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Las relaciones de renting: el "sí, pero no"

de algunas parejas
¿Qué son las relaciones de renting? ¿Has estado alguna vez en una de ellas y no te habías
dado cuenta? ¡Descúbrelo!

Las relaciones de renting son aquellas donde puede existir ternura, sexo, momentos de
intimidad, cariño… pero que no llegan a ser realmente una relación. Podríamos decir que
son, en cierta manera, pseudorelaciones. Se caracterizan porque una de las partes de la
«no-pareja» se engancha o se enamora de la otra persona, mientras que la otra parte no.

Este segundo miembro de la pareja, en cambio, hace su vida como si nada, y suele llamar a
la otra persona únicamente cuando la necesita o cuando le apetece; es decir, cuando requiere
cubrir alguna necesidad (sexual, afectiva, material…). En pocas palabras: uno quiere
mientras el otro se deja querer.

Es cierto que muchas relaciones de pareja empiezan así; cada uno va a su ritmo, y uno de los
dos tiene un ritmo más lento que el otro. Hasta ahí todo normal. Es razonable, en estos casos
y sobre todo al inicio, dejar que las cosas fluyan y ver poco a poco cómo evoluciona la
relación.

Sin embargo, lo que no parece tan razonable es estar meses (¡y hasta años!) esperando a que
la otra persona se decida a apostar por nosotros mientras nos vemos poco a poco inmersos en
un sin-vivir que nos acaba desgastando física y mentalmente. Pero, ¿qué patrones o vivencias
se esconden tras las relaciones de renting?

Anatomía de las relaciones de renting


¿Qué suele haber detrás de las relaciones de renting? Por un lado, una persona con muy
baja autoestima que se autoconvence de que esa es la relación que desea cuando, en
realidad, le gustaría obtener mucho más.

Por el otro lado, una persona que se deja querer, a la que ya le va bien este tipo de
relación y que obtiene ciertos beneficios a raíz mantenerla (beneficios, eso sí, alejados del
terreno puramente amoroso).

Carencias en ambas direcciones

Por otro lado, y como ya adelantábamos, las relaciones de renting se caracterizan porque
ambos miembros de la pseudorelación manifiestan una importante carencia; ¿en qué sentido?
Ambas personas suelen presentar un intenso temor a estar solas.

Una de ellas se conforma con las migajas de un amor, mientras que la otra se entretiene
esperando a que aparezca algo mejor, algo que le llene de verdad.

Si eres tú quien «sufre» la parte en la que te conformas con un poco de cariño a cambio de
una total entrega hacia la otra persona, probablemente los síntomas que manifiestes sean los
siguientes: estas dispuesto a deshacer cualquier plan, a dejar lo que estás haciendo en
cualquier momento… si él o ella te llama y vives esperando un cambio que no llega.
Por otro lado, disfrutas cuando estáis juntos; sin embargo, cuando no lo estáis, te agobias.
Pero, ¿qué posibles causas pueden propiciar las relaciones de renting? Vamos a verlo.

¿Cuándo suelen llegar las relaciones de renting?


Es frecuente que este tipo de relaciones aparezcan en un momento de tu vida en el que te
sientes solo, tienes miedo, la autoestima un poco tocada o simplemente cuando vienes de una
etapa complicada…

Entonces, esta historia informal se asoma a tu vida como la solución perfecta para
entretenerte y disfrutar sin llegar a sufrir, sin llegar a implicarte demasiado. O así es como te
lo «vendes» tú.

¿Cómo evolucionan?

Con el tiempo, en las relaciones de renting, a la persona «enganchada» cada vez le cuesta
más autoconvencerse de que esta relación realmente le compensa. Día tras día termina en la
misma pregunta: ¿es esto lo que deseo para mi vida?

Por otro lado, la otra persona, que no está en realidad enamorada, finalmente acaba
conociendo a otra persona que, en este caso, sí le llena realmente y por la que sí se entrega
de verdad.

¿Cómo salir de las relaciones de renting?


Si estás en una relación de renting, lo primero que debes hacer es ser sincero contigo. ¿Es
esta la relación que deseas? Quizás al inicio de la relación, pensabas que las cosas poco a
poco irían cambiando, que esa persona se iría enamorando de ti sin darse cuenta.

Sin embargo, este pensamiento en realidad no te ayuda, porque la vida se vive hoy, no
mañana, y ese futuro hipotético que te has imaginado en tu cabeza no existe. Con lo cual, no
sabes lo que ocurrirá, pero sí lo que está ocurriendo, y debes tomar tus decisiones en base a
ello. Así que observa, valora qué sientes y qué te aporta esta relación y decide si este es
el camino que quieres seguir o no.

Si esta es la relación que deseas, si todo ello te compensa, sigue igual. Si en cambio, llevas
demasiado tiempo insatisfecho, decide qué quieres para tu vida y qué no. Habla con esa
persona o si lo has hecho ya y no ha habido ningún cambio, te recomendamos que
empieces a priorizar lo que tú deseas por encima de lo que desea la otra persona. Eres
dueño/a de tu vida, ¡toma las riendas!

Las idas y venidas… y las dudas

Tomar la decisión de finalizar una relación de renting puede ser un trabajo costoso muchas
veces, ya que con frecuencia aparecen dudas, miedo a quedarse solo/a o a perder lo poquito
que recibimos de la otra persona… Además, con frecuencia estas personas han intentado en
repetidas ocasiones dar por finalizada la relación sin éxito: la otra persona vuelve y el
enganche psicológico a ella hace que sea difícil finalizar la relación de forma rotunda.

Es importante destacar que, en estas idas y venidas, la persona que sufre las consecuencias
negativas de este tipo de relaciones, suele vivir en la constante esperanza de que todo
cambiará; dicha esperanza se ve alimentada por la otra parte, que no nos quiere, pero que
tampoco nos deja marchar.

Ante este tipo de situaciones que se producen en las relaciones de renting, es hora de abrir
los ojos y observar no tanto las palabras, sino los actos del otro. Si estos actos no
sintonizan con lo que sentimos, con lo que somos, con lo que deseamos… quizás sea hora de
buscar la felicidad en otra parte.

Relaciones que nos satisfacen


No olvides que las relaciones amorosas de calidad, las que realmente nos satisfacen, son
aquellas en las que las dos partes disfrutan y están en sintonía con aquello que sienten y
desean. Es decir, relaciones en las que se te ama por lo que eres, no por los servicios que
proporcionas (como ocurre en las relaciones de renting).

Así que, si realmente quieres disfrutar de una relación en la que exista esa coherencia con tus
deseos, piensa que, abandonando una relación que no te hace feliz (ya sea de este tipo o de
cualquier otro), te estás regalando una buena dosis de amor propio, tiempo, energía y
autoestima.
«Si el amor te inmoviliza, hay temor. El amor saludable empuja, sacude y conmueve: te
transformas. Amar es ausencia de miedo».

-Walter Riso-

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