Está en la página 1de 19

XVI Congreso de la Asociación Latinoamericana de

Investigadores de la Comunicación (ALAIC)


La Comunicación como Bien Público Global:
Nuevos lenguajes críticos y debates hacia el porvenir
Buenos Aires, Argentina, 26 al 30 de septiembre de 2022
Organizan
 Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC).
 Federación Argentina de Carreras de Comunicación Social (FADECCOS).

GT 5: Comunicación y Salud / Comunicação e Saúde

Debates en torno a la emergencia de la Oncofertilidad. Contextos y


demandas en torno a los derechos, discursos y emociones
participantes.
Debates around the emergence of Oncofertility. Contexts and demands around the rights,
discourses and emotions involved

Leila Martina Passerino 1

Resumen:
La emergencia de la oncofertilidad como especialidad médica forma parte de demandas
concretas. El objetivo de la ponencia es indagar, por un lado, en el marco de qué discusiones
en torno al lugar de la reproducción/fertilidad/maternidad emerge la especialidad, los

1
Leila Martina Passerino. Centro de Investigación y Transferencia de la Universidad Nacional de Rafaela (CIT
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas/ Universidad Nacional de Rafaela) – Facultad de
Cultura, Educación y Conocimiento, Universidad Nacional de Rafaela (FCEC-UNRaf). Doctora en Ciencias
Sociales. Argentina. leilapasse@hotmail.com / leila.passerino@unraf.edu.ar
debates en torno a los derechos sexuales y (no)reproductivos, como así también los
diálogos establecidos entre parentalidad y genética. Sobre esta base, indagamos acerca del
lugar de las emociones como dispositivo político operante de estos procesos y los modos
de circulación de los discursos. La propuesta intenta avanzar en una comprensión de las
causas, cadenas históricas y genealogías explicativas de estas producciones.
Metodológicamente, nos valemos de fuentes secundarias para reconstruir el surgimiento,
demandas y objetivos de esta área médica, en diálogo con trabajos que nos permitan
detenernos en los marcos socioculturales en materia de derechos sexuales y reproductivos.
En un segundo, realizamos un análisis a partir de la selección de algunas publicaciones
presentes en redes sociales (fundamentalmente Instagram y Facebook) vinculadas a la
preservación de la fertilidad y examinamos los vínculos de parentalidad, las propuestas y
los propios modos en que son presentadas las “problemáticas” desde los modos de
intervención socio-emocionales desde los cuales operan.

Palabras Clave: Fertilidad, Derechos sexuales y (no)reproductivos, Emociones

Abstract:
The emergence of oncofertility as a medical speciality is part of specific demands. The aim
of the paper is to investigate, on the one hand, in the framework of the discussions around
the place of reproduction/fertility/maternity, the debates around sexual and
(non)reproductive rights, as well as the dialogues established between parenthood and
genetics. On this basis, we investigate the place of emotions as an operative political device
in these processes and the modes of circulation of discourses. The proposal attempts to
advance in an understanding of the causes, historical chains and explanatory genealogies
of these productions. Methodologically, we use secondary sources to reconstruct the
emergence, demands and objectives of this medical area, in dialogue with works that allow
us to examine the socio-cultural frameworks in terms of sexual and reproductive rights.
Secondly, we carry out an analysis based on the selection of some publications on social
networks (mainly Instagram and Facebook) related to fertility preservation and we examine
the parental links, the proposals and the ways in which the "problems" are presented from
the socio-emotional modes of intervention from which they operate.

Key words: Fertility, Sexual and (non)reproductive rights, Emotions


Presentación del tema
El cáncer de mama resulta a nivel epidemiológico uno de los cánceres de mayor incidencia
y mortalidad en Argentina2 (Ferlay et al. 2008; Forman, Sierra, 2016). Pese a ello, también
presenta tasas de supervivencia, asociadas a la detección temprana, pero también a la
articulación entre éste, el diagnóstico y el circuito terapéutico (Yip et al. 2008 en Viniegra;
Paolino; Arrossi, 2010: 25), que producen sobrevida en mujeres que transitaron cáncer de
mama (Huber, et. al. 2006). Este aspecto invita a indagar una experiencia de enfermedad
que involucra a mujeres en edad reproductiva. Según fuentes estadísticas, se calcula que
aproximadamente el 25% de las pacientes con cáncer de mama son premenopáusicas y el
15% menores de 45 años (Bermejo, 2010; Cardoso, et. al., 2012; Baulies, 2017). Así, “casi la
totalidad de los casos, la supervivencia de estas pacientes se asocia a menudo con un
importante compromiso de la reserva ovárica, ya que las células germinales son
particularmente sensibles a la agresión que generan las drogas quimioterápicas” (Terrado,
2020: 214). No sólo la quimioterapia puede tener efectos adversos sobre la fertilidad de las
mujeres. Algunos tumores resultan sensibles endocrinológicamente lo cual implica terapia
adyuvante hormonal -entre 5 y 10 años-, período dónde el embarazo no es recomendable.
En este contexto, en la encrucijada entre la oncología ginecológica y la infertilidad se
encuentra un nuevo campo de la medicina, la oncofertilidad (Bastu, 2013), especialidad
abocada al estudio y desarrollo de ciertas medidas de prevención y protección del impacto
del cáncer y sus tratamientos en la salud reproductiva.
Dentro de las estrategias disponibles para la preservación de la fertilidad en mujeres que

2
Según las estimaciones de incidencia del Observatorio Global de Cáncer de la OMS, el cáncer de mama es el de mayor
magnitud en cuanto a ocurrencia para 2018: con un volumen de más de 21.000 casos al año, representa el 17% de todos los
tumores malignos y casi un tercio de los cánceres femeninos (INC, s/f). Los datos regionales, igualmente, presentan
limitaciones dada la fragmentación de los datos estadísticos (Straw; Romero, 2016) y la heterogeneidad del territorio argentino
(Viniegra; Paolino; Arrossi, 2010).
atravesarán un tratamiento oncológico hay diferentes alternativas, que también serán por
supuesto evaluadas según los casos y especificidades. Entre éstas hay algunas establecidas
como clínicas, que incluyen la criopreservación embrionaria; la criopreservación
(vitrificación) de ovocitos, y otras consideradas aún como experimentales, como la
cripreservación y autotransplante de tejido ovárico3.
Ahora bien, como postulamos, la emergencia de la oncofertilidad no puede desdibujarse de
la urdimbre social desde la cual opera y atraviesa la vida cotidiana de numerosas mujeres
que transitan diversos cánceres y la vinculación con el lugar de la fertilidad. Debemos
comprender aquí este proceso vinculado a la pregunta en torno a la
fertilidad/reproducción/maternidad como hecho social, cultural, político. Así, la
intervención médica no queda meramente reducida a una pretendida naturaleza de la
“capacidad reproductiva”, sino que esta participa como expresión y regulación generizada
en torno a cómo se concibe la reproducción en nuestra sociedad, desde qué posiciones y
en el marco de derechos sexuales y reproductivos.
En este trabajo recuperamos algunos debates en torno a derechos sexuales y
(no)reproductivos desde algunas lecturas que realiza la crítica feminista. Con posterioridad,
realizamos un análisis de algunas publicaciones presentes en redes sociales centradas en la
preservación de la fertilidad desde una perspectiva ligada a las intervenciones socio-
emocionales.

3
Adicionalmente, existen una serie de opciones no clínicas de preservación de la fertilidad que se encuentran
en distintas fases de investigación y desarrollo, como el cultivo in vitro a partir de folículos primordiales, el
xenotrasplante, el autotrasplante de ovario artificial, la congelación de ovario completo y las técnicas de
protección ovárica (Valcarcel, 2018 en Terrado, 2020).
Objetivos
El objetivo general de la ponencia es indagar los marcos socio-culturales y emocionales que
participan de la emergencia, desarrollo y demanda la especialidad médica de la
oncofertilidad. Para ello, interesa, por un lado, examinar los marcos en que problemáticas
del orden de la reproducción/fertilidad/maternidad forman resultan objeto de demandas
frente a los derechos sexuales y (no)reproductivos desde la crítica feminista. Por otro,
analizar el lugar de las emociones como dispositivo político operante que participa de los
procesos y modos de circulación de los discursos vinculados a la oferta de preservación de
fertilidad.

Enfoque y metodología de abordaje


Metodológicamente, nos valemos de fuentes secundarias para reconstruir
genealógicamente el surgimiento, demandas y objetivos de la oncofertilidad en el marco de
derechos sexuales y reproductivos. Recuperamos estudios del campo de las maternidades
y la crítica feminista interesada en dar cuenta de las regulaciones genéricas que atraviesan
el campo de la medicina y las (bio)tecnología.
En un segundo momento, consideramos algunas publicaciones presentes en redes sociales
(fundamentalmente Instagram y Facebook) relativas a la preservación de la fertilidad. Para
el análisis, examinamos los vínculos de parentalidad que prevalecen, los modos en que son
presentadas las “problemáticas”, como la intervención socio-emocional que participa como
instancia presente en la configuración de la oferta.

Discusión teórica
La fertilidad suele ser un punto de inflexión para las mujeres en “edad fértil o reproductiva”
ante un diagnóstico de cáncer, que no necesariamente estaba presente o llegaba a ser una
inquietud motivada por el deseo (Passerino, 2018). Requiere ciertas decisiones a corto plazo
frente a la emergencia del diagnóstico y la necesidad frecuentemente inmediata de iniciar
los tratamientos. Desde el punto de vista de las subjetividades se trata de una experiencia
corpórea vinculada a un proceso de medicalización donde la cuestión de la fertilidad puede
ser leída en esta zona regida por el lugar del riesgo y cuya actuación responde al orden de
la anticipación. “La medicalización implica que la institución médica y sus profesionales
tienen el poder de resolver el conflicto que ocurre entre el deseo profesional y el deseo de
ser madre de muchas mujeres” (Lamas,2022: 392).
Adherimos con Stolke (2009) que la biotecnología y los procesos que se juegan en el campo
de la oncofertilidad desafían el dualismo convencional moderno que disocia naturaleza de
cultura, poniéndose en juego nuestras nociones convencionales de reproducción,
parentesco, relaciones sexo/género. No se trataría de intervenciones “neutras” sobre los
cuerpos de las mujeres, sino que atraviesan y conforman las experiencias, dotándolas de
significados y emociones. La experiencia se dirime en un terreno que a su vez siempre las
excede y por ello nos resulta importante considerar estos procesos en marcos sociales,
políticos, culturales frente a la experiencia de enfermedad. Ello puede analizarse a partir de
considerar los derechos sexuales y reproductivos. Retomando a Pecheny y Petracci
afirmamos que “la reivindicación de derechos sexuales politiza relaciones sociales
consideradas privadas o naturales, poniendo en cuestión límites instituidos […] La
politización pasa entonces por mostrar qué relaciones consideradas privadas están en
realidad atravesadas por una dimensión política y qué relaciones percibidas como naturales
son en realidad construidas social e históricamente” (2009:44).
Las luchas en torno a los derechos sexuales en América Latina se originan en un contexto
particular. Fue con la recuperación de las democracias nacionales que los reclamos en torno
a los derechos (no)reproductivos y sexuales4 fueron ganando terreno, abriendo el camino
para la militancia del denominado feminismo de la segunda ola en nuestra región
(Lazzaroni, 2021). Estos activismos no sólo han logrado instalar públicamente la cuestión,
sino que lograron materializar en derechos muchos de los reclamos, pudiendo hablarse de
democratización de la sexualidad (Pecheny, 2014). Debates en torno al derecho al aborto
legal, el control de la natalidad, el divorcio libre y la igualdad salarial, fueron algunos de las
dimensiones debatidas por estos años que toman dimensión pública y política. El énfasis en
los derechos actúa como recurso simbólico legítimo para enmarcar una serie de
reivindicaciones, reclamos y cuestionamientos que aluden al ejercicio de la autonomía a
partir del control de las decisiones sobre el propio cuerpo, sus capacidades reproductivas
(o no) y el ejercicio de una sexualidad libre.
El movimiento de mujeres, como el de la diversidad sexual han encarnado luchas por el
reconocimiento de estos derechos, instituyéndolos como “problema social”, contribuyendo
y ampliando el lenguaje de los derechos sexuales “más allá de lo reproductivo” (Petracci,
Pecheny, 2009: 54). Este será un aspecto fundamental para pensar qué aspectos han
prevalecido en las discusiones y que otros han quedado ubicados en lugares secundarios. El
énfasis en la cuestión no reproductiva, basada en el reclamo por la despenalización y
legalización del aborto en nuestro país, ha asumido un lugar prioritario, que comienza a

4
Como sistematiza Brown (2008) contemplan tres asuntos: los relativos a la cuestión de la reproducción y
todos los derechos que esta implica (seguridad en el embarazo, parto, puerperio, así como también acceso a
asistencia y tratamientos de fertilización asistida); los derechos relacionados con la no reproducción,
anticoncepción y aborto (los derechos relativos a decidir si tener o no hijas o hijos, con quién, cómo y cuántos
y, por lo tanto, disponer de los medios seguros para poder llevar adelante esas elecciones); finalmente, los
derechos relativos al ejercicio libre de la sexualidad sin discriminación, coerción o violencia.
perfilarse ya en la década del noventa (Barrancos, 2011; Brown, 2006; Pecheny, 2006). El
30 de diciembre del año 2020 resulta una fecha significativa ya que se aprueba la Ley contra
la Interrupción Voluntaria del Embarazo (Ley 27.610) logrando la legalidad y concreción de
un derecho ampliamente batallado.
La ampliación del lenguaje de los derechos sexuales “más allá de lo reproductivo” y toda la
pugna por el derecho al aborto, formó parte de las críticas feministas hacia el sistema
patriarcal de representaciones de género y sobre todo, a los mitos y miradas hegemónicas
en torno a pensar al sujeto mujer como hecho biológico, adherida a una imagen totalizadora
y unificada de mujer=madre (Fernández, 1993) que desplaza el carácter deseante e instituye
el mandato de la maternidad. Así, el movimiento feminista ha trabajado no sólo para
garantizar el acceso al aborto seguro, sino también para humanizar a las mujeres que así lo
eligen.
Ahora bien, siguiendo a Alexandra Kimball, la preponderancia y pugna por el acceso al
aborto legal y seguro al interior del heterogéneo movimiento feminista ha desdibujado la
problemática de la infertilidad como derecho que también debiera ser interpelado. En sus
palabras “La infertilidad nunca se ha visto como un problema de las mujeres como género,
aún menos como un problema feminista” (Kimball, 2020: 12). A diferencia de los problemas
del aborto o la igualdad laboral, la infertilidad no se considera un problema político, sino
que queda anclado a una experiencia individual, asociado a una idea esencialista de género
acerca de la posibilidad de gestar. Lemas como “la maternidad será deseada o no será”, se
sostiene sobre el presupuesto de gestación e invisibilizando en gran medida las experiencias
y necesidades de mujeres infértiles. Debemos decir que en Argentina, a partir de la sanción
de la Ley 26.862 de 2013, se da acceso integral de los procedimientos y técnicas médico-
asistenciales de reproducción médicamente asistida. Ello constituyó un hito de ampliación
de derechos y ciudadanía en materia reproductiva que puso sobre la mesa temas vinculados
a la reproducción y las heterogéneas experiencias de familias. Aún así, sería interesante
indagar qué rol ha ocupado el feminismo respecto a la legitimidad y sostenimiento del
reclamo. Lo que sí es cierto, es que la oncofertilidad y la preservación de la fertilidad por
otras causas médicas pasan a ser un foco de interés en Salud pública en la Argentina.
Kimball lee la cuestión de la infertilidad como una cuestión de “justicia reproductiva”,
afectada por razones de raza, clase, género y orientación sexual y que suele quedar
relegada, sobre todo por problemáticas de acceso, costes económicos y emocionales como
un malestar exclusivo de “privilegiadas”, blancas y heterosexuales, más o menos
culpabilizadas frente al “precio pagado por las mujeres por sus relajadas costumbres
morales” (Pfeffer, en Kimball, 2020: 64), vinculado al desarrollo de proyectos personales,
como la creciente profesionalización. Por otro lado, a medida que la discusión se centra en
términos de salud reproductiva, se despolitiza y medicaliza el reclamo.
La medicalicalización permite “postergar” la maternidad al tiempo que “normaliza”, como
refiere Lamas (2022), a las mujeres de acuerdo al mandato cultural de la feminidad, -
despolitiza por ejemplo, las dificultades de nuestra sociedad para admitir el reparto desigual
para el desarrollo laboral que atraviesan las mujeres. Para el feminismo los reclamos en
torno a la fertilidad fueron secundarios al movimiento: “El trabajo que da la infertilidad, el
trabajo del duelo y del deseo, siguen siendo en gran medida invisibles en el seno del
feminismo, que en el mejor de los casos, ataja la narrativa general de las mujeres infértiles
como consumidoras privilegiadas de la medicina reproductiva, y en el peor, interpreta
nuestro deseo materno como un signo de complicidad patriarcal” (Kimball 2020: 109).
Principales resultados, reflexiones y conclusiones
Las decisiones en torno a la fertilidad a raíz del tránsito de mujeres por diversos cánceres,
son procesos que no se reducen a una cuestión meramente reproductiva e individual, sino
que involucran demandas, debates y prerrogativas sociales y culturales donde la
maternidad adquiere también valor social.
Partimos de una conjetura que sostiene que la oferta que se realiza desde la Oncofertilidad,
es paradójica: en tanto que se vale de negar la condición ideológica que atraviesa los
procesos de toma de decisión (desde proposiciones técnicas ligadas a la preservación, de
aparente neutralidad) pone en juego, en simultáneo, aspectos socio-emocionales que
hacen a la oferta y propuesta, a través de un énfasis y experimentación de la carencia (la
infertilidad).

Parentalidades y deseos
Respecto a los vínculos de parentalidad inaugurados en los discursos asociados a la
medicina reproductiva, resulta bastante evidente que el lugar de la fertilidad se vincula con
la portación de genes del genitor: una maternidad biotecnológica (Stolke, 2009). La
obsesión geneticista ubica la maternidad en un horizonte de perpetuación genética. La
maternidad se desea, en primera instancia, como un suceso biológico (Lamas, 2022), como
manifestación de la sociedad neo-liberal competitiva y meritocrática (Stolke, 2009), donde
como enuncia esta publicidad: “La maternidad es un deseo del que me puedo hacer cargo”.
Se trata de una maternidad genetizada, biológica,
desde la cual el “hacerse cargo” supone poder
bregar y sostener la maternidad localizada en el
cuerpo de la mujer, anclado a la noción de
feminidad que la cultura occidental ha reproducido,
recuperando el lugar del trabajo (corporal) y orden
meritocrático que lo produce. Se trata de un
“hacerse cargo” frente a las decisiones y acciones a
Fuente: Instagram tomar, donde el discurso “científico”, términos de
pregna.medicinareproduc
Pregna Medicina Reproductiva Lamas (2022), sostiene justifica la intervención al
“ayudar” a conciliar el conflicto generado para muchas mujeres entre el desarrollo
profesional y su maternidad. Un “hacerse cargo”
que supone “tomar cartas en el asunto” que en los
casos de oncofertilidad implica el trabajo de
anticipación, de “cuidar el futuro”, prever y
responsabilizarse por las decisiones que pudieran o
no tomarse, aun cuando la pregunta en torno a
maternidad no sea puesta en cuestión. La obsesión
geneticista ubica la maternidad en un horizonte de
perpetuación genética, siendo su contracara, un Fuente: Instagram
pregna.medicinareproduc
proceso de “duelo genético” (Rossi, Jurkowski, Pregna Medicina Reproductiva

2020).
Proteger la fertilidad es “cuidar el futuro”, en tanto la maternidad “da sentido a mi [la] vida”.
Desde estos lugares ambiguos, signados por la
inmediatez que asume las intervenciones de los
tratamientos oncológicos, se dirimen las decisiones
y puede considerarse el “deseo”. El uso de TRHA, lo
“expone” así en términos diversos. Por un lado,
porque volviendo a Kimball refuerza este lugar de
cuestionamiento hacia el “deseo materno” a
diferencia quienes pueden tener hijos/as
Fuente: Instagram espontáneamente: “Se supone que la reproducción
pregna.medicinareproduc
Pregna Medicina Reproductiva
y la maternidad suceden de forma natural a las
mujeres: de forma natural, instintiva y fácil (…) Cuando la maternidad es objeto de esfuerzo,
trabajo y deseo, no es natural, y lo que no sucede natural debe ser construido. Y lo que es
construido, especialmente bajo el patriarcado, tiene menos legitimidad” (2020: 80).
El deseo, se asocia también en los discursos con los
“sueños”, una posibilidad de control asociado a lo
“posible”. Aspectos que pueden resultar
angustiantes cuando, por ejemplo, en el caso de la
oncofertilidad, los derroteros reproductivos
permanecen sujeto a múltiples determinaciones.
Pero también en las trayectorias de las usuarias de
TRHA quienes, como lo hace Kimball en primera
persona, pueden referir: “Donde un lector Fuente: Instagram
pregna.medicinareproduc
cualquiera podría ver la hechicería genética de alta Pregna Medicina Reproductiva
tecnología aplicada al tratamiento de la fertilidad, la paciente siente sobre todo la
incomodidad de su cuerpo, la frustración de la espera, la posibilidad de tener una criatura,
el cansino camino por el que han pasado todas las madres” (2020, 86).
La proximidad deseo/control, nos expone a situaciones no mencionadas en estos discursos
que termina descuidando el carácter corpóreo y situado, vedado en las puestas publicitarias
con sesgos “romantizados”. Es interesante aquí introducir la noción de “mediagenia” que
recupera Lamas (2022) de Colette Chiland, la cual alude al impacto en la demanda de ciertos
procedimientos médicos por la difusión excesiva que de ellos hacen los medios masivos de
comunicación –hoy podríamos referir más bien a las redes sociales. La amplificación
mediática sobre el control que traerían la introducción de las TRHA actúa aquí como
“solución” inmediata, persistiendo con eficacia el discurso de que “tu sueño es posible”,
sobredimensionando el accionar al equiparar la intervención con efectividad y
desconociendo en ese camino, la diversidad de obstáculos también de orden burocrático,
legal, económico y médicos que participan de la experiencia (Johnson, 2020).

Las emociones como dispositivo político operante: una introducción


La oferta vinculada a la preservación de la fertilidad y a la medicina reproductiva recupera
en su retórica la naturaleza afectiva que participa del orden social, apropiada y resignificada.
Eva Illuoz (2007, 2010, 2019) en su extensa trayectoria aborda la vinculación entre la
consolidación del capitalismo a lo largo del siglo XX y la constitución de una cultura emotiva
particular, que produce formas singulares en los intercambios sociales e intervienen en las
narrativas culturales. Por ello, indagamos aquí la cultura emocional que sostienen estos
discursos. La noción de capitalismo emocional (Illouz, 2007) evidencia la imbricación mutua
de prácticas, discursos, emociones, e industria económica, desde las cuales las emociones
se constituyen como eje vertebrador del comportamiento económico y la vida emocional.
Illouz aborda la noción bourdesiana de campo para dar cuenta de la convergencia entre
diferentes actores e instituciones participantes que crean un campo de acción con
discursos, reglas, objetos y límites propios: Estado, academia, industria cultural en torno a
la maternidad, a la fertilidad, a la experiencia de cáncer, grupos acreditados estatales,
universitarios, cultura popular, etc. Estas experiencias, configuran así prácticas y discursos
emocionales como aspectos esenciales del comportamiento económico.
Las emociones “no son interiores ni psicológicas. En realidad, las emociones son
expresiones de relaciones sociales mediadas por objetos, situaciones, espacios, atmósferas,
estímulos sensoriales” (2009: 284). Por ello, son interpretadas como significados culturales
y relaciones sociales, que participan de modo práctico como instancias pre reflexivas,
internalizadas como disposiciones corporales o habitus. También es importante decir,
actúan perfomativamente en la producción de géneros y sexualidades, conteniendo
divisiones implícitas dirá la autora, modos más o menos legítimos de corporalidad y
adicionamos también, actuando normativamente5.
En los discursos en torno a la preservación de la fertilidad puede advertirse que el discurso
emocional participa de modo extensivo y no sólo desde aquello que se ofrece en términos
de “producto”, sino también ligado al tipo de vínculo que se intenta establecer con las
mujeres, particularmente respecto a cómo abordar la vida íntima, desde un “cuidado
emocional”, promoviendo “proximidad” con la usuaria, por sobre una práctica
despersonalizada:

5
Podríamos pensar con A. Hochschild que actúan cómo reglas de sentimiento (Hochschild, 2008), lo cual
implica pensar en pautas sociales que definen lo que imaginamos que deberíamos o no sentir frente a
determinadas circunstancias.
Vivirás el proceso de tu tratamiento siempre acompañada, no sólo desde el punto de
vista técnico y profesional, sino desde el amor, la contención y la confianza.
Abrimos las puertas de Fecunditas Instituto de Medicina Reproductiva, en 1989 con el
claro objetivo de brindar a nuestros pacientes las herramientas más modernas de la
ciencia y la mejor contención emocional para concretar el tan deseado sueño de tener
un hijo.
Fuente: https://tufertilidadonline.com.ar/
Pero en la oferta, también podemos destacar otro componente ligado a la mercantilización
de las emociones que reconfigura la vida afectiva y que se ancla a un proceso de
racionalización constante de éstas vinculado al estilo emocional terapéutico (Illouz, 2007).
Consideramos para nuestro trabajo este proceso de racionalización de emociones que
participan como disposiciones para sentir, como producto del aprendizaje, de la
interiorización de pautas culturales y signos de época referidos a los modos de considerar
la maternidad, la feminidad en juego. Radica allí una vinculación inextricable entre el mundo
emocional y las prácticas de consumo cultural como aborda Illouz (2007), como parte de
esos habitus emotivos frente al tránsito por la enfermedad, como modos más o menos
legítimos de, por ejemplo, considerar la fertilidad.
“La felicidad de ser padres para aquellos que han perdido la esperanza”
Preservar la fertilidad de una persona le da tranquilidad y evita la angustia posterior
al saberse incapaz de tener un hijo.
Fuente: https://procrearte.com/oncofertilidad
Desde este abordaje, no hay en primera instancia un “mercado” y luego un “mandato de
maternidad”, sino que más bien se imbrican y producen “la infertilidad” como un problema
(qué debe y se espera sea atendido) y en ese proceso, habitus emocionales que ubican a la
angustia, a la tranquilidad, como expresiones emocionales anudadas a la producción de
subjetividades y también, a ciertos tipos de consumo: “Lo que importa aquí es que la
publicidad y el marketing no explotaron una mina de emociones ‘reales’: más bien al aplicar
un significado emocional a los bienes, lo que hicieron fue contribuir a la construcción del
consumidor como entidad emocional, haciendo del consumo un acto emocional y
legitimando la identidad del consumidor como un ser motivado por las emociones” (2009:
25). A su vez, un consumo que debe decirse, recrudece procesos de exclusión y también
produce malestares, deseos, proyecciones, es decir, actúan performativamente.
El proceso de racionalización se vincula con una
orientación de la acción a través del uso dirá Illouz de
un saber cultural concreto y tácito, que actúan como
dinámicas de reconocimiento y nos “hacen tomar
atajos para evaluar ese objeto y actuar en relación
con el mismo” (2007: 89). Esta racionalización abona
así a una “intelectualización” de la vida cotidiana que
implica un aprendizaje y comprensión acerca de, por

Fuente: Instagram
ejemplo, cómo sentirnos mujeres reconocidas,
pregna.medicinareproduc
Pregna Medicina Reproductiva comprendidas, deseadas, etc. En esta interacción
entre la esfera de la producción y los habitus
emocionales, se produce una creciente objetivación en los medios de expresar e
intercambiar emociones. Como grafica la publicidad, esta situación, ligada a una
racionalidad técnica, es la que permite “ver el futuro” anclada a cierta emoción “felicidad”
con el lugar del cálculo y la previsión, estrategias y mecanismos para la preservación de la
fertilidad. Una racionalización, en la cual la vida íntima y las emociones se tornan objetos
mesurables y calculables. En este proceso la esfera de la producción lleva al sentimiento al
centro de modelos de sociabilidad (vinculado aquí a cierto modelo de parentalidad) y la
intimidad ocupa simultáneamente un lugar central en el modelo económico de intercambio
de bienes y servicios.
Finalmente, introducimos con Illouz (2019) la noción de commodities emocionales o
emodities en pos de reflexionar y poner en juego cómo también se configuran preferencias
de consumo, que no solo producen transacciones sociales y sociabilidad, sino que produce
mundos emocionales y morales. Los emodities refieren a objetos consumo en el marco de
motivaciones e intenciones emocionales determinadas a su vez por la cultura de consumo,
son puntos de encuentro y de transacción en interacciones emocionales.
Pensá en tu Futuro - ¡Viví una experiencia única, haciendo tu tratamiento en la ciudad
de Buenos Aires, Argentina! Junto a Tripology Viajes. La vitrificación de óvulos es una
extraordinaria herramienta que permite a las mujeres disponer de mayor autonomía
y libertad a la hora de tomar decisiones tan importantes en la vida como lo es la
maternidad.
El futuro de la Medicina Reproductiva está dedicado al área de la prevención.
Prevención en Fertilidad significa evitar que cuando la mujer decida tener un hijo,
llegue tarde a su maternidad. Preserve su capital más preciado que son sus óvulos,
éstos no se regeneran, sólo se gastan con los años.
Fuente: https://cerhin.com
Esta empresa uruguaya, ofrece no sólo la oferta “tradicional” vinculada a la preservación de
la fertilidad, vinculada emocionalmente a la “maternidad” y márgenes de “autonomía” y
“libertad”, bajo una lógica técnica sostenida por el cálculo (“para evitar que llegue tarde a
su maternidad”) o que lo hagan tardíamente (“se gastan con los años”), sino que vincula a
ello un viaje turístico, como “experiencia única”. La economía moral de las relaciones en
torno a las maternidades y parentalidades deseables organiza intercambios económicos a
través de emociones y en casos como este, se producen emodities que motivan el consumo
y se configuran como “experiencias”.

Conclusiones
Como hemos intentado a lo largo de esta ponencia, quisimos dar cuenta cómo la pregunta
en torno a la fertilidad/reproducción/maternidad resulta un hecho social, cultural, político.
La intervención médica, de la mano de la oncofertilidad en nuestro caso, no se reduce a una
pretendida naturaleza de la “capacidad reproductiva”, sino que esta participa como
expresión y también regulación generizada de acciones y demandas en el marco de
derechos sexuales y reproductivos. Por tanto, no hay intervenciones “neutras” sobre los
cuerpos de las mujeres. La experiencia resulta política, arena corporal donde se juegan
diversas decisiones, intervenciones biotecnológicas, modos de pensar las parentalidades.
Hemos recuperado por ello, algunos debates en torno a derechos sexuales y
(no)reproductivos, en diálogo con algunas lecturas que realiza la crítica feminista respecto
a los ideales regulativos, normativos, en la cual la reproducción se instala como tendencia
natural y ligado a ello, modos más o menos legítimos de parentalidad. Con posterioridad,
nos hemos valido de algunas publicaciones a los fines de ilustrar cómo el “campo”
reproductivo no es exento de habitus emocionales que producen racionalidades y
coparticipan de la propia cultura capitalista. Los discursos en torno a la preservación de la
fertilidad integran la dimensión emocional desde su oferta, desde la recreación de habitus
y modos de sentir, pero también expresado como modo de establecer el vínculo en pos de
lograr una “proximidad” y una “experiencia” con la usuaria.
Bibliografía
Bastu, E.; Nehir, A; Baysal, B. (2013) Oncofertility: fertility preservation in cancer patients. J
Turk Soc Obstet Gynecol, Vol, 10, Issue: 3, pp. 173- 80.
Foucault, M. (1984) El juego de Michel Foucault. En Saber y verdad. Madrid: Ediciones de La
Piqueta, pp. 127-162.
Garay, R. (2008) El destino de ser madres: la ideología de la maternidad como soporte
discursivo de las nuevas tecnologías reproductivas. En Tarducci (coord.) Maternidades en el
siglo XXI. Pp. 29-60. Buenos Aires: Espacio editorial.
Hester, H. (2019) Xenofeminsimo. Tecnologías de género y políticas de reproducción.
Buenos Aires: Caja Negra.
Hochschild, A. R. (2008) La mercantilización de la vida íntima. Apuntes de la casa y el trabajo.
Buenos Aires: Katz Editores.
Illouz, E. (2007). Intimidades congeladas. Las emociones en el capitalismo. Buenos Aires,
Katz.
Illouz, E. (2010). La salvación del alma moderna. Terapia, emociones y la cultura de la
autoayuda. Buenos Aires, Katz.
Illouz, E. (comp.) (2019) Capitalismo, consumo y autenticidad. Las emociones como
mercancía. Buenos Aires: Katz.
Kimball, Alexandra (2020) La semilla. La infertilidad es una cuestión feminista. Barcelona:
Ediciones Bellaterra.
Lamas, M. (2022) Postergar la maternidad: dilema individual y síntoma cultural. En Marta
Lamas. Dimensiones de la diferencia. Género y política. Antología esencial. Pp. 383-402.
CABA: CLACSO.
Pecheny, M. y Petracci, M. (2009) Derechos humanos y sexualidad en la Argentina.
Horizontes Antropológicos, Porto Alegre, año 12, n. 26, p. 43-69, jul./dez.
Stolcke, V. (2009) A propósito del sexo. Política y Sociedad. Vol. 46 Núm. 1 y 2: 43-55.

También podría gustarte