Está en la página 1de 16

Amplitud (Range) David Epstein

AMPLITUD

1
Amplitud (Range) David Epstein

David Epstein

AMPLITUD

(RANGE)

Por qué los generalistas triunfan

en un mundo especializado

Argentina – Chile – Colombia – España

Estados Unidos – México – Perú – Uruguay

2
Amplitud (Range) David Epstein

Título original: Range – Why Generalists Triumph in a Specialized World

Editor original: Riverhead Books – An imprint of Penguin Random House LLC,

New York

Traducción: Sergio Bulat Barreiro

1.ª edición Febrero 2020

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autori-

zación escrita de los titulares del copyright , bajo las sanciones establecidas en

las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o

procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento infor mático, así como la

distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.

Copyright © 2019 by David Epstein

All Rights Reserved

Copyright © 2019 de la traducción by Sergio Bulat Barreiro

© 2019 by Ediciones Urano, S.A.U.

Plaza de los Reyes Magos, 8, piso 1.º C y D – 28007 Madrid

www.empresaactiva.com

www.edicionesurano.com

ISBN: 978-84-17780-69-2

Fotocomposición: Ediciones Urano, S.A.U.

3
Amplitud (Range) David Epstein

Para Elizabeth,

este libro y cualquier otro

4
Amplitud (Range) David Epstein

Índice

Introducción. Roger vs. Tiger

1. El culto a la ventaja inicial

2. Cómo se for mó este mundo «malo»

3. Cuando menos de lo mismo, es más

4. Aprender rápido, aprender despacio

5. Pensar más allá de la experiencia

6. El problema de tener demasiada tenacidad

7. Coqueteando con tus distintas posibilidades

8. La ventaja de los marginales ( outsiders )

9. Pensamiento lateral con tecnología obsoleta

10. Engañados por la especialización

11. Aprender a abandonar las herramientas habituales

12. Amateurs deliberados

Conclusión. Expande tu amplitud

Agradecimientos

Notas

5
Amplitud (Range) David Epstein

«Y se negó a especializarse en nada, prefiriendo

mantener un ojo en el estado general en lugar de

en cualquiera de sus partes… Y la gestión de

Nikolai produjo resultados de lo más brillantes.»

— LEÓN TOLSTOI , Guerra y paz .

«Ninguna herramienta es omnicompetente. No

existe una llave maestra que abra todas las puer-

tas.»

— ARNOLD TOYNBEE , Estudio de la historia

6
Amplitud (Range) David Epstein

Introducción

Roger vs. Tiger

E mpecemos con un par de historias del mundo de los de-

portes. La primera es la más conocida.

El padre del niño pronto notó que algo en él era diferen-

te. A los seis meses, el niño podía balancearse en la palma

de la mano de su padre mientras él caminaba por su casa. A

los siete meses, el padre le dio un pequeño putter para que

jugara, y el niño lo arrastraba a todas las partes a las que iba

con su andador. A los diez meses, se bajó de su silla alta y se

apropió de un palo de golf que había sido reducido a su

medida, e imitó en el garaje el swing que había estado vien-

do realizar a otros. Puesto que el padre aún no podía con-

versar con su hijo, hizo dibujos para mostrarle al niño cómo

debía poner las manos para sujetar el palo. « Es muy difícil

enseñar a usar el putt cuando el niño es demasiado peque-

ño para hablar», explicaría él más tarde.

A los dos años (una edad en la que los protocolos de con-

trol y prevención de enfer medades enumeran, como hitos

del desarrollo físico, definiciones como «patea una pelota» o

«se sostiene de puntillas»), acudió a la televisión nacional y

utilizó un palo de golf cuya altura le llegaba al hombro para

pegarle a una bola ante la admiración de Bob Hope. Ese

mismo año, disputó su primer tor neo y ganó la división para

menores de diez años. No había tiempo que perder. A los

tres, el niño estaba aprendiendo a salir de un búnker de are-

na, y su padre ya estaba trazando su destino. Sabía que su

hijo había sido elegido para esto, y que era su deber guiar-

7
Amplitud (Range) David Epstein

lo. Es para pensarlo: si uno está así de seguro acerca de cuál

es el camino que le espera por delante a su hijo, tal vez uno

también comenzaría a preparar a su hijo de tres años para

aprender a lidiar con los inevitables e insaciables periodistas

que vendrían. Interrogaba al niño, como si fuese un reporte-

ro, enseñándole a dar respuestas breves, nunca a contestar

más de lo que se le preguntaba. Ese año, el niño hizo 48

golpes, once sobre par, en los nueve hoyos de un campo en

Califor nia.

Cuando el niño tenía cuatro años, su padre podía dejarlo

en un campo de golf a las nueve de la mañana y recogerlo

ocho horas después, a veces con dinero que le había gana-

do a aquellos tan tontos como para dudar de él.

A los ocho años, el hijo le ganó a su padre por primera

vez. Al padre no le importó porque estaba convencido de

que su hijo tenía un talento singular, y de que él sabía cómo

podía ayudarlo. Él había sido un deportista destacado, a pe-

sar de muchas adversidades. Jugó al béisbol en la universi-

dad siendo el único jugador negro en toda la conferencia. Él

entendía a la gente y la disciplina. Graduado en Sociología,

sirvió en Vietnam como miembro del grupo de élite del

ejército, los Boinas Verdes, y más tarde enseñó Psicología

de la Guerra a futuros oficiales. Sabía que no había dado lo

mejor de sí con los tres hijos de un matrimonio anterior, pero

ahora tenía una segunda oportunidad de hacer lo correcto

con el número cuatro. Y todo iba según lo planeado.

El niño ya era famoso cuando llegó a la Universidad de

Stanford, y pronto su padre comenzó a pronosticar la impor-

tancia de su hijo. Insistía en que tendría un mayor impacto

que Nelson Mandela, que Gandhi, que Buda. «Tiene un pú-

blico más grande que cualquiera de ellos» , dijo. «Él es el

puente entre el este y el oeste. No hay límites porque tiene

quien lo guíe. Todavía no sé exactamente cómo lo hará. Pe-

ro es el Elegido.»

8
Amplitud (Range) David Epstein

La segunda historia también es conocida, pero tal vez sea

difícil de reconocer en sus comienzos.

Su madre era entrenadora, pero nunca entrenó a su hijo.

Él solía jugar a la pelota con ella en cuanto aprendió a andar.

De niño, jugaba los domingos al squash contra su padre.

Probó el esquí, la lucha libre, la natación y el skateboard .

Jugó al baloncesto, al balonmano, al tenis, ping-pong , al

bádminton por encima de la reja que lo separaba de su ve-

cino, y al fútbol en el colegio. Luego le atribuiría a toda esta

variedad deportiva su capacidad de desarrollo deportivo y

de coordinación visual.

No le importaba qué deporte fuera, siempre y cuando in-

volucrara una pelota. «Siempre me interesaba más una acti-

vidad si incluía una pelota» , recuerda. Era un chico al que le

encantaba hacer deporte. Aunque sus padres no tenían nin-

guna aspiración deportiva especial para él. «No teníamos ni

plan A ni plan B», diría su madre tiempo después. Ella y su

padre le animaban a probar distintos deportes, en parte por-

que «era insoportable» si tenía que estarse quieto durante

mucho tiempo.

Aunque su madre era profesora de tenis, decidió no en-

trenar a su hijo. «Me hubiera vuelto loca. Él probaba todo ti-

po de golpes extraños, nunca devolvía una bola de for ma

nor mal. Eso no es divertido para una madre.» En lugar de

presionarlo, observó un escritor de Sports Illustrated, si ha-

cían algo sus padres era desmotivarlo . Al llegar a la adoles-

cencia, comenzó a decantarse por el tenis y sus padres lo

único que le dijeron es que «no se tomara el tenis tan en se-

rio». Durante los partidos, la madre se iba a charlar con sus

amigas, y su padre solo le exigió que nunca hiciera trampas.

No lo hizo, y pronto empezó a ser muy bueno.

Ya de adolescente, era lo bastante bueno como para que

lo entrevistara un medio local. Su madre leyó horrorizada

que su hijo contestó a la pregunta de qué se compraría con

su primer hipotético cheque por jugar al tenis: «Un Merce-

des». Luego se sintió aliviada, ya que había sido un malen-

9
Amplitud (Range) David Epstein

tendido, lo que en realidad había contestado era «Mehr

CD’s », con su acento suizo alemán. Es decir, solo quería

comprarse más discos de música.

El muchacho era competitivo, de eso no cabía duda, pero

cuando sus entrenadores quisieron ponerlo con un grupo de

jugadores mayores de mejor nivel, prefirió seguir entrenan-

do con sus amigos de menor nivel. Después de todo, lo di-

vertido eran las cosas de las que hablaban después de en-

trenar, como la música, la lucha libre o el fútbol.

Cuando decidió dejar de lado los otros deportes, espe-

cialmente el fútbol, para centrarse en el tenis, los demás ya

hacía años que trabajaban con entrenadores personales, psi-

cólogos deportivos y nutricionistas. Pero eso no parece ha-

ber sido un inconveniente para su carrera. Con treinta y cin-

co años, una edad a la cual los más célebres tenistas de la

historia ya se han retirado, él recuperó el número uno del

mundo.

En el año 2006, Tiger Woods y Roger Federer se conocieron

por primera vez, cuando ambos estaban en la cima de sus

carreras. Tiger acudió en su avión privado a ver la final del

Open de Estados Unidos, lo que puso algo nervioso a Ro-

ger, a pesar de que ganó por tercer año consecutivo. Woods

fue a visitarlo al vestuario para celebrar la victoria con cham-

pán. Conectaron inmediatamente. «Nunca había conocido a

nadie que tuviera ese sentimiento de ser invencible », diría

Federer luego. Pronto se convirtieron en amigos, así como

en el centro de debates acerca de cuál de los dos era el de-

portista que tenía más dominio en su campo.

Aun así, el contraste entre ambos no pasó desapercibido

para Federer. «Su historia es completamente distinta a la

mía», le dijo a un biógrafo en 2006. «Desde niño, su meta

era romper el récord de más tor neos grandes ganados,

mientras yo, a lo sumo, soñaba con conocer a Boris Becker o

jugar algún día en Wimbledon.»

10
Amplitud (Range) David Epstein

Parece bastante inusual que un niño con padres que no lo

presionaron y que al principio se tomó el deporte a la ligera,

llegara a dominar su deporte como nadie lo había hecho an-

tes. A diferencia de lo sucedido con Tiger, miles de niños le

llevaban una gran ventaja a Roger. La increíble crianza de Ti-

ger ha sido el centro de muchos libros sobre la for mación de

especialistas, incluyendo el escrito por su padre, Earl. Tiger

no se limitaba a jugar al golf, sino que hacía «prácticas deli-

beradas», las únicas que cuentan, según la teoría de las diez

mil horas para llegar a ser experto en algo. Esa «teoría» se

basa en la idea de que el número de horas acumuladas de

entrenamiento específico es el único factor en el desarrollo

de habilidades, no importa cuál sea la disciplina. La práctica

deliberada, de acuerdo con el estudio sobre treinta violinis-

tas que dio lugar a la teoría, ocurre cuando los aprendices

«reciben instrucciones explícitas acerca de cuál es el mejor

método» y son supervisados por un instructor que pueda

«dar al momento consejos y conocimientos acerca del rendi-

miento y los resultados que está teniendo» y que pueda «re-

producir repetidamente iguales o similares resultados». Mu-

chos estudios especializados en el desarrollo muestran que

los deportistas de élite pasan más tiempo en prácticas deli-

beradas muy técnicas que quienes han alcanzado su máximo

rendimiento a menor nivel.

11
Amplitud (Range) David Epstein

Tiger simboliza la idea de que la cantidad de práctica deli-

berada deter mina el éxito, y también su corolario, de que la

práctica debe comenzar lo antes posible.

La presión para centrarse pronto en una disciplina y espe-

cializarse, se extiende mucho más allá de los deportes. A

menudo, se nos dice que cuanto más complejo y competiti-

vo es el mundo, más debemos especializar nos (y antes de-

bemos comenzar) para poder enfrentar nos a él. Nuestros

iconos más preciados son encumbrados aún más por su pre-

cocidad: Mozart, en los teclados; Mark Zuckerberg, funda-

dor de Facebook, al otro extremo del teclado. La respuesta,

en cada campo, al aumento del conocimiento humano y a

nuestro mundo interconectado, ha sido exaltar la necesidad

de enfocar nos en especialidades cada vez más pequeñas.

Los oncólogos ya no se especializan en el cáncer, sino en el

cáncer de un deter minado órgano, y la tendencia continúa.

El cirujano y escritor Atul Gawande dice que cuando bro-

mean acerca de la existencia de un médico especialista en

12
Amplitud (Range) David Epstein

cirugía de la oreja izquierda « tenemos que comprobar que

no exista realmente».

En su libro Bounce , el periodista británico Matthew Syed,

sugirió que el Gobierno británico funciona mal por no seguir

el ejemplo de Tiger de especializarse. Pasar altos funciona-

rios de un lado a otro por distintos ministerios «no es menos

ridículo que hacer que Tiger pase del golf al hockey, al béis-

bol y al fútbol».

El inconveniente es que el gran éxito que ha tenido Gran

Bretaña en las últimas olimpiadas, tras décadas de actuacio-

nes mediocres, se debe justamente a programas que han

buscado reconvertir a deportistas ya grandes, y a per mitir

que quienes se desarrollan tarde tengan posibilidades (a es-

tos se les llama «de hor neado lento» , tal como los denomi-

nó el funcionario que me explicó el programa). Aparente-

mente, la idea de que un deportista que quiere llegar a la

élite siga el camino de Roger no es tan absurda después de

todo. Los mejores deportistas, cuando están en la cima de

su carrera, sí que hacen más prácticas deliberadas que quie-

nes están a un nivel más bajo, pero cuando los científicos

examinan el camino de desarrollo de los deportistas, resulta

algo así:

13
Amplitud (Range) David Epstein

Nor malmente, los deportistas de élite han dedicado me-

nos horas de práctica deliberada en las disciplinas en las que

finalmente compiten. En su lugar, pasan por «un período de

prueba», haciendo distintos deportes sin demasiada presión

o estructura; de esa for ma, ganan una amplia experiencia y

distintas aptitudes deportivas, descubren sus habilidades y a

qué son proclives, y únicamente después de eso se concen-

tran en la práctica técnica de un deporte específico . El título

de un estudio sobre deportistas proclama «La especializa-

ción tardía» como «la clave del éxito»; y otro dice que: «Para

llegar a lo más alto en deportes de equipo: empieza tarde,

intensifica y hazlo con deter minación».

Cuando comencé a divulgar estos estudios, me encontré

con críticas razonables, pero también con negacionismo. Es-

cuché cosas como: «Tal vez en otros deportes, pero no en el

nuestro». La comunidad del fútbol, el deporte más popular

del mundo, fue la que más ruido hizo. Luego, en 2014, un

estudio alemán publicó que los miembros de su equipo, que

14
FIN DEL FRAGMENTO

Sigue leyendo, no te quedes con las ganas


Adquiere este eBook

Dando Click Aqui

También podría gustarte