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ANTECEDENTES:
- Los accionantes radican demanda ante el juzgado 41 civil circuito Bogotá,
solicitando la prescripción de la acción cambiaria y el ejercicio de la acción
ejecutiva, el despacho falla en contra, por lo cual presentan recurso de apelación.
- El Tribunal superior del Distrito Bogotá confirma la decisión del a-quo, por lo cual
los accionantes proponen recurso Casación con base en el art 368 del CPC (336
CGP)
CONSIDERACIONES:
RESUELVE:
2. ASIMETRÍA
WILLIAM NAMÉN VARGAS
Ref.: 11001-31-03-042-2006-00453-01
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACION CIVIL
Veintisiete (27) de febrero de dos mil doce (2012)
PROCESO ORDINARIO – SIMULACIÓN
DEMANDANTE: SOCIEDAD HINCAPIÉ Y COMPAÑÍA LTDA.
DEMANDADA: FÁBRICA DE ESPECIAS Y PRODUCTOS EL REY S.A
Se decide el recurso de reposición interpuesto por la parte demandante contra el auto
adiado 14 de diciembre de 2011, por el cual se inadmitió parcialmente la demanda de
casación y se declaró desierto el recurso de casación formulado contra la sentencia de 18
de marzo de 2011, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá.
ANTECEDENTES
El recurrente sostiene que en los cargos segundo y tercero de la demanda de casación se
expresan en forma clara y precisa los fundamentos de las acusaciones dirigidas contra la
sentencia de segundo grado, ENFILADAS POR LA VÍA INDIRECTA POR ERROR DE
HECHO EN LA APRECIACIÓN PROBATORIA, porque en su opinión, en el plenario se
encuentra debidamente acreditado el contrato de agencia comercial que regentó la
relación comercial, simulado a través de varios acuerdos de distribución.
El casacionista insiste en que el Tribunal pretermitió algunas pruebas documentales las
cuales enlista y señala que desvirtúan la labor de compra para la reventa que el ad-quem
juzgó ejecutada por la sociedad actora y reafirman el contrato de agencia comercial cuya
declaración deprecó.
Además, recabó en que los acuerdos de transacción y las terminaciones unilaterales de
los impropiamente llamados contratos de distribución, descubren a manera de indicios, el
interés de la agenciada en ocultar la verdadera relación de las partes, pues allí se plasmó,
bajo presión de la demandada con abuso de “su posición dominante” contractual e
“indebida práctica comercial”, que la relación obedeció a la compra de productos, al
tiempo que se pactó la expresa renuncia a las prestaciones propias del agente o
mandatario, evidencia que debió conducir al Tribunal a declarar probada la simulación del
agenciamiento, pues en verdad, dichos acuerdos aunque suscritos por el intermediario,
están desprovistos de consentimiento.
Precisó que paralelo al contrato de agencia comercial hubo suministro de diferentes
productos (aunque omitió especificar cuáles), lo cual no es óbice para la declaración de
dicha relación comercial y el reconocimiento de las prestaciones que le son propias,
porque son modalidades contractuales diversas y compatibles al punto que la segunda
sirvió para articular las actividades de promoción y venta en el agenciamiento.
Reiteró que el Tribunal afincó la decisión en los testimonios de empleados de la
demandada a pesar de que sus versiones ilustran el abuso de posición contractual
dominante de la agenciada, la ejecución de actividades de promoción, fidelización de la
clientela, posicionamiento, ventas y garantía de productos asumidas por la intermediaria,
con pagos directos de los clientes a aquélla, bajo el ropaje de acuerdos de distribución.
Igual conclusión, en opinión del censor, se desprende del tenor literal del contrato suscrito
el 2 de marzo de 1981, que trasluce la actuación de la intermediaria en nombre propio, en
condición de comerciante independiente, pero en calidad de mandataria de la
demandada, con el encargo de promover, fidelizar la clientela, vender y garantizar los
productos de la empresaria, como se reafirma en las declaraciones de algunos testigos.
Enfatizó en que, si bien la actividad de agenciamiento se ejecutó coetáneamente con la
distribución, en aquélla, y explicó la intervención del empresario en las estrategias y
políticas de mercadeo, lo cual se manifestó en el interrogatorio de parte, y otra de las
declaraciones, que no fueron tenidas en cuenta por el Tribunal.
Insistió en que la exigencia de prueba del consenso de las partes para ocultar el contrato
de agencia comercial, es un desbarro del Tribunal, pues basta con las probanzas
prenombradas para concluir que hubo simulación de aquél bajo la modalidad de acuerdos
de suministro y distribución, en lugar del pacto de compra para la reventa que el ad-quem
juzgó acreditado, conclusión que condujo equivocadamente al fracaso de las prestaciones
reclamadas por el agente.
Estimó reunidos a cabalidad los requisitos formales para la demanda de casación
establecidos en el art. 374 del CPC, pues el pronunciamiento sobre el fondo del asunto
está reservado para una etapa posterior.
CONSIDERACIONES
El objeto del recurso de reposición es la identificación de los argumentos que cimentaron
la inadmisión de los cargos en casación, los que en esta oportunidad se contrajeron a la
asimetría del ataque como quiera que EL RECURRENTE OMITIÓ CONTROVERTIR
VARIAS DE LAS PRUEBAS QUE FUNDARON LA DETERMINACIÓN OPUGNADA,
CONCRETAMENTE “EL PRESUPUESTO DE COMPRAS, LAS FACTURAS
CAMBIARIAS DE COMPRAVENTA Y LOS BALANCES CONTABLES” DE LA
SOCIEDAD ACTORA, que a juicio del ad-quem revelan la ejecución del contrato de
compra para la reventa, falencia que se mantuvo incólume en la reposición aludida.
Para el recurrente basta con la denuncia de las pruebas pretermitidas, supuestas o
tergiversadas para que el cargo apuntalado por la vía indirecta se admita, en
cumplimiento de los requisitos formales de que trata el artículo 374 del C.P.C.; no
obstante, profusa ha sido la jurisprudencia de esta Corporación, respecto del alcance del
inciso 3º de dicha norma, en el sentido de que LA PRECISIÓN QUE RECLAMA LA
DEMANDA DE CASACIÓN, DEBE SER PLENA, COMPLETA, LO CUAL EXIGE DEL
CENSOR, DESANDAR LOS PASOS DEL TRIBUNAL PARA DERRUIR UNO A UNO
LOS ARGUMENTOS Y LAS PRUEBAS QUE SIRVIERON DE ANCLAJE A LA
DECISIÓN, PUES DE MANTENERSE ILESO ALGUNO DE ELLOS DEJA A LA CORTE
EN IMPOSIBILIDAD DE COMPLETAR LA ACUSACIÓN HABIDA CUENTA DEL
CARÁCTER DISPOSITIVO DEL RECURSO.
Así las cosas, la puntualización del ataque respecto del dicho de los testigos, de la versión
de los representantes legales de las partes y de variada prueba documental, vertida la
reposición, es insuficiente para superar la asimetría de los cargos segundo y tercero que
condujeron a su inadmisión.
Huelga señalar que el ataque por la vía indirecta por la comisión de errores de hecho,
exige abordar tres escenarios, EL PRIMERO atañe a realizar el mapeo completo de cada
una de las razones expuestas por el juez de segundo grado para adoptar la decisión y las
pruebas en que soportó aquéllas; EL SEGUNDO alude a la verificación material u objetiva
en el expediente, de dichos medios probatorios para precisar si fueron obviados o
supuestos parcial o totalmente por el ad-quem y EL TERCERO relativo a la revelación de
la conclusión o juicio a que habría llegado aquél de no haber mediado el yerro
denunciado, LABORES QUE EXCLUYEN FIJAR EL REPROCHE EN LA SIMPLE
ACTIVIDAD HERMENÉUTICA APLICADA POR EL TRIBUNAL, pues como otrora señaló
esta Corporación, “el error no se demuestra en aquellas hipótesis en que el recurrente se
limita a oponer las conclusiones propias a las del tribunal, toda vez que en tales eventos
el esfuerzo dialéctico estaría encaminado a combatir la estimación de esos medios con
una distinta interpretación y no, como exige la ley, a explicar en qué consiste el yerro´
(cas. civ. sentencia 202 de 5 de agosto de 2005, exp. 85002-02), debiéndose ´(…)
recordar de otro lado que, al unísono jurisprudencia y doctrina, de manera constante han
sostenido que frente al recurso de casación y tratándose de ataques montados sobre la
existencia de supuestos desaciertos fácticos en la apreciación de la prueba, no son de
recibo las simples conjeturas ni tampoco ensayos argumentales ordenados a instaurar
probables entendimientos de la realidad distintos al que fue consignado en la sentencia
(…)´ (Cas. civ. 1° de febrero de 1993, [S-003-1993]). ´Si impugnar es refutar, contradecir,
controvertir, lo cual exige, como mínimo, explicar qué es aquello que se enfrenta, fundar
una acusación es entonces asunto mucho más elaborado (…) ´. Desde luego que tal
exigencia es connatural al recurso de casación, de suyo dispositivo y extraordinario,
características que gravan al recurrente con el deber de exponer a la Corte las razones
puntuales para infirmar la presunción de legalidad y acierto que ampara la sentencia
acusada, en orden a que el juez de casación ´pueda decidir el recurso sin tener que
moverse oficiosamente a completar, modificar o recrear la acusación planteada sin
acierto, lo cual no entra en sus poderes (G.J. T. CVII, pág. 86)´”. 2
Finalmente, LAS EXIGENCIAS DE TÉCNICA SE ACRECIENTAN CUANDO EL
ATAQUE VERSA SOBRE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES, COMO SE DIJO EN
EL AUTO RECURRIDO, PORQUE LO CONTRARIO EQUIVALDRÍA A UTILIZAR EL
RECURSO EXTRAORDINARIO A MANERA DE UNA INSTANCIA ADICIONAL, tarea
relegada por el recurrente porque se limitó a repetir el velado y diverso entendimiento que
en su opinión, ofrece el tenor literal de las cláusulas convenidas, incluidas las
transacciones y los acuerdos de finiquito de la relación mercantil, que bueno es decirlo, se
ejecutó durante más de 35 años según su propio dicho, entre avezados comerciantes en
el ramo, a pesar de que en reiterada jurisprudencia citada en la providencia aquí
controvertida, esta Sala ha sostenido que “(…) si ya los jueces en las dos instancias
naturales, como epílogo de la actividad dialéctica realizada a lo largo del proceso,
adscribieron significado a las cláusulas del acuerdo, ha de juzgarse que en principio allí se
clausura el debate, pues en semejante situación el reclamo de una de ellas en sede de
casación resulta ser el regreso a la posición de partida que disoció a los contratantes, en
cuanto cada uno de ellos ya intentó desde el comienzo que fuera acogida su particular e
interesada perspectiva respecto de los alcances de la convención. LO QUE SE DICE
SIRVE PARA MOSTRAR QUE LA TAREA QUE ESPERA AL CASACIONISTA
CUANDO COMBATE LA HERMENÉUTICA QUE SOBRE EL NEGOCIO SE EDIFICÓ A
LO LARGO DE LAS INSTANCIAS, VA MÁS ALLÁ DE UNA SIMPLE PROPUESTA
ALTERNATIVA DIVERGENTE, MUY POR EL CONTRARIO, EL DERRUMBE DE UNA
SENTENCIA EN QUE SE DICE HUBO ERROR DE HECHO EN LA FIJACIÓN DE LOS
ALCANCES DE UNA DISPOSICIÓN CONTRACTUAL, SUPONE MOSTRAR UN
DESBARRO DE TAL MAGNITUD QUE SU SOLA DESCRIPCIÓN LLEVE DE MODO
DIRECTO A LA CONVICCIÓN DE SU EXISTENCIA. PERO SI PARA LA
DEMOSTRACIÓN DEL ERROR SON NECESARIAS ABSTRUSAS E INTRINCADAS
ELABORACIONES TEÓRICAS Y LA CONCURRENCIA DE SUPUESTOS AD HOC
EXTRAÑOS AL CASO CONCRETO, EN VERDAD LO QUE SE REVELA ES LA
FORMULACIÓN DE UNA NUEVA LECTURA DE LAS CLÁUSULAS, PRO DOMO SUA
Y EN LA MISMA CLAVE UNILATERAL E INTERESADA QUE, POR EXCLUIR LOS
INTERESES DEL ANTAGONISTA, HIZO NECESARIA LA INTERVENCIÓN JUDICIAL.
En este escenario, LA SIMPLE DIVERGENCIA DE OPINIÓN DEL RECURRENTE
SOBRE LA INTERPRETACIÓN que el Tribunal brindó a la relación contractual que obró
entre las partes –compra para la reventa-, ES AJENA AL ERROR DE HECHO EN
MATERIA PROBATORIA E INSUFICIENTE PARA ADMITIR LA DEMANDA DE
CASACIÓN. Por las razones anotadas el auto inadmisorio recurrido en reposición, se
mantendrá incólume.
DECISIÓN:
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,
RESUELVE: NO REPONER el auto adiado 14 de diciembre de 2010, mediante el cual se
inadmitieron los cargos segundo y tercero de la demanda de casación presentada por la
parte demandante para sustentar, el recurso de casación por ella interpuesto contra la
sentencia de 18 de marzo de 2011, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Bogotá dentro del proceso ordinario de la referencia.
Segundo cargo:
Vulneración a un principio fundamental: “nadie puede derivar derechos de su propia
ilicitud”
Tercer cargo:
Según el recurrente el Tribunal desatendió por completo la excepción de falta de
legitimación en
la causa por activa.
Cuarto cargo:
El recurrente acusa que en la sentencia el Tribunal violó el principio constitucional de la no
reformatio in pejus.
Primer Cargo: Manifestó la parte demandada que el Banco no fue quien sufrió una
merma patrimonial, sino la empresa de turismo, para luego hacer ver que el banco no
tenía legitimación en la causa, y así evidenciar que los requisitos para el enriquecimiento
sin causa no estaban completos, sin embargo, la Corte manifestó que la entidad Bancaria
si gozó de legitimación en la causa por activa porque realmente fue quien sufrió la merma
patrimonial, estando así facultado para ejercitar la acción in rem verso.
Requisitos para la acción in rem verso
1) Que exista un enriquecimiento, es decir, que el obligado haya obtenido una ventaja
patrimonial.
2) Que haya un empobrecimiento correlativo, lo cual significa que la ventaja obtenida por
el enriquecido haya costado algo al empobrecido, o sea que a expensas de éste se haya
efectuado el enriquecimiento.
3) Para que el empobrecimiento sufrido por el demandante, como consecuencia del
enriquecimiento del demandado, sea injusto, se requiere que el desequilibrio entre los dos
patrimonios se haya producido sin causa jurídica.
4) Para que sea legitimada en la causa la acción de in rem verso, se requiere que el
demandante, a fin de recuperar el bien, carezca de cualquiera otra acción originada por
un contrato, un cuasicontrato, un delito, un cuasi-delito, o de las que brotan de los
derechos absolutos.
5) La acción de in rem verso no procede cuando con ella se pretende soslayar una
disposición imperativa de la ley.
Segundo Cargo: El demandado señaló que, el Tribunal violó por vía directa una norma
de derecho sustancial como es el principio general del derecho según el cual nadie puede
derivar derechos de su propia ilicitud. En ese sentido, argumentó que Bancolombia
confesó en la demanda, que incumplió sus deberes como entidad financiera al desviar
culposamente unos dineros que pertenecían a la empresa de turismo, pese a ello, salió
indemne y hasta remunerada con el fallo objeto de este recurso de casación, pues
se le reconoció lo que tuvo que indemnizar a la referida sociedad por los daños que ella
recibió y adicionalmente se le otorga el beneficio de la corrección monetaria. Manifestó el
recurrente que el demandante no es una persona cualquiera, ordinaria o ingenua, sino un
profesional del comercio calificado a quien debe exigirse toda la diligencia, la pericia y la
prudencia que demanda el manejo del ahorro del público, por esta razón, el Banco violó
normas financieras que son de orden público y que protegen a la sociedad en
general, proceder que no puede ser génesis del derecho a recibir una compensación, ni
es posible que las consecuencias de su ilicitud se trasladen al demandado, porque ello
desconoce el principio según el cual nadie puede medrar de su propia ilicitud.
La Corte hizo un análisis sobre los principios generales del derecho y hace una distinción
entre estos y las normas sustanciales, para luego señalar que más allá de las discusiones
teóricas que genera el tema, en la labor de decidir una controversia, no sólo pueden verse
transgredidas reglas positivas, sino que también es factible la infracción de los principios
generales de Derecho, (i) ya sea porque dejan de aplicarse, (ii) bien porque se hacen
operar indebidamente, o (iii) porque se interpretan de manera errónea. La Corte
manifestó que los principios tienen el carácter de normas de derecho sustancial en
aquellos eventos en los cuales, por sí mismos, poseen la idoneidad para crear, modificar
o extinguir relaciones jurídicas concretas, por eso basta con invocar una regla general
de derecho en tanto sea la base del fallo o haya debido serlo, para abrir el espacio
al recurso de casación, pues los principios hacen parte del ordenamiento jurídico que el
recurso debe salvaguardar.
La Corte hizo en la década de 1930 una tesis según la cual basta la invocación de un
principio como norma de derecho sustancial para que se abra el espacio de la
casación. Así en varias sentencias se ha tomado como soporte el principio error comunis
facit ius (el error común crea derecho), para la máxima nadie puede enriquecerse sin
causa.
En ese orden de ideas, para la Corte de antaño los principios eran parte del ordenamiento
y el recurso de casación no estaba instituido para la defensa de la ley en sentido formal,
sino en resguardo de todo el ordenamiento; también se dijo que los principios generales
del derecho por sí solos también sirven como fundamento del recurso, aunque no
aparezcan consagrados expresamente en una ley, pues el juez debe aplicarlos según el
artículo 8º de la Ley 153 de 1887 que ordena que se apliquen las reglas generales del
derecho, a falta de ley o doctrina constitucional.
Los casos que pueden ocurrir, se resumen así:
a) Dice el sentenciador que no hay regla aplicable; resuelve entonces aplicar una regla
general del derecho. Pero sí hay ley aplicable, bien sea directamente o bien por analogía.
Entonces el fallo es acusable por violación de la ley que el sentenciador se abstuvo de
aplicar siendo aplicable.
b) El sentenciador resuelve aplicar una ley que considera aplicable. Pero en realidad tal
ley es inaplicable al caso controvertido; hay necesidad entonces de aplicar, conforme al
artículo 8º de la Ley 153, las reglas generales del derecho. El fallo es entonces acusable
por violación de las disposiciones que se aplicaron siendo inaplicables.
c) El sentenciador considera que en realidad no hay ley aplicable, expresa o
analógicamente, y aplica la regla general del derecho, pero aplica mal, porque hay
normas jurisprudenciales sobre la correcta aplicación de esta regla. Así, no es admisible
la acción fundada en el enriquecimiento sin causa cuando el demandante tiene acción
fundada en un contrato, cuasicontrato, delito o cuasidelito, esto es, se requiere que el
demandante carezca de toda otra acción para que pueda ejercitar la fundada en este
principio, porque si la tiene debe fundarse en él. La acción originada del enriquecimiento
injusto es subsidiaria.
d) Si el sentenciador ha aplicado mal la regla de derecho, porque no se han llenado todas
las condiciones para poder ejercitarla, hay una indebida aplicación de esta regla general,
que en la actualidad es derecho sustancial y base para el recurso de casación.
La misma ley ha acogido además de la interpretación analógica, los principios generales
del derecho, dando a éstos, con esa fórmula tan ampliamente comprensiva, un
reconocimiento especial y una propia y verdadera sanción de orden positivo, y advierte,
en nota: De ahí la posibilidad, comúnmente reconocida, de recurrir en casación por
falta de aplicación judicial de los principios generales del derecho.
Las referidas circunstancias, aunadas al conjunto nutrido de fallos en que la Corte
desarrolló los principios generales del derecho, dejan ver que ellos como parte
fundamental del ordenamiento jurídico pueden operar y, de hecho, se han admitido como
norma de derecho sustancial cuya violación es susceptible de ser acusada a través del
recurso extraordinario de casación.
Tercer Cargo: Este cargo se fundó en que la sentencia del Tribunal no está “en
consonancia con los hechos ni con las excepciones propuestas por el demandado”, toda
vez que “se desconocieron por completo hechos probados en el proceso y la excepción
de falta de legitimación en la causa formulada desde la contestación de la demanda”.
Para el recurrente, el Tribunal reconoció “legitimación activa a Bancolombia para entablar
la acción de enriquecimiento sin causa, cuando en esa entidad no concurrían las
calidades sustanciales necesarias para predicarse esta posición procesal, ya que para la
parte demandada el empobrecimiento lo sufrió la empresa de turismo y no la entidad
bancaria, en consecuencia, este último no podía reclamar el pago de esos dineros.
En pocas palabras, el recurrente indica que “el error que se imputa a la sentencia de
segunda instancia fue haber desatendido por completo esta excepción de falta de
legitimación en la causa por activa; sin embargo, la Corte ha determinado que por el tipo
de contrato de depósito irregular el propietario del dinero consignado erróneamente en la
cuenta del demandado si le pertenecía a la entidad bancaria y que claramente había
sufrido una merma patrimonial y en consecuencia si gozaba de legitimación en la causa
por activa.
Cuarto Cargo: El recurrente acusa que en la sentencia el Tribunal violó el principio
constitucional de la no reformatio in pejus, que alude a la prohibición de reformar en
perjuicio del apelante único, toda vez que en segunda instancia se hizo más gravosa la
situación del “único apelante” pues el recurrente manifestó que solo hubo un recurso de
alzada: el suyo. Sin embargo, el Tribunal hizo claridad que si bien es cierto el demandado
presentó recurso de alzada, la parte demandada se adhirió.
En este apartado, la Corte manifestó que, para que se configure el fenómeno de la
reformatio in pejus, es indispensable:
a) Que haya un litigante vencido, excluyéndose por ende cuando se trata de la apelación
de fallos meramente formales
b) Que sólo dicho litigante apele, puesto que la restricción en examen cede cuando la
parte contraria formula también recurso o adhiere al inicialmente promovido
c) Que con su decisión, el ad-quem haya modificado, desmejorándola, la posición
procesal que para el apelante creó el proveído en cuestión
d) Que la enmienda no obedezca a una necesidad impuesta por razones de carácter
lógico o jurídico atinentes a la consistencia misma del pronunciamiento jurisdiccional y a
su completa efectividad inmediata, evitando tener que remitirse a nuevas actuaciones
posteriores"
RESUELVE
NO CASA la sentencia de 18 de octubre de 2006, proferida por la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Medellín, dentro del proceso ordinario que Bancolombia
S.A. promovió contra Óscar Adrián Loaiza Arias.
4. SENTENCIA C-037/2000
Demanda de inconstitucionalidad Artículo 240 de la Ley 4° de 19913 – Prelación de
aplicación entre la ley, reglamentos ejecutivos y órdenes superiores.
Demandante: Ramón Esteban Laborde Rubio Magistrado Ponente: Dr. Vladimiro Naranjo
Mesa
ANTECEDENTES Mediante acción pública de inconstitucionalidad el ciudadano Ramón
Esteban Laborde Rubio solicita a la Corte declarar inexequible el artículo 240 de la ley 4
de 1913. Se inadmitió la demanda el 11 de junio de 1999 y concedió tres (3) días para
subsanar so pena de rechazo.
“Las razones de la inadmisión consistieron en considerar que los cargos formulados en
contra del artículo 240 de la Ley 4ª de 1913, no guardaban correspondencia lógica, pues
mientras la disposición regula el orden de preferencia que debe primar en caso de
disposiciones contradictorias de diversa jerarquía, los reproches se dirigían a atacar la
supuesta facultad de los servidores públicos de la Rama Administrativa del Poder Público
para desvirtuar la presunción de legalidad de la cual gozan los actos administrativos. Así,
el referido magistrado no encontró correctamente formulado un cargo en contra de la
disposición demandada” El accionante corrigió la demanda indicando que “la disposición
acusada constituía una unidad normativa con la contenida en el artículo 12 de la Ley 153
de 1887, el cual permite explícitamente el ejercicio de la excepción de ilegalidad.” Artículo
240. Ley 4a de 1913 Artículo 12 Ley 153 de 1887 El orden de preferencia de
disposiciones contradictorias en asuntos nacionales será el siguiente: la ley, el reglamento
ejecutivo y la orden del superior. "El orden de preferencia en disposiciones contradictorias
en asuntos departamentales será el siguiente: las leyes, las ordenanzas, los reglamentos
del gobernador y las órdenes de los superiores. "En los asuntos municipales el orden de
prelación es el siguiente: las leyes, las ordenanzas, los acuerdos, los reglamentos del
alcalde y las órdenes de los superiores. "Cuando la ley autorice al gobierno o a algún
empleado del orden político para reglamentar un asunto departamental o municipal;
cuando la ordenanza autorice al gobernador o a algún otro empleado político para
reglamentar un asunto municipal, el orden de prelación de los respectivos reglamentos irá
a continuación de la ley u ordenanza en virtud de la cual se expidieron. "Si el conflicto es
entre leyes y ordenanzas, se observarán las disposiciones de las primeras; y si es entre
las órdenes de los superiores, se prefiere la de mayor categoría." Las órdenes y demás
actos ejecutivos del gobierno expedidos en ejercicio de la potestad reglamentaria, tienen
fuerza obligatoria, y serán aplicados mientras no sean contrarios a la Constitución, a las
leyes ni a la doctrina legal más probable.
Acción de Tutela promovida por José Manuel Rodríguez Rangel contra Enrique Chartuny
González, gerente de las Empresas Públicas de Cartagena; Se solicita que se tutele el
derecho a la salubridad pública consagrado en el artículo 88 de la Constitución Nacional
con el fin de que el Tribunal Administrativo de Bolívar, ordene a las entidades
demandadas la continuidad de las obras de construcción del servicio de alcantarillado
para el barrio Vista Hermosa, hasta su terminación, o en su defecto la adopción de alguna
medida que tienda a proteger a los residentes del sector.
HECHOS
1."La acción de tutela sólo es procedente para la protección inmediata de los derechos
constitucionales fundamentales, que son los señalados expresamente en la Constitución
Título II, Capítulo I." Apoya este razonamiento en el concepto emitido por el Consejo de
Estado de fecha 5 febrero de 1992, donde además se agrega la incompetencia de la
Corte Constitucional para definir otros derechos como fundamentales, aparte de los
contenidos en dicho título.
PROBLEMA JURÍDICO
1. ¿Ante la falta de intervención legislativa que desarrolle los derechos-prestación del
capítulo segundo título segundo de la Constitución, debe el juez permanecer a la espera
de que se produzca dicho desarrollo, y en tal caso, considerar los textos que consagran
tales derechos como desprovisto de fuerza normativa, o por el contrario, debe el juez
definir el contenido de tales derechos, anticipándose al legislador y aplicándolos de
manera directa a partir del propio texto constitucional?
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
I. El Estado Social de Derecho.
A. Origen y delimitación conceptual:
La incidencia del Estado social de derecho en la organización sociopolítica puede ser
descrita esquemáticamente desde dos puntos de vista: Cuantitativo, que puede tratarse
bajo el tema del Estado Bienestar; y Cualitativo, bajo el tema de Estado Constitucional
Democrático.
1. El Estado de Bienestar puede ser definido como el Estado que garantiza estándares
mínimos de salario, alimentación, salud, habitación, educación, asegurados para todos los
ciudadanos bajo la idea de derecho y no simplemente de caridad (H.L. Wilensky, 1975).
(Aumento de la creación jurídica)
2. El Estado constitucional democrático ha sido la respuesta jurídico-política derivada de
la actividad intervencionista del Estado. Se manifiesta institucionalmente a través de la
creación de mecanismos de democracia participativa, de control político y jurídico en el
ejercicio del poder y sobre todo, a través de la consagración de un catálogo de principios
y de derechos fundamentales que inspiran toda la interpretación y el funcionamiento de la
organización política. (Nueva forma de interpretación del derecho)
Se da menor valor al texto legal y mayor preocupación por la justicia material y por
el logro de soluciones que sean consecuentes con los hechos.
B. Principios y Valores Constitucionales:
Una de las características más relevantes del Estado social de derecho consiste en la
importancia que adquiere el juez en sus relaciones con el legislador y con la
administración. Buena parte de ella se deriva del nuevo papel que juegan los principios
constitucionales en las decisiones judiciales y su relación con los valores y normas de la
Carta.
1. Los valores representan el catálogo axiológico a partir del cual se deriva el sentido y la
finalidad de las demás normas del ordenamiento jurídico, pueden tener consagración
explícita o no; lo importante es que sobre ellos se construya el fundamento y la finalidad
de la organización política.
Su condición de valores fundantes les otorga una enorme generalidad y, en
consecuencia, una textura interpretativa abierta, dentro de la cual caben varias fijaciones
del sentido. Corresponde al legislador, de manera prioritaria, la tarea de establecer la
delimitación de dichos valores a través de leyes. La Corte Constitucional debe ser
respetuosa de la prerrogativa legislativa que consiste en establecer el alcance general de
los mismos. Esto no impide que la Corte pueda, e incluso deba, en ciertos casos, valerse
de ellos para resolver una situación específica o para valorar otras normas o instituciones.
2. Los principios Constitucionales, consagran prescripciones jurídicas generales que
suponen una delimitación política y axiológica reconocida y, en consecuencia, restringen
el espacio de interpretación, lo cual hace de ellos normas de aplicación inmediata, tanto
por el legislador como por el juez constitucional. Ellos se refieren a la naturaleza política y
organizativa del Estado y de las relaciones entre los gobernantes y los gobernados. Su
valor normativo debe ser entendido de tal manera que signifiquen una definición en el
presente, una base axiológico-jurídica sin la cual cambiaría la naturaleza misma de la
Constitución y por lo tanto toda la parte organizativa perdería su significado y su razón de
ser.
C. Principios y Estado Social:
A través de criterios finalistas (principios) y de instrumentos de solución concreta (juez)
para obtener una mejor comunicación con la sociedad. El desarrollo de la democracia
constitucional puso de presente que el órgano legislativo, depositario tradicional de
legitimidad popular, debe estar acompañado del control jurisdiccional.
De lo dicho se deriva la idea de que el juez, en el Estado social de derecho también es un
portador de la visión institucional del interés general. El juez, al poner en relación la
Constitución -sus principios y sus normas- con la ley y con los hechos hace uso de una
discrecionalidad interpretativa que necesariamente delimita el sentido político de los
textos constitucionales. En este sentido la legislación y la decisión judicial son ambos
procesos de creación de derecho.
D. El Estado Social de Derecho y los Derechos Fundamentales:
La coherencia y la sabiduría de la interpretación y, sobre todo, la eficacia de los derechos
fundamentales en la Constitución de 1991, están asegurados por la Corte Constitucional.
Esta nueva relación entre derechos fundamentales y jueces significa un cambio
fundamental en relación con la Constitución anterior; dicho cambio puede ser definido
como una nueva estrategia encaminada al logro de la eficacia de los derechos, que
consiste en otorgarle de manera prioritaria al juez, y no ya a la administración o al
legislador, la responsabilidad de la eficacia de los derechos fundamentales. En el
sistema anterior la eficacia de los derechos fundamentales terminaba reduciéndose a su
fuerza simbólica. Hoy, con la nueva Constitución, los derechos son aquello que los jueces
dicen a través de las sentencias de tutela. De esta manera, en la relación texto
constitucional-hecho social, se irá construyendo una nueva interpretación de la carta de
derechos adecuada a una realidad propia del subdesarrollo.
II. Los Derechos Fundamentales.
Los derechos fundamentales son uno de los pilares del Estado social de derecho, y se
demuestra a través de: (i) Su trascendencia del ámbito propio de los derechos
individuales hacia todo el aparato organizativo del Estado. (ii) la existencia de la acción de
tutela, como mecanismo de protección inmediata de los derechos frente a todas las
autoridades públicas y con posibilidad de intervención de la Corte Constitucional para una
eventual revisión de las decisiones judiciales, que sirva para unificar criterios de
interpretación.
Para que un derecho tenga la calidad de fundamental debe reunir unos requisitos
esenciales; Y para la identificación de un derecho de tal naturaleza existen unos criterios
que ponen en evidencia los requisitos señalados y el derecho fundamental mismo.
A. Requisitos Esenciales:
1. Conexión directa con los principios
Toda la discrecionalidad otorgada a los órganos y creadores del derecho debe estar
fundada a partir del hilo conductor de los principios. La movilidad del sentido de una
norma se encuentra limitada por una interpretación acorde con los principios
constitucionales. Los derechos fundamentales son, como todas las normas
constitucionales, emanación de los valores y principios constitucionales, pero su
vinculación con estos es más directa, más inmediata, se aprecia con mayor evidencia.
Todo derecho fundamental debe ser emanación directa de un principio.
2. Eficacia directa
Para que un derecho constitucional pueda ser considerado como fundamental, debe
además ser el resultado de una aplicación directa del texto constitucional, sin que sea
necesario una intermediación normativa; debe haber una delimitación precisa de los
deberes positivos o negativos a partir del sólo texto constitucional. En algunos casos los
derechos económicos, sociales y culturales pueden ser objeto de protección especial por
medio de la tutela; tal es el caso del artículo 50 sobre los derechos de los niños; los
derechos consagrados en el inciso segundo del artículo 53 sobre principios mínimos
fundamentales de los trabajadores; el derecho establecido en el artículo 73 sobre
obtención de información contenida en documentos públicos. Igualmente pueden ser
objeto de tutela casos en los cuales el juez considere que una prestación del Estado
consagrada como derecho económico, social o cultural, o la falta de ella, ponga en
entredicho de manera directa y evidente un principio constitucional o uno o varios
derechos fundamentales.
Es importante tener en cuenta que la eficacia de las normas constitucionales no se puede
determinar en abstracto; ella varía según las circunstancias propias de los hechos. El juez
debe encontrar, en la relación hecho-norma la decisión más razonable, no sólo desde el
punto de vista jurídico sino también desde el punto de vista fáctico.
3. El contenido esencial
Existe un ámbito necesario e irreductible de conducta que el derecho protege, con
independencia de las modalidades que asuma o de las formas en las que se manifieste.
Es el núcleo básico del derecho fundamental, no susceptible de interpretación o de
opinión sometida a la dinámica de coyunturas o ideas políticas. El concepto de "contenido
esencial" es una manifestación del iusnaturalismo racionalista del siglo XVIII, según el
cual, existe un catálogo de derechos anteriores al derecho positivo, que puede ser
establecido racionalmente y sobre el cual existe claridad en cuanto a su delimitación
conceptual, su titularidad y el tipo de deberes y obligaciones que de él se derivan. Según
esto, quedan excluidos aquellos derechos que requieren de una delimitación en el mundo
de las mayorías políticas. Los derechos sociales, económicos y culturales de contenido
difuso, cuya aplicación está encomendada al legislador para que fije el sentido del texto
constitucional, no pueden ser considerados como fundamentales, salvo aquellas
situaciones en las cuales en un caso específico, sea evidente su conexidad con un
principio o con un derecho fundamental.
B. Criterios de distinción
1. Analíticos
*La consagración expresa
En relación con algunos derechos, el constituyente señaló en forma expresa su voluntad
de consagrarlos como fundamentales. Es el caso de los derechos establecidos en el
capítulo primero del título segundo de la Constitución e igualmente del artículo 44 sobre
los derechos de los niños. El carácter de fundamental no coincide con el de aplicación
inmediata. Siendo así, es necesario distinguir entre derechos fundamentales de aplicación
inmediata y derechos fundamentales que no son de aplicación inmediata. Ante esta
dificultad, corresponde a la jurisprudencia, y en especial a la Corte Constitucional, la
definición de la naturaleza y alcance de los derechos fundamentales que no son de
aplicación inmediata.
*La remisión expresa
En otros casos, tal como sucede con los derechos humanos y con la prohibición de
limitarlos en los estados de excepción, el constituyente ha estimado conveniente remitirse
a los tratados y convenios internacionales ratificados por el Congreso, para reconocer su
prevalencia en el orden interno, no sólo en cuanto a su texto mismo sino como pauta
concreta para la interpretación de los derechos y deberes consagrados en la Constitución
de 1991 (art. 93). (Remisión Interpretativa)
*La conexión directa con derechos expresamente consagrados
Algunos derechos no aparecen considerados expresamente como fundamentales. Sin
embargo, su conexión con otros derechos fundamentales es de tal naturaleza que, sin la
debida protección de aquellos, estos prácticamente desaparecerían o harían imposible su
eficaz protección. En ocasiones se requiere de una interpretación global entre principios,
valores, derechos fundamentales de aplicación inmediata y derechos económicos sociales
o culturales para poder apoyar razonablemente una decisión judicial.
*El carácter de derecho inherente a la persona
En ocasiones, la existencia de un derecho fundamental no depende tanto de un
reconocimiento expreso por parte de los creadores de la norma constitucional, como de
una interpretación sistemática y teleológica a partir de las cuales se mire el ordenamiento
en su conjunto, o la norma de acuerdo con su consagración implícita
De aquí la importancia del artículo 94 de la Constitución según el cual, la enumeración de
la carta de derechos no debe entenderse como la negación de otros que, siendo
inherentes al hombre no figuren expresamente en la Constitución o en los convenios
internacionales vigentes. Esta disposición concuerda con el sentido amplio y dinámico que
debe tener el concepto de derecho fundamental en el Estado social.
2. Fácticos
*Importancia del hecho
Los jueces y la Corte cuentan, para su interpretación, por un lado, con el texto
constitucional, con el catálogo de valores que se desprende de los principios
constitucionales, y por el otro con una realidad social colmada de dificultades económicas,
atropellos y violaciones a los derechos humanos y con unas instituciones venidas a
menos en su capacidad reguladora. A partir de estos dos elementos, normas y hechos, el
juez constitucional debe ir construyendo una interpretación razonable de la carta de
derechos; esto quiere decir que el resultado final de la interpretación debe tener en cuenta
las dificultades estructurales de la realidad económica colombiana sin que dichas
dificultades hagan inocua la voluntad constituyente de construir, desde el presente, una
sociedad más justa, más libre y más democrática, tal como lo establece el preámbulo de
la Carta.
*Carácter histórico
La categoría de derecho fundamental posee también un carácter histórico. Dos
implicaciones se derivan de este postulado: a). No todos los derechos fundamentales lo
han sido en todos los tiempos y algunos de ellos bien han podido tener este carácter en
forma transitoria y luego perderla, todo ello de acuerdo con la evolución de la sociedad
civil, y b). La entidad de fundamental de un derecho se encuentra ligada al estado de la
representación colectiva sobre el tema, es decir, la visión que la sociedad tiene de dichos
derechos.
III. Los Derechos Económicos Sociales y Culturales.
A. Su naturaleza Jurídica
La mayoría de los derechos en referencia implican una prestación por parte del Estado y
por lo tanto una erogación económica que por lo general depende de una decisión
política. Con base en esto, se sostiene que los enunciados constitucionales que recogen
tales derechos no pueden ser objeto de decisiones judiciales hasta tanto el Congreso no
haya expedido la legislación necesaria para aplicarlos; de lo contrario, se dice, el juez
estaría ocupando terrenos que no le corresponden de acuerdo con la doctrina de la
separación de los poderes. Esta fue la solución que la doctrina colombiana e internacional
dio al asunto mencionado, a la luz de los postulados del estado de derecho liberal clásico.
Sin embargo, los nuevos postulados del Estado social y las nuevas relaciones jurídicas
derivadas del Estado bienestar imponen un cuestionamiento de esta solución.
1. Sin la satisfacción de unas condiciones mínimas de existencia, o en términos del
artículo primero de la Constitución, sin el respeto "de la dignidad humana" en cuanto a sus
condiciones materiales de existencia, toda pretensión de efectividad de los derechos
clásicos de libertad e igualdad formal consagrados en el capítulo primero del título
segundo de la Carta, se reducirá a un mero formalismo.
2. Aquello que en un principio tenía como punto esencial la separación de los órganos, ha
pasado a ser, una separación de ámbitos funcionales dotados de un control activo entre
ellos. El juez debe poder convertirse en un instrumento de presión frente al legislador, de
tal manera que este, si no desea ver su espacio de decisión invadido por otros órganos,
adopte las responsabilidades de desarrollo legal que le corresponden y expida las normas
del caso.
B. La falta de intervención del legislador
En virtud de todo lo anterior, entra la corte a resolver el problema jurídico.
El juez debe actuar con prudencia y firmeza a la vez. En primer lugar, la intervención
judicial en el caso de un derecho económico social o cultural es necesaria cuando ella sea
indispensable para hacer respetar un principio constitucional o un derecho fundamental.
En estas circunstancias, el juez actúa bajo condiciones similares a aquellas que se
presentan cuando debe resolver un problema relacionado con un vacío o una
incoherencia de la ley. Es claro que en todos estos casos el juez decide algo que en
principio le corresponde al legislador. Sin embargo, en estas precisas condiciones, la falta
de solución proveniente del órgano que tiene la facultad de decidir, implica la posibilidad
de que otro órgano, en este caso el judicial, decida, para un caso específico, con la única
pretensión de garantizar la validez y efectividad de la norma constitucional.
La solución opuesta, que supone la no intervención judicial, desconoce los valores y
principios constitucionales que consagran la efectividad de los derechos y desconoce la
prevalencia del derecho sustancial sobre los procedimientos, consagrada en el artículo
228.
C. La justicia distributiva
En casos como el anterior, el juez debe tomar decisiones basadas tanto en la gravedad
de la violación del derecho fundamental a la luz de los textos constitucionales, como en
las posibilidades económicas de solución del problema dentro de una lógica de lo
razonable, que tenga en cuenta, por un lado, las condiciones de escasez de recursos y
por el otro los propósitos de igualdad y justicia social que señala la Constitución.
La justicia distributiva debe ser planteada como un problema de repartición -de asignación
por parte del Estado de recursos nuevos disponibles, cuyo resultado final, cualquiera que
sean los beneficiarios o los afectados por tal repartición, no desmejore la situación de
aquellos que poseen menos recursos.
IV. El Derecho a la Salubridad Pública.
A. La salubridad pública y la Constitución
La Constitución estableció en su artículo 365 inciso 1, una vinculación esencial entre el
Estado social de derecho y la prestación de los servicios públicos: "Artículo 361: Los
servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado. Es deber del Estado
asegurar su prestación eficiente a todos los habitantes del territorio". En concordancia con
esto, el artículo 366 consagra la prioridad del gasto público social: "Artículo 366. El
bienestar general y el mejoramiento de la calidad de la vida de la población son
finalidades sociales del Estado. Será objetivo fundamental de su actividad la solución de
las necesidades insatisfechas de salud, educación, de saneamiento ambiental y de agua
potable. Para tales efectos, en los planes y presupuestos de la Nación y de las entidades
territoriales, el gasto público social tendrá prioridad sobre cualquier otra asignación"
B. La importancia del servicio de alcantarillado
El derecho al servicio de alcantarillado, en aquellas circunstancias en las cuales afecte de
manera evidente derechos y principios constitucionales fundamentales, como son los
consagrados en los artículos 1 (dignidad humana), 11 (vida) y 13 (derechos de los
disminuidos), debe ser considerado como derecho susceptible de ser protegido por la
acción de tutela. Además, adquiere una connotación especial por el hecho de haber sido
iniciada la construcción del alcantarillado para luego ser suspendida, y el hecho de
haberse iniciado la construcción del alcantarillado desvirtúa la principal objeción para la
efectiva aplicación del derecho a los servicios públicos fundamentales, cual es la falta de
recursos económicos. Cuando se tomó la decisión de construir, ella debía estar
respaldada en una disponibilidad presupuestal.
DECISIÓN
REVOCAR la providencia del Tribunal Contencioso Administrativo de Bolívar, y en su
lugar; ORDENAR a las Empresas Públicas de Cartagena la terminación de la
construcción del alcantarillado del barrio Vista Hermosa. Dicha terminación deberá
llevarse a cabo dentro de un plazo razonable que no exceda de tres meses. Mientras ello
ocurre debe adoptar, inmediatamente, medidas provisionales idóneas, encaminadas a la
cesación de las molestias y perjuicios que se están ocasionando a los habitantes del
barrio.
En todos aquellos casos similares al presente por sus hechos o circunstancias, siempre
que se dejen obras inconclusas que afecten la salubridad pública, la doctrina
constitucional señalada en esta sentencia tendrá carácter obligatorio para todas las
autoridades, en los términos del artículo 33 del Decreto 2591 de 1991
ACLARACIÓN DE VOTO
El caso encaja mejor dentro de la previsión consagrada en el artículo 88 de la
Constitución, relativo a las acciones populares para la protección de los derechos e
intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y la
salubridad pública, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia económica y
otros de similar naturaleza.
Tales asuntos no deberían ser objeto de acciones de tutela, pues esta última institución
ha sido concebida con otros fines, específicamente relacionados con la protección de los
derechos fundamentales.
Pese a lo anterior, he votado favorablemente la ponencia por cuanto se trata de acción de
tutela usada únicamente como mecanismo preventivo para evitar un perjuicio
irremediable, lo cual está autorizado de modo expreso por el artículo 6o., numeral 3o., del
Decreto 2591 de 1991 y tomando en consideración el peligro que afrontan derechos
fundamentales como la vida y la salud de quienes habitan la zona afectada.
2. Para el caso en concreto, solo se admitieron el cargo tercero, quinto y octavo, los
demás no se tuvieron en cuenta.
Se procede entonces a explicar cuáles fueron los errores de los cargos
inadmitidos:
En el primer cargo el actor acusa la violación de los artículos 1495, 1496 y 1500
del C.C., alusivo a las características de los contratos unilaterales y bilaterales.
preceptos estos de talante claramente definitorio que no pueden calificarse como
normas de derecho sustancial. artículo 1495, define la noción de contrato, el
artículo 1496 precisa los conceptos de contrato unilateral y contrato bilateral, y el
artículo 1500 define lo que debe entenderse por contratos reales, solemnes y
consensuales, sin que ninguno de ellos tenga el carácter que la ley exige.
En el segundo cargo, el actor alude a la violación del artículo 1614 del Código
Civil. En la que alega el actor que, el ad-quem desfiguro el concepto de DAÑO
EMERGENTE, por “haber ordenado el tribunal, que estas sumas pagadas a la
demandada, deben de restituirse al actor, debidamente indexadas a título de
indemnización, violó el artículo en comento al darle el alcance que no corresponde
porque, en primer lugar la restitución de prestaciones, se ordena es por mandato
del legislador en casos previstos en la ley; en segundo lugar, las prestaciones no
se restituyen a título de perjuicios, sino estas se reintegran cuando las partes
deben devolver al estado en que se encontraban antes de la celebración del
negocio jurídico que se aniquila”. argumentando la sala un evidente desenfoque,
pues, contrario a lo afirmado por el recurrente, el Tribunal sí consideró que el
incumplimiento del contrato originaba, tentativamente, no solo la restitución
dineraria de la contraprestación a cargo el actor, en caso de haberla satisfecho
sino, igualmente, el pago de perjuicios. por lo que focalizar la censura en temas
que no fueron erigidos como pilares de la sentencia, es presentar un ataque
desenfocado.
En el cuarto cargo: trazado por la vía indirecta de la causal primera de casación,
debido a los errores de hecho en que incurrió el Tribunal al excluir la prueba
pericial y porque la “subestimo” (sic), es claro que el actor, igualmente, prohijó
algunas deficiencias que truncan el trámite de la acusación, en la medida en que
mixturó las causales establecidas y fusionó en una sola argumentos blandidos en
favor de una y otra.
En el primer planteamiento describe una preterición de prueba, reflejo de un yerro
de facto y, en el segundo, patentiza un error de derecho en la medida en que
descalifica la prueba pericial como elemento idóneo para demostrar el hecho
aseverado. Mixtura que, por supuesto, contraría los cánones del recurso
extraordinario.
Por lo que la corte considero: que frente a estos nuevos planteamientos (la
valoración conjunta de la prueba y la oficiosidad en esa materia), el casacionista
se sustrajo de explicar “en qué consiste la infracción” (art. 374 C. de P. C.), (hoy
articulo 344 C.G.P. y de “indicar que normas de carácter probatorio se consideran
infringidas”, tal cual lo exige la disposición aludida”.
El cargo sexto: tampoco pudo ser admitido habida cuenta que el recurrente
incurre, de nuevo, en una mixtura de las causales de casación. Toda vez que hace
dos planteamientos; 1: alude a un “ERROR MANIFIESTO DE HECHO” en la
apreciación de la prueba, y 2: expone INCONGRUENCIAS, al momento del fallo,
indicando que el ad-quem, no fallo conforme a lo pedido en la demanda, por ello la
Corte explica que una y otra queja (errores de hecho y la incongruencia), debe
trazarse y resolverse por vías diferentes.
En el cargo séptimo: condensa, nuevamente, errores de desenfoque, pues el
actor se dedica a plantear que, por la omisión en la valoración de algunas pruebas,
no se pudo constatar el dolo con el que procedió la demandada, Pero perdió de
vista el casacionista que la decisión del ad-quem tuvo como elemento
determinante la falta de prueba de los perjuicios referidos en la demanda, o sea, el
actor cuestionó la sentencia por situaciones diversas a las patentizadas en la
decisión proferida. Y, claro, al focalizar allí, en sitio diferente, el ataque formulado,
pues no hizo otra cosa que desviar el destino de la censura y, por ello mismo, los
argumentos del Tribunal quedaron incólumes.
RESUELVE LA CORTE:
7. Sentencia C-836/01
PROBLEMA JURIDICO
Primer cargo, la potestad de los jueces inferiores para desviarse de la doctrina probable
impide darle uniformidad de la jurisprudencia nacional y de ese modo hace imposible
lograr los objetivos constitucionales de eficacia de los derechos y de prevalencia del
derecho sustancial.
Segundo cargo, afirma que la norma demandada resulta inconstitucional al permitir que
la Corte Suprema varíe su jurisprudencia cuando la considere errónea, porque otorgarle
esta facultad para cambiar su propia jurisprudencia con fundamento en errores cometidos
anteriormente implica un alto grado de inseguridad jurídica, que impide garantizar el
ejercicio de los derechos subjetivos.
El artículo demandado contiene dos normas que otorgan la facultad de los distintos jueces
para apartarse de la jurisprudencia de la Corte Suprema.
1. Una de tales normas que faculta a los jueces (inferiores) para apartarse de la doctrina
probable –tres decisiones uniformes de la Corte Suprema de Justicia como juez de
casación sobre un mismo punto de derecho-,
2. y otra que permite que la Corte Suprema cambie su jurisprudencia cuando la considere
errónea.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Planteamiento de los diversos problemas jurídicos y metodología de la exposición
Los problemas planteados guardan estrecha relación con lo que la doctrina ha venido
denominando el precedente jurisprudencial, lo cual admite dos formas:
a. El vertical: que hace alusión al primero de los problemas ya que se trata del
desconocimiento de la Jurisprudencia por un juez inferior al tribunal de casación
b. El horizontal: cuando la misma Corte Suprema se aparta de sus propias decisiones
En particular, el problema se relaciona con las condiciones en que, tanto los jueces
inferiores, como la misma Corte, pueden apartarse de las decisiones de ésta, en virtud de
la función uniformadora de la jurisprudencia que tiene el recurso extraordinario de
casación.
Consideraciones
La interpretación de la autonomía e independencia judicial
(1) el artículo 113 de la Carta establece que los diversos órganos del Estado tienen
funciones separadas pero colaboran armónicamente; (2) que están constitucionalmente
encaminados a garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes
consagrados en la Constitución y a asegurar la vigencia de un orden justo; (3) que la
Constitución garantiza la prevalencia del derecho sustancial y; (4) que el principio de
igualdad consagrado en el preámbulo de la Carta, en armonía con las diversas
manifestaciones constitucionales de la igualdad –como derecho- tienen como
presupuestos la igualdad frente a la ley, y la igualdad de protección y trato por parte de las
autoridades del Estado (art. 13).
La Constitución está concebida de tal manera que la parte orgánica de la misma solo
adquiere sentido y razón de ser como aplicación y puesta en obra de los principios y de
los derechos inscritos en la parte dogmática de la misma.
La autonomía judicial y la libertad que tienen los jueces de interpretar y aplicar la ley no
puede llegar al extremo de implicar un desconocimiento de los derechos fundamentales
de las personas, ni un incumplimiento del deber de proteger especialmente a aquellas que
se encuentren en situaciones de debilidad manifiesta, reduciendo el ámbito de aplicación
y por ende la eficacia de los mecanismos legales que desarrollen el objetivo constitucional
de la igualdad.” (resaltado fuera de texto) Sentencia T-1072/00.
La autonomía e independencia son garantías institucionales del poder judicial, que se
legitiman constitucionalmente en tanto que son necesarias para realizar los fines que la
Carta les asigna.
El valor normativo de las decisiones de la Corte Suprema de Justicia y la igualdad
Según lo establecen expresamente el preámbulo y los artículos 1º y 2º de la Carta
Política, dentro de los propósitos constitucionales que orientan la actividad de los están
las de propugnar por la promoción y protección de la dignidad de la persona, y por el
respeto de la vida, la justicia, la libertad y la igualdad.
La creación del derecho es una labor compartida en la cual participan diversos órganos
estatales.
El contenido del Derecho de acceso a la administración de justicia implica también el
derecho a recibir un tratamiento igualitario.
El juez constituye un elemento esencial del derecho puesto que la vocación inherente a
las normas jurídicas generales es la aplicación y para esta se necesita a un intérprete
como lo es el juez.
Es necesario reconocer que el papel creador del juez en el estado contemporáneo se
justifica por las limitaciones materiales de la actividad legislativa, el aumento de la
complejidad social y por los aspectos teleológicos y normativas sustanciales del estado
social de derecho.
El valor normativo formal de la doctrina judicial es una consecuencia de la
seguridad jurídica y de la confianza legítima en la administración de justicia, cuya
garantía resulta indispensable para el ejercicio de las libertades individuales
En nuestro Estado actual, es necesario que la estabilidad sea una garantía jurídica con
la que puedan contar los administrados y que cobije también a la interpretación y
aplicación del ordenamiento jurídico. Sólo así se puede asegurar la vigencia de un orden
justo (C.P. art. 2º)
La certeza que la comunidad jurídica tenga de que los jueces van a decidir los casos
iguales de la misma forma es una garantía que se relaciona con el principio de la
seguridad jurídica.
La coherencia en cuanto al sentido y alcance de la ley está garantizada con el principio de
la doble instancia, y los demás recursos judiciales ante los jueces superiores. Ello es
cierto. Sin embargo, el derecho de acceso a la administración de justicia implica la pronta
resolución de los litigios. De aceptarse la facultad omnímoda de los jueces para
interpretar la ley, sin consideración de la doctrina de la Corte Suprema, nada impediría
que los sujetos procesales hicieran un uso desmedido de los diversos recursos judiciales.
La seguridad jurídica está relacionada con la buena fe, consagrada en el artículo 83 de la
Constitución. Este principio constitucional garantiza a las personas que ni el Estado, ni
los particulares, van a sorprenderlos con actuaciones que, analizadas aisladamente
tengan un fundamento jurídico, pero que, al compararlas, resulten contradictorias.
El artículo 1º de la Constitución establece que nuestro país es un “Estado social de
derecho, organizado en forma de República unitaria”. Esta forma de organización implica
la unidad del ordenamiento jurídico, que se vería desdibujada si se acepta que la
autonomía judicial implica la facultad de interpretar el ordenamiento sin tener en cuenta la
interpretación que haga la cabeza de la respectiva jurisdicción.
Por otra parte, el principio de publicidad de la actividad judicial (C.P. art. 228), que implica
el derecho de acceso de la comunidad en general a sus decisiones, comprende la
obligación de las autoridades de motivar sus propios actos. Esta garantía tiene como
objetivo asegurar que el ordenamiento está siendo y va a seguir siendo interpretado y
aplicado de manera consistente y uniforme.
En efecto, corresponde a los jueces, y particularmente a la Corte Suprema, como
autoridad encargada de unificar la jurisprudencia nacional, interpretar el ordenamiento
jurídico. En esa medida, la labor creadora de este máximo tribunal consiste en formular
explícitamente principios generales y reglas que sirvan como parámetros de integración,
ponderación e interpretación de las normas del ordenamiento. Sin embargo, esta labor no
es cognitiva sino constructiva, estos principios y reglas no son inmanentes al
ordenamiento, ni son descubiertos por el juez, sino que, como fuentes materiales, son un
producto social creado judicialmente, necesario para permitir que el sistema jurídico sirva
su propósito como elemento regulador y transformador de la realidad social.
La forma como resulta obligatoria la doctrina judicial dictada por la Corte Suprema
de Justicia
¿Cuándo resultan obligatorios para los jueces y para la Corte Suprema de Justicia
las decisiones de ésta como tribunal de casación?
14. La sujeción del juez al ordenamiento jurídico le impone el deber de tratar
explícitamente casos iguales de la misma manera, y los casos diferentes de manera
distinta. Este principio permite
- determina cuándo puede el juez apartarse de la jurisprudencia del máximo órgano de la
respectiva jurisdicción.
-la obligación de fundamentar expresamente sus decisiones a partir de la jurisprudencia
determina la forma como los jueces deben manifestar la decisión de apartarse de las
decisiones de la Corte Suprema como juez de casación.
15. En virtud de la sujeción a la Constitución y ley y a los derechos, garantías y libertades
constitucionales fundamentales, los jueces están obligados a respetar los fundamentos
jurídicos mediante los cuales se han resuelto situaciones análogas anteriores.
16. La sujeción del juez al ordenamiento jurídico le impone el deber de tratar
explícitamente casos iguales de la misma manera, y los casos diferentes de manera
distinta,
17. En principio, un cambio en la legislación motivaría un cambio de jurisprudencia,
pues de no ser así, se estaría contraviniendo la voluntad del legislador,
18. Cuando no ha habido un tránsito legislativo relevante, los jueces están obligados a
seguir explícitamente la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia en todos los casos
en que el principio o regla jurisprudencial, sigan teniendo aplicación.
Con todo, la aplicabilidad de los principios y reglas jurisprudenciales depende de su
capacidad para responder adecuadamente a una realidad social cambiante. Un cambio en
la situación social, política o económica podría llevar a que la ponderación e interpretación
del ordenamiento tal como lo venía haciendo la Corte Suprema, no resulten adecuadas
para responder a las exigencias sociales.
19. Cuando no exista claridad en cuanto al precedente aplicable, debido a que la
jurisprudencia sobre un determinado aspecto de derecho sea contradictoria o imprecisa,
compete a la Corte Suprema unificar y precisar su propia jurisprudencia. Ante falta de
unidad en la jurisprudencia, los jueces deben hacer explícita la diversidad de criterios, y
optar por las decisiones que interpreten de mejor manera el imperio de la ley, a partir de
una adecuada determinación de los hechos materialmente relevantes en el caso.
20. La fuerza normativa de la doctrina probable proviene
(1) de la autoridad otorgada constitucionalmente al órgano encargado de establecerla,
unificando la jurisprudencia ordinaria nacional;
(2) del carácter decantado de la interpretación que dicha autoridad viene haciendo del
ordenamiento positivo, mediante una continua confrontación y adecuación a la realidad
social y;
(3) del deber de los jueces respecto de a) la igualdad frente a la ley y b) la igualdad de
trato por parte de las autoridades y;
(4) del principio de buena fe que obliga también a la rama jurisdiccional, prohibiéndole
actuar contra sus propios actos.
21. La expresión “erróneas” que predica la norma demandada de las decisiones de la
Corte Suprema puede entenderse de tres maneras diferentes, y cada interpretación da
lugar a cambios jurisprudenciales por razones distintas.
1. Cuando la doctrina, habiendo sido adecuada en una situación social determinada, no
responda adecuadamente al cambio social posterior. Este tipo de error sobreviniente
justifica que la Corte cambie su propia jurisprudencia.
2. La Corte puede considerar que la jurisprudencia resulta errónea, por ser contraria a los
valores, objetivos, principios y derechos en los que se fundamenta el ordenamiento
jurídico. En estos casos también está justificado que la Corte Suprema cambie su
jurisprudencia para evitar prolongar en el tiempo las injusticias del pasado, haciendo
explícita tal decisión.
3. Por cambios en el ordenamiento jurídico positivo, es decir, debido a un tránsito
constitucional o legal relevante.
Decisión
Declarar exequible el art. 4 de la Ley 169 de 1896, siempre y cuando se entienda que
la Corte Suprema de Justicia, como juez de casación, y los demás jueces que
conforman la jurisdicción ordinaria, al apartarse de la doctrina probable dictada por
aquella, están obligados a exponer clara y razonadamente los fundamentos
jurídicos que justifican su decisión, en los términos de los numerales 14 a 24 de la
presente sentencia”
ACLARACIÓN DE VOTO
MANUEL JOSE CEPEDA ESPINOSA
MARCO GERARDO MONROY CABRA
Declarar exequible el art. 4 de la Ley 169 de 1896, siempre y cuando se entienda que la
Corte Suprema de Justicia, como juez de casación, y los demás jueces que conforman la
jurisdicción ordinaria, al apartarse de la doctrina probable dictada por aquella, están
obligados a exponer clara y razonadamente los fundamentos jurídicos que justifican su
decisión, en los términos de los numerales 14 a 24 de la presente sentencia”
1. “Están obligados”. Lo primero que queremos resaltar es que la sentencia define una
obligación, no una facultad. Bien hubiera podido la Corte limitarse a señalar, por ejemplo,
que los jueces “podrán apartarse de la doctrina probable dictada por la Corte Suprema de
Justicia como juez de casación, siempre y cuando al hacerlo justifiquen la interpretación
adoptada en ejercicio de su autonomía”. No obstante, la Corte consideró que el
condicionamiento debería ser distinto y de mayor alcance y, por lo tanto, ser formulado,
no a partir de la facultad de apartarse o de seguir el precedente, sino de la obligación del
juez de considerar los precedentes existentes.
2. “Decisión”. La Corte, con razón, acoge la distinción entre ratio decidendi, obiter dicta, y
decisum, que ha sido desarrollada en el ámbito del derecho constitucional en numerosas
providencias tanto de constitucionalidad como de tutela. No le correspondía a la Corte
Constitucional pronunciarse en esta oportunidad sobre ellas, sino sentar un común
denominador mínimo aplicable en todas las ramas del saber jurídico.
el carácter de doctrina probable que le atribuye a tres decisiones uniformes dadas por la
Corte Suprema de Justicia, es congruente las previsiones del canon 230 Superior en
virtud del cual “la equidad, la jurisprudencia, los principios generales del derecho y la
doctrina son criterios auxiliares de la actividad judicial”. Entonces, siendo criterio auxiliar
la doctrina probable no puede ser obligatoria para los jueces de inferior jerarquía y menos
aún para la propia Corte Suprema de Justicia que, como bien lo advierte el mandato
acusado, puede variar su jurisprudencia cuando juzgue erróneas las decisiones
anteriores.
El condicionamiento impuesto por la Corte es a todas luces innecesario, toda vez que la
obligación que tienen los jueces de motivar sus decisiones dimana directamente de los
preceptos de la Carta Política que establecen el debido proceso (art. 29), el acceso de
toda persona a la administración de justicia (art. 229) y la independencia de la función
jurisdiccional (art. 230), principalmente.
Finalmente, no parece lógico sostener, como lo hace la aludida decisión, que en razón de
la función unificadora que cumple la Corte Suprema de Justicia como juez de casación, la
carga argumentativa que corresponde a los jueces inferiores para apartarse de la
jurisprudencia decantada por ese alto Tribunal es mayor que la que le asiste a éste
órgano para apartarse de sus propias decisiones cuando las considera erróneas, puesto
que la obligación de argumentar un cambio jurisprudencial es igualmente
comprometedora para todos los jueces, sin importar su posición en la jerarquía
jurisdiccional.
Ciertamente, tanto el juez de inferior jerarquía como la Corte Suprema de Justicia están
en el deber de sopesar las razones que los llevan a cambiar de opinión en un momento
determinado. En el primer caso, la Corte debe justificar el cambio jurisprudencial
argumentando por qué considera que incurrió en un error en anterior decisión; y en el
segundo evento, el juez debe exponer las razones que lo llevan a apartarse del
precedente judicial sentado por la Corte Suprema de Justicia
SALVAMENTO DE VOTO
JAIME ARAUJO RENTERIA
Desde el punto de vista práctico, no es cierto que cuando la jurisprudencia de las altas
cortes no es obligatoria, se presente una situación de anarquía jurídica, de desigualdad o
de inseguridad jurídica, como paso a demostrarlo:
b) Porque hay una tendencia psicológica a hacer lo más fácil, y lo más fácil es
seguir la jurisprudencia de los tribunales superiores; mucho más difícil es la de tener que
pensar o reflexionar para apartarse del precedente;
Por mandato constitucional nuestros jueces son independientes y que sólo están atados a
la ley y no al precedente judicial; que el precedente sólo tiene un criterio auxiliar de la
actividad judicial, pero que jamás es obligatorio y que por mandato legal aun cuando la
jurisprudencia se haya constituido en fuente del derecho, porque existen tres decisiones
uniformes sólo constituye doctrina probable y que tampoco es cierto, desde el punto de
vista práctico, que de no ser obligatoria la jurisprudencia se esté creando un caos jurídico.
SALVAMENTO DE VOTO
ALFREDO BELTRÁN SIERRA
ALVARO TAFUR GALVIS
por la fuerza misma de la argumentación que contengan los fallos proferidos por la Corte
Suprema de Justicia al analizar el ordenamiento jurídico, resulta apenas obvio que sirvan
de pauta, que obren como guía, que ilustren el criterio para la interpretación de la ley, lo
que resulta de trascendental importancia para los ciudadanos como destinatarios de las
normas que les son aplicables por decisión del Estado.
De esta suerte, a nuestro juicio, la decisión de la Corte debería haber sido la de declarar
exequible el artículo 4 de la Ley 169 de 1896, sin condicionamiento alguno pues este
resulta innecesario, y, por lo mismo, inane.
Artículo 1502 ejusdem, en el entendido de que Gladis Forero Pulido podía, como
persona natural y representante legal de la sociedad Forero Falla y Cia. S. en C., suscribir
el contrato “y es absolutamente legal”, conducta que “no tiene por qué tenerse jamás
como ‘sospechosa’, y lo que faltó añadirse en el fallo es seguirle los pasos al demandante
y tratarla casi como delincuente. Aquí no existe para nada la sospecha, ni el dolo, ni la
mala fe- responsabilidad del cónyuge para estar actualizado de las decisiones de la
sociedad.
Artículo 101 parágrafo 2° del Código de Procedimiento Civil, por cuanto no se tuvo en
cuenta que el promotor no compareció a la primera audiencia a que se refiere la norma ni
justificó tal falta antes de su realización, por lo que la que se llevó a cabo con
posterioridad fue ilegal, sin consideración a “que la parte demandada, en su oportunidad
protestó, apeló a estas decisiones inconsultas e ilegales, y no se le prestó ninguna
atención”,
B- Error de derecho por violación de las siguientes normas probatorias:
¡Artículo 177 ibídem que alude a la carga de la prueba, ya que a Mauricio Falla “se le
olvidó probar con precisión y exactitud los hechos y requisitos para tuviera acogida y
vigencia el fenómeno de la simulación -el juez le puso a la recurrente el deber de probar!
Argumentos de la Corte: Esta Corporación tiene por sentado, en materia del recurso de
casación, que, dada la naturaleza del aludido medio de impugnación, el ordenamiento
jurídico vigente le exige al recurrente la obligación ineludible de sustentarlo mediante la
introducción oportuna del respectivo libelo.
Por consiguiente, debe aducir o invocar como mínimo uno de las causales taxativamente
previstas y tratándose de violación de normas sustanciales, le corresponde identificar las
que tienen esa alcurnia y precisar cómo se produjo el quebrantamiento, si de manera
directa o indirecta y cuando hubiere sido de esta última forma, expresar la clase de error
cometido.
Si se alega por vía recta, prescindiendo de la comprensión que del aspecto fáctico de la
controversia hubiera hecho el fallador, debe señalarse si se tuvieron en cuenta
fundamentos legislativos que no correspondían, si a pesar de ser los idóneos se les dio
una hermenéutica contraria o si simplemente fueron pasados por alto.
-señala como sustanciales y de estirpe probatorio las otras, insinuando que son
constitutivas de error de derecho estas últimas, pero sin ninguna concatenación entre
éstas y aquellas que permitan entrar a dilucidar el verdadero querer de la censora.
-En el caso objeto de estudio la recurrente invoca violación por vía indirecta, como
consecuencia de un error de hecho manifiesto en la apreciación de la demanda, causal
consagrada para corregir un yerro in judicando, al desarrollar el cargo lo que hizo fue
aplicarse a sustentar su denuncia con argumentos propios de la segunda prevista para
enmendar errores in procedendo (…)
-En igual sentido dijo la Sala que “si el ataque se enfila por una causal específica, trátese
de una de carácter in iudicando o bien in procedendo, resulta ineluctable siempre al
impugnador situarse exclusivamente en ese motivo de casación, evitando a toda costa
refundir los fundamentos que al mismo le dan piso con otros propios de diferente causal,
por cuanto mixturas en ese ámbito hieren sin ambages la claridad y precisión, tanto más
si en la cuenta se tiene que tratándose de conceptos en cierta forma antagónicos, mal
pueden entremezclarse e invocarse a un tiempo, pues en esas condiciones no puede ni
debe la Corte tomar partido por una u otra vía.
-Se logró acreditar desde el inicio del libelo con el registro civil de matrimonio en el que
consta la inscripción de sentencia de separación de bienes del 19 de junio de 2002,
además de la aceptación de la recurrente de manera expresa en el escrito de
contestación al tener por ciertos los hechos uno a once de la demanda.
-De tal manera que al confundir la recurrente dos situaciones disímiles como son la
disolución de la sociedad conyugal con su liquidación, siendo necesaria para los efectos
del presente asunto únicamente la primera, que aparece indiscutible, no tiene sentido la
inconformidad manifiesta a que no se estableció la última.
-Al manifestar la censora que “la intención clara en la venta, contenida en el contrato
suscrito en el año 2000, fue la de proteger los menores hijos del matrimonio”, corrobora
las conclusiones expuestas por el juzgador respecto a “la falta de prueba de capacidad
económica de sus menores hijas, las cuales son socias comanditarias del ente moral que
adquirió las oficinas.
En resumen, en vista de la exposición aislada y la interpretación que para cada una de las
normas invocadas propone la censora, sin que exista un norte que cohesione los
diferentes raciocinios, estos corresponden a una manifestación de inconformidad o una
solicitud de estimación de su criterio particular, esto es, un alegato de instancia, sin que
cumpla los parámetros del conducto extraordinario al que se acude ni alcance a afectar la
presunción de legalidad y acierto de que viene recubierta la sentencia objetada.
Si lo que pretendía era aducir la violación indirecta de la ley sustancial, no se puede
olvidar que era imperativo que el impugnante “más que disentir, se ocupe de acreditar los
yerros que le atribuye al sentenciador, laborío que reclama la singularización de los
medios probatorios supuestos o preteridos; su puntual confrontación con las conclusiones
que de ellos extrajo -o debió extraer- el Tribunal y la exposición de la evidencia de la
equivocación, así como de su trascendencia en la determinación adoptada” (sentencia de
23 de marzo de 2004, expediente No. 7533), lo que no ocurrió.