Está en la página 1de 7

Facultad : CIENCIAS DE LA SALUD Y SERVICIO SOCIAL

Departamento : TERAPIA OCUPACIONAL


Asignatura : SEMINARIO DE ORIENTACIÓN DE PSICOLOGÍA GENERAL
CURSO VITAL: ADOLESCENCIA Y CULTURA
Profesor : LIC. DEISY KRZEMIEN
Cursada : 2008

FICHA DE CATEDRA
El PARADIGMA DEL CURSO VITAL (LIFE-SPAN)
Baltes, 1983, 1987; Baltes P.B. & Baltes, M.M. 1990; Baltes, Linderberger & Staudinger,
1998, 2006.

El paradigma del curso vital (CV) no es sólo una teoría sino una perspectiva u orientación de abordar
el desarrollo humano a lo largo del curso de vida completo: desde la concepción hasta la muerte.
Es un marco de referencia de tipo contextual y dialéctico que destaca los parámetros históricos,
culturales, de la experiencia cotidiana por sobre cualquier clasificación del desarrollo que tome la edad
como criterio. Por tanto, se trata de un marco de referencia aplicable al estudio de todo el curso de
vida y a los diferentes periodos específicos, como así también a los diversos aspectos, dominios,
dimensiones del desarrollo (biológico, cognitivo, afectivo, psicológico, social, historico-cultural,
familiar, personalidad, etc) y sus interrelaciones mutuas. Comprendiendo al ser humano desde un
punto de vista holístico como un ser bio-psico-social-espiritual, es posible reconocer la diversidad de
aspectos, dominios, estilos de personalidad, capacidades y aptitudes, que muestran una sincrionia y
diacronia propia, una interrelación compleja y un potencial a realizar en cada momento del CV.
El elemento clave de este enfoque es el énfasis en la interdependencia y complejidad del desarrollo
dinámico de una persona en relación con su contexto a medida que construye su curso de vida.
Representa un intento de superar concepciones unidimensionales y estáticas del desarrollo que
plantean una dicotomía de crecimiento-declinación, reconociendo que cualquier momento de vida se
caracteriza por pérdidas y ganancias.
El reconocimiento creciente del valor del paradigma del curso vital, se evidencia en la copiosa
literatura científica sobre el tema, incluidas revistas y volúmenes especiales dedicados al estudio de
todas las fases del curso vital, que permite considerar al envejecimiento como un proceso dinámico y
desde una perspectiva multidisciplinar. La Revista Human Development ha publicado recientemente
varios números dedicados al curso vital, en particular sobre la adultez tardía y la vejez, reuniendo
trabajos de diversas líneas teóricas y metodológicas.

Origen histórico
El enfoque de CV surge -mejor dicho resurge- en la década de los ´70 cuando se despierta un creciente
interés y aparecen numerosas publicaciones en el tema (Baltes, 1983), si bien ya desde las décadas del
´30 al ´50 existían trabajos pioneros que abarcan el estudio de todo el CV incluyendo la vejez (Hall,
1922; Bhuler, 1933) y principalmente desde los ´70 (Riegel, 1977; Binen, 1961) cabe citar a Buehler
(1962), Erikson (1950), Levinson (1977) como antecedentes de este enfoque. En 1980 se incluye un
capítulo sobre la psicología del curso de vida en el Annual Review of Psychology, y cobra mayor auge
desde los años ´90 en adelante.
El portavoz principal de este enfoque es Paul B. Baltes y sus colegas Ursula Staudinger, Gilbert Brim,
Glen H. Elder, David Featherman, John R. Nesselroade, K. Warner Schaie. Entre los teóricos más
representativos del CV, podemos citar Riegel (1973), Lehr (1993, 1994), Neugarten (1977, 1996),
Thomae (1974, 1993, 2001), Birren (2000), Lavouvie-Vief (1990), Dulcey-Ruiz (2002) y otros
(citados en Baltes, 1983 y en Baltes, Linderberger & Staudinger, 2006).

1
El concepto de desarrollo humano
Una cuestión central de este enfoque de CV es la definición del concepto de desarrollo humano. Se
concibe que el proceso de desarrollo humano involucra relaciones interdependientes entre el desarrollo
individual y los múltiples niveles de cambio del contexto -incluyendo la cultura y la historia- donde se
desenvuelve la persona (Baltes, 1987; Dulcey Ruiz & Valdivieso, 2002; Elder, 1998; Labouvie-Vief &
Diehl, 1999).
Se trata de un marco de referencia relacional, dialéctico, dinámico, holístico, que destaca los procesos
de cambio en el desarrollo ontogenético, considerando los parámetros socio-históricos, culturales, la
experiencia de vida idiosincrática, por sobre cualquier clasificación del desarrollo basada
exclusivamente en la edad cronológica (Baltes, 1987; Baltes et al., 1998).
Esta perspectiva implica una reformulación del concepto tradicional del “desarrollo”. El desarrollo no
como crecimiento progresivo y lineal unidireccional. Desde el Paradigma del Curso Vital (CV) se
concibe al desarrollo humano como un “proceso ontogenético de adaptación transaccional”, un
“proceso de cambios en la capacidad adaptativa de las personas” (Baltes, Linderberger &
Staudinger, 2006, p. 626).
El desarrollo se define por el importante papel de la noción de cambio y transición. Uno de los temas
prioritarios de este enfoque se focaliza en los eventos de vida estresantes o de transición, como una
influencia principal en el desarrollo del adulto (Baltes, 1987; Schlossberg, 1981; Smyer, 1984). Cada
etapa vital implica cambios en todos los órdenes de la vida, más el impacto de los eventos de vida y
experiencias. El desarrollo se caracteriza por cambios en los diferentes aspectos de la vida del hombre
y considerando el impacto de los eventos de vida.
Estos eventos de vida plantean una disrupción definida como discontinuidad en la vida de una
persona. Estos cambios o eventos vitales críticos afectan la capacidad adaptativa, entonces el desarrollo
es entendido como los cambios en la capacidad adaptativa de la persona, en la capacidad para
mantener o maximizar el nivel de funcionamiento en función del interjuego entre ganancias y pérdidas
(entre metas deseables y metas no deseables) es decir, en el manejo y regulación de las limitaciones y
la vulnerabilidad (pérdidas) en cada momento de vida. Estas cuestiones: capacidad adaptativa,
regulación, afrontamiento, resiliencia, llegaron a ser de mayor interés a medida que crece el estudio
del contexto de la vida cotidiana de las personas y el impacto de los eventos de vida.
El desarrollo se concibe como cambios en la localización y uso de recursos personas y contextuales
hacia un creciente aumento cada vez mayor en el crecimiento, la capacidad adaptativa y regulación de
limitaciones.
Danish (1981) recientemente resumió los elementos básicos del paradigma del desarrollo del curso de
vida en relación al concepto de cambio:
- El cambio del desarrollo es un proceso continuo, no limitado a un único estado en la vida
- El cambio ocurre en varios dominios interrelacionados biológico-psicológico y social del desarrollo
humano, lo que supone una multideterminación.
- El cambio es secuencial y se necesita ubicar cualquier estadio de la vida dentro del contexto del
proceso de cambio del desarrollo.
- Los cambios en los individuos deben ser considerados dentro del contexto de las normas prevalecientes
hoy en día como dentro del tiempo histórico que le toca vivir.

Bases conceptuales de este enfoque:


- La irrelevancia de la edad como variable explicativa
- La multidimensionalidad y multidireccionalidad
- La plasticidad y la potencialidad
- La importancia del contexto e historia

2
- El interjuego entre factores biológicos y culturales
- La variabilidad intra e interindividual

 La irrelevancia de la edad como variable explicativa prioritaria


Ninguna etapa vital tiene primacía sino que cada una implica características particulares; experiencias,
procesos, cambios propios de cada momento del desarrollo.
La edad ya deja de ser una variable explicativa del desarrollo, no es el único criterio organizador, sino
que se focaliza en los procesos, cambios y mecanismos mentales y comportamentales en un contexto
determinado histórico-cultural. La edad ya no es el criterio explicativo, sino es necesario considerar las
distintas fuentes de influencias asociadas al contexto, la edad y el género.
 Interjuego entre factores biológicos y psicosociales y contextuales:
El desarrollo es producto de interjuego dinámico entre factores biogénicos y psicogénicos, es decir,
entre los factores biológicos y madurativos, y los factores psicosociales y contextuales.
Se plantea una arquitectura del desarrollo ontogenético, dinámico, que supone el interjuego entre los
diferentes factores biológicos y culturales y que varía a lo largo del curso de vida. Con el avance de la
edad este interjuego varía significativamente. Por ejemplo, algunos cambios biológicos suponen pérdidas
en determinadas áreas de funcionamiento o en la capacidad funcional pero a la vez se produce
compensativamente avance en otros dominios, conocimiento cultual y experiencia de vida, aumenta la
necesidad de servirse de los recursos sociales y culturales.
El desarrollo supone la interacción entre ganancias y pérdidas. Es un proceso de adaptación selectiva
que refleja la interacción entre factores biológicos, culturales y contextuales.
 La multidimensionalidad y la multidireccionalidad:
La multidimensionalidad hace referencia a la complejidad de los diversos factores biológicos y
ambientales (psicosociales y contextuales) cuya interacción varía a lo largo del curso de vida. Por
ejemplo, con el avance de la edad, algunos cambios biológicos suponen pérdidas en determinadas
áreas de funcionamiento pero a la vez se produce compensativamente avance en otros dominios,
conocimiento cultual y experiencia de vida, y aumenta la necesidad de servirse de los recursos sociales
y culturales.
La multidireccionalidad alude a la diversidad en la dirección de los cambios, los cuales no siempre
abarcan todo el ciclo vital, ni se presentan en una sola dirección en cada momento de vida; de manera
que los cambios que vive una persona se producen en una variedad de diferentes aspectos o dominios
y en diferentes direcciones.
 La importancia del contexto e historia
La definición de las etapas vitales: adultez y vejez depende de propia historia de vida, del contexto
socio-histórico y la cultura. El desarrollo tiene un significado cultural y no sólo biológico. Es menos
importante el tiempo que pasa, que lo que ocurre en ese tiempo (Neugarten, 1977, 1996).
 La plasticidad y potencialidad:
El contexto y la historia relativizan los efectos de la herencia genética. Relación dinámica entre la
genética y el medio.
La plasticidad se refiere a la “adaptabiliadad”. Plasticidad: grado en que las características cambian o
permanecen estables. Existe gran plasticidad intraindividual en el desarrollo.
 Variabilidad intra e interindividual
Importancia de los diferentes individuales. Énfasis en las condiciones de vida, en el estilo de vida y en
la experiencia de aprendizaje. A la vez que se asume el desarrollo continúa a través del curso de vida,
la marcha del desarrollo varía a través de cada individuo y dentro de un mismo individuo. Deben

3
considerarse los diferentes cambios en el desarrollo: cambios dentro de una persona singular y
diferencias entre grupos o cohortes (Smyer, 1984).

Los significados de la edad


 Edad cronológica: Es el tiempo transcurrido desde el nacimiento, es la edad objetiva en años. Este
criterio resulta algo arbitrario, ya que no es una variable explicativa de las condiciones en las que
se encuentra la persona. Tener en cuenta solo la edad cronológica es ignorar la diversidad y los
múltiples factores que inciden en el proceso de desarrollo.
 Edad fisiológica: Según los cambios físicos y biológicos: se relaciona con los cambios del
organismo, el estado físico, las capacidades funcionales, las condiciones de salud. También es un
criterio arbitrario ya que algunos cambios físicos como las declinaciones físicas se debe más a la
falta de entrenamiento que al proceso de evolución biológica como tal.
 Edad social: Se construye socialmente hace referencia a los papeles o roles que se esperan o se
desea desempeñar en la sociedad. El reloj social marca lo esperable para cada edad, pero algunos
roles sociales pueden resultar antagónicos con la marca arbitraria de la edad cronológica. En la
actualidad la edad social se va haciendo menos específica ya que los límites entre los distintos
períodos de la vida han perdido nitidez ante las nuevas pautas de relación social y las nuevas
formas de socialización, cuestionando de lo que sería adecuado a cada edad. Neurgarten (1996)
señala que los marcadores sociales de edad: como inicio de estudios, trabajo, matrimonio,
paternidad o maternidad son poco fiables a la hora de diferenciar períodos de la vida.
No siempre estas “edades” coinciden y su definición varía a lo largo del CV y en relación a los cambios
culturales.

Sistema de influencias que regulan la naturaleza del desarrollo a lo largo del CV


El desarrollo se entiende como resultado de tres tipos de influencias o factores (Baltes, Linderberger &
Staudinger, 1998, 2006):
1) factores normativos relativos a la edad: factores y expectativas sociales relacionadas con la edad y el
género que inciden en la formación de una identidad social y la pertenencia a una cultura o grupo social. En
cada sociedad, se resuelven y atienden numerosas tareas convirtiéndolas en roles según la edad y el sexo.
“Relojes biológicos y sociales”. Influencias biológicas y ambientales altamente correlacionados con la edad
que son similares para un grupo de individuos de edad particular (ej: procesos biológicos de la pubertad o
la menopausia). También se incluyen procesos socioculturales, ambientales como la jubilación.
2) factores normativos relativos a la historia o cohorte: influencias históricas, hechos socio-históricos
o generacionales. Influencias comunes a personas de una generación particular por circunstancias
históricas que experimentan (acontecimientos experimentados por una unidad cultural que puede
afectar a una generación).
3) factores no normativos idiosincrásicos: experiencias individuales relativas a eventos críticos de
vida. Acontecimientos vitales significativos inusuales que tienen un impacto importante en la vida del
individuo y que no se aplican a todos. Puede incluirse eventos positivos (oportunidad profesional
extraordinaria) o negativos (muerte de un padre en la temprana infancia).
Cada una de estas tres fuentes interactúan entre sí, tienen efectos acumulativos, pueden variar con
el tiempo e inciden en el curso de las personas, evidenciando las diferencias individuales. Estos
factores interactúan a lo largo del curso vital explicando la multidimensionalidad y
multidireccionalidad de los procesos de cambio, como se observa en la Figura 1. Es decir, el curso
vital de una persona supone una continuidad y regularidad de cambios, y a la vez, una discontinuidad
o crisis, provocada por dicho sistema de influencias de los eventos de vida.

4
Figura 1. Proceso de interacción de las influencias de cambio en el curso vital (Baltes, Lindenberger &
Staudinger, 2006, p. 587).

Sistema de influencias críticas en el CV

BIOLOGICO Normativas relacionadas a la edad

INTERACCIÓN
BIO-AMBIENTAL Normativas relacionadas a la historia

AMBIENTAL No normativas idiosincráticas

TIEMPO

El proceso de cambio y transición. Crisis vital.


Como se mencionó anteriormente, uno de los temas prioritarios de este enfoque se focaliza en los
eventos de vida estresantes o de transición, como una influencia principal en el desarrollo del adulto
(Schlossberg, 1981; Smyer, 1984). Resulta claro que cada etapa vital es un tiempo de cambio y
desafíos incluso dentro en el envejecimiento normal, deben ser hechos constantemente ajustes a la
circunstancia de cambio.
Schlossberg (1981) propone que cada transición y la adaptación que requiere está influenciada por la
percepción de la persona de la transición, por las características personales y por las características del
medio ambiente. Sostiene que no es la transición en si misma son la apreciación de cambio para la
persona e indica que la transición es un evento que conlleva una modificación en la concepción de si
mismo y del entorno y que requiere de un cambio correspondiente en el comportamiento individual y
en las relación con el medio.
Existen en la literatura diferentes clasificaciones de los eventos estresantes de la adultez y vejez. Reese
y Smyer (1983) diferenciaron cuatro tipos de eventos estresantes: biológicos, personales-psicológicos,
físico-medioambientales y socio-culturales.
El concepto de transición de vida ha sido utilizado desde diferentes disciplinas sociales para
representar el impacto de cambios y experiencias de vida críticas en el curso de vida de las personas
(Wapner y Craig-Bray, 1992). Este concepto supone dos sentidos del cambio: un nivel individual y
otro nivel social.
La transición en un nivel social supone los cambios que normativamente ocurren durante el proceso de
desarrollo humano como parte del proceso de socialización, donde la persona va definiendo y
modificando su identidad social, su rol, estatus, social. Estas transiciones son percibidas por su
carácter público, a menudo involucran la pertenencia a grupos e instituciones sociales y son
representadas por eventos como escolarización, casamiento, jubilación, etc
La transición en un sentido individual, en cambio, supone la naturaleza y la experiencia de cambio
para la persona, y cómo esta es percibida subjetivamente.
Existen diferencias en el análisis del concepto según la perspectiva considerada.

5
La perspectiva del desarrollo del CV se centra en el análisis de los efectos de estas transiciones en el
funcionamiento adaptativo de las personas. Es decir, vinculan la implicación de atravesar las
transiciones de vida críticas con las posibilidades de adaptación y afrontamiento.
Moos y Schaefer (1993) presentan una formulación de la crisis de vida y de cómo las personas
manejan las transiciones de vida y su impacto crítico sobre los patrones de funcionamiento personal y
social. Una transición de vida crítica es una situación que por su novedad o importancia excede los
recursos de la persona y las respuestas habituales son insuficientes, dando lugar a un estado de crisis o
desestabilización, que representa una oportunidad de crecimiento, progreso y madurez o de deterioro
y estancamiento. Se trata de una situación de crisis o perturbación en la interacción persona y medio,
que puede dar lugar a una adaptación saludable si promueve un crecimiento personal y se usan
estrategias de afrontamiento efectivas que puedan promover una integración cognitiva que ayude a
manejar los aspectos problemáticos de la situación.
Una situación estresante o crítica es aquella que conlleva una perturbación emocional, un malestar
psicológico o un deterioro físico, y por su intensidad, novedad e indeseabilidad requiere una respuesta
esforzada o de afrontamiento. Toda crisis supone una perturbación, pero a la vez, posibilita una
oportunidad de cambio y desarrollo personal, que mediante el uso de estrategias de afrontamiento
apropiadas permitiría alcanzar una adaptación satisfactoria (Lazarus & Folkman, 1986).
La cuestión de por qué algunas personas se desarrollan “mejor” o “más exitosamente” que otras,
continúa intrigando a los investigadores sin alcanzar aún una resolución o respuesta consensuada.

Curso de vida, contexto y cultura


Los teóricos del paradigma del curso vital están de acuerdo con que el desarrollo humano se describe
mejor en la interrelación entre la biología, la cultura y la acción de la persona (Baltes et.al., 1998;
Bronfenbrenner, 1979; Elder, 1998). Esta noción proviene de la descripción de Erikson del ciclo de
vida (1959). Sin embargo, si bien en estas concepciones se acentuaban las relaciones entre la biología
y la cultura, no se enfatizaba la relatividad cultural y la importancia de los cambios societales en el
desarrollo individual y comunal.
Las tareas del desarrollo parecen estar dadas cada vez menos por la sociedad y la edad cronológica,
sino que más bien los individuos van construyendo su propia biografía a partir de la formulación de
proyectos personales y metas, sobre todo en las sociedades occidentales (Grob, Krings y Bangerter,
2001). Las personas están confrontadas a la necesidad permanente de realización personal y a elegir
unas metas y objetivos determinados de un gran número de posibilidades dadas a lo largo del CV.
En este sentido, es creciente el interés por la reconstrucción del curso de vida de las personas de
diferentes cohortes y contextos, especialmente a través de entrevistas, biografías y narraciones, que
dan cuenta de la influencia de los cambios socioculturales e históricos.
Las teorías sociológicas contemporáneas que analizan los cambios que han afectado a las sociedades
en las últimas décadas se refieren a un proceso llamado individualización, el cual es descripto como el
movimiento societal de incremento de la elección y posibilidades de acción para los individuos (Grob,
Krings y Bangerter, 2001). En este sentido, Kohlí (1986) se refiere a la institucionalización del curso
de vida: el curso de vida ha llegado a ser crecientemente organizado desde la dimensión cronológica,
es decir, estructurado por los procesos institucionales como escolaridad y jubilación. Hoy en día para
la gran mayoría de la población la vida se ha prolongado volviéndose cronológicamente más
predecible y planificable, dando lugar a una especie de estandarización del curso de vida. Sin
embargo, en los últimos años los cambios sociales y la diversidad cultural de las comunidades, ponen
en cuestión esta estandarización para hablar más bien de una pluralización de estilos de vida.
Desde esta perspectiva, se sostiene que los procesos de incremento de la individualización llevaron a
que las personas se orientaran a experimentar un mayor sentido de control de sus propias vidas, como
un factor crucial para el afrontamiento de las demandas ambientales. Esta individualización del curso
de vida a través del siglo XX y principios de éste, implica entre otras cosas, una desestabilización de
los valores tradicionales mayor apertura, mayor orientación a elecciones de vida personales. Todavía

6
permanecen cuestiones en relación a los recursos y competencias que las personas necesitan
desarrollar para afrontar exitosamente con los cambios y las presiones del desarrollo.
De este modo, se ha vuelto de interés lograr una visión comprensiva de los cambios históricos y
culturales y cómo afectan los cursos de vida de las personas ancianas y sus contextos de desarrollo.
Las ciencias sociales y de la salud se interesan cada vez más en las interconexiones de los cambios
societales, los cambios de cohorte, los cambios en el medio ambiente próximo, los cambios
ocupacionales y los cambios individuales del desarrollo, considerando datos de las percepciones de las
personas, de los cambios y transiciones normativas relativas al paso del tiempo.

Referencias
Baltes, P.B. (1983) Psicología evolutiva del Ciclo Vital; Algunas observaciones convergentes sobre
historia y teoria. En A. Marchesi, M. Carretero, J. Palacios (Ed). Psicología Evolutiva I. teorías y
Métodos (pp. 247-260). Madrid: Alianza.
Baltes, P.B. (1987). Theoretical propositions of life-span developmental psychology: On the dynamics
between growth and decline. Developmental Psychology, 23, 611-626.
Baltes, P.B. Linderberger, U., & Staudinger, U.M. (1998). Life-span theory in developmental
psychology. En W. Damon (Ed.), Handbook of Developmental Psychology: Theoretical models of
human development (pp. 1029-1120). New York: Academic Press.
Baltes, P.B., Lindenberger, U., & Staudinger, U. M. (2006). Life span theory in developmental
psychology. En W. Damon y R. M. Lerner (Eds.), Handbook of child psychology: Vol. 1.
Theoretical models of human development (6th ed., pp. 569-664). New York: Wiley.
Bronfenbrenner, U. (1979). The ecology of human development. Cambridge, MA: Harvard University
Press.
Danish, S.J. (1981) Life-Span Human Development and Intervention: A Necessary Link. The
Counseling Psychologist, 9(2), 40-43.
Dulcey Ruiz, E; Valdivieso, C.U. (2002) Psicología del ciclo vital: Hacia una visión comprensiva de la
vida humana. Revista Latinoamericana de Psicología, 34(1-2), 17-27.
Elder, G.H. Jr. (1998). The life course as developmental theory. Child Development, 69, 1–12.
Erikson, E.H. (1959). Identity and the life cycle. New York: International University Press.
Grob, A., Krings, F. & Bangerter, A. (2001). Life markers in biographical narratives of people from
three cohorts: A life span perspective in its historical context. Human Development, 44, 171-190.
Kohli, M. (1986). Social organization and subjective construction of the life course. In A.B. Sprensen,
F.E. Weinert & L.R. Sherrod (Eds.), Human development and the life course: Multidisciplinary
perspectives (pp. 271–292). Hillsdale, NJ: Erlbaum.
Labouvie-Vief, G. & Diehl, M. (1999) Self and personality development. En J. C. Cavanaugh & S. K.
Whitbourne (Eds.) Gerontology: An interdisciplinary perspective. (pp. 238-268). New York:
Oxford University Press.
Lazarus, R. S., & Folkman, S. (1986). Estrés y procesos cognitivos. Barcelona: Martínez Roca
(Original: 1984).
Moos, R.H. & Schaefer, J. (1993). Coping resources and processes: Current concepts and measures.
En L Golberger & S. Breznitz (Eds.), Handbook of stress: Theoretical and clinical aspects.(2º ed.),
(pp. 234-257). Nueva York: Kree Press.
Neugarten, B. L. (1996) Los significados de la edad, Barcelona: Editorial Herder.
Neugarten, B. L. (1977). Personality and aging. En J. E Birren y K. W. Schaie (eds.), Handbook of
Psychology of Aging, Nueva York: Van Nostrand Reinhold, 626-649.
Reese, H. W., & Smyer, M. A. (1983) The dimensionalization of life events. En E. J. Callahan & K.
McClusky (Eds.), Life-span developmental psychology: Non-normative life events. New York:
Academic Press.
Schlossberg N. K. (1981). A Model for Analyzing Human Adaptation to Transition. Editor´s
Announcement: Majors contributions. The Counseling Psychologist, 9(2), 2-16.
Smyer, M.A. (1984). Life Transitions and Aging: Implications for Counseling Older Adults. The
Counseling Psychologist: 12(2), 17-28.
Wapner, S., & Craig-Bray, L. (1992). Person-in-environment transitions: theoretical and
methodological approaches, Environment and Behaviour, 24(2), 161-188.

También podría gustarte