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Los primeros cuatro libros de la Cronica general de España que recopila el maestro
Florian do canpo criado y cronista del Emperador Rey nuestro señor por mandado de
su magestad cesarea. En Zamora. Año. MDxliii. [1543].
Epistolae HoElianae: Familiar Letters Domestic & Forren, de James Howel[l], edición
de 1645.
El término cronista alude al escritor que recopila y redacta hechos históricos o de
actualidad, en el género literario que recibe el nombre de crónica. En algunos
casos, ocupaba un cargo oficial cuyo cometido era desempeñar tales funciones. Hasta
la época de la Ilustración, era un equivalente de historiador al describir
cronológicamente hechos dignos de ser recordados, pero ya el oficio de historiador
tenía una acepción diferente a la de cronista en su estudio del pasado.
Posteriormente, el uso del término se refirió a los periodistas que redactan
crónicas como género periodístico o a la práctica de la historia no profesional.
[cita requerida]
Índice
1 Cronistas en las Edades Media y Moderna
2 Cronistas de Indias
3 Uso posterior del término
4 Véase también
5 Notas
Cronistas en las Edades Media y Moderna
Antes de la aparición del periodismo moderno y la sistematización de la crónica
como un género periodístico, se tenía por cronista al escritor que narraba los
hechos que consideraba dignos de recuerdo (de "pasar a la historia"), registrados
de forma sistemática en el tiempo (por ejemplo, año a año); el término era casi
equivalente a historiador. A diferencia de los escritores anónimos o conocidos de
cantos épicos, los historiadores y cronistas se distinguían por su voluntad de
veracidad (al menos por pretenderla, aunque fuera evidente su parcialidad) en sus
relatos; que a menudo se remontaban desde los acontecimientos contemporáneos hasta
la Antigüedad, de formas más o menos verosímiles.[cita requerida]
Tras las Acta Diurna y los anales de la historiografía romana de época clásica, la
historiografía paleocristiana griega y latina (como las Acta martyrum, el Chronicon
Paschale u otros Chronicon1 entre los que están los firmados por Eusebio de
Cesarea, Jerónimo de Estridón o Hidacio) concibe la crónica con una clara función:
situar la historia humana en el contexto de la progresión lineal desde la creación
hasta la segunda venida de Cristo, tal como se describe o profetiza respectivamente
en los textos bíblicos.
Por la misma época, el resto de las entidades políticas europeas (no solo Estados,
sino ciudades y circunscripciones civiles o eclesiásticas) procuraron la redacción
de historias oficiales a cargo de cronistas. El reino de Francia disponía desde el
siglo XV de dos cargos diferentes: el historiographe de France y el historiographe
du roi, aunque los más importante son de siglos posteriores (Bernard Girard du
Haillan, Histoire générale des rois de France, 1576 -traducción del De rebus gestis
Francorum de Paolo Emilio, 1516-1539-, Charles Sorel, Advertissement sur l'histoire
de la monarchie française, 1638). El reino de Inglaterra, cuya tradición
cronística17 se remonta a los siglos medievales, no tuvo cronista oficial hasta
1608 (William Camden), pero no hubo designación parlamentaria de historiographer
royal hasta 1661 (James Howell). En el reino de Suecia cumplió una función similar
Johannes Magnus (Historia de omnibus Gothorum Sueborumque regibus, 1554). En el
ducado de Baviera, Johannes Aventinus (Annalium Boiorum, 1522-1544).16 En el
monasterio franciscano de Donegal se compilaron por "los cuatro maestros" (Mícheál
Ó Cléirigh, Peregrine O'Clery, Fergus O'Mulconry y Peregrine O'Duignan) los Annala
Rioghachta Éireann ("anales del reino de Irlanda", 1632-1636).
A finales del siglo XIX, con el desarrollo del periodismo popular, el de cronista
se convirtió en un oficio con pautas cada vez más claras y específicas. En los
diarios modernos, es el que va en busca de las noticias y las redacta sin
aditamentos como pudieran ser las opiniones, análisis, párrafos valorativos, que
deben estar ausentes de las crónicas. Los diarios estadounidenses, especialmente,
fijaron normas para su redacción. La concisión y precisión del relato fueron desde
entonces requerimientos básicos para la tarea del cronista. De acuerdo con los
manuales de redacción de los primeros grandes diarios americanos y europeos, el
cronista debe exponer en el primer párrafo qué ocurrió, cuándo ocurrió, dónde
ocurrió, cómo ocurrió, y, si es posible hacerlo de forma inmediata y sin incluir
reflexión u opinión, por qué ocurrió. El resto de la crónica será una ampliación
del breve relato inicial, en orden decreciente de importancia. Los cronistas
aportan el material básico de los periódicos, pero no son por eso los periodistas
menos calificados. El trabajo del cronista es altamente valorado por la capacidad
de captación de lo más importante o novedoso en un suceso y de los detalles que
resulten significativos o emocionalmente impactantes (el interés humano).
Véase también
Real Asociación Española de Cronistas Oficiales
Notas
Richard W. Burgess, Studies in Eusebian and post-Eusebian Chronography, Stuttgart
(1999). Fuente citada en en:Chronicon (Jerome) en:Chronicon (Eusebius) en:Chronicon
José Miguel de Toro, Los monjes cronistas: el monasterio como taller de producción
historiográfica, en “Monjes y monasterios en la Edad Media Europea”, 2013.
"Desde Idacio en el siglo IV hasta don Prudencio Sandoval en el XVII, encontramos
en cada siglo uno o dos obispos por lo común tan ilustrados como santos,
transmitiendo a los venideros los hechos gloriosos de nuestro país; y no
aventuramos nada en decir, que a no ser por el Clero, y en especial por el
Episcopado español, España sería un país sin historia. En medio de esta serie no
interrumpida de Obispos cronistas, descuellan las hermosas figuras de D. Rodrigo
Jiménez de Rada y don Lucas, obispo de Tuy, que a mediados del siglo XIII recopilan
todas las noticias históricas, salvadas del naufragio de la guerra y la ignorancia,
las digieren y coordinan bajo un método bastante regular, y las prolongan hasta los
últimos días de su vida..." (Johannes Baptist Alzog, Vicente de la Fuente, Historia
eclesiástica o adiciones a la Historia general de la Iglesia, 1855, vol. 2, pg.
341).
"Medieval Primary Sources", Lancaster University. Fuente citada en en:Gesta Regum
Anglorum en:Gesta Pontificum Anglorum
S. Bujan, La Chronique du pretre de Dioclee. Un faux document historique, Revuedes
etudes byzantines 66 (2008) 5–38. Fuente citada en en:Chronicle of the Priest of
Duklja
Helmold: Chronica Slavorum. Neu übertragen und erläutert von Heinz Stoob. In:
Ausgewählte Quellen zur deutschen Geschichte des Mittelalters. Wiss.
Buchgesellschaft, Darmstadt 1963, 2. Auflage 1973. en:Chronica Sclavorum
Wincenty Kadłubek, Chronica seu originale regum et principum Poloniae. Catholic
Encyclopedia, fuente citada en en:Wincenty Kadłubek y en:Chronica seu originale
regum et principum Poloniae.
Dimitris Krallis, Byzantine historiography from the end of antiquity to 1453
Bartlett, Kenneth R. (1992). The Civilization of the Italian Renaissance. Toronto:
D.C. Heath and Company. ISBN 0-669-20900-7 Fuente citada en en:Nuova Cronica
Anton M. Espadaler, Los cronistas -Aragón Baja Edad Media- en Artehistoria.
Pedro Hernández Martínez, La memoria de la historia oficial: Crónicas y cronistas
en la España de los Reyes Católicos, EPPCM nº 15, 2013.
Enrique García Hernán, La España de los cronistas reales en los siglos XVI y XVII,
La Norba nº 19, 2006.
Edición de Benito Cano, 1791
José Álvarez Junco, Gregorio de la Fuente, El relato nacional: Historia de la
historia de España, 2017, pg. 162:
El sucesor de Zurita como cronista de Aragón, a partir de 1581, fue Jerónimo de
Blancas, entre cuyas obras destacan sus Aragonensium Rerum Commentarii..., las
Coronaciones de los sereníssimos reyes de Aragón y el Modo de proceder en Cortes d
Aragón. Con él volvió a descender drásticamente la calidad de la crónica. Si Zurita
se había encontrado incómodo al tratar de las épocas primitivas, por verse
desprovisto de documentos fiables, Blancas, por el contrario, era tan creativo
literariamente que, como dice Sánchez Alonso, 'se hallaba a placer en el terreno de
la ficción" y se prestó a completar "el artilugio de los reyes y fueros de
Sobrarbe, que desde Tomich y Vagad venían forjando los aragonesistas, para que el
origen de Aragón tuviese así una ilustre antigüedad propia, independiente de
Navarra". Para ello falsificó una supuesta crónica de san Pedro de Taberna,
monasterio ribagorzano, y varios textos legales de Sobrarbe en latín, con el fin de
demostrar que en aquellos fueros radicaba el origen del justicia de Aragón. ... En
medio de aquellos hechos [1591] murió Blancas, al que sucedió Juan Costa y Beltrán,
que continuó escribiendo sus anales aragoneses en tono fuerista. Lo mismo hizo el
siguiente cronista, Jerónimo Martel, que acabó siendo destituido en 1608. Tanto su
obra como la de su antecesor Costa fueron destruidas solemnemente en Madrid al año
siguiente. Felipe III nombró entonces a Lupercio Leonardo de Argensola, célebre
poeta que había apoyado al anterior monarca durante las alteraciones aragonesas de
1590-1591 y había dictaminado contra los anales de Martel. Aunque se declaró no
"cronista del reino sino del rey", Lupercio intentó adoptar una visión
equilibrada... A su muerte, en 1613, fue designado para el cargo su hermano
Bartolomé, que continuó con rigor los Anales de Aragón de zurita desde 1516 hasta
1520, pero escribió, sobre todo, unas Alteraciones populares de Zaragoza en 1591,
de las que, junto con su hermano, había sido testigo. Los Anales de Argensola
fueron continuados por Juan Francisco Andrés de Uztarroz, que cubrió de 1521 a
1538. También continuó los Anales de Zurita Vicencio Blasco de Lanuza (1563-1635),
canónigo en Zaragoza, en unas Historias eclesiásticas y seculares de Aragón que
cubrían de 1492 a 1618.
Lorenzo Galíndez de Carvajal, profesor de derecho en Salamanca, recibió de los
Reyes Católicos y Carlos V el encargo de ordenar sus crónicas y nos han llegado de
él unos Anales de los Reyes Católicos, que sobrepasan en dos años la muerte de
Fernando. Lorenzo de Padilla, antequerano y arcediano de Ronda, fue autor de una
Crónica de Felipe I, que, pese a su título, comprende desde la entrada de Fernando
e Isabel en Granada hasta la muerte de ... [Fernando]; también escribiría este
Padilla un Libro de las antigüedades de España, no impreso hasta mucho más
tarde. ... En cuanto a Aragón, Gauberto Fabricio de Vagad, fraile de un monasterio
cercano a Zaragoza y "chronista mayor" de Juan II y Fernando el Católico, es el
autor de una Crónica de Aragón, escrita en castellano y primera que apareció
impresa, en 1499; abarca desde Ïñigo Arista hasta Alfonso V y contiene loas
hiperbólicas a España... Sobre Aragón escribió también el eclesiástico de origen
converso Gonzalo García de Santa María ... autor, a petición de Fernando el
Católico, de una biografía de su padre, Joannis Secundi Aragonum Regis Vita,
escrita con gran elegancia clásica y respeto a la toponimia antigua (Juan es
"Cantabriae rex")...
Rodrigo Méndez Silva, portugués que vivió entre 1607 y 1670, cronista real y
ministro del Consejo de Castilla, elaboró una especie de diccionario de las
ciudades peninsulares y una cronología regia desde los tiempos legendarios bajo los
títulos de Cathalogo real genealógico de España (1637) y Población general de
España (1645). El mayor esfuerzo del siglo por publicar una historia oficial de la
monarquía católica en su conjunto se realizó en tiempos del conde-duque de
Olivares. Para ello, el valido contó con el apoyo del jesuítico Colegio Imperial,
cuya cátedra de Historia cronológica desempeñaba Juan Eusebio de Nieremberg, a
quien sucedió Claude Clément, o Claudio Clemente, autor de unas Tablas
chronológicas de la historia de España... Aparte de los jesuitas... se valió
también de sus bibliotecarios particulares, como Francisco de Rioja. Gozaron
igualmente de la protección de Olivares ... publicaciones... como los Anales de
Martín Carrillo o la Anacephalaeosis de Alfonso Sánchez. El valido pensó incluso en
crear el cargo de "historiador de España", dependiente del Consejo de Estado, y
acabar con los cronistas de los reinos. Pero Felipe IV no apoyó este proyecto.
Entre los cronistas de los reinados del XVII, apenas deben ser recordados más que
Gil González Dávila sobre Felipe III, Gonzalo de Céspedes y Meneses sobre Felipe IV
y Matías de Novoa sobre ambos; sobre el reinado del Hechizado escribió una obra sin
título Juan Alfonso Guerra y Sandoval, que también fue cronista del primer Borbón.
Son, en general, manuscritos que quedaron sin convertirse en letra impresa.
Magistri Alfonsi Sanctii hispani De rebus Hispaniae anacephalaeosis libri Septem: a
condita Hispania ad annum 1633
Manifeste du Roy Louis XIII, contenant les justes causes que Sa Majesté a euës de
déclarer la guerre au roy d'Espagne - juin 1635.
Richard L. Kagan, Los Cronistas y la Corona: La Política de la Historia en España
en Las Edades Media y Moderna, pgs. 1-33 entre otras.
Given-Wilson, Chris (2004). Chronicles: The Writing of History in Medieval
England. London: Hambledon. ISBN 1-85285-358-1. Fuente citada en en:List of English
chronicles
Fray Francisco Vásquez. Franciscano, autor de la Chronica de la Provincia del
Santísimo Nombre de Jesús de Guatemala (1674).
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