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A pesar de que Scott tiró de él e Isaac lo sobornó con
chucherías, Stiles no quiso salir de la cama. No desayunó, ni
comió, ni quiso ir a cenar. Los otros dos lo dejaron allí
porque tenían hambre, y él resopló aliviado de por fin estar
solo. Se puso bocarriba y miró el techo. Le dolían los ojos de
llorar, aunque no sabía por qué había llorado tanto. El caso
es que lo hacía por haberle hablado mal a Derek, pero
también lloraba porque si tuviera una familia normal podría
hablar de ellos sin que le embargara una profunda pena al
hablar de su madre y le ahogara la rabia al hacerlo sobre su
padre.
“Mi madre una vez me dijo que los ángeles vienen del cielo,
y que cuando pasan cierto tiempo en la tierra tienen que
volver a él. Cuando tenía seis años me contó que uno de
esos ángeles se había metido en su barriga, y que en nueve
meses saldría para pisar la tierra, pero tenía que arreglar un
papeleo desde allí dentro.
Ella me decía que era su cielo, y que como tal tenía que
cuidar al ángel que venía a nosotros. Yo no lo conocía y ya
lo quería, y mi madre me decía que era precioso, que mis
ojos encerraban miles de estrellas, pero los del ángel
contenían todo el amor del mundo. Y me dijo que nos
adoraba a los dos.
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“No hay cielo sin su estrella. Gracias por ser la mía este
verano. No te olvidaré, eres con diferencia el mejor
recuerdo.
Stiles.”
8 años después
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—¿Sí?
—Esto... hola, es que acabo de llegar y soy nuevo... y bueno,
no sé bien qué tengo que hacer. —El moreno asintió y le
indicó que lo siguiera.
—Bueno, esto es lo primero que harán los críos, ser
asignados a un grupo. Tú al ser recién llegado tratarás con
los jabalíes, que son los de mediana edad y son más fáciles
de tratar. Estarás supervisado por mí, para que no haya
ningún error y demás. Solemos hacer el juego por parejas
para que se conozcan los que nunca han estado aquí, pero
los mayores hacen guerras de agua y así fomentamos la
relación entre diferentes tipos de grupos.
—Entiendo, ¿y qué puedo hacer? Porque acabo de llegar y
no sé qué es a lo que tengo que dedicarme...
—¡Stiles! —Escuchó la voz de Isaac y lo recibió con una
sonrisa—. Mira, te voy a enseñar un poco el resto del sitio y
ahora te doy una tarea de las que sobren.
Querido Stiles:
Derek
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—Bien, los niños llegarán sobre las doce, así que montad las
sillas para recibir a los padres —explicó uno de los
monitores al mando de los demás—. Los demás
entretendrán a los críos, si tenéis cualquier duda
preguntadle a los monitores al cargo de los grupos.
Querido Stiles:
Derek
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“Querido Stiles:
Derek”
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Alguien lo zarandeó para despertarlo, y gruñó somnoliento
y se frotó los ojos, muy cansado. Al abrir los ojos se
encontró con Derek, que tenía una amplia sonrisa en la cara.
Stiles enrojeció y lo imitó.
“Querido Stiles:
Derek”
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Al día siguiente se despertó bastante antes de que sonara su
alarma. Estaba de los nervios, y en aquel momento no sabía
cómo había podido conciliar el sueño, dado a que ahora
estaba que se le salía el corazón del pecho. Cogió sus cosas
para ir a ducharse, y se permitió el lujo de relajarse, ya que si
no iba a tener serios problemas para parecer una persona
normal.
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“Querido Stiles:
Te echo de menos.
Derek”
“Querido Stiles:
Vuelve pronto
Derek”
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“Querido Stiles:
Te echo de menos
Derek”
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"Querido Stiles:
Te echo de menos
Derek”
—¿Qué pasa?
—¿Ya las has leído?
—Ah —dijo ruborizándose él ahora—. Sí... ya las he leído
todas.
—No quise releerlas, directamente las dejé dentro del libro.
Si las volvía a leer no te hubiera dado ninguna de la
vergüenza que me daría.
—Han sido una bonita sorpresa, la verdad —murmuró
sonriendo como un idiota y perdiéndose en sus ojos
verdes—. Y acabo de leer la del año pasado, y lo que pasó
con Kate.
—Ah, sí —dijo desanimado, para luego suspirar—. Ellos no
volvieron. Kate es compañera de Mia, pero me ignora, y yo
no puedo estar más encantado con eso de lo que ya estoy
—repuso sonriente.
—¿Estabas esperándome para dar tu primer beso? —
preguntó Stiles con las orejas rojas.
—Por supuesto. Odio que te quitaran ese privilegio, pero me
alegro poder estrenarme contigo en otros ámbitos.
—Me he puesto celoso, la verdad —susurró el castaño
acariciando la palma de la mano del otro—, porque
realmente hubiera deseado tener ese beso—. El moreno
torció el gesto triste—. Pero no fue tu culpa Derek, no me
pongas esa cara. Quizás mire con odio a Kate a partir de
ahora. —El mayor soltó una risita.
—No sé por qué la gente tiene que juzgar lo que haga o
deje de hacer con mi cuerpo.
—Ya, pero se sienten así de bien metiendo las narices en tus
asuntos que hacen que tengas que pegar puñetazos.
—Verdad: sus caras quedaron hechas un cuadro —dijo
riendo. Derek acarició unos segundos la mejilla del castaño
para luego darle un beso en las comisuras. Aprovechó para
mover la boca y hacer que sus labios se juntaran.
—¿Quieres ser mi novio, Derek? —espetó Stiles de repente,
separándose casi bruscamente del otro, que lo miró
enarcando una ceja.
—¿Quieres ser mi novio? —repitió sorprendido, y el castaño
frunció el ceño.
—He sido yo el que te ha pedido salir, no quieras colgarte la
medallita —dijo burlón, haciendo reír al mayor.
—Lo sé, lo sé. Sí quiero ser tu novio, joder... anda que vaya
pregunta estúpida. No sabía que tú querrías serlo.
—Tampoco habías preguntado.
—Tampoco había preguntado —repitió riéndose, pero
asintió—. Es cierto. Te digo que eres el amor de mi vida pero
claro, si no te pido salir eso se queda en nada —gruñó
poniendo los ojos en blanco.
—Vas a tener que decirle a tu abuelo que deje de buscar un
Stiles, que al final llegó el solo —bromeó con una sonrisa.
—¡Es verdad! El pobre nunca ha dejado de disculparse por
no poder conseguir un Stiles, pero a estas alturas ya lo
sabe... aunque siempre está diciéndolo delante de mis
hermanas porque ellas no saben nada de ti.
—El Stiles se ha hecho de rogar pero finalmente lo tienes
contigo, y no se va a mover de tu lado.
—Y no sabes lo feliz que estoy por eso.
16.
Ese día harían otra fiesta, por lo que Derek le dio un beso al
castaño y lo dejó durmiendo para ir a ayudar al resto de los
monitores. Salió de la cabaña y vio a Danny llamarlo a lo
lejos. Fue a su encuentro y le miró interrogante.
***
—¿En serio?
—Bueno, tus compañeros de cabaña son buenas personas y
te la han dejado para que te anime.
—Vaya, de verdad, qué vergüenza... todos sabrán que
hemos follado —dijo en voz baja sonriendo ampliamente.
—Entonces mejor nos quedamos aquí y desaprovechamos
tener un sitio libre...
—¿Qué? ¡Ni de coña! —repuso enfadado, y lo cogió de la
mano tirando de él. Derek se rio en voz baja y tiró de él.
—No hace falta ir ahora mismo, podemos estar un rato aquí.
—¿Es totalmente necesario? —preguntó lastimeramente—.
Porque prefiero ir al cuarto...
—¿Qué te pasa?
—Estoy genial —murmuró poniéndolo bocarriba y
colocándose a horcajadas sobre él, besándolo de nuevo—.
Te quiero.
—Eh, odio veros así —le dijo Mia al castaño, que vertía los
colacaos en tazas de manera mecánica. Él la miró con una
ceja enarcada.
—En cuanto acabe de servir el desayuno me pondré a dar
saltos de alegría.
—Mira Stiles, yo también me tengo que separar de Isaac,
cosa que no me hace ninguna gracia —repuso ella
frunciendo el ceño. En las últimas semanas, ella y el rubio
habían sido mucho más que simples amigos, y estaban
colados el uno por el otro—, pero es lo que nos ha tocado.
Seguiremos viéndonos aunque sea menos veces pero joder,
Stiles, Derek y tú os queréis, la distancia no podrá con
vosotros.
—Pero mi padre sí —espetó de mal humor, provocando una
mirada confusa de ella. La ignoró y siguió sirviendo el
desayuno.
Habló un rato con los padres de uno de los niños que más
problemas había tenido para hacer amigos, y para su
sorpresa Stiles se metió en la conversación con media
sonrisa.
—Stiles...
—No, no digas nada. Lo siento —susurró el chico
enterrando su cara en el cuello del moreno, que suspiró.
—No lo sientas, sé que estás mal por eso no me ha
molestado que te hayas ido así. Pero me has dejado muy
preocupado. Sabes que te quiero, ¿verdad?
—Y no sabes las gracias que te doy por ello —dijo con una
pequeña sonrisa.
—No tienes que darlas, simplemente dejarte querer aunque
sea a veces un grano en el culo —rio Derek.
—No lo eres, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
***
“Querido Stiles:
Te quiere,
Derek
—¿Qué hacías?
—Estaba llamando a mi tío para que me viniera a recoger
esta tarde. Si quieres luego te lo presento... —dijo en voz
baja algo cortado.
—Uh, ¿me vas a presentar a la familia ya? ¿Tendré que
ponerme corbata?
—No seas tonto —rio dándole en el hombro—. Es por si
tenemos que quedarnos en su casa cuando vengas a verle,
sólo eso, para que sepa quién eres y qué intenciones tienes
con su sobrino favorito.
—Tengo las peores intenciones del mundo —murmuró con
una sonrisa traviesa y mordiéndole suavemente—, sólo
piensa en lo que hemos hecho esta mañana y sabrás qué
intenciones me gustaría tener continuamente con su
sobrino.
—Eres un cerdo —espetó enrojeciendo violentamente.
Derek soltó una carcajada y le dio un beso en el hombro.
—Es broma, ya lo sabes. Aunque sí, ojalá tuviera eso todos
los días —dijo suspirando teatralmente.
***
—¿Eres tú Stiles?
—Sí Derek, soy yo —murmuró apenado. El moreno suspiró
aliviado al otro lado.
—Joder, no sabes el miedo que he pasado —dijo con voz
temblorosa, respirando acompasadamente—. ¿Estás bien?
¿Qué tal?
—Bueno... no era lo que me esperaba, para nada. —Se frotó
la cara con la mano libre y suspiró—. Al entrar ha venido a
darme un abrazo.
—¿Qué?
—Ya, yo me quedé igual... y le dije que estaba cansado y
que me iba a dormir, y me ha dicho que si quiere que
hablemos mañana. Y he corrido a mi cuarto y me estaba
dando un ataque hasta que he reaccionado y te he llamado.
—Stiles, si no quieres estar en esa casa ve con tu tío.
—Le pregunté si podía quedarme en su casa y me dijo que
no, por el rollo legal de que Greg sigue siendo mi tutor
hasta los dieciocho... es que mi tío es el sheriff, y otra cosa
no, pero la ley la lleva a rajatabla. —Derek permaneció en
silencio y lo oyó resoplar agobiado.
—Odio no poder hacer nada, Stiles.
—Ya lo haces, de verdad, no sabes lo que me alivia poder
llamarte y que me tranquilices. Ya sabes, ojalá pudiera
dormir abrazado a ti pero eso no podrá ser—repuso con
tristeza. Escuchó a su novio gimotear al otro lado y volvió a
resoplar con fuerza.
—Sé fuerte, Stiles. Y no te fíes de él. Tu tío puede decir lo
que quiera sobre que se ha reformado, pero ese hombre es
un monstruo. Ánimo, y no te olvides que te quiero.
21.
—¿Qué pasa?
—Vaya sonrisa de idiota —dijo Allison riéndose.
—¿Qué dices? —espetó con las orejas rojas.
—Me encanta lo adorable que te pones cuando hablas con
él —repuso Lydia masticando su ensalada—. ¿No tiene tu
novio un hermano gemelo que sea heterosexual?
—No lo creo —rio Stiles recogiendo su bandeja y
cruzándose de brazos—. Daos prisa que tengo que hacer las
pruebas para el equipo de lacrosse.
—¿Quieres que vayamos a animarte? —preguntó la morena
con una sonrisilla.
—Si no os importa, sí.
***
Vio a sus dos amigas en la puerta del local: Lydia con cara
de molestia golpeando el suelo con el pie y Allison
consultando su móvil a la espera de algún whatsapp de
Stiles. Éste miró unos segundos a Derek.
Derek le hizo un gesto para que fuera a por los vasos, pero
fue Allison la que lo ayudó. Entre los dos los llevaron a la
mesa y el moreno ocupó el lugar de la chica, que se sentó
junto a su amiga.
Salió dando zancadas del bar, sin saber muy bien cómo
sentirse. Bueno sí, un poco estúpido por haberse ido de allí
así después de que su novio estaba en la ciudad, algo que
debería hacerle feliz pero que sin embargo lo tenía allí en la
calle con frío y con un mosqueo por una tontería.
—¿Stiles? ¿Derek?
***
***
—No soy Greg, soy John, tu tío. El sheriff, estás a salvo. —El
castaño lo miró con los ojos abiertos de par en par y
empezó a respirar agitadamente, con lágrimas agolpándose
en sus ojos—. Aquí esta chica va a ver tus heridas, ¿vale? No
tengas miedo.
John tuvo que mirar hacia otro lado con lágrimas en los ojos
al ver el costado de su sobrino, que estaba totalmente
ennegrecido de los golpes recibidos. Peter estaba
totalmente mudo desde su jardín y los vecinos empezaban a
asomarse, pero Parrish los mandaba a sus casas y los
mantenía lejos de ellos.
—¿Te duele? —murmuró la mujer palpándole el torso a la
altura de las costillas. Stiles siseó de dolor y se encogió. La
chica le indicó que se vistiera y miró al sheriff con expresión
grave—. Será mejor que lo lleve al hospital: tiene una costilla
rota y no descarto posibles hemorragias internas, por lo que
será necesaria una ecografía. Además tiene múltiples heridas
en defensa propia que he registrado en el parte que le daré
a la policía...
—Vale: lo llevaré ahora mismo al hospital. ¿Y mi hermano?
—La mujer tomó aire y miró a la casa un momento para
luego fijar la vista en los ojos de John.
—Hemos llamado a la policía científica para que estudie el
caso. Podríamos estar hablando de homicidio, pero es
pronto para decirlo.
Apretó los labios notando los ojos arder y fue al asiento del
conductor, pidiéndole a su sobrino que cerrara la puerta de
su lado. Fueron en silencio hasta el hospital y tras informar
que venían del lugar donde habían mandado una
ambulancia lo hicieron pasar.
—Hola Stiles.
—¿Ma... mamá? —tartamudeó notando cómo los ojos se le
llenaban de lágrimas.
—Sí, soy mamá. O su recuerdo, soy la mamá que te dejó en
el campamento aquel año. Y he querido que seas el Stiles al
que traje hasta aquí para hacer amigos.
—Pero no volviste —inquirió entrecerrando los ojos. Ella
suspiró con lástima.
—No Stiles, no pude volver. No es algo de lo que me
enorgullezca ni mucho menos, porque la verdad es que te
dejé en el mismísimo infierno, a pesar de que tú siempre
estuvieras por encima de él. No fue justo abandonarte a tu
suerte así, Stiles, porque vi tus lágrimas, vi luego cómo ese
demonio hacía lo imposible para que fueras desdichado... Vi
sus intenciones, todo el mal que había en él. Y me siento yo
misma un monstruo, ¿sabes? —murmuró agachando la
cabeza—. No quería que pasaras por esto tú solo, confiaba
que tu tío John te alejara de él, pero tú nunca admitiste que
Greg te pegaba, y no pudo actuar en consecuencia.
Stiles cerró los ojos notando cómo las lágrimas le caían por
las mejillas y recorrían su cara hasta llegar a su boca, y su
madre le cogió la barbilla y lo hizo mirarlo. Los ojos castaños
de ella se encontraron con los de su hijo. Stiles tenía los ojos
de Claudia: enormes, llenos de sentimiento y un espejo a lo
que había en su interior.
“Tírate”.
—¿Qué? Ni hablar.
“No vales ni para vivir, Stiles. Eres un maricón y encima un
asesino”.
—Sal de mi cabeza.
“No puedo salir de aquí, idiota. Esto es tu sueño, esto lo
estás generando tú...”
***
—¿Ally?
—Soy su recuerdo, ya sabes, te lo ha explicado Claudia y
Derek en otro sueño. No estás loco Stiles, esto es lo que
provoca la morfina en realidad. Lo que pasa es que nadie se
acuerda de lo que ocurre en su mente cuando están
sedados. Tú recordaste cosas pero porque tu capacidad
retentiva es mayor. Eres especialmente sensible a los sueños,
y tu mente genera ilusiones tan reales como yo. —Metió la
mano en la bolsa, pero había un rectángulo negro—. Tus
ojos en la realidad me han visto llegar a la habitación con
esta bolsa, pero no saben qué es lo que contiene por lo que
llena ese espacio con algo negro.
—Vale, ahora sí creo que me estoy volviendo loco. —La
imagen de Allison cambió a la de John. Sabía que era él
porque estaba con el uniforme del sheriff y porque tenía
más arrugas fruto de sonreír más frecuentemente.
—No estás loco Stiles, tu mente intenta decirte algo.
—¡Pues que me diga qué es, que no la sigo!
—No puedes estar en silencio para siempre, Stiles —dijo
John, pero cuando Stiles bajó la vista y notó sus manos en
las mejillas, al levantar la vista vio a Derek muy cerca de su
boca, casi respirando sobre él—. Quieren ayudarte, pero no
podrán si no te dejas.
—Nadie puede ayudarme, soy un asesino.
—Eres inocente hasta que se demuestre lo contrario —
aclaró Derek con media sonrisa—. Y este caso es bastante
obvio: te defendiste. En lugar de morir tú, murió él. Eso lo
entendería cualquier jurado.
—Pero yo me alegro de que haya muerto...
Derek lo estrechó aún más entre sus brazos y dejó sus labios
sobre la venda que tenía en la cabeza, besando la brecha de
debajo con suavidad. Suspiró y buscó sus ojos.
—No voy a opinar sobre eso, Stiles. Era tu madre, y deberías
conservar los buenos recuerdos que tienes de ella, no
ensuciar su memoria juzgando lo que hizo y por qué tomo
esa decisión. Estoy seguro que de haber sabido lo que te
esperaría a continuación no lo habría hecho, pero todos
tenemos derecho a equivocarnos.
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Era irónico que el primer viaje en avión que haría fuera para
ir a la cárcel.
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—¿Mekienim?
—Llámeme Stiles, por favor —pidió en voz baja y sin mirarla.
—Vale Stiles. Yo soy Erica Reyes, si necesitas a alguien aquí
dentro puedes pedirme ayuda, que si está en mi mano haré
lo que pueda.
—Gracias —musitó.
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***
***
Un año después