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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ARTES

Lic en Artes Visuales

Filosofía - Parcial Domiciliario N°1

Cátedra: Abdo Ferez


Comisión: Martes 08 a 10 hs
Profesora Titular: Cecilia Abdo Ferez
Profesoras adjuntas: Lucia Montenegro
Celeste Sanchez
Segundo cuatrimestre 2022

Alumna: Abril Baroli


DNI: 43820832
Mail: abrilbaroli@gmail.com
Consignas Primer Parcial de Filosofía (Segundo cuatrimestre 2022)
1- ¿A qué llama Foucault la política del sexo y cuál es la crítica que Federici hace al
análisis foucaultiano?

2- Diferencias entre Montaigne, Descartes y Pascal.

3- ¿Por qué algunos temas se pueden pensar, pero no conocer según Kant?

1- Foucault va a hablar de una hipótesis histórica referente a la sexualidad conocida


como hipótesis represiva, la cual entiende que hablar de sexualidad estuvo prohibido política
y socialmente hasta la llegada del psicoanálisis, donde se liberó. Aún así, el texto plantea que
esta teoría no es del todo correcta. Partamos de la base de que antes de la llegada del
psicoanálisis y las grandes instituciones de poder capitalistas que tenemos actualmente, quien
manejaba el mundo y las realidades político- sociales era la iglesia católica. Algo muy
importante para entender la teoría represiva es entender el aparato del castigo cristiano, y para
ello es necesario mencionar al Concilio de Trento, un concilio ecuménico de la Iglesia
católica desarrollado entre los años 1545 y 1563, en el que se establecieron las nuevas normas
dogmáticas, litúrgicas y éticas. Como ya es sabido por conocimiento popular, la iglesia
catolica considera pecado el adulterio, el sexo por fuera del matrimonio. Antes de este
concilio el pecado se cometía cuando se consumía el acto sexual. Gracias a estas nuevas
normas, ya el simple hecho de pensar en tener sexo era pecado. Entonces, ¿cómo se hace para
salvar la mente y espíritu profano? se debía ir a un confesionario a dialogar con el
intermediario de Dios, un cura, el cual perdone tus impurezas y como penitencia, te mande a
rezar tres padres nuestros y dos ave maria. En este aspecto, la prohibisión del sexo bailaba en
una delgada linea. Yo no puedo pensar en sexo, pero si peco como ser humano, tengo que
hablar de sexo para limpiarme del pecado. La unica forma de escaparle al sexo era hablando
de el, ¿donde está la prohibición ahi? Ya no importaba la práctica, sino que comienza a
importar el relato sexual.
Algo similar pasó en con psicoanálisis, salvo que en este caso cambiamos el
confesionario por un diván, al cura por un médico, y al pecado por la enfermedad producto de
los traumas y deseos sexuales reprimidos en la infancia. El sexo para el psicoanalisis es la
enfermedad presente en todos los ámbitos de la vida del paciente, todo tiene una connotación
sexual. La mujer histérica es el resultado de una mujer demasiado sexual y su diagnóstico
decanta en la enfermedad. El hombre homosexual, quiero decir el perverso, es un hombre
demasiado sexual y su diagnostico es enfermo. El modus operandi de ambas instituciones es
el mismo, y por ende, es el mismo resultado, una sociedad sexual que tiene prohibido
blanquear el sexo, pero sin embargo debe tener un relato sexual presente para ser dominado.
Es que esta presunta “represión” de la sexualidad es parte de la estrategia del poder
para controlar a las masas. Cuando Foucault habla de dispositivos de poder que relacionan a
la sexualidad, refiere tanto a discursos como a prácticas que conforman una tecnología de la
sexualidad, los modos de constitución y moldeamiento de los sujetos. Esta tecnología de la
sexualidad se va a encontrar entre medio de dos formas de poder, por un lado los poderes
anatomo políticos y por el otro la biopolítica. Es fundamental hablar de estas dos miradas. La
anátomo política, surge en el siglo XVIII y se enfoca en la individualidad del sujeto, cree en
manejar las particularidades de quienes componen a la sociedad instaurando poderes
disciplinarios. La biopolítica, en cambio, se plantea desde una perspectiva de conjunto
poblacional, entiende a la vida como un objeto sobre el cual actúa el poder, y que este poder
debe plantearse desde una perspectiva general, estadística y cuantificable. La sexualidad se
planta entre medio de estas dos percepciones, tomando como aspecto central el vínculo con
nosotros mismos en singular, y con la población en general. A esta forma de poder Foucault
la va a denominar “Poder Pastoral”, inspirado en la teoría del pastor, ese que está cuidando en
particular de cada una de sus ovejas, pero a la vez debe tener una visión del rebaño completo.
La teoría foucaultiana aun así será criticada por distintos movimientos, sobre todo por
los movimientos feministas, ya que en su análisis funde los disciplinamientos corporales de
los hombres y las mujeres considerándolos como un uno indiferenciado, y eso no es correcto,
ya que a lo largo de la historias se ha marcado una diferenciación abismal con respecto a los
dos sexos. Federici en su texto “Calibán y la bruja” va a ser muy crítica a Foucault por esto
mismo, ya que ella considera que el autor muestra un desinterés por entender el contexto de
disciplinamiento exclusivo de las mujeres.
La caza de brujas es un hecho que ocurre entre los siglos XV y XVIII donde se
capturó, torturó y asesinó a todos los herejes (en su mayoría mujeres) que realizaban
prácticas que la iglesia católica apostólica romana consideraba brujería, tales como el
ejercicio de la medicina, la ciencia, el libre sexo, el conocimiento del cuerpo, etc. Mitificaron
a las mujeres que ejercen estas “prácticas satánicas” y las asesinaron quemadas o ahorcadas
en plazas públicas sin piedad. Es un hito de la Edad Media, y los estereotipos que generó
duran hasta nuestros días, replicados en el cine, el teatro, la televisión, redes, textos y otros
medios masivos. Este hecho es el que Federici va a tomar para desarrollar su texto “Calibán y
la bruja”, ya que considera que es “(...)uno de los ataques más monstruosos contra el cuerpo
que hayan sido perpetrados en la era moderna (...)”1
En su texto marca algo que a mi parecer es fundamental, como en este proceso de
transición al capitalismo, y por medio de la máxima violencia, se definen los roles sexuales
en la nueva sociedad. Esta mujer que no puede trabajar, que solo queda relegada al cuidado
de la prole y del hogar, que si siente el mínimo de curiosidad de saber o de trabajo va a ser
asesinada brutalmente, encarcelada o mal vista por las vecinas, no viene del feudalismo, sino
que realmente se gesta en este periodo de matanza. Es que la caza de brujas no deja de ser
una advertencia para las mujeres indisciplinadas que querían ir un poco más allá de lo
estipulado por los centros de poder. Para la nueva sociedad capitalista la mujer es un mero
objeto de reproducción que va a traer o nuevos proletarios para alimentar a la máquina
capitalista, o nuevas incubadoras para perpetuar el ciclo.
Si bien Foucault no va a hablar particularmente de las mujeres, si considero que
aquello que dice en su texto se adapta bastante a esa realidad que se produjo a raíz de la caza
de las brujas. Habla del producto dentro de esa sociedad alienada capitalista medicada que
nos afecta a todos independientemente de nuestro género u orientación sexual. Si bien
considero, como Federici, que es esencial en nuestro movimiento conocer porque llegamos a
esta situación, parte de la lucha que atravesamos las mujeres es entender que en esta sociedad
el machismo y el capitalismo nos abarca a todos, y las teorías foucaultianas son una buena vía
para entender quizá un poco la realidad social que aún vivimos y militamos por derrocar.

2-Montaigne hablará del yo escéptico, desde el punto de vista del hombre común, que
no tiene una estructura prediseñada por Dios. El accionar humano se encuentra determinado
por el mundo externo, y en estas reacciones no hay buenos o malos. El hombre entonces no
será entendido como un todo, sino que consta de partes que conservan su autonomía. Esto
significa que, por un lado, el hombre experimenta las partes individuales de su cuerpo como
autónomas, pero por otro tiene una clara conciencia de totalidad. Las acciones del yo, por
contradictorias que parezcan, tienen algo en común, la conciencia de partes entre ellas, y la
noción de unidad. Montaigne designa esta instancia de unidad creativa como la capacidad de
juzgar.
Descartes presentaría su análisis del yo a partir del conocimiento humano. A través de
la escritura autobiográfica, el autor establecerá una relación entre el trabajo científico y el

1
Federici S. “Calibán y la bruja” 2004- Edición 2010, España, Madrid, Editorial “Traficantes de
sueños”
diálogo filosófico, buscando la autodeterminación del yo individual. El escepticismo de
Montaigne fue adoptado por Descartes y transformado en un escepticismo metódico que
cuestiona todas las proposiciones filosóficas con el objetivo de encontrar la primera certeza
fiable. El yo que quiere un conocimiento exacto debe contenerse, para llegar al conocimiento
debe liberarse de todo lo aprendido y convertirse en el sujeto intercambiable del
conocimiento exacto. Para alcanzar tal autocontrol, el yo racional debe separarse del cuerpo
mismo, procediendo al pensamiento como reflexión epistemológica, haciéndolo consciente
de su propia existencia en el acto de pensar “cogito ergo sum/ pienso luego existo”
Al final, Pascal desaprueba por completo a los dos autores mencionados
anteriormente. El yo para Pascal es sólo la experiencia de su propio vacío, que requiere una
actividad constante para salir de él. Parte de un concepto de esparcimiento “divertissement”
que tiene como único propósito escapar del vacío. La base humana constituye una pérdida
que sólo puede ser superada volviéndose a Dios, en el que el yo tiene sólo dos propiedades:
es injusto en sí mismo porque se convierte en el centro de todo, y es incómodo para los
demás porque quiere conquistar. Para Pascal todo yo es el enemigo.

3- Immanuel Kant es un autor que pertenece a la época de la ilustración, un período


de transformación de las leyes de la ciencia gracias a los aportes de Copérnico y Newton. Lo
fundamental de este período es la utilización de un método matemático que prescinde de la
existencia de las cosas para su análisis.
El conocimiento en Kant implica dos cosas. Por un lado, la estructura cognitiva del
sujeto es independiente de la experiencia, lo que definirá como conocimiento “a priori”. Esto
quiere decir que requiere de un material para funcionar, pero no está configurado por ese
material. El conocimiento implica estructuras cognitivas a priori, refiere a lo que el sujeto
lleva consigo y lo que le permite conocer. Por otro lado, el material que pondrá en acción esta
estructura, que nos dan impresiones por estar en el mundo. Por lo tanto, el conocimiento, por
un lado, es la estructura a priori del sujeto y del material, que configura la estructura previa.
Hay dos principios puros para generar estas impresiones de sensibilidad que son
preexistentes a cualquier conocimiento en el ser humano, y estas son el espacio y el tiempo.
Tanto el espacio como el tiempo no son facultades pertenecientes a las cosas, sino que son
aportadas por los sujetos en relación al conocimiento.
Aun así Kant se va a enfrentar con una pregunta condicionante ¿el conocimiento tiene
límites? y si los tiene, ¿cuales son? El autor llegará a la conclusión que la razón va a poder
pensar algunas cosas, pero que no va a poder generar conocimiento de ellas. La razón no es
un órgano de conocimiento, sino que es una norma regulativa que plantará pautas al
entendimiento, pero no va a poder afirmar certeramente para crear el conocimiento. ¿Sobre
qué cosas la razón no va a conocer? Pues sobre los objetos metafísicos, tales como Dios o el
alma. Se pueden estipular tanto teorías que afirman que tanto Dios como el alma existen,
como teorías que expresan totalmente lo opuesto. Ambas posturas son válidas, pero como
ninguna de ellas son sometibles a experiencia, ninguna puede llegar a la categoría de
conocimiento certero, ya que el conocimiento supone una posibilidad de construir
experiencia.
Con la filosofía que plantea Kant queda asentado el dualismo entre un mundo de los
fenómenos que se pueden conocer y las cosas en sí, que están perdidas para el conocimiento
y no se van a poder conocer nunca.

Bibliografía
● Bürger, Christa; Bürger, Peter “La desaparición del sujeto, una historia de
la subjetividad de Montaigne a Blanchot” Para los capítulos de Bürger C. J. B.
Metzlerche Verlagsbuchhandlung, 1996 - Para los capítulos de Bürger P.
Suhrkamp Verlag Frankfurt am Main, 1998
● Federici, Silvia “Calibán y la bruja” 2004- Edición 2010, España, Madrid,
Editorial “Traficantes de sueños”
● Foucault, Michel “Historia de la sexualidad 1- La voluntad del saber” 1976,
Francia, París, Editorial “Gallimard”

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