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Al abrir la puerta se dio cuenta de que el sujeto que tocaba era un forastero de
gran estatura, ataviado de forma sumamente elegante con ropajes de color negro.
Éste entró y de inmediato se quitó la capa y el sombrero.
- Me han dicho que su orquesta es la mejor. Es por ello que deseo contratarlos
para que vengan a tocar a mi casa. En este papel encontrará la fecha y dirección
del evento y en el costal hallará su pago.
Después de pronunciar eso, el individuo dio media vuelta y salió sin que Lugo
pudiera decirle nada. Poco después, el profesor recordó algunos de los mitos y
leyendas de Durango que hablaban acerca de un hombre que se aparecía en las
noches con el fin de llevarse las almas de los pecadores al infierno.
Sin embargo, creyó que lo acontecido había sido una mera coincidencia. Abrió el
costal y éste estaba repleto de monedas de oro.
Cuando llegó el día acordado, el profesor citó a sus músicos fuera de su casa y los
condujo a la dirección. Algunos dicen que la orquesta tuvo que cruzar
media ciudad, aunque otros aseguran que tan sólo tuvo que pasar un pequeño
puente para llegar a la calle en donde se encontraba "El caserón".
De inmediato, Arturo volteó a su alrededor y vio que todos los invitados eran
criaturas extrañas. Por ejemplo, a un joven le faltaban los brazos, en tanto que una
dama tenía dos cabezas.
Ya muy entrada la noche un débil viento que jugaba con su sombrero, se convirtió en
remolino y en el centro de este, apareció un hombrecillo de unos treinta centímetros de
altura que se paró frente a él y le pregunto:
-¿Que tienes?-
El albañil le contó lo que le pasaba y el hombrecillo le propuso construir el puente en una
sola noche a cambio de su alma.
Sabiendo que se trataba del mismísimo Satanás; el albañil le dijo que le resolvería la noche
siguiente a la misma hora y en el mismo sitio. Y así ambos se marcharon.
Para asombro de la gente, el puente estaba terminado, y sobre él, el cuerpo del albañil. Los
pobladores levantaron el cadáver para llevarlo donde su familia; pero un furioso remolino
se los arrebató elevándolo por los aires. Inmediatamente salieron al monte en busca del
difunto; pero jamás lograron encontrarlo.
El fantasma de la monja
Pasaron los meses y la chica lo único que anhelaba era regresar a su casa. No
obstante, en plena semana santa, empezaron a ocurrir una serie de cosas
extraídas en su habitación. La joven fue a ver la madre superiora y le explicó que
en sus aposentos había un espíritu que no la dejaba dormir.