Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Para los antiguos egipcios parece haber alcanzado plena validez la célebre expresión de Luis
XIV, el Rey Sol, “El Estado soy yo”. Esta idea, entendida con suma claridad por Luis XIV era, en
cambio, absolutamente admitida y apoyada por los pobladores del primer Estado egipcio. La
teoría del Estado egipcio se resumiría diciendo: el Estado es el faraón, afirmado no sólo por el
propio faraón, sino por todos los pobladores del Estado.
“El faraón egipcio parece ser el primer dirigente que asume la función de conducir a la
sociedad como un verdadero Dios y así lo entiende sus súbditos. Las primeras dinastías
egipcios se consolidaron viejos factores de unión entre diferentes aldeas asentadas en las
márgenes del Nilo y que el desarrollo de esta comunidad fue un su mayoría endógeno, es decir
generado por ella misma, salvo la influencia cultural mesopotámica apuntada.”
Durante las dos o tres primeras dinastías el proceso fue acentuadamente integrador: el centro
en el que convergen todas las fuerzas sociales es la figura divina del faraón. Obviamente, el
monarca necesitaba funcionarios para un gobierno que se había extendido mucho y que cada
día era más complicado. La fuerte personalización se manifestaba también en la ausencia de
cuerpos normativos impersonales y generales. La justicia, aunque impartida por los
servidores, se aplicaba porque era la palabra del rey. No había códigos o leyes para regular
situaciones abstractas.
“El propio derecho consuetudinario del país se estimaba surgido de la voluntad del faraón. La
única limitante —no jurídica— que tenía era el concepto del ma’at, especie de justicia-
entidad- verdad, inmanentes”
La oligarquía sacerdotal
Aristóteles consideraba la oligarquía como, el régimen oligárquico como una forma de Estado
dominada por pocos o por ricos.
En este caso la oligarquía está siendo regida por el grupo de sacerdotes.
Como nuevo factor de poder, el sacerdocio muestra también disensiones insertas. En esta
época cuando hay una fracción de sacerdocio se inicia un culto a un nuevo Dios.
Es en esta época cuando una fracción de sacerdotes inicia el culto a un nuevo dios: Amón, que
significa “oculto” y que se combina con Ra para formar la deidad Amon - Ra, rey de los
dioses.
“Este culto representaba una serie de intereses dentro de las fuerzas sacerdotales, ahora de ir
ascendiendo y al paso de los siglos se convertiría en el más importante del Estado egipcio”