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La perspectiva keynesiana
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Los locos años 20, la crisis del 29 y el surgimiento del modelo de Keynes.
En la época de los años 20 Estados Unidos estaba en su mejor momento luego de terminada la
Primera Guerra, y haber quedado relativamente indemne, financieramente hablando, gracias a
su entrada tardía en la guerra.
La siguiente década vio una tremenda transformación, tanto industrial como cultural, de costa a
costa.
"La década de 1920 no solo cantó al ritmo del jazz y bailó al compás del Charleston. Rugió con
la confianza y el optimismo de una era próspera" decía la periodista financiera de Wall Street
Karen Blumenthal.
La crisis del 29 tuvo origen en Estados Unidos, desde donde se expandió a otros países. No se
puede situar su fin en un momento concreto e idéntico para todos los países, si podemos señalar
el comienzo de esta denominada Gran Depresión: el martes 29 de octubre de 1929, día
recordado como Martes Negro.
Durante este día, la bolsa cayó hasta valores nunca antes vistos, si bien en los días previos se
sufrieron momentos delicados que extendieron una sensación de pánico rápidamente, la
desgracia terminó por culminarse ese día.
Poco antes de que esto ocurriera, los inversores de Wall Street pensaban que se había iniciado
una época dorada, en el cual los mercados continuarían prosperando durante mucho tiempo
con un alto grado de estabilidad y precios elevados.
Desde ese momento, la bolsa entró en una espiral de caídas de la que le costaría mucho tiempo
salir, sumiendo al país en una grave recesión que contagiaría a muchos otros países.
John Keynes fue uno de los economistas más relevantes del siglo XX y conocido ampliamente
tras el crack del 29. Sus teorías económicas y conceptos formaron una corriente de
pensamiento que aún sigue vigente y se llama Keynesianismo.
Sus ideas principales estaban vinculadas a la relación entre el empleo y los ingresos de una
nación. Esta teoría se basa en que los gobiernos deben aumentar el gasto público para que la
demanda agregada se vea lo suficientemente estimulada. A su vez, estableció que los ciclos
financieros se producen por cambios en la demanda agregada, producto de las expectativas de
los empresarios.
Su propuesta para salir de la crisis financiera fue sencilla, aunque para el momento fue muy
discutida. A su juicio, el aumento del gasto público en inversiones incrementa la producción y
otros indicadores. Con ello la tasa de empleo llega rápidamente a niveles elevados. Por
consiguiente, el intervencionismo del estado es fundamental para derrotar cualquier
incertidumbre económica. La demanda agregada es estimulada lo suficiente para derrotar la
inercia que trae cualquier momento de crisis en algún territorio.
Esto fue lo que dedujo y recomendó para solucionar la crisis del 29. Para él, la demanda bajó en
grandes cantidades, así que era necesario incentivar este indicador para generar confianza en
los actores económicos. Para esto, indicó que el estado debería ser un partícipe fundamental en
la economía para que existiera nuevamente el equilibrio entre demanda y oferta.
Los países comenzaron a recuperarse a finales de la década de 1930, pero sus efectos negativos
en muchos países duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La elección como
presidente de Franklin Roosevelt y el establecimiento del New Deal en 1932 marcó el inicio del
final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sin embargo, en Alemania, la desaparición de la
financiación exterior, a principios de la década de 1930, y el aumento de las dificultades
económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la llegada al poder de Adolf
Hitler.
A comienzos de la década de 1930, el clima en Alemania era pesado, la depresión económica
mundial había golpeado muy duro al país y había millones de desocupados. El recuerdo de la
derrota humillante de los germanos quince años antes, durante la Primera Guerra Mundial,
estaba todavía fresco en la memoria de muchos, y los alemanes no confiaban en su débil
gobierno, conocido como la República de Weimar. Estas condiciones propiciaban el surgimiento
de un nuevo líder, Adolf Hitler y su partido, el Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores, o partido nazi de manera abreviada.
Hitler era un orador potente y cautivador que atraía a un gran séquito de alemanes
desesperados por un cambio. Les prometió a los desencantados una mejor vida y una nueva y
gloriosa Alemania. Los nazis apelaban especialmente a los desempleados, los jóvenes y a las
personas de la clase media baja (propietarios de pequeñas tiendas, empleados de oficina,
artesanos y granjeros).
El ascenso al poder del partido fue rápido. Antes de que la depresión económica golpeara, los
nazis eran prácticamente desconocidos, y en enero de 1933, Hitler fue nombrado canciller, el jefe
del gobierno alemán, y muchos alemanes creyeron que habían encontrado al salvador de la
nación.
Fuente: https://www.sectorial.co/articulos-especiales/item/51247-la-gran-depresion-factor-
propiciador-de-la-segunda-guerra-mundial