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Un Enfoque Completo sobre el Perfeccionamiento de los Contratos Electrónicos:


Regulación, Teorías y Adaptaciones

Alison J. Tibavija.

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia

Extensión Aguazul

Derecho y Ciencias Sociales

Prof. Cristian D. Barajas.

31 de Agosto del 2023


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Un Enfoque Completo sobre el Perfeccionamiento de los Contratos Electrónicos:


Regulación, Teorías y Adaptaciones

Alison J. Tibavija.

Resumen

De acuerdo con Recalde Castells (1999), como citado por Villalba, los contratos

electrónicos son aquellos en los que las declaraciones de voluntad intercambiables se realizan

mediante medios electrónicos, mientras que el cumplimiento de las obligaciones sigue los

canales convencionales. Esto enfatiza la influencia de las plataformas digitales en el proceso de

negociación y celebración de acuerdos en línea, al tiempo que destaca la importancia de

establecer cláusulas claras en los contratos electrónicos para asegurar la observancia de los

términos y condiciones definidos a través de los canales tradicionales. En Colombia, la Ley 527

de 1999 otorga validez legal a los contratos electrónicos y regula su efectividad, promoviendo así

la seguridad y eficacia del comercio electrónico en línea.

En la era de la información, el comercio electrónico ha transformado radicalmente los

métodos de compra y venta de bienes y servicios, brindando acceso a una amplia gama de

opciones y generando nuevas perspectivas de crecimiento económico. Villalba (2008) define el

comercio electrónico como cualquier interacción comercial basada en el uso de mensajes de

datos u otros medios electrónicos, lo que conduce a la necesidad de formalizar contratos

electrónicos.

Palabras clave: Contratos Electrónicos, Formación, Regulación, Comercio.

Introducción
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En el presente artículo de investigación, se ahonda en la temática concerniente a los

Contratos Electrónicos, poniendo especial énfasis en su origen, marco normativo, las teorías que

respaldan su validación y las transformaciones que han experimentado con el transcurrir del

tiempo.

El propósito primordial consiste en llevar a cabo un análisis exhaustivo acerca de la

formación e instauración de los contratos electrónicos, actuando como punto de partida para una

investigación más profunda destinada a comprender las teorías que emergieron tras su

concepción. Paralelamente, se persigue la minuciosa evaluación del régimen legal vigente que

rige este tipo de contratos, en conjunto con la ejecución de un análisis comparativo que permita

vislumbrar cómo han evolucionado desde sus orígenes hasta el presente. (Moreno, 2017) afirmó

que, En su concepción inicial, la expresión "comercio electrónico" hacía referencia

exclusivamente a la adquisición de bienes y servicios a través de medios electrónicos.

En la actualidad, su alcance se ha ampliado considerablemente, englobando todos los

componentes de las operaciones comerciales y empresariales impulsadas por Internet y las

tecnologías de la World Wide Web. (p.9)."Las primeras manifestaciones del comercio

electrónico aparecen en la década de los 80 con ocasión de la realización de transacciones

comerciales mediante determinados lenguajes formalizados a través de los cuales las partes

emiten sus declaraciones de voluntad, que es lo que se conoce como Electronic Data Interchan-

ge EDI" (Villalba, 2008, p.87).

En otras palabras, la distinción más evidente entre un contrato común, regulado por

normativas tradicionales, y uno electrónico está en la manera en que las partes manifiestan su

voluntad. En un contrato convencional, las partes suelen expresar su acuerdo a través de


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documentos físicos, firmas manuscritas y sellos, en cumplimiento de las regulaciones legales

tradicionales.

En contraste, en un contrato electrónico, este proceso se realiza mediante medios

digitales, como clics de ratón, contraseñas electrónicas o aceptaciones en línea, siguiendo las

normativas específicas que rigen los contratos electrónicos de acuerdo con la legislación vigente

en la era digital. Esta distinción fundamental resalta cómo la tecnología ha influido en la

manifestación de la voluntad contractual, en plena conformidad con las leyes y regulaciones

aplicables en el ámbito de los contratos electrónicos.

En síntesis, se puede afirmar que un contrato electrónico comparte los elementos

esenciales de un contrato convencional, con la particularidad de que se valen de la tecnología

para su celebración y no demandan la presencia física de las partes involucradas. Nieto, (2016)

menciona que, en el ámbito económico, las avanzadas tecnologías han dado origen al fenómeno

conocido como "comercio electrónico", el cual ha contribuido significativamente a la agilización

y el surgimiento de un mercado global. Este desarrollo beneficia no solo a los empresarios, sino

también a su contraparte fundamental: los consumidores. Con base en las consideraciones

anteriores se entiende que, los contratos electrónicos representan una herramienta fundamental en

la economía digital, como se destacó anteriormente, ya que posibilitan la realización de

transacciones en un mercado globalizado. Su uso adecuado, acompañado de las medidas de

seguridad necesarias, es esencial para garantizar que todas las partes involucradas obtengan

beneficios de estas transacciones en el entorno digital.

1.Génesis de Los Contratos Electrónicos.

Recalde Castells (1999), citado por Villalba (2008), definió el comercio electrónico de la

siguiente manera: "Por comercio electrónico entendemos los contratos en los que las
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declaraciones de voluntad negociables se emiten por medios electrónicos y el cumplimiento de

las obligaciones se produce a través de los canales tradicionales" (p. 86).

Por lo tanto, esta definición destaca la relevancia de los medios digitales en el proceso de

negociación y contratación en línea. Además, subraya la necesidad de que los términos y

condiciones estipulados en estos contratos se cumplan utilizando métodos tradicionales. Esto

implica la utilización de medios físicos y recursos materiales adecuados para la entrega de los

bienes o servicios acordados. Esta complejidad inherente al comercio electrónico enfatiza la La

importancia de establecer reglas claras en los contratos electrónicos es resaltada por Villalba

(2008) cuando expresa que "En lo que se ha denominado la era de la información, existe un

fenómeno que surge como consecuencia de los avances de la tecnología y la informática y en

general las nuevas tecnologías de la información, especialmente el auge de la Internet, conocido

como el comercio electrónico" (p. 86). Esta afirmación subraya cómo el surgimiento del

comercio electrónico en la era de la información ha alterado fundamentalmente la dinámica de

las transacciones comerciales, otorgando a los consumidores un acceso sin precedentes a una

amplia gama de opciones y generando nuevas oportunidades de crecimiento económico. Por lo

tanto, esta transformación ha hecho imperativo el establecimiento de contratos electrónicos para

regular estas transacciones de manera efectiva.

En el contexto de la formación de contratos electrónicos, se mencionan las reglas que se

aplican a la concordancia de las voluntades negociables, generalmente examinadas desde la

perspectiva de la oferta y la aceptación. Dentro de estas pautas, se incluye la obligación de

proporcionar información después de que el contrato haya sido celebrado, como fue indicado por

Davara en 2005 y citado por Martínez en 2012 (p. 16). La cita previa enfatiza la relevancia de los

compromisos de proporcionar información después de la celebración de un contrato en la


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configuración de contratos electrónicos. En consecuencia, resulta crucial la incorporación de

cláusulas específicas en los términos y condiciones del contrato para garantizar una mayor

claridad durante el proceso de negociación, especialmente considerando la complejidad que

puede conllevar la formación de contratos electrónicos. *****

La característica fundamental del comercio electrónico es la falta de presencia física de

las partes que participan en las transacciones comerciales. Dado que es habitual que los

contratantes electrónicos se hallen en distintas ubicaciones geográficas, resulta esencial definir de

manera precisa el punto de referencia para determinar la celebración del contrato en este contexto

(Serrano, 2006).

Ahora bien, para concluir este capítulo, resulta pertinente destacar que el derecho

desempeña un papel fundamental como regulador de las interacciones entre individuos,

procurando ajustarse a esta nueva realidad al establecer límites en el comportamiento humano en

el uso de la red, especialmente en referencia a los contratos realizados electrónicamente (Niño,

2016). Esta observación subraya la significativa importancia de la adaptación del sistema legal a

esta emergente realidad tecnológica, con el propósito de asegurar el cumplimiento de los

acuerdos y la salvaguardia de los derechos y responsabilidades de las partes involucradas en las

transacciones electrónicas. En términos generales, se recalca la relevancia del marco jurídico en

el ámbito del comercio electrónico, donde asegurar la confianza y seguridad en las transacciones

en línea depende en gran medida de la protección de los derechos y obligaciones de los

contratantes.

1.1Marco legal de los Contratos Electrónicos.


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En lo que respecta a la regulación del comercio electrónico en Colombia, existe una

legislación específica a la cual se debe hacer referencia. En este contexto, Villalba (2008) señala

que la ley que aborda el tema del comercio electrónico en Colombia define este tipo de comercio

como aquél que involucra cualquier relación de naturaleza comercial, independientemente de si

es contractual o no, y que se establece a través del uso de mensajes de datos u otros medios

electrónicos. A pesar de esto, es importante destacar que dicha ley regula exhaustivamente los

contratos electrónicos en Colombia. La Ley 527 de 1999, conocida como la ley de comercio

electrónico y firma digital en Colombia, brinda un reconocimiento legal a los contratos

electrónicos. Esta normativa abarca los aspectos generales de la contratación electrónica y

representa la adopción de la Ley Modelo sobre Comercio Electrónico, promulgada en 1996 por la

Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil (CNUDMI) (Muñoz, 2021, p. 19).

Según la fuente citada, la Ley 527 se erige como un marco regulatorio significativo para el

comercio electrónico en Colombia, en consonancia con los estándares internacionales en esta

materia.

El Artículo 14 de la Ley 527 de 1999 establece las pautas para la formación y validez de

los contratos en el ámbito electrónico. Según esta norma, a menos que las partes acuerden

expresamente lo contrario, tanto la oferta como la aceptación de un contrato pueden ser

comunicadas a través de mensajes de datos. La ley también enfatiza que no se puede desestimar

la validez ni la fuerza obligatoria de un contrato simplemente porque se haya formado utilizando

mensajes de datos. En resumen, esta disposición legal reconoce y regula la plena validez y fuerza

legal de los contratos electrónicos, lo que contribuye a promover la seguridad y eficacia del

comercio electrónico. En otras palabras, los contratos creados mediante mensajes de datos gozan
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de la misma legitimidad y fuerza jurídica que aquellos establecidos por medios más

convencionales.

La regulación de los contratos electrónicos también se encuentra presente en el Código de

Comercio de Colombia, que reconoce los medios electrónicos como una modalidad válida para la

celebración de contratos. Esto se puede observar en los siguientes artículos. En referencia al

Artículo 824, que trata sobre las "Formalidades para obligarse", se establece que los

comerciantes pueden manifestar su voluntad de contratar o comprometerse de manera verbal,

escrita o a través de cualquier medio que sea claro y definitivo (Decreto 470, 1971). Esta

disposición deja claro que la voluntad puede expresarse mediante medios electrónicos, lo que es

una característica fundamental de los contratos electrónicos.

En relación al artículo 845 sobre los elementos esenciales de una oferta, según el Decreto

470 de 1971, se establece que una oferta o propuesta, que es el proyecto de un acuerdo legal

presentado por una persona a otra, debe contener los elementos clave del negocio y ser

comunicada al destinatario. La comunicación de la propuesta se considerará efectiva cuando se

utilice un medio adecuado para informar al destinatario. Esto implica que se puede emplear

cualquier medio apropiado, incluidos los medios electrónicos, para transmitir la propuesta. En

consecuencia, se reconoce que la tecnología puede ser una herramienta efectiva en la formación

de contratos, siempre y cuando se cumplan los requisitos legales pertinentes. El Artículo 851 del

Decreto 470 de 1971 establece que cuando una propuesta se presenta por escrito, su aceptación o

rechazo debe ocurrir en un plazo de seis días a partir de la fecha de la propuesta, siempre que el

destinatario resida en el mismo lugar que el proponente. Si el destinatario reside en un lugar

diferente, el plazo se extiende según la distancia física entre ellos (Decreto 470, 1971).
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Por lo tanto, en el contexto de las ofertas electrónicas, el plazo para aceptar o rechazar

una propuesta se determina en función de la distancia entre el proponente y el destinatario. Es

importante destacar que, en este caso, el plazo puede superar los seis días establecidos

originalmente, ya que se considera la distancia tecnológica. Esto se alinea con el "Artículo 852,

término de la distancia" del Decreto 410 de 1971, que establece que el cálculo del término de la

distancia se basa en el medio de comunicación utilizado por el proponente, lo que puede implicar

una respuesta prácticamente instantánea gracias a la velocidad de los medios electrónicos

(Decreto 410, 1971).

En último término, según lo establecido en el "Artículo 864" del Decreto 410 de 1971

(Decreto 410, 1971), que define el contrato, este se concibe como un acuerdo entre dos o más

partes destinado a establecer, regular o extinguir una relación jurídica patrimonial entre ellas. A

menos que se acuerde lo contrario, el contrato se considerará formalizado en el lugar de

residencia del proponente y en el momento en que este reciba la aceptación de la propuesta. En el

contexto de un contrato electrónico, este artículo se refiere a la presunción de que el proponente

ha recibido la aceptación cuando el destinatario pueda demostrar que la envió dentro de los

plazos Dentro de un contrato electrónico, la oferta y su aceptación suelen ser transmitidas a

través de medios electrónicos, como el correo electrónico o formularios en línea. En ocasiones,

puede haber demoras en la recepción de la aceptación por parte del oferente debido a problemas

técnicos o de comunicación.

Para abordar esta incertidumbre en tales situaciones, el artículo en cuestión establece una

presunción legal: si el receptor puede demostrar que envió la aceptación dentro del período

especificado por la ley, se asume que el oferente la ha recibido, incluso si en realidad el oferente
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no la haya recibido. En otras palabras, la ley supone que la aceptación ha sido entregada al

oferente siempre que el receptor pueda demostrar que la envió dentro del plazo estipulado por la

ley. Esta disposición facilita la formalización de contratos electrónicos al proporcionar una

mayor certeza de que la aceptación se ha recibido, incluso en ausencia de una confirmación

explícita por parte del oferente. En resumen, esta presunción establecida por el artículo

contribuye a mejorar la certidumbre y la seguridad jurídica en la celebración de contratos

electrónicos.

En el contexto de Colombia, la normativa actual en relación a los contratos electrónicos

necesita una actualización para mantenerse al día con los avances tecnológicos y los cambios en

la forma en que se conciben y elaboran los contratos. Es crucial seguir evolucionando para

adaptarse a esta realidad en constante cambio y aprovechar los beneficios que ofrecen las nuevas

tecnologías para llevar a cabo contratos de manera más eficiente y seguras establecidos por los

artículos 850 y 851.

2. Las teorías para el perfeccionamiento de contratos electrónicos.

El momento en que un contrato alcanza su plena validez es un tema de

considerable complejidad, que ha suscitado un amplio debate entre varios académicos. Estos

han desarrollado diversas teorías al respecto, una de las cuales se detalla a continuación.

Según la Teoría de la emisión, declaración o manifestación, el contrato se

considera perfeccionado en el momento en que se emite la aceptación, es decir, cuando el

destinatario de la oferta manifiesta, declara o comunica su aceptación. Esta teoría tiende a

favorecer los intereses del aceptante (Berrocal, 2009, citado en Obregón, 2012, p. 73).
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De acuerdo con la cita previa, la teoría que aboga por la emisión, declaración o

manifestación en los contratos electrónicos sostiene que el contrato adquiere su estado de

perfección cuando se emite la aceptación. Esta perspectiva beneficia al aceptante, ya que le

otorga un mayor control sobre el momento en que se formaliza el acuerdo, permitiendo que

dicha aceptación sea válidamente realizada a través de medios electrónicos.

Habiendo mencionado lo anterior, Obregón (2012) plantea una perspectiva

crítica de la "Teoría de la cognición, del conocimiento o de la información", la cual sostiene

que un contrato electrónico se considera perfeccionado cuando la aceptación llega al

conocimiento del oferente. Esta teoría se basa en la noción de que las declaraciones de

voluntad son recepticias, y el contrato se perfecciona solo cuando el oferente tiene

conocimiento de la aceptación y no ha revocado previamente la oferta (Obregón, 2012, p. 74).

En el contexto de un contrato electrónico, esta teoría plantea desafíos

adicionales, ya que la determinación del momento de perfección puede ser más compleja

debido a la naturaleza digital de la comunicación. La capacidad de rastrear cuándo se envió la

aceptación o incluso cuándo fue recibida por el destinatario puede ser factible, pero determinar

cuándo el oferente la conoció puede ser más difícil (Berrocal, 2009, citado por Obregón, 2012,

p. 74).

Esta incertidumbre y el riesgo asociado a la posible revocación de la oferta por

parte del oferente antes de conocer la aceptación son factores que podrían inquietar al

aceptante en contratos electrónicos. Desde mi perspectiva, la "Teoría de la emisión,

declaración o manifestación," que establece que el contrato se perfecciona en el momento en

que la aceptación es emitida por el aceptante, puede ofrecer una mayor claridad y seguridad

para todas las partes involucradas en estas transacciones digitales.


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En concordancia con la perspectiva de Obregón (2012), la "Teoría de la

expedición, remisión, comunicación o transmisión" sostiene que la plena validez de un

contrato se logra cuando el destinatario de la oferta expide su declaración de voluntad, es decir,

la envía de manera diligente al oferente utilizando un medio de comunicación adecuado (p.

75). En el contexto de un contrato electrónico, este perfeccionamiento se materializa cuando la

persona que recibe la oferta envía una respuesta formal que quede registrada a través de

medios electrónicos para manifestar su voluntad.

Camacho (2005), citado por Obregón (2012), destaca que simplemente escribir

una carta o dar instrucciones a un mensajero no equivalen a declaraciones de aceptación, ya

que se requiere un acto de transmisión efectiva, como el envío del mensajero o el depósito de

la carta o el telegrama en las oficinas postales o telegráficas. De acuerdo con esta perspectiva,

una declaración de aceptación válida mediante medios electrónicos implica la emisión de un

mensaje o correo electrónico, a partir del cual se puede obtener evidencia fehaciente.

En relación a la "Teoría de la recepción," que establece que un contrato se

perfecciona cuando la declaración de aceptación llega al proponente, es importante notar que

esta perspectiva sigue siendo relevante en el contexto de los contratos electrónicos. Sin

embargo, es esencial reconocer la posibilidad de que la notificación recibida por el proponente

no necesariamente constituya una aceptación deliberada, ya que podría ser generada

automáticamente por el sistema sin la intención del destinatario. Por lo tanto, es necesario

implementar medidas adicionales para asegurar que la aceptación del destinatario sea auténtica

y vinculante en el contrato electrónico.

Esta teoría ha generado críticas, entre las cuales se destaca la opinión de aquellos

que consideran que es poco efectivo considerar un contrato como formado simplemente porque
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el proponente ha recibido una notificación, sin conocer el contenido de la misma. Esta

notificación podría tanto expresar la aceptación como la negación de la propuesta (Berrocal,

2009, citado en Obregón, 2012, p. 76). En este sentido, se plantea la cuestión de si esta es una

manera eficaz de determinar la voluntad de las partes al momento de suscribir un contrato

electrónico.

De acuerdo con todo lo mencionado, es claro que el consentimiento desempeña

un papel crucial en la perfección de los contratos electrónicos. Como señala Villalba (2008), el

consentimiento representa la declaración de voluntad de las partes contratantes y marca el

instante de la coincidencia entre la aceptación y la oferta, lo que da lugar a la plena

formalización del contrato (p. 95).

En consonancia con esto, el artículo 14 de la Ley 527 de 1999 establece la

validez de la oferta y su aceptación mediante el uso de mensajes de datos, conferiendo plenos y

vinculantes efectos jurídicos a estas acciones, lo que significa que ambas partes deben cumplir

con sus obligaciones sin objeciones (Ley 527 de 1999).

Además, como menciona Domínguez (2003), en el contexto de los contratos

electrónicos, el consentimiento adquiere una dimensión electrónica única, ya que está

intrínsecamente ligado al uso de la tecnología (p. 65).

Por otro lado, la ley también establece que se presume que un mensaje de datos

ha sido enviado por el iniciador en tres situaciones diferentes, lo que proporciona claridad en

cuanto a la autenticidad y origen de dichos mensajes (Villalba, 2008).

De acuerdo con lo establecido en el segundo inciso del artículo 864 del Código

de Comercio, la formalización y perfección de un contrato se produce en el instante en que el

destinatario de la oferta envía su aceptación. Simplificando, esto significa que el acuerdo se


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materializa cuando el oferente recibe la respuesta afirmativa del destinatario, indicando así que

ambas partes están de acuerdo con los términos y condiciones del contrato propuesto.

Este procedimiento de perfeccionamiento del contrato reviste una gran

importancia en términos legales, ya que establece las responsabilidades de ambas partes en lo

que respecta a la ejecución del contrato. Por consiguiente, resulta esencial que las partes

involucradas tengan una comprensión clara de los términos y condiciones antes de proceder

con el envío o la aceptación de la oferta, dado que una vez aceptada, esta se convierte en un

compromiso legalmente vinculante para ambas partes.

En síntesis, la conexión fundamental entre el perfeccionamiento del contrato a través de la

remisión de la aceptación de la oferta y el consentimiento y voluntad de las partes radica en

que la aceptación solamente puede concretarse cuando ambas partes han llegado a un acuerdo

en relación a los términos y condiciones del contrato. Esto implica que ambas partes han

otorgado su consentimiento y han expresado su disposición a asumir responsabilidades legales

con respecto a la otra parte.

2.1 Novedades en la historia de los contratos electrónicos.

La Ley Modelo de la CNUDMI sobre Comercio Electrónico, promulgada en 1996,

representa un pilar fundamental en la unificación de normativas para garantizar la igualdad de trato

entre la información en formato electrónico y en papel, así como para conferir validez legal a las

transacciones y procedimientos electrónicos. Su premisa central radica en la no discriminación del

uso de medios electrónicos (Naciones Unidas).


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En la actualidad, en un contexto donde la mayoría de las operaciones y transacciones se

realizan en línea, resulta imprescindible contar con directrices precisas para regular el empleo de

medios electrónicos. La Ley Modelo de la CNUDMI establece un sólido marco legal que

proporciona confianza y seguridad tanto a empresas como a individuos al llevar a cabo

transacciones.

Además, este cuerpo legal ha sido ampliamente adoptado en todo el mundo, lo que

ha contribuido a crear una base legal uniforme a nivel global, simplificando el comercio

transfronterizo y fomentando la colaboración entre naciones.

En resumen, la importancia de la Ley Modelo de la CNUDMI sobre Comercio

Electrónico radica en su capacidad para establecer un marco legal sólido para las

transacciones y procesos electrónicos, lo que contribuye a garantizar la seguridad y la

confianza en el comercio electrónico a nivel internacional. Junto a este marco, existen otras

normativas guía relevantes elaboradas por la CNUDMI, tales como la Convención de las

Naciones Unidas sobre la Utilización de las Comunicaciones Electrónicas en los Contratos

Internacionales (Nueva York, 2005), la Ley Modelo de la CNUDMI sobre las Firmas

Electrónicas (2001) y la Ley Modelo de la CNUDMI sobre documentos transmisibles

electrónicos (2017), que en conjunto establecen un entorno legal coherente para el

comercio electrónico y las transacciones en línea a nivel internacional.

Conclusiones

En conclusión, el comercio electrónico ha revolucionado la forma en que compramos y

vendemos bienes y servicios, generando oportunidades de crecimiento económico y

proporcionando a los consumidores un abanico de opciones sin precedentes.

Nuestro estudio ha destacado la importancia crítica de la formación de contratos

electrónicos en el entorno del comercio electrónico y las transacciones en línea. Esto conlleva la
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necesidad inminente de establecer cláusulas claras en los contratos para garantizar la

transparencia y el cumplimiento de las obligaciones acordadas. En Colombia, la Ley 527 de 1999

establece una base sólida al otorgar validez legal a los contratos electrónicos y abordar aspectos

fundamentales de la contratación en línea.

El perfeccionamiento de los contratos, como hemos observado, desempeña un papel

crítico en la validez legal de la oferta y la aceptación, definiendo las responsabilidades de ambas

partes en la ejecución de los acuerdos.

Es crucial recordar que existen diversas teorías sobre el perfeccionamiento de los

contratos electrónicos, cada una con sus ventajas y desventajas. Estas teorías deben ser

cuidadosamente consideradas por las partes involucradas en una transacción.

En resumen, en el contexto de los contratos electrónicos, la comunicación entre las partes

y el escrutinio de las disposiciones legales específicas son esenciales para determinar el momento

exacto en que un contrato se considera perfeccionado. Esto garantiza la integridad y la legalidad

de las transacciones en línea en un entorno en constante evolución.

Referencias
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