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En este fragmento, situado en el cuadro tercero, observamos una conversación entre

Julieta y Caballo Blanco I, en ella Julieta se queja de que mucha gente se está reuniendo
y discutiendo en su sepulcro, pero ella lo que quiere es amar, Caballo Blanco I actúa
indiferente ante su situación, evita el tema y comienza a hacerle otras preguntas. Trata de
convencerla para que vaya con él y le siga, a lo que ella empieza a interrogarle acerca de
su destino y lo que harían allí. Julieta, ya enojada, comienza un breve discurso sobre cuál
es su papel y su sitio en el mundo de la noche y que está cansada del “engaño de la palabra
del amor” y de aquellos que juegan con ella.
Este fragmento presenta la siguiente organización:
- Introducción: desde la primera acotación hasta la segunda intervención de Julieta,
ella se queja por el ruido y la gente que invade su espacio, así como de las
discusiones que no quiere oír.
- Nudo: segunda intervención de Caballo Blanco I hasta la última de este; se da una
conversación entre él y Julieta sobre la noche y lo que ocurre en ella, queriendo
CB atraerla a ese mundo nocturno mientras ella le interroga al respecto,
manifestando su negativa a ir con él, así como su opinión.
- Desenlace: última intervención de Julieta; llora y retoma su queja sobre el amor,
sobre cómo la va a dejar sola de nuevo y cómo quienes la visitan en el sepulcro
juegan con ella.
El tema entorno a este fragmento bien podría ser el amor o la falta de este, así como el
engaño, pues Julieta desde un primer instante deja claro que quiere sentirlo de verdad,
aunque Caballo Blanco I trate de persuadirla de ir con él y dejarlo de lado.
Todo esto sucede tras una disputa entre Hombre 1 y Director, sobre si el primero debe o
no matar a Emperador y llamar a Elena, además de que Hombre 2 y 3 debatan sobre si,
para detenerlos y ser libres, deben arrojar a los dos primeros por un profundo pozo; ambos
dúos salen de escena. Aparece Julieta en su sepulcro, del que se incorpora y empieza a
quejarse sobre que no tiene amigas que la ayuden, comienza a entonar una canción sobre
el sueño y comienza nuestro fragmento.
El autor de la obra, Federico García Lorca, nació en C/ de la Trinidad no 4, Fuente
Vaqueros (Granada), a medianoche del 5 de junio de 1898, siendo bautizado seis días
después y bajo el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús. Perteneció a una
familia de agricultores adinerados, su padre, Federico García Rodríguez, era propietaria
de abundantes tierras en la Vega; su madre era Vicenta Lorca Romero, segunda esposa
de su padre y maestra destina a su pueblo en una escuela de niñas en 1893. Tuvo cuatro
hermanos pequeños: Luis (1900) que murió a los dos años, Francisco (1902), Concha
(1903) e Isabel (1909).
Fue un poeta, dramaturgo y prosista español; afiliado a la generación del 27, considerado
el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX y
conocido como uno de los grandes del teatro español de su tiempo. Muere un mes después
del golpe de Estado que provocó la guerra civil, asesinado por el bando sublevado.
En cuanto a la obra en general, de acuerdo con un estudio realizado por María Clementa
Milán (2020: 53-62), el amor es la finalidad principal de esta representación, para mostrar
el perfil de una fuerza oculta, la fuerza del amor. De este fuerte sentimiento que es el
amor, destacamos su intensidad y casi exclusividad, el cual determina la configuración
interna de esta pieza y establece las conexiones con la influencia de los autores presentes
en la obra, como Shakespeare o Goethe.
Julieta lo que realmente quiere es amar, como bien hemos podido comprobar en este
fragmento, y es debido a ello que vuelve a su sepulcro tras el intento de Hombre 3 de
seducirla. En los sucesos que preceden a este fragmento, aparecen Hombre 1 y Director,
con quienes Lorca construye la relación amorosa en dos dimensiones superpuesta: una
literaria (visible en Julieta [influencia de Shakespeare]), y una trascendente a través de
“Desnudo Rojo coronado de espinas azules”. La relación de estos personajes se construye
a través de símbolos amorosos, como bien puede ser el canto del ruiseñor.
A su vez, esta escena en el sepulcro tiene una gran importancia para entender la obra,
pues es el único decorado realista que observaremos en el transcurso de la misma (rosales,
yedras, la luna). Es aquí, con Caballo Blanco I, donde Lorca muestra un relación
heterosexual, en la que trata de recrear la habida entre los originales Romeo y Julieta
shakesperianos, pues el elemento masculino no alberga un auténtico sentimiento
amoroso, sino una falsa pasión.
Julieta, junto al personaje de Elena, funciona como punto de referencia frente al resto de
personajes masculinos, convirtiéndose en el motivo por el que son las únicas a las que se
refiere el autor por su propio nombre, ya que, aunque algunos de los otros personajes
también lo poseen, no son referidos así por Lorca, sino entre ellos.
Mientras que el personaje de Caballo Blanco representa, desde un inicio, una
yuxtaposición de las realidades contenidas en la trama, así como el encierro de la falsa
pasión de los protagonista.
Algo interesante de mencionar son también los ilogismos presentes en el fragmento como
“veneno de rata”, con los que pretende mostrarnos imágenes diversas empleando un
lenguaje no fácilmente comprensible y con un entramado sintáctico que tiene como fin
dar verosimilitud a la acción. Esto es empleado sobre todo en el lenguaje de Julieta, lo
que le da un aire semejante al Superrealismo francés. En El público este ilogicismo se
consigue mediante la mezcla de ambientes y personajes que no corresponden al mundo
objetivo, como es en este caso.
CONCLUSIÓN:
Tras la atenta lectura de este fragmento, y de la obra total, llegamos a la conclusión de
que Lorca poseía un fuerte deseo de amar y ser amado; quién, además, refleja dicha
esperanza en Julieta. Por lo que podemos empatizar debido a su sufrimiento de no
entender por qué todo el mundo pretende teorizar sobre su corazón y su sentimiento de
amor, vemos frustración, angustia y una fuerte contención que solo ella (o él), puede
entender. Vemos sentimientos encontrados que nos hacen acercarnos al personaje e
incluso identificarnos con él. Puede que sea una lectura complicada, pero no deja de ser
como el propio sentimiento que la rodea, complejo y misterioso.

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