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Caballero Bustamante
PRIMERA PARTE
PRESENTACIÓN
El Autor
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PRIMERA PARTE
PRIMERA PARTE
La Tutela Cautelar en
el Proceso Civil
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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PRIMERA PARTE
La tutela cautelar en
el proceso civil
I. INTRODUCCIÓN
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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(1) CHAMORRO BERNAL, Francisco. “La tutela judicial Efectiva. Derechos y garantías pro-
cesales derivados del artículo 24.1 de la Constitución”. Barcelona: Bosch 1994, p. 286
(2) PRIORI POSADA, Giovanni. “El derecho fundamental a la tutela cautelar: fundamentos,
contenido y límites”. En: Ius et veritas. Revista de Derecho. Año XV, Nº 30, p. 184.
(3) Ibid., p. 185
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PRIMERA PARTE
––––––––
(4) ARIANO DEHO, Eugenia. “Problemas del Proceso Civil”. Ed. Jurista, Lima 2003, pp.
597-598. Asimismo la autora citada refiere que sin duda alguna, la constitucionalización
definitiva de la tutela cautelar, cual componente esencial del derecho a la tutela jurisdic-
cional efectiva se debe a una famosa sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades
Europeas de Luxemburgo del 19 de julio de 1990, dictada en el asunto Factortame (Arrêt
C-213/89) al resolverse la cuestión prejudicial promovida por la House of Lords (en sede
jurisdiccional) en la que se sentó el principio que “el juez nacional debe inaplicar las leyes
nacionales que le impidan emitir resoluciones provisionales de índole cautelar en tutela de
derechos fundados en normas comunitarias, cuando aquello sea necesario con la finalidad
de garantizar la plena eficacia satisfactiva de la decisión final de fondo y de asegurar una
aplicación igual y uniforme de las normas comunitarias en relación a todos los destinatarios
en los varios estados”. Op. cit., pp. 599-600.
(5) MONROY PALACIOS, Juan. “Bases para la formación de una Teoría cautelar”. Comuni-
dad: 2002, p. 72.
(6) Loc. cit.
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PRIMERA PARTE
De acuerdo con el artículo 611º del Código Procesal Civil, antes que
fuera modificado por la Ley Nº 29384, publicado en el Diario Oficial
El Peruano el 28 de junio del 2009, establecía en su primer párrafo
que “el Juez, siempre que de lo expuesto y prueba anexa considere
verosímil el derecho invocado y necesaria la decisión preventiva por
constituir peligro en la demora del proceso, o por cualquier otra ra-
zón justificable, dictará medida cautelar en la forma solicitada o la
que considere adecuada atendiendo a la naturaleza de la pretensión
principal”.
––––––––
(10) Ibid.
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AP. N° 443-2004
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1.2.3 Adecuación
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(14) CALAMANDREI, Piero. Op. cot., p. 43.
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
De acuerdo con el artículo 612º del Código Procesal Civil “toda me-
dida cautelar importa un prejuzgamiento y es provisoria, instrumen-
tal y variable”.
Veamos a continuación, en detalle cada una de las características pre-
vistas por el Código Procesal Civil a las medidas cautelares.
2.1 Prejuzgamiento
AP. N° 201-2005
LIMA
Tercero.- Que, con relación a la verosimilitud del derecho invoca-
do, éste es apreciable en cuanto a la apariencia jurídica del derecho
que se reclama existe, lo que emerge de una apreciación sumaria,
sustentada en los medios probatorios aportados de un conocimiento
periférico y en un prejuzgamiento dirigido a lograr una decisión de
mera probabilidad respecto de la existencia del derecho discutido en
el proceso.
2.2 Provisoria
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PRIMERA PARTE
Décimo: Que, por otro lado siendo la medida cautelar provisoria nun-
ca llega a ser definitiva, en el sentido que aún cuando la demandada
se declare fundada en última instancia la medida cautelar dejará de
existir para dar paso a una medida de ejecución y además, siendo
variable, nunca llega a ser inmutable en el sentido que las partes y el
Juez pueden provocar su cambio o extinción en cualquier momento,
adecuándose a la normatividad pertinente.
2.3 Instrumental
––––––––
(15) MONROY GÁLVEZ, Juan. “El juez nacional y la medida cautelar”. Op. cit., p. 77.
(16) Al respecto Cfr. DINAMARCO, Cândido Rangel. “La instrumentalidad del proceso”.
Trad. Juan José Monroy Palacios. Ed. Communitas, Lima 2009.
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
––––––––
(17) ARIANO DEHO, Eugenia. “La instrumentalidad de la tutela cautelar”. En: Problemas del
Proceso Civil. Op. cit., pp. 607-608.
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PRIMERA PARTE
2.4 Variable
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
III. LA CONTRACAUTELA
La contracautela tiene por objeto asegurar al afectado con una medida caute-
lar el resarcimiento de los daños y perjuicios que pueda causar su ejecución.
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PRIMERA PARTE
Para esto, el Dr. Juan Monroy, indica que “la única manera es so-
licitarle –al momento en que pide la medida- alguna garantía que
asegure el pago futuro de los daños en caso la medida hubiese sido
pedida innecesariamente. Este requisito que debe cumplir quien soli-
cita una medida cautelar, de garantizar el resarcimiento del daño que
produzca la ejecución de la medida en caso no se ampare al final del
proceso su pretensión, recibe el nombre de contracautela”.(20)
El mencionado autor también refiere que “la naturaleza de la con-
tracautela es variable, no sólo depende de la naturaleza de la medi-
––––––––
(19) Código Procesal Civil
Artículo 673º.- Anotación de demanda en los Registros Públicos
Cuando la pretensión discutida en el proceso principal está referida a derechos inscritos,
la medida cautelar puede consistir en la anotación de la demanda en el registro respectivo.
Para su ejecución, el Juez remitirá partes al registrador, los que incluirán copia íntegra de la
demanda, de la resolución que la admite y de la cautelar.
El registrador cumplirá la orden por su propio texto, siempre que la medida resulte
compatible con el derecho ya inscrito. La certificación registral de la inscripción se
agrega al expediente.
La anotación de la demanda no impide la transferencia del bien ni las afectaciones posterio-
res, pero otorga prevalencia a quien ha obtenido esta medida.
(20) MONROY GÁLVEZ, Juan. Op. cit., p. 75.
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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(21) Ibid., pp. 75-76.
(22) MONROY PALACIOS, Juan José. “La tutela procesal de los derechos”. Palestra Editores,
2004, pp. 264-265.
(23) PRIORI POSADA, Giovanni. “Comentarios a la Ley del Proceso Contencioso Administra-
tivo”. ARA Editores, p. 239.
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PRIMERA PARTE
4.1 Competencia
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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(24) De acuerdo con el artículo 640º del Código Procesal Civil, “en un proceso en trámite, el
cuaderno cautelar se forma con copia simple de la demanda, sus anexos y la resolución
admisoria. Éstas se agregan a la solicitud cautelar y a sus documentos sustentatorios. Para la
tramitación de este recurso está prohibido el pedido del expediente principal.
(25) Código Procesal Civil
Artículo 636º.- Medida fuera de proceso
Ejecutada la medida antes de iniciado el proceso principal, el beneficiario debe interponer
su demanda ante el mismo Juez, dentro de los diez días posteriores a dicho acto.
Si no se interpone la demanda oportunamente, o ésta es rechazada liminarmente, la medida
caduca de pleno derecho. Dispuesta la admisión de la demanda por revocatoria del superior,
la medida cautelar requiere nueva tramitación.
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PRIMERA PARTE
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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PRIMERA PARTE
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
APLICACIÓN PRÁCTICA:
Las Medidas Cautelares y el Caso Lan
––––––––
(26) Para algunos autores en realidad no era competente el Juez Civil de Arequipa de
revisar el caso, dado que se trataba de un acto administrativo, por lo que debió acu-
dirse a un proceso contencioso-administrativo. Vid: RAFFO, Mauricio. “Las medidas
cautelares en los servicios públicos. Hay que cautelar a la cautelar” y LEDESMA
NARVÁEZ, Marianella. “Laberinto en los aires y medida cautelar”. Ambos artículos
se encuentran en “Diálogo con la Jurisprudencia”. Número 74, noviembre 2004. Año
10, pp. 25 y ss., y 31 y ss., respectivamente.
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PRIMERA PARTE
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
b) Análisis
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PRIMERA PARTE
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
A ello KRESALJA nos explica que ello significa que no solo se debe
reconocer en los derechos fundamentales un conjunto de facultades
de hacer por parte de su titular (dimensión subjetiva) sino, además,
––––––––
(32) KRESALJA ROSSELLÓ, Baldo. “La libertad de empresa: fundamento del sistema econó-
mico constitucionalizado”. En: Libro Homenaje a Jorge Avendaño. Lima, Fondo Editorial
de la PUCP, 2004. pp. 530-531.
(33) No toda la doctrina comparte la tesis de que el derecho a libertad de empresa sea un dere-
cho fundamental, así para De Juan Asenjo la libertad de empresa y la propiedad privada no
son derechos fundamentales de la persona humana, fundamenta ello en que la Constitución
Española no ha ubicado esos derechos en la Sección 1ª del Capítulo III del Título I, y no en
la Sección 2ª, por ello los artículos 33 y 38 (referidos a la libertad de empresa y propiedad
privada) no es posible –señala el autor citado- deducir que posean una jerarquía superior a
los del Título VII u otros pasajes de la Constitución. Vid: DE JUAN ASENJO, Oscar. “La
Constitución Económica Española”. Centro de estudios constitucionales. Madrid: CEC,
1984, p. 138.
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PRIMERA PARTE
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(34) KRESALJA ROSSELLÓ, Baldo. “La libertad de empresa: fundamento del sistema econó-
mico constitucionalizado”. Op. Cit.; p. 532.
(35) Citado por: ARIÑO ORTIZ, Op. Cit., p. 296.
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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PRIMERA PARTE
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(37) Sobre el tema, Vid. KRESALJA ROSSELLÓ, Baldo. “La libertad de empresa: fundamento
del sistema económico constitucionalizado”.Op. cit.; pp. 540 y ss. En el mismo sentido EN-
TRENA CUESTA, Ramón. “El principio de libertad de empresa”. En: GARRIDO FA-
LLA, Fernando (Editor). “El modelo económico en la Constitución española”. Publicación
del Instituto de Estudios Económicos. Volumen 1. España, 1981, pp. 112-113. También
LUCCHETTI RODRIGUEZ, Alfieri. “Algunas reflexiones acerca del contenido esencial
del Derecho a la Libertad de Empresa en el marco de la Constitución de 1993”. En: Taller
de Derecho. Revista editada por alumnos de la PUCP. Año I, Nro. 1, p. 175 y ss.
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
––––––––
(38) Ibidem, p. 544
(39) FONT GALAN, Juan Ignacio. Op. Cit., p. 61.
(40) Uno de los elementos que debe reflexionar el juez antes de dictar una medida cautelar es,
entre otras, el principio de mínima injerencia, el cual supone la necesidad de sancionar aque-
lla medida que cause el menor perjuicio posible al sujeto afectado. Es decir, intenta evitar
que el sujeto sobre el que va a recaer la medida padezca de perjuicios innecesarios, cuando
sea posible otorgar otra que cumpla el mismo propósito, sin que resulte tan dañosa como
la primera. Vid: MONROY PALACIOS, Juan José. “Bases para la formación de una Teoría
Cautelar” Lima: Comunidad. 2002, pp. 348 y ss. En el caso de Lan Perú, por ejemplo en la
medida de no innovar sobre la disposición de las acciones del Sr. Rodríguez Larraín, pudo
dictarse otras medidas como la anotación de la demanda, Vid: LEDESMA NARVÁEZ,
Marianella. “Laberinto en los aires y medida cautelar”. Op. cit., p. 35.
(41) Al respecto Monroy Gálvez señala que el juez no debe conceder una medida cautelar sólo
porque el peticionante lo ha persuadido que “tiene la razón”, que es un poco lo que expresa
la apariencia de derecho antes citada, debe exigir algo más. El juez debe encontrar en el
pedido la necesidad de que se conceda la medida mientras se tramita el proceso, porque si
se espera su conclusión ya la situación material habrá cambiado tanto y el daño producido
al peticionante durante el tiempo de tramitación le habría generado un severo perjuicio.
MONROY GALVEZ, Juan. “La formación del proceso civil peruano. Escritos reunidos”.
Op. cit., p. 74.
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PRIMERA PARTE
economía del país, como hemos visto afecta a distintos sectores como
la exportación y el turismo y el libre transporte de pasajeros, creemos
que hubiera sido pertinente reflexionar un poco más acerca de la
suspensión de los vuelos de Lan Perú, dado su carácter excepcional
al tratarse de un servicio público, dándose por ejemplo una sanción
pecuniaria al terminar el proceso, ello hubiera sido más viable y hu-
biera evitado conflictos como por ejemplo con el Poder Ejecutivo.
d) Conclusiones
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
I. PETITORIO CAUTELAR:
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PRIMERA PARTE
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
3. Con fecha 20 de abril del 2002, inscribí en los Registros Públicos de Lima y
Callao mi derecho de propiedad sobre el TERRENO RÚSTICO detallado ante-
riormente (ANEXO 1-E) y el 23 de setiembre de 2002, INSCRIBÍ en los Regis-
tros Públicos de Lima y Callao LA FÁBRICA (CONSTRUCCIÓN) que edifi-
qué sobre el TERRENO RÚSTICO adquirido, edificación conformada por UN
PISO, distribuido almacén, dos oficinas, dos baños completos, escalera, pozo de
Luz, área techada es de 167.28 m2, área libre 24.72 m2, fecha de terminación de
la construcción 15 de mayo de 2002, el COSTO de la CONSTRUCCIÓN es de
S/. 65,818.71 (SESENTA Y CINCO MIL OCHOCIENTOS DIEZ Y OCHO
CON 71/100 DOLARES AMERICANOS), conforme a la copia de la Nota In-
formativa expedida por los Registros públicos de Lima (ANEXO 1-F) y en la Va-
luación Comercial de fecha 10 de octubre del 2006 que señala que la FABRICA
tiene una antigüedad aproximada de ocho (08) años (Anexo 1-G).
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PRIMERA PARTE
Nótese que el REMATE del inmueble dado en garantía incluye no sólo el área
superficial (TERRENO), sino también comprende la FABRICA QUE EDIFI-
QUÉ sobre el inmueble, considerando que La TASACIÓN en base a la cual se
determino el precio del bien a rematar incluye el valor del TERRENO Y DE LA
EDIFICACIÓN, EXTENDIENDO LA HIPOTECA A BIENES SOBRE LOS
QUE PRIMIGENIAMENTE NO SE CONSTITUYÓ LA HIPOTECA Y QUE
SE EDIFICARON POR UN PROPIETARIO DISTINTO Y CON POSTERIO-
RIDAD a la constitución de la garantía hipotecaria.
6. Adviértase que a partir del 08 de junio del 2007, fecha en la que fui notificado
con la Resolución Nº 51 de fecha 02 de octubre del 2006, SE PRODUJO LA
AFECTACIÓN, VULNERACIÓN y VIOLACIÓN a mis derechos Constitu-
cionales a la PROPIEDAD y al DEBIDO PROCESO encontrándome plena-
mente habilitado a solicitar la Tutela Judicial Efectiva en garantía de mis dere-
chos fundamentales, POR LO QUE RECURRO como TUTELA URGENTE
a su despacho, INTERPONGO DEMANDA DE AMPARO a fin de que se
declare sin efecto la Resolución Nº 31 expedida por el 51º Juzgado Especiali-
zado en lo Civil de Lima e INTERPONDO MEDIDA CAUTELAR a fin que
el FECHO VULNERATORIO NO SE TORNE EN IRREVOCABLE y en
consecuencia el DAÑO A MI DERECHO FUNDAMENTAL A LA PROPIE-
DAD EN IRREPARABLE.
A. PELIGRO EN LA DEMORA
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
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PRIMERA PARTE
8. Así mismo, la Jurisprudencia que viene desarrollando los alcances del artículo
1100º del Código Civil, Jurisprudencia emitida por el TRIBUNAL CONS-
TITUCIONAL en el Expediente Nº 428-97-AA/TC, Publicada en el Diario
Oficial “El Peruano” (ANEXO 1-I), Casación Nº 984-2003-Lima, Ejecución
de Garantías publicada en el diario oficial “El Peruano” el 30 de abril del
2004 y Casación Nº 2842-2003 (ANEXO 1-J), Ejecución de Garantías publi-
cada en el diario oficial “El Peruano” el 30 de mayo del 2005 (ANEXO 1-K),
que uniformemente han resuelto que la Hipoteca sólo se extiende a los bienes
que originalmente se encontraban determinados en el instrumento de consti-
tución, por lo que los bienes que no se incluyen de forma determinada en la
misma, NO se consideran incluidos, concluyendo la NO EXTENSIÓN de la
hipoteca a edificaciones que no se incluyeron expresamente o que no existían
al momento de constitución de la hipoteca.
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LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL
C. ADECUACIÓN
11. Dado que en el presente caso, la Resolución Nº 31 expedidas por el 51º Juzgado
Especializado en lo Civil de Lima ORDENA LA ADJUDICACIÓN Y LA EN-
TREGA DEL BIEN en diez días útiles bajo apercibimiento LANZAMIEN-
TO, se evidencia la URGENCIA, de la presente MEDIDA CAUTELAR a fin
de evitar la vulneración de mi derecho fundamental a la PROPIEDAD por lo
que la presente MEDIDA CAUTELAR debe declarase fundada.
IV. ANEXOS
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PRIMERA PARTE
POR TANTO:
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SEGUNDA PARTE
SEGUNDA PARTE
La Tutela Cautelar en el
Proceso Constitucional
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
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SEGUNDA PARTE
1.1 Introducción
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(42) Al decir de Monroy Palacios sería más conveniente la denominación “verosimilitud de
fundabilidad de la pretensión”. Ibid., p. 170.
(43) Ibid., p. 170.
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SEGUNDA PARTE
––––––––
(44) ARIANO DEHO, Eugenia. “Situación cautelable, verosimilitud y “periculum in mora”.
En: “Problemas del Proceso Civil”. Jurista Editores, Lima, 2003, p. 667.
(45) STC. Nº 0023-2005-PI/TC, Fj. 52.
(46) MONROY PALACIOS, Juan. Op. cit., p. 175.
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
1.2.3. La adecuación
1.2.4. La contracautela
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(47) CALAMANDREI, Piero. “Introducción al estudio sistemático de las providencias
cautelares”. ARA Editores, Lima 2006, p. 42.
(48) Ibid., p. 189.
(49) ARIANO DEHO, Eugenia. “Problemas del Proceso Civil”. Jurista Editores, Lima,
2003, p. 693.
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SEGUNDA PARTE
––––––––
(50) En opinión de Samuel Abad ni la Constitución de 1979 ni la de 1993 regularon el
tema de la suspensión, lo cual…era lo más conveniente para no congelar los alcances
de una institución que debe ser regulada por la ley. En: ABAD YUPANQUI, Samuel.
“El proceso constitucional de amparo”. Gaceta Jurídica, primera edición, 2004, p.
477.
(51) Ibid., p. 484.
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(52) ABAD YUPANQUI, Samuel y SAN MARTIN CASTRO, Cesar. “La medida caute-
lar en el amparo: La ley 25011”. En: Derecho y Sociedad. Revista de Derecho, Nº 10,
p. 41.
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SEGUNDA PARTE
––––––––
(53) La Comisión estuvo integrada por los profesores Domingo García Belaúnde, Francis-
co Eguiguren, Juan Monroy, Arsenio Oré, Jorge Danós y Samuel Abad.
(54) ABAD YUPANQUI, Samuel. “El proceso constitucional de amparo”. Op. cit., p.
492.
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(55) Cfr. AA.VV., “Código Procesal Constitucional. Comentarios, Exposición de Motivos,
Dictámenes e Índice Analítico”, Lima, Palestra Editores, 2003, p. 308.
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SEGUNDA PARTE
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(56) Ibid. p. 113. Asimismo, lo antedicho se verá afirmado en el Proyecto de Ley Nº
09371.
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SEGUNDA PARTE
Por nuestra parte, creemos que la técnica usada por el legislador fue
pésima, dado que presenta una serie de defectos, lo suficiente para
ser declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional, por los
fundamentos puntuales que veremos en el capítulo III, a ello no des-
calificamos que la intención que duda cabe es buena, como hemos
visto en el primer ejemplo que postulamos al inicio de este punto de
la monografía, pero ello no debe ir de un tratamiento inconstitucional
que vulnere el derecho a la igualdad y a la tutela jurisdiccional efec-
tiva, por ello se debió someter a un proceso de crítica más riguroso
sobre este tema, ahora bien una propuesta interesante que se dio en el
Pleno del Congreso por parte del congresista Pedro Morales Mansilla
al señalar que el artículo 15 debía ser precisado para señalar que no
procede el otorgamiento de medidas cautelares contra actos admi-
nistrativos de gobierno municipal que buscan preservar la seguridad,
integridad física o la vida de las personas dentro del trámite de recur-
sos de amparo (57), sosteniendo ello a base que no surtan efectos las
medidas cautelares, porque mientras se debate o culmina el principal,
las empresas o los establecimiento que han sido declarados informa-
les o de clausura, continúan funcionando, perdiendo autoridad o ju-
risdicción el gobierno local (58). Qué sucedería con nuestro segundo
ejemplo, acaso lo dicho anteriormente podría dejar la puerta cerrada
para casos de night clubs, y dejar la ventana abierta para casos de re-
soluciones de SAT, u otros de índole similar, no podemos soslayar la
presencia de un trato desigual, en todo caso una fórmula intermedia
podría ser la solución, el debate sigue abierto.
––––––––
(57) Ibid., p. 292.
(58) Loc. Cit.
61
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
62
SEGUNDA PARTE
––––––––
(59) Ibid., pp. 278-279.
63
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(60) Ibid., pp. 279-280.
64
SEGUNDA PARTE
––––––––
(61) Ibid., p. 308
(62) Así, diversos medios de comunicación tanto académicas como institucionales cuestionaban
dicha norma, así por ejemplo se señalo que: “El Código Procesal Constitucional en cuanto
a las medidas cautelares ante la necesidad de su utilización pero también de su recurrente
abuso, se ha pretendido que se restituya la naturaleza de las medidas cautelares, se dictan sin
conocimiento de la contraparte y su apelación es concedida sólo sin efecto suspensivo (ar-
tículo 15). Sin embargo, a pesar de que uno de sus motivos era facilitar la labor de alcaldes
y autoridades, hace que el procedimiento resulte más dilatorio y que en realidad se desna-
turalice el contenido protector de la medida cautelar, así también el proceso amparo”. En:
Boletín Informativo. Área de Asuntos Regulatorios y Administrativos del estudio Benites,
De las Casas, Forno&Ugaz. Lima, 10 de Junio de 2004. Año 2, N° 11, p. 1.
(63) ABAD YUPANQUI, SAMUEL. “Medida cautelar y proceso de amparo. La inconsti-
tucionalidad parcial del artículo 15 del Código Procesal Constitucional”. En: AA.VV.
Derecho Procesal. III Congreso Internacional, Universidad de Lima. Fondo de De-
sarrollo Editorial. Lima, 2005, p. 87. Asimismo, el autor citado también toma esta
postura en un libro anterior: ABAD YUPANQUI, Samuel. “El proceso constitucional
de amparo”. Gaceta Jurídica, primera edición, 2004, p. 511.
(64) MONROY GALVEZ, Juan. “Juez y ley producto semielaborado. A propósito de las
medidas cautelares contra el Estado”. En Jurídicas. Suplemento de Análisis Legal del
diario “El Peruano”. Año 2, martes 28 de junio de 2005 / Número 52, p. 3
65
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(65) La Constitución consagra este principio en el artículo 2º inc. 2).
Artículo 2.- Toda persona tiene derecho:
(…)
2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza,
sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole.
(66) Así el Tribunal Constitucional ha recogido este principio en los siguientes expedien-
tes: 1607-2002-AA, 0261-2003-AA, 0018-2003-AI, 0001-2003-AI, 0001-2003-AI,
0007-2003-AI, 0446-2003-AA, 1975-2002-AA
66
SEGUNDA PARTE
––––––––
(67) PRIORI POSADA, Giovanni. “La Tutela Cautelar. Su configuración como derecho
fundamental”. ARA Editores, Lima 2006, p. 121.
(68) EGUIGUREN PRAELI, Francisco. “Principio de igualdad y derecho de no discrimi-
nación”. En: Estudios Constitucionales. ARA Editores, Lima, 2002, p. 96.
(69) Ibidem., p. 96.
(70) Cfr. STC Exp. Nº 0018-2003-AI
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La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(71) DEVIS ECHANDÍA, Hernando. “Derecho y deber de jurisdicción, y la igualdad de
las personas ante aquélla y en el proceso”. En: Ius et Veritas. Revista editada por lo
estudiantes de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú,
Nº 10, p. 18. Asimismo, Giovanni Priori, siguiendo esta línea indica que “la igualdad
procesal estaría conformada a partir de la situación en la que se encuentran las partes
de un proceso ante el tiempo que éste toma. De esta manera, la igualdad de las partes
procesales supone que ninguna de ellas obtenga una indebida ventaja respecto de la
otra, por la demora del proceso. El ordenamiento jurídico no puede aceptar que por
un defecto sustancial en un instituto diseñado por él mismo (el tiempo), una de las
partes se vea perjudicada, con algo que ha sido diseñado pensando, precisamente,
en protegerla”. PRIORI POSADA, Giovanni. “La Tutela Cautelar. Su configuración
como derecho fundamental”. Op. cit., p. 123.
(72) ABAD YUPANQUI, Samuel. “Medida cautelar y proceso de amparo. La inconsti-
tucionalidad parcial del artículo 15 del Código Procesal Constitucional”. Op. cit.,
p. 87.
(73) Loc. cit.
68
SEGUNDA PARTE
nal, que por lo demás dicho procedimiento será llevado con una serie
de engorrosos trámites y extensión en demasía del tiempo necesario
para dictar una medida cautelar, y menos aún puede sostenerse en el
principio de autoridad; por otro lado, como bien señala Abad dicho
principio también lo tienen el Ejecutivo, Legislativo y otros(…)los
abusos no solo se han cometido contra los gobiernos regionales y
locales, sino también en otras circunstancias. De ahí que (…) dicho
procedimiento que establece un verdadero “privilegio” para determi-
nadas autoridades, resulte inconstitucional por lesionar el principio
de igualdad (74).
––––––––
(74) Loc. cit.
(75) PEYRANO, Jorge W. “Lo urgente y lo cautelar”. En: Ius et Veritas. Revista de Dere-
cho. Nro 10, p. 130.
69
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
Por ello, una medida cautelar que tenga que transitar por diversas
salas, distorsiona este derecho, más aún si se concede con efecto sus-
pensivo, y este deba elevarse en caso de apelación a la Corte Supre-
ma, más aún los trámites se hacen más onerosos en casos de medi-
das cautelares solicitadas en provincias, es así que concordamos con
Ferreira cuando señala que el conocimiento de la Corte Suprema
resultaría … un retroceso para el trámite sumarísimo y urgente que
debe caracterizar a la acción de amparo cuando muy bien la medida
––––––––
(76) CAIRO ROLDÁN, Omar. “La tutela de urgencia y el proceso de amparo”. En The-
mis. Revista de Derecho. No. 43, p. 134.
(77) FERREIRA VILDOSOLA, Roger. “Tutela judicial efectiva, amparo residual y me-
didas cautelares”. En: AA.VV. Derecho Procesal. III Congreso Internacional. Op.
cit., p. 111.
70
SEGUNDA PARTE
cautelar puede ser vista por el juez de primera instancia con pronun-
ciamiento en revisión por la Corte Superior (78).
De la misma opinión es respalda por el constitucionalista Abad, quien
en su opinión si aceptamos que la medida cautelar debe garantizar
una tutela judicial efectiva y en definitiva se sustenta en el “valor efi-
cacia” en el proceso, resulta lógico que el diseño de su procedimiento
también lo haga (…) un procedimiento cautelar que se inicia ante la
Sala Civil de la Corte Superior y se resuelve en segundo grado ante la
Corte Suprema, que cuenta con una apelación con efecto suspensivo
no garantiza una tutela judicial efectiva (79).
Continuando con esta posición, el Dr. Priori comenta que el artículo
15º del Código Procesal Constitucional es la norma que más clara-
mente demuestra cómo una ley puede vulnerar de manera flagrante y
sin pudor el derecho constitucional a la tutela cautelar. Dicha norma
es inconstitucional, pues crea, sin justificación objetiva ni razonable
alguna, un trámite distinto para solicitar medidas cautelares contra
actos expedidos por los gobiernos regionales y locales. Es incons-
titucional además, porque regula un trámite tan engorroso para la
obtención y ejecución de una medida cautelar que en la práctica hace
imposible que ella pueda llegar oportunamente. Lesiona con ello,
los derechos fundamentales a la igualdad y a la tutela jurisdiccional
efectiva (80).
Es de reconocer junto con Picó I Junoy que la tutela judicial no
es tal sin medidas cautelares que aseguren el efectivo cumplimiento
de la futura resolución definitiva que recaiga en el proceso (81), y es
que justamente el planteamiento y el consentimiento de una medi-
da cautelar dentro de un proceso de amparo debe cumplir con los
principios de eficiencia, inmediación, y sobretodo de celeridad, no es
––––––––
(78) Ibid., p. 116
(79) ABAD YUPANQUI, Samuel. “Medida cautelar y proceso de amparo. La inconstitu-
cionalidad parcial del artículo 15 del Código Procesal Constitucional”. Op. cit., p.88.
(80) PRIORI POSADA, Giovanni. “La Tutela Cautelar. Su configuración como derecho
fundamental”. Op. cit., p. 165.
(81) PICÓ I JUNOY, Joan. “Las garantías constitucionales del proceso”. Tercera reimpre-
sión. Barcelona: Bosch, 2002, p. 73.
71
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(82) Exp. Nº 837-2005 MC, véase: Anexo I.
(83) Fundamento sétimo del Exp. Nº 837-2005 MC, p. 6.
(84) Fundamento noveno del Exp. Nº 837-2005 MC, p. 8.
72
SEGUNDA PARTE
––––––––
(85) MONROY GALVEZ, Juan. “Juez y ley producto semielaborado. A propósito de las
medidas cautelares contra el Estado”. Op. cit., pp. 3-4.
(86) En el mismo sentido, Eugenia Ariano Deho ha afirmado que “El argumento parece
contundente, porque efectivamente es innegable que los párrafos “enjuiciados” por la
Sala establecen un trato privilegiado a favor de los demandados cuando o son muni-
cipios o son gobiernos regionales: juez colegiado, contradictorio previo, intervención
del MP (no se sabe si como parte o dictaminador) y apelación suspensiva. Un trato
que no tienen los demás demandados en amparo, pues la demanda cautelar es cono-
cida por un juez unipersonal, no hay contradictorio (ni previo ni posterior) y la apela-
ción no es suspensiva”. ARIANO DEHO, Eugenia. “Sobre la concreta “inaplicación”
de los párrafos 3 y 4 del artículo 15 del Código Procesal Constitucional”. En: Diálogo
con la Jurisprudencia, Nº 82. Gaceta Jurídica, Lima, julio 2005. Año 11, p. 71.
(87) Al respecto, puede revisarse el Anexo II, que contiene la Sentencia del Pleno Jurisdic-
cional del Tribunal Constitucional Nº 0023-2005-PI/TC.
73
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
74
SEGUNDA PARTE
75
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
––––––––
(88) STC. Nº 0023-2005-PI/TC, Fj. 49.
76
SEGUNDA PARTE
Cuando la solicitud de medida cautelar tenga por objeto dejar sin efecto
actos administrativos dictados en el ámbito de aplicación de la legisla-
ción municipal o regional, se correrá traslado por el término de tres días,
acompañando copia certificada de la demanda y sus recaudos, así como
la resolución que la da por admitida, tramitando el incidente por cuerda
separada, con intervención del Ministerio Público. Con la contestación
expresa o ficta, el Juez resolverá dentro del plazo de tres días, bajo res-
ponsabilidad.
77
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
Son normas autoaplicativas, aquellas cuya aplicabilidad, una vez que han
entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada.
78
SEGUNDA PARTE
79
La Tutela Cautelar en el Proceso Constitucional
80
SEGUNDA PARTE
CONCLUSIONES
➢ Los motivos dados al artículo 15º si bien tienen objetivos como el prin-
cipio de autoridad, y en a fin de cuentas es beneficioso a la sociedad,
no puede ser ponderado si da las espaldas a principios que sostienen el
basamento constitucional como el derecho a la tutela judicial efectiva,
y el principio a la igualdad, reconocidos en nuestra Constitución.
81
ANEXO I
TERCERA PARTE
Jurisprudencia sobre
Medidas Cautelares
83
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
84
ANEXO I
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PLENO JURISDICCIONAL
0023-2005-PI/TC
SENTENCIA
DEL PLENO JURISDICCIONAL
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD
Defensoría del Pueblo contra el Congreso de la República
Del 27 de octubre de 2006
Síntesis
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por Walter Albán Peralta, defensor del Pue-
blo en funciones, contra el tercer y cuarto párrafo del artículo 15º de la Ley Nº 28237, Código
Procesal Constitucional, que establece la procedencia de la medida cautelar en los procesos de
amparo en los que se cuestionen actos administrativos expedidos por los gobiernos locales y
regionales.
Magistrados presentes:
GARCÍA TOMA
GONZALES OJEDA
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
SUMARIO
I. Asunto
II. Datos generales
III. Disposición cuya constitucionalidad se cuestiona
IV. Antecedentes
V. Materias constitucionalmente relevantes
VI. Fundamentos
A) El Código Procesal Constitucional y el cambio en el régimen legal del proceso de
amparo
§1. La nueva configuración del proceso en el Estado Democrático y Social de Dere-
cho.
§2. Naturaleza y fines de los procesos constitucionales.
§3. El caso del proceso de amparo.
§4. La configuración constitucional y legal del proceso de amparo: el Código Procesal
Constitucional.
§5. Los cambios en el régimen procesal de la medida cautelar en el proceso de amparo.
85
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
VII. Fallo
En Lima, a los 27 días del mes de noviembre de 2005, reunido el Tribunal Constitucional en
sesión de pleno jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados García Toma, presidente; Gonzales
Ojeda, vicepresidente; Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia
la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado Alva orlandini.
I. ASUNTO
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Walter Albán Peralta, defensor del Pueblo
en funciones, contra el tercer y cuarto párrafo del artículo 15º de la Ley Nº 28237, Código Procesal
Constitucional, que establece la procedencia de la medida cautelar en los procesos de amparo en los
que se cuestionen actos administrativos expedidos por los gobiernos locales y regionales.
Tercer y cuarto párrafo del artículo 15º del Código Procesal Constitucional que establece lo
siguiente:
Cuando la solicitud de medida cautelar tenga por objeto dejar sin efecto actos administrativos
dictados en el ámbito de aplicación de la legislación municipal o regional, serán conocidas en primera
instancia por la Sala competente de la Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial correspondiente.
De la solicitud se corre traslado por el término de tres días, acompañando copia certificada de la
demanda y sus recaudos, así como de la resolución que la da por admitida, tramitando el incidente en
cuerda separada, con intervención del Ministerio Público. Con la contestación expresa o ficta la Corte
Superior resolverá dentro del plazo de tres días, bajo responsabilidad, salvo que se haya formulado
86
ANEXO I
solicitud de informe oral, en cuyo caso el plazo se computará a partir de la fecha de su realización. La
resolución que dicta la Corte será recurrible con efecto suspensivo ante la Corte Suprema de Justicia de
la República, la que resolverá en el plazo de diez días de elevados los autos, bajo responsabilidad.
IV. ANTECEDENTES
1. Demanda
– El primer y segundo párrafo del artículo 15º del Código Procesal Constitucional esta-
bleció como regla un procedimiento ágil para la procedencia de la medida cautelar, al
disponer que ésta sea dictada sin audiencia a la parte demandada, sin intervención del
Ministerio Público; que el recurso de apelación sea concedido sin efecto suspensivo y que
tenga como límite la irreversibilidad de la misma. Sin embargo, en los cuestionados tercer
y cuarto párrafo del referido artículo 15º, al regularse la procedencia de la medida cau-
telar en el caso de los actos administrativos de los gobiernos locales y regionales, se han
establecido limitaciones que desnaturalizan la esencia de las medidas cautelares, toda vez
que resultan “irrazonables” y “desproporcionadas”, al conceder audiencia a la parte de-
mandada e informe oral si lo solicita; disponer la intervención del Ministerio Público; que
el recurso de apelación sea concedido con efecto suspensivo y, finalmente, que el pedido
de medida cautelar sea presentado ante la Sala Civil de la Corte Superior y en apelación
ante la Corte Suprema.
Al respecto, se precisa que en el respectivo debate del pleno del Congreso se alegó que
un procedimiento cautelar de esta naturaleza se justificaba en consideraciones referidas a
la experiencia y a los abusos que se habían cometido a nivel jurisdiccional al concederse
indebidamente medidas cautelares, debilitando de este modo la autonomía municipal y
regional, además del principio de autoridad.
– Finalmente, se solicita a este Colegiado que exhorte a la Comisión Ejecutiva del Poder
Judicial a la pronta implementación de jueces especializados en materia constitucional,
87
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
la misma que viene exigida por la Tercera Disposición Final del Código Procesal Cons-
titucional. Al respecto, indica que en el punto resolutivo Nº 6 de la sentencia recaída en
el Expediente Nº 1417-2005-AA/TC, CASO ANICAMA HERNÁNDEZ, se exhortó al
Poder Judicial a que aumente el número de Juzgados Especializados en lo Contencioso
Administrativo en el Distrito Judicial de Lima y los cree en el resto de distritos judiciales
de la República.
2. Contestación de la demanda
Con fecha 27 de octubre de 2005, el apoderado del Congreso de la República contesta la de-
manda, solicitando que se la declare infundada, alegando que las disposiciones cuestionadas no
contienen ninguna clase de inconstitucionalidad, ya sea directa o indirecta, por la forma o por el
fondo, en atención a las siguientes consideraciones:
– Con respecto al hecho de que la apelación sea concedida con efecto suspensivo, si en
los procesos principales se debe respetar la regla del efecto suspensivo de la sentencia
apelada, no se incurre en inconstitucionalidad cuando se ha previsto el efecto suspensivo
del auto apelado que concede una medida cautelar. Más aún, en un contexto como el
peruano en el que el litigante “no se caracteriza precisamente por una actuación de buena
fe”. Es por ello que la suspensión del auto que concede la medida cautelar tiene como
propósito salvaguardar la ponderación, ya que se correría el riesgo de utilizar las medidas
cautelares en contra de los gobiernos locales y regionales como medios de presión frente a
autoridades que sólo han actuado de modo regular y correcto, evitándose la interposición
de medidas sin correlato con la realidad jurídico-material o, en el peor de los casos, en la
concesión por parte de la autoridad judicial de medidas inadecuadas e irreversibles.
– Si las pruebas y los elementos que sirven de soporte para la concesión de la medida caute-
lar son distintos a los del principal no resulta cuestionable que corran en cuerda separada
y por medio de jueces distintos. Por el contrario, la Corte Superior y la Suprema garanti-
zan de mejor manera la proporcionalidad y adecuación de la medida a las exigencias del
proceso y de lo que se persigue con su tramitación.
88
ANEXO I
– La norma parte de un hecho práctico de que, tanto los gobiernos locales como los regio-
nales son los más afectados en sus atribuciones y competencias constitucionales por el
abuso del amparo y las medidas cautelares, que en los últimos tiempos –o desde que esta-
ba en vigor la Ley Nº 23506– sólo han servido para enervar el principio de autoridad. Así,
la finalidad de la norma cuestionada, se encuentra constituida por el respeto del principio
de autoridad, el que se traduce en el acatamiento de las normas que emiten los gobiernos
locales y regionales (artículo 38º de la Constitución). En suma, las medidas cautelares del
Código Procesal Constitucional, en el caso de los actos administrativos de los gobiernos
locales y regionales, no vulnera el principio de igualdad al resistir con suficiencia el test de
razonabilidad.
Este Colegiado estima que el análisis de constitucionalidad del tercer y cuarto párrafo del artí-
culo 15º del Código Procesal Constitucional (en adelante CPConst.), debe centrarse en los siguientes
temas:
1. Determinar cuáles son los cambios derivados en el régimen legal aplicable al proceso de amparo
a partir de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional:
1.1. ¿Cuál es la nueva configuración del proceso en el Estado Democrático y Social de Derecho?
1.2. ¿Cómo se establecen la naturaleza y los fines de los procesos constitucionales?
1.3. ¿Cuál es la función constitucional del proceso de amparo?
1.4. ¿Cuál es la configuración legislativa del proceso de amparo?
1.5. ¿Cuáles son los cambios en el régimen procesal de la medida cautelar en el proceso de amparo?
2. Si el procedimiento cautelar aplicable al caso de los actos administrativos de los gobiernos lo-
cales y regionales, que presenta como características: a) el otorgamiento de audiencia a la parte
demandada; b) la intervención del Ministerio Público; c) la posibilidad de solicitar informe oral;
d) la concesión del recurso de apelación con efecto suspensivo, y e) que la medida cautelar sea
tramitada ante la Sala Civil de la Corte Superior y en apelación ante la Corte Suprema, vulnera
el derecho a la tutela jurisdiccional “efectiva”. En tal sentido, los problemas jurídicos que se
plantean pueden ser expresados del siguiente modo:
2.1. ¿Cuál es la relación existente entre la efectividad procesal y el proceso de amparo?
2.2. Determinar si el procedimiento cautelar cuestionado supone una afectación del derecho al
libre acceso a la jurisdicción
3. Analizar la naturaleza de la tutela cautelar como garantía del derecho al debido proceso; para
tales efectos corresponderá analizar:
3.1. ¿Cuál es el contenido constitucionalmente protegido del derecho al debido proceso?
3.2. ¿Cuál es la función constitucional de la tutela cautelar? ¿Cuáles son los deberes que impone al
juez constitucional y a los justiciables?
3.3. ¿La tutela cautelar se encuentra incorporada como contenido implícito del derecho al debido
proceso?
89
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
VI. FUNDAMENTOS
90
ANEXO I
pues con la finalidad de hacer del proceso un mecanismo ágil, eficaz y garantista
en la defensa de los derechos de las personas, la Constitución ha consagrado el
derecho al debido proceso y la tutela jurisdiccional con garantías procesales, entre
las que destacan: los derechos fundamentales al debido proceso y a la tutela ju-
risdiccional (artículo 139.3), el derecho a la publicidad de los procesos (artículo
139.4), el derecho a la motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas
las instancias (139.5), el derecho a la pluralidad de la instancia (artículo 139.6),
el principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley
(artículo 139.8), el principio de inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de
las normas que restrinjan derechos (artículo 139.9), la aplicación de la ley más
favorable al procesado en caso de duda o de conflicto entre leyes penales (artí-
culo 139.11), el principio de no ser condenado en ausencia (artículo 139.12), la
prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada, y que la
amnistía, el indulto, el sobreseimiento definitivo y la prescripción producen los
efectos de cosa juzgada (artículo 139.13), el derecho fundamental a no ser privado
del derecho de defensa en ningún estado del proceso (artículo 139.14), el dere-
cho fundamental a que toda persona debe ser informada, inmediatamente y por
escrito, de las causas o razones de su detención (artículo 139.15), la gratuidad de
la administración de justicia y de la defensa gratuita para las personas de escasos
recursos y, para todos, en los casos que la ley señala (artículo 139.16), el derecho
de toda persona de formular análisis y críticas de las resoluciones y sentencias
judiciales, con las limitaciones de ley (artículo 139.20); el principio de que la ley,
desde su entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situa-
ciones jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos
supuestos, en materia penal cuando favorece al reo (artículo 103), el derecho a que
toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente
su responsabilidad (artículo 2.24.e), entre otras.
––––––––
(2) STC 0023-2003-AI, FJ 34.
(3) STC 1003-1998-AA, FJ 3.C. y STC 05374-2005-AA, FJ 6.
(4) STC 2915-2004-HC, FJ 5.
(5) STC 1934-2003-HC, FJ 1 y ss. y STC 1808-2003-HC, FJ 2.
(6) STC 4124-2004-HC, FJ 8 y STC 0549-2004-HC, FJ 3.
(7) STC 0729-2003-HC, FJ 2 y STC 2050-2002-AA, FJ 18 ss.
(8) STC 2028-2004-HC, FJ 5.
(9) STC 1042-2002-AA, FJ 2.3.1, STC 1546-2002-AA, FJ 2 ss. y STC 0015-2001-AI (acumulados), FJ 6 ss.
91
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Así, los derechos fundamentales y los procesos que los tutelan se constituyen en
el presupuesto indispensable para un adecuado funcionamiento del sistema de-
mocrático y en el instrumento concretizador de los valores, principios y derechos
constitucionales.
92
ANEXO I
Por todo ello, la afirmación del doble carácter de los procesos constitucionales
resulta ser de especial relevancia para el análisis constitucional a realizar por este
Colegiado, pues este caso amerita una valoración de esta dimensión objetiva
orientada a preservar el orden constitucional como una suma de bienes insti-
tucionales. En consecuencia, se hace necesaria la configuración de un proceso
constitucional en el que subyace una defensa del orden público constitucional.
Todo lo cual nos permite definir la jurisdicción constitucional no en el senti-
do de simple pacificadora de intereses de contenido y alcance subjetivos, sino
del orden constitucional (normatividad) y de la realidad social (normalidad) en
––––––––
(10) Disposición de carácter general que recoge la institución procesal del amparo, entendido como el pro-
cedimiento judicial sencillo y breve que tiene por objeto la tutela de todos los derechos reconocidos por
las constituciones y leyes de los Estados Partes y por la Convención [CIDH. El Hábeas Corpus Bajo
Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, parágrafo 32]
(11) ZAGREBELSKY, Gustavo. «¿Derecho procesal constitucional?». En: Revista Peruana de Derecho Pro-
cesal, N.° IV, Lima, 2001. pp. 409 y 415.
93
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Así, en el presente caso, para ejercer un control de constitucionalidad acorde con las
instituciones y valores consagrados por la Constitución, este Tribunal considera nece-
sario enfatizar que existe un régimen jurídico propio y autónomo de los procesos cons-
titucionales, especialmente del amparo, que se funda no sólo en la idea de “eficacia”
en sí y para sí, sino también en el de la eficacia normativa de toda la Constitución.
––––––––––
(12) HÄBERLE, Peter. «El Recurso de Amparo en el Sistema Germano-Federal de Jurisdicción Constitu-
cional». En Domingo GARCÍA BELAUNDE y Francisco FERNÁNDEZ SEGADO (Coordinadores).
La Jurisdicción Constitucional en Iberoamérica. Madrid: Dykinson, 1997, p. 257.
(13) Ibidem, p. 256.
(14) LIMBACH, Jutta. «Función y significado del recurso constitucional en Alemania». En Cuestiones
Constitucionales, Núm. 3, julio-diciembre, México, 2000, p. 71.
94
ANEXO I
––––––––––
(15) DE VEGA, Pedro. Estudios políticos constitucionales. México D.F.: Universidad Autónoma de Méxi-
co, 1987, p. 306.
(16) Resolución Exps. N.os 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC, FJ 15.
95
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
96
ANEXO I
De este modo, el artículo 15º del CPConst., que contiene cinco párrafos, estable-
ció en los dos primeros que “Se pueden conceder medidas cautelares y de suspen-
sión del acto violatorio en los procesos de amparo, hábeas data y cumplimiento.
Para su expedición se exigirá apariencia del derecho, peligro en la demora y que el
pedido cautelar sea adecuado para garantizar la eficacia de la pretensión. Se dic-
tan sin conocimiento de la contraparte y la apelación sólo es concedida sin efecto
suspensivo. Su procedencia, trámite y ejecución dependen del contenido de la
pretensión constitucional intentada y del aseguramiento de la decisión final”, y “El
juez al conceder la medida atenderá al límite de irreversibilidad de la misma”.
Tal como se aprecia, los aludidos párrafos establecen, entre otras previsiones, las carac-
terísticas esenciales de toda medida cautelar, como son el fumus boni iuris (apariencia
del derecho), el periculum in mora (peligro en la demora), así como la adecuación
(uso de medida adecuada a los fines perseguidos). Asimismo, se exige que a) una vez
presentada la solicitud de medida cautelar, ésta será resuelta sin conocimiento de la
parte demandada; b) de apelarse la decisión adoptada en primera instancia, ésta sólo
será concedida sin que se suspendan sus efectos, y c) en el momento de concederse la
medida cautelar, el juzgador deberá tener en consideración que ésta es irreversible.
Sin embargo, en los párrafos tercero y cuarto del referido artículo 15º se establece
que “Cuando la solicitud de medida cautelar tenga por objeto dejar sin efecto
actos administrativos dictados en el ámbito de aplicación de la legislación munici-
pal o regional, serán conocidas en primera instancia por la Sala competente de la
Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial correspondiente”, y que “De la so-
licitud se corre traslado por el término de tres días, acompañando copia certificada
de la demanda y sus recaudos, así como de la resolución que la da por admitida,
tramitando el incidente en cuerda separada, con intervención del Ministerio Pú-
blico. (...) La resolución que dicta la Corte será recurrible con efecto suspensivo
ante la Corte Suprema de Justicia de la República, la que resolverá en el plazo de
diez días de elevados los autos, bajo responsabilidad”.
Este procedimiento cautelar especial creado por el Legislador para el caso de los
gobiernos locales y regionales se diferencia del procedimiento cautelar “general”
por las siguientes características:
a) Una vez presentada la solicitud de medida cautelar, ésta será resuelta con cono-
cimiento de la parte demandada.
97
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
28. El debido proceso y la tutela jurisdiccional que es ejercida en los procesos consti-
tucionales, para ser considerada como tal, debe ser efectiva, desde el inicio de un
proceso hasta el cumplimiento de lo decidido por la autoridad judicial, pues, no
tendría ningún sentido la existencia de un sistema de administración de justicia si
la tutela que éste debería brindar no pudiera ser real y verdadera.
98
ANEXO I
Pues, tal como ha sido establecido supra, el proceso de amparo debe ser leído
como una garantía iuspublicista que debe satisfacer las legítimas pretensiones sub-
jetivas pero en consonancia con otros bienes que integran el orden público cons-
titucional. Siendo que la efectividad querida por la Constitución es aquella que es
capaz de realizar y optimizar de mejor manera la dimensión subjetiva y objetiva
que confluyen en el proceso de amparo; y en el caso específico del procedimiento
cautelar especial cuestionado, supone puedan armonizarse la actuación guberna-
mental legítima de los gobiernos locales y regionales con la tutela de urgencia del
proceso de amparo.
32. Seguidamente, se debe verificar si los párrafos del artículo 15º del Código Procesal
Constitucional, que establecen un procedimiento cautelar especial, vulneran el
derecho al libre acceso a la jurisdicción.
––––––––––
(21) Así, el Tribunal Constitucional Español ha establecido que “tratándose de resoluciones judiciales, el
criterio general es el de la no suspensión, habida cuenta del interés general que se desprende de su
ejecución (AATC 125/1989, 306/1991, 214/1995)
(22) MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATÍES, José. Amparo constitucional… Op. cit., p. 416.
(23) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ESPAÑOL. ATC 336/1992, de 16 de noviembre, FJ 3.
99
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
En primer término, cabe mencionar que la demandante ha sostenido que “el pro-
cedimiento cautelar diseñado para municipalidades y gobiernos regionales des-
gasta indebidamente los recursos disponibles al interior del Poder Judicial, pues
el ´abrumado` aparato administrativo de dicho Poder del Estado deberá movilizar
expedientes cautelares de cada una de las salas superiores de las 28 Cortes a nivel
nacional”; por ello “disuade fuertemente el acceso a la justicia, toda vez que el
tránsito hasta la capital de la República incrementa notoriamente el esfuerzo, el
tiempo y el costo para ver satisfecho el interés cautelar”.
33. Por su parte, el apoderado del Congreso de la República sostuvo que “El proceso
cautelar y su procedimiento no son únicos. Y si las pruebas y los elementos que le
sirven de soporte para dictar la providencia y conceder la medida son distintos a
los del principal, no resulta cuestionable que corran en cuerda separada y por me-
dio de jueces distintos. Por el contrario, la Corte Superior y la Suprema garantizan
de mejor manera la proporcionalidad y adecuación de la medida a las exigencias
del proceso y de lo que se persigue con su tramitación. Por último, las supuestas
deficiencias técnicas de la medida cautelar sub júdice, en la hipótesis negada que
así lo fuese, no necesariamente convierten su tramitación en una inconstituciona-
lidad”.
100
ANEXO I
36. Por ello, es que mediante este pronunciamiento afirmamos la plena validez cons-
titucional de la medida legislativa cuestionada. Esto no atenta contra el derecho
al libre acceso a la jurisdicción ni contra la tutela jurisdiccional efectiva, sino que
desarrolla el principio-derecho, en virtud del cual la defensa de la persona humana
y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado.
37. Respecto del argumento del apoderado del Congreso en el que se hace referencia
a cierto nivel de independencia que posee el procedimiento cautelar respecto del
proceso principal, es necesario precisar que de ningún modo puede interpretarse
tal independencia como una de carácter teleológico, sino únicamente de carácter
funcional. Es decir, tanto el procedimiento cautelar como el proceso principal son
dependientes uno del otro básicamente porque el primero configura provisional-
mente el principal, que en suma persiguen los mismos fines, establecidos en el
artículo II del Título Preliminar del CPConst., cuales son garantizar la primacía
de la Constitución y la tutela de los derechos fundamentales. Así, el proceso tiene
por finalidad solucionar un conflicto jurídico o despejar una incertidumbre de
naturaleza también jurídica, para lo cual el procedimiento cautelar garantiza la
efectividad sustantiva y adjetiva del precitado proceso.
Mutatis mutandi se podría señalar que en los procesos constitucionales los fines
esenciales de los mismos, en tanto fines sustantivos y adjetivos, también son atri-
buibles al procedimiento cautelar, para que éste no termine por desnaturalizarlos;
sino, por el contrario, haga eficaz la justicia constitucional.
––––––––––
(24) CALAMANDREI, Piero. Introducción al estudio sistemático de las providencias cautelares. Buenos
Aires: Editorial Bibliográfica Argentina, 1945, p. 45.
101
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Ello es así, porque cuando se intente la defensa constitucional de los derechos fun-
damentales a través de un amparo, los jueces constitucionales no pueden descono-
cer la autonomía, en el triple sentido (política, económica y administrativa) que ha
sido reconocida para los gobiernos regionales y locales, en los artículos 188º, 19º y
194º de la Constitución. En tal sentido, en el otorgamiento de medidas cautelares
se debe tener presente la capacidad que tiene la municipalidad para el análisis de
las libertades económicas demandadas (v. gr. de empresa), según el marco de las
competencias que fluyen de la autonomía asignada.
De allí que este Colegiado reconoce plena validez a las actuaciones realizadas por
los gobiernos regionales y municipalidades en el marco de sus atribuciones, por
ser de su competencia, siempre que no violen los derechos fundamentales consti-
tucionalmente protegidos.
40. Finalmente, el Tribunal Constitucional estima que por idénticas razones a las
expresadas en los parágrafos precedentes son constitucionales los extremos del
artículo 15º del Código Procesal Constitucional, referidos a la intervención del
Ministerio Público, a la posibilidad de solicitar informe oral, a la concesión del re-
curso de apelación con efecto suspensivo y el otorgamiento de audiencia a la parte
demandada, en el caso del pedido de medida cautelar contra actos administrativos
de gobiernos locales y regionales, por no suponer una restricción ilegítima del
derecho al libre acceso a la jurisdicción.
42. Mediante ambos derechos se persigue garantizar que cuando una persona preten-
da la defensa de sus derechos, la solución de un conflicto jurídico o la aclaración
de una incertidumbre jurídica sea atendida por un órgano jurisdiccional mediante
un proceso dotado de un conjunto de garantías mínimas. Asimismo, estos dere-
chos poseen un contenido complejo (pues se encuentran conformados por un
102
ANEXO I
En cuanto a los bienes objetivos, tenemos los deberes de todos los peruanos (artí-
culo 38º), los deberes primordiales del Estado (artículo 44º), el principio político
de soberanía popular (artículo 45º), el principio jurídico de supremacía constitu-
cional (artículo 51º), los principios constitucionales del proceso de descentraliza-
ción (artículo 188º), por señalar los principales.
46. De otro lado, es necesario precisar que la delimitación del contenido de los referi-
dos derechos no puede prescindir de las circunstancias de hecho que rodean cada
caso concreto. En efecto, si bien es cierto que el análisis armónico y sistemático
de las disposiciones constitucionales, así como la revisión de la jurisprudencia
nos van a proporcionar un concepto del derecho fundamental del que se trate,
este análisis se encontrará incompleto si es que se prescinde de los hechos que
caracterizan cada caso y lo distinguen de otros, pues el contenido de todo derecho
fundamental no es posible determinarlo en forma general o abstracta –de modo
que pueda tener validez para todos los casos, al igual que sucede con las fórmulas
matemáticas–, sino que deberá fijarse a la luz de cada caso, teniendo en cuenta las
particulares circunstancias que rodean el mismo.
47. Dentro de la características principales del derecho al debido proceso cabe desta-
car las siguientes:
103
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
48. Luego de haber precisado los elementos que se deben tomar en consideración para
determinar el contenido constitucional del derecho al debido proceso, podemos
establecer, recogiendo jurisprudencia precedente, que este contenido presenta dos
expresiones: la formal y la sustantiva. En la de carácter formal, los principios y reglas
que lo integran tienen que ver con las formalidades estatuidas, tales como las que
establecen el juez natural, el procedimiento preestablecido, el derecho de defensa
y la motivación; y en su expresión sustantiva, están relacionados los estándares de
razonabilidad y proporcionalidad que toda decisión judicial debe suponer.
De allí que, conviene ahora analizar con mayor detalle el acceso a la tutela cautelar
en los procesos constitucionales, toda vez que podría constituirse en uno de los
componentes del aludido derecho, alegado como vulnerado por el demandante.
§9. La función constitucional de la tutela cautelar y los deberes que ella impone
104
ANEXO I
43. Sin embargo, estos deberes impuestos al juez constitucional se corresponden con
la valoración de la actividad procesal de los actores en procesos de tutela de ampa-
ro, hábeas data y cumplimiento. Es preciso distinguir el uso regular de los medios
procesales que la ley prevé –como la medida cautelar–, y el uso abusivo de este
derecho (artículo 103º de la Constitución), signo inequívoco de mala fe y, conse-
cuentemente, recurso repudiado por el orden constitucional.
De allí que la práctica del derecho no debe estar orientada intencionalmente pe-
didos de medidas que, desde su origen y de manera manifiesta, están condenados
a la desestimación, o las constantes y premeditadas faltas a la verdad que desvíen
el adecuado trámite en la búsqueda de la verdad constitucional (de carácter mate-
rial), que es inherente a todo proceso constitucional. Es pertinente tener presente
que si bien toda parte actora goza del derecho fundamental al debido proceso y la
posibilidad de recurrir a la tutela cautelar, ello no le autoriza para que mediante
actos positivos se desvíe el camino de la jurisdicción constitucional en la realiza-
ción de los fines que le son propios.
En ese sentido, al pedirse una medida cautelar, no podrán alegarse hechos con-
trarios a la realidad, para fines claramente ilegales o con propósitos fraudulentos,
––––––––––
(27) MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATÍES, José. Amparo constitucional y proceso civil. Valencia:
Tirant lo blanch, 2005, p. 419.
105
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
porque ello resulta ser expresión de deslealtad constitucional, que termina por
afectar el “programa” constitucional que ha de ser respetado y realizado no sólo
por los funcionarios públicos de los gobiernos regionales y locales, sino también
por los particulares (artículo 38º de la Constitución).
§10. La tutela cautelar como contenido implícito del derecho al debido proceso
44. Son dos, entre otros, los órganos que desempeñan una labor de primer orden en
cuanto al adecuado funcionamiento de tutela cautelar como mecanismo que bus-
ca garantizar el derecho al debido proceso.
45. Los derechos de la parte demandada deben ser tomados en consideración. Si bien
se puede afirmar con ZAGREBELSKY que hoy en día existe una tendencia ge-
neralizada a habilitar “una «justicia provisional» inmediata y rápida, dejando la
«justicia definitiva» remitida, ya sin grave daño, y sólo en los casos en que pueda
existir un litigio serio y no abusivo, a los largos y dilatados procesos”(28), tal ten-
dencia no puede implicar el sacrificio de la gobernabilidad regional y local que ha
establecido reglas y disposiciones en aras del cuidado del bienestar, seguridad y
salud ciudadana, que podría ponerse de lado si no existiera una medida cautelar
diferente. Máxime si la Constitución permite que se expidan leyes especiales por la
naturaleza de las cosas, mas no por la diferenciación de las personas (artículo 103
de la Constitución).
46. Asimismo, es necesario precisar que el reconocimiento del derecho a la tutela cau-
telar no implica el derecho a que, en todos los casos en que se solicite una medida
cautelar, ésta tenga que ser aceptada o concedida. Es la respectiva autoridad judi-
cial la encargada de valorar, en función al caso concreto, si corresponde dictar una
medida cautelar o, en su caso, mantenerla o revocarla, por lo que todo juez está
facultado para aplicar la medida cautelar pertinente para así garantizar el debido
proceso de las partes del proceso.
––––––––––
(28) Citado por GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La batalla por las medidas cautelares. Civitas, Ma-
drid, 1992, p. 272.
106
ANEXO I
47. Así también es evidente que, por su propia naturaleza, la medida cautelar debe
constituir una tutela de urgencia, por lo que para ser concedida no se debe superar
el límite de la irreversibilidad, es decir, que en modo alguno la medida cautelar
debe ocasionar consecuencias que después no puedan ser revertidas.
48. Finalmente, es preciso reconocer que si bien la regla general es que todo proceso
jurisdiccional deba contar con mecanismos que aseguren una tutela cautelar, ca-
ben determinadas excepciones como sucede, por ejemplo, en el caso de la ausencia
de tutela cautelar en el proceso de inconstitucionalidad. En este caso, se presentan
diferentes razones que justifican tal ausencia.
En segundo lugar, la existencia de razones de orden práctico, según las cuales “la
eficacia erga omnes que la suspensión tendría como lógica consecuencia del con-
trol concentrado de inconstitucionalidad comprometería en gran medida la certe-
za de las relaciones jurídicas, al afectar con carácter general tanto a los procesos en
curso como a las relaciones jurídicas pendientes”(30).
49. Habiendo establecido que la función constitucional de la medida cautelar está de-
terminada para servir en la realización de los fines de los procesos constitucionales
(artículo II CPConst.), de ahí su carácter eminentemente instrumental e interde-
pendiente de estos, corresponde ahora verificar cuáles son los presupuestos que
caracterizan a toda medida cautelar; es decir, aquellos elementos fundamentales
de los cuales depende la posibilidad misma de que se decrete alguna medida.
50. Desde la Teoría general del proceso se establece que los presupuestos para la con-
cesión de una medida cautelar están determinados para garantizar la efectiva tu-
tela de una pretensión principal que tiene apariencia de encontrarse protegida
por el Derecho (fumus boni iuris), mediante una medida idónea (adecuación),
para evitar el peligro que puede significar la demora en la tramitación o vaciar de
contenido final el respectivo proceso (periculum in mora).
51. Sin embargo, el desarrollo civilista realizado de la tutela cautelar debe ser leído
desde la Constitución, de lo contrario estaríamos ante una medida cautelar vacía
de contenido constitucional sustantivo, propia de un modelo de Estado de De-
recho formalista y ritualista, donde el legislador regulaba los procesos de forma
abstracta, avalorativa y neutral frente a la Constitución. Sin embargo, en el Estado
Democrático y Social de Derecho, la Constitución, y no la ley, es la fuente del
derecho; pero no cualquier noción de Constitución –normativa, avalorativa y for-
mal–, sino una Constitución que adquiere fuerza normativa en el cumplimiento
de los fines y deberes del Estado en sus distintos niveles de gobierno, sobre la base
del respeto de la persona humana.
107
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
52. De allí que podamos establecer que en cuanto a los presupuestos que debe con-
tener toda medida cautelar dictada en un proceso constitucional, destacan, prima
facie:
a) El fumus boni iuris. Según este presupuesto, si la medida cautelar tiende a ase-
gurar la efectiva tutela de una pretensión principal, es razonable que la adopción
de esta medida tenga como presupuesto “la apariencia de buen derecho constitu-
cional”, que no responde a que la pretensión sea probablemente estimada (juicio
subjetivo), sino a que la misma pueda serlo (juicio objetivo). De allí que lo que se
exige del juzgador en este caso es un juicio simple de verosimilitud, es decir, que
mediante los documentos acompañados por el solicitante de la medida cautelar
se genere en el juez la apariencia razonable de que si se pronunciase la sentencia
se declararía fundada la demanda. No se le exige al juez un juicio de certeza, pues
éste es exigible al momento de sentenciar.
Algunas de las providencias cautelares (...) no tratan de acelerar la satisfacción del de-
recho controvertido, sino solamente de suministrar anticipadamente los medios idóneos
para conseguir que la declaración de certeza (...) o la ejecución forzada (...) del derecho,
se produzcan, cuando la lentitud del procedimiento ordinario lo consienta, en condiciones
prácticamente más favorables (...). En cambio en otros casos (...) la providencia interina
trata de acelerar en vía provisoria la satisfacción del derecho, porque el periculum in mora
está constituido no por la temida desaparición de los medios necesarios para la formación
o para la ejecución de la providencia principal sobre el mérito, sino precisamente por la
prolongación, a causa de las dilaciones del proceso ordinario, del estado de insatisfacción
del derecho, sobre el que se contiende el juicio de mérito. Aquí, por tanto, la providencia
provisoria cae directamente sobre la relación sustancial controvertida (...). (33)
108
ANEXO I
perjuicio que se alegue como derivado del peligro que justifique la adopción de la
medida, ha de ser real y efectivo, nunca hipotético, y, además, de gravedad tal que
sus consecuencias sean irreparables” (34).
Y en este punto cabe destacar los límites al perjuicio del demandante de amparo,
reconocidos por la doctrina y la jurisprudencia comparada:
54. Como se recuerda, los extremos cuestionados del procedimiento cautelar contra
actos administrativos de gobiernos locales y regionales son los siguientes: a) la
intervención del Ministerio Público; b) la posibilidad de solicitar informe oral;
c) la concesión del recurso de apelación con efecto suspensivo; d) que la medida
cautelar sea tramitada ante la Sala Civil de la Corte Superior y en apelación ante
la Corte Suprema; y e) el otorgamiento de audiencia a la parte demandada.
56. La demandante refiere que los mencionados extremos del procedimiento cautelar
creado contra actos administrativos de los gobiernos locales y regionales desna-
turalizan la esencia de las medidas cautelares. A juicio de la accionante, un pro-
cedimiento cautelar que se inicia ante la Sala Civil de la Corte Superior –cuando
la demanda se presenta ante el Juez de Primera Instancia– y que es resuelto en
segundo grado por la Corte Suprema –cuando el principal jamás lo conocerá–,
que puede ser apelado con efecto suspensivo –es decir, así se conceda la medida no
se ejecutará de inmediato–, no asegura la eficacia de la tutela de urgencia imparti-
da en el proceso principal. A ello, agrega que la fijación inexplicable de plazos de
actuación (contradictorio previo, intervención del Ministerio Público e Informe
oral) es absolutamente contrarias a la urgencia de la ejecución de la medida.
––––––––––
(34) MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATÍES, José. Amparo constitucional… Op. cit., p. 426.
109
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Asimismo, adujo que, si la medida cautelar solo busca la eficacia, entonces, una
vez concedida, aun cuando su trámite pueda ser más agravado, no tiene por qué
ser inconstitucional. Y si el amparo termina primero, mejor aún, ya que será más
eficaz que el proceso cautelar; y la sentencia, si le es favorable al demandante, se
tendrá que ejecutar en su propios términos.
59. Así, la efectividad que pueda tener la tutela cautelar se materializa a través de un
procedimiento que se utiliza para modular –no para eliminar– la protección ra-
zonada de bienes constitucionales incluso superiores a la tutela procesal. De este
modo, el referido procedimiento cautelar especial supone un límite razonable a la
tutela cautelar. Y es que el Tribunal Constitucional, atendiendo a su función paci-
ficadora, que está orientada a crear certidumbre, estabilidad y seguridad respecto
de los hechos que, directa o indirectamente, sean sometidos a su conocimiento
o que puedan tener lugar como consecuencia de la expedición de sus senten-
cias, pretende, mediante el presente pronunciamiento, resolver las situaciones de
tensión –no de colisión– entre la protección del interés general, que representan
los gobiernos locales y regionales, y los intereses privados, para alcanzar su más
óptima realización en el marco de los principios de la Constitución.
De allí que no existe argumento válido que demuestre cómo el procedimiento cau-
telar especial creado por el legislador para el caso de los actos administrativos de los
gobiernos municipales y regionales podría vulnerar, per se, una efectiva tutela cautelar
acorde con los principios constitucionales de la descentralización. Con la regulación
cuestionada, la tutela cautelar sólo podría hacerse efectiva si no afecta la garantía de la
seguridad jurídica, ni desconoce el dato de la realidad derivado de la experiencia judi-
cial negativa de utilización masiva y no ética de las medidas cautelares, que lograron
dejar sin efectos actos administrativos legítimos dictados por gobiernos municipales
en ejercicio de sus funciones de fiscalización, control y sanción –v.gr. funcionamiento
de discotecas y bares clandestinos para menores de edad–.
60. Examinemos con más detalle los extremos cuestionados. La intervención del Mi-
nisterio Público en el procedimiento cautelar tiene justificación, sobre todo si se
toma en consideración que el Ministerio Público es el defensor de la legalidad.
Si bien, respecto de la pretensión principal del proceso constitucional, el propio
110
ANEXO I
Por ello, las características del procedimiento cautelar general, previstas en los pro-
cesos sobre controversias privadas, no pueden trasladarse, sin más, cuando se está
ante el cuestionamiento del interés público. En el caso de los actos administrativos
de los gobiernos locales y regionales, las disposiciones cuestionadas tienen por
finalidad, conforme se desprende del respectivo debate de aprobación del Código
Procesal Constitucional realizado en el pleno del Congreso de la República, evitar
que se interpongan medidas cautelares que dificulten la actuación de los gobiernos
locales y regionales. Se concluye que no existe fundamento válido que justifique
cómo tales disposiciones cuestionadas puedan resultar violatorias de los fines de
la tutela cautelar, siendo evidente, por el contrario, que su establecimiento repre-
senta la existencia de mecanismos que garantizan una tutela cautelar razonable,
en cuanto buscan persuadir a los justiciables de la presentación excepcional de los
respectivos pedidos de medida cautelar, en el caso del cuestionamiento a los actos
administrativos de los gobiernos locales y regionales.
Como tal, hoy en día la igualdad expresa una concepción propia del Estado De-
mocrático y Social de Derecho. En efecto, en su dimensión liberal, la idea de
igualdad conlleva la prohibición de arbitrio, tanto en el momento de creación de la
norma que introduce la diferencia como en el de su aplicación. La igualdad, desde
la perspectiva del principio democrático, excluye que ciertas minorías o grupos
sociales en desventaja puedan quedarse ´aislados y sin voz`. Desde el punto de
––––––––––
(35) ARISTÓTELES. Política, III 9 1280 a. Introducción, traducción y notas de Manuela García Valdés.
Madrid: Editorial Gredos, 1999, p. 174.
111
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
De allí que este Tribunal postule una igualdad ante los principios, que integra una
moralidad social de tipo democrático y una igualdad social en libertad, lo que
constituye la forma superadora de la visión de la igualdad formal ante la ley propia
del Estado liberal. Por ello, los fines esenciales del Estado Democrático y Social de
Derecho son conformes a la realización de la igualdad material en la protección de
los menos favorecidos.
112
ANEXO I
66. De allí que podemos advertir que la igualdad es un principio-derecho que instala a las
personas, situadas en idéntica condición, en un plano de equivalencia. Ello involucra
una conformidad o identidad por coincidencia de naturaleza, circunstancia, calidad,
cantidad o forma, de modo tal que no se establezcan excepciones o privilegios que
excluyan a una persona de los derechos que se conceden a otra, en paridad sincrónica
o por concurrencia de razones. Sin embargo, en el procedimiento cautelar especial
cuestionado en el presente proceso de inconstitucionalidad, debemos partir por la
afirmación de la diferencia sustancial con implicancias procesales, de la defensa de
intereses subjetivos con la salvaguarda de los intereses colectivos que otorgan sustento
a las competencias ejercidas por los gobiernos locales y regionales.
Así que de una primera aproximación es posible concluir que el tratamiento pro-
cesal dispensado para la concesión de las medidas cautelares tiene un fin legítimo,
el mismo que debe ser conseguido mediante la adopción de la medida más idónea,
necesaria y proporcional.
§14. La igualdad “ante la ley” y sus dos manifestaciones: igualdad “en la ley” e igualdad
“en la aplicación de la ley”
68. De otro lado, se encuentra la igualdad “en la aplicación de la ley”. Si bien esta
segunda manifestación del principio de igualdad no será examinada en el presente
caso, cabe mencionar, de modo referencial, que se configura como límite al actuar
de órganos públicos, tales como los jurisdiccionales y administrativos. Exige que
estos, al momento de aplicar la ley, no deban realizar tratos diferentes entre casos
que son sustancialmente iguales. En otros términos, la ley debe ser aplicada de
modo igual a todos aquellos que se encuentren en la misma situación, sin que el
aplicador pueda establecer diferencia alguna en razón de las personas o de cir-
cunstancias que no sean las que se encuentren presentes en la ley.
113
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
parte del hecho práctico de que tanto los gobiernos locales como los regionales son
los más afectados en sus atribuciones y competencias constitucionales por el abuso
del amparo y las medidas cautelares, que en los últimos tiempos sólo han servido
para enervar el principio de autoridad, no obstante que deberían recibir del ordena-
miento las garantías suficientes para el efectivo cumplimiento de su gestión.
Cabe mencionar que la situación jurídica a evaluar se encuentra constituida por las
disposiciones legislativas cuestionadas que regulan el denominado procedimiento
cautelar especial: a) la intervención del Ministerio Público; b) la posibilidad de so-
licitar informe oral; c) la concesión del recurso de apelación con efecto suspensivo;
d) que la medida cautelar es tramitada ante la Sala Civil de la Corte Superior y
en apelación ante la Corte Suprema, y e) el otorgamiento de audiencia a la parte
demandada; y también se encuentra compuesta por los supuestos de hecho a los
que se va a aplicar, en este caso, a los justiciables que soliciten una medida cautelar
en el caso de los actos administrativos de los gobiernos locales y regionales.
Por tanto, efectuado el respectivo examen, este Colegiado estima que las medidas
legislativas cuestionadas superan este primer nivel toda vez que otorgan un trata-
miento diferenciado a dos situaciones de hecho que, a su vez, resultan diferentes.
114
ANEXO I
115
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Por tanto, las medidas legislativas cuestionadas son conformes al principio de pro-
porcionalidad y, consecuentemente al principio de razonabilidad.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GONZALES OJEDA
GARCÍA TOMA
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
EXP. N° 00023-2005-PI/TC
LIMA
DEFENSORÍA DEL PUEBLO
116
ANEXO I
La medida cautelar tiene por objeto que se asegure el resultado de un proceso. Sería absurdo,
incluso irracional, que se inicie un petitorio si no existiese la posibilidad de asegurar el resultado. Desde
los orígenes del derecho procesal se permite al interesado, en determinadas circunstancias, solicitar del
juez la adopción de medidas destinadas a la ejecución del fallo. En el proceso civil, es el demandante el
interesado en obtener la medida cautelar; pero, si hay reconvención o contrademanda, la puede solici-
tar, también, el demandado.
Artículo 1º.- Apruébase los proyectos de Ley Orgánica del Poder Judicial y de Ley de
Notariado, formulados por el comité de reforma procesal y sometidos para sanción a la
legislatura de 1909 por el Poder Ejecutivo.
Artículo 3º.- El nuevo Código de Procedimientos Civiles, la Ley Orgánica del Poder
Judicial y la Ley de Notariado principiarán a regir el 28 de julio de 1912.
Por virtud de sólo una norma –La Ley Nº 1510- se activó (1) la Ley Orgánica del Poder Judicial,
que reemplazó al Reglamento de Tribunales, promulgado por el Presidente Echenique, por Ley de 23
de noviembre de 1953; (2) la Ley de Notariado, y (3) el Código de Enjuiciamientos en materia civil.
117
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
La Ley de Hábeas Corpus y Amparo (Nº 23506) se refirió a la medida cautelar en su artículo
31º y dispuso que
El uso abusivo de esa disposición motivó que por la Ley Nº 25011, de 9 de febrero de 1989, fuera
modificada en el sentido de que
A solicitud de parte y en cualquier etapa del proceso, por cuenta, costo y riesgo del
solicitante, podrá disponerse la suspensión del acto que dio origen al reclamo.
De la solicitud se corre traslado por el término de un día, tramitando el pedido como
incidente en cuerda separada, sin intervención del Ministerio Público. Con la contes-
tación expresa o ficta, el Juez o la Corte Superior resolverá, dentro del plazo de dos
días, bajo responsabilidad. La resolución que dicta el Juez, o, en su caso la Corte, será
recurrible en doble efecto ante la instancia superior, la que resolverá en el plazo de tres
días de elevados los autos, bajo responsabilidad.
El Decreto Ley Nº 25433 (artículo 2º), de 11 de abril de 1992, modificó nuevamente el mismo
artículo 31º, a efecto de que
A solicitud de parte, en cualquier etapa del proceso y siempre que sea inminente la
amenaza de agravio o violación de un derecho constitucional, por cuenta, costo y riesgo
del solicitante, podrá disponerse la suspensión del acto que dio origen al reclamo.
Se condicionó, pues, la medida cautelar a que existiera amenaza inminente de agravio o violación
de un derecho constitucional, para la procedencia de dicha medica; y se dio intervención al Ministerio
Público para que emita dictamen previo a la resolución.
A pesar de que los procesos de garantía deben tener trámites más sencillos y rápidos que los
semejantes del proceso civil, por mandato de la Ley Nº 25011 y del Decreto Ley Nº 25433 ocurría,
precisamente, la inversa.
En efecto, mientras que en el proceso civil el embargo preventivo se ejecutaba sin citación del
deudor; en el proceso constitucional debía citarse, previamente, al demandado; y sólo después de cum-
plido ese trámite, con contestación o sin ella, el Juez o la Corte Superior resolvían, previo dictamen
fiscal. Finalmente, la resolución era recurrible.
Desde que entró en vigencia la Ley Nº 23506,en el trámite de los procesos de amparo se advirtió
que los jueces dictaban las medidas cautelares con liberalidad, generalmente cuando se trataba de lo-
cales cuyo funcionamiento había sido suspendido o clausurado por disposición de por las autoridades
municipales. De hecho las atribuciones de los Alcaldes y Regidores, elegidos por el pueblo, fueron
asumidas por los Jueces, titulares o provisionales. Y con el objeto de impedir semejante corruptela se
adoptaron los procedimientos antes aludidos.
118
ANEXO I
El Código Procesal Constitucional, vigente desde el 1º de diciembre de 2004, es una obra co-
lectiva debida a la iniciativa y al esfuerzo de distinguidos juristas, con diversas especialidades. Según la
Exposición de Motivos, en la preparación del anteproyecto de dicho Código participaron Juan Monroy
Gálvez, Domingo García Belaúnde, Francisco Eguiguren Praeli, Arsenio Oré Guardia, Samuel Abad
Yupanqui, Jorge Danós, entre 1995 y 1997. Una versión, casi final, fue publicada en la Revista Ibero-
americana de Derecho Procesal el año 2002.
El texto último del anteproyecto fue entregado a un grupo de congresistas, que le dieron el trámi-
te de iniciativa legislativa y se convirtió, finalmente, en la Ley Nº 28237, de 31 de mayo de 2004.
En el diario El Peruano, pag. 19, de 22 de julio de 2004, hice el siguiente comentario en relación
a ese hecho trascendente:
119
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Con la Ley Nº 28301, vigente también desde el 1º de diciembre de 2004, se reemplazó la anterior
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional.
Debo resaltar -reiterando lo que expresé en el artículo periodístico aludido- la importancia que
como principio-valor tiene el artículo II del Título Preliminar, según el que
Ese precepto resume la razón de ser de los Tribunales Constitucionales, de las Cortes, de los
Consejos y de las Salas Constitucionales (cualquiera sea su denominación), en el Perú y en el mundo.
No hay, no puede haber, ninguna norma infraconstitucional contraria a la Constitución.
Sin embargo, algunas personas –lamentablemente abogados- contrariados por sentencias dicta-
das por el Tribunal Constitucional del Perú, o por otros motivos, que han variado su criterio de respeto
a los principios constitucionales de separación de poderes; y, como consecuencia, involucionan peligro-
samente, desplazándose hacia niveles autoritarios. Dentro de tal lógica, incompatible con la democra-
cia, pretenden mutilar atribuciones esenciales del máximo intérprete de la Constitución.
Los juristas mutantes intentan crear zonas liberadas del control de constitucionalidad, en las
cuales, consecuentemente, se ejerza el absolutismo despótico de las monarquías medioevales.
En la demanda de inconstitucionalidad de una ley u otra norma con ese rango, se cuestiona las
decisiones adoptadas por autoridades emanadas del voto popular. El Tribunal Constitucional puede
desestimar la demanda (declarándola infundada) o puede estimar la demanda (declarándola fundada).
Como se presume que las leyes se dictan conforme a la Constitución, es atribución del TC expedir
sentencias interpretativas a efecto de que las leyes tengan la lectura con arreglo a la Carta Política y no
se genere un vacío normativo peligroso.
Si la sentencia del TC desestima la demanda, el artículo VI del TP del CPConst. indica que
Los Jueces no pueden dejar de aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido
confirmada en un proceso de inconstitucionalidad o en un proceso de acción popular.
La acción de amparo, que procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier
autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los demás derechos recono-
cidos por la Constitución, con excepción de los señalados en el inciso siguiente.
El inciso siguiente es la acción de hábeas data, según la reforma contenida en la Ley Nº 26470,
de 12 de junio de 1995.
120
ANEXO I
Los ilustres miembros del Jurado Nacional de Elecciones ¿son talvez autoridades? ¿son acaso
funcionarios? ¡Pero no pueden dejar de ser personas! Por ende, si amenazan o violan algún derecho
reconocido por la Constitución, el afectado puede iniciar el proceso de amparo.
¿Se viola o no el derecho de una persona, elegida por el voto popular y proclamada para ejercer
un cargo público, si es vacada sin sentencia judicial por delito doloso? ¿Quién expide sentencia, el Poder
Judicial o el Jurado Nacional de Elecciones? ¿Tiene o no vigencia el artículo 138 de la Constitución
respecto a la exclusividad para administrar justicia?
Son ciudadanos los peruanos mayores de dieciocho años. Para el ejercicio de la ciuda-
danía se requiere la inscripción electoral.
cuando se ordena al RENIEC que sea eliminada la inscripción electoral de una persona?
¿Se viola o no el artículo 31 de la Constitución cuando se impide a una persona ejercer su dere-
cho a elegir y ser elegido?
¿Pueden estar excluidos cinco preclaros peruanos de los deberes para con la patria a que alude el
artículo 38 de la Constitución que dispone que
Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses na-
cionales, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento
jurídico de la Nación.
cuando esos peruanos vacan sin sentencia a un ciudadano elegido por el pueblo?
¿Puede ampararse en la lectura aislada de los artículos 142 y 181 de la Constitución, el atropello
de todos los derechos fundamentales referidos y que, además, están sustentados en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos? ¿La
Constitución tiene sólo dos artículos?
Los párrafos tercero y cuarto del artículo 15º, que son materia de este proceso de inconstitucio-
nalidad, reproducen el contenido esencial del artículo 2º del Decreto Ley Nº 25433, de 11 de abril de
1992. En esa fecha estaba ya disuelto el Tribunal de Garantías Constitucionales, por el Decreto Ley Nº
25422, de 8 de abril de 1992.
Por lo tanto, el plazo de prescripción de seis años para el ejercicio de la acción de inconstitu-
cional, previsto en el artículo 100º del Código Procesal Constitucional y aplicable según la Segunda
Disposición Final de ese Código, se computa sumando al lapso de junio de 1996 a mayo de 1997, en
que estuvo integrado este Tribunal por todos sus magistrados, al período de noviembre de 2000 al 2 de
setiembre de 2005, en que también funcionó con su quórum de ley.
La prescripción, además, se puede aplicar de oficio conforme lo dispone el artículo 7 del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional, promulgado el 14 de setiembre de 2004 y vigente desde el 2 de
octubre de ese mismo año. El proceso constitucional es distinto al civil en el que sólo se puede declarar la
prescripción por el juez si es solicitada por la parte interesada, según el artículo 1992º del Código Civil.
121
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Hecho el cómputo de ambos períodos no alcanza a los seis años. Por lo tanto, el TC puede pro-
nunciarse, como efectivamente lo hace, sobre el fondo de la demanda.
Considero que debe exhortarse al Congreso a fin de que incorpore al Código Procesal Constitu-
cional una norma relacionada con la jurisdicción en la cual rigen las medidas cautelares, habida cuenta
el hecho de que, desde distantes provincias, jueces desaprensivos y apartándose de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, han dictado resoluciones para su aplicación en provincias de otros Distritos
Judiciales.
Mientras tanto es atribución del TC poner atajo al abuso que perpetran algunos Jueces que, con
tales arbitrarias medidas cautelares, prorrogan los efectos de sus decisiones más allá de las provincias y
de los Distritos Judiciales en los cuales ejercen jurisdicción. Se llega, con esa conducta funcional irre-
gular y punible, al absurdo de avasallar la autoridad municipal, emanada de la voluntad popular; pues
mientras que un Alcalde sólo puede conceder o negar licencias en el ámbito de su provincia o distrito,
las medidas cautelares se aplican indebidamente en cualquier lugar de la República
S
ALVA ORLANDINI
122
ANEXO II
EXPEDIENTE N° 837-2005 MC
Lima, quince de abril de dos mil cinco.
AUTOS Y VISTOS: En mayoría interviniendo como vocal ponente la señora Echevarría Gaviria
y ATENDIENDO:
Primero: Según aparece del escrito de fojas 10, la accionante solicita medida cautelar a fin de
que suspendan las resoluciones emitidas por el Servicio de Administración Tributaria de la Municipa-
lidad de Lima. A pesar de que en su demanda la recurrente no cita norma alguna del Código Procesal
Constitucional que sustente su pretensión cautelar, debe entenderse, en virtud del principio iura novit
curia, que la actora plantea su solicitud de acuerdo con lo prescrito en el artículo 15, párrafos tercero
y cuarto, del Código mencionado.
Segundo: Sin efectuar un análisis sobre si la medida cautelar solicitada reúne los presupues-
tos para que sea concedida o no, antes bien cabe evaluar si la parte pertinente de la norma citada se
encuentra acorde con los preceptos constitucionales que consagra la Ley Suprema del Estado. Para
tal propósito resulta imprescindible recordar que el artículo 138, párrafo segundo, de la Constitución
señala que: “En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una nor-
ma legal, los jueces prefieren la primera (...)”, a lo que el artículo VI del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional agrega: “(...) siempre que ello sea relevante para resolver la controversia y no
sea posible obtener una interpretación conforme a la Constitución”. En otras palabras, estamos en
presencia de lo que en teoría constitucional se denomina control difuso.
––––––––
(1) RIVERA SANTIVAÑEZ, José, Supremacía Constitucional y Sistemas de Control de Constitucionali-
dad. Derecho Procesal Constitucional. Tomo I. Jurista Editores. 2ª edición. Lima, 2004, pág. 49.
(2) SSTC Nºs 1124-2001-AA/TC y 428-2001 AA/TC.
123
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
normas en la solución de los casos o conflictos que son sometidos a ellos (...) Ante una posible exorbi-
tancia del legislador, actúan el control y la sanción. Ese control lo tiene entre nosotros el poder judi-
cial, como poder independiente; y la sanción es la inconstitucionalidad, que los jueces pueden declarar
con respecto a las leyes y de más actos estatales”(3).
Cuarto: En principio, es necesario dejar establecido que debido a que el inicio de la tramitación
de las medidas cautelares específicamente reguladas en los párrafos tercero y cuarto del artículo 15º del
Código Procesal Constitucional tiene lugar en la Sala Competente de la Corte Superior respectiva, o
mejor dicho, son conocidas por esta, en primera instancia –según los términos de la redacción del dis-
positivo legal en cuestión– es que los parágrafos indicados no pueden ser vistos de manera disgregada,
sino más bien desde su contexto regulador global, por tanto, la norma sujeta a control de constitucio-
nalidad debe ser valorada en su totalidad normativa, es decir, en la comprensión de que ambos párrafos
conforman una disposición integral en cuanto al trámite que ahí se alude.
Aclarado este punto, resulta importante señalar que, de conformidad con el artículo 51º del Títu-
lo III (Proceso de Amparo), Capítulo II (Procedimiento), del Código Procesal Constitucional:
“Son competentes para conocer del proceso de amparo, a elección del demandante, el Juez civil del lugar don-
de se afectó el derecho, o donde tiene su domicilio el afectado, o donde domicilia el autor de la infracción.
“Si la afectación de derechos se origina en una resolución judicial, la demanda se interpondrá ante la
Sala Civil de turno de la Corte Superior de Justicia respectiva, la que designará a uno de sus miembros,
el cual verificará los hechos referidos el presunto agravio.
“(...)”.
Queda claro, por consiguiente, que el Juez civil es el que conoce la demanda de amparo cuando
se amenace o viole derechos constitucionales por parte de cualquier persona o autoridad y, tratándose
de aquellas amenazas o lesiones provenientes de una resolución judicial, la demanda es conocida por la
Sala Civil de la Corte Superior correspondiente.
Quinto: La norma enjuiciada, empero, señala que: “Cuando la solicitud de la medida cautelar
tenga por objeto dejar sin efecto actos administrativos dictados en el ámbito de aplicación de la legisla-
ción municipal o regional, serán conocidas en primera instancia por la Sala competente de la Corte Su-
perior respectiva del Distrito Judicial correspondiente”, y a continuación se indica el trámite a seguir.
Hay en la redacción legal no solo una suerte de [incoherencia] normativa –como es por demás
evidente–, pues mientras, por [lo que respecta a] la demanda de amparo, que tiene su génesis en la
amenaza o [lesión] proveniente de cualquier autoridad o persona, se interpone ante el juez res-
pectivo –salvo el caso de agresiones que provienen de resoluciones judiciales–, según la prescripción
legal contenida en el artículo 51º del mismo Código, la medida cautelar que pretende dejar sin efecto
actos administrativos dictados por los gobiernos locales o regionales en el ámbito de la legislación que
los regula se plantea ante la Sala Civil de la Corte Superior correspondiente, de acuerdo con el párrafo
tercero del artículo 15º, sino también la presencia de un impedimento legal que no permite el acceso
a la justicia constitucional y afecta el derecho a la tutela judicial efectiva consagrado en el artículo 139º,
inciso 3, de la Norma Fundamental del Estado, lo que implica a su vez un menoscabo a la finalidad
esencial que persiguen los procesos constitucionales prevista en el artículo II del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional(4) y una restricción a la eficacia de estos.
Sexto: Y es que si se repara en el hecho de las medidas cautelares, en general, sirven para “evitar,
dentro de los límites de lo posible, aquellas alteraciones en el equilibrio inicial de las partes que pueden
derivar de la duración del proceso”(5), esta utilidad se hace aun más visible en los procesos constitucio-
––––––––
(3) VANOSSI, Jorge Reinaldo,Teoría Constitucional.Tomo II. Ediciones Depalma. Buenos Aires, 1976, págs. 61 y 484.
(4) Artículo II.- Fines de los Procesos Constitucionales.- Son fines esenciales de los procesos constitucionales
garantizar la supremacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.
(5) CARNELUTTI, Francesco. Derecho Procesal Civil y Penal. Tomo I. Ediciones Jurídicas Europa-Amé-
rica. Buenos Aires, pág. 415.
124
ANEXO II
nales dada la relevancia que estos tienen –particularmente, en el proceso de amparo– en la protección
de derechos fundamentales, de modo que la medida cautelar viene a resultar un tipo de mecanismo
procesal cuyo objeto es que la sentencia constitucional a emitirse no resulte ilusoria y sirve “por ejem-
plo, para el supuesto de que alguien intentase alterar fundamentalmente el estado de cosas existente
al iniciarse la acción, o para el caso de que si se mantuvieran los efectos del acto impugnado durante
la sustanciación del proceso, se produjese un daño irremediable, que tornaría inútil la futura sentencia
de amparo” . En este sentido la regulación normativa debe ser acorde con una protección adecuada y
oportuna de los derechos constitucionales, en otras palabras, la tutela debe ser efectiva, puesto que si
las medidas cautelares son un medio necesario en los procesos ordinarios y tienden a asegurar el cum-
plimiento de la decisión definitiva que emita en cuestiones relativas a derechos de alcance legal, con
mayor razón en los procesos de la libertad –como el proceso de amparo– destinados especialmente a
proteger derechos constitucionales que requieren de una tutela urgente(7).
Sétimo: Ahora bien, la efectividad de la tutela “tiene íntima relación con la reconocida función
instrumental del proceso. Precisamente en relación a esta “función instrumental” es en donde más ha
virado el paradigma contemporáneo de la ciencia procesal (...). Actualmente se admite, sin hesitación,
que el derecho procesal tiende a realizar como instrumento que es, al derecho sustancial prometido o
discernido por el ordenamiento constitucional e infraconstitucional. De tal forma, entonces (...) tene-
mos que ante la jurisdicción se pueden presentar sujetos de derecho que soliciten (y bajo el amparo
de un derecho constitucionalmente consagrado) que el oficio les dispense una tutela judicialmente
efectiva para remediar, componer o incluso prevenir una situación jurídica subjetiva, particularmente
amenazada o violada y cuya reparación requiere “urgencia” en la implementación. Ahora bien, para
que esta tutela se concrete es necesaria la adaptabilidad de los procedimientos a la distinta naturaleza
de los derechos sustanciales que se debatan en su seno (...). Cuando hablamos de procesos “urgentes”
(...) lo que en realidad configuramos son situaciones jurídicas subjetivas (Goldschmidt) respecto de las
cuales el actor se encuentra en una situación de desventaja respecto del eventual demandado en una
contienda judicial (...). Así las cosas para remediar tal “desigualdad inicial en perjuicio del actor”, el
ordenamiento jurídico puede prever (expresa o implícitamente, según ordenamiento que el mandato
constitucional de la “tutela judicial efectiva” tenga correlato o no en las leyes sustantivas y/o adjetivas
que prevean a su vez tipologías adecuadas para sustanciar estos procesos “urgentes” alguna o algunas
formas de beneficiar la posición del accionante a través de, por ejemplo, variar la situación de hecho (el
statu quo) mediante la provisión de una “medida cautelar satisfactiva” o una “tutela satisfactiva antici-
pada –total o parcial”, o a través de cualquier otra técnica que tenga por finalidad invertir la carga del
tiempo que dura el proceso (...)”(8).
Lo expuesto, entonces, se “vincula indudablemente con una moderna concepción del proceso
instrumental que pone el acento en el valor ‘eficacia’ y en el carácter instrumental de las normas pro-
cesales en el sentido de que su finalidad radica en la efectividad de los derechos sustanciales”(9). Ya el
Tribunal Constitucional ha señalado en alguna oportunidad(10) que “partiendo de reconocer una posi-
ción preferente de los derechos fundamentales en el ordenamiento jurídico no resulta razonable que en
todos los casos, las formas estén por encima del derecho sustancial, desconociendo el valor real en un
proceso. El derecho procesal es, o quiere ser, el cauce mediante el cual brinda una adecuada cautela a
los derechos subjetivos (...) se trata de evitar que el ejercicio de una real y efectiva tutela judicial en el
marco de un proceso justo sea dejado de lado, por meros formalismos irrazonables (...) el proceso surge
de la necesidad de brindar tutela jurisdiccional y judicial a las lesiones o amenazas de derecho y justifica
su razón de ser en el cumplimiento de este fin último”.
––––––––
(6) SAGÜÉS, Néstor Pedro. Ley de amparo. Editorial Astrea. Buenos Aires, 1979, pág. 377.
(7) Cfr. CAIRO ROLDÁN, Omar. Justicia Constitucional y Proceso de Amparo. Palestra Editores. Lima,
2004, pág. 183.
(8) VARGAS, Abraham Luis, Tutelas diferenciadas, en: Derecho Procesal Civil. Fondo de Desarrollo Edi-
torial de la Universidad de Lima, 2003, págs. 328 y 331 - 332.
(9) DE LOS SANTOS, Mabel. Medida Aurosatisfactiva y Medida Cautelar (Semejanzas y diferencias
entre ambos institutos procesales, en: Revista de Derecho Procesal. Rubinzal-Culzoni Editores. Buenos
Aires, 1998, pág. 34.
(10) STC Nº 0569-2003-AC/TC.
125
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Así, pues todo derecho constitucional debe contar con una medida cautelar eficaz que sirva de
garantía para preservarlo de daños irreparables que se causen por la inexorable duración del trámite del
proceso principal. Debe mencionarse que todos los derechos constitucionales merecen igual protección
y, por tanto, tutela a través de las normas pertinentes, pues la Constitución no determina ninguna je-
rarquía entre ellos; por tanto, “todos los intereses que se encuentran bajo la tutela del derecho material
deben encontrar satisfacción en él; y todos deben encontrarla en los precisos límites marcados por
el derecho material. Ningún interés puede realizarse en el proceso sino en cuanto esté garantizado
por el Derecho; ningún interés garantizado por el Derecho puede ser sacrificado a la realización de
algún otro interés que el Derecho también garantice”(11).
Octavo: Si lo que pretende la norma en cuestión es cautelar los derechos fundamentales –que no
admiten jerarquías valorativas– a través de una medida preventiva, no se comprende, entonces, como se
establece que, únicamente, aquellas solicitudes cautelares destinadas a dejar sin efecto actos adminis-
trativos de los gobiernos municipales y regionales tienen que ser conocidas, en primera instancia, por
la Sala Superior respectivamente mientras que tratándose de medidas cautelares destinadas a dejar sin
efecto actos administrativos de origen distinto de los anteriormente señalados, los pedidos cautelares se
realizan ante el Juez con un trámite, notablemente, más efectivo.
Por eso si mediante la norma sujeta a control, en realidad, lo que se hace es restringir el acceso
de las medidas cautelares cuando estas se refieren a actos administrativos emanados de los gobiernos
locales y regionales, tal actividad limitadora de derechos fundamentales necesita de una justificación. Y
una ley se encuentra justificada “cuando resulta razonable, esto es, cuando la lesión que supone en un
derecho aparece como razonable para la protección de otro bien o derecho o para la consecución de
un fin legítimo. El juicio de razonabilidad (...) se traduce aquí en una exigencia de ponderación entre
dos principios en conflicto, aquel que resulta afectado por la ley y aquel otro que sirve de cobertura
o justificación a la misma, y puede formularse así: ‘Cuando mayor es el grado de la no satisfacción o
de afectación de un principio, tanto mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción del otro’(...)
un procedimiento de inconstitucionalidad no puede orientarse simplemente a la búsqueda de medi-
das más idóneas o menos gravosas, cuestiones reservadas a la esfera del debate político, sino que ha
de acreditar bien la absoluta falta de idoneidad de la medida legal, bien el carácter intolerable de su
lesividad o gravosidad para el Derecho, bien, en fin, su absoluta desproporción en la ponderación de
costes y beneficios”(12). La exigencia de justificación, por tanto, se impone a toda medida normativa que
limite derechos fundamentales y puede interpretarse “como un requerimiento dirigido a la legislación
y en general a toda actuación pública a fin de que esta se abra a la racionalidad. Al menos en materia
de derechos fundamentales, la legitimidad de la ley ya no puede apelar solo a la autoridad democrática
del órgano productor, ni la pulcritud de los procedimientos de elaboración, sino que ha de someterse
a un juicio sobre sus contenidos que remite a ese peculiar ejercicio de racionalidad que llamamos pon-
deración; un ejercicio que puede conducir a la declaración de inconstitucionalidad de la ley carente de
justificación (...). Esta es (...) una consecuencia más del modelo de Estado constitucional: la ley ya no
representa el máximo horizonte normativo del juez y sus prescripciones serán atendibles en la medida
en que ofrezca para el caso concreto soluciones coherentes con la Constitución y, en particular, con el
sistema de derechos fundamentales”(13).
Noveno: Desde esta perspectiva, la norma enjuiciada se presenta como carente de justificaciones
y, por tanto, irrazonable, pues restringe el derecho a la tutela judicial efectiva, al impedir que se utilice
eficazmente un mecanismo procesal tan valioso, como es la medida cautelar, para salvaguardar los
derechos fundamentales por actos lesivos que los pongan en amenaza inminente realizados por los
gobiernos municipales o regionales, contraviniendo de esta manera el artículo 25º de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos que prescribe que: “Toda persona tiene derecho a un recurso
sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces y tribunales competentes, que la
––––––––
(11) ROCCO, Alfredo. La sentencia civil y la interpretación de las normas procesales. Cárdenas Editor.
México, 1993, págs. 326 - 327.
(12) PRIETO SANCHIS, Luis. Derechos Fundamentales. Neoconstitucionalismo y Ponderación Judicial.
Palestra Editores. Lima, 2002, págs. 63 - 69.
(13) PRIETO SANCHIS, Luis. Op. cit, págs. 73 - 74.
126
ANEXO II
ampare contra los actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley
o la presente Convención (...)” y, a su vez, el artículo 29º de la misma Convención que dispone que:
“Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a) permitir a
alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades
reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b) limitar el goce y
ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cual-
quiera de los Estados partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados
(...)”(14), por tanto, la norma en cuestión es una medida legal carente de idoneidad y gravosa al Derecho
a la tutela judicial efectiva.
Y esto puede graficarse mediante el siguiente ejemplo: de un lado tenemos una sentencia que
desestima una demanda de amparo promovida ante un juez cuyo objeto es cuestionar actos municipales
o regionales como violatorios de derechos constitucionales es elevada en grado de apelación de la Sala
Superior respectiva; frente al pronunciamiento desfavorable del órgano superior el camino a seguir es la
interposición del recurso de agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional quien, en última ins-
tancia, resuelve declarando fundada la demanda; de otro lado, una medida cautelar, que pretende dejar
sin efecto actos administrativos de los gobiernos locales y regionales, tramitada ante la Sala Superior
y al ser rechazada o estimada es elevada en grado de apelación a la Corte Suprema de la República y
esta, finalmente, la declara improcedente mucho tiempo antes de que el Tribunal Constitucional emita
su fallo estimando la demanda. En este supuesto, cabe la probabilidad de que, por razón del rechazo
de la medida cautelar solicitada, la lesión a los derechos fundamentales se convierta en irreparable al
ejecutarse el acto administrativo cuestionado mientras se encuentra pendiente de resolución el proceso
principal ante el Tribunal Constitucional. Entonces, ya no habría forma de revertir la situación que,
precisamente, la medida cautelar estaba destinada a prevenir; por consiguiente, el tránsito de la Corte
Superior a la Corte Suprema convertiría a la medida cautelar en un mecanismo estéril para el fin que
persiguen los procesos constitucionales y, en particular, el proceso de amparo, es decir, la protección
de los derechos fundamentales.
Y esto, únicamente, circunscribiéndonos dentro del ámbito del distrito judicial de Lima, puesto
que si consideramos la medida cautelar planteada en la norma en cuestión en un contexto nacional
(provincias, ciudades y pueblos situados fuera de la provincia de Lima), la situación es mucho más
gravosa para los derechos reclamados. Esto porque la parte solicitante tendría que recurrir a la Sala
Superior, en vez del juez, para que su medida cautelar sea resuelta y si, acaso, apela, obviamente, la
Corte Suprema de la República será la que resuelva; empero debe tomarse en cuenta que como la sede
de la Corte Suprema está ubicada en Lima, los demandantes se verán obligados, desde el lugar del país
donde se encuentren de conocer el resultado de la medida cautelar planteada lo que, evidentemente,
genera desventajas para el reclamante, cuando bien la apelación la puede conocer la Sala Superior
correspondiente del distrito judicial a donde pertenece, incluso puede darse el caso de que los actos vio-
latorios acontezcan en municipios que están alejados de la sede donde tiene lugar la Corte Superior(15),
lo que haría mucho más complicada la presentación de las medidas cautelares y, por tanto, el acceso a
la justicia. Por lo demás, la Corte Suprema va a resolver una demanda cautelar cuyo proceso principal
nunca va a llegar a sus manos, pues la demanda principal de ser desestimada en las instancias judiciales
correspondientes será resuelta en definitiva por el Tribunal Constitucional.
Décimo: En otro plano, se evidencia, a su vez, una afectación del derecho de igualdad. Este
derecho definido por el Tribunal Constitucional(16) como un límite al legislador que le impide aprobar
leyes contrarias al principio de igualdad de trato al que tienen derecho todas las personas; de ahí que
“la igualdad se configura como un derecho fundamental de la persona a no sufrir discriminación jurí-
dica alguna; esto es, a no ser tratada de manera dispar respecto a quienes se encuentren en una misma
situación, salvo que exista una justificación objetiva y razonable de esa desemejanza de trato”.
––––––––
(14) NOVAK, Fabián y SALMÓN, Elizabeth. Las obligaciones internacionales del Perú en materia de De-
rechos Humanos, Fondo Editorial de la PUCP. Lima, 2002, págs. 235 y ss.
(15) MESIA, Carlos. Exégesis del Código Procesal Constitucional. Gaceta Jurídica, 2004, pág.160.
(16) SSTC Nºs 0261-AA/TC y 1049-2003-AA/TC.
127
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
La contravención constitucional indicada se hace patente cuando se aprecia que, mientras una
pretensión cautelar, cuyo objeto es dejar sin efecto “actos administrativos dictados en el ámbito de apli-
cación de la legislación municipal o regional” es conocida en primera instancia por la Sala competente
de la Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial correspondiente, con traslado de la solicitud cau-
telar por el término de tres días, intervención del Ministerio Público y apelación con efecto suspensivo
ante la Corte Suprema de Justicia de la República, en cambio, el trámite seguido para dejar sin efecto
actos distintos de aquellos que provienen de los gobiernos municipales o regionales difiere notablemen-
te del trámite que se sigue para conseguir una medida cautelar contra actos realizados por estos, pues
las medidas cautelares son conocidas, en primera instancia, por el juez respectivo, sin conocimiento
de la contraparte, sin intervención del Ministerio Público y con apelación sin efecto suspensivo. Debe
repararse, en ese punto, que, en ambos supuestos, el objetivo es cautelar derechos fundamentales en
razón de un acto lesivo que los pone en riesgo inminente de sufrir un daño irreversible. Sin embargo,
nótese bien que el tratamiento legislativo en ambos casos es visiblemente distinto, a pesar de estar en
juego derechos constitucionales, sin que exista una justificación objetiva y razonable para ello, lo que
implica una diferenciación que es ilícita en términos constitucionales. Por lo demás, de la revisión de
las normas que componen el Código Procesal Constitucional se observa que el único momento en que
interviene el Ministerio Público es en el trámite señalado.
Este tratamiento privilegiado, entonces, afecta el principio de igualdad ante la ley, puesto que
cualquier demandante no podría solicitar ante la Sala Superior respectiva una medida cautelar cuyo
objeto sea dejar sin efecto actos administrativos emanados de instituciones estatales, como la Oficina de
Normalización Previsional, el Consejo Nacional de la Magistratura, los distintos Ministerios, u otros, ya
que el legislador ha determinado que en estos casos las medidas cautelares se presentan ante el juez que
conoce la demanda y solo pueden plantearse ante la Sala Superior medidas cautelares cuyo objeto es
dejar sin efecto actos efectuados por los gobiernos municipales y regionales. Por tanto, hay en ello una
desigualdad de trato que no puede admitirse en los procesos constitucionales cuya finalidad esencial
es “garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales”,
según el artículo II del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, pues no existe razón aten-
dible que explique que partiendo –en el caso particular del proceso de amparo– de la existencia de un
acto violatorio de derechos fundamentales emanado de cualquier autoridad se establezca un trámite
especial para las medidas cautelares contra los actos de municipalidades y gobiernos regionales; trami-
tación que, indudablemente, constituye un privilegio para estos pues en los demás casos, tal como se ha
mencionado, las medidas cautelares se presentan ante el juez de la demanda, se dictan sin conocimiento
de la parte contraria y la apelación se concede solo sin efecto suspensivo ante la Sala Superior. Por otro
lado, este trato único no se presenta en ningún otro ámbito procesal, pues en nuestro ordenamiento
jurídico no existe medida cautelar alguna que se plantee en una instancia distinta de aquella en que
se ha presentado la demanda, sin embargo se crea un procedimiento exclusivo para el caso de actos
municipales y regionales en el que la demanda la conoce el juez y la medida cautelar la Sala Superior.
Esta diferencia de trato aparece con mayor claridad si nos percatamos de que la norma así prevista
solo sería aplicable en el distrito judicial de Lima y sus alrededores, ya que es dudoso que acontezca de
igual manera en las diferentes provincias del Perú, en que la situación geográfica impediría el acceso a
la justicia, como se ha visto más arriba.
Décimo primero: Se concluye, entonces, de todo lo expuesto, que el texto legal comentado
resulta contrario a la Constitución pues desconoce el principio de igualdad ante la ley y el de tutela
judicial efectiva, siendo la constitucionalidad o no de la norma en cuestión relevante para resolver el
proceso principal pues tiene relación directa con él ya que sirve de salvaguarda de los derechos consti-
tucionales en discusión constituyendo la norma en cuestión un impedimento de acceso a los tribunales
internos en busca de la protección adecuada y urgente de los derechos constitucionales que se recla-
man, y, en último análisis, la norma enjuiciada no puede ser interpretada conforme a la Constitución
porque resulta inconstitucional. Por ello, resultan inaplicables en el caso de autos los párrafos tercero y
cuarto del artículo 15º del Código Procesal Constitucional.
Por estos fundamentos, declararon: INAPLICABLES para el caso en concreto los párrafos
tercero y cuarto del artículo 15 del Código Procesal Constitucional y dejaron sin efecto el oficio de
elevación de fojas 16; ORDENARON que la demanda cautelar se remita al 22 Juzgado Civil de Lima
128
ANEXO II
con el objeto de que este órgano jurisdiccional proceda a calificarla; en la medida cautelar solicitada por
Autos Aguirre S.R.L.; notificándose.
Primero.- Que por escrito que obra a fojas diez, se solicita a este Órgano Jurisdiccional la
concesión de medida cautelar contra las Resoluciones 03.04 y 05 del Expediente Acumulado N° 136-
074-00026500-ACUM de fecha 10 de setiembre de 2004, teniéndose como parte afectada al Servicio
de Administración Tributaria de la Municipalidad de Lima –SAT;
Segundo.- Que, de conformidad con el tercer párrafo del artículo 15 del Código Procesal Cons-
titucional, cuando la solicitud de medida cautelar tenga por objeto dejar sin efecto actos administrativos
dictados en el ámbito de aplicación de la legislación municipal o regional, serán conocidas en primera
instancia por la Sala competente de la Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial correspondiente;
asimismo, en el cuarto párrafo de esta norma se indica el trámite que deberá seguirse, lo que com-
prende correr traslado de la solicitud con intervención del Ministerio Público, quedando establecido
que la Corte Superior resolverá dentro del plazo de tres días de la contestación expresa o ficta salvo
que se haya formulado pedido de informe oral, supuesto último donde el cómputo se realizará desde
su ocurrencia, contemplándose que esta resolución será recurrida con efecto suspensivo ante la Corte
Suprema de Justicia de la República;
Cuarto.- Que, en efecto, se sostiene que el aludido tercer párrafo del artículo 15 del Código
Procesal Constitucional constituye un impedimento legal que no permite el acceso a la justicia consti-
tucional y afecta el derecho a la tutela judicial efectiva así como el de igualdad ante la ley, agregándose
que si lo pretendido por la norma en cuestión es cautelar los derechos fundamentales a través de una
medida preventiva, no se comprende entonces como se establece que, únicamente, aquellas solicitudes
cautelares destinadas a dejar sin efecto actos administrativos de los gobiernos municipales y regionales
tienen que ser conocidos, en primera instancia, por la Sala Superior respectiva, mientras que tratándose
de medidas cautelares destinadas a dejar sin efecto actos administrativos de origen distinto, los pedidos
se realizan ante el juez con un trámite, notablemente más efectivo;
Quinto.- Que, al respecto, es menester tener en cuenta el desarrollo conceptual respecto del
ámbito de protección del principio de igualdad que ha efectuado el Tribunal Constitucional Español,
dividiéndolo en dos áreas, considerando los casos de desigualdad en la Ley y desigualdad en la
aplicación de la ley. En el primer caso, cuando la supuesta desigualdad nace de la ley, es
preciso determinar en primer término si existe una causa objetiva y razonable que fun-
damenta la no igualdad, y en segundo lugar, si dicha desigualdad está desprovista de una
justificación también objetiva y razonable, debiendo haber una relación de proporciona-
lidad entre medios y fin; en cambio, distinto será el caso de la desigualdad en la aplicación de la
ley, que se configurará cuando un mismo precepto se aplica a casos iguales con notoria desigualdad
por motivos arbitrarios, desigualdad que es sinónima para el Tribunal Constitucional Español, de
conducta arbitraria;
Sexto.- Que, en el presente caso, parece quedar en claro que nos encontramos frente a una
supuesta y presunta desigualdad en la ley, cuya razonabilidad deberá ser medida en función de la
propia norma, debiendo esclarecerse si es que concurre alguna causa objetiva que fundamente la no
igualdad, para luego verificar si dicha desigualdad está desprovista de una justificación también objetiva
y razonable; debiendo haber una relación de proporcionalidad entre medios y fin;
129
JURISPRUDENCIA SOBRE MEDIDAS CAUTELARES
Sétimo.- Que, atendiendo a que el Derecho suele ser concebido como un conjunto de normas
reguladoras de la conducta social, es indudable que este no puede permanecer impasible y desatender
las exigencias y realidad sociales, en relación con aquellos hechos que materialmente se presentan como
relevantes en el desarrollo de la vida en sociedad (sea promoviéndolos en caso de ser positivos o pro-
hibiéndolos en el supuesto de ser nocivos), todo lo cual permite afirmar enfáticamente que el Derecho
es una ciencia que se encuentra en continua evolución y transformación;
Noveno.- Que, de esta manera, aun cuando la disposición sub examine puede ser calificada por
algún sector de la doctrina como anacrónica, no estimo como acertado afirmar sin más que carece
absolutamente de justificación;
Décimo.- Que, por otra parte, no se logra advertir afectación del derecho de acceso de la justicia
(el cual integra el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva), puesto que el trámite previsto no excluye
en absoluto la posibilidad de que el solicitante pueda obtener finalmente una medida cautelar, aun
cuando para este propósito deba de agotar las exigencias legalmente establecidas, que por las razones
ya anotadas no pueden ser entendidas como arbitrarias irrazonables, asistiéndole por el contrario sufi-
ciente justificación objetiva y razonada, más aún si es que el procedimiento a seguir por el peticionante
de la manera cautelar no dista en mucho del concebido por la anterior Ley N° 23506-Ley de Hábeas
Corpus y Amparo, obligatoria en ese entonces para todo tipo de medidas cautelares;
Undécimo.- Que, por consiguiente, existiendo una adecuada relación de proporcionalidad entre
medio y fin, habida cuenta que el desigual trámite cautelar plasmado en el tercer párrafo del artículo
15 del Código Procesal Constitucional cuenta objetivamente con una justificación razonable, cual es
garantizar la eficiencia de las resoluciones administrativas expedidas por los gobiernos locales o regio-
nales en el marco de sus atribuciones (esencialmente de fiscalización y control) sin implicar ello necesa-
riamente dejar desprovisto de tutela al interesado, considero que este dispositivo no puede dejar de ser
aplicado por esta Sala Civil Superior, más aún si toda norma se encuentra provista de una presunción
de legalidad que no puede ser desatendida salvo en casos de evidente e incontestable contravención a
la Carta Magna, pues de lo contrario se estaría invadiendo una función estatal (Legislativa) que no es
propia del Poder Judicial, afectándose así el teórico y primario mecanismo denominado como equili-
brio de poderes. Por estas razones, MI VOTO es porque, con la celeridad que requiere el trámite de
toda medida cautelar, se proceda a disponer los actos procesales legalmente establecidos, luego de lo
cual esta Sala Civil Superior deberá de emitir la decisión jurisdiccional que corresponda, concediendo
o denegando la medida cautelar peticionada.
––––––––
(17) Artículo 31 de la Ley Nº 23506.- A solicitud de parte, en cualquier etapa del proceso y siempre que sea
evidente la inminente amenaza de agravio o violación de un derecho constitucional, por cuenta costo y
pago del solicitante, el juez podrá disponer la suspensión del acto que dio origen al reclamo.
De la solicitud se corre traslado por el término de un día tramitado el pedido como incidente en cuerda
separada, con intervención del Ministerio Público. Con la contestación expresa o ...... el juez o la Corte
Superior resolverá dentro del plazo de dos días, bajo responsabilidad. La resolución que dicta el juez, o en
su caso, la Corte será recurrible en doble efecto ante la instancia superior la que resolverá en el plazo de tres
días de elevados los autos, bajo responsabilidad.
La medida de suspensión decretada no implica la ejecución de lo que es materia del fondo mismo de
la acción de amparo.
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BIBLIOGRAFÍA
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ÍNDICE GENERAL
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LA PRUEBA INDICIARIA EN EL PROCESO CIVIL Y EN EL PROCESO PENAL
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ÍNDICE GENERAL
Índice General
Presentación ............................................................................................ 5
PRIMERA PARTE
La tutela cautelar en el proceso civil
I. Introducción.......................................................................................... 9
1.1 Hacia una definición de tutela cautelar......................................... 9
1.2 Los Presupuestos de las medidas cautelares.................................. 13
II. Características de las medidas cautelares................................................ 18
2.1 Prejuzgamiento............................................................................ 18
2.2 Provisoria.................................................................................... 18
2.3 Instrumental................................................................................ 19
2.4 Variable....................................................................................... 21
III. La contracautela.................................................................................... 22
IV. Trámite de la medida cautelar................................................................ 25
4.1 Competencia............................................................................... 25
4.2 Requisitos de la solicitud.............................................................. 26
4.3 Inaudita altera pars...................................................................... 26
V. Concurrencia de medidas cautelares...................................................... 27
VI. Medida cautelar sobre bien de un tercero............................................... 29
Aplicación Práctica: Las medidas cautelares y el caso Lan....................... 30
Modelo de escrito de medida cautelar.................................................... 40
SEGUNDA PARTE
LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO
CONSTITUCIONAL
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LA PRUEBA INDICIARIA EN EL PROCESO CIVIL Y EN EL PROCESO PENAL
TERCERA PARTE
JURISPRUDENCIA SOBRE
MEDIDAS CAUTELARES
ANEXO I
Tribunal Constitucional Pleno Jurisdiccional 0023-2005-PI/TC..................... 85
ANEXO II
Expediente N° 837-2005 MC........................................................................ 123
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