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Evangelina Chazarreta (2021)

“Nuestra América”

• Contexto Sociohistórico, Contexto Ideológico y Contexto Intelectual


Nuestra América (1891), es un ensayo filosófico y político escrito por el cubano José Martí (1853 – 1895) y publicado por
primera vez el 1 de enero de ese mismo año en la Revista Ilustrada (Nueva York), y luego el 30 de enero en el diario
mexicano El Partido Liberal. Durante el período decimonónico, la isla de Cuba aún era una colonia española, lo que originó
una serie de tres guerras por la independencia. En 1871, en el medio de la Guerra de los Diez Años (1868 – 1878), Martí es
exiliado y deportado a España; más tarde, en 1880, el filósofo se instala en E.E.U.U. y se vuelve intelectualmente importante
en el contexto hispanoamericano.
Desde Nueva York, Martí advierte un interés expansionista1 hacia Latinoamérica por parte del gobierno estadounidense.
Dicho interés es notado por el autor gracias a dos conferencias internacionales convocadas por este país: la Conferencia de
Naciones Americanas (Washington, 1889 – 1890), y la Conferencia Monetaria Internacional Americana (Washington, 1891).
En estas conferencias (en las que el autor actúa como cónsul de Uruguay y Argentina), se evidencia el interés por parte de
E.E.U.U. de instalar una política bimetálica en todo el territorio americano, lo que perjudicaría a Latinoamérica en su
capacidad de poder comercializar indistintamente con otras naciones. Esto inevitablemente implicaba a Cuba, dado el lugar
estratégico de la isla (planteado con anterioridad, por ejemplo, por el gobierno de Thomas Jefferson), y, como esta era
todavía una colonia española, E.E.U.U. pretende anexarla y le hace ofertas a España. Martí, así, considera necesaria y
urgente la independencia de la isla, plasmando dicha preocupación en Nuestra América.
Por otro lado, en este ensayo Martí critica dos figuras hispanoamericanas prominentes: Domingo Faustino Sarmiento
(Argentina) y Porfirio Diaz (México). A partir de su primer viaje a E.E.U.U. y Europa en 1847, Sarmiento fija como modelo
de modernización a E.E.U.U.; Porfirio Diaz, por su parte, empleó en su gobierno (el porfiriato) políticas económicas
desarrollistas y extranjerizantes que implicaban la incorporación de capitales extranjeros – mayoritariamente
estadounidenses –. Así, para Martí, Sarmiento y Porfirio Diaz son dos patricios modernizadores.

• Falsa Erudición vs. Naturaleza


Hasta ese entonces, el ideario de discursos tradicionales configuradores de lo hispanoamericano (i.e. el archivo de la
tradición) estaba organizado por dicotomías como ciudad/campo, civilización/barbarie y modernidad/tradición. Estas
dicotomías son cuestionadas por el filósofo, que propone en cambio una dicotomía esencial para él: falsa
erudición/Naturaleza.
La Naturaleza para el autor constituye la antítesis de la Ciudad Moderna, y es un concepto cuya raigambre se encuentra en
la filosofía del Trascendentalismo (Ralph Waldo Emerson, 1836): la Naturaleza posee una armonía serena y un tipo de
justicia que detona que cada elemento en ella ocupe el lugar que le corresponde. La Naturaleza, desde esta perspectiva, cura,
inspira y consuela, y el hombre no se halla completo ni se revela a sí mismo, sino en íntima relación con ella. En los textos
martianos, por consiguiente, existe un vínculo entre paisaje y Trascendentalismo: los paisajes son imágenes de lo Divino
y lo Trascendente.
Para Martí, siguiendo la postura trascendentalista, existe una correspondencia entre las leyes naturales (i.e. Naturaleza), las
leyes físicas (i.e. Universo) y las leyes morales (i.e. humanos). El Universo, por su parte, es concebido como una entidad
armónica que obra de múltiples formas en los humanos, y estos, a su vez, obran de múltiples formas en él. La Naturaleza,
entonces, forja la multiplicidad y la heterogeneidad desde la unidad.
El concepto de falsa erudición, por otro lado, remite a un paradigma artificial y extranjerizante, y aquellos que ponen dicho
paradigma como eje de modernización son denominados por el autor como letrados artificiales. Estos letrados incorporan
saberes extranjeros que no se adecúan a la realidad hispanoamericana, y representan la contracara de los estadistas naturales
– que posicionan, por el contrario, a la Naturaleza como objeto de estudio y paradigma del saber –.

1
Este interés se encuentra en gran parte justificado por la doctrina del Destino Manifiesto (John O’Sullivan, 1845), que sostiene a
grandes rasgos que E.E.U.U. es la nación elegida por Dios para expandirse desde el Océano Atlántico hasta el Océano Pacífico. Esta
doctrina, entonces, atribuye la apropiación territorial a la Providencia y a razones metafísicas.
• Unidad y Multiplicidad
En la mitología griega, el Eros representaba a una fuerza cohesionadora que aunaba los objetos del cosmos. Esta noción
se encuentra presente en el ensayo Nuestra América desde el título: el posesivo nuestra da cuenta del vector de unidad que
atraviesa al texto. Históricamente, Hispanoamérica había sido un espacio de fragmentación construido desde la división2:
el NOS- (i.e. figuras hegemónicas) y el -OTROS (i.e. los oprimidos3), pero Martí enfatiza en la necesidad de reivindicar
dichas alteridades u otredades vulnerables (i.e. figuras emergentes) que componen al -OTROS. Consecuentemente, el
autor propone la unificación de ambos fragmentos, y para lograr dicha unión utiliza el concepto de la Madre Patria como
metáfora de la familia hispanoamericana. Finalmente, la noción del nosotros se contrapone a un ellos, un concepto que se
desdobla a su vez en dos nociones: por un lado, los letrados artificiales; por el otro, la otra América, la América rubia.

• Positivismo y Literatura
El Positivismo (Augusto Comte) es una filosofía que sostiene que todo conocimiento genuino se limita a la interpretación
de los hallazgos reales, perceptibles sensorialmente y verificables (i.e. hallazgos positivos). En el siglo XIX, esta filosofía
comienza a imponerse con hostilidad hacia otros paradigmas como el Idealismo (Emanuel Kant), el cual, por el contrario,
sostiene que la realidad empírica es fundamentalmente un constructo de la mente o inmaterial. Como resultado, este nuevo
paradigma desmerece los hallazgos vinculados a las Artes y comienza a privilegiar el pensamiento científico, por lo que se
re-jerarquizan y se compartimentan las disciplinas. La Literatura, consecuentemente, pasa a tener un lugar marginal.
Frente al paradigma positivista, Martí se posiciona por el contrario en favor del paradigma literario, del cual se desprende
el sujeto de la enunciación (i.e. sujeto poético). Para el autor, este paradigma es el unificador de todas las disciplinas; así,
en consonancia con la cosmovisión compartida por la estética de los poetas modernistas, Martí adhiere a la dialéctica de
lo uno y lo múltiple, la cual sostiene que la Literatura, gracias a su impulso por la unidad, incorpora la multiplicidad.

• Simbolismo
Para rescribir el archivo de la tradición, Martí recurre a los símbolos como figuras literarias por excelencia, en consonancia
con la estética francesa del Simbolismo. Esta estética percibe al símbolo como una imagen que condensa información
(apelando a la economía del lenguaje), embelleciendo la prosa a partir de la sugerencia sofisticada. En el caso del autor
cubano, los símiles se cristalizan en dos imágenes:
1) Árbol
El árbol, de acuerdo con David Lagmanovich, es el elemento estructurador del ensayo, mientras que para Ramos esta figura
está ligada a la placa de las raíces de los Andes. El un primer momento, este constituye el eslabón que enlaza la propuesta
de unidad frente a la fragmentación tradicional y a los factores descoyuntados. A medida que el ensayo avanza, el árbol se
configura como la hermandad de los pueblos hispanoamericanos (en defensa contra el tigre), la cual debe basarse en el
conocimiento de su propio mundo natural (regio por sus leyes intrínsecas) y de su alma común.
La copa, por su parte, representa la dispersión, y las raíces son la figura enhebrada con la historia de los pueblos
hispanoamericanos (incluyendo la historia precolombina). Finalmente, la semilla es la figura que remite a lo germinal y a
un propósito que se proyecta hacia el futuro. Esta figura da un cierre al ensayo y a la figura del árbol, enfatizando el concepto
de unidad.
2) Tigre
El tigre representa la noción de peligro, amenaza y acecho, y es prefigurado en el ensayo a través de los cometas del cielo
y los gigantes de siete leguas. Existen dos tipos de tigres en el ensayo: el tigre de adentro (i.e. dominio interno, configurado
por los letrados artificiales o patricios modernizadores) y el tigre de afuera (i.e. dominio externo, configurado por la América
rubia).

2
En el párrafo 10 se puede apreciar a Hispanoamérica con esta visión. Tras mencionar a las alteridades dispersas, Martí revindica la
noción de la familia simbólica a través de las palabras hermanar, caridad y amor.
3
Figuras periféricas como el indio, el mudo, el negro oteado y el campesino.

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