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c/ Louzeau Osvaldo
9 de Agosto de 1990
El Dr. Cuartero indica que la sentencia definitiva de primera instancia, juzga que la prueba
producida es insuficiente para los efectos de tener acreditada la compraventa alegada por la
actora.
Se rechaza la petición de esta parte, quien reclama el pago del saldo de precio de una operación
de venta de mercaderías. Como consecuencia, interpone recurso de apelación, donde se funda en
la expresión de agravios en fs. 88
Señala la importancia que tiene la prueba de libros en materia mercantil. Si bien no es una prueba
legal y absoluta, el tribunal, si resuelve en contra de ese elemento en juicio, deberá presentar una
profunda e idónea crítica ante tal antecedente.
Aclara que en la segunda prueba presentada por la actora, la firma no le pertenece, pero sí el sello
que contiene la misma. Esto prueba que ha sido recibido, pero no observado por el demandado,
ya que pudo haber sido sellado por alguno de sus dependientes con el sello real del fondo de
comercio.
Se funda en el ART. 43 del Código de Comercio: “Todo comerciante está obligado a llevar cuenta y
razón de sus operaciones y a tener una contabilidad mercantil organizada sobre una base contable
uniforme y de la que resulte un cuadro verídico de sus negocios y una justificación clara de todos y
cada uno de los actos susceptibles de registración contable. Las constancias contables deben
complementarse con la documentación respectiva”.
Pese a la demostración de los libros por parte de la actora, que prueban la compra-venta en
cuestión, y a la simple negativa del demandado de no poder probar la misma, buscan revocar la
sentencia apelada. A su vez, condenar al demandado al pago del capital reclamado, más la
actualización monetaria y los intereses, más las costas causídicas.
Parte resolutiva