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Cooperar en las relaciones abiertas.

La cooperación no es algo que tengamos asociado a las relaciones afectivas o a las


relaciones de pareja cuando somos más de dos personas, sobre todo si pensamos en
cooperar para que mi relación salga con otra persona.

Se asocia usualmente la cooperación a parámetros ya establecidos donde una persona


desarrolla una tarea y su pareja, una distinta, de forma de complementarse y ayudarse
en la cotidianeidad. Sin embargo, aún en la cotidianeidad es complejo, porque por
ejemplo, las tareas domésticas y de cuidado siguen estando pendientes de repartición y
recaen casi exclusivamente sobre las mujeres. Pero además de esta cooperación
indispensable y urgente para la vida de todos los días queremos hablar de la
cooperación en términos de los afectos y la exploración personal.

Cooperar significa, hacer o llevar a la práctica una acción al mismo tiempo que otras
personas que están llevando otras acciones (iguales o diferentes) con el mismo objetivo
o con la idea de conseguir el mismo resultado, esto significa que entonces cooperar no
puede darse en soledad. La gente suele sentir que desde su lugar coopera pero en
realidad esa acción que está tomando, a veces ni siquiera es charlada con el resto de
las personas. Eso no es cooperar. Cooperar no se hace en soledad requiere de la
voluntad de otras personas y de poder aunar criterios y esfuerzos. En nuestras redes
sociales hemos lanzado la pregunta “Cómo cooperas vos para que tu relación pueda
tener relaciones placenteras además de la que tiene con vos?” La mayoría de las
personas respondió que: “el problema es que yo coopero pero mi pareja no”. Pues esto
no habla de cooperación, habla de acciones sueltas e individualizadas.

Cuando recién abrimos la relación no teníamos el ejercicio de la cooperación. Nos costó


mucho verlo y ponerlo en práctica, por diferentes razones. No entendíamos que
nuestras historias con otras personas no eran historias separadas, sino que de alguna u
otra forma se unían también a nuestra historia afectiva. La primera reacción cuando
salimos de la monogamia fue vivir la simultaneidad como algo paralelo pero no como
algo que vivíamos juntos. ¿Cómo explicarlo? No entendía en ese entonces que mi
relación con Seba o la relación de Pablo con Daniela también formaban parte de mi
relación con Pablo, nuestro razonamiento era propio de la reproducción de los
parámetros monogámicos de los que veníamos, algo así como: “bueno, vos tenés tu
relación y yo la mía y ya” Y en realidad no funciona así o por lo menos ese no es el
sentido que le fuimos dando a nuestras historias.

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Cooperar en las relaciones abiertas.

Tal vez sea relevante mencionar que en esos primero momentos también, cometimos el
error de ser demasiado duros con nuestros acuerdos, creyendo que lo primero que
acordaramos sería lo mejor, sin embargo, los deseos y las necesidades de todas las
partes van cambiando, no solo de quienes decidimos abrir la relación. Comprendimos,
en un momento que necesitábamos que nuestros acuerdos se flexibilicen un poco,
porque no estaban funcionando. Y creo que eso sucede porque tratamos de trasladar la
seguridad que nos daba la exclusividad a la seguridad que nos da cumplir el acuerdo
raja tabla. La situación emocional de lo que significa abrir la pareja a veces genera esas
falsas herramientas. Entonces como la otra parte cumplía el acuerdo, nos sentíamos
seguros pero la realidad es que eso era muchas veces a costillas de lo que realmente
queríamos hacer o de lo que querían hacer nuestras otras relaciones. Sobre todo
porque no sabés en qué acuerdo te vas a sentir cómoda, estás en esa búsqueda y
“casarte” con el primer acuerdo que hiciste es bastante parecido a volver a la
monogamia pero con más de una relación. De hecho nosotros teníamos un acuerdo
general, ahora se habla mucho de la importancia del acuerdo pero en aquella época no
teníamos toda esta información, lo que hicimos fue decir “abramos la relación” y fuimos
acordando en las particularidades, en lo que iba surgiendo día a día, en cada actividad
o cada propuesta, y en ese sentido era bastante estresante pero también nos permitió
esta flexibilidad de la que hablamos.

Lo que creo que es importante recalcar es que si abrimos la pareja, ambos tienen que
cooperar para que le vaya bien a la apertura, no solo de pareja, no solo entre nosotros
dos, sino que hay que ejercitar la cooperación para que mi relación salga con otras
personas. Hay que superar el número 2 y cooperar en pos de relaciones múltiples y
hacia todos los sentidos. El placer de las relaciones abiertas se encuentra cuando a
todas las personas nos va bien (dentro de lo que cada persona busca), es imposible
lograrlo sin cooperación para con las otras relaciones. A nosotros lo que nos faltó fue
entender esto, entender que era necesario ejercitar la cooperación desde el día 1.

Parte de esta problemática surge de la imposibilidad de comprender y transformar tu


estructura de pensamiento de la exclusividad, de la competencia con otras personas, de
la comparación, digamos de la lógica de la monogamia hacia la simultaneidad porque
todo lo que estás sintiendo cuando comenzás a vivir otras relaciones (como
protagonista o como metamour) es la amenaza.

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Cooperar en las relaciones abiertas.

Y fallamos porque en el momento estábamos pensando en nuestro acuerdo en


particular y su flexibilidad, sólo estábamos en nuestro acuerdo, no en el resto de los
acuerdos, por ejemplo el mio con Seba o el de Pablo con Daniela o el de Pablo con
Seba. Fallamos las primeras veces porque no comprendíamos, sesgados por el miedo,
la culpa, la incertidumbre y la inseguridad propia del momento de apertura, que
cooperar con tus relaciones era un factor fundamental. Tardamos mucho en entender
que si le iba bien a las otras personas también me iba bien a mi y a mis diferentes
relaciones.

Una de los impedimentos para poder ver la cooperación es que en el mismo momento
en que estás teniendo muchas ideas, muchas expectativas con respecto a relacionarte
de otra forma, teniendo muchas ideas muy “revolucionarias” estás fijándote si
efectivamente no te están reemplazando. Entonces cooperar se vuelve por momentos
algo que va en contra de lo que vos estás sintiendo. Vos estás sintiendo que te van a
abandonar entonces vos “colaborás para que te sigan abandonando” pero esa es la
lógica de otro sistema de pensamiento, es la lógica de la competencia, de la
exclusividad y la monogamia y en ese sentido te cuesta lo que estás haciendo, porque
estás en otro canal, en donde no necesitas competir con otra persona , ni reemplazarla
para seguir teniendo tu relación.

Cooperar es un ganar- ganar y no solamente para vos, o para vos y una sola de tus
relaciones, sino para todas las personas involucradas. Es todo un trabajo en equipo
difícil de lograr pero no es imposible.

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