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FICHA 5 REFUERZO Y APOYO REFLEXIÓN LINGÜÍSTICA

Clases de oraciones
Nombre: Curso: Fecha:

1 Indica si estas oraciones son activas (A) o pasivas (P).

Ese día Thiago fue corriendo hasta la valla del patio del colegio.

Los folletos fueron depositados en todos los buzones del edificio.

Se pidió a todos los asistentes al acto un poco de calma.

Los coches desfilaron uno detrás de otro durante toda la ceremonia.

Identifica entre las oraciones anteriores un pasiva perifrástica y una pasiva refleja.
Después, escribe una oración más de cada tipo.

• 

• 

2 Completa estas oraciones con formas verbales que hagan que sean oraciones
impersonales.

•  mucha gente en la entrada de la sala.

• Durante todo el día y durante toda la noche 

•  mucho calor para esa camisa de manga larga.

•  el resultado de los exámenes a lo largo del día.

3 Indica si cada oración es copulativa (C), transitiva (T) o intransitiva (I).

Los dos hermanos encontraron al gato de la vecina de Inés.

Marco parece muy ilusionado con su nuevo proyecto.

Aquel día la viajera se despertó con un fuerte dolor de espalda.

Todo el mundo está contento por el anuncio de tu regreso.

4 Escribe una oración de cada tipo:

• Copulativa. 

• Transitiva. 

• Intransitiva. 

5 Explica en qué supuesto esta oración puede ser reflexiva y en cuál puede ser recíproca.

Los dos hermanos se peinaron antes de salir de casa.

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FICHA 5 AMPLIACIÓN Y ENRIQUECIMIENTO COMUNICACIÓN

EL CONTENIDO EN LOS TEXTOS EXPOSITIVOS

Nombre: Curso: Fecha:

Cuando 'vale' era adiós y 'hola' una gido a la jerarquía de quien manda hacia su subordi-
sorpresa nado. La palabra «hola» encierra muchas intrigas, no
obstante. No se encuentra en los textos hasta el si-
Por Lola Pons Rodríguez. glo xvi y, por tanto, no sabemos si se usaba en la Edad
Decir «vale» hace unos siglos era como decir ahora Media; los primeros ejemplos que se localizan como
«cuídate mucho». claro saludo son del siglo xvi, época en que se enten-
Si viajáramos en el tiempo al siglo xvi, escucharíamos día como una variante de «hala». Además, junto con
a los hispanohablantes de entonces saludarse con el «hola» equivalente a 'escucha, atiende', había un
«hala», despedirse con «vale» y sorprenderse del pre- «hola» que servía para expresar sorpresa o extrañeza.
cio de los productos en el mercado con un «hola» de De hecho, en algunos textos antiguos se usa por du-
cejas enarcadas. Las despedidas y los saludos son muy plicado, como en la lengua actual podemos expresar
cambiantes en la historia de las lenguas. Veamos cómo sorpresa diciendo «anda, anda» o «mira, mira». El
se ha comportado el español con «hola» y «vale». siglo xvii llena los textos teatrales de «holas» y hasta
surgió un verbo, «holear», que significaba usar cons-
Nuestros antepasados se despedían diciendo «vale».
tantemente la palabra «hola».
Esta palabra, que hoy usamos para cerrar acuerdos,
para expresar confirmaciones y como constante mu-
letilla, era una elegante forma de cerrar conversaciones
en el lenguaje cortesano del castellano antiguo, que la
había heredado del latín.
Hoy en muchos cierres de conversación amistosa le
decimos a nuestro interlocutor «cuídate mucho»; pues
bien, en latín ya empleaban fórmulas similares a esta:
vale era en latín el imperativo de valere, que significa-
ba 'cuidarse, estar sano', de forma que en las despe-
didas se recomendaba al interlocutor 'consérvate sano' La historia sigue. En los últimos años, «hola» ha cre-
en frases de deseo como vale, valete, cura ut valeas cido en un doble sentido; por una parte, se ha exten-
(todas ellas con significado similar a 'cuida de estar dido su uso: antes se empleaba entre conocidos y en
bien'). El castellano antiguo heredó este empleo y man- el lenguaje familiar y, ahora, en una tendencia que es
tuvo, al menos hasta el siglo xvii, ese «vale» como fór- común en el lenguaje reciente, se ha hecho menos for-
mula de despedida. Gradualmente, ese «vale» comien- mal: cualquier empresa en sus presentaciones digita-
za a perder frecuencia en las despedidas y nuestros les o en sus mensajes grabados de asistencia saluda
antepasados hicieron crecer «adiós» (derivado de la con «hola» a sus clientes. Por otra parte, en el lengua-
expresión «a Dios seas») como fórmula común para je juvenil español actual se ha extendido el sentido de
irse marchando. «hola» como expresión de sorpresa y de reproche: «Me
En la misma época en que «vale» cerraba la charla, han querido cobrar 15 euros por un café, ¿hola?». Este
aún no se usaba «hola» de manera general para abrir- sentido, desarrollado en redes sociales y en el lengua-
la. Nuestros antepasados decían «hola» para llamar a je juvenil, es sobre todo interrogativo y expresa sor-
quienes consideraban inferior, a los criados o los ser- presa, desacuerdo, reacción del hablante con un sen-
vidores; era una apelación comparable al «oye» de tido más bien descortés.
hoy, un 'atiéndeme' que en principio estaba restrin- verne.elpais.com (adaptación)

ACTIVIDADES

1 Explica si el texto cumple con los criterios de claridad, 2 Elabora, desde tu experiencia, un texto expositivo sobre
orden y objetividad propios de un texto expositivo y pon la expresión «¿hola?» como forma de denotar sorpresa,
ejemplos. ¿De qué forma está organizado su contenido? desacuerdo o una reacción descortés.

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FICHA 8 AMPLIACIÓN Y ENRIQUECIMIENTO EDUCACIÓN LITERARIA

POEMAS DE VANGUARDIA

Nombre: Curso: Fecha:

El vanguardismo poético
En el primer tercio del siglo xx se desarrollan distintos movimientos vanguardistas en poesía. Estos se caracterizan,
entre otros rasgos, por el uso del verso libre, la asociación inesperada de objetos y palabras, la experimentación con
los significados de las palabras y de disposición del texto, la imagen y la metáfora desvinculadas de la realidad…

Triángulo armónico Estética


Thesa ESTRIBILLO  ESTRIBILLO  ESTRIBILLO
La bella   El canto más perfecto es el canto del grillo
Gentil princesa Paso a paso
Es una blanca estrella      se asciende hasta el Parnaso
Es una estrella japonesa. Yo no quiero las alas de Pegaso
Thesa es la más divina flor de Kioto
Y cuando pasa triunfante en su palanquín       Dejadme auscultar
Parece un tierno lirio, parece un pálido loto       el friso sonoro que fluye la fuente
Arrancado una tarde de estío del imperial jardín.      Los palillos de mis dedos
    repiquetean ritmos ritmos ritmos
Todos la adoran como a una diosa, todos hasta el Mikado    en el tamboril del cerebro
Pero ella cruza por entre todos indiferente Estribillo    Estribillo    Estribillo
De nadie se sabe que haya su amor logrado    El canto más perfecto es el canto del grillo
Y siempre está risueña, está sonriente. Gerardo Diego, Imagen
Es una Ofelia japonesa
Que a las flores amante
Silencio
Loca y traviesa
Triunfante Por la montaña arriba
Besa.   el día
Vicente Huidobro, Canciones en la noche        hormiga blanca
En el silencio
   cantan los pájaros huérfanos
En los entreactos… Y entre mis manos tiembla
En los entreactos           tu recuerdo
con un gesto burlesco     Calla
de jugador experto    Sobre el paisaje desnudo
arrojo sobre los acéfalos el silencio se extiende como una
el cubilete de mi léxico.             página
Guillermo de Torre, Hélices Pedro Garfias, revista Ultra

ACTIVIDADES

1 «Triángulo armónico» y «Estética» tienen un ritmo 3 Di cuál es el tema del poema «Silencio».
marcado. Pon ejemplos de los elementos (rimas,  ¿Qué palabras, expresiones o recursos dan a entender
repeticiones, palabras…) que logran ese ritmo. esa falta de ruido?

2 En el poema «En los entreactos…» la voz poética es 4 Los autores de estos poemas cultivaron distintos ismos.
agresiva. Indica qué palabras y metáforas hacen que Averigua con ayuda de internet a qué vanguardia
transmita esa sensación. pertenece cada poema.

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SELECCIÓN DE TEXTOS LITERARIOS

Platero y yo

En 1914 Juan Ramón Jiménez compuso Platero y yo, obra en prosa lírica con el sub-
título de Elegía andaluza. El poeta recrea escenas cotidianas y reflexiones s­ urgidas a
partir de una estancia en Moguer, su pueblo natal, junto a su burrito Platero.

La exaltación vital

La obra comienza con la presentación de Platero. En su compañía, el poeta se


detiene en estampas y anécdotas relacionadas, sobre todo, con los animales y los
niños, que encarnan la inocencia. El marco de estos poemas en prosa es una natura-
leza idílica, que constituye para el poeta la máxima expresión de la belleza.

I. PLATERO

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera,


que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo
los espejos de azabache1 de sus ojos son duros cual dos
escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con
su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celes-
tes y gualdas2… Lo llamo dulcemente: «¿Platero?», y
viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe,
en no sé qué cascabeleo ideal…
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas,
las uvas moscateles3, todas de ámbar, los higos morados,
con su cristalina gotita de miel…
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…;
pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando
paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas
del pueblo, los ­hombres del campo, vestidos de limpio y
despaciosos, se quedan mirán­dolo:
–Tien’asero…
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

1
azabache: mineral de color negro.
2
gualdas: amarillas.
3
uvas moscateles: uvas dulces.

XXV. LA PRIMAVERA

En mi duermevela matinal, me malhumora una endiabla- ¡Cómo está la mañana! El sol pone en la tierra su alegría
da chillería de chiquillos. Por fin, sin poder dormir más, de plata y de oro; mariposas de cien colores juegan por
me echo, desesperado, de la cama. Entonces, al mirar el todas partes, entre las flores, por la casa –ya dentro, ya
campo por la ventana abierta, me doy cuenta de que los fuera–, en el manantial. Por doquiera, el campo se abre
que alborotan son los pájaros. en estallidos, en crujidos, en un hervidero de vida sana
Salgo al huerto y canto gracias al Dios del día azul. ¡Libre y nueva.
concierto de picos, fresco y sin fin! La golondrina riza, Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz,
caprichosa, su gorjeo en el pozo; silba el mirlo sobre la que fuese el interior de una inmensa y cálida rosa en-
naranja caída; de fuego, la oropéndola charla, de chapa- cendida.
rro1 en chaparro; el chamariz ríe larga y menudamente
en la cima del eucalipto; y, en el pino grande, los gorrio-
nes discuten desaforadamente. 1
chaparro: mata de encina o roble.

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El dolor y la muerte

El sereno fluir de las estaciones y la felicidad cotidiana se ven salpicados por capítu-
los en los que episodios de violencia, injusticia y dolor amenazan ese ambiente idíli-
co. La obra termina con la muerte de Platero.

LXXXI. LA NIÑA CHICA CXXXII. LA MUERTE

Encontré a Platero echado en su cama de paja, blandos


los ojos y tristes. Fui a él, lo acaricié hablándole, y
quise que se levantara…
El pobre se removió todo bruscamente, y dejó una
mano arrodillada… No podía… Entonces le tendí
su mano en el suelo, lo acaricié de nuevo con ternura,
y mandé venir a su médico.
El viejo Darbón, así que lo hubo visto, sumió la enor-
me ­boca desdentada hasta la nuca y meció sobre el
pecho la ca­beza congestionada, igual que un péndulo.
La niña chica era la gloria de Platero. En cuanto la veía
venir hacia él, entre las lilas, con su vestidillo blanco –Nada bueno, ¿eh?
y su sombrero de arroz, llamándolo dengosa1: «¡Pla- No sé qué contestó… Que el infeliz se iba… Nada…
tero, Plateriiillo!», el asnucho quería partir la cuerda, Que un dolor… Que no sé qué raíz mala… La tierra,
y saltaba igual que un niño, y rebuznaba loco. entre la yerba…
Ella, en una confianza ciega, pasaba una vez y otra bajo A mediodía, Platero estaba muerto. La barriguilla de
él, y le pegaba pataditas, y le dejaba la mano, nardo algodón se le había hinchado como el mundo, y sus
cándido, en aquella bocaza rosa, almenada de grandes patas, rígi­das y descoloridas, se elevaban al cielo. Pa-
dientes amarillos; o, cogiéndole las orejas, que él ponía recía su pelo rizoso ese pelo de estopa apolillada de
a su ­alcance, lo llamaba con todas las variaciones mi- las muñecas viejas, que se cae, al pasarle la mano, en
mosas de su n ­ ombre: «¡Platero! ¡Platerón! ¡Platerillo! una polvorienta tristeza…
¡Platerete! ¡Platerucho!». Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada vez que
En los largos días en que la niña navegó en su cuna pasaba por el rayo de sol de la ventanilla, revolaba una
alba, río abajo, hacia la muerte, nadie se acordaba de bella mariposa de tres colores…
Platero. Ella, en su delirio, lo llamaba triste: ¡Plateriii-
llo!… Desde la casa oscura y llena de suspiros, se oía,
a veces, la lejana llamada lastimera del amigo. ¡Oh
estío melancólico!
¡Qué lujo puso Dios en ti, tarde del entierro! Setiembre,
rosa y oro, como ahora, declinaba. Desde el cemente-
rio ¡cómo resonaba la campana de vuelta en el ocaso
abierto, camino de la gloria!… Volví por las tapias, solo
y mustio, entré en la casa por la puerta del corral y,
huyendo de los hombres, me fui a la cuadra y me sen-
té a pensar, con Platero.

1
dengosa: delicada, remilgada.

ACTIVIDADES

1 Indica los rasgos externos e internos que componen, 3 Divide el capítulo «La niña chica» en dos partes
en el primer fragmento, la descripción de Platero. distintas y resume el contenido de cada una.
 Explica con ejemplos del texto si se trata de una
descripción realista o idealizadora. 4 Compara la descripción de Platero en «La muerte»
con la descripción inicial.
2 ¿Por qué sentidos se percibe el inicio de la primavera  Imagina y di qué significa la mariposa que se menciona
en el capítulo XXV? Selecciona algunos ejemplos. al final del texto. Justifica tu respuesta.

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