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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define las competencias laborales como la capacidad

efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada. La
competencia laboral no es una probabilidad de éxito en la ejecución de un trabajo; es una capacidad
real y demostrada.

El concepto de competencia laboral emergió en los años ochenta con fuerza en algunos países
industrializados, como una respuesta a la necesidad de impulsar la formación de mano de obra y
ante las demandas surgidas en el sistema educativo y el productivo. La competencia laboral
pretende ser un enfoque integral de formación que desde su mismo diseño conecta el mundo del
trabajo y la sociedad en general, con el mundo de la educación. La aplicación de un sistema de
competencia laboral surge como una alternativa atractiva para impulsar la formación y educación
hacia un mejor alcance entre las necesidades de los individuos, las empresas y la sociedad en
general.

El concepto de competencia laboral emergió en los años ochenta con cierta fuerza en algunos países
industrializados, sobre todo en aquellos que venían arrastrando mayores problemas para relacionar el sistema
educativo con el productivo, como una respuesta ante la necesidad de impulsar la formación de la mano de obra.
La competencia laboral pretende ser un enfoque integral de formación que desde su diseño mismo conecta el
mundo del trabajo y la sociedad en general con el mundo de la educación.

El surgimiento de la competencia laboral en varios países industrializados,


y en algunos en vías de desarrollo, como base de la regulación
del mercado de trabajo interno y externo de la empresa, así como
de las políticas de formación y capacitación de la mano de obra, guarda
relación directa con las transformaciones productivas ocurridas a partir
de la década de los ochenta. Dicha relación se da en los diferentes planos
de la transformación productiva: i) la estrategia de generar ventajas competitivas
en el mercado globalizado; ii) la estrategia de productividad y
la dinámica de innovación en tecnología, organización de la producción
y organización del trabajo; iii) la gestión de recursos humanos, y iv) las
perspectivas de los actores sociales, de la producción y del Estado.

https://www.oitcinterfor.org/node/6242

Competencia según la RAE, en la edición 23ª publicada en octubre de 2014 da como significado a
pericia, aptitud e idoneidad para hacer algo.

Tres han sido los enfoques que desde mediados del siglo XX se han dado en relación al término de
competencia y estos han sido:

 Conductista.
 Genérico.
 Cognitivo.
El enfoque Conductista habla de la importancia de la observación de los trabajadores exitosos y
con mayor efectividad. Este enfoque se plantea la importancia de ver y analizar qué aspectos
relativos a la Conducta les diferencia de los otros que tienen menor éxito.

Respecto al enfoque Genérico, lo que trata es de identificar las habilidades comunes


(características de las personas) que puedan ayudar a explicar las variaciones en los distintos
empeños entre unos trabajadores y otros. Es un enfoque general sobre las características de
los individuos más eficaces.

Y por último el enfoque Cognitivo hace referencia a los recursos mentales (cognición,
inteligencia) que los individuos emplean para realizar las tareas de la mejor manera posible y
que diferencia de nuevo a los más eficientes del resto. Procesos cognitivos que marcan la
diferencia entre la efectividad y la no eficacia en el trabajo

A continuación se muestran algunas diferencias entre las 8 competencias clave que los países
adaptan a su contexto en el año 2006 tras las recomendaciones del Parlamento Europeo.

En España a estas competencias la LOE les llama Competencias Básicas


El concepto de competencia ha evolucionado, pasando por diferentes etapas que han
modi_cado el enfoque de la gestión y desempeño laboral. En este material, veremos el
origen y la historia de este concepto.
Debido a los cambios acelerados y constantes que se estaban desarrollando en las
estructuras productivas mundiales durante la década de 1970, surge en los países
industrializados el concepto de competencias laborales.
Este concepto, llevado a la práctica, se convirtió en la alternativa más pertinente para
capacitar a la mano de obra que requería dichos cambios, garantizando la inserción
continua y rápida al mercado de trabajo, y generando la reformulación de la relación
entre educación y trabajo.
En los años noventa, el concepto llega a América Latina como opción viable de
formación y de desarrollo.

Dedicado a observar los aspectos que se tenían en cuenta para la contratación del
personal en las empresas McClelland a_rmó que para el éxito en la contratación de una
persona: no es suficiente con el título que tiene y el resultado
de los tests psicológicos a los que es sometida, ya que
el desempeño de la persona depende más de sus
características propias y de sus competencias, que de
sus conocimientos, currículum, experiencia y
habilidades, por lo que propuso las ‘competencias’
como un mejor predictor de desempeño.

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