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VERDECOCHA: LA LEYENDA

Siente la tranquilidad de una laguna… en la que años atrás existió una mina de carbón.
Esta mina exportadora estaba dirigida por una pareja de extranjeros que vivían cerca a
aquel lugar. El esposo era un tipo muy celoso y no había día que su bella señora padezca
sus gritos y regaños.

Una tarde, el hombre vio a su esposa a lo lejos y notó que uno de sus trabajadores le
estaba peinando su hermoso cabello rubio. El patrón muy celoso y enojado se acercó
hacia la escena con ganas de cometer una desgracia. Grande fue su sorpresa cuando al
llegar no encontró ni rastro de ambas personas, tanto su esposa como el trabajador que la
peinaba habían desaparecido al instante. El hombre, atónito, sentía que no podía
pronunciar palabra alguna, sus cuerdas vocales simplemente se congelaron por el susto
y, así, solo se marchó a su cuarto.

Ya en la noche, cuando el patrón dormía, tuvo un sueño en el que aparecía su señora


dentro de la laguna de Verdecocha, la mujer se veía atrapada como en una enorme
burbuja. Ella le dijo: “Agarra una naranja del almacén y con una onda tírala hacia la
laguna, solo así podré salir de aquí y volver a tu lado.”

Al siguiente día, creyendo que era una mala señal, el hombre decidió coger un puñado de
sal y echarlo en las aguas de Verdecocha tal como le habían aconsejado algunos vecinos.
En ese instante, en el reflejo del agua se pudo ver a la mujer y escuchar su voz diciendo:
“¡¿Qué has hecho?! Ahora me quedaré atrapa en la laguna para siempre.” La imagen de
la mujer en las aguas fue desapareciendo dejando al patrón acompañado y ahogado nada
más que por su soledad.

Después de lo sucedido, aquel extranjero decidió abandonar la zona e iniciar una nueva
vida lejos. Sus trabajadores se quedaron en la miseria y Verdecocha estuvo por un buen
tiempo deshabitada debido al temor que aquel acontecimiento había generado en la
comunidad.

Años más tarde, los pobladores volvieron a Verdecocha y desde entonces estos cuentan
que, en cada luna llena y nueva, observan desde lejos que en el centro de la laguna sale
una piedra de oro donde se sienta una mujer peinando sus cabellos dorados. Esto solo
dura un breve instante; el resto de la madrugada solo se escuchan gritos desgarradores
en los que pide que la saquen de aquella laguna.

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