Voces silenciadas, cadenas aceptadas… El presente artículo se basa en razonar la siguiente interrogante ¿por qué las personas aceptamos la injusticia y somos obedientes a personas y órdenes autoritarias? Hoy en día la democracia ya no posee el mismo sentido inicial que dicha acepción se le dio en un inicio, puesto que si bien vivimos en una sociedad democrática muchos derechos inherentes a nosotros no se cumplen a cabalidad, tal como es la libertad de expresión ¿Por qué no nos expresamos con total libertad? La respuesta es tan sencilla y es que muchas veces el sistema ha sido corrompido que nos obligan a quedarnos callados. La población tiene miedo a alzar la voz por temor a ser oprimidos o a tener consecuencias por el simple hecho de expresarnos, otra posible razón es que aceptamos las injusticias por temor a enfrentar y criticar el trabajo de los funcionarios públicos que claramente están a servicio de la nación y no lucrativo, pero lamentablemente hacen caso omiso a lo anterior. Otro punto por exponer es que no contamos con la suficiente influencia para combatir la injusticia, tal es el ejemplo como los partidos políticos devotos al oficialismo, los cuales lucran en beneficio individual y no colectivo y quienes se han atrevido a hacer frente a lo anterior son amenazados, por lo que se ven obligados a acatar ordenes o bien terminan siendo corrompidos por este poder. El problema radica en que, si la mayoría de la población no le interesa las problemáticas dentro del contexto nacional, todos se ven influenciados a quedarse de brazos cruzados y acatar ordenes que muchas veces son injustas o incoherentes. ¿por qué siempre es la minoría de la población quien se presenta a manifestar? Lógicamente porque el pueblo tiene miedo, miedo a ser atacado, a ser violentado, miedo a ser perseguido; lamentablemente esa es la única forma de lograr que se cumpla nuestros derechos; como bien exponía un profesor: “los derechos son guerras, no se obtienen del aire, hay que luchar para obtenerlos”. Lamentablemente la minoría de la población es quien hace frente y se interesa por el bienestar nacional, y es que en Guatemala la cultura que poseemos muchas veces es individualista “si yo estoy bien, no importan los demás” Según Barrington Moore, obedecemos instrucciones en función de cómo actúa el poder y a su vez, influye la clase dentro de la sociedad en la cual nos encontremos, dependiendo mucho de factores socioculturales, se expone un ejemplo bastante relevante el cual es el determinar el acceso económico de los grupos sociales, pues Moore establece que es más probable que las clases de bajos recursos obedezcan las instrucciones de las clases dominantes. Ramada Curto, Diogo, Domingos, Nuno, & Bandeira Jerónimo, Miguel. (2014). Entre la moral y la razón: la sociología histórica de Barrington Moore Jr.. Prismas, 18(1), 63-98. http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-04992014000100003