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UNIVERSIDAD NORORIENTAL PRIVADA

“GRAN MARISCAL DE AYACUHO”


ESCUELA DE DERECHO
NUCLEO MATURIN

LA VERDAD, LA CERTEZA
Y LAS FALACIAS

Profesora: Integrantes:
Francia Ávila Alexandra Martínez V-31.825.203
Ashley Smith V-31.970.874
Eliennys Pulbet V-32.431.370
Fredzaida Mora V-27.243.496
Fraimar Rivero V-31.399.512
Génesis Monrroe V-20915360
Génesis Sánchez V-30.858.279
Lourdibeth Zerpa V-32.140.546
Luis Rangel V-28.781.272
Maria Peck V-31.650.211
Natasha Velasquez V-29735140
Valentina Hércules V-30.564.356
Valeria Ramírez V-29.879.640
Yindri Barreto V-30.652.494

Diciembre, 2022.
Concepto de Certeza.
La palabra como tal procede del latín. Se encuentra en la suma de dos partes latinas: el adjetivo
certus,que puede traducirse como preciso o seguro, y el sufijo eza, que es equivalente a cualidad
de cierto.
La certeza es el conocimiento claro y seguro de algo. Quien tiene una certeza está convencido de
que sabe algo sin posibilidad de equivocarse, aunque la certeza no implica veracidad o exactitud.
Esto quiere decir que una persona puede afirmar que tiene una certeza y, sin embargo, la
información que maneja es falsa o errónea.

Concepto de la verdad.
La verdad es la correspondencia entre lo que pensamos o sabemos con la realidad. La palabra,
como tal, proviene del latín veritas, veritātis. En este sentido, la verdad supone la concordancia
entre aquello que afirmamos con lo que se sabe, se siente o se piensa. De allí que el concepto de
verdad también abarque valores como la honestidad, la sinceridad y la franqueza. Asimismo, la
verdad se refiere a la existencia real y efectiva de algo, es decir, a la realidad, a la existencia
concreta en el plano de los hechos.
TEORÍAS DE LA VERDAD.

 La verdad como correspondencia: Esta teoría es originada por Aristóteles dice que la
verdad se da cuando hay una correspondencia entre un objeto y lo que el objeto dice de
él, dice que la verdad se dará cuando se coincida la representación con lo que es ese
objeto en realidad.
 La verdad como consenso: se basa en que un grupo de personas lleguen a la misma
conclusión, pero realizado en condiciones de libertad e igualdad.
 La verdad como unificación de criterios: Si el criterio establece la verdad depende de
conocer como un objeto respectivo de la realidad siempre habría razones para dudar de
esa verdad.
 La verdad como coherencia: Un conocimiento es verdadero cuando puede ser insertado
en un conocimiento previo, es decir, se puede afirmar si lo podemos insertar dentro del
conocimiento que ya tenemos.
 Teoría pragmatisma de la verdad: Podemos pensar en la verdad como aquello que nos
conviene creer en orden a obtener un fin determinado. En tal caso consideramos a la
verdad no como algo fijo, sino como unas creencias que se van modificando de acuerdo
con nuestras necesidades.

TEORÍAS DE LA CERTEZA:
• la certeza como verdad reflexiva: podríamos, pues, expresar algebraicamente esta teoría
diciendo que la certeza es la verdad elevada al cuadrado.
• certeza como verdad demostrada: definición que no abraza todo lo definido, pues según
ella, nos veríamos obligados a estimar como dudosas todas las verdades mostrativas o
intuitivas que son ciertas por sí mismas y sirven de base a toda demostración, como, por
ejemplo, los hechos percibidos directamente y los principios racionales.
• La certeza en las ciencias físicas: Nos referimos, en general, a las ciencias de la
naturaleza, cuyo estudio recae sobre los fenómenos o aspectos observables y
mensurables.
NOCIÓN DE CERTEZA
Conocimiento seguro y claro que se tiene de algo.

NOCIÓN DE VERDAD
La verdad es la coincidencia entre una afirmación y los hechos, o la realidad a la que dicha
afirmación se refiere, o la fidelidad a una idea.
La certeza se divide en:

 La certeza metafísica o absoluta: Es la firme aceptación del juicio elaborado por nuestra
inteligencia basado en las esencias o naturaleza de las cosas. Es absoluta porque excluye
lo contrario como imposible, el motivo o razón del asentimiento viene determinado por la
propia esencia del objeto según es aprendida por el intelecto.
 Certeza física: Es la fundamentada en el conocimiento de las leyes naturales, que deben
cumplirse necesariamente y como el conocimiento de las leyes naturales es en cierto
grado hipotético, este tipo de certeza ya no es absolutamente evidente. Mi intelecto
podría equivocarse, por más que esta probabilidad pueda ser remota. Eso no ocurre en la
certeza metafísica en la que mi intelecto no puede equivocarse.
 Certeza moral: Es la basada en el conocimiento de las leyes morales por las que se regula
el comportamiento humano. Dado que se está fundamentando el asentimiento sobre la
actuación de personas libres, lo opuesto a nuestro juicio o asentimiento no queda
excluido. Son convicciones basadas en el conocimiento experimental de las leyes por las
que se rige el comportamiento ordinario del ser humano, estas certezas morales nos
permiten la convivencia social. La mente humana juzga con certeza todo objeto que se le
presenta con evidencia objetiva intrínseca. Esa certeza es metafísica cuando se basa en
sus esencias.
La evidencia como criterio de certeza
Como entre el entendimiento y lo verdadero existe una relación trascendental, relación
inseparable e identificada con el primero, puesto que al concebir entendimiento lo concebimos
necesariamente como facultad de la verdad o de lo verdadero, de aquí es que las afecciones y
atributos que convienen al uno, suelen convenir también por participación y atribuirse al otro de
una manera más o menos perfecta y propia. Hemos visto que la certeza conviene primario al
entendimiento, y secundario o menos propiedad al objeto. En la evidencia sucede lo contrario;
porque primario, y
según su significación directa y propia se refiere al objeto o verdad que se trata de conocer:
secundariamente, y como ex consecuente se refiere y se atribuye al entendimiento.
La Opinión
La opinión es una proposición donde no se tiene la confianza total sobre la verdad del
conocimiento. Esto supone que la opinión admite la posibilidad de error ya que no hay evidencia
plena. En este sentido, la opinión se considera como una afirmación con menor evidencia de la
verdad que una certeza.

La Duda
Una duda es una indeterminación entre dos decisiones o dos juicios. Se trata de una vacilación
que puede experimentarse ante un hecho, una noticia o una creencia.
Error
El error es el falso conocimiento que se tiene de algo. Es equivalente a la equivocación, o sea, se
conoce, pero tergiversadamente, sin alcanzar la verdad. Se distingue de la ignorancia pues ésta es
la falta o ausencia de conocimiento. Quien cae en un error cree que sabe o que obtuvo el
resultado correcto, siendo esto falso. El error puede ser sobre hechos, sobre cosas o sobre ideas.
VERDAD Y CERTEZA EN EL DERECHO
La verdad, la certeza y el Derecho guardan una vinculación muy estrecha, especialmente en la
solución de conflictos llevada a cabo a través del proceso judicial. El juez cuando resuelve la
controversia jurídica que ha conocido, tiene como base el conocimiento sobre la verdad de las
proposiciones referidas a los hechos controvertidos, y adicionalmente, el conocimiento
dogmático del Derecho. Es en razón, de todo ello por lo que en el Derecho encontramos certezas
que se constituyen sobre verdades que efectivamente lo son, pero también necesariamente,
certezas que se asientan, al no poderse amparar en verdades que se corresponden indudablemente
con la realidad.

La falacia
La palabra falacia proviene del vocablo latino que significa “engaño”. Se emplea frecuentemente
en el campo de la lógica para designar a aquellos argumentos que parecen válidos a simple vista,
pero que no lo son. Es decir, se trata de una forma de razonamiento erróneo, ahora bien, que un
argumento no sea válido (falaz) no significa que sus premisas sean necesariamente falsas, ni
mucho menos que su conclusión lo sea. Simplemente significa que el razonamiento que enlaza
las premisas y las conclusiones es incorrecto o posee algún defecto. En este sentido, las falacias
son errores que se reflejan en su mayoría en el procedimiento, y no tanto en su contenido.
Las falacias han sido estudiadas desde la antigüedad por Aristóteles, postulando la existencia de
trece tipos de falacias, pero actualmente conocemos una cantidad bastante superior y diversas
formas para entenderlas. En líneas generales, un argumento no será falaz cuando tenga validez
deductiva o inductiva, premisas verdaderas y justificadas. Por esta razón, el estudio de las
falacias se hace desde la perspectiva de las distintas teorías de argumentación y es así como lo
enfocamos aquí.
Las falacias pueden ocurrir de manera consciente, con el fin de ganar el argumento, persuadir o
manipular, o bien de forma inconsciente, en la desesperación de rebatir el argumento. Por eso,
para detectar o evitar las falacias, es necesario tener un pensamiento crítico y lógico. Sin
embargo, muchas veces pasa desapercibido si hay falaz o no, por tal motivo se presentan algunas
características de este término:
● El término procede del latín.
● Son engaños sumamente comunes.
● Pueden ser voluntarios e involuntarios.
● Se usan usualmente en la vida cotidiana.
● Mayormente su función es persuadir, manipular o simplemente distraer a terceros
para evadir cualquier tipo de temática.
● Algunos son tan sutiles y delicados que parecen imperceptibles.

Clasificación
La clasificación más general que se puede hacer de las falacias es que se distingue entre
falacias formales y las informales.
La falacia formal: Es un argumento deductivo que no es válido. Es decir, es el patrón de un
razonamiento que siempre es erróneo. La falacia formal siempre tiene un fallo en su estructura
lógica. Por lo tanto, también la llamamos falacia lógica. En las falacias formales la conclusión no
se apoya en las premisas y la deducción es errónea, por lo que no hay argumento lógico. Un
ejemplo sería:
● Premisa: Algunas chicas tienen el pelo largo.
● Premisa: Ana es una chica.
● Conclusión: Ana tiene el pelo largo.
En este ejemplo, el argumento es verdadero pero inválido. Ahora veamos un argumento que es
falso e inválido:
● Premisa: Los perros son herbívoros.
● Premisa: Cordy es un perro.
● Conclusión: Cordy es un
herbívoro. Falacias de atinencia (in
re):

Las falacias de atinencia consisten en argumentos donde no existe coherencia lógica - las
premisas no derivan la conclusión-, y se apela al carácter expresivo e informativo del lenguaje
para estimular emociones que implican la aceptación del argumento dado. Tales falacias
dependen del trasfondo, es decir, su aceptación depende de ciertos criterios como el ethos
(cosmovisión de una comunidad) y el pathos (emociones) que influyen en la aceptación que la
audiencia puede tener sobre el argumento emitido.

Falacias de ambigüedad:

También denominadas falacias de claridad o verbales, corresponden a la clasificación de las


falacias no formales. Estas surgen cuando la conclusión se logra mediante el uso incorrecto de
las palabras, manipulándolas de forma engañosa.
La ambigüedad de los términos empleados hace que sus significados cambien sutilmente durante
el curso del razonamiento, haciéndolos falaces.

Como evitar las falacias

Definitivamente en un contexto de diálogo y debate racional no es correcto emplear falacias,


podemos llegar a cometer errores en el razonamiento y cometer alguna falacia, por eso debemos
estar muy atentos para no cometerlas, ni permitir aceptar a otros su uso. Si estamos en un
contexto de diálogo o debate racional lo que pretendemos es plantear problemas y sus posibles
soluciones, ese es el objetivo, no es un contexto retórico en donde lo que más nos interesa es
convencer, en un diálogo racional deseamos intercambiar ideas con la finalidad de encontrar
mejores soluciones a un problema y no importa quién las formule, siempre y cuando
racionalmente puedan ser los mejores argumentos. Así que aquí no estamos hablan do de
disputas o discusiones en donde nos interese tener la razón y que nuestros interlocutores lo
admitan de esa forma, por ello nuestras actitudes deben estar dirigidas a alcanzar el fin que
perseguimos. De ahí que una buena forma para combatir falacias sea el tener presente las
actitudes de diálogo que debes mantener, tales como:

* Aceptar de buen grado las correcciones de otros.


* Escuchar atentamente a los demás.
* Revisar nuestros puntos de vista a la luz de los argumentos y razonamientos de los demás.
* Considerar y estudiar seriamente las ideas de los otros.
* Construir, a partir de las ideas de los demás, nuestro propio pensamiento.
* Dirigir nuestras preguntas hacia lo relevante.
* Mostrar respeto unos a otros.
* Mostrar sensibilidad hacia el contexto cuando discutimos asuntos que tienen que ver con
conductas morales.
* Discutir con imparcialidad.
* Fijamos en los criterios y propósitos a alcanzar en la discusión.

PARALOGISMO
El vocablo griego paralogismos derivó en el latín tardío paralogismus. Ese es el antecedente
etimológico más cercano de paralogismo, término que hace referencia a un razonamiento o
argumento falso. Un paralogismo, de este modo, surge a partir de un error al razonar. No hay una
mala intención ni una intención de engaño, sino que es producto de una equivocación. Es
importante tener en cuenta que un paralogismo es un silogismo: un argumento compuesto por
proposiciones de las cuales se deduce una conclusión. Los silogismos tienen tres preposiciones,
siendo la última una deducción de las precedentes. En el caso de los paralogismos, suelen
adoptar la forma de entimemas (silogismos de dos proposiciones, que se conocen como
antecedente y consiguiente).
SOFISMA
Se conoce como sofisma al argumento o raciocinio falso, formulado con la finalidad de inducir al
adversario en error. En cuanto a su etimología, sofisma proviene de la palabra sofista, de origen
griego sophía que significa “sabiduría” y sophos que expresa “sabios”. Sofisma puede designar a
todo razonamiento erróneo, pero en lógica, un sofisma se refiere específicamente a los
razonamientos que aparentan ser correctos, pero no lo son. Un ejemplo bastante común de
sofisma es el argumento: “Todas las mujeres conducen mal”.
Tipos de sofismas
Los sofismas tienen apariencia de estar correctos, pero son lógicamente equívocos. Los sofismos
están en la esfera de la retórica y podemos encontrarlos comúnmente en ejemplos del día a día
como se describen a continuación.
• Sofisma de accidente: pretende confundir lo accidental con lo esencial. Ejemplo: Ayer
estudié mucho por lo tanto sacaré una buena nota.
• Sofisma ignorancia de la causa: la causa real no es definida como causa y se usa otra
como causa. Ejemplo: Ese accidente fue castigo de Dios.
• Sofisma ignorancia de la cuestión: se ignora una proposición enfatizando en algo que no
tiene relación con el tema. Ejemplo: Tú no te preocupas por mí / Pero siempre te traigo
regalos.
• Sofisma petición de principio: se toma un argumento como principio y sin demostrarla se
deducen conclusiones. Ejemplo: Soy muy trabajador y por eso no tengo problemas de
dinero.
• Sofisma de círculo vicioso: una proposición es probada con otra, siendo la segunda
probada con la inicial. Ejemplo: Si no tienes dinero vende nuestros productos que están
en promoción a 100 pesos.
• Sofisma de inducción o de falsa generalización: se atribuye a un grupo lo que es propio
de algunos individuos. Ejemplo: Todos los americanos son ignorantes.
• Sofisma de analogía: se concluye algunas semejanzas entre varias por conveniencia.
Ejemplo: Todos los hombres son machistas.

Paradoja
Como paradoja se designa un hecho o una frase que parece oponerse a los principios de la lógica.
La palabra, como tal, proviene del latín paradoxa, plural de paradoxon, que significa ‘lo contrario
a la opinión común’; este a su vez viene del griego παράδοξα (parádoxa), plural de παράδοξον
(parádoxon), que podría traducirse como ‘inesperado’, ‘increíble’ o ‘singular’. En este sentido,
una paradoja puede ser un hecho que, en apariencia, es contrario a la lógica: “Ya nadie va a ese
lugar; está siempre lleno de gente”; “Este enunciado es falso” (paradoja antinómica).
Como tal, la paradoja suele dar la impresión de oponerse a la verdad o de contradecir el sentido
común, no obstante, la paradoja no encierra una contradicción lógica, tan solo la aparenta: “¿Por
qué si hay infinitas estrellas el cielo es negro?” (paradoja de Olbers). De allí que la paradoja se
diferencie del sofisma, que es un razonamiento lógico con apariencia de verdad, pero que no es
tal, como, por ejemplo: “Todos los perros son mortales. Aristóteles es mortal. Por lo tanto,
Aristóteles es un perro”. Entre los temas más recurrentes en las paradojas se encuentran las
autorreferenciales: “Yo solía ser indeciso, pero ahora no estoy muy seguro”; las de infinitud: “En
un hotel de infinitas habitaciones, siempre se puede aceptar más huéspedes, aun si está lleno”, las
circulares: “¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?”; las de confusión de niveles de
razonamiento: “Si Dios es omnipotente, ¿entonces puede crear una roca tan grande que no la
pueda cargar ni él mismo?”, entre muchas otras.
La paradoja es un excelente estímulo para la reflexión y para el desarrollo de las capacidades
analíticas, para la comprensión de ideas abstractas, así como para el desarrollo de destrezas
intelectuales. Por este motivo, encontramos paradojas en distintas disciplinas de conocimiento,
como las matemáticas, la filosofía, la psicología, la física, etc.
Paradoja en retórica
En retórica, la paradoja es una figura de pensamiento que supone el uso de expresiones, ideas,
conceptos o frases en los cuales subyace, en apariencia, una contradicción, siendo que, no
obstante, su función es otorgarle nuevas dimensiones de sentido a aquello que describe. Un
ejemplo de paradoja literaria la encontramos en este fragmento de un poema de Pablo Neruda:
“Yo te amo para comenzar a amarte, / para recomenzar el infinito/ y para no dejar de amarte
nunca:/ por eso no te amo todavía”.

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