los viajeros solitarios. (Barrera, Poemas, s.f.: 18). En “Amigos", al autodefinirse,
expresa: Soy de la raza esclava del sueño y la esperanza,/soy hijo de la aurora por el
juego de luces/con que brillan los cantos que cincelo en el alba./ Sueño en el alba de
oro de un hermano celeste/ y cultivo amoroso la flor de la poesia. (63). Además,
puntualiza su intención social: Y vi todo el mapa del pueblo,/sus hombres, sus mujeres,
sus niños y ancianos/ que caminaban buscando valientemente/ la siembra delfuturo. J
Y entonces pensé que estos versos/ tenían nervios y agonías y torturas y lágrimas/y
mefundí en sus abismos/y se modeló esta expresión/ que sefue prolongando como un
grito en el tiempo... (“La nueva concepción”, 17).

En ese rubro, uno de los poemas más interesantes es “Clamor de Prometeo” en el


cual, el héroe mítico, visualizado como poeta, exclama; A los siglos que pasan, se
sujeta,/, mi voz eterna en la orfandad que medra/ al castigo sublime de ser poeta.'
encadenado a una aridez de piedra.// Desnudo. A la intemperie. Sobre el duro/lomo
de la montaña donde habito,/ soy un perenne grito hacia el futuro./ Un tremendo
clamor al infinito. (86). El quehacer poético asumido como ardua labor, como ejercicio
de renunciación personal con perspectivas hacia el porvenir. Con relación a la poesia
social, encontramos más ejemplos. “Ciudadano” denuncia la explotación y pregona el
día de la liberación: Mira tus manos secas. Tu energía gastada,/entre promesas vanas
y esperanzas desiertas./Mira cuánto produces sin que te quede nada.' (sic)/Es el pan
tan amargo sobre tus manos muertas.// (...) Pero yo sé que un día, un día, ciudadano,/
por ti habrá de escribirse la epopeya triunfal (122-123).

Varios textos formulan, en forma directa, un discurso de carácter patrio: “Mensaje de


amor a Honduras”; “Canto universal de amor”; “La playa desolada” (dolorida referencia
a La Mosquitia); “Contracanto al río Grande” (paralelo entre el río, ya en decadencia,
y la ciudad capital) y “La patria”. En éste, realiza una prolija enumeración de aspectos
humanos y físicos que confluyen en la idea de patria: Eres flor de milagro sobre la
extensa tierra de la América/Eres la luz del alba en todo un continente que amanece./
Eres el agua fresca donde corre la espuma de los sueños/ (...) En el ópalo dulce del
Lago de Yojoa donde vuelan los lotos y las garzas,/En los llanos de Olancho, salvajes
de verdor temblando al viento. (137).

Barrera elabora varias composiciones de sentido americanista. En “Barro de América”,


en doscientos treintisiete versos, discurre sobre la discriminación racial representada

295
Hcltn Umoflo

en dos muñecas una de barro y otra de facciones europeas. En “Cristo Indio”, en


ciento ochenta y seis versos, desarrolla la idea de un Cristo revestido de los atributos
indígenas En “Mujeres de América" rinde homenaje a las Mujeres que han nacido en
estas tierras/de sangre tropical, de sangre cálida. (35). “Soneto indiano”, con enfoque
romántico, habla de un poeta indígena que Adoró la (sic) virgen de un teocali (96).
“Zambos de la Mosquitia”, en doscientos veintisiete versos, deplora el estado de abandono
de los habitantes de la región: Zambo de La Mosquitia,/es hora de que Honduras/te dé
un poco de amor./Es necesario/ que conozca toda tu tragedia/y todo tu dolor. (44).
Los extensos poemas de inspiración americanista adolecen de una sobrecarga retórica.

Hojas de otoño
El amor, la patria, el tema religioso y la preocupación social constituyen los rubros
más importantes detectados en Hojas de otoño. Variados son los tonos de la lírica
amorosa. “Cancioncilla” posee un ritmo ligero, de sabor popular: El aroma que despide/
la canela y el anis/no es más suave que tu aliento/ cuando estás cerca de mi. (Barrera,
s.f.; 55) “Cristal”, “Hoy ya no espero nada” y “Tu nombre” asumen una voz de
mayor intimidad, tal como vemos, también, en “Romance”: Por el camino del viento/
un peregrino solloza./Estoy solo entre la noche/y tú en la noche estás sola. (63). Con
frecuencia, el acopio de metáforas es el camino que traduce la afectividad: Niña. Flor
de prado, rosa, desaliento./ Cruz que se avecina. Queja de la higuera./ Aroma sutil
del momento/ que arranca los gajos de la Primavera.// Piedra de la hondura, día,
nube, altura! (sic)/Bóveda del tiempo. Sol que se resbala./Aprisiono tu dulce cintura/
que es más suave que el roce de una (sic) ala. (53). Sin faltar, el empleo de un estilo
más directo en el que, a la par del afecto particular, se expresa un sentimiento colectivo:
, Te quiero!/Como puede quererse al compañero,/que está sufriendo tras la barricada/
y se le da la mano conmovida/ sabiendo que la mano es una espada/ enamorada de
la misma vida.// Te quiero./ Con esa devoción de compañero/ que une su angustia, su
dolor, su pena/ y te busco sufriendo en el sendero/ sobre el rescoldo de una tierra
ajena.// (...) Y te quiero/ con el puño cerrado/pegado al corazón de la esperanza.
(“El amor de la compañera”, 39-40).

La filiación cristiana —constante en toda la obra de Barrera— reaparece en poemas


como “Madre Cristo”, “La letanía universal”, “Ave María” y “La monjita de Suyapa”.
En “Cristo Obrero” —texto de recio lenguaje— el rasgo más interesante es la
visualización de Jesús desde la perspectiva del hombre trabajador, tal como, años

296
la palabra iluminada

más tarde, lo haría la poesía popular surgida a la luz de la Teología de la Liberación:


Cristo tiene de obrero/ su jornal señalado . ./Lleva deshecha el ala del sombrero/ y el
pantalón gastado.// Duras las manos,/débil la ilusión,/y camina humillado/ como si
se escondiera del patrón.// La fábrica es el templo/ donde oficia su misa / Para él ya
no hay milagros/ que puedan concederle una sonrisa.// Nimba su rostro a veces/ como
en esos gastados crucifijos/ una angustia de muerte/ reflejada en sus hijos.// Vuelve
al hogar, cansino,/ como Cristo volvió el Día de Ramos,/ apretando en las vueltas
del camino/ un salario de sangre entre las manos. (94).

La preocupación social —otra de sus líneas de trabajo— resurge de nuevo. “Elegía a


un soldado socialista” deplora la muerte de Ramón Amaya Amador. “Mensaje” celebra
la creación de un partido político del pueblo: Hay que ser hondureno/ en el surco
irredento de las tierras vacías.../y en la máquina amarga del calcinado obrero (13).
“El polvo de la marcha” contrapone al capitalismo y al socialismo. “La ronda” celebra
la llegada de una nueva etapa para los pueblos de América: Algún día todos cantarán
la ronda./La ronda de América! (sic)/Ronda de los pobres y los afligidos./Ronda de
los tristes y los humillados./Ronda de los hombres sin pan, sin abrigo,/ que van por
las tierras de América/ como van los ríos,/ llenos de violencia, llenos de quejidos/
con el mismo acento de fuego en sus voces,/ con el mismo color en sus cuerpos,/con
hambre sangrienta pintada en sus labios,/pintada en sus ojos, pintada en sus manos,/
y la muerte siguiendo sus pasos,/ vencidos! (sic) Callados! (sic)/ a (sic) orillas del
mundo/buscando la aurora del hombre.../Caminando... Caminando... Caminando...
(43-44).

Las inquietudes populares están muy vinculadas al amor patrio. “Olancho” es un


canto a esta región: Bíblica tierra de heroicos/y agrestes pinares salvajes/ Ciclones
(sic) de invierno coronan/ tus cúspides verdes/tus lagos nocturnos, tus ríos de miedo/
tus noches de fuego, tus árboles viejos,/ que son la visión imponente/ que da la
estatura brutal de tu suelo.// (...) Valles de la espera. Milpas del silencio./ Caminos
de pájaros y nidos silvestres./Ríos donde corren dedales de muerte/ fundidos en oro/
y la espuma blanca, como una azucena/ quebrada en el vidrio/ que brama en el
agua/donde tiembla el hórrido (sic)portal del infierno. (23-24). “Visión de la Patria",
con ciento ochenta y siete versos, ofrece una panorámica de la costa atlántica.
Honduras/ es una isla amorosa./Adormecida desde hace siglos/ sobre un imperio de
silencio./ Tiene defrente el mar/que no es su mar,/el azul de sus aguas que esjuguete
de barcas extranjeras./Allí ondea la burla en las orillas/de los muelles decrépitas./

131
Htltn Umofta

Allí se bota el gin y el aguardiente/ y lloran las prostitutas... El poema concluye


exhortando a los extranjeros a que visiten el país (103-104). “Amarga geografía”
expresa dolor por las condiciones de pobreza; No es menester llorar/para explicar tu
amargo geografía / Tus ríos de miseria,/ tus mares de injusticia y tus montañas/ de
pequenez, de miedo y de tristeza.// No es menester que gima/ por esa desolada
geografía./Por esa inmensidad de voces muertas/ Por (sic) el hambre salada de tus
predios;/ por tu pequeña dimensión fallida/ que no pasa del charco./ Por tu voz
disecada en alto muro/ y tus manos calladas./ Por tu violento corazón de espadas/
quebradas en la noche. (42).

El pasado indígena también se pondera en “La basija (sic) antigua”, “Copán”, “La
piedra de moler” y “Enigma”. En éste, al preguntarse de dónde viene el país, cuáles
son sus raíces, la respuesta se hace descansar en dicha época. “Elegía a mí mismo”,
ante la posibilidad de su muerte, da una serie de recomendaciones a los seres que
ama. “Salutación” es un homenaje al fallecido poeta Céleo Murillo Soto.

Constantino Slasnávar

Constantino Suasnávar (León, Nicaragua, 1912-1972) escribió Números (1936);


Poemas (1946); Poemas (1950); Poemas (1955); Perfil al frente (1959); Poemas
(1961); La Siguanabay otros poemas (1962); Sonetos de Honduras (1965); Sonetos
a Coello y otros sonetos (1966); Cuarto a espadas (1966); Poemas (1971); Sonetos
violentos (1972) y Sonetos de San Lorenzo (1972). Imagen de Pushkin y otros
poemas (2004) es una antología preparada por Pompeyo del Valle.

Números
El nombre del libro alude a que los poemas, hasta llegar a “45”, sólo se identifican
mediante el correspondiente guarismo. Los mismos, aunque funcionan como unidades
independientes, poseen una cierta interrelación: de los textos de referencia marina, en
el sur del país, se pasa a la región montañosa, hasta llegar a San Pedro Sula y a la zona
bananera. El hilo conductores el tema de la explotación social.40 Con un bien logrado
aire popular, “6” ofrece una imagen costeña al aplicar variantes del mismo término

40 De ahí que, dentro de una interpretación bastante amplia, tal vez el nombre del libro
aluda a que las personas marginadas y explotadas, dentro del sistema social, se
reducen a números, a estadísticas.

298
la palabra ilimitada

(derivación). íntegramente, dice: Pescaban los pescadores/en el Golfo de Fonseca:/


en los esteros cantaban/ las algas y las estrellas,/ estrellas de mar y cielo/ se pescaban
en la pesca:/ pescando peces variados/ para ponerlos en venta,/ pescaban los
pescadores/ en el Golfo de Fonseca. (Suasnávar, s.f., s.p.). El ritmo ágil, que nace
del verso corto y de las frecuentes aliteraciones (fonemas que se reiteran), se observa,
también, en “7”, poema en el cual el estilete de la denuncia se empieza a esgrimir en
forma muy fina; Salitre y sal/ en las salineras playas:/ la marea viene y va/ como
diciendo palabras.// (...) Salitre y sal.../ Gritos en la madrugada! (sic)/Los salineros
trabajan/ como las muías de carga. “8” recrea una escena propia del muelle. La
denuncia se da a nivel de la connotación: Y el sol está decorando/ las espaldas marineras/
con manchas negras, quemadas.// En bogar y transbordar/ van las vidas en el mar/
liquidando... liquidando... “9”, sin sentimentalismos, capta una ;magen de la niñez y
resuena el eco de los viejos romances españoles. Copiado en su totalidad, dice: Qué
flaca vive la niña/ vendedora de pescado...// Anda sucia y mal oliente/ semivestida
de harapos,/ dando tumbos y retumbos/ en un próximo desmayo.// Qué niña tan
enfermiza./Ay! (sic) qué (sic) semblante tan pálido.// Tiene los ojos tan tristes/y son
sus ojos tan garzos/ como las garzas morenas./Ay! (sic) la (sic) niña, niña niña,/
vendedora de pescado. La reiteración de la intelección subraya la indefensión del
personaje. A la vida y explotación en una hacienda se refiere “16”: Ahora que ando a
caballo/sabaneando y sabaneando/ con pealerasy con lazos.// (...) Ahora sí me doy
cuenta/ de donde (sic) vienen las rentas/del patrón. “ 18” —critica al sistema judicial—
denuncia el caso de un hombre que, por robar una yegua,/sencillamente lo ahorcaron.
“19” alude a la guerra civil: los soldados se comen el ganado; el patrón es resarcido
por el Estado: Y nosotros quedamos como antes,/con hambre.// Y algunos, lisiados...
“22” traza un cuadro de dolor sobre un hombre que ha perdido a su hijo: estoy
cavando la fosa/ para ver cómo lo entierro.

En algunos poemas las situaciones infortunadas se encadenan. Podríamos, inclusive,


tomarlos como distintos momentos en la vida de un hombre atribulado, quizás un
campesino. La voz protagónica llega a San Pedro Suia sin zapatos (“26”). Luego:
Cinco días sin comer./ Vaya! (sic) Qué vida tan bruta./ Descalzo, yo, sin comer.//
Vivo a la zumba marumba // (...) Me sudan >’ sin llorar/estos ojos míos, rumbas,/de
profundo malestar. (“27”). Sobre él peregrinaje en busca de empleo se dice: En las
fábricas,/nada./Ni ese alegrón/cuando dicen:/ vuelva mañana. (“29”). Sin faltar el
cuadro sobre la situación de los hospitales: Y el célebre doctor 'gringo 7-—un canalla

299
Htitn Umorto

de canallas -/gritando con voz en grito/y riéndose a carcajadas. (“31”). Nuestro


subrayado enfatiza el empleo de la expresión popular. Números es de los primeros
libros de poesía que, en Honduras, denuncia la explotación en la zona bananera:
Fogonero... fogonero.../¿de quién el tren bananero?/ De quién los bananos ¡eh!/ y
(sic) el beneficio en dinero? (sic) (“36”). Porque pagan uno veinte/por diez horas de
trabajo-trabajando en el pantano.// (La pagadora es la muerte). (“39”). Doce millones,
amigo/doce millones netos/ se ganó la Compañía/ con su capital y el nuestro. (“40”).
Ya todo se lo han llevado/ los imperialistas ‘gringos ’,/ y sólo nos han dejado/ las
cigarras y los grillos. (“41”). Se utiliza la lengua coloquial, inclusive, con el empleo
de términos de la esfera económica, detalle inusual en la época. El texto “11” dice
más de lo que enuncia. Un niño pide a su madre que le cuente el cuento de los
caballos que relataba el abuelo: El uno blanco,/el otro negro.//El blanco era un ángel
bueno./El negro era un ángel malo.../Madre, el cuento de los caballos! (sic) Dentro
de la aparente ingenuidad y con una pizca humorística, la denuncia del racismo.
Estilísticamente, un logrado paralelismo.

Los trabajos “2” y “3”. en escenas de playa, abordan el tema amoroso. El texto “4”
sugiere una situación de dolor que, por lo general, es válida para las circunstancias
posteriores que se denuncian: Vida mía, cuántas vidas/llueven su monotonía/en este
triste lamento:// Agua del cielo por fuera,/ agua del alma por dentro. De nuevo, el
autor acude a una fórmula paralelistica de fuerte sabor popular. En 1936, en Honduras,
la poesía se manejaba en términos de romanticismo, modernismo o posmodemismo.
La desenfadada voz de Constantino Suasnávar, al incorporar frases populares y
coloquiales, representó una saludable manera de enfocar el quehacer poético.

Perfil al frente
Perfil al frente sólo comprende once breves poemas. En la mayoría se advierte una
intención humorística. “Oda sonámbula” parece ser una provocación al lector. Los
versos iniciales dicen: Ocho palabras son toda una Oda,/ con una calentura/ de
diablura. (Suasnávar, 1959: s.p.). Quizá, el mejor poema sea “Canción” porque implica
el sentido de picardía en la interpretación de una leyenda popular: Rosita Esquivel se
ha perdido./ Madre, se fué con el Duende.// (...) Madre, todo se ha perdido.../ con
Rosita que nunca más vuelve,/Ave María Purísima.../¡Qué Duende... qué Duende...
qué Duende! "Canción del abolengo”, con la mención de personajes vinculados a la
tradición africana, exalta a sus ancestros: Sangre mía tan vieja como el mundo. “A

300
la palabra iluminada

Van Gohg” (sic) une el homenaje al pintor holandés con un sentido de solidaridad con
sectores marginados: Señor.../ del amarillo girasol.../ Tus gavillas son/ oro maciso.
(sic) puro, / mecidas por el són (sic)/ del hombre por quien juro. Juro por el eterno
campesino,/por el minero tuyo,/por el barullo;/por ti, predicador y peregrino.. . /por
el divino/final.../de tu locura. Quizá el valor del libro radique en el antirretoncismo:
el asestarle golpes a la cansina retórica sentimental.

Poemas
Sólo comprende cuatro composiciones. La más extensa es “Llueve” que tiene cuatro
cuartetos. El primero dice: Llueve sobre Tegus, María,/ y yo estoy 'riste,/ con una
danza trágica/dentro del corazón. (Suasnávar, 1961: s. p.). Una especie de instantánea
que conjuga paisaje y estado anímico. Es uno de los primeros poemas que, como
nuevo desacato a la norma, llama a la capital hondureña con el apócope popular.
Nostalgia y tristeza se conjugan en el soneto “Dejo”: Puerto de pescadores humildes
y sencillos,/soplado por los vientos perdidos en el mar;/sumido en un eterno crepúsculo
amarillo,/ anclado con un ancla de trémulo pesar.// Quiero dejarte triste en estas
versos míos,/silente y taciturno de luz sonambular; (sic)/ como en aquellas noches
de suave murmurio, (sic)/ doliente, ante el nocturno quejido del manglar.// (...)
Perdiendo la mirada sobre tu lontananza/ diluyo la sal pura de todas mis quimeras/
y guardo en la resaca tu lírico cantar. Un verso de fórmulas más tradicionales.

La Siguanaba y otros poemas


Comprende catorce trabajos. La mayoría, sonetos. En “La Siguanaba”, la conocida
leyenda se enriquece por la intervención del Padre Subirana, mítico personaje, muy
vivo en la religiosidad popular. La ambientación es oportuna: Dialogan con el silencia
el caballo y la guitarra,/ los luceros trasnochados,/ las estrellas desveladas.// (...)
Pero, ¿quién canta a lo lejos/ con esa voz tan cercana,/ que parece que se queja/por
toda la madrugada?// (...) Iba el Padre cabalgando/ a la par de la cañada/ cuando
de pronto una sombra/ apareció a su mirada.// Y entonces la (sic) dijo el Padre;/
¡Mujer bella, mujer vana.../por tus artes, hechicera,/ quedarás aquí encantada.'
(Suasnávar, 1962: s.p.).

Por el sobrio tratamiento, son interesantes los sonetos de contenido social, tales
como “San Juan Triste” y “Tú”. En “Reclutando”, la inveterada práctica de
conscripción violenta de los jóvenes se denuncia con eficacia: Por el camino blanco

301
Htltn UmoAo

de sal y soledades,/ corno rio de polvo nacido entre los llanos,/ caminan campesinos
alados de las manos/para guardar cuarteles, palacios y ciudades.// (...) Los ojos de
los presos, apresos, explotados,/ se vuelven a los campos sin luz, abandonados,/
i abiertos paria venda senil del horizonte. ..//Ysu mudez se llena de lágrimas calientes/
cuando la noche deja palabras balbucientes/ que cubren de tristeza la placidez del
monte El verso es mesurado, pero certero, en “Palabras a la muerte de Alfonso
Guillen Zelaya’’: Señores:/El Alto Comisario del Verso,/Alfonso Guillén Zelaya, ha
muerto • y yo estoy triste/por la pobre Casita de Pablo,/y por lo que no digo y todos
adivinan. Encontramos, también, sonetos de amor y desamor.

Sonetos de Honduras
Comprende diez trabajos. Varios giran en tomo al tópico de la familia, pero, en algún
detalle, surge la nota de interés colectivo. En “El abuelo materno” destaca el amor a
Honduras. En “El Tío Constantino” realiza un recuento de los servicios que su pariente
prestó a la sociedad la cual, paradójicamente, lo ha premiado con el olvido. “Paréntesis”
realiza una especie de balance a la vez personal y social: Porque yo me he dolido con los
dolores míos/que son los exponentes de mi vida de pobre;/porque yo me he dolido con
el dolor de todos,/ con el dolor del hombre y la vida del hombre.// (...) Altivo, como un
roble sereno en la montaña,/ viendo pasar inviernos, viendo pasar veranos,/me alegro
tristemente por encontrarme solo, (s.f., s.p.). Solidaridad expresada en forma sobria.

Cuarto a espadas
El interés social y la proclividad hacia lo popular constituyen lo más destacado en las
nueve composiciones de Cuarto a espadas.

Sonetos violentos
Para reconocer sus méritos o execrar sus actos, en nueve polémicos sonetos, el
poeta recuerda a personajes de la vida política internacional; “Ché”, “Ben-Bella”,
“Kennedy”, “Fidel”, “Nasser”, “Mao”, “De Gaule” (sic), “Macarras” y “Lumumba”.

Sonetos de San Lorenzo


Diez son las composiciones de este libro. Se caracterizan por el empleo del lenguaje
popular. En uno que otro poema, el autor cae en lo francamente chocarrero. En
“Vil”, cuenta que soñó que había tenido un hijo: La madre de este guirro (sic) era

302
la palabra tlwnínado

olanchana/ con palas y pescuezo de jirafa,/y me quería mucho, la muy maja., que
escribía unos versos de a macana// Pero, nunca la mona marchó a misa,/ era lisa,
bien lisa, la muy mona,/ era tamaña riata, la ramona.Ji Ahora debe estar algo
jamona/ con una saya azul, una camisa/floreada, nada, nada, maricona. (Suasnavar,
1972, s.p.).

Otros poemas
En la antología preparada por Efraín López Nieto —sin especificar de cual hbro
fueron tomados— encontramos dos sonetos de profundo alcance. En “Gaugum”,
leemos: Tenia la suprema soledad del marino,/ la obscura y procelosa sensualidad de
mar;/ el secreto del oro, de la flor y del vino,/y la tristeza eterna de no poder amar.//
(...) Tenía algo de mago... y algo del adivino:/ del Cielo y del Infierno, del pájaro y
del trino,/ del fruto que a su tiempo sabría madurar./ Y acaso entre las aguas del
puerto cristalino,/ bajo la luz del claro lucero vespertino,/ en un domingo suyo lo
fueron a enterrar. (15). En “Van Gogh”, dice: Giran los girasoles por la muerta/
ansiedad del amor. Y los pinceles/pintan la noche con sus ojos crueles/' mientras el
alma aún está despierta.// Aquí se ve la mano que agoniza,/ la silla del Señor del
Desconsuelo,/ la pipa fina, el corazón de perla.// Aqui se ve la sangre del pañuelo:
el viento que se lleva la ceniza/ y el vaso que no pudo contenerla. (16). Texto
superior al que, con parecido nombre, está en Perfil al frente.

Singular altura lírica alcanzó “Imagen de Pushkin”: El está ahí, sobre la misma nieve,/
con su cabeza de perfil antiguo./ Con sus ojos celestes,/ y su perfecto corazón de
niño./ Mientras la niebla hace cantar su pena/ entre la negra soledad del frío.// El
está singular ante la muerte,/bajo el rocío, acaso preterido./ confinos pies de arcángel,/
entre la bruma de su propio siglo./ Con el honor sepulto en una estrella más grande
que su gloria y su destino.// (...) sobre la dulce nieve que lo llora/ eternamente
permanece vivo. (17).

En “Canción en la sombra” encontramos un manejo iconoclasta del lenguaje, inusual


en la época: La tarde es una vaca... parida de nostalgia.../ esa ternera vieja... la
tristeza.../se ha enojado de nada.../ypmbistela llanura/de las almas La soledad...
es maga.../enamorada del silencio—/fakir que dice y dice-/ llenando su costal.... de
babosadas...// (...) y al besar a la vaca... Oh! (sic) amada...! (sic)/yo (sic) desdeño
tus carnes.../ epilépticas.../ Yo... ya no quiero nada... nada... nada... ! (sic) (23).

303
H«ltn limarte

Cfiio Mi rillo Soto

Ccleo Murillo Soto (1912-1966) escribió Afán (1939); Morazán (1963) y Elegía de
una canción (postumo, 1966). Especialmente en el último título, una versificación
muy pulcra y tradicional caracteriza la labor del poeta.

Afán
Afán incluye cincuenta y nueve textos (veintidós son sonetos) elaborados durante su
juventud, según anota el autor. Revelan la existencia de un versificador muy cuidadoso
que todavía se mueve dentro de una órbita romántico-modernista. Datos anecdóticos
(poemas narrativos); mención de personajes dotados de una aureola de aventura o
pasión (guerreros, soldados, piratas, beduinos, poetas...) y tendencia a exaltar estados
de tristeza, languidez, silencio, son algunas constantes de su trabajo. Veamos unas
muestras La noche iluminó mi estancia con su esplendor obscuro.../Diluíase en las
sombras un cántico tan puro/ que el corazón a tientas avanzó temeroso.// Yo era un
viejo Beduino (sic) lejano y angustioso,/ (...) El mar, el mar azul./Sinfonía de amor/
yen lo obscuro temblando una vela de tul/ con un viejo dolor.../Los cocuyos ardiendo
y la novia lejana/que acaso sollozando estará en la ventana. (“Decires del silencio”,
M uní lo Soto, 1939:29-30); En elfondo del alma llevo oculto un anhelo./Un ensueño
sin rumbo, incapaz de llenar./ Se derrumba la cima... Va muriendo en mi duelo/ la
esperanza perdida que me lanzó a rodar.// (...) Languidez de la vida. Languidez del
momento./ Languidez de la carne cansada de esperar.../ Voy dejando en la senda
perdido el pensamiento/y en la vida una dicha que no acierta a llegar. (“Languidez”,
41-42).

“Poema al río Aguán”, probablemente sugerido por el poema “Río Grande” de Juan
Ramón Molina, es una ambiciosa descripción del caudaloso río con el cual el poeta se
identifica. Comprende diecisiete estrofas de seis versos alejandrinos: Indómito y
soberbio desciendes de las cimas/frías y atormentadas. Y con desdén ie inclinas/a la
azul cordillera que te mira pasar.../Parodiando el desfile de tu cauce soñado,/ vas
como por la fuerza terrible de un mal hado,/ a perderte en las olas y a cantar en el
mar. (121). Con la excepción de los dos primeros versos asonantados de la estrofa
anterior, las siguientes mantienen el mismo esquema consonantico (aabccb) al cual,
por cierto, es propenso el autor, según vemos en “Poema al mar” (noventa alejandrinos);
“Armonía del trópico” (noventiséis endecasílabos) y otros. El influjo del “Nocturno”

304
la palabra iluminaba

de José Asunción Silva se percibe en “Nocturno de la montaña” y en “Canción de te


risa dolorosa”, este último, de ciento cuarenta versos.

Probablemente, lo mejor de la obra, por la contención que impone el esquema estrófico,


sean los veintidós sonetos. En el que da título al libro, leemos: Busco una palabra
milagrosa y ligera,/ honda, azul, sensitiva, clara y emocional.../ Una loca palabra
que siendo mensajera/ encierre de la fuente la intención musical./ (...) Busco una voz
profunda, luminosa y certera,/ con ingenuas ternuras y armonías de mal.../ (...) Y
buscándola siempre he de estar en la espera,/ ahondando el silencio con mis manos
de cera,/ aunque la vida dura no me la quiera dar. (53). Versificación elegante y
cadenciosa de remanentes modernistas.

Morazqjt
Morazán constituye un solo poema de ciento treintitrés versos polimétricos. Algunos
de los tópicos que contempla son: presencia de Francisco Morazán en un presente de
lucha por la libertad; existencia disociadora de ideas pseudolibertarias procedentes de
ideólogos socialistas; crisis social en un mundo sin ideales; peligro del comunismo y
confianza en el futuro. Dice el autor: Por los caminos de hierro y de fusiles/ tú
asomas./ Con orlas de laureles y deflores/ inauguras la marcha vencedora./Es hora
de la libertad y del combate.// Oigo los tambores llamar./Oigo tu voz llamando a los
clarines./Miro a la Patria circundada de nieblas/y al pueblo precipitarse detrás de
tus consignas.// Morazán: el pueblo está solo,/fulgen los relámpagos, los ideales
trepidan./ Hay un gran tumulto y voces de anarquía:/ Es la hora del combate y del
espanto:/ Venid: los clarines resuenan./Los tambores se anuncian/y el pueblo lucha
y llama al líder.// (...) Pero ahora estás ausente./ No surgen los héroes, huyen los
conductores/y el combate se anuncia más que antaño./No hay ideales humanos.. Los
combates se libran por el odio/y por la destrucción de la libertad,/ porque según
afirman, hay libertades nuevas,/ libertadores que esclavizan y construyen muros/ y
alambradas ignominiosas/ Morazán: elpueblo está solo y los mejores hijos, se lanzan
a la lucha equivocados./ (...) Las injusticias pueblan la tierra/ y el árbol de la
libertad que tu sembraste,/ el árbol, de la confraternidad que inauguraste, trepida
ante el estruendo/ de los tambores de Mao/y las razzias del Marxismo-Leninismo. '
(...) Morazán: águila o pino de nuestras sierras:/ La democracia es la consigna./ Tu
eres el Paladín de los viejos ideales,/ el que inaugura antorchas en la noche/ y grita
tras el monte y llama a la batalla.../Oigo tu voz llamar./Lejano suena el canto de las
Hcltn UmaAe

tambores./ Los clarines rasgan la niebla/ y a veces se oye el paso de tu corcel de


guerra. (Murillo Soto, 1963: l-XIII).

Elegía de una canción


En Elegía de una canción se advierte un salto de calidad. Los trabajos revelan al
esteta en un constante inquirir sobre sí que, al observar el mundo, lo percibe a través
de su propia subjetividad. “Elegía de una canción” —el poema inicial— deviene en
lograda di v agadón en tomo a una indecible música celestial. Por contexto, equiparable
con la poesía: ¡Qué intensa flor de angustia puso la primavera/ en la insondable
atmósfera de su música astral!/ ¡Qué extraño fué el milagro que en ella floreciera!/
¡Qué vago son llevaba de infinita piedad!// Llegó triunfal y pródiga como las
primaveras/ yfloreció en los cármenes remotos deljardín;/ (...) Vino de la distancia,
de vientos y horizontes/ trajo sensual la música, la voz y la emoción./ Sefue como los
pájaros por nieblas y por montes,/y a veces en las noches canta en mi corazón.
(Murillo, 1966: 22).

La nostalgia ronda por todo el libro. Intensa, la sensación de haber frustrado un alto
destino. No obstante esa certeza, el yo poético no se deja dominar por la amargura.
En “Nocturno menor”, aunque con evidentes reminiscencias rubendarianas, la emoción
se expresa mediante imágenes certeras: Siento no haber podido hacer lo que quería,/
es decir, la sonata para la cual nací./ La lenta sinfonía que tiembla en la alquería,/
la canción de los pájaros quefueron para mi.// (...) Yo, que era el Ulises de una Itaca
lejana/ no cubrí los oidos a la voz del cantor; me fui por los senderos tras de la
caravana/y desoí las voces de mi reino interior.// (...) No sé cuál de las luchas debió
ser la mía/y dudo todavía por donde (sic) debí andar: si por las largas rutas que
hacen la sinfonía/ o por los duros campos que me han visto bregar.// Pero sé para
dicha de mi voz aterida/ que la lucha es un modo de aprender a vivir,/y que el canto
es apenas la forma de la herida/y el combate la dulce sensación de existir. (36). De
nuevo, implicaciones relacionadas con el quehacer poético.

La frustración, la conformidad, el sentido de la belleza, la idea del edén perdido, el


renacer constante de la vida y de la ilusión y la aceptación del transcurrir del tiempo, se
entremezclan en “La canción lejana”: Hay quien soñó la vida cuando el día/rosas de luz
dejaba en el andén;/y la encontró dispersa, luminosa v bravia/ en la intensa fatiga y
en el supremo bien./Hoy pasa candorosa por su melancolía/ laflor azul del sueño del

306
lo palabra ilummodo

encantado edén.// (...) El se extasía ahora en un sueño lejano/y piensa que es la vida
una expresión del mar.// (...) Alguien que se entretenga descubriendo gemidos/ sabrá
cuando la vida se trunca al empezar.// X todo está cantando en primavera,, la vida
floreciendo renacida y sensual,/ el ideal infinito, la sensación primera,/ la sangre en
mis arterias como en la mocedad./ El tiempo va borrando imperiosas quimeras,/ y
estamos en la vidafrente al violento mar. (25-26). Versos de tersa y mesurada elegancia.

La realidad se percibe en términos de belleza y, aunque con un dejo de nostalgia, se


reconoce la grandiosidad del mundo. “Nocturno en el alba” constituye una entusiasta
visión de la ciudad de Miami: ¡Qué rumor de las hojas, qué fervor del paisaje,Z
¡Inaugurando estrellas con mano compasiva!/ ¡Qué canción inaudible la del quieto
oleaje!// (...) Porque el mundo es el ámbito de un dulce paraíso/ donde nace la flor
de indecible belleza,/ donde todo interroga y derrama su hechizo.// Yfuerte en mi
pasión y en mi vieja quimera,/ me quité las cadenas que inventó la tristeza/ y fundé
la alegría con que un día naciera. (30).

El amor es tema presente. “Ella era así”, “Nostalgia de un jardín”, “Imagen de mujer”,
“Una mujer en la soledad” lo comprueban. Oportuna, la imagen delicada: No sé. pero
me sabes a fruta deleitable,/ a canción marinera, a viento en el palmar, leemos en
“Retrato” (37). Amor y poesía se unen en “Canción sencilla”: Concebiré mis versos
tersos y musicales/y los pondré en tu pecho muchacha dolorida,/ los grabaré en tus
senos de palabra dormida/ que posa entre la verde quietud de los trigales. (34),

A la poesía se dedica “Nocturno interior”. Una perspectiva que no la absolutiza pero


que reconoce la importancia que ha tenido en su vida: Yo no llené mi soledad contigo,/
pero estuviste cerca y me ayudaste./ (...) Poesía, si. poesía, rara virtud del canto,/
resonar de clarines o rumor de metales,/alegría armoniosa, flor estelar del llanto.//
(...) Todo lo tengo ahora que la poesía empieza./ Oración de los huertos, esperanza
u olvido. (31-32). Para Murillo Soto, la naturaleza es sinónimo de poesía. En “A un
pajarito”, expresa: Cantas y en tu garganta la poesía/ se trueca en ritmos de inefable
acento./(...) Vives ebrio en la luz de la armonía (42). Versos serenos y equilibrados,
en consonancia con una percepción armónica del mundo. El sentimiento frente a la
naturaleza se objetiva en textos descriptivos como “A un pajaro del Momingside",
“Alba lejana”, “Soneto a un árbol” y otros. “Homenaje” establece un paralelo entre el
yo poético y el árbol. En “Nocturno del mar”, es tanta la necesidad de este ultimo que
el primer verso se reitera después de cada estrofa: Una estampa no más del mar

307
H<lcn (jmafto

traedme./Ponedla aqui donde yo pueda verla./Quiero sus velas blancas, sus barquitos
anclados./ su vos azul y su orlas de espuma. (53). De los veintisiete textos que
conforman el poemario, catorce son sonetos. Además, bajo el título “La ciudad estelar”,
se agrupan tres sonetos. En conjunto, Céleo Murillo Soto, sin rupturas con la poesía
precédeme, dejó un legado que se caracteriza por la sencilla y depurada elaboración.

Argentina Díaz Lozano

Argentina Díaz Lozano (nombre literario de Argentina Bueso Mejía, Santa Rosa de
Copán, 1912-Tegucigalpa, 1999), en Son perlas de mi rosario (1935),41 bajo el título
“Mientras la vida pasa”, incluyó ocho trabajos a los que califica de “Poemas en prosa”.
Los breves textos poseen carácter narrativo. Inclusive encontramos personajes y se
insinúa una historia. En “Atardecer en la montaña”, a un chiquillo campesino se le
pregunta si tiene alma de poeta. En “Ángelus Domine”, la oración vespertina la rezan la
pálida monja del convento-, una anciana de cabellos blancos y su nietecillajuguetona.
En “La Cruz”, la narradora transcribe la amorosa queja de una mujer. En “Arco Iris”, a
un valiente pescador, a punto de ser arrastrado por la tempestad, se le aconseja que,
guiado por el arco iris, luche con denuedo: en la playa lo espera su compañera que pulsa
\a guitarro hawaina. El estilo está impregnado de reminiscencias romántico-modernistas.
Predomina la descripción del paisaje. En “Atardecer en la montaña" y en “Otoño” (este
último copiado en forma completa), se advierte el tópico común:
Últimos resplandores del moribundo sol, que cual inmensa bola de
Juego va hundiéndose, allá, donde los altos y verdes picos de la
montaña parecen tocar las nubes.....
Bandadas de palomas que en raudo vuelo, buscan presurosas algún
albergue.... (“Atardecer en la montaña”, Díaz Lozano, 1935: 93;
la puntuación es de la autora).
Llueve suave, quedo, tenazmente..... Rumor de hojas secas sacudidas
por el viento..... por el viento triste y frío.

*’ Este libro, en diccionarios y comentarios, se conoce como Perlas de mi rosario. El


nombre correcto es como lo consignamos.

308
Lo palabra iluminada

Rojos pétalos de rosas ya marchitas que caen silenciosos sobre la verde


hierba húmeda....... Nubes grises, sombrías, perezosas......
La anciana que contempla pensativa la tristeza de la tarde; se
acerca vacilante y temblorosa a la ventana. Apoya su cabeza blanca
sobre el vidrio empañado por la lluvia, y las gotas ardientes de sus
lágrimas, por las ilusiones idas, se confunden con las del agua que
continúa cayendo suavemente..... tenazmente...... (“Otoño”, 105).

Marisabel Guillén de Rodríguez

Marisabel Guillén de Rodríguez (María Isabel Guillén Pineda de Rodríguez, Sultana


del Sur, Choluteca, 1914) es autora de Floresta (1960) y Respondón (1990), libros
cuyo mayor mérito radica en acudir al rico venero de lo popular. También tiene vanas
obras dedicados a un público infantil y juvenil.

Floresta
En Floresta, además de varias composiciones teatrales, incluye veinte textos
versificados en los cuales, siguiendo la linea de la poesía costumbrista, recrea
situaciones frecuentes en la vida rural en las primeras décadas del siglo XX. Cada
composición cuenta una breve historia y el principal recurso formal es la transcripción
fonetizada del habla supuesta de los campesinos. En “Hagamos el cambio”, el requiebro
amoroso del varón es éste: Ojitos, ojitos.../Cómo es que los quiero- yo a mis luceritos!
(sic)//Ojitos de añil,/azules, azules,/cual laude de abril! (sic) (Guillén de Rodríguez,
1960: 5). En “Soguillas que ya no gustan”, la mujer, dolida, le reclama al varón su
abandono, el cual provocó la muerte del hijo de ambos. En “La Juana Ruco” se
ventila el caso de la trabajadora doméstica que relata su experiencia en la ciudad: El
niño Carlos/ minnamoraba/y don Serapio/ me pretendió.//Por cuentas creyban/ que
era muy fácil,/ a una india inrrústica/ poder tumbar. (9-10). En “¡Arre mi burrito!”,
la campesina batalla con el remolón animal: Tate quietecito/pa lograr vender, vos sos
güen burrito/ya sepuee ver.//Naranjas... Naranjas.../dulcitas, galanas: merquenme
naranjas,/véyanlas que (sic) .sonas. (15). Un trabajo ingenuo que pretende reflejar las
formas de vida de sectores populares.

309
H«ltn UmaAa

Respondón
t-n Respondón. inspirándose en las tradicionales '‘bombas’’,42 Guillén de Rodríguez
ofrece doscientas cuartetas. En cada caso, una corresponde al varón y la otra a la
mujer Según explica en el prólogo, los textos (rumbos y cumbos), que repiten la
numeración, son aptos para ser recitados en determinadas festividades. Ostentan,
pues, una intención teatral ya que se establece una especie de diálogo. A manera de
introducción, cada participante pronuncia, como si fuera estribillo, la frase Rumbo y
cumbo. 1‘nncipia el hombre y, al finalizar la intervención femenina, siempre encontramos
la siguiente acotación: (Aplauden, gritan y bailan y, al callar la música). El sentido
inconcluso de la expresión indica que se continúa con el siguiente “rumbo”.

El humorismo, el vocablo popular y la situación picaresca (sin atreverse a romper los


tabúes sexuales en forma explícita) conforman aspectos destacados en algunos trabajos.
Veamos unas muestras. 18) El Dice (sic): Rumbo y cumbo/Si el Señor Cura dijera/las
edades de unas niñas,/sabríamos que son pinas/que se pudren por viejera! (sic)//18)
Ella Responde (sic): Rumbo y cumbo/Los que arrastran ya las patas/ no saben ya ni
que hablar/y pasan sonando latas,/para poder engañar! (sic) (Guillén de Rodríguez,
1900: 30); 34) El Dice (sic): Rumbo y cumbo/ Muchas gentes noveleras/ que todo
quieren saber,/ preguntan si son dos peras/ las que sostiene un brazier.// 34) Ella
Responde (sic): Rumbo y cumbo/ Cosas muy tuyas son éstas/ Tan (sic) malicioso
Agripino,/ que te inventas en las fiestas/ cuando te empinas el vino. (46); 54) El
Dice (sic): Rumbe/ y cumbo/ Palomita de Castilla,/ sin tí (sic) no podré vivir,/ dime
cuál es tu casilla/ para poderte escribir! (sic)// 54) Ella Responde (sic): Rumbo y
cumbo/ No gabdán (sic) tu me engañas,/jamás te voy a creer,/pues bien conozco tus
mañas y es que me quieres comer... (66). Aunque la preocupación formal es mínima,
hay ingenio y vivacidad, quizá procedentes de las fuentes folclóricas en las cuales -
sin enunciarlo- ha abrevado la autora.

Hastillo Lobo
Hostil ío Lobo (Cantarranas, 1914-Tegucigalpa, 1995) escribió Poliorama de la mujer
y el paisaje (¿1948?), libro con treinta textos que, tal como su singular nombre

** “Bombas”: composiciones picarescas, casi siempre consonantes, en las que se


ofrece una controversia entre dos voces. Propias de fiestas populares. Alguien grita
“¡Bomba!” para que se detenga cualquier actividad y se escuche a quien la dice. Otra
persona (generalmente el aludido) la contesta.

310
Le palabra ilumínelo

sugiere, están dedicados al tema femenino y a cuestiones relacionadas con el mundo


natural. Quizá lo mejor descanse en algunos poemas breves como "Ritmos de la
llanura”, “Retomo”, “Termina la historia” y “Canto inútil”. En este, copiado
íntegramente, leemos: La mañana va esquilando/ nubes como corderos./Vaga enredada
en la niebla/ una frialdad de filósofo.// El rio suena en las rocas/ como moneda de
plata.// En la mañana ceniza/ tus muslos —nácar y rosa—/junto al agua quebradiza/
tienen prestancia pomposa, (s.f., s.p.). En la expresión que subrayamos, una imagen
insólita y, a nuestro juicio, desacertada.

Algunas veces, por cumplir con necesidades de la rima, los versos resultan forzados;
conllevan ideas que desequilibran el conjunto y utilizan un léxico inapropiado a la atmósfera
o a la intención del poema. En “Canción de la tierra doliente”, los tropos revelan que la
búsqueda de originalidad no desembocó en versos de feliz factura. Eras como la llama
de un cirip. El candelabro/de mi cariño era una vieja canción.../En un sueño de oro
tu imagen enhebro/y perfora distancias mi aguja evocación.../ (...) Cuando en las
tardes gualdas lasfrutas maduras/perfumaban los duros ensueños de aquelpeón y en los
aires benignos se iban las calenturas,/ en el dolor perfecta fue nuestra comunión- ' (...)
En el viento escuchaste una divina voz:/ bienaventurados los/ chicos (¿?) que la ciega
justicia/ jamás pudo ver,/ (...). En “Viejo quemado en el trópico”, al construir una
especie de rima intema, el resultado es un dislate: Viejo de los belfos calcinados en el
trópico,/ que son los hombres adelfos [¿?]: conclusión de la jomada. En "Canción de
una mesera”, la comparación es casi inaudita: Palpitan tus dos senos, conitos de ice-
cream/ que ha coronado el rojo temblor de una cereza/ y tu mirada clara como un vaso
de gin,/pone en el alma aromas de pina y de frambuesa J/ (...) en tu juventud que es
toda jarabes y es mieles/ eljúbilo hace espumas de cerveza.

De Hostilio Lobo, en la antología de Rodríguez Barahona. encontramos cuatro textos.


Por la manera un tanto desacralizadora de abordar su propio nacimiento es interesante
“Natal”: Por una ciudad triste, llena de calma aldeana/ entré al mundo un buen dia del
año catorce./La casa austera, cálida, acogedora y amplia/ (...) (Y vine en pleno dia con
la intención absurda/ de burlar el propósito terrible de las brujas/cuyas pupilas brillan
de júbilo diabólico/ si trazan en las vidas horóscopos fatales).// Llegué sin ilusión, sin
ropas ni palabras;/y sin preocupaciones, ni ideales, ni esperanzas. /Solamente un ruido
estridente; un llanto/que emocionó a mi madre como sifuese un canto, (en Rodríguez B.
1972: 94). “La primera mujer” evoca al primer amor: Cobra su diminuta silueta en mi
recuerdo/ el infantil prestigio de un cuento de Pirrault. (sic)/ Oro de la cabellera. Al

311
Ktltn UmoAo

evocarla pierdo/ mi espíritu en alegres laberintos de sol.// Mi infancia en leyendas


fantásticas dormida/ desperezóse (sic) cuando sus risas escuchó;/y al par que pura y
diáfana se iba haciendo la vida,/nuestro amor semejaba pintura de Watteau./ (...) En el
hoy. anhela la ternura pura de su candor. (94-95). Ningún trabajo es memorable.

Mirta Rínza

Mirla Rmza (pseudónimo de Margarita Romero, 1914-1997) publicó Lafuga de las rosas
(1952) y Anhelo infinito (1958), obras que se rigen por un modo tradicional de versificar.

La fuga de las rosas


Un tanto en la línea que impulsaron las poetas posmodemistas del Cono Sur, La fuga
de las rosas —nombre quizá tomado de un poema de José María Valverde— contiene
veintiocho textos neorrománticos.43 El amor humano y el amor divino constituyen
sus ejes conceptuales. Justamente, en el soneto “Humilde y expectante”, los dos
sentimientos se entrelazan: las reconfortantes palabras del amado la elevan hasta Dios.

Los quince poemas que se ubican en el primer rubro transparentan un sentido


supravalorativo del hombre amado que se visualiza como guía, como ser que ilumina
la conciencia.44 Inclusive, en varias oportunidades, le aplica términos de connotaciones
religiosas. En “Tu carta”, le adjudica a ésta el calificativo de divina y agrega: Palpita
entre mis manos tu carta milagrosa/ y de luz se ha llenado mi espíritu contrito.
(Rinza. 1952:13). En otro poema afirma: y tus palabras eran divinosjuramentos/que
inundaban mi vida de un divino esplendor. (25). En “Recordando”: Y vivo nuevamente
con júbilo exultante/ la remembranza de quel (sic) anhelo santo/ cuando fuiste en mi
senda la estrella rutilante/ que disipó la niebla letal de mi quebranto. (II). En “La
llama de tu beso”: Silencio y más silencio. Yo seguía extasiada/ los vuelos de tu
espíritu y tu palabra era/ la voz imperceptible con sueños de alborada/ que llenó de
ternuras los duelos de mi espera. (35).

43 J M. Valverde (Valencia de Alcántara, 1926), en 1945, publicó Hombre de Dios, obra


que incluye el poema “Oración por las rosas" en el cual habla de la fuga de las
rosas. Fue reproducido en Ábside, México, el 11 de abril de 1947 (Prampolíni, 1956:
391-392).
44 Probablemente ello se explica con un detalle autobiográfico. La poetisa fue esposa
de Carlos Izaguirre. escritor que se caracteriza por la fuerte carga didáctica de sus
libros. Supra, pp. 192-200.

312
la palabra iluminado

Pocos poemas se libran de ese patrón encomiástico. Uno de ellos es "Reto” que
pregona una rebeldía frente al dominio que el hombre ejerce sobre ella. Sin embargo,
dicha actitud es relativa ya que la autora, en manifestación de nueva dependencia
emocional, termina refugiándose en la divinidad: Que nunca más mi cielo lo empañe
el desvarío,/ que nunca más mi vida a lu llamado se abra,/ que no siga más mi alma
sujeta a tu albedrío/ ni esclava a tu deseo que mi infortunio labraJ/ (...) No creas
que yo busco tus ósculos profanos./ Vencida o victoriosa sabe que mis dos manos/ no
se alzan más que al beso mirífico de Dios. (20).

El sentido cristiano de entender la vida constituye el sustento ideológico de poemas como


“La luz de mis anhelos”, “El milagro” y “Los besos de la lluvia”. En “Plegaria”, la serena
voz, ante la hermosura que la rodea, se pregunta por qué prevalece el odio e implora, para
el hermano, la hoguera del amor. “En los brazos de Dios” muestra un estado de serenidad
interior. En “Rogación”, hay un sentimiento de unción ante la belleza del crepúsculo, la
tarde soñadora y doliente. En “Sor Juana Inés de la Cruz”, a quien llama monja de nardos
y Peregrina del alba, sugiere la dicotomía entre el amor humano (quizá por un momento
lo sintió florecer) y la opción definitiva por la divina voz. En “Mi huerto”, Rinza se
autodefine con exactitud: Señor, así es mi huerto: sencillo y rumoroso,/ tranquilo cual la
fuente que canta en su interior,/ le brinda sus perfumes el vientojubiloso/y da a la noche
endrina su lírico esplendor.// Señor, que elfuego pase sin marchitar mis rosas/ ni ponga
sobre el casto pudor de mis jazmines/ el beso de la muerte. Que notas milagrosas/ se
viertan siempre al sueño nupcial de mis jardines. (24).

Muy pocos textos se escapan del cuadro trazado. “La fuga de las rosas” entraña una
reflexión general: ante el acabamiento de las ilusiones, existe la posibilidad de que surjan
otras: Se fugaron las rosas en las alas del viento/ (...). Sin embargo seguimos oteando
lejanías/presintiendo que un día otras rosas vendrán/y aunque el tiempo marchite las
rosas de los días,/del amor, nuevas rosas, sin cesar brotarán. (16). “Desolación” es la
expresión de una profunda angustia y soledad. “La danza de las olas” es un extenso
poema dedicado al mar. El estilo cede, con frecuencia, a la imagen o al adjetivo gastados
por el uso. Inclusive, las necesidades de la métrica la llevan a versos antigramaticales
sin justificación expresiva (haré que de mi cuerpo me broten miles manos, 17). Los
poemas respetan la rima consonante y, algunas veces, se advierte algún descuido formal
(por ejemplo, en dos poemas, se reitera la misma rima: arrullo y capullo). La obra, pese
a la sincera voz de la autora, no trascendió la medianía.

313
Helen Umofto

El anhelo infinito
El anhelo infinito representa un avance cualitativo con relación a La fuga de las
rosas. F-n sus cincuenta poemas, el amor es tema central. Casi siempre, con un
sentido laudatorio del varón. Así, en “Anhelo”, poema que remite al título del libro, se
le coloca en un sitial de privilegio. De él emana la luz que, a la vez, le permitirá
convertirse en dadora del bien: Yo busco en mis vehemencias confundirme/ con el
fervor que está tras de tu veto,/ olvidar mis angustias y sentirme/ perdida en las
dulzuras de tu cielo.// Traspasar las tinieblas y diluirme/ con el niveo delirio de mi
vuelo/en tus sedas de luz y convertirme/ en lumbre eterna de tu eterno anhelo.// Y asi
esperar en la quietud insondable/ el soplo de tu espíritu inefable,/la paz de tu ternura
presentida// para ser cual estrellajubilosa/o claridadperenney rumorosa/que alumbre
los desiertos de la vida. (Rinza, 1958: 153).

El sentimiento de admiración y sumisión, que inclusive admite o tolera la presencia de


otras mujeres, se toma muy fuerte en “Mientras tú vas tejiendo”: Mientras tú vas
tejiendo la red de tus soñares/ o escuchando los cantos de pérfidas sirenas,/yo pasaré
libando la miel de tus cantares/ bajo el cielo embriagante de tus horas serenas.// Me
sumiré en tu gozo y seguiré los vuelos/de tus alas cruzando los recónditos cielos,/ en
donde los silencios te dicen tantas cosas (127). El magisterio masculino no es una
carga. Es una realidad gozosamente asumida: Yo no soy más que arcilla que tus
manos tallaron/y si en mi barro encuentras la luz que ha de alumbrarte,/ adéntrate
en mis ojos que por tu luz amaron. (“Me lo ofrendaste todo”, 48); El retorno es un
dulce y hechicero extravio/ que me arrastra a los claros temblores del ayer/cuando tú
me decías ‘tu sueño es sueño mío/y en mis llamas azules lo haré por siempre arder ’.
(“El eterno recuerdo”, 35); Un gesto de tu mano me trazó la impoluta/cadencia de la
vida que nos muestra la ruta. (“Sueño y realidad”, 54).

De nuevo, surge el sentimiento religioso. Así, Dios, visto con todos los atributos
paternales, es la fuerza que alimenta las reservas espirituales del yo. Lo ejemplifican
“Imploración”, “Padre nuestro”, “Señor, perdona nuevamente”, “Gracias, Señor” y
otros. “Peregrinando” trasluce una indeclinable fe: ¿Oh Dios! Este deseo de sentirme
empapada/ de rumores distantes e inquietudes divinas,/ de ser en los espacios la
nube saturada/ de voces celestiales v llamas azulinas,// hace que mis brazos y mis
ojos profanos/ se alcen y se eleven, esperando el momento/ de ver las claridades que
vienen de Tus manos,/ de sentir la inefable dulzura de Tu aliento. (3 I). En

314
lo palabra iliíffitfiode

"Amanecer”, la eufórica visión de la naturaleza se fusiona cor. la reverente percepción


de la divinidad: /Alegría!, ¡alegría!, de bañamos en lumbre,, de ver cómo en las
ondas fulgura nuestra voz./ de oír las clarinadas que lanza de la cumbre, nuestra
alma enardecida postrada frente a Dios. (142).

El soneto “La canción de la rosa” —uno de los mejores trabajos— evidencia una
sensitiva captación del universo que se matiza de delicada melancolía: Me quedé
entristecida al ver cómo rodaba/ por el sendero lácteo el alma de la rosa:/ aquella
rosa roja que con amor me daba/ la canción que aprendiera de la gota armoniosa.//
La rosa entre los tules del viento se alejaba/ como un sueño que busca romper la
misteriosa/ tiniebla en que se oculta la dicha que buscaba' o la brasa que la hizo
fragant# y luminosa.// Y yo que ansiaba tanto brindarle mi latido/y ofrecerle en mi
huerto las luces de mi nido/ y cantarle en mi templo mi inefable canción,'/ no pude
más que enviarle mi callada quejumbre/ que se fue tras su vuelo como agónica
lumbre/y el desmayo del beso que ardió en mi corazón. (55). Sin excesos, se acude
al tropo (símil y metáfora) elaborado en términos racionales para expresar el dolor
por el bien perdido. La sintaxis gramatical no altera la norma. Un estilo directo y
carente de rebuscamientos que, a mediados del siglo XX. todavía aparece insuflado
por los principios del posmodemismo.

Víctor Cáceres Lara

Víctor Cáceres Lara (1915-1993) escribió Arcilla (1941) y Romances de la alegría


y de la pena (1943), libros cuyos poemas, en su mayor parte, se acomodan a la
tradición épico-lírica del romance español: desarrollan una breve anécdota que, mediante
el uso de los recursos estilísticos, se matiza de lirismo. Pero el autor no sigue el
modelo al pie de la letra. Por la temática y los motivos a los cuales acude, le insufla un
sabor hondureno. De hecho, inserta la perspectiva costumbrista y cnollista dentro
del esquema del romance.

Arcilla
En Arcilla, hay varias estampas extraídas del mundo rural. "Romance de la llegada de
las lluvias” celebra la transformación gozosa del campo con el inicio de la estación
lluviosa. En “El romance del paisano desesperado”, Juan Antonio sólo tiene un deseo:
“robarse" a Eulalia: ¡Ay! Si pudiera dichoso/ entre la noche robarla/y llewrla entre

315
Keltfl UmaAo

relinchos/ como esperanza colmada! (sic) (Cáceres Lara, 1941: 10). En “La aldeana
de mi recuerdo", una joven —implicando que su presencia es el mejor regalo— lleva
el alimento a los que talan el bosque: Que sus rizos encantados/copien siempre a la
mañana, que lleve aún el sustento/ a quienes la selva tajan:/ y que en la noche
hondurena./ la dulce noche de plata,/ desgrane su voz en trinos/ hechos flores de
esperanza... (8). En este poema, se advierte una visión idealizada, tanto del paisaje
como de la mujer que, inclusive, posee rizos rubios. “Romance para el labriego que
fue a la guerra civil” contrasta dos mundos: el idílico que abandona el campesino (tus
vacas, cafetos con flores, tu ranchita (sic) en la selva/ como nidal de ilusiones) y la
brutalidad de la muerte en el campo de batalla (38-39). “Romance de la mujer que
rodó”, desde un esquema moral tradicional, traza el cuadro de una mujer insensible/
al clamor del puro amor y que después rueda cual moneda sin valor. (43).

En otros poemas, la mirada se toma más realista. “El romance de la aldeana fecunda”
alude al elevado número de hijos, paridos en un ambiente de pobreza. En “El romance
del paisano asesinado”, la idea de que el bien es abatido por el mal se ejemplifica con la
muerte violenta de un hombre de vida recta. “Mi romance para la obrerita” advierte
sobre la explotación: Muchachito de ojos negros/y del reir dulce y casto./Rubia más
rubia que el trigo/ en el trigal ya cortado./ Ya sabes lo que te espera,/el GRINGOfiero,
inhumano/ que ante tu empeño y tu esfuerzo/ es un pedazo de palo....// (...) No pasarás
dulce amiga,/de los ínfimos salarios.//(...) Piensa que todo tu empeño,/que tu gigante
trabajo/ es la cadena que arrastran/ los pobres desheredados... (27-29; mayúsculas, del
autor). Se incide en el estereotipo, inexacto para Honduras, de la mujer rubia.

Encontramos dos textos de carácter más personal: “Romance para la madre de mi


hijo” y “Romance para mi hijo”. En éste, el entusiasmo paterno le hace decir: Ilusión
enhiesta y firme/ cual gonfalón de esperanza,/ trino que dice su arpegio/ en los
jardines de! alma;/ voz de futuro, prendida/ en mi fondo, cual la llama/ que incendia
los campos yermos,/ entre el crujir de las ramas. (36). En Arcilla, el uso del lenguaje
(adjetivación, símiles...) se ciñe a la codificación romántico-modernista. Algunos
octosílabos caen en rimas forzadas.

Romances de la alegría y de la pena


Contiene trece textos de definida intención social. El autor pretende que la poesía
refleje aspectos de la problemática del país. “Romance trágico de Lupe Ayala” toca el

316
la paiabto ilumináis

tenia del hacendado que acosa sexualmente a la campesina. Con delicadeza se sugiere
la culminación del avieso propósito: Se durmió soñando cosas/ llenas de dulces
fragancias,/ desmayándose en la noche/ como flor despela luda.// Cuando abrió sus
ojos tristes,/ —¡Pobrecila Lupe Aya la!— (Cáceres Laxa, 1943: 16). “El romance de la
Honduras de antaño” traza el cuadro de las guerras civiles: Y allí venían las hondas./
las hondas crueles y bárbaras;/ venían con sus machetes/y sus fusiles que matan. (22).
La pérdida de vidas humanas y el dolor causado por la emigración hacia la zona de las
bananeras se trabaja en “El romance de la niña que se quedó sola": Se lefue ¿u novio un
día./Fue por su vida a la costa/y lo mató el paludismo/con su garra destructora.. Allá
muy lejos él duerme./Su tumba estará muy sola./ Hoy que el sol a las montañas/ con
rayos débiles dora.//Muy sola estaba la niña./La niña estaba muy sola. (29). El tema
de la joven que abandona la paz campestre para emigrar al peligro de la ciudad se
aborda en “Romance de la presa que buscó la libertad”: Y se fue por fin un día..
Descendi&por el sendero,/y se perdió en la llanura/ dejando el rancho desierto. (43).
La violencia al disputarse el favor de una mujer es tema de “Romance de la reyerta de
amor”. Desde una sugestiva perspectiva lírica, una problemática que trabajó
exhaustivamente la narrativa de la tierra.

Y tal como ocurre con esa última, con frecuencia, irrumpen descripciones del paisaje
o referencias al esplendor de la naturaleza. “Romance para la canción radiante de la
mañana”: La mañana hoy está hablando/ y su voz es fresca y clara./ Habla con
trinos de pájaros/ que entre la espesura cantan.// (...) La luz en chorros. El día./La
vida que toda canta./ Los sueños que vuelan lejos/ desde el jardín de las almas...
(37). “Romance del retomo al hogar”: Pinos enhiestos y firmes./ Robledales en
fragancia./Arroyos que van corriendo/como ilusiones que cantan./Picos soberbios
y altivos./ Verdes yfrescas sabanas,/y repicando muy dentro,/en cascabel, la añoranza.
(3). Ritmo y léxico de sabor modernista. En esta obra, la factura del verso es más
ligera, más suelta que en Arcilla. Quizá, el mayor valor de ambos libros es que
demuestran en qué medida, la realidad social se impone al escritor hondureno. Además,
informan sobre la inquietud que. por los años cuarenta (muy reciente el fusilamiento
de Federico García Lorca), había dejado el romance en el país.

317
H«ltn UmaAc

Jacobo Cárcamo

Jacobo (’átcamo (1916-1959) escribió Flores del alma (1935); Brasas azules (1938);
Laurel de Anáhuac (1954) y Pino y sangre (1955). Posteriormente se publicó la
antología Preludio continental (1977) y Antología de Jacobo Cárcamo (1982).45

Flores del alma


Cuarentitrés sonetos y sesentitrés poemas de mayor extensión integran Flores del alma,
texto dominado por una estética romántico-modernista. Por la sinceridad referencial,
no obstante la fuerte carga didáctica y algunas disonancias léxicas, interesante es “Mi
padre”, en el cual el autor reelabora la carta enviada por su progenitor dos días antes de
morir: Hijo querido: Cuando el Mundo quiera/ estigmar (sic) tu conciencia por la
envidia^' con fe profunda >’ con mirada fiera/ contra ese mundo que te estigme, (sic)
lidia.// No pierdas el honor aunque la vida/ te deje anonadado en la pobreza,/ tener el
alma de pureza henchida,/ roto el vestido, es la mayor riqueza.// (...) El veinticinco de
julio jué la fecha/ en que esta carta me brindó su aliento..../¡al recibirla cual letal
endecha/ mis labios elevaron un lamento!... (Cárcamo, 1982: 79-80).

Dada la relativa novedad en el ámbito hondureño, es importante aludir a nueve textos que
se agrupan con el nombre de “Hai kais”. Citaremos dos muestras. “El lago de Yojoa”: La
esmeralda que se hace agua/ si la tocan con la mano. (107). “La prensa política”: El pito
con que se arrea/ el ganado electoral, (loe. cit.). Casi sin excepción, a los restantes
trabajos se les puede hacer varios señalamientos. Marcada sensiblería (“La madre
tuberculosa”, “El pañuelo”). Abundancia de lugares comunes (especialmente en calificativos
o imágenes relacionadas con la mujer y con el tema amoroso). Inclusión de versos que
se salen por la tangente y que, además, entrañan una rima forzada, tal como vemos en
“ 15 de septiembre” en el cual la mención del Cid está fuera de lugar: ¡Hoy es día de gala!
Valle tiene la pluma/ que ha de escribir el acta que recuerde la suma/ valentía del Cid;/
de coronas doradas va aureolada sufrente,/y se oye de los indios el grito prepotente:/ la
Libertad es nuestra, ya terminó la lid. (100; lo subrayado, en cursiva en el original).
Neologismos poco afortunados: una boca osculante/ que al brindarme sus besos..../
llorando me dejaba.... (72). Confusión del humorismo con la situación chocarrera,

Este último no es una antología sino la recopilación completa de los libros del autor
publicada por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras

318
Lo palabra iluminado

según demuestran algunas “Coplas”: ¡Qué tufo, niña, qué tufo!/ Tan mal olor ya no
aguanto/ ya sé de donde proviene/ si es que estabas bostezando. (...) No te quites el
calzado/ te lo ruego, Baltasar,/porque estoy algo delgado/y no quiero vomitar (80).
Versos insulsos que, además, derivan en la nota de dudoso gusto. Con el aditamento de
la falta de ritmo, lo mismo ocurre con “Hogar campestre”: Una huerta verdosa: un
gallinero/ en donde el gallo y la gallina blanca/cumplen todos los puntos del programa'
que hay que desarrollar para hacer huevos. (127). Posteriormente, ya con mayores
elementos de juicio, Jacobo Cárcamo abjuró de Flores del alma.

Para Óscar R. Flores, enjuicio que nos parece hiperbólico, los poemas “El Ciprés” y
“En tu alma”, por su cuidadosa elaboración rítmica, son equiparables con la mejor
poesía de los modernistas. (2003:47). En el primero, leemos: Tristes cipreses,/cipreses
tristes, dadme un momento vuestra tristeza/para cuidar la calavera de aquella palida,/
de aquella humilde, triste princesa/ que en una tardefría y silente,/ mística y negra,/
sin darme un beso,/ pasó del mundo la desolada y umbrosa puerta.../ quiero ser
monje,/ quiero ser monje, como vosotros, de faz desierta.../ quiero cuidarla,/ quiero
tenerla,/ quiero mirarlá/ cerca muy cerca.../ en mis raíces beber la sangre de sus
entrañas (Cárcamo, 1982: 109). A nuestro juicio, bajo el anacrónico ropaje modernista
(en la línea de “Sonatina” o “La cabeza del Rawí” de Darío), despuntan los manidos
tópicos románticos.

Brasas azules
Brasas azules contiene una temática variada. Destaca, en primer lugar, el interés por
la poesía de tipo social. Emergen aristas de gran reciedumbre en la formulación de un
sentir cargado de connotaciones políticas. Evidenciando una perspectiva alimentada
en las fuentes del materialismo histórico, en “Canto al hombre”, reconoce como su
único dios al ser humano: Nada juera de tí... (sic)/ nada.../ (...) Hombre-dolor.../
hombre-sangre.../Hombre-sueño.../Para tí (sic) mi voz -tropel de sueños-...:para ti
(sic) mi mano limpia,/ para tí (sic) la roja protesta de mi canto. (Cárcamo, 1938:
22). En “Antífona del puño”, repudia, por la actitud humillada que ello entraña, a la
mano que se extiende en demapda de una dádiva y exalta la dignidad del que asume la
vida como un reto: Oh el entusiasmo vertical/ de un puño en alto.../ es comq un
mástil de orgullos/ dispuesto a defenderse,/es como un botón de rebeldías/ listo para
reclamar.// Nada más bello,/ (...) que alzar como una grímpola de Juego/ la protesta
redonda de una mano cerrada. (30).

319
Weltn Umoílo

“C anción negroide" —inscrita en la gran corriente de la poesía negra o afroamericana—


asume una intención de denuncia social: sí los negros tocan/ tocan,/ si los negros
bailan ' bailan./ es porque con el ruido/ de su risa, de su zambra y el temblor de su
tambor/pretenden ahogar el hondo rugido de su dolor... (35). En “Canto a un pueblo
y a un hombre”, exalta los logros de la revolución mexicana encamados en la figura
del presidente Lázaro Cárdenas e introduce, en su poesía, la nota antiimperialista:
Defendiendo a tus camaradas/ contra el extranjero azote,/las palabrasfueron estrellas/
bajo la noche de tu bigote.// ‘Hasta aquí no más,' dijiste,/ y tus manos cayeron
certerasf sobre las agencias de ferrocarriles/ y sobre las compañías petroleras./Así en
el yunque de los explotadores/ has ido con tu martillo leal/esparciendo las chisperías/
del vasto Plan Sexenal (18). Mis subrayados advierten sobre el empleo de tópicos o
imágenes inusuales. Un estridentismo con el cual —tal como señala Óscar R.Flores—
el poeta intenta sacudir la tradición romántica que impera en el ambiente literario
hondureno. (2003: 114). Y agrega: Cárcamo está condicionado por el ambiente
provinciano que lo rodea. En este sentido, se limita a experimentos cantando a los
motores, los aviones (que ya surcaban los cielos hondurenos), los trenes (que circulaban
en las bananeras de la costa norte) y a la radio (el medio de comunicación social
más moderno que había llegado a Honduras). (110).

El fascismo y el General Francisco Franco fueron espina en el costado del poeta,


según revelan los poemas consagrados al tema de la destrucción de la República
Española. El más fuerte es “Palabras sobre estiércol”: ¿Sabes por qué, francisco
franco,/ jumento bípedo,/ sapo uniformado,/ no te había gritado mis odios
concentrados?.../porque (sic) la voz -marea de nitrato de plata-/ al pasar por el
muelle de las cuerdas bucales/se hacía nudo de cólera,/se hacia bola de ira.// (...)
Campeón de la repugnancia,/emperador del asco,/tirabuzón de náuseas,.../mañana
cuando mueras,/ cuando cierres los hoyos odiosos de tus ojos,/ cuando duerman tus
manos como lúgubres pulpos,/¡se apretará la tierra/para no dar cabida a tu carroña!
(58-60).46 Así como execra al tirano, también exalta a figuras que se le opusieron en
“Canto a José Miaja” y “El retrato de Policarpo Candón”.

Con relación al tema femenino, Brasas azules rasga el velo de lo moralmente correcto,
según lo concibe el modelo cristiano. En “Poema rubicundo de la hetaira añorada” —

46 Cárcamo fue de los primeros poetas hondurenos en transgredir la regla de usar


letra mayúscula con los nombres propios. En este poema también habla de hitler y
de mussolini

320
Lo palabra iluminada

de título quizá deliberadamente desagradable y rimbombante— Cárcamo hace gala de


desprejuicio: Torciéndose v cimbrándose semejaba tu cuerpo/ una serpiente de
azucenas./La llama del pecado,/lafogata del sexo/ se asomó por tus ojos en trémulos
fulgores:/ tus senos me sonrieron con su risa redonda/ plena de sensualismos;/ tu
rostro fué tomando rojores de granada/ al compás del bochorno que temblaba en tus
labios/diluyendo rubí./ En el vértice ardiente de la ‘V'de tus piernas/hubo un llanto
de perlas calcinantes./ El temblor del deseo serpenteaba en tu cuerpo/ como una
serpentina de espinas y de brasas! (sic) (52-53). En “Cuando pasaste tú", dice: Mis
versos como tristes golondrinas falderas/ buscaron el verano de tus carnes./ bajo el
frío rojo del deseo./ Por escrutar enigmas bajo tu enagua lírica,/ el camino ese día
dejó de ver al cielo. (15). En “Poema rojo”: Te conozco muy bien. ../ Yo te he visto en
los verdes espejos de mis sueños/sin esas vestiduras que mezquinan tus carnes.../ me
he aprendido tu cuerpo:/ conozco tus carnales montañas incitantes/ y tus follajes
negros/y tus encrucijadas. (87). Aunque, en el verso que subrayamos, nos parece
burda lá referencia al cuerpo femenino, quizá, la intención de Cárcamo fue golpear la
pudibundez del medio.

El autor realizó incursiones por los predios del texto sintético. En “Paralelas”, cada
dístico es una unidad que no se relaciona con las otras. Dice la primera: Los ríos son
caminos que se echaron a andar/en busca de las verdes ciudades del mar. La cuarta:
Cuando el peón va enterrando la simiente/ la miseria le llora por la frente. ( 31 -32).
En “Hai Kais” (cinco en total), leemos: La lágrima: Con el calor/ del dolor/ el ojo
vierte sudor. (41). En “Confeti” (cinco trabajos) y en “Bajo...”, vuelve al tema amoroso:
Bajo la escama de un beso/ mis dedos aventureros/ tejieron itinerarios/en los puertos
de tus senos. (46). En la elaboración de metáforas de analogías inusuales se advierte
la voluntad experimental de Cárcamo, tal como preconizaban las tendencias de la
nueva poesía de vanguardia.

Laurel de Anáhuac
La profusión de metáforas —dentro de un estilo en deuda con la poética de Pablo
Neruda— caracteriza a las diecinueve composiciones de Laurel de Anáhuac. dedicado,
en su mayor parte y como su nombre apunta, a exaltar a México y a figuras señeras
de su historia. Como bien señala Oscar R. Flores, consta de tres ejes temáticos
fundamentales: México, su historia y sus glorias, el tema que ocupa mayor extensión;

321
Htlen Umorto

la patria ausente y esperanzada que sufre bajo la opresión del subdesarrollo, donde
deja ver sus sufrimientos de 'emigradocomo se aulodenomina; y por último, el
tema central y más importante: el hombre, como poseedor por naturaleza de la
capacidad para el bien y la verdad. (2003: 125).

El nombre del poema indica el tema: “Cuauhtémoc”, “Hidalgo”, “Morelos”, “Guerrero”,


“Zapata”. “La ciudad de México”, “Morelia”, “Acapulco”, “Aguafuerte de México” y
otros La exaltación lírica —expresión de su gratitud con la nación que le brindó
asilo- — se sostiene a lo largo de los, generalmente, extensos poemas cuyo rasgo más
destacado radica en el abundante empleo de la metáfora y de los puntos suspensivos.
En “Al Ahuehuete”—recordando al árbol a cuya sombra, supuestamente, lloró Hernán
Cortés— lo corroboramos: Ahuehuete soberbio.../ viejo cartujo de una edad de
gloria.../ enorme ola botánica.../ machete de armonía/que en el silencio puro de los
bosques'partes en ritmos la melancolía.//A tus plantas llegó,/a derramar sus lágrimas/
-que eran amarga esencia de congoja- el audaz Capitán:/ Y arriba se reía/ tu sindicato
lírico de hojas! (sic) (Cárcamo, 1962: 7). En “Benito Juárez”, dice: Salud, Benito
Juárez.../soberbio comisario de luceros.../capitán de un telúrico cénit.../vanguardia
de las águilas../ libérrimo conjin. (21).

El anhelo de un mundo mejor se destila en cada verso. De ahí que los personajes
escogidos sean aquellos de acciones altruistas o heroicas. En “Morelos”, leemos:
José María Morelos¡.../jamás (sic) en tres palabras ha cabido más cielo.../ Capitán
de este sueño que hoy nos quema los puños.../Sacerdote guerrero.../ Cristo de sangre
azteca con su fusil de acero.// Cuando surja la noche.../cuando renazca el asco.../y
se espese la duda y nos invada el fango,/ tú vendrás a nosotros, bravo Apóstol,/ al
son de tus campanas/ que habrán de congregarnos en otra misa de armas. (16-17).
La calidad formal otorga universalidad a temas que, en una falsa apreciación, se
podrían considerar circunscritos sólo al ámbito mexicano. Además, dentro de esa
galería de hombres dignos, el autor hace lugar para hondurenos de mérito. Tales, los
poemas “José Ángel Zúñiga Huele” y “Morazán”. Este último, uno de los mejores
textos dedicados al infatigable luchador por la unidad centroamericana.47

Esos poemas se alimentan con los ideales de la utopia. La fe en ésta implica optimismo.
Esperanza de que se puede lograr el establecimiento de un mundo mejor. Estas ideas
conforman el núcleo rector del pensamiento de Jacobo Cárcamo. Las duras condiciones

47 Cf. Umaña, 1995: 170-174.

322
lo polobra iluminado

de su estancia en México (pobreza y galopante tuberculosis), aunque se sedimentaron


profundamente en su espíritu,""
* no lo lastraron. De ahí, el aparecimiento de versos que
destilan fe en la humanidad. Ejemplar es “Canto a la vida”: Nadie cante a la Muerte, si
no sabe que es vida.../ Nadie podrá matarnos.../Nada podrá perdemos.../ En la muerte
se nace con más sangre y más sueño.// Muere quien no ha sabido vivir../ Mueren el
perro solo,/ la hormiga equivocada/y el hombre que no mira el porvenir.// (...) Cuando
se aprende a dirigir el hambre,/cuando se llega a rebasar el muro,/ la muerte es una
rosa deshojada/ de pétalos visibles y seguros. (48-49).

Versos de acendrado humanismo. “Poema triunfal del Hombre” refleja un sentimiento


de solidaridad universal: La Patria será el Hombre.../ geografías de hambre..J
unánimes historias de dolores.../Ese puño de sangre/ levantará un dia para salvar tu
nombre.../El Hombre es nuestra patria/y lo defenderemos bajo todos los soles.' (sic)//
Abajo está la vida.../abajo, con nosotros, en medio de la muerte.../sólo el hombre
que sepá dilucidar su herida/y entender su derecho.../podrá en el dia negro,/podrá
en la noche histórica,/ enarbolar un mundo de sociales auroras. Estamos, pues,
frente a una poesía de intención política, de aliento revolucionario: Hombres de la
metralla en pecho entero,/ caídos en su luzfrente a la noche.../soldados por nosotros./
por ellos,/y por todos.../ (Cuánto daría un pueblo por mirar a sus héroes!) (sic)/ (...)
Con plumas.../ con fusiles.../ con mítines.../ con piedras..,/ defendemos al hombre
sobre toda la tierra! (sic) (45-46).

Pino y sangre
En sus cuatro libros, Jacobo Cárcamo escribió poemas dedicados al pino, árbol que
identifica con Honduras. Ello aclara el sentido afectivo (con una implícita alusión al
propio yo) presente en el titulo de Pino y sangre, poemario que, dejando de lado la
inquietud vanguardista, tal como también habíamos observado en Laurel de Anáhuac,
guarda algunos de los mejores trabajos del autor. Motivos hondurenos inspiran
“Lempira”, “Pinos de Honduras”, “Saudades de mi pueblo” (dedicado a Arenal, su
pueblo natal) y “Tiranía en Honduras”. En éste, en forma implacable, fustiga al dictador
Tiburcio Carias: Hitler/ de mi doliente Patria,/ escorpión de los silos de América./
Mussolini de lata: el justiciero instante se aproxima./ (...) desde oscuros sepulcros/
mil dedos te señalan,/ 'indispensable ’ sátrapa/ recostado en un lecho de bayoneta y
sangre/ estiércol de la historia de mi Patria./Hirohito mestizo (Cárcamo. 1982:276).
48 Al respecto, léase el poema “El emigrado".

323
Htlcn Umafta

Pero el libro ostenta una intención más amplia: del istmo centroamericano a Latinoamérica
en general. Fn “Centroamérica” confluyen las tres regiones geográficas. Para ello,
escoge figuras emblemáticas: Por el norte Morelos y por el Sur Bolívar. (...) Morazán
sus saludos adelanta a los Dos. (...) Entonces, no habrá muerte posible para el hombre.
(275). El planteamiento latinoamericanista se palpa en “El himno de México”, “Sandino”
(todos ios versos principian con la letra”t”) y “Guatemala”, que exulta entusiasmo por
los logros sociales de la Revolución de Octubre de 1944 y execra a los que acabaron
con ella, se dieron las negras manos/ la Casa Blanca y el Vaticano (292). Como se ha
señalado, el estro del poeta se toma continental. Así, en “Pájaros de América”, el canto
de sus aves (cascadas de mínimos violines) convoca a hombres ilustres: Cuauhtémoc,
Sucre, Marti. Lincoln. San Martín... “Preludio continental” es, justamente, un canto a
toda la geografía americana y el poeta, tanto como en el texto anterior, retoma el lujo
verbal: Oh, América: media luna de nácares sonoros.../ india de telúricas carnes y
arteriaje de ríos.../eres asi: hecha de triángulos,/en rectas y turgencias/y adelgazada
en Centro América/hasta el dolor de tiranías negras./(...) Oh, América:/ continente de
olivo y de canela.. (313-314). Jacobo Cárcamo abre su poesia a la contemplación del
universo. Asimismo, bajo el título “Carámbanos”, agrupa breves composiciones
independientes: “Honduras”, “Nicaragua”, “Perú”, “Cuba”, “República Dominicana”,
“España”. “Corea”, “China” y “México”. Siempre, el enfoque es de interés sociopolítico.

El punto culminante de esa apertura sin fronteras está representado por dos
composiciones de carácter pacifista. Por su calidad y por haber enfocado el tema
antibélico desde una perspectiva universal. “A los niños muertos en la guerra” y “La
guerra” ostentan vigencia permanente. En el primero, la evocación de las vidas
prematuramente truncadas es intensa: Por el hombre que andaba en cada niño.../por
la madre aurora!/ derramando ternura en sus muñecas.../por el clavel herido en su
mañana.../ (...) En el pecho materno se doblaron.../segados por hisopos de metralla,/
volaron sus laureles diminutos./La ley era el obús.../las alas de la muerte del mecánico
enjambre.../la guerra como un incendio negro por ciudades./ Y en tanto, en las alas
de todos los minutos.../ sobre amargas comarcas de ceniza,/precipitándose,/
perdiéndose,/ hundiéndose un cruento y quejumbroso mar de niños./ En sus gritos
confluyen los idiomas.../ en sus ojos perecen los más raros paisajes/y sus tumbas
tienen tatuada la tierra/ con agujas de luto. (284).

Más directo es el lenguaje empleado en “La guerra”, texto de perspectiva global que
establece la motivación económica de los conflictos bélicos: La Guerra es la miseria...

324
la palabra iluminada

la orfandad.../el alud de las bestias.../la visión de la sangre,/su cadalso más negro/


y su más agria pátina./ La guerra es como el vértice del polvo.../ la asquerosa
confluencia de las hienas.../nunca se entienden mejor los bárbaros/para hundir sus
cuchillos en la aurora.../comer ojos de niños.../ tapar con una bota el sol del hombre/
y pasarse la vida chapoteando en la sombra./ Sus sueños son de plusvalías.. J de
homicidios... de robos.../de escobas vagabundas, de banano y petróleo. (289). Frente
a la barbarie, no valen los eufemismos parece ser la consigna que guía estos versos.
Razón asiste a Felipe Elvir Rojas cuando, en la nota introductoria, dice: En América
uno de los más puros representantes de la poesía social es, sin lugar a dudas, nuestro
compatriota. Por su parte, Pompeyo del Valle, en el prólogo de Preludio Continental,
lo llama poeta continental. Y agrega: Todos los pueblos de nuestra América están
vivos y batallan en el mundo acústico de sus estrofas.

Héctor Alfonso Pineda López


t

Héctor Alfonso Pineda López (Santa Rosa de Copán, 1916-Tegucigalpa. 1983) escribió
Remembranzas (1946) y Dádivas (1984). Este último —único que pudimos
consultar— revela a un autor imbuido de la estética tradicional. Contiene diez textos
de verso libre, pero la sección mejor lograda es la de los sonetos. El amor representa
el tema dominante. Hay composiciones dedicadas a Tegucigalpa, Valle de Ángeles,
Santa Rosa de Copán y Ocotepeque y, con frecuencia, se emplea la rima consonante.
Como ejemplo del estilo, citamos un fragmento del soneto “Vesper”: Esta tarde el
crepúsculo marino/ llegó hasta mi retina complaciente,/yjunto al mar azul, la musa
ardiente/ se postró ante mis pies de peregrino.// Y admiré en el paisaje vespertino,/en
la cima del piélago creciente,/ morir el solfugaz en occidente,/ veloz la luna iluminar
misino. (Pineda López, 1984: 19).

Santos Juárez Fiallos

Santos Juárez Fiallos (Comayagüela, 1916-2005) escribió Sólo en el viento amada


(1982), colección de veinte sonetos de factura tradicional.** La confesión de fe en la
divinidad, el amor, el paso del tiempo, la llegada de la vejez, el canto a Tegucigalpa, la
belleza del lago de Yojoa, la evocación del padre, la añoranza de la niñez, son tópicos

48 Los poemas aparecieron en publicaciones periódicas. En un estudio más especifico


habría que determinar las fechas respectivas.

325
Helen UmoAo

caros al autor. En conjunto, transmiten sentimientos de serenidad, equilibrio espiritual


y conformidad con el mundo.

En “El trabajo”, de clara intención didáctica, lo comprobamos: No te venza desfuerzo


de! trabajo,/ no te arredre el temor a la fatiga,/pues la vida discierne en su altibajo,/
sí nos tocan ios cardos o la espiga.// Cada pan con esfuerzo es que se gana,/con la
azada, la hoz o la mancera,/ para que haya condumio en la mañana/y vivamos en
paz la vida entera.// El trabajo supera la derrota,/cura heridas, restaña el ala rota,/
nos impulsa, alienta y da consuelo.// Nos levanta de todos losfracasos,/nos dirige —
triunfales— nuestros pasos,/y nos forja dos alas para el vuelo. (Juárez Fiallos, 1982:
49). Por la sencillez de los versos, percibimos un trasfondo que conecta con las
voces del posmodemismo.

Raí l Gilberto Tróchez

Raúl Gilberto Tróchez (1917-2000) escribió Ritmos azules (1951) y Poemas de


cristal (1958). Poemas y cuentos (1968) y Rutas de ensueño (1984), en buena
medida, son antologías de los libros anteriores.

Ritmos azules
Ritmos azules comprende veintinueve sonetos y quince poemas de mayor extensión.
Sus mejores logros están en el primer grupo. Muy logrado es “El farol de la esquina”,
con un tratamiento familiar del objeto inanimado que, por virtud de la amorosa mirada,
se vivifica: Hace tiempo que vives aferrado a la esquina,/regalándonos lumbre con
prestancia oportuna;/yo he rondado a la vera de tu flama divina,/y en tu sombra,
furtivo, mi recuerdo se aduna.// Hace tiempo que vives con tu luz mortecina,/
trasnochado, bohemio, sin soñar con fortuna,/ y asomados en fiesta por tu clara
vitrina,/ hay insectos comprando tusfulgores de luna.// (...) Y los dos, como hermanos,
en la esquina callada,/olvidamos la vida con sus cosas banales:/ tú, alumbrando el
sendero; yo. escrutando la nada... (Tróchez, 1951: 15-16).

El autor mostró marcada predilección por recrear escenas de la vida rural o vinculadas
con ésta. En “El lechero”, logra otro buen momento: Con miradas alegres; arriscado
el sombrero;/ con su líquido blanco, y en su brioso alazán,/ llega al pueblo silbando
de mañana el lechero,/ cuando el aura lo baña bajo el día galán.// Y anunciando el
negocio, como buen pregonero,/ él recorre las calles avivando su afán; v de vuelta a

326
la palabra iluminado

la hacienda, conviniendo el dinero/ compra manta teñida, medicinas y pan.// Y entre


el ir y venir con su fuente nutricia,/solamente ha ganado, con su vida de esclavo,/la
camisa de manta y un raido azulón;// el cariño de una hembra que le da su caricia;/
la guitarra que cuelga de un viejísimo clavo;/ y los ratos amargos que le brinda el
patrón. (17-18). Similar estilo ofrece “El carretero’’: Y angustiado el boyero con la
lucha fatal,/ se arrellena (sic) paciente por un cálido hueco,/ y se pasa la noche
reparando en su mal.// Vuelve el día a la infancia, y abandona el lugar/ tras el largo
camino pedregoso y reseco,/y desfilan los bueyes con su eterno rumiar. (28).

En otros trabajos, al presentar escenas de la vida rural, el autor asumió una postura
idealizada. El campo es sinónimo de tranquilidad, paz, vida sana. “Domingo en la
aldea”, “La floresta de Santa Lucía”, “Estampa de mi pueblo”, “Hacia la aldea en
fiesta”, ‘Amor criollo” y otros lo corroboran. En “Frente al rio”, dice: Como alma
campesina pasa el rio/ mostrando su pureza a la pradera;/y llegan a pescar en su
ribera/ los hijos predilectos del bohío.// Me parece que encarna el sueño mío/
floreciendo de azul la enredadera;/ mientras baja una hermosa lavandera,/ como
garza cansada del vacío. (51).

La veta social observada en “El carretero” se confirma en “Canción de Noche Buena”


(con el reiterado tópico del niño que carece de juguetes) y en “El sermón del barrio
pobre”. En éste, leemos: Nostálgico y desierto mi barrio se perfila;/ sin fuego en los
rosales; ni en los ramajes trinos;/ la vida proletaria se rompe y se aniquila,/y van
rumiando angustias los pálidos vecinos.// Ya no hay nada que llene de encantos la
pupila;/ los que antesfueron dueños, tomáronse inquilinos/ de miseras pocilgas donde
el dolor desfila,/ y aúllan impacientes los tímidos caninos. (19). Algunos poemas
(“Tempestad porteña”, “En la laguna”) traducen emoción por el paisaje. “Frente al
mar”, con gran acopio de imágenes, dice: Eterno meditar!... (sic) Surge al acaso/ un
blanco revolar de aves marinas;/y un reventar de rosas, sin espinas,/ bajo la tarde
tropical de raso. (31). Sin mayores elementos de interés, encontramos poemas de
tipo amoroso; homenajes (“Lempira", “Canto a Morazán”, “A Manuel Luna Mejía”) y
textos de ocasión.

Otros trabajos destacan cualidades de algunas ciudades: “Santa Rosa de Copán”,


“San Pedro Sula” y “Panorámica Tegucigalpa”. Este último, formado por dos sonetos.
Muy cerca del lugar común, en el primero, escribe: En las noches tranquilas y serenas,/
viendo de lejos la ciudad dormida,/fingen las luces que le imprimen vida,/ un reguero

327
Ncltn Umoño

de frescas azucenas. (33). Respeto a la consonancia, abundante adjetivación y un uso


del lenguaje apegado a la denotación-connotación tradicional, son características
destacadas del estilo.

Poemas de cristal
Temáticamente. Poemas de cristal es un libro heterogéneo: el amor (a la mujer, a la
madre y al hijo por nacer); la preocupación social; el nacimiento de Jesús en Belén; la
reflexión sobre la condición humana y el consejo para bien vivir son algunos tópicos
contemplados. Inclusive, no falta un ejemplo de poesía costumbrista. “Confesión
amarga" visualiza un mundo dominado por la agresividad: La tierra es lugar donde
los hombres/ con locura torturan a los hombres;/ donde, después del lapso del ensueño,/
no puede haber felicidad posible;/ donde es prohibido al sér (sic) que su sensible/
corazón infeliz tenga un empeño.// (...) Como el Judio Errante caminamos/ calcinando
la planta en el desierto;/ todo es desolación; todo está muerto,/y no aparece lo que
tanto amamos. (Tróchez, 1958: 17).

En “El ricuerdu”, una campesina que habita en la ciudad, evoca a su difunto marido
y añoia la felicidad de la vida rural: Empiezo a recordar a mi Jacinto:/Era l’hora
quizás de los ordeños/y l ’oiba decir dentre mis sueños: Atajemos al cobayo pinto;/ la
vaca negra amaneció parida;/ es juerza caminar de juida/ antes que el gayo su
canción empiece;/ apúrense, amaños (sic) porque amanece. (21 ).5Ü “Solo (sic) el que
sueña vive" reflexiona sobre la poesía y coloca a los poetas en un alto sitial: El culto
a la poesía sólo es para divinos;/ sólo el que sueña vive donde el profano muere;/es
senda donde vagan sutiles peregrinos/ y espíritus sublimes que la nostalgia hiere.
(25). De nuevo, un estilo sin sorpresas formales.

Santiago Flores Ochoa

Santiago Flores Ochoa (1918-1989) escribió Sonetos de luz al viento (1963); Los
circuios morados (1967); Los ángeles nocturnos (1969); Sonetos equinocciales
(1973) y Cotopaxi (1980). Todos, elaborados conforme a la poética tradicional de la
lengua española, aunque remozada con los aditamentos del modernismo.

40 En el verso anterior aparece el término amanós. En la selección Poemas y cuentos


encontramos la versión correcta, ¡apúrense!, ¡amonós! porque (sic) amanece.
(Tróchez, 1968: 45).

328
lo polobfo iluminoda

Sonetos de luz al viento


Este libro totaliza cincuenta sonetos predominantemente descriptivos. El mar, la tranquila
vida rural, el paisaje natural, la fuente, la primavera, la luna, la quietud del convento, etc., se
trabajan en “Sonetos marinos”, “En la ventana rural”, “En el convento”, “Primavera”,
“Estío” y otros. Los textos transmiten admiración por la belleza y sensaciones de paz y
serenidad. La naturaleza se visualiza como bálsamo o espejo del propio yo: Solo yfeliz y
dueño del paraje,/ envuelto con los tules del follaje/ limpian mi cuerpo las dormidas
linfas;// huye en derrota mi ancestral tristeza/y bien parece que infantiles ninfas/me ciñen
con guirnaldas la cabeza. (“En la fuente”, Flores Ochoa, 1963: 22).

Las consideraciones en tomo a la poesía o que exaltan la labor del poeta son motivo de
varias composiciones. En “Pretérito”, se valora lo antiguo; en “Arte inédito”, se considera
a la mujer como estímulo para escribir; en “Epitafio lírico”, “A Jorge Federico” y “Son
nuestros los minutos del empeño”, se ve al poeta como un ente privilegiado por su
capacidad de percibir y sentir el mundo y, en “Mosquetero del ensueño”, se reconoce
la solidaridad de otro poeta.

Hay, también, composiciones de carácter social. “Guerra” (fechado en 1944) denuncia los
estragos del conflicto bélico mundial: Cuervos de buches negros y descamadas alas/en la
alta cumbre esperan elfin de la comedia; /como hosco regimiento que al enemigo asedia/
recorren sus miradas las funerales salas.// (...) Mientras en la alta bóveda las estrellas
titilan/ abajo, en la llanura, los hombres se aniquilan/ por el goce del oro y el oro de la
tierra. (31-32). “En mi patria se ha puesto el sol” deplora las guerras civiles hondureñas: En
mi patria se ha puesto el sol. Cárdenosfuegos/opacan elfulgor de la esperanza,/y marcha
el campesino a la matanza/cual van al sacrificio los borregos.// En vano son los afligidos
ruegos/ que piden luz y paz y bienandanza;/jamás el bien al insensible alcanza'ni se hizo
el sol para los hombres ciegos.// La sed tremenda de rasgar entrañas/ llena de sangre ríos
y montañas/ en bárbaras y atávicas peleas.// Los hermanos hoy son fieras hostiles/ y
ruedan destrozadas las ideas/frente alplomo infernal de losfusiles. (37-38). Estilísticamente,
un empleo del lenguaje sin mayores artificios.

Los sonetos dedicados al amor son varios. Siguen las formas al uso. Quizá es digno de
anotar que, en “Berenice”, se inserta un léxico inusual en la poesía hondureña de la época:
son de nácar sus senos y sus nalgas ( 72; el subrayado es mío). Dos textos se consagran al
tema mortuorio (“Pupilas trágicas" y “2 de noviembre”). El sentimiento patrio se expresa
en “Presente, General” (dos sonetos dedicados a Francisco Morazán) y en "A Tegucigalpa”.

329
Hilen UtnaAo

Hay un motivo religioso en “El soneto de Asís”. Personajes y acontecimientos de importancia


universal se trabajan ai “El caballea» de la triste figura”, homenaje a Don Quijote de la
Mancha, y “12 de octubre”, que exalta a Cristóbal Colón.

Los círculos morados


Este libro consta de cuarenta y nueve textos (treinta son sonetos) que enfocan los
consabidos temas del amor, la muerte, el tiempo, la reflexión sobre la vida, la vocación
de escribir, el homenaje a la patria, la naturaleza, etc.

Ostensible es la intención didáctica. El verso se asume en función de una idea moral. Así, en
“Huella erótica”, al confesar sus inclinaciones amorosas, las califica de lujurias insanas (Flores
Ochoa, 1967:67). “El poema asimétrico” explaya la idea de los esfuerzos de cada ser humano
por conquistar su destino: Es dura la brega del hombrepotenteJde! hombre que tiene corazón
de granito,/ mas sabe que lleva una (sic) lucero en la frente,/ el raro diamante de la vida
consciente/y dos alas robustas con sed de infinito.// Y esta es la virtud: modelar el destino/
con jé nazarena, paciente y estoica;/ con blanco optimismo hacer ancho el caminoJ lograr
que con rosas se vista el espino/y el canto se nutra de música heroica. (87).

Generalmente, ese manejo lingüístico (las palabras empleadas en su sentido recto y


normal o presencia de analogías que no quiebran la racionalidad) es el que predomina en
el libro, según ratificamos en “Poema de Diciembre”, texto que ofrece una visión de lo
que, según el autor, era el mundo antes del advenimiento de Cristo: Sobre la testa airada
de pámpanos yfrutos,/bajo la capa roja de mil vicios y lujurias,/asífueron los hombres,
concreción de fango y oro/ movidos por instintos de endemoniadas juñas. (54).

En “Elegía a Federico García Lorca”, los versos responden, rítmicamente, al estilo del
poeta español: El aire mancillaron los tricornios/y huyeron los gorriones asustados,/e
iban hacia el río de la muerte/ los sueños como potros desbocados.// (...) Federico con
azúcares de higo/y nardos florecidos en las manos,/ nosotros en América amasamos/
las harinas hispanas de tu trigo. (18-20). En Los círculos morados, hay aciertos,
imágenes bien logradas y versos cadenciosos. Pero, algunas veces, las rimas forzadas
destruyen el equilibrio del poema.51

61 En un poema dedicado a Lorca, leemos: ¿Qué te has hecho, Federico? ¿Dónde


moras?/¿Qué extraño mar de luz tu cuerpo baña?/¿Has olvidado ya lo que decoras/
y lo que eres en el fulgor de España? (19; el subrayado es mío). Asimismo, hablando
de la madre, la solución es más insólita: Es ella concreción de luz y altura/en la vida
terrenal,/ donde mordemos la prohibida fruta/ con la leche maternal. (23).

330
lo polobro iluminodc

Los ángeles nocturnos


Los ángeles nocturnos contiene cincuenta poemas (treinta son sonetos) en los que el
autor, generalmente, adecúa su palabra a las exigencias de la métrica y de la rima. En
conjunto, el libro da la impresión de estar frente a un espíritu dotado de gran serenidad
interior que elabora el verso desde una perspectiva que invita a la reflexión y a la
elevación de miras. El optimismo, la satisfacción de vivir, la exhortación al disfrute
pleno de la vida, el autoanálisis positivo, la valoración del don de hacer poesía, la
manifestación del espíritu cristiano, etc., son aspectos contemplados.

“Poema para Alfonsina” consta de veintidós cuartetos que sintetizan la admiración


por la poeta sudamericana: Allá el gran mar, rebelde, inquisitivo,/ su lluvia de mil
peces te desata,/gran ánfora de sal, de yodo vivo/en circuios de plata.// ¡Ah! hermana
(sic) transparente de la ola,/ala sonriente de viajero cielo,/ ¿por qué con todos y por
qué tan sola/ en ascendente vuelo?// ¿Cómo trazaste tu terrena huida/ en la tarde
teñidí^de claveles,/dando un adiós al sueño de la vida/ con gesto indiferente? (Plores
Ochoa, 1969: 11). Cuido en la metáfora y puntual adjetivación.

“Oración del mediodía”, “El alma errante”, “El poema conformista” y “Gloria al árbol
que soy yo” muestran al autor inquiriendo sobre sí y reafirmando su personalidad. En
“Biografía mínima” desborda satisfacción y orgullo por ser quien es y se advierte una
disposición interior de acuerdo o armonía con el mundo, visualizado como obra
divina: ¿De dónde vengo yo? Qué oscura mezcla rara1' combina con mi sueño los más
celestes fósforos,/por qué los anchos círculos de luz extraterrestre/ se posan en mi
frente, se adentran en mis ojos/ y rozan con sus dedos de minúsculas estrellas/ las
magnolias de mi alma.// (...) ¿De dónde vengo yo? No escruto ni pregunto./ Ya Dios
me dio mi sitio en el girar del mundo,/ únicamente sé que soy acento alado, un
pájaro que canta, celaje que destella,/y mañana, en un Orbe sin miedos y zozobras,/
seré el júlgor eterno de una lejana estrella, (27-28).

El autor ratifica ser gran cultor del soneto. Buena muestra es “Flor del tiempo” en el
cual la reflexión sobre la temporalidad se relaciona con la vida, la muerte y el disfrute
de las horas: Flor ilímite del tiempo, que imprecisa/ se santigua con el agua de las
horas./ en un icono de lineas incolqres (sic)/ que solemne entre templos se divisa ,/
(...) Peregrina que en un tiempo indicativo/ dona el néctar optimista de estar vivo/
conjurando el estatismo de lo inerte:/ flor ilimite que en mi verticalizas. un remanso
de ideales y sonrisas/ tras el guiño irreverente de la muerte. (75).

331
Helen Umoflo

Con relación a la poesía, en “Elogio de mi palabra”, Flores Ochoa evidencia una


fuerte conciencia sobre la calidad e importancia del trabajo poético: Ausculta con
febril sabiduría/ el alma más secreta de las cosas (58). En “Los poetas del mañana”,
vaticina la llegada de una nueva generación de autores que encararán la factura del
verso desde una perspectiva distinta a la suya: Diagramarán el vocablo con mil vigas
de acero/ (...) La poesía del mañana tendrá ceñidas formas/ de atrevida arquitectura
clavada en la alta esfera;/ se esfumarán los ídolos, se romperán las normas/ que el
humano en sus delirios por siglos construyera.// (...) Los poetas del futuro no serán
los cantores/de las minúsculas cosas que engalanan la vida,/sino que en su titánica
labor deforjadores/ bien serán máquinas bárbaras, sin almas y sin vida. (55-56). Un
juicio que procede de la perspectiva negativa desde la cual visualizaba a las corrientes
de vanguardia cuyos poetas —decía— al sumergirse en el materialismo, ya no le
cantaban a la vida.

Sonetos equinocciales
Sonetos equinocciales contiene cincuenta sonetos de temática variada. En “Soneto
reminiscente” evoca a la ciudad natal. “Cantor de la raza” rinde homenaje, en forma
abstracta, al legado indígena en América. “Viento azul”, “En este cuadro azul”,
“Acuarela andina”, entre otros, reflejan complacencia y deleite frente a la belleza del
paisaje sudamericano. “Campesino” evoca la dura vida del hombre de campo: esclavo
de la tierra y del arado/ siempre paciente en silenciosa espera.// (...) y que en la ruta
que al futuro avanza/ condecora su pecho de esperanza/ entre verdes soldados de
maíz. (Flores Ochoa, 1973: 67-68).

Varios trabajos dan fe de un acrisolado espíritu cristiano. “Mis hermanos los pobres”
objetiva la bipolaridad ideológica; a la visión de extremistas corifeos, tan ilusos, tan
ateos, opone la perspectiva cristiana: el pobre se me acerca como hermano/y vamos,
con dulzura y entereza,/alfuturo, tomados de la mano. (151-152). “Descalzo Nazareno”
contrasta la pobreza de Cristo con el esplendor de la iglesia: y el hambriento y descalzo
Nazareno/ sentado frente al áureo Vaticano. (72). “Todo lo poseo” contrapone la
filosofía hedonista con las enseñanzas cristianas. En “Vientre fecundo” —refiriéndose
a la muerte, a la que ve como tranquila hermana— dice: Mas, no creo en sus frases
celestiales,/ ni cambio sus ofrendas tan ilusas/ por mis firmes Virtudes Teologales
(96). En “Juicio final”, a la mujer se la ve como intermediaria con la divinidad. En
“Presencia demoníaca” y “Soneto sicodélico”, contrasta la lucha entre el bien y el

332
Lo palabra iluminado

mal.52 Otros textos que giran dentro de esta misma órbita son: “Salmos de paz”, “San
Antonio redivivo”, “Cielo violado”, “Lámpara de Dios” y “Misionero”.

En versos endecasílabos, “Adán y Eva” es una lograda recreación del mito bíblico del
pecado e ingreso del mal en el mundo: Suave vellón la tropical mañana/ —las nubes
trazan agresivos senos—/y músicas de salmos nazarenos/ se escuchan de una citara
lejana.// El Eufrates ha abierto su ventana/ con paisajes de azules metilenos;/ hay
esencias de archipiélagos helenos/y pende áurea en el árbol la manzana//Feliz (sic) de
la verdad, de lo absoluto,/ ven oscilar el madurado fruto/ y lo desgarra el inocente
diente;// vuelan lamentos y un dolor profundo/y el ojo aterrador de la serpiente/ mira,
brillante, derrumbarse el mundo. (107-108). Los dos versos finales constituyen un
acertado cierre con la visión del mal y su triunfo estremecedor. El dominio técnico
alcanzado en la elaboración del soneto es evidente.53

Cotopaxi
Cotopaxi, en veinticuatro títulos, ofrece cincuenta sonetos. Algunos —los menos—
constituyen una reflexión sobre sí mismo, tales como “Mi propio yo”, “Esquizofrenia”,
“Retiro conventual”, “Se puede creer que se es, pero no se es”, “Mi lírico destino” y
“Encuentro con sí mismo”. Este último advierte sobre un estilo de remanentes
modernistas: Las playas blancas un ocaso dora/y levantan los pelicanos su vuelo,/
alas de seda rubricando el cielo,/zafiro y rosa en la solemne hora.// Salmodia el mar
su cítara sonora/y madejas de luz hila el anhelo,/por revelar el misterioso velo, 'por
admirar al Santísimo que ora.// En la tarde se funden los metales/ del Sol. Van los
arcángeles mentales/ de mi ser desertando del abismo,// en que fui, lo repito sin
sonrojo,/ alma sin fe, la efigie de un despojo/ indagando el encuentro de sí mismo.
(Flores Ochoa, 1980: 17-18; el subrayado es mío). Me parece que el verso encierra
un contrasentido: ¿a quién ora el Santísimo?; ¿a otro Dios que está por encima de él?
Quizá un verso introducido por necesidades de la rima.

53 Por aludir a elementos concretos de la década de los años sesenta, “Soneto


sicodélico’’ es interesante: Este inquietante plano en que me muevo:/ LSD, ritmo
pop, sexo brioso/y drogas con que a diario me renuevo.//y (sic) Dios contrito, en las
celestes salas,/ mirando que en lo vano de mi gozo/ Satán me envuelve con sus
negras alas. (164). En “Luna mancillada” interpreta, como una violación, la presencia
de los hombres en la luna.
53 Probable excepción es “Elogio al sexo" en el cual los versos finales quizá pequen de
mal gusto, tanto en la reduplicación como en el metáfora última: el origen de todos los
destinos/ fue plasmado... un día, un día. un día,/al rumor de los ríos uterinos. (180).

333
tttltn Umorto

La mayoría de los sonetos enaltecen a la República de Ecuador, especialmente desde


aspectos históricos ejemplares. Los nombres indican el tema: “Quito heroica”,
“Quilliscacha”, “Mariscal Sucre” y “Don Atahualpa”. Se acude a tópicos que la poesía
tradicional manejó desde el siglo XIX. En uno de los cinco sonetos agrupados bajo el
nombre de “Rumiñahui”, leemos: Rumiñahui feliz, en tu campiña/ crece el árbol
robusto de la raza,/y un viento milenario sopla y pasa/ madurando las uvas de tu
viña./ En tu incaica y rebelde tierra niña/ tu figura de bronce se desplaza,/y surges,
con tu flecha y con tu maza,/ noble en la paz y bárbaro en la riña.// Rumiñahuifeliz, la
virgen pura1'roba esencias caldas de la altura/para nutrir tus acerados músculos,//y
sobre el cerro de livianas brumas/marchas, con tu cetro y con tus pumas,/bañado por
la luz de los crepúsculos. (53-54).

Jorge Federico Travieso

Jorge Federico Travieso (San Francisco, Atlántida, 1920- Río de Janeiro, 1953) foijó
uno de los mundos más delicados y consistentes que encontramos en la poesía hondureña
y el cual Francisco Salvador compiló con el nombre de La espera infinita (1959).

El entrecruzamiento del amor y la muerte conforma la columna vertebral del libro. En


ambos casos, intensa y obsesiva es su manifestación. Con relación al amor, éste llena la
vida y la colma de significado, pero nunca alcanza un nivel de complementación, de
satisfacción interior en cala profunda. De estremecimiento de pulsiones al unísono. Aún
en los instantes de expansión afectiva, se percibe una sombra, un punto de inconformidad:
la certeza de que la amada es inalcanzable. El fantasma del otro, poseedor, quizá, de un
derecho formal. El femoral rechazo. Los valladares infranqueables. La inminencia de la
separación. El saber que nunca habrá un futuro compartido. Todos, lastres del impulso
erótico De ahí que, en “Ruego sin convicción”. Ja nostalgia y la tristeza se enseñorean de
los delicados versos. Perdóname, la tarde/ Tenia mucho azul para no amarte.// Había
tanto verde en los senderos/ Y era tan pura el agua del riachuelo/ Que tenia porfuerza que
besarte.// Perdóname,/ Ya no seremos nunca lo que fuimos/ Los dos aquella tarde.// Tu
beso es un silbar de codornices/ En el fondo de! valle del recuerdo,/ Y tus ojos tan
negros, casi tristes,/ Serán por siempre en mis nostalgias grises/ Un amor enterrado que
no ha muerto.// (...) Perdóname! (sic)/Algún día sabrás lo que se siente/ Una tarde de
eslió en que se está muy solo/ Y se alcanza de pronto, como el cielo,/ Tu boca! (sic)
(Travieso, 1959: 61).

334
La palabra iluminado

La insatisfacción generada por condicionantes frente a los cuales se está previamente


derrotado —imposibilidad real de lograr el objeto que desesperadamente se ansia—
conforma el sustrato de “Tú” en el cual, con delicadeza, contrapone la escisión afectiva,
la lucha entre dos posibilidades de realización amorosa: Tu amor se queda lejos y otro
amor me jlorece;/ Ella tiene los ojos de un azul que no espera,/ Tú los tenias negros.//
Ella tiene el cabello como el oro de Honduras,/ Glorioso, rubio, ingenuo,/ Tú lo tenias
negro.// Manos como gardenias;/ Tú tenias las manos/ Amasadas con luna y aceitunas
silvestres.// Ella tiene alegría, tiene canto y deseo,/ Tú eras triste y lejana como temblor
de silencio.// Tu amor se queda lejos y otro amor me florece;/ Paseamos por el parque,
reimos y corremos,/ Y al regresar a casa, bajo el dolor del mundo/ Por la ruta del sueño
eres tú la que vuelve. (80). Exquisito contrapunto de alta escuela linca.

Travieso no transitó los predios de la poesía erótica, como algunas veces se ha dicho.
Carece del juego sensual en percepción del cuerpo del otro. No existe plenitud gozosa.54
Lo que abunda, aún cuando esté confesando amor, son las referencias ominosas.
Escoltan a la noche las musas enlutadas, expresa en “Me dices que las Musas me
sonríen” (93) y, en “Inútil”, .agrega: Lloró la noche (20). Ésta no es —como lo
enseña la tradición amorosa que arranca con la poesía cortesana— el momento anhelado
que propicia la relación de los amantes. En Travieso, es la concreción de un mundo
de sombras; la objetivación de la falta de la única luz: la que emana de la presencia
amada. En “El llamado en la Sombra”, las horas nocturnas se perciben transidas de
misterio: Parece que rondara un alma en pena.../ Ahora son los grillos... no, no
escuches,/ Es el buho (sic) que llama desde lejos// (...). Abre ahora los ojos, ya es
muy tarde,/ Ya los primeros rayos en tu alcoba/ Se han deslizado tan júrtivamente/
Que ni siquiera los sintió la sombra. (34).

Por los elementos concomitantes, la presencia del búho es siniestra. Apunta hacia el
complejo conceptual formado por la muerte. “Mi alma”, “Balada de la muerte
cazadora” y otros poemas modulan variantes del tema: anticipaciones del momento
de su llegada; anhelos autodestructivos (preanuncios de suicidio); presagios funestos

54 En el logrado poema “Aguabonita” ¡-quizá el único caso en el que hay una explosión
de felicidad- la creación de un sobrenombre sumamente delicado, la utilización de
un diminutivo (Que el venadito llegue hasta los bordes/ Del lago en que te asomes)
y de términos familiares le insuflan, no erotismo, sino ternura. Además, los dos
versos finales implican que ese amor no es correspondido; la realización es onírica:
Aguabonita: déjame que sueñe,/ Que sueñe que tú sueñas que te quiero. (71).

335
Htlcn Umofla

y percepción del mundo en términos de flnitud. En “Plática ingenua con la muerte”,


le ruega: Déjame un poco, cuando sea tiempo/Quizá yo mismo bajaré a buscarte/ Al
jardín que blanquea eternamente/ Bajo la luna...// (...) No te molestes en venir, te
encuentro,/ Ni tu ni yo gastamos ceremonias. (39-40). El yo poético —evidente
anhelo de aniquilar al insistente deseo— se contempla Muerto... definitivamente
muerto! (sic)/ ) en la carne, dormida para siempre,/Destrozado el deseo de tenerte.
( Muerto”, 45). Además, en “Poema de mi dolor”, la llegada de la parca suscita
alegría; es sinónimo de liberación: Ya me impulsan los vientos hacia ella,/ Viene
hacia mi con la guadaña al hombro! (sic) (33).

La muerte —certeza, propensión, anhelo— alimenta la poesía de Jorge Federico


Travieso. Tal vez ello se origine en su visión extremadamente sombría de la existencia,
similar a la que sustentaban los escritores de fines del siglo XIX (el famoso “mal del
siglo”). “Soledad” denuncia la incomunicación total. “Ave Fénix” indica el naufragio
de toda posibilidad de resurrección del ave mítica, símbolo, en el texto, del amor, la
vida, la ilusión El dolores absoluto y cubre, en forma completa, su ángulo de visión.
Por eso puede decir: mi pequeño dolor/ Llenaba el mundo (31).

Esa visión inyecta un sentido trágico a “Canción de la espera infinita”, poema de


acibarado contenido existencial: Pesa a veces la vida y el hombre desespera./Pesa el
pesar y pesa la dicha que no fué./La Esperanza musita: Espera, espera, espera./ Y la
niñez se pierde prendida al porvenir.// ¡Cuando tenga dinero! ¡Cuando ella me sonría!/
¡Cuando llegue la Gloria por caminos de ayer!/ ¡Cuando tenga el secreto de la
muerte y de la vida!/ ¡Cuando Dios me visite tras un atardecer!// Y las cosas que
llegan ya no tienen aroma,/ El corazón, cansado, pregunta: ¿Para qué?/ Espera,
espera, espera, la Esperanza pregona/ Y otra vez nos ponemos a esperar y a creer.//
Mas un día se hiela la canción en la boca,/ La Esperanza no tiene ni aguijón ni
poder,/ El amor está lejos, como estrella en derrota,/ Y Dios está lejano como Sol por
nacer.// Erguido ante el poniente el corazón enreda/ Su pregunta de siempre: ¿Para
qué? ¿Para qué?/ Y musita la Muerte: espera, espera, espera,/¡ Y otra vez nos ponemos
a esperar y a creer! (77). La inconformidad del ser humano. lEI no bastarle el presente
para construir la felicidad. El anhelar lo que está más allá del alcance de su mano.
Para admitir que la realidad siempre está por debajo de las expectativas. Y, como si
eso no bastara, saber que, al final del camino, lo que espera es la infaltable cita con la
muerte. Pero, no obstante esta convicción, la increíble terquedad humana: el aferrarse
a la esperanza, a la fe.

336
Lo palabra iluminada

Vacilante como esa esperanza —tan contaminada con ideas de muerte— hay, en el
autor, otra tabla de salvación -—por lo menos momentánea— que lo retuvo, aunque
sea por un tiempo, de este lado de la vida: su amor a la belleza. En “¡Vida! ¡Vida!", no
obstante confesar el deseo de librarse de ésta (A veces, te confieso,/ He deseado
escaparme de tu abrazo), afirma no oponerse a sorber el último/ Dolor que me depares.
Pero —y esto es clave— también indica que le gustaría tomar el desquite en una
rosa,/En una sinfonía de Bethoven (sic)/ O en la gloria sutil de una palmera/ Recortada
en el gris de un cielo mustio. Por esta razón, el verso final —casi un grito— testimonia
cuánto ha absorbido del regalo del mundo: ¡Vida! ¡Vida! no (sic) puedes con mi
alma,/Casi me iré debiéndote hermosura. (37). Curiosa ambivalencia: pupilas ahitas
de belleza pero incapaces de apartar la imagen de la muerte. O, quizá, la paradoja se
resuelva pensando que la muerte es bella. Al respecto, el verbo que subrayamos
implica deleite, gozo en lo que causa pena.

La combinación belleza y muerte se reitera en “Plática ingenua con la muerte".


Dirigiéndose a ésta, el poeta formula un deseo que trasluce cuánto lo tienta la idea de
perpetuarse en el arte. Un ruego patético en tanto revela la tribulación de un espíritu
desgarrado por la doble opción que se abría ante sí: o la muerte o la vida. Ese debatirse
entre dos posibilidades que, tal vez, antes de tomar la decisión suicida, lo atormentó:
¡Hay tantas cosas bellas!, hazme tiempo,/ Quiero gozar un poco este relámpago/ Y
hasta quizá me sea permitido/ Dejar a los que vengan el halago/ De un cuento
fino.../ ¡Es tan dulce partir y dejar algo! (39).

Travieso tamiza los temas a través de sí mismo. En “Casa de Ciudad”, considera que
las viviendas citadinas son inhóspitas: sin árboles, con pájaros enjaula, sin peces en
el río. Cuando piensa en la patria, la subjetividad tiñe su expresión. En “Tegucigalpa
pequeñita”, el diminutivo entraña ternura. En “Patria Nostalgia del Color”, la óptica
con la cual observa el paisaje ajeno —nórdico— sólo refleja su estado de ánimo. Por
el contrario, el recuerdo de Honduras se satura de notas cálidas: Ah! (sic) no me deis
estos cipreses mustios./ Estos abetos pálidos y grises,/ Este sol que rastrea por las
hojas/ Y tirita sin fé sobre los liqúenes.// Dadme un pinar, azulidad v flautas./
Dardeando recio por los soles místicos^/ Un pinar de esmeralda en que se crucen/
Como arco-iris, (sic) guacamayos indiosJ/(...) Dadme mi mar. azul como mi cielo,/
Blanco de alas, púrpura de picos,/ Mis islas verdes, mis espumas albas, Dadme a
Honduras, magnifica y terrible! (sic) (143).

337
Heltn Umofto

De los cientocuatro poemas del libro, sólo encontramos tres o cuatro de tipo social.
“Antaño era dulce" (el anciano que, en medio de su pobreza, maldice al capital);
“Viejo criado de la casa" (deplora la vida de humillación del antiguo servidor familiar)
y “La moral" (cuestiona a los pseudomoralistas, catones antojadizos de la conducta
ajena, esquivos de sus propias faltas).

Hay cumpr*nkiones que poseen sabor popular. En “Mi amor”, la mujer ruega (¡Ay, marinen),
marinero,/ Uévame al mar, llévame al mar), pero confronta la amarga verdad: Un mes
fue suyo... y nada más,/Es un vergel el mar entero/ ¡Y hay muchos puertos en el mar!
(14)
. En “Romance de la enfermita”, la madre no percibe el enamoramiento de la hija.
“Romance de Norma Zablah”, con expresa mención de Federico García Lorca, reconstruye
la muerte violenta de la joven: ¿En qué calle se cortaron/ Tus pasos en el olvido? (...)
Para el hombre que te quiso/ Fruta verde en campo niño,/La aclamación de las bestias/
Cual si lo hubieran parido;/ La maldición de tu madre/ y el grito despavorido/ Del
angelón de tu guarda;/ Que lo siga, que lo siga! (sic) (27-28). “Noche de Rumba” se
inscribe en la llamada “poesía negra” y es un recordatorio de la fuerza del deseo: ¿Qué
tenían la rumba y el negro?/ ¿Qué tenía la Negra Leonó? (22).55

No faltan, tampoco, textos de una temática variada: reconocimiento a escritores amigos


(Lucila Gamero, Mirta Rinza, Enrique Gómez); patrióticos (el hermoso “Sueña
Morazán”; anecdóticos (“Fray Gómez y el alacrán”, “Romance de la lebrela”) y
circunstanciales (“Salutación a Norma I”). Inclusive, Travieso ensayó la poesía
humorística en “Canción Zoológica”: con referencias festivas a la evolución de las
especies, ironiza sobre la fatuidad de don Mono, el sabio, orgulloso de que le hubiese
crecido el cerebro.

Jorge Federico Travieso elaboró uno de los mundos poéticos más coherentes de la
poesía hondureña del siglo XX. Por su actitud vital, representa un momento
neorromántico, liberado de la sensiblería lacrimosa gracias al fino trabajo del verso
que evadió la repetición de fórmulas, comunes a otros autores, tanto del siglo XIX,
como de las primeras décadas del siglo XX.

55 Claudio Barrera, en la antología Poesía Negra en Honduras, incluye el poema


"Mujeres de las islas” al que, sin dar ninguna explicación, nombra “Mulatas de las
islas”, título que, a la vez, es el primer verso de varias estrofas. Dicha antología
carece de fecha. Según José González fue publicada en 1960 (1997: 24). El poema
alaba la belleza y desprejuicio que, en el terreno amoroso, supuestamente, poseen
las mujeres de la región insular.

338
lo polobro iluminado

Elíseo Pérez Cadalso

Eliseo Pérez Cadalso (Santa Teresa, Choluteca, 1920-Tegucigalpa, 1999) escribió


Vendimia (1943) y Jicaral(1947), obras en las cuales predomina un uso del lenguaje
de raíz modernista.

Vendimia
En Vendimia, la descripción del paisaje y los temas del amor y el olvido constituyen
materia de “Vesperal” que, con versos altisonantes, de profusa adjetivación, dice: Es
la tarde el sollozo de nostalgia del dia./Hay gloriosos fulgores en el cielo opulento./
Las palmeras preludian su febril canturía/ y se pierde en lo lejos la plegaria del
viento.// Golondrinas versátiles con sus rápidos giros/ interrumpen la dulce nitidez
del paisaje/ mientras una cascada de vibrantes suspiros/va pulsando en mi pecho su
doliente cordaje... (Pérez Cadalso, 1943: 38).

Alegóricamente, “Avatar” visualiza la ilusión de escribir como una crisálida que. un dia,
suelta el vuelo: Voló al fin sobre el mundo mi divina crisálida/' y por leyes extrañas ¡a
incorpórea, la escuálida,/ tomó formas brillantes en la flor de un soneto! (sici (42).
“¡Poeta!” contrasta los vanos honores (las genuflexiones del humano enjambre} que
recibe el aeda. con la vida de pobreza a la cual se le orilla: ¡No valen nada si con cruel
sarcasmo/sólo se ofrece en espectral espasmo/la perspectiva de morirse de hambre! (51).

Reflexiones sobre la existencia (la muerte, el aprovechamiento de los instantes de


felicidad...) se encuentran en varios poemas. “En la carretera”, en forma alegórica (la
carretera = tiempo; el carro = vida), se habla de las horas del pasado que no volverán
jamás. El inútil afanarse pensando en el futuro se ventila en “Una Pulgada de Filosofía”:
Despliega su pesada cortina la mañana./ Hermano, la sirena nos llama a trabajar./
(...) Y sigues, triste hermano, tenaz como un esclavo,/demente tras el falso lucero de
un centavo;/pensando en el mañana trabajas sin cesar.../Y cuando ya vislumbras la
tierra prometida/ —cruzada la muralla de sombra de la Vida—/ tus ojos hechos
piedra no pueden despertar! (sic) (43). En “La creciente", la imagen del rio desbordado,
serpiente de la Vida,v de la Muerte, es el soporte artístico para externar un pensamiento
moral: Quisiera ser un desbocado rio/para barrer con turbulento brío/la pudrirían
de la conciencia humana! (sic) (52).

339
U«l«n Umoáo

Ese espíritu didáctico se observa en otros poemas extensos. En “La cosecha” (diez
cuartetos), el horizonte amigo, advirtiéndole que la siembra es dura, lo incita a la
lucha por la superación personal: Cuando logres por fin romper la brecha./cesarán
los ciclones, los martirios;/ y al saberte señor de la cosecha,/ ha de abrirse tu idea!
como los lirios.// Debes darles a todos, pues la Vida/ es dar y recibir, no importa
cómo: asi, por la áurea espiga frutecida/ tal vez recibas oropel o plomo... (4).
“Canto del universitario optimista” conmina ai estudiante a la conquista del futuro: los
forjadores somos del tiempo que vendrá; / (...) Frente a la vida somos mensaje de
energía (33). “Romance de una joven hermosa”, en nueve octavillas, es un alerta
dirigido a la mujer: una joven, seducida por un donjuán, rueda por la triste escalera de
la Prostitución y termina en infecto hospital: Carne podrida, deshecha (25-26).

“Poema del desterrado”, en doscientos veintidós versos, ofrece una visión romántica e
idealizada del indígena: el indio que abandona su tierra; la agresión y explotación que le
depara la ciudad; la visión reconfortante que tiene de su pasado de armonía y esplendor
y la esperanza de que. algún día, volverán la Paz y el Amor. La grandilocuencia se filtra
a través de los versos: Un dia los oráculos marcaron/fatídicos presagios para la indiana
grey;/ siniestras tempestades, torrentes de dolor y de miseria/ vendrían por doquier./
Nos olvidó el Destino y habíamos de vernos/ en torva noche y el grillete al pie./ Muy
pronto aparecieron a lo lejos/terríficos centauros en bélico tropel; sembraban el terror
por la montaña,/ eran los emisarios de un poderoso rey./ Y hubo ríos de sangre.../ La
savia de Lempira, la de Copán Calel,/fundidas en crisoles de sin igual pureza.../—
¡sucumbir o vencer!/ Sangre que da la entraña de la tierra,/ integérrima, brava, sin
doblez;/sangre de los quetzales, sangre de losjaguares,/ ¡sangre del que se sabe defender!
(15)
. Ampuloso es, también, “Oda al General Morazán”.56

“Delino matinal” está conformado por diecinueve cuartetos de rima perfecta y versos
alejandrinos que rebosan entusiasmo frente al esplendor del día. Pero la amada no le
cede en belleza. Se invita al goce de los dones que la vida comporta: El cielo se
emborracha de brillantez pagana,/ tejiendo deslumbrantes cortinas/de zafir;/el aura
silenciosa perfuma la mañana/y vibra en mis entrañas el ansia de vivir! (sic) (7).
Otros poemas son: “Salve, Tegucigalpa” y algunos textos de circunstancia (salutación
a una reina de belleza, despedida a una monja...).

“ Cf. Umaña, 1995: 142-144

340
La palabra iluminada

Jicaral
En Jicaral —con evidente depuración estilística— el autor entrega doce poemas de
temática diversa en los cuales percibimos un cierto influjo lorquiano. La tónica general
es el optimismo. En “Brújula”, el octosílabo, en su ritmo vivaz, traduce la apertura del
espíritu: Sinfoniza locamente/ la madrugada en el puerto./La espada del horizonte/
luce pomo de luceros.// (...) Hunde el grumete en las sombras/ el ancho torso de
acero/yel Capitán, pensativo,/chupa su pipa de sueños. (...) Corazón, que te perfilas/
ancho de mar. como el puerto! (sic) (Pérez Cadalso, 1947: 9). En “El cantar de los
caminos”, cada estrofa habla de una ruta especifica: Caminos de la Vida; Caminos
del Silencio', Caminos de la Muerte y concluye: Mi espíritu sediento de cielo, sol y
pájaros,/jocundo, libre, fuerte, por fin se echó a volar./ Caminos... oh. delirio! (sic)
Son tantos, luminosos,/y yo sólo uno busco para poder llegar! (sic) (12).

La^xpectación frente a lo que la vida depara es tema del bien logrado soneto “.Ansiedad”:
Vino elfuturo y se astilló en mis manos/ —contra la roca corazón de espuma—,/ Luz
(sic) en mis ojos que deviene bruma,/ verdad que aúlla en ajedrez de arcanos! (sic)
(29). En “Balada de la juventud”, es tanto el apego a la vida, que el yo poético,
inclusive, se atreve a dictarle órdenes a la muerte: agorera [la muerte] se llegó a mi
puerta,/ (...) Yo le dije: vuelve y entonces te espero;/ aún no he pensado en partir,/
(...) Y no obstante, tiemblo pensando que un día/ la insomne tendrá que volver:
tornará a secarse la palabra mía/y ya no podré responder! (sic) (13).

La mujer y los temas vinculados al desencuentro amoroso ocuparon el interés de


Pérez Cadalso. En “Fantasma”, aludiendo al bien perdido, la expresión se toma fluida
cuando dice: Visión fugaz, aérea, transparente,/¿que nos pasó? Te fuiste de repente/
y hoy entre zarzas de inquietud me pierdo.// Y lejos, con chirrido de agonía,/ muele el
silencio de la calle umbría/la carreta sin bueyes del recuerdo! (sic) (27). En “Canción
sutil de la ausencia”, en cuatro estrofas, exalta a la mujer: Siempre pasaba así. etérea,
luminosa,/ con su vapor de música junto a mi corazón./ Quiso arrancar la flor azul
de este silencio/ para daría a los vientos de una nueva emoción. Y, al final, en un
verso, se expresa el dolor: ¡Lo duro es resignarse y olvidar! (17).

“Espejismo de la raza” —el poema más débil—, en la parte I, dedica algunas estrofas
al tango y se refiere a la guitarra como intérprete del Alma de la Raza Antigua. Las
secciones II y III aluden al instrumento con mayor generalidad: Y vibraba en la

341
Htltn Umorto

cuenta milagrosa/ la savia de una honda, fatal desesperanza./ Barro plasmado en


hornos de miseria.../y sin sol, y sin viento y sin pan... sólo con lágrimas! (sic) (5).
Entre las diferentes secciones se carece de una convincente ligazón. A ello se agrega
el asignarle a la guitarra el simbolismo apuntado.

Erasmo CarIas Lindo

Erasmo Carias Lindo (“Conde Mito Sagitario”, Tegucigalpa, 1921), escribió Trigales
líricos 11953); Medallones místicos (1957) y Sagrario (1980). La temática del segundo
libro es de carácter religioso, según lo indican los títulos de algunas composiciones:
“A la Virgen de Suyapa”, “Jesucristo”, “María Magdalena”, etc. Sagrario se consagra
al tema amoroso. En ambos textos el aporte literario es mínimo.

Trigales líricos
Trigales líricos entrega veintinueve composiciones (nueve de ellas, sonetos) realizadas
con buen manejo del verso pero dentro de una concepción romántico-modernista del
lenguaje. El amor, la patria, el valor de lo indígena, el orgullo de sí mismo..., son los
temas que predominan Prevalece la intención didáctica y la podemos inferir de los
títulos: “No temas el aullar de los chacales”; “Hay que sembrar amor”; “A la vejez”,
etc. Como ejemplo del estilo, un fragmento de “Frente a la vida”: Frente a la vida me
encontré sin alas;/ los pies en falso ante el oscuro suelo;/ tuve ansiedad de remontar
el vuelo,/un vuelo largo, largo..., y sin escalas.// Los vientos del dolor y de la pena,/
paralizaron mi ascensión temprana;/y confundido entre la turba humana,/encontré
mi verdugo y mi cadena.//Libre ya de pasiones, ambulante,/por terribles senderos de
la vida,/mi idealfue como potro, que sin brida,/se escapara veloz, siempre anhelante.
(Carias Lindo, 1953: 21). Uno que otro verso, en deuda con Rubén Darío.

Jaime Fontana

Jaime Fontana (pseudónimo de Víctor Eugenio Castañeda, Tutule, La Paz, 1922-


Tegucigalpa, 1972) escribió Color naval (1952) cuyo tema central es el amor. Los
motivos relacionados con el mar juegan un papel destacado en la poética del autor y
la vinculación con la naturaleza se subraya con los nombres de las distintas partes del
libro: “Clima primero, Ruta de sal”; “Clima segundo, Sabor pinar” y “Clima tercero.
Mar total”.

342
Le palabra iluminada

En Color naval el autor accede a zonas de alta densidad lírica gracias al refinamiento
en la elaboración de imágenes. Así, para referirse a la mujer amada, en “Canción
marina en el pinar”, expresa: Te conocí en el vértice nervioso de una ola,/ en la
frontera móvil entre el ave y la sal,/ entre el astro y el pez. Estabas sola, ' centrando
la ondulante soledad./ Estabas a media agua, a medio día,/ a media nube, a medio
caracol./Abril andaba por la sangre. Ardía/ a media primavera el corazón. (Fontana,
1972: 15). En “Fuga en azul”: Llegó en la tarde. Trajo la sangre iluminada./ (. .) Vino
del sueño. Vino del mar o de la espera./Dueña de toda latitud./ Vino de todas partes,
porque de todas era/y porque su infinita presencia mensajera/ viaja en el ala y en la
luz.// (...) Se fue sobre las aguas nocturnas. (El reposo/ mata lo eterno en lo fluvial)./
Algún islote inédito llamaba presuroso.../ Bajo su pie también viajaba el poderoso/'
rio con vocación de mar. (27-28).

“Clima segundo, Sabor pinar” contiene poemas evocadores del terruño como "El
pino de mi pueblo”, “Diálogo en dos verdes” y “Regreso al primer verde”. En este
último despunta una saludable nota juguetona: Y estoy aquí, tendido en la hojarasca,/
las hojas —allá arriba— recortan el zafir,/pero ¿qué significa la lluvia de azahares/
que el follaje desata sobre mi?/ ¡Ah —si no me equivoco— mi naranjal amigo/ me
está retribuyendo los suspiros que di! (35).

La última sección comprende dos poemas. En “Alfonsina fluvial”, el mar adquiere


fuertes implicaciones sexuales: El toro-dios ya la olfateó, bramando./ (...) Ya el toro
verde le lamió las plantas/ con espuma y con sal.// (...) ¡Ya la caricia impar!/ ¡Ya
sangre rosa y sangre verde logran/ la eterna sangre mineral!// ¡Qué cópula bruta!
sonora, plena!/ ¡Qué eva infinita! ¡Qué fecundo adán!/ ¡Qué matrimonio de pasión
hicieron/ Alfonsina y el Mar! (54). En “Los caminos del mar”, el yo poético se siente
vitalmente unido al mar. Como clave ontológica, busca, en éste, la explicación del
mundo: Viajé hacia los remotos subsuelos de mi sueño./ (Mi sangre es nieta de ese
mar)./ Entre agua y sombra, entre molusco y astro,/ busqué la alquimia germinal.
El mar, nocturno y solo, me habló de sus recuerdos:/ de la primera clorofila./ de la
primera voz,/y de aquella sonrisa terrible -la primera-:; la sonrisa del Hombre
cuando a (sic) inventado a Dios.// El mar me dio el secreto: la herencia de su oleaje
sigue rigiendo en el olear del grito,/ erlr las melenas de la Jiera,/ en el verso, en el
fruto; (...)/ en los naufragios de ¡a idea; en el sístole y diástole infinitos./' Se rio
(sic) de las menudas hazañas de mis dioses/ el mar con su tremenda carcajada./ El

343
H»l»n UmoAa

mar que inventó el sexo, las alas, las raíces,/ e hizo —a su imagen— la primera
lágrima. (56).

La segunda edición, realizada como homenaje a Jaime Fontana, incluyó otros trabajos
de ah i su nombre: Color navaly otros poemas. Entre estos, “3 instancias de Marilyn”
esta dedicado a la desaparecida actriz Marilyn Monroe. “Al padre” comprende dos
sonetos. Especialmente interesante —por el vaivén sueño-realidad— es el segundo:
¿Quién está vivo y quién, en otra esfera,/ hace del otro su nocturno invento?/ ¿ Y qué
seria si por un momento/ el tumo de vigilia coincidiera?// Si tú me sueñas para que
no muera/y si sol y mujer, hijo y aliento/ sólo son tu dormido pensamiento.../ ¡No me
animo a pensar lo que me espera! (64-65). Probablemente estemos frente a una de
las primeras influencias de Jorge Luis Borges en la poesia hondureña.

“Este volver a Honduras” es un amoroso encuentro con la patria, después de varios


años de ausencia: Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras://
llegar con el amor iluminado por años y distancias,/ (...) Porque volver a Honduras
es ir de madrugada a los maizales/para espantar los pájaros bisnietos de aquellos
que espantamos,/(...) Parece que también será de lágrimas este volver a Honduras:/
preguntar por hermanos, por amigos que no nos esperaron,/y el horror de buscar en
una tarde de cal y de cipreses/ unos nombres. Julián o Federico, Carlos, Daniel o
Marcos.// Todo seráfeliz y doloroso, será trémulo y tierno/porque volver a Honduras...
me parece que es retomar el canto. (71-72)?7 Dentro de la temática del desarraigo-
encuentro con la patria, uno de los mejores textos en la lírica del país.

Miguel R. Ortega

Miguel R. Ortega (1922) es autor de Itinerario de las briznas (1973), Letras en la


piel de la espuma (1982); Oda al libertador (1983) y Voces desde el sur del alba en
los labios del viento (2002).

Itinerario de las briznas


Itinerario de las briznas comprende veinticinco sonetos; un texto de diez cuartetos y
ocho prosas poéticas. En la sección versificada, el gran tema es el amor, ya sea como

57 Probable recoidatono de los escritores Julián López Pineda, Jorge Federico Travieso,
Carlos Izaguirre, Daniel Laínez y Marcos Carias Reyes.

344
Lo palabra iluminare

realización plena, olvido, reproche, evocación... Siempre, con un patrón expresivo


que se acopla a la denotación-connotación tradicional. Así, en “In promptu (sic)
decadente hacia el olvido”, en versos de cuidada urdimbre, emplea la metáfora, la
paradoja y el retruécano, de uso frecuente en el soneto de estirpe barroca; Al saber la
verdad de tu mentira/ una pena sin remos me tortura; corolas de ansiedad, polen de
ira, me dibujan colmenas de amargura.// ¡Cuánto le quise! El corazón suspira./
desandando los años de ventura./ sin aceptar la realidad delira;/¡y tú hollaste mi
pozo de ternura!// Un dia volverá la calma al nido/de mi alma que tú has escarnecido/
y que ahora aturdida te reclama://¡No me hubieras así correspondido, por respeto de
herir lo que se ama/ o por duda de amar lo que se ha herido! (Ortega, 1973; 28).

Intención didáctica posee “Estatua de sal”, poema de reflexión sobre aspectos de la


condición humana: Hay que trizar escombros interiores,/ amarga floración tiene lo
humano./ Hasta el dar es virtud con sinsabores:/ en el hueco del pan sangra la
mano.//La miel trae su ancestro de lasflores,/susfrutos dará el mal, tarde o temprano./
¡Pensar que nadie escapa a los rigores/ de las compensaciones del arcano! (26).

Pero los trabajos no siempre ostentan esa nitidez. De vez en cuando, las necesidades
de la rima conducen al autor hacia soluciones no felices. En “Poema de otoño",
leemos: El puente que le toma el pulso al rio,/me vio desde las cuencas de sus arcos,/
buscar la otra versión del rostro mío,/ empapelada en tantos desembarcos.// Se ha
perlado en mis rasgos el rocío,/y si me reconozco es por los marcos./ Ya no sé cuándo
se quemó mi estío;/ no miente ni el espejo de los charcos. (25). Asimismo; algunas
imágenes —dado que no se insertan en contextos de intención humorística— parecen
surgir por necesidades de la rima. En “Poema del camino”, escribe: Nuestro amor en
retoñoforcejeaba la jaula./En tus venas mifiebre aprendió natación./No sé por qué
dejaste que yo entrara en tu aula,/ muchacha alma de tiza y ojos de pizarrón. (48).
En “Poema al sur del recuerdo”, en los dos cuartetos, se festeja a la amada y, en los
tercetos, la solución léxica nos parece inapropiada: Ya fugados los climas del halcón
y el acecho,/ una calma inefable de pájaro en barbecho/ dialoga con las horas que le
faltan al día.// En cambio en ti (sic) mi nombre será una letanía./y has de oírlo hasta
cuando, tarareando en el techo/ la lluvia haga sus prácticas de mecanografía. (34).
Mis subrayados puntualizan en qué medida, las necesidades de la rima casi dan al
traste con el verso.

345
Nel«n UmaAo

Las prosas poéticas siguen un patrón modernista, saturado de imágenes que expresan
estados de ánimo en connivencia con el entorno natural. Títulos: “Fábulas de un
camino que se extravió en la noche”; “Vuelo de abejas del panal inédito”; “Memorias
de un olvido”; "Meridiano de la ausencia” y otros. En “Variaciones sobre el tema de la
lluvia”, dice Ortega: Cae la lluvia rumorosa y humedece más que la tierra, el alma...
Una suave romanza entretejen las gotas que, al desprenderse del alero, estallan como
bengalas desmayadas; y en los surcos que traza en lo intimo de nuestro ser, van
surgiendo los recuerdos como endebles barquichuelos de papel, navegando las corrientes
del ayer, impreciso y distante... (55). En “Canciones de un azul para pintar la tarde”:
Azul del cielo; mar aéreo cruzado de blancas velas de nubes vagarosas (sic). Azul en
ei que las miradas se van en escafandra, para pescar los sueños con arpones de
suspiros en las tardes viudas de compañía, hasta que tintinean las primeras estrellas
y se apagan las últimas campanas. (56).

Letras en la piel de la espuma


Este libro contiene doce sonetos y dos poemas extensos. Los primeros, en su mayoría,
abordan facetas relacionadas con el amor (la necesidad de afecto, el olvido, la nostalgia,
la ausencia...). Hay un soneto dedicado al padre y otro a la guitarra.

En ocho poemas —y esa es la razón del título, Letras en la piel de la espuma—


encontramos motivos relacionados con el mar: navios, faro, islas... Adviértanse éstos en
el alegórico “Soneto del retomo”: Quizá [la amada] venga transida de paisajes/a enhebrar
viejos lemas y senderos;/ o en sus labios que incitan abordajes/ tal vez traiga reproches
prisioneros.// No advertirá del tiempo los oleajes,/en mis rasgos asaz perecederos;/y yo
veré diluirse los celajes/en sus retinas:jaulas de luceros.//Perlada en sus pestañas una
grave/ lágrima, ella dirá que es la atrevida/ salpicadura de nevada espuma.// Y ha de
volver a mi, como la nave/ regresa de los mástiles dolida,/de tanto abrirse paso entre la
bruma. (19). Según vemos, el estilo se ha depurado.

Tanto en el uso del lenguaje como en la elaboración de las imágenes, el autor se atiene
a la poética tradicional. Se ciñe a la connotación codificada por el uso (no hay
sobresaltos o rupturas con la semántica). Así, con relación a la guitarra, le aplica una
serie de metáforas en donde los términos comparativos mantienen una relación natural,
racional: Pozo de soledad y lejanía,/Balsa para el naufragio cotidiano./De lunáticas
penas, alcancía./ Caderas de sensual rito pagano. (Ortega, 1982: II).

346
La palabra iluminado

De los trabajos extensos a los cuales nos referimos al principio, “San Isidro Labrador’"
posee una intención humorística con relación a la decisión papal de borrar su nombre
del santoral católico. Por temática y estilo, rompe la tónica del libro. “La flauta del
ciego” ofrece un sentido cuadro de la interpretación musical del no vidente por las
calles de la ciudad. Cuando él muere, su flauta, tirada en la calle es un bañofantasma
navegando/ los mares de la música y el tiempo. (42). Reitera, pues, el motivo marino.

Oda al Libertador
“(En el Bicentenario de su nacimiento)”, leemos en la dedicatoria. En seiscientos siete
versos polimétricos, Miguel R. Ortega elabora un texto que recrea poéticamente
momentos fundamentales de la gesta libertadora de Simón Bolívar. El poema se divide
en tres secciones: “Introito”, “Interludio” y “Descenso y transfiguración”.
Tipográficamente, en cada página, el material está dividido en dos columnas. La de la
izquierda, sintetiza, en dos o tres palabras (algunas veces tomadas de los escritos
bolivarianos) el hecho que desarrolla, amplifica o comenta el texto versificado que
está colocado a la derecha. Con esta disposición (uno de los primeros libros que
experimenta con la distribución espacial de la página), el poema aborda, desde una
rejilla lírica, plena de imágenes, abundante en adjetivaciones, los principales hechos o
circunstancias de la vida y la acción de Bolivar.

“Introito” invoca al héroe con versos saturados de frases encomiásticas: La Aurora


desparrama/ oro en tus charreteras/y las bordan de plata' las enhiestas cascadas./
Cual cóndor que augural/ volara asido a un rayo/ desafias distancias/ tramontas
horizontes./Hasta el volcán imita/1 tu gesto en erupciones/prendiéndose en los hombros/
entorchados de fuego./ Cinco pueblos redime tu procer gonfalón./ (...) Mi General,
Bolivar de flamígera espada/ tu pecho condecoran las estrellas de mar,/ a la gloria
arrebatas fulgor en la batalla/ y en el fragor ¿aun (sic) tienes valor para soñar!
(Ortega, 1983: s.p.).

“Invocación” recuerda la opresión en que vivía América: Tendía la noche su cendal


de sombra./Llovía el luto sobre las conciencias./ Era un pez en las redes la palabra./
La libertad dormía soterrada/ un sueño de campana sin badajo;/y las velas traían
desde lejos/ un rumorear de redentoras brisas.. (sic)/ Y el mar dictaba, por los
farallones/ una protesta de olas como puños./ Hombres de piel nocturna tascaban su
infortunio/ entre metales de opulentas minas;/y epidermis de cobre, doblegaban/ el

347
H»len UmoAo

blanco banderín de los cañales./ En las noches insomnes de cansancio/ negros e


indios esclavos/ injertaban ¡afiebre de sus carnes/ sobre el piso de miseras cabañas,/
o en el altar pagano de los montes,/ entre orquestas monótonas de grillos/y a la luz
aterida de los astros./ En este marco gris emerge el Héroe.

En algunos momentos, acudiendo a un expediente de origen dramático, el autor adjudica


los versos a distintas personas que se relacionaron con Bolívar. En "Interludio”, inclusive
en dos logrados sonetos (“Coloquio iluminado” y “Segundo coloquio iluminado”), los
versos, en forma alternada, reproducen un diálogo y, como si fuese una acotación teatral,
leemos: (Hablan Bolívar y Manuela Sáenz). En cada soneto, antes de los versos, se
especifica a quién corresponde la voz poética mediante el pronombre respectivo: El:
‘Bella ’, mi voz en soledad te llama/y es tu amor mi legitimo trofeo./Ella: Es que parece
bello cuanto se ama. ../es porque eres la yesca del deseo.// (...) Ella: En la inmortalidad
que te reclama/ no soy más que una prenda de tu arreo.//El: No, cuando evoquen mi vía
crucis de hombre/ discurrirá el recuerdo de tu nombre., (sic)// (...) El: Ya no ansio más
gloria que tu boca/ ¡y que nos sobreviva nuestro amor!

La tercera sección ostenta un tinte reflexivo que apunta hacia los valladares humanos
que obstaculizaron el proyecto bolivariano: Contra la pequenez del campanario/y la
mata aleación de la campana,/es inútil que luche el campanero./ Ante la negación
de los apóstoles/ y el sordo conspirar de los acólitos/ se desmorona el corazón
mes iónico./Cuando se arrastran anclas ancestrales/ cuando la obscuridad está en la
esencia,/cuando se resquebraja la argamasa,/no se puede insuflar la arcilla humana.
Pero el poeta confía en la juventud. De ahí que su mensaje se resuelva en forma
optimista; Pero la juventud tiene la pauta:/ el don ascensional, el don Bolívar,/ la
refinada educación de Bolívar,/ el tesón en su norte de argonauta,/ su visionaria
facultad onírica,/y el denodado corazón Bolívar. Con acierto, el apellido del héroe se
matiza con implicaciones semánticas equivalentes al bien y a la nobleza.

Seguidamente, aborda tópicos como la capacidad visionaria de Bolívar; el saber en qué


medida, la corriente de la demagogia y la política zafia se adueñarían del porvenir; su
honradez acnsolada y el tesón para cruzar varias veces Los Andes. El texto concluye
con una “Jaculatoria laica”: Bolívar de las cumbres y el abismo,/ Bolívar de la frase
iluminada,/ Bolívar del placery del pesar,/ Bolívar, gonfalón del optimismo,/Bolívar de
la tea y de la espada,/ Bolívar de los Andes y la mar./(...) Haz, (sic) Bolívar que vuelva
la esperanza;/ que el bien, al mal en nuestros lares venza,/ que más no sea la virtud

348
la palabra iluminada

proscripta,/que se pueda confiar en la balanza./para que ya no tremen de vergüenza tus


proc eras cenizas en la cripta.// Que el turbión de violencia desatado/ dé una tregua en el
campo y la ciudad;/ que produzca la usina y el arado/ su cuota de progreso y bienestar./
Tal vez así se limen diferencias,/ tal vez así se pulen (sic) las conciencias;/ tal vez asi
haya paz y libertad.// Tu voz de ventisquero y de cascada/ se escuche en los confines y el
pinar:/ Y que tu sombra de patricio invada/ los siglos de los siglos, sinfinal. Un logrado
clima de solemnidad, en versos insuflados de sentido panamericanismo.

Voces desde el sur del alba... en los labios del viento


La primera sección del libro está compuesta por quince sonetos y cuatro composiciones
en verso libre; la segunda y la tercera están formadas por una selección de los dos libros
anteriores y la cuarta, con el nombre de “Versos con más de medio siglo a cuestas"’,
rescata poemas elaborados a partir de 1942. Dentro de los trabajos nuevos, por su
cuidadosa elaboración, destacan los sonetos cuya factura -por la abundancia de metáforas-
recuerda el estilo de Antonio José Rivas en Mitad de mi silencio. Así, en “Poema de la
rosa” (que también acude a motivos empleados por el poeta de Comayagua), leemos:
Escultura del viento; ígnea redoma;/ manos juntas tendidas a los cielos./ Bailarina en
puntillas de su aroma/ con sufalda de pétalos y vuelos.// Paracaídas del color. Paloma./
Bengala al estallar. Llama de velos./Si parece mujer cuando se asoma/ con rocío que es
lágrima de celos. (Ortega, 2000: 17).5S En “Poema de una lágrima”: En lo profundo de
tus ojos brilla/de una indecisa lágrima la esfera,/ acaso de un sollozo es una astilla que
ha burlado la cárcel de la espera.// Y al rodar en tu rostro dt repente./ tu lágrima es abeja
transparente/que cruza por tufaz y se desploma.// Y esa lágrima: brizna de papiro,/si no
es nevado vuelo de paloma,/ es breve estalactita de un suspiro. (27).

Otros títulos, que orientan sobre los temas tratados, son: “El colibrí”, “En el muelle”,
“Guitarra”, “Tu recuerdo en la tarde”, “Mariposa”, “El olvido”, “Canto de soledad” y
“Saudade”. El procedimiento expresivo es similar: un uso racional del lenguaje, dentro
del juego denotación-connotación que se acopla a la codificación tradicional.

Arturo Mejía Ortega

Arturo Mejía Ortega (Comayagua, Comayagua, 1922) escribió Interminable espera


(1969), libro integrado por treintitrés composiciones. “Cristos en la arena” hace tangible

58 Infra, pp. 367-368

349
Htltn Umoflo

una preocupación social. Recuerda que, cuando niño, vio un Cristo en una iglesia:
Ahora.' cuando la claridad/ me quema/ y me frunce el ceño;/ me doy cuenta,/ que
hay muchos/ cristos/ retorciéndose/ en la arena,/despreciados de la ciudad.// Cristos
tristes./ enfermos:/ ni más ni menos/ el espejo/ de la muerte;/ donde escrito está/ el
calvario/de los hombres./)' los cristos/ eran espiados/por los huecos/ de las casas;/
arrojados a la calle,/ensangrentados,/limados por la arena,/con los ojos/quemados;/
chimenea/ donde el dia/se aprisiona. (Mejía Ortega, 1969: 31 -32). Dada la brevedad
de ios versos, la pausa obligatoria de los mismos y los frecuentes encabalgamientos,
el ritmo se percibe sumamente cortado, no armónico.

Igual situación notamos en “Este diálogo con mi padre”: Respiraba/verde,/y verdes/


eran sus pulmones,/y verde era su aliento/y verdes/ sus palabras.// (...) Me dijo:/
nací,/ en una aldea/ de espejismos,/ donde el agua/ se convertía/ en leche,/ (...)
Mira 7 la yema/ de mis dedos/ que vibran,/ ¡Tócalos! (sic)/ Hay electricidad./ (...)
Ahora vé: (sic)/la arena/en mis manos:/aqui están cincuenta/energías,/arena/que
el rio me la dio;/ allí está/ el germen, fsic)/ allí está/ el fruto,/ allí está la vida,/ allí
está 'el porvenir.// No dejo libros/porque no pude comprarlos;/porque los libros/que
me gustaban/ no tenían letras,/ ni palabras./ (...) Entonces quedamos j que da lo
mismo/ el día/ que la noche;/y que la muerte,/ es lo mismo que la vida. (23-26).

En el terreno amoroso encontramos trabajos como “Fuego ardiente de la hija del


mar”: ¡Era hija del mar!/ En la punta de los dedos/ los retoños/ de los lagos ignorados.//
(...) Me tendió/ sus fríos brazos;/ muslos (sic) de arena/y de sal./ Me dijo/ su exacto
nombre,/con el silva (sic)/del aire;/con lo azul/de la distancia. (15). Un libro, pues,
que no suma calidad en el proceso literario del pais.

Gelasio Giménez

Gelasio Giménez (Cienfuegos, Las Villas, Cuba, 1923)59 escribió De niño en adelante
(1991); Tríptico (1993); Luz rasante (1995) y Políptico (1999). Del primero al último
título, un estilo muy similar y depurado, dentro de una práctica poética quizá influida
por el minimalismo.

59 Adoptó la nacionalidad hondureña en 1962.

350
la palabra iluminado

De niño en adelante
Setentiséis composiciones incluye Gelasio Giménez en De niño en adelante. La mayona
son breves pero, en tres o cuatro versos, delinean o vierten, con agudeza, alguna opinión
sobre distintos tópicos. En “Fijación”, esplende el espíritu humanista: El crepitar de las
llamas/ en la biblioteca de Alejandría/ produce espanto,/ todavía. (Giménez. 1991:
29).60 La percepción de la belleza adquiere fuerza plástica en “Diamantes”: Abrazado
*
emergen losjóvenes del mar./En sus cabellos/el sol engarza diamantes. (50). Es puntual
la expresión del amor en textos como “Lámpara ausente”: Obscurece en el laberinto'
lejos del mar./¿Ese rumor de olas?/ Mi corazón cuando respiro/junto a ti. (48).

Poder de síntesis, sencillez, antirretoricismo. Sin faltar, con bastante frecuencia, el


aparecimiento de alguna nota humorística o irónica. En “Debut”, la palabra acude sin
mayores adornos: ¿Quién se acuerda/ de la primera vez?/ El té sabe horrible, 'Ja
cerveza es amarga,/ el whisky parece medicina,/ el orgasmo es breve/ y desabrido.
* ‘Solterona”, el señalamiento de la inercia femenina es punzante: Las hojas de
(38). En
té/anunciaron tu amor:/¿Lo esperarás sentada? (44). En “Insomnio”, acertadamente,
el sueño se visualiza como un animal: El sueño se acerca despacio;/ sigue de largo,
amedrentado, arisco. (32). .

Algunos poemas están dedicados a la madre. En otros, el poeta se refiere a si mismo,


como en “Compañeras” (un elogio de sus manos ya envejecidas), “Crecimiento” (en
el presente del hombre, la persistencia del niño que fue) o en el penetrante
“Autorretrato”, cuya dimensión se recepta plenamente si recordamos que Giménez,
durante años, ha sido catalogado como uno de los mejores pintores del pais. Dice: Ni
el pintor que cocina/ni el cocinero que pinta:/ un ser humano que hace versos (3).
Y los hace bien, según las muestras ofrecidas.

Tríptico
En los cientocincuentitrés poemas de Tríptico, Gelasio Giménez consolida el estilo
observado con anterioridad: poesía reflexiva, paradójica y lex emente irónica que, con
frecuencia, explora vetas humorísticas. Poesía antiheroica dirigida hacia las minucias de
lo cotidiano. Elaborada desde una especie de atalaya interior que le permite examinar,
calibrar y ponderar, con ecuanimidad, los distintos avalares del diario vivir. Dentro de esc

60 A menos que se indique lo contrario, todos los poemas están copiados íntegramente.

351
Hilen límofto

esquema, la captación de la realidad social es aguda y no complaciente con los sectores


de pt»der “Democracia”: Llevó una pancarta/frente a la casa presidencial: el gas/
lacrimógeno/ le cegó los sueños (Giménez, 199,3: 92); “Predicción”: Los ejércitos en la
tierra:/ en el museo,/ junto a los megaterios. (93); “Guerreros guerreristas”: A los
amaestradas/ para descuartizar,/ lo primero que se les cercena/ son los sentimientos.
(94); “Gritos atonales”: Mil nances,/cuatrocientos ojos./ Un oído esclerótico/encargado
de registrar/ los alaridos de la pobreza. (96). Adviértase el trastrocamiento irónico que,
algunas, veces, se enrumba hacia un humorismo bastante acre, propio del que no esconde
o desfigura la miseria humana. En “Agobios”: Detrás de los niños/amaestrados,/(actorcitos,
actricitas,/musiquitos)/ hay una madre implacable./ Sobrará el tiempo/para amarlas/o
declararse antimadre/para siempre. (89).

Pero más allá de las contingencias sociales, el autor alerta sobre una condición humana
contradictoria e inatrapable. En “Revelaciones”, dice: Hay secretos diluidos/en la vida
cotidiana./Las palabras insinuadas lo sugieren./Los sonidos espaciados entre sí/ no
permiten hilvanarlos con buen tino. (6). Las huellas, los lastres, también son personales.
En “Rupestre”, leemos: La expresión turbada/del ofendido sin razón/está grabada/en
la caverna que llevo a cuestas:/Altamira privada. (10). La convicción sobre la existencia
de un trasfondo lacerado como parte esencial del ser humano, no riñe con la serena
percepción de sí y del entorno. En “Bajamos del auto” lo detectamos con claridad: Al
entrar en el ayer hacía fresco/y el aire/ olía a resina de abeto./ Junto a la carretera;/
liqúenes y heléchos en profusión./Dimos unos pasos en el asfalto/ húmedo de rocío./El
gran silencio tocaba las estrellas./ Era domingo/y marzo llegaba a su fin. (19).

Con frecuencia, Giménez propone su poema como una especie de acertijo. Reta al
lector con analogías y simbolismos. En “Letargo”: La resignación de los golpeados/
enardece a los martillos/con tenacidad:/ terca repetición. (13); “Soledad”: Lo palpable
de una pareja/ que envejece frente a frente:/ haber vivido/ una eternidad/ en cada
vuelta de minutero. (41). Ingenio, imaginación y agudeza conceptual.

Dentro de su amplia visión de mundo, el autor reserva un espacio para la felicidad,


para el goce de vivir, entendido como el disfrute de lo cotidiano. La naturaleza, los
animales domésticos, la amistad..., constituyen ingredientes fundamentales. En
“Memorándum” (sic). Con la estrella matutina/ en plenafrente de por vida./Dormitar
a media tarde,/con las cuentas pagadas,/la despensa recién provista,/ en espera de
un amigo/para abrir una botella,/ hacer bromas y olvidarse/ de los muertos. (67).

352
Lo palabra iluminado

Luz rasante
En términos generales, los cientosesentisiete poemas de Luz rasante, tanto en estilo
como en los temas abordados, siguen la tónica de los libros precedentes Gelasio
Giménez ratifica su capacidad de capturar y sintetizar ideas y sensaciones. Es
sumamente perceptivo del contexto y lo expresa mediante composiciones breves,
instantáneas que recuerdan al hai-kai. “Grillos”: Piolines invisibles/ enaltecen el silencia/
de catedrales en ruinas. (Giménez, 1995: 33); “Concierto en la noche”: Al abrir la
ventana/ Mozart corretea/por el vecindario. (32).

A los animales domésticos (especialmente perros y gatos) consagra varios titulos.


“Actitudes” cuestiona a quienes, criticando la atención a los animales, se escudan en
falaces posturas sobre la caridad cristiana (¡Hay tanto niño muriéndose de hambre!).
“La serpiente muerde su cola” ve a la mujer atrapada por condicionamientos que,
sobre todo, están en la matriz social: Apenas le bajó la primera/ regla/ resultó madre
soltera./Es, a su vez, hija/ de madre soltera. (124).

Varios trabajos tratan del amor. “Intimidad”: Momento perfecto:/cuando al salir del baño
te peinas en silencio. (21); “Acoso”: Todavía ayer/el sillón/conservaba tu perfume. (163);
“Amanecer”: Los primeros resplandores/de la mañana ilustran/el regocijo perpetuo: saltas
del lecho desnuda. (142). Aunque se expresa satisfacción amorosa, persiste la sensación
de que la amada ideal es inalcanzable, según lo expresa “Fugacidad”: El rostro/ entrevisto
una vez,/ al pasar/ (embellecido por una sonrisa);/ lo he buscado/ durante milenios de
soledad,/lo he buscado. (53). La reiteración del verbo implica la importancia del sentido de
búsqueda. Abunda el uso del paréntesis, que —con relación a los poemarios anteriores—
es el rasgo más novedoso en Luz rasante. En más de cuarenta poemas, representa una
especie de acotación en voz baja Lo comprobamos en “A ratos la musa hace piruetas” en
donde, acudiendo al recurso humorístico, expresa: En un santiamén (arropada en camisón)/
hace piruetas la musa./ Tú, repartida entre poetas del puerto, (le digo a la musa)/ a tanto
la hora (algo pintarrajeada/ para exigir respeto)/ Reniegas del piano: presencia delatora/
(canciones adocenadas)/en ciertos bares. (38). Notas que predominan: utilización de un
lenguaje directo, cercano a la lengua coloquial y refinado empleo del humorismo (algunas
veces, dentro de la tónica del humor negro) y de la ironía.

Políptico.
Con ciento cincuenta y un títulos, Políptico es, quizá, el primer libro hondureno en el
cual cada poema posee una ilustración realizada por el propio autor. Conjunta —con

353
N«l«n Umofto

iguales méritos— poesia y dibujo y la temática es heterogénea, dentro del mismo


orden conceptual expresado en ios libros anteriores. Desde el punto de vista formal,
el poeta aunque incluye textos muy breves similares a los que hemos trascrito—
opta por las composiciones de mayor extensión. En cualquier caso, el discurso se
plantea como un reto al lector. Este, mediante asociación de ideas (y no es gratuito
que uno de los epígrafes lo insinúe),61 debe acceder al mensaje global del poema. La
percepción subjetiva del tiempo; las distintas peripecias de la vida cotidiana y la
persistencia de las ilusiones son tópicos que se leen en “Vida en proceso”: Midamos
la distancia/ desconectando besos en el camino,/ o por el número de pasos,/ caídas y
tropezones./ Tenemos un reloj de arena,/ a punta de ilusiones,/aletea en la distancia.
(28). A los caminos de expresión que encuentra el ser humano alude “Proceso del
abrazo": Reo confinado, ignoto/ en su propio cuerpo./ Simulacro de insultos/para
endulzar reconciliaciones:/ elaborado merecimiento./ Recompensa. (69). A la
complejidad del deseo, de la libido, se alude en “Abstinencia”: Alguien está muriendo
de sed./El sonido del mar/es más que un recuerdo./Inmensidad vedada;/ abundancia
letal (71) La tensión entre lo viejo y lo nuevo, entre las fuerzas de la tradición y el
presente, se trabaja en “Atavismo”: Impulso proveniente de un mito:/ empujón
irreflexivo./El encuentro fortuito/ con los abuelos,/predispone al retroceso,/ si no
despiertas a tiempo,/ y, descalzo, le aventuras/ con el amor/ a cuerpo desvestido.
(86). En todos los casos, el sentido del poema (por complementación, contraste o
ironía) surge de la relación entre el texto y el título de la composición.

En cada poemano, Giménez incluyó un impresionante número de poemas. En ninguno


se advierte fallones sintácticos o despropósitos ideológicos. Con relación a la edad
del autor, su tardía publicación sólo se explica en función de una paciente labor de
pulimento que le permitió conquistar un estilo propio, de sello muy distinto al de otros
creadores hondureños.

Josélina Coello del Castillo

Joselina Coello del Castillo (1923 -2002) escribió Vivir (Poemas de la soledad y la
alegría) (1990) el cual reúne veintiún textos elaborados desde 1945. El amor es el
sentimiento dominante: a un hombre, al hijo, a la madre, al campesino, a la patria...

e’ Tomado de Swami Vivekananda: Es la asociación de ¡deas la que ejerce sobre


nuestra mente un poder tan formidable. (Giménez, 1999: 29).

354
Id palabra iluminada

Carente de toda retórica, la autora se expresa con sencillez, casi como si enfrentase
una conversación cotidiana. “Autorretrato”, escrito en 1945, destaca por la sobriedad:
Me llamo Joselina;/soy de Honduras y vivo en los caminos de AméricaJ Mi rostro es
matinal, mis ojos claros/y mis cabellos son color de higoJ/ (...) La mujer y el hombre
son amigos/ desde la desnudez del paraíso/ hasta la lápida de oro o simple barro./y
los caminos señalan el nimbo o el laurel/ pero siempre está la eternidad de una
canción.// Me llamo Joselina;/ tengo las manos llenas de esperanza/ y mis brazos
anhelan mil promesas/ con el Juego de mi corazón y mi querer.// Soy hermana de
todos los que sufren, los que gozan,/ los vencidos, los que vencen,/ los hambrientos,
los saciados (Coello, 1990: 9). Fechado en 1970, “Mediodía en Tegucigalpa” expresa
lo cotidiano: Qué ardiente está el sol/ y qué calor se siente.../ El Puente Mallol
reverbera/ a las doce y a las dos./ Gente que viene y que va,/ se agrupa en sus
aceras,/y los automóviles pretenden/llegar a vencer el tiempo...//El sol nos anestesia
, sin piedad;/ con sus hilos de esplendor/ nos baña el corazón/con su lluvia de ilusión
(32). La mayoría de los poemas ostenta irregularidades (cacofonías, lugares comunes,
simplezas expresivas...), pero versos como los trascritos formulan, con coherencia
poética, el concepto que se ha querido expresar.

Renán Pérez

Renán Pérez (1923) escribió Cítara de cristal (s.f.); La pupila del silencio (1943) y
Anagrama de la ilusión (s.f., la dedicatoria es de 1954). El primero ofrece una
versificación muy pobre de ascendencia romántica. Varios textos poseen carácter
narrativo: “El beso del rajá”, “Gitana”, “La buena hada del amor”, “La princesa
encantada”... En “Oración” deplora la guerra que vive el mundo. El último es una
colección de trece sonetos de corte amoroso. Es autor de Polígono verde (Antología
de poetas universitarios) (1951).

Aunque todavía con exceso retórico, en La pupila de! silencio, Pérez depura un poco
más el estilo. Las preocupaciones temáticas se acentúan en el terreno social. Un fragmento
de “Cataclismo” lo comprueba: El mundo está sonámbulo; y el hombre de rodillas., se
acuesta en su inconsciencia./ Un llanto de ciudades,/ de puertos e islas huérfanas; se
agita por las vértebras/de la tierra y los mares.//Se encogen los ladridos/de los perras
hambrientos,/en el ebrio horizonte/de escombrosy de sapgre.// Las descalzas doctrinasJ
afilan el puñal de la miseria;/y en la noche oscura de laspueblos/ el hambre inexorable'

355
Helen Umofta

* desala las manas. (Pérez, 1943: s. p.). En “Señor, yo ya no creo en ti”, al visualizar
w
unta miseria y horror en el mundo, el yo casi reniega de su fe: Matanzas... Burdeles...
Hospitales. Y la palabra de Cristo dónde está? (sic)/ Qué se ha hecho su Sermón?
(sic); (...) Señor: ya tanto me has negado,/que ha (sic) veces he pensado/ que ya no creo
en ti. El libro ofrece textos sobre el amor a la mujer; el deseo sexual (“Poema de carne”,
deplorable desde el misino titulo); el amor al padre; un homenaje a Franklin Delano
Roosevelt; el recordatorio de la heroicidad de Stalingrado; el aliento a Francia frente a la
ocupación nazi... Ninguno trasciende la medianía.

Otros poetas
Francisco Díaz Salorio (San Marcos de Colón, 1898-¿?) escribió Celajes y sombras
(1938) y Diamantinos mensajes líricos (1964). Alrededor de ciento veinte títulos
integran Celajes y sombras, libro de propensión romántica y temática heterogénea
(motivos patrios; cristianos; amorosos; de reflexión general; de intención moralizante;
de circunstancia, etc). Como testimonio de una época, citamos un fragmento de
“Tiburcio Carias Andino”, soneto precedido, como una especie de acápite o de
antetitulo, tal como acostumbra la nota periodística moderna, de las siguientes
expresiones: Su genio: aureola viviente; Simbolismo: Un astro luminoso; Lema: Epoca
de Progreso y de Paz. De acuerdo con esa inusual manera de titular, en el primer
cuarteto, leemos: Un astro luminoso en nuestro cielo/Apareció con místico embeleso:/
Derramando ¡as luces del Progreso/ que a su impulso florece nuestro suelo. (Diaz
Salorio, 1938: 43; lo subrayado, con mayúsculas en el original).

Diamantinos mensajes líricos contiene sesenta y un textos en los cuales —como el


título del libro permite inferir— sorprenden los detalles insólitos: debajo del nombre
del autor, se acota: Insignido de América; las dedicatorias son de este jaez: Ante el sol
radiante del intelecto aureolado de Bernardo Martin del Rey; hay autocitas que sirven
de epígrafe: El amor al bien es la mejor recompensa de una intención pura.
Seguidamente, el autor anota las iniciales de su nombre: F.D.S. Agréguese, a ello, los
títulos y versos rimbombantes. En “Tetrarquía lírica salteña sonetista”, leemos:
Preludia en la fronda que oficia Juan Rocca.7 ¡Lumbre, Gloria, Excelsior, tronar de
trompetas...!/En gozo de América. confervor, enfoca,/de Miguel A. 1Harte,/grandioso
baluarte: ¡Proyección andina como de un profeta...! (s.p.).

356
Lo polobtc iluminado

Raúl Arturo Pagoaga, en Itinerario histórico de lapoesia hondurena (1973) informa del
trabajo de Francisco José Elvir (Yuscarán, 1895-1953): Alejandro García ¡ 1896-1920);
Antonio López Espinal (1896-1939); Ismael H. Rejes (1900-1939); Manuel de J.
Cortés (1895-1927); Ramón Cubas Turcios (1901 -¿?); Carlos Zelaya Gaiindo (1905);
Emilio Gómez Rovelo (Juticalpa, 1905); Luis Martínez Figueroa i Manto. Olancho,
1910); Ramón Montoya (1912); Belisario Romero (1912); Cerrando Reina
(Comayagüela, 1912-1946); Rubén Ramírez (1912); Guillermo Consuegra (1912);
Raúl Figueroa López (1912); Julio Fonseca (1912); Florentino Álvarez Canales
(1914); Virgilio R. Gálvez (1914); Enrique F. Pérez (Santa Bárbara, 1914); Tito
Aplicano Mendieta (Nacaome, 1914); David Abraham Galo (1920); Manuel .Nover
(Olanchito, 1920-1944); Jesús Villanueva (1922) y Daniel Meza (1922).

De María Carlota Falk (Florido, Copán, 1899-TegucigaIpa, 1992), el índice general


de poesia hondurena incluye nueve textos. Hay cierta dignidad en “El hijo que yo
tuve” y en “Viejo rosal”. En este último, leemos: Viejo rosal caduco, ya vencido ' por
las furiosas ráfagas de invierno,/sin follajes, sin flores y aterido/ ¡Augusta imagen
de un dolor eterno!/ (...) Viejo rosal, de espinas coronado,/¡Qué bien te puso junto a
mi la vida!/ tú (sic) eres un surco viejo abandonado.../yo soy un alma mortalmente
herida... (en Luna Mejía, 1961: 362). Aunque no sobresale por su originalidad, la
alegoría traduce un sentimiento que se percibe sincero.

Guadalupe Reyes H. (Tegucigalpa, 1900-¿?) publicó Cantos dejuventud (1920). El


libro, con los usuales cantos de amor y de homenaje (“Al egregio poeta. Santiago
Argüello”, “A Rubén Darío”), evidencia influjo modernista. En “A un cisne" lo
verificamos: Oyeme, cisne, que triunfal te bañas/en el bruñido cristal de claras linfas,/
tu albura es tal que, oh cisne, empañas/ la mansión encantada de las ninfas.// Te miro
esquivo, receloso y triste,/ como herido de amor: pasión ingrata;/ dime, cisne, qué
sientes y qué viste/ en la undívaga fuente que es de plata.// Tal vez oíste cantar a una
sirena/ sus cantares de amor o de tristeza,/y te ha vuelto nostálgico de pena;/ de una
pena letal que en ti está presa. (Reyes, 1920: 47). Ninguno de los textos rebasa el
estilo de estos versos.

En 1928, Pablo Arita (Ocotepeque, 1900-1930) publicó De punta y de filo Parodias.


Contiene diez composiciones elaboradas partiendo de poemas muy conocidos de Rubén
Darío, Juan Ramón Molina, Francisco Figueroa y Porfirio Barba Jacob, entre otros. El
destinatario de la agresión verbal es Tiburcio Carias Andino. “La Marcha Infernal”; Viene

357
Ntltn Umofta

7zj Bui harta 71 lene La Buchona 'na se oye el tropel del tirano,/(...) viene el cantinero,
va viene el cacique de allende Zambruno./ (...) Ya se oyen las gratas promesas que
Biu ho les hace a los suyos,/los huecos elogios de rancios discursos de cuatro oradores.
(s. p.) "Otra sonatina”: La Buchona está triste.... ¿Qué tendrá la Buchona?/Se le va la
GUAYABA. se le escapa la ANONA,/se le esfuma el deseo de mandar la NACION..../
Don Tíburcio está escuálido, esta triste su coro./ está mudo PLUTARCO, y también
PICO DE ORO/y en un cuarto, olvidado, se desmaya “un buchón'... Francamente./
Francamente no creyera/ que en Honduras existiera/ el Gran JUDAS, de la Honduras
esplendente,/ (...). Yo no sé que aliento insano/ se desprende de su fondo/ saturado de
maldades, sucio, cálido y hediondo/ (...). “Canción de Política Inmunda”: Hay dias en
que somos tan cándidos, tan cándidos/ (...) Y hay días en que somos tan fétidos, tan
félidos que en vano perfumamos la criolla adulación;/ tras de apestar a zorro, a establo
y a cantina/nos tiene definidos el 'tufo' a la abyección. “Era un Día Oscuro”...: Era un
dia oscuro, de muertos y 'tiros el ‘bravo' TIBURCIO alzaba sus vuelos,/ e iba en una
MUIA que en rápidos giros/ lo dió sano y salvo con todos sus pelos. (Las mayúsculas
son del autor). Un discurso de intención política, ayuno de poesía, pero interesante como
documento de época.

Ramón Cubas Alvarado (Tegucigalpa, 1901-¿?) escribió Rutas de ensueño (1921).


Enrique A. Martínez (Ojojona, Francisco Morazán, 1911), Esfuerzos rítmicos (1966)
y Voces de luz y sueño (1968); Francisco Lagos h. (1916), Viento de atardecer (s.f.
La dedicatoria personal consigna el año de 1963); Alejandrina Bautista de Rosa
(Gracias, Lempira, 1917), Arcilla graciana (2004); Marta Luz Mejía (1920), Cómo
tú, hermano! (sic) (1989); Leónidas Galeano Chirinos (1932), Rimas modernas
y La rebelión de los pobres (ambos, de 1974). En el primero encontramos versos
así: Imagino tu cintura/como un fresco de botella/ que se llama Coca-Cola (Galeano,
1974. 29); Buscaba un anima!illo/ con afán desesperado,/y ya andando fatigado/
me encontré con un tipillo/ quien me dijo: '¡zanganillo!/pues búscalo en el Congreso/
y si no en ¡a Presidencia (51).

Raúl Arturo Pagoaga (1913-1998)M es autor de San Rafael de las Mataras (s.f.). En
Dos cantos a la Historia y Un horizonte de amor (1951) incluye tres poemas. Uno de
ellos, “Canto al castillo de Omoa”, en doscientos dieciocho versos, se remonta hasta la
época de la conquista. “Gesta del héroe” (ciento cuarentiséis versos) está dedicado a
Francisco Morazán. El tercer texto es “Canción del amor ideal”.

“ La fecha de nacimiento nos fue proporcionada por uno de los hijos del autor.

358
La palabra iluminada

Martín Baide Galindo (San Pedro Sula, 1913) escribió Ritman del alma H944).
Una idea de los temas y estilo la da “Doctor Plutarco Muñoz P” en el que, al célebre
funcionario de la época del General Carias Andino, dedica versos como éstos: Alia la
frente como un dios Olímpico (sic); Cóndor que Olea (sic) el infinito -/ Tal así este
amable pastor de multitudes (Baide Galindo, 1944: 21 ).
* ’

Hernán Alcerro Castro (Comayagua, 1920- Tegucigalpa, 1952) dio a conocer sus
poemas en publicaciones periódicas. En forma tardía, algunos se recogieron en Sangre
y otros poemas (1993). Con intención de denuncia social, sus temas preferidos aluden
a la explotación del obrero, del indio, del negro. Se preocupó por los niños y las
mujeres abandonadas.

De Luz Gamero de Menard (Danli, 1920), la Antología de poetas danlidenses


presenta algunas composiciones de escaso mérito. Quizá lo más interesante radique
en los trabajos que exponen la insatisfacción interior frente al fracaso de la relación
de pareja. Copiado en su totalidad, en “Soledad contigo”, la paradoja enuncia el
distanciamiento: Tú cerca de mí, y yo tan lejos./ Tan callados los dos pero entonando/
el himno silencioso del vacío./ Yo cetra de ti, v tú tan lejos./ Como dos vacilantes
paralelas/ que viajarán sin rumbo al infinito, (en Sevilla, 1967: 154). En el breve
“Silencio”, la incomunicación se externa también en forma gráfica: Mi silencio es
grito en tu desierto./Flecha que lancé al oasis/y tocó la Esfinge./Mi silencio es rayo
de luz en fuga/ que se petrificó en mi pecho. (149).

En índice general de poesía hondureña (1961), Manuel Luna Mejía publica poemas
de varios autores. De Santiago Castro Blanco (Comayagua, 1895- Retalhuleu,
Guatemala, 1918), tres poemas de raigambre romántica. El soneto “Comayagua”
recoge facetas de la ciudad: Tristeza y soledad en las calles desiertas,/en las mujeres
pálidas y en las pálidas rosas,/enormes caserones en cuyas grises puertas/ lloraron
por España cien doncellas hermosas, (en Luna Mejía, 1961: 215). “Para una monja”,
en diez cuartetos, confiesa su amor por una religiosa. “Oblación” es un soneto de
amor. En el soneto “Al oído” -recopilado en la antología de Turcios Vijil- le revela a
una mujer que su amor nace del parecido que ella tiene con una mujer que murió.
Luna Mejía también da una muestra de los trabajos de Juan Ordóñez López

63 Su fama la debe, sobre todo, a los juicios que emitía, As., el sarcasmo que pronunció
con la masacre de liberales en agosto de 1944 en San Pedro Sula. Al referirse a la
sangre que manchó las calles, indicó que procedía de la menstruación de las
manifestantes. También calificó a la Constitución de la Repúh ca de pura babosada.

359
H«l»n Umorto

(Concordia, Olancho, 1899-La Ceiba, Atlántida, 1957) quien rinde homenaje, entre
otros, a Francisco Morazán, José Trinidad Reyes y al general Douglas Mac Arthur.

Otros escritores incluidos por Luna Mejia son: Alejandro Cabrera Reyes (Talanga,
1898-1952); Arturo Mejía Nieto (La Esperanza, Intibucá, 1901-Buenos Aires, 1972);
Luis Martínez Figueroa (Manto, Olancho, 1906) quien, entre otros trabajos, tiene
'■Hierro” que aparece con modificaciones, tanto en el titulo (“Canto al hierro y a la
mujer”) como en los versos, respecto de la versión que aparece en la antología de
Claudio Barrera quien incluye, además, “Costurera de camisas”, texto que trasluce un
sincero sentimiento de solidaridad con una trabajadora que muere de tuberculosis:
Costurera de camisas/tienes como aguja el talle,/y en los ojos enhebrados/unos hilos de
neuralgia, (en Barrera, 1950; 45); Fernando Ferrari Bustillo (Tegucigalpa, 1906);
Alejandro Alfaro Arriaga (Naranjito. Santa Bárbara, 1909) de quien Claudio Barrera y
Rubén Antúnez ofrecen 'Canto a Stal ingrado” y “Amanece en la hacienda”. En el primero,
leemos: ,Stalingrado!' Capital del mundo. Sagunto de este siglo,/donde quedarán rotas
para siempre/las aspas sangrientas de la cruz gamada. (en Barrera, 1950:99). El segundo
evoca el mundo rural en el cual transcurrió su infancia. Otros autores son: Matías
Funes (1910-1970); Santos Tercero Palma (Tegucigalpa, 1911); Francisco Sánchez
Reyes (Texíguat, El Paraíso, 1911); Pedro Pineda Madrid (Gracias, Lempira, 1914);
Angélica de Fer nández (Gracias, Lempira, 1915); Virgilio Zelaya Rubí (La Ceiba,
Atlántida, 1917), de quien se ofrecen ocho trabajos de temática variada así como “Ritmos
de Noche Buena” que comprende siete composiciones de tema navideño; Rafael Antonio
Castillo Lizardo (Cañe, La Paz, 1918) y Raúl Salgado Rubí (La Ceiba, Atlántida,
1921-Tegucigalpa, 1953) a quien también incluye Renán Pérez en Polígono verde
(antología de poetas universitarios) (1951). Asimismo, este último libro ofrece
composiciones de Rafael Antonio Castillo Lizardo, citado con anterioridad. En la antología
de Turcios Vijil también hay poemas de Angel Amado Valle Turcios (Comayagua,
1909-1972) y de Antonio Ruines Folofo (Comayagua, 1921). Felipe Elvir Rojas en
Antología del soneto en Honduras (s.f.) presenta poemas de Santos Tercero Palma;
Manuel Díaz. Palma (Soledad, El Paraíso, 1913)y del citado autor Rafael Castillo Lizardo.
También, en el libro Concursos Literarios auspiciados por el Comité de Festejos de la
Feria de Concepción de Comayagüela (1953), hay un texto de Plutarco Castro Ramos
(1918).

360
Capítulo Vil

La vanguardia
y
EL REALISMO SOCIAL
La vanguardia y el realismo social
Generación de la década de los 50
(Nacidos entre 1924-1953)

En Hispanoamérica, los antecedentes de la poesía de vanguardia hay que buscarlos


en el vanguardismo europeo durante el primer cuarto del siglo XX. El futurismo
italiano de 1909; el dadaísmo de Tristan Tzara de 1916; el expresionismo alemán de
1911; el imaginismo inglés de Ezra Pound de 1912 y el cubismo literario de Guillaume
Apollinaire de 1914. A ellos, con André Bretón a la cabeza, se suma, en 1924, el
surrealismo en el cual culminan los objetivos de la vanguardia internacional.

La velocidad de los procesos históricos, los movimientos sociales de principios de


siglo y el desarrollo tecnológico están entre sus condicionamientos principales. Aunque
con la lógica flexibilidad de las diferentes zonas geográficas, cronológicamente, se
sitúa en el período entreguerras (1914-1918/ 1939-1945). Su inicio se traslapa con la
época posmodemista (1910-1930) y la terminación se define con el principio de la
posvanguardia (hacia 1950).

Las búsquedas de las tendencias de vanguardia se fundamentan en la experimentación


y en el rechazo a la estética simbolista decadente, incapaz de vehicular las inquietudes
y las nuevas maneras de captar la realidad del siglo recién iniciado. Como actitud
general, los poetas propugnan por la aceptación del feísmo: lo antibello, lo chocante
y lo estrafalario (tanto en los temas como en la expresión). Por la influencia del
psicoanálisis, la psicología se considera con un criterio integrador del yo: a los
fenómenos conscientes (expresados como actos racionales) se suma la manifestación
de procesos preconscientes. Inclusive, se privilegia lo irracional sobre lo racional y
se descubre la importancia del elemento onírico De ahí, la acendrada subjetividad de
muchos de los textos. Sobresale, tamben, la visión dé la poesía como juego, como
construcción lúdica del lenguaje. Por esta razón se acude a la fantasía, el humorismo,
el ingenio y la novedad.

363
Hfltn UmoAo

En la temática se propende al cosmopolitismo. Trabajando asuntos urbanos se da la


impresión de que el hecho, fenómeno o sentimiento aludido puede ocurrir en cualquier
parte del mundo. Se proscribe lo narrativo y anecdótico y se descubre el valor lírico
de aspectos tradicional mente excluidos de la poesía. Presencia de temas relacionados
con el avance científico y tecnológico (gusto por la velocidad, una de las marcas del
siglo XX). Hay un renovado interés por la problemática social. Así. el surrealismo, en
su etapa inicial, proclama la relación entre la revolución artística y la revolución
social. En aspectos formales y estilísticos encontramos la abolición de elementos de
la versificación tradicional (métrica clásica, rima, estrofas regulares...). Se adopta el
versolibrismo. Gusto por el esquematismo (el poema es breve). Algunas veces se
utiliza el juego tipográfico. Tendencia al prosaísmo. Supresión de elementos
ornamentales (aunque se acude a recursos estéticos con nuevas matizaciones tal
como ocurre con la metáfora). Uso de una gramática particular (procedimientos de
formación de palabras o rupturas sintácticas).

En Latinoamérica —con el antecedente dado por el modernismo— los escritores se


perciben como contemporáneos del mundo sin dejar de lado las preocupaciones por
lo nacional y lo americano. Convive, pues, el sentimiento de autoafirmación nacional
con la vinculación cosmopolita. En Centroamérica. la renovación vanguardista, en
algunas facetas anteriormente expuestas, sólo se dio en Nicaragua y, en menor escala,
en Guatemala y en El Salvador. En Honduras, los cambios fueron tardíos y carecieron
de iconoclasia e irreverencia. Tampoco se dio la experimentación verbal que vemos,
por ejemplo, en un Miguel Ángel Asturias o en un Luis Cardoza y Aragón. Es pertinente
recordar que. durante las tres primeras décadas del siglo XX, el liderazgo cultural
correspondió, en buena medida, a Froylán Turcios y su práctica poética nunca
trascendió el modernismo. Un papel similar jugó Rafael Helíodoro Valle cuyo trabajo
se enmarca, fundamentalmente, dentro del posmodernismo.

La causa quizá más importante de la tardía penetración de las inquietudes vanguardistas


la señala Óscar R. Flores cuando apunta en qué medida, durante los años treinta y
cuarenta, el ambiente cultural estuvo dominado por un grupo de intelectuales vinculados
al régimen dictatoria! (1933-1949) del general Tiburcio Carias Andino. Ellos
identificaban las tendencias de vanguardia con la poesía social y revolucionaria. A su
juicio, la nueva poesía socavaba los intereses gubernamentales: las propuestas sociales
y vanguardistas (...) en Honduras están siendo impulsadas por los disidentes del

364
La palabra iluminaba

gobierno dictatorial. Esta tendencia fue favorecida indirectamente por los mismos
intelectuales que apoyaban al gobierno, ya que ellos se opusieron fervientemente a
las nuevas ideas, brindando así a los Opositores un espacio donde refugiarse v donde
reconocerse como tales. Esto trajo como consecuencia que las escritores de vanguardia
fuesen, en Honduras, escritores marginales, cuyo espacio se caracterizaba por la
contestación. (Flores, 2003: 83-84).

Esos escritores marginales y contestatarios —algunos pertenecientes a la generación


anterior como Clementina Suárez, Jacobo Cárcamo, Claudio Barrera, Constantino
Suasnávar y Martin Paz— prepararon el camino para lo que, con los poetas de la
presente generación, representaría el asentamiento definitivo de las tendencias de
vanguardia. Para Galel Cárdenas, la generación del cincuenta presenta dos fases. La
primera comienza con los nacidos entre 1924 y 1939 y la otra comienza con los
nacidos entre 1940 y 1959. Puntualiza: La década del 50 es profundamente importante
por cuanto llega a tomar conciencia una nueva clase social que es el proletariado.
La gran huelga de 1954 marca una etapa decisiva en la literatura nacional, pues allí
en esa gesta nacional donde (sic) se fundan las bases de una nueva literatura de
vanguardia y del realismo social. (...) En esa época se configura una real
modernización de la literatura hondurena (...). Esta generación tendrá como síndrome
el problema del compromiso social del escritor sin que se convierta tampoco en una
generación militante; sin embargo, la literatura de este período propone la
reivindicación de valores sociales que son difundidos e impulsados por la literatura
continental. (1991: 116). Lo anterior se corrobora al analizar los postulados que
sustentaba el grupo “Tauanka”, integrado por escritores, intelectuales y artistas de la
plástica: José Luis Quesada, Rigoberto Paredes, Ricardo Maldonado, Roberto Flores,
Hernán Antonio Bermúdez, Tulio Galeas, Gustavo Armijo, Ana Laura Sarmiento, Juan
Carlos Reina, Eduardo Bahr, Adán Castelar y Luis Hernán Padilla.1

' Revista Tauanka (s.l., s.f., s.p.). En la nota editorial, leemos: ¡Tauanka quiere panr
una literatura cuyas palabras condensen plásticamente una realidad viva concreta,
llena de determinaciones múltiples, en donde se sientan los latidos de la Revolución.
Por su parte, un artículo firmado por H. A. Bermúdez dice: Creemos que lo que toca
es narrar, escribir, para los sectores sociales que, hoy por hoy. integran y desarrollan
la vanguardia concreta de la revoluciót. latinoamericana. Asimismo, la iconoclasia
se revela en un poema firmado por C jsada cuyo título es “Huevo podrido contra e¡
rostro del primero que pase". Véase, también, el prólogo de Barricada, obra oe
Rigoberto Paredes y Jorge Avila Infra, pp 576.

345
Helen UmoAa

Antonio José Risas

Antonio José R i vas (Comayagua, 1924- i 995), en 1964, publicó Mitad de mi silencio.
A los treíntidós años de haberle hecho honor a tal título, y ya fallecido el autor, salió
a luz El agua de la vispera (1996) y El interior de la sangre (2002).

Mitad de mi silencio
Cada uno de los veintinueve textos de Mitad de mi silencio muestra un rigor formal
que explica por qué, a Antonio José Rivas, se le considera, unánimemente, como uno
de los nombres fundacionales de la poesia hondureña contemporánea. La problemática
abordada revela a un autor que busca lo esencial y pretende escudriñar aspectos
vitales y trascendentes de la condición humana. El poeta sabe que, para lograrlo, sólo
cuenta con el signo verbal. Varios poemas lo advierten. “Lugar de la palabra” adjudica
a ésta la calidad de vehículo mediador entre el yo y el universo: Palabra: rásgame el
velo/que me aparta de las cosas. (Rivas, 1964: 9). En “La palabra iluminada” —una
especie de arte poética— establece la necesidad indeclinable de respaldar lo enunciado
con una convicción que emane de lo profundo de la conciencia: Hablar es desnudarse
en la palabra,/ vivirse en la palabra iluminada,/saberse entre la luz/de cada aurora,/
j querer ser la luz/ y perseguirla/ hasta llegar al pie de la estatura/ del cuerpo del
amor.. (67). En otros términos, el hombre es su palabra. Ésta es puente hacia las
cosas y escalpelo para penetrar en los oscuros recovecos de la realidad.

Y más que en la palabra, a secas, habría que pensar en la palabra poética: en la poesia.
En “Pájaro absorto”, el autor se define en función de la palabra y del poema: Yo,
pájaro sucesivo,/rio de aguas habladas,/ (...) quiero sólo un instante/escaparme del
eco de mis cinco sentidos. (...) Despojado de todo,/mirando elgran poema/desde un
pájaro absorto/como un ojo absoluto... (7). La poesia como instrumento por excelencia
en la captación del universo. Poesía equivale al absoluto. Los poemas citados expresan
la mística con la cual se aborda el trabajo creador. Escribir no como acto meramente
lúdico. Equivale a una búsqueda de sí. A dar la batalla por la autenticidad. De esta
actitud surgen poemas sobre el silencio, la soledad, el olvido, el tiempo, la muerte, el
ser. el amor... En el soneto “Ser”, para la definición de éste, acude a imágenes de
connotaciones sombrías: Mar naufragado. (...)/ Monosilábico rubor amargo/ que
me lleva en el cósmico letargo/como a una cruz herida en el asombro! (sic) (41). En

366
Lo palabra ilwmnoda

el soneto “Coqueta”, la mujer se define en términos de poderío sensual: Pez de lúbrico


asombro. Campanada/ de sangre y sol. Espejo acumulado./Leve en el ala de su pie
rimado./ Densa en el caracol de su mirada.// (...) (Potro de rumba a la cintura
atado)/ Ola y estrella y vuelo y llamarada. (29).

El tema patrio se modula con profundidad. En “Mi patria”, las imágenes están saturadas
de ternura y delicadeza: Mi patria es una rosa memorable/ sorprendida en el pecho.//
(...) Mi patria es una niña que aun (sic) se busca/ detrás de los espejos;/ (...) No hay
manera más honda de mirarla/ que perdida en mis ojos:// le oigo su lento mundo de
ceniza/y paz deshabitada;// un alto rio irremediablemente/ le moja la tristeza; 7 (. .)
y es su cuerpo una alondra sollozada/aunque nadie lo diga (57). El amor al terruño
se transparenta en dos sonetos de clásica factura: “A la catedral de Comayagua” y
“Comayagua”. En éste, la ciudad colonial se define así: Como siempre: plegaria
florecida./ Viento lunar en alto campanario./ En la calle el jumento rutinario/ y el
medievo en la casa envejecida.//(...) Llega la tarde con olor a rosas' hasta el último
azul. Y entre otras cosas/sabe la gente que este pueblo es triste. (21).

En el soneto “Estatua-Morazán”, Rivas, al identificarse con el tiempo, pone al propio


yo como medida de la temporalidad. Una forma de absolutizarse (el yo es la medida
de todas las cosas) que también se proyecta hacia el héroe cuya muerte se volatiliza:
desde mi tiempo-antonio te venero./ Y tu vida y tu muerte recupero./ Y estás en la
mañana. Y no estás muerto. (25).

Rivas, preferentemente, como soporte expresivo, utiliza la profusa elaboración de


metáforas de gran vuelo creativo, tal como se advierte en los ejemplos citados. Un
fragmento de dos sonetos, auténticas piezas de orfebrería lingüística, lo ratifica. En
“Réquiem del pez”, a éste adjudica imágenes de gran fuerza plástica: Postal de viento.
Ruta peregrina/ de tiempo azul y corazón diluido./ Sollozo de la arena. Pie derruidoJ
Revés del aire y de la golondrina.// Hoja de espanto. Curva de alarido/ que ni
esconde la luz ni la adivina./ Rumbo, centella, longitud marina./ Monograma de
pájaro invertido.//(...) Aguja de las horas escapada./Aunque nada en el sueño de la
nada/le sonríen los astros de la espuma. (31). Similar comentario merece “La asunción
de la rosa”, en donde el clásico tema de alabanza a la flor adquiere matices de acrisolada
densidad: Luz de rodillas. Circular aroma/que sobre el prisma del color se empina./
Dulce contrasentido de la espina./Rocío de la nube y la paloma./ Espejo del arrullo.
Claro idioma./ Súbito embrujo de la golondrina./ (...) Gota de luna que en su mundo

3*7
Htlen Umoflo

asume/la península breve del perfume/ que es el amor que se quedó dormido. (39).
La metáfora, la paradoja, las inversiones conceptuales y los planteamientos antitéticos
constituyen soportes básicos del decir poético del autor. Por esta razón, se le considera
un escritor neobarroco. Pero su inquietud no se detiene en el lujo verbal. Tras éste,
Rivas cala, con agudo escalpelo, en una problemática fuertemente vinculada a la
existencia cotidiana. Y, no obstante que la misma se percibe desde un severo ojo
crítico, la actitud no es derrotista o pesimista. En “El sueño desolado” —último
poema del libro— el mensaje es nítido: Llorar ha sido siempre un sacramento/ en la
doliente claridad del hombre./Del hombre que se yergue ante la aurora./Del hombre
que esta frente a lo futuro./ De frente hacia la luz/ y la esperanza. (71).

El agua de la víspera
Mitad de mi silencio ostenta un refinado trabajo en la factura del verso. El agua de
la víspera —a treintidós años de distancia—, específicamente en su primera parte
(que comprende treintiséis sonetos), evidencia una desgarrada lucha con el concepto.
Como si las palabras no bastasen para atraparlo. La mayor parte de las veces, la idea
se infiere desde una expresión verbal que, utilizando un lenguaje aparentemente sencillo,
elude la transparencia. Rivas se toma parco en el uso de la metáfora, aunque sigue
evidenciando gusto por la paradoja y la antítesis. Además, aprovecha —al máximo—
las variantes semánticas de términos homónimos o que poseen fonemas similares.2
Es decir, el barroquismo persiste.

Con relación a este libro, el Dr. Arturo Alvarado, en el prólogo, realiza un estudio
exhaustivo. Trayendo a colación los postulados de Heráclito, concluye que la gran
preocupación de Rivas es el tiempo y las ideas que de él se derivan, especialmente, la
muerte Frente a ella, el poeta opone la creación artística, ejemplificada con dos
textos, los bien logrados poemas dedicados a Jorge Luis Borges y a Pablo Picasso
que, a la postre, devienen en reflexiones sobre el transcurrir temporal. Para Rivas, el
tiempo es el gran artífice del hombre. Conforma la sustancia que le da el ser. De
inexorable e inasible fugacidad, desemboca en la muerte, en la nada. Además, lo
volátil del instante, en forma casi simultánea, retrotrae hacia el pasado o lanza hacia el
futuro. El presente es, pues, un estado de angustia e incertidumbre. Los tres sonetos

Véase el siguiente ejemplo: Que no encuadre/ la tazón en el mundo —tan escaso—,


no es razón para hundirse en el ocaso/ de la propia razón. (57).

368
La palabra iluminada

de “Los responsos del tiempo” muestran aspectos enunciados: Salvo la eternidad o


lo que cese/ del tiempo agazapado en la tortuga./ (...) ¿Conciencia? ¿Espacio?
¿Duración? ¿Oscuro/ pensamiento? ¿Del ser lo que yo apuro? (Soneto 2, Rivas,
1996: 67); Visto desde la sombra, es la cadena/ que ata y somete al mundo. La
porfía./ El rostro de otra edad. Categoría/ existencia! en tanto que rellena// el ser.
(Timeo en llamas). O la vena/ heraclitiana, sin filosofía./ El agua de la víspera. La
vía/que, hondo, me parte en dos -¡ay!, me da pena//ser- voyy vengo simultáneamente^
lleno el ocaso con el sol naciente/ y con toda la vida el contratiempo// de ceñir la
palabra en su constante/ de eternidad, para que luego cante/ que no escribí para
matar el tiempo. (Soneto 3, 68). Los contrastes, las paradojas, la opacidad del signo
verbal, singularizan el estilo. El autor acentúa el hermetismo de su poética.

Además de la referencia directa al tiempo —según apunta Alvarado— Rivas utiliza,


en forma reiterada, conocidos símbolos: la tortuga (el tiempo); el espejo (reflejo de la
realidad = apariencia = mentira, simulación, instrumento de conocimiento); la caída y
la idea de densidad. Algunos ejemplos recogidos por el estudioso hondureño: El espejo
delfondo/ que, a diario,/ duro, duro,/golpéame en el rostro,/ es la forma de luz de la
conciencia', Extraña/pasa la muerte recogiendo espejos; y, al rodar yo en elfondo de
mí mismo,/descubrí, entre las sombras del abismo,/que lafaz de la pena me lloraba.
Con relación a la muerte, Alvarado subraya algunas facetas en las que el poeta hace
hincapié: su omnipresencia; su diaria convivencia con el ser humano (contemporáneo
de la wuerte); su existencia a costa de la vida misma (de algo vive la muerte en lo
que vivo) y su equivalencia con la nada.

En la segunda parte del poemario encontramos cinco textos. “Alba del descubrimiento”,
escrito con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América. En “Hasta todos
los hombres”, dedicado a Borges, entre otros señalamientos, Alvarado hace ver la
extraordinaria capacidad de Rivas para tocar el límite de lo tierno. Lo comprueba
con esta delicada estrofa: Cuando alpaso del tiempo, sigilosa,/la luz, entre sus nardos,
jue llegando/y se lefue durmiendo en las pupilas,/ Borges tomaba del camino muerto/
pedacitos de sombra/ conmovida. Para Alvarado, “Interior con figura” —homenaje a
Picasso— es el poema más extraordinario y el que ofrece más dificultades en la
lectura. Esto último, por las omisiones y ambigüedades gramaticales. Rivas, además
de las referencias concretas al trabajo dei pintor, aborda cuestiones relacionadas con
la creación artística (que crear es ver ta sombra/ del rosco de la luz/ que oculta el
Ntltn Umoíio

rostro) las cuales permiten comprender su propio quehacer poético. En este último
aspecto, es útil reparar en el primer poema del libro. Su titulo recuerda otros de
Mitad de mi silencio '. “La palabra”: Tiento. Rotundidad. Cúspide. Abismo.//¿Metáfora?
No: sangre derramada,/ gota a gota, en el tiempo. Y que, aun atada/ —y desnuda—
a la voz, calla lo mismo. (47). Dentro de la poética de Rivas, poesía no equivale a
metáfora sino a sangre derramada. Escribir, pues, como salida a las más profundas
pulsiones del espíritu. Quizá, una respuesta a quienes, en Mitad de mi silencio, sólo
tasaron los aspectos formales y no escarbaron en la cuota de dolor implícita en sus
versos. En Agua de la víspera, Rivas establece que sólo el sufrimiento permite alcanzar
la plenitud del ser: sólo en el dolor estoy completo. (78). Asimismo, en “Los responsos
del tiempo", la confesión es lapidaria: no escribípara matar el tiempo. (68). Taxativa
confesión de sustentar una postura ética y trascendente en la elaboración de la poesía.
Escribir como íntima necesidad para sobrevivir espiritualmente.

“Esta casa que digo” es otro poema de cuidada elaboración. Tal vez, una metáfora de
sí mismo o, con mayor probabilidad, de su poesía: He construido una casa,/piedra a
piedra,/ alma a alma./ en el centro de una isla,/ cerca, cerca del cielo.// (...) Esta
casa es un cuerpo,/ un ser edificado/ de pura humanidad:/ alza, estrecha sus muros/
para salvarme, sólo.// (...) si alguna vez/se entreabre su rosa de silencio,/la casa se
expande,/se ensancha como un éxtasis.//(...) La casa está construida/sobre la antigua
lámpara/ que mira en la ventana.// ¡La casa de los sueños!// A veces entro en ella/
Para asomarme al mundo. (87-93). La poesía, ventana hacia la realidad: instrumento
de conocimiento.

El último poema del libro, significativamente, se llama “Diciembre”. En él, une los
temas del tiempo y de la muerte: Una estrella olorosa/ bajo el cielo de un año/ se
derrumba en el pecho.// El cadáver de un pez numerado/disemina su atroz orfandad
en el aire.//Hondo. Hondo de entrañas, se va, se va diciembre/ —desnudo corazón de
un año menos—/ tras de las golondrinas/ desterradas./ desterradas del año hacia su
sombra.// (...) Limpie a su paso. Limpie de su niña de espejos/ la empañada sonrisa.//
De la bermeja mancha de su viento Juturo,/ las líneas de la mano,/para ser menos
denso —menos denso— mañana.// Para ser yo en tus brazos, oh vida,/ tiempo a
tiempo de nada./ menos denso de muerte. (113-114). Pese a sus implicaciones de
acabamiento y extinción, por la delicadeza del tratamiento, por su fe en la posibilidad
de un mundo “limpio”, el texto carece de amargura. Alvarado comenta: unaforma de

370
Lo palabra iluminado

decirle adiós al libro, una manera de despedirse del lectory una manera de despedirse
de la vida.

El interior de ia sangre
Los seis poemas de El interior de la sangre derivan en acerba introspección hacia
terrenos recónditos de la memoria. “Poema del recuerdo con un árbol y un pozo”
implica un remontarse hasta una de las vivencias más antiguas (1930, especifica el
texto) y, probablemente, más significativas de la infancia del autor. Un árbol y un
pozo: dos fuerzas polarizadas. El primero, la luz y la vida: camino volcado hacia el
horizonte, seducido por la luz, la música y el verde. El segundo, la muerte, lo oscuro,
la profundidad del abismo. Leemos: ¿Y el árbol?/ Alza todo su cuerpo? como sifuera
un largo camino/ (...) Alza el árbol su cuerpo/y sostiene su copa/ en cualquier parte
del viento//...) Mas no hay como (sic) llegar al árbol mismo/ tentado de oropéndolas/
y trinos,/ mientras, jurando amor,/los dedos de la tarde/ van deshojando apegos a la
tierra/ de lo verde.// La luz/ sube por los designios de las flores,/besa la oscuridad de
lo evidente/ y abre juegos de azar/ a los gorriones. (Rivas, 2002: 22-23). Como
contrapunto, la evocación del pozo conjuga elementos siniestros. La ausencia de luz. El
niño muerto. El muro. El hoyo que traga. La ambigüedad de lo anfibio. Mundo en proyección
hacia el abismo. Con la contaminación ominosa de las pesadillas: Fue —comprendo—
una anfibia/ palabra: un pozo. —un (sic) solo/pozo que fue llenando/ de arcángeles
el agua/ con un niño muriéndose/hacia abajo.// Hoy, sin paz/ liquida,/como un oscuro
pensamiento/guarda la claridad de un niño/ muerto.//El muro ciñe ahora/todo un aire
de pena.// La pena hace más honda/ la vertical herida.// Y el hoyo/ —cabizbajo—/
búscame el cuerpo, como/yo mi alma, en la sombra. (24). Perdidos en los tremedales
de la infancia, un pozo, un árbol, un muerto... Visiones que tal vez marcaron un
rumbo de vida. Adviértase que hasta los encabalgamientos (el brusco corte de la idea)
sugieren el concepto. También, a la época infantil, se retrotraen dos poemas que
abordan el tema de la muerte: “Viva elegía de mi padre” y “Enero de la tia muerta”.
Este último obedece a una estética menos compleja, pero siempre de calidad: Regresa
en ia piedad, en mi agonía,/en la mañana donde tú amaneces,/ (...) Yen a decirme
adiós, que en mi locura/ yo no sé si quedarme en la ribera/ o irme a tu muerte,
solitaria y pura (43).

3n

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Helen UmaAo

El texto dedicado al padre es una elegia. Sin embargo, predomina la estampa de la


vida. Fsa es la razón del titulo que, en cierta forma, entraña una paradoja: “Viva elegía
de mi padre". Por obra y gracia de la memoria se ha superado el olvido y, en alguna
forma, se ha vencido a la muerte. En un presente eternizado, se visualiza al niño de
siete años y el beso del padre; su palabra orientadora, el ejemplo de conducta vertical;
el discurso del trabajo cotidiano; el amoroso juguete dado en el justo momento. Siempre,
la calida figura Suma amor/y acumula senderos/en la tierra. Informado solidariamente
del mundo se acerca el dolor a los dos ojos (...).// Un árbol de bondad y sacrificios://
Ese es mi padre/ aunque se haya ido. En la sección final, el poema revela el dolor del
huérfano. Su soledad es trágica y el símbolo es desolador: Se detiene/ en el patio/ de
la casa/ al llamado/de toda cosa vista,/y, entre otras, ve,/ tendida,/una ropa lavada/
con paraguas sin lluvia/y pantalones tristes. (35).

"Madre” concreta un sentimiento hacia la figura materna, sintesis de ternura y fortaleza.


Etérea, derrama su suave bálsamo: Cuando el silencio llevo/ por el mundo/ como
herida palabra/ desde el sitio más alto del corazón/ me mira,/las manos se le aroman/
desde las azoteas/ de las flores/ y mi amor la persigue/ hasta más allá de donde
llegan/ las pájaros/ en la tarde.// ¡Ah, para respirarla/ya no se necesita ni el aire de
la rosa! (25). El refinamiento expresivo elude el estereotipo en el tratamiento del
peligroso tema.

En “Alta mar de la noche” surgen el eclipse lunar, la noche, el mar. El predominio de


lo oscuro (de nuevo, la falta de luz) quizá implique una metáfora del mundo: si algo se
ve: es la ausencia/ de todo.// Lo negro dado se alza/ como antorcha apagada.// Ciega
de un solo, ciega/la noche/es como si esperase/la primera palabra/de la creación.../
(...) Atraviesa la calle un espanto/ corrido color de gato negro. (17-19). Pero, al
termino de la noche, espera el alba. El tañer de campanas y la iglesia que llama. Quizá
alusión a la terca esperanza que impide la debacle del espíritu: Como una rosa rosa/se
entreabre la alborada./ (...) Abre el templo su paz de lobo manso. (20). Sin embargo,
al final, se anuncian derrumbes interiores: con el canto del gallo, la premonición del
amigo que sella las rutas de acceso. Un texto que vacila entre dos visiones. Con la
ambigüedad de bueno y malo que la vida oferta diariamente. Las reiteraciones léxicas
enfatizan obsesiones profundas. Poesía labrada a pulso. Preparada a fuego lento desde
la quieta Comayagua en donde el poeta guardó tantos años de aparente silencio. Pero

37?
Lo poícbrc iluminado

afinaba su palabra. El timbre, el tono, la profundidad del concepto, no mellan la


calidad observada en el primer libro.

Óscar Castañeda Batres

Óscar Castañeda Batres (1925-1994) escribió: Del llanto secular de Honduras. La


tierra verde (1949); Digo el amor (1953); La estrella vulnerada (1956) y Madre
Honduras (1961). Todos, textos de gran refinamiento expresivo.

Del llanto secular de Honduras. La tierra verde


Del llanto secular de Honduras. La tierra verde, en doscientos nueve versos
endecasílabos, constituye una radiografía de la patria. Desde ios acordes iniciales,
establece la existencia de una situación estigmatizada por el sufrimiento: En una
tierra larga, larga y verde,/ (...) bajo un cielo de azules inauditos, ' hay un dolor
humano —miedo y sangre—/estremeciéndose en inútil grito,/gimiendo en una estéril
agonía. (Castañeda Batres, 1949:7). El poema marca los hitos que jalonaron la historia
de la tierra donde el plátano crece", la conquista; la independencia como acción que
favoreció a los sectores dominantes; la titánica lucha y muerte de Francisco Morazán
y, para completar el panorama, la corrupción de los sectores del poder económico y
político.

El itinerario del dolor principió Desde el lejano dia en que el ibero/ cruzó con sus
legiones los parajes/ de aquella tierra larga, larga y verde. Tras ese hecho, el extenso
transcurrir del período colonial: Tres largos siglos cultivóse el llanto/(...). Tres largos
siglos como tres martirios/el látigo saltó a la carne viva/" (...) Y la Cruz, como aliada
de la Espada,/ la anticristiana Cruz inquisidora./ volvió en sus brazos a llevar a
Cristo:/ Cristos de estirpe autóctona gloriosa/ y Cristos negros sin pecado alguno.
(8-9). A este sufrimiento se agregó un elemento aún más ominoso: la intromisión
imperialista estadounidense. El poeta escoge, para darle calidad tangible, a un personaje
emblemático: William Walker, ruin negrero. Y agrega: un dia,/ trajo sus naves a la
tierra verde./ Cantos negros de Georgia y Alabama,/ sangre negra que lleva el
Mississipi, (sic)/ llanto negro que abona la Lousiana, .(sic)/ ario rencor de Texas
contra el indio,/éste era el duro cargamento amargo- que venía en las aves de rapiña.
(10-11).

373
Helen UffioAo

Walker fue la avanzadilla. Tras él, vinieron otros: como buscando el sol que nos
abraza,/sobre la mar azul que invita al viaje,/llegó otra vez el blanco, el extranjero,/
nuevo blanco sin Cruz y sin Espada,/ con oro como solas ornamentas (sic)/ y con
grúas tan ávidas de sangre/ como la/gas espadas traicioneras. (11). Su dominio se
extiende por toda la tierra hondurena. Para señalarlo, el poeta escoge lugares
emblemáticos: por las pródigas tierras que el Ulúa/ baña con sus caudales de
esperanza,/en las cuencas raudosas (sic) del Patuca/ (...) en el milagro de color que
es Sula./ en Quimistán donde el paisaje canta,/ en el antiguo reino de Guaymura
(12). Castañeda señala a los magnates y políticos como culpables de la crisis social.
Ellos se amparan en una ideología en la que todo intento de reivindicación se tilda de
comunismo. Como nuevos conquistadores, además de la extracción de la riqueza,
han socavado los signos de identidad. Su labor de zapa es tan profunda que hasta la
misma marimba —una referencia al poema de Francisco Figueroa—, que se supone
autóctona, arroja notas de los héroes del dólar y la grúa. (14).

El poema concluye con una nota pesimista y desesperanzada: Ya no hay música del
indio,/ (...) Entre su voz y la alegría media/ una agonía amarga que remuerde:/ la
agonía de aquella tierra verde,/ de aquella tierra larga, larga y verde,/ donde lo
verde se volvió tragedia./donde el dolor es pan de cada día,/donde clavó sus anclas
la miseria,/donde el hambre del hijo es ‘comunismo ’,/donde hay sobre los muelles
—que se adentran/ sobre la mar, como buscando ausencia— una mancha sangrante
de ignominia. (14). Estamos, pues, frente a una poesía de denuncia social. Un poema
antiimperialista que refleja la tensión social y política que se vivía, a mediados del
siglo XX, cuando la Guerra Fría, en Latinoamérica, levantaba la bandera anticomunista
frente a cualquier intento reivindicativo.

Digo el amor
Digo el amor es de las obras memorables de la lírica hondureña. Sus veintiséis
sonetos revelan a un autor en posesión de las claves de elaboración del difícil esquema
métrico. En ellos pervive la mejor tradición del soneto clásico, pero la índole de las
imágenes conecta con una visión no desfasada de la mejor producción poética de la
época.

Con excepción de tres composiciones, el amor es el gran tema. En la primera parte


(“Digo el amor”), lo encontramos con distintas modulaciones. La expresión gozosa

374
Lo polobra iluminado

del sentirse enamorado. El entusiasmo y afirmación del yo como corolario del


encuentro amoroso. El dolor frente a la quiebra del sentimiento... Todo, expresado
mediante logradas imágenes, alegorías y construcciones metafóricas: Este es Amor,
perenne enredadera,/herida corza, adolescente ciego:/ aroma hacia tus manos como
ruego/ porque le des de nuevo primavera.// Este es Amor, la floración postrera/
confiada a los cuidados de tu apego:/ de la raíz alfruto te la entrego,/convólvulo de
un junio que te espera.// Prodígale cuidados, jardinera,/ regálale los júbilos del
riego,/ tu bandada de risas vocinglera.// Amor te busca para el dulce juego:/ no
rehuyas, amor, que Amor te quiera,/porque no sufra Amor desasosiego. (“5”, Castañeda
Batres, 1953: 18).

Destreza formal que, por cierto, no excluye la reminiscencia del venero barroco de la
lengua española. Conceptualmente, también hay recurrencias. El amor es inseparable
de la muerte. Pero el estado anímico no es sombrío. El amor todo lo baña con su luz.
Lo reconforta y dignifica. La muerte no es la excepción: Emerge del cogollo del
minuto/como semilla de laflor, precisa:/ ella es la vida en su verdad concisa:/ hecha
de gracia y luego de tributo.//Aquí en mi propio ser, tiene su sede/y en la víspera gris
será brotada/—pétalos de silencio y de bruma.// Pero entretanto lo fatal sucede/y
aliento vida —vida enamorada—,/ digo el Amor como la gracia suma. (“14”, 28).

El último terceto ratifica la primacía de la vida. Y no cualquier vida. Recordando al


soneto quevediano, es vida enamorada. Y mientras ésta aliente, sólo hay espacio para
decir el amor, como el título del libro proclama y lo cual está en relación con "Vox
clamantis” —la voz que clama, segunda sección del poemario— en la que, justamente,
se exalta a la palabra, a la voz. Es decir, al instrumento por excelencia a través del cual
se vierte el sentimiento. En significativa sinonimia, la voz es puente, signo, indicio:
encamación viva del amor: La palabra de amor que no conoces,/ el verbo anunciación,
fin de la espera;/ la florecida voz enredadera/ que brota flores de encendidos goces;//
La fruta de la entrega sin adioses,/olorosa a jazmín de primavera,/es la voz que se
extiende mensajera,/ hasta el agua sonora de tus voces.// Recógela en tu ser, allí al
conjuro/ de tu lozana paz y de la brisa/será río de amor siempre, más puro.// Con sus
aguas de luz, todos los días/ retratará las formas de tu risa/ y llenará de gozo horas
vacías. (" 1 ”, 30). La voz es puente, pero puede ser también la manifestación explícita
del muro. La forma que concreta el valladar y la distancia. El signo formulado, la
concreción del escollo que divide. Paradójicamente, la presencia del signo se torna en

375
H«ltn limalla

nuevo signo el más doloroso, el del vacío. En esta forma, repitiendo la curva
descendente de la primera sección, el último soneto de “Vox clamantis” define su
desolación ante el naufragio del vehículo más cierto de la comunicación humana:
Llegar a la palabra y no encontrarte:/ habitar en tu sombra y no sentirte:/ ¡hallar
hueca la voz para invocarte!// Y allí en la angustia de la voz desierta,/ en su vacio
mismo, presentirte/ como la sombra de la voz incierta. (“8”, 37).

“Colores”, la última sección del libro, quizá con una secreta referencia a
“Correspondencias”, el conocido soneto de Baudelaire, es una singular interpretación
del mundo en la que el color se utiliza como una manera de simbolizar ideas y
sentimientos. En “Verde” el entorno asume este matiz para manifestar la perdurabilidad
de la esperanza. “Azul” es la coloración del mar, de la gaviota, del cielo, de la montaña
y. sobre todo, de un recuerdo azul de ojos azules. “Amarillo” es el río del tiempo,
engendrador o sinónimo de muerte: Racimo eterno de constantes horas./Fuente de
vida. Lluvia de la muerte./Polen mayor. Devorador. Cuchillo.//Guia de los crepúsculos
y auroras./ Dorador de las mieses. Rio inerte./¡Tiempo! Fatal, impávido, amarillo.
(42) “Gris” fragua la idea del acabamiento. De la nostalgia y de lo que está por
fenecer. De la tarde que se eterniza en el recuerdo. La anáfora y la epanadiplosis —en
su insistencia— poseen la fuerza de una letanía: Tarde para llorar toda una tarde,/
orfandad de color y de sonrisa./ Hoguera fracasada en la sonrisa./ Cadáver de un
crepúsculo cobarde.//(...) Tarde de hacer un lio la esperanza/y marcharse sin rumbo.
Tarde fea/ como para fraguar una venganza.// Tarde para pretexto de un suicida./
Tarde para marcharse donde sea./ Tarde para llorar toda una vida. (43). Similar
temple en cualquiera de las páginas, incluyendo la nota introductoria, muestra ejemplar
dentro de la prosa poética. Un libro de validez permanente. El autor, un lírico de
primer orden en esa cadena de calidad de la mejor poesía hondureña.

La estrella vulnerada
La estrella vulnerada —con influjo de Pablo Neruda— gira en tomo al tema patrio.
“Vocación de la patria”, el poema inicial, a la vez que convoca distintos aspectos del
paisaje, alerta contra el depredador extranjero: Para escribir tu dura geografía,/ tu
claroscuro de belleza y sombra,/ tu paisaje y tu alma —cuerpo v vida—,/debe buscarse
en tu perfil de costa/ y en tu amorosa entraña —¡lejanía!—/tu verdadera vocación
gloriosa./ Mostrar al hombre tu figura exacta:/ la precisión de tu destino claro:/ tu

376
lo palabra iluminado

llanto verde y tu reir (sic) de plata./ (...) Cómo han minado tu honda geografía/y tu
virtud de virgen, (sic) intocada,/ rudas manos extrañas, enemigas./ Cómo la ira
vegetal se alza/y los ríos desbocan sus caudales/y el murmullo del mar es amenaza,,
ante la mano extraña que te afrenta/y con melosas voces te seduce' mientras ciñe tu
cuerpo con cadenas./¡No desampares a tu cuerpo, Patria!/ Defiende tu pudor; y sé tu
misma,/con tu misma alma limpia, morazánica! (Castañeda, 1956: 9).

Francisco Morazán —estrella vulnerada es la metáfora que lo define— es el personaje


emblemático a quien dedica, en ciento treinta versos, uno de sus mejores poemas;
“Presencia de El Derrotado”: El, El Derrotado, no está ahí,/en ese bronce inmóvil,
indiferente, frío./ Sería tan absurdo suponerlo/ como pensar que la palabra aire/
pudiera encarcelarse;/ como pensar posible una mañana/ sin luces y sin pájaros./ El,
El Derrotado, fue puesto allí/para callar su voz de combatiente./ Un pedestal, una
espada, un silencio,/—¿ah !, y una gloria vacía/ de apología y discurso—/ eso quieren
quesea. Nada más./ Y es natural. Seria peligroso/que una noche el caballo descendiera,/
que la espada flameara/y el Capitán del Pueblo hiciera oír su voz,/ (...) Sería
gravemente subversivo. (17). Lo mejor del héroe no reside en símbolos inertes.

Con vocación centroamericanista, Morazán revive en momentos cruciales de la historia


de la región: Morazán: alborozo en Guatemala./ Allífue miliciano con las masas,/
con los obreros de los sindicatos,/cuando las hienas fraguaban en las sombras de
los obispados/ reivindicar su reino de tinieblas./ Era ya el renacer de Guatemala,/
cuando iba con Arbenz repartiendo la tierra./ (Aquípido un minuto de coraje./. Yo no
quiero silencio. Ya hay bastante./ Quiero, sí, un relámpago de ira,/ una brasa de
voces conjuradas/ y una bandera roja de combate./ Otra vez, Capitán, te han
derrotado,/y esa bandera roja es tu mortaja,/porque siempre que vuelvas la levantas/
y otra vez volverás a Guatemala.) (19).

“Rebelión de antorchas” expone cómo el despertar de la masa obrera se expande a


partir de una voz, de una luz que señala el camino. Aunque no se la nombra,
probablemente el texto esté inspirado en la gran huelga bananera del 54 en la costa
norte hondureña. Dentro de una visión global del país, Castañeda incorpora el tema
indígena. “Copantl” establece la existencia de un vínculo,vital con el pasado grandioso
de América: Era el albor de la vida en e! temprano/florecer del maíz: era la aurora.
(11). En “Lempira entre nosotros”, el cacique lenca se toma en símbolo o baluarte
para enfrentar la crisis: En la noche del llanto en ¡as tinieblas.' En la noche de

371
IUIm UimA4

sombras enemigas ./ En la noche del miedo, en que la espera/ va sonando profusas


campanadas. En la noche de voces perseguidas,/ invocamos su nombre. (13).

“Canción de odio” evoca, con apasionada precisión, la muerte de opositores al régimen


de Tiburcio Carias Andino en 1944: San Pedro Sula, novia mártir,/ azahar herido,
lino mancillado,/petalo vulnerado,/ deja que diga por tí (sic)/ esta Canción de
Odio.// I .) General del Espanto, ¡yo no diré tu nombre!/ Lo saben la alborada y el
mediodía ardiente,/ el herido crepúsculo y tu preferida noche,/ la pobre novia viuda
y el padre inconsolable./ (...) Lo dicen en sus quejas las acacias,/ lo distribuye el
viento,/ lo almacenan las piedras para que no se olvide,/ la lluvia lo repite/ y lo
recoge el rio para guardarlo siempre.// (...) Pero no, General, Doctor del Crimen:/
La sangre no se borra,/ aparece de nuevo cada día./ ¡La sangre está en tus manos!/
(...) Es inútil huir, (sic)/ Como Caín serías perseguido:/ no podrás ocultarte para San
Pedro Sula /—¡Porque el odio te mira desde adentro!— (25-27). Como complemento
del poema anterior, el libro concluye con “Canción de amor a San Pedro Sula”,
delicado tributo del poeta a su ciudad natal: Vuelvo a hallarte de nuevo en los recuerdos/
de las tardes de nuncas y de pájaros,/ como se encuentra al escombrar las cosas/ la
novedad de los poemas viejos. (29).

Madre Honduras
Intensa carga personal posee Madre Honduras, poema de doscientos setenta y siete
versos que se inicia, a manera de diálogo con la patria, con un cálido recuerdo de
infancia: Yo era muy niño. Apenas si recuerdo./Entonces mis deliquios en el rio,/en
la montaña azul, en tus paisajes/ me absorbían las horas tempraneras./ Te miraba
vestida de zorzales/ en las quietas mañanas; y en las tardes/me anegaba el cristal de
tus azules,/por donde andaban —pobres barquichuelos—/los barcos de papel de mis
ensueños. (Castañeda Batres, 1961: II).

La patria se captaba desde una óptica ingenua e idealizada. Amorosamente, el poeta la


homologa con el hogar: ¡Cómo vivía yo la geografía/ de toda nuestra casa!/ (Yo la
creía nuestra todavía.) Para darle calidad concreta a esa casa-honduras, el autor
enumera aspectos del paisaje y remata con un pensamiento en el cual vincula patria y
poesía: ¡Geografía de gracia y de poesía!/ Adolecía yo de tus poetas,/ de todos los
que hilaron la palabra/(...) y en mis tardes heridas de amaranto/Juan Ramón {Molina]
en el canto./me dio la pauta gris del sentimiento. (13-14). Luego, el poeta habla de

37fl
lo ¡Milobro ilomiRodc

su llegada a México y de su deuda de gratitud con este país. Pero ratifica su amor a
Honduras, sentimiento que, en determinado momento, se había escudado o disfrazado
en un odio terrible: Yo te enterré sin lágrimas siquiera./¡Cómo iba yo a saber que tú
no mueres!/ Y el odio, un odio analfabeta,/ me fue comiendo silaba por silaba/ hasta
el último trazo de tu nombre./ El odio hacia el tirano y el intruso./ (...) Tú geografía
se volvió una mancha/ donde sangre y más sangre y siempre sangre, ocultaba el
poema de tus nombres./ El árbol genealógico no era/ sino la higuera odiosa que
llegaba/ hasta el odiado nombre de tu muerte./¿Tus montañas? Los cerros de la
muerte./¿Tus ríos? Caravanas de la muerte. ¿ Tus héroes0 Precursores de la muerte./
(...) Este es el odio. Madre, que me ardía,/ la pira negra en que quemé tu nombre/'
cuando aún no sabia que era eterno./ (Yo te digo estas cosas porque ahora/' —lo
sabemos tú y yo—ya no es lo mismo.) (19-20).

El cúmulo de sentimientos violentos nació del dolor y la frustración: porque no


amamantaste sino sueños vacíos. Una agresividad nacida del amor y de sentirse, en
una especie de transustanciación mística, uno con ella: Pero yo, Madre Augusta, nací
para quererte./ Yo sé que eres de hierro y eres cruel y eres muda porque todos los
hombres te golpearon con saña/y cegaron tus fuentes de amor y de ternura./(...) Y si
todo me duele es porque soy tu barro,/porque todos tus golpes resuenan en mi vida,/
porque no hay una veta de tu oro/ que no me hayan robado cuando a ti te robaron,/
porque en ti me lastiman en pétalo y en brisa,/en plata y en pinares/y cada bala hiere
sobre mi propia sangre/ (...) yo caigo en tus caídas;/ soy cada uno de tus asesinos/y
cada uno de tus asesinados;/ (...) como Caín y Abel hecho uno solo/y no encuentro
ante mísint» tu rostro/desfigurado, cruel, mudo, perdido. (23-24). Versos que establecen
la responsabilidad colectiva (victimas y victimarios a la vez) en la situación caótica
que vive la patria. No obstante, y respondiendo al momento esperanzado que. a raíz
de la revolución cubana, se hace sentir en Latinoamérica, el poema finaliza con una
nota de confianza, de fe en el porvenir: El futuro amanece llamando en las ventanas.
(...) Toda tu enorme cárcel será escuela./Jardín de niños toda tufloresta./ Guardaremos
el odio al pasar la bandera;/pero lo colgaremos todas las mañanas/ en el pino más
alto en la montaña/ para que no se olvide tu tragedia./ Y entonces, Madre Honduras,
para siempre/ serás mi tierra larga, larga y verde. (29). Una puntual y apasionada
expresión de amor patrio. Con estos últimos versos (y con otra referencia en la
p. 18), el poeta establece una relación muy estrecha entre Del llanto secular de
Honduras. La tierra verde y Madre Honduras.

379
tifien Umofio

Adyi.ia Cardona

Adylia Cardona (1926-1991) escribió Auras campesinas (Poemas regionales) (1956).


Como su nombre lo anuncia, el libro entrega escenas de índole campestre. Los textos
poseen carácter narrativo: implican, pues, una pequeña historia e incluyen diálogos
en ¡os'cuales se transcribe el habla supuesta de la gente del campo. Algunas anécdotas
contienen un ingrediente humorístico.

En “Un casamiento en la aldea", durante la caravana nupcial, la novia sufre algunos


percances: se cae del caballo y, sobre su vestido, se derrama un caldero con grasa.
“Los recuerdos de Juan Ramón" rememora una boda realizada siete años antes cuando
la novia casi no podía caminar porque, como no estaba acostumbrada a los zapatos,
se los calzó al revés. “La romería" habla del exvoto ofrecido a la virgen por una
madre cuyo hijo recuperó la salud. En “Tres consejos", vemos la tradicional escena
de la serenata frente al balcón de la novia. “Lamento de un hijo" evoca a la madre
muerta. “La tragedia de Manuel" presenta la muerte de la parturienta y de su hijo por
falta de asistencia médica. De “La carta de Casimiro”, enviada desde el cuartel, un
fragmento: Esajoto que le mando/es tomada en el cuartel:/allí me estoy carcajiando/
para que me miren bien// Que ahora tengo toitos/ toítos los dientes de oro:/ me costó
muchos ratitas/ convencer ese Dautor;// Que todos me los sacara,/porque decía el
bendito./ que mucha pena le daba/ sacármelos buenecitos. (Cardona, 1956: 30).
Poesia costumbrista bien escrita, pero desfasada para la época.

Mina Cisneros

Mina Cisneros (Herminia Cisneros Sauceda, 1926) escribió Leyendas mayas copanecas
(1975) y Ego (1980).

Leyendas mayas copanecas


El núcleo del libro lo conforman tres poemas concatenados que totalizan seiscientos
versos libres: “Leyenda No. 1 La Oriola": “Leyenda No. 2 El Erapuca" y “Leyenda
No. 3 De los crótalos”. En ellos, Cisneros desarrolla una historia. Puca ama a Tsikin.
joven que ha sido obsequiada, por el halach huinic (gobernante) de Tikal, al jefe de
Copan. Ix Nicté, hija de este último, celosa por el afecto que Puca siente hacia Tsikin,
la solicita como su acompañante. Puca parte a lejanas tierras con el propósito de

380
La palabra iluminada

obtener los dones que le ofrecerá a Tsikin. Para conjurar los efectos de una sequía, Ix
Nicté convence al sacerdote de que sacrifique a Tsikin frente al altar de los dioses.
Cuando le extraen el corazón, este se convierte en una oriola (pajaro). Puca regresa
en ese momento: Puca la escucha y no hay poder humano, que lo detenga de seguirla
ansioso./Entre las ramas el pájaro cantando/ su vuelo emprende, cual si lo invitara/
a que fiel en su fuga la acompañe. (Cisneros, 1992; 15).

Puca toma el cadáver de Tsikin y, antes de emprender su ascenso a la montaña, lanza


un anatema contra Ix Nicté cuyas pretensiones amorosas rechaza; Quédate aqui Ix
Nicté, flor venenosa,/ sea letal tu aliento, queme tu lengua;/ mueran las plantas
donde tú te pares,/seqúese el manantial al que te acerques,/quiébrese el corazón que
a ti (sic) se prenda,/ (...). Y si acaso algún hombre aún te ame/ ¡dos veces condenados
ambos sean! (17). Al ascender a la montaña, Puca comprende el sentido de la existencia;
pide a Hunab Ku morir junto a su amada. Como respuesta, una capa de fino polvo
cubre los cuerpos: Después el viento es suave, una caricia./ Albas colchas, encajes
de los vientos,/ nubes que son filigranas de plata,/generosas envuelven aquel cerro.
(20)?

En la tercera “leyenda”, el nacom de Tikal solicita como esposa a Ix Nicté, ella


accede y condiciona la boda al obsequio de un vestido que tenga los resplandores de
Huanapuh (sic). Se revela que Ix Nicté es una hechicera cuyo nagual (animal en el
que puede transformarse) es una víbora cascabel que aterroriza a la población. Incluso,
muerde al nacom, pero como éste también es hechicero, sabe de sus planes y sobrevive.
Extrayendo el oro de la tierra, obtiene el traje pedido y cuando Ix Nicté se viste con él
(emulación del caso del centauro Neso y Deyanira), el vestido la aprisiona y ella se
transforma en serpiente. Como su mortal enemigo, el nacom se convierte en otra
víbora; Un destino marcado para el mal es el de ellos:/ la maldición de Puca se
cumplió hasta el final. (28). Sin duda, persiste un basamento romántico en la
concepción ficcional. Dos breves textos (el primero y el último del libro) enmarcan la
anterior historia. Constituyen un homenaje a la grandeza del pueblo maya. Reafirman
su pervivencia en la colectividad actual. En todo el discurso se acude al empleo de
términos de origen indígena.4

3 Una montaña del occidente hondureño se llama “Puca”. L.a historia sería la explicación
mítica de su origen.
4 Para facilitar la comprensión, la autora incluye un glosario

4feB Til----- tlin


Heien Umofto

£#<> contiene sesentiséis poemas. El amor; la muerte; el sentido autoaiitmativo en la


manera de visualizarse; la satisfacción de ser mujer y la percepción del paso del
tiempo y la llegada de la vejez, constituyen los tópicos más frecuentes expresados
mediante la utilización de la lengua coloquial.

En “Sota”, la evocación de infancia se matiza de nostalgia y, a la vez, de conformidad


con el paso del tiempo: Arriba los chipiltesy los membles/enormes, rectos, milenarios,/
poblados de cenzontles y chillólas J/ Abajo, escondido entre heléchos,/ el zarco ojo
del aguad/ Estoy sola, no hay otro ser humano./apenas ranas y libélulas,/ culebras,
hormigas y otros seres/ solitarios y tristes como yo/ en esta tarde.// (...) El pocito
nostálgico me llamares la mágica bola de cristal/ que trae a vida a lo que ya no es;/
puedo ver las trenzas castañas de mi madre/ y los dientes sin tacha de mi padre/y
también mi desnudez infantil./perfecta y blanca/ ungida por el agua zarca./ Ya no
estoy triste ni sola,/ este minuto es prodigioso. (Cisneros, 1980: 45).

La autora, más que acudir a referentes literarios, abreva dentro de sí y se expresa con
un lenguaje sin artificios, cercano a la lengua comunicativa: ¡Gran Dios!¿Cuándo
habré sido niña/ que ha corrido feliz entre los montes/ saboreando zarzamoras y
nances?/ Hoy soy mujer de edad indefinida/ lo mismo que los viejos paredones/
vestidos de renovadas flores.// Soy feliz a pesar de los años, las penas/ y todos los
dolores;/ a pesar de la vida/ aún puedo ser feliz/ y escribir mis límpidos poemas.
(“"Optimismo”, 43). La poeta es consciente del poder que emana de su palabra: Puedo
plantar selvas/ en una mota de polvo/y verter océanos/ en un pequeño poro.// (...)
Puedes acariciar un pajarito bello/si cierras los ojos y te lo describo.// (...) Yo hago
piedra del viento/ y en el (sic) esculpo palabras/ para que las recoja/ el tiempo.
(“Vanidad”, 47).

La autovaloración se expresa en el orgullo por la estirpe, vaso de comunicación con


la humanidad. En “Mis abuelas’^ donde justiprecia lo cotidiano, las define así: Son
pobres y calladas,/ madrugan cada dia a trabajar,/ pero de vez en cuando unen el
golpe/ al estallido verbal.// Pero las dos me dieron algo de su carne./ de su sangre,
sus huesos y su sal,/por eso, inevitablemente/ me remonto a la madre original,/y me
siento confortada imaginando/ que soy de su seno aprisionante/ escapada molécula/
pane de la comunidad universal./ ciudadana del mundo, hermana del hambriento,/

382
Le pelaire ihwiia«k

del opresor, del sano, del enfermo.../ soy polvo de la tierra, nada más,/ ese es mi
origen, no la nada (82). Aflora, pues, un sentimiento de solidaridad universal, tal
como ratifica “Cosmos caos” en el cual la muerte es el gran rasero que a todos nivela:
ella no escoge.

El tema de la muerte se aborda varias veces. El terror hacia el más allá y ¡as dudas que
suscita se expresan en “Estar muerto”; ¿Por qué tendremos siempre que pensar/ en lo
que no piensan los muertos?/ Cuando veo un rostro inexpresivo/ tras el vidrio
impersonal de un ataúd,/pienso que aún está el cerebro tras lafrente/ ¡ Y me estremezco
imaginando/que aún sigue trabajando!/ (...) Que no piense. Que esté muerto.> Pero
de veras muerto.// Que no piense. (61). En “La fiera”, la enfermedad de la madre se
simboliza en la bestia agresora. “La ciudad callada” revive una tarde de visita al
cementerio. “Cita” recuerda el entierro de un familiar: Hay tres agujeros llenos; uno
abre su vacío delante de mi.// Unas manos callosas de albañib baten la mezcla de
cemento y gravilla;/ amontonados a un lado los ladrillos aguardan/’sellar al hocico
insaciable con el bocado dentro.// Ya la tarde es más verde que antes,/ confusa multitud
entra aljardín,/ cuatro hombres cargando el ataúd/ sortean sabios los obstáculos.//
Mi cita se consuma. (16). En “El llamado sin respuesta”, invita a la madre para que,
juntas, vean el espectáculo del río crecido; pero tal pedido es vano; hace diecinueve
años ella murió: ¡Madre! ¡Madre!/ ¡Qué volvieras otra vez a ver todo esto! (18). En
“Lo relativo”, ve al hijo muerto trasfundido en la naturaleza: Asi tu mundo menudito/
sin un' concepto de dolor/ se diluyó en la salada agua del mar./ Allí persiste tu
materia;/ no se asusta del rayo ni de la violenta tempestad,/ tampoco de la negra
hondura de las aguas;/ allí es luz en el nácar de la perla./ es vida en la célula de un
alga;/ es color en el mangle del estero,/ es vapor inconsútil...// Tú me hiciste hijo
mío, tú me haces,/esparcida en ¡a honda infinita/de la materia del inmenso universo./
en sólo un mamen tito del tiempo interminable. (13-14). La poeta medita sobre su
propia extinción. De “Camino a mi noche” emana la sensación de una mujer fuerte,
muy clara respecto de la inminencia de la disolución personal: Desandaré lo andado
de regreso a la fuente de mi origen/y ha de ser por la tarde.// (...) No volveré la
cabeza/ ni una sola vez/ aunque atrás me llamen seductoras/ las voces de mi propio
atardecer; /amor y comprensión. ■’ calideces que no tuvo mi amanecer/y que llegarán
tarde.//(...) En ese mañana, creo,/se encontrarán, porfin,/mifalso con mi verdadero
yo. (23). I.a muerte es la hora de la verdad.

383
Mtlrfl Umofto

Cisneros expresó, sin ambages, su necesidad afectiva: Soy como yerba verde, salpicada
de flores í ierra tu puño sobre mi/ y estrújame;/ déjame mojar tu mano con mi
savia '/ (■ Que nunca llegue el tiempo vacio/ de ser yerta maleza,/de ser ambiente
muerto, de ser lecho pedregoso y seco.// En mi seca estación/ soy floreciente, soy
esponjada tierra.' soy fruto nutritivo.// No llegará para nosotros/ el hastio. (“Soy”,
52) Por textos como éste y otros como “Quimera”, “Te daría”, “Somos, “Habla la
mujer”, “Propósitos”, “A mi manera” y “Vienes a mí”, comprendemos por qué
Argentina Díaz Lozano calificó esta poesía de primitiva y hermosa.5 A la mayor parte
de los internas de Ego quizá debió aplicárseles una criba más rigurosa. Pero Cisneros
evadió la sensiblería y el lugar común: supo proyectar su voz.

Héctor Bermúdez Mili a

La poesía de intención político-social constituye el rubro más destacado de Tolvanera


(poesía motivada por un peto) (1976) de Héctor Bermúdez Milla (San Pedro Sula,
1927-Tegucigalpa, 2005). El libro se divide en: “Primera época”, “Segunda época” y
“Tercera época”. Cada una principia con un soneto cuyo motivo central es un peto,
símbolo que identifica al yo poético. En “Peto”, de la sección inicial, leemos: siento
que una cota tiéneme atrapado,/ que yo soy una coraza contra el viento. (Bermúdez
Milla, 1976: 10).

Tres poemas están dedicados a la mujer. El símil y la metáfora se combinan en


“Evocación de un seno”: A veces un seno parece una ola/ pequeña y mansa/ que nos
sumerge el rostro/y luego, suavemente,/ nos lo alza con su erguida cresta.// Un seno
es también una poma,/ odorante manzana,/ un durazno/ o una pera flotante.// Un
seno es una redoma encantada,/una gota de luna/y la mitad de una doble maravilla.
(15-16). “Ciudad tatuada” enfrenta dos visiones de la ciudad: la de antaño, en la que
se creció y amó, y la del hoy: Porque no es ni será la misma. Se apagó la luz/ de su
lámpara votiva, se derramó su copa/ de agua clara, y para siempre/perdió su señorío
de blasonado escudo;/ ahora es de hormigón y de metal y sufre/del vértigo de altura.
Si, es otra, hasta parece/ que cambió de postura el horizonte.// En tanto la vieja
ciudad, mustia en mi pecho,/ está como mi piel, en ruinas. (17-18). Nostalgia y
pesadumbre se entrecruzan en el texto.

8 El Imparclal. Guatemala, 10 de junio de 1976.

384
La pcíakra (laminada

“Contra ia reglas del juego" contrapone dos momentos dentro de la propia experiencia
vital: uno de evasión y el otro como toma de conciencia de la realidad: Nosotros
visitamosjardines de suplicios/y remotos oasis/y paraísos perdidos. Incluso recogimos
granos/de arena del cielo...//(...) Ya no más ¡a baraja de rutas, ya no más el azar de
los vientos, nunca jamás el impulso de vuelo/ ni el viaje fortuito; / prisioneros de la
realidad, hemos violado/ las reglas del juego de los espejismos. (11-12). Se habla,
pues, de haber adoptado una nueva visión frente al mundo. Esta idea se reitera en
“Humanización del peto”, soneto que abre la segunda sección. Haciéndole honor a tal
postura, “La ley de Linch y la letra de las canciones” enfoca la discriminación racial
en Estados Unidos y la respuesta de los afroamericanos. “Niños de lodo” recuerda a
los niños marginados, los hijos de quienes edificaron para otros: Con adobes/ sus
padres edificaron las casas./ Aún pesan los bloques/ a nivel de sus hombros.// (...)
Son infantes del barro. Desconocen/ el libro ilustrado de las fábulas./y no levantan
—nunca lo han hecho— un simple castillo de naipes./ Ellos juegan haciendo/
minúsculas casas de lodo/que luego derriban. Juegan/a sobrevivir. (32-33).

En “Tercera época”, el soneto “Exhortación del peto” apunta hacia el enrolamiento


del yo en las filas en donde van rojos pañuelos combatientes,/ a la vanguardia de
masas insurgentes (45). Los poemas asumen, con nitidez y convicción, la toma de
partido en pro de la lucha política y social. “Parábola” constituye un homenaje a
Ernesto “Ché” Guevara. “Pequeña oda laboral” evoca los días primeros de la lucha
obrera en Estados Unidos: un dia que se hizo muchos días,/del vórtice del tiempo se
desdobló un eco/ del alarido laboral que estremeció a Chicago, y los templó en una
red de nervios.// Alguien dijo:/ ‘Somos nosotros más nosotros más el mundo'/y
apuntalaron la carpa de brazos caídos de una huelga./ Primero en grupo, luego
gremios, sindicatos/ se regaron como llamas de un incendio,/y en los mástiles de
lucha inflamó el viento/ las banderas desplegadas de una clase. (50-51).

“Un violento compás de espera” encara la violencia ejercida desde los sectores de
poder que, algún día, serán desplazados: Es inútil (por ahora), no nos dejan poner
un grano de arena de patria, no nos dejan ser/ una rápida gota de alivio. Al más leve
movimiento/ nuestro, las camarillas privilegiadas sueltan/ sus perros de garra.//
Caminaremos por los v. lentos circuios que traza este compás/de espera. Bailaremos
entre ellos como trompos maniáticos/ hasta que caiga la ntedialarde de cierto dia./

315
Hilen UmoAo

Porque la certidumbre existe/ de que ios desheredados de la tierra/ heredarán los


pueblos. (83). Los encabalgamientos objetivan ¡a fractura social.

“La ciclope mirada" es un reconocimiento al poder popular. De versificación precisa,


lo copiamos en forma integra: Solamente un ojo enorme de un airado rostro/dibujado
en la piedra./ Ciclope mirada de masas capaz de derribar/ de sus pedestales/ a los
blindados colosos del odio,/y también de ahogar todas las desigualdades/ de clase y
de raza.' con el agua y la sai de una lágrima.// En su pupila, un mundo en equilibrio/
despierta de un sopor de siglos,/ y de sus pestañas pende/ a golpe de párpado/ la
inexorable equidad de una suerte jutura.// Cábele un océano amargo rodeando su
tris, que es -más que un circulo- una isla de verde esperanza./ Si, definitivamente,
no es otro/ que el ojo del pueblo, en su grave papel/ de testigo de cargo.// Está en un
mural. (54-55). Último verso que implica lo inexorable: está escrito el triunfo popular.
Existe, pues, un sentido profético, de gran confianza en el devenir histórico de la
humanidad. Una poesia directa, sin adomos innecesarios y de gran precisión en el
decir.

Felipe Elvir Rojas

Felipe Elvir Rojas (1927-2005) es autor de: Bronces de América (1955); Poemas
heroicos (1956); Perfil de Rigoberto López Pérez (1956); Puños crispados (1956);
La muerte, hasta en los labios (1957); Elegía a Gabriela Mistral(1957); Dos elegías
(1958); Riberas de angustia (1959); Presagios del alba (s.f.); Tiempoy raíces (1997);
Conjura del crepúsculo (1998); Péndulos inevitables (1999); Estación temporal
Luz en las rendijas (2001); Hospedaje del silencio (2001),6 Cántaros
rebosantes (2001), Rama y cielo (2002); Entre luces y sombras (2003) y Prisma
intimo (2003).

Bronces de América
Bronces de América comprende quince sonetos dedicados a personajes ilustres de
Honduras y del continente: Francisco Morazán, Simón Bolívar, José Martí, Miguel
Hidalgo y Costilla. Benito Juárez, José Cecilio del Valle, Lempira y otros. Incluye el

Este libro ostenta dos fechas: 2000 en la ficha incluida en la primera página. En ésta
tamoien se anota, como fecha de publicación, mayo de 2001, año que se reitera en
el coiofon.

38¿
lo poicira iluminad*

soneto “A Honduras” y “Romance ai General Morazán”. Se acude a ¡a tópica y al


lenguaje tradicional de tipo laudatorio. Como ejemplo del estilo, dos estrofas del ultimo
de los poemas: Las campanas han llorado/ la muerte de Morazán Sin embargo, yo
proclamo/ que Morazán vivo está.// (...) Su nombre musita el prado, lo musita la
montaña/ y la plácida campiña.// El rio, en sus ondas suaves- su gloria infinita
canta. (Elvir Rojas, s.f.: 59).

Poemas heroicos
Poemas heroicos está dividido en cuatro secciones. "Poemas heroicos” comprende
trece textos. Con excepción de “¡Madre!” y “Bandera Nacional”, los demás honran a
personalidades sobresalientes de la historia americana: “Lempira”, “Atlacatl”, "Tecún
Umán”, “Nicarao”, “Urraca”, “La Princesa Zuchilt”, “Artigas", “Tussaint Louverture”,
“José María Morelos”, “Cristóbal Colón” y “Jorge Washington”. La segunda parte
Istmania— comprende cinco sonetos: “Honduras”, “El Salvador". “Nicaragua”,
“Guatemala” y “Costa Rica”. Siempre, el tono es encomiástico y el lenguaje se basa
en el empleo de la denotación-connotación tradicional. “Jorge Washington” da la
medida del enfoque y del tipo de adjetivación: Gigante gladiador de libertades,/ aún
resuenan tus voces soberanas/cual un eco de rudas tempestades,/ batiendo sus gloriosas
oriflamas.// Elfuego de tus épicas proclamas,/conmoviendo a las huestes extranjeras,
fué cual grito sonoro de campanas,/ o cualfiesta radiante de banderas. (Elvir Rojas,
1956: 49).

Aunque persiste el mismo manejo del lenguaje, la tercera sección ofrece mayor interés,
especialmente en tres poemas de reflexión general sobre la existencia. “.Anhelo infinito”
es un poema empapado de vaga tristeza y. alimentado de fe religiosa, externa
conformidad con la vida. “Sombras” entraña un planteamiento sobre el transcurso
del tiempo, la muerte y la nada: Y somos los humanos pobres sombras, viajando entre
las sombras de la noche./Rumor que crece y crece sin saber/ que es el rumor ex traño
de ¡a Muerte. (69). “Perfiles del grito”, quizá el mejor soneto del libro, expresa:
Dolor, clamor y llanto que se olvida/ en el templo sagrado de los ritos./El alma en su
tortura indefinida/ si contempla los cielos infinitos./- Sentir anhelos y escuchar ios
gritos/ del hombre que se angustia ante la Ijda.s Saber que nuestros sueños ion
finitos/que apenas dejan huella en la partida.// Nuestra dueño bien cabe en ¿a sonrisa./
Ave Fénix durmiendo en la ceniza/ con un triste menspje de lamentos.// ¡Henos aqui

387
Heltn Umoflo

gritando los dolores./ con un lastre de incógnitos temores/ante el negro fantasma de


los vientos! (67). También ofrece el soneto “Al poeta Jacobo Cárcamo” y otros
poemas de menor interés como “¡Licor maldito!”, execración contra el alcohol. La
cuarta parte. Cantos infantiles, no la consideraremos en esta oportunidad.

Perfil de Rigoberto López Pérez


La edición que consultamos se divide en dos secciones. La primera comprende quince
sonetos dedicados a exaltar la acción vindicativa de Rigoberto López Pérez, el patriota
nicaragüense que, muriendo en la acción, ajustició a Anastasio Somoza Debayle. Un
sincero aliento de dolor e indignación recorre el texto. En la “Invocación”, leemos: Yo
clamo ante tu sombra recatada/ y clamo por tu voz de piedra inerte./ Yo exalto tu
figura desangrada/ ante el muro perenne de la Muerte.// ¡Padre Tiempo —desierto
ilimitado!—/Con mis ojos prendidos a lo incierto,/hoy vengo por un túnel ignorado/
a pedir al Señor por Rigoberto.// Por un cauce de gélidas espadas,/ con las manos
por siempre desatadas/ hoy vives en un mundo sin orillas. (Elvir Rojas, s.f.: 19).

En los restantes sonetos (identificados con números romanos) hay similar exaltación:
execración de la familia poderosa; vaticinios de su derrota futura; descripción del
ambiente de terror; señalamientos del procedimiento para derrocar al dictador y
pervivencia del héroe en el recuerdo: Han de cambiar, Señor, todas las cosas/cuando
caigan de un golpe los Somoza/con toda la caterva de lacayos. (33); La conjura se
oculta tras los muros/y hay puñales en todas las esquinas;/ hayfríos horizontes, tan
obscuros/ que nos hieren el alma y las pupilas.// Los sicarios, del crimen son la
escoria./Hay silencios terribles, pavorosos./ ¡Oíd tiranos: El alma de la Historia/es
hija de los hombres valerosos! (35); Son las balas caminos luminosos/ marcando de
los pueblos la alborada;/ queremos Rigobertos valerosos/ para salvar naciones
sojuzgadas (45).

La segunda sección comprende: “Elegía al Doctor Jesús de Galíndez”, “Elegía a


Alvaro Navarro”, “El clamor del pueblo” y “Madres proletarias”. En éste, expresa:
Canto a vosotras con el verso rudo;/ con el verso que es grito y clarinada;/ con el
verso que pinta la promesa/ de sociales y justas esperanzas. (63). En “El clamor del
pueblo”, Elvir se identifica con el dolor de los sectores marginados de la sociedad y
anuncia un futuro de justicia; además externa cuál es su postura frente al quehacer
poético: No hay que escribir poemas mentirosos,/pintando la alegría de unos cuantos;/

388
lo palabra iluminodo

la frase de oropel pasó de moda,/nuestros labios no deben pronunciarla.' El camode


este siglo de amenazas,/ de fusiles, cañones y granadas;/ de gargantas y sueños
triturados/ debe ser cual espada fulgurante,/ decapitando el hambre de los pobres.
(54-55).

Puños crispados
El poema insignia, “Puños crispados”, implica cólera e indignación: ¡Que se crispen
los puños/ en señal de protesta!/¡Que se rasguen las nieblas/del terror ominoso/ que
ha sumido a los pueblos/ en mundos de barbarie..!// (...) Levantemos airados/
unánimes protestas./¡Abajo los tiranos/ odiosos, engreídos! (Elvir Rojas, s.f.: 33-35).
De nuevo, el autor repudia a las tiranías de Latinoamérica. “Poema inicial” conmina a
los poetas a que se unan en esa cruzada patriótica y se incorporen a la lucha: Escribamos
un verso de metálicos ritmos/ que encierre la protesta de la Raza./ Ensayemos un
himno magistral y rotundo/ sobre el mapa de América sangrante.// Que el poema
concrete las ansias colectivas/y que la estrofa sea cual reto a los tiranos;/que sea un
repicaren las conciencias/de los pueblos que viven oprimidos.// (...) ¡A la batalla!
—Ese grito feral escucharemos/ de confín a confin del Nuevo Mundo.// Los poetas
irán a la cabeza/ empuñando un fusil entre las manos,/ entonando sus himnos
libertarios/ cuando cruja el cañón en las montañas. (23-25).

Como complemento a las ideas enunciadas, hay textos en contra de los dictadores
más repudiados. En “Romance a Anastasio Somoza”, clamando el retomo de Sandino,
lanza una imprecación: ¡Que la sangre de los hombres/haga temblar al verdugo/ que
ha truncado tu destino!/ ¡Incorpórate, Sandino./con tus botas de combate/ y elfusil
entre las manos! (43-45). En “Fulgencio Batista”, invoca a José Marti y a Maceo. En
“Marcos Pérez Jiménez”, lamenta que la patria de Bolívar esté sumida en las tinieblas.
No olvida a Colombia en “Gustavo Rojas Pinilla”. “Rafael Leónidas Trujillo” recuerda
el contubernio de Estados Unidos con las dictaduras: ¿Dónde está la Democracia.'
que pregona el Tío Sam //Palabras y más palabras.../ Esa es la pura verdad. (69). El
Perú se hace presente en “Manuel Odría": Manuel Odría: Once letras horrendas: que
mantienen al pueblo en la agonía.// Mas, no ha de ser eterno ese calvario (...)
Alahualpa está erguido con su aljaba/ ante el muro perpetuo de los Siglos. (75). Esta
parte concluye con “Poema al campesino”: el yo poético manifiesta su adhesión al
hombre dei campo y lo exhorta a no escuchar a demagogos.

389
Heltn UmoAo

La sección “Cantos de fe” comprende poemas de homenaje: “Presencia de Manuel


M. Calderón”, “Elegía al Doctor [Presentación) Centeno”, “A José M. Santeliz”,
“Pedro Albizú ('ampos” y “Elogio lírico a Rómulo Gallegos”. En el apartado que lleva
el nombre general de Sonetos, hay textos laudatorios: “A Juan Ramón Molina”, “A
Federico García Loica”, “Sandino”, “Mauricio Baez”, “Víctor Raúl Haya de la Torre”
y “Soneto Enlutado”, dedicado a Jorge Federico Travieso.

La muerte hasta en los labios


Este libro se divide en dos partes. La primera, “La muerte hasta en los labios”, con un
total de ciento cuarenta y cuatro versos, consta de varios textos que, aunque
independientes entre sí, conforman una sola meditación sobre la muerte, la Cazadora
victoriosa, de cuya mano sólo se exime Dios: Yo la miro en mis noches de vigilia./ En
la cal de mis huesos se ha parado/con su ruda mirada indescifrable./(...) La muerte está
en nosotros./En el vértice azul de la palabra/ y en los fríos clamores del instinto.// Ella
roza las ramas y las flores/ con sus dedos —estigmas de silencio—y su imagen sombría
se desliza/ entre bosques cerrados de misterio.// Presiento tu guadaña enarbolada/
entre tierra y abismo, mar y cielo./Presiento tu figura descarnada/ erguida entre mi
sueño y mi desvelo.// (...) Tu figura [Caronte] se acerca con su adarga,/para iniciar
la marcha triste y larga/ por un mar que no cabe en la Poesía./ Si es verdad que
surgimos de la Nada,/no me mires ¡Oh Muerte iluminada!/¡ Yo no quiero marcharme
todavía...! (Elvir Rojas, s.f.: 8-17). Lenguaje sencillo, en versos de sana factura.

En la segunda sección, “Ambito y huella”, encontramos poemas encomiásticos. “¡Loor


a los valientes!”, dedicado a estudiantes y profesionales que participaron en la gloriosa
gesta del Iode agosto de 1956. “Tríptico al tipógrafo” consta de tres sonetos; en el
primero, se recuerda a Juan Gutemberg; en los restantes se destaca el papel de la
prensa escrita, barricada del heroísmo (33). “A Juan Lindo” destaca el papel en pro
de la cultura del prohombre hondureno. Textos panegíricos que derivan hacia el lugar
común. Poseen mayor interés aquellos en los cuales la voz es más personal. “Canto
de angustia para el hombre” manifiesta un sincero dolor por la patria. “Riberas de
angustia” y “Soneto introspectivo” expresan un sufrimiento general frente al mundo.
En el soneto “Pinos”, los árboles testifican las luchas fratricidas.

390
La palabra iluminado

Elegía a Gabriela Mistral


Elegía a Gabriela Mistral consta de textos breves; sin embargo, dada su mterrelación.
se puede asumir como un único poema de ciento veintiséis versos. En él —sin ninguna
novedad formal— el autor externa su admiración por la autora chilena.

2 elegías
Este libro incluye: “Elegía a Jorge Ribas Montes” y “Canto de angustia para el pueblo
húngaro”. En ambos, hay un matiz imprecatorio y están saturados de expresiones
hiperbólicas. En el primero, al lamentar el suceso trágico, exclama: ¡Oh Capitán
heroico!/ Hace algún tiempo,/desde tu obscura muerte/yo quería cantarte / Junto a un
mar infinito de dolores/ yo quería cantarte/ con una voz enorme;/ con una voz más
grande que la Vida,/ más grande que el espanto/ y que todos los huesos triturados.//
(...) El dolor ya no tiene geografía,/ es vasto como el mundo;/ ya no cabe en ¡as
páginas de un libro;/es dramática, triste sinfonía/que tiene sus linderos en la Muerte.
Lamenta el escarnio que sufrió en la cárcel: Sus carnes maceradas/ supieron de la
infamia del verdugo;/ de la frase procaz de los relapsos/ y el trágico fúsil con la
culata/ se cubrió con su sangre de patriota. No obstante. El Capitán de los pueblos
oprimidos sigue presente y, como héroe, otros, de igual altura, lo saludan; Con gesto
gallardo,/ Sandino te saluda./ El mártir Rigoberto se incorpora, ' para decir presente
al Capitán Heroico. Vaticinando el castigo para los culpables de su muerte, concluye:
¡Te alzaste sobre el propio camino de tu sangre/para llegar al corazón del pueblo/
con el mensaje vertical del alba! (Elvir Rojas, s.f.: 1-8).

La segunda elegía se titula “Canto de angustia para el pueblo húngaro”. El tono —de
acentos nerudianos— es similar: Nos sangran las palabras/y nos duelen los ojos y las
manos/ ante el dolor de Hungría atropellada./Se nos oxida el grito en la garganta:/
el dolor nos acosa como pulpo/y nos destroza el alma la tragedia. (9). Luego, invita
a borrar las diferencias de frontera: Terminemos los odios ancestrales.// Toda la tierra,/
desde el peñasco umbrío, (sic)/ hasta el valle y la sierra' son moradas del hombre y
de sus hijos. (10). Frente al dolor, indica que es la hora del grito justiciero .Agrega:
Quiero un acento nuevo de voces conjuradas/ para gritar a los Vampiros Rojos: los
Lacayos del Kremlin/ que han manchado de sangreJ hasta la dulce risa de los niños.//
(...) ¡Malditos Camaradas!/ Cercenad con la Hoz y el Martillo/' a todas los que
amamos la Justicia!/ (...) ¡Malditos Camaradas!/ Khmshchev, (sic) Bulganin y

3*1
Htlrn UmaAo

Molotov,/Mariscales del Odio v del Exterminio!/Chacales Siberianos:/ El Reino del


Espanto; ha de caer un día (12-14; lo subrayado, en cursiva en el original). Se invoca
al emblemático Cardenal Mindszenty y las aguas azules del Danubio, teñidas con la
sangre de los héroes Una especie de versos-pancarta, acordes con el espíritu de la
Guerra Fría.

Riberas de angustia
Riberas de angustia comprende veintidós textos; la mayor parte, sonetos. Predominan
los cantos amorosos. También modula versos de intención colectiva. Así, en “Yo”,
en tanto poeta, se visualiza como portavoz del conglomerado social: Tiene mi voz
antigua la angustia de la Raza./ Vengo desde la esquina del ansia desolada./ Hablo
por los que sufren y no tengo coraza:/ Mi palabra es venablo y refulgente espada.//
(...) Por eso es que yo grito. Los malvados/ no me verán rendido. El signo de los
hados/ me ha enseñado a luchar sin cortapisas.//El orgullo es mi escudo. Sin tormento/
voy clavando una espada: El Pensamiento./ Ave Fénix cantando en las cenizas.
(Elvir Rojas, 1959: 7).

Presagios del alba


En esta obra, entre veinte y veinticinco poemas ya habían sido publicados. Además,
incluye, en forma completa, Elegía a Gabriela Mistral y La muerte hasta en los
labios. En este último, agrega “Ha de llegar mi día”, breve poema en el que, frente a
la inexorabilidad de la muerte, formula la vieja invitación del “carpe diem”: Mientras
tanto vivamos el minuto;/ vivamos el placer —caballo hirsuto—/jadeante, persistente,
satisfecho. (Elvir Rojas: s.f., 116).

La muerte es de los temas que mejor trabaja el autor. En “Aire frío de la muerte”,
escribe: Por colinas, por riscos, por veredas/ te aproximas al hombre con certeza;/yo
te siento venir por lu maleza/ con la guadaña fría. Las maderas// crujen, (sic) Hay
miedo. Tu sierra de ortopeda/ todo lo corta. Es tanta tu destreza,/ que no se sabe
donde (sic) todo empieza,/pues hasta el mundo con tu mano rueda.// Existes, aire
frío en los tejados/ y en los parques tranquilos y soleados,/ es audible tu grito
torturante.// lodo en tu mano se concentra. Erguida,/ tienes la propia clave de la
vida/y hasta la dulce risa del infante. (71). En “Final”, dice: Al final de este mundo
sin orillas,/ sabemos que la muerte las mejillas/ nos toca con sus besos sepulcrales

392
la palabra iluminado

(81). En “Mi yo es mi cárcel”: Por todo eso en mi vida desolada, me entretengo


pensando que la nada/es hermana gemela de la muerte.. (80).

En el soneto “El tiempo”, éste es sinónimo de muerte. Con imágenes que se adecúan
a las modalidades vistas en ios libros anteriores, escribe el autor: Padre Tiempo —
ribera desolada./Desde el vérticefino de mi canto,/ te ofrezco mi palabra cincelada,/
sumergida en los dédalos del llanto.// (...) Clepsidra misteriosa —nieve inerte— sin
rocío ni flor que te despierte,/ codicilo de angustia retenida.// Tiempo sin luz: un
golpe, una estocada;/ estrujada ilusión —ya casi nada./ ¡En un suspiro se nos va la
vida! (83).

Sobre la muerte también se reflexiona en elegías y poemas de homenaje a personas


fallecidas. Entre otros: “Responso para mi padre”; “Unas palabras para Gerardo
Salinas”; “Elegía a Jaime Fontana”; “Bondad debió llamarse” (dedicado a su madre);
“In memoriam” (sic) (a Pedro Vicente Tosta); “Elegía a Ramón Amaya Amador” y
“No ha muerto Robert F. Kennedy”.

Lo social es veta importante. Especialmente cuando el poeta visualiza la situación de


Honduras. “No sé” ofrece un cuadro de miseria y la voz poética se lamenta: Yo miro
a Morazán en su quietud de estatua,/ triste, callado, quizá pensando/ en el drama
más hondo de una nación quebrada./ (...) Amanece./ Vuelta a la misma cosa:/ El
quehacer cotidiano./A recorrer las mismas calles polvorientas,/que saben de memoria
mis zapatos./ Bajo la voz para cantar en silabas de llanto/ la soledad que nubla mis
ideas./No sé. Pero hay días/en que el alma nos pesa como plomo. (18-19). El autor
fusionó la percepción de la realidad con su propia angustiante rutina. En la misma
línea de critica social está “Carta poética a Oscar Acosta”, ejercicio metapoético
surgido a raíz de la lectura de Mi país. “Mensaje al General Morazán” está integrado
por dos sonetos. El segundo, aunque sin sorpresas estilísticas, es convincente: Toma
de nuevo tufulgente espada,/mi General, obrero y campesino;/la patria que sonaste,
desangrada/se muere como rosa en el camino.//Escucha, pues, mi voz esperanzada.
Honduras —geografía y llamarada— no te sueña en el mármol, frío, inerte..
Esperamos tu voz. Que a tu llamada,/ha de surgir la patria liberada, desde el polvo
sagrado de tu muerte... (42).

Justamente, por la preocupación social, encontramos algunos textos de marcada


orientación didáctica. Se exhorta al cambio de actitud para lograr el bien común v se I
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393
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H»ltn UmoAa

destaca la importancia de la poesía o del ejercicio de la palabra. “Consignas contra el


odio” formula recomendaciones de tipo educativo. “Hombre de este siglo”, de lejanas
resonancias ncrudianas, delinea una especie de ideal humano: El hombre de este siglo
es desatada tempestad y extraña singladura./ Es un clamor social. Desgarradura,/
arrebato, protesta y clarinada. ' (...) Sus puños son gigantes barricadas,/buscando
las lejanas alboradas/entre cercos obscuros de cuchillos. (69).

El tema del amor tiene una cobertura amplia. En la sección “Rutas de Eros”, se le
consagran veinticinco sonetos y dos poemas extensos. Por la reiteración de tópicos
relacionados con la mujer, que remontan toda la tradición romántica, es de las partes
más débiles del libro. En el mismo plano están los textos dedicados a temas familiares
(hijos, nietos, parientes y animales domésticos), así como poemas descriptivos (“La
tierra”, “Comayagüela” y “Tegucigalpa”).

Tiempo y raíces
Tiempo y raíces contiene ochenta y un poemas. Cuarenta y cuatro son sonetos. Con
excepción de dos textos ecológicos (“Oda a la Tierra” y “Poema ecológico”), el libro
sigue un patrón temático y formal similar a Presagios del alba. Elegías y composiciones
de homenaje a personas fallecidas: “Elegía a Clementina Suárez”; “Réquiem a Ventura
Ramos”; “Romance de la pena”, dedicado al actor Ricardo Antonio Redondo Licona;
“A Pablo Neruda”; “A Pedro Joaquín Chamorro”; “A Manuel Luna Mejía” y otros.
Dentro de este grupo. “Romance de Nicasio Amaya” implica el reconocimiento a un
cantante popular. “Elegía a María Victoria Deras” constituye un mensaje de solidaridad
a una mujer que fue vejada sexualmente. En este último caso está “¿Quién mató a
Riccy Mabel?”, composición que ostenta un fuerte carácter de denuncia social: Fuiste
ultrajada, violada/y lapidada después./ ¡Qué apetitos más insanos/de animal! ¡Qué
sordidez!/ ¡Cuánta burla, cuánta saña,/difíciles de creer!//Es un clamor en Honduras:/
¿Quién mató a Riccy Mabel?/y (sic) la respuesta rotunda:/El crimen huele a cuartel.
(Elvir Rojas, 1997: 50). Lenguaje directo acorde con la brutalidad del hecho execrado.

I^as consideraciones generales en tomo a la vida y a la muerte, tal como ocurre en libros
anteriores, constituyen los logros más destacados en Tiempo y raíces. Por la
personificación de la muerte, sugestivo es “Boceto”: Hago un boceto en piedra y
esculpida/queda su imagen: Tacto de neblinas./Ella compendia lo breve de la vida y
acertijos y voces sibilinas.// (...) En la sal de las lágrimas, empeños;/ huellas que dejan

394
lo palabra i luminaria

de legado sueños,/ irrealizadas sueños en tórrenle.//Está concluida la imagen cincelada./


Sólo falta su pronta dentellada./ Mueca de eternidad Se llama muerte (58). Dolor
innominado” implica una intención didáctica: Nada en la vida es dado de regalo, hay
que alcanzarlo a golpes, a codazos;/ (...) Así es la vida Lucha permanente' y sentir
que una daga transparente/destila mucha sangre en el costado. (57). Véanse, también:
“Umbral”, “Desafio”, “Saudade” y “Nada”, sonetos de similar estilo.

Reaparece el tema patrio. Tal vez el mejor trabajo sea el soneto “Si Morazán viviera”:
Si Morazán viviera en esta hora/ en que ¡a patria sangra en agonía,/ le arrancaría
tajos a la aurora/para enseñar al pueblo la alegría.//Si Morazán viviera... soñadora'
de nuevo su palabra surgiría. (85).

Contrariamente a la calidad observada en los poemas comentados, en “¡Patria, dulce


Patria!”, los logros son menores. El autor realiza un recorrido enumerando las bondades
de distintos lugares. Sin embargo, en la quinta estrofa, hay una salida por la tangente:
La emoción no tiene brida;/la mía es pura emoción,/cuando recuerdo a Lempira, el
señor de Congolón.// Pudieron segar tu vida,/ pero tus ideales no. / Los ópalos de
Erandique/ son lágrimas de dolor. (8). El verso que subrayamos nos parece una
digresión. Dentro de lo narrativo, el dirigirse directamente a Lempira, constituye una
salida por la tangente. Inclusive, en la siguiente estrofa, se reflexiona sobre la región
del Trifiqio.7 En otros poemas de tipo patrio o descriptivo, hay un descenso en la
calidad del verso, marcado por el facilismo. Veamos unas muestras. “Pinares”: Pinares,
verdes pinares;/ eclosiones de alegría,/donde se posan las aves/ con arrullos en sus
nidos. (15). “Patria nuestra de cada día”: Que a la patria se le sirve/ y jamás se le
despoja./ Es un hijo mal nacido/ el que a su madre le roba. (17). “Romance de las
colinas”: Colinas que las vacadas/ hacen del pasto un festín./ mientras los gallos
ensayan/ a tocar su cornetín. (22). Otros textos descriptivos poseen valor
circunstancial: “Danlí”, “Muchachas de Danlí”, “Al cerro San Cristóbal”, “Pozo de la
alegría” (dedicado a Valle de Ángeles), “Valle de Ángeles”, “Santa Lucia”, “Cerro
grande”... El autor consagra más de diez poemas a motivos familiares. Con frecuencia,
la formulación es pueril: ¿Apareció un dientecito?/ ¡Abrazos» felicidad!/Decir mama
opapoíto,/son voces de eternidad. (33). Otros abordan el tema amoroso. Este grupo
comporta lo menos trascendente del poemario.’

7 Nombre que recibe la triple frontera de El Salvador, Honduras y Guatemala.


8 En este libro encontramos “Las computadoras", uno de Iqs p meros poemas
hondureños dedicado al tema de la informática.

395
H»len UmoAo

Conjura del crepúsculo


Conjura del crepúsculo se divide en tres secciones. “Poemas”, con cuerentiséis
textos extensos; “Romances”, con trece y “Sonetos” que tiene ochentidós. Suman,
ciento cuarenta y una composiciones. En la primera sección, los trabajos expresan
inquietudes personales: el dolor general frente a la vida; las meditaciones sobre la
muerte, lo intangible de los sueños y su irremisible disolución; el choque entre ellos y
la realidad; el destino del poeta y su relación de confrontación con el medio; la
problemática de la nación; la insatisfacción de los sectores empobrecidos; la oposición
campo-ciudad, etc. Al dejar de lado los imperativos de la rima y de la métrica, el
estilo, aunque sigue el tipo de adjetivación que conocemos, resulta más libre; menos
restrictivo y predecible. En “Fuego perenne”, nombre que alude a las ansias e
inquietudes que alienta dentro de sí, leemos: Este fuego perenne/ arde constante./
Más que vela es incendio/que me abrasa,/sin yelmos, sin escudos/y sin mazas./ (...)
Para avanzar/ quisiera/ tener alas de pájaro/y ensayar/ itinerarios imposibles/donde
la pena/ y el dolor no atacan./Estefuego en verdad/ no tiene brida,/ explorando/ las
simas insondables.//...) Mi alma es loba herida/por las ansias/de develar misterios,/
con las dudas/fulgiendo como lanzas./ Quien tuvo la ironía/de inventar la esperanza,/
¡a hizo de agua/que se escapa... (Elvir Rojas, 1998: 1-2). Hablando de los sueños —
materia de los libros—, en “Intangible”, dice: La tinta con que fueron escritos, se ha
ido borrando/ y en la penumbra/yacen sus autores./ A veces un verso o una frase,/
nos salvan del olvido,/ lo demás es cascajo o broza impura./ (...) Los ángeles en
llamas nos persiguen,/ en tanto las violetas/se mustian en sus tiestos./(...) Los años
van pasando/ con la prisa del viento/y nos volvemos folios,/gastados por la niebla./
A veces una delgada júria/ nos impulsa/ a escarbar la ceniza/de los recuerdos idos.
(4-5). “Cabalas” expresa en qué medida los anhelos de superación, frente a la realidad,
se reducen a nada: Aunque somos finitos,/ nos soñamos/ mares sin orillas./ Poco a
poco,/ se va cerrando el cerco/ con el azar/ tendiéndonos sus trampas./ (...) Los
huesos/ se van cansando de la carne./ Ahora apretemos los dientes./El silencio cae/
sobre las vidas./ uvas que trisca el tiempo/ y da paso a otras vidas/ en el circulo
eterno.,' Somos,/ aunque nos empeñemos en negarlo,/ granos de mostaza, luces
diminutas/ y puntos suspensivos del arcano. (7-9).

Por las alusiones a lo cotidiano, “El farol”, retrato de Tegucigalpa o —lo que es
mejor— de cualquier ciudad, es un poema convincente: El farol está ciego./ (...) El
faro! está ahí./tieso como una estatua,/donde anidan los pájaros/y las arañas tejen/

396
La palabra iluminado

argénticos hilos,/ sólo visibles a la luz del dia./ (...) Esta ciudad sin tiempo. ' con su
sueño de piedra./ ha dejado escapar/ la luz de los faroles./ No hay excusa, en un
mundo que camina a zancadas./ No es posible que siga/' en batallas de espera,/ con
balcones a obscuras/y caminos de siglos en reversa./ (...) esta ciudad pervive,/ entre
chozas y palacetes,/con sus ojos de musgo,/...)/ Las tardes son manteles desteñidos/
sin comida en las mesas./ (...) Amanece y no hay tregua./Nos hemos habituado/ a
vivir en la sombra,/ con dedos de silencio. (10-12). Por ese rumbo formal transitan
“Duelo”, “Casas deshabitadas”, “Mitos” (sobre los poetas, oficiantes de mitos) y
otros.

En esa sección, “El herético” parte de un prejuicio. Considera a los ateos como seres
sin valores éticos: vacio (sic), sin ideales, sin caricias ni amor (36). En “La huelga”,
los versos resbalan hacia el facilismo: A levantar fogatas/ y barricadas;/ a poner
candados a las fábricas./ La producción se para/y, alfin, cansados los patronos,/se
declaran en quiebra;/ cierran o se van/con la música a otra parte./Después viene el
drama/ de los desocupados/y ahora, otra es la tonada: el gobierno es culpable/por
tanto desempleo./ Más de algún líder,/ con el viejo sarampión incurable,/ ha de
gritar con Lenin.7 ‘proletarios del mundo unios. ’ (45-46). Según inferimos, la intención
irónica no cuajó.

En la sección “Romances”, entre otros, encontramos: “Muerte de Morazán”; “Mal de


patria”; “La niña de los claveles” y “El viejo naranjo”. El empleo del verso de arte
menor y la uniformidad de la métrica generan cierta puerilidad, según corroboramos
con dos ejemplos. “El pastor de cabras”: El pastor con su carrizo/ entretenía las
cabras/y si alguna se apartaba/ le daba con una vara. (137). “Música de la lluvia”:
Al sueño baña la lluvia/ el pasto se está mojando./ Es grato escuchar el agua,/
mecanógrafa tecleando. (148). La tercera parte tampoco entraña derroteros distintos
a los ya conocidos. Tanto los temas como el tratamiento exhiben un patrón igual y la
expresión se toma reiterativa. Algunos destacan por la superficialidad. “La naranja”:
La clorojila es sangre que la alienta./ El verde es el principio ¡maravilla.' Sin el
zumo es dulzura que alimenta,/ cuando la piel se torna en amarilla. (216). “En el
avión”: Imposible encuestar las emociones/ de pasajeros con diversos deslinos./ De
hacerlo, comprobarían las pulsiones/ subiendo hasta llegar al desatino. (215).
“Inocencia”: Los peces juguetones de tu risa,/ hechizan dulcemente cuando hablas./
aunque tu mundo pu > sublimiza/ la inocencia carente de palabras. (238). “Amistad”.
i

397
Nfl«n UmoAa

Ser amigo es entregarse entero,/ en la amistad, sin tiempo, ni medida./Los amigos


con un solo rasero./ todo lo dan, sin omitir la vida. (205). En “Hiedra y flama”, un
soneto de amor, las necesidades de la rima, llevan al autor a formular un cuarteto
cuyos dos últimos versos nos parecen fuera de lugar: Soledad sin perfume dejazmines,/
amarizo en tus aguas muy lejanas./Se me viene la voz sin escamas/ que perdieron un
día los delfines. (196). Una sección de muchos títulos, pero de escasa sustancia.

Péndulos inevitables
Ciento ochentitrés poemas conforman este libro. De tal número, ochenta y ocho son
sonetos. Además, incluye una sección en prosa con breves reflexiones de tipo didáctico
moral. Por salirse del reiterativo ritmo del soneto, los noventa y cinco poemas de la
primera sección despiertan mayor interés.

El tiempo y la muerte —a los que hace alusión el título del libro— se amalgaman para
conformar el rubro conceptual más importante. Lo confirman textos como “Poema
de la larga espera’’, “Rosas postumas”, “Fatiga”, “La dama inevitable” y “Un sitio en
la pelea”. En “Péndulos inevitables” —texto con el cual el libro se inicia—9 leemos:
Con los péndulos/grises de las horas,/hacemos el recuento:/el debey el haber/de lo
quefuimos/y no somos,/mientras la tarde/ cae en nuestras vidas.// (...) Nos esperan
augurios/ y metales rugientes/ y frías criptas,/ con breves epitafios.// (...) El tiempo
culmina/ la faena,/ con hilos impalpables/y la muerte a su lado,/ con la siega de
vidas. (Elvir Rojas, 1999: 5-6). En “Cita”: ¡Qué amor tan imposible,/ el tránsito del
agua/ que explora lo invisible!/ El tiempo es cuervo que se escapa/ por las vías
arcanas./ No se detiene nunca,/desgastando los cuerpos,/desgastando las almas./El
agua que pasa bajo el puente,/me parece una piedra arrodillada. (15). Pulcra expresión,
con imágenes de calidad.

La meditación sobre la condición humana o sobre la vida en general es otro campo


semántico descollante. “Sonámbulos”, “De peldaño en peldaño”, “Arcano” y otros lo
comprueban. En “Sin andamios”, poema que alude a la dualidad humana, expresa:
Soñamos. Sin andamios,/ vamos tocando el cielo/ y nos poblamos de flautas/ y de
besos./La tierra se enternece./Es como loba en celo,/con sus tiernos hechizos./(...)
Estrangulamos sueños,/ decapitamos gritos/ con ascuas en las manos/ y estrellas

9 El poema inicial, en la mayor parte de los poemarios, lleva el nombre del libro y
constituye una especie de explicación de los objetivos que el autor persigue.

398
lo palabra iltmintó

encendidas,/fugando con disfraces,/sedientos de aguas vivas. (14). Aunque la última


imagen no es original, los sentimientos se expresan con autenticidad

A la poesia y al arte se refieren otros textos. En "Poesía”, le atribuye a ésta origen


divino: Es vasija sagrada,/ con el polvo de siglos./ Salomón; En el 'Cantar de las
Cantares'/ la forjó/ con paciencia infinita./ (...) Quien hizo el universo./ hizo la
poesía. (18-19). El autor coloca al poeta y al artista en un sitial de privilegio por su
capacidad de aprehensión y transformación del mundo, según vemos en poemas
como “El pintor”, “Amor y arte”, “Grava combatiente”, “Poetas” y “Piel de ternura”.
El choque entre la realidad social y la condición del poeta se aborda en “Miseria”.

La problemática social sale a flote. “Carne de holocausto”, “Vocación solidaria”. “El


labrador”, “Patria”, “Voces sin eco” y otros, ventilan temas como el de la solidaridad
con los marginados, la necesidad de luchar contra las condiciones adversas, la denuncia
de la guerra y el pacifismo. Excesivo peso circunstancial poseen “El huracán Mitch”
y “Ciudades heridas” (dedicado al mismo fenómeno atmosférico). Un considerable
número de trabajos se consagra al tema del amor (“Libre porque pienso”, “Cuando la
tarde muere”, “Muslos ardientes”, “Hontanar de sueños”, “Amor: mar agitado”,
“Duerme”...). Hay, también, textos de homenaje (“Elegía a Federico García Lorca”,
“A Miguel Hernández”, “Elegía a Elíseo Pérez Cadalso”, “A Ernesto Guevara”...).

Estación temporal
Con un nombre que alude a la vida como estación de paso, este libro, con sus ciento
catorce poemas (además de la versión completa de La muerte hasta en los labios),
retoma temas de las obras anteriores. Como novedad formal, incorpora trece poemas
breves. Transcribimos, en forma íntegra, una muestra de estos últimos. “El rocío”:
El rocío es perla/que el calor inmola. (Elvir Rojas, 2000: 51); “La ardilla”: La ardilla,/
maestra en acrobacia,/salta de rama en rama,/dibuja arabescos en el aire/ v alegra
la campiña. (54). Hay ingenio e imágenes precisas.

Sencillos son algunos poemas sobre la muerte. Por acudir a elementos cotidianos,
“En un parque” supo trasladar el sentido de precariedad: No sé. pero instintivamente,
me detengo en un parque/y contemplo un farol/ que está esperando el día. para que
alguien/le ponga esparadrapo/en los ojos cansados.//El sólo resucita, en las nochesf
pobladas de fantasmasJcon orquestas de grillos. (17). Amplitud connotativa posee

399
Meten Umofto

“Silencios sin tregua”: M las manos de nieve/ de los ángeles,/ retienen la congoja/
ante la muerte.// El sufrimiento atraca/ en cada recodo del camino,/ con sus pasos
ligeros,/mientras caen/ las hojas del otoño,/con silencios sin tregua.// (...) Un niño
contempla/ desde el brocal del pozo/ cómo el agua,/hace trizas su rostro.// Hasta allí
llega la muerte/ y lo toca con sus dedos helados,/dejando en el ambiente,/perfume
de inocencia. (191 Similar tratamiento lingüístico ostentan “Congoja”, “Límite del
cuerpo”, “Cruces de ceniza”, “Silla sin testigo” y otros.

La agresividad urbana se expresa con fuerza sintética. “Ciudad cargada de impaciencia”:


Pasa el amor de lejos/ sin preguntas/ ni señas/ y hace muecas la luz/ en los
escaparates.// (...) Hemos vivido tanto/y tanto hemos soñado,/que los sueños,/son
pájaros sin alas/ en cielos de hojalata./ Sin embargo,/ vivimos para el sueño/ de
cristales bruñidos/ y de mundos distantes. (26-27). En “Vientos iracundos”, las
imágenes son igualmente sombrías: Dardo y puñal/ en este mundo obscuro,/ visión a
contraluz,/ sin esperanza. (43).

A la revalidación de la poesía se consagran “Umbral” y “Poesía voz de siglos”. Fe en


la palabra como factor de transformación de las condiciones sociales injustas se
trabaja en “Vigilia silenciosa”. El amor es tema recurrente. La evocación del pasado
particulariza a “Puntos suspensivos” y “En el brocal del pozo”. En otros poemas, el
autor reafirma el espíritu religioso que lo anima.

Luz en ¡as rendijas


Luz en las rendijas entrega ochenta y nueve sonetos y treinta y ocho composiciones
de versificación libre. Con relación a los primeros, la factura es técnicamente
irreprochable pero carece de sorpresas. Más vivaz es el ritmo que se logra en los
trabajos que no obedecen a una métrica regular. Pero, en conjunto, muestra los temas
predilectos del autor: la visión realista pero serena de la vida; la exhortación a luchar
contra la adversidad; el tiempo y la obsesión de la muerte; los recuerdos a amigos
desaparecidos (Eliseo Pérez Cadalso, Rubén Villeda Bermúdez...); el análisis
introspectivo; las meditaciones sobre la poesía o el acto de escribir; la hostilidad del
medio citadino; la paz que emana del campo y de la contemplación del paisaje; el
amor...

A propósito de ese último, el soneto “Entrega total” —escogido porque es uno de los
más atrevidos en la expresión del sentimiento amoroso— permite apreciar, una vez

400
La palabra iluminaría

más, el estilo del autor: Angustia y soledad, nieve cimera:/ acritud en el gesto, en la
mirada;/ el mármol de tu cuerpo de palmera,/ es una suave y tenue puñalada.// Una
guitarra ardiente tu cadera;/ tu pubis una negra pincelada./ Yo asciendo como Tigre
tu ladera,/ violando la blancura de la almohada.// Como diosa, desnuda, sin anillos./
tus senos son traviesos cervatillos,/ que enervan como el opio los sentidos.// En tu
entrega total ya todo cabe./ Tu cuerpo en su vaivén es como nave,/que se expresa en
idioma de gemidos... (Elvir Rojas, 2001: 149).

Hospedaje del silencio


Ciento dos composiciones integran Hospedaje de! silencio: cuarentitrés de verso
libre; cincuenta y cuatro sonetos y, con el título de “Minipoemas”, cinco trabajos
breves. Con relación al primer grupo, por su cercanía al lenguaje conversacional, son
de interés los poemas de cavilación general sobre la vida y los que encaran la
problemática social. Con frecuencia, los dos aspectos se imbrican, según vemos en
“El hombre”, “Solos” y “Sin escapatoria”. “Desahucio” revela en qué medida el tiempo
y la muerte erosionan cualquier vida, en este caso, la de una familia sencilla: Esta casa
discurre solitaria;/ no vive nadie en ella,/sólo las sombras tienen hospedaje./ Hace
algún tiempo/ una humilde familia,/ tenia aqui su nido./ (...) La madre atizaba el
fogón/ con manos trémulas/y hacía tortillas;/ lavaba la ropa de los suyos y tendía
las sábanas/ sobre cálidos lechos./El padre hacia planes/de próxima cosecha./ Leía
sobre abonos;/ sobre siembra en laderas/y precios de los granos/ (...) Ahora (...) En
esa casa/'con sus puertas selladas,/no se escuchan los perros,/con sus largos aullidos
cotidianos. (Elvir Rojas, 2001: 85-86). Lenguaje directo, que escoge elementos
habituales (fogón, tortillas, aullidos...) para expresar la riqueza de la vida en un hogar
humilde, víctima, además, de una gian injusticia. Similar calidad ofrece “Solos”: Hay-
tantos niños/ sitiados por el hambre./ ¿Es posible/ hablar de la esperanza?// (...)
Hasta el sueño ha cerrado/ sus espacios./Pese a la multitud,/con sus puños ardidos/
de protestas/ estamos solos/ en la mitad del mundo,/ dejinitivamente solos. (60).

Con esa misma tónica —mezcla de reflexión y denuncia social— destaca “No sé”:
¡Oh las horas de angustia/ con olor a cipreses!/ Hoy, por ejemplo,/deambulo parlas
calles./ En la calle de enfrente,/ miro a un hombre sentado,/pidiendo una limosna.:
La gente pasa y pasa/ sin mirarlo./ Un perro se detiene/ y le lame las manos/ y un
escuadrón de moscas/ aterriza en su frente./ (...) Es medianoche., Parque Central;/
suciedad, inmundicia;/ vagos que pelean/' por misera banana;/ borrachos obscenos/

461
Halen Umoño

que maldicen/y desnudan/ con su sucia mirada/ a las hembras que pasan. (74-75).
Elvir Rojas ve a la sociedad mediante un prisma muy oscuro. Y, al expresar sus
percepciones y sentimientos, lo hace sin eufemismos. “Drama”, “Utopía” y “No
somos diferentes” lo ratifican. Asimismo, en “Rebelión de máscaras”, hay dos versos
que. por si solos, hacen todo el poema: La agonía social/ no tiene rompeolas. (62).
Hondura y fuerza sintética para expresar la ausencia de atenuantes en una realidad
que constriñe y aplasta a la mayoría. Remata con un lapidario: La penumbra y el
miedo./cayeron sobre el pueblo. (63).

Cántaros rebosantes
Sesenta y ocho sonetos, tres “Minisonetos” de versos hexasílabos consonantados y
cuarenta y ocho poemas de versificación libre, hacen Cántaros rebosantes. Con
relación a este último grupo, destacan los textos en los que el autor realiza una severa
critica contra un conjunto de males sociales (pobreza, niños abandonados, guerras
internacionales, corrupción de la política nacional, etc.). Acoplándose a la intención
de revelar o denunciar aspectos de la realidad, el lenguaje es coloquial y directo. En
“Cantata para un niño triste”, leemos: Los niños desamparados de las urbes,/se han
tomado las calles./ (...) Entre legiones, resalta la figura de Panchito./ Ni él mismo
sabe su apellido./ Es como un dios antiguo,/ esculpido en granito,/ sin sonrisas,
banderas de alegría / Su descripción es simple:/ tiene siete años, piel trigueña,
desgarbado,/cabellera abundante y desordenada/y unos ojos negros como la noche,/
espejos de tristeza con exilio de lágrimas./Despierta la ciudad y ese niño harapiento,/
como guardia de tumo parado en una esquina,/ ensaya su estrategia: ‘Por favor,
tengo hambre./necesito comer.' (Elvir Rojas, 2001: 18-19). En “Caos”, expresa: ¿No
es suficiente Hiroshima y Nagazaki?/Estados Unidos nos recuerda a Berlín,/ cerrando
sus fronteras/ con alambre y concreto,/ordenando una diáspora terrible/ de millares
de seres/ que tuvieron la desdicha de soñar/con un paraíso que resultó un infierno./
Como si eso fuera poco,/siguen los enfrentamientos/de Estados Unidos e Inglaterra/
contra Irak y la sangría es constante/ entre Israel y Palestina. (23-24). En este último
poema hay una mención específica del país, aspecto que se amplía en “La otra
Honduras”.

En los sonetos, la temática es amplia (amor, recuerdos familiares, la religión, el


homenaje a personas fallecidas como el dedicado a Eva Thais...) y su factura, casi

402
Lo poiobro iluminada

siempre, es nítida: Humano al fin. Me aferro a cada cosa,/ pequeña elemental y


hasta sencilla./La eternidad no existe. Se muere cada dia./no hay presencia perpetua,
milagrosa.// Nos atrae el perfume de la rosa/ y hasta el aire jugando en las mejillas/
y la luz que penetra de puntillas/ a mi casa que en júbilos rebosa. (“Sin aliento”,
122).

Dada la gran cantidad de versos que el autor elabora, no son infrecuentes ios textos
fútiles; de señalamientos obvios o bastante simples. En “Cántaros rebosantes”, la
primera estrofa es casi una tautología: Los cántaros sin agua,/son comoflores mustias/
y símbolos de vida/ los cántaros repletos. (7). En “Instantes”, en donde cada estrofa
ofrece una instantánea de vivencias diversas, la II, dice: Un violín a lo lejos,/ con
sublimes acordes,/ennoblece mi alma. Y, en la estrofa V: Las hojas ya no se mueven./
Duele la despedida./ Te quiero noche y día. (91-92). En “Comunión” —uno de los
“minisonetos”— expresa: En verso sencillo,/te mimo, te canto./Aún me queda brillo./
es limpio mi llanto.// (...) Soy tuyo, eres mía,/mujer seductora,/mi nochey mi dia...
(166).

Rama y cielo
Ciento treinta y cinco poemas conforman Rama y cielo. De ellos, noventa y cuatro
son sonetos. El desborde expresivo se comprueba con un solo dato: el título “Poemas
breves” incluye veintisiete textos cortos de carácter autónomo. Otros trabajos son
extensos: “Amanecer en el campo”, “Pájaros del alba”, “Nada”, “Mujer” y “Lo
inexorable”, con ochentidós, ciento veinticuatro, noventicuatro; sesentinueve y
setenticuatro versos, respectivamente. De nuevo, poseen mayor vitalidad los textos
de versificación libre.

Con una visión bastante gris de la existencia, el autor recala en tópicos que ya había
abordado con anterioridad: el paso del tiempo, la vejez, la muerte, la confrontación
del bien y el mal... En “Lo inexorable”, que remata con una reflexión bíblica, se
advierte lo señalado: Sublevación inútil,/no hay escapatoria./(...) Entonces el calcio
se rebela/ y se inclinan los cuerpos/ hasta tocar el suelo./ Todo es asi. Arriba hay
conmoción de astros,/servidumbre de estrellas/y acá abajo los hombres,/ tábanos
recurrentes,/se solazan/diagramando conflictos./Paciencia de mineros, 'topos de la
tierra/ llevando las tinieblas/ en los huesos, ' en tanto que las calles./ sitiadas por el
hambre,/eructan maldiciones. (Elvir Rojas, 2002: 47-18).

403
Htltn UmoAo

La reflexión sobre la poesía, la presencia del amor y el tema feminista también se


abordan En este último rubro, “Mujer” sustenta una visión igualitaria con relación al
problema de genero. Hay textos de carácter social y político. Por el estilo directo,
uno de los mejores es “Fidel” que, en forma íntegra, dice: Algunos/lo quieren muerto,/
más (sic) Fidel está vivo/y el puro/ arde en su boca./ Comparte/ el lenguaje/ salino
de las olas/y en su celeste/ mar de espejos,/ no caben las derrotas. (37).

Es constante la perspectiva moral. En “Nada” lo ratificamos: El hombre es un esclavo/


de sórdidas pasiones / La libido se pasa/ entrenando alacranes./ La miseria social/
tiene su idioma./ En ella el paisaje/ es definitiva naturaleza muerta/ y escombro/
donde el instinto/derrota a la razón./Los bosques están cansados/de domar huracanes./
En suma: vivimos/ en un mundo de emboscadas,/ con desfiles de ataúdes,/ con
antorchas/ de ira vengadora,/ con ausencia de lágrimas./ (...) La Entelequia es
quimera:/la perfección no existe./Sólo Dios/ es perfecto y eterno./ (...) Discurrimos
de espaldas/ ai prodigio de la vida/ y los ideales hondos./ Sin darnos cuenta,/ el
circulo se cierra/y se resuelve en nada... (75-77). El estilo sigue los patrones observados
con anterioridad: utilización del lenguaje dentro de los linderos de la racionalidad.
Emplee» de la denotación-connotación sin salirse de los cánones que la tradición cultural
ha establecido.

Entre luces y sombras


Esta obra contiene cincuentitrés sonetos y sesenta poemas de versificación libre. En
conjunto, representa una repetición de las líneas de trabajo enunciadas. A manera de
ejemplo, citamos dos fragmentos. En “El deseo retoza”, dice: Las urbes de noche
tienen/ consumo de alcohol y de sexo./ El deseo retoza/ como caballo loco/ y las
copas se encienden,/ con alientos etílicos.// (...) En medio de densa obscuridad/
arden las zarzas./El rostro se humedece/ con las lágrimas/y lloran/ pisoteados los
caminos / Las alas de los pájaros,/abanicos de seda,/antes de alzar el vuelo,/dejan
atrás los mimos/y el sexo,/se deshace en suspiros/y las Parcas/siguen blandiendo/
lanzas asesinas,/su tarea de siglos. (Elvir Rojas, 2003: 63-64). En “Gozosa luz”: ¡Ah
los desnudos cuerpos/ con deslumbrante claridad/ que quema!/ Venimos desde grises/
lejanías,/con las bocas resecas,/ardidas de cansancio./Somos un palpitar/de sombra
impredecible/ (...) Con la gozosa luz/ los cuerpos tiemblan/y hace guardia la muerte/
con su siega de siglos. (62).

404
Lo poiabro iluminado

Prisma íntimo
Setentiséis textos de versificación libre y cincuentidós sonetos confirman, sobre todo,
la necesidad expresiva del autor, quien conceptual y formalmente recorre los mismos
caminos. Lo más interesante es una serie de textos agrupados con el nombre de
“Poemas breves”. En ellos destaca la preocupación social, didáctica y filosófica: La
hipocresía/se cubre con regios atavíos/para engañar incautos. (“2”); En silencio el
tiempo/ agota amaneceres,/ con sus ojos de niebla. (“3”); La modestia es a veces/el
falso ropaje/ que esconde la soberbia. (“6”); Las mesas de los pobres,/ sostienen
larga guerra/contra el hambre./No es posible vivir,/con empanadas de aire,/mientras
los ricos/se regodean/multiplicando al infinito/sus riquezas. (“12”); La poesía es la
luz de la idea./ Es un céfiro fresco/ o furor de huracán. (“14”). (Elvir Rojas, 2003:
100-103).

Ángela Valle

Ángela Valle (pseudónimo de María de los Ángeles Cerrato, 1927-2003) escribió


Inicial (1961)10 y Lúnulas (1969), obras cuya sobria manera de encarar el hecho
poético lleva implícito un sabor de autenticidad, de referencia inmediata. Esto, cuando
todavía pervivían formas romántico-modernistas de expresión, fue de saludable
eficacia en la poesía hondureña.

Inicial
Contiene veintiún textos. La mayoría, de tipo amoroso. En algunos. Valle se acopla a
un canon formal que ya habíamos visto en poetisas posmodemistas. Con voz dotada
de gran temple, en “Canto de amor y mar”, asimilándose con este último, externa: No
he visto el mar y siento la bravia/fiereza del oleaje. El alma mía/‘es abismo y furor
de voz marina./ (...) No he visto el mar, y tú que ya lo has visto/ al surcar de mi ser
por lo más íntimo/ has sentido mi amor, mar infinito.... (Valle, 1961: 8). En “La
dádiva”: Extrañamente azules, ópalos de mi tierra,/parecieron tus ojos contra la luz
nocturna. (12). En “Destino”: Deja que en el silencio se te acerque mi cuerpo/ Y
como dulce llama te ilumine por dentro. (11). Estiló pulcro, pero semejante al de
otros poetas precedentes o contemporáneos.

10 J. González da, para el primer libro, el nombra de Iniciales (1997:106; 2004: 150).

05
Hclen UmoAo

Sin embargo, la autora descubrió una manera más directa de decir. Principió a eludir
las imágenes tomadas de motivos tradicionalmente vinculados a la manifestación del
amor y encontró la veta de lo cotidiano. Además, con el soporte del verso inusualmente
extenso, la cercanía conversacional se hace más intensa y su poesía se percibe sincera.
“En Cedros” la evocación se satura de elementos familiares: Esos días.... Sentados a
la sombra de un pino,/ las manos en las manos, los ojos florecidos/ de amor y el
vocinglero reír de nuestros niños./El poblado solia parecemos a veces/el rincón más
tranquilo de la tierra. Quién sabe/si la paz que hoy gozamos, la aprendimos entonces./
(...) Por ahí. en algún lado, colgamos nuestro nido/ coronado de amor. Toda la gente
quiso/ tornarse de repente en nuestro buen vecino./Fué allí donde quisimos hacer de
nuestra vida/' lo más indestructible, dulce, bello y tranquilo. (17) En “Tus manos”,
además del amor, se privilegia la vida rural: Tus manos que han crecido empuñando el
arado,/ las más nobles y fuertes y cariñosas manos,/ las mismas que se aferran a la
vida luchando,/masculinas orquídeas morenas en tus brazos. (18). El último verso,
brote lírico que impregna al conjunto.

“Los desheredados” combina el amor y la preocupación social: Grande es la tierra,


amado, y más que nada, buena./ Yaciendo en su regazo tibio como de abuela,/ nuestros
besos han sido temblor de vida nueva./ (Ni un acre de tierra daremos en herencia).//
(...) Así como nosotros, hay millones de seres./Nacer, crecer, amar, parir, morirse un
día,/ sin que una sola cuarta de tierra se posea... (22). En “Una canción a los niños
pobres de mi tierra”, el tema social se concreta, aún más.

/nidal muestra dos modalidades expresivas. La última que comentamos transita por
caminos diferentes a lo que, por esos años, era usual en la poesía del país.

Lúnulas

Lo alambicado del nombre —Lúnulas— contradice el tratamiento formal del libro,


de los doce poemas que siguen la línea austera y sin rimbombancia anunciada por el
libro anterior. Sin embargo, es un título que, en su implícita invocación a la luna
(tradicional diosa del amor en muchas culturas), está en consonancia con el contenido
básico del poemario.

Singular es “La muerte del picapedrero”. Andrés Morris, en el prólogo, apunta sus
aciertos El ritmo lento, perfecto en su cadenciosa irregularidad; la rima monocorde;

406
Lo palabra iluminado

la alusión a detalles de un entorno sumamente pobre pero cargado de sentido


humanitario; el empleo de la lengua coloquial y el contraste entre el dolor humano y el
esplendor de una noche decembrina, son notas que señala. El poema transparenta
solidaridad con la humanidad que sufre: La mujer del picapedrero retoma ya del
cementerio.../ Más encorvada todavía y vestida toda de negro./ cubierta desde la
cabeza con lindo chal de terciopelo/ que le dieron por caridad al ver su luto, en señal
de duelo./ (...) Yo estaba allí... La noche era de diciembre y ardían miríficos los
luceros;/ iba contigo, temblorosa, y muy unida a tu silencio./ Arriba, estaba el cielo
clarísimo centelleante, como cubriéndonos,/y la casa de los dolientes en la propia
falda del cerro.../Alguien había pensado de pronto en luz eléctrica para el muerto.../
Otro surgió con una bandeja de pan y tazas de café negro.../ Y en una esquina de la
sala estaba tendido el picapedrero/ en un cajón de pino humilde, sin vidrio, para no
verle dentro. (Valle, 1969: 5). Acercamiento vida y poesia. Valle evade la idealización
de los hechos o del paisaje.

En “¡Oh, patria esquiva!”, amalgama el amor a la patria y la preocupación por los


demás. Con ternura, expresa: Con amorosa mano palpo tu cuerpo,/ oh, dulce Patria
esquiva./ Tú estás amorosamente recostada/ sobre mi corazón, y aviva tu amor/ mi
canto solitario./Patria esquiva. Dulce tierra nativa/aromadora de mi lar. Dulcísima.
(8).

La mayor parte de los poemas constituyen un canto de amor. La autora objetiva un


hondo orgullo por la extracción popular tanto de su compañero como de su abuelo.
En “El artesón”, la voz, de nuevo, es directa: Ahora va el artesón. Pronto la casa/
tendrá tendidas vigas y culatas./ Ostentará orgulloso las soleras/y abrigará bajo el
alero pájaros.// Mi abuelo, proletario como tú, colocaba/ artesones. El supo del peso
de las tablas,/ suspendió con sus bíceps fornidos las cumbreras/ y clavó con sus
manos numerosas maderas... (10). Quizá uno de los mejores trabajos sea “Afición":
Sobre algún engramado de mi tierra/hay una oncena popularjugando./ Uno de ellos
es mío. Yo lo amo/ con todo lo mejor que mi alma encierra.// El, con su torso de
apolínea estampa,/ hace girar veloz balón al viento,/ entrecierra los ojos con un
gesto/peculiar y muy propio. Yo lo quiero. (12). El fútbol, el deporte más popular en
el país, se percibe a través de la pasión amorosa.

Exigua es la obra de Ángela Valle. Pero su lección de Sobriedad —espontaneidad y


antiintelectualismo, según la apreciación de Morris— no sólo innovó la poesíafemenina

407
Hrltn Umofto

en el país, según acota José González. Constituyó un soplo de autenticidad que alcanzó
a toda la poesía hondureña.

José Fortín*

José Fortuna (pseudónimo de Rolando Cruz Martínez, 1927-1988) escribió Los


persistentes (1963), obra en la cual la poesía se asume como manifestación de un
compromiso político. Fortuna manifiesta dolor y solidaridad frente a la explotación
del obrero. En “Los mineros de Valle de Angeles”, se comprueba: A Medianoche./
Hermanos del dolor oscuro./ Llega la muerte, sórdida mañana,/ recoge tus huellas
impalpables en el barro,/ tu traje deslucido de minero,/ tu lámpara de azufre y de
carburo,/ tus débiles facciones desveladas,/ cruza como relámpago explosivo/ las
paredes mordidas, y cae/derruida. (sic) con el estruendo amargo/ de un derrumbe de
estrellas y ataúdes// (...) Mostradme vuestros cuchillos afilados/ tus rifles de metal,
tus armas originales. Y.... /dejadme dar las órdenes. ¡Atención! ¡Firmes!/¡Es hora
de la Revolución'./ Obreros, Campesinos, Profesores,/Han llegado las lluvias...... . y
es hora/ de ascender a la cordillera. (Fortuna, 1963: 11-12; la puntuación es del
autor) Se percibe el influjo nerudiano. Abundan los clisés expresivos. En nuestro
subrayado, nótese, la utilización de un tratamiento ajeno a la norma de habla hondureña.

El sentimiento antiimperialista destaca en “No existen razas diferentes”:


¡CAMARADAS!/ Aqui tenéis la división de América:/ El imperio del dólar/y el
imperio del hambre./ ¡No existen razas diferentes! (23; mayúsculas, en el original).
Consecuente con el momento histórico que se vivía en Latinoamérica, el autor
manifestó su adhesión a la revolución cubana en “Ché Guevara” y “Almeida”. Dentro
de la misma linea ideológica, un soneto se titula “David Alfaro Siqueiros”. Inclusive,
la naturaleza se ve en términos de lucha política. En “Mi canto al río Aguán”, le dice
a éste: Soldado proletario sin derrota/ (...) A tu orilla los recios guanacastes/ los
ceibos corpulentos, los higueras,/parecen cien obreros,/ huelguistas sin fronteras,/
sin razas, ni banderas/ militantes de alta jerarquía/ en la grandiosa batalla socialista.
(15). Un sentimiento válido. Pero, tal vez urgido por las circunstancias políticas, el
autor descuidó aspectos formales y cayó en el verso pancarta.

408
la palabra ilumnode

Armando Zelaya

De Armando Zelaya (Comayagüela, 1928), el índice general de poesia hondureña


ofrece once composiciones. Algunas asumen la forma del romance y evidencian la
influencia de Federico García Lorca. En “La tragedia", dos hombres se baten en
duelo por el amor de una mujer: Allí queda muerto un hombre y otro tranquilo se
marcha,/ aullidos de perros tristes/se fugan de la montaña / (...) Sobre la Cruz dei
Camino/ hondos misterios cabalgan,/y en el cercano poblado/ mil gallos hastiados
cantan, (en Luna Mejia, 1961: 1039-1040).

Zelaya elaboró una poesia de contenido social. En “Romance de año nuevo", la pobreza
de una familia se capta con mayor crudeza durante las fiestas navideñas. En “Romance
de los nuevos ricos”, un hombre muere de frío y hambre frente a la opulencia ajena:
En un rincón de la casa/ cabalga triste delirio/ y (sic) una mujer desgreñada se le
escapan los suspiros./ Miseria de pesadumbre/ y gran dolor campesino, sobre las
sucias rodillas/ inmóviles hay tres hijos.//En los cerros cultivados/ a fuerza de hacha
y martirio/ corre el sudor de los hombres/ que va haciendo nuevos ricos (1044).
Adviértase, en el último verso, la ruptura del ritmo.

“Rieles” —el mejor texto— de orientación antiimperialista, contrapone las vanas


expectativas de progreso con la explotación del campesino: ¡ Rieles!/Columna vertebral
de la esperanza,/grito fraterno que abrazó la tierra; fundidos con la sangre de los
pueblos,/ clavados con hierros de ignorancia. ¡Rieles!/ Clavados con dolor/ de
latigazo,/ con burla y con violencia/ en nuestra patria. (1046).

David Moya Posas

David Moya Posas (Comayagüela, 1929-Tegucigalpa, 1971) escribió Imanáforas


(1952); Metáfora del ángel (1958) y El arpa de las silabas (1968). La oscura
muchedumbre de ios pájaros (2001) compila las obras anteriores.

Imanáforas
Diez textos conforman Imanáforas. En los romances octosílabos se percibe la
influencia de Federico García Lorca. Los títulos lo apuntan: “El romance del abuelo”,
“Romance del Barrio”, “Breve romance de la luna", “Romance de la muerte de Francisco

409
Meten UmoAo

Morazán” y “Romance de la muerte anónima”. En éste, dice: Una hoguera de velorio/


lamia la madrugada Hombres de sueño corto/se alargaban en las llamas.// Horizontal
entre fuego/ la penumbra está incendiada/ entre un círculo de flores/ por trozos de
cera blanca.// Hav murciélagos de sombra/en una danza macabra/que morirán con
el viento/ que en los velorios no acaba. (Moya Posas, 1952: 11).

Encontramos tres sonetos. En “La canción imposible”, el autor duda que, a su poesía,
la roce la vida. “En la muerte de Eduardo R. Chibas” posee carácter elegiaco. En
“Elegía a la muerte de Xavier Villaurrutia”, los octosílabos corroboran cómo fue de
intenso el influjo del poeta granadino: Padre nuestro de la música:/ Un viento de cal
y hierba/ desde una ¡una oxidada/ clava tu nombre en la tierra.// (...) Descansa en
paz, que hay navegasZ-marinero de ceniza-/ la verde sangre de América. (9-10).

Metáfora del ángel


Con trece sonetos y tres poemas extensos, Metáfora del ángel constituye un libro
que suma en el proceso de desarrollo de la poesía hondurena. En él, la expresión
tradicional (romántico-modernista) da paso a la formulación novedosa, cargada de
inflexiones que anuncian la vanguardia poética. La mujer, el tiempo, la melancolía, la
soledad, la especulación general sobre la vida..., tienen su lugar en el poemario. Hay
una emoción contenida que no se desborda. La controla el cuidadoso tratamiento del
lenguaje. En “Si digo: Olvido (sic) es de tu nombre que hablo...”, el poeta connota la
perennidad del amor-dolor, vivos en el canto: Si digo: olvido, es de tu nombre que
hablo./ Si digo: sombra, tu pasión refiero,/ como quien dice un luto verdadero/ en
una lengua rota de vocablo.// Soy la inaudible cruz de tu retablo/ en que declino, en
que padezco y muero./ Con un sabor a túneles y acero/ de tu presencia vengo y tu
venablo.// Pero he crecido de ternura y llanto,/ porque he sabido -y supe- que al
perderte/ te ganaba a mi vida y a mi canto.// Y porque alzarte puedo y sostenerte/ o
darte por mis sienes al espanto/ del torrencial abrazo de la muerte. (Moya Posas,
1958; 5).

“Nadie ha llevado” cavila sobre el quehacer del poeta: Porque, Poeta, tu voz es la
azogada/ tinta de muertas luchas, la solemne/ antípoda del aire adolescente y la
primera forma del amor.// (...) Tu palabra no nace porque si:/porque la urdió la
mano de un deseo/ tan fácil como un trino/ tan alto como un sueño.// Tu voz se
desdibuja entre la inerte/ pasión de los cansancios sin medida./ Flota en la lengua
airada de la muerte/y en la frontera sorda de la vida.// Tu voz viene de lejos/ como
410
la palabra tluminado

el agua primera,/como la luz primera/y como la primera/ soledad de la tierraJ/ Las


hojas lloran niños desolados,/y sobre el caballete de los cerros/congregan su terrestre
pintura de relámpagos. (20-22). Aunque con timidez, imágenes y metáforas eluden el
planteamiento racional.

En “Palabras para el Ritmo Futuro” —uno de sus mejores trabajos—. el autor


escamotea de la imagen toda referencia inmediata. La poesía emana de la sugestión
propia de la conjunción insólita de las palabras. Dirigiéndose a la mujer, dice: No sé
por dónde inventarás tu tránsito./ Tu inédita manera/' de investigar el aire./No conozco
la edad de tu sonrisa/ ni la cuna gemela de tus lágrimas./En algún punto inerme/ de
los relojes anclará tu canto./ Y entonces será el triste/ ingreso a la batalla/ por la
clara conquista de tu idioma./ Conocerás la noche/ colonizada por la angustia, a
solas/ con un sonido oscuro/ que se debate en busca/ del alba encarcelada entre tus
dedos./ (...) Y cuando habite todo/ lo que en nosotros hubo/ los meridianos puros de
la sed,/ tu paz será saqueada/por el negado adiós de las preguntas./Será cuando te
digas/ si acaso en la saliva haya un instante/ enemigo del tiempo./ Si hay tan sólo
una sílaba/ que valga por la enorme/ soledad que te habita./ (...) y lo sabrás porque
tu nombre empieza/ no ahí donde termina el nuestro, sino donde/se identifica el lirio
del arrojo./ Ante esa sola irrealidad de limites,/ quién iza la plegaria? (sic)/ quién
(sic) pronuncia la niebla,/ nombra la sal e inventa las hormigas. (23-26). Versos,
imágenes y giros en los que el lenguaje se aparta del uso común. Moya Posas se ha
salido del corsé tradicional y anuncia nuevos derroteros expresivos.

El arpa de las sílabas


El arpa de las sílabas representa lo más acabado del trabajo poético de David Moya
Posas. De los veinte poemas que incluye, ocho son sonetos. Además de los trabajos
de corte amoroso, encontramos otros de naturaleza reflexiva. En “Duele el mar....”,
frente al incesante espectáculo de la naturaleza siempre renovándose, se contrapone
la soledad e indefectible acabamiento del ser humano: Duele que el mar, sitiado por la
arena/ renazca en cada aurora y cada espuma/y que la ausencia de la flor asuma' en
nueva, rosas su verdad más plena.// (...) Duele que el tiempo torne, sin medida, a
darfrescura al corazón inerte/ de la naturaleza estremecida.// Duele que todo hacia
¡a luz despierte,/ menos la soledad de nuestra vida/ qué va a la sombra, al polvo y a
la muerte. (Moya Posas, s.f.: 7).

411
Heien ümoño

En las composiciones de versificación libre, el estilo, liberado de los condicionamientos


de la rima, logra sus mejores momentos. En "Tegucigalpa en el fértil mañana del
prodigio”, el ritmo obvia cadencias inútiles: Las calles, como túneles,/los balcones/
enrejados de orín.' me hablaban con clarísima mudez y herrumbrosa jactancia/ (...).
Vera su verbo leal como la sombra audible de los perros invernales:/—Esta ciudad
parada por un río de agonizantes músicas/ más que un hueco de cal regado de
fatigas/ es una atmósfera de pájaros legada al constructor/ del clima torrencial del
porvenir// (...) Rudamente dulcísimo es trabajar su arcilla/ en el taller melódico/de
la estatuaria ausentemente alegre/ del futuro./ Y feliz del labrador de su exacto
horizonte/ al palpar la epidermis de su flor humanísima./Porque habrán de entender
que ha germinado al fin/ su combatiente pulso/por arrancarle al tiempo los relojes
guerreros/ de una orgulloso, altiva/y verdadera/ ciudad/ construida en la explosiva
vertiente de las lágrimas/ inextinguibles de una fértil mañana de prodigio. (21-22).

Por las bien diseñadas imágenes, los poemas de amor constituyen lo mejor del libro:
Ahora bien lo recuerdo. La nieve siempre tuvo/ despeñaderos de ámbar por tu cuerpo/
infinito./ Yo ya lo conocía en su perfecto/ equilibrio./ Ascendía lo mismo que la flor
por los muros/ sobre tus brazos nuevos donde la sangre hinchaba/ los velámenes del
jrio./ Sin embargo tu imagen/ tiene el tacto perfecto del aire que jugaba/ al tiritar en
ios cabellos/ helados/ de las bañistas. (“Las dulcísimas guitarras de la nieve”, 26);
Tiempo cun ado sobre/ las palabras nocturnas conque (sic) mi voz purísima/ golpea
sobre los altos y anchurosos/farallones del tiempo.// (...) Aparece la voz/halada por
la alegría/'y tu rostro insinúa su sonido de estatua. (“Tu nombre sostenido por la luz
del otoño”, 25); El niar se parece/ inmensamente a tu alma./ Me penetra las sienes/
como quien atacara a un indefenso/ corazón/ sin pretexto posible para todas sus
lágrimas. (“El imposible milagro”, 29); El amor está de nuestro lado./Sé que levanta
dulces paraísos/y protectores muros de ilimite cadencia/ contra la sal inmensa y la
ceniza hipnótica/cuando nuestro corazón/parece descender a la estatura irremediable/
de las profundas, tensas/yfuriosísimas lágrimas.// (...) Sí. Está el amor rodeándonos/
como una estola de sedosísima lumbre./El nos hace saber/ que el odio fue inventado
a la orilla perenne de la niebla/y que la numerosa/población de la piedad/ muchas
veces convoca lo mejor de su estruendo/sobre las plazas/ del más definitivo y altísimo
silencio. (“Elogio del amor”, 28). Versos substanciosos, dentro de una linea de
renovación expresiva iniciada, con anterioridad, por Clementina Suárez.

412
Le palabra iluminado

Moya Posas, en uno que otro poema, incorporo tecnicismos o términos que indican
un estar al dia con inventos o descubrimientos de la época o que se habían generalizado
en ésta. Sin lugar a dudas, una deuda con el futurismo.” En “Los suicidas espejos del
hidrógeno”, al hablar de la mujer, expresa: el electrocardiograma empírico y llameante'
de la muchacha herida por los primeros y húmedos/ deslumbramientos del amor.//
(...) tu imagen radiactiva danzando en los espejos/suicidas del hidrógeno, en donde
el niño espástico/ contempla desde sus pupilas/ traicionadas, su propio corazón
acuchillado/por los oscuros y goteantes/ kilotones/ hongoides del porvenir. (19-20).
En “La espera frente al alba”, alegoría que capta al país como ser humano que nace,
leemos: En el quirófano del tiempo (...) clausurando las válvulas/ idiotizantes que
fluyen por los cauces opiáceos de la anestesia (23). Soluciones léxicas que quizá
buscaban liberar al verso del exceso sentimental.

POMPEYO DEL VALLE

Pompeyo del Valle (Tegucigalpa, 1929) escribió La ruta fulgurante (publicado en


1956, con el pseudónimo de Adán Marino); Antología mínima (1958); El fugitivo
(1963); Cifra y rumbo de abril (1964); Nostalgia y belleza del amor (1970); Monólogo
de un condenado a muerte (1978); Ciudad con dragones (1980): Duración de lo
eterno (1989) y El encantado vino del otoño (2002). Poemas escogidos (1989) es
una antología preparada por Rosa del Valle y Eduardo Báhr.

La ruta fulgurante
Un aliento de sinceridad y optimismo —en el que se mezclan ecos de Wall Whitman,
Pablo Neruda y Federico García Lorca— recorre los veintiún poemas de este libro,
producto de un gran entusiasmo por la revolución social que —se suponía— implantaría '
un mundo exento de explotación e injusticia. El subtitulo de este libro es “(Poemas l
materiales)”. Con un punto de orgullo por saberse poseedor de una linea correcta de (
concebir el mundo, el poeta proclama su filiación a una filosofía no metafísica. Sus I
temas son, pues, los propios de las ideas socialistas que, por esa época, se propagaban
I
I
" Inclusive, en Imanáforas, en “Nocturno del recuerdo náufrago”, encontramos un l
lorquiano e insólito adjetivo referido a los automóviles, palabra inusual en la poesía I
de ese momento: Bajo su aguja [de la lluvia] repetida cruza un invisible azogue de «
caballos/ donde se escucha una lejana angustia/ de muertos automói ¡les amargos. I
(18). I
i
413
Hflen Umofto

en Latinoamérica: llamado a realizar la revolución proletaria; exaltación de la solidaridad


entre todos los trabajadores del mundo; rechazo a las fuerzas del imperialismo; homenaje
a los hombres que han luchado por el establecimiento de ideales de justicia; confianza
en el porvenir, etc.

Los poemas —sin ningún tropiezo sintáctico— ostentan una gran pulcritud. Y algunos
—a casi cincuenta años de haberse publicado—, por el cuidado formal, siguen siendo
válidos. Apuntan hacia necesidades perentorias: la urgencia de la transformación social
y la posibilidad de no prescindir de la utopía: Ahora lo proclamo. La esperanza/es una
bella posibilidad futura./ (...) Ella abona el terreno debajo de tus pies./ Ella traza tu
ruta y la rodea de fulgores./Es como un pájaro de grandes alas.// (...) No somos ratas.
Somos hombres,/y estamos en el deber de cantar y edificar/ haciendo honor al género
humano.// Y me complazco en llamarme a mí mismo/ el cantor de la vida/ con una
sencillez radiosa que sólo pueden,/entender con sus pétalos,/ disputar las margaritas.//
No se puede vivir sin canto,/ como no se puede vivir sin sol. (Marino, 1956: 10).12

Cuando el poeta publicó esta obra, lo usual, en el país, eran los versos románticos o
modernistas. Su sobriedad debió extrañar. Pero se apuntaba ya hacia una nueva forma
de decir. Esto explica por qué el nombre del poeta se incluye entre los pilares de la
poesía contemporánea de Honduras. Más de algún crítico le ha dado a este libro la
categoría de panfleto o pancarta política. Pero la dignidad de su escritura no admite
esa clasificación. Así, “Los pinos”, que conjuga la preocupación por el caos social,
con un sentimiento sobre la exuberante naturaleza, muestra gran equilibrio expresivo:
En mi país los pinos/ conocen el secreto de la orquídea/y el pie de los arrollos; (sic)/
pero también los pinos/ no ignoran el espanto/ nocturno de un ahorcado/ y de los
hombres muertos en el barro.//En mi país los pinos/ conocen los ilimites/peligros de
la noche.// Los náufragos/ solsticios —ciego alhelí, jacinto—/ de la sangre vertida/
cayendo gota a gota/en sus raíces. (21). Inclusive, sacándolos del contexto histórico,
son versos que aluden a realidades permanentes.

Otro de los poemas más logrados, por los elementos afectivos que convoca, es “Un
discurso para negar la muerte de Sandino”: Sandino vive y se moja los labios/para
hablar a su pueblo. Llega y dice/—Yo toqué con mis manos a la Patria/junto a la
cal vendida y su paisaje;/yo toqué con mis manos su substancia,/su enterrado dolor,

’* Los dos últimos versos, tal como del Valle identifica en el epígrafe, son de Julio
Fusick.

414
Lo polobfo iluminado

.su piel de jaspe.// Yo sentí palpitar entre mis manos/ su joven corazón amurallado:/
yo sentí en mi memoria su agonía,/su pradera mordida por las balas.// (...) Señoras
y señores:/ Ya lo sabéis./ Es falso. Sandino no ha muerto/ en Nicaragua./ Sandino
vive. ¡ Y los tiranos/ han de caer al golpe de sus alas! (34).

Como es propio del sustrato ideológico que guía al autor, en esta obra, existe una
marcada utilización de la función conminativa del lenguaje. El poeta se siente responsable
del destino colectivo. De ahí, el deseo de influir en el ánimo del lector. Los verbos en
imperativo y las frases exhortativas abundan; Escucha y levántate-. Súmate ai desfde de
los hombres-, vamos a cantar; traed los ramos verdes; tenemos que ser fuertes, etc.
Asimismo —manifestación de la función fática del lenguaje—, proliferan los versos
que involucran al lector. Lo comprueba la presencia de los vocativos: Porque hoy,
muchachos,/ vamos a ir a la tumba de Whitman; Tu sangre compañero: Señoras y
señores, etc. Es fuerte el tono persuasivo. De invitación a sumarse, en comunión con
los demás, a la causa de la dignidad y de la vida. Poesía triunfalista. De afirmación en el
poder del hombre, capaz de cambiar las circunstancias impuestas por la férrea estructura
social. La confianza en el futuro —los logros del mañana— constituye un leitmotiv. En
la introducción, el autor es categórico: Existe una palabra clave en la que creo y adoro:
—mañana. Esa visión esperanzada se evidencia en forma constante: Somos,/simplemente/
mensajeros de lo que tiene que venir,/ de lafutura victoria inevitable (“Presentación”);
y un dia, un dia claro, un día de aleluyas,/ compañeros,/de montaña a montaña dirán
que nos han visto/ con una estrella ardiendo/ entre las manos. (“Los pinos”).

En la segunda edición de La ruta fulgurante, el autor incluyó veinte poemas


adicionales. Fueron elaborados entre 1950 y 1961. Algunos aparecieron en
publicaciones periódicas y otros eran inéditos. Destaca el soneto “Honduras” cuya
temática se acomoda perfectamente a lo que hemos dicho: frente a un presente de
asfixia y dolor se alza la certeza del poder transformador de una juventud creativamente
rebelde: Sobre esta Honduras de fusil y caza,/ de asfixiado color y amarga vena,/se
oye gemir el mapa de la pena/ que en murallas de sal se despedaza// Bajo esta
Honduras de metal y maza,/ de enterrado perfil -laurel y arena-,/ como un tumulto
de cuchillos suena/ la atormentada sangre de la raza.// Pero otra Honduras de potente
auroi a,/ decidida y toral y vengadora/ alza lafrente perseguida y bella./ Porque una
noble juventud se agita/ bajo su cielo y en su voz gracia/ el porvenir, fundado en
una estrella. (Del Valle, 1993: 62). Acertado empleo del paralelismo, del juego de

415
Htlen UmoAo

oposiciones y de una serie de recursos expresivos (antítesis, metáfora, polisíndeton,


smestcsia, gradación...). Todo, al servicio de una apasionada manera de concebir el
momento histórico que se vive (1954: año de la gran huelga bananera).13

Encontramos otros poemas de interés: “Tegucigalpa”, en doce tercetos y un cuarteto,


ofrece una amorosa pero dolorida visión de la capital hondurena: Tegucigalpa, nube
ensangrentada,/ muchacha ciega, paloma atada al suelo/ y entre escopeta y diente
acorralada.// (...) Marchémonos ya del tiempo oscuro./ (...) El sueño existe. Es real
su espiga bella./ El sol por el oriente se levanta. (73-74). A la oscuridad del presente,
se opone la promesa futura. El soneto “Cuba” surge dentro del entusiasmo por la
revolución cubana que, por entonces (1961), campeaba en Latinoamérica. En “Postal”
-apuntamiento, a nivel global, de los signos negativos de la época-, no obstante
sugerir una circunstancia personal de dolor (Me rodean la noche y su furor), no
reniega de la fe en un porvenir de libertad. “Como la piel del aire” es un canto a sí
mismo, a su propia fuerza, manifestada en el poder de las manos, las constructoras
de su vida y de sus sueños: Pero ambas conocen el rumbo de los infinitos pájaros del
Tiempo/ y el sitio exacto donde golpean las poderosas ondas de la Historia.// Si.
Estoy orgulloso de mis manos.// (...) No han pactado jamás con el Odio,/ con el
ladrón, con el verdugo,/con el cobarde devorador de pueblos. (67). Aunque la ideología
que lo inspiró tal vez haya equivocado senderos, por el trabajo formal de la mayor
parte del libro, el apasionado alegato en pro de una vida digna, no ha perdido vigencia.

Antología mínima
Presenta varias composiciones que el autor incluirá en libros posteriores. El amor y la
preocupación social se consolidan como los dos grandes rubros a los cuales el poeta
consagra su trabajo. Estilísticamente, continúa los trazos vistos en el libro anterior:
propensión hacia el lenguaje coloquial que se matiza mediante la inserción de versos
de fino diseño.

En “Un poeta”, el autor se autodefine y se considera portavoz del sentir colectivo: No


importa el sitio./ En todas partes soy lo mismo:/ un Poeta de carne y de sangre:/ un
hombre sin geografía:/ sencillo, altivo, tierno, fraternal,/ enamorado de los pájaros
y/ de las cumbres/ de su país nativo.// (...) MU voces claman/ confundidas yfirmes en

” Para una ampliación del tema, véase, Umaña, 1992: 50-51.

414
La palabra iluminada

mi sangre/ (...). —‘Defendemos/ nuestro derecho al amor,/a la paz./al trabajo./a la


felicidad humana'. (Del Valle, 1958: 5-6).

Con logrado ritmo y sin remanentes románticos despunta el tema del amor Danzas
entre mis sueños con los pies musicales/ hacia donde dialogan y levantan sus torres/mis
espumas nupciales. Eres la que no llega,/o aparece una tarde con suflor o mañana.' la
que en la luz se oculta gobernando el rocío,/ la que pone en mis manos su guirnalda
encantada/y deshoja en mi sangre su sombra fugitiva./(“Ballerina”, 11); Allí estarás,
situada en los rompientes,/memoria de esta luz, cielo de ahora./Allí estarás oculta en
donde estuvo/ tu llama musical, quebrada rosa./ (“Memoria de esta luz”, 19); Esta
noche, amor mío, sejuntan en nosotros/ las edades partidas en la antigua marean en la
arena y la onda que sin ver habitamos/ antes de ser nosotros./ Sin embargo, amor mío,
sin embargo tenemos/la memoria extraviada de algo que está1 muy hondo,, de un verde
adolescente, de un pequeño amarillo,/ de un violeta caído o un aroma quebrado
(“Ascensión del mar”, 15). En los últimos versos, una novedosa forma de adjetivar.

El poeta no rehuyó la reflexión general. En “Elegía para una perrita llamada Lassie”, la
muerte del animal es el detonante para la meditación sobre la condición humana: Tú
no lo sabes, Lassie, pero asi,/ así, sencillamente, como tú,/asi, pequeña Lassie, sobre
el mundo/ todos los días mueren muchos hombres.// Todos los días, Lassie, todosf
todos los días caen sobre el polvo/ definitivamente muertos muchos hombres. La
conclusión es amarga: cualquier muerte deja impasible al universo: Tú no lo sabes,
Lassie, pero todo/ continúa lo mismo. El tiempo pasa./ Se amontonan los dias. (25).
Tono coloquial e intimista. Firmes pasos en la consolidación de un estilo.

£7 fugitivo

Este libro, pese a la aparente negatividad del título, se enmarca en la atmósfera


triunfalista de La ruta fulgurante.'4 Poesia de sincera militancia revolucionaria que
expresa el gozo de vivir y exalta la libertad, la solidaridad, el amor, el trabajo, la unidad I
popular y la capacidad transformadora del hombre. Como contraparte, rechaza la 1
I
explotación y denuncia la persecución ideológica.15 I

’* El título corresponoe al poema “El fugitivo” en el cual el yo poético, aún sintiéndose


perseguido, expresa su felicidad por ser hermano de tocjps los hombres del camina/
con el hambre en el cuerpo y por ser fiel hijo del pueblo. (Del Valle, s.f.: 20-21).
15 Que, por cierto, no es un tópico meramente literario. El poeta fue encarcelado por
sus ideas políticas.

417
Helen UnwAo

A la vertiente de voluntad política que se revela sin reticencias, el poeta, tal como se
observa en su primer libro, entrevera la que, posteriormente, será su mejor línea de
trabajo la de la poesía intimista, la del sentimiento obediente sólo a su voz interior. En
“luí paloma", con un cierto aire popular, logrado por el empleo del verso de arte
menor (predominio de octosílabos y pentasílabos) y de la consonancia de los versos
pares, expresa un cálido sentimiento amoroso que la dureza de la represión
gubernamental no logra contrarrestar: Desde que no te veo./paloma mía,/ tengo
triste la rosa/ de la alegría.// Desde que tú me faltas/ me sobra elfrío./me abundan
las soledades,/muerdo el vacío.//Mi niña: de tus cabellos/ me han apartado/ tiranos
odios nocturnos/ déspota airado. (9).

En cuanto al procedimiento formal, generalmente, el poeta parte de una anécdota


personal, la tamiza de subjetividad y la desarrolla mediante un lenguaje coloquial
enriquecido con imágenes de gran sencillez. En “Las Montañas” se lee confianza,
juventud y sentido afirmativo frente a la vida: Mis ojos se desbordan/en el aire sin
fin:, azul, iluminado, navegable.// Respiro fuertemente./ Mis pulmones se hinchan
d$ fragancia./ Extiendo mis dos manos hacia el día.// El dia hunde sus uñas/ en mi
carne.// (...) Frente a mis ojos se levanta una verde muralla./Sus almenas gigantes
se clavan en el cielo./ ¡Yo os saludo, montañas;/ sin embargo, os advierto que no
debéis jactaros/pues no sois, orgullosos, más altas que mis sueños!// Lo más alto es
el hombre.// Pasa un pájaro de oro: es bello porque es libre. (11).

Pero no todo posee ese acabado. Algunos poemas comportan una intención política
muy obvia. “El Ángel” concluye en forma poco feliz:y empezaba [el canto del ángel] de
esta manera, si no me es infiel/ la memoria:/ Arriba los pobres del mundo,/en pie los
esclavos sin pan. (31). En “Los mosquitos”, con este nombre, se alude a los dueños
sombríos/ de la casa que habitas./Los dueños del umbral,/ de las puertas, los baños
(29) En “La manzana”, a propósito de una discusión aparentemente científica sobre la
fruta bíblica, la última estrofa carece de vena humorística, línea que el poeta intentó
abordar: Aqui hay algo podrido/ y no es precisamente una manzana/ ni tampoco un
membrillo./¿De quién es esa voz?/¿Quién ha dicho el sistema?/ ¡La policía, corran!/
¡ l lene a pedirnos cuentas! (25). En “La luna”, después de crear una serena atmósfera
de paisaje nocturno y de aludir a una situación doméstica, el equilibrio logrado se pierde
porque, para cumplir con una intención ideológica (el avance tecnológico de la URSS),
se alude al poderío del hombre que, en el cielo, ha instalado sus símbolos (13).

418
le palabra iluminaba

Cifra y rumbo de abril


Siete breves poemas (ciento treinta y cuatro versos) conforman Cifra y rumbo de
abril, libro homenaje a la huelga bananera de 1954. A diez año. de haber estremecido
los cimientos socioeconómicos del país, el poeta proclama su validez expone las
condiciones de explotación e injusticia; ratifica la necesidad de la lucha popular; recuerda
a un dirigente muerto y señala a las instituciones en las que se centró el antagonismo
de clase: Ejército asesino y Partido Comunista. Aunque cada texto posee una relativa
independencia, es posible asumir todo el libro como un solo poema ya que temática y
formalmente existe una ligazón, un encadenamiento: el titulo constituye un hilo
unificador (abril fue el mes que marcó el inicio de la huelga); un texto plantea una
serie de preguntas que resuelve otro y, en conjunto, sobresale un propósito de
convocatoria general dirigido a diferentes sectores sociales. De ahi el uso del vocativo
en seis de los siete textos: el poeta le habla a la patria, al marinero, al campesino, al
soldado y a los comunistas de Honduras. Inclusive el poema-dedicatona posee tres
vocativos: es una forma de convocar a figuras clave en la historia de las luchas
reivindicativas en Honduras (Juan Pablo Wainwright y Manuel Cálix Herrera).

El espíritu que domina en el libro es similar al apuntado en los dos anteriores: optimismo,
llamado a intensificar la lucha revolucionaria, confianza en el futuro, exaltación del
compañero caído en el combate, etc. El último poema adquiere un tono fuertemente
conminatorio: CAMARADAS:/comunistas de Honduras:/recibid' el soplo de abril'en
vuestros corazones.// Abril es la cifra/y es también el rumbo./ Abril es la Juerza de la
sangre./ el salto,/la alegría de la Naturaleza,/ el sueño y el impulso.//Creced,/jundad,/
multiplicad,/fortaleced lasjilas del Partido.// La revolución no es una utopia./ Vosotros
sois la revolución. (Del Valle, 1964: s. p.; mayúsculas, del autor). El carácter abiertamente
doctrinario y el tono de arenga política, le restan méritos al texto.

Nostalgia y belleza del amor


El amor ocupa el lugar central en esta obra. Algunos poemas dedicados a ese tema,
aunque nos brindan imágenes aisladas de gran acabado, al evaluarse en su totalidad,
quizá pequen de superficialidad. Pero, como contrapea, encontramos algunos de los
poemas más hermosos que le debemos al autor. En “E”pájaro”, la expresión de la
relación hombre-mujer alcanza una gran delicadeza. La claridad de la imagen alegórica
no precisa de ningún metalenguaje. En el p. xltimo verso, los símbolos utilizados (el

4W
Htltn UmoAo

mar y la noche) remarcan lo sugestivo del momento evocado: Como un pájaro/ sobre
una colina, i como la sombra de un pájaro/sobre la sombra de una colina,/descendió
la caricia del hombre/sobre el dulcísimo regalo/de la mujer tendida —temblorosa—
/ en el lecho./ La mano, el pájaro, extendió su plumaje/ invisible, abrió y cerró sus
alas. El mar meció las barcas de la noche./ El hombre y la mujer se quedaron
dormidos. (Del Valle, 1970: 39).

La mano y el pájaro son uno. Gracias a las posibilidades connotativas de la imagen,


pocos versos bastan para recrear el juego y la culminación de la experiencia amorosa.
La sencillez no está reñida con la intensidad de la evocación. El autor supo modular
(en consonancia con la naturaleza del tema) una voz de matices sumamente tiernos
que también encontramos en otros poemas: No sé que hay en tus ojos, pero cuando/
se abre' sobre ellos el vuelo de los míos/ me doy cuenta de pronto que el silencio/ no
es ya el silencio/ sino una rosa que resbala. (“Estudio de una niña”, 20); A veces,
amor mío, la palabra libertad/ es para mi/ sólo un cabello,/sólo un hilo dorado,/un
rayo de tu pelo,/ sólo el hilo con que atas/ mi vida a ti,/ a tu ser, a tu sueño,/ a tu
cuerpo./ A veces, amor mío,/ la palabra libertad/ ‘amor ’ se escribe. (“La palabra
Libertad”. 41).

En ese último ejemplo, el clima de intimidad no frena la eclosión del tema social. Pero
éste no se aborda como discurso separado. Emana del dato personal. En “Si
hubiéramos tenido una casa”, la exposición del problema económico asfixiando el
sentimiento carece de rigidez y tono panfletario. Fluye -natural- de los elementos
fórmales escogidos: la sencilla enumeración de los objetos de los cuales se carece,
aquellos a los que todo hombre debería de acceder si se viviese dentro de un sistema
social justo: Si hubiéramos tenido una casa,/ una casa tranquila/ con estantes y
espejos,/ una casa con muebles sosegados,/ con sol en las ventanas/y el comedor con
cuadros/yjlores en los vasos,/es posible que entonces/ fuéramos aun las notas/de un
suave y bello canto. (44). “Niños del arroyo”, en sólo seis versos, traza -sin patetismo-
un perfecto cuadro de uno de los problemas más graves de Latinoamérica: Los niños
de! arroyo juegan con pequeños/ trozos de luna que sacan del agua sucia./Los niños
del arroyo fabrican, con estos/pequeños trozos brillantes, agudas navajitas/ con las
cuales se complacen en herir alegremente/ el corazón de sus madres tristes. (23). La
denuncia vindicativa se valida por el trabajo formal.

420
lo palabra ilummo4«

Al amor materno se vuelve en uno de los poemas más depurados que, sobre ese
difícil tema, hemos encontrado en la poesía hondureña: "‘Estudio de mi madre”. Sobno,
conciso, de soterrada ternura y con referencias extraídas del quehacer cotidiano, el
texto transparenta la imagen de una mujer de extrema delicadeza. Una especie de
levedad envuelve su figura. El clima emocional convocado descansa en la casi
imperceptible gradación de los rasgos seleccionados que van, de la indicación del
color de la piel, hasta ascender a esa calidad casi mágica del poder creador de sus
manos y rematar, con esa magnífica metáfora final: Mi madre tenia la piel dorada y
los ojos/ castaños. Su vida fue corta y nada fácil./Le gustaba vivir y soñar en cosas
imposibles./ A veces se ponía una flor en los cabellos/ y cantaba. La espuma del
jabón corría en tanto/ —olorosa, inocente— por sus manos./ Mi madre tenia los
dedos finos, tiernos/y hábiles./ De sus manos salían flores, frutos y pájaros' de hilo./
Amaba la belleza y vivió poco./El sol brillaba sobre su frente de muchacha. (19).

Manteniendo la misma actitud de mesurada contención, en sabia mezcla de nostalgia


y solidaridad frente a cualquier ser que sufre, en “Estudio de un gato”, el poeta ofrece
la visión de lo que huye, de lo que muere. Una especie de dolor universal que alcanza
a todas las cosas y que se objetiva en el animal: Cuando caminas/ dejas tu impresión
sobre el polvo,/ dejas tu pálida huella,/ algo como el recuerdo de unas pétalos
grises./ (...) Cuando te quedas grave, inmóvil,/silencioso, en un rincón,/ (asediado
por puñales/ violeta) eres sólo una suerte,/ una forma,/un estilo de sufrir/ que tienen
las «osas. (21). Uno de los mejores textos de la lírica hondureña realizado a partir de
la contemplación de un animal. Exento de oropeles grandilocuentes, un rasgo de
estilo, evidente en todos los casos citados, es la tendencia al uso del lenguaje coloquial.
Otras buenas muestras son: “Muchachas de los intemados”; “Enigma”, “Sólo la
nostalgia” y “3 canciones para encontrar un camino".

Monólogo de un condenado a muerte


Este libro está formado por trece textos que pueden considerarse aisladamente o en
conjunto. Tal como su título indica, hay un giro temático y de visión del mundo con
relación a la producción anterior del poeta. El pesimismo, la amargura. la sensación
de pérdida de la juventud, el inexorable paso del tiempo, i# destrucción de los sueños,
la desolación frente a la soledad, la desconfianza hacia los otros, la muerte y otros
temas de signo negativo, jalonan este poemario y nos conducen a un mundo vacío de
solidaridad y esperanza. Hondas heridas despuntan en versos como éstos: miras en

421
Helen Umofto

torno y nada ves/ como no sea la destrucción/ de todos tus castillos./ Nada tienes,
sino esta rama muerta/ en donde un dia se mecieron/ las plumas de tu canto. (“ 1 ”,
Del Valle. 1978, s. p.); Tienes sed y nadie/ alarga a ti/ un precario vaso;/ el hambre en
ti trabaja/ y ninguno/ te invita a sentarte a su mesa. (“2”); La muerte acecha/ desde
todos los rincones. // Tú la has visto también/y era cual un rio/que llegaba a tus pies/
como un manso animal acesante y profundo. (“29”); No importa si el tiempo es un
círculo/ o una saeta que vuela hacia delante./Lo cierto es que tus días/se derrumban;
se destrozan y abaten/ como débiles torres/comofrutos maduros que en sus cansadas/
ramas/— imperfectas o esbeltas— estallan/ sin sonido. (“ 10”).

Con la misma sinceridad con que el poeta cantó su optimismo, ahora expresa su
desolación. Fue bastante objetado por ello.16 Pero la factura formal es irreprochable.
Sin rebuscamientos, con lenguaje sencillo, con imágenes pertenecientes a una tradición
de siglos, pero recreadas con validez, el poeta traza el cuadro de una angustia existencial
válida en cualquier tiempo y circunstancia: La soledad se propone vencerte./Penetra en
tu habitación/ sin llamar a la puerta/ y se queda mirándote con los ojos/ vacíos,
inexistentes./Pretende humillarte,/ hacerte bajar la cabeza./ Te dice que el tiempo/ es
como la garra de un pájaro/ maldito,/como la cola de un felino monstruoso./ (...) Tu
corazón, en tanto,/ajeno a estas palabras,/se tambalea como el hombre que se pasó de
copas. (“6”). La personificación de la soledad es acertada. Es la intrusa que mira desde
unos ojos vacíos que, además, paradójicamente, son inexistentes. Quizá equivalen a la
nada, o a la muerte. El tiempo se define u objetiva mediante dos símiles de gran fuerza:
los dos animales mencionados están signados de connotaciones agresivas. Adviértase,
también, el dicente simil final. En Monólogo de un condenado a muerte, el poeta
tradujo y unlversalizó la angustia existencial: esos oscuros túneles aparentemente sin
salida que, con tanta precisión, describió la mejor literatura del siglo XX.

Ciudad con dragones


Los dragones, símbolo de agresividad, sintetizan la intención de Pompeyo del Valle:
trazar, descarnadamente, el perfil de Tegucigalpa. Diecinueve poemas le bastan para

’* Galel Cárdenas, en un trabajo mimeografiado, considera que los temas son incom­
patibles con el espíritu revolucionario. Hernán Antonio Bermúdez reprocha la tendencia
al esteticismo así como haber dejado de lado la lucha por la clase trabajadora.
“¿Condenados a un monólogo de muerte?”, revista Presente, núm. 26, Tegucigalpa,
enero de 1975, pp. 2-4.

422
la palabra iluminada

ello. Por la acertada combinación de elementos, algunos son de lo mejor que se ha


escrito en la lírica hondureña dedicada al tema: “El pan en el espejo”, “Declive”.
“Orates”, “Los emponzoñados”, “Imagen del lado oscuro de la ciudad”, “Sátiros".
“De un vecino del siglo XIX”, “Calle peatonal” y “Unidad de todas las cosas”.

Para radiografiar la ciudad, para iluminar recovecos y laberintos más allá de la


apariencia, el poeta explota la naturaleza simbólica del lenguaje. El símil sigue siendo
uno de sus recursos preferidos. Libera, así, una carga connotativa de inquietantes
implicaciones y la ciudad revela su belleza terrible: atrapada en las rocas como un
doliente animal mitológico,/ herida por los cuatro costados, llena de sombras y
silencios/como una catedral abandonada,/inextricable como un secreto que se guarda
bajo siete llaves,/ aterradora como un nido de pájaros despeñado de otro cuerpo
celeste. (“Fábula”, Del Valle, 1980: 7); La ciudad está tomada por sus locos. Los
locos son como/ oscuras respuestas que nadie ha pedido (hay que creer en/ Dios y
tomar café), como los rayos de una rueda sin eje,/ como una lluvia que azota de
abajo hacia arriba,/como pilotos de prueba atascados en el barro celeste. (“Orates”,
42);17 Pero tienes que someterte a las estrictas leyes,/ al orden misterioso en que se
mueve el universo,/ en tanto que tus manos y la ciudad se llenan/ de silencios y
adioses./ En el fondo no hay más que tristeza.// El Tiempo, como de una pizarra,/ va
borrando propósitos y adioses. (“Declive”, 31); Deslumbrados por esa actitud/ beben
mis ojos del agua donde tu ser se refleja/ y te ven siempre como si fuera la primera
vez./Asi han de verte hasta elfin,/como si el sueño de un dios te repitiera/ eternamente
en el Tiempo. (“El pan en el espejo”, 11).

La ciudad vista en ropaje de mujer. Inclusive se le adjudica uno de los símbolos (el
agua) de mayores implicaciones erótico-sensuales. La fascinación absorbente que la 1
metrópoli ejerce se patentiza mediante el beben mis ojos, expresión propia del
deslumbramiento amoroso. Amor y fascinación por Tegucigalpa como sustrato del 1
libro. La humanización o personificación de la ciudad esJan intensa que, en el último (
poema, se asimila con la mujer amada: Tu mejor rostro florece en su cara cuando la 1
beso en la profundidad/ de su sueño y el mío. (79). En el afecto a la ciudad no se (
margina una buena dosis de repulsa. El amor-odio presente en situaciones raigales del *
ser humano. Abundan las referencias a la hosiilidad-ambiente: Mi poema guarda el i
zumbido de tus calles,/ una dosis de tu ponzoña/' contra la cual trato inútilmente de *

17 Nótese el cáustico uso de la ironía en la demoledora referencia a Dios. if


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423 |

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Htltn Umafto

defenderme,/ un gramo de tu crueldad que duele como el clavo en la mano que


sangra.' v agoniza en lo alto. (“Unidad en todas las cosas”, 79);y tu imagen -un cielo
tembloroso- se comprime hasta ser solo una nube/ en un palio ensangrentado. (“El
pan en el espejo", 11). De ahí que, en “Fábula”, la ciudad sea la princesa dormida por
brujas siniestras con un sueño parecido a la muerte. (7). Versos muy extensos en
Ciudad con dragones Quizá la métrica funciona como un signo para capturar el
espíritu de la ciudad y de sus habitantes que diariamente transitan en el laberinto
interminable de las calles reflejadas en esa amalgama de versos libres.

Duración de lo eterno
Los poemas de este libro, según la nota explicativa, corresponden a la época de
Nostalgia y belleza del amor. Básicamente, su tema es el amor, con versos muy bien
elaborados pero que no implican novedad alguna.

El encantado vino del otoño


En,Ei encantado vino del otoño, el poeta acude a una cantera de relativa novedad: la
reeiaboración o reesentura del mito clásico. Cinco poemas —agrupados bajo la común
denominación de “Cantos de sirenas”— aprovechan la plataforma del discurso mítico
para calar en situaciones humanas de validez permanente. En “Odiseo”, hay un traslape
entre el yo poético y el héroe homérico. La mención de referentes que proceden de
épocas distintas establece la equivalencia. El carácter prosaico y cotidiano de algunos
motivos escogidos proporciona una nota de novedad al tratamiento formal y, a la vez,
opera como elemento desmitificador. De ahí, el sabor fresco y actual del poema: En
los envoltorios de las latas de sardinas/de católico rigor en las temporadas de Semana
Santa/ tuve un anticipo de los mares de la Odisea/y la primera visión de las sirenas.//
Entonces era yo apenas un niño (...) Años más tarde leí a Homero./ (...) Conocí a las
harpías/ (me refiero a ciertas terribles comadres/ escandalosas y piafantes como el
olor del pescado)./ (...) Un dia/ tendido de espaldas sobre una roca/ no lejos del
palacio de Poseidón y de su cólera/ pensé en la posible inutilidad del esfuerzo/ por
dar un orden/o un sentido inteligente/a nuestras vidas/sujetas durante tanto tiempo
al capricho de los hados./ (...) ¿Qué puede justificar me dije tanto frenesí en los
hombres/ ¡anta voluntad para el triste luto?/ ¿Merecerán unos cuántos metros de hilo
orgulloso/ jlameando en la vanguardia de los ejércitos enemigos/ una sola de las
comunes existencias/ aniquiladas en el polvo?/ (...) El libreto indica que con

424
Lo poíob'o i'ummado

conocimiento de mi hijo/ Telémacoyelporquerizo Eumeo/logro derrotar a ios malditos


pretendientes/ que consumen mi hacienda/ mientras cortejan a mi esposa que la
película termina/ cuando mi mujer/ la hermosa Penélope/ leal como ninguna me
echa los brazos al cuello con cuatro lustros/de deseo acumulado. (Del Valle. 2002:
71 -73). El poeta ventila problemas de validez permanente. La libre determinación del
ser humano. La estulticia y la irracionalidad de su conducta, proclive a causar
sufrimientos inútiles. La alienación provocada por los mass media. El sustantivo
mensaje antibelicista. Un planteamiento novedoso —con ribetes irónicos y
humorísticos— mediante el cual se ventila el tema del destino, para decirlo en términos
antiguos. La teoría de la programación social (el libreto), para aludir a teorías semióticas
contemporáneas.

Se formula una lección ética en “Octavio Paz escribe y con razón”: Octavio Paz
escribe y con razón/ que el pecado mortal del poeta/ es transformarse en su propia
sirena/poner el oído demasiado en sí mismo./ Conviene en consecuencia construir
con gesto humilde/ una via hacia la duda/ desconfiar/ de las voces que oscuramente
susurran/ debajo de la almohada/ Lo inteligente/ es abrir el corazón y las ventanas/
mientras el viento y la noche discurren/ Es torpe no interesarse/ por lo que sucede
allá afuera/ La poesia puede andar por ahí/paseándose desnuda. (77). Inteligente
manera de fustigar al narcisismo. Una exhortación para que se proscriba la
autocontemplación y se advierta la existencia de un mundo interesante más allá de sí
mismo. Sana inyección contra la hipertrofia del yo.

El poeta, desde el primer libro, mostró extrema sensibilidad social. Con los años, ese
sentir ha seguido incólume. “Desaparecido”, en su sobriedad, en el señalamiento
aparentemente intrascendente, conlleva un recordatorio de las desgarraduras familiares
que provocó, en años recientes, la práctica del desaparecimiento político de los
disidentes: Es sólo eso./ Unos zapatos vacíos con las puntas/o los tacones gastados./
Una camisa planchada/ que ya nadie se ha de poner.// Una vieja corbata en un
gancho/ de alambre./ Un ya inútil frasco de lociólL para después de afeitarse.'' Un
cepillo de dientes erizado de asombro/ en los extremos del dia.// (...) Una antigua
grabación de Joan Baez./ El horror de un plato ahora sobrante en la mesa.. El
último guiño del cielo/en las púas de un tenedor obstinado./ Eso es todo. ¿Qué mas
se puede decir? (23). El secreto del estilo radica en la sabia oscilación entre el lenguaje
conversacional y la imagen muy elabore Ja. En “R. D." —evocación de su amistad

425
Hdtn Umoflo

con Roque Dalton—, después de aludir a cosas prosaicas (ya no volverás a salir
muchacho/ ni siquiera a comprar una salchicha), con delicadeza, sólo sugiere el
trágico final: te has quedado dormido para siempre/ en un lugar que sólo conocen/ el
agua que cae inclinada/ y la oscura ansiedad de ¡as hormigas. (16).

Vanos poemas se consagran al tema amoroso. En “El mulante”, después de externar


su determinación de emular las argucias de Zeus para poseer a mujeres hermosas, el
yo poético concluye: Pero despierto de mi torpe sueño/y descubro que apenas soy un
hombre,/sólo un hombre./ (Los dioses están muertos),/La (sic) soledad es mi única
certidumbre. (51). Evocando su amistad con una mujer, en “Sol de medianoche en
Holanda", concluye con una imagen visual y auditiva de la apoteosis crepuscular:
Bajo tus pies/el mundo/ sonaba como un piano.// Jamás antes el cielo fue un mar de
tulipanes. (18).

El tema familiar comporta importantes logros. “Perfección de la mañana” lleva implícitas


notas de ternura y delicadeza: Mamá cayendo en las redes de los siete colores./Mamá
ofreciendo la suavidad de su rostro/ a la perfección de la mañana./Mamá inventando
un pájaro en un paraíso de hilos./Mamá volando sin saberlo./Mamá asustándose de
los bellos fantasmas/ de su lengua inspirada./ Mamá en un espejo sin tiempo./ Mamá
arreglándose los cabellos/con el peine de las sirenas./Mamá sosteniendo en sus hombros/
la maravilla del universo.// Ahora mamá duerme./ Bajemos la voz y las cortinas. (85).
“Doña Nicolasa” retrata la personalidad tierna y dominante de la abuela. “Concha”
evoca la humanidad vulnerada de una mujer que perdió la razón; sus ojos de niño la
vieron uncida a un poste, desnuda y profiriendo gritos, cantando. (13) En síntesis, un
libro que confirma que Pompeyo del Valle —autor en la plenitud de su capacidad
creadora— busca la constante evolución de su estilo.

Jlstimano Vásquez

Justmiaño Vásquez (1929) escribió Confesión de la sangre (1951). Con excepción


de diez textos, cuarenta y siete son sonetos de métrica diversa. Aunque sin ninguna
novedad, los trabajos muestran pulcritud expresiva. Se advierte una cierta actitud
romántica que calza bien dentro de la estética posmodemista. Predomina el tema del
amor con sus diversas variantes: alabanza de las cualidades de la amada, desamor,
recuerdos de novias pasadas, olvido... “Poema de tus manos”, “Nocturno de la ilusión
cobarde”. “Poema del olvido final”, “Saudade” y otros. “El recuerdo olvidado” permite

426
Lo polobro iluminado

advertir la sencillez estilística: En qué recodo gris de mi camino/ se quedó tu recuerdo?


(sic) En qué zarzales/quedó como cansado peregrino/ el lastre de mis dias otoñales?
(sic)//En dónde quedaría abandonado/de éste mi corazón que fué tan cuerdo..J (...)
(Sobre mi insomnio como ayer no boga./ Y ya con mi esperanza no dialoga./ Ya el
olvido trepó su enredadera). (Vásquez, 1951: 27).

Varios poemas revelan situaciones de dolor y de frustración intenor. El fin de los


sueños o de la ilusión; la distancia que se percibe entre el ideal y su realización en la
obra concreta y la reflexión sobre la muerte, son algunas de las ideas de mayor
interés. “Poema de la angustia” modula la gama de sentimientos que anuncia el titulo:
Es triste ver que un sueño se nos hace pedazos/ cuando apenas quisimos enseñarle a
vivir,/y sentir la impotencia de tenerlo en los brazos/ como al hijo que, enfermo, sólo
espera morir.//(...) Nada puede librarnos de la angustia infinita/cuando en la media
noche la luz. está proscrita/y el corazón rebelde ya no quiere latir...//Sólo quedan los
versos como venda en el alma/ —mariposa sin vuelo nos parece la calma—/ y el
recuerdo se pone, como un niño, a dormir. (17). En “Segundo poema de la angustia”,
leemos: impresentidamente me halléfrente a la vida/ (...) y empezaba en mis labios a
temblar la canción.// Quise tener la gloria milagrosa del canto/ como una fiama viva
frente a la eternidad,/y conocí en las noches horribles el espanto/de ocultar bajo el
sueño la tremenda verdad.// Por fin, siento que llega la soledad y pienso/ que estoy
desamparado, y el dolor es inmenso/ cuando, estando conmigo, no me puedo
encontrar... (20).

La dimensión del desencanto se mide mejor si contrastamos los versos anteriores con
los anhelos relacionados con la poesía, según lo confiesa en “Todos pedimos alas”: quiero
sentir la gracia sutil de la poesia/ sabiendo que por ella tengo una vida entera.//
Despreocupadamente decir todas las cosas/ que me parezcan dignas del cáliz (sic) de
mi verso,/ (...) Porque seria dulce quedar frente a la muerte/ con el pecho repleto de la
creencia fuerte/ de saber que morimos dando vida a dh ideal. (10).
H
Hay, en Vásquez, una mirada que se vuelve, en forma constante, al mundo rural
valorado en términos de paz y tranquilidad. Como muestras tenemos: “Media noche
graciana” (tres sonetos); “Minutos en la aldea”; “Elogio rural No 1" (hasta llegar al 4)
y “Poema sencillo de la espera”. “La emoción campesina” comprende tres sonetos.
En el primero hay euforia frente al paisaje: El sueño ha amanecido campesino,/ con
olor a pimienta y a manzana;/ vertical como el verde de los pinos/ y fresco como un

427
Ntlcn Umoño

pozo en la mañana.// Estudia la intención de las chiltotas/ que cual remordimiento


sin medida, taladran corazones de bellotas/ cobrándole dulzuras a la vida. (42). El
autor elaboró trabajos de tema patrio (“Ofrenda lírica a la Patria”, “Patria”) y religioso
(“La presencia infinita”). El poema que da origen al titulo del libro está dedicado a su
padre. Según la evidencia, no estamos frente a una gran poesía. Sin embargo, la
expresión es pulcra.

Rohkr ro Sosa

Roberto Sosa (Yoro, 1930) es autor de Caligramas (1959); Muros (1966); Mar
interior (1967); Los pobres (1968); Un mundo para todos dividido (1971) y Secreto
militar (1985). En 1990 publicó Obra completa que incluye los poemarios “Máscara
suelta” y “El llanto de las cosas” que, posteriormente, dio a conocer en forma separada.
En 1987 se editó Hasta el sol de hoy (Antología personal).

Caligramas
Catorce composiciones integran este libro. La mayoría aborda el tema amoroso. De
cariz neorromántico, los versos, aunque no ofrecen novedad formal, son delicados y
Sosa acude a los símbolos usuales de la poética amorosa, con predilección especial
hacia las flores: los jazmineros/ tiñen el alma de un color incierto// (...) un planeta de
flores tu sonrisa,/ ángel de luz sobre un silencio blando! (“Soneto de la nostalgia”,
Sosa, 1959: 25). Estoy pensando en ti,/ (y la lluvia cantando/ como un lirio de
lágrimas/ destrenza sus cristales...) (“Tu imagen en una tarde lluviosa”, 7). Arco
oscuro verdeflecha, tu mirar./ ¡Oh tus sedosas pestañas/y tu silencio deflor! (“Lied”,
9). Curva nivea, el aire, trae/ en su blancura ¡ay tu clavel! (“Vespertina”, 10).

La preocupación social —la faceta que más destaca en la obra de Sosa— despunta en
“Los niños pobres”, texto que anuncia el estilo tiento e incisivo, característico de sus
trabajos posteriores: Los niños pobres son tristes como pájaros muertos./ Un extraño
color tiñe sus rostros,/ son distantes, nostálgicos, ausentes/ como los lentos muelles
de¡ olvido.// Su sencillo mirar se va apagando/ como una claridad en el abismo,/ y
en sus voces lejanas e inconcretas/hay un rosal que llora dulcemente... (21). En “Los
pájaros del sueño” se realiza una fusión de valores —quizá los más altos que el autor
concibe. Los mismos, en la metáfora utilizada, se visualizan como unidad: Amor,
amor, ideal, literatura:/pájaro azul/ del sueño y de lo eterno! (sic) (20).

428
lo palabra iluminado

De Caligramas, Sosa, en Obra completa, con sustanciales modificaciones, sólo


salvó dos trabajos: “Submarina” y “Tegucigalpa”. El primero aparece con tres versos
menos y el segundo, de treinticinco versos, se redujo a veinticinco. En el texto dedicado
a la ciudad capital, con relación a los otros poemas, el viraje estilístico es ostensible.
Se percibe una voz más intima, de tono reposado orientado hacia la imagen de gran
fuerza sintética: Vivo en un paisaje/ desolado de América,/ donde el azul es ágil y el
oro manso.// Aquí siempre se es triste/ sin saberlo./Nadie conoce el mar./ Ni las gotas
de luna en la campánula,/ ni la amistad del ángel.// Tegucigalpa, Tegucigalpa,/
dulce sólo en los labios,/ tú nunca has sido buena/ conmigo,/ mientras mi amor te
ciñe como a un sueño... (26-27). Un texto de ruptura. Con su propia poesia y con la
que se elaboraba por esa época en el país.

Muros
En Muros, Roberto Sosa perfila su trabajo dentro de una gran exigencia formal.
Capacidad de síntesis; precisa y sobria adjetivación; búsqueda de una expresión exenta
de lugares comunes y matizada de imágenes de índole surrealista, son rasgos presentes
en el libro.

El sentido de la muerte empieza a ser dominante dentro de la poética del autor. Muros
contiene lo que después seria la primera parte de la elegía “Mi padre” incluida en Los
pobres.™ “Elegía simple” —con un eco de Miguel Hernández— quizá esté dedicado a
su padre: Inundado de muerte/he caminado mucho,/mucho.//Aljin/llego al sepulcro/
que he visto tantas veces.// El está ahí debajo/ asumiendo lo extraño.// Quiero
desenterrarle/con sordos manotazos de silencio./Darlefuerzas. (Sosa, 1966:49-50).
“Elegía” se consagra al recuerdo de un amigo.

Con sutileza, el tiempo, la muerte, la nada y la fragilidad del amor son temas que se
entreveran en “La muerte de la rosa”, soneto acoplado a las estrictas exigencias del
esquema clásico: Dormida por el aire con que reza/frente al humo del tiempo está la
rosa./La oscuridad la canta y doloroso/ los blancos puñís junta en la tristeza.// Ella
es profunda y suave como el río/ del silencio: hondura de la mano/ de Dios y cruz
sangrienta del verano/ que sueña catedrales de rocío.// (..j Su barquilla de aroma se
detiene/ junto al mar de la muerte, y siendo nada,// ella es todo el amor que nunca

tB Nos referiremos a este poema cuando hablemos de Los pobres, ya que lo


consideramos su columna vertebral.

429
Helen UflioAd

vuelve. (61-62). Texto de fino burilado, en donde el gusto por el contraste y la


paradoja y el cuidadoso trabajo metafórico se vincula a una linea neobarroca, muy
fecunda en la linca hondureña.

Tal como después, con amplio desarrollo, veríamos en Los pobres, en “Los estibadores”
—un texto en prosa—, se asocia la imagen del padre con la colectividad que sufre:

Mensajero de ayer y cruz de asombro. Desde algún sitio se inventaban


muros, muelles y buques negros; vagones que ocultaban la mañana y
estibadores ya sin estatura hasta el hielo. Mensajero de ayer, mi padre
fue uno de ellos.
Ola de atardecer vencida siempre y sin embargo siempre en rebeldía.
Todo me parecía anochecido: viajero y pescador; mástiles y escuadras
de gaviotas, todo, todo, excepto las alas de la espuma.
Los trabajadores marítimos volvían al hogar como ángeles fracasados.
Vo tenia seis años y ya el espanto era el espanto. (31-32).

La oración última apunta hacia otro de los temas recurrentes en la poesía de Roberto
Sosa: el del dolor personal frente al universo. Una especie de angustia existencial que,
en “Autobiografía”, se formula con gran economía de recursos. Integramente, expresa:
Eco/que se derrumba/por la espera.// Un ala/ en el vacio./Piedra suicida/y estudio
de alarido/ he sido. Soy. (15).

El dolor de vivir, además de asociarse con la idea de la condición humana, adquiere otro
matiz. El sufrimiento es tan intenso, precisamente, porque se vive en un país afectado
por todas las carencias posibles, idea que rectora la producción sosiana. En “Imágenes”,
el autor encuentra una fórmula metafórica que, en certera síntesis, define al país: Catedral
del confin,/ lago/ y cabaña.// Fusil de miedo/ y fábula/ del ciervo.// Honduras,/ o
peñasco sin posible salida. (37). Un ramalazo trágico cruza “Sin nombre”, poema que
traduce el abandono, la falta de incentivos que, poco a poco, destruye o desgasta la vida
de las mujeres que viven en la provincia, representadas en la figura de las hermanas:
Con muslos de arena/ bailaban en los espejos/ y se disminuían tras el azogue,
fragilísimas./ hacia fábulas de azúcar.// Eran al llanto fáciles./ Explicarlo no puedo./
Si pudiera diría/ que anidaban todo el amor del mundo.// Eran de arena dije. Y este
odio,/ el odio de este suelo —arácnido sin ojos— las destrozó en un absurdo/ de
escarpados cristales. (33-34). En “Espejos” —dedicado al recuerdo de la madre— el
poeta acumula expresiones que subrayan la idea del dolor humano y del medio social

430
lo palabra iluminado

asfixiante: La miseria les hacia señales de todas partes./ (.) conozco seres que
diariamente muerden el vidrio/de las cosas.//Madre,/el horror es el mismo miras sin
poder mirarme,/ quiero y no puedo alcanzarte.-' No tiene brazos mi sombra- de gritos
cristalizada. (43-45). El estilo del poeta —elaborador de imágenes con precisión de
orfebre— se va depurando en forma nítida.

El amor tiene un lugar en el poemario. “El aire en donde el lirio se levanta’’ y “Belleza
perfecta” son textos de singular acabado: El centro de los mares/ adelgazó tu forma/
hasta la melodía.//Suicidantes ocasos astillaron los remos/sangrientos de tus labios,1
y hubo soles vencidos/para tu cabellera.// (...) Eres alta y tu mano/ dulcísima me
alcanza./ Tendida asi en la yerba/desnuda como el agua/ tuyo es el día que se dobla
al viento/ a manera de un lirio entre la lluvia,/ (...) Amo el crepúsculo en tu cuerpo
blanco/ (melancólico vino en que te bañas) y lo que de ti queda entre las cosas/
cuando las sombras lo han borrado todo. (53-54).

En “Morazán vivo”, dada la calidad de las imágenes, Sosa sortea el peligro del estereotipo
patriótico; No./No estás ahí de bruces/ indefenso en el polvo./ Ni se oculta tu estatua/
entre los fríos picoteada por pájaros.// Vives entre nosotros. Trabajas,/ tienes sed./O
profundo en el monte/ se anudan en tu barba/ los hilos de lo trágico.// Cabalgas por
la selva/ triangulando/ el espacio de nuestra geografía. (47-48).19 Este fragmento y
los precedentes, demuestran que, en Muros, el autor encontró la marca de su estilo.

Mar interior
El amor, la muerte y la angustia existencial son los grandes tópicos que Roberto Sosa
trabaja en Mar interior. El amor de pareja está representado por tres poemas en los
cuales afloran rasgos del irracionalismo poético: Ordenas/la desesperada historia/ de
la tempestad/ en dormidos sucesos pequeñísimos/y una por una/ sueltas/' décadas y
décadas de palomas/ que a ti regresan, necesariamente,/ en blanca exactitud.
(“Destrucción de la tarde”, Sosa, 67: 10); Mira Ids oeces/junto a la estatua del
viento./ Oye el rocío/ entre tus piernas oscurecerse.// Rema mi boca. Rema./ Mis
delfines te amparan, ellos desean/ tus profundos cabellos desordenados. (“Niña de
niebla”, 13); Por años, durante siglos/ yo labraría tu estatua. (...) Para poder
encontrarte/ con el peso de los mármoles/ me sangraría las manos. (“Estatuaria", 9).

19 Probable antecedente de este poema es “Presencia de El Derrotado" de Óscar


Castañeda Batres, supra, p. 377.

431
Heltn Umoflo

Tiernos y delicados, de arraigado dolor frente al destino incierto, son Jos poemas en
los que se canaliza el amor paterno. En “Palabras para una niña que se quedó dormida”,
el yo poético sufre ante los posibles avalares que le esperan a la pequeña: Pero la vida
tiene su arena movediza/ rpor ti siento miedo.// Quédate así dormida/junto al agua
que parte de tu cuna (5). “Juego de niños” lleva implícito el deseo de un mundo de
justicia que pueda ser disfrutado por la hija: Y despierta/ allí dondejuegan iguales los
niños. (7). “Laorilla” implica un anhelo de protección: La orilla grande/custodia/a
los peces pequeñitos.// (...) Mi niña, mi pececillo,/para ti la orilla grande. (6).

En la elegía “Mi padre”, Sosa llama a su padre mi niño. Por esta razón, sospechamos
que “El viento”, con inquietantes referencias a la muerte, también está dedicado a él.
La delicadeza de los versos es extrema: Quebrado/ se queja, óyelo, mi niño,/ el
viento.//No puede erguirse,/ no puede./Da vueltas hacia la muerte.//Se queja ronco/
y en tierra clava las uñas./7 Mientras,/yo hilo mi propia muerte/y algo espero. (6).
Por la calidad onírica y las imágenes surrealistas, “Lago deshabitado” ofrece una
visión sumamente perturbadora de la muerte. En forma completa, dice: Hacia el
color, blanquísimas,/ se empinan las palomas.// Tienen de yeso el cuello/ y no lo
saben.// (La muerte/ quieta en si misma/desde su propia humareda.)// Desesperado
les grito/ hasta ensangrentar las piedras.// Pero no puedo alcanzarlas/ y veo ya
deshabitado el lago. (7).

Resurge el tópico del yo enfrentado a la dureza del mundo. En “El soldadito de plomo”,
la voz poética se ve reflejada en el personaje del cuento infantil, imposibilitado para
llegar, por su pierna rota, a un sitio seguro. En “Naufragio”, el sobreviviente, tirado
en la playa, se asimila al propio yo. En “Los retornos”, el yo preferiría refugiarse
dentro de si mismo, pero las circunstancias lo obligan a volver al mundo de seres
veloces como sierpes: Mar interior, mar mío,/ a partir de mi pecho/ se levantan tus
arcos/que siempre me conducen/ a un dominio más puro/y a tu calma se entregan/mi
tiempo y mis deseos.// Pero en frente se yergue/ la ciudad y su sombra/ inolvidable
como un delito,/ y es menester que vuelva a su amenaza. (3). El antagonismo se
establece en forma irresoluble: el mar interior y el agresivo universo externo.

Los pobres
Por el fuerte e inmediato impacto que tuvo. Los pobres es el libro sobre el cual se
libró la batalla definitiva que determinó la muerte de la poesía tradicional y abrió, de

432
Le palabra iluminóle

par en par, las puertas de la vanguardia en Honduras. El poema central, la elegía “Mi
padre", dada la calidad formal y el calar hondo en la amalgama de sentimientos que
provoca la muerte, resiste cualquier parangón con poemas universales dedicados ai
tema.20 La evocación de la figura paterna cuando aún vivía; la agresividad social y la
dura batalla por la subsistencia; el amoroso cuidado de la familia; la dignidad al asumir
la pobreza; el sufrimiento provocado por la muerte; la ternura del recuerdo y las
reflexiones generales sobre el fin de la existencia, son temas a los que apuntan los
ciento treintiséis versos: El conoció lo dulce de! limite que llama. ' Amaba los inviernos,/
la mañana,/ las olas.// Trabajó sin palabras/por damos pan y libros/y asijugó a los
naipes vacilantes del hambre.//No sé cómo en su pecho/ Se (sic) sostenía un astro ni
cómo lo cuidó de las pedradas.// Sólo sé que esta tierra/ constructora de pinos/ le
humilló simplemente.// Por eso se alejaba/ (de música orillado) hacia donde se
astillan crepúsculo y lucero. (Sosa, 1977: 32-33). Pobreza, hostilidad del ambiente,
sufrimiento. Auténtico poema-núcleo, los veinte textos restantes —por cierto, muy
breves— amplían, reiteran o ratifican facetas que en él se abordan.

Por la doble marginación (ser pobre y ser extranjero), no fue fácil, para su padre,
enfrentar la vida. En la reviviscencia propia del ejercicio poético, el autor encontró el
camino para convertir la situación personal en paradigma de un estado colectivo. De
ahí, la cala profunda en el tejido social que evidencian otros poemas: Los hospitales/
asignados a las pobres gentes/ encierran/ las amplitudes de los dobles fondos.// Allí
los médicos penetran/ los confines de los desvalidos/y escuchan la tristeza dentro de
una caja iluminada. (“Transparencia” 19); Hemos quebrado a los más fuertes./Hemos
enterrado a los débiles en las nubes./ Hemos inclinado la balanza del lado de la
noche,/y a pesar de los azotes recibidos/permanecemos en el templo. (“Las voces no
escuchadas de los ricos”, 45). Sosa es un maestro del humor negro. También, al
sesgo, una referencia bíblica, rasgo no infrecuente en la obra de Sosa.

A la extrema pobreza y sus estragos demoledores, especialmente por la ignorancia en


el propio poder liberador, se alude varias veces “Los pobres”: Pueden llevar en
hombros/ el féretro de una estrella./ Pueden/ destruir el aire como aves furiosas./
nublar el sol. ‘/Pero desconociendo sus tesoros/entran y salen por espejos de sangre:,
caminan y mueren despacio. (9-10). “Si el frío fuera una casa con heno, niño y

20 Cf. Umaña, “Perspectivas de vida en tres elegías' J986: 182-193). Estudio


comparativo entre “Mi padre" de Sosa, “Viento negro" del guatemalteco César Brañas
y las célebres coplas de Jorge Manrique.

U3
Helen UmoAo

misterio”: Penetra [el frío] en las chozas/con la tranquilidad de los dueños/y abraza
la belleza de los niños. (14). “El otro océano”: Los desposeídos forman otro océano;/
un océano con brazos sin descanso,/ con fondos sosegados de muchísima espuma
contenida. (28-29). La agresividad contra los sectores desposeídos es institucional.
Se ejerce desde el aparato de poder. “La casa de la justicia” denuncia la falsedad y
corrupción del sistema judicial: Jueces sombríos/ hablan de pureza/ con palabras/que
han adquirido/ el brillo/ de un arma blanca. Las víctimas —en contenido espacio—
miden el terror de un solo golpe.// Y todo/se consuma/ bajo esa sensación de ternura
que produce el dinero. (23-24). En “Los claustros”, el señalamiento de la violencia
como marca del sistema político-social llega al paroxismo: sabemos que somos los
animales/ con guirnaldas de horror en el cuerpo;/ los cercenados a sangre fría; los
que se han dormido/ en un museo de cera/ vigilado/por maniquíes de metal violento.
(16-17).

En “Mi padre”, Sosa evoca la extrema delicadeza del padre: ¿qué hubiera sido de mí,
niño como era,/ de no haber recibido/ la rosa diaria/ que él tejía con su hilo más
tierno? (36). Ese cuido paterno magnifica el abandono físico y espiritual que se abate
sobre la mayor parte de la niñez hondureña: Nuestros hijos/ Ven (sic)/la ruina acumulada
de las ciudades// Tocan el velo extendido en las barriadas.// Se contemplan dentro
del diario espejo sucio/ que nadie advierte.// Aprenden con los moribundos/ a contar
los peldaños que faltan a la vida./ Y crecen sin asombro. (“Los peldaños que faltan”,
22); ¿De dónde vienen estos niños mendigos/ y qué fuerzas multiplican sus harapos?//
¿Qué humano no ha sentido/ en el sitio del corazón/ esos dedos/picoteados/por
degradantes pájaros de cobre?// ¿Quién no se ha detenido/ a mirarles los huesos/y
no escuchó sus voces de humilladas campanas? (“La ciudad de los niños mendigos”,
25); Es fácil dejar a un niño/ a merced de los pájaros.// (...) No entender el idioma/
claro de su medialengua.// (. .) Lo difícil/ es darle la dimensión/ de un hombre
verdadero (“De niño a hombre”, 11); Aún veo/a aquella campesina,/al carbonero/y
a la bestia de carga inmóvil de cansancio/ bajo el negro fuego petrificado;/y miro al
viejo azotando a la pequeña,/porque ella, débil como era,/ no podía dominar/ al
asno de ojos de agua melancólica. (“Tres sombras invertidas en el espejo”, 18). La
infancia, víctima predilecta de la injusticia, es de los filones de mayor impacto en el
trabajo del poeta.

Roberto Sosa evoca el derrumbe físico de su padre: Después/los hospitales/y médicos


inmensos vigilando la escarcha./Su traje y desamparo combatiendo el espanto (33).

434
la palabra iluminado

Tal vez, por ello, le duele la ancianidad desprotegida, según colegimos de “Los túneles
blancos que conducen al mar”: Se marchan [los ancianos]/ en silencia a su pasado
iluminados/por las penumbras/ que esparcen las botellas quebradas, y no olvidan/
que sus heridas/ tiñeron de púrpura la túnica de la primavera. (12). Imágenes que
eluden las fáciles analogías; sobriedad y fuerza incisiva en la adjetivación y constante
planteamiento antitético.

t/n mundo para todos dividido

Profundizando en la temática y depurando —aún más— los procedimientos formales


a los que hemos aludido, Un mundo para todos dividido, poemario de taxativo título,
plantea un juego de oposiciones y afinidades en perfecto ensamble. A manera de
triángulo de acabado diseño, configura un espacio poético coherente en donde cada
una de sus partes constituye la faceta de una situación global. Dentro de esa dinámica,
cada poema cumple una función en consonancia con la intención del subconjunto en
el cual se integra. Así, cada pieza poética reafirma, apuntala y complementa a las
demás o establece el contrapunto.

Las dos primeras partes centran la bipolaridad social. Recrean, poéticamente, el mundo
para todos dividido y las devastadoras consecuencias de tal fractura. La tercera, en
visión matizada de cierto irracionalismo surrealista, anuncia la disolución del
antagonismo de clase y, elípticamente, permite vislumbrar la integración final del
mundo escindido. En siete de los ocho poemas de la primera parte se percibe la
interrelación de dos líneas constantes. Por un lado, la fría y concentrada capacidad
de violencia procedente de uno de los polos sociales. Por el otro, la presencia de un
arraigado dolor individual, eco del sufrimiento colectivo. Con relación a 1a cotidiana
practica de la violencia, Sosa acumula imágenes que, por la amplitud de connotaciones,
traducen la perversidad agresiva de los enemigos nuestros de cada día (Sosa, 1971;
63). Su capacidad de odio y aniquilamiento se expresa mediante la fuerza del lenguaje
simbólico: Me sobrevuelan circuios concéntricos/de sorríbras/ con brillo/de navajas:/
*
queme escarban alfondo, (...) A nda drogado y sucio el odio por las calles (...) Lejos
está el amor. Muy lejos de estos crueles edificios. (“Límite”, 18); Estos versos
devuelven lo que ya he recibido:/ un mar de fondo,/ las curvas del anzuelo,, el
coletazo de un pez ahogado en sangre, /los feroces silbidos enterrados, la forma.- que
adoptó la cuchillada, el terror congelado entre mis dedbs. (“Arte espacial”, 26); A

435
Wtirn Umofto

como dé lugar pudren al hombre en vida./le dibujan a pulso/ las amplias palideces
de los asesinados/ y lo encierran en el infinito. (“Dibujo a pulso”, 15).

El único puema que se aparta de esa tónica es “Canción para un gato muerto”. Pero,
al apuntar que el felino, al morir, se aparta de los humanos para no herir a nadie/con
el roce de sus despojos, connota un mayor grado de delicadeza en el animal que en
aquellos que planean y ejecutan el diario festín de la ignominia. Un poema que no
rompe, pues, la unidad del libro.

El señalamiento, acusación y repudio a quienes han humillado al ser humano es tema


constante que alcanza un alto grado de concreción en la segunda parte del poemario.
En una especie de galería infernal de nueve círculos —tal como el número de
poemas— están representados los siniestros personajes que motivan y permiten el
horror. Su omnipresencia y capacidad de ataque se apuntan en el mismo título del
poema inicial: “Aire-fúego-agua-tierra”. Para que no quedase duda de nombres y
filiaciones. Sosa delineó sus rostros en forma inconfundible: allí están los que planean
la asfixia y las descomunales mordeduras", los que gobiernan las refinadas
aproximaciones de las calaveras; los apolíticos, los indiferentes, los que no oyen los
gritos del hombre victimado que grita/soterrado/ hasta resquebrajar/ el espesor de
las lluviosas paredes crepusculares; los artífices supremos de la ignominia: los Generales
que compran, interpretan v reparten/ la palabra y el silencio; los que legitiman el
despojo y el golpe bajo: losjueces de dos caras; los perseguidores de cien ojos.../los
delatoresfáciles;/ los verdugos sedientos de púrpura; losfalsos testigos/ creadores de
la gráfica del humo; los pacientes/hacedores/de nocturnos cuchillos; los demagogos:
losjálsificadores del sentir popular y los traidores a su clase que cien veces/ negaron
sus orígenes/ antes y después/ del canto de los gallos.

Una verdadera puesta en escena de los artífices de la violencia. Contra ellos, y anunciando
el momento de su ocaso, lanza un anatema: —solamente vosotros, malignos bailarines
sin cabeza—/ un dia valdréis menos que una botella quebrada/ arrojada/ a! fondo de
un cráter de la Luna. (“Malignos bailarines sin cabeza”, 72). De cara a ese mundo
abyecto, opone la única opción de dignidad posible: poner su arte al servicio de los
marginados: Por eso/he decidido —dulcemente—/—mortalmente—/construir/con todas
mis canciones/ un puente interminable hacia la dignidad, para que pasen,/ uno por
uno,/los hombres humillados de la Tierra. (“Dibujo a pulso”, 41 -42).

436
Le palabra iluminóle

Respecto al impacto personal de tal situación, cada resquicio del yo se percibe penetrado
de agudos dardos. El poeta se ha apropiado del sufrimiento ajeno en una especie de
consubstanciación con el “otro”. Es el “yo” transformado en receptáculo en el cual
—para emplear tanto la palabra como el hondo sentido vallejiano— se ha empozado
un dolor de consistencia casi física cuyo origen está hecho de carencias y de negaciones
básicas: Sufro porque no puedo/ multiplicar los panes;/por lo vivido y por lo que no
escribo,/profundamente sufro. (“Proximidad”, 14).

Sin paliativos, se ha introyectado la angustia colectiva. El yo es el gran espejo de la


escisión social. En el planteamiento poético, el yo, en isla, es inconcebible. Asi, desde
la profundidad de su dolorida percepción del mundo, emerge la visión de una humanidad
conflictuada que ha roto la unidad y la armonía. En versos que apuntan hacia la raíz
misma del conflicto social, leemos: Dentro de mi se abre el espacio/ de un mundo
para todos dividido. (“Arte espacial”, 26). Desde el punto de vista causal, estamos
en el núcleo que genera la poesía sosiana. En una u otra forma, sus hilos fundamentales
parten de la cotidiana comprobación de esa realidad. Los mismos —señalando
culpabilidades, mecanismos de sustentación, consecuencias y posibilidades de
superación— se extienden a todo el entretejido del libro.

En la última parte, Sosa realiza un balance y subraya la profundidad de la crisis social:


el sistema ha contaminado a todos. En “Los días difíciles” expresa: Escalé montañas/
con un cadáver atado a un tobillo. Falsifiqué mi efigie/ a cambio de un plato de
bellas falsedades. Fijé/ mi residencia en el lado oculto de la realidad (...). Pero el
poeta también alude a un proceso personal de búsqueda de autenticidad: la llegada a
un estado de conciencia en el cual ya no asesinará por órdenes superiores- el jardín
de mi hermano mayor, que era su único tesoro. (85-86). I

Pero el rescate no es sólo personal. También se anuncia la llegada de un cataclismo ¡


que pondrá fin a la ignominia colectiva. El penúltimo poejna lleva el significativo título
de “Un anormal volumen de lluvia (Crónica de un juicio final)”. La posibilidad de I
futuro se anuncia porque amanecieron/ absurdamente doblados/ el señor Presidente 1
de la República/y sus cercanos ayudantes: curas vigorosos. /(...) Se derrumbaron los |
pobres escritores honrados y los periodistas/ con marcas infames y dolorosos en el
rostro (89-90). Por el matiz onírico y por cierto irracionalismo, las imágenes son i
deudoras del surrealismo. K

437

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Ntltfi UmaAo

En “Descripción de una ciudad en peligro” —último poema, también de titulo


premonitorio— Sosa retoma las imágenes aparentemente absurdas. Habla de un silbido
emitido por la prensa, la radio, los Altos Círculos de la Nación, los malhechores
públicos convertidos en héroes; las visitas intelectuales con un clavel de sospecha en
la solapa; ios tenebrosos homosexuales/ que flotan en dos aguas, etc. A ese cuadro
grotesco, en donde hasta la sífilis silba su monótona y dulzona y antigua canción,
Sosa contrapone un verso lapidario: la libertad silba en las ametralladoras. Quizá,
una forma de referirse a la prestigiada idea revolucionaria que, por esos días, galopaba
triunfante por tierras de América. Un solo verso proporciona la ansiada respuesta
frente al mundo para todos dividido.

Secreto militar
Por el uso de un lenguaje descamado, Secreto militar es el libro más polémico de
Roberto Sosa. En “Monsieur Duvalier”, a éste lo llama mono inefable; en “La persecución
de los mastines” habla del cerdisimo Trujillo; en “Somoza 80”, leemos: El legendario
bandido de las Segovias (...) esclavo/ de aquel paralitico espiritual que en vida se
llamó/ Franklin Delano Roosevelt,/ jamás imaginó/ que su descendiente Anastasio
Somoza, hijo (de perra),/amo absoluto de un país privado, iba, con el tiempo/a perder
la cabeza y los anteojos de culos de botella/color azul mareante/durante una explosión/
que conmovió los cuatro cimientos del Cono Sur. (Sosa, 1985: 16-18).

La cuestión, en el terreno de la poesia, no descansa en el tema. Se resuelve en el terreno


del lenguaje y de la estructura que con él se forje. Las palabras, las frases, los epítetos,
los calificativos, por crudos que sean, no pueden, pues, considerarse aisladamente. En
interrelación, forman parte de una unidad mayor que es la que los justifica. Y en esto, el
autor no se equivoca. Cada texto está milimétricamente concebido. Posee un ritmo
exacto. “Guatemala, el país de la eterna primavera”, transcripto en forma completa, lo
comprueba: Despierta./Entreabre/ los vidriosos/ ojos/ triangulares. Giran, sensuales y
sin agilidad sus numerosos ejes;/y apoyada/sobre su anillo predilecto suelta de golpe
su poderío bíblico/y tritura y se traga/ la eterna primavera.// Es Efraín Ríos Montt, el
General, esa Boa Anaconda./ que ensuelve y comprime, con pegajosa intimidad,/ a
Guatemala. (20). ¿Quién tiene los ojos triangulares? ¿Se habla de una sierpe? ¿Tiene
sensuales sus numerosos ejes? ¿Es a un hombre al que se refiere Sosa? ¿Es a un animal?
Estamos en el terreno de la síntesis poética: habla del hombre-sierpe. Toda la perfidia, la
calidad ofídica, hecha para el engaño de quien, amparado en la religión, arrasó cientos

438
Lo palazo ilominodo

de pueblos, nos llega por la fuerza expresiva alcanzada a través de la certera y demoledora
analogía. Similares reflexiones podrían formularse con los otros poemas en donde 1a
filiación zoológica no es casual ni festinada. La tradición literaria ha establecido similitudes
que, en las características reales o supuestas de los animales, ha visto el reflejo de la
Índole de las personas.

De cada personaje —de fatal trayectoria histórica— Sosa ha captado particularidades


físicas y psicológicas, así como la atmósfera que lo define. Sm faltar la referencia a
su accionar nefasto sobre algún país especifico. En síntesis, el uso de un lenguaje
carente de eufemismos se justifica por la índole de un tema que, especialmente para
Latinoamérica, todavía destila sangre. Maximiliano Hernández Martínez, Tiburcio
Carias Andino, Augusto Pinochet, Alfredo Stroessner, Francisco Franco, Margareth
Thatcher y otros personajes quedan reflejados en versos demoledores. Un libro que
pasa revista a algunos de los más execrables dictadores y a los artífices de las más
nefastas páginas de la historia reciente.

También, Secreto militar, en una de sus partes, se dirige específicamente, al contexto


hondureño: “El Club árabe-hondureño”; “La fiera alucinada” (retrato del general
Oswaldo López Arellano);21 “El sonido rojizo de una orden" (sobre el servilismo
amaestrado del ex presidente Roberto Suazo Córdova):~ Ese/ que tiene la boca y el
cuello doble dotado de fuelles/ abultados hasta los bordes de frases hechas a la
medida del oro (42); “La cuadratura del rostro” (dedicado al general Gustavo Álvarez
Martínez) y el extremadamente breve "Secreto militar": La Historia de Honduras se
puede 'escribir en un fusil,/ sobre un balazo, o mejor, dentro de una gota de sangre.
(50). Para todos los personajes que el libro registra, no hay absolución posible. El
último poema profetiza su disolución: Para ellos, los adoradores del Primer Gallo/
que al principio de la creación del Universo/ se balanceó sobre la linea del horizonte, i
los mismos que planearon incendios y matanzas en frio./ (...) para ellos llegara, en
su dia, la sombra al lirio. (51).

Máscara suelta a
En Máscara suelta. Roberto Sosa deja al descubierto su vida anímica, entendida en
términos de la relación hombre-mujer. Confirmando lo que el titulo sugiere, la voz

*' Importante dato incorporado en la última edición de la ob a (Sosa: 2005: 50).


22 Igual que en la cita anterior (52).

43?
«¿tiliawihh
Htlcn UmaAo

poética traza, con autenticidad, los altibajos de la pasión amorosa. Pero Sosa —que
desde hace mucho transita los predios de la poesía— no cayó en las trampas de
ultima hora de quienes han visto en la utilización descamada de los vocablos un
sinónimo de verismo poético. De ahí que sus poemas, sin ocultar intimidades,
permanecen en un nivel formal muy refinado. Quizá de lo más depurado que ha salido
de su pluma: Tus manos al alcance de mis manos/ me faltan/ como las compartidas
soledades.// Necesito, lo sabes, las gemelas alturas de tu cuerpo,/ su blancura
quemada. Y ese pez/ que vuela azulinante hacia elfinal de tus desnudeces.../abriendo
y cerrando los labios de tu fuerza oscurísima. (“La estación y el pacto”. Sosa, 94:
153); Del fuego, en un principio,/ los dioses de los primeros hombres/ que lo vieron
y lo amaron fueron haciendo, solos,/ la mujer./ Esculpieron temblando sus senos
absolutos,/la ondulación del pelo,/ la copa de su sexo, más complicada por dentro,/
que el interior de un caracol marino.// (...) Digo mujer,/ la sal dulce de la palabra
poesía. (“La sal dulce de la palabra poesía”, 163); Dichosos los amantes porque les
pertenece/23 el grano de arena/ que sostiene el peso del centro de los mares.//
Hipnotizados por losjuegos de agua/no oyen/ sino la música que sus nombres esparce.
(“El más antiguo de los nombres del fuego”, 171).

Poemas de fuerza sensual y erótica. Documentos vivos de la raigal necesidad del otro.
Su certeza, el saber que está “ahí”, al alcance de mis manos, vertebra la existencia. El
amor, pues, como clave para sortear la muerte diaria. Mientras el amor pervive (parte
de la fragilidad de lo que está perfecto), es la fuerza para enfrentar la otra, la muerte
definitiva que, en silencio, indefectiblemente, acecha agazapada. El amor sólo es un
respiro, una breve tregua, mientras ella se presenta: La admiramos sin mirarla.// La
más puntual de las amantes cruza, profesional,/ la estancia sin mirarnos y nos ha
permitido, por lo mismo,/ sobrevivir lo indispensable para poder volver a sentir/ el
temblor que te produce lo que callo/en estas palabras. (“La muerte enamorada”, 151).

El sentido de la muerte es intenso en la poesía de Sosa. Tal vez, por ello, el amor, en
términos globales, carezca de un sentido de plenitud gozosa. Está el amor, sí, pero
rodeado de presentimientos de acabamiento. Como si un doloroso sustrato existencia!
impidiese la inmersión total en el mundo del otro: Unidos,/pegándose entre si como
los animalitos aterrados/ que presienten que van a morir, tiemblan sus partes. (“El

23 En este verso, leemos: por que', en la edición de 1994, de Editorial Guaymuras,


aparece corregido: porque, p. 56.

440
La palabra iluminado

más antiguo de los nombres del fuego”, 171). También, en el instante de la entrega
amorosa, surge la aterradora anticipación de la muerte, de la separación forzosa. Esta
certeza contamina los instantes de placer.

A esa condición intrínseca a lo humano, se agrega otro factor que también atenta
contra el amor: la hostilidad del ambiente. Abundan las alusiones de tipo agresivo
rodeando a los amantes: los agujeros de aquellas máscaras envejecidas por el odio',
la infancia, acorralada/por perros de sombras amaestradas con sangrientos sonidos,
etc. La enunciación poética advierte sobre una situación personal-social muy dura
filtrándose a los recintos más amurallados de la subjetivad: los de sus zonas afectivas
básicas. Hay, en él, un desgarrón interior irrestañable. Una especie de condición
existencial lastrando todo gozo. Quizá, por esta razón, ni aún en los poemas que
comportan mayor carga erótica, el poeta prescinde de considerar que el acto de amor
es sólo una manera de paliar la soledad, la cual se comparte, pero no se trasciende.
Esto adiciona un rasgo muy peculiar en la visualización de la naturaleza humana. La
mujer también está signada por la soledad. De ahí, el sentimiento de solidaridad, de
callada comprensión hacia ella, en esencia, otro ser, como él, a la intemperie espiritual.
Desde esta perspectiva, se hace más clara otra faceta desde la cual se ve a la mujer:
el ejercicio amoroso la convierte en amiga, en hermana: Digo amor y te identifico y
me pregunto/ qué principio desborda el vaso que te vuelve fraterna; Fraterna te he
llamado; Mujer, la de la mano amiga sobre el hombro,/ los extremos se tocan, con
amor, en tus dedos./ Juntos/ recorreremos el andado y desandado camino. Y nada/
haremos que no sea hermoso.// (...) haremos huesos viejos. (“La fuente iluminada”,
“Ciudad inclinada”, “Así de sencillo”, 155,156,158). En otras palabras, la compañera,
hasta el final. Esa seguridad y esa confianza, probablemente, sean la barrera final
contra la soledad.

Es decir, por duro que sea el vivir, siempre existe un destello de esperanza. Inclusive,
la muerte —a la que aludíamos en un párrafo anterior—¿no es tan descamada. En uno
de sus poemas más cerebrales. Sosa plantea la posibilidad de vencerla mediante el
poder de la belleza. En “La muerte enamorada”, la muerte acude a la fatal cita con
unos amantes; en el trayecto, toma a un pájaro entre las manos. Absorta por su canto,
se distrae y no ve a los enamorados. Para ellos, este descuido representó la salvación
momentánea. La belleza del pájaro, su canto, licor milenario, conmovieron y vencieron
a la mué rte. Sosa lleva la problemática del vivir al terreno de la estética: la belleza y el
arte como lo único dotado de relativa eternidad. Este impulso hacia la belleza es el
441
Hrleti Utnoflo

trasfbndo que sostiene otros versos en donde la relación hombre-mujer es resuelta en


perspectiva estética: Juntos/ recorreremos el andado y desandado camino. Y nada/
haremos que no sea hermosa. (“Así de sencillo”, 158). El poeta, pues, no sólo ha
elaborado poesia de intención social. Desde el primer libro, el amor ha sido renglón
central de su trabajo, esfuerzo que culmina en Máscara suelta, libro con algunos de
los más decantados poemas de amor de la lírica hondureña.

£7 llanto de las cosas


El trabajo inicial es “Recuerdos 1-2”. Roberto Sosa se remonta a los más lejanos
estratos de su memoria y extrae dos momentos, dos escenas que lo impactaron. En
los seis versos que lo conforman, la muerte se menciona cuatro veces. Y la tónica
trágica nunca abandona el libro. Los textos de El llanto de las cosas hacen honor al
título que los engloba: muerte, dolor, amargura, desesperanza y visión negativa de
Honduras (no es un país, es un paisaje y se hunde definitivamente, 201) constituyen
temas o estados de ánimo recurrentes. La sombra de la muerte la encontramos en
“Lo cubra el mar lo cubra” (dedicado a Ernesto Mejia Sánchez); “Esa parte otra del
misterio de la vida” (a la memoria de Andrés Morris) y “Los sucesos de aquel puerto”
(el entierro de una niña que hirió vivamente al adolescente, solitario acompañante de
la persona que carga el féretro).

La denuncia política también está presente y se intensifica porque se une a la idea de


la muerte. “Los pesares juntos” es un recordatorio solidario de los desaparecidos
políticos. “Los brutales amantes” se refiere a los emisarios de la muerte: los que
pisotearon la soberanía nacional: ellos los hombres lineales y metálicos, ellos./ los
brutales amantes de la Muerte. (202).

La visión de la patria no se sustrae a las ideas de agresividad y muerte. En “Patria


mía”, el yo poético se siente traicionado a fondo: Hablando solo/ del significado de
los guardaespaldas de la Muerte./pidiendo pan al hambre y cobija alfrío./asipaso,/
sintiendo fo desolación de la desolación. (200). En “La eternidad y un día”, las
imágenes sobrecogen por su fuerza sombría: Se hace tarde, cada vez más tarde./ Ni
el viento pasa por aquíy hasta la Muerte es parte/ del paisaje.// Bajo su estrellafija'
Tegucigalpa es una ratonera.// Llorarpor todos/ quiero./Matar podría ahora y en la
hora en que ruedan sin amor las palabras. (203).

H
La palabra liimwaala

En "El tiempo”, el poeta formula una fatal sinonimia: el Tiempo semeja. un nudo
corredizo alrededor del cuello. (199). El tiempo es, pues, otro nombre de la muerte
En este poema, apunta otro ramalazo de infinita dureza cuando el poeta alude a la
antisolidandad: el odio del hombre por el hombre. El odio —sentimiento corrosivo
por excelencia— se expresa con fuerza inusitada en el poema en prosa "El pequeñtn”
A un niño le arrebatan un pan y Sosa concentra, en unas cuantas lineas, la perfidia de
la acción: aquellos seres, dotados con formas humanas y sangre de gallo hasta el
nivel del iris, flotaban a los lados y reían para adentro. Llovía a cántaros, con odio,
rencorosamente llovía. (180). Hasta la naturaleza se impregna del sentimiento que
gobierna en el corazón de los pseudohombres.

“Del odio” evoca la capacidad de tortura de las fuerzas gubernamentales contra el


enemigo político; en este caso, a una mujer: la hicieron picadillo, dice el texto. En el
poeta es tan intensa la sensación de hostilidad que, hasta cuando alude a las bondades
de la ciudad de La Ceiba, en el poema que lleva este nombre, no puede evocarla sin
aludir al dolor causado por otros: Fuiste la sola que no me hizo daño i para ti este
canto,/ ciudad buena. (196). Inclusive, “El llanto de las cosas”, el poema que Sosa
dedica a su madre (la que presentía la frialdad/ de las culebras), está saturado de
imágenes y referencias desoladas: Mamá/ se pasó la mayor parte de su existencia/
(...). Creyendo/que su padre, el carnicero de los ojos gateados/y labios delgados de
juez severo no la golpeó/ hasta sacarle sangre, y que su madre, en fin, le puso con
amor, alguna vez, la mano en la cabeza./ Y en su punto supremo, a contragolpe,
como desde un espejo,/ rogaba a Dios,/para que nuestros enemigos cayeran como
gallos apestados. (181 ).24 Un símil que evidencia el summum de la distorsión ideológica:
impetrar al Dios del amor, una acción signada por el odio. Justamente, al no disimular
el sentimiento, el poeta permite que el lector se asome al brocal profundo de la condición
humana.

Sosa no sucumbe totalmente ante esa visión sombría. En “La puerta única”, mientras 1|
algunos escriben en pulcro idioma/la ciencia de la mentira, otros creen en el derecho '
a la belleza/'y aceptan/ que esta mañana refleja la puerta única/se puede entrar a la II
felicidad a título de pueblo/ liberado. (204). Asimismo, en “Bajo un árbol”, frente al j
despojo (nada nos pertenece y hasta nuestro pasado se llevaron), ratifica la fidelidad I
__________________ ___ I
-___________________________ ' ~ ’_______________________________________________ | a
" Adviértase, en varios fragmentos, la presencia del gallo, ave símbolo de extrema »
violencia. I
1
03 1
Hfltn UmoAo

a los principios. Con la linterna mágica del hijo que no ha vuelto/ abriremos de par
en par ¡a noche./De la nostalgia por ¡o que perdimos/ iremos construyendo un sueño
a piedra v lodo.// Guardamos, los vencidos, ese sabor del polvo que mordimos.//
Junto a esto/ que a veces es algo menos que triste./ bajo un árbol,/ desnudos si es
preciso, moriremos. (205). £7 llanto de las cosas implica una gran desolación interior
y su temple poético está a la altura de los libros precedentes.

Eva Th ais

Eva Thais (pseudónimo de Edith Tarrius López, 1931-2001) es autora de Lluvia de


ilusiones (1954); El canto de todos (1956); Agonía del sueño (1961); El niño, el
hombre, el enigma (1979); Canción de amor en cuatro tiempos (1984); Catedrales
y espejos (1985) y Arboles de los ojos eternos (1993).

Lluvia de ilusiones
Contiene treinta textos dedicados, en su mayor parte, al tema amoroso. No obstante,
la composición más interesante, “Para llorar este mi eterno silencio...”, toca un tema
que, generalmente, se prefiere silenciar: el del abandono paterno y el rencor que ello
provoca: Por qué eres extraña a mi,/palabra de varón,/símbolo de tu progreso/—eco
dormitado en el vientre de mi madre—/ que agonizó al pronunciarlo.// Por qué mi
boca/ nunca me dice nada/ de esa palabra pequeña y delicada/ con que objetivaron
tu presencia ¡Padre!// Por qué nací yo asi sin padre,/ para llorar este bni eterno
silencio/ en tu palabra,/y no saber del sabor que encierra/ esa dulzura que encontré
en tu nombre. (Thais, s.f.: 69).

Con frecuencia, aunque se capta una dimensión emocional, hay debilidad formal. Las
primeras estrofas de “Lluvia de ilusiones” lo ratifican: ¡Señor! Haz de mi cuerpo un
cántaro,/que pueda más en mí/ la presencia del barró./Haz que el cielo y la tierra/se
mezclen en uno,/ y asi bañar en celestial orgia/ mi cántaro-cuerpo con lágrimas-
lluvia,/ y se confundan su sér (sic) y el mío,/ y sea este holocausto/ —olor a tierra
mojada--/ el motivo de una lluvia de ilusiones.// Vengo de la fontana de tu sér (sic)
llena de aquella pródiga esencia/ que me diste./Sin misticismo en la voz,/ voz que se
quedó de la tuya, / bordando burbujas de otra canción. (13). Falta una idea fuerza
que rectore el conjunto. Otros trabajos: “Mi poema” (la autora se compara con las
nubes); “Canción silenciosa en la espera de una tarde” (se recrea la atmósfera

444
Lo po labro iluminada

melancólica del crepúsculo) y “La distancia contenida en tus manos” (confesión de


amor).

Agonía del sueño


Comprende veintiún poemas de amor y un texto en el cual la autora anticipa la hora de
su muerte. Por su sencillez, quizá este último sea lo mejor del libro. Dice: Un día
como todos/ se quebrará mi vida/en el minuto ilímite/ de una hora infinita.// Un día/
como todos/ estaré por partir/ hacia el confin deseado/por mi alma taciturna// Y/un
día/como todos..../Noviembre en mi existencia./ Y abril/por mi pasado./se quebrará.'
mi/vida. (Thais, 1961: 33).

El niño, el hombre, el enigma


Este libro conforma un solo poema concebido -según indicación expresa- como
“Poesia coreada”. Contiene, pues, un elemento teatral que quizá lo valide ya que, bajo
esa circunstancia, se combina con otros lenguajes. Como texto poético en si, está
cargado de reiteraciones y de versos insustanciales.

Canción de amor en cuatro tiempos


Canción de amor en cuatro tiempos entrega veintisiete poemas en los que identificamos
ecos lejanos de la escuela posmodemista. No es casual que, en “Alfonsina”, a la
escritora argentina, se la considere trascendiendo a la muerte: Ahora, pequeña, pero
inmensa Alfonsina Storni,/te tengo aqui conmigo, ¡Tú lo sabes.', era mi espera. Haz
un descanso en tu eterno viajar mar adentro,/y te estacionas en mis sueños... con mis
versos. (Thais, 1984: 26).

El amor de pareja en diversas manifestaciones (exaltación gozosa, desengaño, olvido,


dolor, recuerdos...); el amor filial; la valoración de la mujer desde la perspectiva de
equidad de género y la reflexión sobre la muerte, son ideas que destacan. En el
terreno de la poesía amorosa, varios trabajos revelan un desencanto general. Pese al
inmenso amor que al amado se le reseñaba, él fue ciego y no supo valorarla: tu
amor,/ no tuvo fuerzas para imaginar/ auroras a mi lado. (“Tu amor”. 37). Pero
Thais encaró la soledad con entereza y se siente satisfecha de si misma: Sí. Aquella,
la incomprendida, la que un dia rompió su estrella,/ y con ella, formó un arco iris
para seguir buscando una esperanza.// Esa, soy va. La sola. La que anduve ausente.

445
H»l»n Umofto

Sin comparten)./ Que levanté un muro dentm de mi alma, sigilosamente...// Para


apartar de mi las crueles pisotadas (sic) de la vida,/y añadí el perdón a! que amé
comojamás se pudo amar.// Yo. La triste. Que esculpí sueños peregrinos en un mundo
muerto Que al impulso de mi fe se hizo más dulce y revivió con todo.// (...) Yo. La
carcelera de mi misma. La que no supe endulzarme/y dar ternura, ni aún a aquellos
que adoré a mi paso.../ Yo. Que ahora llego a ¡a más alta curva de mi vida.../
cuando la primavera se va y tengo una ilusión... me canto. (“Yo”, 12-13).

En los ciento dieciséis versos de “¡Las mujeres así somos!”, con menos enjundia,
Thais interpreta distintos estadios en el desarrollo de la mujer (educación doméstica,
juegos que orientan hacia la maternidad, búsqueda de la felicidad mediante la realización
amorosa, etc.). Pero esto no le basta y exige: Las mujeres/queremos libertad.../fabricar
realidades/ al tiempo que fabricamos:/ ropa, calzado, manualidades, etcétera.// Esta
realidad... / Que se nos comprenda/ como seres pensantes... y además/somos tiernas.../
innata costumbre que para en ser madres,/ porque lo deseamos/ o porque le (sic)
vemos en estampas./¡Debemos ser genuinas! (10). Conceptualmente, una postura
laudable. Pero, la dispersión temática y las caídas del ritmo poético son evidentes.

En “Elegía a la muerte” (en otras palabras, la muerte de la muerte), Thais, en cierta


forma, pretende negarla y termina asimilándola con la nada: ¡No te lloramos, muerte!//
Porque en la inmensidad del alma/hay recuerdo perenne hacia lo ido.../y una voz en
la noche larga, laiga,/que nos hace seguir el limite del viento.//¡Oh, muerte!/Cómo
trastocas con tu helado hechizo/ en ella,/ en mí,/ en otros,/ la litoral distancia de
aquellos puertos/ si aquí y no allá está la muerte.// (...) ¡Y la vida es la^muerte!/ ¡Y
la muerte es la vida!/¡ Y la muerte en la muerte/es quizá, la puerta/ hacia la ¡Nada...!
(48). Esta obra es muy irregular. Junto a hallazgos expresivos, conviven versos bastante
débiles.

Catedrales y espejos
Los treintisiete poemas de Catedrales y espejos (corceles de fuego) comprueban la
gran sensibilidad de Eva Thais frente a la situación social del país. Su preocupación,
inclusive, la extiende a Centroamérica y a Hispanoamérica. De ahí que el libro cubra
dos rubros fundamentales: la denuncia de la situación de explotación e injusticia y el
anuncio de una sociedad futura en donde la utopía tendrá cumplimiento pleno.

446
lo polobro iluminado

El interés centroamericanista aflora varias veces. En “6”, copiado en forma completa,


expresa: Te veo, Patria Grande, entre breñas que pareciera,/ tejen y destejen en el
amanecer manos penelopeas./ ¡Pero no, si enredar quieren a tus siete/ Corceles de
Fuego!/25 que no te arrastren, extrañas y volubles lenguas del mal.// Pisotea, ¡qué
nada te detenga!// Tus ojos cual ascuas de oro estén seguros,/de lo profundo de la
ciénaga en la maraña. (Thais, 1985; 16). En “2”: Corceles defuego, poderosa visión,/
holocausto en su metamorfosis a una lágrima,/(...) ¡Vives inmersa entre metralla!//
Te recreo en mi pasión purísima,/con el viento en el verde esmeralda de tus maizales;/
(...) Expoliaron tus ijares. Y cuando ocurrió tu posesión/ya dioses mayas, ángeles de
otras galaxias,/ habían esculpido tus piedras en la estructura/ del universo. (12 ).2*
En “28”: Confundidos se encuentran:/ Caifás-pilatos-judíos errantes,/ en la hora
apocalíptica/ de Nuestra Centroamérica. (38). En “36”, insiste: Amada, inmensa
Patria Grande ¡Bendita seas!/ en (sic) tus siete parcelas, ¡donde nos acunas/ para
poder sustentar nuestros sueños! (56).

Thais extiende su afecto más allá de las tierras del Istmo: ¡Señor!/Desde la mística
esperanza de tu Pan Nuestro,/pedido desde mi niñez con fervor y candidez;/ en esta
hora mártir,/un ruego en mi angustia por ¡América!// Me duelo en América Hispana:/
descalza, con hambre y sin ropajes,/ viviendo en tugurios.// ¡Siento el dolor de Ibero
América!/en (sic) la vencida voz de la crisálida. (18). Y en “25” dirá: ¡Señor!/clamo
(sic) de nuevo,/ (...) por esta tu América: desnuda, hambrienta, descalza. (35).

La autora denuncia la prostitución; la alienación y la manipulación que ejercen los


medios de comunicación; cuestiona las huelgas de médicos y enfermeras y deplora el
abandono de la niñez. Al hacerlo, el lenguaje es directo y sin adomos. Así, cuando se
refiere al hambre que padecen grandes sectores de la población, con un empleo
totalmente denotativo de la lengua, escribe: Apenas se entreabre el tiempo de las
cosechas,/cuando se escuchan (sic) a las mujeres-madres,/que se lamentan porque el
maíz, los frijoles, el arroz,/el café, el azúcar, las frutas y las legumbres/ que crecen o
se extraen de estosferaces campos/ a todos nosfaltan. Aunque se cultivan por manos;
de hombres que nacen en estas mismas tierras./¡Ni aún ellos tienen qué comer! (32).
Frente a esta situación, exhorta a los intelectuales a cortar con un pasado lastrado por
el desamor para preparar un siglo XXI diferente. Para Eva Thais la supresión de las*26
íS Se refiere a los siete países de Centroamérica.
26 Este poema incluye una estrofa que desequilibra el bien logrado conjunto: Te resistes
en las notas do (r) mi, re, ¡tal/ sol. te levanta y tomas a ser tú misma. (12).

447

*
lili naiMHf
Ntltn Um«Ao

injusticias y la construcción de una sociedad distinta eran hechos indubitables. Por lo


menos en seis poemas lo declara sin ambages: Vuelvo la página.// Ya no más envidias,
ni egoísmos. Hagamos del plural lo núes tío, lo de todos:/ ¡Nuestra poesía!/ Nuestros
libros, nuestra música, nuestras pinturas./ nuestros edificios, nuestras escuelas,/
nuestras universidades (39) ¡Seremos hermanos!; sin distinción de razas,/y de riquezas,
si estas son del ulma ' ¡Cantaremos de Beethoven el Himno a la Alegría! (40). Los
niños que nazcan tendrán que ser más puros,/ (...). Suyos serán: ios pájaros, los
lirios, las enseñanzas seráficas/ de San Francisco de Asis. (41; cf. 37, 42, 43, 44).
En el poemario no hay versos que destaquen por el brillo de la imagen. Sí, un mensaje
pleno de humanidad en su anhelo de justicia.

Gl Il.l ERMO CüDRINGTON

Guillermo Codrington (1931) escribió La cosecha (1969). Escribiéndole a Juan


(s.f.) es una antología con poemas de otros autores, aunque también incorporó trabajos
personales.

La cosecha
La cosecha posee factura y temática muy heterogéneas: homenajes (“A Juan Ramón
Molina”); temas patrios ("Los pinos”, “Estatua morazánica”, “Carta postuma al General
Morazán”); trabajos descriptivos (“Río Lindo”); de intención política (“Así son los
tiranos”) y poemas de base indigenista. En este último campo, utiliza un lenguaje
fonetizado al supuesto modo rural. En “Plegaria”, la oración del humilde personaje es
un rosario de las penalidades de toda la familia: Parece aleteyo de pájaros grandes
aqui/ en mi cabeza/y en el aigre tibio qui orita respiro/ vos lu’stás oyendo./ Adiós
Siñor Jesucristo yes tiempo/del vieja./Acordate siempre de toos nosotros,/pa 'que
no si acerquen los malos agüeros,/ ni los asidentes, ni los malejicios. (Codrington,
s.f.: 51). En “Estampa campesina”, un anciano advierte a su hijo sobre el dolor de
perder a la madre. “Estampa tropical” traslada una escena cotidiana de la comunidad
de San Juan, aldea de los negros. Hay tristeza porque varios han ido a pescar; la
tormenta arrecia y no han regresado: Los chinchorros están mudos —mudos de agua—/
entre un grupo de tápeseos y elJógón/y en el techo de los ranchos la atarraya/ también
canta su canción.../ ¡Oh, qué días tan amargos!/ Todos piden imbocando (sic) al
Redentor/ porque calme la locura de los vientos y la mar. (21).

448

nrannfl
la palabra ilwnm»4a

Hay tres composiciones emparentadas con el género de la fábula. Con intención


didáctica (la denuncia de los arraigados males sociales), narran acontecimientos o
acciones en las que los personajes son animales. En “El onomástico” se celebra el
cumpleaños del Tecolote. Se arma una trifulca verbal después que el cerdo ha
pronunciado un discurso: El cerdo ante tanta aurora también se sintió volar/ buscando
hasta no poder esa chispa intelectual/ en las copas de ginebra o en los tragos de
coñac,/ (...) De esta horrible peripecia salió el cerdo mal parado/ con un colmillo
quebrado, cuatro muelas averiadas/y uno que otro machucón.//Si en algún lugar no
cabes e insistes por necedad/ aqui está la solución:/ El cielo no es para el cerdo ni
para el fango las aves. (15-16). En “Sala sin jurado” se cuestiona el ejercicio de la
justicia. A un mastín se le acusa de haber matado al hijo de un zorro muy neo quien,
además del caudal es partidario/de la causa del tigre gobernante. Cuando el abogado
defensor se da cuenta de que el mastín es pobre, riposta: La defensa carece de
argumento y, recriminándose a sí mismo por haberle dedicado tiempo al acusado,
exclama: ¡Oh! que (sic) cálculo el mío tan mediocre/ derrochando talento en este
pleito! (31). En “Los engañados”, dos perros hambrientos discuten sobre la naturaleza
de un hueso viejo que encontraron. En el diálogo, el tono ampuloso y de perogrullo de
uno de ellos pone en evidencia al pseudointelectual. Las palabras del otro ponen en
entredicho al necio adulador. Sincero afán moralista en un libro de gran preocupación
social pero de limitados logros literarios.

Escribiéndole a Juan
Esta obra es una antología en la cual Codrington incluye poemas de contenido social. El
destinatario “a Juan”, alude, justamente, al pueblo hondureno, al cual se busca reflejar
en los poemas de Samuel Villeda A., Carlos Gilberto Sandoval, Elpidio Acosta, José
Castro Posantes y también del propio antologo. Entre estos últimos, “Mensaje número
uno” toca un tema casi inédito en la poesía del país: la denuncia de la esclavitud
afroamericana. En “Fénix”, a Rubén Darío, se le llama Rubén Caupolietm. En “Mensaje
No. dos”, las figuras de Cristo y de Lempira se unen para simbolizar al pueblo: Lempira
es un Cristo/ Cualquier Cristo sin nombre/ que bebe, come y... sueña, (s.f.: 9).

Nelson E. Merren

Nelson E. Merren (1931) escribió Calendario Negra (1968) y Color de Exilio (1970),
libros con los cuales —transitando del neobarroco a la antipoesia— aportó elementos

449
Ntlen limarte

sustantivos en la construcción de las bases de la poesía hondureña contemporánea.


Previamente, en 1961, en el volumen colectivo La voz convocada, había publicado
diez poemas que, sin cambios, incluyó en los dos libros posteriores.27

Poemas de La voz convocada


El soneto “Elogio de mi muerte” muestra un juego metafórico de indudable raíz
barroca. A la muerte aplica estas denominaciones: Pétreo soñar. Anémona de gozo/
salida de la luz en duro duelo./ Ciego soñar. Un áncora en el pozo/ que no busca el
rielar de ningún cielo.//(...) Pórtico de la sombra. Ensimismado/inmemorial estanque
silenciado./ Y olvido siempre. Para siempre olvido. (Aquino Pérez et. al. 1961: 82).28
Pero la muerte no es castigo. Es la puerta para terminar con una existencia insulsa
que, además, está signada por el dolor. “Esperando” encama tal perspectiva: Allí [en
la muerte] mis pasiones se habrán esfumado/y dejarán de zarandearme, (loe. bit.).

En “Tarde”, la desolación se traduce en imágenes sintéticas pero de gran amplitud


simbólica, aspecto reforzado por la acertada selección de adjetivos: Miro el día lavado/
en agua sucia.// En el aire mojado/ el mar entrega su amenaza/ de ruido y minerales.//
(...) Pasa un ave. Parece/ con su sotana mojada/ la última ave del mundo. (85).

En la desolada perspectiva del poeta, la naturaleza se reviste de notas sombrías.


Inclusive, un espléndido crisantemo provoca sugerencias negativas: Cabeza sin
sosiego,/corona/ trepidante,/ me hace daño mirarte.//Amado crisantemo,/convulso/
como mi alma. (88). La subjetividad se ha proyectado al universo. *

En “Sabor a sombra”, el escepticismo es total. Merren pone en entredicho los oasis


que el ser humano inventa para mentirse una supuesta felicidad. El propósito
acumulativo —que acentúa la ironía— se evidencia si consideramos que la mayor
parte de los versos principian con la conjunción “y”: He tomado parte en sesudas
discusiones/ (...) y leído deliciosas y cretinas novelas pornográficas/y dramas en que
la virtud es recompensada/ (...) y dicho: en cuanto lea todo lo del socialismo/podré
morir en paz/y olvidado de todo con unos vasos de vino/y bañado desnudo en los
ríos como un polinesio/ y dicho: en cuanto vea todas las películas/ de esa famosa

27 Incluyó, en Calendarlo negro, los textos: “Elogio de mi muerte”, “Esperando”,


“Biografías", “Calendario", “La espera”, “Tarde”, “Fastidio”, “Sabor a sombra”,
“Crisantemo" y “Como testamento”. En Color de exilio: “Hastío”, “Viaje" y “El camino”.
24 Un probable antecedente formal del trabajo de Antonio José Rivas. Supra, p.

450
actriz podré morirme en paz/ (...) y dicho: en cuanto pruebe todos los cocteles/ podré
morirme en paz/ (...) (87).

Calendario negro
La mayor parte de los poemas de Calendario negro se publicaron, entre 1963 y
1967, en periódicos y revistas del país. Hacen honor al título con el cual Merren los
compiló: una visión sombría cruza por sus versos en los que se percibe la influencia
de la filosofía existencialista. La muerte, la nada, el absurdo, el sinsentido de la vida,
el hastío, el descreimiento total..., son temas recurrentes. En “Vida”, paradójicamente,
la vida se ve como Arbol de muerte (...). Raíz de llanto que en la tierra oscura,
multiplica sus lenguas de amargura.// Madre terrible. Rosa inaugurada,/ quiero tan
sólo un pétalo, y es Nada. (s.p.).

Merren no se limita a dejar constancia de un mundo adverso. Sobre todo, expresa su


rabia. En “El grito”, el yo poético exhorta al corazón para que, al ingresar a la región
de la muerte, externe su cólera: Brilla de rojo r de odio, grita/ tu protesta al Poder
que te retuvo/en un mundo quebrado por aullidos/de dolor, (...) grita tu desesperación
de muchos años,/ grita con odio tu dolor, tu pobre/ pero enorme doh r/ grita tu
soledad hasta enronquecer de odio,/ hasta que tu clamor llene toda la sombra/ y sea
una sola cosa con la sombra. Entrelineas, un reclamo de fuerte connotación religiosa.

Aunque los trabajos citados poseen un nítido trazo, no se diferencian formalmente de


mucho de lo que se hacía, por la época, en Honduras. Inclusive, podría objetársele la
tendencia a una expresión demasiado enfática. Pero Calendario negro incluyó algunos
poemas de estilo diferente y renovador. Parten de lo cotidiano (lo que tradicionalmente
está despojado de interés poético) y formulan un cuestionamiento punzante sobre la
realidad mediante el empleo de un lenguaje coloquial que, sin piedad, esgrime la ironía
y el sarcasmo. En “Los edificios encantados del pozo”, desde el título ello es palpable.
¿Cuáles son esos edificios? ¿A qué pozo se refiere? ¿Será éste una metáfora de la vida
y los edificios las construcciones mentales que pasan por verdades inarnox ibles?
¿Qué relación tiene el título con esa especie de listado de absurdos y paradojas? Asi,
la Biblia, el libro que se presenta como paiadigma de la l'erdady del Amor, resulta
ser sólo un inventario de Castigos/y un Catálogo de amenazas. Un ataque sin ambages
contra el pilar sacrosanto de la cultura occidental. Después, parodiando el lenguaje de
tanta buena conciencia, encontramos la estrofa implacable que esgrime su ironía

451
Helen UtnoAo

contra el mandamiento supremo de la cristiandad. Luego, el secreto genial: Hay que


darse a los demás.'El ce le ra./Cuándo terminarán de afanarse/los pobres hombres?
(sici Oíros piensan que hay que entusiasmarse/ con la vida. Que vengan alegrías y
penas! (sic)/ Asi se forma el carácter! (sic) Hay que vivir! (sic)/ Hay que vivir
plenamente: Y darse a los demás plenamente! (sic)/ Et ce te ra. Magistrales etcéteras
que resumen el fastidio y la negativa a repetir tanto discurso vacío.

Con ese lenguaje sin eufemismos, probablemente, el mejor texto sea “Mundo de
cubos”, poema que capta, sin maquillaje, con imágenes densas y sólidas -como el
cemento que reina por doquier-, el perfil de New York: Muros y cubos, sólidas moles/
concreto y ventanas./ Pequeños cubos dentro de los cubos/ de un color de ratón
corriendo/ con su florero y su lámpara de cama./ (...) En la esquina el joven
homosexual/ dirige miradas largas y viscosas a los mozalbetes/ mientras los anuncios
para broncearse la piel/ pestañean nerviosamente.// Calle del delirio, de los ojos
maquillados, del ruido,/conozco tus puertas tus anuncios tus semáforos/ tus cubos de
luz tus stealcs tus chow mein/ tus ladrillos que suben a un cielo de Macke./ Cubos
entre la red de las constelaciones,/ qué hace la luna en el borde de aquella azotea,/
las luces de los aviones parpadean/ bajo la telaraña de las constelaciones.// La
incorporación de voces extranjeras no era usual en la poesía hondureña. Un estilo
que, en la manera directa de decir, al calcar el habla cotidiana, dio un tiro de gracia a
las formas dulzonas y estereotipadas de versificar.

<
Color de exilio
Nelson E. Merren, en Calendario negro, dirige la mirada a una condición humana de
tipo general. Su angustia y desazón nacen de una percepción insuflada de gran
pesimismo: la infelicidad y el dolor son consustanciales al existir. Esta postura, en sus
aspectos básicos, no varía en Color de exilio. De ahí la desencantada perspectiva del
mundo que proyecta “Paisaje con un tronco podrido”: Flojo el mar, con pereza zarandea
constante al viejo tronco.// Cada vez que respira/ el mar, lo mueve un poco,/ lo tira
más allá, luego lo trae, y lleva horas en esto.// (...) Ni el mar se anima un poco,/y el
tronco es un pelele/ resignado a su suerte/ y yo sé que los tres estamos aburridos.
(Merren. 1970: 21).

Pero la lucidez perceptiva —que ya presagiaba todo el trabajo anterior— es más


implacable con el entorno que se visualiza en términos de deshumanización e

452
lo palabra iluminada

inautenticidad. El autor, en complejidad anímica en donde amalgama el dolor, la cólera,


la impotencia, el desprecio y otros sentimientos similares, se da a la tarea de derribar
los ídolos que se alzan a su paso. El descreimiento y la actitud iconoclasta derrumban
valores, pseudovalores y construcciones mentales falazmente consoladoras. En “Habla
el transeúnte” conmina al dolor: Dolor, tómate unas vacaciones,/vete a veranear por
ochocientos siglos/a una isla habitada sólo por cucarachas./v si te aburres/ enséñales
a exterminarse con sus brillantes élitros/color de avellana. (5). En “País nocturno”,
la noche se convierte en la gran alegoría de la nación: Todos se quedan en sus casas
y para alumbrarse usan un huevo frito/ que a veces los ayuda a llegar hasta la
puerta./ (...) Puertas adentro, todos hacen gárgaras de harina/pues creen que eso
tonifica/ una porción divina que requiere cuidados/y que tiene un sublime contorno
de artefacto volante. (6). El absurdo mismo de lo enunciado; las referencias a las
cucarachas, al huevo frito y a las gárgaras de harina evidencian el rompimiento de la
compostura verbal que regía en la poesía nacional.

En “Dibujo No. 24” (una serie de poemas a propósito de dibujos de Mario Losansky
sobre los campos de concentración nazis), la ironía es estremecedora: No llores,
niño,/ mira, así [con la muerte] te ahorran/ años de frustraciones, sufrimientos,/y
aun el amor, que no es todo dulzuras./ Vas a morir, pero eso no es motivo/para llorar
de esa manera, créelo. (13). En “Conversación”, trata de convencer a una joven de
los beneficios del desamor; adviértase, también, la infravaloración de las motivaciones
que atribuye a la mujer: abandona la caza. Sólo conseguirías/ un incómodo tirano
que le grita a los niños,/ que odia la hipocresía y aun la idea/ de traer hijos al
mundo./ Además, por supuesto, has de creer en Dios,/ que recompensa y es muy
amoroso/y lleva la contabilidad de los pecados (18). Ironía, sarcasmo, ausencia de
frases o imágenes de supuesta prosapia poética. Con estas amias arremete contra
clisés, estereotipos y creencias que el poeta conceptúa equivocados. Y, en el subsuelo
poético, amargura y desolación. Merren es ajeno a cualquier tipo de esperanza u
optimismo. Ningún respiradero espiritual atempera lo sombrío de su mundo.

Cada poema de Color de exilio es la faceta de un universo de excrecencias indefinidas


en donde no hay lugar para dioses de ningún tipo y en el cual los hombres se ven
corno termitas envanecidas, arrogantes y frágiles. De ahí sus temas: omnipresenvia
del dolor; io absurdo del mundo; la crueldad del totalitarismo nazi; la insoslayable
presencia de la muerte; la imposibilidad de la relación profunda hombre-mujer; la

453
Heltn Ümano

tajante separación entre el yo y los otros; el cuestionamiento del matrimonio, etc.


Pero lo importante radica en la solución poética que el autor encontró para verbalizar
dichos temas. Para objetivar situaciones absurdas e irracionales y que no le merecían
ningún respeto, la mejor opción radicaba en la irreverencia formal. En hacer que el
signo estético rompiese sus marcos habituales y que, en su estallido, arrastrase consigo
tanto las ideas equivocadas o deformadas, como los manidos esquemas poéticos. En
otras palabras, la poesia de Merren puso en entredicho la ideología al uso y la manera
habitual de hacer poesia en el país. Nadie lo había realizado, con esa fuerza y desde
parámetros exclusivamente poéticos, hasta sus dos importantes libros. En esto consiste
su gran labor de ruptura.

Merren se mueve en la vivificante atmósfera de la antipoesía latinoamericana. Para


comprobarlo, léase “Filiación”: —¿Ojos?/ —Negro pálido./ —¿Domicilio?/ —Un
poco al Sur de allá/ según se llega por la curva./ La flecha del rótulo caído indica el
lugar./ Profesión.../ Especulo con acciones color de jabón aunque espero/ que el
Gran Resorte supla cierto porcentaje de los/ganchos rotundos pero créanme,fisípedos,
pero bueno,/ Uds. comprenden que Afganistán es contagioso y nunca/ Se sabe...
(17). Lo conversacional plenamente incorporado a la poesía. Versos que, con orgullo,
suscribiría cualquier poeta de la última generación.

La brusca intrusión de lo conversacional; del lenguaje comercial (con la implícita


denuncia de la alienación que representa); el ataque a la respetabilidad acomodaticia o
insulsa y el cuestionamiento a los patrones éticos extraídos de libros o revistas de
dudoso trasfondo, se evidencian en “Borrador para epitafio”: Cuando las señoras se
ponían a hablar de pulseras/ellos contaban chismes inauditos/de Mengano, el tesorero./
(Para que veas...)/ Y yo aumentaba mi sabiduría.// (...) ‘Es un hombre admirable.
Hizo fortuna/ porque trabajaba hasta en domingo’./ (Pero si el domingo es un día/
en que hasta el sol se levanta refunfuñando./ Bueno, veremos...)// ‘¡COMO
ADQUIRIR UNA PERSONALIDAD/ ATRACTIVA! 7 ¡¡Un millón de copias
vendidas!!// COMO INFLUENCIAR LOS TIBURONES!’ (sic)/ (...) Tuve que
renunciar a seguir nuevos cursos/pues me gustaba ver los árboles, la lluvia,/ cierto
color de ocaso, la sombra con magnolias.// Ahora estoy solo, contento./ En esta
oscuridad/ no tengo que leer ningún manual./ ni siquiera una letra con el tacto. (19-
20; mayúsculas del autor). La voz poética se ubica en la muerte y celebra que ha roto
lodo contacto con la vida. Uno de los primeros poemas hondurenos en los que se

454
La polaina iluminado

incorpora el pastiche. La práctica de la intertextualidad con intención sarcásticamente


demoledora.

En el poema que lleva el irónico nombre de “Carpe diem'\ Merren rompe toda
compostura: hay demasiado dolor y rabia como para no expresarse con la exacta
plenitud y riqueza del vocablo soez: Hay dias/ como una calle entre solares baldíos/
pavimentada y solo (sic)/ basuras y maleza a los lados.// Días en que el cafe y el pan-
saben a yeso, a furia seca, a estafa,/ya dispuestos y lanzados desde el periódico/ con
su político yank.ee/ deteniendo el cortejo/ para besar a una niñita birmana o
maternalmente calculando votos/ mientras acaricia a un negrito en Harlem./ El jugo
de naranja como purga/ mientras sonríe con sus quince abriles/ una gentil culta
filósofa etcétera/ damita qué asco/ y más allá está el Papa declarando/ con una
perspicacia aturullante/ que la situación del mundo es grave.// (...) y en la esquina,
ya con ojos de camello,/ ver otra vez que el Papa/ha prometido orar por las victimas/
del terremoto en Turquía,/y las ganas terribles de gritar ¡mierda todo!/ Hasta que se
nos sosieguen las glándulas y los dientes.// Días como una carretera/ bajo el sol,
recta, vacia, interminable. (22-23). Iconoclasia, desacralización y un lenguaje
irreverente.

El poeta siente que el mundo lo apabulla. De ahí que subraye sus matices desagradables.
“Pasando” es impactante: Bajo altos edificios/en las aceras/en la algarabía de tomates
y repollos/de los meneados/ en los elevadores y tranvías/cruzando puentes/contestando
a gritos/ discutiendo a gritos/ llorando a gritos/ sintiendo en la garganta y en las sesos/
el aguardiente de una cólera terrible,/ (...) aqui, allá, siempre he tenido,/ tengo en los
ojos ante mí/ ese color de cuernos negros,/ tengo en la boca, siempre,/ ese sabor de
exilio. (28). Con versos como los anteriores, en donde la ironía y el sarcasmo punzan
como un estilete, Merren enseñó que la poesía no es equivalente a fiases bonitas y
acarameladas. Radica en un hondo sentir expresado con autenticidad.

Marco Tulio Miró

Marco Tulio Miró (pseudónimo de Francisco Sánchez, Olanchito, 1931-1992) publicó


Mástiles (s.f.).29 Previamente, poemas suyos aparecieron en la antología La voz
convocada (1961).

2S La mayor parte de los poemas están fechados en 1968

455
Helffi Umortfl

Poemas de La voz convocada


En piernas como “Elegía infinita” (a la muerte de un hermano); “Romance del mendigo”
(de intención social); “Evocación del Padre Reyes” y otros, Miró muestra una
propensión al exceso retórico. En “Lluvia” —texto que no está exento del pesimismo
que caracteriza a casi toda la producción de La voz convocada— ese rasgo se
atempera: La lluvia cae grave y lenta/ como una oración envuelta en gasas./La oigo
morder sin tregua en el techo/y la miro pintada en la ventana.// Me siento triste por
los que andan/sin brújula en las calles;/por los desabrigados en la ciudad caduca;/
(...) Oh Señor! (sic) esta (sic) lluvia estriada y densa/ me llega procelosa sangre
adentro/ como si yo mismo estuviera derrumbado/ en la calle estrujada por el viento.
(Aquino Pérez, et. al., 1961: 99-100).

Mástiles
Con una que otra excepción, los veintidós poemas de Mástiles se recargan de elementos:
adición de versos con ideas complementarias; profusa adjetivación y abundante empleo
de metáforas y de figuras retóricas. “Deseo” lo ejemplifica: Cómo hubiera querido
ser otro, distinto,/ del que soy con este vuelo intermitente,/ entre luces compactas y
penumbras.// Por el campo recorrido queda un rastro/ de pensamientos bruñidos en
el alba./ La misma risa, el llanto soterrado,/ los he usado de instrumentos propios/
para ir hasta el cuarzo geométrico.//De todo he sabido hacer lo que me muestra/sin
el atuendo pasajero de la brisa./ En mi hay escondida una tormenta/ de astros, un
doloroso impulso incontenido./ Por eso soy asi, elusivo en la siega, pálido/ para
adaptarme a las rígidas normas cotidianas.// He dado ya la alquimia de mis frutos./
He tocado con mis manos las flores del dolor./ He nacido en la vagido (sic) de la
tierra fértil./ He muerto en el drama de las guerras./ He asistido, amigos, a los
funerales míos. (Miró, s.f., s.p.).

Pero, a despecho de ese estilo sobrecargado, Miró incursionó en otro de mayor


sobriedad. Se atisba en “Parábola del recuerdo” en el cual, pese a uno que otro lugar
común, incorpora elementos de la lengua conversacional y traduce el amor filial y el
ambiente de la ciudad natal: Yo tenia once años/ en el pueblo trenzado de leyendas.//
El rio cercano me daba su canto de aguas cristalinas,/la montaña azul se me iba muy
adentro en los ojos.// Amalia era su nombre,/ (...) Yo la recuerdo bella/y me parece

456
lo palabra iluminada

que las mismas flores copiaron en sus pétalos/ su gracia natural, el color de sus ojos
peregrinos.// Una mujer me dijo:/ ‘todos ¡os domingos me paraba en la plaza,1para
verla pasar camino de la iglesia/ con su chalina negra y su traje de seda'.// (...) Yo
tenia once años/ y fui de su lado a los pinares/ y con ella me puse a escuchar las
oropéndolas/ y con ella seguí el vuelo de raudas mariposas/ y con ella aprendí a
amar el trino, el árbol,/y de ella extraje esta sed de inmensidades.// Amalia era su
nombre (...).

En “La urbe” —con influencia de “Mundo de cubos” de Nelson E. Merren—, aunque


la tercera y la cuarta estrofa propenden al exceso verbal, las restantes emplean un
lenguaje directo que, con la mención de objetos de uso cotidiano, hacen de el uno de
los primeros poetas hondurenos en traducir la complejidad de la vida citadina: Me
duele este letargo/de símbolos y cubos arrancados de mis ríos interiores./(...) Centros
de salud, hospitales, clínicas/ en cuyo seno el suspenso sube hasta los ojos/ bordadas
de diagnósticos. Anuncios tabulados/ de la muerte, alivio del dolor/ decapitado en el
bisturí; éter, morfina.//La urbe crece, se alarga estremecida/por un viento nuevo que
sopla aquí en nosotros/ y cuadra colonias rodeadas de églogas,/ con mansiones
opulentas/recostadas al cerro, imagen de la selva.//Aquí la brisa sedimenta oxigeno;/
aquí elpaisaje es otro, diferente/del barriofestonado de charcos/ que lamen cuarterías./
La geometría quiere retocar las nubes;/ la chimenea de caballo negro/ denuncia las
tensiones de la fábrica. Entrelineas, una denuncia de la injusticia en una sociedad
clasista.

En “Romance del niño muerto” y “Romance de la muerte de Panagüey Romero”,


Miró retoma elementos de la vieja fórmula española. En el primero, escribe: De lejos
vino la madre/por su camino de angustia/ con un puñado de carne/ reventándose de
fiebre./ Eva Hernández, Eva Hernández,/ quiero que sepan tu nombre/ de aldeana
fuerte y erguida/ como un pino en la colina. El segundo encomia a un jugador de
fútbol: Jugó pelota de trapo/en la orilla del Caribe./Jugó sin tregua en la calle- bajo
del sol y la lluvia/ (...) Y asifue como la muerte/ desdeñada, traicionera,/le acometió
en su cabaña/ con una finta sombría/ (...) Elfue sonriente al encuentro/ en una larde
soleada/de pañuelos enlutados,/cuando un golpe desbocado/ se volvió trauma terrible/
sobre el corazón defuego,/del hondureno biennacido./Ay!, (sic) arquero portentoso
(...). La sombra de García Lorca es nítida.

457
Htltn Umofio

En "El muelle", alude al poeta colombiano Porfirio Barba Jacob y evoca a la ciudad de
La Ceiba: Desde la orilla sinuosa de la playa/y empinado en el fondo del Caribe/ el
muidle está - tortuoso meridiano—/impotente de ver la lejanía/paralítico y júerte,
desgarbado./ a la espera del barco mensajero/ cansado de mirar a ¡as estrellas/
impávido en ei pleamar y la alborada/ ageno (sic) a la mirada del crepúsculo/
petrificada historia retardada... En “Canto a La Ceiba” también recrea el ambiente de
la ciudad y recuerda a sus compañeros de La voz convocada.

Ninguno de los poemas de Mástiles alcanza la redondez de un poema perfecto. Faltó


mayor exigencia formal. Pero, dado el momento de su escritura, algunos textos
muestran un avance cualitativo en relación con muchos libros que todavía transitaban
por los caminos del romanticismo o del modernismo.

Tito Coto

Tito Coto (César Augusto Coto LJmaña, Ocotepeque, 1931 -¿?) escribió Primicias
literarias (1958); Vuelo a ¡a eternidad (1985); Mapa lírico (1986); Otros mundos
(1988) y Galáctica (1989).30

Primicias literarias
Este libro ofrece una versificación de corte tradicional con influjo de la poesía bucólica,
tanto en la idealización de la vida rural, como en la mención de motivos eglógicos.
Así, en "Lírica”, leemos: Son, Silvio, mis amores/ los montes de mi tierrít y dulces
prados/y rústicos alcores/deflores esmaltados/y de suaves olores perfumados. (Coto,
1958: 56). Inclusive, en “Fábula”, encontramos a la clásica pastora: Sobre el césped
cubierto de rocío/y entre las flores que acaricia el viento/ camina a paso lento/ una
pastora hacia el vecino río./ Fresca y rosada cual radiante aurora,/ al inclinar la
Jrente soñadora/y ver copiada en la corriente pura/ su escultural figura,/a la fuente
le habló de esta manera:/ ‘Clara fuente que corres placentera/ en medio de este
bosque verde, ameno,/ de fresc a sombra y de rumores lleno,/yo quiero ser cual leve
mariposa/ que baja caprichosa/ desde los árboles que crecen/ en tu feliz rivera, (sic)
(57). Tema, estilo y motivos anacrónicos.

30 En la carátula de Otros mundos, se consigna el nombre de "Galáctica”. Incluye la


primera parte de este poema, hasta el Canto IX.

458
Lo poiobio ilummodc

También encontramos textos fincados en la realidad y de fuerte contenido político.


“Himno a la defensa” llama a salvaguardar la soberanía hondurena; rechaza la dictadura
de Anastasio Somoza y enaltece la figura de César Augusto Sandino. “A España”
ostenta un sello antifranquista. “Tambores de libertad” rechaza el colonialismo europeo
y apoya la lucha independentista de los pueblos africanos: El África despierta. En la
cálida noche/ ya se escucha el rugido del león inmortal./ La tierra se sacude y el
sirnoun (sic) azota/ desde Túnez a Kenia, de Liberia al Canal. (...) Dos mil años
contemplan la sin igual pelea/ de flecha contra máuser, de lanza contra gas;/ dos mil
años de larga esclavitud y miedo/ son más de dos mil años de sufrir y llorar. ( 31).
Campean el lugar común y la grandilocuencia.

Vuelo a la eternidad
Con un tratamiento tradicional del verso (regularidad métrica, rima perfecta y
elaboración de imágenes dentro de la codificación fijada por el uso), abordó una
amplia temática: el amor, la patria, la naturaleza, la reflexión general, la consideración
moral, etc. Con frecuencia, los trabajos son bastante extensos.

Mapa lírico
Mapa lírico está consagrado, en forma integra, a diversas regiones y motivos
guatemaltecos: “Antigua de noche”, “Quetzaltenango”, “San Marcos”, “Cuiiapa”, “La
marimba”, “La tortilla”..., son nombres que indican el rumbo que toma el autor.

Otros mundos
Además de poemas estilísticamente similares a los de los libros anteriores, destacamos
la composición que lleva el título de “Galáctica la poesía del próximo milenio”, trabajo
de mil cien versos que, con el aditamento de mil versos adicionales, conformó el libro
siguiente. Por esta razón lo comentaremos a continuación.

Galáctica
Galáctica es el único poema hondureno realizado dentro de la visión de la épica culta.
En dos mil ochenta y cuatro endecasílabos de rima consonante, divididos en trece
cantos, el yo poético narra las peripecias sufridas durante un viaje cósmico realizado
a bordo de la nave de la fantasía en compañía de una deidad. Tal como ocurre en La

459
Ntlen UmoAo

Eneida o en La Araucana, el yo poético principia con una invocación; Dadme la


inspiración que necesito/ para cantar en armoniosos versos/ la beldad de los vastos
universos que ruedan a través del infinito// y perdonad mi gran atrevimiento,/ oh
Dioses Inmortales que en las manos/ tenéis todos los cósmicos arcanos/tan oscuros a
nuestro entendimiento. (Coto Umaña, 1989: 1).

Seguidamente, la experiencia incluye: el abordaje de la nave FANTASIA (mayúsculas


del autor), acompañado de una deidad que alecciona al yo poético sobre el amor, la
suprema f.ev del universo (7) y le obsequia un espejo en el cual se podrá reflejar la
Inteligencia. Luego arriban a un mundo lejano en donde otra diosa los recibe; le dice
que él es un privilegiado al conocer cómo nace la vida en cualquier mundo/ se
transforma, se oculta y se repite. (20). Tiene la oportunidad de escuchar un canto
maravilloso: Bendecimos a Aquel (sic) que nos envía/su Amor inextinguible. Al que
imprime// el aliento vital en las criaturas/y sostiene en los dedos de sus manos/ los
enjambres galácticos lejanos/ que lucen en las cósmicas honduras. (25). Se oye,
también, el sordo rugido del infierno (27). Al contemplar la comba iluminada/por
minadas de espléndidas estrellas/ qué hermosofue mirar en una de ellas/el rostro de
mi madre idolatrada. (30). Ella le señala hacia una región recóndita del cielo (30).
Asiste, por trece días, a una fiesta lunar en la cual se celebra a las almas que
reencarnarán próximamente en la tierra. Una voz le informa del paso de trece rondas
evolutivas; presume que, al final de la ronda treintitrés, quizá sobrevenga el Juicio
Universal. La voz vaticina que la Tierra será un paraíso/ en la próxima?ronda
afortunada. (41). Luego es conducido al Gran Centro Galáctico engarzado/ de zafiros,
rubíes y diamantes (43) en donde alienta el Corazón del Cielo y contempla la
inmarcesible celestial belleza. Rodean la Gran Rueda Galáctica; el Capitán que lo
acompaña lo ilustra sobre la bondad de Dios; sobre la belleza del universo y le recuerda
que el mal siempre encuentra castigo. Le indica que, al regresar a la Tierra, debe
transmitir un mensaje de paz: Y le dirás al mundo que los Dioses/protegerán la vida
eternamente,/ que un cambio se avecina trascendente/ cuando verán las naves más
veloces//descender a la Tierra. Que el destino/ del hombre es conquistar el Universo/
pero debe empezar con el esfuerzo/de establecer la paz en su camino. (58). Encuentran
un planeta muerto que, anteriormente, había sido un vergel y fue destruido por la
guerra: Era una Edad de Oro regalada/ en que bastaba levantar las manos/y tomar
de los árboles hermanos/ la fruta por ninguno codiciada. (67). El narrador es nombrado
Caballero de la Orden Galáctica Suprema, recibe un número clave que lo identifica

460
la palabra líomiiwda

como persona dedicada a señalar los rumbos verdaderos y un medallón cuya virtud
es recibir asistencia cuando lo solicite a Ciudad Dorada. Finalmente, encuentran una
gran flota interespacial cuyas naves llevan los nombres de grandes personalidades de
la tierra (Galileo, Newton, Cristóforo Colombo,Jules Verne...). En ellas viajan multitud
de mujeres; un grandioso desfile de bellezas, cuya Real Soberana es la madre del
narrador. Este le ratifica su amor y solicita su ayuda. Con reminiscencias de La
Divina Comedia, un texto sui géneris cuyo anacronismo y escasa enjundia literaria
están a la vista. Un intento de unir la ciencia-ficción y la poesía y un trasfondo
ideológico que colinda con el milenarismo.

Filadelfo Suazo

Filadelfo Suazo (San Pedro Sula, 1932- España, 2003) escribió El reloj de la sangre
(1959), libro que aborda distintos temas. El trabajo más importante es “Cristos”,
poema cuyos sesenta y seis versos libres desbordan solidaridad con los hombres que
sufren a quienes se equipara con Cristo. Si obviamos cierta grandilocuencia en la
primera estrofa, el poema posee un valor relativo: El Cristo de la historia es esqueleto/
como puente tendido sobre el rio./ No es la hora de dioses adivinos/ ni el minuto de
lámparas secretas./ Es la hora de Cristos campesinos/ gritando por la voz de los
poetas.// De mártires obreros/ en gólgotas de cal y noca viva./ De raíces y torres y
campanas/ quemadas en la hoguera.// De Cristos libres y de Cristos reos./ de Cristos
niños y maestros Cristos/en selvas de pizarra/' sumando el corazón y la palabra/ en
aulas de la espera.// (...) De escuálidos quijotes/ con los brazos abiertos y clavados/
y hombres y Cristos a solas olvidados/ en elfondo del mar.// (...) Hay hora treinta y
tres,/ no lo sabían/ quienes no han visto Cristos de miseria/ de pantalones y zapatos
rotos./ Quienes no han visto Cristos/ en una cruz de alcohol crucificados- y quienes
no han llorado/frente a una soledad. El poema concluye dirigiéndose a las mujeres:
Madres del universo, dolorosos: Magdalenas que esperan.' bajo la lluvia luz de los
faroles,/humildes lavanderas, para vosotras/viene también la hora señalada. (Suazo,
1959: 8-10).

“Encuentro” alude al instante en que dos almas se identifican por primera vez: De
pronto: (sic) tu presencia rompió todo el mutismo/ cual una maravilla de sorpresa
encendida/ y hubo paz en la noche sobre el verdor del valle.// El rio se hizo espejo,
limpio, claro y sereno/ Espejo (sic) vertical hacia el destino. (11). De amor trata.

461
Hclcn Ümarto

también, "Rayo de primavera”: Mira,/Se (sic) ha vuelto jardín el cielo y está nevando
rosado Hay una fuente sin agua que canta sobre la piedra,/ los pájaros se han
llevado todo el liquido en sus picos/y están hilando plateado. (14). Los restantes
trabajos están por debajo de las muestras presentadas.

Roque Ochoa Hidalgo

Roque Ochoa Hidalgo (Tegucigalpa, 1932-1997) publicó Del alba al atardecer (1990),
obra dividida en cuatro secciones. "Hora del alba”ofrece, como el mismo libro apunta,
Siete sonetos de amor. “Mediodía” incluye trabajos de contenido social y de intención
política. “Transición” muestra aspectos de un mundo femenino heterodoxo, así como
las vacilaciones personales respecto de la lucha y el compromiso social. “Atardecer”
entrega varios sonetos de corte reflexivo (el tiempo, el ser, la nada...) y otro dedicado
a la mujer que ama. En todos, se observa una concepción de versificar que se
vincula al patrón modernista.

“Transición”, además de otro poema, contiene dos sonetos dedicados a la mujer de


gran atractivo físico: en “Hechizo”, se la compara con Circe; en “La rumbera” —
dentro de la linea de la poesia afroamericana—, se alude a la sensualidad de la bailarina:
El vaivén tropical de las palmeras/ en sus danzas frenéticas imita/y el deseo salaz se
precipita/ a sus amplias y mórbidas caderas.// Pasionaria candente de los trópicos/
se consume en éxtasis eróticos/poseída del ritmo del bongó;// evocando por étnico
atavismo,/ en raudo y delirante paroxismo,/los dioses africanos que perdió. (Ochoa
Hidalgo, 1990:52). “No pude ignorarlos” manifiesta cómo, a pesar de haber intentado
abandonar la lucha social, el yo poético no pudo traicionar y olvidar a los marginados
y desposeídos.

En el campo de la poesía de intención social, destacan: “Honduras”, “Sandino”, “Elegía


a Bolívar”, “Poema para cinco ahorcados” (dedicado a los “Mártires de Chicago”),
“Décimas a Félix Martínez” y “666”. En éste dice: LOS DESAPARECIDOS aparecerán
un día,/el claro día del despertar del pueblo;/ vendrán desde las tumbas perdidas en
la sombra/ con pasos implacables sus cuerpos mutilados./ Bridará la venganza en
las cuencas vacias/de sus ojos eternos,/esos ojos que vieron espantados el rostro/de
perversos perfiles y sonrisa vesánica/ del verdugo embozado en la noche siniestra.
(48; mayúsculas, del autor).

462

nMMMMfllll
La palabra iluminada

Como muestra de la poesía amorosa, incluimos un fragmento de “Permanencia de tu


rostro”, soneto de la última sección que, no obstante la influencia borgeana, quiza sea
lo mejor del libro: Ese rostro que es tan tuyo, mas tan mío;/ porque vo lo capturé con
mi mirada,/ inmutable, permanece en mi morada,/pese al tiempo y a Heráclito v a su
río.// (...) Ese rostro -permanencia del pasado,/ negación del devenir, instante fijo-/
por amor con que le soy y le cobijo,// en perfecta trascendencia de lo dado,/con los
rostros al unisono palpita/de Leonora, de Beatriz, de Margarita. (66). En conjunto,
una obra formalmente anacrónica.

María Cristina Alsina

La persistencia del recuerdo; la nostalgia por los bienes que el tiempo se llevó consigo;
la sensación de vacío; la certeza de caminar por el último tramo de la vida; la ausencia
de risas en el hogar abandonado por los hijos; la inadecuación entre la juventud del
alma y los estragos físicos que los años ocasionan y un cierto dolor de vivir que no
reniega de la existencia, son temas de Grises con matices de rosado (2000), libro de
María Cristina Alsina (nombre de casada de María Cristina Andino Lozano,
Tegucigalpa, 1932).

Por la claridad del pensamiento y por la forma sobria de expresarlo, Alsina supo crear
un espacio poético cálido y sensible. Con sencillez, empleando las exactas palabras
de quien ha sabido entender el mundo, en “La puerta”, animizando al objeto inene,
confiesa: La puerta llora en sus herrumbres,/ en su madera carcomida, en su color
olvidado./Es la puerta de nuestro dormitorio/y está igual que yo./Alguna vez esta
madera fue de seda y luz,/ Sus (sic) junturas fueron suaves rescoldos de amor. ' Hoy
cruje en un quejido largo, en un sollozo/ que le abre enormes suncos a la noche./Ella,
la puerta, sabe que ya no vale nada,/y que nada vale tampoco esta recámara./Nada
hay aquí, sólo un antiguo silencio./ Todo se muere, el amor huyó por la otra puerta,/
y nada está más muerto que el amor aburrido. (Alsina, s.f.. 49). La puerta adquiere,
pues, un simbolismo muy fuerte: una especie de espejo de sí misma.

La mesurada adjetivación, la imagen oportuna y la personificación del objeto inanimado


proyectan, con eficacia, la sensación de un hondo desencanto personal que,
probablemente, se vincule con el tiempo, con el transcurrir de los años que enfrenta
con la vejez: Mis huesos se han secado/y tienen el exacto sonido de las flautas./ La

443
Hel«n UtnoAo

vr/e? asoma su pálida mirada.'1' es tiempo de hacer el recuento. (“Envejecer sin renegar”,
17); casi no queda tiempo./ debo atesorar recuerdos en mi alma./ Cuando la luz
del día va no sea mía,/ cuando el verde de ios árboles se haya ido,/ cuando busque
con afán mis libros, y sólo pueda tocarlos con el recuerdo,/ cuando ya no pueda
transitar sus páginas,/ quiero que ellos vengan y me hablen. (“Cuando llegue el
momento”, 19). Nostalgia por los goces que el paso de los años restringe. Resignada
certeza de la muerte.

La autora percibe el entorno y lo viste con una pátina de su propia subjetividad. “El
tamarindo”, en sus desnudas ramas, en sus necios brotes de primavera, conlleva algo
de ella misma. En “Aquella noche”, las oraciones unimembres o de predicado no
verbal, a manera de brochazos, traducen la atmósfera nocturna: La noche larga como
aullido de perro bajo la luna,/ los grillos monótonos, la lluvia sin cesar/ en los aleros
antiguos./ Botines resonando en la calleja empedrada,/ dos o tres gentes de capa
negra,/ un gallo de hojalata con su perfil de horizonte/ adornado con las gotas de la
lluvia,/ mecido por el viento./ Culebrinas de fuego cruzando el cielo/ y la noche
larga, enorme,/ como aullido de perro bajo la luna. (58). El círculo se cierra. La
reiteración del verso inicial constituye un acierto: se vuelve al punto de partida y, con
ello, se alude a lo inacabable de la noche y del insomnio.

No falta la reflexión general. La infelicidad humana, la muerte... Lafelicidad es siempre


ajena,/ la veo pasar de largo, presurosa, hacia no sé dónde. (“Algo de la felicidad”,
25); el tiempo que pasó/ tiene color de perfume que se ha muerto./La vida cruza y se
diluye/ hasta perderse/ en la única realidad que es el olvido. (“Todo pasa”, 24); Mil
modos de encontrar la muerte,/ (...) Cerrar los ojos y cruzar el campo desierto/y no
saber nada sino hasta haberlo cruzado./ Nadie lo sabe/ porque nadie ha visto la
muerte dos veces. (“Morir”, 65); No hay hora, ni día, ni fecha,/ la muerte no tiene
tarjeta de visita./ (...) La campana de mi aldea, como decía Ernesto,/ algún día
tocará por mí. (“La campana de mi aldea”, 69). La inclusión del nombre personal da
la medida del tono coloquial, como de conversación consigo misma —balance de su
propia vida— que la autora supo proyectar en su trabajo.

Pero Alsina no sólo se contenta con dejar un testimonio de sí. También supo cuestionar
una situación social injusta. “Barrios pobres”, “Década de los ochenta” y “A una
madre anónima” así lo indican. Este último es solidario con el dolor materno por el
hijo desaparecido: Sólo Dios sabe dónde está tu muchacho./ Llevas en tu corpino el

464
Lo palabra ilwmtnods

dulce llanto/ con que tu niño vino al mundo,/y sus pequeñas manas nerviosas./y sus
ojitos hinchados./ (...) Hay quien dice que se lo llevaron/y que lo dejaron ingrimo en
una fosa común (67). Sin poses enfáticas, la percepción de las profundas heridas
dejadas por la acción represiva de tipo político. Grises con matices de rosado —su
debilidad más grande es el titulo— suena con voz auténtica.

Elvia Castañeda de Machado

En Honduras: mujery poesía, Ada Luz Pineda de Gálvez recoge varios de los trabajos
de Elvia Castañeda de Machado (“Litza Quintana”, El Rosario, Comayagua, 1932).
En ellos, a la pasión, se sobrepone una voz reflexiva y serena. El amor y algunos
temas relacionados con él ocupan lugar prioritario. En “Alegría”, la relación hombre-
mujer trasciende lo físico y valora la solidaridad y el compañerismo. Inclusive proclama
una especie de magisterio por parte del varón: Ya encontré tu razón: la belleza/ de las
piedras calcáreas/ que muerden las llagadas serranías./ Ya recogí esperanzas: en tus
libros/ (...) Yyo no sé, por cierto,/si es esta tierra, su candor, su agua/ mi conciencia
o tu amor/ alimento y esmero/ los que crecen nutriendo/ esta tristeza alegre... (en
Pineda de Gálvez, 1998: 302-303).

En “Duda”, el paisaje nocturno y las perturbaciones de la naturaleza (viento, lluvia...)


están en consonancia con el yo poético alterado por un conjunto de sensaciones
ligadas a la sospecha del desamor: Mi noche se pregunta/ si el olvido ha clavado tus
pies/ en la ausencias (sic)/ del amor naufragado.// Si he de quedarme sola,/ con tu
nombre,/sustantivo incesante, destrozado,/en el vergel pequeño/ de mi boca. (303).

I t r 11 * > k« ira ra ra
“Soledad” testimonia el amor pero también el vacío dejado por el amado: Llegó la
soledad. Todo en mi derredor/ es fiel a su presencia:/ esta duda, su burla, los pasos
de la medianoche,/ (...) Te marchaste tranquilo/partiendo en dos la noche con tu
carro amarillo./Sobre mi mesa está el diario/que siempre lees, intacto./Al lado del
sillón la música que escuchas/ sefue tomando [¿tomando?] lenta, lenta, cual sordina
indeseable./ Sobre la almohada huérfana de tu cabeza/' quedó la imitación de un
nido/que se pierde al tocarlo. (305). La fractura espiritual se hace gráfica mediante
la efectiva imagen de partir en dos la noche. Asimismo, los elementos cotidianos que
han permanecido intactos; el adjetivo huérfana aplicado a la almohada y la figura final
que se disuelve, al conjugarse, configuran un mundo muy tierno y, al mismo tiempo,
de gran desolación.

465

fUimnMmi
Hilen Umofio

En “Formas de amar", Castañeda no circunscribe el acto de amar al círculo familiar.


Lo toma sentimiento de amplitud universal: Es necesario amar asi./ (...) Siento que
soy principio y fin de todo./ Que los miles de niños en la tierra/ son hijos de mi
vientre,/ y que todos los hombres que deambulan/ son en mi bosque árboles;/ mi
cuerpo es un racimo/ adonde (sic) puedan sesionar los pájaros;/ y la tragedia es
muerte resurrecta/para enseñar a ser/a resurgir de pestes, guerras y hambre (300).

“Canto a la patria” establece que el amor al país no se mide en términos abstractos; se


manifiesta en la calidez de sentimientos a los hombres concretos que en él viven. “La
fuente del camino” entraña un mensaje ético: Dijo lafuente:/—La belleza no es ésta/
que obsequian silenciosos los pinares/ al hermano que calla su esperanza./ —La
belleza es la lucha,/ un mover de resortes del mañana,/ese murmullo natural, humano,/
que enseña letras, sílabas, palabras (306). “Anhelo vegetal” extema el deseo de
prodigarse a los demás; el símbolo que lo hace tangible es el árbol: Quisiera superar
esta mi carne/ volviéndola madera de la dura,/para elevar la frente florecida/ con
retoños nacidos de la tarde./ Oirle a la quietud su voz de pájaro;/ al viento, el
ensayar de su guitarra;/aprender el susurro de los bosques/y el llanto sin llorar de la
montaña. (312). Dentro de parámetros tradicionales, una versificación cuidadosa y
un trasfondo ético evidente.

Óscar Acosta

Óscar Acosta (Tegucigalpa, 1933) ecribió Responso poético al cuerpo presente de


José Trinidad Reyes (1955); Poesia menor (1956); Tiempo detenido (1962); Poesía
Selección 1952-1965 (1965); Mi país (1974) y Poesia Selección 1952-1971 (1976).

Responso poético al cuerpo presente de José Trinidad Reyes


Esta obra constituye un solo poema de homenaje al sacerdote José Trinidad Reyes en
el primer centenario de su muerte. Consta de ciento cincuentitrés versos divididos en
cuatro partes. En la primera, encontramos veintidós tercetos encadenados de versos
endecasílabos en los que, en pulcro estilo, se exalta la figura del sacerdote: Tu profesión
fue convertir la espina/ en transparente rosa en apogeo/ que en el helado espejo se
adivina,// (...) La selva entre tu biblia se serena/y la ágil pastorela entusiasmada/
tiende su baile rápido en la escena (Acosta, 1955: 12-13; lo subrayado, en cursiva en
el original). En la segunda parte, el poeta cambia de estilo. Utiliza el verso libre de gran

466
Lo palabra iluminado

extensión y se acerca a la lengua coloquial, rasgo no usual por esa época: Hace más
de cien años, en Honduras/ un sacerdote descubrió que los lobos/ o coyotes americanos
invadían los huertos/ del saber (...) Este hombre joven entonces tuvo el propósito/ de
trabajar por la cultura y su mérito/ más importante estriba en el amor/ que siempre
tuvo por el humanismo/ y el deseo de que dejáramos el rifle/ el machete voraz, el
revólver político,/ y que nos dedicásemos al alfabeto,/ a la poesia cultivada como
una rosa/y a la tierra que esperaba en el suelo. (19-20). La tercera parte, en tiempo
presente, enfrenta al padre Reyes y a la ignorancia simbolizada en un perro: El padre
Reyes viene caminando/por una vía larga hasta su pueblo./ El rostro se lo ilumina
un lucero./Sigue sus pasos un enorme perro. (23). En la última sección —un “Envío”—
exhorta a los niños de Honduras a honrar al sacerdote. Nótese el deliberado prosaísmo
del texto.

Poesia menor
Poesía menor contiene veinticinco poemas que, en Honduras, abrieron las puertas a
una nueva manera de decir. La mejor definición de su trabajo la expresó Acosta en el
poema inicial: Estas páginas llevan el mismo rumbo./ Todas ellasforman una alameda
de norte/a sur; árboles solos en la noche./No hay descanso para ellas. Las interroga/
el hombre cuando necesita un espejo,/ cuando la lágrima busca un ojo redondo./
cuando una caricia requiere constructor;/ se buscan, hacen falta, se abren solas/
como una enorme y misteriosa flor de plumas./ Leamos, en voz baja, el libro de
poemas. (“El libro de poemas”, Acosta, 1957: 9). Poesía para leer con voz apenas
audible. Busca, pues, el intimismo, la delicadeza y la modulación apropiada a los
momentos personales entrañables. Y, como trasfondo, la idea que valida la necesidad
de la poesía en los momentos límite.

Un libro que, sobre todo, le canta al amor en términos y tonos coloquiales: Tienen
algo de ti los vestidos que llevas, los botones redondos/ que protegen tu pecho
transparente de las miradas ávidas del mundo/ o los zapatos que te ayudan a transitar
sobre la nieve y el sueño./ Algo de ti me llega al observar un color, un impreciso
aroma/ que deja alguien, un jardín o una niña, al pasar/por el viento y continuar su
travesía entre las calles que conozco./ En los sucesos triviales, en los objetos
humildísimos,/ lo he repetido tantas veces, aqui o en otra parte,/me acerco a ti, a tu
pequeño corazón, a las cosas que guardas/y no podría, aunque algún día lo intentara,

467
Ntltn UmoAo

escapar/ de esta atracción que vertiginosamente gira y que me invade. (“La presencia
de las cosas”, 15); Los amantes se tienden en el lecho/ v suavemente van ocultando
las palabras y los besos./Están desnudos como niños desvalidos/y en sus sentidos se
concentra el mundo./ No hay luz y sombra oara sus ojos apagados/y la vida no tiene
para ellos forma alguna./ La hermosa cabellera de la mujer puede ser una rosa,/ el
agua tibia o un surtidor enamorado./ El fuego es solamente un golpe oscuro./ Los
amantes están tendidos en el lecho. (“Los amantes”, 27). Ninguna estridencia quiebra
la armonia en el mundo de la pareja.

La misma calidad es observable en “La estrella”, “El rostro”, “La batalla”, “El teléfono”,
“La espera” y otros. Son cantos de un corazón enamorado, reconciliado con el mundo.
De ahí, el optimismo de “Las horas felices”: Las horas felices construyen puentes/
para que pase por ellos el corazón de los días./ Avanzan las horas como rosas sobre
el agua,/ tocan las calientes riberas y su marcha continua/ le abre un hueco brillante
al tiempo detenido./ Por qué volver entonces a la humana tristeza/provocada por el
llanto y la ausencia,/ si las horas felices ignoran que tenemos/ un corazón hermoso
que se baña de sangre/ purificando dia a dia nuestro cuerpo y el aceite/ que la
lámpara quema para iluminar nuestra ruina. (31). El sentido positivo de observar el
mundo conforma una especie de coraza frente a la agresividad social. En “La traición”,
leemos: Es verdaderamente imposible que ese acto/doloroso con sus alas tenaces nos
cubra/ de oprobio, de vergüenza, de miedo, de cosas/ que no se dicen, de índices
gratuitos que señalan,/ de una larga multitud de temores hundidos. (33). Frente al
hecho que golpea, el amor se visualiza como salvavidas espiritual. Como el gran
valladar para oponer a la perfidia de los otros.

Pero el amor no sólo está en función del yo. La amorosa mirada del poeta se extiende
a los animales y a las cosas, a los cuales personifica o animiza. En “El caballo”,
captando la nobleza de la bestia, dice: El caballo tiene una sonrisa clara/enternecida
por sus lágrimas. Tiene/una emoción aprisionada entre sus músculos,/un temblor en
la crin violenta y transparente. (39).

“La casa” evoca la atmósfera de un hogar cálido y tibio que, para siempre, atrapa y
resguarda dentro de sus paredes: La casa sólo tiene una puerta para entrar/ a su
interior. No se vuelve a salir de ella/porque nos rodean sus habitantes, sus muebles,/
sus perros cariñosos, el olor a cedro, su música/ de fondo, el bondadoso retrato de
mamá, el jarrón/ de perennes rosas, la antologia de la poesía/ universal, la vajilla

468
lo palabra iluminada

incompleta para siempre,/ el reloj que nos regaló un tío ausente y el amor/ de todos
aquellos que nos esperaron en el hogar. (45). Similar atmósfera encontramos en “Los
muros”, “Los libros”, “Los parques” y “El árbol solo”. Todos, con un mesurado
empleo de la lengua coloquial convertida en el mejor instrumento para captar el espíritu
de las cosas cotidianas.

Tampoco faltan, en Poesía menor, las consideraciones sobre la problemática nacional.


“El nombre de la patria” es de formulación precisa: Mi patria es altísima./No puedo
escribir una letra sin oír/ el viento que viene de su nombre./ (...) No puedo
imaginármela bajo el mar/ o escondiéndose bajo su propia sombra./ Por eso digo
que más allá del hombre,/del amor que nos dan en cucharadas,/de la presencia viva
del cadáver,/ está ardiendo el nombre de la patria. (55).

“El nombre bajo la hierba” está dedicado al poeta Jorge Federico Travieso. Su estructura
interna es muy coherente: certeza de la muerte; persistencia del recuerdo como forma
de traerlo hacia la vida; no visualización del cadáver (una forma de negar la muerte);
permanencia del poeta en la geografía de la patria y recuperación afectiva mediante
los poderes de la ensoñación: Posiblemente su muerteflagela losjardines/y hace más
doloroso la acostumbrada misión de la ceniza./ No sé, pero el recuerdo és a veces
tenaz/y avanza entre los seres y las cosas/para volver lo desaparecido a la luz tibia/'
y dilatar el claro volumen de su nombre.! (...) Pensemos que su corazón crece bajo la
hierba/ (...). El sueño, mientras tanto, escribirá su biografía. (53).

Tal vez, Poesía menor sea la obra capital de Óscar Acosta. Por su antirretoricismo y
por la búsqueda de lo esencial que yace tras la apariencia. Dada la fecha de su
publicación, es de los libros que más contribuyeron al rompimiento de los tradicionales
esquemas de versificación en el país.

Tiempo detenido
Comprende dos poemas extensos: “Existencia de los seres y las cosas” y “Formas
del amor”. El primero es un poema que va del símbolo a la alegoría. Frente a la
transparencia de su restante producción poética, Acosta se toma hermético e incorpora,
como elemento nuevo en el estilo, el uso de la ironía. En una especie de discurso
mítico, le canta a distintos elementos: al geranio (¿la fuerza genesiaca de la especie
humana?), al agua, a los bosques y a la uva. Al hacerlo, asume una intención de

469

111 un—mM<H<I1<TOHW tsiwste


H«ltn UmaAo

saludo o referencia de calidad primigenia. Cada estrofa, como una etapa del desarrollo
sucesivo de los seres. Su voz está cargada de reticencias colindantes con el mito:
Después del reinado del geranio/ las muchachas buscaron el rocío/ (...) El mar se
caía en las calles/ como un ebrio v su imagen./Era en suma el principio del pez/y de
todos los seres del acuario./ Las raíces tenían doble fondo/ y un sedimento de agua
abrupta/ humedecía el medio ambiente.//Llegó la edad de la madera/y sus crujientes
alas./ Olía a cedro, a pino joven/ (...) Asi principiaron a verse los hombres/ en los
espejos de! vino, subieron a sus altas pirámides/para contemplar las mesetas,/azotaron
caballos temerosos/ de su repentina violencia/ (...) y fue una mitológica orgia/ de
hombres y bestias/ ante el cebado dios de los zumos/ y el lúpulo. Seguidamente,
cambiando de tono, enfila sus dardos con intención política: En sus selváticos discursos/
el gorrión condenaba a las gallinas/ y a todas las aves de corral/ que aceptan el
encierro./Este activo agitador tropical/ terminaba vivando la revolución,/ la causa
de los desposeídos/y llamando a la huelga. Después, el poeta se dirige a la Honda de
David (¿la muerte?, ¿la revolución?): Tus instrumentos, tu aceite/ hirviendo, tu catapulta
ciega/ destruye (sic) la tranquilidad terrestre. (...) Llego y me pierdo entre las uvas/y
sólo tengo tu potente ráfaga./No hay tiempo para el ¡ay!y la protesta./ Como un pez
tonto muerdo el anzuelo/y al sólo abrir la boca/ de un trago me he bebido (sic) la
muerte. Finalmente, Acosta ratifica el poder de la poesía: Lapoesia, madre dulcísima,/
es el origen de todas las cosas./ Así lo he comprendido en estas páginas. (Acosta,
1962. 8-13). Conceptualmente, se especula sobre el origen de los seres,4a muerte y
el papel de la poesía. Por el tipo de imágenes (que propenden hacia el irracionalismo
poético), estilísticamente, Acosta rompe con las formas miméticas de tipo tradicional
y se inserta, de lleno, dentro de las corrientes de vanguardia.

“Formas del amor” consta de trescientos seis versos libres, distribuidos en treinta y
cuatro estrofas. En él, la expresión niña mía, reiterada en dieciséis estrofas, determina
el aparecimiento de una nota de ternura que remata y equilibra el desborde afectivo
manifestado en el conjunto de atributos que el poeta asigna a la mujer amada. Imágenes,
metáforas y símiles —con abundancia de elementos tomados de la naturaleza—
conforman una especie de teoría del amor en donde la mujer es razón de vivir, principio
y fin de la existencia: Mis manos tocan, niña mía, tu rumorosa piel,/ tu dulcísima
carne que tranquilos ángeles habitan,/ tu cabellera suave,/ tu corazón pequeño.//
(■■■) Llegué a sentir sobre las manos/ el agua efímera,/ el verano derribando sus
torres,/ el abismo cerrando sus ventanas,/ el fruto abandonado,/ el mar abriéndose

470
La palabra iluminada

las venas,/ el fuego hundido,/ hasta que tú. niña mía,/ perfecta virgen repetida,/ me
entregaste tu rostro.// (...) Todo fluye de ti:/ la pasión y la gracia/ con sus armas
doradas,/ el amor familiar que traes y cuidas/ en un virginal recipiente,/ tu tierno
acento que alegra/ mi corazón de hombre,/el perfume secreto/ que decorosamente te
inunda;/ venciéndome siempre,/ niña mía,/ tu cuerpo blanco y dulce. (13-15). Uno
de los poemas memorables de la lírica amorosa del país.

Poesia Selección 1952-1965


Poesia Selección 1952-1965 es una antología realizada por Óscar Acosta del conjunto
de su producción poética. Incorpora Responso al cuerpo presente de José Trinidad
Reyes, Tiempo detenido y poemas de Poesia menor. Trabajos nuevos son: “Tiempo
europeo”, “Escritura amorosa”, “Vitrales”, “Escrito en piedra”, “Circulo familiar” y
“Poemas para una muchacha”. El grupo más interesante es este último, una colección
de veinte sonetos de precisa factura. Con excepción de uno (“Muchacha o naranja”),
llevan, en el título, el mismo complemento y el elemento que se desarrolla es el que se
enuncia en el núcleo de la expresión: “Sol de muchacha”, “Geranio de muchacha”,
“Cabello de muchacha”, “Palabra de muchacha”, “Piel de muchacha”, etc. “Rostro
de muchacha” permite adquirir una idea del estilo: Rostro dorada, rostro de muchacha/
delgada y sola como ágil espiga,/ piel fina de rocío perenne/ y color de agua de
montaña.//El sol te baña el rostro mañanero/y el mar lo inunda con sus alas./ Hueles
a mar, a selva americana/y tu cuerpo es de música grata. (Acosta, 1965: 123).

Igualmente logrados son los poemas de “Escritura amorosa”. En “Estar solo”, lo


confirmamos: Estar solo es estar entre las gentes./ Entre las multitudes sordas/ mi
corazón puede apagarse.// Estar solo es estar en la ciudad/ o en el campo./ Mirando
escaparates iluminados,/árboles altos y sonoras fuentes.// Estar solo es hablar con
una mujer bellísima,/ capturar un gorrión curioso/ o matar una serpiente joven.//
Estar solo es no estar contigo. (86).

Mi país
“Mi país”, el poema inicial, posee un carácter heráldico. Anuncia el panorama que
vendrá después: un retrato sumamente sombrío de Honduras: Mi país está hecho de
niños/ ciegos,/ de mujeres olorosas a ñopa,/ de sujetos violemos,. ' de ancianas/ de
bruces sobre el olvido. (Acosta, 1971: 9). Con pocos elementos léxicos, un gran

471
Helen UmoAo

despliegue semántico. Mediante esta fórmula, el poeta realiza un doloroso recuento


de los males que aquejan a la nación. “País natal” recuerda grandes contrasentidos o
absurdos de la histona pama (el padre Reyes tocando a rebato cuando muere Francisco
Morazan; Molina trabajando como picapedrero por orden del gobernante; Tiburcio
Carias Andino reconocido como fundador de la bendita paz sobre una montaña de
cadáveres, etc.). “Discursos” es una irónica reflexión sobre varias formas de proceder
por parte de representantes de diferentes gremios: El señor pronuncia su discurso/
subido en un ( sic) silla improvisada/ con ataúdes yfusiles.// (...) El poeta rodeado de
cuchillos/ sedientos, canta a la primavera,/ a la paloma de la paz. (17). Un
cuestionamiento a la hipocresía y a la inautenticidad.

De la aunósfera violenta no se escapa nadie: ni la relación de pareja, ni la familia, ni la


joven adolescente, ni el niño: Un matrimonio infeliz conversa/guarecido por el toldo
del verano/y los ojos de la bella mujer/ son cuchillos de odio./de contenida cólera,/
de violentas imprecaciones. (“Héroes de bronce”, 15); los niños de este pueblo/crecen
miedosos/ bajo la sombra de los plátanos. (“Los niños”, 35); Las muchachas de mi
país/ (...) no conocen a su padre,/ otras tienen un hijo que ocultan/ como piedra
preciosa: niñas tontas avergonzadas de su maternidad. (“Muchachas”, 59). El espectro
doloroso del país en ajustada síntesis. La pobreza —la desigualdad económica— es el
gran flagelo que denuncia Acosta: En el amanecer de la ciudad/ un frío anónimo
borra a los mendigos/y los hunde en un barril de polvo. (“Los mendigos”, 23). Por
ello, hablará del perro obeso que le enseña al niño desamparado los agresivos dientes/
desde la pulida verja de hierro. (“Grandes señores”, 19).

A la violencia ejercida desde las esferas de poder dedica el poeta varios textos: en
“Expediente negro”, la denuncia es punzante: En mipais/los dueños del poder/duermen
con una lista negra/ bajo su intranquila almohada.// En ese cuaderno están los
nombres/ de los sujetos peligrosos,/ de los individuos rebeldes,/ de los jóvenes con
dignidad/y de las mujeres orgullosos y claras. (39). En “Guardia civil móvil”, las
fuerzas represivas actúan en connivencia con la oscuridad: En la noche los guardias/
rodean las chozas/de los campesinos/y los perros despiertan/a los asustados labriegos/
mientras los caballos/ y látigos/ le sacan chispas/ al yunque de la noche. (41). En
“Penitenciaria central”: En el calabozo los presos políticos/ ven el rayo de sol que se
cuela/' por las rendijas y cae sobre el piso: tibio fruto alargado.// Los rifles de los
guardias/son insensibles al viento del dia. (43). En “Silla de ruedas”, el ambiente que
rodea al ser humano es sombrío: Hay plantas pobres en las maceteros/ y un olor

472
Le polabrc ilumine

extraño se levanta/de muebles y guardadas telas. (31). Haciéndole honor al titulo del
poemario, Acosta no olvida ninguna arista del rostro nacional

La visión apunta hacia una crisis de insospechadas dimensiones De ahí que el poeta
no vacile en acudir a términos airados para definir al pais: este absurdo cajón, este
maloliente pozo de aguas negras,/esta ciénaga agusanada, 'esta selva de peligrosas
alimañas,/ este pais de 'hijos de puta(67); Hoy los enanos gobiernan la ciudad1 y
los veo detrás de los barrotes/ vigilándome con sus ojos simiescos (65), Y la gritería
es insoportable/ en este zoológico/cercado con alambre de púas. (51). Frente a tales
calificativos, casi no se vislumbra una salida. “Pais de sordos" alude a tanto llamado
inútil para que el hombre se despierte,/ deje la angustia al lado de su lecho v se
levante airoso. (13). Mi pais cuestiona, en profundidad, la realidad hondurena Su
crítica alcanza, también, a la mayor parte de pueblos latinoamericanos en donde
prevalezcan similares condiciones estructurales. El lenguaje descamado y sin adornos,
que se utiliza con frecuencia, se adecúa a la materia tratada. Confirma que Óscar
Acosta no sólo es el poeta de la voz íntima y personal observada en las obras anteriores.
Transita, con plena solvencia, los predios de la poesía social.

Poesia Selección 1952-1971


Con la excepción de Responso a! cuerpo presente de José Trinidad Reyes, esta
antología ofrece los mismos textos que la selección anterior. Ademas, se agregó una
muestra tomada de Mi País.

Alejandro Barahona Romero

Alejandro Barahona Romero (Siempreviva, La Masica, Atlántida, 1934; Tegucigalpa.


2003) escribió liento y agua (1968); Cantos del solar (1979), Con la lluvia (1979)
y Cartas para una muchacha (1979).

Viento y agua
La evocación del pasado familiar en una región rural, el cuestionar los desajustes
socioeconómicos, el amor patrio, el encomiástico recuerdo a Lempira y la solidaridad
con los seres humanos, constituyen temas que Alejandro Barahona explaya en I lento
y agua. Formalmente destaca el empleo de la lengua conversacional. “El fondo de un
monte” traslada vivencias infantiles. No tengas miedo a ios muertos ',/ eldiablo no

473
Hcien Umofla

existe,/la cocora es un mito' (sic)./y seguía mi padre leyendo/ El Cronista/ húmedo


todavía de hojas de platanillo./(...) La prisión mía de la selva libre/ hizo libre mi
espíritu/ de montaña ganándose el valle./ Y sin miedo,/ después de veinte años,/ aún
respeto/la dulzura/ del tigre. (Barahona, 1968: 9-I2).31

La dignidad humana, aun por encima de la pobreza y con cierto regusto machista, se
expresa en “Ropas viejas”: Las ropas viejas/ no son harapos./ (...) Yo no tiro mi
camisa/ ni cambio mi pantalón.// Creo que podría vender mis zapatos,/ empeñar la
corbata,/pero/ el/pantalón/ nunca lo presto/sino/para bandera de combate,/porque
cuando los pantalones/se aseguran altos/mata el olor de hombre/a todas las pulgas,/
envenena bichos/y rescata/ el derecho/de sembrar llamas en la tierra. (30-31). Mi
subrayado destaca la presencia de versos bisílabos que quiebran la armonía rítmica.

En “Alfabeto invertido”, emplea un léxico que, por la época, se consideraba sin


refinamiento, inadecuado en el discurso poético: El hambre de todos/pudre la panza
del rico/ y no dudes que el zopilote/ vuela en redondo./ (...) Humanidad,/ estás
enferma de pobreza;/ sucia, como el hocico del cerdo. (45-46). Sin eufemismos, el
lenguaje hace tangible el rechazo a la situación social.

“En plena historia”, el diario batallar por la vida, la presencia de la muerte y la alusión
a los relevos humanos que van haciendo la historia, alcanzan una formulación muy
sencilla pero eficaz por las connotaciones implícitas: la violencia, la muerte y la vida
que renace: El camino suelto./ Dos hombres y sus machetes,/ tal vez la muerte.//Ha
crecido el sembrado./ Un grito.../ Vuela el pájaro/ que es tímida sombra fresca.// (...)
Yo pienso/ que el sueño es luz/ en la flor que revienta (sic)// Hace mucho tiempo/ los
hombres y sus machetes/quisieron limpiar la tarde.// Hoy, el camino simple/ despide
a la cosecha./ Son nuevos machetes/y también otros hombres. (16).

“De aquí mismo” constituye, dentro de la airada negación, una válida afirmación de
amor a la patria, enajenada por intereses foráneos: De aldea saco la sangre/y de
pueblo en pueblo viajo/ calcinado.// ¡No hay ciudades!// Por qué decir país/ si el
pincel es ajeno.// Hay hombres/ tan pocos que se esconde/ la mirada en medio día.//
¿Pero renunciar? Nunca.// Que falta el amor/ de llamarnos de aquí mismo. (26). La
mayor parte de los treinta y un textos de Viento y agua dejan de lado la construcción

31 El Cronista, periódico de la época.

474
lo polabro iluminado

gramatical ortodoxa. Pero, como se advierte en los ejemplos consignados, también


hay momentos de relativa solvencia.

Cantos del solar


Cantos del solar está conformado por doce poemas consagrados a disuntos lugares
o accidentes geográficos de Yoro: “Lomita de Santiago”, “Matagua”, “Machigua”,
“El volcán” y otros. La mayoría son breves y el autor prescinde, con frecuencia, de
la sintaxis gramatical consagrada por el uso. En “Ayapa”, los versos sin ligazón entre
sí, lo comprueban: ¿Quién te quisiera, Ayapa, quién/ con mis ojos, Ayapa. quién'//
Mi fila de caballos/y su horizonte/ los gallos/ el ladrido susurro del rio/' amanecer/
frío la neblina, el amor Ayapa,/ quién te quisiera, Ayapa,/ quién te quisiera, Ayapa/
con mis manos, Ayapa, quién! (sic) (Barahona Romero, 1979: s.p.).

El trabajo de mayor interés es “Misionero Manuel de Jesús Subirana”. Consta de


treinta y cinco extensos versos en los que la metáfora y la oración unimembre se
combinan para elaborar un retrato del legendario sacerdote: Océano de los pasos en
la arena. Huella calcinada, la sierra prima [¿?]/ finísimo horizonte. Grito fresco.
Bosque avanzando la pradera./Medio sol. Consultada fe contracorriente. Vendaval
a la ventisca./ Azul purísimo de bandera, el lago, los ojos tranquilos, la fiera./
Enmanuel de los nativos. Cristo xicaque, santolar de los várenos., Anchas son las
sandalias del Misionero. Como ritornelo, este último verso se reitera en las cuatro
estrofas restantes.

Con la lluvia
Los cincuenta y un poemas que integran Con la lluvia carecen de nombre, son
breves y se tejen en tomo al motivo del agua. Citamos, copiados en su totalidad,
algunos de los mejores: El pájaro cuelga/el nido/ en la luz de su fiesta, con las rosas/
del agua. (Barahona Romero, 1979: 2); Racimos del aire/ Arpas del agua// Triste
blancura// La cuerda del dia/ se corta en el ave. (11); Pájaro invierno// desgranan/
mazorcas/ de granizo// los dedos del hambre (14); Rosado hilo de alma música (19);
Arbol/ con ojos en el pozo// No palpas/ el agua de mi sombra (24). La lluvia de los
pobres/ es de granizo/ con dientes de perro//Rasca las carnes/desnudas/y sangra en
el pueblo (28); Suave conversación// Fresca transparencia// Música/ oida/ a ¡as hojas

475

¡Him—hwi
Ntltn Ümarta

*
del tejado// Cada granizo es una destrozada aurora/en el corazón del hombre (39).n
Interpretación de la lluvia a través de la propia subjetividad. Sin estridencias, hay
señalamientos muy sentidos sobre la situación social. Sin embargo, la mayoría de los
textos pecan de superficialidad y hasta se podría pensar en uno que otro desacierto.”

Cartas para una muchacha


Setentidós composiciones, señaladas con números romanos —supuestamente, cartas
dirigidas a un destinatario intemo— conforman este libro, consagrado, en forma
total, al tema amoroso y en el cual desconcierta el tratamiento lingüístico dado a la
mayoría de los poemas. El autor, quizá buscando un efecto sintético, suprime nexos,
preposiciones, verbos... Los hipérbatos son constantes. Inserta versos sin explicación
inmediata. En XV, leemos, igual que dos me tienes hombre/frente al respaldo acantilado
sueño/ igual, con temor al agua/ la amorosa nave// celo/ cielos/ vela/ remo sutil/ la
nieve y tu bahía de pájaros/ descriptas en silencio paternal// saludan desde arriba
voces limpias/ cantos de apagado viento/ aromas/ de/ tu/ sed (Barahona Romero,
1979: s.p.). Nótese, en el de y tú que subrayamos, el uso insólito que el autor les
aplica presentándolos como versos distintos.

En XVI11, advertimos el mismo patrón formal: tierra de ríos, dulcísimas arenas, árboles/
talares, la palma, pestaña verde/ el alba/y sufuego me ha (sic) dicho que sí// gota inmersa
la madrugada/elfrío y el deseo/ clara esperanza en cada rayo la rosa/de mis anhelos el
pecho soñado, el l eso/y las delicadas hierbas// lejos del rumor hube fiesta, halagos y
travesura. Una especie de pinceladas dispersas que dificultan atrapar un significado
coherente. El autor hace de lado las reglas sintácticas: Mi sangre te halla de negro en el
blanco muelle/sin que amanezcas el puerto (XIV); romper puede el viento su corola en
la espina/ mientras quema la distancia/ el amor hecho todavía (VI; los subrayados son
míos). En XX 1o ratificamos: Por la ventana blanco de tarde azul/las garzas/pacifica
en su lecho los marcos deljardín//Música aprendida al susurro dos de clavel// Un rebaño
de corderos aparta su vestido/ del sol en saltos de cristal rotos de tambor// Mansa la
mano/ los joviales bríos del deseo pausa/ encierros de frenesí y de carbón// Se tiende

31 Con relación al uso de mayúsculas o minúsculas al principio del verso, el texto


carece de un patrón unitario. No señalamos las irregularidades para no entorpecer,
en forma excesiva, su lectura.
33 En el siguiente ejemplo, la última estrofa es cuestionable: Mi patio es de polvo/ y de
ayer// Cansada// está (sic) la voz/ de los niños// La lluvia/ es una vaca/ deshecha en
balidos (8; el subrayado es mió).

476

wiMttlll
Lo polcó'o iluminado

exhausto v largo el camino mío/ ido en la proeza las bocas juntas al confín. Flechas
sostenidas garzas al mar tranquilo amor. Ardua la tarea de encontrar significados y
referentes.

Barahona incluyó varias composiciones de un solo verso: El perro ladro (¿?] descose la
balanza de los sueños tic tac (III); Quieta quimera vienes serpenteada espuela delicado
miedo (XVI). Estilo telegráfico. Versos insólitos en los que no son infrecuentes las
cacofonías, según comprobamos con esta especie de nma intema: el seno empinado
del castaño repecho [¿?J/ lecho fragante de cómplices amapolas (IX). Véanse para
finalizar, otros ejemplos: Quiere ganas soportar el castigo Amada para verte una semana
todo jueves/ repites suficiente mi reclamo// Caramba Amor/ Tan tsic) lejos podiendo
quedarte mío/ el mes más largo (XLVII); Un día sin falta/ No (sic) es mucho en la
cuenta analfabeta// Cero sin pasado/ Cualquier (sic) miércoles es domingo en el amor
que puede// Tú misma con veinte defuego juegas conmigo/y mía sólo es medio/ media
tierra en verdor extraño unos brazos de naranja/ me retienen pensativo (LIV). El
pensamiento aparece desvertebrado y sin una secuencia poética lógica.

Misael Bu eso Gómez

Misael Bueso Gómez (Concepción del Norte, Santa Bárbara, 1935) ha escrito Esta
palabra (s.f., el prólogo está fechado en 1971) y Mis cristales ocultos (2003). De
Voz y flor (1972) preferimos omitir comentarios.

Esta palabra
Esta palabra es un libro de elaboración irregular. A la mayoría de los textos les faltó
un mayor trabajo formal. Sin embargo, algunos muestran un cierto memo. En “La
pobreza”, aunque el verso que subrayamos implique un contrasentido, las imágenes
captan aspectos ligados a la miseria: Pasa,/ como huracán sin viento./ Lleva en sus
hombros/ una carga diluida en alaridos...// (...) En su conjin sediento/ se extienden,
inconformes, mil lamentos/ con voces escarlata/ cobijando su hueHa en el camino. //
Su mano arranca las raíces más tibias.// La veo siempre/ y me hiere su origen.// la
dejando una pena escarlata/ en el camino...(Bueso Gómez, s.f.. 18). En “Lluvia \ la
situación es semejante: El rostro del invierno se oscurece./ (...) Sobre la tierra dura,/
los párpados ligeros del follaje, esperan la caída húmeda de la lluvia...// (...) Sin
embargo, entre nosotros/ las lluvias son continuas:/ pueblos enteros lloran./ en su

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Helen Umoflo

hora' concluida: y la humedad del llanto cae/sobre el cadáver de la tierra desnuda.


(20). “Tarde marina” capta la belleza serena del paisaje: Es mitad sal, mitad arena./
Recodo consumido por la brisa marina.// (.. ) Es casi una silueta sin distancia.// El
abrazo constante del mar/ con sus arenas,/cierran (sic)/ los párpados calientes/de la
tarde marina... (19).

El mejor trabajo es “Todo en ti. patria”, poema de cuatrocientos cuarentiséis versos


que, con coherencia, traduce la gama de emociones surgidas desde la soledad del
exilio en México. A manera de oleadas sucesivas, el poeta alterna la manifestación de
diversos estados de ánimo: añoranza de la geografía y del paisaje humano; indignación
por la situación de crisis moral y social de la patria; execración a los políticos que le
han hecho daño; recuerdo de los héroes y prohombres de la historia; rechazo de la
intromisión extranjera y esperanza en un futuro promisorio. Ese itinerario afectivo se
advierte con facilidad: Me falta ese calor de tierra dura/ donde se aferran con amor
los pinos,/ donde la brisa se revienta en trinos/y la corriente es pura;/ donde están
pensativos los caminos/ imaginando sueños en su huida,/y una luz encendida/señala
tus torrentes de ternura... (...) Los ríos: ondulantes viajeros/con rumbo humedecido,/
cruzan tus venas/señalándome un mundo/conjugado de sueños verde oscuros...(sic)//
(...) Pero a pesar de todo tú no ríes,/ en tu rostro marchito/se desprenden torrentes
inconclusos/ de lágrimas y tedio...// Circulan horas largas/ que flagelan tu cuerpo
dividido...// (...) Y en el momento fijado en tus raíces/ despertarás del sueño
consumado/ para extender tus alas por tantos años, rotas,/ y remontar tu imagen/
hacia la excelsa concepción del vuelo...// Y hablarás de tu nombre/ que ha sido
disfrazado en tu presencia,/y quebrado con saña, letra por letra...// (...) Y hablarán
los Lempiras generosos desde sus piras revolucionarias,/ para quemar la furia
dominante/que asesina tu nombre...// (...) Patria sencilla/en el confuso corazón de
América,/yo veo en ti el velero/que navega sin rumbo y sin distancia/para romper
su marcha en el naufragio...// (...) Callas, no dices nada, esperas/ mientras tanto
deambula en tus praderas/ un pueblo noble, triste y harapiento... (34- 48). Aunque
con exceso verbal, se percibe cierta autenticidad.

Mis cristales ocultos


Este libro se divide en cuatro secciones: “Encuentro del delirio”, “Mis cristales ocultos”,
“Poemas de esta voz solidaria” y “De otros poemas”. Un total de cincuenta y siete
composiciones en las que, con relación al libro anterior, hay un avance cualitativo.

478
la palabra iluminada

“Encuentro del delino” comprende textos de amor cuyo estilo fluctúa entre el lugar
común y la imagen de relativa novedad: Hoy me quedo distante/en la ternura de tu
vientre.// Confundo tus carnes deliciosas/ hurañas/ infinitas de mango y primaveras.//
(...) Y yo aqui. mortal de piedra,/ tierra mojada en la esperanza,/ mirándote entre
imposibles espejos/ incluso deshojándome/por ese beso tuyo que me niegas. (Bueso,
2003: 19).

“Mis cristales ocultos” contiene poemas de reflexión sobre sí mismo como


“Autobiografía”; apreciaciones vinculadas al paisaje (“Noche”, “Atardecer”,
“Amanecer”...) o de tipo general. Hay agudeza y capacidad sintética en poemas muy
breves como “Embarazo” que, en su totalidad, dice: Rosa abierta/ con el semen de
un astro./ Trigo dulce/por el amor/fecundo. (39). Contrariamente, en “Nariz”, talvez
sin lograrlo, buscó la veta humorística: Empinada montaña/ con túneles/ abiertos al
viento./ Principio y fin del alma/ y los suspiros. (40).

El núcleo de la tercera sección lo conforman varios poemas de intención social


impregnados de indignación contra la injusticia. Generalmente, el autor evita la mención
directa del problema y prefiere dar libre salida al sentimiento mediante un rodeo
lingüístico. En “Entonces duele”, la percepción de la realidad se satura de indignación
y cólera: Pues si todo está claro./ Esto es cuestión de puños que mendigan' y un
circulo concéntrico describe/ la inconsecuente,/ la torpe eternidad de una protesta,/
esa inútil palabra riquísima de silencios/ de estarse poco a poco midiendo ¡asfiaquezas/
de una cólera lenta.// Pues si todo esto vive/y crece a pulso de relojes/ en los dedos
de asombro./ Vivir y enmudecer/ es como un acostumbrado sol que incendia/' por los
sueños que duermen/ de eternidad/ypor esos carísimos destellos/de esperas calcinadas.
(56-57).

Certero en sus señalamientos es “Una tarde en mi país” que, en su totalidad, dice: Es


tarde./ Un sol corrupto nos sumerge/ como peces sin horizontes/como palomas ciegas
de pesadumbre/en estos espacios vacíos.// Tardes de indignidad/crecen en las entrañas
defalsos descubridores/ de la verdad,/donde la expectante intimidad/ se alimenta de
nutridos odios/ y tiernas miradas se cierran/ en las puertas vacias de esperanza v
asombro. (62).

En la última sección, además de composiciones de tipo familiar, hay otras de cierta


calidad introspectiva como “El ritmo de mi rostro” en el cual el yo poético se visualiza

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Helen Umofio

en su diaria relación con la ciudad: En este amanecer/ el vuelo de los pájaros/ cae
sobre las manos del alba // (...) Pienso en la inmolada flor del campo/ en el hondo
estupor/ de la floresta/en las aves violadas con los dedos del tiempo.// (...) Me atrae
el ir/ y venir de los transeúntes/ desde tempranas horas/ y el caminar del rio/
precipitadamente/y sin sosiego.// (...) Abajo/ el rio estira su ropaje/ sobre rocas y
arena/y el ritmo de mi rostro/ recibe/ desde lo alto/ la señal de un dia más/ que me
ilumina de hambre. (94-96). Un estilo que, dentro de su cotoquialismo y exuberancia,
es aceptable.

Edilberto Cardona Bulnes

Edilberto Cardona Bulnes (Comayagua, 1935-1991) escribió Los interiores (1974) y


Jonás. O Alfin del mundo (1980). En 1989, publicó ¿Quién miente sobre Lempira?
Proclamación del símbolo, obra ensayística en la cual incluyó algunos textos poéticos.

Los interiores
En 1973. Edilberto Cardona Bulnes obtuvo el Premio Café Marfil de España con el
poemario Los interiores, publicado con el pseudónimo de Zósimo-Zara. Consta de
tres partes: “Ulises”, “Aknaton” y “Pablo”. El primero -con el simbolismo implícito
en la abundante referencia al mito clásico- conforma un único discurso de doscientos
setentritrés versos en los cuales la voz poética, con excepción de los primeros yersos,
se le adjudica a Ulises. el héroe griego. Un trovar cerrado, hermético, predomina. Sin
concesiones a la semántica al uso. el poeta únicamente atendió a su propia necesidad
expresiva. En términos generales, los versos soslayan la intención comunicativa del
lenguaje y ofrecen una serie de imágenes que, sólo por asociación de ideas, podemos
conectar con determinados conceptos. Pensamos, así, en un Ulises —eterno
navegante— enfrentado a la hostilidad del mundo y sorteando—ante la mirada de los
dioses— sus peligros: Cipreses enraizándose en acuarios, rodeándonos./Océano nos
sigue. El espacio aumenta su límite./ Un beso como un astro. Y no consigue tiempo.
Mi espacio./Mi lenguaje hasta donde me cierra su tempestad. Sobo/ mis sienes como
pasear un sepia por la ¡arde de un ciego.//...) La de ojos de lechuza no viene a volar
sobre mi./ Quiero una mano sin guante. O al menos, habitado./ No hay firmamento
encima de la espuma que uno tiene./Bajo los hongos no existen las constelaciones ni
las palomas./ No viene ya por eso la de ojos de lechuza/ que ayer, ayer contiene
tanto, me rescató de los rastrojos./ (...) No. Calipso no embruja mis corceles. Arre.

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La palabra iluminado

arre caballos, arre toros./Resistir hasta las pieles, a empujar amapolas. En ristre los
pescuezos,/ las colas y crines como dardos, palos, piedras, la guerra es sin cuartel/
contra las olas. La guerra es sin cuartel. Febo lo sabe./ Sin descanso me siguen
amapolas fluyendo el corazón que ya no cabe,/ sin que acabe otra recua que venga
de repente por aqui, por allá,/ y asi me halla la de manos de rosa./ El tridente
buscando mi planeta, el aliento que pájaro callando/ primavera mi frente. La malva,
la uva, violeta donde siento. (Zósimo-Zara, 1974: 7-8). Un bombardeo poético que
provoca un sinnúmero de impresiones: carencia de un cielo; navegación erizada de
peligros; abandono de la diosa de la sabiduría; impotencia de Calipso; una guerra sin
cuartel; resistir con todo lo que se tiene a mano; el tridente de Océano buscando al
yo... Y, en la estructura profunda, la idea de los ingentes obstáculos que el héroe (¿el
hombre?] ha de vencer hasta llegar al destino final. Desde el nivel simbólico, como
bien plantea José Enrique Cardona Chapas, un viaje hacia el centro de uno mismo.M

En otros textos, con utilización de la imagen y de la metáfora, Odiseo habla del amor:
Filo de luz. Plumón. Flirteo de la llama. De afrodita (sic)/ la anémona. Por ella.
Cuando Adonis sangró vino la rosa./ El hilo cambia aguja. ¿O es el hilo él que
cambia?/ Mariposa de Siquis, siempre. ¿O no?/Zeus estruja las nubes y se i«. ¿Se
va? ¿No ha estado nunca?/¿Yentonces? Helios empuja un crepúsculo más./Las
imágenes cambian. ¿No? ¿No son?/El número en su orden/que se ve en el columpio.
¿Se ve? ¿Esplendor o resplandor?/ Orfeo acaso pudo por la lira llegar hasta la flor./
Vienen las gaviotas. Yo en mi tabla. (15). En el texto final, la ratificación del amor y
la certeza del propio valor se conjugan: Aqui peno el gozo de ser yo. Quemar el
aceite./ Coger una burbuja de música, un pistilo de luz, una miga- de amor que
cayendo de ¡a mesa el corazón la huele, lame, come./Se muere de vivir. Muriendo de
lo que amo/ aqui me tengo allí vela de muerte. Mudada que sin dicha/ un marinero
llevó bajo la lluvia. Porque vengo me voy./ Penélope me alumbra. A sus pies anclaré
nauta siempre,/y en su pecho donde he velado mis uvas/ entraré mendigo de mi
mismo. Corifeo de olas, de viento./ Abandonaré mi equipaje hasta llegar a ella/ sin
nada más que yo. Por fin: yo. (25). La sed de belleza. El gozo permanente. La
combustión permanente de sí mismo. El amor como elemento dador del ser del otro.
La mujer como ancla y fortaleza. La verdadera identidad radica en alcanzar al otro...
Literalmente, cada línea, una explosión de conceptos y sugerencias.

*,
34 J. Ca dona Chapas, “Otra sería ¡a historia literaria en el periódico Casa Real, núm.
18, Tegucigalpa, abril-mayo de ¿304, p. 8.

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Helen Umafla

Sin faltar la referencia al deseo cuya fuerza se enmascara o se deja entrever como en
resquicios: El hombre suda, duerme, come, y al copularse se quita el adjetivo./Después
el frío, el asco, la caída, volver a juntarse de las hojas./ Miente, teme, supone la
estatura. No está en él./Regresa por su oido, su tacto, su gusto y no enreda vista ni
olfato./ Arde su sal. Vence a Cancerbero. El. Suyo el sísifo (sic) del rayo./ Bufa
Minotauro. Brama en cintura el deseo de Sátiro./ Mide planetas. La que ama las
sonrisas, Afrodita, tierra de cielo,/ burla de marjil, reverbero de plata, trance de
nácar,/ mueve a Sátiro y a Fauno en el asilo del que padece/ cornadas en las sienes,
las ingles. Labio de oreja a cuello,/a boca, a pezón. La mano crece de la nuca a los
glúteos/y al abrigo de los senos. Los dedos por el mundo delineando horizontes. (17)
Polivalente, en las metáforas y símbolos empleados, es la pulsión sexual. Un
acercamiento erótico que se percibe como en sordina. Letanía-metáfora a la diosa del
amor. Un lenguaje que dice más de lo que enuncia. El mito antiguo desde vertientes e
interpretaciones insólitas.

El imperio de la pasión se extiende, inclusive, a la referencia homosexual con su


carga de culpas y esplendores: Mareas de esmeralda, rubíes y topacios, homo ardiendo/
que al corazón suspende dejándolo (sic) cicutas o narcisos./ Y entre saltos y vados el
corazón se exrumba. Dos doncellas/ se enlazan en la grama con acuerdo de Eros. Y
dionysos (sic)/ dos efebos sorprende tras las hojas pecho a pecho su mundo
inaugurando,/y les da sus viñedos. Sonríe Minotauro. Y en lasitud de pelvis/ va a la
siesta a soñar en los senos de la brisa. La mariposa/ atisba. Llega a su almohada de
sedas, de silencio, paz, olvido, (loe. cit.) Los dioses, cómplices o gozadores visuales
de la experiencia.

En otro texto, el tiempo —sustancia que conforma el universo— se visualiza desde una
perspectiva subjetiva: Voy en mis ondas. Todo es tiempo. Los días pulsaciones de
visceras./Movimientos de Cronos. Son las edades en el tiempo. No camina./¿ Y cómo;
y adonde? En mi conciencia oigo su latido. (16) Para 1973, en la poesía hondureña,
versos tan extensos como los anteriores (conformados algunas veces por tres oraciones)
y que, además, se apartan del uso racional del lenguaje, representaron una original
manera de decir. Lamentablemente tuvieron poca difusión. El propio autor —según lo
manifestó varias veces— se negó a publicar el libro en el país.

“Aknaton” es la sección más compleja. Consta de trescientos tercetos endecasílabos


de rima encadenada y, en ella, Cardona Bulnes acentúa el hermetismo. La voz poética

462
Lo palabra iluminodo

corresponde a Aknaton, el faraón egipcio que instauró el culto a un dios único: Atón,
el sol. El segundo y el tercer terceto orientan hacia una posible clave interpretativa: la
búsqueda de un foco de fuerza, de energía: (...) Pugna, pacto/deteniendo pirámides,
espuma// buscando radiación, esa energía/ vertiéndoseperfil, dándose bruma/cerrando
ciclos, ondas, armonía. (29). Pero, a partir de aquí, la situación se complica porque
el poeta utiliza un lenguaje sumamente críptico. A mi juicio, los versos, en cierta
forma, operan como un solo significante cuyo significado global apunta hacia el
universo entero: peces, alhelíes, zafiros, arena, girasol, viento, veleros, abejas, hojas,
estrellas, lunas, etc. Todo en simbiosis indiscernible: ¿Qué aire cuervo lleva no
conmueve/lirio? Sierpe alumbrando agua ¿no fluye/palomas?/¿Qué agua canario
bebe//no lo bebe? Respira estrellas toro,/ come soles, orina nardos, nieve;/galápagos,
delfines, nada oro.// Nos respiramos tigres, golondrinas,/ nos bebemos topacios.
Cuando lloro/¿quiénes lloro?, ¿quién trae mis harinas?// ¿Qué arcilla mía es, mía?
¿qué metales?/ (...) ¿Dónde soy yo, dónde ya no, qué digo/ mío? ¿no (sic) son
tormentas, minerales/fugándose gaviotas que persigo?// (...) Soy árboles buscando
primaveras,// pájaros norte, lágrimas lucero,/ habitante quemando sus maderas.//
(...) No sé qué mares tengo, qué montañas,/ volcanes, bosques, ríos, caracolas,/
doncellas, niños, pájaros, arañas.// Llevo estrellas que saben interiores (31 -33).

Otro conjunto de tercetos parece referirse a la esfera de lo divino. Pieza clave es Ibis
que, en la simbología egipcia, podía significar el alma, su aspiración y perseverancia.
También, la mañana y, cuando tenía cresta, representaba al sol. Dios de carácter
solar, destructor de serpientes, en su aspecto maléfico.35 En otras palabras, el poeta
probablemente hable de la relación con ese dios único que Aknaton perseguía: Ibis
sabe mis ojos, ojos, ojos./Mi cauce, cauce, cauce. Biografía./Despojos suicidándose
despojos.//Ibis sabe mi rio, río, rio,//mis orillas, mis sauces, mis cerrojos,/mi sombra,
mi velamen, mi vacío. (39). En varios tercetos, el poeta sigue una tónica formal
similar y hablará de besos, besos, besos; manos, manos, manos; huesos, huesos, huesos.
La reduplicación enfatiza la importancia de la relación con Ibis o el ansia de unión con
un ser omnipotente.

Por otra parte, hay tercetos en los que el poeta deja salir sus sentimientos sobre el
amor, la desolación interior, la muerte, la poesía... Mi desierto es asi, es mi desierto./
arena, grava, polvo, no descansa (42); Hacepoesia Osiris. su (sic) poesía/' nos deja

35 Cooper, 2000: 94.

483

íh Iihíimiihi
Htlen UmiAo

continuarla cuando estrago/ nos sacude temblando mediodía.// (...) No impone su


creación, ¡.a da alumbrando./ (...) Va vaciando mundo, va llenándose,/ es creación
que dejándonos rumores/azoga sus cristales Asomándose.// Creación sigue creación.
Siempre hay estrellas/ descubriendo otra paz. Arbol quemándose (56); Mi corazón
temblando se me asombra/leyendo aqui vivir, aquí morir//mirando este salón, viendo
esta pieza/ vivir morir, morir vivir. Morir. Vivir./ Dónde acaba esta vida, dónde
empieza// esta muerte (...) (58); Muriendo vive amor resucitando,/ vive su muerte,
vive su alegría,/ no pudiendo morir quien vive amando. (62). Versos que operan
como anclas del sentido, en el oscuro contexto creado por el poeta. En conjunto, un
gran poema al cual, por su complejidad, es preciso aplicarle una hermenéutica de
mayor alcance.

“Pablo” cuenta con cientotreintiocho versos distribuidos en tercetos de versificación


libre. El poeta toma un poco más transparentes sus palabras. El tema gira en tomo a
la figura del apóstol Pablo: de ser un perseguidor de los cristianos, a ser un perseguido
por haber asumido su misma fe: Persiguiendo palabras vi claridad./ Caí. Oía su voz.
Cegué./ Había un horizonte tocando mi humillación.// Botó escamas mi párpado./
Besó mi ojo su luz, deslumbramiento./ Vi mi sombra. (81). Al final, aparecen temas
que serán constantes en su obra posterior: Vivir amor./ Ver nuestra muerte hallar,
cavar su cementerio./ Enterrar su ataúd, sus violetas, amatistas, nostalgias.// (...)
Ser nada. Saber nada. Amar, amar.// (...) Beso mi cadena. Sirvo esta muerte./ Oficio
mi funeral.// Habiendo corazón su muerte cancelado/sufrir, haber sufrido, sentir su
claridad/ sangrando este penar: poder vivir. (92). Con esas palabras termina un libro
con el cual el poeta, al dejar de lado la transparencia del signo verbal, al exacerbar el
lado oscuro de la palabra, hizo de su estilo algo personal, único en la poesía hondureña.

Jonás. O A! fin del mundo


Tanto en la estructura, como en el estilo fuertemente hermético, este libro continúa y
profundiza la linea de trabajo observada en Los interiores. Aunque dividido en segmentos
de versificación variable, constituye un poema unitario de tres mil ochocientos
sesentiséis versos libres en el cual Edilberto Cardona Bulnes, desde su peculiar manera
de percibir el mundo, formula un cuadro general de la existencia. El yo poético se
asimila con Jonás, el personaje bíblico que emerge a la vida después de haber
permanecido tres días en el vientre de un cetáceo. Ya para finalizar el poema, el autor
avala tal interpretación. De ahí que el texto pueda interpretarse como un periplo

484
lo palabra iluminaba

espiritual, como traducción en palabras de un verdadero descenso y salida del infierno:36


Aver. 7 había bajado a las bocas del hades,/ la región cuyos cerrojos sobre mi pesan
para siempre;/ a lo profundo,/ al seno de los mares; envolviéronme las corrientes;/
las aguas me estrecharon hasta el alma./el abismo me envolvió./las algas se enredaron
a mi cabeza./(donas) Hoy,/ se des-hace en la noche en la memoria./No hubo puerta/
si no fue para ir a lo mismo./(...) Aquí, hoy, a orillas de la ciudad/ del cetáceo, a las
murallas/ en las afueras de esta ciudad enorme,/ de tres o más días de andadura./ —
esta ciudad termina donde empieza—/ estamos fuera del Animal./ Aqui; un sitio.
Hoy: un día. (Cardona Bulnes, 1980: 111-112).

La transposición simbólica, al apuntar hacia el plano social, es sumamente violenta:


Aqui se está en un saco, cosido,/con un gallo, un gato y un mono,/en el mar, y dentro
de la ballena./ Todo está en descoser el gallo —el saco—,/ deshacerse del saco —el
gallo—,/ del gato y del mono. Y entrar de lleno/ hasta el piloro, quizás el cardias,/
más no, arriba no. Prohibido. Sagrado./La salida es por el culo. (35). La iconoclasia
lingüística —reflejo del concepto disidente—coloca al poeta en un puesto de avanzada,
dentro de la línea que, con anterioridad, habíamos visto en Nelson E. Merren.

La agresividad, implícita en la mención de los animales, así como en la expresión


escatológica, demuestra que el autor parte de una percepción sumamente crítica de la
sociedad, perspectiva que nunca pierde en todo el trabajo. Otro mecanismo para
enfatizarlo radica en acudir al lenguaje o a la referencia bíblica en la que, inclusive, se
anota el versículo del libro aludido. Así, en otro momento, la denuncia de la situación
corrupta y la execración a los culpables se aúnan en versos de sentido profético y
apocalíptico: 7 ¡Ay de la ciudad,/ 4 de encantadores,/1 de violencia/y de rapiñas!/
14 Ya no se oirá más/ la voz/ de tus embajadores (Nahum 3-2)/ 13 Habéis comido
fruto de mentira, (Oseas 2-10)/ ¡Ay de los que en sus lechos/ maquinan la iniquidad/
para ejecutarla al amanecer./porque tienen en sus manos el poder!/ 2 Codician los
campos/y los roban;/ casas/y se apoderan de ellas;/y hacen violencia/ al dueño y a
la casa. (Miqueas 2)/ 4 Ved/ cómo se tienden/ en sus divanes,/ e indolentes, ' se
tumban en sus lechos./ Comen./ 5 Bailan./ 6 Beben,/y no sienten preocupación, por
la ruina. (Amos 6)/ 9 ¡Ay del que, codicioso, enriquece/injustamente su casa!/y (sic)
quiere poner muy en alto su nido/para escapar del injortunio/ 6 ¡Ay del que amontona

36 Aspecto que se apuntala con las referencias al Hades y a Dante que hay en el
poema.
Heltn UmoAo

lo que no es suyo!/ (...) I ¡Ay de la ciudad!/ 2 No quiso escuchar./ 3 Sacerdotes


profanan cosas santas./ Fanfarrones y pérfidos sus profetas./ Sus jueces,/ lobos
nocturnos,/ no dejan nada que roer/para mañana. (Sofonias 3)/ 2 Perjuran, mienten,
asesinan, roban, adulteran, oprimen,/y las sangres se suceden/a las sangres./Pero
nadie protesta, nadie reprende./ 3 Por eso/ está de luto el país. (Oseas 2-4) (114-
115). El intertexto bíblico impregna a los versos de sentido sacro.

La Biblia es fuente primaria en el trabajo de Cardona Bulnes. Con frecuencia (cf. 51-
59), como expresión de acendrado cristianismo, de profunda religiosidad, la cita
extensamente. Tal vez, por esta razón, José González lo considera el poeta místico
más grande de Honduras (1997: 32). Sin embargo, juzgamos que tal designación no
es pertinente. En todos los casos, las anotaciones bíblicas son de tipo expositivo o
conminativo y carecen del sentido de unidad amorosa con la divinidad. En los poetas
místicos —piénsese en San Juan de la Cruz— la expresión del amor conlleva, como
condición sine qua non, la idea de absorción iluminada —de fusión íntima— con
Dios. Existe, inclusive, un alto grado de sensualismo. Estos rasgos están ausentes del
texto cuando se alude a lo divino. Es decir, en Jonás..., está presente el tema religioso,
pero no la expresión del sentimiento místico.

Asimismo —faceta ausente en la intensa pasión propia del lirismo místico—, Cardona
Bulnes casi nunca abandona el tono reflexivo, de fuerte reconvención por el mal que
observa en tomo. De ahí, por ejemplo, la mención de Superman (y su doble Clark
Kent), el célebre héroe de las tiras cómicas: Clark Kent, nuestro cabal intermediario/
lealtisimo, el informado, el conocedor,/sabedor de lo grande, de todo, de lo que no/
supiéramos si no fuere por él, él,/ el pavlov de la información; él, el bergson/ de la
novedad última, el perseo,/ teseo/ de lo absurdo, prometeo, Jesucristo/ de la verdad,
él el servet de la vida/ (...) Clark Kent nos salva, espartaco/de menesterosos ignorantes
apatridas,/nos colma, nos significa, nos da significado;/ inventa ser uno de nosotros,
miente ser/de nosotros el tímido, el encubierto,/y calcula, especula estafando/ nuestra
perfecta credulidad de imbéciles,/ (...) constriñe y avasalla, coloniza/ bajo una falsa
realidad que nos cae/pusilánimefalsamente repitiéndonos. (24-25). Versos sarcásticos
que apuntan hacia la función alienadora de la industria cultural. El poeta esgrime tanto
la ironía como la expresión directa, descamada y cruda.

Abundan las consideraciones en tomo al tema de la muerte. Al dirigirse a ésta, dice:


No puedo/pensar sin pensarte, vivir sin vivirte,/ser sin serte. Eres como de dura luz./

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La palabra iluminada

Yo tu papel, tu tinta, tu escrito,/ tu escribano y tu lector./ Escrito de Muerte yo./'yo


lector de Muerte./ Leyendo me logro tu escritura,/ mariposa negra, pues al leer/ soy
escribano tuyo/ transcribiéndome me olvido./Lector tuyo leyéndome mi vida./Lectura
mía y escritura tuya./Habrás roto la pluma/por no escribirme nunca,/sobreleyéndome,
instransleyéndome/ en tu mano./ sólo con la vista, cuando, en sangre,/ me hubiste
escrito con un dedo./ Tú, Muerte, eres el escritor./ (...) Ay el rojo jinete y el bermejo
caballo,/piafando en el aire y la gran espada en alto,/y alazanes más y caballos más
rojos./ Ay el negro jinete en el caballo negro,/piafando en el aire y la balanza en
alto./ Ay Isaías, ay Ezequiel,/ profetiza sobre estos huesos fúlgidos, pues,/ ¿ qué es
esto, Job, si no intermitente cementerio?/Luces verdes, brasas, salen de esta tierra de
muerto,/ de todas estas casas, tumbas de la tierra/ de los muertos, de lo muerto,
región de los perdidos,/ reino de las sombras, de sombras de las sombras, / de la
sombra, mundo de la tiniebla,/ tumbado, expulsado, proscrito,/ maldito de donde no
se sale,/donde no asoma el día,/donde no llega el alba,/donde nunca habrá aurora J
donde la noche cunde, hunde, traga/(...) (42-43). Vocativos de carácter premonitorio.
Largas enumeraciones. Invención de un léxico personal. Prescindencia de la sintaxis
gramatical de solvencia académica. Semioscuridad semántica. Pero, indefectiblemente,
en toda la obra, campea un aliento poético de primer orden.

En auténtica función metalingüística, la cuestión del lenguaje se aborda vanas veces.


El poeta considera que el hombre es su lenguaje; que las palabras valen no como
manifestación de algo sino que son bellas en sí mismas y apunta que lo real se manifiesta
en el signo (18-19). Es tal su poderío que nombrar equivale a existir (20). Leemos: La
palabra es posición del Hombre./Pre-posición del Angel./Inter-posición del sueño./
Com-posición de todo./ (...) Pre-su-posición del placer/ Des-com-posición del
Imposible./ Im-posición de Amor. (120-121). Un juego de palabras saturado de
connotaciones. También, dentro del mismo nivel metapoético, al arte consagró muchos
versos: Sin arte el mundo sería tierra, una tierra/ sin espacio ni posibilidades de
caminar;/ de rumbo; de horizonte, de salida. (31); (Arte. No artesanía. Menas
artimaña.)/ El arte es des-hacer. Hay que hacer./ hay que inventar los dios (132).

Ubicada en la esfera conceptual del arte, la poesía constituye otro de los temas de
mayor desarrollo. Las reflexiones implican un escarbar profundo en el propio oficio:
La poesía es un diálogo/ consigo mismo, aún en momentos cuando/ parece ser otro
semejante. Diálogo de uno/ ante algo, ante alguien —en esencia— fuera/ de forma.

487
Helen Umofia

de la forma. Nunca entre hombres./En poesía no hay ilusiones ópticas./ni auditivas,


ni de ninguna otra especie./Si tal fuere, si. pues equivaldría/ a la conversación que
el hombre/ —como en una sala de espejos—/ sostuviera con sus imágenes
(anamorfosis)/ equívocamente reales./(...) Para verse, ver;/ para ver, verse./ Aquí el
encanto fatal del iris de Narciso./En un mundo en que no existiera/ lo que la costumbre
considera/' únicamente como espejo,/ el hombre se vería./ volvería a verse en los
otros,/o en los no otros./ Aqui elfatal desencanto del iris de Narciso./ El ojo hace el
espejo de él./Del ojo —espejo vivo— al espejo muerto/—la copia—./ (...) Poesía/
vértice de tinieblas./foso de relumbres./ lengua única del hombre/ hasta ser único
modo de decir-Nos:/ de señalamos universal y permanentemente/ este modo de ser,
ella misma, v en ella,/zarza de Yavé, pre-diciéndonos desde la Noche./diciéndonos
en la tarde cazada en el esposo muerto./ nos firma, a-firma y con-firma./ Ser sin
imagen.'Fuera de ella. caos, conjúsión,/bruma de Babel, la torre trunca. (...) La
poesia no puede ser diálogo/ entre los hombres. Dante lo sabrá/ y se saldrá del
mundo,/ llevándolo, llevándonos./En el centro de las esferas luminosas/ el hombre
en su valor:/ El valor en su equilibrio,/ cono sobre su base, sube, desde adentro/
hacia fuera. A las estrellas./a la rosa múltiple música infinita./Al contrario, hunde,/
desde afuera hacia adentro./ Embudo. El infierno./ En-el fondo bajar por el lomo/
de tiniebla sin Virgilio/ y salir por entre las patas del Monstruo,/ difícil. Ah que
bellas estrellas,/siempre. (63-69; cf. 27, 82-83, 127). La poesía ubicada en el más
alto sitial que pueda concebirse. Un viaje a través de sí mismo saliendo por el infierno.
Síntesis de contrarios, en la poesia se juntan los extremos. En la amalgama realizada
por el poeta, se entrecruzan Yavé y el Monstruo, Homero, Narciso, Dante, Octavio
Paz, Erasmo. Rimbaud, Borges. Neruda, Dionysos, Jano, Rilke, Cortázar, Goya, San
Sebastián...

Jonás... es un poema-mural. El único, en el pais, al cual se le podría adjudicar tal


categoría. En él caben, en indiscriminada fusión, infinidad de tópicos. De ahí que, a
la par de la imagen de alta escuela poética, coexistan formas de raíz popular como los
refranes y otras expresiones propias del habla cotidiana: A nosotros nada ni nadie nos
espanta/ el sueño. Todo es no dejarse joder/ (...) Tenemos que hilar fino,/ andar en
puntillas, no mover ni una hoja,/ tragamos todo,/ hablar como si hubiera enfermo./
0 no hablar. La vida tiene vueltas,/ hoy son unos: mañana serán otros./ arrieros
somos y en el camino andamos/ allá nos vemos, arriba está quien dispone/ las cargas
y en el camino se arreglan./ no hay otro camino, no hay otra salida./y atrás viene

488
lo palabra iluminada

quien arrea y cuando llegue/ la hora ya se verá de quien (sic) son las muías:/ (...)
Está jodido, fregado, /es cierto, muy cierto, en otras parles/ están peor, igual, somos
desgraciados, estamos maneados, hechos mierda,/ con la estaca en el culo,/ ah la
puta, amigo,/ uno siempre lleva las de perder. (107-110).

El autor, en Jonás..., careció de cualquier limite expresivo. Otro fragmento lo


corrobora: Gallo, finges los dias de mi cerrada noche/ lógica, babosa, ligosa,
pegajosa,/de mi noche cerrada, mazosa, limosa, /lamosa, tinosa, granosa, chanerosa,
noche mefítica, segura, bofa, esférica,/firme, cúbica, gálica noche floja, tota!,
coloidal,/ roedor ojo quiróptero, quiróptera,/ antropófago, necrófaga, coprófaga. ‘
eriza, fétida, paquiderma, marsupial,/ arácnida. queloniosauriodiptera./
ofidioanopluranocheácara,/noche ogra,/ teratoma, momia noche de escamas en la
caverna ronca de un espacio fallido,/ sin tiempo, gutural, deshuesado./
Ufffsssjjjgggkkkqqqcccñññ.nnnmmmhhh// h'h'h’¡ ¡ ¡’" -( )-/ (47-48). Avalancha
signica apabullante. El significado de estos últimos versos quizá aluda a la impotencia
de nombrar; a la dificultad de formular lo que angustia o atenaza el espíritu. Tanto el
libro como el estilo de Cardona Bulnes son únicos, singulares. Atendiendo sólo a su
propia voz interior, se dejó llevar por los derroteros de su fecunda imaginación. El
resultado es un texto polivalente. De gran riqueza semántica, cada linea y cada sección
apuntan a blancos diversos. Un poema en profundidad de abismo. Una obra
irresumible.37

¿Quién miente sobre Lempira?


En este libro, Edilberto Cardona Bulnes refuta la tesis que Mario Felipe Martínez
Castillo presenta en Los últimos dias de Lempira con relación a la muerte del caudillo
indígena, símbolo de la nacionalidad hondureña. A partir de una probanza presentada
por el ex soldado español Rodrigo Ruiz, que afirma haberlo decapitado, dicha muerte
se despoja de la grandeza que la tradición le asigna. El poeta cuestiona los distintos
argumentos y proclama la validez del símbolo. El discurso es, fundamentalmente, de
tipo expositivo y argumentativo. Estamos, pues, en el campo del ensayo. Sin embargo,
el escritor inserta segmentos en donde la prosa asume matices poéticos. Además

37 Trabajamos con una fotocopia. No estoy segura sí el nombre del libro es como lo
consigné al principio y el dato no es fácil de corroborar ya que la edición completa de
Joñas..., misteriosamente se extravió en el aeropuerto de Tegucigalpa

489

---
i** .. — t-t -t ■ •^’^itfTiTiTfTtfWTOíTi
Helen UmoAo

incluye un breve poema a Tegucigalpa (Si Tegucigalpa:/ Rosa fluida en la boca.//


Beso de vuelo hondo./ Tegucigalpa, siempre. Cardona Bulnes, 1989: s.p.) y dos
sonetos dedicados al héroe indigena: “Confirmación a Lempira”. Título que implica:
si la historia mega al héroe, la poesía lo valida. Asi, en el segundo soneto, proclama
que su existencia aporta fortaleza, sentido del ser: Se me acerca tu nombre, si, a
oscuras,/ y al nombrarte es la luz que me serena/ la ceniza, la sal, la oscura arena.
Dorada en la crueldad a sus anchuras.// (...) Victima vencedor, piedra de esquina./
No, nadie, sólo tú. Desde tu hombro/ la patria es una cruz que no termina.// Si no
fuera en tu amor, único, fuerte,/no cabría admirar con sumo asombro/que nos traes
la vida entre la muerte. En el socorrido tema, el autor soslayó estereotipos laudatorios.

Francisco Aquino Pérf.z

Francisco Aquino Pérez (1936), en La voz convocada (1967) publicó diez textos: la
amistad, el amor filial, la muerte, la dualidad humana, la solidaridad con los desposeídos,
son algunos temas. Por el tipo de imágenes; por la animización de la noche, “Nocturno”
quizá sea el mejor poema: Esta noche bañada por el viento/y salpicada con cascajo
y polvo,/ es una noche temblorosa, untada/ con el ladrido de unos perros viejos.//
(...) Esta noche su túnica aligera/ entre azul y mostaza y gris endeble,/ con sus aires,
sus gatos y sus gentes/ mas parece un blasón de esquizofrenia./ Noche de Octubre
polvorienta y triste/ como una lira abandonada y muerta,/ en connubio los gatos te
rasguñan/y los perros famélicos te muerden. (Aquino Pérez, et. al., 1967> 16).

Rodolfo Sorto Romero

Rodolfo Sorto Romero (1939) escribió Canto (1967) y Poemas de la Sulamita


(1995). Los casi treinta años que los separan no corrieron en vano ya que, entre los
dos, encontramos diferencias sustanciales.

Canto
En Canto, Sorto Romero aborda una temática diversa y compleja. “La poesía” es un
poema clave. Inclusive, con ligeras modificaciones, reaparece en Poemas de la
Sulamita. Coloca a la poesía en un sitio de privilegio: silencioso esperar de ave que
vuela,/cárcel bendita,/desesperada entrega de amor puro.// Te busco a ti/ los ojos se
me nublan./ ¡Qué resplandor de luz eterna llevas!// (...) Hermosa, no podrán con tu

490
La palabra ilamtnaic

belleza/ reina en ios hombres,/ doblega el mal. el odio, poderosas guerrillera del
alma./ leona herida,/ apiádate de mi/ Poesia eterna. (Sorto Romero. 1967: 47 ). En
“El combate”, la lucha consigo mismo implica el encuentro con la poesía: No es
contra el viento enorme de levante/ ni con la muda araña de la noche/ ni contra el
mar hundoso/ y sus arenas/ que combato esta noche.// Sangro mi vena de ángel
silencioso/ (...) contra mi corazónfiero y amargo.// (...) Corazón y Poesia. caballeros/
en campos del amor de medianoche,/ a la vera del agua cristalina,/ a la sombra
apagada de la tristeza pura,/a la hora del canto silencioso/ ¡Combato (sic) y canto
y soy y más te amo! (9). Adviértase la profusión del adjetivo.

“La luz”, “La esposa”, “La espera”, “La serenata” y otros, abordan el tema amoroso.
En “La tarde (II)”, con riqueza en la imagen, dice: La lejanía es gris./ la sangre,
negra;/y mi voz, huérfana de tu luz,/es cal marchita.// Otras veces/reman mis versas
ebrios/ en las barcas oscuras de tus ojos,/pero hoy,/ el pájaro que escucho cada día/
desde mi alta ventana rumorosa/es un copo de sombra y de silencio. (25). Asimismo,
vincula mujer y poesía. En “La huida (II)”, al dirigirse a la amada, con transparencia,
expresa: Voy tras de ti por un camino muerto/ lleno de frío y de guijarros tristes,/ te
busco a tientas/ con un miedo profundo,/ te quiero ver y me lloran los ojos.// (...)
Todo se ha convertido en loca huida/ sin embargo a pesar del destino/ a costa de la
sal del mar cansado/ te encuentro, pura y mia/ en el nido profundo, de mi clara
Poesía. (13). La figura femenina se relaciona con la idea de patria; indica el largo
camino del encuentro con ésta (“La huida”, 11).

El entorno natural es motivo importante. “El paraíso” (evocación del árbol de este
nombre en el patio hogareño), “La tarde” y “La lluvia” lo ejemplifican. En éste,
I dirigiéndose a la lluvia, la vincula a la bondad divina y destaca sus beneficios: Lágrimas
puras de Dios/tus dedos acarician los campos/y llenas de amor (sic) las golondrinas. '
Traes pañuelos de nostalgias,/sollozos y recuerdos./ Eres lluvia,/ un rio de ternura
que cae y se levanta. (39). “El jardín” y “El credo” expresan religiosidad.

“Canto a Tupac Amaró” (sic) es un poema épico-lírico de ochenta y cinco versos


dedicado al héroe indígena. La amplitud de los versos concuerda con lo grandioso del
tema: Cuentan al fin los aires de la América Hermosa/ una historia de sangre, de
lágrimas vertidas,/ lágrimas más ardientes que un viento de la luna/ (...) Tupac
Amará (sic) tuvo que presenciar temblando/ a su heroica mujer balanceada de un
árbol/ y al vaivén de aquel cuerpo, débil nardo tronchudo/ las olas de la ira se

491
Heien limado

encrespaban verdosas./ Micaela Bastidas, hermana. Luz Hermosa,/ no volverás a


estarte quieta bajo la luna, ni a refrescar mis labios con tus pozos profundos/ donde
w las estrellas de los ojos de mi hijo./ Amará (sic) no vertía más que amor por sus
venas/y para que no hablara a su Dios por la boca/ le arrancaron la lengua rosada
de Indio puro./ Cuatro caballos fueron a desmembrar su cuerpo/ (...) Si pudieron
partir como papel marchito/el cuerpo luminoso del caudillo peruano,/su alma entera
vtgila desde ¡as altas cumbres/ de la América Nueva queflorece en sus manos. (69).
Un acierto: en determinado momento, la voz poética la asume el cacique torturado.

Quizá, en algunos trabajos de Canto, faltó dejar sólo lo esencial. En “Vals de Año
nuevo", inclusive, al cuestionar a posibles lectores inconformes con la falta de rima
de su poesia, el autor elabora una estrofa a la que intentó insuflarle un tinte irónico;
pero, por lo ramplón de los versos, el objetivo se frustra.M

Poemas de la Sulamita.
Poemas de la Sulamita está concebido como una totalidad. Cada parte (señalada
con números romanos), con varios poemas incluidos, lleva una pequeña anotación
que anuncia el tema tratado. Asi: “I El poeta le canta a la Sulamita”, “II Se inicia en el
templo de la poesia”, hasta completar diez partes. En la sección “IV Extasiado
contempla las maravillas creadas: agua, fuego, cielos y tierras. Cambia el Poder por la
alegria", a cada elemento mencionado, le corresponde un poema: “Poema del agua”;
“Poema del fuego”; “Tarde de pájaros” (a éstos como dueños del cielo); “Los niños”
(habitantes por excelencia de la tierra); “El mágico misterio del poder” y “Alegria”. El
estilo abunda en adjetivaciones: Agua matinal alabanza sagrada/caminante del mar/
tormentosa materia/ de las cumbres/ lavandera imposible/ agua de los caminos
invernales/ven, no huyas/ escapada gacela del espejo/Oh, llévame entre tus brazos/
agua de manantial./ Bésame, agua amorosa/con tu bocafluvial/ los ramajes sombríos/
de mi claridad./ Bailarina traviesa despeñada/y espejo del espejo de cristal. (Sono
Romero, 1995: 25).

El libro, en una especie de itinerario espiritual, señala momentos vitales para el yo


poético. En la sección “V Saluda con el corazón en la mano a dos hermanos que

* Muchos dirán que esto no es/ Poesía porque no nma/si quieren rima aquí está:/ En
Honduras ¿cuantos no comen tortilla?/ ¿Cuántos no conocen la mantequilla?/
¿Cuantos artistas son rosquilla/ y tienen floja la rabadilla? (57-58).

492
Lo pclobrc iluminado

pasan, les dice un hasta luego y que les vaya bien”, los dos hermanos son ios poetas
Edilberto Cardona Bulnes y Antonio José Rivas a quienes dedica sendas elegías En la
sección “III Se encuentra con el velo y el des-velo del hombre”, los temas apuntan a
la muerte, lo esencial, el tiempo... “Vigilia”, incluido en forma completa, expresa: He
aqui que la noche de noviembre/ en Tegucigalpa/ se mira en los ojos del amanecer y
en este minuto, transitivo,/mepregunto:// Qué hago yo con esta luz/entre mis manos)
(sic) (15). En “Humanauta”, externa la amplitud de sus intereses espirituales: Por la
luna/por los mundos flotantes y bifrontes/ por lo que sigue del limite del después/
navegando/ con el viento solar/ en el nido de las velas blancas/ surcando celestes
cielos ciegos/acariciando estrellas de varias puntas/ navego,/vago, sin peso, iluminado
por el tiempo. (21). En la sección “VI Se encuentra con sus extrañas Musas y
fantasmas”, inserta un poema dedicado a Rigoberta Menchú. Sin embargo, no todo
es tan transparente. En “Año del jubileo”, habla de un personaje manicomionizado y
el significado se nos escapa. En la parte final dice: bendigo jubiloso/ que mi Poesía
alabe/ no las musgosas nalgas/ de una madre cagada/ aún convertida en diosa/
gracias ayo sé quien/porque escribo macizo/desde mi todavía. (50). ¿La expresión
de algún alienado? ¿La locura como uno de los fantasmas al cual alude el nombre de
la sección? El último poema de la sección, “Fantasmas”, se autocalifica de extraño.
Quizá faltó explicitar, aún más, las claves interpretativas.

Sorto Romero provoca al lector para que participe activamente en la decodificación del
mensaje y colabore en el trabajo poético. Inserta una página en blanco y la nota es
conminativa: El poeta le pide al lector su ayuda para llenar este oscuro vacío blanco
(s.p.). En las secciones “I Poemas de la Sulamita" y “IX Puede ver su camino desde el
río de las amarguras, hasta el Reino del Amor Sereno”, no aparece ningún texto. Estos
vacíos tal vez funcionen como un signo: no aparecen los poemas de amor que, dada la
referencia al Cantar de los Cantares implícita en el título y la mención del Amor Sereno,
el lector pensaba encontrar. ¿Descreimiento en el amor? ¿Imposibilidad de cantarle?

Aunque en menor grado, a Poemas de la Sulamita, también le haríamos la misma


observación que a Canto.3g Pero los aciertos señalados compensan, con creces, su lectura.

39 En “Tarde de pájaros”, leemos: Canta en el limonero, el gallo clannero. gran pájaro


sonoro,/ amo y señor de las gallinas, dueño/ de plumaje severo. (30). Creo que el
temple del poema riñe con una estrofa como la anterior.

493
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Samvei. Villeda Arita

Samuel Villeda Arita (San Marcos de Oco'epcquc. 1940) escribió Alpie del Ticante
'(¿1971?): Canto al obrero (1974); Tiempo adentro (1985) y Poesías premiadas
*
(Selección de 15 libro
* galardonados) (2001), obras cuyas composiciones, en su
mayor narte. giran dentro de los postulados de la literatura de compromiso. El primero
de los libros contiene textos laudatorios a quienes lucharon contra El Salvador en
1969 y preferimos omitir comentarios.

Canto al obrero
Canto al obrero está conformado por ciento veinte versos octosilábicos. Dirigiéndose
al obrero, la voz poética le pregunta, en tono de reto, si se cree importante por los
elogios que le prodigan el poeta y el demagogo. Lo insta a que. frente a la mentira,
coloque su realidad: hijos descalzos, enfermos, etc. Le recuerda que no disfruta de
sus grandes obras (vr. gr„ las construcciones). Los versos siguen esta tónica: Hermano
trabajador.../ tu sitial no está en la gloria/ celeste que te señalan,/ ni en el discurso
barroco/ del político elocuente;/ no está en la turba que ruge/ queriendo el aire
partir,/ni está sobre el escritorio/ tallado en pape! de carta.../ TU SITIAL HERMANO
MIO.../ TU SITIAL ESTÁ EN ZJ UNIÓN/SINDICALISTA QUE LUCHA/POR LA
JUSTICIA SOCIAL. (Villeda Arita, 1974: s.p.; siempre, las mayúsculas son del autor).
El discurso está imbuido de la mística revolucionaria que. al carecer de «na sólida
teoría literaria, contrarrestó la calidad de la poesía en Latinoamérica.

Tiempo adentro
En Tiempo adentro, sin atenuar la preocupación social, los trabajos presentan una
superación formal con relación a los libros anteriores. Los títulos anuncian el contenido:
“Postal campesina". “El salario”, “Lavandera", “Tortillera”, “Raúl el consetje” y otros.
En “El machetero”, el verso, dentro de su sobriedad, posee fuerza: Recuerdo aquella
vez/ de tu lineal caída// (...) No hubo sobresaltos en la empresa/ ni diálogos/ ni
toques de campana/ sólo sombreros bajos/ sudores fuertes/ y llantos campesinos
detenidos (Villeda Arita. 1985: 106). El breve “Muchacha combatiente” contrasta el
valor de la joven comprometida con la lucha social y la comodidad del oficinista:
Frente a su silencio/ la sangre se me hincha/y se vuelve música en los huesos//Es que

*° Esta fecha tiene una dedicatoria del libro firmada por el autor.

<94
Le peiobra liwnirwáa

tu recuerdo/ —muchacha combatiente—/ me hace en la oficina más pequeño. i 106).


Atemperada la expresión, la poesía emerge con más facilidad.

El tema de la maternidad se aborda en dos poemas. En "Perfil”, la inversión de la


óptica normal con relación a la llegada del hijo es muy aguda: Parece su perfil montaña
esquiva/ y el vientre abultado/ el anuncio/ del niño que la espera.' Sólo hace siete
meses/que en su adentro/la espesa libertad hizo su nido. (107). En “Alumbramiento’"
—transcripto en forma completa—, en apretada síntesis, el instante de la concepción
y nacimiento de un nuevo ser: El le sembró/ en la noche de invierno- el dolor de
cadera y de letargo// Ella siguió esperando/—nueve meses—/ el liquido aleteo y le
llegó una tarde// Era un pequeño grito/ oloroso a maizal/y a jornadas. (108).

“El agua” tal vez aluda a la dualidad de los seres y las cosas: A veces el agua, es un
pequeño hilo/ que recorre la espalda del vacío//Brota del caite campesino, y termina
vestida/de alcantarilla y sombra. (124). En “Cactus”, la subjetiva visuaiización de la
espinosa planta gráfica al propio yo: Me atrae tu silencio^ de potencial violencia, tu
sonrisa espinosa/ tu corazón tan frágil// Me gusta tu paciencia/ de soledad y viento/
de arena y sol// Te pareces a mi. (125).

El libro recuerda a las víctimas de la violencia política. En “Confidencia”, entre los


caídos, se evoca a Trino/ el profesor/ que hilvanaba justicias' Amaneció (sic)
adornado/con estrellas de sangre//Aquél que apareció en la TELE queriendo controlar
los altos precios/está de embajador en otra sombra (131). El apócope que subrayamos
acentúa el tono popular que persigue el autor.

Poesías premiadas
Contiene cincuenta poemas cuya elaboración oscila de 1958 a 2000. Predomina la
preocupación social. En “Los niños de la calle” y “Los niños Callejeros” (sic) el autor
expone la dolorosa situación de los infantes abandonados y los ve como parte esencial
de nuestra historia (Villeda Arita. 2000: 14). En “Niño adentro” se pronuncia contra el
aborto. En “Canto a la violencia”, en ciento veintiocho versos, traza un cuadro sobre
los estragos de la convulsión social: Es un camode insomnio y explosiones. tu plegaria
constante;/ tu saludo matinal es hambre./ harapo y estallido’ y tu nocturno adios:
insulto./ La sangre de la gente/juega a escondidas con la muerte;/ y lü,< te vuelves
juez y parte de la escena. (59),

495
Hthn UmoAo

En “Viento arriba", visualiza a la patria como una mujer a la que desea ocultar el dolor
y la angustia; Ella. no debe mirar cosas extrañas./ ni la sangre pudriéndose en el
polvo,- ni héroes trigueños olvidados./ ni señales de luto en las fronteras,/ ni grupos
sindicales perseguidos; ■ no debe ver crepúsculos de fuego./ni la evasión de la palabra
dicha, ni el litoral del pájaro soborno./ ni el contrato brutal y solitario;/ no debe ver
a su hermana libertad' viajando asi, tan tímida y sin alba. (55). Con acierto, “Mi
gente" expresa fe en el pueblo: Mi gente./ tiene la dimensión de las montañas.//
Aprisiona la luz de la batalla/y el sudor le cae/ con un sabor a tierra esperanzada./
Es una gente que sueña todavía/ con las cosas pequeñas.// Vista en otra dimensión,/
es una constante/ caída de silencios. (97).

“Senadora doméstica”, con una pincelada irónica, trabaja un tema muy conocido en
la narrativa regionalista: el de la campesina que, al llegar a la ciudad, sufre una
transformación y, finalmente, es seducida por el patrón: Asipasó su tiempo/ conociendo
los parques domingueros/ y las iglesiasJ Asi le fue entrando la importancia/ de ser
una muchacha/ sin olores de campo. (102).

El autor también trabaja una linea intimista. “Crepúsculo”, en pocos versos, traduce
la nostalgia y la laxitud espiritual de algunos instantes: Veo pasar el tiempo/ como si
fuera invierno sin tormenta/' que dejó muy atrás los sembradíos.// A mi lado,/ hay un
montón de cosas/ que nos tocan la espera.// Es la hora en que caen los lu&ros/ sin
despertar sospechas/ y los pájaros vuelan sin distancia. (25). El amor alienta en
poemas como “Eila” y “Duerme”. En la elegia “Mi padre”, la figura paterna termina
transfigurándose en rodo cuanto existe.

El poeta ensaya el texto breve de tipo irónico: “El tercer juicio”, “Círculo en dos
tiempos” y “Visión”. En “Justicia”, leemos: Y la justicia nació/y se hizo inmensa//
como una palabra/ nunca dicha// hoy/ tiene una cicatriz en cada ojo. (127). Poesías
premiadas ofrece muestras muy dignas de trabajo poético. Pero hay, también,
reiteraciones de términos o imágenes poco felices.4'

“ Véanse estos ejemplos: que se abrían estrellas en tu adentro./ (...) ¿si volviera el
momento/ estallarían vivencias en tu adentro?', tu imagen meciéndose en mi adentro'.
Hay comunión de cosmos en mi adentra, se escondía en mi adentra, los que están
permanentes en mi adentro (30, 32, 33. 34. 79). En el texto “Algún día”, que trata
sobre el despertar del pueblo en busca de su liberación, leemos: que le den al
militar/ sesos de obrero (...) o que sencillamente/ le sirvan ensalada/ de pueblo
ejecutado (...) América Latina,/ almorzará con sangre de bastardos. (84-86).
lo palobfo iluminado

ARNALDO VlLLAMEVA CHINCHILLA

Amaldo Villanueva Chinchilla (1940-1994) escribió Juan Guaymuras (1970); Ante


el Vesubio (1971); El tercer ojo (1975) y Poesía obrero-campesina (1983).

Juan Guaynturas
Juan Guaynturas es un poema de quinientos veintiocho versos octosílabos distribuidos
en setenta estrofas cuyo número de versos fluctúa. El poema —con fuerte influjo del
Martin Fierro— se divide en tres partes. En la primera —la más extensa y de mejor
factura literaria— el jindio Juan Guaymuras da cuenta de si: Yo no vengo aqui a
cantar/ pa que me llamen letrao,/ lo que quiero es palabriar/ y a todo el mundo
contar/ las penas que yo he pasao....// (...) Que si el galio al sol le canta, porque
Dios le dio ese don,/ a mi me dio la garganta/ pa decirles sin ambage. el auténtico
mensaje escrebido en mi canción. (Villanueva Chinchilla, 1970: 9). Juan expone la
situación de pobreza en la cual vive: Vivir como Yo (sic) he vivido/Noés (sic
* chiches/
¡Por (sic) Dios, noés chiches!/en (sic) las chifumias metido/muriéndome de tristeza/
en las piares condiciones/de salú y de pobreza.... (12). Se queja de la demagogia de
los políticos y de ia corrupción, mentira y ansia de poder que, por igual, comparten
los partidos tradicionales: Los Cachos y Coloraos/peliándose la Guayaba,/por las
ansias de poder/ naide ha querido ceder/y con sana desmedida.'y con pensamiento
ciego/sembraron a sangre y fuego/sufrimientos y amarguras/ (...) Se encaraman al
Poder (sic)/ con timos y con astucias,/las elecciones son sucias/y choteado el proceder,/
(...) ¡Que jindio más redomao,/ Jindio bruto! es (sic) la expresión/ que le dice el
desalmao/Mandamás de la ocasión.... (15). La falta de escuelas, la insalubridad, la
prepotencia de los militares, la religiosidad del campesino, la explotación que sufre
por parte del gringo, la necesidad de la reforma agraria, la falta de trabajo y otros
temas similares se expresan en el decir de Juan Guaymuras, quien espera ser
comprendido por el hombre más tetrao/ que vive en la gran suida, ques por jando
patriotismo/ y no por el simple hablar/ que mé he tomao el permiso/ de cantar con
libertó. (20). Justifica su canto: Si me arrecho es porque tengo/ sobradamente razón/
y el valor a que me atengo es el ser honesto yfranco que al cantar casi me arranco/
por tucos el corazón. (22). Un lenguaje observado en la poesia costumbrista de las
primeras décadas del siglo XX. Otra muestra del anacronismo, tan persistente en ¡as
letras honduréñas.

4?7

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Htltn limalla

En la segunda parte, el protagonista cuenta cómo fue la guerra de 1969 contra El


Salvador. A los miembros del ejército invasor los llama: /os sanguinarios Pipiles', un
ejército demente'de Caincs r canallas; la manada de asesinos... Por el contrario, los
defensores de la patria reciben elogios: bravos hondurenos; Militar disciplinao y
valiente' había liegado al frente/y en compactos batallones/ tomaba las posiciones,/
cada quien en su lugar./hecho (sic) penca con coraje/y alfuego de susfusiles/le dio
reata a los Pipiles/en los campos de Picante/ (24); X la Gloriosa Aviación/y nuestras
tropas de tierra/con el respaldo valiente/ de toita la Nación/un merecido castigo/le
dieron al enemigo/ que sin gloria y sin honor/ quedó nomás sepultao/ para siempre
señalao/ con este mote:.... ¡AGRESOR....!/y (sic) ante los ojos del mundo/como el
pueblo más traidor. (26; mayúsculas. del autor). En la tercera parte, Juan Guaymuras
se despide de sus oyentes porque se va pa la querencia. Estas secciones son más
breves y de menor calidad que la primera. La obra, tanto por el autor como por el
prologuista, Carlos Gilberto Sandoval, se califica de “Poema costumbrista”. A nuestro
entender, es un poema narrativo que, al modo costumbrista, mediante la exposición
de situaciones de pobreza e injusticia, posee una intención de denuncia política y
social.

Ante el Vesubio
Contiene cinco textos breves. Traslada sentimientos relacionados con un viaje a Italia.
Por cierto grado de sugerencia, quizá, el mejor trabajo sea “El profano” en el cual la
voz poética se dirige, en tono apasionado, a una estatua pompeyana: A quéAe tienes
miedo.../ Es que acaso no sabes todavía/ que el amor es la llama ardiente y viva/
donde ofician las almas su agonía... ? (sic)/ Que en los tímidos huertos que te cubres/
está el polen (sic/ fecundo de la vida....? (sic) (...) Y ahí quedó la estatua bella/ con
una candidez santa y serena,/cubriendo presurosa con las manos/ la geografía de su
forma plena, (s.p.).

El tercer ojo
La llamada “literatura de compromiso" domina en el libro. Inclusive, hay un homenaje
a Pablo Neruda. Denuncia de la injusticia. Rechazo al silencio cómplice. Alusiones a
la falta de compromiso político por parte de poetas e intelectuales. Solidaridad con
América Latina. Recuerdo emocionado de las personas que ofrendaron su vida para
cambiar la situación social. Estos son tópicos observados.

498
Lo palabra iluminado

El escritor, algunas veces, carece de un sentido de las proporciones y elabora frases


que demeritan el conjunto. “Hora silencio” lo comprueba; De aqui de allá de todas
partes/ la voz enferma y el conformismo/ son los caballos que galopan tristes a
contra ruta de la sangre indiana// (...) Aqui nos pueden patear azotar matar/ encarcelar
golpear constitucionalizar/ improvisar un líder subirlo bajarlo/ mediatizarlo utilizarlo
para siempre/y etcétera/ mientras nosotros mismos/ acobardados aburguesados sub­
desarrollados/ explotados por tarados y expatriados/ nos limitamos a callar a rezar a
perdonar/y a llorar. (Villanueva, 1975: s.p.).

Hay textos en los que la concepción general parece poco acertada. En “Gramática
feliz”, las analogías y comparaciones son de este tipo: El pueblo/ en Conjunción
Copulativa/se multiplica,/crece,/mientras el hambre clava en sus entrañas paréntesis
de angustia.//Los ojos de los niños/-como diéresis inciertos-/ descubren el dolor en
cada esquina.// El Sustantivo amor perdió su ruta/ en una infinidad de puntos
suspensivos... Aunque evocando alguna página de Ernesto Cardenal, mayor ingenio
posee “Aritmética SocialSomoza más Somoza/ entre somoza (sic)/ por somoza
(sic)/ igual tragedia.// El pobre por el pobre/ entre la gente/ más la gente/ igual
miseria.// (...) El pueblo por el pueblo/ entre el pueblo/ más el pueblo,/ es la raíz
cuadrada en que se encuentra/ la solución exacta del problema.

“Poema a la creación” —ciento noventa y cuatro versos— exalta lo grandioso del


universo. Sin embargo, sus logros se pierden cuando el escritor enumera una sene de
males que aquejan a la sociedad: La polución/ el exterminio/ la purga/ el odio/ la
prostitución/ la esclavitud del pueblo,/ el capitalismo/ el comunismo/ el crimen/ el
terror y así sucesivamente a lo largo de toda la página.

Mayor calidad ofrecen algunos textos breves como “Tegucigalpa”, poema que captó
aspectos de la ciudad: Crece el pueblo que levanta' sus mil músculos dormidos.// Un
asno cruza la calle.// Callejón. Calle de polvo.// (La Escuela de Bellas Artes, sabe
del llanto aterido/ de los niños sin escuela).// Tegucigalpa dormita, a! titilar di una
estrella/ mientras la arrullo impaciente/ con mi canto hecho de piedra. Los versos
entre paréntesis configuran una sutil ironía, mucho más efectiva que el discurso
abierto que el autor estila en los primeros poemas comentados.

499
Hilen UmoAo

Poesía obrero-campesina
Los textos de Poesia obrero-campesina obedecen a una interpretación marxista del
trabajo poético, la denuncia de las condiciones de explotación que sufren el obrero y
el campesino así como la exposición de sus formas de lucha. Por cierto sentido de
mesura, quizá el mejor trabajo sea “Los machaqueros”: Son los machaqueros hombres
que laboran/ desde las primeras luces de! amanecer./ Parecen fantasmas cuando por
las tardes/ curtidos los rostros, la mirada blanca,/ salen cabizbajos del cañaveral.//
(...) Explotados seres que con su amargura/ con la fuerza bruta de sus recias manos/
cortan los trigueños cuerpos de las cañas/ de donde más tarde brotará la miel.//
Machaquerosfieros que en las noches trémulas/cansados del alma platican sus penas/
a la oscura sombra de algún barracón. (19-20).

En otras composiciones predomina la intención ideológica; son auténticos poemas-


pancarta. Algunos títulos: “Canto al indígena”, con una extensa exposición sobre el
pasado amerindio; “Exaltación al trabajo”; “América Latina” (homenaje a la Cuba
revolucionaria, a Pablo Neruday a Salvador Allende); “Sindicato”; “Primero de Mayo”;
“Marti” y “Consignas sindicales”. La primera parte de este último transcribe las frases
de empleo colectivo durante los actos populares. Un libro de laudable intención social,
pero de escaso aporte poético.

Ana María Alemán



Ana María Alemán (Kobe, Japón, 1940)42 escribió Después de para siempre (1998) y
Pez de afiladas sombras (2004), obras de cuidada elaboración que revelan una
ponderada visión del mundo.

Después de para siempre


En su mayor parte, Después de para siempre versa sobre el amor. Pero éste nunca es
desbordante. Predomina una especie de contención —un sereno equilibrio— al
considerar, tanto sus dones y compensaciones, como el inevitable desgaste de la
pasión. Gamas afectivas atrapadas por el verso cadencioso y el tropo de pulcra estirpe.
Asi, vinculando al amado con aspectos físicos de la casa, en "Tu nombre entre
paredes blancas”, el yo poético traduce pasión y ternura: Voy a dibujar tu imagen/en

* Nació en este país cuando sus padres ocupaban un cargo consular.

500
Lo polobro ilumiflodo

mi puerta/y colgar tu sonrisa/ en cada esquina de mi casa./Que tu voz quede/ en la


médula de mis paredes blancas./ (...) La realidad no existe,/sólo estas paredes blancas/
que claman por tu nombre. (Alemán, 1998: 21).

La insistencia del recuerdo o la imposibilidad de borrar las resonancias interiores de


un momento de plenitud amorosa constituyen materia de “Ha quedado ternura vagando
por la casa”: Ha quedado ternura/ prendida/' de las últimas ramas del tamarindo./
empolvando los muebles ancestrales,/detrás de las cortinas,/debajo de las puertas./
Ha quedado ternura/ vagando solitaria por la casa./ Huérfana, como pájaro ciego/
tropezando con paredes y ventanas. (23). Con frecuencia, según ejemplifica el
fragmento anterior, a la idea del amor, se une la de la soledad, insidiosa realidad que
nunca se enfrenta con amargura; prevalece una serena nostalgia por algo que, al
esfumarse, dejó un gran vacío. “Eco del diluvio”, con la desolación implícita en la
referencia bíblica, dice: Hoy me siento agobiada/ por la soledad/ de las playas
golpeadas/y por las gaviotas sin nido/ después del diluvio. (27-28). En “Domingos
sin caballos blancos”, la referencia al dia consagrado a la vida en familia intensifica la
idea central: Domingos de silencios trasnochados,/de sombras subterráneas, ' de soledad
tardía./ Domingos donde las puertas de mi casa/se abren para nadie. (29).

La soledad no implica un sentido de catástrofe interior. Quizá Alemán la vea como


inevitable condición de la existencia a la que, inclusive, habrá que extraerle sus
bondades. Así, en “Baños de luna” —uno de sus mejores trabajos—, con el irrenunciable
placer de saberse dueña de sí, en el ritual nocturno, percibimos la aceptación consciente
de una sensualidad provocada por el simple hecho de existir, de absorber la energía y
el esplendor del mundo: la luna, la noche, el viento... Los tomo [los baños de luna] de
noche,/ cuando el silencio es espeso/ y la lluvia no se anuncia./ Un reino de
luciérnagas/ me rodea entonces,/ iluminando mi piel/que jlota contra el viento./Mi
cuerpo se tiende a su antojo,/ colmando de esplendores/ hasta el último poro/ de mi
piel sedienta./ Baños de luna a media noche,/ ritual de soledad rardia (44). La
soledad, como estado de alma, quizá sea cuestión relacionada con el destino. En
“Retrato con niña y horizonte”, la vieja fotografía personal se interpreta a la luz del
presente. Desde un hoy de angustia, los rasgos del antiguo rostro se toman heraldos
de una vida de ausencias y vacíos: Atrapada en el tiempo,/desde la pared iluminada,/
la mirada de una niña triste me acompaña./ (...) Su boca inescrutable, árida de

501
Helen UmoAo

sonrisas / Niña de mi retraía, eternamente niña./medio siglo mirando el horizonte,/


nostálgica y ausente./ vislumbrando con las últimas luces/su destino. (50).

Pero en el poemano predomina una actitud positiva de captar al mundo. No se sucumbe


al desaliento. En "Mujer de breves eternidades”, reconviene: No des cabida en tu
alma a la soledad, ese animal Jatidico/ que gime y araña tu puerta cada noche.
(32) Por su humanismo, expresado con lenguaje coloquial de convincente sobriedad,
otra composición ejemplar es “Toño, el barrendero de mi calle”: Las hojas giran en la
palma/ de su escoba de malva florecida/ como un canto continuo y seco/ de escoba
contra asfalto./ Toño, el barrendero de mi calle,/casi ciego,/absorto en su obstinado
desvario,/ con sus ojos opacos y su sombrero triste/ que desconocen el tiempo./ (...)
Las hojas, sus únicas amigasjjuegan con él/saltando y escondiéndose en las sombras./
El entiende su idioma;/ sin verlas/ adivina sus contornos y colores. (36-37).

Hay una ecuánime posición feminista en “Canto de una mujer a un siglo que se va”,
acompasado recuento de los logros que, en cuestiones de género, ha alcanzado la
mujer: Lo veo pasar/ cada vez más lejano,/ como un tren de recuerdos inconclusos/
que no toca la noche./ Ya mi siglo se va/con su camisa blanca/y su chaleco azul de
tiempo./ Yo, mujer gestada/ en su entraña convulsa,/ testigo soy de su grandeza./
Cumplió su cometido./nos dio alas y horizontes nuevos. (51). Véase, también, el sutil
cuestionamiento a la abuela cuyo nombre bien pudo ser abnegación o lágrima, en
“Palabras de hoy para mi abuela de ayer” (35). Con sencillez, sin estridencias y
evidenciando una amistad con las palabras que viene desde muy lejos, Alemán encontró
maneras de decir que se apartan de caminos de común recorrido.

Pez de afiladas sombras


Pez de afiladas sombras trasluce un delicado desencanto. Deja ver una mirada que
no idealiza situaciones. Que —sin exabruptos— ve a los seres y a las cosas en su
justo lugar. En “Irrealidad”, animizando el entorno y dándole características humanas,
se advierte en qué medida se ha dislocado o cuarteado la visión del mundo: Los grillos
piden disculpas a la noche./La luna es verde y las estrellas vagan desquiciadas./El
luto crece y los sueños caen,/ barajas locas que bailan a su antojo.// La realidad huye
despavorida y se esconde/ bajo la piedra más cercana. (Alemán, 2004:20). Percepción
que no excluye la convicción de moverse en un mundo donde, a la vez, convergen
los juegos de luz y sombra. De ahí. los elementos antitéticos que Alemán

502
Lo polobro iluminóla

constantemente conjuga en versos de acuciosa elaboración: Huellas de mundos


perdidos./Libélulas muertas cantan himnos piadosos./La luz huye del sol del mediodía,/
risas lejanas cabalgan por los desfiladeros. (“Desencanto”, 38). Las libélulas están
muertas, pero cantan; la luz huye, pero está el sol.

La visión de la realidad implica reconocer la constante presencia de elementos duales;


la luz y las tinieblas; el amor y el olvido; la vida y ¡a muerte... "La cama” es el gran
símbolo. En ella se engendra vida pero también se muere. Anuda el placer y el dolor:
Cama de bronce, altar de amor./ Huellas de cuerpos desnudos/ palpitan en su seno.'
(...) Gritos de dolor rasgaron sus sábanas/ cuando en festines de claveles rojos/ se
anunciaba la resurrección de la carne. (27). “Carta a una mujer sola” conlleva el
reconocimiento simultáneo de fortalezas y debilidades: Estás sola y un horizonte/ de
nostalgias/ detiene tus pasos./ (...) Te preocupa tu futuro incierto/ y las libras que
ahogan tus caderas./ Más (sic) no le temes a los ojos azules de la noche/ ni a la
lámpara indiscreta/que alumbra los rincones vacíos de tu casa,/el guante de tu piel
protege tu armadura./ Eres mujer de acero y amapolas:/ pero a ratos/ tu mirada se
pierde en el vacio:/ escudriñas los cielos/ buscando una señal que te diga, que ésta
era la vida prometida. (41 -42). Aunque se aceptan las condiciones impuestas por la
vida, emerge la soterrada inconformidad porque ésta no fue lo que debió ser. El
mismo trasfondo late en “Pensamientos para un sábado”: Mi paz, perturbada 'por el
iris quebrado de la tarde:/ trinos, ruidos,/un hombre en bicicleta.' un carro gris que
pasa,/ una cortina que flota./ las goteras,/el teléfono y su agudo lamento.// Mi paz.
flor interminable,/ aferrada a mi falda/ como niña huérfana. (25). Hay tranquilidad
interior, pero no se elimina del todo ese sentimiento de orfandad. Inclusive de miedo
en un mundo que nunca deja de ser hostil. Una paz siempre en precario. A punto de
derrumbarse. Con habilidad, de nuevo, la autora acude a lo cotidiano. Para ella, la
poesía no radica en el mundo de lo etéreo. Hunde sus raíces en lo intrascendente,
nimio o grande que nos rodea.

Varios poemas pregonan fe en sí misma. Esta certeza nace de la convicción de haber


superado obstáculos. En “Cantos de ruiseñores tardíos”, observa,, sin amargura, el
don que llega demasiado tarde: Surge el manantial sonoro/cuando calmaste tu sed-
exprimiendo las rocas./ (...) Entonces reconoces/ la fuerza de tu esencia, la que
venció las sombras,/ exprimió las rocas pálidas,/ durmió en las selvas vírgenes/ y
sonríe y existe. (37). Como rasgo formal, los últimos versos recolectan los elementos
mencionados en los versos precedentes que se refieren a lo que llegó a destiempo.

503
Htltn UmoAo

No obstante el sustrato de desencanto que percibimos en la estructura profunda del


poemario, la razón de ese no darse por vencida, de contemplarse como una triunfadora
de tantas hecatombes, quizá la dé el sentimiento de saberse perteneciente a una estirpe
de mujeres fuertes, “A Graciela Bográn” está saturado de comprensión y admiración
al temple de la mujer extraordinaria: .Nunca sabré si a mi abuela/le gustaba la lluvia,/
ni si corría descalza por los patios/ persiguiendo pájaros azules./ Quizás leía las
novelas de moda/ en mecedoras de mimbre,/ su pelo bailando con el viento./ Mi
abuela derribó muros,/muros que llegaban al cielo/y nos dejó su palabra/de seda y
alabastro (22). Un lenguaje que oscila entre la mención de lo cotidiano y la utilización
del símbolo. Un grupo de poemas se orienta hacia la expresión de sentimientos plenos
de acuerdo con la vida: Amo este silencio/ que domestica/ los aguijones del tiempo,/
que retoza en mis ojos/y en mi garganta./ Amo su voz errante/ que palpita en mi,/
seduce mis poros./penetra hasta el fondo./Silencio sin aspavientos/que solemniza la
tarde./ Amo su huella en mí ventana,/ su retirada de pájaro/ después del aguacero.
(“Declaración de amor al silencio”, 24); Guardo dentro de mí/la clave en que descifro/
cada misterio del universo./(...) Mis dedos tocan sus orillas/y me incendian. (“Espigas
de luz y universo”, 17); Hay un ángel de barro que no sueña/ y que abraza un
cántaro/ que destila nostalgias./Sus alas, inmóviles garzas,/desafian la penumbra./
Me observa, medita,/ envidia mis recuerdos,/ aquéllos de humana levadura (“Ángel
de alas taciturnas”, 45).

De ahí que la muerte se observe con actitud serena: Cerrará los párpados la vida/y
temblarán en mis manos/el viento retenido de la noche,/elfulgor de la aurora,/ (...).
Vibrarán en mi pecho/ la ingrata mordedura del olvido,/ el aire fatigado,/ el desdén
del camino.// Cerrará los párpados la vida,/ un pájaro cabalgará en mis hombros./
Mansamente penetraré en la nada... (“Tiempo de luz y tinieblas”, 29-30).
Contrariamente al primer libro, el tema del amor casi no ocupa lugar. Lo más cercano
a ese sentimiento es “Espejismos en la ventana” que traza el retrato de un hombre
solitario/ que intenta arreglar/ la brújula del mundo. (35). Pero el texto no va más
allá de extemar su admiración por el otro, más un espejismo que una realidad. Por
esta razón, en “Plegaria de mar y arena”, con cierto rintintín irónico, con aparente
desprejuicio que sólo entraña un soterrado amargor, arriba a una desolada conclusión:
¿El amor?/E! amor es un sombrero de plumas/para ciertas tardes de domingo. (21).
Asimismo, “Telenovela de las 8” y “Para siempre adiós” enfocan, más bien, el tema

504
lo palabra iluminado

del desamor, como también lo hace el poema que da nombre al libro. Pero cualquiera
que sea el asunto abordado, la calidad está presente.

José Adán Castelar

José Adán Castelar (Coyoles Central, Olanchito, 1941) publicó sus primeros trabajos
en el volumen colectivo La voz convocada (1967). Posteriormente, dio a conocer:
Entretanto (1979); Sin olvidarla humillación (1983-1984) (1987); Tiempo ganado
al mundo (Antología personal) (1989); Poema estacional (1989); También del
mar (1991); Rutina (1992); Rincón de espejos (1994); Laodamia (1999) y Venus
en el campo (2000), obras en las cuales predomina una arraigada preocupación
social.

Poemas de La voz convocada


Los diez poemas de La voz convocada, guardan la semilla de lo que, con mayor
sobriedad y mejor dominio del lenguaje, florecerá trece años más tarde: preocupación
social; mesurada expresión del mundo afectivo personal y utilización del lenguaje
conversacional. En “De la ciudad me vienen” se advierte ya el estilo sustantivo: De la
ciudad me vienen tristes recuerdos de pobreza:/ La necesidad de mi madre y mis
hermanas,/ de una conforme mujer que quiso darme un hijo,/ Sus (sic) rostros en mi
frente lloran, claman, y esperan/ que regrese con un no sé qué de pan. (Aquino Pérez,
et. al., 1967: 23).

Por evidenciar el árido ambiente intelectual de provincia a que Castelar se enfrentó, es


interesante “Lamento y alba”: ¿Dónde está lo que puedo estudiar?/ Perdido en la
ciudad me atraso/ (...) Quiero estudiar y no tengo camino,/ Quiero (sic) saber y no
tengo maestro./ ¿Habré nacido para ser sólo una búsqueda?/ (...) Pero aqui lucho.
Aqui salto las montañas de piedra y de escarcha:/ Esto (sic) que digo y que forma mi
camino/ de más allá de este muro de atraso. (28-29). En “Puño” —posteriormente
aparecerá en Entretanto—, la sobriedad y ios señalamientos esenciales con relación
a la vida apuntan hacia el estilo y la linea de trabajo que caracterizan al autor: Vo esíov
contento, hay tantas cosas que oprimen aqui/ Lo (sic) digo,/ y no estoy contento.//
Soyjoven/ Habito (sic) un pájaro violentamente pobre. /En un camino obrero doy lo
que puedo de amor/ y recibo mi parte.// Hay tantos muras que derribar aquí tanta
muerte quegolpeár,/tanta puerta que abrir a los caminos,' tanta pobreza de nosotros/

505
Htl»n Umofla

que edificar con porvenir. (27-28). Frente a la adversidad del medio, el afán de
oponerse y de luchar contra él.

Entretanto
Entretanto apareció cuando el Frente Sandinista de Liberación y la insurgencia en El
Salvador y Guatemala libraban o se aprestaban a librar duros combates contra las
fuerzas gubernamentales. De ahí, la fe y el fervor revolucionario que atraviesan sus
páginas. El título, justamente, alude a un compás de espera mientras llegaba lo que,
por esa época, se consideraba como el indubitable triunfo de las causas populares en
el istmo centroamericano. Tal optimismo alimenta sus versos: Mi día está hecho de
sol/ de sol de sol/ y de esperanza.// (...) En él la incertidumbre cae aplastada;/
también la duda y el fastidio.// Caminos son sus horas:/ por ellos va mi corazón
hacia ti. Libertad.// Mi día tiene la estatura de la dicha./Sus ventanas dan al mar/y
a la yerba de las seis de la mañana.// (...) Mi dia es del tamaño de mi vida./Mi vida
es del tamaño de mi pueblo. (“Jomada”, Castelar, 1979: 12); Dadme mi guitarra
hondurena,/ mi taza de café,/ mi hora de viento interminable.// Dejadme con los
rnios bajo la luna,/ en mi pueblo.// Aquí levanto mi bandera de hombre.// Aquí
hallará la muerte mi alegría. (“Habitante”, 13); Entre la multitud/yo era uno de
ellos, y ellos la respuesta/ a mi presencia allí,/en aquel parque.// Iban a protestar por
algo digno,/ a gritar: todavía existe la esperanza,/ este pais pobre y hermoso.// (...)
F con ellos estaba yo,/y conmigo estaba la verdad y la justicia./ Y cerca de nosotros,
en derredor, los enemigos/ con sus miedos,/sus armas/y sus perros. (“Reunión”, 15).

Desde Pompeyo del Valle no se había vuelto a escuchar poesía en la que palpitase
tanto entusiasmo por la revolución social. Esto, por cierto, entraña otra faceta: el
compromiso de denunciar las miserables condiciones de vida de los sectores
mayoritarios. Es decir, la puesta en práctica de una concepción ideológica que ve a la
poesía como arma de combate para exponer la situación de extrema explotación y el
empleo de mecanismos represivos para mantener el sistema por parte de la clase
dominante. De ahí que el poeta configure la imagen de una realidad bipolar en donde
el elemento rector es de tipo antagónico. En uno de los extremos, bien se podría
grabar, a manera de frontispicio, el verso único y lapidario de “No hay que olvidarlo”:
El hambre no tiene ley ciño hambre. (67). Para apuntalarlo, encontramos poemas en
donde la falta de alimento y la opresión adquieren nombres concretos: el niño ovillado
en una acera durmiendo sobre la ternura de la mano; la infancia rota/harapo inocente

506
la palabra iluminada

corriendo por las calles ; Don Miguel, el que barre y barre, espera y espera; el chapeador
Cabrera, el que se mantiene peleando a vida contra el monte; el niño Smith que murió
cuando intentaba demostrar que no hay que aceptar ninguna Urania, que hay que
buscar la libertad y el amor dondequiera que estén, aunque nos cueste la vida o la
infancia, (...) y otros.
* 3

En el extremo opuesto, los enemigos: el que te explota diariamente; El santo patrón,


hombre de pelo en pecho,/ olanchano por los cuatro costados, desde el terror de un
revólver o las voces todopoderosas que espetan: Ustedes los civiles piensan que
cualquier baboso/puede gritar en nuestras barbas viva el Che. (54). En su denuncia,
Castelar no ha dejado de lado las exigencias de alta escuela poética. Con el empleo del
lenguaje conversacional o coloquial, elaboró un verso fuerte y sobrio como el observado
en “Moisés Moreira”: Hombres como Moisés, pocos.// Firme siempre, tranquilo,
siempre./Fiel a sí mismo como a sus compañeros, como a su clase.//No hubo pedrada
que pudiera derribarlo./No era un dios aquel hombre sino un Hombre.// La desgracia
nunca lo encontró arrodillado.// (...) Por eso cuando la muerte le llegó un día,/ entre
los cajones de cítricos donados por la Standard Fruit/ Co. al hospital miserable, él
alzó la frente de su ejemplo/ hasta convertirse en uno de esos hombres que al morir
nacen. (61-62). Entretanto pertenece a la llamada “literatura de compromiso”. Poesia
social, como inadecuadamente se la designa. A más de veinte años de publicado, su
aliento básico —la existencia de profundas desigualdades económicas y la necesidad
de acabar con ellas— le otorga validez.

Sin olvidar la humillación (1983-1984)


Este poemario es la respuesta del poeta a los años de la política reaganeana en
Centroamérica. De ahí la virulencia de la mayor parte de los textos: Mi problema es tu
miedo, cariño,/ la patria ocupada/y el Cowboy loco. (Castelar, 1987: 16); Que lo
sepan los halcones y los buitres./Que lo sepan las paranoicos/y ios que sólo encuentran
respuestas en las tumbas.// No queremos guerra.// (...) Y que lo sepa Reagan, el
Departamento de Estado,/ el Pentágono/ la terrible Cía, (sic) no queremos guerra.
(40); —¡acuérdense de Uetnam. grandes cabrones! (19). El lenguaje de raíz popular
—con el empleo del vulgarismo— es mecanismo para expresar la cólera y la indignación
frente a la prepotencia del imperio y sus crímenes de lesa humanidad.

43 Este último es un texto en prosa

507
Htltn UmoAo

La prepotencia del imperio y la corrupción de los serviles no disminuyen la fe en un


futuro distinto. En uno de los mejores textos, dice: Hoy, como siempre oscuro/y
terrible.'Muerte en todas partes./Hambre en las cosechas./Miedo/ hasta en el corazón
de los recién nacidos./Delito es soñar entre bandidos./Guardar silencio es compartir/
el crimen o Pero ya el mañana/ es una ventana abierta sobre los campos/ y los
hombres. (7) La obra incluye textos en prosa. “La traición” —en la contraportada—
combina prosa y verso. Poesía directa, de fuerte politización y definido sustrato
ideológico.

Tiempo ganado al mundo


Tiempo ganado al mundo es una antología que objetiva la evolución del trabajo
poético del autor de 1961 a 1987. Está dividida en las siguientes partes: “Ser”, “Poema
estacionai”, “Entretanto.”, “Memoria en mano”, “Rutina”. “Sin olvidar la humillación”,
“Andar”, “Digo, no es un decir” y “Pasión de! claroscuro”. Los nombres que
subrayamos, con el aditamento de otros poemas, han sido publicados como libros
independientes. Asimismo, en libros a los que nombró en forma distinta, Castelar les
incorporó poemas de las otras secciones.44

Entre los poemas contenidos en “Ser”, destaca el extenso “Cosecha del tigre del
amor”, especie de treno de una gran pasión amorosa: Entre las huellas de mis muertos,/
en la noche angustiada,/ voy enterrando los despojos de mi último amor.// j/oy,
furiosamente, abandonándolos a su suerte de invierno,/a su nuevo tiempo de nostalgia
y pasado,/a su reciente vida de silencio biográfico.// (...) Como un dolor disfrazado
de música,/ como une herida vestida de pétalos, así, de igual manera,/ hubo un
golpe en un dia de gritos, un dia sufrido por mí en otro minuto,/ en otra hora de
rupturas totales. (...) Y después otra cosa, el sutil aprendizaje de las garras morales,/
otro mundo, mi fuerza padeciendo sobre la espalda rota,/ la verdad, la verdad, la
verdad, su cuchillo nocturno,/ la elegía del cirio negro,/mi arribo al páramo. (Castelar,
1989: 15, 18). Las reiteraciones léxicas y la calidad de las imágenes traducen, con
verismo, la perturbación anímica provocada por la ruptura amorosa.

“El transeúnte” es un desgarrado testimonio sobre la agresividad del mundo: Me tiraron


encima nombres líquidos./ (...) No halle peldaños fáciles,/ ni siquiera el palo por
donde suben las gallinas al naranjo.// E’í abismos: eran palabras.// (...) Remendé.

** Los poemas serán considerados, pues, dentro del marco del libro al cual pertenecen.

508
La palabra iluminada

Estrené. Usé otra ropa./ Y siempre todo traje me quedó grande.'/ Me hirieron.. Herí.
Destruí unos pétalos./ Un remordimiento fue mi eternidad. (20-21). Mediante una sene
de metáforas yuxtapuestas, “Montéeoste” evoca el desamparo material y espintual del
campo bananero: Tren caído sobre una espera oscura/ Soledad con ventanas llenas de
niños/ Gavilán del instante/ Buitre del tiempo// Albañal de la dicha ahorcada (27).

“Memoria en mano” incluye dos poemas en los que destaca el empleo de la lengua
conversacional. “Cita” recrea el momento de la reconciliación de dos amantes. La
atmósfera es la de una casa cualquiera en donde, pese a la pobreza, se percibe el amor
y el espíritu de una mujer fuerte y segura: Me recibes en chor, una bincha (sic/ en la
frente/y el olor a comida esparciendo/ al cuarto por el barrio. (...) En la camera de
lino gastado/ un corazón hecho con mersilda roja,/y en la funda bordada a mano/
gorriones polícromos. (59-60). Coincidiendo con la perspectiva de “Cita” y, frente a
la postura romántica que idealiza la figura femenina, “Poema de amor con hambre"
habla de una mujer común y corriente: Ni bella ni fea, ella es lo que es: mi mujer, y
más: mi amor,/ la completa ternura,/ el silencio que sabe esperar,/ hablar. (64).

En la sección “Andar”, encontramos “Allí está la Colina donde Napoleón esperó las
llaves de la Ciudad”. Al evocar al viejo corso, contrasta su figura marcada por el
fracaso, con la perennidad de la música de Tchaikowsky. El tiempo, lo mudable y lo
que permanece, son ideas abordadas en el breve poema: Allí están/los árboles que lo
vieron desesperar,/hundirse en la rabia más sola del mundo/y entrar a la crueldad.//
(...) el cielo de entonces./ las nubes de ahora/y una floración de aves plateadas.
(91).

“Digo, no es un decir”, entre otros poemas, ofrece “Bárbara Malory” y “Jill Parker”,
una aproximación muy humana a dos mujeres cuyas andanzas nocturnas/ sacaban
de quicio a los parroquianos del lugar. “Paz del solvente” es una irónica comparación
entre la remuneración que, por un recital, recibe Alian Ginsberg y la situación del
poeta hondureno, agobiado de deudas. Con ese dinero, éste solventaría sus problemas:
y me sobraría —estoy seguro— paz para no ser más deudor/ sino de la poesia. (103).

Poema estacional
El acendrado sentido de la naturaleza (el mar, el sol, la noche...) es el factor dominante
en Poema estacional. Castelar demuestra la versatilidad de su estilo. Empleando la

509
Htltn UmoAo

lengua culta y general, construye imágenes muy elaboradas y ofrece sus impresiones
sobre el paso del tiempo; evocaciones de infancia; recuerdos de algún amor; estampas
de lugares de gran significado personal (La Ceiba, Montecristo) y una que otra confesión
sobre su amor por la poesía. Como él mismo dice en la segunda carátula, estamos
ante una apasionada fusión de ambiente, naturaleza y biografía. Un libro, pues, en el
cual el tema político se atenúa.45

En la obra resplandece un sentido de solidaridad que se transmuta en una especie de


fusión del yo con el universo. El poeta se siente parte del entomo. Uno de los mejores
ejemplos es “Arraigo”: Aquí vine a vivir.// Soy parte de esta piedra/y de esta calle,/
un pedazo de aquel niño,/ de este viejo.// Ese perro ajeno acude a mi llamado./ Soy
un [toco de yerba humana.// (...) Soy parte de todo esto: hombres, niños, mujeres,/
aguas, luna, briznas muertas, flores, zapatos viejos/ harapos que vistieron una
infancia./ la antología o la mar del verde.//Hasta el sapo/ en mi corazón encuentra
un rayo de sol. (46). No es fortuita la mención del batracio. Los animales suscitan en
Castelar una simpatía especial: reflexiones sobre la vida y manifestaciones de ternura
o preocupación. “Monólogo del pájaro Caballero”, “El asno”, “Cangrejo”, “La cazadora
del aire”. “Saludo” y “A un perro muerto en la calle”, lo atestiguan.

Con el significativo nombre de “Poética”, Castelar indica que su poesía nace de la


confrontación diaria con el mundo; El pozo// la palabra, la mano,/ los pedazos, el
fuego, la ceniza,/ la lucha del poeta contra el hombre que es,/ la lucha del hombre
contra el poeta que quiere ser,/ llegar,/ quedarse allí.// El silencio se llena de rostros.//
La ventana se abre.//—¡Buenos dias!//Entra el sol. (31). Por esta calidez con la cual
observa al mundo, sobre todo, deplora el desamor entre los seres humanos. En “Hijo
de mi país”: En vano hemos crecido en tiempo y no en abrazos/ sobre la piel materna,/
entre muerto y muerto y muerto.// En vano nos hemos establecido en el reino del
hueso/y no en los astros.//(...) Oh muchacho (...) Al menos canta, al menos canta,/
al menos canta como un amanecer brotando de la roca:/ extrae del humo maldito la

45 Como excepciones: en “Montecristo’-dedicado a recordar el lugar en donde el


poeta trabajó como enfermero por muchos años- hay una mención de tipo político:
Lugar ajeno, mío/por el amor. ¡Nunca mueras! Háganse nada/tus dueños extranjeros,
caigan cegados/ por el nuevo albor. (Castelar, 1989: 63). Asimismo, hay un poema
que ofrece una visión de muerte: Látigos ígneos/azotan nuestra angustia.// (...) Bajo
la lluvia el pájaro desaparece,/ y plomo es todo.// El dia reparte trajes grises.// Se
abren hongos oscuros en la calle. (34). Sólo el título ("Trumao") indica que el texto
alude a la hecatombe provocada por las bombas atómicas en Japón.

5I0
la palabra iluminado

paloma perdida/y di, entre las huellas que dejaron, la nostalgia.''de los dioses muertos.
(71). Una invitación a la poesía, al canto y ai disfrute de la belleza, corno salida frente
a las grandes frustraciones.

Vivir lejos de los lugares en donde pasó infancia y juventud constituye permanente
herida. Con sencillez, en “Cumpleaños”, lo expresa: Todo huyó de mi/ en esta ciudad
los niños/ los árboles/ mi infancia/y el mar.//(...) Mi nostalgia no miente.// Solo he
quedado, con una canción de amor/enredada en las manos (56). Pero Jo personal no
excluye lo universal. “Aldea” constituye una desesperanzada evocación que, por el
tratamiento formal, puede ser adjudicada a cualquier olvidado lugar del planeta: Lugar
pobre y desolado,/perdido entre el verano/y la sabana.// Sitio como un árbol seco:1/
mástil de buitres,/palo de humo, crispado/ bajo un cielo de polvo Olvido sucio./
silencio de túnel entre la vida de los pájaros/ y la muerte de los niños. (58). A pesar
de versos como los anteriores, el libro, en conjunto, destila optimismo. El poeta sabe
que es dura la existencia cotidiana. Pero ello no le roba la alegría o la satisfacción de
vivir. “Monólogo del pájaro Caballero” entraña, en la voz del ave, una postura reflexiva:
Humanos,/ torpes migajas/ del dia, halladme en vuelo sin sol,/ en mi canción sin
brillos inútiles.// Buscadme en mi pétalo nocturno. (...) No soy el ruiseñorpeno tampoco
soy un colibrí/ (no tiemblo en el dia que nace ni en la flor que muere).// (...) Amo las
grandes rutas,/las trincheras de los bosques/donde libro mi guerra más valiosa. (22-
23). Frente a la pequeñez humana se contrapone la sabiduría del ave.

También del mar


El mar es el protagonista de este libro. Cada poema asume alguna faceta relacionada
con él. Dos o tres ya habían sido publicados antes pero, por su temática, se incorporaron,
con acierto, al poemario, tales como los dedicados a Montecristo y a La Ceiba.
Forman parte de un conjunto que evoca lugares o vivencias costeñas. Veintidós
poemas breves traducen diversos sentimientos (amor. satisfacción de vivir..) u ofrecen
pinceladas descriptivas del paisaje. Generalmente, el sentido básico lo aporta la referencia
marina. A manera de ejemplo, transcribimos, en forma completa, el poema inicial. La
vida viene del mar.// Trae olor de bosque/'y el color de los seres/y las cosas.. Yo la
reparto/ en puertas y caminos/ como un pájaro.// Bajo su alero/ de cielo, niños y
magnolias. (Castelar, 1991: 3). En otros trabajos el motivo marino persiste. > vuelve
el día/ a tener, en su lecho de mar,/ a un antiguo amor (4); Para cruzar la noche,/

511
Htltn UflioAo

salida como siempre del mar,/me gustaría ahora/ estar contigo. (6); y tengo/en todas
partes una ventana/ para ver el mar. (17). Estamos, pues, frente a una proyección
subjetiva del mar.

En otra sección, el poeta retoma la intención de denuncia social. Ofrece diversos


cuadros relacionados con la vida en los campos bananeros: El olvido y la preñez/
rondan el Campo El (sic) llanto sale/ por la ventana de los barracones// Noche
cerrada sacudida/ por golpes de hierro/por los gritos de! niño azotado) (sic) (27);
Más cerca del río Aguan/ que de la linea férrea/ Calpules era un hueco en medio/ de
la espesura/ una mancha de Sigatoca (sic)/ un silencio lleno/ de zancudos (33).
También del mar combina las dos lineas que conforman la poética de Castelar: la
personal y subjetiva y el interés social, con énfasis en situaciones de pobreza y
explotación.

Rutina
En los setenta y cinco textos de Rutina, el poeta emplea el lenguaje desde una
perspectiva coloquial y reconstruye facetas de su cotidianidad. El inmediato referente
es el propio yo, paradigma de otras tantas vidas en semejantes condiciones de pobreza
y marginalidad. Rutina comprueba su capacidad para extraer poesía de cada detalle
o circunstancia vivencial. El desempleo, la inseguridad económica y su desgastante
carga psicológica. El borrachito que pide un trago para calmar su angustia. La vieja
fotografía a los seis meses de edad. Un viaje por avión y la belleza de la azafata. La
joven que hace más amable un cansado viaje en autobús. Bajo un sol calcinante, el
toquilo sentado sobre una piedra. El tranquilo esplendor del lago de Yojoa. La piñata
y el castigo que recibe de manos infantiles. Los trasnochados comensales en el puesto
de venta de baleadas
* La visita al poeta Edilberto Cardona Bulnes en Comayagua. A
la salida de un cinc nocturno, los enamorados que se besan en la esquina, etc. Cada
poema, un cuadro extraído de la rutina diaria. En conjunto, un acercamiento a la vida
en cualquier ciudad hondurena o latinoamericana.

El estilo oscila de la cuidada expresión en lengua culta y general a la utilización del


habla popular y coloquial. En “Poema de amor escrito en un autobús interurbano”,

48 Nombre de una popula' tortilla de harina que se acompaña, generalmente, con


frijoles, queso y mantequilla.

512
Lo palabra iluminado

leemos: En la noche en que viajo para verte/ la luna no dejó de acompañarme/


mirándome defrente// Al principio asomó los ojos/ sobre la colina.Después se ocultó
detrás de otra/y luego apareció desnuda sobre la llanura.// Cuando cruzábamos los
puentes/ ella caía a! agua/jugando conmigo// Yo pensé si estuvieras vos a mi lado/
mirando esta belleza juguetona/ dirías bien vale un poema (Castelar, 1992: 63).
Tampoco el autor teme a la referencia escatológica, según vemos en ‘'Piedra”, asiento
popular que el poeta animiza: Mi muerte es tanta nalga sentada en mis narices./ (...)
ese olor dividido en dos grandes mitades/ blandirás/ señoronas de la espera bestial.
(27-28). Un texto ubicable dentro de la tradición de la poesía humorística de intención
lúdica. Pero también el autor es proclive a la utilización del humorismo como arma
para cuestionar aspectos de la realidad: Mi problema/era cómo quitarme de encima
al borrachito/paisano que deseaba su trago/y al terco polizonte/ que venia pisándome
los talones/ hecho/ el muy civil/para no ser reconocido. (14; cf. 7, 11).

Rincón de espejos
Rincón de espejos es uno de los libros más singulares de José Adán Cásteiar. Sin
perder un ápice del espíritu crítico, en cientodós décimas octosilábicas, conjuga el
humorismo, la vena picaresca y la intención satírica y sarcástica. Sin faltar —
generalmente en clave juguetona— el tributo solidario a la amistad. El propósito festivo
no oblitera, por cierto, la carga política propia de la poesía de Castelar. La primera
El ejército nacional y su tardía llegada a los territorios
dama mejor vestida de América.4748
ocupados por la Contra. Los fiascos de la selección nacional de fútbol. Sofía Loren
y su cargo de embajadora de buena voluntad. La izquierda hondureña y su catastrófica
división en gordos yflacos.w Los tres mil barcos de la marina mercante “hondureña”
(¡Pobre bandera alquilada! Castelar, 1994: 21). Los llamados padres de la patria. La
compra de diputaciones. El gran negocio de las aduanas. Los frijoles con insectos,
comida del pueblo. Así, en “A un ex-presidente de Honduras”, leemos: Nos mostró su
cruel coraza/de verdugo silencioso;/ vómito era, no la grasa/de un lerdo monstruoso,
monstruoso./ Oración y cuchillada/ mezcló al mal; y su coartada/' no lo salva del
castigo./ Picaro, soez, parlanchín:/ como vivió. tendrá fin./La muerte en él halló
abrigo. (29).

47 Alusión a la esposa de un presidente que se ufanaba de tal título.


48 Esa era la designación popular de los poiíticos proclives a la política moscovita y a
la china.

513
Hdtn Umoflo

Otro importante grupo de décimas está constituido por textos en los que el poeta —
sin decir a quién se refiere— elabora retratos tanto de amigos como de personas a las
cuales adversa Los indicios apuntan a nombres muy conocidos en la escena cultural
hondureña Acertijos ingeniosos cuya decodificación necesita del conocimiento del
contexto En otras décimas, el regodeo posee carácter sexual. Castelar, con una
buena dosis de desprejuicio, rompe tabúes expresivos. “La doncella”, “Hombre de
vanas lenguas” y “La desfloración” se despojan de eufemismos: Lubrícala bien,
despacio./ (.. ) Empuja suave, despacio./ Pronto llenarás su espacio,/ con tu rayo
complacida. (77). Acierta Rigoberto Paredes cuando, en el prólogo, recuerda la
tradición de la poesia goliarda y las coplas y cantigas medievales de escarnio y maldecir,
remotos antecedentes de la poesía de Rincón de espejos, a la que visualiza como una
bocanada de tinta fresca sobre la generalmente grave y solemne poesia hondureña.

Laodamia
Algunos de los mejores poemas de amor escritos por José Adán Castelar están
compilados en Laodamia. Con gran dominio del ritmo poético, cada texto ofrece
vanantes de una historia de amor en proceso de disolución. Como auténtica crónica
del desencuentro, el poeta pulsa sentidas cuerdas que señalan el fin de la pasión
amorosa. Ecos de los días de plenitud. Reclamos revestidos de ternura. Desencantos
que nunca llegan al reproche amargo. Anuncios del inminente olvido. Veladas coacciones
en el pregón de un nuevo afecto. En síntesis, comprensión de la naturaleza del amor:
Porque hay un día/ en que todo habitante/ se aburre, se cansa del otro, del ir/y venir
pisando el mismo suelo/y, sin más, alza sus cosas y se va.../ E entonces cae muerte/
de rincones oscuros, cuelgan/gritos de techos apagados, alguien/ llora detrás de las
paredes y un olor/a desgracia impregna/ nombres y deseos. (Castelar, 1999: 7); Ve al
mar y olvida. Cerciórate/ de tu certeza. Y clama hasta morir/ si es necesario, pero
soporta/ el peso de la tiniebla que buscaste/ y el éxodo de la ciudad' y del cielo,/
irremediablemente vacíos para ti.// Nunca es luz tuya, la que puede/partir. (31); En
el silencio que ya no dibuja/ el sonido de tus manos,/ he aprendido a no escucharte.//
Va naciendo el olvido también para mi,/ en contra tuya, como un mundo/ donde
nunca estuviste.// Pronto serás/ como la neblina de la mañana. Otra luz/ alumbrará
mis ojos. (34-35); El reloj/ es el corazón de tu ausencia. Camina/ pisando hojas
secas. Quelonio autumnal,/paquidermo sobre las cenizas. Las demás/ cosas me ven
como si quisieran/ que las tocase. Chillar de perennes/ grillos, y la tropa de mi
escritura/ cayendo a un foso (II); Como la primavera, tú no vendrás/ más. Enredados
514
Lo polobto iluminado

nosotros/en nosotros mismos, seremos la otra/on.Ua del invierno: como aves migrantes
sobre el mar, asi se irán/ nuestros sueños. ¡Ay. que todo regreso/ sea floración! (10).
Los versos muestran los amplios derroteros que ha seguido el autor

Venus en el campo
Lo rural y lo urbano —dos líneas constantes en la poesía castelariana— se advierten
en Venus en el campo. Con relación al primer rubro, incluye una serie de poemas
cuyos nombres indican el motivo central abordado: “Loros”, “El colibrí”, “El cuervo”,
“Un gallo canta”, “El cangrejo”, “Los zanates” y otros. En ningún caso estamos
frente a poemas descriptivos al modo tradicional. Los animales o los elementos naturales
constituyen el detonante para externar vivencias o reflexiones personales Asi, en “El
zorzal”, el canto del ave desencadena el aparecimiento de la subjetividad y su gama de
sentimientos y emociones: Su canto, como quilla del alba,/ se abre paso entre el
tiempo medido/ por el hombre/y un susurro de sueños abandonados.// Y hay en esa
canción/ soledad y deseos humanos: los mismos/ que hacen del desierto/ una ciudad
marina,/y del destino, el regreso de Ulises. (Castelar, 2000: 17). Adviértase, hacia el
final, la exigencia interpretativa -el desafio intelectual- que el autor impone al lector.
Asimismo, hay argamasa de alta calidad humana en “(La cucaracha)”: Sola, goteando
su muertefrente a los pasos/ que la esquivan, es otra grieta más, un pedazo/ de noche
desprendido del techo.// En ella también/' he visto cualquier otro final.// Pero he
respetado su mansedumbre/de hoja, su mancha de café, su pluma/de grajo. Y me ha
espantado tanto/ esa menuda soledad/ que he sufrido, no por el insecto inmemorial,/
sino por todo aquello que nos abandona/ sin explicación. (27).

Similar tratamiento observamos en los poemas dedicados a varios lugares y ciudades:


“Juticalpa”, “Danlí”, “Hay un lugar llamado Támara” y otros. En “Tegucigalpa”, las
imágenes sugieren agresividad: Venenos y trampas en los rumbos/del día.// Monstruos
en losjardines/y la canción del mar/ sin un amante en la ciudad/ de piedra. 7 Paraíso
de víboras,/perros bajo el sol/y Tezcatlipoca ensangrentando/ lasfuentes v las plazas.
(49). “Tarde en el Parque Central” traduce el cúmulo de circunstancias y de personajes
singulares que pueblan el espacio público: Ya la luz es mancha sobre el pisa donde
yacen tantas existencias: pobres mujeres apenas vestidas por la llovizna,/ ruidosos
vendedores de baratijas, peños/y locos, husmeando en las basuras./ Fuentes secas.
Voces enredadas en el miedo,/Obertura de á-^olcs crepusculares. (..) Desembocadunir
de pasos Hojas y hojas/ de pasado otoña! v guirnaldas de humo rodeando a las

515
Meten Umofla

estatuas. (51). Sin elaborar una poesía complicada, pero buscando la imagen de
sabor nuevo, con Venus en el campo, el autor se consolida como uno de los nombres
de mayor solidez en la poesia hondureña actual.

Javier Bavardo Brito

Javier Bayardo Brito (1942) escribió Tránsito de la voz (1968); Seis sonetos laureados
y otros poemas (1971); Vuelo de la imagen (1978); Hoy le digo adiós a mi silencio
(1979) y Urgencias de la sangre (1991). Golpes de esperanza es una antología (1982).

Tránsito de la voz
Aunque de acento nerudiano, contiene algunos de los mejores trabajos del autor. Los
mismos —que estilísticamente se basan en el uso del símil o en el juego metafórico—
se vinculan al tema patrio con una actitud crítica, especialmente dirigida contra los
políticos corruptos: Unos quisieran, Patria,/ mutilarte los pies/ —palomas que
sollozan./cuando agoniza el alba—/para/que no camines./ Y extirpar la niña de tus
ojos/ para que andes a obscuras/ —como un pez/ en/ la sombra,/ sin agua en los
contornos—. (“Y así te van negando”, Brito, 1968: 12); Sobre tu constelado territorio,/
—Cordilleras (sic) que sueñan horizontes/ bañados de heroísmo—/ la ambición —
como farol suicida-/ enarbola su luz/ en cada esquina.// (...) Niños sin alfabeto,/ van
doblando la flor de su inocencia,/ y desde entonces visten/ con la tela raída de la
angustia. (“Honduras”, 35). Parecido trazo ostentan “Esa es la Patria,«entonces”
(con setentisiete versos) y “Canto dialogado para negar la muerte de Francisco
Morazán”.

Dentro de esa misma perspectiva cuestionadora, “Elegía a Jacobo Cárcamo”, además


de constituir un sentido homenaje a este poeta, formula una invitación a la lucha
contra la injusticia: Jacobo: aún está libre tu trinchera!/ Tu fusil de metáforas/ aún
retumba bajo el fervor de Méjico./ Tu geografía nítida de versos,/ se mueve en el
océano del tiempo,/ con banderas de sangre y de coraje,/ con plenas catedrales de
protesta,/ con el fecundo mapa de los sueños/ y el puño palpitante de la gloria/ que
tú como todo hombre responsable/conquistaste...// (...) La Patria está en tu puño,/el
puño está en tu voz,/la voz está en el bronce perdurable/de los ideales truncos/que
gimen en el aire. (32
33).
* “Poema a Tegucigalpa”, en ciento sesenta y un versos, es
un amoroso canto a la ciudad: Ciudad-procer, minera,/ ensimismada —a veces—

516
lo palabra iluminado

como el enigma en franco plenilunio.// (...) (Tu inquietud/ picotea/ ardientemente/ el


costado grisáceo de las nubes./ Te alzas/ como la alondra/ sobre el nido del tiempo)
(15-17). Otras composiciones ventilan la relación del yo poético con la poesia. “La
arena de la vida me golpea”, “Inútilmente callo”, “Has perdido un hijo” y “Aire de
rebeldía”, se podrían citar como ejemplo. El amor ocupa un lugar en textos como
“Alba, mediodía y crepúsculo” e “Imagen del recuerdo”. De los cuarenta poemas del
libro, catorce son sonetos.

Seis sonetos laureados y otros poemas


La obra contiene seis sonetos como tributo elegiaco al poeta Guillermo Bustillo Reina.
A nuestro juicio, mayor importancia poseen ios “otros poemas" que evidencian alta
sensibilidad social. En este último rubro, “El Guerrillero” delinea la figura trágica del
rebelde: Ya con las garras muertas,/y el corazón pringado de balazos;/la mochila: al
abismo,/ Y (sic) el sonoro arcabuz de sus ideales/ quebrado/sobre un lecho de luceros.
(Brito, 1971: 19). “Los parias” traza un cuadro de los seres marginados, víctimas de la
injusticia: Sus sombras se desangran/en la última estación/que supo/de sus plantas.. J/
Parias:/ les señalaban desde abismales rutas.// Marcados hasta el alba,/ hasta el
último sueño,/ hasta la piel huidiza de la lágrima. (21). “Cronómetro del Dolor” es
un canto a la solidaridad frente al sufrimiento. “50 Palabras para Ernesto Cardenal”,
acudiendo al lenguaje coloquial, constituye un reconocimiento al poeta nicaragüense:
Por tu olor a sotana/ no te hunden en la cárcel Ernesto Cardenal,/ ni te inventan
maderos de ateo empedernido,/ ni emputecidas lenguas/ te tildan de 'comanche’;/
vale la pena entonces, gritar desde tu umbral. (26). “Sangre desterrada” traduce la
desesperanza que aqueja al emigrado: Debe ser lastimoso estar en el exilio.// Debe ser
duro, amargo/ remendar el recuerdo del suelo/ en casa extraña...// (...) Y convocar
caminos con la mirada muerta/y no poder guardar la Patria en el bolsillo/ para que
no te muerdan/ esas turbas siniestras.// (...) Y oír al más ignaro con su tesis terrible:
Debe ser un bandido, un audaz anarquista/por eso hay que marcarlo,- desde sus
ademanes de pájaro huidizo/ hasta su sombra herida/ denunciando injusticias. (20).
“Me declaran poeta” resume las circunstancias —las más de las veces dolorosas—
que lo llevaron a la poesia. El verso final, con una nota humorística, señala el poco
aprecio que la sociedad guarda para los poetas: ¡Yo que era la esperanza de mis
padres, (sic) (18). Aunque el sentimiento es sincero, con frecuencia, el descuido
formal se hace presente.

517
N«ltn tlmoAo

l 'wcM de ¡a imagen
Vuelo de la imagen comprende textos en prosa (comentarios a la obra de algunos
poetas, una entrevista a un funcionario de banco y artículos ajenos al tema literario)
y dos secciones en verso. La primera de éstas, “Mundo desgarrado”, incluye poemas
de tipo social. “Pero ha de llegar el día" plantea que, no obstante la magnitud de la
pobreza, algún día, la misma concluirá: Ya la verde esperanza de azul hay que vestirla.
(Brito, 1978: 25); “La explosión” aborda el tema de la falta de control natal; “Los
números” denuncia a quienes hacen malabarismos numismáticos de beneficio personal:
las huidas defondos/que quizá pararon/en haciendas privadas,/en bancos extranjeros,/
en la confidencial cuenta abultada,/ de zánganos y apátridas. (26); “Silueta de un
canillita" manifiesta solidaridad con el niño: La herida voz del vendedor de diarios/es
el pinino luchador/ del ángel.// (...) Acaso ahí en su mundo han muerto muchos
sueños./La infancia/se consume en el diario trajín de la batalla./ Y si tal vez un día
soñó con ser soldado/ los diarios bajo el brazo/ —Puñado (sic) defusiles—/ le hacen
armar la guerra a cuantos imposibles/ quieran crecer hambrientos/ sobre su senda
virgen. (33). Brito elabora un soneto a la capital a la que aplica el nombre de Teguz,
según la popular forma de denominar a la ciudad capital. “Breve elegía para Claudio
Barrera” lamenta la muerte del conocido poeta.

La segunda sección en verso, “Vuelo de la imagen”, incluye veinticuatro epigramas


de temática diversa. En forma completa, transcribimos algunos. “Historia”: Sin Eva
y sin Adán,/la diablura del sexo,/jamás,/conspiraría,/contra las pocas vírgenes del
mundo. (41); “La paloma de la paz”: Hacia Yiet Nam, (sic)/ nunca vuelo,/pueden
‘volarme ’ en el aire/ comunistas y gringueros. (loe. cit); “Guatemala”: Guatemala,
Guatemala,/¿Cuántos (sic) quetzales han muerto,/ en virginales montañas?,/ por
crímenes,/ injusticias,/por ambición,/y otras vainas. (42); “Realidad”: Camilo Torres,/
una muerte distinta,/se inmoló defendiendo el cristianismo,/con metralleta en mano,/
y una cruz de justicia,/ bajo su sombra altiva. (43); “Insomnio”: Franco padece de
insomnio,/pues Federico García,/ ‘lorca', de noche y de día. (44). En sentido global,
un aporte poético mínimo.

Hoy le digo adiós a mi silencio


Hoy le digo adiós a mi silencio está dividido en tres partes. La primera, “Hoy le digo
adiós a mi silencio”, encara la realidad hondurena. “Cronómetro del amor” se consagra

518
La palabra iluminado

al tema amoroso. La última parte, con el nombre de “Definiciones”, comprende ciento


cinco textos casi epigramáticos.

“Hoy le digo adiós a mi silencio” principia con dos trabajos dedicados a José Trinidad
Cabañas, ex presidente paradigma de honradez, de morazánico temple (Brito. 1979:
6). Tal inclusión es simbólica y funciona como contraste porque, a partir de ahi, las
siguientes composiciones denuncian la crisis social. En “Lejanía”: lá/¡ a tener que
fusilarte Patria,/ con un tiro de gracia en hospitales/ y ciegas balas des florando
vidas/en las tierras de nadie....... //Sabes a lejanía,/a escombro y sangre./ a caminos
vaciados de tristeza/y a inocente ternura,/dando tumbos de angustia por las calles.
(27). “Reforma agraria” incorpora elementos del quehacer cotidiano: De la REFORMA
AGRARIA se habla aquí/como del antiácido alka-seltzer,/con la algazara del mundial
de fút-boll, (sic)/ con el fastidio electorero de la MISS UNIVERSO/ mientras en los
suburbios de la patria/ capataces a sueldo/ despachan campesinos,/ para que la
tierra solamente abunde/ en manos oligarcas........// (...) mientras varones de tez
broncínea y áspera/ comen el pan amargo/ de no poseer más tierra/ que ¡a que les
espera/ en la hora más náufraga.......... (18-19; mayúsculas y puntos, del autor).
“Rostro sucio” sintetiza la corrupción cotidiana: De prostituido ambiente ya no
hablemos/ hay señas fraudulentas/ en mil rostros,/en la esquina de un parque,/en la
oficina pública/y en la privada, a secas,/en el torpe y locuaz;/en desviados talentos./
(si arrojas tu chispazo de protesta)/ te la devuelven/ al instante. Y punto.) (21).
Adviértase la falta de artificio.

De “Cronómetro del amor”, la sección con menor número de poemas y la mejor


lograda, citamos algunos: “La rosa del olvido”: La rosa del olvido/ me dejó estos
poemas...// Tienen la transparencia del rocío,/en sus aguas de espera,/en la mediana
voz de su silencio,/ en la vena encendida de su sangre viajera. (59). “Madrigal”: En
tus/ umbrales crecen/ los rayos de la espera./ Y tu pequeño sol hinchándote las venas,
quiere negarte el último/ adiós inadvertido/ que dejan/ sollozando la voz de las
sirenas. (67). Inoportunos encabalgamientos que subrayamos. Pese a ello, existe
cierta calidad.

“Definiciones” evidencia un esfuerzo de síntesis. Hay ingenio en varios textos cuyo


objetivo se encamina hacia la critica social. El título del primero, “Decía un buen
poeta”, orienta la lectura de la mayor pa’ te de los trabajos restantes en los cuales el
verbo decir funciona en forma elíptica. En “Y una madre proletaria” su decir es este:

51Í
M«ltn UnsAo

>ó no anhelo más himnos/ ni rimitas dulzonas,/pues vivo sumergida en la miseria.


(75). “Y un gobernante demagogo” pone en entredicho a intelectuales y poetas:
Consíganme un poeta/ que sepa hacer discursos/ para seguir durmiéndome a este
pueblo. (79). Se observa la búsqueda del factor humorístico. Así, en “Y una novia
frustrada”, leemos: Tenia un buen partido/pero llegó ese poeta/con rimas y suspiros.
(64). Estamos, pues, frente a una obra irregular. Junto a trabajos de relativa solvencia,
conviven algunos muy epidérmicos.

Urgencias de la sangre (Poesia Erótica)

En las últimas décadas del siglo XX, como consecuencia de los movimientos
reivindicativos en pro de la liberación sexual, en Latinoamérica, escritores y escritoras
asumieron la elaboración de una literatura muy franca en la enunciación de las
necesidades afectivas. Los eufemismos y el lenguaje metafórico, que habían privado
en la poesía tradicional, dieron paso a una expresión directa que, con frecuencia,
sobreabundó en falos, clitorís y otras indicaciones similares. Probablemente esto
explique el origen de buena parte del trabajo que Bríto ofrece en este libro. Los ejemplos
lo ilustran. “La última caricia”: Solos/ bebiendo el aire/ de estas cuatro paredes./ El
amor es lo máximo/ lo confiesas amor/en cada cópula. (Bríto, 1991: 10). “Las aguas
del delirio”: Clitoris-armonia,/ vainvén (sic) de flor preciada, (35). “Las palabras”:
del lecho/ que te otorgó el titulo/ de maestría en el sexo. (14). Según elementos
cotextuales, no existe intención de degradar a la mujer. Al contrarío: ®1 propósito es
manifestarle amor. Pero éste se enuncia desde una visión machista. En “Amorosa
mía”, el término lascivia, aplicado a la mujer, implica connotaciones negativas: La
lascivia/te brota por los poros,/ te reduce/ a una hembra/ en todos los sentidos. (9).
En “Espejos de amor”, la cosificación de la relación hombre-mujer se hace palpable:
Desde pequeña amabas/ al macho/ de tus sueños. (18). Inclusive, en “Permanentes
siembras”, las imágenes con las cuales se alude al acto de la penetración y al deseo
femenino colindan con el mal gusto: Por tus venas magnificas, sólo corre el amor/y
la lascivia./Solo (sic) crece el deseo/ de permanentes siembras.// (...) Quédate ahora/
si le hormiguea el clítoris. (37). En “Tu ausencia”, una de las metáforas posee un
carácter animalesco o prostibulario: Más (sic) tu siempre me encuentras/en una lucha
abierta contra el tedio,/bebiéndome tu ausencia,/pensando en tu cintura,/haciéndome
a la marcha/ porque luego/ habré de jinetearte bajo el alba. (31).

520
Le palabra iUmmo4a

Sin entrar a una teoría de la poesia erótico-amorosa, opinamos que esta modalidad
nada tiene que ver con el empleo de términos como los enunciados. Tal vez Bnto se
aproxime más a la poesía amorosa en “Tu gracia”, texto que, copiado integramente,
dice: Tu amor de mesa limpia no se acaba,/ es un perenne diálogo de afanes y
conquistas,/ es nutricio y de aromas/ como la frágil hostia/ nieta de los trigales./ Al
soltar el cordón que ciñe tu cintura/ el pan se toma humano/ rodeado de sonrisas./
Hay una gracia de amor en tus manteles/y un aletear de abejas cuando sirves. I38).

Tulio Galeas

Tulio Galeas (1942) publicó algunos poemas en el volumen colectivo La voz convocada
(1967). Después dio a conocer ¿as razones (1970). En conjunto, quizá influido por
la filosofía existencialista, el autor ofrece una visión muy desolada de la vida humana.

Poemas de La voz convocada


El pesimismo, la presencia de la muerte, el hastío, la tristeza y otros temas igualmente
sombríos, signan los diez textos que Galeas incluyó en este libro.49 Una especie de
sobrecarga emocional que, para expresar una idea, acumula elementos léxicos que
apuntan hacia una misma dirección. En “Desde el puerto”, para indicar la relación
entre el mar y el hombre, acude a una serie de metáforas y anáforas que, por cierto,
no implican una visión luminosa del origen de la especie: De su fondo inmutable, de
su vientre/ alfombrado de peces ciegos y sonámbulos;/de sus molinos rígidos, de sus
olas/ de gris arquitectura imperturbable,/de su pupila de sal,/de sus metales liquidas
anclados,/de sus propios silencios naufragados:/ (...) de una membrana agujereada
y tosca,/ en una rueda verde: salió el hombre,/ (...) Desde mi cárcel diurna veo
ahora/ sus bordes enyesados, tocay siento/su ondulación de esperas y recuerdos, y lo
oigo/caer todo hacia adentro, hacia sus hojas/de agua desprendida., en su violencia
propia, en su ironía,/ en su temor de espacio sumergido,/ en su estación final
desamparado. (Aquino Pérez, et. al¡; 1967: 64-65). Nótese el eficaz crescendo'. la
acumulación de datos hasta desembocar en la idea básica: de un origen oscuro, hacia
una existencia de similar signo.

49 Tres poemas formaron parte, posteriormente, de Las ratones “Hastío". “Viaje” y “El
camino”.

521
H»ltn UmaAo

“Hastio” externa ei sentido de desolación con el cual se observa al mundo: Nadie me


llama ahora Nfi puerta está cerrada./ La soledad me quema la piel con su sonido.//
(...) El viento de la noche quiebra sus grandes alas/y se hace cruz para sellar mis
labios. (67). Con parecido enfoque, “Ei camino” deviene en apesadumbrada alegoría
de la existencia humana. Está el camino solo, arrinconado/bajo los pies del mundo./
Si intenta respirar las hierbas ofendidas/ le arrebatan el sol, y apenas/ se levanta lo
desmenuza el viento.// Está el camino solo. De sí mismo aburrido,/ sin tiempo, en
una mueca,'que la muerte ha olvidado.///...) Nada pasa, ni estalla. Nada se precipita./
K el camino es un gajo de cielo encadenado/a unas mismas pupilas/como un ahorcado
a su árbol. (9). La animización del camino y las imágenes que concitan campos
semánticos opresivos son mecanismos certeros para expresar el fastidio y el
estragamiento espiritual.

La vida es breve, recuerda Galeas. El hombre nace y, casi sin darse cuenta, se enfrenta
a la muerte. “Viaje" está dividido en dos estrofas; la primera, corresponde al momento
del nacimiento; la segunda, al de la muerte. Con acierto, el poeta sólo emplea dos
verbos conjugados: De la ceniza, sí, de la ceniza,/ de su ambición de ser, de coger
forma,/ (...) venimos.// A puntapiés, a incendio, a vendavales,/ hacia arriba, hacia
adentro, hacia los lados,/ en grandes manotazos, gota a gota,/ despojados de todo,
descarnados./ (...) para ya no ser más lo que hemos sido:/ nos vamos. (69). De
nuevo, otro escalonado crescendo: acumulación de datos que desemboca en la idea
básica: de un origen oscuro, hacia una existencia de similar signo. •

Las razones
En versos de sana factura el poeta reincide en temas como la angustia, la soledad, la
agresividad del medio y la muerte. En “Primero el dolor”, desde el titulo, se prioriza al
sufrimiento como condición humana insalvable: es un hombre atrapado entre siglos de
espera,/es el hombre sepulto bajo un cielo violento/ (...) Desde su cárcel, solo,/ (...) el
hombre se desliza, se precipita, lanza/ sus huesos dulces y su angustia nueva, (Galeas,
1970:10). En “La muerte pequeña”, insiste: lino la muerte un dia y me dejó vacio.//Fue
una muerte pequeña, fue un mensaje/ de la muerte infinita, una gota tal vez, un hilo
apenas... (4). “La tierra se está haciendo” externa un sordo rencor contra el mundo: La
tierra se está haciendo de nosotros./está creciendo a diario con nosotros,/le damos nuestros
huesos de pan endurecido,/ nuestra saliva espesa como una sopa amarga./ nuestro pobre
dolor desfigurado/ nuestros ojas como uvas de un racimo inconcluso. (13).

522
Lo palabra iluminado

La dolorida percepción del mundo está tan arraigada que, en “Barrio triste” —un
poema de sobrio trazo—, la angustia que se retrata no es de tipo económico sino
existencia): Este es un barrio triste. Los niños/ al crecer vistieron de soledad las
casas,/ las risas devolvieron su manantial al sueño,/y el misterio reparte su pan con
manos amplias./Las madres están solas y la cena está fría./(...) Ruedo por escaleras
de niebla gota a gota,/cubro mis dedos tibios con ceniza,/y un rio negro y sucio me
invade y me corona. (8). Sólo quince poemas conforman Las razones. Dada su
calidad, el nombre del autor ocupa un lugar muy digno en el panorama poético del
pais.

Rolando A. Vega Jordán

Rolando A. Vega Jordán (Tela, 1942) escribió La siega (1961); Hibueras (1964);
Xochiquétzal (1968) y La casa de mis padres (1973). Ninguno va más allá de los
doce poemas, siempre bastante breves.

La siega
La siega contiene nueve textos en los que, con cierta visión bucólica, se alude al
paisaje, a la naturaleza. Los nombres indican el motivo contemplado: “La mañana”,
“Vino el duro invierno”, “Brisa” y otros. “Madrigal”, compuesto de dos versos, ilustra
el estilo: Censontles, (sic) zorzales, oropéndolas, silbad,/silbad dulces canciones que
alegren mi penar. (Vega Jordán, 1961: 16). “Anyalé”, con influjo de la poesía
afroamericana, evoca la imagen de una mujer: Anyalé, Anyalé, dónde estás y di (sic)
por qué,/¿no quieres escuchar lo que soñé?/Anyalé, sólo tus ojos veo brillar./¿Quieres
cantar?... ¿Quieres soñar?... (26). En “Decisión I”, refiriéndose a un viaje, el fastidio
provocado por un determinado lugar [¿Honduras?] se marca con un exabrupto: Al
partir/ sacudo esta pesadilla/ donde cada cosa/ me supo a no sé qué putas. Estamos
frente a uno de los primeros textos versificados en los que se incorpora la popular
interjección. Semántica y formalmente, una poesia de gran sencillez.

Hibueras
Como su nombre lo indica, en Hibueras, el autor evoca —desde un sitio lejano—
aspectos relacionados con Honduras. En “Vengo de un país” describe las señas del
terruño: Vengo de un país (...) donde la lluvia vuela como avecillas locas,/ (...)

523
Ntltfi UmaAt

donde los ríos esconden sus venas nacaradas/ (...) donde los pájaros se bañan en las
fuentes primaverales./ donde las hojas no se vuelven oro (Vega Jordán, 1964: i).
“Nuevos cantos” extema solidaridad con los sectores populares.

“Idas dos conquistas de América” se divide en dos partes. La primera alude a la


llegada de los conquistadores españoles. La segunda se refiere a los modernos
invasores; ostenta, pues, un carácter antiimperialista: ¡América! ¡América! Te ven los
ojos del norte, te ven los ojos del norte, del norte, del norte./ (...) Huye, que vienen
con tambores y naves,/ con naves y tambores a comprarte y a esclavizar (sic) tus
hijos,/ (..) Siento el habla oprimida por la canción del dólar,/por el baile del dólar,/
por los gritos del dólar, del dólar, del dólar. (1). Las reiteraciones léxicas, a manera de
fatal canción, poseen un sentido de alerta frente al peligro del poderío extranjero. En
“La marcha de la paz” y “A un caminante”, el autor manifiesta el anhelo de un mundo
en donde prevalezca la paz. Hay dos textos de tema religioso: “El canto del cristiano”
y “Elegía a Juan XXIII”. Globalmente, el aporte literario es ínfimo.

Xochiquétzal
Este libro comprende ocho composiciones. “Xochiquétzal” está en deuda con la
poesia indígena de América y el autor extema una vinculación racial y afectiva con el
pasado precolombino: La diosa del viento, de la vida,/ tiene flores/ de quetzal en la
cabeza./ Ella hace jructijicar con salmos/ la hierba./Sus hijos, los otrora milenaria
Pa/ría./cantamos melodías en los techos construidos de manaca vegetal. (VegaJordán,
1968. 3). Lo subrayado, aunque violente la sintaxis lingüistica, extiende el sentido de
patria hacia el nivel étnico. Otros poemas evocan la niñez (“Los racimos de mi
infancia”); muestran el deseo de un mundo mejor (“Mi reino”) o manifiestan
entendimiento amoroso (“Balada de las nubes”). Nuestro juicio es similar al del libro
anterior.

La cusa de mis padres


La casa de mis padres es la obra más lograda de Rolando Vega Jordán. Representa un
homenaje a los pueblos autóctonos de América, justamente los “padres” a los cuales
alude el titulo. “Madre” ofrece un cuadro apacible, de afirmación armónica entre el
yo y la divinidad indígena: Haré tu casa,/ haré tu nido/ con flores/y flautas./ Los
zensontles, (sic)/ las cañafistolas/y los bejucos arrinconados/ de las selvas,/ serán

524
Le Mi'akrc liwninode

las esteras/ que [tonga sobre las delicadas plantas de tus zapatos./ El sol derramará
su brillo,/ oh dios del maíz (sic)/ y con la savia del carao/ haremos la mixtura, que
alegrará nuestros corazones. (Vega Jordán, 1973: 19).

En “Recuerdo”, un guerrero indígena presiente su muerte; pero, aún así, ratifica su


determinación de participar en la contienda que se avecina. “A los muertos” ofrece un
cuadro de la destrucción ocasionada por la conquista: La ciudad de piedra,/construida
en honor de Xochiquétzal/ y todos los dioses bienhechores/ de nuestro pueblo fue
carbonizada por los enemigos de mi raza.// (...) La gente huyó de sus cabañas./
palideciendo de temor en las tinieblas,/sin saber a qué rumbo encauzar su aliento.//
Todo fue terror/ y lamentos desesperados./ Murieron los niños/y las madres gemían
de dolor. (13). En “Volviendo a ti”, el yo poético lo asume un indígena que. con
delicadeza, deplora la muerte de la amada: Besaré su nido,/su tumba, su alcoba.// Ya
no oigo el jilguero,/ ni el trino de su garganta./ (...) Sus manos ya no acarician la
tierra,/ ni sus plantas la hierba de mi casa./ Beberé el pulque y el zumo de la caña/
para olvidar.//Mi amada murió,/oh dioses./en Tamoanchan (3). “De Copan” alude
al mestizaje: la voz indígena proclama la factibilidad de la unión amorosa con una
mujer pese a las diferencias de raza: Tú eres de otra raza,/de otro destino. (...) Ib soy
de Copán,/ donde mi casa es limpia/ y pura como el agua del Caribe.// Seguiré tu
caravana/y desposaremos los elementos del amor/en la cúspide de la montaña. (11).

En “¡Yo!”, al mencionar su nombre, identifica plenamente autor-voz poética: Yo,


Rolando,/hijo de los mares,/(...) miraré con ojos de esperanza,/ desde el magma de
los dioses,/ donde la marimba se construye/ con troncos de caoba./ la tierra de la
paz.// (...) Romperé los ancos,/ romperé las flechas,/ romperé el tam-tam./ con la
rueda de los vientos,/ yo. Rolando, hecho de carne, y parido por la carne, en un
solsticio de verano. (25). El texto concluye, pues, con una propuesta pacifista y con
el reconocimiento de la vitalidad o permanencia del mundo indígena. Aunque de
estructura sencilla, se plasma un sincero sentimiento hacia las culturas amerindias.

Heeen Umaña

Helen Umaña (La Encamación. Ocotepeque, 1942). escribió Península del we/ift»
(2000), nombre tomado de un verso de Antonio José Rivas con el cual se alude a la
situación de violencia política que asoló a Centroamérica durante la década de los
años ochenta.

525
Htltn UmoAo

La obra tiene una estructura tripartita y pretende ser una especie de itinerario espiritual
que, en lo particular, refleje una situación colectiva. “El círculo del hierro”, la primera
parte, con lenguaje directo, muestra, en la forma más cruda posible, los extremos
represivos a que se llegó en Guatemala. “Los pájaros violentos”, la segunda sección,
particulariza los estragos represivos en el propio caso de la autora, obligada a salir de
Guatemala, después de trcintiséis años de residir allí. “Nivel del mar”, la tercera
sección, intenta traducir en qué medida, dentro de las más duras condiciones del
exilio, el espíritu humano busca salidas para no ser aplastado por las circunstancias.

“El círculo del hierro” está conformado por seis textos. Quizá el más emblemático
sea "Serpiente que se muerde la cola” cuyo nombre alude a que los periodos represivos,
como una ola infernal, siempre vuelven. Y cada vez con más intensidad. Para
connotarlo, trae a colación casos concretos ocurridos en diferentes gobiernos: Otto
Rene Castillo (asesinado en tiempos del general Carlos Arana Osorio, apodado “El
chacal"); la masacre de Panzós (general Kjell Eugenio Laugerud García); la quema de
la Embajada de España (general Romeo Lucas García) y el arrasamiento de la aldea
de San Francisco Nentón (general Efraín Ríos Montt). Una especie de monólogo
interior que recoge fragmentos de conversaciones, rótulos en las paredes de la
universidad estatal, consignas populares, etc. Para darle un sentido abarcador y
simbólico, al principio, en medio y al final, toma tres versos insignia: uno <Je Otto
René Castillo, otro de Miguel Ángel Asturias y, el último, une a Rafael Landívar y a
Castillo. Una especie de inmersión en un mundo oscuro, ominoso y opresivo, sin
escape posible: Vamos patria a caminar/pero cómo engañar a los Señores de Xibalbá/
y no escuchar sus risas estentóreas/se burlan de Rogelio Cruz y sus pechos cercenados/
de Nora Paiz Cárcamo/ soportando la baba del chacal y su prole/ incinerada viva/
junto a Otto René Castillo/ veintiocho cadáveres arrojados al mar/ (...) miles de
brazos/protestan/y levantan un rojo clavel/frente al palacio verde/ de los uniformes
verdes verdes verdes/ incontables como cien mil zompopos/que se comieron los maizales
verdes/ de San Francisco de Nentón/ cuatrocientos hombres y mujeres y niños/
descendientes de los cuatrocientos muchachos/compañeros de Hunahpú e Ixbalanqué/
que trabajaban amaban y soñaban/ hasta que el sueño por la tierra/ exigió su tributo
en pesadilla/y el pueblo sefue colmando de ayes/parte oficial/ ningún sobreviviente/
en la oscurana del 17 de julio de 1983/ (...) hijo no te metás en nada/ mamá no hable
tan alto/ miedo animal bajando por las venas/ miedo derramándose como río
incontenible/ me deslizo/ hacia el fondo/ de una pesadilla sin fin/ Dulce Guatemala,

526
Lo palabra iluminado

te asesinan los buitres.., (2004: 21-25).


* En cierta forma, dado lo extenso del texto,
una especie de inacabable letanía del horror y del aplastamiento del hombre por el
hombre. La falta de puntuación y la desvertebrada sintaxis subrayan la situación de
asfixia y violencia represiva.

“Crónica de la infamia” se divide en tres secciones. En la primera, se alude a una


etapa sangrienta que demanda justicia. Las victimas exigen que la histona no las
olvide. Sólo así alcanzarán la paz. Algunos versos, para sugerir que aquellas procedían
de distintos estratos sociales y culturales, están tomados de la Biblia y de textos
indígenas como el Pop Wuj y el Chilam Balam'' La sangre impregnó hasta las
piedras.// Su voz clama en el desierto:// Que nada quede oculto.: Que se escudriñen
los recuerdos./Que se ubiquen losfragmentos soterrados./Que surja la palabra/y restaure
la memoria.//Sólo así/se apaciguarán los huesos/violentamente desgajadas./1 Sólo asi
la sangre llegará al lugar de su quietud. (18). La segunda sección ejemplifica, con
casos concretos, los extremos represivos?2 En la tercera, de nuevo, se generaliza: A
golpes de metal/ caen los sueños./ Se astilla la esperanza.// Caudas de dolor al rojo
juego.// Nombres. Nombres y más nombres. Listado infinito.//Aunque los años engullan
a los años,/ Guatemala,/ en ti,/ la herida nunca cicatriza. (20).

En la segunda parte, “Los pájaros violentos”, lo colectivo se particulariza. Evidencia


los estragos emocionales provocados por el exilio: un yo obligado a salir de la que
considera su patria (aunque no ha nacido en ella) y el impacto ocasionado por un
ambiente desconocido que, por haber sido impuesto por las circunstancias, se percibe
en forma hostil, inhóspita. Para sugerir el desarraigo, la soledad y la pérdida de contacto
con los seres amados, se acude al símbolo. Kafka, Dante, el mito del paraíso perdido
y otros constituyen recursos para establecer analogías: En el nuevo espacio./ Gregorio
Samsa/ renace cada día. (“Exilio”, 29); El día del presagio/los Generales/ —hacedores
de la muerte—/cerraron mis caminos.//¿Qué haré/con toda esta ternura que se
deshace sin tocarte? (“Ponerle cadenas al mar”, 33); Calcinados, tragados por el

50 Lo subrayado, en cursiva en el original. Versos tomados de los poetas señaladas.


51 Para el Popal Vuh, en ésta y otras referencias, adoptamos la modificación ortográfica,
internacionalmente aceptada, del profesor de origen quiché, Adrián Inés Chávez
(1904-1987).
82 Toma sólo casos de personas que, en una u otra forma, estuvieron vinculadas a la
autora. Una especie do homenaje a compañeros universitarios asesinados o
desaparecidos.

527
Htlen limado

polvo, caen ios dias.i! El aire/se envenena/ de hongos amarillos.// Astillados,/ los
vidrios desgarran/ las plantas de mis pies. (“Desarraigo”, 36); Enceguecida luz escalda
las esporas./ l as calles sin esquinas./Las casas sin puertas ni ventanas.// Ciudad de
pájaros violentos/ yflores de papel.// Tegucigalpa,/página en blanco en la memoria
de mis dias. (“Ciudad que no niega su nombre”, 37).53

Centrada en la expresión del sentimiento amoroso, la tercera sección recoge los hitos
de una resurrección espiritual. Como metamensaje indica que nada puede destruir la
voluntad de vivir. Que el espíritu humano es capaz de remontar cualquier adversidad.
Acudiendo a la Divina Comedia, en “La condición de la montaña”, leemos: Pasé los
nueve circuios.// Dejé el polvo de mis huesos/ en la espiral hacia el abismo.// Fue
necesario.// En el silencio/roza/La (sic) vibración del ángel. (57). “Fulgores”: Alondras/
en las puntas de la noche.// La Tierra despertaba.// La vida volvía por la vida:/ la
ciudad ganaba,' el rostro de tu rostro. (61). Con relación al amor, los textos acuden al
arsenal simbólico acumulado por la cultura. Utilizando el signo verbal con transparencia,
se busca la condensación semántica. Decir lo más, con el menor número de palabras:
“Frente al espejo”: Elfuego/ trazó su enigma/en la semilla oscura de mi sexo.//Conozco/
la torturante lentitud de los relojes,/ el aluvión del mar/ y la explosión del minuto a
medianoche. (60); “La voz del agua”: Búscame/por senderos de transparencia humana.//
(en a mi' cuando escuches el llamado del mar.//Me hallarás/ con la clara desnudez del
agua. (62); “Imperativo”: La flor del limonario/ cubre/ las llanuras del insomnio.// Con
linfas en los belfos/los caballos/se desbocan en la sombra. (63); “Síntesis”: Tiémpo de
rocío,/ el amor.// En una gota,/ el Universo. (74).

En conclusión, a nivel contextual, una obra con una doble referencia que apunta
hacia dos circunstancias vitales diferentes: Guatemala y Honduras. Escrita con un
objetivo concreto: dar un testimonio individual-colectivo de una situación inhumana,
de flagrante violación de los derechos humanos. Formalmente, utiliza el lenguaje en
dos registros distintos. Uno, se acerca a la lengua coloquial para reproducir una
realidad que no admite el eufemismo ni el disfraz de las palabras bonitas. El otro
busca, en el plano simbólico, la traducción de sentimientos que, por las situaciones
vitales conculcadas, calaron hondo en las entretelas profundas de la conciencia.

M Este texto ha sido infortunado. En la primera edición del libro, el nombre fue omitido
y apareció con el epígrafe como nombre En la segunda, el epígrafe desapareció y
es, justamente, el que le da sentido. Tomado de Roberto Sosa, alude al significado
del término Tegucigalpa: “Ciudad de las piedras puntiagudas”

528
lo poiobfo iluminoáo

Alexis Ramírez

Alexis Ramírez (Tutule, La Paz, 1943) escribió Perro contado, libro ganador, es
1974, de un concurso patrocinado por la Escuela Superior del Profesorado Francisco
Morazán. Fue publicado, en forma fragmentaria, en la antología Cinco poetas
hondurenos (1981), preparada por Hernán Antonio Bermúdez. En 2004, dio a conocer
Cuenta regresiva y otros poemas.

Poemas de la antología Cinco poetas hondurenos


Los doce textos que ofrece el libro justifican por qué. al referirse a Ramírez, el
antologo hable de la alacridad que le es consubstancial (Bermúdez, 1981: 6). Ironía,
sarcasmo e iconoclasia son conceptos que definen su estilo, el cual surge de una
percepción sumamente cuestionadora del medio. De ahí, la índole de los temas
dominantes: la estulticia generalizada; la represión política a los disidentes; el omnímodo
poder de los militares; el desencanto frente a las grandes estafas sociales; el agridulce
recuerdo de la infancia... En “Uno”, la persistencia o imbatibilidad de las deformaciones
ideológicas; la necesidad de acoplarse a ellas en aras de la armonía interpersonal y la
amenaza constante de la fuerza militar, son ideas que se concentran en pocos versos:
Antes de niño/ (yo era apenas un tic en el vientre de mi madre)/(...) Pasaron varias
décadas/ y hoy me siguen dando por pan las mismas tortas manotadas de ahogado
por cerebro/v un rótulo en lafrente/sexo lugar mujer todo esta en orden ' y el corazón
me cuelga en el fondo de un polígono de tiro militar (11). En '‘Cinco”, los
señalamientos van por el mismo camino y el mal social se observa en una especie de
crescendo: En tanto aquí tú piensas a secas en problemas sociales/ en rus dioses
enanos/ en lafotografía infiel de tu moneda y te solazas imaginando que las hechas
no han llegado a las heces todavía 7 Como si esta miseria necesitara de tu voto para
tener en regla tus papeles (15).

En forma implacable, el sarcasmo lo esgrime contra sí mismo. El yo poético se ha


asimilado con el perro; Escribo con pezuñas v todo, tengo especial cuidado de esconder
el raba/1 ruando alguna señora respetable llega hasta mi fduíto pare charlar att
rato/ A (sic) menudo k pronuncio mis frases habituales v escuche las sgya.t eott
deleite/ la que me rodea sabe allegarme sus comiumbres Sale <sie> me causa púnico
ese vaho que exhalan las fauces y por esa, permanezco- cav/ stemprv' adosado a iu
penumbra (“Seis”, 17). Poesía antirrctónca. Cargada de elementos conceptuales que
Hrlen Utnofto

buscan el destape de las heces sociales, por malolientes que sean. Un estilo con un
punzante empleo de la lengua coloquial que. a mediados de la década de los setentas,
representó un punto de avanzada en la práctica poética del país.

Cuenta regresiva y otras poemas


En Cuenta regresiva y otros poemas, Ramírez trabaja dos modalidades expresivas.
En la primera, sale a flote la irreverencia c iconoclasia dentro de la misma línea de
trabajo que ya le conocíamos: un tratamiento lingüístico al margen de Ja norma o de
los usos de común aceptación. Y, siempre, como trasfondo, el implacable
cucstionamiento social. En “V". trastrocando un conocido juego infantil, escribe:
Galimatizo voces/ vocingleras/perdióseme el lápiz/sin moverme/sin reirme (sic)/de
esta mano/ de este pie/ adelante (tap-tap)/ atrás (tap-tap).../ y, con signos de
admiración/y bis/odmiralizo:/¡Quedan niños en mi pueblo/ todavía!/ ¡quedan (sic)
niños...! (Ramírez, 2004:40-41). Lo subrayado, en negrita en el original, conlleva la
visión irónica: es increíble que, en las duras condiciones de vida prevalecientes en el
país, los niños puedan sobrevivir.

De nuevo, el autor esgrime un humor acre: El moscardón se atuza/ los bigotes y


declara/ que este siglo no es/ como los de antes/ cuando mira al gusano/ medidor,
orgiando/ sobre un plato de espaguetis./Porque entiende/ que la Ciciolina/ sabia/ de
lo que estaba hablando. (49-50). Como demuestra nuestro subrayado, si para expresar
lo que desea no existe la palabra. Ramírez, sin inmutarse, la inventa. Y, con ello, traza
un cuadro de amplio espectro semántico: la corrupción, el oportunismo, la estupidez
humana... Como la apuntábamos, el mismo yo poético se somete a la broma amarga:
Yo soy mi prófmo/por eso/ como cuando hay. (16).

Consciente del poder de su palabra, en “Autobiografía”, expresa: Con suavemente


afán/ de gota a gota/ deslio un dulce liquido/ sobre todos los oasis/para aumentar/
la sed/ del caminante. (47-48). Adviértase, en el primer verso, el insólito adverbio
como modificador del sustantivo. El poeta opera al margen de la norma gramatical.

La segunda lineado trabajo se manifiesta en la sección “Profecía divina (casi humana)”


y la cual consta de doce sonetos que llevan como títulos los meses del año. En ellos,
el autor, sin transgredir la regla gramatical o semántica, se toma reflexivo, con un
cierto matiz didáctico: No lloréis por los muertos, clama el santo/ que los difuntos
canten su partida/porque van, desde el sueño, hacia la vida/donde no hay horizonte

530
La palabra iiummaéc

ni quebranto.// No lloréis por los vivos, pues su encanto/ quiebra el pez, como espejo,
en mil astillas/ sobre el rostro de abyectas pesadillas/ que le impiden soñar, bajo su
manto.// No lloréis por las joyas del pasado/ ni por la veta frágil del diamante, ni
por la eterna fe en el ser amado/ ni por la sed que crece, alucinante.' Llorad por este
viento que ha inundado/ de esporas tu mirar, en un instante. (66-67).

Pese a lo implacable de la mirada, en la obra alienta un sentido positivo de observar el


mundo. El amor; Duerme El Sol en sus prados de poder/ yace El Hombre en los
charcos de su icor/ y, a su lado, apacentó la mujer. (71); la esperanza: Despierta,
como aurora, la esperanza/ y un arpegio de pájaros rumora/ cuando, exhausta, la
ofrenda se acomoda/en la esquina más fiel de la balanza. (68) y la fe en el hombre,
¿en Dios?, están presentes (cf. 81). Quizá el texto que mejor traduce el espirito que
anima al autor sea éste: No sé para qué sirven/ pero, creo en la plena, divinidad
humana/y en la infinita/ humanidad divina. (15).

Livio Ramírez

Livio Ramírez (Olancbito, 1943) ha escrito Sangrey estrella (publicado con el nombre
de Douglas Ramírez, 1962); Yo nosotros (1969); “Arde como fiera” (en el volumen
colectivo Noticias contradictorias, 1972); Descendientes del fuego (1987); Escrito
sobre el amanecer y otros poemas (1990) y Material de L.E.C.T.U.R.A. (1991,
antología).

Sangre y estrella
Sangre y estrella contiene veintiún poemas (entre ellos, varios sonetos). La bipartición
del título alude a sus dos líneas temáticas. “Sangre” apunta hacia el conjunto de
sentimientos relacionados con la injusticia social: el rechazo a la pobreza, la solidaridad
con los sectores populares y la necesidad de la lucha política, temas que se abordan
en poemas como “Mensaje”, “Ahora sé", “Viaje” y “Canto a las madres pobres” En
esos casos, el poeta adopta un uso de la lengua muy cercano a lo conversacional,
según corroboramos en “Ahora sé”; Hoy se murió María la pulpera./ Alfin murió su
muerte./ (Era pobre, murió por mucho tiémpo)/ (...) Ahora que le he quitado el
Vestido a la vida/para mirar desnuc las verdades del mundo./ahora comprendo
porqué (sic) tú no reías; porqué (sic) hay rostros en sombra como el tuvo,, porqué
(sic) siempre decías: Qué vida ésta... (Ramírez, 1962; 5).

531
ü«i«n Umo»«

El reiterado término estrella deviene en símbolo de la mujer amada a quien (sea en


amor o en olvido) se le dedican la mayor parte de los poemas en los que predomina la
exaltación expresiva y el lenguaje hiperbólico: Ayer toda mi sangre se quemó por tus
ojos,/ y a pesar de nu fuego sólo gané cenizas.../ no alcancé nada, nada, ni un
pedazo siquiera/ del cielo de tus ojos y el pan de tu sonrisa.// Me hundí solo, sin
llanto, sabiéndote perdida/ Tú eras mar sin orillas: eras un imposible,/ el corazón
moría... pero tú estabas viva;/ y sólo la esperanza me juntaba a la vida. (“Más
hondo”, 26).

Yo nosotros
Con sustanciales modificaciones, los poemas de Yo nosotros se publicaron en “Arde
como fiera”. Asi, el poema que principia con Palabra/ no me traiciones/ (Ramírez,
1969: 9), de trece versos, mediante el procedimiento de unir dos versos, se redujo a
seis; otro que comienza con Por ejemplo/ esta tarde/ (13), de noventicinco versos,
quedó en cuarenticinco. Dado que —al modificar el ritmo— ganaron en profundidad,
optamos por la versión que aparece en “Arde como fiera”.

Arde como fiera


“Arde como fiera” —con el trasfondo de la matanza de Tlatelolco— está incluido en
un volumen colectivo que recoge el trabajo de varios autores mexicanos. En él»—
contando con la mano solidaria del poeta Juan Bañuelos— Livio Ramírez incluye un
cuhcrente conjunto de veinticuatro poemas cuya temática plantea la relación entre la
palabra y la realidad. Con precisión cronométrica externa la índole de esa relación:
Hay un punto brutal/ donde una vez/se tocan/ la vida y las palabras/ indestructible
alianza. (Ramírez et. al, 1972: 14).

Alianza surgida por la necesidad de verbalizar los aspectos brutales de la represión


política: Bajo la noche funeral/ los jóvenes masacrados seguían temblando/ todos
tenían en los ojos/ más o menos el mismo recado/ no nos olviden/ véngame/ te amo
(25); Niño (...) vuelan hacia tu nombre mil puñales/ no miras en el aire/ las vivas
avenidas que hace el llanto/cómo decirte niño/que hay un tigre envenado y ciego/
que te anda buscando (23). La realidad es infinitamente dura y, frente a ella, no cabe
el eufemismo; tampoco, el dolor estéril e inoperante. Así, en un texto que copiamos
íntegramente, exclama: Qué importa/ esta cara de mártir barato/ la inútil personal/
cabrona muerte/ huyo de mi posible santidad/ quemo el templo/ que mi propio dolor

532
la palazo iluminado

construye/ corro sobre mis huesos/ hasta llegar aqui/ donde el dolor de lodos/ arde
como fiera/ como mar brutalmente humano (20). Un llamado a la autenticidad. A
transformar el dolor individual en accionar colectivo. Por la época en que la obra se
publicó, el adjetivo cabrona debió sonar extraño a los lectores hondurenos.

Justamente porque los hechos son tan brutales, con indubitable fondo vallejiano, el
poeta expresa una especie de complejo de culpa: escribir poesía mientras el mundo
exhibe el horror y la miseria cuya responsabilidad, además, se le enrostra a la divinidad:
Mientras yo hablo del mar/ o de nosotros/ la muerte caza niñas en el hambre,' Dios
mío/ cómo podemos tú y yo cometer este crimen (18). Por esta razón, insiste en el
compromiso ético que el poeta contrae: Palabra/ no me traiciones/ no te me rompas
a mitad del vuelo/prefiero que me enseñes/ la forma de matarte/ si no me das el hijo
que yo quiero (13). Pero tal postura no es derrotista. De ahí que proclame su fe en el
hombre y en su capacidad de respuesta: no sabría decirlo/pero me consta/ que del
hombre algo saldrá hirviendo// Que a nadie engañe este aire/' sólo es el vestido de
este incendio (27). Algunos poemas son breves (cuatro o cinco versos, tal como los
que hemos citado) y otros son mucho más extensos (cuarenticinco versos). Todos
están interrelacionados en tomo a un eje político.

Descendientes del fuego


En Descendientes delfuego, Livio Ramírez, con probable influencia de Octavio Paz
y de Jaime Sabines, en una especie de pintura de hiperbólico y exaltado trazo, realizó
la verbalización poética del diálogo amoroso que se establece entre un "Tú” y un “yo”.
El proceso se perfila tanto en su luminoso proceso ascencional como en la crujiente
desgarradura de las entretelas que hacían su juntura.

Cuando el amor fulgura, los versos son contundentes y apasionados: Descendientes del
fuego/ los amantes son niños salvajes/ ferocísimos seres/ que no atacan a nadie/
descendientes delfuego/no miran/ no tienen sentida de la distancia,' se precipitan en sí
mismos:/ de ceguera y fulgor están armados (Ramírez, 1987: 17); iluminas la noche
con tus Senos/ cuerpo como la vida// A fuego k lo/ ardes/ para que va ¡e encuentre.//
tendida (sic)/ extendida/eres la tierra abierta (21); Dormida. Deshojada. / Desbordante
lectura./Mirándote soy otro./ Me ilumino al tocarte,/ creándote me cread Mis manos
son planetas en donde vives,/pero son tus raíces deJuego/y más allá del cíelo creces,/
oceánica ascención (sic)./Espiga inabarcable que sueñas a mi lado. (37).

533
H»l»n limalla

La relación amorosa hilvana los únicos instantes en los cuales se adquiere conciencia
del ser. errándote me creo, dice la voz poética. Pero también el amor está sometido a
los avatares de la muerte. El sentimiento se va erosionando y surgen todas las secuelas
de ese hecho doloroso: se pudre el cielo y la niebla atroz nos borra con un odio lento,
sentencian los versos. La sensación de pérdida o naufragio interior, se hace sumamente
nítida en “El buzo”: Debajo de la noche:// Buzo en la soledad/ que no es posible
imaginar.// Herida gravemente/ mi escafandra,/ avanzo con los ojos/ llenos de tí.
(sic)/ En el pecho/ un oleaje/ intolerable. (77).

Asoma el rostro de la soledad que llega vestida de puñales. La impotencia ante lo


irreversible se hace patente mediante dos símiles de gran despliegue significativo: Es
como si un caballo/ agonizara en tus manos,/como si un clavicordio/ se despeñara
en tus entrañas. (95). Se acude al símbolo y a la imagen metafórica que, en su
amplitud semántica, traducen le complejidad anímica del binomio amor-desamor.
Descendientes del fuego marca un momento culminante en el trabajo del autor.

Escrito sobre el amanecer y otros poemas


“Escrito sobre el amanecer” —el poema que le da título al libro— está conformado
por ciento ochenta y cinco versos y constituye un trabajo metapoético en el cual el
autor inquiere sobre la poesía y su relación tanto con la realidad como consigo mismo.
La estrofa inicial plantea la denodada lucha por hacer que la palabra diga lo que se
quiere decir: Cavando en las palabras./Metido en ellas como sifueran minasfpozos
peligrosísimos,/arenas movedizas/donde espero encontrarme,/ hincándoles el diente/
con voluntad animal,/ arrancándomelas de la boca/ como algas abominables,/
abriéndolas en dos./enterrándolas,/ reviviéndolas a golpes de poesía,/ a puntapiés
que doy en el corazón;/ metido en las palabras/ miro mis armas fatigadas (Ramírez,
1990: 19). En las siguientes estrofas se vuelve al tema: Trabajo en mi caverna civil
atropellada:/Me enfántasmo. Me enguerro.// Vibra el mundo en mi mesa de trabajo.
(24). El gran objetivo: borrar los límites entre poesía y realidad: Quiero fundir la vida
y las palabras./ Apresar sus raíces, aquí,/ bajo este océano/ donde no hay más que
insomnio.// (...) La realidad del mundo es mi realidad,/pero no consigo escribir/ mi
profunda verdad animal,/ la tempestad que arrecia aquí en mis sienes. (22-23). Se
insiste en hacer de la poesia un arma de combate: Sueño con páginas/ realmente
viscerales,/sueño escribir un libro huracanado,/algo como un zarpazo./Sueño con

S34
lo palabra iluminada

un canto de actos/ que no me necesite/ y salga al mundo,/ y viva/ igual que un


gavilán de ojos metálicos. (30).

El poeta confiesa el sitial que, en su vida, ocupa el quehacer literario: Digo que la
poesía/ es el único documento personal que poseo./ Carezco de otro medio de identidad./
Digo que eres mi centro enllamarado./ Mi código de juego./ Mi texto de aullidos./
Explosión queridísima donde escucho la vida/ Arma para vivir (27). El poema
concluye con un saludo-despedida dirigido a los Queridos, detestables vecinos/ de
este edificio, a América, al mundo y a la ciudad natal: Buenas noches país descuartizado./
Patria vendida en el mercado negro./(...) Barrio desdibujado,/patio de Nina Lincho,/
casa donde nací./ (...) Hasta mañana/ seres humanos./ Que descanses/ casa
degenerada:/planeta que debieras nacer de nuevo./Hasta mañana, ciudad..' ciudades
(sic)/ Buenas noches/ Amado (sic) mundo podrido. (32-34). La cólera y el sarcasmo
se entrecruzan.

Los otros poemas, en forma colateral, también abordan aspectos relacionados con la
poesia. Con el mismo temple violento, “Contra-soneto” vuelve a los tópicos anteriores
y, además, señaliza, estigmatizándolos con un apelativo zoológico, a un conjunto de
seres perversos, enemigos de lo humano: Hermoso, duro oficio: Dar la caray Hundir
los ojos en lo más humano./ Estar aqui: El nombre, las señales,/ viviendo, reviviendo.
Con el canto/ ya convertido en arma, ya fundido/ a las temperaturas más altas y
feroces./ Borrasca de metales enrabiados:/ La voz embiste, crece, sube, mata.// Nos
acechan las hienas. Nos acechan./ Odian el día de los hombres./ Tienen las fauces
brutalmente abiertas.// Escribo con la vida crispada, la defiendo/ con todo cuanto
puedo. Rompo el papel/ arrojo las palabras como piedras. (66). La poesia como
instrumento para señalar y marcar a las hienas. Los sentimientos agresivos tienen
destinatarios precisos. En siete poemas muy breves cuyo título (“Personaje”) se reitera,
se identifican sin posibilidad de equívoco: Patria: Que los cuervos que criaste' nunca
estén a la altura de tus ojos./ Que nunca alzen (sic) el vuelo,/que perezcan/por viles.
(55); Ustedes son/los cuervos del refrán./Estepais los crió,/ (.../pero después/ustedes,
lo cubrieron de infamia/le sacaron los ojos,/jugaron a los dados sobre su misma cara/
lo convirtieron en espantapájaros. (56); Un simio hinchado de tinieblas, hizo estos
callejones/donde la asfixiajuega su ajedrez espantoso. (61). En el categórico y defirutvrio
“Distrito central”, que identifica a Tegucigalpa, la violencia se ofrece como componente
cotidiano: La vida hecha al revésJ Las dentelladas diarias./ El plato de terror./ El

535
H«l«n Umafia

escarnio creciente sobre los hombres./ La víctima elegida/ cuya sangre anunciaba la
salida del sol./ Ciudad y tu estatuto de pus y espanto. (67).

La obra incluye textos de homenaje. Aveces, despunta el verso o la observación punzante


y dolorosa sobre el entorno social. En “César Vallejo”, leemos: César Vallejo: cierto,
esto es horrendo (42). En la composición en prosa “Palabras para Juan Ramón Molina”,
la vida de éste se expl ica en función de lo áspero del medio: Tu domicilio es el movimiento
del mar, los que quieran buscarte deben ir directamente al lugar del escarnio. Al sitio
donde la poesia se escribe entre zarpazos y la podredumbre. (...) Hacer tu biografía
equivale a sacarse las entrañas. Operación maldita. Sabiduría sangrienta. Pongámonos
de acuerdo: tu orgullo, tus excesos, tu altivez mitológica era (sic) solo (sic) unaforma
de no morir, una manera de ahuyentar los (sic) buitres. (43-44).

En “Padre”, elegía de ochenta versos, sin dejar de lado la expresión cortante, el


lirismo se desborda: Quiero incendiar la noche que de tí (sic) nos separa./ Voy a
golpear la tierra. Voy a romper tu muerte/ (...) Que traigan tu caballo de mineral
belleza:/ Punofuego animal. Negra altivez eléctrica./Toma las riendas tensas. Sujétalas
con fuerza/para que te confundas de nuevo con el viento. (52). Dolor, impotencia y
cólera en amalgama insólita. Con pocas excepciones (“Borrador para una conversación
con T. S. Eliot” es un buen ejemplo), los trabajos de este libro ofrecen una adjetivación
profusa y exaltada y existe una marcada predilección por la utilización de un léxico
que implica violencia y pasión exacerbada. Pero hay fuerza poética.

Félix Cesario *

Félix Cesano (Félix Cesario Padilla Alvarenga, San Francisco de la Paz, Olancho,
1944) escribió Lamentos y protestas (1971); Poemas para tí y para mi (1972);
Mañana... entonces (1974) y Carcelaria (1977).54

64 A Félix Cesario se le atribuye, como si fuese poemario, la autoría de Homenajes. Sin


embargo, en este libro, probablemente publicado en 1980, encontramos discursos
pronunciados durante el homenaje que el Sindicato de Trabajadores de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras (SITRAUNAH) le ofreció al escritor
Medardo Mejía. Contiene, también, documentos relativos a personalidades
destacadas de la historia sindical del país (Ventura Ramos, Graciela García, Andrés
Pineda...). 1.a obra incluye cuatro textos poéticos de Félix Cesario en los que se
indica que pertenecen al poemario Presagios que no se ha publicado todavía.

536
la palabra iluminada

Lamentos y protestas
Comprende cuarenticuatro composiciones. El amor y la denuncia de extremas
situaciones de injusticia social centran el interés del autor quien, algunas veces, alude
a su propia condición de pobreza y marginación. Los campesinos, los lustrabotas, los
estancos, los borrachos, los niños punzones y enfermizos', las cuarterías llenas de
miseria e inmundicia', las mujeres que de tanto hacer tortillas (...) les salieron grandes
y duros callos en las manos, etc., son los personajes a los cuales se convoca. Pruebas
irrefutables de la descomposición social y de la necesidad de la revolución. Dos
ejemplos permiten colegir el estilo. “Camarada campesino”: Camarada campesino
despierta!., (sic)/ aprende (sic) cómo se ganan las batallas,/y deja de enseñarme
cómo se aguanta el yugo/ de todos los gobiernos, que vilmente te explotan/ por una
simple sonrisa o una palmadita en la espalda.// (...) Yo te enseñaré cuándo hay que
exigir/ a los que te exclavizan, (sic) tu libertad!/ con (sic) un lápiz y con un libro.../
o cuándo hay que arrebatar tus derechos:/ con un lápiz, un libro y un refle (sic) a un
tiempo. (Cesario, 1971: 27). “Patria échate con los mendigos”: Patria échate con el
niño harapiento/ que por tu culpa mañana será/futuro y malvado delincuente/'y que
hoy duerme en las calles/ con su futuro de hambre permanente;/ y mañana por tu
culpa dormirá/porque Tú lo acusarás.../en la mazmorra de una cárcel.// (..’.) ya no
vivas con los grandes sobre un escritorio,/ vive y come con los pobres en las aceras y
en los toneles,/que comen desperdicios de basura y se arropan con periódicos. (19).
Una sólida conciencia de clase y un lenguaje carente de artificio.

Poemas para ti y para mi


Como en el libro anterior, la preocupación social y el tema amoroso predominan. Con
frecuencia, se acude al verso rimado.

Mañana entonces
De nuevo, lo personal y lo social se unen en los treintisiete textos que integran este
libro. El poema “Omnímodo” —el que lo comprende todo— sintetiza esos dos
aspectos. El autor traza un cuadro de los sueños y anhelos de transformación social
y, a la vez, externa sus sentimientos hacia ui a mujer. Acudiendo a formas metafóricas,
expresa: Tenían sus ojos/ el vuelo de los colibríes en juga, y los pasos perdidos de mi
niñez.// Juntos planificamos vuelos anidados en el aire, entre gritos sangrientos/ de
los pájaros, y las risas de las hienas. Queríamos dar al hombre un lugar digno en el

537
Htltn limeta

universo iluminado con estrellas como fiarás interplanetarias.// Quisimos muchas


veces mandar al exilio el dolor del hombre/ y con amor construir el templo de la
justicia, donde la noche/ no tuviera miedo de mostrar la cicatriz a los ojos de las
manos/ que piden charcos de sangre para la sonrisa de los muertos.// Tratamos de
todas formas de dignificar con hechos este planeta./Buscamos la manera de darle
forma a una patria entre los arcos de la noche/y la risa asesina de las oscuras
bestias. (Cesario: 1974: 10). Con relación a la obra precedente, notamos un salto de
calidad

La preocupación por los desgarres sociales observados en el país es constante. La


explotación del obrero, la represión gubernamental; la pobreza; los niños de la
marginalidad social... Unos cuantos ejemplos lo ilustran: Patria/detenida por peludas
garras/ en un rincón apartado de la historia./ Duermes,/ pequeña inocente,/
prostituida,/ me duele cada letra de tu nombre/ que no digo.// (...) El viaje inmóvil
de tu nombre/ se estrelló en los textos escolares,/ coléricas náuseas me impidieron/
pronunciarlo. (“El viaje inmóvil de tu nombre”, 61); Del arresto del miedo me viene
este país anónimo.// Oscuros coroneles, supuestos generales,/y católicos tiranos/
repiten su historia en el punto más bajo/ donde es fácil orinarse en las conciencias
ciudadanas.// (. ..) Aquí se estableció la noche en pleno día:/ a punto [¿a punta?] de
palabras y leyes sospechosas/se cansaron de hacer nada,/y buscaron algo que nunca
quisieron encontrar:/por eso/estepais es triste. (“Equilibrio”, 66); La nocne cabe en
una lágrima,/ ponqué los astros ignoran que brillan/ en la conciencia de los hombres.//
En la noche giran sin tiempo/ las injusticias y los tormentos,/algo sobre su eje gira/
astronómicamente/ con la exactitud del limite.// La noche brilla/ como una navaja,/
quiere escarbar/ rostros sin máscara,/y mata/ con su veneno amargo. (“Rostro sin
máscara”, 59). Véanse otros poemas como “Testimonio” (denuncia de la represión);
“Manicomio” (la ciudad víctima de la locura colectiva); “Ecos humillados” (la infancia
abandonada); “Poema para silbar mi angustia” (la miseria y la opresión generalizadas)
y “El día tercero” (la utilización de la figura de Cristo para perpetuar la infamia social).
Certeros señalamientos de índole política y social.

Varios poemas son oe corte predominantemente amoroso: Te amo dentro de ti (sic)


misma superpuesta. Fuera de mi, este mundo pequeño/ gira alrededor de tus sueños,
que tiene (sic) el perfil del gris/ en pleno día./ Tu voz como las plumas musicales de un
pájaro en reposo/ me ha dicho: que tu beso tiene el sabor de panales incendiados,/y tus
ojos el fuego tierno de un cielo en llamas.//Estás de pie sobre el alto espejo de mi mar;/

538
Lo palabra iluminado

vienes chorreante de corales en el alba. Después de domestican' el silenc io de los rayas


y la cabellera de los huracanes,/me has vuelto relámpagos de tu sangre. Hoy he nacido
en tu vientre de palabras:/ y niño ya en la noche de tus ojos, he tocado tus sueños,/
¡Aurora (sic) boreal para mis ansias! (“Tus sueños... definición del gris", 19).

“La muerte sencilla” —con el eco de “Canción para un gato muerto” de Roberto
Sosa— acierta al meditar sobre la muerte de un pájaro: Lo encontré en la calle una
mañana.../ con su vuelo roto y comiendo desperdicios,/ lo llevé conmigo hasta un
patio anónimo.../ (...) Murió solitario/y quizás suavemente/ por no enseñarme como
(sic) duele la muerte;/ (...) Nadie supo en verdad el origen de su muerte/ cuando lo
encontraron, de bruces contra el tiempo,/parece que se aburrió de ver hacia el
cielo.../y su cuerpo de versos, comido por las horas,/y su vida de colores, se le fue
por el canto hasta el silencio;/no lloró nadie/su muerte solitaria sencilla y pequeña,/
cuando colgó su canto, en el rincón de mi alma anochecida/y se quedó solitario a la
hora del bochorno. (34).55

Quizá, en algunas composiciones, se pecó por exceso y se las debió sbmeter a una
mayor depuración. Tal vez el autor sea consciente de ello. En el poema biográfico
“Los círculos son cuadrados”, externa insatisfacción por su trabajo: No tengo títulos
ni amigos calculados/sufre mi corazón por los niños y los pájaros,/admiro la belleza, /
escribo versos sin encontrarjamás la última letra que lesfalla,'por eso pertenezco al
circulo literario de la soledad, (13). Versos convincentes por la sinceridad que
entrañan.

Carcelaria
Carcelaria ofrece cincuenta composiciones. Veintidós son sonetos que muestran un
uso tradicional de la lengua. Mayor interés ofrecen los poemas de versificación libre,
especialmente por la voluntad de trabajar el idioma desde perspectivas personales. En
“Si el corazón fuera un pájaro y si las tijeras cortaran el espanto”, la critica a la
sociedad se formula en forma incisiva: La tristeza nos viene de golpe, por las calles

55 También, “La tercera persona" recuerda al poema dé Sosa "Malignos bailarines sin
cabeza” Cesario dice: Ay de vosotros/que antes del canto de los galios/os negaron
tres veces,/(...) Ay de vosotros/qce no comprendéis el alfabeto de la vida que es tan
sencillo como un abecedario. (...) Un día lloraréis amargamente / A (sic) solas. (73-
74). Véanse, también, "La tarde inclinada en llamas", “Fatalidad de la imagen" y "Tu
imagen se invierte en el agua reflejada".

539
Htltn Umoño

del recuerdo/ conduciéndonos al final de las ciudades; poblada de/ monstruos de


rectangulares ojos En esas mismas en donde/ se quemaron nuestros años de asomo.
Asombrados.// Hoy/ sin fe,/ perdido, intento tocar las conciencias de los hombres,/
resignado, comprobé que las puertas esquivan —premeditadamente— mi mano
fatigada. Nos hemos equivocado de lugar./Subsisto al sudor de sus costados.//En mi
soledad.../ se yerguen domesticados jueces, intentando/ sobornar mi silencio con
ecos metálicos y opacos,/en mis charcos de fuego asesinados. (Cesario, 1977: s.p.).
Mis subrayados advierten sobre el esfuerzo creativo en el tratamiento lingüístico,
señalamiento que no puede extenderse a otros trabajos.

Otros poemas
En Homenajes hay cuatro textos de carácter político. En verso tenemos “Claroscuro”
(la patria es visualizada como una muchacha) y “A mis manos”. En éste, sin eufemismos,
dice el autor: ¡Ah! mis (sic) manos muchacha,/ que el único delito piadoso que han
cometido/ es el de haber golpeado con mis versos a la/agusanada guarida de culpables,/
delincuentes que hoy por hoy se han repartido los restos de mi patria. (Cesario, s.f.:
22). Los trabajos en prosa (“Los culpables” y “Ajuste de cuentas”) adoptan similar
tónica y, en este último, combina prosa y verso: Los dueños absolutos —de este circo
militar—, los comisarios del dolor, de este confin del espanto y la tortura; dulce
únicamente en tus cabellos./ En su soberbia pavorosamente diplomada,/ Sutilmente
(sic) desconocieron siempre, lo oportuno de sus viajes sin regreso. (21).
*

Luis Armando Verde

Luis Armando Verde (Juticalpa, 1944) escribió Fuego interior (1986), obra con treinta
poemas en los cuales se acude al lenguaje conversacional. El autor adiciona elementos
(comentarios, reflexiones...) que se salen de lo común y muestran la nota insólita,
paradójica o simplemente humana de la cuestión o del tema tratado. En “José Antonio
Velásquez”, después de algunas consideraciones sobre el pintor primitivista hondureno,
concluye: Amó los paisajes sencillos/y bellos./Pero lo más extraordinario/ de este
insigne pintor/ (a pesar de su figura humilde y pequeñita)/fueron sus ojos fijos de
insecto. (Verde, 1986: 9). En “Clementina”, al referirse a la conocida escritora, la
solidaridad se expresa mediante imágenes: me gustaría dibujarla entre redes/ como
pez indefenso/ para que se le quitara/ ese olor a fiera que todavía respira/pobrecita
Clementina/ le tocó vivir en tiempos/ carcomidos por la infamia/ donde las calles/ se

540
Lo palabra iluminada

convierten en lechos públicos/para los pordioseros. (11). El poema ha derivado hacia


la critica social.

Dentro de esa esfera de pensamiento, “Crónica” es un acercamiento realista que


evoca la Huelga Bananera de 1954: Eran dias difíciles aquellos/ la Costa Norte se
estremeció/en un vendaval humano/ los gritos tormentosos de los obreros/ herían el
aire/ante la mirada torva de los capataces/ los testigos, los sobrevivientes/de aquella
hecatombe/aseguran que este pueblo/ de campeóos hambrientos/escribió con sangre/
la mejor página de su historia/ los verdugos después de la masacre/ no dormían
mirando deambular/ bajo los plátanos la sombra de los cadáveres/ muchas voces
quedaron/ para siempre perdidas/ en elfondo de los muelles y bajo el aullido/de las
locomotoras. (22). Uno de los mejores poemas que, sobre el tema, hemos leído.

“Confidencia de un sátrapa” enfila sus dardos en contra del gobernante, a quien


visualiza en forma grotesca: Se come las uñas/—a hurtadillas—/y ordena colgar su
efigie/de sapo resignado.//(...) Cuando muere, —podridopor el odio—/lo entierran
con los ojos abiertos.// Fascinante bestia del siglo.// Desde mi colina crepuscular/
miro los frágiles bordes del peligro. (23). El tema del dictador está tratado, pues, al
margen del refinamiento. Felipe Elvir Rojas, en el prólogo, opina: Poesia diáfana,
rica en vivencias (...). Poesia fresca, sin retorcimientos, con un lenguaje que huye de
la retórica y de la oscuridad, con natural inclinación de decir las cosas sin
rebuscamientos de ninguna clase.

Marco Tulio del Arca

Marco Tulio del Arca (Olanchito, 1945) escribió Bajo el sol de todos (1992); Para
que mamá no intente el viaje (1993); Del mar y sus espejos (1994);56 Como sol en
la ventana (1995) y Hablemos de los hechos (2003).

Bajo el sol de todos


La Guerra del Golfo, iniciada el 16 de enero de 1991, fue el factor detonante para la
elaboración de Bajo el sol de todos, libro en el cual el autor —para darle mayor fuerza
al mensaje antibélico— se apoya en hechos concretos. De allí que acuda al señalamiento
de los principales contendientes: hussein/y bush/ ustedes tienen la palabra,, la guerra

56 El libro carece de fecha de publicación Según it ¡formes, se publicó en el año señalado.

S41
Helen Uma/lc

nos golpea a todos/ está contra los dioses de ustedes/y contra el mío/ (...) no bush/
no hussein'las granadas no son frutas/que alimentan/ ni la pólvora es una tinta/ que
ensena los salmos/ del libro/más útil/en las manos de mi madre (Del Arca, 1992: 13).
Como contrapartida al acto sangriento, evoca el humanismo de los cantos bíblicos.
Asimismo, en varios poemas, alude a los actos pequeños y cotidianos que,
precisamente por serlo, magnifican el fondo trágico en el cual se inscriben: en el
golfo. ' algunos soldados/ espantan el miedo/jugando con ranitas /y cenizas// otros/
lomándose fotografías/ en camellos/ que no aceptan/ el peso de los cascos militares
(38); un niño/ sostiene un periódico/ y observa la guerra que no entiende (69).

Para traducir la devastación de la guerra, se vale de la capacidad sugestiva de la imagen,


inclusive, con alusiones grotescas: esta guerra apesta a tiburón podrido/en la corona
del poder (14); la guerra no tiene espacios para la flor (17); desde Washington/ y
bagdad (sic)/parten los caballos de la muerte/y algunos no se mojan en el mar (23);
allá en el golfo/ bajo el sol de todos/sólo la arena contará los cadáveres (51). Por su
fuerza sintética, un auténtico logro es “El golfo” cuyo único pero contundente verso
refleja un sentimiento de pena universal; espejo de sangre que hace llorar al mundo.
(48). También, en “Guerra”, en pocos versos, no obstante el ritmo abrupto derivado del
verso excesivamente breve, se traduce, con precisión, lo que, para la humanidad,
representa cualquier hecatombe bélica: paloma/ deshecha/ en el lecho de un ángel//
puñal/ repetido/ en la almohada de un niño// guerra// golpe del metal/ en los ojos de
Dios. (22). Versos válidos. Juicio que tal vez no pueda extenderse a todo el libro en el
cual encontramos textos que, a nuestro juicio, debieron trabajarse más (cf. 58).

Para que mamá no intente el viaje


En esta obra, con lenguaje coloquial, adecuado a su aparente intención epistolar, el
poeta enfrenta dos realidades, dos formas de vida, dos universos axiológicos: Nueva
York y Honduras. Y, en tanto opción de vida, no vacila en la decisión final: mi país/ es
un caos/ pero no lo dejes/ambos amamos su lago/y el imán de sus lunas// (...) nos
uniremos a Morazán y a Cabañas/ despertaremos a Valle/y nos iremos por el polvo/
y las montañas/ a cultivar otras auroras (Del Arca, 1993: 63).

La imagen de la patria encuentra su mejor símbolo en la figura materna. De ahí que


sus cualidades, en cierta forma, implican la belleza del país. Copiado íntegramente,
dice: mamá/ están temblando estos húmeros/y hay impaciencia/porque el ave no

542
Lo palabra iluminada

encuentra su color/ pero no existe/ el olvido// vos tenés/ retratos de uva/ y anuncios
de cielo en las retinas (35). El ruego para que la madre no vaya a Nueva York puede
interpretarse como una exhortación para que el hondureno (o el latinoamericano)
no deje la patria en pos del sueño americano. La opulencia y el mundo del desarrollo
no constituyen la realización de la utopía. Por esta razón el retrato de la gran ciudad
—dentro de la linea de percepción de Federico García Lorca, como bien lo señala
Sara Rolla en el prólogo— no sea muy halagüeño: new york/ tiene la tos de las
ballenas/y un sabor de carbón en la garganta (15); mejor no pienses en venir a este
infierno/donde los centímetros son pálidos/ como el silencio de un cadáver (25); en
este hueco/del universo/ no hay camélidos de barro/ sólo un san nicolás crucificado
en la entrada/ por haberse tomado/ un vino/ en el bronx/ de new york (49). La
expresión camellitos de barro alude a la construcción de los “nacimientos” populares,
ingenuas maneras de representar la Natividad en localidades latinoamericanas. Por
contraste, el San Nicolás aparece maltrecho después de haber ingerido bastante vino.
El planteamiento global del libro es, pues, coherente, aunque en algunos momentos
(cf. 39), resintamos la falta de hondura conceptual.

Del mar y sus espejos


En Del mar y sus espejos, la mayor parte de los textos abordan temas marinos. En
“Fotografías” —citado íntegramente— yuxtapone elementos: gaviotas/pescados/cocos,
iguanas/y sol// negritos/comiendo hicacos//aves/sal/caracoles/y recuerdos// troncos/
enamorados del agua/ niños pescando/ desde los besos del mar// es la playa/y yo/ sólo
un fotógrafo/ en su piel. (Del Arca, s.f.: 69; el subrayado es mío). En “Menos años”,
con lenguaje igualmente sencillo, expresa: junto al cocotero/ mis años son menos//
puedo reír/ hasta levantar la arena/ y cantar/ para dormir el mar// soy feliz/jugando
con las gaviotas/y con esta guitarra/ llena de estrellas/ y de blanco amor. (41). En
“Verano”, el cuadro es similar: un turista guardando espejitos/ que reparten la risa.1''/
muchachas/ anunciando la belleza de su piel// latas vacias/y troncos donde descansan
los pelicanos// pan de yuca/ y de coco// casabe (sic)/ y jaibas// tambores/ caderas de
ébano//alegria del coralillo/y de las máscaras/ecos/y voces que despiertan los cangrejos
(91-92). Nótese lo cortado del ritmo por la persistencia del verso excesivamente breve
(inclusive, bisílabo). Con frecuencia, el autor incorpora datos circunstanciales de tipo
personal a los que no logró insuflarles un aliento de tipo más abarcador, más general.

543
ttflen Umaña

Como sol en la ventana


Como sol en la ventana es un libro heterogéneo. Su temática es múltiple (amor,
amistad, los niños, la patria, recuerdos de infancia, lugares...). Formalmente, conviven
poemas de tratamiento epidérmico junto a otros de mayor calado como “Mi país” —
título tal vez tomado de un libro y de un poema de Óscar Acosta. En él, mediante una
serie de imágenes, se capta la condición angustiosa de la patria: mi país/ es oscuro//
alguien (sic) visitó los cementerios/para asustar la infancia/y en la calle se desvelaron
los puñales/ hasta cortar la luna// (...) esta patria está enferma/ tiene la mirada en
los nervios de un abismo// aqui andamos/ con la muerte detrás de nuestros pasos/
sufrimos consumiendo la esperanza/y añorando el vino de una estrella/para iluminar
los caminos// el recuerdo quema la alborada de un insecto/ todo duele// mi país/ es
una soledad que se peina con tinieblas. (Del Arca, 1995: 96).

“Pueblo” constituye una instantánea deprimente y dolorida respecto de una pequeña


localidad. Lo transcribimos en forma completa: Una lluvia/ másfría que un cadáver/
nos recibe//y no hay peces/ encima de los vidrios del bus que nos conduce// hemos
llegado/ la soledad es un anuncio/ que cansa nuestros ojos/ mientras/ los pájaros
juegan con el último respiro del día// el viejo pueblo/ es una lágrima con nombre/y
nosotros/ sólo unas voces visitando sus muros (38).

“A propósito de tormentas”, con ironía, cuestiona al omnímodo poder Castrense.


Integramente, dice: algunos militares/jamás han saludado a sus vecinos/y muchos
esconden una culebra/ en la mitad de sus anteojos//por la noche/ un olor a whisky
marea las paredes/y los abuelos del barrio/ ordeñan los segundos/ con elfuego de la
historia//se reúnen para dialogar con las piedras// hablan de sus haciendas/y hasta
de un río que compraron// mientras/ muy cerca de ellos/ casi en las espinas de sus
manos/ se vaformando una tormenta/ con relámpagos que iluminan/ la existencia de
una espada al mediodía// algunos militares/ a veces/ llegan a viejos/ los retiran/y se
hacen héroes inventando batallas. (72). Lo grotesco e hiperbólico capta, con precisión,
la índole del militar.

Dedicado a La Habana, es el sobrio “En la plaza”: en la parte principal del museo/


descansa un tanque de guerra// se escuchan versos de los poetas/ que juegan con la
hierba/ y canciones que hacen arcos con laureles// hay muchachas endulzando el
mediodía/leyendas en los muros/ donde los ancianos/ conversan con el mar/ y guitarras

544
Is poiabto iluminado

que no olvidan su valor en las montañas (36). Frente al símbolo de guerra —ya pieza
de museo— se alza el tiempo de la belleza y de la poesia.

“Confesión” externa, con solvencia, un sentimiento de amor: ahora/ tu voz es un


horizonte de hormigas/ en mi pecho// es posible/ que tus ojos 'pinten la alborada de
otro pez en la distancia (84). Encontramos otros trabajos de interés (“Cosas”, “Y eso
soy”, “Se murió la noche”...). Pero, con frecuencia, se cae en trivialidades. Así, en
“Todos los espacios”, leemos: mamá/estoy solo//me duele esta existencia' que levantó
tu sangre// ámame/ viejecita linda/ mi corazón está débil// ámame ahora' el dia se
muere pronto. (40).

Hablemos de los hechos


Hablemos de los hechos —probablemente la mejor obra del autor— es un extenso
poema de casi dos mil versos. Constituye el supuesto diálogo entre el poeta y su
padre, plataforma que da pie para elaborar una serie de evocaciones de infancia,
alusiones familiares, referencias a gustos musicales, lecturas, reflexiones y comentarios
sobre la realidad hondureña. Los versos extensos, el pausado ritmo que el autor les
impuso y la índole de las imágenes contribuyen a crear una atmósfera serena, de
equilibrio interior y entendimiento padre-hijo: Papá,/hablemos de los hechos comunes
y corrientes,/repasemos/ los temas pretéritos/y actuales,/ajustémonos al orden/sin
olvidar las injusticias de losjueces caprichosos/ ni a los que transportan espectáculos/
de ingratitudy ofensas./ (...) Está bien hijo mio,/(...) Recuerda'en nuestro alrededor/
los buitres portan gafas maliciosas, (...) Es cierto,/estoy llorando la desgracia de mi
Patria/y de sus líderes,/ la mayoría no ha superado el tamaño de los musgos./ (...)
No desmayemos papá,/ súbete al corcel de las mañanas/ y volvamos a visitar los
montes de la infancia. (Del Arca, 2003: 22-32).

Un acierto es la incorporación del país como destinatario de la voz poética. Ésta


—haciendo que la figura paterna pase a segundo plano— se dirige a la patria. O
mejor, como dice Sara Rolla, 'Padre' y 'Patria' recupe ¡ an entonces su relación
etimológica yforman una unidad indisoluble en este poema a dos voces. (18). Leemos:
;... País...!/ te (sic) bajaste por las tablas flojas/ de una carabela extraviada en el
primer dinosaurio./ (...) Vamos País,/ tienes que lograrlo,/ no te caigas,/ (...) La
travesía es complicada,/los fusiles no dejan de apuntamos, tenemos que darles vueltaJ
/(...) Otros displicentes encallados, en este averno/ serán los defensores de compañías

545
Helen ümoño

transnaaonales,/ un sector de la empresa privada/ los que decidieron empeñar las


generaciones venideras/ ofreciendo directivas/ y sindicatos/ a la oligarquía,/ los
consumidores de whiskys refinados,/ el reincidente desviador de donaciones,/ las
concubinas del contrabandista,/los que intercambian documentos/en las adulaciones/
de alelados aposentos/ y los que aprovechan en exceso/ las representaciones
diplomáticas,/estos asombran irremediablemente,/son encopetados,/arrebatadores
de becas,/ distorsión adores de axiomas/ y evasores del fisco.// (...) Es apremiante/
cortar la ultrajante inmunidad.// Es ineludible,/Justo/y/ obligatorio/ la destrucción
de las armas. (44-50). Una mirada critica y certera aplicada a la realidad que, por
cierto, no olvida el marco mundial: La Patria te duele,/también Hiroshima,/Nagasaki,/
Yietnam,/ Biafra,/ Grenada./ Tlatelolco y Tiananmen,/ los fallecidos en el golfo/ y
los que han caído adiestrando sus pájaros/ en el pómulo de la selva. (92).

Con habilidad, recoge aspectos de la cotidianidad: Temprano/ te marchas a trabajar


en las granjas ajenas,/ al retornar/ cómodamente disfrutas las interpretaciones de
Pedro Infante,/ Julio Jaramillo, Javier Solís,/ Jorge Negrete,/ Lola Beltrán,/ y los
Panchos, (loe. cit.). Un señalamiento a la importancia de la cultura mexicana en el
país Estamos, pues, frente a un trabajo muy sólido. Sólo deploramos la inclusión de
algunas notas personales quizá irrelevantes desde el punto de vista general.57

Juana Pavón

Juana Pavón (Margarita Velásquez Pavón, San Marcos de Colón, 1945) escribió Yo
soy esa sujeto (1994) y Exacta (2004), libros de sello vivencial que testimonian la
violencia ejercida contra la mujer, yo poético que expresa un conjunto de sentimientos
concomitantes a la condición de género.

Yo soy esa sujeto


“Los Golpes”, tal como su nombre enuncia, constituye una especie de recuento de
múltiples agresiones. Pavón formula un sentido diálogo consigo misma: Los golpes
nacieron contigo/ (...) y llena de golpes/ te lanzas a buscar el mundo/y vas muy
golpeada/y ya en ese mundo/ los golpes tienen otras manos/y tienen otros sonidos/y

67 Por ejemplo: Conce Ftochez,/ mi fraterno compatriota/y/ su/ encantadora gente/ me


atienden de maravilla en los Estados Unidos,/ (...). Mis lectores [en Estados Unidos)/
me convidan, vayamos/ la poesía paga los boletos. (78-82).

546
lo palabra iluminado

te golpea el viento/ te golpea el frió/ luego lo hace el hambre/ de repente lo hace un


taxista/ en seguida un soldado. Consecuentemente, en el yo, surge una necesidad de
devolver lo mismo que se ha recibido: ¿A quién has de devolver esos golpes?/ ea
(sic) la luna/ al sol/ a tas estrellas/ a la música/ a las monjas/ a las zanahorias/ a los
que gozaron y rieron/ cuando tus ojos se convertían en sangre? (Pavón, 1994: s.p.).
La dispar selección de probables destinatarios traduce, gráficamente, el grado de
indignación que pesa sobre el yo. “Choluteca” es igualmente explícito: Aquellos alaridos
sordos/estremecieron los llanos inmensos/de la cálida tierra./(...) Los jícaros bobos/
drogados de sol/ reíanse con carcajadas de espuma/al ver su impotencia y abandono./
(...) Aquellos alaridos tísicos/ de golondrina errante/ que nunca tuvo nido jamás
criatura alguna/pudo oírlos. Hasta la naturaleza se ha tomado cómplice de la agresión.
Mis subrayados llaman la atención sobre la fuerza expresiva que logra la autora.
Metáforas, sinestesias y adjetivación insólita que acumulan connotaciones negativas.

“Juana la Loca”, con una que otra frase tomada de Federico García Lorca,” constituye
un impresionante autorretrato: Si, estoy loca de dolor/ de amor/ de rabia por mi
impotencia/por mi resistencia de cucaracha/por los gemidos que golpean/ las ventanas
de mi alma. Desde el título, Pavón asume el sobrenombre con el cual se le conoce en
Tegucigalpa. Pero, con perspicacia e inteligencia, su “locura” la va ubicando del lado
de los seres humanos que sueñan, los iluminados, los visionarios: Beethoven, Hermán
Hesse, Tchaikowsky, Jacobo Cárcamo, Roque Dalton, Francisco Morazán, Pink Floyd,
Marx... Locura es querer mi libertad/ mi amor humano. Sobre todo, locura es la
defensa de una inclaudicable independencia: Estoy loca/porque nadie podrá darme/
distancias, ni límites/ ni futuros/ eso sólo yo puedo dármelos. Locura es, también, ir
contra la fuerza del “stablishment”: Estoy loca por hacer rabiar/ a las señáronos
ignorantes/cada vez que sus maridos cornudos/fijan sus ojos/en mis tetas caídas sin
sostén/ que se enteren que mi locura/ sienta sus bases/ en decir casi siempre lo que
pienso. Locura lúcida que la contrapone a los sectores responsables del descalabro
social: Estoy loca/por desenmascarar a la gente/su indecencia/por corruptos/ladrones/
asesinos/ explotadores/y vende-patrias/y sobre todo/porque odio los prejuicios/ de
aquellas y aquellos/ que sólo saben señalar/ mas no ven el tumor/ que tienen en su
vagina/y prepucio/ y por todas esas cosas que callo y sé/ es porque estoy ¡oca.

58 Esto lo reconoce la autora cuando, después del título apunta: Emulando a Federico
García Lorca.

547
Htlen Umoilo

La intención iconoclasta se ratifica en “Deseos irreverentes” en donde Pavón trae a


colación a grandes iconos de la cultura universal con la intención de desmitifícarlos:
Cómo me hubiera gustado/estar en la cama con Walt Whitman,/(...) Estar con Salvador
Dalí, en una tarde de toros/y tocarle el trasero/mientras pensara en Gala/ o en Federico
García Lorca./ (...) repetirle De Profundis 7con todos mis secretos sexuales/a Oscar
H'ilde y a su amante maldito./ (...) Tal vez me hubiera gustado/ cogerme a Hiller, a
Cal¡gula/a Napoleón, a vos/y a otros hijos de la gran puta./(...) Quisiera mentarle la
madre a tu padre,/ a Nietzsche, a Gorky,/y a Simone de Beauvoir./ (...) No comprender
nunca las debilidades de Woody Alien/ Cortarle (sic) un huevo a Van Gogh/y no la otra
oreja./ Romper a llorar, escribir mierdas/ (...) Seguir soñando, amando y fornicando/
(...) hasta encontrar a ese todopoderoso/ que me hizo a su imagen y a su todo./Amén. El
hombre visto desde la misma óptica con la cual aquel visualiza a la mujer. Sinceridad para
plantear desacuerdos. Aceptación sin tapujos ni máscaras de la propia manera de ser.
Denuncia de la hipocresía-ambiente. Alusión paródica a la religión. Pavón esgrime un
estilete de grueso calibre con el cual, inclusive con regodeo interior, agrede al lector.

“Nosotras: esas sujetos” constituye un discurso solidario con las mujeres: Estamos las
privilegiadas/y las no privilegiadas/ (...) Hacemos maniobras con el tiempo/ ligadas a
esta inercia/que llamamos vida/porque siendo mujeres/ tenemos que aceptarlo/porque
son leyes para mujeres/ hechas por hombres/ ¿Qué más nos da?/ (...) Un vientre nos une
a todas por igual./(...) Somos las que estamos paradas en el tiempo/y latimos...latimos...
latimos!/somos (sic) río, mar/jungla, sol/lunaypulmón/¡somospatrial/yo (sic) siempre
he pensado/ que Honduras tiene nombre de mujer/ una, dos, cien, miles... Con estos
últimos versos. Pavón involucra a la nación dentro de ese destino contradictorio -y
denigrado- que, paradójicamente, es hermoso. La fuerza de los versos brota de la
convicción con la cual se enuncian.

Exacta
Exacta incluye los poemas de ló soy esa sujeto y ofrece dieciocho nuevos trabajos
dentro de la misma línea conceptual y estilística. Para la autora es vital reconocer su
condición de mujer. Y no sólo eso. Al hacerlo, propende hacia la provocación y el escándalo.
Copiado en forma íntegra, en “De una vez por todas”, leemos: De una vez por todas/me
declaro mujer/ de ovarios bien puestos/ qué triste de mí seria/ llamarme napoleón (sic) o
Rigoberto/ llevando de por vida/ una golondrina/sin mensaje entre mis piernas (Pavón,
2004: 97).

548
Lo polobro iluminada

El varón, el macho, tiene deudas impagables con Juana Pavón "Llegué sobre ¡a
carne” es una dolorida evocación de una etapa anterior ai primer violador de su
condición de mujer; Ldegué sobre la carne de muchos/ llevándoles la fresca aurora/
de mi música interna/ oliendo a sábanas de monja/y empapadas en jugos de niña.//
(...) Llegué con la luna entre mis piernas/ revolcada en la hierba de lo místico/ con
mi himen cubierto de musgo/y arañas con hilos de seda (75). Pero la factura se la
pasa a todo el cuerpo social. Es éste quien cometió violaciones sin cuento:
Despojáronme de mi casa/ de mis ropas/de mis hijos/de mi tortilla cotidiana/ (...)
pretendieron quitarme la razón/ mi coraje/ dignidad/ identidad89¡me partieron la
vida!/ mas (sic)/ nunca lograron despojarme/ de mis pensamientos/ (...) mucho menos
de mi voz/ eso/ nunca jamás lo lograron/ ¡Nunca (sic) jamás! (“Despojo”, 78-79).
“Bouievard Morazán” señala muy bien la escisión social, la existencia de dos mundos
antagónicos, raíz de tanto despojo.

Especialmente sangrante es el desposeimiento de sus hijos, dados en adopción a


temprana edad. A este tema —dolor que nunca cesa— dedica “Dos niños, una niña”,
“Sin comentarios” (incluidos en el primer libro),60 “Primogénito” y “Un dia”. En éste,
dice: Mis bebés me estremecieron/ desde lo más profundo de mi vientre/ (...) Llorar
ahora/ no significa nada/ rumiando mi soledad/por no tenerlos conmigo. (62). Con
estos antecedentes no sorprende el sentimiento de amor-odio con el cual la autora
responde al entorno, según ratificamos en el bien logrado “Tegucigalpa”: Tegucigalpa
de barro y humo/fauna humana enloquecida/ Tegucigalpa sin canteras/ de misteriosas
callejas/y de balcones sin flores/ (...) Tegucigalpa marginada y rota/ Tegucigalpa de
privilegios/ (...) Jue tu prioridad/ atrapar mis pies vagabundos/ cortar mis alas/y
transformar mi vivir intenso/ en esta loca sedentaria/sola sólita sola pero no cortaste
mis manos/para escribirte/para cantarte/ (...) Tegucigalpa' implacable conmigo/
aquí loca y leal/ cloaca testigo de mis tragedias/ así sucia o fea/ (...) me iluminas/
aunque hagas tristes mis dias/ y yo aquí amándote/ odiándote/ emborrachándome/
pelear con todos/ vivir aquí me obliga a algo/ a vociferar llorando, a amar odiando/
a subsistir/ ¡ay! Tegucigalpa de mis ameles. (26-28).50
*

50 La barra anterior está en el verso de la autora.


*° “Sin comentanos" contiene varios textos independientes. En uno dice: Le dije a mi
hombre:/ ‘Voy a darte un hijo’/ Mi hombre dándome la/ espalda me respondió/ Hay
que buscarle papá' (92). En otras palabras, la irresponsabilidad paterna como uno
de los factores que la indujeron al hecho que nunca ha dejado de dolerie.

549
Hilen Umoño

En Exacta hay dos o tres textos que evidencian desencanto o nostalgia al percibir que
ya se recorrió buena parte del camino de la vida. “Cáncer” (con el señalamiento de la
dolencia real que padeció) alude al infierno al cual se sintió confinada. “La muerte
viene” pone sobre el tapete su inevitable llegada. Sin embargo—una salida que pretende
ser despreocupada y ligera— el texto concluye: ¡Oh muerte!/ Cuando vengas por mi/
mándame un correo/para peinar cuidadosamente/ mi cabello. (37). En “Mi hombre
ideal" —alegato en pro de ia equidad de género—, Pavón, como lo hemos detectado
en otros poemas, hace gala de humorismo al trazar los requisitos de ese raro espécimen:
No permitiría/ que le mirase las nalgas/a otra mujer/y mucho menos a otro hombre/
Me gustaría/que se levante temprano a cocinar/y que enseguida lave los platos/que
no ronque/ ni que aviente aires/ cuando duerme conmigo/ que sepa leer y escribir/
que no piense en su madre/ cada vez que le doy de mamar/ que me mire directamente
a los ojos/que no me mienta/ ¡que no me grite! (...) Quiero que mi hombre/ tenga en
cuenta/ que cuando estamos juntos/ él es el hombre/y yo la mujer. (99-103). Entre
veras y bromas, la exigencia de relaciones dignas. Todo, dicho, por cierto, con un
lenguaje descamado.

Luz Aída Maldonado

Incisiva, sarcástica, irreverente y acudiendo con frecuencia a la nota humorística es


Luz Aída Maldonado (Tegucigalpa, 1945) en algunos de los ochenta y siete textos,
generalmente breves, que ofrece en De tiempo en tiempo (2002). El transcurrir
temporal —y su carga de destrucción y muerte— es preocupación central. Con
lenguaje directo, en el que ha omitido todo adomo, expresa: Estoy parada/ sobre el
tiempo/ queriendo retenerlo/ al final me doy cuenta/ que me ha jugado sucio/ él me
transporta aceleradamente/ hacia la muerte. (Maldonado, 2002: 14); De tiempo en
tiempo/ me refugio en las entrañas de la noche/ durmiendo/ de tiempo en tiempo/
entre los brazos de un espléndido día/ despierto. (15); El tiempo para mi/ es ese
latigazo constante/ que va marcando mi cuerpo. (16).

Con imaginación e ingenio encara la relación hombre-mujer: Él/se ha quedado allí/


sumergido/ahogándose en mis pensamientos. (30); Pensé tenerlo conmigo/sólo por
un instante/y se aferró a mi mente/y terminó desbordándola. (31). La perspectiva al
observar al hombre es similar al sentido cositicado con el cual éste la visualiza a ella:
Cerró los ojos/que voy a escudriñar en vos:/ manos prepárense/ ¡les pido porfavor!/

550
lo palabra iluminado

Sepan circular/por tan hermoso monumento. (58). La equiparación de géneros en el


terreno sexual es el trasfondo de otros trabajos de vena humorística cuyo planteamiento
nos parece poco afortunado: El verbo cortar en boca de un niño/ que comienza a
hablar:// Yo coito/ tú caitas/ él coila/ nosotros coitamos/ vosotros coitás/ ellos coitan
(61); Existen tantas manzanas,/muchas manzanas./ Pero ninguna tiene gusano./La
mía si. (58). Dada la inevitable asociación de ideas que se establece entre gusano y
pene, se puede pensar en una óptica infravalorativa del hombre. Asimismo, la autora
no rehuye el plano irreverente y agresivo al máximo nivel, el implícito en la divinidad:
¡Dios!/Si crees que soy hija tuya/acéptame una pregunta:/ ¿De qué me hiciste?/ De
barro, de ladillo,/de barro, de arena./de cartón, de caca/o de sufrimiento./¡Te exijo
una respuesta! (67).

En el poemario hay un enfrentamiento con la realidad. En la última sección, el objetivo es


el señalamiento, sin eufemismos, de la problemática social: Pasos lentos/ cansados/
tropezando con cadáveres vivientes/ que han encadaverado/ las calles de mi pueblo.
(68); Pintaré el corazón negro del verdugo/con la sangre de sus mártires./Lo magullaré
a base de pinceladas/hasta que tome el color deseado. (70); Tirármela de periodista/ no
me agradaría/pero me gustaría entrevistar/ al hato de vacas gordas/que fecundan de
artimañas/ a mi pueblo./ Las trataría de larguito: no vaya a ser que me transmitan el
mal. (72; los subrayados son nuestros). Los giros coloquiales demuestran el interfe por
no idealizar. Asimismo, en el único poema extenso, Maldonado reproduce una serie de
voces con las cuales desea trasladar rasgos de la cotidianidad: —lóy a bañar/—echaré
un 'polvo 7 —H>y a cagar/ —Qe (sic) no jodan/—Coman mierda/—Hideputa/ —A'os
vemos/—Voy al estadio/—Perdió el Olimpia/ —Perdió el Motagua/ —Qué árbitro más
basura/—Tengo güeva (86-87). Importante: se asume la misma modalidad lingüistica
del varón. Y aunque con un basamento ideológico quizá distorsionado, el objetivo es la
búsqueda de equidad de género. Los ejemplos citados comprueban el potencial creativo
de la autora, quien no teme deslizarse hacia lo chocarrero: ¡Hey, hey!/ ¿Estás listo?. Abrí
los ojos pues/ y date vuelta./ En breves instantes estarás descubriendo/ el sabor r la
textura de la manzana/ que tengo entre las piernas. (53; cf. 9, 10, 11, 34, 36...).

José Porfirio Barahona

De José Porfirio Barahona (Tegucigalpa, 1944) contamos con varios poemas de


corte político que, por la fecha de su publicación inicial, por el estilo, por el tipo de

551
Htltn UmoAa

imágenes utilizadas y por la visión ex acertadamente sombría de la realidad, conectan


con la poesia de Nelson E. Merren61 En “El reposo del guerrero”, al manifestar su
dolor e impotencia frente a hechos que lo golpean, externa: Cómo/se detiene/el dia/
quemado por mil fúsiles / transitado por peces coléricos/y enmascarados taciturnos./
(...) Si pudiera (...)/Subiría a las almenas de nieve/ a robarle el pan multiplicado/ al
Dios esclerótico vestido/ de general o de notario público./Si pudiera darme muerte
bebiendo/ plumas del aire compartido lo devoraría/ a dentelladas para que de mis
venas/rezumara harina. (en Sosa, 2002:376). Adjetivación sumamente acre y voluntad
de elaborar imágenes mediante insólitas asociaciones.

Dentro de la misma perspectiva estética y política, con el aditamento de una


enumeración directa y sin adornos, en “La cabeza”, los señalamientos connotan
agresividad: No puedo sentir el /río gratuito/ de la madrugada/ porque los diarios
anuncian/ que a una sirena/ le cortaron/ la cabeza.// (...) Todos los desayunos/ de
esta mañana/ tendrán sabor a mujer muerta/ con guijarros en la boca,/ (...) En el
principio era la Náusea/y la Náusea señoreaba/ en ministerios yjardines,/en casas
de beneficencia,/en iglesias y prostíbulos,/en tiendas y restaurantes,/en cuarteles y
hospitales,/en periódicos y letrinas,/en mercados y escuelas./El cansancio es azul/
como un animal amoratado,/ una bandada de pájaros envenenados/ cae
matemáticamente a mis pies/y allí se quedan definitivamente inmóviles. «(379). En
“Expectante”, la descripción de la ciudad es igualmente negativa: Tengo las luces de
Tegucigalpa/enredadas en mis rodillas,/mordiéndome como murciélagos/enfermos./
(...) Ah mi ciudad si fueras un barco/ navegando en un mar de pinos/ sin tu carga de
fantasmas,/ homosexuales y soldados./ Es la hora de los ancianos/ trizados en las
terrazas/ de los ricos,/ Tegucigalpa ríe en el fondo/ de la noche y las piedras/ se
cubren de limo mortuorio./ Con los codos en la arena/giro en el viento,/ destrenzo la
cabellera, atónita/ de abejas alucinantes,/ allá abajo, la ciudad se llena/ de gritos/
gusanos/ hollín,/sigue creciendo el esqueleto/ de cal y hierro, golpeando estómagos,/
fabricando féretros y cruces,/ destruyendo relojes, vigilando/ la inocencia. Y vuelve
a sucumbir/ en su muerte cotidiana el gladiador/ ensangrentado que cruza el río
Grande. (379-381). Una visión sombría y un sórdido retrato de la capital hondureña

En “Perseguida”, la indignación y el desaliento por la falta de voluntad de lucha, se


expresan con igual eficacia: La protesta no está visible,/ la engañaron con el dulce

•’ Publicados en 1972 en la revista Presente que dirigía Roberto Sosa.

552
Le palabra iluminado

aivma/ de los pasteles tóxicos,/ la encerraron en botellas/ de alcohol y vinagre,/ la


mandaron a lamer/ la oscuridad violenta/ del cinematógrafo./ (...) Todo está
consumado./ La protesta es una niña/ que mira el suceso/ con sus grandes ojos de
uva. (381). Lenguaje punzante para referirse a una realidad de igual temple.

JuanAlger

Juan Alger (La Lima, Cortés, 1945) escribió De poesías y poetas (2002), libro dictado
por parámetros tradicionales: verso regular y rima consonante; mención de seres
mitológicos a la manera neoclásica y empleo de una terminología tomada de la vieja
retórica (un texto se llama “Loa” y otro “Treno”).

El libro contiene poemas de amor (“Tres poemas para tres mujeres”); de reflexión
patria (“Canto a Centroamérica”) o encomiásticos (“Instituto Saint Anthony of Padua”).
Quizá lo mejor del libro —evocando el conocido poema de Ramón Ortega— radique
en los dos primeros cuartetos de “Un poema para Comayagua”: Comayagua la
antañona, déjame que yo cante,/ tus lauros nunca olvidados, tu encanto primaveral,/
donde florece la rosa —maja, venusta, fragante—, para aromar los larario de tu
augusta catedral. (Alger, 2002: 13). La manera de adjetivar y de rimar recuerda las
postrimerías del romanticismo, aspecto que puede ratificarse con otro ejemplo: Es
bella como una flor,/ que se abre por la mañana,/ tersa, indolente, galana;/ para
brindar el candor/y el perfume embriagador/de sus pétalos de grana, (loe. cit.). En
“Los doce Césares”, el autor dedica, a cada uno de los gobernantes romanos, una
breve composición en la que sintetiza rasgos de su personalidad o características de
su manera de gobernar.

En algunos textos, Alger propende hacia la poesía humorística o festiva. En “Coplas


profanas”, como si se tratase de un redivivo don Juan, en cada estrofa, siguiendo un
orden alfabético, el yo poético recuerda a una mujer. En la sección “Jomadas
epigramáticas”, incluye catorce textos en los que satiriza contra diversos tipos de personas
(“De políticos”, “De pastores y predicadores”. “De suegras”...). Para ello, acude a un
humorismo de fibra gruesa que evoca los versos incluidos en los periódicos bufos (tipo
No nos tientes de Guatemala o El tornillo sin fin de Honduras). “De amadamado” lo
comprueba: Una rechoncha matrona,/cuarentona y socarrona oteaba a un amadamado/
82 Por cierto, el ritmo trimembre al adjetivar nos recuerda el bella, indolente y garrida
que José Joaquín Palma, a fines del siglo XIX, aplico a la ciudad de Tegucigalpa.

553
Ntltn Umafio

mocito. que disimulado./pero con delectación,/ admiraba un salchichón/ que colgado


se exhibía,/ en una choricería./ Susurró ella: —Francamente,/ cierto es lo que tanta
gente/ comenta; pues aquí se mira/que es comprobada cuestión,/ que a quien le gusta
el chicharrón,.'cuando ve el chancho, suspira. (44). Por la década de los años treinta,
Femando García publicaba textos similares.63

Galel Cárdenas

Galel Cárdenas (San Pedro Suia, 1945) escribió Poemas en Nicaragua y otras partes
(1981); Pasos de animal grande (1986) y Estación madura (2002).

Poemas en Nicaragua y otras partes


Publicado a escasos dos años de la caída del dictador Anastasio Somoza, Poemas en
Nicaragua y otras partes es de los primeros poemarios que, en Centroamérica, exalta
la gesta heroica que hizo posible el derrumbe de la dictadura. Estamos, pues, ante un
texto imbuido del fervor revolucionario que, por esos días, campeaba en la región.
Testigo privilegiado de los años iniciales del triunfo sandinista en Nicaragua, el autor
proporciona referencias concretas de personas, lugares, hechos: En casa de un
somocista/ veo/ a trasluz/la iniquidad y el privilegio:/ las pinturas abrazadas de las
altas paredes blancas/ lasflechas aborígenes de la historia nicaragüense/ adornando
las múltiples salas llenas de sillones mullidos/ (...) afuera —por las noches— los
milicianos vigilando la revolución/ los exguardias amenazando a los hijos de los
comandantes revolucionarios/o asesinando a los comités de defensa sandinista/tomas
borge por la radio denunciando la contrarrevolución (Cárdenas, 1981: 17-18).

Con influjo del extenorismo nicaragüense, el lenguaje es coloquial y directo.6* Se


acerca al ritmo de la prosa y, en un caso, la intercala con el verso: (...) y las mejores
trincheras eran los adoquines/y los niños y las mujeres y los hombres con pistolas y
escopetas/ a veces con hondas y los aviones volando los push and pulí con 24 rockets/
(...) nicaragua sin sus cisnes blancos puros sin el lago azul si no (sic) rojo henry

M Infra, pp. 814-817.


6< Dice Ernesto Cardenal: El exteriorismo es la poesia creada con las imágenes del
mundo extenor, el mundo que vemos y palpamos, (...). El exteriorismo es la poesía
objetiva: narrativa y anecdótica, hecha con los elementos de la vida real y con cosas
concretas, con nombres propios y detalles precisos y datos exactos y cifras y hechos y
dichos. En fin, es la poesía impura. (1974: 9).

554
la palabra iluminado

debayle con su condecoración de vasco núñez de balboa ahora en manos de una


secretaria que gana seiscientos córdobas al mes allí en su cartera con la orden de la
patria de somoza riendo hacia elfuturo/las canciones en la radio las canciones y los
bailes y los gritos/los niños que no murieron los niños de las bombas de la caimana'
que hicieron retroceder a la guardia la misma la mismísima del genocidio/ hoy/ una
tarde de la revolución. (46-47).

La referencia a la poesía de Rubén Darío, saca a relucir el viejo tema del enfrentamiento
postura formalista-literatura de compromiso. Por esta razón, en otro poema, dice:
Los poetas de claras palabras/son también diáfanos/ como las corrientes de los nos/
forman ejércitos de palabras/ y disparan/ duro y parejo morteros de ideas y
desparraman/la libertad como la grama que crece incesante/que cubre las montanas/
y los cementerios.// (...) 'Que se levanten todos los rapsodas de la tierra '/grita camelo/
y no nos referimos a los poetas dulces/y blancos/ como la cobardía/ si no (sic) a los
poetas rojos/a los nuevos poetas de neruda. (37; cf. 65, 77).

Con orgullo y convicción, el autor se ubica dentro de esos últimos: Soy tu cantor/
revolución.// Tuyo soy.// Amo el árbol/ que hacés crecer.// Bebo tu savia/y sueño tus
hijos/ los niños/ los ancianos/ los nuevos seres de este país/ diminutamente gigante/
que hoy despierta. (29). Entusiasmo lírico por la conquista popular que hará posible
el surgimiento de un orden nuevo y justo. Dentro de ese espíritu pleno de idealismo
—certeza de haber alcanzado el primer peldaño en la conquista de la utopia— hasta el
amor de pareja se reviste de una ética revolucionaria: pero lo bueno de vos es que ya
sos nuestra/con todos tus pensamientos/y tus ilusiones/de ver el barrio un día libre/
cantando/enseñando el único lado bello del mundo: la solidaridad/y el nuevo viento/
en la nueva vida. (95); entonces empezás como toda mujer/ queriendo al amante y
luego repartiendo papeletas/ vigilando las calles/ obteniendo información/ te vas
hundiendo en nosotros//ya nada es necesario/ ni mi amor por vos/ ni tu amor por mí ’
sólo el amor del pueblo que canta/ o que se desangra (91).

Centroamérica (hay una mención de Roque Dalion) y Honduras están presentes. Con
relación a esta última, se contrasta su pasado y su presente con la realidad que se
vivencia en Nicaragua. En uno de los mejores trabajos, copiado íntegramente, leemos:
En aquellos tiempos/ en la dictadura de los diez y seis años/ hubo un director general
de cultura/que mandó al crematorio/por derruidas/ amarillentas/y vetustas/las más
viejas revistas del archivo nacional. (57). Justamente, por toda la bai barie que evidencia

555
Helen Umafto

dicho acto urge hacer la revolución en Honduras. A este tema se une el del amor: y
vasr vo/ estaremos en alguna parte/ preparando los huracanes/ elfuego/ el golpe//y
no sabremos de nosotros/ sólo/posiblemente/ en ¡os partes de guerra/o en el cintillo
rojo/ de las informaciones orales de los compañeros/ y lo más seguro/ seremos los
desconocidos/ encontrados en algún lugar/ donde por vez primera vos y yo/pensamos
construir una vez/ nuestro nuevo país/ nuestro nuevo amor (107-108).

Tal vez, Poemas en Nicaragua y otras partes, en la mayoría de sus textos, posea un
valor circunstancial. Quizá pueda contener versos panfletarios y posturas cuestionables
(la óptica con la cual se consideraba a Stalin aún era laudatoria, cf. 81), pero refleja,
con fidelidad, un momento heroico que contagió al mundo.

Pasos de animal grande


Los cuarenta y cinco poemas de Pasos de animal grande se distribuyen en tres
secciones interrelacionadas. “Fulgor que esculpe” —la luz que construye; la fuerza
que edifica— realiza una simbiosis entre el pasado (precolombino y colonial) y el
presente de la historia hondureña. “Piel de la batalla” traza un cuadro de la opresión
política. “Pasos de animal grande”, con poemas dedicados a personas que murieron
por su participación en la lucha por una sociedad justa, presagia la inexorable llegada
de esta última.

El aporte más interesante radica en “Fulgor que esculpe”. El autor —hilando fino en
el problema de la identidad nacional— establece el entrecruzamiento de líneas raciales
en la conformación del hombre hondureno: Fusilaron a Belehé Qat Morazán/el día
7 Queh/ después apresaron a Ahtzib Caok Cabañas/ el de los coquimbos.// Trece
meses después ahorcaron a Apozotzil Cahí ¡mox/ alias Cinchonero/ pero el día 13
Ganel deshuesaron a Chuuy Tziquinú/ conocido como Roberto Fino/ Diez y siete días
después de haber asesinado a Chuuy Tziquinú se atrevieron a disparar/personalmente
sobre Nimabah Quehchun/ el esperanzador de la mañana/ conocido también como
José María Reyes Mala (Cárdenas, 1986: 22). Tanto la opresión como la tradición
rebelde son consustanciales a la historia centroamericana. Los hombres y las mujeres
de hoy son producto del mestizaje. La mezcla de sangres se establece mediante el
recurso de enlazar, de hacer uno, a personajes históricos y míticos. Así, Morazán se
asimila a dioses misquitos: Francisco Morazán Maisahana/es un Baika o Uplica/es

556
lo palobre iluminólo

decir un hombre que nos ha parido./ Nos enseñó que nuestra madre 1luana/ era una
madre-A lacran/ que devoraba a sus hijos traidores. (I2).85

La llegada y el establecimiento del imperio español fue sinónimo de saqueo, destrucción


y muerte. Pero esa situación no se circunscribe al pasado. Los conquistadores actuales
son de similar cepa: En el principio de la raíz/ y pasada la furia de la bestia. Juan
lélasco en su carta de relación de 1571/ informaba a la corona:// Comayagua tiene
100 vecinos españoles/ 56 pueblos de indios y 2600 tributarios/ (...) Kissinger informó
lo mismo/ pero con otra lengua/ otra vestimenta/ otro yelmo/ nuevas cotas de malla:
en fin/ cabalgaduras del mismo Apocalipsis. (13).

La oposición al invasor ha sido constante. En uno de los mejores poemas, recordando a


Lempira y la persistencia de las razones que hicieron válida su muerte, oímos: fíchenla
adelantados se sorprendieron/ cuando 20 pueblos/ 2.000 señores/ y 30.000 hombres
guerrearon sin cuartel/ empecinados, tercos e insistentes.// Las razones aún deambulan
entre el pino,/ el hueso, la piel, los ojos:/ no queremos saber de otro señor/ otras leyes/y
otras costumbres.//Desde entonces arcabucean/elpeñol más hermoso de nuestra dignidad.
(14). El verbo en presente de los últimos versos subraya que la invasión y el saqueo son
permanentes, actuales.

La voz poética —que se apoya en el estilo de las crónicas indígenas— asume una
perspectiva profética. El lector cree advertir la voz de los grandes sacerdotes que —
anticipando catástrofes— vaticinan lo implacable de la lucha: la verdad siempre será
motivo de rechazo e, incluso, de castigo: Habrá culpables por cada terremoto1 en el
espíritu del alba:/ la palabra-viento será de culpa/ la boca-verdad será de culpa, la
miradaJuego será de culpa.//Entonces morirá Ah Bolorn Am Félix Martínez:/ de allá del
territorio/ de la ceiba y del maíz negra' su espalda será apuñalada bajo la luz de la
luciérnaga amarilla./ Todo ello acontecerá en el 9 Ahau Katúnen la deshonestidad de
la noche/ en la osadía de la muerte miserable. (24). Las fónnulas reiterativas (anáfora,
conversión, paralelismo...) caracterizan a las literaturas indígenas. De nuevo, simulando
ser una plegaria, en otro texto se incorporan tales mecanismos. Al hacerlo así (recordemos
que la oración es la manera más acendrada de comunicación con la divinidad), se connota
la magnitud del dolor y de la indignación por la intervención extranjera.66 Por ello se* 88

65 Ituana, deidad que devoraba a sus hijos. Probable alusión a Honduras.


88 Dentro del contexto histórico del autor, era la época cuando, un Honduras, había tres
ejércitos: el nacional, el estadounidense y la “contra" nicaragüense.

557
H«Im timarte

acude a los dioses Oh pudre de Guaxerequi, de Yarnala. de Xerquín va está/el tambor y


la batalla. En la sierra estamos pidiendo/ a Gagagüitz la bandera de la guerra cuando
llora el tiempo./ (. i Los dzules-yanquis con sus repartimientos, vienen./ Asolando a los
pueblos de hueytlato, vienen. Ensartando/ a nuestros hijos sobre sus fusiles, vienen.
Disparando/sus metralletas, vienen. Haciendo de nuestros padres/collar de sufrimientos,
vienen. (28). El uso de la conversión (la reiteración de la misma palabra al final del verso)
sugiere una especie de letanía.

“Piel de la batalla" equivale —en tanto metáfora— a piel de la patria. Dado que, por la
época de elaboración del poemario se vivía dentro de la atmósfera de terror que
dictaba la Doctrina de la Seguridad Nacional, abundan las imágenes que aluden o
captan los mecanismos represivos: ¿Por qué la muerte/ es apenas el vuelo de un
insecto/ no percibido en el alto momento/ de la soledad? (“Circunda el mundo sin
tiempo”; 34); Qué enemigos sueltan sus jaurías/ qué lista en pesado cartapacio/
nombra la muerte. (“Amanecer contra incendio”, 35); La oscuridad es doblada en
tres partes/por la voz de los grillos.// El país gime/ desgarrado por el abatimiento.
(“Fuego de la tristeza”, 41). El balance es sangriento. “Nuestros muertos” —copiado
íntegramente—, en una especie de captación onírica, permite vislumbrar al ingente
número de víctimas: Devienen como salidos de una gruta.// Vuelven las espaldas.//
Parece que entran a nuestros quicios/y se desvanecen cuando las palabras/borran la
pátina // Nuestros muertos pasan sin mirar./ Luego/ cansados vuelan a los espejos/
donde no reprimen sus manos/ acribillan nuestra sien/y viven. (39). AdetAás de la
connotación misteriosa o un tanto fantástica, se creó una atmósfera de suave tristeza
y delicada esperanza.

Cárdenas aborda el tema de la insurgencia-contrainsurgencia y sus cuotas de odio.


“Canto ya escrito”: Nuestro odio tiene el nombre de la mano/(...) Asciende sin sobresalto/
desnuda la noche de las ratas (38). Por ello, execra a los causantes del dolor cuya ruina
vaticina en “Día que llega”: Que no haya aullido en tu infierno/ que no haya sangre
para tu sed/ que tu oscuridad arda como estiércol/ que nadie degollé (sic) tu quejido/
que no te enfrien los ojos/ que tus huesos pútridos no supuren/ que estallen como
hongos nucleares.// Por tus cuevas han depasar/ los ojos genuflectos (sic) de la abyección/'
el odio ha de lavar tus heces.// Un día serás mínima sombra/ en el resplandor. (36).
“Aprender entre viento” implica que, aunque hay lastres y contratiempos (los revoloteos
de las aguas espantadas), se aprende de la experiencia y, tarde o temprano, habrá una

558
Lo poiobra iluminada

hora de llegada: entonces sobre la roca/sobre el retorno/esperamos el humo gris de las


gaviotas/y partimos hacia el desbordamiento. (37).

En “Pasos de animal grande”, Cárdenas cambia el estilo. Varios poemas ostentan


dedicatorias a personas que fueron víctimas de “la guerra sucia”. Las imágenes se
toman oscuras y algunas nos parecen inadecuadas, pero quizá se justifiquen pensando
que, en su hermetismo, en el golpe a la lógica gramatical, en el atentado a lo que podría
considerarse el “gusto estético” prevaleciente, reside el mensaje: se habla de muertes
tan aberrantes como la doctrina militarista que las hizo posibles y esto, necesariamente
(desde la supuesta óptica del poeta), tiene que traducirse en versos duros, difíciles,
desagradables al oído: De poliedro son los espejos desgastados/ allí ululan con sus
campanillas/ las ventrilocuaciones. (“Como un hierro de horca”, 56); Son los bífidos
que ahogan/abultantes.//Alguien nombra en terceras páginas/la interpuesta cacería
perpleja raíz.// (...) Condotieros o animalejos/ lumbricoides.// (...) Vamos. La curva
navega/ hacia la escama/y el canto supera la ventana/ de hedionda mácula. (“Bruma
que sumerge”, 58); De comitivas cansado/ te cito a ciempiés/para que el cántaro no
rompa el mito.// Liquidado invierno/ hoy entreabro la púrpura/ entre el mimbre que no
olvida.// Recomienza la memoria;/ van tres cuatro diez/y ajustan los dedos todavía./
La pólvora que no deseamos/ tiene un fervor que llama/ una canasta pálida/ un silbo
en cárceles de gusanos/ un brasero. (“Fiera es la ascensión”, 53). En los ejemplos
anteriores, hay que aprehender el significado global del poema y no el concepto codificado
de las palabras aisladas. Sólo así —creo— es válida la propuesta del autor que estaría
formulado una especie de estética de la disonancia.

Estación madura
Estación madura se divide en tres secciones: “Diamante del agua que no cae”. “La
existencia y sus menesteres” y “Canciones de la floresta”. La primera contiene poemas
dedicados a la patria. Salen a relucir tópicos ya frecuentados por el autor: Lempira,
Francisco Morazán, José Trinidad Cabañas... Esencialmente, se percibe un llamado a
la autenticidad. El breve “Manto sacro” lo comprueba: 5/ Lempira tuvo manto/ digo,
si lo tuvo./ quiero su medida/ y su textura/ sólo para hacerme/ más digno en el
camino. (Cárdenas, 2002: 11).

En “Medida antigua” —cuya clave radica en h intertextualidad por la inclusión y


reelaboración de versos tomados de otros poetas hondurenos— C árdenas cuestiona

559
Htl»n Umaflo

la visión idealizada de la patria. De ahí, los versos de tipo paródico y los humorísticos
que los acompañan y que, en cierta forma, los deconstruyen: La patria no puede ser/
sólo amarga vena v asfixiado color//(¿Ysi lo ahorcan a uno'/)//(...) Finalmente la
patria no es alta/ (depende, si sube/ al Juana Laínez/ al Pijol/ o al Coyocutena)// Yo
creo que la patria/ es menos lírica/ es por decir algo/ esta mesa/ este pan (13). La
perspectiva realista no está reñida con la esperanza de un rumbo nuevo para la patria. Para
el autor, después del quiebre de las utopía socialista, la situación se reduce a un compás de
espera; a una etapa de acumulación de energía por parte del pueblo: Los aplausos a los
viejos discursos/ han muerto.// (...) Un deambular extraño/ nos habita.// Pero nadie
levanta/ ojos de jade entre los puños.// ¿Qué pasa?// Es el cúmulo de la fuerza/ que
germina. (“Sombra de fuerza”, 9). Entrelineas, el cuestionamiento a viejos discursos
ideológicos, pero también un recordatorio de que la fe en la transformación social
persiste.

En “La existencia y sus menesteres” el poeta reflexiona sobre temas generales: la


muerte; la serenidad con la cual se la espera; el hombre atrapado por la rutina cotidiana;
la solidaridad con los seres humanos; la elaboración de la poesía como necesidad de
comunicación y —tema nuevo en la poesía de Cárdenas— el reconocimiento de la
presencia divina, en “Brújula”, poema de significativo nombre. “Palabra: borda” es un
ejercicio metapoético. Extema la idea de una gran comunidad cultural en la que la
lengua sufre cambios y adaptaciones, pero cuyo espíritu sigue vivo a través de
generaciones: Estas palabras llegarán/a su mayoría de edad.// Cruzarán cqmo aves
migratorias/ por montes y valles/ rudos yfáciles.// (...) Por último morirán/ en elfin
de los confines/ como una hoja tierna/ aplastada por el casco de la bestia.// Para
entonces/como badas solemnes/ transmigrarán/a otros versos y otros hombres. (30).

En “Canciones de la floresta” —tal vez la sección más lograda del libro— Cárdenas
medita sobre el tiempo, que equipara con el mar: Yo soy el mar/ soy el tiempo líquido/
sin descanso/que golpea la tierra. (“Tiempo líquido”, 55); Claro que soy el tiempo,/
mírenme: la blancura/ de la ola en alta mar/ y sus hijas que besan/ la arena para
morir.// (...) ¿Cuántas olas/ recibe la playa/ mientras todo nace,/ envejece y muere?//
(...) Soy un ruido (sic) azul que no termina. (“Ruido azul”, 57); La espuma/sólo es
ala/ de mi vuelo.// Mí vuelo que es tiempo/ de agua que no muere. (“Agua que no
muere”, 63). En algunos poemas, el mar se identifica con la mujer, según vemos en
el breve, pero intenso, “Mar incesante”: ¿Qué manos/sorben tu cuerpo?//Respóndeme
por ella/oh mar incesante,/intimo,/soledoso. (53). En Estación madura encontramos

560
la palabra líummado

uno que otro texto tal vez falto de aliento poético (vr. gr. ‘‘Canciones patrióticas”) o
versos que nos parecen inapropiados, tal como llamar a Cabañas mi único supermun
del alma (10). Sin embargo, esto no disminuye el aporte global de la obra.

María de los Ángeles López Alfaro

En 2000, María de los Ángeles López Alfaro (Macuelizo, Santa Bárbara, 1945) publicó
Primicias literarias y Horizonte que me toca. En 2002, Voz en el agua.6'

Horizonte que me toca


Horizonte que me toca contiene cuarentiséis textos. Algunos pecan de superficialidad.
En otros, falta un principio o idea central que los rectore. Sin embargo, hay dos
muestras que, por la delicadeza en la imagen y por la subjetividad que transparentar
son dignas de tomarse en cuenta: “Ausencia” y “Déjame ser tú”. En éste, en las dos
primeras estrofas, dice: Déjame ser tú/ ahora que la tarde duerme/y que el pájaro y
el paisaje/ descansan del andar del día.// No quiero que se disipe/ mi rostro en el
agua/ni que el horizonte/que se ha bebido el sol/golpee mis manos. (López Alfaro,
2000: 67). “Ausencia”: Las tardes sepultan los pájaros/que ríen/porque está anclada
la nostalgia/ en las huellas que dejaron sus pasos// (...). La noche con sus alas de
sombra/ deja caer con el silencio/ ritual/ las hojas de los árboles del patio/ a mis
pies/ con sus memorias/ que hacen temblar/ mis párpados. (77-78).

Voz en el agua
Voz en el agua contiene sesentidós textos. La mayoría permanece en un nivel etéreo
y es difícil anclarlos en la realidad. Pero, alrededor de doce ofrecen elementos de
interés. En ellos percibimos la referencia al mundo natural como vehículo para reflejar
estados anímicos. Nostalgia, tristeza, soledad y un sentido de impotencia frente a lo
irreversible, son sentimientos presentes en “La hierba”: No está la hierba que le
confesara sus secretos/a mis pies descalzos' las palomas extrañan la cosquilla que
ella hacia a sus alas// (...) La tierra de mi patio quedó sola/ hay presencia de piedras
con dolor de sombra/ que yo bebo/ (...) Es en vano mi ruego de retener los pajaras/47

47 Le solicitamos a la autora una copia del primer poemario. Nos indicó que había sido
una edición artesanal de edición limitada y carecía de ejernpla.es.

561
Helen Umarto

es en vano que haga surco en la tierra/y enlierre mi sueño con mi nombre.// No hay
resurrección para la hierba (María de los Ángeles, 2002: 36).M

“El pozo tiene sed” rcfonnula el viejo tema de la soledad y del ansia de encontrar
interlocutor Se palpa la existencia de vacíos anímicos y una gran dosis de ternura sin
destinatario preciso. Parpadea el agua que viene a mis manos con ternura/desaparecen
imágenes de musgo y de peces/ que muerden la carne/ me acerco a la fuente y lleno
mi ánfora// Regreso a mi sueño de sed/ hay asombro en mis pupilas/ los árboles
vacilan/ el pozo tiene sed/me quedaréjunto a él para saciarlo./ E me quedaré dormida
otra vez (61) Para contrarrestar carencias, “Ventana sin cerrojo” busca tender puentes
con el otro: Hunde tus pasos en el quicio de mi puerta/ es allí que la cigarra me
perturba/con su canto//Hazme una señal cuando llegues/dejaré sin cerrojo la ventana/
para que sin titubear me encuentres// (...) Contigo es mansa la pupila de mi tiempo/
Dormiré el regocijo de sentirte cerca. (64). “Manos que se abrazan” traduce, tanto el
esplendor del día, como la idea de la solidaridad, de la fraternidad: Es domingo/el dia
alborea/y hace ruciar miel en las murallas altas// El sol sonríe sobre mis párpados
abiertos// Y de la calle asfaltada/ llega el calor a mi piel/ de muchas manos que se
abrazan. (69)

luí percepción de la belleza del amado ha ocupado centenares de páginas. La autora,


en "Gozo del agua”, también lo celebra: Danzan las aguas del rio/se ahogan de gozo
en su propia humedad/ tiemblan las ondas en la superficie/ y alguien se sumerge//
(...) La piedra de la orilla quiebra el silencio/ se alza/ (...) besa el olor del vestido
que está sobre ella/ su dueño se baña en el río// Los cielos abrazan el retrato que
quedó en el ugua. (62). No abundan las muestras así.

Alejandro Elpidio Acosta

Alejandro Elpidio Acosta (Olanchito, 1946) escribió /Iva (¿?) y Carta para recordar
(1978), único libro que pudimos localizar. Contiene quince textos breves de tipo
amoroso. Los más logrados traducen aspectos cotidianos: Cada noche de este otoño
en Madrid/ la hoja y el viento que se abrazan./ Los chiquillos que gritan en la
esquina/y un pordiosero perdido/ entre los anuncios que colorean la ciudad.// Los
altos edificios viendo hacia arriba/ y los transeúntes inmóviles/ abrazándose en el

" En el poemario, la autora omite sus apellidos.

562
la palabra rlwatnada

café de enfrente. (“Amada”, Acosta, 1978: 8); Al mismo café de la calle Lope de
Rueda. Al Madrid antiguo./A decirnos cosas que ya se han dicho.//Siento caer la
lluvia/en mi paraguas/ quiero detener en mi tabaco/ese vapor, que la tormenta lleva
hasta la alcoba. (“La inocencia”, 12). Las oraciones unímembres captan, a manera
de pinceladas, el paisaje urbano. La alusión a elementos cotidianos ambienta la situación.

En “Carta para recordar”, a la expresión del amor, se unen el rechazo a la violencia y


los anhelos de paz y libertad: Te escribo/y te recuerdo hoy. En este minuto silencioso/
lejos de nuestro pueblo. En este largo día de sigilos.// Mientras tú y yo nos queremos/
mueren sobre tus viejas raíces los humanos./Mueren los hombres mi pequeña./ Mueren
como viejos troncos/ hundiéndose.//(...) Tú querías/ ¡a flor que hay en los manantiales// te
enseñara mis botas/ y contara la historia de los pinos distantes/y la vida violenta.//
Guárdame estas palabras/ como la enredadera de la casa/ como eisorzal (sic) moreno/
libre/ ligero/ fugitivo muchacho de los tiempos. (17-18). La mayor parte de las
composiciones carece de esta solvencia.

En Antología del soneto en Honduras, Felipe Elvir Rojas incluye dos muestras: “A
Ramón Amaya Amador” y “Olanchito”. En éste, además de mencionar al novelista, se
recuerda al poeta Jacobo Cárcamo; en el primer terceto, ai referirse a los habitantes
de la ciudad, se detecta una postura antiimperialista: Su Juventud conoce los riesgos
del destino/y sabe —irreversible— que va por el camino/ donde el imperio un dia,
sus garfios sumergió, (en Elvir Rojas, s. f.: 10).

Mary Lou Dabdoub

Mary Lou Dabdoub (La Lima, 1946), en el volumen colectivo Nudo de tiempos (s.f.)
publicado en México,6’ incluyó dieciocho poemas cuyo estilo es distinto al de las
escritoras hondurenas de la época y se acerca, en algunos poemas, al lenguaje
conversacional que, por esos años, aplicaba Nelson E. Merren a su trabajo.*70 “Aqui
estoy” recuerda —en parte— tanto la amarga filosofía como el lenguaje de dicho
poeta: aqui estoy;/como mosca aprisionada en un vaso/aleteando en todas direcciones/
buscando a ciegas/ inútiles rulas de escape./ aqui estoy;/ victima de la espátula/
prisionera en una celda/que nunca acepté./ (...) y debo rasgar y rasgar/ hasta endurecer

89 La dedicatoria a personas amigas tiene come fecha 1973.


70 Supra, pp. 452-455.

563
Htlen Umoña

el músculo/ aceptar la prisión/ para ser libre alfin. (en Blanco y Rubio et. al., s.f.:
113)

El conjunto más importante de poemas resulta en una reflexión sobre sí misma como
paso indispensable para el encuentro de esa libertad. Un inquirir sobre el yo que
busca, sin ambages, su individualidad, su condición de ser humano. En “Yo sigo mi
propio camino", la lucha por no dejarse absorber por otros, se enuncia con claridad:
a veces aparecen brazos al borde del camino/ que se agitan y me tocan y mejalan sin
cesar/ (...) a veces aparecen ojos misteriosos/ que me observan desde el borde del
sendero/ y yo miro sus destellos jugando en la maleza/y me estremezco pues parecen
seducirme/pero yo torno los míos hacia adentro/y busco el trazo de mi propio camino.
(85). Lenguaje sobrio y austero que apuntala la fuerza del concepto.

Existe, en Dabdoub, un sentido de certeza —y en esto se aparta de Merren— en su


capacidad de edificarse: vivo suspendida en los vapores/ de otro mundo;/ cuando
transcurro en este soy la otra/la que me esculpo/para tomar mi lugar en esta tierra./
la creación es como quiero que sea,/lo más cercana a mi imagen/pero allí, entre los
hombres. (89). La autora reclama un lugar en un mundo que, generalmente, se le
niega a la mujer. El mismo espíritu cuestionador se advierteen el breve “Te avorazaste”:
te acorazaste compañero/al servírsete la mesa/lo tomaste todo/y quedaste satisfecho.../
pero no empobreciste/ al generoso anfitrión/porque te olvidaste/ de que lo esencial/
estaba en la cocina. (91). Se increpa la voracidad masculina y, a la vez, se afirman
los valores femeninos simbolizados en la cocina. Con reciedumbre, el no llorar frente
ai bien perdido es tema de “Pan y vino”: repartidos los panes,/ derramado el vino/
quedó vacío el canasto./ (...) no importa;/ (...) ¿tristes? para (sic) qué.../aún podemos
hacer pan en casa/y cosechar de la mejor vid. (95). Lenguaje directo y sin adornos.

Hay varios poemas de amor (“Pequeñas cosas”, “Aquí estoy, dijo el amor”...) y uno
de carácter social: “Hombres sin nombre”. En éste, dirigiéndose al obrero explotado,
expresa: pero yo te he visto hoy/y pensé que algunos como tú/pertenecen al sector
humano, tal vez,/y que todos somos nada/sino monos con vestidos de etiqueta/ que
paseamos en carrozas de colores./en la feria romana/ donde hay público, gladiadores,/
y perros amansados por el hambre. (101). El texto da un vuelco hacia una consideración
que apunta hacia un desencanto con relación a la condición humana y a la sociedad
en general. Perspectivas de captar el mundo que recuerdan a Merren. La autora

564
lo palabra liuminoáü

apuntaba sus dardos hacia una nueva manera de hacer poesía. Incluso, es de los
primeros casos en los que se presenta la supresión de las mayúsculas.

Blanca Guifarro

Blanca Gui tarro (Catacamas, 1946) ha escrito La otra mitad (1996), Ataduras sueltas
(1998) y Los versos están en todas partes (2004), libros que abordan los temas que
el feminismo instauró, en la poesia, en las últimas décadas del siglo XX: la valoración
del propio cuerpo mediante la inclusión de palabras que, tradicionalmente, habían
sido tabú dentro de la poesía (tetas, menstruación, sostenes, orgasmo...); urgencia de
formular la palabra con un sentido de ruptura respecto de los usos gramaticales
masculinos (pulpas y pulpos); denuncia del machismo introyectado en la mentalidad
femenina; opción por la libertad personal; exaltación de la solidaridad de género y
otros.

La otra mitad
“Palabras de mujer”, el poema inicial, rubrica, con claridad, el sentido de poderío con
el cual la mujer ha asumido un nuevo rol social: Ahora que ¡os vientos/están a nuestro
favor/ podrás cabalgar/ en libertad/ no te importen los años cumplidos/' o los que
vendrán/ ahora que los océanos/juntaron sus aguas/podrás amarrar tu yegua/donde
te plazca/ romper/ con las barreras del lenguaje (Guifarro, 1996: 17). “Búsqueda”
señala el abandono de la ideología machista y la asunción de una perspectiva de
género, precursora de una nueva era. Integramente: Ayer/ me despojé del traje
masculino/recuperé mi alegría y sin vestido/ me fui/ convoqué a un baile de mujeres/
buscamos y encontramos/ rosas cerebrales e ideas punzantes/ incendiamos/ viejas
historias/ construimos nuevas vidas/ en una confusión de sostenes/ primaverales,
revolucionarías. (31).

Los símbolos de la opresión masculina y social son muchos. Para el contexto


hondureño, la autora encontró uno muy significativo en “Inertes”, nombre que, a la
vez, señala el inmovilismo de grandes sectores femeninos: Si la piedra de moler
tuviera vida/ gritaría/ por aqui han pasado cien mil quintales de maíz doscientas
mil madrugadas/lágrimas de mujeres maltratadas/ dedos heridos/ y el silencio sepulcral/
de mujeres HECHAS PIEDRA. (21; siempre, las mayúsculas son de la autora), l’n
texto sustantivo y dotado de fuerza expresiva. Con excepción de “Simbiosis'’,

$65
H»l«n Umofto

estilísticamente, persiste un lenguaje directo que acude al juego denotación-connotación


dentro de esquemas racionales utilizados en la codificación tradicional del signo.
Copiado totalmente, dice: Escondo mi vestido/ en tu mirada/el sostén/ aguarda/ su
turno (37). Guitarro rompe la expresión mimética de tipo mecánico y, en creativa
inversión de la realidad, instala el vestido en la mirada del otro.

Ataduras sueltas
Ataduras sueltas insiste en los temas observados en el primer libro, pero, formalmente,
no lo supera. Quizá los textos más interesantes sean aquellos en los que el yo poético
aborda el tema de la maternidad. “Fruta” ratifica la existencia del insobornable amor
materno. “Cataclismo” revela los escollos del choque generacional e insinúa que la
problemática se genera por necesidades de la vida en expansión: No hay mamá ridicula/
ni pasada de moda/ es sólo distancia/ vacio/ eternidad/ abono milenario/ donde la
búsqueda/y el sentido de la vida/ son/ lagunas sin final. (Guifarro, 1998: 37). En
“Adscripción”, también copiado en forma completa, se alude, tanto al exceso del
cuido materno, como a la búsqueda de derroteros propios por parte de la nueva
generación: Fui (sic) cangura incansable/con tu cuerpo/gacela rítmica/con doble
respiración y conexión/ con fuerza/ rompiste/ y de tierna melodía/ te has vuelto/
adolescente/ en turbulencia. (27). Texto de interés es “Santa Lucía”. En pocos versos,
genera una atmósfera de tristeza y desencanto: Entre la lluvia/ y el bullicio de feria/
un solitario barrilete/ surca el espacio/ desciende/para cobijar/ instantes/ suspiros/
ilusiones de papel. (59). A partir del cuarto verso, hay una gradación que se va
intensificando hasta rematar en el verso final.

Los versos están en todas partes


Setentinueve textos integran Los versos están en todas partes, obra que reitera tópicos
y patrones de trabajo. En “Magia a plena luz” —que opera a nivel de frontispicio— se
anuncia el propósito perseguido: inclusión del tema ecológico, reflexión derivada del
devenir personal existencia! y rescate de lo nimio cotidiano: porque (...) el bosque se
muere/porque la vida/ vuelve/gris sus ramas/y la historia desvaria/y olvida/ retazos
pequeñas cosas/—vida cotidiana— (Guifarro, 2004: 25).

Con relación al problema ecológico, en la sección nominada “Gaia” (Gea), por los
conceptos vertidos, el mejor trabajo es, justamente, “Tierra” que, copiado en su

566
Lo palobfo iluminado

totalidad, dice Andar el camino/es romper caminos/quitar piedras mover escaleras/


recoger semillas/ amasar la tierra/ es empezar a sentir/que la voz no tiembla/ que el
paladar/ sabe/ que el cuerpo es tierra/y que la ¡ierra es el cimiento (33). La Tierra —
origen y sustancia— en su vinculación con la persona que se percibe en términos de
lucha y dé trabajo creador.

Respecto a la reflexión general, el yo poético se asume con perspectiva de género,


tanto desde la singularidad del yo, como desde un enfoque colectivo: es voz que habla
en nombre de las otras: Empieza la mañana y no termina/' trapo en mano/ escoba al
costado/ cobijas que reclaman acomodo// Empieza la mañana y no termina/
pensamiento atrofiado/ manos enclavadas en la ollas/ metáforas de amor1 suspiros
puestos en la esperanza (“Suspiro”, 41); hablando bajito/ corriendo de la cama a la
cocina/ de la cocina al comedor/ del comedor a la pulpería/ y entre el trajín de
cincuenta años/ el sabor de la comida/consumió sus vidas (“Escenas”. 46); Amaneció/
el candil al pie de la cama/ la cocina aguarda/ el comal boca arriba' la tinaja sin
agua/ las mujeres vaciadas (“Amanecieron tímidas", 47); las manos de mi madre.'
percudidas por los años/ tiemblan/ con pasos lentos e inseguros/ camina de la artesa
alfogón/y entre vuelta y vuelta./ todos comen/ ella/ sonríe al ritmo/ del sabor ajeno
(“Las manos de mi madre”, 48). La mujer equiparada a una tinaja de barro. La rutina
embrutecedora. El autosacrificio y la vida en función de los demás. Y. dentro de esa
distorsión de valores, la mujer como colaboradora activa, dócil a las exigencias que la
han cosiftcado: Con tacones altos/ zapatos puntiagudos/pantalón ajustado/ res-pi-
ra-ción/ sangre coagulada/ escotes frontales y de espalda en invierno/ liposucción
cirugía plástica inyecciones/ maquillaje que esconde el cadáver (“Vivir resistiendo”,
81). Temas que la poesía feminista, en Latinoamérica, ha enarbolado con insistencia.

La autora se da tiempo para el poema introspectivo, de balance personal: Con el peso


de los años/ (...) El deseo de podar el horizonte/ (...) abastecer de amor la pila de
reserva/ que cada semana se vacía/ del contenido cristalino/ de la vida, (“Años que
pesan”, 90); He querido volar/ (...) sin otro afán/más que el deseo de no estar 'de no
figurar/ de no fingir ¡estoy bien! (“AI desnudo”, 93). El tema del amor depara otra
sorpresa, la sesgada referencia lésbica. “Allí” ofrece la visión de un lugar de armonía
edénica: Allí donde el colibrí/ hace su nido/sin destruir/ donde las angelas vuelan;
sin contaminar/ allí donde las gaviotas/ desatan amores/ y el sol sale por la noche;
donde el verde expande esperanzas que danzan/ estoy/ (...) estás, allí donde l fis

567
Helen Umofta

amantes prometen/ volver/y los claveles hinchan sus colores/ estás tú/ estoy yo (119-
120) Además de la utilización del símbolo de arroba en el texto clave del poema
(alusión a la tecnología contemporánea e imitando expresiones utilizadas en las ONGs),
mis subrayados resaltan la insistencia en lo femenino. Adviértase que el verso que
alude al sol implica la inversión de valores respecto a los patrones de uso común.

No todas las composiciones de esta obra muestran la agudeza y la precisión de los


poemas comentados. Quizá hay muchos con un tratamiento superficial y faltó mayor
exigencia en el cribado final. Pero los aciertos señalados y el poner el dedo en la llaga
de la inveterada problemática femenina lo validan con creces.

Sara Salazar Meléndez

Sara Salazar Meléndez (La Ceiba, Atlántida, 1946) escribió varios poemas seleccionados
por Ada Luz Pineda de Gálvez en la antología Honduras: mujerypoesía. Su estilo es
directo y conciso y apunta hacia problemas concretos. La autora da la espalda al
inlimismo y vuelca su quehacer poético hacia el mundo circundante. Los puntos
ulcerados del cuerpo social se señalan con precisión quirúrgica. En “Patria”, mediante
la enumeración de elementos, radiografía la realidad: Patria/páramo erial/ carnes
fláccidas/ niños de cantos sucios/ (...) moscas y basura/ burdel y estanco/ mujeres
desgreñadas/ perros famélicos/ que arrastran en débil esqueleto/ garrote y cárcel/
explotación y exilio/ temor y hombres frustrados/ a todo esto aquí/ le llatfian Patria.
(en Pineda de Gálvez, 1998: 373).71

En el breve “L a paz no es este morir”, la enumeración es igualmente incisiva: No


queremos/ la paz/ hambrienta/y sedienta/ de justicia,/la de los pozos y la cal/72 la de
los desaparecidos/ la de los huérfanos/ la de los mutilados/ la de los muertos/ la del
silencio,/No (sic) queremos las guerras de su paz. (376). Poesía exenta de cualquier
adjetivo o sutileza lingüística. “Tegucigalpa” yuxtapone expresiones metafóricas:
Tegucigalpa/ corazón de piedra./cinturón de lata,/ (...) volcán sin cráter/ cementerio
de vivos,/ callejón sin olvido,/ ciudad tonel/ nitidez de la basura. (374). En
“Honduras”, para “laborar el retrato de la nación, acude al mismo procedimiento. En

71 En R. Sosa. Honduras Poesia Política, el poema tiene importantes modificaciones.


72 Alusión a un crimen político en el que los cuerpos de las personas asesinadas se
arrojaron a un pozo de malacate y luego fueron cubiertos con cal viva.

568
Lo palabra iluminada

forma completa dice: Arrecifes,/cantares,/boquerones;/leyendas mágicas/de arenas


doradas;/cuentos de siguanabas crueles,/sarcásticas ondinas./Honduras abismales:/
folklóricas bandadas/ de presidentes y generales,/ papagayos fatuos y ladrones/
Honduras/ cal y canto/ hiel,/ vinagre y espinas. (374-375).

En “No todo hombre está hecho de lodo”, al hombre de cieno —símbolo de lo


abyecto— se contrapone otra clase de seres humanos: hay hombres hechos de hierro,/
de dolor,/hechos de sed,/ hambre yfuego,/ amalgama de sangre, caly huesos/ retorcidos
en las fosas comunes;/ (...) hombres hechos de púas,/ bofetadas y aguijones. (372).
En versos de mucho temple, emerge un pasado reciente de convulsión política y
social. Pero también se avizora el futuro. Anunciador de un posible despertar violento
por parte de los sectores aplastados socialmente es el sintético “Diente de lobo": El
cordero/ es el/pueblo;/pero/ también/ tiene enterrado/ un diente de lobo. (377).73

Félix Alberto Martínez

Félix Alberto Martínez (“Albemar”, Comayagua, 1946) escribió En Ha ternura de


Eros (1999) y El gato del sean (2004). El amor, expresado a través del desborde
verbal, es su común denominador.

En la ternura de Eros
Este libro está dividido en dos secciones: “En la ternura de Eros” y “En el amor de
Asmodeo”. La mayor parte de los poemas y de los versos son extensos. Probable
necesidad de expresar la plenitud espiritual mediante la profusión del signo. Un
fragmento de “Es tu alucinación” da pautas para conocer el estilo: Entras a tu
habitación/ vestida de perfume/ de tersura de beso j te iluminas de deseo./ Desde la
cama su firme desnudez/ acaricia tu mirada, brasa y aroma,/ pequeña ala de sol.
Eres rosa roja/ o llama perfumada./ Te aproximas tierna,/y cuando lo alcanzas/ lo
envuelves en una sola llamarada. Eres fisión./Entonces te conviertes/ en una pluma
de luz,/pez alucinador de aguas defuego perpetuo. (Albemar, 1999: 22). El lenguaje
oscila entre lo conversacional y el empleo de la metáfora de fórmula discreta. Un uso
del adjetivo dentro de esquemas tradicionales.

73 En la antología señalada de R. Sosa, también este texto aoarece modificado: El


cordero/ es/ el pueblo, sí./Pero con un diente de lobo/ entenado. (2002. 399).

569
Htlen UmoAo

l os poemas de la segunda parte —<ie mayor dimensión-— explayan otras facetas del
amor De “Los amantes inmortales’’, un fragmento: Nos tomábamos de las manos/no
por que (sic/ los demás lo hicieran/ sino porque por los dedos comenzaba/ nuestro
orgasmo, nuestra sensación de plenitud./ Eramos comunes, hacíamos las mismas
cosas/que los demás amantes, sólo que nosotros/ no teorizábamos; nuestro lenguaje/
era químico: el olor, el sabor, la tersura,/el arrullo tumultuoso, las desnudeces/ (...)
Los amantes, nos decían,/ como si aquella palabra/ constituyera para nosotros una
aberración./ Estábamos tan ensimismados en nosotros/ que la copia de la realidad/
que hacían nuestros sentidos/ la virtualizábamos/ la trasmutábamos en la esencia de
nuestro amor/y nuestras sensaciones recopiaban una realidad/recreada en lafantasía./
(...) Todo lo interiorizábamos, todo lo engullíamos/y los residuos del bochorno social/
lo (sic) reciclábamos y al día siguiente aparecíamos/ luminosos limpios y perfumados./
Los amantes, nos decían, porque la calidad/del amor que construíamos era superior./
(...) Mientras los dioses sonreían complacidos/en su secreta bondad derramada a
borbotones/ en el interior de nosotros,/ los amantes inmortales. (59-60). El estilo es
similar en todo el libro. Junto a indudables aciertos, la broza retórica.

El gato de! sean


Los casi mil versos de la sección versificada de El gato del sean pueden considerarse
como un conjunto unitario.74 Así, algunas veces, los últimos versos de una página
ostentan una lógica continuación con los primeros de la siguiente. Sin embargo,
también son susceptibles de considerarse como noventidós unidades independientes.
En cualquiera de las opciones de lectura, se gira en tomo a un sentimiento único: el
del amor y las variantes afectivas que a él se vinculan.

El amor se reviste de aristas ya conocidas. La mujer lo compendia todo. Equivale a la


vida y confiere una razón de ser a la existencia. Incluso, se sobrepone a la muerte y
a la divinidad: En tu presencia/ la (sic) vida,/La vida, se inventa/ Por si misma/ Se
piensa/ Se ama/ Cuelga de un hilo la ternura/ Y se hace Dios.// Por eso// No quiero
que se sepa/ Que la vida llega cuando vienes/ Que la vida se queda/ Cuando estás/
Que la vida se va cuando te vas.// Qué sería de Dios/ Si se supiera/ Que ya no existe/
En todas partes ni en ninguna/ Si tú no estás. (Martínez, 2004: 12); No quiero que
sepa la muerte/ que (sic) espera./ Que ahora/ Que has venido/ Tendrá que esperar

74 El libro contiene también siete cuentos.

570
La palabra iluminado

más.//En tu ausencia la muerte,/La muerte cierta es. (13). Nótese el alambicamiento


conceptual.

La violencia es rasgo inherente a la concepción del amor. La mujer, en varias


oportunidades, se compara con una mantis, el insecto que devora a su pareja: No lo
digas./Lo sé./ Aún alienta en tu alma/El gen de la mantis. (7; cf. 20, 95); La tenaza
surgía/ Como flama/ Del núcleo de tu noche/ Y otra cabeza caía/ En tu regazo/ Con
un ruidito suave/ De agónica ternura.// El insecto/ El decapitado inánime/ Se
precipitaba/ En un proceso de pudrimiento/ Más parecido a la peste/ Que al aroma
mustio/De un amor en descomposición. (93). Dentro de esa concepción de la relación
interpersonal, el amor se visualiza como dominio: No quiero que se sepa/ Lo del poder
que ejerces sobre mi/(...) Pero tu dominio se agolpa en mi mirada/Crispa mis nervios
(8); Si, es verdad, no quiero que se sepa/Lo de esta autoridad que ejecutas sobre mí/
Aquello que deja la palabra suelta/ Sin contexto la palabra amor/ En una isla
convertida/ Cuyo entorno fe agota en el naufragio. (9, cf. 63).

Inclusive, hay una negación del ser femenino: Eres lo que yo creí que eras/ Lo que
hice de ti/ Mi invención:/ la (sic) mujer adorable. (44) En otras palabras, la mujer
carece de existencia autónoma. Y, por ese camino, se llega hasta la execración: Mira
que sólo eres una mujer/ Entre tantas que pululan el planeta/ Mira que sólo eres una
pobre mujer/ Más pequeña/ que (sic) la osamenta de un dinosaurio/ Mira que todos
los infortunios/Despellejarán tu risa/ Cuando sepas que te he dejado/ Cuando sientas
que sin mi/ Todo es imposible. (87); Y ahi en el envés del arcoiris/ Donde la luz se
oxida con el hierro/ Donde la noche se vuelve inagotable/ Donde la autora no construye
su luz/Sino su sombra/ Ahí sucumbirás tú/Como un átomo de oscuridad. (88). Es la
muerte del amor. De ahí, la reversión de los planteamientos en los que la mujer era
sinónimo de plenitud. El poeta pone los pies en tierra y despoja a la realidad de cualquier
idealización: Es difícil vivir sin ti/ Lo sabes y lo sé./ Yo podría decir que es imposible/
La vida sin ti.// Pero mentiría.// Puedo creer que sin ti/ Quizá hubiese preferido la
muerte.// Pero no seria sincero.// Puedo vivir sin ti/ Lo sabes y lo sé. (74).

Varios textos hablan de la ciudad de Lam, simbólica región entrevista como fuente de
poesía: La ciudad de Lam/ La ciudad iluminada/ Donde encontré la aptitud de un
cuento/ Y en la fantasía un libro de poemas. (46). Pero el amor de pareja como
asidero espiritual ha entrado en c sis. Por esta razón, ella ya no habita la mítica
ciudad: Tú, ya no estabas ahí/El lugar que ocuparas está desolado (32). El vacío es

571
Htltn ümofto

absoluto' Nada de nada/La nada extaba ahí/Nada quedaba/Donde existió el nombre/


Rutilaba la soledad/ Lamo una estrella/ De penumbra (33). De ahí que los versos
tíñales hablen de olvido y disolución: ¿Cómo te verás en la cercanía del olvido?//
Desdibujada, como la muerte/ Que regresa del origen. (98). El gato del sean —titulo
indescifrable con relación al contenido— desborda efusividad. Quizá se debió buscar
cauces de mayor contención ya que, con facilidad, el texto se desliza hacia el lugar
común.

Fausto Maradíaga

Fausto Maradiaga (1947) es autor de La palabra y sus deberes (1986) y Carnisuelo


.(1989)

La palabra y sus deberes


La palabra y sus deberes ofrece dos maneras de enfrentar el hecho poético. En una
—la de mayor interés— emplea un lenguaje directo. El mejor ejemplo, y a la vez el
trabajo de mayor extensión (ciento cuarenta y ocho versos), es “Canto popular”.
Para que se hagan presentes en su entusiasmado homenaje, el autor convoca a
representantes de los sectores mayoritarios: Llega Joaquín el tractorista, mecánico y
guitarrista/ con un overol manchado de lubricante;/ viene Rolando
* el sastre,
enhebrando caminos en el tiempo;/ Tavo el albañil, con salpicaduras blancas en la
cara,/ buen peluquero además y diestro jugador de billar;/ Joseángel, carpintero y
ebanista de primera/ viene desde un lugar escondido en la mañana;/ el talabartero
Moneada, dueño de si mismo únicamente;/ el herrero Peralta, escogido por todos los
viajeros/para que les cambie las herraduras del caballo/y ademásfabrica puntas de
arado y argollas/y punzones y clavos y bisagras;/ (...) Además: zapateros con su
pata de mico/ llegan hablando con la boca llena de tachuelas;/ (...) vienen las
empleadas de almacenes diversos/ (...) los que fabrican sombreros dejunco y tejen a
mano sus anchas alas,/los quefabrican taburetes con asientos de cuero y de madera;/
los que trabajan el mimbre y los quefabrican canastos; (...) los quefabrican collares
con lágrimas de sar pedro;/ conchitas de mar, negros pacones y semillas diversas;/
(...) los que fabrican hermosas vasijas y gallos multicolores/y ollas y apastes y
comales y jarros y sartenes;/ los que trabajan la cabuya y el cáñamo en hamacas y
alforjas; (...). Esos y otros más que seria ocioso enumerar, llegan para exigir sus
derechos: Venimos a ocupar nuestro lugar en el mundo,/ un sitio para fundar nuestra

572
Lo poiobfo iluminado

patria,/ un tiempo donde palpite nuestra vida/' al ritmo proletario del planeta;/ (..).
(Maradiaga, 1986: 58-64). Los versos que subrayamos enfatizan las salidas líricas
que el autor incorpora en el exhaustivo señalamiento de quehaceres populares. Poesia
social de convincente factura. Hay atrape de elementos de raigambre popular. Sin
alambicamientos ni oscuridades, el autor encontró la matización lírica exacta. Adecuada
la repetición de conjunciones para incrementar el efecto acumulativo: es toda la
población trabajadora y marginada la que exige justicia y equidad. En ningún otro
momento el autor logró alcanzar similar nivel estético. El poema hace honor a “Contesto
tu carta” en el cual, al observar la realidad (herida y abismo estupefacto), expresa:
Caí de bruces en lo que estaba viendo/y como pude levanté la palabra y sus deberes.
.
(43) O sea, el ejercicio poético con un sentido ético.

“Ahora y aquí” recurre también a lo cotidiano. En la sección que lleva como titulo
general “Música de las horas”, encontramos dos textos que realizan un acercamiento
subjetivo a la ciudad de Tegucigalpa. En el primero, leemos: Te busco en la repetición
de los espejos,/ en monumentos de paz y avenida de proceres,/ en obeliscos y en la
concordia soterrada;/ en tus piedras que vomitan sangre,/ en tu sangre que manchó
las paredes/ que se metió en los libros y te manchó la boca,/ estalló en el aire y le
manchó la risa,/ entró en el silencio y te manchó el nombre:/ Tegucigalpa. (30) En el
segundo: Llueve y tu nombre se me pierde/ asido a tu paisaje y puesto en fuga:/
Ciudad ilimitada de tristeza./ Ciudad amurallada de tormento,/sometida al silencio
del metal,/ en qué lugar del dolor me amaneciste/ anochecida? (sic) (31). Inusual
pero sabio empleo de una forma pronominal con un verbo impersonal. Paradoja e
interrogante final de fino cuño.

No es tan afortunada la otra línea de trabajo a la cual aludíamos al principio del


comentario. En varios poemas, el autor asume un barroquismo conceptual o formal
que, por momentos, toma difícil la lectura. Probablemente, faltó explicitar más las
claves interpretativas. En “Los mayas en Copán”, las tres últimas estrofas parecen
una digresión con relación al tema indígena. En el soneto “Resistencia” (la oposición
entre la realidad y el ser humano) hay un estilo casi telegráfico (con supresión de
elementos de enlace) que destruye la eufonía y alza un valladar semántico: Agudo
pertinaz la entraña solicita vuelve retoña vuelca lo sabido/sin escatimar dolor alguno
aflige/ cruel empecinado un sit'o necesita. (...) Borde disminuye y tórnase cortante/
veloz audaz tenaz recrudecido/ mas no es menor el pecho que resiste. (55).

573
Helen Umofla

Carnisuelo
Carnisuelo comprende doce sonetos y siete textos con diverso número de estrofas.
Quizá, en estos últimos, estén los mejores trabajos del libro. Uno de ellos, “Carnisuelo”
—con mención de Violeta Parra, Pablo Neruda, César Vallejo y de una huelga obrera—
se divide en cinco partes que, aunque se interrelacionan, también pueden considerarse
en forma independiente. En dicha composición, no obstante incluir versos cuyo
significado es elusivo, encontramos otros que, aparentando ser una enumeración
caótica, buscan aproximamos a la realidad: La historia es la misma con iguales detalles/
Un (sic) animal dos hombres triple sombra/ una milpa un destazo un trago más de la
botella/una denuncia una víctima un condenado a muerte/que no conoció la injusticia
fuera de su carne/(...) Siempre la misma preocupación con el trabajo/Rozar quemar
destnonconar la tierra7 sembrar limpiar esperar cosechar y entongar el entusiasmo/
oír el viento que amenaza tormenta/ volver al inventario/ están los hijos completos
pero la casa/' es apenas un remedo del principio/ el pie soporta el peso y encallece/
por la incapacidad enorme a ser calzado (Maradiaga, 1989: 37-38).

“Estado de cosas” —tal como su nombre anuncia— es una especie de diagnóstico de


la situación social: De poco acá en este lugar nombre de abismo/ viene sintiéndose un
olor insoportable a crimen/sin mayores contratiempos lo encontramos/ al abrir las
gavetas del recuerdo y ver ausentes/ la vieja catedral y el cabildo/y el sitio del amor
más íntimo.// (...) Aquí si que necesitamos toda la humanidad/ que no escatime
ningún esfuerzo/ en la reconstrucción de lo posible/ que no le niegue los brazos a la
vida (45). En “Imago-Istmo”, en doce versos, se capta la violencia que, cyi la década
de los ochenta, signaba la vida en varios países de Centroamérica: Por eso/ está la
semilla levantada/ en el claroscuro del momento/frente al rechinar de la pólvora/y
su dentadura le violencia. (46).

Con relación a los sonetos, en algunos, por necesidades de la rima, el autor inserta
versos que, a nuestro juicio, no vienen al caso. Los conceptos se dispersan y los
textos carecen de unidad interior. Leemos: Me echo de mí mismo por mis amigos/y
salgo con noche a buscarlos de día/al interior adentro y todavía/salgo por el eructo
de unos higos// (.. .) Como a todos les gusta el ciguapate/ como un cabello recoge lo
bello/ como una flauta recoge lo real// Preguntemos desde el pie de un amate/ cuando
entremos en nuestro destello/¿Será el humo un enigma inmortal? (30). ¿Qué relación

574
lo palabra iluminado

existe entre los distintos elementos nombrados? Nótense las rimas forzadas y la
cacofonía en la rima intema (cabello, bello; cf. 31, 25).

Juan de Dios Pineda-Zaldívar

Juan de Dios Pineda-Zaldívar (San José de Colinas, Santa Bárbara, 1947) publicó
Itinerario y otros poemas (1997) que, en edición bilingüe (español-alemán), contiene
veinte textos. El autor, desde los primeros años de la década de los ochenta, vive en
Alemania. De ahí que la mayoría de los trabajos recoja aspectos de su experiencia
europea. “Buzón”, con sobrio trazo, da cuenta de la desubicación y angustia iniciales
por la falta de comunicación, la ausencia de noticias sobre las personas que quedaron
en el terruño: Vivo en una de las casas más baratas/que hay en la ciudad que llaman
Gottinga/ y en mis claves Adustia./ Habito un cuarto pequeño/ a la medida de mi
bolsillo./ Abajo a la entrada/ hay dos filas de cajas nombradas/ donde el cartero/ en
invierno o verano/puntual a las nueve/ reparte las cartas./En una de las cajas está
mi nombre/junto a Bettina, Andreas y Hartwig./ Cada mañana1 como a eso de las
diez/ bajo armado de un tenedor/ (no hay llave)/ a recoger las cartas/ que no me
llegan. (Pineda, 1997: 10). Lenguaje coloquial manejado con atinado ritmo.

“Nostalgia de la lluvia” —cuya dedicatoria reza: A los colineños del barrio La Loma—
refleja, con imágenes cálidas y tiernas, el recuerdo y la nostalgia familiar. Además,
enaltece la presencia del ancestro indígena. Integramente dice: Sobre la linea irregular
de los tejados/ los pájaros van dejando/ una estela de prisa con sus cantos./ Por la
ventana/ el aire se toca con los dedos/ y como un oráculo infalible/ retumba el
trueno/ con su anuncio bienhechor.// Digo de la lluvia sobre la aldea/y digo de ella/
porque se cuela en mi memoria/sin llamarla ni gozarla.//Sobre la piedra de moler/
la Abuela corporiza el rito milenario/y aunque no lo dice/ sabe que el cielo invita a
la comunión./En su boca/ Copán recobra la voz de sus dioses olvidados/y la piedra
cosmogónica reinscribe su sentido.// Es la lluvia con su escalera de agua,/por ella
baja mi corazón/ cada vez que la aldea graba su estampa/ en la majestad de los
relámpagos. (20).

“Un día sin llave en la calle y todos los dias” recrea aspectos le la agresividad citadina,
incluidos el calor o el polvo cotidianos: Los rostros/piel trisu de ceniza.' Carbones al
aire/ lentos hasta el escozor./Los conductores delatan/ viruela de polvo/ aunque los
vidrios al tope.// (...) Más mendigos/ más soldados/ enhiestos bajo el sol/ O (sic)

575
Htltn Umorto

verde metálico/ ansioso de rojo. (22, 24) Con lo punzante de la oración unimembre,
se alude, también, a la represión política que marcó la vida hondureña en la penúltima
década del siglo XX.

Rigorerto Paredes

Rigoberto Paredes (Santa Bárbara, 1948) es autor de Barricada (s.f., en coautoría


con Jorge Ávila); En el lugar de los hechos (1974); Las cosas por su nombre
(1978); Materia prima (1985); Fuego lento (antología personal, 1989) y La estación
perdida (2001).

Barricada
Barricada es un libro incendiario. La primera página ostenta expresiones que, a partir
de mayo del 68, circularon por el mundo (Prohibido prohibir, La barricada cierra la
calle pero abre la ruta', La poesia está en la calle, etc.). A dicho espíritu responde el
prólogo en el cual se advierte cuál es la intención estético-política que se persigue:
Ayer: poesia de galaxia. Hoy: poesia de destrucción. (...) Ante la guerra, el hambre,
la deshumanización, nosotros oponemos una poesia dé guerrilla, de rebelión, y de
revelación de cierto lenguaje y determinada estructura de clase. (...) Hoy comenzamos
nosotros, poetas jóvenes, una guerra contra el sometimiento mental y estructural, un
enfrentamiento que solo (sic) culminará con la transformación radical de las soledades
de éste (sic) tercer mundo. (Ávila-Paredes, s.f.: 2).

Un planteamiento que responde a la euforia revolucionaria que se vivía en


Centroamérica en la década de los setenta. Sin embargo, más que en un basamento
ideológico consistente, hay que pensaren un entusiasmo juvenil honesto. Lo podemos
observar en algunas muestras. “Pro-verbios”, copiado en forma íntegra, expone:
tener o no tener/ comer o no comer/pedir o no pedir/ robar o no robar/pensar o no
pensar/ votar o no votar/ganar o no ganar/ matar o no matar/ cero no ser/that is the
question... (12). Adviértase la ingeniosa transformación del verso shakesperiano.
“Canción de cuna para despertar a la libertad”, en sus tres únicos versos —con la
festiva alusión a un baile de moda— dice: Grin/gogo/jom! (25). En “Breve sermón
para los antiguos y ios nuevos olvidados”, el mensaje paródico es directo:
Bienaventurados/ los asesinos de pueblos/ porque a ellos pertenecen/ las naciones
del tercer mundo. (27). Los textos presentan juegos de palabras, hacen alarde de

576
lo palabra iluminodo

irreverencia e ingenio y acuden al lenguaje conversacional. Asi, aunque la obra no


entregue una poesia de altos quilates, es un experimento válido en tanto refleja el
momento político que se vivia en Centroamérica.

En el lugar de los hechos


En el lugar de los hechos es el libro en el cual empieza a consolidarse el estilo que
singulariza a Rigoberto Paredes: ritmo reposado, aparente facilismo (con el inteligente
manipuleo de frases cotidianas) y mesurada, pero eficaz adjetivación. Y, sin que falte
el contacto con la realidad (frecuentemente sesgada a través del ropaje irónico), el
depurado apuntalamiento lírico, producto de imágenes de estudiada elaboración.

El renglón político, ya visto en Barricada, afina los procedimientos expresivos. Asi,


el dolor y la indignación frente a la violencia contra un disidente político, se traducen
con eficacia: era/ pequeño sí/pero no había otra manera de mirarlo/ que no fuese de
pie/y con toda la voz saliendo a puños/ amaba sin medida la difícil costumbre de ser
hombre/ (...) él les gritaba perros qué les debo cabrones/ y los Júsiles le-cobraron
todo/ cayó en medio del alba/ con un bostezo frío/y la plaza del pueblo en la mirada
(Paredes, 1974: 33-34). El uso del vulgarismo se ennoblece dentro de un contexto
cargado de alusiones de dignidad. También, en el poema dedicado al poeta guatemalteco
Roberto Obregón (desaparecido y asesinado por las fuerzas represivas de su país), el
verso se vuelca con indignada ternura: uno/a uno/ escalaron los pies de tus montañas/
y a golpes derribaron/ el sueño de tu raza/ (la sed de tus hogueras desgreñada (sic)
sus garras)/y asi cayó tu grito/hacia arriba en el mundo/derramado y abierto como
rostro del día/ hermano/ tu palabra que no cabe en la muerte (38). En otra
composición, la queja implica el anhelo por la utopía: César/ Vallejo/ dónde queda ese
mundo que decías/aquello que por dentro te penaba/ese trilce sabor de tu querencia/
(...) tú sabes cuánto cuesta estar muriendo/ verse solo/ sin días/falto de ansia ' oh
paisano del hombre/ escribe con nosotros/ el poema mayor que te faltaba (43)

Versos que, además, son calas en algo de mayor profundidad relacionado con la
condición humana. De ahí que, en conjunto, este libro destile buena dosis de amargura
y dolor. Esto se confirma en un poema que retrata a Tegucigalpa: cómo/ amarte
ciudad/ sin que la rabia asome/ rostro perdido/ cómo reconocer el dia que nos debes/
entre el sexo dudoso de tu sombra/(...) guarda ciudad tus hijos-bien tus dioses/con
pezuña traje y cola/ (no desaires m espejo amaestrado)/ cerro de plata/ niega tu

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Heltn UmoAo

realidad cerrodemierda (49-50). La relación de amor-odio a la capital, tema en el que


Paredes coincide con varios autores de su generación. En otro trabajo, la percepción
de lo humano y la lucha por la existencia se traducen con nitidez: ando/ buscando
vida a duras penas/forcejeando con todo/contra todos/ganando estas batallas para
nadie/ mi corazón a veces no puede resistirme/ no aguanta con mis ojos con mis
huesos/ (...) huele mal/ no es posible que asi huelan los vivos/por Dios/ qué nos
hicieron dónde estamos (45-46). Aflora, pues, una visión del hombre desgarrado, en
conflicto con un mundo captado en términos de agresividad: (aquísólo hay abismos
en acecho)/ (aqui sólo es la noche a cada instante) (11-12). Paredes transforma en
punzantes versos elementos de la oralidad hondureña. Lo característico de su estilo
principia a perfilarse.

L’na poesía en la que, además, emerge un sentimiento de piedad y solidaridad. Algo de


aquello de “nada humano me es ajeno” se transparenta cuando dice: ni hay hambre
ajena no/ ni golpes que no tengan que ver con nuestro rostro/ el lugar de cada uno es
todo el mundo/ (allí donde no cabe ni una aguja/ debe caber nuestra presencia/
aunque sea de reojo)/y la palabra debe andar para allá y para acá/por todas partes/
defendiendo su oficio de animal amoroso (13-14). Despunta un tema caro al autor: la
reflexión sobre el poder de la palabra.

El tratamiento del amor se enrumba hacia niveles de calidad. El sentimiento personal,


sin olvido de un mundo que trasciende la relación de pareja, se expresa con densidad:
no sólo/está tu nombre/tu cuerpo que recuerda la impaciencia delfuego/sólo nosotros
no/ volcados uno en otro habitantes-del-pájaro-deseo/ sino el mundo en mi lecho/
(amantes sitios que consienten mi abrazo/ y hacen tuya la vida que me entregan)/
otras manos también/ amaneceres/ que además del prodigio de tus ojos/ me traen la
materia creciente de los otros/ (...) tú y yo vestidos por la noche/y más adentro del
amor/ los vivos sin reposo/ buscando la violenta criatura de los días (59-60). Ni
siquiera la euforia amorosa se libra de un lastre angustioso de tipo general.

Las cosas por su nombre


La irreverencia, la iconoclasia, la aguda crítica a una serie de valores que son el
basamento de la sociedad occidental, constituyen la argamasa fundamental de Las
cosas por su nombre. Con probable referencia al célebre microrrelato de Agusto
Monterroso, quizá el texto emblemático sea “Ultimátum” que, en su totalidad, dice:

578
Lo palabra iluminada

señoras y señores/ tienen cuatro segundos/para quitarme este dinosaurio/que ustedes


han atado/a mis cajones. (Paredes, 1978: 59). La rabia y la condición insoportable
de la situación social se indican, en forma muy gráfica, en la expresión final, tan
alejada del buen decir y del lenguaje poético, tradicionalmente considerado. De ahí
que no sea fortuita la alusión a Nicanor Parra y su contraposición con la estética de
Vicente Huidobro. En “Poética” —auténtica declaración de principios— asienta Paredes .
la poesia es hermosa pero duele/como un jab en el rostro una estocada/(...) ya se los
dijo Nicanor nadie responde/ (...) la poesía es una camisa de once varas,' basta de
calistenias cabalismos verbales a deshora/y no más esa cueca vicentina de pequeños
dioses/ el poeta es solamente un hombre/ que sufre caga y estornuda (63). El pedestal
que, desde el romanticismo, los poetas se habían erigido a sí mismos, se derrumba
frente a la prosaica realidad. La saludable desmitificación los coloca a nivel de cualquier
ser humano.

Las cosas por su nombre, como su título pregona, intenta no desfigurar o enmascarar
la realidad. “Crónica de salón” es una punzante recreación del ambiente superficial de
una exposición pictórica: el público asistente siempre el mismo/ luego el discurso
consabido yfalso/ la pintura hondurena/ está-de-buenas/ comienza el tintineo de los
vasos/ la champagne y su olor amanerado/ presidente bailan tiñe ’s qué amor al arte1
(afuera es noche/ lunes/y llovizna/ la realidad se desdibuja ante su doble)/ (...) qué
bodegón más bello/ qué armonía/ ese primitivista me fascina/ los pintores explican
los matices/ del verde y el azul bajo la luna/ (...) un tono amarillento! nauseabundo/
se descuelga del techo de la sala (70). La traición que el pseudoarte hace de la vida.
La inautenticidad del esnob y el diletante. La superficialidad en los juicios. La náusea
frente al espectáculo mercantil ista del arte. De nuevo —fina captación de los matices
de la oralidad hondureña— la intromisión de múltiples voces.

La ironía y el sarcasmo constituyen inmejorable arma de ataque. Familia, símbolos


nacionales, conceptos religiosos, estereotipos de aceptación indiscriminada ... sufren
la acción corrosiva de los cáusticos versos. “Balada” —de tierno nombre, en contraste
con el violento contenido— es una arremetida general: la rabia atosigándote por
dentro/ tus ganas endeudándose con todo/y esa vez cuando madre hermanos líos/ la
prima más querida el matinée y la misa/se van bien al carajo/y quedas/ solo (19).
“Comedia divina” juega con uno de los más caros simbolismos religiosos: mientras el
ángel/ de la tentación/ aletea/y enceguece de mala gana/'1 (como una viga en su ojo)

579
Htlen Umaíla

al carpintero/el ave santa/sepo-/sa/entre ¡as piernas/de su virgen señora (47). “Se


desaprueba el acta anterior” enfila sus dardos contra uno de los mitos más respetados
del panteón cívico hondureno: no tengo nada contra el sabio Valle/menos contra su
estilo de faisán en vuelo/ (...) pido disculpas en latín y en griego/ pero el acta del
sabio me parece/ una caligrafía/ de exponente cero. (71-72). En nuestro subrayado,
adviértase el rintíntín burlesco logrado al romper en dos sílabas una palabra. El ritmo
se hace lento porque se conforman dos versos distintos.

Pero no todo es furia en palabras (como Paredes define a la poesía, en “Queridos


amigos”, supuesta misiva a otros escritores). Hay, también, bastante espacio para la
expresión de la ternura, para la reafirmación de la factibilidad del amor. “Los que se
aman" —en probable deuda con el mexicano Jaime Sabines— traza el itinerario de
una pareja cuyo amor sobrevive, pese a lo duro del embate diario: caminan/ van
tegucigalpasando/ estas calles que exigen pies de plomo/ el alma puesta en ropas de
trabajo/y una que otra mirada/ insobornable/ hacia ciertos lugares ciertos rostros//
(...) dura es la vida/ en la ciudad que habitan/y pocas cosas ven por aire o tierra/
que puedan defenderse/ en términos humanos// (...) una ciudad buscaban/ de
extensiones comunes y corrientes/ (...) una ciudad/ como de veras tendrá que ser el
mundo//pero esa es otra historia/ la vida que hay que hacer desde el presente/ como a
una criatura/posible/y necesaria.//(...) los amorosos/llevan/consigo/estas señales//
(...) no en vano/ arden sus cuerpos/ entre el vasto follaje/del amor y la furia (29-33).
Hernán Antonio Bermúdez, en el prólogo, fechado en 1976, destaca el rigor creativo
y el empeño desmitificador como dos notas sobresalientes de Las cosas por stfnombre.
En vaticinio que Jos años se encargaron de confirmar, apunta que ello será básico en
el desarrollo de la literatura hondurena.

Materia prima
Materia prima continúa la línea desacralizadora y el trabajo estilístico —ligero,
punzante, de acre humorismo— observado en la obra anterior. Varias son las
composiciones de carácter metapoético. Predomina un tono de cuestionamiento a la
superficialidad y de énfasis en el sentido ético por parte del escritor. “Arte poética”
puntualiza; Mide tus versos, las palabras./(...) La poesia es un campo/de imprevistas
batallas, y no siempre estarás/ ni en paz ni a salvo. Pero canta/ victoria, canta/ cada
vez que la vida/ resista de tu lado en toda hazaña/ de indecible belleza: firme y claro/
verás al mundo que despunta/ al brillo de tus armas. (Paredes, 1985: 12-13). El

580
La palabra iluminada

imperativo de coherencia entre lo que se escribe y lo que se vive es tema de “Juego


limpio”: Abranles/sus ojos (o limpien sus anteojos)//...) No los dejen escribir/poesia
en vano,/y en vez de consagrar sus bellas intenciones/ exíjanles los actos/ alusivos a
sus palabras. (13-14). Con relación al tema, véanse: “Bufón”, “Vade retro”, “Alter
ego”, “Señales debidas”, “Por buen camino”, “In memoriam” y “Fondo y forma”.
Mucho de la estética de la antipoesia transita por ahi.

Son deliciosos los poemas de tema amatorio. Con refinado humorismo, el poeta despoja
al amor de la aureola sublime que tradicionalmente se le ha asignado. “Entre nos”:
debajo de tufalda/se oyen ruidos extraños//algo se mueve allí/ entre tus piernas/ como
sombra en el monte.// (...) un viento favorable/ desordena el secreto follaje de tu
cuerpo/ y a veces pareciera/ que hace buen tiempo/ en los alrededores de tu cama//
tengo la sana intención/ de aclarar esas dudas/ una noche de estas (30; la barra en
negrita es del autor). En “Monte de Venus”: tierrafértil/ bañada por la miel/ de un lago
legendario/ (...) rica en secretos yacimientos/ de donde ciertos héroes/ extraen el metal
de su armadura// (campo de juego y de retozo)// orilla del oleaje/ que estalla/ bajo
sábanas// este es el monte/ lugar adonde todos los caminos llevan (30-31).

Paredes es diestro en la factura del poema breve. Los cuatro versos de “Trama” se
basan en un estereotipo: la supuesta capacidad de engaño por parte de la mujer: teje/
secretamente/su caballo de Troya:/ Ulises vuelve (33). “Quevedesca”, en tres versos,
conlleva un inteligente trastrocamiento del conocido verso del autor español: nojures/
amor eterno:/polvo serás, enamorado (33).

La situación de la Centroamérica convulsionada de la década de los ochenta sigue


gravitando fuertemente en este libro. Domina un sentimiento de coraje frente a las
víctimas de la represión. “Noticias de Caronte”, “Legítima defensa”, “Elegía”, “Vida
tras vida”, “De aqui a mañana”, dan cuenta de ello. Y el sentido no es de amargura.
“Arcano” es una buena muestra: Algo en pie quedará/ de este reino de furia: seres,
brasas, semillas/ guardan fresca memoria de otro tiempo/ que hoy se estanca entre
ruinas./Sangrefértil/estalla/en algún lugar de Centroamérica./No tardará en llegar
el verde de los dias. (43).

El fema patrio es constante. Conectándolo conceptualmente con el tópico de la


insurgencia, en “Pasado presente", la figura de Francisco Morazán se asimila a la de
los rebeldes centroamericanos. “Imagen y semejanza” aborda la problemática de la

581
Htltn Umofto

represión. “Bitácora” es una dolorida conlesión de amor patrio: (Nudo ciego te han
puesto en pies y manos/y le encierran a oscuras los bandidos)./Pero nunca te apartas.
Brasa tou er tu nombre en mi costado, piedrecita/ en los ojos (41). También, por
dolor de patria, despunta el tema antiimperialista. Así, al hablar de Juan Ramón Molina,
se recuerda, con cierta connotación ominosa, el nombre de la cantina (Estados Unidos)
dentro de la cual murió. “R. R.” alude al pasado cinematográfico, sin pena ni gloria,
de Ronald Reagan, peligroso, sí, por su vocación guerrerista: Viejo, vencido/por los
desengaños, se entregó/a las tristes pasiones de la guerra (47).

Fuego lento
Fuego lento incluye poemas pertenecientes a los libros anteriores así como trabajos
que no habían sido recopilados. Estos últimos —que exaltan el hedonismo— se
caracterizan por un suelto y desenfadado manejo del verso. El amor, especialmente
en su dimensión física; el gozar cuando la oportunidad se presente y la liberalización
de toda atadura que constriña al placer, son temas que, con incisivo humorismo,
aborda el poeta. En “Lección de amor”, exhorta a la dama: ¿Qué ganas con guardar
bajo lujosas prendas/lo que polvo será, hedionda cosa?/Ninguna gloria existe para
quien no ha probado/ los dones de la sierpe./ Toma ejemplo de Helena, impúdica y
prudente/ a quien los hombres daban vida y reino/por un rato de cama./ (...) Durará
más la vida/ si tu cuerpo a otro cuerpo ha de crecer trenzado. (Paredes, 1989: 41).
Entrelineas, un sutil cuestionaraiento a tabúes y prácticas represivas con relación al
placer sexual.

A los goces de la carne se suman los del gusto en la propuesta de “Bacanal”: Celebremos
el viernes, día insano,/preferible a esas horas manchadas por la noche./A su nombre
bebamos/ hasta perder la compostura;/ el sentido común que nos desgasta./ (...)
Abramos pechos, piernas/ hasta elfondo, allí donde los cinco sentidos se remansan y
se hallan, como en su agua, macho y hembra./Que nada empañe el hondo cristal de
¡os desnudos. (45). Más que un panegírico del desenfreno, léase un alegato en pro de
una vida sin ataduras irracionales. Sin lastres mentales.

De humorismo y picardía hace derroche “Brevísimo monstruario de varia cornamenta


(o cornudos que se le olvidaron a Fourier)”. De la muestra, algunos ejemplos: Está el que
peina cuernos entrecanos.// Unos hay que los frotan entre sí, mujer y hombre,/ como
íntimas ofrendas/a ese amor que acabó antes de tiempo.// (...) Hay quienes sólo ven el
cuerno ajeno.// Está la que los luce con lujo de detalles,/ recamados y magnos,/bellas

582
le pelebre tlummodo

premias habidas en combate. (47-48). Poesía fresca, esencialmente lúdica. “De trápalas,
disolutos, timadores, lunáticos y otras ánimas penantes” es un conjunto de nueve
composiciones breves en Jas que, con ironía, se alude a un determinado tipo de ser
humano: la mujer (Herógena) que compite con la hija por el amor de un hombre; el
militante político (Policos) que cambia de bandera; el demagogo (Lacaió), el ministro
religioso (Pontíficles) que bendice tropas... Arremetiendo contra el anquilosamiento
retórico, al pseudopoeta, le dice: Fui de compras a un puesto de antiguallas/ v allí miré,
Acodemos, tus liras en oferta./ Quise probarlas, pero no sonaban./ No había forma de
encontrarle tono./ ¡Cuánto tiempoperdiste en estampar dislates/ en carofolio atlántico’/
De tal lira, tal libro: lo tuyo no se vende/ ni en rebajas. (76). Con versos como los
citados, Rigoberto Paredes reafirma su magisterio poético.

La estación perdida
Rigoberto Paredes, en La estación perdida, construyó una arquitectura poética
quintaesenciada. De ahí que Hernán Antonio Bermúdez, en el prólogo, la califique de
pequeña obra maestra. El título remite a uno de los mitos más cargados de significado
que existe: el del paraíso perdido. Dos textos (“Abel y el paraíso” y “Paraíso y nada”)
confirman cuán importante es la ligazón conceptual con ese relato primigenio que
expresa —como ningún otro— el sentido de pérdida de lo que más se ama o necesita.
En este caso, la relación con una mujer. Se observa en poemas como “Memento”,
“Alguna vez”, “Vieja canción” y otros.

Del desamor nacen la amargura, el desencanto y la severa mirada sobre la íntima


verdad del ser humano. Tal, el sustrato de “Cruenta lid”, “Mar en calma” y otros.
“Nada perdura” confronta con la cruel certeza del indefectible acabamiento del amor:
De amar,/ de haber amado/ queda tan sólo, amor, una vaga palabra,/ un turbado
cansancio, un desaliento,/ como si algo, a lo lejos, se apagara./ Una honda cuida,
un golpe seco/ o un quejido entre labios/ quedan tan sólo, amor, de haber amado./
Aquel tiempo, otro tiempo,/ de ardor y sacro sexo,/ya es ceniza./ Nada perdura,
amor,/ de amar, de haber amado. (Paredes, 2001: 4). “Umbral I” escarba hondo y
gráfica la amargura mencionando insectos repulsivos: Donde fui/ pregunté por un
alma/ que alegría y ensueño haya encontrado./ Silencio, disimulo/ noté en labios y
rostros/y no poca congoja destilaban en torno /II más allá, más hondo,/ v sólo vi,
tan sólo/ una gresca de sombras, polvo y moscas./ La vida, simulacro de la muerte./
yo había descubierto. (29). “Post mortem” acude a una imagen de igual prosapia.

583
Hfltn Uffiañs

( Qué otra suerte esperaba/ quien en vida olvidó, a su debido tiempo,/que también el
poder r sus deidades/pasto son de gusanos, hálito de la nada? (35). “Cruenta lid”
trabaja con analogías muy depuradas: ¿Era amor/o tan sólo la dudosa costumbre/de
enhebrar entre dos un hilo en llamas?/A ese tiempo me asomo,/a su brocal derruido,/
v un fondo de ceniza me enceguece. (13).

Pero, aunque el poemario transpira dolor y desilusión, evita lo sensiblero o lacrimoso.


La ironía, ei tono juguetón — y una refinada dosis de sarcasmo— constituyen antídotos
contra el engolainiento o el tono admonitorio o moralizante. En “Memoria del solo”
—que ya se había publicado con anterioridad— se advierte con nitidez: ¿En qué
ajeno paraíso abandonaron/ mi humeante corazón, quemado vivo,/ las mujeres que
amé?/ ¿Bajo qué cielo raso se desnudan/y muestran victoriosas el reino que perdí?/
)b, en cambio, nada guardo: ni dicha ni rencor./ Una a una me dieron la gloria
merecida/y derrotado fui con sus mejores armas./ (...) Dado ahora a morir en cama
entraña/ (orgulloso de mi, en paz conmigo) cierta gloria atesoro, ciertos nombres/
como el viejo guerrero que alivia sus heridas. (1).

Los aspectos antedichos culminan en “Opus de amor (en cuatro movimientos)”. Los
títulos de estos últimos indican las distintas etapas de la entrega amorosa: “Convite”,
“Ofrenda”, “Acabamiento” y “Holganza”. Un texto fuera de serie en el que, como si
de un sátiro satírico se tratara, el aire libertino vivifica el universo imaginario,
según el agudo juicio de Bermúdez. El poeta sentencia: Una mujer no basta/para dar
de vivir al solitario./ Un solo cuerpo no, una mujer no basta./ El solitario aguarda/
en su lecho de rosas/a más de un corazón./ (...) Agiles, apuradas/se abalanzan las
bellas: el solitario acecha./Su mirada se prende a la más casta/y tienta su temblor
con sabia lengua./La cama es poza limpia/ donde abrevan a gusto las sirenas/y al
solitario encantan hasta la dulce muerte.// (...) Parte de amor es éste:/ victoriosos y
orondos/ los cuerpos se solazan./Ramitos de placer/ ciñen sus sexos./En su lecho de
rosas/ el solitario sueña que está solo. (20-21; el subrayado es mío). En frases
deliciosas, la apoteosis del placer.

El mito clásico presta sus símbolos para objetivar la percepción de sí y el nivel del
desencanto. En “Arenga del oráculo”, se alude al paso del tiempo cercenador de la
vitalidad masculina: Lejano, ya lejano aquel tiempo/en que te dabas a morir por una
Helena,/ contemplas sabiamente a las muchachas/ que a tu vera retozan, fáciles y
fragantes./Para ellas no estás hecho, viejo París./Solo, a solas te ufanes de recónditas

5«4
Le po labra ilvminodo

glorias:/ nada de lo que ves es digno de otra Troya/ ni luces ya en tu frente: el lauro
verdecido del indómito amor. (3). Véanse, también: “Vigilia del homénda" y “Odisea

En La estación perdida, aunque el poeta haga girar el poema en tomo a motivos


extraídos de la cultura universal, al trasluz, siempre se adivina la llaga persona!.
Inclusive, en “De profundis” —de estremecedora referencia bíblica, pero que también
trae a colación la dolorida confesión de Oscar Wilde— cuyo objetivo primario es
aludir a la polvosa luz de las Hibueras (31), el punto de mira pasa por las entretelas
del propio corazón: Desdeño/ el aire rancio de esta tierra./ A mis ojos lastima/' la
rugosa hendidura de la sed,/ el diezmado claror./la árida mancha de la desolación..
Monte seco, cielo seco./ Y el odio,/sólo el odio torrencial y hondo/ empozado en el
ojo avizor de la venganza. (32). Todos los poemas de La estación perdida muestran
facetas dignas de ser anotadas. Un libro, pues, de madurez creativa.

Jorge Ávila

Jorge Ávila (1948-¿?) escribió Barricada (s.f., en coautoría con Rigoberto Paredes)7*
y Palabras como pájaros (1989). Este último, que agrupa cuarenta poemas de carácter
intimista, representa una superación con relación al primer libro. La sencillez, la
transparencia y la brevedad constituyen sus atributos más destacados. El tema del
amor predomina. Copiados integramente, dos ejemplos: _En tu cuerpo/ el prado
florece.// En/ tu boca/ el rio/ se vuelve tumultuoso.// En/ tus manos/la piedra escribe
un libro desde siglos.// Eres un viejo árbol semidormido entre las aguas. (Ávila,
1989: 41); ¿De qué esta hecho tu silencio,/niña de ojos/anochecidos?// Tu/silencio
de amor/vive inquieto en mi mirada. (21). Mis subrayados destacan los antirritmicos
versos bisílabos.

En “Los nombres del dolor” —quizá el mejor texto— el autor evidem ¡a mayor grado
de originalidad: Dibujo una garganta./ Agrego un grito./ Reseño un rostro./ Agarro
dos ojos y los pego con goma/ a la piel del rostro.// Vomito una viciada voz de viejo
sobre la boca./Hago palidecer el viejo reflejo de unos ojos/ ajenos/ v sobre esa cara
de viejo vinagre/ hago cabalgar pelos largos, hilachas y mechas sueltas/ en un aire
de invierno/y ya.// He dibujado la fatiga humana. (51). En el hombre concreto, la
generalidad de la especie, signada por el hastio. En “Carta de un joven poet. al viejo

75 Supra, pp. 576-577.

585
Htltn Umoflo

barrio” se ratifica la preocupación social observada en Barricada y el lenguaje se


trabaja con más esmero. Así, la anáfora es un recurso adecuado para dar la idea del
cúmulo de elementos que conforman la visión del barrio popular; implica, además,
que los problemas de hoy son los mismos del pasado: Acaso/ el agua del grifo sigue
siendo tan sucia como los viejos ríos./ Acaso/ el hombre amarillo del barrio es tan
alto como siempre./ Acaso/ los flacos niñas siguen muriéndose en las aceras,/Acaso
(sic)/en el andén de enfrente la mujer sigue perdiendo su vergüenza. (20). Muestras
como éstas no abundan.

Efkaín López Nieto

Efrain López Nieto (Danlí, 1948) escribió Fruto convulso (El lado en que vivís)
(1989), texto cuyos poemas, en su mayoría, celebran el amor de pareja. En sus
mejores momentos, eludiendo las soluciones fáciles, el planteamiento se basa en la
frecuente utilización de imágenes que carecen de correspondencias análogas con la
realidad. López Nieto también utiliza los espacios en blanco como elemento sígnico;
el obligado descanso incrementa o intensifica la fuerza del vocablo porque retarda o
dilata la impresión que provoca.76 “Te ilumino” muestra la poderosa corriente afectiva
en la cual se encuentra inmerso el autor: hubo la noche el légamo y el amor se nos
vino/y nos locó su ala al alma dirigida:/ nuestras sangres desarrollándose reunen
(sic)/ una sed un silencio una agotada piedra.//casi olor casi invierno nunca escampa
el deseo/ sus cálidos recintos de tigre insoslayable./mujer amor no enfiles tu espeso
poderío/ más que cuando me cerques y me invadas temblando. (López Nieto, 1989:
H).

Para redimensionar la figura de la mujer se habla de ella en términos míticos. En “De


came y verbo”, la visión femenina se remonta al origen del tiempo: en el principiofue
tu verbo/y donde no había nada sino el caos/sus resonancias ennublecieron el cielo/
yfueron hechos eljuego, el agua y la tierra.// (...) el día tercero/ viendo que nada se
movía/ vino desde tu boca el soplo del origen/ de tu garganta brotaron toda clase de
pájaros sirenas/ los poemas de Homero la tumultuosa Ur el unicornio/ las mil
mitologías inmóviles de Apollinaire/ la Tierra toda fue animada/ (...) el día séptimo
concluido el Universo/ te acostaste a mi lado. (41-43). La diosa y el hombre. El

76 Dichos espacios, dada la forma asumida para transcribir los versos, no se advierten
en el comentario.

586
lo polobro ¡luminoso

periplo creador de tipo general concluye en el acto concreto de amor. Las connotaciones
bíblicas, la referencia clásica a las substancias primigenias y la nota personal dotan al
texto de una dimensión intemporal y universal. En mi subrayado, el neologismo de
cuño personal.

En “Mi mujer vive” —uno de los mejores poemas—, se acude a lo cotidiano como
elemento que define a la mujer, pero el autor supo imprimirle un quiebre conceptual y,
de nuevo, la ubica en un plano mítico, fundacional: mi mujer vive en esta ciudad/
aqui en tegucigalpa desde que tengo noticia/ (...) viene del centro en bus a la colonia
o viceversa/ nunca almuerza en macdonalds/ allí no come hamburguesas/ allí no
toma café/ (...) si atardece/ tanto hasta oscurecer/sin que los niños hayan hecho la
tarea todavia/ mi mujer va y agarra la noche en crecimiento/por las puntas/ le da la
necesaria vuelta de calcetín/y amanece de pronto. (31-32). La mujer aparece como
edificadora o conductora del mundo. Lo ratifica en “La noche del condenado”: mujer
humana mía temblor que me conduce en lo oscuro (39). Un acierto: introducir lo
cotidiano concreto mediante la mención de símbolos destacados de la globalización
económica.

Fruto convulso incluye un poema en prosa: “La profunda”, nombre que alude a la
dimensión insondable —intensa- de la mujer: entonces te apoyabas en mi hombro
como una flor de pesada cabeza que se inclinara con la lluvia, allí quedó tu llanto el
rastro de atormentado caracol de tu corazón (...) estás vos enseñándome el rencor de
la gente el peso de la espuma, estás vos en la tierra y tenes gusto a larga residencia
o rocío a la lenta extinción que reposa en tu cuerpo al pájaro delgado de la luz lunar
alfilo de tu sombra: la sombra de agua eterna que deja tu inocencia. (10; el subrayado
es mío). La flor, el agua, la luna... Conocida simbologia en tomo a la mujer, maestra
de vida.

Varios textos se apartan de la temática amorosa: “Poema” trabaja la idea del eterno
retomo:77 las letras de un antiguo poema/y las de éste que ahora escribo son iguales./
cada cosa es siempre igual a si misma./ ¿ha cambiado algo desde entonces?/ el dia
sigue su curso/y nada debe alterar el equilibrio del mundo. (27). “Hongo 2” recrea
el lanzamiento de la bomba atómica sobre Nagasaki; “La ciudad' advierte sobre la
agresividad de la vida urbana: quéfrío qué agujero/ sangriento/ qu<. mana de la ira es

77 El eterno retorno es un mito de las culturas “arcaicas", según Mircea Eliade. Los
versos evocan otros de León Felipe y de Jorge Luis Borges.

587
Helen Umofto

este/ donde todo nos ha sido negado. ( 19); “L. A.” —siglas de Louis Armstrong—
rinde tributo a la música y también al célebre jazzista. la música es un deslumbramiento/
y sólo/ podemos presentir en el aire/ su palpito de furioso animal hecho de ruido.//
(...) y entonces llueve/ (...) como si el mundo estuviera pariéndose a si mismo/y
Satchmo recién nacido a! pie de la trompeta/ con una voz hecha de los sonidos del
infierno/ dice:/ hágase la música (30). Al arte y al creador se les ubica en un estrato
genésico privilegiado.

Julio César Pineda

Julio César Pineda (San Pedro Sula, 1948) ha escrito Nuevas narraciones (1990) y
Palabra esculpida (2000). Tanto en estilo, como en temática, sus diferencias son
notables.

Nuevas narraciones
Nuevas narraciones, aunque su título apunta en falsa dirección, es un poemario de
intención muy definida; capturar aspectos del entorno social y ofrecer un testimonio
de la violencia política ejercida durante la década de los años ochenta. Acertadamente,
Pineda no formula la denuncia en forma directa. Mediante la elaboración de una serie
de imágenes —que en ciertos momentos revelan influencia de la estética de Roberto
Sosa— más que hablar de hechos concretos, al autor le interesa crear la aynósfera
del terror; reproducir la condición de aplastamiento humano y sugerir los niveles de
dolor y angustia colectivos. Con frecuencia, dichas imágenes son deliberadamente
oscuras, pero, como indica Carlos Bousoño cuando teoriza sobre el irracionalismo
poético, es por contagio o contaminación semántica que se aprehende el mensaje,
según veremos en algunos de los fragmentos citados.78

Los niños son las víctimas preferidas del sistema social. “Testimonios de niños”
acumula connotadores de la violencia que contra ellos se ejerce: los niños en los
mercados con sus cuerposfaltos de carne/y sus pies de tinieblascaminan en corrientes
de pus// (...) no tienen edad nombre ni lugar/ en donde oculten sus sueños/ vienen de
vientres que nadie conoce// (...) arrullan el plumaje agrio/ de un lejano pájaro terrestre//
caminan al abandono/ donde los escorpiones apuntan cólera vertebrada y erecta
(Pineda, 1990:10). Al enemigo se le estigmatiza asimilándolo con el mundo zoológico.

78 Véase; C. Bousoño. Teoría de la expresión poética. Madrid: Editorial Gredos, 1976.

588
La palabra iluminada

Se le niega, así, su condición humana. En “Muerte tatuada”, el aniquilamiento cubre


todo el espacio y, a los culpables, de nuevo, se les equipara con el mundo animal:
caligrafías salvajes/ cruzan rutas cardinales en diagonal/ huyen de esta crueldad
atmosférica/ y de eclipses de horror/ huyen del caballo sin extremidades/ tatuado en
la espalda de un guerrero vencido/ huyen de cárceles/ donde el calendario se disecó/
(...) los perros con cuellos de elaboradas sortijas/ en las cercas cuidan la riqueza/y
en sus sueños ociosos ladran al ocaso (23). Las imágenes, de marchamo surrealista
(tal como la del caballo), comportan implicaciones ominosas.

“Ciegos” capta la especial condición, el mundo aparte que parece presidir la existencia
del no vidente y, sobre todo, el abandono social que frecuentemente sufre: desde sus
dedos envían ternura/ hasta donde el sol es una flor exótica/ que no contestan los
industriosos del engaño//En sus rostros cuelga la nostalgia// (...) Escriben y leen con
la destreza de un acróbata que en bicicleta/ avanza sobre la cuerda/ miran colores
abstractos en la piel de todo lo que tocan/ (...) Finalmente se alejan sin rencores/
buscan una ciudad silenciosa/ distante de esta ciudad infame que les lanza miradas
violentas/para asesinarlos en cualquier parte (8).

Pero no todo es de sentido negativo. Pineda también descubre la otra cara de la


moneda: al lado de la opresión, coexiste el sector de los que luchan contra ella.
“Hombre singular” plantea que hay seres humanos de simétrico canto: el hombre que
en su lucha añadió manos/ en sus saltos pies y que, además, se define a través de un
detalle significativo: leía las memorias de Morazán (19). “Canto a un combatiente”,
dedicado a Ernesto Cardenal, implica aquiescencia con la postura política del sacerdote.
Los versos iniciales conllevan un tratamiento amoroso al poeta nicaragüense: en aquella
ínsula barbada del este acuático/ al viejo le crecieron verano y versos en el rostro/
(...) en el destierro meditaba con luz y tiempo/ embobinaba la libertad indicaba días/
en que se cumple la existencia de la historia// los que enseñaron ¡a mitad del beso y
la geografía de los conquistadores/ se han ido en redes y charcos de sangre/ vigilados
por cetáceos que se suicidan en cataclismos// en su rostro se agrupa/ mansamente el
tiempo (29). Sin inflexiones panfletarias, un mensaje antiimperialista y la sugestiva
idea sobre la factibilidad de construir una nueva sociedad.

En “Patria liberada” —nombre imbuido de mística revolucionaria— Pineda,


emblemáticamente, evoca el pasado indígena como elemento sustantivo de la nación:
patria de tus aguas profundas/ donde no se rejleja la mueca del condenado/ surge un

589
Wtlcn Umofta

t'an/o que deshoja la mañana// tus estelas en las selvas/ se enredan suavemente/ con
siglos de cerámica y pozos sagrados// el ruido de la luz nos despierta (28). En “Fiesta
para un niño feliz”, el futuro se ofrece como posibilidad que ya se realizó: un niño/
aletea un tambor marcha hacia el centro/al subfondo de la ciudad// lleva pantalones
iluminados/ por el firmamento entero/ (...) ha cesado el verano americano/ y la
guerra//juntos vemos/que la mira del fusil es una rosa (35). En algunos poemas del
libro, detectamos detalles que los desequilibran, pero ello no disminuye la importancia
señalada.

Palabra esculpida
En Palabra esculpida. Julio César Pineda se deja seducir por la poesía oriental, tanto
en la adopción de motivos, como en la práctica poética inspirada en el hai-kai. Los
textos sobrepasan las clásicas diecisiete silabas pero, por su brevedad, no traicionan
el espíritu del riguroso esquema. La muestra lo corrobora. “Precocidad”: el niño
extiéndela cuerda,/en la punta/gira la imaginación. (Pineda, 2000:33); “Amanecer”:
el galla vibra/ ¡silencio!/ le (sic) acompaña el canto del dia. (29); “Solidaridad”:
bajo una luna/ no bien hecha/ llevo a mi amigo en hombros hacia el universo. (22);
“Hipocresía”: los que fingen el gesto/ mueren con la sonrisa/ de la serpiente. (27);
“Verso”: esta intuición/ incendia/ las lineas de mi mano. (23); “Escritura”: y las
palabras/ se cristalizaron,/allí me herí las manos. (22); “Ensañamiento”: el filo del
cuchillo/ se endulza/en los músculos del odio. (21). En cada ejemplo, en la rgd que
elabora el juego lingüístico, queda atrapado un pensamiento cargado de connotaciones:
el mundo infantil y su riqueza imaginativa; las exigencias o demandas de la amistad;
las aristas enfermizas del diario vivir y las acertadas metáforas en las que la acción de
escribir implica pasión y sufrimiento.

José Luis Quesada


José Luis Quesada (Olanchito, 1948) es autor de Porque no espero nunca más
volver (1974), Cuaderno de Testimonios (1981); La vida como una guerra (1982);
Sombra del blanco día (1987) y La memoria posible antología persona! (1990),
libros en los que, con rigurosidad formal, se transita de la poesia simbólica a la
conversacional. Los primeros trabajos de Quesada se publicaron en el volumen
colectivo La voz convocada (1967).

590
Lo polaina iluminado

Poemas de La voz convocada


Quizá atraído por la órbita gravitacional de Nelson E. Merren, los diez poemas incluidos
en La voz convocada ostentan una cosmovisión sombría. “Fatiga” expresa hastio de
vivir: Nosotros nos morimos cansados de nosotrosJ nosotros nos morimos de miramos,/
de remendar un camino todo el día, (en Aquino Pérez, et. al. 1967: 74). En “Noche
diaria”, la metáfora nocturna simboliza una noche espiritual inacabable: los días pasan
goteando hiel y sangre./(...) y la noche, por siempre./ -parte nuestra- se queda entre
nosotros/ larga, aciaga... (75). Similar tónica se advierte en “Tránsito”: Llorando,
creciendo triste,/saliendo de la noche a la noche,/viendo impasible el atroz rostro de
los dias;/sintiendo que dentro de mi, algo es maltratado/ insultado^puesto a desayunar
amargos panes/y a beber negros vinos. (77). Quizá, por la economía de recursos
verbales, el mejor texto sea “La madre muerta”, que el poeta incluyó en un libro
posterior: Te cubriremos de nosotros mismos,/pero nunca/cubriremos tu cara.// (...)
te amaremos de día/ y de noche, sin tregua,/ pero siempre habrá amor/ para que
nuestros hijos,/ madre mía, te amen.// nunca (sic) podrá salir/ tu polvo de esta casa.
(75). La lengua conversacional y la expresión directa se abren paso en la poesia
hondureña.

Porque no espero nunca más volver


Porque no espero nunca más volver contiene veintitrés poemas que carecen de
título y de numeración. De ellos emerge la imagen de un mundo arduo y difícil,
aunque no exento de belleza y de ternura, convocado por la atenta mirada del poeta,
reflejo dialéctico del mundo de los otros: él no será jamás sino lo que miró, reza uno
de los versos (Quesada, 1974: 21). De ahí, la importancia que, a lo largo del libro,
ofrece la vista como sentido que vincula con el horror, el vacío, el dolor o ia ternura.
Mientras se abren los ojos del cuchillo/ te dejas conducir/por la terrible placidez del
aíre y no hay lugar para el amor o el placer, dice uno de los textos. (27). En otro, el
yo poético únicamente visualiza ojos (atrapados); además, ve los propios en lo que le
rodea: he visto tantos ojos,/ nunca sabré si hallaron la salida.// Todo tiene mis ojos
—niebla, senderos, yerbas, minerales— (19). La idea del desdoblamiento se defíne,
aún más, en un poema de cuatro versos en el que considera su propia mirada como
independiente de sí: Cómo admirar este pequeño bosque/ soneticoy con mido de
motores/ si mientras io recorro/ mis ojos me contemplan desde atrás, tristemente?
.
(18) No es casual que se aluda a la idea de acercarse a algo que, al tocarlo, no existe

591
Helen UmoAo

.(19) Es sintomático que el yo se queje de que nadie ve el brillo de sus ojos (24). La
idea de la incomunicación entre un hombre y una mujer se hace tangible porque
caminan sin vcrre, cada uno por la vía del sueño (25). Lo inalcanzable de la mujer o
de lo que sólo se presenta cuando quiere (¿la muerte?) se define mediante un simbolismo
en donde lo visual es determinante: Pero ahora, con el rabillo de! ojo,/observo lo que
puedo:/ alguien se ha ocultado detrás de una silla,/ alguien que me ha seguido desde
el mar/ y que desaparece/ en el instante que me vuelvo para verla de frente. (17).

El ojo que nos mira (Dios, la norma social, la autoridad...) y el de la muerte se


vinculan entre si: No puedes olvidar ese ojo enorme/ de buey asesinado que cuelga
entre retratos.///...) Entras de contravía: la licencia, la multa,/señores, no es posible,
yo vengo de regreso,/ (...) Todo en orden, a!fin. pero anochece/y ese rostro visto de
prisa podría ser la eternidad. (12); Por estas calles, dondefue atropellada lafelicidad,/
he olvidado el número de mi puerta.// En los escaparates me miro, sin preguntas,/
como un niño que viene de la Muerte (13); Las tres./ El che en la esquina con su
última mirada/y el mundo que se escapa en cada vuelta.19

El último poema del libro está conformado por una alegoría inquietante que plantea la
idea del inútil esfuerzo humano que siempre choca contra valladares. En forma
completa, dice: Ardieron los pequeños túneles/y el topo solitario/salió a buscar el
aire, el sol, el cielo,/pero era casi ciego y solamente/miró el desmesurado resplandor.
.(31) El hombre: topo ciego que, aún en su ceguera, busca la luz sólo para quedar
doblemente enceguecido. Lo vano, pues, de la mirada. La vida es otra, siempre es
otra, anota el primer poema del libro en el que, significativamente, se inicia un viaje.
Si esta idea la conectamos con el afán inútil del topo, la obra revela su unidad. De
paso, se aclara el título: porque la perspectiva del vivir (el viaje) no es halagüeña, el yo
poético espera nunca más volver. En la estructura profunda, se reniega o rechaza la
idea de la reencarnación.

Cuaderno de testimonios
Cuaderno de testimonios está dividido en tres secciones. En la primera, “Animal
íntimo”, la reviviscencia del pasado —especialmente los recuerdos de infancia—79

79 Este poema concluye con dos versos que sugieren o presagian, en forma
extremadamente delicada, la muerte inminente: Su corazón a veces se hace música,/
pero el frío lo apaga. (10).

592
La palabra iluminada

asciende a primer plano. Con la presencia subyacente de una nota de angustia, surgen
imágenes del pueblo lejano, del padre muerto, de la madre, del hogar, de los hermanos.
En “Ojos que han visto”, la atmósfera de desolación es intensa: Allá verdaderamente
sólo hay polvo./ Las callejuelas más tristes del mundo/y los árboles más silenciosos/
es allá donde están.// Los perros que aúllan de noche/ nosotros los hemos oido./Allá
se echó a perder la juventud./Allá las hojas caen brutalmente. (Quesada, 1981: 23).
En “Siluetas que nos ven”, lo irrecuperable del pasado se perfila en cuatro versos:
Vienen delfondo de los años/y con ellas la infancia./ Algo tierno susurran y luego se
retiran/sin entregamos otra vez las manos. (17). En “Naturaleza viva”, la sola presencia
del padre, que ya habita en la muerte, toma amable el descamado rostro: El oscuro
frescor de la tierra ahora te retiene./La lluvia lame el fondo de tu nuevo aposento./
Qué adorable la piedra donde yaces/(un día quiero conocerla)/ qué esbelta, danzarina/
la raíz que desciende al lechofosforido/como una esposa que te busca./Inescrutable
es tu refugio/pero allí como siempre ayudas lo que puedes (27). En cierta forma, una
elegia que casi se ha transformado en epitalamio.

En la segunda parte, “El amor y otras guerras”, asumiendo una visión más optimista
del devenir humano, el poeta explaya sus sentimientos amorosos: a la mujer, a la
patria, al hermano de lucha, a la humanidad oprimida. Sin obviar los signos de la
crisis, acepta el reto de la lucha cotidiana. En “Pareja humana”, que principia con una
imagen impactante e insólita, dice: Tegucigalpa es una res quemada viva./ Ellos lo
saben cuando/despiertan en sus lechos del dormitorio público/y escuchan el crujido
de una rueda de huesos/ que da vuelta a la plaza.// (...) Pero lo cierto es que su
juventud/ ha salido a la calle/ como una rata con un pétalo en la cabeza./ (...) Sus
últimos trabajos consisten/en la reconstrucción de lo imposible (...) (42). Inclusive,
a la patria —a la manera de Roque Dalton a quien, por cierto, dedica un poema—. se
la odia en forma creativa. “Amor constante más allá de la muerte” expresa la
inconformidad con el presente lo cual, a la vez, entraña fe en el porvenir. A la patria,
le confiesa: No nos gustas, de veras,/ se te ha querido porque dónde/ iba a buscar
amojdel que pujando de ti nace/y luego te atesora como ojo a su llanto? (sic)// (...)
Pero vivires el homenaje/ que vamos a darte a sorbitos:/ no somos hipócritas/para
componerte himnos/ que niños mal entonen/ desde un negro pupitre..' (...) Vamos a
descifrarte./Nuestro deber es andar detrás de ti como un orate/echándote a perder la
fiesta con los gánsters,/ arrancándote de los brazos del lindo, jodiéndote los
maquillajes:/ Porque (sic) nuestro homenaje es buscarte a ti misma/ donde estés,

593
Htltn UmoAa

donde vayas.-'allá donde parece que va vienes/y más lejos más lejos más lejos. (53-
54)?° Un planteamiento sobre la ética del escritor.

“Borrador para epitafio”, última sección del libro, encara temas relacionados con la
revolución latinoamericana (la lucha armada, la solidaridad, la represión...) y, dentro
de ella, el lugar que ocupa el intelectual. “Autocrítica” cuestiona al estudiante que,
falto de mi litanciapolítica, ve al mundo desde el césped donde se tienden las muchachas
a leer a Proust, el marchito. “La bestia sagrada” es una irónica reconvención a la
comodidad del poeta que devana su angustia existencial desde la cama desvelada en
tierra jirme/donde espulga sus piojos coronados de mirto. Por esta razón el autor se
pregunta, a dónde irá su estricto paraíso/ cuando los oprimidos lo rebasen? (sic)
.
(69) “Profesía” (sic) alude a la agresividad del medio, a los ingentes esfuerzos para
lograr su transformación y a la reconfortante solidaridad: Nuestro tiempo es difícil./
Pero la vida lo rebasará./ Unos con otros nos ayudaremos. Unos con otros./(...) Nos
han acribillado. Nos han dejado medio muertos/ sobre las cloacas./ Nos han partido
el corazón/a mano armada. La juventud no fue vivida/ o se vivió tan mal que daba
lástima:/ alguien (sic) ha escrito el libro/ o siquiera el poema que soñó? (sic) Quién
tuvo tiempo/para la ternura/y la imaginación? (sic) (79-80). En versos concisos,
poesía política de buena ley.

En Cuaderno de testimonios, el poeta canaliza una carga muy honda de pesares.


Pero la realidad no lo apabulla. Busca salidas a la inhumanidad que ha vivenciado. En
sintonía con su circunstancia histórica (reciente el triunfo sandinista y la insurrección
salvadoreña en su apogeo), la solución se afinca en la lucha revolucionaria y en la
solidaridad humana. Destaca un amplio espectro lingüístico: del refinado decir, a la
creativa utilización de las formas coloquiales del habla.

La vida como una guerra


La visión social —la importancia de lo colectivo— predomina en La vida como una
guerra, obra dividida en cuatro partes. Se acude, en forma preferente, a un lenguaje

*° Similar es el tratamiento de “Himno Nacional" en la tercera parte del libro: Volvamos


patria a lo que nos interesa/ya se sabe: tu dicha/ volvamos de un revés/ aunque nos
duelan las costillas/un rostro para ti/no el de la vieja puta Circe/no el de los generales/
(...) cómo te va a dolor/ que te hurguemos devotos/ pors aquí y acuyá!/ hasta (sic)
hallarte las tripas/ hasta encontrarte el alma/ y hacer de ti una patria/ bien plantada/
no esta que dicen. (83-84).

594
lo polobro tluminodo

cercano a lo conversacional. Los poemas de la primera sección, en su mayoría,


abordan el tema del amor. Pero éste no se da en una isla. Hay un continuo volcarse del
yo hacia el mundo de los otros. En “La mirada extendida", leemos: Salgo de la
oficina y resulta cariño que es invierno/ (...) deberes de estos años y estos dias/ no
desgraciarse no capitular/ apretar la memoria de nuestra vieja furia/'cerrar los ojos
aprisionar el sol/// .) por tu boca perfecta como un número/me entrego a la esperanza
parto mi pan reñido/ bajo el áspero amparo de la vida (Quesada, 1982: 18-19). En
“El abrazo más hondo”, la solidaridad del compañero de lucha sirve de trasfondo al
amor de pareja: Ay amor amor mió/ empuñadura de mi corazón/ ¿qué son los sueños
si no verdades postergadas/ que iremos conociendo poco a poco ?/ Vos soñaste conmigo
soñamos pecho a pecho/ tan cerca de los otros que en verdad era hermoso/' y aún
ahora que no vamos juntos/ manos unidas a través del tiempo/ unen las nuestras y
nos enlazamos. (16).

En la segunda parte, el autor manifiesta confianza en el poder del pueblo y señala a los
sectores dominantes causantes de la injusticia (empresarios, militares...); reaparece
el tema del amor patrio. En “Con la mano del pueblo”, enuncia: y cuando sienta el
desierto/ dame la mano esperanza//contra el miedo y el desengaño/quiero la ciencia
del camino/ que traza el pueblo con su mano. ( 26). “Domus familiae \ puntual e
irónico, estigmatiza a quienes medran mediante el engaño: Ustedes/ los eficaces, los
resueltos, los dirigentes impolutos,/ algo andan entre manos,/ algo ocultan ahí/ con
temor de perderlo. Sus padres hicieron el gran negocio,/ustedes protegen los dividendos.
.
(32) “En el nombre de todos los bandidos” intensifica la denuncia: Ustedes dejaron
vacilar la vida/ vacilar y caer/ abandonaron a los niños en cuarterías solas//...) los
dejaron expirar/ en un agujero lejano/ o entre altas yerbas húmedas/ (...) buscar a
tientas/el sol que en sus neveras escondían/y esto no tuvo fin: los persignaron.' en el
nombre de nuestros generales (36). Sarcástico y antimilitarista es “Imitación de Catulo”:
No empleas, chafa, con elegancia/ la mano derecha cuando robas/ al pueblo y fundas
bancos,/ tiendas libres de impuesto/para tu propio beneficio. (40).

En la tercera sección, entre otros trabajos en los que aborda el tema familiar (“Padre”,
“Un amigo habla desde lejos”), el autor traslada la voz poética a personajes de extracción
popular cuya psicología se capta en forma veraz: “La vieja reza dora”, “La comadrona”
y otros. En “La niñera”, con sobriedad, dice: Primero deseaba que los menores no
crecieran/pues los grandes me dieron bastantes sufrimientos:/ (...) yo le (sic) cuidaba

5?5
H»ltn UmoAo

los hijos a las otras/ para probar que el mío también valia la pena./ A la hora del
colegio fue el mejor de la clase,/ por eso lo mandaron para la capital/ y asi pasó
algún tiempo, pero luego empezaron/ que se metía en cosas que no eran su problema/
y que era común isla (así me lo dijeron)./A todos les rogué para que lo libraran,/pero
nadie me oyó, nadie me quiso oir:/yo que crié con amor tantos hijos ajenos! (sic)
(46). La explotación, la ingratitud humana y la represión política se ventilan con
sobriedad.

En la última parte, “Informe sobre otro tiempo”, hay una especie de vuelta al yo: el
choque entre sueño y realidad; el recuerdo de la niñez; la solidaridad con el hombre
que está solo; el paso del tiempo... “Pasadizo” constituye un recuento de vivencias
entrañables: Recuerdo la vez que me marché de casa./ Tengo presente el aire gris,/la
llovizna y el verde vagón descolorido./ Después vino el diverso paisaje desfilando/
ante los ojos muy abiertos./(...) Qué extraña la ciudad, la inscripción en sus bordes,/
el neón erizado, la apañada tristeza, los cabellos/ de Medusa en las calles quefin no
conocían. (59-60). Al cuidado formal se aúna la preocupación social.

Sombra del blanco dia


De la primera a la última linea, Sombra del blanco dia —título de implicación
quevediana— deviene en biografía de una pasión. Y de una pasión que recuerda,
añora y se retuerce de dolor. Pero que también se impone la necesidad de salir a flote,
de encontrar, a despecho del mismo desgarrón anímico, un rumbo en el camino de la
libertad interior. Formalmente, Quesada despoja su decir de todo exceso. Únicamente
las palabras justas. Como si la esencialidad del tema —al desnudo su más profunda
necesidad de hombre— lo hubiese obligado a la más estricta depuración del lenguaje:
deja atrás el coloquialismo y crea imágenes de condensada belleza: ¿Qué haces a la
orilla de las aguas/ si nadie arribará/ cubierto de vestigios esplendentes?/ ¿Qué
esperas, amor mío, tras la puerta/felpuda, con tus ojos —ésos que eran imagen de la
vida—/fijos en el espejo/por donde cruzan los antílopes/ llevándose/ llevándose/ la
belleza a otro cielo? (Quesada, 1987: 63); Amé una máscara, y tal vez debí amarla
hasta el final./ Tal como era, me quiso ¿Podría (sic) acaso tolerar otra forma?/ Era
fiel esta máscara./ Los huecos de sus ojos a veces se llenaban de ternura. (59).

El autor elabora el poema en prosa. De los veintiocho textos, catorce asumen esa
modalidad que hace surgir una sensación de mayor intimidad, de acercamiento más

596
La palabra iluminada

natural, casi de conversación con el receptor, tanto el externo como el implícito: La


misma mano sostenía el pan, las armas, las caricias, una boca única conversaba en
las tardes, citaba el amor, la lealtad y los cantos. Se sabían libres y unidos a la vez,
así como las partes de un- organismo pueden percibir sensaciones diversas. Ambos
guerrerosformaban, alparecer, un mismo cuerpo. Sin embargo, cuando vino la muerte,
uno de ellos siguió andando: la estocada atravesó limpiamente a uno sólo. (21). De
ti sólo me queda estaforma de apretar en los dientes el cuchillo de la separación. Es
bastante. Todavía puedo morder. Veré la luna mientras el hierro se introduce en la
encía. Esperaré a no tener nada con qué nombrarte. Si muero, no te amé; si el canto
de un pájaro —y la rama que deja temblando de ternura— me conmueven, saldré a la
calle y daré con la vida. Porque igual que a la vida, así te quise. (39). Pausas, en el
sitio justo.81 En otro de los poemas en prosa, leemos: Cuando no pude compartir el
pan, compartí la poesía. Quiero dar un grano de sol al mundo en que viví. (45). El
libro hace honor a tal propósito.

La memoria posible
La memoria posible es una antología personal. Además de la selección de textos de
los libros anteriores, contiene veinte que no se habían incluido en ningún poemario.
Por el esmerado trabajo formal, sobresalen tres poemas breves: “La sirena”, “El
fauno” y “El dragón”. Quesada abreva en la rica fuente del mito clásico y, con gran
penetración en su oscuro simbolismo, expone a los personajes escogidos a las
contingencias del transcurrir humano.82 En esta forma, los inserta en el contexto
contemporáneo. Estamos, pues, frente a seres cualitativamente transformados. “El
dragón” —copiado en forma íntegra— confirma la validez universal del mito como
expresión de las más profundas pulsiones humanas: Entre barrotes y al amparo de la
temperatura artificial,/muere el viejo dragón./Los torpes han llenado de inmundicia
lafragua de su pecho,/Los (sic) iracundos pisan sus retratos de seda/y arrastran por
el suelo su corpulencia alada.// Su agonía,/como la de los grandes prisioneros,/ ha
de durar mientras vivamos. (Quesada, 1990; 82). En “La sirena”, su desencanto
señala en qué medida el hombre de hoy ha permitido que su vida se inserte en la
esfera dé lo pedestre: Nuestro mundo se ha ido.// ¿Qué precio es éste, de existir sin

■’ Interesante, por los elementos afectivos que convoca, es el texto en donde el poeta,
en relación con la amada, evoca al padre y a un perro que tuvo en la infancia (35).
82 Cf. Umaña, 1986: 111-129.
Helen Umofto

ser rozada nunca por el ala blanquísima/ de la adversidad? No es que quiera añadir
más penas/ a mis penas. Es que no hay himnos por aquí.// La tragedia ya no es un
bronce golpeando contra el pecho,/sino un puñado de estopa restregada en los labios.
(81) "El fauno” posee un tono ligero, acorde con el tema: la seducción, el goce
sensual, el desfogue del sexo: Deja que las muchachas atruenen el campo/ con sus
casquitos;/ deja en paz esos pechos/donde el so! dora sus cuchillos.// (...) A ti tampoco
te venció la gloria,/ni la sed de riqueza, ni el cálculo político,/sino que enloqueciste
por un rostro perfecto.// Persiguiendo a las niñas te derrengaste en las laderas./Has
dejado la piel de tu frente en las zarzas/ y ahora desfalleces bajo el sol/ sin otra
ambición que poseerlas otra vez. (83).

En el terreno sentimental destaca “La cofia de Circe”, poema que entremezcla el


amor y la añoranza con una pincelada amargamente cínica: Una muchacha me trajo
al mundo/precedida por un vuelo dulzón de abejas/que permitían hacer el amor a la
sombra.// Nunca estuve tan lejos de la sed.// libros (sic) leídos con los mismos ojos,/
poemas escritos con las mismas manos/ (...) Fue así como marché por la calle del
fondo/ con un frío/ que más que nunca la necesitaba.// (...) Ya no permitiré/ que otra
de ésas [una mujer de la burguesía] abuse. Pero dejad que me reserve/algo para mi,
una pequeña justificación lírica:// Tenia unas nalgas tan bellas/ que no te hubieras
atrevido a odiarlas. (28-29).

Hay textos de carácter metapoético. “Lista de peticiones” —con una nota festiva—
constituye una aparente queja por el esfuerzo invertido en escribir poesía. Dft ahí que
el yo se sienta con derecho a demandar una serie de compensaciones: quiero contarle
mis penas a una princesa de Darío/ quiero ver a Darío/ (...) quiero abrazar a Juan
Pablo Wainwrighí antes del sacrificio/ quiero ser el personaje favorito de mi mujer/
quiero mirar de nuevo Barba Roja de Akira Kurozawa/ quiero entrevistarme ahora
mismo con Chopin/ quiero aquí al Cinchonero/ ¡Pido la cabeza de Gustavo Alvarez
Martínez!/ Quiero beberme un trago con Juan Ramón Molina (34-35). “Lectura
obligatoria” deviene en homenaje a grandes nombres de la literatura: Leerás a Virgilio
y a Horacio./ Amarás a Catulo como a ti mismo./Seguirás, cuando menos, la ruta de
Odisea/ entre el prostíbulo de Circe/y la hacienda de su mujer/ (...) A Federico, cuya
lengua doraba las manzanas/ aplícale el oído como un caracol./A Neruda, si eres
joven, olvídalo/ (...) Lean, por último, lo que les dé la gana (36-37). “Rumor de la
piedra” ventila el tema de la seducción que. para el intelectual —en una especie de
compra de conciencia—, ejercen los financiados viajes al exterior.

598
La palabra iluminada

Ricardo René Oseguera

Ricardo René Oseguera (La Ceiba, 1948) es autor de Abril hasta los pájaros y Los
agujeros negros (1995); Como el mar (2000) y De abril mar y guitarra (2004).

Abril hasta los pájaros y Los agujeros negros


Respondiendo a su titulo, este libro se divide en dos partes. “Abril hasta los pájaros”
aborda el tema amoroso. “Los agujeros negros” —sección que ofrece mayor interés
y en la que se percibe la impronta de la poesía de Roberto Sosa —comporta una
visión muy cuestionadora de la sociedad. Asi, “Poema para decirlo por las calles”
(cientotreintitrés versos), además de evocar el pasado indigena como una etapa de
paz y concordia, condena a los políticos corruptos y mantiene una postura
antiimperialista: Ustedes/ los mismos de siempre/ los que perpetuaron la ignominia/
los pescadores con arpones/ de tierra y de destinos/ los mercaderes de la noche/ los
que gozaron las cadenas en pie de otros/ los que se acostumbraron a apedrear/y a
arrebatar el fruto del sudor/ los salteadores de ‘cabaña o cuartería ’./(...) Ya pronto
se ahogarán en su jodarria.// (...) ustedes amaestraron/ con el terciopelo verde del
dinero/ a los caínes con corbata/y a los Generales/ que nos escupen la calma y el
amor/ de estos lugares./ Envilecieron a estos seres/ que no tendrán jamás un sitio/
entre los hombres. (Oseguera, 1995: 45-47). Nótese el tono de admonición bíblica.

“Canción para despertar (sic) un dinosaurio” (noventa versos), asume una tónica
parecida y se acentúa el antiimperialismo: Unieron alquimistas/que con brebajes de
dinero/ nos cambiaron los caites/ por corbatas inútiles/ (...) Perfeccionaron y
multiplicaron/ las siete plagas/ 'La Flor del Uetnam 7 y el SIDA/ y fueron cuarenta
días y cuarenta noches/ y cuarenta noches y cuarenta dias más/ multiplicados por
siglos/ que regaron ei germen por doquier/y los zopilotes danzan todavía/ sobre el
tambaleante cuerpo de este pueblo./Ay de aquél que no sienta el hedor'de la carroña'
y llore tiernamente por la telenovela./ Ay de aquél que siga escribiéndole (sic) libros
a los niños/diciendo que somos un pueblo soberano/ que tenemos ‘en coila hondureño
un soldado/y en cada soldada un héroe './Ay de aquél que se deje sobornar/por la
emoción de un gol/ o que se maraville por Superman. (53). Similar estilo aparece en
“Patria mía que estás en los cielos”: Por lo que decían mis libros de primaria/ v todas
las palabras en mi infancia/ por la voz de Morazán que te embellece/y el sueño que
camina/en esa noche negra que aún no amanece/ te digo que no has nacido todavía/

599
Hfleti Umoflo

que siento fu grito de parto encarcelado/ que me caga los hijos y la calma. (57). La
postura ideológica es lúcida; la carga lírica, escasa.

Como el mar
La obra aborda temas familiares ( rencor-nostalgia por el padre; valoración del esfuerzo
de la madre; el amor filial, los amigos, La Ceiba...) y el amor es, de nuevo, tema
privilegiado. Además, aderezado con la preponderancia de motivos marinos: Yo no
recuerdo nada antes del mar.// En mi casa vivía desde siempre/y en el barrio se le
aprendió a querer/deforma natural.// Su murmullo marino/ mifestival primero/y el
despegue de barcos en los muelles/las primeras tristezas.//¿Quién no llevó hasta su
corazón/ la lluvia sobre el mar en una tarde? (“El mar”, Oseguera, 2000: 6).

De abril mar y guitarra


De los poemas de este libro, sólo trece no están incluidos en los poemarios anteriores:
bien elaborados, pero sin sorpresas expresivas.

Oscar Amaya Armijo

Osqar Amaya Armijo (Talanga, Francisco Morazán, 1949) escribió Esta patria, este
amor... (1988); Esperanza viva (1995) y Perfil del vacio (2003), obras que ofrecen
una progresiva decantación del trabajo poético.

Esta patria, este amor...


En este libro, convergen dos grandes temas: el amor a una mujer y los avalares —los
peligros— que gravitan sobre una pareja de amantes, en una patria estigmatizada por
la ominosa represión de la década de los ochenta, cuando la situación de Centroamérica
hizo de Honduras un centro de tensión política. El trabajo inicial —copiado
íntegramente— define o preanuncia lo que el poemario desarrolla en los textos
posteriores. Con lenguaje carente de artificios, dice: La noche en que tú y yo,/ en un
arrebato de pasión,/decidimos unirnos,/ no hubo alcalde, cura, ni confeti;/pastel de
tres pisos,/ ni la página social del periódico;/ sin embargo,/ el amor está intacto
como en el primer día/y Iq felicidad sorteando las trampas/ de este oasis de guerra.
(Amaya Armijo, 1988: 17).

600
lo palabra iluminodo

La primera parte se consagra al tema amoroso. Citamos otro breve trabajo que muestra
la sencillez de las metáforas: Tus manos: Aspero pasado./ Viejo puente hacia la
humanidad./ Esclavas. Siervos, listón proletaria./ Goce eterno. Música. Tortura
acumulada./ Montaña campesina multiplicada en uñas./ Piel de pino resumida en
yemas:/Ellas aprisionan sangre de obrera común. (19). La segunda sección trenza el
amor y la política. Permite vislumbrar en qué medida, los amantes dieron expansión
al sentimiento cuando arreciaba la represión estatal. Dos breves ejemplos: Cómo amarte
plenamente/ en este torbellino de locura/si en cada instante vital/siento en la espalda/
el consquilleo (sic) de los eternos vigilados. (50); Tú y yo en el ensueño de cada
noche/sentimos la presencia cercana de la muerte/ que husmea ávida en las pesadillas/
y en los ojos extraños que vigilan. (51). El lenguaje se maneja dentro de los términos
de la denotación-connotación que la cultura ha generalizado: versos espontáneos en
su elaboración, pero puntuales en su coherencia temática, apunta Juan Antonio Medina
Durón, en la nota de la segunda portada.

Esperanza viva
Formalmente, con relación al primer poemario, Esperanza viva representa un salto
de calidad. “Patria, corazón de maíz”, la primera sección, integrada por siete poemas,
constituye un homenaje al ancestro indígena de América. Con base en el PopWuj y el
Libro de los libros de Chilam Balam, el autor remonta el plano mítico y reinterpreta
la creación del mundo. Como contrapunto, al finalizar cada poema, inserta tres o
cuatro versos referidos a la presencia europea. Copiado en su totalidad, en “VII”,
leemos: Coraje de bambú son los hombres del Chilam Balam/en cada katún renuevan
primaveras en retozo sus plumas de sensóntlit/ para encantar amadas bajo ¡os
guajiniquiles./Ellas arden en perfumes de guayaba madura/ como lunas sedientas en
espera del sol cabrio.// Aún no piensan estos púberes semidioses/ en el infierno
quemando piratas/filibusteros/y tunantes violadores. (Amaya Armijo, 1995: 17).

Mayores logros poseen los veinticinco trabajos de temática variada que se agrupan en
“Primavera en flor”; segunda parte del poemario. En ésta, en el poema final, se
considera al amor como única fuerza para enfrentar el laberinto y vencer a las tijeras
del suplicio (54). Algunas veces, la voz poética se sustrae de la anécdota y plantea
situaciones generales en tomo a la existencia, tal como vemos en “Apariencia” en el
que, utilizando como soporte la imagen, ventila una temática amplia y elusiva: Huérfano
de alientos no yace el vacio que es gesto de silencio./ Pé reo guiña el hálito en el

601
Nelcn Umefto

caracol, como espejismo en desierto,/ cuando sumerje (sic) el océano una eclosión
de estrellas,/ cuando existencia es el trino en el follaje./ En las iglesias, de puntillas
camina el tiempo/disimulando el deterioro,/y aún en los remotos separos del sueño,/
vivir es un rozar de mariposas,/ titilar de luciérnagas. (23).

El autor ya no se ciñe al plano denotativo-connotativo del lenguaje en la codificación


al uso. Imprime al léxico una significación personal que sólo funciona cotextualmente.
“El viento" lo corrobora: Tendría el viento la abismal saña del espejo/la iliquidez del
mármol/ o parecer manantial de azogue/ si no fuera porque en los atardeceres sin
escarcha/ aprendió del rodo/ a dirigir el canto de las hojas/a ejecutar cabriolas en
los remansos. (28). Los referentes racionales se han volatilizado y el verso adquiere
cierta dosis de hermetismo.

Algunas composiciones rinden homenaje a distintos personajes. “Lempira”, “Ideal


Morazán”, “Esperanza viva” (dedicado a Clementina Suárez), “Forjador de sueños”
(a Roque Dalton), “César Vallejo”... Muy afectivo es “La abuela”: Lucía ojos de
navidad/ vivaces en la tranquilidad del alba/ profundos como poza de rio/ eran
calco de almendro en los mediodías/y la ternura dromedario sediento apacentando
en sus párpados. (49-50). No falta la denuncia política. “Los iluminados de la noche”,
con referencias concretas a dirigentes populares, víctimas de la represión. “Los
exiliados” capta aspectos de la desubicación y de la reinserción en la nueva sociedad
a la que se enfrenta la persona obligada a salir de su patria.

Perfil de! vacio


En Perfil del vacío, el trabajo de Amaya Armijo continúa depurándose. Frente a la
transparencia lingüistica del primer libro y, en camino que ya anunciaba Esperanza
viva, deja de lado el uso del lenguaje fuertemente apegado a Jos aspectos denotativos,
asi como la utilización de connotaciones racionales fijadas por la tradición e instituye su
propia semántica dentro de cada composición, cualidad que se observa, tanto en los
textos versificados, como en los prosemas. Con mucho tino, Galel Cárdenas —en el
estudio incluido en la obra— lo considera un autor neobarroco.

El amor, el tiempo, la aprehensión del instante y la aceptación de las circunstancias


adversas, son temas que se abordan desde una óptica de gran serenidad y equilibrio
interior. “Volver a ser” traza la distancia entre un antes y un después: Creí ser dueño
del misterio oculto en la nada/de la algarabía que escanció su música en el otro que

602
Lo oolobro iluminado

fui (sic)/ pero la voz que mora en mi conciencia/ susurra que ni siquiera poseo la
forma finita que me carga.// (...) Retoña en mi un regocijo de golondrinas/ que
socava/ hasta el último de mis huesos/ nofalta el sortilegio de la poesia para descifrar
este sosiego/ es punto que excluye la vida y la muerte. (Amaya Armijo, 2003:30-31).

Justificando el señalamiento de Cárdenas, ia acumulación de metáforas e imágenes


constituye el principal soporte expresivo. Viéndose en el espejo bíblico, pero llenándolo de
indicios contemporáneos, “Job” es una especie de panegírico de la ecuanimidad y la
aceptación de lo irreversible: No sé qué decirte Job/ allí en la bruma te observo/como mi
fotografía tirada en los desechos./ Ven levántate y lavémonos las heridas' (...) Una fe de
granito se acumula en nuestros poros hermano/por eso nada duelen el filo diente en el
alba de tus rodillas/ ni las ovejas perdidas ni mis libros no escritos/ ni esta soledad en los
separas de mis uñas/ ni las despeñadas ortigas de tus labios/ ni la iracunda mujer que
huyó de tu costado/ ni los hijos muertos te duelen Job/ni la herrumbre de ¡os párpados,’
ni la música de Mozart perdida en el salmo de tu cítara/ni la ceguera de Borges en un
cielo sin estrellas/ ni esa vida en la (sic) pus de tu lepra te duele/ ni a mi la muerte
arrodillada en la vértebra lila de la angustia/que nunca pudo ser aguja en mis pupilas./
Levantémonos Job/ llevemos la fe a bañar al rio/ rejresquémosle el ánimo. (33-34).

“Escribir” realiza una interpretación del proceso creador. Cada verso, una metáfora
que busca atrapar su esencia: Rumor de hormigas en el eco de los dedos/ danza de
estrellas en cielo unánime/lloviznar de espíritu desde el cernidor/revivir en el capullo
de la página//...) sinfonía de luces en la fiesta de las letras/cantar de metáforas que
aún no tejen la niebla de sus vestidos/ regazo de papiro tejiendo la unidad de los
nacimientos/ en fin la vida que salta desde el punto final hasta lo exacto. (14),

Similar estilo prevalece en las prosas poéticas. “Contrapunto”, mediante amplio


simbolismo, condensa ideas esenciales del acto de vivir-morir: Un camino. Una red
de posibilidades. Un punto final para llegar al comienzo. Un medir de polvos en la
zuela (sic) de los zapatos. Aquella ilusión de ver morir un fin. (...) Jonás que no
encuentra aún el estómago de la ballena. Eva o Pandora, la mujer que escondió su
frío tras la caparazón de una caricia. Aquel ojo en la rutina de la bombilla. Aquel
neón en la miel de los insectos. Aquella risita de salamandra en el rectángulo de la
puerta. La madre que espera al hijo con la unción d<~ la primera nobleza. Aquel
tintinear de monedas en un recodo de la traición. (...) Aquella luciérnaga que sorbió
la luz de la galaxia. Aquella sensación de suavidad después de los cataclismos.

603
Htltn Umoflo

Aquel vibrar da cristales en la rotura de tas constelaciones. Aquella vértebra que


dislocó un millón de soles. Aquella voz que creó a la primera supernova. Aquella
fragancia luminosa de los dioses. Aquella quietud de armonía perfecta. Este camino.
Esta calma. Este vivir. Este morir Esta plenitud. Un camino: eternidad. (45-46). Sin
pesimismos y con actitud esperanzada, se realiza un recuento de las fuerzas que, en
constante intercambio dialéctico, conforman la existencia. La reiteración del esquema
sintáctico (oraciones unímembres en forma paralelistica) y retórico (presencia de
anáforas y metáforas) genera un ritmo monocorde que consolida los conceptos.
Nótese, también, la gradación final ascendente que, a la vez, culmina con el camino
(equivalente a vida), tal como vemos al principio.

Jorge Darío Euceda Roquf.

Jorge Darío Euceda Roque (San Pedro Sula, 1949) escribió Color infinito (1984),
obra que rinde tributo a la poética tradicional, especialmente en el cultivo del
endecasilabo. Los mejores textos poseen una pátina intimista. Las referencias al mundo
natural son trasposiciones anímicas; puntos de apoyo para reflejar estados subjetivos.
En “Cercanía”, la voz poética se transparenta en los objetos, que aparecen como
expresiones del yo: Luna de los fulgores ancestrales/ venida a mi voz de espejos
rotos./observa luna-luna la distancia/ del breve recorrido de algún rio/y vérás una
mano y una boca/ convertida en dolor que es algo mío. (Euceda, 1984: 16). En
“Infinitamente”, el tiempo adquiere calidad subjetiva: Hay veces que los años nos
parecen/ el relámpago fugaz de algún segundo,/ o hay veces que los días se
transforman/ en eterno trepidar de una campana/ mustia y antigua. (19).

Es sombría la visión desde la cual se capta al país. “Mi tierra” deja ver los ambivalentes
sentimientos que la realidad nacional le inspira y el dolor se toma intenso al cuestionar
las mentiras oficiales: He de llamarte tierra,/ Tierra (sic) que absorbió mi llanto;/tal
vez he de llamarte altura/ Inmensa (sic) silenciosa y muda/ Que (sic) canta en mi
sangre nueva (40). En “Patria y tiempo”: Aprendí que mi llanto es sangre y vida/
derramada en tus calles sin fronteras,/y me dieron como un símbolo tu nombre/ en
idiomas y números amargos:/ Me (sic) enseñaron a decir independencia/ racionada
por cuchillos y por penas/ clavadas como cruz en tu bandera. (15).

La denuncia social es inseparable de Ja percepción de la realidad. “Nosotros” exhorta


al hermano a que se levante: oid (sic) el rumor del mar ardiente/ que es bella rectitud

604
le polobra iluminado

de sol y tierra/y sal celulosa como el viento. (35). “Infinito” evoca una manifestación
popular: Ya se incendió la calle/de ojos y brazos infinitos,/ un pájaro se agita como
un lobo;/ (...) Es el implacable pueblo hambrienta/ luchando desde el campo sometido^
que avanza destrozando la alambrada/ tendida como el siglo sobre el hombre./ llene
el dia, despertando; puerta y vida/ llega el aire tocando lo imposible,/ se enarbola
una bandera de gigantes,/y se canta la victoria; himno y sangre/ conquistada por la
luz a la tiniebla/ creciendo sobre el hombro; pueblo y pueblo;/ y paz a la victoria
sobre el hombro/ del pueblo infinito sobre el hambre. (28). Versos triunfalistas en Jos
que se percibe el juego retórico (metonimias, símiles, personificaciones.. ) que exalta
el triunfo de los sectores oprimidos. Otros poemas (“Lempira”, “Congolón”,
“Tegucigalpa”, “Urbe”, “Total”, “Ellas”...) resultan grandilocuentes. “Bronces del
pasado”, que alaba la gallardía de los caballos, posee un anacrónico sabor romántico.

Ricardo Maldonado

Hernán Antonio Bermúdez, en la antología Cinco poetas hondurenos (1981), incluyó


varios trabajos de Ricardo Maldonado (1949) pertenecientes al libro inédito Me extraña
araña. Un título festivo, en consonancia con textos que cuestionan los valores del
statu quo. La poesía como búsqueda de frases bonitas ha sido superada en el trabajo
de Ricardo Maldonado, escritor que busca desenmascarar y no disfrazar la realidad.
Con desenfado, expresa: Me imagino los accidentes humanos,1 el traspiés con una
manzana/ la búsqueda incesante de un ocaso/ el derrumbe estrepitoso del alma/ a
papá simplificando el espejilo/ poniendo en su sitio todas las bromas/ los inmortales
revolucionarios/ la bomba de Hiroshima/ o el amor bajándole los pantalones/ al
bisabuelo (en Bermúdez, 1981:65).83 Una enumeración aparentemente irrelacionada;
sin embargo, cada elemento es una manifestación de la diversidad y del caos humano.
Rasgos irónicos y burlescos de cortante filo.

El humorismo y la ironía son concomitantes en el tratamiento irreverente a Marco


Aurelio Soto, figura que la historiografía oficial ha sacralizado. Su retrato oigina estos
versos: Don Marco Aurelio Soto/está presente en este encuentro de escritores/ con su
ojo un poco bizco/ haciendo esfuerzos para no quebrar la fotografió/ (...) Pero bien
don Marquítos al cabo de un rato, de discusiones literarias! y el compromiso del
escritor en esa sociedad/'y del marco político local/y la generación de la dictadura

83 Los poemas no tienen nombre.

605
H»l»n Umoflo

vde Martin Paz/siente que su gastritis le viene al encuentro/(...) Don Marco Aurelio
Soto ya no aguanta/ tanto humor de negros en esta sala/ ha echado su pelón/™ las
agruras lo están matando los gases retenidos/ la torticolis de estar tantos años en esa
misma posición/'ypara rematarlo aguantara tantos intelectuales/ este día precisamente
que pensaba descansar/ Un (sic) sonoro pedo se oye cuando el poeta lee su ponencia/
Don Mateo Aurelio se hace el disimulado/lo quedo viendo/me cierra el ojo desde su
daguerrotipo/y los espectadores se miran unos a otros. (73-74). Festivamente se
pone en entredicho a congresos y reuniones de artistas e intelectuales. El subrayado
es mío; advierte sobre el empleo de una sintaxis gramatical sui géneris, común en
Honduras. Similar irreverencia campea al cuestionar a uno de los símbolos más caros
dentro del imaginario colectivo: Nuestro absurdo himno que mendiga un escupitazo
.
(70) Parecida actitud se observa cuando, para desmitificar al poeta, lo presenta
como cualquier hombre de actitudes machistas: Roberto principia este poema en el
cine/piensa en el culito de la niña de la película (75). Campea el habla regional y
coloquial.

En Maldonado no existe un afán destructivo y anárquico sino indignación y cólera por


el mal social observado. De ahí que pregone una conducta vertical: y cuando suene el
clarín en la región más transparente/ nos negaremos a ser culpables de la mentira/ nos
negaremos al flash en la mesita de té/ para no ser chantajeados/ en la oficina de
relaciones públicas de lasfuerzas armadas. (71). Su trabajo, aunque breve, representó
un saludable remezón contra la retórica tradicional y el engolamiento en el decir.

Roberto Sosa, en Honduras Poesía Política, incluyó los poemas “Los torturadores”
y “Qué y después”. En éste, de gran pesimismo, a la vez que se ironiza sobre el
presente, se ofrece una visión futura de signo negativo. En “Los torturadores” (fechado
en 1982) se denuncia, en forma directa, la represión política: La noche y su lenguaje
feroz/Frente a unas cuantas palabras/ Definen el aspecto del día.// (...) La cabeza es
llevada dentro de una bolsa/ A un lugar oscuro,/ Puesta en una caja de cartón/ Es
dejada para que se pudra,/ Sus ojos perdieron el brillo/ Su piel el color;/ Dentro de
algunos dias será encontrada/En algún lugar baldío/Mientras los torturadores/ Que
se alimentan del sufrimiento/ Seguirán desayunando puntuales/ Acariciando a sus
hijos/ Caminando por las calles como cualquier persona, (en Sosa, 2002: 410-411).
Ningún eufemismo atenúa la brutalidad de los hechos.

84 Regionalismo por “echar un sueño" o hacer la siesta.

606
La palabra iluminada

Daniel Callejas

Daniel Callejas (San Pedro Sula, 1949) escribió La vida repetida (2000), libro en el
que priva una actitud reflexiva que señala posibles pautas frente a problemas esenciales
de la condición humana. En cierta forma funciona como invitación a intentar una
existencia diferente. “Opciones para bien morir”, con la alternativa del morir-vivir
cotidianos, plantea una decisión trascendental conectada con el simbolismo cristiano
del morir para el egoísmo y nacer así para una vida nueva: tengo la opción de estar
ahí/ verme morir/ con alegría/ toda una vida/venir desde las hojas/ en las venas del
aire/ hasta podrirme en la raíz/para coger el agua verdadera de la tierra/y alzarme
sobre el suelo/ de nuevo/ con los ojos abiertos/y no dejar que las aves hagan nidos/
en mi pelo. (Callejas, 2000: 14).

“La casa que prefiero” plantea que el ser humano posee las herramientas para edificar
una casa a la medida de sus sueños: de mar abierto/ la cerca/ el techo de aves en
vuelo/ espejos/para mirar cómo se desnuda el alma (16). En “La vida sin estorbos”,
la existencia se encara en términos humanos: la fe mía se destrozó en el abismo de la
realidad// (...) ahora/ he caído en la cuenta que no es necesaria/ para mover un
monte (18). Como trasfondo, una valoración del poder de la especie. “Los hijos de
Adán recuerdan” reconoce que nacimos tomados por manos invisibles/que nos ataron/
a la soledad// pero, en el decurso de la historia, el hombre fue capaz de llegar hasta
lo que ahora somos/ un puñado de sal sobre la tierra. (15). Para el poeta, el paradigma
de esa progenie de hijos de Adán es su propio padre, quien siempre honró su palabra.
En contraposición, esta última, actualmente, escarba el piso/ antes de redimir su
compromiso (“Palabra devaluada”, 19). Subyacente, un señalamiento a la crisis de
valores.

El amor entraña la clave central en la concepción del mundo. En el texto que da título
al libro, después de una serie de consideraciones en tomo a las dificultades cotidianas
(empapado de angustias/ he de lavar mis ropas/ he de mudar de traje/ creceré con el
agua en las entrañas/ hasta ahogarme otra vez/en sus desechos], la conclusión se
inscribe dentro de la mejor ortodoxia cristiana: el amor me hará esclavo de los seres
128-29). Por esta causa, el fuerte apremio al lector en ■Ámate a ti mismo como
nosotros te amamos”- No pongas trabas a tu ,casamiento/ no duermas en tus
posibilidades/ ni ocultes tu sueño en otro sueño. (26). “Capsulas de amor” es una
especie de enumeración de las preferencias del vo poético y el texto deriva hacia

407
Hfltn UmoAo

terrenos ax lológicos. Del árbol. amo lo cruel de su raíz/ asida siempre al paladar del
agua (...) De la verdad/ su franca relación con la certeza/ (...) y del amor/ el costo
de perderlo el precio que se paga por tenerlo. (27). También, en el poema dedicado
a su hija, el poeta la insta a ser infinita/como el amor. (14). Didáctica la intención (cf.
17). Un estilo sin rupturas con la tradición poética. De ahí, la inclusión de varios
sonetos y el acudir, quizá con exceso, al empleo de viejos ejercicios retóricos como
el de la anáfora o la conduplicación/5

David Díaz Acosta

David Díaz Acosta (Juiiapa, Atlántida, 1951) escribió Correspondencia inocultable


(1989) y Naufragio (1997). El primer libro responde a un interés social y el segundo
se adscribe a una línea intimista.

Correspondencia inocultable
Correspondencia inocultable tiene tras de sí los acontecimientos políticos ocurridos
en Centroamérica durante la década de los ochenta. El autor participa del entusiasmo
por las perspectivas de transformación social. De ahí, los temas abordados: solidaridad;
compromiso de lucha; exhortación a no desmayar frente a las embestidas de las fuerzas
opositoras y reafirmación revolucionaria: Que no haya un hueco/en nuestra invariable
*
obstinación de constructores/para que los que concurran/ a extender sus
brazos/ nos
encuentren aquí/ esperándolos,/ desbaratando el (des) orden existente,/forjando una
relación digna de implantarse/y al mismo tiempo -todos-/plantados ante el mundo sin
rubor (Díaz Acosta, 1989: 13). Frente a esa realidad, la postura antiimperialista es un
imperativo. Lo es, también, la denuncia sobre la implantación de la ideología represiva.
En ‘'Seguridad nacional” —copiado en su totalidad— leemos: Yo no sé de qué Norte/
sopló este viento/ que trajo estas náuseas/a nuestro suelo. (25).

La certeza de estar en el camino correcto y la confianza en el futuro fueron pivotes de la


mística revolucionaria. “Paso a paso” lo expresa: Si no es porque conocemos/la superficie

88 Per ejemplo: estoy entre las brasas de tu cuerpo/ cuerpo adentro (...) insisto/con el
miedo por coraza/ coraza de marinas soledades/ soledades sin tiempo/en la mirada/
mirada de ocasión que determina/ (...). (21); ropa que no se lava en el invierno/
invierno que no ceja todo el año/ (...) cargando tu ansiedad a mis espaldas/espaldas
que se niegan a la tuerza/ fuerza de dos en que uno es suficiente/ suficiente valor
para negarse (31). Cf. 17, 26, 27 y 29.

608
La palabra itaminodc

que escalamos./se diría/ que a paso demasiado lento/para nuestros deseos/y voluntad de
exploradores/ avanzamos.// No se pide permiso a la multitud porque emergemos de esa
nube/ convulsionada.// Libres del naufragio/ vamos en el oleaje alto,' que nos conduce.
(16)
. En la sección “Relaciones y giros normales”, el poeta —recordando la temática y el
estilo del libro Puntos cardinales de Juan Ramón Saravia—** incorpora una serie de
trabajos sobre temas relacionados con personajes del ámbito universal: Platón, Hobbes,
Francis Bacon, Augusto Blanqui, Rulfo, Benedetti, Benjamín Moioise (y Sudafrica) y
otros. El autor sabe que no existe campo vedado a la poesía. Con soltura camina por los
ricos filones de la historia, la filosofía, la ciencia... En la última parte, “Casi de amor”
evidencia una fuerte propensión docente. “Dos negociaciones en la moral conyugal”
aboga por el establecimiento de relaciones auténticamente humanas entre los sexos y
señala la raíz económica del machismo: Pero aún cuando el amor entreparejas/va dejando
atrás al deber objetivo/y se convierte en inclinación subjetiva./ es claro que esperamos
más avances/ en las relaciones amorosas:/ cuando las consideraciones económicas, —y
sus consecuentes—/no inhiban a la mujer en este sentido/y no dispongan la preponderancia
masculina;// (...) Enfin, cuando el amor conyugal/deje de ser un asunto económico/y se
convierta en cuestión de moral social. (54-55). Un estilo reflexivo, sentencioso, didáctico.
Poesía con intención de dilucidar la problemática cotidiana.

Naufragio
En Naufragio, David Díaz Acosta, con un acento mucho más lírico que el observado en
el poemario anterior, traza la curva vital de la pasión amorosa. De su período de esplendor,
al de su muerte. No es fortuita la referencia a Vivaldi en uno de los textos: en el amor, se
transita de una etapa de primavera, al irreversible invierno. En el primero y último poema
del libro, leemos: Yllegaste vos con la ternura del otoños anunciando una intensa primavera- a
invadir todos mis sentidos,/ a colmar con la frescura de tu cuerpo- mis vacíos ancestrales./
Desde entonces/yo giro en torno/ a las ondas marinas que ondulan en tu pelo. (Díaz
Acosta, 1997: 9); Digo adiós a tus manos,/a tus labios y a tu pelo., Digo adiós al tiempo
que habité/ las dos rosas de tu jardín encantado;/ a lo que dije a tu vida/o mefaltó por
decir./Digo adiós a tu esencia inmaterial,/ a tus ojos, a tu cuerpo todo/v me quedo en
pie de guerra con i, a mi mismo. (3S), El amor feneció, pero no la voluntad del hombre
que tiene que seguir conquistándose. El compromi ccn la vida sigue. La crisis existencia!
se ha resuelto desde un piano ético.

86 Infra, pp. 610-612.

609
Ntltfl Umoflo

Ji a\ Ramón Sarama

Juan Ramón Saravia (Petoa. Santa Bárbara, 1951) ha escrito: Pasajes bíblicos (de
ida y vuelta) (1985); Puntos cardinales (1988); Solo para una mujer (1991); Alta
es la noche (1992); Entre todas las mujeres (1996); El tiempo que me sobre
(2(8)0); fíe cabo a rabo (2001) y Sol poniente (2002).

Pasajes bíblicos (de ida y vuelta)


Desde su mismo titulo, Pasajes bíblicos (de ida y vuelta) anuncia su índole iconoclasta.
Con un lenguaje calcado en moldes bíblicos, pero desde una vertiente de humor,
entre cáustico y desenfadado, realiza una labor orientada en dos direcciones. La
primera, partiendo de premisas racionales, posee carácter desmitificante con relación
a la Biblia. La segunda entraña una revalidación de lo específicamente humano del
mensaje hebreo. Los textos de la primera parte permiten imaginar entrepliegues de
relatos sumamente conocidos. El autor, con ingenio, los priva de su aureola mítica o
sagrada. Así, aparece un Abraham que, movido por intereses económicos, hace pasar
a su mujer como hermana; una Rut que se acerca a Booz por una causa similar y una
Ester en la categoría de celestina. El propósito es despojarlos de su índole sacra para
que veamos sus motivaciones a un nivel de simples hombres y mujeres de carne y
hueso. En esta forma, manejando el doble sentido, subraya el matiz increíble o
inaceptable del relato sagrado. Con una buena dosis de picardía que apunta hacia lo
sexual, en “De cómo terminó el primer coloquio sobre botánica”, leemos: ...pero/al
morder la primera/ decidieron/ comerse toda la cosecha del edén/ y guardar/
cuidadosamente/ las semillas/para no extraviarlas/en los ajetreos del exilio (Saravia,
1985: 3).87

Como arma se emplea la ironía y el humorismo desenfadado. Pero en ningún caso el


autor se queda en los niveles del mero juego de ingenio. Casi siempre retrotrae cada
situación y la inserta en contextos nuevos que son, justamente, los que concentran la
propuesta conceptual. En “De cómo las piedras el bambú y otros supuestos
desperdicios han demostrado ser excelente material didáctico para la cátedra de
historia”, la anécdota de David y Goliat sirve de punto de partida para plantear un
pensamiento antiimperialista: y aconteció que el gigante se creyó invencible/y dijo en

87 Todos los textos están copiados íntegramente.

610
Lo polobro iluminado

su corazón/ que su destino manifiesto era humillar y sojuzgar a los débiles hasta
que/un día/un pastor de cabras/ civil enclenque/ casi anónimo/ le aplastó la creencia
y la frente/ con una piedra/ tan rústica/ como hay millones (23). En la estructura
profunda, se valida el derecho a la rebeldía frente a la prepotencia de los grandes. La
intención cuestionadora se advierte mediante la inclusión de expresiones muy conocidas
(vr. gr. destino manifiesto) que, al actualizar el hecho que se toma como paradigma,
entrañan la clave interpretativa. En “De cómo algunas curaciones resultan más onerosas
que la enfermedad misma”, la supuesta sed de oro del pueblo judio se explica así:
como un castigo a la idolatría de la riqueza/ moisés echó al fuego el becerro de oro/
lo pulverizó/ lo disolvió en agua/ y lo dio a beber a todo su pueblo/ a partir de
entonces/ningún profeta pudo explicar/por qué/ cuando menos se esperaba' la gente
caía en éxtasis/ repitiendo/ en un idioma hasta entonces/ desconocido/ OH WALL
STREET/ OH WALL STREET/ OH WALL STREET (8; mayúsculas, del autor). El
señalamiento contra la desmesurada acumulación capitalista es punzante y gozosamente
festivo.

Un elemento que contribuye a la unidad del libro es la interrelación entre el titulo y el


desarrollo poemático. Aquél es imprescindible para captar la propuesta semántica.
Sin los irónicos y juguetones títulos, prácticamente, cada texto disminuiría, en forma
considerable, su fuerza y efectividad. Lo corroboramos en “De cómo el modus operandi
es también un indicador etnológico”: levíjosafat/ el ciego/oyó de las treinta monedas
etcétera etcétera/ pensó un rato/ y declaró/ creo que el iscariote no es judío/ si lo
fuera/sabría de precios (16). Nótese el ríntintin irónico en la reduplicación del etcétera-.
se alude a lo manoseado o reiterado del discurso bíblico. Además, la condición de
ciego de Levi Josafat acentúa la idea básica: la clase económicamente poderosa sólo
ve lo que le conviene. En todos los casos, el titulo sigue una tónica formalmente
diferente a la del poema en sí. Adopta una burlona pose doctoral que contrasta con el
desarrollo subsiguiente y, en el desbalance, origina el aparecimiento de la ironía y el
humorismo. En cada título, aparecen nombres, alusiones, o términos relacionados
con alguna rama específica del saber humano. Ajenos a la Biblia, provocan una
situación bivalente o ambigua en la cual descansa, en buena medida, el aspecto medular
de la propuesta ideológica. Contrastando con el estilo de titular, el cuerpo del poema
utiliza un lenguaje que se fundamenta o parodia a’ texto hebreo. Hay habilidad al crear
un planteamiento conceptual no religioso meaiante la selección y combinación de
voces y giros de común manejo para cualquier iectur de! libro en cuestión.

¿11
Mtltn Umofto

Sobresale el carácter epigramático de la mayor parte de los trabajos. Con precisión y


agudeza, en pocos versos, el autor formula un pensamiento lapidario. Así, aludiendo
a la imposibilidad de que las soluciones sociales provengan de los sectores que ostentan
el poder económico-político, en “De cómo es imposible suicidarse tapándose uno
mismo la nariz”, leemos: cada cierto tiempo prometen al pueblo/ acabar con los
demonios/ pero El pregunta/ cómo puede satanás echar/ fuera a satanás (25). El
poeta no es un nihilista. Advierte la presencia de un El, capaz de orientar hacia
derroteros verdaderamente humanos. En todo el poemario, ese El y la expresión Hijo
del Hombre son los únicos términos que llevan mayúsculas. Quizá se aluda a Cristo o
a cualquier ser humano. Pero sea cual sea el nombre propio que le adjudiquemos a tal
pronombre, el autor no lo ubica en una posición deificada. Soslaya la interpretación
divina que deja al hombre amarrado a soluciones ultraterrenas. Así, al interpretar el
paso del río Jordán, no acude a una acción milagrosa, sino a la aplicación de recursos
elementales al alcance de cualquiera: entonces me paré/ en las aristas de las rocas/
sólo asi/ pude/ cruzar el jordán/ sin mojarme (“De cómo hice para cruzar el río
jordán”, 9). Asimismo, en otro poema, rechazará el cruzarse de brazos de que hace
gala un personaje como Job. El autor sustenta una visión antropocéntrica y propugna
la vuelta a un humanismo. Por esta razón, abjura de todo aquello que violente la
dignidad de la persona. En “De cómo a veces la ley nó pierde el sueño en nimiedades”,
rechaza las masacres de pueblos, aunque éstas se realicen en nombre de principios
santos.

Comparado con sus antecesores o contemporáneos, el discurso elaborado por Juan


Ramón Saravia resulta de la amalgama de varios ingredientes: punzante ironía;
humorismo chispeante; ausencia de un tono plañidero; riqueza referencia! que apunta
hacia distintos tópicos de la historia, especialmente en su relación con el siglo XX y
creativa distorsión del discurso bíblico.88

Puntos Cardinales
Tras la anécdota, esfuminados en el nombre de personajes de distintas épocas y
países, Juan Ramón Saravia, en su segundo libro, se proyecta hacia los puntos
cardinales de la Historia, entendida no como el simple recuento de hechos, sino como

• Como referencia colateral, en 1986, el poeta fue despedido de la universidad en la


cual trabajaba ya que este libro se tildó de inmoral. Cuando presentó una demanda
judicial, la jueza dictaminó en contra del autor.

612
Lo polobro iluminado

labor interpretativa para determinar los resortes que, en el sucederse de los siglos,
han movido (o mueven) complejos mecanismos, tanto anímicos como del engranaje
social. En la parte medular, cuestiona a los tres imperialismos que han dictado las
pautas de la sociedad moderna: el español, el inglés y el norteamericano “Voces de
piedra bajo el árbol de Tenochtitlán”, “Con Mahatma Gandhi en el huerto de ios
espejos” y “Mayflorwer S.A.”, respectivamente.

“Voces de piedra bajo el árbol de Tenochtitlán”, desde la polifonía de tas voces que el
autor convoca (Moctezuma, Cuauhtémoc, Ahpozótzil, Chilam Balam, la Mal inche,
Gonzalo Guerrero y Hernán Cortés), ofrece la versión poética de una historia de
rapiña y destrucción. Pero también deviene en testimonio de la índole contestataria y
rebelde que, oponiéndose al aniquilamiento de la libertad, y en asunción de lo americano,
ha impedido que la acción depredadora se tomase irreversible. A tras és de trescientos
dos versos —distribuidos en ocho partes—presenciamos el desmoronamiento del
horizonte cultural indígena, captado mediante las voces de los personajes señalados.
El autor los dotó de cualidades que permiten atisbar o imaginar probables sentimientos
surgidos a raíz de la conquista. Moctezuma aparece preso ya del derrotismo.
Contrariamente a Cuauhtémoc (siempre de pie mi voz de cobre, dice), no encuentra ni
sus manos ni su voz. Perdido para la defensa de su raza, carece hasta de sombra.
Tiene la certeza de llevar ya la muerte en sí (se autocalifica de fantasma). Sus palabras
están transidas del halo mágico-misterioso de los presagios que —supuestamente—
profetizaron la venida de los españoles: Yo/89 motecuhzoma. vi/ una espiga de fuego
contra el cielo/ una espiga de fuego/ contra el templo de huitzilopochtli/ ay/ las
espigas de fuego/contra tenochtitlán/ quemando el agua de texcoco/ ay/ elfuego que
goteaba/ la mujer que gritaba desde la otra orilla de la noche/ la cihuacóatl que
lloraba por todos nosotros/su llanto de laguna (Saravia, 1988: 11).

En Gonzalo Guerrero vemos surgir al primer peninsular plenamente ganado por el


mundo americano: tengo labrada la cara/ tengo horadadas las orejas tengo en mis
oídos el rumor púrpura de las chirimías/y cuando aparezca usted sembrandi > ausencia
en el corazón de las casas/ cuando se atreva usted/ capitán hemando cortés/ estaré
aquí/'acechándolo/para moriry vivir en este cielo verde/en estas maizales de esmeralda
(15). A la Malinche, el autor la caracterizó como una mujer solitaria y la dotó de un

89 El autor utiliza la barra dentro del verso como elemento que marca una pausa con
sentido especial. Para indicar que son las uel autor, las subrayamos. Similar es el
caso de José González.
Ntlcfl Umoflo

intenso líalo erótico. Con secretas añoranzas, su voz recuerda: y él [Cortés] descifró
el insomnio que germinaba entre las hebras de mi huípil/ me enredó en sus abismos
de crótalo divino/y domesticó los vértigos de mi cintura ciega/ don hernando tenia
una colmenajadeando entre sus dientes/ una larva de raíz vertical/ oscura/ un pétalo
en la lengua (...) yo/ la ingrima/ hallé oro en la barba de mi señor/ hallé todas mis
razones esperándome en su pabellón de lirios// (...) yo/ la malinche/la del inmenso
grillo lúbrico/ no siento dolor por el despeñado corazón de la noche/ ni por los gritos
del silencio/ en la madrugada (14).

La acción de conquista es sinónimo de violencia y rapiña. Para Chilam Balam, Pedro


de Alvarado es el amontonador de cadáveres/ (...) el magullador del mundo/el bebedor
de amaneceres;/ conozco su hambre de oro su lengua de pedernal (16). Muy lograda
es la supuesta “carta de relación” que, sobre su labor, hace Cortés. Recreando aspectos
de la lengua española de la época, expone: en cozumel desbaraté cinco adoratorios
paganos/ rebusqué bajo las cenizas/ más non avía oro para uno se alegrar (18). El
texto sostiene similar estilo a lo largo de ciento veinticuatro versos.

“Mayflower S.A.”, cuyo irónico título alude al mercantilismo en la base fundacional


de la nación del norte, entrevera dos maneras distintas de concebir el mundo: 1.
“Voces de la pradera” y 2. “La voz de los Estados Unidos de América”, subtítulo que,
además, alude a la conocida estación radiofónica norteamericana. En “Voces de la
pradera” —con depurado lirismo— se penetra en el universo de los antiguos habitantes
de lo que hoy es Estados Unidos: cada mil años baja manitow de su bosque sagrado/
y bajó setenta veces el gran espíritu de la pradera/y lo seguían los árboles de secoya/
los gigantes verdes/ saltaban con él todas las colinas/ todas las aguas le ofrecían las
manos y la boca/ manitow andaba entre los pasos de la lluvia y del pájaro bisonte/en
la altura de la memoria/en la plenitud de las hormigas (“1.1”, 25). Como contrapunto
a la armonía con la naturaleza y a la limpia actitud ante la vida, esgrimiendo el filo de
la ironía, se ofrece un mundo de motivación espuria, especialmente por la insaciable
sed de ganancia de los descendientes de quienes llegaron en el histórico buque que da
nombre al poema. En el texto que, paralelísticamente, corresponde a la estrofa citada
en el párrafo anterior, leemos: los motivos indígenas son parte de nuestra vida/ (...)
sólo en los últimos doce meses/se han vendido en liffany ’s souvenir shop/ 23 millones
de manitows (“2. 1”, loe. cit). El mundo del “shopping center” emerge con toda su
crudeza. En él se negocia con lo más sagrado. En este caso, con las réplicas comerciales
de la divinidad indígena. Como un leitmotiv, con la frase 23 millones, juega

614
lo palabra iluminado

constantemente el poeta. En “1. 5” se refiere al confinamiento en las reservaciones.


En su contraparte (estrofa “2. 5”) expresa: en american tour company ' vendimos más
de 23 millones de boletos/ para visitar las reservaciones//crecemos como la espuma/
gracias a dios/y todos los clientes satisfechos/(29). En la última parte, asistimos a un
crescendo irónico con ribetes de humor negro. En “1.6" —a manera de caligrama—
Saravia dibuja el mapa de Estados Unidos con los nombres de las distintas etnias que
fueron aniquiladas. En la parte que correspondería a Florida, sólo hay una palabra
escalonada (dón-de) y dos signos de interrogación. Para culminar, “2. 6.” retrotrae la
misma filosofía destructiva del pasado al ominoso presente: grandioso ' ha dicho el
señor presidente/ la bomba de neutrones/ aniquila 23 millones de enemigos/ en un
minuto/y ni siquiera empaña los cristales de sus edificios (30).

“Con Mahatma Gandhi en el huerto de los espejos” es un trabajo de doscientos treintiséis


versos distribuidos en doce textos cuya estructura intema es la siguiente: la primera
parte, formada por el poema I, nos ubica frente al catafalco de Gandhi; la segunda,
integrada por los textos II al XI, constituye una especie de “flash back” de diversos
momentos de su vida y la tercera (poema XII) da una visión desde un presente que
corresponde al momento de la escritura del discurso poético. En este mosaico, las piezas
fundamentales son Sudáfrica-Imperio Británico y la India-Imperio Británico. Dos lugares
y el mismo tigre en elfoso de los parias. Y frente al monstruo, el no rotundo encamado
en la figura de Mohandas Gandhi cuyas luchas, sueños y victorias conforman la materia
con la cual se construyó el poema en el cual el lenguaje da muestras de gran ductilidad.
Cada verso es un foco que irradia una pluralidad de significados. El texto I permite
deducirlo: mohandas karamchand/ mire a harry truman/ el de ojos numismáticos ' al
papa pío doce con su sartal de dogmas/y la cruz gomada en el miocardio/ están aquí/
con el rey' de Inglaterra/ el obispo de canterbury/ y el metálico rabí de landres todos
traen la pax británnica en su vo: de cuchillo cristalino/todos se abisman en solemnidades
de hojalata/ han venido a comprobar el eclipse del aguce' a incinerar treintitrés años de
bandera en alto//pero usted/'niño de ochenta añas/ tan desnudo de muros/se queda en
la garganta de los ojos intocables/ con su sonrisa de océano'y los que han venido a
exorcizar tantos ríos insomnes/ sienten que el suelo les va cercando la cintura (35). La
estrofa enfrenta dos mundos cuyas manifestaciones se ofrecen a lo largo del poema que
incluye otros temas: el poder religioso y político de los brahmanes; la discriminación
i acial; la política de no violencia, acompañada de acciones decisivas (simbólica es la
marcha de la sai); la posición contemplativa del intelectual frente a los problemas de su

615
Kelcn Umofio

época; el ascetismo sexual entre Gandhi y su esposa Kasturbai y otros. El texto XII
cuestiona, para la época actual, los métodos del líder hindú; los caminos se cansan/
abuelo gandhi también los caminos pierden el rumbo entre los pasos/ (...) mahatma/ el
fragor del ayuno muere en las catacumbas/ se quema bajo la absorta mirada de los
pájaros/ los tigres siguen devorando espasmos/ arrastrando la sombra envenenada/y ya
no canta el arco iris en el camino suyo/ (...) pero algo se agita en el vidrio de una gota/
algo germina en el vidrio de una gota cavendo sobre la piedra/ algo canta en el espejo
de la tempestad/ y no espera matar el veneno con palabras (46). Los últimos versos
dejan abierta la posibilidad hacia el futuro mediante algo más efectivo que las palabras.

Los poemas restantes abordan distintos tópicos: el implacable estudio de la psicología del
pulcro criminal fascista; la paranoia guerrerista del gobernante estadounidense, quien
incendia un bosque para matar un pájaro, los turbios manejos tras bambalinas de las
corporaciones religiosas... En esa galería de personajes de la historia reconocemos al
papa Alejandro VI. al rey Enrique VIH, a Hitler, a Kennedy, a Mr. Reagan... Contra ellos,
el autor esgrime el punzante sarcasmo; la demoledora ironía o el humorismo descamado.
Pero también está la contraparte; la dignidad de quienes no hicieron cabalas con el egoísmo;
el amor que remonta los individualismos y, como lámpara que se derrama, demuestra
que siempre es posible construir sociedades nuevas si se parte de los acerados hilos de
los telares de sueños. Entre los nombres ejemplares; Simón Bolívar, Francisco Morazán,
Charles Chaplin, Federico García Lorca, Otto René Castillo, Ernesto Guevara, Monseñor
Romero... Todos, con olor de pueblo fermentado. Hablando el lenguaje elemental del
agua. Todos, con la bandera en alto. Instalados, para siempre, en la proa de la vida. Ya
sea, bajo los maizales de esmeralda, en las purulentas costillas de Bombay o en 21,000
kilómetros cuadrados Je geografía.90

Solo para una mujer

Solo para unu mujer —título de significación múltiple— se divide en tres partes de
atmósfera lírica diferente. La primera, “Poema desde tu letra a mi nocturno”,
compuesta de doce textos, transparenta un estado emocional de gozo y relativa laxitud.
El segundo momento, “Poema del agua en los antiguos equilibrios”, con igual número

*° En la temática unlversalizante basada en aspectos biográficos de personalidades


famosas, un antecedente de Puntos cardinales es Las órdenes superiores (1985)
de José González Otros elementos de contacto con este poeta se advierten en la
elaboración de poemas extensos divididos en varias partes; en algunas formas
explicativas de titular y en el empleo de las barras al final o dentro del verso.

616
lo polobto i lummodo

de trabajos, y dentro de una dialéctica de amor-odio, posee un ritmo atropellado y


jadeante. La última sección, “Poema para una mujer sola”, con diez textos, manifiesta
un sentimiento de dolorido amor que busca su disolución. Cada parte y cada texto se
pueden asumir como elementos del conjunto en el cual se integran o como un todo
autosuficiente, como una estructura en sí.

“Poema desde tu letra a mi nocturno” marca el inicio de la relación amorosa Del fresco
impulso adolescente —pasando por una efímera etapa de ternura y de gozosa entrega—
al aparecimiento de los primeros signos de ruptura. Es el tiempo del ámbar que viene de
repente a tus dedos, del café en el fuego, de pececillos que llegan iluminados por las
sombras, de un fragor de risas en los ojos/y con dedos de niño en la palabra. Es tu voz
y yo ocupando este lado del mundo mientras que la gente de allá, en la calle, vu y viene/
tierna de soledad. Complementariedad física y consonancia espiritual. (Saravia, 1991:
13-24). Nada parece enturbiar el horizonte. Pero, en el cuarto texto, se advierte que, más
allá del refugio que cada quien representa para el otro, hay lluvia y dragones. Se indica:
afuera no nos encontraríamos. En el noveno poema, la aridez se vislumbra y el yo
poético se escucha con un temblor de muerte: por qué yo diciéndote estas cosas/ como si
tú me oyeras/como si yo estuviera vivo (21).

La atracción sexual, decantada con las exquisiteces de la sensualidad, constituye la


esencia del erotismo. La segunda sección busca codificar sus manifestaciones. El
primer poema (“No puedo amiga”), desde el título, establece la imposibilidad de luchar
contra ei deseo: lo mío es esto mi desesperación mi pertinacia/ de animal encendido
lo mío es/ traspasar la insolencia que te moja los labios/ quebrarte lentamente la voz
lentamente/ limarte cada hueso en la oscurana ya ves/ no puedo ese poema en el
envés del alma/ tú tampoco lo puedes/eso es todo (29). Linea dominante del conjunto
de poemas es la necesidad de absorber totalmente a la mujer. Esta ha de quedar
sumergida en el yo-hombre quien —sin poder librarse de una situación angustiosa—
manifiesta su ansia de dominio: He querido que adelgaces tu sed/ que vengas y te
bebas este poema tuyo y tus/ gemidos se enreden en las sábanas he querido/ que no
tengasfuerzas para decir me duele el llanto/ que no encuentres el aire que te salva he
querido que/ nunca mires la puerta que salgas de tus ojos y llegues/con la certeza de
morirte aqui (30). Los aspectos formales (encabalgamiento, ausencia de signos de
puirnación que marquen descanso, utilización de la subordinación sintáctica quéjala
una proposición sobre la otra, etc.) crean la sensación de asfixia, de acabamiento de
aire, de urgencia, de vorágine, inherentes al acto sexual. La poesía, más que en las

617
H«i»n UmoAo

palabras, descansa en la sensación de vértigo que produce la lectura del texto. La


obsesiva necesidad de posesión absoluta dicta frases como nunca mires la puerta',yo
sé por qué/ estoy obligado a ordenarte mujer no digas buenos dias/ no mires no
respires amenazarte de muerte (37). Inclusive, se busca la eliminación del pasado (no
recuerdes). El amor, dentro de esa perspectiva, conlleva afán de dominio, de doblegación
del otro; esto es/su único argumentofinal contra mi rabia/ señora/ la plaza en que la
pongo de rodillas (34). En cada poema la explosión pasional es intensa. Pero en su
voracidad incuba el germen de su destrucción. Se necesita al otro. Pero el precio
exigido entraña el sometimiento de la personal idad: (...) sé que debo tenerte/al alcance
del grito amarrada a mi cólera tu odio bocarriba (37). ¿Dónde, la ternura, la suavidad
y el sentimiento de unción del amor que no atropella? El vendaval sexual, en compulsiva
necesidad de imponer sus fueros, campea por el texto.

En la tercera sección el yo poético abjura de una mujer. Varios poemas reiteran el


rechazo. Sin embargo, también trasudan un sentimiento de tristeza, de conciencia de
un bien perdido. Hay una especie de plancto que necesita enmascararse en
inteiectualizados símbolos como la oreja de Van Gogh, el cuervo de Alian Poe, Julieta,
Penélope, personajes y situaciones que hablan de amor y desamparo, esperanza,
idealización y muerte. De ahí que, en medio de la repulsa, aparezcan expresiones de
subterráneo afecto. El poeta intenta recordar cómo era que sonaba tu blusa y habla
de mariposas ahora rotas por el mediodía.

En esta obra, el poeta construye su lenguaje con un sentido de libertad que supera el
*
de'los libros anteriores en los cuales se advierte un uso ceñido a formas gramaticales
y expresivas más convencionales. En Solo para una mujer, en donde la mirada se
dinge hacia el yo (en los primeros libros, el objetivo, a nivel de la estructura superficial,
no es personal), el conflicto interno es prioritario. De ahí que se desborde el muro de
lo académicamente correcto como cuando dice ¡Qué siempre sed de ángel/ desde la
calma de tu calma! (14). El autor supo imprimirle a cada sección del libro un estilo
peculiar de acuerdo con la intención perseguida. Tranquilo y de relativa transparencia
en “Poema desde tu letra a mi nocturno”; atropellado y turbulento en “Poema del
agua en los antiguos equilibrios” y con un punto de refinada intelectualización en
“Poema para una mujer sola”.’*

* Cf. Umaña, 2000: 373-391.

618
Ls poiobio iluminode

Alta es la noche
Con el antecedente de Cantos democráticos al GeneralMorazán, de Claudio Barrera,
Alta es la noche, desde el punto de vista conceptual, quizá sea el libro más denso de
Juan Ramón Saravia. Lo integran cuarenta poemas que pueden considerarse como
autónomos o verse como piezas de un todo que fue planeado en cuatro movimientos
dotados de tratamiento poético diferente. En el primero (“El dia de la hora”) despuntan
los dones que sólo germinan en los predios de la amistad. Instantáneas del afecto en
donde José Antonio Vijil, José Miguel Saravia, Cruz Lozano, José Trinidad Cabañas y
Vicente Villaseñor muestran la factibilidad de una vida concebida en términos de
dignidad. En el segundo movimiento (“Tres de las divinas personas”), se enfilan
sarcásticos dardos contra tres fuerzas ominosas (imperialismo, iglesia, superstición)
que cavaron el profundo foso en que se hundió el ideal unionista en Centroamérica.
En el tercero (“El Señor General Don Rafael Carrera o el síndrome del instrumento de
cuerda”), ya de afiladas aristas, ya de grueso trazo caricaturesco, surge el prototipo
del dictador latinoamericano circunstancialmente encamado en la figura del general
Rafael Carrera. En la última sección (“Francisco se mira la punta del zapato y sabe
que ya nació el clavel de sangre en su camisa”), ya mortalmente herido, emerge, en
su gran lección de vida-muerte, un Francisco Morazán analítico, reflexivo y catalizador
de lo humano universal. Sección que aúna un depurado lirismo y un acerado didactismo.

Los ocho poemas de “El día de la hora” poseen una atmósfera reposadamente lírica.
Cada voz, con varonil ternura, verbaliza el minuto de muerte que vivencia: la propia o
la de Morazán. Para expresar el haz anímico que el poeta supone en cada personaje,
despoja al signo verbal de su transparencia y lo hace adquirir resonancias extrañas y
sentidos filtrados de sombras como forma de acceder —visionariamente y no por
razonamiento— al enigma de la muerte. Villaseñor eligiendo el atajo del suicidio y
sobrecogido ante su propia sangre. José Miguel Saravia, en nostálgica evocación del
amor que no llegó dados los avalares de la guerra. Vijil, con solidaria palabra que
ratifica la estatura del héroe. Cabañas, rebelde voz rechazando la evidencia que siega
la vida del amigo. Cruz Lozano sintiendo que el minuto de muerte posee dimensión de
siglos: Que nadie venga a decimos que haspeidido el rumbo/porque siembras ventanas
aquí donde florecen murallas,/porque construyes proas aquí/ donde el mar no germina
todavía / Es el tiempo, compañero,/ es el dia en que los bufones oxidan tu palabra:/

K Supra, p.

619
Htltn Umoflo

cuando la torre se levanta, la hiedra alcanza alguna altura;/ como alumbras tan
alto, trepan los perros a bailar en el aire. (“José Antonio Vijil escucha la detonación”,
Sara vía. 1992. 17); )' no sé qué decirte, compañero, sólo que esta lluvia no cesa,/que
el océano tropieza simplemente con mis lentos anteojos,/ que la muerte se enreda/
suavemente/ en la palabra tarde/y que la tarde es mordida por la muerte con ternura
doméstica. (“Cruz Lozano cuando lo supo”, 19).

En “Tres de las divinas personas”, reaparecen la burla, el sarcasmo y la ironía en


forma demoledora. Poesía en donde la palabra apunta, más que a la cloaca individual,
a la podredumbre institucional. El trastrocamiento de frases establece amarres, no de
personas, sino de situaciones: el ejecutor varía; el sistema que ordena, permanece.
Ésta sería la síntesis que se desprende de los cinco textos. En “Su Excelencia en su
coto de caza”, al representante del Imperio, le dedica versos como estos: entonces
[cuando Su Excelencia sale] los árboles se detienen a media clorofila,/ las piedras
dan traspiés en el vapor del calcio;/los pájaros chocan en las quietudes temblorosas
del aire;/Pero su excelencia sabe cultivar/ la confianza, la musical sonrisa, el cálido
apretón de manos./ (...) pero sólo él sabe que no está bromeando cuando dice:/
‘Nosotros no tenemos amigos, sólo tenemos intereses.' (25). “Una carta de Dios”
recoge el caso de la hermana del Marqués de Aycinena, quien afirmaba que recibía
cartas celestiales (plagadas de errores ortográficos) contra Morazán. Muestra ingenio
lá solución formal: no se enuncian los hechos sino que se muestran directamente a
través de una carta: Qerida ija Teresa de Jesús de Aycinena:/ Pongo esta carta en tu
dormitorio/ para que mis creílentes sepan que beo los pecados/ de los liverales, estoy
recentido con Francisco Morasán/porqe es muyperberzoy muy diabólico/Henvenena
los trios y confisca los terrenos de la Higlecia/ y le qita el natural derecho a los
diesmos, primicias,/tributos y demas rrentas qe son orden del sielo. (29). Es cáustica
la burla.

En la tercera sección, “El Señor Genereal Don Rafael Carrera o el síndrome del
instumento de cuerda”, en trece poemas, se formula un rechazo al poder de la fuerza.
Más que un retrato calcado en anécdotas biográficas, capta la esencia del psicópata
escondido bajo la nitidez del uniforme y que, generalmente, como lo sugiere el título
de la sección, opera a control remoto (los poderes extrafronteras) y, a la vez, ejerce
el poder manipulando a sus adláteres. En visión de pesadilla, traza un diagnóstico del
dictador, premonitoriamente anegado en sangre desde su infancia. Su intemporalidad,

620
Lo polobto iluminado

su permanencia más allá de los límites del nombre de Rafael Carrera, se subrayan
mediante un expediente ya utilizado por el autor: la adjudicación, a un personaje del
pasado, de frases y “métodos de trabajo" de reciente acuñación e institucionalización.
Así, en “El General soñó que había soñado", se alude a una conocida frase pronunciada
por un diputado del gobierno del general Tiburcio Carias Andino y la cual señala en
qué medida la arbitrariedad pisotea las leyes cuando así conviene al ejercicio del
poder: El General está temblando de ira/porque soñó que había soñado/que alguien
en otro país y en otro tiempo/se hizo famoso hasta la quinta generación/ al decir que
la Constitución es pura babosada,/declaración ésta que, como todo mundo sabe,/ no
puede ser parto de ningún parroquiano/ sino que es y siempre ha sida' una ingeniosa
puntada del General y su gente. (43). Por el paralelismo establecido y por su agudeza
y brevedad, ejemplar es “De un solo balazo, el General mató al espejo": Porque mordida
que daba el General en el churrasco,/ picotazo que daba el maldito buitre en el
cadáver,/y exactamente al mismo tiempo. (47).

El libro —y eso es lo que le da validez general— se proyecta a situaciones que


rebasan las circunstancias del siglo XIX. Así, en “El General, al salir del trabajo”, al
recrearse la atmósfera de terror de la ciudad de Guatemala, no se puede menos que
pensar en la Doctrina de la Seguridad Nacional. En dicho poema, el crescendo numérico
posee un efecto acumulativo; se intensifica la idea del aceleramiento del terror en un
país dominado por la tiranía: Junto a la Fuente de los Milagros/ hay un perro
agonizando;/ debajo de las enredaderas del parque;/ dos perros ya en el rio de la
muerte;/ sobre el tejado de la Alcaldía,/ tres perros con la respiración en un hilo;/
entre la catedral y el cuartel,/cuatro perros empantanados en sus propias espumas./
Avenidas sembradas de perros que aúllan sangre./ Calles de vidrio molido en el
bocado./ Ciudad de hondos perros que se lamentan/' en lo hondo de la noche./ País
como anillo al dedo para entretener/ el ilustrado insomnio del Señor General. (38).
Repárese en la lograda atmósfera onírica de pesadilla.

De un total de ochocientos cuarentisiete versos, cuatrocientos sesenta y uno


(distribuidos en catorce poemas) forman la última parte del libro. Estamos, pues, en
su parte medular. Francisco Morazán, herido de muerte, mira hacia el fondo de sí.
Con serenidad acepta una situación irreversible, e ■» 4 onde solo queda espacio para lo
esencial. Como en oleadas sucesivas emergen, asi, los más intimas recuerdos: el
padre, la madre, María Josefa. Con la . onctencia de que la muerte es inminente, el

621
H<l«n Umaña

universo familiar se recorta en versos extensos y envolventes, de ritmo lento, apropiado


para expresar la morosidad que se deleita en la imagen querida: Declaro que no he
tenido otra muerte/ ni puede haber más vida que tu nombre, Josefa,/ tu nombre
tañido a media voz más allá de las olas, en medio de tu abismo. ("Caídas”, 61);
Quisiera haber llevado más veces esta sombra mía/hasta aquel patio, a media tarde/'
y, entre el rumor de las graves orquídeas./haber llamado a mi madre/(...)y contarle/
que en mis sueños crecen otra vez los viejos árboles del pozo (...) ("Patio”, 59).

En la caracterización de Morazán, al ingrediente afectivo, se agrega otro elemento: la


actitud filosófica. Es dueño de la sabiduría que entraña el vivir conforme a principios
que no transigen con la veleidad de las circunstancias. Sus reflexiones responden a
inquietudes trascendentes. Asi, ante el ofrecimiento de escapar que le hace Ana Cleta
de Mayorga, sus palabras se refieren, no al hecho concreto, sino a la síntesis
generalizadora, al pensamiento de carácter universal. De nuevo, el verso extenso es
apropiado para expresar la amplitud del pensamiento que razona: Es la hora del ángelus.
Si me escapara.../ Estaría Tegucigalpa al alcance del paso, pero yo/no tendría con
qué medir el valor de un granito de polvo;/ el mar no me sería suficiente para lavar
mi palabra,/ (...) ni de darle este paño de lágrimas a Josefa tendría yo derecho./He
andado por la piel del Universo, he aprendido/ que el Infinito es el principio de lo
breve y de lo eterno./ Es muy claro: ni he de huir ni me falta valor para morir,/ la
vida sólo se rubrica en las aristas de la sangre./¿Qué diría de mi mismo si me viera
traspasando esa puerta? (“Relieves”, 57-58). Alta es la noche sigue la línea de los
libros que lo han precedido. Para los personajes que merecen la simpatía del autor, el
estilo remonta alturas lincas muy depuradas. Contra los personajes que execra, se
enfila la mordacidad, la ironía y la palabra gruesa. Todo, insertado dentro de situaciones
que, literanamente, justifican su empleo.93 En clave poética, dentro del tema morazánico,
representa el trabajo totalizador de mayor aliento que conocemos.

Entre todas las mujeres


Con un título polivalente, Entre todas las mujeres también se consagra al tema amoroso
y se divide en tres secciones cuyos cuarenta poemas carecen de la relativa ligazón
que vimos en Solo paru una mujer y en Alta es la noche. La primera, "Sitio de cal y
canto”, sitúa el amor en una relación en la que se comparten necesidades, ansias y

93 Cf. Umaña, 1996: Apéndice II.

622
lo palabra iluminado

satisfacciones. La segunda, “Si el agua inmóvil se salvara del tiempo”, expresa un


conjunto de sensaciones y sentimientos relacionados con el desamor femenino. En
“A la puerta de las cosas ’ — tercera parte— el yo poético expresa una cierta tristeza,
no desesperanzada, frente al alejamiento o desaparición del amor.

Formalmente, se acude a una deliberada oscuridad semántica en la que, con frecuencia,


no es dable encontrar una referencia exacta para cada verso. El autor aplica, en
sentido estricto, el irracionalismo poético en el cual, por contaminación, por sugerencia,
por intuición, lo que se capta es un estado de ánimo, una atmósfera, una manera de
sentir. Pero los textos no son herméticos. Tampoco caóticos. Siempre hay pistas que
permiten inferir el mensaje. “Comarca de las horas altas” alude a la pasión, al deseo,
al mutuo goce físico: A orillas de la noche este rumor alcanza tu pupila/y un rebaño
de calcios de filosa espuma/ te atraviesa las vértebras/ Denso aguijón mi nombre en
el cielo de tus dientes/ voz de rodillas/ cuando en el tiempo fuerte nace la húmeda
luz/ y suena un polen de hachas/ una estación de lluviosos animales// Hierven las
horas altas mirando hacia el dintel/ (...) En el latido de la espina mi aliento disuelve
tus tobillos/ el lento golpe de la cal te quita los anteojos/el aceno tenaz de mi camisa
se recuesta/a la orilla de tus dedos//alfinal del infinito las sombras se deshilan/y en
ciegos pétalos de sal nace el silencio/ sobre el rumor de la agitada quietud del día
primero (Saravia, 1996: 15).

En “Post data”, último poema del libro, afloran la serenidad y el equilibrio interior
mediante los cuales se asume la pérdida o la lejanía de la mujer que se amó: Situado en
tu dintel/ enredado por las sales del tiempo enhebro alfin mis uñas/ con la bruma de
la noche/quiebro mi última costilla/en un rumor de agujas lejos del ave/ que germinó
en tu cuello// Se diría que nunca la espuma de tu paso en mi retina/pero todo existió
y todofue bueno (61). Algunas veces —las menos— la expresión se toma transparente
y los símbolos se manejan de acuerdo con la codificación usual. Al respecto, véanse
“Torre del viento”, “En una mesa lejana”, “Los días se ahogan suavemente” y “Memoria
de la rosa”. En éste, la voz poética se percibe saturada de suave tristeza: Ib llegue al
fondo de la rosa/ arrastré mi boca en el filo de la colmena/ herví mi sal/ en una
pálida garza perdida en la sombra del viento// Fue/ antes de que la historia cayera
de rodillas/y las piedras lo invadieran todo/(...) Guai o la memoria de la rosa (55).
Inclusive, hallamos un inusual mensaje feminista. En “Tu olor es Je mujer que me
espera temblando”, exhorta a la mujer a que rompa ataduras: So seas como mi madre

¿23
H«ltn UmoAo

como tu madre y aquellas mujeres/ que enterraron la garganta/para no escuchar la


luz ' v se arrancaron los ojos para que nunca la sed las alcanzara (35). En conclusión,
Entre todas las mujeres, temáticamente, se acerca a Solo para una mujer. Pero, el
lenguaje se percibe menos pasional y avasallante.

El tiempo que me sobre


El tiempo que me sobre está divido en cuatro secciones: “Tiempo”, “Sísifo está aquí
para tomar el té'", “Partituras del homo sapiens” y “Principio del círculo”. Cada una,
con doce poemas. Un libro estructurado con visión de conjunto en donde cada texto
revela aristas de un universo sumamente amargo. En “Tiempo”, desde un presente
penneado de desengaño e insatisfacción, el yo poético dirige la mirada hacia atrás, a
una etapa cuando la vida -aunque ya empezaba a soltar sus dardos- aún no había
perdido encanto. De ahí que la evocación de la infancia y de la temprana juventud, sin
teñirse con tonalidades de paraíso perdido, posea notas de calidez humana: Tengo
adentro de los dedos mi sal de hombre ingrimo./ Busco la rosa de los vientos./ El
aroma de nubes, el campo de hormigas,/la araña que pesqué con mi anzuelo de cera/
en los agujeros del patio.// Busco los árboles fugaces,/ los duendes que jugaban a la
gallina ciega.// (...) Junto a! declive de la lluvia, busco cierta mañana/de columpios,
y en la concavidad de la palabra mango/ la voz de un arco iris que nadie sabe
adonde. (“En el tiempo agudo”, Saravia, 2000: 19); Es tarde./ Dice la abuela Venga
Pirata/ vamos a limpiarle la nariz.// El tropel de la vida viene por el horizonte/ en
busca de un Pirata solitario para marcarle el pecho. (“1954, por la tarde”, 20).

Varios poemas aluden a una etapa en la cual aún existía la ilusión. Se creía en los
demás y en la posibilidad de acceder a planos superiores de vida. El derrumbe de los
sueños —momento del despertar a la crueldad del medio— lo expresa “El hombre
siembra el mundo en su jardín”: Cada mañana/ el hombre saluda uno por uno los
rincones de su casa,/ abraza con el corazón el sol del patio,/ (...) y abre de parte a
parte, a la orilla de los pájaros,/el mar.//Pero un dia cualquiera/ el hombre recuesta
su levedad en la pared del tiempo/y el tiempo le bebe su único segundo/y el Universo
se niega a dar un paso más. (26). En “Antes de que den conmigo en la basura”, de
nuevo, el titulo sintetiza muy bien la intención: Ojalá me pudieran perdonar/ (...)
porque cierta noche/ debajo de vacíos inmóviles/ escondí las cáscaras de un verso/
que bebí a hurtadillas,// (...) Hay tantas cosas que vivían conmigo/y que tiritan bajo
el sol y que no tienen a dónde ir. (22). Frente a esta soledad, quizá sea la solidaridad

624
Le polobra ilvminaíc

el único bien que, al final, persiste. La que recibe de gentes anónimas (“Fábula de
peces caminando en el desierto”) y la que él puede darle a cualquiera ( "Sobre coronas
de papel y gárgaras de hienas”). El último poema de la sección establece que la piedra
posee más sensibilidad que el ser humano.

El primer texto de “Sísifo está aqui para tomar el té” ratifica la situación de desencanto;
el mundo se extravió/ en mi ventana, la luna se volvió a quebrar/ y alguien dejó en
mi puerta un pez/ de hidrópico esqueleto. (“Poema que estás en mi cabeza:” (sic),
34). Quizá, el texto que mejor expresa el espíritu del libro, su amarga filosofía, es
“Estudio de Sísifo” en el que, además, la idea central se apuntala con la alusión a
Prometeo. íntegramente, dice: Tambaleante del páncreas,/ heladas ya las puntas de
mis ojos, regreso/ con mi sangre terciada.// Hoy/ otra vez/ estuve a sólo un paso de
alcanzar esa luz/ que el cuervo aplasta/ con el perfecto equilibrio de su pico. (42).
En “Ventana de Sísifo”, el fecundo reservorio del mito clásico permite sugerir la
magnitud del desencanto frente al fracaso de utopías e idealismos: y no matamos a la
Quimera,/no salvamos a Troya ni decapitamos a la Medusa./ (...) Porque es tiempo
de cábalas y de búhos/ y de estatuas de sal./ Y mañana será otra vez Un Hoy a la
espera de un Mañana. (43). Lo que no llega nunca, la sombra de lo inasible, persigue
a Sísifo, patética figura que el existencialismo convirtió en el símbolo más trágico del
hombre. Con ese mismo sentido lo ha recogido el poeta.

El mundo de los demás es implacable. La agresividad es la regla. Saravia acude a


imágenes extraídas del mundo animal para simbolizar el aniquilamiento, la degradación
de lo humano. Los efectos de esto último son tan devastadores que alcanzan a la
víctima y al victimario: Por esa época/ yo no era más que otro animal sobre la Tierra,'
pero no tenía que morir tanto para saber que estaba vivo. (“Vendo rutina de media
vida”, 36); Alguien le dijo nada está bien en ti,/ no tienes los huesos en su sitio, no
tienes peso exacto/y confundes luciérnagas con moscas. (“Un poco hay de eso”. 37);
Traerán lajauría,/envolverán con tu piel su verbo de hojalata y harán de tu ombligo
un árbol de ceniza. (“Los humanos mastican cierta sopa de lógica”, 38); Cada vez
más cerca, algo tiembla esta mañana./Algo de rata y algo de mansos alfanjes/y algo
de vinagre baldío/y mucho de relojes condenados a la horca Sobre los siglos veo
pasar mi voz blanda y borrosa,/cortada en infinitos,/}’ salgo de entre los escombros
a la hora del graznido,/a intentarme en el jugo polvoriento
* de este pozo delfín del
mundo en donde nada es. (“La mañana en la noche del día siguiente”, 44).

625
Meten UmoAo

“Partituras del homo sapiens”, como su nombre en clave irónica sugiere, ofrece variantes
(negativas) de lo que el hombre es. “A las doce de la noche de este siglo” (el político
corrupto que pierde io habido en lo más sedoso de su chaqueta)', “Campana de Pavlov
en ei centro del sueño” (el servilismo, el sometimiento o el miedo frente al militar);
"‘Concurso del método” (la hipocresía). En “El escarabajo”, la fatuidad del pigmeo
espiritual o mental se retrata con calidad sintética: Serio,/ el escarabajo.// Implícito./
Orgulloso, el escarabajo./ Atento al vaivén de la bolita de estiércol.//Soy insustituible,
dice.// Varios vamos a su alrededor/pero él no se ha fijado en nosotros. (56).

La última parte, “Principio del círculo”, continúa con la perspectiva pesimista. En


“Recuerdo haber caminado alguna vez en dos piernas”, el yo se ve reducido a un
perro. En “La gente hace cualquier cosa por una buena digestión”, se decreta la
imposibilidad del humano para librarse de los condicionamientos que lo aprisionan.
Se incide en el tratamiento zoológico: Humano, contenta los vellos de tusfosas nasales,/
llena de mostaza tus gruñidos,/ (...) Detrás de cada luz, la noche te prepara la
emboscada. (72). Con relación al acto de escribir, “Te dispones a escribir un poema”,
que posee un dejo irónico (dado por la enumeración que precede a cada verso), alude
al Profesor de Letras Químicamente Puro/que odia las anécdotas en Literatura (70).
Como contraposición, en “Mis piernas siguen perdiendo clorofila”, se ratifica el derecho
a la expresión: Asi, con mis raíces destripadas en el aire que hierve,/lamido por los
pájaros,/ voy a decir que son éstas mis hojas.// (...) Ahora y siempre/ el estornudo
enredado en los acentos,/esta rama, esta raíz, estefruto en lo amargo/y esas sombras
que pasan sin pasar, me pertenecen. (69).

“Para estar de buenas pulgas” difiere del estilo empleado en el resto del libro. El autor
trastroca refranes y expresiones muy conocidas y ofrece una especie de retrato
humorístico del ser humano. Juegos lingüísticos para externar aspectos de lo que ha
expresado en forma “seria”: El hombre quisiera darse liebre por gato,/ (...) llamarle
al vino pan y al pan vino,/ desahogarse en un vaso de agua, (77). La persona
disfruta, pues, del autoengaño. La poesía hondurena, en una de. sus vertientes, ha
mantenido una visión muy pesimista de la existencia. Esta obra lo ratifica.

De cabo a rabo
Originalmente, los epigramas se destinaban a las inscripciones conmemorativas y a
los epitafios. De ahi su brevedad y capacidad de formular un pensamiento agudo,

626
la palabra iluminarla

preciso y condensarlo. Una especie de fórmula feliz que, pronto, en pocos versos,
pasó a tratar todo tipo de asuntos. El poeta Marcial le dio orientación satírico-burlesca.
Con frecuencia, entraña algún tipo de cuestionamiento sobre el problema enfocado.
Juan Ramón Saravia, en De cabo a rabo, ofrece setenta y ocho textos a los cuales
denomina “Epigramas”. La estructura —que sigue un patrón similar al de Pasajes
bíblicos (de ¡day vuelta)— es la siguiente: el título, generalmente, consiste en la cita
de algún pensador famoso (Aristóteles, Epicuro, Heráclito, Descartes, Wilde,
Spinoza...); luego, a manera de pequeño comentario o micro historia, ofrece un
desarrollo que la contradice, la ratifica o la pone en duda. Del antagonismo entre la
seriedad del título y el planteamiento festivo subsiguiente nace el efecto discordante,
humorístico. A continuación, transcribimos, en forma completa, unos ejemplos: “El
ser es y el no-ser no es” (Parménides): El buen amor/siempre ha sido trabajo/ duro/
y tendido./ Y así será siempre./ Dos mediante. (Saravia, 2001: 8); “Era inepto para
hablar y no podía estar callado” (Epicarmo): El había tenido nueve matrimonios,/así
que ella se estaba casando/ con un hombre/ realmente preocupado por el sexo débil.
(17; la letra negrita siempe es del autor); “Las guerras largas destruyen a ambos
bandos” (Jenofonte): El matrimonio./ Si eterno, bueno./ Si breve, tres veces bueno.
(31); “¡Tú también, hijo mío!” (Julio César): ¿Qué tendrá este epigrama,/ que hace
sonreír tanto a los inteligentes? (38); “Un cuerpo débil debilita el espíritu” (Rousseau):
Los curas no tienen esposa,/no les podemos llamar/ casadores cazados. (59); “Un
hombre no es sino lo que sabe” (Francis Bacon): Era genio en Cálculo/ pero de
pronto se metió a político/ a saberpor qué. (76). Se revela ingenio y una desprejuiciada
manera de ver la vida. Calzan con el concepto y la tradición del epigrama. Pero, los
textos con esa tónica no llegan a veinte. En la mayoría, Saravia perdió el sentido de
las proporciones y, en algunos casos (cf. 3, 6, 7, 11, 12, 13, 14, 16, 22...), se colinda
con el mal gusto o el burdo juego lingüístico.

Sol Poniente
Con un nombre tal vez tomado de un soneto de José Antonio D imínguez, en Sol
poniente, Juan Ramón Saravia retoma el camino de la rigurosidad formal. Estructural
y temáticamente se emparenta con Solo para una mujer. Estilísticamente, enlaza
con Alta es la noche.

Solponiente—titulo que anuncia una perspectiva temporal y una actitud emocional—


muestra a un escritor muy posesionado del indecbnable paso del tiempo: "La mañana",

¿27
H»itn Umafto

“Mediodía”. “La tarde" y "La noche” son las cuatro partes que conforman el libro
cuyo hilo conductor es el amor. El poeta, con intención simbólica, en “La tarde”,
introduce una sección de ocho poemas con el tema de la muerte. No es una interpolación
antojadiza en el paso del tiempo, en el transcurrir de la vida, en el camino del amor,
puntual, la muerte también escribe su rúbrica.

Como los subtítulos lo sugieren, el poeta aborda el tema central —el amor— como
un proceso. De los primeros enamoramientos de adolescencia y juventud, pasa a la
exaltación erótica de la madurez y. al final, pese a la disolución del amor, llega a la
serena percepción de que éste constituye el ingrediente básico de una vida armónica
y de equilibrio interior. Inclusive, es la presencia —la indispensable mano— que
aligera, suaviza o hace soportable la sola idea del morir. Y, en el ínterin, la cauda de
desencuentros, desengaños y desgarraduras, como inevitables componentes. Algunos
fragmentos permiten acceder al estilo: Guarde silencio la poesía,/ la metáfora pesa
un mundo menos que la hora final.// (...) No hay verso que nos devuelva el abrazo
perdido.// Aqui, ahora, basta con la simple palabra,/ que esto no es dolor de poema
sino dolor cerrado,/cosa de vida o muerte. (“A veces los poetas hablan de la muerte”,
Saravia, 2002: 41); Ella vendría para endulzar mi café con su mirada/y enredar su
angosta voz en mi pelo/ (...) No espero una cintura mística/ sino la mujer imperfecta,/
la que cruza mi historia caminando./ No una con la cual pueda vivir,/ sino aquella
sin la cual no pueda vivir./No la que sobreviva a mis cruentos desayunos/sino la que
me diga qué vida he de ponerme cada día./La cosecha se acaba, los campos/sé van
quedando solos y el tiempo galopa buscándome/^ Compañera, déjame refugiarme
en ti, morir a salvo. (“Oda de la voz lejana”, 63).

En la poesía, se le asigna un rol muy alto a la mujer: dicta pautas de vida y es


salvaguarda frente al morir. Es el estilo reflexivo —jalonado con frecuentes paralelismos,
paradojas, metáforas y antítesis— que vimos en Alta es la noche. Leemos: Las cosas
y yo/—lejos ya del rencor— nos miramos con sencillez/y vuelvo a comprender/ que
todas las mujeres son bellas,/que la poesia tiene los contornos del alma./Descubro
que se me ha ido la vida./ que cuando termino de escribir estas palabras/ ya son
parte de! ayer./ Y cae sobre mí una delgadísima lluvia de nostalgias/pero canto esta
alegría de no haber muerto aún. (“Hoy he descubierto que todas las mujeres son
bellas”, 39); El hombre, corcel de humo, un día/ pierde el camino de regreso y se•*

•* Esta barra es del autor y señala también el fin del verso.

628
It pclobrc iluminado

rompe las uñas/en los espejismos./El aire rígido, viscoso, enrojece en la pasión de la
batalla,/pero lo sabio de la espiga está en su corazón flexible/y lo necio del vendaval
está en la ira sorda de los golpes. (“Bellota de pino en el patio de la casa del este", 59).

Si este libro no hubiese incluido el tema de la muerte, habría repetido el esquema de


Solo para una mujer. Asi, además de las alusiones que a ese momento se le dedican
en otros poemas, Saravia le consagra ocho textos que engloba con el titulo de “Todas
mis muertes fueron cotidianas”. En ellos, evoca distintas circunstancias en las que
sintió, muy de cerca, su palpito sombrío. En “Alguna vez tenía que contarlo", el
peligro en que estuvo junto a la vía del tren: Vuelvo a batir mis alas,/ a cruzar el
puente,/a salvarme en el último segundo./ Porque el hombre muere muchas veces/
Pero se niega a recibir en silencio la muertefinal. (45). En “Golpe de Estado, octubre,
63”, en medio del hecho de implicación social, sobresale la sensitiva evocación del
padre: Hace muchos noviembres/ que el viejo ha soltado mi mano,/ mi vista no lo
toca pero su adiós no se acaba./Sobre su nombre he puesto caracoles/ para acercarle
el mar. (47). Cargado de nostalgias, pero sin dejarse vencer por el abatimiento, es
“Nadie muere de acuerdo con su esperanza”: Un día las manos amanecen mudas,/
los ojos no escuchan el sabor de la hierba,/uno respira profundas estaturas perdidasJ
levedades,/ pero el corazón —el mar del corazón— nunca envejece,/ no se rinde
jamás.//(...) Después de sus muertes uno se busca en soledad,/¿de qué otro modo ha
de buscarse/más allá de los olvidos? (52). El amor, la muerte, la sensación de que ya
se anduvo la mayor parte del camino, el sereno enjuiciamiento de los hechos y la
aceptación de los términos que la vida impuso, son aspectos abordados. Como en las
obras anteriores, para cada texto, creó una semántica particular.

Claudia Torres

Claudia Torres (Tegucigalpa, 1951) escribió Mariposa amarilla (1996) que se divide
en dos secciones: “Mariposa amarilla” y “Gato azul”. Aunque en sta última, hay
muestras de un trabajo más complejo, la mayoría de los poemas on sencillos y
transparentes. Amor, ausencia, olvido. Ansia de perdurabilidad. Sobre éstos y otros
temas, mediante un constante vaivén entre introspección y captación del entomo, se
teje la poesia del libro.

629
Htltn Umoño

Para cantarle al amor, la naturaleza presta sus elementos. Copiado en forma completa,
en “Amalgama de trópico y ceiba”, los dísticos mantienen una estructura paralelistica
en la relación naturaleza-ser amado: Silba tu aliento/ en el canto de los grillos.//
Huele tu piel,' en la aurora de la noche.// Grita tu voz/ en la fuerza del martillo.//
Tiembla este sol/ en lo alto de ¡a sierra/ para incendiar el esqueleto de los tiempos.
(Torres, 1996: 43) En ‘Mito", la voz poética se autocontempla como parte integrada
a la naturaleza, brotando de ella: La noche temblaba/ cuando hilaban mi pelo.//Del
trunco del Guayabo/ brotó una piel/ que cubrió un alma/ golondrina, zumbadora,
aventurera.// (.. .) La fuerza/ la tomaron del roble,/ unas astillas bastaron/para el
fulgor vital. (16). Dado que el mito ocupa un estadio de privilegio en la evolución del
pensamiento humano, asimilarse a él es una manifestación de orgullo de sí misma:
satisfacción de saberse y sentirse mujer. De ahí que la vinculación con el mundo
natural se perciba con intensidad. Por esta razón, en “Metálica”, el yo se proyecta en
la soledad del paisaje marino: Imagino/ una inmensa playa sola/ donde albatros blancos/
pintan huellas en la arena metálica.// La bruma se filtra/ con presteza diluida,/piel-
came-tuétano.//Cierro en parpadeo/ cada redondo poro./Inmisericorde,/apretujo el
so!. (32) También, para definir al hombre, establece una analogía con el jaguar. De
paso, se visualiza la índole de la relación de pareja: En los atisbos de la noche,/
silencioso/ tomas las veredas deljaguar.// Mirada fría,/recuento exacto,/y el cálculo
seguro/de un zarpazo indoloro.// Con el grito cosquillante, (sic)/ tus labios caminan/
lenta/ la danza del goce.// La víctima/ en posición fetal. (34). Sintomática» imagen
final: la victimización de sí y la regresión a etapas primigenias.

“Sortilegio" aborda el viejo tema del amor que se solaza en el placer mismo de amar;
el que, por su intensidad, ni siquiera pide correspondencia: Ya podrás esconderte en
rincones profundos,/ levantar mil muros de piedra,/navegar en los ríos de oriente.//
Existo en tu piel,/ subterránea,/ húmeda,/ inmensa.// Aunque tú no lo quieras.
(“Sortilegio”, 44). Llevar el amor a este nivel no implica aniquilación en el otro. Por
esta causa, en “Esta piel", se confiesa el deseo de afirmación y construcción personal:
Quiero prolongar/ esta piel que me aloja,/encontrar lasfronteras perdidas,/recordar
mi memoria de atraso.// Me aterra el olvido/(...) Quiero crecer/esta piel que contiene
un instante,/ jirme surco de esteros y mares,/ masa abierta de almendras-romero.
(48). Hay voluntad de buscar matices nuevos en el mundo de la imagen.

630
La palabra ilminodc

Lingüísticamente, estamos frente a textos que carecen de exabruptos Sin embargo,


en dos o tres casos, la autora violentó la semántica y elaboró imágenes inusuales,
quizá de no afortunada formulación. En “Fuga en si mayor”: Imagino un mundo en
cada gesto de tu cuerpo./ (...) Los labios como párpados dormidos sibilantes respiran
sandías./ (...) Fugitivo,/se esponja un pecho entre costillas./ libera lúdicas iguanas/'
y un largo tremor de silencio. (56). “Gato azul” posee un relativo hermetismo,
íntegramente dice: Gato azul,/saltas de Francfort a Kiev/ con la pequeña valija/ que
escondes/ en las ranuras de la costilla izquierda.// Azul, azul/ caminas las tundras
siberianas,/ escalas los montes himalayos,/ persigues la lumbre de los lagos en las
nubes, bajo las montañas.// Es mi brasa oscura,/ luz azul, azul de mis entrañasf la
que busca anidar tu ternura,/ azul, azul,/ como las aguas del Báltico,/ sus focas y
peces de plata.// Gato azul//azul gato. (52). Tal vez, el gato sea un símbolo que se se
identifica con la pluralidad conceptual (serenidad, paz, tranquilidad...) del color azul.
Quiza, una imagen de sí misma.

Abundan las referencias al color: Fugaz y lejana/' entraste a mi casa' mariposa


amarilla.// (...). Te dormiste en mi almohada,/ en el agua del vaso,/ en la juente
angustiada./(“Juegos”, 14); Yo,/ un mar abierto inmenso/ con algas verdes, tejidas
alrededor de mi centro. (20); Nunca supe explicar/ el misterio azul de tu silencio,
(“Prontuario”, 22); Los colores juguetones,/ engaño malabarista al ojo,/ acompañan
en deslizante torbellino al olvido.// El rojo presuntuoso lo seduce,/ atribula el azul
con su silencio,/ verde cosquilleo lo emborracha,/ pierde su mirada en el violeta.
(“Nana”, 46). Además del uso como adjetivo (cf. 24, 26, 28, 30, 32, 40, 54...),
advertimos la animización del color, la atribución de sensaciones. En síntesis, en esta
obra, no siempre los versos logran un acabado pleno. Pero los fragmentos indican
solvencia al encarar el trabajo literario.

John Connolly

John Connolly (San Juan Curva, La Lima, 1951) escribió De las isas que recuerdo
(1998), libro que combina el trabajo de escudriño personal on la preocupación
colectiva. En el primer rubio, cude a la cantera de la niñez, siempre prodiga en
temas. En “Contraluz de la in cía”, un hecho actual catapulta al yo poético hacia un
pasado que provocó marcas indelebles: Esta mañana un niño/ volcó sobre mis ojos/
mil pájaros de un golpe.. A contra uz del viento/me sorprendió su alada transparencias

¿31
Htlen Umello

v eché a desandar los pasos/ a la infancia,/ a ese deslizamiento fugaz/ en que el


recuerdo baja a sondear las cálidas raíces de la vida./ Quise alcanzarle el vuelo,/
beberme su esperanza/ más el destello inútil/ estalló entre mis manos/ su látigo de
vidrio. (Connolly. 1998: 23). “De las cosas que recuerdo”, con sobriedad, evoca la
figura materna Mi madre hablaba poco/ (...) Muchas veces la sorprendí/ con las
manos oprimidas/ y el paisaje volcándole los ojos/ como si el dolor le bebiera la
existencia/ o la ceniza del mundo/ le estrellara el rostro (36). “A mi padre” ostenta
imágenes indicadoras de afecto y comprensión: Lo conocí en las alas/más audaces
de! sueño/ el dia en que los peces/ se tomaron la luna por asalto./ Ya para entonces/
cabalgabafurioso/ en la ternura pálida del mundo./Nunca supo decirme/ la verdadera
razón del equilibrio/ porque en su espacio/ no cabían los golpes. (20).

La poesía de contenido politico y social es la veta más generosa. En “Pasos en el


viento”, pese a lo manido del tema de la huelga bananera, Connolly lo vadea con
soltura: Entre las verdes matas/ surgió una nueva bandera/ enarbolando la fuerza de
los débiles/ cubriendo la violencia de la muerte. (27). “Memorias” rinde homenaje a
las victimas de la represión politica y exhorta al recuerdo De aquellos/ que en las
primeras gotas/ de una mañana cualquiera,/ dejaron/ sobre su almohada un pétalo/
de alados e inclaudicables sueños. (42). Como contrapunto, “Los visitantes” señala
a los sicarios y asesinos: Llegaron de noche./ Caminaban envueltos en olores
sangrientos/ y leves./ La mudez oscura y triangular de sus /ostros/ era una navaja
azul/y su herida era callada. (34). “Consigna” —tal vez de menor calado formal—
expresa fe en la lucha popular. “Miguel Ángel” [Pavón] es un sentido homenaje a un
patriota, victima de la represión gubernamental. “Elegía” establece un lazo de solidaridad
latinoamericana. En ningún caso se resbala hacia el terreno de lo obvio y manido.
Poesía política de temple lírico.

Dentro de esa perspectiva ideológica, escribir no es un acto inútil. “Tarea” señala el


lugar que al escritor le corresponde en la lucha por la dignidad: Trazando junto al
hombre/ nuestro vuelo de pájaro incendiado/ desafiando el fondo del miedo/ sin
descanso/ hacia la libertad de todos. (28). “Los envilecidos” asigna al poeta un alto
sitial: el hombre no se rompe/frente a los espejos./ Un poeta/es un hilo irrompible/en
el fondo del miedo (26). Priva una visión idealizada del escritor. Un insistir en la
necesidad de la utopía. El trabajo formal toma válido el mensaje.
La palaba ilaawaaJa

Josí González

José González (La Lima, 1953) es autor de Poemas dri cariota (1984); Las órdenes
superiores (1985) y La poesía me habla (2001), obras que oscilan del decantado
lirismo a una perspectiva caracterizada por la iconoclasia, el sentido iúdico en el
abordaje del tema y el abandono del realismo a ultranza Poeta clave de la neovanguardia
hondurena.

Poemas del cariato


Esta obra sintetiza el autoritarismo de una época: la dictadura del general Tiburcio
Carias Andino. Sus veinte textos se construyen con base en un contrapunto temático
y formal. Uno de los términos está regido por la triple ley del encierro, destierro y
entierro que el autor seleccionó como epígrafe. En el otro se contraponen los valores
que el tirano pretende avasallar o aniquilar. Y de un polo al otro, se desarrolla un
trabajo expresivo en donde la línea realista (con utilización de elementos narrativos o
anecdóticos) sufre la erosión provocada por una serie de matizacioues lingüisticas
que van, de la soterrada ironía, a la imagen de corte mágico-maravilloso.

Poema a poema, llegamos a la percepción de una época tenebrosa. Para presentarla,


González divide su trabajo en dos secciones que, en su misma denominación, indican
los aspectos tratados: “Señores de la dictadura" y “Hechos y relaciones". La lista de los
primeros incluye nombres muy conocidos en la vida política del país. De los segundos
surge una temática de atropellos, injusticia y venalidad. En clave poética, el retrato de la
dictadura, tan fecunda en la narrativa latinoamericana. Para significar, desde los planos
formales, la aspereza de ese inframundo, el autor encontró una manera expresiva de
carácter sustantivo que, ai apoyarse en la realidad, adquiere la fuerza de un disparo
dirigido a blancos perfectamente definidos: don Femando Zepeda Durón era un hombre
extraño/periodista/ sacristán/ coronel/ y licenciado/ le echaba leña a ¡os comunistas
criollos/ les decía cabrones/perros rabiosos/ vende patrias/ con u. ’ i saliva interminable
(“Ley Fernanda", González, 1984: I9);w lowelyércx vino de Nui i Zelandia pero se
hizo hondureno a putos golpes/aprendió a mascar tabaco/y a trc ,arse el humo áspen)
que producía/ el caqtc de la época y la moda de llevar pistola al cinto/ lo impresionó
(“El último vuelo de lowel yérex", 21). González, aún apoyándose en hechos histéricos,

85 El autor utiliza barras integradas al verso. Para indicarlo, tes subrayamos.


Hilen UmoAa

rehuye el tratamiento mimético, Para ello, acude a una especie de “amortiguadores” de


tipo imaginativo que impregnan al texto de un sello lírico. Justamente, lo que singulariza
el estilo del autor. Asi. en “Lluvia de peces”, dice: Plutarco Muñoz odiaba a los peces/
sobre todo los que caían en esas lluvias increíbles/en tiempos de elecciones/(...) sobre
todo en Yoro/ donde ocurrían esas cosas extrañas/ de que un pez le cayera así defácil/
en un dia i malquiera/ arruinándole el discurso/ o que la gente cerrara puertas/pensando
en el fin del mundo/ había que luchar contra aquellos peces/ que lo arruinaban todo
con sus escamas/ había que llevarse el pueblo y las matronas supersticiosas (33-34).

González emplea la lengua coloquial. Pero supo matizarla con inflexiones irónicas
mediante las cuales cuestiona personajes y situaciones. Al presentar las diversas
ocupaciones de Zepeda Durón entre barras, objetiva su incompatibilidad. A Lowel
Yérex lo presenta impresionado por la parafemalia militar y machista. En el tercer
ejemplo se advierte un detalle fundamental: lo cotidiano se reviste de rasgos insólitos;
lo normal se rodea de una atmósfera mágico-maravillosa que, paradójicamente, permite
una intensificación en la percepción de la realidad: podemos inferir cómo era la
personalidad de Plutarco Muñoz por lo irracional de su odio a los peces que, además,
pueden considerarse desde un plano simbólico: dados los elementos cotextuales,
también pueden representar a ios adversarios políticos. Hipérbole que revela lo
demencial de la dictadura. Asimismo, el poeta arremete contra los iconos de la cultura
de masas. En “Cultura nacional” —y ya el título conlleva un dejo irónico— leemos:
Carias aprendió el idioma/ leyendo el Reader ’s Digest/ recitaba las citas que se
aprendió de memoria/ (...) los Dramas de la Vida Real/ le empujaban a fondo la
ternura/ lo mismo que los Personajes Inolvidables/ y los anuncios de Gillete/ ese
invento maravilloso (51).

Según apuntábamos, generalmente, el autor parte de las formas coloquiales del habla
y, al finalizar el poema, en dos o tres versos, da una especie de salto hacia un lenguaje
que, en sobrias imágenes, concentra una gran carga lírica. En “Ley Fernanda”, leemos:
eran los tiempos de la Ley Fernanda/y de! Castillo de Omoa/los tiempos en que don
Fernando Zepeda Durón,/ visitaba las morgues y las salas de tortura/ como un paseo
acostumbrado/ Teguc igalpa cabía en la palma de mi mano/ y el sol derretía a los
inválidos bajo los mansos edificios (20). En “6 de julio del 44”, al recordar la masacre
ocurrida ese día, dice: San Pedro Sula era una ciudad sitiada por el calor/su catedral
parecía un imperio derrumbado a la hora solar,/era la ciudad de Gálvez/de Carias/

634
lo palabra iluminarlo

de Plutarco Muñoz/ y de las mujeres tiroteadas desde el aire por la soldadesca/


rematadas luego a lo largo de la calle/ y que Muñoz dijo que sangraban porque
estaban menstruando/papá también recuerda lafiesta de toros que había en ei estadio/
y los juegos artificiales que se confundían/ con aquellos fuegos que se llevaban la
vida (38).

Al asesinato, se añadió el escarnio. Esas mujeres, al oponerse al dictador, representan


un mundo de valores distinto. Lo encontramos también en “P. U.”, siglas-homenaje a
Prisca Ugarte. De ella se dice: cae asi del recuerdo/ como una insurrección o un
incendio. (39). “Día de fotos” consigna la masacre de San Juan: los hombres no
salieron a la pesca/ y las mujeres se bañaron en azúcares/junto con las aves y los
niños/ (...) había que demostrarle al General/que los negros estaban con él/y no en
la oposición como se rumoreaba/ (...) por eso miraban fijamente aquella extraña
cámara/ que arrojaba fuego/ y los hacia entrar al rito de la muerte' porque ellos
creyeron que tomarsefotos era morir/ allí/ donde los barcos pasaban sin verlos/y las
tormentas se tragaban las playas y los ríos (56). El tema es político. Persiste la
denuncia del hecho descamado e innoble, pero el lenguaje, sin soslayar lo referencia!,
se alza hacia niveles estéticos.

Las órdenes superiores


Las órdenes superiores representa otro esfuerzo por universalizar la poesia hondureña.
Su temática rebasa el ámbito nacional y personal y camina, con soltura, por predios
pertenecientes a distintas culturas: Roque Dalton (El Salvador); Robín Hood (Europa);
Ezra Pound (Estados Unidos); Gabriel García Márquez (Colombia) y Augusto
Monterroso (Guatemala).

En Latinoamérica, la lista de escritores trágicamente desaparecidos como consecuencia


de su apoyo directo o indirecto a movimientos que buscaban la construcción de un
mundo más humano, más justo, es extensa. Nombres como los de Otto René Castillo,
Roberto Obregón, Alaíde Foppa, Luis de Lion, Ricardo Morales Avi. s, Leonel Rugama,
Roque Dalton y otros, jalonan la reciente historia de sus respectivos paises. Sus
muertes dolieron dobieinente. Uno, porque se rechaza cualquier violencia contra un
ser humano. Dos, porque todos eran escritores en plena producción poética.
Justamente, en “Monólogo de k.rque Dalton", el autor recoge aspectos de ese lacerante
dolor individual-social. En doce partes (que pueden ser leídas tanto de manera aislada

635
N«l«n Umoflo

como en perspectiva circular de carácter unitario), González, desde el privilegiado


ángulo que proporciona el artificio escogido (la voz poética corresponde a Dalton),
logró caracterizar la psicología de un hombre cuyo circulo de vida, prácticamente, se
ha cerrado ya. De ahí que la visión de sí y del mundo evocado (su patria) esté
saturada de nostalgia, soledad y lejanía. El tono lo marca el primer texto: dentro de
pocas horas/vendrá la muerte a bosquejarme/ha de encontrarme tierno,/bello para
sus brazos./ afuera, detrás de estos barrotes de yeso,/ la noche da vueltas/ como la
cola de un animal ponzoñoso/ ahora ni siquiera sé quién es el enemigo/pero sé que
vendrá, a la hora señalada,/ a estrellar mi corazón contra la sombra./ lejos está
ahora mi nombre de guerra,/lejos de la piel y los sentidos (González, 1985: 11).'
* ’

El Roque Dalton que recrea González no es un héroe inmovilizado por el humo de una
absurda exaltación. Su figura está dotada de profunda humanidad: lleno de
ambivalencias, de certidumbres, dudas, afectos y nostalgias. En el comprensible vaivén
interior de quien, experimentando la última de las “situaciones límite’’, se ve asaltado
por aquello que, a diversos niveles, conmocionó su vida. Estamos ante un formidable
espíritu que vive la crisis, pero también el triunfo final de su existencia. Las
reminiscencias alcanzan estratos esenciales de un ser que vivencia, en óptica de
extrema claridad, sus últimos instantes. El panorama captado recorre un amplio
espectro: su voz añorando presentes que le han arrebatado; rescatando fragmentos
del pasado; restallando un implacable rencor contra sus victimarios; fluctuando entre
la duda y la serena aceptación de la muerte o lanzándose, en plenitud consciente,
hacia el porvenir: espejo de luz será mi cráneo/mi terrestre cráneo/por el que han de
pasar/las hordas y los últimos soldados. (17); reino de este mundo será mi reino/ (...)
reino de este mundo que construí a golpes de mar/ a golpes de furia./ (...) mi amor
por el Manehego/ no decae en este instante;/ es más: fuimos parientes/en aquello de
escupir contra los duros/ contra los dioses de la niebla/ entristecidos por el miedo/y
la traición. (16); entonces todo era hermoso como una cúpula/las muchachas bañaban
(sic) y reían en mis brazos/ llenos de amor y de salvajes inocencias. (12).

Por el juego imaginativo, por el desenfado en el uso del lenguaje y por la aprehensión
de filones de la personalidad del escritor colombiano en relación con su obra, otro
trabajo de calidad es “Siete boleros contra Gabriel y una carta bomba”. Está compuesto
de ocho partes entre cuyos títulos están: “La hojarasca”, “Barranquilla la impura”,
M Tanto en éste como en el libro siguiente, el autor, omite el uso de mayúsculas
después del punto.

636
lo polobro iluminado

“Hotel de putas” y “Habla la abuela desalmada”. Los ejemplos advierten sobre el


estilo: hojas y más hojas cayendo en tu memoria/terribles hojas de tu pueblo/ hiriendo
tu viejo corazón amurallado/y ese deseo de volver/ ese oscuro deseo de volver (33);
(entonces Macando/ no era más que un pueblo/ lleno de selva y talismanes/ dorado
incendio en tu memoria) (34); te imagino leyendo los viejos diarios, que de tarde en
tarde/ te trae el coronel, mientras tú le cascareas el gallo/ (...) te imagino chancleteando,
silbando ásperamente aquellas canciones de la guerra del pacifico/ mientras escupes
las rojas hormigas/ que copulan en el suelo/que me perdonen tus biógrafos/carmen
balcells/y todos aquellos que chupaban tu huesito de alquimista (41).

“Abuelo Pound” y “El bosque habitable” también se dividen en varias partes. En el


primero, González se centra en el encarcelamiento y posterior confinamiento del
poeta norteamericano en un manicomio. El segundo es una recreación muy libre de la
personalidad de Robin Hood, quien, inclusive, cantaba tangos. Pero no todo es juego
conceptual o lingüístico. En la sección final, leemos: robin se retiró a los60/cansado
de eludir al enemigo/ nunca sus tropas pudieron con la dura madera/ de sherwood/ la
dura madera con la que robin/ construyó sus caballos y el castillo de su amada/ hoy
-que todo es vuelo confuso de pájaros-/ el bosque es pasto de turistas/ y de locos
amantes tendidos en la hierba/ por unos pocos pesos/ los guías reviven batallas y
hasta amoríos/pero eso si:/la tierra ya no se estremece como antes (50). Frente a un
ayer en el que campeaba el ideal, se contrapone la visión pragmática del mundo
moderno.

La sección “Las órdenes superiores” cubre una temática diversa. La ocupación


extranjera anclada en Palmerola se denuncia, con ironía, en “Breve narración a cien
metros del enemigo”. En su totalidad, dice: no sabia que habían (sic) infantes de
marina/ en el país/ sabía del toque de queda/y del humo negro en las ciudades pero
infantes de marina no// pudo costarme la vida tanta ignoran :a acumulada (53).
Puntual y breve es “I magen de sobrevivencia”: veo al gato/ desgu rrar las alas de esa
mariposa/ que anoche soñaba en la pared/' y hasta mi rostro —irónico r burlón—
llega su sangre ácida/ huesecillos/y demás fragilidades de la muerte (55). Un estilo
fresco y suelto, excelente antídoto contra la solemnidad y el engolamiento.

En Las órdenes superiores hay poemas con títulos extensos como “Conversación
(privada) con Dale Camegie con el sabor amargo que nos produce el café”; “(Lo que
estarían haciendo mis vecinos s yo estuviera entre ellos todavía)”; “Díganle a

637
Hilen UmaAo

Monterroso [Augusto] que digo yo”. Formas similares encontramos, posteriormente,


en autores como Juan Ramón Saravia y Marco Tulio del Arca.

La poesia me habla
Este texto —en realidad un solo poema conformado por ciento sesenta y siete versos—
ostenta un carácter metapoético. La poesia —numen, madre, fuente nutricia,
humanizada diosa, exigente amante— es la que, segura de sí, de sus soberanos
poderes, interpela al poeta para tenninar aceptándolo, acogiéndolo: ebrios de luz/
vienen a buscarme/ ustedes, los poetas de la brújula muerta, los que dieron falsos
nombres/ y en el camino extraviaron sus pasos;/ los que habitaron las grutas/ y
alumbraron sus noches con lámparas de sangre,/ vienen a buscarme./yo os acojo/os
baño en mi leche/amamanto su sed/su espuma de náufragos/os doy mi verso cóncavo
y desnudo,/mi alegre canto de sirena./¿cómo no amara quienes ciegos defe/buscan
mi rostro?/ ¿acaso no veis mis patas de caballo blanco/junto al mar? (González,
2001: 1). La voz poética es, pues, la de la poesia que, con dolor, recuerda el sino
trágico de algunos de sus hijos: veo a Lorca y los olivos en flor/ los olivos: esos
árboles ciegos y sin entrañas./ veo a Dalton en el carbón de la muerte/a Otto René
en la llama del bosque/ardiendo como todos los soles del mundo. (2). Seguidamente,
con amoroso signo, evoca nombres emblemáticos: Neruda, Quevedo, Vallejo, Leonel
Rugama, Beltrán Morales, Ornar Cabezas, Pound, Violeta Parra y César Vallejo.

Dominando, una idea central: la poesía es la única vencedora de la muerte, hablando


de Violeta Parra, expresa: un dia decidió encerrarse y hacer cúbalas con la muerte./
vamos muerte —le dijo,/ (...) a ver quien (sic) tiene más vida/y en eso tuvo razón/
porque su voz anda en poemas/y en las alas de los pájaros (4). Al preguntarse, con
Rigoberto Paredes, a dónde van los poetas que mueren, contesta: van por allí regando
vida/ más vida que la que una vez tuvieron (5). La poesía alerta sobre el inevitable
desgaste de su fuerza: pero has de pasar a reserva./es la ley del oficio./otros vendrán/
con su caiga de versos/ con su espuma desatada, (ó). Asimismo, además de la
sugerencia sobre la muerte del poeta, realiza un acuerdo de entendimiento con él:
(pero eres poeta —hombre que das sed a las palabras-/ contigo haremos pacto/ y
verás como (sic) salen k™ palabras/ como rio de sangre/ como rio de luz): bebe mi
niebla, alegre mortal, bebe mi niebla./ (...) clava tus espuelas de sangre/en el lomo
de mis versos insomnes, (loe. cit.). Un texto emparentado con “Monólogo de Roque

636
le polabrs ilwninodo

Dalton”. Inclusive, hay recurrencia en importantes motivos como el de la luz o el de


los espejos.

Héctor Aguirre

Héctor Aguirre (Trinidad, Santa Bárbara, 1953) escribió Papeles del solo y otros poemas
(1997). La primera sección —conformada por once composiciones independientes—,
aunque no se indica asi, correspondería a “Papeles del solo”. La sección “Otros poemas”
incluye dos textos más. Aguirre está inmerso en una gran pesadumbre existencial. La
percepción de la sociedad está signada por la agresividad: No. A nadie le pido nada,/
(más que amigos/hay mil amagos criminales/que me circundan). (Aguirre, 1997: 2);
Tengo abiertos los navajazosferoces aún. (3); Estoy solo./ (Cualquier consejo siempre
llegará tarde).// Vengo y voy/ inventándome algo/para no desconocerme del todo.//La
paz de un cementerio/ convertido en un campo de batalla/ me alimenta a diario (7).
Por captar el fastidio de vivir; por la vinculación de este estado de ánimo con la elaboración
de la poesia y por la visualización de las palabras como entes animizados e independientes,
uno de los mejores trabajos es el “XI”: Si, me entristezco/porque aunque mi cuerpo/
esté joven,/ mis palabras/ dia a dia se oscurecen/ y en las tardes/ buscan una silla
mecedora/para luego bostezar algún verso. (11). No obstante la puntuación del último
verso, también posee interés “VI”: Me digo/ casa vieja,/ de nada te sirven/ las tejas
nuevas,/ los ladrillos frescos/ en el patio,/ tu espalda envuelta en tierra mojada.// Tu
misma agua/ te inundará.// Caerás,/ serás lo que ocultas; (sic) tierra. (6). A nuestro
entender, al libro le faltó mayor trabajo.

Otros autores

Hernán Cárcamo Tercero (San Marcos de Colón, 1925) escribió Frases intimas
(1964), libro que contiene una sección en prosa y otra en verso. Esta última, con
quince composiciones. La mayor parte, de tipo amoroso. “Al nadrc Reyes" rinde
homenaje al sacerdote. “Canto a la Virgen de Suyapa” recrea 1. tradición sobre el
encuentro, por parte de un campesino, de la venerada imagen rcogiosa. “Requiescat
in pace John F. Kennedy”, extensa elegía de homenaje al presidente asesinado. 'T anto
a Guatemala” exalta a la Revolución de Octubre de 1944 cuando todavía no había
sido corrompida por el comunismo. (Cárcamo Ten ero, s.f.: 15).

¿39
Hclcn UmoAa

Manuel de Jesús Murillo Ruiz (San Juan de Guarizama, Olancho, 1925) escribió
Páginas de mijuventud (1976); Leónidas Granados Cortés (Teupasenti, El Paraíso,
1927), La voz escapada (1998) y Marina de la Cueva (Copán Ruinas, 1929), En
las aristas de cristal (1989).

Héctor Laínez N. (Tegucigalpa, 1930) es autor de Angustia (poemas y ensayos)


(1974); Fulgor de trópico (1977) y Al péndulo de la paz o del odio sin fin (1995).
Encontramos temas patrióticos (“Exaltación a Lempira”, “¡Centro América, una!” en
el cual alude al ideal morazánico); costumbristas (“Angustia en el rancho”); amorosos
(“Eres”); reflexivos (“Lamento de ausencia”: sobre la fugacidad de la vida); de denuncia
política (“Olancho rojo”; masacre de la Talanquera);97 de intención social (abandono
infantil, pobreza...); de testimonio sobre desastres naturales (el terremoto de
Guatemala, 1976; el huracán Fifi, 1974) y laudatorios (“La efigie del médico”). Un
fragmento de este último permitirá deducir cuál es el estilo: Entre todas las ciencias
¡El es como el poeta!/ al (sic) difundir lo hermoso que en su cerebro bulle./ (...) El
médico es la esencia de la tecnología!/ (...) ¡Guardián de la salud, filántropo con
ciencia! (Laínez. 1974: 60).

Roberto Nieto Murguía (El Progreso, Yoro, 1930) escribió Breves apuntes militares
y literarios (s.f.) que incluye prosa y verso; Mensaje de amor y esperanza (1984) y
Buscando nuevos horizontes y recuerdos de antaño (1996). En éste, también con
trabajos en prosa y en verso, hay un marcado propósito ecológico, según ¿vemos en
el homenaje a Jannette Kawas, ecologista asesinada.

Georgina Díaz Fernández (usa el pseudónimo de Diana O’Grez, 1931) escribió


Sólo ser (1997). Cecilio Dueñas Quesada (Olanchito, 1931-1992), Tea de patriotismo
(1960) en el cual aborda temas nacionales: “A Suyapa”, “Al Himno Nacional de
Honduras”; “Escudo Nacional de Honduras”, “Lempira”, “Al poeta Juan Ramón
Molina”. En “Francisco Morazán”, al referirse a éste, dice: Relámpago que brilla
entre huracanes,/haciendo luz en medio de tinieblas,/más grande que reyes y sultanes/
apareces soberbio, entre las nieblas. (Dueñas, 1960: 27).

87 En junio de 1975, terratenientes y militares mataron y arrojaron dentro de un pozo


los cuerpos de dos sacerdotes, dos estudiantes universitarias y de vanos
campesinos. Después dinamitaron el pozo.

640
la palabra iluminada

Reynaldo Narváez Rosales (Olanchito, Yoro, 1931-Tegucigalpa, 1992) escribió En


voz alta (1986) y Nueva semilla Prosas y Versos (1992). Con respecto a los textos
versificados, “México en una lágrima” recuerda a las victimas de un terremoto reciente.
La sección “Canto a Molina y otros poemas” comprende: “Canto a Molina”, “A
Honduras”, “A Roberto Sosa”, “A Olanchito”, “Canto al rio Aguan", etc. Del estilo,
de Índole completamente denotativa, da cuenta un fragmento: Yo conozco tu historia/
naciste en Tegucigalpa capital de Honduras/ te hiciste guerrero de Trinidad/ y te
fusilaron en San José de Costa Rica. (“A Morazán”, 1992: 100). En esta misma
sección hay composiciones como “El soldado” (también dedicada a Morazán); “Quiero
escribir” (Quiero escribir un poema/ que se haga piedra milenaria/ que quede de
testimonio de mis ansias libertarias, 109); “El mensaje del escritor” (Busquemos un
mensaje para liberar/ al hombre de sus ataduras/ busquemos un mensaje de altura
cívica/ para que se haga conciencia/ en el respeto de los derechos humanos, 110);
“Poesia” (Diosa poesía.../ quiero abrevar en tu fuente/para cantar un himno, una
canción/ que sea la anunciación de una nueva aurora, 91); “Miedo a los libros"
(Tenerle miedo a los libros es una aberración/es como tenerle miedo a la luz, 90);
“Los dos pinos de mi casa” (que llevan el nombre de sus hijos); “La honradez”;
“Mujer amada” y otros.

Leónidas Galeano Chirinos (Juticalpa, Olancho, 1932) publicó: Se mira una estrella
(1963) y, en 1974, Rimas Modernas, La rebelión de los pobres, Gigantes y pigmeos
y Viaje infinito. Sobre el primero omitimos los comentarios. Rimas modernas
comprende cincuenta y cuatro poemas y enfoca temas afectivos o de la problemática
social (abandono de los niños, la pobreza...). En ei primer caso, por ejemplo, en un
texto dedicado a una mujer, leemos: Imagino tu cintura/ como un fresco de botella/
que se llama Coca-Cola (Galeano: 1974: 29). El segundo rubro no anda muy distante
en cuanto al estilo. Con humorismo de grueso cuño, apunta: Buscaba un anima Hilo/
con afán desesperado,/y ya andando fatigado/ me encontré con un tipillo/ quien me
dijo: jzanganillo!/ (sic) pues búscalo en el Congreso/y si no 'n la Presidencia. (51).
Gigantes y pigmeos incluye textos en prosa y en verso. Entre est últimos encontramos
el tema patrio, el amoroso y el político. Vr. gr., “¡Gringos, vá, anse. Go Home” (sic).
Algunos son narrativos o humorísticos. Otros caen dentro del género de la fábula
(“El marrano y la cerda”, “El lobo y el hombre”, “La dama y el ricachón”). El carácter
didáctico aflora con facilidad: Si te abate la tr steza/no le sigas la corriente./ arremete,
sé valienteJ con coraje y con firmeza. (Galeano, 1974: 62). En Viaje infinito, lo

641
Helen UmoAa

social representa el rubro más destacado. En “Tiempos de Caín”, leemos: Hoy el rico
es más rico ciertamente./ hoy el pobre es más pobre tristemente/ sin que frene el
Destino esa carrera.// ¿ Vendrá un hombre que diga: ¡Basta, basta!/ aunque (sic) en
tan noble lid se rompa el asta/ de su hermosa y magnánima bandera? (Galeano.
1974: 37).

José Alejandro Barahona (San Buenaventura, Francisco Morazán, 1933) escribió


íntimas en el tiempo (1990), libro que contiene treintiséis textos versificados en los
que abundan las referencias a la mitología clásica. El amor es el tema preferido.
Encontramos homenajes a José Antonio Domínguez, Juan Ramón Molina y Medardo
Mejía. Abundan los trabajos de ocasión (a reinas de belleza, himnos a colegios,
recuerdos familiares).

Germán R. Madrid Zelaya (San Pedro Sula, 1933) escribió Añoranzas


(probablemente, 1994). Contiene composiciones de amor, efemérides familiares,
consejos y observaciones generales sobre la vida. Vicente Machado Valle h. (Los
Ángeles, California, 1934), 24 poemas para Ana Lourdes (1961). Julio Andrade
Yaca man (1936-1972), Primicias de un novel Poesías (s.f.) y Hogla Carcache
(Choluteca. 1937), Del amor y yo (2001).

Enrique Aguilar Paz (1933) es autor de Al rescate de la Patria Grande (2001), libro
con trabajos laudatorios dedicados a Centroamérica en general y también a cada uno
de los países del área. Incluye un canto a la República Dominicana. Composiciones
extensas que, sin excepción, acuden a la décima de corte tradicional (vr. gr. “El
Salvador Pionero Je Libertad” comprende veintiséis y “Mi Nicaragua genial”,
treinticuatro).

René Suazo Lagos (Tela, Atlántida, 1934) escribió Poemas y cuentos del pasado
(1982). Pedro Vijil Rosales (Langue, Valle, 1935), Destellos (Poemas y cuentos)
(2004). Efraín L. González (Tegucigalpa, 1936), ¡Arriba pueblo mió! Poemas de
antes, durante y después del Mitch (1999), libro que incluye una autobiografía
versificada; textos de homenaje a la Tierra (especialmente mensajes ecológicos) y
poemas descriptivos de la naturaleza. Su parte central está formada por una serie de
trabajos que recuerdan las devastadoras secuelas del huracán Mitch y las muestras
de solidaridad internacional: ¡Espantoso monstruo. Mitch!/Huracán cruel, vily artero./
Feroz bestia apocalíptica./te escapaste del infierno,/para venir a hacer maU para
ensañarte en mi pueblo./para arruinar (sic) mi País (González, 1999: 36).
642
la palabra il«mino4o
O

Daniel Cano Andrade (Tegucigalpa, 1938-2001) escribió Primicias (1968), Recortes


(1984), Grito interior (19941,y Amorosas 100 poemas de amor (1998). El primero
contiene cuarenta y dos poemas de elaboración tradicional. Alabanza a la naturaleza
(“Gotas de selva”); tenas patrios (“15 de septiembre”); religiosos ("Místicas”) y
elegías (“Céleo Murillo Soto”) son algunos rubros contemplados. En “Elegía del adiós”
resalta el pensamiento machista: Si te vas, no me importa, y, te digo sincero que me
lleno de orgullo al saberfui el primero.//Desde ahora te afirmo que aunque encuentres
otro hombre,/cuando bese tus labios le hablarás en mi nombre.// ( .) No saldré de tu
pecho, confranqueza te digo:/ que aunque duermas con otro, pensarás que es conmigo.
(Cano, 1968:30-31). Cano incluyó textos de prosapia costumbrista. En ‘Déme lumbre
carcelero”, un prisionero cuenta la violación y el asesinato de su mujer y de su hijo y
cómo se vengó del culpable, el Indio Agapito (69). Grito interior sigue el mismo
patrón desfasado desde hacia varias décadas. Con una transcripción del habla supuesta
de personajes indígenas, cada uno de los veintidós textos, enfoca situaciones en las
que ellos se ven envueltos: hambre, marginación, destrucción de la cultura autóctona,
sueAos frustrados, engaños de los partidos políticos demagogos, etc. En todos, el
diálogo entre dos supuestos interlocutores (el propio yo, Dios, el otro) es el rasgo
más destacado Hay una perspectiva realista sin ningún artificio literario. En “A
votar”, lo comprobamos Qui nu voy ti digo:/nu sigas ludiendo, ‘qui ayo qui nimportan/
esas elecciones. qui al fin, pn qui sirven. El cuento es el mesmo: las mesmas
habladas,' los tnesmus descursos/ con sus babosadas (1994: 131). Los dos libros
restantes ofrecen menos interés que los reseñados.

De Hermán Alian Padgett (1939-2002), Selecciones de la Escuelita Alegre (s.f),


además de algunos guiones de programas radiofónicos que se transmitieron en 1966
y 1967 con el nombre de “La Escuelita Alegre”, contiene un buen número de textos
versificados que siguen dos líneas diferentes. En los menos, el amor realiza, por asi
decirlo, una poesía “seria” a la cual agrupa bajo el titulo de “Poemas": "Al dar las
once” (tristeza y soledad); “Mi canto a la madre proletaria”, ‘La Patria llora”,
“Desolación”, “La mujer”. “Lección martiana”. En éste dice: QUI DOLOR HAY EN
MARTÍ/por la lección que legara/ al decir que Patria es Ara/y no pedestal, y así/se
ha equivocado el mambí,/pues la misión tan sagrada/de amara la PATRIA AMADA
YA NO CUMPLIMOS AQUÍ. (Padgett, s.f.: 67; siempre, las mayúsculas son del
autor). En la sección “Parodias de poemas famosos”, tal como ya lo había hecho
Femando García, Padgett realiza parodias con fines burlescos o políticos. Entre otros;

643
Hilen Umofto

“El buen cursiIlista de los ojos negros”. “Nocturno a los Cheles” (“Nocturno a Rosario").
“El Bnndis del patero" (“El brindis de’ bohemio"); “Viendo a Ramón" (dedicado a
Villeda Morales, con base en “Reír llorando”) y “El corrido infiel” (“La casada infiel”).
En la sección “Humorísticas en verso", en “Por eso estamos como estamos”, este
título se repite después de una cuarteta en la que se censura algún problema: Porque
ai ganster (sic) alentamos' cuando al poder ascendimos./ tanta sangreya vertimos/y
a la anarquía llegamos.// POR ESO ESTAMOS COMO ESTAMOS// Porque al vil
autorizamos/ para que armara el terror,/hoy elfruto de ese error/ con sangrejoven
pagamos. (98). En “Plegaria cívica”, después de nueve estrofas en las que se enumeran
los males de la patria, hay dos versos a manera de plegaria: Santa patrono de Honduras/
que moras en altos cielos/y miras estos desvelos/de tus humildes criaturas// SANTA
PATRONA DE HONDURAS/ SALVADNOS DE LOS FLAGELOS. (103). En “La
oración de los solteros”, después de cada una de las seis estrofas, también hay dos
versos que formulan una oración: Prefiero ira Casamata/y entre pulgueros dormirJ
que en Acta de lo Civil/ dejar mi nombre estampado,/ y por siempre encadenado/
sufriendo desgracias mil/ tenga en mi casa al demonio.// Salvadnos del matrimonio./
Santo Patrón te rogamos. (105). En “Viajero”, habla del parque central como un
mercado que afrenta a Morazán. La última sección se divide en “Parodias de canciones”
(boleros) y “Compositores de La Escuelita Alegre”. En esta última, hay canciones
tanto de Padgett como de otros autores.

Leda Leonor Zúniga Rodezno (San Marcos de Colón. Choluteca, 1939) escribió
Cantos de mi tierra (1986). Juan Blas Galeas Santos (San Esteban, Olancho,
1940), Poemas de mi tierra (2205); José Francisco López (Danlí, 1941), Plenilunio
lírico-cultural danlidense (s.f.); Francisco Mondragón (1944), Sueño poético (1973);
Billy Peña-(Guillermo Arturo Peña Ferrera, San Pedro Sula, 1942). Poemas (s.f..
prólogo fechado en 1980); Elena Marina Ordóñez de Dilworth (1943). Vendaval
(1998), Contrastes (1999), Remembranzas (2001). Laberinto (s.f.. en el prólogo se
consigna 2001) y Penumbras (2003); Mario Osorio (La Lima. Cortés. 1945). Hojas
sin rumbo (s.f.) y Acantilados líricos (s. f.); Jaime Salvador Montesinos (1950),
Páginas indelebles (1996) y María Teresa Ramos C. (Olanchito, 1953). Amor en
una sola palabra (2000).

Sebastián Rojas (pseudónimo de Rigoberto Quesada Figueroa. Olanch’to, 1945-¿?)


es autor de No hay tiempo de descanso (1986); Poemas de la calle (1987); Regresé

644
la polobro iiummodo

a quedarme (1989) y El secuestro y locuras sensatas (1990), textos de intención


política y de denuncia social.

Manuel Luna Mejía, en índice general de poesía hondureña. incluye trabajos de


Ubodoro Arriaga (Maréala, La Paz. 1926); Luis Andrés Cardona Molina (Manto,
Olancho, 1927); Cecilio Zavala (Tegucigalpa, 1929). Dante Gabriel Ramírez
(Comayaguela, 1930, de quien también se encuentran algunos trabajos en la compilación
de Renán Pérez) y Ángel Augusto Morales (Copán. Ruinas. 1930). En Polígono
verde (Antología de poetas universitarios) (1951), Renán Perez, además de
composiciones de autores ya mencionados, ofrece textos de Carlos Alberto Gáhez
(La Ceiba, 1930); Carlos Reyes Navarro (Tegucigalpa. 1932) y Rolando López
Vásquez (1933). Felipe Elvir Rojas, en Antología del soneto en Honduras (s.f.),
presenta trabajos de Héctor Isamei Gutiérrez (El Progreso, Yoro, 1930) y de Carlos
Gilberto Sandoval (Copán, Ruinas, 1936). En Antología de poetisas hondurenas
(s.f., ¿1969?), Raúl Arturo Pagoaga incluye composiciones de Margarita Estela
Pavón Joel (Talanga, 1933) En el volumen colectivo El otro horizonte (1994), hay
trabajos de José Napoleón Mejía García (Goascorán, Valle. 1941), Isaac Rosendo
Cbá vez Rodríguez (Choluteca, 1946), Germán fovar (Langue. Valle, 1946) y José
Javier Martínez Eapinoza (El Triunfo, Choluteca, 1948). Julio Turcios Vijil, en su
antología, incorpora dos breves textos de intención ecológica de Guillermina Cuéllar
Fiallos (Comayagua, 1941). Raúl Arturo Pagoaga. en Itinerario histórico de lapoesia
hondurena (1973). da cuenta de la labor de José Ángel Lara Lanza (Tegucigalpa,
1927) y de Ángel Augusto Morales (1930).

645

JBwi
Capítulo VIH

La POS5ANGUARDIA
La posvanguardia
La Generación de 1984
(Nacidos entre 1954 y 1983)

La poesia posvanguardista la iniciaron autores pertenecientes a la misma generación


vanguardista pero que superaron las propuestas estéticas de los distintos movimientos
surgidos a principios del siglo XX. Comenzó a manifestarse hacia finales de la década
de los años veinte o principios de 1930. Como reacción contra el irracionalismo de
las vanguardias, representó una forma serena y mesurada de encarar el quehacer
poético. No fue raro que se volviese a la rima, a las formas estróficas regulares y a la
ilación lógica. Con frecuencia, evitó todo artificio y ornamento para buscar un lenguaje
desnudo. Algunos poetas —en la búsqueda de la poesía pura— pretendieron despojar
a la palabra de cualquier implicación conceptual o afectiva (el caso de las jitanjáforas).

Hacia 1940 —con la poesia trascendentalista— se buscó eliminar, del signo verbal,
todo referente externo y se elaboró una poesía hermética que pretendia acceder o
tabular, mediante la imagen, la dimensión trascendente de la realidad, libre de toda
contingencia. Apareció. también, la poesia concreta —vinculada a la poesia ideográfica
cuyo propósito es la figuración del objeto poético mediante las palabras— que dio
énfasis a la palabra como objeto móvil, con la posibilidad de la expresión cinética en
el espacio de la página. Por esos años, también, en Nicaragua, surge el exteriorísimo,
identificado con la inclusión de elementos tradicionalmente considerados como
prosaicos, con el lenguaje y los temas extraídos de la vida cotidiana, con la adopción
de un tono conversacional. (Fernández, 1991: 79).

Hacia la década de los años cincuenta, frente a la poesía vinculada al surrealismo,


surgieron voces que pedían llegar a un público más amplio. Se buscaba descubrir la
experiencia cotidiana y el lenguaje compartido. Surgió la poesia *\ entunicante”, algunas
veces de inspiración popular y, con frecuencia, cargada de intereses políticos y sociales.
En ella puede incluirse la poesia prosaica (algunos textos de Neruda) y la antipoesía
(Nicanor Parra). En este ultimo caso, se prescinde de la retórica; se tiende a la burla
y al sarcasmo: el poeta se niega a asumir la tradición literaria. Su lenguaje es
el que exige la irreverencia m los valores establecidos, el adecuado a una
presentación esperpéntica del h< <br& (77).

64?
Helen UmoAo

En Latinoamérica, a partir de la década de los sesenta, el triunfo de la revolución


cubana desencadenó un gran entusiasmo por la transformación social. Surgen los
focos guerrilleros y muchos poetas, además de elaborar poesía contestataria, se
enrolan, directamente, en movimientos insurgentes. Posteriormente, la caída del muro
de Berlín; la quiebra del mundo socialista; la debacle de la revolución sandinista en
Nicaragua; el resquebrajamiento de los movimientos insurgentes en El Salvador y
Guatemala y la pérdida de credibilidad de las organizaciones de izquierda, condujeron
a una situación de crisis en el horizonte ideológico que sustentaba el trabajo de
intelectuales, artistas y escritores. De ahí, el surgimiento de una literatura del desencanto
que agrede o socava las estructuras lingüisticas: El entusiasmo revolucionario ha
quedado lejos, y no se adivina un futuro por conquistar. La atención se fija en la
naturaleza, en el hombre, en los valores cuya preservación se considera amenazada
en el presente o en el porvenir, y esa mirada (...) se caracteriza a menudo por la
perplejidad y el escepticismo. (84). Aparece, también, una poesía que abjura del
compromiso social y se vuelca hacia un subjetivismo exacerbado.

En Honduras, si fue tardía la aclimatación de formas incubadas en la vanguardia


europea o latinoamericana, también lo fue el aparecimiento de rasgos vinculados a la
posvanguardia. Los cambios se principiaron a producir con poetas pertenecientes a
la generación anterior cuyas obras se caracterizan por la iconoclasia, la irreverencia y
el afán desmitiftcante. Constituyen el antecedente inmediato de un buen grupo de
autores, del período que ahora nos ocupa. Galel Cárdenas señala con precisión que
este último se divide en dos fases: La primera, comprende a los nacidos entre 1954 y
19o8. Sus miembros están muy ligados a la segunda Jase de la generación anterior,
muy volcada a la poesía social, aunque empiezan a diferenciarse ya que buscan la
soledad y el intimismo. Sus maestros, básicamente, son los mismos: Pound, Elioi,
Ungaretti, Pavese. El segundo momento comprende a los escritores y escritoras cuyo
nacimiento oscila de 1969 a 1983. Deudores directos de Paz, Borges y Cortázar,
acentúan el intimismo y se muestran indiferentes a temas como la represión política o
la revolución (Cárdenas, s.f.: 40-41).

Por su parte, uno de los representantes de esta generación, Salvador Madrid, analizando
su propio trabajo y el y de sus contemporáneos, apunta los siguientes rasgos: su
pluralidad, las di versas temáticas, las múltiples maneras de ahondamiento, la continua
búsqueda de nuevas lecturas y de otros procedimientos poéticos, su tentativa por
alejarse del realismo social, sin dejar de ser política, la iniciativa por auscultar otros

¿SO
iO-,
Lo polobfo iluminado

temas poco comunes en la poesía nuestra tales como la rutina, el submundo urbano,
lo rural sin caer en el regionalismo, y el amor desde una tentativa menos linca y mas
(sic) desencantada, no mero recuerdo lírico, sino como imagen (sic) de una lucha por
evitar la deshumanización, y por consecuencia, unas construcciones de enunciación
a veces muy originales y otras que aun en su génesis tímido (sic), poseen la capacidad
de criticar o postular serias ideas sobre la realidad. (2005: 10). Asimismo, no hay
que obviar que un buen grupo de autores sigue practicando una poesia
cronológicamente desfasada.

César Lazo

César Lazo (Savá, Colón, 1954) escribió Reportajes de un genocidio y otros tantos
(1990) cuyos temas se aglutinan en dos rubros: 1) los que se relacionan con el clima
de violencia que vivió Centroamérica en la década de los ochenta y 2) los que se
ocupan de problemas generales derivados de la explotación inherente al sistema
capitalista. En ambas vertientes, una literatura orientada hacia los sectores populares.
De ahi. su propensión a utilizar un lenguaje coloquial que. algunas veces (atendiendo
a razones del contexto poemático), juzgamos inadecuado o abiertamente panfletario.'

Una excepción es ''Reportaje de un genocidio", composición que registra la masacre


de civiles protagonizada por soldados salvadoreños y hondurenos en el río Sumpul.
En un tono que recuerda a Pasajes bíblicos (de ida y vuelta) de Juan Ramón Saravia,-
dice: aquel día despertaron sobresaltados/ amenazados/ asustados/ corrieron como
t ‘iegos/ tropezando levantándose/ para huir de la guardia nacional y de orden, de los
perros satánicos,' (. > querían cruzar el río.-' lo único que hicieron, fue teñir de rojo
las aguas, v sembrar con sus cadáveres cada piedras cada gota de esperanza cotia
minuto de angustia., (...) quedaron pocos para contar el horror cuando la muerte
acabó con el día/ cuando las aguas del sumpul se tiñeron de sangre. (8). El crescendo
o intensificación lingüística prepara para ese detalle final, síntesis del terror.

’ Leemos, para nosotros/ la inflación se acabó/ lomando salvavida en la hora cervecera'


(Lazo, 1990: 37): todos los hondurenos/ nos sentimos orgullosos de ser hondurenos,1
porque por decreto somos diferentes/ r>eio no crean lo que diga porque a pesar de
lo que diga esa bandada, de papapa, s pendejos/ el hambre de aquí es igual al
hambre de todo el mundo (Lazo, 1990 39).
* Supra, pp. 610-612.

651
Helen Umofto

Xiomvra Bi.

Xiomara Bu (1956) escribió Fuego en el silencio (1993), nombre cuyos sustantivos


sugieren las dos direcciones hacia las que apunta el libro: la temática amorosa y la
vocación cognitiva. Esta ultima, orientada hacia la comprensión general de la existencia.
La pasión y la razón en difícil equilibrio y en amalgamas de diversa textura.

El componente pasional —que no cuestiona el estatus de la mujer— ejerce un peso


dominante. Bu construye su discurso con elementos de larga trayectoria en la poesía
amorosa. El “otro” es centro, razón y justificación del vivir. Sintetiza el universo y el
yo se visualiza en actitud de absorción total con él: Mi cuerpo se abre a tu Universo/
en su candor de flor recién cortada. (“Temida tempestad”, Bu, 1993: 19); Cada
expresión de tu rostro/ me envuelve,/ me arrebata,/y dispuesta añoro tu universo.
(“Conjunción”, 30); Pensar el mundo como entrega de niños./ Tomar tu noche para
sentirme viva/ y con la lluvia afuera/ esperar el dia que entres a mi casa. (“De
nuestro encuentro”, 80).

La mujer en actitud de entrega. Esperando la iniciativa del hombre. Con este sedimento
ideológico. Bu, con insistencia, acude a los conocidos símbolos de la lírica amorosa
de todas las épocas: la noche (citada cuarentitrés veces); el cuerpo (veinticuatro); el
mar (diez); el fuego (doce); las rosas, la luna, la aurora... La tónica sigue el uso
tradicional de estos motivos: Tomé tu noche entre mis brazos./Ansiaba el mar de tu
presencia.//La noche evaporó la angustia/y devolvió a mi cuerpo tu mirada. (“Tomé
la noche entre mis brazos”, 29); La noche une el abrazo furtivo./ Somos a la mar la
libertad del trueno./ Los cuerpos anidan la promesa del cielo/y nuestra es la noche
embriagada de caricias./ (...) y la noche, que gravita contra el mundo,/ desborda el
aroma de los cuerpos. (“Suave soledad”, 25). El lenguaje se ciñe a un uso denotativo-
connotativo muy convencional, enmarcado dentro de una poética con remanentes de
la lírica amorosa posrnodemista. El léxico no se abre a nuevas perspectivas semánticas.
Sigue patrones de absoluta racionalidad en los que es dable descubrir la relación entre
los dos términos de la metáfora o de la imagen.

Algunas veces, tal situación se rompe y el lenguaje asume características mas


personales: Un día de pájaro perdido/ arrebató mi sueño. (“Un día de pájaro perdido”,
32); Yace la lluvia en el corazón del lobo./ (...) El olor de la hierba nos interroga./
(...) Las piedras anulan el lenguaje del mar. (“Blancas horas ”, 53). El lenguaje muestra

652
La palabra iluminada

un sentido creativo. Pero, quizá por ausencia de una mayor labor de poda, los aciertos
conviven con versos de pobre factura: Quemarme en la pasión de tu mirada que
sabe a mar, a luz y sabe a cielo. (“Me gusta en soledad saberte mío". 72-73); En esta
noche con la pasión que llevo dentro/ ¡Qué no daría, mi amor, por un encuentro!...
(“Noche y deseo”, 21); nuestra es la noche embriagada de caricias (25).

Sin perder el carácter intimista, en los textos de corte reflexivo, la poeta visualiza un
mundo más amplio, acercándose a una temática que. sin alcanzar todas ia pleno
desarrollo, apunta hacia una problemática existencial que la libera un tanto del reducido
esquema del tú y el yo. Esta veta, apenas insinuada, roza temas vitales: la esencia
libertaria del ser humano; los abismos entre el pensamiento y la realidad; la certeza de
la muerte; el agobiante sentimiento de la nada; el destructivo paso del tiempo; la
sensación final de vacio; la inalterabilidad de las leyes que rigen el universo... Veamos
algunos ejemplos: Por qué hay miedo de ser/ lo que uno es,/ una Nada que existe/es
nada para el viento. (“Por qué hay miedo de ser”, 10); La misma estrella levantó su
manto al alba./ Lavó sus ojos sin pronunciar su nombre. Clavados quedaron sus
pies ante la espera/ y al despertar su cuerpo hizo trizas hemisferios.// ¡Ansiaba
libertad' ./Ése era el hombre. (“Anhelo”, 18); No hay prisa./ Deja a las palabras/ su
natural melodía.// Entre pensamiento/y realidad/'surgen abismos.// Cada noche los
astros agonizan/ y las rosas que renacen/ no botan las espinas. (“No hay prisa”, 52).
Una veta filosófica que la autora sólo insinúa.

Racheí. Ramírez
Rachel Ramírez (Agua Blanca Sur, Yoro, 1956) escribió Sol de lo oscuro (2003)
cuyos veinte poemas transitan por los vericuetos de la poesia amorosa. El mar, la luz,
la primavera, el sol. el viento, el fuego, las uvas..., son elementos constantes a los
cuales se acude para darle forma al sentimiento.

En “Fuego de espuma” —copiado en su totalidad— se advierte el juego simbólico


que. formalmente, descansa en el empleo de los tropos (metáfora sinécdoque, símil...):
Con el mar se fue el amanecer./' Te llevaste tu voz de entre mis ¡bañas, tu rumor de
pez ame la fruta, - tus espumas.// Pero/ nunca te podrás llevar la brisa tuya que me
arde en la garganta. (Ramírez, 2003:20). Otros ejemplos muestran el mismo derrotero
opresivo. “Brevedad de la maja”: lo el velo,/ mis leves torres morenas temblaron.
(. nejilC- asustados.// El ya/ de tus oje
/
* cruzó mi brevedad.. Perdido en las

453
Htltn Umofto

profundidades,/juraste no haber visto/mujer más desnuda. (18). “La luna trae violetas”:
Dinosaurio de espuma,/¿qué haces detrás del horizonte/ cuando el sol se lleva los
paisajes?/?¿Adúnde va tu risa,/ catarata, remanso,/ rocío de la aurora, luz de la
niebla,/ tibieza mas allá del mar? (30); “Resplandor de mi alma”: Tu antorcha encendió
el único sol/ que habla en mi corazón,/tus olas rompieron los muros/que me quitaban
lu luz.// (...); Mi sol. eterno,/ como el más eterno firmamento. (45). El yo poético
girando en tomo al hombre.

Entrando en contradicción con esa postura homocéntrica de entrega absoluta, la


autora puntualiza que el amor no es sinónimo de anulación personal. En “Para
construirte, hombre nuevo:”3 —el texto más lúcido del libro— le pide a su compañero,
como lo llama en otros poemas, que trascienda lo físico y vislumbre la riqueza interior
que ella guarda: Ertra en mi cama/ y prolonga mi entrega lentamente/ pero mira
también y aprende a descubrir/ el sueño que crece en mi alma./ (...) No veas las
lineas de mi ternura/ en los perfectos pliegues/de tus camisas blancas./Reconóceme
entre las multitudes/para que puedas germinar de nuevo. (48). No está lo mejor de la
mujer en el trabajo mecánico, o en la actitud de esclava, sino en los valores espirituales
y, sobre todo, en su capacidad de coparticipación en los proyectos colectivos. Vemos,
en el sustrato del poema, un bien elaborado mensaje ideológico. El discurso deja de
lado el recurso de la imagen y descubre las posibilidades expresivas del lenguaje
directo, eficaz en tanto surge de una auténtica pulsión interior.

“Preludio de luna nueva” plantea, para la mujer, el mismo tipo de libertad sexual de la cual
goza el hombre: Yo tengo un sol/ compartido entre todas,/ un sol que nos lleva de la
mano.// Su juego infinito se derrama/ en lo más intimo de nuestro cuerpo.// (...) Siendo
lunas,/podemos cambiar de sol/ como él cambia de lunas.// Todo es amar sin hierros, sin
cárceles,/sin pertenencias, sin dolores escondidas.//Amarnos./Sólo amamos, hasta agotar
el universo. (49). Como derecho por conquistar, a la poligamia, se opone la poliandria

Rafael Rivera

Rafael Rivera (Juticalpa, Olancho, 1956) escribió La única frontera es el mar < 1986),
obra compuesta de ciento once versos distribuidos en quince composiciones breves
que ostentan títulos diferentes pero que, en realidad (aún pudiéndose leer como

3 El título lleva dos puntos, detalle que da la idea de una epístola.

654
La palabra iluminado

autónomas), constituyen secciones de un solo poema en el que se celebra el amor del


poeta arábigo-andaluz Ib Saydún (1003-1070) y de Walada.

No obstante ese elemento histórico como trasfondo, el acierto del autor es que cada
texto funciona como un poema de amor, un discurso supuestamente puesto en boca,
ya de Walada, ya de Saydún pero que, por la omisión de circunstancias
particularizadoras, es de aplicabilidad general: Poeta mía.' reino dda leche y de la
miel,/ paraíso que posa para el arte,/ paraíso de la infancia que no cesa.// Poeta
mía/ave de azúcar, blanca,/ lago de avena y canela,/ángel desnudo sobre la hierba
ciega. (“Walada”, Rivera: 1986: 11); Poeta mió/ brazo de mar, salamandra,/llévame
al lecho del dragón/ a reposar contigo.// Poeta mío/ pez del cielo, canto,/ blanda
espiga, trigo tierno,/ ángel desnudo sobre la hierba ciega. (“Zaydún”, 12).

La acumulación de buriladas metáforas o el uso del símil son los recursos


predominantes en los textos, objetos amorosos, como los llama Rigoberto Paredes en
el prólogo. Rivera acudió a la imaginería que la tradición de la poesia amorosa ha
acumulado en los códigos poéticos desde el mismo “Cantar de los Cantares”, según
comprueban los ejemplos citados. El mérito radica en la factura precisa en la
elaboración del verso: Te derramas como un quinqué/ en la llama azul del tiempo,/
como una ¡ampara de almendras te derramas:/ caes en los ríos de mi pecho/como un
astro desnudo en la piel del mar/ que es el vivir. (“La mar que es el vivir”, 3); Amor,
loca razón de girasol en llamas, senos de espuma sobre mi piel. (“Walada”, 6).

Con excepción de dos textos, los motivos marinos siempre están presentes: Como un
mar en otro mar nos sumergimos; Espuma repetida, ola de espejos astillados.^ liquida
ceniza del abismo azul; Digo amor - -poeta mío—/y el mar resopla entrecortado. (16,
10, 7). Cada poema, más que evocar a personajes que vivieron hace mil años, remite
ai amor como sentimiento universal. De ahí, la validez de la propuesta estética.

Segisfredo Infante

Segisfredo Tejeda Infante (San Pedro Sula, 1956) ha esc ito Filamentos Poesia
1978-1980 (1983); Antinomias de café 1981-1989 (1990); ‘Paciente inglés'.
Reflexiones en el cine (2001) y De Jericó, el relámpago (2004).

655
N«ltn UmoAo

Filamentos
Filamentos comprende once textos de temática heterogénea. “Exequias de Satán
para el final de un cuento" ofrece singular interés. Sus aciertos: poder de síntesis,
desenfado en el titulo y sencillez en el estilo. Entrelineas, una concepción muy pesimista
sobre el ser humano cuya esencia, al continuar la obra de Satán, equivale a la maldad
misma: Qué ausencia./ Qué infinitud de culpas./ Qué soledad de muerte le dieron a
Satán.// Era la cara más triste de este mundo/la del arcángel en perfectible albura./
Era la cara expiatoria de Satán,/la más bella de Satán pero ya muerto.// Los hombres
continuaron su maldad. (Infante, 1983: 14).

“Densidades en lo tórrido del alma", aunque muestra la presencia de la maldad, admite


que, por el afecto, la bondad puede emerger: En una compacta neblina de maldad/el
alba de la bondad/subyace entre penumbras.// Pero supongo un día/ en que el cactus
floreciente del anónimo cariño/ prosperará en la intensa piel/ del precario planeta
traslatorio.// Ojalá,/ ojalá que así de simple sea. (4). Infante alude a una etapa de
inocencia intelectual y a un doloroso despertar a la realidad en “La lenta caravana del
ensueño”: Alguna vez inmaculados percibimos/que todo era límpido y azul./Que los
sonidos belígeros de un cenagoso látigo/no regían coléricos aún.//Cómo despertamos/
de aquel nítido sueño. (3). El subrayado es nuestro y muestra la predisposición a
buscar términos rebuscados.

“Recuadros ajenos” pone en precario la posibilidad de la amistad: Sorda amistad/que


lloras lo inllorable. Duele.///...) Te vas. Te ausentas. No estás.//Todo cambia amistad.
¿ Todo cambia amistad?//No vivamos en el borde de una invisible espada./¿Por qué
no estás amistad?/ (...) Pero no seas falsa amistad/ que no todo es falso en este
mundo amistad/y no todo en esta vida es trauma/amistad. (12). Aunque la repetición
léxica al final (epístrofe o conversión) puede resultar cansina, quizá busque objetivar
la idea de la validez de la amistad, por encima de lo que enseña la realidad. “Intersticio
de amor”, en cinco versos, clama por afecto: Púrpura mía/ frágil de sol/ alma de
luna.// Amame si puedes/ en la eternidad cambiante de las cosas. (9).

“Honda longitud” expresa que no se necesita mucho para entender la situación dei
país: Largos son los pesares/ de mi pueblo j sus padecimientos./ Y hondos Mux
hondos.// Todo se comprende/en el eco discreto de un lamento/ Y en la simple vaguedad
de una mirada. (4).

656
Lo palabra iluminado

Con excepción de “Recuadros ajenos”, los poemas están copiados en su totalidad. A


nuestro juicio, representan lo mejor del libro. Respecto a los poemas extensos, “Al
señor rural”, describe la situación del campesino y le hace un llamado a que se libere
de las cadenas que lo atan. “La daga periférica que parte lo boreal y austral” concentra
una serie de símbolos que, probablemente, aludan a lo absurdo. La última estrofa
dice: Ni cóleras ni odios sino que un torbellino/ de absurdas sensaciones/ que no
encuentran salida/ aparente (11).

Antinomias de café
Antinomias de café incluye cinco poemas de Filamentos y doce títulos nuevos. En
“Versos sueltos (Escritos en el Bus y en el Café)”, en diez partes numeradas, Infante,
en tono familiar, se dirige a Paul Eluard hablándole de tópicos diversos: la intromisión
extranjera en la política del país; la realidad como lugar de residencia del poema total
y la impotencia del lenguaje para traducirla; las lecturas cotidianas; la sensación de
soledad y de vivir en un foso involuntario', escribir como acto de búsqueda de las
claves del existir (Escribir es buscar un oculto paraíso/ con palabras de oro hechas
entre un óxido ambiental), imposibilidad de liberarse de la angustia existencia!, etc. El
pesimismo es la marca que domina: La alegría de vivir/ se escapa sigilosa en las
mañanas/ (¿quién la ha visto por ahí?):/a) El poeta vive en medio de una noche que
no existe/pues danza únicamente/ en torno de su pobre corazón.// b) Ah, histrionismo
de tristeza.' Equilibrio de marfil deseado./(...) SomosJuertes. ¿Acaso somosfuertes?/
Tú lo sabes muy bien querido Paul/ que la angustia paso a paso rechazarnos:/pero se
filtra, se filtra. (Infante, 1990: 28-29). La reduplicación de términos, con cierto
matiz coloquial, impregna el último verso de una especie de soma muy bien lograda.
Un rasgo singular —como para dar la impresión de objetividad— es la inclusión de
dos estrofas a manera de incisos de un informe. Destaca el constante escarbar en el
propio yo.

“Carta breve a un amigo distante” incide en el motivo del foso, pero contrapone la
construcción de un refugio interior, un fuerte construido con mis manos. Leemos:
Estoy plantado aquí/ como ángel resignado/ entre las mansas hienas.// Con mucha
sutileza me han regalado un foso/ donde es mas relevante un número estadístico/ que
el verbo de los vientos ancestrales. (42), Amarga, la percepción del entorno. En
“Simposio cotidiano”, la repetición de! término silencio acentúa el efecto opresivo:

657

¡BMW ■■■■■——"",,J"
Heltfi ÜmaAo

Polémica de arena campea en los horarios/ de ¡as charlas inútiles y de mi inútil


fatiga: pites mis palabras son: sólo silencio y tacto:/silencio cuando hablo, silencio
cuando escucho/y cuando grito silencio y el silencio me ahoga. (45). La visión
agresiva de lo cotidiano se recalca en otros dos poemas: El iris de mis ojos se ha
gastado ' buscando de soslayo' doradas perspectivas por doquier. (“Por esa misma
calle. La de siempre , 46); Más que precipicio es grieta negra/donde habita el insecto
del fastidio. (“La grieta del reloj”, 47).

Infante trabaja el soneto. “Estudio de tus ojos” posee carácter amoroso. “Torero en la
T.V.... tal vez liolografia” es una perspicaz interpretación de la fiesta brava y de su
excitante reto a la muerte. Además, en el último terceto, establece un paralelismo
entre el oficio de torero y el de poeta: Torero amanerado, viril en fina gracia,/amagas
al destino danzando en torno suyo/ hasta ser uno solo con la bravia bestia/ en la
estocada exacta en que a!final te esfumas.// (...) Todo es un drama previo de intensa
pantomima/ en un ballet difícil amigo de la muerte/ para embriagarte acaso de
púrpura en la arena.// Así el poeta terco te imita en su rodeo/ toreando una metáfora
de astas homicidas/o al lóbrego tropel de encabritados sueños. (19; lo subrayado, en
negrita en el original. 19). La obra representa un avance cualitativo en el quehacer
literario de Infante. Uno que otro trabajo (vr. gr. “Convaleciente rima o sus exequias”)
nos parece débil. Pero los poemas mencionados ofrecen un planteamiento coherente.
*

*Paciente inglés Reflexiones en el cine


Este libro contiene doce poemas muy densos. El más importante es “Paciente inglés
(Reflexiones en el cine)” y lo integran tres partes. El asunto -según apunta el autor-
fue tomado de la novela de Michael Ondaatje, así como del film que, basándose en
dicha obra, dirigió Anthony Minghella. Representa un extenso monólogo de Laszlo de
Amásis frente a la muerte a la que visualiza como instante único, la más alta verdad
(Infante, 2001: 17). Sus recuerdos y reflexiones están impregnados de nostalgia:
Hoy, en el otoño suave de las cosas,/ leo a Kipling y al padre de la Historia: (...'
Estoy como cansado./ Inmensamente cansado./ La Historia y la morfina
consubstancian/la lucidez y la bruma.//(...) Pues me confunde ahora el ser ahí y el
ser asi. (La ambigüedad)./Que hay dias que respiro, exultante, la Poesía./ Y hay dias
que vuelve aquel desierto/desolado hasta los huesos/como retorna siempre/ la sequía
del ser y del enigma.// (...) Nada contenta el centro... De este hombre prosaico
Excepto aquella luz inextinguible/ que arde entre la zarza del Ser del Sínaí.// Soy un
la palabra iluminada

álamo solo. Deshojado./ El Job de mis entrañas me sugiere callar.../ (Mi amada es
imposible)./¿Qué soñaban los hombres/de allá del Neandertal? (sic) (13-18). Lecturas
y autores emblemáticos. La dualidad humana. Lo racional y lo irracional. La mirada
que se vuelve hacia Dios. La poesía y su escurridiza esencia. El hombre asimilado al
Job bíblico. Una desolada visión de la vida cuando se está a punto de dejarla.

“Hermoso atardecer: cualquiera”, escrito A propósito del fallecimiento del poeta


Edilberto Cardona Bulnes, deviene en melancólica evocación de una tarde que fenece,
simbólica transposición del poeta fallecido: El cielo se envanece con un azul muy
suave./ Las nubes filosofan, dibujando/ el sueño purísimo de un hombre.// (...) El
viento pronostica. El cielo se derrama./ Las hojas van mostrando descuidadas/ el
dorso refulgente de sus joyas./ La luz. Más luz. El sol. La luz...// (...) El cielo es tan
azul. Oh sed de luz,/por ella mi tristeza es hoy muy dulce. (22).

Poemas de homenaje son “Karen Carpenter” y “Barbra Streisand” En éste, recordando


la canción “Mujer enamorada”, expresa: He aquí una historia de-intuiciones, y
desfondes,/de un tiempo sensitivo, personal, deshilacliado, casi eterno./ Pues érase
una vez un universo, de creencias que caían,/ como nieve imperfecta de apurados
otoños Nadie sabe. Ni ella misma. Que hace más de veinte años/ este hacedor de
versos y de prosas analíticas, adeuda a la canción purísima/ un poco de su vida y del
poema posmoderno. (28-29). Una época de grandes rupturas atrapada en un poema
que. a la vez, alude a la música como soporte existencia!.

De Jericó, el relámpago
De Jericó, el relámpago, con novecientos tremtidós versos, es una ambiciosa obra
de carácter metapoético. Una especie de periplo espiritual que parte de uno de los
troncos fundacionales de la cultura occidental: la emblemática región hebrea: El verso.
Mi verso. El ¡dialecto, da principio en Jerieá. L 'arqueología/ de ladrillos, de aceitunas
»• de adobes hecha/ con el negruzco polen de los siglos. (Infante, 2004: 11).

Previamente, en los v eraos iniciales, Infante creó una atmósfera cargada de elementos
visionarios: algo inminente se acerca: la poesía apoderándose del yo: La Hora del
Poema se aproxima/ merodeando los limites del Hombre./El poeta interroga su camino.
Su Sahara. Su vivir y sigilosa muerte./ Y en el camino entiende/ que el dolor del
corazón es igual a sus caídas;/ (..v Nada tiene de sí; excepto el límite./ Nada tiene de
si; tal vez la niebla/ que empaña s, mirar sin fondo hacia lo hondo./ ) a fín de

íí?
Helrn UmcAo

preguntarle al Hombre/ sobre el Ser, el amor y la ceniza dura./ Nada viene hacia el
poeta. excepto arena/ v un deseo de Ser y de lenguaje (...) Le duelen ya las manos de
escribir.. El iris de observar. La frente de leer/ Redacta este poema con prosa de
odres viejos, goteando hacia lo alto. Subterráneo./ Hasta el papiro amarillento en
sangre. (9-10; en todos los casos, lo subrayado, en cursiva en el original). La poesía
como puerta de acceso al Ser. La conquista del lenguaje como ejercicio metafisico
que inquiere sobre el yo. El arduo trabajo del verso. Los imprescindibles amarres con
la tradición literaria.

En el cosmos, la poesía como summum. Para captarlo, el poeta tiende múltiples puentes.
Acude al lenguaje de la ciencia: Ahí radica el ser... elfuego inexhaurible/ Hidrógeneo
primario. El átomo de helio./ El láser. El fotón. El radio. El quarks.../ los rayos
gamma.Un poco antimateria velocísima/ o tal vez electrones caminando
inciertamente/ en un espacio único de rocas y fisuras./ (¿Dónde quedó el arbusto de
neutrinos/ con su lengua cósmica de diagramas sígnicos?)./ Farallones susurran _y
presienten/ que ahí descansa el Ser, recién llegado. (14). Se equipara con la música:
Alguien rasga las cuerdas de su jazz. Yo te improviso./siguiendo a lo rasgado el pulso
grave (41). Es la salvación del ser humano: He aquí que el buen Dios te modeló perfecta/
para aplacar un poco/ la ceniza tristísima y sedienta de los hombres de la Tierra. (44).
Se vincula con textos, personajes, lugares y culturas disímiles: Yavé, el Pentateuco, la
zurza ardiendo, Erich Fromm. Shopenhauer, Aleixandre, Marco Polo, Bíublai-Khan,
Octavio Paz, Thomas Eliot, Heidegger, París, Madrid... A continuación, uno de los
símbolos escogidos: Te imagino, más allá,/como la Esfinge eterna y arenosa,/ reina de
remolinos y del semblante en calma,/ en torno a la fogata placentera de la noche. (22).

Dentro de ese amplio espectro, no falta la referencia hondurena y personal: Y asciendo,


lo imagino,/a la pureza de los lirios niveos del Suyate/sembrados y olvidados/en los
huertos invencibles, pedregosos,/de mi abuelo Francisco/Xavier Lopes Galeano...:
(La quebrada del valle de Suyate/ con zarzas y espinos ¿te imaginas?). Un tono
coloquial para indicar que se pone pie en tierra. Que la poesía también está hecha de
lo cotidiano aunque, generalmente, es inalcanzable: Yo aquí en Tegucigalpa/ Harpada
mia,/sobre el barranco pétreo donde habito,/espero alzar el vuelo al infinito/mirando
a Jericó de lo imposible. (47). Inclusive, el yo poético se autonombra y justifica su
búsqueda: ¿Qué fuiste a ver/ entre esas ruinas secas [de Jericó] Segisfrvdo?¿no
bastaba e! matorral pedregoso en donde habitas?/ preguntarán (sic) con labio

660
La palabra iluminada

despectivo./ Yo fui a mirar el sonido de la Tierra/ para escuchar la luz desde la


médula del Hombre./ Fui a contemplar/ mi sequía entre mi hueso ensimismado./
Como elipsis desértica de vida./ Serpiente sigilosa que muerde el corazón/ de
insubstanciada muerte./ Fui a mirar el relámpago/ que nace entre Tus ruinas. (49).
La agresividad y esterilidad en el terruño. La búsqueda del lugar mítico. Qel relámpago:
de la poesía.

Jorge Luis Oviedo

Jorge Luis Oviedo (La Libertad, Comayagua, 1957) escribió Aproximaciones (1984)
y Lamento por todos (1994), libros que, mediante un cuidadoso empleo de la lengua
coloquial, enfocan aspectos de la realidad cotidiana.

Aproximaciones
Sobre dos conjuntos temáticos trabaja el autor en Aproximaciones: el rescate del
entorno familiar y la situación social y política del país. Algunas veces, en la misma
composición, ofrece las dos facetas La manipulación y el uso espurio del nombre de
Francisco Morazán: las injusticias cometidas durante la guerra con El Salvador en
1969; el poder omnímodo del militarismo; la persecución política contra el padre; la
reconfortante presencia de la madre y los cálidos recuerdos del abuelo, del hermano
y del árbol de los juegos infantiles, son algunas ideas contempladas.

Con relación ai comercio sexual de la mujer —tópico que casi no se ha ventilado en


la poesía hondurena-—. hay un texto de interés en el cual, además de subrayar la
procacidad masculina, se apunta hacia los factores económicos de la prostitución: un
mar tunoso di. cuerpos v miradas/ desfila lentamente/ bajo sombras/ entre sábanas
v piernas/, la tuna mira con ojos de gato muerto// (...) cuando escasean/ las miradas
v ios cuerpos/ los tragos los cigarros/ y sobre todo: los pesos/ ganados cuerpo a
cuerpo- noche a noche/ constantes como el tiempo [las prostitutas] vuelven a su
esquina/ a posarse incansables/ en la espera (“V”, Oviedo, 1984: 56-57).

La pobreza y la opulencia extremas generadas en la explotación social y en la injusta


distribución de la riqueza son ideas expresadas en “(La mina)’*4: Una boca abierta'
Tal vez, los paréntesis en el título iludan, gráficamente, al encerramiento propio de
las minas.

MI

.. ................................................... - ---------j
Helcit Umorto

hacia elfondo de la tierra/ cinco mil obreros/ atrapados en el cuello/de una botella/
un gato negro que escupe piedras/ diez mil mujeres/ vestidas de sombra/ cuatro mil
niños/quejuegan al ingeniero/y solamente/cuatro señores asi de gordos/que recorren
el mundo casi a diario, (s.p.). La condensación de ideas en pocas lineas; el uso de
cifras hiperbólicas con propósito enfático; el símbolo del gato; el planteamiento antitético
y el lenguaje con predominio del sustantivo son algunos aciertos del poema.

Lamento por todos


En sentido general, con intención totalizadora, Lamento por todos concentra su
atención en el tema de la muerte. De ahí, su título. Los poemas centrales —integrados
por varias secciones— abordan un problema crucial: las muertes violentas, producto
de la política de terror implementada en Centroamérica en las últimas décadas del
siglo XX. “Muertos sin sepultura” y “El festín de los zopilotes” —utilizando a las
aves cartoneras como símbolo de la degradación humana que se cebó en miles de
vidas— devienen en irónicos panegíricos de la necrofilia, de la cultura de la muerte.

En “Muertos sin sepultura”, la voz poética pertenece a las víctimas: Los veo [a los
buitres] volar en circulo/ poblar el cielo/ embriagarse con el vapor de la carne al
deshojarse/ese vapor que nos revienta las escamas de la piel/ como una rosa agredida
por un viento huracanado/ (...) y descender extasiados de gozo/con la muerte entre
sus garras/ nos arrancan los últimos vestigios de la vida/ (...) mansos y desnudos
asoman nuestros huesos/ bajo elfilo desús picos insaciables/ (...) disputan mis visceras/
se atragantan con mi carne (Oviedo, 1994: 11-12).

Para contrastar perspectivas, en “El festín de los zopilotes”, la voz poética, con
deleite en la podredumbre, se encama en las aves de rapiña: no nos atrae la vida/sino
la muerte// (...) qué grato es percibir el aire/ que arrastra la carroña floreciente/ los
cien mil olores de la muerte!// (...) imposible alzar el vuelo en estos dias/ con tanta
viscera inflamada y pronta a reventar/ sea para mí esta montaña de cadáveres/ roda
la hedionda solidez de estos parajes/este i oslo paraíso de la muerte// (...) hoy• podemos
(...) saborear las espumosas visceras en flor/ disfrutar del horizonte poblado de
cadáveres/ y saltar sobre los huesos que afloran/ blancos y desnudos/ de la muerte
devorada (19-24). Para captar el mundo putrefacto, con acierto, el poeta conjunta
imágenes de tipo olfativo, visual y gustativo.

U2
Lo polobro iluminado

Afortunadamente, no prevalece la voz del carroñero. En “Muertos sin sepultura’’, las


víctimas —ahora son ellas las que dejan oír su voz— poseen la certeza de que su
sacrificio fructificará; que de sus macerados cuerpos surgirá la vida: en estos amplios
agujeros/ la lluvia anidará sus lágrimas/ el sol calmará su sed/ lavará sus doradas
plumas de serpiente/y vendrán/ vendrán los pájaros a guarecerse/ (...) y plantarán
un bosque sobre mis ahuecados sueños/ lo llenarán con sus mágicos colores/ ron sus
gorjeos sin fronteras/ (...) cuando ya no quede un solo hedor delatándonos/ mañana
si (sic)/ cuando el olvido/ por fin/ pueble esta colina/ estaremos para siempre en el
alma de las cosas (13-15). Ternura. Fe en la utopía. Desde la muerte, la belleza del
mundo. Oviedo sabe detonar la fuerza simbólica del lenguaje.

“Cementerios clandestinos” —ciento sesenta y ocho versos— profundiza en la idea


de futuro. De nuevo, hablan las víctimas: fosas sin nombre si/para que mañana todos
puedan llamarse juan/xmucané (sic) josé o cabracán con todo el cuerpo/ xquic (sic)
juana moría margarita o equi (sic) balón con toda el alma/ pedro o xpiyacoc (sic)
con todas las llaves de dignidad humana/para que mañana ninguno de nosotros sea/
extranjero en su propia tierra// ah las eternos aliados de la muerte/ creyeron que con
matarnos nos matarían/ (...) yo no he muerto y qué/ lo digo con el recuerdo de mi
lengua y mis pulmones./ lo grito desde el fondo de esta tierra/ con lo que de mis
dientes queda/yo no he muerto qué carajo/ tampoco ha muerto la esperanza// (...)
mañana seré polvo de esta tierra/para abonar los mejores sueños de los hombres/
cenizas de ave fénix serán mis huesos/ trinchera contra la terquedad de los cabrones/
será mí nombre (34-4b) La presencia de nombres indígenas de raíz popolvuhiana
con otros de ascendencia española hace hincapié en la idea del mestizaje como aspecto
fundante de la cultura de la región. Unos y otros, victimas de la represión. Acertado
equilibrio entre el lenguaje conversacional y la imagen de gran alcance lírico.

En la percepción de los demás, la perspectiva se unlversaliza, se fraterniza con toda


la especie humana. En “He muerto en todas partes”, el yo poético se asimila con
victimas de otros países: he sido fusilado en gua témala y en irán/ durante una
madrugada/ poblada de luceros jubilosos// he derribado rocas con mis huesos/ y
salpicado las montañas de américa latina/ (...) me he dejado arrastrar por el rio
goascoran/ por el ulna y el sumpul/ (...) he dejado mi sangre grabada en las paredes
de ¡a moneda o en un paredón cualquiera de chile (49-50). Lugares distintos pero
una misma razón para morir. Compíci 'litando la idea. “La lista del horror” recorre

663

Itflllli an *•■■■
Helen timarte

un amplio espectro de oficios, profesiones y personas que sucumbieron ante la


embestida violenta.

En la sección “Cementerios públicos y privados


* ’, Oviedo ratifica su afán generalizador.
Ya no se circunscribe a las muertes de tipo político. Despojándose de tono solemne o
lacrimoso, habla de la muerte como instancia ineludible para todos. Inclusive, en dos
o tres casos, se permite la nota de humor. En cada poema, habla un personaje distinto:
un ex jardinero, un creyente, una ex reina de belleza, un ex dictador. Como fina nota
irónica, también escuchamos a un ex enterrador. En uno de los poemas, que
transcribimos en forma completa, un ex general, prepotente hasta en la muerte, afirma:
oscuros montes/ agresivos/ se levantan sobre mi tumba/para demostrar/ que la mala
yerba nunca muere (71). Sintética muestra de humor negro.

Empleando el rasgo humorístico para dar una visión desacralizadora del sexo, de una
mujer de conducta muy liberada, Mila Alcántara, al rememorar su vida, se dice: sirva
tu vientre para aplacar el instinto de mil hombres/ cien veces cada uno/—orden de
dios—/ y asi se hizo/ (...). Consecuente con tal mandato —que comporta un eco
bíblico— ella proclama:fuente de la eternajuventud era mifuente/cueva del misterio/
paraíso/puerto que todos los marinos añoraban/sitio del naufragio era miañar/aqui
‘—sobre la antigua carne de estos huesos malformados—/ berreó —como un cabro
del desierto— ornar kattán/y toda su progenie/ y los hijos de los romero Bendekc
(sic)/ y los carias facussé y los hemández larach/ y hasta juancito el cojo/ nayo el
zapatero/y benjamín el loco (60-61). Las alusiones paródicas de tipo religioso acentúan
el cuestionamiento social. Unir apellidos de prosapia social con otros de extracción
popular connota un comportamiento sexual similar. Y, de paso, asesta una punzada a
sectores de poder económico. Nótese la recurrencia en el habla coloquial. En “Luis
Castillo, el violinista”, éste recuerda la vida con agrado y, en la muerte, sigue
encontrando, en la música, una especie de paraíso.

El libro culmina coh “Lamento por todos”, poema de casi trescientos versos que
evoca personajes y formas de vida de estirpe popular. Sin faltar, en esa especie de
mural de la muerte, los dictadores y los verdugos: dónde estará jasé el brazo mayor
dejuan de tena'' el mejor carpintero del pueblo/ armará mesas y sillas/ con los huesos
rotos de los esqueletos vecinos/ (...) y octavio el hermano de berta' el hijo del
talabartero ramón/ el primer maestro graduado del pueblo/ (...) qué habrá sida de
tiburcio carias/y sus más cercanos colaboradores/ sobrevivirá algún vestigio de su

664
La palabra iluminado

sombra/ algún vestigio de su gloria/ qué quedará de esa presencia de poder/ que
irradiaba su cuerpo monumental/ en qué cementerio estarán exilados/ todos sus
enemigos políticos/a través de qué sendas subterráneas viajará/en algún ataúd (sic)
blindado/para que no lo sorprenda la vida/ como muchas veces lo quiso sorprender
la muerte/ (...) qué habrá pasado con todos los verdugos/ conservarán los huesos
íntegros/morirían de muerte natural/o seguirían tan inmunes/ que los gusanos habrán
huido/ entre la bruma y el espanto/ a buscar otros cadáveres (81-85).

El bien asimilado espíritu manriqueño sale a flote: dónde están todos/(...) qué quedará
de todos/ la marca de qué pasos/el canto de qué música se empoza/ en la memoria de
las cosas/qué sombra desnuda/se enreda en el rostro de los astros/qué signos crecen
bajo tierra/ donde se maduran los huesos/ los nombres de todos/junto al nombre de
la patria/ (...) dónde están todos/carajo/ dónde (89-90). La popular interjección que
subrayamos, con la que culmina el poema, se reitera varias veces.

Al hecho concreto, se entrelazan reflexiones generales: la muerte no es la muerte en si/


sino esta soledad/ ei espejo que ya no sabe de nosotros, el inmenso lago poblado de
ausencia (68-69); el tiempo ha muerto con la muerte/ nada existe en este sitio/ que
habito y que me habita nada existe que demuestre lo contrario/ todo es sombra/ los
recuerdos envejecen/y se borran eso es todo (70-71). El olvido es la muerte. Oviedo lo
ha sabido decir Lamento por iodos: una obra coherente. Cada texto se acomoda al
propósito trazado y utiliza un lenguaje directo y oportuno en el cual se intercalan imágenes
que abonan al concepto. Un logrado trabajo que, desde una poesia de intención política,
permite un mejor conocimiento de las dos últimas décadas del siglo XX.

Alejandra Flores Bermúdez

Alejandra Flores Bermúdez (Tegucigalpa, 1957) ha escrito Destino ultrajado (1992);


Exilios interiores (1995) y Sobretodo (2001). Guardando coherencia ideológica, de
libro a libro, se detectan sustanciales variaciones estilísticas.

Destino ultrajado
Alejandra Flores desecha el lugar común y los caminos de fácil andadura. En Destino
ultrajado, maneja el idioma como u frumento personal y entrega un discurso de
aristas herméticas. Una poesía que utiliza las palabras como símbolos que se tienen
que tomar en conjunto. Aisladas, desafian el significado al uso. Pero, en el entretejido

665
Helea ümoAo

textual, adquieren connotaciones precisas. En “Noche con baldosas”, leemos: Hay


un pozo tras el huma, borrosas visiones) tras este contacto/ de baldosas y suelo que/
como por descuido/ imitan el peso de las cosas.// Sin equilibrio/ una nube pasa sin
luces/ sin lluvia, sin razón/ por el reflejo de lo cercano/ boca gaseosa/ y ojos de
gitano/amuletos de sombra/arrinconada sin malicia/llega desde este extraño rumor/
de un pulso sin espacios/ sólo este corto/ discurrir por las baldosas/ hasta elfrío de
la noche/ que se funde (Flores, 1992: 24). El léxico, que concentra connotadores
negativos, y la perturbadora dislocación sintáctica, que altera los hábitos de lectura,
crean una atmósfera de angustia y desazón. Desde la forma misma se provocan
sensaciones de incertidumbre y desolación.

“Espinas" sugiere un arduo batallar contra la rutina y una lucha por encontrar un
lugar ¿en la poesía?, ¿en el arte?, ¿en un mundo distinto?: Pensé que el tiempo quizás
fuese ' preparar mermeladas/y silencios/ que jaméis reclamarían/ su dedo dibujando
gotas/sobre las ventanas empañadas//Sentí/que me era imposible hablar/ante tanta
maestría7 de pasos humildes/ y manos cálidas.// (...) Quizás fue eso/ lo que me hizo
encontrar/ entre sus rosas perdidas/las espinas camino y las espinas/ mirada/que me
enterraban en el agua/ en el polvo y en la luz/ hasta ahogarme en esa/ extraña
libertad/ ‘de nubes queriendo ser pájaros ’ (25-26). Utilizando tópicos usuales, un
bien formulado mensaje feminista: la necesidad de encontrar la propia voz; de romper
' el silencio en un medio sumamente agresivo. •

“Ciclos” —de revelador nombre— insinúa inquietantes preguntas en tomo al padre y


la madre, dos figuras emblemáticas: Mamá azul porque no conozco el morado/ mamá
venado salvaje de los montes criollos// Corazón de las raíces/ que fui descubriendo/
y luego desencontrando// Te asesinaron con una flecha/y tu sacrificio/fue ofrecido
a las palabras viejas/que hoy se repiten/ con sabor a novedad/cuando la cabeza del
reptil era testigo/ de que la sangre se hilaba en haces/ hasta tenderse como mano
abrazando al padre sol/ Veni, papá/veni más cerquita/para que la madre transparente
se cuaje en mazorcas y pulpa/para que aquellos guerreros nuevos/ no redondeen ni
simplifiquen/ la angulosidad de nuestro paso (38). Encuentros y desencuentros
Muerte a mansalva en el altar de las palabras viejas (¿la ideología tradicional?). Frente
a ello, un angustiante ruego que, unido al cambio de pronombre a primera persona del
plural, indica el por qué del titulo: en la hija, el patrón que se reitera.

666
La palabra iluminada

En un poema anterior, Flores mostraba su propósito: hablar de pasos humildes y


manos cálidas. En “Herencia”, amplía las perspectivas de su búsqueda: Es posible/
que cada pensamiento/ sea un paso hasta la Luna/ y hasta el verde del mar de
corales.// (...) Es posible que esta errancia/en lo insólito/no sea más' que dignidad
y un lazo/y un limite/con el mundo (34-35). La búsqueda de la luna, del mar... En el
plano simbólico, la conquista de la dignidad.

Destino ultrajado ofrece la vivencia de un mundo en confrontación perenne. Descorre


un velo sobre la magnitud de los impactos recibidos, pero también la dimensión de los
esfuerzos por revertirlos. En “Aniquilamiento”, el yo poético se desdobla en la tercera
persona gramatical. Con ello se produce un efecto de distanciamiento que magnifica
el enunciado. Copiado en forma integra, dice: Ella clama su cabello de hojas/ sus
lágrimas de mar salado/ A lo lejos brillan sus ojos/—sus lágrimas de mar—/mirada
que perdió en el destierro// Dicen de ella que fue abandonada separada de si misma/
en un hondo silencio de espacias/ transeúnte en una órbita de su memoria/ Por ella
transcurrieron caminos/ que se alzan y sumergen/ en ciertas alturas y desniveles//
Ella w w del color de la esperanza/ Tras la cortina del mar' el grito de una ballena
herida (37), Cada verso, una sintesis de laceraciones sin cuento, hasta concluir con
la impastante imagen final.

Sobre metas y realidades, distancias y punto de ubicación, ideales y realizaciones, trata


“Nostalgia”' Si, iv sueño un pulso/ de pronto te das cuenta/ de la enormidad de los
dolores.' de las heridas i de ios endurecimientos/del deseo que se torna en hambre Si
tan sólo pudiera unirme a un latido/' a la serenidad intensa de alguna raíz, cuán
di/creiiie sena eí quiebre entre el fruto y la semilla/ cuán generosa la forma/ y cuán
amplia la ,sub$ian< -ia Que poca importaría/ saber si eres flor o estrella y cuán poco
valdrían las decisiones/ y ia precisión de las separaciones// Si, yo sueño con un pulso
tan grave- que me dé el derecho de conocer mi nombre (50-51). El ejercicio de la
expresión es el primer peldaño en la linca del derecho. La formulación verbal implica
contenidos de conciencia. La conquista de una forma, de un estilo, es su corolario.
Dé ahí i ■ vitalidad del texto.

Exilios interiores
En Exilios interiores, Flores propende hacia el verso de corta dimensión. En “Y el mar,
siempre el mar" hermana v i vencías de lugares distantes (Argelia y el puerto de Trujillo, en

U7
Htlen UmaAa

Honduras). En ambos, lo cotidiano, no exento de temores y, a la vez, de satisfacciones.


Sin poder evadir el pasado cuya fuerza gravitacional evoca el poderío de un hoyo negro
que lodo lo devora; Pulpos, algas, moluscos/ son los dedos del sol/ al despeinar tu pelo/
(.„) } continuaba/ aquel sendero/ con sus torturas/de miedos consumados/(Los desiertos/
contienen la salinidad de los mares)// De sedimentos precoces/ se armó la mirada/y
quedo hecha/ en juego y testimonio/petrificada/ al mirar hacia atrás//(...) La calle era
preciosa/el sol desarmaba/las sólidas estructuras/el olor/a huevo en salsa/y hongos en
fritanga revoloteaba en las trastiendas/ en andenes/y mercados//(...) y Yangmingshan/
y Trujillo/me regalaron/ costa y risco// Me confundí/con las ventanas/ hasta atravesar/
la puerta/y entré/en mi hogar (Flores, 1995:17-21). Una especie de vuelta a la realidad.
El poner los pies en tierra que alude al carácter subjetivo (¿onírico?, ¿mental?) de lo
expresado. Formalmente, un lenguaje desprejuiciado que no teme incorporar el olor de las
fritangas, tal como ya lo había realizado, con anterioridad, Nelson E. Merren.

“Exilios” habla de alguien que lo va perdiendo todo (lentes, cepillo de dientes...),


hasta extraviar el nombre. En otros términos, cediendo en las cosas pequeñas, se
llega a la anulación completa de sí. Pero lo interesante, en tanto muestra perspicacia
y juego imaginativo, es comprobar cómo se produce el autodespojo: En una novela
sobre/ la Sierra Nevada de Santa Marta/ olvidó sus lentes/ (...) En un cuento de
misterio/olvidó el cepillo de dientes (35). “Cocinera”, más que un mensaje feminista,
traza uno humanista: circunscribir o limitar el mundo de la mujer a determinado rol o
patrón de comportamiento conlleva la mutilación de quien asigna las tareas. De nuevo,
la enunciación se sale del discurso trillado: construiste para mi/ castillos de sal/
amaestraste/ la mano de moler/ (...) Todo esto/ confirma las sospechas/ de que tú
dormías/bajo/la sombra/de un perol (47-48). El mensaje se toma irónico.

“Reencuentro” ofrece una visión subjetiva del tiempo que se mide por impactos
personales. En este caso, porjacarandos/ macuelizos y calor/quiero decir en marzo/'.
(...) hoy reconocí/jacarandos... macuelizos/al verte/al venir/al traerte/di llevarte/ ¿d
buscarte/al encontrarte/ después de 5jacarandos/ más bien 20/ tal vez 50/ tal vez una
tal vez una hoja (39-40). En el esplendor del mundo vibra —vive— el ser amado.

Sobretodo
En Sobretodo, Alejandra Flores reduce, aún más, las dimensiones del verso. Asimismo,
sin ceder en profundidad conceptual, intensifica el juego lingüístico. Descubre la
gama de matizaciones que, con ingenio, puede darle a la palabra.

ÓÓ8
La palabra iluminada

La búsqueda y el desencuentro. El impulso hacia el otro y la condena anticipada a no


encontrarlo. Comprobar esta realidad no conduce al vacío ni a la desesperación. A
manera de círculo, siempre se vuelve al punto de partida. Y esto, en los dos seres en
conflicto. Quizá, por el tono lúdico, uno de los textos que mejor lo ejemplariza es
“Busco”: Tú eres todo/o eres bosque/o busco/o busqué/Eres un bus/ que vuelve, un
bus/ que busca/ Busco el bosque/ Tú estás/ en cada cosa/ que busco/ No se (sic)/ que
(sic) bus.... co... ger.... minan/ las flores/ en el bosque. (Flores, 2001: 21) La autora
apunta en varias direcciones semánticas mediante el hábil juego que, al alterar fonemas,
va transformando el concepto.

Varias veces, a manera de continuación o ampliación de la misma idea, Flores, en otro


poema, retoma un concepto previamente vertido En “Sigo buscando”, dice: Busco/
lo que tú/ buscas/ para/ que lo/ que busco/ me busque/y encontrarme/ contigo/ en lo
que ambos/ buscamos/.... hay un socavón/ en la mina/... herida... (22). En los dos
poemas el procedimiento es similar: variar, mediante el cambio morfológico y
fonológico, los significados de un lexema; seleccionar vocablos, que ostenten los
mismos fonemas e imprimirles ligeros cambios y, al concluir, disparar los versos
hacia nuevos niveles de sentido. Bien empleado el recurso retórico de derivación.

Con frecuencia, se acude a la paradoja. En “Estamos juntos”: Siempre estás'pero no


conmigo/ >ó estoy tú estás-' pero estamos sin estar juntos/ (24); En “Posdata”: Si
nunca estás como (sic) es que te veo/ y hablas (30). “Por la vereda” muestra otro
planteamiento: los cuatro o cinco elementos enunciados en la primera estrofa sirven
de pumo de partida de las siguientes. Estas son variaciones de la primera: Por la
vereda' va una muier cargando frutas en una canasta.'/ Por la vereda/ van las
frutas/ cargando a la mujer/ que lleva una canasta// (...). Para concluir con una
estrofa que constituye la reafirmación del poder femenino: Por una mujer/ crecen las
veredas/ las frutas, canastas/ e inmensas/ montañas... (43-44). Básicamente, la
utilización de un recurso propio de las canciones infantiles tradicionales.

A Flores la gobierna una férrea percepción del mundo. Tanto de las duras condiciones
e ¡stcneiales como de las sociales: Este lugar/se llama/realidad/ aquí no hay espacio/
para estados/ de ánimo/ positivos (“Realidad”; (38); Mis poemas/ están tristes/ No
hay razón/para mucha/ euforia (“Hoy”, (41). La poeta no quiere mentirse. En “Real
quizá toca fondo No hay mucha distancia entre lo mental y lo real. Y si aquello es
limiiaut . la realidad también lo es: En mi mente/ vive/ una bandada/de pericos/ una
Mtlen UmoAa

gallina/ que se escapa: de la casa/ vecina/y unos perros/ que persiguen/ ardillas/y
una> tristeza/porque/ todo es/ demasiado/ real. (37), Una desolación y desencanto
que se equiparan con los que encontramos en “Las quebradas”: Por ti pasan/ todas
las quebradas los platos/ rotos/ los desfiladeros/ La mujer rota 7 de Simone de
Beuuvoir los abismos/ el eco/ del quebranto/ de una ballena/ herida/ que quedó
atrapada/ en una quebrada (25). La recurrencia en la imagen de la ballena varada
indica su importancia.

En el summum del despojamiento de sí misma, la autora se percibe como discurso


elaborado (“programado”, diría F. Rossi-Landi) por otro poder o situación que escapa
a su control: Peo mi reflejo/en un charco/irrisorio/e incongruente/como la ciudad/
Ese espejo/ me deforma/ dia a día/ lo poco/ de bueno/ que creo/ que tengo/ soy un/
graffiti/ilegible (“Postal”, 40). Sin embargo, en “Epílogo”, hay una reconsideración
o un balance. Aunque reconoce que el alambre no se tuerce/ni moldea/bajo la presión
de sus manos, admite que hay remansos espirituales: Ahora valoras/ mas (sic)/ la
buena música/ una amiga sincera/y el descanso/de las tardes/ Ocaso...(sic) acaso/
tiendes a armonizar/más fácilmente/ el blanco y el negro/ el ocaso y el acaso/ el azar
y la rutina/ (...) Aprendiste/ alfin/ a extraerjugo/ de las rocas/ (...) y a compadecer/
a los ciegos/ y a no temerles/ pues con esa luz/ alumbras/ día a día/ tus intentos/
torpes/ contra la nada/ Tú sola/sólo tú/ llenas/ tu vasija/ de ayes y síes/y aprendiste:
q hacer pan/y dulces de semillas/y a acaramelar/ las frutas maduras/ Mqfluras (sic)
como tu (sic)/ que disimulas/ la nada/ que es TODO/ en la plenitud/ de una tarde/ de
un agosto/ de una vida/ de la vida/ a tus anchas. (59; mayúsculas, de la autora).
Versos que hablan de independencia de criterio y de un saber caminar sin muletas
espirituales. Aceptando la plenitud de ser mujer. Formalmente, objetaríamos el abuso
del verso muy breve (bisílabo o trisílabo) y los frecuentes encabalgamientos. Al
combinarse sin justificación, destruyen el ritmo.

Canoelahio Reves

Candelario Reyes (Corquín, Copán, 1958) ha escrito Notécdotas en blanco y negro


;
(1991) Nimbo de sombras (2004) y Monte amistad (s.f.). La denuncia política, la
búsqueda de lo popular y el interés por la naturaleza son aspectos que aborda.

670
la palabra iluminarla

blotécdotas en blanco y negro


Temática heterogénea y marcada intención política posee .Notécdotas en blanco y
negro. Se acude a usos lingüísticos extraídos del habla regional y coloquial. La mayor
parte de las composiciones son prosas poéticas. Hay quince versificadas. Todas,
bastante breves. Al elaborarlas, Reyes toma aspectos peculiares de la cultura popular,
especialmente de índole rural. Varias prosas son descriptivas y el recurso expresivo
descansa, en su mayor parte, en el soporte metafórico. “Madrugadita” lo comprueba:
La mazorca fulge su ópalo de nixtamal, su rumbor de océano hace pispiletear al
lucero nixtamalero, y ainomás nacen en copla los gallos y le brotan vellos de sol ai
universo, que se abiya quedado apucuyado, sólo esperando el punto. (Reyes, 1991:
11). Se realiza, con frecuencia, la trascripción fonetizada del habla popular.

Algunos trabajos, aun en forma mínima, cuentan con elementos narrativos o


anecdóticos. En “Siembra”, leemos: A la seducción de la noche le relumbran puntadas
de hormigas, crucetas de lirios, tules de sones nocturnos. El sueño de los abuelos se
vuelve una acuarela desgreñada, un bordado arisco, un charco en celo al que las
ranas le peinan marimbas, carambas y sacabuches. Es un molde de alas de guacos y
alzacuanes escarbando el paladar del insomnio, carraspeándole graznidos al trueno
para que saque de la piedra el mullido gusano del polvo. Lontananza siente húmedas
lengüetadas en su pubis de ovidiana (sic) tierna. Hace tres días el Guanjuaco [águila
de Centroamérica) trajo su vuelo desde las montañas, v el aire es más fresco, tímido
el fuego, ¡a escoba no levanta polvo y el perro hace Jugarretas con su sombra. Se ve
que ya viene la primavera. (12).

La mayor parte de las composiciones ostenta una intención de crítica social o política.
“De nieve cruzado” -- en alusión al Himno Nacional— se refiere a los desaparecidas
en la década de los ochenta; Ellas dé pañuelo blanco, con una pancarta, reclamando
la luz de su simiente. Ellos parapeteados (sic), en la primera base, observan como
(sic) avanzan las órdenes, protegidas de cascos, escudos y garrotes. (19). El militarismo
y la corrupción que lo acompaña se denuncian en “Principio de autoridad”, texto de
carácter alegórico: Desde lo más oscuro de sus ojos, atisbándonos el talconete
[ salamandra venenosa] de verde ponzoña, que no podemos ver ai ansa del mimetismo
de las monedas que lo amaestran. (12).

El reclutamiento militar, por décadas, tuvo una connotación de clase sumamente


marcada. Se circunscribía a los sectores marginados. En “Natives”, aglutinando a los

671

lUftfW |I 1
Nelcn UrnoAs

distintos grupos étnicos, el hecho se consigna: Garífunas llegados de míticos laberintos


de carat ol, Tawahkas susurrados por el misterioso viento de la madrugada, Tolupanes
en el sueño del venado de lo infinito, Pechs, caricia y ternura de la eternidad que les
da permiso de vivir Lencas ebrios de los espíritus del barral, Misquitos bogantes en
el mismo cayuco con el Mono fítanco, Mestizos desarrollados por el reto del olvido,
Chorties moradores de! primer piído del clarinero; todos en carrera abierta huyendo
del reclutamiento militar. (30-31). El titulo en inglés comporta una irónica alusión al
intervensionismo extranjero, prohijado o tolerado por los gobiernos militares. Mi
subrayado advierte sobre un insólito neologismos de cuño personal.

De antiimperialismo hacen gala varios trabajos. “Mister President” contrapone la pureza


indígena a la actitud guerrerista y antihumana del gobernante estadounidense: Si entre
el mundo de horror (del cual es usted máximo profeta) y el jardín de soles que nos
heredaron los muyas no existiera ese abismo de explosión atómica, nosotros iríamos
hasta sus desquiciadas manos a cultivarlas de maíz, para que entonces, tan sólo
entonces, palparan el sustento de la paz y comprendieran de una vez por todas que es
imposible reducirlas a su sarcófago de granito, señor presidente. (23).

Con un planteamiento irónico, en “El justo juez”, recordando la festinada declaración


de un funcionario público, que los periódicos de la época recogieron, leemos: ‘La
Cohstitución debe ser violada cada vez que sea necesario ’. Y por tanto, estejuzgado
de paz de lo criminal, conforme a lo declarado por el eximio Rodrigo Castillo,
Ministro de Recursos Naturales, concede a doña hA Idee la patria potestad de la
criatura que nació de esa violación, quien sabrá darle el mejor de los usos. Tegucigalpa
D.C., Palace Inc. Legislation. (18-19). Las mayúsculas del autor y el empleo del
inglés subrayan la intención irónico-burlesca y, aunque se colinda con el panfleto, la
postura antiética se denuncia con precisión.

Dentro de similar tónica de crítica social, los textos versificados, también de propósito
irónico, simulan ser recetas elaboradas con elementos tomados de la cultura popular
“Vara de mando”, para aludir al machismo o a la prepotencia de los sectores de poder,
en sus tres versos, apunta: Aliéntanla con berros,/ leche de cabra/ y espíritu r/<
mapachinf (35). “Verónica oficial” parodia formas taxonómicas y se acopla al estilo

6 Dentro de las creencias populares, al "polvo de mapachín", obtenido de una espe­


cial preparación realizada con el pene de este animal, se le atnbuyen propiedades
afrodisíacas.

672
la palabra iluminado

de herbolarios y recetarios populares: Sanguinaria Pentágunum Acumitatum./Los de


corazón enfermo la mezclan con herrumbres/ y la dejan juntar polilla para luego
tomarla./ Es conocida también como ablución fría./ Causa la carcoma cerebral, los
calambres dorsales/ y estimula las tendencias homicidas./ Según los manuales
mándeos,/pocos brujos la dominan (38). Con humor, una critica antmorteamericana.

Nimbo de sombras
Este libro contiene ochenta y cinco textos. La mayoría, bastante extensos (vr. gr.,
“Botín” tiene ciento diecinueve versos; “Novedad”, setentidós). Persiste la
preocupación por la realidad nacional e internacional. Hay, también, un inquirir constante
sobre la condición del ser humano. Pero, aunque encontremos versos tocados por el
halo poético, con frecuencia, la calidad no se sostiene a lo largo de cada composición.
Con excepción de “Homenaje al indio Atuey” —que tiene carácter teatral y que por
eso no abordaremos en esta oportunidad— nos parece que el esfuerzo no se concretó
en formas poéticamente válidas.

Monte Amistad
Monte Amistad está conformado por un solo poema de doscientos cuarenta y ocho
versos. Deviene en sentido homenaje al cerro de Guatemalilla, ubicado en Santa Bárbara.
La descripción del lugar, el encuentro personal con el monte, la interrelación y la
compenetración yo-poético y montaña y la promesa de protegerla, son algunos tópicos
contemplados. Leemos: Nos conocemos,' yo vivo en ti; tu (sic) me esperabas,/ me
tendiste tus cadenas y me dijiste./ aquí está tu libertad/ ¡ven, cuídame, me muero.1/
Asi es como somos dos siluetas recortadas/para siempre en la época (sic) de nosotros
mismos, en tu lomo he de bogar todas las edades,/gigante marino del tenor de la
verdad/ relativa que nos juzgue como un solo mito,/ como una repetida mil veces
historia/ que dirige y ensena. Que sueña/ porque ambos somos creadores de vericuetos/
v encantas que vamos cincelando/ en la argamasa de mitijicaciones. aunque surjan
impedimentos. /Realidad y realismo nos ha (sic) unido,/sos lo mió de lo mío./ Yo soy
tuyo ¡mutuos dueñas!/Ahora no hay moneda capaz de separarnos, /sos por siempre y
serás el cerro mío,/ como un pedimento/ adueñado de nuestro presente para siempre.
(s.f.. 9-10).6 Quizá, en muchos versos, se pecó por exceso.

* La dedicatoria personal tiene la fecha de 2004, probable año de publicación.

673

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N«l«n Umdta

Aíoa Ondina Sabonce

Aída Ondina Sabonge (1958) escribió Decía-ación doméstica (1993), texto compuesto
por veintidós composiciones en las que. con mesura, al hilo personal, se trenza la
consideración social.

“Escolta
,
** con bien empicado lenguaje conversacional, al evocar al padre, rescata lo
cotidiano: Leías Selecciones/y me contabas del mundo/de un Stalin que era ruso/
(...) Tu Raleigh era cosa querida./ Tú la querías porque te llevaba al trabajo/ (para
cumplir)/yo porque al pito de las doce te traía/ (de la Standard)/ a la sopa de olla./
(...) Lo que más me gustó de ti (sic)/ es que nunca te fuiste de mi vida. (Sabonge.
1993: 1-2).

Sobrio es el enfoque feminista. Para la mujer, el proceso de conquista de un sentido


de dignidad personal principia con el autoconocimiento. De ahí que, en “Ausencia",
la autora, con mucha seguridad, se defina así: no soy romántica (15) y, en “Esperanza”,
con orgullo, proclama: Yo no lloro ante altares/ (...) Doy gracias por los años/que me
han proporcionado/ la fórmula precisa/ para ponerle precio/ a la paz. (14). Como
contraparte, con filo irónico, “Interrupción” evidencia un perspicaz acercamiento al
ego masculino: A veces (tal vez)/yo debería ser un genio/o unfantasma prodigioso/
para invadir suavemente tu mundo./sin tocar los hilos de tu hazaña corporal/ ni la
gloria privada en que vives. (9). “Declaración domestica” muestra el temple con el
cual encara la vida al saber combinar los roles a los cuales la enfrentan las
circunstancias: las sopas caseras perfuman los libros en los/ estantes./ los gritos de
este hijo se funden con la máquina/ de escribir/y no hacen falta las cortinas./ no
quiero tapar el sol de mañana (11). No existe lugar para las lágrimas inútiles. Tampoco
se ha perdido la esperanza.

Sabonge no se queda en el cerco introspectivo. Con frecuencia, su mirada se dirige


hacia el mundo circundante. “Honduras” expresa dolor por la imagen distorsionada
de la patria: Te vi. (sic) patria, en un libro/para turistas,/voluptuosa y tiernamente
prostituida/ a cincuenta dólares la copia. (4). “Desde mi país”, trascrito en forma
integra, dice: No es que yo sobrescuche los rumores/ cotidianos, pero si./ desde este
cuarto percibo/ la tensión en la mañana/ el hambre en el barrio/ un lamento por
allá;// Y no se me ocurre decir ‘it ’s allright. 7por la sospecha. (3). En tanto reproduce

674
la peí abra

un hábito lingüístico sumamente extendido —síntoma de penetración cultural— la


expresión en inglés es acertada y comporta un rasgo irónico. "Segunda convocatoria”
—dedicado a Jesús “Chuchu” Martínez—, ademas de sugenr una relación afectiva
(Dejaste pendiente, saborear la miel, 21), externa interés por el destino de Panamá.

Aunque algunos textos pecan de superficialidad. Declaración doméstica, especialmente


en los trabajos comentados, traduce en términos decorosos el sentir de una mujer.
Alexis Ramírez, en el prólogo, sobre Aída Sabonge, afirma: Sé rebela con una ternura
decidida, cerebral, fuerte... una ternura que impone respeto.

Oscar Espinal

Oscar Espinal (Tegucigalpa, 1959) escribió Fulgor desnudo (2000), obra que, por la
apertura a una temática universal, por su gran aliento lírico y porque los distintos
personajes asumen la voz poética y la sostienen a través de versos muy depurados
(casi podría pensarse en extensos parlamentos de índole teatral), conecta con algunos
trabajos de poetas de la posvanguardia hondureña como José González y Júan Ramón
Saravia.

“Parts", poema dramático, como lo llama Livio Ramírez en el prólogo, constituye el


texto central del libro y está dividido en tres secciones: “La manzana de Eris", “Helena
y París (En Egipto) ' y “Enone y París antes de morir". El ritmo y la tensión espiritual
se sostienen a lo largo de sus bien elaborados quinientos cincuenta y siete versos
libres cuya voz poética es asumida por París, Mermes, Helena, Afrodita, Hera, Atenea
y Enone C omprende, de la célebre controversia entre las tres diosas, que se disputan
el honor de recibir la manzana de manos de París, a la muerte de éste y de la fiel
Enone. El autor no altera la esencia del mito. Sin embargo, el acierto radica en la
dimensión lírica el depurado acento— que le inyectó a un tema tan antiguo.

“La manzana de Erís" principia a la manera de los poemas bucólicos. Al recordar el


enfrentamiento con las diosas, dice París: Yo estaba, como un fantasma,/ En la tarde
u los paramos/ Reuniendo las ovejas/—mis compañeras fieles—/Fatigadas
guemtras de la vida. En las lindes del prado. Buscábamos en el rincón del verana/
La sombra de un rio/ Y junto al agua la hierba.. Mientras esperaba, En la soledad de
la tarde/ El cansancio atravesaba mis deseos:' Enone, tibia hoja del aire, Creí ver tu
rostro en el reflejo/ E imaginé, confundida en tu aroma,' Poseerte a las ojos de la

j >■ M ** «
**
** *** ................... — ——
Htien limeña

noche En la esbelta cima desnuda. (Espinal, 2000: 15). Después encontramos los
intentos de seducción por pane de ¡as diosas v la elección de París a favor de Afrodita,
mota ado por la oferta tentadora: El poder y la fortuna —recuerda—/No compran el
sagrado éxtasis supremo;/ Hierofante de Zeus./ Tú oficiarás con Helena,/ Juntos
arrebatarán a He]estu. El fuego de la vida./ Toca mi cuerpo, es esplendor de
primaveraJ Soy el reflejo de la diosa que debes tenerJElla dejará por ti a Menelao
.
(20)

Con creativa asimilación de la tradición clásica, “París" es un poema pleno de imágenes.


El epíteto, el símil y la metáfora ostentan vuelo lírico: Acostada sobre si misma, la
noche/ Desde las estrella', deljardínJ Como súbito relámpago/Florecía de claridad./
(16); Arrojó [Eris] una manzana luminosa/ En el tapete encantado/ Como maligno
puñal al pie de la belleza. (17); Real es tu aroma./ Sándalo que rodea la inmensa
noche. (23); Helena, flor del Nilo./ Luz deshojada en mi lecho./ Loco te abrazo
vacilante./ Inmóvil naranjo en llamas./ Mi lengua palpita entre tus labios,/ En la
blancura derramada de tu piel/ Mis dedos habitan tu talle,/ Ciegos, buscan tu follaje/
En la oquedad de la litera;/ Fogosa te enervas con mis versos:/ Vino y miel es tu
cuerpo tendido en la sombra. (24).

En “Enone y París antes de morir", cuando este último ya está herido de muerte, los
esposos se reconcilian y ella decide acompañarlo: Tomaré el veneno presuroso/ Del
áspid egipcio./ Te seguiré en la ruta candente del Hades;/Lo apuraré cotí sed hasta
agotarlo./ Paso a paso la muerte nos unirá;/ Entraremos juntos al rio inmemorial.
(34-35). El acuerdo conyugal indica que el equilibrio moral se ha restablecido. Por
esta razón, Enone, inclusive, se atreve a denostar contra Helena recordando su vida
licenciosa: Ingenuo París, ¿no dudaste de su insaciable piel./ De su lengua de fuego
y embravecido pubis? (31).

La segunda sección. “Frescor del alba", incluye poemas breves de carácter amoroso
Por la calidad formal, “Preñez" es, también, una composición singular: Mis ojos
resbalan por tu cintura./ Suave cascada./ Hasta posarse en tu ombligo/ Ya disperso
como nube,/ Donde crece el amor en secreto:/ El amor nuestro bajo tu piel.// Con la
mejilla rozo el esplendor virginal/ A (rapado en tu vientre:// (...) Tu preñez, poema s in
palabras,/Abre y cierra nuestros sueños/ En un eterno florecer súbito. (62-631.

676
la palabra ilamma4a

En la tercera parte, domina el discurso metapoético. '"'Cenizas” deviene en reflexión


sobre la persecución, la búsqueda de una meta, de un ideal. Quizás de la poesía: En el
horizonte busco prodigios./ Busco la melodía en alamedas. Busco un colibrí,/ Que
quiera besar azucenas.// (...) Insondable es el camino que persigo. (70-71) En
“Sirena”, el mítico personaje puede interpretarse como símbolo de la poesía: El poeta
cuando te persigue/ Lleva una sed secreta/ Su rostro no tiene fin/ El mar de sus ojos
lleva otro mar/ Un sol más allá del sol.// (...) ¿Serás mi tumba o mi victoria? (...)
Dirne ¿atrapará tu canto ingrávido un espejo?/ ¿Son tu voz y tu rostro el cetro de la
victoria?// Inclusive, el texto supera las dudas y extema la certeza del encuentro- Yo
viviré en tu leyenda,/ Doncella de la noche./ Sirena tornasol,/ Desde que removí tu
jardín/ La primavera resplandece en la aurora. (78-81).’ “El otro rio” enfatiza en la
importancia de la memoria de los siglos (¿la Historia0) en la cual Flotan los recuerdos’.
Flotan Homero v Virgilio entre los libros/ Que son infinitos como los sueños;/ Hasta
la poesía, la casa que nos abriga a todos/ Flota en este rio. ) Es un rio que
ilumina los secretos. Vaciara los enigmas del follaje.. Acaso su lecho es el camino/'
Que sigilosa nos revela la poesía. Para despertar/ Con el amanecer entre las manos.
(76-77). Se transparenta el entusiasmo por las posibilidades de realización que ofrece
la poesía La validad de la obra permite inferir que dicho sentimiento está justificado.

María Eogknia Ramos

María Eugenia Ramos (legueigaipa. 1959) escribió Porque ningún sol es el último
(1989), texto en el que. al perfil personal, se entremezcla la intención política de
interés colectivo. Inclusive, esta última pesa más en el balance general de su trabajo,
l as dos lineas se cruzan en “Retrato” —quizá la cima poética del libro—, amoroso
acercamiento de la autora a la personalidad de su padre, el periodista Ventura Ramos.
( opiado en forma integra, dice: En este país vive un viejo de ochenta años, enfermo,
casi sordo, lleno de rituales y de afectos 7 Con su andador de niño. va de su cuarto
ai i omedor, pelea con su mujer y con las nietas./ va al patio, regresa. '/ Desde su
escritorio sueña con un país mejor,/ el verdadero,/se conmueve, se indigna, y con la
turra de su espera/ lanza páginas en llamas - contra los enemigos de la pama (Ramos,
1989: 51). Texto sobrio y preciso. El lenguaje coloquial y el dato doméstico rematan
con dos imágenes que hablan de honradez y autenticidad social como programa de

El autor, en el adjetivo que subrayamos, por su ligazón con el sustantivo sirenas,


recuerda al soneto “Pesca de sirenas’ de J. R Molina Supra. pp 110-111
H<l«n Umoflo

vida También, dentro de esa óptica que aúna k> individual y lo social, en “El otro lado
del mar”, el amor de pareja se matiza con el interés que se comparte por la revolución
popular En “Antes de la próxima vuelta”, poema dedicado a su hija, la autora la insta
a que, en un futuro cercano, junto con otros niños, pongan al mundo panza arriba.
(55). En “El cangrejo amarillo", al evocar un juguete, su vivo y osado colores heraldo
de la mañana socialista. (23)."

Respondiendo al clima político de los años ochenta en Centroamérica, dos motivos


son constantes: la denuncia de una realidad social injusta y represiva y la necesidad de
transformarla mediante la acción revolucionaria. Con relación al primer punto, “La
fragua” graftea el grado de aplastamiento: Lafragua es dura./Nos calientan al rojo vivo/
v nos golpean sin misericordia./Bajo el martillo/apretamos los dientes./Sentimos que la
carne se desprende de los huesos,/ nos arrancan las visceras/ de sus cavidades. (29).
Frente a esta realidad, el señalamiento de los “enemigos” es prioritario. Entre otros, las
fuerzas del impeno: Nadie conoce el volcán/pero todos saben de su existencia.// Allí
donde la neblina es más densa/y una angustia de hierro/ oprime los pulmones,/ los
omnipotentes señores de la tierra/ multiplican los alambres de púas/para que ningún
pájaro osado/pueda traspasar esta vergüenza. (“Base U. S. Army”, 50). Con mucha
contención verbal pero sin ambages, las imágenes grafican los niveles de la agresión
extranjera: hierro, alambre de púas, neblina, opresión en los pulmones... Sin embargo,
el signo no es derrotista. En estrofa separada se ha señalado la presencia (frnnímoda
del volcán: del pueblo. Su estallido se anuncia en otros poemas. En “Hora de ahora”
(..J pasó la hora del silencio/y es hora de asegurar/ un puesto en el combate. (39);
“Riesgo”: y decidir quedarse/ (...) y transformar/ el corazón vagabundo,/ hacerlo
sólido,/creador legitimo de estrellas/aunque se rompa en el intento. (43); “Rutina de
la vida prestada”: y me doy cuenta de que tengo,/un día más de plazo/para asaltar el
cielo/ o morir en el intento. (57); “De este país y de estas gentes”: Ser fiel a las
raíces,/ seguir creyendo/ en la posibilidad de la esperanza,/ es el único modo de
sobrevivir/a la miseria de este tiempo. (46). Además, en “La llena", se vaticina que.
a pesar de la angustia y de la desolación que deja un desastre natural, vendrá una hora
diferente: Que dulce es el ardor de la serpiente./Hemos parido la furia de los ríos.
(21).

• En “La llama eterna”, retoma el color amarillo como un símbolo de la hora del triunfo
revolucionario (25).

¿78
Lo palabra iluminado

Hay. pues, un definido signo político. Si obviamos algunos versos en los cuales se
percibe el clisé de remembranzas partidistas o ideológicas, creemos que Ramos realizó
un buen trabajo. Por esta razón, concluimos con las palabras que Clementina Suárez.
en la nota de presentación, le dedicó: Su poesia, rica en temas, rezuma esperanza y
futuro. Ella conoce cabalmente el valor de la palabra y la utiliza con admirable
claridad, configurando así un espacio poético coherente. Dentro de esta dinámica,
cada poema suyo apuntala y reafirma una situación global entrañablemente ligada a
un alto grado de conciencia social.

Marco Aurelio Laínez Zelaya

Marco Aurelio Laínez Zelaya (El Tránsito, Nacaome, Valle. 1960) escribió “Vendimia
intemporal”, texto con diecisiete poemas incluido en el volumen La palabra com­
partida (1999). El amor, la preocupación social y la reflexión general sobre la vida
constituyen sus centros de interés. Formalmente, predomina un uso de la lengua
ceñido a cánones poéticos tradicionales.0 Pero también hay muestras de un,uso más
personal de la lengua cuando el autor prescinde del bagaje retórico caduco y permite
que el sentimiento se exprese con libertad creativa.

En ‘'Del dolor y sus enlaces”, sin dejar de lado la racionalidad del discurso, las palabras
se apartan de las formulas usuales y buscan nuevos significados para expresar
solidaridad: Me duele su dolor reiterativo:/' Su lágrima roja,/panorama de arena
fustigando sus pupilas Sus calladas ansias,/prolongación oculta de sus penas.. Su
lamento de pajare dormido deshilvanada esperanza mudando sus horas./La errática
órbita del planeta deseado v el esfuerzo inútil de su hueso roto. (45).

"Preludio a la palabra” plantea la relación entre la palabra y el origen del universo:


Hilaba el tiempo la cuerda de su trompo, diagramaba el astro su columpio circular,/
balbuceaba el océano su inédito canto.// Soñaba la eternidad' definiendo moldes en
dondejh >rvcer 'Languidecía el primitivo silencio,/el poder de la palabra incendiaba

Véanse, por ejemplo, los versos siguientes: En la estrechez de ansiedades


asfixiantes/ derrotaremos soledades y distancias,/ constelaremos de arcoiris los
recuerdos. (Laínez Zelaya, 1999: 56); Anhelante gota de azogue/ reclamándome
insistente/ el oculto tesoro de mi vida.// Amorosa y sensual enredadera, escalándome
sin tregua ni fin. (57); Luciérnaga de amor,/ relámpago silente,/ con golpes de ¡una
enamorada/ derrotas la penumbra de mi hastío. (59).

67?

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el universo. (4X) Hay agudeza en el pensamiento y calidad en la imagen que le sirve


de soporte. Similar situación observamos en “Ilusión óptica”, poema que enfrenta el
choque entre los sueños y la realidad: Confiando en la pericia de su cálculo,/ tendió
escaleras en la espalda del viento.// La perfección lo nubló de optimismo/ olvidó de
los astros, sus señuelos.// En la meridiana oscuridad de su viaje,/ descubrió que el
brillo perseguido/ era sólo el lamento de una estrella derramada. (51). “Verdad
aparente" realiza un saludable empleo de la ironía: Todo sabe a normalidad: el sol
jugando al escondite,/ el avaro mezquinándose la vida,/ los niños regalándonos el
cielo. / la hormiga y su afán./ los religiosos vendiéndonos su miedo.// Todo parece
continuar igual,/pero dijo adiós/y una lógica absurda/se adueñó del escenario.//Se
marchó:/ desnudó con su partida/ la ignorancia anquilosada/ en huecas y frías
definiciones. (54). Con lenguaje directo se realiza una incisiva disección de la realidad
y de la relatividad al valorarla.

Nei son Echenique

Nelson Amado Echenique Salgado (Bataya, Iriona, Colón, 1961) escribió Difuntos
resumidos para recordar en domingo (2004), obra en la que, a semejanza de varios
compañeros de su generación, dentro de cada poema, establece una semántica
particular.

Por el número de textos en los cuales se alude a alguno de sus aspectos (la vuelta
hacia el pasado, la persistencia de la memoria, el olvido y la evocación de la infancia),
la reflexión sobre el tiempo es prioritaria. “Ahora que la primavera se va” —copiado
en su totalidad— muestra las características más destacadas en el trabajo del autor:
EL AÑO INICIA Y LA NICOTINA ME PULSA EL ESTÓMAGO./ El reloj está harto
de este tiempo,/ que sea lunes, diciembre, viernes o tres de la mañana,/mediodía en
punto, arco iris exacto,/ no importa./ Debo despertar,/ saber que soy mi impostor,
alzar e! sol,/ esconder el mar,/ hacer del cielo un lienzo poblado de nombres,/ latas
vacias,/y hondonadas,/para que todo vuelva a ser/ como cuando éramos/ nosotros
el mundo,/ nosotros los ensimismados,/ los más huraños,/ los que temíamos a los
saurios,/los que le arrebatamos el nombre a los pájaros,/espacio a las cosas,/y a la
memoria una fecha,/un nombre./ Nunca más. (Echenique, 2004: 30-31; siempre, las
mayúsculas son del autor). No hay significado que, en forma racional, vaya de verso
a verso. Pero del conjunto se lee fastidio, desinterés por ceñirse al patrón cronológico.

680
La palabra iluminada

reclamo de autenticidad, vuelta a un pasado mejor y exigencia de no repetir una


situación onerosa. Prescindencia de la semántica literal.

Otra muestra la proporciona “Nada que librar” que, también copiado íntegramente,
dice: EN AQUEL RECODO SE APAREAN ALGUNOS ZANCUDOS./ Los beatos
han venido a confesarse,/están hartos de las interminables paredes blancas.' Con el
penúltimo campanazo han huido las moscas,/ hasta el matiz del polvo adquirió otro
tono,/ los santos están aburridos./ Las noches aparentemente son las mismas/ igual
que los días/no cambian de nombre,/estaciones,/sombras,/cadenas./apenas vienen
brisas de no sé qué lejanos infiernos/ pareciera que todo fuera distinto/ los instantes
son sólo apenas/ fracciones interminables de ese señor denominado tiempo/ esto es
así de simple/y de sencillo:/ no existe batalla que librar/ ante el olvido. (83-84 ). La
realidad, pues, no se idealiza. No obstante su brevedad, “El día” es suficientemente
gráfico al respecto: Es un sol de alfileres/ que se levanta,/ impregnado de sangre,/
agrio,/ amenazante. Desde su pose de pájaro a medio vuelo/ nos llama. (35).

Como faceta de la mirada crítica sobre el entorno. Echenique, mezclándola con una
buena dosis de humorismo, esgrime la ironía. En “Se vende o se permuta”, expresa:
Se vendo o se permuta, una vitrola de comienzos de siglo con acetatos de tangos y cha
cha cha }' un gato verde para espantar la soledad y los fantasmas de infancia.// Si
algo de esto le interesa, favor llamar desde la entrada del arco iris/ hasta el ocaso de
la medianoche. St aceptan oferentes de libros viejos., de retratos y relojes de bolsillo.
(71)
. En “Difuntos resumidos para recordar en domingo”, de un supuesto velatorio,
se dice Habrá café,/ peyote,/ vosearán/0/ té de jloricunda,/ un poco de canabina,
los mas hermosos salmos, un lienzo en blanco/ para que plasme una que otra idea/
e invente si puede un color para este día., Pero eso sí,/ no se pierda en las curvas./
mantenga los frenos alerta/ para librar al prójimo/ de las malas hierbas,/ de los
malos espíritus., de los paraísos fuera de lo que es el cuerpo,/del infierno bíblico,/
de la iglesia y otros gusanos, (55-56).

Frente a la perspectiva no halagüeña de la existencia, el refugio o la tabla de salvación


radica en la poesía. “Sendero”, otro poema de pocos versos cuyo título es altamente
significativo, implica fe en la palabra y su capacidad potenciadora: Alguien levanta
de las cenizas/la palabra.//La siembra de luz/la une al viento,/desata/ la tempestad

’® Marca de una bebida alcohólica popular.

681
Htlrn Urnoño

oculta; de un grito.// Palabra, (oda sangre/en una gota. (34). La relación dialéctica
entre el ser y la palabra se aborda en “Vendrán los amigos”: Casa seré de la palabra./
La palabra sera mi casa./ Mutuamente nos habitaremos. (45). La palabra corno
oponente a la destrucción que ocasiona el transcurrir de los años es idea central en
“I (ermoso lugar donde he de fundar mi casa”: Bajo las piedras he de buscarla/para
tirarla contra el tiempo.// Palabra que avanza para no herirse,/para no herirme.//
Rama luminosa en tu árbol he de ser,/ adolescente tatuada en las entrañas de la
primavera./(...) Palabra madre,/palabra piedra,/palabra vuelo (64-65). El origen,
la permanencia (y casi eternidad) y la aspiración como connotaciones de los términos
que subrayamos.

Aspecto de interés es la incidencia en el motivo de la ventana y otros que se imbrican


con ésta (la mirada o el ojo), según comprobamos en “Ojo de casa”, “Bajo el paraguas
de tu presencia”, “La senda que ha de seguirse”, “Y no lograron verlo”, “Borrador
para amar una ciudad” e “Imagen”. Un libro que justifica el entusiasmo de Salvador
Madrid, José D. López Lazo y David Díaz Acosta en las notas de la contraportada.

Soledad Altamirano

Con la elaboración de imágenes delicadas, Soledad Altamirano (Lejamaní, Comayagua,


1962) construyó los poemas de Cronología de una ausencia (2001). Una poesía
intimista que prescinde de cualquier feminismo y se entrega al placer de evocar y
traer al presente las distintas pulsiones de la pasión amorosa. Más que de cronología
habría que hablar de una radiografía del yo poético.

De entrada, el titulo es engañoso. Ni hay crónica ni hay ausencia. Sólo la expresión


de estados de alma satura las páginas con una presencia soberana: la del ser amado:
Eres como el mar:/ completo,/ agua, arena, acantilados,/ caracol y espuma.
(Altamirano, 2001: 20); Todo fue una maravillosa armonio/ cuando caí rendida en
tu mirada (22). Abunda el léxico que alude a una especie de pedestal en el que ha
colocado al hombre. El ser amado redivivo por la fuerza creadora, más que evocadora
de la palabra, capaz de repetir, cada vez que se la enuncie, el prodigio de dotarlo de
existencia. Lo sugiere el poema insignia: Algo lejano me golpea/ debe ser la caricia
imaginaria (13). El gesto afectivo posee la calidad de lo inconsútil, pero se proyecta
en forma tangible: altera la realidad. De ahí que, inmediatamente, se enuncien sus
Lo palotea iluminado

estragos: Un revuelo de mariposas/ se filtra por mis poros,/ enciende mi luz;/y es el


minuto blanco,/ más allá de mi vida, (loe, ciL).

Cuando buena parte de la poesía realizada por mujeres cuestiona al sexo opuesto.
Altamirano omite cualquier queja. Sin dejar de lado la ternura, a lo más que llega es a
preguntarse: De quién/ será tu cuerpo/ en cada amanecer. (19). No reprocha ni teme
reivindicar el derecho a expresar su necesidad concreta: He tenido, por años,/ el
sueño de tu cuerpo;/ de mis manos sobre él,/ que acarician/y recorren,/ en un rito de
veneración;/ desciendo desde tu boca/ a tu limpia barba,/ a tu cuello;/ al bosque de
tu pecho,/ a tu vientre tibio/ hasta el tacto de la hierba. (19); Para amarte,/ una
afluencia/de ríos crecidos/se estrechan sobre mi,/ despertando caricias/ con un tacto
de estrellas.//Me invade la armonía de tu cuerpo.//Siento el raro deleite/de vaciarme
toda,/abandonada y triste,/ desnuda en el misterio. (17); Mi cuerpo siente placer/en
el calor de tu arena.//Me entrego toda a tu brisa.// Tengo que cederme desnuda;/ el
agua sube y baja/ deja la espuma y se aleja,/ moja mis tobillos y se aleja,/ moja mis
piernas y se aleja,/ rodea mi cintura,/ aprieta mi cuerpo. (20; los subrayados son
míos). Para concluir con los ejemplos, un poema de dos únicos pero categóricos
versos: Soy una uva fermentada./ Embriágate con mi vida. (28). El anhelo de ser
absorbida por el otro. El amor como un sentimiento absoluto. Estilísticamente, Soledad
Altamirano evita el vocablo directo y opta por el símbolo (el mar, el agua, la luna, las
flores...) manejado dentro de la codificación que avala la tradición poética.

Amanda Castro

Amanda Castro (Tegucigalpa, 1962) ha esento: Poemas de amor propio y de propio


amor. Honduras, 1990 (1993); Celebración de mujeres (1996); Onironautas (2001);
La otra cara del sol (2001); Quizás la sangre (2001) y Una vez un barco (2004).

Poemas de amor propio y de propio amor. Honduras 1990


El extenso e inusual titulo apunta hacia dos direcciones: I) poemas que, con relación
a la mujer, desnudan prácticas que la desvalorizan y 2) poemas que, como contexto
de esa situación, ofrecen una dolorida visión de la patria. Estamos, pues, frente a un
libro de carácter feminista. La primera batalla empieza en el terreno del lenguaje y
también posee dos manifestaciones. Una —expresada a lo largo de todo el libro- se
lleva a cabo desde la misma práctica formal del verso. Dado que el uso tradicional del

683

■ 11.........—
lenguaje ha mitificado, edulcorado, disfrazado o tergiversado la visión de la mujer.
Castro utiliza un habla que, sin cómodos eufemismos, a contrapelo de criterios
conservadores y defensores del stablishment, devela la situación de género. La otra
manifestación constituye un mensaje conceptual específico y se formula en el poema
inicial que constituye un llamado a rectificar los usos lingüísticos, a prescindir del
uso de símbolos idealizadores (como el del mar) y a ponerse de cara a la realidad:
Mejor será hablar/de otras cosas/ -cambiar-nos-el-tono/dejar el mar/en paz/sembrar
muslos en la tierra/en lo limpio/ en los detalles de aquí/en las mujeres/y los hombres/
- ■ahora indescifrables—/en el dolor/Mejor (sic) será hablar/de reportaje/ —foto y
comentario- Hablar (sic)/simplemente hablar (Castro, 1993: 7). Se exhorta a romper
el silencio, idea reiterada en otro poema en el cual se hace hincapié en el estado de
enajenación en el que ha vivido la mujer. Incorporando plenamente el habla coloquial.
Castro hace oír la voz del varón pero también, a manera de comentario irónico, el
cuestionamiento a la voz castrante: ‘¡Calíate, vos no sabés!7 ¡Si!/ Vos no sabés lo
que ha pasado/ vos estás acostumbrada al silencio/a lavar ajeno/a limpiar ajeno/a
agachar la cabezaZ-buscando estrellas en la arena- Vos (sic) estás acostumbrada/ a
que te roben todo/ el deseo/ la juventud/ los hijos (11).

Por esos versos circula una problemática muy conocida pero que, en la poesía realizada
por mujeres, en Honduras, no se había cultivado con esa franqueza. Abusiones a la
cosificación (mis senos eternamente objetos)’, al ideal cristiano del sufrimiento
(esperarte/sin palabras/sin reproches/(...) siempre apartarme/para quepases); a la
reproducción del machismo (de tu bigote que recuerda a mi padre)’, a la
autoinculpacíón en los casos de vejación (sintiéndome culpable/de la violación, del
insulto/ de la humillación) y al esposo-niño (Cansada de ser tu madre) (17).

Amanda Castro canaliza mucho del dolor de la mujer a lo largo de su historia. No hay
ficción en su poesía y sí mucha carga vivencial. De ahí su indignación: Esta rabia
tiene la validez del sol/ la precisión del brote de un helécho/ la claridad de una
ceguera que se agola/ Esta (sic) rabia de hoy es/ el despertar/ de mi respeto/ de mi
vuelo pasajero y preciso/ de mi/palabra-mujer. (23). Verso último que, además,
recuerda que el ser humano es su lenguaje. Por lo tanto, mientras la mujer no conquiste
su palabra, tampoco se conquistará a sí misma.

El planteamiento poético no se queda sólo en la detección de la llaga o en la catarsis


verbal. Los versos propenden a un cambio de actitud. Constituyen un llamado a la

684

■MflM
Lo paiobro iluminado

rebeldía y a no aceptar dominación alguna: Hoy entierro/ las promesas/ Tus pupilas
(sic) abrumadoras/ tu decirme todo el tiempo/ como (sic) pararme/ como (sic) reirme/
como (sic) hacer el amor/ hoy entierro tu paso/siempre marcándome el curso/ (...) tus
ganas de hacerme tuya/mis ganas de serme vos. (25). En el último verso, aparece un
señalamiento crucial: la mujer como caja de resonancia de la ideología machista; la
mujer como reproductora de su propia prisión. Por esta razón, en varios poemas, se
alerta sobre los patrones educativos, caldo de cultivo de todas las variantes del
machismo. Además establece que la actitud de prepotencia masculina y de humillación
a la mujer implica, necesariamente, una desvalorización de la humanidad en su conjunto.

El lugar postergado que la mujer ocupa en la sociedad no es producto de generación


espontánea. Existe un contexto histórico-social. Y éste, en el caso concreto de la
autora, se llama Honduras. De ahí, el conjunto de composiciones que se agrupan con
el título general de “Poemas de propio amor”. En esta sección, el afecto a la patria se
percibe como intimo desgarre. El pais se visualiza como ser humano y la ternura se
desborda: Este Hondo/11 sufrimiento tuyo/se me enreda en las manos/ como cascabeles
tiernos// Mañana que vuelva/ estarás más triste/ habitada por sombras y tumbas// Te
convertimos en espiral de odio/y es este olor a muerte/ lo que me espanta/ya no sos:/
muerte vida-muerte» sino un terrible: muerte-muerte-muerte r en tu hora de angustia/
siento escalofríos en la espalda (63). En síntesis. Castro, con una voz en la que se
perciben recónditas desgarraduras individuales y colectivas, transita por un campo
ideológico sumamente fecundo.

Celebración de mujeres
a obra bien puede considerarse como el libro de la solidaridad femenina. Amanda
1.
Castro despliega un haz de sentimientos (amor, ternura, piedad...) inspirados en la
mujer. Y, entreverándose, la constante reflexión sobre la cuestión de género. La primera
“Retratos” constituye un acercamiento y un penetrante estudio (a la vez
personal y social) a casos concretos de mujeres que, por una u otra razón, se
convirtieron en personajes peculiares de la vida cotidiana tegucigalpeme: la curandera,
la que vende flores, la que lleva una chalina negra... El más importante de los textos
es “Juana la Loca”, con versos atrevidos, pero certeros que calan hondo en vivencias
de Juana Pavón;’’ Tus ojos resplandecían con tu locura/ esa locura que no se detenía»

" El uso de la mayúscula puede estar aludiendo al nombre de Honduras


12 Actriz de teatro, poeta y mujer de vida iconoclasta. Supra. pp. 546-550.

485
Helen UmoAo

ame nada/ ante nadie/ todos con la boca abierta/ viéndote desnudarte en plena
fiesta^ mostrándote/ mostrándonos/ lo bonito que era tu clitoris/ (las viejas con el
pelo parados se comparaban en secreto/y descubrían/ que el tuyo era el más bonito/
porque se te salía por los labios)/ (...) Tu flaquísimo cuerpo/ atravesando cuartitos/
tu cuerpo golpeado/ violado/—violentado—/tuflaquísimo cuerpo de papel y locura/
lleno de cicatrices/ de moretones/de botas dibujadas en la cara/ (...) Todos decian
que estabas loca.' Estabas (sic) loca/ loca de rabia/ loca de sexo/ loca de amor/ sin
darte cuenta.' cargabas nuestra locura.' (...) Nadie se atrevió a decir/ que no era
cierto/ que no estabas loca/'que estabas muriendo/ que era otra cosa/ Todos (sic) nos
quedamos boquiabiertos/ mirándote desnudarte/ y meterte la daga/ hasta lo más
profundo/ diciendo que estabas loca (Castro, 1996: 23-25).

“Relatos", la segunda sección, gira dentro del ámbito familiar. “Las tres Suyapas" —
triada de composiciones independientes— está dedicado a amigas de diferentes épocas.
“Suyapa la de la adolescencia" establece un contraste entre dos maneras de encarar la
vida. L'na, succionada por los imperativos de la sociedad machista. La otra —la
propia— atisbando misterios impenetrables: Éramos un puñado de sueños/ yo/
profesora de secundaria/ vos/la primera biólogo marina de honduras //Pero olancho
y sus patriarcas/' te entrelazaron las alas/ el dolor empezó a poblarte los ojos/ Te (sic)
meperdiste//Siempre que sueño/el mar/me pregunto/si habrás descubierto sus misterios
.
(44) Tres poemas —llaga viva— escarban en generaciones sucesivas: “Lj abuela”,
“La madre" y “La niña”. La ternura es su impronta. Especialmente inquietante es el
último. Por la secuencia, quizá, una visualización de la propia infancia. Descubre heridas
y dolores de penetrante calado: Con tus ojotes/me inirás desde tu esquinita/ (...) Quiero
tocarte pero no puedo// Aprendiste demasiado temprano/ que no podías confiar en
nadie/y cuando me acerco huyes/—huyes cuando se acerca cualquiera—// (...) Más
tarde vino lo más violento de la vida/ la persona en quien más querías confiar/ te
enseñó esos juegos secretos/ que te arrancaron el habla/y la cordura/ El (sic) amor
ya no era una cosa linda/ sino un dolor que violaba/la pureza de tus manos/ (...) Hov
te veo en tu esquinita/pidiéndome a gritos/que no te deje morir/ (...) Vivo/ en espera
del día/en que podré abrazarte// Ya no te niego/ el derecho a la rabia/ni las palabras/
/Hemos descubierto/el amor (51-53). Con sutileza denuncia la violación de una niña
y sus devastadores efectos. Pero también se informa de la llegada a un estadio de
comprensión y de serenidad, de acuerdo con la vida.

686
Lo palabra iluminado

“Mujeres de fuego”, la última sección, deviene en abrazo fraterno hacia distintas mujeres
con las cuales, en diferentes circunstancias, se ha relacionado la autora "La celebración
'
*
es un amoroso canto a la patria que se asimila a la madre: Los ojos de los niños de barro
v de maíz/ desgarran la noche// El musgo florece/ Morazán sigue lanzando flechas/
desde el agua// De la memoria/surge el hilo cortante de tu voz/ (..) El liquido negro de
tu sangre/ rompe mis manos (66-67). “La veneración”, con resonancias del mundo
lenca v su magia, proclama la presencia del amor. ¿A Honduras? ¿A otra mujer? ¿Amor
universal? Todas las respuestas caben en el poema: Dejo que entres a mi en tus colores/
—el verde eterno/ de tu fecundidad violada—/ en tu música/ —la lluvia largando el
alma a jirones—/ en tus flores/ —salvajes y tiernas— en tus desesperados gritos de
angustia/ que semejan quenas y carambas/ (...) Comienza la celebración bailo.1 vuelo
y canto/ (...) La celebración termina/ En (sic) el suelo húmedo'el olor de nuestro amor/
igual que la lluvia/ (...) Extiendo las alas al abrir los ojos/vuelo/—ahora si/ más lejos
que nunca—y empezamos a sembrar (68-70Y Sembrar es un verbo de afirmación hacia
el futuro. El libro se cierra con un sentido esperanzado de la vida.

Onironautas
En Onironautas, Amanda Castro afirma sus lazos de pertenencia a una realidad
histórica multicultural (indígena, cristiana y afroamericana). Su mirada rebasa los
límites de Honduras y cubre el ámbito centroamericano. Específicamente, en una de
sus manifestaciones más vivas y. al mismo tiempo, más marginadas y ultrajadas: la
de los pueblos indígenas de Guatemala. Partiendo de la cosmogonía indígena,
especialmente la contenida en el Pop Wuj, y acudiendo a los milicos tierra, fuego,
aire y agua, en ios poemas iniciales. Castro se remonta a etapas fundacionales y
recrea el instante primigenio: En el principio/ era el sueño/ (...). En el sueño de la
tierra el sueño del fuego/ hizo surgir los volcanes/ las montañas/ y las islas (Castro,
2001 11). Presencia de los dioses, los señores de Xibalbá, los hombres de maíz... En
esencia, la eterna confrontación vida-muerte. Sobre el tono y la atmósfera mágica da
cuenta el siguiente fragmento; En el año del Miedo/ (...) eran muchos los malignos/
hijos de Xibalbá/ (...) Y desde entonces/ los seres de maíz viven en las montañas/
Bajo las árboles ’//J aguardando la muerte de Odosh 'a// Tejiendo con su sangre.' el

'* Probable referencia a la “testinovela" Señores bajo los árboles (1994) del
guatemalteco Mario Roberto Morales, estremecedor relato que denuncia la violencia
ejercida contra los indígenas en las últimas décadas de! siglo XX.
Htltn Umofto

sueño del amor.■/ Sólo su música/ el canto/ su danza/y el ritual/ podrán salvarnos de
la muerte El copal blanco/ El (sic) copal negro// el (sic) chamán mayor alza sus
pluma v la v garras ajiladas/ del jaguar/ rompen e! pecho/ en el centro/ el circulo
danza -el sueñp atávico del re-encuentm—//La sangre humedece la tierra sagrada/
de las orquídeas/y los duendes, . El chamán se acerca/ a mi cuerpo inerte/ todavía
sangrando/ las palabras se enredan en sus dedos/ Y estalla asi mi garganta/ entre una
nube de muertos (16; lo subrayado, en cursiva en el original). Los versos finales
presagian destrucción y muerte. En clave simbólica, alusión a la gran represión sobre
los pueblos indígenas de Guatemala en la década de los años ochenta. Pero también
se implica su rebeldía y la defensa de su cultura.

La segunda parte del libro, "El sueño de la sangre”, hace honor a su nombre. “Lamento
de los tzutujiles” da la pauta: Pedro Damián Vázquez/Nicolás Ajtujal Sosof/ [siguen
once nombres más] Masacrados el dos de diciembre/ de mil novecientos noventa/
Panabah, Atitlán, Guatemala (19). Ni los nombres ni la fecha ni el hecho sangriento
se han inventado. Rigurosa verdad histórica. Otros poemas ahondan en el terror.
Peni la orgia sangrienta no sólo golpeó a Guatemala. “Las pesadillas” traslada el
problema al centro de Honduras. “Y no me importa” hace oír el pensamiento de una
mujer que carga el cuerpo del hijo victimado: las piernas me tiemblan/ los pies ios
siento como de palo/ a ratos no logro ver el camino/ se me nublan los ojos/ las
rodillas me doblan/ y el pecho duele/ como si tuviera una brasa metida en el alma/
Hacia (sic) tanto tiempo que no lo sentía tan cerca/ -su rígido cuerpo/ pegado a mi
espalda-// (...) y no me importa que ya esté hinchado/y no me importa si me caigo
mil veces/y no me importa que ya esté hediondo/ Lo (sic) voy a llevar a casa/porque
es mi hijo/ y no puedo dejarlo allí tirado/ como si fuera un animal muerto (29). “De
un niño que aprendió a matar” registra la época cuando la contra se estacionó en
suelo hondureño “De un hombre que decía nunca haber torturado” pone sobre el
tapete la práctica de la vejación física y psicológica por motivos políticos. En dicho
poema, la reiteración de un sonido onomatopéyico (clak) crea una tensión en crescendo
que alude al golpe de un objeto contundente o a la mptura de un cuerpo.

La tercera parte, “El sueño del retomo”, habla del regreso al hogar, a la patria y del
inevitable encuentro con el pasado represivo. “Seres mágicos” y “Aparecidos” (que
conectan con la primera parte al incorporar motivos indígenas como el copal y Xibalbá),
instan a no olvidar a las victimas: Nosotros bajamos a buscarlos/ con las manos/

¿86

auiMUÍ
la palabra iluminada

limpias/para traerlos aquí/entre los vivos/y no olvidarlos (38). “Pañuelos blancos”


establece la necesidad de buscar a los desaparecidos; La vida nos enseñó a esperar/
Nunca (sic) dejamos/ de buscarlos/ Odosh 'a no nos tocó jamás/ con su maligno
veneno/de odio y muerte// Yfue por eso que los desenterramos/para que los esbirros
escuchen sus llantos/ noche tras noche/ para que vean sus rostros/ dia tras dia (40).

Los poemas de la penúltima sección contienen, nuevamente, referencias al mundo


indígena. “Las profecías” propugna la vuelta a las fuentes auténticas de la identidad;
Deslumbrados por dioses ajenos/ los hombrecillos de palo abandonaron la vida/ de
los ancestros/y ahora lloran/ como niños huérfanos, (“La montaña”, 45); Señor de
los recuerdos/revélame la historia de los ancianos/ cuando éramos limpios/y corríamos
por los montes/junto a los ciervos (“Ik”, 46). “Huracán” es una oración al Corazón
del Cielo, para que los barbados/ se alejen de nuestras costas. El poema concluye
con una letanía de prosapia cristiana; te rogamos, Señor, óyenos (49). Finalmente, en
los “Textos proféticos”, aunque se afirma que pasarán muchos años recordando los
rostros de los desaparecidos, se vaticina que llegará un tiempo distinto; Y queda escrito/
que en el Año del Fuego/ resplandecerá el camino/de la sangre/y de la aurora/y asi/
los seres de Maíz/recobrarán la sonrisa (53). Con esa esperanza concluye el poemario
que conlleva un importante metamensaje: no importa en qué lugar se ofenda la dignidad
humana: el poeta está ahí para denunciarlo. Además, ratifica la unidad de los pueblos
indígenas y afroamericanos del área y su solidaridad con ellos.

La otra cara del sol


En La otra cara del sol, la voz de Amanda Castro se toma más personal. Deja de lado
la temática de matizaciones feministas, políticas y sociales. De ahí, los poemas de
cariz hogareño (a una tecién nacida, a una niña, a una mascota...) y aquellos en los que
salda viejas cuentas de amistad (textos dedicados a Antonio José Rivas, Eduardo Bahr,
Ezeqtnel Padilla Ayestas, Juan Antonio Medina y Alexis Ramírez). En otro aflora un
sentimiento de compartir con los demás, quizás un presagio de la utopía. íntegramente,
dice: Un mar en todos/Los (sic) pies descalzos y el pecho abierto/ El (sic) perro amigo
en la playa/ el otro/ bebiéndose las olas/con su piel transparente// Todos los mares/ el
mar (Castro, 2001: 55). Estos poemas son como remansos de paz —respiraderos
espirituales— dentro de un corpus poético caracterizado por el cuestionamiento
constante.

689

M V Mfl wi
Helen UmoAo

Castro no logra botar los lastres anímicos que guarda y que se manifiestan, sobre
todo, en la agresividad con la cual recepta al mundo: El odio ha arrancado de los
ojos/ la retina y el amor se han (sic) dormido/ Todo (sic) parece triste/ triste con la
tristeza que sólo aquí/ puede verse/ triste como cuando se nace sin amor/ y se muere
sin conocerlo/ Todo (sic) se ha reducido/ a un odio/ la tierra duele como cuando se
pierde/ la niñez/ o la virginidad (31); Honduras/ es un buen sitio para este nombre/
(...) Nos hemos olvidado del nombre/ de las cosas/ de nosotros/ todos vivimos
imaginando a! enemigo/ detrás de los espejos/ echándole a todos la culpa/ por el
desamor que se respira (35); Café negro y fuerte/ Tegucigalpa detrás de un espejo/
(...) Parece que todo está desesperado/escondiendo la ternura/detrás del recibo de
la luz/ Del (sic) sol sólo nos queda/ este sofocante calor/revés de la esperanza (39).

Dentro de una realidad tan degradada, la poesía es indispensable tabla de salvación.


En uno de los mejores textos, confiesa: Todos los pormenores/ de la angustia se
disipan/ en tu verso/igual que castillos de arena en el mar//Después/cuando la tarde
invade las cosas/ se ve la otra cara del sol/ todo se queda quieto/ igual que las
estrellas/ todo parece triste y no lo está// Todo está leyéndote/ la historia entre los
brazos/ desenterrándote algas de tu pecho/ bebiéndose/ tu savia de molusco (51). La
realidad mirando y desgarrando al yo. En constante estímulo e incitación.
£

Quizás la sangre...
La sangre es el elemento simbólico que sintetiza las preocupaciones centrales de
Amanda Castro: la personal, la feminista y la político-social. Como una forma de
anunciarlo, el poema inicial conjunta los distintos significados que le adjudica a la
sangre. Los textos restantes giran en tomo a cualquiera de esos núcleos conceptuales.
Leemos: Quizás fue porque la primera sangre que conocimos/fue la del camino/ la
que quedó en las montañas junto a los sueños//...) La sangre de los ausentes// (...) la
sangre de las mujeres/ (...) las que aguardaban en un cuartito solo y húmedo/ la
picana bruta!/ oliendo su propia sangre enmohecida/ (...) Quizás porque nuestra
primera sangre marcó/ el camino del sufrimiento/ quizás/ por eso se nos olvidó/ la
otra sangre/ la que bulle y nos enseña el amor (Castro, 2001: 19-20). Para decirlo en
términos prosaicos, se alude a la sangre derramada por cualquier forma de violencia
doméstica (violaciones, vilipendio contra la mujer...) y política (los torturados y
desaparecidos, las víctimas de la guerra sucia) y a la sangre que, como impulso vital,
como poderosa fuerza, conduce al corazón del “otro”.

690
lo palabra iluminada

En cualquiera de las instancias, Castro permanece fiel al prospecto trazado desde el


primer libro. Además, da un paso adelante. Radicaliza un elemento que quizá represente
su aporte fundamental a la lírica del país: inserta el discurso feminista que valida el
derecho a la relación homosexual como parte de su propia vivencia. Realiza una
especie de vivisección que deja al rojo sangre su más íntima dimensión de mujer. Y lo
enuncia mediante versos lapidarios y defínitorios: la sangre ha dejado de ser una
metáfora/para convertirse en la esencia de las cosas (61); Nosotras (las dos amantes]/
Escuchamos (sic) en la sangre/ su brutal eco subterráneo (54).

Por escuchar y obedecer la voz de la sangre, surge una poesía erótica de alto vuelo
lírico. Contenida en la sección final del libro, su título (“Ars poética”) indica en qué
medida el amor es el parámetro al cual obedece el trabajo literario de la autora.
Dirigiéndose a la amada, expresa: Habitar/ tu cuerpoZ-paraiso subterráneo-//Acudir/
contigo a esta cita/que no es más que la animal llamada/ de la sangre/ sumergida en
tus gemidos// Escuchar/ tu lengua antigua/en la humedad de tus cavernas// Soñar el
universo (62); Mi piel te busca/ como una boca hambrienta/ recorro tu territorio/
igual que los pasos/ hasta enterrar mis dedos/ en la profundidad/ de tu selva
subterránea// En ese monte/ encuentro la sencillez del mundo/-trigo y miel—/ tu sexo/
-flor de lotus tierno/ tus labios/ sangre acumulada/ el deseo/ animal esperanza/ de
volver a lo infinito (68); Tu monte/ submarino/ baña mis labios/ con el rocío tierno/
déla noche y su silencio// Cavidades interiores/ estaciones temporarias/ de la sangre
y mi deseo (74). Por la insoslayable relación vida-obra, Quizás la sangre deviene en
valiente autobiografía espiritual. La revelación de un comportamiento de connotaciones
lésbicas, que confronta los códigos axiológicos de una sociedad muy conservadora,
no es fácil. En la poesía realizada por mujeres, quizá, desde Clementina Suárez, no se
habían formulado versos que, con tanta enjundia pasional, atenten contra la rígida
codificación moral prevaleciente en el país.

El libro alude a una de las probables causas del comportamiento disidente.


Desenmascara, en forma general, la conducta masculina caracterizada por la
prepotencia y la agresión: Es que acaso nos alejamos del erotismo/porque conocimos
el sexo/como un acto de violencia/o era la violencia un acto sexual? (sic) (23). Los
golpes físicos o espirituales —la sangre— incubaron el rechazo ai varón. Así, dos o
tres poemas dan cuenta del vacío encontrado en la relación heterosexual: Y en el
lugar/ recientemente habitado por el placer/ resplandecía/ un vacío sulfurosa/ que

¿91

ffllAlOAMAMmwi
Ntltn UmoAo

convocaba silenciosextraños (45). Salirse de los códigos morales de común aceptación


implica pagar un alto precio. Otros trabajos advierten sobre los terribles anatemas
lanzados contra dos mujeres amándose/(...) condenadas a quemarse porque decidieron
vivir su verdad. El metamensaje revela coraje: si en la vida se adopta una determinada
postura, también es perentorio asumirla en el discurso poético. Esto, para vivir con
autenticidad y honestidad, valores que Castro proclama en toda su obra.

Una vez un barco


En este libro, Castro rescata los poemas primeros que realizó, fechados en 1987.
Acude a temas relacionados con el mar. Una poesía ligera y despreocupada, muy
distinta a la de las obras anteriores. Tal vez no abone mayores elementos en su
bibliografía.

Déborah Elizabeth Ramos

Déborah Elizabeth Ramos (Río Lindo, Cortés, 1962) escribió varios poemas que Ada
Luz Pineda de Gálvez incluyó en la antología Honduras: mujer y poesía. El amor, el
feminismo y la preocupación social son los rubros que sobresalen.14

Dentro de una masa indeterminada, los enamorados conforman una cla& aparte. La
secreta complicidad, la comunicación a niveles muy sutiles, los ubican en un espacio
cerrado, vedado a cualquier intromisión extraña. En “Los amantes", con el eco lejano
de un poema de José Antonio Funes, Ramos captó la esencia de esa relación: Son
extraños/ cuando se encuentran/se beben la luna en el parque/y caminan avergonzados
de su silencio/ como traviesos duendecillos descubiertos/y así/ en ese ir y venir/se
roban las horas/ ocultándolas en el regazo del tiempo/y en su lenguaje extraño/ sus
ojos miran mensajes/ entre rayitos de Juego/por eso cuando pasan/ recogen alguna
hoja seca y la acarician/ juegan a esconderse/ colocan palitos entre sus dientes
hacen danzar una flor en sus dedos/ ¡Ah! Los amantes/ son los locos ladrones de!
tiempo, (en Pineda de Gálvez, 1998: 470). El uso de diminutivos adiciona un sabor
coloquial y agrega una nota de justificada ternura.

’4 Zoé Anglesey, en la antología Poesía de mujeres centroamericanas por la paz,


también ofrece dos trabajos de Ramos (1987: 298, 300). Blanca Guitarro informa
que Ramos publicó el poemario Desenterrando el tiempo (1999: 542). Este dato es
inexacto.

692
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La palabra iluminado

“El mal tiempo” es la respuesta de Déborah Ramos a la represión política de la década


de los años ochenta: El mal tiempo/ tiene olor de moneda podrida/ tiene los colores
de la oscuridad/de una cárcel clandestina/ (...) porque quizás/se estén desgajando/
los minutos cancerosos del hambre/ los últimos segundos/ de una enfermedad plomiza1'
v de un Dios/ que no es el Dios nuestro. (473). La moneda, de suyo, ya es-un símbolo
degradado. Con el adjetivo podrida, se duplica su fuerza. Similar acierto vemos en las
expresiones minutos cancerosos y enfermedad plomiza: una denuncia válida por la
carga semántica que se concentra en las imágenes.

José Antonio Funes

José Antonio Funes (Puerto Cortés, 1963) ha escrito Modo de ser (1989) y A quien
corresponda (1995). En Agua del tiempo (1999), además de incluir esos libros,
incorpora el poemario “Agua de mayo”.

Modo de ser
Modo de ser se divide en tres partes. Los textos de la primera sección acumulan
connotadores de angustia. La agresividad del ambiente y el dolor de vivir corren de la
mano. Simbólicamente, se inicia con “Palabras a Don Quijote", poema que expresa
un amargo desencanto frente a la ausencia de idealismos: no hay lugar para el amado
amado caballera en un mundo que sigue lomado por quienes le dan a la belleza el
áspero rostro ae la muerte. (Funes, 1989: 17). Domina una visión del mundo de
tonalidades grises, quizá en deuda con el pesimismo que se observa en buena parte de
la obra de Roberto Sosa. “Instrucciones para sobrevivir” establece que la libertad es
un mito; por ello es mejor no inquirir, no preguntar y aceptar lo establecido. “Porque
estamos en guerra” describe el sopor de un lugar que ha cerrado sus puertas a la
poesía; sin embargo, pese a todo, como atisbo de esperanza, se anuncia la persistencia
del i ibajo del anisla: pero seguiremos arando sobre tierra y man’ hasta que reviente
la estación donde se pudran las cáscaras del odio (19). “La ciudad” execra, con
lapidarias frases, la inauténtica vida urbana: gran ramera que escupe contra el cielo;
hombnts que aparentan la dulzura/ llevan garras ocultas en sus manos (21). “La
soledad aquí” sigue desdoblando un sombrío panorama: tanta poesía atacada de
(rio de polvo o de polilla/ ahora que las serpientes retozan/ bajo la humedad de las
piedras (23). Inclusive, en “Edad que perdí”, el poeta, con imágenes de gran alcance

693

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Wtlen Umofio

significativo, retrotrae el sufrimiento a la niñez: en qué curva fracasó mi infancia/ en


que púas su desgarrado traje/ nada sé de patios rosados/ (...) apenas recuerdo árboles/
donde se iban a orinar losfantasmas/cielos donde dios me mostraba su índice terrible/
puertas abiertas a los precipicios/ calles como caminos al infierno/y un doblar de
campanas aún vivas en mi oído (24).

En la segunda parte, Funes, con burilado lenguaje, le canta al amor. De la plenitud del
sentimiento, hasta el momento de su extinción, que no se ve con desesperanza sino
con dolorida nostalgia. “Canto del agua” transmite la euforia paradisíaca de la persona
enamorada: aprendemos de! tiempo a no malgastar su jugo transparente/ (...) subo
con la luz en tus peldaños dulces/ derribo copas/ hago cantar el agua de tus labios/
v todo es bello/ como un violín en las manos de un ángel/ como un canto/ o un
silencio perdido entre dos pájaros (34). El desengaño, la desilusión, el desamor, la
pérdida del paraíso..., se expresan en “Elegía para un ángel”: ángel te llamaba/y era
tu cuerpo el que valia el paraíso/ (...) y me pregunto qué será de ti/ ahora que las
hojas caen y se adelantan al otoño/ ahora que nuestras vidas están más lejos que
nuestra muerte/ya lo decía Rilke/ todo ángel es terrible (44).

Con un lenguaje más directo, la tercera sección aborda temas de interés colectivo.
“Elecciones U.S.A. (Desde Honduras)” y “Patria incompleta” aluden a la intromisión
extranjera en el país. “Al vigilado”, “Desaparecidos”, “Desde aquí sólo se escucha” y
'“Ultimo interrogatorio” traducen aspectos de la represión gubernamental. En
“Asesinado”, copiado en forma completa, leemos: un hombre cae/ acribillado por el
odio/ y el corazón de la tierra se estremece// en un fragmento de su sangre/ espejo
roto/ el sol se mira y se avergüenza// el cielo/ antes azul/ es ahora el hueco rostro del
terror (54). La intención política no va en detrimento de la poesía.

A quien corresponda
A quien corresponda se divide en cuatro partes. Sin que ello signifique compartimientos
estancos, en la primera, predominan los trabajos relacionados con el arte y la poesía.
La segunda explora el tema amoroso. La tercera y la cuarta dirigen su preocupación
a la problemática social.

La necesidad imperiosa de escribir; los desgarrones interiores frente a las limitaciones


del instrumento expresivo y la fascinación ante la palabra, son aspectos involucrados
en “No sólo por escribir escribo”: es que necesito escuchar a ese otro/ (...) el que

694
La palabra iluminada

sufre porque todo el universo no cabe en un poema/y porque no hay adjetivo/ para
explicar la mirada de esa muchacha (Funes, 1995: 15). Escribir también es una
forma de conjurar la muerte: y escribí/ escribí porque ante la poesía/la muerte es sólo
una pobre muerte (“Poética”, 26). Y, por encima de todo, asumir el quehacer poético
como forma de incidir en la superación de la crisis social. A este respecto, como si de
una recomendación final se tratara, el último poema del libro implica una invitación al
lector para que se convierta en parte activa del proceso en el cual el poeta, por virtud
de su palabra, participa: donde alguien dijo muerte yo dije poesía/y aún mi palabra
no se cansa/hay tanta hambre en todas partes/¿no ves los agujeros en el aire?/ (...)
hay una piedra/ una enorme piedra en el camino hacia la libertad/ ¿puedes escuchar
cuando mis palabras golpean esa piedra?/ cuando escuches los golpes/ la piedra
comenzará a moverse/ para dar paso también a tu voz a tus pasos (“A quien
corresponda”, (60). La responsabilidad social corresponde a todos. Una posición
ideológica muy lúcida que conecta la voz del autor con una de las líneas más fecundas
de la poesía hondureña y latinoamericana.

La idea del arte y del amor como soportes de la existencia subyace en “Mensaje
urgente a Orfeo": rasga esas cuerdas Orfeo/ (...) Euridice clama tu fuego desde el
fuego/ya no soporta sin música sin amor/ un lugar tan frío como el infierno (17). En
“J. S Bach", la música es omnímoda. Inclusive, equivale a la divinidad. El genio dijo:
'Hágase la música '> K renacieron vientos y cuerdas/para alegrar la luz en los ojos
del agua z } el sonido de un piano/ subió hasta el cielo/ a despertar el oído casi
muerto de Dios. (24).

Al abordar el tema del amor. Funes, en uno que otro poema, por el tratamiento
lingüístico ( ligero, humorístico y juguetón) que aplica, se vincula con una de las
facetas más importantes del trabajo de Rigoberto Paredes.15 En “Balance previo”,
oímos: Alguna vez con una caricia oportuna/ salvé del suicidio a la mujer del prójimo/
le enseñe paciente/ tiernamente/ que a la felicidad no se vuela en una escoba.//
Muchas de ellas/ me persiguieron con flores o armas domésticas/pero no tuve otro
amarlas. Ahora que Dios me perdone/por haberme dado este corazón
de elefante amante fiel de los amores impuros. (30). “Como ave fénix”, copiado en
su totalidad, dice: esta tu der provoca una hecatombe/ un cataclismo/ cada vez que
ama,' ella exige uno (sic) a uno (sic) mis falanges/y arrolla mi cuerpo con sus altas

15 Supra, pp. 581. 584.

695
Htltn Umarto

¡lamas-' esa mujer incendia la noche/ y hace de la cama un campo de batalla/y yo


héroe vencido/ me dejo quemar por sus lenguas de fuego/ hasta hacerme ceniza/ y
luego renacer bajo las sábanas (33).

“Euclides pudo haberlo dicho”, con ingenio, reafirma la idea de la brevedad del amor.
“Sarawaina” evoca un día de amor en connivencia con el mar. En “La noche es un
pájaro mudo”, el tiempo (con timbres, horarios y relojes} es el gran enemigo de los
amantes. “El agua compartida” evoca al amor cuando es correspondido. En “Arbol
estremecido", se visualiza al amor como recurso para sobrevivir. “Una mujer” expresa
admiración por la mujer que asume, a cabalidad, con independencia de criterio, su
esencia, su ser femenino: Una mujer de escandalosa ternura/ que se sabe tu piel y
sabe/ que hay que arriesgarlo todo/para darle la cara a este tiempo/ una mujer que
no es parte ni complemento/ sino entera como el sol o la lluvia/ (...) una mujer para
llegar contigo/ hasta las últimas consecuencias de la noche (31).

La infancia abandonada al garete, víctima predilecta del sistema social injusto, duele
profundamente al poeta. Los poemas de la tercera parte exponen facetas de esa
realidad: “Niños de mi país”, “Canción inocente”, “Retrato en sombra” y otros. En
“Era un niño, para vergüenza del mundo”, copiado íntegramente, dice: asi estaba/'
hecho un nudo contra el frío/ para que la muerte no encontrara/ las puntas de su
miseria/ pero vino el viento/ e hizo de sus harapos una bandera/ nunca vi flamear
tanta humillación (48). La cuarta parte contiene poemas dentro del mismo filón de
denuncia social. Emblemático es “Bajo una verde sombra” en el cual emerge el recuerdo
paterno: Mira padre esos bananales,/ sombra de tu sombra asalariada,/ de tu vida
vaciada en un silencio verde.// (...) Padre,/ después de tantas luchas/y tantos soles
manchados de sangre,/no hay luz que cruce por tus ojos/y no se doble,/no hay tesoro
que quepa/ en la dignidad de tu sombrero. (58). El consabido horror del infierno
verde de las bananeras sale a flote. Como Sara Rolla apunta en el prólogo. Funes tiene
las dos condiciones que se reúnen en todo buen poeta: magia p rigor.

Agua de mayo
Los trece poemas de este libro delinean una nueva faceta: la presencia de temas
surgidos al calor de la experiencia del autor en Europa. “Extranjero” entrecruza la
nostalgia de la patria; el sentido de desubicación en un mundo diferente; la necesidad
imperiosa de hacerle frente a la realidad y la conciencia exacerbada de la muerte:

696
lo polabro iluminado

Estás en una calle de Berlín/y la vida ha mudado sus ropas viejas./ (...) y de nada
sirve que arrastres tus nostalgias,/ animal de cansadas patas./ Lejos quedó tu país,/
abandonado al vaivén de los recuerdos/ como un zapato atrapado en la arena.// (...)
Y debes andar,/echarte el corazón al hombro./Porque lo importante es seguir,/ aunque
se vaya a ese rincón/donde la muerte se come las uñas de la espera. (Funes, 1999:
66-67).

“Salamanca” ofrece un juego de palabras con el nombre de la ciudad al inicio de cada


estrofa (Sal amarga', Sal a andarla'. Salamandra y Sal a amarla); marca el fin de un
amor y el principio de otro. (59-60). Sin embargo, no es fácil deshacerse del recuerdo.
“Memoria de la hierba” muestra la persistencia de lo que fue: Algo había en sus
manos parecido a la ternura./ (...) Esa mujer abrió tu pecho/y entró en ti hasta el
fondo/ para salir asi de la forma más doloroso.// Y donde estaba tu pecho/ sólo
queda una herida / Una herida con memoria queda. (63-64). Escarbando dentro de
esa misma cantera afectiva, “En la gran noche de los olvidos”, con angustiante clamor,
el poeta se dirige a un interlocutor mudo (Escúchame desde la otra orilla de tu
silencio) y varias estrofas (con el anafórico e insistente Nunca te hablé...) aluden a lo
no dicho; a lo que nunca pudo formularse en palabras. Quizá, un poema de la
incomunicación como carcoma que roe la relación amorosa.

El amor es tema constante. En “Del cuerpo solo", abjura de la soledad. “Los


encuentros” —con una ligera reminiscencia de la poesía de Jaime Sabines— habla de
los puntos de contacto que encuentran los amantes. “A manera de consejo”, con un
matiz de desencanto por la fragilidad del amor femenino (Nunca dediques poema/a
mujer alguna porque al desaparecer el amor los versos avergonzados quedan), pero
también con una pizca de picardía, exhorta: Mejor diselo al oído,/ en esa intimidad
en donde sólo rige/ el reino de los cuerpos,/en esa intimidad/ donde la poesía es una
caricia inédita, - el bálsamo que alivia todos los dolores del mundo. (82).

El pasado es carga muy vivida. “Agua de mayo” recuerda la infancia de juguetes


perdidos y el bello país de horrores. (58). “Las tempranas aguas del tiempo” evoca
una despreocupada etapa juvenil: Por aquel entonces/me escapaba a la orilla del río
a leer poemas del primer Ncruda bajo la sombra de unos sauces// (,..). La felicidad
era entonces/ ese territoi i o de pájaros sin horario de vuelo,/ (...). La vida, limpia
como la mirada del pez/que desconoce las redes y los anzuelos. (71-72). “El dolor
insepulto” revive el tiempo de la represión política cuando la muerte silbaba nuestros

697
Helen Umoflq

nombres en los cosqui!tos de las balas. (77). Composiciones, pues, que continúan el
rubro conceptual iniciado en Modo de ser. Formalmente, la decantación estilística ha
sido progresiva. Anuncia la llegada a un alto grado de madurez creativa.

Diana Espinal

Diana Espinal (Tegucigalpa. 1964) ha escrito Eclipse de agujas (2000) y Tras los
hilos (2004). libros que dan libre salida a una temática erótico-sexual.

Eclipse de agujas
Eclipse de agujas sigue un derrotero expresivo (muy frecuente en mujeres poetas)
que se solaza en externar los aspectos físicos de la entrega amorosa: siento/ el eco
tibio de mi coito/ desbordarse/ de hipo/ entre/ el misterio/de los acordes desnudos/ la
procesión/de/semen/y/los huéspedes/factibles/de tribulación (Espinal. 2000:42):
tomamos/ un whisky/y/ cómplices/fornicamos en el sinfin de estrellas (44): Quiero
regalarte/ un orgasmo triple/todas las tardes/uno/ urente/que suéne a cortocircuito/
y/ huela a espora encallada/ en deseos sazones/ Capricornios/ y guitarras. (62);
Meriendo escarcha/ de falo/ con cucharadas/ de metonimia/ cáscaras de puntos
suspensivos/ en miel de abejas/ bajo el efecto/ de un baño de maria/ suavemente/
sazonado/ en mareas de climax/y/ un jugo/ extracto/ de alta tensión. (54). Difícil
aceptar que la poesia descanse en la profusión de términos sexuales o en las metáforas
de inspiración culinaria. Mis subrayados señalan versos bisílabos que cortan el ritmo
en forma abrupta.

Espinal busca transitar caminos inéditos. De ahi, la elaboración de imágenes insólitas


y de neologismos de creación personal: Paseando por la plaza/ de tus pantorrillas/
(...) subo/ por el funicular/ de tus piernas/ llego al tercer nivel/ donde vuelo. ' por
encima de las repisas (41); En mi escondite secreto/ existen/ eclipses de agujas que '
se deslizan/por/elfilo de almíbar/ de los/pleonasmos plexos (51); Debo quitarme la
ropa/ (...) convocar/ tizones y pezones/ de cangrejo/pestañeos/ burdelinos/ es hora
de/ esculpir tus/ epicentros (61); el alba/ peinaba mis trenzas/ de azares' el sol
encaminaba mis retumbos/ por el do bemol/ entre las/ últimas negras y corcheas,
dilucidando/mi escondite secreto/detrás del/ repello (46); Saberte mío ’en el instante
es lo enorme/viniéndoseme encima/ la (sic) llamas/ del estruendo/ lamen mis me,•illas-
de bahía disyunta (39); traslación de encantas/espirar/espiritar/espiritual/espiroidal

698
lo polobfo iluminado

(56); La hora/ del emborracho/ ostenta agujeros/ Henos/ de monólogos/ (29); El


palco/ de mis/ pantorrillas/ cinabrios puras/ proyectan/ en dos vuelos ' mágicos/ el
bordado/ mayúsculo/ de piernas/ jades (30); Mi hombro tripocentrv/ está' como
luciérnaga/ entre/ agujas. (43). Probablemente, la poesía se volatilice por el
alambicamiento expresivo, según muestran mis subrayados.

Tras los hilos


Tras los hilos también exulta júbilo y gozo frente a la figura del varón. Se incide en la
terminología sexual y se intensifica el barroquismo a ultranza: Este encierro, de densas
masturbaciones/y/frenéticos violines en mi clítoris/ improvisan balbuceos perplejos/
Quemo (sic) incienso/frente al circulo de las tazas/ detrás/ de tientos impalpables/
por dentro de las estaciones de papel/ A (sic) dentelladas/ gimo en los canceles del
paralelo 588 (Espinal, 2004: 43); Se derraman arcángeles entre los ojos/
desconcertantes de blanco/pulen/atardeceres y llantos azumbres' túnel abierto en las
trincheras/ lengua con filo de cuchilla/ 99°/paralelo treinta y siete ' tu prepucio y mi
aguardiente// Amaromar/ las muñecas al postigo de los relámpagos, las piernas al
viento/ y/reunir/ tinajas más surtidores de contrarios/ todo por sentir/ el río indómito/
del combate en la sangre (49); Con los vientos que mecen retratos/a empellones pero
sin drizas/ a murmullos que explotan/ en diacústicas de voces que no son/ besos de
paraguas ni llaves rojas/ horas ceros duplicadas a la tercera potencia/ azoteas
epilépticas/ sonidos de tipas asimétricos/Delirante/ vislumbro/ crucetas en las piernas/
aspas en los ombligos/ y/ una vez desmembrados' sin conciencia/pero palidecidos de
ermitaños/ Calzamos ai corazón (52). Una especie de paroxismo lingüístico que busca
traducir la experiencia sexual.

En el extenso poema 39 (ciento once versos), el estilo varía un tanto. En su mayor


parte, cada verso está conformado por una sola palabra: En la noche del estornino:
Excitación/ Impetu; Efervescencia/ Arrebato/ Apasionamiento/ Fuga/ Desborde/
Exceso; Preferencia/ Ternura/ (...) Volcán/ Intensidad/ Tres orgasmos/ (...) Turbar1
Maravillar/ Saciar/ Satisfacer [siguen diecisiete verbos más] Flor/ Cópula/
Fornicación en atardeceres/ Bestia/ Afrodisíaco/ Sensualidad/ Lengua/ Ritmo/
Portento/ (...) Hasta desorientar/ las ¡ v/'e) venas/ Las arterías/ La sangre/ Los
salvoconductos que nos corroe (sic) por dentro/ Las/ Insignias Los vientos de cuajo
que se bañan en las chimeneas/ y/ Las sombras que zumban tras los hilos. (59-64). La
obra privilegia la fuerza o el imperio de lo sexual en la vida humana; implica la profunda

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necesidad afectiva y el placer en la relación y realización amorosa. Conceptos válidos


que. a mí juicio, no encontraron adecuadas rutas de realización expresiva.

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Jorge Martínez Mejia (Las Vegas. Santa Bárbara. 1964) escribió Papiro (2004). libro
que evidencia un largo y paciente ejercicio en la manipulación del verso. En poemas
de gran aliento,'
* dentro de una atmósfera de contenida nostalgia, el amor y el canto
a la mujer constituyen la faceta de trabajo más destacada.

Papiro deviene en auténtica celebración del amor y del cuerpo femenino. La boca, los
labios, los senos, el cabello, la piel.... encuentran su creativa transformación en motivo
poético. Para ello, el autor construye metáforas de tipo racional, trabajadas, generalmente,
con elementos extraídos de la naturaleza: Estallas en el clamor de las manos./hueles a
trigo, a fruta, y te desplomas en hilos de miel/ sobre la sombra. (“Lira", Martínez
Mejia. 2004: 14); Eres la danza de la luna o un pétalo tendido/ en el mantel de la
noche// Te nombro libélula, llama, lama de azogue./quemón espina en el sexo/grito/
y el cielo se derrama/en tus labios. (“Palmera de luna", 22); Calladas, remotas, desde
un atardecer/ se despiden las hojas/ que una vez desnuda como el agua/ te bañaron//
(...) Tú también dejabas acampar el aire/ en tus ojos/ mágica./ extraña ceguera
agitándose como una lanza. f'ln memoria". 26);17 Como un puñado de polvo/ que se
elevara/ hecho mariposas/ sobreviven tus ojos. (“Noche”. 30).

.“Papiro" —poema inicial— establece, con nitidez, los términos del diálogo: el yo
anclado en un presente en donde el amor sigue incólume (soy el que navega en tus
lagos aromados) y el tú proyectado hacia un futuro de resonancias casi míticas,
esfera en la que. en una especie de vaticinio, su recuerdo permanecerá intacto: Serás
la hembra asediada por el sol/ el arco de piel y la boca incendiada/ la danza que se
fuga sobre un camino de ceniza rumbo al cielo./ Tu talón defuego frió será la última
imagen del poeta/ que aún mira tus huellas/ en la tierra. (13). Mujer-noche, mujer-
agua. mujer-fuego, mujer-luz, son motivos recurrentes. La mujer-centro: origen y
justificación del existir. Paradójicamente, también se la visualiza como construcción

’• Una muestra: “Papiro" tiene cincuenta y seis versos; “Lira", cuarenta y ocho; "Ermita",
veinte y nueve; "Coda”, cuarenta y dos; “Alumbramiento", treinta. Además, la mayor
parte de los versos son extensos.
77 Respetamos la ortografía del autor.

700
mental del yo: Te construyo con palabras, dice (23). En otros términos, en el mundo
de la conciencia, sólo adquiere consistencia real aquello que se verbaliza En Papiro
hay, pues, otra veta: la de la poesia de reflexión general En “IIF, de “Oscilación del
Fénix”, las sugerencias de la muerte, de la nada, del aniquilamiento, se condensan en
pocos versos: Procura sentir el inocente vaho/ de la hoja muerta,/ la fragilidad de su
huesa,/ la proeza de su tallo/ antes de caer/ y el abismo tan hondo;/ la silueta
hiriendo el aire,/la escritura del salitre,/el arrullo de la sombra/ cada vez más cerca
del polvo. (62).

Dentro de ese orden de ideas, uno de los mejores textos es “VI1F de la sección “La
espiga fúnebre”. Un reto en el cual la figura del buitre (con una insinuada referencia
al famoso de Prometeo) adquiere una gran amplitud simbólica. Copiado en su totalidad,
dice: lúela, buitre./revienta el aire, mancha, incendia./me la cima; traza tu garabato
en la altanera blancura.// Fornica./ Desciende tu beso/ al ojo en que se mira la
muerte.// Picotea, amamántate/ como antes/ en la oscura leche/ A la vieja humedad
de la luz,/al brillo esquivo,/a la escarcha que recuerda la tibieza' en la carroña; no
la desdeñes..' Y no te apresures. la noche va en tus alas. (57). Versos cuyo aleteo
deja una resonancia siniestra, ominosa, cólera, indignación, impotencia.

En “Las hojas lluviosas ', dedicado a Moisés Landaverde - teatrista asesinado durante
la gran represión de tos años ochenta—, el yo poético, sin perder el carácter de voz
íntima que recuerda con acendrada ternura al compañero desaparecido, encamina
sus pasos hacia ios terrenos de la poesía social: La mar, el agua lenta o una bufanda
tirada en la noche/ sonreirían siquiera con saberte distante.// Podrías cambiar el
color de la tarde/ por uno que sea menos triste que el vestido del mundo./1 (...) Nada
podría separarse de ti, ahora./ ni las nubes que viajan a la velocidad de tus manos/
cuando descubren el lenguaje de las tosas,- ni la madrugada blanda,• que repite tus
ademanes al ritmo del alba -■ (...) Hacia ti venimos con el lenguaje naranja del
crepúsculo y con el trino de ¡as hojas lluviosas,/con la luz que se oscurece y es brillo
de luz sobre la sombra,/con iodo lo que hace de tu barro una estación de sueño,
porque de tu sueño nace el vino que calcina la sed de los hombres (...) Las cosas
renacen por tu nombre. (67-69). Sin permitir que la indignación o el dolor se precipiten
hacia formas disonantes, los versos, a través de refinadas connotaciones, convocan
la presencia viva y actuante, no vencida por la muerte. Significativamente, con estas
palabras tan esperanzadas, termina el poemario. En ningún momento, hay fracturas o
Heltn Umarto

subversión del orden sintáctico o semántico. El poeta, tanto conceptual como


estilísticamente (al elaborar imágenes cuyos términos comparativos permanecen dentro
de postulados racionales), conecta con una manera de enfocar el hecho poético en la
cual podríamos incluir a José Antonio Funes y Marco A. Madrid.

Waidina Medina

Waldina Medina (nombre literario de Waldina Mejia, 1963) es autora de El amory sus
iras (2001) y Catorce sonetos (con estrambote) (2002). En estos, el amor y la
preocupación sociopolítica constituyen sus ejes fundamentales.

El amor y sus iras


En El amory sus iras. “Cosmogonía”, el poema inicial, funciona a manera de heraldo
o frontispicio. Anuncia y prepara las tres secciones del primer eje temático: “Hembra
y macho”, “Mujer y hombre” y “Amorosos amantes”. Cada una, con varios textos
que, aunque poseen autonomía, constituyen, en realidad, un extenso trabajo dotado
de unidad, una auténtica celebración del amor (Medina, 2001:63). Respectivamente,
las guía un pensamiento de Octavio Paz citado como epígrafe: el nivel biológico,
animal; el nivel erótico, social; el nivel interpersonal, amor. La autora le canta,
pues, ai amor. El polen, el germen, la semilla, la piel, el deseo, la cópula... De la
especie humana. De todas las especies. De todas las formas de vida. Remontándose
a etapas fundacionales, “Creación” manifiesta una actitud abarcadora: todo ser vivo
responde al mismo impulso básico: La hembra/ ventea al compañero,/ eléctricas
agujas/ toman su cuerpo por asalto,/ cae/ intenta levantarse/ huir,/ el macho llega/
huele/se le acerca/ (...) el olor los posee/ roza el macho su cuerpo/gruñe despacio;
relumbra sobre ella/ convulsa en chispas que bailan por sus cuerpos/ ¿goza!// La
lluvia de sus vientres/ renueva el Cosmos. (21). Coincidiendo con esa mirada abierta
a la totalidad, la acumulación de elementos (aumentación o crescendo) es uno de los
procedimientos formales preferidos por Medina.

El frenesí genésico desafia los medios más hostiles para dar cumplimiento al imperativo
de fusión, de unión con el otro: gusanos se nutren de venenos,/prístinos microbios de
ficción/ respiran hierro al amparo del magma,/árboles briznas volcanes v glaciares
tamizan el perenne llamado de la reproducción,/ hembras y machos flaven sus
convergentes cuerpos/ la esperma supera espléndidos abismos/y alcanza/ al generoso

702
la palabra iluminada

óvulo,/ (...) la Vida/calca el planeta a esporas, a pólenes, a gérmenes,' bulle infinita


en ojos, patas, vientres,/ muere y se regenera/ mata y se regenera/ borra y describe
altas caídas circulares/ vive de Vida el Cosmos. (23).

Medina celebra el goce del cuerpo: El gesto/ el torso/ el olor/ el movimiento de las
piernas/ (...) el murmullo/ del bosque genital/ la columna de fuego/ el manantial/ la
Vida... (27). Pero no todo se reduce a intercambio de fluidos corporales. Se apunta
hacia el nivel interpersonal, el que hace de los amantes, compañeros: En medio de la
muerte cotidiana que alevosa/' desgaja/ nuestros sueños/ vos y yo/ construyendo el
milagro/ de estar juntos. (55); Ahora somos todos los días/ el beso de saludo y
despedida/ el trabajo común, el salariofluvial/ los compromisos, los malos entendidos/
el dijicil orlado del fuego de los hijos/ (...). Vos y yo ya no somos los mismos/ y el
tiempo pasa, se acaba lo nuevo del amor,/pero feliz descubro/ que ahora somos más/
que un vos y yo/ y corro a través del día/ supero las proezas cotidianas/para volver
hasta Nosotros! (sic) (57). Un lenguaje directo, matizado con el uso de uno que otro
adjetivo

“Compañeros” se titula la sección que engloba al segundo eje temático en el cual


Medina concentra sus iras. De la soterrada y ambivalente (mezclada con buenas
dosis de amor, como en el poema dedicado al padre), a la cólera sin ambages que le
merecen los artífices de la descomposición social. La sección principia con una frase
emblemática: En el vasto universo no estamos solos... Por un lado, aparece el circulo
familiar (madre, abuela, padre, hijo...); por el otro, la sociedad. En este último rubro
hay preocupación por la justicia, la guerra, la represión política... Las ventanas se
han manchado de sangre/ es roja la verdura invernal/ gotea el agua sangre/ el ojo
sangre se queda pálida la mano del Amigo/y el rojo suelo/es sangre y muerte.. Leo
amor en los libras y poemas/ el cielo mutilado por la sangre/ tabletea mis puertas:/
NO a la guerra, NO a las guerras 7pero indolente, inmóvil/asesino el amor. (“Leo
amor”, 99; las mayúsculas son de la autora); Cuando sabemos/que cerca y lejos/ una
mujer, un niño, una persona/ está (sic) muriendo de hambre/de bomba, de metralla;/
cuando alguien desgarra lentamente a un ser humano/cuando alguien muere de una
enfermedad que pudo ser curable/ (...) cuando mis manos no existen/ cuando mi voz
no existe/ entonces nada soy/pues nada estoy luchando contra los asesinos. (103). Se
alud a los pecado de omisión. Al silencio como acción cómplice. Una poesía, pues,
de intención política.

703
H»ltn Umofta

A manera de dedicatoria. “Compañeros”, último poema del libro, es un recuento o


recordatorio de hombres y mujeres que fueron víctimas de la violencia. En el balance,
maestros de vida: A los elegidos por si mismos/ que siguieron luchando aunque temieron/
quefueron perseguidos/ acechados/atrapados/desgajados/ dispersados molécula a
molécula/ (...) que nos enseñan/ que nos levantan/ que nos dan la gota de ira que
faltaba/ que nos llenan el pecho. (107). La reiteración del pronombre al principio del
verso funciona como letanía o invocación, recurso válido en tanto implica que ellos
son mártires del pueblo. La segunda parte del libro se resuelve, por lo tanto, en una
lección de amor. Las iras han nacido de ese sentimiento.

Catorce sonetos (con estrambote)


Como su nombre anuncia, en este libro, Waldina Medina acude al rico venero del
soneto. En dos trabajos ratifica la importancia que asigna a la poesia de contenido
social. En “Fondo y forma”, además de externar la preocupación estética, reafirma la
necesidad de integrar, en el ejercicio del verso, la reflexión por el destino de los
demás: incluyendo el dolor del abatido/ en nuestro hondo y colectivo abismo. Sin
faltar, el amor a los pobres y el decoro (Medina, 2002: 11). En “Poética”, rechaza la
poesía que termina en nada. (loe. cit.).

Los sonetos restantes, con una excepción, representan variaciones sobre el tema amoroso.
“En el cuadrante íntimo”, leemos: Tu piel enfuga con mi cuerpo atado/alfilo de tu piel
enardecida,/ mi piel con tu cuerpo armado/al golpe de la sangre y de la Vida (21). No
todos los versos ostentan una solución feliz. Advertimos disonancias que rompen el
equilibrio del riguroso esquema métrico que la autora se impuso. Pero, como ella misma
señala en la nota de la segunda carátula, su elaboración representa un ejercicio de
disciplina para afilar la palabra y enfrentar mejor el gran compromiso con la poesia.

Elisa Logan

Eiisa Logan (pseudónimo de Elizeth García, Tegucigalpa, 1964) escribió Poemas


para un ángel caído (1997) y De sueños y realidades (2001).

Poemas para un ángel caído


Poemas para un ángel caído da salida a una temática amplia: el amor, la presencia de
la naturaleza y las reflexiones generales frente a la vida, la muerte... El poema que da
lo polobro iluminado

titulo al libro es un texto que tal vez remita, en sentido genérico, al ser humano, al
conocimiento, a la idea de culpa y a la infelicidad. Cualquier paraíso perdido cabe en
el simbolismo de los versos: Tropieza el ángel con sentimiento impreciso./Se desploma
desde el vértice del conocimiento./ Cae/ al infinito precipicio:/ entre nostalgias y
olvidos/sucumbe desde el vértigo que le produce/la metamorfosis./El antes hermoso
trágico,/ hoy grotesco absurdo es./ (...) Llora el ángel, se siente solo./Silencio./ ¡Es
su dolor tan grande!//No comprende su indescifrable destino/se debate entre la rosa
y la espina,/ alfinal no hay rosa ni hay espina./ sólo (sic) el dulce aroma que guarda
la memoria/(...) Se despeña el rostro hermoso,/busca asidero que lo salve./Mientras
cae, su vida se descorre./Pesan en la balanza los pesares;/aquel amor de los tiernos
albores/ se vislumbra en la distancia./ Los recuerdos tiene/ y los olvidos, que son
nada./Cae el ángel y se angustia./ ¿Habrá asidero que le salve? (Logan, 1997: 43-
44). En el verso que subrayamos, de significado elusivo, nótese la ruptura con el uso
sintáctico que, a mi juicio, no se justifica.

Los poemas breves concentran mucha carga semántica. “Manías”, en forma directa,
exhorta a la rebeldía, al no sometimiento: Parece que está de moda/silenciar ideas./
No alterar el orden./ Someterse./ Por qué no saltar la muralla;/ el sugerido ‘no
(.. J Cansa andar siempre en puntillas/ deseando mantener un orden,/ que
escapa rio abajo/ en las turbulentas aguas del caos, (42). En “Lenguajes”, pide
autenticidad, no estropear la sencillez de las palabras con el empleo de códigos
sobrepuestos: Enmudece tus ojos,/ no los desboques en frenesí./Deten sus inusitadas
ternuras.■ Estropearían todo./(...) Tranquiliza ese agitado mar interno./ ¡No hablen
las manos1/ esos (sic) lenguajes./ congregados,/ estropearían el débil/ cristal de tus
palabras. (28).

■'De la naturaleza y sus poderes”, con la presencia de imágenes gráficas del deterioro
ambiental, posee una finalidad ecológica; y en la fuga de los ríos/ pierden espejos los
luceivs.// No hay perfume en el ambiente,/ muere (sic) pino y eucalipto./Se aburre el
mar, con el rumor de sus negras mareas./ Mas la ola como toro embravecido/pelea
por sus indefensas lentejuelas de plata. (14). En “La ciudad que habito”, al lado de
una buena estrofa, la caída n el tugar común: Está poblada de soledad/ la ciudad
que habito/ Todos (sic) van de/ •"isa/Como (sic) demiurgos/ han construido un mundo/
a 5» imagen y semejanza./Desconocen hasta la tarde/ que silenciosa transita por sus
vidas./ Nada les dice el sol,/ ni las flores,/ ni el rostro angustiado,/huraño, cansado

705
H«l«n Umoflo

v triste.// (...) En esta ciudad que habito,/ una noche de junio,/ se encendieron mis
labios. ' Fui fuego, /rasión, locura, vid fecunda, torbellino y calma. (1-2). La
adjetivación fácil es un escollo del cual el libro no se pudo librar. En “Canto para una
noche hermosa” lo comprobamos: Magnífica estás con tu prendedor de plata,/grávida
de ilusiones refulgentes./ Noche mágica de aromas divinos/y caricias suaves. (3). En
“A lientos abrazados": Noche de plenilunio:/desnudas de nubes/ las trémulas estrellas/
a lo lejos/cautivando en suspiros/de gloria infinita/ irisadas burbujas de amor. (36).

Poemas para un ángel caído es un libro irregular. Con mucho bueno, pero también
con demasiada broza. Hay habilidad en la construcción del soneto. Además, una
apertura mental que hace salir a la autora del terreno intimista para captar el universo
que la rodea.

De sueños y realidades
De sueños y realidades contiene cuarentitrés composiciones identificadas con números
romanos. El amor y el desamor; la experiencia en Europa; la nostalgia por los afectos
lejanos; el choque entre realidad e ilusión; el desacuerdo entre la palabra y lo que se
anhela expresar; los desastres y el dolor suscitado por el huracán Mitch y las
consideraciones generales frente a la vida y la muerte conforman sus ideas principales.
El lenguaje conversacional destaca la importancia de lo cotidiano en la estática de la
autora.

La idea feminista de la libertad interior al encarar las circunstancias de la propia vida


se expresa con sobriedad: Estar en Madrid./ Escuchar a DiBlasio,/ hablar con el
chico del bar,/ rechazar el hachís,/ poder tener a todos los hombres;/ no tener a
ninguno/ (cuestión de convicción)./ Cerrar las ventanas del corazón,/ llorar con la
flor de la canela y/en la cama tanfría/ el insomnio sobre mí. (“111”, Logan, 2001: 3).
Asumir la responsabilidad en la conducción de las decisiones personales; no ceder
ante los golpes y renovar la esperanza de encontrar el camino, son ideas que prevalecen
en “XI”; Sí, es verdad./Nadie te dijo que/el corazón no tiene amarras/ni te hablo de
las piedras y/ los caminos surcados de/ laberintos./(...) Ahora el arco iris y la aurora
se levantan fuera de los limites/ que tú misma tejiste.// Si. es verdad, nadie te advirtió
pero aún no es tarde. (II).

“XXVI” —del cual el poemario ofrece otra versión que ha suprimido los
encabalgamientos— quizá sea el mejor trabajo. Justamente esos últimos, al dislocar

706
la palabra iluminada

la correspondencia entre idea y verso, señalan fónicamente las fracturas de la v»da. el


desequilibrio ocasionado por los desencuentros y, sobre todo, por la muerte: Entregar
el alma desnuda al/ incrédulo amor. Crucificarse enJ la misma esencia./ La musa
renegada, la/ insondable musa/ que pasa por la mente y/ sostiene la muerte en/ un
puño./(...) Sésamo perdido como un/ grito en el viento./Qué hacer y/a quién maldecir
en el/ duro tormento si/ todos somos victimas de uni incierto futuro,/(...) Equilibrista
mortal de un/ mudo destino compañero de Edipo,/ mejor callar y sentarse en/ si
mismo a la espera/ de todo, a la espera de nada. (27-28). Mediante una analogía se
expresa el poderío de la muerte: El cardumen estalla,/ la oscuridad atrapa bajo
hielo, la vieja noche./El verano es un reflejo de oro/ en negra pupila./ Un cardumen
quieto,/ un agudo tono/ en la trompeta de Carón y/ nosotros somos lanzados;/ cada
uno/ donde su destino lo llame. (“XLII1”, 48). Hay creatividad en la elaboración de
tropos, imágenes y otros recursos expresivos.

Logan se siente entre dos aguas. Por un lado, la sensación de pérdida de la juventud;
por el otro, la negación o no aceptación de la etapa de madurez: Quisiera encontrar/
la puerta/ que conduce a la luna de los sueños adolescentes./ (...) Del mar, escuchar
su rumor/ como un arrullo perenne,/ pero todo es en vano/ sólo sueño/ de mar, de
luna,/ de niña no convencida/ sobre esa absurda idea/ de madurar. (‘"XLII”. 47).
Pero los hechos se imponen. De ahí que De sueños y realidades, como el nombre
sugiere, constituye una toma de conciencia por parte de la autora. Asi, a despecho de
los sueños juveniles, se empieza a formular un balance de la realidad: Yo no sé en que (sic)
ventana/ los sueñas, se hacen realidad./ Ahora corremos tras un destino,/ ciegos.// En
este carnaval de máscaras/ nadie, sabe quién es quién./Dónde está el centro de la
cebolla., Todo es profundo y sin término. (“XXXV”, 39). En síntesis, este poemario
—aunque algunos trabajos revelen un tratamiento epidérmico—18 representa un avance
cualitativo con relación al primer libro.

Óscar Ordóñez Lastra

Oscar Ordóñez Lastra (Tegucigalpa, 1964) escribió Sombra y carne (1997), libro
que se divide en dos partes. La puniera, “El Tamagás”, comprende composiciones

18 Vr.gr.: Pero, quién se queda sin luz' si al encender los ojos/ en lugar distante/ bajo la
caricia de un nuevo sol,/ el mismo,/ yo melodía tú melodías/ todos mel-odiamosd
trivial conjugación/ de saetas cederás. (20).

707

■■■■■■■■■ . ..............
üelen limeña

identificadas con guarismos del 1 al 7. Cada una está dividida en varias secciones
que, aunque se interrelacionan, también se sostienen como textos autosuficientes. Su
extensión —a manera de muestra— es la siguiente: “1” tiene cientonoventa versos;
“2", doscientos sesenta y nueve y “4”, doscientos quince. La segunda parte, '“Los
materiales del derribo”, está conformada por cuarentidós poemas de relativa brevedad.

Cada trabajo de la primera parte utiliza el lenguaje al margen de la codificación que ha


fijado el diccionario. Poemas bastante herméticos que demandan la participación del
lector. Pero, del conjunto, emerge una voz auténtica, aleña frente al entomo: Asi. que
a la temperatura/en que sefunden las salamandras en el vacio,/el ángel y su cuerpo
—nuez moscada—finísimo/ —se escurrefinísima—./lamido por un perro que es una
incógnita. Asi/ que mis párpados crujen pergaminos en lo inmenso/—No veas como
(sic) pesa el cielo de cables pelados. Los/ zopilotes (en lo alto) nos abren la vista —
un océano/ sin nombre— a los espaciosJ/ El afán —carbón y alma— se estrella y
estrella/en el colmo del peñazco (sic)/porque hay máquinas que son la mera muerte.
(Ordóñez Lastra, 1997:14). En sentido estricto, no se puede hablar, verso a verso, de
un significado literal. Más bien hay que pensar en conceptos globales, en sensaciones.
En este caso, angustia, agresividad y muerte.

En Sombra y carne hay una intensa necesidad de definición personal. La primera


palabra del poemario es, justamente, el pronombre de la primera persona det singular:
Yo, que he deambulado/ hasta las altísimas horas del amanecer,/ chapoteando, —
sobre los espejos rotos/de los charcos,/yo que he pasado/frente a bares abarrotados,/
sin nada que hacer en el bolsillo,/he medido la inmensidad de la noche/y su mecánica
de caldero sagrado./ Yo que algún día/ya sin calendarios,/ me derrumbaré púrpura
reventado hígado enflor/sobre los callejeros lamparones de cerveza/y pis, —muerto
de risa./ O me tragaré una llave obscura./ (...) Contemplo drásticamente ebrio,/el
inflamarse impresionante de los alcoholes/ que impregnan el techo del cielo. El.
parpadeo nocturno blanquiazul/ de los televisores y de los barrios lejanos/ en la
navaja anaranjada del alba. —en mi/ decadencia sonada y su gráfico implacable./
soga al cuello/de lo cotidiano. (...)./ La idea es un imbécil armado/el universo una
vaca, —puras babosadas esta gravedad/me dajaqueca./La creación es una canallada.
(11-13).

Fastidio frente al absurdo. Lo cotidiano asfixiando. Ahogamiento interior. Búsqueda


de falsas salidas. La ciudad y sus luces. Ideas que brotan de la inconexa (y algunas

706
lo palabra iluminada

veces grosera) enunciación. Una mirada que se aparta del eufemismo al visualizar la
realidad y una actitud irreverente frente a valores establecidos. Veamos otros ejemplos:
¡los que meamos al pie de la Cruz! (62); Mi boca está sembrada de adtoses./ (...) De
amigos desaparecidos en el cotidiano festín/ de las bestias./ De mujeres discípulos/
de la lluvia y la tierra,/de mujeres que lamieron el hongo rojo de mi verga/y temieron
ser envenenadas/ —Too little. Too late, (sic) (93; lo subrayado, en cursiva en el
original).

Un autor iconoclasta. Así, en otro trabajo, la voz poética se encama en el arcángel


Gabriel: Estoy sentado a la diestra de Dios./ Y él me habla. Y él me ve.// Me tiro un
pedo y él calla.// Siniestramente me cruzo al otro lado/y me tiro otro pedo,/—como
quien no se da cuenta—/—como quien es inocente—/y él interrumpe su discurso/ya
definitivamente. Pero la irreverencia no es gratuita. Seguidamente, la reflexión que
conduce hacia la idea que rige el poema: Comprendo la profundidad del desamparo.'1'
La intensidad del desierto de horizontes/ infinitos.// ¿ Valdrá como imagen del desgarro/
del albedrío;/ de la búsqueda/ de la sombra.' del descalabro? (82). El cinismo del
arcángel se ha transformado en meditación sobre el desamparo, la soledad, las angustias
en la toma de decisiones, la insatisfacción y el desgarre humanos.

La expresión del sentimiento amoroso con una gran carga pasional— domina en el
poemano y carece de cortapisas: \te desquicias, me turbulentas —palpo el botón de
dicha está en sazón- flotan perfumes de animal en celo revolcándose/ en un estanque.
Algo a nerra. algo a madera algo a mar. te das vuelta contra la pared/ y veo como
el agua modela tu cintura enrojece tu culo de guitarra;/pero por sobre todo veo el
rizo denso/1usto encima del botón de tu clíloris. y me dan ganas de entrar ' y beber,/
el liquido que gota a gota se destila, saturado de orín, de sudor, de ovario maduro,
de lubricante, de mineral arrebatado/ a tus poros,/y de polvo que quién sabe en que
momento del día. te barnizó; sobre el borde de la bañera —ahorita— levantas/ v te
acaricias —con la esponja y el gel— el tobillo rotundo/de catedral en reposo (113).

La grarc sufre costones. El autor experimenta con el lenguaje. Inventa verbos y


sustantivo utiliza verbos en inflexiones o usos insólitos; coloca un sustantivo donde
la secuencia demanda un adjetivo, Además de nuestro subrayado en el párrafo anterior,
veamos otros casos; cuanto te arree ifas/ extraña y ajena y lejana/ y corres peligros
aún más graves cuando te busco/y te encuentro y te observo,/ obscuro y pedregoso y
traicionero v biombo (47); la que turbulenta la angustia/ que me palpita./ (...) la

1Q1
Helen UmaAa

el tiemblo.' que me vibra,/ (...) la que orgasmo/ el nombre que me


eycarlarq (61); ceniza p cobre especian mi boca. (85). Inclusive, encontramos prácticas
deconstruetivas. El poeta revierte su propia enunciación realizando una disyunción
en el significado: porque hay pabellones que se amplían.' cuando nos quedamos en
silencio por las selvas (;en mi pu¡a vida he visto la selva!)/ en (sic) las que siempre
desaparecemos siempre/ centro y siemprey eje del universo que nos contiene,/siempre
siempre por dentro (47; los subrayados son míos). Un escritor, pues, con interés en
lo experimental.

Aunque el resultado es bastante fútil (no advertimos ninguna significación especial),


en otro poema, el autor, en rodos los versos incluye una palabra con la letra e la cual
escribe con mayúscula (88-89). En “9”, mezcla un tanto la prosa y el verso y, en
ambas instancias, el riuno lo marca con la presencia de una barra (90-91). En “23”,
obliga al lector a alterar sus patrones de lectura que puede seguir varias líneas además
de la horizontal y normal. Encontramos dos poemas en prosa que recuerdan la técnica
del monólogo interior. En uno —como práctica intertextual— se alude a nombres
pertenecientes a intelectuales, artistas o datos vinculados a la cultura universal y
también a lo cotidiano en las estandarizadas ciudades producto de la globalización
económica:

COMO LOSA ULLIDOS DE LOS PERROS se desvanecen en la alta noche de madrid


el tiempo el viento me desvanecerán burdeles amigos los rolling stones sueños y
pláticas desde un bar las cervezas quién las pagará otra raya no vendría mal esta
loca búsqueda de una mujer cabello azabache que pulula sin fin la cacería nocturna
un mote! un condón usado al ganador la noche las luces el boulevard morazán
rackso el trapecista (...) en mi casa me atrapará rayuelo el ulises las jlores del nía:
quién se lo hubiera podido imaginar las seis de la mañana en el burgerinn la angustia
de estar aqui centranúnas malboro ron el apocalipsis según san juan pablo coste! ha
degollado a james deán (...) la realidad pueblos con bombas en los platos vacíos el
miedo el dinero el perro invasor caricias apagadas un ideal el amor el sexo la muerte
maree!proust yo tu dios la creación —hipócrita lector— miprójimo —mi hermanó­
me hacen vomitar entiéndanme vomitar tan sólo estoy aquí matando el tiempo antes
que él a mi dejaré que me devoren las pulgas la sífilis. (110-111; mayúsculas, del
autor).

710
la palabra iluminado

El afán de salirse de lo usual caracteriza al trabajo del autor. De ahí, la elaboración de


metáforas que se aparten del camino trillado: Y la sal de los astros arpegiará/ la
noche de horóscopos y cristal. (125). Véase, también, el logrado caligrama que principia
con el verso La rosa de los vientos en la rayuelo y mandragora de tu sexo. Los
versos, al ir disminuyendo sílabas, conforman la imagen de una copa cuyo pedestal
es este: urgente/miel/en/ mi/ boca, para concluir con una secuencia de ocho vocales
a que se derrumban escalonadamente (87).

En Sombra y carne, tanto el número de poemas, como lo extenso de los versos


indican una necesidad expresiva exacerbada. Algunos trabajos hubieran ganado con
una mayor exigencia sintética. Tal vez se debió aminorar el hermetismo en varios
textos en donde faltan más signos que anclen el significado: con frecuencia, se deja al
lector a la deriva semántica. Tampoco falta uno que otro poema insustancial (98).
Pero los fragmentos citados revelan un gran vigor expresivo.

Marco A. Madrid

La fuerza fecundante del mito clásico de nuevo se comprueba en La blanca hierba


de la noche (2000) de Marco A. Madrid (San Nicolás, Santa Bárbara. 1965) quien,
con veintitrés composiciones, ingresa, con buen pie, al mundo de la poesía.

Los trabajos más singulares acuden a la cantera mítica.'


* A cada personaje o situación,
Madrid le insufla sus propias inquietudes y demanda respuestas perentorias:
explicaciones, claves y luces que iluminen los fragores de la existencia que. en términos
generales, se considera macerada por la duda, el dolor, la soledad... En “Icaro”. el
clamor-advertencia dirigido al trágico personaje no puede ser más patético: un inútil
intento de frenar el anhelo que lleva a las alturas. íntegramente, dice: No escuches el
esplendor de ese cielo. Tu destino está junto al polvo de este sueño./ Voraz es el
camino donde el hombre ha perdido su inocencia. Nadie asciende con una mancha
de linur en su costado. (Madrid, 2000: 57). Como sustrato o manifestación sincrética,
subyace el mito bíblico de la caída: la mancha en el costado.

No menos tuquie nle es “Heráclito” que, trascrito en forma completa, expresa: Inútil
fue ese río/dondt .na misma agua/no mojó dos veces tus talones.:' ¿No escuchaste

10 Un antecedente del trabajo de Madrid es La memoria posible de J. L Quesada.


Supra, p. 597-598.

711
Helen UmoAo

el rumor del viaje/ entre la arena?/ El tiempo es un acero/que se abre paso entre las
rocas./ Pero otra es el agua, viejo Heráclito./ donde fue una con el polvo/ vuestra
sangre. (49). El poderío indetenible y, a la vez, vano del tiempo; la fugacidad de la
existencia y. sobre todo, una idea estremecedora: toda grandeza se estrella, tarde o
temprano, con la muerte. La lección de "Tántalo” es todavía más terrible: Mi boca es
tu boca,/mi sed es la sed/de tu garganta./El agua crece, roza/ tus ventanas, ¡abrey
bebe!/—Si puedes— de este rio/que infinito atraviesa/ mi carroña. (47). En el yo, el
otro. En la individualidad se refleja, siempre, el rostro de la colectividad. Lo deseado
inalcanzable. Con un inquietante agregado que, como espejo, ofrece la violenta
interpretación de sí mismo como carroña, término autodestructivo en extremo.

El hipotético diálogo con ícaro, Heráclito y Tántalo se mantiene al nivel instituido por
los relatos primigenios, ya que no existe una actitud desmitificadora o desacralizadora.
El mito permanece intocado en su esencia básica. Recuerda la persistencia de una
condición humana más allá de las circunstancias de la Historia. Pero Madrid agrega
elementos de interpretación personal que toman válido el mensaje. Con pragmatismo
demoledor, a ícaro, obligándolo a permanecer a ras de suelo. A Tántalo, desengañándolo
sobre la podredumbre de! ansiado alimento. A Heráclito, reprochándole una especie
de ceguera frente a la realidad. En “Dido”, revive un desesperanzado mensaje
recordándole a Eneas que jamás podrá huir de los recuerdos: No. No es el viento el
que esparce/ las cenizas, en el dolor de una/promesa yace insepulto el cadáver/ de un
recuerdo./ (...) En vano tratas de huir en el acero,/en esa pira que aún persiste/ en tu
memoria. (43-44).

En “La noche, el mar”, descubrimos una reflexión sobre el tiempo que todo lo carcome:
Afuera el tiempo trae cenizas,/ hondos caminos, aves que emigran/ hacia un cielo
distinto./ Afuera el san juan y su lluvia amarilla/ de pétalos recorre la tierra./ (...)
Dónde está la barca de Ulises,/ el herido ojo del ciclope, el oro/ de la verde haca
sepultado/ en la urna de agua y ceniza.// Abres los ojos... Por tu barca/ pasa la
noche, el tiempo. (55-56).20 “Más allá de las furias” quizás sea el canto desesperanzado
de un Orfeo a quien se le ha escapado para siempre la vista de la amada: Habrás
llegado tú, tierna Eurídice,/ limpia ya de toda sombra.// Habrás llegado a palpar las
llagas del vencido.// (...) £1 fuego lunar de las Ménades ha gastado estos muros. ■
Devastado los imperios,/ muero y sueño junto al rumor espeso de los siglos./ Muero

20 El nombre “san juan" se aplica, en Honduras, a un árbol de flores amarillas.

712
le polabro iluminada

en el sueño de esa boca nubil/ que ardorosa remonta la corriente/ y me llama y me


sueña. (89-91). Amorosa voz, impotente para dar respuesta al llamado del amor y la
ternura. Y, por encima de todo, la muerte v erdadera: la de la separación de los amantes.

“Los atridas” medita sobre la transitoriedad del poder, la gloria, la impiedad, la suprema
vanidad de todo: Elfuego ya no crece/ en las aguas de la Estigia/y nadie sacrifica una
gota de rocío/a los dioses del Olimpo.//¿Dónde están las sagradas hecatombes, < (...)
Muchos soles han pasado./ Micenas es tan solo el latido del polvo/ entre la arena./
(...) Dura es la persistencia de este mar,/ rubio Menelao./ Infiel es su memoria/
porque no habrá oráculo/ que no sea devorado por las aguas,/porque no habrá en
ella un lugar/donde las cenizas recuerden/ unos labios. (51-52).

“Samsara” —con la idea de la metempsicosis como soporte ideológico— plantea la


cuasi futilidad de los afanes cotidianos: ¿Para qué te sirve hoy el estallido/'de antiguas
nostalgias?/ En esa rueda encontrarás al mar intacto/la luz que asciende y desciende/
convertida en tinieblas./ Mas ni un sueño subyace/ en el vuelo fugaz de lo que un
día/nos pareció valedero y eterno. (71-72).

Textos con un marchamo cerebral. Saturados de enjundia filosófica. Inclusive aquellos


en donde el amor o el desamor es el eje conceptual no se libran de esa impronta:
Hacia dónde, mujer, se dirigieron tus pasos/ cuando los insondables caminos/de la
lluvia crecían en el dolor de las magnolias.. 'Hacia dónde tu vuelo/cuando los cráneos
de los pájaros caían heridos-por el sol., ¿Qué tierra pudo sepultar tanto amor? (“In
memonam’. 61 ); ■* Por estas huellas que el tiempo va dejando en la memoria./ Por
los caminos como ríos/ donde naufragara lo mejor de nuestros días./(...) Por el mar
r los adiases v el corazón/ como un navio en la corriente inexorable.//Por todo ello/
he de llorar por ti. Habrá de recordarte la luz de un dia. (“Una herida más honda que
la soledad”, 69-70).

El mito como espejo del yo. Acudir a él implica que el hombre —pese a los siglos—
permanece en el mismo estadio emocional. Lingüísticamente, Madrid trabaja partiendo
de la codífic, ión tradicional pero es diestro en la elaboración de imágenes. Versos de
suave y preci: a cadencia. Una atmósfera de atemperada nostalgia envuelve a todo el
poemario. Formalmente, las ii ¡quietude
* de Madrid, más que coincidir con la iconoclasia

*' Respetamos la ortografía del original.


Hilen Umaflo

de su generación, se vinculan con la vertiente de compostura y solemnidad reflexiva,


de largo arraigo en la poesía hondurena.

Víctor Sarorío

Víctor Saborio (Tcgucigalpa, 1965) escribió De magos y seres naturales (1995) y


Viaje al paraíso (1997). Como señala José Luis Quesada en el prólogo del primer
libro, su poesía es antiverbalista, antiomamental. antisolemne.

De magos y seres naturales


En uno de los poemas, Víctor Saborio enuncia su intención iconoclasta. Copiado en
forma completa, expresa: Espero tocarte/ desde dentro/ tener sobre mi mano/ un
segundo salado/sembrar margaritas/ mestizas/ mientras destruimos/formas/ que nos
atan/y sucumben/entre movimientos/de nuestras manos (Saborio, 199-7:22). Tal vez
el interlocutor intratextual sea la poesía.

La intención de destruir viejas formas expresivas se lleva a la práctica en “Oh


incertidumbre” cuyos versos son como fragmentos de pensamientos absurdos o
dispersos: Piedadpara los perros/podrían perder su piel/ 29 años/ Te (sic) veo desde
el 91/ primera indecisión/ No (sic) pensés que estoy solo/ tres perros/jamón de fe/
('...) Conspiré con las ataduras/entonces marqué tu/nombre/ en el agua de las horas/
* atrapé los vaivenes del recuerdo/ De (sic) pronto/ el tedio me abastece de/ voces/
delante del siglo vial/ 85/ Acaso (sic) no brilló el sol (15). En otro texto, cada verso
está formado de una sola palabra. El autor acude al poder sugeridor de cada una de
ellas y la interpretación queda librada a las posibilidades imaginativas del lector:
Pestilente/Zurria (sic)/Sexo/Ecosistema/Espalda/Peso/(...) Vetusta/ Vieja/Poesía/
Locura/Honradez (20) y así sucesivamente, sin importar que, con ello, el ritmo (por
la pausa obligatoria al final de cada verso) resulte demasiado abrupto o cortado.

Varios poemas aluden a situaciones de agresividad. La sociedad violenta, los “mass


media”, la coerción y el pecado son aspectos presentes cuando dice: Detrás/escaleras
arriba/ la nación grita' Adulterando (sic) la desgracia/confiesen sus pecados/rían
los muertos/ en los caminos/ Despacio (sic)/ miren la pantalla/ como (sic) mueren'
los niños quemados (25). De amenaza c indiferencia habla otro: Vienen los cuervas/
llenan sombras/ de la hoguera milenaria/ Con (sic) sus sonidos/ esconden el crepitar
de los/ cascos/ Una (sic) amenaza/y los peces se limpian/ las manos (25). La dicente

714
la palabra iluminado

imagen del cuervo se reitera en otra composición < 26). En “5”. la violencia se dirige
contra sí o, quizá, contra la compulsión de escribir, íntegramente, expresa: Mirá
desde ayer/ colgué mi mano/ Hoy (sic) escribe moribunda (47).

El poeta reta al lector. Lo obliga a que complete el texto. En "Objetos olvidados I”,
hay un corte imprevisto al final de la composición: Te veo navegando en la nada.' En
la nada de que (sic) (29). En “Objetos olvidados III”, que copiamos en forma completa,
dice: Cada tiempo/ tiene un acertijo/ Cada mano tiene/ un (31)... ¿libro?, ¿puñal?,
¿golpe?, ¿caricia? El receptor pasivo quedó atrás. Se debe encontrar o imaginar qué
es lo que porta la mano. Víctor Saborío, al atreverse a romper la compostura gramatical,
señala caminos hacia la necesidad de la experimentación formal a la que. en términos
generales, no son proclives los escritores del país.

Viaje al paraíso
La sustitución de valores por pseudovalores quizá sea lo que identifique al paraíso
moderno que el ser humano ha encontrado. El primer texto principia con una imagen
impactante: Dime dónde/ la ropa desprendió/ mi piel/ (...) y este cafe sabe/ donde
(sic) está el lugar ' Allí (sic) mismo/el hombre se tatuó/un pato Donald un sarcasmo
17). El despojamiento de lo propio. El emblemático personaje de Walt
Disney como símbolo del aniquilamiento de la propia individualidad. El viaje hacia la
tecnología desgarró la piel del alma. Tal vez por aquí camine la interpretación de los
textos

Este libro es un viaje al revés de lo que enuncia De ahí, la constante alusión a situaciones
de conflicto o confrontación. Mañana conoceré/ esa triste roca con cara de hombre
(20); Mas allá de ¡os cabellos/ la noche tomó mi vientre.' me paseó por los adoquines/
donde en harapos un dios asesinando rosas en capullo/ robaba las palabras (23);
Sobre el hambre/en semillas de olvido/la mano iluminada por el semáforo, pidiendo
limosna (24): La niebla separa los cuerpos, junta con violencia/ harapos mentales
(31); Maldiciones que escurren, sangre/vómito/y aniquilamiento, desde allá I diciendo
(sic) a la sombra/ te asesino con un clavel/ triste.- Mediando (sic) con el espacio,- el
tiempo se corta las/ venas/(...) Se queman unos bosques/y la lengua de este pueblo/
no se entiende/ Parecemos ■ sic) criminales (37). Un mundo antisolidario es el que
recorren los versos. Campea el odio. Es válida, pues, la irónica propuesta o sugerencia
formulada en otro poema que trascribimos íntegramente: Disponibles en los espacios/

715
♦kit
* Itacflc

los dioses deberían despreocuparse/ y hacer el amor (21). Una poesía, no de frases
bonitas. Sí. de pensamientos audaces y frases que golpean o desconciertan.

Lm Elvir
Lety Elvir Lazo (San Pedro Sula, 1966) ha escrito Luna que no cesa (1998) y Mujer
entre perro y lobo (2001). obras en las que. además de la preocupación social y
política, la autora inquiere sobre su propia identidad.

Luna que no cesa


La luna es la diosa femenina por excelencia en múltiples cosmogonías. Ese trasfondo
simbólico está implícito en los nombres de las cuatro secciones del poemario:
“Buscando palabra nueva", “Luna propia y creciente”. “Paradoja plena” y “Proscritos
en cuarto menguante”. Síntesis del libro: las fases de la luna señalan la toma de
conciencia; la evolución ideológica del yo. hasta la final exclusión de los elementos
que perturban.

En la primera parte, la voz poética hace un balance de si misma. Desde un plano


simbólico. “Mi casa” deviene en metáfora del yo, espejo en el cual encama la mujer
genérica. Sus cuatro versos son explícitos: Mi casa está llena/ de letras, vacíos,/
poemas sin nombre/y lunares perdidos. (Elvir, 1998: 30). Llenar vacíos; acceder a la
poesía; superar las prohibiciones-valladares: hallar la clave personal extraviada en las
curvas del camino —todo en uno— constituye la meta a conquistar. La solución
radica en la capacidad de verbalizar el conjunto de sentimientos, pulsiones, anhelos y
frustraciones, milenariamente acallados por la cultura machista. Encontrar la palabra
es encontrarse. Esta es la llave de la definición personal. De ahí. la validez del título
general de la sección. “Buscando un poema” lo define con exactitud: Caminas/poeta,
triste/ llave en mano/ abriendo el reflejo del mar/ en calles solitarias.// X en tí.
prohibidoJrevienta a cada paso/ (...) una estrella/ caída de tu gracia/sobre un pape!
cualquiera. (19). Alzarse contra ese prohibido implica una labor de buceo en aguas
profundas para extraer malsanas adherencias o tumores. No temer rasgar el velo de
la propia intimidad: Un poema es/ desnudarse,/picotear el alma,/ nuestro tiempo,
lucha/amor, patria. (25). La actividad poética como enfrentamiento interior y también
con el entomo. Asumido, todo, como un acto de amor. A si misma y a los demás
Escribir es actividad equiparable, por lo tanto, a la loca aventura de Don Quijote de la

716
1
Le pc'ebre JtHmneia

Mancha: Tejer molinos quiero/ con hilos de mar y viento,/ (...) Molinos de viento/
donde el globo de la esperanza/ respire hondoJ vuele amplio- como el ángel de lo
posible (“Molinos”, 23). Sobre la poesía, se privilegia la vida. O mejor la poesía se
encuentra en la realidad: Existen versos/ que trascienden, las esquinas del papel./
Parir una hija o un hijo/ (...) Enviernizar con pañuelos blancos, la plaza de la
Merced,/atizar el alma/para que no anide olvido/ ni indiferencia (“Existen versos”.
21). El término que subrayamos evidencia el desprejuicio lingüístico.

En la segunda sección predomina un sentido valorativo de lo femenino y se advierte


la proyección polisémica del titulo del libro. En “Luna que no cesa”, luna y mujer se
equiparan: Madre solitaria,/ te nombro/bájala de Venus, espejo de mar '( .) Multiluna
única./ incesante como la muerte,/la mujer, la vida (41; los subrayados son míos).
La poeta se atreve a caminar, de nuevo, por el arriesgado camino del neologismo de
cuño personal. La mujer —el yo poético— esta en control de las situaciones de su
vida. En “Caperucita”, ya no se llama a engaño respecto de la existencia de lobos de
ojos suaves v cansados, hábiles para echarse en el regazo de advertidas caperuceas
(33). En “Dcjanie volar”, frente al huracán masculino, demanda libertad; manifiesta
el anhelo de volar con sus propias alas y soltar las amarras tradicionales. En “Mujer,
con vos quiero hablar”, inclusive, el tono, al dirigirse a sus congéneres, más que
exhortativo, es imperativo: Mujer, con vos quiero hablar:., para comenzar,/pone
patas arribaf la mesa del comedor,/ revolee las cortinas; con el razonador, olvidó las
cucharas. recetas, trapeador. Baila sin cesar, si preferís, gritó; ( ) Llama a tu
pareja, invítalo a la libertad.' pero/ si es piedra en tu zapato.- andate descalza en tu
caminar. (42-43). La norma de habla hondurena proporciona un sabor de conversación
erttre amigas. Una especie de consejo de mujer a mujer para invitar a botar tinto
corsé inútil enemigo de la felicidad y la realización personal.

“Paradoja plena”, la tercera parte de la obra, contiene poemas de amor. En la plenitud


de la vida se ratifica la necesidad del “otro”. “Entrega” establece los parámetros de la
convivencia: Hambre mío,: no necesito un príncipe,/ni arroz que vuele de noche/ ni
contratos de'papel.// Sólo quiero/ espacio./ tiempo para amarte,/ fundirte en mi
jrn ma./ sin disfraces./sin testigos (50). Se clama por la autenticidad, la humanización
de las relaciones de pareja. La última parte se consagra al recuerdo de hombres y
mujeres que, en la década de los ochenta, fueron victimas de los escuadrones de la

717

áffltue u *•*
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Hrlcn Umoftfl

muerte: Moisés Landaverde, Róger González, Hilda Rosa López, Miguel A. Pavón...
Quizá, la sección de menor aporte literario.

Mujer entre perro y lobo


Mujer entreperro y lobo representa un afinamiento de los procedimientos expresivos
encontrados en Luna que no cesa. Conceptuaimente, profundiza la linea de
interpretación del ser femenino. Al respecto, la Dra. Claudia Torres, en el prólogo,
apoyándose en los trabajos de la psicóloga portorriqueña Adelaida Santana, demuestra
que Elvir recorre minuciosamente las diferentes etapas del desarrollo de una identidad
femenina, reflexiona sobre su propia identidady establece su propio espacio.22 Apunta
que el modelo de desarrollo de la identidad presenta cinco momentos. El primero es
de conformidad o aceptación pasiva; implica la visión tradicional de la mujer: Estoy
entre la sala y el comedor/ esperando que lancés el próximo hueso/ que Pavlov suene
la campana.// Sentada en mi rabo/ muevo inquietamente los ojos/ persigo cada
movimiento de tus manos/ glándulas, saliva, ácidos en acción. (“Perro podenco”,
Elvir, 2001:40). La segunda etapa es la de revelación/descubrimiento, y cuyas actitudes
son: conflicto en la percepción de una misma, desarrollo de una apreciación para
otras mujeres, desprecio hacia los hombres y conflicto en la aceptación de la
dominación (...). Lo confirma la última estrofa del poema anterior: Pero yo, podenco
de buena caza/ clavaré mis dientes/ en tu talón de Aquiles/ hasta verte desangrar'
subiré al bosque/ aullaré en manada/jamás volveré a tu ciudad. (41).

La segunda parte, “Mujer rapada y pies descalzos”, indica la ruptura de las


convenciones de una sociedad disciplinaria, es la tercera etapa, resistencia e inmersión.
En “Imperfecta dama”, con ironía, expresa: Él quería tener/ mujer con día y noche
mañanitas de aderezo/ domingos de pastel/ una cocina blanca/paredes sin agenda/
mujer de azúcar/ ovejita de algodón.// (...) exacta al caminar/puntual en la cita/
precisa en el acierto/perfecta en el orgasmo sin amor.// Pero ella solía ser/ metáfora
al ajillo/ ambigüedad al tiempo/ agua entre las manos/ punto de fuga en el retrato
del despiste/ sexo y amor/ imperfecta dama/ mujer entre perro y lobo. (39). Se señala
la cadena de imposiciones pero también los puntos de confrontación simbolizados en
la imagen del lobo.

22 Tanto en lo teórico como en los ejemplos, seguimos la interpretación de C. Torres.

718
la palabra iluminado

La tercera sección, “Mujer con ropero”, corresponde a la cuarta etapa del modelo de
Santana: introspección y síntesis. Se observa una mayor autoestima y el desarrollo
pleno de una identidad femenina positiva, hay apreciación de todas las mujeres, se
aprecian (sic) a los hombres selectivamente y se aprecian (sic) otros grupos minoritarios,
según apunta Torres, que ejemplifica con “A veces” (17). La última sección representa
la quinta etapa: articulación sinergética, apreciación y sentimientos de experiencias
compartidas; un pluralismo. La autora se distancia para definirse y se rebela ante su
condición de mujer que quiere sólo ser humana. (“Mi noche oscura”, 18).

En Mujer entre perro y lobo, sobresalen dos textos que evidencian los niveles de
superación logrados por la autora. Aunque extensos, logró sostener la tensión poética
hasta el final. Ellos son: “Del amor y desamor” y “Mi noche oscura” (noventa y
cientosetentiséis versos respectivamente). El primero explaya una serie de
consideraciones en tomo al deterioro y muerte del amor. Cada estrofa principia con
una pregunta y cierra con la indicación de la lenta carcoma que roe lo que una vez fue
hermoso: ¿Adonde va el amor después del amor?/ (...) ¿Adonde se va la pasión?/
Ahora sólo quedan retazos/ de suspiros alados/ un cierto olor a flores ajadas.// (...)
¿Adonde está la alquimia/ que un día demostrara/ que cualquier lugar y fecha/ era
buena (sic) para amarse? Luego, el señalamiento de los obstáculos que impiden
deshacer las cadenas onerosas: Ahora sólo queda cansancio, ratina/ un cuerpo que
se parte porque nunca digas no/para que la familia y sociedad/ propiedad privada y
religión.- no sufran una crisis/ y se les caiga el dedo acusador.// (...) Excusas más
excusas repetidas/ ...por la niña, por el niño, por los hijos,/ por la casa, por mi
madre, por tu padre/ por el carro, por el cheque, el qué dirán...'/ el miedo a la
soledad, a comenzar de nuevo/ al amor después del amor. (23-26; lo subrayado, en
cursiva en el original). La reiteración anafórica remarca el incidir cotidiano en los
mismos patrones de conducta.

Punto nodal es “Mi noche oscura”. La velada alusión a San Juan de la Cruz le imprime
un cierto matiz sacro, trascendente. Un poema que, aunque no lo deja de lado, rebasa
el tema feminista y plantea un problema existencial de carácter teológico general: el
de las relaciones de la persona con la divinidad. Elvir traza el itinerario de las distintas
etapas (la noche oscura) por las que ella tuvo que pasar en la solución del conflicto
Dios-ser humano. Con versos de gran calado, dice: Llevo horas, siglos, siete vidas/
queriendo decirte lo que mi alma sentía/(...) Poco a poco me enseñaron a temerte/—•

71?
H»l»n Umofle

miedo, rechazo, huí sin avisarte--/eras llantas, fuego calcinante/furia incontrolable,


infierno incandescente/ Saturno devorando a sus hijos./ (...) Parecías un político
atroz// f. I dios agazapado/(...) que excomulgaba a la adúltera/que acechaba mis
pasos, mis gestos ton vertía en pecado mis rebeldías/ lomaba apuntes de ellas en un
libro clasificado/ cual vil consejero, director de escuela/ colegio o máximas casas de
estudio./Tenias el rostro de un policía perverso/de unjefe de escuadrón de la muerte.
De refilón, despunta el tenia político: el señalamiento de las prácticas represivas durante
la época en la que se implante» la Doctrina de la Seguridad Nacional.

El reclamo se hace contundente cuando, en una especie de juego paradójico, apunta:


Tu creación era un desastre/ me habías hecho carne/y era prohibido sentir/ me habías
hecho mente/ y era prohibido pensar/ me habías dado voz/ y era prohibido hablar/
(...) me habías hecho libre/y era prohibido soñar./ Tu creación era patética/y mi
noche, la más oscura de mis noches. En esta sección, la denuncia de las prácticas
coercitivas, aún siendo indiscriminada, posee matices que apuntan directamente a las
que se le aplican a la mujer en función de género. El poema, pues, no se desvincula
del resto del poemario. Al contrario, como dice la Dra. Angela Muñoz Fernández en
la nota de la segunda carátula, le da sentido total. Pero, como a Saulo de Tarso, la
noche oscura fue superada cuando llegó el momento de la iluminación. El milagro lo
operó una conjugación de factores: el encuentro con la poesía; el sentido h^ionista
de asumir la vida y la mirada humanizada y comprensiva sobre el mundo: Pero cuando
se ha conocido el placer/ya no se puede volver atrás/ más que para ir en pos de su
deleite.// (...) Te asomaste en la poesía/ (...) Te he mirado a los ojos/en el niño de la
calle con su bolsita pega/33 en la carita pálida de la niña que sobra/ en el coraje de
la mujer del canasto en la cabeza/que pregona su estribillo de verdura yfruta fresca
Dios, en todo. En apoteósica confesión de fe, asumiendo la forma de todos los seres.
Pero, la aceptación de la divinidad no implica dejar de cuestionar: Me has mirado a
los ojos/ sabes muy bien/ que no puedes esperar de mi lo contrario/ siguen saltando
en mi costal/ preguntas inconfesables/ interrogantes sin contestar./ Hasta cuándi
libros apócrifos, intolerancia/ ríos de sangre, leyes injustas/ mujeres violadas, botin
de guerra/ señores del mundo, señores de Afganistán. Entre otros aspectos, el
señalamiento de la manipulación religiosa. Para finalizar, la autora le pide a Dios que.
así como ella lo ha aceptado (en la imperfección de su creación evidenciada en tanta

” Apócope de la palabra “pegamento", sustancia que, para drogarse, inhalan los


ñiños de la calle.

720
Le pelotero iluminoáo

injusticia), él también la acepte tal como ella es. El máximo esquema patriarcal de la
sociedad se ha roto por la exigencia de tratamiento igualitario entre ella y Dios. Además,
para obviar dudas —conectando con la restante temática del libro— el yo poético
ratifica que ha aprendido a respetarse y valorarse: no me dejes caer en la tentación '
de perder este híbrido/ cruce de ingenuidad, rebeldía y fe/ con el que he aprendido a
reconciliarme/ con tu ser del todo y de la nada./Amén. (75-81). El verso final enfatiza
el sentido religioso, de unión con Dios dado al poema.

Patricia Mackav

Patricia Mackay A. (San Pedro Sula, 1966) escribió Sentires de mujer (2002), libro
de factura heterogénea en el que conviven los hallazgos expresivos y los versos
insulsos. En él prevalece un propósito de definición de sí misma a la luz de una teoría
de género. En “Tertulia sentimental”, la autora expone su propósito al escribir: las
letras hacen las veces de memoria (Mackay, 2002: 18). Mediante ellas anhela atrapar
sensaciones,/de mundo interno,/ de capullo adormecido a punto de reventar,/ (...) y
se devela poco a poco/ a la mujer; mujer que respira su tiempo, ' en armonía con el
universo,,' dispuesta a la experiencia de la vida/con sosiego,/ con verdad,/ enamorada
de la natura,/ enamorada de ser' en equilibrio,/ con la química compleja/ de vapores
incluidos en capullo adormecido/ que le visten de realidad y de mágica esperanza./
pasando al atardecer (“Capullo adormecido”, 21). Mujer, pues, latiendo al pulso de
su tiempo' l.o veo todo (...) lo más sublime,/ lo más brutal.' el heroísmo, la
calamidad,/ el regalo de la lluvia,/la sombra corrupta de la ignorancia./y lo inhumano
de la pobreza, soy capaz de percibir la pequenez de una urbe,/ Y (sic) lo colosal del
retrato de una virgen en un grano de arroz (“Sentada aquí”, 23). Un puntual juego
antitético y paradójico Captando esencias, lo grande puede ser infimo y lo pequeño
entrañar grandeza infinita.

En “Hoy es uno de esos dias”, la realidad revela su rudeza: La mala ventura premonitoria
so salto (sic) la varda, (sic)/ se me atascó la razón,/me mastico (sic)34 la ignominia, al
ñateo y al violador,/ en cada bocado al desayunar.// Hoy es uno de esos días,/ en que
formalmente protesta el corazón.../ Quisiera tener un 'organge glo'/ [¿iluminación?,

14 Por contexto, pensar, os que el verso sólo adquiere sentido con la preposición “a** la
cual fue omitida: me mastico a... Probable alusión a las malas noticias divulgadas
por la prensa cotidiana.

721
K»lrn Unaíe

, aura ;poder0] para borrar al maldito, a ¡a guerra. al hambre./para limpiarle la cara


a la humaridad. 'para que la niñez del mundo/no quiera vomitar su herencia/y no se
canse de vivir antes de crecer... (25-26). No es fácil vivir. Cada quien lleva su mundo a
cuestas Evocando la antigua figura mítica, en “Atlas”. Mackay extema su queja: Pesadas
cargas./ irritante granizo./ aludes de llanto y de dolor soporto./ si. (sic)/ y el atlas se
está cansandoj7 (...) Pero el instinto vital entre desastre y desastre se fortalece./ mi
humana resiste y se transforma./y el atlas se reacomoda/se está ajustando.// (...) y la
vida es la vida,/el atlas sigue en pie,/ con capacidad de afrontarlo todo, resciliente. [¿?]/
míticamente indomable y presente. (29-30).

Los textos comentados pertenecen a la primera sección del libro, acertadamente


titulada “Cotidianidad”. En “De Eros” y “Phcnix”. segunda y tercera partes, la calidad
decae. Especialmente en los poemas de amor, el lenguaje se ciñe a formas sumamente
gastadas en la expresión sentimental.25 El último poema vuelve a ciertos niveles de
calidad; valora la existencia en general; expresa el gozo de vivir y, sobre todo, evidencia
solidaridad de genero y gozosa aceptación de si: Trabajar,/pagar la renta./correr con
el díafes sencillamente glorioso.// El solo respirar,/ ver por la ventana./ oler el pan
por lo mañana/y el intercambiar un tierno abrazo,/ hace que todo valga la pena./
que el existir./ algo tan natural,/ se vuelva un privilegio./ un gozo tan cotidiano.//
Fabulosa es esta sensación recien (sic) ahora tan mía./ ser tan común./ una más de
las mujeres/ que caminan,/que duermen./y que sueñan,/con un mañana mejor;/con
la pareja ideal. (57-58). Se revela la presencia de una voz muy dueña de si, aunque
con un arduo camino por andar para conquistar una plena solvencia expresiva.

Leonel Alvarado

Leonel Alvarado (San Jerónimo, Copan, 1967) ha publicado Casa vacia (1991) y El
reino de la zarza (1993).26 Con relación al primer libro, con trescientos dieciseis
versos, constituye un sólo poema. Por esta razón, prescinde incluso, de una serie

K Por ejemplo: Oh cielo/ ternura y sueño/ tú eres mi idea del día/ mi idea de noche. ' mi
idea de amor. .. (40); En mi vida y en mi erotismo/te quiero con elegancia y furor/deseo
recorrer tu cuerpo con mis besos/y que sientas el ritmo de mi respiración... (48)
* Un fragmento de El reino de la zarza se dio a conocer en 18 Conejo del cual, según
me informó verbalmente, lo tomó Salvador Madrid para incluirlo en La hora siguiente
poesía emergente de Honduras (1988-2004) Dado que esta antología fue publicada
en 2005, rebasa los limites de nuestro trabajo.

112
La palobio ilw»trabe

numérica que separe los diferentes textos, según advierte el autor en la introducción
El titulo alude a la poesía, tema central que se define, con mayor precisión, en la
primera sección.

Para Alvarado, el quehacer poético ostenta una cualidad dialéctica. El poeta elabora la
poesía y, a la vez, ésta labra los rasgos de aquél: construyo la casa/ y la casa me
construye/ al edificar sus paredes voy descubriendo/ mi rostro, llego a mis ojos.' y la
casa/se ilumina/descubro mi boca/y la casa/ sonríe/ termino mi rostro, y la casa se
habita (Alvarado, 1991: s. p.). La poesía es fuerza poderosa y la relación que con ella
se establece es intima, personal e intransferible: una música extraña fluye- de sus
paredes/ inunda la estancia/ se adueña de mi cuerpo, (...) el tamaño de ¡a casa es
infinito/ (quizá no tiene tamaño)/ no conozco su centro/ sólo/ su ahora- el pequeñísimo
espacio que piso. No es fácil lidiar con ella. Alvarado lo consigna: habito/ la casa,
como un/ indefenso/pez.que desconoce/y teme/los/ limites, dé su jaula.-/ (...) casa
edificada sobre el abismo/' vértigo/ al abrir la puerta. El imperio de la poesía es casi
absoluto. Sin embargo, el poeta insinúa la fuerza —el poderío— que ejerce la mujer,
quizá metáfora de la poesía: mi única compañía/ una luciérnaga enjaulada- a veces
se ilumina v tiene cara de mujer/por la noche cubro la (aula y a través del ligero
manto.’ puedo ver en interminables ráfagas, de luz su desnudo, perfil. Y más adelante
agrega; a veces, olvido las libros y la pluma, y me cuelo/ en su jaula. A la mujer (la
luciérnaga), se le concede autonomía de vuelo: en esta casa. ella es la única/libre. Al
finalizar la primera parte, cuando la casa se cierra sobre/ si misma, sólo queda un
pequeño espacio en el que apenas cabe/ el mínimo ojo encendido-' de. la/ luciérnaga.
Mis subrayados hacen hincapié en versos bisílabos que, por la necesaria pausa final
del verso, rompen la eufonía.

En la segunda sección. más que el encuentro con la poesía, se valida su búsqueda:


levanto palabras como piedras/ y no la encuentro pongo de espaldas la sombra
haga anagramas con su nombre (...) y nadie sabe de ella./ lo único que se ha oído en
él barrio/ es el rumor de Un poeta/ que por perder el tiempo/en sombras anagramas
y nombres/ olvidó mirar a unos pasos de sus ojos// (...) secretamente/ espero no
encontrarte en ningún rincón para seguir buscando). Probablemente, el vulgo, el
común de los mortales, no se explique por qué tanto esfuerzo. El cuestionamiento y
la res itsta se formulan: piensa el lector:/ por qué echar a pender tanta página/
enormemente blanca/ poi unas ci utas líneas, el macho de la mantis entrega su

M M41
Helen limarte

vida —materia comes tibie— por un brevísimo/ acto de amor. La poesía, pues, como
respuesta amorosa frente a la vida, aunque, con ella, sobrevenga el trágico destino del
insecto emblemático. Alvarado introduce, pues, el tema de la muerte. Quizá la poesía
sea una de las formas de superarla, trascenderla o aceptarla: la poesía es entonces
sólo un pretexta, un vano intento de darle forma/ a lo absurdamente irremediable.
Una expresión directa y efectiva, acorde con la claridad conceptual que la sustenta.

FRANCtSCO BaRRALAGA

Francisco Barralaga (Campamento, Olancho, 1967) escribió Memoria del adiós y la


muerte (1994); La morada del solo (Poemas del insomnio) (1997) y Poemas
húmedos (2002), libros con dos estilos diferentes.

Memoria del adiós y la muerte


En los treinta poemas de este libro, el autor prescinde, en alto grado, de las reglas de
la sintaxis gramatical; instituye, también, una semántica propia que comporta una
gran dosis de hermetismo. Mediante las disonancias que lo anterior implica, se reproduce
la ambigüedad de sentimientos (amor-odio) provocada por la relación con una mujer.
Memoria del adiós y la muerte, como su nombre anuncia, recrea los sentimientos de
pérdida por un amor que naufragó. Sin embargo, la pasión todavía alienta en algún
lugar recóndito del yo. Por esta razón, se vuelve a ella. Inclusive, se anulaba separación
entre el tú y el yo: Toda la vida me duró este hoy/muchacha que vienes de mi cuerpo.
/ Te asomas como un seno y tiemblas/ violento tu urgencia7 corro y te digo mi presencia,
me mido en ta cuerpo y respiro// transeúnte en vos que soy (Barralaga. 1994: 18);
Cielos doblándose en tus ojos/ no soy el nombre para tu soledad/'pero soy tuyo para
que seas vos// (...) )b el que me tengo/ puedo despertar y conocerte/ alojarme en vos
como un espejo// Cierras los ojos y tiemblas tu olvido/acampo en tu cuerpo, entonces
soy cierto. (20); soy tuyo para pertenecerme// (...) Ayúdame a esta muerte de
esconderme/ sólo para vos me necesito (21); No me definas como un tiempo/ sólo
como soy vendré de vos//Si se jijan bien/ me encontrarán en tu cuerpo (22); Volver­
en vos cuando no me conocía/ amanecer desde tu cuerpo/apagar la mirada y seguí:
vivo// Un día cualquiera debernos la vida// Mi sexo de canto y pan. ' una casa en fia
para tu edad (23). La fusión de personalidades. La anulación del yo, sacrificado en c'
altar del tú.

724

¿Efe
la palabra iluminada

Pero la voz poética sabe que, en parte, esa mujer, fue producto de su deseo: Afo darás
corazón para mi cuerpo/no arreglarás la cama ni mi suerte// Desordenaré la memoria/
no me preguntes si me queda el hombre// (...) Tu entrega no me ocupa/ tuve que
inventarte para que fueras posible (30). De ahí, los versos que anuncian la
desintegración de la pasión: Llegas a mi nombre/ tuyo pero ya no soy vos/fui el que
queda/ soy más nuevo y el adiós se acerca (40). Un punto más: la mujer concreta
asume la representación de todo el género: No podrás jugar con mi presente' cerraré
mi cuerpo/ no importa si ya no eres única// Estoy solo y no tienes nombre/ hablo de
vos y eres general// Llevo el día lejano y sencillo/ a veces termina/ tu adiós es de mi
cuerpo// Estoy igualmente distinto/ te odio casi siempre/ y me temo en los espejos
(11). Un uso de la lengua cercano a lo conversacional que acude, con frecuencia, a la
paradoja y al juego de palabras.

“Nota para vos”, el poema inicial, al prescindir de las normas gramaticales, recuerda
la técnica del monólogo interior. En él, Barralaga muestra su voluntad de independencia
lingüística y la necesidad de encontrar su identidad. El amor es la clave de esa búsqueda.
Su concreción: el poemario mismo. Sin embargo, la reiteración temática y la
uniformidad en el estilo (unido a lo extenso de los versos) crean una peligrosa lira
monocorde

La moradq del solo (Poemas del insomnio)


En La morada del solo. la casa que se habita es la mujer o, mejor, el amor, sentimiento
que se absoluta» como principio rector de la existencia: Desde el silencio en que
tropiezan mis ojas/ deberías ayudarme/darme un cuarto en alguna pane de tu cuerpo/
y dejarme a dormir tumo a tu nombre. (“Destinataria”, Barralaga, 1997: 7); De sobado
(sic) a Jueves (sic) tengo los caminos calzados en tu pie. (“Disculpo la soledad todos
los viernes”, Ib).

La relación con el otro confiere sentido al transcurrir del tiempo. De ahí, la persistente
mención de símbolos como el reloj o ios días de la semana; Tu presencia es un reloj/
Ctnndo abandono la vida en la almohada/y el infinito es una parte de tu cuerpo.//
(... a noche es una espera a la que he de llegar- a tu secreto en blanco./ No dejes
afuera nuestra separación/ que tu soledad y mi soledad se hagan compañía.//
Lentamente me despiertas/ así tomo me haces falta hasta la muerte./ Fíxs de Lunes
(sic) a Domingo (sic). (“Mi semana inmediata”, 3); Un día cualquiera/ o más tarde/

725
H»ltn Umoflo

encuentres que a tu paso lo atrapó el reloj/y amaneces con la noche en el espejo./En


una esquina hacia cualquier parte/ te abras (sic) olvidado de buscar tu nombre/
encerrado en tu traje como un barco de papel./ (...) La soledad te vendrá del
pensamiento/ ) de cada lunes por la vida / (...) El tiempo sólo es una rutina para
vivir./ Vivir a tiempo. (“La vida cambia en el espejo”, 13).

Pero no todo se reduce a la verbalización del sentimiento amoroso. “La enfermedad es


una razón a tiempo” apunta hacia consideraciones generales relacionadas con la vida y
con la muerte: Para seguir siendo los de siempre/ debemos levantarnos desde los
pulmones/ la boca/ el estómago y los ecos de la vida./ Hacer la fresca sonrisa de los
árboles.' los planes de mañana/ la cosecha de la vida./ Que (sic) importa el abrazo
enfermo de la cama/las sopas más tristes/y la ternura a punto de la muerte.//Estamos
vivos/ como pensamientos/ y no le haremos falta al tiempo./ Desde la cama basta
cerrar los ojos/ quedarnos vacíos/y fingir que no nos importa morir.// El sueño de la
muerte nos ocupa la vida. (25). De nuevo, un libro de gran frondosidad verbal.

Poemas húmedos
Poemas húmedos está conformado por tres poemas extensos. “El sueño” y “La
fiesta” celebran el amor. “Los escombros” enfoca la disolución de la relación de
pareja, pero recalca la persistencia de la pasión.

Aunque incide en los tópicos comunes a los cantos de amor, hay más atrevimiento
* ♦
expresivo. Las alusiones al acto sexual o al cuerpo humano son explícitas: Tenes
mariposas y nubes en tus manos/ cuando tus dedos se esconden bajo mi vientre. y
levantan mi sangre como un hechizo/hasta que el segundo último/atrapa la transparente
alegría de mi desnudez/y el secreto de mi llanto se derrama en tus manos.// En tu
sexo/ se nace al destino de morir/y al ensayo de vivir.//En tu sexo/ la vida se une coi
la muerte.// En tu húmedo abrazo/ mi sangre/ se quiebra sobre el Sur de tu pubis.
Para tu húmedo paréntesis/mi lengua es un signo de admiración/ que se sube a vos
como una serpiente.//Estoy del lado de la buena suerte/en tu rincón húmedo. ("La
fiesta”, Barralaga, 2002: 28-29).27

“Los escombros” alude a la autocomplacencia sexual: Tenía necesidad de vos/por


eso tuve que hacerte el amor/ en tu ausencia.// Amanecí con tu nombre/ como una

27 El empleo del adjetivo húmedo, a nuestro juicio, es excesivo.

726
La palabra iluminada

rosa hecha lágrimas/ sobre mi vientre./ Tenia necesidad de vos/ por eso tuve que
hacerte el amor/ en tu ausencia.// (...) Cierro los ojos/y a puro recuerdo/ te hago el
amor desde mi soledad.// (...) en la emergencia de mi sangre/ aspiro' la fiesta húmeda
de tu rosa profunda.// Solo/ lejanamente solo/ tu nombre es una gota violenta'' que se
derrama,/ dulcemente/ sobre mis/ manos. (47-48). Gracias al juego de imágenes se
alcanza decoro en el tratamiento del tema.

Estilísticamente, Poemas húmedos se aparta de los libros precedentes; opta por una
expresión más sencilla, acoplada a la racionalidad del discurso, tal como vimos en los
fragmentos citados. Sus tres composiciones son extensas. “La fiesta", cuatrocientos
versos; “Los escombros”, doscientos y “El sueño", alrededor de ciento setenta. Dado
que es un discurso monotemático, en algunos momentos, sentimos el lastre del exceso
lingüístico.

Juan Carlos Caffoll

Juan Carlos Caffol (Olanchito, 1967), en Discurso de la soledad (2002), entrega


cincuenta textos; breves, ía mayoría. La vida se contempla con actitud de
distanciamiento Como si el tema abordado no le concerniera a la voz poética. De ahí,
el tono de objetividad que las composiciones adquieren L.a postura personal sólo se
trasluce leyendo entrelineas o desprendiéndola de la sobriedad de la imagen o de la
metáfora. En “Hasta la muerte”, la idea de ésta únicamente se sugiere o insinúa; Más
allá está el puente- j corren las aguas del río./ Los amigos de siempre/ vienen hasta
el galpón del patio,/para mirar con ternura/ el tiesto que florece/ en el alféizar de su
ventana ./ Y una sombra cruza entre los árboles/agitando suavemente las ramas de
un ovo./cuando se marcha sonriendo/para si. (Caffoll, 2002: 19). Similar satisfacción
percibimos en 'La maravillosa mariposa Disney” cuyo título remite al mundo del
conocido productor de cine: La vida fue dura y buena,/ con miniaturas de coral/ de
pálidas alas blancas,/y en sus alas,/ palpita con angustia/ el viento solitario. (9).
Quizá un texto balance: a manera de recuento sintético de las bondades y adversidades
cotidianas.

La apare »ie abstracción del yo se observa en “El desierto de Sonora”, “Los cañones
del fuer» . “Cuarto y último viaje" y otros. Son poemas descriptivos o que parten de
una breve anécdota. A manera de estampas, aparecen como instantáneas de situaciones
congeladas en el tiempo “En los campos de petróleo” —copiado en forma íntegra—’
Hel«n Umoflo

leemos: En los campos de petróleo,/bajo el cielo de Tabasco/ defuego y hollín, (sic)/


el suelo arcilloso/ talla figuras al sol,/y la noche/ agita con sus abanicos,/el humor
de los platanares. (10). El mensaje ecológico no es obvio, pero es certero. Pareciera
que el hombre —el yo poético— se hubiera esfumado. “El barco hundido de juguete”
quizá pueda tomarse como una alegoría de la vida humana. Trascripto en forma
completa, dice: En el fondo de la pecera/ con la quilla destrozada,/ reposa en un
valle eterno/ un galeón./ una nave de guerra/sobre arena artificial./ Y los pececillos
de colores/ que asoman por las claraboyas/ desconocen el sabor de la sal. (36).
Logrado apunte sobre lo inauténtico o artificial.

Ni la mujer ni el amor ocupan espacio en el poemario. Una de las excepciones es


“Cuerpo” en el cual la alusión femenina sólo se advierte al relacionar el texto con el
título, que realiza una verdadera labor de anclaje con relación al sentido: Sé que hay/
húmedos valles/ de extensa vegetación,/ montes/ de humores calurosos,/ anchas
estepas,/ cauces/ que buscamos ciegamente/ en oscuras grutas sin fondo./ Pero sé
también/ de un estrecho fin de mundo/ donde confluyen todas las cosas. (50).
Satisfactorio manejo del plano alegórico.

Hay capacidad imaginativa. En “El monaguillo de la iglesia de San Jorge de Olanchito”,


con cierta aplicación de lo real maravilloso, tan extendido en la narrativa
latinoamericana, dice: Legiones de ángeles deyeso/lo seguían hasta el campanario,
o escapaban flotando/ sobre los tejados./ Un día de lluvia o de sol,/ el halo de su
mano/ llamó a misa,/ una liturgia de sombras,/y olor a sumo de flores. (20). Entre
otras, la obra comporta reflexiones en tomo al tiempo (“Sobre la nostalgia”, “Milenio”)
la muerte (el excelente “Jim Morrison”) y la soledad (“Discurso de la soledad”).

Samuel Trigueros

Samuel Trigueros (1967), en El trapecista de adobe y neón (1992), adamas de varios


trabajos narrativos, incluyó siete poemas.28 Con relación a dicha obra, la muerte,
nada, el tiempo y la sensación de vacío, son ideas constantes. En “Ceremonia”, texto
cuyo nombre alude a una especie de condición sacra del tiempo, los versos, adema.'
de acertar en la factura de imágenes, revelan un constante inquirir sobre un:

28 En la antología de Salvador Madrid se indica que, en 2004, Trigueros publicó Animal


de ritos (Madrid, 2005: 273). En agosto de 2005, Trigueros nos informó que la
editorial no había entregado el poemario.

728

■mUfl
lo palabra iluminada

problemática existencial: hay máscaras que crecen/prodigiosamente en nuestros gestos/


y palabras/ que no hallan su música perdida./ Todo es vanidad./ La roca existe por
ser roca/y el velo cubre la ausencia de las cosas./ Todo, cortado a tajo, cae en el
pasado/ sin saber de dónde vino/ ni cómo fue./ Las horas pasan. La vida pasa/y en
nuestras manos/ sólo un polvo gris, antiguo y doloroso/ reinicia el rito y cierra la
jornada. (Trigueros, 1992:18). En gran condensación semántica, detectamos alusiones
a la falta de autenticidad; al extravío de lo esencial; al desconocimiento de lo que
verdaderamente vale o importa; a lo transitorio o rutinario de la existencia; ai transcurrir
del tiempo y a la llegada inexorable de la muerte.

La muerte es el gran tema. En “El fusilado”, el yo poético corresponde al de un


hombre a punto de morir: espero,/ vertical como un ángel contra el estallido,/ la
descarga;/el leve murmullo con que avanza,/como un insecto de sombra./ la indemne
frontera de la noche. (43). En “La hora convocada”, la vida se visualiza como lenta
agonía: Más que nuestro cansancio, nos desgasta/ el avance del tiempo en nuestra
carne:/ vivimos muriendo,/ veinte o setenta años./ La muerte/ a ratos afila su fría
dentellada./ En veinte o setenta años/ la perfecciona.../y de golpe la suaviza. (35).
En pocos versos, una reflexión cargada de sugerencias y lecciones sobre el nunca
agotado tema de la relación vida-muerte.

En “La armadura de neón”, las referencias minuciosas a un cuadro del pintor Armando
Lata, le restan universalidad. Sin embargo, encontramos unos versos que recuerdan
la capacidad del arte de reflejar la realidad y de golpear, con ello, al receptor: ¿Qué es
esto? ¿una (sic) pintura,/ un rostro, un espejo?/ ¿es (sic) la armadura del metálico
guantelete' cuya bofetada esperamos/para volver a la realidad que soñamos? (57).
Trigueros capta esencias y sabe expresarlas.

César Rodríguez Indiano

César Rodríguez Indiano (1967) ha escrito El poder del harapo( 1997) y Altar de los
humanos (2004), obras que muestran una insistente necesidad de reafírmación
personal.

£/ poder del harapo


Elpoder del harapo, un libro cuyo signo —tal como el título anuncia — es lo paradójico
y contradictorio. La agresividad tiñe buena parte de los versos. Temáticamente, la

72*
Helen Umoflo

faceta mis destacada es la necesidad de afirmación personal. Por parte del yo, existe
interés de mostrar quién es; qué piensa; cuál es su sentir más hondo, etc. Dicha
intención se perfila desde el poema inicial: Mis pasos no son grandes porque abarcan
millas sino/poi que van precisos// Tampoco mifortuna es mucha porque tenga bienes/
sino porque el mal no me distrae// El tiempo no es un conflicto para mi/ los años que
he de vivir me bastan para esperar la muerte/haciendo lo que quiero, (...)// Me volví
sencillo a fuerza de milagros/ bastó un poco de higiene en mis axilas para hallar mis
alas (Rodríguez, 1997:9). La autoevaluación abunda en aspectos positivos: serenidad,
equilibrio, ecuanimidad, aceptación de lo que las circunstancias imponen y capacidad
de vuelo autónomo. El poema final, a manera de balance, expresa ese haz conceptual:
Cómo flamea mi barrilete volado desde esta cumbre/ qué ostentosa su cola y su
vuelo/ ay pero qué ondulante/ (...) aqui tienen al maniobrante, soltando hilo por
etapas/hallando a su modo el cielo (76). Otros ejemplos: Cómo voy a creer que Dios
puso manos en mí para pedir/ han de ser la hoz que madruga a los trigales/ han de
ser parras abundantes que se derraman en todo/precipicio// Los mensajes de mi voz
cuando soy cierto/ llegan a rumor de lo infinito/ (...) nada está en mí añadido o
descompuesto/ soy átomos y uñas, pupilas y nostalgia, ni para dormir/ soy distraído
y cuando despierto/ la tierra no me alcanza para continuar lo que persigo// (...)
Cómo voy a permitir que mi corazón renuncie a ser perfecto (63-64); Nunca mi
corazón les ha llegado con demora/ siempre he contado, con las palabras/ para
proyectar el evangelio de mi sangre// no le indulto trabas al idioma, no puede el rio/
excusarse en la dureza de las piedras para ocultar/su fondo cristalino//segó (sic) en
mi fondo todo lo que digo/ lo mismo siendo arroz como veneno (73).

Versos que rebosan autosatisfacción. En contraste, la contrapartida social es adversa.


Varias veces se reitera un símbolo: el de la prisión. En el poema “31" —citado
íntegramente— confluyen los aspectos comentados: He sido repetitivo en el decir,
constante para amar/ inútil para odiar, insistente de vivir// si acepté ir preso fue
porque no pude hallar el modo/ de renunciar a mis puñales// Los (sic) barrotes que
me encierran son mohosos/ normalmente los búhos me visitan, me recitan las noticias/
a cambio de una rata que yo expulso de mi celda// mi condena me va apartando del
deseo/ si al salir los dias duran lo mismo, tendré tiempo/para fabricarme un ataúd
de muchas ventanas ypaisajes. (66). La mordacidad léxica sugiere un violento rechazo
a determinado tipo de personas. De ahí que el yo busque aislarse en el féretro simbólico.

730
Lo palabra ilummodo

En “30”, la situación existencial se revela en términos de depresión y aniquilamiento


anímico: el mismo universo es una jaula/ (...) Jamás logro aplacar mis depresiones/
en el primer impulso de mi encierro (65; cf. 10, 22, 35, 48). En otras palabras, junto
a poemas que trasudan satisfecha aceptación de si, hay otros en los cuales el yo, con
relación al entorno social, se visualiza en condición de prisionero. Inclusive, como
imagen equivalente, en “4”, se coloca en situación de muerte: Soy el funeral que
caigan las hormigas/ (...) el odio, al cual debo mi fama/ lo heredo a los delfines//
(...) vuelvo a mis astros subterráneos, a retomar mis pájaros nocturnos/ a mi vieja
guerra de gusanos,/retorno a mi polvo sustancial... (16). Si recordamos que el autor
ha hablado de veneno, de no poder renunciar a los puñales y de devolver una rata,
concluimos que el cuadro destila agresividad. Además, especifica a quiénes va dirigido
el estilete verbal: Mañana mi odio dejará de ser inédito.../pondré mis látigos en agua
para aporrear todos (sic) los mercaderes/que encuentre en la avenida (22). Asimismo,
ubica al tipo de seres con los cuales se relaciona: Aquí va de toda suerte mi carruaje
sobre un esqueleto aplaudido/por asnos y trémulas alondras (55).

El contexto da píe para pensar que, entre esas alondras, está la figura femenina,
receptora implícita de varios poemas: Necesito que no te vayas de mi lado/ que me
digas el secreto de tus ojos y que infrinjas en mi nombre/ las leyes de tu ropa y tu
temor. ..(12); Disculpa que repane tanto en tus piernas/es que ellas son el instrumento
de mi avance y el argumento de mi fe// Perdona que no pueda disimular mi ajición
por tus pechos es que son ¡os manantiales mejor ubicados/ en la travesía que me
toca desafiar/ Disculpa (sic) que en cada amanecer mis manos estrujen tus corpinos
(15); revolquémonos en las arenas sucias de los mares oxidados/ sean las piedras
nuestras amapolas/ yo te pensaré diosa para mis adentros vos hocé lo propio/ tembló
sedienta cuando nu cálido abrazo/ torpemente te envuelva (18); Ib te amo locamente
aunque tú ni siquiera lo percibas (46). Los poemas de amor son la parte más débil del
libro.

En la relación con la mujer, el yo está imbuido de un sentido de superioridad. Se tiene


y se ejerce poder sobre ella. A esto, entre otras posibilidades, alude el titulo del libro:
Aún con mis ropas rotas (harapos) he sabido hacerte feliz/ (...) Eras virgen hasta que
nu savia le convirtió en diosa. Yo vaticiné tu dicha cuando te decía/ (a pesar de tu
desdén) que mis harapos eran mi precio (23). “El poder del harapo” equivale al dominio

731
Htitn Umoflo

que emana del atractivo, de la fuerza, de la virilidad. El semen convierte en diosa...


Subyace pues, la violencia que entraña todo machismo.

Abundan los textos que traducen una fuerte pugna o crisis de pareja. Siempre, la voz
dominante le corresponde al hombre. Éste es el maestro. Reprocha y traza caminos:
Porque nunca aprobé tu tendencia hacia los fangos/ porque te desnudé los ídolos,
porque dije muy cerca de tu oido/ verdades implacables, porquefui mudo de piropos/y
riguroso de reclamos/ (...) Porque en el fondo seguí siendo el sirviente predilecto/ de
mis sueños, son entre otras, algunas razones/por las cuales me dejaste... (56-57); toda
tu belleza no consigue distraerme del dolor,/siempre regreso a mi reclamo elemental de
serperfectos... (59); pero alfinal eras mujer, sucumbiste en mi universo/y me aburriste/
con tu cielo de cometas rutinarios y opacos (75).24 Versos que no requieren de exégesis.
La factura de £7poder de! harapo es irregular. Junto a versos contundentes y precisos
en los que el idioma adquiere vida, conviven otros de escasa expresividad.

Altar de los humanos


Esta obra reitera tópicos observados en el libro anterior. Tal, la necesidad imperiosa
de definirse y afirmar la personalidad por parte del autor. Los títulos en donde explícita
su manera de ser son varios. “Confusión de criba y de plato”: yo he sido un poeta
amado por mis lectores/ un poeta de corazón bueno/ alguien que hace
* labores
conmutativas extrayendo/perfume de las espigas/y llevando la magia de mis retablos
por villas y sementeras (Rodríguez Indiano, 2004: 11). “Estas Preguntas no deberán
hacerme nunca”: ¿Que a qué me dedico y que qué gano/ con este oficio de tormentas
y marismas?/ (...) ¿que qué fue de mis modales/ y de aquella sumisa actitud de
hombre resignado?/ que (sic) yo siempre he de contestar lo de siempre// mi vida
muerde elfuego para abrazar la fe/soy confeso de esta era y elegido de las alturas
por obra de la palabra: mi sombra galopa regiones/ como e! liquido alfabeto de un
idioma liviano/ la oración es mi dominio, hallo cal en su sonido/ v bramidos en su
enredo, saco chispas de los verbos/y encuentro consignas para que griten los muertos
(14). “Madera a la intemperie”: Mi yo/ es tierra vertical que no molesta/ me posee un
rumor mineral de corrientes/mi esqueleto es cauce/de una liquida serpiente que sube
husta la idea y luego ¡muerde!/ (...) un celo de puñales me envenena y no obstante,
no me explico cómo cabe tanto en mi sonrisa,/ vomito toros revolcándose de furia/ i

2* Véanse, también, las pp. 20, 36, 44, 46.

732
La palabra iluminado

la gente solo (sic) dice... son poemas (47). “Terrenal y varonil”: Tengo aqui dos
palabras que me retratan,/ como las semillas, terrenal/ como el bronce amargo que
trituran los orfebres/ mediante las agruras de las estaciones, varonil/ (...) terrenal y
varonil, eh (sic) allí (sic) dos aplausos/ que levantan mi telón (60).

Pero el autor no se ve desligado de los otros y, con frecuencia, se visualiza como


intérprete o voz de los desposeídos. “Este hombre”: detrás de este cuerpo que besas
a ciegas/ hay una multitud de paisanos que aguardan su arroz/ tías encariñadas de mi
voz. mujeres que me enseñaron/ a fabricar el té de la escasez, ancianos que me
autorizaron/para divulgar el lenguaje de sus cicatrices inmortales (33). “El defensor
de los pobres”: he aqui el hombre/ de piel brillante y huesos tangibles, de oro y
harapo/ el prisionero más libre, el trovador más gigante/ el poeta simple de los
marginados/ el que jamás aprendió a escribir sobre el tul de las damiselas,/ el que
saca de la gramática del docto/ unicornios indecentes que cabalgan sobre el
despotismo/ de las brumas (59). La solidaridad es, pues, otro de los grandes temas
del libro. “El canje”, “Los que se marcharon” y “Están pobres los pobres” lo ratifican.
De nuevo, la autovaloración es hiperbólica.

Probablemente, el sentido de unión con los sectores marginales se explique en razón


de la extracción social del autor. “Infancia” —uno de sus mejores poemas— evoca
una etapa de niño-obrero: a los nueve años tuve mi primer empleo/ en una fábrica
bulliciosa de troncos muertos/ y fornidos obreros febriles que sudaban a llamas.../
ganaba dos cuarenta al día v tenia que empinarme/ para dejar las huellas de mis
pulgares en la planilla laboral (51). De similar planteamiento es “Crónica de los
constructores”. Cuando mi tío Antonio Rodríguez/ cayó de espalda (sic) sobre una
piedra de filo letal/ estaba construyendo la casa número 367 de su vida heredó el
oficio de mi abuela el severo/ (...) mi tío era hábil y siempre hedía a cementa
callado como una piedra comía la ceniza/ de su propio firmamento/ (...) aun cuando
me hice hombre/ siempre me vio como a un niño, un día antes de su casa número 36 7/
me invitó a su andamio para explicarme/ los caminos del mar; más (sic) nunca me
habló dé la muerte/jamás habló de la muerte... (35-36). Poesia conversacional en la
que, sin dramatismos, la tragedia toca fondo. El detalle de la casa, con la frialdad del
dato concreto, es un acierto. Además de indicar que se ha llevado toda una vida
consagrada al trabajo, generando plusvalía para otros, implica —sobre todo— la
ausencia de protección social para el obrero.

ni
ticien Umarta

A. la muerte también se consagran “Intransigencia de las horas y las demoras” y


“Cuando por fin”. En éste, ei autor divaga sobre su propio deceso: Cuando por fin
vengan a mi rescate/ ha liarán mis paredes repletas de inertes mariposas oscuras/ mi
único par de zapatos sumisamente oculto/como dos huellas que huyen de la aterradora
claridad,/ verán un sudario reteniendo un esqueleto/y dirán eh (sic) aquí los restos
de un poeta obstinado, he aquí los residuos calcáreos/ de una vida empeñada en
imposibles 7/ (...) aqui busqué con paciencia alguna salida hacia el mar ‘ (64).

Encontramos textos de modulación intima como Tuve amor” y “Amor”. En el primero,


confiesa: Tuve amor con una mujer de labios infinitos/ en misfebriles dedos curiosos
vo tenia la fórmula/ con que abría sus pechos para mí//yo media lentamente, mas
(sic) bien yo rasguñabas sabiamente sus pezones/y ella perdía lo negro de sus ojos/
en la nevada turbación de sus temblores (53). Se acude al poema especulativo. “La
teoría del hombre alegre”: Un hombre verdaderamente alegre/puede estar en el centro
del desierto: sin nadie/solo con la arena milenaria y los silbidos de la nada.// (...) un
hombre alegre, alegre de verdad, ama la rueca/ resucita en los crepúsculos/ se va de
los pueblos en la madrugada.''y deja esperanzas clavadas en los sercos (sic) (54).

El autor externa su propia concepción del quehacer poético. En “La poesía”, aboga
*
por la autenticidad y considera que ella es un instrumento de lucha: es del centro que
nace/ como un geranio amaneciendo/ al séptimo día de una guerra/ (...) la poesía
que yo digo no es poesía/ es furiosa daga lanzada en barlovento (45). “Muro de
alabanzas sincopado” da preeminencia a los valores de fondo: no creo en la frase
redondeada con labor de escarabajo/ ni en piojos de entelequia/ que le raspan el
lomo a las mayúsculas/ no creo en la gripe del idioma ni en quirófanos de tinta-' qa
se dice, cauterizan el tumor de las vocales/y el dolor original de los sonidos (...
poema mió/ es uno que truena sobre un huracán de sequías y miserias/ lava qu<.
rebalsa en los cañones/ misil de azúcar trastornado, escalpelo que vence las aldabas
luz que busca luz al limite del fuego/ ¡pero luz, por siempre luz! (25). Inclusive,
Rodríguez Indiano liga su poesía al destino humano. A ello aluden, tanto el titulo del
libro, como el poema “luda la gente es mía”: mi templo es con pueblos y banderas de
harapo/ mi altar es con humanos, esqueletos y mendrugos (43).

En poemas que no comentamos, el autor sigue una linea formal que conlleva un
cierto grado de hermetismo. Como otros escritores de su generación, utiliza el lenguaje
de manera muy personal y, con frecuencia, no ofrece indicios que orienten la

734
Lo poiaito ilwHinoío

decodificación. Los consideramos sus textos menos valiosos Hay, también, versos a
los que faltó mayor trabajo de esmeril. Pero, en términos generales, la obra lo confirma
como uno de los autores de mayor independencia intelectual.

Albrrto Destéphen

Alberto Destéphen (San Luis, Comayagua, 1968) escribió Raíces nocturnas (1998)
y Palabras con tierra (2002).

Raíces nocturnas
Como su nombre en alguna medida anuncia. Raíces nocturnas ofrece una visión
pesimista de la realidad. Los títulos de los poemas lo ratifican: “Cadenas”, “Hondo
silencio", “Viento fúnebre", “Sabor de la tristeza", “Rio de sombras", “Versos de
luto", etc. Todos, con la mirada vuelta hacia sí. en escarbar continuo sobre la propia
subjetividad “Monotonía”, copiado íntegramente, revela cuál es el resultado de tal
percepción: Estoy enfermo./me abate la angustia- ante el monótono movimiento de
las piezas1' v de las piedras que no gritan. ( Destéphen, 1998- 26). Versos de buena
factura que propenden hacia un uso del lenguaje dentro de los cánones de la
connotación tradicional. Lo comprobamos en otros textos en donde el tema del paraíso
perdido y también el sentido de culpa están presentes; La esperanza.' cae al vacia'No
(sic) existe escalera ai nirvana en esta dolencia que agudiza mis sentidos// Si este
punto de luz. pudiera aniquilar las vicios que heredé del paraíso perdido... (“La
celda", (15); La estrella maldice las tinieblas., cumplefunciones simples, mientras se
desvanecen tas calles, del paraíso perdido. ("Desesperanza", 39); Mudo./ cómplice
de ¡os cuchillos observo- el lento movimiento de la caída (“Espirales de humo", 19).

Como contraparte, uno que otro texto descubre la lucha personal por sobrevivir
anímicamente: Deseo el renacer de un cielo oculto que presiento. (“Oculto cielo”,
42). Pero tal actitud no prevalece. Inclusive, el amor, que podría verse como panacea,
no comporta la solución anhelada. De ahí que no exista un desbordamiento pasional.
Con frecuencia, se alza una especie de barrera entre los amantes: Eslabones vacíos/
en estos territorios sin puertas, no me dan respuesta para invadir/ la furia de tu
ternura. Si tú pudieras..., entre hilos de color/formar puentes/ que descubrieran al
animal v tálenlo/que nace cada dial enformas desconocidas. (“Formas desconocidas”,
53). Una .obria y digna manera de decir.

H5
Helen IhnoOo

Palabras can tierra


Esta obra, según anota el autor, contiene dos poemarios: “Palabras con tierra” y
“Manzanos del Edén”. En el primero, aparece el conocido tópico de considerar a la
poesia como una forma de enfrentar la realidad. En “(Ciudad del dolor)”, quizá
aludiendo a la relación poesía-realidad, leemos: Contabilizo espacio por espacio/ el
hambre./el miedo:/el terror oculto de quienes pasan//Es el mediodía de las palabras/
Cabalgo (sic) el potro salvaje./llego a losjardines de la soledad/ de donde brotan las
palabrasJ las culpas del alma:/la pureza. Se fusionan ideas de dolor, soledad, poesia,
catarsis y liberación espiritual. Confirmando tal amalgama, agrega: Atrapo metáforas/
para indagar/ la esclavitud de los planetas./ la aventura de las estrellas. Concluye
con el planteamiento de que la realidad prevalece: No son palabras mis anhelosJson
candentes deseos:/ leña/ y cenizas./ alma hirviendo./ vaciándose./ fundiéndose.
(Dcstéphcn. 2002: 18-22). En “Subasto”, la poesía se consubstancia con el yo:
Subasto.../el deseo asesino/que encierro en la escritura. (27). “Filo de la luz” evidencia
paz consigo mismo: Solvente con el corazón/ doy pasos/ El (sic) agua/ suena en mis
ojos// Vacio las palabras:/ me sumerjo/y estoy en las fronteras de la luz. (45).

La segunda parte de la obra. “Manzanos del Edén”, desde el titulo, proclama que su
objetivo es cantarle al amor. Se inicia con “Arte poética", texto cuyo nombre alude a la
perspectiva desde la cual se escribe: la honda interiorización de la realidad de la cual brota
la rosa, la obra creada. Copiado en su totalidad, dice: Mar creciendo hacia adentro./ voz
azul persiguiéndome:/ rosa/ que se abre/ como el silencio oscuro/ de los amadles. (69).
Para darle salida a la pasión amorosa se acude a la fuerza de la metáfora, del símbolo, tal
como vemos en “Manzanos del Edén”: Tu cuerpo extendido es verano:/espejismo/donde
va gravitando mi dolor (92). Se reconoce el poder del amor como fuente de conocimiento.
Por esta razón no existe condena para la mítica serpiente: Eran tu mirada y la mía.,'
alambres en el viento/donde los pájaros sostenían/ su concierto estival// No era el agua
que caía de tu boca/ ni la curva de tu vientre./donde (sic) lentamentefluía el dolor de mis
manos// Era la serpiente, la serpiente del edénJ que nos daba el secreto de Dios. (93).
Precisión en el uso de la palabra y sustancia en el concepto.

Javier Vindel

Javier Vindel (San Pedro Sula, 1968) escribió H;O (1997), libro en el que, con un
despliegue imaginativo de sabor nuevo en la poesía hondurena, la ironía, el sarcasmo

736
lo palabra liuwmoéo

y el humor se derraman a granel. El uso desenfadado del lenguaje, ajeno a las normas
constrictivas de la Academia y que. por momentos, se toma grotesco, lo singulariza.
*

La realidad y una concepción poética que. desde el plano formal, exprese los desajustes
percibidos, constituye punto focal de las preocupaciones de Vmdei. Por esta razón
descarta eufemismos. De entrada, advierte que el titulo no alude a la fórmula química
del agua, es la fórmula de una situación social en crisis: hambre elevada al cuadrado,
más opresión = álgebra cataclísmica! De ahi que cada texto revele alguna faceta de
tal binomio. “Remedida”, el poema inicial, anuncia hacia dónde se dirigen los disparos
del poeta: ¿Mi país?:/ (...) -manoseada cartografía de futbolístico plascebo (sic)/ e
hidrográfico sollozo/zopilotescofestín con antifaz de regocijo o perfil de portaciones
(Vindel. 1997: 16). “Puntos de vista” establece, sin ambages, el origen de la
problemática social: Arriba, en el circuito cerrado de los Halhallas privados de
múltiples garajes/ piscinas pirotécnicas y perros aristócratas la lluvia1 se disfruta
(...) mientras abajo/ en las arquitecturas de cartón y nylon. la lluvia se sufre (18). El
mismo fenómeno enfrentado desde dos mundos antagónicos El uso alienado del
deporte; el festín de los corruptos y el tema de la enajenación de la soberanía nac tonal
en apretada síntesis Para una realidad grotesca, un lenguaje de igual signo.

“Balada rock para el desaparecido” hurga en una de las llagas sociales más sensibles
y ofrece vividas referencias a la práctica de ¡a tortura; Quizás el ojo del níquel lo
soslayo con ojeriza i avispas rabiosas lo aguijonearon talvcz relámpagos de doble
filo se ensañaron contra sus sueños,- lo cierto es que cayó, condecorado de rubíes/ allí
donde, revientan las adelfas como asteriscos de furia como puños de sangre fértil.
Olvidos-luz hace que fue raptado por incógnitos signos de interrogación. >• aún
¡Aún! (sic) No germina el sol sobre su enigma. (17). “Vértebras con harapos” conlleva
un amoroso trato a los niños pertenecientes a la marginalidad social: libélulas de
ceniza- y sonrisas, con coágulos de azúcar.// (...) Con una primavera a lo H ah Disney
más alia dei arco iris, sueñan, quien (sic) sabe porqué, (sic)/! Principes en botón, en
cuyas vértebras con carie ios de navaja el cierzo encalla!(...) ¿Como explicarles que
algún día tendrán alas si ya sus sollozos sonámbulos rasguñan el vacio? (23-24).
Entrelineas, indignación y ternura.

30 Grotesco como caagoria estética, en el sentido que le da W. Kayser Lo grotesco.


Su configuración en pintura y literatura, Buenos Aires: Editorial Nova, 1964.

din ||M
Helen Umoflo

Frente a una realidad estigmatizada, escribir entraña una responsabilidad. En “Profesión


de fe" —titulo que sugiere una especie de arte poética personal— Vindel establece:
Escribir no es tallar un tótem/ con coágulos de estrella/ tampoco urdir el teorema de
Pitágoras/ (...) significa patentar un alhelí de abretesésamos/ que tenga la niñez del
alba:/ (...) Porque no es caligrafía cólica de hemorrágico ciprés bailarín/ lo que eyacula
mi bolígrafo/ (...) Escribir es este acto de magia/ donde mis visceras/ son lo que
extraigo del sombrero (19). En “Desde la torre de marfil”, vuelve al viejo dilema
compromiso-evasión: Es preciso/bajar de esta torre -Eiffel no, por cierto-/ enraizar/
en la tierrafértil de la Gran Partitura Zodiacal/(...) Y nunca más/añorar los hologramas
de la aurora boreal. ( 22). Léxico agresivo que rompe con patrones precedentes.

Lo anterior se ratifica en “Cámara indiscreta” que, en doscientos versos, realiza, de la


mañana al anochecer, un periplo sobre la vida cotidiana de la ciudad: de los casi
suicidas taxis y autobuses, a los diferentes especímenes humanos que la singularizan.
Mezclando distintos registros léxicos (ciencia, técnica, arte, deporte...), como señala
Sara Rolla en la nota de la segunda portada, Vindel hunde el escalpelo en zonas
putrefactas: políticos, militares, pseudointelectuales, representantes de iglesias..., sin
faltar una importante referencia a los medios de comunicación masiva: por este
crucigrama de petrolíferas serpientes emperifolladas de oro y marfil/que se suicidan
de improviso/ en diabéticos callejones hacia el vacio,/ (...) de un tiovivo de
sarcofagomóviles turbamultados de multillizos/ (...) entre arco iris doble víp,
tauromáquicosfaros y transatlánticos de puntillas/subibajan enjambres de ciempiés/
(...) Mecanógrafas, minfaldas rayos equis o vestidos salchicha/perfuman la niñez
del día/ (...) Con licencia para embaucar/ de la mano de cómplices portafolios/
vienen -cubo de Rubik por faz, almacigo de navajas su corazón baldío-/ los
politichinelas/ mamíferos alacranes cuando no proxenetas cívicos/ ventrílocuos del
sofisma/ entre los medios de común canción./ (...) Intelectococos ego en ristre,
menopáusicos masturbadores del bolígrafo/ queman incienso inútil/ en el baby-shower
de la imaginación/ mientras conjeturan a cuentalágrimas/ la extremaunción de su
tarjeta de crédito con Minerva/ (...) Tictacs en huelga/se han tomado el reloj de la
catedral/ en cuyo interior/ pingüinos eclesiásticos ofician su show/ (...) Debajo del
sangrante crístofué en huelga de ámbar/ el títere en uniforme/ signos de tanto por
ciento en las insignias/ sonríe con el artificio de una máquina tragamonedas./ (...)
muy tarde/ extiende el alter ego del dia su paraguas:/ el hada madrina de la lluvia/
metamorfosea en lágrimas de júbilo sus trenzas de vidrio/ y exilia hasta el último

738

MMMMmUl
La palabra iluminado

fantasma. (25-31). Neologismos de propia inventiva que no acatan ninguna regla de


elaboración; adjetivación insólita y agresiva y aliteraciones que. según señala Juan
Antonio Medina Durón en uno de los prólogos, no persiguen efectos musicales, sino
paralelismos fónicos que actúan sobre el significado y enfatizan las relaciones entre
las palabras. Los ejemplos dados por Medina son contundentes: petrolíferas serpientes
emperifolladas-, Que en taumatúrgico enjambre de genealógicos diamantes-, El
Eclesiastés es solfeo de burbujas en la sangre del bóreas... (negritas de Medina Durón).

“Electrocardiograma del tiempo”, en noventa versos, muestra la exacerbación en el uso


de la metáfora, recurso fundamental utilizado por el autor. Del reloj se dice que es: monóculo
de cólicojuglar, Ojo de buey con trampolín en trípode-, pájaro carpintero-robot depoliédrico
plumaje-, Daguerrotipo y cibernética viscera del Tiempo-, Sísifo-Fénix/ radiografiado por
la vejez y su arqueológico tatuaje./ Corcel de céfiros-, Telaraña fluvial no reciclable',
Sismógrafo sanguíneo antípoda del coágulo y Psíquico (sic) gong durante el solsticio de
apareo. (39-41). Razón tiene, en otro de los prólogos, Arturo Alvarado cuando habla de
un neobarroquismo estilístico. A nuestro juicio, un estilo en el que las palabras, los giros y
las construcciones instituyen un verdadero idiolecto. Por lo tanto, tienen que considerarse
dentro del contexto de cada poema. Suscribimos, pues, las palabras de Alvarado cuando
dice: queremos elogiar esta voz blasfema que nos demuestra las logros estéticos que
pueden alcanzar el desparpajo y la insolencia.

Xiomara Cacho Caballero

Xiomara Cacho Caballero (Punta Gorda, Roatán, Islas de la Bahía, 1968) escribió La
voz del corazón (s.f., probablemente, 1998, fecha que se consigna en la introducción).
Dado que la autora ha vivido en un lugar en donde confluyen tres culturas, tanto el
titulo como los ocho breves poemas están escritos en garifuna, español e inglés.
Quizá su trascendencia radique en que, por primera vez en la historia de la poesía
hondurena, una mujer de la etnia garifuna realiza un esfuerzo de integración
intercultural. Destaca, en primer lugar, un deseo de afirmar la propia cultura. En
“Tambor”, con versos sencillos, expresa: ¡Cómo tocan el tambor/ Los niños de mi
pueblo'/ Conservan sus costumbres/ Y hablan de dugú,/ (...) Conservan lo de sus
ancestros,/Hablan de su identidad. (Cacho Caballero, s.f.: 3). A la autora le preocupa
la conservación de los rangos de la identidad cultural frente a un presente que tiende a
desdibujarla o destruirla. En “Alarido”, dice: Sobre ese germen/ De riqueza cultural//

739
Utlcfl limarte

íitíiMU ¿ Cual es el pasado, De este présenle que succiona/ Dejando


en uiicrroganic la sobrevivencia/ de la identidad? (18).

En “Sueño”, entremezcla la expresión del amor; el sentido de orgullo por el ancestro


africano y el dolor por las circunstancias de crueldad implícitas en la Ilegada de sus
antepasados a tierras de América; ¿Has visto lo bien que tu sueño puede avanzar?/
Es divino y maravilloso.// El sueño avanza/ Cuando el cielo llega a tus brazos./
¿Has visto lo bello que avanza tu sueño?/(...) El cielo en tus brazos/Es la conciencia
del color de tu piel/ ante (sic) los ojos de la sociedad/ Es la frescura de tu
pigmentación.// Lo maravilloso es/ La sangre africana./ Es el dolor que sufrieron/
Aquellos que te abrieron/ Las puertas a la América. (6).

La faceta dominante se relaciona con el sufrimiento colectivo, especialmente referido


a la ¿poca del esclavismo. En “Ancestros”, expresa: ¿Cuántos de ellos murieron?/ El
mar fue el único testigo/ De aquellos que vinieron/ A abrir el camino a la América.//
Murieron muchos./ Otros llegaron a la América./ Cuántos cantos sobre ese
movimiento;/ Cuántos cantos por la sangre.// Cuánta desesperanza/ Cuánta
deshumanización,/ Fueron tantos,/ Pero ninguno fue escuchado./ Cuántos de ellos
murieron,/ Todos murieron de dolor,/ Muchos gritaron socorro./ Pero ninguno fue
escuchado.// (...) ;Oh, Ancestros!/ Dónde han quedado tus alaridos/ Cuánta
desesperanzad Cuántos de ellos murieron. (12). •

“Eres tú” recoge la inquietud por el atropello y la violencia que, muchas veces, están
en el origen de la vida: ¿Eres tú lo que en verdad crees ser?/ (...) Eres pasión
desenfrenada por el sexo/ Producto de la soledad/ Deseo por los senos de la criada.
La amenaza del patrón... (21). En “Marido y mujer”, se deleita en la expresión de!
amor: Mirada penetrante/ Que traspasa mi alma/ Cuando apoyas tu oído/ Sobre mi
pecho/ Para sentir el galope/ De mi corazón/' Cuando jugamos/ a marido y mujer.
(23). Poesía sencilla que expone un fragmento de la percepción del mundo por pane
de la autora.

Rebeca Becerra Lanza

En la antología Honduras: mujer y poesía (1998), Ada Luz Pineda de Gal vez incluye
a Rebeca Becerra Lanza (Tegucigaipa, 1969) cuyas composiciones tomadas del

740
La peí abre i laminaba

poemario inédito Piedra y ¡una se singularizan por una visión de la existencia de


aristas muy amargas, perspectiva que subsiste en Sobre las mismas piedras (2002).

Textos de la antología Honduras: mujer y poesia


El poema “1”, de entrada, traza un perfil inhóspito de Tegucigalpa La percepción del
yo, en su relación con la ciudad, es desoladora: Soy un náufrago/ detrás de mi queda
una onda leve de lamentos/ mientras atravieso calles y esquinas/ donde el despojo de
los cuerpos no tiene medida.// Escucho., palabras interminables hacia la locura
que me dejan en los oidos/ un lento sonido de muerte// Teguc igalpa cada vez pesa
más tufigura/y tu nombre se vuelve débil como mi alma (en Pineda de Gálvez. 1998:
534). Se habla, pues, de un conglomerado que ha borrado todo vestigio divino y
humano: vivo en un paraíso de metales y de sombras no hay dioses/ no hay hombres.
Inclusive, no hay posibilidad de reencontrar el añorado paraiso de la infancia a través
de la evocación: i'ov a buscar el camino de regreso a casa/'no a la casa de hoy 'esaya
no existe, sino aquella/la de mi infancia, enuncian los primeros versos del poema
“IV”. Sin embargo, no ocurre lo que se anuncia porque el hoy impone su presencia:
Quieto regresar a mi tiempos pero cuál es el camino/se me perdió- se me perdió toda'
el viejo árbol/ el sendero de la felicidad. (...) se me perdió la vida en este camino
cuanto zapato para llegar a esta muerte (535).

“V” ratifica la situación de distancia pero el origen del problema se interioriza, se ubica
dentro de si: La casa está lejana/ no es el tiempo el que nos separa, no es la distancia
no es el amor, no son las fronteras mucho menos el mar es el recuerdo el que me
traiciona r me aprisiona en una ola sin retomo/ es la memoria que me vence a mitad
del camino/ pero cual ¿ amino si no he tomado ninguno (536). Se afirma algo, pero
enseguida, se revierte la situación. No hay marcha atrás y la cárcel no ofrece posibilidad
de escape La desubicación es completa. La atmósfera creada por los poemas es de
alguien a quien se le hubiese quitado el suelo debajo de los pies hasta dejarlo sin aire. No
existe un asidero espiritual. En “III", la voz poética expresa que le gustaría descansar
bajo la sombra de un almendro, pero, inmediatamente niega tal posibilidad: pero los
almendros que conozco/ están derramando lágrimas (535). El yo poético se siente fuera
de lugar. Ajeno o extraño en cualquier espacio. En el último poema de la muestra leemos:
Lentamente cruzo a través de este tiempo/ ocupando espacios que tal vez no me
pertenecen/ (...). Te o esto es una fiesta donde no he sido invitada/ un ir y venir de
soledades donde el címbalo de mi cuerpo/golpea con su eco el mar infinito. (539-540),
Nfltn

El amor pudo ser un recurso de salvación. Pero también falló: Tenia un viernes para
dejar!<> en tus p/os/(...) Era una puerta abierta para que entraran tus zapatos/llenos
de tus pies para tocar los míos/ (...) Peno lejos de ti aún era ancho el horizonte/y
todo el amor se golpeó contra mis huesos/ lejos el sudor era sangre/y los dias tenían
el miedo en la punta de la lengua/ Hizo (sic) jiilta el plomo para llenar el suelo de
suspiros profundos/ (...) faltó en las calles como el vino en la mesa/ el pañuelo
blanco en la plaza/ la muerte/ el amor/ el llanto/ la esperanza de un día se quedó
lejos/ en ¡a sonrisa ancha de tu frente/ Tenía (sic) un viernes para dejarlo en tus ojos/
y no tenia nada para los ojos del mundo. (537-538). La enumeración aparentemente
caótica traduce la conmoción anímica propia de quien ha perdido el rumbo.

En el penúltimo poema, el yo poético cierra las puertas a la posibilidad de comunicación,


de entendimiento. Incluso se execra al propio yo: Vuelvo a esconder el corazón en la
tierra/ esta vez no quiero que nazca/ déjenlo que se alimente de piedras/ que viva
atado entre las raíces/ que conozca la dureza de los metales/ que sepa dónde nace el
agua/y dónde se acumula la furia/ déjenlo/ todos tenemos una parte oscura/ necesito
algo de infierno en los ojos. (539). La dureza del mundo (los días tenían el miedo en
¡apunta de la lengua) no pasa en vano sobre el alma. Algo de su infierno (Hizo falta
el plomo para llenar el suelo de suspiros profundos) quizá marcó para siempre.
Entrelineas, el terror represivo de la década de los ochenta.

Sobre las mismas piedras


La linea de pensamiento de Sobre las mismas piedras sigue fiel a la óptica sombría de
la vida expresada en los poemas anteriores.31 Punto central en la estética de la autora
es un exacerbado sentimiento de negación. Una especie de vacío existencial arraigado
en los estratos más resguardados de la conciencia. En “Una cara para cada día”,
leemos: Los ríos va no existen/ y el silencio aprisiona nuestra existencia/.' Soy un
náujrago (Becerra Lanza, 2004: 29). “Desafio”: Espacios vacíos/ gritos/ sangre (75).

La falta de divisas auténticamente humanas es otro punto medular. “Poema solo’ lo


establece en forma taxativa: Yo sabía que dios era bueno/ por eso lo tomé de las
manos/ y lo llevé de paseo/ (...) Entonces/ me preguntó por el hombre/ yo callé, lc>
invité a morir. (25-26). “Ojos como ventanas” trabaja sobre la idea de la dosificación:

31 Varios poemas de la antología de Pineda de Gálvez aparecen con importantes


modificaciones en este libro.

742
la palabra iluminado

las cosas me ven a mi/ (...) nos ven a lodos/ y todos nos vemos; como cosas y nos
olvidamos// Nos olvidamos de ser hombres (57).

Como manifestación de una vida visualizada desde una plataforma en la que prevalece
el dolor, abundan las referencias a elementos no placenteros. En “Las mismas piedras”,
con una sintomática reiteración léxica (conversión), se enfatiza en lo rutinario: Cada
persona que veo/ marcha a su trabajo/ exhausta de masticarpiedras;'de hablar palabras
como piedras/de caminar sobre las mismas piedras. (33). En “Rio interminable”, la
personificación del astro gráfica lo intenso del sufrimiento: El sol tiembla/sus dientes
se hunden en mi espalda (49). La óptica es tan negativa que hasta podríamos pensar
en una especie de regodeo interior en la infelicidad o en el dolor. Dentro de esta
atmósfera ominosa, no es extraño que abunden las reflexiones sobre la muerte. Con
escalofriante frialdad, en “También la muerte”, leemos: También la muerte/se convierte
en rutina/ limpiamos el cuchillo/ lo volvemos a ensuciar// Hora tras hora cae/ en
cada esquina/ un hombre/ una mujer/ un niño/ un viejo/ uno que otro árbol (55). En
“Hacia dónde”: La gente circula/ (...) No sé hacia dónde se dirigen; los puñales que
cruzan sus vidas/para siempre. (41). En “Duplicidad” -de significativo nombre- la
voz poética, inclusive, se identifica con la muerte: No es fácil/ querer ser/ una// Una
sola sombra/ una sola muerte (53).

No obstante lo enunciado. Becerra no se hunde en el nihilismo. En “Tal vez”, último


poema —y la ubicación adquiere categoría de signo—, admite la posibilidad (no se
tiene la certeza) de un remanso, de un lugar para el descanso: Tal vez/ los puentes nos
conduzcan; hat ia otra orilla/ hace falta un árbol, para descansar en este camino//
Hablo de los pies/ que merecen lavarse/ en un claro rio. (93). Estamos ante una voz
cuya poesía nace de una descamada confrontación con la realidad. Estigmatizada por
el dolor, pero que no ha perdido la te en lo humano.

Imhra Flamenco

Indira Flamenco (1969) escribió Cuando las rocas fecundan el llanto (2000). obra
en la cual sob.esale la temática social. En el terreno de la poesía política, “General
Siglo XXI”. en forma irónica y alegórica, enfoca el tema de la impunidad con la que
actúan los militares culpables de violar los derechos humanos: En el primer vuelo/de
Inmunidad Airlines/ el General/ dejó caer su maleta/y una serpiente de recuerdos/ le

743

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«cica ümcA«

salpicó los pies. (Flamenco, 2000: 14). "En la esquina común" evoca la práctica de
los desaparecidos políticos durante la década de los ochenta: Aquí/donde las madres/
aún esperan' a sus hijos./ donde el tiempo/ es incapaz/ de enterrar/ el llanto,/ estoy
viviendo/de despojos./ —Los perros—/Ahora (sic) tienen nombre. (19).J2

Vanos textos asumen posturas feministas. "Poética de género” implica en qué medida,
desde ¡a infancia, se implantan, en la psique, patrones machistas. En “Multitud en
riesgo" se rechaza a quienes hacen escarnio de la mujer o violentan la dignidad humana:
quisiera exorcizar/un ejercito defalos:/ Violaniñas/ Violaniños/(...) Maridos infieles/
Practicantes del cibersexo/ (...) Mercadólogos de cuerpo/ (...) Dinamitadores de
sueñas.../ ¡Ah! También te incluyo a ti/ -Remedo Perfecto de Ternura- (45-46). La
ag» esi vidad también signa a “Para vos y vos”: Este poema/no se hizo para ser leído,/
(...) ante un selecto ramillete de antifaces,/ lo he parido para vos/porque nadie más
cabe/ en este hueco,/ en el que sutilmente/—el miedo—/ te ha orinado. (47).

A veces, la voz poética realiza una autovaloración. “Cuando las rocas fecunden el
llanto” reafirma la propia dignidad contra Los que creen que la verdad/cabe estrujada
entre sus manos. (59).u “Casi expropiada” expone que, por el amor entendido a la
manera tradicional, estuvo en peligro de asignarle al amado la silla principal del
comedor extraviado. Entonces, no percibía la hediondez/ de tu mirada. Pero, en el
hoy, tu presencia es un garabato insostenible. (58).
*
Acertada es la alusión al mundo de la cibernética en “La soledad.com”, texto escrito
al ritmo de la época: Abro la página./ Entro en una escalera/barnizada de utopías./
La soledad aquí/ se desvanece en las teclas/ se atora en la pantalla./ Me encuentro
con poliglotas amorfos/ cuyas voces, como la mía,/ se han quedado afónicas/ de
tanto gritar. (39). Al aludir al superficial manejo de las teorías utópicas, se apunta al
sentimiento de desencanto, uno de .los signos más perturbadores del mundo
contemporáneo.

“Hemos andado, papá” trasluce el temple de la relación entre padre e hija, el


entendimiento entre dos seres raigalmenic unidos: Hemos andado, papá,/ caminando
sobre la misma línea,/ buscando una casa justa/ para abrigar nuestras ¡deas,

33 Tanto en este ejemplo, como en el segundo del párrafo siguiente, el uso de los
guiones nos parece impropio.
33 En el título del libro leemos “Fecundan"; en el poema, “fecunden".

744
lo palabra iluminaba

arropando el sol con un enojo,/ construyendo el mundo/ por medio de un abrazo, /


(...) Me inclino, papá,/quizá lloro,/por aquello de tu ausencia en mi mañana. (37).

La obra ofrece dos trabajos sobre las etnias minoritarias. “El cuento de la abuela”
alegoriza sobre las carencias del pueblo lenca y su comunión con la naturaleza.
“Ashanty” refleja tanto el abandono como la respuesta de una mujer garifuna frente a
la vida: Nunca supo de su padre.// Los amigos cercanos la llamaron negra el buyei de
Guiriga la bautizó: Ashanty.// (...) camina. Emborracha sus sueños. Danza (...)
Sube las olas en un cometa/ mientras el aire se pierde furioso/ en sus montañas
nigerianas.//Hoy una hamaca se coloca/ entre sus labios,/meciendo el cielo. //Ashanty,/
con el mismo color de tu sonrisa/ con el sabor inmenso del mañana. (13). Flamenco
se ubica dentro del conjunto de autoras preocupadas por la cuestión de género. Además,
connota un interés social. Pero, en varios textos, faltó profundización conceptual.

Diana Vallejo

Diana Vallejo (La Ceiba, 1969) escribió díasurbanos (2000). nombre que plasma su
intención, captar detalles, aparentemente insignificantes, del diario vivir, tanto en el
ámbito del hogar, como en el espacio abierto de la ciudad.

Con el antecedente de Armida García, la autora detecta lo insólito del acontecer común
y corriente.’4 Para decirlo con un término acuñado por los formalistas, ha realizado
una operación de “extrañamiento”: ha viste lo que la rodea como si fuese la primera
vez que se capta. De ahí, la perspectiva novedosa con la cual traslada su impresión.
En esta forma, en el aparentemente intrascendente “Mesa”, destaca en qué medida el
mueble, aunque anodino, testifica encuentros y desencuentros: Un cuadrilátero
popular/ con su espalda plana' lisa, rugosa/ vistosa/ opaca... (...) Cuatro esquinas,
punios cardinales/ destino en plática/ en murmullo/ decisivo/ de alcurnia, fracaso/
maldad.// (...) Un sostén de familia/ símbolo de pasión rumor de diente, caricias
vaticinios. (Vallejo, 2000: 11 -121 En “Lavaplatos” opera similar procedimiento: Estalla
■e el agua en el fregadero/ va limpia/rompiendo el hábito del día. (15).

Con desparpajo y sin inhibiciones, Vallejo proclama que todo es susceptible de


transformarse en poesía. Lo único que hace falta es una mirada que humanice los
objetos. Que los vea como em< ilaciones o manifestaciones de la persona que, al

34 Infra, p

745

*
■M Iinill ——W1 JII I
Hflen Um«A«

convivir con ellos, los transforma en parte de si mismo. “Mondadientes”, “Publicité”,


“Ordenador”. “Edificio”. “Portón”, “Puentes”, “Lata”.... son. exactamente, lo que
dicen los títulos: un sui géneris acercamiento a los objetos enunciados. Pero Vallejo
—y esa es su virtud— captó algún detalle inquietante o sugerente: He perdido mi
seguridad;' ante el volante harto/de un taxistaJ soy aqui una pantomima/ que él.../
reniega. (“Taxi”, 41); Escucho/ un telar de voces/sé sus raíces/ les veo/ van en pie/
sudan, meditan/ van en este bus de ruta/de todos con nadie. (“Bus”, 39). En “Mosca”,
es nítida la analogía: Hay una mosca violenta/ que golpea en la tela metálica/ un
bicho insistente/que quiere salir, salir...///...) Soy como esta mosca/ molesta/a todo
credo. '/(...) Como esta mosca/molesta.. Jque zumba incrustada/en la tela metálica
de las ventanas. (9). El yo visualizado agresivamente por el otro. La soledad en la
multitud: la carencia de lazos solidarios. Los condicionamientos que aprisionan. Según
apunta Adaluz Pineda, en la nota de la segunda portada, estamos frente a poemas
pensados para hacer pensar.

Vallejo evade los tópicos comunes abordados por las mujeres escritoras. Y, en las dos
ocasiones en que se refiere a un hombre específico, solo en “Misiva” insinúa el tema
del amor. En “Saco” emerge la sutil linea cuestionadora que la caracteriza. Con la
seguridad de saberse en una plataforma de privilegio, el yo inquiere sobre los niveles
de profundidad espiritual en el hombre: Seguramente abandonas tu trabpjo/ con el
saco en el antebrazo./ el cuello desatado.// Andas y pintas polvo,/ sobre el piso
pulido/y a! hacerlo/ te vas deshaciendo/ como niño de azúcar.// (...) Dime hombre:/
¿Cómo (sic) cae tu saco en la cama?/ ¿Tu cuerpo?/¿Tu alma? (49). Una postura
feminista que se sale de la tópica común cifrada en 1a mención explícita de la sexualidad.

Aunque varios trabajos revelan debilidades formales, los ejemplos muestran que Vallejo
posee una voz singular. El estilo directo, que no anda a la caza de la frase hermosa y
que evade el intimismo, tiene un propósito definido y acuciante: advertir en qué medida,
en cualquier elemento del entorno, se refleja una situación de crisis, de pérdida de
valores y deshumanización. De olvido de lo esencial en términos de dignificación de
la persona, del ser concreto de carne y hueso, casi aniquilado por la vida urbana.

RVBÉX IZAGllRRE

Rubén Izaguirre (Tcgucigalpa, 1970) escribió Blanco (1995); 1918 (1996); I7w la
libertad {\991y, Cantos (2001); Cartas a Rosario (2002) y Nombres (2003), obras
La palabra iluminada

que revelan la presencia de una mirada escudriñadora que, al convertir en signos la


percepción de la realidad, acude con frecuencia al enriquecedor juego imaginativo.

Blanco
Brevedad, agudeza, precisión y una cierta propensión lúdica son los principales
ingredientes que caracterizan a Blanco. Al referirse al cielo, prescindiendo del enfoque
mimético, dice: Este cielo/no tiene nubes,/sino hombres/ acurrucados: que provocan/
mal tiempo. (Izaguirre, 1995: 6; todos los ejemplos están copiados integramente).
Nubes-hombres causantes del descalabro. La irrealidad es evidente, pero lo fundamental
se marca en la idea del desastre. La realidad, pues, salta a escena. Realidad e irrealidad
conviven en el texto.

El arriesgado tema de la madre es resuelto con profundidad. En pocos versos, con


intención desacralizante, se ofrece un conjunto de connotaciones que se remontan,
inclusive, al mito clásico: Mi madre/me crió/en un laberinto. Aún la sigo buscando.
(36). En cuatro líneas, un discurso del desencuentro y la incomunicación.

Al definir al amor, el autor pone pies en tierra y la metáfora resultante punza con su
verdad: El amor es un fantasma/ hediondo/ entre tu boca y la mía. (9). En otro
epigrama, con una pizca humorística, advierte sobre el difícil equilibrio de la vida
matrimonial: Soy el hombre que mi esposa- detesta, pero por lo general/al que ama.
.
(33) Con ingenio se alude a las relaciones de amor-odio existentes en cualquier
pareja. Se evita idealizar al amor que se asume sin eufemismos: El otro día,.- dije tu
nombre- en medio> de mis piernas. (29); Te quiero desnuda,, esta noche,, pero sin la
noche, i 40). Calidad sintética en el lenguaje. En el último ejemplo, ad\ lértase el juego
de palabras gracias al cual ei mismo término plantea una disyunción semántica.

Cuando habla de la muerte. Izaguirre evade consideraciones solemnes y la enfoca


con el arma del humor negro; La muerte/ es demasiado cobarde/ para enfrentarse a
nosotros./por esa razón.- prefiere matarnos primero. (30); ¡oy a tirarme/ de algún
puente Si caigo dormido,/porfavor/ no me despierten. (46). La ironía y el humorismo
- tan importantes en la poesía contemporánea— están, por lo tanto, a la orden del
día: Na sé/por qué/ m< duele/ la cabeza' si ya no la uso. (17). El poder de la televisión
se cuestiona con sutileza: Qué puedo/ hacer con esta mujer/ tibia, firme, desnuda
que no quiere salir/ del televisor. (14). De nuevo, el signo verbal se abre a dos
Helen Umtflo

posibles sentidos: la mujer de carne y hueso atrapada por ¡a magia que emana del
aparato televisivo o la imagen atractiva que tienta desde la pantalla. El humorismo
también se ejerce contra sí mismo. Con audacia y economía verbal, en una especie
de autorretrato, leemos: A veces/me siento/un orgasmo/triste. (8). Blanco representa
un saludable aldabonazo contra el engolamiento y el tomarse demasiado en serio.
Quizá a eso aluda el título. Asi, en el último poema, expresa: Se acabaron/las hojas/
y necesito decir/ que estoy en blanco. (47). El autor minimiza su propio mensaje.

1918
Con el título de 1918 —fecha de nacimiento de uno de sus abuelos— Izaguirre
reafirma no sólo la filiación a un tronco sanguíneo; también implica su pertenencia a
una tradición cultural. Así, en “ 1918”, la voz poética corresponde a dicho ascendiente:
Cómo envejece el mar./ Cómo se forman de mis costillas/ los rostros de mis hijos,/
futuros inquilinos/de ruidosos edificios./(...) Los recuerdos crecen en lá casa,/juegan
con los niños/ (...) Se van de fiesta/ y vuelven bien entrada la noche;/ se casan,
enferman de gripe/ o de nostalgia./ (...) Los recuerdos se toman fotografías/para
que uno no los olvide.// (...) Mi pueblo se debate/ entre la muerte y el olvido./ Lo
cruzan ríos de alcohol/y muchachas vestidas/de hojas secas./ (...) La eternidad me
da sueño. (Izaguirre, 1996: 6-9). El autor toca aspectos muy sensibles de la vida
cotidiana
t
v, en forma sutil, cuestiona la vida ultraterrena.
• i

' En “Retomo”, establece un diálogo con la emblemática figura del abuelo. Las preguntas
formuladas no están exentas de cierta intención irónica: ¿Cómo son los ángeles don
Rubén?/¿Es cierto todo/lo que nos dicen de ellos?/¿Dóndepasan la tardeJcómo es
su vida en realidad?/¿Son muertos normales/ o super muertos?/¿Pagan algún tipo
de deuda,/ estornudan;/ quién los espera en su casa/ después de un agitado día de
trabajo?/ ¿Cómo preparan el café los muertos don Rubén? (11). Quizá, tras el juego
humorístico, se enmascaren el temor o las dudas, siempre presentes en las meditaciones
en tomo a la muerte.

Lo cotidiano, en determinadas circunstancias, representa una carga abrumadora y.


justamente, para expresarlo, se acude a elementos disímiles, pero comunes y corrientes:
Soy un hombre con problemas/ (...) Me atormentan los cigarros/ del tamaño de la
luna,/ los baños vacíos,/ el intelectual de saco y corbata/ y el desnudo también me
atormenta./ Lo difícil que resulta disfrutar/ un pan/ una cama, una mujer./ Tengo

748
la palabra iluminado

problemas con los lápices,/ con la vecina y mis calcetines. (5). Tras los evidentes
absurdos, distorsiones, hipérboles y contradicciones, subyace la idea del hombre
atrapado por un sinnúmero de nimiedades. De esta lucha constante nace un sentido
de impotencia: Es inútil./Los dias están planificados/ antes que nosotros./El sol no
es sino un trabajador/ repetitivo a punto de morirse,/ el equilibrio sólo existe para
perderlo/y muchas mujeres están encerradas eternamente/ en un televisor (3). En un
planteamiento similar al observado en el libro anterior, los versos bifurcan su significado:
¿Se refiere a la oferta ilusoria pero tentadora de las imágenes que ofrece la caja
mágica? ¿Alusión a su poder sugestivo, sobre todo dentro del público femenino?
Válidas, las dos opciones.

Con perspicacia, el autor interpreta otro de los síntomas más perturbadores fin-de
siglo: el del aparecimiento de una generación desencantada, la que, sin encontrar un
sustituto que diese sentido a su existencia, presenció el derrumbe de los grandes
metarrelatos de la historia. La confesión —indicio inequivoco del pensamiento y del
desasosiego posmodemos— es reveladora: No tengo/ nada que hacer/ más que
aburrirme/en mi propio cuerpo./ Veinticuatro horas continuas,/ terriblemente cansado
de hacer' lo que mejor hace la gente como yo./ cansarse de si mismo, en su propio
cuerpo. (16)

Quizá, para conjurar los signos ominosos, para vivir, para adquirir una voz, se destaca
la importancia de la lectura: Leer en fin, para protestar/ porque no hay flores/y cada
vez es más difícil, este oficio de vivir. (21). En “Carta para un viejo poeta”, aborda lo
perentorio que es, para el, encontrarse a si mismo a través de la escritura. Y, aun a
riesgo de equivocarse, reclama ese derecho: Tal vez ahora es imposible./ Pero recuerde
que también nosotros/ quisimos despertar los sueños,/(...) Ahora es imposible/ que
usted lo acepte,, pero hay un muchacho naufragando/en una mesa,/pidiendo auxilio,'
queriendo que Dios exista/ en la poesía. (22). Sin rebuscamientos formales, como
expresión de un vacío interior, de un estar a la deriva, es patético el deseo final. Con
un agregado: la invitación a la humanización de las relaciones en el cerrado y hostil
mundo de las letras.

La mayor parte de los poemas de J918 son extensos. Pero no se abandona el estilo
epigramático que vimos anteriormente. Con matemática precisión, de nuevo, el autor
da en el blanco: Estoy de acuerdo/ con aquellos que dicen que mi poesía/ no sirve./
Mi poesía/ la que no sirve,/ habla de ellos. (12).

749
H«l<n limada

1iva ia libertad
Irónico titulo: lo que vemos es al hombre arrastrando miles de ataduras. El pájaro, en
la mítica popular, se ha visto como sinónimo de libertad. A él acude el autor para
expresar sus deseos: A/e gustaría cantar.// Amanecer todos los días/ en una rama,/
olvidarme de mi brutal empleo/ y reconocer, a ciegas,/ los pasos del amor/ que se
acercan a la cama.// Pero no se puede tapar/ el sol con un poema,// ni siquiera,/ con
muchos de ellos. (Izaguirre, 1997: 21). Por un lado, el impulso creador frente a la
alienación del trabajo asalariado. Por el otro, la realidad derrotando al idealismo: la
impotencia del canto para cambiara! mundo. "Viva la libertad" concentra varias ideas
que ponen en entredicho la supuesta independencia: Viva mi libertadJ la tuya mientras
podas.// (...) La libertad de las cucarachas/ sobre mis libros.// (...) Hoy lloro la
libertad.//(...) Viva, viva la libertad/que vamos a matar,/este día,/cuando nos dé la
espalda.// (...) Viva la libertad/ de tus ojos/ mirando hacia ninguna/ parte.// La
libertad impaciente,/ la mortal libertad/ contemporánea. (30-32).

En el último poema del libro, con irónica analogía zoomórfica, la conclusión es


devastadora: Amanecí cien veces libre/en la misma celda,/ retraído en una/ absurda
fantasía.//Mi libertad vivía bajo/la mesa./comía bajo la mesa.//La mesa se quemó.
(49). El hombre, pues, en permanente cárcel y a la intemperie espiritual. La libertad
es relativa, se insinúa en otros textos: Poseo/ lo que a un hombre/ como yo/ le es
permitido poseer.//(...) Si, poseo esas cosas/que un hombre guarda/ en sds gavetas/
y que las lágrimas/devuelven a la vida/ cualquier tarde de domingo,/ en medio de!
almuerzo/y la familia. (34-35). Posesiones que implican lágrimas y, tal vez, las más
importantes sean los recuerdos: Los ojos de mi infancia/ desorbitados,/ buscando a
mi madre/ que todavía no encuentra/ mi nombre en sus papeles. (34). De nuevo, el
tema de la madre, con soterrado dolor, se desacraliza.

El sobrepeso anímico aflora en forma tenaz: No soporto a Pavarotti.// Me dan gripe


las cucarachas (23); ¿Qué es el amor en realidad./cuando se entumecen los ojos/ de
un hombre/ cansado de si mismo,/ mientras lo corroe un viento/ que gira, gira, gira
y gira/ encima desupecho? (37); Estamos presos,/convidados a una oscura/soledad
que termina en los zapatos. (40). Además, hay otro poema en el que el autor asume
una equivalencia con Martín, uno de los personajes más desolados creados por Ernesto
Sábalo en la novela Sobre héroes y tumbas', lo oscuro se te mete/ hasta en los ojos.
dice. Pero también Martín mira las estrellas. (25). Frente a la devastación total del

750
lo palabra iluminada

espíritu, ellas (y su simbolismo implícito: el arte, la belleza...) constituyen un recurso


para sobrevivir espiritualmente. Izaguirre, tal como el personaje sabatiano, tampoco
es un pesimista absoluto. Algunos de sus salvavidas: la música de Bach (22); la
existencia de hombres buenos (entrelineas, un homenaje al poeta Antonio José Rivas)
y la lectura (Jaime Sabines y César Vallejo). El amor habría que agregarlo a dicha
lista, aunque tal vez sea ¿ Una metáfora presa/en el parque de tu infancia,/ inquieta./
frágil,/ tímida,/ convulsa? (37).

El trabajo de Izaguirre cumple con el cometido de la poesia de todas las épocas:


clarificar estados de alma. De ahí que, en uno de sus apuntamientos más memorables,
con metáforas extraídas de lo cotidiano, trace un camino cierto: Uno puede hacer
tantas cosas/ con la cabeza puesta/y la ropa bien limpia.// Vivir toda la vida,/ morir
hasta la muerte. (33).

Cantos
En Cantos, el autor, en el poema inicial, anuncia: Quiero cantar,/ me muero/ por
cantar,/pero, porfavor,/ no me sepulten./que quiero vivir/para contarlo. (Izaguirre,
2002: 13). La faceta humorística implica que no se tendrá la seriedad, gravedad o
tono laudatorio con que suelen elaborarse los cantos tradicionales. De ahi que “Canto
a Ernesto Guevara” constituya una reconvención, un señalamiento de la
comercialización de que han sido objeto su nombre y su figura, manipulados por
quienes, en sus actos, han sido incongruentes con la ética del guerrillero: Ya rompí las
paredes/ y demolí los libros/ que hablan de usted,/ comandante.// (...) No se deje'
adular- desde la muerte./ comandante,/ sepa/ que a los vivos,/ se nos ha olvidado
saltar/ hasta de nuestras camas. (22).

“Canto a Nelson Merren” carece de versos de encomio. El homenaje está en admitir


que el poeta no se equivocó en su desolada percepción de la existencia: r sé lo duro/
que es llamarse. Nelson/ toda la vida/ (...) Mis. labios,/ son unas cosas extrañas./
donde/ caen, perversas/ las noches/ desde el cielo. (38). “Canto a Marilyn Monroe”
—uno de los mejores trabajosproporciona un acercamiento cargado de elementos
muy humanos, tanto en la visuaiización de la actriz, como en la autopercepción.
Aludiendo al famoso fotograma del vestido levantado por el viento y al impacto
emocional del no menos célebre desnudo del calendario, dice: De repente todo es
amarillo,/ la noche oscura amarilla,/ el viento erecto bajo sus piernas,/ el vestido.

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Htlen Umoflo

mis recuerdos/ amarillos./(...) Habrá que hacerle un inventario de todos nosotros,/


los que no ¡a conocimos,/ los que llevamos su nombre/ sin ser mujeres,/ los que
hicimos el amor en silencio/ frente a su calendario. (45-46). Un tópico sexual
generalmente eludido —la masturbación— trabajado con dignidad.

Canto a Oscar Acosta" recalca la labor del poeta en pro de la cultura: Es un hombre/
’*
con un rayo en la cabeza,/una bomba de letras en la boca/y en silencio./Es un sordo
tocando/ las campanas todo el día (44). Quizá, el mejor homenaje sea asimilarlo a las
cosas cotidianas con las cuales convive. “Canto a Roque Dalton”, en donde éste
asume la voz poética y desborda ternura hacia una niña. En “Canto a Oswaldo
Guayasamín" —con la misma perspectiva poética—, el artista ecuatoriano realiza un
panegírico de sus manos: Sólo mis manos/ contra/ toda la desgracia,/ mis manos/
con hambre/ desde la infancia,/ (...) Ellas, armadas con mármol/ hasta las uñas
(47). La temática se abre hacia el ámbito internacional, especialmente al latinoamericano
y el autor consagra cuatro textos a Perú.

Tema persistente es la reflexión sobre la poesía y la urgencia de hacerla vehículo de


autoafirmación. En “Canto a Lourdes”, vincula amor y poesía. Algunas veces, por
intenso, el sentimiento domina y dificulta la labor de escribir: Yo me pongo entonces/
a escribirte/ como un niño/ y me le da gripe/ al lápiz,/ o se enciende en fiebre/ el
papel entre mis dedos. (14). En “IV”, los versos equivalen al recuerdo; ellos son una
forma de garantizar la permanencia de la memoria. Con ingenio, acudiendo a una
conocida expresión familiar, dice: Yo no quiero/quemar estos recuerdos,/echarles un
balde de fuego/ para que se apaguen./En verdad, no quiero,/pues son mi rostro de
siempre,/ ¡a nota que no entregué/a mi madre,/la luna y el sol,/los carros que conté/
de niño en la ventana/y las lágrimas a punto de/ dormirse,/ cansadas de esperar/ a
mis ojos/ en la cama. (24). La poesía como catarsis, como ancla del recuerdo. Los
poemas “Xlll” y “XIV” recogen aspectos de la encarnizada lucha con las palabras.
En “XVI” refulge su empecinamiento y obsesión. Para evitar que escribiese, habría
que acudir a medidas extremas: Tendrán que encadenar/ mis manos,/ apresarme uno
a uno/ los dedos,/ (...) Tendrán que hacer más aún,/ cortarme la respiración/ con
tijeras,/ponerme un blanco horror/ en los ojos para que se nublen./ Ser drásticos,
apuñalarme la voz/ en medio de los labios;/ arrinconarme,/ borrarme el papel y el
lápiz,/porque yo no me voy a la cama,/ quiero escribir este poema. (40-41). Una
confesión sobre la perentoria necesidad de escribir y una prolesión de fe en la poesía.
La palabra iluminado

Cartas a Rosario
El poeta mexicano Manuel Acuña (1849-1873)se suicidó a los veinticuatro años. La
trágica decisión acrecentó la popularidad del “Nocturno” que dedicó “A Rosario” [de
la Peña]. En Centroamérica, varias generaciones crecieron escuchándolo. En
Honduras, su difusión se dio desde el siglo XIX. Joaquín Díaz (1843-1892) dejó un
testimonio poético al respecto. Escribió un “Nocturno” dedicado “A Manuel” y —a
modo de carta— lo firma “Rosario”.35 La obra de Izaguirre. en ningún momento,
alude al texto de Acuña, pero, por contaminación semántica, el título. Cartas a Rosario,
conecta con dicha tradición. Además, los veintinueve poemas —supuestas cartas—
responden a una actitud neorromántica: priorizan el sentimiento y confirman la existencia
de un trasfondo idealista ajeno a todo pragmatismo. Como el nombre del libro pregona,
estamos, pues, frente a una obra que contiene poesía amorosa. Esto, con las
implicaciones a las cuales el tema es proclive: supravaloración de la mujer amada,
ansias de comunicación, dudas, reproches velados... Con atmósfera intimista —el
tuno de confianza propio de una carta personal— Izaguirre abre un resquicio hacia
una zona de pulsiones básicas y perentorias. Pero, a partir de este punto, se marca la
disyunción. Sus caminos ya no pueden ser un calco de la tradición literaria señalada.
Siendo parte de ella, le insufla el sello de su época y de su generación. Y esto es lo
que, poéticamente, cuenta.

El poeta elimina tos eufemismos. Obviando formas escatológicas —de burda referencia
sexual—, expresa sin ambages lo apremiante de su necesidad afectiva. Posee un
sentido realista de observar la vida que no disloca lo físico de lo espiritual: le/o de
esta forma, le quiero directamente,/sin que se metan el cielo y las estrellas,/es decir,
una cuma para ti y para mi/ donde no existan los silencios. (Izaguirre, 2002: 32);
Vuelve a mi cuerpo.- toma el primer autobús/que salga hacia mis brazos. Prometo
decirle a Dios, que no encontraste manzanas./ que confundiste mi dorso/ con esa
serpiente que llevas enredada/ en el vientre. (34). El uso del imperativo, al margen de
la norma gramatical, en la forma usual del habla hondurena, marca una manera coloquial
de comunicación. Por otra parte, asoma una reelaboración personal del mito (la sierpe,
las manzanas. .) que, de paso, lo desacraliza. En conjunto, implica la no aceptación
indiscriminada de la palabra dictada por otros: la aplicación del propio criterio en la
lectura del discurso ajeno. Elementos que hubieran sido inconcebibles dentro de un

35 Supra, pp. 46-47.

753
Hilen ÜmoAo

esquema romántico, tipo Acuña. El poeta elimina el lloriqueo. Hay amor, súplica y
necesidad del otro, pero abjura de aquello que interfiera con la poesía: Ya no te quiero
dentro./ (...) Te prohíbo definitivamente/ a mis recuerdos/y que busques/ ese lugar
entre mis manos,/ donde sabes que habita la poesia. (29).

El autor le reserva un lugar a la ternura. Sin embargo, no estamos frente a una poesía
blandengue. La clave está en el temple dado al lenguaje que nunca es dulzón. Que, sin
perder sus apoyaturas en la realidad, asume la validez del vuelo imaginativo. Asi, el
poema 9 contiene un conjunto de metáforas en tomo al lápiz: lanza que enreda mis
dedos;/poste con dolor de cabeza,/faro inevitable que me lleva a tu recuerdo.// Me
gusta, me gusta mucho este lápiz/ que sabe decir tu nombre cuando quiero. (22). En
el poema 13 se desafia la racionalidad y el pez muerto en la pecera se visualiza como
tiburón: Nadó panza arriba/ hacia el cieloffue a encontrarse/ con Dios/ antes que
nosotros.// Imagínatelo./ ahora mismo está contándole/ sus experiencias,/ dándole
gracias por las aletas. (26). Concederle eternidad al pez posee una doble implicación:
o es un cuestionamiento a las creencias religiosas o se exalta la vida por sencilla que
ésta sea.

No se trata, pues, de hablar sólo por hablar. Hay un trasfondo conceptual que conduce
hacia la reflexión y, tal vez, a una mejor comprensión del mundo. En este punto,
llegamos a uno de los textos de más riqueza connotativa: ¿En qué lugar de¿tn hombre/
nace el amor para una mujer?// ¿Dónde se le abre un espacio,/para que quepan el
pelo/y las piernas de una muchacha/ corriendo tras todos sus recuerdos?// ¿Cómo se
llama el país donde viven/ los enamorados, quién los gobierna,/ qué clase de frutas
caen de sus árboles?// ¿En qué lugar de un hombre/se queda una mujer queriéndolo/
para siempre? (17). La primera y la última estrofa apuntan hacia el mundo masculino
y el femenino, respectivamente. Además, son complementarias: aluden al amor como
camino de dos vías. Sólo eso le da consistencia y plenitud. Las interrogantes de la
segunda y la tercera estrofas poseen el matiz insólito y novedoso al que aludíamos
con anterioridad. Sugieren que el amor es ajeno a lo pedestre y rutinario. Un viejo
tema con un planteamiento no tradicional.

Nombres
Nombres ofrece tres líneas temáticas. La primera, de ternura bien administrada, rescata
aspectos de la relación padre-hijo. Por el tratamiento, la sencilla anécdota entraña una

754
Lo poiobro iluminado

indicación que apunta hacia la vida en general. En “IIP, el tema de la exclusión de


esferas de privilegio se acota con nitidez: ¿Papá, la luna está llena, verdad?: Sí. hijo,
la luna está llena/¿Será por eso que no podemos entrar^ (Izaguirre, 2003. 12).
* En
“Ecatepec de Morelos, México, D. F., mayo /2002”, un suceso sangriento es
interpretado con una ingenuidad dolorosa que pone el dedo en la llaga sobre los
atropellos contra la infancia: ¿ l’erdad, papá./ que esos niños sólo están muertos en la
pantalla del televisor?// -No. hijo, esas criaturas/ ya no existen en realidad; se han
ido./ ya no están, sus cuerpos/ pronto serán unos esqueletos-// Ya se, papá, ya sé /
apaguemos el tele/para que la muerte se detenga/ o cambiemos de canal para que se
vaya/ a otro lado. (29; siempre, lo subrayado, en cursiva en el original). Sin
eufemismos, la poesía como traducción de la realidad.

En la línea de trabajo relacionada con el amor, el ingenio es la nota dominante. En


“X”, leemos: Rápido, Pamela,/ rápido,/ dome un beso, ‘ apresúrate,/ que despierto.
(28). En “Pamela” —con incorporación del pastiche, como bucn signo de los» tiempos—
el poeta trabaja desde la poética de la cotidianidad: Ahora que te vi, recordé el letrero
que hav en la terminal eléctrica:/ peligro, no toque ’y el del cine tíos reservamos el
derecho de admisión 7y también aquel rótulo en una calle: 'prohibido el paso'./ Por
eso me he sentado en la banca de este parque/ a ver como (sic) te pierdes en la
oscuridad. mientras pienso. / ah, que (sic) bella muchacha sos, que (sic) bella niña
enes. (26). Quizá, desde una perspectiva empeñada en visualizar la poesía como sinónimo
de grandeza, los rasgos coloquiales merezcan anatemas. No obstante, tras las frases
aparentemente insulsas, la denuncia de un sistema coercitivo que, generalmente, sólo
deja ligeros resquicios de luz.

La obra incluye una serie de homenajes (con el complemento fotográfico) a varios


personajes: Ernesto (“Che") Guevara, Jorge Amado, Consuelo Sunsin y Juan Ramón
Molina. En este último caso, hay una especie de conmiseración al ver al gran vate en
la solitaria banca del parque: tan solo,/ tan triste/ tan bronce tan amanecido. (32).
Un libro experimental que mezcla distintos discursos. A mi juicio, aunque interesante,
está por debajo del nivel de calidad observado anteriormente.

* Todos los poemas, con excepción del consagrado a Molina, están copiados en
forma íntegra.
Helen Umofio

Armida García

En La soledad justificada (1997), Armida García (Tegucigalpa, 1971) confirma la


amplitud de senderos que recorre la poesía hondureña actual. En “Réquiem”, la primera
sección, el ser humano parece haber desaparecido, absorbido por el mundo de los
objetos. Éstos, animizados, adquieren autonomía: Las velas lloran con lágrimas gordas,/
bajan la cabeza/y graves clavan los ojos en el suelo./Elparaguas,/fúnebre y huesudo,/
con la nariz alzada,/ se planta en la esquina/y me mira severo./ (...) Yo sonrío/ el
marco del espejo hace un puchero. (García, 1997: 22); Los manteles,/ tanto tiempo/
con las alas recogidas/y colgados de las patas,/descendieron a la mesa/y la escoba/
taciturna, despeinada/ regresó a espiar a las arañas. (24).

Un poco, como si, en código lingüístico, se hubiesen vertido escenas de las series
animadas de caricaturas infantiles. Pero no hay indicaciones metalingüísticas que
orienten el sentido hacia una interpretación humorística. Dos o tres versos, en cada
poema, evidencian que el planteamiento de fondo va más allá de la apariencia: Vestido
nuevo,/puesta la mesa,/la angustia sobre el plato/y como gato callejero,/ crispada
mi paciencia. (23); Resignados,/ los zapatos/se echaron bajo la cama,/ mientras.../
yo destripo las sombras/con los dedos. (29); Todos los objetos de mi casa/hicieron la
maleta'y se marcharon./ (...) Los vi alejarse,/ en procesión,/ llenando de murmullos
Iqcuadra./El suelo se rompió/yo me hundí en el agua. (21). ¿Alusión a la cos¿ficación
de la vida contemporánea? ¿Indicación del nivel a que se ha llegado al permitir que las
cosas saturen y gobiernen la existencia? ¿Simbolizan la muerte de lo humano, tragado
por el poderío del objeto? En el último poema de la sección, la voz poética corresponde
a alguien que está dentro de un ataúd: Miro desde elféretro/ (...) a las sillas/que han
ido a echarse en las esquinas,/ a la mariposa que se arrancó las alas/y se lanzó al
vacío./ Todos están aquí,/ impenetrables) Optaron por el silencio/ igual que yo
(31). El silencio alcanza a personas y objetos. En esencia, una forma de equipararlos.

La segunda sección, “Nudo ciego”, continúa el esquema de trabajo observado: la


expresión se apoya en la descripción animizada del entorno y, aunque se hace mucho
más visible la presencia de la persona, ello no impide que los connotadores de
deshumanización vuelvan a presentarse: Hoy descubrí/ tornillos/ en la articulación
de mis dedos/y mi grito/fuyó en series numéricas./Ahora entiendo/ de dónde proviene
ese maldito eco de engranajes/ que no me deja dormir. (46).

756
La palabra iluminada

Por las imágenes precisas, por la atmósfera de hostilidad implícita en los signos
utilizados (especialmente ios de índole zoológica), “III” es uno de los poemas más
inquietantes: Mi casa/ está llena de alimañas descalzas,/ de fantasmas de trapo,/de
pájaros sordos que lloran cuando canto./Mi casa/ está llena de límites cuadrados/y
retratos huérfanos a los que ladro./ Mi casa/ apesta a un tufo huraño;/ mi casa es un
puñado de huesos enredados. (39). En “X”, la imagen es igualmente devastadora: Yo,/
que hundí mi boca en la tuya/ (...) Hoy/ he tenido que gastar/ la memoria de mis
manos/ sobre el lomo de las piedras. (50). La dimensión del aniquilamiento se mide
por la desmesura y la violencia de las imágenes, tal como comprobamos en otras
muestras: Hígado;/ riñones colgando/ Tripas/ víboras que enseñan la lengua;/
rebalsan,/se enrollan/ en mis piernas. (“XII”, 52); Nuevamente/ en mi exilio de roca/
con las visceras,/que apestan,/ envueltas en un trapo./Dando de gritos,/blasfemando,/
pateando/ los cristales del sol/ que he roto a manotazos. (“XIII”, 55); No puedo
salirme de mi;/estoy atrapada/ dentro de esta caja vacía/que es mi cuerpo. (“XIV”,
56). En sentido estricto, una vivisección poética.

Con tales poemas, un título que habla de soledad se justifica. La poesía de Armida
García, dentro de su aparente inocuidad, se alimenta de angustia y agresividad.
Inclusive, un texto de carácter amoroso opta por una imagen de fuerza: Te derramas/
sobre rnú aplastándome/ tibia/y brutalmente./ Trepo tu cuerpo/ con los labios;/ tus
manos/ tienen la medida/justa/ de mis senos. (45). El eufemismo ha dado paso a la
expresión directa, fuerte y vital del mundo afectivo. En la búsqueda de símbolos que
caten en las inquietudes de la generación fin de siglo, Armida García ha encontrado
una manera muy personal de formular su mensaje.

Óscar González

Óscar González (Puerto Cortes, 1971) escribió Amada en el amado transformada


(1995), obra que modula sus versos en tomo a un tema único: el amor. Su título —
tornado del conocido verso del místico español San Juan de la Cruz— anuncia la actitud
totalizadora con la cual se asume la relación amorosa. La mujer alcanza limites
omnipresentes y la naturaleza (el mar, el viento, la noche, la luna...) y las energías del
hombre (pensamientos, deseos, sueños...) giran a su alrededor. Lo anterior se expresa
mediante la elaboración de cadenas de imágenes, metáforas, símiles y figuras hiperbólicas
que, en cuanto al manejo del lenguaje, permanecen en el plano racional: Caen en tu

757
Pelen Umoño

cuerpo de uva crespuscularf en tu trigal arena a donde el tiempo se dilata, las caricias
del sol en declive, tomadas en brasas,/que descubren/ tu sabor a peñasco rebosante de
silencio.// Y sobre tuforma efímera de otoño,/ mujer de mar y violetas húmedas,/mujer
de esteros y frutales ríos, / tu noche cubierta de nieve lunar/ clausurando penas como
sombras/ dormido pétalo de luto silencioso,/ construye lienzos de estrellas fulgurantes
como tu sonrisa. (“Océanida”, González, 2002: 28); Da gusto deshilar/ el matutino
trino de la luz entre tus labios/ pensar, acaso,/ tu campo incendiado de sonidos,/ de
pájaros y versos/ que pulen tu alborada con sus sombras/ como un orfebre que se posa/
sobre e! encuentro de su sueño.//(...) El tiempo violeta que en tu larga alborada reside,/
la prolongada espira de tus labios/ extendida en la palabra,/ tus espumosas sendas
dibujando el infinito,/ y tu boca mojada por vahos marinos/ invoca tempestades p
jardines vaporosos en mis versos. (“Penumbra del amanecer en ti”, 32-33). Versos
extensos y profusa adjetivación. La actitud de alabanza es similar en las veinticuatro
composiciones, la mayoría con gran número de versos. Vr. gr., “Volver” cuenta con
sesentitrés.37

Rafael López Murcia

Rafael López Murcia (Comayagüela, 1971) escribió Arpegios para una guitarra muerta

(1999), libro con trece textos en verso y tres en prosa. Especialmente en los primeros
—una disección de Tegucigalpa—, López Murcia, tal como otros autores de este
período, evidencia un cambio de actitud con relación a las generaciones anteriores:
poesía no es sinónimo de belleza o de construcción de frases o imágenes refinadas.
Con frecuencia, prescinde de la retórica tradicional y acude al lenguaje coloquial, a la
expresión directa, despojada de afeites, incluso insólita. Puede ocurrir, también, que
el poema adquiera un carácter narrativo, cuente algo. Pero, como complemento, de
vez en cuando, eclosiona el ramalazo lírico.

En “Introducción con galleta”, el nombre parodia la forma de titular que acostumbr an


los pintores. Revela una postura iconoclasta en un texto que traza un retrato, una
pictografía de la ciudad: Algazara de las hadas y los niños/ en las playas de tus ríos.

37 No captamos la intención del autor cuando toma, en un texto, dos conocidos elementos
de "Pesca de sirenas" de Juan Ramón Molina: (...) esperanza/ de poder volver,/ de
poder tenerte otra vez entre mis brazos loca,/ de poder amarte,/ de poder besarte
bajo el divino martirio de mi boca. (21). Supra, pp.110-111.

758
Lo palabra iluminodo

Tegucigalpa./ Amplias avenidas del tedio/ abren raras perspectivas de infinito./ En


tus cielos se reflejan/ tus sueños y pesares,/pesa el dia,/pesa esa suerte de día/ cernido
sobre el azul de la resolana.// En verano el agua es rancia en Tegucigalpa.// (...) ‘El
poeta caminando va por el puente Mallol (era),/fumando un cigarrillo, desgarbado
en su puso, avanza./Dos sucesos ocurren:/primero es la chica esbelta que se cruza a
su paso/ las miradas escrutadoras que se encuentran./ Y él la arrulla un cuarto/ de
segundo en la mente. Crepita hondo el deseo,! ayuntado a la tristeza de no verla
más./ Se pierde. No ve. No más. (López Murcia, 1999: 13-14).38 En la sección
subrayada, ocurre una especie de desdoblamiento: el yo poético se observa a si mismo
(de ahí la utilización del pronombre en tercera persona singular) y las acciones son
prosaicas, carecen de maquillaje idealizador.

El estilo utilizado no es producto del azar. En “Segundo cántico a Tegucigalpa”, el


autor confiesa su inquietud con relación a la manera de enfrentar la elaboración del
discurso poético: Cómo se le canta a Tegucigalpa,/me interrogué. Una ciudad que es
una,/de calles estrechas, pobreza/y tristeza mandrágora;/donde los puentes/adolecen
de caries en las aceras/ y la Catedral,/ de fanfarrias de roncos olifantes.// (...) En el
fondo se queman los amaneceres. (30-31). A partir del tercer verso y en todo el
desarrollo del poema se ofrece la solución a la interrogante planteada: a través de
mecanismos directos o mediante imágenes de construcción insólita. Adviértase,
también, el empleo paródico de un verso de Juan Ramón Molina.3940

Aunque de nuevo signo, la obra de López Murcia, tal como ya lo había realizado
Javier Vmdel. representa una vuelta a la mimesis aristotélica. Así, otros poemas definen
la atmósfera cttadma el barullo humano, la contaminación ambiental, la violencia
interpersonaí, la incorporación de términos sin prosapia poética: El ronroneo
moiociclístico es otra de nuestras claves:/da la pausa al discurrir del centro,/entorpece
busos v fantasmas./ chicleños, mojigangas y ventas informales/ de elote y pastelitos
de perro/® (“La ciudad cautiva”, 20); El cielo de Tegucigalpa/ amaneció aceitoso
hoy/ (...) parece una Roma de mentiras/ porque en su Capitolio anidan víboras.
(“Alma citadina”, 15). También, cuando la voz poética se desdobla, los elementos

38 En todos los casos, lo subrayado, en cursiva en el original.


33 Supra, p.109. Por otra parte, el poema “Habitante de la Osa" connota un homenaje a dicho
poeta: Un Poema/que latía como un corazón.// Polvo sideral, Madre Melancolía. (36).
40 En Honduras, pastelitos de perro es el nombre dado a unas empanadas fritas de
carne picada con arroz.

m
Hflen (¡moflo

son prosaicos: 'El Poeta, mientras tanto, bebe calmo/una lata de cerveza: la humedad
se lepega a lafrente. Caen como mosquitos los recuerdos/y entre las nubes mortecinas/
una imagen se define:// es el Parque Central tridimensionado,/ la imagen limpia y
sonora/ del Parque Central en jueves (17).

Los textos en prosa ¡levan el titulo general de “Digresiones”, probablemente porque


se apartan de los temas relacionados con la ciudad capital. “Concepto” reflexiona
sobre el oficio poético al cual se le identifica con un látigo. Plantea si a la literatura se
la puede considerar un analgésico, un sedante. “La noche” exalta la belleza de las
horas nocturnas. “Las puertas” divaga sobre las volátiles circunstancias que concurren
cuando se produce el encuentro del “otro”: A veces aparece el amor en la forma de
una puerta. Una puerta que sólo se abre con los nudillos desnudos de la audacia.
Cuidadosamente, no sea se proyecte un mar de sombras, un gesto o un ademán de
muerte. La puerta puede entreabrirse con la suavidad que produce el silencioso aviso
de un ángel. Un ritmo combinatorio que es dulce y amargo, ata el latido de un
corazón al gozne de la puerta. Ocurre. (39). El estilo vuelve a la “normalidad”. Ya no
socava a la retórica tradicional. Según colegimos, la obra de López Murcia revela el
imperioso deseo de transitar por senderos inexplorados de la expresión.

Yadira Eguiguren
r
La antología Honduras: mujer y poesia incluyó varios poemas de Yadira Eguiguren
(La Esperanza. Intibucá, 1971). El amor, la solidaridad como elemento concomitante
a dicho sentimiento y la autodefinición, son aspectos abordados que se amalgaman
en “Mujer-casa" que, por las analogías formuladas, constituye uno de los mejores
textos: Soy mujer/con verdes prados/y oscuros atardeceres/ (...) Soy casa/refugio de
una pena./ Tengo antesalas, cortineros/ (que uso y desuso en cada caso)./ Un techo
remendado/y un cuadro colgado en la memoria./ Habítame en los cuartos de luna,
en los amaneceres defrío,/ cuando quieras ver las mariposas/posarse en las flores.
(...) Habítame y enciende esta oscuridad, (en Pineda de Gálvez, 1998: 547).

José Enrique Cardona Chapas

José Enrique Cardona Chapas (Agua Caliente, El Porvenir, 1972) escribió Los dobles
espejos (1995), libro con cuarenta y cuatro textos cuya temática se recorta dentro de
esa perspectiva —tan fecunda en la literatura hondureña— de un inquirir angustiado

760
lo palabra iluminado

sobre la propia existencia. Para los autores poseedores de esta actitud vital, el mundo se
calibra en términos de conflicto. La agresividad la respiran en el ambiente No es fortuito
que, en el poema inicial-(la ubicación funciona como signo proxémico), que lleva el
significativo nombre de “Poética”, sobre el abrazo de una lénus desnuda, se privilegie
a la bestia mirando con espanto/ las cicatrices del odio. (Cardona, 1995: 17j.

La impronta violenta se transparenta de poema a poema: La aldea despierta/y semeja


un corral de fallido edén./ (...) siento que algo me oprime:/el recuerdo de cadáveres
familiares/ mutilados por frías alimañas/ en la pequeña isla de la infancia (“Fnas
alimañas”, 53); Nada sobra en el tiempo puntual de los asesinos./ A través de sus
gafas oscuras/ uno a uno van cayendo los elegidos. (“Juego de amor” 35); Miras la
ciudad con desagrado./ Al borde del paraíso/ es una sombra deslumbrante en tus
ojos./(...) Conoces las madrigueras de los lobos,/el harem donde remojan su corazón
de ternura/y la hora exacta del escándalo. (“La ciudad que habitas”, 32); Nuestro
tiempo se distorsiona/ como una serpiente./Habitamos lugares/ donde la calma/ se
parece a un asno maniatado. (“Tiempo nuestro”, 33). Siempre se está fuera del
paraíso El ser humano se percibe como ser desterrado. Un léxico cargado de notas
sombrías y angustiantes.

Dentro de ese lugar poblado de espinas (24), el libro plantea la existencia de tres refugios
o salvavidas espirituales, la poesía, la amistad y el amor, certeramente enlazados en
“Como animal de lidia”: Vivir adorando las palabras: mi destino./ (...) Pero el sol me
llama/ desde el centro de un ríelo inmenso/para brillar, lucir, amar,/ lo poco de vida
que me queda.' (...) Taciturno estoy./ herido como animal de lidia,/ mirando a mis
amigos sobre las cuales sostengo mis dias: el tiempo que me cultiva y cultivo. (61).

Otros textos dan cuenta del diario batallar con el lenguaje. Insistente, el señalamiento
de lo esencial de tai quehacer. Asi, en “Mi nombre”, Cardona habla de las palabras
como formas para poblar mi vacio (50). En “Diario del oficio”; Regreso en una
palabra/ al encuentro de mis huesos (40). En “Oficiante”: Acude el bostezo de la
mañana/'como una ola sobre los papeles.// Alguien escapa en una palabra (41). El
poder liberador de la poesía, aspecto que también se aborda en “Poema autobiográfico”:
Caminas/ flaco muchacho/ tenso entre la gente perdida/ odiando cada esquina de tus
pasos/ encerrado en una palabra, en vagas respuestas sobre tu miedo al frío. (...) y
en fu corazón la ansiedad y el deseo del viaje/ te persigue (sic)/ soñando bellos
caminos. Entretanto huyes de la realidad escribiendo sobre el afán rencoroso de la

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Htlen Umoflo

vida (60). La poesía como catarsis y evasión. Quizá, por ese trasfondo dolorido, el
poema “A Jacobo Cárcamo’* insiste en señalamientos negativos: En una cantina/
bebes el líquido inconforme de la vida/ (...) borracho y enfermo/ escribiendo/ sin
contener la rabia/ sobre el llanto del fuego. (37).

Dentro de esa misma órbita semántica, en “La casa del poeta”, el término paraíso, sin
perder su significado de nombre de un árbol, puede interpretarse como una designación
de la poesía, paraíso reencontrado: Yo vi la casa del poeta sentada al pie de un
paraíso.// Escuché un rumor de cantos rotos en el acantilado/ donde dormían los
cisnes del otro lado de los espejos/ monstruosos.// Más allá de los muros de la casa
vieja:/ eljardín donde engendraba su memoria la locura/las maldiciones retando la
belleza.// Yo vi sus dedos irradiando la belleza. (19). Presente, la dualidad. Los
extremos, tocándose.

El poeta, por la racionalidad expresiva, está más vinculado a la generación que le ha


precedido que a la de sus contemporáneos, aspecto que se comprueba en “Los dobles
espejos”, trabajo en el cual reconoce su amistad con el poeta Segisfredo Infante.
Cardona, dándole una inflexión coloquial a los versos, atrapa un momento
circunstancial: Los ojos verdes en el café negro./Los ojos castaños en el café negro.
(...) En la pequeña mesa las tazas semejan veleros/ en un vasto mar/ y algunas
palabras nos salen vacuas/tan repentinas como las intenciones o emociones/que nos
dejan como hojas al viento/ escalando las horas de la noche./ Habla el silencio:/
rumores de libros, versos, musas/y la mesa cada día diferente. Diferente el alma de
mujer que nos rescata de la asfixia./Diferente el lento ritmo de la vida/golpeándonos
las sienes y la inercia de la depresión/ agazapada en la mirada profunda./Diferente
la palabra de cada uno: serena, la de él,/ y emocionada la mía con perfil de
adolescencia. (38).

El libro incluye tres prosas poéticas. En “De rodillas”, despunta el tema de la muerte
y la atmósfera de pesadumbre sigue prevaleciendo. Un fragmento: Desperté de rodilla
con ojos de loco. En mi memoria escuché otra memoria. Siento horror de respirar
otro aire que no sea la vida. Mis dedos irisan las palabras. Amo las cosas: espante
cotidiano. Engendré una rosa en lo árido de la tierra. Algunos me dijeron cuídate de
sus espinas. Pasé noches tendido entre calicantos y huertos con pájaros. El vino era
otro. (28). Aunque se confíese amor a la vida, hay imposibilidad de tirar por la borda
la desazón existencial.

762
la palabra iluminado

Francesca Randazzo

Francesca Randazzo (1973) ha escrito Roce de tierra (1997); A mar abierto (2000)
y Compás de luz (2003),

Roce de tierra
Los cincuenta y nueve poemas de Roce de tierra develan una visión descamada de la
existencia la cual, en buena medida, se percibe como carga sumamente onerosa. Tal
perspectiva se remonta, inclusive, a los orígenes de la vida y cuestiona uno de los
bastiones ideológicos más arraigados del statu quo: el de la maternidad: Sáquenla de
aquí / Llévensela./ No la soporto más: ¡Vida asquerosa!/ Nausea (sic) teñida/ de
engaños;/ conservación/ que reproduce/ tentáculos de sangre./ Masas deformes/ en el
útero,/ coágulos de carne/en tu carne;/ materia/ viscosa y blanda,/ vomitada/ entre
las piernas./ Vida que acosa y obliga. (Randazzo, 1997: 21). En esencia, se abjura de
la existencia cuya finalidad no se vislumbra por ningún lado: La vida/' es un archivo
borrado,, una compuerta/ que no lleva a ninguna parte. (25). La propia vida se
asimila o se equipara con términos que implican gran desolación: Regresemos a lo
desconocido a ese espacio/ en que podemos ser cualquier cosa: recitales de silencio/
puntos en el vacio./ ciudades/ suicidios./ soledades... (24). Planteamientos que
responden a una actitud desencantada que enlaza con la condición posmodema.

Atreverse a ver la realidad sin disfraces o maquillajes tranquilizantes, enfrentar la


crudeza de la verdad es acceder a un nivel de conciencia cuyo precio es muy alto:
conciencia vacio hueco/ compacta hermosura: Quiebra (sic)/ manipula, parte tos
huesas sacude/ los vientres convoca, ios gritos//conciencia/ muerte desnuda' colgajo:
pellico (54). El uso del hipérbaton, el suprimir conjunciones y preposiciones y la
redundancia (nmemática, silábica y fonológica en los versos que subrayamos) que,
además, acopla dos términos de significado parecido, funcionan como indicios de
desasosiego interior, de profunda alteración anímica.

La violencia social se percibe como tuerza omnímoda y aplastante: Vuelvo a la caverna


alguien, me invita a volar/ y apuñala/ la última candela. (22). De ahí la opresiva
sensación de miedo con la cual se vive: Escarbo los rostros/ a mi paso/ para que no
me sorprenda/ el miedo./ Que no me salte/ por la espalda.: Que no se lleve/ sin
permiso/ mis ojos. (38); Pruebo (sic) dar un paso; pero sólo mis ojos/ avancan/ v

763

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Helen Umofto

encuentran1 el miedo. (13; cf. 43). La raíz de esa visión apabullante quizá radique en
el desencuentro amoroso, muerte real del alma. Los versos —por los símbolos
escogidos- - son reveladores: se afierran/los días/a esta pequeña muerte//estrepitosas
cadenas, abren tus puertas/pordioseras de mentes/y lamentos/ que muerdo en e¡ pan//
quererte/ es el vacío protuberante de mi vientre/y tu deseo de cal/fuegos amargos
que hierven/y castran// quererte/ es amarrar el piso/ de surcos y señales/ es atar el
cuello/y proponerte/ que no volvamos nunca/ a empezar (60); cada beso/prometido
o provocado/ es sólo eso/un paso enfalso (64). Se habla, pues, de formas de opresión
y relaciones interpersonales castrantes. Y no se anhela volver a transitar esos caminos.
Tal. la veta feminista del libro. Por esta causa, en otro momento, dirá: vivo/solamente/
en el tiempo suciamente/ corroído/por tus verdades// en ascuas las mías/ señales/
baldías figuras/ se mecen vulnerables (76). Se reconoce la desventaja social en
función de género. Adviértase, en nuestro subrayado, la peculiar sintaxis gramatical
que violenta la regla.

Un mundo carente de amor: Camino ciudades/montañas/piedras./Rostros invisibles/


diálogos muertos/ disfraces,/ todo/ pegado a la ropa./ Somos miles,/ evitamos
percibirnos/ para no tomarnos de las manos. (23). El verdadero rostro se esconde;
los diálogos nacen muertos. La hostilidad es, pues, general. En otro momento dirá.
plantaron/ las garras/ en mi frente. (29). Reduciendo la situación a la esfera del tú y
el yo, surge la execración o el anatema: No evoques/ en mi/ ningún/ dolor/ o que te
devoren/ mis demonios. (34).

Pero llegar a ese haz de sentimientos negativos tal vez implique haber transitado
previamente por un estadio de dolor: necesito un poco de muérte/ para dejar de
sangrar/ por dentro,/ un poco de vacío/ o algún beso/ porque mis ojos/ ya no los
recoge/nadie. (30). El derrumbe interior es hondo, pero la alusión a la caricia que se
anhela indica que las puertas a la vida no se han cerrado del todo: Las ventanas
tiemblan/y la cama/se afierra a miforma,/cede el tiempo,/se marchitan/ los bombillos,
las iguanas/y cada tanto/revienta una ola. (45). El fuerte simbolismo del mar amplía
la proyección del verso. Inclusive, en otro momento, es válida la búsqueda de una
tabla de salvación, aunque ello implique un autoengaño: sólo hay que olvidarse, p >
dentro/ para volver a existir// pedir prestado algún/ cuento/ o inventar uno// en e.
abortivo intento/ de vivir/ enciende el mar/ sus luces yo las apago, en mi cuerpo
(68). Acertada manera de connotar la aceptación de las pulsiones interiores. No obstante

764
La palabra iluminada

que, en algunas composiciones, el verso formado por una sola palabra genera un
ritmo cortado y abrupto, el estilo de Randazzo es recio y fuerte.

A mar abierto
En este libro, la expresión formal —que algunas veces acude al hipérbaton— propende
a la búsqueda de claves personales de mayor definición. Conceptualmente transita
por el mismo derrotero observado en Roce de tierra.

Randazzo no baja la guardia respecto de su manera de captar el mundo. En “Háblese


de la mar”, se agolpan múltiples significados: A veces olvidamos/que la realidad/no
se presta/para ser moldeada/como dócil elemento/por un artista///...) que la verdad/
no cae del cielo/ como maná o milagro/para el pueblo elegido/pues su búsqueda es
penitencia y castigo/de todos los expulsados/de la tranquila divinidad// que entender/
no es el embudo/ hacia una gloriosa fuente de luz/ sino un abismo tentadoramente
oscuro/de atracción sin regreso hacia el vacio// que estar juntos/ no es el contrario
de estar solos/ sino una función refleja/ un camino más directo/ hacia el desierto
inaccesible/ de toda individualidad (Randazzo, 2000: 31-32). Las relaciones de la
poesía con la realidad. El arduo encuentro con el conocimiento. La soledad básica del
ser humano. Cerebral es la aprehensión del mundo. Los poemas no son, pues, fruto
del desvarío: En mis sueños/ no hay monstruos o incoherencias,/lodo sigue una fría/
lógica de vigilia./ Las veinticuatro horas/son reino/ de los mismos personajes,/ no
hay fantasía/ ni inconsciente/ que salve mi estado de alerta. (33).

La realidad aplasta con su contundencia. En forma sintética, “Incienso” lo revela sin


atenuantes: navidad/ canta la muerte del niño/ que ningún ángel anunció/ rezan los
vientres/ redención de su carne/ mientras cuelgan/ luces nueces manzanas/ en hilitos
de sangre (17). En “Mitológica”, la autora ratifica el acibarado regusto que la existencia
le ha dejado: además, permite apreciar en que medida sus imágenes se apartan de
caminos de amplio recorrido: me escucho/ mientras las piedras/ soplan aullidos/y
océanída (sic) calla// he atravesado los sentidos/ aún tengo en la boca,/ el gusto de la
sangre// bajo la superficie/ algo está perdido (49). El tema del amor se aborda con
similar crudeza. En “Citru, -y el título es significativo— se enuncia la fatal necesidad
del “otro”: este cuerpo/que ve y muere en el nombre de vos/estas mañanas/ cierra/
sus ventanas y sus puertas/ tele la luz/y se niega a la sombra// tiene páginas que
rompen las sienes/y entre arrugadas páginas/ los abrazos que guarda para vos (19).
H«Im ümofla

En “Aereoblucs” (sic), la relación de amor-odio apunta sus signos: mírame mañana/


en otra oceánica fuga/ en busca de nuevos altares// hoy/ sigilosa/ voy a escuchar tu
piel (45). “Entre Ágape y Eros” sintetiza los imponderables que pueden ocurrir en
materia de amor.

Encontramos poemas de clara formulación feminista. Frente al ceder continuo que


imponen los condicionamientos sociales, “Icefieid” expresa impotencia: disfrazada
de abruptos silencios/ (...) agonizo en la memoria/que indica/cómo abrir una puerta/
girar un olvido/ arrastrar las piernas/y dejarse caer (16). Ironía y capacidad de
síntesis encontramos en “Nombre”: pequeña e ilegible/ abierta/ ninguna/ angosta/
dulce/ ideal/ en busca/ de apellido (46). En pocas líneas, un discurso sobre los
estereotipos y condicionamientos que controlan la vida de la mujer, principal baluarte
de su propia alienación: ser ilegible en tanto rehúse escribir ella misma el guión de su
propia vida. De ahí, el predominio de adjetivos, elementos fácilmente prescindibles.
El único sustantivo corresponde al término que identifica al varón, la gran presea que
la mujer persigue: el apellido ajeno. En “Difuso”, con ironía aún más refinada, se
cuestiona la orgutlosa sabiduría del macho: Un nido de respuestas/ensancha tu pecho/
trato de encontrar en ellas/ la pregunta (23). Planteamientos similares destacan en
“Hieiitos” y “Trastecitos”. Hay intensidad en el concepto, fuerza expresiva, capacidad
de síntesis y una búsqueda formal de marca personal.

Compás de luz
En los siete poemas de Compás de luz, hay que obviar el significado normal del
léxico. Cada texto instaura su propia semántica y, además, con frecuencia, prescinde
de las normas gramaticales. Pero, del conjunto, emerge una visión coherente sobre el
tema propuesto.

Cada poema se divide en varias secciones que, a su vez, constan de varias estrofas.
“Mi pozo malacate" se desarrolla en cuatro momentos. El primero alude a una situación
de permanencia o estado de sumersión: agujeros/escape de represas/ FUENTE/de
luz (Randazzo, 2003:9; mayúsculas, de la autora). El segundo alude a una presencia
cuya mirada entraña la salvación personal: tu sombra/descompone con una sonrisa
el dolor/ de todas las miradas (10). El tercer apartado sugiere un entendimiento
cargado de reticencias: aunqe (sic) no soñemos/ los mismos parques de esperanza/ ni
aparquemos/ en la misma espera nuestros sueños/ puedo adivinar/ el abrir de las

766
la palabra iluminaba

ventanas/y el anochecer de los tragaluces/ —el tiempo corroe las manos/y tos dioses-
brillan entre los dedos— (! 1). La última sección reafirma el sentido de la existencia:
vida/ me atrevo a pronunciar tus colores/a ver la luz entre tus cadenas, como un lazo
de palabras// (...) quiero hacer el mapa de tu piel tirarla toda aJ viento y aprender
a volar/ sin el tono del vacío// vida/ objetivo y zoom/ perspectiva mundo que se
abre/después de haberme estrechado/tantos brazos 111 -12). El mensaje se resuelve,
pues, dentro de un clima positivo, de aceptación de la vida, aunque ésta, con frecuencia,
se vislumbre desde un pozo, por rendijas, por las que se cuela el sol. (10).

Similar procedimiento despliegan los seis poemas restantes. En “Nuestros cielos bajo
la tierra”, con una alusión final a Nicaragua que parece una digresión, la poeta expresa
su particular captación de la capital: Tegucigalpa cerro de cuevas boca abierta al
cielo/ que se detiene en un domingo (16). “Este vórtice” incide en el tema: ciudad
imagen terremoto/ casas de pies guillotinados, y aquí/ no hay paso a pesar de las
gracias cielo/por dejar de llorar/ aun si nadie te ha entendida después de siete días
de taparte la cara entre tus dedos colándose, ni una palabra ni un sollozo, tu vientre
inconsolable nuestros escarabajos gritos/' por todas nuestras calles angostas y
montana s derretida personificada en venas/ ya se cuentan impotentes puentes
' cuidos absurdos? entre los restos. ■ multiforme (23). Imágenes dislocadas
para retratar una realidad agresiva. El viejo canto a Tegucigalpa pero remozado por
un tratamiento del lenguaje en el cual algunos versos funcionan como oraciones
unimembres que disparan sus significados con amplitud connotativa.

Del amoi tratan ‘ Mi isla o los castillos” y “Las flores solo (sic) las flores”, vamos a
desnudar este oscuro i irlo con las últimas notas de la madrugada- vamos bajemos
hasta las húmedas luciérnagas en las que nuestros párpados, sejuntan ( > pero me
píenlo en tu isla, es tu geografía irremediablemente me precipita hacia el mar (28-
29). En “La ausencia”, la falta física del otro se confronta con la idea de su presencia
interior: como hormigas/ mis letras invaden la agenda pnocurandt rvar un domicilio/
desde que el último aguacero, nos volvió a echar de!jardín.' y aquellas palabras, de
tanto pensarlas perdieron su Jornia, como aquella morada que creíamos nuestra
vida (33).

“Ultimo día” deviene en bala ice interior que incluye recuerdos de infancia, reflexiones
sobre la propia vida y alusiones a Tegucigalpa; olvido cada domingo, verificar si me
gane la lotería compr uebo a chubascos. mi suerte hasta quitarme las ganas obsesiono

111
Htlen Umoflo

tus días/con la minuc iosa tarea/de sacarle los piojos a la vida/ me la voy limpiando
de razones' y raíces/ aceptando la condición aérea/ vivo/ sin más/ —qué más—
innec ciaría p con ganas/ de presentarme a la calle/esa voz/ que todavía cuadrúpeda/
inadecuados números en mi ruleta/ aqui estoy succionando el bombón de la calma/
despellejando plácidamente un croissant/renuente a espesarme la coraza/y dispuesta
a seguir viviendo/ los domingos (41-42). Un canto de rebeldía refrendado desde los
parámetros formales; desde la negativa a ceñirse a la ortodoxia gramatical.

Hlbi r Sorto

Heber Sorto (Olanchito, 1973) es autor de Canto nuestro (1994); La última mejilla del
horizonte (1997); Arte poética (2000); La ventana (2001) y Caballos marchitos (2004).

Canto nuestro
En conjunto, el libro testimonia una vida difícil, con indicios y huellas de pesados
lastres. Así, los versos iniciales de “Papá” hablan de una existencia marcada por la
lucha y el trabajo: Antes nos acompañó/ a limpiar lo que ahora/ es su sepulcro
(Sono, 1994:13). En “Viaje a la capital”, la referencia materna es igualmente reveladora:
atrás quedan las manos agotadas de mamá (31). En “Nostalgia de una infancia
trascendente”, la evocación de la niñez se tiñe de notas adversas: Si recordara, los
pasajes de mi infancia,/ diría/ que aún conservo en la hondura/ de los talones la
sensación que causan las espinas.// (...) Los colores que el arco iris germina/ (.
enredan en las cercas/ de otra escuela/ y en los brazos de otros niños/ con los que
nunca estuve. (22). En el recuerdo, a lo hermoso, insistentes, se entreveran el dolor
y la desolación

En “Autopsia”, nombre que, para este caso, equivale a vivisección, Sorto arriba a una
desengañada conclusión: la fabula es lo que he vivido/y el lado roto de la vida, lo
que crece (28). Una cosmovisión de acibarados tintes. También, como en el caso de
Roberto Sosa, el fundamento es colectivo. Apunta hacia los basamentos económicos
de la sociedad. Em “Madre patria", los versos se construyen con imágenes de
pesadumbre: Cuesta tanto describirte madre patria/ tus fauces son como luce
dibujadas/ en la arena,/es más honda la mirada cuando espera/ la florescencia di tu
pesada tosa,/y es más hondo el navajazo cuando llega/a los niveles más claros/ dci
corazón de tus hombres. (29). En “Espejo de la rosa”, el símbolo del ave gráfica la

768
Lo poiobro iluminado

agresividad: En vano tendemos las redes/contra los ojos del cuervo/ sin embargo/ el
(sic) mismo a su sangre pone acecho/y tiende lazos a todas sus pertenencias (18). Ni
los cuervos están a salvo de sí mismos.

Sorto comprende la raíz del problema social. En “Canto nuestro" —uno de los mejores
trabajos— expresa: La lluvia tardía y los frutos que caen/ en el solar ajeno/ sabemos
que no son nuestros./ Vivimos rodeados de incontables espejismos/ pero conocemos
dónde encontrarnos/ aferrados a la realidad.//No somos aves que sacan ojos en vez
de peces,/ no somos los frutos oscuros de esta tierra,/ entre nosotros está el amor./
nada puede perdernos,/ nada. (23). De un lado, lo ajeno; del otro, la solidaridad que
se comparte.

El patrimonio de Heber Sorto es el amor y el canto. La sustancia y su forma. En ellos


descubrió su salvación y su destino: el imprescindible punto/ de dicha sin presagios
(“Mi hoy’’. 26) y el antídoto para no envilecerse (“Poesía", 11). En “Oficio”, lo
afirma con exactitud: poseo un templo sencillo donde imagino la vida,/ un lugar
sencillo/ donde me levanto y me descubro/ debajo de los diamantes/ junto a otros
hombres con los que me parezco:/ pero mi tierra firme es ésta, mi lar es éste,/ este
(sic) es el cáliz que necesito. (16). La poesía: refugio, asidero firme, patria verdadera.

La última mejilla del horizonte


En diecisiete títulos, Heber Sorto continúa afinando los procedimientos expresivos.4'
La evocación de la .niñez, en sólo cuatro versos, concentra pluralidad de connotaciones:
Mundo- hoy que. sienta al niño entrar en mí'como una inmensa sequía, no hay agua
ni horizonte (“Habla la infancia” Sorto, 1997:29). En “Mi madre”, la figura materna
es sinónimo de trabajo, capacidad de reconfortar y dar alegría. “Fotografía”, tal
como vimos en el poemario anterior, es ejemplar en el tratamiento del padre: el viento
de oriente se retenía en su mano, ' hasta que un día,/sin oxigeno abandonó la casa,/
como un niño que viaja en su cometa;/ pero su mano sobre mi cabeza, aún permanece
en la fotografía. (18).

El amor de pareja, que apenas si se había rozado en Canto nuestra, en La última


mejilla del horizonte. se muía mediante imágenes: Tu boca tiene sal para mi boca

41 Tres poemas ya los había Incluido en el libro anterior: en “Autopsia”, realiza cambios
sustantivos; en “Viaje a la capital", dos cambios menores.

749
Mcltn UmoAo

desabrida./ es por eso, (sic) el reloj cierra sus agujas/ cuando suelto los candados de
tu boca,'' entonces hay peces que saltan de tu lengua/ hacia esta calle larga y vacia.
(39). El amor anula el tiempo y equivale a un mundo maravilloso.

La poesía y la relación con ella es tema acuciante. La posibilidad de alcanzarla, sus


raíces o vínculos con la realidad y la necesidad de compartirla son algunas variantes:
La poesía/ debe ser como la flor de los jardines/ públicos. Antes la miraba en el
horizonte,/ hundida. calumniada, separada de mi y de los barcos/ de papel que los
niños ponen en las aguas/de la calle (“Historia”, 17); Como/mariposa blanca/sale
de los libros. (“El poema”, 20). Quiero sentir las tardes y su viento de grafito./ Quiero
compartir amor y repudio./ Musa: Fotógrafa del viento: dime de la alegría,/ de la
ternura que envuelve al infante en el útero,/de la hoguera defrío donde se queman
las palabras. (“Las tardes y el poeta”, 22). Obsérvese, a veces, la disfunción que
ejercen los encabalgamientos.

Sorto capta el ambiente cítadino. “Habitantes” y “Está anocheciendo” muestran


procedimientos parecidos: versos muy extensos que traducen el abigarramiento, el
vaivén cotidiano y el movimiento de la urbe populosa: Besos sin construir, laberinto
de ojos,/ túneles de luz donde la vida vive;/ todo bajo las luces del alumbrado
publico. (25); Lámparas apagadas en las cuatro esquinas, canciones/interrumpidas,
gentes que viven en la misma cuadra/ donde el mundo nuevamente se ya cerrando '
como un libro de palabras borrosas. El aire/ no puede retener sus manos en estas
casas,/ avanza por el nivel de los colores buscando/ la fuerza incandescente de los
rótulos; cuatro/ esquinas amarillas, un chorro de luz jrente/ al fantasma del sol, el
aire no puede retener/ sus manos aqui tampoco: alfileres, libros,/ herramientas, el
portón de la calle, el peldaño/ de la torré (27). Yuxtaposiciones y enumeraciones
propician la aprehensión del concepto.

Arte poética
Aunque el nombre no es muy original, Arte poética evidencia la progresiva decantación
formal en el estilo de Heber Sorto cuya predilección por las imágenes de impregnación
surrealista —como bien lo señala Livio Ramírez en el prólogo del libro anterior
alcanza una formulación mesurada, de equilibrio racionalidad-irracionalidad.

Por tercera vez, un sitio de privilegio, ocupa la meditación sobre la poesia. “Arte
poética” ilustra sus vertientes, posibilidades, relaciones con la realidad, capacidad de

770
lo palobro iluminada

transformación del lector, dificultades para elaborarla..., para finalizar con una nota
de impotencia: certeza de que todo está dicho ya. En su totalidad, dice: Conocer el
fondo por insistencia, no por raíces,/Dirigir un.ejército descalzo./Matar una serpiente
con un libro./ Perseguir los versos que huyen como océano/entre canastos de basura
y papeles rotos./Sacara los pájaros del cielo./Sembrar una lámpara para que nazca
luz.../ Todo pasa, todo transcurre y aún/ ‘no hay nada nuevo bajo el sol’. (Sorto,
2000: 10). El sintético “El idioma’’ implica un reconocimiento a la imposibilidad de
dominarlo: Mano infinita/ que se me abré,/ se me envuelve/ y se me lanza a un río,/
golpeándose mi boca contra las piedras. (13). Un texto con una gran dificultad de
lectura por jas anomalías gramaticales, según destaca mi subrayado.

La evocación de la infancia, en “Pequeña historia’’, alcanza un alto grado de elaboración:


Un día tenemos cinco años,/ montamos en la risa de los potros,/ (...) No conocemos
ni el abecedario ni el álgebra,/ vamos de par en par,/y con nosotros van algunos
animales,/ noches oscuras, zapatos pequeños, pulmones intactos.//- (...) Vamos a
chorros,/siempre olvidados de algo,/con historias que seforman y se desplazan en el
instante.// El amor es espontáneo y perpetuo./Los días no tienen nombre ni mercado./
Los ojos san otros, los amigos, los colores, el mundo. (20-21). Cada elemento de la
enumeración dispara significados hacia distintos momentos de la historia personal.

La elucubración sobre el tiempo es otro de los pivotes semánticos. Dos poemas


llevan como nombre “El tiempo”. Uno, en cinco versos, alude a la idea del eterno
retomo, del volver siempre al punto de partida: Trompo/ que da vueltas y vueltas/en
torna de todos los hombres:/si se detiene,/ un niño lo lanza nuevamente. (14). En el
otro, los objetos se personalizan y se concluye con una metáfora en la que el tiempo
es el gran constructor de poesía, percibida como tabla de salvación: Calle que se
levanta y w limpia los ojos para vernos./La vida que se sacude la cabeza después de
cada golpe./ (...) Habla, escribe, siente cómo la sangre se desborda sin salirse de su
centro./ Esto es el tiempo,/ Poeta que teje un océano para los peces sin estanque (15-
16). La idea de que el arte, en alguna forma, vence al tiempo, subyace en “Fotografías”:
Escaleras/por las qué descendemos/ o ascendemos a las edades./Espejos que acuñan
nuestra infancia./El tiempo reverdece en ellas. El universo/ pasa en cuclillas frente
a los ojos, ninguna llu odría cerrar un gesto. (28).

Con relación a los poemas de amor segunda parte de Arte poética—, Sorto inserta
tres que pertenecen a La última mejilla del horizonte. Dada la similitud en el estilo,

771
Nflcn U moflo

los incorpora como partes de un discurso solidario que se señaliza mediante el uso de
números romanos. De los otros poemas, a manera de ejemplo, un fragmento de
“Fábula de la dama que se quedó dormida”: Ella llovía descalza de los senos sobre el
mundo./ Ella cantaba un rio de pájaros./ Ella era un planeta con el cabello al
viento./ Ella ponía el último átomo de luz sobre mifrente./ (...) A veces la vida pasó
con zapatos extraños,/pero Ella siempre surgía con una sonrisa pequeña./Ella venía
hacia mí con estrellas del bosque. (33). La anáfora enfatiza la importancia del ser
femenino.

La ventana
Una nota en la carátula indica: “Antología breve”. Esto, porque diecinueve textos ya
se habían publicado con anterioridad. Pero también ofrece dieciséis poemas inéditos.
En éstos, Sorto consolida la ruta de calidad que se trazó desde Canto nuestro. Incide,
también, en la temática: la muerte del padre; el desconcierto o estupor frente a un
mundo que no termina de entenderse; la situación de extrañeza ante lo cotidiano; los
sedimentos de una infancia cruzada por oscuros recuerdos...

En los poemas breves hay agudeza y fuerza concentrada. “Preguntas al espejo” alude
a la fascinación que ejerce el terruño (equiparable a la infancia), aunque algo haya
lacerado el alma para siempre: ¿Por qué amamos el lugar donde nacemos/ aunque
tenga una rata muerta en la memoria? (Sorto, 2001: 7). En “Pregunta”, a partir de
dos epígrafes tomados de los poetas sudamericanos, el autor abre un mundo de
posibilidades interpretativas: Neruda/si los ojos delperro/son dos preguntas faúmedas
cuántas son las preguntas/ que nos hace la noche de Borges (24).

**
En “La ventana
, al sesgo, el poeta ofrece un revelador espejo de sí mismo: Siempre
amé las ventanas aunque nunca/tuve una para compartirla,/pero alguien me habh
que de a ratos el paisaje se mira/ a través de paredes o lágrimas,/ (...) que hay qué
cruzar muchas calles para llegar a otros ojos,/que el silencio se hace de borrones,
que el espejo de pronto se abrey nos traga,/pero yo siempre abrí la ventana que no
*
tuve/ y tengo árboles y calles y lunas/ y también tengo aquello que siempre qui'i
encontrar;/ la ciudad que no conozco donde recojo mis pedazos. (I). Se habla de
carencias pero también de una pertinaz lucha por superarlas. De la determinación de
salir del yo para enfrentar el universo ajeno.

772
Lo palabra iluminado

“En estos días” —implícitos, los indicios de la descomposición social— descubre la


magnitud de un desconcierto general: En estos días/cuando el árbolfrutal es alcanzado
por el hacha/en estos días/ en que tenemos que torcernos los ojos/para imaginar que
están secos/y volver a usarlos/ (...) en estos días/ (...) todo lo suficientemente visto/
no puede sorprenderte. (10). En “La vida”, el verso último, al personificar la vida,
gráfica las tribulaciones del existir: La vida pasa cojeando, apurada. (12).
“Pcqueñeces”, después de mencionar distintos elementos y situaciones, remata con
dos versos que, además de ser una especie de epitome de las dualidades y
contradicciones del ser humano, obligan a pensar que el mundo es más amplio que la
corta vista personal: Porque el horizonte no termina en las esquinas:// Todo lo que
nos sobra, nos falta. (14).

Caballos marchitos
En Caballos marchitos, el autor incluye composiciones que ya había publicado en
La ventana. En los restantes trabajos —sin variaciones estilísticas— retoma la temática
ya conocida, especialmente la relacionada con las evocaciones de la niñez: “El viento
de la infancia”, “Recuerdo I”, “Recuerdo II”, “Recuerdo III” y “Pequeña historia”.
En “Infancia” corroboramos su capacidad de proyectar, en los elementos del entorno
y con aparente objetividad (como si no brotase de estratos interiores), su propia
angustia: Crecí' imaginando/ mariposas/ en las bisagras/de la casa.// Ayudé en las
cosas/ cotidianas/y viví como un barco muerto/ entre veraneantes.// Era el tiempo/
en que los madreados/ estiraban las manos/ y lloraban/ hasta que yo/ lograba
dormirlos. (Sorto, 2004: 36).

La preocupación social se ventila de nuevo. La capacidad de violencia, la fuerza


destructiva que se esconde en las situaciones cotidianas se dibuja con nitidez en los
tees versos de “Boceto de Honduras”: Mano que dibuja ríos/y que después golpea la
página/ hasta romper los peces. (30).

La riqueza radica en la amplitud connotativa: se dice más de lo que aparentemente se


enuncia, según corroboramos en “Por costumbre”: Todas las maña; as/ se habla de
un país/ ingenuo y sucio/ pero/ que aún/ conserva/ las aceras/ donde aprendimos/ a
dar/ ios primeros pasos.// Todas las mañanas/ este país abre ios ojos/ y se echa a
rodar/calle abajo. (29). Sin perder un cierto dejo de tristeza o pesadumbre, se persiste
en una situación de esper m. .. igo se ha salvado de la debacle general.

773
Limarte

Fakricio Estrada

Fabncio Estrada (Sabanagrande, Francisco Morazán, 1974) es autor de Sextos de


lluvia (1998); Poemas contra el miedo (2000) y Solares (2004).

Sextos de lluvia
En esta obra. Estrada ofrece un trabajo en el cual las palabras, con mucha frecuencia,
prescinden de la semántica tradicional e instituyen su propia referencia]idad. En
'“Normalmente”, atrapa facetas del mundo cotidiano mediante una fórmula expresiva
que, a lo común y corriente, adosa la necesaria pincelada imaginativa. La asfixiante
atmósfera de los autobuses urbanos es captada, a la vez, desde planos realistas y
simbólicos: Definitivamente/en los autobuses no crecen las orquídeas./Porsegundos/
la desesperación es una plaga incontenible,/piernas, hombros,/ todo/ en una música
estridente./ Las ventanillas filtran una Luna/ que taladra hasta lo más hondo;/ la
Luna,/gráfica silenciosa/recorre al mundo en movimiento. (Estrada, 1998: 12).

En “Imposible un ángel”, los imperativos del maremagno citadino; la impotencia frente


a la realidad grosera e inhumana; la comercialización de la estulticia y la miseria y el
hastio diario se grafican mediante la utilización del habla coloquial: Me harto,/por
Dios,/ lo juro que me harto./ Sólo un gesto/ a través de las ventanillas/y el humo,/
sólo un diálogo/un buenos días/ dos gritos/y me harto.// Me harta eLhombrezuelo/
vendedor de periódicos,/ pregonero de sangre,/ hojas,/ suplemento o basura./ Me
harta la úlcera/y la mueca extensa del mendigo;/me hartan sus dientes, su hambre./
su peste.. J Estoy harto de subir al taxi/ con la misma pierna,/ de correrme,/42 de
sentir obesas costillas/ypaleolíticas costuras.// Me harto del mismo sendero amplio,/
ondulante, neumáticoJ de cómo ignoro a los náufragos/ en este mar de automóviles.
(40). La reiteración verbal; la adjetivación un tanto insólita y la acumulación de términos
negativos expresan la exasperación frente a un sistema social esencialmente absurdo,
corrupto e inhumano. El poeta busca senderos formales a tono con una época que
descree de todo idealismo.

No obstante, Estrada también aborda el lenguaje desde perspectivas diferentes. En


"Algo de piano”, la delicada imagen —de ribetes surrealistas— concentra gron fuerza

42 Alusión al “córranse" con el cual los ayudantes de los autobuses instan a que las
personas se ubiquen en la parte trasera del vehículo.

774
le peíolwe ilitmineie

simbólica: Mis amigos aun no regresan,/es tan de mañana. y aun llueve, la extensa
lluvia de anoche./ Ahogo tres pececillos/ en la cuenca de m¡ mano./ los demás se
agitan en la almohada. (29). El inquirir por las modalidades del mundo del mañana;
la solidaria casa del amigo en donde se puede ser uno mismo; el gran muro que. en 1.a
adolescencia, invitaba al grafiti quizá escatológico; la pobreza, la mujer y el amor y el
calcinante paisaje del sur del país..., son temas apuntados en otras composiciones
que no siempre ostentan un rigor formal. Pero los aciertos sobrepasan a las probables
debilidades.

Poemas contra el miedo


En esta obra, el autor expresa: Propongo creer en algo, ‘ vivir/crear/no hay diferenciad
Que nuestras palabras/ hablen cosas ciertas,.' verdades inseparables al organismo.
(“Para creer en algo”, Estrada, 2001: 9). Tales versos -como si de un ars poética se
tratara— respaldan o explican lo que el libro ofrece: fe en la posibilidad de progreso y
superación del ser humano; inexistencia de límites entre el acto de vivir y el de hacer
obra de arte; ejercicio de la poesía como búsqueda de respuestas a las inquietudes
cotidianas y vitalismo irrenunciable: poesía nacida de vivencias, con la experiencia
toda corno tinta, según enuncia en “Las leyes básicas” (62).

Los textos revelan, a F abacio Estrada, en continua actitud reflexiv a. Más que un ejercicio
lúdico, la poesía se pondera como instrumento de conocimiento. “Sin embargo” objetiva
la muerte de la inocencia intelectual frente a la cruda realidad que, en dolorosa percepción,
se capta sm 1.a envoltura rosa: Sin embargo, llega el momento en que se informa que la
vida de uno na- sirve,.' (...) Que ha habido un gravísimo error, que trastabilla la
experiencia' o que el adjetivo elegido/ no conjuga con los patrones/de la sintaxis y la
disciplina.// Se injbrma también, que las nubes, nunca muestran Jornia alguna. que
del papel no sé pueden hacer aviones ni barcos,/ que para eso está el hierro/ el
antiguo metal de la guerras y las cadenas. (Estrada, 2001: 16-17).

“Año cero” gira dentro de esa misma óptica de pensamiento. El significativo nombre
alude al principio de un * era, < una especial manera de medir el tiempo. En este caso,
el tiempo personal, único que, para el yo, existe.41 Copiado en forma completa, dice:43

43 A propósito, en “Poema que la muerte espera”, dice Estrada: Nada es para siempre,/
aceptémoslo,/ lo eterno se inventa? para no vernos acabados.-; Nada dura mas
tiempo/ que una vida. (50).

775

JliW~ ■ MBiaiwinri i
N*l«n Urrulla

Recuerdo el dia/ que comencé a creer:/ a mi alrededor no existia nada/ y en ¡a


distancia, en medio de un campo,' sembrado de. amapolas/ Dios y el Diablo/ se
divertían: danzando. (32). Una interpretación heterodoxa de las dos figuras
emblemáticas de la religión a las cuales equipara. Al diferir de la opinión común, el
texto simboliza o alude al despertar de la conciencia.

En ‘'Poema del hombre que despertó solo”, Estrada formula una serie de interrogantes
que muestran perplejidad y disentimiento con la realidad: ¿Qué significa tener
ambiciones, (sic)/ Caer agotado/y boquear sin remedio,/ correr de un lado a otro/
elevando los brazos al cielo? (sic)// (...) ¿Qué significa (...) Un niño demasiado
molesto/porque pide,/porque mira en tu piel/la suave tersura de los que comen,/de
los que al salir del baño/ encuentran la leche sobre la mesa/ y un periódico que
informa/sobre la cumbre de los presidentes? (13-14). La ironía, con frecuencia, es el
arma de los inconformes. De los que mastican rabia e impotencia frente a un mundo
que ha dado la espalda a la utopía. Con Estrada se comprueba. “Cuerpo único”, de
nuevo, acude a la pregunta retórica y al estilete de la ironía para cuestionar las invisibles
barreras que, a lo largo del día, aplastan lo humano: ¿Cuánto vale un hombre/sin su
sangre,/ sin las cosas que olvida/ en un rincón cuando sale de casa?// (...) ¿De
cuánto silencio muere el/ hombre/ al bajar del auto,/ de cuál soledad se aferró/
cuando se multiplica en vitrales? (21).

El tiempo es tema esencial. Su irreversibilidad, el no retomo a caminos transitados


con anterioridad y la fugacidad del instante son aspectos presentes en “Punto de
retorno” Con economía verbal, expresa: Jamás se regresa,/ volver es un jamás/ qu<
nunca cede./ Veinticuatro horas después/ somos otros/ creciendo inéditos (64). E!
hombre a merced del tiempo, sometido a su imperio absoluto, es idea que subyace en
“Reloj de agua y de arena”: Padre tiempo duerme/y nos sueña profundo el tiempo/
empuja y acelera/ nos alarga y nos comprime,/ tiempo refugio y sombra/ tiempo de
sangre y restas/que empieza a crecer inútil/y termina creciendo inmenso / Inevitable
tiempo abismo/ reloj de arena como el desierto,/ tiempo de ser sediento/ dunas y
viento eterno. (81-82). La cansina repetición del término tiempo enfatiza su calidad
cíclica y reiterativa.

En Poemas contra el miedo hay dos o tres textos consagrados al amor. “Frente que
roza otra frente” trasuda ternura a la mujer a quien, sobre todo, se capta en términos de
solidaridad: Mano que apuga las luces,/que escribe en mis versos,/que cae/que cierra

776
lo palabra tiiffiinMlf

la puerta/que borra,/que se aferra absoluta/al trébol distante de las mañanas húmedas


de agosto. (47). En “Tiempo después”, el dato novedoso -dentro de una tradición
poética de fuerte machismo y cosifícación de la mujer- es la perspectiva feminista que
adopta el yo poético: Tal vez/ las palabras de un hombre/ sean siempre las mismas y
seguramente,/ las mujeres se cansan/ de las mismas razonesJ del mismo cielo arriba,/
de atarse a sueños ajenos/y piensan en ello/y callan.. JPero no olvidan. (67).

El poemario ofrece tres acercamientos a Tegucigalpa: “Aquí duermen y se aventuran”


(alusión a calles, barrios, parques...); “Rondas” (acude al elemento imaginativo para
externar amor a la ciudad) y “Apocalipsis” (recuento de personas que deambulan
habitualmente en la zona central de la urbe). La muerte es otro lema infaltable. La
creativa fusión de términos que modifican la idea y el juego metafórico son de interés
en “Sol”: Giraflor que sigues/ la estela/de planetas silvestres al crecer./ (...) Giraflor,
enana blanca/ novaflor sin tallo/ que cortada flota/ en el mar oscuro del silencio;/
como un eje/de una sola rueda,/(...) solo, solo/ te vas extinguiendo/ incandescente
flor/ en la solapa de la muerte. (30-31). Una bien construida analogía.

Solares
Los sesenta y cinco textos de Solares ratifican las cualidades observadas en los libros
precedentes. Dejando de lado la semántica al uso, Estrada, mediante un lenguaje
personal, explaya su aguda percepción del mundo. Reafirma su fe en la poesía. “La
espina” deviene en taxativa declaración de un compromiso con ella: Defiendo esta
rosa/ con mi espina dorsal.// Te defiendo, poesía./porque asi me pariste,/ a capa y
espada de las hienas/ fuiste/ la luminosa cueva de mi sombra/ la correcta manía/ de
aplastar entre uñas la muerte.// (...) ¥ es aquí donde me ofrezco,/ encarnando el
papel/ que mejor te escríba y soporte,/ traslucido (sic) ciego/fusta y piel para que
llores sin penar para que rías/ cuando desalo el vacío/ del nudo humano. (Estrada,
2604: 27).

Continuando con el ejercicio metalingüístico -desde una vertiente de buen humor- en


“Teoría última sobre el poema'1, 'on el juguetón subtítulo de "(Fragmento de la
National Geographic) ", loemos: Tdo comenzó por una esponja,/animalejo de mar/
tímido rey de ¡as especies (...) Esponja se ás/-tronó una voz sobre la tierra- te
multiplicarás en sueños/y aunque te salgan patas, ames y seas odiada/ no dejarás de
absorver (sic)/ ludo lo que fíente a vos/ vaya siendo creado'./ Y entonces, feliz.

777
■■■
Helen UmoAe

creció la mano..' se adaptó al lápiz/y señoreó sobre las palabrasJ nomenclatura del
cosmos,/exoesqueleto del alma. (43). Un lenguaje paródico de reminiscencias bíblicas
para aiinnar el señorío de la palabra, de la poesía.

El ansia de absorber todo lo que ha sido creado, de explorar horizontes y sumergirse


en la vida, es constante: huyamos de la estepa diaria/ quitémonos el dócil disfraz/y
hagamos correr la sangre/ rumorosa de ríos bravos./ Vámonos tras la vida/ con fiera
ternura,/sin el pronóstico de morirjóvenes/enjutos y apagados. (“El llamado”, 35);
Aqui están mis brazos/ extendidos y trémulos:/ tomen el pulso y llévenlo/ pues el
magma de la sangre/ está explotando/ en mi volcánico pecho. (“La fiebre del día”,
34). Tal entusiasmo no equivale a ceguera frente a la problemática diaria. La ironía, el
sarcasmo y el amargo humorismo, que algunas veces afloran, revelan una actitud
cuestionadora de la realidad: Si Pavlovgrita guerra,,/ellos [los perros] ladran guerra,/
si Pavlov mata/ellos entierran los huesos...//(...) Pavlov tenía perros,/y los golpeaba,
andaban en dos patas,/ se hacían los muertos,/ casi te hablaban.../ Y te quedaban
viendo, tan lejanos,/ que sus colas, frenéticas y andariegas/ eran, a lo sumo,/ una
audaz y muy discreta/ súplica de auxilio. (“Pavlov tenía perros”, 47). Dentro de la
analogía, un lenguaje directo y sustantivo.

Estrada enfrenta la vida despojándola de máscaras. Pero no es un escéptico. En “El


vuelo de las teas”, proclama su esperanza en la posibilidad de realización humana: Lo
que mifrente decía/ es que el mundo tiene/la vastedad de los sueños/y que en él se
puede andarjubiloso/ sin femoral ocaso./En un vuelo de teas/ el pensamiento debe
buscar/ el pasto seco del silencio/y hacerlo crepitar/ con voces ardientes/que lleguen
a confundir al mismísimo sol.// (...) De aqui [se refiere a situaciones de conflicto]
provenía el destello,/ (...) y el confuso orgullo/de mantener en pie mifrente/cuando
iodo a mi alrededor/por multitudes caía. (20-21). En “Solares”, un poema en prosa,
emblemático en tanto da nombre al libro, se establece la existencia de un sitio cálido,
de auténticos habitantes del sol: Más allá de donde vence la noche y los eclipses
fallan en su cita con lo nefasto o propicio y se dejan pasar asi los siglos y se dejan de
malar asi los hombres, más allá de la necedad y del miedo a no explicarnos, es alli
donde nos encontramos, asombrados del sol que nos arde bajo el plexo y de los
planetas que penden en los cabellos, creándose y destruyéndose, empezando r
empezándonos de nuevo siempre de nuevo. (67). En cierta forma, un clamor por la

775
lo polobro ílwninaia

utopía. Asimismo, en “Correo para un amigo” —en el que subyace el viejo mito del
Fénix— establece la pervivencia de lo humano: Heber. ayer/ un pobre hombre Ate
muerto a tiros/mientras comía una naranja./ (...) Cada mañana, este hombre renace,
Heber./puedo asegurártelo./Lo he reconocido en su corta alegría/y por la sencilla
forma/ en que se detiene/ cayendo sobre un costado. (55).

En el autor, hay cansancio de la escritura inútil y vacia. Urgido de encontrar respuestas,


ve a la poesía como ejercicio de la verdad: ¿Cuánto más/ de esta escritura débil e
imperceptible?/ ¿Cuánto más/ del vuelo que regresar'cansado de las mismas alas1 y
delfogonazo a muerte que confunde?/ (...) Sijamás se nos explican/ las humillaciones,
las burlas,/ si jamás se nos dice/ quiénes son los que manipulan,'1 las expresiones del
odio en la tierra,/ ¡Al (sic) diablo entonces con la esperanza! (“Si la esperanza toca
a mi puerta”, (32-33). Un poco, al borde del derrumbe espiritual.

Edgardo Florián

Edgardo Florián (Tegucigalpa, 1975) escribió Yazz (2003), obra con trabajos muy
breves cuya característica dominante radica en la supresión de artículos, preposiciones
y conjunciones. Sin este soporte, en los versos se yuxtaponen facetas o aristas del
tema apuntado: lo ecológico; el ajetreo citadtno; el amor, el mensaje antibélico; el
hambre y la destrucción en Bosnia; la solidaridad con la revolución cubana; el eme y
la música; la referencia concreta a Tegucigalpa y el tratamiento de algunos de sus
símbolos (vr. gr. Morarán), “Intruso”, que resalta la preocupación por la depredación
ambiental, ejemplifica el estilo telegráfico utilizado; Escarabajos/ escucharon/ su
motosterra, carretera.'. Heléchos ’ apretujaron el ruido Musgo (sic)/cubrió evidencias.
(Florián, 2003 30).
** “Sobredosts” comprende varios poemas (¿o estrofas?) y despliega
un espectro de las posibilidades evasivas (drogas, tabaco, sexo, alcohol...) como
oferta cotidiana en una esquina cualquiera. Incluidas, las probables consecuencias: el
hospital y quizás el amor. El estilo es similar: Contaminados dios/ de farmacéutica
alegría.// (...) Crimen luciérnaga/ pende mi labio/ con galaxias de niebla...// Un
octavo más/y aúllas. (45’ 47).

44 A menos que se indique, todos tos textos se copian en forma íntegra. Con relación ai
uso de mayúsculas, hay un patrón errático. Para no interrumpir tanto la lectura de los
versos me abstengo, pues, de señalar los posibles strores o ambigüedades.

77?
Htltn limalla

En “Impro”, lo inconexo de los versos subraya o connota la diversidad de estímulos,


de canales, de impresiones simultáneas que asaltan al individuo; sin faltar, una subrayada
actitud de fastidio y la referencia a los mass media: Prrrrrrrrrr....../Sábanas con leche
caliente, para el desayuno/ El agua no volvió esta mañana/ Desodorante/ Laguna
mental. ¡El café del niño... (sic)// ¿Mis llaves?// A volar el van [¿el vehículo?]/
Nubes/ orinan el parabrisas/ Turbulencia/ Lluvia de poemas/ —Perdí la cuenta.../
MIERDA// Mejor volverse Charlie (¿alusión a la serie de televisión “Los ángeles de
l]/bajando
*
Char\ie' e!tráfico en astral. (37; mayúsculas, del autor). Una onomatopeya,
el empleo de la jerga juvenil y fracturas en la sintaxis gramatical. Situaciones que
implican una actitud iconoclasta. Pero la irreverencia no es sólo formal. En el primer
poema del libro, quizás referido a si mismo y con relación a la maternidad, leemos: 7
lunas/ antes del parto/ cayó/ en un tonel/ de basura. (13). Dentro de esta órbita
desacraIizadora, “Madretriz” (término que, a la idea de madre, une la de meretriz)
representa un tratamiento ambivalente del tema edípico: Canguro/ Yocasta hermosa/
de los primeros dias/Marsupial/entibias la cria/Antiedipo/amante necesario/Lácteo
canto/Seno abecedario. (15). “Fábula” comporta una nueva lectura de la conocida
historia: Al bosque/ un domingo/en la canasta/pan y vino/precoz el lobo/ atrás del
camino/ espera/ a Caperucito Feroz. (17). Quizá, indicación de que, entre el lobo y
Caperucito, no existe diferencia. Uno es similar al otro. Tal vez, un tratamiento
irreverente del homosexualismo. •

“Forest eyes”, integrado por varios poemas (¿o estrofas?), construye imágenes
racionales que sugieren o delinean un mundo de agresivas aristas, un bosque de ojos
sobre el individuo: Así anidan las garras de los pájaros/en espera del sueño// (...)
Descubren/la ruta de la sangre/(...) Animales en bruma/escuchan un niño ermitaño/
recordando amores de ciudad/ Insectos/ a ritmo Brooktin (sic)/ claman océanos.'.
Samba agua/ comparte trópico/ en la selva de pupilas (58-65).

“Yazz” implica un reconocimiento al cine, a la música (especialmente al jazz) y al


amor. En “Cita”, en forma sintética, Florián arma una historia: Ducha/ Cicatriz pierde
un secreto/ Hacefrío/ mejor algo grueso/ Ticket/ Tanda seguida/ Manos encuentran
la primera vez/ Un beso/ quiebra la noche/ Mañana/ nido tu piel. (70). Sección que
ofrece referencias al Duke, al Sax, al Gato Barbieri y a los Blues. “El perseguidor
dedicado a Julio Cortázar y a Charlie Parker, consiste en una acertada y breve
descripción del saxofón: Hidráulico/cisne de bronce/desplega (sic) en sol/ tu plumaje
valvular/ acuatiza/ en labios de Johnny/ escalando un graznido/junto al bar. (77).

780
Lo palomo iluminado

En el texto final, “Epiema” (¿poema epitelial?), en labor metapoéúca, el autor reflexiona


sobre su libro. Elaborarlo significó una vivisección: se abrió la médula y entró desnudo
al mercado (¿del libro?) y se pregunta si será ¿promesa o amenaza? Sin duda, el afán
experimental es positivo, aunque habría que preguntarse hasta dónde un autor puede
obviar los rigores de la codificación escrita.

Gabriel Vallecillo Márquez

Gabriel Vallecillo Márquez (Tegucigalpa, 1976) escribió Paraísos mudos (1998) y


Llora alegría (2001).

Paraísos mudos
Paraísos mudos contiene cincuenta y ocho textos, la mayoría identificados con
números romanos. El amor es tema privilegiado y el autor trabaja sin violentar los
usos expresivos. “XII” lo ejemplifica: Soy el silencio ciego que deambula en tu mirada./
fíenlo de la noche que entra por la ventana/ como verano que acaricia tu sueño.//
(. .) Soy la noche sorda que te sigue/ lucero que florece y desaparece.// Soy perfume
libio sobre tu carne,/enigma que entre sábanas te roba.// Tuyo soy fantasma,/secreto
que tu alma guarda/en esa mirada callada. (Vallecillo Márquez, 1998: 30).

Varios poemas encaran el misterio o poderío de la palabra. En “XXVIII”, leemos:


Estas palabras... estas palabras hablan/ hablan a golpe de abismos.// Hablan para
sordas espaldas/ (.. ) Estas palabras mudas/que hablan con la ausencia/ estas sombras/
estas siluetas, estas cenizas al viento/que hablan de la amarga dulzura/de tu espalda
sorda/ de tu rostro mudo/ (...) Estas palabras... estas palabras cansadas/ que mortales
se callan, 1'59-60). La reiteración léxica quizás sea contraproducente. Otros textos
denotan preocupación social. Quizá la mejor muestra sea “Ciudades”: Tu embriagante
monotonía/ me atormenta/ eresfría/y no conservas en tus entrañas ningún caluroso
viento// fe vistes siempre inanimadamente/ de gris y de acero/ tu bullicio es/
exeepeionalmente abrumante/por no decir que es/ insoportable?/invades cada rincón
del firmamento/ con tu cuerpo de luces tétricas/ no acobijas (sic) a nada/ni a nadie
(84). Todavía, un estilo sin marcas que lo indi vidualicen.

781
H«len limarte

Llora alegría
Fn los cincuentidós trabajos de Llora alegría —la mayor parte de relativa extensión—, tal
como vimos en Paraísos mudos, se utiliza un habla cercana a lo conversacional. El
amor y sus concomitancias constituyen tema central y el autor se desborda a través
de las palabras: Ves, no necesitamos palabras,/ bastan las miradas, los gestos,/ los
ojos que te deseo,/ de no te vayas, que te invento./ Te invento como quiera/ y tú,
musa de mi alma,/ me inventas igualmente tus deseos./ (...) Te entiendo mientras
descansas/ con tu brazo sobre mi pecho,/ con tu aliento de latido/ húmedo sobre mi
cuello.// Y yo te observo/mientras tus ojos se apagan,/ (...) y de mi pecho se abre un
libro que te leo,/ que te platico/y te relato tantas cosas de mi vida/ (...) Y me cierro
con mi libro,1 súbitamente sobre tu pecho,/me cierro al ver tus movimientos despabilar
tu calma/ y te quiero, te quiero, te quiero... (Vallecillo Márquez, 2001: 45-46). Lo
comprobamos con otro ejemplo: Respiro y sé que estás en mi,/sé que estás aquí,/sé
que estás tan lejana/como el borrador que te dibuja ahora abstracta.// Sé que estás
en mí,/respiro y sobre la humedad de mis manos/ recuerdo tu boca, tus labios que me
mordían,/ el sabor de tu verano,/de tu verano la oquedad temblorosa. (40-41). Una
avalancha verbal en la que abunda el lugar común.

Pero, en Vallecillo Márquez, hay un afán experimental. Varios poemas hacen de lado
la semántica y la sintaxis gramatical para explorar nuevas formas de decir. Con
frecuencia -aspecto ya observado en los libros de Juan Ramón Saravia y Efrain
López Nieto- acude al empleo de los espacios entre palabras o frases como manera
de apuntalar conceptos:45 Paredes cuatro/una dos tres ventana (sic) cuatro/las manos
cubiertas de barro/ cazando sombras atrapando ecos// una mesa de pino dos sillas
una dos vías/ (. ..) figuras dibujadas/ deshilvanadas en la memoria/ inmensas en el
pecho/ corazón/ barro/ ventana que no logra ver las estrellas/ en la noche nevar
ventana que no logra la transparencia/ tan solo reflejo reflejo reflejo/12 3 4 reflejo
y nada más/ un cuarto de paredes nada más/ una mesa de pino dos sillas/ una veía
aun encendida nada más (58-59). La soledad, el sentido de separación, el aislamiento
la cárcel en que se toma cada existencia..., se expresan con la atomización léxica
uso del espacio y la brusca intrusión de números que, tal vez (aunque falten lu­
cernas), aluda a las cuatro paredes a las que se hace referencia al inicio del poema
a las que también se apunta al utilizar, en forma repetida, la palabra reflejo. Aunque c46

46 Dada la forma adoptada para transcribir los versos, este detalle no se percibe er
nuestro comentario.

782
la palabra iluminada

este poema es oportuno el recurso, en otras composiciones, se abusa de las


reiteraciones léxicas.46

Salvador Madrid

Salvador Madrid (Naranjito, Santa Bárbara, 1978) escribió Visión de las cenizas (2004),
obra conformada por veintiún textos que pueden leerse, tanto en forma independiente,
como integrando un solo discurso ya que existe ligazón temática y una sostenida y
común atmósfera. La imperiosa necesidad de reconstruir circunstancias vitales del
pasado gobierna al texto. El punto de arranque es una mirada que todo lo subjetiviza.
Quizá, su elaboración fue como un cerrar los ojos para adentrarse en los vericuetos
del recuerdo y permitir que emergiese un ámbito rural de consistencia anímica más
que geográfica. El resultado: la recreación, no de un pueblo específico, sino de un
espacio poético saturado de imágenes familiares: un árbol, un río, una conseja familiar,
el corpiño o el olor de la abuela, el pan recién horneado, las palomas en los tejados...
Pero, a diferencia de poemas descriptivos, Madrid adoptó un punto de mira que
volatilizó lo mimético e hizo que surgiese un ámbito espiritual, exento de localismos.
Gracias a la perspectiva asumida (escarbar al interior del yo), al tratamiento lingüístico
(creó una semántica particular a cada poema) y al trabajo técnico del verso, el poeta
unlversalizó su circunstancia y el libro deviene en un conjunto de emociones vinculadas
al terruño. Trasuda añoranza de un lugar que no fue el paraíso pero que se amó (o se
ama) entrañablemente. De ahí el nombre: Visión de las cenizas.

El poema inicial opera como auténtico heraldo. Anuncia lo que vamos a encontrar: EL
PUEBLO / relámpago encallado en las arrugas de la carne,/ costilla rural/ donde
los viejos duermen en los cántaros. (Madrid, 2004: 29).47 A partir de ese enunciado,
cada texto descubre alguna faceta de esa realidad que nunca se entrega en estado
puro sino tamizada por la interiorización previa que, de ella, ha realizado el yo poético:48

* Ct «, 12, 17, 25, 26, 27, 28. 32 33, 34, 35. 40, 50, 54, 55. 60, 61.71...
47 Madrid combina la letra cursiva con la letra normal. Para indicarlo, subrayaremos los
versos en los cuales se aplica la primera forma. En todos los casos, las mayúsculas
son del autor.
40 Por esta razón disiento de la opinión de Geovany Gómez Inestroza cuando, en el
prólogo, señala, como aspecto fundamental del libro. ía tensión entre visión lírica y
vocación épica. (11-12). A nuestro juicio, dado que ce rece de elementos narrativos
(no hay una historia, no se cuenta nada), el autor se mueve dentro del campo lírico.

783
Ktl«n Uffiofle

('ruje id iglesia,/una mujer ai matadero de las horas./ una mujer sin manos cose una
hoja seca/y humedece con su mirada los agujeros del techo.//Partera desesperada es
¡a sombra \7 cántaros,/ ni labios, sólo la osamenta de las casas pobres/y la bondad
sin plus valia. ("Ilerradura”, 54); LW GALLO,/un ladrido náufrago sobre los árboles/
que sacuden sus pájaros/y ¡a certeza que causa la luz/ con olor a humo recién
engendrado/ besan la mudez de la mañana. (31).

Madrid habla de un pueblo que quedó atrás. Y Jo consigna en forma inequívoca: A


veces, la vida se resume/ en la conciencia de un hombre/ que ve su terruño desde un
otero/para luego irse con el recuerdo/ de quienes se quedaron para siempre/a escuchar
el estallido del adiós/ en las puertas derrumbadas. (35-36). Por la visión de mundo
que el poeta asume, por su actitud vital frente a la realidad, no estamos ante un pueblo
bucólico. Más bien, está saturado de connotaciones que hablan de profundas carencias:
Eres un lirio de visceras y nostalgias,/ (...) No hay pan bajo los antiguos árboles./
(...) Nadie corre aguas arriba, con antorchas alegres, (30); Tristeza,/ tan delgada v
lenta,/^confundida con el filón vertebrado de! sosiego.H (...) Cantos de pueblos que
se quedaron solos,/estrellas que regresan/ cuando la noche abre su barbarie. (35).

Madrid da consistencia poética a una localidad que se abandonó físicamente pero


que, en forma ineludible, se guarda dentro de sí. En el último poema del libro, cuyo
significativo nombre es “Recuento”, esa sugerencia es nítida: Irse r disimular un
peso a nuestras espaldas, /porque hay cosas que no se recuerdan/sino que se cargan,
como el barrilete/ con el que aprendimos a nombrar al viento (97). Los recuerdos
son múltiples, casi infinitos: la ventana; la mujer que nos cuidó/cuando mamá estuvo
lejos; el cementerio, espejo solemne de los pájaros; las fondas de los niños; las hornillas,
el altar más feliz y cerca del suelo; la ropa recién lavada... Justamente, la larj
enumeración (ciento doce versos) explica la amplitud del mundo evocado.

Un mundo que fue preciso abandonar: Se nace para irse. Una especie de destino que
explica la recurrencia en un léxico que alude a la distancia. Gómez Inestroza apunta,
al respecto, veintiséis referencias. Nuestro ejemplo comprueba la presencia de otro
motivo fundamental: el de los caminos, las vías indispensables para salir de un lugar:
Los caminos de la lejanía/ llegan a tantos pueblos donde la luz es mercenaria/ v Ia
guitarra/y el cáliz ae las iglesias/y el llanto/y todo/se corta en delgados mundos, de
lechuzas y hondonadas.// Se nace para irse,/(...) La lejanía es un camino parecida ni
cielo,/manso y desmerecido/ como esas lardes del fin del mundo,/cuando el bostezo

784
lo palabra iluminólo

es un presagio,/como la última palabra,/como la última mirada/ de quien abandona


el verdor hermoso de la/ mañana/ y recuerda/ que las rondas murmuradas/ por los
inviernos de ayer/ jamás llegarán a trotar/ sobre las flores plantadas frente a los
sueños. (“Jamás”, 80-81).

Caminar es tomar caminos. Señal indubitable de crecimiento. Lo dice el poeta en


“Caminar”: CAMINAR CON EL SUEÑO/ para reinventar los caminos.1 caminar a
mediodía, caminar a medianoche,/ dejar que la calle deambule hasta el fin..' dejarla
atónita y magullada./Caminar despacito, con los pies maniatados,/con el canto de los
gallos en la frente.// (...) Caminar hacia atrás/ para que la vida sepa que nunca le
dimos la espalda,/ caminar/ para resucitar el milagro de la bienvenida. (88-90). Los
caminos separan, pero también unen. Madrid escogió el de la poesía —auténtico caminar
hacia atrás— como única posibilidad de recuperación de las cenizas. La vida impuso
el caminar. Abandonar la seguridad de la costumbre y enfrentar la vida remventando
otras rutas es la única salida para —al retomar— encontrar el abrazo de la bienvenida.

Néstor Ulloa Anariba


1H * *

Néstor Ulloa Anariba (Ojos de Agua, Comayagua, 1978) escribió Soldemedianoche


(2003) el cual contiene veinticuatro textos que. en su mayoría, son breves# le cantan
al amor en versos de gran sencillez formal y conceptual. Copiados en su totalidad,
dos muestras: Quiero que caigas sobre mi cuerpo/ esta noche.- A pedazos.. En
silencio (sic)// Te quiero oscura.// Quiero que amanezcas conmigo,/ recogiendo/ la
ropa interior de la noche. (“IV”, Ulloa Anariba, 2003:12); .4 la altura'de la medianoche
en tu cintura,/se escuchan/ las plegarias de un mar enamorado.// Y entre lamento y
suspiro,/ se cuelga/ del horizonte/ un solitario sol de medianoche. (“XIII”, 21). Un
estilo que, más que conectar con sus contemporáneos, liga con generaciones
anteriores. No es casual que uno de los poemas se llame “Antonio José Rivas”: Palabra,
herida eterna. /tiempo en la sangre y rosa en la ceniza./ Cazador de estrellas. ciclope
de luz./ ¿Adonde lleva el mar tu sueño anclado?// Catedral de lun i. agua desvelada./
Habla con las piedras:/ golpeando en cada puerta/ con la tiente luz combativa del
silencio tuyo (31). Un buen tributo, con el empleo de elementos de la poética del
maestro homenajeado. Otro poen a que se aparta de la temática amorosa y en el cual
utiliza el popular “voseo” hondui ño (¡Levantónos!, ¡sacudíaos!) es “A Morazán” en
el cual exhorta al héroe a que vuelva a la patria y el verbo se haga carne en nuestros
cuerpos. (32). Un solvente ingreso al mundo de las letras.

785
Ntlcn Llmoflo

Rolando Kattán

Rolando Kattán (Tegucigalpa, 1979) escribió Fuga de sombras (2001), Lo que no


cabe en mi (2003) y Exploración a! hormiguero (2004), obras que muestran una
progresiva toma de conciencia respecto a la rigurosidad del quehacer poético. El
segundo título, aunque con mucho descuido tipográfico, entraña un avance con
relación al primero del cual, por carecer de mayores méritos, obviamos todo
comentario. En el último, el poeta evidencia logros que demuestran la seriedad de su
compromiso con el arte.

Lo que no cabe en mi
En esta obra, Kattán, en términos generales, enfoca sus temas desde el ángulo de lo
cotidiano. “El minuto que no importa”, con lenguaje directo, invita al goce del instante
o de las pequeñas cosas que se escapan tan pronto como se producen: Al beso fugaz,
a la caricia loma,/ a la frase cursi, al minuto que no importa./ cuando (sic) llamen
a la puerta,/ hazlos pasar./ Para que te recuerden./ Y entables amistad/ son como
ñiños,/ que Juegan en la calle./ Hay que estar atentos./ Porque en el mejor de los
casos/ suelen correr cuando tocan./y (sic) en el peor.../ crecen./ Y se van./ A otro
barrio, al aburrido, al monótono/ o al peor de todos/ al de la costumbre. (Kattán:
2003: 103).

“La tierra” aboga por la búsqueda de lo esencial: Que (sic) sabios los niños /ligando
con la tierra./embarrándose (sic) de lodo,/como costumbre congénita.//Luego crecen,
y se preocupan de otras cosas,/ Casas, (sic) amantes, dinero,/ Cosas...(sic)// ¿Sabrán
ellos, que la tierra será/ la única compañera eterna? (99). Los textos comentado:
constituyen lo mejor del poemario. En los otros, hay bastantes carencias.49

Exploración al hormiguero
En Exploración al hormiguero, Carlos Kattán enrumba sus pasos hacia su encuenu >
con la poesia. Interesante es la veta irónica que empieza a esgrimir con propied
Veamos cuatro ejemplos, trascriptos en forma completa. “En el pais de los cieg»

46 Adviértase, por ejemplo, lo trivial del planteamiento en textos rimados como este
Eras tú una linda sirena/ dentro de mi, (sic) solías nadar,/ eras tan solo una nena,
todo te lo iba yo a dar. (107).

7fié
Lo palabra iluminada

Cuando éramos niños/jugamos a la gallina ciega en exceso.// Las vendas nos quedaron
tatuadas. (Kattán, 2004: 36). “Fiestapatria”: Las bandas de guerra tocan merengues
de moda/ las muchachas modelan sus piernas para el álbum.// Los pelotones
dramatizan un rebaño/ que sigue el cauce de la fiesta.//Cierran las calles y es feriado
nacional. (44). “La ingenua estación”: Honduras/ cuando madure/ será una fruta
deliciosa. (51). “Justa rabia”: Cuando las ciudades se inunden de espuma/ Temis
podrá caminar desnuda sin peligro/(por muy solitarias y oscuras que estén las calles).
(49). Con capacidad de síntesis, hay amplitud connotativa apuntando hacia carcomidas
realidades del entorno.

Dennis Ávila

En La CaLaDa (2000), Dennis Ávila (1980) revela su intención de realizar un trabajo


que soslaye caminos conocidos. Con frecuencia, a nivel sintáctico, prescinde del
discurso lógico y, semánticamente, construye un universo personal que gira en tomo
del amor. Algunas veces (vr. gr., “Mi espacio”) le faltó explicitar más las claves
interpretativas. Pero encontramos poemas en los que, sin renunciar al giro personal,
hay sencillez y transparencia. En el extenso “Ella es mi amada”, leemos: Sales,
acompañada de canto,/ a las calles,/ alegre,/ por las calles de mi mente;/ hermosa,
ligera,/ taciturna a veces; / con inestables silencios;/ arropada, agradable, sensible,/
como el viento que soba a los árboles (Ávila, 2000: 21).

Hay poemas en los que, aunque se altere la norma gramatical, el verso es dicente.
“Como una ola en sí misma” tal vez plantee la idea del eterno retomo: un hombre los
repite a todos: En si, el mismo regreso te trae./En sí, la misma luz vienes./ En sí, el
mismo orgullo. - En sí. misma piel, distinta ropa,/misma voz/con palabras diferentes,/
del mismo viaje,/ en diferente siglo. (...) Como ola en sí misma,/ como vida
descubriendo otra vida,/ en el mismo lugar,/ con distintas ropas,/ en diferente siglo.
(74-75).

Varios trabajos combinan prosa y verso: Preguntando se llega a cualquier parte,/y el


olvido es una meta disciplinada/ con barreras;/ ¿qué sucedió, enton. es, cuando las
cósas parecían más, como el tiempo y la muerte que es de todos?; no basta más,
como si yo faltara en este día puro d< media vida: bastante tuve teniéndote te quise,
y la historia te marcó como un trazo, ignorando cajones para meter el denso orgullo,
Üelen UffioAa

callándome la angustia, golpeando de lado como un borde, como una camisa


incompleta: (...) (67). Amor y desamor. Deseos de revertir el tiempo. Las ambivalencias
en el mundo del sentimiento. Las imágenes para verbal izar las ideas acuden a tópicos
del mundo contemporáneo. Se acude al habla cotidiana. Más que un logro en si
mismo, el poemario revela el potencial creativo del autor.

Geíovavm Rodríguez

En la antología Muestra poética. Los novísimos (2002), preparada por el poeta


dominicano residente en Honduras, Fausto Leonardo Henríquez, destaca el nombre
de Giovanni Rodríguez (Santa Bárbara, 1980). Sus trabajos revelan exigencia formal
y capacidad de volcarse hacia el autoanálisis. En “Del otro lado del espejo”, se percibe
desazón existencia! al sentirse atado por aspectos inherentes a la condición humana:
En los bordes del silencio/ el alma deshoja su eternidad,/ pronuncia su grito/ hasta
que algo de ese miedo suena/ al caer golpeado/ en la piel de los espejos.// Retoma el
alma/ su escasez de tiempo,/su forma adormecida detrás de las pupilas/y tiembla,/
pues del otro lado de su espejo/el miedo sigue gritándole a los ojos, (en Henríquez,
2002:48). “Nostalgia” muestra una percepción quintaesenciada del mundo: Llueve el
tiempo/ sobre la mirada/ como un atardecer sin tregua.// La soledad avanza/
desgajándose en las hojas;/ vive solamente/por el roce abandonado/de un pájaro en
la rama. (50). Hay delicada tristeza en el breve texto. Las muestras anuncian una
buena cosecha futura.

Tomy Barahona

Tomy Barahona (Concordia, Olancho, 1981) escribió Ella, versión acústica (2004),
libro con veintinueve poemas dedicados al tema del amor. Su característica más
destacada es el empleo del lenguaje al margen de la codificación tradicional. El amor
toma las palabras y Ies imprime un significado propio, válido únicamente en el interior
de cada poema. En “Renuncia”, la última estrofa permite advertir la habilidad del
autor: Hay un ligero titilar de serpientes en las cosas,/un camino carente de sinfonías
al soltar los ríos./ Cuando agarro el equipaje de los solitarios/ sacudo miradas que
guardaste en mi cuerpo,/frases que me visitaron,/ sismos quejamás el luto olvida,/y
sigo a tientas por un pasadizo de sangre y ladrillos/ donde me construyo un infierno,/
para olvidarte. (Barahona, 2004: 14).

788
Lo palabra iíummaáa

La necesidad de la amada; su belleza física; reproches: ratificaciones de encendido


amor; llamadas de auxilio, etc. De ahí que el manejo de las formas hiperbólicas sea un
recurso de empleo frecuenta. En "Ella (versión acústica)", leemos: Cuando un Angel
sopla su ligero instrumento,/ hay que tener los brazos distantes,/ tos ojos apagados/y
la sombra vacía/ para no sentir un mar de belleza navegando en tu piel. (371. En
“Amanecida” —texto de noventidós versos con el cual cierra e! libro— la exaltación
pasional es intensa: ya siglos, milenios, te espero/y vienes apenas detenida por tu
reflejo/porque permaneces desde siempre,/cuando creció la espuma de un circulo/
cuando se convirtieron en estalactitas los hombres,/siglos, milenios, y eras de colores./
siglos, milenios, añorándote he vivido,/perseguido también,/a contraluz derramado/
donde viejas ruinas comparten mis misterios/para crear un aura de historias leyendo
tu pubis,/ Como (sic) tú sólo tu cuerpo,'fragancia de galaxias,1 eterno sitio donde
reposan estrellas exiliadas,/halo de inocencias anochecidas,/como tú solo yo,/guerrero
isósceles de la pasión/ desde el génesis seduciéndote/ para que mordamos frutos
prohibidamente permitidos/y nos expulsemos del paraíso. (73; lo subrayado, en cursiva
en el original). Un participio se ha convertido en adverbio para crear una paradoja
sumamente válida en tomo al mítico fruto que encama el deseo sexual. Esta obra,
como muchas de las publicadas en los primeros años del milenio, se inscribe dentro
de una órbita intimista que privilegia el amor como tema central.

Carlos Ordóñez

Carlos Ordóftez (Choluteca, 1982) escribió Llanto alrededor (2003). libro con veinte
trabajos signados por una perspectiva de la existencia en la que prevalecen el dolor y
la muerte. Con frecuencia, la voz poética es introspectiva, preñada de pensamientos
de oscuras tonalidades. “Precipicio” cuestiona el acto mismo de existir y recepta la
vida como una carga de peso excesivo, sólo aliviada cuando la muerte entra en escena:
/Cuánto debe sufrir el hombre7/ ¿Cuántopesan las culpas que caigan sus hombros
dé barro?// (. ) ¿Qué significa vivir,/ tener la esperanza de una vida después de la
vida?// Pero, cuánto debe sufrir el hombre para dejar de sufrir. (Ordóftez, 2003: 17-
18). En "Llanto alrededor”, las imágenes son igualmente negativas: Como un virus/la
maldad y la roña se expanden,/ la sombra crece bajo el árbol podrido. ¿/ (...) Mis ojos
abiertos o cerrados/no encuentran un rincón tranquilo, / no queda piedra sobre piedra
en el mundo que respin (20). En “Oración”, agrega: Smnox los niños arropados de
pies < i cabeza,/ hor oriz ios por la oscuridad de un inundo/ que abre y se cierra

g ■■ WWT1 “
Helen Umofto

como un párpado. (28). Otros títulos indican la persistencia sobre puntos como los
señalados. “La casa del llanto" (con la mención expresa de la ciudad de Tegucigalpa);
“El miedo": (La noche tiene el eco de una tumba abierta,/y me vigila el cielo,
ingrimo), “Hora de sombras”; “Llanto lejano”; “La muerte” y otros.

Probablemente, el poema que mejor exteme la visión abrumadora de la vida es el


alegórico “La sed de los pájaros”: Un pájaro es tan sólo un ángel sin rumbo.// Cuando
nacen/ y rompen la oscuridad cubierta de blancura/ sus plumas brotan ese azul
mentiroso del cielo/ que se loma en una fiesta de colores.// (...) Sólo en ese instante
saben para qué sirve la sed,/ es decir/ comprenden que la sed es el rencor de Dios.
(32). En la obra también está presente el señalamiento de vivir en una nación
estigmatizada. En “País”, las metáforas que lo definen también están cargadas de
pesadumbre: Atardecer en los bosques de la muerte.// (...) puente tendido hacia el
abismo,/pendiente hacia el llanto que no cesa. (25). No falta, tampoco, el apuntar
hacia los sectores de poder económico responsables de muchos de los males: Los he
visto reír/pero son serios yprecisos,/meditan en el color de los domingos,/contemplan
las fábricas y las señales de humo de sus empleados,/ (...) contemplan su belleza en
los espejos luminosos/y en los cristales de la sala,/y después, cuando la noche cae,,
se sienten felices e invencibles,/porque piensan que durante el dia fueron buenos
cristianos,/entonces duermen como búhos/nadando en un mar de oro puro y espanto.
(21-22). La poesía de Ordóñez, más que estar a tono con el pulso de su generación,
conecta con una de las líneas más destacadas en la generación anterior: la caracterizada
por un sobrepeso existencia!.

Otros actores

José Enrique Bueso Fiallos (1954) ha publicado Amargura... y esperanza (1984)


Remembranzas (1991). Con respecto a éste, omitimos comentarios. El prime
contiene poemas de amor, a la madre y otros. Con frecuencia, resalta la tnlenc
moralizante. En el uso del lenguaje, sigue patrones tradicionales y cae. con facilidad
en el lugar común. Sin embargo, hay un trabajo en el cual, por el uso de un lenguau
desnudo de artificio, supo expresar el sentimiento frente al paisaje nocturno / i
noche. He salido al jardín./ En el cielo de terciopelo negro brillan/ con luz o¡
miles de estrellas./Contemplo eljardín y es un todo ventoso y oscuro./Apenas se
algunas flores./ Doy unos cuantos pasos y contemplo el árbol/ corpulento lleno i

790
La palabra iluminada

hojitas ovaladas que parecen escarcha./ Veo las frágiles margaritas y se me antojan
vestales/ que ofician en la noche en los templos./ Todo lo envuelve el silencio. Todo
está quieto y en calma./y (sic) yo elevo mi canto. (Bueso Fiallos, 1984: 16).

David Fortín (Yuscarán, 1958) escribió En los sueños de Itchel (1999). La medida
de sus posibilidades la ofrecen “Utopia” y “A: Monseñor Romero”. En éste, copiado
íntegramente, barajando las posibilidades semánticas de un término, externa: Cómo
soñar/sin seguir/el sueño/que sueñas todavía? (sic)// Cómo esperar/ la aurora,/sin
evocar/ tus largos silencios/ que impulsan/ el camino? (sic) (Fortín, 1999: 28). En
“Utopía”, el amor a la patria y la posibilidad de una acción transformadora se expresan
mediante la sugerencia: definitivamente/ habrá un día/ que nos detendrá,/ una luna
fija.' se quedará/ reposando en el arroyo.// (...) Siempre nos quedará/ este espacio,
esta tierra común/ que gime y desde/ sus entrañas/ nos grita/ Donde (sic) se fue la
ternura? (3).

Alexis Laínez Zelaya (El Tránsito, Nacaome, Valle, 1958) es autor del poemario
“Soledades como pájaros heridos”, incluido en La palabra com-partida (1999). Consta
de diecinueve poemas consagrados al tema amoroso. En cuanto al trabajo lingüístico,
el autor se rige por una perspectiva racional que acude al juego denotación-connotación
dentro de esquemas de fácil resolución: Espérame mujer/ Volveré. Y llenaré tu cuerpo/
De silvestres flores/ Con mi boca/ Traeré hojas de almendro/ Para tu soledad.// (...)
Adormece el ansia que escapa de tu busto/derrumba la distancia de tus ojos (Laínez
Zelaya, 1999: 11); Mujer con olor a guayaba/ piernas de manzana/ boca de coral y
estrellas. (13): Vuelve estrella mía/ ven aljardín de mis sueños/ te daré sin recelos/el
premio nobel de mi íimjyr. (26): Tenías dos girasoles grandes/como cielos/iluminabas
el universo/ con la hoguer a de tu canto/ yo esperaba el crepúsculo/ como quien
espera un barco/ v te encontraba a ti/al derrumbarse el día. (15 ); l a negra saeta del
hqstjp, crepitó en silencio/y atravesó tus labios/ como un león. (28; los subrayados
son míos). Imágenes, metáforas y símiles extraídos de un arsenal poético que,
remontándose al romanticismo, transitó por todo el siglo XX

Gloria Divina Alvarenga haula (Tela, 1962) escribió Quiero hacer y ser (1997) y
Tela, a ras de mar (2004). Del primero, preferimos obviar los comentarios. El segundo
desborda amor al terruño y encontramos dos trabajos de ¡dativo valor. En “Tela de
noche” animiza a la ciudad y la dota de calidades hiperbóreas las cuales emanan de su
subjetividad y, por ello, se perciben convincentes: La oscuridad no existe./ Tela tiene

791
(telen Umofto

luz propia./ La noche es clara/ e invita a pasear en soledad.// Aún sin estrellas/ la
noche en Tela es clara./ Aún sin luna, también es clara./ Pareciera que el sol te
posee./o tú lo posees a él./(...) Noche que te invita a estar libre,/ transparente, pura.
(Alvarenga, 2004: 50). En “Hermana”, hay un uso coloquial de la lengua que toma
sincero el testimonio: Cuántas veces hemos llorado juntas, hermana mía,/ cuántas
veces nos hemos acostado sin comer./ Tú llorabas junto a mi, yo lloraba por el
hambre que tenia/y ni llorabas por tu hambre y por la mía.// Recuerdo las veces que
hemos Horado juntas, hermana mía/pero más recuerdo el día que a papá se lo llevó
la policía,/ después de registrar la caja de mi ropa/ y encontrar aquellos papeles
subversivos.// Recuerdo las palabras de aquellos militares/que empuñando su fusily
dirigiéndolo hacia mi/ exclamaron al mismo tiempo que movieron el cerrojo/ ‘a los
comunistas hay que matarlos desde niños ’. (71).

En el volumen colectivo Casa tomada (1996) hay varias composiciones de Óscar R.


Flores (1968). “Sobre el viento tras el horizonte” —de bien logrado ritmo— implica
un mensaje de esperanza: Quisiera encontrar dos carbones rojos-negros/en la noche.
El camino aéreo/ que llevó a Dédalo fuera del laberinto,/hacia la libertad:/ La (sic)
senda del huidizo venado en la espesura/y la promesa eterna del arcoiris/ sobre el
viento, tras el horizonte. (Tinoco et. al., 1996: 60).

Eldénida Manuela Martínez Zepeda (1955) escribió Ríos de sol (s.f ). Miguel Ángel
Cabrera C. (El Porvenir, Francisco Morazán, 1956), entre otros textos, ha escrito
Vuela y canta el ave (1979), Desvelos de un pueblo (1980) y Entornos (2004). bolita
Reina de Hilsaca (Londres. 1957), Voces del alma (2004). Héctor Bermúdez (Panama
1959), El libro que siempre quise leer (1993) en el cual consigna una serie de reflexión í
generales sobre la vida. Predomina la intención didáctica. Como ejemplo, cítame»
forma completa, “Sobre el mar”: Das porque te sobra/das porque te piden/pero si /
porque te nace.../da gracias a Dios. (Bermúdez, 1993: 40).

Elena Arévalo (Esparta. 1961) es autora de Lo que nos hemos dicho de nosotro
(2004). Ciríaco Rodríguez Lezama (Monjarás, Choluteca, 1962) escribió Elespei;
de mis sueños (1997). Augusto Cruz Asencio (Tegucigalpa, 1962), Reflejos ■ s ¡
Pedro Gerardo Hernández Ordóñez (Tegucigalpa, 1962), Los cuervos (s.f, c
1990). Renán Arturo Rivera Cardona (Olanchito, 1963), Letra y voz (2001
Maximino Méndez Quiroz (Concepción de María, Choluteca, 1964), Del alma, la
mente y el corazón (2004 ). Juan Carlos Atala (Tegucigalpa, 1964), Anónimo del

792
Lo polobro iluminado

ser (1987). Rafael Antonio Hernández (Plan del Rosario, Mercedes, Ocotepeque,
1965), Al final del silencio (2003). Oscar Rolando Martínez (1966), 15 Países 15
Poemas y un Principado (2004). Julio Alexander Redondo Montoya (Las Lajas,
Comayagua, 1972), Poemas y reflexiones (s.f.). Jair Neftalí Moneada (Danli, 1976),
Deslumbramiento del alma (1999) y Dejando atrás el olvido (s.f.). Melvin Martínez
(Tegucigalpa, 1979), Primavera de amor (2003). José Santos Pastrana Sánchez
(Choluteca, 1980), Navegante en el amor (2004). Franklin Mayorga (Tegucigalpa,
1981), Sentimiento de esperanza (2002).

En poemarios colectivos hay, también, trabajos de interés. En La voz convocada


(1996), Roberto Tinoco (Tegucigalpa, 1970) ofrece tres textos breves. “Canción
ancestral” advierte sobre su estilo: La luna fórmica (sic)/ sobre la tumba de mis
ancestros,/sus gemidos me han conjurado/trovador ausente,/ testimonio proteico/ de
un matriarcado que menstruando/ mató los hijos concebidos. (Pérez Aquino et. al.,
1996: 16). En El otro horizonte (1994) encontramos poemas de Rony Bonilla
(Nacaome, Valle, 1956), Enriqge Alexander Ordóñez (Choluteca, 1962) y Jorge
Enoc Flores (Siguatepeque, ComayaguaJ9My'Tisa7ó/warfo 0996) incluye
composiciones de Alfredo Poujol (Tegucigalpa, 1969); Luis Méndez (El Paraíso, El
Paraíso, 1969); Antonio Enrique Cáliz Mejía (Copán, 1969), Sué Adriana Laínez
(Tegucigalpa, 1974) y Gema Estrada Silva (Tegucigalpa, 1975). Sué Adriana Laínez,
en “Niño”, evidencia sensibilidad y capacidad de síntesis: Ojo entrecerrado/torturado/
por una lágrima./nariz/pegada al vidrio/de una ventana/en un día lluvioso. (Tinoco,
et. al. 1996: 48). Estrada Silva tiene un trabajo de carácter intimista: Los besos ya no
tocan/ las frentes. Los vitrales/ no se empañan con la lluvia./La mano del otoño ya
no tejed su alfombra de hojas secas. (63). Muestra poética. Los novísimos (2002),
compilada por el poeta dominicano residente en Honduras, Fausto Leonardo Henríquez,
presenta composiciones de Ramón Barrios (1968); Otoniel Natarén Álvarez (El
Progreso, Yoro, 1975); Nadia Díaz (Tegucigalpa, 1977); Antonio Velásquez (San
Pedro Sula, 1978); Murvín Andino Jiménez (San Pedro Sula, 1979); Wilmer Rivera
(1979); Ricardo José Tomé Amador (Tegucigalpa, 1980); Teddy Fernando
Mendoza (Vilianueva, Cortés, 1981); Luis Velásquez (1981) y Rebeca Mejía (1983).

793
h«í«n UmoAfl

Aw.sda u. Capítulo VU1

(Nacióos lmkí 1984-2003)


Aunque todavía carecemos de elementos para realizar un balance de los autores
nacidos en la generación mas joven, es importante mencionarlos y saber de sus
incipientes logros. Asi, Claudia Lorena Orellana Ríos (San Pedro Sula, 1984), en
el volumen colectivo Muestra poética Los novísimos (2002), ofrece varias
composiciones que permiten deducir su gran potencial. Las mismas se orientan hacia
la reflexión general sobre la existencia. “Mar imposible” entraña una aguda percepción
del tiempo: La vida se repite/ siempre a la misma hora/ después de esos circulares/
viajes a la nada/ con otro nombre/y otro rostro/ encallados en un silencio/ de siglos/'
y una eternidad sin pausas/ a orillas de un mar imposible/ bordear el crepúsculo/ con
ciegas algas./ Memoricar la brama,/ en el mismo bosque/saciar el alma/ volver de
lobos la noche/y dormir de nuevo/ bajo el agua/ todas estas cosas se suceden/dentro
del tiempo/ que retorna/y me alcanza, (en Henríquez, 2002: 44).

Frankiin Ávila (1984) escribió Silencio de sombra (2002), libro en el cual,


prescindiendo de toda preocupación técnica y formal, se ocupa, con entusiasmo
adolescente, del amor. Diego Daniel Paz Salgado (San Pedro Sula, 1985) es autor
de faces que miran (2000).

794
Apéndice

liten
1. Poetas cuya fecha de nacimiento se desconoce

Arturo Mfjía Ortega

Arturo Mejia Ortega es autor de Interminable espera (1969) y Mis interiores (1999),
Sobre este último prescindiremos de comentarios. Nos parece de mejor calidad el
primero, integrado por treintitrés composiciones. “Cristos en la arena” externa
preocupación social. Recuerda que, cuando niño, vio un Cristo en una iglesia: Ahora;
cuando la claridad/ me quema/y mefrunce el ceño;/ me doy cuenta, que hay muchos-
cristos/ retorciéndose/ en la arena,/ despreciados de la ciudad.// Cristos tristes,/
enfermos;/ni más ni menos/el espejo/ de la muerte:/ donde escrito está/el calvario/
de los hombres./ Y los cristos/eran espiados/por los huecos/de las casas;.- arrojados
a la calle,/ensangrentados,/limados por la arena,/con los ojos'quemados ./chimenea/
donde el día. se aprisiona. (Mejia Ortega, 1969: 31-32). Dada la brevedad de los
versos, la pausa obligatoria de los mismos y los frecuentes y no justificados
encabalgamientos, el ritmo se percibe sumamente cortado.

Aunque el sentimiento es sincero, igual situación formal se percibe en “Este diálogo


con mi padre”: Respiraba/verde, y verdes eran sus pulmones,/y verde era su aliento/
v vendes' sus palabras./' (.. ) Me dijo:' nací, en una aldea/ de espejismos, donde el
agua se convertías en leche./ (..)// Mira:1 la yema/ de mis dedos, que vibranJ
¡Tócalos! (sic)/Hav electricidad '(...) Ahora vé: (sic)/la arena/en mis manos: aquí
están cincuenta energías.. arena- que el rio me la dio;/allí está/ el germen, (sic)- allí
está/ el fruto, allí está la vida,/ allí está el porvenir.// No dejo libros ' porque no
pude comprarlos porque los libros que me gustaban/ no tenían letras./ ni palabras
(...)// Entonces quedamos/ que da lo mismo, el día,' que la noche:/y que la muerte
es lo mismo que la vida. (23-26). En el terreno amoroso encontrar los trabajos como
“Fuego ardiente de la hija del mar”: ¡Era hija del mar!/ En la puma de los dedos ios
retoños/ de los lagos ignorados.// (...) Me tendió/sus fríos bracos;/ muslos (sic) de
arena- y Je sala Me dijo/ su exai to nombre,/con elsílvo (sic)/de! aire;/con lo azul/
de la distancúi (' 15). Hay imágenes muy logradas, pero el manejo del lenguaje todavía
carece de fu i expresiva.
Kelen Umoña

H ernán Navarro Acosta

Hernán Navarro Acosta escribió Monólogo del alba (1977), libro que divide su temática
entre lo amoroso y el interés social. En “Carabana” (sic), leemos: ¡Oh Cristos
Peregrinos!/en perenne cilicio/multiplican caminos,/cada vez que la tarde se marchita/
en e¡ confin.// ¿Dónde estaréis mañana?/ En Camboya tal vez,/ en Biafra quizá
(Navarro Acosta, 1977: 36-37). “Orbita del eco” reprocha la indiferencia frente a la
transformación social: Soy culpable de algo que no hago,/sin embargo,/ nadie podrá
lanzar la primera piedra;/porque todos somos culpables/ de no querer ser hombres...
(48). Enunciación sencilla, sin sorpresas formales.

NoéL Espinoza

NoéL Espinoza' escribió El vuelo de ícaro (1982), libro con ciento veintiocho textos,
algunos de ochenta y noventa versos. La temática es diversa (el amor, el paisaje, la
patria, el cuadro rural, etc.) y, en versos amétricos, se acude a la rima consonante. El
uso lingüístico es pulcro y se acomoda a cierto patrón romántico-modernista. Así, en
un fragmento de “Una tarde en el puerto”, leemos: Posa para mi/ la tarde de una
opaca mansedumbre,/y en la cumbre/ el sol esconde sus rayos de rubí.// Vuelo de
gaviota, arrullo de paloma./ Calma la mar duerme silenciosa./ Mi suspiro inhala de
una blanca rosa/ su místico aroma.//Filas de cayucos se deslizan/ surcando la garza
bahía,/y triste, silente, umbría,/ la tarde agoniza.//Se mecen del sauce las colgantes
frondas/ que en los criques turbios mojan sus ramajes,/y ruedan queriendo besar <
boscaje/ silenciosas ondas. (Espinoza, 1982: 121).

W1LL1AM WlLD FOQTE

William Wildt Foote escribió Mini historia del General Manuel Bonilla lo
Sombreros negros (1989), libro de carácter narrativo que, tal como el titulo lo indic-
se divide en dos partes. La primera —con más de mil doscientos versos, distribuido
en cuartetos que riman el primero con el segundo verso y el tercero con el cuarto
es una biografía del ex presidente de Honduras cuyos actos públicos y privad»
describe y enjuicia. Entre otros: su nacimiento en Juticalpa; su vinculación coi!
presidente Céleo Arias; el ascenso en la carrera militar; el golpe de estado de 1904 las

' Respetamos la grafía del nombre, según aparece en el libro.

79Í
Lo palabra iluminada

relaciones con el General José Santos Zelaya de Nicaragua; la amistad y posterior


distanciamiento con Policarpo Bonilla; la compra de un rancho en Belice desde el cual
armó su revolución; el contubernio con personeros de las compañías bananeras; la
estancia en hoteles de lujo en Nueva Orleáns; la compra del vapor “Homet” que le
permitió salir de la ciudad estadounidense en 1911 para dirigirse a Honduras; su
desmedida afición a las mujeres, etc. La índole del texto, que en estilo y abordaje de
los temas tiene como antecedente a Medardo Mejía,2 se deduce de los ejemplos
siguientes: Los precios eran por la misma medida/pues una buena vaca recién parida/
que diera rica leche para hacer quesos,/ podía comprarse por sólo treinta pesos.//
(...) Por fin partió a su destino Manuel Bonilla/ con fiambres varios, pan, queso y
morcilla;/ cinco muías con cuarenta mil pesos guardados/por escolta a su mando, de
diez soldados.// (...) El Presidente, al ver a aquel novato/ bien evaluó que aún
siendo un mulato,/ tenía en sí nobleza y dotes tales/ como sus blancos paisanos, los
occidentales.// (...) Las cosas, hogaño, no eran como ahora están/y por aquello,
Arias, de golpe lo hizo Capitán,/pues tal se usaba qué, (sic) después del pedo,/ de la
mierda se hicieran Coroneles de dedo...// (...) pues el hombre tenia cierto don natural;/
algo dentro, oculto y enigmático/ qué, (sic) aún siendo negro yfeo, fuera carismático.//
(...) El incidente abrió entre ellos [Policarpo Bonilla y M. Bonilla] tal brecha/que,
nunca, jamás, volvió a ser estrecha/porque Manuel, por su ancestro africano,/nunca
mas (sic) tendió al otro su mano. (Wild Foote, 1989: 13, 14. 19,28). Versos rudos y
toscos en donde predomina la función referencia! del lenguaje.

La segunda sección “Los sombreros negros” —en más de seiscientos versos de


similar estilo— cuenta hechos ocurridos en La Ceiba en la segunda década del siglo
XX. El nombre alude a los sombreros impuestos por el famoso [Lee] Christmas el
altanero (75) y los cuales se convirtieron en moda en el país. El núcleo del texto lo
conforman aspectos de la vida y el asesinato de José Mercadal, oriundo de Catacamas/
y buen amigo de las damas, (loe. cit ). Tanto en esta sección como en la anterior, el
escaso valor literario queda compensado por los datos de época proporcionados.

Jim Merriam

Jim Memam es autor de Diablos y dioses (1996), obra cuyos textos poseen carácter
epigramático Agudo sentido de observación, economía verbal y desprejuicio en el

2 Supra. pp. 244-251.

799
Halen Umoflo

manejo lingüístico son algunas de sus señas. “Emociones” pone sobre el tapete la
problemática del adolescente: Es difícil ser joven/ porque cuando las emociones se
presentan.'porprimera vez,/no se presentan como tesoros/sino como torturas. (Merriam,
1996: 37). Con agudeza, “El suicidio”, punza en los antecedentes y aspectos
concomitantes de la trágica decisión: La muerte comienza mucho antes/ de que se
apriete el gatillo. (67). Es decir, antes de la muerte física, está la del alma. La sucesión
de infortunios (muertes cotidianas) que abonan o preparan la decisión suicida.

Merriam es enemigo de eufemismos. En “Fracaso” no teme a la expresión escatológica:


Elfracaso sabe a sal,/por no decir que sabe a mierda. (73). De ahí que lo sexual sea
tratado con franqueza: “Momento”: Un momento es todo lo que necesito/ para la
masturbación. (41). “El candado Los padres siguen siendo demasiado padres/y
poco amigos y, por lo tanto, absurdos./ El otro día me di (sic) cuenta de que la
mayoría de ellos/ sigue soñando, en secreto, con el candado perfecto/para proteger
las vaginas vírgenes de sus hijas. (57). “El sexo y el infinito”: Quisiera poder ser
conformista y solamente decir/ que el sexo es parte del mundo/ y que el infinito es
parte del universo,/pero en realidad/lo que yo siempre deseo/ es que el sexo mismo
sea infinito. (49). El humorismo, a veces cáustico, indica la visión realista del autor.
Lo confirmamos en otros trabajos. “El pirata y el político”: El pirata era el terror
sobre los mares./ El político es el terror sobre las masas. (97). “Destrucción”: La
naturaleza vive a la espera/ de que su más bella criatura/ no obligue a que este
mundó/se convierta en una tumba. (61). Con lenguaje directo y conciso y evadiendo
todo adorno, el autor formula un mensaje certero, a tono con su generación.5

David Joel Pineda

David Joel Pineda es autor de Tierra desnuda (2000), obra con treinta y nueve
composiciones realizadas con lenguaje sobrio y preciso. En algunas, el yo es el centro
de la reflexión poética. Imperiosa es la necesidad de saber y descifrarse. “Esclavo” lo
precisa sin ambages: ¿Por qué estoy aquí?/ si (sic) no lo averiguo/ seré un analfabeta/
por siempre.4 (Pineda, 2000:17). En “Génesis”, el mundo se ve en función de si mismo.
“Maniatado” apunta lo intenso de los condicionamientos sociales que, al final, se disuelven

3 Por informes, sabemos que Merrian pertenece a la generación de 1984


4 Siempre, nuestro subrayado indica que la barra corresponde al autor y está dentro
del propio verso. La mayor parte de las veces su uso no se justifica; rompe,
innecesariamente, el ritmo del verso.

800
La palabra iluminado

en la nada: Respiré,/me dieron un número,/ un nombre en otra lengua/y un lugar en la


fila/para entrar al camposanto. (49). En “A hombre” extema su angustia existencia!;
Desde hace tiempo/y cada vez que/ anochece,/ sigo buscando/ entre papeles,/ en los
mitos,/en la noche desfigurada,/en el sermón de la/montaña./La dimensión/y extensión/
del hombre que quiero/ llegar a ser. (37). “El docente” implica una severa autocrítica a
su labor como maestro, incapaz de formar al individuo: Si/ tan sólo le enseñara/' quién
es él,/ a dividir y a multiplicar los panes,/ a armar un día,/ construir un marj un abril
con/ hojas,/ a encontrar la libertad,/en la vital oposición/ de las cosas./ Si,(sic) hice
menos que esto/ siempre fui/ un desocupado. (64).J

Abundan los poemas dedicados a la ciudad natal del autor: “Danlí”; “Danlí (1979)*
;
**
“Danlí de hoy”; “Danlí (1985)”; “Cuando mi pueblo era un niño”. “Este pueblo y yo”
deja claras las dimensiones del afecto: Este pueblo y ya/ nacimos juntos,/ tenemos el
mismo ritmo,/nos cruza la misma herida. (56). La visión, por cierto, no es idealizada.
En “El hospital de mi pueblo (octubre 1983)”, leemos: El hospital de mi pueblo/ es
una sala de moribundos;/ un monumento a la/ miseria. (36).

Pineda encara la problemática del país. En “La economía social” pone de relieve la
situación de inveterada pobreza. Frente al hijo con hambre, reflexiona: ¿Le diré lo
mismo/ que decía mi madre?// Bébase m ’ijo un vaso/ con agua,/y se acuesta. (21).
"Volcán social” constituye un señalamiento pormenorizado de los males que se abaten
sobre el país: Recetas yfórmulas gringas/ (Doctrinas Monroe)/Medidas económicas/
¡Bienvenidos vocablos/ contemporáneos!/ privatización, (sic)/ globalización,/
productividad/ y competencia.// (...) Yo percibo/ un volcán social/ lanzando humo.
(39). “Outsider” desnuda aspectos de la manipulación ideológica: Preguntan/ sobre
mis fobias,/fantasías,/ frustraciones y/ necesidades.// (...) Sí; (sic) yo,/ todo lo que
quiero/ es ser normal,/y buscar un lugar/ que sé está dentro/de mi,/para escapar de
esta/ seducción subliminal (67).

Hay una marcada preferencia por incorporar elementos de la vida cotidiana. Una visión
directa y muy humana del entorno social. En “Las mujeres de mi pueblo”, que subraya el
ingente trabajo femenino, incrementado por la desidia masculina, leemos: Las mujeres de
mipueblo/ aman los delantales con/bolsas grandes,/y los rezos vespertinos.// De mañana
y tarde/aporrean las piedras/de los ríos./ En sus espaldas/ llevan un buho que les hace/

* Una idea bastante similar encontramos en la novela Cenizas en la memoria de


Jorge Medina García. Cf Umaña, 1993: 357.

801
rielen Umcflo

recordar a un hombrej/ Caminan encorvadas/por inclinarse en los/sembrados. (16). La


perspectiva human izada en tomo a lo que le rodea se percibe con nitidez en “El aguacatero’',
hondureñismo que alude al peno callejero: Por allí va,/metiendo su hocico/por donde la
tarde/mete sus extremidades.//(...) Es un espantajo/cabizbajo/que se mueve/al vaivén
de las patadas./ salivando los portales,/ mojando la clínica/ del veterinario. (62).

Otro conjunto de poemas aborda aspectos familiares: “Mi madre”, “La madre de mi
madre”, “Mi hijo y yo”, “Mi abuelo” y “El perfil de mi padre” (un duro cuestionamiento
a la irresponsabilidad paterna). Se trae a colación a figuras singulares de la comunidad
como “Don Pompilio” o “Marcelo Tinoco” (recuerdo del futbolista venido a menos).
Pineda es dueño de una veta poética acorde con su circunstancia. Y aunque es muy
crítico, no es un derrotista. En “Tierra desnuda” lo expresa con exactitud: Sueño con
jinetes/ de polvo; con campanas que derriten/ al día muerto;/ con nubes rojas que
queman/el horizonteJ/(...) Esta tierra de grandes/goterones./de (sic) mirada caída,/
en los abismos donde las/brasas se queman solas,/ tiene aún, una noche/perfumada
de frutos maduros. (33). Como balance general de la obra, aunque hay agudeza en el
enfoque de los temas, resentimos vacíos en el manejo técnico del verso.

José Ortega

José Ortega escribió El mal de la rosa (1997) y Color del silencio (2002). Con
relación al primer libro, nos parece que su apone es mínimo. El segundo contiene
cincuenta y cuatro textos. Los mejores se encuentran en las breves composiciones
de corte irreverente. Una muestra: “Verdeoscuro”: Envidio/ el calar del infierno/ el
lugar acogedor/ donde las putas danzan/ su eterna belleza. (Ortega: 2002: 46); “I”:
Gritar, no nos sirve de nada,/ ante el esqueleto vacio/de Dios. (54); “Veneno”: Que
(sic) extraña ansiedad desenvuelve mi dolor/ante el corazón melancólico del creador.
(57); “A la muerte”: Le daré/un verso/a la muerte,/que me espera tanto.../de tanto
seguirme/ ha conjugado/ conmigo. (58); “El deseo”: El deseo de querer todo es
asqueroso,/es penosa tu religión/que Dios desde los viejos tiempos/comparte con el
diablo. (51). Un uso sustantivo del lenguaje. Pero, con frecuencia, encontramos
composiciones ¡¡relevantes.6

* Vr.gr., en “Tus pechos", leemos: Tengo noches humillantes/ Cuando busco tus pechos
colgantes/ Frutas íntimas en tu selva sin ley. (44).

802
Lb p«iabtB iltwmatie

T ito Cardona

Tito Cardona escribió Senderos inéditos de la tierra lolupán (2002). obra que incorpora
textos en prosa y verso. Su valor más destacado es que recoge experiencias del autor
en la región de Yoro. Por la actitud lírica y perspectiva ingenua del hecho poético,
destaca “Niña golondrina”, texto de indefinidas fronteras entre la prosa y el verso:
Con sus pequeñas manos/forja el barro cotidiano de la desesperanza Con su corazón/
de golondrina viajera cabalga en el arco iris de los sueños/ mientras espera junto a
las chicharras y los chiquirines la llegada de la primavera./ Es la niña tolupán de
Yoro./ Mariposa de colores que juega con el viento./ Chorchiia cantadora que vuela
de rama en rama./ Plantita de café que crece en la montaña./ Es la niña Tolupán,/
chiquilla traviesa que mira con tristeza/ como (sic) su infancia se le escapa en el
humo del fogón. (Cardona, 2002: 19).

Estanislao Madera Lenin

Estanislao Madera Lenin (evidentemente, un pseudónimo) publicó Poesía (2002), obra


con treintidós poemas que. con relación al signo verbal, muestran bastante equilibrio
entre un uso transparente y la relativa oscuridad de un manejo semántico particular. El
autor ostenta una visión muy adusta de la existencia. Con frecuencia impreca a la vida
en versos que buscan zarandear al lector: Demándame maldita, átame con estacas y
celos ai suelo,, (...) hablo de vos: hija de la gran puta vida,/' cono. (“Plegaria ', Madera,
2002: 25); Lloro, lloro caudales de miseria por cada orificio/ y por cada mirada que
me arranco: ' respirar es un acto de fe,/ (...) ¿Qué es el día?' Si no un manojo de
ganglios, ejecutando ¡a sentencia de duplicar mi muerte,/ tan lenta.../¿Qué es el dia?/
f..) ¿ la rabia, la impotencia, / la salida implacable del sol? (“EI tiempo del dest lempo”,
12). Quizá esa amargura y esa cólera se relacionen con la realidad que observa. En
“Carta 11” se percibe un sentimiento dé desolación ante un país a la deriva: líw en este
país que es una hoja,/ una barquito de junco y lástima./ Nos empuj la corriente,. en
tanto nosorroslos culpables./ nosponemos el corazón en la boca. par.. que una tormenta-
no non inunde: las cuencas vacias de los ojos. (I). En “Pequeñas observaciones”, la
agresividad se desborda: Pero nada me mueve mas que podei decir ie monstruo al mar,
infii tfave,/1 ¡da histé. lea. a la tierra que habito (36). A ese orden de ideas pertenece
min que feah 'a un recuento de lo cotidiano tegucigalpense: r los pretiles delpuente
malloL v los pianos de mundo selva/y los ángeles de la rivera/y las ángeles del alud..

803

■MBL WWW
Helen UtnoAo

v las cintas de josédelapaz' y la biblioteca de los mudos/y los taxistas de la leona/y


los del reparto por bajo/' (...) y secundino garcía suazo. alias el toronuco/ todo sefue al
mñcrrto. y yace más allá del tiempo./ bajo la sangre más irremediable de nuestra
miseria (21; lo subrayado, en cursiva en el original).'

En “Sandeces irredentas” —cuyo sarcasmo recuerda la atmósfera agresivamente


desencantada de la poesía de Nclson E. Merren—•, el autor arremete contra la hipocresía
y muchos de los valores de común aceptación: ¡Anda!/date (sic) un peso al mendigo/
del semáforo, contribuye cabal/y despejadamente a teletón:/ ve a misa, arrepiéntete
puntualmente/' todas las semanas de lo mismo de todas/las semanas./ (...) No olvides
escuchar algo de música/ (...) embriágate sólo en ocasiones especiales./ conduce
con precaución y cortesía:/ si pecas, (no eres perfecto,/y para eso están los curas):/
peca con los ojos cerrados,/evitando asi cargas innecesarias;/ (...) recuerda que hay
día de la madre./ día del padre y hasta del niño./y por supuesto, sin duda, día de la
mujer./ (...) no te masturbes/ demasiado:/ reza./pide por todos los desamparados/
(...) y si te da tiempo, al morir:/piensa que has vivido a plenitud./ que cumpliste con
tu cuota,/ que la humanidad avanzó contigo,/ que te vas satisfecho/ y directo al
cielo. (8-9).

Dentro de esa visión general, no podía escapar el verso que execra de sí mismo. En
“La víbora y el nombre”, leemos: llego como llegan las plagasJ llego sin escudos ni
máscaras./sin las aberraciones de otros dioses hipócritas:/ desnudo, llego.//Ése soy
yo./ un pluriser de asco./de pugna y de sonrisa mágica./ un ángel pomo-lúcido que
incinera sueños,/ un diamante de odio,/ un ave en la espera de la oscuridad/ para
blandir sus garras en el vientre del miedo./ Ése soy yo. un infante/que no reconoce/
la palabra dogma,/un diosecillo de ciclos intermitentes/ que intenta crear marejadas
de luz./ para que no se extravie la única luna de su universo. (19). Con mayor
ecuanimidad o serenidad, “Carta I, autorretrato” ofrece una imagen más conciliadora
de si mismo.

Para el autor, entre los seres humanos, existe una incomunicación básica. “Estación
central” ejemplifica la sensación de hablar en el vacío. La falta de un interlocutor
esencial, la mecanización que anula el calor humano: Bienvenido a la central de
mensajes/ Abrocharme y desabrocharme/ las agujas y los nudos/ Bienvenido a la

7 Entre otros personajes, referencias a Rafael Murillo Selva, conocido dramaturgo


hondureño y José de la Paz Herrera, entrenador de fútbol.

804
le jwiehfc

central de mensajes/ (...) maldita travesía de insectos esquizoides/ por mi cerebro/


(...) bienvenido a la central de mensajes/ estallar célula por célula ventana tras
ventana/ palabra a palabra/ (...) Bienvenido a la central de mensajes/ sólo callar
sólo aquietar/ sólo fragmentar en incendios el tiempo/ Bienvenido a la centrui de
mensajes/ (...) Por favor, vuelva a intentar más tarde,/ adiós. (26-27). En cuarenta
versos, la irónica frase clave (bienvenido) siempre aparece en cursiva y se reitera
quince veces.

En su impotencia, el autor reta a la divinidad. En “Angel de la guarda (que eres mi


custodio) y compañía”, los hirientes sarcasmos —anunciados ya por el irónico titulo—
van en un crescendo que culmina con la negación final: Recoge mis huellas ángel de
la guarda,/ no te aproximes,/ huye del delito de mirarme en los ojos,/ escóndete,
animal divino,/ lleva noticias mías a tu dios;/dile que le reto a muerte, o a vida (qué
importa),/dile que venga,/acá mismo,/al tercer planeta del sistema solar;/a enfrentar
mi venganza,/ a explicarme la palabra amor,/ a verter su omnipresencia sobre esta
hoguera de miseria;/ llámele de una vez, engendro alado, dile que le predicaré la
palabra sed' y la palabra estupro,/ (...) dile que le arrancaré con mis dedos de
sangre1 sus ínfulas,/ y su identidad secreta: '' dile que yo digo que no existe., y que
venga, ¡ya ’• contigo,/ aunque tú no existas tampoco; pues yo os he creado/ a mi
imagen y semejanza. (32-33). Versos corroso os que trasudan autenticidad.

Poesía también ofrece varios trabajos de tipo amoroso En ellos, la descarnada


perspectiva de observar el mundo lastra la efustvidad. “Peces eléctricos” constituye
uno de los mejores ejemplos.’ Traigo peces eléctricos/ suaves/ nimios (sic) bajando y
subiendo por mi torrente/ obligándome a delatar mis luces más oscuras// (.. )
Efervescen, ios peces. en el lodo de la fuña, destellan los peces/ cabalgando hi wmonas
v rajos reventando mis delirios de ciudadano formal// (Ella., en medio de la fiesta. se
atraganta con mis peces,/ mis peces eléctricos). (40). No abundan los textos
esperanzadores. Sin embargo, en “Mariposas” —que une lo personal y lo colectivo—
encontramos un resquicio hacia un respiro espiritual: Las mariposas- que diminutas;
y esplendorosamente aladas/ surgen de mi sangre/a veces me acarician el rostro, y a
veces/ dejándose llevar por el viento/ trazan una ruta impasible/ hacia mi pasado
escondido/ y 'nacía el horror de la infame historia de mi tierra./ (...) a veces: (...)
vagan libres subte los ocesnóst esperando que salga la luna/ para parir un poco de
esperanza. (45-40). Una expresión vigorosa a la que. tal vez, en conjunto, faltó una
mayor pod i de elementos no esenciales.

805
Helen Umoño

Otros poetas
Siempre tomando como base el desconocimiento de la fecha de nacimiento de los
autores y autoras, agrupamos, por décadas, distintos poemarios. En este caso, los
trabajos ostentan menor calidad que los anteriores.

De 1930 a 1940
Agustín González y Moneada escribió En elfestival de mi amor (1931). Manuel
Meza Fernández es autor de Placeres y nostalgias (¿1932?),8 libro con un extenso
trabajo en el cual el yo asume la voz de un héroe griego (“La confesión de París”). En
“Placeres y nostalgias” —sirva para calibrar el estilo—, leemos: Por una evolución
latente/en elfusco viso del arcano/de la vida adolescente/como Hamlet me desgarro
en vano.// Yo me quejo a solas/ en mi estancia solitaria,/ me estrello, como en roca
las olas/ viviendo inconfesa mi queja diaria. (Meza, s.f.: 56).

De 1941 a 1950
Gumersindo Gómez Panlagua escribió Matices (¿1941?)90 y Frondas sonoras
(1949). El primero comprende textos patrióticos (“Saludo a la bandera”); familiares
(“Langue”); amorosos (“Insólito anhelo”, “Ausencia”). Incluye algunas prosas. El
segundo sigue huellas parecidas: el tema religioso (“Jesús”); patrio (“Tegucigalpa”);
familiar (“Flor de tumba”, dedicado a la madre) y laudatorios (“Tiburcio Carias
Andino”). Ejemplo: Cuantas veces madrecita idolatrada,/con arrullos maternales me
adormías/en el regazo tibio de madre abnegada/ para darme la dicha de mis alegrías.
(Gómez Paniagua, 1949: 21).

Manuel de J. Sevilla escribió Meditaciones (¿1948?) en el cual encontramos


treinticinco textos versificados. La mayoría posee carácter narrativo; son relativamente
extensos (“El rey y el labriego”, veintisiete cuartetos y “Aventuras de un cazador'
ciento setenta y ocho versos) y algunos, que pertenecen al género de la fábula, poseen
intención moralizante. En “Aventuras de un cazador” —con situaciones hiperból
e increíbles— un gorila está a punto de matar a un cazador y lo salva la intervención

8 La introducción está firmada en 1932. Se indica que el autor es un joven de 19 años


8 En el diario La Época (abril de 1941) figura un comentario sobre el libro recién
recibido que, además, contiene una nota introductoria fechada en 1940 y firmada
por Daniel Laínez.

806

I—-—-—
Lo palabra iluminado

de una serpiente; a partir de este incidente, abandona su afición a la cacería. En “El


milagro de la selva”, un indio es atacado por un león y una boa rabiosa lo defiende.
Como la boa también corre peligro, por la clemencia de Dios, el indio logra asir una
lanza (entrevista gracias a los ojos penetrantes de la víbora) y mata al león. Luego,
todos los animales deciden que él sea el nuevo soberano (22-24). En “El rey y el
labriego”, los dos personajes sostienen una plática. Juan Roldan, el labriego, expone
distintos aspectos de la paz que disfruta en el campo. El rey habla de cómo, para vivir
en la ciudad, hay que plegarse: Yo, que de bien nacido he de pecar/ y que tantos
dolores he sufrido,/ he llegado fielmente a comprobar/ de este mundo lo falso y
fementido// Y aunque escandalice o de locura/ se me reproche esta opinión grosera:/
a mí más me preocupa un vil doblón/ que la virtud que mata y desespera. (Sevilla,
s.f., 13). El soberano concluye que Dios ha de premiar al campesino. El autor también
elaboró sonetos. Algunos, de carácter amoroso (“Tus ojos”), laudatorio (“A Franklin
D. Roosevelt”) o de temas generales como “El libro” y “A una ola”. Como vemos, la
factura de los versos es bastante pobre.

De 1951 a 1960

José Noé Espinoza escribió Ansias desatadas (1956) y Cantares de mi tierra (1959).
El primero contiene textos dedicados al amor, la madre, el recuerdo del padre, la
tristeza. etc. En el segundo, hay trabajos que llevan títulos como “A mi madre muerta”,
“A mi padre ausente”, “Amor fugaz”, “Dia de la madre” y “Loor a Morazán”. El estilo
se colige con una muestra: AI despertar de hoy la aurora/ dedico yo mis loores/a una
dama encantadora,.- la más bella entre las flores, (s.p.). Asimismo, en la publicación
Concursos literarios auspiciados por el Comité de Festejos de la Feria de Concepción
de Comayagüela (1953), encontramos trabajos de Edilberto R. Cardona y Luis
Díaz Rodríguez.

De 1961 a 1970
José de la Cruz Hernández es autor de Versos fuera de la Patria (1962); Cuatro
lustros 1950-1970 (1971) y Haikai (1977). Con una curiosa concepción de la poesía,
como haikais, ofrece textos como éstos: Tira moneda./Fuente recíbela./Arrivederci!
(sic) (1977: 5); Abeja voló/ de flor en flor llevando/polen y miel. (2).

807
Htlen Umofto

Leónidas Gaicano escribió Se mira una estrella (1963), La rebelión de los pobres
(1974). Rimas modernas (1974) y Maje infinito (1974); Jacobo Elíseo Romero,
Olas de inspiración lírica (1964), Cantares patrióticos (1964) y Patria soñadora
(1966-1967), textos cuyas composiciones llevan nombres como éstos: “Coronel de
Aviación Don Oswaldo López Arellano. Jefe de Estado de Honduras”. En “La estatua
de Francisco Morazán”, leemos: Ahí estás Paladín/ de la Unión Centroamericana,/
con tu espada al viento,/ porque eres centinela/ del pueblo hondureno/ y de todo
Centro-América. (Romero, 1966-67: 9).

José Manuel Velásquez es autor de Perfilen la luz (¿1964?), en el cual encontramos


versos religiosos (a la Navidad, a San José); al obrero y al campesino (a éste lo llama
soldado de la patria)... En un poema a Morazán, expresa: Estela de fuego,/ en el
cielo Centroamericano/ meteorito incendiado/por el roce violento/ de la época..'./
Estela de Juego,/ estrella fugaz. En “Mi canto al foot-ball”: Gool... G00I...G00I.../ la
voz de la multitud/ enfurecida de entusiasmo;/grita y canta... canta y grita.../y los
partidos contrincantes/ se fusionan en el abrazo/ que engrandecen la cultura del
Deporte (sic). (s.f.: 38).

Andrés Casco Rivera escribió Cantos a Honduras (1965), obra dividida en diez extensos
cantos de versificación libre. El primero, en trescientos noventicinco versos, ofrece una
panorámica de Honduras (naturaleza, ciudades...) y expresa amor patrio; el segundo
habla de los habitantes de la zona norte, especialmente de los afrohondureños y los
campeóos; el tercero se refiere a las mujeres; el cuarto vuelve al tema de la costa norte:
el quinto evoca a Lempira cuya muerte llora la naturaleza; el sexto, al puerto de Trujillo y
a las islas caribeñas; el séptimo, a la Honduras colonial; el octavo recuerda la Independencia
y le canta a América en general; el canto noveno ratifica el amor patrio, expresa el deseo
de luchar por la libertad y arremete contra el comunismo. El canto décimo exalta a
bandera nacional: El campeño en tu Costa Norte,/ suda y trabaja,/ abre surcos/ en tu
tierra bendita/y el campeño es indio./ Es blanco./ Es negro y es mulato./pero (sic).»
sangre, su dolor,/sus penas y sudores,/su vida al sol, al aire, al viento/y a los chubasi. 1
sinfin,/y sus amores, afanes,/trabajos y dolores, sus alegrías y dulces esperanzas, todo
ello eres tú,/ Honduras de mis amores. (Casco, 1965: 28-29).

Antonio Ocampo Santos es autor de Cantos dejuventud (1967). Un dato ejemplifica


la índole del trabajo: “Sonetos del amor ausente” es un conjunto de cuatro
composiciones: cada una consta de dos octavillas y dos sextinas cuyos versos m.

808
Lo palabra iluminado

riman entre sí. Flabio L’lloa escribió Intimidades (1968); José Enrique Cano. Jomadas
espirituales (s.f.); Jornadas espirituales II (1968) y Jomadas Espirituales III, Enrique
A. Martínez, Esfuerzos rítmicos (s.f., en la dedicatoria personal consigna el año de
1967) y Voces de luz y sueño (1968); Ramón Cáceres Carrero, Poesías (1969) y
Celina Martínez, Poemas del amor y del olvido (1970).

De 1971 a 1980
Rafael Suárez Montes escribió Estampas del ambiente (1972); Mariano Chévez
Nieto, Poeta prisionero (1972) y Ecos del mar (s.f.); Jorge Abraham Becerra,
¡Alcohólicos! La razón y la bestia (1973); Pablo Hernández hijo, El cantor de mis
cantares (1973); Francisco Napoleón Landa, Obra poética biográfica (1974); Braulio
Cruz Amador, Exaltación y veneración a la madre (1977); Olga García de Bú.
Imagen (1978); Carlos Ruiz Hernández, Canto mínimo de hermandad (1980) y
Salomón Ibarra Mayorga, Semblanzas rotarías (1980).

En la antología Cantera lírica (1971), preparada por la Sociedad Literaria de Honduras,


entre otros poetas de los cuales ya se ha hablado, hay textos de Carlos Gilberto
Sandoval, Gustavo Chávez Molina, Edda O. Rubí, Abraham Guillen Alvarado,
María Albina Elvír y Erasmo Suárez. Quizá, lo más interesante sean dos o tres hai
kais de este último: “La noche”: Los alfileres de las.- sombras, pincharon la/pupila de
sus ojos.; “Rio Guay ape”: Cristal donde se peinan/sus cabellos/las montanas olanchanas.;
“El alma”: Ave invisible que/aletea/en la concavidad del ser. (1971: 12).

De 1981 a 1990
Romualdo Bueso Peñalba escribió Bouquet literario intibucano (s.f., algunos textos
están fechados en 1980); Rene Suazo Lagos. Poemas y cuentos del pasado (1982);
Ramón Hanegas, Poemas de mi bien (1983): Francisco Arístides Medina Martínez,
Testimonio de mis inquietudes (1983); Maritza Berlioz, Sin nombre (s.f.) y Alas doradas
(1986); I emando García, Pensamientos (1986); Leda Leonor Zuniga Rodezno, Cantos
de mi tierra (1986); Norma de Boquín, Captando viviendo cantando (s.f.) y Violencia
criadoresy criaderos (1986); J ulio César Medina, Frente al espejo (1986); José Pineda,
Instantáneas literarias (con títulos como “José Simón Azcona” y “Ha muerto Modesto
Rodas Alvarado”, 1989); J uan Ramón Munguía, Sangre infinita (1989); Julia Salgado
de Lazzaroní, Entre el cielo y la tierra (1989) y Héctor Ugalde, Campesinos (1990).

809
gítÜAH
Hilen Umoña

Raúl Arturo Pagoaga informa del trabajo poético de Mercedes Mazier y la considera
la primer mujer hondurena de letras que escribe versos de la llamada poesía negra
(Pagoada, 1986. 43). Ofrece varias muestras de bien logrado ritmo. “La fiesta de San
Juan”. Negro, tambor r bambú,/que va con su cumba ronca/ardiendo maraca a!son/
por espantar el tabú/ que lleva en el corazón./ Negro, tambor y bambú! (sic) (47).
"Mi canto al Río de Cristales”: Río de Cristales/te canto en esta tarde trujillana/que
escucho de tus caríbales/ la voz que dice:/ Bambú y calabó,/ calabó y bambú/ y la
palabra santa:'de tu negra raza/ que bendice tus aguas/ luminosas de tus alas. (50).
"Mujer negra eres hermosa”: Eres hermosa como una noche sin sol/pero tu sonrisa
de negra soñada/ tiene un alma de luz/como todas las auroras/y un corazón de luna.
(45)
. Adviértase el solidario sentimiento hacia las personas afroamericanas.

De 1991 a 2000
Manuel de Jesús Fuentes escribió Pininos literarios (1994); Elia Vélez Menocal,
Brasas encendidas. Poesías para reflexión y meditación (1995);10 Antonio Osorio
Orellana, Monólogos a Dios y la naturaleza (1995); José Angel Sánchez,
Reflexiones de la luna de mandarina (1996); Orlando A. Lara Hurst, en Más allá
de! desarrollo sostenible (1997), incluyó tres textos versificados; Carmen Flores
Calle, Mundo interior (1998) y Maximiliano Martínez 111 Poesías de luz, pasión
y color (1998). En la publicación Juegos Florales San Marcos de Ocotepeque (1998).
que recoge los trabajos premiados de 1989 a 1998, encontramos, además de autores
a los cuales nos hemos referido con anterioridad, los nombres de José Emilio Soriano.
Rafael Antonio Hernández, Ricardo Madrid M., Danilo Sierra Torres, Guadalupe
Funes Rheinbold, Aída Pineda Bueso, Engracia Contreras de Madrid, Man lena
Arita Amador, Dafne Alejandrina López, María Francisca Bonilla, Carlos Adrián
Peña Cuéllar, Martha Luz Mejía y Marta Membreño Pineda.

De 2001 a 2004
Augusto Argucia escribió Estrellas del alma mía (2001); José Francisco López G, Matices
de cantares (2001), Mundo de las musas (2003) y la antología Plenilunio liria) cultural
danlidense (s.f). Juan Ramón Suazo Pineda publicó Los versos del poeta (2004),

10 No tengo certeza si la autora es hondureña. El libro fue publicado en México, incluye


un poema dedicado a Honduras que revela conocimiento de distintos lugares del
país. También tiene otro en el que alude a su llegada a México y a la vida que llevo en
esta ciudad.

filO
La palabra iluminado

2. Poetas y libros sin ubicación cronológica

Juana Rosacruz

En la Antología de poetas americanos, publicada en Barcelona en las primeras décadas


del siglo XX por Ramón Sopeña, se incluye a dos poetas hondurenos: Salvador Ture ios
y Juana Rosacruz,11 autora de “La conquista de Ulúa’’, poema épico-lirico de trescientos
noventitrés versos en el cual advertimos resonancias del Tabaré de Juan Zorrilla de
San Martín. La historia es sencilla. Don Gonzalo Pinto, enviado de Carlos V, llega,
con su flota, a las playas de América, en la ensenada de Ulua. Gonzalo, después de
intenso batallar, vence al cacique Aimare que se refugia en la selva con muchos de
sus hombres. En poder de los españoles quedan la rema Arua y muchas mujeres,
esclavizadas Entre los brazos del soldado ibero. Entre ios cautivos de Gonzalo, está
Aimabalivo: Cacique tributario/ De la tribu manoa,/ El más temido legionario,/
Vencedor del nahoa/ Y de otros pueblos mejicanos. (Sopeña, s. f.. 144 )* 2. Los españoles,
entre los escombros del pueblo indigena, levantan el suyo. Entre ellos está Maese
Juan Perera, hombre sesentón cuya esposa, Amparo, tiene dieciocho años. Entre ella
y Aimabalivo surge una gran pasión. Perera. al enterarse, ansia vengarse. Cierta vez
que don Gonzalo regresa de una refriega sangrienta contra las tropas de Aimare,
emboscado, Perera espera darle muerte a Aimabalivo pero el disparo acaba con la
vida de Gonzalo. Se culmina con la felicidad de los amantes.

Una historia de trasfondo romántico y, en su mayor parte, de bien elaborados


endecasílabos y heptasilabos de rima consonante. AI describir el estandarte indigena,
nos dice: Eró un raro atavio/ De ¡as ardas (sic) salvajes/ Aquel pendón bravio. Todo
hecho de plumajes/ Lucientes, coloridos, - Sujeto estaba a un asta de marfil/ Por
dorados anillos.// Su luciente hermosura’ Al contado del sol/ Temblaba como el
mágico arrebol/ Que alumbra el corazón de la guarura, (loe. cit.). No se cuestiona la
conquista. Inclusive, ai hablar del nuevo pueblo español, la idealización es evidente:
¡En las escombros del aduar indígena/ Se alzó la tosca puebla castellana:/ En el
encanto del paisaje ulúa/ Dejóse oír el son de la campana;/ El humo azul y blanco de

” Consultando a Le tic i de Oyuela sobre esta escritora, nos indicó que era de
Cornayagua y que su ¡ ■vnbre era Juana Rosa Cruz. Ramón Oqueh sugirió un origen
mexicano.
'* Trabajo con un ejemplar que fue empastado. Probablemente, mutilaron la página
en la que se consigna la fecha de publicación.

811
Heltfi Umofto

la rosa/ El lejano rumor de los maizales:/ La quebrada, rompiendo sus cristales/


Contra la rueda presurosa/ Del molino; las bandas de turpiales/ Alegrando la paz de
los aurinos/ Cañamelares:/Los chicos bulliciosos en la escuela./ Las vacas perezosas./
Olores de limoneros y canela./En los balcones trepadoras rosas! (145).

Con relación al planteamiento de fondo, la autora destaca los elementos fundamentales


del mestizaje en la región de Mesoamérica. Así, además de los amores que hemos
reseñado, en otro momento apuntala: Y nacientes amores/ Comenzaban su vida/Entre
la raza domadora' Y la raza vencida (loe. cit.). El sometimiento es completo y el
rebelde Aimare se ve reducido a la impotencia cuando advierte que no sólo tiene que
luchar contra los españoles; otros indios, incluido el príncipe Aimabalivo, esgrimen el
acero contra él. “La conquista de Ulúa” es un texto de sostenido ritmo.

Respetando cánones románticos, es un texto de calidad. Urge rastrear a su casi


anónima autora con el propósito de determinar su papel en la evolución de la poesía
hondurena.

Manuel Macías David y Ulloa

Este autor escribió, en edición español-inglés. Sinfonía universalqwema de todos


(s.f.). La dedicatoria personal tiene el año de 1968. La obra (doscientos cuarentisiete
versos) está dividida en “Preludio” y siete cantos: “Nacimiento”, “Hambre”,
“Crecimiento”, “Amor”, “El atardecer”, “Las flores” y “La eternidad”. Según explica
el autor, cada canto consta de cien palabras; más las cien del preludio y las doscientas
del final, complementan mil palabras (s.p.). En palabras del autor: Es un poema
sinfónico./ Formado de voces de todas las criaturas./ En conjunción perpetuad
Haciéndonos intérpretes del sufrir incontenible./ Desde que nacimos./ Hasta que
llegamos./A la luz de la noche./Generadora de las nuevas auroras./(...) Eternizando
en el tiempo La Excelsa Belleza./Nutriente de amor y de vida a todo lo que existe.

Un texto que i Asiste en el esplendor y armonía del cosmos. Que no desdeña: Tragedias.;
Rayos./Relámpagos./ Y truenos./Evolucionando gradualmente.’ Cuerpo y conciencia
individual./ Para enaltecernos. Con intención didáctica, predica el apartamos del
mal Y dar cabida:/ Para siempre al bien. Para finalizar: El Todo eternamente Todo
El átomo regresando al Todo./ Nacer para morir:/ Lo mismo que morir para hacer
nacer:/ Y asi abordar. / El circulo inconmensurable en todas direcciones. Con

812
lo palabra lUmiMÍa

grandilocuencia, se caracteriza porque todos los versos, aunque la idea continúe,


finalizan con punto. En sentido estricto, oraciones unimembres que pretenden captar
el esplendor del mundo.

Gerardo Salinas

Gerardo Salinas escribió Huellas en la arena. Poesía y Mundo duelo y pena, (las
tres, sin fecha). Para él, escribir no es más que una de las tantas formas de colaborar
con la tarea constructora de forjar una nueva Honduras. Así lo afirma en “Lineas
preliminares” de la última obra citada, única que comentaremos En la mayoría de las
composiciones predomina un lenguaje directo que, sin eufemismos, denuncia aspectos
de una amplia problemática social: abandono de la mujer, hijos sin padre, la ancianidad
desprotegida, la presencia del hambre, el valor y la necesidad de la lucha liberadora...
En “Papeles sin fundamento”, cuestiona las absurdas o alienadas prácticas educativas:
Niños desfilando/ sobre vómitos/ para aprender civismo." Niños arrimados a paredes/
observando hojas sueltas/ donde se dice están las siluetas/ de los Héroes Patrios//
Gente mintiendo/ al infante/ ¡qué falso patriotismo- ¡cuánto (sic} engaño!// Un
quince de Septiembre/es poca cosa- para comenzar/ a amar la Patria, (s.f.: 37). Una
obra en la cual el mensaje político se sobrepone a! interés estético.

Otros altores

Juan Ramón Rivera, en Guarda histórico legendario (s.f.), ofrece una sección
wrsifreada. De este mismo autor. Luna Mejía (1961), incluye “El hulero (tradición de
te ciudad de Gracias)” y “El lago de Yojoa”, trabajos de relativa extensión. José
Manuel Veiésquez escribió Valle de lirios. Homero Jiménez, Un espacio a mi
poesía: Olga Da Costa Gómez. Poesías inéditas: Francisca Bonilla de Muñoz,
Tierra nueva: Nicolás Romero Guevara, Flores del recuerdo: Guillermo Plunimer
Cruz. Tesoro del amor y Norma Oviedo de Milla, Contigo Honduras (algunos
trabajos están fechados en 1991).

Raúl Arturo Pagoaga, en Antología de poetisas hondurenas (s.f., probablemente,


1929, fecha del prólogo) incluyó textos versificados de Mélida Fiallos (Manto,
Olancho): Herlinda Midence (San Juan de Flores. Depto. Francisco Morazán): I.illian
Toledo (Tegucigalpa); Ada Argentina Abraham (Tela); Aurora Mondragón de
Consuegra (Comayagúela); Aurora Argucia de Montesinos (San Esteban, Olancho);

813

> « « « uuamunuji u» ....... . ami ■■■


Helen Umoña

Gloria María García (Juticalpa); Ena Zcpeda Acosta (La Ceiba); Felicita Antúnez
(Guataco, Olancho); Aída Vallecillo de López (Tela, Atlántida); Daisy Victoria
Vásquez (El Progreso, Yoro); Gilma Coniferas (La Ceiba); Celina Martínez (La
Paz) y Gloria Ninfa López (El Negrito, Yoro).1J Asimismo, en Itinerario de la poesía
hondurena (1973), Pagoaga, entre otras, incluye, los nombres de Patricia Morales,
Amelia Aríta de Maldonado, Margarita Hernández Cuello. Herlinda Rubí de
Zelaya. Otilia Gutiérrez de Spilbury, Ubaldina España de Esguerra, Ángela
Guell de Guillén, Carmelina Rubí de Moneada, Lolita Toledo, Eva Ferrera de
Galo. Ángela Meza Cáliz de Fernández, Gohia Isabel López, Consuelo Lozano
España de Escorcia, Gregoria Martha García, María Cristina Leiva Huete de
Padilla, Blanca de Sevilla, Graciela García, Leyla Zablah de Matute, María
Albina Elvir, Reina Maty Espinoza de Donarire, Mary Isabel Casaña, Eda Ochoa
de Rubí, Guillermina Cerrato Flores de Díaz Zelaya, Lilian Toledo, Guadalupe
Guell Díaz, Virginia Laínez, Cristina B. Tarrius, Juanita Soriano Alvarado,
Dora Gutiérrez de üstariz, Amelia Oyuela de Velásquez, Ena Zepeda Acosta,
Ela Canales. Flor Amanda López, Gloria Guillén, Liliana Leticia Yacamán de
Ferrera, Ana E. Sahury, Sara Ruth Villela de Castañeda, Norma Q. de Callejas,
Luz Gamero de Vener, Gloria Ninfa López, Edda Meza Matute y Lidia HandaL

En la antología Escribiéndole a Juan (s.f.), Guillermo Codrington, entre otros autores,


incluyó trabajos de José Castro Posantes.
*

3. Fernando García

Con el pseudónimo de “El Duende Rojo”, Femando García (Granada, Nicaragua,


1892) publicó De punta y de filo (1932)u que, con casi cien textos humorísticos,
constituye una publicación casi insólita en el país.15 Uno de los elementos más*14

” No obstante incluir textos de poetas más conocidas como Eva Thais, Ángela Ochoa
Velásquez, Paca Navas de Miralda y otras, Pagoaga no ofrece muestras del trabajo
de Clementina Suárez.
14 Probablemente el nombre de la obra le fue sugerido por un texto de Pablo Arita.
Supra, pp. 357-358
14 Su autor nació en Nicaragua pero vivió en Honduras y buena parte de la obra se
refiere a este país. En la década de los años veinte, los periódicos y revistas del país
incluyeron muchos de sus textos. Véase, por ejemplo, “Un hombre feliz”, en la revista
Los sucesos, núm. 11, Tegucigalpa, 13 de junio de 1920. También publicó Chiles
dulces (1932), texto que no pudimos consultar.

014
Lo palabra ilummodc

destacados es la utilización de las connotaciones de tipo sexual. Veamos una muestra:


y mientras hablan de eso, [geografía] como asunto muy nuevo,' saldrá otra chica en
pinga, y con sabiduría,/probará que Cristóbal Colón, aunque quena;/jamás paró el
tal huevo. (“El país ideal”, El Duende Rojo, 1932: 160; en todos los casos, lo subrayado,
en cursiva en el original); Aquella muchacha de atractivo hechizo,/ que enseña las
ligas o más, si es preciso,/ que va por arriba y abajo escotada/' y que sólo come
huevos con chorizo.../ ¡es recién casada! (“Nuestros tipos”, 154); ¡Lo que a mi me
encanta la chismografía!/ Por eso es que ahora gozo en demasía,/ al ver que de
chismes se hace gran derroche/y aquél que no mete su cuento en el día, lo mete en
la noche. (“La chismografía”, 59); Por las tales modas, que yo no me explico./ las
hembras que tengan el gusto más rico./ deben de pintarse, con formas sencillas,/ un
mico muy ‘mono 'sobre las rodillas,/y otros animales encima del mico. (“Las piernas
pintadas”, 133). Dentro de este rubro, abundan los trabajos en donde el personaje que
se enfoca es un cura, tal como vemos en “El milagro” en el que, a pedido de una
‘beata pistada, los sacerdotes ofrecen la oración del Ave María. A uno de ellos se le
ocurre: ¡que también dediquemos, noche a noche/a esa buena cristiana, un PADRE
NUESTRO!o (...) nueve meses después, Lupe García./ que de tanto implorar a las
alturas/ pudo, al fin, dar a Luz... lo que pedia...'; igualito al más guapo de los curas!
(188-189. mayúsculas, del autor).

Lo escatológico se aborda con desparpajo. En “Al Polo Norte”, un hombre, a balazos,


le destroza el sombrero a otro y, a manera de compensación, le ofrece dinero para
que se compre otro: A lo que sin vacilar., contestó el hombre sencillo:/ -¿No me
pudiera dar/ también para un calsoncillo (sic)/ que deseo ir a comprar?' -¿Ya tú
pides mucho gusto!/ Es que el que ando, con el susto/se me acaba de arruinar! (sic)
(101). En “Profunda filosofía”, satirizando a los sabihondos, habla de Don Ruperto
quien piensa que sería mejor llevar, arrogante,/ un ojo en un dedo y otro ojo en la
frente. Y concluye: Así como el (sic) piensa, cualquiera podría/ver lo que sucede de
noche y de día..... seríamos todos de atrás vigilados/y hasta en los. rincones mas
inexplorados/ con meter el dedo todo se vería...,.// Por eso es que el viejo, tranquilo
y muy quedo,/ buscando el otro ojo, se halla en un enredo/ y pasa s u vida con el gesto
critica/ holiéndose (sic) el dedo..../ holiéndose (sic) el dedo... como algún político!
(sic) (72). En “El loco adivino”, un enajenado mental asegura que adivina el futuro; al
pregunta qué número de la lotería saldrá premiado: El adivino, con el gesto duro,/
rielen UmoAc

un número escribió, más que seguro;/el papel se engulló y con cara ufana/ les dijo:
—Yo desde hoy les aseguro/que ese que.me tragué saldrá mañana. (55).

Contra ¡os políticos arremete varías veces. En “Así es la cosa”, al referirse a la


facilidad con que alguien puede recibir un balazo, concluye:y en Honduras hay tántos
(sic) Generales/que hasta el hambre ¡Dios mío! es (sic) general. (105). En “Lo único
que faltaba”, satirizando el atan de acceder al poder, expresa: Hoy, que Honduras se
encuentra tan rica y floreciente,/ que hay trabajo y dinero para toda la gente,/ que
han desaparecido la pereza y el vicio..../hoy tenemos, señores, otro gran beneficio:/
¡ Yes el que todo bicho quiere ser Presidente! (148).

Con frecuencia, los textos poseen carácter narrativo. El autor cuenta una anécdota
humorística o festiva. En “El juicio final”, en una especie de sueño, la voz poética ve
que, al conjuro de la gran ‘pitoreta' de San Vicente, los muertos resucitan y buscan
los órganos que les faltan: Un ‘tunco ’ que tuvo las piernas deshechas,/ se puso,
aturdido, dos patas derechas,/ y mientras un ‘manco ’, veloz, se metía/ los dedos
perdidos en.... distinto punto,/un desnarigado,furioso rugía,/porque en las narices
se puso.... otro asunto.... (II). En “El primer abogado”, cuando éste muere, llega al
cielo y empieza a sembrar cizaña entre los santos; Dios dispone, desde entonces, que
ningún abogado entre al cielo. En “Escenas celestiales”, distintos profesionales
(abogado, médico, usurero...) llegan al cielo; Dios les niega la entrada mandándolos
al infierno o al purgatorio y sólo permite que ingrese un hombre cuya vida há sido un
fracaso; su mérito: haber sido maestro y haber sufrido a la suegra. En “El cerdo que
sabe leer”, un hombre estafa a los demás diciéndoles que su cerdo lee; coloca frente
a éste un libro de oraciones y el animal permanece inmutable; cuando le reclaman, el
rimador indica que el cerdo nunca lee en voz alta. (98). En “Dolores Gallo Correoso”
(doscientos veintidós versos), un gallo cuenta sus peripecias en distintos oficios que
desempeñó (en el ejército, con un cura, en un circo, en un lenocinio...).

Con relación a su percepción de Centroamérica, en “Las guerras ticas”, pone en


entredicho la actitud de los costarricenses quienes, según el texto, exaltan la supuesta
heroicidad de uno que murió en la guerra de bala ileso. (103). En “Carta a Juan
Chapín”, arremete contra los guatemaltecos por las pretensiones fronterizas en la
franja del Merendón: Y en esas tierras chapinas,/de gentes cultas yfinas/y de muchos
indios ‘razos ’,/ aunque abundan las ‘gallinas ’,/ los huevos son muy escasos. Como
contraparte, García asegura que, si aquellos declaran la guerra: les daremos, a cada

816
lo palabra iluminada

uno. sus siete cuartas de tierra.// Y en esa forma, risueños,'' se probará, sin empeños
y con la frente muy alta,/ que tienen los hondurenos....../ ¡eso.... que al chapín' le
falta! ( 197-198). Aunque la poesía probablemente no camine por estos predios, no
estamos frente a una literatura inútil. El humorismo de grueso calibre del autor i similar
al que encontramos en toda la tradición literaria) es un mecanismo para cuestionar
aspectos sociales o para criticar vicios.

817

itíhi1Mb ■■■■■■■■ ■■■



Conclusiones

Después de caminar, por varios años, tras las huellas de la poesía


hondurena, el balance es satisfactorio. Cubre, de los primeros balbuceos
en los siglos XVIII y XIX, al transitar seguro que fue perfilándose a lo
largo de la centuria pasada, hasta llegar a los primeros años del nuevo
milenio. En conjunto, el panorama permite apreciar la existencia de un
lento pero coherente proceso de desarrollo en donde todo ha sido
ganancia: superar las tambaleantes etapas iniciales; adquirir las
herramientas técnicas que posibilitan salir indemnes de los laberintos
del idioma y ofrecer una serie de obras en las cuales, desde distintos
tratamientos expresivos, emerge lo humano universal. Un ingente
esfuerzo de hombres y mujeres por hacemos copartícipes de su manera
de captar el mundo. Por mostramos —mediante el esfuerzo creativo—
las particularidades anímicas nacidas de la confrontación con ellos
mismos, con el entorno cotidiano o con el inquietante universo de
preguntas surgidas bajo la presión de situaciones límite de carácter
existencia!.
Con distintos grados de distanciamiento respecto al objeto poético,
toda la historia de Honduras — trasvasada a la subjetividad del creador—
se puede leer en la amplia gama de textos de la bibliografía nacional.
Sabiéndola decodificar, es posible detectar los hechos (pequeños o
grandes) que han dejado huella en la conciencia colectiva. Como auténtica
mícrohistoria, como documento de primera mano para la historia de las
mentalidades, en el discurso poético, es factible rastrear la pista de los
diferentes modos de pensar y de sentir a lo largo del arduo proceso de
construcción nacional. En fino entretejido con las circunstancias
personales del autor o autora, la poesía es la resultante de las coordenadas
sociales e históricas del país. La poesía emergiendo, pues, de la gran matriz
social que le ha dado vida. Conocerla es, por lo mismo, mirarse en un
gran espejo colectivo cuya riqueza se deriva de la polifonía, de la variedad

819
Hilen Umafia

de las voces que la conforman. En este sentido, ni uno solo de los libros
es innecesario. Cada uno es un documento en el que se entrecruzan
diversidad de mensajes. Inclusive, en muchos de ellos, la precariedad
física de la edición, la ingenuidad del abordaje, la pobreza del concepto...,
se toman en signo de una condición social estigmatizada por carencias
sin límite. En otros términos, el hecho de que, aún bajo circunstancias
adversas se haya intentado hacer poesía, deviene en la mejor ratificación
del certero axioma de Luis Cardoza y Aragón con el cual principiamos
nuestro trabajo: la poesía es la prueba más alta de la existencia del hombre.
Suprema muestra de que el ser humano, al querer moldear la palabra
para establecer puentes de comunicación con sus semejantes, ha superado
—ha trascendido— lo meramente zoológico o vegetativo.
Por otra parte, del conjunto de obras que mujeres y hombres nos han
legado, emerge una particular idiosincrasia. Un sello único que, aún con
sus debilidades y contradicciones, es la impronta del ser hondureño. Al
respecto, si los poetas y los artistas son seres dotados —al máximo— de
la capacidad de traducir sentires, a la vez personales y colectivos, conocer
su obra es una manera de acercarse a la definición o concreción de eso
tan huidizo que se llama identidad nacional, identidad cultural. Al
respecto, como todos los fenómenos están concatenados, leerla en
conjunto, estudiarla, sopesarla, valorar sus logros, calibrar sus carencias..
puede contribuir a definir facetas fundamentales del amplio marco
cultural en el cual ella se inserta.
Asimismo, al abordar esa tarea, adquirimos elementos para configurar,
con mayor precisión, el mapa poético de Latinoamérica que, en lo que a
Honduras se refiere — tal como lo comprueban las antologías que ruedan
por el mundo—, se ofrece desdibujado e incompleto. Por nuestra parte,
a manera de corolario, después de leer y estudiar el trabajo de quinientos
cuarenta y dos poetas, con un total de seiscientas noventitrés obras
publicadas, hemos llegado a las siguientes conclusiones:

820
la palabra iluminada

1. Durante el período colonial, por circunstancias educativas


(analfabetismo, carencia de escuelas, falta de libros...), políticas (veda
a la circulación de libros por parte de las autoridades españolas) y
geográficas (el aislamiento de las poblaciones hondurenas con
relación a Guatemala, polo administrativo y cultural de la región),
el quehacer poético de impronta culta carece de nombres. O, por
lo menos, todavía no se han encontrado documentos que indiquen
una actividad en tal sentido. Un caso excepcional fue el de Antonio
de Paz y Salgado —nacido en el Real de Minas de Tegucigalpa en
las últimas décadas del siglo XVII— cuya labor transcurrió en
Guatemala. El humorismo y la sátira, más que la efusión lírica,
predominan en su trabajo. Sus obras, aunque no surgieron en lo
que hoy es Honduras, ya que el autor nunca abjuró de su condición
provinciana, representan, tanto como pueden serlo las de José
Cecilio del Valle (su caso es bastante similar), uno de los puntos de
arranque de la poesía y de la literatura hondurena.
2. Después de Paz y Salgado (m. 1748), hay que esperar casi cien
años, en los albores mismos de la Independencia, para que surjan
nombres que, en medio de otros quehaceres de más relevancia
(políticos, religiosos...), se dediquen a pergeñar versos de matiz
neoclásico, movimiento artístico de tímido desarrollo que no siguió
el patrón extranjero al pie de la letra. Así, en José Trinidad Reyes,
hay una importante veta popular que rompe el equilibrio neoclásico
y que, en cierta forma, preanuncia el romanticismo.
3. Durante el gobierno liberal de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa
(1876-1885) se llevó a cabo el asentamiento definitivo del
romanticismo. Inclusive, Ramón Rosa (su maestro de literatura fue
el novelista guatemalteco José Milla) elaboró versos dentro de los
lincamientos de esa escuela literaria cuyo prestigio se acrecentó
por la presencia, dentro del círculo de personajes cercanos a las
figuras gobernantes, del poeta cubano José Joaquín Palma a quien,

821
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Heltn UmaAo

inclusive, se le concedió la ciudadanía hondureña. Este dato revela


el papel que jugó en las esferas administrativas y culturales. Su
libro Poesías (1882) fue el primer poemario publicado en el país e
incluyó comentarios, tanto de Soto y Rosa, como de José Martí,
Antonio Zambrana y José Zúniga. No es fortuito que a la generación
literaria de esa época se le conozca como "Generación de Joaquín
Palma".
4. Aunque tardío y anacrónico, el romanticismo sentó reales dentro
del quehacer literario del país y representa el momento del arranque
definitivo de la actividad poética, entendida como labor constante
de alta exigencia técnica. Baste citar el caso de José Antonio
Domínguez cuyos sonetos evidencian una sólida teoría del quehacer
poético. Añádase, a ello, la cima lírica que representa el hermoso
aunque grandilocuente "Himno a la materia" que, al filo del siglo
XX, señala un antes y un después en la poesía del país.
5. Por las condiciones del contexto hondureño, los postulados del
romanticismo —con el basamento ideológico del liberalismo—
encontraron terreno fértil. La situación social, marcada por
innumerables penurias, despertó el interés por sumaYse a los
esfuerzos realizados en materia de educación y cultura por parte
del gobierno liberal y reformista, tales como la creación de
instituciones educativas, archivo, biblioteca, periódicos, revistas...
De ahí, la abundancia de textos tendentes a exaltar los valores
nacionales. Como ocurría en otras partes de Latinoamérica, la
literatura fue, por antonomasia, el discurso forjador de un sentido
de nación. Es la época en la cual se inicia la valoración poética de
figuras clave del panteón cívico: Lempira, Valle, el padre Reve-,
Morazán...
6. Son muchos los nombres de escritores y escritoras que elaborar.)
su trabajo alumbrados por los grandes maestros europeos o
latinoamericanos pertenecientes al romanticismo. Pero, de cara a

822
la palabra iluminado
r
lo que por la época se hacía en otros lugares del istmo
centroamericano, con la excepción de los trabajos de José Antonio
Domínguez y, en menor escala, de Manuel Molina Vijil, su actividad
no produjo ningún texto memorable. Pero sembró el amor por la
poesía. Los diarios de la época dan fe del arraigo popular del verso.
Al respecto, hay otro testimonio sumamente valioso: las hojas
volantes que, por diversas circunstancias sociales (nacimientos de
miembros de ilustres familias, bodas, sepelios, fiestas religiosas,
convites, bailes...), daban cuenta del hecho en cuestión, mediante
textos versificados. Sus autores se identificaban así: "El gremio de
talabarteros", "Cofradía de San Sebastián", "Unos amigos",
"Vecinos de Barrio Abajo", etc. Auténtica poesía popular que todavía
no se ha investigado en profundidad.
7. Fue tan fuerte el impacto del romanticismo que, inclusive, ya
triunfante el modernismo, algunos de los mejores cultores o
defensores de la renovación dariana (vr. gr., Froylán Turcios)
continuaron visualizando el mundo en términos románticos. En
sentido estricto, la estética romántica nunca dejó de orientar la labor
de muchos autores y autoras a lo largo del siglo XX.
8. El romanticismo también representó el solvente ingreso de la mujer
hondurena en el campo de la poesía, según lo demuestra el trabajo
de Josefa Carrasco. Pero el caso más singular es el de Teresa Morejón
de Bográn cuya obra prescinde de cánones rígidos para dar paso a
una voz personal que supo moldear diversos sentimientos.
Especialmente importante es la incorporación que hizo del verso
festivo y juguetón.
9. La presencia de la obra y de la personalidad de Rubén Darío fue
vital. La magnífica orquestación, la orfebrería lingüística y el
cuidado formal de que hacen gala sus versos, fueron la
indispensable escuela para los poetas de la época. A ese influjo
directo, se suma la creativa inflexión dada al modernismo por parte

823
NnlilNummMunMSHMi
N»ltn Umofto

de Juan Ramón Molina cuyos poemas, repetidos en escuelas,


veladas, tertulias y, ya entrado el siglo XX, en programas radiofónicos,
lo convirtieron en el gran modelo de las generaciones posteriores.
Su magisterio no sólo se circunscribió al terreno del verso. Sus
prosas poéticas —según el decantado modelo de los trabajos de
Darío— determinaron la quiebra definitiva de los largos períodos
oracionales. Con ellas nació una prosa rítmica y ligera, explotadora
—al máximo— de la calidad sensual de la palabra. En este punto,
hay que considerar —tal como había ocurrido en las décadas que
precedieron y siguieron a la independencia— la importante cátedra
que, abordando diferentes esferas del conocimiento y de la actividad
literaria, representó el periodismo, auténtica cuna de una pléyade
de escritores de primera línea, tanto en Honduras como en
Latinoamérica.
10. El modernismo constituye, pues, otro momento decisivo en el
proceso de desarrollo de la poesía hondureña. De hecho, tampoco
feneció. De ahí que, durante las primeras décadas del siglo XX, o se
continuaban aplicando indiscriminadamente sus normas, o se había
transformado en esa modalidad que conocemos con el nombre de
posmodemismo. Este, sin entrar en confrontación directa con el
movimiento matriz, determinó la llegada de tonos de mesura y
contención. Huyendo de las galas del modernismo, advirtió sobre
la importancia de lo cotidiano y lo sencillo. Con él, el lenguaje
conversacional hace su primer ingreso en la poesía hondureña. Con
las variantes del caso, nombres clave son: Rafael Heliodoro Valle,
Alfonso Guillén Zelaya y Clementina Suárez (esta última, en su
primera etapa). Asimismo, ya cuando el posmodemismo había sido
superado en países vecinos, algunos autores y autoras continúan
dentro de sus postulados, tales los casos de Fausta Ferrera y Ángela
Ochoa Velásquez, poetéis de mérito, cuyo aporte literario aún no
ha sido justipreciado.

024
Lo palabra iluminado

11. En Honduras, la llegada de los aires de vanguardia fue sumamente


tardía. Además careció de toda manifestación de ruptura violenta
como vemos, por ejemplo, en Nicaragua. Inclusive, no hubo
discusión abierta sobre la nueva forma de hacer poesía. Los
intelectuales vinculados al régimen dictatorial del general Tiburcio
Carias Andino (1933-1949), equiparando vanguardia con poesía
i social, vieron con recelo toda innovación creativa y, cuando
empezaban a darse las saludables situaciones polémicas de tipo
teórico, las cortaron de tajo, mediante el poder ejercido por los
propietarios de los periódicos de la época, afines o afiliados al partido
de gobierno. Lo que en Honduras se dio fue una lenta transición
que, iniciándose con poetas como Antonio Vidal, Manuel Escoto,
Clementina Suárez, Martín Paz, Jacobo Cárcamo, Constantino
Suasnávar, Claudio Barrera y David Moya Posas, culminaría, hasta
bien entrada la segunda mitad del siglo XX, con escritores como
Nelson E. Merren, quien se inserta en la rica corriente de la
antipoesía latinoamericana; Roberto Sosa, autor de una poesía de
gran fuerza sintética y de cierta filiación surrealista; Óscar Acosta,
elaborador de un trabajo de sensitiva transparencia que
redimensiona lo cotidiano; Antonio José Rivas, con logradas
inflexiones neobarrocas; Edilberto Cardona Bulnes, de hermético
y amplio panorama universal y Pompeyo del Valle, el de la imagen
precisa y solidaria. Pero, en la primera fase del vanguardismo
(poetas nacidos entre 1924-1939), no hubo un grupo que, a través
de manifiestos o proclamas —como vemos en Nicaragua—,
elaborase un proyecto de trabajo poético. En la segunda etapa
(poetas nacidos entre 1940 y 1959), lo más cercano a un manifiesto
literario fue un documento suscrito por el grupo "Tauanka"
(Rigoberto Paredes, Hernán Antonio Bermúdez...), En él se daba
mucha importancia a la vinculación entre la militancia política y la
literatura y el arte y su trasfondo ideológico descansa en el

825
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Helen UmaAa

entusiasmo generado, en toda Latinoamérica, por el triunfo de la


Revolución Cubana.
12. Justamente, con poetas como Alexis Ramírez, Rigoberto Paredes,
José González, Juan Ramón Saravia y Carlos Maldonado —en línea
que se remonta a Manuel Escoto, Antonio Vidal y Nelson E.
Merren—, la poesía hondureña entra en otro momento
caracterizado por la irreverencia y la iconoclasia. Con ellos se llega
a otro estadio fundamental en nuestras letras: el de la
neovanguardia. En forma paralela, lo conversacional toma nuevo
impulso y determina el aparecimiento de poetas de honda
raigambre popular como José Adán Castelar.
13. Durante buena parte del siglo XX, la actividad poética del país estuvo
centrada, casi con exclusividad, en la ciudad capital. Un primer
momento de ruptura lo realizaron, en La Ceiba, los integrantes del
taller "La voz convocada". Estos, hacia el final de la década de los
sesenta, se aglutinaron alrededor de la voz maestra de Nelson E.
. Merren, escritor recién venido de El Salvador. Tomando distintos
rumbos, de allí salieron escritores tan connotados como José Luis
Quesada, José Adán Castelar y Tulio Galeas. También, en
Comayagua, en una especie de voluntario enclaustramiento, con
características diferentes, floreció un binomio espléndido: Antonio
José Rivas y Edilberto Cardona Bulnes. Otro importante foco,
relativamente independiente, lo encontramos en San Pedro Sula,
en la penúltima década del siglo, cuando surgió un conjunto de
escritores plenamente asimilados a las corrientes contemporáneas
de hacer poesía. Entre otros, tenemos los casos de Juan Ramón
Saravia y José Antonio Funes. Una prolongación de ese moment
ha sido la cosecha de años posteriores con nombres como los de
Ana María Alemán, Marco A. Madrid, Cristina Alsina, Rachel
Ramírez y Jorge Martínez. Asimismo, desde La Paz, aunque con

826
lo palabra iluminado

una diaña vinculación con Tegucigalpa, José González ha elaborado


una poesía contemporánea del mundo.
14. Como producto del desarrollo histórico, en Honduras, conviven
varios pueblos y culturas autóctonas. Inclusive, Copán es de los
sitios más refinados del pasado mesoamericano. Pese a elle, el
elemento indígena (al modo de Miguel Ángel Asturias o de
Humberto Ak'abal, en Guatemala) no tiene un peso sustantivo
dentro del bagaje poético del país. Sin embargo, desde distintas
perspectivas, con diferentes grados de proyección poética, han
explorado esta veta Medardo Mejía, Herminia Cisneros, Rolando
Vega Jordán, Juan Ramón Saravia, Galel Cárdenas, Amanda Castro,
Jorge Luis Oviedo y Oscar Amaya Armijo. Asimismo, la poesía
afroamericana (la mal llamada "poesía negra") ha tenido momentos
de gran solvencia: Jacobo Cárcamo, Constantino Suasnávar, Martín
Paz, Claudio Barrera, David Moya Posas, Daniel Laínez, Mercedes
Mezier y Jesús Comelio Rojas, dejaron testimonios de su manera
de percibir la marginalidad social de los pueblos de origen africano
y caribeño.
15. Otra manifestación vinculada a los sectores minoritatios es la de la
poesía costumbrista. Con ella se ha pretendido reflejar una
problemática rural vinculada a los estratos campesinos. La
característica mas destacada es la trascripción fonetizada del habla
supuesta de sus integrantes. La han cultivado, entre otros, Daniel
Laínez y Paca Navas de Miralda. Aunque anacrónica, una variante
contemporánea es el trabajo de Amaldo Villanueva Chinchilla.
16. El rico venero subjetivo e intimista se ha ventilado en todas las
garras del espectro afectivo. Del amplio registro del "mal del siglo",
tan caro al romanticismo del siglo XIX, al desprejuicio con el cual,
al romper el siglo XXI, se aborda la sexualidad, tanto dentro de la
ortodoxia como en las prácticas heterodoxas. Un rico muestrario
de la condición humana en su conjunto: Manuel Molina Vijil, Juan

827

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Hcltn Umofla

Ramón Molina, Rafael Heliodoro Valle, Jorge Federico Travieso,


Clementina Suárez, Óscar Castañeda Batres, Pompeyo del Valle,
Óscar Acosta, Roberto Sosa, Rigoberto Paredes, José Luis Quesada,
Efraín López Nieto, Amanda Castro, Rafael Rivera, Soledad
Altamirano...
17. Al humorismo se ha recurrido como arma para apuntar hacia
distintos problemas sociales. Creativamente asumido y vinculado
a manifestaciones afines como la ironía y la parodia, ha revelado su
eficacia como mecanismo para descubrir y cuestionar distintos
aspectos de la realidad: corrupción estatal, problemas de conducta,
lacras sociales, etc. Su trayectoria va, desde los primeros cultores
del verso (Antonio de Paz y Salgado, José Trinidad Reyes, Francisco
Ferrera...), a las generaciones recientes con autores como Rigoberto
Paredes, Alexis Ramírez, José González, Juan Ramón Saravia,
Gelasio Giménez, Ricardo Maldonado, Rubén Izaguirre... Y, en el
ínterin entre esos extremos, la presencia casi insólita, en las dos
últimas décadas del siglo XIX, de una mujer: Teresa Morejón de
Bográn.
18. Durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX, el número de
mujeres poetas, si lo comparamos con el de los hombres, ha sido
mínimo. Este fenómeno, provocado por distintos
condicionamientos sociológicos, en la última década del sigl<
pasado y en los primeros años del siglo XXI, se está revirtiendo
Cada vez mayor número de mujeres opta por el verso como forma
de expresión. Los planteamientos, desde una perspectiva de género
ganan terreno a través del verso. Con distintos registros formales
recordamos los nombres de Clementina Suárez, Alma Fiori, Ángela
Valle, Mary Lou Dabdoub, Amanda Castro, Lety Elvir, María
Eugenia Ramos, Alejandra Flores, Waldina Medina, Juana Pavón,
Sara Salazar Meléndez, Blanca Guifarro, Claudia Torres, Armida

828
Lo palabra iluminado

García, Diana Vallejo, Rachel Ramírez, Aída Sabonge y Francesca


Randazzo.
19. Las y los poetas hondurenos —cualesquiera que sea la corriente
literaria en la que se adscriban o la generación a la cual
pertenezcan— evidencian una arraigada preocupación social. No
hay aspecto de la realidad que no se haya ventilado: la ocupación
de la zona norte por los productores de banano; el antiimperialismo;
la corrupción gubernamental; la represión estatal sobre la disidencia;
el desencanto en un mundo carente de utopías; la variedad y
esplendor del paisaje natural; los planteamientos feministas; la
reflexión filosófica; los hechos relevantes de la historia nacional e
internacional, etc. En esencia, en clave poética, una crónica del
devenir histórico. Un escalpelo que escarba hondo en los distintos
estratos de lo humano. Una radiografía no complaciente de la época
que han tenido que afrontar. Además de nombres como los ya
citados, traemos a colación los de Jacobo Cárcamo, Claudio Barrera,
Héctor Bermúdez Milla, Ángela Valle, Livio Ramírez, Galel
Cárdenas, Fausto Maradiaga, Rubén Izaguirre, María Eugenia
Ramos, José Antonio Funes, Julio César Pineda, David Díaz Acosta,
Javier Vindel, José Enrique Cardona y Heber Sorto.
20. Los autores v autoras hondureñas han sido muy sensibles al entorno
universal. Con la mirada dirigida a la vastedad del mundo, en sus
textos, han sido solidarios con el dolor y las inquietudes de otros
pueblos. Jacobo Cárcamo y su preocupación continental. Felipe
Elvir Rojas y su visión latinoamericanista. Miguel R. Ortega y su
canto bolivariano. Amanda Castro escribiendo un libro sobre la
problemática indígena de Guatemala. Juan Ramón Saravia con una
obra completa en la que recuerda a figuras emblemáticas del
mundo. José González con un sensitivo monólogo puesto en boca
de Roque Dalton. Marco Tulio del Arca rechazando la primera
agresión a Irak. Roberto Sosa, recordando, uno a uno, a los grandes
Heltn Umofio

sátrapas de América y del ntundo. En un amplio sector, una poesía


solidaria, fraterna...
21. El afán universalizante también se manifiesta mediante la inserción
del mito clásico en la poesía del país. De las tradicionales fórmulas
neoclásicas (José Trinidad Reyes) y modernistas (Juan Ramón
Molina y Froylán Turcios), a los autores de las últimas generaciones.
En estos últimos, respetando patrones tradicionales o
reescribiéndolo a partir de una problemática contemporánea, el
mito adquiere nuevas connotaciones, válidas en cualquier lugar
del mundo. Dan fe de ello, los trabajos de Edilberto Cardona Bulnes,
José Luis Quesada, Óscar Espinal, Marco A. Madrid y Pompeyo
del Valle.
22. La vena filosófica y reflexiva, aunque no ha sido exuberante,
también ha sido frecuentada. Dentro de las primeras generaciones,
recordamos los nombres de José Antonio Domínguez y Alfonso
Guillen Zelaya. Sin obviar su grandilocuencia, es justo mencionar
a Carlos Izaguirre. Caminando el siglo es pertinente recordar a
Edilberto Cardona Bulnes. Y, de los poetas contemporáneos, es
pertinente nombrar a Juan Ramón Saravia, David Díaz Acosta,
Segisfredo Infante y Marco A. Madrid.
23. En la última generación de poetas hay una marcada tendencia a
oscurecer la transparencia del signo verbal. Teniendo como
maestros o antecesores a escritores como Edilberto Cardona Bulnes
(oficiante de una poesía hermética plurisignificativa); Juan Ramón
Saravia (poseedor de una voz multifacética) y Efraín López Nieto
(autor de refinados textos de corte erótico-amoroso), optan poi
crear una semántica personal en cada poema que elaboran. Algunos
nombres: Óscar Amaya, Fabricio Estrada, Salvador Madrid, Rebeca
Becerra, Alejandra Flores, Rafael López Murcia y Óscar Ordoñez
Lastra.

830
La palabra iluminada

24. Dentro de esa misma generación, algunos poetas rechazan toda


contaminación sentimental y, deliberadamente, evitan cualquier
ornamento lingüístico. Siguiendo de cerca los avances de la
informática, trasladan un lenguaje técnico o directo con el cual
buscan ventilar la problemática moderna. Con frecuencia socavan,
sin inmutase, las normas generales en el uso del idioma. Con
distintos niveles de efectividad en sus propuestas poéticas, según
observamos en los trabajos de Javier Vindel, Víctor Saborío, Nelson
Echenique, Diana Vallejo, César Rodríguez Indiano, Tomy Barahona
y Rafael López Murcia.

La poesía hondurena, en su conjunto, es de gran riqueza polifónica. El


incisivo legado del verso humorístico o irónico. La dimensión filosófica
que traza hilos de largo alcance con el pensamiento universal. Las infinitas
gradaciones del amor y el erotismo. El esplendor del paisaje y la apoteosis
del mundo natural. Las altas cimas de la religión. El derrumbe de dioses
y valores. Las crueles aristas de una sociedad carcomida por la crisis. Las
altisonantes notas de la rebeldía y la protesta. El acendrado humanismo
que visualiza el entorno en términos de solidaridad y comprensión. Las
minucias de lo cotidiano revelando aspiraciones trascendentes. La
cadenea de los ritmos afroamericanos. Los registros múltiples de una
lengua alérgica a bridas y academias. La exploración de los misterios y
simbolismos del mito clásico. La sensitiva captación del mundo mágico
prehispanico. La elucubración metapoética de implicación existencial.
El desencanto y el esfuerzo para no ser aplastados por el peso de un
mundo carente de esperanzas. La eclosión de la visión de género en voces
disidentes. La iconoclasia y el escepticismo. Insistentes, los brotes de
esperanza. Unánime, el amor y dolor de patria. En otras palabras, para
cada problema, tema o idea, ha habido una voz que ha sabido modular,

831
Helen Umono

cantar o expresar sentimientos, a la vez, individuales y colectivos. Voces


—para parafrasear un conocido aserto— que, a través del verso, han
interpretado y ordenado el caos. Que, por lo mismo, han hecho, de la
realidad, un texto legible, comprensible. Indispensable para saber qué
hemos sido y qué somos como seres humanos y como nación.

Cualquier historia o crítica que se escriba está condicionada por la


ideología que sustente aquel que la escribe. En Honduras, como en
cualquier parte del mundo, también ha sido así. De ahí que, obedeciendo
a motivaciones extraliterarias de toda índole, sobre el nombre de muchos
autores y autoras, se ha extendido un injusto velo de silencio. Varios
poetas fueron prácticamente borrados de los estudios o comentarios.
Sus obras se desterraron de las aulas desde las cuales, a través de la
formación de maestros, se rectoraban los destinos de la educación de
niños y jóvenes. Ello, al reproducirse ad infinitum, ha sido nefasto para
un cpnocimiento más objetivo de nuestra poesía. Los ejemplos abundan.
El trabajo de avanzada de Antonio Vidal. El fino cultivo del versb por
parte de Óscar Castañeda Batres y de Céleo Murillo Soto. Los aportes de
Teresa Morejón de Bográn, Fausta Ferrera y Ángela Ochoa Velásquez. El
exilio intelectual que, hasta hace pocos años, soportaron Nelson E. Merren
y Pompeyo del Valle. Inclusive, en el grandilocuente y moralista Carlos
Izaguirre, hay un momento de real brillo poético que debió analizarse
por parte de los especialistas: el del poema dedicado a Sor Juana Inés de
la Cruz.
Pero la situación no sólo se refiere al pasado. Actualmente, muchas de
las mujeres que hacen poesía soportan feroces diatribas que no se
corresponden con el trabajo que han realizado. Dichos ataques, además
de la soterrada misoginia o del inconfesado machismo, obedecen a una
perspectiva unilateral al considerar el quehacer poético. En el mismo

832
la palabra iluminada

caso está la animadversión personal (que se extiende a los textos


publicados) entre diferentes círculos o grupos de trabajo. En estas dos
situaciones se toma como parámetro de la censura, no una teoría poética
de largo alcance, sino el subjetivo gusto u opinión personal. Se olvida
que, en literatura, es la materia conceptual —el tema que se trabaja— la
que demanda un determinado tipo o nivel de lengua. La que exige, o la
imagen de exquisita factura, o el empleo del chascarrillo popular. El alto
vuelo lírico o la utilización de la lengua cotidiana o conversacional. En
otras palabras, hacen de lado el principio de que todo lenguaje es válido
siempre que se adecúe a una determinada necesidad expresiva. Pero,
especialmente, se obvia el análisis integral de la obra; es decir, la
consideración de que, en todo texto, es indispensable visualizar el
contexto: las circunstancias específicas de su creación. Estas son,
justamente, las que indican su verdadera dimensión: el papel que han
jugado (o juegan) en el entramado global que conforma la cultura y la
historia nacional.
Entre otras causas, por no atender esos últimos señalamientos, en
pláticas informales, en comentarios y escritos diversos, se niega la
existencia de un discurso poético coherente en Honduras. Esta falacia,
que procede del desconocimiento o del prejuicio, infortunadamente, se
ha proyectado hacia el exterior. Al respecto, una prueba contundente:
las antologías de poesía —especialmente las de carácter latinoamericano—
casi no incluyen trabajos procedentes de autores y autoras nacionales.
En fórmula casi generalizada, aparecen sólo dos o tres nombres (casi
siempre los mismos y hasta reiterando las composiciones) y el mundo
poético hondureno parece terminar en ellos. En otras palabras, por la
falta de una perspectiva ecuánime y, o, apriorística, ha sobrevenido una
distorsión de la realidad literaria que no le ha hecho ningún bien al país.
Además, ello implica una situación a todas luces injusta, ya que se ha
omitido o excluido a poetas con un sólido trabajo a cuestas. Las causas
de esa marginación son varias y no es éste el momento de plantearlas.

83j
Para contribuir a subsanar esas lagunas surgió este libro. Si algo se logra,
la visión de Honduras, y por lo tanto de América Latina, será más
completa y de mayor riqueza.

San Pedro Sula, 26 de junio de 2005


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868
Contenidos
Introducción .............................................9
Inicios de la Literatura Nacional................................. ........................................... ........... .......___ 17
(Nacidos entre 1474-1773)......................„...............^.......~.......-..........-.~..™..^_......_~.-„~.„.. 17
Antonio de Paz y Salgado ..........................™...........„™™..™. —19
José Tomás de Adalid y Gamero ...........21

EL Neoclasicismo............................................................................................. ................... 25
Generación de 1804........................................................................ „............... 25
(Nacidos entre 1773-1804) ..........................25
José Trinidad Reyes 27
Francisco Morazán 32
Francisco Ferrera ............................................................................................................................................ 33
Elprerromanticismo .......... ..... .. .................................................................................. 37

Generación de 1834............ .......................... .............. ........ ........................................................ „....'37


(Nacidos entre 1804-1833) ..„...._.........^...«......... M........^..~..... M.-...„..............™-.......~........^...- 37
Carlos Gluérrez Lozano 37
AnaIrbazí df.Giardiola 38
TEODORO AGUILUZ 38
Justo Pérez 39
El. Romanticismo.... ...................................................... 43

Generación de 1864................... .......... ................................................. ................... ........... ............... 43


(Nacidos entre 1834 y 1863) .........™...^....~........~.~.....~..........—~....~...... 43
Joaquín Díaz 46
Jeremías Cismemos . ....«.^..M^.~....-...................,..........„..._.......^.......~......_... M.~~...^...^.~.~..... 47
GonzaloGuardkna ........................................................ —....______ 49
Francisco Vaquero ................... ...............................................„...........™.............. ... 50
Adas C ies as .................................................................................................................................. 50
Mam el Molina Viml SI
Giadai .ipe Gallardo 52
Josefa Carrasco ......... ....................................... 53
Bernardo Muía 56
Licha Estrada de Pérez 56
Teresa Morejón de Bogran •• 57
Cari .os F. Gutiérrez ................................................................................................. 61
Ramón Reyes ....63
Miguel .A Fortín ............................—64
Otros autores ....................«»... 67
Poesía en hojas volantes ........... ............................................. .... ............................................................... 68

H9

________
PoSROM ANTICÍSMO Y MODERNISMO ................................................... 75
GENERACIÓN DE 1894.................................. 75
(Xaciditi entre 1864 y 18931 .................. .................. ............................... 75
Romi i o E. Di ron............................ ................. ....................... 78
JVAN RaMÓN V AH. ADARES....... ......................... *...... 79
JOAQI ÍN BURGOS •««■•■•...81
FíjjxA. Tejeda..................................................................................................................................... 82
José Antonio Domínguez............................... ►..................................................................................... 82
Esteban Giardióla Cubas..... ................................. 88
Francisco Valle Cárcamo..........••............ ••................. 90
Froylán I lucios ...........•••.•••••«••*•■•.....••.••••••••• ••••.•■•...• 91
José María Tobías Rosa ..................... ................. .............. ...... ......................... . 105
Juan Ramón Molina........................... ••................................................................ 108
Jerónimo J. Reina ............................................................................................................ 116
Luis Andrés Zuniga..................... «...................................................................................................... 119
Augusto C. Coello................................................................................................................... ........ 122
Francisco P. Figleroa ......................................... 124
Julián López Pineda..... ..................................................................................................................125
.Adán Canales.............................................................................................................. .................... 128
Jorge Federico Zepeda ...................... .■......................................................................................«.........129
Alonso A. Britu....... .......................................................................................... ~........................... 133
Manlll Zuñiga Idiaquez 134
José Ángel Zlñiga Hlete.......... ......................................................................................................... 136
Adán Coello .................................... I..................................... -.......................... - 137
Ramón Ortega .......... 138
Ángela Ochoa Velásql'ez.......... ..................... ............................................................................... .. 142
Salvador Turcios ••■•••• ...... 147
Ai.fon.so Guillén ZELAYA............... ...........................................................................................T....... 147
Gestas o A. Castañeda Suazo.............. ................................. ................................... 151
Rubén Bermúdez Meza................. ........ .............................................................................................. 153
Mercedes Laínes de Blanco.............................................................................................................. 155
Fausta Ferrera...... ............................................... ................. 157
Rafael Heijodoro Valle........... „.................. ........................ ....................................... ~....... ...... . 159
Antonio Ochoa Ai cantara.............. ................................................................................................... 174
Manuel Escoto........................ „..................... ...... 176
Otros altores ................................. ...................................................................... ........ ........................... . 179

Posmodernismo,............................................................................... 185
REGIONALISMO Y PRLVANGIJARDIA................................................................................................................................................... 185
Generación de 1924.......................................................................................... 185
(Nacidos entre 1894-1923).......... .......................................................... 185
Antonio Vidal........................................................................ 188
Carlos Izaglirrf. ........... .............................................................. 192
Víctor F. Ardón................. ................................................................. „............... 201
Joaquín Soto.......... ............ 204
NicasmtGAl-LARDO............................................................................. 205

870
Guillermo Bustillo Rf.yna 206
Rafael Moreno Guillé* .......................~.m........>......„..™..._...-..„„~~«~™.„.„„™..„_..„m—. 207
Olimpia Varela y Varela ........~.........™...................209
Paca Navas de Miralda.m~~~«~—210
Martín Paz ..........................~..~.................„.....„.....^.......™.....~.™.„.......™~......~.^~^......_„... 211
Clementina Suárez .......™...~......................................~....—............~.~_™.~...~^~~~~™—..~_. 213
Arturo Martínez Gaijndo ...............................m........™............._™.~...»~.m_~^^..~..^j...._—. 235
Marcos Carías Reyes ...~.....................™.~..........~.......—~™......^.~.~.~~.~—. 236
Ramón Padilla Coeluj ....................................„...................................™.....«............«..™.........238
Jesús Castro ................................................................................................................................ 241
Rubén Angel Rosa ..........................^.........~........~.......„.™~........~.....~.~..~~...™«~—~.—„ 243
Eduardo Berlioz Aceituno .....................^~..~ iM........~........™i..™.~~.-.—~~.~—..—..-«-.™.... 243
Medardo Mejía 244
Alma Fiori .............w.™.„...251
Marco A. Ponce ..........................................................................................................................253
Ada María Navas .................................w.............~.~-.......«.~„~.....«~..~-~..~~~.~-~...~~.—254
Juana Zelaya .................................................................. ......~...™........................„.........™...... 255
José R. Castro ...................~.......—«........M-........™..~-~...~....™.... 257
Daniel Laínez 261
Alejandro Valladares 267
Jesús Cornelio RojasAguiluz .....................~...........~.......™.... —270
Rafael Paz Paredes........ 271
Juan Ramón Ardón 273
Manuel Luna Muía • 273
Carlos Manuel Ahita . ........................................—275
Claudio Barrera --------------------------------------------------------------------- ~------------------- —------ 279
Constantino Suajsnávar • 298
Céleo Murillo Soto 304
Argentina Díaz Lozano 308
Marjsabeí. Guillé* de Rodríguez „....„....~.„........m.....«....™.......~.....«...~...~..«..—~™—~~309
Mixta Rinza 312
Víctor L aceres Lara 315
Jacobo Carc amo ......... ...................................... —.... 318
Héctor Alfonso Pineda López ...—325
Santos Juárez Fiallos ------------- 325
Raúl Gilberto I rúchez ..... ........................................................................— 326
Santiago Fumes Ocho* .............. 328
Jorge Federic o Travieso 334
Eumo Pérez Cadai.ro 339
Erasmo Cabías Lindó ............................................................................................... 342
Jaime Fontana ........... ....... 342
Miguel R. Ortega 344
Arturo Mejía Ortega ..................................................... 349
GllamoGimé.nez .— 350
JOSLU* A CotLLO DEL CaSTHW --------------------------------------------------------------------------------------354
Rfxán Pérez ............................— ——... 355

871
La X ANUI ¡ARDIA Y EL RF.Al.ISMO SOCIAI...................................................................................................................................... 363
GfN! raí,'fÓN DE LA DÉCADA DF LOS 50 ...................... .............................. ....................................... .................... 363
(Nacida entre 1924-1953)............................................................................. -........................................... 363
Antonio José Rivas................ ....................... ••••••................ 366
Óscar Castañeda Batres...................................................................................................................373
Ad» lia Cardona ....................................................... ••........................................................................ 380
Mina Cisnerus........................................ ............... ..... ...................................................................... 380
Héctor Bermúdez Mili.a ................................................................ .............................. -.................. 384
Fu wf Ei vih Rojas.................. ■■.............................. ............ 386
Ángela Valle ....... .............. -.....-........ .......... 405
José Fortuna .............. ~......... .............................. —..............................................408
Armando Zelaya ........ ............................................ 409
David Moya Posas ........................................................................................ 409
POMMA O DEL VALLE .......... 413
JU8TINlA.NO Vasquez ...... 426
Roberto Sos a......................... ...................................................... 428
Eva I hais ....... ............................... .................................... .............................. 444
Guillermo Codrington ..........................................................................................------ ............ 448
Neuson E. Merren........................................... ...... 449
Marco Tulio Miró ............... .....................................455
Tito Coto „..... .................... ....................................................................................... 458
Filadeleo Suazo..... ...................................................................................... ............................................... 461
Roque Ochoa Hidalgo................................................................... 462
María Cristina Alsina ..................................................................... ................................. 463
Elvía Castañeda de Machado................................................... 465
Óscar Acxtsta ..................................................................................................... ..............................................466
Alejandro Barahona Romero.............................................................. 473
Mlsael Bueso Gómez........................................................................................................... ................. 477
Edilberto Cardona Bulnes............................... ................................................................................. 480
FranciscoAqei.no Pérez .................................................................................................. f............ . 490
Rodolfo Sorto Romero .......................... ............................................................................................ 490
Samuel Villeda Arita......................................................................................................................... 494
ArnalikiVillanueva Chinchilla................................................................................................ 497
Ana María Alemán .................................................................... „................................ 500
José Ad án Castelar .................................................... 505
Javier Bayardo Brito ........ .............. ................................................................................... 516
Tulio Galeas.......... ...................... „....................................................................................................... 521
Rolando A. Vega Jordán................................................................................................ 523
Helen Umaña................................. ................................................................. .......... .................................. 525
Alexis Ramírez.................................................. 529
LívioRamírez.......................... ...................................................................„................. 531
FüjxCesario........ .......... 536
Luis Armando Verde..................................... „................................................. 540
Marco Tuno delArca......................................................................... 541
Juana Pavón ............................. ................................................................................ 546
Luz Aída Maldonado................................................. 550

872
José Porfirio Barahona ...................__ ___________________ ___________ _________ ____ 551
Juan Alger .....___ ____ ....................................______ ______________ ......._____ r. . - . , , , ,__ ... 553
Galel Cárdenas ..........—--------------------------------------------------------------------------- .............. 554
María de los Ángeles López Alfaro ___ .............™...___ ...........__ 561
Alejandro Elpidio Acosia 562
Mary Lou Dabdoub 563
Blanca Guifarro ..... ......................... 565
Sara Saí azar Meléndez ...................™.........„.^.~...~~....~...~~.~. m........._....................._____ _ 568
Félix Alberto Martínez 569
Fausto Maradiaga ..........»..„......................^......„.^..........._™.....™.._ ................. ______ ..._____ 572
Juan de Dios Pineda-Zaldívar ..~.............^............™...„...___ «...__ ____ ............______ ..____ 575
Rigoberto Paredes .............M......M....M...........^...^.........-...~.™.....™..-™._._...-^.........„.™^.. 57 6
Jorge Á vi la ............................................................................................. ____...____ 585
Efraín López Nieto ..................................................... __ .............................. ______586
Julio César Pineda ........................................................................—588
José Luis Quesada ...........................................„.......................................^.....„........~«»..™.___ 590
Ricardo René Oseguera .....................™^..........™.................™...™~.™~.~™~....... 599
Oscar Amaya Armijo.... 600
Jorge Darío Euceda Roque 604
Ricardo M aldonado ...........................................................................---- ............™......^.......... 605
Daniel Callejas---------------------------------------------------------------------------------------- ................ 607
David Díaz Acosta .......................„....™...„.........™..™.........^.....™....™..~------ ...—..........------ 608
Juan Ramón Sarama .....................................610
Claudia Torres —629
John Connolly ..................................................................................... ................................ .... 631
José González ....633
Héctor Aguirre —..................... 639
Otros autores .................................................................639

La ros vanguardia.................................................... 649


La Generación de 1984 .... .................. 649
(Nacidos entre 1954 y 1983) —..................... 649
César Lazo .......651
Xiomara Bu —........................ 652
Rachel Ramíriz ......................................................... .......... ......................... -—........................... 653
Rafael Rivera 654
Ségisfiuedo Infante .......—... 655
Jorge Luis Oviedo ....................... 661
Ai i Sandra Flores Bermudez .......................... ........................... .......................665
Candelario Reves..... ................................. — ..................-......... ................................... 670
Aíd* Ondina Sabonge ........................... .......................................... ........................... —........... 674
Óscar Espinal ............ ........................ ................................. ................ .......................................... 675
María Eugenia Ramos ................................................ ...................................................... .......—— 677
Maríxi Aureljo Laínez Zeiaya ................................................................................ .................... 679
Ni lson Echf.nique .............. ................................680
Soledad Altamirano ........................................................ 682

873
Amanda Castro ........................................................... ...........
DeHORAII El 1Z.ABETH RaMON................................................................................
. . . ................................................. ..
Jos» .Amonio i i nes.......................................................... „......... .........
r, r ............................................................................... ....
Diana Espinm .................. ....... ...................................................................
.. .. ...................................... ..
.lottr.E Martínez Muía .................. ..........................................................................
Walihna Medina....................-.......................................................................................... *"702
Eljsa Izmían.........................................................................................................................
Os<'ah Ordóñez Lastra................................ ^g^
Marco A. Madrid ......................................................................................................... 711
Víctor Saborío...........................................................................................................................
Lety Elmr ..... ............................................................... 7^
Patrio a M ackay ................. ...................... ......................................................................... 72]
Leonfj . Ala arado 72 2
Francisco Barralaga................ ............................................................................................................ 724
Jt an Carlos Caffoli................................................................................................................ 727
Samuel Triga eros..................................................................................................................................... 728
César Rodríguez Indiano..................................................................................................................... ... 729
Albir ro Destephen.............................................................................................................................. 735
Javier Vindf.i................................................................................................................................................. 736
Xiom ara Cacho Caballero.................................................................................................................... 739
Rebeca Becerra Lanza .................................................................................................................... 740
Indira Flamenco ......................... ••........................................................................................ 743
Dean a V ai jijo.................................. 745
Rubén Izaguirre ........................................................................................................................■*>..... 746
Armida García....... -....................................................... ••.........................................................—••• 756
Óscar González ............... ••....................................................................................................
Rafael López Murcia ...... .......................................... ......................................................................... —758
Y adula Egliglren........................................................................................................... *............ 760
José Enrique Cardona Chapas........................................................................... ................................... 760
Francesca Randazzo.......................................................................................................................... ?
„ ......................... ..... 768
Heber Sorto ................ ................................................................................................................. ... .
774
Fabricio Estrada................................................................................... ............................................
779
Edgardo Florján..................................... ••...................................... -................................... ""
Gabriel Vallecillo Márquez ...............................
Salvador M adrid............. ........................................................................................ 7^5
Néstor Llloa Anajuba...................................................... ".......................
Rojeando Kattán.............. M............. ......................................................................... ^7
Dennls Ávila...................... —........................... 7^
Geiov.anni Rodríguez....................................................... -..................................................... .. * 7^
Tomv Barahona............................................. -............................................................... 789
Cariáis Ordóñez.................... -................................. 790
Otros actores....................................................................... ..............................

Ti)
1. Poetas cuya i-echa de nacimiento se desconoce.....................................................................

874
Arturo Mejí a Ortega______________ _______ _____ . . . ................. . .... 797
Hernán Navarro Acosta ............................................... 79#
NoéL Espinoza ........................................... ....- - , __ _ ■'Qfc
WlLLIAM WlLD FOOTE .................................. ___________________ _____ ________ 798
Jim Merrjam —.......................................—....... -...... .... „ __ ,,,,,, 799
David Joel Pineda__ _______________________________ ________ ________ _ 800
José Ortega...... ......................... ..._____ ..___________ _____________________________ _____ ____ 802
Tito Cardona______________ _______________________ ___ ______ __...... _______ 883
Estanislao Madera Lenin_______________ __________________________________ ._______ 803

Otros poetas----- -----------.... --------------- —----------------------------------------------- 806


De 1930 a 1940______________________________________________________________ .____ 806
De 1941 a 1950____________________________________________________________________ 806
De 1951 a 1960____ ____ ___________________________________________________________ 80~
De 1961 a 1970____________________________________________________________________ 807
De 1971 a 1980____________________________________________ ___________________ ____ 809
De 1981 a 1990______________________________________________________ .__________ __ 809
De 1991 a 2000______________ _________________________________________ ____________ 810
De 2001 a 2004________________ ■■___ ____________ ..______________________ ~__________ 810

2. Poetas y libros sin ubicación cronológica...................................... ........................................ 811


Juana Rosacruz .................. 811
Manuel Macías David y Ulloa .............................~.........„......™..—..................----- 812
Gerardo Salinas................... ............. —— ------ - —.. 813
Oíros autores.................... —.— ---------- —................---------------------------- - 813
3. Fernando García ......................—— -------- ...................-------------------------- -------------- — 814

Conclusiones............................................................................... .......................... -............................ — 819

Bibliografía............................................................................. ••••.............................................................. ®-’5

875
La palabra Iluminada. El discurso poético en
Honduras se terminó de imprimir en enero de
2007 en los talleres de ARMAR EDITORES, 11a.
Avenida 2-49 zonal5. Colonia Tecún Umán.
Ciudad de Guatemala. Guatemala.

ISBN 99922-42-09-4
La palabra iluminada. El discurso poético
en Honduras ofrece, con agudo sentido
crítico, una visión abarcadora sobre la
^multiplicidad de voces yestilos literarios que
configuran fa poesía hondureña. La autora
inicia Su recorrido analítico a partir de la fecha
en la cuál se puede reconocer el inicio del
quehacer poético en Honduras (siglo XVII);
luego lleva sus pasos, con paciencia de
orfebre, hasta el discurso poético del primer
tóstro del siglo XXI.
Con el acucioso afán investigativo que la
caracteriza, Umaña acopia, de manera
profunda y totalizadora, todo el recorrido que
ha seguido el discurso poético en Honduras.
A partir de un esfuerzo de sistematización
altamente significativo, este libro posee el
mérito de la inclusión, ya que prácticamente
no deja fuera ninguna voz, ningún esfuerzo
realizado por hombres y mujeres que
encontraron, en el quehacer poético, una
manera dé conocer y explicar la realidad que
los convoca.
En el enorme friso presentado, se analizan
tanto las voces señeras como las
expresiones más modestas de autoras y
autores que han echado mano del discurso
poético para construir y reconstruirse, para
andar y desandar los senderos que, por
medio de la palabra, llevan al ser humano
hacia los derroteros de su propia
dignificación.
De esta manera, Helen Umaña avanza un
paso más en el emprendimiento de analizar
la literatura hondureña. Ya en años
anteriores nos ofreció sendas visiones
panorámicas sobre él cuento y la novela de
aquel país. Ahora viene la poesía; la palabra
que, gracias a la visión crítica, se vuelve aún
más iluminadora.

Isabel Aguilar Umaña


Con el sentido de abarcar el trazo que las creadoras y creadores han dejado, la
autora, con este libro: La palabra iluminada. El discurso poético en Honduras
presenta un tercer ensayo quq visualiza la literatura hondureña desde le totalidad.
Panorama crítico del cuento hondureno (Letra Negra 2002) y La novela
hondurena (Letra Negra 2é05), sus libros anteriores, son construcciones
integrales de la narrativa brew corno de iá novela. Entre otros, uno de los grandes
méritos de estos ensayos es que recogen todas la voces que se han pronunciado
en el arte dé la palabra, HeBn no desdeña a nadie, no asume una de esas
samarillas aldeanas, las cuales con malévolos comentarios y perfidia hablan mal
tos unos de otros y nada construyen. En contraposición, la autora, con un sentido
Criticó, desdé el respeto, comenta todas las obras literarias, un trabajo
enciclopédico, fundamental para comprender el arte de un país, que es al final lo
queeonstruye la nacionalidad. •
Entonces, Helen Umaña crea una saeta de luz por la cual transitar. Nos ilumina con
su verbo y construye una referencia total sobre la poesía en Honduras, más de
quinientos adlores y autoras y casi setecientas obras estudiadas reflejan con
sus acrisoladas tonalidades de intensidades múltiples la construcción
del ser hondureño desde la palabra poesía.
En los libros de la autora, tos críticos más eminentes, quienes
encuentran asideros para reelaborar su discurso literario’, hasta
las modestas amas de casa o mecánicos, tienen en sus manos
una imagen de ellos mismos, una referencia universal desde
tohóndureño.
La referencia académica que la autora propone desmadeja
lá, a veces, enmarañada trama de trazos que la poesía
construye. Con un ordenamiento pedagógico y como una
primera propuesta, ilustra la poesía desde sus inicios hasta
los albores del siglo XXI, un ensayo por demás arduo pero que
nos resplandece, nos enciende en la llama de la literatura.

Armando Rivera

UTH U niversidat!_
San Pedro Silla
EdBMM
WiiWrtiiiiju miwiitiia Iberaorneftcana
75-03
N99922-42

Ensayo centroamericano Núm. 9


ISB

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