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La guerra fue el escenario donde nació el concepto “estrategia” tal como se entiende en la
actualidad. Las constantes luchas y batallas a lo largo de los siglos provocaron que los militares
empezaran a pensar seriamente antes de actuar. La conducción de las guerras comenzó a
planearse con antelación. A través de los milenios, el concepto “estrategia” fue pasando por
constantes afinaciones y nuevas interpretaciones en razón de sus aplicaciones en el ámbito militar.
El primer autor sobre asuntos de estrategia militar del que tengamos noticia fue Sun Tzun, un
general y filósofo chino que sigue admirando en la actualidad, quien hace 2 500 años escribió un
libro sobre el arte de la guerra, en el cual habla de la preparación de planes, la guerra efectiva, la
espada envainada, las maniobras, la variación de tácticas, el ejército en marcha, el terreno, los
puntos fuerte y débiles del enemigo y la organización del ejército. Sun Tzu decía que el orden y el
desorden dependen de la organización, mientras que el valor y la cobardía, de las circunstancias y
la fuerza o la debilidad de la disposición.
Estos tres pilares –la organización, las circunstancias y la disposición- también sientan las bases de
la estrategia organizacional, y su debida conjugación y aplicación dependen del trabajo del
estratega. Este trabajo no se delega y representa el núcleo esencial de la responsabilidad total de
la alta gerencia de la organización. Las lecciones de Sun Tzu han generado versiones
contemporáneas de muchos autores y consultores. Su libro introduce y detalla los principios del
arte de la guerra que a continuación se enumeran: planes, guerra efectiva y maniobras.
La competencia política
Además de la competencia militar, la política también ha inspirado a los estrategas. El estudio de la
competencia política contiene enseñanzas para los estrategas de negocios. Se puede obtener
muchas ventajas competitivas mediante la aplicación de estrategias políticas apropiadas. El
proceso para la elección del modelo de transmisión de la televisión digital en Brasil ofrece un buen
ejemplo de la manera en que las organizaciones tratan de influir en el proceso mediante el
concepto de la “competencia política”. No cabe duda de que la conquista de nuevos espacios de
mercado es resultado de estrategias superiores y que eso sólo se puede conseguir con
profesionales decididos, comprometidos y bien capacitados, tal como en la política. El juego por el
poder que implica la política por lo general esconde una batalla, frontal u oculta entre bastidores,
que se asemeja a un combate militar.
El príncipe se mantiene actual y atractivo, además de que tiene una profunda influencia en la
historia política y en el pensamiento estratégico moderno.
La competencia deportiva
La historia de la humanidad registra innumerables momentos en los cuales la competencia
deportiva representó un conjunto de conceptos, ideas y prácticas capaces de mejorar la calidad de
vida del hombre y de hacerlo más fuerte y poderoso. En la época de los primeros juegos olímpicos,
los gimnasios se convirtieron en puntos de encuentro en los que se discutía el principio de todas
las cosas.
Las primeras experiencias que remiten a las olimpiadas en la antigua Grecia evolucionaron, para
pasar de la consideración religiosa a la tecnológica y a la científica. En Roma se creó el arte del
espectáculo circense y el derecho a la competencia libre: ya no era necesario nacer griego para
competir en Olimpia. La edad Media trajo una novedad en materia deportiva: la introducción del
caballo en la competencia, y además se fueron creando recursos para evitar el fin trágico (por
ejemplo, armas sin punta ni filo); en los tiempos modernos, algunos elementos extraños se
incorporan al escenario deportivo, como empresarios, políticos, medios de publicidad e
intermediarios de toda suerte, y contaminan la pureza helénica del deporte. En realidad, el atleta
de hoy tiene que compartir el podio con muchos otros.
El juego se basa en tres elementos: los jugadores, las reglas y la persecución de resultados.
1. Los jugadores: Los tres elementos expresan ampliamente la necesidad que el individuo
tiene de vivir en sociedad donde hay reglas, de explorar/conocer (actuar en el medio) y de
vencer (alcanzar metas). Más allá del factor individual, el juego ofrece la posibilidad de
ampliar las relaciones interpersonales, pues se presta a ser símbolo de igualdad y unión
entre los integrantes del grupo, y proporciona la vivencia de una dinámica colectiva.