La economía naranja es un concepto que ha ido cobrando mayor relevancia
en el ámbito económico en las últimas décadas debido a la rápida expansión de las industrias creativas y culturales en todo el mundo. Este enfoque se centra en el valor y el potencial de las industrias creativas y culturales, y en cómo pueden contribuir al crecimiento económico y al desarrollo social, abarcando una amplia gama de sectores, que van desde las industrias culturales tradicionales como el cine, la música y las artes escénicas, hasta las industrias más nuevas y emergentes como el diseño, la moda, la arquitectura, los videojuegos y el software. En este contexto, es preciso tener en cuenta que el término “economía naranja” surgió en Colombia en el año 2013, Durante una conferencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde se presentó la publicación de un libro que trataba sobre la economía cultural y creativa. Una economía que los autores de dicho libro denominaron “economía naranja: una oportunidad infinita”, en el cual, se examina el potencial de la economía creativa y cultural como motor de desarrollo económico. Partiendo de ello, es preciso señalar que dicha economía se encuentra regida por una serie de principios fundamentales que incluyen: la promoción de la creatividad y la innovación como motores de desarrollo económico, la valorización de la cultura como activo económico, la protección y promoción de la propiedad intelectual, y la integración de la creatividad en las estrategias de desarrollo sostenible. Razón por la cual, la economía naranja ha demostrado tener un impacto significativo en el desarrollo económico de los países. Por ejemplo, estas industrias tienden a generar empleo de calidad, especialmente para jóvenes y personas con habilidades creativas, que además de ser una fuente de ingresos, suelen ser altamente cualificados y creativos. Además, contribuyen a la diversificación económica y a la generación de ingresos a través de la exportación de productos culturales e ingeniosos. Asimismo, fomentan la inclusión social al dar voz y visibilidad a comunidades marginadas y minoritarias, promueven la identidad cultural y contribuye al enriquecimiento del patrimonio inmaterial de un país. De tal manera, para los países en vías de desarrollo, este enfoque representa una oportunidad única para impulsar su progreso económico, sin depender únicamente de recursos naturales o la producción industrial. Entre los países que han logrado desarrollar con éxito la economía naranja destaca Colombia, que ha invertido en la creación de una política pública para su desarrollo y ha logrado promover las industrias creativas y culturales como un motor de crecimiento económico y social. Otros países como Brasil y México también han implementado estrategias exitosas para fomentar y fortalecer estas industrias. En el escenario venezolano, esta visión podría originar contribuciones económicas extraordinarias, con una política de Estado que impulse trabajos transformadores de la creatividad en provechosos bienes y servicios culturales. Sin dejar a un lado, que esta economía aún enfrenta muchos desafíos, como es la falta de financiamiento y acceso a capital para los emprendedores culturales, necesidad de fortalecer la protección de los derechos de propiedad intelectual y fomentar la internacionalización de los productos y servicios culturales. No obstante, esto se podría mitigar promoviendo políticas públicas que protejan y fomenten la creación y la innovación, brindando seguridad jurídica y capacitación a los creadores y a las empresas del sector. En síntesis, la economía naranja representa un enfoque innovador y prometedor para el desarrollo económico, convirtiéndose en una herramienta invaluable para los países en vías de desarrollo, y que se espera siga creciendo. Todo ello, de la mano revolución digital, pues los avances tecnológicos, como el uso de inteligencia artificial y realidad virtual, ofrecen nuevas oportunidades para la creación y distribución de contenidos creativos. Además, las tendencias culturales y los cambios en la demanda también influirán en la dirección que tome esta economía. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Buitrago, F. y Duque, I. (2013). “La economía naranja, una oportunidad
infinita”. Banco Interamericano de Desarrollo. Disponible en:
Coll, F. (2020). Economía naranja. Documento en línea, disponible en: