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San Lucas 19,1-19

Invocación al Espíritu Santo


Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu para ser conducidos a dar la vida desde
la Cruz, desde la vida que brota cuando el grano muere en el surco.
Purifica mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos y ajenos;
ilumina mi inteligencia, inflama mi afecto, para que pueda hacer esta
celebración de manera digna, atenta y devota, y merezca ser escuchado en
la presencia de tu divina majestad. Amén

Lectio
Leamos despacio y varias veces el texto evangélico.
19 «1Y entrando, atravesó Jericó. 2Y, he ahí, un hombre llamado de nombre
Zakchaios, el cual era jefe de recaudadores de impuestos y él era rico. 3Y
buscó ver quién es Jesús pero no pudo por la multitud, pues era pequeño de
estatura. 4Y corriendo hacia delante subió sobre un sicómoro para verlo
pues por allí estaba a punto de pasar. 5Y cuando vino sobre el lugar,
levantando la mirada Jesús le dijo: “¡Zaqueo!, apresúrate bajar, porque hoy,
en tu casa, es necesario que yo permanezca”. 6Y, apresurándose, bajó y lo
acogió alegrándose. 7Y viendo, todos murmuraban diciendo: “junto a un
hombre pecador entró para alojarse”. 8Y puesto de pie, Zaqueo dijo al
Señor: “¡mira! La mitad de mis bienes, Señor, doy a los pobres y si
cualquier cosa de cualquiera extorsioné, daré un cuádruple”. 9Y dijo a él
Jesús: “hoy ha llegado salvación a esta casa, porque también él es hijo de
10
Abraham; porque el Hijo del hombre vino para buscar y salvar lo
perdido»1.

1
La traducción es personal. El texto griego está tomado de la edición crítica de E.
NESTLE y K. ALAND, Novum Testamentum Graece, Stuttgart 201228.
Meditatio
Tratemos de comprender algunos elementos del texto a partir algunas
preguntas.
Desarrolle los siguientes puntos y trate de conocer el texto tanto en su
forma como en sus expresiones.

Haga la siguiente lectura:


PUBLICANOS: En el sistema recaudador romano eran los subalternos que,
bajo la dirección de un funcionario romano, se encargaban de cobrar los
impuestos y los derechos de paso de las mercancías que se transportaban de
un territorio a otro. El funcionario romano tenía que pagarse a sí mismo,
por lo que exigían a los contribuyentes sumas superiores a las que en
realidad tenían que ir al tesoro público. El estado autorizaba esta práctica y
ninguna ley protegía a los contribuyentes contra los abusos. Con excepción
de algunos muy contados hombres honrados, los publicanos cobraban
sumas abusivas a su vez (cf. Lc 3,12-13; 19,8). En las provincias, todas las
clases sociales los detestaban, con la posible excepción de los gobernadores
romanos, que con frecuencia se entendían con ellos para sacar dinero a los
contribuyentes. El encargado de un territorio reducido era, en ocasiones,
originario de aquel mismo territorio. El judío Zaqueo era el perceptor jefe
en Jericó (Lc 19,1-2). Mateo (Leví), asimismo judío, era sin duda el
subalterno directo del funcionario romano, designado por éste para cobrar
los impuestos en Cafarnaúm (Mt 9,9; Mc 2,14; Lc 5,27). Los judíos no
podían admitir que uno de los suyos actuara como agente de los romanos
cobrando impuestos para un gobierno gentil. Condenaban asimismo a
cualquier judío que se hiciera cobrador general por cuenta de una ciudad
particular. El publicano judío quedaba excluido de la sociedad de sus
compatriotas; sus amigos corrían la misma suerte. Jesús fue acusado de
comer con publicanos y pecadores (Mt 9,10-13; 11,19). El Señor hizo a uno
de ellos el honor de llamarlo al apostolado (Mt 9,9; 10,3). Jesús reconoció,
no obstante, la falta de valor moral del publicano como tal (Mt 5,46-47;
18,17). Sin embargo, los invitó a entrar en el Reino de Dios. La bondad del
Señor tocó a muchos de ellos y los hubo que se hicieron bautizar (Mt
21,31-32; Lc 3,12; 7,29; 15,1; 18,13-14). La parábola del fariseo y del
publicano muestra el arrepentimiento y salvación de este último (Lc 9,14).

Observe la forma del texto y responda a las preguntas:


¿Cómo se describe a Jesús? (v.1)
¿Quién es Zaqueo? (v.2)
¿Qué buscaba Zaqueo? (v.3)
¿Qué hizo Zaqueo? (v.4)
¿Bajo qué aspectos aparece la multitud? (v.3.7)
Transcriba las palabras de Jesús y las palabras de Zaqueo.
Observe el verbo «buscar» en el v.3 y en el v.10. ¿Qué busca Zaqueo?
¿Qué busca Jesús?
¿Qué relación cree que tiene el sustantivo «salvación» (v.9) con el verbo
«salvar» (v.10)?
Siguiendo el desarrollo de la narración ¿qué diferencia cree que hay entre
la expresión «tú casa» (v.5) y «esta casa» (v.9)?
En el v.4 Zaqueo se sube a un Sicómoro para ver a Jesús. En el v.8 se pone
de pie para hablar a Jesús. Ambas acciones expresan un «elevarse», ¿cómo
interpreta usted estas dos actitudes?
La conversión es un proceso. ¿Cómo interpreta la conversión de Zaqueo
teniendo en cuenta los v.2.4.6.8?
Dos títulos aparecen en el texto (vv.9-10), transcríbalos.

Oratio
La Palabra ilumina nuestra vida haciéndonos descubrir nuevas formas de
vivir la fe.
Deseos de encontrar a Jesús
El Señor pasa por Jericó, camino de Jerusalén. A la entrada de la ciudad ha
tenido lugar la curación de un mendigo ciego que logró, con su fe y su
insistencia, llegar hasta Jesús, a pesar de la multitud y de los que pretendían
que se callara. Ahora, ya dentro de esta ciudad, la multitud debía de llenar
la calle por donde pasaba el Maestro. En este contexto se encuentra
también Zaqueo. San Lucas dice que él intentaba ver a Jesús para
conocerle, pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era pequeño
de estatura, pero su deseo es eficaz; para conseguir su propósito se mezcla
primero con la multitud y luego, dejando a un lado lo que pudiera pensar la
gente por su actitud, se adelantó corriendo, se subió a un sicómoro, para
verle, porque iba a pasar por allí. Es una imagen un poco cómica. Pero es
una buena lección para el lector que, por encima de todo, quiere ver a Jesús
y permanecer con Él. Pero se debe examinar hoy la sinceridad y el vigor de
este deseo: ¿Quiero yo ver a Jesús?, preguntaba el Papa San Juan Pablo II
al comentar este pasaje del Evangelio, ¿hago todo lo posible para poder
verlo? Este problema, después de dos mil años, es tan actual como
entonces, cuando Jesús atravesaba las ciudades y poblados de su tierra. Y
es actual para cada uno personalmente: ¿verdaderamente quiero
contemplarlo? O quizás ¿evito el encuentro con Él? ¿Prefiero no verlo o
que Él no me vea? Y si ya le vislumbro de algún modo, ¿prefiero entonces
verlo de lejos, no acercándome mucho, no poniéndome ante sus ojos para
no llamar la atención demasiado[...], para no tener que aceptar toda la
verdad que hay en Él, que proviene de Él, de Cristo?2.

También Zaqueo es hijo de Abrahán


2
Homilía, noviembre 2 de 1980.
Cuando Jesús entró en casa de Zaqueo, muchos comenzaron a murmurar.
Entonces, el Señor pronunció estas palabras: «Hoy ha llegado salvación a
esta casa, porque también él es hijo de Abraham; porque el Hijo del
hombre vino para buscar y salvar lo perdido». Es una llamada a la
esperanza: si alguna vez nos sentimos a oscuras y perdidos, hemos de saber
que Jesús saldrá enseguida a buscarnos. Dice San Ambrosio: «Elige a un
jefe de publicanos: ¿quién desesperará de sí mismo cuando éste alcanza la
gracia?». Nunca se olvida de los suyos el Señor.
También nos ha de ayudar la figura de Zaqueo en nuestro trabajo pastoral
para no dar nunca a nadie por perdido. Este jefe de publicanos estaba muy
lejos de Dios. Por encima de las apariencias, Zaqueo tenía un corazón
deseoso de ver al Maestro. Y, como San Lucas muestra enseguida, tenía un
alma dispuesta al arrepentimiento, a la reparación y a la generosidad. Así
hay mucha gente a nuestro lado, con deseos de ver a Jesús y esperando que
alguno se detenga frente a ellos, los mire con comprensión y los invite a
una vida nueva.
No dudemos nosotros nunca del Señor, de su bondad y de su amor por los
hombres, por muy difíciles o extremas que sean las situaciones en que nos
encontremos nosotros o aquellas personas que queremos llevar hasta Jesús.
Su misericordia es siempre más grande que nuestros pobres juicios.

Zaqueo y nosotros
Zaqueo vivió un proceso de conversión y reparación y nosotros ¿cómo
estamos en este aspecto? ¿Sí damos pasos de conversión? o ¿queremos
permanecer como los demás, ocultos en la multitud?
Así, como Zaqueo, cada uno está llamado a acoger en su vida la
misericordia de Dios por medio de la conversión. Jesús está cerca de
nosotros, ya nos ha visto como Zaqueo, nos ha desinstalado de nuestros
pecados y quiere que demos muestras de conversión, solo así podremos ser
verdaderos discípulos suyos y podremos llevar a otros a él.

Contemplatio
La Palabra debe ser vivida en la cotidianidad de nuestra vida con
compromisos concretos.
Cada uno puede sacar un compromiso para ponerlo en práctica durante esta
semana.

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