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PRINCIPIOS Y FASES DE LA INTERPRETACIÓN DEL PATRIMONIO

La Asociación para la Interpretación del Patrimonio la define como un proceso creativo de


comunicación, entendido como el «arte» de conectar intelectual y emocionalmente al
visitante con los valores del recurso patrimonial o el lugar visitado, para que genere sus
propios significados. Es una disciplina que posee una amplia gama de pautas y directrices
metodológicas para la comunicación con el público, para la presentación del patrimonio in
situ a ese público y para transmitir un mensaje impactante que, en lo posible, trascienda al
mero hecho de la visita. Es un eficaz instrumento de gestión que debe planificarse bien para
reducir los impactos negativos e infundir una actitud de aprecio y custodia para con el
patrimonio (incluido el entorno social). Para Ballart y Tresserras (2010: 174), la
interpretación facilita la presentación y el uso social del patrimonio y permite ofrecer
diferentes lecturas y opciones para un uso activo empleando para ello toda clase de recursos
y dispositivos de presentación y animación. Para los autores, uno de los pilares de la
interpretación es la recuperación in situ de los recursos patrimoniales y su contextualización
para que los visitantes puedan acceder a ellos.

El padre de la interpretación del patrimonio es Freeman Tilden, que, ya en los años


cincuenta del siglo XX, empezó a practicarla en los parques naturales de Estados Unidos.
Tilden (1997) define la interpretación del patrimonio como una actividad que pretende
revelar significados e interrelaciones a través del uso de objetos originales (los bienes
patrimoniales) por un contacto directo con el recurso o por medios ilustrativos, no
limitándose a dar una mera información de los hechos.

Tilden recogió en su obra Interpreting our heritage, traducida al español como La


interpretación de nuestro patrimonio en el 2006, los que para él son los seis principios
básicos para lograr que la interpretación sea eficaz. Estos principios ayudan a comprender
mejor qué es la interpretación del patrimonio. Son los siguientes:

1) Cualquier interpretación que de alguna forma no relacione lo que se muestra o se


describe con algo que se halle en la personalidad o en la experiencia del visitante será
estéril; 2) La información, tal cual, no es interpretación. La interpretación es una revelación
basada en información, aunque son cosas completamente diferentes. Sin embargo, toda
interpretación incluye información;

3) La interpretación es un arte, que combina otras muchas artes, sin que importe si los
materiales que se presentan son científicos, históricos o arquitectónicos. Cualquier arte se
puede enseñar en cierta forma;

4) Objetivo principal de la interpretación no es la instrucción, sino la provocación;

5) La interpretación debe intentar presentar un todo en lugar de un aparte y debe estar


dirigida al ser humado en su conjunto, no a un aspecto concreto.

6) La interpretación dirigida a los niños no debe ser una dilución de la presentada a las
personas adultas, sino que debe seguir un enfoque básicamente diferente. Para obtener el
máximo provecho, necesitara’ un programa específico.

Se deduce de los principios de Tilden que 1a interpretación educa, pero también divierte.
Conecta con el visitante, no solo desde el punto de vista intelectual, sino también desde el
emocional. Ofrece información al visitante, pero también genera un impacto que despierta
las ganas de saber más.

Morales (2001) defiende que, en el proceso de interpretación del patrimonio, hay una
interpretación inicial, una segunda interpretación y una tercera. La inicial forma parte de la
metodología propia de diversos campos del saber. Sus resultados y sus conclusiones suelen
publicarse como «trabajos científicos» en revistas especializa- das o tesis doctorales. Por
decirlo de alguna manera, esta es la materia prima para el producto cultural, que nos ofrece
el conocimiento preciso y riguroso. La segunda interpretación se acerca más a 1a
traducción. Con ella comienza el proceso de comunicar el significado del patrimonio, de
traducir a un lenguaje ameno y comprensible lo que quizá solo conozcan los especialistas y
los expertos acerca de determinados aspectos del patrimonio natural, histórico o cultural. Al
visitante no se le cuentan tesis doctorales, sino que, a partir del conocimiento científico, se
le ofrece un mensaje atractivo, breve, claro y directo. Y, según Morales, hay una tercera
interpretación, la que se produce finalmente en la mente del público, su entendimiento, su
propia producción de pensamientos y significados durante y después de su paso por una
actividad o un servicio interpretativo. Así, la misión de la interpretación del patrimonio es
generar un significado en la mente del visitante (Morales, 2001; Ham, 2005), transmitir
significados conectando los valores inherentes del bien patrimonial con las experiencias y
los intereses de los visitantes. Por eso, como señala Tilden (1997), no se trata tanto de
ofrecer datos y explicar con todo detalle acontecimientos históricos, sino de darle un
sentido a lo que está contemplando el visitante. Se trata de conectar emocionalmente con él.

BIBLIOGRAFIA

Martos Molina, M. (2018). Herramientas para la gestión turística del patrimonio cultural:
manual para gestores culturales. Asturias, Ediciones Trea. Recuperado de
https://elibro.net/es/ereader/biblioutb/118126?page=154.

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