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Estudio de prioridades y valoración de

problemas priorizados IMF Smart Education


Índice
Estudio de prioridades y valoración de problemas priorizados 3
I. Textos clave 3
1.1. Criterios de priorización 4
Eficacia, efectividad y eficiencia 4
Equidad 6
Accesibilidad 7
Adecuación 7
Análisis estratégico 7
1.2. Fases en el proceso de priorización 8
1.3. Métodos de priorización 8
Métodos cuantitativos 8
Métodos cualitativos 11
1.4. Valoración de las prioridades 13
1.5. Bibliografía 14
II. Texto referencial 15

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Estudio de prioridades y valoración de problemas priorizados

Estudio de prioridades y valoración de


problemas priorizados
I. Textos clave
En el capítulo anterior hemos hecho un recorrido a través de los métodos que existen para identificar
problemas de salud de una población. Gracias al cálculo de indicadores, o a través de encuestas de salud o
de técnicas de consenso, los expertos son capaces de determinar los problemas de salud que sufre la
población diana, detectar posibles factores de riesgo y reflexionar sobre la capacidad que tiene el sistema
sanitario para eliminar o aminorar dichos problemas de salud y factores de riesgo.

Los problemas de salud que se determinan son muchos, por lo tanto, se necesita una
priorización y valoración de problemas que constituyen la segunda y tercera etapa del proceso
de planificación sanitaria.

Figura 1. Fases en la planificación sanitaria.


Fuente: Elaboración propia

El establecimiento de prioridades sanitarias es un proceso complejo ya que hay muchos componentes que
se han de tener en cuenta. Es un proceso que no depende en exclusiva de de datos o evidencias clínicas o
epidemiológicas, sino que se encuentra sometido a otro tipo de factores como las decisiones políticas, la
economía y las demandas sociales. Teniendo en cuenta sobre todo estos últimos, el proceso de
priorización tiende a ser objeto de controversia, ya que el resultado de este proceso favorecerá a
determinados grupos e, inevitablemente, perjudicará a otros.

Donabedian (1973) propone una clasificación que orienta la priorización. En este esquema clasifica el tipo
de intervención que debería ser prioritario en base a la importancia o magnitud del problema y a la
capacidad de intervención (Figura 2). Este esquema plantea dos tipo de actuaciones, la prioridad de
investigación y la prioridad de intervención. De este modo y, siguiendo este planteamiento, cuando existen
problemas de salud considerados como relevantes pero con escasa capacidad para solucionarlos, la
prioridad sería investigar y cuando el problema es grave y existen evidencias validadas para solucionarlos,
la prioridad estaría en intervenir.

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Figura 2. Determinación de prioridades en base a la importancia y a la capacidad de actuar


sobre el problema.

Figura 2. Determinación de prioridades en base a la importancia y a la capacidad de actuar sobre el


problema.
Fuente: Adaptado de "Aspects of Medical Care Administration: Specifying requirements for health care”
por A. Donabedian. Copyright 1973 por Harvard University Press.

1.1. Criterios de priorización

Los sistemas sanitarios difícilmente disponen de recursos suficientes para cubrir todas las necesidades
sanitarias de su población; por ello, existen criterios a través de los cuales podemos seleccionar aquellas
intervenciones que maximicen los beneficios de salud dada la restricción presupuestaria. Los criterios de
selección más empleados son los que se exponen en los subepígrafes siguientes.

Eficacia, efectividad y eficiencia

Eficacia, efectividad y eficiencia son tres conceptos relacionados con el rendimiento, beneficio o provecho
de una actividad. Son conceptos similares pero con connotaciones diferentes (Desalud, 2009):

Eficacia

Es un concepto que, en sanidad, se refiere al impacto de una actuación sobre la salud o el bienestar de la
población desarrollada en condiciones óptimas. Por lo tanto, es un parámetro que evalúa la capacidad
de una actuación sanitaria bajo condiciones de uso y de aplicación ideales sobre la mejora del nivel de
salud de una población.

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Efectividad

Hace referencia al impacto alcanzado de una actuación sobre la salud o bienestar de la población
desarrollada en condiciones habituales. Por lo tanto, es un parámetro que evalúa la capacidad de una
actuación sanitaria bajo condiciones habituales de práctica médica, sobre la mejora del nivel de salud de
una población.

Estos dos conceptos van unidos y dan información complementaria y necesaria para tomar una decisión
clínica.

Tenemos que elegir entre dos protocolos similares con diferente grado de eficacia reportada:

Protocolo A- Eficacia del 90%

Protocolo B- Eficacia del 70%

Sin conocer la efectividad, nos decantaríamos por el más eficaz, sin embargo, los datos reportados sobre
la efectividad de ambos protocolos, revela que el A, conlleva molestias a los pacientes haciendo que la
mitad abandonen el tratamiento (efectividad del 50%). Los del protocolo B sólo sufren un 10% de
abandono en el tratamiento, llegando al 90% de efectividad:

PROTOCOLO A= 0.9*0.5=0.45
PROTOCOLO B= 0.7*0.9=0.63

Nos decantaríamos por el segundo protocolo.

Este ejemplo ilustra muy bien la importancia del concepto de efectividad y de su importancia a la hora de
tomar decisiones, una de las herramientas más útiles para determinar la eficacia y/o efectividad de una
actuación son las revisiones sistemáticas de la literatura (Gómez, Rabanaque y Aibar Remón, 2002).
Dada la importancia creciente que tiene este tipo de herramientas, a modo de síntesis, describimos en
términos generales las revisiones sistemáticas, como la recopilación de las evidencias existentes sobre un
tema específico. Las revisiones sistemáticas son una herramienta útil para conocer la eficacia/efectividad de
diferentes actuaciones en salud.

Dada la importancia y la repercusión que tienen en la actualidad se ha de leer y estudiar el artículo del Dr.
Victor Abraira, experto en esta materia, “Revisiones sistemáticas y Metaanálisis”.

Eficiencia

La eficiencia hace referencia a los resultados conseguidos en una actuación de salud en relación a los
recursos consumidos. Es un concepto relativo, esto es, una intervención no es eficiente por sí misma,
sino en comparación con otra. Para esta comparación se usa la efectividad como parámetro cuando es
un dato conocido, o bien la eficacia, si los datos sobre efectividad no están disponibles (Del Llano,
2005).

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La eficiencia no debe asociarse a un menor gasto; la opción más eficiente no tiene por qué ser la de menor
coste ya que hay veces que es a la inversa. Esto es importante, a la hora de racionalizar los recursos
sanitarios, buscar las opciones más eficientes que permitan tener la máxima efectividad (Gómez, et al.
2002).

Para evaluar la eficiencia se usan los siguientes parámetros:

Coste/efectividad

El análisis coste-efectividad (ACE) es una herramienta para realizar una evaluación económica de las
intervenciones sanitarias con el fin de realizar una priorización y maximizar el beneficio producido con
los recursos económicos disponibles. Fundamentalmente, se determina la relación entre los costes de
una intervención y las consecuencias de esta, medido en términos de años de vida ganados o número de
vidas salvadas (Prieto et al., 2004).

Coste/utilidad

Existen actuaciones que requieren una evaluación de parámetros más amplia que los de años de vida
ganados o número de muertes evitadas, por ello, los análisis coste/efectividad pueden considerarse algo
limitados. Para estos casos, se usan los estudios coste/utilidad que reflejan los Años de Vida Ajustados
por la Calidad (AVAC). Este parámetro contempla, no sólo los años de vida ganados o la reducción de
la mortalidad, sino, el incremento en calidad de vida (Pinto, Puig y Ortún, 2001).

En resumen, la eficacia, la efectividad y la eficiencia son criterios relacionados entre sí y básicos a la hora
de establecer prioridades en términos sanitarios (Figura 3).

Figura 3. Eficacia, efectividad y eficiencia.


Fuente: Elaboración propia

Equidad

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En el año 1980 los estados miembro de la región europea de la OMS acordaron una política consenso
referida a las metas en salud, siendo la primera de ellas la equidad en salud tal y como se recoge en el
informe de 1985 de la World Health Organization Regional office for Europe titulado “ Targets for health
for all”: Hacia el año 2000, las diferencias reales en el estado de salud entre los distintos países así como
entre los grupos sociales dentro de los mismos deben reducirse en al menos un 25%, mejorando el nivel de
salud de las naciones y grupos más desfavorecidos (citado en Whitehead, 1991, p. 1).

Las diferencias en salud encontradas entre países y dentro de los mismos son muy extensas, y existen
multitud de ejemplos que lo ilustran. Muchos datos apuntan a que los grupos desfavorecidos tienen menor
supervivencia que los más favorecidos, menor edad de aparición de las enfermedades crónicas y de
discapacidades, o a la existencia de mayor mortalidad en regiones rurales en comparación con urbanas,
entre otras. Estas diferencias, por lo tanto, constituirían lo que se llama “inequidad”, término que se refiere
a las diferencias en salud innecesarias, evitables, arbitrarias e injustas. (Whitehead, 1991).

Ya se ha analizado que, en el proceso de priorización, los criterios basados en la efectividad y la eficiencia


son fundamentales a la hora de establecer prioridades. Sin embargo, hay que tener en cuenta también que la
toma decisiones tiene que apuntar a criterios de equidad no solo a nivel de estado de salud, sino también de
atención a la salud.

Accesibilidad

La accesibilidad es un concepto que tranquilamente puede englobarse dentro de la equidad, ya que se


refiere a la equidad en el acceso a la atención sanitaria: Igual acceso a la atención disponible para igual
necesidad. Esto supone mismo derecho a los servicios disponibles, una distribución justa de los servicios a
lo largo de la geografía del país basada en las necesidades y en la facilidad de acceso, o en la eliminación
de barreras que impidan dicho acceso (Whitehead, 1991). Dicho de otra manera, la accesibilidad se refiere
a la manera en que los servicios de salud se acercan a la población.

La accesibilidad entendida a nivel geográfico, económico, administrativo o cultural debe ser un criterio a la
hora de la toma de decisiones ya que existen diferencias que pueden afectar a los resultados que se espera
de un programa de salud (Gómez López et al., 2002). A menudo, las diferencias de accesibilidad pueden
derivar en que ciertas personas con más necesidades de salud nunca lleguen a demandar servicios
sanitarios o que lo hagan en menor medida que otros. Este hecho es lo que caracteriza a la llamada “ley de
la asistencia inversa" formulada por Julian Tudor Hart (1971) que consiste en que los pacientes con mayor
necesidad de asistencia sanitaria, son los que menos utilizan los recursos sanitarios y reciben menos
atención y de peor calidad.

Adecuación

De acuerdo con Gómez (2002) este término hace referencia a la idea de que un programa se adapte a las
necesidades del momento, es decir, que no sea inadecuado o, lo que es lo mismo, que no sea innecesario,
inútil, inseguro, inclemente ni insensato. Este concepto es dinámico y está sujeto al avance del
conocimiento científico.

Análisis estratégico

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Se trata de considerar las posibilidades de implantación de un programa mediante el cálculo de las Fuerzas
y Debilidades internas, y las Amenazas y Oportunidades externas. Esto se lleva a cabo mediante los análisis
DAFO, herramienta que sirve para diseñar estrategias para el futuro y que se aplica a cualquier sector,
siendo el de salud uno de ellos.

Puedes consultar el ejemplo del uso de un análisis DAFO en una institución sanitaria en el siguiente enlace,
Análisis DAFO. Hospital Valle Del Nalón.

1.2. Fases en el proceso de priorización

Como señalan López de Castro y Rodríguez (2004), el proceso de determinación de prioridades se


compone de tres fases:

Cribado inicial de problemas de salud

Como su propio nombre indica se trata de definir los problemas más relevantes, dejándolos en no más
de 10 o 15; dicha preselección estará determinada por la importancia que le concedan los miembros del
equipo a cada problema identificado.

Definición de un método

Se trata de la selección de una metodología para la selección de prioridades.

Aplicar este método a cada problema preseleccionado

Esto tiene como fin buscar un orden de intervención.

El proceso de establecimiento de prioridades es una fase complicada en la que juegan muchos factores,
como ya hemos comentado anteriormente. Por ello, aunque no exista un método infalible, es recomendable
el uso de técnicas y procedimientos que contribuyan a garantizar el mayor grado de objetividad.

1.3. Métodos de priorización

Métodos cuantitativos

Método Hanlon

El método de Hanlon es un método para el establecimiento de prioridades basado en cuatro parámetros:


magnitud del problema, severidad del problema, eficacia de la solución, factibilidad de programa o de la
intervención. Se calcula con la fórmula:

(A + B) C x D

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Esta expresión matemática integra los siguientes componentes:

Magnitud del problema

Número de personas afectadas por el problema con respecto al total de la población. Se puntúa del 0
al 10.

Figura 4 Puntuación de la escala de magnitud.


Fuente. Adaptado de “Public health administration and practice” por J. J. Hanlon y G. E. Pickett.
Copyright 1984 por St. Louis C.V. Mosby

Gravedad del problema

Se tienen en cuenta indicadores objetivos (de mortalidad, morbilidad y discapacidad) o estimaciones


subjetivas (como por ejemplo el impacto social de un problema) y el coste que implica. Este
parámetro toma valores del 1 al 10 dependiendo de la severidad del problema.

Efectividad de la actuación

Los parámetros que se consideran son los recursos y la tecnología actual; los valores que toma el
parámetro van de 0,5 para los problemas difíciles de solucionar y 1,5 a los que tienen una posible
solución.

Viabilidad de la intervención

Este componente evalúa si determinados indicadores dificultan o facilitan la implementación de una


intervención; cuando se responde con un sí el valor es de 1 punto y de 0 puntos cuando la respuesta
es no. Los indicadores propuestos por el método se resumen en adecuación, viabilidad económica,
aceptabilidad, recursos disponibles y legalidad (Cruz García, Fernández Argüelles & López Flores,
2012)

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Método OPSCENDES

El Método OPS-CENDES (Organización Panamericana de la Salud-Centro de Estudios del Desarrollo


de la Universidad Central de Venezuela en Caracas) se desarrolló en los años 60 del pasado siglo y tiene
la siguiente expresión matemática:

(M x T x V)/CE

Para cada uno de los parámetros se propone una calificación de 0 a 10.

M: Magnitud del problema


T: Trascendencia; consecuencias o repercusión cualitativa de las cifras cuantificadas en la
magnitud (valoración de la gravedad, severidad, tendencia, etc.).
V: Vulnerabilidad; Tiene en cuenta las posibilidades de poder modificar la situación existente, el
problema o la necesidad identificada.
CE: Coste-efectividad; Estimación de los resultados posibles asignando determinados recursos
para realizar una intervención concreta. (Régimen Sanitatis 2.0, 2018)

Método DARE (Decision Alternative Rational Evaluation)

El método DARE se basa en la comparación por pares de los criterios y de las alternativas. Es una
técnica de clasificación de alternativas en base a criterios predefinidos.

El procedimiento se rige por la siguiente fórmula:

Valor alternativa A: C1P1 + C2P2 + …+ CnPn


Valor alternativa B: C1P1 + C2P2 + …+ CnPn
Valor alternativa X: C1P1 + C2P2 + …+ CnPn
C: Es el valor que se da al criterio para cada una de las alternativas (los criterios que se
establecen pueden diferir para cada problema).
P: representa el peso relativo que se asigna a cada criterio.

De esta manera, los sumandos se obtienen de multiplicar el valor relativo que un criterio tiene en una
alternativa concreta por el peso que ese criterio tiene en todas las alternativas. La alternativa de mayor
puntuación es la que debemos considerar prioritaria (Asua & Taboada, 2006)

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Método de ponderación de criterios

El método de ponderación de criterios es similar al anterior. Consiste en calcular un “nivel de


significación” a cada problema.

NS1 = PaS1a + PbS1b +KPnS1n

Para ello, se asigna un peso relativo a cada uno de los criterios seleccionados (valores entre 1 y 5) y se
valora cada problema en base a los criterios en una escala de –10 y +10

NS1= nivel de significación del problema 1.


Pa= peso relativo del criterio a.
S1a= valor obtenido para el problema 1, en base al criterio a.

Se proponen cuatro aspectos para la ponderación de cada criterio: a) aspectos tecnológicos; b)


aspectos sanitarios; c) aspectos sociales y d) aspectos administrativos. (Asua y Taboada, 2006)

Métodos cualitativos

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Parrilla de análisis

La parrilla de análisis es un método que facilita la realización de recomendaciones encaminadas a la


priorización de problemas. Para ello se tienen en cuenta cuatro aspectos del problema a analizar:
Importancia (referida a la frecuencia y/o gravedad de la enfermedad), relación entre el problema y los
factores de riesgo, la capacidad de intervención y la factibilidad del programa de intervención.

Figura 5. Parrilla de análisis para la formulación de recomendaciones sobre prioridades.


Fuente: Adaptado de “ La planificación sanitaria. Conceptos, métodos, estrategias” por R. Pineault y C.
Daveluy. Copyright 1987 por Masson.

En la figura 5 se ilustra el esquema de distribución de los parámetros arriba mencionados. En cada


caso, el asignar un + o un – establece un “camino” que termina en una puntuación en la escala de
prioridades. De tal forma, aquellos problemas que obtengan una puntuación de 1 serán los prioritarios,
seguido del 2 y así sucesivamente. Puede darse el caso de que dos problemas obtengan el mismo
número de recomendación (Asua y Taboada, 2006).

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Método Simplex

En este método se basa en el uso de un cuestionario desarrollado por un grupo de expertos que realizan
preguntas en las que las respuestas están estructuradas y se debe responder escogiendo una de ellas.

La priorización se basa en el sumatorio de los resultados de los cuestionarios, calcular la media y aquél
criterio que obtenga mayor puntuación será considerado prioritario. Una limitación del método
SIMPLEX es que otorga la misma importancia a todos los criterios (considerados en cuatro categorías:
tecnológicos, sanitarios, sociales y administrativos). Para solucionar esto se puede introducir un método
de ponderación, como puede ser el DARE para asignar los pesos relativos a cada criterio (Asua y
Taboada, 2006).

Métodos de consenso

En el anterior capítulo hablamos de los principales métodos de consenso para la determinación de


problemas de salud; estos métodos, como la Técnica del Grupo Nominal o la Técnica Delphi, se
incluyen además como métodos en la priorización de problemas basándose en la idea que el consenso
obtenido por un grupo experto en la materia a tratar, es un buen criterio para evaluar los problemas.
Cada día son mejor considerados y se usan como complemento, sobre todo, a los métodos
cuantitativos (Gómez et al., 2002).

Se recomienda la lectura de este artículo” ¿Cómo se deben establecer y evaluar las prioridades en salud y
servicios de salud? Métodos de priorización y disparidades regionales” en el que se revisa la cuestión del
establecimiento de prioridades en salud y servicios sanitarios a la luz de la experiencia nacional e
internacional. Son muy didácticas las tablas en las que se ilustran las prioridades establecidas en algunas
Comunidades Autónomas en base a los criterios y las técnicas que han usado para definirlas. Enlace al Artí
culo.

1.4. Valoración de las prioridades

Esta etapa tiene que ver con el análisis de ciertos aspectos de los problemas priorizados, o lo que es lo
mismo, en ella se trata de hacer un estudio en profundidad antes de desarrollar una actuación dirigida
(López de Castro & Rodríguez, 2004).

Según Bainbridge y Sapirie (1974), los componentes a analizar del problema son:

Factores condicionantes

Son aquellos que pueden dar lugar al problema o contribuyen a mantenerlo en el tiempo; estos son los
factores de riesgo, marcadores de riesgo y signos precursores. Estos tres factores son fundamentales a
la hora de diseñar actuaciones ya que nos informan sobre la población diana del programa, contribuyen
a establecer metas de en salud y ayudan a diseñar determinadas actividades.

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Consecuencias para la salud

Entendidas como la repercusión que origina el problema en el estado de salud de la población; este
componente nos ayuda a la justificación del programa y el establecimiento de objetivos.

Consecuencias sociosanitarias

Evalúan tanto las pérdidas económicas de las personas afectadas como las del sistema sanitario y sirve
para justificar la puesta en marcha del programa.

Actitudes observadas en la población

Con este componente se analiza cómo actúa la población ante ese problema de salud y si su forma de
actuar favorece o no el desarrollo del mismo. Este factor ayuda a generar contenidos formativos en el
programa, cuyo objetivo es minimizar, modular etc. el impacto del problema aumentando el
conocimiento sobre la misma.

1.5. Bibliografía

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II. Texto referencial

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El estudio de esta unidad debe completarse con la lectura del siguiente artículo:

Ortún-Rubio, V.; Pinto-Prades, J. L.; y Puig-Junoy, J. "El establecimiento de prioridades". Atención


Primaria; 2001; vol. 27; n. 9: pp. 673-676.

En este artículo, escrito por expertos en economía de la salud de la Universidad Pompeu Fabra, se borda
el establecimiento de prioridades dadas las limitaciones no solo monetarios sino también de recursos en
nuestro sistema sanitario y plantea que la toma de decisiones tienen que abordarse en dos niveles:
¿Servicios sanitarios u otras formas de producir salud? y ¿Qué servicios sanitarios y para quién?

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