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Economía e inestabilidad según Vicens

Referencia:

Vicens Vives, Jaime, «La economía del capitalismo inicial» y «La inestabilidad social a fines del
siglo XV», en Vicens, Historia General Moderna, siglos XV-XVIII, Barcelona,
VicensBolsillo, pp. 7-10. 12-22.

Recomendaciones personales:

La Referencia Histórica (Productor). (2023). ¿Cuáles fueron los cambios económicos del siglo
XVI? [YouTube]. [Disponible en] https://youtu.be/kzm0R84xLNs [Consultado el 02-03-
24]

La Referencia Histórica (Productor). (2024). Economía e inestabilidad según Vicens [YouTube].


[Disponible en] https://youtu.be/iNO2Tgm67-w [Consultado el 02-03-24]

Primer apartado del primer capítulo Aparición del capitalismo iniciado «desde el siglo XIII»
cuando Europa estuvo segura de sus límites Orientales y reconquistó el Mediterráneo,
conservando rasgos típicamente medievales que fueron «la economía de ciudad y de
corporación» hasta mediados del siglo XV (P. 7) que tuvo actividades con «deseo de lucro, el
espíritu de empresa y la racionalización de la producción, el comercio y el negocio». (P. 8) fruto
de principios «de empresa, conquista y lucro, propio de la espiritualidad renacentista» junto al
«de conservación y ordenamiento, característico de la burguesía de la Baja Edad Media».
Colaborando así en el mercado la población con los medios de producción y quiénes lo
trabajaban.

Uno de los factores de la transformación económica medieval fue el descubrimiento y


explotación a mediados del siglo XV «de filones argentíferos en la Europa central,
especialmente en Alemania, Tirol, Bohemia y Hungría» aumentando «la riqueza pública» y la
circulación monetaria que estuvo restringida «a consecuencia de la exportación de metales
finos a Oriente por el comercio de Levante» y los productos de lujo adquirieron «una magnitud
desconocida hasta aquel momento». (P. 9) porque en grandes centros urbanos surgió «un
género de vida en que lo superficial adquiere categoría de necesario» y las monarquías
tuvieron que «mantener un ejército permanente y satisfacer los sueldos de una burocracia
cada vez más frondosa». (P. 10)

Segundo apartado Las formas capitalistas. Se reunió en la empresa elementos como


«continuidad, sentido del provecho, racionalización de los asuntos mercantiles» así como el
«espíritu creciente de iniciativa». (P. 12)

Hacendísticamente hablando la empresa derivó de la «razón social, como unidad


jurídica» creada «de un capital social o patrimonio de los socios» (P. 12) y la «contabilidad en
la conducción de las empresas».
Ahora bien, razón social y contabilidad con reconocimiento externo logró «su aceptación en el
mundo de los negocios» cuando alcanzó «el pleno crédito por sí misma, sin relación alguna con
las personalidades que la» dirigieron. (P. 13)

Tercer apartado: Modificaciones en el régimen industrial como el establecimiento de


telares en las aldeas por las «rígidas reglamentaciones gremiales» que implicaban cosas como
la satisfacción de «necesidades bélicas de las monarquías nacionales» o aquellas industrias
relacionadas con los aportes renacentistas «como la imprenta y la producción de papel en gran
escala». (P. 14) De hecho con el «trabajo de la máquina» los aprendices pronto lograron
«manejar una prensa o encuadernar libros» a diferencia de los antiguos oficiales.

Para el último apartado Capitalismo inicial y economía nacional voy a decir que los
descubrimientos geográficos de finales del siglo XV dieron al capitalismo inicial «decisivos
alientos que aceleraron la evolución de sus distintas modalidades». (P. 15) Mirá que si
hablamos de evoluciones tanto por la línea económica como por la política se partió «del
fraccionamiento corporativista de la Baja Edad Media».

Así llegamos al segundo capítulo La inestabilidad social a fines del siglo XV que mando
directito a la ruina al mundo feudal por la aparición de la burguesía urbana «y el agricultor
libre» con sus respectivas «clases sociales inestables». (P. 16) Estableciéndose o
difundiéndose lentamente el capitalismo inicial por parte de adeptos a teorías revolucionarias
«en el orden político y religioso».

Primer apartado La sociedad rural con economía «conservadora en su técnica, cerrada


en sus concepciones» hasta el siglo XVIII pero el capitalismo se encargó de salpicarla con la
monetización de rentas del campo (aunque el ingreso fue inferior al rendido por «el comercio
marítimo o continental»), haciéndose una concentración de propiedades que quedaron en
manos de familias poderosas, dejando a los señores agrarios de segunda categoría con «sus
recursos y reducidas al mínimo sus antiguas posibilidades económicas». Claramente estos
poderosísimos propietarios fueron «un factor decisivo en la evolución política interna de los
estados». Adivinen, la baja nobleza creció y a la vez empobreció. (P. 17)

Pero bien dicen que mala yerba nunca muere, ellos insistieron con «la ampliación
inmoderada de sus derechos sobre los campesinos» e intervenir decisivamente «en los
asuntos públicos, a regularizar y componer su precaria situación». Entonces ellos y los grandes
propietarios coincidieron en «mantener y aumentar las rentas del campo» desde el «perjuicio
notorio de los agricultores» cómo lo fue en Europa central y oriental donde se decretó «la total
servidumbre de los agricultores» o lugares donde estuvieron sin bienes comunales tales como
Polonia, Rusia y Alemania. (P. 18) La reacción del campesinado fue precursora de «la oleada
subversiva de los primeros años de la Reforma» (P. 19)

Entonces la disposición de los bienes trajo «despoblación y ruina de muchas aldeas»


con lógica repercusión en la clase religiosa que había salido «de la Edad Media inmensamente
rica [Mis ataques colmados de dinero], como consecuencia de las donaciones» (P. 20) por la
codicia de nobles, caballeros e incluso el clero «como defensores de la reforma protestante».
Segundo apartado Las clases sociales urbanas, específicamente la burguesía capitalista
de mediados del siglo XV que aumentó por su economía e «intervención en los consejos del
estado», quedándose en ellos el espíritu «cosmopolita y humanista propio del Renacimiento»
(P. 21), disminuyéndose la influencia de las clases bajas municipales con la llegada «de las
primeras empresas industriales» que originaron «la transformación de parte del artesanado en
asalariado manual» que provocaría aumento de gente en ciudades y de manifestaciones
urbanas tanto por algo político-religioso como por razones «marcadamente sociales» como la
huelga de los impresores de Lyon entre 1539-1541. (P. 22)

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