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ECONOMIA
NARANJA
Autora:
Yormeris silva 28.552.891
Sección: 11C
Facilitador:
Las actividades creativas y culturales suelen ser pasadas por alto cuando se piensa en
la actividad económica. Sin embargo, movilizan una significativa proporción de la
economía mundial. En 2013, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) realizó un
informe1 relevando las principales características de la denominada Economía naranja
y su impacto a nivel mundial
Qué entendemos por Economía naranja?
Encontrar una definición para la Economía naranja resulta complejo por la multiplicidad de
actividades que pueden agruparse en ella. Sin embargo, en la búsqueda de establecer límites
más precisos el BID la determinó como “el conjunto de actividades que de manera encadenada
permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales, cuyo valor está
determinado por su contenido de propiedad intelectual. El universo naranja está compuesto
por:
En concreto, los sectores económicos que engloba este concepto son todos aquellos
productos y servicios culturales que son susceptibles de convertirse en contenido de
propiedad intelectual. Realmente, este término de economía naranja fue traído a
escena por John Howkins en su libro The creative economy: how people make money
from ideas [La economía creativa: cómo las personas ganan dinero con las ideas],
desde donde se ha afianzado de manera natural en la terminología diaria.
A estas alturas te estarás preguntando por qué recibe el nombre de naranja; pues bien,
tiene una sencilla y acertada explicación: el color naranja a menudo se vincula a
campos como la creatividad, el conocimiento y la cultura, y sirve para ilustrarlos. Por lo
tanto, se consigue una asociación precisa e inequívoca. De hecho, en muchas
ocasiones encontraremos referencias a este ámbito con el término economía creativa.
La innovación intelectual es uno de sus pilares básicos. Encontrar nuevas ideas que
aporten un beneficio cultural a las personas a través de productos y servicios distintos
es clave para el desarrollo de esta economía.
Una creatividad aplicada, hoy en día, a las actividades más insólitas y esenciales que
podamos imaginar, desde los mil malabares para rendir nuestros ingresos frente a la
inflación, la gastronomía “exótica” desarrollada frente al desabastecimiento, la
solidaridad y organización frente a la falta de medicamentos, y las miles de vueltas
que damos diariamente a los problemas más esenciales a los que nos estamos
enfrentando los venezolanos en pleno siglo XXI, hasta llegar a la creatividad de los
más aguerridos y arriesgados venezolanos que deciden emprender y logran
mantener a flote su emprendimiento dentro de estas caóticas condiciones.
Así es, el venezolano siempre tiene una idea, siempre tiene una salida, un talento
que desarrollar, un negocio que montar. Hemos visto que a pesar de la aguda crisis
económica, social, humanitaria, cultural y política por la que estamos atravesando,
el número de emprendimientos está en ascenso.
En las redes sociales se aprecia cada vez más la presencia de emprendimientos
gastronómicos (no solo de restaurantes, sino comida casera a domicilio en
diferentes variedades, en repostería para eventos, etc.), de artesanías y moda,
diseños, organización de eventos, agrupaciones musicales, diversos servicios, y pare
Ud de contar. Un gran número de venezolanos talentosos y creativos empecinados
en seguir
En Venezuela nos queda aún por hacer en materia de Economía naranja, pero el
germinador está, las semillas están latentes produciendo todos los días, esperando
el día en que los sistemas político, productivo, financiero y tecnológico del país se
activen para hacer florecer el ecosistema creativo del país, que permita explotar
todo su potencial creativo, cultural y tecnológico para hacer frente a la crisis y lograr
el desarrollo económico y social que podemos alcanzar.
Conclusión