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Karl Marx desde su visión del materialismo histórico ha definido la

estratificación social en términos estrictamente económicos, y para ser aún


más específicos, las definió en términos de poseedores y no poseedores de los
medios de producción. Las clases sociales dentro del esquema marxista son:
los burgueses capitalistas, y los trabajadores industriales. Dichas clases
aparecen en el capitalismo industrial, puesto que dicho modo de producción
tiene como fundamento el que los individuos sean propietarios libres. No
obstante, dichos propietarios no poseen lo mismo sino que poseen lo que el
otro necesita. El capitalista es el poseedor de los medios de producción, y el
trabajador es el poseedor de su fuerza de trabajo. En ese intercambio entre
ambos agentes es que toma lugar la explotación capitalista, es decir, la
explotación del trabajo vivo por medio del trabajo muerto. Dicho intercambio es
lo que genera la desigualdad entre ambas clases sociales, puesto que el
capitalista al ser propietario de los instrumentos de producción tiene como meta
la acumulación de capital para reinvertirlo y acumular infinitamente más capital.

Las clases sociales según Marx están definidas en función de la


acumulación capitalista y de la carrera por la acumulación de capital. La clase
así definida realmente tiene que ver con el materialismo, puesto que es definida
en cuanto al alcance de los valores de uso que pueden adquirir las clases a
través del dinero. La clase obrera entonces, no solamente es la no propietaria
de los medios de producción y propietaria de su fuerza de trabajo, sino que por
consiguiente y al participar en la producción como mero asalariado, sólo puede
conseguir una limitada porción de los valores de uso puesto que esa clase no
acumula capital propiamente tal, y si acumula es solamente ahorro de capital-
dinero pero una cantidad muy inferior en comparación a lo que acumula el
burgués capitalista.

Ahora bien, la burguesía y el proletariado serían las únicas clases


sociales en sentido pleno. Y esto se debería a la existencia de una conciencia
de clase, a la conciencia de los intereses comunes del grupo y del antagonismo
con respecto de los intereses del otro. Realidad que sería el motor del cambio
social que anunciaba el manifiesto comunista. De hecho los individuos no
constituirían una verdadera clase sin conciencia de sus intereses y sin sostener
una lucha común contra otra clase.

Para Marx la clase no puede identificarse ni con la fuente de ingresos ni


con la posición funcional en la división del trabajo. Y si bien Marx no dio una
definición de sistemática de clase esta puede ser entendida como la
manifestación del modo de producción de la sociedad en el sentido de que el
modo de producción mismo se define por las relaciones que intervienen entre
las clases sociales y estas relaciones dependen de la relación de las clases
con los instrumentos de producción.

Weber a la hora de hacer referencia a sus ideas sobre la estratificación


de la sociedad, aún cuando él no recurra explícitamente a ellos en sus pocas
líneas sobre las clases, los estamentos y los partidos.

La estratificación designa para Weber la forma en que se distribuye el


poder en una comunidad. Las “clases” no son desde la perspectiva weberiana
la única forma de abordar la división de la sociedad, las mismas constituyen la
jerarquía específica del orden económico y es todo grupo humano que se
encuentra en una igual situación de clase, es decir, la situación de clase se
define en lo esencial por la capacidad adquisitiva o ingreso, por ello, la
“propiedad” y la “carencia de propiedad” son las categorías fundamentales de
todas las situaciones de clase; paralelamente se puede postular la división en
estamentos que es la distribución del poder social, dicho de otra forma, el
poder social es el nacimiento de la formación de estamentos o grupos de status
jerarquizados, así como el poder económico lo es de la formación de clases.
Las divisiones estamentales de la sociedad no tienen que ver con diferencias
económicas, de posición en los mercados de bienes y de trabajo, sino que
aluden a diferencias sociales, esto es, de prestigio, status, u honor; dicho status
puede ser concebido como una jerarquía de mérito, al igual que la
estratificación económica, en síntesis, un estamento entonces es un grupo de
hombres que reclaman de un modo efectivo una consideración estamental
exclusiva (honor). Este “honor” se expresa en la exigencia a todo aquel que
aspire a pertenecer al estamento de un determinado modo de vida, que abarca
educación, tipo de trabajo, costumbres, gustos, modales; y los partidos, que
generan distribución del poder político como tercera dimensión de la
estratificación, siendo los partidos los grupos específicos que conforman esta
jerarquía, por ello, “Llamamos partidos a las formas de socialización que
descansando en un reclutamiento (formalmente) libre, tienen como fin
proporcionar poder a sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por ese
medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o
materiales (la realización de fines objetivos o el logro de ventajas personales o
ambas cosas)” (Weber, 1969: 228), la acción de los partidos, a diferencia de la
de las clases y estamentos, comprende siempre una socialización, supone la
unión de intereses con igual motivación y se dirige a fines metódicamente
establecidos, sean o no personales. En general, la finalidad de los partidos no
es formar dominaciones políticas nuevas sino influir sobre las comunidades
políticas ya existentes.

Con este modelo de estratificación tridimensional, Weber “autonomiza” las


esferas económica, social y política y rechaza la posibilidad de adjudicar a una
de ellas la determinación en última instancia, relativizando así la importancia
primordial otorgada por la teoría marxista a la división de la sociedad en clases.
Esta concepción de Weber, resta agregar, influye directamente en muchos de
los más destacados representantes de la sociología académica del siglo XX.

Por otra parte, es importante entonces referirse a la noción de poder, ya


que el poder es la materia constitutiva de las jerarquías de las tres
dimensiones. Para Weber, “poder significa la probabilidad de imponer la propia
voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera
que sea el fundamento de esa probabilidad” (Weber, 1969: 43). Dicha
definición no alude a lugares en los procesos de producción y reproducción y a
posiciones de los diferentes grupos en esos lugares, sino que está formulada
en términos de individualidades. Al resultar el poder de la capacidad del
individuo para imponer al prójimo su voluntad, sus intereses, sus valores,
venciendo la “resistencia” de éste, la relación de poder queda equiparada a la
de competencia o lucha.

Finalmente, la estratificación es un producto del proceso de selección, que


designa para Weber la lucha latente por la existencia que tiene lugar “tanto
entre individuos como entre tipos de los mismos”. El resultado a largo plazo de
la competencia por las probabilidades de vida es el éxito de los que tienen
determinados tipos de conducta y determinadas cualidades personales
requeridas para triunfar en esa lucha, y el fracaso o menor éxito de los que no
los tienen o los poseen en menor medida. Las escalas de estratificación
económica, social y política, con sus posiciones superiores e inferiores,
privilegiadas y no privilegiadas, son la manifestación concreta de este
resultado.

Fundamentalmente, la diferencia erradica en que, Marx consideraba que


la clase estaba relacionada con los medios de producción, es decir, con la
dimensión económica y Weber por el contrario consideraba que las clases
sociales se basaban en tres factores: poder, riqueza y prestigio. Asi mismo,
mientras que para Marx el individuo solo es objeto de estudio en la medida de su
implicación en el tejido social, para Weber la acción social se caracteriza por su
sentido, su significado y su orientación, es decir, por lo que constituye la acción
desde el punto de vista del actor.

En este mismo contexto, a diferencia de Marx, para Weber los hechos


sociales no existen más que como la extensión de los hechos individuales, como
resultados de acciones individuales.
De la posición de Marx se puede valorar la incorporación de elementos
políticos al análisis de la clase social, sin por ello abandonar la determinación
económica ligada a la posición ante los medios de producción; mientras que de
la posición de Weber se puede reconocer la importancia del análisis micro
sociológico que se centra en factores como los ingresos y la provisión de
bienes

Marx dice que lo único que junta a los hombres en la sociedad son las
relaciones sociales de producción y Weber dice que las relaciones sociales de
producciones no es lo único que permite el agrupamiento en la sociedad
porque existen los elementos sociales que también los agrupan.

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