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Tema: Un encuentro con Jesús

Introducción: Queridos hermanos y hermanas, hoy quiero hablarles sobre la experiencia


transformadora de tener un encuentro personal con Jesús. A lo largo de la Biblia, encontramos
numerosos relatos de personas que se encontraron con el Señor, y sus vidas fueron
completamente cambiadas. En este sermón, exploraremos algunos de estos encuentros y
cómo podemos aplicar sus lecciones en nuestras propias vidas.
I. El encuentro de Nicodemo con Jesús (Juan 3:1-21): Uno de los encuentros más conocidos es
el de Nicodemo, un fariseo y líder religioso de su tiempo. Nicodemo buscó a Jesús de noche,
reconociendo que Jesús era un maestro enviado por Dios. Jesús le habló sobre la necesidad de
nacer de nuevo y creer en Él para obtener la vida eterna. Este encuentro nos enseña que
debemos dejar de confiar en nuestras propias obras y tradiciones religiosas, y en su lugar,
poner nuestra fe en Jesús como el único camino hacia la salvación.
II. El encuentro de la mujer samaritana en el pozo (Juan 4:1-42): Otro encuentro significativo
es el de Jesús con la mujer samaritana en el pozo de Jacob. Jesús reveló que conocía los
detalles de su vida y le ofreció el agua viva que saciaría su sed espiritual. Esta mujer
experimentó una transformación profunda y corrió a compartir su encuentro con otros. Este
relato nos enseña que, sin importar nuestro pasado o nuestra condición, Jesús está dispuesto a
encontrarse con nosotros y cambiarnos por completo.
III. El encuentro de Zaqueo el recaudador de impuestos (Lucas 19:1-10): Zaqueo era un
hombre rico y corrupto que se encontraba alejado de Dios. Cuando Jesús pasó por su ciudad,
Zaqueo estaba decidido a verlo. Subió a un árbol para poder ver a Jesús, y para su sorpresa,
Jesús lo llamó por su nombre y decidió quedarse en su casa. Este encuentro provocó un
cambio radical en la vida de Zaqueo, quien se arrepintió de sus acciones pasadas y prometió
restituir a aquellos a quienes había defraudado. Esta historia nos enseña que Jesús busca a
aquellos que están dispuestos a arrepentirse y cambiar, sin importar cuán perdidos o
pecadores nos sintamos.
Conclusión: Queridos hermanos y hermanas, estos encuentros con Jesús nos muestran que Él
está dispuesto a encontrarse con nosotros en cualquier momento y lugar. No importa nuestra
situación actual o nuestro pasado, Jesús nos ofrece perdón, salvación y una nueva vida en Él.
Debemos abrir nuestros corazones y buscarlo sinceramente, creyendo que Él es el Hijo de Dios
y el único que puede transformar nuestras vidas.
Que este sermón nos anime a buscar un encuentro personal con Jesús, a confiar en Él como
nuestro Salvador y a permitir que Él transforme nuestras vidas. Que seamos testimonios vivos
de su amor y gracia, compartiendo con otros el maravilloso encuentro que hemos tenido con
Jesús. En su nombre, amén.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas”. II Corintios 5:17.
Miremos los ejemplos de los siguientes 6 personajes

1.El apóstol Pablo HECHOS 9


El capítulo nueve del libro de Hechos de los apóstoles narra cómo él tuvo un encuentro con
Jesús a tal nivel que el versículo 20 cuenta que:
Pablo se describe así mismo como un perseguidor de la iglesia, como un blasfemo, e injuriador.
Antes de ser convertido, él impulsó campañas en contra de los cristianos, arrasando la iglesia,
entrando casa por casa y arrastrando a hombres y a mujeres entregándolos en la cárcel.
Durante el linchamiento de Esteban, el primer mártir de la era cristiana, Saulo (el cual luego
fue llamado Pablo) consentía en su muerte y los que mataron a Esteban a punta de piedras,
pusieron sus ropas a los pies de él
“En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios”.
Luego los versículos 21 – 23 dicen:
“Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a
los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales
sacerdotes?
Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco,
demostrando que Jesús era el Cristo.

2. Mateo el publicano
En tiempos antiguos, los publicanos recaudaban impuestos, sin embargo vemos que cobraban
más de lo que estaba ordenado, por lo cual muchos eran ricos pero no apreciados por las
personas por razones obvias.
“Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los
tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió”.
Mateo 9:9.
Consideremos lo siguiente: abandonar su trabajo, el sustento propio, y seguir a un hombre con
menos recursos no es algo que comúnmente se hace. Algo tuvo que darse en el interior de
Mateo para llevarlo a tal nivel de obediencia.
De tal modo, que Mateo tuvo que haber hecho lo propio antes de ser considerado por Jesús
como uno que pudiera llevar a otros las noticias del reino de Dios.
Si el único pecado que Mateo hacía era robar (esto es solo una suposición), al tener un
encuentro real con Jesús fue capacitado para abandonar esa práctica pecaminosa, porque:

3. Zaqueo
Éste era otro recaudador de impuestos el cual luego de hacer un deliberado esfuerzo por ver a
Jesús, dio testimonio ante muchos de los cambios que emprendería en su nueva vida.
 Y puesto en pie declara:
“He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a
alguno, se lo devuelvo cuadruplicado”.
 Es declarado salvo por Jesús, el cual indica que él había venido a buscar y salvar lo que
se había perdido.
Si Zaqueo era rico, era porque él mismo había estado robando, lo cual como ya se sabe es
pecado.
Pero llama la atención que las riquezas no suplieron el vacío del estado espiritual de
Zaqueo. Había dentro de él un clamor interno por algo más, de tal forma que él procuraba ver
quién era el popular Jesús.

4. El endemoniado gadareno
En Lucas 8: 26-39 vemos el siguiente cuadro
 Hay un hombre de la ciudad el cual esta endemoniado desde hacía mucho tiempo
 No vestía ropa, no moraba en casa, sino en los sepulcros
 Al ver a Jesús, se siente grandemente atormentado, pero reconoce que él es el Hijo del
Dios Altísimo.
 Este hombre era atado con cadenas y grillos pero él las rompía y era llevado por los
muchos demonios que moraban en él hacia los desiertos
 Mediante el poder de Jesús, los demonios son obligados a dejar su morada en el hombre
e invaden un hato de muchos cerdos, los cuales se precipitan por un despeñadero al
lago y quedan todos ahogados
 Los moradores de la cuidad y los del campo hayan al que había estado poseído de
demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su cabal juicio
 “Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él;
pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha
hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas
había hecho Jesús con él”.

5. La mujer samaritana
En el capítulo 4 del evangelio según San Juan hay una conversación entre Jesús y una mujer
samaritana.
Durante la misma, Jesús le declara lo siguiente:
“Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que
yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de
agua que salte para vida eterna.”
Luego, Jesús confronta a la mujer hablándole de la vida en adulterio que había llevado,
teniendo nada más y nada menos que cinco maridos.
Más adelante, cuando él le declara que era el Mesías, es decir, el enviado que declararía todas
las cosas, la mujer deja lo que estaba haciendo, interrumpe la conversación y va a la ciudad
testificando acerca de Jesús.

Esto nos lleva a la siguiere reflexión: un encuentro real con Jesús debe llevar al individuo a tal
cambio que otros quienes dudaban de él o ella, no les queda otra opción que aceptar que
dicho cambio se ha dado.

6. La mujer adúltera
Nuevamente el libro de San Juan 8 nos relata acerca de un encuentro con Jesús que produjo
cambios. algunos escribas y fariseos trajeron a Jesús una mujer sorprendida en el adulterio y
poniéndola en medio, pretendían que Jesús dictara sentencia de muerte contra ella.
Y si mediante su encuentro con Jesús recibía poder de parte de él para dejar el adulterio,
entonces también se puede dejar cualquier otro pecado no importa el que sea, porque la Biblia
dice:

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