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Patología

Capítulo 1: Historia de la patología

Carlos Ortiz­Hidalgo

Introducción: la anatomía patológica en los albores de la historia


“Pathology is far more important for us than physiology or pharmacology, and the background of medicine than general science. Our pathologists
are all moving on. Pathology is the fundamental branch of medicine.”

Simon Flexner (1863­1946)La historia de la patología en la Antigüedad, la Edad Media, el Renacimiento y una parte de la Modernidad no es un
campo particular, sino que ha sido un terreno de la historia de la medicina general.1 La patología, como se conoce actualmente, es una especialidad
relativamente nueva, que estudia las causas, mecanismos, patogenia y consecuencias de la enfermedad.2,3

Quizá las primeras descripciones de las alteraciones corporales secundarias a enfermedades se remontan a los registros egipcios, como el papiro
Edwin Smith (siglo XVII a. C.) y el papiro Ebers (1550 a. C.), donde se documentan problemas óseos, aterosclerosis, cálculos biliares, úlceras diversas,
tumores y parásitos.3 Sin embargo, estas alteraciones fueron relacionadas más con procesos mágicos que con los cambios anatómicos secundarios al
proceso de la enfermedad. No fue sino hasta los tres últimos siglos antes de Cristo que, bajo las ideas de Hipócrates de Cos (460­370 a. C.),
comenzaron a aparecer las contribuciones en los cambios anatómicos en diversos padecimientos.1 Las primeras disecciones anatómicas en humanos,
con algunas observaciones patológicas, se le atribuyen a Herófilo de Calcedonia (335­280 a. C.) y Erasístrato de Ceos (300­250 a. C.), de la escuela de
Alejandría.3 Fue ahí donde se creó la biblioteca que en su época fue la más grande del mundo; y a pesar de que ésta fue quemada posiblemente por
Julio César en el año 48 a. C. (se quemaron cerca de 400 000 libros), algunas copias de sus manuscritos llegaron hasta Roma. El enciclopedista romano
de mayor influencia fue Auro Cornelio Celso (25­50), que incursionó también en la medicina (sin ser médico). El único texto que se conserva de Celso
son los ocho libros titulados De medicina, donde se encuentran descritos los clásicos signos de inflamación; “Notae vero inflammationis sunt quatuor,
rubor et tumor cum calore et dolore (rubor, tumor, calor y dolor)”. De Medicina fue la primera obra médica antigua en ser impresa en 1478.
Posteriormente, Galeno de Pérgamo (130­200) se convirtió en el líder médico del siglo. Se cuenta que su padre, Aeulius Nicon, lo impulsó hacia los
estudios médicos, tras soñar una noche con Asclepio, dios de la medicina, que le vaticinó el gran destino de su hijo. Después de estudiar medicina en
Pérgamo, Galeno fue a Alejandría y entró en contacto con los estudios de Herófilo y Erasístrato. Fue un autor prolífico con más de 400 textos escritos,
de los que han llegado hasta esta época alrededor de 150; su principal obra es Methodo medendi (sobre el arte de la curación), texto básico de
médicos durante varios siglos. Galeno describió infinidad de estructuras anatómicas y conceptos fisiológicos, como el que los músculos son
controlados por la médula espinal, la diferencia entre arterias y venas, así demostró que por las arterias circula sangre y no aire (como pensaban
Herófilo y Erasístrato). También identificó 7 de los 12 pares de nervios craneanos, demostró que el cerebro es el órgano encargado de controlar la voz
y expuso las funciones del riñón y de la vejiga. Sin embargo, debido a la prohibición de disección de cadáveres humanos en su época, Galeno hizo sus
disecciones en animales, por lo que tuvo diversos errores al suponer que la anatomía entre animales y el ser humano era igual.4

La palabra cáncer (del griego Kárkrinos, “cangrejo”; pues la forma de algunos tumores al crecer semeja un cangrejo) utilizada para los tumores
malignos, fue propuesta por Hipócrates y Galeno, y sugirió el nombre de “sarcoma” para los tumores “carnosos” (del griego sarcos, “carne”). Algunas
observaciones que hizo sobre patología están descritas en su libro Tumores anormales y Las causas de la enfermedad. Sin embargo, y a pesar de
todas las contribuciones anteriores, tuvieron que pasar un poco más de 200 años antes de que las doctrinas de Galeno fueran abandonadas y
comenzaran los médicos a correlacionar objetivamente los síntomas con las causas anatómicas de la enfermedad, que es lo que la anatomía
patológica estudia.4

Para principios del siglo VII, las escuelas árabes fueron el centro de la enseñanza médica;1,3 sin embargo, las contribuciones médicas de la escuela
árabe fueron más hacia la farmacología que a la patología. Una de las grandes figuras del periodo de la medicina árabe fue Abū ‘Alī al­Husayn ibn ‘Abd
Allāh ibn Sīnā, más tarde conocido por los cristianos como Avicena (980­1037). Médico y filósofo, Avicena escribió cerca de 400 libros sobre temas
diversos de medicina y filosofía. Quizá su libro más importante es el Canon Medicinae (Kitab Al­qanun fi al­tibb), que escribió a los 32 años de edad, y
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está compuesto
Capítulo por de
1: Historia 14 volúmenes,
la patología,contiene la colección de los conocimientos médicos y farmacéuticos de su época y que estudiaron durante
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las universidades europeas. Un siglo más tarde, Avenzoar ( Ibn Zuhr ) (1007­1162), quien nació
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introductor de los métodos de disección para practicar necropsias. Avenzoar realizó numerosas contribuciones a la medicina, como la descripción del
ácaro causante de la escabiasis, las características anatómicas de la meningitis, la pericarditis, la esofagitis y de diversos tumores como los cánceres de
patológica estudia.4
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Para principios del siglo VII, las escuelas árabes fueron el centro de la enseñanza médica;1,3 sin embargo, las contribuciones
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árabe fueron más hacia la farmacología que a la patología. Una de las grandes figuras del periodo de la medicina árabe fue Abū ‘Alī al­Husayn ibn ‘Abd
Allāh ibn Sīnā, más tarde conocido por los cristianos como Avicena (980­1037). Médico y filósofo, Avicena escribió cerca de 400 libros sobre temas
diversos de medicina y filosofía. Quizá su libro más importante es el Canon Medicinae (Kitab Al­qanun fi al­tibb), que escribió a los 32 años de edad, y
está compuesto por 14 volúmenes, contiene la colección de los conocimientos médicos y farmacéuticos de su época y que estudiaron durante siglos
las universidades europeas. Un siglo más tarde, Avenzoar (Ibn Zuhr) (1007­1162), quien nació en Peñaflor, cerca de Sevilla, es considerado el
introductor de los métodos de disección para practicar necropsias. Avenzoar realizó numerosas contribuciones a la medicina, como la descripción del
ácaro causante de la escabiasis, las características anatómicas de la meningitis, la pericarditis, la esofagitis y de diversos tumores como los cánceres de
esófago y del estómago.5

Es incuestionable que para poder juzgar la naturaleza y el significado de las diferencias anatómicas encontradas durante la disección de cadáveres, los
médicos tuvieron primero que conocer la anatomía normal del cuerpo humano. Por ejemplo, en los estatutos de la Universidad de Florencia del año
1388 se puede leer: “[…] nadie puede ser un buen doctor y estar adecuadamente entrenado, a menos que esté familiarizado con la anatomía del
cuerpo humano […]”.6 Así, fue con el estudio anatómico que inició el abordaje científico de las enfermedades. Un libro trascendental en la anatomía y
en la medicina general fue el publicado en 1543 (mismo año en que apareció la teoría heliocéntrica de Copérnico) titulado “De Humani Corporis
Fabrica”.7 Esta innovadora obra que revolucionó la medicina, apareció cuando Vesalio tenía 29 años de edad y le fue dedicada a Carlos V, consta de
663 páginas y más de 300 ilustraciones.

Andreis van Wessel, o Vesalius (en su forma latinizada), nació en Brucelas el 3 de diciembre de 1514, y es considerado el padre de la anatomía
moderna. Demostró los diversos errores en que Galeno había caído, como que el esternón estaba compuesto por siete huesos, el hígado tenía dos
lóbulos y que los vasos sanguíneos comenzaban en el hígado y no en el corazón. A pesar de que los estudios de Vesalio fueron casi enteramente
anatómicos, describió también algunas alteraciones patológicas como casos de aneurismas y tumores. En 1561, cuando Vesalio trabajaba en España
como médico de la corte de Felipe II, fue juzgado por un tribunal de la Inquisición y condenado a muerte porque durante la disección de un cadáver, el
hombre resultó estar vivo. Entonces Felipe II logró que le fuera perdonado el castigo a cambio de realizar una peregrinación a Jerusalén, pero durante
el viaje de regreso, su barco naufragó cerca de la isla de Zante (Zakynthos), en el mar Jónico, a donde le arrastraron las aguas y murió el 15 de octubre
de 1564 a los 50 años de edad.7

Inicio de la anatomía patológica

Con los estudios post mortem iniciaron los registros de cambios anatómicos.1 Las primeras autopsias registradas fueron realizadas hacia 1286
durante la epidemia de peste bubónica (peste negra) que azotó Europa y Medio Oriente. Cuando la peste bubónica volvió a atacar Europa, el papa
Clemente VI (1291­1352) autorizó que los cuerpos de los muertos fueran abiertos y estudiados para investigar la causa de la enfermedad. Existen
registros de que durante esa misma época se efectuaron autopsias, algunas con carácter religioso, como la de Santa Clara de la Cruz (Chiara de
Montefalco) en 1308, donde al abrir el corazón encontraron la imagen de Cristo crucificado, tres clavos, la corona de espinas y un látigo; y otras con
fines legales para indagar casos de sospecha de envenenamiento.6,8 Es curioso que en ocasiones la práctica de disección de cadáveres era con efectos
punitivos, a criminales condenados a muerte, para así “prolongar su sufrimiento”, por lo que los anatomistas de esa época fungieron como arma
coercitiva del Estado.6

Durante el Renacimiento los médicos comenzaron a hacer autopsias para tratar de entender la razón de los síntomas y signos que sus pacientes
habían manifestado en vida.6 La medicina y la educación médica entonces tuvieron una transformación positiva, y esta apertura académica pronto se
extendió por toda Europa. Constan informes de que en 1490 Bernardo Torni (1452­1497), profesor de medicina en Pisa, realizó un estudio post
mortem al hijo de un juez florentino y escribió: “[…] Es triste perder su progenie, especialmente de una enfermedad no claramente conocida por los
médicos; sin embargo, creo que haber examinado sus órganos en la autopsia será de gran beneficio para sus otros hijos. Por tanto, ahora le describiré
lo más brevemente posible nuestros hallazgos y conclusiones, y no vacilaré en sugerir algunas medidas beneficiosas para ellos […]”, y procedió a
documentar los hallazgos, que fue la obstrucción de venas que llegan al hígado y las implicaciones para el paciente y su familia, que lo acompañó de
documentación bibliográfica.6,9

Antonio di Pagolo Benivieni (1443­1502) dejó constancia de un estudio post mortem que le fue solicitado para “exponer la ignorancia de los doctores
en la naturaleza de la enfermedad”.6

Benivieni, conocido como el padre de la anatomía patológica, estudió medicina en Florencia, Pisa y Siena, y ejerció en el Hospital Santa María Novella
de Florencia, sitio de donde obtenía Leonardo Da Vinci cadáveres para sus dibujos anatómicos (figura 1­1).1 Fue gran médico clínico, brillante
cirujano, obstetra y todo un gran signori de Florencia, respetado tanto en círculos científicos como sociales. Murió el 2 de octubre de 1502 a los 59
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años de edad y fue enterrado en la Iglesia de la Santísima Annunziata en Florencia. Benivieni escribió varios libros, pero sólo uno de ellos, el publicado
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por su hermano Girolamo en colaboración con el médico Giovanni Roseti cinco años después
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posteridad.1,10 En este libro póstumo titulado De Abditis Nonnullis ac Mirandis Morborum et Sanationum Causis, (sobre algunas de las causas ocultas
de las enfermedades y su curación) publicado en 1507, Benivieni incorpora 111 casos, dentro de los que hay 20 de autopsia que identifican cambios
Antonio di Pagolo Benivieni (1443­1502) dejó constancia de un estudio post mortem que le fue solicitado para “exponer la ignorancia de los doctores
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en la naturaleza de la enfermedad”.6
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Benivieni, conocido como el padre de la anatomía patológica, estudió medicina en Florencia, Pisa y Siena, y ejerció en el Hospital Santa María Novella
de Florencia, sitio de donde obtenía Leonardo Da Vinci cadáveres para sus dibujos anatómicos (figura 1­1).1 Fue gran médico clínico, brillante
cirujano, obstetra y todo un gran signori de Florencia, respetado tanto en círculos científicos como sociales. Murió el 2 de octubre de 1502 a los 59
años de edad y fue enterrado en la Iglesia de la Santísima Annunziata en Florencia. Benivieni escribió varios libros, pero sólo uno de ellos, el publicado
por su hermano Girolamo en colaboración con el médico Giovanni Roseti cinco años después de su muerte, es el que ha sobrevivido a la
posteridad.1,10 En este libro póstumo titulado De Abditis Nonnullis ac Mirandis Morborum et Sanationum Causis, (sobre algunas de las causas ocultas
de las enfermedades y su curación) publicado en 1507, Benivieni incorpora 111 casos, dentro de los que hay 20 de autopsia que identifican cambios
anatómicos con correlación clínica, y claramente muestra cómo en esa época era común solicitar permiso para realizar la autopsia cuando el
diagnóstico en vida no hubiera sido precisado.11 En el primer capítulo Benivieni presenta la descripción “de morbo quem vulgo Gallicum vocant”
(sífilis) y, considerando que este libro fue terminado antes de su muerte en 1502, fue él quien describió las características de la sífilis justo en el
momento que aparecía en Europa, lo que lo convierte en uno de los pioneros en puntualizar las particularidades de esta enfermedad.

Figura 1­1.

Antonio di Pagolo Benivieni (1443­1502). Hoja frontal de su libro “De Abditis Nonnullis ac Mirandis Morborum et Sanationum Causis” publicado en
1507.

En la observación número XXI “Naturalis Erosa & Calusa”, relata una úlcera extensa en la vagina con adhesión de los labios mayores en una mujer que
padecía Morbus Gallicus, y describe a un feto con sífilis (fetos morbo gallico affectus) y es ésta una de las primeras observaciones sobre la transmisión
de la sífilis de madre a hijo. Por otro lado, narra en su observación XXXVI: Stomachum obcallisse, lo que parece ser un carcinoma gástrico; “[…]
Antonius Brunus, un pariente mío […] vomitaba la comida sin digerir y fue tratado con todos los medicamentos que pudieran curar problemas del
estómago, pero éstos no le sirvieron y su cuerpo estaba consumido por la falta de alimento… gradualmente fue arrastrado hacia la muerte. El
estómago lo encontré crecido semejando un callo, en la parte superior, y nada podía pasar”. Esto parece ser muy probablemente la descripción de un
carcinoma gástrico con obstrucción pilórica. Hace descripciones de pericarditis fibrinosas (Cor pilis refertum) y de parásitos como tenias y áscaris. Sin
embargo, y a pesar de todas estas grandes contribuciones, Benivieni, influenciado por las creencias de su época, junto a las brillantes
representaciones anatómicas vertidas en las páginas de De Abditis, hay representaciones de exorcismos y demonios.10,11 En años subsecuentes
llegaron aportaciones a la anatomía patológica por uno de los más grandes médicos del Renacimiento, el francés Jean François Fernel (1497­1558),
contemporáneo del cirujano Ambroise Pare (figura 1­2).1,12 Fernel primero se dedicó al estudio de las matemáticas y la astronomía (un cráter lunar
lleva su nombre “Fernelius”), pero desde 1534 y hasta su muerte en 1558, se entregó al estudio de la medicina; Vesalio fue uno de sus alumnos
distinguidos.

Figura 1­2.

Jean François Fernel (1497­1558). Hoja frontal de su libro publicado en 1554 titulado “Universa Medicina”.

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distinguidos.
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Figura 1­2.
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Jean François Fernel (1497­1558). Hoja frontal de su libro publicado en 1554 titulado “Universa Medicina”.

Por la gran habilidad que adquirió como médico, era visitado por pacientes de toda Europa e igualmente médicos acudían a él para pedirle instrucción
en su formación académica. Fernel hablaba y escribía latín con fluidez y poseía una gran cultura. Se decía que “juzgaba como Aristóteles y hablaba
como Cicerón”.12 Trabajaba desde las 4:00 h hasta las 23:00 h y apenas tenía tiempo para comer; el estudio era su distracción. Fue un verdadero
reformador, con gran interés en los cambios anatómicos de la enfermedad y una luz en las artes curativas. En 1554 publicó su obra llamada Universa
Medicina, que se encuentra integrada por tres partes; Physiologia, Pathologia y Therapeutice. La sección patológica consta de siete libros, y dividió a
las enfermedades en generales y especiales e identificó signos y síntomas importantes tanto para el diagnóstico como para tratar de explicar el
proceso mismo de la enfermedad. Es aquí, por ejemplo, donde se encuentra la primera descripción de la apendicitis, entre muchas otras aportaciones
originales. De acuerdo con el profesor de patología Esmond R. Long, es a Fernel al que se le debería llamar padre de la patología, pues “[…] mientras
Benivieni fue un pionero valiente caminando en la oscuridad, Fernel fue un patólogo hecho y derecho”.1

Posterior a Fernel, en los inicios del siglo XVII, diversos médicos continuaron con el estudio de los cambios anatómicos, aportando correlaciones
primordiales entre el cuadro clínico y los hallazgos anatómicos, y además de relatar sus experiencias, recolectaron información de lo que había sido
publicado por otros médicos. Uno de los trabajos más importantes producidos durante este periodo fue Sepulchretum sive Anatomica Practica, que
apareció en 1769, escrito por el médico genovés Theophilus Bonet (1620­1689), profesor de la Universidad de Bolonia.1 Bonet recolectó en este libro
de tres volúmenes 2 806 casos de autopsias, algunas realizadas por él y otras que habían sido estudiadas por Glisson, Willis, Vesalio, Riolan, Wepfer,
entre muchos otros, haciendo comentarios y anotando referencias. Sin embargo, Bonet, partidario de la teoría humoral, no reconoció
adecuadamente la importancia de la correlación anatomo­clínica.10

En el siglo XVIII, en toda Europa hubo médicos que demostraron la importancia de correlacionar los síntomas con los hallazgos durante la autopsia. Por
ejemplo, Herman Boerhaave (1668­1738), profesor de la universidad de Leyden, estableció que los estudios post mortem fueran obligatorios para
correlacionar los cambios anatómicos con los síntomas que el paciente hubiera tenido en vida. Boerhaave documentó un estudio post mortem en
1724, que es el primer caso de rotura esofágica secundaria a vómito excesivo (llamado hoy síndrome de Boerhaave), presentando la correlación
clínico­patológica.13 En Bélgica, Jan B van Helmont (1579­1644) realizó la autopsia de un paciente con hidropesía para investigar si había afección
hepática; en Francia Raymond Vieussens (1635­1715) indicó que la cianosis se debe a estancamiento de la circulación pulmonar, y la muerte
secundaria a oclusión de arterias coronarias fue originalmente descrita por Thomas Bartholin (1616­1680). Más tarde, Marcello Malpighi (1628­1694),
al igual que muchos de sus alumnos, contribuyeron a demostrar que la anatomía era el asiento de todas las enfermedades, pero fue Giovanni Battista
Morgagni (1682­1771), alumno de Valsalva y Albertini, quien realizó autopsias utilizando un sistema de visión mucho más racional y minucioso,
demostrando la existencia definitiva de la correlación entre los síntomas clínicos y los cambios anatómicos encontrados en la autopsia.14

Muy joven, Morgagni fundó una sociedad denominada Academia inquietorum, donde sus miembros no estaban satisfechos con sus conocimientos, y
lo que deseaban era conseguir el conocimiento por medio de la observación y experimentación directas. Morgagni era reconocido en toda Europa
como un anatomista brillante por sus libros Adversaria anatomica y Epistolae anatomicae, donde publicó innumerables descripciones y
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descubrimientos
Capítulo anatómicos,
1: Historia por lo cual
de la patología, Carlos proclamado “Anatomicorum totius Europae Princeps” (el Príncipe de Anatomía de toda Europa)
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posteriormente “Su Majestad Anatómica”. Terms
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Además de descripciones anatómicas importantes, diseñó la mesa de autopsias (mesa de Morgagni) y
diversos instrumentos para la disección anatómica que todavía se utilizan. Después de seis décadas de trabajo en la universidad y en el hospital,
publicó en 1761, a los 79 años de edad, el libro Sitios y causas de enfermedad investigados por anatomía, en donde se describen las historias clínicas
Morgagni (1682­1771), alumno de Valsalva y Albertini, quien realizó autopsias utilizando un sistema de visión mucho más racional y minucioso,
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demostrando la existencia definitiva de la correlación entre los síntomas clínicos y los cambios anatómicos encontrados en la autopsia.14
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Muy joven, Morgagni fundó una sociedad denominada Academia inquietorum, donde sus miembros no estaban satisfechos con sus conocimientos, y
lo que deseaban era conseguir el conocimiento por medio de la observación y experimentación directas. Morgagni era reconocido en toda Europa
como un anatomista brillante por sus libros Adversaria anatomica y Epistolae anatomicae, donde publicó innumerables descripciones y
descubrimientos anatómicos, por lo cual fue proclamado “Anatomicorum totius Europae Princeps” (el Príncipe de Anatomía de toda Europa) y
posteriormente “Su Majestad Anatómica”.1,14 Además de descripciones anatómicas importantes, diseñó la mesa de autopsias (mesa de Morgagni) y
diversos instrumentos para la disección anatómica que todavía se utilizan. Después de seis décadas de trabajo en la universidad y en el hospital,
publicó en 1761, a los 79 años de edad, el libro Sitios y causas de enfermedad investigados por anatomía, en donde se describen las historias clínicas
(que incluyen edad, sexo, estado civil, ocupación y factores hereditarios) y hallazgos de autopsia de más de 600 casos (figura 1­3).1,10,14 En esta obra,
considerada el inicio de la patología moderna, describió diversas enfermedades pulmonares y del aparato digestivo, así como aneurismas y diversos
tumores. Indicó que la tuberculosis era una enfermedad contagiosa e incluso propuso medidas de desinfección e higiene. Sobre el cáncer, señaló que
la única forma de tratamiento exitoso era extirpando la región afectada. Morgagni fue uno de los hombres más admirados y respetados de su tiempo.
Tal fue su fama y respeto que durante la invasión de Bolonia por parte del ejército austriaco, hubo una orden ex profesa de que no le hicieran daño.
Fue miembro de la Academia de Ciencias de París, de la Royal Society of England, de la Academia Imperial de San Petersburgo y de la Academia de
Berlín. Mantuvo correspondencia con los científicos más importantes de la época como Ruysch, Boerhaave, Meade, Haller y Meckel. Con frecuencia era
llamado para consultas por el rey Emanuel III de Cerdeña, y los cinco papas de la segunda mitad de su vida le consultaron sobre temas educativos y
médicos. Benedicto IV le nombró “comendador” y Clemente XIII le alojaba en el palacio papal durante sus visitas a Roma.14 La influencia de Morgagni
fue extensa en toda Europa.15

Figura 1­3.

“Su Majestad Anatómica” Giovanni Battista Morgagni (1682­1771). Hoja frontal de su libro De Sedibus et Causis Morborum per Anatomen Indagatis,
publicado en 1761.

En Inglaterra, los hermanos John y William Hunter, hicieron magníficas aportaciones tanto a la anatomía como a la patología.16 John Hunter (1728­
1793) había nacido en Escocia y trabajó en Londres cuando no había escuelas de medicina en la capital británica, por lo que su escuela anatómica
situada en la zona de Covent Gardens fue de gran impacto en la educación médica. Fue autor de numerosos manuscritos donde hace evidente los
estudios anatomopatológicos e incluso el uso del microscopio. Fue un coleccionista de rarezas; se describe que existieron 13 682 piezas alojadas en su
casa de Londres, como el esqueleto del gigante Charles Bryne, diversas piezas anatómicas de humanos y animales, y hasta una vértebra de ballena.
Algunas de estas piezas pueden verse en el Museo Hunteriano en el Royal College of Surgeons en Londres.16 John Hunter murió a los 55 años
posiblemente por complicaciones de sífilis, que él mismo se había inoculado años antes para investigar si la gonorrea y la sífilis eran distintas, y fue
enterrado en la Abadía de Westminster, en Londres.

Su trabajo anatómico fue continuado por su sobrino (hijo de su hermana Dorothea) Matthew Baillie (1761­1823), quien es acreditado como el primer
patólogo en Inglaterra (figura 1­4). Baillie publicó en el mismo año de la muerte de su tío John, el primer texto de patología titulado Morbid Anatomy of
Some of the Most Important Parts of the Human Body, que tuvo influencia mundial con 11 ediciones impresas en Inglaterra, tres en Estados Unidos, y
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fue traducido
Capítulo al alemán,
1: Historia de lafrancés, italiano
patología, y ruso.
Carlos 16 En el prefacio Baillie escribe: “The natural structure of the different parts of the human body
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of perfection; but our knowledge of the changes of structure
produced by disease, which may be called the Morbid Anatomy, is still very imperfect”. Presenta este libro un orden lógico de los cambios mórbidos
estructurales que pueden presentarse en los órganos torácicos y abdominales, el sistema urogenital y en el cerebro. Aquí se encuentra la primera
posiblemente por complicaciones de sífilis, que él mismo se había inoculado años antes para investigar si la gonorrea y la sífilis eran distintas, y fue
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enterrado en la Abadía de Westminster, en Londres.
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Su trabajo anatómico fue continuado por su sobrino (hijo de su hermana Dorothea) Matthew Baillie (1761­1823), quien es acreditado como el primer
patólogo en Inglaterra (figura 1­4). Baillie publicó en el mismo año de la muerte de su tío John, el primer texto de patología titulado Morbid Anatomy of
Some of the Most Important Parts of the Human Body, que tuvo influencia mundial con 11 ediciones impresas en Inglaterra, tres en Estados Unidos, y
fue traducido al alemán, francés, italiano y ruso.16 En el prefacio Baillie escribe: “The natural structure of the different parts of the human body has
been very minutely examined, so that anatomy may be said to have arrived at a high pitch of perfection; but our knowledge of the changes of structure
produced by disease, which may be called the Morbid Anatomy, is still very imperfect”. Presenta este libro un orden lógico de los cambios mórbidos
estructurales que pueden presentarse en los órganos torácicos y abdominales, el sistema urogenital y en el cerebro. Aquí se encuentra la primera
descripción clínica de la úlcera gástrica, del situs inversus, del enfisema pulmonar y una de las descripciones más claras de los cambios anatómicos
pulmonares causados por la tuberculosis. En la discusión de cirrosis indica: “[…] One of the most common diseases in the liver (and perhaps the most
common, except the adhesions which we have lately described) is the formation of tubercles in its substance. This disease is hardly ever met with in a
very young person, but frequently takes place in persons of middle or advanced age: it is likewise more common in men than women. This would seem
to depend upon the habit of drinking being more common in the one sex than in the other; for this disease is most frequently found in hard drinkers;
although we cannot see any necessary connection between that mode of life and this particular disease in the liver”. Baillie murió de tuberculosis a los
62 años de edad, y se encuentra enterrado en Duntisbourne, Gloucestershire, Inglaterra.10

Figura 1­4.

Matthew Baillie (1761­1823), primer patólogo en Inglaterra. Hoja frontal de su libro Morbid Anatomy of Some of the Most Important Parts of the Human
Body publicado en 1793.

Morgagni murió en 1771, justo el mismo año que nació Marie François Xavier Bichat (1771­1802). Bichat estudió en Montpellier y Lyon, y a los 26 años
de edad comenzó a dar clases de anatomía, años después (antes de cumplir los 30) fue médico del Hôtel­Dieu (Hospital fundado en el año 650), en
París, donde se dedicó a los estudios anatómicos y publicó una de sus principales obras: “Anatomie Générale, Appliquée à la Physiologie et à la
Médecine”, trabajo que fue completado y ampliado en forma póstuma por su alumno Pierre Augustin Béclard (1787­1825).1,17 Bichat ha pasado a la
historia de la medicina por ser el gran renovador de la anatomía patológica y fundador de la histología moderna. A través de la autopsia (¡realizó más
de 600 en un año!) y la experimentación fisiológica, identificó, sin el uso del microscopio, 21 tejidos y propuso que éstos eran las unidades anatómicas
fundamentales para la explicación de las propiedades fisiológicas y las alteraciones patológicas del organismo.18 El término tissu (tejido) lo presentó
en su libro llamado Traite des Membranas, publicado en 1800, a los 29 años de edad. La importancia de la autopsia Bichat la relata diciendo: “Uno
puede tomar notas durante 25 años por la mañana y por la tarde, al lado de la cama del paciente sobre la enfermedad del pulmón, del corazón y del
estómago, y el resultado será una larga lista de síntomas confusos que lo llevará a una conclusión incoherente. Pero si realiza alguna autopsia,
inmediatamente la oscuridad se alejará”.

Bichat y muchos de sus contemporáneos en Francia como René T. H. Laënnec (1781­1826), Jean­Nicolas Curvisat (1755­1802), Pierre Bretonneau
(1778­1826), Gaspard Bayle (1774­1835) y Jean Cruveilhier (1791­1874); (alumno de Dupuytren y autor del gran libro L’ Anatomie Pathologique du
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Corpus Humain), fueron médicos que cuidaban al paciente, le practicaban cirugía si era necesario y en caso de muerte, realizaban la autopsia para
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poder entender
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Policy • Notice información al respecto, Dupuytren fundó en 1803 la primera
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sociedad científica de patología, la Société Anatomique de París, que sobrevivió por tres años y fue reconstituida por Cruveilhier en 1826.
puede tomar notas durante 25 años por la mañana y por la tarde, al lado de la cama del paciente sobre la enfermedad del pulmón, del corazón y del
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estómago, y el resultado será una larga lista de síntomas confusos que lo llevará a una conclusión incoherente. Pero si realiza alguna autopsia,
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inmediatamente la oscuridad se alejará”.

Bichat y muchos de sus contemporáneos en Francia como René T. H. Laënnec (1781­1826), Jean­Nicolas Curvisat (1755­1802), Pierre Bretonneau
(1778­1826), Gaspard Bayle (1774­1835) y Jean Cruveilhier (1791­1874); (alumno de Dupuytren y autor del gran libro L’ Anatomie Pathologique du
Corpus Humain), fueron médicos que cuidaban al paciente, le practicaban cirugía si era necesario y en caso de muerte, realizaban la autopsia para
poder entender el proceso de enfermedad.2 Debido a la necesidad de intercambiar información al respecto, Dupuytren fundó en 1803 la primera
sociedad científica de patología, la Société Anatomique de París, que sobrevivió por tres años y fue reconstituida por Cruveilhier en 1826.

Un evento curioso marcó la muerte de Bichat (figura 1­5).18 El 22 de julio de 1802, Bichat murió a la edad de 31 años como consecuencia de una herida
accidental en la sala de disección que le produjo tuberculosis. Al día siguiente de su muerte, su alumno Philibert Joseph Roux (1780­1854) realizó la
autopsia de Bichat y posteriormente fue enterrado en el cementerio de Santa Catalina. En ocasión del Primer Congreso Médico Nacional de Francia
realizado en París, 43 años después, se decidió trasladar el cuerpo de Bichat al cementerio Pére Lachaise. La exhumación se llevó a cabo el 16 de
noviembre de 1845, y se encontró el esqueleto de Bichat, ¡pero sin la cabeza! En ese momento el profesor Roux dijo que él tenía la cabeza de su
querido maestro en un frasco en alcohol en su oficina, y fue por ella y personalmente la colocó en el esqueleto. El féretro, ahora con el esqueleto
completo, fue trasladado al Pére Lachaise en una ceremonia donde asistieron cerca de 4 000 personas.18

Figura 1­5.

Marie François Xavier Bichat (1771­1802). Tumba de Bichat en el panteón Pére Lachaise, París. Cortesía del Dr. César Lara Torres.

Jean Lobstein (1777­1835) y Gabriel Andral (1797­1876) fueron dos de los muchos que continuaron el trabajo de Bichat en Francia, y fue con Andral
con quien Hodgkin, procedente de Londres, llegó a trabajar en 1821.19 Thomas Hodgkin (1798­1866) después de su primer año de medicina en
Edimburgo, viajó a París para estudiar con Laënnec (en el hospital Necker), quien ponía particular énfasis en comparar los hallazgos de autopsia con
los datos clínicos obtenidos en la vida del paciente. En París, Hodgkin también pasó un tiempo bajo la tutela de Andral en el hospital de la Charité, y de
León Louis Rostan (1790­1866) en la Salpêtrière, ambos le inspiraron en los estudios de anatomía patológica. A su regreso a Inglaterra Hodgkin
ingresó sin sueldo al hospital Guy en Londres, y organizó el área de anatomía mórbida, coleccionando especímenes anatómicos de casos de autopsia
y piezas quirúrgicas. Hodgkin les daba clases a los estudiantes de medicina (las primeras sobre anatomía patológica en Inglaterra) y las publicó en dos
tomos titulados Lectures on the Morbid Anatomy of Serous and Mucous Membranes”; el tomo I fue publicado en 1836, y el tomo II (1840) dos años
después de su renuncia del hospital Guy. La fama de Hodgkin se debe a la publicación en 1833 del artículo titulado On Some Morbid Appearances of
the Absorbent Glands and the Spleen, donde relata siete casos de los que hoy se conoce como linfoma de Hodgkin.19 Irónicamente, sólo dos casos son
ejemplos de linfoma de Hodgkin clásico, los otros resultaron ser tuberculosis, sífilis y linfomas no Hodgkin. A pesar de haber utilizado el microscopio,
Hodgkin no lo hizo para estudiar sus siete casos, tal vez porque para esa época el microscopio no se utilizaba como herramienta diagnóstica; fue
precisamente el microscopio quien enfrentó, como lo indica Pérez­Tamayo, al joven Virchow y al viejo Rokitansky.20

Rokitansky y Virchow fueron los iniciadores de la “nueva anatomía patológica” (figura 1­6).14 Carl von Rokitansky (1804­1878) nació en Koniggrätz,
Bohemia (hoy Hradec Králové en la República Checa). Como estudiante de medicina, primero en Praga (alumno de Purkinje) y luego en Viena, se
interesó en los textos de Lobstein, Meckel y Andral, por lo que decidió dedicarse a la anatomía patológica.1,21 Al terminar la carrera aceptó el puesto,
sin remuneración,
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anatomía
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encargado de este servicio. En 1844 fue nombrado profesor ordinario, en 1849 fue elegido director de la facultad de Medicina de Viena, y enPage
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electo rector magnificus, y 10 años después el emperador lo nombró asesor médico (medizinalreferent) de cultura e instrucción. En 1874 fue
designado “freiherr” (barón).
precisamente el microscopio quien enfrentó, como lo indica Pérez­Tamayo, al joven Virchow y al viejo Rokitansky.20
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Rokitansky y Virchow fueron los iniciadores de la “nueva anatomía patológica” (figura 1­6).14 Carl von
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Rokitansky (1804­1878) nació en Koniggrätz,
Bohemia (hoy Hradec Králové en la República Checa). Como estudiante de medicina, primero en Praga (alumno de Purkinje) y luego en Viena, se
interesó en los textos de Lobstein, Meckel y Andral, por lo que decidió dedicarse a la anatomía patológica.1,21 Al terminar la carrera aceptó el puesto,
sin remuneración, de prosector de anatomía mórbida en el Hospital General de Viena, y a la muerte de Johann Wagner (1800­1833), lo sucedió como
encargado de este servicio. En 1844 fue nombrado profesor ordinario, en 1849 fue elegido director de la facultad de Medicina de Viena, y en 1852 fue
electo rector magnificus, y 10 años después el emperador lo nombró asesor médico (medizinalreferent) de cultura e instrucción. En 1874 fue
designado “freiherr” (barón).

Figura 1­6.

Rudolf Ludwig Karl Virchow (1821­1902) (izquierda), y Carl von Rokitansky (1804­1878) (derecha).

Rokitansky decía que la sala de autopsia y no la cama del paciente, es el templo de la verdad. Existen 30 000 protocolos de autopsias realizados por
Rokitansky que representan un promedio de dos al día, siete días a la semana, durante ¡45 años!1,21 El primer protocolo tiene fecha de 23 de octubre
de 1827, y el número 30 000 está con fecha 1866, cuando tenía 62 años de edad,21 Rokitansky desarrolló la técnica de autopsia que se conoce como
técnica de Rokitansky, todavía es uno de los métodos empleados basado en el examen in situ de las vísceras. En su libro de tres volúmenes titulado
Handbuch der pathologischen anatomie, publicado en 1846, describe magistralmente numerosas alteraciones anatómicas de diversos padecimientos
como la neumonía lobar e intersticial, divertículos traqueales, rotura espontánea de la aorta, diversas malformaciones congénitas del corazón,
tumores de la vesícula biliar, dilataciones diverticulares de la mucosa vesical (senos de Rokitansky­Aschoff), dilatación aguda del esófago, ausencia de
vagina con amenorrea primaria (síndrome de Mayer­Rokitansky), estenosis pulmonar (estenosis de Rokitansky) y la presencia de un tubérculo (nódulo
de Rokitansky) dentro de un teratoma ovárico que se proyecta hacia la luz del quiste, el cual corresponde a tejido adiposo, pelo, dientes o hueso, entre
muchas otras contribuciones a la anatomía patológica.

La influencia de Rokitansky fue tal que el Institut für Pathologische del Allgemeines Krankenhaus (hospital general de Viena), fundado por él mismo, se
convirtió en centro de la medicina austriaca y dejó numerosos alumnos como Skoda, Chiari, Hebra, Semmelweis y Kundrat, este último su sucesor en
el laboratorio de patología.1,21

Algunas de las teorías de enfermedad propuestas por Rokitansky fueron muy criticadas por Virchow.1,22 Rudolf Ludwig Karl Virchow (1821­1902) no
fue alumno directo de Rokitansky, sino uno de sus más severos críticos.22 Para Rokitansky la causa de la enfermedad la atribuía a cambios en las
propiedades químicas de las proteínas de la sangre (fibrina y albúmina), resultante de la formación local de “blastema”, que a su vez se transformaba
en las lesiones que veía en la mesa de autopsia, y para Virchow, a pesar de la admiración por muchos de los trabajos de Rokitansky, esta teoría
humoral era un “anacronismo monstruoso”.22 Parte de la grandeza de Rokitansky está en la aceptación de la crítica y en el hecho de que algunos de
los conceptos censurados por Virchow fueron modificados en la nueva edición de su libro publicado en 1855. La imponente imagen de Virchow ha
causado hasta cierto punto sombra a la figura de Rokitansky; sin embargo, deben de considerarse a ambos como los pilares de la patología
moderna.1,21,22

Virchow fue alumno del gran Johaness Peter Müller (1801­1858) y colega de von Helmholtz, von Kölliker, Ludwig, Schwann y Henle.22 Virchow nació en
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octubre de 1821, y estudió medicina en el Instituto Friederich Wilheim, posteriormente fue a la Universidad de
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Berlín.
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tarde lo nombraron profesor de anatomía patológica en la Universidad de Würzburg, y años después regresó a Berlín. Sus famosas conferencias de
patología se recopilaron en el libro Die Cellularpathologie in ihrer Begründung auf physiologische und pathologische Gewebelehre (Patología celular
humoral era un “anacronismo monstruoso”.22 Parte de la grandeza de Rokitansky está en la aceptación de la crítica y en el hecho de que algunos de
los conceptos censurados por Virchow fueron modificados en la nueva edición de su libro publicadoUCN UNIVERSIDAD
en 1855. La imponente CENTRAL DEVirchow
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causado hasta cierto punto sombra a la figura de Rokitansky; sin embargo, deben de considerarse aAccess
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como los pilares de la patología
moderna.1,21,22

Virchow fue alumno del gran Johaness Peter Müller (1801­1858) y colega de von Helmholtz, von Kölliker, Ludwig, Schwann y Henle.22 Virchow nació en
Schivelbein, Pomerania, Prusia, el 13 de octubre de 1821, y estudió medicina en el Instituto Friederich Wilheim, posteriormente fue a la Universidad de
Berlín. El joven Virchow trabajó en el hospital de la Charité en Berlín, pero fue suspendido el 31 de marzo de 1849 debido a sus ideas liberales.20 Más
tarde lo nombraron profesor de anatomía patológica en la Universidad de Würzburg, y años después regresó a Berlín. Sus famosas conferencias de
patología se recopilaron en el libro Die Cellularpathologie in ihrer Begründung auf physiologische und pathologische Gewebelehre (Patología celular
en su razonamiento sobre la histología fisiológica y la patología); publicado en 1858, es uno de los libros más importantes en la medicina.22 Es en este
libro donde Virchow materializa la importancia de los cambios anatómicos macroscópicos de la enfermedad, así como de las alteraciones
microscópicas, y con esto abrió la puerta a la patología moderna, es decir, al abordaje científico para comprender la naturaleza de la enfermedad a
través del análisis de las estructuras anatómicas alteradas. Virchow fue el fundador de la patología celular, colocando a la célula como centro de la
enfermedad, desplazando así a la vieja teoría humoral de la enfermedad que provenía de la antigua Grecia y había llegado sin mucha modificación
hasta mediados del siglo XIX. El uso del microscopio cambió el concepto de enfermedad. En su famoso aforismo Ominis cellula e cellula (cada célula es
derivada de otra célula existente) propone el concepto promulgado por sus compañeros Schleiden y Schwann en 1839, de que la célula es el
componente unitario de todos los sistemas vivientes, por tanto, la célula es el punto donde inicia la enfermedad. Robert Remak (1815­1865), quien
había llegado a la misma conclusión que Virchow seis años antes, indicó que las células de los animales se originan de la división de células
preexistentes, en su trabajo Über die Entstehung der Blutkörperchen (Sobre el origen de las células de la sangre) publicado en 1841.23 Remak,
compañero de Virchow y también alumno de Müller, extendió esta idea a la patología, y en especial a la génesis de los tumores malignos (teoría
apoyada después por Müller).14,23 ¿Por qué entonces el crédito se le ha otorgado sólo a Virchow? Remak era judío ortodoxo, proveniente de Posen
(hoy Polonia) y había llegado a trabajar a Berlín, pero no recibió las mismas oportunidades que muchos otros de sus compañeros, quizá debido a su
origen y religión.23 Siendo Virchow una persona extremadamente informada, lo más probable es que al momento de la publicación del célebre
Cellularpathologie, conocía bien los estudios de Remak, pero no le dio crédito. Esto atrajo la crítica hacia Virchow.23 El mismo Remak envió una carta
de protesta a Virchow, lo que irremediablemente dañó la relación entre estos dos hombres. La relación de Remak y Virchow es muy parecida a la de
Purkinje y Schwann; Remak y Purkinje fueron los descubridores, pero sus voces fueron oídas y relegadas por Virchow y Schwann.23

En 1874, Virchow introdujo la técnica estandarizada para realizar autopsias, y además de sus importantes y originales contribuciones a la patología,
fue elegido por el Consejo de la ciudad de Berlín para trabajar en las áreas de salud pública en el tratamiento de aguas residuales, la arquitectura
hospitalaria, la mejora de las técnicas de inspección de la carne y la higiene escolar, también contribuyó al desarrollo de la antropología, fue uno de
los fundadores de la Sociedad Alemana de Antropología, y de la Sociedad de Berlín para la antropología, etnología y prehistoria, que presidió hasta su
muerte en 1902.20,22 Cuando murió Virchow (se cayó del tranvía y se fracturó la cabeza del fémur, lo que inició un lento deterioro físico), se dijo que
Alemania había perdido a “cuatro grandes hombres”: al mejor patólogo, al mejor epidemiólogo, al mejor antropólogo y al mejor político liberal.22

Debido a los estudios de Virchow, los “patólogos” del siglo XIX se percataron que la inspección macroscópica no era suficiente para poder
desenmascarar las causas de la enfermedad, e incorporaron uno de los nuevos e importantes descubrimientos tecnológicos de la época, el
microscopio, que si bien es cierto que existía desde siglos anteriores (alrededor de 1600, con Leeuwenhoek), fue en esa época donde comenzó la
aplicación dirigida a tratar de entender los mecanismos de la enfermedad, lo que marcó un momento crucial en la historia de la patología.2,24

Los microscopios de los siglos XVIII y XIX eran instrumentos donde el componente óptico era muy rudimentario. A mediados de 1800 Joseph Jackson
Lister (1786­1869) desarrolló las primeras lentes acromáticas que resolvían el problema de la aberración esférica, y fueron Carl Ziess (1816­1888) y
Ernst Abbe (1840­1905) quienes mejoraron tanto el sistema óptico como mecánico y desarrollaron las lentes apocromáticas, de inmersión de aceite e
incorporaron el condensador, fue así como la microscopia entró a una nueva era.24,25

Junto con el uso rutinario del microscopio se perfeccionaron nuevos procedimientos y aparatos en los laboratorios de histopatología que se
incorporaron a la rutina diaria, como técnicas de fijación e inclusión de tejidos y métodos de tinciones para resaltar los componentes celulares.26
Nació así el proceso de fijación de tejidos con el descubrimiento del formol (del latín formica, hormiga) en 1893 por Isaac Blum (1833­1903) y su hijo
Ferdinand Blum (1865­1959), y algunos otros fijadores como los descritos por Friedrich A. Zenker (1825­1889) y Walter Fleming (1843­1905). Joseph
von Gerlach (1820­1896) utilizó el carmín (que se obtiene de la cochinilla Dactylopius coccus) para teñir tejidos y la hematoxilina, obtenida del palo de
Campeche (Haematoxylon campechianum), fue empleada en 1865 como colorante de preparaciones citológicas por Böhmer y Waldeyer. La eosina
(que significa, rojo amanecer) sintetizada por el químico alemán Adolf von Baeyer en 1871, se utilizó por primera vez junto con la hematoxilina (como
doble tinción) por H. Busch en 1878. Algunos otros colorantes como las anilinas fueron agregados al arsenal histológico por Paul Ehrlich (1854­1915) y
el método de inclusión por parafina, descrito en 1869 por T.A. Edwin Klebs (1834­1913), favoreció la elaboración de cortes delgados para mejorar la
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interpretación microscópica.
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La escuela de anatomía patológica de Virchow dio brillantes patólogos que contribuyeron al desarrollo de esta disciplina. Entre los más importantes se
encuentran, Friedrich von Recklinghausen (1833­1910), T.A. Edwin Klebs, Julius Friedrich Cohnheim (1839­1884), Karl Weigert (1845­1904), Eduard von
Ferdinand Blum (1865­1959), y algunos otros fijadores como los descritos por Friedrich A. Zenker (1825­1889) y Walter Fleming (1843­1905). Joseph
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von Gerlach (1820­1896) utilizó el carmín (que se obtiene de la cochinilla Dactylopius coccus) para teñir UNIVERSIDAD CENTRAL
y la hematoxilina, DE NICARAGUA
obtenida del palo de
Campeche (Haematoxylon campechianum), fue empleada en 1865 como colorante de preparaciones citológicas
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(que significa, rojo amanecer) sintetizada por el químico alemán Adolf von Baeyer en 1871, se utilizó por primera vez junto con la hematoxilina (como
doble tinción) por H. Busch en 1878. Algunos otros colorantes como las anilinas fueron agregados al arsenal histológico por Paul Ehrlich (1854­1915) y
el método de inclusión por parafina, descrito en 1869 por T.A. Edwin Klebs (1834­1913), favoreció la elaboración de cortes delgados para mejorar la
interpretación microscópica.27

La escuela de anatomía patológica de Virchow dio brillantes patólogos que contribuyeron al desarrollo de esta disciplina. Entre los más importantes se
encuentran, Friedrich von Recklinghausen (1833­1910), T.A. Edwin Klebs, Julius Friedrich Cohnheim (1839­1884), Karl Weigert (1845­1904), Eduard von
Rindfleisch (1836­1908), Robert Rössle (1876­1956), los estadounidenses William H. Welch (1850­1934) y Francis Delafield (1841­1915) y el mexicano
Manuel Toussaint Vargas (1857­1927), quien llevó a México los conceptos celulares de la enfermedad, tradujo el manual de autopsia de Virchow y
fundó el primer departamento de patología en el hospital de San Andrés en la ciudad de México.28

Anatomía patológica en México


Los primeros estudios sobre anatomía patológica en México fueron los realizados en 1576 en el hospital Real de los Indios por los protomédicos
Francisco Hernández (1517­1587) y Alonso López de Hinojosa (1535­1597) para estudiar la epidemia de cocoliztli (viruela), que azotó a la nueva
España. En 1836, la Academia de Medicina de México publicó en su revista posiblemente el primer protocolo de autopsia informado sobre los
hallazgos de lesiones renales de la enfermedad de Bright. Sin embargo, éste y muchos otros más, fueron informes aislados y no existía en los
hospitales una sección dedicada a la anatomía patológica ni médicos anatomopatólogos en el concepto que hoy se maneja. El origen de una sección
dedicada específicamente a la anatomía patológica en México se debe al Dr. Rafael Lavista (1839­1900) en el hospital de San Andrés, que inspirado en
las escuelas europeas, presentó la iniciativa al ministro de justicia en febrero de 1895 para la creación de un museo anatomopatológico “[…] para dar
a la medicina nacional su carácter científico”.28 Comenzó a trabajar el museo en marzo de 1895, y fue inaugurado en 1896 por Porfirio Díaz. Se designó
al Dr. Lavista como director del museo y a Manuel Toussaint (1858­1927) como anatomopatólogo y bacteriólogo. Además se contrató a un médico
micrógrafo ayudante que fue Ismael Prieto, los Dres. Eduardo Armendáriz y José Mesa y Gutiérrez, como ayudantes de anatomía patológica y al Dr.
Juan Martínez del Campo, encargado de hacer historias clínicas. Comenzó entonces la circulación de una revista dedicada tanto al trabajo del
laboratorio como al médico, que fue el órgano informativo del museo, llamada Revista Quincenal de Anatomía Patológica y Clínicas Médico
Quirúrgicas. El museo anatomopatológico fue transformado a Instituto Patológico Nacional en 1905.29 El primer director del museo
anatomopatológico fue el Dr. Lavista, tras su muerte acaecida en 1900, ocupó el puesto don Manuel Carmona y Valle (1832­1902), quien dos años
después murió y fue nombrado director el Dr. Manuel Toussaint, cargo que ocupó hasta la clausura del Instituto Patológico Nacional en 1915.
Toussaint­Vargas, poblano de nacimiento, fue el primer patólogo mexicano en el sentido estricto.29 En 1884, fue comisionado por el gobierno
mexicano para estudiar en Europa la higiene militar, donde permaneció por cinco años. En Europa estudió anatomía patológica en Alemania con
Virchow y Weigert, y microbiología con Koch, Frenkel y Petri. Fue interno del hospital de la Charité en Berlín, y recibió el título de médico cirujano de la
Universidad de Berlín firmado por el entonces canciller Bismarck. A su regreso a México fungió como anatomopatólogo del museo del hospital de San
Andrés y profesor adjunto de histología normal. Fue Toussaint el primer catedrático de anatomía patológica de México y Porfirio Díaz le confirió el 22
de septiembre de 1910 el grado de “Dr. Ex Officio” (Honoris Causa) de la Universidad Nacional Autónoma de México (figura 1­7). Para infortunio de la
medicina mexicana, en 1915 sin mucha explicación y por orden ministerial, quedó suprimido el Instituto Patológico Nacional.29

Figura 1­7.

Dr. Manuel Toussaint Vargas (1858­1927). Microscopio que perteneció al Dr. Manuel Toussaint. (Cortesía de la Dra. Sonia Toussaint Caire. México DF.)
Pieza anatómica del museo anatomopatológico.

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La sección de bacteriología pasó a depender de la Secretaría de Gobernación, y las colecciones anatómicas e histológicas y muchos de los documentos
se perdieron. El Dr. Toussaint, regresó a sus actividades clínicas, pero se rehusó a desempeñar cargos públicos y se apartó de las sociedades
científicas. A consecuencia de un padecimiento de vesícula biliar murió en el Hospital Francés en la ciudad de México el 14 de noviembre de 1927 a los
Figura 1­7.
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Dr. Manuel Toussaint Vargas (1858­1927). Microscopio que perteneció al Dr. Manuel Toussaint. (Cortesía de la Dra. Sonia Toussaint Caire. México DF.)
Pieza anatómica del museo anatomopatológico.

La sección de bacteriología pasó a depender de la Secretaría de Gobernación, y las colecciones anatómicas e histológicas y muchos de los documentos
se perdieron. El Dr. Toussaint, regresó a sus actividades clínicas, pero se rehusó a desempeñar cargos públicos y se apartó de las sociedades
científicas. A consecuencia de un padecimiento de vesícula biliar murió en el Hospital Francés en la ciudad de México el 14 de noviembre de 1927 a los
69 años de edad. Existe en la ciudad de Puebla un museo estatal de patología llamado Dr. Manuel Toussaint Vargas.29 Entró entonces la patología
mexicana en un gran vacío que duró hasta la llegada a México el 15 de agosto de 1937 de Isaac Costero Tudanca (1903­1979), quien fundó la Escuela
Mexicana de Patología.30

Costero había trabajado en España con Pío del Río Hortega (1882­1945) (quien descubrió la microglia) y migró a México por los problemas de la guerra
civil española, tras desechar la invitación a Canadá por parte del neurocirujano Wilder G. Penfield (1891­1976). A su llegada a México fue profesor de
Patología de la Universidad Nacional Autónoma de México y trabajó brevemente en el Hospital General de México. En 1945 el Dr. Ignacio Chávez (1897­
1979) lo invitó a trabajar en el Instituto Nacional de Cardiología, donde permaneció por más de 30 años. Su monumental Tratado de anatomía
patológica”, en dos tomos, dedicado a sus maestros Pío del Río Hortega, José María y Augusto Muniesa Belenguer, apareció en 1946 y fue el primer
texto de anatomía patológica escrito en México (figura 1­8).

Figura 1­8.

Maestro Isaac Costero Tudanca (1903­1979). Hoja frontal de su libro Tratado de Anatomía Patológica publicado en 1946.

En las décadas de 1940­1949 y 1950­1959 regresaron a México los primeros patólogos que se habían adiestrado en EUA, como Luis Meza Chávez,
Edmundo Rojas Natera, Humberto García Alonso y Ruy Pérez Tamayo.32 Pérez Tamayo, oriundo de Tampico, Tamaulipas, trabajó al lado del maestro
Costero previo a su viaje a EUA con la beca Kellogg, a la Universidad de Washington en St. Louis Missouri, donde estuvo bajo la tutela de Lauren
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Ackerman (1905­1993), de quien aprendió la importancia de la interpretación de los cambios histológicos en el contexto de los problemasPage del médico y
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del cirujano. A su regreso a México, Pérez Tamayo, junto con Franz von Litchtenberg, crearon
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principios de 1953, de donde floreció la patología mexicana actual (figura 1­9).30,32
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En las décadas de 1940­1949 y 1950­1959 regresaron a México los primeros patólogos que se habían adiestrado en EUA, como Luis Meza Chávez,
Edmundo Rojas Natera, Humberto García Alonso y Ruy Pérez Tamayo.32 Pérez Tamayo, oriundo de Tampico, Tamaulipas, trabajó al lado del maestro
Costero previo a su viaje a EUA con la beca Kellogg, a la Universidad de Washington en St. Louis Missouri, donde estuvo bajo la tutela de Lauren
Ackerman (1905­1993), de quien aprendió la importancia de la interpretación de los cambios histológicos en el contexto de los problemas del médico y
del cirujano. A su regreso a México, Pérez Tamayo, junto con Franz von Litchtenberg, crearon la Unidad de Patología en el Hospital General de México a
principios de 1953, de donde floreció la patología mexicana actual (figura 1­9).30,32

Figura 1­9.

Profesores Ruy Pérez Tamayo (izquierda) y Juan Rosai (derecha). Fotografías cortesía del Dr. Miguel Reyes Múgica, Pennsylvania, EUA.

Anatomía patológica en el siglo XX


En el siglo XX, la patología creció exponencialmente. Entre los patólogos más importantes del siglo XX figuraron Félix Marchand (1864­1928), Otto
Lubarsch (1860­1933), Eduard Kaufmann (1860­1931), Rupert A. Willis (1989­1980), Kart Landsteiner (1863­1943) y Karl Albert Ludwig Aschoff (1866­
1942). Aschoff, quien fue alumno de Koch, Kölliker y von Recklinghausen, es considerado como el continuador de la obra de Virchow. Aschoff fue
profesor de la Universidad de Marburg y posteriormente de Freiburg, y realizó diversas contribuciones a la medicina, como el estudió del sistema
intracardiaco de conducción, y junto con su ayudante japonés Sunao Tawara (1873­1952), describieron el nodo auriculoventricular (nodo de Aschoff­
Tawara).33 Además, identificó la actividad fagocítica de un conjunto de células diseminadas por los tejidos del organismo que designó sistema
retículo­endotelial (sistema de Aschoff), y se conoce como nódulo de Aschoff a la colección de macrófagos encontrados en el miocardio y
articulaciones en la fiebre reumática. Fue un autor muy prolífico; escribió varios libros y más de 400 artículos (figura 1­10). Su Tratado de anatomía
patológica se publicó por vez primera en 1909, y alcanzó muchas ediciones, fue traducido a varios idiomas.1,33 Es aquí donde vierte la clara idea de que
ningún concepto clínico, así como una propuesta diagnóstica o terapéutica, es posible sin que se aclaren las fases histológicas de los cuadros
patológicos. Aschoff fue uno de los fundadores de la Sociedad de Patología Alemana, y es considerado “el último de los grandes anatomopatólogos
alemanes”. Aschoff murió en Friburgo el 24 de junio de 1942.33

Figura 1­10.

Ludwig Aschoff (1866­1942). Hoja frontal de su libro y un esquema realizado por Aschoff de un carcinoma con invasión vascular.

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alemanes”. Aschoff murió en Friburgo el 24 de junio de 1942.33
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Figura 1­10.
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Ludwig Aschoff (1866­1942). Hoja frontal de su libro y un esquema realizado por Aschoff de un carcinoma con invasión vascular.

Desde el inicio del siglo XX, las aportaciones de la anatomía patológica para entender las causas y mecanismos de enfermedad han sido muy diversas.
Varias disciplinas se han fusionado y enriquecido a la patología, como lo ha sido la biología, la bioquímica y la inmunología. La patología del siglo XX se
trasladó de Europa a EUA,2 en especial en la época de la migración de intelectuales debido a los problemas generados por la Segunda Guerra Mundial.
La mayoría de los patólogos vinieron de Austria y Alemania, como Karl Landsteiner, Hans Popper, Paul Klemperer, Henry Rappaport o Franz Enzinger;
algunos fueron procedentes de España, como Pío del Río Hortega (que migró a Argentina), Isaac Costero Tudanca (fundador de la patología en
México), Lorenzo Galindo (migró a Costa Rica), y otros procedentes de Inglaterra, como W. Boyd, de Lituania, Harry Zimmerman, o de Italia como
Raphaël Lattes, o de Francia como Pierre Masson (quien se instaló en Canadá).

La primera comunidad médica de EUA, floreció en Filadelfia en 1792, y fue en la Universidad de Filadelfia cuando en 1829 William Edmonds Horner
(1793­1853) publicó el primer libro dedicado a la anatomía patológica titulado Treatise on Pathological Anatomy. Diez años después el famoso
anatomista y cirujano Samuel D. Gross (1805­1884), publicó el libro Elements of Pathological Anatomy que fue texto de patología en diversas
universidades de EUA por más de 40 años.34 El primer libro dedicado al estudio de autopsias en ese país, Hand Book of Post Mortem Examination,
apareció en 1872 escrito por el patólogo neoyorquino Francis Delafield (1841­1914) quien, después de haberse graduado de la Universidad de Yale,
viajó a Alemania a estudiar al lado de Virchow, a su regreso al Bellevue Hospital en Nueva York incorporó los métodos de autopsia y de análisis
microscópico que había aprendido en Europa. Fue Delafield el primer presidente de la Association of Physicians and Pathologists de EUA.34

En 1870, en Baltimore, el filántropo Johns Hopkins donó 3.5 millones de dólares para crear un hospital científicamente progresista, y convencieron a
los responsables del fideicomiso de hacer de la patología la piedra angular del Hospital Johns Hopkins.34 Uno de los alumnos de Delafield, William H.
Welch (quien descubrió el bacilo Clostridium welchii) fue designado jefe del departamento de patología, por sugerencia de Julius Cohnheim, con
quien había trabajado en Alemania (figura 1­11). Welch reclutó a William Osler y éste, a su vez, llamó a Howard A. Kelly (1858­1943; diseñador de las
pinzas de Kelly) para organizar el servicio de ginecología. William S. Halsted (1852­1922; desarrolló la mastectomía radical “tipo Halsted” e introdujo
los guantes de hule para la cirugía) fue invitado a trabajar al equipo de Johns Hopkins quien, a su vez, reclutó a Joseph Colt Bloodwood (1867­1935).
Con el apoyo de este magnífico equipo de trabajo, Welch, Halsted y Bloodwood establecieron el laboratorio de patología quirúrgica que revolucionó la
enseñanza y la práctica de la anatomía patológica en todo el mundo. Es importante hacer notar que fue por esta época, y en EUA, cuando surgió la
patología quirúrgica, momento en que los patólogos y cirujanos pudieron participar en el diagnóstico y anticipar los cambios post mortem, sólo con
examinar una pequeña muestra de tejido (biopsia). Así, la patología, de ser una ciencia de explicación retrospectiva, pasó a ser una disciplina
prospectiva, práctica y accesible.2,35 La lista de los que cultivaron esta nueva disciplina diagnóstica es muy larga, pero incluye por supuesto a Welch,
Delafield, James Ewing (1866­1943), Arthur Purdy Stout (1885­1967), Lauren Ackerman (1905­1993) y más recientemente Franz Enzinger, Benjamin
Castleman, Edith Potter, y hoy quien lleva el liderazgo mundial de la patología quirúrgica es sin duda el profesor Juan Rosai.

Figura 1­11.

William Henry Welch (1850­1934). Hospital General Johns Hopkins, Baltimore. EUA.

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Castleman, Edith Potter, y hoy quien lleva el liderazgo mundial de la patología quirúrgica es sin duda el profesor Juan Rosai.
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Figura 1­11.
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William Henry Welch (1850­1934). Hospital General Johns Hopkins, Baltimore. EUA.

Juan Rosai (1940­) nació en Poppi, Italia y recibió su educación básica en Buenos Aires, Argentina, es considerado uno de los más grandes exponentes
de la anatomía patológica actual, y fue galardonado con el premio Fred Waldorf­Stewart en 2006 (figura 1­9). Su libro Ackermans’s Surgical Pathology
cuya primera edición fue escrita en 1953 por Lauren Ackerman (1905­1993), ha sido la biblia del patólogo quirúrgico de los últimos años. Este libro
detalla no sólo los datos morfológicos de diversas enfermedades, sino también describe mecanismos de enfermedad y las implicaciones clínicas de
los hallazgos histopatológicos. Junto con Rosai, han figurado numerosos patólogos que han aportado tanto la descripción original de nuevas
entidades como diversas causas y conceptos sobre la patogenia en distintos padecimientos.2

También en el siglo XX se desarrollaron nuevas técnicas que han venido a complementar los estudios morfológicos. Hoy día, con el mejor microscopio
fotónico dos líneas que se encuentren separadas menos de 0.275 μ, son vistas como una sola línea, porque la naturaleza física de la luz no da para
más.26 Utilizando diferente “iluminación”, una con longitud de onda más corta (haces de electrones), se pudo rebasar esta resolución (hasta 10
Ångströms/1 nm) y el microscopio electrónico apareció en escena. Éste fue desarrollado por Max Knoll (1897­1968) y su alumno Ernst Ruska (1906­
1988) de la Universidad Técnica de Berlín. Ruska obtuvo el premio Nobel en física en 1986 (premio compartido), cuando ya estaba retirado, y Knoll ya
había muerto; no se otorgan premios Nobel póstumos (figura 1­12). La resolución alcanzada por el microscopio ha permitido el estudio de la
estructura fina celular, que resultó ser la puerta de entrada de la biología celular del decenio de 1950­1959. Así por ejemplo, con el microscopio
electrónico se ha podido reconocer la estructura detallada del aparato de Golgi, de las vesículas lisosomales, los cristales de Reinke de las células de
Leydig, la organización de los melanosomas y los cuerpos de Birbeck de las células de Langerhans, entre muchas otras estructuras normales y
patológicas.

Figura 1­12.

Primer microscopio electrónico creado por Ruska en 1933. Ernst Ruska (1906­1988), de la Universidad Técnica de Berlín, obtuvo el premio Nobel en
Física en 1986.

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En la década de 1970­1979 se desarrolló la inmunohistoquímica (IHQ), que ha tenido una influencia determinante en la histopatología. La IHQ inició
con los estudios de inmunofluorescencia realizados por Albert H. Coons (1912­1978; inmunólogo de la Harvard Medical School), después siguió con el
Figura 1­12.
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Primer microscopio electrónico creado por Ruska en 1933. Ernst Ruska (1906­1988), de la Universidad Técnica de Berlín, obtuvo el premio Nobel en
Física en 1986.

En la década de 1970­1979 se desarrolló la inmunohistoquímica (IHQ), que ha tenido una influencia determinante en la histopatología. La IHQ inició
con los estudios de inmunofluorescencia realizados por Albert H. Coons (1912­1978; inmunólogo de la Harvard Medical School), después siguió con el
descubrimiento de los anticuerpos monoclonales realizados por Cesar Milstein (1927­2002), Georges Kölher (1946­1995) y Niels Kai Jerne (1911­1994)
(por lo que les otorgaron el premio Nobel en Medicina en 1984).36 Esta técnica, de gran valor para la inmunología y biología celular e histología, ha
beneficiado al diagnóstico histopatológico mediante el uso de anticuerpos dirigidos a diversos determinantes celulares.36 Además, por la expresión
de diversos anticuerpos (CD117, Her2/neu, EGFR, ALK, etc.) ha proporcionado tanto valor pronóstico como la predicción al tratamiento en diversos
tumores. La IHQ ha sido una verdadera revolución para el patólogo diagnóstico; hasta hoy, ninguna técnica, incluyendo la biología molecular ha
tenido el impacto que la IHQ ha adquirido.37,38

Aunque la reacción en cadena de las polimerasas (PCR), es un proceso bioquímico descubierto por Kary B. Mullis (1944­), por medio de la
amplificación de secuencias de DNA, ha revolucionado la investigación biológica y médica, brindando ayuda para complementar el diagnóstico
histopatológico. Por este descubrimiento, Mullis recibió el premio Nobel de Química de 1993 (compartido con el canadiense Michel Smith). La PCR es
en la actualidad útil y en ocasiones indispensable para el diagnóstico de diversos patógenos, varios tumores como leucemias y linfomas, y algunas
enfermedades hereditarias.

Epílogo
La patología tuvo sus inicios en los cambios anatómicos observados secundarios a la enfermedad, esto es, en la anatomía mórbida, y es ahí donde aún
encuentra muchas de sus bases fundamentales. Para aquellos que creen que ésta es una asignatura en extinción, superada por los diversos métodos
diagnósticos modernos, al pasar por la sala de autopsias se darán cuenta del universo de información que generan los estudios post mortem o el
examen tanto macroscópico como microscópico de las piezas anatómicas quirúrgicas.39 En muchas de las salas de autopsia y laboratorios de
patología de hospitales del mundo, podemos encontrar algo que dice “hic locus est ubi mors gaudet sucurrere vitae” (“éste es el lugar donde la
muerte enaltece a la vida”). En efecto, es el estudio de los cambios anatómicos de la enfermedad lo que ha permitido por un lado identificar
mecanismos de diversos padecimientos y por otro ha ayudado a prevenir un sinfín de enfermedades. La anatomía patológica sirve mejor que muchos
otros métodos para identificar enfermedades, que es el trabajo diario del patólogo tanto en la sala de autopsias como detrás de sus microscopios en
el laboratorio de patología quirúrgica, y ahora con los métodos de patología molecular.

El rápido avance de la patología en tiempos actuales ha sido por la incorporación de métodos de la química, física y biología molecular. Muchos
descubrimientos importantes en la medicina realizados por patólogos han sido merecedores del premio Nobel (cuadro 1­1), y por estos avances que
existen, las predicciones de que pronto algunos exámenes de laboratorio podrán sustituir el diagnóstico histológico y la anatomía patológica
desaparecerán.38 Los patólogos han aprendido a reconocer los cambios morfológicos que son resultado de alteraciones genéticas, y con esto tanto el
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análisis macroscópico
Capítulo 1: Historia decomo el estudio
la patología, microscópico
Carlos siguen siendo esenciales para el diagnóstico de diversas alteraciones; la anatomía patológica
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40

Cuadro 1­1.
el laboratorio de patología quirúrgica, y ahora con los métodos de patología molecular.
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El rápido avance de la patología en tiempos actuales ha sido por la incorporación de métodos de la Access
química, física
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descubrimientos importantes en la medicina realizados por patólogos han sido merecedores del premio Nobel (cuadro 1­1), y por estos avances que
existen, las predicciones de que pronto algunos exámenes de laboratorio podrán sustituir el diagnóstico histológico y la anatomía patológica
desaparecerán.38 Los patólogos han aprendido a reconocer los cambios morfológicos que son resultado de alteraciones genéticas, y con esto tanto el
análisis macroscópico como el estudio microscópico siguen siendo esenciales para el diagnóstico de diversas alteraciones; la anatomía patológica es
todavía un pilar que soporta de manera importante el gran progreso de la medicina moderna.40

Cuadro 1­1.

Patólogos galardonados con el premio Nobel en Medicina.

Nombre Nacionalidad Fecha del premio Razón del premio


Nobel

Johannes A.G. Fibiger (1867­1928) Danés 1926 Descubrimiento del parásito como causa de cáncer gástrico
1

Karl Landsteiner (1868­1943) Austriaco/estadounidense 1930 Descubrimiento de los grupos sanguíneos

George H. Whipple (1878­1976) Estadounidense 1934 Trabajos sobre anemia perniciosa 2

Gerhard Johannes Paul Domag Alemán 1939 Descubrimiento de las sulfonamidas


(1895­1964)

Francis Peyton Rous (1870­1970) Estadounidense 1966 Descubrimiento de tumores inducidos por virus 3

Renato Dulbecco (1914­) Italiano/estadounidense 1975 Interacción de virus y material genético celular 4

Baruj Benacerraf (1920­) Venezolano/estadounidense 1980 Estructuras de superficie celular que regulan reacciones
inmunológicas 5

John Robin Warren (1937­) Australiano 2005 Descripción del Helicobacter pylori en biopsia gástrica 6

1 El parásito se llamó Spiroptera neoplastica, tiempo después de su muerte.

2 Premio compartido con George R. Minot y William P. Murphy.

3 Premio compartido con Charles B. Huggins.

4 Premio compartido con David Baltimore y Howard M. Temin.

5 Premio compartido con Jean Dausset y George D. Snell.

6 Premio compartido con Barry Marshall.

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