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Tal es el caso de Jineth Bedoya Lima Vs. Colombia, situación donde se alega la
violación directa de los derechos humanos de la señora Jineth con ocasión de la
ocurrencia de una serie de punibles entre los que se encontraba la violación sexual, la
tortura y el secuestro con motivo de su vinculación como periodista. En este sentido la
Corte IDH (2020) mediante informe del caso expresa que el Estado debía protegerla y
prevenir la ocurrencia de dichos hechos, pues se alega que el secuestro fue realizado
frente a un establecimiento carcelario de orden estatal mientras realizaba sus labores
como periodista en el marco de una investigación a grupos paramilitares que se
encontraban al interior de dicha institución penitenciaria.
Así las cosas, se da por dado que el Estado colombiano tuvo conocimiento de la
situación que acaecía tal riesgo, puesto que se consideraba inminente y real al
encontrarse la señora Jineth en su labor como periodista y aun así el estado no adopto
las medidas necesarias y razonables para proteger su integridad. La anterior obligación
indica la Corte IDH (2020) se generaba a razón de un enfoque de género en el cual el
Estado colombiano debía actuar para proteger a las mujeres periodistas que
investigaran situaciones de conflicto armado, toda vez que el contexto generalizado de
la violencia en Colombia se había caracterizado por las altas tendencias de delitos
contra las mujeres.
Desde 1998, Jineth Bedoya, una reconocida periodista colombiana, adelantó una
investigación en las cárceles del país, especialmente sobre “el tráfico de armas y
compra y ventas de secuestrados, además de otras violaciones de derechos humanos”.
Así, la periodista se enfocó en documentar la forma en la que los grupos armados al
margen de la ley seguían cometiendo los delitos desde la Cárcel La Modelo, en Bogotá.
En los años siguientes, la periodista comenzó a ser objeto de amenazas y
seguimientos.
El 24 de mayo del 2000, Jineth Bedoya recibió una llamada desde La Modelo,
informando que “El Panadero” -un paramilitar recluido- quería entrevistarse con ella a
las 10:00 de la mañana del día siguiente. El 25 de mayo del 2000, la periodista acudió
a la sede de la cárcel, el guardia de turno la atendió y le pidió esperar pues “no tenía
boleta a nombre de la señora Bedoya, pero que ‘sabía de su visita’ “. El guardia aclaró
que sólo podría ingresar la periodista con el fotógrafo, no con todo el equipo que la
acompañaba.
Este Tribunal recibió diversos documentos presentados como prueba por parte
de la Comisión, las representantes y el Estado, los cuales, como en otros casos,
admite en el entendido que fueron presentados en la debida oportunidad procesal
(artículo 57 del Reglamento)29 . 33. La Corte también recibió documentos adjuntos
a las observaciones del Estado a las listas definitivas de declarantes presentadas
por las representantes y la Comisión Interamericana30 . Este Tribunal constata que
estos documentos no fueron solicitados por la Corte, no fueron presentados en la
oportunidad prevista para aportar pruebas documentales, ni constituyen prueba
superviniente, de forma que no serán tomados en cuenta. 34. Por otra parte, la
Corte observa que las representantes presentaron, junto con sus alegatos finales
escritos, una serie de documentos en calidad de anexos y prueba superviniente,
algunos de los cuales, según indicaron, corresponden a “hechos que ocurrieron con
posterioridad” a la presentación de su escrito de solicitudes, argumentos y
pruebas31. Al respecto, la Comisión observó que el anexo 1 ya había sido aportado
como anexo C29 al escrito de solicitudes, argumentos y prueba de las
representantes. Asimismo, señaló que el anexo 2 y parte del anexo 3 ya habían sido
aportados a la Corte por las partes, así como que parte de los anexos 3 y 4 “se
refieren a actuados en el marco de las investigaciones a nivel interno, posteriores a
la presentación del [escrito de solicitudes y argumentos], por lo que deben ser
considerados como prueba superviniente”. Por último, informó no tener
observaciones sobre los anexos 5 a 7 correspondientes a comprobantes de gastos
incurridos por la representación de las presuntas víctimas. El Estado, por su parte,
observó, con respecto al anexo 1, que “al Estado de Colombia no le fue remitido el
Séptimo informe de seguimiento al Auto 092 y Segundo informe de Seguimiento al
Auto 009 de 2015, Anexos Reservados, Edición Agosto 2020, por lo que este
documento no hace parte del expediente internacional”. Con respecto a los
restantes anexos, manifestó no tener ninguna observación. 35. La Corte constata
que, efectivamente, los referidos anexos 1 y 2 ya forman parte del expediente ante
este Tribunal, toda vez que fueron remitidos como anexos número C29 al escrito de
solicitudes, argumentos y pruebas de las representantes de las presuntas víctimas y
como parte del anexo 45 al escrito de contestación del Estado, respectivamente.
Con respecto al anexo 3, la Corte constata que parte de él ya forma parte del
expediente ante este Tribunal. Asimismo, la parte restante, así como el anexo 4 en
su totalidad, constituyen información relativa a hechos posteriores a la presentación
del escrito de solicitudes, argumentos y pruebas de las representantes. Por último,
la Corte observa que no existe controversia con respecto a los anexos 5 al 7. 36. En
virtud de lo anterior, quedan admitidos los anexos identificados con los números 3,
4, 5, 6 y 7 presentados por las representantes junto con sus alegatos finales
escritos, en los términos del artículo 57.2 del Reglamento.
Este Tribunal estima pertinente admitir las declaraciones rendidas ante fedatario
público32 y en audiencia pública33 en la medida en que se ajusten al objeto que fue
definido por la Presidencia en la Resolución mediante la cual se ordenó recibirlos y
al objeto del presente caso34
El Estado indicó que adoptó medidas razonables para evitar el riesgo en el que
se encontraba la señora Bedoya. Argumentó que sí tuvo conocimiento del riesgo en
el que se encontraba la señora Bedoya y que, con anterioridad a los hechos
ocurridos el 25 de mayo de 2000, la periodista contó con el acompañamiento de
autoridades estatales, especialmente de la Policía Nacional, quienes le ofrecieron
medidas de protección debido a las amenazas recibidas. Arguyó que la señora
Bedoya Lima debía avisar previamente a las autoridades si iba a acudir a la prisión
La Modelo para realizar la entrevista con “El Panadero” pero que, sin embargo,
dicho aviso no se produjo. El Estado se opuso a lo afirmado por la Comisión
respecto de que a la señora Bedoya se le habría negado la implementación de
medidas de protección, pues, según indicó, se le ofrecieron otros mecanismos de
protección y se le sugirió dirigirse directamente a los organismos de seguridad del
Estado (DAS, Policía Nacional). En lo que respecta a la alegada participación
estatal en los hechos ocurridos el 25 de mayo de 2000, el Estado argumentó que
las autoridades judiciales indagaron de manera seria y diligente la posible
participación de agentes estatales y que dicha hipótesis no pudo ser corroborada.
En sus alegatos finales escritos, el Estado reiteró que no existía prueba suficiente
que acreditara, “más allá de cualquier duda razonable”, que agentes estatales
habrían participado en la planeación y ejecución de los hechos, si bien precisó que
en la actualidad la investigación penal por los hechos ocurridos el 25 de mayo de
2000 continúa y que una de las líneas de investigación actual “busca determinar si
hubo participación de agentes estatales en el caso”. Por último, sostuvo que todo lo
anterior también implicaría que Colombia no debía ser declarada responsable por
los hechos de tortura sufridos por la señora Bedoya.
1) Reconoce que el conflicto armado colombiano genera una situación de riesgo para
quienes ejercen el periodismo en el país. La decisión de la Corte señala que, conforme
a antecedentes reportados en casos como Carvajal Carvajal vs. Colombia, y los
peritajes allegados al caso, es posible declarar probado un contexto de violencia
sistemática contra periodistas, con formas particulares de violencia contra las mujeres
que ejercen esta profesión, tales como la violencia sexual, con impactos específicos en
su desarrollo profesional. De hecho, el Tribunal cita a la experta Catalina Botero
Mariño, cuando señala: “al silenciar a las mujeres periodistas se silencian también
aquellas historias que usualmente solo cuentan las mujeres” (párr. 113).
https://agendaestadodederecho.com/sentencia-de-la-corte-idh-en-el-caso-
bedoya/
https://www.alaic.org/site/wp-content/uploads/2021/06/Memorandum-
ALAIC-Bedoya-Lima-vs.-Colombia-Jurisprudencia-y-Recomendaciones.pdf
https://www.eltiempo.com/justicia/cortes/jineth-bedoya-audiencia-de-
alegatos-finales-en-la-corte-idh-575440