Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El anuncio de que Cristo viene otra vez es bueno, la cosa es que la gente
de hoy parece que no se alegra mucho de pensar que Cristo venga y la
pregunta sería ¿Por qué? Y me parece que la razón es porque tenemos los
cables cruzados.
La Biblia dice que así vendrá el Señor como ladrón en la noche, usted se da
cuenta por la reacción de la iglesia que la información no está clara.
Creo que cuando leemos este versículo pasamos muy rápido por él y
empieza a enredarse la información.
Aquí nos están hablando de dos cosas, no de una sola, la primera es la
esperanza bienaventurada y la segunda es la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y salvador Jesucristo.
Aquí también nos hablan de dos cosas, no de una sola y eso es lo que nos
ha hecho a nosotros equivocarnos, aquí nos habla de la venida de nuestro
Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él.
No es que nos vamos a reunir con él el día que él venga, es que hay dos
eventos distintos y si usted se da cuenta, los versículos siguen hablando de
la venida del Señor, no de nuestro encuentro con él.
Y de la venida del Señor dice que no vendrá así pronto, sino que viene
cuando se manifieste el hijo de pecado.
Como las hemos unido no nos cuadra la profecía, tú lo que estás esperando
no es la venida del día del Señor, el día del Señor vendrá con grande
estruendo, eso es una cosa diferente.
Si el Señor puede venir esta noche ¿Qué señal espero yo para que se
cumpla hoy? Si para que venga el Señor se tienen que cumplir unas
señales y todas las señales no se han cumplido todavía, entonces Cristo no
puede venir hoy.
Pero si Cristo puede venir hoy por la iglesia eso quiere decir que la iglesia
no está esperando ninguna señal y ahí está el peligro, los hermanos están
es pendiente que se cumplan las señales y no están más bien preparados
porque el Señor puede venir hoy.
Confundieron nuestra reunión con él, con el día del Señor, el día del Señor
tiene señales, nuestra reunión con él no tiene señales.
Hace dos mil años Pablo esperaba que la reunión con el Señor podía
suceder sin pensar en las señales de nada.
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados
hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le
conoció a él”.
La iglesia cristiana siempre ha esperado el recogimiento, el arrebatamiento
de la iglesia, no las señales y los hermanos se han puesto a mirar las
señales.
Nosotros no estamos esperando el día del Señor porque eso será un día
terrible de juicio, es un día horroroso por eso es la gente duda.
Lo único que ha impedido que Dios venga por su iglesia es que Dios te ama
con amor eterno y no quiere que te pierdas, él quiere salvarte.
Esa es la diferencia, Dios está enamorado de los pecadores, los ama y los
quiere salvar y la única razón es el amor inexplicable de Dios por el
hombre.
“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida, como también Cristo a la iglesia”.
Dios no nos llamó a sufrir, él fue a la cruz del calvario y sufrió por nosotros
para que nosotros viviéramos en paz.
Dios ha venido para que tengamos paz, vida, para que nos salvemos, para
que disfrutemos de lo que él ha hecho por nosotros.
La razón del arrebatamiento es la idea que tiene Dios con respecto de los
que él ama “Los que amé dice Jesús, los amé hasta las últimas
consecuencias”.
Dios no los deja pasar por angustias terribles, no nos ha puesto Dios para
ira.
Solo habrá gozo perpetuo en los que hemos sido salvados. La palabra
tribulación, no hay ni una sola escritura que la asocie con la iglesia.
¿A quién se refiere la gran tribulación?
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla,
habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra…”
“Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus
mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida, como también Cristo a la iglesia”.