EL GRAN DESARROLLO DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS Y DEL
CAPITALISMO A PARTIR DEL SIGLO XV.
Hemos visto como el desarrollo comercial específicamente y, en general, el desarrollo económico tomaron gran dinamismo a partir de los siglos XV y XVI. Con la “revolución” comercial toman mayor fuerza las nuevas relaciones sociales de producción, que tratan de adaptarse al gran desarrollo de las nuevas fuerzas productivas. Un nuevo modo de producción, con sus propias relaciones de producción, se ha gestado y toma impulso y procura imponerse al feudalismo a lo largo del período moderno. Ahora bien, ¿qué acontecimientos o factores dan lugar al gran desarrollo de esas fuerzas productivas? Hagamos un resumen de lo acontecido en esa dirección:
a. La conquista del mar. Con el descubrimiento de América y los descubrimientos portugueses, se fortalece el comercio, cuyo eje se desplaza del Mediterráneo al Atlántico. b. La competencia por el mercado mundial entre portugueses y españoles primeramente, y luego entre ingleses, holandeses y franceses, da lugar al saqueo de las riquezas de América y a la explotación de la fuerza de trabajo de las colonias. c. La gran acumulación de capital, basada fundamentalmente en los metales preciosos saqueados en América, y en la absorción de tierras y las formas de producción artesanales en Europa, originan una masa de capital importantísima en los comienzos del capitalismo, llamada “acumulación originaria” o “primitiva del capital”, fundamental para que el capitalismo se desarrolle en las metrópolis. d. Los inventos y el progreso técnico alcanzado en la navegación, la utilización de la pólvora, la extracción de minerales, la imprenta, empujan la máquina económica. Durante el siglo XVI se produce en Europa una gran afluencia de metales preciosos y una alza de los precios sin precedentes. Con la inflación ganaron los que tenían el poder económico (nobles, burgueses y clérigos); perdieron los asalariados, puesto que sus salarios nominales subían lentamente y bajaban, apresuradamente sus salarios reales (Cardoso y Pérez, 1977: 37).
Pero el alza de los precios no se debió sencillamente a la abundancia de metales preciosos, cuyo valor – según la ley de la oferta y la demanda- declinó frente a las demás mercancías. Los precios subieron también porque los costos de producción de ls metales bajaron, gracias a que su extracción en América se dio en forma de saqueo puro y sencillo al principio y posteriormente a través de la explotación de una mano de obra servil y semiservil en las minas. En este sentido: “...vemos que la expansión europea reposaba en gran parte sobre la explotación de los esclavos y las comunidades indígenas de América. Ello se aplica no solo en cuanto a los metales, sino también al azúcar de Brasil y demás cultivos coloniales...” (Cardoso y Pérez, 1977: 43).
El auge del siglo XVI para Europa, costó muy caro a América, las epidemias introducidas por los europeos, los trabajos forzados, la mala alimentación, la quiebra brutal del orden social precolombino, causaron una catástrofe demográfica que, a la larga, se volverá uno de los factores de la crisis del siglo XVII. Socialmente en Europa el progreso del capital comercial y la inflación contribuyeron a disminuir la distancia entre nobles y burgueses, pero también a aumentar el abismo entre tales grupos y las masas populares, mayoría absoluta de la población.
En el siglo XVI con el gran comercio se desarrollan las empresas aún no especializadas, pues el mismo empresario practica el comercio, la industria (manufacturera), y la actividad bancaria; las primeras sociedades económicas eran familiares y patrimoniales, como por ejemplo la poderosa organización de los Fugger en Alemania. El crédito sufrió una fuerte expansión, en cuanto a préstamos e interés, obligaciones del Estado y arrendamientos de los impuestos civiles y eclesiásticos. El gran comercio exigía mecanismos de transferencia y compensación; se desarrollaron entonces los medios de pago, las letras de cambio, los pagarés. La industria capitalista (manufacturera) adquiere gran desarrollo y produce muchos asalariados, anteriormente artesanos. El impacto de este proceso sobre las áreas rurales es significativo, desde el punto de vista económico (el cercado de tierras activación del mercado ante las demandas de las ciudades que crecían) y social. Aumenta sensiblemente la población, aumenta la mano de obra y el consumo, pero las técnicas agrícolas son insuficientes, frecuentes las hambrunas y las epidemias; ocurren a veces catástrofes demográficas.
Pero la expansión económica del siglo XVI se encontró con sus propios límites. El desarrollo de las fuerzas productivas que tendían hacia las relaciones capitalistas de producción, se daba en una Europa predominantemente feudal. La ley de la correspondencia podría aplicarse para aquellos tiempos; no había correspondencia entre el desarrollo económico (relaciones capitalistas de producción) y relaciones (sociales) de producción. Las relaciones de producción feudales eran aún poderosas como para frenar el nuevo modo de producción. El freno significaba el comienzo de una grave depresión económica que marcaría, prácticamente, todo el siglo XVII.
El desarrollo de las relaciones de producción en la Europa del oeste condujo a las revoluciones burguesas, que darían lugar a la construcción del camino capitalista y burgués hasta el dominio del poder político por esa clase dominante. Esas revoluciones y otros movimientos de este carácter, fueron racionalizados por la ideología liberal, ubicada dentro del movimiento de Ilustración y que algunos dividen en dos corrientes: a. Liberalismo económico o librecambismo, el cual propone que el Estado no tiene por que intervenir en la cuestión económica, que deben privar las leyes del mercado, de la libre empresa capitalista (“la mano invisible de la economía”); b. el liberalismo político, base ideológica de la democracia liberal o democracia liberal burguesa, con su defensa de los derechos y libertades individuales, el constitucionalismo, las monarquías constitucionales, el régimen republicano, y los derechos políticos.