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Debates de sociolingüística y construccionismo social

organizados por el Seminario de Construccionismo Social, Universidad de Almería

Intersexualidad y teoría queer


Debate nº 3, 22 de marzo de 2013
Presentación a cargo de Daniel García López, doctor en filosofía del derecho por la Universidad de
Almería.
Lecturas: Carmen Piró Biosca (2002). Estados intersexuales: tratamiento quirúrgico. En Estados
intersexuales e hipogonadismo. Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (7º Curso de Formación
de Postgrado). Barcelona: J&C Ediciones Médicas.
David Córdoba García (2005). Teoría queer: reflexiones sobre sexo, sexualidad e identidad. Hacia una
politización de la sexualidad. En David Córdoba García, Javier Sáez, Paco Vidarte (eds.), Teoría queer.
Políticas bolleras, maricas, trans, mestizas (pp. 21-66). Barcelona: Egales.

Daniel García. Hay cierta dificultad para situar el contexto teórico y social en el que
surge la teoría queer, debido a que hay diferentes teóricos y teóricas, diferentes
mensajes y caminos, los cuales muchas veces no llegan a coincidir o interseccionar.
Lo primero que suele decirse es que no es una teoría. Teresa de Lauretis pronuncia
por primera vez el término en 1991, como parodia, se ríe de la Ciencia utilizando un
insulto1. Queer no es más que bollera, maricón, tortillera, camionera, marimacho,
insultos relacionados con la homosexualidad. Es lo raro, lo abyecto, lo que no se
sujeta a la normalidad. No es una teoría, no es un corpus sistemático y homogéneo
de posicionamientos, sino que es muy heterogéneo, razón por la que está muy
vinculado al mundo de la literatura y del artemás que, por ejemplo, a otros ámbitos
como el médico o el jurídico, en los cuales no existe teoría queer. Por eso, ya sea
como un conocimiento, como una degeneración teórica o como una
desestabilización, prefiero hablar de la teoría queer utilizando el concepto de
multitud.
Multitud es un concepto que Spinoza emplea en el siglo XVII contra Hobbes2, que es
el gran filósofo político que liga el Estado moderno con El Leviatán. Hobbes utiliza el
concepto Pueblo, que es el concepto que ha heredado el constitucionalismo
moderno. El pueblo es homogéneo, debe ser gobernado por un soberano
omnipotente y omnipresente que acoge a la ciudad de Dios en la Tierra. Spinoza
sostiene que, junto al pueblo hay una multitud, es decir, aquellos que no quieren ser
Intersexualidad y teoría queer

el pueblo, aquellos que viven en el margen y no quieren estar bajo las manos del
soberano o el Leviatán. Hobbes dirá que hay que aniquilar a esa multitudque está al
margen. Me gusta utilizar el concepto multitud para hablar de lo queer porque se

1
Teresa de Lauretis (1991). Queer theory: lesbian and gay sexualities. Difference: A Journal of
Feminist Cultural Studies, 3 (2), 3-18.
2 Sobre este enfrentamiento, Paolo Virno, Gramática de la multitud, Ed. Traficantes de
Sueños, Madrid, 2003.

1
sitúa en ese margen, en ese no querer homogeneizarse con el pueblo o con las
identidades políticas, y por eso acogen el insulto. Se reapropian del insulto
quitándole toda su carga ofensiva. Voy a insultarme, pero performativamente,
parodiando el insulto.
La teoría queer proviene de varios ejes. En primer lugar, el postestructuralismo.
Cuando el sujeto deja de considerarse como algo natural, y pasa a ser situado en el
orden simbólico, escapa a la representación identitaria que suponía tener un sujeto
en términos de naturalidad, biológicos, hegelianos. Foucault es fundamental aquí,
cuando en los años sesenta empieza a hacer una arqueología y a rastrear los archivos
para buscar lo que no se ha dicho, lo que ha quedado subrepticiobajo lo que se ha
dicho. Foucault sostiene que, a partir de la Modernidad, se crean una serie de
mecanismos disciplinarios por los cuales se administra el cuerpo, la población, se
generan espacios de seguridad (el psiquiátrico, la cárcel, el colegio, el cuartel, el
quirófano, la universidad…), y por eso, el apestado o el loco son enclaustrados en
centros especiales. Además, aparecerán aparatos de predicción (las estadísticas
públicas, las teorías médicas y sociales, el diagnóstico) y surgirán expertos como el
cirujano, que dicen la verdad, y su verdad es la única posible. Por ejemplo, cuando
una mujer se hace una ecografía y el médico le dice “es una niña”, esa simple palabra
está generando la verdad, el verdadero sexo del feto, lo que va a provocar una serie
de cambios fuera del feto, como el mobiliario de la habitación (rosa o no) o el
nombre que elegirán los padres. Es decir, esa frase tiene una carga performativa que
genera la verdad. Fue entonces cuando Foucault empezó a hablar de biopolítica –a
partir de la modernidad, en los siglos XVIII y XIX –como el mecanismo o conjunto de
técnicas y aparatos para gestionar y administrar a la población. En concreto, Foucault
hablará del dispositivo sexual, es decir, de una serie de técnicas que no reprimen la
sexualidad, no dicen no a la sexualidad, sino que van a decir sí a la sexualidad,
indicando cuál es el camino que hay que andar en el ámbito de la sexualidad. Y ese
camino es dual: varón y mujer, masculino y femenino, heterosexual frente al
perverso homosexual, el bisexual, el sadomasoquista, etc. En el primer volumen de la
“Historia de la sexualidad” 3, Foucault diagnostica este mecanismo de biopoder, de
biogestión del cuerpo y de la población, lo que él llama la transición desde el hacer
morir y el dejar vivir (esto es, cuando el soberano decidía quién debía morir por
haber transgredido la ley, y al resto se les dejaba vivir), hasta el hacer vivir y dejar
morir. Es decir, ya no interesa al soberano matar a un súbdito que se desvía, sino
construir sujetos perfectos, sujetos modélicos, cuerpos modélicos para la producción,
cuerpos aptos para producir económicamente. Ahí es, en el tránsito a la Modernidad,
Intersexualidad y teoría queer

cuando se reúne el capitalismo y la biopolítica. Este es quizás el referente teórico más


importante de la teoría queer.

3
Michel FOUCAULT (1977). Historia de la sexualidad, I: la voluntad de saber. Madrid: Siglo
XXI.

2
También en el ámbito francés, Deleuze y Guattari4 empiezan a hablar del esquizo
como aquel sujeto que escapa de las máquinas despóticas que son el Estado y el
capitalismo: el esquizo como línea de fuga. Es decir, hay que buscar fricciones,
residuos o restos dentro del aparato o de la máquina despótica, y ahí, como diríamos
hoy, la persona que se manifiesta como queer, como transgénero, el drag queen, el
drag king, son esos sujetos esquizos que se desterritorializan, los que escapan de las
lógicas de dominación, y ahí es donde se encuentran puntos de resistencia.
Otro concepto importante en la teoría queer es el nomadismo de Derrida. Esas líneas
de fuga hacen que no podamos permanecer sedentarios, no podemos quedarnos en
identidades cerradas, en identidades excluyentes, sino en (des)identidades que
siempre transitan a través de un proceso de desidentificación, o bien identidades
estratégicas. Es decir, asumo la identidad política transgénero como forma de
resistencia, como una identidad paródica, que no es una identidad como la nacional
o la identidad sexual, sino una parodia de la identidad mediante una reapropiación
estratégica.
Hay dos conceptos importantes en Derrida, el suplemento y la performatividad.
Derrida sugiere que no hay original, y si no hay original, todo es repetición, todo es
una cita detrás de otra. Por ello, es necesaria la lectura que hace de John Austin, y
por eso es necesaria la performatividad de la que habla Judith Butler, una de las
principales teóricas queer, en “El género en disputa” 5: el drag queen asume esta
performatividad cuando sube a un escenario aparentando ser mujer, mientras todos
sabemos que es un hombre o que porta un pene, e incluso sabemos que debajo de
ese pene hay psicológicamente una mujer: la manifestación de una triple identidad.
Butler sufrirá muchas críticas por esa mitificación del drag queen como una figura
casi revolucionaria, que luego matizará en libros como “Cuerpos que importan” 6.Una
idea de performatividad en la que no sólo se hacen cosas con palabras, como decía
Austin, sino que se hacen cosas con el cuerpo: el cuerpo es un espacio político, dirán
los teóricos queer.
Finalmente, como tercer eje teórico tras el postestructuralismo y la posición francesa
de Foucault o Deleuze, que parte del estructuralismo de Lacan, encontramos la
vertiente teórica del feminismo radical, es decir, el feminismo que a partir de los
años setenta y ochenta se enfrenta al feminismo institucional, que busca la diferencia
entre hombres y mujeres, pero aceptando estas categorías como algo natural:
hombre y mujer, blanco y heterosexual, de clase media, etc. Por eso surge una crítica
Intersexualidad y teoría queer

4
Gilles DELEUZE y Félix GUATTARI (1985). El antiedipo. Capitalismo y esquizofrenia.
Barcelona: Paidós.
Gilles DELEUZE y Félix GUATTARI (1988). Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Valencia:
Pre-textos.
5
Judith BUTLER (2007). El Género en Disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.
Barcelona: Paidós.
6
Judith BUTLER (2003). Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del
“sexo”. Buenos Aires: Paidós.

3
radical al feminismo desde la posición de clase, de raza y de orientación sexual,
desde las lesbianas como Monique Wittig, hasta las chicanas como Gloria Anzaldúa o
el feminismo de la negritud. Frente a la idea de que el género es algo cultural y el
sexo, algo natural, propia de los años setenta y ochenta, las principales teóricas
queer, Monique Wittig, Gayle Rubin y Adrienne Rich, van a decir básicamente que es
el género el que construye el sexo. Es decir, primero están la masculinidad y la
feminidad como aspectos culturales, como estereotipos que deben cumplirse, y
luego se construye el sexo como una categoría natural, como una construcción al fin
y al cabo. Entienden la sexualidad como una categoría política, no biológica, y
hablande la heterosexualidad como régimen político, no en el sentido de atracción
afectivo-sexual hacia personas del otro sexo, sino de heterosexualidad como un
conjunto de aparatos que van a imponer un tipo de sexualidad reproductiva; por
ejemplo, en la segunda lectura se ve cómo a los bebés intersexuales, cuando nacen,
se les obliga a ser heterosexuales porque se les reconstruye una vagina o un pene
dispuesto a la reproducción o a la posibilidad de reproducción. Además, estas ideas
se deben mezclar interseccionalmente con el análisis de sexo, clase y raza. Es
importante decir: “yo me reivindico como lesbiana excluida”. Cuando Wittig dice: “las
lesbianas no son mujeres”, parafraseando a Simone de Beauvoir, se refiere a que las
lesbianas no son esa mujer de clase media, burguesa, blanca y heterosexual, sino que
somos una construcción paródica y nos reivindicamos como tal7.
También la familia se constituye como eje principal de actuación, criticado como un
espacio de seguridad, un dispositivo de seguridad foucaultiano, en el cual el sujeto es
disciplinado, por ejemplo, cómo se evita la masturbación dentro de la familia o el
contacto sexual entre parientes, interpretado como pecado, como algo que
transgrede y rompe con la norma.
El movimiento de la negritud y el postcolonialismo chicano reivindican la posición de
raza y clase, es decir, “soy una persona que vive en la frontera de México con Estados
Unidos, vivo en Tijuana, en una situación de violencia cotidiana por el narcotráfico,
con lo cual, tú, mujer blanca, heterosexual del norte y académica, no puedes
entenderme, no puedes hablar por mí, yo tengo mi propio lenguaje”, el lenguaje del
narcotráfico, del narcocapitalismo, es decir, el lenguaje de la frontera. Y como
persona chicana o negra, no puedo asumir la tesis identitaria que asume el
feminismo clásico.
Finalmente, además del contexto teórico, el contexto social es importante por tres
razones. En los años ochenta comienza la pandemia del SIDA. Lo importante aquí es
Intersexualidad y teoría queer

analizar cómo se trasladó a los medios de comunicación como una pandemia


mediática. Cuando se dice que el SIDA es una enfermedad, está siendo creado como
síntoma, lo cual no quiere decir que haya una estrategia deliberada del gobierno para
infectar a la gente de SIDA, no es una construcción deliberada, sino una construcción
mediática que asocia el SIDA con la homosexualidad y la drogodependencia. El

7
Monique WITTIG (1980). On ne naît pas femme. Questions féministes, 8, 75-84.

4
segundo punto es la crisis del feminismo, afectado por las críticas de las lesbianas
negras y chicanas contra el feminismo clásico burgués blanco. Del mismo modo que
el movimiento gay entra en crisis porque dentro del movimiento, una gran parte va a
institucionalizarse para conseguir privilegios –el caso paradigmático entre nosotros
es el de Pedro Zerolo–, asumiendo la institucionalidad, asumiendo la dualidad de
géneros y sexos. Igual sucede con la institucionalización del día del orgullo gay, que
cuenta con instituciones promotoras, generando contramanifestaciones, por
ejemplo, en Barcelona, que son manifestaciones minoritarias dentro del propio
movimiento gay, combativas contra la institucionalización del movimiento. Estos son
los tres ámbitos a partir de los cuales surge la teoría queer como una crítica a la
institucionalización, es decir: “no podemos aceptar a quienes nos están reprimiendo,
no podemos pedir derechos y privilegios a aquel que nos está diciendo que eres
hombre o eres mujer, porque si acepto eso, estoy aceptando todo el sistema, estoy
aceptando la represión, y me convierto en mi propio represor”.
Las ideas que defiende esta posición crítica están recogidas en la lectura de hoy.
Básicamente, se propone la desnaturalización de los binomios, es decir, que hombre-
mujer, masculino-femenino o heterosexual-homosexual son construcciones sociales,
construcciones políticas que, aunque se manifiesten públicamente como algo
biológico o como algo natural, son manifestaciones políticas que tienen que ser
derribadas. La siguiente idea importante es que el género y el sexo son tecnologías:
el sexo no viene dado biológicamente, sino que es una construcción, y por tanto, hay
que buscar mecanismos de resistencia a la normalización jurídica, biológica y
científica, que asume que aquel que no se ajusta a la norma es un sujeto patológico
que debe ser corregido, curado. Y ahí, el nomadismo de Derrida es el concepto clave
para crear puntos de resistencia, así como la performatividad queer, la parodia: hay
que parodiar a las instituciones, hay que parodiarse a uno mismo, hay que parodiar el
género, hay que parodiar el sexo, hay que parodiar la Academia, como una forma de
quitar, al reírse del otro, ese aura de cientificidad que tienen todos estos conceptos e
instituciones. Dentro de la parodia, una de las corrientes quizás más mediáticas y que
más críticas recibe por este carácter mediático, son las contrasexualidades: si el sexo
es una prótesis, asumo la prótesis, asumo el dildo masturbador, por ejemplo, como
un elemento contrasexual, en el cual yo me deconstruyo y deconstruyo al otro, no
solo a mi pareja, sino al otro que puede ser un tercero que incorporamos en la
pareja, eso es lo contrasexual.
Enrique Baleriola. Hay dos conceptos que quiero que me aclaréis. Primeramente, la
Intersexualidad y teoría queer

diferencia entre biopolítica, biopoder y anatomopolítica.


Daniel García. La anatomopolítica se centra sobre el cuerpo individual, es uno de los
mecanismos disciplinarios que menciona Foucault en la “Historia de la Sexualidad”,
cuando desarrolla el paso del hacer morir y dejar vivir, al hacer vivir y dejar morir. Por
ejemplo, en “Vigilar y castigar” 8, analiza el desarrollo, a partir del S. XVIII, del suplicio

8
Michel FOUCAULT (1976). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. México D.F.: Siglo XXI.

5
(el castigar por parricidio, atenazar los pezones, el hacer morir) al sistema de
represión carcelario. Transcribe el reglamento disciplinario de un centro de menores,
pequeños delincuentes de París: a las 6:00 de la mañana tienen que despertarse, a
las 6:15 se lavan, a las 6:30 desayunan, de 7:00 a 10:00 trabajo… es decir, se mide
cada momento del día, y mediante ese sistema se normaliza el cuerpo y el alma. Esa
es la anatomopolítica, es decir, cómo domesticar el cuerpo individual.
La biopolítica es el paso siguiente, es cómo disciplinar, ya no el cuerpo individual,
sino el cuerpo como especie humana. Por ejemplo, gestionando las tasas de
natalidad y mortalidad: dónde muere más gente y por qué muere, dónde nace más
gente y por qué nace, las tasas de enfermedad de la población, cómo gestionar y
administrar la población como un organismo vivo que beneficia obviamente a la
producción, es decir, cuerpos aptos con capacidades óptimas para producir
económicamenteen beneficio de la nación o del organismo estatal, del Estado como
un organismo vivo que tiene que evitar la enfermedad, el contagio, los sujetos que
puedan infectarlo, ponerlo en peligro. Por ejemplo, en el caso de China, cuando hace
unos años se descubre que la tasa de infección de SIDA en la población es muy alto,
porque la población campesina ha estado vendiendo sangre al gobierno, y el
gobierno, para mantener la producción, reinyectaba la sangre preparada a la
población para evitar anemias. Es una forma de producir sobreexplotando.
La diferencia entre biopoder y biopolítica es algo que Foucault no deja claro. Sólo
habla de biopolítica en muy pocos textos, ya en sus últimos años de vida, pero la
biopolítica consiste en todas las técnicas de disciplina, los aparatos de medición, las
técnicas concretas: por ejemplo, la técnica para producir sangre en la región de
Chinaque he mencionado es una técnica biopolítica. El biopoder es el conglomerado,
lo general; la biopolítica es lo particular, las técnicas biopolíticas frente al biopoder.
Baltasar Fernández. Hay que tener en cuenta que el discurso, que es uno de los
grandísimos conceptos marco en este planteamiento, no se restringe a lo lingüístico.
El modelo para el discurso es,efectivamente, lo lingüístico: cómo se construye el
discurso, los problemas de la construcción de un texto, el papel de las metáforas, la
narración, la puesta en escena, las estructuras del relato, etc. Esto es el modelo, pero
el discurso es algo más amplio, puesto que engloba todo lo simbólico. Las metáforas
de la teoría social ya no son la clínica o la dramaturgia, sino el texto: la metáfora es el
texto. Cuando hablamos, cuando nos comportamos o nos relacionamos, lo hacemos
a través de una dimensión simbólica, y esto engloba al discurso. Por tanto, el discurso
implica también los cuerpos, la corporización; por ejemplo, los movimientos, nuestro
Intersexualidad y teoría queer

modo de andar, son una cuestión simbólica, una tecnología, una forma de hacer las
cosas que hemos aprendido y que ponemos en práctica de manera rutinaria: como
sostiene Derrida, una vez que las acciones se repiten, alcanzan el estatus de signo,
cobran vida propia, se desligan de su contexto inicial de producción y entran en la
lógica del significado. Lo repetido se constituye en una referencia de la que podemos
hablar. Realizar acciones de cierta manera concreta y reiterada, las nominaliza como
práctica social y contribuye a su reificación. Por tanto, el cuerpo es un portador de

6
discursos, y es en sí mismo un discurso, el cuerpo encierra una lingüística. Esa idea
nos lleva al concepto de anatomopolítica.
Entiendo que cuando decimos anatomopolítica, no estamos hablando de cuerpos en
el sentido biológico; de hecho, lo biológico ha desaparecidoen la lógica teórica de lo
discursiva, no existe más que como una propuesta discursiva que procede de campos
históricos y científicos concretos que proponen una forma peculiar de hablar sobre
ciertas cuestiones. Mediante este desafío a la Ciencia convencional, la dominante, y a
la lógica de lo biológico y lo médico, queremos negar suspretensiones de validez y su
misma posibilidad de ser, al menos como han sido entendidas hasta ahora. Desde la
lógica discursiva, no podemos buscar puentes de enlace entre los discursos que
hablan de lo biológico como realidad, como cosa que está ahí para ser contada, y los
discursos que hablan desde lo simbólico, los cuales proponen sus propios objetos y
cuestiones de reflexión. Sin embargo, como hemos sido socializados desde los
discursos biologicistas convencionales, nosotros mismos con facilidad dejamos de
pensar en términos de lo discursivo, de la inevitabilidad simbólica, dejando que
afloren irreflexivamente los conceptos del orden biológico, de la ciencia o del
racionalismo convencional a los que estamos tan acostumbrados. Entonces nos
planteamos cuestiones del tipo, “bueno, claro, en realidad sí que hay un cuerpo”, y
las vivimos como un desafío teórico que parece no quedarcompletamente explicado
desde una perspectiva discursiva, y corremos el riesgo de aceptar de nuevo la
propuesta esencialista del discurso biológico. Creo que tenemos que estar avisados
contra nosotros mismos, ser suspicaces y cuidadosos para no legitimar por esta vía
las propuestas teóricas que pretendíamos criticar. La lógica discursiva niega la
posibilidad de la lógica científica y racionalista convencional. No podemos jugar con
las dos barajas.
Daniel García. Por esto, en la teoría queer, plantear el cuerpo como un discurso es un
acto político. Entender mi cuerpo político como una parodia del cuerpo biológico es
una de las estrategias desidentificadoras o desidentitarias de la teoría queer. Es decir,
si queremos romper con las dualidades, el sistema binario impuesto biológicamente,
con cirugía en el caso de la intersexualidad, tenemos que asumir que el cuerpo es
una materialidad política, y como tal, puedo usar de ella como me plazca. Ahí están
todas esas vertientes de prácticas contrasexuales, donde puede haber algún
problema: si estamos reivindicando márgenes de la sexualidad, ¿esos márgenes
tienen límites? Estoy pensando, por ejemplo,en el pederasta, que es un margen de la
sexualidad. La teoría queer dice que no entra dentro de la contrasexualidad, ¿pero,
Intersexualidad y teoría queer

por qué no es contrasexual el que viola un niño? Habría que tener cuidado cuando se
habla de contrasexualidades o actitudes desidentitarias, porque en esos márgenes de
la sexualidad se cuelan otro tipo de prácticas.
Enrique Baleriola. Hay otra cuestión que me gustaría que aclarases, en cuanto a la
teoría de la interpelación ideológica de Althusser. Entiendo la idea inicial, que
coincidiría con Foucault, de que cuando empezamos a nombrar los objetos, en ese
mismo momento ya surgen relaciones de poder. Lo que no acabo de entender es

7
cómo ese mismo dispositivo que crea el poder, cómo logra reificar o crear la ilusión
de que siempre ha estado ahí, de que siempre ha sido así, que es lo que luego nos da
pie para hablar en términos esencialistas. La frase concreta dice: “uno se convierte
en lo que es en la medida en que se reconoce en ese ser, lo que ya desde siempre ha
sido, situándolo de esta forma en un lugar anterior al acto de interpelación-
socialización” 9.
Daniel García. No recuerdo esa frase ahora mismo. Creo que la pregunta se refiere a
cómo se consigue que, mediante el lenguaje, se consideren “naturales” conceptos
que son construidos.
Enrique Baleriola. Exactamente. ¿Cómo se llega a esa reificación? El
construccionismo social habla de fenómenos parecidos, pero lo explica mediante la
tipificación de las conductas. Sin embargo, en el texto no queda claro cómo explica la
reificación.
Daniel García. Uno de los postulados clave de la teoría queer, propuesto por
Foucault, es que hay que hacer arqueología. Hay que analizar lo dicho: ¿son “varón” y
“hembra” conceptos biológicos? Habría que hacer una genealogía y analizar cuándo
surge el concepto “varón” y cuándo surge el concepto “hembra”, cómo surgen y por
qué. Antes del siglo XIX, aquellos que construían el discurso eran los jueces. Ellos
decidían quién era varón y quién era hembra. Sin embargo, a partir del siglo XIX, los
encargados de esta tarea son los médicos. Debido al auge del positivismo, la ciencia
toma el relevo del campo jurídico. En un texto de 1803 de un autor francés sobre la
historia de las mujeres10, se propone una dualidad biológica exclusivamente
dicotómica, la dualidad varón-hembra. Antes del siglo XIX, no había, por ejemplo, un
concepto para designar a los ovarios, que eran considerados como testículos
internos. Se empieza entonces a construir un lenguaje sobre un nuevo sexo, el de la
hembra, que no existía hasta entonces. Entonces, ¿cómo se llegan a considerar los
conceptos “varón” y “hembra” como conceptos naturales? No conozco el proceso
exacto. Como dice Foucault, habría que hacer arqueología para analizar la imposición
del discurso médico-jurídico. Efectivamente, es un discurso médico-legal: se
imponían sentencias a la gente en relación a vivir conformados a un sexo, realizando
cirugías a sujetos intersexuales y determinando e imponiendo una identidad sexual.
Sin embargo, no puedo detallar el proceso exacto por el que se “naturaliza” algo que
es político.
Daniel Fuentes. Creo que es muy interesante el concepto de hegemonía de Antonio
Gramsci11 para explicar muchísimas situaciones. La hegemonía se sirve mucho del
Intersexualidad y teoría queer

9
Extraído de la lectura de David Córdoba, página 56.
10
Jacques-Luis Moreau (1803). Histoire naturelle de la femme. Whitefish, Montana, Kessinger
Legacy Reprints.
11
Antonio GRAMSCI (2001). El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce.
México: Ediciones Casa Juan Pablos. (Traducción de I. Flambaun.) (Orig., 1958.) Ver también
Albert NOGUERA FERNÁNDEZ (2011). La teoría del Estado y del poder en Antonio Gramsci:
Claves para descifrar la dicotomía dominación-liberación. Nómadas, 29, enero-junio, 245-264.

8
lenguaje: los conceptos calan en las personas a través de su repetición. Se producen
naturalidades a partir de constructos políticos en una gran cantidad de áreas. Por
ejemplo, en el ámbito de la gramática, se establece una idealización de la misma y se
naturaliza, desaprobando los usos que no encajan con esa idealización o
englobándolos en categorías étnico-dialectales. En economía, entre grandes
colectivos de personas ha ido calando la idea de que la política no puede hacer nada
en el terreno económico, convirtiéndose lo económico en otra cosa natural,
independiente e inalterable. Estas consideraciones llevan al conformismo y a la
supresión de la capacidad de elegir. De esta manera, es mediante el discurso, y no
mediante el poder militar, por el que se llega a la hegemonía. Por ejemplo, está
también la tendencia del nominalismo (atribuir un nombre a alguien). El niño no sabe
qué significa el nombre o sus implicaciones. El poder ha controlado siempre el acto
de la nominación: los nombres son exclusivos de niños o de niñas. Al final, en el
nominalismo se conforma una hegemonía con pretensiones naturalizadoras. Un
compañero me preguntó asombrado el otro día cómo puede haber alguien que se
llame “Kai”, que es un nombre de raíces vikingas, frecuente en países nórdicos. Sin
embargo, en nuestra comunidad lingüística hegemónica, “Kai” no es un nombre.
Por otro lado, me ha parecido muy buena la exposición y la manera en la que se
enfoca la reivindicación sexual. Uno de los movimientos reivindicativos más
interesantes en cuanto a muchos enfoques teóricos es la lucha contra las dicotomías.
Se pretende recuperar el concepto estoico de triada: el concepto, la cosa y la palabra
para la cosa. Las dicotomías son muy variadas: hombre-mujer, lengua-habla,
competencia-actuación, comportamiento verbal-comportamiento no verbal, criterio
funcional-criterio semántico. La idea de “separar” o “fraccionar” es política. Yo he
leído textos racistas en la Inglaterra del siglo XIX donde empieza a cuajar la idea de
un imperio. Por ejemplo, se consideraba muy importante que los jóvenes no se
masturbaran, pues la calidad de su semen disminuía. La quintaesencia del racismo es
el nazismo, donde seleccionaban mujeres en función de su raza (suecas, sobre todo)
para que procrearan con sementales que no sólo tenían la disciplina política del
nazismo, sino que cumplieran el prototipo de lo ario, altos, rubios, con ojos azules,
para dar lugar a “nacimientos perfectos”. Agnetha, la cantante rubia del grupo
musical ABBA, nació a través de esas prácticas, en 1950 en Suecia.
Hace tiempo, leí un trabajo del año 2001 de un profesor de la Universidad de
Granada12 –en principio, focalizado en la didáctica de las lenguas extranjeras, pero
que podría extenderse a cualquier didáctica–, en el que se proponía una lucha contra
Intersexualidad y teoría queer

la dicotomía sexual en las aulas, una didáctica queer, y aquello de “bollera” me


llevaba a equívoco, porque no había apreciado el guiño irónico que Daniel ha
explicado. Yo vivo situaciones de este tipo en las que, sinceramente, saco ventaja;
por ejemplo, en las clases de lenguas y humanidades, en las que en general hay
muchas más mujeres que hombres, cuando estás interpelando, interaccionando

12
Juan Ramón GUIJARRO OJEDA (2006). Enseñanzas de la teoría Queer para la didáctica de la
lengua. Porta Linguarum, 6, 53-66.

9
como profesor, y te refieres a la gente en clase, utilizas ciertos términos
pronominales como “vosotros”, que quizás no está bien, y mejor sería “vosotras”.
Una forma de indiferenciar que propone la lengua sería “ustedes”, donde no existe el
masculino ni el femenino, aunque hay una cierta “feminidad teórica” que aprecia
aquí un intento de hacer desaparecer el sexo de la mujer. La ventaja es que si tienes
un contenido que quieres explicar, en el cual no encuentras las palabras adecuadas,
entonces utilizas “ustedes”, que te aleja y tienes tiempo para encontrarlas o para
decir sinceramente “pues no lo sé”.
Es algo totalmente simbólico, por eso quería decir que, aunque no puedo verificar
más que estas sugerencias que os cuento, en la literatura, el arte ya hay unas
propuestas incipientes, en didáctica de las lenguas, que pueden extenderse a
cualquier didáctica.
Hay otra cuestión que me ha interesado mucho, el concepto de “multitud” y el
concepto de “pueblo” de Hobbes, que no sólo es, como has comentado, el gran
filósofo de la burguesía, sino también uno de los grandes filósofos en los que se
inspira el pensamiento nazi, por eso de la idea de aniquilación. ¿Sabes si uno de los
padres de la patria de Estados Unidos, John Quincy Adams, toma de Hobbes el
concepto de exterminio?
Daniel García. Realmente, Hobbes no habla de aniquilación tal cual. Igual que
Rousseau, lo que dice es que aquel cuya adaptación al Pueblo no es posible –
Rousseau dirá, a la Revolución, a la voluntad popular–, hay que apartarlo y
condenarlo al exilio. Hobbes dice que hay que eliminarlo, lo que ocurre es que lo dice
de forma metafórica. El Leviatán es un organismo y, por tanto, aquel que no entre
dentro del engranaje, tiene que quedar fuera. ¿Cómo interpreta eso el nazismo? Ahí
está el texto de Carl Schmitt13 sobre el Leviatán de Hobbes, hay que exterminar al
enemigo. Sièyes y Rousseau, valedores de la Revolución Burguesa, también lo decían,
tienen que ser condenados al exilio o pena de muerte.
Daniel Fuentes. En un texto de Chomsky14, siendo de cultura judaica, encuentra que
el concepto de exterminio no es como tal una enunciación nueva nazi, y encuentra
un antecedente en John Quincy Adams, uno de los padres de la patria
estadounidense, que lo enuncia en 1825, dirigido muy directamente al exterminio de
la población indígena del país. El concepto de exterminio y aniquilación también lo
enuncia de manera muy explícita Ángel Ganivet, quien dijo que sobraban y que había
que eliminar a un millón de españoles: es esta idea de buscar el mundo perfecto,
eliminando al que no se amolde al prototipo.
Intersexualidad y teoría queer

Daniel García. El concepto de exterminio nazi, o la utilización que se realizaba en los


años cincuenta sobre el concepto de exterminio, fue una reinterpretación

13
Carl Schmitt (2002). El Leviatán en la Teoría del Estado de Thomas Hobbes, Granada, Ed.
Comares.
14
Noam CHOMSKY (1995). Las intenciones del tío Sam. Tafalla, Navarra: Txalaparta.

10
tergiversada del concepto “Shoah”, que era una acción de purificación del cuerpo y el
alma en el Antiguo Testamento.
Daniel Fuentes. Muchos de estos conceptos están siendo desde hace cierto tiempo
sometidos al imperio semántico judío, sionista, para ser más precisos. Así, desde el
sionismo se es muy celoso por el mantenimiento de referencias judías en términos
como Holocausto o Shoah, precisamente, pero no tanto en otras como en la
ampliación del término yidish (juedoalemán) ‘gueto’. Es decir, puede haber guetos
gitanos en nuestras ciudades, pero sería imposible decir que hay un Holocausto
armenio. Asimismo, ha de verse el triunfo de esta enmarañada semántica cuando
han logrado implantar una asociación a ultranza entre el término racista y antisemita,
haciéndolos en muchos casos cuasi sinonímicos. En el caso de Italia, para muchas
personas, alguien que odia a los italianos del Sur (los llamados terroni) o a los
inmigrantes africanos es tildado de antisemita (cuando ni unos ni otros son semitas).
Tengo otra cuestión. En los inicios del movimiento queer, he detectado en varias
novelas una actitud verbal que antes has mencionado, reconocible en la fórmula “ah,
que tú me estás insultando, pues yo utilizo el insulto…”. Pongo un ejemplo personal.
Me llevan a una conferencia del señor Cónsul de México en Hamburgo, Roberto
Friedrich, y me llevan a una Brüderschaf (hermandad o cofradía, aproximadamente,
aunque no en el sentido religioso) que no acababa de gustarme, donde había mapas
de Alemania muy antiguos, muchas cosas prusianas; entonces, mis amigos
mexicanos, para rendirle pleitesía al jefe de la diplomacia en el norte, me presentan.
Yo ya sabía que los mexicanos utilizan para nosotros el término “gachupín”, que
procede del antiguo bable o asturiano y que significa ‘tronco vacío e inservible’, y que
metafóricamente da ‘idiota, pendejo’, y después ‘español’. Entonces me dice, “ah,
pues parece usted mexicano”, y yo le respondo, “no más soy un pobre gachupín”,
porque ya le veía mala intención.
Un español, que no un mexicano, ha escrito una novela que se llama “El pinche
gachupín” 15 que, como va dirigida a españoles, no ha querido traducir el título.
Traducid al español, sería “El puto español”.
En la novela de “El último patriarca”16, es muy interesante que la autora –que está
hibridando la cultura rifeña y la cultura catalana o europea–, a los “moros” los llama
moros, que es un término bastante connotado sobre todo a partir de la segunda
mitad del s. XX. La única que vez que utiliza el término que se propone como
políticamente correcto, el término “magrebíes”, lo vincula con un episodio luctuoso
sobre la presencia de tropas moras que ella describe como “magrebíes asesinos”, los
Intersexualidad y teoría queer

moros que trajo Franco como fuerza de choque para “matar o morir” y poder violar a
todas las españolas que no fuesen nacionales17. Entonces, es muy interesante la idea

15
Antonio F. ORTIZ (2012). El pinche gachupín. El Ejido, Almería: Círculo Rojo.
16
Najat EL HACHMI (2008). El último patriarca. Madrid: Planeta.
17
Así se expresaba, aproximadamente, Queipo de Llano en alguno de sus discursos
radiofónicos.

11
de cómo el propio referenciado que toma el insulto, si lo utiliza de forma emisora, y
no receptora, lo desactiva.
Otro ejemplo, hay dos revistas, una en Argentina y otra en Barcelona, hechas por
“sudacas” que se llaman, una “Sudacas” y otra “Sudaca”, asumiendo ese estigma con
mucha ironía y mucho artefacto retórico. Mi pregunta es si ese tipo de
procedimiento que también pone en práctica la gente queer, tiene un nombre en
filosofía o en psicología social.
David García. Se utiliza el concepto “parodia”.
Baltasar Fernández. Yo lo relacionaría con el análisis de Bajtín sobre las cuestiones
del carnaval18 como subversión del orden establecido, sobre la antigua tradición del
carnaval o las Saturnales romanas, en cuanto a las derivaciones que las estrategias
paródicas de resignificación tienen para la práctica social o para la práctica política.
Durante un día, la parodia triunfa y se convierte en norma, pero sólo por un día. Mika
Waltari tiene unas páginas deliciosas sobre la fiesta del rey por un día en Babilonia,
en su reconstrucción novelada del Antiguo Egipto a partir del relato del médico
Sinuhé19, y nosotros tenemos el magnífico ejemplo de Sancho Panza gobernador por
un día de la Ínsula Barataria, en donde la parodia deja paso a los discretos consejos
del Quijote y a la admiración de los burladores que reconocen la sabiduría de Sancho
juez. La subversión del orden se presta a la burla, pero también deja entrever que las
cosas podrían ser de otro modo, quizá mejor.
Hay dos estrategias para la resignificación, entendida ésta como un modo de desafiar
al orden (simbólico) dominante, excluyente y opresor, del que la gente quiere
escapar. Las dos coinciden en que hay cambiar el modo de hablar, pues es el modo
de hablar del orden simbólico dominante el que genera la opresión.
Se puede, por un lado, parodiar, es decir, utilizar sus propios conceptos, pero en otro
sentido que obligue a pensarlos en términos diferentes, con lo cual, los propios
representantes del orden simbólico se ven obligados desde dentro a redefinirlo, y por
tanto, se pueden ver alterados sus mecanismos opresores. Sin embargo, si nos
limitamos a responder o criticarlas formas de hablar dominantes, las estoy aceptando
como un planteamiento válido, y entro así a formar parte del propio orden simbólico
que me oprime; acabo formando parte de la lógica del sistema, condenándome a mi
propia opresión y siendo participante activo en ella. La alternativa que tenemos
como resignificación es la sustitución radical del discurso. Consiste en hablar de las
cosas de forma radicalmente diferente, pues las cosas pueden ser habladas de
Intersexualidad y teoría queer

muchas maneras. Si nosotros, como activistas, conseguimos hablar las cosas de


maneras diferentes, sin utilizar los conceptos, los términos o las lógicas del orden

18
Mijaíl BAJTÍN (1987). La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto
de Francois Rabelais. Madrid: Alianza.
19
Se trata de la novela histórica “Sinuhé, el egipcio”, recreación del finlandés Mika WALTARI a
partir del popular relato del médico Sinuhé. La traducción española está disponible en la
editorial Debolsillo (2005).

12
simbólico opresor, estamos obligándonos a nosotros mismos a dejar de pensar de
esas maneras, y estamos proponiendo a nuestra sociedad, a nuestro entorno más o
menos cercano (en función del alcance de nuestro nuevo discurso) formas de hablar
sugerentes, que dan que pensar y que arrinconan progresiva y discretamente la
viabilidad discursiva del orden simbólico opresor.
Daniel García. Un mecanismo muy llamativo por el que se absorbe el orden simbólico
es, por ejemplo, a través del matrimonio. Cuando el Tribunal Constitucional ratificó
hace unos meses el matrimonio homosexual, y colectivos de gays y lesbianas salen a
la calle a festejarlo, están festejando el orden simbólico heteropatriarcal. Bajo el
punto de vista queer, la forma de luchar contra el orden simbólico sería la
eliminación de toda forma de matrimonio, y no formando parte de esa lógica. Pero
claro, el problema de la eliminación de las instituciones jurídico-políticas, o jurídico-
biopolíticas, es si eso podría ser aplicable a todo el mundo, considerando entonces
las formas queer superiores o más validas que las del resto.
Baltasar Fernández. Este problema tiene que ver con lo que antes planteaba Enrique,
en relación a cómo es posible que la reificación tenga capacidad para convencer.
Construimos nuestro mundo a través de mecanismos lingüísticos. Por ejemplo,
mediante el mecanismo de la interpelación de Althusser20: la mera llamada de
atención, “eh, tú”, ya ha construido un “tú”, un sujeto. Greimas dice que el sujeto es
el espacio del vertimiento de la acción21, que en principio no es más que un sujeto
virtual que se resuelve en una circulación de vertimientos semánticos, es un hueco a
ser “rellenado” cuando se plantea una acción, de manera que el verbo (la acción, la
relación con el objeto) genera una dominancia sobre el sujeto, y es la acción la que
requiere de la presencia de un sujeto que queda instituido una vez que es
“rellenado” de algo. El sujeto es una entidad vacía que tiene que ser rellenada por la
narración. Al principio de una novela, por ejemplo, el sujeto es un cuerpo vacío, un
espacio vacío, meramente un nombre que se va llenando de matices y
característicasa lo largo del relato. Va siendo construido, pero el sujeto en sí no es
una esencia preexistente, sino el resultado de la construcción que se va haciendo a lo
largo del relato. Por otra parte, Deleuze22sostiene la idea heideggeriana de que “he
sido arrojado a este mundo”: el sujeto no es un punto de partida que contribuye a
cómo es este mundo que le rodea, sino que de alguna forma se encuentra arrojado a
un mundo ya hecho y que le reserva una serie de espacios, y una vez que el sujeto
queda reconocido como miembro “X” dentro de esos espacios, queda investido por
todas las significaciones y matices que el mundo al que ha sido arrojado le asigna.
Intersexualidad y teoría queer

Pero no los asigna a un “yo”, sino a un hueco que ha sido rellenado. Es decir, desde
estas tres opciones conceptuales, tenemos varios mecanismos originalmente

20
Louis ALTHUSSER (1988).Ideología y aparatos ideológicos de Estado. Freud y Lacan. Buenos
Aires: Nueva Visión.
21
Algirdas J. GREIMAS (1989). Del sentido II. Madrid: Gredos.
22
Gilles DELEUZE (2005). Lógica del sentido. Barcelona: Paidós.

13
lingüísticos para entender cómo se construye el sujeto o como queda investido de
sentido. Y no son los únicos.
En relación con esto, surge el problema de que tendemos a pensar que hay una
esencia en la “cosa”, sea lo que sea la cosa (el sujeto, el objeto). Una vez que se ha
realizado la función lingüística o discursiva de la construcción del sujeto, olvidamos
que el sujeto sólo es un efecto del discurso, y tendemos a esencializarlo como objeto
en sí, verdadero, que ya estaba “antes”. Al dar por bueno el concepto “sujeto”,
podemos ahora generar nuevas pregunta como dónde estaba el sujeto antes, de
dónde ha salido, y empezamos a escribir la historia, una historia natural. Si el sujeto,
el hombre y la mujer, son corporizaciones discursivas, una vez que los aceptamos
como esencia, la historia natural (biólogos, psicólogos, antropólogos…) se puede
preguntar de dónde viene el sujeto. Es decir, otorgamos al sujeto una categoría que
se asume como esencial, y empezamos a hacernos preguntas que requieren
respuestas, y claro, todas las preguntas del historiador tienen respuesta, porque el
historiador no recoge datos de la historia, sino que plantea unos conceptos de
partida con los que reconstruye ciertos pasados.
Daniel Fuentes. Escoge los aspectos que más le interesan.
Baltasar Fernández. Sí, pero escoge utilizando ciertos criterios de búsqueda. Esos
criterios implican unos conceptos clave que permiten la relectura de la historia, de tal
modo que se forma un bucle en el cual la construcción discursiva se esencializa
gracias a estos planteamientos historicistas. Esto es un problema no sólo de los
historiadores, sino también, por ejemplo, de los biólogos, que imponen una historia
natural del ser humano. Éstos últimos, “demuestran” que el sujeto –que era un
sujeto discursivo, no lo olvidemos– tiene una historia natural, y “verifican” científica y
empíricamente que la esencia de la “cosa” es el sujeto activo.
José Antonio Pérez. Efectivamente, cada ciencia, cada campo de conocimiento tiene
sus propios postulados básicos irreducibles e inverificables, a través de los cuales
interpreta los fenómenos de la “realidad” que supuestamente estudia. Esto tiene que
ver con lo que hemos hablado sobre la naturalidad de los conceptos. Por ejemplo,
aunque debido a mi propio campo de conocimiento y a mi poca familiaridad con
estos planteamientos, me cuesta aún abstraer estas cosas, me ha llamado la atención
que se proponga que el género construye al sexo, y no al revés. Nosotros
institucionalizamos de alguna manera las categorías supuestamente naturales. Yo he
pensado una analogía que puede ser útil para tener una visión más clara de esta idea,
de cómo el poder instaura categorías “naturales”. En la antigua Unión Soviética,
Intersexualidad y teoría queer

previamente a la Perestroika, a quien no estaba a favor del régimen imperante


(contrario al capitalismo, pero otra forma de poder al fin y al cabo), se le decía que
tenía “esquizofrenia perezosa”. Así, se creaba una categorización, una dicotomía
sano-enfermo. Se consideraba desde el poder que el régimen era “objetivamente”
bueno, por lo que sus partidarios gozaban de una salud mental “objetivamente” sana
en ese aspecto. En cambio, los que estaban en contra del régimen “objetivamente”
bueno, estaban “objetivamente” locos. Así se naturaliza una categoría que en

14
realidad es artificial, que en este caso relaciona al poder con la salud mental. Esto nos
puede facilitar la distinción entre lo que es coherente o puede tener cierto sentido
desde ciertas perspectivas, y lo que es objetivamente real, de forma que lo primero
no tiene por qué ser lo segundo. En relación con las categorías sexuales, nosotros
podemos observar nuestro cuerpo, nuestros rasgos, y pensar “tienen razón, sus
categorías tienen sentido, hay diferencias entre sexos”, y pensamos por lo tanto que
la categoría es natural, es objetiva. Sin embargo, previamente estamos analizando los
fenómenos desde las categorías institucionalizadas. De la misma manera, y de nuevo
con esta analogía, la gente en el antiguo régimen soviético podía reflexionar sobre
los “esquizofrénicos perezosos” y pensar “el régimen es bueno y esta gente no lo
acepta, así que la categoría tiene sentido: están locos”, y entonces la categoría es
natural.
Daniel García. En una de las lecturas, efectivamente, se propone y se explica cómo el
género construye al sexo, cómo a través de la construcción de un concepto, el
género, se naturaliza otro, el sexo. Si alguien orina de pie y penetra, los médicos le
asignan el sexo “varón”, y si en caso de ambigüedad sexual se considera que ha de
orinar de pie y penetrar, le construirán un pene y le asignarán el sexo “varón”. Lo
mismo ocurre en el caso del sexo femenino si se considera que es el más apropiado.
En ese sentido, el género construye al sexo. En relación a lo que hablabas sobre la
“esquizofrenia perezosa”, está la construcción del concepto “feminismo”. El
feminismo surge en Francia a mitad del siglo XIX, cuando un médico hace una
categoría de enfermedades mentales y una de ellas es el feminismo, siendo ésta la
condición que posee el hombre afeminado que lucha a favor del movimiento
sufragista, defendiendo el derecho al voto de la mujer. Es decir, el concepto
“feminismo” se refiere, en sus orígenes, a una enfermedad que porta el hombre,
pese a que más tarde se resignifique. Otro ejemplo es el concepto “bruja”. Cuando
comienzan las cazas de brujas al final de la Edad Media, las brujas eran aquellas
mujeres que podrían rebelarse contra el sistema nacional-económico. Esas mujeres
eran acusadas de “brujas”, atribuyéndoles así otras características, y eran quemadas.
El concepto “bruja” surge con el capitalismo, como una categoría en principio
política, pero con pretensiones “naturales”, haciendo creer que las brujas han sido
brujas desde siempre, para justificar su quema en una hoguera. Por otro lado,
cuando se diagnostica a alguien de autismo, por ejemplo, lo que se pretende señalar
es que tal persona no es capaz de comunicarse en concordancia a lo que establece un
criterio normativo, y por tanto es una persona incapaz, cuyo lenguaje no es un
lenguaje válido. Esas categorizaciones dicotómicas son como “amigo-enemigo” en el
Intersexualidad y teoría queer

sentido nazi del que habla Carl Schmitt23: hay que identificar al “amigo”, que se
ajusta a la norma, y aniquilar al enemigo desadaptado, al que hay que curar,
reinsertar, corregir, recluir o declararlo incapacitado.
Daniel Fuentes. Sobre lo que dices, desde un punto de vista lingüístico y relacionado
con el concepto de hegemonía, el nacionalismo produce una hegemonía que, hoy en

23
Carl Schmitt (2005). El concepto de lo político. Madrid: Alianza.

15
día, sigue muy vigente en la idea “un Estado, una lengua, una nación”. Aquí, interesa
leer directamente a Herder24, que es un autor que, como Nietzsche o como Franz
Boas, son interpretados de manera diferente en función de quien los lea. Debido a la
necesidad de naturalizar, biologizar o patologizar lo que no encaja con esa
hegemonía, incluso la ONU y la UNESCO mantenían en el año 1953 que el bilingüismo
era una enfermedad. Había una asignatura, ya desaparecida del plan de estudios de
filología inglesa, llamada “´teoría de la adquisición de las lenguas”, en la cual se
contemplaban dicotomías del tipo adquisición vs aprendizaje, que me resultaron muy
interesantes. Con estas dicotomías, algunos teóricos se refugian en argumentos
biológicos para naturalizar lo que son ideas políticas.
Volviendo al asunto del bilingüismo, mi mujer es alemana, y considera apropiado que
nuestra hija tenga un bilingüismo activo (dicho sea de paso, yo también). Muchos
amigos, en cambio, opinaban que debíamos escoger un solo idioma para la niña,
porque criarla con dos podría causarle algún daño en el cerebro. Me encontré hace
poco con una de las mejores alumnas que he tenido, en cuanto a disciplina y
conocimientos, rusa de Kazajistán. Resulta que estaba embarazada, y me preguntó
en qué lengua debía hablar a su hijo cuando naciera, porque si mezclaba el ruso con
el español, podría provocarle algún problema. Yo no daba crédito de hasta qué punto
había llegado la idea hegemónica de “un Estado, una lengua, una nación”. Le dije que
considerara su propia situación: ella hablaba ruso, español, tenía un buen nivel de
alemán y era licenciada en filología inglesa. ¿Qué mal habría entonces en que le
hablara a su hijo en su primera lengua, que es el ruso? Estos dos ejemplos del asunto
del bilingüismo representan cómo el poder remite a las fuerzas de la naturaleza lo
que es una intención en realidad política. De hecho, esto queda plasmado en los
procesos metafóricos: las tormentas financieras, la tormenta perfecta, la burbuja
financiera, son cosas “naturales”.
Daniel García. Y si es natural, es inevitable.
Daniel Fuentes. Exactamente. Sólo podemos mitigar, pero no evitar. Por ello, en la
hegemonía neoliberal, los textos económicos dicen que las burbujas son inevitables.
Y el concepto se generaliza a otras áreas: burbuja ideológica, burbuja educativa…
Baltasar Fernández. La idea de que no podemos luchar contra las fuerzas de la
naturaleza, y de que debemos aprender a calmar las fuerzas de la naturaleza, es
paleolítica, o incluso más antigua. Es una forma de pensar, una lógica de nuestra
relación con el mundo, con mucho anterior a los tiempos neolíticos. Irónicamente,
ser neolítico es muy avanzado para esa forma de pensar.
Intersexualidad y teoría queer

Daniel Fuentes. Amigos que hacen trabajos ambientales me han contado que hubo
una época en la que se consideraba que el Danubio, el Rin, y sobre todo el Elba, eran
muy peligrosos por el riesgo de inundación que suponían. Como el riesgo era

24
Por ejemplo, el “Abhandlung über den Ursprung der Sprache” (Tratado sobre el origen del
lenguaje), de 1770.

16
inevitable, los ingenieros proponían que debían “domarlos” con tabiques y
montículos para paliar el riesgo de desbordamiento. Como no pueden ser eliminados,
pensaron que la estrategia era “gobernarlo”, “domesticarlo”.
Baltasar Fernández. Hay un texto de Cheryl Chase que Daniel García me recomendó,
“Hermafroditas con actitud” 25. La autora ha vivido la experiencia de la cirugía sexual
y expresa su condición de intersexual en busca de su identidad a la que le han hecho
ser de una manera decidida por otros. En su texto aparece la metáfora de la “bajada
a los infiernos”, una metáfora que también he leído en entrevistas con personas que
están señalados como “discapacitadas”, que han sufrido un accidente, un trauma. Su
forma de interpretarse y redefinirse a sí mismos después del trauma (porque antes
no eran lo que son ahora, lo son a partir del trauma) se sirve de esta metáfora. Con
esta metáfora expresan “yo he estado ahí, en el infierno”, “yo he estado en el
verdadero lugar del sufrimiento, en el que vosotros, los normales y capacitados, no
habéis estado, y la experiencia de la bajada a los infiernos me aportó una sabiduría y
una sensibilidad nueva, una legitimidad para hablar de este asunto”, “yo puedo
hablar porque he estado ahí, y vosotros no, así que de alguna forma yo soy mejor
que los capacitados”, “no quiero ser un capacitado, porque ello implica ser un
discapacitado de la sensibilidad, que no ha experimentado esta dureza y no se ha
dado cuenta de las cosas que de verdad merecen la pena en la vida”. Creo que las
raíces históricas de esta metafórica son realmente muy interesantes. Diría que son
neolíticas, que su origen está en el ciclo de la agricultura. Están en el Antiguo Egipto,
con el viaje de Osiris al reino de los muertosy su posterior resurrección. Están en el
Cristo que resucita al tercer día. El Cristo sabía, por su formación religiosa de rabino,
que el Mesías debía resucitar al tercer día, es lo que ha dictado el mito desde
tiempos antiguos. No es que él resucitara al tercer día, sino que es parte de su
doctrina sostener que, si él es el Mesías, deberá resucitar al tercer día de su muerte.
¿Por qué al tercer día? Porque responde a la metafórica neolítica cuyo origen es la
agricultura. Comprender la agricultura es comprender que la semilla muere y se
entierra, pasa a otro mundo y renace un tiempo después en un tercer momento. Este
ciclo de tres es lo que prescribe el número de días en que el Cristo muere, desciende
a los infiernos y después resucita engrandecido. Cuando resucita, lo hace convertido
en “el Dios verdadero”, porque ha estado ahí, en los infiernos, y ha superado la
prueba. Considerad la contraposición que hay entre la metáfora neolítica de la
bajada a los infiernos y la metáfora de la naturalización y la domesticación de las
fuerzas de la naturaleza, que yo diría que es mucho más antigua. Son dos formas de
entender cómo tenemos que enfrentarnos al mundo: la lógica médica, científica,
Intersexualidad y teoría queer

biologicista y naturalizante, que yo diría que es paleolítica, y esta otra lógica que es
más experiencial, más personal, que explica las cosas en función de las experiencias
“de verdad” de los individuos, haciendo énfasis en la cuestión experiencial.

25
Cheryl CHASE (2005). Hermafroditas con actitud: cartografiando la emergencia del
activismo político intersexual. En Carlos Bargueiras, Carmen Romero y Silvia García Dauder
(eds.), El eje del mal es heterosexual (Figuraciones, movimientos y prácticas feministas queer)
(pp. 87-112). Madrid: Traficantes de Sueños.

17
Daniel García. Creo que ahí está uno de los problemas de la teoría queer, porque es
demasiado autobiográfica. Si yo no he experimentado esas sensaciones, esa forma de
vida, ¿entonces mis opiniones no son válidas? Hay un texto del siglo XIX, que
recuperó Michel Foucault, del diario de un hermafrodita, Herculine Barbin, que se
suicidó a los 25 o 30 años26. Herculine muestra una soberbia tremenda contra
aquellos que lo han condenado a vivir con uno de sus dos sexos, a no practicar sexo
con las personas con las que ella quiere practicarlo, etc. El autor dice a la sociedad,
“sabréis de mí, os enseñaré a través de mi muerte lo malos que sois”. Por otra parte,
en el artículo de Cheryl Chase, cuando la autora relata que comienza a imaginarse a
ella misma cortándose las venas y ensuciando todo el despacho del cirujano que la
había mutilado, muestra también soberbia. A mí me cuesta enfrentarme a veces a
estos textos porque me siento excluido, y volvemos por tanto al tema de las
identidades excluyentes, dicotómicas, porque si yo no he experimentado eso, soy un
“no-experienciado”, con lo cual, mi discurso ya no es válido, o es menos válido que el
de quien sí lo ha vivido. Para mí, es un problema muy importante. Por poner un
ejemplo, cuando hablo de estos temas a transexuales, lo primero que me dicen es si
tú no eres transexual, ¿cómo vienes a mí a decirme esto? Primero conviértete en
transexual, en otro cuerpo, otra identidad, y entonces ya hablaremos en términos de
igualdad. Para mí, es muy frustrante este tipo de discurso autobiográfico que utiliza
tanto la teoría queer. Otro ejemplo, el “Testo yonqui”, de Beatriz Preciado27, uno de
los grandes textos de la teoría queer, es en buena parte un texto autobiográfico
sobre las prácticas sexuales con su pareja, que se van entrelazando con la reflexión
teórica. Entonces, si no me pongo testosterona en la piel como hace Beatriz Preciado,
por ejemplo, ¿mi opinión sobre el tema es menos válida?
En una entrevista en directo que realiza Alejandro Jodorowsky, Beatriz Preciado se
pone testosterona –que es un producto ilegal que no se puede comercializar– como
un modo de experiencia personal transgénero.28 No sé en qué medida esas prácticas
autobiográficas, lo que hacen es descubrir a aquellas personas que no tienen por qué
manifestarse públicamente. Por ejemplo, Foucault no manifestaba públicamente que
era homosexual, y por eso, cierto sector del feminismo también lo critica. Es decir
¿por qué tengo que declararlo, si no quiero hacerlo?
Baltasar Fernández. Para reinterpretarse en términos de la bajada a los infiernos.
Aquí, nosotros aplicamos nuevamente nuestra teorización discursiva. La clave de la
experiencia de bajar a los infiernos, no es en sí la experiencia como tal, sino la
discursivización que la acompaña, que naturaliza yaporta sentido a la propia
Intersexualidad y teoría queer

experiencia, que la crea. La persona que baja a los infiernos está aplicando una
metafórica tradicional con una función retórica. Una metafórica que puede ser de
origen neolítico, es decir, que no es un modo de interpretación que la persona esté
26
El texto son los diarios de “Herculine Barbin, llamada Alexina B”, presentados por Michel
Foucault. La edición española (Madrid, Talasa, 2007) incluye un estudio de Antonio Serrano
sobre el pensamiento de Foucault.
27
Madrid, Espasa, 2008.
28
La grabación está disponible en http://www.youtube.com/watch?v=M4k98oLXAmI

18
inventado como consecuencia de su nueva experiencia vital. Está en nuestra cultura
desde hace alrededor de quince o veinte mil años, quizá más, y todos la conocemos y
la usamos en diferentes ámbitos y momentos de nuestras vidas. Y esta es la clave: yo
también he bajado a los infiernos en otras cosas. Es decir, a lo largo de mi vida, en
distintos momentos, yo también me he visto en situaciones en las que he sido un
excluido, y al sentirme o al vivir las situaciones como un excluido, también he
utilizado la retórica de la bajada a los infiernos para interpretarme a mí mismo. A
pesar de que tenemos experiencias diferentes, eso no nos convierte en algo original,
no somos distintos, no tenemos una legitimidad especial para hablar de lo que te
sucede, porque lo único que estamos haciendo es aplicar ciertas metafóricas
comunes. Eso crea un espacio de entendimiento posible: no podemos excluirnos
mutuamente, porque estamos hablando con las mismas palabras para reinterpretar
nuestras experiencias, aunque sean diferentes, luego podemos seguir conversando.
Daniel Fuentes. La bajada de los infiernos se puede ver muy bien ahí, en la
exacerbación de una exigencia de que el mundo sea como yo quiero que sea. Una
identidad nueva, “ni esto ni lo otro, sino esto otro”, y lo que no quiero, lo critico.
¿Por qué Foucault no dijo esto? A lo mejor es que a Foucault no se le ocurrió pensar
que en su componente vital, lo sexual no era tan importante como para tener que
identificarse, igual que cualquiera que se tenga por semental es posible que no por
ello vaya jactándose. Ahora, cómo se vincula la bajada a los infiernos con la legalidad-
legitimidad, yo lo he encontrado muchas veces en que “si tú no has estado, te
desacreditan”. Por ejemplo, en el contexto de estudios de la emigración o de la
inmigración. Mi padre y muchos otros de mi familia han estado en Suiza, y ante la
película “Un Franco, 14 pesetas”, de Carlos Iglesias29, que se ambienta en Suiza, lo
primero que dicen es “¡bah!, ¡esto es para haberlo vivido!”: ya estás fuera de
cobertura. Pero es que el director lo ha vivido, precisamente era una cosa pendiente
en su vida artística. Siempre había salido de albañil bribón, que se escaquea de todas,
y ahí aparece un episodio de su vida que se recuerda con cariño. El problema aquí es
tomar el arte como un reportaje absolutamente fidedigno, y no como una cuestión
de posibilidades.
Pero esta cuestión de la bajada a los infiernos, del mundo como yo lo quiero,
también se da en muchas asociaciones de víctimas del terrorismo. Esta localización
emocional que yo tengo, tiene que ser reconocida en el cien por cien de mis
demandas. O en situaciones anecdóticas, como si alguien te cuestiona qué estás
haciendo en un determinado local que te gusta, pero que no sabes que tenga nada
Intersexualidad y teoría queer

de especial. En el tematismo de los universos holísticos que se generan hace que


piensen que si alguien defiende la homosexualidad como una posibilidad, recibe
directamente la etiqueta de homosexual. Si defiende una posibilidad de lesbianismo
o feminismo, pues es feminista; el pensamiento cómodo, y claro, resignificar todo
eso es muy complicado.

29
España, Drive Cine / Adivina Producciones.

19
Daniel García. Yo también he trabajado sobre temas de franquismo, pero nadie me
llama franquista por trabajar sobre este tema. Pero,¿por qué tengo que manifestar
públicamente si hoy hermafrodita o soy gay? Si no lo quiero hacer, si no es necesario.
Es curiosa esta petición que surge dentro de la Academia o dentro del propio ámbito
del feminismo institucional. El otro día, en un congreso celebrado en Cantabria, tuve
un enfrentamiento con una persona de un organismo institucional más o menos
progresista, que trató de sacarme mi identidad. Por qué tengo que identificarme, si
precisamente estoy luchando contra los procesos de identificación.
Daniel Fuentes. Respecto a lo que has dicho sobre el franquismo, son situaciones
psicosociales y mediáticas, al hilo de alguna conmemoración que despierta tu interés
y hace que busques ciertos libros. Hubo una época en la que leía muchos libros tanto
sobre el franquismo y la resistencia anti-franquista, como sobre el nazismo y cómo
logró dominar el proceso del lavado de cerebro. El problema está en que las
editoriales, para vender más estoslibros, acuden a ciertos trucos, lo cual genera
cierto problema de catalogación cuando acudes a la librería; que si fueran libros
dentro de una serie clásica, pues daría igual. Por ejemplo, “La Divina Comedia” de
Dante no necesita comentario, son colecciones de clásicos. El otro día compré
“HHhH”, de Laurent Binet30: las dos primeras, haches mayúsculas; la tercera,
minúscula; y la última, mayúscula. Le doy la vuelta, y en la contraportada, una cruz
gamada. Pensé que el título debía ser un acrónimo ideado por el autor, algo así, en
alemán, como “el cerebro de Hitler y Himmler es Heydrich”. Lo compré, y es un
relato sobre un profesor de francés, novelista, que hizo el servicio militar durante
cinco años en Praga y allí se implicó en investigar el atentado finalmente mortal
contra Heydrich, el denominado carnicero de Praga.
En fin, esa idea de que te catalogan: si tú haces esto, te llevas un libro con una cruz
gamada…, pues ya tienes que ser de eso.
Baltasar Fernández. Habría que preguntarse de dónde procede esta obsesión por los
binarismos en nuestra cultura. Que también debe ser un asunto antiguo. Creemos
que somos muy modernos, pero vivimos de la antigüedad, y los binarismos también
son muy antiguos en la historia del pensamiento humano.
Para superar el binarismo hombre-mujer, creamos el nuevo binarismo homosexual-
heterosexual. Hombre-mujer pasan a formar parte de una categoría única aceptable
redefinidos como heterosexuales, donde se legitiman ambas categorías de partida,
así como un tipo de relaciones de pareja concretas. Pero esto crea el nuevo par
heterosexual-no heterosexual (homosexual). Al estar basado en una denuncia
Intersexualidad y teoría queer

identitaria, en la reclamación de una identidad clara, ocurre lo que antes decía


Daniel, que genera un espacio de exclusión en el que ciertas personas no se ajustan
bien alas identidades que estamos proponiendo. Y esta exclusión genera un nuevo
binarismo, en una dinámica dialéctica sin fin, porque entonces nos definimos como
poli-identidad, por ejemplo, excluyendo a los que no se ajustan a la poli-identidad.

30
Laurent BINET (2011). HHhH. Barcelona: Seix Barral.

20
Una y otra vez queremos luchar contra un binarismo, para acabar con otras fórmulas
similares.
Enrique Baleriola. Pero es inevitable, como sugiere Foucault, cuando se crea una
condición de poder establecido, se está creando también la resistencia.
Daniel García. La tercera ley de Newton: toda acción lleva a una reacción igual y
contraria. Como dijo Foucault, dentro del poder existe la resistencia.
Baltasar Fernández. Yo quisiera hacer aquí un manifiesto en defensa de la
multiplicidad, que tiene que ver de algún modo con el concepto de multitud que
hablasteis al principio de la conversación. Las cosas no son de ninguna manera en un
sentido esencial, no hay nada de lo que se pueda decir con rotundidad absoluta que
es así de cierto modo. Esta es una frase de carácter esencializador porque incluye el
verbo copulativo. Se asume que el atributo forma parte de la esencia. Toda definición
es esencializadora, impone una atribución sustancial sobre el objeto. Pero el
problema del nombre es más complejo, como muestra la lógica estoica: el concepto,
el objeto y la palabra para nombrar al objeto.
Entre el supuesto objeto y la definición esencializadora que yo propongo hay una
diferencia, no son lo mismo. ¿Qué es lo que tenemos en el lugar del objeto? En el
lugar del objeto no tenemos nada, lo que tenemos son posibilidades múltiples de
significantes que tienen vocación de esencializarse. Podemos hablar de un hueco, de
un “objeto vacío” que aún no tenemos, al que podemos referirnos de muchas
maneras. En cuanto hablamos de él, lo cargamos de significado, lo construimos, pero
como “un en-sí-mismo extraño”. Del supuesto objeto, no tenemos nada, lo único que
tenemos son múltiples posibilidades de hablar sobre él. Del mismo modo, cualquier
identidad que elijamos nos condena por cuanto genera mecanismos de exclusión
entre buenos y malos representantes de la identidad. Nos condena porque ya no nos
permite variar el discurso, nos esencializa, nos obliga a ser de determinada manera y
ya no nos permite ser de ninguna otra manera. Yo creo que lo enriquecedor, lo
deseable, incluso para estas luchas políticas, es que pudiéramos de alguna forma
trasladara la práctica o reconocer en la práctica esta posibilidad de “ser de maneras
múltiples”.
No tienes que ser de ninguna manera, no pasa nada, no tienes que ser esto o lo otro.
Hoy puedes ser esto, mañana lo otro, y después reinventarte de otro modo. ¿Por qué
debemos ser de ninguna manera?
Daniel Fuentes. De hecho, lo que estás comentando yo creo que es gran parte del
Intersexualidad y teoría queer

contenido del libro de Amin Maalouf, “Identidades asesinas” 31, y creo que en ese
aspecto hay una disonancia importante entre el título del libro, que efectivamente
trata de las identidad asesinas, pero que abre una puerta a lo que tu estás diciendo.
Es decir, que no estamos perturbados por la idea de las identidades que nos
restringen, que nos leen, que nos identifican. Yo recuerdo que era un muchachillo

31
Amin MAALOUF (2005). Identidades asesinas. Madrid: Alianza.

21
cuando murió Franco. De escuchar la radio y sobre todo en la facultad, la palabra
identidad era muy rechazable, era algo asociado con las señas de identidad.
“Andaluz, te gusta el flamenco, el vino de manzanilla”, esa básicamente era la idea
grotesca que igualaba identidad con seña de identidad, “granadino, sevillano, de
Motril…”, cada uno asociado con ciertos rasgos estereotipados. Entonces, aquello
estaba puesto en cuarentena, y hoy ha venido otra onda bastante importante de
identidades con otros aspectos, pero que, efectivamente, en el libro, todo lo que
estás diciendo se maneja muy bien en el caleidoscopio de la realidad cotidiana, no
tienes que preocuparte en exceso porque, en un momento dado yo era padre, pero
poco después soy un conductor que comete ciertas infracciones. Es el contexto el
que te determina lo que tienes que ser en ese momento, y ahora, pues somos
compañeros de debate, yo me siento compañero porque vengo a aprender, no vengo
a pontificar. La identidad tiene esa peculiaridad de organizar el mundo a veces de
maneras muy sibilinas, y al hablar sobre la naturalización de las identidades y las
dicotomías, me he acordado de que hasta el año cincuenta y tres, ser bilingüe o el
bilingüismo era una enfermedad.
Daniel García. Hay un texto que quizás puede servir como ese manifiesto,“El hombre
sin atributos”, de Robert Musil32, que está escrito en un auge identitario durante la
República de Weimar, que se publica en 1930. Es una novela de mil páginas, pero en
las primeras páginas de la edición española, define las características identitarias de
los habitantes de Kakania, que son de Austria-Hungría, Praga o Viena.
Daniel Fuentes. Más bien Austria.
Daniel García. Entonces va a identificar, va a definir, las diez características de los
ciudadanos de Kakania, la identidad nacional, la identidad sexual, la identidad de
clase, etc., y luego tiene un décimo carácter, una décima identidad que dice lo
siguiente: “No se toma usted en serio ninguna de los otros nueve caracteres”. Esa es
la parodia, me voy a identificar constantemente, pero no me voy a tomar en serio
ninguna de las identidades, que me han sido impuestas y que he asimilado.
Baltasar Fernández. Y entonces se abre la posibilidad de plantear que las cosas no
tienen que ser así. Podríamos jugar a esa identidad, pero podemos jugar a más cosas.
José Antonio Pérez. Tengo que argumentar una cosa, lo que habíamos dicho antes
sobre las categorías, que muchas veces te condenan, limitan posibilidades y en parte
te orientan a lo que puedas ser, pero lo que pasa, es que me parece que tienen un
enorme sentido pragmático. Creo que nosotros nos orientamos ante el mundo
Intersexualidad y teoría queer

categorizando y ordenando, y lo que sería una cosa muy compleja, la


esquematizamos, sino la vida sería más difícil y la supervivencia se vería más
comprometida. No sé qué antigüedad pueda tener, pero seguro que antes del
Neolítico ya categorizábamos para orientarnos y movernos por el mundo. Incluso
cuando alguien se refiere a nosotros, nos llama por un nombre, ya nos están
categorizando de alguna manera, aunque sean categorías únicas. La gente, por
32
Robert MUSIL (2005). El hombre sin atributos. 2 vols. Barcelona: Seix Barral.

22
ejemplo, tiene expectativas de nosotros. Cuando se forman una idea de nosotros,
entonces nos habla en base a esas ideas, nuestro propio nombre ya denota una
categoría, de tal forma que las personas puedan interaccionar unas con otras. Es casi
imposible escapar por el sentido pragmático que tiene la categorización.
Baltasar Fernández. Es casi imposible escapar porque esas categorías forman parte
de un orden simbólico complejo y muy amplio, muy extendido en un sector social
concreto o en un momento socio-histórico concreto. Cuando el individuo o un grupo
de individuos intentan luchar para imponer una resignificación, lo tienen muy difícil
porque tienen que resignificar un orden simbólico entero, y están implicados
muchísimos grupos, muchísimas tradiciones, muchísimas verdades, legalidades,
decisiones políticas y estructuras económicas. Todo de alguna forma juega a
mantener el significado establecido. Querer resignifcar es como querer crear un
orden distinto, y esto son palabras mayores, y es una lucha casi imposible.
Siguiendo ideas de Gadamer, yo pienso que las palabras abren posibilidades. La
virtud de los conceptos, la virtud de las palabras, es que te permiten hablar, no que
identifiquen. Las palabras no nos resultan útiles porque nos ayuden a señalar a
objetos, a identificarlos, reconocerlos, representarlos, comprenderlos, eso es
mitología científica. Nos vienen bien porque nos permiten iniciar conversaciones a
partir de ellas. El nombre Baltasar no me define como un pasado, como un objeto
terminado. Baltasar me propone como un futuro posible, como un conjunto de
futuros posibles. Lesbiana no es un pasado, lesbiana no significa que yo tenga unos
orígenes o que yo sea esencialmente de cierta manera. Lesbiana significa que si me
gustas, quizá quiera cierta relación contigo. Ofrece una propuesta de futuro.
Entonces, el concepto “yo”, el “sujeto”, la “esencia”, es un concepto siempre abierto,
y debemos jugar a aceptar esas multiplicidades, esas posibilidades múltiples de
futuro, porque es más libre, más enriquecedor, no condena a la exclusión de unos u
otros, no señala a nadie en negativo. No estamos acabados de definir, y nuestros
conceptos son interesantes porque nos permiten pensarnos hacia el futuro de
maneras diferentes.
Daniel Fuentes. José Antonio, es muy interesante esto que has dicho. La inseguridad
de la incertidumbre hace que tengamos expectativas sobre cuando nos nombran. Me
hizo gracia, un día que, utilizando inconscientemente patrones nominales alemanes,
descubro que Andrea Camilleri resulta que es un novelista, el autor del guión y de las
novelas del comisario Montalbano. Y luego pienso qué más da, porque Andrea es
femenino en español; en alemán, Andreas es masculino; pero en italiano, el
Intersexualidad y teoría queer

masculino es Andrea. Ayer, precisamente, un compañero venía sorprendido porque


un alumno nuestro se llama Kai Moreno-Revilla, que además es muy rubio, y parece
que se le estuviera rompiendo el mundo, porque no entra en una categoría. Primero,
Kai es un nombre de origen vikingo, nórdico, como Sven, Olga y nombres que se
pusieron de moda en los años noventa. Y después, puede que los dos apellidos le
vengan por los padres, pero no hay que interpretar que, al tener dos apellidos
hispánicos o españoles, los dos padres sean españoles, es muy probable que, como

23
haya nacido en Alemania, le hayan puesto el apellido del padre, porque es uno sólo,
con guión, como lo ponen allí. En Portugal, el apellido del padre ocupa la segunda
posición, y la primera, el de la madre. O el caso de Joschka, que puede parecernos un
nombre ruso de mujer, pero es de varón y de origen húngaro, como el ministro
alemán Joschka Fischer. En la enseñanza de lengua española a los extranjeros hay
que hacer muchísimo hincapié en los verbos ser y estar, se crea una categoría a partir
de las numerosísimas excepciones, o se puede ver con las formas -o para masculino y
-a para femenino, con todas las excepciones que vienen después.
Es esa idea de que, por un lado, hablar de un pasado me permite tener un molde del
mundo, de los nombres, y los prejuicios que eso conlleva, que no queremos ver un
futuro porque cada categoría te determina.
José Antonio Pérez. Es que nosotros, por ejemplo, en español diferenciamos ser y
estar, y eso nos libra de muchas confusiones que, por ejemplo, se dan en el idioma
inglésutilizando sólo el verbo to be.
Daniel Fuentes. Lo importante es que pensemos si confunde a los propios hablantes
del inglés, es decir, que la mirada es distinta si es del propio del sistema que tú tienes
incorporado a si no eres nativo. Por ejemplo, estadísticamente, en el mundo
hispánico, predomina “soy casado”, antes “que estoy casado”.
Baltasar Fernández. La excepción es la regla. Hay tantas excepciones, que
tendríamos que construir macrocategorías donde cupieran todas ellas, como se ve en
Estados Unidos desde hace años, que en algunos lugares hablan de la minoría
mayoritaria para referirse a la población de origen anglo-europeo.
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