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República bolivariana de Venezuela

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Universidad Arturo Michelena
Escuela de Fisioterapia

Ética y la bioética

Octavio Martinez

27.725.637
Bioética

El término bioética; está compuesta de 2 términos griegos bios-éthos (vida- ética).


Resulta semejante a términos como bio-tecnología, bio-medicina. Designa
globalmente la meditación que se viene realizando ya hace una veintena de años,
en varios terrenos disciplinares, sobre las preguntas formuladas por el aumento de
orden bio-médico. Sin embargo para entender bien la fama del vocablo y la
naturaleza de la bioética, debemos recurrir a otras palabras y disciplinas de las
que ella ha preciado distinguirse o a las que ha estimado suplantar, empero que
siguen ocupando parte de la escena: moral, ética, deontología, sin olvidar la ética
bio-médica.

Moral

El término "moral" viene del latín (mos - mores) y designa las prácticas, la
conducta de vida, las normas de comportamiento. Tiene, por consiguiente,
etimológicamente un sentido bastante extenso: nos remite al obrar humano, a los
comportamientos diarios, a las posibilidades existenciales. E impone a pensar
espontáneamente en reglas, normas de comportamiento, principios, valores. La
consulta a diferentes autores y diccionarios posibilita deducir la siguiente iniciativa
central: la moral incumbe de forma directa a los actos humanos, al hacer humano.
En su globalidad, hace además alusión al bien y al mal; la moral se refiere a "lo
cual se debe hacer" en contraposición a "lo existente", o a "lo cual se hace". Sin
embargo tenemos la posibilidad de colocar este objeto en 3 terrenos que
conforman 3 sentidos de el término "moral" o mejor, a mi parecer, 3
funcionalidades de la moral: averiguación, doc-trina, práctica. Y tienen la
posibilidad de exponer estas nociones tanto en un vocabulario y visión legalistas
como de forma personalista y dinámica

Ética

Si el término moral viene del latín, el término ética viene del griego (éthos) que
designa las prácticas, el comportamiento de vida, las normas de comportamiento.
Etimológicamente expresa por consiguiente la misma realidad que el término
moral, tal como lo indican diferentes diccionarios y como el filósofo francés Michel
Serres lo ha recordado en el coloquio Genética, procreación y derecho, que
ocurrió en París en 1985. Verdaderamente, varios autores emplean es tas
palabras, de forma equívoca, la una por la otra, casi como sinónimos. La ética con
prende por consiguiente los 3 aspectos anteriormente seña lados: La averiguación
de reglas o normas de con ducto, la investigación de valores, la reflexión sobre los
fundamentos de la obligación o de los valores; La sistematización de la
meditación. De esta forma hablamos usualmente de la ética de Kant o de otro
filósofo. Varios teólogos protestantes han empleado la expresión “ética cristiana”
para dialogar a la vez de los monumentales valores evangélicos, así como de su
aplicación concreta a la vida diaria; La práctica concreta y la ejecución de los
valores. Empero, sin embargo, constantemente está establecido una exclusión
entre ética y moral. de esta forma ciertos filósofos tienden a determinar la ética a
ambos primeros campos de la palabra moral. Ética desea mencionar entonces la
ciencia del bien y del malo la ciencia de la moral. O también se la disminuye al
análisis de las bases de la moral. Aun más, la vida corriente reviste a las palabras
de una historia específica, añadiéndoles a cada una connotaciones propias. De
esta forma, el ha ver prevalecido en Occidente el latín, ha favorecido a el término
moral. Y con la primacía del cristianismo en la cultura, el término moral ha
adquirido de forma fácil una connotación religiosa. De la misma forma que el
descubrí miento de los filósofos griegos en la Edad Me día puso de relieve el
término ética, con la connotación de moral no religiosa, o sea, moral natural o
secular. Y como la moral dominante en Occidente se ha presentado a menudo
como un sistema de principios inmutables y definidos des del exterior, el término
tomó muchas veces un sentido conservador y cerrado. Ciertos han usado el
término ética para destinar una bús queda moral nueva, abierta, prospectiva.
Querámoslo o no, estas connotaciones permanecen bastante extendidas y siguen
manteniendo una ambigüedad insuperable.

Naturaleza De La Bioética

La fortuna del vocablo "bioética" es dependiente de la crónica de los vocablos y de


las sensibilidades: los lingüistas comúnmente distinguen el sentido de los vocablos
y sus connotaciones. Una vez que este vocablo ha sido originada, se preveía una
actividad de particulares propiedades, que pretendía ser distinta (al menos en
parte) de la moral, de la ética, de la deontología y además, sin embargo, de la
ética médica. En cierta forma, la práctica de esta disciplina se ha impuesto
inclusive antecedente de que el término se extendiera y nadie se interrogara
explícitamente sobre su definición, su procedimiento, etcétera. De esta forma, con
el objetivo de continuar el desplazamiento de la vida, este capítulo se dedicará a
explicar las propiedades de la bioética previo a intentar ofrecer una definición, y
luego precisaremos su contenido y el procedimiento.

Caracteriza

Históricamente, la bioética nace de la ética médica, debido a que de esta ciencia


se desgajaba de manera universal el análisis sobre la elección moral en el campo
médico. A pesar de varias apariencias, la ética médica no se mantenía
independiente de las creencias. Ya el juramento de Hipócrates se fundamentaba
en el respeto a los dioses. Y la mayoría de autores y docentes de ética médica,
hasta hace bastante poco tiempo, en especial en Norte América, eran teólogos.
De cualquier manera, existía una especie de acuerdo entre doctores y teólogos
interesados en este asunto de la ética. La ética médica se centraba en la
interacción me dico-paciente. Ciertos, inclusive, han comentado en una medicina
paternalista en la que el doctor lo decidía todo, especialmente lo cual era bueno
para su paciente. El doctor tomaba en importancia al paciente y de vez en cuando
al núcleo familiar: los puntos sociales estaban poco presentes. La sociedad y el
Estado tenían poco que ver. Y el valor determinante de esta ética era el respeto a
la vida. Este es el modelo que irrumpió en los años 60 gracias a razones distintas.
Y en relación a este modelo, la bioética se instaura como en foque secular,
interdisciplinario, prospectivo, universal y sistemático.

Enfoque Prospectivo

Una tercera característica de la bioética es su perspectiva prospectiva. En otro


tiempo la experiencia poseía rango de inteligencia. La moral era usualmente vista
como una reiteración del pasado, mera observancia de reglas tradicionales. La
aceleración del avance bio-médico hizo estallar este planeta. La bioética no desea
suponer que las respuestas clásicas sean las idóneas. Pretende retomar con
nuevos esfuerzos a la controversia y a la meditación, con el objetivo de descubrir
recursos de solución que se adapten al caso de hoy y sean pro metedores con
vistas al futuro. La fortuna del vocablo bioética se base por una sección, a mi
parecer, en que evoca mejor que el término moral esta abertura de espíritu.

Enfoque Global

La medicina actualizada habla ya de un en foque universal del paciente, de un


enfoque universal de la salud, para indicamos que el doctor no debería sólo
interesarse del órgano enfermo y su disfunción, sino más bien del grupo de el
individuo enferma compuesta de cuerpo humano y de espíritu, inserta en una
familia que ayuda más o menos, influenciada por un ámbito más o menos sano. La
bioética se abre a una perspectiva aún más amplia. Desea tomar en consideración
a la persona en su globalidad, empero además a la sociedad. La bioética se atrae
por la de cisión personal las posibilidades del enfermo, el diálogo interpersonal
(diálogo paciente-médico), y además está interesada en las construcciones
sociales y legales a instaurar, en las normas y valores que una sociedad debería
imponerse a ella misma.

Enfoque Sistemático

Se puede dialogar, en fin, de un enfoque sistemático. La bioética no se limita a


recomponer pieza por pieza los inconvenientes, independientemente unos de
otros, sin alianza ni coherencia. La bioética es por una sección, un estudio estricto,
lógico, que se lleva a cabo según una estrategia ordenado, y comporta una serie
de fases, ligadas las unas a las demás. Por otro lado es averiguación de
coherencia; coherencia, ejemplificando, en la solución a diferentes dilemas
morales, en alusión a los mismos criterios o principios básicos. Y no es éste el
menor de sus retos. Resumiendo, puede decirse que la bioética -y es que esto lo
cual la nueva palabra desea evocar- constituye un enfoque original de la verdad
bio-médica, es mencionar, un enfoque se cular, interdisciplinario, prospectivo,
universal y sistemático. La investigación abre el camino a una investigación de
definiciones propuestas para la bioética.

Enfoque Secular

Con situación de los nuevos descubrimientos en el orden bio-médico, son


posiblemente los teólogos los primeros alertado s por los nuevos temas, tal como
lo sugiere un observador americano, M. Siegler. No obstante, rápidamente se abre
paso una doble toma de conciencia. Los teólogos, por una sección, conscientes de
vivir en un mundo pluralista y de que se debaten preguntas que interesan a todos
los habitantes, sienten la necesidad de no encerrarse en un enfoque puramente
religioso (menos todavía confesional) e inclusive anhelan secularizar su lenguaje
en el asunto, han percibido su implicación en las preguntas debatidas: los
médicos, claramente; más tarde los filósofos y los juristas; después los sociólogos
y los economistas; en fin, los legisladores e inclusive el grupo de los habitantes.
En la averiguación de un lenguaje común, procurando de descubrir respuestas
que sirvan para todos, sin excepción de doctrina y de creencia, los diversos
interesados han adoptado espontáneamente un enfoque secular de la cuestión. El
término misma bioética fue privilegiada, entre otras causas, por estar menos ligada
a un enfoque religioso que el término moral. El enfoque secular no desea
mencionar que los creyentes no tengan voz ni voto en el tema, ni que deban
encerrar su fe -al igual que no se exige al resto de habitantes que mantengan sus
postulados ideológicos al margen-, empero se les pide que no vayan con sus
creencias por delante, que no argumenten a partir de su fe. El diálogo se localiza
en un plano racional y humano.

Enfoque Interdisciplinario

El avance de orden bio-médico claramente involucra a los doctores. Como


primeros causantes, varios se sienten confusos frente a las elecciones a tomar. Al
practicarse la nueva medicina cada vez más en grupos, queda des bordado el
clásico diálogo interpersonal paciente-médico. Más aun, nuevos especialistas se
sienten dañados por la elección: enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales.
Los allegados al enfermo además anhelan tener voz en el tema. En fin, además
los administra dores se sienten implicados, por la aplicación de los recursos bajo
su responsabilidad. Aún ciertos doctores anhelan conceptualizar las normas del
juego y consideran que las elecciones dependen del todo de ellos. Empero más
bien parece que, a pesar de su papel importante, la reflexión y varias de las
elecciones desbordan a los médicos por cada una de piezas. Por esa razón, la
bioética desea ser un enfoque interdisciplinario. No solamente en el sentido bueno
de que un interesado privilegiado aproveche la información perteneciente de
distintas ciencias, sino en el sentido preciso conforme el cual se rigurosa de la
participación y de la relación de distintas ciencias para examinar las preguntas
específicas de manera total y intentar de encontrarles una solución idónea. Viene
a ser importante el elaborado de que el término bioética sea en la actualidad más
empleada que las expresiones ética médica o deontología médica. Ciertamente
estas expresiones designan una disciplina que existía a partir de continuamente:
disciplina dedicada de forma precisa a la responsabilidad ética ligada al ejercicio
de la profesión médica. Empero la bioética abre la perspectiva a la investigación y
a la implicación de otros expertos.

Ciencia o sabiduría

La consideremos como ciencia al mismo grado que las matemáticas y la física, o


que la llamemos ciencia igual que a la filosofía o a la psicología. Poco importa,
siempre que no la disminuyamos a sencilla marco de meditación y de averiguación
interdisciplinaria, ni a sencilla procedimiento de estudio, si no que le
reconozcamos el status de disciplina autónoma y de verdadera averiguación
normativa. Por otro lado, más allá del status de ciencia, tendríamos que dialogar
de inteligencia. En impacto, lo que nuestro mundo -mundo de técnica, de
producción y de consumo-necesita para posibilitar la sobrevivencia al ser humano,
es un vocablo de inteligencia, una perspectiva de inteligencia. La meditación
bioética se fundamenta en los hechos y en principios y normas. Los hechos no
conforman la moral. Existe una excepción fundamental entre lo indicativo y lo
imperativo, y una distancia inevitable entre los hechos y su calificación. La bioética
no desea principios determinados de manera abstracta y que se impongan a la
realidad de manera autoritaria. Tampoco desea un sistema de principios que
funcionaran como prohibiciones incuestionables: criticar, cambiar, relativizar,
equilibrar los unos con los demás etcétera. La bioética desea ajustarse a los
hechos. Concluir en los hechos, aunque no constantemente parta de ellos. La
bioética requiere sin embargo de principios y de normas. La meditación bioética se
fundamenta en 2 principios primordiales, unánimemente identificados. Dichos
principios son complementarios: el uno remite al dominio de la subjetividad,
sustancial en ética, a medida que el otro pertenece al orden de la objetividad que
además hace falta tomar definitivamente en importancia. Dichos principios son: el
respeto a la vida y el respeto a la autodeterminación de la persona. Dichos 2
enormes principios no suprimen las normas y reglas más específicas y concretas
que la tradición occidental ha predeterminado en el curso del tiempo: el precepto
de no asesinar, la idea de medios frecuentes, la idea de medios proporcionados, el
inicio de integridad, el acto de doble impacto. Tampoco suprimen ciertas normas
que provienen de la tradición hipocrática, como son la beneficencia, la indulgencia
y la confidencialidad. Debemos en fin citar ciertos principios en general que la
bioética imprime en las monumentales teorías éticas. El comienzo utilitarista, el
inicio de universalización, los inicios de justicia y de equidad. No constantemente
resulta simple el cumplimiento de dichos principios. En ocasiones nace la
contraposición entre ellos, derivándose conflictos de deberes difíciles, cuasi
insolubles. Empero intentemos ver primeramente en qué radican todos ellos,
indicando las divergencias ocasionales de interpretación existentes. Los vocablos
principios, normas, valores, reglas, son constantemente empleadas de forma
indiscriminada. La tradición y la utilización imponen algunas veces una u otra
fórmula. Yo me he adaptado a estas prácticas acá o allá. No obstante,
ateniéndonos al rigor de los términos, podríamos hacer varias distinciones. El
término comienzo designa una orientación importante, inspiradora de acción. El
término regla evoca algo más concreto, más cercano a la acción, el inicio es
constantemente indeterminado, la regla tiene un contenido preciso. En la tradición
filosófica medieval, se distingue a menudo entre principios primeros y principios
segundos: la iniciativa es la misma. La exclusión involucra que los principios son
escasos y aceptan distintas aplicaciones, mientras que las normas son muchas y
cambiantes. El término costo está captado de otra tradición filosófica.
Estrictamente, no se debe ocupar este vocablo al lado de las palabras, principios o
normas. Una moral de valores se opone en impacto a una moral de principios.
Empero como el costo incluye 2 puntos (la importancia y la orientación a la
acción), se ve la viable cercanía. Y de esta forma en el discurso diario, la
expresión es usualmente aceptada y bastante evocadora. Si quisiéramos ser un
poco estrictos tendríamos que respetar el acento antropológico del término más
que su aportación ética. El término regla es más general: se aplica tanto en el
grado de principios como en el de normas. Comúnmente la regla es percibida o
presentada como una especie de tabú o de imperativo categórico: está allí, se
obliga, sin que nadie sepa exacta- mente de dónde viene y por qué está allí. Sin
entrar en disputas de escuelas, creemos poder mencionar que usualmente las
reglas (principios y reglas) permanecen al servicio de los valores y los traducen en
términos operativos. Ambas realidades no son opuestas: se complementan y
remiten la una a la otra: la regla remite al costo, el costo se traduce o se
materializa en regla. Al leer la enumeración de normas y principios analizados en
este capítulo, se habrá observado que la estabilidad entre ellos no es simple, y en
ocasiones ni siquiera viable su ejecución; ciertos inclusive son contradictorios en el
límite. En bioética constantemente estamos confrontados a conflictos de principios
o de valores. Podríamos intentar de edificar de forma abstracta una jerarquía de
principios y valores: no es cierto que ello sea viable. Y menos todavía, que esta
preparación sea unánimemente aceptada. Por aquello, la labor de la bioética es la
de intentar de regular dichos conflictos, si no en teoría y de forma abstracta, por lo
menos precisamente en la exploración de situaciones. De todas maneras, queda
claro que la meditación del individuo va a estar condicionada por sus propios
valores, por sus posibilidades y creencias profundas, por su forma de ver la vida,
la medicina, la sociedad.

La meditación sobre los principios y normas nos remite a una cuestión más
intensa a alrededor de los valores, las convicciones íntimas, las carencias, las
posibilidades primordiales de cada individuo ante su historia personal y ante la
sociedad. En la práctica bioética, esta meditación se esconde a menudo -tal como
lo hemos constatado en el capítulo segundo, al no ser aceptada por todos; no
obstante es fundamental por algunas causas. Primeramente en favor de la lucidez
y la coherencia consigo mismo: para todos nosotros mismos es fundamental saber
cuáles son las raíces de nuestras propias actitudes y ocupaciones diarias. Este
grado de meditación es eficaz además en la interacción interpersonal: posibilita
hallar dónde se sitúan las razones de consenso o desacuerdo y por consiguiente,
posibilita entender mejor las posiciones y las reacciones del otro. Es, al final,
importante en el plano social, debido a que son las posibilidades de valores, las
constelaciones de valores las que determinan las culturas: tanto su origen como
su futuro. Los cambios provocados por los descubrimientos biotecnológicos
comportan el peligro de trasformar en hondura el sentido de la vida, del individuo,
de la ancianidad, del deceso.

Es por lo cual suscitan preocupación y te-mor, inclusive en las esperanzas que


ellos alimentan. Resultan significativos en este sentido los apelativos de aprendiz
de brujo y las evocaciones al dios Prometeo. Para las metas de esta meditación,
parece eficaz el rememorar ciertos de dichos desafíos: sentido de la vida, sentido
del individuo, naturaleza de la ética, naturaleza de la medicina y de la
averiguación, naturaleza de la sociedad y del derecho, sentido de la fe y de la
teología. Al usar el término vida, comúnmente sobreentendemos el calificativo
humana. De esta forma, en el asunto del proceso de procreación humana nos
preguntamos: ¿a partir de qué instante hay vida? ¿Es acaso el embrión una vida?
He allí una primera fuente de confusión. Realmente hay vida mucho anterior a la
formación del embrión o la fecundación: hay vida en los gametos, hay vida en
cada célula. Por consiguiente, es preciso sobrentender vida humana. ¿Por qué no
decido explícitamente? Pero la expresión vida humana es además en sí misma
ambigua. Ciertos distinguen precisamente 2 sentidos. Antes que nada la vida
puede querer mencionar el proceso esencial o metabólico sin tener en cuenta en
absoluto las funcionalidades humanas o el potencial humano. Es allí donde
tenemos la posibilidad de comenzar a dialogar de la vida humana biológica. Sin
embargo sin embargo, la expresión puede destinar una vida que posibilita la
consciencia de la verdad, la comunicación y la responsabilidad de sus actos. O, al
me-nos, la función de consciencia y de comunicación. Es la vida humana personal.
Generalmente, existe parentesco e inclusive identificación entre vida humana
biológica y vida humana personal: una y otra van a la par. Empero no
constantemente pasa de esta forma. En todo caso se expone la cuestión a
objetivo del embrión, del feto anencefalia, del paciente en coma, etcétera. A pesar
de la aparente claridad de esta distinción, ciertos se oponen a ella. Por una
sección, ya que rechazan dicha dicotomía entre lo biológico y lo personal. En
verdad, mencionan ellos, la vida biológica es "fecunda", portadora de vida
personal, de suerte que los dos puntos son inseparables.

Sin embargo temen más que nada que la exclusión vaya a justificar un
relajamiento de la exigencia ética de respeto incondicional a toda vida humana.

Conclusión
La bioética es el campo donde se reflexiona, examina y vela por la supervivencia
del hombre, el deber ser, lo cual se debería realizar; esto está íntimamente
referente con el desarrollo humano.

No es solamente pensar sino básicamente hallar criterios, reglas o principios que


guíen el obrar del ser humano en relación a la vida y llevar a cabo leyes correctas
que permitan el desarrollo y el progreso de la raza humana.

La bioética no se limita a recomponer pieza por pieza los inconvenientes,


independientemente unos de otros, sin alianza ni coherencia. La bioética es por
una parte, un estudio preciso, lógico, que se lleva a cabo según una estrategia
ordenado, y comporta una secuencia de fases, ligadas las unas a las demás.

Se han postulado diversas definiciones a la bioética, destacando todas ellas un


aspecto. No obstante, escasas definiciones han logrado la unanimidad.

La meditación bioética se fundamenta en 2 principios primordiales. Dichos


principios son complementarios: el uno remite al dominio de la subjetividad,
importante en ética, a medida que el otro pertenece al orden de la objetividad que
además es necesario tomar definitivamente en importancia. Dichos principios son:
el respeto a la vida y el respeto a la autodeterminación del individuo.

En bioética constantemente estamos confrontados a conflictos de principios o de


valores. La meditación bioética se fundamenta en los hechos y en principios y
normas.

Los hechos no conforman la moral.

La meditación sobre los principios y normas nos remite a una cuestión más fuerte
a alrededor de los valores, las convicciones íntimas, las carencias, las
posibilidades primordiales de cada individuo ante su historia personal y ante la
sociedad.

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