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La comunicación asertiva

Podemos definir la asertividad como: La habilidad personal que nos permite


expresar sentimientos, opiniones y pensamientos, en el momento oportuno, de la forma
adecuada y sin negar ni desconsiderar los derechos de los demás. La asertividad es por lo
tanto una capacidad de máxima importancia en nuestro dia a dia, se basa en los derechos de
los demás y los nuestros propios; el comportamiento asertivo busca que sea seamos capaces
de transmitir nuestras ideas, sentimientos, opiniones…etc. de manera directa y equilibrada sin
molestar a otras personas, esto es posible gracias a un estado propio de cada uno de
autoconfianza.

El carácter de la asertividad radica en ser capaces de expresarnos de manera firme


manteniendo un respeto hacia nosotros y hacia los demás. Debemos aplicarla tanto a
situaciones cotidianas como en el manejo de conflictos o discusiones, donde habitualmente
tomamos o una actitud pasiva (aceptando lo que el resto de un grupo diga aunque no estés de
acuerdo, por miedo a ser ignorado) o agresiva (imponiendo tus ideas sin contar con la opinión
de los demás); y siendo la asertividad un punto intermedio entre ambas. Para entender qué es
la asertividad debemos comprender primero los dos estilos entre los que se encuentra.

Por un lado encontramos el estilo pasivo, una persona que actúa de forma pasiva suele
caracterizarse por ser alguien tímido, sumiso y con temor al conflicto, este miedo es el que le
impulsa a evitar conflictos y no defender sus propias ideas; es decir, poner siempre los
intereses de los demás por encima de los propios. Un claro ejemplo de asertividad lo tuvimos
en clase el primer día, cuando un compañero explicó que lo había pasado mal realizando un
práctica, él realizó su parte del trabajo, sin embargo, al terminar y ver el resultado final se dio
cuenta de que todas su aportación había sido eliminada por otro compañero, el alumno no
dijo nada, a pesar de que le dolió. Si hubiera actuado de forma asertiva preguntándole porque
habían eliminado su parte y haciéndose notar en el equipo podría haber resuelto el problema
y no habría tenido que sentirse mal como le pasó.

En el otro extremo encontramos el estilo agresivo donde predomina la actitud egoísta


y poco empática con los demás, una persona egoísta siempre se pone por delante del resto.
Las personas egoístas suelen entender las discusiones como competiciones donde deben
ganar a toda costa, incluso pasando por encima de otros. En la comunicación agresiva no
existen acuerdos o soluciones a los problemas, sino tener la razón. En esta comunicación las
opiniones o ideas se dicen de manera directa sin tacto y sin pensar en otros, tomando de
manera personal todo lo que otros digan y esto les lleva a actuar de manera agresiva, muchas
veces es posible la pérdida de control puesto que se sienten atacados. Sin embargo, después
no se sienten orgullosos con la manera de actuar, lo que genera cierta frustración e incluso
culpabilidad. El ejemplo lo encontramos en la persona que eliminó la parte del compañero
mencionado con anterioridad, que borró su aportación sin pensar en cómo le sentaría al otro,
dando por hecho el que él iba a estar más acertado y sin consultar a los demás qué opinaban
al respecto.

El estilo pasivo-agresivo, que aunque se trata de una mezcla de ambas no es el punto


intermedio que se busca en la asertividad. En este caso las personas no son capaces de
exteriorizar lo que se piensa, esto lleva a un resentimiento interior. Se evita el enfrentamiento
directo con otras personas pero surge la agresividad que es mostrada de forma indirecta,
mediante sarcasmos o comentarios irónicos, evitando que se aborde el tema y se traten los
problemas como deberían. Muchas veces actuamos de esta manera sin darnos cuenta cuando
por ejemplo hacemos un regalo a un amigo delante de otro con el que tenemos algún
conflicto o evitando sentarnos al lado de alguien con el que tenemos un problema cuando es
el único asiento disponible. Una persona con este comportamiento mantiene siempre la calma
y cuando alguien le llama la atención sobre su manera de comportarse finge que no lo
comprende o que no opina para nada lo mismo, a pesar de estar siempre buscando que otros
pierdan la calma y se comporten de manera inadecuada.

Finalmente encontramos el estilo asertivo, donde se respeta y se valora la opinión y


los intereses de otros gracias a la empatía y al respeto que como ya hemos mencionado no
debe desaparecer en ningún momento. Las personas que actúan de manera asertiva son
capaces de mantener su postura, pero si están equivocados o les muestran una manera de
mejorar son capaces de ver su error y rectificar. Estas personas no buscan tener la razón o
quedar por encima del resto, son capaces de lograrlo gracias a la confianza en sí mismos, el
respeto hacia el resto y la buena gestión de sus emociones.

Una persona no tiene porque comportarse siempre de la misma manera, somos


capaces de actuar de manera asertiva en algunos casos, mientras que en otros somos
completamente incapaces. Pero sí somos capaces de aprender a comportarnos de cierta
manera, pensando más en los demás o un poco más en nosotros mismos. Es por esto que si
deseamos comportarnos siempre, o por lo menos intentarlo, de manera asertiva no debemos
olvidar el respeto, ya que si somos capaces una persona pasiva hará que el resto le valore y no
le pise por encima, mientras que una agresiva pensará en los demás y no se dejará llevar por
su actitud egoísta comportándose de manera inadecuada con otros. Podemos resumir que la
asertividad es comunicar con equilibrio y respeto.

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