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La universidad y el golpe de Estado de 1955

En el año 1966 se produjo un golpe militar que canceló la vida democrática de la Argentina. En
ese marco, la dictadura intervino las universidades en la denominada “Noche de los Bastones
Largos”. La ocupación militar de la institución, repitió en muchos aspectos lo ocurrido en el país
en el año 1955.
En septiembre del año 1955, un golpe cívico militar desplazó al presidente Juan Domingo
Perón. La acción destituyente tenía un antecedente cercano en el bombardeo de Buenos Aires
que se produjo en el mes de junio del mismo año y cuyo saldo, se calcula, arrimó la cifra de
350 muertos y miles de heridos.
El gobierno militar violentó los marcos institucionales del país y derogó ilegalmente la
Constitución Nacional de 1949. La supresión de la Carta Magna, se efectuó por un decreto con
fuerza de ley en el contexto de inexistencia del parlamento, que había sido intervenido por los
órganos castrenses. La dictadura de 1955 cerró el parlamento y gobernó bajo la figura del
“decreto ley”, que les permitió a los golpistas desandar el marco institucional de la democracia.
De esa forma, se actuó sobre las universidades y se derogaron los avances normativos como
fue el caso de la ley universitaria 14.297/54. En su lugar, se buscó retrotraer los marcos
institucionales resultantes de la década democrática, para impulsar regulaciones del siglo XIX 1.
La proscripción de la actividad política de 1955, fue acompañada por una represión que incluyó
asesinatos, persecuciones, torturas y la promoción de una censura a la actividad cultural del
país al cerrar periódicos nacionales. Dicha matriz cultural y política autoritaria de los
interventores de 1955, debe tenerse en cuenta para analizar los sucesos de 1966 y la violencia
política de los años sesenta y setenta.
La censura cultural adquirió una dimensión inusitada con la sanción del decreto ley 4161/56,
“Prohibición de elementos de afirmación ideológica o de propaganda peronista”, que entre otras
cuestiones establecía:

“Art. 1º - Queda prohibida en todo el territorio de la Nación:


a)- La utilización, con fines de afirmación ideológica peronista, efectuada públicamente, o de
propaganda peronista, por cualquier persona, ya se trate de individuos aislados, grupos de
individuos, asociaciones, sindicatos, partidos políticos, sociedades, personas jurídicas públicas
o privadas, de las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y
obras artísticas, que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales,
pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismos del peronismo.
Se considerará especialmente violatoria de esta disposición, la utilización de la fotografía,
retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera
peronista, el nombre propio del presidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones
"peronismo", "peronista", "justicialismo", "justicialista", "tercera posición", la abreviatura "P. P.",
las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales denominadas
"Marcha de los muchachos peronistas" y "Evita capitana" o fragmentos de las mismas, la obra
"La razón de mi vida" o fragmentos de la misma, y los discursos del presidente depuesto y de
su esposa o fragmentos de los mismos;
b)- La utilización, por las personas y con los fines establecidos en inciso anterior, de las
imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrina, artículos y obras artísticas,
que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales, creados o por
crearse, que de alguna manera cupieran ser referidos a los individuos representativos,
organismos o ideología del peronismo;
c)- La reproducción por las personas y con los fines establecidos en el inc. a), mediante
cualquier procedimiento, de las imágenes, símbolos y demás objetos señalados en los dos
incisos anteriores.
Art. 2º - Las disposiciones del presente decreto-ley se declaran de orden público y en
consecuencia no podrá alegarse contra ellas la existencia de derechos adquiridos. Caducan las
marcas de industria, comercio y agricultura, y las denominaciones comerciales, principales o
anexas, que consisten en las imágenes, símbolos y demás objetos señalados”

1
Hasta la llegada del peronismo, las universidades se regulaban con la ley 1.597 del año 1985 y por las
Constituciones Provinciales. Además del texto de 1954 mencionado, en el período 1946 a 1955 se
sancionó la ley de Régimen Universitario 13.031/47, se dio carácter constitucional a la autonomía
universitaria en 1949 (Cap. III, Art. 37, IV, 4) y se dictó el decreto 29.337/49 que determinó la gratuidad
de la enseñanza universitaria.
La represión en la universidad del año 1955 intervino la institución y expulsó por la fuerza a los
docentes seleccionados legalmente durante la etapa del gobierno democrático 2. El golpe había
contado con el apoyo de la Federación Universitaria Argentina (FUA) que emitió un
comunicado sosteniendo que “los estudiantes argentinos han saludado la caída del régimen
opresor y falaz que intentó conculcar todo vestigio de democracia, sumiendo al país en un
caos”. La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), también acompañó públicamente
el golpe militar contra la democracia constitucional e implementó tomas de las instituciones
educativas.

Con el objetivo de expulsar a los docentes y funcionarios de la etapa democrática, el dictador


Eugenio Aramburu promovió el Decreto – ley Nº 6.403/56 que estableció que “No serán
admitidos al concurso quienes hayan realizados actos políticos y ostensibles de solidaridad con
la dictadura, que comprometan el concepto de independencia y dignidad de cátedra”. Al
referirse a la “solidaridad con la dictadura”, Aramburu estaba hablando de los civiles que
exigían el cumplimiento de los derechos adquiridos durante el gobierno democrático.

A partir de acá, la intervención de la universidad aplicó un sistema de censura y de


persecuciones, bajo un gobierno nacional que utilizó el terror como método político,
reivindicando los bombardeos de Buenos Aires y los fusilamientos de civiles.

2
No hay cifras exactas de los docentes expulsados ilegalmente de la universidad argentina en 1955 y 1956. Juan José
Hernández Arregui formó parte de los expulsados y menciona que fueron 4000. El historiador Federico Neibur
reconstruyó el mecanismo para implementar las impugnaciones de los docentes que cumplían funciones en el
gobierno democrático entre 1946 y 1955.

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