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COLOSENSES - Estudio de la carta a los Colosenses

Cristo: El perfecto Salvador - Colosenses 2:16-23

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días
de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os
prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no
ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud
de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el
crecimiento que da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo,
¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni
gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas
se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto
voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos
de la carne. (2:16-23)

Hoy día, con la avanzada capacidad de difusión de los medios nos vemos asaltados por la falsa
enseñanza en una proporción sin precedentes. Por todos lados, de manera manifiesta o implícita,
se niega la suficiencia de Jesucristo. La falsa filosofía se ha infiltrado en la iglesia disfrazada de
psicología, la cual se considera con demasiada frecuencia como un complemento necesario de la
Palabra de Dios. Muchos se inclinan por el misticismo alegando recibir visiones de revelaciones
no bíblicas. Otros son legalistas equiparando la santidad con la observancia de una serie de
rituales culturales. Otros optan por practicar el ascetismo argumentando que la pobreza o la
privación física son el camino a la santidad. Y con frecuencia los pastores, ancianos y otros líderes
de la iglesia, que tienen a su cargo la responsabilidad de advertir a la iglesia acerca del peligro
de estas falsas enseñanzas, son los mismos que proclaman semejantes errores.
Las iglesias del valle del Lico donde estaba Colosas, también enfrentaban el peligro de la
intimidación espiritual. Los falsos maestros les decían que Jesucristo no era suficiente y que
necesitaban algo más. Esas personas creían estar en un nivel superior de conocimiento espiritual
y conocer los secretos de la iluminación espiritual. Esa verdad superior y oculta iba más allá de la
persona de Jesucristo y de la Palabra. Estos herejes formaron una élite o grupo exclusivo que
menospreciaba a los “no iluminados” e “ingenuos” cristianos, y llegaron a engañar a algunos
apartándolos de la fe exclusiva en Cristo. El “elemento adicional” que ofrecían los falsos maestros
consistía en una mera acumulación de filosofía pagana, legalismo judío, misticismo (es una de las
formas de la concepción idealista-religiosa del mundo) y ascetismo (doctrina que busca, por lo
general, purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o abstinencia).
Como vimos antes, Pablo escribió a los colosenses para refutar estas falsas enseñanzas y presentar
la absoluta suficiencia de Jesucristo para la salvación y la santificación. Puesto que los colosenses
tenían a Cristo, y Él es suficiente, no debían sentirse intimidados por los falsos maestros.
En 2:8-23 Pablo refuerza su ataque contra los falsos maestros. En los versículos anteriores ya ha
confrontado la filosofía (2:8-10) y presentado la suficiencia de Cristo (2:11-15). Ahora prosigue
su refutación de la herejía colosense enfrentando el legalismo (2:16-17), el misticismo (2:18-19)
y el ascetismo (2:20-23).
EL LEGALISMO
Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días
de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. (2:16-17)
El legalismo es la religión de los logros humanos. Arguye (declara) que la espiritualidad no se basa
solo en Cristo, sino también en las obras. La medida de la espiritualidad se conforma entonces a
las normas hechas por el hombre. Los creyentes, sin embargo, están completos en Cristo, el cual
ha provisto completa salvación, perdón y victoria. No deben sacrificar su libertad en Cristo para
someterse a reglas humanas.
El legalismo es ineficaz por cuanto no puede refrenar la carne. También es una ilusión peligrosa
porque los cristianos que en su interior consienten la rebelión o la desobediencia, o incluso los
mismos no creyentes, pueden ocultarlo adoptando con facilidad una serie de costumbres o rituales
externos.
En sus principios no hay cabida a una relación profunda con Dios y las obras que manifiesta así
como su piedad tampoco constituyen el fruto de una relación con Dios. No solo es capaz de
desconfiar de las Escrituras, sino que podría pasar toda su vida sin leerlas. Una preocupación
constante de Pablo era que los cristianos no fueran intimidados por el legalismo. Ordenó a Tito
no prestar atención “no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se
apartan de la verdad. Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e
incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.” (Tito 1:14-
15).
Los falsos maestros les decían a los colosenses que no era suficiente tener a Cristo, sino que
necesitaban observar la ley ceremonial judía. Ya que los colosenses estaban bajo el nuevo pacto,
las leyes de la dieta del antiguo pacto no tenían ya ninguna relevancia. Jesús lo estableció con
claridad en Marcos 7: 14-19 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended:
Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso
es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Cuando se alejó de la multitud
y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. Él les dijo: ¿También vosotros
estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le
puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía,
haciendo limpios todos los alimentos.
Pablo les recuerda a los romanos que “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz
y gozo en el Espíritu Santo” (Ro. 14:17).
Las leyes de la dieta, las fiestas solemnes, los sacrificios y la adoración en el día de reposo eran
sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Una sombra no es la realidad, pues la
realidad es la que produce la sombra. Jesucristo es la realidad tras la sombra.
Lo que Pablo enseña aquí es muy sencillo: la verdadera espiritualidad no consiste en observar
normas externas, sino en gozar de una relación íntima con Jesucristo.

EL MISTICISMO
Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en
lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza,
en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece
con el crecimiento que da Dios. (2:18-19)
El misticismo podría definirse como la búsqueda de una experiencia religiosa subjetiva mayor o
más profunda. Es la creencia de que la realidad espiritual se conoce por fuera del intelecto humano
o de los sentidos naturales. Busca la verdad en las sensaciones internas tales como los
sentimientos y la intuición más que en la información objetiva, observable y externa. Los falsos
maestros hacían alarde de tener una unión mística con Dios. Pablo exhorta a los colosenses a no
permitir que alguno de estos falsos maestros los “prive de [su] premio”. Los herejes pretendían
actuar como árbitros espirituales y reprobaban a los colosenses por no guiarse según sus normas.
La humildad de los herejes colosenses era una falsa humildad. Estos, afectando humildad, hacían
ver que su supuesta humildad no era más que un detestable orgullo. No obstante, los falsos
maestros padecían de un problema mucho más serio que la falsa humildad. También practicaban
el culto a los ángeles, negando con ello la verdad de que “hay un solo Dios, y un solo mediador
entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” 1 Timoteo 2:5.
La adoración a los ángeles era una herejía que se había difundido como una plaga en la región
de Frigia (donde estaba ubicada la ciudad de Colosas) durante siglos.
La Biblia prohíbe con vehemencia la adoración a los ángeles. “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás,
porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Mateo 4:10.
Además de practicar la falsa humildad y la adoración a los ángeles, los falsos maestros declaraban
haber recibido visiones. Como muchos herejes y falsos cultos a lo largo de los siglos, pretendían
apoyar sus aberrantes enseñanzas en visiones que alegaban haber experimentado. Algunos de los
peores excesos del movimiento carismático de nuestros días se derivan de tales visiones. No hay
necesidad de revelaciones adicionales extrabíblicas mediante visiones. Pablo alerta a los
colosenses a no sentirse intimidados por las declaraciones de los falsos maestros. Lejos de ser la
élite espiritual que pretendían, estaban vanamente hinchados por su propia mente carnal. Al ser
culpables de orgullo espiritual desmedido, carecían de cualquier respaldo del Espíritu Santo. El
crecimiento espiritual es el resultado de la unión con Cristo. Jesús dice en Juan 15:4-5:
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los
pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí
nada podéis hacer”.
En el ser humano existe la tendencia de pasar de la objetividad a la subjetividad; de apartar los
ojos de Cristo para ponerlos en la experiencia. Esto ha sido siempre motivo de intimidación para
los creyentes débiles y una amenaza para la iglesia.
Hoy día el misticismo se manifiesta con mayor frecuencia en el movimiento carismático donde a
veces las Escrituras pasan a un segundo plano de importancia frente a las visiones y las
revelaciones.
Nosotros, al igual que los colosenses, no debemos sentirnos intimidados por quienes añaden otros
requisitos aparte del conocimiento de Cristo y su Palabra en la búsqueda de la madurez espiritual.
Cristo es todo suficiente, pues “Cristo: El perfecto Salvador”.

EL ASCETISMO
Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si
vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques
(en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el
uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad
y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. (2:20-23)
Un asceta es una persona cuya vida exhibe una estricta negación a sí mismo. Los herejes
colosenses, además de practicar el legalismo y el misticismo, procuraban alcanzar la justicia
mediante la negación a sí mismos.
Durante siglos la iglesia ha sido intimidada por quienes defienden la pobreza como un medio para
alcanzar la espiritualidad. Vale la pena recordar que el dinero en sí no es la raíz de los males , sino
el amor al dinero 1 Timoteo 6:10.
Algunos de los más prominentes siervos de Dios del Antiguo Testamento, tales como Abraham,
Job y Salomón, eran ricos en extremo.
Si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, pregunta Pablo: “¿por qué,
como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun
toques…? Mediante su unión con Cristo los redimidos fueron liberados de las normas humanas
cuyo propósito es promover la espiritualidad. Pablo escribe que practicar el ascetismo equivale a
adoptar el sistema religioso del mundo que se basa en rudimentos.
Como vimos antes, los falsos maestros enseñaban una forma de dualismo filosófico. Practicaban
el ascetismo con la intención de liberar al espíritu de su prisión que era el cuerpo.
La idea de que el cuerpo era malo logró abrirse paso en la iglesia.
Es posible que Dios llame a algunas personas a una vida de negación a sí mismas. Muchos
misioneros, por ejemplo, han llevado por necesidad una vida llena de privaciones. Con todo, no
lo han hecho por voluntad propia para alcanzar la espiritualidad.
El ascetismo resulta inútil porque pone la mira en las cosas que se destruyen con el uso. “Las
viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá
Dios” 1 Corintios 6:13. Someterse a mandamientos y doctrinas de hombres carece por completo
de valor espiritual.
La razón por la cual el ascetismo es ineficaz se encuentra en 2:23. Aunque tales cosas tienen a la
verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo…
no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. El ascetismo puede lograr que una persona
se vea espiritual porque ofrece la apariencia de la humildad y la pobreza, pero en realidad solo
sirve para complacer a la carne. Resulta inútil tratar de parecer más santo que los demás. Jesús
exhortó a sus discípulos acerca de esto: “Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas;
porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que
ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar
a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público” (Mt. 6:16-18).
Finalizamos…
El mensaje de Pablo a los colosenses también es una advertencia para nosotros. No debemos
sentirnos intimidados por la falsa filosofía humana, ni por el legalismo, el misticismo o el ascetismo.
Estos no son más que “cisternas rotas que no retienen agua”. “Porque dos males ha hecho mi
pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no
retienen agua.” Jeremias 2:13. Debemos asirnos a Cristo, en quien estamos “completos”. “y
vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.” Colosenses
2:10.

Concluimos:

Cristo: El Perfecto Salvador

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