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Universidad Panamericana del Puerto

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales


Escuela de Contaduría Publica
Catedra de: Diseño y Evaluación de Proyectos

La Economía Naranja aplicada en Venezuela

Autora:
Diana Rodríguez
C.I: V-29.872.013

Puerto Cabello, octubre de 2023


En primer lugar, podemos decir que la economía naranja abarca todas las
actividades productivas relacionadas con el quehacer cultural, artístico, innovador
y de ciencia, tecnología e investigación donde las ideas capaces de transformarse
en bienes (tangibles o intangibles) son el principal activo. Se le llama “naranja”
porque este es el color que ha solido asociarse a la creatividad y su valor está
basado en su contenido de propiedad intelectual.
Este término se adoptó en 2013, durante una conferencia del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) en la presentación del libro La Economía
Naranja, una oportunidad infinita, del expresidente de Colombia, Iván Duque, y
Felipe Buitrago, así nace lo que hoy, cada vez más personas, denominan
economía naranja. Siendo el objetivo de su nacimiento el potenciar una serie
de sectores, entre los que se encuentra el cultural y el creativo, que se
consideraban poco impulsados por los Gobiernos. Esto, con el objetivo de
potenciar y fomentar dichos sectores, los autores de dicho libro publicaron una
serie de cifras que mostraban los grandes beneficios de la economía naranja, así
como los de potenciar el talento y la cultura en los países. Especialmente en
aquellas economías que están en pleno desarrollo, donde la cultura sigue siendo
un gran problema a la luz de los indicadores.

Al principio, se distinguieron el arte tradicional (teatro, cine, televisión, música,


editoriales, danza, diseño, publicidad, moda, videojuegos y otras), el sector de los
medios de información e información, los canales digitales y redes sociales, la
economía cultural, las industrias creativas y todos los productos y servicios
directamente relacionados con el mundo de la cultura como la base de esta,
incluida la gastronomía, que puede convertir el patrimonio cultural culinario en
productos de exportación o atractivos turísticos; no obstante, la incorporación de
nuevas tecnologías ha ampliado sus sectores económicos hacia la programación y
desarrollo de softwares y aplicaciones, la robótica, la investigación y desarrollo
(I+D) y el emprendimiento y la transformación dentro de las industrias tradicionales
que requieren modernizar sus modelos de producción.
La economía naranja o creativa es uno de los mejores chances que tienen las
economías emergentes para hacer crecer los PIB nacionales al capitalizar una
industria que no depende de bienes y servicios tangibles, a veces escasos, poco
explotados o mal administrados, sino del insumo intelectual de sus creadores.
Ahora bien, en países como en Venezuela, cuya crisis es conocida, así como otras
economías emergentes, se deben generar políticas para que, por ejemplo, “a partir
del asesoramiento correcto de una manera integral en todos los ámbitos de un
negocio, se pueda ayudar a apoyar a que un muchacho que estudia programación
también piense en desarrollar videojuegos”, lo que desde la perspectiva del
entretenimiento “es una opción de monetización del talento más que obvia”, dice
Antequera.
Países como el nuestro deben apalancarse en esta economía “a partir del
aprovechamiento de activos protegibles por las leyes de PI” de manera urgente, ya
que esta puede ser el último vagón “en el que nos podemos montar en el tren
hacia el desarrollo”.
Como todos los países, Venezuela tiene un sector creativo amplio, pero que suele
perderse en una marejada de otros oficios y profesiones más rentables o
tradicionales. A esto se le suma que en los últimos años perdió su industria
cultural y espacios para las manifestaciones culturales.
La falta de una infraestructura integral es la primera dolencia y traba para el
desarrollo de la economía naranja, sumada a la profunda crisis socioeconómica
que vive por ahora.
Antequera indica que la mayor falla de la estructura cultural para los creativos y
quienes quieran participar de la economía naranja no es distinta a la de cualquier
otro pequeño o mediano empresario dentro del sistema local: no hay una real
conciencia, herramientas o plataforma desde donde se impulse realmente a los
creadores de contenido.
Hacer crecer la economía de la creación en Venezuela también debe basarse en
la recomposición, reorganización o reencuentro de los sectores productivos, “para
que haya un compromiso alrededor del potenciamiento de esta clase de
iniciativas”, desde la universidad, mediante la actualización de sus programas
educativos para incluir la potenciación de capacidades asociadas con actividades
vinculadas con las industrias del entretenimiento, “pasando, por supuesto, por el
sector público para que genere políticas de incentivos reales para el
emprendimiento”
En manera de conclusión, la economía naranja busca el profesionalizar la
creatividad y la innovación. Además, fomentando la transmisión de conocimiento,
así como de la cultura a generaciones venideras. Así, la idea principal se basaba
en el desarrollo y la extracción del potencial económico del sector cultural y
creativo. A su vez, generando unas condiciones para la sostenibilidad de las
organizaciones y agentes que integran dicho sector. Muy en la línea de, también,
como afirmaron los autores, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
Bibliografía:
 https://proeconomia.net/economia-naranja-revalorizando-el-arte-y-la-
cultura/
 https://occidente.co/empresario/por-que-es-importante-la-economia-
naranja/
 https://lexlatin.com/entrevistas/economia-naranja-venezuela-ideas-
rentables
 https://economipedia.com/definiciones/economia-
naranja.html#:~:text=a%20la%20relaci%C3%B3n.-,Origen%20de%20la
%20econom%C3%ADa%20naranja,libro%20denominaron
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