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El deterioro cognitivo al igual que el envejecimiento son procesos individuales, y los cambios

que se presentan en el transcurso de la edad varían en su patrón de presentación, extensión y


tipo de función. Algunas funciones cognitivas declinan poco en el transcurso de la vida
mientras que otras parecen incluso incrementarse; estos aspectos están influidos, al igual que
la función, por diversos factores: antecedentes familiares, condiciones psiquiátricas previas,
adicciones y otros

La demencia es un trastorno adquirido que se manifiesta por la disminución en la memoria y


en las facultades intelectuales, teniendo el antecedente de un funcionamiento previo. Se sabe
que por lo menos dos áreas funcionales se encuentran afectadas: una es la memoria y otras
están relacionadas con funciones del lenguaje, la percepción, la función visoespacial, el cálculo,
el juicio, la abstracción y la habilidad para resolver problemas

En los adultos mayores la atención, sobre todo si debe ser mantenida voluntariamente,
disminuye. El comportamiento de la atención sufre cambios con la edad que se manifiestan en
un declive en la tasa de exactitud en la detección de señales, que podría interpretarse como
una disminución progresiva en el grado de vigilancia, manifestada en tareas que requieran
atención mantenida

El déficit en la atención selectiva se ha explicado por la dificultad de discriminación entre


estímulos relevantes e irrelevantes, lo que significaría que se trata de un problema perceptivo

Consideramos muy importante señalar que las alteraciones que puedan presentarse en la
atención del adulto mayor están íntimamente relacionadas con la motivación que despierte la
tarea que se esté acometiendo, y con las alteraciones perceptivas que pudieran estar
relacionadas con la edad, de tal manera que en condiciones ambientales desfavorables, la
atención mantenida podría debilitarse, mientras que en ambientes estimulantes y tareas de
interés, podría lograrse una optimización de la atención del senescente.

En los procesos demenciales la atención no le permite al paciente guardar la información, por


lo tanto, la atención comienza a deteriorarse junto con la memoria reciente, y en la medida en
que la enfermedad avanza, se vuelve más distraído y con mayor dificultad para mantener la
atención en las actividades que realiza.

Los adultos mayores tienen problemas de agudeza y procesamiento visual, problemas de


sensibilidad a la iluminación con dificultades de visión en lugares poco iluminados, problemas
para distinguir colores (especialmente verdes y azules), problemas para enfocar diferentes
distancias y déficit en la percepción espacial (percepción del movimiento y la velocidad). Estas
dificultades influyen en el tiempo que necesitan para identificar estímulos visuales, y por lo
tanto, aumenta el tiempo requerido para resolver tareas perceptivas en comparación con los
jóvenes.

Se conoce que los problemas de audición son mayores, la pérdida de la agudeza auditiva
comienza a los 30 años y es más frecuente en los hombres. Disminuye la sensibilidad a las altas
frecuencias, lo que dificulta la percepción de las consonantes y/o advertencias. La
diferenciación de los ruidos de fondo y la velocidad de procesamiento se afectan, por lo que en
los ancianos aumenta la inteligibilidad cuando los estímulos son rápidos. También se pierde la
agudeza en gusto y olfato, lo que afecta sus preferencias alimentarias
Sánchez Gil, I. Y., & Pérez Martínez, V. T. (2008). El funcionamiento cognitivo en la vejez:
atención y percepción en el adulto mayor. Revista cubana de medicina general integral, 24(2),
0-0.

de León-Arcila, R., Milián-Suazo, F., Camacho-Calderón, N., Arévalo-Cedano, R. E., &


Escarpín-Chávez, M. (2009). Factores de riesgo para deterioro cognitivo y funcional en el
adulto mayor. Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, 47(3), 277-284.

Es bien conocido que el envejecimiento conduce a un deterioro conductual muy marcado, de


modo que los individuos de edad avanzada muestran dificultades para afrontar situaciones
novedosas de la vida diaria (aunque estas no supongan peligro alguno) y muestran mayores
grados de ansiedad, lo que los autores de este artículo junto con otros autores han
demostrado tanto en humanos como en ratones. De igual forma, numerosas aportaciones
científicas han evidenciado el declive cognitivo en el aprendizaje y la memoria que se produce
en ambos al avanzar la edad

Por otra parte, el sistema inmunitario parece ser especialmente vulnerable al proceso de
envejecimiento , mientras que su deterioro se encuentra íntimamente relacionado con la
morbimortalidad asociada a la edad debido al declive de las funciones defensivas esenciales
que este sistema ejerce en el organismo

El aislamiento social es una situación frecuente en los mayores. El anciano siente una falta de
compañía, de afecto y de apoyo que se agrava por la carencia de relaciones sociales de calidad.
Entre las posibles causas se encuentran varias circunstancias a las que el anciano debe hacer
frente en esta etapa de la vida: la jubilación, la dificultad para encontrar amistades nuevas, la
existencia de cierto rechazo por parte de la sociedad y, de forma muy destacada, la viudez y la
perdida de otros seres queridos. Todo esto conduce a una privación de apoyo emocional, físico
y económico ante la que el anciano tiene menor capacidad de respuesta.

Así , el aislamiento social se considera un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades en


los mayores o en las discapacidades que se presentan como resultado de estas (en
consecuencia, también es un factor de riesgo de morbimortalidad). Dada la íntima
comunicación que hay entre los sistemas nervioso e inmunológico
Arranz, L., Giménez-Llort, L., De Castro, N. M., Baeza, I., & De la Fuente, M. (2009). El
aislamiento social durante la vejez empeora el deterioro cognitivo, conductual e
inmunitario. Revista Española de Geriatría y Gerontología, 44(3), 137-142.

Las actividades de la vida diaria realizadas con independencia y autonomía definen la


capacidad funcional de un individuo y esta depende de una apropiada salud mental y física,
para poder llevar a cabo las actividades de la vida diaria de una manera autónoma y libre; con
el pasar de los años, dichas funciones corporales y mentales sufren desgastes, anomalías,
defectos, pérdidas o desviaciones que terminan por convertirse en mutiladores silenciosos de
la capacidad funcional, ya sea de manera temporal o definitiva, evolutivas o regresivas,
intermitentes o continuas, manifestaciones que se deben evaluar, ya que si bien, en algunos
casos son incapacitantes no siempre que se hacen presentes se pueden considerar como
sinónimo de enfermedad o reducción corporal

Las enfermedades crónicas degenerativas son las que más se presentan en la población adulta
mayor, identificándose la hipertensión arterial, la diabetes y las patologías óseas como las más
frecuentes en los adultos, igualmente se ha identificado que el consumo de cigarrillo, alcohol y
el alto riesgo nutricional pueden afectar negativamente la capacidad funcional en dicha
población, ya que aumentan las posibilidades de sufrir múltiples enfermedades tanto físicas
como mentales
Cortés-Muñoz, C., Cardona-Arango, D., Segura-Cardona, Á., & Garzón-Duque, M. O. (2016).
Factores físicos y mentales asociados con la capacidad funcional del adulto mayor, Antioquia,
Colombia, 2012. Revista de salud pública, 18(2), 167-178.

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