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A nivel general se buscaba reforzar el vínculo colonia. Para esto la fuerza militar y
armada fue reforzada con el objetivo de proteger el imperio de las invasiones
externas o de los levantamientos y conflictos internos. Se expulsó a la Orden de los
Jesuitas, se eliminó la influencia de criollos en las Audiencias, aumentando el
número de funcionarios españoles. Se fomentó la formación de una burocracia
judicial esencialmente española. Las intendencias fueron unidades administrativas
creadas a sueldo y que dependían directamente del rey, tenían por expectativa
controlar el poder de los corregidores.
Todo esto, y tal vez algunas otras causas dieron lugar a las llamadas rebeliones
andinas. La mejor manera de adentrarnos en el tema es brindando ciertas
herramientas teóricas y metodológicas que nos permitan manejarnos con cierta
soltura dentro de la problemática de las rebeliones campesinas, no sólo las
andinas. Un valuarte de los trabajos sobre campesinos en el tercer mundo fue
Wolf.| El entendía a los campesinos como productores agrícolas orientados a la
subsistencia y sujetos a la autoridad y exacción económica del Estado. Dentro de
esta historia destaca cómo los campesinos fueron los principales actores en
demoler el viejo orden. Esa transformación habría podido, al final, acelerar la
destrucción o llevar a un mayor sojuzgamiento al campesinado. Stern, un
especialista en los estudios andinos le da una vuelta a las propuestas de Wolf a la
luz del estudio que a él le interesa y que son las rebeliones campesinas en los
Andes. Según él es necesario reclamar y repensar supuestos y paradigmas en
cuatro áreas:
Las acciones políticas campesinas tienden aún hoy a ser reducidas a sus
momentos más dramáticos y anormales: fenómenos de ruptura, movilización
defensiva, violencia, etc. Es decir que muchas veces se reduce su impacto a
momentos de crisis que luego desembocarán en rebeliones. Paradójicamente
durante lo que podemos llamar “tiempos normales” los campesinos son borrados
del escenario político y convertidos en una fuerza inerte. El problema que esto trae
es no sólo que no podemos comprender la política campesina en estos tiempos,
sino y sobre todo, que conduce a explicaciones superficiales de las causa de las
rebeliones. De tal forma tanto en el período moderno como en el colonial seremos
capaces de lograr una apreciación más profunda de los momentos de “rebeliones
abiertas” si reconocemos una historia previa de “resistencia” campesina. En otras
palabras debemos reconocer períodos previos de adaptación en resistencia que
son momentos de acomodos parciales y contingentes. Stern habla entonces de la
necesidad de analizar los patrones preexistentes que él denomina de “adaptación
en resistencia” como prerrequisito esencial para analizar las rebeliones
campesinas.
Las rebeliones son aquellas que alcanzan una mayor permanencia temporal,
teniendo connotaciones regionales y que están en condiciones de propagarse a
varias doctrinas, corregimientos e incluso provincias. Las rebeliones más que
espontáneas responden a un plan mínimo de organización y coordinación. No son
provocadas por un estímulo aislado sino por una coyuntura rebelde donde
convergen y se articulan más de una variable. El ataque no es contra una autoridad
concreta sino contra las instituciones y las autoridades oficiales en bloque. El siglo
XVIII en los Andes estuvo signado por una importante cantidad de revueltas.
Algunos autores han contabilizado alrededor de diez en Ecuador, ciento siete en
Perú y once en Bolivia. Solamente en la década de 1770 ocurrieron nueve atentados
contra corregidores; y tres grandes rebeliones: la de Juan Santos Atahualpa en la
selva sur peruana de 1742, la de Chayanta (norte de Potosí) en 1777 y por fin la
gran rebelión encabezada por Tupac Amau II con epicentro en el sur de Perú y
Bolivia entre 1780 y 1781 y su continuación o segunda fase llevada adelante por
Tupac Catari entre 1781 y 1783.Cabe aclarar que el bajo número de revueltas
registradas para Ecuador y Bolivia responde más a que no hubo estudios
pormenorizados sobre el tema que a la realidad vivida. En función de una cantidad
determinadas de revueltas las mismas se pueden agrupar en por lo menos cuatro
tipos:
Revueltas antifiscales: montadas contra todo o parte del aparato fiscal que tenía
por fin drenar excedente de la colonia a la metrópolis. El procedimiento era cercar
la casa del corregidor, destruir selectivamente cierta documentación y saquear o
quemar ciertos símbolos de la autoridad civil.
Revueltas contra la elite indígena: Estas revueltas lo que permiten mostrar es cómo
para los indígenas no pasó desapercibido el fenómeno de asimilación cultural en el
que se vieron inmersos sus señores étnicos. Las formas de protesta pasaron por el
hecho de que las comunidades se negaron a rendirle obediencia o se
La primera llamada comúnmente fase quechua o cusqueña, que como dijimos fue
encabezada personalmente llevada adelante por Tupac Amaru.
La segunda, que se considera comenzó con la captura de Tupac Amaru, cuando las
riendas del movimiento fueron tomadas por familiares del cacique para luego
articularse con otra rebelión ubicada en el Alto Perú y encabezada por Julián Apasa
Tomás Catari.
Los que lo hicieron por una cuestión de solidaridad hacia Tupac Amaru. En este
primer grupo podemos encontrar a sus familiares cercanos.
Los que creyeron en las proclamas emitidas por Tupac Amaru o estaban de
acuerdo con la finalidad del movimiento. Incluso aquellos que creían que Tupac
Amaru estaba efectivamente cumpliendo órdenes del rey. Para salvaguardar sus
propiedades y la seguridad de su familia.
La segunda fase
Las provincias del Alto Perú ya venían agitadas desde comienzos de 1780 por los
disturbios contra las aduanas de Cochabamba y La Paz. Además ese mismo año, en
la provincia de Chayanta. Tomás Catarí, líder de la rebelión, se había levantado
contra el corregidor y contra un cacique intruso puesto por aquel, quien venía
perpetrando sistemáticamente abusos contra las comunidades locales. No se sabe
si la revuelta de Tomás Catari se articuló con la de Tupac Amaru, lo que es cierto
es que esta se dirigió principalmente contra el tributo y la mita, lo que explica la
fuerte participación indígena en el levantamiento. Es claro que en esta segunda fase
el factor parentesco también jugó un papel destacado a fin de reclutar hombres
para las fuerzas aymaras. Catari, al igual que Tupac Amaru designo a sus parientes
para ocupar puestos importantes. Las evidencias indican que Catari no solo uso
sus conexiones para reclutar tropas para la rebelión, también lo hizo para conseguir
apoyo económico (víveres, comidas, etc.). ¿Había diferencias entre Tupac Amaru y
Tupac Catari? Efectivamente las había. Hasta se podría hablar, en términos de
prestigio social y político del cacique Tupac Amaru y del indio Tupac Catari. Tal vez
lo que podamos encontrar en común es que ambos tenían la misma actividad, es
decir, ambos eran comerciantes lo que les valía tener una amplia movilidad
geográfica además de muy probables contactos en los mercados regionales y en lo
que hace a la producción textil y agrícola. Esto, de alguna manera, permite limitar la
idea de “indio del común” aplicada a Catari, considerando la experiencia “colonial”
que adquirió Catari a partir de sus actividades comerciales. A pesar de esa
experiencia y ese conocimiento podemos preguntarnos ¿Qué conjunto de factores
hizo que ambos líderes encabecen un movimiento de semejante envergadura? Una
respuesta rápida indicará que el reparto de mercancías fue el detónante de todos
los males, no es casual que la rebelión haya comenzado con el asesinato de un
corregidor, suceso que fue seguido de una poderosa campaña para abolir el
reparto. No obstante O´Phelam Godoy sostiene, sin menospreciar esta hipótesis,
que hubo una correlación cronológica entre las reformas borbónicas
implementadas por el visitador Areche desde 1777 y el descontento social que
alcanzó su clímax con la Gran Rebelión entre 1780 y 1781. Incluso la rebelión de
Tupac Amaru tuvo el efecto de canalizar las protestas y reclamos surgidos en la
región surandina desde el mismo momento del establecimiento de las aduanas.
Además y por la participación de artesanos, mucho más en la primera fase, se
puede entender el efecto negativo que produjeron los sucesivos aumentos de la
alcabala. No es casual que las primeras proclamas de Tupac Amaru ofrecieran
abolir los repartos y otros impuestos aunque no haya hecho alusión al tributo
indígena lo que provocó airadas protestas entre la población. Durante toda la
segunda fase de la rebelión los indios no pagaron los tributos e incluso estaban
dispuestos a no pagarlos nunca más ya que, según ellos, habían sido abolidos. En
base a las declaraciones de los detenidos y a las proclamas rebeldes, O´Phelam
Godoy sostiene que, al menos en la fase quichua, la acción de Tupac Amaru se
centró fundamentalmente en conseguir materializar la abolición de las aduanas, la
alcabala y el reparto de mercancías. Pero no buscó ni la supresión del tributo ni la
supresión de la mita minera a Potosí, cosa que se fue modificando con la paulatina
presión de las masas indígenas -vitales para el triunfo de la rebelión- sobre los
sectores dirigentes. Tupac Catari sostuvo que recién en la última etapa de la
rebelión se resolvió “quitar la mita de Potosí”.
1779/80. Lluvias e inundaciones que asolan Arequipa y la propia ciudad del Cuzco.
Por otro lado, la rebelión de Tupac Amaru agudizó la visión negativa de los indios
como seres inferiores por naturaleza, que no podían mejorar y aumentaron las
medidas y propagandas anti indígenas. A fines del siglo XVIII, los intelectuales y
autoridades percibían al indio como pobre, atrasado y lento. Lo que no había era un
acuerdo en el origen de aquellas causas: si era inferior por naturaleza o si el
sistema socio-político de la colonia lo había degradado. También, aquellos
discursos muestran una reacción criolla frente a las ideas europeas acerca de la
inferioridad del continente americano y por ende su población. Estas ideas
influyeron mucho en los procesos independentistas y fueron defendidas sobre
todo por aquellos defensores del colonialismo tanto en América como en España.
En aquellos discursos lo que se puede percibir son ciertos fines políticos ya que
los argumentos pasaban por cómo gobernar las colonias y a los indios en
particular. Desde esta perspectiva, los colonialistas apoyaban múltiples formas de
intervencionismo como el reparto o el control de las autoridades. Recién con la
crisis colonial a la vista, provocada por los esfuerzos de los Borbones para
fortalecer el estado (fines del XVIII, principios del XIX), se pone nuevamente en
debate la situación colonial, los indios habían servido para hacer un referéndum
sobre la dominación española en América.
Estas naciones criollas no estaban, al menos a fines del siglo XVIII, en condiciones
de sacar naciones de la manga -al menos como las entendemos hoy- al momento
que Napoleón invadió España. Entonces, la república de españoles (americanos)
estaba directamente confrontada con una masa indígena fragmentada en diminutas
repúblicas de indios desde el siglo XVII, tuteladas por los agentes de la Corona o de
la Iglesia y explotadas a título privado o público.