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Keynes NO era socialista

Hola, como es sabido, J.M Keynes hizo toda una teoría para salvar al
capitalismo de las crisis con la ayuda del estado, sin embargo, hay acreedores
que dictaminan el hecho de que dicho economista NO era capitalista, sino un
socialista no marxista (objeciones austríacas por lo general), de dicha forma
me esmeraré por demostrar como esto no solo es horrendamente falso, sino
que también derribaré algunos mitos sobre Keynes o el keynesianismo como
teoría, para que esté más completa la publicación, comencemos.

Con poca intelectualidad, citan desde la “Teoría general de la ocupación, el


interés y el dinero”, la p. 304 del apartado III de “Notas finales sobre la
filosofía social a que podría conducir la teoría general” del Cap. 24:

“El estado tendrá que ejercer una influencia orientadora sobre la propensión
a consumir, a través de su sistema de impuestos, fijando la tasa de interés y,
quizá, por otros medios. Por otra parte, parece improbable que la influencia
de la política bancaria sobre la tasa de interés sea suficiente por sí misma
para determinar otra de inversión óptima. Creo, por tanto, que una
socialización bastante completa de las inversiones será el único medio de
aproximarse a la ocupación plena; aunque esto no necesita excluir cualquier
forma, transacción o medio por los cuales la autoridad pública coopere con la
iniciativa privada. Pero fuera de esto, no se aboga francamente por un
sistema de socialismo de estado que abarque la mayor parte de la vida
económica de la comunidad”

Sin embargo, como suele suceder, se malinterpreta a Keynes (más de lo que


creen), aclararemos esto:
Keynes tiene una disposición más positiva hacia las políticas públicas que
Steve Horwitz. Mi punto inicial fue simplemente que él no estaba hablando
de política en absoluto en ese pasaje del Capítulo 12, estaba hablando de
algo que los emprendedores logran por el bien público (estos motivos
privados / beneficios públicos han sido un tema para los economistas que
van desde Smith hasta Keynes y más allá), al tiempo que señala razones para
esperar cierta "fragilidad" financiera, para usar una frase de Minsky.
Pensé en compartir algunos de mis libros favoritos de Keynes: “El fin del
Laissez Faire” (1926):

"Creo que en muchos casos el tamaño ideal de la unidad de control y


organización se encuentra en algún lugar entre el individuo y el Estado
moderno. Sugiero, por tanto, que el progreso radica en el crecimiento y el
reconocimiento de cuerpos semiautónomos dentro del Estado - organismos
cuyo criterio de acción dentro de su propio campo es únicamente el bien
público tal como lo entienden, y de cuyas deliberaciones se excluyen los
motivos de la ventaja privada, aunque de algún lugar aún puede ser
necesario dejarlo, hasta que el ámbito del altruismo de los hombres se
amplíe, para la ventaja separada de grupos, clases o facultades particulares,
órganos que en el curso ordinario de los asuntos son principalmente
autónomos dentro de sus limitaciones prescritas, pero que están sujetos en
última instancia a la soberanía de la democracia expresada a través del
Parlamento.
Propongo un retorno, se puede decir, hacia las concepciones medievales de
autonomías separadas. Pero, al menos en Inglaterra, las corporaciones son
un modo de gobierno que nunca ha dejado de ser importante y simpatiza con
nuestras instituciones. Es fácil dar ejemplos, a partir de lo que ya existe, de
autonomías separadas que han alcanzado o se están acercando al modo que
yo designo: las universidades, el Banco de Inglaterra, la Autoridad del Puerto
de Londres, incluso quizás las compañías ferroviarias. En Alemania, sin duda,
hay casos análogos.
Pero más interesante que éstos es la tendencia de las instituciones por
acciones, cuando han alcanzado cierta edad y tamaño, a aproximarse al
estado de corporaciones públicas en lugar de al de empresa privada
individualista. Uno de los desarrollos más interesantes e inadvertidos de las
últimas décadas ha sido la tendencia de las grandes empresas a socializarse.
Llega un momento en el crecimiento de una gran institución, en particular un
gran ferrocarril o una gran empresa de servicios públicos, pero también un
gran banco o una gran compañía de seguros, en el que los propietarios del
capital, es decir, sus accionistas, están casi completamente desvinculados de
la sociedad. Gestión, con el resultado de que el interés personal directo de
este último en la obtención de grandes beneficios se vuelve bastante
secundario. Cuando se alcanza esta etapa, la estabilidad general y la
reputación de la institución son más consideradas por la administración que
el beneficio máximo para los accionistas. Los accionistas deben estar
satisfechos con dividendos convencionalmente adecuados; pero una vez
asegurado, el interés directo de la dirección suele consistir en evitar las
críticas del público y de los clientes de la empresa. Este es particularmente el
caso si su gran tamaño o posición semi-monopolística los hace visibles a la
vista del público y vulnerables a los ataques públicos. El ejemplo extremo,
quizás, de esta tendencia en el caso de una institución, teóricamente
propiedad de personas privadas sin restricciones, es el Banco de Inglaterra. Es
casi cierto decir que no hay clase de personas en el reino en las que el
gobernador del Banco de Inglaterra piense menos cuando decide su política
que en sus accionistas. Sus derechos, por encima de su dividendo
convencional, ya se han hundido hasta casi cero. Pero lo mismo ocurre en
parte con muchas otras grandes instituciones. A medida que pasa el tiempo,
se socializan.
No es que esto sea una ganancia sin mezclar. Las mismas causas promueven
el conservadurismo y la decadencia de la empresa. De hecho, ya tenemos en
estos casos muchas de las fallas y ventajas del Socialismo de Estado. No
obstante, creo que aquí vemos una línea natural de evolución. La batalla del
socialismo contra el lucro privado ilimitado se gana en detalle hora a hora. En
estos campos en particular - sigue siendo grave en otros - este ya no es el
problema urgente. No existe, por ejemplo, una cuestión política tan
importante, tan poco importante, tan irrelevante para la reorganización de la
vida económica de Gran Bretaña, como la nacionalización de los
ferrocarriles”.

Fuente: "El fin del laissez faire" J.M Keynes, Cap IV, p. 8-9

Veamos, por ejemplo, que opinaba del socialismo en general:

"[Esto] debe seguir siendo siempre un presagio para los historiadores de la


opinión: cómo una doctrina tan ilógica y tan aburrida puede haber ejercido
una influencia tan poderosa y duradera sobre las mentes de los hombres y, a
través de ellos, los acontecimientos de la historia".
Fuente: J.M Keynes, “La Teoría General de la ocupación, el interés y el
dinero”, Capítulo 3, versión inglesa

Citando, otra vez a Keynes:

“Detengámonos por un momento a recordar cuáles son estas ventajas. En


parte lo son de eficacia —las de la descentralización y del juego del interés
personal—. Desde el punto de vista de la eficacia, las ventajas de la
descentralización de las decisiones y de la responsabilidad individual son
mayores aún, quizá, de lo que el siglo XIX supuso; y la reacción contra el
llamado al interés personal puede haber ido demasiado lejos. Pero, por
encima de todo, el individualismo es la mejor salvaguarda de la libertad
personal si puede ser purgado de sus defectos y abusos, en el sentido de que,
comparado con cualquier otro sistema, amplía considerablemente el campo
en que puede manifestarse la facultad de elección personal. También es la
mejor protección de la vida variada, que brota precisamente de este
extendido campo de la facultad de elección, cuya pérdida es la mayor de las
desgracias del estado homogéneo o totalitario; porque esta variedad
preserva las tradiciones que encierran lo que de más seguro y venturoso
escogieron las generaciones pasadas, colorea el presente con las
diversificaciones de su fantasía y, siendo subordinada inseparable de la
experiencia, así como de la tradición y la imaginación, es el instrumento más
poderoso para mejorar el futuro”

Fuente: Ibid, p. 306 (versión del Fondo de Cultura Económica)

Skidelsky sobre lo que Keynes quiso decir con "socialización de la inversión":

"Por 'socialización de la inversión', Keynes no se refería a la nacionalización.


La socialización de la inversión no tiene por qué excluir 'todo tipo de
compromisos y dispositivos mediante los cuales la autoridad pública
cooperará con la iniciativa privada' (Keynes, 1973A, p. 378). La frase
descartable de la Teoría General refleja el pensamiento de Keynes sobre las
'asociaciones público-privadas', que surgió de su participación en la política
liberal en la década de 1920 (Skidelsky, 1992, capítulos 7 y 8). El componente
de utilidad pública de la inversión para dar mayor estabilidad a la función de
inversión. Hoy, habría visto a los grandes inversionistas institucionales como
los fondos de pensiones como un soporte importante para la estabilidad.
Fácilmente controladas, si así se desea, mediante la aceleración o la
desaceleración de elementos del programa de inversión. Dicha inversión no
necesariamente maximizaría las ganancias. Pero siempre que produzca
rendimientos positivos, Habría una ganancia. Si los mercados tuvieran
información perfecta, la inversión pública sería ineficiente. Pero con la
incertidumbre hay una ganancia en contra de no tener ninguna inversión
estatal, debido a las pérdidas debidas a la incertidumbre”.

Fuente: https://robertskidelsky.com/2011/01/17/the-relevance-of-keynes/

Hyman Minsky, en sus notas, nos enseñó como Keynes NO fue un socialista,
sino un capitalista con tintes regulatorios:
https://digitalcommons.bard.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1015&context
=hm_archive

De más está decir, que en su libro “El fin del Laissez-Faire”, si bien fue escrito
en 1926 (años anteriores a la Teoría General de 1936), encontraran que los
austríacos adhieren que el libro está desactualizado, y que Keynes pudo
cambiar su modo de ver las cosas en la economía (que más tarde, según
ellos, si lo hizo en la TG), por tanto citar páginas de este libro es algo
completamente errado.
Es curioso, el libro ha pasado (hasta más o menos 1931-1940) por diferentes
revisiones y cambios, puedes mirarlo públicamente en el Collected Writings
of John Maynard Keynes, Vol. IX, p.272-94.
Citando de vuelta este libro, en “Essays in Persuasion”, p. 294:

“Por mi parte, creo que el capitalismo, sabiamente administrado,


probablemente pueda volverse más eficiente para alcanzar fines económicos
que cualquier otro sistema a la vista, pero eso en sí mismo es en muchos
aspectos extremadamente objetable. Nuestro problema es elaborar una
organización social que sea lo más eficiente posible sin ofender nuestras
nociones de una forma de vida satisfactoria”.

Backhouse y Bateman (2009) demostraron, bajo escritos de Keynes, que


tenía una consistencia hacia el capitalismo:

https://read.dukeupress.edu/hope/article-abstract/41/4/645/74402/Keynes-
and-Capitalism

Minsky, por su parte, también demostró con el siguiente paper que Keynes
era un capitalista y que su metodología lo apoyaba:
http://digamo.free.fr/minsky75.pdf

Fèvre (2018) realizó otro paper demostrando que Keynes era compatible con
las ideas de Eucken en relación sobre el capitalismo y poder:

https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-3-319-94039-7_12

Económicamente, Hein (2015) demostró que Keynes es, en el sentido de la


demanda efectiva y su manipulación, un capitalista analítico:

https://www.econstor.eu/bitstream/10419/122151/1/839366493.pdf

Rothbard acusó a Keynes de tener una "fuerte inclinación fascista"


(Rothbard, "Keynes, el hombre"), pero la única evidencia de esto consiste en
un pasaje que cita escrito en la introducción a la Teoría general para
audiencias alemanas en 1936. Este pasaje en el prólogo de la edición
alemana de la Teoría General ha provocado hordas de basura sobre Keynes.
Esto es lo que realmente dijo Keynes:
“La teoría de la producción agregada, que es el tema del libro siguiente, sin
embargo, puede adaptarse mucho más fácilmente a las condiciones de un
estado totalitario que la teoría de la producción y distribución de una
producción dada, presentada en condiciones de libre competencia y una gran
grado de laissez-faire. Ésta es una de las razones que justifica el hecho de que
llamo a mi teoría una teoría general. Dado que se basa en menos hipótesis
que la teoría ortodoxa, puede adaptarse más fácilmente a un campo más
amplio de condiciones variables. Aunque, después de todo, lo he elaborado
teniendo en cuenta las condiciones imperantes en los países anglosajones
donde todavía prevalecen un alto grado de laissez-faire, sigue siendo
aplicable a situaciones en las que la gestión estatal es más pronunciada. Para
la teoría de las leyes psicológicas que relacionan el consumo y el ahorro entre
sí, la influencia de los gastos de préstamos en los precios y los salarios reales,
el papel que juega la tasa de interés, todas estas ideas básicas también
siguen siendo, en tales condiciones, partes necesarias de nuestro plan de
pensamiento ".
Esto no es en ningún sentido (1) un respaldo al fascismo, (2) un apoyo al
fascismo o (3) un elogio al fascismo.

El significado real del pasaje lo describe L. Wattel:


“En esta afirmación, Keynes no dice que su teoría sea más aplicable a un
estado totalitario que a un estado democrático. Lo que dice Keynes es que su
teoría macroeconómica del producto en su conjunto se adapta más
fácilmente a un estado totalitario que la teoría microeconómica clásica de la
producción y distribución de un producto dado producido en condiciones de
libre competencia y una gran medida de laissez-faire. La distinción es
importante. Keynes está comparando la utilidad de la teoría micro y macro en
un estado totalitario. No está comparando la utilidad de su teoría macro en
un estado totalitario con su utilidad en un estado democrático”.

Fuente: Harold L. Wattel, Las consecuencias políticas de John Maynard


Keynes, p. 119.

Por último, ¿Qué quiso decir Keynes con la construcción de pirámides?:

Hay un pasaje en La teoría general del empleo, el interés y el dinero de


Keynes que sus oponentes tergiversan repetidamente:
“Cuando existe desempleo involuntario, la desutilidad marginal del trabajo es
necesariamente menor que la utilidad del producto marginal. De hecho,
puede ser mucho menos. Para un hombre que lleva mucho tiempo
desempleado, alguna medida de trabajo, en lugar de implicar una
desutilidad, puede tener una utilidad positiva. Si se acepta esto, el
razonamiento anterior muestra cómo los gastos de préstamos
"derrochadores" pueden, no obstante, enriquecer a la comunidad en general.
La construcción de pirámides, los terremotos e incluso las guerras pueden
servir para aumentar la riqueza, si la educación de nuestros estadistas sobre
los principios de la economía clásica se interpone en el camino de algo mejor.
Es curioso cómo el sentido común, luchando por escapar de conclusiones
absurdas, ha llegado a preferir formas totalmente `` derrochadoras '' de
gastos de préstamos en lugar de formas parcialmente derrochadoras, que,
debido a que no son completamente derrochadoras, tienden a ser juzgado
sobre estrictos principios de "negocios". Por ejemplo, el alivio del desempleo
financiado con préstamos se acepta más fácilmente que el financiamiento de
mejoras a un cargo por debajo de la tasa de interés actual; mientras que la
forma de cavar hoyos en el suelo conocida como extracción de oro, que no
sólo no aporta nada a la riqueza real del mundo sino que implica la
desutilidad del trabajo, es la más aceptable de todas las soluciones.
Si el Tesoro llenase botellas viejas con billetes, enterrarlos a profundidades
adecuadas en minas de carbón en desuso que luego se llenan hasta la
superficie con basura de la ciudad, y dejar que la empresa privada se
encargue de excavar los billetes según principios probados de laissez-faire. (El
derecho a hacerlo se obtiene, por supuesto, mediante la licitación de los
arrendamientos del territorio del pagaré), no es necesario que haya más
desempleo y, con la ayuda de las repercusiones, los ingresos reales de la
comunidad, y sus la riqueza del capital también probablemente se volvería
mucho mayor de lo que realmente es. De hecho, sería más sensato construir
casas y cosas por el estilo; pero si hay dificultades políticas y prácticas en el
camino de esto, lo anterior sería mejor que nada”.

Fuente: Keynes, J. M. 2008 [1936]. “La teoría general del empleo, el interés y
el dinero”, p. 115-116, Atlantic Publishers
Lo que es notable es que las hordas de comentaristas de este pasaje
suprimen las importantes calificaciones:
“La construcción de pirámides, los terremotos e incluso las guerras pueden
servir para aumentar la riqueza, si la educación de nuestros estadistas sobre
los principios de la economía clásica se interpone en el camino de algo mejor.
De hecho, sería más sensato construir casas y cosas por el estilo; pero si hay
dificultades políticas y prácticas en el camino de esto, lo anterior sería mejor
que nada”.
La suposición detrás de estos comentarios es una economía que sufre
(1) depresión severa o
(2) alto desempleo involuntario y recursos ociosos.
No es una economía en pleno empleo. En otras palabras, estamos hablando
de las terribles condiciones de la década de 1930 cuando había ejércitos de
desempleados y plantas inactivas en muchas naciones capitalistas. La
solución de Keynes del gasto en obras públicas financiado con déficit se
enfrentó a la oposición de los neoclásicos de su época, que sostenían el
llamado punto de vista del "Tesoro".
La afirmación de Keynes de que incluso el gasto derrochador en préstamos
públicos podría "servir para aumentar la riqueza" en esos momentos fue su
forma de sorprender a los contemporáneos para que vean que la demanda
efectiva impulsa la producción y el empleo, y que incluso el gasto
derrochador tenderá a aumentar la producción y el empleo en condiciones
de inactividad recursos, demanda insuficiente y baja inversión privada. De
hecho, Keynes podría haber agregado que incluso una inversión o gasto
privado derrochador habría hecho lo mismo. En una economía con un alto
desempleo involuntario y recursos inactivos, cualquier inversión privada
fallida o derrochadora está esencialmente en la misma categoría que el
gobierno que hace que la gente cava agujeros en el suelo, pero nadie duda
de que esta actividad privada aumenta la producción y el empleo mientras
está en funcionamiento en progreso.
Pero el punto central del pasaje es precisamente que no queremos un gasto
derrochador en préstamos públicos, y que es la incompetencia y estupidez de
muchos economistas y formuladores de políticas lo que impide la inversión
pública necesaria en programas de gasto útiles.
Keynes no abogó seriamente por la construcción de pirámides, las guerras o
la excavación de agujeros en el suelo como método de estímulo. Su método
preferido fue la solución igualmente incomprendida de la "socialización de la
inversión" (tema ya aclarado anteriormente).

Bibliografía:

Keynes, J. M. 2008 [1936]. The General Theory of Employment, Interest, and Money,
Atlantic Publishers, New Delhi.

Skidelsky, R. J. A. 1992. John Maynard Keynes: The Economist as Saviour 1920–


1937, Macmillan, London

http://inctpped.ie.ufrj.br/spiderweb/dymsk_1/1-3%20Minsky.pdf

https://www.pbs.org/wgbh/commandingheights/shared/minitext/ess_keyne
siantheory.html

https://economics.utah.edu/research/publications/2013_08.pdf

https://www.hetwebsite.net/het/texts/keynes/keynes1926laissezfaire.htm

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