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Psicoterapia Psicoanalitica y Humanista Resumen
Psicoterapia Psicoanalitica y Humanista Resumen
Introducción
Psicoterapia psicoanalítica
Este tipo de psicoterapia trabaja sobre las reacciones transferenciales del paciente en
determinados momentos. La interpretación de las dichas reacciones transferenciales permite la
comprensión y disolución de estas, refuerza las capacidades adaptativas del Yo, permite mejoría
del sentido de la realidad, y en general un mejoramiento de la percepción del mundo circundante.
Las otras psicoterapias (Apoyo) pretenden reforzar la represión de los conflictos perturbadores,
prestar atención al Yo del paciente.
La diferencia álgida entre la psicoterapia de apoyo y la psicoanalítica, es que la psicoterapia de
apoyo refuerza las defensas contra el conflicto, mientras que la psicoterapia psicoanalítica analiza
las defensas como una forma de conseguir que las fuerzas psíquicas en conflicto pueden ser
puestas a disposición del Yo.
Terapeuta
Debe poseer conocimientos teóricos y prácticos del psicoanálisis para desarrollar una psicoterapia
de orientación psicodinámica.
El terapeuta debe pasar por un análisis personal.
El terapeuta que realizo un análisis personal y consiguió una formación completa puede utilizar la
transferencia en toda su profundidad y ser consciente de la contratransferencia.
Instintos: en el sistema de Freud, las representaciones mentales de los estímulos internos, como
el hambre, que llevan a una persona a emprender una acción.
Instintos de vida: la pulsión que asegura la supervivencia del individuo y la especie al satisfacer
las necesidades de comida, agua, aire y sexo.
Libido: para Freud, la forma de energía psíquica manifestada por los instintos de vida, que llevan a
una persona a conductas y pensamientos placenteros.
Catexis: una inversión de energía psíquica en un objeto o persona. Ejemplo: si usted le agrada a su
compañero de cuarto, Freud diría que catetizó en él su libido.
Instintos de muerte: la pulsión inconsciente hacia la decadencia, la destrucción y la agresión.
Pulsión agresiva: la compulsión a destruir, conquistar y matar.
Consciente: son todas aquellas sensaciones y experiencias de la que estamos al tanto en cualquier
momento. Ejemplo: conforme lee estas palabras, puede ser consciente del tacto de su pluma, de la
vista de la página, de la idea que trata de entender o de que un perro ladra a larga distancia.
Inconsciente: porción de la mente que no es accesible a la consciencia. Este es el foco de atención
en la teoría psicoanalítica. Sus vastas y oscuras profundidades son el hogar de los instintos,
aquellos deseos, anhelos que dirigen nuestra conducta. El inconsciente contiene la mayor fuerza
impulsora detrás de todas las conductas y es el receptáculo de fuerzas que no podemos ver o
controlar.
Preconsciente: es dónde se almacenan las memorias, percepciones y pensamientos de los que no
tenemos conciencia en el momento pero que podemos traer con facilidad a la conciencia. Ejemplo:
si su mente se aleja de esta página y empieza a pensar en un amigo o en lo que hizo a última noche,
estaría recuperando material de su preconsciente a su consciente. A menudo encontramos que
nuestra mente va y viene de las experiencias del momento a hechos y recuerdos preconscientes.
Ello: porción profunda e inaccesible de la personalidad que contiene los impulsos instintivos. El ello
carece de orden, lógica o moral y sólo opera para gratificar los impulsos instintivos. Para Freud el
Ello opera de acuerdo con el principio de placer.
Principio del placer: el principio de acuerdo al cual funciona el Ello o se vale el Ello para evitar el
dolor y aumentar al máximo el placer.
Procesos primarios del pensamiento: forma infantil de pensamiento mediante el cual el Ello
intenta satisfacer las pulsiones instintivas.
El Yo: componente racional organizado de la personalidad. El Yo usa la percepción, el aprendizaje,
la planeación, etc., para satisfacer las necesidades del organismo, mientras al mismo tiempo
preserva su lugar en el mundo. Para Freud, el aspecto racional de la personalidad responsable de
dirigir y controlar los instintos con el principio de la realidad (Estructura de la personalidad).
Principio de la realidad: el principio de acuerdo con el cual funciona el Yo para establecer las
restricciones apropiadas a la expresión de los instintos del Ello.
Proceso secundario del pensamiento: procesos maduros de pensamiento necesarios para
relacionarse con el mundo exterior de manera racional.
Superyó: componente de la personalidad que representa los ideales y valores de la sociedad en la
forma en que son transmitidos al niño por medio de las palabras y acciones de sus padres. La
función del Superyó es bloquear los impulsos inaceptables de Ello y presionar al Yo para servir a
los fines de la moralidad y no a los de la conveniencia. Para Freud, el aspecto moral de la
personalidad, la interiorización de los valores y normas parentales y sociales.
Conciencia: componente del superyó que contiene las conductas por las cuales se ha castigado al
niño.
Yo ideal: componente del superyó que influye las conductas morales o ideales que una persona
debe esforzarse por conseguir.
Mecanismo de defensa: estrategias de las que se vale el Yo para defenderse contra la ansiedad
provocada por los conflictos de la vida cotidiana. Los mecanismos de defensa implican negaciones o
distorsiones de la realidad.
Represión: consiste en suprimir algo de la conciencia en forma involuntaria. Es un olvido de tipo
inconsciente de la existencia de algo que provoca ansiedad. Ejemplo: un hombre poder reprimir con
tanta fuerza la pulsión sexual que se queda impotente.
Negación: mecanismo de defensa que consiste en negar la existencia de una amenaza externa o
acontecimiento traumático. Ejemplo: una persona con una enfermedad terminal puede negar
inminente la muerte. Los padres de un niño muerto pueden seguir negando la pérdida manteniendo
sin cambios la habitación del niño.
Formación reactiva: mecanismo de defensa que conlleva la expresión de un impulso del Ello que se
opone a lo que en verdad motiva a la persona. Ejemplo: una persona que se siente amenazada por
sus deseos sexuales puede revertirlos e iniciar una cruzada feroz contra la pornografía. Otra
persona que le inquietan impulsos en extremo agresivos, puede tomarse abiertamente solicitada y
amistosa. Así, la lujuria se convierte en virtud y el odio en amor.
Proyección: mecanismo de defensa que supone atribuir a otra persona un impulso que nos inquieta.
Un individuo puede afirmar: “Yo no lo odio, es él quien me odia”. O una madre puede atribuir su
pulsión sexual a su hija adolescente.
Regresión: mecanismo de defensa que consiste en retirarse a un periodo de la vida anterior y
menos frustrante y exhibir las conductas, por lo general infantiles, características de una época
más segura.
Racionalización: mecanismo de defensa que supone la reinterpretación de nuestro comportamiento
para hacerlo más aceptable y menos amenazante para nosotros. Ejemplo: la persona que es
despedida de un trabajo puede racionalizar diciendo que de cualquier forma el empleo no era tan
bueno. El amante que nos abandonó ahora parece tener muchos defectos. Resulta menos
amenazante culpar a algo o alguien más de nuestros fracasos que culparnos a nosotros.
Desplazamiento: mecanismo de defensa que consiste en cambiar los impulsos del Ello de un objeto
amenazante o inaccesible a otro al que tengamos acceso. Ejemplo: reemplazando la hostilidad hacia
nuestro jefe con hostilidad hacia nuestro hijo.
Sublimación: mecanismo de defensa que implica alterar o desplazar los impulsos del Ello,
canalizando la energía instintiva a conductas socialmente aceptables. Ejemplo: se desvía o sublima
en la creatividad artística.
Para Freud las etapas oral, anal, fálica, latencia y genital por las que atraviesan todos los niños. En
ellos, la gratificación de los instintos del Ello depende de la estimulación de las áreas corporales
correspondientes.
Fijación: una condición en que parte de la libido permanece invertida en una de las etapas
psicosexuales por la frustración o la gratificación excesivas.
Etapa oral: la etapa oral, la primera etapa del desarrollo psicosexual, se prolonga desde el
nacimiento hasta algún momento en el segundo año de vida. En este periodo la boca es la fuente
principal de placer del niño. El bebé obtiene placer al succionar, morder, tragar. Por supuesto, la
boca se emplea para sobrevivir (mediante la ingestión de comida y agua). Pero Freud dio mayor
énfasis a las satisfacciones eróticas derivadas de las actividades orales.
El niño se encuentra en un estado de dependencia de la madre o el cuidador, quienes se convierten
en el objeto primario de la libido infantil. La manera en que la madre responda a las exigencias de
su hijo, que en esta época son las demandas del Ello, determina la naturaleza del pequeño mundo
del bebé. El infante aprende de la madre a percibir el mundo como bueno o malo, satisfactorio o
frustrante, seguro o peligroso.
Existen 2 formas de comportarse durante esta etapa:
Conducta oral incorporativa (absorber) y conducta oral agresiva u oral sádica (morder o escupir).
1. En la primera los adultos fijados en esta etapa oral incorporativa se interesan en exceso
en las actividades orales, como comer, beber, fumar y besar. Si en su infancia fueron
gratificados en exceso, su personalidad oral adulta estará predispuesta al optimismo
inusual y la dependencia.
2. La oral agresiva u oral sádica, las personas fijadas en este nivel son proclives al pesimismo
excesivo, la hostilidad y la agresividad.
Etapa anal: etapa psicosexual que se extiende de alrededor de los seis meses hasta los 3 años,
durante la cual el niño se centra en la micción y la defecación como medios de satisfacción. Freud
creía que la experiencia del control de esfínteres durante la etapa anal tenía un efecto
significativo en el desarrollo de la personalidad. La defecación produce placer erótico para el niño,
placer que debe aprender a postergar o demorar por el inicio del entrenamiento del control de
esfínteres.
Etapa fálica: en la fálica, los niños muestran considerable interés en explorar y manipular los
genitales propios y los de sus compañeros de juego. Se obtiene placer de la región genital no sólo
mediante conductas como la masturbación sino también de las fantasías.
Complejo de Edipo en los varones: durante la etapa fálica (de los 4 a 5 años de edad), el deseo
inconsciente del hijo varón por su madre acompañado por el deseo de desplazar o destruir a su
padre.
Ansiedad de castración: el temor de un niño, durante el periodo de edípico, de que se le extirpe
el pene.
Complejo de Electra: durante la etapa fálica (de 4 a 5 años de edad), el deseo inconsciente de la
niña por su padre, acompañado del deseo de reemplazar o destruir a su madre.
Envidia del pene: la envidia que siente las mujeres de los hombres por poseer éstos un pene;
emoción que se acompaña por un sentido de pérdida porque carecen de pene.
Periodo de latencia: para Freud, el periodo que va aproximadamente de los 5 años a la pubertad,
durante el cual el instinto sexual está inactivo, sublimando en actividades escolares, deportes,
pasa tiempos, y en desarrollar amistades con personas del mismo sexo.
Etapa genital: etapa psicosexual que sigue al inicio de la adolescencia y de manera ideal culmina en
una expresión madura de la sexualidad.
PSICOLOGIA GENERAL
Carl Rogers es uno de los teóricos, terapeutas e investigadores más influyentes en psicología. Su enfoque
de terapia consiste en permitir que el paciente, que él prefiere llamar cliente, tenga el control de su
propia terapia. Originalmente, él lo llamó terapia no directiva, porque creía que el terapeuta debe
mantenerse alejado de tratar de ayudar activamente al cliente. En cambio, el terapeuta debe ser un
comprensivo ayudante que escucha.
Escuchar es una de esas habilidades que todo el mundo piensa que tienen, pero pocos lo hacen en realidad.
Rogers introdujo una "TÉCNICA" conocida como REFLEJO: El terapeuta escucha al cliente y "refleja" los
pensamientos y sentimientos significativos diciendo al cliente lo que les oyó decir. Algunos terapeutas
hacen esto de una manera mecánica, lo que los hace sonar como loros con un grado de psicología, pero eso
no es lo que Rogers deseaba. Debe ser una auténtica comunicación de comprensión y preocupación. Hoy en
día, el reflejo es sólo una parte de lo que se denomina la ESCUCHA ACTIVA.
Rogers cree que el trabajo del terapeuta no es tanto hacer esto o aquello, sino "estar" de cierta manera
para el cliente. Él habla de tres cualidades que el terapeuta debe exhibir durante las sesiones de terapia:
1. Él o ella debe ser CONGRUENTE. Básicamente, esto se reduce a ser honesto, no ser falso. Rogers
estaba preocupado en particular de que el terapeuta debe ser honesto en lo que respecta a sus
sentimientos. Sintió que los clientes siempre pueden decir cuando estás fingiendo, por lo que con el fin de
generar confianza en la relación terapéutica, la congruencia es una necesidad.
2. Él o ella debe ser EMPÁTICO. El terapeuta debe ser capaz de identificarse con el cliente,
entendiéndolos no tanto como psicólogo sino como una persona que también ha visto parte de sus
problemas. El terapeuta debe ser capaz de mirar a los ojos del cliente y verse a sí mismo. La escucha
activa es la forma en que el terapeuta puede mostrar que él o ella está tratando realmente entender al
cliente.
El solicitante es una persona, un ser humano que se enfrenta al servicio o proceso psicoterapéutico, y es
así como toma el término cliente, ya que es una persona activa y participativa en la solución de su
problema y, como parte de esa búsqueda activa, ha decidido iniciar este proceso psicoterapéutico. Dentro
de la relación terapéutica, cliente y psicoterapeuta tienen por tanto el mismo "estatus", de modo que el
cliente es totalmente libre para dirigir por medio de la psicoterapia su propio camino de desarrollo
personal.
Fijeza: es el estado que comúnmente es descrito como neurótico (el neurótico es una persona
pegada a la realidad, que utiliza mecanismos de defensa avanzados).
Vivir la experiencia de ser plenamente aceptado: al inicio de la relación terapéutica, el primer
cambio que vive la persona es entrar en un ambiente que no le condiciona, lo que convierte en
innecesarios los patrones de comportamiento que ha desarrollado para enfrentar al mundo hostil y
condicionante en que se desenvuelve cotidianamente.
Desarrollo y flujo de la expresión simbólica: la persona en proceso comienza a desarrollar una
expresión verbal más allá de los lugares comunes y que le permita expresarse con más propiedad
conforme a su vivencia.
Flexibilización de los constructos y flujo de los sentimientos: se comienzan a cuestionar los
valores y creencias que han llevado a la persona a un estado de permanente insatisfacción, y se
permite ver las cosas de forma distinta. Además, en esta etapa se advierte una mayor libertad
para expresar los sentimientos.
Flujo organísmico: la estructura personal del cliente manifiesta una mayor relajación, los
sentimientos son expresados con mayor libertad, las creencias son libremente cuestionadas y hay
una necesidad por explorar nuevas formas de comportamiento.
Inicio de la experimentación plena: es la fase de la terapia en que las personas llegan al "punto de
no retorno", donde es posible que abandonen el proceso terapéutico y no experimenten retrocesos
dado que toman conciencia de que son ellas las responsables de su vivencia y experiencia.
Fluidez: es la descripción de una persona que funciona plenamente.
Consiste en la reformulación de forma más clara de aquello que el cliente intenta comunicar, excluyendo
cualquier elemento interpretativo por parte del terapeuta. Ventajas:
LA REITERACIÓN
Se usa para volver a proponer los contenidos expresados por el cliente, sin añadir nada nuevo con la
intención de significar lo expresado. (Resumir, repetir las últimas palabras, asentir con la cabeza….).
LA CLARIFICACIÓN O ELUCIDACIÓN
Pretende recoger y reflejar al cliente ciertos elementos que no fueron explícitamente formulados y que
quizá no entre claramente en su campo perceptivo, aunque ejerzan una influencia.