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ENTRADA:

Nada, ni nadie puede separarnos del amor de Dios. No debemos tener miedo,
sigamos confiando en él, como verdaderos cristianos y demos testimonio de su
amor. Cristo está con nosotros.
Con alegría, demos inicio a la Santa Misa y cantamos todos con el coro.

I LECTURA: (Mal 3, 19 – 20).


Cuando el Señor venga a juzgarnos, dichosos aquellos a quienes se reconozcan
como justos. Escuchemos atentamente la primera lectura.

II LECTURA: (2 Tes 3, 7- 12).


No nos preparemos para el fin del mundo ni para la segunda venida de Cristo,
perdiendo el tiempo, dice San Pablo. La mejor manera para estar dispuestos y
preparados es seguir trabajando. Escuchemos la segunda lectura.

EVANGELIO: (Lc 21, 5 – 19).


Los que perseveren con fe y esperanza, no tienen nada que temer, pues vivirán
siempre en el Señor. Nos preparamos para escuchar el santo evangelio y
cantamos el canto de aleluya.

OFERTORIO:
Presentemos todas nuestras penas y alegrías junto al pan y al vino, para que sea
Cristo nuestro Señor, nuestra verdadera y única esperanza de vivir regocijados en
su eterno amor. Mientras dos niños hacen la presentación, cantamos.

COMUNIÓN:
“Señor Jesús, ponemos nuestra vida en ti. Ayúdanos a comprometernos y a crecer
contigo, día a día, y así, nunca separarnos de tu amor, para ser dignos
merecedores de tu gloria, cuando vuelvas”.
Nos acercamos a comulgar el cuerpo de Cristo, hacemos la comunión espiritual,
mientras cantamos.

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