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MIRAD QUE NADIE OS ENGAÑE

Colosenses 2:6-10, 2:6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 2:7 arraigados y sobreedificados en
él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. 2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías
y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 2:9 Porque en él habita
corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 2:10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Colosas era una ciudad populosa de la Frigia Pacaciana, provincia del Asia menor, y estaba situada entre Laodicea, que era su metrópoli, y Hierápolis,
Epafras, discípulo de san Pablo, predicó en ella el Evangelio, y la redujo al conocimiento y fe de Jesucristo a quien el mismo Apóstol llama compañero suyo y
fiel ministro de Jesucristo.
Los Simonianos, y los prosélitos del judaísmo intentaron después pervertir a estos fieles, y viciarlos, sembrando doctrinas erróneas y perjudiciales. Los
discípulos de Simon el Mago, instruidos en la filosofía platónica, enseñaban, que se debían adorar los Ángeles, como medianeros entre Dios y los hombres.
Los judaizantes querían persuadirles la necesidad de la circuncisión y de las observancias legales.

Eran muchos los impostores de esta clase, y Pablo en calidad de Apóstol, aunque no había visto jamás a los colosenses, advertido por Epafras de estas
novedades, se vio obligado a escribirles esta Carta, que les envió por Tiquico y Onésimo, y se cree haberla escrito desde Roma, y en el mismo año que los dos
precedentes, y observando las mismas frases y pensamientos que en la Carta a los efesios. En ella les representa, que Jesucristo es sobre todas las criaturas,
que es la cabeza de la iglesia, de quien proceden todas las gracias, que venció todo el poder del infierno, que perdona todos los pecados, que es el solo esencial
Mediador entre Dios y los hombres, habiendo con su muerte deshecho el yugo y la esclavitud de la Ley, de todo lo cual infiere que, la circuncisión exterior de
la carne, y la distinción de viandas, eran solamente sombras y figuras, y en aquel tiempo inútiles y vanas, que ninguno puede llegarse a Dios, sino por medio
de Jesucristo su Hijo, y que todo consiste en conocerle y creer en él.

Pasa después a invitarlos a morir con Jesucristo, no solo a las ceremonias de la Ley, y a las tradiciones de los hombres, sino también al hombre viejo, esto
es, a los desarreglos de su vida pasada, y a que resuciten con Jesucristo a una nueva vida, revistiéndose del hombre nuevo, o del Espíritu de Jesucristo y de
su Evangelio.

Exhorta a los colosenses a caminar en la fe de Jesucristo, y a que se guarden de los falsos apóstoles, mostrándoles la victoria de Cristo en la cruz. Les
advierte que no se dejen arrastrar a la observancia de las ceremonias legales, ni que den lugar a que los engañen con supersticiones y falsas visiones de
Ángeles.

Habla de los Gnósticos y Simonianos, que, siguiendo los errores de la filosofía de los gentiles, pretendían persuadir por medio de sutilezas, y de discursos
sofísticos, que se debían tomar a los Ángeles por mediadores con Dios, en vez de Jesucristo, y enseñaban otros errores en lo tocante al culto debido a Dios, y
a los medios de acercarse a él. Igualmente están notados los judaizantes en aquellas palabras según la tradición de los hombres. Habla especialmente del
culto supersticioso de los Ángeles, que inventó Pitágoras, y enseñaban los Gnósticos, y de las observancias y ceremonias inventadas por los Fariseos, y
añadidas a las ceremonias de la ley de Moisés.

En el siglo I, el reciente grupo cristiano compartía ciertos conceptos con la filosofía griega que, con los estudios se Agustín fueron interpretados según la
tradición de la Escuela de Atenas, "cristianizando" Platón y Aristóteles. Agustín tiene el mérito de no haber evaluado la fe y la razón como contrapuestas sino
como complementarias, entendiendo que ni Platón, ni Aristóteles adscribían a esta visión de la revelación divina. Y, algunos filósofos de los epicúreos y de los
estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el
evangelio de Jesús, y de la resurrección. Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? Pues
traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna
otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) Hechos 17: 18-21.
La comunidad de Colosas estaba conformada en su mayoría por gentiles, aunque también albergaba cierta población judía, la cual ejercía influencia sobre
dicha comunidad. Allí surgió una mezcla, y los creyentes comenzaron a mimetizarse, de legalismo judío, especulación filosófica griega, y misticismo oriental,
lo que se ha identificado como un sincretismo entre las costumbres judías y algo de proto-gnosticismo que encontró cierto arraigo en la comunidad.
Sustitución de Cristo por ángeles (Col 2:18). Este es uno de los dos componentes principales de la herejía, y es precisamente el de desconocer la centralidad
y supremacía de Cristo como plenitud de la Deidad y cabeza de la iglesia. En esta herejía se da igual importancia a los ángeles que a Cristo, como si él necesitara
ser suplementado por estos seres creados. No podemos ni debemos permitir, que la supremacía de Cristo, sea suplantada por nuestros conceptos ideológicos
mesclados con filosofías que solo trataran de hacer a un lado la autoridad de Jesús, si creemos que sustituyendo nuestros pensamientos por los de Dios y
por los principios de Dios, estaremos equivocados.

El culto a los ángeles. Este culto era practicado por los falsos maestros. Pablo lo registra en Col 2:18: “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad
y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal”. Aunque no es sabido con exactitud en qué
consistía este culto ni qué formas tomaba, se puede suponer que enseñaba que los seres celestiales (espíritus astrales o gobernadores de las esferas
planetarias) eran sumamente poderosos y temibles, por lo cual debían ser complacidos mediante el culto a ellos. De otro lado, enseñaba que estos poderes
angélicos eran intermediarios entre Dios y los hombres y su función era la de interceder ante Dios por los seres humanos, haciendo probable que los falsos
maestros inculcaran en el pueblo el culto a estos seres.

En particular, notamos que cierta clase de ascetismo religioso había penetrado en la vida de iglesia. A esto se refieren los versículos 20 y 21, los cuales
hablan de las ordenanzas en cuanto a manejar, gustar y tocar las cosas materiales. Sabemos que dicho ascetismo era religioso en naturaleza por estar
relacionado con el culto a los ángeles (2:18). Por lo tanto, el ascetismo que inundó la iglesia en Colosas no era rudimentario, sino refinado y cultivado.

Algunos considerarán el culto a los ángeles algo positivo, mucho mejor que rendir culto a los reptiles, las aves y las bestias. No obstante, el culto a los
ángeles no es otra cosa que una forma de idolatría refinada. Las personas cultas no adorarían animales, pero sí es posible que estén dispuestas a adorar
ángeles. Algunos justifican esta práctica diciendo que no le rinden culto a los ídolos, sino que, en una actitud humilde, adoran a los siervos celestiales de Dios.
Debido a que se consideran demasiado inferiores para adorar a Dios directamente, quizás piensen que necesitan algún intermediario para hacerlo.

La sutileza del enemigo consiste en hacer que los elementos de la cultura inunden la iglesia. Esto era lo que el enemigo estaba haciendo cuando fue escrito
el libro de Colosenses. Su estrategia consistía en introducir en la iglesia una mezcla de religión judía y filosofía gentil, al grado de saturarla. Desde el punto de
vista humano, la cultura, y en particular su ascetismo, era algo muy positivo. El ascetismo tiene un propósito y meta noble: intenta ayudar a la gente a dominar
su concupiscencia. Sin embargo, debemos entender que la estrategia de Satanás al introducir la cultura en la iglesia, es usar los aspectos más elevados de la
cultura para reemplazar a Cristo.

Suposición errónea acerca del espíritu y de la carne. La influencia filosófica griega en dicha herejía suponía que lo único bueno era lo del espíritu y, por tanto,
si Dios es bueno, no podía haber creado la materia, pues ella es mala. Este proto-gnosticismo promovió el ascetismo para el que “la materia se consideraba
inferior al espíritu y el cuerpo físico era una barrera para la vida santa”.

EL ASCETISMO = Negarse ciertos privilegios o placeres físicos o abusar el cuerpo voluntariamente por razones religiosas, creyendo que así se hace más
espiritual. Para el ascético, todo placer físico es malo; es obra de la carne, algo material que no puede ser bueno porque solamente el espíritu es bueno. El
sufrimiento físico o el sacrificio voluntario es bueno en sí (aunque no sea necesario) porque siempre es bueno maltratar el cuerpo, decían. El cristiano debe
rechazar tales reglas porque se basan en mandamientos y doctrinas de hombres. La razón por la que Pablo dio estas advertencias era que el Ascetismo había
saturado la Iglesia en Colosas, este Ascetismo estaba relacionado con la legalidad de las ordenanzas (2:20-21), y con las observancias judías (2:16).

El ascetismo como única salida al pecado. El ascetismo consistía en la auto negación. Para ello, se basaba en en el concepto de la oposición entre la materia
y el espíritu. Por un lado, está el cuerpo con sus necesidades y deseos, y por el otro, está el espíritu y su naturaleza divina. Los falsos maestros promovían,
por ejemplo, conductas como la del maltrato al cuerpo por amor al espíritu (practicada por los estoicos) y como forma de liberarse del pecado. De ello se
colegía que la renuncia a la carne y al mundo le permitían al creyente alcanzar un nivel espiritual superior. Pablo, por lo contrario, enseña que Cristo perdonó
nuestros pecados y anuló el acta de condenación que había contra nosotros. (Col 2:13-14).
Los rudimentos del mundo. Los llamados rudimentos del mundo, aludidos en Col 2:20a, son considerados por algunos estudiosos del tema como los
“espíritus de las estrellas” o “poderes angélicos demoníacos”. El gnosticismo sostenía que el Dios Padre Supremo emanó del mundo de los espíritus “justos”
y que de él procedieron los seres finitos sucesivos (EONES), uno de los cuales (Sofía) dio a luz a Demiurgo, creó el mundo “maligno” material, junto con todas
las distintas cosas orgánicas e inorgánicas que lo constituyen.
Los falsos maestros guardaban cierta lógica al seguir el pensamiento de que la materia era mala en sí misma, y enseñar que el mundo había sido creado por
una serie de emanaciones angélicas. Lo que se ha comprendido del anterior concepto es que Dios, como fuente original, creó a un ángel, y este ángel a otro, y
así sucesivamente. Finalmente, el último ángel creó el mundo tal como lo conocemos. Esta filosofía niega la inmanencia de Dios, aunque reconoce su
trascendencia. Pablo responde ante esto con Col 2:9, dejando muy claro que: “en él [Jesucristo] habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.

Del proto-gnosticismo al gnosticismo. Lo que se ha dicho hasta ahora, haciendo referencia al gnosticismo, realmente se considera como un gnosticismo
rudimentario o como otros lo han llamado, un proto-gnosticismo, ya que, para la época, el gnosticismo aún no se había desarrollado de manera sistemática,
sin embargo, ya existían algunos de sus elementos primarios. Hemos aludido aquí a algunos de ellos. Estos elementos proto-gnósticos eventualmente dieron
lugar a lo que se conoce propiamente como gnosticismo propiamente.

Los preceptos ceremoniales y ascéticos. Los falsos maestros señalaban a la comunidad cristiana de Colosas la obligatoriedad de observar determinados
preceptos judíos ceremoniales y ascéticos como medio de santificación. Pablo alude a uno de esos preceptos, el de la circuncisión, en Col 2:11: “En él también
fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo”, al igual que el del
sábado, días de fiesta y comidas en Col 2:16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”.

EL GNOSTICISMO = · El Gnosticismo enseña que Dios (como un Espíritu Perfecto) no podía entrar en contacto directo con el mundo material. Pablo es encargó
de este punto al señalar que Jesús es Dios y que Él vino en el cuerpo de carne, (Colosenses 1:19-22).

El Gnosticismo enseña que Dios, al no poder tener contacto directo con el mundo material, Él mismo no creó el mundo, pero Él trabajó a través de espíritus
de menor rango o ángeles. Pablo se encargó de mostrar que Jesús fue el creador del mundo, (Colosenses 1:15-16).

El Gnosticismo (y algunas formas del misticismo judío) enseña que Dios no se entrometió directamente con el hombre y el mundo material, pero dicen que
Él se entrometió con el mundo a través de una serie de mediadores. Pablo se hizo cargo de mostrar que Jesús hizo la obra de reconciliación Él mismo.
(Colosenses 1:19-20). El Gnosticismo, (y algunas formas de misticismo judío), estimaban en gran manera a estos supuestos mediadores, y los consideraban
como seres angelicales de algún tipo. Pablo fue cuidadoso de advertir a los Colosenses que los ángeles no podían ser adorados. (Colosenses 2:18).

FILOSOFIAS GRIEGAS = la palabra “filosofía”, philosophia simplemente significa “amor a la sabiduría”, Las falsas enseñanzas entre los Cristianos Colosenses
era algo parecido a una forma primitiva de las herejías Gnósticas que vendrían después. Estas herejías Gnósticas hacían una separación radical entre el mundo
espiritual y el mundo material. Es por esto que Pablo necesitaba poner en claro que toda la plenitud de la Deidad estaba corporalmente en Jesús, no en un
sentido extraño ni en un sentido místico. Juan también se enfrentó a esta falsa enseñanza en I Juan 4:2-3, y en otros pasajes.

Una falsa enseñanza que se relacionaba con esta en la iglesia primitiva se llamaba Docetismo, la cual proclamaba que Jesús no tuvo un cuerpo humano; Él
simplemente aparentaba tener uno. Otra falsa enseñanza era llamada Cerintianismo, y esta decía que “Jesucristo hombre” estaba separado y era distinto del
“Cristo espiritual”. Cuando Pablo habló de “filosofías y huecas sutilezas” (v. 8), Pablo podía haber tenido en mente a los epicureanos y estoicos materialistas,
como los que encontró en el Areópago en Hechos 17. Él pudo haber estado pensando en los gnósticos que negaban la encarnación o los discípulos de tales
cosmólogos griegos como Empédocles (que decía que todo era una combinación de tierra, aire, fuego y agua) y Pitágoras (cuya metafísica puso a la matemática
y no a Dios en el centro de todo). Cualquiera que sea el error, era el producto infortunado de la imaginación naturalista.
DOCETISMO = (Del griego dokein, que significa parecer, aparentar).

Herejía con orígenes helenísticos y orientales, el docetismo sostiene que Jesús no era real como ser humano, sino que parecía serlo. Según algunos
historiadores, esta herejía puede proceder de Alejandría, pero hay evidencias de que ya había partidarios de esa teoría en el primer siglo y puede encontrarse
en grupos gnósticos y pregnósticos.

Herejia temprana en la Iglesia a finales del siglo I, que sostenia o enseñaba que Jesus había padecido solo aparentemente pues, por ser Dios, no podía sufrir.

Incluso el filósofo gnóstico Basílides afirmó, para explicar el traslado de la cruz, que fue Simón de Cirene y no Cristo quien la cargó. La herejía tiene su raíz
en la influencia platónica, que afirma que son las ideas las únicas realidades y nuestro mundo es sólo un reflejo, una imagen; además, se nutría de la idea,
hasta cierto punto generalizada en aquella época, de que la materia era corrupta, que el cuerpo es la cárcel del espíritu, como decían los griegos.

MISTICISMO JUDIO = La influencia judía enfatiza el observar ciertos días como una obligación en los cristianos, Pablo se hizo cargo al decir que los cristianos
no estaban bajo estas obligaciones Colosenses 2:16, la influencia judía enfatizo leyes alimenticias en los creyentes.

La mayoría de los Cristianos Colosenses eran Gentiles los cuales no habían sido físicamente circuncidados. Pero Pablo les asegura a ellos que
fueron ciertamente circuncidados en un sentido espiritual, la cual es mucho más importante que una circuncisión física. Los Cristianos Colosenses tuvieron
que lidiar con una gran variedad de falsas enseñanzas. No solamente ellos tenían ideas erróneas acerca de Jesús, pero ellos también tenían ideas erróneas
sobre cosas como la circuncisión. Aparentemente ellos fueron enseñados de que ellos debían ser circuncidados para estar bien delante de Dios. Pablo lo pone
muy en claro de que ellos fueron circuncidados.

El misticismo también había invadido la iglesia. Este misticismo estaba relacionado con el gnosticismo, el cual estaba compuesto de filosofías egipcias,
babilónicas, judías y griegas (2:8), y del culto a los ángeles (2:18). Lo más crítico del trasfondo del libro de Colosenses, es que la cultura se había introducido
en la vida de iglesia. La población de Colosas era una mezcla de gentiles y de judíos, quienes tenían culturas distintas. Los gentiles estaban principalmente bajo
la influencia de la cultura griega y la filosofía de ésta. Cabe decir que la filosofía griega de aquella época ya no era una filosofía pura; más bien, era una mezcla
de varias filosofías. Del mismo modo, la cultura gentil se había mezclado en cierta medida con los conceptos religiosos judíos.

Tal mezcla de culturas inundó la iglesia en Colosas. La iglesia debe ser una casa llena de Cristo y constituida de Él; pero en lugar de esto, vemos que allí la
iglesia había sido invadida por la cultura. Los distintos aspectos de esta cultura mixta reemplazaban en gran parte a Cristo, quien debe ser el único elemento
en la vida de iglesia. Cristo debe ser el único constituyente de la iglesia, ya que ésta es Su Cuerpo. Por consiguiente, el contenido de la iglesia no debe ser otro
que Cristo mismo. No obstante, los buenos elementos de la cultura, especialmente la filosofía y la religión, habían invadido la iglesia y la habían saturado.

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